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1. Tafonomía, arqueología y arqueomalacología. El concepto tafonomía significa literalmente “leyes del enterramiento” y fue acuñado por el investigador ruso I. A. Efremov para referirse a la disciplina científica que se ocupa del paso de los organismos de la biosfera a la litosfera. En la actualidad se acepta generalmente que la tafonomía estudia todos los procesos postmortales, es decir, que no solamente trata los procesos fosildiagenéticos (después del enterramiento), sino también los bioestratinómicos (antes del enterramiento). Fernández López (1999:55) define la tafonomía como “ un subsistema conceptual de la paleontología que aspira a explicar cómo han sido producidos y qué modificaciones han experimentado los restos y/o señales conservados en la litosfera, desde su producción biogénica o tafogénica hasta la actualidad”, así como la formación y modificaciones del registro fósil. En este sentido, el análisis tafonómico implica la identificación y/o medida de los efectos tafonómicos, provocados por los procesos tafonómicos que a su vez fueron provocados por los agentes tafonómicos (Lyman, 1994:3). Así, la tafonomía se origina en el marco de la investigación paleontológica y del estudio de los organismos fósiles (para una Historia de la Tafonomía hasta 1976 desde una perspectiva paleontológica, ver Olson, 1980) y es poco antes de la década de los setenta cuando se asocia con la arqueología gracias a la colaboración entre paleontólogos y arqueólogos norteamericanos en proyectos comunes, en los que se necesitaba contar con estudios detallados de los procesos de formación de los yacimientos investigados (Blasco, 1992). La tafonomía se ha convertido en una útil herramienta de análisis de los procesos de formación de los yacimientos arqueológicos, así como de los procesos pre y post-depósito, no sólo los experimentados por el yacimiento a nivel de conjunto, sino también los sufridos por el material individualmente, hasta el punto de acuñarse un término propio para el estudio de la tafonomía en el marco de la arqueología, la “Arqueotafonomía”. Es evidente la utilidad de dicha disciplina para su aplicación al registro arqueológico, con el objetivo de obtener información que permita una más fiable reconstrucción de las sociedades pretéritas a partir de sus restos materiales, restos Análisis tafonómico en arqueomalacología: el ejemplo de los concheros de la región cantábrica F. Igor Gutiérrez Zugasti 53 AnáLIsIs TAFOnómIcO En ArquEOmALAcOLOgíA Krei, 10, 2008-2009, p. 53-74

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1. Tafonomía, arqueología y arqueomalacología.

El concepto tafonomía significa literalmente “leyes del enterramiento” y fue acuñado por el investigador ruso I. A. Efremov para referirse a la disciplina científica que se ocupa del paso de los organismos de la biosfera a la litosfera. En la actualidad se acepta generalmente que la tafonomía estudia todos los procesos postmortales, es decir, que no solamente trata los procesos fosildiagenéticos (después del enterramiento), sino también los bioestratinómicos (antes del enterramiento). Fernández López (1999:55) define la tafonomía como “un subsistema conceptual de la paleontología que aspira a explicar cómo han sido producidos y qué modificaciones han experimentado los restos y/o señales conservados en la litosfera, desde su producción biogénica o tafogénica hasta la actualidad”, así como la formación y modificaciones del registro fósil. En este sentido, el análisis tafonómico implica la identificación y/o medida de los efectos tafonómicos, provocados por los procesos tafonómicos que a su vez fueron provocados por los agentes tafonómicos (Lyman, 1994:3).

Así, la tafonomía se origina en el marco de la investigación paleontológica y del estudio de los organismos fósiles (para una Historia de la Tafonomía hasta 1976 desde una perspectiva paleontológica, ver Olson, 1980) y es poco antes de la década de los setenta cuando se asocia con la arqueología gracias a la colaboración entre paleontólogos y arqueólogos norteamericanos en proyectos comunes, en los que se necesitaba contar con estudios detallados de los procesos de formación de los yacimientos investigados (Blasco, 1992). La tafonomía se ha convertido en una útil herramienta de análisis de los procesos de formación de los yacimientos arqueológicos, así como de los procesos pre y post-depósito, no sólo los experimentados por el yacimiento a nivel de conjunto, sino también los sufridos por el material individualmente, hasta el punto de acuñarse un término propio para el estudio de la tafonomía en el marco de la arqueología, la “Arqueotafonomía”. Es evidente la utilidad de dicha disciplina para su aplicación al registro arqueológico, con el objetivo de obtener información que permita una más fiable reconstrucción de las sociedades pretéritas a partir de sus restos materiales, restos

Análisis tafonómico en arqueomalacología: el ejemplo de los concheros de la región cantábrica

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que, generalmente se encuentran enterrados. Así, esta utilidad es visible en arqueozoología en particular, ya que interesan los procesos postmortales, ocurridos tras la muerte del animal, antes o después del enterramiento, es decir, interesa cualquier modificación producida en un taxón desde el momento en que muere, incluyendo por tanto, todas las alteraciones sufridas antes de la acumulación del material, como las derivadas de la obtención del recurso, su transporte al yacimiento, el procesado para su consumo...

La aplicación de la tafonomía a la arqueozoología se realiza en origen sobre faunas de mamíferos (Blasco, 1992; Lyman, 1994) y se produce con el objetivo de contrastar los agentes responsables de los diferentes procesos y sus patrones de actuación. La utilidad de la tafonomía en el análisis de molucos es básicamente la misma que para el resto de arqueofaunas, a pesar de las peculiaridades de los concheros como yacimientos arqueológicos. En este sentido, es importante entender los procesos tafonómicos que han afectado a las conchas, tanto a nivel individual como colectivo, ya que así se podrá evaluar la integridad de un resto o depósito, entender la formación y posteriores modificaciones del depósito, reconocer depósitos naturales, valorar la fidelidad de un conjunto en relación a la comunidad de moluscos cercana o estabilizar conchas durante el proceso de conservación posterior a la excavación (claassen, 1998:53). En última instancia, de lo que se trata es de inferir el comportamiento humano a partir del análisis de las conchas, y dentro de los procedimientos analíticos que aportan la información necesaria, se debe incluir el análisis tafonómico.

