Año 3ºPanamá 15 de febrero de 1910 No.60

15revista Quincenal Ilustrada ~

forEverCuando esta frágil copa de mi vida,

que de amargura rebosó el destino,

en la revuelta bacanal del mundo

ruede en pedazos, no lloréis, amigos.

Haced en un rincón del cementerio,

sin cruz ni mármol, mi postrer asilo;

después, ¡oh mis alegres camaradas!

seguid vuestro camino.

Allí, solo, mi amada misteriosa,

bajo el sudario inmenso del olvido,

qué corta encontraré la noche eterna

para soñar contigo!

E . MARQUINA .

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c_4 propósito de un poeta colombiano

No creo que lleguen á cuatro los años transcurridosdesde el día en que Emiliano Hernández, ese cantor bohe-mio de gran talento, de fino espíritu crítico v de ojos ver-des—ojos que ponen una nota enigmática sobre su rostromoreno de beduino—me hizo conocer por vez primeraversos de Luis Carlos López, uno de los poetas jóvenesde América de mayor originalidad y rareza . Los versosque el trashumante bardo maracaibeño me recitó con sugrave voz de pastor anglicano, no son por cierto de losmejores de López, mas los hallé de una factura tan sor-prendente, que sin esfuerzo se grabaron en ni¡ memoriay despertaron en mi sér hacia el autor de ellos viva sim-patía, que luego el tiempo ha trocado en amistad inaltera-ble y en compañerismo intelectual libre de envidias ras-treras y de solapadas veleidades.

Me agradan los poeta que, como López, viven con suépoca ; esta época compleja en que caen todos los ídolos yse desvirtúan por añejas ó ridículas todas las creenciasde ayer, grilletes del pensamiento, cortapisas de la vo-luntad y carlancas del libre albedrío de los humanos.No comprendo, si es acaso que no me desagradan, á aque-llos cantores que ofrecen una dualidad desconsoladoraentre su vida, producto innegable del presente y sus ver-sos, remembranzas soporíferas del pasado más remoto,dualidad de acciones y de pensamientos que no sabemoscomo se engarzan, compenetran y equilibran . Yo bebocon placer el vino nuevo en odres viejos y me deleito conel vino viejo vaciado en odres nuevos, lo mismo que con elvino nuevo que forma espuma y aromatiza los odres nue-vos también ; ó aclarando la figura retórica, gusto lo mis-mo de los pensamientos nuevos vaciados en moldes anti-guos que de los antiguos ofrecidos en moldes modernísi-mos tanto como de los que siendo nuevos se expresan deigual manera y forma. Por esto me agrada Villaespesa

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que adora el pasado con el más delicado romanticismo,pero que lo canta en versos que reflejan claramente lasinquitudes de su alma compleja, y no tengo escrúpulo enmanifestar que lo considero, en mi sentir, el primero delos poetas españoles del momento presente, superior conmucho á Salvador Rueda, á Manuel Machado, á EduardoMarquina y á Juan R . Jiménez, que en grupo con él for-man la vanguardia en el movimiento poético de la siempremuy amada madre España.

López, de quien quiero hablar, lleva publicados doslibros de versos : De mi Villorrio, desde hace un año, yPosturas Difíciles, desde hace dos meses . Conceptúo elprimero mejor que el segundo, quizá porque los versosque contiene los fui conociendo y apreciando uno á uno, á

medida que el poeta los producía, y porque los conservocasi todos en la memoria. Un gran elogio hubiera yoquerido hacer oportunamente de tal libro, que los ha re-cibido muy merecidos de varios distinguidos intelectua-les, pero unas razón poderosa fue obstáculo entonces parala realización de mi deseo : la de haber tenido López el ca-pricho de dedicarme ese estuche delicado de raras y va-liosas joyas líricas.

El elogio viene ahora, si bien tarde por ningún moti-vo inoportuno, á propósito de Posturas Difíciles,libro queme agrada bastante, pero que coloco por debajo del pri-mero ; preferencia que no me lleva desde luego á negarque encierra así mismo versos de fina ironía, llenos deacabadas descripciones, de combinaciones métricas ygramaticales sorprendentes y de una gran percepción na-turalista, cualidades distintivas de toda la labor poéticade López, que la hacen, al par que su excesiva libertad deespíritu, apreciable y encantadora.

Estas cualidades que dejo señaladas han conseguidollamar la atención desde el primer momento sobre el poe-ta de Cartagena de Indias . De los más, para condenarlopor sus atrevimientos líricos y humanos . Los poetas mí-nimos de parroquia que todavía hacen acrósticos á las chi-cas en los días de cumpleaños, décimas en los matrimo-nios y deplorables sonetos en los bautizos y entierro delvecindario, los califican de sartas de disparates, ayunta-dos en esta opinión á los eruditos del pejugal graduadosen Sigüenza, que se espantan leyendo los Crepúsculos del

Jardín y que no pierden ocasión de hablarnos con énfasisde.. Horacio, Virgilio y el Dante, como si nosotros no losconociéramos tanto como ellos y no los admiráramos másque ellos . Para esos organillos de un solo són, para esoseunucos del pensamiento, no hay innovaciones, no hay au-dacias meritorias ; todo lo simplifican y reducen ácírculo mezquino, porque sus nervios jamás se alteran,porque sus gustos y aspiraciones rurales no se han

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visto sujetos nunca al tormento de soñar alto y depensar muy hondo . De los menos, ha llamado la atenciónpara meditar profundamente en el raro talento de estepoeta vigoroso que marcha de frente al porvenir y á lacabeza de una legión de intelectuales jóvenes, ante cuyosatrevimientos de forma y de espíritu siente Darío que ély Lugones van pasando de moda y que muy en breve ha-brá forzosamente, que contarlos en el número de los clá-sicos.

