Abad Chautard - El Alma de Todo Apostolado

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    EL ALMA DE TODO APOSTOLADO

    DOM J. B. CHAUTARDABAD DE LA ORDEN CISTERCIENSE

    PRLOGO

    Ex quo omniaper quem omnia

    in quo omnia.

    Dios altsimo y Bondad Absoluta. Qu admirables y deslumbradoras son lasverdades de la Fe, que nos descubren lo ms intimo de tu Vida.T, Padre santsimo, te miras desde la eternidad en el Verbo, imagen perfectatuya.El Verbo queda exttico al contemplar tu Belleza, y del xtasis de los -dos,surge el Espritu Santo como un Volcn de Amor.T, Trinidad Santsima, eres la nica vida interior perfecta, superabundante einfinita.Porque eres la Bondad sin lmites, deseas difundir tu vida ntima. Al conjuro de

    tu Voz, tus obras salen de la nada, proclamando tus perfecciones entre cantosde gloria.Tu Espritu de Amor, acuciado por la necesidad inmensa que siente de amar yentregarse, colmar el abismo que te separa del polvo animado por tu soplo devida.As, merced a l, en tu Seno aparece el Decreto de nuestra divinizacin.Este barro amasado por tus Manos, podr ser deificado, y tener parte en tueterna bienaventuranza.Tu Verbo se brinda a realizar esta obra, hacindose carne para que nosotrosnos hagamos dioses (1).Y esto lo lograste, oh Verbo, sin dejar el Seno de tu Padre, en el cual subsistetu Vida esencial, Fuente de donde brotarn las maravillas de tu apostolado.Oh Jess, "Dos con nosotros", t entregas a los apstoles el Evangelio, la Cruzy la Eucarista, envindoles a engendrar hijos de adopcin para tu Padre.Y despus vuelves al Padre.Desde ese momento a tu cargo queda, divino Espritu, la santificacin y elgobierno del cuerpo mstico del Hombre-Dios (2), realizados por Ti con lacolaboracin de los auxiliares que escogiste para hacer que baje la vida divinade la Cabeza a los miembros.

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    Abrasados por el fuego de Pentecosts, se distribuyen por la tierra parasembrar en todas las inteligencias el Verbo que ilumina, y en todos loscorazones la gracia que inflama, canales por los que se comunica a loshombres esa vida divina, de la cual T eres la plenitud.* * *Oh fuego divino, excita en cuantos participan de tu apostolado, el ardor quetransform a aquellos hombres dichosos que se congregaron en el Cenculo,para que no se limiten a ser predicadores del dogma y la moral, sinotransfusores de la Sangre divina en las almas.Espritu de luz, graba con caracteres indelebles en sus inteligencias, estaverdad: Que el mdulo de la eficacia de su apostolado es la Vida ntimasobrenatural que tengan, de la cual T eres el PRINCIPIO soberano yJesucristo la FUENTE.Oh caridad infinita. Provoca en sus voluntades una sed ardiente de la Vidainterior. Que tus suaves y poderosos efluvios penetren en sus corazones,hacindoles sentir que aun en este mundo, no hay verdadera felicidad sino enesa Vida, imitacin y participacin de la tuya y de la del Corazn de Jess, en

    el Seno del Padre de todas las misericordias y de todas las ternuras.

    * * *Oh Mara inmaculada, Reina de los Apstoles, dgnate bendecir estas modestaspginas y alcanza para cuantos las lean la gracia de comprender que si Dios sesirviera de su actividad como de un instrumento regular de su Providencia,para difundir sus bienes celestiales en las almas, esa actividad suya ser eficazen cuanto participe de la naturaleza del Acto divino como t lo contemplaste enel Seno de Dios, cuando tom carne en tus entraas virginales Aquel a quiennosotros debemos la merced de poder llamarte Madre nuestra.

    PRIMERA PARTE

    DIOS QUIERE LAS OBRAS Y LA VIDA INTERIOR

    1. Las Obras y, por tanto, el Cielo, son queridos por Dios

    Atributo de la naturaleza divina es la liberalidad ms soberana; Dios es bondadinfinita, la cual, como toda bondad, tiende a difundirse y a comunicar losbienes que posee.La vida mortal de nuestro Seor fue una constante manifestacin de esta

    liberalidad inagotable. Jess, en los Evangelios, es el divino sembrador, quepor todos los caminos va derramando los tesoros de amor de un Corazn vidode acercar a los hombres a la Verdad y a la Vida.Jesucristo transmiti esa llama de apostolado a la Iglesia, don de su amor,difusin de su vida, expresin de su verdad, reflejo de la santidad suya.Encendida en esos ardores, la esposa mstica de Cristo, contina a travs delos siglos, la obra de apostolado de su divino modelo.

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    Designio admirable y ley universal de la Providencia es que el hombre enseeal hombre el camino de la salvacin (1).Slo Jess derram su sangre para rescate del mundo. Slo El hubiera sidocapaz, a quererlo, de aplicar su virtud, obrando directamente en las almas,como lo realiza en la Eucarista. Plgole, sin embargo, servirse decooperadores en el reparto de sus beneficios.Por qu?Exigencia fue, sin duda, de la Divina Majestad; pero tambin tuvo su parte, suternura inmensa para con el hombre.Y si el ms encumbrado de los monarcas no gobierna por sus ministros, qudignacin la de Dios, al asociar unas pobres criaturas a sus trabajos y a sugloria.La Iglesia, que tuvo su origen en la cruz al salir de la llaga abierta en elcostado del Salvador, perpeta por el ministerio apostlico la accinbienhechora y redentora del Hombre-Dios.Este ministerio es, por voluntad expresa de Jesucristo, el factor esencial de ladifusin de la Iglesia entre las naciones y el instrumento ms corriente de sus

    conquistas.En el apostolado ocupa el primer lugar el clero, cuya jerarqua forma el cuadrodel ejrcito de Cristo. Clero que ilustran tantos obispos y santos sacerdotesllenos de celo; honrado tan gloriosamente con la canonizacin del Santo Curade Ars.Junto al clero oficial se agrupan, desde el origen del Cristianismo, lascompaas de voluntarios, verdaderos cuerpos escogidos, cuya exuberantefloracin constituir siempre uno de los fenmenos ms palpables de lavitalidad de la Iglesia.Enumeremos ante todo las Ordenes contemplativas de los primeros siglos,cuya oracin incesante y cuyas speras maceraciones contribuyeron tanpoderosamente a la conversin del mundo pagano.En la Edad Media aparecen las Ordenes de Predicadores, las Ordenesmendicantes y militares, y las consagradas a la heroica misin de rescatar loscautivos, que estaban en poder de los infieles.Por ltimo, los tiempos modernos han visto nacer una muchedumbre demilicias dedicadas a la enseanza, Institutos, Sociedades de Misioneros y todaclase de Congregaciones, para difundir el bien espiritual y corporal en todassus formas.Tambin encontr la Iglesia en todas las pocas de su historia, preciososcolaboradores entre el elemento seglar, como esos catlicos fervientes; quehoy son legin, denominados con la expresin ya consagrada: "Personas deobras" cuyos corazones ardientes, formando un haz que centuplica sus fuerzas,

    ponen sin reserva, al servicio de nuestra Madre comn, su tiempo, sucapacidad, su fortuna, a menudo su libertad, y algunas voces hasta su sangre.Es un espectculo que admira y conforta esta eflorescencia providencial deobras que nacen segn las necesidades y con una tan perfecta adaptacin a lascircunstancias. Con la Historia, en la mano se puede observar que, al crearsenuevas necesidades o aparecer nuevos peligros, una institucin nueva hasurgido para atender a las primeras y conjurar los segundos.

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    Por eso en nuestra poca han aparecido para oponerse a los graves malespresentes, una serie de obras desconocidas antes: Catecismos de preparacinpara la Primera Comunin; Catecismo de perseverancia; y para los niosabandonados; Congregaciones, Cofradas, Reuniones y Retiros para hombres,mujeres y jvenes de ambos sexos; El Apostolado de la Oracin; el de laCaridad; Ligas para el Descanso Dominical, Patronatos, Crculos de Estudios,Obras Militares, Escuelas Libres, Buena Prensa, etc.; que son diversas formasde apostolado; suscitadas por el espritu que encenda el alma de San Pablo:Ego autem libentissime impendam et superimpendar ipse pro animabus vestris(2) y que quiere distribuir por todas partes los beneficios de la sangre deJesucristo.Que estas humildes pginas lleguen hasta los soldados que con todo celo yardor por su noble empresa, se exponen, precisamente a causa de la actividadque despliegan, al peligro de no ser, ante todo, hombres de vida interior, y quetal vez algn da, amargados por fracasos inexplicables en apariencia o porgraves daos de su espritu, pudieran sentir la tentacin de abandonar la luchay meterse en sus tiendas, llenos de abatimiento.

    Las ideas expuestas en este libro nos han servido a nosotros mismos paraluchar contra la absorcin de las obras exteriores. Que puedan tambin ahorrara algunos esos sinsabores y ser gua de su entusiasmo, al ensearles que elDios de las obras no debe ser abandonado por las obras de Dios y que el Vaemihi si non evangelizavero (3) no nos autoriza a olvidar el: Quid prodesthomini si mundum universum lucretur, animae vero suae detrimentum patiatur(4).Los padres y madres de familia para quienes La Introduccin a la vida devotano es un libro pasado de moda, y los esposos cristianos que se creen en laobligacin de practicar un apostolado recproco y formar a sus hijos en el amore imitacin del Salvador, pueden tambin aplicarse a las enseanzas de estasmodestas pginas. Ojal que todos comprendan la necesidad de que su vidasea no slo piadosa, sino interior, para que su celo gane en eficacia y paraperfumar sus hogares con el espritu de Cristo, que les dar esa pazinalterable, la cual, aun a travs de las ms duras pruebas, ser siempre lacompaa de las familias fundamentalmente cristianas.

    2. Dios quiere que Jess sea la Vida de las Obras

    La ciencia puede enorgullecerse con razn de sus conquistas inmensas. Perono ha logrado ni lograr jams crear la vida, ni producir en los laboratoriosqumicos un grano de trigo o una larva. Los estruendosos fracasos sufridos porlos defensores de la generacin espontnea, han sido el ms claro testimonio

    de la vacuidad de sus pretensiones. Dios se ha reservado el poder de crear lavida. Los seres que pertenecen al reino animal y vegetal pueden crecer ymultiplicarse, pero sometidos a las condiciones establecidas por el Creador.En cambio, cuando se trata de la vida intelectual, Dios crea directamente elalma racional. Existe toda va un coto cerrado que guarda - con mayor celo yes el de la Vida Sobrenatural, por ser sta una emanacin de la vida divina,comunicada a la Humanidad del Verbo encarnado.

