AMATI MIRTA_Museo y Etnografía TESIS de Maestría FCS

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Universidad de Buenos Aires Facultad de Ciencias Sociales MUSEO Y ETNOGRAFÍA. LA IMAGINACIÓN MUSEÍSTICO-ETNOGRÁFICA Y SU APORTE EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGENTINA Y SUS SUJETOS. Maestranda: Mirta Alicia Amati Director: Alejandro Grimson Tesis para obtener el Título de Magister de la Universidad de Buenos Aires en Comunicación y Cultura. Museo Etnográfico “Juan Bautista Ambrosetti”, U.B.A. - 2003 -

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Tesis para la Maestría en Comunicación y Cultura de la UBAMuseo y EtnografíaMuseo Etnográfico de la UBA

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  • Universidad de Buenos Aires

    Facultad de Ciencias Sociales

    MUSEO Y ETNOGRAFA.

    LA IMAGINACIN MUSESTICO-ETNOGRFICA Y SU APORTE EN LA CONSTRUCCIN DE LA NACIN ARGENTINA Y SUS SUJETOS.

    Maestranda: Mirta Alicia Amati

    Director: Alejandro Grimson

    Tesis para obtener el Ttulo de

    Magister de la Universidad de Buenos Aires

    en Comunicacin y Cultura.

    Museo Etnogrfico Juan Bautista Ambrosetti, U.B.A. - 2003 -

  • Indice Reconocimientos............................................................................................................... 3 I Introduccin........................................................................................................4 II Primera entrada al museo: 'la caja' (1904-1983) .................................... 12

    La Memoria de Ambrosetti ..........................................................................................13 El museo abierto al pblico: un museo homenaje ....................................................... 15 Los diferentes pblicos de Outes...............................................................................16 El museo de los estudiantes y los estudiosos..................................................................... 19 El Museo Etnogrfico de 1948...................................................................................22 El museo peronista de 1973........................................................................................25 El museo de la dictadura............................................................................................. 27 Las leyes......................................................................................................................... 29 Lagunas en la historia de la caja..................................................................................33 Siguiendo a los objetos ...................................................................................... 39 los sujetos .................................................................................................................46

    III Segunda entrada: El museo de la democracia (1983-2003)................. 50

    Materiales escritos: proyectos y folletos ...................................................................55 Estrategias enunciativas disponibles en esta poca y en este lugar.....................................................60 La puesta museogrfica................................................................................................64 Exponer colecciones y exponer modos de exponer............................................... 65 El pblico: estudiantes y estudiosos, pblico escolar y pblico general.............. 70

    IV Tercera entrada: El museo aqu y ahora ................................................. 72

    La implicacin...............................................................................................................73 La reflexividad...............................................................................................................74 A travs de la implicacin y la reflexividad...............................................................75 El campo: encuentros y presentaciones.................................................................... 77 El escritorio: constitucin e interpretacin de sentidos y categoras.................... 78

    V Salida...................................................................................................................82

    Museos y comunicacin...............................................................................................83 Formas de representacin y comunicacin: la descripcin y la narracin........... 87 Espacio representado y espacio de representacin................................................. 91 Los sujetos de la nacin: nosotros y los otros..........................................................96

    Bibliografa.....................................................................................................................104

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    Reconocimientos

    Esta tesis no hubiese sido posible sin el estmulo, apoyo y discusin voluntaria e

    involuntaria- de numerosas personas e instituciones. Por esto, mi agradecimiento explcito en esta pgina.

    Al personal del Museo Etnogrfico Juan Bautista Ambrosetti, en especial a las licenciadas Silvia Calvo y Andrea Pegoraro, as como a sus directivos Jos Antonio Prez Golln y Marta Dujovne por abrirme las puertas de la institucin y permitirme conocer el trabajo que realizan. Tambin a todo el personal de su biblioteca Augusto Ral Cortazar, por la predisposicin y trato, en especial a Eduardo Jopia, por los datos y documentos aportados, as como por no dejarme morir en el fichero.

    A mi director de tesis, Alejandro Grimson, por las crticas y comentarios, las recomendaciones de lectura y los libros prestados, y tambin por los consejos sobre aspectos materiales y cotidianos en la elaboracin de la investigacin (desde tiempos hasta estrategias de produccin e impresin, desde cuestiones intelectuales hasta asuntos que, si bien personales, son compartidos por todo tesista).

    A Rosana Guber por las referencias bibliogrficas y los datos institucionales. A Diana Lenton, por sus inteligentes comentarios en las Segundas Jornadas de Jvenes Investigadores del Instituto Gino Germani y el dato sobre las Jornadas de la Carrera de Antropologa de 1988.

    A los docentes y compaeros de la maestra, por hacer de ese posgrado tan esperado, un espacio de reflexin y produccin merecedor de ese ttulo.

    A mis compaeros de la materia Psicologa Social e Institucional de la Carrera de Trabajo Social y de Anlisis Institucional de la carrera de Ciencias de la Comunicacin, a sus titulares, Juan Jos Ferrars Di Stfano y Mara Jos Acevedo, por las discusiones y trabajos cotidianos, por la comprensin de los tiempos de cursada de la maestra y de elaboracin de la tesis.

    A la Asociacin Civil Don Jaime de Nevares, sin cuyos recursos tcnicos y humanos, la produccin de este trabajo hubiese sido mucho mas ardua.

    Por ltimo a mi familia, especialmente a mi esposo y a mis hijos Mateo y el/la que est

    por nacer-, por estimular mi formacin y mi trabajo, y por saber aceptar la mujer esposa, madre, profesional- que soy.

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    I. INTRODUCCIN Esta tesis explora el aporte de los museos en la imaginacin de una comunidad de

    sentimientos: la nacin argentina. La institucin museo tal como hoy se concibe, abierta al pblico general, recin fue creada a

    fines del siglo XIX y principios del XX. Hasta ese momento, el acceso estaba restringido a un pblico especialista, principalmente

    artistas y estudiantes de bellas artes y a un pblico de aficionados privilegiado. (Schmilchuk, 1987)1 Se trataba de colecciones privadas: tesoros eclesisticos y reales, 'gabinetes de curiosidades', 'cmaras de arte y maravillas' de la gran burguesa y de los aristcratas cultos.

    A pesar de esa mutacin -del pasaje de colecciones privadas a museos para cierto tipo de pblico y finalmente, su apertura al pblico general- sigui siendo un lugar de conservacin y estudio de objetos preciosos, raros, exquisitos. Un museo almacn centrado exclusivamente en preservar, restaurar, difundir un repertorio definido como culto, una coleccin ahistrica que refleja la esencia del pasado glorioso. An hoy encontramos muchas de esas instituciones con esta impronta.

    Sin embargo ese pasaje y definicin no carece de importancia. Los museos se convirtieron en instituciones culturales pertenecientes a un territorio y comunidad nacional, que comunican las formas en que esa sociedad se concibe a s misma: a su naturaleza, a sus sujetos, a su historia y su prehistoria.

    Esto supona una definicin novedosa del patrimonio albergado: colecciones de objetos que ya no eran 'privados' privativos de ciertos sujetos y clases sociales- sino que eran 'pblicos'. As, formaban un patrimonio propio de un espacio (nacional) y de un tiempo (pasado) que aunque en un espacio reducido (el del museo) cuyo momento de exposicin era actual (presente y moderno) lo imaginaba como tradicin.

    Es que en ese perodo, los museos nacionales -junto con otras instituciones- participaron en el proceso de formacin del Estado-nacin, desempeando un rol preponderante en la conformacin de una identidad, una comunidad y una memoria nacional.

    El estudio de este fenmeno, recin se da en la segunda mitad del siglo XX, una vez consolidado el estado y definido las funciones y discursos de sus instituciones: la memoria nacional, la historia oficial.

    se es el momento en que comienza a cuestionarse la definicin dominante del museo como reservorio neutro de objetos. As, empiezan a estudiarse junto a los objetos, el mundo representado por ellos, comienza a analizarse al museo como un enunciador institucional de cultura: un narrador o relator sobre la cultura nacional.

    Esta concepcin del museo, supone considerar determinadas operaciones de anlisis y de intervencin, modos de institucionalizar prcticas, saberes e intervenciones cientficas o profesionales. Se accede as al estudio de las mediaciones culturales presentes en la transmisin de los mensajes, de su rol sociopoltico, de las condiciones materiales de su produccin.

    Los museos dejaron de ser considerados una de las instituciones propias de la esfera autnoma de la cultura (una definicin que supone la referencia a las artes y la tradicin, fuera de cualquier otra referencia estructural), para concebirlos como aparatos para hacer creer (De Certeau 1992) ofertas de consumo cultural (Garca Canclini 1993, Vern 1984), el primer medio de comunicacin (Vern 1992), dnde tanto la produccin de sus mensajes como la recepcin de sus pblicos (decodificacin, feedback, placer) pas a ocupar un lugar preponderante.

    Eso implic definirlos dentro de un mercado de consumos simblicos perteneciente a un estado-nacin, dnde la cuestin de la modernidad es central para pensarlos. Sobre todo en los pases latinoamericanos donde las tradiciones an no se han ido y la modernidad no acaba de llegar. (Garca Canclini 1996).

    1 En todo el trabajo, utilizamos el sistema de referencia bibliogrfica autor-fecha, tanto la fecha como las pginas corresponden a la edicin y al pasaje utilizado. La primera edicin figura, entre parntesis en la bibliografa.

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    As, comenzaron a realizarse investigaciones empricas que incluan: las estrategias de los productores y los receptores (en el campo cultural), los principales agentes, su pertenencia de clase, las polticas culturales (estatales y privadas), los paradigmas de la accin cultural, las ideologas, las lgicas y tradiciones socioculturales en que se inscriben dichas instituciones.

    En esos anlisis, la crtica fundamental al museo se centra en el anacronismo, la violencia que ejerce sobre bienes arrancados de su contexto y comunidad originaria, la exclusin de pblicos masivos provocados por su visin elitista, la dificultad para incorporar lo masivo y lo popular, la ausencia de democratizacin de sus estructuras y funciones2

    Estos estudios han servido como base para reformular las puestas, y para planificar nuevas estrategias de recoleccin, de investigacin y de comunicacin, tanto desde los propios museos como tambin desde organismos nacionales e internacionales.

    La otra parte de nuestro objeto de estudio es la imaginacin de la nacin y sus sujetos. La nacin, la nacionalidad, el nacionalismo ha sido un tema discutido no sin dificultades. Lo

    que aparece en un golpe de vista es el contraste entre su peso como fenmeno poltico y la debilidad de los estudios al respecto: dificultad para definir y distinguir los trminos, ambigedad conceptual, imposibilidad de contar con una teora general que englobe un fenmeno con desarrollos diversos y experiencias particulares, ausencia de grandes pensadores propios (Anderson 2000: 22 y Fernndez Bravo 2000:11).

