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Miércoles, 14 de enero de 2015 Nº 36 @aladar_cultura Víctor Ullate recupera ‘El amor brujo’ Exposición en Madrid de Alvin Langdon Coburn Manga gourmet Los cómics dedicados al mundo de la gastronomía han hecho de Tokio la ciudad del mundo con más restaurantes con tres estrellas en la Guía Michelin Los dedicado ómics de mundo al os onomía gastr o la de hecho han onomía ciudad la kio o T To d del cómics Los con mundo del dedicados cómics an estaur a r e más la de mundo al dedicados estr es tr e con antes onomía gastr o la Guía la en ellas r e de hecho han onomía Michelin Guía ciudad la kio o T To ciudad m a l E o t c í íc V o j u r ru b r o m mo u c e r e t a l l U r o a r ra e p u A E d g gd n ng a an L La n i in v vi l lv A Al e n ó i c ci i ic s o p x xp E n r rn u ur b bu o ob C n o d do e d de d i id r ri d dr a ad M n e en e

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Suplemento cultural de El Correo de Andalucía. OTRA MIRADA A LA CULTURA. www.aladar.es

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Miércoles, 14 de enero de 2015Nº 36 @aladar_cultura

Víctor Ullate recupera ‘El amor brujo’

Exposición en Madrid de Alvin Langdon Coburn

Manga gourmetLos cómics dedicados al mundo de la gastronomía han hecho de Tokio la ciudad

del mundo con más restaurantes con tres estrellas en la Guía Michelin

có Los

dedicado ómics

de mundo al os

onomía gastrronomía la

de hecho han onomía

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2 El Correo de Andalucía Miércoles, 14 de enero de 2015

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nos hace fuertes. Por eso el despres-tigiar todo y a todos los que están inmersos en los sistemas culturales siempre fue una actividad muy aplaudida por los poderosos y sus acólitos.

Si dejamos que nos engañen con la importancia vital del dinero, con lo fundamental que resulta consu-mir y tener, si nos dejamos engañar con estas monsergas, terminaremos despreciando (todavía más) la cul-tura, no buscaremos el sentido ne-cesario de nuestra vida y nos iremos haciendo enanos. Irremediable-mente pequeños. Hay que ser culto para vivir, para lograr pasar por la vida dejando huella por pequeña que sea. Hay que ser culto para dis-frutar, para construir una vida des-de un criterio claro y no como pollo sin cabeza. Hay que ser culto para no intentar inventar lo que otros su-peraron hace siglos, para no hacer el ridículo rebosando ignorancia por los cuatro costados. Hay que ser cul-to para ser persona. ~

La cultura no es cosa de esnobs, ni de locos bohemios. La cultura no puede despreciarse porque eso supone lanzar un torpedo a la línea de flotación de la

condición humana. La cultura es la herramienta que nos permite comprender lo que sucede a lo largo de nuestra existencia, el único camino posible para el ser humano

Gabriel Ramírez Lozano {Todo en la vida tiene un sentido, un porqué. Nada es por nada. Por eso, cuando algo parece no tener un fin determinado o no se le encuentra con facilidad, perdemos el interés por ello.

Las personas buscamos todo aquello que nos facilita o explica la existencia. Puede ser esta la razón por la que muchos no se interesan por ser cultos en absoluto. El esfuer-zo suele ser sinónimo de dificultad y nunca de facilidad. Y, al mismo tiempo, puede que sea esta la razón por la que algunos quieren dibujar la cultura como algo insignificante y propio de un grupo de descamisa-dos o locos. La explicación del uni-verso podría abrir los ojos de mu-chos y eso no interesa demasiado en algunos sectores sociales y políti-cos. Sea como sea, llegar a la cultura parece un camino difícil, lleno de obstáculos que colocamos unos y otros. Podría parecer mentira, pero sucede que algunos grupos de inte-lectuales, artistas y personas que creen serlo, tratan de impedir que la cultura sea un bien común al servi-cio del ser humano.

Ser culto no es fácil, requiere un esfuerzo intelectual considerable que no todo el mundo está dispues-to a realizar. Si a eso le sumamos que tener una cultura media parece no servir de nada, la cosa se compli-ca. Aunque, por supuesto, esto últi-mo es una percepción errónea. Al fin y al cabo, la cultura es saber vi-vir, es entender nuestro papel y el de los otros, el de todos.

Ni es duro ser culto ni es inservi-ble. Todo lo contrario. Del mismo modo que sucede al practicar un de-porte, al cocinar o al poner enchufes en una pared, la práctica es funda-mental. Sí, con la cabeza también se entrena. Ganando experiencia, las cosas se hacen mejor, más rápida-mente; y suponen una satisfacción mayor. En el terreno de la cultura ocurre lo mismo. Poco a poco, se aprende a base de leer, de pensar, de escuchar música, de analizar cua-dros o de lo que sea. Pero, llegado el momento, todo es más ágil, todo se recibe sin casi percibir el esfuerzo y lo que resultaba molesto cuando los conocimientos eran pocos se trans-forma en una catarata que inunda la existencia. Eso por un lado. El es-fuerzo recibe una recompensa in-mensa.

Pero, además, lo importante es que ser culto significa ser libre y, por tanto, nos otorga el poder de modi-ficar la realidad sin miedos, con cri-terios claros y poderosos. Tal vez al-guien pudiera pensar que el mundo ha evolucionado por las buenas o

Tribuna

Sobre el sentido de ser cultos

porque nos visitaron unos seres ex-traterrestres llegados desde el pla-neta Gamiteco hace unos miles de años. Y no. El mundo es como es gracias a los grandes pensadores y artistas de todos los tiempos, gra-cias a los avances que provocaron en todos y cada uno de los estratos sociales de cada época. Unos pocos pensaron el cambio y todos consi-guieron hacerlo realidad. Porque el sentido de la cultura es poder en-tender y poder entendernos para sa-ber tomar las decisiones correctas y marcar el mejor de los caminos; el sentido de la cultura se encuentra en saber cómo evolucionar sin desa-parecer del mapa antes de tiempo (me refiero a la humanidad y no a las personas, claro). Si algo tiene sentido para el ser humano es ser culto. Si algo le hace grande es eso y no otra cosa. Si alguien se pregunta para qué tiene que ser culto y sigue al frente del televisor porque le pa-rece un esfuerzo innecesario está condenado a pasar por este mundo

de puntillas y sin pintar demasiado. Y aquí conectamos con la idea

que lanzan desde hace años algunos a través de los medios de comunica-ción: la cultura es cosa de unos pe-tardos que quieren vivir de las sub-venciones estatales, que no pagan impuestos y que están como una ca-bra; todo el día fumando, bebiendo y comiendo la sopa boba. Y es que el

poder siempre tuvo un miedo atroz a todo lo que tiene que ver con la in-teligencia, la reflexión, con el uni-verso cultural. La libertad no le hace gracia a ningún gobernante. Y cuan-do digo a ninguno digo a ninguno de ellos. Ni a los de siempre ni a los que llegan.

La cultura es universal, la cultura

La cultura es universal, la cultura nos hace fuertes. Ser culto significa ser libre

Hombre de Vitruvio de

Leonardo Da Vinci, mapa matemático de la

simetría y perfección

del cuerpo humano.

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3El Correo de Andalucía Miércoles, 14 de enero de 2015

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era necesario para que la película desplegara todo su potencial, por mucho que el proceso le hiciera su-frir. Que no le dieran el Oscar a la mejor interpretación es una de las mayores injusticias de la Academia.

James Mason, intérprete inglés de enorme talento, estuvo sensa-cionalmente perverso como el po-drido adversario. ¿No les parece que la corrupción impacta más cuando está envuelta en distinción y flema británicas? Charlotte Ram-pling es una actriz cuyos ojos gatu-nos están llenos de misterio, lo que le fue como un guante a su ambi-guo personaje, la amante de Galvin. También estuvo estupendo Jack Warden como el leal amigo que se pasa la película sudando de cons-ternación ante las limitaciones y la mala suerte del protagonista.