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    Jess, en virtud de su Encarnacin y Redencin, es la FUENTE NICA de estaVida divina a cuya participacin son llamados todos los hombres. Per Dominumnostrum Jesum Christum. Per ipsum, et cum Ipso et in Ipso (5). La Iglesiatiene como funcin esencial, comunicarla mediante los sacramentos, laoracin, predicacin y las dems obras relacionadas con estos medios devivificacin sobrenatural. Nada hace Dios sino, mediante su Hijo: Omnia perIpsum facta sunt et sine Ipso jactum est nihil (6). Esto se cumple en el ordennatural, y ms en el sobrenatural, al comunicarse la vida divina, dando a loshombres una participacin de la naturaleza de Dios para hacerlos hijos suyos.Veni ut vitam habeant. In Ipso vita erat. Ego sum Vita (7). Estas palabras sontan precisas, como luminosa la Parbola de la vid y los sarmientos con que elmaestro aclara esta verdad. Con qu insistencia quiere grabar en el espritu desus apstoles el principio fundamental de que slo L (JESS) ES LA VIDA, ysu corolario, o sea, que para participar en esta vida y comunicarla a los dems,es preciso ser un injerto del Hombre-Dios.Quienes recibieron el honor de colaborar con el Salvador en la transmisin deesta vida divina en las almas, deben reflexionar que son unos modestos

    canales acodados a esa fuente nica; para tomar de ella la vida.Si un hombre apostlico, por ignorar estos principios, se creyera capaz deproducir ,el menor vestigio de vida sobrenatural, prescindiendo en absoluto deJess, demostrara una ignorancia teolgica tan supina, como estpidasuficiencia.Y si reconociendo que el Redentor es la causa primordial de toda vida divina, elapstol olvidase esta verdad cuando acta, y cegado por una presuncin tanincomprensible como injuriosa para Jesucristo, no contase sino con sus propiasfuerzas, cometera un desorden, que aunque menor que el anterior, no seriamenos intolerable a los ojos de Dios.Rechazar la verdad o prescindir de ella en la conducta, constituye siempre undesorden intelectual, doctrinal o prctico, y es la negacin del principio quedebe informar nuestra conducta.Ese desorden aumenta cuando la verdad, en vez de iluminar la inteligencia delhombre de Obras, choca con un corazn en oposicin, por el pecado o latibieza, con el Dios de toda luz.Esta conducta, que consiste en ocuparse en las obras como si Jess no fuera elnico principio de vida, ha sido calificada por el Cardenal Mermillod de HEREJADE LAS OBRAS, expresin que sirve para estigmatizar la aberracin delapstol, que, olvidado de su papel secundario y subordinado, pretendieralograr el xito de su apostolado con sola su actividad y sus talentos.No implica esta conducta la negacin prctica de una gran parte del Tratadode Gracia?

    Esta consecuencia espanta, pero, a poco que se reflexione, se ve quedesgraciadamente encierra mucha verdad.Hereja de las obras! La actividad febril en lugar de la accin de Dios; laignorancia de la gracia; la soberbia del hombre que pretende destronar aJess; el considerar como meras abstracciones, al menos en la prctica, la vidasobrenatural, el poder de la oracin y la Economa de la Redencin, son casosnada imaginarios que se presentan y que, en diversos grados, un anlisis delas almas acusa con frecuencia en este siglo de naturalismo en el que el

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    hombre juzga segn las apariencias y obra como si el xito de su empresadependiera principalmente de lo ingenioso de su organizacin.Aun a la luz de la filosofa, y prescindiendo de la revelacin, seria digno delstima el hombre de valer que se negara a reconocer que todos los talentosque los dems admiran en l, los ha recibido de Dios.Qu impresin producira en un catlico instruido en la religin, el espectculode un apstol que hiciera ostentacin, al menos implcita, de prescindir de Diosen su tarea de comunicar a las almas la vida divina aun en sus menoresgrados? Calificaramos de insensato al obrero evanglico que dijera: Seor, nopongas obstculos a mi empresa; no me la atasques: que yo me encargo dellevarla a buen fin. Este sentimiento nuestro reflejara a la versin que produceen Dios tal desorden; la vista de un presuntuoso que se dejara arrastrar delorgullo hasta el extremo de pretender dar la vida sobrenatural, engendrar lafe, suprimir el pecado, impulsar a la virtud y hacer brotar el fervor en lasalmas con solas sus fuerzas, sin atribuir estos efectos a la accin directa,continua, universal y desbordante de la Sangre divina, precio, razn de ser ymedio de toda gracia y de toda vida espiritual.

    Por eso la humanidad del Hijo de Dios pide a su Padre que confunda a esosfalsos cristos paralizando las obras de su soberbia, o permitiendo que noproduzcan sino un espejismo fugaz.Y, excepcin hecha de la accin que ex opere operato se realiza en las almas,Dios est como obligado con el Redentor a retirar al apstol hinchado desuficiencia, sus mejores bendiciones, para concedrselas al sarmiento que contoda humildad reconoce que su savia, no le viene sino de la vid divina.Que si Dios bendijera con resultados profundos y duraderos una actividadenvenenada con ese virus que hemos llamado Hereja de las obras, dara aentender que alentaba el desorden y permita su difusin.

    3. Qu es la vida interior

    Las frases: vida de oracin, contemplacin, vida contemplativa, que algunasveces empleamos, las cuales se encuentran en los Santos Padres y en losEscolsticos, significan la vida interior NORMAL al alcance de TODOS, y no esosestados extraordinarios de oracin que estudia la teologa mstica, y menos, losxtasis, las visiones, los raptos msticos, etc.Rebasaramos nuestro propsito si nos entretuviramos en un estudio delascetismo. Limitmonos a recordar en pocas lneas lo que CADA UNO debeaceptar como, verdades inconcusas, para el ntimo gobierno de su alma.1. VERDAD. Mi vida sobrenatural es la Vida del mismo Jesucristo por la Fe, laEsperanza y la Caridad, porque Jess es la causa meritoria, ejemplar y final, y

    en cuanto Verbo, con el Padre y el Espritu Santo, la causa eficiente de lagracia santificante en nuestras almas.La presencia de Nuestro Seor en esta Vida, sobrenatural no es la presenciareal de la santa comunin, sino una presencia de ACCIN VITAL como laaccin que la, cabeza y l corazn ejercen sobre los dems miembros delcuerpo; Accin ntima, que ordinariamente Dios oculta a mi alma paraaumentar el mrito de mi fe; Accin, por consiguiente, habitualmenteinsensible para mis facultades naturales, que debo aceptar formalmente por la

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    Fe; Accin divina compatible con mi libre albedro, la cual se sirve de lascausas segundas (acontecimientos, personas y cosas) para darme a conocer lavoluntad de Dios y ofrecerme la ocasin de adquirir o aumentar miparticipacin en la vida divina.Esta vida que comenz en el Bautismo por l CRISTIANA.2. VERDAD. Por esta vida, Jesucristo me comunica su Espritu. Y as se erigeen principio de una actividad superior, la cual, si yo no pongo obstculos pormi parte, me hace pensar, juzgar, amar, querer, sufrir y trabajar con l, en l,por l y como l. Mis acciones exteriores son la manifestacin de esa Vida deJess en m. Y as. tiendo a realizar el ideal de VIDA INTERIOR formulado porSan Pablo: Ya no soy yo quien vive. Jesucristo vive en m.La Vida Cristiana, la piedad, la Vida interior y la santidad no difierenesencialmente, sino que son los diversos grados de un mismo amor. Elcrepsculo, la aurora, la luz y el esplendor del mismo sol.Cuando en esta obra empleamos las palabras "Vida interior" nos referimosmenos a la Vida: habitual, es decir al "capital de vida divina" -valga la frase-que atesoramos en nuestra alma en virtud de la gracia santificante, que a la

    vida interior actual, o sea, al empleo de ese capital, por medio de la actividaddel alma y de su fidelidad a las gracias actuales:Por tanto, puedo dar de ella esta definicin: diciendo que es el estado deactividad de un alma que REACCIONA para PONER EN REGLA sus inclinacionesnaturales y se esfuerza en adquirir EL HABITO de juzgar y de dirigirse ENTODO por las luces del Evangelio y los ejemplos de Nuestro Seor.Esto supone dos movimientos. Uno mediante el cual el alma se retira de todaslas criaturas que se oponen a la vida sobrenatural, procurando no perder

    jams su propia presencia. Aversio a creaturis. Y otro por el que el alma selanza hacia Dios para unirse con l: Conversio ad Deum.Con esta conducta el alma quiere conservarse fiel a la gracia que NuestroSeor le ofrece cada momento. Es decir, que vive unida a Jess y realiza el Quimanet in Me et Ego in eo, hic fert fructum multum (8).3. VERDAD. Quedar privado de uno de los medios ms poderosos de adquiriresa vida interior, si no me esfuerzo en tener una fe PRECISA y CIERTA de esapresencia activa de Jess en mi y, sobre todo, en conseguir que esa presenciasea para mi una realidad viviente, MUY VIVIENTE, que penetre en el campo demis facultades.De ese modo Jess ser para mi, la luz, el ideal, consejo, apoyo, recurso,fuerza, mdico, consuelo, alegra, amor; en una palabra, mi vida, y asadquirir todas las virtudes.Slo entonces podr rezar con toda sinceridad la oracin admirable de SanBuenaventura que la Iglesia me propone como accin de gracias de la misa:

    Transfige dulcissime Domini Jesu...4. VERDAD. En la PROPORCIN en que intensifique mi amor para con Dios,crecer mi vida sobrenatural por momentos, en virtud de una NUEVA infusinque se me har de la gracia de presencia activa de Jess en m.

    Esta infusin se produce:1. Por los actos meritorios que realice. Como son la virtud, el trabajo, lasdiversas formas de sufrimiento, la privacin de las criaturas, el dolor fsico o

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    moral, la humillacin, la abnegacin, la oracin, la misa, los actos de devocina Nuestra Seora, etctera.2. Por los SACRAMENTOS, sobre todo por la Eucarista. Es cierto, pues, y, estaverdad me abruma por su sublimidad y hondura, a la vez que me alegra yanima; es cierto que por cada acontecimiento, persona o cosa, t mismo,Jess mo, te haces objetivamente presente en mi espritu a todas horas, y conesas apariencias cubres tu sabidura y tu amor y me pides mi cooperacin paraaumentar tu vida en m.Alma ma, Jess se te presenta por la GRACIA DEL MOMENTO PRESENTE, cadavez que rezas, celebras la misa o la oyes, haces una lectura espiritual o teejercitas en actos de paciencia, de celo, de renunciacin, de lucha, deconfianza o de amor.Te permitirs volverle la cabeza o esconderte?

