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    Otros libros de Paul L. Maier

    Josefo: Los escritos esenciales (ed.), trad.Josefo: Las obras esenciales (ed.), trad.

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    EUSEBIOHISTORIADELAIGLESIA

    Traduccin y comentario por

    PAULL. MAIER

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    La misin de Editorial Portavozconsiste en proporcionar productos decalidad con integridad y excelencia, desde una perspectiva bblica y con-fiable, que animen a las personas a conocer y servir a Jesucristo.

    Ttulo del original: Eusebius: The Church History. 1999 por PaulL. Maier y publicado por Kregel Publications, Grand Rapids, Michigan49501.

    Edicin en castellano:Eusebio: Historia de la iglesia. 1999, 2010 porPaul L. Maier y publicado con permiso por Editorial Portavoz, filial deKregel Publications, Grand Rapids, Michigan 49501. Todos los derechosreservados.

    Ninguna parte de esta publicacin podr reproducirse de ningunaforma sin permiso escrito previo de los editores, con la excepcin deporciones breves en revistas o reseas.

    EDITORIAL PORTAVOZP.O. Box 2607Grand Rapids, Michigan 49501

    Vistenos en: www.portavoz.com

    ISBN 978-0-8254-1215-8

    1 2 3 4 5 6 / 14 13 12 11 10

    Impreso en los Estados Unidos de Amrica

    Printed in the United States of America

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    Al cuerpo facultativo del Seminario Concordiaen agradecimiento

    por haberme concedidoel grado de

    Doctor honoris causa en Literatura

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    CONTENIDO

    Introduccin 9

    Libro 1 LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO 23Comentario:Eusebio sobre Jess 54

    Libro 2 LOS APSTOLES 58Comentario:Eusebio acerca de los apstoles 86

    Libro 3 MISIONES Y PERSECUCIONES 89Comentario:Las fuentes de Eusebio 128

    Libro 4

    OBISPOS, ESCRITOS Y MARTIRIOS 131Comentario:Defensores y calumniadores de la fe 163

    Libro 5 HROES OCCIDENTALES, HEREJES ORIENTALES 166Comentario:Luchas y argumentos cristianos 206

    Libro 6 ORGENES Y LAS ATROCIDADES EN ALEJANDRA 210Comentario:Los horizontes de Eusebio 250

    Libro 7 DIONISIO Y LA DISIDENCIA 255Comentario:Dionisio de Alejandra 287

    Libro 8 LA GRAN PERSECUCIN 292Comentario:Los cuatro emperadores 318

    Libro 9 LA GRAN LIBERACIN 322Comentario: El fin de la persecucin? 343

    Libro 10 CONSTANTINO Y LA PAZ 348Comentario: Eusebio y Constantino 377

    Apndice 1: La cita de Eusebio de Josefo sobre Jess 381

    Apndice 2: Las sucesiones de emperadores y obispos 384

    Bibliografa 388

    ndice de personas 392

    ndice de lugares 403

    ndice de asuntos 407

    ndice de fotografas, mapas y grficos 412

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    INTRODUCCIN

    Si Herodoto es el padre de la historia, entonces Eusebio deCesarea (c. 260339 d.C.) es desde luego el padre de la historiade la iglesia. l fue el primero en emprender la tarea de seguirel surgimiento del cristianismo durante sus cruciales primerostres siglos, desde Cristo hasta Constantino. Como no hay ningnotro autor antiguo que haya intentado cubrir el mismo perodo,Eusebio es nuestra principal fuente primaria para el cristia-nismo ms primitivo, y suHistoria de la iglesiaes la crnicafundamental sobre la que historiadores posteriores han edifi-

    cado. El historiador judo Flavio Josefo ofrece un suplementofascinante a nuestra informacin acerca de las personas, loslugares y acontecimientos del mundo bblico, y Eusebio hace lomismo para el perodo de hasta el 324 d.C.

    Qu sucedi despus a los apstoles de Jess? Lleg deverdad Simn Pedro a Roma? Dnde pas Juan el resto de susdas? Fue absuelto Pablo en su juicio ante Nern? Cundofueron escritos los Evangelios? Quin los escribi y dnde?Cmo se desarroll el canon del Nuevo Testamento? Por qu

    y cmo fueron perseguidos los cristianos primitivos? Estas ymuchas otras preguntas cubren un perodo no cubierto por elNuevo Testamento, y difcilmente podran tener respuesta si nofuese por Eusebio.

    Los diez libros1de suHistoria de la iglesia son un tesoro de

    datos acerca de aquella fe que empezaba su expansin, y cuyasupervivencia y pureza fueron duramente puestas a prueba porla persecucin desde fuera y por las herejas desde dentro. Enla actualidad, el cristianismo es el fenmeno nico de mayorxito, estadsticamente considerado, de toda la historia. Perodurante sus primeros aos fue frgil, fragmentado, acosado,torturado y aparentemente condenado a la destruccin por unhostil Imperio Romano. Igualmente destructivos eran los ata-ques internos llevados a cabo por religionistas renegados que in-tentaban seducir a los santos mediante arcanas distorsiones de

    1. El equivalente moderno para libros en el mundo antiguo sera captuloslargos de libro, por cuanto el trmino denotaba originalmente los rollos. Unoslibros as podan ir en longitud desde un moderno captulo largo hasta un librito

    de unas setenta pginas.

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    la doctrina y acorralarlos a grupos cismticos que presagiabanlas actuales sectas.

    Eusebio cuenta todo esto, pero tambin informa de la he-roica actitud de los mrtires, la sangre de los cuales verdade-ramente lleg a ser la semilla de la iglesia, en palabras deTertuliano. Eusebio escribe acerca de los arrojados defensoresde la fe que tuvieron el valor de hacer frente a emperadores yde contrarrestar a herejes, acerca de obispos y ancianos quecondujeron a la iglesia a lo largo de una terrible adversidad,

    y de escritores cuyas cruciales declaraciones manteniendo laortodoxia se habran perdido en muchos casos si Eusebio no loshubiera citado palabra por palabra. As, estas pginas muestrancmo las tragedias del cristianismo se tornaron en triunfo a lo

    largo de los primeros tres siglos de su historia.La vida de Eusebio

    Eusebiosignifica en griego uno que es reverente, piadoso odevoto un nombre propio (casi equivalente a po en latn), quellevaron media docena de otras famosas figuras de la historiacristiana. Una apelacin geogrfica los distingue entre s. Ascomo la designacin Jess deNazaretlo distingua de los otros

    veinte Jesuses de los tiempos bblicos, Eusebio de Cesarea de-signa al historiador de la iglesia.

    Aunque en la antigedad haba tambin diversas Cesareas(todas ellas designadas as en honor de Augusto, el primer empe-rador romano), la de Eusebio es la Cesarea Martima, la famosa

    ciudad de Palestina construida por Herodes el Grande en la costadel Mediterrneo, en un emplazamiento llamado anteriormenteTorre de Estratn. Esta Cesarea aparece frecuentemente mencio-nada en el Nuevo Testamento como la capital romana de Judea,donde tenan sus cuarteles generales Poncio Pilato, Cornelio,Herodes Agripa, Flix y Festo, y all fue donde Pablo estuvoencarcelado durante dos aos. All, tambin, se desencadenaronlos disturbios en el 66 d.C. que llevaron a la gran guerra judacontra Roma y a la destruccin de Jerusaln. La destruccinde Jerusaln sirvi para aumentar tanto ms la importancia deCesarea, y para el siglo tercero esta ciudad era prcticamente lacapital de Siria, y era una ciudad muy grande y cosmopolita, conpoblacin juda, griega, samaritana y cristiana.

    Eusebio naci probablemente alrededor del ao 260. Su bio-

    grafa, escrita por Acacio, su sucesor como obispo de Cesarea,

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    no ha sobrevivido hasta nosotros, y carecemos de detalles msexactos. Se desconocen su linaje y la historia de su juventud.Su educacin se puede deducir del hecho de que el gran erudito

    y telogo oriental Orgenes pas sus aos finales en Cesarea,y muri varios aos antes del nacimiento de Eusebio. La in-

    fluencia de Orgenes persisti intensamente en la escuela teol-gica fundada en esta ciudad por el erudito Pnfilo, presbtero dela iglesia en Cesarea, que fue quien ense a Eusebio y ms in-fluy sobre l. Eusebio colabor con Pnfilo en la redaccin deuna defensa de Orgenes, us su gran biblioteca y escribi unaVida de Pnfilo(perdida en la actualidad), a quien apreciabatanto que a menudo se le conoca como Eusebio de Pnfilo. Enla ltima gran persecucin de los cristianos bajo Diocleciano,Pnfilo fue encarcelado y martirizado en el ao 310.

    Al morir su mentor, Eusebio se dirigi a Tiro, en Fenicia,y luego a Alejandra, en Egipto, donde fue encarcelado durantela persecucin de Diocleciano, quedando en libertad poco des-pus. Muchos aos despus, un adversario lo acus de haberconseguido su libertad mediante un sacrificio pagano, pero no

    pudieron presentarse pruebas de ello en aquel tiempo ni se han

    La antigua Cesarea, mirando hacia el sector sudeste. Herodes el Grande construyla ciudad desde el ao 25 hasta el 13 a.C., que incluy el malecn en forma desemicrculo, hacia el norte (George Beattie).

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    presentado desde entonces. Si hubiera existido tal evidencia,con seguridad que se habra usado en las turbulencias teolgicasde aquella poca. Poco despus de la promulgacin del edictode tolerancia de Constantino en el 313, Eusebio fue escogidoobispo de Cesarea, donde permaneci hasta su muerte, a pesarde que le ofrecieron (y rechaz) el patriarcado de Antioqua enel 331.

    Alrededor del 316 pronunci el discurso de dedicacin de lanueva catedral en Tiro, que public en el libro 10 de suHistoriade la iglesia. Dos aos despus estall la controversia arrianaen la cristiandad oriental, y Eusebio se vio pronto inmerso enella. l favoreca una posicin intermedia entre los extremosteolgicos de Arrio, presbtero en Alejandra (Jess es ms que

    hombre pero menos que Dios, que exista antes que el Hijo), yde Alejandro, obispo de Alejandra (Jess es Dios, de la mismaesencia e igualmente eterno con el Padre). Aunque Eusebio nosuscriba el total subordinacionismo de Arrio, era algo favorablea la causa de Arrio, por lo que el Concilio de Antioqua lo exco-mulg provisionalmente, con otros dos, en el ao 324. Su causa,sin embargo, fue transferida al gran Concilio de Nicea al aosiguiente, donde se sent a la diestra de Constantino, sirviendocomo destacado consejero teolgico, y pronunci un panegricoen honor del emperador.

    Como lder del partido moderado en el concilio, Eusebiopresent el credo usado por su iglesia en Cesarea y fue exo-nerado de toda acusacin de hereja. Constantino declar queaquel credo expresaba sus propios puntos de vista, y parece

    haber servido de base para el adoptado en Nicea, pero estecredo fue adoptado slo despus de unas importantes adicioneshechas por el partido alejandrino, incluyendo la definicin deJess como homoousios (de una sustancia o esencia) conel Padre. Aunque Eusebio finalmente vot con la abrumadoramayora en favor de lo que iba a surgir como el Credo Niceno,escribi una carta a su iglesia explicando sus vacilaciones y ex-presando su preocupacin de que el partido alejandrino estabaal borde del sabelianismo, una hereja que afirmaba la unidadsobre la trinidad (esto es, que el Hijo de Dios era slo Dios ac-tuando en una modalidad o competencia salvadora).