En este trabajo se tratan diversos aspectos de la tafonomía fundamentales en la realización de análisis arqueomalacológicos. Por una parte, se describen los procesos tafonómicos que pueden sufrir los moluscos y otros organismos marinos, y que han contribuido al deterioro de los mismos, tanto a nivel individual como del conchero en conjunto; además se analizan cuales son los principales agentes tafonómicos capaces de provocar modificaciones en el estado o posición del material; y por otra parte, se presentan los grupos tafonómicos en los que se engloban los diferentes taxones hallados en el yacimiento, atendiendo a las historias tafonómicas seguidas desde el momento de su muerte hasta su recuperación durante la excavación, y sobre todo al papel que cumplen dentro del conchero. Finalmente se presentan los resultados obtenidos del análisis tafonómico en nueve yacimientos con conchero de la región cantábrica.

2. Procesos tafonómicos en arqueomalacología.

El análisis de los procesos tafonómicos sufridos por el material a partir de la identificación de los efectos tafonómicos producidos en las conchas, puede proporcionar información sobre aspectos relacionados con la formación del yacimiento, las actividades humanas y los procesos post-depósito. Estos procesos pueden afectar al material arqueológico en general y al arqueomalacológico en particular, de forma colectiva o individual. Así, por ejemplo, el estado de conservación de las conchas y la identificación de los procesos que han sufrido, aporta información sobre aspectos anteriores y posteriores, no solo a la acumulación, sino también a la muerte del organismo.

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si bien desde una perspectiva paleontológica algunos autores (Zuschin et al. 2003:36

y ss) han identificado varios procesos tafonómicos en conjuntos de moluscos fósiles, ha sido

Fernández López (1999, 2000) quien ha propuesto un mayor número de procesos, enfocados

desde la perspectiva del análisis de la tafonomía y la fosilización, pero que son en gran parte

válidos para el análisis tafonómico de conchas de moluscos procedentes de yacimientos

arqueológicos. no obstante, en el marco de la arqueomalacología también se han identificado

algunos procesos tafonómicos que pueden sufrir las conchas a nivel individual (Bobrowsky,

1984; claassen, 1998) e incluso se han realizado propuestas de análisis tafonómico más

amplio, como en el caso del estudio de diversos concheros en las Islas canarias (martín Oval

et al., 1996). A partir de estas clasificaciones previas, especialmente la de Fernández López,

se propone un breve esquema de los procesos tafonómicos más comunes presentes en los

yacimientos con conchero, con el fin de contar con una clasificación homogénea y práctica

que permita su aplicación a los concheros de la región cantábrica.

2.1 Procesos tafonómicos en conchas individuales.

- Bioerosión: muchos organismos son capaces de erosionar las conchas de los moluscos

de diversas formas, siendo las más corrientes la incrustación y la perforación. En ocasiones, los

procesos bioerosivos no son procesos tafonómicos propiamente dichos, ya que se producen

antes de que el molusco haya muerto e incluso antes de que haya sido recogido por el ser

humano (es decir, son procesos pre-depósito y pre-mortales), aunque pueden proporcionar

otro tipo de información, como por ejemplo paleoecológica, que puede resultar valiosa en la

investigación arqueológica. Por ello, el estudio de las marcas que otros organismos marinos

(esponjas, gusanos, briozoos, perforadores...) producen en los moluscos debe ser tenido en

cuenta a la hora de realizar un análisis arqueomacológico (moreno, 1995:360).

En cuanto a la Incrustación, en ocasiones los moluscos presentan adheridos o incrustados

en las conchas (Fig. 1, derecha), individuos de especies acuáticas que habitan en sustratos

duros. son organismos epibiontes que erosionan y, en ocasiones, perforan la concha de los

moluscos. La identificación de este proceso puede proporcionar una explicación para la

presencia de algunas especies en el conjunto malacológico, como por ejemplo los balanos,

serpúlidos e incluso los percebes, que pueden llegar al yacimiento incrustados en las conchas

de los moluscos o incluso entre algas. Los organismos incrustantes más habituales adheridos

a las conchas son los políquetos y los balanos, y generalmente erosionan la zona de la concha

sobre la que se asientan, produciendo unas marcas características que varían dependiendo

del organismo. También algunas especies de moluscos dejan marcas de este tipo sobre otros

moluscos a los que se suben para ramonear las algas que los recubren. Es necesario identificar

este tipo de marcas para no confundirlas con señales derivadas de la actividad humana.

Asimismo, la aparición de organismos incrustantes en el interior de las valvas informa de que

han sido recogidas muertas.

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Por otra parte, la Perforación es producida generalmente por organismos litófagos que perforan las conchas para obtener calcio o incluso las partes blandas del molusco (Fig. 1, izquierda). Es frecuente que perforen también las valvas muertas, lo que permite reconocer si una concha fue recogida viva o muerta, ya que si fue recogida viva no debiera presentar perforaciones de dentro a fuera. Por tanto, para que la concha de un bivalvo sea perforada interiormente, el organismo debe estar muerto, ya que de lo contrario y gracias al sistema de cerramiento de las valvas, es casi imposible que el perforador penetre en la cavidad. Pero existen algunos perforadores que lo que buscan es precisamente penetrar en la cavidad en busca de las partes blandas del molusco. En este caso se puede reconocer que la perforación ha sido practicada de afuera hacia dentro por su morfología, si bien en ocasiones pueden surgir dudas sobre el carácter animal o antrópico de la perforación. De la misma forma, en ocasiones las conchas perforadas por estos organismos han sido posteriormente aprovechadas para su utilización como adorno-colgante por los seres humanos (Dupont, 2006). Es muy habitual la erosión por microperforadores, que desgastan la concha al realizar numerosas perforaciones de tamaño mínimo (visibles con lupa), siendo las zonas con mayor tiempo de exposición, es decir, ápices y umbos, las más afectadas. Organismos habituales que generan este tipo de bioerosión son los líquenes y las esponjas. sin embargo, el agente que provoca las perforaciones más interesantes desde el punto de vista arqueológico, es sin lugar a dudas, el ser humano, que modifica las conchas de moluscos para la confección de objetos ornamentales.

- Distorsión: se refiere a cualquier cambio de tamaño, forma, estructura y/o textura de los elementos del depósito arqueológico, debido a la acción de algún esfuerzo mecánico. Los efectos de la distorsión pueden ser continuos, como arrugas y pliegues, o discontinuos, como grietas, fisuras y fracturas (Fernández López, 1999:83). La Fragmentación es el proceso de distorsión más común en yacimientos arqueológicos y consiste en la fracturación de la concha y la separación de los restos fracturados (Fig. 2). son diversas las actividades y procesos que provocan la fragmentación, destacando las de origen antrópico, como la fabricación de

Fig. 1: Ejemplos de perforación por depredador (izquierda) e incrustación por serpúlidos (derecha).