No hay duda alguna de que la falta de estrechas rela-ciones intelectuales es la que hace que los más generosostalentos de América sean poco conocidos fuera de su te-rruño. Salvo unos cuantos nombres de poetas ya muy cé-lebres, los demás son ignorados no sólo por los analfabe-tos sino también por las masas aliteratadas de nuestrasdemocracias chauvinistas . Tal' vez me equivoque, perocreo con sinceridad, por lo que he podido observar perso-nalmente, que aquí en Costa Rica, y sirva esto sólo comoejemplo, muy pocos son los que conocen siquiera de oídasá Guillermo Valencia, y aun entre el grupo de intelectua-les hay quienes apenas han leído algunos versos suyos,pero no conocen toda su obra poética y artística, exquisi-ta y delicada . Y si esto pasa tratándose de un egregiohijo de Apolo, ¿cómo exigir que se conozca á otros que sibien meritorios no han alcanzado aún la prodigiosa alturaen que esplende el inspirado payanés? No es raro desdeluego que ignoren en su mayor parte que en tierras deAmérica nacieron y viven casi todos—Ricardo JaymesFreire, Luis Rosado Vega, Andrés Mata, Rufino BlancoFombona, Pacho Valencia, Víctor Londoño, RicardoMiró, Fabio Fiallo, Osvaldo Bazil, José Gálvez, Néstor Car-bonell y Manuel Pérez y Curis, por no citarlos todos.Apenas si comienza á saberse que en la lejana Repúblicadel Plata vive un Angel de Estrada, de refinado gusto ar-tístico; que en tierras de Nicaragua labra estrofas quecompiten con las de Darío y Lugones un Santiago Argüe-llo ; que Salvador Díaz Mirón con Lascas ha evolucionadocompletamente y que Manuel Ugarte el socialista tenaz,el escritor vigoroso, es también poeta á las veces, lírico yenamorado. Fuera de las lindes de la bella Repúblicamás ecuanímica de todas las de origen hispano, sucedeotro tanto: vaya usted á hablar más allá del Colorado ódel Golfo Dulce á cualquiera de esos titulados eruditoslectores asiduos de las Invernizios y Braemés, de losOhnet y Ponson du Terrail, que de vez en vez se dan ni)atracón de Ibo Alfaro y se sienten en ratos perdidos su-perhombres con Vargas Vila, vaya usted, repito, á ha-blarles de Roberto Brenes Mesén, de Rafael Angel Tro-yo ó de Lisímaco Chavarría y no sabrán si esos caballerosson condecorados de las musas ó modestos revendedoresde cerillas y velas esteáricas . Pero yo no les hago car-

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go, sino más bien los disculpo . Yo mismo ignoro laexistencia de muchos entusiastas compañeros de labor, yesto seguirá siendo así hasta tanto que la cultura generalsea más elevada y las relaciones entre las RepúblicasColombinas más frecuentes y más fraternales.

A todo lo dicho se debe el que Luis Carlos Lópezsea poco conocido y por tanto yo he querido presentarlo álos lectores de esta culta Revista con que. Próspero Cal-derón contribuye de modo eficaz, al progreso de CostaRica, dando á conocer de paso algunos de sus versos, enla seguridad de que interesarán de tal modo, por una úotra razón de las expuestas párrafos atrás, que aun enel caso de que la crítica valbuenesca que atiende más ála pulcritud y mensura de la forma que á lo sustanciosodel fondo, se cebe en ellos, siempre habrá de reconoceren López genialidad, facilidad de expresión, hondo senti-do de la vida y humorismo irónico inagotable, ese humo-rismo concentrado que según el decir de don Miguel deUnamuno no es frecuente ni en españoles ni en hispa-no-americanos .

GUILLERMOANDREVE.

1-Tongos de laRibaEl barbero del pueblo, que usa gorra de paja,

zapatillas de baile, chalecos de piqué,es un apasionado jugador de baraja,que oye misa de hinojos y habla bien de Voltaire ..

Lector infatigable de El Libera 1.-Trabajaalegre como un vaso de vino moscatel,zurciendo, mientras limpia la cortante navaja,chismes, todos los chismes de la mística grey.

Con el señor Alcalde, con el veterinario,unas buenas personas que rezan el rosorioy hablan de los milagros de San Pedro Claver,

departe en la cantina, discute en la gallera,sacando de la vida recortes de tijera,alegre como un vaso de vino moscatel.

LUIS C. LOPEZ.

De Páginas Ilustradas de Costa Rica .

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CUMBRE IDEALEl idealismo entre nosotros

es cumbre, á la cual sólo se.llega por . un escogido camino.

HAY tantas mujeres en el mundo, dijo él con su vozgruesa y acompañándose de sus ademanes pesados, quedenotaban su vulgaridad extrema ;-hay tantas mujeres enel mundo, que no creo que pueda importarte tanto perderá Stella.

Oí caer sus palabras con dolor, con dolor de ver tanpoca delicadeza de espíritu, tan prosaica, teoría ; y volvílos ojos hacia mi amiga, quien me contestó con otra mira-da de protesta.