    Esta preocupacin sigui a Eusebio en el Concilio deAntioqua en el 331, que depuso a Eustacio, un antiarrianodestacado, y al Snodo de Constantinopla en el 336, que con-

    den a Marcelo, obispo de Ancira (la moderna Ankara) por

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    un extremado antiarrianismo. Esto, sin embargo, no significaque Eusebio permaneciera siendo proarriano. La ortodoxia deEusebio en las ltimas etapas de su vida queda confirmada porsu rechazo de dos principios fundamentales del arrianismo: quehaba habido un tiempo en que el Hijo de Dios no exista, y quefue creado de la nada.

    Justo despus del Snodo de Constantinopla, Eusebio fueescogido para que pronunciara un discurso en la tricennaliade Constantino, los festejos que celebraban sus treinta aoscomo emperador. Constantino muri al ao siguiente (337), yEusebio dos aos despus, muy probablemente el 30 de mayodel 339, fecha conocida con considerable certidumbre por elmartirologio siraco del siglo cuarto. No se sabe nada de los

    dos ltimos aos de Eusebio, aparte que public una Vida deConstantinoen cuatro libros, un panegrico ms que una his-toria estricta.

    Los escritos de Eusebio

    Eusebio fue un autor prolfico, y escribi libros, cronologas,tratados, diccionarios y discursos acerca de muchas y diferentescuestiones, aparte de su extensa correspondencia. La edicinms completa de sus obras (vols. 1924 de J. P. Migne, ed.,Patrologia Graeca[Paris: 1857]) llena seis grandes volmenes,y esos son meramente algunos de sus escritos que han sobre-vivido en griego, no todos ellos. Lo que sigue es un catlogoparcial de sus obras en categoras sugeridas por A. C. McGiffert

    en su magistral introduccin a Eusebio en los Padres Nicenosy Post-Nicenos. Algunos de esos ttulos se han perdido o biensobreviven solo en algunos fragmentos.

    1. Escritos histricos.Aparte de laHistoria de la iglesia,que ser tratada en la siguiente seccin, Eusebio escribi acercade su mentor en la Vida de Pnfilo; escribi dos obras separadasacerca de la persecucin enMrtires de Palestinay Coleccinde antiguos martirios; redact una importante obra sobre cro-nologa, el Cronicno Crnica, y la Vida de Constantino.

    2. Obras apologticas. En su defensa de la fe, Eusebio es-cribi Contra Hierocles, oponindose a un gobernador neoplat-nico en Bitinia y Egipto que persigui a los cristianos; y ContraPorfirio, refutando a otro filsofo neoplatnico que lanz unformidable ataque contra el cristianismo. En laNumerosa pro-

    genie de los antiguosaparece la explicacin de Eusebio de la

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    poligamia de los patriarcas. Pero sus mayores escritos apolog-ticos son, sin embargo, laPreparacin para el Evangelio, enel que muestra cun superiores como base para el cristianismofueron las Escrituras del judasmo monotesta en contraste alpolitesmo pagano de los griegos; y la Prueba del Evangelio,donde demuestra que Jess era realmente el Mesas predicho enlas Escrituras hebreas. A diferencia de estas dos obras mayores,laPreparatio Ecclesiasticay laDemonstratio Ecclesiastica, quetrataban de la vida de la iglesia y no de sus doctrinas, no hansobrevivido. En la Teofanadefiende la manifestacin de Diosen Cristo; sus dos libros de ObjecinyDefensase han perdido.

    3. Escritos polmicos.Como ya se ha mencionado, Eusebioy su mentor Pnfilo escribieron conjuntamente laDefensa de

    Orgenescontra atacantes que consideraban errnea la teologaalegorizadora de Orgenes. Solo ha sobrevivido el primero delos seis libros de esta defensa, y ello en una traduccin latinade Rufino.

    Eusebio parece haber sido mayormente provocado por lahereja sabeliana de su poca, que acentuaba la unidad en laTrinidad hasta el punto de ensear que el Dios nico se aparecaen tres modos diferentes, no subsistiendo en tres personas, y sepodra as decir que el Padre haba sufrido en el modo de Cristo(Patripasianismo). Escribi dos obras contra las opiniones sabe-lianas del obispo de Ancira: Contra MarceloySobre la teologade la iglesia: Una refutacin de Marcelo.

    Tambin escribi Contra los maniqueos,donde se opona alos seguidores de Mani, que haba predicado en Persia un gnos-

    ticismo dualista que divida la realidad en dos principios: Luz yTinieblas, Dios y Materia, y que ms adelante llev al extravoincluso a Agustn durante una dcada.

    4. Obras doctrinales. Como gua de introduccin al estudioteolgico, Eusebio escribi diez libros titulados IntroduccinElemental General,de los que solo nos han llegado fragmentos,excepto por los libros 69, que constituyen una unidad inde-pendiente llamadaExtractos profticos,y que exponen pasajesmesinicos del Antiguo Testamento.

    Sobre la fiesta de la Pascuaes la contribucin de Eusebioa la controversia acerca de la fecha para la celebracin de laPascua. Explica la decisin adoptada en el Concilio de Nicea.

    5. Escritos exegticos. Eusebio estuvo particularmente ac-tivo en la transcripcin de los textos bblicos, especialmente

    de la edicin de Orgenes de la Septuaginta. Por encargo de

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    Constantino, tambin prepar cincuenta elaboradas copias delas Escrituras para su uso por las iglesias en Constantinopla.

    En losDiez cnones evanglicosescribi una armona com-parativa de los Evangelios del Nuevo Testamento, mostrandoqu pasajes eran comunes a todos o a varios de los mismos, ycules eran peculiares de cada uno de ellos.Problemas y solu-ciones de los Evangeliostrata acerca de las diferentes genealo-gas de Jess que aparecen en Mateo y Lucas, as como de lasdivergencias en los relatos de la Resurreccin.

    El listado que sigue est en orden bblico, no cronolgico.Su Comentario sobre los Salmosest completo hasta el Salmo118, pero desde el 119 hasta el 150 sobrevive slo en fragmentos.Debido a su buena erudicin hebrea y dotes crticas, esta obra

    goz de gran consideracin entre sus coetneos y la ha gozadodesde entonces. Lo mismo puede decirse de su Comentariosobre Isaas.En cambio, las ms sencillas interpretaciones ensu Comentario sobre Lucas sugieren una datacin ms tem-prana. Otros escritos, como su Comentario sobre PrimeraCorintios, se conocen solo como nombres o han sobrevividosolo como fragmentos.

    6. Diccionarios bblicos. La amplitud de los conoci-mientos de Eusebio se hace evidente tambin en sus ttulos:Interpretacin de trminos etnolgicos en las Escriturashebreas, su Corografa de la antigua Judea y Un plano deJerusaln y del templo,obras todas las cuales se han perdido.Afortunadamente, no es ste el caso de su Onomasticnni deSobre los nombres de lugares en la Sagrada Escritura,que da

    una lista y una definicin, en orden alfabtico, de los nombresde ciudades, aldeas, ros, montes y otros elementos geogrficos,de manera muy semejante a la de un moderno diccionario b-blico. Finalmente,Sobre la nomenclatura del libro de los pro-fetases una recapitulacin de las vidas y de las predicciones delos profetas del Antiguo Testamento.

    7. Discursos.Aparte del panegrico pronunciado en Tiro yque aparece en su libro 10 de laHistoria de la iglesia, Eusebiopronunci los siguientes discursos principales:El discurso en lavicennalia de Constantino, conmemorando el vigsimo aniver-sario del reinado de Constantino en el 325, fue pronunciado enla apertura del Concilio de Nicea.El discurso sobre el sepulcrodel Salvadorfue tambin odo por Constantino una dcada des-pus, justo despus de la dedicacin de la Iglesia del Santo

    Sepulcro en Jerusaln. Otro fue elDiscurso en la tricennalia

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    de Constantino, que Eusebio pronunci en Constantinopla en el336 para celebrar el trigsimo aniversario del emperador. Otrosdiscursos que pronunci sonElogio de los mrtires,Sobre laausencia de lluvia, y otros temas.

    8. Cartas. La correspondencia que ha sobrevivido de Eusebiotrata acerca de la controversia arriana en cartas a Alejandra, asu propia Cesarea y a otros lugares. Pero incluye tambin unacarta a Constancia Augusta, hermana de Constantino y esposade su coemperador Licinio, en contestacin a su peticin de queEusebio le enviase una imagen de Cristo acerca de la que habaodo. Eusebio contest objetando que tales imgenes invitan ala idolatra.

    Se hace evidente que incluso aparte de su Historia de la

    iglesia Eusebio fue un autor prolfico y polifactico de granerudicin. Esta lista de sus propias publicaciones supera a lamayora de las que l registro de otros escritores a los que ladmiraba en los tres primeros siglos del cristianismo.

    Historia de la iglesia

    El ttulo de esta obra en griego original esEkklesiasticesHistorias, en latnHistoria Ecclesiasticay en las primeras edi-ciones en castellanoHistoria Eclesistica, el ttulo formal porel que se la sigue conociendo (y generalmente abreviada porlos acadmicos como Hist. eccl. En esta edicin de EditorialPortavoz, se usa el ttuloHistoria de la iglesia por creer queser mejor entendido en que no es tanto una historia del clero

    sino de la iglesia misma). La versin final comprende diez libros,de los cuales el primero trata acerca de la vida de Jess como elVerbo encarnado de Dios. Los Libros 27 cubren el surgimientodel cristianismo desde la ascensin de Cristo en el 33 d.C. hastael reinado de Diocleciano, que comenz en el 284. El Libro 8trata de la gran persecucin bajo Diocleciano, que comenz enel 303 y que finaliz bajo su sucesor Galerio en el 311. El Libro9 narra la victoria de Constantino en Occidente y la renovadapersecucin lanzada por Maximino en Oriente, mientras que elLibro 10 celebra la tolerancia, paz y favor imperiales otorgadospor fin a la iglesia.