    A pesar de esto, la problemtica cultura y nacin ha sido trabajada por numerosos investigadores desde diferentes disciplinas y perspectivas.

    Las primeras explicaciones, de sesgo economicista, que relacionan la nacin con un espacio de intercambio productivo, dejaron paso a otras de tipo poltico-cultural. Aqu, el replanteo se da desde la discusin modernidad-posmodernidad y desde la consideracin de lo real a partir de su produccin simblica-imaginaria.

    Hoy, nadie que estudie el tema puede dejar de considerar a la nacin como relato o narracin, un entramado discursivo donde el estado, los grupos hegemnicos y los mismos intelectuales tuvieron un rol determinante.

    Tampoco parece necesario distinguir entre la imaginacin como invencin o falsedad (Gellner) y como produccin o creacin (Anderson), donde esta ltima perspectiva y el libro que la discute- parece ser ya un clsico.

    Sin embargo, varios investigadores empezaron a encontrar limitaciones, a cuestionar ciertos estudios que se realizan desde el constructivismo o el deconstructivismo, cuyos resultados parecen concluir en autoevidencias, que terminan constatando el aspecto productivo de esas narraciones, pero no comprendiendo sus condicionamientos histricos concretos, ni el proceso social total en que tuvo lugar. (Grimson 2002)

    Por otro lado, desde algunas perspectivas posmodernas y posnacionalistas, se anuncia el fin del nacionalismo. Sin embargo pareciera que la tendencia es la contraria: la nacionalidad hoy es un valor universalmente legtimo. As, mas que entrar en una etapa posnacional, nos encontramos en una etapa donde interactan diferentes usos de la nacin, algunos de ellos cosmopolitas o transnacionales, otros de grupos internos o locales.

    2 Dentro de la caudalosa literatura al respecto, uno de los trabajos ms citados como bibliografa de referencia es el de Bourdieu y Darbel (1966) Lamour de lart; les muses dart europens et leur public. Se trata de una investigacin sociolgica sobre la asistencia a los museos, donde se combinan reflexiones de tipo filosfico con encuestas, estadstica y anlisis etnogrfico. Ese estudio del consumo de los museos de arte permite acceder a la manera en que se constituyen las 'experiencias de clase'. De nuestro pas podemos citar a Isabel Laumonier (1993) Museo y sociedad, a Marta Dujovne (1995) Entre musas y musaraas y desde la perspectiva educativa la compilacin de Alderoqui (1996) Museos y escuelas: socios para educar. Otros ttulos pueden encontrarse en la bibliografa especfica sobre museos de esta tesis. Respecto a las publicaciones de organismos nacionales e internacionales, la revista Museum de la UNESCO y los Encuentros Nacionales de Directores de Museos (ENADIM) editados por el Ministerio de Educacin y Justicia de nuestro pas en la dcada del 80, son un material indispensable.

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    Se tratara entonces de una etapa de conmocin donde lo que se pone en cuestin es la versin dominante de la nacin, y no a la nacin misma. Se cuestiona ese modelo, proyecto o versin particular, proponiendo otros.

    As, si historizamos la imaginacin de la nacin, encontramos perodos de calma, donde la

    identidad y memoria nacional aparece ntegra y coherente, escasamente cuestionada, y perodos de crisis, donde se discute esa identidad y se reinterpreta esa memoria.

    En el primer caso, encontramos una versin hegemnica, se trata del perodo de emergencia del estado- nacin (fines del siglo XVIII y principios del XX), basado en la construccin de un pasado, con relatos, imgenes, smbolos, hroes, fechas e instituciones comunes, oficiales. En el segundo caso, esa memoria e identidad es cuestionada, ya sea por crisis internas a la comunidad nacional, o externas a ella. Se trata de momentos de cuestionamientos, de luchas por el sentido y pertenencia nacional, de quiebres y cambios institucionales. (Jelin 2002a:1-5)

    Como vemos museo y nacin, no solo se encuentran en la imaginacin de un relato y de una

    institucin para narrarlo, sino como resultado de acciones de agentes concretos. Si nos preguntamos cul es el sujeto que imagina y narra la nacin, podemos ver que en tanto

    imaginario social es una produccin sociohistrica y annima, que produjo a la propia comunidad nacional y a las instituciones legtimas, autorizadas para narrarlas, entre ellas la institucin museo. El museo narr la nacin y sigue hacindolo, aunque por supuesto de manera diferencial. En esto no hay discusin, pero tampoco aporte comprensivo.

    Qu investigar de la narracin de la nacin por parte de los museos que no sea esa verdad autoevidente?

    Cmo encontrar un punto intermedio que, sin descuidar la dimensin imaginaria, la capacidad instituyente y creadora de la sociedad, no termine diciendo ms de lo mismo, abstrayendo la historia, presentndola mas uniforme y esttica de lo que fue/es en la prctica?

    Creemos que ese riesgo se puede salvar si aportamos elementos que permitan acceder a las condiciones concretas en las que tuvo emergencia esa institucin, y a los diferentes grupos sociales que de alguna forma participaron en ella. Aqu encontramos a otros sujetos sociales, ya no tan annimos: sujetos productores, receptores y sujetos del contenido.

    Esto, porque no se trat de meros relatos y narraciones, sino de relatos y narraciones que suponen acciones concretas, normativas, performativas relatos y narraciones que fueron y son objeto de luchas, conflictos, disputas

    El poder de las narraciones no reside slo en aquello que se narra sino en el poder de narrar e "impedir que otros relatos se formen y emerjan en su lugar". (Said 1992:13) Pero esa imaginacin hegemnica y dominante, hoy materializada en documentos y archivos, en objetos y reservorios dignos de recibir esa categora no se construy como tal sin incluir huellas de esas luchas por el sentido..

    Todo discurso es dialgico. (Bajtin, Voloshinov) Las otras vivencias, experiencias y sentidos no quedaron en el olvido: reprimidos, negados o silenciados. Quedaron en la memoria como reprimidos, negados y silenciados.

    Esto es as porque, si bien la memoria moderna es sobre todo archivstica, ese dato no garantiza su reconocimiento. (Jelin 2002a:9) Para esto fue necesario que determinados sujetos la hayan rescatado, estudiado, evocado. Pero tambin que otros sujetos la hayan retomado para discutirla y refutarla.

    Para acceder a esas acciones y experiencias, el museo debe tomarse como el primer medio de

    comunicacin masivo. Esto obliga a tomar todo el proceso comunicativo: produccin circulacin recepcin. Hay que tener en cuenta que ninguna produccin es la primera. Toda produccin es recepcin de otras. (Vern 1997) En el caso del museo como discurso social- y sus materiales, se trata de producciones que son re-conocimiento: recepcin de los discursos y prcticas corrientes en la poca, como el coleccionismo y el exotismo, pero tambin de la escritura de memorias, de catlogos y monografas, de avisos en diarios de circulacin masiva

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    A esas cuestiones accedemos si nos centramos en un museo, pero teniendo en cuenta las mltiples interacciones con otras instituciones y con otros discursos: no slo los que interactan en un perodo como el fundacional, el de emergencia del estado-nacin- sino tambin las continuidades y cambios del relato y de la institucin a travs del tiempo.

    Por esto, nos parece esencial historizar esa imaginacin. Creemos que la historia social y cultural permite evitar los riesgos de repetir como aquella memoria ritual, oficial y excluyente- lo que en los estudios de la nacin y en los estudios de museos se est convirtiendo en historia oficial.

    La imaginacin de comunidades

    Como dijimos, el problema que anima este trabajo es la imaginacin musestica de la nacin

    argentina, en tanto comunidad de sentimiento, una comunidad basada en el sentimiento de pertenencia por parte de sus miembros.

    Como ya defini Anderson (2000:23-25) se trata de una comunidad poltica imaginada como inherentemente limitada y soberana".

    Primero. Es 'imaginada' porque sus miembros jams conocern a sus compatriotas, pero piensan y actan como si estuviesen en comunin. Esa imaginacin, no supone la existencia de comunidades 'verdaderas' sobre las que se habran inventado las comunidades nacionales: todas las comunidades 'mayores al contacto directo' -y quiz incluso ellas- son imaginadas.

    Segundo. La nacin se imagina como 'limitada', con 'fronteras finitas aunque elsticas': ninguna imagina sus lmites como los de la humanidad entera, como s lo haba hecho, por ejemplo, el cristianismo.

    Tercero. Se imagina como 'soberana': 'las naciones suean con ser libres', libertad cuyo emblema y garanta sera el estado soberano.

    Cuarto. Se imagina a la nacin como 'comunidad': un 'compaerismo' fraternal, 'profundo y horizontal'.

    Esa imaginacin de una comunidad consisti en un proceso formador y formativo que hizo que personas que no se conocan entre s, que nunca se haban visto ni lo haran jams, se sintieran pertenecientes a una misma comunidad.

    Ese sentimiento de pertenencia se produjo por compartir experiencias sociohistricas e instituciones que si bien imaginadas y narradas como antiguas, como historia, eran nuevas y originales.

    De esas experiencias e instituciones, el museo junto con la ciencia o disciplina del mismo, tuvo un rol central. Con sus estrategias de recoleccin, coleccin y leccin, con sus clasificaciones respecto a lo real, posibilitaban el repertorio de saberes sobre objetos y sujetos que constituan la nacin. As, museos y ciencias confluyeron para clasificar e identificar los sujetos y los objetos que entraban en su dominio. Son espacios de exposicin y representacin de diferentes referentes que, en ltima instancia, reenvan a la argentina, constituyndose como lugar de estudio, rescate y exploracin cientfica de ese referente.

    Al mismo tiempo posibilitaban la formacin de actitudes, referencias y experiencias 'nacionales' y 'modernas': el conocimiento del mundo y sus regiones y el conocimiento cientfico. Lo imaginado era la comunidad nacional, pero tambin la comunidad intelectual o acadmica.

    En nuestro pas, la nacionalizacin del pasado supuso el traspaso de pertenencias anteriores

    (locales, regionales, privadas) a la nacin (a instituciones nacionales y estatales) y la creacin o fundacin de nuevas instituciones.

    Los museos junto con otros organismos como el Archivo de Buenos Aires y la Biblioteca Pblica- fueron nacionalizados a fines del siglo XIX. Damos algunas fechas: el Museo Histrico de la Ciudad de Buenos Aires fue convertido en coleccin nacional en 1891; las colecciones reunidas en 1877, para constituir el Museo Antropolgico y Arqueolgico de la provincia de Buenos Aires, pasaron a integrar el fondo original del Museo de La Plata, con la federalizacin de Buenos Aires en 1884, que a su vez- pas a depender de la Universidad de La Plata en 1905. En la misma poca se crearon el Museo Nacional de Bellas Artes (1895), el Museo Histrico Nacional (1889), el Museo

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    Etnogrfico (1904). Bsicamente, esas son las denominaciones por disciplinas o temticas (Ciencias Naturales;

    Historia; Antropologa, Arqueologa y Etnografa; Bellas Artes), quedando en desuso como veremos en la tesis- la clasificacin de los mismos como Historia Natural.