    5. VERDAD. La triple concupiscencia, ocasionada por el pecado original yacrecida con cada uno de mis pecados, origina en mi ELEMENTOS DE MUERTEopuestos a la vida de Jess. En la misma proporcin en que crecen estos

    elementos, reducen el ejercicio de esa vida y hasta pueden llegar a suprimirla.No obstante, ni las inclinaciones y sentimientos. que la contraran, ni lastentaciones, por violentas y prolongadas que sean, pueden hacerle el daoms ligero, si mi voluntad se les enfrenta; y entonces -y esta es una verdadconsoladora- contribuyen, como todo elemento de combate espiritual, aaumentarla. en la medida del celo que despliegue.6. VERDAD. Sin el fiel empleo de determinados medios, se cegar miinteligencia y mi voluntad carecer de la fuerza necesaria para cooperar conJess en aumentar y aun en mantener su vida en m. Y as comenzar ladisminucin progresiva de esa vida y el peligro de la TIBIEZA DE VOLUNTAD(9).Con mis disipaciones, cobardas, ilusiones y cegueras abrir el corazn alpecado venial, lo que originar la incertidumbre de mi salvacin, ya que elpecado venial es una disposicin fcil para el pecado MORTAL.Si tuviere la desgracia de caer en ese estado de tibieza, y con ms razn si meencontrase ms abajo, deber hacer toda clase de esfuerzos para levantarme.1. Reavivando el temor de Dios "por el recuerdo constante de mispostrimeras, la muerte, el juicio, el infierno, la eternidad, el pecado, etc.2. Haciendo que reviva mi compuncin mediante el conocimiento amoroso devuestras Llagas, oh Misericordiossimo Redentor. Me trasladar en espritu alCalvario para prosternarme a vuestros sagrados pies a fin de que vuestraSangre viva caiga sobre mi cabeza y mi corazn, disipe mi ceguera, derrita elhielo de mi alma y sacuda la modorra de mi voluntad.

    7. VERDAD. Yo debo temer con razn que carezco del grado de vida interiorque Jess EXIGE de m:1. Si no procuro aumentar mi SED de vivir de Jess, la cual me da el deseo deagradar a Dios en todas las cosas, y el temor de desagradarle aun en las msmnimas. Esa sed cesar en absoluto en mi, si abandono los medios desostenerla, en especial la oracin de la maana';, la misa, los sacramentos, eloficio divino, los exmenes particular y general y las lecturas piadosas, o si,por mi culpa, esos ejercicios no me aprovechan.

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    2. Si no cuido de tener un mnimum de RECOGIMIENTO que me permita, enmedio de mis ocupaciones, guardar el corazn en tal pureza y generosidad queno quede ahogada la voz de Jess que me seala los elementos de muerte quese me presentan y me anima a combatirlos.Pero ese mnimum me faltar si no pongo en prctica los medios que loaseguran, como son: La vida litrgica, las jaculatorias, en especial las quetienen el carcter de splicas, las comuniones espirituales, el ejercicio de lapresencia de Dios, etc.Sin ese recogimiento, los pecados veniales pulularn en mi vida, tal vez sinllegar yo siquiera a sospecharlo. Para ocultrmelos y aun para vendarme losojos de un estado ms lamentable en que me pudiera encontrar, la ilusinutilizar los recursos de mi piedad ms especulativa que prctica, o suapariencia; el celo por las obras, etc. Pero mi ceguera me ser imputable,porque yo soy el causante de ella, por haber abandonado el recogimiento queme era indispensable.8. VERDAD. Mi vida interior ser lo que sea la Guarda de mi corazn. Omnicustodia serva cor tuum, quia ex ipso vita procedit (10).

    Esta guarda del corazn es la solicitud HABITUAL o al menos frecuente, conque preservo todos mis actos, a medida que aparecen, de cuanto pudiera viciarsu mvil o su realizacin.Esta solicitud debe ser tranquila, holgada, sin fatiga, pero fuerte, porque sefundamenta en el recurso filial a Dios.Es un trabajo ms bien del corazn y de la voluntad que del espritu, el cualdebe quedar libre para cumplir sus deberes. No es obstculo para las acciones;antes las perfecciona, al regularlas con el espritu de Dios y ajustarlas a losdeberes de estado.Este ejercicio puede practicarse a todas horas. Es una mirada que el corazndirige a las acciones presentes, y una atencin moderada a las diversas partesde la accin a medida que se ejecuta. Es la observacin exacta del Age quod,agis. El alma, como un centinela, vigila todos los movimientos del corazn y enespecial lo que ocurre en su interior, es decir, las impresiones, intenciones,pasiones, inclinaciones, en una palabra, todos sus actos internos y externos,pensamientos, palabras y actos.La guarda del corazn exige un determinado recogimiento; las almas disipadasno la logran.Practicando este ejercicio con frecuencia, se llega a adquirir la costumbre delmismo.Quo vadam et ad quid? Qu harta Jess; cmo se conducira en mi lugar?Qu me aconsejara? Qu me pide en este momento? Estas son laspreguntas que vienen espontneamente al alma vida de vida interior.

    Para el alma habituada a ir a Jess por Mara, esta guarda del corazn revisteun carcter ms afectivo todava, y el recurso a esta buena Madre viene aconvertirse en una necesidad constante del corazn.9. VERDAD. Jesucristo reina en el alma que aspira a imitarle con seriedad, entodo y con todo afecto.Hay dos grados de esta imitacin:1. El alma se esfuerza en hacerse indiferente a las criaturas, sean conformes ocontrarias a sus gustos. Como Jess, ella no quiere otra regla de sus actos que

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    la voluntad de Dios: Descendi de coelo, non ut jaciam voluntatem meam, sedvoluntatem ejus qui misit me (11).2. Christus non sibi placuit (12). El alma se inclina con ms decisin a lo quecontraria y repugna a la naturaleza. Entonces realiza el Agendo contra de quehabla San Ignacio en su famosa meditacin del Reino de Cristo, o sea "laaccin contraria a la naturaleza para llegar a la imitacin de la pobreza delSalvador y al amor de los sufrimientos y humillaciones.Entonces el alma conoce a Cristo de verdad, segn la expresin de San Pablo:Didicistis Christum (13).10. VERDAD. En cualquier estado en que me encuentre, si quiero, orar y serfiel a la gracia, Jess me ofrece toda clase de medios para llegar a una vidainterior que me devuelva su intimidad y me permita desarrollar Su vida en m.Entonces mi alma, a medida que va progresando, poseer la alegra aun enmedio de sus pruebas y en ella se realizarn estas palabras de Isaas:Amanecer tu luz como la aurora y llegar pronto tu curacin y delante de tiir tu justicia y la gloria del Seor te acoger en su seno. Invocars entoncesal Seor y te oir con benignidad; clamars y te dir: Aqu me tienes... Y el

    Seor ser tu gua constante; y llenar, tu, alma de resplandores y vigorizartus huesos; y sers como huerto bien regado y como manantial perenne cuyasaguas no se secarn jams (Isaas, LVIII, 8, 9, II)11. VERDAD. Si Dios me pide que aplique mi actividad no slo a misantificacin, sino tambin a las Obras, empezar por grabar en mi alma estaconviccin: Jess debe y quiere ser la vida de esas obras.Mis esfuerzos, de suyo nada son y nada valen. Sine me NIHIL potestis facere(14). Sern tiles y bendecidos de Dios, si en virtud de una vida interior, losuno constantemente a la accin vivificadora de Jess. Entonces llegarn a seromnipotentes. OMNIA possum in EO qui me confortat (15). Si nacen de unasuficiencia llena de orgullo, o de la confianza en mis propios talentos, o delafn de lucirme con mis xitos, sern reprobados por Dios; que seria sacrlegalocura pretender arrebatar a Dios algn girn de su gloria para adornarme conl. Esta conviccin no engendrar en mi la pusilanimidad; antes al contrario,ser mi fuerza y me impulsar a la oracin; para obtener esa humildad, que esgran tesoro de mi alma, la seguridad de la ayuda de Dios y la prenda del xitopara mis obras.Convencido de la importancia de este principio, har durante mis retiros oejercicios, un examen serio, para averiguar -si no se debilita mi conviccin delo nulos que son mis actos, cuando van solos, y de su fuerza cuando estnunidos a los de Jess- si soy inexorable en excluir toda complacencia yvanidad, y toda satisfaccin propia en mi vida de apstol -si me mantengo enuna desconfianza absoluta de mi mismo- y si pido a Dios que vivifique mis

    obras y me preserve del orgullo, que es el primero y principal obstculo a suasistencia.Este CREDO de la Vida interior, cuando llega a ser la base de la existencia parael alma, le asegura desde este mundo una participacin en la felicidadcelestial.Vida interior es vida de predestinados; y responde al fin que Dios se propuso alcreamos (16).

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    Responde tambin al fin de la Encarnacin: Filiium suum unigenitum misitDeus in mundum ut vivamus per eum (17).En el estado de los bienaventurados: Finis humanae creaturae est adhaerereDeo; in hoc enim felicitas ejus consistit (18).Con ella ocurre lo contrario de las alegras del mundo, y es que las espinasestn hacia afuera y las rosas por dentro.Qu dignas de compasin son las pobres gentes de este mundo!, dice el SantoCura de Ars. Llevan sobre sus espaldas una capa forrada de espinas, y nopueden hacer el menor movimiento sin sentir sus punzadas; en cambio, losbuenos cristianos tienen una capa forrada de piel de conejo. Crucem vident,unctionem non vident (19).Es tambin la vida interior un estado celestial. Porque l alma viene a ser uncielo viviente (20), Y canta como Santa Margarita Mara:Poseo en todo tiempo y llevo en todo lugar el Dios de mi corazn y el coraznde mi Dios.Es, en fin, el principio de la felicidad: Inchoatio quaedam beatitudinis (21). Lagracia es el cielo en germen.