    Con el paso del tiempo, Eusebio fue aadiendo a su obra ori-ginal. La primera edicin probablemente comprenda los Libros17 y podra haberse publicado antes del 300 (aunque hay aca-

    dmicos que abogan por una fecha posterior). Los Libros 810

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    difieren de los anteriores en que el autor es ahora un coetneoo testigo presencial de los acontecimientos que se narran, yque ya no continan las listas de la sucesin apostlica, lo quees un rasgo caracterstico de los libros del grupo anterior. Esevidente que Eusebio public otra edicin de su historia queinclua los Libros 8, 9 y 10 (hasta el captulo 7) despus desu panegrico con ocasin de la rededicacin de la baslica deTiro en el 314 y antes de la guerra de Constantino contra su co-emperador Licinio en el 316. La edicin final, incluyendo todoel Libro 10 tal como lo tenemos ahora, apareci despus de laderrota de Licinio en el 324 y antes de la muerte de Crispo, hijode Constantino, en el 326, y por ello a finales del 324 o a prin-cipios del 325, poco antes del Concilio de Nicea. Las razones de

    lo dicho se hacen evidentes en el Libro 10.Eusebio estructur suHistoria de la iglesiaen una tramacronolgica basada en los emperadores romanos, us sistemausado en casi todas las historias del Imperio Romano hastanuestros das. Dentro de este trasfondo, se subdivide en las su-cesiones de obispos en los cuatro grandes centros de la iglesiaprimitiva: Jerusaln, Antioqua, Alejandra y Roma. Eusebiocomparte as la tradicin analstica de historiadores anterioresa l como Tucdides, Polibio, Tcito y Josefo, como podramosesperar del autor de la anterior Crnica.Sin embargo, apa-recen dificultades en esta disposicin, por otra parte lgicascuando un tema o una personalidad se extiende a travs delos reinados de varios emperadores. Uno de ellos fue JustinoMrtir, que aparece en los Libros 2, 3, 4 y 5, cuando una sec-

    cin dedicada especficamente a este apologista habra servidomejor al lector.No es necesario dar aqu una lista de sus fuentes, que

    Eusebio a menudo cita, parafrasea o condensa en los Libros 27,y ello debido a que es siempre escrupuloso acerca de acreditarlas fuentes de su informacin y de sus citas. Su deuda a Josefo,Hegesipo, Justino, Ireneo, Dionisio de Alejandra y otros es ex-plcita y reconocida. Puede que tomase mucho de otros paranuestros gustos modernos, pero gran parte de este material hasobrevivido gracias a su incorporacin a la obra de Eusebio.Encontr mucho de su material en la inmensa biblioteca de supropia Cesarea, fundada por Orgenes y cuidada por Pnfilo, yen la de Jerusaln, establecida por el obispo Alejandro, lo queexplica el nfasis griego y oriental en sus pginas, a costa de

    las contribuciones latinas y occidentales, lo que perturba en

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    cierto modo el equilibrio en la presentacin de suHistoria dela iglesia.

    En el curso de la lectura se harn evidentes otras faltas enla historiografa de Eusebio. Con notas al pie se corregirn susocasionales inexactitudes en cuestiones de cronologa e inter-pretacin. De una manera irregular, salta frecuentemente deun tema a otro con transiciones abruptas, y es en vano que sebusca la elegancia literaria o la precisin lgica en su copiosaprosa. Parece haber escrito con rapidez, prestando poca aten-cin a posteriores afinados o revisiones. Hay lugares en losque su tratamiento es superficial, pareciendo en ellos conten-tarse con describir efectos pero no causas, o bien en identificara Dios o a Satans como una explicacin causal suficiente.

    Excepto por las persecuciones, los acontecimientos histricos ysus actores parecen interesarle menos que sus escritores y suslibros, porque Eusebio es preeminentemente un historiador dela literatura. Incluso ah, sin embargo, las ideas centrales deesos literatos reciben una atencin escasa, como sucede conlas enseanzas bsicas de los Padres o con los errores de losherejes.

    Sin embargo, los mritos de Eusebio claramente com-pensan estos defectos. Si nunca se hubiera escrito suHistoriade la iglesia, nuestro conocimiento de los tres primeros si-glos del cristianismo habra quedado sumamente empobrecidodebido a la ausencia de protagonistas, hechos, documentos ydatos de la mayor importancia. Con su inmensa erudicin, elObispo de Cesarea crib montaas de materiales para recoger

    una valiosa informacin con el propsito de que en eras pos-teriores se pudiera explorar ms a fondo de lo que l lo hizo.A diferencia de muchos autores de la antigedad, l podageneralmente discriminar entre fuentes fiables y no fiables yfue mucho menos crdulo que muchos historiadores lo hansido antes que l y despus. Fue escrupulosamente honesto nosolo en el reconocimiento de sus fuentes, sino tambin en suconfesin de las vacilaciones con las que emprendi su tarea,

    ya que nunca antes se haba escrito una historia de la iglesia.Estaba abriendo un sendero teolgico-histrico, y a los pio-neros se les puede perdonar sus caracteres toscos. SuHistoriade la iglesia nunca fue reelaborada por ningn historiador dela antigedad, sino que se convirti en un clsico y ha sobre-

    vivido intacta a travs de los siglos. Estos hechos prevalecen

    sobre toda crtica.

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    Esta edicin

    A diferencia de miJosefo: Las obras esenciales (EditorialPortavoz, 1994), que es necesariamente una condensacin de losextensos escritos del historiador judo, este volumen es una tra-duccin de laHistoria Eclesisticade Eusebio en su integridad.Dicha traduccin se basa en la edicin crtica estndar del textooriginal griego de Eusebio publicado por el gran erudito alemnEduard Schwartz (enDie griechischen christlichen Schriftsteller[Leipzig: Hinrichssche Buchhandlung, 1897]). Este texto, queha anulado versiones anteriores, es fcilmente accesible en laLoeb Classical Library (Cambridge: Harvard University Press; yLondres: Heinemann, 1926, 1932), con traducciones inglesas de

    Kirsopp Lake (vol. 1) y J. E. L. Oulton (vol. 2). Otras destacadastraducciones inglesas comprenden una versin ya anticuada deChristian Frederick Cruse de 1850 (reimpresa por Grand Rapids:Baker, 1991); un texto con un excelente comentario de A. C.McGiffert de 1890, reimpreso en The Nicene and Post-NiceneFathers, volumen 1 (Grand Rapids: Eerdmans, 1952); y la mejortraduccin reciente: G. A. Williamson,Eusebiusthe History ofthe Church from Christ to Constantine(Londres: Penguin, 1965;rev. ed., Andrew Louth, 1989). [Entre las traducciones al caste-llano merecen mencionarse la traduccin de Argimiro Velasco yDelgado,Historia Eclesistica, con texto original griego preci-samente el de E. Schwartz (Madrid: B.A.C., 1973), y la traduc-cin de George P. Grayling, erudito anglocataln, publicada porCLIE (Terrassa, CLIE 1992).N. del T.]

    Sin embargo, hay varias razones que parecen indicar la ne-cesidad de una nueva edicin, traduccin y breve comentarioacerca de Eusebio. En primer lugar, para hacer a Eusebio msclaro y legible. Su griego, como observa Williamson, es bastantedifcil: La primera oracin del libro I tiene 166 palabras, y hemosde leer 153 de ellas antes de llegar al nico verbo principal. A

    veces no hay verbo principal en absoluto, o la oracin es un ana-coluto, que comienza de una manera y termina de otra (XXXVII).

    Una traduccin palabra por palabra sera casi ilegible, ysin embargo Eusebio debe sobrevivir intacto a la traduccin. Elproblema de permanecer fiel a un texto original y de hacerlo ala vez legible en otra lengua ha sido siempre un reto para los tra-ductores. Como alguien dijo (malvadamente y en otra cultura):Una traduccin se parece mucho a una mujer: si es hermosa,

    no es fiel; si es fiel, no es hermosa.

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    INTRODUCCIN

    Ha sido mi intento clarificar el texto de Eusebio dividiendosus largas oraciones en segmentos digeribles, eliminando el ex-ceso verbal cuando no tiene ms propsito que el de oscurecerel significado, reduciendo la fraseologa paralela cuando es cla-ramente intil, y eliminando y sintetizando frases repetitivas queno aaden nada al registro. En otras palabras, si Eusebio hubieratenido un buen editor,as es como su texto podra haber apare-cido al quedar ajustado para el gusto moderno. (Se recordar queEusebio no dispuso de un editor, ni siquiera de s mismo parapulir o revisar su trabajo.) En este proceso no se ha perdido unsolo dato de informacin, y el resultado, espero yo, hace a Eusebiomucho ms legible y susceptible de uso para nuestro tiempo.

    Mi mtodo puede quedar ilustrado con varios ejemplos. La

    primera traduccin en los siguientes dobletes es de la edicinde Loeb, que traduce fielmente toda la expresin de Eusebio, yla segunda es la ma:

    Ya he sumarizado el material en las tablas cronolgicas que hepreparado, pero, sin embargo, en la presente obra he empren-dido dar la narracin con todo detalle (1.1).

    Previamente he sumarizado este material en mi Crnica, peroen la presente obra lo trato con todo detalle.

    Otro:

    Mientras Orgenes estaba llevando a cabo sus tareas acostum-

    bradas en Cesarea, muchos acudan a l, no solo de los natu-rales del lugar, sino tambin cantidades de pupilos extranjerosque haban abandonado sus propios pases (6.30).

    Mientras Orgenes enseaba en Cesarea, acudan a estudiarcon l muchos estudiantes, tanto del lugar como de muchospases extranjeros.

    Otro ms:

    No nos toca a nosotros poner por escrito los conflictos deaquellos que lucharon por todo el mundo en favor de la piedadhacia la Deidad y registrar detalladamente cada una de susincidencias; esto sera la tarea especfica de los que fueron

    testigos de los acontecimientos (8.13).

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    INTRODUCCIN

    La puesta por escrito de manera detallada de las pruebas quepadecieron los que en todo el mundo lucharon por la reve-rencia hacia la Deidad sera tarea de testigos presenciales,no ma.

    Otra razn para esta nueva traduccin, aunque de menorimportancia, es corregir errores ocasionales en anteriores ver-siones. Por ejemplo, Eusebio tiene un interesante pasaje acercade la suerte corrida por Poncio Pilato despus de su regresoa Roma en el 37 d.C. Segn una reciente traduccin inglesa,Pilato cometi suicidio como lo evidencian los registros (2.7),pero la expresin griega para la frase entrecomillada es muchomenos contundente: katexei logos, segn palabra o dice la

    tradicin. Esta es una diferencia bastante significativa. (Hayevidencias antiguas de que Pilato no cometi suicidio.)Finalmente, no hay ninguna edicin de Eusebio, que yo

    sepa, que est ilustrada con fotografas documentales de loslugares que describe, ni con mapas y grficos que ayuden a lainterpretacin del texto. En ocasiones, esos elementos son degran importancia para poder comprender de manera plena loque comunica Eusebio.

    Aqu ser oportuno dar una advertencia. Debido a queEusebio estaba deseoso de remontar la sucesin episcopal delas cuatro grandes sedes de la cristiandad primitiva, Jerusaln,

    Antioqua, Alejandra y Roma, el texto queda en ocasiones ago-biado con largas listas de nombres de obispos y de fechas enesos lugares. Se recomienda al lector que repase rpidamente

    este material o incluso que se lo salte, ya que se puede encon-trar en el Apndice 2, donde queda expuesto con mucha mayorclaridad.

    Se deberan mencionar varias cuestiones de mtodo. Lasversiones griegas de nombres propios se traducen a sus equiva-lentes castellanos comunes (p. ej., Pedro en lugar de Petros).Los ttulos literarios se tratan de manera similar. De ahDefensade Justinoen lugar de suApologa; losBosquejos de Clementeen lugar de suHypotyposes. Aunque cada libro (captulo) de este

    volumen es largo, fue el mismo Eusebio quien dividi su obraen esos diez segmentos. Sin embargo, los ttulos y subttulosde los libros son mos, lo mismo que los ttulos de captulos osecciones. Su numeracin en cada libro ha sido estndar desdelos antiguos manuscritos de Eusebio, aunque la localizacin de

    esos nmeros parece en ocasiones la obra de un chiflado. Los

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    INTRODUCCIN

    manuscritos griegos tienen tambin largos ndices antes de cadalibro, tediosos e innecesarios, y no se han incluido en esta tra-duccin. Pero muchos de los ttulos de los captulos los reflejande manera directa.