Con todo el respeto para técni-cos y secundarios y pese a una mención muy especial para Ma-met, esta película es antes que na-da fruto del esfuerzo de Lumet y Newman, Newman y Lumet, tanto monta, monta tanto. Dos artistas que con los años ganaron en sabi-duría, humanidad y profundidad. Madurez, divino tesoro… ~

Sidney Lumet como director, David Mamet como guionista y Paul Newman como actor protagonista dieron lo mejor de sí mismos en la película ‘Veredicto Final’, la historia de redención de un personaje hundido moralmente que bucea desesperado por lograr salir a la superficie

María Eugenia Guzmán {Sidney Lumet y David Mamet, di-rector y guionista de Veredicto final (The verdict, 1982), eran creadores muy inteligentes, capaces de elevar lo que podría haber sido una historia más de abogados y hacer de ella una película sustancial e imperecedera sobre el anhelo de redención de un hombre acabado que quiere recupe-rar su dignidad perdida. Nos ayuda-ron además a entender que parte de nuestro proceso de crecimiento per-sonal radica en aceptar que la vida no es justa pero que, sin embargo, te-nemos la responsabilidad individual y colectiva de luchar por que lo sea.

Frank Galvin (Paul Newman) es un abogado alcohólico, que ha caí-do tan bajo, que visita los velatorios de los fallecidos por posibles negli-gencias médicas, para intentar cap-tar como clientes a sus familias. Lu-met fotografió la película en colores otoñales (rojizos, ocres…) para re-forzar la idea de que estamos ante un personaje caduco. La oportuni-dad de salvación aparece en forma de un caso contra dos prestigiosos médicos que han dejado en coma a una mujer en la mesa de operacio-nes. En principio, el plan de Galvin es negociar una buena indemniza-ción y cobrar así rápidamente sus honorarios. Sin embargo, toma con-ciencia de que la enferma merece que se haga justicia y resuelve ir a pleito. El momento de su revelación es una escena muda, que se basa por completo en la elocuente mira-da y en los gestos del protagonista.

Desgraciadamente, Galvin tiene todo en contra, ya que como profe-sional está oxidado y sus contrincan-tes son un grupo de abogados de un reconocido despacho, liderado por el turbio James Mason, quien no duda en comprar testigos y en espiar, con tal de ganar el caso. A esto se suma la parcialidad del juez corrupto que lle-va el asunto, interpretado por un Mi-lo O’Shea adecuadamente repug-nante, al que un atribulado Galvin le espeta desesperado: «Cada vez que usted habla, pierde el caso por mí».

Los realizadores cinematográfi-cos que, como Lumet, proceden del teatro suelen admitir que el alma

VEREDICTO FINAL No hay otros casos,

este es el casode la película está en el guión y res-petar por ello más intensamente el trabajo de los autores de talla. Lu-met reconoció siempre el mérito de Mamet, quien construyó un texto de solidísima estructura y gran pro-fundidad dramática. Trama princi-pal y subtramas van desplegándose y entrelazándose hasta converger y unas escenas nos van proporcio-nando sutiles anticipos sobre lo que va a acontecer en otras, incre-mentando la tensión emocional hasta dejarnos casi sin aliento.

Lumet acentuó nuestra sensa-ción de ver a David enfrentándose a Goliat a través de los decorados. Cada vez que Galvin sale de su mo-desto entorno –su apartamento, su pequeño despacho, su bar– le per-cibimos desamparado dentro de las suntuosas y amplias instalacio-nes del palacio de justicia u otros elegantes ámbitos en que se en-cuentra con sus oponentes.

El director quiso en principio contar con Robert Redford como protagonista, pero éste exigía que el guión fuera modificado de arriba abajo porque no quería dar vida a un perdedor inicialmente tan mise-rable. Afortunadamente, Sidney le

descartó y optó por elegir a Paul Newman, un intérprete con los ojos llenos de alma y complejidad. En-carnar a este personaje requería po-der transmitir un sinfín de emocio-nes, como flotar insensibilizado en la autoindulgencia, hundirse en el profundo sufrimiento que genera el desprecio por uno mismo o aferrar-se desesperado a la última oportu-nidad («No hay otros casos. Este es el caso», repite una y otra vez Gal-vin en una desgarradora escena).

Uno de los elementos que da un sesgo atípico al relato, si lo compa-ramos con la clásica historia del protagonista que se enfrenta a un contrincante más fuerte, es que Gal-vin no es valiente ante la adversi-dad, sino que se va ahogando en su miedo, por lo que su lucha resulta agónica. Casi nos duele físicamente contemplarle crepitando de cre-ciente nerviosismo en el encadena-miento de secuencias desde que de-saparece su testigo hasta que inten-ta torpemente cerrar el pacto que rechazó días atrás. Newman debió descender a su propio infierno inte-rior para mostrar a un hombre tan vulnerable y lo hizo porque, cuando Lumet se lo pidió, quiso darle lo que

Paul Newman en

‘Veredicto final’.

Cine

Nunca llegó Newman tan lejos en su búsqueda de la verdad de un personaje, proyectando su miseria, su zozobra interior y su tenaz lucha. Lumet le quedó eternamente agradecido por todo ello, como explicó en su libro ‘Así se hacen las películas’

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El retablo de las maravillas (recuer-da esta pieza al famosísimo traje del emperador) es el entremés en el que se trata, de forma casi brutal, el asun-to de la españolidad más absurda; la sangre pura y, por tanto, el racismo que tanto hemos negado y que tene-mos rondando desde hace siglos. El trabajo de todo el reparto es impeca-ble y sería injusto no señalarlo. Que destaque algún actor o alguna actriz, tal y como señalaba al hablar de los otros entremeses, no significa que el resto no tenga una enorme importan-

En su XX aniversario, el Teatro de la Abadía madrileño recupera los ‘Entremeses’ de Miguel de Cervantes para celebrar el paso de un tiempo tan difícil como fructífero.

Obras que nos llevan a esos territorios tan comunes y grises que transita el ser humano

Gabriel Ramírez Lozano {Es posible que alguien pueda pensar que Miguel de Cervantes escribió una sola obra de calidad, El Quijote, famo-sa en el mundo entero por su moder-nidad absoluta si nos referimos, por ejemplo, a la voz narrativa elegida. Es posible que alguien piense que el res-to de las obras de Cervantes son me-nores y que su importancia es peque-ña. Es posible. Pero lo cierto es que eso no es así. Cervantes escribió mu-chas páginas repletas de calidad y muchas de ellas pueden servir para explicar, todavía hoy, la realidad de cualquier momento histórico inclui-da la nuestra que, aunque al servicio de la tecnología y de lo material, es tan parecida a la de tiempos pasados que provoca vértigo cuando se pien-sa. Al fin y al cabo, las personas de cualquier momento han sido, eso, personas. El resto es más producto de la cosmética (siempre fue así) que de cualquier otra cosa.

José Luis Gómez, director del Tea-tro de la Abadía y de esta producción, siempre sabe lo que tiene entre ma-nos, pero si el texto con el que trabaja lo firma Miguel de Cervantes, entien-de perfectamente el sentido de la pa-labra, entiende perfectamente la esencia de lo dicho. Y no se pierde en la senda de lo superficial (esa sería la mejor forma de destrozar la literatura de Cervantes por lo que hay que evi-tar arrimarse). Además, dicta una lec-ción sobre la dirección de actores. De-ja que cada uno de ellos muestre y

demuestre lo que es capaz de hacer, confiando en que el texto es magnífi-co y que sus actores y actrices tam-bién lo son. Estos Entremeses ya fun-cionaron hace veinte años y no han perdido un solo gramo de calidad.

Se representan tres piezas extraor-dinariamente divertidas que ligan muy bien entre ellas y que son una muestra fabulosa del ingenio del au-tor para hablar de su tiempo (cuando eso no era fácil debido a las presiones de los clérigos y del resto de poderes que, en realidad, eran uno solo) y pa-ra retratar esas figuras tan arquetípi-cas que han perdurado desde todos los tiempos.