    4. Qu desconocida es esta Vida interior

    San Gregorio Magno, tan hbil administrador y apstol celoso, como grancontemplativo, concreta en esta frase: Secum vivebat (22) el estado del almade San Benito, que pona en Subiaco el fundamento de su Regla, la cual hablade ser una de las ms potentes palancas de apostolado que Dios ha utilizadoen la tierra.En cambio, de la mayora de nuestros contemporneos habr que decir locontrario. Vivir consigo y en s, querer gobernarse a s mismo, y no dejarsegobernar por las circunstancias, reducir a la imaginacin, la sensibilidad y lamisma inteligencia al papel de servidores de la voluntad y conformar siemprela propia voluntad con la voluntad divina, es un programa que cada vez tienemenos partidarios en este siglo de agitacin que ha visto nacer un nuevo idealconcretado en esta frase: el amor de la accin por la accin.Cualquier pretexto es bueno para eludir esa disciplina de nuestras facultades.Los negocios, las atenciones de familia, la higiene, el buen nombre, el amor ala patria, el prestigio de las corporaciones, hasta la pretendida gloria de Dios,son tentaciones para no vivir en nosotros mismos.Esta especie de delirio de la vida exterior llega a ejercer en nosotros unasugestin irresistible.Cmo extraarnos, pues, de la ignorancia que existe de la vida interior? No esslo ignorancia, sino desprecio e irona aun por parte de quienes deban ser los

    primeros en apreciar sus ventajas y su necesidad.Fue necesario que el Papa Len XIII escribiera al Cardenal Gibbons, Arzobispode Baltimore, aquella memorable carta, que era una protesta, contra lasconsecuencias peligrosas de la admiracin exclusiva de las obras.A fin de ahorrarse el trabajo de la vida interior, el hombre de la Iglesia llega atomar por cosa de poco ms o menos la excelencia de esa vida con Jess, enJess y por Jess, y al olvidar que en plan de la Redencin, todo est tanfundado en la vida eucarstica, como edificado sobre la roca de Pedro.

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    En relegar lo esencial a un segundo plano trabajan inconscientemente lospartidarios de esa espiritualidad moderna que se llama "AMERICANISMO".Aunque para ellos la Iglesia no es un templo protestante, ni est vaco eltabernculo, estiman que la vida eucarstica apenas puede adaptarse a lasexigencias de la civilizacin moderna, y menos bastar para los tiempospresentes, y que pas ya, para no volver, aquella vida interior que brotaba dela vida eucarstica.Para las personas que desgraciadamente son legin, imbuidas en estas teoras,la comunin ha perdido aquel sentido que apreciaban en ella los primeroscristianos.Aunque creen en la Eucarista, no la consideran como elemento indispensablede vida para si y para las obras.Y como carecen de la intimidad eucarstica, la vida interior se les antoja uno detantos recuerdos de la Edad Media.Ciertamente, cuando a esos hombres de obras se les oye hablar de sushazaas, podra creerse que el Todopoderoso, el que con solo su palabra crelos mundos y para quien el universo no es sino polvo y... nada, no puede

    prescindir de su concurso.Muchos fieles y aun sacerdotes y religiosos exagerados en el culto de la accinllegan sutilmente a convertirlo en una especie de dogma inspirador de suconducta que les impulsa de un modo desenfrenado a la vida exterior. Ysentiran una gran satisfaccin en decir: La Iglesia, la dicesis, la parroquiatienen necesidad de mi. Yo soy ms que til a Dios. Claro que no se atreverana pronunciar estas frases tan fatuas, pero en el fondo de su corazn anidan lapresuncin que las fomenta y la atenuacin de la fe que les dio origen.Es corriente prescribir a un neurastnico que se abstenga de toda clase detrabajos. Este remedio suele serle insoportable, porque precisamente suenfermedad le pone en una excitacin febril, que es para l como una segundanaturaleza, la cual le empuja sin descanso a buscar nuevos desgastes defuerzas y nuevas emociones, que agravan su mal.Una cosa parecida ocurre con el hombre de obras en relacin con la vidainterior. Tanto ms la desdea y hasta la repugna cuanto ms la necesita,puesto que si la pusiese en prctica, ella sera el mejor remedio para su estadomorboso. Pero como procede de un modo opuesto, y de da en da se afanams en engolfarse en el aluvin de trabajos cada vez mayores y peor dirigidos,acaba por descartar toda posibilidad de curacin.Corre el navo a todo vapor; y cuando quien lo dirige admira su velocidad, Diosest viendo que, por carecer de un timonel experto, va sin rumbo fijo y correriesgo de naufragar.Nuestro Seor desea y pide, ante todo, adoradores en espritu y en verdad. El

    americanismo se figura que da una gran gloria a Dos, enfocandoprincipalmente el problema de las obras.Este estado de espritu explica la preponderancia que tienen en nuestros daslas escuelas, dispensarios, hospitales, etc., con menoscabo de la penitencia yla oracin, las cuales apenas son comprendidas.Esta vida exclusivamente exterior incapacita para creer en la virtud de lainmolacin oculta y por eso se califica de cobardes e iluminados a los que lapractican en la soledad del claustro, acaso con mayor ardor por la salvacin de

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    las almas, que los misioneros ms infatigables y hasta suele hacerse rechiflade las personas de obras que juzgan que les es necesario robar algunosinstantes a todas sus ocupaciones, aun las ms tiles, para dirigirse altabernculo a purificar y recalentar su celo y conseguir que el Husped divinobendiga y acreciente el resultado de sus trabajos.5. Respuesta a esta primera objecin: La Vida interior es inactiva?

    Este volumen se dirige exclusivamente a los hombres de obras animados de undeseo ardiente de sacrificarse, que pudieran no tomar las medidas necesariaspara que su sacrificio en favor de las almas sea fecundo, sin menoscabo de suvida interior.Estimular a los pretensos apstoles que rinden culto al descanso; galvanizarlas almas adormiladas en brazos de un egosmo iluso, fomentador de lainactividad, como medio de crecer en la piedad; sacudir la indiferencia de losindolentes; que pudieran cargar con algunas obras, con miras a ventajas uhonores, con tal que no se perturben su quietud ni su ideal de tranquilidad...esta tarea no entra en nuestro propsito, porque exigira una obra especial.

    Dejando a otros el trabajo de hacer comprender a esos apticos lasresponsabilidades en que incurren ante Dios con una existencia que l quiereque sea activa, y el demonio, de acuerdo con la naturaleza cada se empea enhacer infecunda por falta de actividad y de celo, volvamos a nuestros queridosy venerables compaeros, a quienes estas pginas estn reservadas.No existe comparacin que pueda expresar la intensidad infinita de la actividadencerrada en el seno de Dios.La vida interior del Padre es tal que engendra una persona divina. De la Vidainterior del Padre y del Hijo procede el Espritu Santo.La Vida interior comunicada a los Apstoles en el Cenculo inflaminmediatamente su celo.Esta Vida interior es un principio de celo para toda persona instruida que no seempee en desfigurarla.Pero aunque la vida de oracin no se manifestara en las obras exteriores, esen si misma y en su intimidad una FUENTE DE ACTIVIDAD incomparable.Se equivocan quienes ven en ella una especie de oasis en que refugiarse parallevar una vida plcida.Con saber que es el camino ms directo que conduce al reino de los cielos, lecuadra con toda exactitud el texto que dice: Regnum coelorum vim patitur, etviolenti rapiunt illud (23).Don Sebastin Wyart, curtido en los trabajos del ascetismo, en las fatigasmilitares, en el estudio yen los cuidados que lleva consigo el cargo de Superior,sola repetir con frecuencia que hay tres clases de trabajos:

    1. El trabajo fsico casi en su totalidad, de los que ejercen un oficio manual,como los labradores, los artesanos y los soldados. Este trabajo, deca, es elmenos rudo de todos, aunque se crea otra cosa.2. El trabajo intelectual del sabio, del pensador que se fatiga en la bsquedatan ardua, a veces, de la verdad; el del escritor o profesor consagrados conintensidad a comunicarla a otras inteligencias; el del diplomtico, del hombrede negocios, del ingeniero, etctera; los esfuerzos mentales del general

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    durante la batalla, para prever, dirigir y decidir. Este segundo trabajo es mspenoso que el anterior. Lo indica el adagio que dice: el acero gasta la vaina.3. El trabajo, en fin, de la vida interior. "De los tres es el ms fatigoso cuandose toma en serio (24). Ahora que tambin es el que consuela ms. Y estambin el ms importante porque no perfecciona al hombre en una profesindeterminada, sino en su propia formacin. Cuntos que se glorian de su valery arrestos en los dos primeros gneros de trabajos, con los que se conquistanla fortuna y el triunfo, claudican como cobardes y perezosos cuando se tratadel trabajo de la virtud!El esfuerzo constante en dominarse a si mismo y a cuanto nos rodea para noobrar en todo sino por la gloria de Dios, es el ideal del hombre que quiereadquirir la vida interior. Para lograrlo pone todo su esfuerzo en estar siempreunido con Jess, medio el ms eficaz de tener la mirada fija en el fin quepretende y pesarlo todo a la luz del Evangelio. As, repite con San Ignacio: Quavadam et ad quid? (25). De esa manera, todas sus potencias, inteligencia,voluntad, memoria, sensibilidad, imaginacin y sentidos, conspiran a ese fin.Pero, qu trabajos los suyos para llegar a ese resultado! Ya se mortifique o se

    permita algn agrado permitido; ya reflexione o ponga en prctica suspensamientos; ya trabaje o descanse; ya ame el bien o rechace el mal; yasienta ansias o temores; ya acepte la alegra o la tristeza; ya est lleno deesperanza o de miedo; indignado o tranquilo; siempre y en todas las cosas seesfuerza en mantener tercamente, obstinadamente, el timn en la direccin dela VOLUNTAD DE DIOS.Cuando ora, sobre todo al pie del Tabernculo, se aisla en absoluto de lascosas visibles, para poder tratar con el Dios invisible, como si lo viera (26).Aun en medio de sus trabajos apostlicos, aspira a realizar el ideal que SanPablo admira en Moiss.Ni las adversidades de la vida, ni las tempestades levantadas por las pasiones,nada puede desviarle de la lnea de conducta que se ha trazado. Por otra partesi flaquea un momento, inmediatamente se repone, y emprende con ms broy decisin la marcha hacia adelante.Admirable resistencia. Ah, cmo se palpa la recompensa que Dios concedeaun en este mundo, a quien no desmaya ante el esfuerzo que exige esetrabajo, colmndolo de alegras especiales!Holgazanes, conclua don Sebastin, holgazanes los verdaderos religiosos ylos sacerdotes de vida interior, devorados por el celo! Vengan, vengan loshombres del mundo ms metidos en negocios y ocupaciones a ver si su trabajoadmite comparacin con el nuestro!Quin no lo ha probado? Cuntas veces cargaramos con largas horas de untrabajo penoso, a cuenta de evitar nos media hora de oracin bien hecha, la

    asistencia devota a la misma, y el rezo del Oficio divino (27).El P. Fber escribe con amargura que para algunos "los quince minutos deaccin de gracias de la Comunin, son los ms fastidiosos de todo el da". Si setrata del breve Retiro de tres das, con qu repugnancia algunos lo reciben!Prescindir durante tres das de la vida fcil, aunque est llena de ocupaciones;y vivir de lo sobrenatural, infiltrndolo en todos los detalles de la existencia;forzar el espritu a que durante ese tiempo lo vea todo a los resplandoresnicos de la Fe, y el corazn a que todo lo olvide menos a Jess y su vida; vivir