    Este criterio de ordenamiento, se volvi rpidamente hegemnico, hasta la actualidad: es el criterio que encontramos en las bibliotecas, en la organizacin de ctedras de universidades y departamentos acadmicos. Como seala Fernndez Bravo (2000:13) esas divisiones disciplinarias y nacionales son dominantes e imponen una distribucin que abre pero tambin cierra caminos de anlisis.

    En ese sentido, el efecto de esa nacionalizacin en los museos de nuestro pas, es la divisin por disciplinas a las que corresponden determinados objetos. Aparece as una fuerte divisin entre ellos que est indicando una tipologa de esa imaginacin nacional: la imaginacin de la 'naturaleza argentina' y la imaginacin del 'ser argentino'.3

    En el primer caso, se trata del conocimiento de la naturaleza, el territorio, su flora y fauna, especies albergadas en Museos de Ciencias Naturales; en el segundo caso, se trata del conocimiento de los sujetos y las relaciones entre ellos, sujetos que son parte de la nacin y tienen un pasado en comn, una historia cuyos testimonios materiales alberga el Museo Histrico Nacional.

    Los Museos Antropolgicos, Arqueolgicos o Etnogrficos est en la interseccin del de Ciencias Naturales y del Histrico: albergan los objetos de comunidades y sujetos como el Museo de Historia Nacional- pero el tratamiento, clasificacin, descripcin y narracin de los mismos sigue los criterios de las Ciencias Naturales propias de esos museos-.

    Ese lugar de intermediario por parte de este tipo de museos: estar en la nacin, pero tambin entre la nacin, entre lo argentino y algo que no lo es, permite cuestionar explicaciones binarias, acceder a las fronteras, a la diferencia cultural.4 Esta caracterstica lo hace particularmente rico para tomarlo como objeto de estudio.

    Por esto, nos centramos en explorar las prcticas con las cuales el Museo Etnogrfico aport a la construccin de la nacin. Prcticas que no son tan directas y evidentes como por ejemplo las del Museo de Historia.

    El Museo Etnogrfico, por su especialidad, recolecta e investiga objetos y sujetos que no forman parte de 'la historia nacional' y que, al mismo tiempo, no tienen historia: son parte de 'la naturaleza'. Un espacio intermedio entre la naturaleza y la historia argentina: comparte con el Museo de Historia, la imaginacin de 'sujetos pertenecientes a una comunidad', pero a diferencia de ellos, son sujetos pertenecientes a la 'naturaleza', no a la 'cultura' argentina. Pero tambin se trata de un espacio intermedio entre culturas argentinas y no-argentinas (pre-argentinas), modernas y no modernas (tradicionales, pre histricas).

    El Museo Etnogrfico consiste en un espacio que por su definicin institucional ocupa el centro de la nacin: se trata de un institucin de la cultura. Pero por su temtica, trabaja en los mrgenes del espacio nacional, en las fronteras entre naciones y pueblos.

    Su calidad de museo, de institucin de la cultura, habla de las diferencias y de la necesidad de mantenerlas. Aunque no lo haga en forma explcita, seala continuamente la diferencia entre la parte valorada de la cultura y la parte sin valor, seala la diferencia entre un 'nosotros' y un 'otro'.

    Tambin lo hace en tanto medio de comunicacin, con su distincin entre sujetos productores del mensaje cientficos, etngrafos, musegrafos-, sujetos receptores del mensaje pblico consumidor: argentino y europeo- y sujetos del contenido del mensaje indios y comunidades indgenas, indoamericanas e indoeuropeas-.

    En fin, se trata de la imaginacin de esa diferencia: la imaginacin de una 'alteridad' que permita, por oposicin, narrar al 'nosotros' argentino.

    3 En nuestro problema de estudio, excluimos a las Bellas Artes, no por carecer de aportes a la imaginacin nacional (de hecho se trata de los objetos de la cultura argentina concebida como bellas artes-), sino por la configuracin de un campo que se estaba constituyendo como cientfico, a diferencia aunque emparentado- con el campo artstico y literario. 4 Homi Bhabha (2000: 214-216) utiliza el concepto In-between (en-entre, entremedio) asociado a posiciones intermedias y mediadoras entre culturas diferentes, como la que ocupa l mismo en tanto intelectual poscolonialista, ubicado entre la metrpoli y el tercer mundo. Si bien, aqu lo utilizamos para pensar al propio museo, luego veremos que en la tipologa de sujetos que aparece en el museo podemos ubicar dicha posicin.

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    Nuestro trabajo

    El objetivo general de nuestro estudio, consiste en indagar el aporte de los primeros museos

    nacionales en la 'imaginacin de una comunidad argentina'. Lo hacemos a travs de la exploracin de la imaginacin musestico-etnogrfica de un 'otro' indgena, y su contribucin en la construccin de un 'nosotros' nacional.

    Como vemos, se trata de una investigacin de tipo exploratoria. La eleccin de esta naturaleza

    metodolgica est relacionada con el objeto de nuestro anlisis. Se trata de acceder a la comprensin de un fenmeno complejo la imaginacin de comunidades de pertenencia- en un caso particular.

    Esto tambin est presente en la eleccin del caso, de nuestro referente emprico. El Museo Etnogrfico es uno de los primeros museos nacionales cuya temtica u objeto consiste en las comunidades imaginadas como anteriores o paralelas a la imaginacin de la comunidad nacional: la imaginacin del otro.

    Por esto tambin, la naturaleza temporal del estudio es diacrnica. Se trata de analizar nuestro caso de estudio en un perodo extenso, mirar un siglo, para acceder a cambios, transiciones y continuidades: momentos y experiencias claves, perodos de crisis y de calma. (Jelin 2002:51-5) Tambin para acceder a las interrelaciones con otras instituciones, tradiciones y formaciones. (Williams 1997)

    A partir de los documentos fundacionales, de notas periodsticas de la poca, guiones museogrficos, memorias, cartas y evaluaciones de sus profesionales, mapas, fotografas, folletera, notas de campo, proyectos y polticas de adquisicin de objetos, clasificaciones y colecciones del museo, construiremos los datos a analizar. Se trata de un corpus que, si bien no del todo sistematizado, est conservado en los propios museos , en sus bibliotecas y archivos.

    La tcnica para la recoleccin de los mismos es la observacin documental, la entrevista abierta y la observacin con distintos grados de participacin en el espacio del museo: la visita a la puesta actual del mismo y a su biblioteca.

    Sin embargo, esos materiales y espacios no sern tomados slo como fuentes de las que extraeremos los datos, sino que sern tomados ellos mismos, su produccin y recepcin, como datos a analizar: no slo nos interesa su contenido, sino tambin las formas y gneros que suponen, el pblico al que se dirigen, el tratamiento por parte de los profesionales que los clasifican, archivan, prestan, las personas que los consultan

    Se trata de una observacin sobre realizaciones textuales (textos escritos, imgenes, fotografas, mapas, puestas y guiones museogrficos) consideradas, no como 'reflejo' de procesos sociales materiales, sino constituyendo ellos mismos hechos socio-culturales materiales.

    Los procedimientos que someteremos a esos materiales son: El relevamiento de los objetos y sujetos que aparecen en el contenido y los sujetos e

    instituciones productores de esos textos. La identificacin de estrategias conceptuales y narrativas del estudio de dichos

    objetos y sujetos, las modalidades de descripcin, representacin y comunicacin. El estudio de los sujetos que se construyen en el nivel del enunciado (el 'indio', el

    'etngrafo', el 'pblico') y su relacin con las figuras 'enunciadores / enunciatarios' del nivel de la enunciacin.

    El relevamiento de las representaciones espaciales y temporales y la construccin/ imaginacin del museo como espacio de representacin.

    El anlisis de la conexin con otras tradiciones, instituciones y formaciones, a travs del estudio de la intertextualidad y la polifona, a travs de las voces o tonos de diferentes sectores sociales- presentes en los textos del corpus.

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    Como se ve, sometemos los mismos datos a diferentes procedimientos de anlisis. Este tratamiento metodolgico del corpus nos permitir que una muestra pequea, comparada con la totalidad de manifestaciones e instituciones presentes en el problema de estudio y en los tiempos largos que supone, elucide un objeto complejo, atravesado por fenmenos diversos, llevados a cabo por mltiples actores y grupos sociales. As, privilegiamos la densidad de esos datos por encima de su extensin.

    Por otro lado, nuestro trabajo combina el anlisis de documentos con el trabajo de campo y el anlisis institucional, lo que hizo que tengamos que recurrir a metodologas y perspectivas de diferentes tradiciones y prcticas disciplinarias.

    Esas perspectivas son: - El anlisis de contenido, para ubicar elementos, categoras y sentidos presentes para su

    explicacin y anlisis posterior. - El anlisis histrico social y cultural- de la institucin museo, la facultad a la que pertenece y

    el contexto inmediato en que tuvo lugar el proceso de produccin de sus materiales. - El anlisis de la estructura o sistema clasificatorio, de la arqueologa del saber de las ciencias

    humanas (Foucault 2002 y 1997), entre las que se encuentran las del Museo Etnogrfico. - El estudio sociosemitico del museo (que supone estudiar en cada uno de los soportes- el

    nivel del contenido -lo dicho o escrito- y el de la enunciacin -las formas de decir o escribir ese contenido-, (Vern 1987, 1984) para determinados destinatarios.

    - El estudio de las relaciones interdiscursivas (entre diferentes discursos: cientfico, museolgico, periodstico) y dentro del propio relato museolgico-etnogrfico: la polifona de voces, la inter-textualidad (Bajtin 1985, Voloshinov 1992).

    - El anlisis de proyectos institucionales, y su relacin con las polticas culturales y los procesos de democratizacin en que se produjeron y se llevaron a cabo (Garca Canclini 1987; Landi 1987)

    - El anlisis de la institucin museo como 'medio de comunicacin': de sus productores y destinatarios, del tipo de comunicacin entre nosotros y los otros (Todorov 1987 y 1991), pero tambin de las formas en que se comunica: la descripcin y la narracin (Hamon 1991 y Contursi 2000).