En La cueva de Salamanca nos en-contramos con el marido crédulo que todo lo que vive lo coloca alrededor de la superstición y las creencias que no dejan sitio a la razón. La crítica de Cervantes a esas artes oscuras (el trasfondo anticlerical es evidente), a esa ceguera del que no quiere dar im-portancia a la condición racional del ser humano, es demoledora. Los ac-tores (destacando José Luis Torrijo, Palmira Ferrer e Inma Nieto) se entre-gan por completo y logran un conjun-to creíble y divertido.

El viejo celoso habla de la infideli-dad, de lo imposible que es robar la libertad a las personas por más lla-ves que cierren las puertas de una casa. Elisa Gelabert interpreta su papel con especial acierto; Miguel Cubero y Luis Moreno están más que divertidos.

Cervantes es mucho más que ‘El Quijote’

Teatro

Una de las escenas

de la obra dirigida

por José Luis Gómez.

Se representan tres piezas extraordinariamente divertidas que ligan muy bien entre ellas

cia en la representación. Los Entre-meses abordan el amor puro, el mal entendido (infidelidad, celos, pose-sión obsesiva), la doble moral fruto de la mala conciencia y de las diferen-cias sociales, la versión más hipócrita de lo superficial. Y, por supuesto, el honor que en el teatro de la época tanto juego daba. Un honor, por otra parte, casi ridículo cuando no se me-recía y era producto de actitudes cuestionables.

La puesta en escena es sobria y efectiva. Los actores y actrices se cambian de ropa sobre el escenario para poder interpretar distintos per-sonajes (un vestuario exquisito dise-ñado por María Luisa Engel) y se mueven con rapidez y sentido por un escenario en el que la actividad es im-portante; los efectos sonoros se crean delante del espectador con distintos objetos que logran un realismo sor-prendente. Y en el centro del escena-rio, un árbol que parece muerto y que cobra vida cuando los actores hacen vivir a sus personajes y explican el universo.

La experiencia que ofrece el Teatro de la Abadía es difícil de olvidar y que en su XX aniversario se elijan estos Entremeses para celebrarlo es todo un acierto. Porque la pureza del arte es-cénico se presenta en su plenitud, porque el artificio se convierte en único vehículo posible para entender el mundo. Y porque queda demostra-do que el paso del tiempo no es capaz de deteriorar obra de arte alguna. ~

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dato a tener en cuenta) y, seguramen-te, intentando olvidar esa música que obligaba a comparar y que estuvo a punto de convertir la aritmética en un arma peligrosa. ARGUMENTO. Candelas amó a un gita-no. El hombre murió aunque la mu-chacha piensa que su espectro se si-gue encontrando presente. Como en vida, el espíritu del gitano sigue sien-do celoso, posesivo. Y la muchacha se obsesiona con esa presencia. Tanto es así que, cuando aparece Carmelo pa-ra cortejar a Candelas, la presencia del espectro aterroriza a la muchacha e impide un beso de amor perfecto entre los amantes. Esto provoca que el joven Carmelo se vaya y la mucha-cha se deprima, que parezca hechiza-da llegando a sentir que su amor pa-sado revolotea a su alrededor en for-ma de murciélagos que anuncian un mal presagio.

Carmelo fue amigo del gitano muerto, conoce la debilidad de este frente a las mujeres bellas. Por ello, idea un plan para acabar con la pre-sencia celosa. Pide a Lucía (joven gi-tana amiga de Candelas) que se deje cortejar por el espectro. Ella accede por cariño a su amiga y por pura cu-riosidad femenina ya que, a ella mis-ma, ese gitano siempre le pareció li-sonjero y galante. Logra desesperar al espectro mientras Carmelo logra con-vencer de su amor a Candelas.

La pareja logra ese beso que derro-ta al espectro y le hace desaparecer conquistado por el amor. La vida que-da por encima de la muerte, del re-cuerdo de un pasado que no puede resistir la fuerza de la realidad. ~

La danza debería tener una presencia mucho mayor en las programaciones de los grandes teatros españoles. El Teatro Real deja un hueco en su calendario para estos espectáculos y

es muy de agradecer. Víctor Ullate presenta una relectura de ‘El amor brujo’

Gabriel Ramírez Lozano {La tendencia actual de las compa-ñías de danza es buscar alternativas poniendo y quitando; sumando o res-tando a las partituras; fragmentando para incluir o arañar. Y eso está muy bien, pero conviene tener cuidado con los originales y, también, con el ideario común que se construye alre-dedor de una obra. Traspasar esa frontera que divide una lectura curio-sa e innovadora y los excesos en la in-terpretación o en la aritmética que busca esas alternativas a las que me refería es, al menos, peligroso.

El espectáculo que ha presentado Víctor Ullate en el Teatro Real de Ma-drid tira de aritmética y suma tanto que termina restando peligrosamen-te. Respecto al trabajo que se pudo ver en Sevilla el año 1994, las diferen-cias son sustanciales. La lectura que hizo Ullate en aquel momento de la obra de Manuel de Falla era atrevida, innovadora. Los añadidos musicales firmados por Luis Delgado eran origi-nales y no molestaban a los más pu-ristas de la platea, puesto que el con-junto era respetuoso con la esencia de la obra. La actual, sin embargo, in-corpora excesos que no terminan de funcionar bien. La música del grupo In Slaghter Natives colocada junto a la de Manuel de Falla no aguanta un solo asalto. Eso era algo previsible. Pero la importancia que toma, dada la cantidad de tiempo que el público tiene que aguantar la partitura, no es-taba dentro de lo previsto. Lo mismo que nos cuentan desde el foso y sobre el escenario se puede resolver en la mitad de tiempo y con la mitad de es-fuerzo por parte de los bailarines y de un público al que se le exige que crea

estar viendo El amor brujo cuando, en realidad, durante un buen rato, es-tá viendo otra cosa. Falla desaparece y eso no puede funcionar nunca. Además, la continuidad narrativa queda seriamente perjudicada y des-pista al espectador. Desde luego, si al-guien no conoce la obra tendrá difi-cultades en entender lo que le cuen-tan; y los que la conocen se sienten aturdidos intentando explicarse a qué viene esa música tan desconcer-tante. Dicho esto, y ya que estamos hablando de la aritmética del espec-táculo, sería injusto quedarse en el te-rritorio de la resta cuando, en reali-dad, el trabajo de Ullate y del coreó-grafo Eduardo Lao, de sus bailarines, de Estrella Morente y de Josep Vicent dirigiendo la Orquesta Titular del Teatro Real es un intento de construir una enorme suma.

Destacan Rubén Olmo y Josué Ullate sobre las tablas. Técnicamente,

sobresalientes. El resto de bailarines, tanto ellas como ellos, se mueve con gracia sobre el escenario y todos ha-cen bien lo que se les dice. Desde lue-go, calidad no le falta a ninguno de ellos. Vicent muy acertado con la ba-tuta. Cuidadoso con lo que sucedía sobre el escenario y especialmente atento al trabajo de Estrella Morente para conseguir una coordinación casi perfecta. Porque, integrada por com-pleto en el desarrollo de la obra (otra diferencia con la versión anterior), la cantante se entrega sin reservas y lo-gra emocionar con su voz y con su presencia (con ella en el escenario no había espacios por rellenar). La caja escénica se convertía por momentos en un lienzo en el que se reflejaba, con trazo fino, la esencia de la obra de Falla. Por ejemplo, el momento en el que la cantante está acompañada por el magnífico guitarrista Pedro Sierra (este sí que suma de lo lindo), la sala se llena de aromas españoles, de ma-gia gitana.

El vestuario está muy cuidado y muy bien diseñado. Algo atemporal y retirado de los tópicos. Aunque no lu-ce del todo por el humo y la penum-bra que reina en el escenario. El negro sobre el negro da negro. Lo oscuro so-bre lo oscuro da oscuro. Aunque el es-fuerzo con la iluminación es muy im-portante, tanto los tonos de los trajes como algún movimiento en escena quedan casi inéditos. Los espectado-res del Teatro Real entendieron bien la propuesta aunque algunos (pocos) se rindieron antes de finalizar la obra.