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    enfrentado consigo mismo, poniendo al desnudo las propias miserias y lasflaquezas del espritu; purificar el alma en el crisol del propio examen, siendoinexorables en la acusacin, todo esto presenta una tal perspectiva que haceretroceder a gran nmero de personas, que por otra parte estaran dispuestasa toda clase de esfuerzos, cuando se trata de un desgaste de actividadpuramente natural.Y si slo tres das de esta clase de ocupaciones parecen tan penosos, cmoreaccionar la naturaleza ante la idea de una vida entera sometida al rgimengradual de la vida interior?No hay duda de que en este trabajo de desprendimiento, la gracia tiene unagran parte y hace el yugo suave y la carga ligera. Pero cmo tiene quetrabajar y esforzarse el alma! Siempre le costar enderezarse en el caminorecto y volver al Conversatio nostra in coelis est (28).Santo Toms explica esto muy bien cuando dice: "El hombre est situado entrelas cosas de este mundo y los bienes espirituales, en los cuales se encuentra lafelicidad eterna. Cuanto ms se apega a los unos, ms se aleja de los otros"(29). En la balanza siempre, al subir uno de los platillos baja el otro la misma

    distancia.Aquella catstrofe primitiva del pecado original al trastornar la economa detodo nuestro ser, hizo que este doble movimiento de atraccin y repulsincueste mucho trabajo. Para restablecer y conservar por medio de la vidainterior el orden y el equilibrio en ese "microcosmos" que es el hombre, sonnecesarios trabajo, fatiga y sacrificio. Se trata de reconstruir un edificioderruido y de preservarlo de un nuevo derrumbamiento.Desprender constantemente de los pensamientos terrenos, por medio de lavigilancia, el renunciamiento y la mortificacin, este corazn nuestro, agobiadocon todo el peso de la, naturaleza corrompida, Gravicorde (Ps IV); reformar elpropio carcter especialmente en aquellos puntos en que menos se parece a lafisonoma del alma de Nuestro Seor, o sea, en la disipacin, clera,complacencias internas o externas, manifestaciones de soberbia o denaturalismo, dureza, egosmo, falta de bondad, etc., resistir al halago delplacer actual y sensible con la esperanza de una dicha espiritual, de la cual nose gozar sino al cabo de una larga espera; soltar todas las amarras amor delmundo; hacer del conjunto de las criaturas, deseos, codicias, concupiscencias,bienes exteriores, voluntad y propio juicio, un holocausto sin reservas..., vayatarea herclea!Y, sin embargo, todo esto no es sino la parte negativa de la vida interior.Despus de esta lucha cuerpo a cuerpo que hacia gemir a San Pablo (30), yque el P. Ravignan expresaba con esta frase: "Vosotros me preguntis qu hehecho en el noviciado? Yo os lo dir. ramos dos. He arrojado al otro por la

    ventana y me he quedado solo"; despus de ese combate sin descanso contraun enemigo siempre dispuesto a renacer, es preciso proteger contra lasmenores asechanzas del espritu natural a un corazn que, purificado por lapenitencia, se encuentra actualmente, consumido del deseo de reparar losultrajes inferidos a Dios, de desplegar todas las energas en tenerlonicamente pegado a la belleza invisible de las virtudes que desea: adquirirpara imitar las de Jesucristo y de esforzarse en conservar hasta en losmenores detalles de la existencia una: confianza absoluta en la Providencia.

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    Esta es la parte positiva de la vida interior. Quin no imagina el campoilimitado que ofrece para trabajar?Trabajo ntimo, asiduo y constante, con el cual precisamente el alma adquiereuna facilidad maravillosa y una sorprendente rapidez en la ejecucin de lastareas apostlicas. Unicamente la vida interior posee este secreto.

    Las obras inmensas llevadas a cabo, a pesar de su precaria salud, por unAgustn, un Juan Crisstomo, un Bernardo, un Toms de Aquino, un Vicente dePal, etc., nos llenan de asombro. Pero ms nos maravilla el ver que todosesos hombres, a pesar de sus incesantes trabajos, se mantenan en la msconstante unin con Dios.Poniendo mediante la contemplacin los labios de su espritu en la fuente de laVida, estos Santos reciban de ella una capacidad de, resistencia en lostrabajos, mayor que la del resto de los mortales.Esto mismo vena a decir un gran Obispo cargado de negocios a un hombre deEstado ocupadsimo tambin, al preguntarle ste cul era el secreto de laserenidad que reinaba en su espritu y de los admirables resultados de sus

    obras. A todas vuestras ocupaciones, mi querido amigo, le dijo el Prelado,aadi todas las maanas media hora de meditacin. Despacharis msfcilmente vuestros asuntos y an podris tomar otros ms".En fin, no sabemos que San Luis, Rey de Francia, en las ocho o nueve horasdiarias que consagraba a los ejercicios de la vida interior, encontraba el secretoy la fuerza necesaria para atender a los asuntos del Estado y al bien de sussbditos con tal solicitud que, segn confesin de un orador socialista, jamsni en nuestra poca se ha hecho en favor de los obreros lo que hizo aquelsanto Rey?

    6. Respuesta a esta segunda objecin: La Vida interior es egosta?

    Descartemos a los perezosos y a los sibaritas espirituales que ponen elcontenido de la vida interior en los goces de una ociosidad agradable, y buscanlos consuelos de Dios, y no el Dios de los consuelos. Estos tienen una piedadfalsa. Pero con ellos se andan en la inteligencia de la vida espiritual los que a laligera y sin conocimiento de causa, afirman que la vida interior es egosta.Hemos dicho antes que esta vida es la fuente pura y abundante de lasgenerosas obras de caridad en favor de las almas y de los sufrimientos delprjimo.Examinemos la utilidad de esa vida desde otro punto de vista.Egosta y estril la vida de Mara y de Jos. Qu blasfemia y qu absurdo!, y,sin embargo, no sabemos que hubiesen practicado ninguna obra exterior.

    La irradiacin en el mundo entero de su intensiva vida interior y los mritos desus plegarias y sacrificios, aplicados a todos los beneficios de la Redencinfueron suficientes para constituir a Mara Reina de los Apstoles y a Jos,Patrono universal de la Iglesia (31).Soror mea reliquit mihi sola ministrare (32), dice, repitiendo las palabras deMarta, el necio y presuntuoso que no ve ms all de sus obras exteriores y delos resultados que producen.

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    Su estupidez e ignorancia de los caminos del Seor no llegan hasta hacerlecreer que Dios no puede prescindir de l; sin embargo, repite convencido conMarta, que era incapaz de apreciar la excelencia de la contemplacin deMagdalena: Dic illi ut me adjuvet (33); y hasta llega a gritar: Ut quid perditiohaec? (34), considerando como tiempo perdido los momentos que sushermanos de apostolado, ms interiores que l, se reservan para asegurar suvida intima con Dios.Yo me sacrifico por ellos A FIN DE QUE sean santificados en verdad (35),responde el alma que ha profundizado el alcance de esta frase del Maestro: AFIN DE QUE, Y que conocedora del valor de la oracin y del sacrificio, une a laslgrimas y a la sangre del Redentor sus propias lgrimas y la sangre de sucorazn, que avanza en purificacin todos los das.El alma interior escucha con Jess cmo la voz de los -crmenes del mundosube hasta el cielo y pide para sus autores un castigo cuya sentencia tiene ellaen suspenso en virtud de la omnipotencia de sus splicas con las cualesdetiene la mano de Dios, presta a lanzar sus rayos.Los que oran, escriba despus de su conversin el eminente estadista Donoso

    Corts, contribuyen ms que los que combaten al bienestar del mundo, y siste va de mal en peor es porque las batallas abundan ms que las oraciones."Las manos en alto, deca Bossuet, arrollan ms batallones que las queatacan". Y en el desierto, los solitarios de la Tebaida sentan arder en sucorazn el fuego que animaba a un San Francisco Javier. Pareca, en expresinde San Agustn, que haban dejado el mundo ms de lo conveniente: Videnturnonnullis res humanas plus quam oportet deseruisse. Pero es que se olvidaba,agrega, que sus oraciones purificadas por aquel alejamiento del mundo, venana ser ms provechosas y ms NECESARIAS para aquel mundo corrompido.Una oracin fervorosa, aunque sea corta, ser ms provechosa para lograr unaconversin que las discusiones ms largas y los ms bellos discursos. El queora trata con la PRIMERA CAUSA, Y obra directamente sobre Ella. As disponede todas las causas segundas que reciben su eficacia de la Primera. De estaforma se logra con ms rapidez y seguridad el efecto apetecido.Diez mil herejes, segn una revelacin que merece toda clase de respetos,fueron convertidos por una sola plegaria ardiente de la serfica Santa Teresa,cuya alma inflamada en el fuego de Jess, no poda comprender que cupierauna vida contemplativa e interior que pudiera desinteresarse de las solicitudesapasionadas que siente el Salvador por el rescate de las almas. "Aceptara debuen grado, escribe la santa, el fuego del purgatorio hasta el juicio final, acuenta de salvar una sola de las almas. Qu me importa la prolongacin demis dolores si con ellos puedo rescatar una sola alma, y mejor muchas, para lamayor gloria de Dios?" Y exhorta a sus religiosas, dicindoles: "Hijas mas,

    haced con esta mira totalmente apostlica, todas vuestras oraciones,disciplinas ayunos y buenos deseos".Tal es en efecto la obra de las Carmelitas, Religiosas Cistercienses y Clarisas.Miradlas cmo siguen el rumbo de los apstoles, alimentndolos con susoraciones y penitencias. Sus plegarias bajan de las alturas y se extiendenhasta la lejana en que puede encontrarse la Cruz y brillar el Evangelio sobrelas almas que son su presa divina! Mejor estara decir que su amor oculto, pero

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    en actividad, despierta por todas partes en el mundo de los pecadores lasvoces de la misericordia.Nadie en este mundo puede explicar el motivo de esas conversiones lejanas delos paganos, ni la heroica resistencia de tantos cristianos perseguidos, ni laalegra celestial de los misioneros en medio de su martirio. Todo ello estinvisiblemente unido a las oraciones de una humilde monjita. Duea de losperdones divinos y de las luces eternas, su alma silenciosa y solitaria rige lasalvacin de las almas y las conquistas de la Iglesia (36)."Vengan trapenses a mi vicariato apostlico, deca Monseor Favier, Obispo dePeking; que se abstengan de todo ministerio, para que nada les distraiga desus trabajos de oracin, de penitencia y de estudio. S muy bien el provechoque obtendrn los misioneros con la existencia de un monasterio de almasfervorosas que se dedican a la contemplacin en medio de nuestros pobreschinos". Y algn tiempo despus, aada: "Hemos podido penetrar en unaregin hasta ahora inabordable. Yo lo atribuyo a nuestros amados Trapenses"."La oracin de diez Carmelitas, deca el Obispo de Conchinchina al Gobernadorde Saign, me ser ms til que los sermones de veinte misioneros".