Estábamos los tres en la salas yo, reflexivo, despúesde haberles abierto en parte ni¡ corazón sangrado ; él, in-deferente, bajo ; y ella, fina y delgada, de vista penetran-te, de aspecto con un algo de felino, que indicaba al ob-servador un temperamento extranervioso, un talento cul-tivado y ajeno á toda superficialidad, una constitución dehembra escogida, exquisita en sus tendencias, idealista,en una palabra.

A poco rato se fue él, satisfecho de lo que llamabasus maneras prácticas, creyendo haber dicho una verdadde inmenso peso.

De nuevo torné á ver á la amiga sin que mis labiosformularan nada.

Su voz argentina vibró despacio:

Rizo usted bien en no responder á ese caballero;sí „ hizo perfectamente. ¿De qué habría valido con-trariarle, si él no habría comprendido siquiera?

Algo como un bálsamo divino y suavizante penetróen mi alma, y me contuve para no tomar á mi interlocuto-ra las manos . Sentí una infinita felicidad al encontrarmecon una persona que estaba á mi altura, que me daba la

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razón, cuando no veía á mi alrededor sino la burla del vul-go que me juzgaba necio . Esther, la amiga, era así, y loera también Stella, la novia perdida : no estaba, pues, solo.

Oh, mi dulce correligionaria-la dije- gracias!

Yo bien sabía que usted no puede pensar comoellos ni como ellas, es decir, como casi todos . Sé queusted es de las pocas que van hacia la cumbre, si acasono ha llegado á ella todavía.

Habló:

Yo haré cuanto esté en mi poder por realiarlos : dig-nos son el uno del otro. Usted es el hombre que pasapor encima de lo común para buscar en lo elevado lo úni-co que vale; el adorador de la forma, que no habla sino álos espíritus altamente videntes como el suyo ; el que bus-ca la nota en la cima y no en la llanura, y el color en lasnubes. La frente siempre hacia arriba . . ! Y, sobre todo,el que -da el primer puesto á ese soplo eternal, que elAmor se llama. Corazón capaz de las más delicadas ter-nuras como de las más nobles ambiciones, siempre listoal sacrificio para hacer del dolor una poesía ; susceptiblede amar con todas las fuerzas de todos los hombres jun-tos, pero también de odiar, cuando justamente se deba,con la misma fuerza. Alma orgullosa de sí misma, men-te purificada por el ensueño Carácter raro : plumajede los que—como dijo el Poeta—cruzarán el pantano sinmancharse con las bajezas mundanales . Yo lo quieropor eso con la lealtad del compañerismo, y, lo que es más,lo admiro.

Calló un instante y quise protestar de tanta estima;pero ella terminó su idea.

Su novia es el complemento, tal vez porque le debetanto á usted, porque usted la ha hecho á su modo . Pe-ro el fondo exquisito existía ya en ella . ¿Acaso ese fon-do puede crearse por artificio? Ella será el acicate quelo empujará siempre hacia adelante, siempre hacia lo alto.Será el ángel que lo dirija al cielo de la dicha, que lemarque el camino cada vez más escogido, que le hagaobrar prodigios . Con Stella usted puede serlo todo : mú-sico, pintor, sublime artista poeta . . Basta solamenteque ella mueva los labios y que diga : Lo quiero. Todaslas demás juntas no valen lo que ella

Exceptuándola á usted, por supuesto, mi queridaamiga, no pude menos de añadir, no por ser cortés ni ga-lante, sino porque lo creía, como lo creo firmemente . Us-ted es de nuestro pequeño grupo : la prueba es que nosentiende.

Sí, me insinuó, yo no puedo negar que comulgo con

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ta misma hostia . Comprendo cuánto camino me falta aúnpor esta extraña ruta para llegar á la ansiada meta de unHimalaya de exquisitez . Amo fervientemente laaristo-cracia, amo la forma, amo la sensibilidad, la finura, amoel orgullo . Algo tengo ganado. Formamos una minoríaá quien juzgan insana. Unámonos muchísimo : en pro deesa unión es que quiero realiar á ustedes, ya que dignosson el uno del otro.

Rizo otra pausa y luego, pensativa y como viendo alvacío dilo:

El idealismo ente nosotros es cumbre, á la cual sólose llega por tan escogido camino.

A. ESQUIVEL DE LA GUARDIA.(Costarricense)- .

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Poesía declamado por su autor en elCertamen 'Literario del últimoCarnaval, r e .. espera el fallodel Jorrado Calificador.

LA IDEA..

Alas mías, tended, tended el vueloel espacio se ensancha, y una aurorade ritmos y perfumes atesoradel Carnaval el sugestivo cielo.

Yo triunfaré cota el más bello anheloque busca el alma en la festiva horaen que la risa del Placer, sonora,pasa como un arrullo por el suelo.

Por mi ha de hallar el genio que trabajapor exornar sus sienes lo que espera;veré á la virgen que el Pesar la ultraja,pues de hallar un capricho desespera,iré á su lecho y le diré en voz bajacomo visten el Suelto y la Quimera,

Yo formaré cuadrigas primorosas,que parezcan palacios encantadosdonde brotan los lirios perfumadosal margen de las fuentes rumorosas;

donde parecerán gemas preciosaslos tributos á Ceres, colocadoscomo mudas historias de sus prados,sus valles y campiñas lujuriosas.

Del mármol fingiré la vestidura,esa caricia de la piedra duracon que alcázares regios se adornaron;arrancaré sus hechos á la Historia,y creerá el hombre presenciar la gloriaque surgió de los siglos que pasaron.

Por mí han de hacer las púdicas doncellastrajes de gasa tal, que cuando pasen,parecerá que al aire se deshacencomo si fuesen vaporosas huellas.