    - El anlisis de la reflexividad (Guber 1994 y 2001), y de la implicacin (Lourau) Estas diferentes entradas o caminos para el anlisis nos permiten acceder a los significados y

    tambin al contexto donde fueron producidos, es decir: permite acceder al significado situacional, sociocultural, poltico a las interrelaciones con otras formaciones y tradiciones, con lo hegemnico, lo residual y lo emergente. (Williams 1977, Hall 1984)

    Por esto, objeto de estudio y metodologa son revisados en las diferentes secciones de la tesis, en el proceso de investigacin, y no definido de una vez y para siempre en esta introduccin.

    Creemos que as accedemos a la densidad de la cultura (Geertz). Para esto, no basta con hacer

    observaciones sino que hay que retomar interpretaciones (de 1 orden) de arquelogos, antroplogos, directores del museo, para luego poder elaborar las nuestras (de segundo o tercer orden). Si bien la arqueologa y la etnografa es una forma de 'trabajo en campo', y la museologa una 'puesta en escena', tambin es cuestin de escritura y re-escritura.

    Los datos de las etnografas originales y de la puesta en escena del museo (que forman parte del acervo del Museo Etnogrfico) son densos microscpicos y detallistas- y es esa densidad la que permite una "nueva visin , no 'por encima de los hombros de los nativos' como quera Geertz, sino, en este caso, del arquelogo, antroplogo o etngrafo. (cf. Peirano 1995:56)

    Por ltimo, respecto a la estructura formal, dividimos el trabajo en tres entradas: las dos

    primeras, estn separadas en perodos temporales (el que va de 1904-1983) y el que va desde esa fecha hasta la actualidad), el ltimo, focaliza en mi anlisis, la reflexividad y la implicacin.

  • MUSEO Y ETNOGRAFA. LA IMAGINACIN MUSESTICO-ETNOGRFICA Y SU APORTE EN LA CONSTRUCCIN DE LA NACIN ARGENTINA.

    11

    Toda periodizacin siempre es dificultosa, plantea problemas difciles: el de establecer si las rupturas que permiten diferenciar perodos- son descriptivas; si son propias del campo de la cultura o en cambio- propias de la poltica; si esos perodos nacen del seno de la misma poltica cultural o de factores ajenos a ella econmicos, sociohistricos, transnacionales- pero que la afectan; con qu otros movimientos y periodizaciones se vincula

    Nosotros cremos que partir de la documentacin que el propio museo recoge y conserva como su historia, y respetar la divisin por 'gestiones', que parece ser la periodizacin utilizada en campo, era lo mas acertado.

    Por esto las periodizaciones estn sujetas a los documentos producidos como la historia institucional, produccin que se daba en perodos definidos por los cambios de direccin (quin/es diriga/n el museo). A su vez, esas autoridades eran nombradas por el gobierno de la Facultad de Filosofa y Letras de la UBA. En los momentos de crisis o conmocin a nivel nacional, las universidades generalmente eran intervenidas: esas reestructuraciones, si bien silenciadas, pasadas por alto, son tenidas en cuenta.

    Dejamos como 'segunda entrada' al perodo actual. Si bien encontramos documentos de la

    presente gestin como parte de la historia, hoy contamos con la puesta y los trabajos cotidianos de los profesionales: podemos recorrer el espacio y no reconstruirlo a travs de guiones y fotografas o informantes, como en los periodos anteriores. Esto tambin es algo propio de nuestro campo de estudio.

    Por ltimo, en la tercera entrada, realizamos un anlisis especficamente desde nuestro objeto y

    perspectiva. No es que lo anterior no fuese parte de nuestro trabajo, pero esta distincin nos permite discriminar el dato producido etnogrfica- museogrficamente por el museo (aunque por supuesto, mediado en esta presentacin por nosotros) del anlisis cultural-comunicacional que proponemos.

    A esta ltima entrada accedemos, por medio de la 'reflexividad' (Guber) y la 'implicacin' (Lourau). Ambas, utilizadas como herramientas de anlisis nos permiten (en ese encuentro que consiste esta investigacin, encuentro entre dos universos diferentes y recprocos: el del campo de los museos y el del campo de la comunicacin y la cultura, al que pertenece la tesis de maestra)- penetrar en los actos, pensamientos, teoras, sentidos, hbitus del universo de estudio y de mi propio universo de referencia y pertenencia.

    Si bien contadas veces puede realizarse una investigacin desde afuera, sin incorporar de algn modo la propia subjetividad, experiencia, sentido comn y analtico en este caso particular la especificidad del museo un medio de comunicacin- y mi rol de estudiosa y estudiante de la comunicacin y la cultura permite explorar mi objeto de estudio en esa relacin establecida entre su produccin y mi recepcin.

    De esta forma, como seala Guber (2001:53) el conocimiento se revela no al investigador

    sino en el investigador.

  • 12

    II PRIMERA ENTRADA AL MUSEO: 'LA CAJA' (1904-1983)

    Cuando uno va a campo puede ingresar por varios lugares. Los manuales de metodologa dan

    muchas indicaciones al respecto y bastante dismiles, segn la teora, corriente o disciplina a la que adscriben. Esto era an mas heterogneo, hbrido, 'bablico', para alguien que, como yo, estaba formada en el campo de las llamadas 'ciencias de la comunicacin' en plural-, sumado a la raigambre o tradicin en los 'estudios culturales' que utilizan varias metodologas y perspectivas de anlisis para no agotar o reducir un objeto de por s heterogneo, cambiante, que no deja atraparse como es 'la cultura' o 'lo cultural'.

    No iba a entrar por la puesta actual, que conoca aunque poco (la haba visitado en 1996, en el contexto de mi tesis de grado). Esto era as porque la mayor parte de mi corpus tena otra caracterstica: las colecciones anteriores deba rastrearlas principalmente a travs de documentos escritos.

    De todas formas, crea que necesitaba un portero, informante que me guiara en la bsqueda de esos materiales. As, que pregunt por una profesional del rea de extensin educativa, a quien haba conocido en una clase de la facultad siendo yo alumna de la orientacin de comunicacin y procesos educativos- quien luego, me present a los directivos.

    Adems de la presentacin que retomaremos para analizar la reflexividad e implicacin- el tema gir por la historia del museo, principalmente de su fundador y las primeras exploraciones. Con pocos datos de los materiales que yo buscaba. Por supuesto, me recomendaron la biblioteca.

    All, cuando pregunt por los documentos sobre la institucin, me dijeron que estaba todo en 'la caja del museo'. Una caja de cartn. All estaban folletos originales y textos fotocopiados, notas de peridicos, cartas y decretos, papeles manuscritos

    Pens que lo mejor era empezar por esa caja que estaba preparada para m. Como esperando

    un tipo de receptor -lector- que, como yo, estudiamos ese nivel del museo que no es el del contenido puro, centrado y encerrado en s mismo- sino dentro de una forma, que no se queda en lo comunicado sino que siempre supone una relacin comunicativa.

    Por eso, empiezo indagando documentos histricos publicaciones, guiones y archivos

    escritos en diferentes momentos, pocas que pueden periodizarse segn la gestin de la direccin y los vnculos con los momentos socio-histricos, polticos y econmicos del pas y el mundo.

    Cada documento realiza una seleccin de formas, objetos e imgenes para presentar el museo y el mundo representado por l. Esa inclusin como parte del 'patrimonio y acervo' del Museo Etnogrfico, de colecciones, investigaciones, personalidades constituidas como propias de la etnografa argentina, nos hablan de la imaginacin de la misma.

    Tambin el gnero en que deciden dar forma a esos mensajes (de la Memoria de su primer director, a la Gua de 1977) nos habla de las concepciones de cada poca sobre los soportes textuales que suponan determinada circulacin y recepcin o lectura-.

    Vayamos a campo.

  • PRIMERA ENTRADA AL MUSEO: 'LA CAJA' (1904-1983)

    La Memoria de Ambrosetti La Memoria del Museo Etnogrfico, que Ambrosetti publica en 1912, comprende los datos y

    acontecimientos relevantes del museo desde que l asumiera como director (en 1906) hasta ese momento. Se trata de una 'memoria', un gnero muy usado en la poca, tanto para disertaciones cientficas como literarias. Consiste en un examen detallado de una cuestin que, en este caso, al no ser biogrfica (lo que supondra un fuerte acento en la subjetividad de quien recuerda) sino institucional, permite examinar la historia y datos de la organizacin desde un lugar especfico: la direccin.

    La Memoria comienza con una imagen: "Las piezas fundadoras del Museo. Bronces calchaques y vasos y bronces peruanos. Donacin del Dr. Indalecio Gmez", como se lee en el epgrafe. Aqu no slo aparece el sujeto que don coleccionista 'privado', perteneciente a una cultura letrada, quien adems fue uno de los impulsores y promotores del mismo museo y de las primeras expediciones arqueolgicas- sino tambin los sujetos a los que pertenecieron los objetos donados: calchaques y peruanos. Los objetos son importantes por esa doble pertenencia cultural: pertenecen a una comunidad que los produce y los usa y por esto y al mismo tiempo- pertenecen a una comunidad que los colecciona y los dona.

    Piezas fundadoras en Memoria del Museo Etnogrfico

    (1912) Esas donaciones son consideradas por el director

    como un 'reconocimiento' a la obra cientfica, didctica y patritica del propio museo, ya que era elegido para albergar la donacin. Un reconocimiento que se retribua con otro: la inclusin del nombre de los donantes. Al mismo tiempo, ese reconocimiento funciona como un incentivo para provocar donaciones por parte de coleccionistas privados.

    De ese modo, se verifica y se reafirma que museo, donacin y exploracin nacieron juntos: al mismo tiempo que se investigaba, se rescataba y se formaba la coleccin, se creaba el museo.

    La primera exploracin arqueolgica fue en la finca del mismo donante, en Pampa Grande, Salta. As, 'el estado naciente del Museo' contaba con 359 objetos y 'las esperanzas' de su director. Esperanzas incluso superadas, ya que -para la fecha de confeccin de las memorias- los objetos llegaban a 12.156.

    Pero la investigacin no terminaba con la excursin. Los objetos deban ser numerados y catalogados para evitar 'errores de procedencia'. Esta tarea permita sortear los errores del amateurismo, de los coleccionistas aficionados, dando valor cientfico a los materiales y a su estudio. De esto, el propio Ambrosetti era un ejemplo. Asimismo, se evitaban "los trgicos abusos a que da lugar el comercio" de objetos.

    Por otro lado, ese trabajo interno de la organizacin del museo, es el que impeda terminar las monografas sobre las exploraciones y las colecciones: a seis aos de trabajo se haban publicado nueve.

    De todas formas, numerosos cientficos haban visitado el museo, sobre todo en el contexto de celebracin del centenario, en cuya ocasin se realizaron congresos cientficos, como el Americanista y el Congreso Internacional Cientfico cuyas Secciones de Antropologa y Psicologa, se llevaron a cabo en el edificio de la facultad.