    Los sacerdotes seculares, los religiosos y religiosas consagrados a la vidaactiva y atentos a la vida interior, tienen la misma participacin en el corazndivino, que las almas del claustro. Tenemos magnficos ejemplos en un PadreChevrier en un Don Bosco (hoy en los altares), en el Padre Antonio Marta. LaVenerable Ana Mara Taigi era, en medio de sus funciones de pobre mujer desu casa, tan apstol como San Benito Jos Labre, tan enemigo de lo trillado. M.Dupont, de Tours, famoso por su santidad, el coronel Paquern, etc.,devorados de idntico ardor, lograban grandes xitos en sus obras, porqueeran hombres de vida interior; y el General de Sonis en el intervalo de dosbatallas, encontraba el secreto de su apostolado en la unin con Dios.Egosta y estril la vida de un Cura de Ars! Esta afirmacin no merecerespuesta.Reflexionando con sensatez, hay que atribuir precisamente a la perfeccin desu intimidad con Dios, el celo y las conversiones de aquel sacerdote sintalento, pero contemplativo como un cartujo, cuyos progresos en la vidainterior provocaban en su espritu una sed inextinguible de las almas ymerecan que Dios Nuestro Seor, de quien viva, le diese como unaparticipacin de su Omnipotencia para operar aquellas conversiones.Infecunda su vida intima! Si en cada una de nuestras dicesis hubiera un SanJuan Bautista Vianney, antes de diez aos, Francia estaba regenerada ms afondo que por todas las obras que se quiera, insuficientemente fundamentalesen la vida interior, aunque en su organizacin intervinieran con toda suerte derecursos pecuniarios el talento y la actividad de los mejores apstoles.

    Sin duda alguna el motivo principal que hace mirar con confianza la futuraresurreccin de Francia es que tal vez nunca ha habido, aun entre los fieles,segn se observa de algunos aos ac, tal nmero de almas que desean viviren unin ardiente con el Corazn de Jess y extender su reinado por la difusinde la vida interior entre los que las rodean.Cierto que estas almas escogidas son una minora muy exigua. Pero quimporta el nmero si cuenta la intensidad!

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    La restauracin de nuestra Patria, despus de la Revolucin, debe atribuirse aese grupo de sacerdotes que por la persecucin se abrazaron ntimamente a lavida interior. Merced a ellos un torrente de Vida, divina lleg a reavivar a unageneracin que pareca condenada a una muerte inevitable a causa de suapostasa y su indiferencia.Despus de un periodo de cincuenta aos de libertad de enseanza en Francia,durante el cual se fund un nmero considerable de obras y tuvimos a nuestradisposicin toda la juventud de nuestro pas y el apoyo casi total de nuestrosgobernantes, cmo, a pesar de la brillantez exterior de nuestros resultados,no pudimos formar en la nacin una mayora cristiana a fondo para luchar conlos secuaces de Satn?Sin duda el abandono de la Vida litrgica y la cesacin de su irradiacin en losfieles contribuyeron a estos fatales resultados. Nuestra espiritualidad se hatornado estrecha, seca, superficial, exterior, o enteramente sentimental? ycarece de la penetracin y empuje de alma que da la liturgia, esa granproductora de vitalidad cristiana.Pero no podremos apuntar otra causa, que es el que careciendo de vida

    interior, los sacerdotes y educadores nos hemos limitado a engendrar en lasalmas una piedad superficial carente de grandes ideales y de fuertesconvicciones?Y en nuestra enseanza como profesores, acaso no nos hemos preocupado delograr un gran nmero de diplomados para que nuestras obras se prestigiasen,ms que de darles una slida instruccin religiosa? No hemos gastadonuestras energas sin preocuparnos de la formacin de las voluntades, paragrabar en ellas con caracteres indelebles la impronta de Jesucristo? Y estamediocridad no ha tenido, a menudo, por causa la banalidad de nuestra Vidainterior?Suele decirse que a un sacerdote santo corresponde un pueblo fervoroso; a unsacerdote piadoso, un pueblo honrado; y a un sacerdote honrado, un puebloimpo. Siempre hay un grado menos de vida en los que sen engendrados.Nosotros no nos atrevemos a suscribir esa afirmacin, pero entendemos quelas siguientes palabras de San Alfonso expresan con bastante claridad LACAUSA A LA CUAL han de atribuirse las responsabilidades de nuestra situacinactual:"Las buenas costumbres y la salvacin de los pueblos - dependen de losbuenos pastores. Si hay un buen sacerdote al frente de una parroquia, prontose vern florecer las buenas costumbres, la frecuencia de sacramentos y laoracin mental. De esto ha nacido el proverbio: Qualis pastor, talis parochia,de acuerdo con esta sentencia del Eclesistico (X, 2): Qualis est rector civitatis,taleset inhabitantes in ea" (37).

    7. Objecin sacada de la importancia de la salvacin de las almas

    Pero el alma exterior, que busca pretextos contra la vida interior, podr decir:Por qu poner un limite a mis obras de celo? Puedo yo gastar mis energas yemplear mi tiempo con exceso cuando se trata de la salvacin de las almas?Mi actividad no suple con creces a todo, por el sublime ejercicio del sacrificio?El que trabaja, ora. El sacrificio tiene su primaca sobre la oracin. No califica

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    San Gregorio al celo por las almas, de sacrificio, el ms agradable que puedeofrecerse a Dios? Nullum sacrificium est Deo magis acceptum quam zelusanimarum (38).Comencemos por precisar el verdadero sentido de esa frase de San Gregorio,sirvindonos de las palabras del Doctor Anglico.Dice el Santo Doctor: Ofrecer espiritualmente un sacrificio a Dios es ofrecerlealgo que le agrada. De todos los bienes que el hombre puede ofrecer al Seor,el ms agradable para l, es sin duda la salvacin de un alma. Pero el almaque el hombre debe ofrecer primeramente a Dios, es la suya propia, enconformidad con la Sagrada Escritura, que dice:Quieres ser agradable a Dios? - Ten compasin de tu alma. Despus de hacereste primer sacrificio, ya podemos procurar al prjimo una dicha semejante.El sacrificio del hombre ser tanto ms agradable a Dios, cuanto msESTRECHAMENTE una con Dios primero su alma, y despus las de los dems.Pero esta unin, intima, generosa y humilde slo se realiza POR LA ORACIN.Aplicarse uno mismo a la oracin, o aplicar a otros, agrada a Dios MUCHO MSque entregarse a las obras y arrastrar a los dems a ese apostolado de la

    accin. As, pues, concluye Santo Toms, cuando San Gregorio afirma que lasalvacin de las almas es el sacrificio ms agradable a Dios, no quiere decircon eso dar a la vida activa la preferencia sobre la contemplacin; pretendesignificar que la ofrenda de una sola alma es infinitamente ms preciosa a susojos, y para nosotros de mayor mrito que ofrecerle las mayores preciosidadesde la Tierra (39).La necesidad de la vida interior no debe hacernos abandonar las obras, sivemos claramente que tal es la voluntad de Dios, porque rehuir ese trabajo oejecutarlo con negligencia, o sea desertar del campo de batalla con el pretextodel mejor cultivo de la propia alma y de la ms perfecta unin con Dios, seriapura ilusin y, en algunos casos, causa de verdaderos peligros. Vae migi, diceSan Pablo, si non evangelizavero (40).Hecha esta salvedad, digamos rotundamente que. consagrarse a la conversinde las almas, olvidndose de s mismo, es una ilusin ms grave que laanterior. Dios quiere que amemos al prjimo como a nosotros mismos, pero noms que a nosotros mismas, es decir, nunca hasta el extremo de causarnos ungrave perjuicio, lo que prcticamente equivale a exigir que tengamos mscuidado de nuestra alma que de las dems, porque nuestro celo ha de irsiempre reglamentado por la caridad, ya que el Prima sibi charitas (41) siguesiendo un adagio de Teologa."Porque amo a Jesucristo, deca San Alfonso Mara de Ligorio, ardo en deseosde darle almas: PRIMERO LA MIA, y despus el mayor nmero posible deotras". Esto es poner en prctica el Tuus esto ubique (42) de San Bernardo:

    "No es cuerdo quien no piensa en s".El Santo Abad de Claraval, verdadero fenmeno de celo apostlico, observabaesa mxima. Su secretario Godofredo nos dice: Totus primum sibi et sic totusomnibus (43)."No te digo, escribe este Santo al Papa Eugenio III, que dejes del todo losnegocios del siglo. nicamente te exhorto a que no te entregues de lleno aellos. Si quieres ser para todo el mundo, s antes para ti, y si todos se acercana beber a tu fuente, no te prives t de beber. Por qu, has de ser t el nico

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    que permanezca sediento? Siempre has de comenzar por pensar en ti. ENVANO TE ENTREGARS A LOS DEMS SI TE ABANDONAS T MISMO. Haz quetodas tus reflexiones COMIENCEN y ACABEN EN T. S para ti el primero y elltimo, y ten siempre presente que en el negocio de tu salvacin nadie es tanallegado tuyo como el hijo de tu madre" (44).Tambin es muy sugestiva esta Anotacin de retiro de Monseor Dupanloup:"Observo una actividad terrible que est minando mi salud, perturbando mipiedad y que no es de provecho para mi cultura. Dios me ha dado la gracia dereconocer que esta actividad natural y este dejarme llevar de mis ocupacionesson los mayores obstculos para la organizacin de mi vida interior, tranquila yfructuosa. He llegado tambin a reconocer que esta FALTA DE VIDA INTERIORes el manantial de todos mis defectos, perturbaciones, sequedades, disgustosy carencia de salud.HE resuelto, pues, poner TODO MI ESFUERZO en la adquisicin de esa vidainterior de que carezco, para lo cual, con la gracia de Dios, me he impuesto lassiguientes reglas:1. Tomar ms tiempo del necesario para hacer cualquier cosa; as no me ver

    agobiado, ni con prisas, jams.2. Como siempre me encuentro con ms cosas que hacer, que tiempo parahacerlas, y esta consideracin me preocupa y me agobia, no pensar ms enlas cosas que debo hacer, sino en el tiempo de que dispongo. Lo emplear sinperder un minuto, comenzando por los negocios ms importantes, y no meinquietar de lo que quede sin terminar, etc., etc.".Cualquier joyero prefiere el diamante ms pequeo a muchos zafiros. De lamisma manera, segn el orden establecido por Dios, nuestra intimidad paracon l le da ms gloria que todo el bien que podamos procurarle con nuestroapostolado en favor de las almas, si es un detrimento de la nuestra. NuestroPadre Celestial, que atiende ms al gobierno de un corazn donde tiene sutrono, que al gobierno natural de todo el universo y a la gobernacin civil detodos los imperios, desea que reine esa armona en nuestro celo (45).Y algunas veces prefiere dejar desaparecer una obra, si ve que es un obstculopara el incremento de la caridad del alma que se ocupa en ella.Satans, por el contrario, no vacila en halagar a un apstol con xitosenteramente superficiales, si puede con ello amenguar su vida interior, porquesu rabia le hace adivinar dnde se encuentran los verdaderos tesoros a los ojosde Jesucristo. Es decir, da de buena gana algunos zafiros, para quitar undiamante.

