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Título original: Man and his simbolsPublicado en inglés por Anchor Books, Doubleday, Nueva York

Traducción de Luis Escolar Bareño(reproducida con autorización de Aguilar, S.A. de Ediciones)

t. a edicIón, 1995

Quedan ngurosamente prohibidas, sin la autOrizaCión escrita de los titularesdel «CoPYright", baJo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducclontotal o parcial de esta obra por cualqUier método o procedimiento,comprendidos la reprografla y el tratamiento Informatlco, y la distribuciónde ejemplares de ella mediante alquiler o prestamo publlcos

© 1964 by J. G. ferguson Publlshing© de todas las ediciones en castellano,

Ediciones Paidós Ibérica, S. A.,Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelonay Editonal Paidós, SAICf,Defensa, 599 - Buenos Aires

ISBN: 84-493-0161-0Depósito legal: TO-964/1995

Impreso en España - Printed in Spain

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Introducción por John Freeman

Los orígenes de este libro son lo bastante inusitados para que seande interés y mantienen relación directa con su contenido y con lalabor que expone. Por lo cual, permítaseme contar cómo se empezó aescribir.

Cierto día de la primavera de 1959, la British Broadcasting Cor­poration me invitó a que entrevistara, en la televisión inglesa, al doc­tor Carl Gustav Jung. La entrevista tenía que hacerse "a fondo". Porentonces, yo sabía muy poco acerca de Jung y su obra e inmediata­mente fui a conocerle a su hermosa residencia a orillas del lago deZurich. Eso fue el comienzo de una amistad que significó mucho paramí y, confío, fuera agradable para Jung en los últimos años de su vida.La entrevista para la televisión no tiene más espacio en este relatosalvo que se la consideró de buen éxito y que este libro, por unacasual combinación de circunstancias, es el resultado final de aquelacontecimiento.

Uno de los que vieron a Jung en la pantalla del televisor fueWolfgang Foges, gerente de la editorial Aldus Books. Foges se habíainteresado vivamente, desde su infancia, por el desarrollo de la psi­cología moderna, cuando vivía cerca de los Freud en Viena. Y mien­tras observaba a Jung hablando de su vida, su obra y sus ideas, Fogesreflexionó qué lástima era que, mientras el esquema general de laobra de Freud era conocido de sobra por los lectores cultos en todoel mundo occidental, Jung jamás había conseguido abrirse paso hacia elpúblico general y siempre se le consideró demasiado difícil para ellector popular.

De hecho, Foges es el creador de El hombre y sus símbolos. Alsaber por la TV que existía una cálida amistad entre Jung y yo, mepreguntó si querría unirme a sus intentos de persuadir a Jung paraque expusiera sus ideas más importantes y básicas en un lenguaje yuna amplitud que resultaran inteligibles e interesantes para los lec­tores adultos pero no especializados. Acepté inmediatamente la idea ypartí de nuevo para Zurich seguro de que podría convencer a Jungdel valor y la importancia de semejante labor. Jung me escuchó ensu jardín durante dos horas casi sin interrupción y después dijo no.Lo dijo de la forma más amable posible, pero con gran firmeza; nun­ca había intentado popularizar su obra y no estaba seguro de quepudiera hacerlo ahora con buen éxito; en todo caso, ya era viejo,se sentía un tanto cansado y poco inclinado a aceptar un compromisotan largo acerca del cual tenía tantas dudas.

Todos los amigos de Jung estarán de acuerdo conmigo en que era

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un hombre de lo más absoluto en sus decisiones. Sopesaba un pro­blema con cuidado y sin prisa; pero cuando daba su respuesta, co­múnmente erá definitiva. Regresé a Londres muy desilusionado peroconvencido de que la negativa de Jung era el final de la cuestión.Así hubiera sido a no ser por la intervención de dos factores que yono había podido prever.

Uno de ellos fue la pertinacia de Foges, el cual insistió en quevolviera a dirigirme a Jung antes de aceptar la derrota. El otro fueun suceso que, cuando vuelvo a recordarlo, a1Ín me sigue asombrando.

Como dije, el programa de televisión se consideró de muy buenéxito. Hizo que le llegaran a Jung muchísimas cartas de toda clase degente, muchas de ellas de personas comunes sin conocimientos mé­dicos ni psicológicos que se habían sentido cautivadas por la presenciaautoritaria, el humor y la encantadora modestia de este verdaderogrande hombre, el cual había entrevisto en su idea de la vida y dela persona humana algo que podría serIes útil. y Jung quedó muycomplacido, no solo por recibir las cartas (el volumen de su correoera siempre enorme) sino por recibirlas de gentes que, normalmen­te, no hubieran tenido contacto con él.

Fue entonces cuando tuvo un sueño de la mayor importanciapara él (y al leer este libro, se comprenderá lo importante que fue).Soñó que, en vez de estar sentado en su despacho y hablando a losgrandes doctores y psiquíatras que solían acudir de todo el mundo averle, estaba sentado en una plaza pública y dirigiéndose a una mul­titud de gente que le escuchaba con embebida atención y entendien­do lo que decía ...

Cuando, una o dos semanas después, Foges renovó su ruego deque Jung se debería encargar de un nuevo libro proyectado, nopara el estudio clínico o el filosófico, sino para el público general delmercado librero, Jung se dejó persuadir. Puso dos condiciones. Pri­mera, que el libro no fuera de uno solo, sino el esfuerzo colectivo deél mismo y de un grupo de sus más íntimos seguidores, por medio delos cuales había intentado perpetuar sus métodos y sus enseñanzas.Segunda, que se me encargara a mí la tarea de coordinar la obra yde resolver todos los problemas que pudieran surgir entre los auto­res y los editores.

Para que no parezca que esta introducción rebasa los límites deuna modestia adecuada, me apresuraré a decir que me halagó esa se­gunda condición, aunque comedidamente. Porque muy pronto me en­teré de que la razón por la cual me escogió Jung fue, esencialmente,

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que me consideraba de inteligencia adecuada, pero no excepcional, ysin el menor conocimiento serio de psicología. Así es que, para Jung,yo era el "lector medio" de este libro; 10 que yo pudiera entendersería inteligible para todo el que tuviera interés; donde yo me atas­cara, quizá fuera demasiado difícil u oscuro para algunos. Aunqueno me sentía indebidamente halagado con esta apreciación de mi pa­pel, no por eso dejé de insistir escrupulosamente (temo que, a veces,para exasperación de los autores) para que todos los párrafos estu­vieran escritos y, si era necesario, vueltos a escribir con una claridady una brevedad que me permitieran decir con confianza que estelibro, en su totalidad, 'está destinado y dirigido al lector general yque los temas complejos de que versa están tratados con una sencillezpoco frecuente y alentadora.

Después de mucha discusión, se acordó que el tema general dellibro sería el hombre y sus símbolos; y el propio Jung escogió a suscolaboradores en la obra: la doctora Marie-Louise von Franz, de Zu­rich, quizá su más íntima confidente profesional y amiga; el doctorJoseph 1. Henderson, de San Francisco, uno de los más eminentes yleales seguidores norteamericanos de Jung; la señora Aniela Jaffé,de Zurich, quien, además de ser una experimentada analista, era se­cretaria privada de Jung y su biógrafa; y la doctora Jolande Jacobique, después del propio Jung, es la autoridad de mayor experienciaen el círculo de Jung en Zurich. Estas cuatro personas fueron elegi­das, en parte, por su destreza y experiencia en los temas particularesque se les asignaron y, en parte, porque todas ellas tenían la plenaconfianza de Jung de que trabajarían desinteresadamente, bajo susinstrucciones, como miembros de un equipo. El cometido personal deJung era planear la estructura total del libro, supervisar y dirigir laobra de sus colaboradores y escribir, por su parte, el capítulo clave"Acercamiento al Inconsciente".

El último año de su vida lo dedicó casi totalmente a este libro;y cuando murió en junio de 1961, su sección estaba completa (de he­cho, la terminó solo unos diez días antes de su enfermedad final) yhabía aprobado todos los borradores de los capítulos de sus colegas.Después de su muerte, la doctora Von Franz asumió toda la respon­sabilidad para la conclusión del libro, de acuerdo con las instruccio­nes expresas de Jung. Por tanto, el tema de El hombre y sus símbolosy su bosquejo fueron determinados-hasta en sus detalles-por Jung.El capítulo que lleva su nombre es obra suya y (aparte algunasleves ampliaciones editoriales para mejorar la comprensión del lector

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general) de nadie más. Fortuitamente, fue escrito en inglés. Los de­más capítulos fueron escritos por los otros autores según las instruc­ciones de Jung y bajo su supervisión. La labor final de la edición dela obra completa, después de la muerte de lung, la realizó la doctoraVan Franz con una paciencia, comprensión y buen humor que nosdejaron a los editores y a mí mismo muy agradecidos.

Por último, respecto al contenido del libro:El pensamiento de Jung transformó el mundo de la psicología mo­

derna más de lo que puedan comprender muchos de los que solo tie­nen conocimientos someros. Términos tan conocidos como, p. ej., "ex­travertido", "introvertido" y "arquetipo" son todos conceptos jun­guianos, tomados y, a veces, mal usados por otros. Pero su abruma­dora contribución a la comprensión psicológica es su concepto delinconsciente; no (como el "subconsciente" de Freud), un mero tipode desván de los deseos reprimidos, sino un mundo que es precisa­mente una parte tan vital y tan real de la vida de un individuo comola consciencia, el mundo "cogitativo" del ego, e infinitamente másrico. El lenguaje y la "gente" del inconsciente son símbolos, y losmedios de comunicación san los sueños.

Por lo cual, el examen del hombre y de sus símbolos es, de hecho,el examen de la relación del hombre con su propio inconsciente. Ycomo, según las ideas de Tung, el inconsciente es el gran guía, amigoy consejero de lo consciente, este libro se refiere en los términos másdirectos al estudio de los seres humanos y sus problemas espiritua­les. Conocemos el inconsciente y comunicamos con él (un servicio dedoble camino) principalmente por medio de los sueños; y a lo largode este libro (sobre todo en el capítulo del propio lung) se encontraráuna notable insistencia en la importancia del soñar en la vida de lapersona.

Sería una impertinencia por mi parte el intento de interpretar alos lectores la obra de Tung, pues muchos de ellos, con seguridad,tendrían mayor capacidad para comprenderla que yo mismo. Recuér­dese que mi papel era meramente el de servir de "filtro de inteligibi­lidad", pero en modo alguno el de intérprete. No obstante, me atre­vo a ofrecer dos puntos generales que, como profano en la materia,me parecen importantes y que pudieran ayudar a otros indoctos. Elprimero es acerca de los sueños. Para los junguianos el sueño no esuna especie de criptograma típico que puede descifrarse mediante unglosario de significados simbólicos. Es una expresión integral, impor­tante y personal del inconsciente individual. Y es, precisamente, tan

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"real" como cualquier otro fenómeno concerniente al individuo. ElinconscIente indIvidual del soñante está en comunicación con el so­ñante solo para ese fin y está seleccionando símbolos que tengan sig­mficado para el soñante y para nadie más. Por tanto, la interpreta­ción de los sueños, ya sea por el analista o por el propio soñante, espdra los psicólogos junguianos un asunto totalmente personal e in­dividual (y, a veces, también experimental y muy largo) que, en modoalguno, puede confiarse a normas empíricas.

Lo contrario de esto es que las comunicaciones del inconscienteson de la mayor importancia para el soñante-es natural que así sea,ya que el inconsciente es, por 10 menos, la mitad de su ser-y confrecuencia le ofrece consejo o guía que no podría obtener de ningúnotro origen. Así es que, cuando describí el sueño que tuvo lung re­ferente a que hablaba a una multitud, no estaba describiendo uncuadro de magia o sugiriendo que lung probaba a echar la buenaventura. Lo que yo hacía era volver a contar en los términos senci­110s de la experiencia diaria cómo lung fue "aconsejado" por supropio inconsciente que recapacitara sobre un juicio inadecuado he­cho por la parte consciente de su mente.

Ahora bien: de aquí se deduce que el soñar no es una cuestiónque los junguianos consecuentes puedan considerar tan sencilla comouna cuestión casual. Contrariamente, la capacidad para establecer co­municación con el inconsciente es una parte de la totalidad del hom­bre, y los junguianos "enseñan" (no se me ocurre un término me­jor) a ser receptivo para los sueños. Por tanto, cuando el propio Jungse halló frente a la decisión crítica de si escribir este libro o noescribirlo, pudo acudir al doble recurso de su consciente y su incons­ciente para decidirse. Y en todo este libro se encontrará que al sueñose le trata como una comunicación directa, personal y significativa alsoñante, una comunicación que utiliza los símbolos comunes a todala humanidad, pero que los utiliza en todas las ocasiones de una for­ma completamente individual que solo puede ser interpretada con una"clave" por entero individual.

El segundo punto que deseo señalar se refiere a una característicaparticular del método argumentativo que es común a todos los escri­tores de este libro y, quizá, de todos los junguianos. Quienes se hanlimitado a vivir totalmente en el mundo de lo consciente y rechazanla comunicación con el inconsciente, se atan por las leyes de la vidaconsciente y convencional. Con la lógica infalible (pero frecuentemen­te sin sentido) de la ecuación algébrica, razonan con premisas supues-

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tas para deducir conclusiones incontestables. Me parece que jung ysus colegas, se den o no cuenta de ello, rechazan las limitaciones deese método de argumentación. No es que desdeñen la lógica sino que,en todo momento, parecen estar argumentando para el inconscientey el consciente. Su método dialéctico es simbólico Yl con frecuencia,indirecto. Convencen no por medio de la luz minuciosamente enfoca­da del silogismo, sino bordeando, repitiendo, presentando una visiónreiterada del mismo tema visto, cada vez, desde un ángulo ligera­mente distinto, hasta que, de repente, el lector, que en ningún mo­mento se dio cuenta de que hubiera ninguna demostración conclusi­va, halla que se ha apoderado, e incorporado dentro de sí, de algunaverdad más amplia.

Los argumentos de Tung (y los de sus colegas) se elevan en espi­ral sobre su tema como un pájaro volando en torno a un árbol. Alprincipio, cerca del suelo, solo ve una confusión de hojas y ramas.Paulatinamente, segHn va ascendiendo más y más en sus vueltas, losreiterados aspectos del átbol forman un todo y están en relación consus contornos. Algunos lectores pueden encontrar este método deargumentación "en espiral" un tanto oscuro y hasta confuso en unaspocas páginas pero no creo que más. Es característico del método de}ung, y el lector bien pronto se verá arrastrado por él a un viaje per­suasivo y absorbente.

Las diferentes secciones de este libro hablan por sí mismas yapenas necesitan introducción mía. El capítulo de Jung introduce allector en el inconsciente, en los arquetipos y símbolos que formansu lenguaje y en los sueños por los cuales se comunica. En el capítulosiguiente, el doctor Henderson explica la aparición de diversos ar­quetipos en la mitología antigua, la leyenda popular y el ritual pri­mitivo. En el capítulo titulado "El proceso de individuación", ladoctora Van Franz describe el proceso por el cual el consciente y('} inconsciente, dentro de un individuo, aprenden a conocerse, res­petarse y acomodarse recíprocamente. En cierto sentido, este capítu­lo no solo contiene el quid de todo el libro, sino, quizá, la filosofíade Jung acerca de la vida: el hombre se totaliza, integra, calma, sehace fértil y feliz cuando (y solo entonces) se completa el procesode individuación, cuando el consciente y el inconsciente ha aprendidoa vivir en paz y a complementarse recíprocamente. La señora Jaffé,al igual que el doctor Henderson, se ocupa en demostrar el reitera­do interés del hombre-casi una obsesión-por los símbolos del in­consciente. Tienen para él una íntima atracción profundamente sig-

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nificativa, casi nutncla y fortalecedora, ya se produzcan en los mitosy cuentos de hadas que analiza el doctor Henderson o en las artes plás­ticas que, como demuestra la señora Jaffé, nos satisfacen y deleitancon la incitación continua al inconsciente.

Finalmente, debo decir unas palabras acerca del capítulo de ladoctora Jacobi que, en cierto modo, se separa del resto del libro. Enrealidad, es el resumen de la historia clínica de un análisis interesantey positivo. Es evidente el valor de un capítulo 6emejante en un librocomo este; sin embargo, son necesarias dos palabras de advertencia.Primero, como señala la doctora Van Franz, no hay 10 que podría lla­marse análisis típico junguiano. No puede haberlo porque cada sueñoes una comunicación individual y privada y no hay dos sueños queutilicen los símbolos clel inconsciente de la misma manera. Por locual, cada análisis junguiano es único; y es erróneo tomar este, saca­do del archivo clínico de la doctora Jacobi (o cualquier otro de losque haya), como "representativo" o "típico". Todo lo que se puededecir del caso de Henry y sus sueños, a veces sombríos, es que for­man un ejemplo auténtico de la forma en que el método junguianopuede aplicarse a un caso particular. Segundo, la historia completa,aun de un caso relativamente sencillo, requeriría un libro entero paracontarla. Inevitablemente, la historia del análisis de Henry se per­judica un poco al resumirse. Las referencias, p. ej., al l Ching, hanquedado un tanto oscuras y le dan un sabor artificioso (y para mí in­satisfactorio) de ocultismo al ser presentadas fuera de su contexto.No obstante, llegamos a la conclusión-y estoy seguro de que el lec­tor estará de acuerdo--de que, con las advertencias hechas, la cla­ridad, por no mencionar el interés humano, del análisis de Henry en­riquece mucho este libro.

Comencé describiendo cómo Jung llegó a escribir El hombre ysus símbolos. Concluyo recordando al lector la notabilidad-quizáúnica-de esta publicación. Cad Gustav Jung fue uno de los grandesdoctores de todos los tiempos y uno de los grandes pensadores deeste siglo. Su finalidad fue siempre ayudar a los hombres y a las mu­jeres a conocerse a sí mismos, de tal modo que, conociéndose y uti­lizándose sensatamente, pudieran llevar una vida plena, fértil y fe­liz. En el mismo final de su vida, que fue tan plena, fértil y feliz comojamás he conocido otra, decidió utilizar la fuerza que le quedaba paradirigir su mensaje a un público más amplio que el intentado alcanzarhasta entonces. Terminó su tarea y su vida en el mismo mes. Estelibro es un legado al amplio público lector.

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Sumario

Introducción 9John Freeman

1. Acercamiento al inconsciente 18Carl G. Jung

2. Los mitos antiguos y el hombre moderno 104Joseph L. Henderson

3. El proceso de individuación 158Marie-Louise von Franz

4. El simbolismo en las artes visuales 230Aniela Jaffé

5. Símbolos en un análisis individual 272Jolande Jacobi

Conclusión. La ciencia y el inconsciente 304Marie-Louise von Franz

Notas y referencias 311

índice 316

Procedencia de las ilustraciones 319

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La importancia de los sueños

El hombre emplea ia palabra hablada o es­crita para expresar el signifirado de lo quedesea transmitir. Su lenguaje está lleno desímbolos pero también emplea con frecuenciasignos o imágenes que no son estrictamentedescriptivos. Algunos son meras abreviacioneso hilera de iniciales como ONU, UNICEF, oUNESCO; otros son conocidas marcas de fá­brica, nombres de medicamentos patentados,emblemas o insignias. Aunque estos carecende significado en sí mismos, adquirieron un sig­nificado reconocible mediante el uso común ouna intención deliberada. Tales cosas no sonsímbolos. Son signos y no hacen más que de­notar los objetos a los que están vinculados.

Lo que llamamos símbolo es un término, unnombre o aun una pintura que puede ser co­nocido en la vida diaria aunque posea conno­taciones específicas además de su signIficadocorriente y obvio. Representa algo vago, des­conocido u oculto para nosotros. Muchos mo­numentos cretenses, por ejemplo, están marca­dos con el dibujo de la azuela doble. Este esun objeto que conocemos, pero desconocemossus proyecciones simbólicas. Como otro ejem-

plo, tenemos el caso del indio que, después deuna visita a Inglaterra, contó a sus amigos, alregresar a la patria, que los ingleses adorabananimales porque había encontrado águilas, leo­nes y toros en las iglesias antiguas. No se dabacuenta (ni se la dan muchos cristianos) de queesos animales son símbolos de los Evangelis­tas y se derivan de la visión de Ezequiel y queeso, a su vez, tiene cierta analogía con el diosegipcio Horus y sus cuatro hijos. Además, hayobjetos, tales como la rueda y la cruz, queson conocidos en todo el mundo y que tienencierto signIficado simbólico bajo CIertas con­diciones. Precisamente lo que simbolizan siguesiendo asunto de especulaciones de contro­versia.

Así es que una palabra o una imagen essimbólica cuando representa algo más que susignificado inmediato y obvio. Tiene un aspec­to "inconsciente" más amplio que nunca e3tadefinido con precisión o completamente ex,plicado. Ni se puede esperar definirlo o expli.carlo. Cuando la mente explora el símbolo, seve llevada a ideas que yacen más allá del al­cance de la razón. La rueda puede conducir

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nuestros pensamientos hacia el concepto deun sol "divino", pero en ese punto, la razóntiene que admitir su incompetencia; el hom­bre es incapaz de definir un ser "divino". Cuan­do, con todas nuestras limitaciones intelectua­les, llamamos "divino" a algo, le hemos dadomeramente un nombre que puede basarse enun credo pero jamás en una prueba real.

Como hay innumerables cosas más allá delalcance del entendimiento humano, usamosconstantemente términos simbólicos para re­presentar conceptos que no podemos definiro comprender del todo. Esta es una de las ra­zones por las cuales todas las religiones em­plean lenguaje simbólico o imágenes. Pero estautilización consciente de los símbolos es soloun aspecto de un hecho psicológico de granimportancia: el hombre también produce símbo­los inconsciente y espontáneamente en formade sueños.

No es fácil captar este punto. Pero hay quecaptarlo si queremos saber más acerca de lasformas en que trabaja la mente humana. Elhombre, como nos damos cuenta si reflexio­namos un momento, jamás percibe cosa algu-

Izquierda' tres de los cuatro Evangelistas(en un relieve de la catedral de Chartres)aparecen como animales: el león es Marcos,e! toro es Lucas, el águila es Juan. Arriba:también son animales tres de los hilOS deldiOS egipcIo Horus (haCia 1250 a. deJ e).Animales y grupos de cuatro son sImbolosreligiOsos universales.

na por entero o la comprende completamente.Puede ver, oír, tocar y gustar; pero hastadónde ve, cuánto oye, qué le dice el tacto yqué saborea dependen del número y calidadde sus sentidos. Estos limitan su percepcióndel mundo que le rodea. Utilizando instrumen­tos científicos, puede compensar parcialmentelas deficiencias de sus sentidos. Por ejemplo,puede ampliar el alcance de su vista con pris­máticos o el de su oído mediante amplificacióneléctrica. Pero los más complicados aparatosno pueden hacer más que poner al alcance desus ojos los objetos distantes o pequeños o ha­cer audibles los sonidos débiles. No importaqué instrumentos use, en determinado puntoalcanza el límite de certeza más allá del cualno puede pasar el conocimiento consciente.

Además, hay aspectos inconscientes de nues­tra percepción de la realidad. El primero esel hecho de que, aun cpando nuestros sentidosreaccionan ante fenómenos reales, visuales ysonoros, son trasladados en cierto modo desdeel reino de la realidad al de la mente. Dentrode la mente, se convierten en sucesos psíqui­cos cuya naturaleza última no puede conocer·

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se (porque la psique no puede conocer su pro­pia sustancia psíquica. Por tanto, cada expe­riencia contiene un número ilimitado defactores desconocidos, por no mencionar elhecho de que cada objeto concreto es siempredesconocido en ciertos respectos, porque nopodemos conocer la naturaleza última de lapropia materia.