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instrumentos, el pisoteo o el mismo acto de tirar las conchas, pero también otras de carácter sedimentario, como la compresión de los sedimentos que recubren el depósito de conchas, los hundimientos o los arrastres. Otros agentes como los animales, el viento, el agua, las variaciones de temperatura, la acción gravitatoria o las bioturbaciones también pueden provocar la fragmentación de las conchas o al menos facilitarla. La fragmentación tiene consecuencias negativas para la identificación y cuantificación del material, así como para la valoración del conjunto malacológico, por lo que supone cierta pérdida de información. Así, algunos autores (Dupont, 2006; moreno, 1994), desde diferentes perspectivas, han creado categorías para reflejar el grado de fragmentación de algunas especies. La cuantificación de la fragmentación ha sido objeto de análisis por parte de algunos autores (álvarez, 2007; moreno, 1994:60; Hesse & Prieur, 1999:47) con el objetivo de calibrar dicha fragmentación y realizar comparaciones entre yacimientos o entre unidades espaciales dentro del mismo. También se han llevado a cabo experimentos para calibrar la resistencia a la fragmentación de algunos taxones, como Mytilus (moreno, 1990), con el objetivo de extraer y cuantificar las variables mecánicas que estén determinando la composición del conchero. muckle (1985 en claassen, 1991:267-268) realizó experimentos para valorar la influencia del pisoteo sobre la fragmentación. Zuschin y stanton (2001) probaron que no hay diferencias en la resistencia entre valvas derechas e izquierdas de un mismo individuo, sino que las diferencias se producen entre especies, y están relacionadas con la estructura de la concha. Asimismo, establecieron los patrones de fragmentación de tres especies (Anadara ovalis, Mercenaria mercenaria y Mytilus edulis) a partir de un punto de carga. cabral y natal (2007), por su parte, han establecido la capacidad de resistencia a la compresión y aplastamiento de las diversas especies del género Patella en la Europa Atlántica.

Fig. 2: Ejemplo de fragmentación acusada en el nivel Neolítico de Santimamiñe (Bizkaia) (Campañas 2004-2006).

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- Carbonificación: consiste en el enriquecimiento en carbono de los restos organógenos y no tiene por qué ser producto del quemado del elemento ya que también puede producirse por exposición a condiciones anaeróbicas. sin embargo, los procesos de carbonificación identificados en los yacimientos arqueológicos y concretamente en los concheros, generalmente se han originado tras la exposición al fuego del material malacológico (Fig. 3). Es un proceso bastante fácil de reconocer y que puede ser corroborado por la presencia de hogares en el yacimiento. La presencia de material malacológico quemado en los yacimientos arqueológicos puede tener diversos orígenes, como el asado de las conchas en hogares o la realización de estos hogares encima o alrededor de las conchas desechadas. Otras formas de procesado, como la cocción o la preparación al vapor, no provocan carbonificación de la concha, por lo que es complicado identificarlos. son características y fácilmente reconocibles las marcas derivadas del quemado de las conchas, si bien éstas dependen del taxón y del grado de exposición al fuego. Por ejemplo, una leve exposición de una lapa al fuego, produce una coloración marrón, mientras una intensa exposición desemboca en la típica coloración negruzca. Por otra parte, la exposición al calor (que no tiene por qué ser exposición directa al fuego) de las conchas hace que éstas sean más sensibles a la destrucción (robins & stock, 1990:89). Por tanto, los procesos culturales, especialmente los derivados de la preparación de los moluscos para su consumo, pueden afectar de forma importante a la conservación de las conchas.

- Encostramiento: se produce cuando un elemento es recubierto de ciertos materiales antes de ser enterrado, siendo por tanto, un proceso bioestratinómico. Algunas conchas aparecidas en yacimientos arqueológicos presentan costras superficiales o envolturas calcáreas, debido a la precipitación de carbonatos promovida por la sobresaturación de las aguas y la alcalinización del ambiente externo (Fernández López, 1999:61). Es un proceso bastante común, sobre todo en yacimientos en cueva, que dificulta la identificación de los individuos, ya que sus elementos diagnósticos quedan recubiertos por una costra que impide su correcto análisis

Fig. 3: Ejemplo de carbonificación en individuos de Patella vulgata de los niveles gravetienses de la cueva de la Fuente del Salín (Cantabria).

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anatómico y taxonómico (Fig. 4). Aún con todo, la identificación de este proceso proporciona información sobre las condiciones ambientales en los momentos posteriores a la acumulación del material arqueológico.

- Cementación: es un tipo de mineralización que se produce por adición de componentes minerales. El cemento que se forma en estos casos puede ser carbonático, fosfático, silíceo o ferruginoso, dependiendo del ambiente en que se encuentre el material. El proceso es similar al encostramiento y destacan, la formación de concreciones y la cementación de cavidades. La formación de concreciones es un proceso fosildiagenético, es decir, actúa una vez que el elemento ha sido enterrado, aunque es independiente de la fase de enterramiento en que se encuentre dicho elemento. consiste en la cementación total o parcial de las zonas porosas y grietas que rellenan o engloban al elemento. En la región cantábrica este proceso es generalmente debido a la precipitación de carbonato cálcico en ambientes confinados como las cuevas. La cementación de cavidades se produce al rellenarse con sustancias minerales formadas por precipitación química los huecos que dejan las partes blandas de los moluscos tras su eliminación (Fernández López, 1999:66-69).

Fig. 4: Encostramiento acusado en ejemplares de Mytilus galloprovincialis del conchero asturiense de la cueva de La Llana (Asturias).

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- Manchas minerales: puede ser un proceso bioestratinómico o fosildiagenético y fundamentalmente tiene dos orígenes. Por una parte, se pueden formar de forma natural, principalmente a partir de la precipitación de minerales (como por ejemplo, manganeso o hierro), y por otra parte, pueden tener un origen antrópico, como ocurre por ejemplo con los individuos manchados de ocre, que suele ser aportado al depósito por los seres humanos.