    En los mrgenes se aaden fechas importantes, porque elsistema a.C./d.C. no se utilizaba todava en tiempos de Eusebio.Las elipsis (...) no indican otras omisiones en el texto ms quecomo cuando Eusebio, al citar dos veces a Josefo en el mismopasaje, encadena las citas con un innecesario y Josefo prosiguediciendo. Los corchetes denotan mis aadidos en el texto deEusebio para mejorar su inteligibilidad.

    Al final de cada captulo se dan unos breves comentariospara explicar el material que precede. La ltima parte en cada

    uno de ellos da un sumario de la historia imperial romana co-etnea para clarificar el trasfondo poltico de la poca.Ir ms all de las obras de historia recopilada o secundaria

    y acceder a fuentes primarias como Eusebio da grandes com-pensaciones. Aun a pesar de que los historiadores han estadoexaminando estos materiales durante casi mil setecientos aos,unirse a ellos en este proceso ser una experiencia estimulantepara el lector lego o, en el caso del acadmico, un reto para en-contrar nuevos fragmentos de informacin. Aqu, pues, tenemosla obra ms importante del autor existente ms voluminoso,pagano o cristiano, de finales del siglo tercero y principios delcuarto: la primera historia de la iglesia jams escrita.

    PAULL. MAIER

    UNIVERSIDADDEWESTERNMICHIGAN

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    1.1 23

    LIBRO1

    LA PERSONA Y LAOBRA DE CRISTO

    DE AUGUSTO A TIBERIO

    El contenido de estos libros

    1. Es mi propsito dejar por escrito

    las sucesiones desde los santos apstoles y los perodos quese extienden desde la poca de nuestro Salvador hasta elpresente;

    los muchos e importantes acontecimientos que tuvieron lugar

    en la historia de la iglesia;

    los que se distinguieron como guas en los lugares ms famosos;

    los que en cada generacin proclamaron la Palabra de Dios deviva voz o con la pluma;

    los nombres, el nmero y las edades de aquellos que, con-ducidos por el amor de la novedad al extremo del error, sehan proclamado a s mismos como fuentes de conocimiento(falsamente llamado)1a la vez que han causado estragos sinmisericordia entre el rebao de Cristo, como lobos feroces;

    1. Los gnsticos, como representantes principales de la hereja.

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    24 1.1

    LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO El contenido de estos libros

    la suerte que corri toda la raza juda despus de su conspira-cin contra nuestro Salvador;

    las ocasiones y fechas de las hostilidades emprendidas por lospaganos contra la divina Palabra y el herosmo de los que lu-charon en su defensa, a veces a travs de tormentos y sangre;

    los martirios de nuestro propio tiempo y la misericordiosaliberacin dada por nuestro Salvador y Seor, Jess el Cristode Dios, quien es mi punto de partida.

    Este proyecto demanda indulgencia por parte del lector,puesto que me siento inadecuado para hacerle justicia como el

    primero en aventurarme en tal empresa, como caminante en unsendero solitario e inexplorado. Pero ruego a Dios que me guey que el poder del Seor me auxilie, porque no he encontradosiquiera las huellas de ningn predecesor en este camino, solotrazas en las que algunos nos han dejado varios relatos de lostiempos en los que vivieron. Como llamando desde una distanteatalaya, me dicen cmo debo andar para guiar el curso de estaobra y evitar el error. He reunido de las memorias esparcidasde mis predecesores todo lo que parece apropiado para esteproyecto, recogiendo, por as decirlo, flores de los campos lite-rarios de los mismos autores antiguos. Las incorporar en unanarracin histrica, feliz por rescatar del olvido al menos a losms distinguidos de los sucesores de los apstoles de nuestroSalvador en las iglesias ms famosas. Considero esta obra espe-

    cialmente necesaria porque no conozco a ningn autor cristianoque se haya interesado en tales escritos, que espero encontrarnsumamente valiosos los que conozcan el valor de la historia.Previamente he resumido este material en mi Crnica, pero enla presente obra lo trato con todo detalle.

    Comenzar con un concepto demasiado sublime y exaltadopara la comprensin humana: la ordenacin de los aconteci-mientos [por Dios] y la divinidad de Cristo. Cualquiera que tengael propsito de escribir la historia de la iglesia debe comenzarcon el Cristo mismo, de quien derivamos nuestro mismo nombre,una dispensacin ms divina de lo que muchos se dan cuenta.

    La naturaleza de Cristo

    [Los captulos (secciones) 24 que siguen son distintos

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    1.2 25

    La naturaleza de Cristo LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO

    del resto de la Historia de la iglesiay tratan acercadel Cristo preexistente. La historia regular de Eusebiocomienza con la seccin 5.]

    2.Su carcter es doble: como la cabeza del cuerpo en que esconsiderado como Dios y sin embargo comparable a los pies enque adopt naturaleza humana para el fin de nuestra salvacin,un hombre de emociones como las nuestras. Si comienzo su his-toria con los puntos principales y fundamentales a considerar,quedarn demostrados tanto la antigedad como el carcter di-

    vino del cristianismo ante aquellos que suponen que es recientey extrao, habiendo aparecido slo ayer.

    No hay lenguaje para describir de manera adecuada el

    origen, la esencia y la naturaleza de Cristo, como desde luegolo dice el Espritu Santo profticamente: Su generacin, quinla contar? [Is. 53:8]. Porque nadie conoce al Padre excepto elHijo, y nadie ha conocido plenamente al Hijo excepto el Padreque lo engendr. Y quin sino el Padre podra concebir de laLuz que existi antes del mundo, la Sabidura que precedi altiempo, el Verbo viviente que era en el principio con el Padre

    y que era Dios? Antes de toda creacin y de toda produccinde lo visible o invisible, l era el primero y nico engendradode Dios, el generalsimo de los ejrcitos espirituales del cielo,el mensajero del poderoso consejo, el agente del inefable plandel Padre, el creador de todas las cosas junto con el Padre, lasegunda causa del universo tras el Padre, el verdadero y uni-gnito Hijo de Dios, el Seor y Dios y Rey de toda creacin,

    que ha recibido autoridad, poder, honor y la misma deidad delPadre. Segn la mstica atribucin de divinidad que le hacenlas Escrituras:

    En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verboera Dios. ... Todas las cosas por l fueron hechas, y sin l nadade lo que ha sido hecho, fue hecho [Jn. 1:1, 3].

    sta es tambin la enseanza del gran Moiss, el primero detodos los profetas, cuando por el Espritu Santo describi elorigen y la ordenacin del universo: El Creador no encomenda otro ms que al mismo Cristo hacer los seres inferiores y tratcon l acerca de la creacin del hombre: Entonces dijo Dios:Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra se-

    mejanza [Gn. 1:26].

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    Otro de los profetas confirma esta atribucin de divinidad:Porque l dijo, y fue hecho; l mand, y existi [Sal. 33:9;148:5]. Aqu l introduce al Padre y Hacedor como un supremosoberano que da rdenes con un regio movimiento de cabeza y,como segundo despus de l, tenemos nada menos que el Verbodivino que lleva a cabo sus decretos.

    Desde la Creacin, todos los que se distinguieron por su jus-ticia y virtud, como Moiss, y antes de l Abraham y sus hijos,as como todos los justos y profetas que han seguido, lo recono-cieron con los ojos de la mente y le dieron la reverencia debidaal Hijo de Dios, quien enseaba a toda la humanidad el conoci-miento del Padre. As, se dice del Seor Dios que apareci comoun hombre normal a Abraham mientras ste estaba sentado

    junto a la encina de Mamre, y que sin embargo lo ador comoDios, diciendo: El Juez de toda la tierra, no ha de hacer loque es justo? [Gn. 18:25]. Por cuanto la razn nunca permitiraque la inmutable esencia del Omnipotente cambiara a formahumana, ni siquiera por ilusin, y tampoco que la Escriturainventase falsamente una historia as, a quin ms se podradescribir como apareciendo en forma humana sino al Verbo pre-existente, ya que nombrar a la Primera Causa del universo seracosa inapropiada? De l se dice en los Salmos:

    Envi su Verbo y los san,Y los libr de su ruina [107:20].

    Moiss se refiere claramente a l como un segundo Seor des-

    pus del Padre cuando dice: Entonces el Seor hizo llover sobreSodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte del Seordesde los cielos [Gn. 19:24]. La Sagrada Escritura se refiereotra vez a l como Dios cuando se apareci en forma de hombrea Jacob y dijo: Ya no ser tu nombre Jacob, sino Israel ... porquehas prevalecido con Dios. Luego tambin: Jacob llam a aquellugar La visin de Dios, diciendo: Porque vi a Dios cara a cara,

    y fue preservada mi vida [Gn. 32:2829].La suposicin de que esas teofanas que se describen fuesen

    de ngeles y siervos subordinados de Dios no puede ser correcta,porque siempre que se aparecen a la gente, las Escrituras de-claran de manera concreta en incontables pasajes que se tratade ngeles, no de Dios o del Seor.

    Y Josu, el sucesor de Moiss, lo designa como el Prncipe del

    ejrcito de Jehov, como el capitn de los ngeles y arcngeles y

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    La naturaleza de Cristo LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO

    de las potestades celestiales, poseyendo el segundo puesto comogobernante universal, como poder y sabidura del Padre, peroJosu lo vio tambin slo en forma humana. Porque est escrito:

    Estando Josu cerca de Jeric, alz sus ojos y vio un varn queestaba delante de l, el cual tena una espada desenvainada ensu mano. Y Josu, yendo hacia l, le dijo: Eres de los nuestros,o de nuestros enemigos? l respondi: No; mas como Prncipedel ejrcito del Seor he venido ahora. Entonces Josu, pos-trndose sobre su rostro en tierra, le ador; y le dijo: Qudice mi Seor a su siervo? Y el Prncipe del ejrcito del Seorrespondi a Josu: Quita el calzado de tus pies, porque ellugar donde ests es santo [Jos. 5:1315].

    Estas mismas palabras os mostrarn aqu tambin que nose trata de ninguno ms que de aquel que tambin habl conMoiss:

    Viendo el Seor que l iba a ver, lo llam Dios de en medio dela zarza, y dijo: Moiss, Moiss! Y l respondi: Heme aqu. Ydijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque ellugar en que t ests, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Diosde tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob[x. 3:46].

    Hay otras pruebas de que ste es realmente el ser llamadoel Verbo de Dios y la Sabidura, que existi antes que el mundo

    fuera y que ayud al Dios del universo en la conformacin detodos los seres creados. La Sabidura revela claramente supropio secreto por boca de Salomn:

    Yo, la sabidura, habito con la cordura, y hallo la ciencia delos consejos.