Los que quedaron (casi todos) aplaudieron de forma

entusiasta. Sobre todo a Estrella Morente (un

Comparaciones obligadas

Ballet

Los bailarines de

‘El amor brujo’ son técnicamente

sobresalientes.

/ Fotos:

Javier del Real

(Teatro Real)

Estrella Morente.

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Suplemento cultural S

El 40% de todo lo que se publica en Japón es manga, el tebeo japonés convertido en fenómeno de masas. Un acontecimiento cultural, que después de saltar con

fuerza a los Estados Unidos y a Francia comienza a penetrar en nuestro país

MANGA GOURMET El jardín de las delicias

Manga

C

s

Augusto F. Prieto {Los cómics sobre gastronomía se conocen en Japón como gurume (gourmet) o ryori (cocina), aparecen como parte de un movimiento gour-met que tuvo lugar en las islas en 1980 y que ha dado lugar, entre otras cosas, a que Tokio sea hoy la ciudad del mundo con más restaurantes con tres estrellas en la Guía Michelin –catorce–, y esté considerada como la capital gastronómica del mundo. Estos manga son auténticas nove-las ilustradas, tremendamente populares, cuyas tramas tienen que ver –de alguna manera– con el proceso de búsqueda, preparación y presentación de las diferentes variedades gas-tronómicas, tanto japonesas co-mo foráneas. Suelen estar seria-lizados, contienen grandes do-sis de humor y algunos actúan como elaborados recetarios.

Parece que con vo-luntad de quedarse, algunas de estas se-ries comienzan afortunadamente a publicarse en nuestro país. El gourmet solitario, de Ji-ro Tamiguchi, editado por Astiberri, está prota-gonizado por un viajan-te que recorre el país a través de su gastrono-mía. En español, la no-vela se convierte en un excelente acercamiento a la comida y a la cultura ur-bana de Japón. Aunque pierda la cotidianeidad con la que está concebida origi-nalmente, se transfor-ma para nosotros en otra visión de lo exó-tico. Su protagonista va descubriendo restaurantes y platos case-

ros que le recuerdan a su infancia, pero también va implicándose en los instantes íntimos de la vida en la so-ciedad japonesa, esa que se sienta en las barras y entabla conversacio-nes en los bares tradicionales que van desapareciendo.

Editorial Norma ya ha anunciado la compra de la licencia de Oishinbo, que saldrá en mayo en España. Se trata de la publicación pionera en el tema gastronómico en el país nipón y comenzó a divulgarse en 1983, su nombre procede de la composición de dos palabras japonesas, oishii –delicioso– y kuishinbo –gour-mand–, su primer capítulo vendió más de un millón de copias y causó furor, sobre todo entre los estudian-tes universitarios y los jóvenes eje-cutivos. Dio lugar a una exitosa serie de televisión (anime) y a numerosas web de recetas. Esto no deja de ser curioso en una

sociedad en la

que, en general, cada vez se cocina menos y algunos estudiosos del mo-vimiento consideran que ese aban-dono es precisamente la causa de la buena recepción del género. Aparta-dos de los fogones por el ritmo verti-ginoso de la vida urbana, las clases educadas –sobre todo varones– se vuelven hacia la ficción, para con-templar los procesos de elaboración de una de las cocinas más refinadas del planeta. Oishinbo está protagoni-zada por un periodista gastronómi-co, Shiro Yamaoka, y su compañera.

En inglés se publicaron recopila-ciones temáticas en siete volúmenes dedicadas a la cocina japonesa; sake, ramen y gyoza; pescado, sushi y sashimi; vegetales, variedades del arroz; e Izakaya, la comida en los ba-res. Los lectores españoles bien me-recemos un regalo semejante para el paladar.

También Toriko está pre-

sente en nues-tro país

desde hace un par de años. Su prota-gonista está siempre rodeado de pe-ligros, intentando conseguir las me-jores piezas para comer, en una serie que bascula entre la ciencia ficción y lo distópico de la Era gourmet en la que se desarrollan sus tramas, y que parece dedicada a un activo público masculino cargado de testosterona; su mangaka es Mitsutoshi Shima-bukuro y su editor Planeta DeAgosti-ni; más de veinte números publica-dos indican una aceptación impor-tante por parte del público español.

¡¡¡Amasando!!! Ja-pan llega de ma-no de la editora argentina Ivrea, con delegación en Barcelona, versa so-bre la elaboración del pan y los ho-jaldres, y su personaje principal es un niño con una capacidad y unas manos únicas para la elaboración del pan que se mide con distintos competidores a lo largo de 26 tomos.

Pero hay otros destacados cómics que no han sido traducidos aún al castellano y a los que solamente se puede acceder, de momento, en in-glés o francés. Las versiones de los títulos son, pues, aproximadas: Las gotas de dios, de Tadashi Agi y Shu

Okimoto, está centrada en el mundo del vino; su protago-

nista se ve obligado a aprender a identificar y describir los caldos más prestigiosos de la bodega de su

padre, un gran crítico de vinos recién fallecido, si es que quiere hacerse merece-

dor de su testamento, para el que aparece un inesperado compe-tidor. Este manga ha sido conside-rado por la famosa revista de eno-logía Decanter Magazine como una de las publicaciones más influ-yentes del mundo por su impacto en la divulgación del vino en Asia, puesto que todas las bote-

llas y las cosechas que se mencionan en él son abso-lutamente reales. Grandes

bodegas francesas incrementa-ron sus ventas y se vieron so-

metidas a procesos espe-culativos después de la

publicación de esta serie.

En Sin amor pero con delicias, la mangaka Fumi Yoshinaga nos introduce de la mano de su cír-culo de amigos en sus lugares favoritos para comer en la capi-tal nipona. En La vieja reposte-ría, un antiguo boxeador y un pastelero gay se afanan en la preparación de tartas en el

café que montan con otros dos socios para disfrutar de

las delicias de la vida. Hay cómics que mezclan ro-mance, dulces y fantasía,

Sus géneros son infinitos y difíciles de catalogar porque los hay policiacos y de vampiros, para jovencitas o adultos, de acción, emoción o transgresión. Intentamos acercarnos a ellos curioseando en algunos de los más originales

E

d

‘Toriko’ da

nombre al

manga editado

en España por

Planeta DeAgostini.

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que se basa en los hechos reales que convirtieron este plato precocinado en una superventa de más de ocho mil millones de envases de los fi-deos mágicos Nissim.

El wok de hierro trata sobre los asuntos de la cocina china y El mejor de la cocina también, sólo que este transporta al lector a la dinastía Qing, cuando el país está sumido en el caos y todos los cocineros inten-tan hacerse con el cetro al mejor maestro. Adictos al curry se centra en la comida india, el joven Makito sigue el rastro de Yui, la hija del

dueño del restaurante Ganesha, gra-cias a su delicioso olor a curry; se unirá a ella y a su padre para ayu-darles a sacar adelante el negocio.

En 2013, la Unesco incluía como Patrimonio Intangible de la Huma-nidad el Washoku, las dietas tradi-cionales de las culturas de Japón, especialmente las de la celebra-ción del Año Nuevo; y es que, co-mo vemos, lo culinario es algo muy arraigado en la sociedad ni-pona, profundamente implicado en la cultura y que la gente disfru-ta en todos sus formatos, incluido el de la ficción. ~

e

E

Hay que hacer una mención apar-te del curioso Mibu–el Bulli, se tra-ta de un manga encargado para recordar la visita de los propieta-rios del prestigioso y elitista res-taurante tokiota Mibu, regentado por Hiroyoshi y Tomiko Ishida, al emblemático establecimiento de la cala Montjoi. Ferrán Adriá había acudido a Tokio y se había queda-do fascinado con la comida que preparan diariamente los Ishida para ocho personas solamente –dos mesas– de entre los únicos 300 clientes que tienen el privile-gio de ser socios de un local que no recibe al público. Invitó al ma-trimonio a su restaurante para que trasladasen –literalmente– el Mibu a la Costa Brava. Ellos llega-ron con los ingredientes, con el

ajuar de su diminuto local en el barrio de Ginza, y hasta con el agua precisa para poder cocinar sus platos sin fallos. No se toma-ron fotografías de ese desembarco para dejarle el protagonismo a la cocina. Años después se decidió realizar esta publicación conme-morativa del evento, de los platos que se cocinaron y de la aventura vital que supuso para los Ishida esta experiencia, de la que nació un restaurante híbrido y efímero, que estuvo instalado por una bre-ve semana en una pequeña playa de Gerona, y cuyo aroma se con-serva en estas páginas. El guión es de Nahomi Tanaka y el dibujo de Dai Ochiai para una edición no ve-nal que es también una rareza bi-bliográfica.