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  • PRIMERA ENTRADA AL MUSEO: 'LA CAJA' (1904-1983)

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    Portada de la Memoria del Museo Etnogrfico. (Ambrosetti 1912) Adems de la memoria de esos hechos, Ambrosetti

    incorpora el gnero epistolar, tambin uno de los ms usados en la poca. Las cartas no slo son un medio de comunicacin interpersonal sino tambin, un medio de comunicacin social ya que eran publicadas en boletines oficiales y peridicos de importante circulacin-. Por otro lado, tambin constituan fuentes de informacin histrica, eran guardadas e incorporadas a archivos y anales. As, las cartas son un documento para el historiador, es decir un testimonio de hechos pasados.

    Por supuesto que -como dice Le Goff (1991:238) - ningn documento es inocuo: las cartas en tanto documentos son resultado ante todo de un montaje. Para dicho autor todo documento es monumento: el resultado del esfuerzo cumplido por las sociedades histricas por

    imponer al futuro querindolo o no ()- aquella imagen dada de s mismas.5Pero las cartas, no slo permiten imponer una imagen al futuro sino tambin al presente: son un

    testimonio escrito para los propios protagonistas, un 'arma', prueba de veracidad susceptible de utilizarse por quien la detente. Eso es lo que hace Ambrosetti al utilizar, como parte de su Memoria, cartas.

    Las cartas refieren a: la propia presentacin de las memorias del museo -del perodo 1906- 1912- y a

    una nota que da cuenta de una donacin. Como dijimos, ambas son escritas por Ambrosetti; tambin ambas son destinadas al Decano de la Facultad de Filosofa y Letras, doctor Jos Nicols Matienzo. Las dos son escritas en Buenos Aires, las dos en marzo. Pero mientras la primera es de 1912, la segunda es 1910. Ambrosetti utiliza recurrencias en las personas y los espacios, y realiza una inversin cronolgica.6

    De qu da prueba con esa estrategia 'epistolar'? Pareciera que las utiliza como prueba que obliga al cumplimiento de lo escrito, aunque la

    mayora de las veces se cita a s mismo. Por eso tambin refiere a otras cartas y documentos como la ordenanza del decano anterior (Dr. Norberto Piero, 8 de abril de 1904). All, se establece que el museo reunir los materiales recogidos en 'exploraciones que se llevasen a cabo', las primeras de las cuales el propio Ambrosetti dirigi. Tambin fijaba que la base de la institucin estaba constituida por la donacin de 'selectos objetos' de I. Gmez; donacin, a la que le siguieron muchas otras, tanto del pas como del exterior, del gobierno como de particulares: una "obra patritica de ciudadanos". Aqu, y para siempre, las piezas anteriores, pertenecientes a la materia Arqueologa Americana no tendran ningn valor, o por lo menos no tendran el valor de los orgenes y las bases.

    En esos documentos, sus propias cartas, Ambrosetti fija otra originalidad: la de la facultad, "la primera institucin universitaria de Amrica del Sur que incluy el estudio e investigacin de la arqueologa y la antropologa".

    Como dijimos, la Memoria est dirigida al Decano. Sin embargo, el Catlogo que le sigue est dirigido a 'los estudiosos'. As, se da a conocer las riquezas de las colecciones -aunque sintetizadas- divididas por secciones (Antropologa , Arqueologa y Etnografa). Consista en una "gua para estudiosos", ya que el trabajo de los investigadores requera de ndices que les auxiliasen en su tarea.

    Esa primera formacin de colecciones daba al material una organizacin cientfica que tena que ver con la identificacin de la referencia geogrfica y cultural del objeto, en Argentina y Sudamrica.7

    5 Por esto, lo que se debe hacer desde el anlisis es desmontar, demoler ese montaje, desestructurar esa construccin y analizar las condiciones en que han sido producidos () (Cf. Le Goff 1991) 6 Se trata del azar, de una simple coincidencia? O ser un juego literario, tpico para la poca, y por otro lado hasta el siglo anterior un recurso no escindido de lo poltico: un juego poltico - literario. 7 Para la misma poca, las otras secciones de la facultad estaban realizando una tarea similar. La de Historia comenz la

  • PRIMERA ENTRADA AL MUSEO: 'LA CAJA' (1904-1983)

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    Como vemos, los fines son didcticos y de investigacin: una institucin, dirigida por y a cientficos, cuya funcin no slo supone difundir la ciencia sino sobre todo- hacerla y ayudar a hacerla.

    El museo abierto al pblico: un museo homenaje En 1917, Ambrosetti fallece y es reemplazado por uno de sus colaboradores: Salvador

    Debenedetti. En la caja, encontramos numerosas fotocopias de cartas de felicitacin enviadas por cientficos y personalidades reconocidas, as como anuncios de la asuncin del cargo en los peridicos principales de Buenos Aires.

    En el primer aniversario de la muerte del primer director, se realiza en el museo un acto de inauguracin de la Sala de Etnografa General, se le pone el nombre de Juan Bautista Ambrosetti y se coloca un "bronce, smbolo de fama y justicia".

    En ese acto se pronunciaron varios discursos de homenaje: el del Decano, Norberto Piero; el del nuevo director, Salvador Debenedetti y el del representante del Centro de Estudiantes, Jorge M. Rodhe.8 Como en todo homenaje se resaltan las virtudes y logros del homenajeado. Pero ms all de esto, el texto nos permite rastrear cmo se conceba al museo, a la facultad, a los sujetos que circulaban por esos espacios, y al contexto social. Esto, entre otras cosas porque los homenajes suponen un balance de la gestin y trabajo del homenajeado y, en el caso de su continuador, propone -en base a ese balance- un proyecto.

    Para Debenedetti se trata de 'perpetuar la memoria de Ambrosetti'. Lo dice explcitamente por los actos que en ese preciso momento llevan a cabo: los discursos, la sala y su nombre, el bronce. Pero en el proyecto que presenta, tambin encontramos esa perpetuacin: continuar con las excursiones, los trabajos de recoleccin y de coleccin, las donaciones El cambio mayor es que a diez aos de la creacin del museo, se abre al pblico por primera vez. Esto, porque el museo est pensado como "la mejor escuela" (p. 12).

    Si bien reconoce el mrito de la facultad, de haber tenido la primera ctedra de Arqueologa Americana, concibe su enseanza como 'deficiente': no bastaba con explicar los "restos industriales abandonados () por nuestros aborgenes para determinar as caracteres culturales o parentescos de civilizaciones muertas". Para cubrir esa falta, y en el contexto de un examen de arqueologa, a Piero se le ocurri crear un Museo Etnogrfico. Esto permitira recoger materiales, formar colecciones y estudiarlos sistemticamente. Como vemos, el museo permitira cientifizar un saber a ensear. Al mismo tiempo, defina la arqueologa como el 'conocimiento del objeto y del ambiente' (p. 5), un conjunto de materiales "reunido y documentado con riguroso mtodo" (p.8).

    Pero esa arqueologa est centrada en Argentina y Amrica. As, la tarea de esta nueva direccin sera confeccionar una 'carta arqueolgica', tan importante como la geogrfica (p. 9), un trabajo ya realizado en parte pero que se debe completar. Para eso, es necesario trabajar en forma conjunta con los pases limtrofes, ya que el problema a investigar no se restringe a las culturas locales, sino que consiste en acceder a "los orgenes de la industria del hombre americano".

    Debenedetti, conceba un museo 'no cristalizado', a pesar de la imagen que en su discurso- el representante estudiantil tiene del museo: un "rincn sereno" en un contexto "bullicioso": el de la ciudad. Debenedetti imagina un "gran Museo Etnogrfico" que incluya otras instituciones, para las cuales 'lo arqueolgico y lo etnogrfico' es 'extico'. Lo pens como 'la mejor escuela' para el pblico de ese Buenos Aires mercantil y bullicioso.

    compilacin de documentos de la poca de la organizacin nacional, publicando: en 1908 el "Informe del comisionado P. Antonio Larrouy sobre los archivos de Paran y Santa Fe" en RUBA (tomo IX, pp. 98-118), en 1912 siendo Emilio Ravignani el encargado en investigaciones- los Documentos para la Historia del Virreinato del Ro de La Plata y en 1913 los Documentos para la Historia Argentina. (Cfr. Buchbinder (1997:76). Mientras tanto en la Seccin de Geografa, F. Outes diriga la 'compilacin sistemtica de la bibliografa geogrfica' y preparaba 'la regesta cartogrfica de la repblica'. Segn Buchbinder (1997:80) se trataba de 'determinar las fuentes de la geografa nacional'. 8 Estos discursos fueron recopilados en la Revista de la Universidad de Buenos Aires como Homenaje al Doctor Juan B. Ambrosetti, RUBA tomo XXXVIII, pgs. 500 a 510, Buenos Aires, talleres Grficos del Ministerio de Agricultura de la Nacin, 1918. El discurso de Debenedetti es el que analizamos aqu.

  • PRIMERA ENTRADA AL MUSEO: 'LA CAJA' (1904-1983)

    Los diferentes pblicos de Outes El Buenos Aires mercantil y bullicioso de los '20, continu en los '30. A esos sujetos que

    realizaban actividades mercantiles y haban bullicio -pero que haban quedado fuera del museo a pesar de su apertura- es al que se dirige Flix Outes.

    Es en base a esos receptores, que produce una serie de publicaciones especficas: diferenciadas segn la especificidad de sus destinatarios. As, edita dos tipos de publicaciones serie A y B- para la comunidad cientfica; y dos para el 'pblico general' y los 'obreros en particular': Solar, una revista de 'cordial divulgacin cientfica, y Cartillas.

    Publicaciones de Flix Outes (1931)

    Si bien el tema del pblico

    fue una preocupacin central desde la fundacin del museo, en el perodo de Outes deja de ser una problemtica: deja de ser un contenido para pasar a ser toda una prctica comunicativa concreta. Aparece en el 'tema' pero sobre todo en el 'acto de emisin': en el formato, el gnero, el lenguaje utilizados, pensados para ese destinatario.

    Tanto lo comunicado como el hecho de comunicar a diferentes pblicos, la 'meta comunicacin', las reglas o cdigos presentes en cada publicacin, supone diferentes relaciones comunicativas. As, en los casos de las "Cartillas" y de "Solar", la 'funcin cultural' del museo no se restringe a la ciencia pura: aborda problemas de 'inters general', es 'breve y sobrio', no utiliza 'tecnicismos hermticos' inaccesibles para los obreros y el pblico general. (Solar, Prospecto, 1931) Por esto mismo explicita la intencin comunicativa, 'la escribe': si bien ese pblico obviamente era letrado ('saba las letras' ya que el material es escrito) careca de un saber tcnico sobre la ciencia y el pasado y, podramos decir, de ese tipo de publicaciones: no era un investigador, no era un lector de textos cientficos.9

    Lectores privados de 'cientificidad' pero no de 'curiosidad'. Ese inters que Outes observa en el pblico general, esa atraccin por las cosas de la ciencia y el pasado, es el que quiere y cree que puede satisfacer: brindar "informaciones para orientar el juicio y orientar la accin". Esas informaciones que da a publicidad el museo mediante la revista "Solar" y las cartillas- se centran fundamentalmente en 'el conocimiento geogrfico regional', las 'colecciones privadas argentinas', 'los usos y costumbres de indgenas histricos', las 'actividades argentinas actuales', las 'actividades del museo'.