Después hay ciertos sucesos de los que nonos hemos dado cuenta conscientemente; hanpermanecido, por así decir, bajo el umbral dela consciencia. Han ocurrido pero han sido ab­sorbidos subliminalmente, sin nuestro cono­cimiento consciente. Podemos darnos cuentade tales sucesos solo en un momento de intui­ción o mediante un proceso de pensamientoprofundo que conduce a una posterior com­prensión de que tienen que haber ocurrido; yaunque, primeramente, podamos haber desde­ñado su importancia emotiva y vital, posterior­mente surgen del inconsciente como una espe­cie de reflexión tardía.

Podría aparecer, por ejemplo, en forma desueño. Por regla general, el aspecto inconscien­te de cualquier suceso se nos revela en sueños,donde aparece no como un pensamiento ra.cional sino como una imagen simbólica. Comocuestión histórica, fue el estudio de los sueñoslo que primeramente facilitó a los psicólogosinvestigar el aspecto inconsciente de los su­cesos de la psique consciente.

Basándose en esa prueba, los psicólogos su­pusieron la existencia de una psique incons-

ciente, aunque muchos científicos y filósofosniegan su existencia. Razonan ingenuamenteque tal suposición implica la existencia de dos"sujetos" o (expresándolo en frase común) dospersonalidades dentro del mismo individuo.Pero eso es precisamente lo que representacon toda exactitud. Y una de las maldicionesdel hombre moderno es que mucha gente su­fre a causa de esa personalidad dividida. Enmodo alguno es un síntoma patológico; es unhecho normal que puede ser observado en todotiempo y en cualquier lugar. No es simplemen­te el neurótico cuya mano derecha ignora 10que hace la mano izquierda. Ese conflicto esun síntoma de una inconsciencia general quees la innegable herencia común de toda la hu­manidad.

El hombre fue desarrollando la consciencialenta y laboriosamente, en un proceso que ne­cesitó incontables eras para alcanzar el estadocivilizado (que, arbitrariamente, se fecha conla invención de la escritura, hacia el 4.000a. de J. C.). Y esa evolución está muy lejosde hallarse completa, pues aún hay grandeszonas de la mente humana sumidas en las ti­nieblas. Lo que llamamos la "psique" no es, enmodo alguno, idéntica a nuestra conscienciay su contenido.

Quienquiera que niegue la existencia del in­consciente, supone, de hecho, que nuestro co­nocimiento actual de la psique es completo. Yesta creencia es, claramente, tan falsa comola suposición de que sabemos todo lo que hayque saber acerca del universo. Nuestra psiquees parte de la naturaleza y su enigma es ili­mitado. Por tanto, no podemos definir ni lapsique ni la naturaleza. Solo podemos afirmarqué creemos que son y describir, lo m~jor quepodamos, cómo funcionan. Por 10 cual, com­pletamente aparte de las pruebas acumuladaspor la investigación médica, hay firmes baseslógicas para rechazar afirmaciones como ~'No

hay inconsciente". Quienes dicen tales cosasno hacen más que expresar un anticuado "mi­soneísmo" : miedo a lo nuevo y lo descono­cido.

Hay razones históricas para esa resistenciaa la idea de una parte desconocida de la psiquehumana. La consciencia es una adquisición muyreciente de la naturaleza y aún está en período"experimental". Es frágil, amenazada por pe­ligros específicos, y fácilmente dañada. Como

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han señalado los antropólogos, uno de ]osdesórdenes más comunes producidos entre lospueblos primitivos es el que llaman "la pérdidade un alma", que significa, como la denomina­ción indica, una rotura perceptible (o, mástécnicamente, una disociación) de la conscien­cia. Entre tales pueblos, cuya consciencia estáen un nivel de desarrollo distinto al nuestro,el "alma" (o psique) no se considera unitaria.Muchos primitivos suponen que el hombre tie­ne un "alma selvática" además de la suya pro­pia, y que esa alma selvática está encarnadaen un animal salvaje o en un árbol, con el cualel individuo humano tiene cierta clase de iden­tidad psíquica. Esto es 10 que el eminente et­nólogo francés Lucien Lévy-Brühl llamó una"participación mística". Posteriormente, reti­ró ese término por presiones de las críticasadversas, pero creo que sus críticos estabanequivocados. Es un hecho psicológico muy co­nocido que un individuo puede tener tal iden­tidad inconsciente con alguna otra persona ocon un objeto.

Esta identidad toma diversidad de formasentre los primitivos. Si el alma selvática es lade un animal, al propio animal se le consideracomo una especie de hermano del hombre. Unhombre cuyo hermano sea, por ejemplo, un

cocodrilo, se supone que está a salvo cuandonade en un río infestado de cocodrilos. Si elalma selvática. es un árbol, se supone que elárbol tiene algo así como una autoridad paternalsobre el individuo concernido. En ambos casos,una ofensa contra el alma selvática se inter­preta como una ofensa contra el hombre.

En algunas tribus se supone que el hombretiene varias almas; esta creencia expresa elsentimiento de algunos primitivos de que cadauno de ellos consta de varias unidades ligadaspero distintas. Esto significa que la psique in­dividual está muy lejos de estar debidamentesintetizada; por lo contrario, amenaza frag­mentarse muy fácilmente con solo los ataquesde emociones desenfrenadas.

Mientras esta situación nos es conocida porlos estudios de los antropólogos, no es tanajena, como pudiera parecer, a nuestra propiacivilización avanzada. También nosotros pode­mos llegar a disociarnos y perder nuestra iden­tidad. Podemos estar poseídos y alterados porel mal humor o hacernos irrazonables e inca­paces de recordar hechos importantes nuestroso de otros, de tal modo que la gente pregun­te: "Pero ¿qué demonios te pasa 7" Hablamosacerca de ser capaces de "dominarnos", peroel autodominio es una virtud rara y notable.

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eDisociación,. significa una escisión enla psique, la cual produce una neurosis.Un famoso ejemplo literario de ese esta­do es El Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886),del escocés R. L. Stevenson. En la no­vela, la eescisión,. de Jekyll toma la for­ma de un cambio ffsico más que (comoen la realidad) un estado interior psl­quico. Izquierda: Mr. Hyde (de la pe­lícula de 1932), «la otra mitad,. deJekyll. ~

Los pueblos primitivos llamaban a ladisociación e pérdida de un alma,.;creran que el hombre tenIa un ealmaselváticu además de la suya propia.Página opuesta, izquierda: un hombrede la tribu Nyanga, del Congo, conuna máscara de cálao, ave con la queidentifica su alma selvática.

Página opuesta, derecha: telefonistas enuna central muy activa, manejando ala vez muchas llamadas. En tal tarea,las operarias «escinden,. parte de sumente consciente para concentrarse.Pero esa escisión es controlada y tem­poral, no una disociación espontánea yanormal.

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Podemos creer que nos dominamos; sin em­bargo, un amIgo fácilmente puede decirnos co­sas acerca de nosotros de las cuales no sabemosnada.

Sin duda alguna, aun en lo que llamamosun elevado nivel de civilización, la con sClenciahumana todavía no ha conseguido un gradoconveniente de continuidad. Aún es vulnera­ble y susceptible la .fragmentacIón. Esta capa­cidad de aislar parte de nuestra mente es unacaracterística valiosa. Nos permite concentrar­nos sobre una cosa en un momento determina­do, excluyendo todo lo demás que pueda re­clamar nuestra atención. Pero hay un mundode dIferencia entre una decisión consciente deseparar y suprimir temporalmente una partede nuestra psique y una situación en la queesto ocurra espontáneamente sin nuestro co­nocimiento o consentimiento y aun contra nues­tra intención. Lo primero es una hazaña ci­vilizada, 10 último una primitiva "pérdida deun alma" o, aun, la causa patológica de unaneurosis.

De este modo, incluso en nuestros días, launidad de consciencia es todavía un asuntodudoso; puede romperse con demasiada fa­cilidad. La capacidad de dominar nuestras emo­ciones, que pueden ser muy deseables desde

nuestro punto de vista, sería una conseCUClOndiscutible desde otro punto de vista porqueprivaría a las relaciones sociales de variedad,color y calor.

Es ante este fondo donde tenemos que revi­sar la importancia de los sueños, esas fanta­sías endebles, evasivas e inciertas. Para expli­car mi punto de vista, desearía describir cómose desarrolló durante un período de años ycómo fui llevado a concluir que los sueños sonla fuente más frecuente y universalmente ac­cesible para la investigación de la facu1tad SIm­balizadora del hombre.

Sigmund Freud fue el precursor que primerointentó explorar empíricamente el fondo in­consciente de la consciencia. TrabaJó con lapresuposición general de que los sueños no sonalgo casual sino que están asociados con pen­samientos y problemas conscientes. Esta pre­suposición, por lo menos, no era arbitraria. Sebasaba en la conclUSIón de eminentes neuró­logos (por ejemplo, Pierre Janet) de que lossíntomas neurótIcos se relacionan con ciertaexperiencia consciente. Hasta parecen ser zo­nas escindidas de la mente consciente que, enotra ocasión y bajo circunstancias dIstintas,pueden ser conscientes.

Antes del comienzo de este siglo, Freud y

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Josef Breuer habían reconocido que los sín·tomas neuróticos-histeria, ciertos tipos de do·lar, y la conducta anormal-tienen, de hecho,pleno sIgnificado simbólico. Son un medIO porel cual se expresa el inconsciente, al igual quehace por medIo de los sueños que, del mismomodo, son simbólIcos. Un paciente, por ejem­plo, que se enfrenta con una situacIón intole­rable, puede provocar un espasmo siempreque trate de tragar: "No puede tragarlo". EnsItuacIOnes análogas de tensión psíquica, otropacIente tiene un ataque de asma: "No pue­de respirar el aire de casa". Un tercero sufreuna peculiar parálisis de las piernas: no puedeandar, es decir, "ya no puede andar más". Un

1cuarto, que vomita cuando come, "no puededigerir", cierto hecho desagradable. Podría ci­tar muchos ejemplos de esta clase, pero talesreacciones fíSIcas son solo una forma en laque los problemas que nos inquietan puedenexpresarse inconscientemente. Con mayor fre­cuencia, encuentran expresión en nuestros sue- ~

ños. ~

Todo psicólogo que haya escuchado a nu­merosas personas contar sus sueños, sabe quelos símbolos del sueño tienen mucha mayorvariedad que los síntomas físicos de la neuro­sis. Muchas veces conSIsten en fantasías ela­boradas y pmtorescas. Pero si el analista quese enfrenta con ese material onírico emplea la

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1 Slgmund Freud (Viena).2 Otto Rank (Viena 13 LudWig Brnswanger (Kreuzlrngen).4 A A Bnll

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5 Max Eltrngon (Berlrn)6 James J Putnam (Boston l.7 Ernest Jones (Toronto)8. Wdhelm Stekel (Viena)

9 Eugen Bleuler (lunch)10 Emma Jung (Kusnacht)11 Sandor Ferenczl (Budapest 112 e G Jung (Kusnacht 1

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...t

técnica primitiva de Freud de "ascciación li­bre", encuentra que los sueños pueden redu­cirse, en definitiva, a ciertos tipos básicos. Estatécnica desempeñó un papel importante en eldesarrollo del psicoanálisis porque permitió aFreud utilizar los sueños como punto de par­tida desde el cual podía explorarse el problemainconsciente del paciente.

Freud hizo la sencilla pero penetrante ob­servación de que si se alienta al soñante a se­guir hablando acerca de las imágenes de susueño y los pensar¡lÍentos que ellas suscitanen su mente, se traicionará y revelará el fondoinconsciente de sus dolencias, tanto en lo quedice como en lo que omite deliberadamente.Sus ideas pueden parecer irracionales y dispa­ratadas pero poco después es relativamentefácil ver qué es lo que está tratando de evitar,qué pensamiento o experiencia desagradableestá suprimiendo. No importa cómo trate deenmascararlo, cuanto diga apunta hacia el meo­llo de su malestar. Un médico ve tantas cosasdesde el lado desagradable de la vida que, confrecuencia, se halla lejos de la verdad cuandointerpreta las insinuaciones hechas por su pa­ciente como signos de una consciencia turba­da. Por desgracia, lo que casualmente descubreconfirma sus suposiciones. Hasta aquí, nadiepuede decir nada contra la teoría de Freud dela represión y satisfacción de deseos como cau­sas aparentes del simbolismo de los sueños.

Freud concedió particular importancia a lossueños como punto de partida de un proceso

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de "asociación libre". Pero algún tiempo des­pués, comencé a pensar que eso era una uti­lización errónea e inadecuada de las ricas fan­tasías que el inconsciente produce durante elsueño. En realidad, mis dudas comenzaroncuando un colega me habló de una experienciatenida durante un largo viaje en tren por Ru­sia. Aunque no sabía el idioma y, por tanto, nopodía descifrar la escritura cirílica, se encon­tró meditando acerca de las extrañas letrasen que estaban escritos los avisos del ferroca­rril y se sumió en una divagación en la queimaginó toda clase de significados para ellos.

Una idea le condujo a otra y en su vagarmental halló que su "asociación libre" habíaremovido muchos viejos recuerdos. Entre ellos,le molestó encontrar algunos desagradables yhacía mucho tiempo enterrados. cosas que ha­bía deseado olvidar y había olvidado cons­cientemente. De hecho, había llegado a lo quelos psicólogos llamarían sus complejos, es de­cir, temas emotivos reprimidos que puedenproducir constante perturbación psíquica o in­cluso, en muchos casos, los síntomas de unaneurosis.

Este episodio me abrió los ojos al hecho deque no era necesario utilizar un sueño comopunto de partida para el proceso de "asocia­ción libre", si se desea descubrir los complejosde un paciente. Me mostraba que se puedealcanzar el centro directamente desde cual­quier punto de la brújula. Se puede comenzardesde las letras cirílicas, desde las meditacio-

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Derecha' el test de .:Ias manchas detinta» Ideado por el psiquiatra suizoHermann Rorschach. La forma de lamancha puede servir como estímulo parala asOCiaCión libre; de hecho, casi todaforma Irregular libre puede provocar elproceso asociativo Leonardo da Vinciescrrbló en sus Notas: «No os resultadadificil deteneros algunas veces y mirarlas manchas de las paredes o las cenizasde un fuego o nubes o barro o sitiosanálogos en los que... podéis encontrarauténticas ideas maravillosas.»

IzquIerda: muchos de los grandes pre­cursores del psicoanálisis moderno, foto­grafiados en un Congreso de PSicoanálisiscelebrado en 1911 en Weimar, Alema­nia. La clave puesta al pie identificaalgunas de las figuras más importantes.

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nes sobre una bola de cristal, un molino deoraciones o aun desde una conversación ca­sual acerca de algún suceso trivial. El sueñono era ni más ni menos útil a este respectoque cualquier otro posible punto de partida.Sin embargo, los sueños tienen un signIficadoparticular aun cuando, a menudo, proceden deun trastorno emotivo en el que los complejoshabituales también están envueltos. (Los com­plejos habituales son los puntos delicados dela psique que reaccionan rápidamente a unestímulo externo o alteración). Por eso la aso­ciación libre puede conducir desde cualquiersueño a críticos pensamientos secretos.

No obstante, en este punto se me ocurrióque (si hasta ahí estaba en 10 cierto) podríadeducirse legítimamente que los sueños tienenpor sí mismos cierta función especia! y másimportante. Con mucha frecuencia, los sueñostienen una estructura definida, de evidentepropósito, que indica una idea o intención sub­yacente, aunque, por regla general, lo últimono es inmediatamente comprensible. Por tan­to, comencé a considerar si se debe concedermás atención a la forma efectiva y contenidode un sueño que a permitir a la asociación"libre" que conduzca por medio de un encade­namiento de ideas a complejos que podnanalcanzarse con la misma facilidad por otrosmedios.

Este nuevo pensamiento fue un cambio dedirección en el desarrollo de mi psicología.Significó que paulatinamente renuncié a lasdemás asociaciones que alejaban del texto deun sueño. Preferí concentrarme más bien enlas asociaciones del propio sueño, en la creen­cia de que lo último expresaba algo específi­co que el inconsciente trataba de decir.

El cambio de mi actitud hacia los sueños

Dos dlstmtos estímulos pOSiblesde la aSOClaClon libre el molinode oraciones de un mendigo tibe­tano (Izquierda), o la bola decristal de una adlvmadora (dere­cha, una adlvmadora moderna enuna fena mglesa)

acarreaba un cambio de método; la nueva téc­nica era tal que podría tener en cuenta losdiversos y más amplios aspectos de un sueño.Una historia contada por la mente conscien­te tiene un principio, un desarrollo y un finalpero no sucede lo mismo en un sueño. Sus di­mensiones de tiempo y espacio son totalmen­te distintas; para entenderlo hay que exami­narlo en todos los aspectos, al igual que sepuede coger en las manos un objeto descono­cido y darle vueltas y más vueltas hasta que seconocen todos los detalles de su forma.

Quizá ya haya dicho 10 suficiente para mos-trar cómo se fue acrecentando mi dec;acuerdocon la asociación "libre" tal como la empleóFreud al principio: yo deseaba mantenermelo más cerca posible del sueño mismo y excluirtodas las ideas que no hicieran al caso y lasasociaciones que pudiera evocar. En verdad,eso podía conducir hacia los complejos de unpaciente, pero yo tenía en mi pensamiento unafinalidad de mayor alcance que el descubri­miento de los complejos productores de alte­raciones neuróticas. Hay otros muchos me­dios con los cuales pueden ser identificados:los psicólogos, por ejemplo, pueden captar to-das las alusiones que necesiten utilizando lostests de asociación de palabras (preguntando ~

al paciente qué asocia a una serie dada de •

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palabras y estudIando luego las respuesta'»)Pero para conocer y comprender el procesovItal psíqUIco de toda la personabdad de unindIviduo e') Importante darse cuenta de quesus sueños y sus Imágenes sImbólIcas tienenun papel mucho más Importante que des­empeñar.

CasI tojo el mundo sabe, por ejemplo, quehay una mmensa vanedad de Imágenes conlas que se puede simbolizar el acto sexual (0,

podnamos decIr, representarse en forma dealegana) Cada una de esas Imágenes puedeconducIr, por un proceso de aSOClaClOn, a laidea de relacIón sexual y a complejos especí.flcos. que cualqUIer mdlvlduo pudIera teneracerca de sus propIos actos sexuales Pero tam­bIén pudIera desen terrar tales complejos conun soñar despIerto ante un conjunto de mdes­cifrales letras rusas. Por tanto, llegué a la su­poslclon de que un sueño contIene cIerto men­saJe dlstmto de la alegoría sexual, y que eso esasí por razones defInIdas Para aclarar estepunto:

Un hombre puede soñar que mtroduce unallave en una cerradura, que empuña un pesadobastón, o que echa abajo una puerta con unanete Cada una de esas cosas puede consi­derarse una alegoría sexual Pero el hecho deque su mconsclente haya elegIdo, con ese fm,una de esas Imagenes especlÍlcas-sea la llave,el bastan o el anete-es tambIén de la mayorImportancIa. La verdadera tarea es compren­der por qué se ha prefendo la llave al bastano el bastan al anete Y, a veces, esto pudIeraconducIr al descubnmlento de que no es, endefmltIva, el acto sexual el que esta represen­tado smo oh o punto pSicológICO totalmentedlstmto

A partIr de este razonamIento, llegué a la

Una de las Incontables Imagenes slmbóIIcas o alegorlcas del acto sexual es lacaza del ciervo Derecha detalle de uncuadro del pintor aleman del s XVICranach La Impllcaclon sexual de lacaza del cIervo se subraya con una can·clón popular Inglesa de la Edad Media,titulada ~ El guarda»A la primera gama que disparó,fallóy a la segunda gama halagóy besoy la tercera huyó en elcorazón de un lovenElla está entre las hOjas delverde O

concluSlon de que, para mterpretar un sueño,solo debería utIlIzarse el matenal que formaparte clara y vIsible de él. El sueño tiene supropIa hmltaclón. Su misma forma específlcanos dIce qué le pertenece y qué nos aleja deél Mientras la aSOCIaCión "hbre" nos engañaalejándonos de ese matenal en una espeCIe delínea en zigzag, el método que desarrollé esmas semejante a una circunvalación cuyo cen­tro es la deSCripCión del sueño. TrabajO en tor­no a la descnpclon del sueño y me desentien­do de todo mtento que haga el soñante paradesprenderse de él. Una y otra vez, en mi laborprofeSIOnal, he tenido que repetir las palabras:"Volvamos a su sueño: ¿Qué dice el sueño?"

Por eJemplo: un paciente mío soñó conuna mUjer vulgar, borracha y desgreñada Enel sueño, parecla que esa mUjer era su esposaaunque, en la realIdad, su esposa era totalmen­te dlstmta Por tanto, en lo externo, el sueñoera asombro"amente tncIerto y el paciente lorechazó al pronto como una tontería soñada.SI yo, como médico suyo, le hubiera dejadotnICIar un proceso de aSOClaClOn, mevItable­mente él habría mtentado alejarse lo más po­sIble de la desagradable sugestión de su sueño.En tal caso, él hubIera desembocado en unode sus complejos prmclpales-poslblemente,un complejo que nada tUVIera que ver con su

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Una llave en una cerradura puede serun slmbolo sexual aunque no Irlvana­blemente Izquierda parte de un retablodel artista flamenco del s XV CamplrlLa puerta Irltentaba s mbollzar la esperanza la cerradura slmboliz~oa la carldad y la llave el deseo hacia DIos Aba10 un obl~po Ingles durante la cansagraclon de una Iglesia celebra la tradlclonal ceremonia golpeando en la puertade la Iglesia con un baculo que eVIdentemente no es un slmbolo fallco SIrlOun slmbolo de autoridad y del cayadode pastor Nlrlguna Imagpn 51mbolica Irldlvldual puede decirse que tenga un Sl9nlflcado general dogmatlcamente fijado

El «anima» es el elemento femenino delIrlconsclente mascullrlo (Ella y el «anlmus» en el Irlconsclente femenlrlo seestudian en el cap 3) Esta dualidadIntima se simboliza con frecuencia poruna figura hermafrodita como el hermafrodlta coronado paglrla opuesta arnbade un manuscnto de alquimia del SI910 XVII Pag na opuesta abajo Imagenflslca de la «blsexualldad» pSlqulca delhombre una celula humana con sus cromosomas Todos los organismos tienendos grupos de cromosomas uno delpadre y otro de la madre

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esposa-y yo no habría sabido nada acercadel significado especial de ese sueño peculiar.

Entonces, ¿qué trataba de transmitir su in­consciente por medio de una afirmación defalsedad tan obvia? Con toda claridad expre­saba de algún modo la idea de una mujer de­generada que estaba íntimamente relacionadacon la vida del soñante; pero puesto que laproyección de esa imagen sobre su esposa erainjustificada y falsa en la realidad, tuve quebuscar en otra parte antes de encontrar lo querepresentaba esa imagen repulsiva.

En la Edad Media, mucho antes de que losfisiólogos demostraran que, a causa de nuestra

estructura glandular hay, a la vez, elementosmasculinos y femeninos en todos nosotros, s.edecía que "cada hombre lleva una mujer den­tro de sí". Este elemento femenino de todomacho es lo que he llamado el "ánima". Esteaspecto "femenino" es esencialmente ciertaclase inferior de relacionamiento con el con­torno y, particularmente con las mujeres, quese guarda cuidadosamente oculto a los demásasí como a uno mismo. Es decir, aunque lapersonalidad visible de un individuo pueda pa­recer completamente normal, también puedeestar ocultando a los demás-o aun a sí mis­mo-la situación deplorable de "la mujer dedentro".