- Permineralización: es otro tipo de mineralización, producida al igual que la cementación, por adición de componentes minerales. consiste en el relleno de los huecos y zonas ocupadas previamente por materia orgánica con nuevos componentes minerales. Este proceso puede darse tanto en la fase bioestratinómica como en la fase fosildiagenética (Fernández López, 1999:66). Por lo general, la permineralización es el resultado del agua de escorrentía, cargada de iones disueltos que penetra en el interior de las conchas ocupando el espacio previamente ocupado por la conquiolina. Es habitual que se formen cristales de calcita (en medios alcalinos) y de sílice (en medios ácidos) (Kent, 1988 en claassen, 1998:61). En arqueomalacología es necesario identificar estos procesos, especialmente en el caso de que se pretenda someter a las conchas a análisis isotópicos, ya que podrían distorsionar los resultados, al contener material isotópico más moderno.

- Abrasión: se refiere a la eliminación de carbonato cálcico de las conchas por procesos físicos o incluso por bioerosionadores. El desgaste de la superficie de las conchas se produce debido al impacto ejercido por partículas sedimentarias que son empujadas por el agua o el viento, al rozamiento con partículas sedimentarias o entre el propio material que compone el conchero, o al rozamiento de las conchas al ser desplazadas (Fig. 5). El resultado es una superficie pulida y desgastada, en la que es probable que desaparezca la ornamentación de la concha, con la consiguiente dificultad para la identificación. La abrasión se produce de forma más severa en las zonas prominentes de la concha y su velocidad e intensidad dependen del tamaño de grano de las partículas sedimentarias y del área de la superficie de la concha en relación a su peso (Driscoll & Weltin, 1973). Además, otros factores, como la morfología de las partículas sedimentarias y la microestructura de las conchas, también influyen en la evolución de la abrasión. Otro aspecto destacable es el análisis de la redondez y esfericidad, que permite establecer asociaciones de elementos con una edad e historia tafonómica similar (claassen, 1998:59). En muchas ocasiones estos parámetros están reflejando desplazamientos del material, y por tanto se puede establecer que cuanto mayor sea la redondez y esfericidad de las conchas, mayor desplazamiento habrán sufrido. Por tanto, los desgastes producidos por la abrasión fundamentalmente aportan datos sobre aspectos como la sedimentación del depósito, el desplazamiento del material antes del enterramiento y los procesos post-depósito.

- Sustitución de Componentes Minerales: las conchas de los moluscos pueden sufrir cambios debidos a sustituciones en su composición química. Los esqueletos de calcita altos en magnesio son químicamente los menos estables, los esqueletos de aragonito son más estables

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y los esqueletos de calcita baja en magnesio son los más estables ante la conversión. Esta sustitución de componentes minerales puede ser por otros componentes de igual composición química, dando lugar a procesos como la recristalización o la inversión, o por componentes de diferente composición química, dando lugar al reemplazamiento. La recristalización consiste en cualquier cambio de textura (en la forma, el tamaño y la orientación) de los componentes minerales y ocurre a menudo en suelos alcalinos e incluso en las conchas mientras se secan en el laboratorio. La inversión mineralógica consiste en la sustitución de un componente mineral por otro polimorfo de su misma clase, de igual composición química pero de distinta estructura cristalina. un cambio muy habitual en la composición de las conchas suele ser la sustitución de calcita por aragonito, sin embargo la presencia de algunos iones, como el magnesio, estroncio o bario aumenta la estabilidad de los minerales más solubles, como el aragonito o la calcita magnesiana, inhibiendo los procesos de recristalización e inversión. El reemplazamiento se define como la sustitución de un componente mineral por otro de distinta composición química. son comunes los procesos de calcitización, silicificación o dolomitización (Fernández López, 1999:71-72; claassen, 1998:60-61). Al igual que en el caso de la permineralización, es importante tener en cuenta los procesos de conversión química, sobre todo si los objetivos de la

Fig. 5: Ejemplares de Patella vulgata (arriba) y Nucella lapillus (abajo) con evidencias de abrasión marina.,

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investigación incluyen la realización de análisis isotópicos o de las proporciones de aragonito-calcita, ya que los procesos de sustitución de componentes minerales podrían distorsionar los resultados al sustituirse el material original por material más moderno.

- Disolución química: se produce cuando el carbonato cálcico u otros componentes minerales de las conchas se disuelven, debido a procesos químicos producidos en el ambiente en que se encuentran depositadas las conchas. A menor tamaño y/o esfericidad, mayor facilidad de disolución. Al ser un ataque superficial, las zonas más delgadas desaparecerán primero dando lugar a formas características dependiendo de los taxones. Algunos efectos de la disolución química sobre las conchas de moluscos son: aparición de superficies corroídas, pérdida de ornamentación, adelgazamiento, desarrollo de aberturas y perforaciones e incluso la destrucción total del elemento (Fernández López, 1999:81). si se encuentran este tipo de daños en las conchas se pueden establecer relativamente algunas condiciones del ambiente en que habitaron o del depósito en que quedaron enterradas, ya que la disolución es más grande con altas salinidades, bajas temperaturas y en áreas de mucha bioturbación (claassen, 1998:58).

- Relleno sedimentario: por este proceso las cavidades que presentan las conchas de los moluscos muertos se rellenan de sedimento, bien antes o después del enterramiento. Esto es debido generalmente a la existencia de corrientes hidráulicas aspiradas, además de a la acción gravitatoria, que facilitan el relleno (Fernández López, 1999:63). Es característico en los concheros, el relleno con sedimentos de las conchas de los gasterópodos, que pueden llegar a ser auténticos contenedores de muestras de sedimento de los yacimientos, ya que es difícil eliminar totalmente, durante el proceso de lavado, toda la tierra que se acumuló en el interior de las conchas mientras estuvieron enterradas.

- Biodegradación-Descomposición: se refiere a la descomposición de la trama proteica de las conchas de moluscos debido a la acción de organismos que actúan como agentes descomponedores (Fernández López, 1999:56). Desde el punto de vista arqueomalacológico, es evidente que las partes blandas de los moluscos no llegan a depositarse con la concha, ya que son el objetivo de la recolección y sirven de alimento al ser humano. Por tanto, la descomposición afecta a la materia orgánica contenida en las partes mineralizadas del molusco, es decir, en la concha. Diversos organismos pueden provocar esta descomposición, afectando a la escultura original de la concha, lo que puede dificultar el proceso de identificación del material malacológico (Fig. 6).

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2.2 Procesos tafonómicos en concheros.