    Ese nuevo pblico, 'general y obrero', carente y vido de informaciones, se distingue del 'pblico culto' que se interes por el saber popular, la ciudad antigua y colonial, las culturas primitivasen fin, por 'nuestros orgenes remotos'. Se trata de un pblico que produjo y posee esa informacin, pblico que con la donacin de sus colecciones y la produccin de investigaciones y

    9 Luis Alberto Romero (1994:60-1) seala que para la dcada del 20, pasada la crisis social de la primera guerra mundial, la poblacin inmigrante "ya se haba nacionalizado", la escuela pblica haba logrado "una sociedad fuertemente alfabetizada y con ella un pblico lector nuevo". ndice de esto es el crecimiento del Diario Crtica, de 1913; y de El Mundo en 1928-, el consumo de magazines (Caras y Caretas, Leopln), de revistas especializadas (El Grfico, Billiken, Tit Bit, El Hogar), o las bibliotecas Claridad y Tor con materiales 'cultural y polticamente mas elaboradas'. No podemos analizar la produccin de la revista Solar fuera de ese contexto de lectura. El primer tomo de esta revista sali a la venta en marzo de 1931; como la mayora de las publicaciones, incluso las de ficcin, la suscripcin era anual. En el caso de Solar, consista en 5 pesos moneda nacional y el concesionario -para la venta y distribucin a comercios- era la Librera Toms Pardo de la Capital, concesionario tambin de las dems publicaciones del Museo Etnogrfico. (Solar, Prospecto).

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  • PRIMERA ENTRADA AL MUSEO: 'LA CAJA' (1904-1983)

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    monografas, 'enriqueci el acervo de la nacin'. Son los destinatarios de las Publicaciones Serie A y B-, de investigaciones 'estrictamente cientficas': la seccin A incluye estudios generales y monogrficos y la seccin B, cartografas, planos, iconografas y estudios especiales de esos materiales.

    Pero son destinatarios que al mismo tiempo son emisores, o que forman parte de la misma clase o grupo al que pertenecen los emisores: doctores, profesores, investigadores. As, podemos leer (en Publicaciones del ME, 1939) que aparecen las producciones de antiguos, presentes y futuros: directores del museo (Debenedetti, F. de Aparicio, el propio Outes), Jefes y Adscriptos a las secciones y departamentos de la facultad. Es decir profesores, alumnos y ex - alumnos como: Romualdo Ardissone, Hctor Ratto, Joaqun Frenguelli, Jos Imbelloni, R. Lehmann-Nitsche, Eduardo Casanova, Alfredo Metraux, Martiniano Leguizamn.10

    Es que el circuito 'formacin-profesin', estructurado desde la misma facultad y en oposicin a la prctica de profesiones liberales, supona esa 'produccin, publicacin, circulacin y recepcin' de los trabajos de investigacin. Desde las primeras dcadas del siglo (con la primera reforma de la Universidad de Buenos Aires en 1906, por la cual la conduccin pasaba a estar a cargo de una Comisin Directiva integrada en una tercera parte- por profesores),11 pero acelerado por la reforma del 18, el reclutamiento de profesores era relativamente abierto, dando preferencia a los ex - alumnos para formar parte de la estructura administrativa y de enseanza e investigacin de la facultad.

    As, ms all de la reestructuracin propuesta por Outes estos sujetos emisores/destinatarios especialistas eran 'los mismos'. Outes modifica el Museo Etnogrfico por una estructura mas racional que permita con la incorporacin del Instituto de Investigaciones Geogrficas hasta el momento dirigido por l- reasignar recursos econmicos y humanos, reorganizar la investigacin y las publicaciones 'cientficas' as como el ordenamiento de los materiales y su exhibicin para el 'estudio'.12 Se trata de "un orden sistemtico ya conocido por el receptor especialista". Tanto el orden como los integrantes son 'ya conocidos', lo nuevo es que esos integrantes especializados en Geografa Humana y los de Antropologa, Arqueologa y Etnografa, se juntan, se re-ubican.

    Por esto, las publicaciones cientficas a diferencia de las de divulgacin y vulgarizacin- no explican la reestructuracin del museo ni el sentido de cada publicacin: son los resultados de las investigaciones (arqueolgicas, geolgicas, geogrficas, antropolgicas, lingusticas) de diferentes regiones argentinas, que esos sujetos realizan, ensean, aprenden, debaten

    No hay que explicar a quien ya sabe leer: no slo la letra, sino tambin el trabajo de la escritura, la relacin con 'lo real' de lo cual el texto da cuenta. En todo caso, las explicaciones, discusiones, demostraciones se contestarn con otras 'publicaciones cientficas', o bien 'cara a cara': en el trabajo cotidiano que estos 'doctores' realizan en la ctedra, en el museo o en los departamentos de la facultad.

    Ese pblico culto ya se haba formado cientficamente desde dcadas anteriores. Desde la creacin de la facultad (1896), con su debate respecto al carcter de la universidad como 'centro de cultivo de las ciencias' vs. 'escuela preparatoria de profesionales',13 las modificaciones en el curriculum y las carreras, y la propia creacin del Museo Etnogrfico estas instituciones haba logrado 'cientifizar' un saber y una prctica hasta ese momento autodidacta, amateur

    Esto se vio estimulado por el incentivo a la produccin cientfica de profesores y alumnos: en 1905, los trabajos de investigacin se organizaron por secciones, alrededor de cuatro materias: Geografa, Historia, Lingstica y Etnografa argentinas.14 Cada seccin estaba a cargo de un

    10 Los trabajos de estos investigadores aparecen en las Publicaciones Serie A, Volumen I de 1931, Volumen II de 1932 y Volumen III, del perodo 1933-1935 (Publicaciones del ME, 1939) 11 Adems la duracin de los cargos en la CD sera limitada por 6 aos- y no ms vitalicia, como era habitual en las Academias. Cfr. Buchbinder (1997:89-90) 12 Cfr. Outes 1931 La Reorganizacin del Museo Antropolgico y Etnogrfico de la F.F. y L., Buenos Aires, Imprenta de la Universidad. 13 Cfr. Jos Manuel Estrada, "Reforma Universitaria. Enseanza cientfica. Enseanza profesional", 1873 y Ernesto Quesada, "El ideal universitario", 1918. 14 Ordenanza de la Comisin Directiva del 21 de junio de 1905, en RUBA, Tomo IV, p. 93.

  • PRIMERA ENTRADA AL MUSEO: 'LA CAJA' (1904-1983)

    acadmico y contaba en su plantel con los profesores de la materia y adscriptos, los alumnos, ex alumnos y quienes as lo pidiesen al Decano. Las investigaciones de la seccin seran publicadas en RUBA a cuenta de la facultad. As, las materias dictadas deban tener un carcter monogrfico y la publicacin de monografas, por parte de los alumnos, les permitan promoverse al curso superior sin examen.

    En el perodo de Outes, ese trabajo de dar un estatus cientfico a un saber culto autodidacta, de producir un saber culto cientfico y una prctica cientfica, ya estaba aceitado. Lo novedoso de Outes, es dirigirse a un pblico exterior, 'general y obrero'. Algo novedoso para el museo aunque no para otras instituciones culturales, incluso la Facultad de Filosofa y Letras. En la dcada del '20, fueron intensas las conferencias en las facultades, as como tambin la apertura de Bibliotecas Populares, Centros Culturales, Clubes, Asociacionesesas prcticas en instituciones del centro urbano, la vida cultural del Buenos Aires del 20, si bien eran habituales en la Facultad de Filosofa y Letras, lo eran paralelas a la actividad especficamente acadmica. Como seala Buchbinder (1997:112) no mantenan relacin con lo enseado en las aulas, como si fuesen dos facultades paralelas: una formal y otra informal. Lo nuevo, entonces, del perodo de Outes consisti en dirigirse desde la facultad, desde la prctica de los investigadores, a un pblico 'general y obrero'. No como actividades paralelas sino conjuntas.

    Fragmento de La Reorganizacin del Museo Antropolgico y Etnogrfico (Outes 1931:7)

    Cuando Outes asume la direccin del Museo

    Etnogrfico, lo encuentra en un "estado lamentable", en un "total desamparo y marasmo", sus colecciones si bien eran valiosas- estaban "hacinadas en 'muebles' inadecuados, carentes de elementos para orientar a los visitantes".

    As, reorganiza esos materiales teniendo en cuenta los fines o usos por parte de los destinatarios: ordenados sistemticamente "para el estudio" (por parte del pblico especialista) y ordenados "para la exhibicin" (a ser comprendida por "el hombre del cultura mediana", el 'obrero', el 'hombre de la calle', el 'nio'). En el primer caso se trata de una clasificacin ya conocida por el receptor especializado en la ciencia; en el segundo, de un orden adecuado a la comprensin media; por esto, los objetos deban ser 'representativos', 'limitados en nmero' segn la calidad y disposicin.

    As como dijimos que el receptor especializado haba sido entrenado por la facultad, entre otras instituciones del campo cultural, el receptor de cultura media tambin lo haba sido, pero por la escuela y la literatura popular: no del todo entrenado en la ciencia pero vido de materiales escritos y de conocimientos nuevos.

    se era el aspecto en el cual, el museo poda establecer una relacin comunicativa: 'instruir' al respecto. Para esto deba, mediante los objetos y el espacio de exposicin, aumentar el inters ya presente en el pblico- y lograr la instruccin todava no llevada a cabo, ya que se trataba de un pblico que no haba frecuentado las aulas de la facultad-.

    As, entre las innovaciones del edificio, Outes (1931) seala: el Auditorio con capacidad para

    cien personas, la sala de investigaciones, la sala de Antropologa Fsica y Paleontologa Humana (probablemente la primera en el mundo), el Departamento de Antropogeografa, la Galera Fotogrfica, el Servicio de Secretara e Informacin. Con esto el museo no slo divulga sus conocimientos a travs de una publicacin especfica, sino que tambin realiza una 'accin cultural'

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    i t i

    modificando el propio espacio y las actividades propuestas (como los actos pblicos, las lecturas y conversaciones con el pblico general).

