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    etica y poiiticai Q U E HACER CON

    EL ANILLO DE G Y G E S ?E N TORNO AL DIFICIL MARIDAJEENTRE LA ETICA Y LA POLITICA

    Lie. Javier Prado Galan, SJ*Cuando nuestros politicos dicen que la poli-tica no tiene entranas, aciertan alguna vezen lo que dicen y en lo que quieren decir.Antonio Machado

    Las relaciones entre la etica y la po-litica requieren una revision cons-tante. Estos tiempos democraticos asi lo exi-gen. En el Mexico posrevolucionario opredem ocratico era impensable ventilar abier-tamente este polemico tema. Los politicos enel gobierno resolvian con el asesinato y larepresi6n cualquier tipo de oposicion. Latransicion a la democracia hace posible unnivel de convivencia civilizada mas alia de laLEY DE HERODES (ver el film de Luis Estrada ).Empero los politicos de nuestro pais siguenviendo con extrafieza, e incluso rechazo, laintervencion de la etica en la politica. Elpolitico que se aferra a la moral en su praxispublica, suele sentirse impotente ante losenganos y traiciones de sus compaiieros deprofesion y del sistema. El moralista queincursiona en la politica suele pervertirse

    * Candidato al Dactorado enFilosofia por la UNAM.

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    HACER CON EL ANILLO DE GYGES?

    medida de sus turbios intereses. En este ensayo intentaremos distin-guir casi con lupa los criterios m orales de la accion politica . O , dichode otro modo, reflexionaremos sobre la vocacion del politico deprofesion. Ello nos obligara a repasar las principales tomas depostura respecto al problema que nos ocupa.

    1. Cuando el politico se torna invisiblePlaton, en el segundo libro de LA REPUBLICA, cuenta comoGyges, un pastor del rey de Lidia, sedujo a la reina y mato al rey

    sirviendose de un anillo magico que le tornaba invisible cuando lohacia girar en su dedo. Glaucon, el personaje del dialogo platonico,termina su cronica sobre Gyges con estas desalentadoras palabras:Ahora bien, si existiesen dos anillos de esta especie y diesemosuno al hombre de bien, y otro al malvado, probablemente no sehallaria un hombre de cardcter suficientemente firme paraperseverar en la justicia y abstenerse de tocar a los bienesajenos, pudiendo impunemente llevarse de la plaza publica todolo que quisiera, entrar en las casas, abusar de todo genero depersonas, matar a unos, sacar a otros de prisiones y cadenas, yhacer cuanto le apeteciese con un poder igual al de los dioses ' .Esta fabula platonica nos revela una moraleja: quien se hace delpoder cuenta en su haber con el anillo de Gyges que le sirve paradisfrazar sus tropelias abandonando del todo sus escrupulos. Qthacer entonces con el anillo de Gyges?

    2 . El fracaso de la quimera del rey filosofoEs el mismo Platon, en la misma obra -LA REPUBLICA-, quienavizora una solucion pa ra el problema de la moralidad en la politica.Advierte como solucion unica que los filosofos devengan reyes o

    Plat6n, La Republica, Libro Segundo, en DIALOGOS, Porrua, "Sepan

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    LIC. JAVIER PRADO GALAN, SJ

    bien que los reyes ap rendan a filosofar. La historia ha puesto enentredicho esta solucion. EI caso paradigmatico de este desmentidoes la practica politica de Federico II de Prusia, autor delANTIMAQUIAVELO.

    A menos que los filosofos no gobiernen los Estados, o queaquellos que hoy se llaman reyes y soberanos no sean verdaderay seriamente filosofos, de suerte que la autoridad publica y lafilosofia se encuentren unidas en el mismo sujeto, (...) no hayremedio para los males que desolan (sic) a los Estados, ni aunpara los del genero humano...^En una de sus cartas, la s^ptima, aduce Platon que solo a partirde la filosofia verdadera es posible reco noce r lo que es ju sto , tantoen lo publico como en lo privado. Por tanto, se colige de esto, lafilosofia del gobernante ha de ser prdctica y no mera disquisicionsobre las ultimas realidades. En la misma carta fatifica la posiciondefendida en LA REPUBLICA:Por ello, no cesardn los males del genero humano hasta queocupen el poder los filosofos puros y autenticos o bien los queejercen el poder en las ciudades lleguen a ser filosofos verdade-