Otros salpicaré de luces bellas,como esos lagos dó las ninfas nacen:temblorosos espejos donde se hacensus nocturnos tocados las estrellas.

La vida, en fin, tendrá su paraísoen mí, al llamarme con inquieto acento;todos encontrarán mi amor sumiso,y en medio de la fiesta y el contento,han de sentir que yo materializoel alma, la ilusión y el pensamiento.

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II.

EL POETA.

Si friese omnipotente, yo pondríaen mi amada el perfume de las flores,y robando á la Tarde sus colorescon ellos su belleza realzaría.

Y en este Carnaval ella seríala reina á quien entonarían loores;mas, ¡no importa si lió! que en mis amoresle sobran tronos en el alma mía.

Pero ella triunfará porque es más bellaque todos los encantos de una estrellaque en limpio cielo su esplendor expande,y ella me hará triunfar también . . . .idos palmasque alcanzarán temblando nuestras almasen la apoteosis del amor más grande!

Con el murmullo de sus labios tersosme inspiraré en mis horas más tranquilas,y bañaré con luz de sus pupilaslos manojos de flores de mis versos.

Así, yo he de alcanzarte sin esfuerzoslauro de honor que en mi esperanza oscile ;,y serás en mis noches intranquilasel premio de los trances más adversos;

porque un poema haré donde respiretodo encanto y placer, donde se mireen el goce morir la pena acerba;donde de Momo la sonrisa seacomo tina mariposa que aleteasobre la hermosa frente de Minerva.

LA VIRGEN.

Yo llevaré mis dúctiles guedejascomo en broches de luz aprisionadas,y evocarán mis formas modeladasla exquisitez de las edades viejas.

Mi boca será flor que las abejasde los besos verán embelesadas,y cruzarán muy tientas mis miradasbajo el arco de triunfo de mis cejas,

Que en el bello tonteo de esta fiesta.asa espero triunfar, salir enhiesta Si yo fuese la reina ¡qué ale gría!pero si no he de serlo, no me inquietasi el bardo vencedor es el poetaque tiene un templo en la memoria mía.

i v.

FLORES.

En sus carros orlados de festonesde pompas y guirnaldas, aparecenla reina con su corte, que parecenun amor entre flores y canciones .

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Y las vírgenes liban emocionesy en su marcha triunfal, sus sueños crecen,mientras sus blancas almas se estremecencomo labios colmados de oraciones.

Y en tanto que de pródigos pensilesvienen, como en polícromas bandadas,las bocas de las flores perfumadas,con el frescor de todos los Abriles,nos muestran sus estambres de marfileslas flores de las bocas sonrosadas.

¡Oh beldades colmadas de ambrosía!sois entre vuestras togas primorosasflores desmesuradas y olorosas,rosas que se llamaran de armonía.

Todo es flores y ritmos—la agoníade las horas amargas y odiosassucumbe entre cadencias misteriosas,en el templo del Arte y la Alegría.

Junto á un basto que agitase oprimidose ve pasar, á medias escondido,un seno que parece onda de cera:Es que en ritmo demócrata y genuino,cerca del despotismo parisinocruza la libertad de la pollera.

V.

RISAS

Las máscaras desfilan : tal escondebajo su seriedad risas burlonas;otras son como rostros de personasque ya hemos visto, 'sin saber á dónde.

Todo, !oh diosa Alegría! correspondeal gozo que en los pechos amontonas,y en esas mascaradas tú pregonastodo el engaño que al vivir responde.

Surge de entre la turba bulliciosade pronto una mujer joven y hermosa,blanca como una túnica de ceti:corre Pierrot tras ella—es Colombina,que envuelta en una nabo deconfettisigue la huella de una serpentina.

Unos montan sobre ágiles corcelesostentando narices petulantes,otros copian con trajes arrogantesde héroes de antaño los retratos fieles.

Y en medio de sarcasmos y oropelescuchichean las sedas coruscantes,cual quejas que se dieran dos amantesentre las risas de los cascabeles.

Todo forma tremenda algarabía;todo arrastra como olas de alegríaá aquella multitud desenfrenada;en fin, en tanto que el delirio crece,dijérase que el inundo se estremeceen medio de estruendosa carcajada .

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VI.

LA BACANAL.

Ya está la reina coronada! asomala sonrisa triunfal de sus empeños,y le hablan al oído los ensueñosen el mas dulce y singular idioma.

Todos saltan ó gritan—ya es la Romadel Carnaval rostros risueñoscon aire de locura, vagos ceños,y un juicio aquí y allá que se desploma.

Cadáveres de sedas y de rasosse miran por doquier hechos pedazos;y mientras Baco su figura extrañayergue sobre las turbas excitadas,parece que al fulgor de las miradasse iluminan las copas de champaña.

HORTENSIO DEYCAZA,

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Manifestación á unaArtista.