    SEGUNDA PARTE

    UNION DE LA VIDA ACTIVA y DE LA VIDA INTERIOR

    1. Prioridad de la Vida interior sobre la activa a los ojos de Dios

    En Dios se encuentra toda la Vida, porque l es la Vida. Pero el Ser infinito nomanifiesta su vida del modo ms intenso en sus obras exteriores, como porejemplo la creacin, sino en lo que la Teologa llama operaciones ad intra, o

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    sea en esa actividad inefable cuyo trmino es la generacin perpetua del Hijo yla procesin incesante del Espritu Santo. All se halla, por excelencia, su obraesencial y eterna.La vida mortal de Jesucristo es la perfecta realizacin del plan divino.Considermosla: Treinta aos de recogimiento y soledad y cuarenta das deretiro y penitencia, son el preludio de su corta carrera evanglica. Y cuntasveces durante sus correras apostlicas le vemos retirarse a las montaas o aldesierto para orar: Secedebat in desertum et orabat (46) o pasar la noche enoracin. Pernoctans in oratione Dei (47). Pero hay algo ms significativo y es laescena en la cual Marta desea que el Seor desapruebe la pretendidainactividad de su hermana, proclamando as la superioridad de la vida activa.Pero la respuesta de Jess es: Maria optimam partem elegit (48), y as declarala preeminencia de la vida interior. Qu demuestra esto sino el designio bienpremeditado de hacernos sentir la preponderancia de la oracin sobre la vidaactiva?Los Apstoles, fieles a los ejemplos del Maestro, se dedicarn a la oracin, y afin de consagrarse al ministerio de la predicacin, encomendarn a los

    diconos las ocupaciones exteriores: Nos ver e orationi et ministerio verbiinstantes erimus (49).Los Papas a su vez, los santos Doctores y los telogos afirman la superioridadde la vida interior sobre la activa.Hace algunos aos, la Superiora General de una de las Congregaciones msimportantes dedicadas a la enseanza en Aveyron, mujer de fe, de virtud y degran carcter, recibi de sus superiores la indicacin de que facilitara lasecularizacin de sus religiosas.Inmediatamente se le present este problema: Qu era preferible? Sacrificarlas obras a la vida religiosa, o abandonar la vida religiosa, a fin de conservarlas obras?Perpleja por no poder conocer la voluntad de Dios, sali secretamente paraRoma; obtuvo audiencia del Papa Len XIII y le expuso sus vacilaciones, por lapresin de que era objeto por parte de sus superiores en favor de las obras. Elaugusto anciano se recogi unos instantes para reflexionar, y le dio estarespuesta categrica: "Con preferencia a todas las cosas y a todas las obras,conservad la vida religiosa de aquellas hijas vuestras que tienen el espritu desu estado y aman la vida de oracin. Y si es imposible guardar lo que osrecomiendo y las obras, Dios suscitar en Francia otras obreras, si sonnecesarias. Vosotras, con vuestra vida interior, y en especial con vuestrasoraciones y sacrificios, seris ms tiles a Francia como religiosas, aun en eldestierro, que en el suelo patrio si quedis privadas de los tesoros de vuestraconsagracin a Dios".

    En una carta dirigida a un Instituto muy importante dedicado a la enseanza,Po X declar netamente su pensamiento con estas palabras: Nos hemosenterado de que comienza a circular la opinin de que lo primero para vosotrases la educacin de los nios; antes de las obligaciones que vuestra profesinreligiosa os impone, porque as lo piden el espritu y las necesidades denuestros tiempos. NOS OPONEMOS EN ABSOLUTO a que tal opinin encuentreeco en vuestro Instituto religioso y en los dems que se dedican a laenseanza. Quede bien sentado en lo que os afecta, que la vida religiosa es

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    muchsimo ms importante que la vida comn y que por muy grandes quesean vuestros deberes de ensear, mayores son las obligaciones con que osligasteis a Dios (50). Pero la razn de ser de la vida religiosa y su fin principalno son la adquisicin de la vida interior?Vita contemplativa, dice el Doctor Anglico, simpliciter melior est... et potiorcuam activa (51).San Buenaventura acumula los comparativos de superioridad para destacar laexcelencia de la vida interior: Vita sublimior, securior, opulentior, suavior,stabilior (52).

    Vita sublimiorLa vida activa se ocupa de los hombres pero la contemplativa nos adentra enel dominio de las ms altas verdades, sin desviar la mirada del mismo principiode la vida. Principium quod Deus est quaeritur. Su horizonte y su campo deaccin son mucho ms dilatados: Martha in uno loco corpore laborabat circaaliqua, Maria in multis locis caritate circa multa. In Dei enim contemplatione etamore videt omnia, dilatatur ad omnia, comprehendit et complectitur omnia, ut

    ejus comparatione, Martha sollicita dici possit circa pauca (53)

    Vita securiorPorque tiene menos peligros. En la vida activa en su casi totalidad, el almaest agitada y febril y desparrama sus energas, con todo lo cual vadebilitndose.Adems encierra tres defectos: Sollicita est (54); las preocupaciones delpensamiento, sollicitudines in cogitatu; turbaris; estas turbaciones dan lugar alas afecciones, turbationis in affectu; por ltimo, erga plurima, multiplicacinde sus ocupaciones con la consiguiente divisin del esfuerzo y de los actos,divisiones in actu. En cambio, para que exista la vida interior, basta una solacosa: La unin con Dios. Porro, unum est necessarium. Lo dems pasa a lacategora de secundario, y se realiza en virtud de esa unin y para msrobustecerla.

    Vita opulentiorCon la contemplacin vienen todos los bienes: Venerunt mihi omnia bonapariter cum illa (55). Es la parte mejor entre todas: Optimam partem elegit(56). Todos los mritos afluyen a ella. Por qu? Porque aumenta a la vez elbro de la voluntad y los grados de la gracia santificante y hace que obre elalma por un principio de caridad.

    Vita suavior

    El alma verdaderamente interior hace un total abandono de su voluntad en lavoluntad divina, y acepta con igual semblante las cosas agradables y lasadversas, llegando hasta recibir con una sonrisa las aflicciones, porque sesiente feliz de llevar su cruz.

    Vita stabiliorPor muy intensa que sea, la vida activa termina en este mundo: predicaciones,enseanza, trabajos de todas clases, todo cesa en el umbral de la eternidad.

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    En cambio la vida interior jams declina: Quae non auferetur ab ea. Por ellanuestra vida en este mundo no es sino una continua ascensin hacia la luz,que la muerte hace ms radiante y rpida.Podemos resumir las excelencias de la vida interior con estas palabras de SanBernardo:"En ella el hombre vive con ms pureza, cae ms raras veces, se levanta conms rapidez, camina con mayor seguridad, recibe mayor nmero de gracias,descansa con ms tranquilidad, muere ms confiado, es ms Inmediatamentepurificado y obtiene una recompensa mayor (57).

    2. Las Obras deben ser el desbordamiento de la Vida interior

    Sed perfectos como lo es vuestro Padre que est en los cielos (58). El modo deobrar de Dios, guardada la debida proporcin, debe ser el Criterio y la Regla denuestra vida interior y exterior.Dios por naturaleza es repartidor de ddivas, y es un hecho comprobado queen el mundo distribuye con absoluta profusin sus beneficios sobre todos los

    seres, particularmente sobre la criatura humana. As desde hace millares, si nomillones de siglos, el universo entero es el objeto de esa inagotableprodigalidad que derrama incesantemente sus gracias. Sin embargo, Dios nose agota ni empobrece y esa munificencia inexhausta suya no aminora susrecursos Infinitos.Dios da al hombre algo ms que los bienes exteriores. Le enva su Verbo. Enese acto de suprema generosidad, que no es otra cosa que el don de s, Diosnada abandona, ni puede abandonar de la Integridad de su naturaleza. Nos dasu Hijo, pero conservndolo siempre en S mismo. Sume exemplum de summoomnium parente, Verbum suum emittente et retinente (59).Por los sacramentos, y especialmente por la Eucarista, Jess- nos enriquecede sus gracias. l las vierte sin medida sobre nosotros porque es un Ocanosin orillas que se desborda sobre nosotros sin llegar a agotarse: De plenitudineejus omnes accepimus (60).As, a nuestra manera, debemos proceder los hombres apostlicos queaceptamos la noble tarea de santificar a los dems: Verbum tuum, consideratiotua, quae si procedit, non recedat (61); el verbo nuestro es el espritu interiorque la gracia ha formado en nuestras almas. Este espritu debe dar vida atodas las manifestaciones de nuestro celo, y como se gasta constantemente enprovecho ajeno, deber ser incesantemente renovado con los recursos que nosofrece Jess. As, nuestra vida interior ser como el tallo lleno de saviavigorosa, y las obras que ejecutemos, su eflorescencia.A toda alma de apstol debe inundar la luz e inflamar el amor, antes que ella

    con sus reflejos ilumine y caldee a los dems. Lo que vieron con sus ojos ypalparon con sus manos, ensearn a los hombres (1 Juan 1,1). Su bocaderramar en los corazones la abundancia de las dulzuras celestiales, dice SanGregorio.Podemos ya deducir este principio: LA VIDA ACTIVA DEBE PROCEDER DE LAVIDA CONTEMPLATIVA, TRADUCIRLA y CONTINUARLA AL EXTERIOR,SEPARANDOSE DE ELLA LO MENOS POSIBLE.Los Padres y Doctores proclaman a porfa esta doctrina.