    La exposicin se reestructura con una "pauta accesible" a ese pblico que consiste en la presentacin de objetos por 'unidades culturales', objetos que deban ser representativos de las mismas. Por esto, se deba montar una exhibicin permanente centrada en el repositorio "netamente argentino":

    "los restos de los aborgenes argentinos de todos los tiempos, las manifestaciones de sus respectivas culturas y los elementos de comparacin procedentes de aquellos pases sudamericanos cuyo sustrato primitivo intervino, en forma ms o menos decisiva, en el complicado proceso de la nuestra etnogenia." (p. 32)

    Por eso, el resto de las colecciones (de Asia, frica, Oceana y Europa) pasan a ser consideradas 'extra' americanas y, por lo tanto, a tener un espacio diferencial y a ser utilizadas para exposiciones temporarias, regionales y especializadas.

    Por otro lado, se deban utilizar diversos medios comunicativos para la buena recepcin: que los objetos estn "al alcance de la vista del visitante", que cuente con "concisos textos explicativos () en etiquetas de diferente categora- redactados en forma clara, mediante un vocabulario accesible", y por ltimo "como las pginas de un libro", estn "acompaados de un complemento cartogrfico, planimtrico e iconogrfico", para "ampliar la visin del conjunto representado". (p. 29)

    Se trata de la organizacin de un "museo moderno", que slo puede realizar un grupo de especialistas en 'almacenamiento', 'exhibicin', 'publicaciones' y en 'accin cultural'. Justamente es en la dcada del 30 que la Facultad de Filosofa y Letras crea dos nuevas carreras: 'Pedagoga' y 'Archiveros, Bibliotecarios y Tcnicos para el Servicio de Museos'.

    Por ltimo, esos cambios materiales tambin suponan la modificacin del nombre del museo. Outes pidi renombrarlo como Museo Antropolgico, ya que "singulariza a la nueva estructura con un trmino 'elstico', universalmente admitido y que, sin percatarse de sutilezas metodolgicas, comprendiera a las ciencias del hombre" (p. 19). Pero la Comisin Directiva resolvi aadir ese trmino a la vieja denominacin, durante la gestin de Outes se llam Museo Antropolgico y Etnogrfico.

    Este cambio de nombre, nos habla -tal como Outes vislumbr- del "intenso amor que despiertan las ilusiones irrealizables" (p. 30), una ilusin que supone un quiebre con las instituciones anteriores y, por lo tanto, con los modos de concebirlas producirlas- y nombrarlas bautizarlas-. Aspiraba al quiebre total con la 'megalomana' propia del momento fundacional y del perodo anterior a su direccin: la admiracin por las grandes colecciones abigarradas sin ninguna otra finalidad, el 'clsico Gabinete de Curiosidades', centrado en la rareza extica. (p. 14 y 15).

    Pero ese quiebre, al mismo tiempo supona una continuidad con el ideal cientfico que haba guiado a Ambrosetti en las expediciones y formacin de colecciones.

    An sin saberlo, la Comisin Directiva, con la conjuncin de ambos nombres, daba cuenta de esto.

    El museo de los estud an es y los estud osos

    En 1938, Outes se jubila. El cargo de director es ocupado por Francisco de Aparicio, hasta ese

    momento jefe de uno de los 4 departamentos, el de Arqueologa, y Profesor de Arqueologa Americana.

    Aparicio continu con el proyecto de su antecesor: se terminaron las obras edilicias, se sigui con la misma estructura departamental (los departamentos en Arqueologa, Geografa Humana, Antropologa Fsica y Paleontologa Humana y Etnografa y Folklore) y se conserv una de las publicaciones establecidas por Outes: la edicin de las series A y B.

    Esta continuidad es puesta en relieve, asumida como una poltica explcita en la publicacin sobre el Museo Etnogrfico de 1943. Pero bajo esa continuidad hay modificaciones profundas.

    El texto "El Museo Etnogrfico de la Facultad de Filosofa y Letras", tan objetivo e impersonal como su ttulo, est escrito en tercera persona. A diferencia de los escritos de los directores anteriores, Aparicio aparece 'citado' en la reconstruccin de la historia del museo: no es el

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    autor. Aparece, de este modo, como uno ms de los directores y como tal efectu numerosas excursiones, exploraciones, investigaciones- y como uno de los profesores incorporados como 'personal cientfico' en el perodo de Outes.15

    Si bien, este documento declara continuar con la estructura y propsitos del perodo anterior, hay indicios que demuestran -debajo del mantenimiento de la estructura lgica y cientfica-, cambios sustanciales.

    El mismo texto que declara continuar sirviendo a "la enseanza dentro de la facultad y al pblico general",16 est destinado al pblico de la facultad. Es tambin para este pblico que se siguen editando las publicaciones serie A y B. Lo que no se contina o retoma es la edicin de la revista Solar y las Cartillas de vulgarizacin ('para obreros, hombres de la calle y nios') pensadas por Outes.

    Esto supone otro circuito de circulacin: ya no se distribuyen ni venden en comercios de ventas de este tipo de libros y publicaciones, destinados para el pblico de 'cultura media', sino que aparece como "separata de la Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA). Esa circulacin y distribucin, supone otro tipo de pblico: ni obreros, ni hombres de la calle, ni niossino estudiantes, especialistas, profesionales.

    Como se seala mas abajo (p. 6) se intenta "convertir el instituto en laboratorio de las Ciencias Antropolgicas al servicio de la Universidad".

    No slo es diferente el pblico 'destinatario' de las publicaciones, sino tambin el pblico 'visitante' del propio espacio del museo.

    A diferencia del hombre de 'cultura mediana' de Outes, para quien era el museo quien deba ser 'breve', 'sobrio', 'sencillo' aumentando as su inters, el visitante del perodo de Aparicio deba "adquirir nociones esenciales sobre las culturas aborgenes del litoral y asimismo los informes bibliogrficos suficientes para orientarse en el estudio del tema y penetrar an hasta grados extremos de especializacin." (p.8)

    Para esto, en la sala, se haba colocado un 'mapa' con signos convencionales y sntesis explicativas (p.9), as como se haba diseado un tipo especial de vitrinas (p.7).17

    Vitrina del Departamento de

    Arqueologa y Carta tnica del

    Litoral del Paran El Museo Etnogrfico

    de la FFyL(1943:7-9) Fuera de

    esta actividad de visita, para el pblico general no existe otro tipo de actividad en el espacio del museo.

    15 Aparicio, profesor titular de Arqueologa Americana, fue incorporado como Jefe del Departamento de Arqueologa junto a Romualdo Ardissone, Jefe del Departamento de Geografa Humana. 16 Cfr. p.6, en este caso y los siguientes, el subrayado es nuestro. 17 Se trata de una pequea sala destinada a la arqueologa del litoral de los grandes ros, que se haba montado con estas caractersticas a manera de ensayo de exhibicin bajo los cnones de la museografa moderna. Adems de los elementos arriba detallados, se utiliz un mobiliario econmico, eficaz y estticamente presentable': un tipo de vitrina, proyectado por la Comisin Nacional de Bellas Artes, y construido en el museo bajo el perodo de Outes.

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    El resto de las actividades de extensin son para el pblico especializado: la biblioteca 'universitaria especializada' (instrumento para profesores, alumnos e investigadores, p. 22); la actividad docente, el auditrium y los recursos bibliogrficos, cartogrficos y dems material cientfico para la enseanza. (p. 24).18

    Adems en su local, se realizaban reuniones de instituciones cientficas: del Comit Nacional de Geografa, la Sociedad Argentina de Estudios Geogrficos "GAEA", la Sociedad Argentina de Antropologa y "AKIDA" una sociedad similar a la anterior, pero compuesta por jvenes investigadores. Estas dos ltimas, realizaban comunicaciones y conferencias, cuyo pblico consista, mayoritariamente, en egresados de la facultad.

    Es para y con ese pblico al decir de Aparicio (p.24): los estudiantes y los estudiosos- que se realizan las tareas: catalogacin, fichaje, exploraciones, investigaciones y estudios colectivos.

    Es para ellos, que en el texto del museo aparece la reconstruccin de su historia: un relato de los orgenes. As, las expediciones y publicaciones de los resultados de cada director son revisadas como "nuestra bibliografa arqueolgica"; dentro de ella, la de Juan Bautista Ambrosetti es una "obra clsica". Como la formacin del canon literario, se trata de la presentacin de un canon de la literatura arqueolgica argentina.19

    Son textos y hombres "fundadores" de la arqueologa argentina, referencia para el trabajo y la identidad de nveles estudiosos.

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    Para ellos, tambin se dirigen los fichajes y vitrinas, reproducidos en el texto.

    Hasta 1939, las fichas slo consignaban el nmero y lugar de conservacin en el depsito. Ahora, se contaba con un catlogo y fichaje sistemtico: en los Departamentos de Arqueologa y Etnografa y Folklore, se fichaba por yacimiento y por materia, especificando 'procedencia', 'descripcin' y 'dibujo'; en el Departamento de Antropologa Fsica y Paleontologa Humana, las fichas contaban, en el dorso, con los trabajos publicados donde aparece el estudio del ejemplar. Este fichaje facilitara "la utilizacin del material".

    Fichas del Departamento de Arqueologa(1943:7)

    18 En el museo se dictaban cuatro materias, para el profesorado de historia: Arqueologa Americana, Antropologa y Etnografa General, Geografa Humana, Geografa Fsica. 19 En 1913, Ricardo Rojas asume la ctedra de Literatura Argentina en la FFyL, encargada de la formacin del canon literario. Al respecto, Buchbinder (1997: 53-56) seala que para Rojas, con esta materia se completaba "el cuadro de las asignaturas 'genuinamente argentinas' ", "materias indispensables para el conocimiento de la formacin nacional ", se trataba de: "Antropologa Americana", "Filologa Indgena", Cartografa Histrica Argentina" y "Literatura Argentina". Para Carlos Altamirano, se trat de una 'fundacin': de afirmar y probar una identidad, una tradicin literaria nacional. Para esto no bastaba la preexistencia de una serie de textos ni su ordenacin cronolgica: se requera de una empresa de afirmacin y prueba de una 'idea', de una 'conciencia colectiva'' . (cf. Altamirano, "La fundacin de la literatura Argentina (en: Altamirano y Sarlo ([1997: 201-268). Por otro lado, unos aos despus, Outes como director del Instituto de Investigaciones Geogrficas- pretenda producir un catlogo de bibliografa geogrfica argentina, empresa que continu al asumir como director del Museo Etnogrfico.

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    Fichas del Departamento de Etnografa y Folclore.