Ese era el caso de mi peculiar paciente:su lado femenino no era agradable. De hecho,su sueño le decía: "En cierto modo, te está,>portando como una mujer degenerada", yesole produjo una conmoción conveniente. (Porsupuesto, un ejemplo de esta clase no puedetomarse como prueba de que el inconscientese ocupa de dar órdenes "morales". El sueñono le decía al paciente que se "portara me­jor", sino que trataba, simplemente, de equi­librar la naturaleza desnivelada de su menteconsciente, la cual mantenía la ficción de queél era todo un perfecto caballero.)

Es fácil comprender por qué los soñantestienden a ignorar, e incluso negar, el mensajede sus sueños. La conciencia se resiste a todo10 inconsciente y desconocido. Ya señalé laexistencia entre los pueblos primitivos de 10que los antropólogos llaman "misoneísmo", unmiedo profundo y supersticioso a la novedad.Los primitivos manifiestan todas las reaccio­nes del animal salvaje contra los sucesos fu­nestos. Pero el hombre "civilizado" reaccionaen una forma muy parecida ante las ideasnuevas, levantando barreras psicológicas paraprotegerse de la conmoción que le produceenfrentarse con algo nuevo. Esto puede ob­servarse fácilmente en toda reacción indivi­dual ante sus propios sueños cuando le obli­gan a admitir un pensamiento sorprendente.Muchos precursores en filosofía, ciencia, e in­cluso en literatura, fueron víctimas del inna­to conservadurismo de sus contemporáneos.La psicología es una de las ciencias más jó­venes; como intenta ocuparse de la labor delinconsciente, se ha encontrado inevitablementecon un misoneísmo extremado.

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Pasado y futuro en el inconsciente

Hasta ahora, he tratado de bosquejar algu­nos de los principios con los cuales afrontéel problema de los sueños, pues c.uando se de­sea investigar la facultad del hombre paracrear símbolos, los sueños resultan el materialmás básico y accesible para ese fin. Los dospuntos fundamentales al tratar de los SUE'ñosson: primero, el sueño ha de tratarse como unhecho acerca del cual no deben hacerse supo­siciones previas, salvo que, en cierto modo, elsueño tiene sentido; y segundo, el sueño esuna expresión específica del inconsciente.

Difícilmente se podrían poner estos princi­pios en forma más modesta. Por bajo que seael concepto que se tenga acerca del incons­ciente, hay que conceder que merece inves­tigarse; el inconsciente, por lo menos, está alnivel del piojo, que, después de todo, gozadel honrado interés del entomólogo. Si alguiencon poca experiencia y conocimiento de lossueños piensa que los sueños son solo sucedi­dos caóticos sin significado, está en libertadde pensarlo así. Pero si damos por admitidoque son sucesos normales (como de hecho loson), entonces hay que considerar que son ocausados-es decir, que hay una causa racio­nal de su existencia--o, en cierto modo, inten­cionados, o ambas cosas.

Examinemos algo más de cerca las formasen que los contenidos conscientes e incons­cientes de la mente están ligados. Pongamosun ejemplo conocido por todos. De repente,

nos encontramos que no podemos acordarnosde lo que íbamos a decir a continuación, aun­que, un momento antes, el pensamiento eraperfectamente claro. 0, quizá, íbamos a hacerla presentación de un amigo y se nos escapael nombre al ir a pronunciarlo. Decimos queno podemos acordarnos; aunque, de hecho, elpensamiento se ha transformado en incons­ciente o, al menos, ha quedado momentánea­mente separado de la consciencia. Encontra­mos los mismos fenómenos en nuestros sen­tidos. Si escuchamos una nota continuada enel límite audible, el sonido parece interrum­pirse a intervalos regulares y comenzar denuevo. Tales oscilaciones se deben a un de­crecimiento y crecimiento periódicos de nues­tra atención, no a ningún cambio de la nota.

Pero cuando algo se evade de nuestra cons­ciencia no cesa de existir, como tampoco uncoche que desaparece al volver una esquinase diluye en el aire. Simplemente, está fuerade nuestra vista. Al igual que, después, pode­mos volver a ver el coche, nos encontramoscon los pensamientos que habíamos perdidodurante algún tiempo.

Por tanto, parte del inconsciente consisteen una multitud de pensamientos oscurecidostemporalmente, impresiones e imágenes que,a pesar de haberse perdido, continúan influ­yendo en nuestra mente consciente.

Un hombre que es distraído o abstraídocruza la habitación para ir a coger algo. Se

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detiene aparentemente perplejo; se ha olvi­dado de lo que iba a buscar. Sus manos tan­tean entre los objetos de la mesa como si fueraun sonámbulo; se ha olvidado de su primitivaintención; sin embargo, inconscientemente vaguiado por ella. Luego se da cuenta de lo quequería. Su inconsciente se lo ha apuntado.

Si se observa la conducta de una personaneurótica, se la puede ver haciendo muchascosas que parece realizar consciente e inten­cionadamente. Sin embargo, si se le pregun­ta acerca de ellas, se descubrirá que o es in­consciente respecto a ellas o está pensandoen otra cosa completamente distinta. Oye yno oye; ve, pero está como ciega; sabe y esignorante. Tales ejemplos son tan corrientes,que los especialistas pronto se dan cuenta deque los contenidos inconscientes de la mentese portan como si fueran conscientes y que,en tales casos, nunca se puede estar segurode si el pensamiento, palabra o acción es cons·ciente o no 10 es.

Es esta clase de conducta lo que hace quemuchos médicos desechen como mentiras to­tales las afirmaciones de pacientes histéricos.Cierto es que tales personas dicen más false­dades que la mayoría de nosotros, pero "men­tira" no es precisamente la palabra adecuada.De hecho, su estado mental produce incerti­dumbre de conducta. porque su conscienciaes susceptible de ec1i pses impredecibles pro­ducidos por interferencia del inconsciente. In­cluso sus sensaciones táctiles pueden revelarsimilares fluctuaciones de conocimiento. Endeterminado momento, la persona histéricapuede sentir en el brazo el pinchazo de una

aguja; en el momento siguiente, puede no ad­vertirlo. Si su atención puede enfocarse sobrecierto punto, todo su cuerpo puede quedarcomo anestesiado hasta que la tensión causantede ese oscurecimiento de los sentidos se re­laja. Entonces se reanuda inmediatamente lapercepción sensorial. Sin embargo, en todomomento ha estado inconscientemente atentoa lo que estaba sucediendo.

El médico puede ver este proceso con todaclaridad cuando hipnotiza a un paciente deese tipo. Es fácil demostrar que el paciente sedaba cuenta de todos los detalles. El pincha­zo en el brazo o la observación hecha duranteun eclipse de consciencia se puede recordartan exactamente como si no hubiera habidoanestesia u "olvido". Me acuerdo de una mu­jer que una vez fue admitida en la clínica enun estado de total estupor. Cuando al día si­guiente recobró la consciencia, recordó quiénera, pero no sabía dónde estaba, cómo o porqué había ido allí, ni el día. Sin embargo, des­pués de hipnotizarIa, me contó por qué sehabía puesto enferma, cómo había llegado a laclínica y quién la había admitido. Todos es­tos detalles se pudieron comprobar. Inclusopudo decir la hora en que fue admitida, por­que vio el reloj del zaguán. Bajo la hipnosis sumemoria era tan clara como si hubiera estadoconsciente todo el tiempo.

Cuando estudiamos tales materias, general­mente tenemos que aportar pruebas propor­cionadas por la observación clínica. Por talmotivo, muchos críticos suponen que el in­consciente y todas sus sutiles manifestacionespertenecen solamente a la esfera de la psico-

MONKEYANA.El «misoneísmo», un miedo irracional alas ideas nuevas, fue uno de los mayoresobstáculos para que el público aceptasela psicología moderna. También se opusoa la teoría de la evolución de Darwin,como cuando un maestro de escuelanorteamericano l/amado Scopes fue pro­cesado en 1925 por enseñar el evolu­cionismo Página opuesta, izquierda: du­rante el juicio, el abogado Clarence Da­rrow defendiendo a Scopes. Página opues­ta, derecha' el propio Scopes. Igualmentees antidarvinista el dibujo de la iz­quierda, publicado en 1861 en la revistainglesa Puncho [El cartel dice: ,,¿Soyun hombre y un hermano?,,]. Derecha:una jocosa interpretación del misoneísmopor el humOrista norteamericano JamesThurber, cuya tía (decía él) temía quela electricidad se estuviera «filtrandopor todas partes».

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patología. Consideran toda expreSlOn del in­con<"Clente como algo de índole neurótica opsicopática, que nada tiene que ver con elestado de una mente normal. Pero los fenóme­nos neuróticos en modo alguno son exclusi­vamente producto de enfermedad. En realidad,no son más que exageraciones patológicas desucesos normales; y solo porque son exagera­ciones resultan más paten.tes que su contra­partida normal. En todas las personas norma­les pueden observarse síntomas histéricos,pero son tan leves, que, por lo general, pasaninadvertidos.

El olVido, por ejemplo, es un proceso nor­mal en el que ciertas ideas con~cientes pierdensu energía específica, porque la atención sedesvió, Cuando el interés se vuelve hacia cual­quier parte, deja en sombra las cosas de lasque se ocupaba anteriormente, al igual que unfoco de luz ilumina una nueva zona, dejandootra en oscuridad. Esto es inevitable, porquela consciencia solo puede mantener en plenaclaridad al mismo tiempo unas pocas imáge­nes y aun esa claridad fluctúa.

Pero las ideas olvidadas no han dejado deexistir. Aunque no pueden reproducirse a vo­luntad, están presentes en un estado sublimi­nal-precisamente, más allá del umbral delrecuerdo-, del cual pueden volver a surgirespontáneamente en cualquier momento, confrecuencia, después de muchos años de apa­rente olvido total.

Estoy hablando aquí de cosas oídas o vis­tas conscientemente y luego olvidadas. Pero

todos vemos, oímos, olemos y gustamos mu­chas cosas sin notarlas en su momento, yaporque nuestra atención está desviada o por­que el estímulo para nuestros sentidos es de­masiado leve para dejar una impresión cons­ciente. Sin embargo, el inconsciente se ha dadocuenta de él, y esas subliminales percepcionessensibles desempeñan un papel significativo ennuestra vida diaria. Sin darnos cuenta de ello,influyen en la forma en que reaccionamos antelos hechos y la gente.

Un ejemplo de esto, que encontré particu­larmente revelador, me lo proporcionó un pro­fesor que había estado paseando por el campocon uno de sus discípulos, absorbidos en pro­funda conversación. De repente, se dio cuentade que sus pensamientos eran interrumpidospor un inesperado torrente de recuerdos de suprimera niñez. No sabía a qué atribuir esa dis­tracción. Nada de lo que había dicho parecíatener relaCión alguna con sus recuerdos, Recons­truyendo la escena, vio que cuando surgió elprimero de esos recuE'rdos de la niñez acababade pasar ante una granja. Propuso a su disCl'pulo que retrocedieran hasta el sitio dondehabían comenzado los recuerdos. Una vez allí,el profesor notó el olor de los gansos, e inme­diatamente se dio cuenta de que era ese olorel que había precipitado el torrente de re- •cuerdos. ~

En su niñez había vivido en una granjadonde se criaban gansos, y su olor caracterís­tico dejó una impresión duradera, aunque ol­vidada. Cuando pasó ante la granja durante su

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En casos de extreMada histeria colectiva(que en eJ pasado se llamo «poseslon»)la conSCienCia y la percepclon sensoria Icorrientes parecen eclipsadas IzqUierdael frenesl de una danza de las espadasbalmesa hace que los danzantes caiganen trance y a veces a que luelvan contra sr las armas Pagma opuesta, abaJOel moderno rock and rol! parece provocar en qUienes lo bailan una especie detrance de excltaclon pareCido

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Entre los primitivos, la «posesión,. signi­fica que un dios o un demonio se haapoderado de un cuerpo humano Arri­ba, izquierda' mUjer haitiana desvane­cida en un éxtasis religioso. Arriba, cen­tro y derecha. haitianos poseídos porel diOS Ghede, qUien, invariablemente,se manifiesta en esa actitud, piernascruzadas y cigarnllo en la boca.

Izquierda: un culto religioso en Tennes­sea (EE UU) en la actualidad, cuyasceremonias incluyen el manejo de ser­pientes venenosas La histeria se pro­voca con música, cánticos y palmadas;luego la gente se va pasando las ser­pientes de mano en mano. (A veces losparticipantes reciben mordeduras fa­tales.)

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pasco, había notado el olor subliminalmentey esa percepción inconsciente había evocadoexperiencias de su niñez por largo tiempo ol­vidadas. La percepción era subliminal, porquela atención estaba prendida en otras cosas yel estímulo no era lo bastante fuerte para des­viarla y alcanzar la consciencia directamente.Sin embargo, trajo los recuerdos "olvidados".

Tal "sugerencia" o efecto de "gatillo" puedeexplicar el brote de los síntomas neuróticos,así como los más benignos recuerdos cuandolo que se ve, huele o suena recuerdan una cir­cunstancia del pasado. Una muchacha, porejemplo, puede estar muy atareada en su ofi­cina, aparentemente con buena salud y debuen humor. Un momento después se le levan­ta un dolor de cabeza entontecedor y mu­chos otros síntomas de abatimiento. Sin no­tarlo conscientemente, ha oído la sirena deun barco lejano, yeso le ha recordado incons­cientemente la desventurada separación de unnovio que ella hizo todo lo posible por olvidar.

Aparte del olvido normal, Freud describióvarios casos que envolvían el "olvido" de re·cuerdos desagradables, recuerdos que estamosmuy predispuestos a perder. Como dijo Nietzs-

che, donde el orgullo es de sobra insistente, elrecuerdo prefiere ceder. Así, entre los recuer­dos perdidos, hallamos no pocos que deben suestado sublimlOal (y su incapacidad para serreproducidos voluntariamente) a su naturalezadesagradable e incompatible. Los psicólogos losllaman contenidos reprimidos.

Un caso también apropiado pudiera ser elde una secretaria que tuviera envidia de unode los socios de su jefe. Ella habitualmente 01.vida invitarlo a las reuniones, aunque el nom­bre está claramente marcado en la lista queella utiliza. Pero si se le pide una explicaciónsobre ello, dirá simplemente que "se le olvi­dó" y que !a "interrumpieron". Jamás admite- ni para sí misma-la verdadera causa desu omisión.

Mucha gente supervalora equivocadamenteel papel de la fuerza de voluntad y piensa quenada puede ocurrir en su mente sin que lohaya decidido e intentado. Pero debemosaprender a discriminar cuidadosamente entrelos contenidos intencionados e in intencionadosde la mente. Los primeros derivan del ego dela personalidad; sin embargo, los últimos pro­vienen de un origen que no es idéntico al ego,

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Los autos de Juguete formando lamarca de fábrica Volkswagen en esteanuncio puede tener el efecto de «ga­tillo» en la mente del lector remo­viéndole recuerdos inconscientes desu niñez Si esos recuerdos son agra­dables, lo grato puede quedar aso­Ciado (inconscientemente) con el pro­ducto y su marca.

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sino que es su "otro lado". Es este "otro lado"el que haría que la secretaria olvidase las invi·taciones.

Hay muchas causas por las cuales olvida·mas cosas que hemos sabido o vivido; y, delmismo modo, hay otras tantas formas por lasque pueden ser recordadas. Un ejemplo inte.resante es el de la criptomnesia, o "memoriaoculta". Un autor puede estar escribiendo consoltura sobre un plan preconcebido, trazandoun argumento o desarrollando el esquema deun relato, cuando, de repente, se desvía tan­gencialmente. Quizá se le ha ocurrido una nue·va idea o una imagen diferente o toda unatrama distinta. Si se le pregunta qué le sugi­rió la digresión, no sabrá decirlo. Incluso pue·de no haberse dado cuenta del cambio, aun·que lo que ha escrito es completamente nue·va y, en apariencia, le era desconocido antes.Sin embargo, a veces puede demostrarse deforma convincente que lo que escribió tiene unasombroso parecido con la obra de otro autor,una obra que él cree no haber visto jamás.

Encontré acerca de eso un ejemplo curio·sísimo en el libro de Nietzsche Así habló Za.ratustra, en el que el autor reproduce, casipalabra por palabra, un suceso relatado enun diario de navegación del año 1686. Pormera casualidad leí el relato del marino en unlibro publicado hacia 1835 (medio siglo antesde que Nietzsche escribiera); y cuando encon­tré el pasaje análogo en Así habló Zaratustra,me asombró su estilo peculiar, que era dife­rente al lenguaje usual de Nietzsche. Quedéconvencido de que Nietzsche también tuvoque conocer el viejo libro, aunque no lo men·ciona. Escribí a su hermana, que aún vivía, yme confirmó que su hermano y ella habíanleído el libro juntos cuando él tenía once años.Pienso, por lo dicho, que es inconcebible queNietzsche tuviera idea alguna de estar plagian·do aquel relato. Creo que cincuenta años des·pué" se deslizó inesperadamente bajo el focode su mente consciente.

En este caso hay una reminiscencia autén­tica, aunque inadvertida. Mucho de eso mismopuede ocurrirle a un músico que haya oído ensu infancia una tonada campesina o una can­ción popular y se la encuentra que surge comotema de un movimiento sinfónico que estácomponiendo en su vida adulta. Una idea ouna imagen ha regresado desde el inconscien­te hasta la mente consciente.

Lo que, hasta ahora, he dicho acerca delinconsciente no es más que un rápido bosquejode la naturaleza y funcionamiento de esa com·pleja parte de la psique humana. Pero habríaque indicar la clase de material subliminal delque pueden producirse espontáneamente lossímbolos de nuestros sueños. Este material sub­liminal puede constar de todos los deseos,impulsos e intenciones; todas las percepcionese intuiciones; todos los pensamientos racio­nales e irracionales, conclusiones, inducciones,deducciones y premisas, y toda la variedad desentimientos. Algunos o todos esos puedentomar la forma de insconciente parcial, tem·poral o constante.

Tal material, por 10 común se ha convertidoen inconsciente porque-por así decir-no haysitio para él en la mente consciente. Algunosde nuestros pensamientos pierden su energíaemotiva y se convierten en subliminales (esde<;ir, ya no reciben tanta de nuestra atenciónconsciente) porque han venido a parecer sininterés o importancia, o porque hay algunarazón por la que deseamos perderlos de vista.

De hecho, es normal y necesario que lo "01·videmos" de ese modo, con el fin de dejarespacio en nuestra mente consciente para im·presiones e ideas nuevas. Si no ocurriera eso,todas nuestras experiencias permanecerían enel umbral de la consciencia y nuestra mentese convertiría en una barahúnda inservible.Este feómeno está tan ampliamente recono­cido hoy día que la mayoría de la gente quesabe algo sobre psicología lo da por admitido.

Pero así como los contenidos conscientespueden desvanecerse en el inconsciente, haycontenidos nuevos, los cuales jamás fueronconscientes, que pueden surgir de él. Podemostener, por ejemplo, la vaga sospecha de quealgo está a punto de romperse en la conscien­cia, de que "algo está en el aire" o de que "nosolemos algo". El descubrimiento de que el in­consciente no es mero depositario del pasado,sino que también está lleno de gérmenes defuturas situaciones psíquicas e ideas, me con­dujo a mi nuevo enfoque de la psicología. Nu­merosas controversias se produjeron en tornoa este punto. Pero es un hecho que, ademásde los recuerdos de un pasado consciente muylejano, también pueden surgir por sí mismosdel inconsciente pensamientos nuevos e ideascreativas, pensamientos e ideas que anterior­mente jamás fueron conscientes. Se desarrollan

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desde las oscuras profundidades de la menteal igual que un loto y forman una parte impor­tantísima de la psique subliminal.

Esto 10 encontramos en la vida diaria, don­de los dilemas se resuelven a veces con lasproposiciones más sorprendentemente nuevas;muchos artistas, filósofos y aun científicos de­ben algunas de sus mejores ideas a las inspi­raciones que aparecen súbitamente proceden­tes del inconsciente. La capacidad de llegar aun rico filón de tal material y convertirlo real­mente en filosofía, literatura, música o des­cubrimiento científico es uno de los contras­tes de garantía de 10 que comúnmente se llama ~

genio.Podemos hallar una prueba palmaria de este

hecho en la propia historia de la ciencia. Porejemplo, el matemático francés Poincaré y elquímico Kekulé debieron importantes descu­brimientos científicos (como ellos mismos re·conocieron) a repentinas y pintorescas "reve­laciones" del insconsciente. La llamada expe-

riencia "mística" del filósofo francés Descar­tes implicaba una revelación repentina análogaen la que él vio, como en un relámpago, el"orden de todas las ciencias". El autor inglésRobert Louis Stevenson había pasado añosbuscando un argumento que se adaptara a su"fuerte sensación del doble ser del hombre",cuando la trama de El Dr. Jekyll 'Y Mr. Hydese le reveló repentinamente en un sueño.

Posteriormente describiré con más detallescómo surge del inconsciente ese material yexaminaré la forma en que se expresa. Porahora solo deseo señalar que la capacidad dela psique humana para producir semejantematerial nuevo es particularmente significa­tiva al tratar el simbolismo de los sueños, puesencontré una y otra vez en mi trabajo profe­sional que las imágenes e ideas contenidas enlos sueños posiblemente no puedan explicarsesolo en función de la memoria. Expresan pen­samientos nuevos que, hasta entonces, jamáshabían alcanzado el umbral de la consciencia.

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El químico alemán del s. XIX Keku­lé, investigando acerca de . l estruc­tura molecular del bencent. soñó conuna serpiente que se mordía la cola.(Este es un símbolo antiquísimo; iz­quierda: una representación de ellaen un manuscrito griego del s. 111a. de J. C.) Interpretó el sueño comoque la estructura del benceno eraun anillo cerrado de carbono, comoa la izquierda de la página, en unlibro de texto de químíca orgánica(1861 ).

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Página opuesta: una carretera eu­ropea corriente con una señal cono­cida que signlfka «Atención al cru­ce de animales». Pero los automovi­listas (cuya sombra se ve en primertérmino) ven un elefante, un rinoce­ronte y hasta un dinosaurio. Estapintura de un sueño (hecha por elartista suizo moderno E.rnnrd Jaco·by) describe con exactitud la natu·raleza. aparentemente ilógica e /ll­

coherente, de las imágenes oníricas.

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demos imponer a nuestros pensamientos en lavida despierta. Sin embargo, todo el que sedetenga un momento a recordar un sueño, sedará cuenta de ese contraste que, de hecho,es una de las razones prmcipales por las quela persona corriente encuentra tan difícil en­tender los sueños. No les encuentra sentIdoateniéndose a su experiencia normal de cuan­do está despierta, y, por tanto, se inclina adesentenderse de ellos o a confesar que se sien­te confusa.

Quizá resulte más fácil de comprender estepunto si, en primer lugar, nos percatamos delhecho de que las ideas manejadas en nuestraaparentemente disciphnada vida despierta noson, en modo alguno, tan precisas como nosgusta creer. Por el contrario, su slgmflcado (ysu significancla emotiva para nosotros) se hacemás impreciso cuanto más de cerca las exa­minamos. La causa de esto es que todo loque hemos oído o experimentado puede con·vertirse en subliminal, es decir, puede pasar

He llegado hasta ciertos detalles acerca denuestra vida onírica porque es el suelo desde elcual se desarrollan origmariamente la mayoríade los símbolos. Por desgracia, los sueños sondifíciles de entender. Como ya señalé, el sueñono es nada parecido a una historia contada porla mente consciente. En la vida diaria se pien­sa lo que se desea decir, se escogen las formasmás eficaces para decirlo y se intenta que loscomentarios tengan coherencia lógica. Por ejem­plo, una persona culta tratará de evitar el em­pleo de una metáfora confusa porque daríauna impresión equívoca de su punto de vista.Pero los sueños tienen una estructura diferen­te. Imágenes que parecen contradictorias y ri­dículas se apiñan sobre el soñante, se pierdeel normal sentido del tiempo y las cosas co­rrientes pueden asumir un aspecto fascinanteo amenazador.