    Por m reinan los reyes, y los prncipes determinan justicia.Por m dominan los prncipes, y todos los gobernadores juzgan

    la tierra. ...Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de

    la tierra.Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las

    fuentes de las muchas aguas.Antes que los montes fuesen formados, antes de los collados,

    ya haba sido yo engendrada. ...

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    LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO La naturaleza de Cristo

    Cuando formaba los cielos, all estaba yo; cuando afirmaba lasfuentes del abismo, con l estaba yo ordenndolo todo.

    Y era su delicia de da en da, teniendo solaz delante de l entodo tiempo cuando l se regocijaba de haber finalizadola tierra.2

    Aqu, pues, tenemos una breve demostracin de que el Verbodivino preexisti y que se apareci a algunos, si bien no a todos.

    La razn de que no fuera proclamado desde la antigedada todos los hombres y a todas las naciones, como ahora, seexplica de la siguiente manera. En el pasado, la humanidad noera capaz de comprender la enseanza de Cristo en toda susabidura y virtud. Al principio, despus del original estado de

    bienaventuranza, el primer hombre desech el mandamiento deDios y cay en este estado mortal, cambiando el deleite del cielopor la maldicin de la tierra. Sus descendientes, que llenaronnuestro mundo, se mostraron aun peor, excepto por uno o dosde ellos, y escogieron una existencia brutal y una vida que no

    vale la pena vivir. Entre ellos, la ciudad, el estado, el arte, elconocimiento, las leyes, la virtud o la filosofa no se conocan nipor el nombre, y vivan como nmadas salvajes en el desierto,destruyendo la razn y la cultura por un derramamiento ex-cesivo de maldad. Entregados a una depravacin absoluta, secorrompan y mataban unos a otros, practicando tambin laantropofagia, y en su locura llegaron a prepararse para gue-rrear contra el mismo Dios y lucharon las famosas batallas delos gigantes,3en su intento de fortificar la tierra contra el cielo

    y, en su delirio, de presentar batalla al mismo supremo Seor.Como respuesta, Dios les envi inundaciones e incendiosdevastadores, hambres y plagas, guerras y rayos, con castigosms y ms severos, queriendo refrenar la pestilente dolencia desus almas. Luego, justo cuando el inmenso diluvio de maldadcasi haba ahogado a la humanidad, la Sabidura de Dios, su pri-mognita y primera formada, el mismo Verbo preexistente, apa-reci en su gran bondad, como una visin anglica o en personacomo el poder salvador de Dios a uno o dos de los temerososde Dios de la antigedad, pero siempre en forma humana, porcuanto no lo podran recibir de ninguna otra forma.

    2. Selecciones de Proverbios 8:1231.3. Eusebio combina la descripcin de los nefilim(Gn. 6:4) con el relato de la

    torre de Babel (Gn. 11:19).

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    La naturaleza de Cristo LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO

    Cuando ellos a su vez hubieron sembrado las semillas de laverdadera religin entre muchos, apareci toda una nacin, sur-gida de los hebreos y practicando la verdadera religin. A ellos,por medio del profeta Moiss, les revel imgenes y smbolos deun mstico Sbado y de la circuncisin, as como instruccionesen otros principios espirituales, pero no una completa revela-cin de los misterios, porque estaban an retenidos por viejasprcticas. Pero cuando su ley se hizo famosa y penetr en todaspartes como una brisa fragante, las mentes de los ms de lospaganos quedaron moderadas por legisladores y filsofos. Lasalvaje brutalidad se torn en gentileza, de modo que prevale-cieron una profunda paz, amistad y fciles comunicaciones.

    Luego, por fin, cuando toda la humanidad en todo el mundo

    estaba lista para recibir el conocimiento del Padre, aquel mismoVerbo de Dios apareci al principio del Imperio Romano enforma de un hombre, de una naturaleza como la nuestra, cuyasobras y padecimientos se ajustaban con las profecas de queun hombre que sera tambin Dios hara unas obras extraor-dinarias y enseara a todas las naciones el culto del Padre.Tambin haban predicho el milagro de su nacimiento, su nuevaenseanza, sus maravillosas obras, la manera en que morira,su resurreccin de entre los muertos, y, finalmente, su reci-bimiento en el cielo por el poder de Dios. Por inspiracin delEspritu Santo, el profeta Daniel describi su soberana final entrminos humanos:

    Mientras yo miraba, fueron puestos tronos y se sent un

    Anciano de das. Su vestido era blanco como la nieve y sucabello como pura lana. Su trono era una llama de fuego. ...Millares de millares le servan, y miradas de miradas asistandelante de l. El tribunal se sent en juicio, y fueron abiertoslos libros. ... Mir, y he aqu, uno semejante a Hijo de Hombrevena con las nubes del cielo y se presentaba ante el Ancianode das. A l le fue dado dominio, gloria y reino, para quetodos los pueblos, naciones y lenguas le sirvan. La suya es unasoberana eterna que no pasar, y su reino no ser destruido[Dn. 7:910, 1314].

    Es evidente que esto no puede aplicarse a nadie ms quea nuestro Salvador, el Dios-Verbo que era en el principio conDios, llamado Hijo del Hombre debido a su encarnacin final.

    Pero ser suficiente con esto, puesto que ya he recogido las

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    30 1.2

    LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO La naturaleza de Cristo

    profecas acerca de nuestro Salvador Jesucristo en comentariosespeciales.

    Los nombres Jess y Cristo ya conocidos con anterioridad

    3.Los mismos nombresJessy Cristofueron honrados ya porlos antiguos profetas que amaban a Dios. El mismo Moiss fueel primero en anunciar cun grandemente santificado y gloriosoera el nombre de Cristo, usando tipos y smbolos en respuestaal orculo que le dijo: Mira y hazlos conforme al modelo que teha sido mostrado en el monte [x. 25:40]. Al describir al sumosacerdote como hombre de poder supremo, lo designa a l y a suoficio como Cristo como marca de honra y gloria,4compren-

    diendo el carcter divino de Cristo.Fue tambin inspirado por el Espritu Santo para quepreviera el ttulo de Jess. Aunque no haba sido conocidonunca con anterioridad, Moiss dio el ttulo Jess, de nuevocomo tipo o smbolo, solo al hombre que saba que iba a suce-derle despus de su muerte.5Su sucesor haba sido conocidopor otro nombre, Oseas, que le haban dado sus padres [Nm.13:16], pero Moiss lo llama Jess [Josu en hebreo], porqueJosu el hijo de Nun llevaba la imagen de nuestro Salvador, elnico que despus de Moiss recibi autoridad sobre la verda-dera y pura religin. De esta manera, Moiss da al nombre denuestro Salvador Jesucristo como un honor supremo a los doshombres que en su tiempo sobrepasaron a todos los otros enmrito y en gloria: al sumo sacerdote y al hombre que gober-

    nara despus de l.Profetas posteriores predijeron tambin claramente aCristo por su nombre, prediciendo tambin las conspiracionesdel pueblo judo contra l y el llamamiento de los gentiles pormedio de l. Por ejempo, Jeremas dice:

    El espritu de nuestro rostro, Cristo el Seor, de quien ha-bamos dicho: A su sombra tendremos vida entre las naciones,fue atrapado en sus hoyos [Lm. 4:20].

    4. El sumo sacerdote es descrito como ungido en Levtico 4:5 y 6:22. Laspalabras Cristo y ungido, aunque distintas en castellano, son la misma en gr iego,traduccin del trmino hebreo messiacho Mesas.

    5. Nmeros 27:1223 se refiere a Josu, siendo su transliteracin griega

    Jess.

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    1.3 31

    Los nombres Jess y Cristo LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO

    David, en su perplejidad, pregunta:

    Por qu se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosasvanas?

    Se disponen en batalla los reyes de la tierra, y los prncipesconsultarn unidos contra el Seor y contra su Cristo[Sal. 2:12].

    Y luego aade, hablando en la persona misma de Cristo:

    El Seor me ha dicho: Mi Hijo eres t; Yo te engendr hoy.Pdeme, y te dar por herencia las naciones, y como posesin

    tuya los confines de la tierra [Sal. 2:78].

    Por tanto, no eran slo los sumos sacerdotes, que eransimblicamente ungidos con aceite, los que eran designadosentre los hebreos con el nombre de Cristo, sino tambin losreyes; porque por mandamiento divino tambin ellos eran un-gidos por los profetas como Cristos simblicos, porque elloseran portadores de los modelos de la autoridad regia y sobe-rana del nico y verdadero Cristo, el Verbo divino, que do-mina sobre todas las cosas. De manera similar, algunos de losmismos profetas, por la uncin, llegaron a ser tipos de Cristo,de modo que todos [los tres grupos] hacen referencia al Cristo

    verdadero, el Verbo divino, que es el nico Sumo Sacerdotedel universo, el nico Rey de toda creacin, y el nico sumoProfeta del Padre.

    Prueba de esto es el hecho de que ninguno de los que an-tiguamente fueron ungidos simblicamente, fuesen sacerdotes,reyes o profetas, jams obtuvieron la clase de poder divinoque exhibi nuestro Salvador y Seor, Jess, el nico verda-dero Cristo. Ninguno de ellos, por honrado que fuese entresu propio pueblo durante tantas generaciones, jams confiriel nombre de cristiano a sus sbditos derivado de su ttulosimblico de Cristo. Ninguno fue adorado por sus sbditos nitenido en tan gran estima tras su muerte como para que estu-

    viesen dispuestos a morir por la persona objeto de tal honra.Ninguno caus tanto impacto en todas las naciones por todo elmundo, por cuanto el poder del smbolo no poda producir unefecto de tal magnitud como la realidad de nuestro Salvador.l no recibi los smbolos del sumo sacerdocio de nadie ni

    sigui su linaje fsico de sacerdotes. Las fuerzas armadas no

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    32 1.3

    LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO Los nombres Jess y Cristo

    promovieron su gobierno, ni se hizo un profeta como los dela antigedad. Los judos no le asignaron ningn rango ni pri-maca. Pero haba sido adornado de todo ello por el Padre, yno en smbolos, sino en verdad. Aunque no obtuvo los honorescitados, es llamado Cristo ms que todos ellos, porque l es el

    verdadero Cristo de Dios, y ha llenado el mundo entero consus cristianos. Y ya no da modelos ni imgenes para sus segui-dores, sino verdades plenamente reveladas, y ha recibido no uncrisma material, sino una uncin divina por el Espritu de Diosen la participacin de la divinidad no engendrada del Padre.

    Isaas ensea este preciso punto cuando exclama, como siCristo estuviera hablando:

    El Espritu del Seor est sobre m, porque me ungi elSeor; me ha enviado a predicar buenas nuevas a losabatidos, a vendar a los quebrantados de corazn.

    Me ha enviado a publicar libertad a los cautivos, y recupera-cin de vista a los ciegos [Is. 61:12].

    Y no solo Isaas, sino tambin David se refiere a l al decir:

    Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos;Tu regio cetro es cetro de equidad.Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad.Por ello te ungi Dios, el Dios tuyoCon leo de alegra ms que a tus compaeros [Sal. 45:67].

