Amada, imprescindible, inmortal Petra Kelly. (Obituario, por Lidia Falcón, 1992)

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Amada, imprescindible, inmortal Petra. Como todos los seres que dedican su vida, la única, débil y solitaria vida de que disponen en el ingente esfuerzo de intentar derrotar el mal. El mal que hoy en esa Alemania próspera, en esta Europa tan unida, se encarna en la destrucción de la tierra sobre la que andamos, en la marginación y la explotación de sus mujeres, en la masacre de inmigrantes, en el abandono de sus 45 millones de pobres. De todos aquellos por los que Petra dio la vida. “Siendo alemanes, tenemos que estar muy vigilantes de que no renazca el fascismo”, me decía con aquella absoluta convicción de que únicamente se podía conjurar el peligro nazi permaneciendo atentos, sin descansar, sin relajarse, pendientes del menor atisbo de que la bestia fascista volvía a instalarse en Alemania, como denunció cuando tuvo la constancia de que agentes nazis se habían infiltrado en el seno del Partido Verde, sin que sus arrogantes compañeros le hicieran caso. Por ello la bestia fascista renace y ella está muerta. Como el retorno de tiempos que creímos idos, en que los malvados dirigen el mundo y los muertos los ponemos nosotros. Ese nosotros de los militantes del progreso, de los insomnes, los angustiados luchadores de causas siempre por ganar. Porque de momento los vencedores siguen siendo los que desatan la guerra y el hambre y la muerte, y los muertos los seguimos poniendo nosotros. Los ponemos a la fuerza, por supuesto. Porque a Petra la mataron. De cerca, dormida o despierta, consciente o inconsciente, pero fue otra mano la que disparó la pistola, y tan evidente debe ser esto que ni siquiera la policía se ha atrevido a afirmar que ella se suicidó. Y yo no quiero creer que Petra accedió a que Gert le diera muerte, de común acuerdo ambos en dejarnos sin entregarnos unas palabras que aclararan tan terrible decisión, ellos que nos entregaron millones de palabras de denuncia, de consuelo, de advertencia, de esperanza, durante tantos años. Porque en Alemania son demasiados los suicidados de izquierda que, de forma inexplicable, encuentran armas en el interior de cárceles de máxima seguridad, o se disparan en el pasillo de su casa, sin dejar ni aun un billete con el adiós que nosotros necesitamos. Y porque no sólo en Alemania los muertos de izquierda se amontonan sin que los interminables procesos incoados por la justicia, que reúnen miles de páginas de mentiras y disparates, lleguen nunca a mostrar públicamente la truculenta faz de la verdad. En los más democráticos, avanzados, industrializados y pacifistas países del mundo, los espectros de Kennedy, de Martin Luther King, de Malcolm X, de los hermanos de Soledad, de Olof Palme, de Ulrike Meinhoff, de Andreas Baader, de Petra Kelly, de Gert Bastian, vagan pálidos y espantados en busca de sus asesinos, mientras éstos y sus cómplices de Estado, se ríen a carcajadas de los inútiles esfuerzos de sus amigos por descubrir alguna pizca de verdad en este mar de mentiras en que han ahogado las débiles conciencias de los ciudadanos. Algunos de los cuales, como el fiscal Garrison están ya también muertos, que la naturaleza resulta al fin muy buena aliada de los asesinos.

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Obituario escrito por Lidia Falcón y publicado en la revista Poder y Libertad en 1992