Una ‘delicatessen’

y están dirigidos a un público feme-nino, como La princesa de la cocina, cada uno de cuyos volúmenes in-cluye una separata –omake– con las recetas.

Como habíamos dicho, todos los géneros están interrelacionados, así que no hay nada extraño en encon-trar actividad gastronómica en his-torias de viajes o aventuras. Hay un treintañero que recorre el país en tren para recoger los paquetes de comida preparada –bento– que se encuentran a la venta en los trenes y las paradas de ferrocarril, cuyos componentes van variando como las estaciones del año, se trata de Ekiben Hitoritabi. En El banquete de los gánsteres sus protagonistas se li-mitan a recordar entre las rejas de la prisión las mejores comilonas a las que han asistido en sus vidas. Los protagonistas de Menestra de verdu-ras, un chico y una chica, estudian-tes de cocina, mantienen una ten-sión romántica en torno a sus inte-reses gastronómicos, porque ella es la hija de un pastelero que quiere convertirse en cocinera de sushi, mientras que el sueño del chico es convertirse en chef de repostería, cuando su padre es un itamae, un maestro cortador de sushi. Proyecto X el desafío de la taza de fideos refie-re la manera de conseguir, preparar y empaquetar los ingredientes de una taza instantánea de noodles me-diante una trama trepidante que in-cursiona en el business manga, por-

Los cómics sobre gastronomía se conocen en Japón como ‘gurume’ o ‘ryori’

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y difíciles de catalogar p y de vampiros, para j d

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El protagonista

de ‘El gourmet solitario’, de

Jiro Tamiguchi

(Astiberri

Ediciones).

Arriba a la derecha, uno

de sus menús.

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8 El Correo de Andalucía Miércoles, 14 de enero de 2015

Suplemento cultural S

Los libros son esos objetos en los que se esconden universos que sólo aparecen si estamos presentes. Universos que esconden un mundo diferente que, sin embargo, sirve de espejo para que podamos ver reflejado todo lo que somos y, así, poder entender. Por

Escrito para...

D

S

Augusto F. Prieto {Un acontecimiento extraño, una velada amenaza contra la comunidad, sirven de pretexto al escritor británico John Lan-chester para profundizar en la idea de la ciudad como depósito de aluvión de dife-rentes sensibilidades y culturas. Y Lon-dres es el paradigma de la megápolis aún sin deshumanizar del todo, la gran capital del mundo.

El formato no es novedoso, son peque-ñas historias cotidianas con las que el lec-tor se puede identificar o, en su defecto, sentir cercanas. Todas se van a desarro-llar en paralelo hasta el final. El nexo de unión entre ellas será una calle residen-cial, escenario urbano, y sus interiores.

El capital, como motor de nuestro sis-tema económico, del que la city londi-nense es también referencia, subyace co-mo un tema profundo, porque de una u otra manera provoca las tensiones, las de-sencadena y las resuelve –o no– tal cual sucede en el mundo real; y está bien que Lanchester nos impida olvidarlo.

Tenemos así una novela amena, entre-tenida y estilosa, con una multitud de re-latos entrelazados que mantendrán el in-terés del lector hasta el final y en la que destacan, sobre todas las cosas, el orden y la meticulosidad con las que el autor compone esas vidas privadas con deta-lles, descripciones, con esperanzas y de-silusiones hasta que nos acostumbramos a cada una de sus voces. Y es que lo capi-tal, tanto en la novela como en la vida re-al, son las relaciones humanas, que nos permiten cargar nuestras mochilas para afrontar el camino de la vida y sus sende-ros que se bifurcan.

John Lanchester abandona la ironía salvaje y las añagazas de En deuda con el placer y la memoria de lo lejano de El puerto de los aromas; aparca lo sensorial para lanzarse a una novela extensa, con-vencional pero más próxima a lo tangible, donde el exotismo está detrás de las puertas de nuestras calles, ofrecido a la vista a través de los ojos de las cerradu-ras. Una novedad excelente. ~

Calificación: buena. Tipo de lector: cualquiera. Tipo de lectura: amena. Argumento: interesante. Personajes: curiosos. ¿Dónde leerlo?: en Londres. ¿Dónde encontrarlo?: pídelo en tu librería habitual.

Capital

...entender las relaciones humanas

nouvelle o novela corta. Con la lectura de Persona pasaría algo similar a lo que sucede en la película cuando se combi-nan las caras de las dos actrices prota-gonistas: superponemos película a tex-to literario y nos queda una única obra, o una obra maestra única. Uno y el otro (similares entre sí pero diferentes) fun-didos.

¿Y cómo está dicha en el guión esa superposición de rostros? Si al ver una película la mente creara texto como al leer un texto la mente crea una ima-gen, a ver qué mente habría narrado como Bergman, con esta simpleza y perfección: «Alma guarda silencio, se ve a sí misma por un instante, es ella, es Elisabet y es ella al mismo tiem-po…». ¿O el texto simplemente decía esto y luego la película narró otra cosa, narró una fusión?

Ver la película Persona de Bergman es también, por qué no, volver a leer el libro. Otro ejercicio muy bonito podría ser detectar en la película todo aquello que no está en el libro.

Uno y el otro. Alternados como las palabras tic y tac de la onomatopeya para reloj. Como Alma y Elisabet. Li-bro y película. Cine y literatura. Tic tac. Incluso sería bonito ver si acaso en leer el libro no se tarda lo mismo que dura la película (hora y media aproximadamente). Digo, un simple experimento. ~

Florencia del Campo {Leer el libro Persona de Ingmar Bergman (que no es lo mismo que leer un guión porque no se trata téc-nicamente de un guión) es volver a ver la película en sí. Visualizar el texto en las secuencias y encuadres que el director ya eligió y ya conoce-mos. En este sentido, acota la imagi-nación que la lectura de un libro so-bre el que nada vimos supone siem-pre; esa posibilidad de crear nuestras propias imágenes de un texto. Pero es Persona de Bergman, y puede ser que (sólo es una posibi-lidad) leer este libro sea mejor que leer muchos otros que nos disparan imágenes propias.

O se puede decir otra cosa de esta experiencia de lectura, algo que tenga más que ver con que el texto se diferencia de la película (en reali-dad sería al revés) en lugar de hablar de cuán idénticas se nos hacen las imágenes. El prólogo a la edición de Editorial Nórdica de Persona, escri-to por Jonás Trueba, dice: «Se po-dría decir que el guión que se lee nunca es el mismo que se ve, y mu-cho menos este. Pocos guiones se alejan tanto de los tecnicismos pro-pios del género y se acercan más al lector común de novelas». Claro, Persona no tiene el formato de un guión, se parece mucho más a una

Persona...leer cine

Calificación: sublime. Tipo de lectura: personal. Tipo de lector: persona. Argumento: una actriz (Elisabet) y su enfermera (Alma) pasan una temporada aisladas en casa de la doctora, en la playa, hablando una, escuchando la otra, fundiéndose una en la otra. ¿Dónde puede leerse?: en la más profunda intimidad.

t

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y otros pesares

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El Correo de Andalucía Miércoles, 14 de enero de 2015

Suplemento cultural

esa razón, leer es tan importante y tan placentero. Nunca un esfuerzo se vio

recompensado tan rápidamente ni de forma tan generosa. Desde Aladar, acercamos otro grupo de novelas que pueden interesar a nuestros lectores. Suerte con ellas

Gabriel Ramírez Lozano {Ru es un libro delicioso. Kim Thúy cons-truye un universo asombroso escribien-do cuadros que aparecen con leves tra-zos, con colores desconocidos, rasgos ancestrales, dolor, angustia, peligros, es-peranza y regresos a las raíces. No es un relato en el que la trama tenga especial importancia. Al contrario, es un simple vehículo para transitar espacios únicos que nacen de la pluma de la autora con una elegancia desprovista de cualquier artificio molesto.