Puede parecer extraño que el inconscienteordme su material de manera tan diferente a laforma, tan disciplinada en apariencia, que po-

La función de los sueños

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.,_---------------..a...--z-.al inconsciente. Y aun lo que retenemos ennuestra mente consciente y podemos repro­ducir a voluntad, ha adqUIrido un tono baJoinconsciente que matizará la idea cada vez quela recordemos. Nuestras impresiones conscien-

tes, en rcalidad, asumen rápidamente un elc­mento de signifIcado inconsciente que e<; deimportancia psíquica para nosotros, aunque nono~ damos cuenta consciente de la existenciade ese slgOlflcado subliminal o de la forma enque, a la vez, extiende y confunde el signifi­cado corriente.

Desde luego que, tales tonos bajos, varíande una per~ona a otra. Cada uno de nosotro'>recibe toda noción abstracta o general en elconjunto de su mente individual y, por tanto,lo entendemos y aplicamos en nuestra formaindividual. Cuando, al conversar, utilizo pa­labras tales como "estado", "dinero", "salud"o "sociedad", supongo que mis oyentes entien·den, más o menos, lo mismo que yo. Pero lafrase "más o menos" es el punto que me in­teresa. Cada palabra significa algo ligeramen­te distinto para cada persona, aun entre lasque comparten los mismos antecedentes cul­turales. La causa de esa variación es que unanoción general es recibida en un conjunto in­dividual y, por tanto. entendida y aplicada enforma ligeramente individua1. Y la diferenciade significado es naturalmente mayor cuandola gente difiere mucho en experiencias socia­les, políticas, religiosas o psicológicas. Mientrascomo conceptos son idénticos a meras pa­labra~, la variación es casi imperceptible yno desempeña ningún papel práctico. Perocuando se necesita una defmición exacta o unaexplicación minuciosa, se pueden descubrir,por ca'-ualIdad, las más asombrosas variacio­nes no solo en la comprensión puramente inte­lectual del término sino en especial, en su tonoemotivo y su aplicación. Por regla general, es­tas variaciones son subliminales y, por tanto,jamás advertidas.

Se puede tender a prescindir de tales dife­rencias como matices de significado superfluoso desperdiciables que tienen poca importanciaen las necesidades diarias. Pero el hecho deque existan demuestra que aun los contenidosde consciencia más realistas tienen en tornouna penumbra de incertidumbre. Hasta el con­cepto filosófico o matemático más cuidadosa­mente definido, del que estamos seguros que

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no contiene más de lo que hemos puesto enél, es, no obstante, más de lo que suponemos.Es un hecho psíquico y, como tal, incognoscIbleen parte. Los mismos números que utilizamosal contar son más Je lo que pensamos que son.Son, al mismo tiempo, elementos mitológicos(para los pitagóricos eran. incluso, divinos);pero no nos damos cuenta de eso cuando utili­zamos los números con un fin práctico.

En resumen: todo concepto de nuestra men­te consciente tiene sus propias asociacione'>psíquicas. Mientras tales asociaciones pue­den variar en intensidad (de acuerdo con laimportancia relativa del concepto para todanuestra personalidad, o de acuerdo con otras

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En estas paginas otros eJemplos de lanaturaleza Irracional y fantastlca de lossuenos Pagina opuesta arriba buhos ymurclelagos bullen sobre un hombre queesta soñando en un grabado de Goya

Dragones o monstruos analogos son Imá­genes comunes de los sueños Paginaopuesta, abaJO un dragon persigue a unsoñante en un grabado en madera deEl sueño de Pohf.lo, fantasla escrita porel mOnje Italiano del s XV FrancescoColonna

Arriba pintura titulada Er tiempo es unflO Sin orillas, del artista moderno MarcChagall La Inesperada aSOCiaCión de es­tas Imagenes-pez, vlolln, reloJ, aman·tes-tiene toda la extrañeza de un sueño

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eeeeeeeeeeEl aspecto mitológico de los números or­dinarios aparece en un relieve maya(arriba, h. 730 d. de J. C.), que perso­nifica las divisiones numéricas en formade dioses. Encima de estas líneas: la pi­rámide de puntos representa el telraktysde la filosofía griega pitagórica (s. VIa. de J. C.). Incluye cuatro números-l,2, 3, 4-que suman 10. Esos cuatronúmeros y ellO eran adorados comodivinidades por los pitagóricos.

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ideas y aun complejos a los que están asociadasen nuestro inconsciente), son capaces de cam­biar el carácter "normal" de ese concepto. In­cluso puede convertirse en algo totalmente dis­tinto mientras es arrastrado bajo el nivel dela consciencia.

Estos aspectos subliminales de todo lo quenos ocurre puede parecer que desempeñan es­caso papel en nuestra vida diaria. Pero en elanálisis de los sueños, donde el psicólogo ma­neja expresiones del inconsciente, son muy im­portantes porque son las raíces casi invisiblesde nuestros pensamientos conscientes. De ahíque los objetos o ideas comunes puedan asu­mir tan poderosa significancia psíquica en unsueño del que podemos despertar gravementeconfusos, a pesar de haber soñado con nadapeor que una habitación cerrada con Ilave oun tren que hemos perdido.

Las imágenes producidas en sueños son mu­cho más pintorescas y vivaces que los concep­tos y experiencias que son su contrapartidacuando se está despierto. Una de las causasde esto es que, en un sueño, tales conceptospueden expresar su significado inconsciente.En nuestros pensamientos conscientes, nosconstreñimos a los límites de las expresionesracionales, expresiones que son mucho menoscoloreadas porque las hemos despojado de lamayoría de sus aSOCiaciones psíquicas.

Recuerdo un sueño que tuve y que me fuedifícil de interpretar. En ese sueño, cierto in­dividuo trataba de ponerse tras de mí y saltarsobre mi espalda. Nada sabía yo de ese hom-

bre excepto que me daba cuenta de que él, dealgún modo, había escogido cierta observaciónhecha por mí y la tergiversó alterando grotes­camente su significado. Pero yo no podía verla relación entre este hecho y su intento, enel sueño, de saltar sobre mí. Sin embargo, enmi vida profesional ha ocurrido con frecuenciaque alguien haya falseado lo que dije, tan fre­cuentemente que apenas me molesté en pregun­tarme si esa clase de falseamiento me irritaba.Ahora bien, hay cierto valor en mantener undominio consciente de las reacciones emoti­vas; pronto me di cuenta de que ese era el pun­to importante de mi sueño. Había tomado uncoloquialismo austríaco y lo había convertidoen una imagen pictórica. Esa frase, muy co­rriente en el habla común es Du kannst miraut den Buckel steigen (puedes saltar sobremi espalda), que significa: "No me importalo que digas de mí." Un equivalente norte­americano, que fáCilmente podría aparecer enun sueño análogo, sería "Vete a saltar al lago",(Go Jump in the lake.)

Podría decirse que el cuadro de ese sueñoera simbólico porque no establecía directamen­te la situación, sino que la expresaba indirec­tamente por medio de una metáfora que, alprincipio, no pude comprender. Cuando ocu­rre eso (como es frecuente) no está deliberada­mente "disfrazada" por el sueño; simplementerefleja las deficiencias de nuestra compren­sión del lenguaje pintoresco cargado de emo­tividad. Porque en nuestra experiencia diarianecesitamos decir cosas con la mayor exacti-

No solo los números, SinO cosas tancomunes como las piedras y los árboles,pueden tener Importancia simbólica paramucha gente Pagina opuesta, abajO pie­dras puestas al borde del camino porcaminantes de la India para representarel Iingam, 51mbolo faltco indiO de laprocreaclon Derecha un árbol de AfrlcaOCCidental que los trlbuales llaman «JU­JU» o esplrltu del árbol y al que atribu­yen poder mágiCO.

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tud posible, y hemos aprendido a prescindirde los adornos de la fantasía en el lenguaje yen los pensamientos, perdiendo así una cuali­dad que es aún característica de la mente pri­mitiva. La mayoría de nosotros hemos transfe­rido al inconsciente todas las asociaciones psí­quicas fantásticas que posee todo objeto o idea,Por otra parte, el primitivo sigue dándosecuenta de esas propiedades psíquicas; dota aanimales, plantas o piedras con poderes quenosotros encontramos extraños e inaceptables,

Un habitante de la selva africana, por ejem­plo, ve durante el día un animal nocturno ysabe que es un hechicero que, temporalmente,ha adoptado ese aspecto, O puede considerar­lo como el alma selvática o espíritu ancestralde alguno de su tribu. Un árbol puede des­empeñar un papel vital en la vida de un primi­tivo, poseyendo, de forma evidente para él, supropia alma y voz, y ese hombre sentirá quecomparte con el árbol su destino. Hay ciertosindios en Sudamérica que asegurarán que ellosson papagayos ara, aunque se dan cuenta deque carecen de plumas, alas y pico. Porque, enel mundo del hombre primitivo, las cosas notienen los mismos límites tajantes que tienenen nuestras sociedades "racionales".

Lo que los psicólogos llaman identidad psí­quica o "participación mística", ha sido elimi­nado de nuestro mundo de cosas. Pero esprecisamente ese halo de asociaciones incons­cientes el que da un aspecto coloreado y fan­tástico al mundo del primitivo. Lo hemos per­dido hasta tal extremo que no 10 reconocemoscuando nos 10 volvemos a encontrar. Para nos­otros, tales cosas quedan guardadas bajo elumbral; cuando reaparecen ocasionalmente,

hasta nos empeñamos en que algo está equi­vocado.

Más de una vez me han consultado perso­nas cultas e inteligentes acerca de sueños ca­racterísticos, fantasías e, incluso, visiones queles habían conmovido profundamente. Supo­nían que nadie que tuviera buena salud men­tal podía padecer tales cosas y que todo elque, realmente, tenga visiones ha de teneruna alteración patológica. Un teólogo me dijouna vez que las visiones de Ezequiel no eranmás que síntomas mórbidos y que, cuandoMoisés y otros profetas oían "voces" que leshablaban, estaban sufriendo alucinaciones. Sepuede imaginar el pánico que sintió al expe­rimentar "espontáneamente" algo parecido aeso. Estamos tan acostumbrados a la evidentenaturaleza de nuestro mundo que apenas po­demos imaginar suceda algo que no se puedeexplicar por el sentido común. El hombre pri­mitivo enfrentado con una conmoción de esetipo no dudaría de su salud mental; pensaríaen fetiches, espíritus o dioses.

Sin embargo, las emociones que nos afec­tan son las mismas. De hecho, los terrores queproceden de nuestra complicada civilizaciónpueden ser mucho más amenazadores que losque el hombre primitivo atribuye a los demo­nios. La actitud del hombre moderno civiliza­do me recuerda, a veces, a un paciente psicó­pata de mi clínica que también era médico.Una mañana le pregunté qué tal estaba. Mecontestó que había pasado una noche maravi­llosa desinfectando todo el cielo con cloruromercurioso, pero que durante toda esa tareasanitaria no había encontrado rastro alguno depios. Aquí tenemos una neurosis o algo peor.

620 liqueCy

Página opuesta: un hechicero del Came·rún llevando una máscara de le6n. Noes que pretenda ser un león; está con·vencido de que es un le6n. Al igual queel congoleño y su máscara de ave (pá­gina 25), comparte una «identidad psí.quica» con el animal, identidad que exis­te en el reino del mito y del simbo­lismo. El hombre «racional» modernoha tratado de desligarse de tales asocia·ciones psíquicas (que, no obstante, so­breviven en el inconsciente); para él,una azada es una azada y un le6n eslo que dice el diccionario (derecha).

.mi. or1 paregmentindingecome

,ge. an'ínked:(elect.)coils:

escrib­:ertain)'tion,em ofissingseries

,rm in[ProboJ (pI.).

Shak.)

lion, Ir'an, n. a large. fierce. tawny, loud-roaringanimal of the cat family, the roale wieh shaggymane: (fig.) aman of unusual courage: (astron.)the constellation or the sign Leo: any object oíintcrest. esp. a famous or conspicuous personroueh sought after (froro the lions once kept inthe Tower, one of the sights oí London): an oIdSeats eoin, with a lion on the obverse, worth 74shillings Scots (James VI.) :-fem. U'oness.-1l.I.li'C'ncel. li'oncelle. li'onel, (Jier.) a unall Iionused as a bearing; U'onet. a young lion; U'QIl­heart, one Wilh great courage. - adj. U'oo­heart'ed._l. U'on-hunter, a hunter of Iiona:one who runs after celebrities.--tJ.t. U'onise, totreat as a lion or object of interest: lo ((O aroundthe sighes of: to show the sight& to.-n. U'onlsm.Iionising: lion-like appearance in lepr08y.-adjs.li'on-Uke, li'only.-lion's Fovider, the jac~,supposed to attend upon the llon, rea11y bis hanger­on; -lion's share, the who1e or greater part;

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Página opuesta San Pablo caído en tie­rra por su VISión de Cristo (en una Pin­tura del artista italiano del s XVI Ca­ravagglo)

Arriba granjeros javaneses saCrificandoun gallo para proteger sus campos con­tra los espíritus Tales creencias y prác­ticas son fundamentales en la Vida pri­mitiva

Arriba' en una escultura moderna delingles Jacob Epsteln se representa alhombre como un monstruo mecanizado,qUizá una imagen de los «malos espíri·tus» de hoy dla.

En vez de Dios o el "miedo a Dios" hay unaansiedad neurótica o alguna clase de fobia. Laemoción continuó siendo la misma, pero suobjeto cambió tanto de nombre como de na­turaleza para empeorar.

Recuerdo a un profesor de filosofía que unavez me consultó acerca de su fabla al cáncer.Padecía la conVICCión forzosa de que tenía untumor maligno, aunque nada de eso se hallóen docenas de radiografías. "Sé que no haynada-dlría-, pero tlene que haber algo." ¿Quées lo que le producía esa idea? Evidentemen­te procedía de un temor que no dimanaba pordeliberación consciente. El pensamiento mór­bido se apoderó de él de repente y tenía unafuerza propia que no pudo dominar.

Era mucho más difícil para este hombre cul­to aceptar una cosa así que lo hubiera sidopara un hombre primitivo decir que estabaatormentado por un espíritu. La influencia ma­ligna de los malos espíritus es, por lo menos,una hipótesis admisible en una cultura primi­tiva, pero para una persona civilizada resultauna experiencia desoladora tener que admitirque sus dolencias no son más que una trave­sura insensata de su imaginación. El primitivofenómeno de la obsesión no ha desaparecido;

es el mismo de siempre. Solo que se interpretade una forma distinta y más desagradable.

He hecho varias comparaciones de esa cla­se entre el hombre primitivo y el moderno. Ta­les comparaciones, como mostraré después,son esenciales para comprender la propensióndel hombre a crear símbolos y del papel quedesempeñan los sueños para expresarlos. Por­que nos encontramos que muchos sueños pre­sentan imágenes y asociaciones que son análo­gas a las ideas, mitos y ritos primitivos. Estasimágenes soñadas fueron llamadas por Freud"remanentes arcaicos"; la frase sugiere queson elementos psíquicos supervivientes en lamente humana desde lejanas edades. Este pun­to de vista es característico de quienes con­sideran el inconsciente como un mero apén­dice de la consciencia (o, más pintorescamente,un cubo de la basura que recoge todos los des­perdicios de la mente consciente).

Investigaciones postenores me sugmeronque esa idea es insostemble y debe ser desecha­da. Hallé que las aSOCIaCIOnes e imágenes deesa clase son parte integrante del inconscientey que pueden observarse en todas partes, tantosi el soñante es culto, como analfabeto, inte­ligente o estúpido. No hay, en. sentido alguno,

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"remanentes" sin vida o sin significado. Si­guen funcionando y son especialmente valio­sos (como demuestra el Dr. Henderson en elcapítulo siguiente de este libro) precisamentea causa de su naturaleza "histórica". Formanun puente entre las formas con que expresa­mos conscientemet}te nuestros pensamientos yuna forma de expresión más primitiva, máscoloreada y pintoresca. Esta forma es tam­bién la que conmueve directamente al senti­miento y la emoción. Estas asociaciones "his­tóricas" son el vínculo entre el mundo racionalde la consciencia y el mundo del instinto.

Ya he tratado del interesante contraste en­tre los pensamientos "controlados" que tene­mos mientras estamos despiertos y la riquezade imágenes producida en los sueños. Ahorapodemos ver otra razón para esa diferencia.Como en nuestra vida civilizada hemos des­poseído a tantísimas ideas de su energía emo­tiva, en realidad, ya no respondemos más aellas. Utilizamos esas ideas al hablar y mos­tramos una reacción usual cuando otros lasemplean, pero no nos producen una impresiónmuy profunda. Algo más se necesita para queciertas cosas nos convenzan lo bastante parahacernos cambiar de actitud y de conducta.Eso es lo que hace el "lenguaje onírico"; susimbolismo tiene tanta energía psíquica quenos vemos obligados a prestarle atención.

Por ejemplo, había una señora que era muyconodda por sus prejuicios estúpidos y su ter­ca resistencia a los razonamientos. Podría unopasarse toda la noche tratando de convencerlasin resultado alguno; ella ni se habría dado

por enterada. Sin embargo, sus sueños toma­ron un camino distinto de acceso. Una nochesoñó que asistía a una reunión social impor­tante. La anfitriona la saludó con estas pala­bras: "Qué agradable que haya podido venir.Todos sus amigos están aquí y la están espe­rando." Luego la anfitriona la condujo hasta lapuerta, la abrió, y la soñante entró... ien unestablo de vacas! Este lenguaje onírico era10 bastante sencillo para que lo comprendierahasta un lerdo. La mujer no admitía al prin­cipio un detalle del sueño que afectaba tandirectamente a su altivez; sin embargo, sumensaje la convenció y después de algún tiem­po lo tuvo que aceptar porque no pudo me­nos de ver la chanza que ella misma se gastó.

Tales mensajes del inconsciente son más im­portantes de lo que piensa la mayoría de lagente. En nuestra vida consciente estamos ex­puestos a toda clase de influencias. Hay perso­nas que nos estimulan o deprimen, los acae­cimientos en nuestro puesto de trabajo o ennuestra vida social nos perturban. Tales cosasnos llevan por caminos inadecuados a nuestraindividualidad. Démonos cuenta o no del efec­to que tienen en nuestra consciencia, se per­turba con ellas y a ellas está expuesta casi sindefensa. Especialmente, ese es el caso de lapersona cuya actitud mental extravertida ponetodo el énfasis en los objetos externos o quealberga sentimientos de inferioridad y dudarespecto a su más íntima personalidad.

Cuanto más influida está la consciencia porprejuicios, errores, fantasías y deseos infanti­les, más se ensanchará la brecha ya existente

Página opuesta: otras dos plasmacionesde esprritus: Arriba: demonios inferna.les descendiendo sobre San Antonio (cua.dro del pintor alemán del s. XVI Grü.newald). Debajo, en el panel central geun trfptico japonés del s. XIX, el fan·tasma de un asesinado abate a su ase­sino.El conflicto ideol6gico produce muchosde los "demonios~ del hombre moderno.

Derecha: un dibujo del norteamericanoGahan Wilson pinta la sombra de Krus­chev como una monstruosa máquina demuerte. Derecha, al extremo: un dibujode la revista rusa Krokodil pinta al mun·do occidental "imperialista~ como unlobo demoníaco expulsado de Africa porlas banderas de algunas de las nacionesafricanas recientemente independientes.

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haciéndose una disociación neurótica que con­duzca a una vida más o menos artificial, muyalejada de los instintos sanos, la naturaleza yla verdad.

La función general de los sueños es intentarrestablecer nuestro equilibrio psicológico pro­duciendo material onírico que restablezca, deforma sutil, el total equilibrio psíquico. Eso eslo que llamo el papel complementario (o com­pensador) de los sueños en nuestra organiza­ción psíquica. Eso explica por qué gente quetiene ideas nada realistas o un concepto dema­siado elevado de sí misma o que hace planesgrandiosos y desproporcionados con sus ver­daderas posibilidades, tiene sueños de volar ocaer. El sueño compensa las deficiencias de supersonalidad y, al mismo tiempo, le adviertelos peligros de su vida presente. Si se desdeñanlas advertencias de los sueños, pueden ocurrirverdaderos accidentes. La víctima puede caersepor las escaleras o tener un accidente automo­vilístico.

Recuerdo el caso de un hombre que estabainextflcablemente envuelto en ciertos negociososcuros. Se le desarrolló una pasión casi mór­bida por las ascensiones peligrosas de montaña,como una especie de compensación. Buscaba"llegar más arriba de sí mismo". En un sueño,por la noche, se vio escalando la cumbre deuna alta montaña en el vacío. Cuando me con-

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tó su sueño, vi inmediatamente el peligro ytraté de recalcar la advertencia y convencerlede que se contuviera. Incluso le dije que elsueño le prevenía su muerte en un accidentede montaña. Fue en vano. Seis meses después"escaló en el vacío". Un guía montañero levio a él y a un amigo descender por una cuer­da en un sitio peligroso. El amigo había en­contrado un saliente donde apoyar el pie yel soñante le iba siguiendo. De repente, soltóla cuerda, según el guía, "como si fuera a sal­tar en el aire". Cayó sobre su amIgo y ambosse precipitaron y se mataron.

Otro caso típico era el de una señora quellevaba una vida' superior a lo que le corres·pondía. Su posición era elevada y poderosa ensu vida diaria, pero tenía sueños chocantes quele recordaban toda clase de cosas desagrada­bles. Cuando se las descubrí, se negó indig­nada a reconocerlas. Entonces los sueños sehicieron amenazadores y llenos de alusionesa los paseos que solía dar por el bosque dondeella se permitía fantasías sentimentales. Vi elpeligro que corría, pero no escuchó mis insis­tentes advertencias. Muy poco tiempo después,fue salvajemente atacada en el bosque por unpervertido sexual; a no ser por la intervenciónde algunas personas que oyeron sus gritos,hubiera sido asesinada.

No hubo magia en esto. Lo que sus sueños

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Página opuesta: dos influencias a las queestá sujeta hoy día la consciencia indi­vidual: la publicidad (anuncio norteame­ricano subrayando la «sociabilidad») yla propaganda polftica (cartel francéspara el referéndum de 1962 instando avotar «sr», pero con otros sobrepuestoscon el «no» de la oposición). Estas yotras influencias pueden hacer que viva­mos en formas inadecuadas a nuestranaturaleza individual; y el desequilibriopsíquico que se puede derivar tiene queser compensado por el inconsciente.

Derecha: el torrero (dibu jo del norte­americano Roland B. Wilson). al parecer,está ligeramente perturbado a causa desu aislamiento. Su inconsciente, en sufunción compensadora, ha creado uncompañero ilusorio a quien el torreroconfiesa (en el pie del dibujo): «¡Noes solo eso, Bill, sino que ayer me volvía sorprender hablando conmigo mismol»

AbaJo: El oráculo délfico consultado porel rey Egeo de Atenas (de un vaso pin­tado) Los «,mensajes» del inconscienteson con frecuencia tan sibilinos y am­biguos como eran las palabras deloráculo.

-me dijeron es que esta mujer tenía el secretoanhelo de una aventura de ese tipo, al igualque el escalador de montaña buscaba incons­cientemente la satisfacción de encontrar unasalida definitiva a sus dificultades. Evidente­mente ninguno de los dos se esperaba el eleva­do precio que pagarían: ella la rotura de va­rios huesos y él la propia vida.