    Los filosofos, los expertos en virtud y en jus ticia , han de tomarlas riendas del gobierno, o bien, de comunicar su sabiduria a losgobemantes para que estos lleven la nave a buen puerto. Aunque loque no esta dispuesto a aceptar el divino P laton es que los filosofosque devengan politicos lo hagan de manera me diocre. El filosofo reyhabra de involucrarse por entero en la politica cuando le llegue sumomento, sin dejar de ser fil6sofo moral. Esta solucion, ya loapuntamos liminarmente, ha sido por demas quim6rica. Aunque endescargo de Plat6n , vale la pena observ ar que su recurso del filosoforey ha sido pensado para el Estado ideal y no para los gobiernos2 Plat6n, La Republica, Libro Quinto, en IBID., p. 528.3 Plat6n, Carta VII, 325d-326a; en DIALOGOS VII, Gredos, Madrid, 1992,

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    reales. Funciona entonces como Utopia. El problema es que no hafiincionado como Utopia operativa.Federico II dePrusia, el Grande, filosofo antes de ser rey, tuvoel genuino proposito de convertirse en filosofo rey. Empero elmonarca prusiano cedio finalmente a la tentacion de abusar del anillode Gyges. En su Informe acerca del gobierno prusiano llega aafirmar que el secreto esuna virtud tan esencial para la politicacomo consustancial alarte de la guerra *. Antes de ser rey, Federicoel Grande escribio el ANTIMAQUIAVELO. Como su titulo lo indica, ental obra el gobernante dePrusia se proponia acabar con la postui-a

    netamente politica y nada etica de EL PRI'NCIPE de Maquiavelo. Sinembargo sus impecables posicionamientos eticos -teoricos- fuerondesmentidos por unapraxis politica m arcada por el afan de conquis-ta. La solucion del filosofo rey demostro ser una vez mas quimera.

    3 . El divorcio entre la etica y la politica: la vision m aquiavelica

    Maquiavelo postulo sin tapujos que en el mundo de la politicarigen unas normas diversas de las que imperan en el orden moral. Elmundo de lapolitica es aquel donde lavirtud, en el sentido de coraje,intenta domesticar a la fortuna. Se produce por tanto, con la obra ELPRINCIPE de Maquiavelo, un divorcio entre la etica y la politica.Desde entonces marcharan por senderos distintos y hasta encontra-dos.Isaiah Berlin se opone a este divorcio . El sugiere que Maquiavelocontrapone la moral del mundo pagano, la moral que concibe lavirtud como fuerza y no como renuncia, a la moral cristiana. Luegoentonces hay moralidad, aunque pagana, en la vision maquiavelica.Sin enibargo dicha virtud pagana, si se entiende como conjuntar tanto

    Federico II dePrusia, Expose du gouvernenment prussien, des principes surlesquels il route, avec quelques riflexions politiques (1775/1776), enOEUVRES DE FRfiDERic LE G R A N D , VOL IX, p . 188, citado por Aramayo,Roberto R., LA QUIMERA DEL REY F I L 6 S O F O , Taurus, Filosofia, Madrid,1997 , p. 76.

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    la crueldad del leon como la astucia del zorro en el gobernante(cfr: EL PRINCIPE, cap. XVIII), no deja de estar demasiado alejada delo que ordinariamente se entiende por etica. La moral cristiana sueleser un serio obstaculo para gobernar con exito.

    Maquiavelo sobrevalora la fortuna. La considera un factor quedetermina la mitad de nuestras acciones politicas. Mientras que a lavirtud le compete la otra mitad '. Quiza en nuestros dias no ledariamos tanta importancia a la fortuna en el sentido de suerte oVentura. El modo de domefiar la fortuna consiste en mostrarseagresivos mas que prudentes: ...es preferible ser impetuoso y nocauto, porque lafortuna es mujer y se hace preciso, si se la quieretener sumisa, golpearla y zaherirla *. En los DISCURSOS subraya lomismo: Alli donde los hombres tienenpoca virtud, lafortuna muestramds su poder \ Maquiavelo llega incluso a sugerir al politico aden-trarse en el fango del mal, si es necesario, para hacer frente a lasvicisitudes de la fortuna ".

    El politologo florentino recomienda Ia infidelidad a las prome-sas, elemento inmoral a todas luces, para el logro del cometidoprincipesco '. Recomienda al principe, ademas, lograr el temor delpueblo antes que su amor, sin llegar al extremo de ganarse suodio '. En M aquiavelo se revela un radical pesimismo antro po log ico.Los homb res suelen ser malos en el mu ndillo de la po litica. Por tan to,hay que desconfiar de ellos ". El arte del disimulo -la politica-, esincompatible con la moral cristiana.