    El primer versculo lo llama Dios, el segundo le asigna uncetro real. Con la honra de atributos divinos y regios, se lepresenta, en tercer lugar, como habiendo llegado a ser Cristo,ungido no con un leo material, sino divino, y como muy supe-rior a sus predecesores ungidos materialmente. En otro lugar, elmismo escritor explica su posicin:

    Dijo el Seor a mi Seor: Sintate a mi diestraHasta que haga de tus enemigos el estrado de tus pies. ...Desde el vientre antes de la estrella de la maana te engendr.Jur el Seor y no lo rescindir: T eres sacerdote parasiempre segn el orden de Melquisedec [Sal. 110:14].

    Este Melquisedec es definido en los libros sagrados como

    sacerdote del Dios Altsimo sin que hubiera recibido ninguna

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    34 1.4

    LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO La antigedad de la verdadera fe

    Pero aunque nosotros seamos nuevos y que este nombre cla-ramente nuevo de cristianos solo recientemente ha llegado aser conocido entre todas las naciones, nuestra vida, conducta yprincipios religiosos no son invencin reciente nuestra, sino quederivan de los conceptos naturales de hombres de la antigedadque fueron los amigos de Dios, como demostraremos. Los he-breos no son un pueblo nuevo, sino que es conocido por todos yrecibe honra por su antigedad. Ahora bien, sus historias orales

    y escritas tratan acerca de hombres de una era primigenia, pocosy escasos en nmero pero destacados por su piedad, rectitud yotras virtudes. Algunos de ellos vivieron antes del Diluvio, otrosdespus, como los hijos de No y sus descendientes, pero enparticular Abraham, de quien se enorgullecen los hebreos como

    su fundador y antecesor. Todos estos clebres por su justicia,desde Abraham hasta el primer hombre, podran ser descritoscomo cristianos de hecho si no de nombre, sin traicionar a la

    verdad. Porque el nombre significa que el cristiano, por el cono-cimiento y la enseanza de Cristo, destaca en dominio propio yrectitud, en disciplina y virtud, y en la confesin del Dios nico

    y verdadero, y en todo eso ellos demostraron un celo no inferioral nuestro.

    Ellos no mostraban inters en la circuncisin del cuerpo,como tampoco nosotros; ni por la observancia de los sbados,como tampoco nosotros; tampoco por abstenerse de algunosalimentos u otras distinciones que Moiss primero entreg asus sucesores para que fuesen observadas como smbolos, comotampoco ataen esas cosas a los cristianos ahora. Pero evi-

    dentemente conocan al Cristo de Dios, por cuanto apareci aAbraham, ense a Isaac, habl con Israel [Jacob] y converscon Moiss y los profetas posteriores, como he mostrado. Portanto, encontraris que esos hombres amantes de Dios inclusorecibieron el nombre de Cristo, segn la palabra que se refierea ellos: No toquis, dijo, a mis ungidos, ni hagis mal a misprofetas [Sal. 105:15]. Est claro, entonces, que la reciente pro-clamacin de la enseanza de Cristo a todas las naciones noes otra cosa que la primersima y ms antigua de todas lasreligiones, hallada por Abraham y aquellos amigos de Dios quele siguieron. Incluso si arguyen que Abraham recibi muchodespus el mandamiento de la circuncisin, yo contesto queantes de esto haba sido considerado justo por la fe, como loafirma la Palabra divina: Y crey a Dios, y le fue contado por

    justicia [Gn. 15:6]. El orculo que le haba sido dado antes de

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    1.5 35

    El nacimiento de Jess y el fin de la dinasta juda LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO

    su circuncisin por el Dios que se le haba mostrado, el mismoCristo, el Verbo de Dios, trataba de aquellos que en el futuroseran justificados de la misma manera, y deca as: Sern ben-ditas en ti todas las familias de la tierra [Gn. 12:3]. Y: seruna nacin grande y fuerte, y sern benditas en l todas lasnaciones de la tierra [Gn. 18:18].

    Ahora bien, esto ha sido evidentemente cumplido en no-sotros, porque fue por la fe en la Palabra, el Verbo, de Dios,en el Cristo que se le haba aparecido, que fue hecho justo

    y que abandon la supersticin de sus padres para confesaral nico Dios, el Dios sobre todas las cosas, sirvindole porrecta conducta y no por la ley de Moiss, que vino posterior-mente. A l, tal como era entonces, le fue dicho que todas

    las naciones seran benditas en l. Y actualmente, con unoshechos que hablan ms fuerte que las palabras, slo los cris-tianos en todo el mundo practican su fe de la misma maneraen que Abraham la practic. Por lo tanto, los seguidores deCristo comparten la misma vida y religin que los amigosde Dios de la antigedad, y as la enseanza de Cristo no esnueva ni ajena, sino, con toda honestidad, antigua, singular

    y verdadera.

    El nacimiento de Jess y el fin de la dinasta juda

    5. Ahora, pues, despus de esta necesaria introduccin a miHistoria de la iglesia, comencemos con la manifestacin denuestro Seor en la carne, invocando primero a Dios, el Padre

    del Verbo, y a Jesucristo mismo para ayudarnos a producir unanarracin verdica. Sucedi en el ao cuarenta y dos del reinadode Augusto y en el veintiocho despus de la conquista de Egipto

    y de las muertes de Antonio y Cleopatra,6 los ltimos de ladinasta de los Ptolomeos, que naci nuestro Salvador y Seor,Jesucristo, en Beln de Judea de acuerdo con las profecas quese referan a l. Esto sucedi en la poca del primer censo,que tuvo lugar siendo Cirenio gobernador de Siria, un censoregistrado tambin por Flavio Josefo, el ms famoso de los his-

    6. Eusebio calcula el reinado de Augusto como inaugurado a la muerte de JulioCsar en el 44 a.C., y por esto el 2 a.C. para el nacimiento de Jess, lo que tambinconcuerda con veintiocho aos despus de la muerte de Antonio y Cleopatra en el30 a.C. Pero esta fecha es demasiado tarda, ya que Jess naci el 4 a.C. como muy

    tarde, y muy probablemente en el 5 a.C.

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    una total servidumbre, y llamaron a la gente a defender suslibertades.7

    Y en el segundo libro de su obra Guerras de los judoses-cribe acerca del mismo hombre:

    Para este tiempo, un galileo llamado Judas agit a la revueltaa los nativos, tratndolos de cobardes si, despus de servir aDios, aceptaban a amos mortales y se sometan a pagar im-puestos a los romanos.8

    6. Entonces fue que Herodes vino a ser el primer extranjeroque lleg a ser rey de la nacin juda, cumplindose la profeca

    de Moiss de que No ser quitado el cetro de Jud, ni el le-gislador de entre sus pies, hasta que venga aquel para quienest reservado [Gn. 49:10]. Moiss afirma tambin que serla esperanza de los gentiles. Esta prediccin no poda cum-plirse en tanto que los judos vivieran bajo gobernantes de supropia raza, comenzando con Moiss y prosiguiendo hasta elreinado de Augusto. Pero en su tiempo los romanos otorgaronel gobierno de los judos a Herodes, el primer extranjero. Josefoafirma que era idumeo por parte de padre y rabe por parte demadre, pero [Julio] Africano, un historiador no insignificante,dice que Antipatro, el padre de Herodes, era hijo de un talHerodes de Ascaln, uno de los siervos del templo de Apolo. Denio, este Antipatro fue secuestrado por bandidos idumeos yse qued con ellos porque su padre era demasiado pobre para

    pagar el rescate. Fue criado en sus costumbres y ms adelantetrab amistad con el sumo sacerdote judo Hircano. Su hijo [elde Antipatro] fue el Herodes de los tiempos de nuestro Salvador.

    Cuando la realeza juda cay sobre tal hombre, la esperanzade los gentiles segn la profeca estaba a las puertas, porquehaba llegado a su fin la sucesin regular de sus gobernantes ycaudillos desde los tiempos de Moiss. Antes de su cautiveriobabilnico, eran gobernados por reyes, habiendo sido los pri-meros Sal y David. Y antes de los reyes los haban regido unosgobernantes conocidos como jueces, a continuacin de Moiss y

    7. Antigedades18, 1.4. El censo que fue causa de la revuelta de Judas tuvolugar en el 6 d.C., diez aos despus del nacimiento de Jess, siendo un problemacronolgico largo tiempo debatido entre los eruditos.

    8. Guerra de los judos 2.118.

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    LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO El nacimiento de Jess y el f in de la dinasta juda

    de su sucesor Josu. Despus del regreso de Babilonia, estuvogobernando una aristocracia oligrquica de sacerdotes hastaque el general romano Pompeyo puso sitio a Jerusaln y profanlos lugares santos penentrando en el santuario ms interior deltemplo. Envi prisioneros a Roma, junto con sus hijos, al rey ysumo sacerdote Aristbulo, que haba continuado la sucesinde sus antecesores hasta aquel entonces, y transfiri el sumosacerdocio a Hircano el hermano [de Aristbulo], y haciendoa toda la nacin juda tributaria de Roma desde entonces en

    adelante. Y cuando Hircanofue tomado como prisioneropor los partos, Herodes fueel primer extranjero, como ya

    he dicho, en ser puesto sobrela nacin juda por el senadoromano y por el emperador

    Augusto. La venida de Cristotuvo claramente lugar en estetiempo, y la esperada salva-cin y el llamamiento de losgentiles siguieron de acuerdocon la profeca.

    Cuando se extingui lalnea de gobernantes judos,la sucesin ordenada desumos sacerdotes de gene-racin en generacin cay

    de inmediato en una totalconfusin. El documentadoJosefo informa que Herodes, una vez fue designado rey porlos romanos, dej de designar a los sumos sacerdotes del li-naje antiguo, poniendo en su lugar a gente sin relieve, prcticaque fue seguida por su hijo Arquelao y por los gobernadoresromanos despus de l cuando asuman el gobierno de los ju-dos. El mismo escritor registra que Herodes fue el primero encerrar bajo llave las vestiduras sagradas del sumo sacerdote yen guardarlas bajo su propio sello en lugar de bajo el controlsacerdotal, y que lo mismo hicieron su sucesor Arquelao y sussucesores despus de l.

    Esos hechos demuestran tambin que se cumpli otra pro-feca en la manifestacin de nuestro Salvador Jesucristo. El

    texto en Daniel especifica el nmero exacto de semanas hasta el

    63 a.C.

    Cabeza de Cneo Pompeyo, que con-quist Jerusaln en el ao 63 a.C. (Glyp-

    totek, Copenhague).

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    Las diferencias en las genealogas de Cristo LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO

    gobierno de Cristo ya he tratado esta cuestin en otra parte9y que profetiza que despus de estas semanas cesar la uncinde judos. Est claro que esto se cumpli en el tiempo en quenaci nuestro Salvador Jesucristo. Esos preliminares eran nece-sarios para destacar la veracidad de la fecha.