- Cementación: la cementación es un proceso que ya vimos en el apartado de procesos tafonómicos sobre conchas individuales, pero que también se produce sobre grupos de conchas. El proceso de formación de cementaciones para grupos de conchas es el mismo que para conchas individuales, sólo que a una escala mayor dentro del yacimiento. En este sentido, es muy habitual encontrarnos con concheros cuyos materiales han sido unidos entre sí por medio de una cementación natural. En este caso, generalmente solo se conserva una parte del conchero, a modo de testigo, adherido a alguna de las paredes o al techo de la cueva o abrigo en que se encuentre, dejando constancia de la potencia original de depósito, que posteriormente fue erosionado por la acción de los diferentes agentes erosivos hasta dejarlo como lo vemos hoy en día. Pero no todo el conchero se cementa cuando se dan este tipo de procesos, “sino que se cementarían aquellas partes en contacto con las paredes y el techo en puntos de abundante aportación de carbonato, o las partes situadas en zona de goteo de estalactitas, o la zona superficial de los concheros recubiertos por coladas estalagmíticas” (gonzález morales, 1982:67) quedando suelto el resto del conchero bajo la capa cementada, de ahí que sea fácilmente erosionado por la acción hídrica de la cueva y los agentes naturales.

Fig. 6: Ejemplo de biodegradación en individuos de Patella vulgata del nivel III.1 de La Pila.

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Los procesos de cementación impiden una completa valoración de los yacimientos (sobre todo si posteriormente han sido erosionados) y además dificultan (cuando no impiden totalmente) la cuantificación, y en ocasiones también la identificación de los taxones presentes, por lo que suponen una pérdida de información importante, si bien es cierto que presentan unas características que permiten que el material se conserve en forma de testigos hasta nuestros días.

- Desplazamientos: pueden darse antes del enterramiento (necrocinesis) o después (desplazamiento fosildiagenético). consisten en el desplazamiento de los elementos desde la posición original que ocupa el material al acumularse hasta otra posición secundaria en que queda depositado hasta ser recuperado, y la causa hemos de buscarla en la energía del ambiente sedimentario (agentes físicos o geológicos) o en la actuación de agentes biológicos, no en los propios elementos, si bien sus propiedades condicionan la intensidad y duración del desplazamiento. Estos desplazamientos pueden ser verticales y horizontales. siguiendo la propuesta y descripciones de Fernández López (1999:89-99), los diferentes tipos de desplazamientos se han dividido según sus características:

La Reorientación supone el desplazamiento de los elementos desde su posición original a otra secundaria, es decir, el material cambia de posición (y no sólo de ubicación) en el pro-ceso de desplazamiento. Para interpretar los procesos de reorientación existen tres criterios: la posición de los elementos, su orientación azimutal y la inclinación que presentan. A pesar de que la reorientación implica la reubicación del material a una posición secundaria, un correcto análisis de estos criterios puede ayudar a obtener información sobre aspectos como el grado de turbulencia que provocó el desplazamiento o a interpretar paleocorrientes de cuencas sedi-mentarias, aspectos interesantes que aportan datos sobre el medio ambiente del depósito.

La Desarticulación hace referencia a la desconexión y separación de los diversos

elementos que componen el cuerpo de un animal. muy habitual en yacimientos con taxones que presentan elementos esqueléticos, como es el caso de macro y microfaunas. También los equinodermos, concretamente los erizos de mar, sufren desarticulación de sus partes tras la muerte, tanto por causas naturales como antrópicas. La desarticulación de valvas de moluscos ha sido en ocasiones uno de los criterios utilizados para establecer el carácter antrópico o na-tural de un depósito de conchero, así un alto grado de desarticulación era atribuido a la acción del ser humano, pero nuevas observaciones han demostrado que procesos naturales, como las corrientes de agua de alta energía, y la actividad de animales y plantas, como el carroñeo o la bioturbación, pueden provocar una alta desarticulación de las valvas (claassen, 1998:74). Por otra parte, la distancia entre dos valvas del mismo individuo puede dar una idea del grado de distorsión que presenta un depósito (reitz & Wing, 1999:141; claassen, 1998:87), ya que se supone que se depositaron juntas, y por tanto, a mayor distancia entre valvas, mayor distorsión presenta el depósito.

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La Dispersión se da cuando los componentes de un individuo o un grupo de individuos son separados y diseminados, cambiando su ubicación y distribución geográfica. Agentes físicos y geológicos fundamentalmente, pero también biológicos, pueden provocar este tipo de desplazamiento en el que el material se redeposita de forma diseminada.

El Reagrupamiento se produce cuando el material ha sufrido un desplazamiento que pro-

voca un nuevo agrupamiento del mismo. se puede obtener información acerca de las corrientes hídricas que provocaron el desplazamiento atendiendo al tipo de agrupamiento que presenta el material, aunque el reagrupamiento también puede ser causado por agentes biológicos. Los distintos tipos de agrupamientos provocados por corrientes hídricas son diferentes según la morfología de las conchas.

La Remoción se produce cuando el material ya acumulado es desplazado sobre el subs-trato. comprende los procesos de resedimentación, cuando el material es desplazado antes del enterramiento, y reelaboración, cuando el material es desenterrado y desplazado. como en el caso anterior, este proceso provoca el desplazamiento del material desde su posición original, con la consiguiente pérdida de información.

3. Agentes Tafonómicos.

Los procesos tafonómicos son provocados por una serie de agentes que pueden ser físicos, biológicos, químicos y geológicos, y que producen alteraciones de diverso tipo en los concheros.

- Agentes Biológicos: como es bien conocido, gran cantidad de seres vivos pueden modificar los depósitos arqueológicos, y concretamente los concheros, removiendo el material contenido en ellos. Por una parte, animales que excavan túneles en la tierra, bien para obtener alimento bien para construir madrigueras, como gusanos o topos, son uno de los principales agentes de removilización. Por otra parte, los cánidos, los felinos, las hienas, los reptiles y las aves rapaces son los animales que habitualmente provocan bien acumulaciones (o reacumulaciones) bien alteraciones del material en sí mismo o de su ubicación. Igualmente, algunos roedores suelen provocar acumulaciones de conchas, especialmente de caracoles terrestres, en sus madrigueras, hecho que puede producir confusión a la hora de interpretar dicha acumulación.

También las plantas, a través de sus raíces fundamentalmente, pueden provocar movimientos de material de unas zonas a otras del yacimiento o de unos estratos a otros. Tras la fase de abandono del yacimiento y el posterior enterramiento de los restos arqueológicos, se produce la expansión de la vegetación, cuyas raíces profundizan en los estratos arqueológicos provocando el desplazamiento del material, sobre todo en vertical. Igualmente la presencia de raíces entre las conchas puede provocar procesos de disolución química.