La nota de cultura más simpática y de mayor reso-nancia en los días que precedieron á las fiestas del Car-naval fue sin duda la ovación que hicieron á la señoritaAdriana Orillac los que la favorecieron con sus votos paraReina de los festejos . Organizaron y encabezaron esamanifestación los músicos de la localidad y los alumnosdel Instituto Nacional de Música, en lo cual consistió suprincipal encanto. Una ovación hecha á Adriana Orillac,más porque es artista que porque es hermosa, significaun gran trecho andado en el camino del refinamiento yuna expresión muy clara del aprecio en que tiene nuestropúblico á quienes como ella dedican sus energías estéti-cas al cultivo de la más bella de las artes . Bien merecíaAdriana ser Reina del Carnaval porque su perfil helénicoy su esplendorosa cabellera rubia habrían sentado á•maravilla con los atributos de la majestad real ; pero elescrutinio resultó desfavorable á ella por insignificantenúmero de votos y la elección puso en el trono de la ale-gría á otra niña también rubia y hermosa como ella ; lospartidarios de Adriana decidieron entonces hacer públicademostración de sus simpatías y lo llevaron á cabo con de-rroche de entusiasmo y con espléndido éxito. Adrianarecibió cumplido homenaje de sus vasallos y así se pusode manifiesto que si no obtuvo el cetro de Venus ella con-serva y da prestigio al cetro de Euterpe, cuyos fulgorespenetran hasta lo más recóndito del corazón y de la inte-ligencia.

El viernes 4 de los corrientes una muchedumbrecompacta se reunió en el Parque de Santa Ana y al sónde alegre marcha se encaminó hacia el domicilio de la se-

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ñorita Orillac . Los fuegos artificiales, el ruido de loscohetes, los vivas, las exclamaciones de regocijo y el en-tusiasmo que se reflejaba en todos los rostros daban á lamanifestación un carácter imponente y acentuaban vigo-rosamente su significación, No se habría producido tansorprendente efecto simplemente con el donaire y las gra-cias físicas de la festejada ; para cada uno de los asisten-tes Adriana no era en esos momentos la candidata vencidano obstante su belleza : era la artista siempre vencedora;la Reina del piano cuyos triunfos aun parecen resonar porlos ámbitos del Teatro Nacional y de la Escuela de Mú-sica ; la soberana de la armonía, acostumbrada á someteral imperio de sus ágiles manos las dificultades técnicasde las partituras.

Ofreció la manifestación el distinguido violinista JuanFrancisco Gómez, quien conoce tan bien la música de lapalabra copio la música del arco y de la cuerda . 5u dis-curso tuvo rasgos de verdadera elocuencia y fue dichocon propiedad que los concurrentes aprobaron con es-truendosos aplausos . La señorita Orillac, cuya presenciaen el balcón saludaron los manifestantes con aclamacio-nes frenéticas, respondió desde allí al señor Gómez confrases reveladoras de su ingénita modestia y de laemoción que la embargaba.

Todo nuestro mundo artístico desfiló aquella nocheante la bella pianista y todos libaron por ella la copa dechampaña que se les ofreció . Entre los concurrentes re-cordamos al genial Director de la Escuela Nacional deMúsica, Narciso Garay, al virtuoso violinista Arturo

Kohpcke, al Director de la Banda Republicana SantosJorge A ., á Máximo Arrates Boza, el simpático veteranodel arco, al notable músico Pablo Boza, al simpático JoséRudy y á Francisco Reyes, nuestro apreciabilísimo flau-tista. Enrique Correa, el gran bajo panameño, AlcidesBriceño, el de la voz dulcísima, Pablo Menotti, nuestrobrioso tenor, también se hallaban allí y se unen en nues-tros recuerdos á Azael Táchar, Néstor Dubarry, CarlosCaballi yen general todos los que en esta capital, bien co-mo profesionales, bien como amateurs, se dedican al subli-me arte. Gran número de señoras y señoritas de lo másgranado de nuestra sociedad realzó con su presencia lainteresante fiesta.

La incomparable pianista puede sentirse satisfecha.Demostración como la que hemos narrado es hermoso ga-lardón que se concede á su labor artística por el Panamáinteligente y sensible ; es testimonio además de la solida-ridad que une los elementos musicales de la poblacióny besamanos galante y respetuoso con que se ha queridoagasajar á la deliciosa princesita cuya frente ciñe la do-ble diadema de la Belleza y del Arte .

Fausto.

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ElegíaI—Sor María Inmaculada ha muerto . Sor María

fue la más pensativa y la más ojerosadel claustro ; Sor María era coma tina rosade, paz, y de consuelos, y de melancolía.

Las dos frágiles manos de esta monja teníantan eximia blancura, que si bordaba no linopara un altar, las manos no se le distinguido;

de sus labios manaba, hilo sagrado y lento,la palabra, tan pura como el chorro de aguaque conversa en el patio sonoro del convento;

y sus ojos profundos, donde un ensueño vagoprolongaba sus aguas indefinidamente,parecían dos ventanas abiertas sobre un lago.

II—Sor María Inmaculada ha muerto . Fué muy suave.aquel morir : apenas inclinó la cabeza;

fue una muerte tan llena de la santaAlegríaque las monjas hermanas no sintieron tristeza,y la madre abadesa, c reyendo que dormía,la llamaba en voz baja : " ¡Sor María, Ser María!"

Abrieron la ventana, y entró por la ventanay envolvió la blancura de la monja yacente,la seda azul, la seda noble de la mañana,donde bordaba un suave comentario la fuente.

III--Todas las monjas fueron al jardín y volvieroncon las manas colmadas de lirios, y á la hermanaque dormía su sueño de paz entre los ciriosla cubrieron de lirios ; con tantos la cubrieronque no se le veía debajo de los lirios!

Se llenaron de incienso los claustros del convento,y la dulce campana, sobrelos funeralesde la monja blanquísima, despetaló en el vientoun lírico manojo de rosas virginales.

La fosa que cavaron en el rincón más dulcedel cementerio, estaba llena de sol, y cuandosobre la frágil muerta y en un rumor muy blandola tierra amontonaba su negror, parecíaque el sol de la mañana también se iba quedandoenterrado en la santa fosa de Sor María!