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    Priusquam exeat proferentem linguam, dice San Agustn, ad Deum levetanimam sitientem, ut eructet quod biberit, vel quod impleverit fundat (62).Antes de comunicar hay que recibir, escribe el Seudo-Dionisio (Coel. hiero c.III) y los ngeles ms elevados no transmiten a los que estn ms bajos, sinolas luces cuya plenitud recibieron. El Creador ha establecido en las cosasdivinas un orden, en virtud del cual aquel que tenga la misin de distribuirlas,debe participar antes de ellas, y henchirse con toda abundancia de las graciasque Dios quiere conceder a las almas, por su conducto. Solamente entoncesestar autorizado para comunicarlas.Quin no conoce esta frase clsica de San Bernardo dirigida a los apstoles?Si sabes obrar con cordura, s concha y no canal. Si sapis, concham teexhibebis non canalem (Serm. 18, in cant.). Por el canal corre el agua sin dejaruna gota. El depsito, en cambio, una vez lleno, deja correr lo que le sobrapara fertilizar los campos. Cuntos que se consagran a las obras no son sinocanales, y quedan completamente secos precisamente cuando estnempeados en fecundar los corazones! Canales multos hodie habemus,conchas vera perpaucas (63), agregaba con tristeza el Santo Abad de Claraval.

    Siendo toda causa superior a su efecto, es necesaria mayor perfeccin paraperfeccionar a los dems que para perfeccionarse a s mismo (64).Una madre no puede amamantar a su hijo si no se alimenta ella; del mismomodo, los confesores, directores de almas, predicadores, catequistas yprofesores, deben de antemano asimilar la sustancia de que han de aumentardespus a los hijos de la Iglesia (65). La verdad y el amor divinos son loselementos de esta sustancia. Slo la vida interior interpreta la verdad y lacaridad de Dios de una manera eficaz para hacer de ellas un aumento capaz deengendrar la vida.

    3. La Base, el Fin y los Medios de toda Obra deben estar impregnados de laVida interior

    Debemos completar el encabezamiento agregando: de toda Obra digna de esenombre. Porque algunas de las de nuestros das no merecen ese apelativo.Son ms bien empresas organizadas al margen de la piedad, con el designio deprocurar a sus autores aplausos y fama de personas hbiles, y para cuyodesarrollo se ponen en prctica toda clase de medios, aun los menos

    justificables.Hay otras obras dignas de mayor estima. En ellas se busca el bien; el fin quepersiguen y los medios que se emplean son irreprochables, pero a pesar de losesfuerzos empleados, sus resultados son nulos o casi nulos, porque susorganizadores no tienen fe en la influencia de la vida sobrenatural sobre las

    almas.Para formarnos una idea exacta de las caractersticas que debe reunir unaobra, cederemos la palabra a un hombre que ha dejado las huellas brillantesde su apostolado en toda una regin, recordando la leccin que nos dio alprincipio de nuestro ministerio sacerdotal. Se trataba de fundar un Patronatode jvenes. Despus de haber visitado los Crculos Catlicos de Pars y de otrascapitales francesas, las Obras de Valdes-Bois, etc., nos trasladamos a Marsellapara estudiar las obras de jvenes, del Santo Presbtero Allemand, y del

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    venerable Cannigo Timon-David. Con qu emocin nuestro corazn desacerdote recin salido de las aulas recogi las palabras, que reproducimos, delSanto Cannigo:"Bandas de msica, teatros, proyecciones, gimnasia, juegos, etc., no loscensuro. En mis comienzos, yo tambin los crea indispensables; son puntalesque se emplean para sostener la obra, a falta de otros. Pero al correr de losaos, he acudido a medios sobrenaturales, porque cada da que pasa veo conms claridad que toda obra construida con elementos puramente humanosest llamada a desaparecer, y en cambio las obras que acercan los hombres aDios por medio de la vida interior, tienen las bendiciones de la Providencia."Hace tiempo que dej en el desvn los instrumentos de msica; el teatrotambin me resulta intil, y la obra prospera como nunca. Por qu? Porquemis compaeros sacerdotes y yo vemos, gracias a Dios, ms claramente que alprincipio, y se ha centuplicado nuestra fe en la accin de Jess y de la gracia."Crame; apunte siempre lo ms alto posible y quedar maravillado de losresultados. Me explicar. No confine su ideal en la eleccin de distraccioneshonestas que ofrecer a los jvenes, para alejarlos de los placeres prohibidos y

    de las relaciones peligrosas, ni tampoco en darles un barniz de cristianismo abase de una misa que muchas veces oyen maquinalmente o prepararlos detarde en tarde para confesin y comunin."Duc in altum (66). Aspire en un principio a formar a toda costa un gruposelecto, inculcndoles la resolucin de vivir a toda costa como cristianosfervorosos, haciendo oracin todas las maanas; oyendo la misa diaria; si esposible, un poco de lectura espiritual y, desde luego, la comunin con el mayorfervor y frecuencia posibles. Ponga todo su empeo en inculcar a esa porcinescogida un gran amor a Jesucristo, y el espritu de oracin, de abnegacin, devigilancia sobre si, en una palabra, de las ms slidas virtudes. Excite en susalmas, con idntico celo, el amor a la Eucarista. Y luego empjelos a actuarsobre sus compaeros, forme apstoles francos, abnegados, buenos,ardientes, viriles, que rechacen la devocin meticulosa y estrecha, que seanpersonas de tacto, y que jams, ni con el pretexto del celo, se conviertan enespas de sus compaeros. Antes de dos aos, usted me dir si necesitacharangas o bambalinas para obtener una pesca abundante."-Lo comprendo -le contest-. Esa minora ser la levadura. Pero qu harcon los dems que forman la masa, y que no pueden ser elevados a ese nivel;con los jvenes de toda edad y con los hombres ya casados que piensotambin agrupar en el Crculo?"-Darles una fe robusta, valindose de una serie de conferencias interesantesdurante las noches de invierno. As saldrn bien formados y armados no slopara hacer callar a sus camaradas de taller u oficina, sino para resistir a la

    prfida influencia del peridico o del libro."Crear en los hombres convicciones arraigadas que sepan sostener sin respetohumano, cuando se presente el caso, constituye, desde luego, un resultadoapreciable; pero ser preciso hacerles avanzar ms, hasta formarlos en unapiedad verdadera, ardiente, convencida e ilustrada."-Abrir desde el principio la puerta a todo el que llega?"-El nmero no tiene importancia, con tal que los elementos sean bienescogidos. El crecimiento del Crculo ha de lograrse por la influencia del ncleo

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    de apstoles, cuyo centro sern Jess y Mara, y usted, como instrumento deambos."-Comenzaremos en un local modesto, esperando a allegar recursos paraestablecernos en otro mejor?"-En los comienzos, las salas espaciosas y cmodas pueden, como el tambordel pregonero, llamar la atencin hacia una obra naciente, Pero, vuelvo arepetrselo: si usted fundamenta su asociacin en la vida cristiana, ardiente,integral y apostlica, el local estrictamente necesario bastar siempre para elfuncionamiento normal de todos los accesorios que un Crculo necesita.Entonces comprobar que el ruido hace muy poco bien y que el bien hace muypoco ruido. Y que el Evangelio bien comprendido reduce el captulo de gastossin perjuicio de los resultados, sino todo lo contrario. Pero, ante todo usted esel que ha de obrar personalmente y sacrificarse, menos para organizarfunciones de teatro o sesiones de gimnasia, que para acumular en su propioespritu la vida de oracin; porque, spalo bien: usted ser capaz de encenderen los dems los ardores del amor de Nuestro Seor en la misma proporcinen que vive usted de ese amor.

    "-En resumen, usted basa todo en la vida interior?"-Si y mil veces s: de esa manera tendr usted oro puro, sin mezcla. Adems,tenga fe en mi larga experiencia. Lo que acabo de decirle de las obras, de los

    jvenes, tiene su aplicacin en toda clase de Obras, como Parroquias,Seminarios, Catecismos, Escuelas, Crculos Militares, etc. Qu bienes tangrandes produce en una ciudad una asociacin cristiana cuando vive laverdadera vida sobrenatural! Obra en ella como una levadura poderosa, y, losngeles slo podran decir lo fecunda que es en obras de salvacin."Ah! Si todos los sacerdotes, religiosos y aun seglares dedicados a las Obrasconocieran el poder de la palanca que tienen en sus manos, y tomaran comopunto de apoyo el Corazn de Jess y la vida en unin con ese Corazn divino,levantaran nuestra patria. La levantaran sin duda, a despecho de Satans ysus secuaces".

    4. La vida interior y La vida activa se reclaman mutuamente

    As como el amor de Dios se revela por los actos de la vida interior, el amor delprjimo se manifiesta por las operaciones de la vida exterior, y como el amorde Dios no puede separarse del amor del prjimo, resulta que tampoco estasdos formas de vida pueden subsistir separadas (67).Surez dice que no puede subsistir un estado de vida ordenado con rectitud allogro de la perfeccin, si no participa de alguna manera de la accin y de lacontemplacin (68).

    Esas palabras del ilustre jesuita son un comentario de la doctrina de SantoToms. Los que se sienten llamados a las obras de la vida activa, dice el SantoDoctor, estn en un error si creen que ese deber les dispensa de la vidacontemplativa. Ese deber se agrega a esta vida y en nada disminuye sunecesidad. As las dos vidas no se excluyen, sino que se reclaman, se suponen,se mezclan y se completan; y si debe fomentarse ms alguna de las dos, ha deser la contemplativa, que es la ms perfecta y necesaria (69).

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    Para que la accin sea fecunda, necesita la contemplacin; cuando sta llega aun grado determinado de intensidad, derrama en la primera algo de susoberana, mediante la cual el alma toma directamente del corazn divino lasgracias que habr de distribuir por medio de la accin.Por eso, si la accin y la contemplacin se funden en una perfecta armona enel alma de un santo dan a su vida una unidad maravillosa. Tenemos el ejemplode San Bernardo, que fue el hombre ms contemplativo y activo de su poca,del cual hace esta pintura uno de sus contemporneos: "En l la contemplaciny la accin iban acordes hasta tal punto, que ese santo pareca al mismotiempo que estaba entregado en absoluto a las obras exteriores, y absorbidodel todo en la presencia y el amor de Dios" (70).Comentando el texto de la Sagrada Escritura: Pone me ut signaculum supercor tuum, ut signaculum super brachium tuum (71), el padre San Jure haceuna descripcin admirable de las relaciones entre esas dos vidas.

    Resumamos sus reflexiones:El corazn significa la vida interior y contemplativa. El brazo, la vida exterior y

    activa.El sagrado texto cita el corazn y el brazo para demostrar que las dos vidaspueden unirse y acordarse perfectamente en una misma persona.Se nombra el corazn en primer lugar, por ser un rgano ms noble ynecesario que el brazo. Igualmente, la contemplacin es mucho ms excelentey perfecta y merece ms estima que la accin.El corazn late da y noche. Un instante de paralizacin de este rgano esencialacarreara la muerte instantnea.El brazo, que es slo una parte integrante del cuerpo humano, no se muevesino de tiempo en tiempo; por eso d