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Los seres humanos también son un potente distorsionador de yacimientos arqueológicos. Por una parte, el constante pisoteo de las conchas tras la acumulación, puede provocar su enterramiento y desplazamiento vertical hacia abajo, además de su fragmentación. Otra causa importante de modificación es el uso del yacimiento por ocupaciones humanas posteriores, que pueden distorsionar depósitos, debido por ejemplo, a usos funerarios o construcción de estructuras. una vez enterrado el material, los depósitos de conchero son susceptibles de modificación e incluso destrucción total debido a usos tradicionales, ya que las conchas se han utilizado históricamente como abono, material de construcción, alimento para pollos... Otro uso tradicional, cuyo impacto sobre los yacimientos es importante, es el estabulamiento, sobre todo de cuevas, para refugiar el ganado. Esto provoca un deterioro de los yacimientos, tanto por el pisoteo de las reses como por la excavación de los depósitos de abono que se producen en la superficie, al acumularse los excrementos de los animales, y que son muy valorados por los habitantes del entorno rural. También la actuación de excavadores furtivos es otro importante proceso de distorsión debido a la acción del ser humano. Por último, no se deben olvidar los trabajos agrícolas, la presión urbanística o la construcción de carreteras o ferrocarriles, que pueden perturbar los yacimientos arqueológicos en general, pudiendo incluso llegar a su destrucción total.

- Agentes Físicos: El agente más común y probablemente el que mayores distorsiones provoca es el agua. En los concheros al aire libre el agua de lluvia o el agua del mar pueden provocar la erosión e incluso la destrucción del conchero. se supone habitual la existencia de concheros en zonas hoy en día ocupadas por el mar, producto del ascenso del nivel marino a lo largo del Holoceno. También las transgresiones superiores al nivel del mar actual han podido erosionar e incluso hacer desaparecer concheros. Asimismo, la erosión marina puede desmantelar laderas con la consiguiente destrucción de yacimientos situados en ellas. En los yacimientos en cueva es normal la circulación de agua procedente de las lluvias y filtrada a través de la roca, que puede producir procesos como la cementación, la formación de concreciones o el desplazamiento del material que forma el conchero, así como su erosión y abrasión. gran parte de los concheros asturienses han sido erosionados después de su acumulación debido a la acción hídrica de las cuevas en un momento de elevada pluviosidad (gonzález morales, 1982:65) por lo que lo que encontramos en la actualidad, es sólo una parte de lo que fue el conchero originalmente. Otros agentes que pueden afectar a los concheros son la humedad, la temperatura, la luz, el viento, el volcanismo y los microseísmos (martín Oval et al., 1996:187) provocando diversas modificaciones en el material o incluso su desaparición.

- Agentes Químicos: Es importante tener en cuenta el sedimento en el que está incluido el material malacológico, ya que dependiendo del pH el material puede sufrir un mayor o menor deterioro. El pH de los suelos costeros es alcalino, y por lo tanto no debería afectar a la conservación de las conchas enterradas, que sólo se vuelven muy friables en medios extremadamente ácidos (sease, 1988 en martín Oval et al., 1996:187), aunque sólo cuando

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el número de conchas es escaso, ya que cuando los concheros son de una entidad apreciable aportan, a través de la disolución de su carbonato cálcico, características más neutras o incluso básicas al sedimento en el que se encuentran, aunque este sea ácido, lo cual convierte al conchero en un elemento que favorece la conservación, tanto de las conchas como de otros materiales incluidos en el depósito, como los huesos (chenorkian, 1990:134-136). Otro factor que puede afectar a la conservación del material, sobre todo óseo, es la acumulación de salitre, que puede provocar grietas, fracturas e incluso la desaparición de la pieza. También la existencia de residuos metálicos o plásticos modernos en los yacimientos puede provocar modificaciones en el material (martín Oval et al., 1996:187).

- Agentes Geológicos: La acumulación y sedimentación de materiales arqueológicos se produce bajo determinadas condiciones geológicas, dependiendo de las características del yacimiento. Por tanto, la formación de los yacimientos arqueológicos está estrechamente ligada a las condiciones geológicas de la zona. Pero además, una vez formado el yacimiento, éste se puede ver sometido a diversos procesos post-depósito de carácter geológico. Algunos de estos procesos (solifluxión, arrastre, gravedad, flotación...) afectan a la posición original de los materiales en el yacimiento, es decir, suponen su desplazamiento y mezcla, hecho que conlleva la imposibilidad de obtener datos fiables sobre muchos aspectos interesantes para la investigación, cuando no abortan toda posibilidad de obtener la mínima información. Por otra parte, estos procesos pueden aportar información sobre las condiciones ambientales que han afectado al yacimiento.

4. Grupos Tafonómicos.

En 1987 gautier propuso una serie de grupos tafonómicos a los que poder adscribir los restos faunísticos recuperados en los yacimientos arqueológicos, entendiendo como grupo tafonómico aquel que engloba restos que han seguido historias tafonómicas comparables. En el análisis de faunas de moluscos, los grupos tafonómicos se establecen siguiendo dos criterios fundamentales: por una parte, atendiendo a la causa de la presencia de los taxones en el yacimiento, es decir, cómo han llegado allí, si fueron llevados por el ser humano (alimentarios, modificados, funcionalidad desconocida) o si llegaron por medio de acumulaciones no antrópicas (intrusivos); y por otra parte un criterio funcional, es decir, cada taxón se agrupa dependiendo de la función que cumplió dentro del conjunto malacológico, si se recolectó como alimento, para realizar adornos, útiles o para cualquier otro uso desconocido por nosotros. A estos dos criterios generales, pueden unirse una serie de aspectos que completan las historias tafonómicas y que influyen en la asignación de cada taxón a un grupo tafonómico: el contexto estratigráfico, el estado de preservación, las huellas o trazas sobre los restos, la distribución de las categorías de fragmentación de los restos y el tipo de organismo y sus características biológicas (moreno, 1994:67). Este agrupamiento permite contar con una estructura, funcional

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y de composición del conjunto malacológico, que ayuda a ampliar la información sobre los procesos tafonómicos presentes en los yacimientos. De la misma forma, a partir de los taxones presentes, permite contar con una sencilla y rápida representación de la importancia de cada grupo en el conjunto, y también de las características funcionales del yacimiento, ya que a partir del análisis de los grupos tafonómicos se puede obtener información sobre el tipo de ocupación del yacimiento y el tipo de explotación económica practicada, si bien es necesario complementar esta información con la obtenida en el resto de análisis practicados.