F . Martínez RIVAS .

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El terror de los Ministros(Episodio histórico .)

En el año 1853, el señor Caraveco era un digno em-pleado con seis mil reales en la Provincia de X. Nuncahabía discutido sobre política, y elogiaba á todos los go-biernos; su preocupación única consistía en mantener ásu mujer y á sus seis hijos, de nómina á nómina, sin solu-ción de continuidad . Trabajador concienzudo, no teníaambiciones y se juzgaba feliz . Pero un día le Mamó sujefe y le dijo entristecido:

—¿Sabe usted señor Caraveco, que ha cambiado lasituación política?

Si, señor.

¿Y que ahora tenemos de presidente del gobierno yministro del ramo al señor Conde de San Luis?

¡Ah! ¡excelente persona!

Pues esa excelente persona le deja á usted cesante,mi buen amigo. Vea usted la comunicación y créa-me que lo siento en el alma.

El señor Caraveco abrió los ojos y la boca, palidecióy dejó caer su sombrero.

¡Cesante!--murmuró cuando pudo —¿Pero elseñor ministro ignora que tengo mujer y seis hijos?

Eso, asegúrelo usted.

Pues lo sabrá, sí, lo sabrá— . .¡iré á Madrid!

Y el señor Caraveco, consternado, pero resuelto, sa-lió de la oficina, entró en su casa, recogió las migajas desu bucha, besó á media docena de vástagos y ocupó unasiento de la diligencia que salía para la corte .

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II

El señor Caraveco había estado en Madrid durantecuatro ó cinco años de su juventud, pero no conocía á nin-guna persona de valimiento político.

Esto le inquietaba poco, pues confiaba en su buenacausa, y en que un ministro honrado no había de conde-narle á la miseria.

Lo malo es que esos señores necesitan memoria, mu-cha memoria . . y no todos gozan de la que han de menester--solía repetirse.

Nuestro hombre pidió urna audiencia al conde de, SanLuis, y la obtuvo.

¿Quién es usted y qué desea?—le preguntó el conde.

Señor, soy Caraveco ; empleado cesante, con mujer,seis hijos y buenos informes . Deseo ni¡ reposición, sivuestra excelencia se digna

Procuraré complacerle, ya veremos si es posible, con-testó el ministro según fórmula. consagrada.

Deje usted la nota, y si no le ocurre otra cosa . . ..

Pero transcurrieron cuarenta y ocho horas y ..¡na-da para el señor Caraveco! Este le halló explicación muyfácil .

La pícara memoria . . . .eso es.

Por consiguiente, nuestro hombre se trasladó al patiodel ministerio de la Gobernación, y allí estuvo de centine-la hasta que llegó el coche del presidente . Apenas se de-tuvo aquél, corrió Caraveco, y anticipándose, abrió conuna mano la portezuela, y con la otra se quitó el sombre-ro. El conde, al bajar, le preguntó:

¿Quién es usted, qué quiere?

Señor, soy Caraveco, empleado cesante, con mujer yseis hijos.

¡Ah! si, ya recuerdo ; pero he dicho a usted que harélo posible

Mil gracias, excelencia.

Pero no culpemos á Caraveco de la rebelde memoriadel ministro, y como ésta era el único escollo, pues sumemoria estaba bien vista y expresada, aquel fue á en-contrarlo algunas noches después en la escalera de supropia casa, y con la misma actitud humilde le dijo salu-dándole :

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Señor, soy Caraveco; empleado cesante, con mujer yseis hijos . . ..

¿Otra vez?—exclamó el conde reconociéndole . Nonecesita usted molestarse más, señor

. . . . Caraveco . . . . Caraveco . . . . Cara . .

¡Bien, bien, le tendré presente!—replicó el ministroapretando el paso.

En aquellos días el conde cayó enfermo de un enfria-miento, que á nadie preocupó por lo leve ; pero cada ma-ñana le llevaban al lecho con los periódicos una tarjetaconcebida así:

Al Excmo Sr . Presidente del Consejo deMinistros.

B. L . M.

J . CARAVECO.

(empleado cesante, con mujer y seishijos) que hace votos por su preciosa sa-

lud.

Estas tarjetas ayudaron á sudar al conde y á resta-blecerse.

Mas cuando salió de nuevo, halló en la puerta al cesan-te que le felicitaba, y no pudo contener su enojo.

Señor mío: agradezco tantas atenciones ; pero sientomucho decirle terminantemente que nunca me será posi-ble colocarlo.

Y mientras el ministro partía en su coche, el pobreCaraveco murmuraba:

¿Qué oigo? El señor Conde tiene ya buena memoria;mas ahora le falta voluntad . . . .¡Yo la conquistaré con pa-ciencia!

Y puede decirse que entonces fué cuando comenzó sucampaña Caraveco.

Si el ministro iba á la Iglesia allí estaba nuestro hom-bre colocado entre aquél y el altar, é inevitablemente vi-sible. Si iba al Teatro, al entrar y al salir, murmura-ban á su oído:

"Señor, Caraveco, cesante con mujer y seis hijos . . "

En el Congreso y en el Senado, siempre encontrabael eterno Caraveco, primeramente en la puerta y luegoen la tribuna de orden, celebrando con palmas los elogiosdirigidos al gobierno .

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El conde había agotado todos los medios para librar-se del importuno: ni el desdén, ni la burla, ni el enfa-do, ni la amenaza fueron eficaces . Era impotente contraaquel hombre fantasma, siempre humilde, respetuoso,suplicante. ¿Qué había de hacer con él? ¿De qué delitopodría acusarle?