Las sensaciones, el recuerdo o una forma de interpretar la realidad que une lo material y lo trascendente a través de imágenes grabadas en la consciencia de la autora; son los elementos que articu-lan el relato. Pinceladas aquí y allá que terminan por mostrar un espacio que nos acerca al autor, pero que, al mismo tiem-po, nos recuerda la tragedia de un país entero. Alejada de las imágenes estereo-tipadas a las que estamos tan acostum-brados, nos relata un horror imperdona-ble y olvidado cuando no llega en forma-to cinematográfico.

La escritura de Kim Thúy es elegante, expresiva y busca la imagen como apoyo imprescindible para entender su literatu-ra. Una forma de entender las cosas evo-cadora y en auténtica búsqueda de la construcción más épica del narrador des-de una lírica demoledora.

Ru es un libro breve e intenso; una obra de una autora joven que agradece a la vida haber encontrado el estímulo pa-ra escribir puesto que es la tabla de salva-ción necesaria en el destierro. Ru es un excelente relato para saborear con tiem-po, con la tranquilidad de una lectura que busca el nexo entre las vivencias vi-carias y las de uno mismo. ~

Calificación: muy bueno. Tipo de lector: interesados en la expresividad del lenguaje. Tipo de lectura: intensa aunque fácil. Argumento: arraigo en ninguna parte. Personajes: casi mágicos. ¿Dónde puede leerse?: en un lugar tranquilo.

Nirek Sabal {Harold Brodkey es un escritor exce-lente. Este libro de relatos es una muestra de ello. Suman nueve narra-ciones espléndidas que recuerdan a J. D. Salinger por su estructura, por lo que dice escondiendo la esencia del mensaje, por una forma de escribir aparentemente sencilla aunque difícil de entender en su justa medida (colo-sal y más que profunda).

Los textos hablan de una generación de jóvenes americanos. De la que vivió durante los años cuarenta y cincuenta. De la que pareció ser incapaz de com-prender un entorno hostil que les mol-deaba y frente al que poco podían o querían hacer. Están repletos de perso-najes que desde su superficialidad de-jan entrever al lector unas consciencias complejas que luchan contra sí mismas. Son personajes bien estructurados; per-

Ru

...saber lo que significa el destierro

...reflexionar

Pronto se darán cuenta de que entre ellos existe un abismo.

David Vann hace en esta novela un ejercicio de catarsis de su experien-cia personal: cuando era adolescente su padre le propuso una temporada los dos solos aislados en una remota

cabaña y él rechazó la idea. Dos semanas más tarde, el padre se suicidaría.

Vann es uno de esos escritores que escriben desde las tripas, contando y transformando su propia experiencia vital, vomitá-dola desde lo más profundo, ha-ciéndonos partícipes a los lecto-res del dolor más insoportable, del sentimiento de culpa, de los errores que no tienen perdón por mucho que se intenten justificar. Sukkwan Island es una novela que engancha desde el primer pá-rrafo de una manera morbosa, nos deja queriendo saber qué se-rá lo próximo, queremos saber con detalle las descripciones, los sucesos, los olores.

Sukkwan Island es una gran primera novela, por su crudeza y la capacidad del autor para man-tener al lector en la silla sin aliento. Quizás el final resulta bastante precipitado y no está a la altura del resto de la historia. Quizá en unos años se convierta en novela de culto entre los nue-vos nihilistas. ~

Calificación: muy buena. Tipo de lectura: agotadora. Tipo de lector: nuevos nihilistas. ¿Dónde puede leerse?: en Alaska.

Carlota Montemayor {Si uno piensa en un lugar claustrofóbico, agobiante y as-fixiante, probablemente le venga a la cabeza una gran ciu-dad llena de rascacielos, con mucho ruido, tráfico y polu-ción de todo tipo; un lugar gris. Pero en Sukkwan Island tenemos todo lo contrario, el escenario es un lugar idílico en Alaska, una isla desierta a la que se accede únicamente en barco o hidroavión, un lugar de naturaleza virgen, frondo-sa, que resulta ser una trampa sin escapatoria para los prota-gonistas. La verdadera liber-tad se convierte en una cárcel. Las situaciones que van ocu-rriendo hacen que el paisaje idílico se transforme en claus-trofóbico.

Un padre y un hijo en plena adolescencia que apenas se co-nocen, deciden estrechar lazos e irse a convivir completamen-te solos a una cabaña en una is-la de Alaska. Para el padre es una especie de huida hacia delante y, de alguna forma, intentar recu-perar el tiempo perdido con su hijo y a la vez expiar sus pecados como cabeza de familia desastroso. Para el hijo, es simplemente una forma de evitar ir a clase durante un año.

Sukkwan Island

...pensar en cosas incómodas

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sonajes que desarrollan una coherencia di-fícil de conseguir. Desde la primera línea de cada relato, las almas de Brodkey se ma-nejan con naturalidad, con una solvencia que arrastra al lector sin remedio. Muchos de ellos son narradores aunque es el narra-dor no identificado el que más juego da a la literatura de este autor. En ambos casos, es necesario que el lector se involucre sin de-jarse atrás su propio criterio para que lo importante de lo narrado salga a la luz.

El relato que da nombre al libro, Primer amor y otros pesares, es especialmente per-turbador. Tal vez es el texto que mejor re-sume la escritura del autor. Aunque el más brillante es La pelea; relato en el que la amistad es el tema tratado con maestría. Un libro muy recomendable de un autor al que casi nadie conoce. ~

Calificación: excelente. Tipo de lectura: perturbadora; toda una experiencia. Tipo de lector: el que quiera involucrarse. Argumento: la generación que no pudo entender el mundo y, sin embargo, sobrevivió. Personajes: espléndidos. ¿Dónde puede leerse?: mejor en un lugar que invite a reflexionar.

Primer amor y otros pesares

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Suplemento cultural

York, donde esa primera visión del Puente de Brooklyn sobre cartulina azul parece reproducida por un amanuense al grafito; la pieza noc-turna del City Hall recuerda a sus fo-tos londinenses y también cinesté-sica es The park row building, donde vemos un edificio que simula su in-minente caída como en el arte más pop de Iván Zulueta. Decididamen-te surrealista, en el sentido más am-plio, es la cabeza de cartel de la ex-posición El pulpo, tomada en el Ma-dison Square Garden; formada por dos piezas, una de ellas impresa en platino-paladio.

De singular relevancia es el re-portaje sobre la industria de Pittsburgh, con imágenes de chime-neas, fábricas y tejados y donde se configuran como parte de su estilo los pilares de humo a los que aseme-ja esa carga de agua helada (estamos en invierno) de las cataratas del Niá-gara, efecto conseguido gracias también a la platinotipia.

Todo ello desemboca en los landscapes, Wawona, Cataratas velo de novia, tomadas en la parte oeste de EE UU, así como uno de los pri-meros juegos de perspectiva cono-cidos sobre el Cañón del Colorado, que simula el anfiteatro y el gran templo de todo un coliseo o circo romano.

Pero quizás la parte más palma-riamente virtuosa y donde Coburn encontró mejor inspiración fueron los retratos; personajes como Ar-thur Wesley, George Henry Seeley, Mark Twain, H.G. Wells, Matisse, Max Weber, Michi Ito con máscara japonesa, Gertrude Stein e Igor Stra-vinsky pasaron delante de su cáma-ra y poblaron un estudio que encon-tró el perfecto grado medio entre in-telectualidad y arte en cuatro fotografías, relacionadas entre sí al menos por parejas, y es que no pare-ce casual que tras el magnífico de Henry James (con una lupa o llave en la mano izquierda), se encuentre Retrato de una dama, como tampo-co lo es que tras disparar sobre el es-cultor Auguste Rodin, se nos mues-tre la imagen de George Bernard Shaw en la misma pose de perfil que El pensador.