    El Museo Etnogrfico de la Facultad de Filosofa y Letras (1943:21)

    El mismo sentido de dar mayor estatus cientfico, se pretende para el estudio del folklore, bajo

    la direccin de Ral Augusto Cortazar, tambin director de la biblioteca desde 1942.20Por ltimo, se modific el nombre, el Consejo Directivo le devolvi su antigua denominacin,

    fundacional: Museo Etnogrfico.21 Sin la presencia del pblico de cultura media tampoco tena sentido un nombre general, de decodificacin universal, como pretenda Outes con la denominacin del museo como Antropolgico.

    El Museo Etnogrfico de 1948 El "Museo Etnogrfico" de 1948 se produjo como un 'folleto' para explicar las caractersticas

    (pertenencia, objetos, finalidades, historia) del museo, dentro de la cultura pblica y de la cultura especializada. Esto aparece en los dos primeros prrafos bajo el ttulo "Finalidad de este folleto". Tanto en ese apartado como en la tapa, no hay demasiados datos que ubiquen al autor: no est firmado por su director ni por ninguno de los equipos del museo, stos aparecen slo en el organigrama (ltima pgina, 49). Slo all sabemos que el director era Jos Imbelloni.

    Se explica la divisin en tres ramas (Antropologa Morfolgica, Etnografa que incluye Folklore- y Arqueologa), respetando la estructura lgica y cientfica original, as como su funcin institucional: una 'accin social directa y continuada', funcin por lo tanto- no restringida a los alumnos de la facultad, sino abierta al 'pblico militar' y al 'pblico general'. Esta es la nica referencia al contexto poltico. Si bien no era la primera vez que el museo mantena contactos con instituciones y miembros militares (durante la direccin de Ambrosetti en 1909- se recibieron donaciones de objetos por parte de militares que estaban realizando campaas de fronteras en el Chaco, durante la gestin de Aparicio el Instituto Geogrfico Militar colabor con el 'levantamiento aerofotogramtrico' de la 'antigua ciudad y la zona circundante'), es la primera vez que los militares aparecen como pblico especfico dentro del pblico general.

    En 1943, con el golpe militar se inici en la universidad una transformacin sustancial que provoc el abandono de su tradicin de neutralidad en los conflictos nacionales. As, los docentes debieron pronunciarse por uno de los dos grupos en pugna: por los reformistas, opositores al rgimen y luego al peronismo, o por los 'simpatizantes del rgimen': catlicos, nacionalistas. Muchos docentes fueron expulsados o debieron renunciar forzosamente, como el propio director del museo F. de Aparicio.22

    20 Cortazar haba sido anteriormente bibliotecario del Colegio Nacional de Buenos Aires, profesor de Letras especializado en folklore, asumi en 1947 la ctedra de Literatura Argentina, reemplazando a su maestro R. Rojas- quien renunci ante la intervencin de la facultad por el peronismo, como luego veremos. 21 Publicaciones del Museo Etnogrfico, U.B.A., F.F. y L., Buenos Aires, serie A, p. 22.

    22 22 Entre los renunciantes y expulsados figuraban Ricardo Rojas como vimos en la seccin anterior-, Emilio Ravignani,

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    Los lugares vacantes fueron ocupados por antiguos profesores de la casa 'ligados al rgimen' como Jos Imbelloni (en la direccin del Instituto de Antropologa y del Museo Etnogrfico anexo al mismo), Enrique Franois (Decano de la Facultad y director del Instituto de Filologa), Diego Luis Molinari (Director del Instituto de Investigaciones Histricas), entre otros. Sin embargo, estas modificaciones, tal como analiza Buchbinder (1997:167) respecto de la facultad, no afectaron ni el contenido ni la enseanza que se vena impartiendo: el rgimen slo requera "signos exteriores de lealtad".

    Volvamos al folleto. Desde un principio, llama la atencin del lector sobre lo que no es, sobre lo

    que no hace, aunque en la letra termina hacindolo. Explica que se diferencia de los catlogos que se publican para "acompaar a los visitantes", que describen cada pieza y su ubicacin, ya que la exhibicin de ese momento era provisoria, estaba proyectado mudarse a un edificio mas amplio. Sin embargo se detallan las colecciones de las ramas mencionadas- que aparecen en el museo. As, y a diferencia de las publicaciones anteriores aunque no de los catlogos de la poca (de los que ste dice diferenciarse), se describe cada vitrina, cada sala, cada espacio. Dentro de esa descripcin sumaria se resaltan los objetos que el museo considera 'salientes'. Para estos objetos, se utilizan adjetivos calificativos ("objetos salientes, objetos notables, dignos de nota") o palabras dirigidas al destinatario ("notar, son de notar) que guan la lectura, la admiracin sobre ciertas piezas.

    Con esto se ve refutada la afirmacin de no tratarse de una publicacin que describe y ubica los objetos "para acompaar a los visitantes". Auto - refutacin que tambin se da al escribir una "Advertencia para el visitante": las pginas anteriores consistieron en "el mayor nmero posible de indicaciones tiles al visitante", siguiendo la "reparticin lgica de las salas", ordenacin que "ofrece el inconveniente, de exigirle pasar de una a otra extremidad del edificio", inconveniente salvado si el visitante echa "una mirada al plano aqu unido."(p.40)

    Fuera de las secciones nombradas, el folleto consiste en una descripcin 'topogrfica', donde se describen hasta los detalles mnimos. Esto hace del texto una lista interminable y repetitiva: si bien los objetos no son los mismos, la modalidad descriptiva le da un ritmo con efecto de lista que lleva en la lectura- a 'saltear' partes.

    No hay 'contenidos' desconocidos ni 'desenlaces' como en la narracin-. La descripcin es el despliegue previsible de trminos (re) conocidos o desconocidos. En el folleto, como la descripcin se da sobre un mismo 'topoi' descriptivo ("la etnografa de"), slo puede esperarse en la lectura- un surtido de palabras: trminos que se corresponden con los objetos de esas etnias, pueblos o grupos humanos.

    Esto mismo pareciera reflejarse en la propia puesta. Las fotografas del folleto muestran salas y vitrinas cuya profusin de objetos tambin parece interminable: mas all de observar un objeto, el 'amontonamiento' slo permite observar la cantidad, la profusin, la infinitud de objetos. Esto no es algo aleatorio, el mismo texto (p. 21) lo explicita: "Las paredes del saln (colecciones de Etnografa de otros continentes) estn casi literalmente cubiertas por clavas, lanzas, corazas, escudos, canastera de varia ndole y tcnica, modelos de embarcaciones, instrumentos de pesca, etc., de los pueblos de Oceana, Asia y frica".

    As, esa caracterstica, mas que estar relacionada con la necesidad de espacio, una 'queja' presente en todos los periodos, incluso en este folleto, pareciera estar relacionada con una esttica propia de los museos.23

    Francisco Romero. En la nmina de renunciantes que Francois eleva al Interventor en marzo de 1947, figura -entre los profesores adjuntos y extraordinarios- Jorge Max Rhode, aqul representante de los alumnos que dio un discurso en homenaje a la muerte de Ambrosetti. (Cfr. Buchbinder 1997: 161) Cuando Aparicio es separado de oficio de la direccin del museo, contina con sus investigaciones trabajando en el proyecto La Argentina: Suma de Geografa, publicado por la editorial Peuser en 1958. Se trata de una coleccin de 6 volmenes que terminan de publicar pstumamente sus discpulos: Horacio A. Difrieri, Elena M. Chiozza, Ellinor L. de Salmon, Berta Vidal de Battini, Roberto O. Fraboschi, Zunilda Gonzlez Van Domsellaar, Ana Palese de Torres, Cristina Correa Morales de Aparicio y para el captulo sobre vivienda rural- Susana Largua y Augusto Ral Cortazar. 23 Al respecto, Asensio y Pol sostienen que tanto el criterio expositivo "de gabinete" propio de los museos de arte", cuyas "paredes repletas () hasta no permitir ver ni un palmo de pared"- como "el criterio prototpico de 'museo almacn' coincide con una visin enciclopedista y empirista del conocimiento". Se trata de modos de exposicin

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    Colecciones de Etnografa de frica, Asia y Oceana (1948:17) A diferencia de esa descripcin de los objetos, la historia de la institucin es narrada: la

    fundacin por J. B. Ambrosetti (director en el perodo 1906-1917), el traslado al actual edificio durante la gestin de S. Debenedetti (1917-1930), la incorporacin del Instituto de Investigaciones Geogrficas por F. Outes (1930-1946), el perodo de F. de Aparicio (1938-1946) del que nada se dice, y en 1947 con la nueva sistematizacin orgnica de los institutos de la facultad- la creacin del Instituto de Antropologa bajo el cual est el cuidado del Museo Etnogrfico, la Biblioteca y el dictado de seminarios (Antropologa, Etnografa y Arqueologa) de la facultad. Como vemos, a diferencia de las publicaciones de las gestiones anteriores, no slo no es el director quien las escribe sino que ni siquiera se lo nombra.

    Tambin es parte de la historia, la formacin de colecciones: las donaciones y los donantes, las exploraciones y los investigadores, las compras, los canjesllevados a cabo desde la fundacin del museo hasta 1946. En 1947 se trasladan e integran las colecciones de "antigudades americanas, etnografa y estudio de razas humanas" del Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia", reduplicando el patrimonio: se estima que la coleccin de ese momento acceda a 72.000 piezas,24 que quedaban -por supuesto- limitadas por el espacio ("una jaula que por todas partes constrie y aprieta", dice el folleto). As, se finaliza imaginando un edificio de 2 3 pisos, con 8 grandes salas de 15 por 30 metros, para "la poblacin de la ciudad y del pas () para los turistas y estudiosos": un "elemento de atraccin y cultura", comparable con el Hofmuseum de Viena, el Muse d l 'Homme de Pars y el Museo de Amrica que, en esos das, terminaba "de edificarse en Madrid." (p.48)

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    coherentes y comprensivos para los usuarios 'expertos', pero no as para los no especialistas. (Cfr. Mikel Asensio "Comportamiento, Comprensin y Actitudes del pblico actual y potencial de los Museos", Universidad Autnoma de Madrid y Asensio y Pol, " 'Objetos por el amor inanimados': De la contemplacin al entendimiento". Desde esto, podemos pensar la exposicin del ME de 1948 como coherente para la cultura especializada pero no as, para la cultura pblica, a la que tambin deca dirigirse. Por otro lado, Garca Canclini (1996:164-177) al analizar la escenificacin del patrimonio mexicano en el Museo Nacional de Antropologa, encuentra una 'retrica monumentalista' que no slo se construye con lo gigantesco, sino tambin por su 'contraste con lo pequeo'. Es esa 'acumulacin de miniaturas' la que provoca un efecto que 'magnifica las piezas', metaforizando la 'infinitud del patrimonio nacional' al mismo tiempo que la capacidad del museo para abarcarla. Se trata de la monumentalizacin y ritualizacin nacionalista de la cultura, convergencia de dos perspectivas: la cientfica y la