    5 M aquiav elo, N ., E L pRfNciPE, Ca p. XX V, Po rrua , "Sepan c u a n to s. .." .No. 152, 17a. edici6n, M6xico, 1999, p. 44.6 IBID., cap. XXV, p. 45.7 Maquiavelo, N ., DISCURSOS SOBRE LA PRIMERA D6CADA DE TITO LIVIO, A lianzaEditorial, Madrid, 1987, Libro II, cap. 30, p. 281.8 M aquia velo, N ., E L PRfNCiPE, ca p . X V, p. 27 .9 IBID., cap. XVIII, pp. 30-31.10 IBID., cap. XVII, p. 29.

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    4 . "Que la politica rinda pleitesia a la moral"Kant sostuvo siempre que para que la politica conviviera en

    armonia con la moral era necesario que la politica se adecuara alderecho. En SOBRE UN PRESUNTO DERECHO DE MENTIR POR FILANTROPIAobserva: el derecho no tiene nunca que adecuarse a la politica, sinosiempre la politica al derecho '^. Esto no necesita mayor explieac ion.El filosofo de Konigsberg soM toda su vida con la Ley conm ayus culas; en moral con el imp erativo categorico y en politica conel derecho. Kant basamenta su tesis de la armonia de la politica conla moral en Ia incondicionalidad del deber, del obrar por deber masque conforme al deber. "Si debes, entonces puedes."

    En politica Kant formula la incondicionalidad del deber enterminos de perseguir el fin de la paz perpetua, la paz duradera yuniversal. Este es el deber politico por excelencia. No debe haberguerra entre tu y yo , ni entre nosotros como Estado s. La paz pe rpetuay la constitucion politica adecuada a ella son, en realidad, un finmoral. Kant critica el planteamiento platonico del rey filosofom ientras favorece la conducta del politico m oral. En LA PAZ PERPETUAobserva:

    No hay que esperar ni que los reyes se hagan fildsofos ni que losfilosofos sean reyes. Tam poco hay que desearlo; la posesion de lafuerza perjudica inevitablemente al libre ejercicio de la razon. Perosi los reyes o los pueblos principes -pueblos que se rigen por leyesde igualdad- no permiten que la clase de los fildsofos desaparezca oenm udezca; si les dejan hablar publicamente, obtendrdn en elestudio de sus asuntos unas aclaraciones y precisiones de las que nose puede prescindir. Los fildsofos son por naturaleza inaptos parabanderias y propagandas de club; no son, por tanto, sospechosos deproselitismo '^12 Kan t, E ., Sobre un presunto derecho de mentir por filantropia, en TEORIA YPRACTICA, T ec nos, M a d r id ' 1986, p . 67 .13 Kant, La paz perpetua, en Kant , F U N D A M E N T A C I 6 N D E L A M E T A F I S I C A D E L A S

    COSTUMBRES. CRfTICA DE LA R A Z 6 N PRACTICA. L A PAZ PERPETUA,"Sepan cuantos.. .". No. 212, 9a. edicion, Mexico, 1996, p. 235

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    Kant sostiene entonces que los filosofos, ocupado s en la biisque-da sincera de la verdad, pueden cumplir con una funcion critica y deproyeccion de la praxis del politico, siempre y cuando guarden sudistancia. Nietzsche va mas alia: Elfilosofo se conoce en que evitatres cosas brillantes y sonoras: la gloria, los principes y lasmujeres ' ' '...

    Y en cuanto a los politicos, Kant reprueba sin contemplacionesal moralista politico maquiavelico y preconiza al politico moral. Elmoralista politico se forja una moral favorable a las convenienciasdel hombre de Estado ' \ Este mo ralista politico conculca el derechosin mayor escrupulo. Lo caracteristico de su praxis es la astucia, lacapacidad de adaptarse a las circunstancias y el apego al poder. Elm oralista po litico ambiciona el poder en detrimento del de rech o. Encambio, el politico moral es el que concibe los principios de lapolitica de modo que puedan coexistir con la mo ral. El politico m oralquiere la mejor constituci6n y defiende el derecho. Este politicoautentico prefiere dimitir de su responsabilidad politica antes queabandonar sus principios morales. Solo este politico buscara aseso-rarse del filosofo.