Estos grupos, originalmente estaban más enfocados al análisis de restos de faunas de mamíferos (gautier, 1987), y es este el campo en el que más se ha desarrollado esta cuestión durante estos últimos años, si bien la puerta estaba abierta para la adaptación de dichos grupos a otros tipos de fauna, como es el caso de los moluscos. Así, siguiendo a gautier, moreno (1994:67) modificó los grupos adaptándolos a las necesidades de los análisis de malacofaunas. sin embargo, la asignación de los taxones a uno u otro grupo no es clara en todos los casos y tampoco tiene por qué ser unívoca, pudiendo un resto, por ejemplo, haber sido consumido, y posteriormente modificado y/o utilizado:

Restos alimentarios, es decir, que en origen han sido llevados al yacimiento por su carácter consumible.

Restos modificados, bien por el ser humano bien por agentes naturales, pero que han sido utilizados por las poblaciones humanas. En este grupo se incluirían los moluscos utilizados como herramienta y los ornamentales.

Restos de funcionalidad antrópica desconocida, fueron recogidos por el ser humano pero no presentan señales de consumo, modificación y/o utilización.

Restos intrusivos, cuya acumulación no tiene un origen antrópico y pueden haberse depositado al mismo tiempo que el resto del material (penecontemporáneos) o posteriormente a la ocupación del yacimiento.

Algunos autores, sin hacerlo explícitamente desde la perspectiva tafonómica, ya habían confeccionado grupos en los que clasificar los taxones de moluscos atendiendo al origen de su presencia en el conchero. Así, Jordá Pardo, en el análisis arqueomalacológico de la cueva de nerja (Jordá Pardo, 1986:165), propone cuatro grupos, denominados conjuntos, muy similares a los propuestos por moreno: conjunto ornamental, conjunto bromatológico, conjunto de elementos residentes en la cueva y conjunto de elementos introducidos en la cueva de forma accidental. Los dos primeros conjuntos tienen un claro paralelo en los grupos de moreno (restos modificados y restos alimentarios, respectivamente), mientras los otros dos conjuntos se asimilarían a los restos intrusivos, bien de taxones residentes en el interior de la cueva, bien de taxones procedentes del exterior.

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5. Procesos y grupos tafonómicos en los concheros de la región cantábrica durante el Pleistoceno final y el Holoceno inicial.

El estudio de 28 unidades estratigráficas con conchas pertenecientes a nueve yacimientos de la región cantábrica, datados entre el magdaleniense superior Final y los inicios del neolítico (gutiérrez Zugasti, 2008) (Fig. 7), ha permitido establecer los procesos tafonómicos más habituales, así como sus causas en algunos casos. Los procesos tafonómicos documentados en la mayor parte de los niveles estratigráficos analizados en este trabajo son muy similares. Así, los procesos que se producen antes de la muerte del animal, como la bioerosión (incrustación, microperforación) están representados en todas las unidades estudiadas. Lo mismo ocurre con una parte de los procesos post-mortales provocados por agentes físicos o geológicos, como el encostramiento, la cementación de cavidades, el relleno sedimentario o la biodegradación. Otros procesos de este tipo no son tan abundantes y se producen sólo en algunos yacimientos, como ocurre con los desplazamientos, la abrasión o las manchas minerales. Igualmente abundantes son los procesos producidos por el ser humano, como la fragmentación y la carbonificación. sin embargo, no han sido identificados procesos relativos al efecto de agentes químicos, como la permineralización, la sustitución de componentes minerales o la disolución química, probablemente por su mayor dificultad de identificación que, al menos en los dos primeros casos, requiere un análisis al microscopio.

Fig. 7: Distribución de yacimientos incluidos en este estudio.

Por tanto, se puede afirmar que la mayor parte de los procesos tafonómicos que afectan a las acumulaciones de conchas en cuevas de la región cantábrica, son siempre los mismos, como cabía esperar dada la similitud y estabilidad de los ambientes en los que se localizan los concheros, principalmente cuevas y abrigos. De la misma forma, el proceso antrópico más a menudo identificado es la carbonificación y cuando es posible la discriminación, también la fragmentación.

un interesante cálculo que se ha llevado a cabo a partir de las categorías de fragmentación es el índice de fragmentación de cada taxón. Este índice ha permitido establecer el grado de fragmentación de los moluscos y comparar entre unidades de excavación e incluso entre

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yacimientos. Esto, a su vez, ha ayudado a identificar procesos tafonómicos o valorar la intensidad de la ocupación.

Los resultados procedentes de la aplicación de los índices de fragmentación han permitido extraer algunas conclusiones. La primera guarda relación con la cuestión metodológica. En la Fig. 8 se observan diferencias apreciables entre el comportamiento de bivalvos marinos, gasterópodos marinos y gasterópodos terrestres. Por norma general, los taxones más fragmentados corresponden a bivalvos, a continuación estarían los gasterópodos terrestres, y los menos fragmentados serían los gasterópodos marinos. Estas diferencias, obviamente son debidas a las variaciones en la robustez de las conchas, y es necesario tenerlas en cuenta a la hora de la interpretación. A pesar de ello, el cálculo del índice de fragmentación clasificando el material bien por taxones, bien en estos tres tipos de moluscos, permite la comparación entre yacimientos.

Así, los niveles del neolítico inicial de santimamiñe y el mesolítico de La chora presentan la fragmentación más acusada de todos los niveles analizados, mientras Arenillas y casi todos los niveles de La Pila son los menos fragmentados. Lo cierto es que identificar procesos culturales concretos a partir de los índices es una tarea complicada, si bien es cierto que cuando no existen otros procesos en el yacimiento que puedan responder de esa fragmentación, permite establecer hipótesis referentes a comportamientos humanos como causantes de esa fragmentación, como por ejemplo, una ocupación intensa de la cavidad tras la acumulación de moluscos o el aprovechamiento de las conchas con posterioridad a su consumo. sin embargo, es necesario tener en cuenta la existencia de otros agentes, físicos, químicos, biológicos o geológicos, que pueden haber contribuido a la fragmentación del material. En este sentido, los índices son muy útiles para confirmar o identificar la existencia de procesos tafonómicos, especialmente desplazamientos, como ha ocurrido en santimamiñe y mazaculos. En otros

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Fragua

4

Fragua

3

Fragua

1

Arenill

as

KBD 4

KBD 3

KBD 2

KBD 1

s-Arcp

s-H-s

lns-s

lms-L

smcho

raLlan

a

Trecha

Pila IV

.2

Pila IV

.1

Pila II

I.4

Pila II

I.3

Pila II

I.2

Pila II

I.1

Pila I-

II

mz A

3

mz A

2fon

do

mz A

2bas

e

mz A

2+A2b

ase

Bivalvos gasterópodos marinos gasterópodos terrestres

Fig. 8: Índices de fragmentación totales por niveles en los yacimientos analizados.