Destacar también las vortografí-as, un concepto que va desde Man Ray a Picasso pasando por Marinetti y que permitió a Coburn, desde el desenfoque premeditadísimo, con-cebir el movimiento de los sueños y sus experimentos de fotomontaje, llevados a cabo sobre Ezra Pound, Marious de Zayas o sobre el reflejo de una ventana, lo que le hizo prac-ticar esa mirada sobre estructuras o piezas industriales de la ciudad in-glesa de Liverpool. ~

La Sala Bárbara de Braganza de la Fundación Mapfre en Madrid cuenta en su haber, hasta el próximo 8 de febrero, con una exposición que nos retrotrae a los

orígenes de la fotografía. Alvin Langdon Coburn, desaparecido en Gales en 1966, es aquí homenajeado aún a sabiendas de ser un fotógrafo poco conocido en España

Daniel González Irala {La fotografía y el misticismo for-maron parte por igual de su vida y obra, de hecho ésta desembocó en aquélla. Procedente de una familia acomodada de Boston, Coburn na-ció al albur casi del nuevo medio en cuestión y, así, tanto la obra de Da-guerre como de Niepce están tan próximas y las debió de vivir desde su infancia tan de cerca, que le llevó a ser considerado por muchos uno de los más relevantes fotógrafos de la tendencia pictorialista en fotogra-fía. Que nadie se lleve a engaño; tra-tar de reproducir en resultados su trabajo hoy, sería algo peligroso, ra-yano en lo insulso por esnob; sin embargo, visitar la exposición re-

trospectiva de Madrid nos sumerge en otro mundo, una época en la que equipos muy pesados, tiempos de exposición de muchas horas y trípo-des resistentes eran corresponsa-bles minuciosos de cada toma; to-mas que son como cuadros donde la precisión en las iluminaciones, tan-to callejeras como de estudio, fue-ron en sí mismas un hallazgo.

Imagínense por un momento, car-gar con todo este material siendo, por ejemplo, reportero de guerra. A la vez, notamos la necesidad aún hoy vigente para muchos de levantarse a las cuatro, cinco o seis de la mañana para capturar ese momento mágico de luz que sólo a esas horas nos se-

duce, un instante que se dilata y en el caso de Coburn se hace niebla.

Todo empezó cuando antes de cumplir veinte años, Alvin adquirió una cámara Kodak de 4x5 pulgadas; su tío Fred Holland Day le enseñaría el resto y le introduciría en los cir-cuitos por los que conocería a Alfred Stieglitz y Eduard Steichen allá por 1902, llegando a pertenecer al grupo de pintores sobre negativo Photo-Secession; un grupo pionero que re-volucionó este arte desde el primiti-vismo a lo institucional.

Ya, desde sus primeras obras que nos llegan impresas a la goma de platino, penetramos en frágil diapa-són en este mundo plagado de pai-sajes, desde La carretera a una aldea (1900-1901), pasando por El muelle o la serie incompleta Veleros; nos en-contramos con las más sofisticadas y coloreadas, El dragón (Ipswich, 1903), y la modernísima Casa encan-tada, virada en sepia rojo.

El efecto niebla propiciado desde el desenfoque o flou comienza a ha-cerse patente en su trabajo en el Rei-no Unido (1904-09); instantáneas en torno a la Tower Bridge, St.Paul desde la plaza Ludgate, la esquina más recóndita de Hyde Park o aque-lla tomada desde la ventana del es-tudio, que logra un mismo efecto que en otras, no tanto gracias al hu-mo de las chimeneas sino a la textu-ra algodonosa de las nubes. Del mis-mo Londres son las reivindicativas Actividad laboral o El país del car-bón, realmente poética Dos tumbas, pared y vid e incluso cinematográfi-ca la conseguida en el callejón de Edimburgo en 1904, Weir’s close.

El arco temporal se amplía hasta 1912 en el capítulo referido a Nueva

ALVIN LANGDON COBURN Fotógrafo de esencias

Fotografía

Todo empezó cuando, antes de cumplir veinte años, Alvin adquirió una Kodak

Vortografias.Fifth Avenue from the St. Regis 1905.Octopus.Niágara.

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11El Correo de Andalucía Miércoles, 14 de enero de 2015

Suplemento cultural

En el Madrid más moderno y ‘underground’, allá donde peregrinan ‘hipsters’ y ‘alternatas’ de provincias, todavía quedan personas que se salen de la norma para

vivir y actuar desde el corazón. Es el caso de los chicos de The Folie Diamond

Laura Villalba {Madrid es hoy un reino punk, de guitarras crudas y sonidos estudiada-mente imperfectos. El todo vale está de moda y la noche suena a rebeldía juvenil. En este ambiente se conocie-ron Fran, Antonio, Mario, Javi y José, cinco chicos que aparentemente no tenían nada en común más allá de un amplio bagaje musical. 2012 es su punto de partida. En Aranjuez, Fran y Antonio, dos amigos de toda la vida, empezaban a hablar de cambiar las cosas mientras escuchaban a The Do-ors, Pink Floyd o The Stranglers. Es-tos grupos hicieron mella en su sub-consciente mientras poco a poco em-pezaban a componer lo que más tarde sería The Love Yihad, su primer EP.

Juntos, escribieron las cinco can-ciones que componen el álbum. El local de grabación fue un espacio ca-sero propio de músicos amateurs. El resultado, sin embargo, fue un traba-jo inesperadamente profesional. Lo hicieron solos, todavía no habían pensado en Javier, con quien Anto-nio había tomado contacto en la Es-cuela de Música Creativa. Fue en marzo de este año cuando abrieron su bandcamp y empezaron a sonar como alternativa a la música impe-rante del momento. Para entonces, The Folie Diamond estaba ya al com-pleto y empezaba su periplo por pe-

Música

The Folie Diamond, música para las cruzadas del siglo XXI

Los chicos de la

banda The Folie Diamond.

A flower is growing on Earth the velvet hand on my back. The folly fact has arrived on time ready to build something new. They are always talking about wars a holy fight on the world their God is not as the God they say. They promised mercy and love their heart is full of the rage they instruct to blow up the human race. A lady is crying on the roof she tries to make you to know they are martyrs who kill for God. She gave us her beauty, forgiveness and heat.

They are always talking about wars a holy fight on the world their God is not as the God they say. Their faith is making her bleed delusions make me feel ill. Hey, you should not stone your wife. The Love Jihad is calling her sons from Shiraz. The Love Jihad a faithful new man in Teheran. The Love Jihad it looks for the freeing in Oman. On Blue Mountain the law theaches a mass who waits for the show. Can I open the door to Nowherelands Port where Diamond grows? Let’s climb to the Love Jihad where door of grace are open to you!

The Love Yihad

queñas salas y algún que otro festival nacional.

En su Guerra Santa hay mucho te-clado, mucha psicodelia y, sobre to-do, mucho de finales de los 60 más americanos. Las notas de las cancio-nes resuenan como ecos de aquel ve-rano del amor marcado por los con-ciertos de Woodstock. Un 1967 del que recogieron el testigo para compo-ner temas como el que da nombre al EP. Un trabajo lleno de luz que nos transporta a lugares exóticos y nos mece con ensoñaciones lisérgicas cargadas de simbolismo. El oyente se embarca en una ruta hacia lo desco-nocido de manos de estos predicado-res del amor.

Coup de Grace es la primera para-da. Nos habla de una misteriosa e in-candescente mujer que invita al pe-cado original. Mordemos la manzana y regresamos a la tierra con The Love Yihad. El corte estrella, de casi siete minutos de duración, es un llama-miento a la hermandad que propone una cruzada por amor, una suerte de revolución de los claveles llevada al Islam. La voz hipnótica de Fran nos aboca a un estado de trance del que es difícil despertar. Quizás esto hace que no prestemos la atención mereci-da a People, el ecuador, la resaca des-pués de un sueño profundo. En Am-berine, vuelven a sorprender. Abri-

mos los ojos a un nuevo día, a un nuevo mundo en el que todo está por descubrir. Estamos vivos y la vida es maravillosa. Con Time terminamos el viaje. Casi sin darnos cuenta estamos al otro lado en una travesía de ida y vuelta que ha llegado a su fin.