Por tanto, los sueños, a veces, pueden anun­ciar ciertos sucesos mucho antes de que ocu­rran en la realidad. Esto no es un milagro ouna forma de precognición. Muchas crisis denuestra vida tienen una larga historia incons­ciente. Vamos hacia ellas paso a paso sin dar­nos cuenta de los peligros que se van acumu­lando. Pero lo que no conseguimos ver cons­cientemente, con frecuencia lo ve nuestroinconsciente que nos transmite la informaciónpor medio de los sueños.

Los sueños pueden, muchas veces, advertir­nos de ese modo; pero igualmente, muchas ve­ces, parece que no pueden. Por tanto, toda su­posición acerca de una mano benévola que nosdetiene a tiempo es dudosa. O, diciéndolo enforma más concreta, parece que cierta inter­vención benévola unas veces actúa y otras no.La mano misteriosa puede, incluso, señalar elcamino de la perdición; los sueños demuestranque son trampas o que parecen serlo. A vecesse comportan como el oráculo délfico que dijo

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al rey Creso que si cruzaba el río Halis, des­truiría un gran reino. Solo después de habersido derrotado completamente en una batalla,después de cruzar el río, fue cuando se diocuenta de que el reino aludido por el oráculoera su propio reino.

No podemos permitirnos ser ingenuos al tra­tar de los sueños. Se originan en un espírituque no es totalmente humano sino más bienuna bocanada de naturaleza, un espíritu dediosas bellas y generosas pero también crue­les. Si queremos caracterizar ese espíritu, ten­dremos que acercarnos más a él, en el ámbitode las mitologías antiguas o las fábulas de losbosques primitivos, que en la consciencia delhombre moderno. No niego que se han obte­nido grandes ganancias con la evolución de lasociedad civilizada. Pero esas ganancias se hanhecho al precio de enormes pérdidas cuyo al­cance apenas hemos comenzado a calcular.Parte del propósito de mis comparaciones en­tre los estados primitivo y civilizado del hom­bre ha sido mostrar el balance de esas pérdi­das y ganancias.

El hombre primitivo estaba mucho más go­bernado por sus instintos que sus modernosdescendientes "racionales" los cuales han apren­dido a "dominarse". En este proceso civili­zador hemos ido separando progresivamentenuestra consciencia de los profundos estratosinstintivos de la psique humana y, en definiti­va, hasta de la base somática del fenómenopsíquico. Afortunadamente, no hemos perdidoesos estratos instintivos básicos; continúansiendo parte del inconsciente aun cuando solopueden expresarse por medio de imágenes so­ñadas. Esos fenómenos instintivos-aunque,incidentalmente, no siempre podemos recono­cerlos por lo que son, porque su carácter essimbólico---<lesempeñan un papel vital en 10que llamé la función compensadora de lossueños.

En beneficio de la estabilidad mental y aunde la salud fisiológica, el inconsciente y la cons­ciencia deben estar integralmente conectadosy, por tanto, moverse en líneas paralelas. srestán separados o "disociados", se derivará al­teración psicológica. A este respecto, los sím­bolos oníricos son los mensajeros esenciales dela parte instintiva enviados a la parte racionalde la mente humana, y su interpretación en­riquece la pobreza de la consciencia de tal

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modo que aprende a entender de nuevo el ol­vidado lenguaje de los instintos.

Por supuesto, la gente puede poner en dudaesa función ya que sus símbolos pasan, contanta frecuencia, inadvertidos o sin compren­derse. En la vida normal, la comprensión delos sueños con frecuencia se considera super­flua. Puedo poner un ejemplo de esto por miexperiencia con una tribu primitiva del Africaoriental. Para asombro mío, esos hombres tri­buales negaban que tuvieran ningún sueño.Pero con paciencia, en charlas indirectas conellos pronto comprobé que tenían sueños comotodos los demás, pero que estaban convencidosde que sus sueños carecían de significado. "Lossueños de los hombres corrientes no signifi­can nada", me dijeron. Creían que los únicossueños que importaban eran los de los jefesy los hechiceros; de estos, los que concerníanal bienestar de la tribu, eran muy apreciados.El único inconveniente era que el jefe y elhechicero decían que ellos habían dejado detener sueños significativos. Databan ese cam­bio en el tiempo en que los ingleses llegaronal país. El comisario del distrito-el funciona­rio inglés encargado de ellos-había ocupadola función de los "grandes sueños" que hastaentonces guiaban la conducta de la tribu.

Cuando estos tribuales admitían que ellosno tenían sueños, salvo los que carecían de sig­nificado, pensaban como el hombre modernoque cree que un sueño no tiene significadopara él simplemente porque no 10 entiende.

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Pero aun un hombre civilizado puede obser­var, a veces, que un sueño (del cual, incluso,no se acuerda), puede alterar su humor mejo­rándolo o empeorándolo. El sueño ha sido"comprendido" pero solo en forma subliminal.y esto es 10 que ocurre por 10 general. Solocuando, en raras ocasiones, un sueño produceuna impresión especial o se repite a interva­los regulares, la mayoría de la gente conside­ra deseable una interpretación.

Debería añadir una palabra de advertenciacontra el análisis torpe o incompetente de lossueños. Hay algunas personas cuyo estado men­tal está tan desequilibrado que la interpreta­ción de sus sueños tiene que ser extremada­mente arriesgada; en tal caso, una conscienciamuy unilateral está separada de su correspon­diente inconsciente irracional o "quebrantado",y no delren juntarse los dos sin tomar precau­ciones especiales.

Y, hablando más en general, es una simplebobada creer en guías sistemáticas ya prepa­radas, para la interpretación de sueños, comosi se pudiera comprar, sencillamente, un librode consulta y buscar en él un símbolo deter­minado. Ningún símbolo onírico puede sepa­rarse del individuo que 10 sueña y no hay in­terpretación definida o sencilla de todo sueño.Cada individuo varía tanto en la forma en quesu inconsciente complementa o compensa sumente consciente que es imposible estar segurode hasta qué punto pueden clasificarse lossueños y sus símbolos.

Es verdad que hay sueños y símbolos aisla­dos (preferiría llamarlos "motivos") que sontípicos y se producen con frecuencia. Entretales motivos están las caídas, los vuelos, serperseguido por animales peligrosos u hombreshostiles, estar poco o absurdamente vestidoen lugares públicos, tener prisa o estar perdi­do entre las apreturas de una multitud, lucharcon armas inútiles o estar completamente in­defenso, correr mucho sin llegar a ningunaparte. Un típico motivo infantil es soñar quese crece o se disminuye infinitamente o quese transforma en otro como, por ejemplo, selee en Alicia en el país de las maravillas, deLewis Carrol. Pero debo insistir en que esos sonmotivos que han de considerarse en el con­texto del propio sueño, no como cifras que seexplican por sí mismas.

El sueño repetido es un fenómeno digno denota. Hay casos en que la gente tiene el mismosueño desde la infancia hasta los últimos añosde su vida adulta. Un sueño de esa clase sueleser un intento para compensar un defecto par­ticular de la actitud del soñante hacia la vida;o puede datar de un momento traumático quedejó tras de sí cierto perjuicio específico. Aveces, también puede presagiar un futuro su­ceso importante.

Yo soñé cierto motivo durante varios años,acerca de que yo "descubría" una parte de micasa cuya existencia desconocía. Unas veces ~e

trataba de las habitaciones donde vivieron mispadres, ya hacía tiempo fallecidos, y donde mi

Página opuesta' una fotografra deJung (cuarto por la derecha) en1926 con los tr.buales de la monta­ña Elgon, Kenia El estudiO directohecho por Jung sobre las sociedadesprimitivas le condujo a muchos desus más valiOSOS y profundos cono­cimientos psicológicos.

Derecha: dos libros de sueños-unode la Inglaterra moderna y otro delEgipto antiguo (el último es uno delos documentos escritos más anti­guos existentes, h. 2000 a de J. C.).Tales interpretaciones de los sueñosprefabricadas y hechas emplricamen­te carecen de valor; los sueños sonindividuales en grado sumo y suSimbolismo no puede encasillarse.

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padre, para sorpresa mía, tenía un laborato­rio en el que estudiaba la anatomía compa­rada de los peces, y mi madre tenía un hotelpara visitantes fantasmales. Usualmente esa aladesconocida del edificIo destinada a los hués­pedes era un edificio viejo e histórico, olvida­do hacía mucho tiempo, pero de mi propiedadheredada. Contenía interesante mobiliario an­tiguo, y hacia el final de esa serie de sueños,descubrí una vieja bIblioteca cuyos libros meeran desconocidos. Finalmente, en el últimosueño, abrí uno de los libros y hallé en él unaprofusión de ilustraciones del más maravIllososimbolismo. Cuando desperté, mi corazón pal­pitaba excItado.

Poco tiempo antes de tener ese último y par­ticular sueño de la serie, había envIado un en­cargo a un librero de viejo acerca de una delas compilaciones clásicas de los alquimistasmedievales. Había hallado una cita literaria ypensé que podría tener cierta relación con laprimitiva alquimia bizantina y deseé compro­barla. Varias semanas después de tener el sue­ño del libro desconocido, recibí un paquete dellibrero. Dentro había un volumen en perga­mino que databa del siglo XVI. Estaba ilustradocon deliciosos dIbujos SImbólicos que inmedia­tamente me recordaron los que había VISto enel sueño. Como el redescubrimiento de losprincIpios de la alquimia llegó a ser parte im­portante de mI trabajO como precursor de lapsicología, el motivo de mi reiterado sueñopuede comprenderse fácilmente. La casa, des­de luego, era un símbolo de mi personalidad ysu consciente campo de intereses; y el anexodesconocido representaba el presagio de unnuevo campo de interés e investigación delque mi mente consciente no se dio cuenta porentonces. Desde aquel momento, hace treintaaños, no volví a tener ese sueño.

Arriba un ejemplo famoso del sueñocomun de Irse haCiendo mas grande'un dibuJo de AliCia en el pais ele lasmaraVillas (1877) muestra a AliCiacreciendo hasta llenar la casa Cen­tro el sueño, Igualmente comun, devolar, en un dibuJo (del artista 10­

gles del s XIX Wllltam Blake), titu­lado «IAh, como soñe con cosas im­poslbles l »

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El análisis de los sueños

Comencé este ensayo señalando la diferen­cia entre signo y símbolo. El signo es siem­pre menor que el concepto que representa,mientras que un símbolo siempre representaalgo más que su significado evidente e inme­diato. Además, los símbolos son productos na­turales y espontáneos. Nmgún gema se sentójamás con la pluma o el pincel en la mano,diciendo: "Ahora voy a inventar un símbolo."Nadie puede tomar un pensamiento más o me­nos racional, alcanzado como deducción lógi­ca o con deliberada intención y luego darleforma "simbólica". Nada Importan cuantosadornos fantásticos puedan ponerse a una ideade esa clase, pues continuará siendo un signo,ligado al pensamiento consciente que hay trasél, pero no un símbolo que insinúa algo noconocido aún. En los sueños, los símbolos seproducen espontáneamente porque los sueñosocurren, pero no se inventan; por tanto, sonla fuente principal de todo lo que sabemosacerca del simbolismo.

Pero debo señalar que los símbolos no solo seproducen en los sueños. Aparecen en toda clasede manifestación psíquica. Hay pensamientos ysentimientos simbólicos, situaciones y actos sim­bólicos. Frecuentemente parece que hasta losobjetos inanimados cooperan con el inconscien­te en la aportación de simbolismos. Hay nu­merosas historias de probada autenticidadacerca de relojes que se paran en el momentode monr su dueño; uno fue el relOj de péndu­lo en el palacio de Federico el Grande enSans Souci, el cual se paró al morir el empe­rador. Otros ejemplos corrientes son los de es-

A veces, los obletos inanimados parecen«actuar,. Simbólicamente Pagina opues­ta, abajo el relOJ de FederiCO el Gran-de, el cual se paró al mOrirse su dueñoen 1786.

Los srmbolos son prodUCidos espontá­neamente por el inConsciente (aunque,mas tarde, puedan ser elaborados cons­clentemente) Derecha el ankh, slmbolode la Vida, el universo y el hombre enel Egipto antiguo Por contraste, los em·blemas de compañlas aéreas son SignosIdeados conscientemente, no slmbolos

pejos que se rompen o cuadros que caen cuandoocurre un fallecimiento; o roturas menores,pero inexplicables, en una casa donde alguienestá sufriendo una crisis emotiva. Aun silos escépticos se niegan a dar crédito a talesrelatos, las historias de esa clase siempre si­guen presentándose, yeso solo puede servirde amplia demostración de su importancia psi­cológica.

Sin embargo, hay muchos símbolos (entreellos el más importante) que no son individua­les sino colectivos en su naturaleza y origen.Son, principalmente imágenes religiosas. Elcreyente admite que son de origen divino, quehan sido revelados al hombre. El escépticodice rotundamente que han sido inventados.Ambos están equivocados. Es cierto, como diceel escéptico, que los símbolos religiosos y losconceptos fueron durante Siglos objeto de ela­boración cuidadosa y plenamente consciente.Es por igual Cierto, como lo es para el cre­yente, que su origen está tan enterrado en elmisterio del remoto pasado que no parecentener origen humano. Pero, de hecho, son "re­presentaciones colectivas" emanadas de lossueños de edades primitivas y de fantasías crea­doras. Como tales, esas imágenes son manifes­taciones involuntanamente espontáneas y enmodo alguno invenciones intencionadas.

Este hecho, como explicaré después, tieneuna conexión directa e importante con la inter­pretación de los sueños. Es evidente que siadmitimos que el sueño es simbólico, 10 inter­pretaremos de distinta forma que una personaque crea que el pensamiento energético esen-

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ta que daba a un tramo de escalones de piedraque conducían a un gran espacio abovedado.El suelo estaba formado por grandes losas depiedra y las paredes parecían muy antiguas.Examiné la argamasa y vi que estaba mezcla­da con trozos de ladrillo. Evidentemente, lasparedes eran de origen romano. Mi excitacióniba en aumento. En un rincón, vi una argollade hierro en una losa. Tiré de la argolla y viotro tramo estrecho de escalones que llevabana una especie de cueva que parecía una tumbaprehistórica, donde había dos calaveras, algu­nos huesos y trozos rotos de vasijas. Enton­ces me desperté.

Si Freud, cuando analizó este sueño, hubie­ra seguido mi método de explorar sus asocia­ciones específicas y contexto, habría escucha­do una historia de mayor alcance. Pero temoque la hubiera desdeñado por considerarla unmero esfuerzo para librarse de un problemaque, en realidad, era el suyo. El sueño, de he­cho, es un breve resumen de mi vida, más cs­pecíficamente, del desarrollo de mi mente. Cre­cí en una casa que databa de hacía doscientosaños, nuestro mobiliario constaba, en su ma­yoría, de muebles de hacía trescientos años y,hasta entonces, mi mayor aventura espiritual,en la esfera de la mente, había sido el estudiode la filosofía de Kant y Schopenhauer. Lagran noticia de entonces era la obra de Char­les Darwin. Hasta muy poco antes de eso, yohabía vivido con los tranquilos conceptos me­dievales de mis padres, para quienes el mun­do y los hombres aún estaban presididos porla omnipotencia y la providencia divinas. Ese

Derecha los padres de Jung El Inte­res de Jung por la religión antiguay la mltologla le alelO del mundoreligioso de sus padres (su padre erapastor protestante), como muestra elsueño, explicado en esta página, quetuvo cuando trabajaba con Freud Pá­gina siguiente Jung en Burgholzll,donde trabaJÓ en 1900 como pSlquía­tra en un hospital mental

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cial o emoción ya es conocido y está meramen­te "dIsfrazado" por el sueño. En el último caso,la interpretación del sueño tiene poco sentido,puesto que se encuentra lo que ya se conoce.

Por esa razón, yo siempre decía a mis alum­nos: "Aprendan cuanto puedan acerca del sim­bolismo; luego, olvídenlo todo cuando esténanalizando un sueño." Este consejo es de talimportancia práctica que hice de él una normapara recordarme que jamás puedo entender losuficiente el sueño de otra persona para inter­pretarlo correctamente. Hice eso con el fin dedetener el torrente de mis propias asociacio­nes y reacciones, que, si no, podrían prevalecersobre las incertidumbres y titubeos de mi pa­ciente. Como es de la mayor importancia te­rapéutica para un analista captar el mensajeespecial de un sueño (es decir, la contribuciónque el inconsciente está haciendo a la menteconsciente) 10 más exactamente posible, espara él esencial explorar el contenido de unsueño en su totalidad.

Cuando trabajaba con Freud, tuve un sueñoque aclara este punto. Soñé que estaba en "micasa", al parecer en el primer piso. en una sa­lita abrigada, grata, amueblada al estilo delsiglo XVIII. Estaba asombrado de que jamáshubiera visto esa habitación y empecé a pre­guntarme cómo sería la planta baja. Bajé laescalera y me encontré que era más bien oscu­ra, con paredes apaneladas y mobiliario pesa­do del siglo XVI o aun anterior. Mi sorpresa ymi curiosidad aumentaron. Necesitaba ver másde la restante estructura de esa casa. Así esque bajé a la bodega, donde encontré una puer-

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Imundo se había convertido en anticuado y ca­duco. Mi fe cristiana se había hecho muy re­lativa en su encuentro con las religiones orien­tales y la filosofía griega. Por eso la plantabaja era tan silenciosa, oscura y, evidentemen­te, deshabitada.

Mi interés histórico de entonces arrancabade una primitiva preocupación por la anatomíacomparada y la paleontología que tuve mien­tras trabajé como auxiliar en el Instituto Ana­tómico. Me sentía fascinado por los huesosdel hombre fósil, en especial por el tan discu­tido Neanderthalensis y el más discutido aúncráneo del Pithecanthropus de Dubois. De he­cho, esas eran mis verdaderas asociaciones res­pecto al sueño; pero no me atreví a mencionarel tema de las calaveras, los esqueletos o ca­dáveres a Freud porque sabía que ese tema noera de su agrado. Mantuvo la curiosa idea deque yo presagiaba su muerte temprana. Y sa­caba tal conclusión del hecho de que yo mos­traba mucho interés por los cadáveres momi­ficados del llamado Bleikeller de Bremen, quevisitamos juntos en 1909 en nuestro viaje paratomar el barco con dirección a América.

Por tanto no me sentí inclinado a exponermis pensamientos ya que, por reciente expe­riencia, quedé profundamente impresionadopor el casi insalvable abismo que separaba lospuntos de vista y el fondo mental de Freud ylos míos. Temía perder su amistad si le expo­nía mi propio mundo interior que, supuse, lehubiera parecido muy extraño. Sintiéndomedemasiado inseguro de mi propia psicología,casi automáticamente, le mentí respecto a mis

"asociaciones libres" con el fin de librarme dela tarea imposible de explicarle mi sistema per­sonal y completamente distinto.

Debo excusarme por este relato, un tantolargo, de los apuros en que me vi al contarmi sueño a Freud. Pero es un buen ejemplode las dificultades con que se tropieza duranteel análisis de un sueño auténtico. Gran partede ellas depende de las diferencias entre elanalista y el analizado.

Pronto me di cuenta de que Freud buscabaalgún deseo incompatible mío. Así es que pro­bé a sugerir que las calaveras con las que soñépodrían referirse a ciertos miembros de mifamilia cuya muerte, por alguna razón, pudie­ra yo desear. Esta sugerencia encontró su apro­bación, pero yo no quedé satisfecho con unasolución tan acomodaticia.

Mientras trataba de encontrar respuestaapropiada a las preguntas de Freud, me sentíconfuso por una intuición acerca del papel queel factor subjetivo desempeña en la compren­sión psicológica. Mi intuición era tan abruma­dora que sólo pensé en cómo escapar de eseembrollo y tomé el camino fácil de una men­tira. Eso no era ni elegante ni moralmente de­fendible; pero, de otro modo, me hubiera arries­gado a una fatal disputa con Freud, y yo nome sentía en condiciones para eso por muchasrazones.

Mi intuición consistía en la percepción pro­funda y más repentina e inesperada del hechode que mi sueño significaba yo mismo, mi viday mi mundo, toda mi realidad frente a unaestructura teórica erigida por otro, por unamente extraña con razones y propósitos suyos.El sueño no era de Freud sino mío; y vi derepente, como en un relámpago, lo que signi­ficaba mi sueño.

Este conflicto aclara un punto vital acercadel análisis de los sueños. No es tanto unatécnica que puede aprenderse y aplicarse segúnsus normas como un cambio dialéctico entredos personalidades. Si se maneja como unatécnica mecánica, la personalidad psíquica in·dividual del soñante se pierde y el problematerapéutico se reduce a la simple pregunta:¿Cuál de las dos personas concernidas-el ana·lista o el soñante-dominará a la otra? Desis­tí del tratamiento hipnótico por esta razón,porque no quería imponer a otros mi voluntad.Deseaba que el proceso curativo surgiese de la

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propia personalidad del paciente, no de missugestiones que podrían tener solo un efectopasajero. Mi finalidad era proteger y preservar]a dignidad y la libertad del paciente de modoque pudiera vivir según sus deseos. En esteintercambio con Freud, empecé a ver con cla­ridad que, antes de construir teorías generalessobre el hombre y su psique, tenemos queaprender mucho más acerca del verdadero serhumano del que nos vamos a ocupar.

El individuo es la única realidad. Cuantomás nos alejamos del individuo hacia ideasabstractas acerca del horno sapiens, más ex­puestos estamos a caer en el error. En estostiempos de conmociones y rápidos cambios so­ciales, es deseable saber mucho más de lo quesabemos acerca del ser humano individual, por­que es mucho ]0 que depende de sus cualida­des mentales y morales. Pero si queremos verlas cosas en su verdadera perspectiva, necesi­tamos comprender el pasado del hombre asícomo su presente. De ahí que sea de impor­tancia esencial comprender los mitos y lossímbolos.

El problema de los tipos

En todas las demás ramas de la ciencia, eslegítimo aplicar una hipótesis a un tema im­personal. Sin embargo, la psicología nos en­frenta inevitablemente con las relaciones vivasentre dos individuos, ninguno de los cualespuede ser despojado de personalidad subjetivani, por supuesto, despersonalizado de cualquierotra forma. El analista y su paciente puedencomenzar acordando tratar un problema ele­gido, de una forma impersonal y objetiva;pero una vez que hayan comenzado, su res­pectiva y total personalidad se verá envueltaen el estudio del problema. En ese momento,solo será posible avanzar si pueden llegar aun acuerdo mutuo.

¿Podemos hacer cualquier tipo de juicio ob.jetivo acerca del resultado final? Solo si ha­cemos una comparación entre nuestras con­clusiones y las normas generales que son vá·lidas en el medio social a que pertenecen losindividuos. Aun entonces, hemos de tener encuenta el equilibrio mental (o "cordura") delindividuo en cuesti6n. Porque el resultado nopuede ser un total nivelamiento colectivo del

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Un extravertido afirmativo domina a unacoquinado introvertido en una historie·ta del norteamericano Jules Feiffer (.).Esos términOS junguianos para los cU­pos» humanos no son dogmáticos: porejemplo, Gandhi (página opuesta) era,l! la vez, ascético (Introvertido) y dirl.gente polítiCO (extravertido). Un indivi·duo-cualquier rOstro de la multitud(en la otra foto )-5010 puede ser cla­Sificado aproximadamente.

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individuo para adaptarlo a las "normas" de susociedad. Esto llevaría a la situación menosnatural. Una sociedad sana y normal es aquellaen que la gente está habitualmente en des.acuerdo porque un acuerdo general es relati.vamente raro fuera de la esfera de las cuali·dades humanas instintivas.

El desacuerdo funciona como un vehículo dela vida mental en sociedad, pero no es unameta; el acuerdo es igualmente importante.Como la psicología depende básicamente delequilibrio de opuestos, nmgún juicio puede con­siderarse definitivo si no se ha tenido en cuentasu reversIbilidad. La causa de esa peculiaridadreside en el hecho de que no hay punto de vistapor encima o fuera de la psicología que nospermita formar un juicio definitivo acerca delo que es la psique.