    Las diferencias en las genealogas de Cristo

    7. Los Evangelios de Mateo y de Lucas registran de maneradiferente la genealoga de Cristo, y muchos suponen que se con-tradicen entre s. Por cuanto cada creyente ha estado bien dis-puesto a ofrecer suposiciones nada bien informadas acerca deesos pasajes, reproducir una explicacin del problema en una

    carta que el ya mencionado Africano escribi a Arstides acercade la armona de las genealogas del Evangelio. Despus de re-futar las opiniones de otros como forzadas y evidentementefalsas, da la explicacin que le haba llegado a l:

    Los nombres en las familias de Israel se enumeraban bien pornaturaleza, bien por ley; por naturaleza era en el caso de des-cendientes genuinos; por ley cuando otro hombre era padrede hijos en el nombre de un hermano que hubiera muerto sindescendencia.10Por cuanto no se haba dado todava una claraesperanza de la resurreccin, presentaban la promesa futuramediante una resurreccin moral para que sobreviviese elnombre del difunto. Estas genealogas, as, incluyen a algunosque sucedieron a sus padres reales y a otros que eran hijos

    de un padre pero que eran registrados como hijos de otro. Demodo que se preservaban tanto las memorias del padre realcomo del nominal. As, ninguno de ambos Evangelios est enerror, porque tienen en cuenta tanto la naturaleza como la ley.Porque las dos familias, la una descendida de Salomn y la otrade Natn, estaban tan interconectadas por medio de los nuevosmatrimonios de viudas sin hijos y de las resurrecciones dedescendencia que las mismas personas podran ser correcta-mente consideradas como hijos de diferentes padres en di-

    9. En las obras de Eusebio Prueba del Evangelio8.2 y Selecciones de losProfetas3.45. En Daniel 9:2427 se hace referencia a setenta semanas de aos (70x 7, o 490 aos) y a otras semanas de aos as, que Eusebio y algunos eruditosdesde entonces han aplicado al nacimiento y ministerio de Jess.

    10. Vase Deuteronomio 25:56.

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    LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO Las diferencias en las genealogas de Cristo

    ferentes ocasiones, a veces de padres nominales, a veces delos reales. Por tanto, ambos relatos llevan la lnea genealgicahasta Jos con relatos que son precisos, aunque complicados.

    Para clarificar, explicar las relaciones de las fami-lias. Enumerando las generaciones desde David a travs deSalomn [como en Mateo 1:15-16], la tercera desde el final esMatn, cuyo hijo fue Jacob, padre de Jos. Pero si seguimosLucas [3:23-37] y enumeramos desde Natn, hijo de David, eltercero correspondiente desde el fin es Melqui, cuyo hijo fueEl, padre de Jos. Debe mostrarse, pues, cmo tanto El comoJacob pueden ser padres de Jos, y que Matn y Melqui, quepertenecan a dos familias diferentes, fueron abuelos de l.

    Mateo Lucas

    David

    Salomn Natn

    Matn Estha Melqui

    Jacob(padre natural)

    El(padre legal)

    Jos

    Ahora bien, Matn y Melqui, ya que ambos tomaron lamisma mujer, fueron padres de hermanastros, porque la leypermite que una mujer divorciada o viuda vuelva a casarse.Entonces Estha, el nombre tradicional de la esposa en cues-tin, se cas primero con Matn (que descenda de Salomn)y le dio a luz a Jacob. Cuando Matn muri, su viuda secas con Melqui (que descenda de Natn), de la misma tribupero de diferente familia, y le dio a luz a El. As, Jacob y El

    tuvieron la misma madre, y cuando El muri sin hijos, su

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    Herodes y los nios de Beln LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO

    del crimen de Herodes contra el Cristo y contra los nios desu edad. Sin demorarse en nada, la justicia de Dios lo alcanzan en vida como preludio de lo que le esperaba en el mundo

    venidero. Aqu no es posible siquiera resumir las maneras enque oscureci las pretendidas glorias de su reinado con el repul-sivo asesinato de su esposa, sus hijos, y sus parientes y amigos.Ningn trgico drama tiene sombras ms oscuras, como Josefolo refiere detalladamente en sus historias. Desde el momento enque conspir contra nuestro Salvador y los otros inocentes, elazote de Dios lo arrastr a la muerte. En el Libro 17 de su obraAntigedades de los judos, nos dice [Josefo] cmo fue su fin:

    La enfermedad de Herodes fue empeorando progresivamente

    como venganza de Dios por sus crmenes. Un lento fuego ardaen sus entraas, menos evidente al tacto. Tena un insaciabledeseo de comer, y sufra de lceras en los intestinos, de unterrible dolor en el colon y de una tumefacta hinchazn enlos pies. Tena la vejiga inflamada y los genitales gangrenadose infestados de gusanos. Su respiracin era jadeante y suma-mente repulsiva debido al hedor, y cada miembro sufra into-lerables convulsiones. Los observadores sabios declaraban queDios estaba dando la paga al rey por sus muchas atrocidades.12

    En el Libro 2 de su obra Guerras de los judos,Josefo da unrelato similar:

    La enfermedad se extendi por todo su cuerpo con fiebre,

    una intolerable comezn en todas las partes del cuerpo, do-lores continuos en el colon, edema en los pies, inflamacindel abdomen y gangrena en los genitales, infestados de gu-sanos. Respiraba con dificultad, especialmente si se echaba,y todos sus miembros se sacudan con espasmos, todo elloun castigo, segn los adivinos. Pero segua aferrndose a lavida y planeaba su propio tratamiento con la esperanza derecuperarse. Atraves el Jordn y tom los baos calientesde Calirroe, que fluyen hacia el Mar Muerto pero que sondulces y potables. Los doctores de aquel lugar decidieroncalentar su cuerpo ponindolo en una baera de aceite ca-liente, pero se desvaneci, poniendo los ojos en blanco comomoribundo. El ruido de sus asistentes que se golpeaban el

    12. Antigedades17.16870.

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    LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO Herodes y los nios de Beln

    pecho lo reaviv, pero ahora abandon toda esperanza derecuperacin, y orden que se dieran cincuenta dracmas acada uno de sus soldados y grandes sumas de dinero a susoficiales y amigos.

    Volviendo a Jeric, presa de una profunda depresin,plane un monstruoso crimen final. Reuni a los ms emi-nentes hombres de cada poblacin de toda Judea y los hizoencerrar en el hipdromo. Luego orden a su hermana Salomy a su marido Alexas: S que los judos celebrarn mi muertecon jbilo, pero ser llorado a causa de otros y tendr unesplndido funeral si hacis lo que os mando. Rodead a loshombres [en el hipdromo] con soldados, y en el momento enque yo muera, matadlos a todos en el acto, de modo que toda

    Judea y cada casa llorar por mi causa. ...Luego, torturado por el hambre y por una tos convul-siva, intent adelantar su muerte. Tom una manzana y pidiun cuchillo, pues tena la costumbre de cortar las manzanascuando las coma, y luego levant la mano derecha para apu-alarse [pero se lo impidieron].13

    Josefo relata tambin que antes que muriese, Herodes or-den la ejecucin de un tercero de sus hijos legtimos [Antpater],adems de los dos ya asesinados, y luego muri en medio de te-rribles sufrimientos. Este fue el fin de Herodes, en justo castigopor los nios asesinados en Beln y sus alrededores. Despus deesto, se le apareci en sueos un ngel a Jos mientras estabaan en Egipto, y le mand que volviera a Judea con el nio y

    su madre, declarando que los que buscaban la vida del pequeoya haban muerto. El evangelista prosigue: Pero oyendo queArquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvotemor de ir all; pero avisado por revelacin en sueos, se fue ala regin de Galilea [Mt. 2:22].

    Pilato y los sacerdotes

    9. Josefo corrobora la sucesin de Arquelao, en conformidadcon el testamento de Herodes y la decisin de Augusto, y cmo,cuando fue echado del poder diez aos despus, sus hermanos

    13. Aunque Eusebio da el libro 2 de Guerras de los judoscomo su referencia,

    este extracto est en el libro 1.65660, 662 en nuestros textos.

    4 a.C.

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    Pilato y los sacerdotes LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO

    Felipe y el Herodes joven [Antipas], junto con Lisanias, siguierongobernando sus tetrarquas.

    En el Libro 18 de sus Antigedades, el mismo autor es-cribe que Poncio Pilato recibi la administracin de Judea enel ao doce de Tiberio, que haba accedido al trono despus delreinado de cincuenta y siete aos de Augusto, y que Pilato per-maneci en el cargo diez aos enteros, casi hasta la muerte deTiberio. Esto demuestra claramente que losHechos de Pilato14recientemente publicadas son patraas, por cuanto pretendenque el crimen de la muerte del Salvador tuvo lugar en el cuartoconsulado de Tiberio, que fue el ao sptimo de su reinado,en una poca en la que Pilato no estaba an en el gobierno deJudea. Josefo dice claramente que fue en el ao doce de su rei-

    nado que Tiberio design a Pilato procurador de Judea.15

    10. Cuando, segn el evangelista [Lucas], Tiberio Csar estabaen el ao quince de su reinado y Poncio Pilato en el cuarto de sugobierno y Herodes, Lisanias y Felipe eran tetrarcas sobre el restode Judea,16nuestro Salvador y Seor, Jess el Cristo de Dios deunos treinta aos al principio [de su ministerio] acudi al bau-tismo de Juan y comenz a proclamar las Buenas Nuevas.

    Las Sagradas Escrituras dicen que llev a cabo su enseanzabajo el sumo sacerdocio de Ans y hasta Caifs, un perodo queno llega a completar cuatro aos enteros. Ya no se daba el sa-cerdocio vitalicio de sacerdotes hereditarios en conformidad ala Ley, porque los gobernadores romanos designaban para elsumo sacerdocio primero a uno, luego a otro, y no mantenan

    este oficio durante ms de un ao.17

    En su obraAntigedades,

    14. Vase 9.5 de esta Historia de la iglesia. Los Hechos (o Memorias) alas que se refiere Eusebio eran falsificaciones que se difundieron en la poca dela persecucin bajo Maximino Daya (c. 312). Los llamados Hechos de Pilatoqueexisten en la actualidad son documentos apcrifos de origen cristiano pero igualde fraudulentos.

    15. Antigedades18.32ss., 85ss. Pilato fue gobernador del 26 al 36 d.C. Su t-tulo no era procurador, lo cual es un anacronismo tanto en Josefo como en Tcito,sino prefecto, segn una inscripcin descubierta en Cesarea en 1961.

    16. Tiberio vino a ser emperador en el 14 d.C., y su ao decimoquinto fue el28-29 d.C. Aqu, Eusebio condensa de manera inexacta Lucas 3:1. Herodes gobernabaGalilea; Lisanias, Abilene, y Felipe los territorios al nordeste del Mar de Galilea.

    17. Esto es incorrecto. Los romanos cambiaron frecuentemente a los sumos sa-cerdotes, pero no haba un perodo establecido de permanencia en el cargo. Caifs,

    por ejemplo, fue sumo sacerdote durante diecisiete o dieciocho aos.

    26 d.C.

    29 d.C.