El EP se cierra con un bonus track que parece rebobinar hasta el princi-pio y nos prepara para una nueva ex-periencia. Los chicos están ya prepa-rando su próximo proyecto para 2015, un largo que previsiblemente saldrá en febrero. Para entonces esperan ser ya un sexteto, todavía les falta encon-trar a un batería fijo.

De momento, a día de hoy, The Lo-ve Yihad está viajando por el mundo. En tan sólo ocho meses, ha sonado ya en Escocia y también al otro lado del charco. Aunque todavía no han traspasado fronteras físicamente, The Folie Diamond aparece en reco-pilatorios del extranjero. En uno de ellos, A Momentary Lapse of Vinil, tri-butan a Pink Floyd con una versión de Let There Be More Light altamente recomendable. Fue idea de Fran Ashcroft (productor de Gorillaz y The Dandy Warhols) el contar con ellos. Ahora les está ayudando con el LP, del que ya sabemos que narrará el último día en la vida de un tecnócra-ta, las experiencias vitales de un hombre abocado a su propio fin. ~

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12 El Correo de Andalucía Miércoles, 14 de enero de 2015

Suplemento cultural

Damien Rice, cantautor irlandés, estrenó a finales del año pasado un nuevo álbum. Ocho años habían pasado desde su último trabajo, sin apenas ofrecer noticias o

pistas sobre nuevos proyectos. Pero, al fin, llegó ‘My favourite faded fantasy’

Paulo García Conde {Hemos entrado en un nuevo año, apreciado ya el sabor de sus primeros días. Pero todavía queda el aroma a novedad, al «¿qué nos deparará este año?». Estamos aun cogiéndole el rit-mo a 2015. Y una buena manera de dar comienzo a una nueva etapa, tan buena como cualquier otra, es echar un vistazo a lo mejor de la anterior. Podríamos empezar con alguno de los trabajos musicales que, en Espa-ña, han tenido lugar a lo largo de 2014. Pero han quedado ya bien retra-tados en los números anteriores de esta sección y, ante las previsiones de proyectos muy sugerentes y prome-tedores que se avecinan en el presen-te año, la opción para llenar estas lí-neas ha sido otra.

Es el momento de hablar sobre My favourite faded fantasy, el último tra-bajo de Damien Rice. Publicado hacia finales del año pasado, supuso la vuelta al ruedo de este artista irlan-dés que deslumbró con sus discos an-teriores. Estamos ante un buen ál-bum, de un músico genial. Sólo buen álbum, porque este no mejora el nivel de los anteriores. Pero Damien Rice llevaba ocho años sin publicar nada, sin apenas dar pistas sobre si se ence-rraría de nuevo en un estudio de gra-bación o no. Y, además, el resultado no ha sido malo en absoluto. Simple-mente, el listón estaba bien alto.

My favourite faded fantasy contie-ne ocho composiciones que ahondan en ese espíritu íntimo y profundo ca-racterístico del artista. Ya no cuenta con la presencia de quien fuera su compañera profesional y sentimen-tal, Lisa Hannigan (que, todo hay que decirlo, hacía un buen trabajo secun-dario), pero el material que presenta Rice en esta nueva etapa no la exige. El título del álbum es también el de la primera canción del mismo, algo más de seis minutos que nos recuerdan lo que nos estábamos perdiendo con su prolongado silencio. Una atmósfera intimista, un espacio vacío que se re-llena poco a poco, nota a nota. En la siguiente canción que suena, It takes

a lot to know a man, sus maneras se adhieren a un ritmo más vivo y mar-cado, dentro de lo que no deja de ser nunca su estilo: la libertad que nos hace creer que tienen sus líneas me-lódicas. Un tono algo más oscuro, pe-ro no apagado, toma protagonismo en esta composición. Pero luego apa-rece The greatest bastard, uno de los temas mejor acogidos en los primeros meses de vida de este reciente traba-jo. Probablemente porque a través de él se ve al cantautor que el público echaba tanto en falta. El que llevaba ocho años sin ofrecer a la gente algo nuevo pero que no dejase de ser lo de siempre, lo que tanto reconocimiento y aplausos le había brindado. Unos primeros minutos de música envuel-ta por grandes silencios, marcada por un pausado desarrollo, que tan bien domina. Su música crece de una ma-nera natural, no hay cambios brus-cos; los acordes y las melodías evolu-cionan a un ritmo con el que el oyente está de acuerdo, así de bien llevadas están sus partituras. Y una vez llega-dos a ese ambiente íntimo y personal, la siguiente canción es I don’t want to change you, que continúa en esa lí-nea, aunque con una estructura más sencilla, más cuadrada. El típico tema de Damien Rice con todas las papele-tas para terminar convirtiéndose en parte de la banda sonora de alguna película. Porque no han sido pocas las películas y series que han echado ma-no en algún momento de sus compo-siciones.

De este modo, el autor de singles anteriores de gran éxito como The blower’s daughter, Delicate o 9 crimes se deja ir, en mitad del terreno en que más cómodo se le ve. Tras esas pri-meras canciones de su último trabajo en que regresa a sus raíces, aparece Colour me in. Su voz, y unas sutiles pinceladas de piano y guitarra, se agarran luego a la sección de cuerdas para alcanzar su máximo esplendor. Es de agradecer que haya querido de-mostrar que, a pesar del tiempo que estuvo ausente, todavía sabe cómo poner los pelos de punta a quien le

Música

La vuelta a escena

del cantautor escondido

El cantautor

Damien Rice en

plena actuación.

Suplemento cultural editado por

Coordinador: Gabriel Ramírez Lozano

Colaboradores: Nirek Sabal, Augusto F. Prieto, Florencia del Campo, Beatriz Silva, Isabel Uribe Moya, Daniel González Irala,

David Mayo, Claudia Ruiz Cívico, Ismael G. Cabral, Mara Sanz Gaite, María Eugenia Guzmán, Gracia Elena Miranda Balbuena,

Paulo García Conde, Emma Camarero, Óscar Gómez, Carlota Montemayor, Carlos Serrato y Laura Villalba.

escucha. Decía antes que este disco no estaba a la altura de los anteriores, y tal vez sea esta una opinión que ha-ya que reconsiderar a raíz de una ma-yor cantidad de audiciones. 0 y 9, tí-tulos singulares de sus anteriores ál-bumes, son de una redondez admirable. My favourite faded fan-tasy parece desinflarse un poco al lle-gar al sexto tema, The box, aunque

quizá sea sólo un respiro. Porque si es cierto que su comienzo suena algo carente de personalidad, también lo es que crece con fuerza. Además, las últimas dos canciones recuperan la esencia verdadera, la que todos que-remos seguir disfrutando. Se trata de Trusty and true y Long long way. La primera allana ya los compases de despedida; sus canciones son de lar-ga duración (algunas de ocho o nueve minutos), pero es fácil que dejen la sensación de saber a poco. De nuevo, su voz acompañada de un piano y una guitarra al desnudo, una percu-sión delicada pero acentuada, y algu-na parte en la que se permite jugar con coros. En la última, se materializa su adiós hasta no sabemos cuándo. Confiemos en que no nos vuelva a hacer esperar tanto de nuevo, porque es bueno tener noticias de Damien Rice de vez en cuando. Por mucho que le guste esconderse. ~

12 culturalSuplemento

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Colaboradores:

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Emma Conde, García Paulo

Cívico, Ruiz Claudia Mayo, David

Augusto Sabal, Nirek Colaboradores:

Carlota Gómez, Óscar Camarero, Emma

Gaite, Sanz Mara Cabral, G. Ismael

Campo, del Florencia Prieto, F. Augusto

Gabriel Coordinador:

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Serrato Carlos Montemayor, Carlota

Gracia Guzmán, Eugenia María Gaite,

Moya, Uribe Isabel Silva, Beatriz Campo,

Lozano Ramírez

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Villalba.Laura y Serrato

Balbuena, Miranda na EleGracia

Irala, ez GonzálDaniel Moya,

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