    En fin, como era de esperarse, Kant pone la politica al serviciode la moral: La verdadera politica no puede dar un paso sin haberhecho previamente pleito homenaje a la moral '*. En esto reside suvirtud, pero tambien su defecto. El politico queda, en este caso, conla manos atadas no solo para hacer sinvergtienzadas, sino tambienpara, en general, gobernar con eficacia a la nacion.

    14 Nietzsche, F ., Genealogia de la moral, Jercer trat^do. No. 8, en Nietzsche,F . , M A s ALLA DEL BiEN Y DEL MAL. GENEALOGIA DE LA MORAL, P or ru a, "S ep ancuantos...". No. 430, 3a. edicion, Mexico, 1993, p. 199.

    15 Kant, La paz perpetua, Ov. CIT . , p. 237.

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    5. Hacia una etica politica de la responsabilidad convencidaMax W eber permanecio siempre preocupado por darle contenido

    a la vocacion del politico de profesion. Solia distingu ir tres clases depoliticos: el ocasional (que lo somos todos cuando votamos entiempos de elecciones), el profesional que vive de la politica y elvocacional que vive para la politica. Su c61ebre distincion entre loque se conoce como etica de la conviccidn y etica de la responsabi-lidad debe leerse en el contexto de busqueda de la politica comovocacion....toda accion eticamente dirigida puede acoplarse a dos mdxi-mas cuyos fundam entos difieren entre si irremediablemente: esposible orientarse de acuerdo con la "etica de la conviccidn " oconform e a la "etica de la responsab ilidad". Naturalm ente, noes que la etica de la conviccidn sea igual a lafalta de responsa-bilidad, ni que la etica de la responsab ilidad sea semejante a lafalta de conviccidn. No se trata de esto en absoluto. Mas,ciertamente, entre un modo de proceder conforme a la mdximade una etica de la conviccidn, cuyo ordenamiento, religiosam en-te hablando, reza: "el cristianismo obra bien y deja los resulta-dos a la voluntad de Dios ", y el otro de obrar segun una m dximade la etica de la responsab ilidad, tal com o la que ordena tenerpresente las previsibles "consecuencias " de la propia actuacidn,existe una insondable diferencia ' \El politico que vive bajo la etica de la convicci6n nodispuesto a sacrificar sus principios en aras de conseguir un finpragmatico. En cambio, el politico que se guia bajo la egida de laetica de la responsabilidad calcula las consecuencias de su accion yesta dispuesto a traicionar sus intimas convicciones. Pese a queWeber presenta -en el parrafo arriba citado- ambas 6ticas comoirreconciliables, senala mas adelante que tales eticas no son absolu-tamente contrapuestas sino mas bien complementarias. Nos queda-mos con esta ultima posicion y preferimos apostar a que es posible

    17 W eber, M ., La poUtica como vocacidn, en W eber, M ., E L poLfTico Y ELciENTfFico, Ediciones Coyoacan, Didlogo abierto, Sociologi'a, No. 27, 6a.

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    una sintesis de conviccion y responsabilidad en un politico convocacion. Salta a la vista que la etica de la conviccion parece maspropia de la vida privada. Por el contrario, la etica de la responsa-bilidad responde mas bien al terreno politico . El politico que opte porla sola etica de la conviccion devendra sujeto irresponsable de suaccion politica. Pudo haber contrarrestado un mal con un calculoresponsable aunque no libre de complicaciones morales, pero optopor la pureza del "alma bella" y el mal que provoco fue aun mayor.En contraparte, el politico que hace a un lado los principios eticosminimos se ve obligado a hacer del disimulo y de la hipocresia susdivisas y sera culpable de daiios incalculables en perjuicio delpueblo. El mismo Weber comprende que nadie puede sentenciar sihay que proceder conforme a la etica de la responsabilidad o deacuerdo a la etica de la conviccidn, o cudndo conforme con la una0 de acuerdo con la otra '^ Es obligado entonces hacer uso deldiscernimiento y entre mas vocacion se tenga, este sera mas fino yatinado. Cuando Adela Cortina ha"bla de sugerir desde Weber una"etica de la responsabilidad convencida" (ver su ETICA DE LAEMPRESA) lo que quiere aconsejar es, por un lado, una sintesis deambas eticas en la accion politica concediendo una importanciamayor a la etica de la responsabilidad pues se trata de moverse en elambito politico y no en el privado y, por otro lado, suscribir un sanoy serio discernimiento.