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    LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO Tadeo y el Prncipe de Edesa

    Tadeo y el Prncipe de Edesa

    13. Debido a sus poderes milagrosos, se difundi por todas partesla fama de la divinidad de Cristo, y decenas de millares inclusoen tierras alejadas de Judea acudieron a l con la esperanza deser sanados de enfermedades de todas clases. As, cuando el rey

    Abgaro [V], el clebre gobernante de los pueblos de ms all delufrates, estaba padeciendo de manera terrible por una enfer-medad incurable, oyendo con frecuencia del nombre de Jess yde sus milagros, le envi una peticin, por medio de un correo,rogndole que le librara de su enfermedad. Jess no accedientonces a su peticin, pero le favoreci con una carta personal,prometindole enviarle uno de sus discpulos para sanar la do-

    lencia y llevar la salvacin a l y a su familia.Esta promesa se cumpli pronto. Despus de la resurrec-cin y ascensin [de Jess], Toms, uno de los Doce, fue di-

    vinamente inspirado para enviar a Tadeo, uno de los Setenta,a Edesa como predicador y evangelista, el cual cumpli todoslos puntos de la promesa de nuestro Salvador. Hay evidenciaescrita de esto conseguida de los archivos de Edesa, la capitalreal entonces, que incluyen historia antigua adems de los acon-tecimientos de la poca de Abgaro. Aqu transcribo las cartasmismas, que he sacado de los archivos y traducido del siracopalabra por palabra:

    COPIA DE UNA CARTA ESCRITA POR ABGARO,TOPARCA, A JESS, Y ENVIADA A L A JERUSALN

    MEDIANTE EL CORREO ANANAS

    Abgaro Ucama, Toparca, a Jess el excelente Salvador que haaparecido en la regin de Jerusaln, saludos.

    He odo de ti y de las sanidades que consigues sin fr-macos ni hierbas. Dicen que haces ver a los ciegos y andara los cojos, que sanas a leprosos y echas fuera espritus in-mundos y demonios, que sanas a los atormentados por enfer-medades crnicas y que resucitas a los muertos. Cuando otodo esto de ti, pens que una de dos cosas es verdad: O bienque eres Dios y has descendido del cielo a hacer esas cosas,o que eres Hijo de Dios para llevarlas a cabo. Por esta raznte escribo para que te des la molestia de acudir a m y sanesmis padecimientos. Tambin he odo que los judos murmuran

    contra ti y quieren causarte mal. Ahora bien, mi ciudad-estado

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    Tadeo y el Prncipe de Edesa LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO

    es muy pequea pero muy considerada y adecuada para no-sotros dos.

    (l escribi esta carta cuando la luz divina haba apenas co-menzado a resplandecer sobre l. Es apropiado conocer tambinla carta que Jess le envi mediante el mismo correo. Tiene solounas pocas lneas, pero con mucha fuerza:)24

    RESPUESTA DE JESS AL TOPARCAABGARO MEDIANTE EL CORREO ANANAS

    Bienaventurado t que creste en m sin haberme visto!Porque escrito est que los que me han visto no creern en

    m, y que los que no me han visto creern y vivirn. Ahorabien, tocante a tu peticin de que yo venga a ti, debo primerocompletar aqu todo aquello para lo que fui enviado, y, cuandolo haya completado, debo ser tomado arriba a Aquel que meha enviado. Cuando haya sido tomado arriba, enviar a uno demis discpulos para que sane tus padecimientos y traiga vidapara ti y los tuyos.

    Lo que sigue est adjuntado a esas cartas en siraco:25

    Despus de la ascensin de Jess, Judas, llamado tambinToms, envi a Tadeo, uno de los Setenta a [Abgaro], y poscon Tobas, hijo de Tobas. Cuando Abgaro supo que Tadeoestaba sanando cada enfermedad y debilidad, sospech que

    era aquel de quien le haba escrito Jess. Entonces ordena Tobas que le trajese a Tadeo. De modo que Tobas dijo aTadeo: El toparca Abgaro me ha mandado que te lleve antel para que le sanes. Tadeo contest: Ir, por cuanto he sidoenviado a l con poder.

    Tobas se levant temprano a la maana siguiente y lleva Tadeo a ver a Abgaro, que estaba acompaado de sus no-bles. Cuando llegaron, Abgaro vio una maravillosa visin enel rostro de Tadeo y se inclin ante l, preguntando: Erest realmente un discpulo de Jess, el Hijo de Dios, quien me

    24. El pasaje entre parntesis est ausente en algunos manuscritos.25. Esta adicin ha sido algo condensada, porque el original es increblemente

    redundante y evidentemente inventado. Sin embargo, no se ha eliminado ningn

    hecho.

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    EUSEBIO SOBRE JESS

    En la historia ms temprana del cristianismo podra habersido de esperar que se dieran algunos detalles estragticos adi-cionales de la vida de Jess para suplementar el registro bblico.Acaso no haba ms tradiciones acerca de la infancia de Jess

    y de su ministerio, por ejemplo, que pudiera haber transmitidoEusebio?

    O bien las tradiciones se haban perdido, o Eusebio secentr ms bien en lo que consideraba la porcin ms crtica desu informacin acerca de Cristo: su preexistencia y su condicin

    mesinica. De un modo muy semejante a como George FrederickHandel se centr en su oratorioEl Mesasmucho ms en la pro-feca del Antiguo Testamento que en el cumplimiento del NuevoTestamento, igualmente Eusebio se sinti impelido a demostrarque el Hijo de Dios era eterno y preexistente, no limitado porrestricciones temporales ni geogrficas. Con ello responda auna objecin comn al cristianismo como nuevo sistema inven-tado en el primer siglo. Por esta razn, muchos otros primitivosautores cristianos dedicaban tambin mucha atencin a la pre-existencia de Cristo y a las profecas del Antiguo Testamentoque encontraban cumplidas en l.

    Eusebio se senta igualmente interesado, no obstante, en de-mostrar la verdadera historicidad del hombre Jess. No apelabaa una fe ciega, sino que apelaba a todas las fuentes no bblicas

    que poda encontrar para mostrar lo bien que la corroborabanlos Evangelios del Nuevo Testamento. Flavio Josefo era especial-mente valioso para este propsito, como el historiador judo hademostrado siempre serlo.

    Al citar los escritos de Julio Africano tocante a la diver-gencia en las genealogas de Jess, Eusebio desvela un modeloque usar a lo largo de su historia: la incorporacin textualen su propia obra, con el debido crdito, de algunas de lasfuentes histricas ms importantes. As, muchos documentoscruciales sobreviven solo en Eusebio, mucho tiempo despusque los documentos originales se hayan perdido. El problema delas genealogas demuestra tambin lo antiguas que son algunasde las cuestiones aparentemente acabadas de descubrir por loscrticos modernos.

    La historia de la correspondencia de Abgaro con Jess,

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    Augusta. Durante los cuarenta y cuatro aos en que fue cabezadel estado reform el gobierno de Roma, dndole una forma queiba a permanecer durante los siguientes tres siglos. Al imperio

    ya extenso aadi Egipto y las tierras de nadie hasta la fronteraRin-Danubio, estableciendo esos dos sistemas fluviales como loslmites naturales del Imperio Romano. En el interior trabaj encolaboracin con el senado, y sus inmensas actividades cons-tructoras dieron apoyo a su declaracin: Encontr a Roma deladrillo y la dej de mrmol.

    Menos conocida que esos xitos y conquistas es su intere-sante poltica religiosa. Convencido de que el descuido pblicode los dioses grecorromanos estaba desmoralizando la sociedadromana, intent estimular un avivamiento religioso restaurando

    o levantando templos ochenta y dos de ellos solo en Roma einspirando una renovacin moral en la sociedad. Nunca hu-biera podido saber que esto lo hara mejor un beb nacidoen medio de su administracin en la alejada Beln en Judea.Cuando Augusto muri en el mes que recibi su nombre el 19de agosto del 14 d.C. Jess era un adolescente en Nazaret. Suministerio pblico tendra lugar bajo el reinado del emperadorTiberio, cuya descripcin vemos en el libro siguiente.

    Pablo (izquierda) y Jacobo el Justo (derecha) aguantan las Escrituras en este tem-

    prano mosaico (Martorana, Palermo).

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    (En el Apndice 2 se da una lista de los emperadores deRoma correlacionada con las listas de los obispos de Roma,Jerusaln, Alejandra y Antioqua.)

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    Los apstoles de Jerusaln LOS APSTOLES

    lo dice el inspirado Evangelio [Mt. 1:18]. Este mismo Jacobo,a quien los primeros cristianos apellidaron el Justo por sudestacada virtud, fue el primero en ser escogido para el tronoepiscopal de la iglesia en Jerusaln. Clemente [de Alejandra] lodice as enBosquejos,libro 6:

    Pedro, Jacobo y Juan, despus de la ascensin, no conten-dieron por el honor, porque ya haban sido favorecidos por elSalvador, pero escogieron a Jacobo el Justo como Obispo deJerusaln.

    En el libro 7 de la misma obra, el escritor tambin dice estoacerca de l:

    Despus de la resurreccin el Seor imparti el ms alto cono-cimiento [gnosis] a Jacobo el Justo, a Juan y a Pedro. Ellos lodieron a los otros apstoles y los otros apstoles a los Setenta,uno de los cuales era Bernab. Ahora bien, haba dos Jacobos:el uno era Jacobo el Justo, que fue echado abajo desde lasalmenas [del templo] y aporreado hasta morir con una mazade batanero; el otro, el Jacobo que fue decapitado [Hch. 12:2].

    Pablo menciona tambin a Jacobo el Justo al decir: Pero no via ningn otro de los apstoles, sino a Jacobo el hermano delSeor [G. 1:19].

    Para este tiempo tambin estaba cumplindose la promesade nuestro Salvador al rey de los osroenos. Toms fue inspirado

    para enviar a Tadeo a Edesa, como ya se ha dicho antes, y sana Abgaro por la palabra de Cristo, asombrando a todos los ha-bitantes del lugar con sus maravillosos milagros. Los condujo a

    venerar el poder de Cristo y los hizo discpulos de la doctrina desalvacin. Desde aquel da hasta hoy, toda la ciudad-estado deEdesa ha sido devota de Cristo, demostrando con ello la bondadde nuestro Salvador tambin para con ellos.

    Volvamos una vez ms a la Escritura divina. El martiriode Esteban fue seguido por la primera y mayor persecucin dela iglesia en Jerusaln por parte de los judos. Todos los disc-pulos, a excepcin de los Doce, fueron esparcidos por Judea ySamaria. Algunos, como dice la divina Escritura, viajaron hastatan lejos como Fenicia, Chipre y Antioqua, pero no podan antratar de compartir la fe con gentiles, y la proclamaban solo a

    los judos. En aquel tiempo Pablo estaba todava asolando la

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    LOS APSTOLES Tiberio oye acerca de Cristo

    tener un buen comienzo y extenderse por la tierra en todas lasdirecciones.

    3.De este modo, la palabra salvadora comenz a iluminar todoel mundo como los rayos del sol. En cada ciudad y aldea sur-gieron las iglesias, repletas de miradas de miembros. Aquellosque estaban encadenados por la supersticin y la idolatra en-contraron la liberacin mediante el poder de Cristo, as comocon la enseanza y las maravillosas obras de sus seguidores.Rechazaron el demonaco politesmo y confesaron al Dios nico

    y Creador del universo, al que honraban con el culto racionalimplantado por nuestro Salvador.

    Ahora, la gracia divina estaba tambin derramndose sobre

    las otras naciones. Primero Cornelio y toda su casa en Cesareade Palestina abrazaron el cristianismo por medio de la revela-cin divina y del ministerio de Pedro. As lo hicieron muchosotros griegos [gentiles] de Antioqua que oyeron la predicacinde los espa