Pero es lo cierto que el conde no podía apartar ya desu imaginación al cesante, y que á veces le preocupabamás el fastidio del próximo encuentro ineludible, que ni]negocio de Estado. Llegó á repetir á solas maquinalmen-te aquel nombre que le ponía nervioso, y aun al acostarse,miraba debajo ele la cama, inseguro de que el cesanteno se hubiera escondido allí para dirigirle su plegaria.

Por último, desesperado, aburrido, el conde tomó unaresolución heroica.

Aquel día, al bajar de su coche en el ministerio, envez de increpar duramente á Caraveco, le dijo:

¡Sígame usted! . . . .¡Venga usted á mi despacho!

El cesante obedeció temeroso, y poco después se ha-llaba en frente del ministro, que ocupaba su poltrona.

¿De qué sueldo gozaba usted?

Señor, de seis mil reales.

Bueno, pues tome usted esta credencial de diez milreales para las Islas Canarias . Pero le advierto y le ju-ro que si dentro de veinticuatro horas está usted aún enMadrid, le meto en la cárcel . Lo mismo le ocurrirá si seatreve á volver . Puede usted marcharse.

Caraveco, aturdido, confuso, emocionado, no respon-dió palabra; recogió su credencial y escapóse como unasaeta.

El ministro supo por la policía qué aquella mismatarde había salido Caraveco de Madrid.

Y entonces respiró .

IIl

Once años después de este verídico suceso, era Nar-váez jefe del gabinete y D . Luis González Bravo ministrode la Gobernación . Un día vióse éste compelido con ur-gencia á remover varios empleados para colocar otros, yá fin de no dar palos de ciego esto es, sobre los amigos desus amigos, pidió el libro registro de recomendaciones

—Vamos—dijo el jefe del personal,—¿cuáles son, en-tre los más antiguos, los menos acorazados?

NUEVOS RITOS - 308

Del examen resultó que el más débil poseía las con-chas de un caimán.

Sólo uno aparecía huérfano de toda defensa.

Y á este Sr. Caraveco, ¿nadie le ha recomendado?—preguntó el ministro.

No, señor,

y si á V . E. le parece . . ..

Si, hombre, si, desde luego.

Fuese el jefe del personal, y González Bravo quedóbuscándole explicación al fenómeno de que aquel emplea-do hubiera permanecido once años en su puesto.

Con efecto, desde 1853 á 1864 habían sido ministrosde la Gobernación los Sres . Santa Cruz (D . Antonio y D.Francisco), Huelbes, Escosura, Ríos Rosas, Nocedal, Ar-mero, Bermúdez de Castro, Ventura Díaz, Fernández dela Hoz, Posada Herrera, Calderón Collantes, el marquésde la Veda de Armijo, Rodríguez Veamonde, el marquésde Miraflores, Cánovas del Castillo y D . Alejandro Mon.¿Cómo es que ninguno se había visto en la triste preci-sión de sacrificar al inofensivo Sr Caraveco?

El gran estadista y hombre de mundo, más curiosocada vez, inclinóse sobre el libro y entonces distinguióalgunas palabras medio borrosas escritas con lápiz, depuño y letra del conde de San Luis, á continuación delnombre de Caraveco.

Estas palabras decían:

¡AY DE QUIEN LE TOQUE!

Apenas las hubo leído González Bravo, oprimió eltimbre con fuerza y escribió también al margen:

—¡NO SEBE YO!Pedro de Novo Colson

NUEVOS RITOS 399

e Viajera,(Del libro en preparación "HORAS DE CALMA")

Hay un ave mensajeraque activa y ligera vaga,

Por los espacios inmensosBatiendo sus níveas alas.

Es un ave protectoraDe la ausencia de las almas

Ateridas por el fríoDe las gélidas nostalgias,

Brotes de ideales afectosQue á veces rompen la calma.

Ella les cuenta por turno,Con arrullo que es plegaria,

Si hay perlas en las pupilas,Si el pecho suspiro exhala,

Si hondos surcos de tristezaEn las mejillas se trazan;

Si existe pasión intensa,Si el AMOR su luz derrama,

Si los fieles corazonesPalpitan con su constancia,

Con la constancia que es votoJurado por nobles almas

En su misión la viajeraBusca albergue en las moradas

Que, distantes unas de otras,Están tristes y olvidadas;

Y si la noche se ostentaCon negro crespón airada,

Entente el ave penetraA las mansiones calladas,

Y á las almas les murmura,Con arrollo que es balada,

Las cuitas y los dolores,Las recíprocas nostalgias;

Les dice si tienen rosasVirgíneas y perfumadas,

NUEVOS RITOS 310

Si hay sonrisas que entreabren.Sus bocas tan sonrosadas„

Si tienen goces, si aromasLes ofrece la alborada;

Si ven lucir las estrellasY el fulgor de la plateada

Majestuosa que en OrienteRompe de noche la sábana

De mil nubes que le impidenAl mundo ofrecer sus galas;

De esa viajera : la luna,Como el ave, solitaria.

Y ya aI levantan el vuelo,Ya al batir sus blancas alas

Por los espacios inmensosEn su misión tan sagrada,

Interroga con anillo,Ardiente canción airada,..

Si es al fin inextinguibleLa unión eterna jurada,

Por ante sacros altares,Con incienso perfumada ;.