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casos, como en La Llana, la escasa fragmentación en un contexto en posición secundaria, ha permitido confirmar que el material se desplazó escasamente desde su ubicación original, y que otros procesos tafonómicos, como el encostramiento, ayudaron a proteger las conchas contra la fragmentación una vez depositadas. Por tanto, los índices de fragmentación tienen una utilidad aceptable, ya que aportan datos, que, puestos en relación con el resto de evidencias del yacimiento, permiten obtener una valiosa información sobre procesos tafonómicos y, de forma más genérica, sobre comportamientos culturales.

Por otra parte, en los yacimientos analizados se constata la presencia de taxones correspondientes a todos los grupos tafonómicos (Tabla 1). si se tiene en cuenta no solo la diversidad de especies, sino también sus cantidades en los depósitos de conchero, son los taxones de tipo alimentario los más frecuentes, apareciendo los taxones intrusivos como el segundo grupo más numeroso, fundamentalmente debido a la gran diversidad de especies de caracoles terrestres que viven en las cercanías de las cuevas y que acaban incluídas en los depósitos arqueológicos de conchas marinas. Estos individuos intrusivos son capaces de aportar información, no solo sobre la formación del yacimiento, sino también sobre las condiciones ambientales a escala local. Por otra parte, los restos modificados son relativamente abundantes en diversidad, pero sus cantidades suelen ser bastante escasas. sin embargo, este caso presenta ciertas particularidades que podrían estar sesgando nuestra percepción sobre su importancia. En este sentido, el nivel neolítico de santimamiñe ha proporcionado evidencias de la utilización de conchas como herramientas para la realización de actividades productivas, algo novedoso en la región cantábrica (cuenca, 2009; gutiérrez Zugasti et al., en prensa). Así, se han identificado siete restos de especies alimenticias con huellas de utilización pero sin la realización de un muestreo sistemático, por lo que es muy posible que el número de conchas con huellas de uso o de modificación sea bastante superior. Por tanto, los restos modificados podrían ser más importantes de lo que parecen a priori. Los taxones de funcionalidad antrópica desconocida no han sido recogidos en la tabla, pero son sin duda los menos representados. Entre estos se incluyen principalmente bivalvos de pequeño tamaño, como Abra alba o Striarca lactea, que generalmente no tienen valor alimenticio pero que tampoco presentan evidencias de modificación. Es probable que estos individuos sean realmente intrusivos, al llegar al yacimiento junto a otros recursos.

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Tabla 1: Taxones más habituales en concheros de la región cantábrica agrupados por grupos tafonómicos

Alimenticio Ornamental Herramienta Intrusivo

Bivalvos

Acanthocardia sp. Acanthocardia sp. Mytilus galloprovincialis Anomia ephippium

Anomia ephippium Cerastoderma edule Ostrea edulis Mytilaster minimus

Cerastoderma edule Ruditapes decussatus

Mimachlamys varia

Eastonia rugosa

Haliotis tuberculata

Lutraria sp.

Mytilus galloprovincialis

Ostrea edulis

Pholas dactylus

Ruditapes decussatus

Scrobicularia plana

Solen marginatus

Gasterópodos marinos

Charonia lampas Charonia lampas Patella sp. Bittium latreillei

Gibbula sp. Littorina littorea Bittium reticulatum

Gibbula umbilicalis Littorina obtusata Gibbula sp.

Littorina littorea Littorina saxatilis Gibbula umbilicalis

Osilinus lineatus Nassarius incrassatus Hydrobia ulvae

Patella vulgata Nassarius reticulatus Melarhaphe neritoides

Patella intermedia Nucella lapillus

Patella ulyssiponensis Patella sp.

Patella sp. Trivia sp.

Turritella sp.

Gasterópodos terrestres

Cepaea nemoralis Theodoxus fluviatilis Abida bigerrensis

Cepaea nemoralis

Cecilioides sp.

Chondrina kobelti

Claussilia bidentata

Cochlostoma sp.

Elona quimperiana

Helicella itala

Familia Helicidae

Cryptomphalus aspersus

Hygromia limbata

Lauria cylindracea

Oestophorella buvinieri

Oxychilus sp.

Pomatias elegans

Pyrenaearia cantabrica

Retinella incerta

Crustáceos

Brachyura sp. Balanus sp.

Pollicipes pollicipes Pollicipes pollicipes

serpulidae

Equinodermos

Paracentrotus lividus

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6. Conclusiones.

La catalogación de los procesos tafonómicos ayuda a sistematizar y mejorar el proceso de identificación de dichos procesos, así como de los agentes que los provocaron. En la región cantábrica durante el Pleistoceno final y el Holoceno inicial, los procesos tafonómicos que han afectado a las conchas y a los concheros han sido muy similares en todos los yacimientos analizados. Los más frecuentes relacionados con la actividad humana han sido la carbonificación y la fragmentación. La comparación de los índices de fragmentación entre yacimientos muestra diferencias apreciables en el grado de fragmentación de los moluscos, atribuibles en unos casos a la acción de agentes naturales y en otros a las actividades de los grupos humanos. Por último, los grupos tafonómicos muestran una mayor importancia de los taxones alimenticios y modificados de cara a obtener información sobre comportamientos humanos. sin embargo, los taxones intrusivos también aportan información sobre la formación de los concheros y las condiciones ambientales.

7. Agradecimientos.

quiero agradecer a sixto r. Fernández López (universidad complutense de madrid) su ayuda con la identificación de procesos tafonómicos sobre el material arqueológico. una parte de esta investigación ha sido financiada por la universidad de cantabria a través de una beca y un contrato predoctoral. Otra parte ha sido financiada por el ministerio de ciencia e Innovación a través de un proyecto del Plan nacional de I+D+I (Hum 2006-13729).

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