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Amada, imprescindible, inmortal Petra.Como todos los seres que dedican su vida, la nica, dbil y solitaria vida de que disponen en el ingente esfuerzo de intentar derrotar el mal. El mal que hoy en esa Alemania prspera, en esta Europatanunida,seencarnaenladestruccindelatierrasobrelaqueandamos,enla marginacin y la explotacin de sus mujeres, en la masacre de inmigrantes, en el abandono de sus 45 millones de pobres. De todos aquellos por los que Petra dio la vida. Siendo alemanes, tenemos que estar muy vigilantes de que no renazca el fascismo, me deca conaquellaabsolutaconviccindequenicamentesepodaconjurarelpeligronazi permaneciendoatentos,sindescansar,sinrelajarse,pendientesdelmenoratisbodequela bestiafascistavolvaainstalarseenAlemania,comodenuncicuandotuvolaconstanciade queagentesnazissehabaninfiltradoenelsenodelPartidoVerde,sinquesusarrogantes compaeros le hicieran caso. Por ello la bestia fascista renace y ella est muerta.Como el retorno de tiempos que cremos idos, en que los malvados dirigen el mundo y los muertos los ponemos nosotros. Ese nosotros de los militantes del progreso, de los insomnes, los angustiados luchadores de causas siempre porganar.Porquedemomentolosvencedoressiguensiendolosquedesatanlaguerrayel hambre y la muerte, y los muertos los seguimos poniendo nosotros. Losponemosalafuerza,porsupuesto.PorqueaPetralamataron.Decerca,dormidao despierta,conscienteoinconsciente,perofueotramanolaquedisparlapistola,ytan evidente debe ser esto que ni siquiera la polica se ha atrevido a afirmar que ella se suicid. Y yo no quiero creer que Petra accedi a que Gert le diera muerte, de comn acuerdo ambos endejarnossinentregarnosunaspalabrasqueaclararantanterribledecisin,ellosquenos entregaronmillonesdepalabrasdedenuncia,deconsuelo,deadvertencia,deesperanza, durante tantos aos. PorqueenAlemaniasondemasiadoslossuicidadosdeizquierdaque,deformainexplicable, encuentranarmasenelinteriordecrcelesdemximaseguridad,osedisparanenelpasillo de su casa, sin dejar ni aun un billete con el adis que nosotros necesitamos. YporquenosloenAlemanialosmuertosdeizquierdaseamontonansinquelos interminablesprocesosincoadosporlajusticia,querenenmilesdepginasdementirasy disparates, lleguen nunca a mostrar pblicamente la truculenta faz de la verdad. Enlosmsdemocrticos,avanzados,industrializadosypacifistaspasesdelmundo,los espectros de Kennedy, de Martin Luther King, de Malcolm X, de los hermanos de Soledad, de OlofPalme,deUlrikeMeinhoff,deAndreasBaader,dePetraKelly,deGertBastian,vagan plidosyespantadosenbuscadesusasesinos,mientrasstosysuscmplicesdeEstado,se ren a carcajadas de los intiles esfuerzos de sus amigos por descubrir alguna pizca de verdad enestemardementirasenquehanahogadolasdbilesconcienciasdelosciudadanos. Algunosdeloscuales,comoelfiscalGarrisonestnyatambinmuertos,quelanaturaleza resulta al fin muy buena aliada de los asesinos. Porquenadiemeconvencerdequeaquellamujer,quedentrodesucuerpoescasoyfrgil tena la fuerza de muchos gigantes, que se haba construido una columna vertebral de acero y un hgado de plstico y un inmenso corazn de titanio, que mantena debajo de su piel plida y susenormesojerasmoradaselfuegoqueardenicamenteenseresprivilegiados,hubiera escogidodestrozarselacabezaconunadeaquellasbalasporcuyadesaparicintantoluch, sin ni siquiera explicarnos la causa de tan infecundo acto. Yno voy a creer quela depresin mortal calara enellos, por ms quelas envidias insanas de cobardesyarribistascompaerosleshubieranmarginadodelPartidoVerde,alquePetray Gert haban dado vida para mayor honra y gloria de Alemania. Peronuncapodremossaberlaverdad.Porquelosrestosmortalesdeaquellosadmirables seres, cuyos cuerpos estn convertidos hoy en piltrafas de carnicero, se hallan en poder de los expertos:policas,forenses,fiscales,quelostrocearn,loscosern,losrecompondrn,los exhibirn,paramostrarnosmuyexpertamente,laspruebasdequesusmentirassonlanica versin de los asesinatos que debemos aceptar. YdudoqueexistaalgnfiscalGarrisonqueseesfuerceendemostrarlasburdas contradicciones de los verdugos, cuando ni siquiera Olof Palme ha merecido que ningn fiscal semolestaraenaveriguarquinesfueronsusasesinos,aunqueslohubierasidopara ofrecerle el decente epitafio que se mereca. Maldicin eterna a los que criticaron, enviaron y marginaron a Petra, a los que creyeron poder borrarla delahistoria delas gentes buenas y delas luchas heroicas ynecesarias, a los quela olvidaronyladespreciaron,alosquehoysepermitenreferirseaellaenobituariosy necrolgicasconeltonofrvoloyladistanciairnicadelosestultosylosmajaderos,y,en definitiva, a todos los que la asesinaron, maldicin eterna! Lidia Falcn (en Revista Poder y Libertad n 20 1992)