Y le contestan á únaLos seres de la nostalgias:

—Di que si existen LeteosNo destruyen, no, las almas,

Que éstas son inextinguiblesComo las ideas que salvan

Nuestros santuarios humanosCuando las vidas naufragan_

¡Feliz yo que, en mis anhelosDe unión eterna jurada,.

Aves viajeras no tengoQue crucen con níveas alas

Los espacios siderales,Incansables, solitarias;

Porque la virgen que supoEmpeñarme fe sagrada

Vive en dorado santuario,El santuario de mi alma,

Que no extinguen mil Leteos,Que nunca, nunca naufraga!

Ab tioMiEstán en el Hárcourt los alegres bohemios,Es noche de fiesta en que el Príncipe glauco

Dormido en cristales,Irisados y húmedos, como ojos verdosos,Chispea : es el ajenjo .

NUEVOS RITOS-311

Es noche de baile : es reunión del pueblo;Hay melenas rubias, hay ebúrneos cuerpos,Y hay guedejas negras, que son de azabache,Encrespadas y lacias, indolentes melenas,Que cubren alones, muy ricos sombreros.Hay fraques raídos y cuellos grotescos,Corbatines chillones que brotan cual pétalosDe las blancas pecheras por marfilinos huecos;Y se ven rostros francos y mil rostros frescos,Cual de Abril las mañanas, y rostros sombríos,Muy tristes y entecos, con la negra tristezaDe las noches insomnés de los largos inviernos.Obreritas humildes muy festivas tenemos,Con fragancia á violetas,A violetas que en librosDe viejos archivos marchitas murieron;Cocotas venidas de barrios distantes,De barrios muy ricos,Al orgiástico baile regias concurrieron,A oír los romances, á oír madrigales de poetas ardientes,Y á darles en cambio las flores mareantes, las dulces caricias,Alegres, soñadas que al cabo ofrecieron.

Las lindas grisetas que son veleidosasY muy incitantes, que son reinadoras,Guardan en los labios la magia de un filtro,De un filtro hechicero que late en las sienes,Q

ue crispa los nervios, que da conmociones y da enervamientos,Algo como estricno, algo del beleño.

Las bellas grisetas de cráneos vacíos, de corazón hueco,Están en el Hárcourt con soñados bohemios,Y cantan y ríen, y saltan, y bailan, y toman ajenjo.

La. vida que escancianDoquier los bohemios,En la eterna Síbaris,La estancia vetusta,Allá la aprendieron.Esa planta exóticaPara todos los climas,Para todas las zonas,Al fin ofrecieron,Con aromas extraños,Con frutos muy dulces,Con flores lozanas,Con verdes ramajes,Que nunca pudieronMatar inclementesLos soles de Marzo,Los largos inviernos

La planta no muere: ya brota en pantanos en sirtes y abrojos,En grietas y muros y crece en los huecos de las viejas ruinas.Y allá en los abismos florece y perfuma, se expande á lo lejosBajo tiempos brumosos, y en los días tan tristes, cual los asfodelos;Y al fin la semilla se arraiga y no muere, siguiendo en bacante,Siguiendo en jolgorios, en noches de orgías, al fin los bohemios,Los nobles de estirpes, que en la vieja Síbaris de ilustre abolengo,El Arte saciaron, y mundos de gloria doquier ofrecieron,Y ya tiernos poetas de crueles nostalgias, los pobres bohemios,Soñando con Hadas lucharon airados, subieron al Cielo,Al Cielo que es Gloria, que siempre es aureola de nobles anhelos;Y ya en las alturas, Icaros sin alas, del Cielo cayeron,Tiznaron el Arte, su rostro mancharonEfebos caídos, neuróticos, tristes, estragos de ajenjo.

Ya están en el fango muy tristes, sufriendoEclipse tremendo en el débil cerebro;Ya torvos desdeñan cansados, enfermos, las turbas ruidosas,Las almas dilectas, las almas ahítas tan sólo del vicioDe carne, del vicio de vino que embota el cerebro ;

NUEVOS RITOS 312

Y al fin van marchando, presuntos ascetas,En busca de ensueños que olvidan los céntimos.Y mueren al cabo en mundos lejanos,En duras camillas de los Hospitales, espectros terribles,Muy yertos y pálidos,Y cuyos despojos los cuidan los sauces llorones de invierno,En los verdes rosales de los cementerios.¡Oh crueles destinos los de mil bohemios!La vida sibárica que alegres buscaron en ojos de abismos, en noches carnales,En labios ardientes de alegres grisetas, de rojos corpiños de seda entreabiertos,-Que todas sus dichas al fin consumieron,-Les dio muerte al cabo,Que heridos se vieron del Príncipe glauco, sutil, que escanciaronEn puros cristales de alegre Bohemia,Evuelto en espumas doradas, chispeantes,El Dios de las fiestas : el lírico ajenjo.

JULIO ARJONA Q.

marga Pena,Al Maestro MARIO VALENZUELA (S . J)

° Es flaca sobremaneratoda humana previsión,pues en más de una ocasiónsale lo que no se espera.

MARROQUIN

Tengo un hondo y amargo sufrimiento,amarga pena que á mi ser abruma:de todos los rigores es la sumay multiplicación de un gran tormento.

No me aflige ver negro el firmamento,ni ver airado el mar y sin espuma;ni que se rompa ]ni acerada pluma,ni que le falte á mi garganta acento.

Ni sufro aún por la mujer ingratapor quien mi ardiente corazón palpita . . . .Algo grave, más grave me maltrata,

Quién me obliga sufrir?- Una maldita,una maldita y destructora rataque ha destrozado mi única levita.

FEDERICO ESCOBAR .