    6. El complemento del consenso habermasiano

    La posicion weberiana, sensata por lo demas, puede ser acotadapor la intervencion de la etica del discurso o comunicativa en elhecho politico-democratico. Es sabido que la etica del consensobusca la elaboracion de las normas minimas morales en el marco deuna comunidad ideal de dialogo y med iante la regulac ion del dialogopor principios establecidos tales como cualquiera puedeproblematizarcualquier afirmacidn, cualquiera puede introducir en el discursocualquier afirmacidn, sdlo pueden pretender validez las normas queencuentran aceptacidn por parte de todos los afectados, etc.

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    Evidentem ente que una etica de este tenor no puede prop orcionarcriterio s m orales de accion al politico profesional. Mas bien sirve decorrectivo a la labor de dicho politico. Esto implicaria ampliar lafuncion del consenso de modo que mas que fijar las normas moralesminimas, la comunidad ideal de dialogo, en este caso politico-democratica, fijara normas politicas minimas con una coloracionmoral definida. Esto profundizaria la democracia y serviria decontrol y liniite a la labor responsable del politico. Es obvio que elcomo concreto de este dialogo enriquecedor de la labor del politicoprofesional queda por disefiarse.

    Ya han senalado, adem as, tanto Muguerza como Aranguren, contino y agudeza, que la etica del consenso no concede suficienteimportancia al disenso de modo que, en caso de que el consenso nose logre, la minoria puede sufrir la tirania de la mayoria.

    7. Criterios morales para guiar el discernimiento de la praxispoliticaSalta a la vista de inmediato una primera conclusion . La solucionplatonica del filosofo rey ha demostrado ser quimerica. No parecepertinente ni conveniente que el filosofo abandone su funcion deasesor y tome el poder para ensu ciarse irremediablem ente de pringuelas manos. Kant acierta al sugerir que los filosofos cumplan unafuncion relevante en la asesoria de los politicos, sin devenir reyes.Aunque uno siempre recuerda el destino tragico de Seneca en sucercania al cruel Neron.Ha quedado claro, al traves de estas lineas, que la logica de lapolitica sigue un carril distinto a la logica de la moral. DesdeMaquiavelo ya no es posible pensar ingenuamente que el politicobien intencionado lo sera para toda la vida. Un anillo de Gyges en sudedo lo obliga a dudar constantemente. "El poder corrompe y elpoder absoluto corrompe absolutamente" (Lord Acton).La sugerencia kantiana de la forja del politico moral parece

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    politica. La politica queda subordinada a la moral. Se salva de lapostura de Kant el intento de regular la politica con el derecho y lamejor constitucion posible. La dignidad de la persona y la incondi-cionalidad del deber aseguran un ejercicio de la politica delicado yprudente. Parece aconsejable para el cultivo de la vocacion politicauna co rrecta sintesis entre la etica de la responsabilidad y la etica dela conviccion de modo que se adopte una 6tica de la responsabilidadconvencida. Los principios morales privados quedarian hasta ciertopunto a salvo y, al tiempo, la accion politica se responsabilizaria delas consecuencias. Esto, ya lo dijimos, exige un discernimiento queno esta exento de crisis internas en el corazo n del politico . C risis queson, a la vez, peligro y oportunidad. Crisis que derivaran endefinitiva en una sintesis que hara que el politico en cuestion searecordado con carino por el pueblo como alguien que sembrosemillas de libertad.

    La etica del discurso nos Ileva a ver en el dialogo democraticouna posibilidad de vigilar el ejercicio etico del politico. Las normasminimas aseguran los limites de la praxis politica. Aunque elconsenso se haga imposible, el aprendizaje del dialogo volvera masresponsable la conducta del politico de profesion.

    No ha sido pretension de este ensayo el agotar toda la reflexionfilos6fica sobre el maridaje o divorc io de la 6tica y la po litic a. EUonos hubiera llevado a glosar tambien, ademas de los autores visita-dos, a Sofocles y su ANTfGONA, a Santo Tomas y Suarez, a Erasmoy su EDUCACI6N DEL PRfNCiPE CRISTIANO, a Hobbes y a Hegel y a todauna pleyade de autores contemporaneos que han querido respondera la pregunta que encabeza este escrito: ^Que hacer con el anillo deGyges? Seria realmente un desacierto deshacerse del anillo, si asi lohicieramos, nos deshariamos de la politica. Pero tambien seria unlamentable error realizar el giro fatal de dicho anillo cayendo en latentacion de subordinar la moral a la politica. Lo que es ineludiblees el discernimiento agudo e informado para que Gyges ya no hagade las suyas.

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