A pesar del hecho de que los sueños requie.ren tratamiento individual, son necesarias cier·tas generalidades con el fin de clasificar y acla·rar el material que recoge el psicólogo al es·tudiar muchos individuos. Es evidente quesería imposible formular teoría psicológica

alguna, O enseñarla, describiendo grandes can·tidades de casos aislados sin ningún esfuerzopor ver 10 que tuvieran en común y en quédiferían. Puede elegirse como base toda carac·terística general. Se puede, por ejemplo, haceruna di5tinción relativamente sencilla entre in·dividuos que tienen personalidad "extraverti­da" y otros que son "introvertidos". Esta essolo una de las muchas generalizaciones posi.bIes, pero permite ver inmediatamente las difi­cultades que pueden surgir si el analista fuerade un tipo y su paciente del otro.

Puesto que todo análisis profundo de unsueño lleva a la confrontación de dos indivi­duos, será muy distinto si sus tipos de acti­tud son los mismos o no lo son. Si ambospertenecen al mismo tipo, pueden seguir ade­lante con toda felicidad por mucho tiempo.Pero si uno es extravertido y el otro introver­tido, sus puntos de vista distintos y contradic.torios pueden chocar de plano, en especialcuando desconocen su propio tipo de persona­lidad o cuando están convencidos de que elsuyo es el único tipo justo. El extravertido, por

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prueba tanto como su paciente. Por 10 cualinteresa mucho si sus personalidades están enarmonía, en conflicto o se complementan.

La extraversión y la introversión son solodos particularidades entre las muchas de laconducta humana. Pero con frecuencia son lobastante evidentes y fáciles de reconocer. Si,por ejemplo, se estudian los individuos extra­vertidos, pronto se descubre que difieren enmuchas formas unos de otros y que el ser ex­travertido es, por tanto, un concepto superfi­cial y demasiado general para ser realmente ca­racterístico. Por eso, hace ya tiempo traté deencontrar otras particularidades básicas, par­ticularidades que pueden servir para ponercierto orden en las variaciones, aparentementeilimitadas, de la individualidad humana.

Siempre me impresionó el hecho de que hu­biera un número sorprendente de individuosque jamás utilizaban la mente, si podían evi­tarlo, y un número igual que la utilizaban,pero en una forma asombrosamente estúpida.También me sorprendió encontrar muchas per­sonas inteligentes y muy despiertas que vivían(en lo que se podía apreciar) como si nuncahubieran aprendido a utilizar los sentidos: noveían las cosas que tenían ante los ojos, nooían las palabras dichas ante sus oídos nisentían las cosas que tocaban o saboreaban.Algunas vivían sin enterarse del estado de sucuerpo.

Había otras que parecían vivir en un estadode consciencia más curioso, como si el estadoal que habían llegado fuese definitivo, sin po-

ejemplo, elegirá el punto de vista de la ma­yoría; el introvertido 10 rechazará simplementepor considerarlo de moda. Tal desavenencia esfácil porque el valor del uno no es valor parael otro. El propio Freud, por ejemplo, inter­pretaba al tipo introvertido como un individuomórbi<iamente concernido consigo mismo. Perola introspección y el autoconocimiento tam­bién pueden ser de grandísimo valor e impor­tancia.

Es de necesidad vital tener en cuenta talesdiferencias de personalidad en la interpreta­ción de sueños. No se puede suponer que elanalista es un superhombre que está por en­cima de tales diferencias, precisamente porquees un médico que adquirió una teoría psico­lógica y su correspondiente técnica. El solopuede imaginarse que es superior mientras su­pone que su teoría y su técnica son por enteroverdaderas, capaces de abarcar la totalidad dela psique humana. Puesto que tal suposiciónes más que dudosa, realmente no puede estarseguro de ella. En consecuencia, se verá asal­tado por dudas secretas si confronta la tota­lidad humana de su paciente con una teoríao técnica (que es meramente una hipótesis oun intento) en vez de confrontarla con su pro­pia totalidad viva.

La total personalidad del analista es el úni­co equivalente adecuado de la personalidad desu paciente. La experiencia psicológica y elsaber no son más que meras ventajas por partedel analista. Pero no le mantienen al margende la contienda en la que se verá puesto a

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Sentil¡lSentimiento

Intuiljlntuiclón

PercibirjPercepción Intuir/ IntuIClón

Sentil¡lSllntimiento PensarjPensamiento

la «brújul¡u de la psique, otro de los mo­dos junguianos de considerar a la gente engeneral. Cada punto de la brújula tiene suopuesto: en un tipo con predominio de.. pensamiento», el lado «sentimiento" estarámenos desarrollado (<<sentimiento» significaaqur la facultad de sopesar y evaluar laey,periencia e'n la forma en que podemosdecir «siento que está bien hacer eso", sinnecesidad de analizar o razonar «el porqué»de la acción). Desde luego, hay superposi­ción en cada individuo: en una persona conpredominio de la «percepción .., el lado delpensamiento o el del sentimiento puede sercasi tan fuerte (y su opuesto, la «intui·ción», seria más débil).

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sibilidad de cambio, o como si el mundo yla psique fueran estáticas y hubieran de per­manecer así por siempre. Parecían vacías detoda imaginación y que dependieran entera­mente de su percepción sensorial. Las ocasio­nes y las posibilidades no existían en su mundoy en su "hoy" no había verdadero "mañana".El futuro era exactamente la repetición del pa­sado.

Estoy tratando de dar al lector una vislum­bre de mis primeras impresiones cuando co­mencé a observar hi muchísima gente que co­noCÍ. Sin embargo, pronto vi con claridad quelas personas que utilizaban la inteligencia eranlas que pensaban, es decir, que aplicaban sufacultad intelectual para tratar de adaptarse ala gente y las circunstancias. Y las personasigualmente inteligentes que no pensaban eranlas que buscaban y encontraban su camino pormedio del sentimiento.

"Sentimiento" es una palabra que requierecierta explicación. Por ejemplo, "sentimiento"[feeling] corresponde a la palabra francesa sen­timent. Pero también se aplica la misma pa­labra para definir una opinión, por ejemplo,un comunicado de la Casa Blanca puede co­menzar: "El Presidente siente [feels o "El sen­tir (la opinión) del Presidente... l". Además lapalabra puede emplearse para expresar una in­tuición: "Sentí como si. .. "

Cuando empleo la palabra "sentimiento"[feeling] en contraste con "pensamientot

', merefiero a un juicio de valor, por ejemplo, agra­dable y desagradable, bueno y malo, etc. Elsentimiento, según esta definición, no es unaemoción (que, como indica la -palabra, es in­voluntaria). El sentimiento a que me refieroes (como el pensamiento) una función racional(es decir, ordenante), mientras que la intuiciónes una función irracional (es decir, percibien­te). En tanto que la intuición es una "sospe­cha", no es el producto de un acto voluntario;es, más bien, un acto. involuntario que depen­de de diversas circunstancias externas o in­ternas y no de un acto de juicio. La intuiciónse parece más a la percepción sensorial, quetambién es un acto irracional en tanto quedependa esencialmente de estímulos objetivosque deben su existencia a causas físicas, noa causas mentales.

Estos cuatro tipos funcionales correspondena los medios evidentes por los cuales obtiene

la conciencia su orientación hacia la experien­cia. La percepción (es decir, la percepción sen­sorial) nos dice que algo existe; el pensa­miento nos dice 10 que es; el sentimiento nosdice si es agradable o no lo es; y la intuiciónnos dice de dónde viene y adónde va.

El lector ha de entender que estos cuatrocriterios sobre los tipos de conducta humanason solo cuatro puntos de vista entre otrosmuchos, corno fuerza de voluntad, tempera­mento, imaginación, memoria y demás. No haynada dogmático en ello, pero su naturalezabásica los abona como criterios adecuados declasificación. Los encuentro especialmente úti­les cuando tengo que dar explicaciones a lospadres acerca de sus hijos y a los maridosacerca de sus esposas, y viceversa. Tambiénson útiles para comprender los prejuicios pro­pios.

Por tanto, si se desea comprender el sueñode otra persona, hay que sacrificar las predi­lecciones propias y suprimir los prejuicios. Estono es fácil ni cómodo porque representa unesfuerzo moral que no es del gusto de todos.Pero si el analista no hace el esfuerzo de cri­ticar su propio punto de vista y admitir surelatividad, no conseguirá ni la informaciónni el suficiente conocimiento profundo de lamente de su paciente. El analista espera, por10 menos, cierta buena voluntad, por partedel paciente, para que escuche su opinión y latome en serio; y al paciente hay que conce­derle el mismo derecho. Aunque tal relaciónes indispensable para toda comprensión y, portanto, es de necesidad evidente, debemos re­cordar una y otra vez que en la terapia esmás importante para el paciente comprenderque para el analista ver satisfecha su expec­tación teórica. La resistencia del paciente a lainterpretación del analista no es necesariamen­te mala; es, más bien, un síntoma seguro deque algo encaja mal. O es que el paciente to­davía no alcanzó el punto de comprensión paraél, o es que la interpretación no es adecuada.

En nuestros esfuerzos para interpretar lossímbolos oníricos de otra persona, casi nos sen­timos invariablemente estorbados por nuestratendencia a rellenar los in~vitab1es huecos ennuestra comprensión mediante la proyección,es decir, con la suposición de que 10 que elanalista percibe o piensa es percibido y pensa­do igualmente por el soñante. Para superar esa

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que la habían llevado más de una vez a riñasdesagradables con sus amistades. Pero siem­pre había culpado de ellas a los demás, no así misma.

No es simplemente el lado «sombríoD denuestra personalidad el que descuidamos, des­deñamos y reprimimos. También podemos ha­cer lo mismo con nuestras cualidades positi­vas. Un ejemplo que me viene a la memoriaes el de un hombre, en apariencia modesto,retraído y de modales agradables. Siempre pa­recía conformarse con el último sitio, peroinsistía discretamente en que se notara su pre­sencia. Cuando se le pedía su opinión dabauna bien informada, aunque jamás trataba deimponerla. Pero, a veces, insinuaba que untema determinado podría tratarse de una for­ma superior desde un nivel más elevado (aun.que nunca explicaba cómo).

Sin embargo, en sus sueños, constantementese encontraba con grandes figuras históricastales como Napoleón y Alejandro Magno. Es­tos sueños estaban claramente compensandoun complejo de inferioridad. Pero tenían otrassecuelas. ¿Qué clase de hombre debo de ser,preguntaba el sueño, para tener tan ilustres

fuente de error, siempre insistí en la impor­tancia de aferrarse al contexto del sueño encuestión y excluir todas las suposiciones teó­ricas acerca de los sueños en general, exceptode la hipótesis de que los sueños, en ciertomodo, tienen sentido.

Se desprenderá claramente de todo 10 quehe dicho que no se pueden dar normas gene­rales para la interpretación de sueños. Cuandosugerí primeramente que la función primordialde los sueños parece ser la de compensar lasdeficiencias o falseamientos de la mente cons­ciente, quise decir que esa suposición abría elcamino más prometedor hacia la naturaleza delos sueños particulares. En algunos casos, sepuede ver esa función claramente demostrada.

Uno de mis pacientes tenía un conceptomuy elevado de sí mismo y no se daba cuentade que casi cuantos le conocían se sentíanirritados por sus aires de superioridad moral.Me contó un sueño en el que vio un vagabun­do borracho caer en una zan ja, lo cu¡il soloevocó en este paciente el comentario conmí­serativo: "Es terrible ver qué bajo puede caerun hombre." Era evidente que la naturalezadesagradable del sueño era, en parte, un in.tento de contrapesar su inflada idea acercade sus propios méritos. Pero había algo másque eso. Resultó que tenía un hermano queera un alcohólico degenerado. Lo que tambiénrevelaba el sueño era que su actitud superiorestaba compensando al hermano, a la vez comofigura' exterior e interior.

En otro caso que recuerdo, una mujer queestaba orgullosa de su inteligente comprensiónde la psicología soñó repetidamente con otramujer. Cuando en su vida ordinaria se encon­traba con esa mujer, no le agradaba porquela consideraba una intrigante vanidosa y des­leal. Pero en los sueños, la mujer aparecíacasi como una hermana, simpática y amable.Mi paciente no podía comprender por qué so­ñaría tan favorablemente acerca de una pers.o­na que le desagradaba. Pero estos sueños es­taban tratando de transmitir la idea de queella misma era "seguida" por un personajeinconsciente que se parecía a la otra mujer.Resultaba arduo para mi paciente, que teníaideas muy claras acerca de su propia persona­lidad, comprender que el sueño le estaba ha­blando de un poderoso complejo suyo y de susocultas motivaciones: influencias inconsciente

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visitantes? A este respecto, los sueños apun­taban a una secreta megalomanía que contra­pesaba el sentimiento de inferioridad del 50­

ñante. Esa inconsciente idea de grandeza leaislaba de la realidad de su ambiente y le ca­pacitaba para permanecer alejado de obligacio­nes que resultarían imperativas para otras per­sonas. No sentía necesidad de demostrar-a símismo o a otros-que su juicio superior sebasaba en méritos superiores.

De hecho, estaba jugando inconscientementea un juego insensato y los sueños trataban dellevarlo al plano de la consciencia de una formaparticularmente ambIgua. Departir con Napo­león y charlar con Alejandro Magno son exac­tamente el tipo de fantasías producidas porun complejo de inferioridad. Pero ¿por qué-se me dirá~no puede ser el sueño claro ydirecto acerca de eso y decir sin ambiguedadlo que tuviera que decir?

Con frecuencia me han hecho esa preguntay también me la he hecho yo mismo. A me­nudo me ha sorprendido la forma atormenta·dora con que los sueños parecen evadir unainformaci6n concreta u omitir el punto deci­sivo. Freud supuso la existencia de una fun·

Pagina opuesta un alcohólico InCo..

rreglble en una chabola neoyorquina(de la pellcula, de 1955, On theBowery). Una figura aSI puede apa­recer en los sueños de un hombreque se siente superior a los demásDe ese modo, su inconsciente com­pensarla la unilateralidad de su menote consciente

Derecha La pesadilla, pintura del ar­tista SUIZO, del s XVIII, Henry Fu­sell CasI todos hemos sido desper­tados sobresaltados o alterados pornuestros sueños, mientras dormi­mos, no parece que estemos protegl'dos contra los contenidos del incons­cIente

cJOn especial de la psique a la que llamabael "censor". Este, según suponía, retorcía lasimágenes oníricas y las dejaba irreconocibleso equívocas con el fin de engañar a la cons­ciencia acerca del verdadero tema del sueño.Ocultando al soñante el pensamiento crítico, el"censor" le protegía, mientras estaba durmien­do, del sobresalto que le produciría un recuer­do desagradable. Pero yo veo con escepticismola teoría de que el sueño sea un guardián deldormir; lo más frecuente es que los sueñosperturben el dormir.

Más bien parece como si el aproximamientoa la consciencia tuviera el efecto de "tachar"los contemdos subliminales de la psique. Elestado subliminal retiene ideas e imágenescon un nivel de tensión mucho más bajo queel que tienen en la consciencia. En la situa­ción subliminal pierden claridad de líneas; lasrelaciones entre ellas son menos lógicas y másvagamente análogas, menos racionales y, portanto, más "incomprensibles". Esto también sepuede observar en todas las situaciones análo­gas al sueño, ya se deban a la fatiga, a la fie­bre o a las toxinas. Pero si ocurre algo queproporcione mayor tensión a cualquiera de esas

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imágenes, se transforman en menos sublimina­les y, según se acercan más al umbral de laconsciencia, en más rotundamente definidas.

Por ese hecho podemos comprender por quélos sueños se expresan frecuentemente en for­ma de analogías, por qué una imagen oníricase introduce en otra y por qué ni nuestra lógi­ca ni nuestra medida del tiempo de cuandoestamos despiertos parecen tener aplicación. Laforma que toman los sueños es natural al in­consciente porque el material con el que estánconstruidos está retenido en estado subliminalprecisamente de ese modo. Los sueños no de­fienden el acto de dormir de lo que Freudllamó "deseo incompatible". Lo que él llamó"enmascaramiento" es, de hecho, la forma na­tural que adoptan todos los impulsos en elinconsciente. Por tanto, un sueño no puedeproducir un pensamiento definido. Si comien­za a hacerlo, deja de ser un sueño porquetraspasa el umbral de la consciencia. De ahíque los sueños parezcan omitir los puntos que,verdaderamente, son los más importantes parala mente consciente y parecen, más bien, ma­nüestar el "borde de la consciencia", como elpálido centelleo de las estrellas durante uneclipse total de sol.

Hemos de comprender que los símbolos oní­ricos son, en su mayoría. manifestaciones deuna psique que está más allá del dominio dela mente consciente. Significado y propósitono son prerrogativas de la mente: actúan enla totalidad de la naturaleza viva. En princi­pio, no hay diferencia entre desarrollo orgánicoy psíquico. Al igual que una planta producesus flores, la psique crea sus símbolos. Cadasueño es prueba de ese proceso.

Así, por medio de los sueños (más toda cla­se de intuiciones, impulsos y otros hechos es­pontáneos) las fuerzas instintivas influyen enla actividad de la consciencia. Que esa influen­cia sea para bien o para mal depende del con­tenido efectivo del inconsciente. Si contienemuchas cosas que, normalmente, deberían serconscientes, entonces su función se retuerce yse perjudica; los motivos parecen no basarseen verdaderos instintos, sino que deben suexistencia e importancia psíquica al hecho deque han sido consignados al inconsciente porrepresión o desdén. Recargan la normal psiqueinconsciente y desvían su tendencia natural aexpresar símbolos y motivos básicos. Por tan-

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to, es razonable que un psicoanalista, ocupadoen una alteración mental, comience provocan­do en su paciente una confesión, más o menosvoluntaria, y comprobando todo 10 que des­agrade o infunda miedo al paciente.

Esto es análogo a la mucho más antiguaconfesión de la Iglesia que, de diversas ma­neras, se anticipó a las modernas técnicas psi­cológicas. Al menos esa es la regla general. Sinembargo, en la práctica, puede actuar en formaopuesta; los opresivos sentimientos de infe­rioridad o la debilidad grave pueden dificul­tar mucho, incluso imposibilitar, que el pa­ciente se enfrente con nuevas pruebas de supropia insuficiencia. Por eso, hallé con fre­cuencia que era provechoso comenzar presen­tando al paciente un panorama positivo; estole proporcionaba una saludable sensación deseguridad cuando se acercaba a las observa­ciones más penosas.

Pongamos como ejemplo un sueño de "exal­tación personal" en el que, digamos, uno tomael té con la Reina de Inglaterra o charla ínti­mamente con el Papa. Si el soñante no es unesquizofrénico, la interpretación práctica delsímbolo depende en gran medida de su es·tado mental presente, es decir, la situación desu ego. Si el soñante sobreestima su propiovalor, es fácil demostrar (por el material extraí­do por asociacion de ideas) cuán inadecuadas einfantiles son las intenciones del soñante ycómo proceden, en gran parte, de sus deseosinfantiles de ser igualo superior a sus padres.Pero si se trata de un caso de inferioridad,en el que un invasor sentimiento de insignifi­cancia se ha sobrepuesto a todo aspecto posi­tivo de la personalidad del soñante, sería uncompleto error deprimirle aún más mostrán­dole lo infantil, ridículo y hasta perverso quees. Eso aumentaría cruelmente su inferioridad,así como produciría mala acogida y resisten­cia innecesaria al tratamiento.

No hay técnica terapéutica o doctrina quesea de aplicación general, ya que cada casoque se presenta para tratamiento es un indivi·

Página opuesta: los sueños heroicos conlos que Walter Mitty (en la película de1947 sobre el cuento de James Thurber)compensaba su sentimiento de inferio­ridad.

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duo en unas condiciones específicas. Me acuer­do de un paciente al que tuve que tratar du­rante nueve años. Le vi sólo durante algunassemanas cada año, pues vivía en el extranjero.Desde el principio supe cuál era su verdaderopadecimiento, pero también me di cuenta deque el menor intento para acercarse a la ver­dad tropezaría con una violenta reacción de­fensiva que amenazaría con una total rupturaentre nosotros. Me gustara o no, tuve que ha­cer todo lo posible para mantener nuestras re­laciones y seguir sus inclinaciones, que estabansostenidas por sus sueños y que alejaban nues­tro examen de la raíz de su neurosis. Nosapartamos tanto que muchas veces me acuséde estar desviando a mi paciente. Unicamenteel hecho de que su estado mejoraba, despaciopero francamente, me impidió enfrentarle, sinrodeos, con la verdad.

Sin embargo, en el décimo año, el pacientese consideró curado y libre de todos sus sín­tomas. Me quedé sorprendido porque, teóri­camente, su estado era incurable. Notando miasombro, sonrió y me dijo (en sustancia): "So­bre todo, quiero darle las gracias por su infa·tigable tacto y paciencia para ayudarme a ace­char la triste causa de mi neurosis. Ahora es-

toy dispuesto a contarle todo sobre ella. Sihubiera sido capaz de hablar libremente acercade ella se lo hubiera contado el primer díade consulta. Pero eso hubiera desbaratado misrelaciones con usted. ¿Qué habría sido de míentonces? Me habría quedado destrozado mo­ralmente. Durante estos diez años aprendí aconfiar en usted; y según aumentaba mi con­fianza, mejoraba mi estado. Mejoraba porqueese lento proceso restauró la confianza en mímismo. Ahora me encuentro 10 bastante fuer­te para que examinemos el problema que meestaba destruyendo."

Luego me confesó con terrible franqueza suproblema, el cual me demostró con cuánta ra­zón hubimos de seguir un tratamiento tan par­ticular. La conmoción originaria había sido talque se sintió incapaz de enfrentarse con ellaél solo. Necesitaba la ayuda de otro, y la laborterapéutica fue el restablecimiento lento de laconfianza más que la demostración de una teo­ría clínica.

De casos como ese, aprendí a adaptar mismétodos a las necesidades de cada paciente envez de confiarme a teóricas consideracionesgenerales que podrían ser inaplicables en cual­quier caso particular. El conocimiento que,

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La can de los locos, pintado porGaya Nótense el «rey" y el «obispo»a la derecha. La esquizofrenia toma,con frecuencia, fa forma de «exal­tación personal lO.

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acerca de la naturaleza humana, fui acumu­lando durante sesenta años de experiencia clí­nica, me enseñó a considerar cada caso cornosi fuera nuevo y en el que, sobre todo, teníaque buscar el conocimiento del individuo. A ve­ces, no dudé en sumergirme en un estudio cui­dadoso del pasado infantil y sus fantasías; otrasveces, comenzaba por el final aun cuando esosignificara remontarse a las más extremadasespeculaciones metafísicas. Todo ello dependede que se aprenda el lenguaje del paciente yse sigan los tanteos de su inconsciente enbusca de la luz. Unos casos exigen un méto­do y otros, otros.

Esto es especialmente necesario cuando sequiere interpretar los sueños. Dos individuosdistintos pueden tener casi exactamente el mis­mo sueño. (Lo cual, como pronto se descubreen la experiencia clínica, es más corriente delo que pueda pensar el profano en la materia.)Pero, pongamos por caso, si uno de ellos esjoven y el otro viejo, el problema que les pre.ocupa es respectivamente distinto y resultaríaabsurdo a todas luces interpretar ambos sueñosde la misma forma.

Un ejemplo que me acude a la memoria esun sueño en el que un grupo de jóvenes vana caballo en campo abierto. El soñante va encabeza y salta una zanja llena de agua y salvael obstáculo. Los demás del grupo caen en lazanja. Ahora bien, el primero que me contóese sueño era un joven de tipo cauto e intro­vertido. Pero también oí ese mismo sueño aun viejo de carácter atrevido, que había lle­vado una vida activa y emprendedora. Cuan­do me contó el sueño, era ya un inválido queproducía muchas molestias a su médico y suenfermera; de hecho, se había perjudicado pordesobedecer las prescripciones médicas.

Para mí era evidente que ese sueño decíaal joven lo que debería hacer. Pero al ancianole decía 10 que, en realidad, seguía haciendo.Mientras el sueño alentaba al dubitativo joven,el anciano, en cambio, no necesitaba que lealentaran; el espíritu emprendedor que aúnaleteaba dentro de él era su mayor molestia.Este ejemplo muestra cómo la interpretaciónde sueños y símbolos depende en gran partede las circunstancias individuales del soñantey del estado de su mente.

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Como se muestra en este museo, elfeto humano se asemeja al de otrosanimales (y asf se proporciona unaindicaCión de la evolUCión flslca delhombre) También la pSique ha «evo­luclonadolO, y algunos contenidos delinconsciente del hombre moderno seasemeJan a los productos de la menote del hombre antiguo Jung llama aesos productos Imagenes Irquetípicas.

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El arquetipo en el simbolismo onírico

Ya he sugerido que los sueños sirven decompensación. Esta suposición significa queel sueño es un fenómeno psíquico normal quetransmite a la consciencia las reacciones o 'm­pulsos espontáneos del inconsciente. Muchossueños pueden interpretarse con la ayuda delsoñante, el cual proporciona, a la vez, las imá­genes del sueño y las asociaciones que provo­can, con lo cual se pueden examinar todos susaspectos.

Este método es adecuado en todos los casoscorrientes como cuando un familiar, un amigoo un paciente nos cuenta un sueño duranteuna conversación. Pero cuando se trata desueños obsesivos o muy emotivos, las asocia­ciones personales provocadas en el soñante nosuelen bastar para una interpretación satisfac­toria. En tales casos, hemos de tener en cuen­ta el hecho (primeramente observado y comen­tado por Freud) de que, con frecuencia, en elsueño se producen elementos que no son indi­viduales y que no pueden derivarse de la ex­periencia personal del soñante. Esos elementos,como ya dije antes, son lo que Freud llamaba"remanentes arcaicos", formas mentales cuyapresencia no puede explicarse con nada de lapropia vida del individuo y que parecen serformas aborígenes, innatas y heredadas por lamente humana.

Así como el cuerpo humano representa todoun museo de órganos, cada uno con una largahistoria de evolución tras de sí, igualmente esde suponer que la mente esté organizada enforma análoga. No puede ser un producto sinhistoria como no lo es el cuerpo en el queexiste. Por "historia" no doy a entender el he­cho de que la mente se forme por sí mismapor medio de una referencia consciente al pa­sado valiéndose del lenguaje y otras tradicionesculturales. Me refiero al desarrollo biológico,prehistórico e inconsciente de la mente delhombre arcaico, cuya psique estaba aún cer­cana a la del animal.

Esa psique inmensamente vieja forma la basede nuestra mente, al igual que gran parte de laestructura de nuestro cuerpo se basa en elmodelo anatómico general de los mamíferos.

El ojo experto del anatomista o del biologo en­cuentra en nuestro cuerpo muchos rastros deese modelo originario. El investigador experi­mentado de la mente de igual modo pl1ede verlas analogías entre las imágenes oníricas delhombre moderno y los productos de la menteprimitiva, sus "imágenes colectivas" y sus mo­tivos mitológicos.

Así como el biólogo necesita la ciencia dela anatomía comparada, el psicólogo nada pue­de hacer sin una "anatomía comparada de lapsique". En la práctica, por decirlo de otromodo, el psicólogo no solo debe tener una ex­periencia suficiente acerca de los sueños y otrosproductos de la actividad inconsciente, sinode la mitología en su más amplio sentido. Sinesos conocimientos, nadie puede descubrir ana­logías importantes; ni es posible, por ejemplo,ver la analogía entre un caso de neurosis com­pulsiva y otro de clásica posesión demoníaca,sin un conocimiento eficaz de ambos.

Mis ideas acerca de los "remanentes arcai­cos", que yo llamo "arquetipos" o "imágenesprimordiales", han sido constantemente criti­cadas por personas que carecen de suficienteconocimiento de psicología de los sueños y demitología. El término "arquetipo" es con fre­cuencia entendido mal, como si significara cier­tos motivos o imágenes mitológicos determi­nados. Pero estos no son más que representa­ciones conscientes; sería absurdo suponer quetales representaciones variables fueran heredi­tarias.

El arquetipo es una tendencia a formar talesrepresentaciones de un motivo, representacio­nes que pueden variar muchísimo en detallesin perder su modelo básico. Hay, por ejemplo,muchas representaciones del motivo de hosti­lidad entre hermanos, pero el motivo en sí, si­gue siendo el mismo. Mis críticos han supuestoerróneamente que me refiero a "representa­ciones heredadas", y, basados en ello, han dese­chado la idea del arquetipo como una merasuperstición. No han sabido tener en cuentael hecho de que si los arquetipos fuesen re­presentaciones originadas en nuestra conscien­cia (o fuesen adquiridos conscientemente), es

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Las imágenes arquetrpicas del incons­ciente humano son tan instintivas comola capacidad de las aves para emigrar(en formación); como la de las hormi­gas para formar sociedades organizadas;como la danza de movimiento caudal delas abejas (arriba) para comunicar alenjambre la situación exacta de unafuente de alimento.

Un profesor moderno tuvo una «vIsión"exactamente igual que un grabado enmadera de un libro antiguo que jamáshabfa visto Página opuesta: portada dellibro; otro grabado en madera Simboli­zando la unión de los principios mascu­lino y femenino. Tales sfmbolos arque­tfpicos proceden de la antigua base co­lectiva de la psique.

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.,--seguro que los entenderíamos y no nos des­concertaríamos y nos asombraríamos cuandose presentan en nuestra consciencia. Desdeluego, son una tendencia, tan marcada comoel impulso de las aves a construir nidos, o elde las hormigas a formar colonias organizadas.

Aquí debo aclarar las relaciones entre ins­tintos y arquetipos: lo que propiamente lla­mamos instintos son necesidades fisiológicasy son percibidas por los sentidos. Pero al mis­mo tiempo también se manifiestan en fanta­sías y con frecuencia revelan su presencia solopor medio de imágenes simbólicas. Estas ma­nifestaciones son las que yo llamo arquetipos.No tienen origen conocido; y se producen encualquier tiempo o en cualquier parte del mun­do, aun cuando haya que rechazar la transmi­sión por descendencia directa o "fertilizacióncruzada" mediante migración.

Puedo recordar muchos casos de personasque me consultaron porque se sentían descon­certadas con sus sueños o con los de sus hijos.Eran completamente incapaces de comprenderel contenido de los sueños. La causa era quelos sueños contenían imágenes que no podíanrelacionar con nada que pudieran recordar oque les hubiera ocurrido a sus hijos. Sin em­bargo, algunos de eses pacientes eran muycultos; incluso algunos de ellos psiquíatras.

Recuerdo muy claramente el caso de un pro-

fesor que había tenido una visión repentina yllegó a pensar que estaba loco. Vino a vermeen un estado de verdadero pánico. Me limitéa coger de la estantería un libro antiguo, dehacía cuatro siglos, y le mostré un viejo gra­bado en madera que representaba su mismavisión. "No hay razón para que crea usted queestá loco", le dije. Acto seguido se sentó ex­hausto, pero nuevamente normal.

Un caso muy importante constituyó el deun hombre que también era psiquíatra. Un díame trajo un librito manuscrito que había re­cibido como regalo de Navidad de su hija dediez años. Contenía toda una serie de sueñosque ella había tenido a los ocho años. Cons­tituían la más fatídica serie de sueños que ja­más haya visto y comprendí de sobra por quésu padre estaba tan intrigado con ellos. Aun·que infantiles, eran misteriosos y conteníanimágenes cuyo origen era totalmente incom­prensible para el padre.

He aquí los pertinentes motivos de los sue­ños:

1. "El animal malo", un monstruo pare­cido a una serpiente con muchos cuernos,mata y devora a todos los otros animales. PeroDios viene de los cuatro rincones, de hechocuatro dioses independientes, y resucitan a to­dos los animales muertos.

2. Una ascensión al cielo, donde se están

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celebrando danzas paganas; y un descenso alinfierno, donde los ángeles están haciendo bue­nas obras.

3. Una horda de animalillos asusta a la so­ñante. Los animales crecen hasta un tamañotremendo y uno de ellos devora a la nma.

4. Un ratoncillo es penetrado por gusanos,serpientes, peces y seres humanos. De esemodo el ratón se convierte en humano. Estoretrata las cuatro etapas del origen de la hu­manidad.

5. Ve una gota de agua como cuando se lamira por un microscopIO. La niña ve que lagota está llena de ramas de árbol. Esto retratael origen del mundo.

6. Un niño malo tiene un terrón de tierray tira trozos a todo el que pasa. De ese modo,todos los que pasan se conVierten en malos.

7. Una mujer borracha cae al agua y salede ella renovada y serena.

8. La escena es en Norteamérica, dondemucha gente rueda por encima de un hormi-

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guero y es atacada por las hormigas. La soñan­te, presa del pánico, cae al río.

9. Hay un desierto en la luna donde lasoñante se hunde tan profundamente que llegaal infierno.

10. En este sueño la niña tiene la visión deuna bola luminosa. La toca. De la bola salenvapores. Viene un hombre y la mata.

11. La mña sueña que está gravemente en­ferma. De repente, le salen pájaros de la piely la tapan completamente.

12. Nubes de mosquitos oscurecen el sol,la luna y todas las estrellas, excepto una. Estaestrella cae sobre la soñante.

En el original completo alemán, cada sueñocomienza con las palabras de los cuentos dehadas tradicionales: "Había una vez "Conestas palabras quería sugerir la pequeña soñan­te que, para ella, cada sueño era una espeCiede cuento que quería contar a su padre comoregalo de Navidad. El padre intentó e'xplicarlos sueños basándose en su texto. Pero no pudo

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Paralelismo a los motivos arquet(plcos delprimer sueño de la niña (p 70) Páginaopuesta de la catedral de Estrasburgo,Cristo crucIficado sobre la tumba de Adán,simbolizando el tema del renacer (Cristocomo un segundo Adán) Arriba pintura he.cha con arena por los ~dvaJos las cabezasastadas son los CUlltro puntos cardinalesDerecha en la ceremonia británica de lacoronación real, el monarca (reina Isabel 11,en 1953) es presentado al pueblo en lascuatro puertas de la Abadla de Westmlnster

porque parecía que no había en ellos asocia­ciones personales.

La pOSibilidad de que esos sueños fueranelaboraciones conscientes la desecharía quienconociera a la DIña suficIentemente para estarseguro de su veracidad. (Sin embargo, seguiríahabiendo un. desafío a la comprensión aun cuan­do fuesen fantasías.) En este caso, el padre es­taba convencido de que los sueños eran autén­ticos y no tenía motivos para dudarlo. Yo co­nocí a la niña, pero fue antes de que ella leentregara los sueños a su padre, así es que notuve ocasión de interrogarla acerca de ellos.La niña vivía en el extranjero y murtó de unaenfermedad infecciosa un año después de aque­llas Navidades.

Sus sueños tienen un carácter de indudablepeculiaridad. Sus pensamientos prinCipales sonde concepción marcadamente filosófica. El pri­mero, por ejemplo, habla de un monstruo ma­ligno que mata a otros animales, pero DIOS

los resucita a todos por medio de una Apo-

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katastasis divina, o restauración. En el mundooccidental esta idea es conocida por la tradi­ción cristiana. Puede encontrarse en los He­chos de los Apóstoles, IlI, 21: "(Cristo) aquien el cielo debía recibir hasta llegar lostiempos de la restauración de todas las co­sas..." Los primitivos Padres de la Iglesia grie­gos (por ejemplo, Orígenes), insistieron espe­cialmente en la idea de que, al final de lostiempos, todo sería restaurado por el Reden­tor a su estado original y perfecto. Pero segúnSan Mateo, XVII, 11, ya había una vieja tra­dición judía de que Elías "en verdad, está parallegar, y restablecerá todo". En la primera Epís­tola a los Corintios: XV, 22, se alude a lamisma idea con estas palabras: "Y como enAdán hemos muerto todos, así también enCristo somos todos vivificados."

Se podría sospechar que la niña había en­contrado esos pensamientos en su ~ducaci6n

religiosa. Pero tenía poca base religiosa. Suspadres eran nominalmente protestantes; pero,de hecho, solo conocían la Biblia de oídas. Esmuy inverosímil que le hubieran explicado a laniña la recóndita imagen de la Apokatastasis.

En realidad, su padre jamás había oído hablarde esa idea mítica.

Nueve de los ~oce sueños están influidosfer la idea de destrucción y restauración. Yninguno de esos sueños muestra rastros de unaeducación cristiana o influencia específica. Porel contrario, están mucho más relacionadoscon los mitos primitivos. Esta relación la co­rrobora otro motivo: el "mito cosmogónico"(la creación del mundo y del hombre) que apa­rece en el cuarto y quinto sueños. La mismarelación se encuentra en la primera Epístolaa los Corintios, XV, 22, que acabo de citar.También en ese pasaje Adán y Cristo (muertey resurrección) van unidos.

La idea general de Cristo como Redentorpertenece al tema mundialmente difundido yprecristiano del héroe y libertador quien, aun­que ha sido devorado por un monstruo, vuelvea aparecer milagrosamente después de venceral monstruo que le devoró. Cuándo y d6ndese originó ese mito es cosa que nadie sabe.Tampoco sabemos cómo investigar ese proble­ma. La única certeza evidente es que cada ge·neración parece haberlo conocido como tradi-

Arnba el dIos-héroe Raven (de los mdlosHaldu, de la costa amem:ana del Padflco)en el Vientre de una ballena, correspon­diente al motivo del «monstruo devorador.del primer sueño de la niña (p. 70).

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El segundo sueño de la mña-<le ángelesen el mflerno y demonIos en el clelo--pa­rece encerrar la Idea de la relatividad dela moral El mismo concepto se expresa enel aspecto dual del ángel cardo, que es ala vez Satán, el demomo, y (a la derecha)Lucifer, el resplandeciente portador de laluz Sus opuestos pueden verse también enla figura de DIOS (en la pág slg), en undibUJO de Blake se le aparece en sueñosI Job con pezuña como la de un demonio

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ción transmitida desde tiempos anteriores. Asíes que podemos suponer con seguridad quese "originó" en un período en que el hombreaún no sabía que poseía el mito de un héroe;es decir, en una era en que aún no reflexiona­ba conscientemente sobre lo que decía. La fi­gura del héroe es un arquetipo que ha existidodesde tiempos inmemoriales.

La producción de arquetipos por los niños esespecialmente significativo porque, a veces, sepuede estar completamente seguro de que unniño no ha tenido acceso directo a la tradi­ción respectiva. En este caso, la familia de laniña no tenía más que un conocimiento super­ficial de la tradición cristiana. Desde luegoque los temas cristianos pueden representarsecon ideas tales como Dios, ángeles, cielo, in­fierno y malo. Pero la forma en que son tra­tadas por esa niña, indica totalmente un ori­gen que no es cristiano.

Examinemos el primer sueño sobre un Diosque, en realidad, consta de cuatro dioses, quevienen de los "cuatro rincones". ¿Qué rinco­Des? En el sueño no se nombra ninguna habi·tación. Una habitación tampoco encajaría en

la descripción de lo que, evidentemente, es unsuceso cósmico en el que interviene el propioSer Universal, La propia cuaternidad (o ele­mento "cuádruple") es una idea extraña, peroque desempeña un papel muy importante enmuchas religiones y filosofías. En la religióncristiana, fue superada por la Trinidad, nociónque debemos suponer era conocida por la niña.Pero, ¿quién en una familia corriente de laclase media de hoy día, es verosímil que tuvie­ra idea de una cuaternidad divina? Es unaidea que en otro tiempo era bien conocida en­tre los estudiantes de filosofía hermética enla Edad Media, pero disminuyó a principios delsiglo XVIII y ha estado en total desuso por lomenos durante doscientos años. Entonces ¿dedónde la sacó la niña? ¿De la visión de Eze­quie1? Pero no hay enseñanza cristiana queidentifique al serafín con Dios.

La misma pregunta puede hacerse acerca dela serpiente cornuda. Cierto es que en la Bi­blia hay muchos animales cornudos (en el Apo­calipsis, por ejemplo). Pero todos ellos parecenser cuadrúpedos, aunque su soberano es eldragón, la palabra ~riega que lo designa (dra-

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Los sueños de la niña (p 70) contlenen srmbolos de creaCión, muerte y re­surrección que se asemejan a las ense­ñanzas dadas a los adolescentes en losrituales de InICllIClón IzqUierda finalde una ceremonia de los navajOS unamuchacha, transformada ya en mUler,se adentra en el desierto para meditar

El Simbolismo de la muerte y de la re­surrección tamblen aparece en los sue­ños al final de la Vida, cuando la pro­Ximidad de la muerte extiende una som-bra ante ella Página opuesta una delas últimas pinturas de Goya la ex­traña criatura, al parecer un perro, quesurge de la OSCUridad puede interpretar­se como el pronóstico del artlstll sobresu muerte En muchas mltologfas, losperros aparecen como gufas haCia latierra de los muertos

tarlos desde un nivel personal. Indudablementecontienen "imágenes colectivas" y, en ciertomodo, son análogas a las doctrinas enseñadasa los jóvenes en las tribus primitivas cuandovan a ser iniciados como hombres. En esetiempo aprenden 10 que Dios, o los dioses, olos animales "modélicos" han hecho, cómo fue­ron creados el mundo y el hombre, cómo ven­drá el fin del mundo, y el signifIcado de lamuerte. ¿Hay alguna ocasión en que, en lacivilización cristiana, se den enseñanzas aná­logas? La hay: en la adolescencia. Pero muchagente comienza a pensar otra vez en cosascomo esas en la vejez, al acercarse la muerte.

Pero ocurrió que la niña estaba en ambascircunstancias. Se estaba acercando a la pu­bertad, y, al mismo tiempo, al fin de su vida.Poco o nada en el simbolismo de sus sueñosindica el comienzo de una normal vida adulta,pero hay muchas alusiones a la destrucción yla restauración. Cuando leí por primera vezsus sueños, tuve la sensación siniestra de queindicaban un desastre inevitable. La razón paraque yo tuviera una sensación semejante era lanaturaleza peculiar de compensacIón que dedu­je del simbolismo. Era lo contrario de 10 quese esperaría encontrar en la consciencia deuna mña de esa edad.

Esos sueños abren un aspecto nuevo y casi

kon) tambIén sigmfica serpiente. La serpIentecornuda aparece en la alquimia latina del si­glo XVI como cuadricomutus serpens (serpien­te de cuatro cuernos), símbolo de MercurIoy antagonista de la TrImdad cristiana. Peroesto es referencia oscura. Que yo sepa, solola hace un autor; y la niña no podía saberloen modo alguno.

En el segundo sueño, aparece un motivo que,decidIdamente, no es cristiano y que contIeneuna inverSIón de los valores aceptados; porejemplo, las danzas paganas en el cielo y lasbuenas obras en el infierno. Este símoblo su­gIere la relatIvidad de los valores morales¿Dónde encontró la niña idea tan revoluciona­ria dIgna del genIO de NIetzsche?

Estas preguntas nos llevan a otras: ¿Cuáles el SIgnifIcado compensador de esos sueñosa los que la niña, evidentemente, atribuía talimportancia que se los presentó a su padrecomo regalo de Navidad1

Si el soñante hubiera sido un hechicero pri­mitIvo, se podría suponer razonablemente quelos sueños representaban variaciones de lostemas filosóficos de muerte, resurreccIón orestauracIón, origen del mundo, creación delhombre y relatividad de los valores. Pero ha­bía que desechar esos sueños por su desespe­ranzada dificultad si tratáramos de interpre-

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terrorífico de la vida y la muerte. Tales imá­genes serían de esperar en una persona ancianaque revisa su vida pasada pero no en un niñoque normalmente miraría hacia el porvenir. Suambiente recuerda el viejo dicho católico: "Lavida es 'Un corto sueño", más que la alegría yexuberancia de su primavera de la vida. Por­que la vida de esta niña era como un ver sa­crum vovendum (el voto de un sacrificio pri­maveral), como lo dice el poeta romano. Laexperiencia demuestra que el desconocido acer­camiento de la muerte arroja un adumbratio(una sombra premonitoria) sobre la vida y lossueños de la víctima. Incluso el altar en lasiglesias cristianas representa, en un aspecto,la tumba y, en otro, un lugar de resurrección:la transformación de la muerte en vida eterna.

Tales son las ideas que los sueños asignabana la niña. Eran la preparación para la muerte,expresada por medio de historias breves, comolos cuentos narrados en las iniciaciones pri­mitivas o los koan del budismo Zen. Este men­saje es distinto de la doctrina ortodoxa cris­tiana y más semejante al antiguo pensamientoprimitivo. Parece haberse originado fuera dela tradición histórica, en las fuentes psíquicas,largo tiempo olvidadas, que, desde los tiemposprehistóricos, nutrieron las especulaciones fi·

losóficas y religiosas acer~a de la vida y lamuerte.

Era como si los acontecimientos futuros pro­yectaran hacia atrás su sombra produciendo enla niña ciertas formas de pensamiento que,aun estando normalmente dormidos, describeno acompañan el acercamiento de un suceso fa­tal. A pesar de que la forma específica en quese expresan es más o menos personal, su mode­lo general es colectivo. Se encuentran en todaspartes y en todo tiempo, al igual que los ins­tintos animales varían mucho en las distintasespecies y, sin embargo, sirven para los mIS­mos fines generales. No suponemos que cadaanimal recién nacido crea sus propios instin­tos como una adquisición individual, y no de­bemos suponer que los individuos humanos in­ventan sus formas específicamente humanas,cada vez que nace uno. A semejanza de losinstintos, los modelos de pensamiento colecti­vo de la mente humana son innatos y hereda­dos. Funcionan, cuando surge la ocasión, conla misma forma aproximada en todos nosotros.

Las manifestaciones emotivas, a las que perotenecen tales modelos de pensamiento, son re­conocibles por igual en todo el mundo. Pode­mos identIfIcarlos incluso en los animales, ylos propios animales se entienden unos a otrosa este respecto, aunque pertenezcan a distIntasespecie.::. ¿Y qué decir de los insectos con suscomplicadas funciones SImbIóticas? La mayoríade ellos no conocen a sus padres ni tienen anadie que les enseñe. Entonces, ¿por qué ha­bríamos de suponer que el hombre es el ~nico

ser viviente desprovisto de instintos especí­ficos o que su psique está vacía de todo rastrode evolución?

Naturalmente que si se identifica la psiquecon la consciencia, se puede caer en la ideaerrónea de que el hombre viene al mundo conuna psique sin contenido, y que en años pos­teriores no contiene nada más que lo que apren­dió por expenencia mdividuaI. Pero la psiquees algo más que la consciencia. Los anImalestienen poca consciencia, pero muchos ImpUl­sos y reacciones que denotan la existencia deuna psique; y los hombres primitivos hacenmuchas cosas cuyo significado les es descono­cido.

Se puede preguntar en vano a mucha gentecivilizada acerca del verdadero significado delárbol de Navidad o los huevos de Pascua. El

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hecho es que hacen cosas sin saber por qué lashacen. Me inclino por la opinión de que, porlo general, primeramente se hicieron las co­sas y que solo mucho tiempo después fuecuando a alguien se le ocurrió preguntar porqué se hacían. El médico psicólogo constan­temente se encuentra ante pacientes, que soninteligentes, pero que se portan de un modopeculiar e impredecible y que no tienen ni ideade lo que dicen o hacen. De repente, se sientenarrastrados por malos humores inexplicablesque ni ellos mismos pueden justificar.

Superficialmente, tales reacciones e impul­sos parecen ser de naturaleza íntimamente per­sonal, y por tanto los desechamos como con­ducta idiosincrásica. En realidad, se basan enun sistema instíntivo preformado y siempredispuesto, que es característico del hombre.Formas de pensamiento, gestos entendidos uni­versalmente y muchas actitudes siguen un mo­delo que se estableció mucho antes de queel hombre desarrollara una consciencia refle­xionadora.

Incluso es concebible que los primitivos orí­genes de la capacidad del hombre para refle­xionar procedan de las dolorosas consecuenciasde violentos entrechocamientos emotivos.

Permítaseme poner como ejemplo, solo parailustrar este punto, al bosquimano que, en unmomento de cólera y decepción al no conse­guir pescar algún pez, estrangula a su muyamado hijo único y luego se siente presa deinmenso arrepentimiento cuando coge en susbrazos el cuerpecillo muerto. Ese hombre re­cordará por siempre ese momento de dolor.

No podemos saber si esa clase de experien­cIa es, en realidad, la causa inicial del desarro·110 de la consciencia hurru!ltd. Pero no hay dudade que, COI"!. frecuencia, se requiere la conmo­ción producida por una experiencia emotivaanáloga para hacer que la gente se espabile yponga atención en lo que está haciendo. Te­nema,; el famoso caso de un hidalgo españoldel siglo XIII, Raimundo Lulio, quien (despuésde un largo asedio) consiguió reunirse en unacita secreta con la dama de la que estaba ena­morado. Ella, calladamente, se abrió el vesti­do y le mostro su pecho, carcomido por elcánce-r. La conmoción cambió la vida de Lulio;con el tiempo, negó a ser un teólogo eminen­te y uno de ]os más grandes misioneros dela Iglesia. En el caso de un cambio tan repen­tino, se puede demostrar con frecuencia queun arquetipo ha estado operando por largotiempo en el inconsciente, preparando hábil­mente las circllnstcl.ncias que conducirían a ]acrisis.

Tales experiencias parecen mostrar que lasformas arquetípicas no son, precisamente, mo­delos estáticos. Son factores dinámicos que semanifiestan en impulsos, tan espontáneamentecomo los instintos. Ciertos sueños, visiones opensamientos pueden aparecer re¡x>ntinamen­te; y por muy cuidadosamente que se investi­gue, no se puede hallar cuál fue su causa. Estono quiere decir que no tengan causa; la tie­nen con toda seguridad. Pero es tan remota uoscura que no se la puede ver. En un casosemejante, hay que esperar hasta que el sueñey su significado sea suficientemente compren·

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Algunos sueños parecen predecir el fu­turo (quizá debido al conocimiento in­consciente de las posibiHdades futuras);por eso los sueños fueron muy utili­zados en la adivinación. En ,Grecia, elenfermo pedla al dios de la salud, As.clepios, un sueño en el que le indicarael remedio. Izquierda: un relieve repre­senta tal curación soñada· una serpiente(slmbolo del dios) muerde el hombroenfermo de un individuo y el dios (ala izquierda del relieve) cura el hom·bro. Página siguiente· Constantino (pio-tunl it<lhana, h. 1460) soñando antesde la batalla que le valió hacerse em·perador romano. Soñó con el srmbolode Cristo, JI-ro (a la derecha>, y conuna voz que deda: .Con este signovencerás." Tomó el signo como emble­ma suyo, ganó la batalla, y de esemodo se convirtió al cristianismo.

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dido O hasta que ocurra algún hecho externuque pueda explicar el sueño.

En el momento del sueño, ese hecho puedeaún estar en el futuro. Pero del mismo modoque nuestros pensamientos conscientes se ocu­pan muchas veces del futuro y de sus posibi­lidades, lo mismo hacen el inconsciente y sussueños. Es una creencia muy antigua que lafunción principal de los sueños es la de pro­nosticar el futuro. En la Antigüedad y aun enla Edad Media, los sueños desempeñaban supapel en la prognosis médica. Puedo confir­mar con un sueño moderno el elemento deprognosis (o preconocimiento) que puede en­contrarse en un antiguo sueño citado por Arte­midorus de Daldis, en el siglo II d. J. c.: Unhombre soñó que veía a su padre morir entrelas llamas de una casa incendiada. No muchodespués, él mismo murió de un phlegmone(fuego, o fiebre alta), que yo presumo era pul­monía.

Así ocurrió que un colega mío padeció unavez de una mortal fiebre gangrenosa, en rea­lidad, un phlegmone. Un antiguo paciente suyo,que no sabía qué enfermedad tenía su doctor,soñó que el doctor moría en un fuego. Porentonces, el doctor acababa de ingresar en unhospital y la enfermedad solo estaba comen­zando. El soñante no sabía nada sino, sim­plemente, que su médico estaba enfermo yhospitalizado. Tres semanas después, murió eldoctor.

Como muestran estos ejemplos, los sueñospueden tener un aspecto de presentimiento opronóstico, y todo el que trate de interpretar­los tiene que tener eso en cuenta, en especialcuando un sueño de significado evidente noproporciona un contexto suficiente para ex­plicarlo. Los sueños de ese tipo, con frecuen­cia, se producen de repente y nos preguntamos

qué puede haberlos provocado. Desde luego, sise conociera su ulterior mensaje, su causa se­ría clara. Porque es solamente nuestra cons­ciencia la que aún no la cnnoce: el inconscien­te parece ya estar informado y haber llegadoa una conclusión que se expresa en el sueño.De hecho, el inconsciente parece capaz de exa­minar los hechos y extraer conclusiones, enmodo muy parecido a como hace la conscien­cia. Incluso puede utilizar ciertos hechos ypronosticar sus posibles resultados precisamen­te porque no tenemos consciencia de ellos.

Por 10 que se puede deducir de los sueños,el inconsciente realiza sus deliberaciones ins­tintivamente. Esta distinción es importante. Elanálisis lógico es la prerrogativa de la cons­ciencia; elegimos con razón y conocimiento.Pero el inconsciente parece estar guiado prin­cipalmente por tendencias instintivas repre­sentadas por sus correspondientes formas depensamiento, es decir, los arquetipos. A unmédico al que se le pide que describa el cursode una enfermedad empleará conceptos racio­nales como "infección" o "fiebre". El sueñoes más poético. Expresa la enfermedad cor­poral como una casa terrenal y la fiebre comoun fuego que la destruye.

Como se ve en ese último sueño del quehemos hablado, la mente arquetípica manejóla situación en la misma forma que lo hizo entiempos de Artemidorus. Algo que es natura­leza más o menos conocida fue captado intui·tivamente por el inconsciente y sometido auna elaboración arquetípica. Esto indica que,en vez del proceso de razonamientos que elpensamiento consciente habría aplicado, lamente arquetípica ha intervenido y empren­dido la tarea de pronosticación. Los arqueti­pos tienen, de ese modo, su propia iniciativay su energía específica. Esas potencias les ca-

En un sueño de Artemidorus citado enesta página, una casa ardiendo simbo­liza la fiebre. El cuerpo humano esrepresentado con frecuencia por unacasa. Izquierda: en una enciclopedia he­brea del s. XVlll se comparan en deta­lle el cuerpo y una casa: las torretasson las orejas, las ventanas son losojos, un horno es el estómago, etc. De­recha' en un di bu jo de James Thurber,un marido mandria ve su hogar y asu mujer como una misma cosa.

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-pacitan, a la vez, para extraer una interpre­tación con significado (en su propio estilosimbólico) y para intervenir en una situacióndeterminada con impulsos y formaciones depensamientos propios. A este respecto, actúancomo complejos; van y vienen a su gusto ymuchas veces obstruyen o modifican nuestrasintenciones conscientes de una forma descon­certante.

Se puede percibir la energía específica delos arquetipos cuando experimentamos la pe-­culiar fascinación que los acompaña. Parecentener un hechizo especial. Tal cualidad pecu­liar es también característica de los complejospersonales; y así como los complejos perso­nales tienen su historia individual, lo mismoles ocurre a los complejos sociales de carácterarquetípico. Pero mientras los complejos per­sonales jam~s producen más que una incli­nación personal, los arquetipos crean mitos,religiones y filosofías que influyen y caracteri­zan a naciones enteras y a épocas de la histo­ria. Consideramos los complejos personalescomo compensaciones de la unilateralidad odefectuosidad de la consciencia; del mismomodo, los mitos de naturaleza religiosa pue­den interpretarse como una especie de terapiamental de lós sufrimientos y angustias de lahumanidad en general: hambre, guerra, en­fermedad, vejez, muerte.

El mito heroico universal, por ejemplo, siem­pre se refiere a un hombre poderoso o dios­hombre que vence al mal, encarnado en drago­nes, serpientes, monstruos, demonios y demás,y que libera a su pueblo de la destrucción yla muerte. La narración o repetición ritual detextos sagrados y ceremonias, y la adoracióna tal personaje con danzas, música, himnos,oraciones y sacrificios, sobrecoge a los asisten­tes con numínicas emociones (como si fuera

con encantamientos mágicos) y exalta al indi­viduo hacia una identificación con el héroe.

Si intentamos ver tal situación con los ojosdel creyente, quizá podamos comprender cómoel hombre corriente puede liberarse de su in­capacidad y desgracia personales y dotarse (almenos temporalmente) con una cualidad casisobrehumana. Con mucha frecuencia, tal con­vicción le sostendrá por largo tiempo e im­primirá cierto estilo a su vida. Incluso puedeestablecer la tónica de toda una sociedad. Unejemplo notable de esto puede hallarse en losmisterios eleusinos, que, finalmente, fueron su­primidos a principios del siglo VII de la eracristiana. Expresaban, junto con el oráculo deI­fico, la esencia y espíritu de la Grecia anti­gua. En medida mucho mayor, la propia eracristiana debe su nombre y significancia alantIguo misterio del dios-hombre que tienesus raíces en el arquetípico mito Osiris-Horusdel Egipto antiguo.

Comúnmente se supone que en alguna de­terminada ocasión de los tiempos prehistóri­cos se "inventaron" las ideas mitológicas bási­cas por algún inteligente filósofo anciano oprofeta y que, en adelante, fueron "creídas"por el pueblo crédulo y carente de sentido crí­tico. Se dice que las historias contadas por unsacerdocio a la búsqueda del poder no son"verdad", sino solo "pensamiento anhelante".Pero la misma palabra "inventar" deriva dellatín invenire y significa "encontrar", y de ahí,encontrar algo "buscándolo". En el último caso,la propia palabra insinúa cierto conocimientoanticipado de lo que se va a encontrar.

Permítaseme volver a las extrañas ideas con­tenidas en los sueños de la niña. Parece in­verosímil que las buscara, puesto que estabasorprendida de haberlas encontrado. Le ocu­rrieron más bien como cuentos singulares e

a

La energla de los arquetipos puededirigirse (mediante ntos y otras in­

vocaciones a la emoclon de las ma­sas) a provocar la acción colectivade la gente Los nazIs sablan eso yse valieron de versiones de los mi­tos teutonlcos para ayudar a que elpais se uniera a su causa Derecha,al extremo un cartel de propagandapresenta a Hitler como un cruzadoherOICO, el otro grabado es una fie­sta de solstICIO celebrada en veranopor la Juventud hltlenana. reaviva­ción de una antigua fiesta pagana.

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Grabado superior: pintura infantil de Na­vidad con el árbol familiar adornado convelas. El árbol de verdor perenne estárelacionado con Cristo mediante el sim­bolismo del solsticio de invierno y el«año nuevo» (el nuevo eón del crIstia­nismo). Hay muchos vínculos entre Cris­to y el símbolo del árbol: la cruz esconsiderada, muchas veces, como un ár­bol, como en el fresco italiano medieval(izquierda) con Cristo crucificado en elárbol de la ciencia. En las ceremoniascristianas las velas simbolizan la luzdivina, como en la festividad sueca deSanta Lucía (arriba), en la que las niñasllevan coronas de velas encendidas.

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inesperados que le parecieron lo bastante no­tables para ofrecérselos a su padre como rega­lo de Navidad. Sin embargo, al hacerlo así, loselevó a la esfera de nuestro superviviente mis­terio cristiano: el nacimiento de nuestro Se­ñor, mezclado con el secreto del árbol de ver­dor perenne que trae la luz recién nacida. (Estose refiere al quinto sueño.)

Aunque hay amplias pruebas históricas dela relación simbólica entre Cristo y el símbolodel árbol, los padres de la niña se habríansentido muy desconcertados si se les hubierapedido que explicaran exactamente qué signi­ficaban al adornar un árbol con velas encen­didas para celebrar el nacimiento de Cristo."¡Ah, es solo una costumbre de Navidad!",habrían contestado. Una respuesta seria ha­bría requerido una amplia disertación acercadel antiguo simbolismo del dios mortal y surelación con el culto de la Gran Madre y susímbolo, el árbol, por solo mencionar un as­pecto de este complicado problema.

Cuanto más profundicemos en los orígenesde una "imagen colectiva" (o, dicho en lengua­je eclesiástico, de un dogma) más descubrire­mos una maraña, al parecer interminable, demodelos arquetípicos que, antes de los tiemposmodernos, no habían sido objeto de reflexiónconsciente. Así es que, por paradójico que pa­rezca, sabemos más acerca de simbolismo mi­tológico que ninguna otra generación anteriora la nuestra. El hecho es que, en tiempos an­teriores, los hombres no reflexionaban sobresus símbolos; los vivían y estaban inconscien­temente animados por su significado.

Ilustraré esto con una experiencia que tuveuna vez con los salvajes del Monte Elgcn, enAlrica. Todas las mañanas, al amanecer, salíande sus chozas y se echaban el aliento o se es­cupían en las manos que luego extendían hacialos primeros rayos de sol como si estuvieranofreciendo su aliento o su saliva al dios na·ciente, o mungu. <Esta palabra swahili, queempleaban al explicar el acto ritual, deriva deuna raíz polinésica equivalente a mana o mu­lungu. Estos términos, y otros similares, de­signan un "poder" de extraordinaria eficaciay penetración que podríamos llamar divino.Por tanto, la palabra mungu es el equivalentede Alá o Dios.) Cuando les pregunté qué ex­presaban con ese acto o por qué lo hacían, sesintieron completamente desconcertados. Solo

pudieron decirme: "Siempre 10 hemos hecho.Siempre se ha hecho cuando sale el soL" Serieron ante la deducción obvia de que el solera mungu. Cierto es que el sol no es mungucuando está por encima del horizonte; mungues el momento preciso en que sale.

Lo que hacían era evidente para mí, pero nopara ellos; se limitaban a hacerlo sin reflexio­nar jamás en lo que hacían. En consecuencia,eran incapaces de explicarlo. Llegué a la con­clusión de que ofrecían su alma a mungu por­que el aliento (de vida) y la saliva significan"sustancia del alma". Echar el aliento o escu­pir sobre alguna cosa transmite un efecto "má­glCO" como, por ejempo, cuando Cristo utili­zó saliva para curar al ciego, o cuando un hijoaspira el último aliento de su padre agonizan­te con el fin de posesionarse de su alma. Esmuy inverosímil que esos africanos, aun entiempos remotos, hubieran sabido jamás algomás acerca del significado de su ceremoma. Dehecho, sus antepasados probablemente sabíanmenos porque eran más profundamente incons­cientes aún de sus motivos y pensaban menosacerca de sus acciones.

El Fausto de Goethe dice apropiadamente:"1m Anfang war die Tat". (En el principio fueel hecho.) Los "hechos" jamás fueron inven­tados, fueron realizados; por otra parte, lospensamientos son un descubrimiento relativa­mente tardío del hombre. Pnmeramente fueimpulsado hacia los hechos por factores in­conscientes; solo fue mucho tiempo despuéscuando comenzó a reflexionar sobre las causasque le habían impulsado; y le costó muchotiempo Ilegar a la idea absurda de que teníaque haberse impulsado él mismo, ya que sumente era incapaz de identificar ninguna otrafuerza motivadora que no fuera la suya propia.

Nos reiríamos ante la idea de una planta oun animal investigándose; sin embargo, haymucha gente que cree que la psique o mentese inventó a sí misma y por tanto fue la crea­dora de su propia existencia. En realidad, lamente se ha desarrollado hasta su estado ac­tual de consciencia, como una benota se des­arrolla hasta ser una encina o como los sau­rios evolucionaron hasta ser mamíferos. Se haestado desarroIlando durante muchíSimo tiem­po y aún sigue su desarrollo, así es que esta-'mas impulsados por fuerzas internas y tam­bién por estímulos externos.

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Estos motivos mtenores surgen de su Orl­gen prcfundo, que no esta hecho por la cons­CIenCIa nI esta baJo su domInIO. En la mitolo­gía de los tiempos prImitivos, esas fuerzas sellamaban mana o eSpIrltus, demonios y dIoses.Hoy día son tan activos como lo fueron siem­pre. SI se adaptan a nuestros deseos, los lla­mamos mspIraClOnes felices o Impulsos y noscongratulamos de ser tan mgenIosos SI van encontra nuestra, entonces decimos que es solomala suerte o que CIertas personas están ennuestra contra o que la causa de nuestras de,,­~raclas debe de ser patologIca. La ulllca cosaque no queremos admItir es que dependemosde "poderes" que están fuera de nuestro do­mIniO.

Sm embargo, es cierto que en tiempos re­cientes, el hombre CIvIlIzado adqUIrIÓ CIertafuerza de voluntad que puede aplIcar dondele plazca. AprendIó a reahzar su trabajo efI­cazmente sm tener que recurrir a cántICOS ytambores que le hIpnotIzaran dejándole entrance de actuar Incluso puede prescindIr dela oraclOo dIana para pedIr ayuda dIvma. Pue­de realIzar lo que se propone y puede llevar,sm dIfIcultad, sus Ideas a la aCCIón, mIentrasque el hombre prImItivo parece estar trabadoa cada pJSO, en su aCCIOn, por mIedos, supers­tIcIOnes y otros obstaculos mV1Slbles. El dICho

"querer es poder" es la superstIcIón del hom­bre moderno.

No obstante, para mantener su creenCIa, elhombre contemporáneo paga el precIO de unanotable falta de mtrospección. Está CIego parael hecho de que, con todo su racionahsmo yefIcIencIa, está poseído por "poderes" que es­tán fuera de su dommio. No han desaparecIdodel todo sus dIOses y demonIos; solamentehan adoptado nuevos nombres Ellos le man­tIenen en el curso de su vIda sm descanso, convagas aprenSIOnes, complIcacIOnes pSIcológIcas,insacIable sed de píldoras, alcohol, tabaco, co­mIda y, sobre todo, un amplIo desphegue deneurOSIS.

Dos ejemplos de la creencia en el poder «maglco» del aliento (abajo a laIzquierda) un hechicero zulu cura alpaciente soplandole en el oldo por medio de un cuerno de vaca (para expul.sar a los esplrltus) debaJo una Pin­tura medieval sobre la creación presen­ta a DIos infundiendo a Adan el soplode vida Pagina siguiente en una Pin­tura Italiana del s XIII Cristo cura aun ciego con saliva a la cual como alaliento se la creyo desde tiempos In

memOriales capaz de Infundir vida

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El alma humana

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Lo que llamamos consciencia civilizada seha ido separando, de forma constante, de susinstintos básicos. Pero esos instintos no handesaparecido. Simplemente han perdido su con·tacto con nuestra consciencia Y, por tanto, sehan visto obligados a hacerse valer medianteuna forma indirecta. Esta puede ser por- mediode síntomas físicos en el caso de las neurosis,o por medio de incidentes de diversa<; clases,como in'explicables raptos de mal humor; olvi­dos inesperados o equivocaciones al hablar.

Al hombre le gusta creer que es dueño desu alma. Pero como es incapaz de dominar su'shumores y emociones, o de darse cuenta de lamiríada de formas ocultas con que los factoresinconscientes se insinúan en sus disposicionesy decisiones, en realldad, no es su dueño. Es·tos factores inconscientes deben su eXIstenciaa la autonomía de los arquetipos. El hombremoderno se protege, por medio de un sistemade compartimientos, contra la idea de ver di­VIdIdo su propio dominio. Ciertas zonas de laVIda exterior y de su propia conducta se man­tienen, como si dIJéramos, en cajones separa­dos y jamás se enfrentan mutuamente.

Como ejemplo de esa especie de psicologíaen compartimientos, recuerdo el caso de unalcohólico que llegó a quedar bajo la influen­cia laudable de cierto movImiento religioso y,fascinado por sus entusiasmos, había olvidadoque necesitaba beber. Era eVIdente que Jesúsle había curado con un milagro y, por tanto,le mostraron como testigo de la gracia divinao de la eficacia de la mencionada organizaciónreligiosa. Pero unas semanas después de laconfesión pública, la novedad comenzó a es­fumarse y pareció apropIado algún refresco al·cohólico, y de ese modo volvió a beber. Peroesta vez la caritativa organización religiosa llegóa la conclusión de que el caso era "patológico"y, evidentemente, no era adecuado para la in­tervención de Jesús, así es que le llevaron auna clínica para que el médico lo hiciera mejorque el divino Sanador.

Este es un aspecto de la moderna mente "cul·tural" que merece 10 examinemos. Muestraun alarmante grado de disociación y confusiónpSIcológicas.

Si, por un momento, consideramos a la hu­manidad como un indiviudo, vemos que el gé-

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..Pero todos esos intentos han demostrado

su singular ineficacia, y la seguirán teniendomientras tratemos de convencer al mundo y anosotros de que son solamente ellos (es decir,nuestros adversarios) quieIl¡es están equivoca­dos. Sería mucho mejor para nosotros hacerintentos serios para reconocer nuestra propiasombra y sus hechos malvados. Si pudiéramosv~r nuestra sombra (el lado oscuro de nuestranaturaleza), seríamos inmunes a toda infecciónmoral y mental y a toda insinuación. Tal comoestán ahora las cosas, estamos expuestos acualquier infección, porque, en realidad, esta­mos haciendo, en la práctica, las mismas co­sas que ellos. Solo que nosotros tenemos ladesventaja adicional de que ni vemos ni desea­mos comprender lo que estamos haciendo bajola capa de los buenos modales.

El mundo comunista, como puede observar­se, tiene un gran mito (al que llamamos ilu­sión, con la vana esperanza de que nuestrojuicio superior 10 haga desaparecer). Es el sue­ño arquetípico, consagrado por el tiempo, deuna Edad de Oro (o Paraíso), donde todo seprovee en abundancia a todo el mundo, y unjefe grande, justo y sabio, gobierna el jardínde infancia de la humanidad. Este poderosoarquetipo, en su forma infantil, se ha apode­rado de ellos, pero jamás desaparecerá delmundo con la simple mirada de nuestro supe­rior punto de vista. Incluso lo mantenemoscon nuestro propio infantilismo, porque nues­tra civilización occidental también está aferra­da por esa mitología. Inconscientemente, aca­riciamos los mismos prejuicios, esperanzas yanhelos. También creemos en el estado fe­liz, la paz universal, la igualdad de los hom­bres, en sus eternos derechos humanos, en lajusticia, la verdad y (no 10 digamos en vozdemasiado alta) en el Reino de Dios en latierra.

La triste verdad es que la auténtica vida delhombre consiste en un complejo de oposicio­nes inexorables: día y noche, nacimiento ymuerte, felicidad y desgracia, bueno y malo.Ni siquiera estamos seguros de que uno preva­lecerá sobre el otro, de que el bien vencerá almal o la alegría derrotará a la tristeza. Lavida es un campo de batalla. Siempre 10 fue ysiempre lo será, y si no fuera así, la existen­cia llegaría a su fin.

Fue precisamente este conflicto interior del

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«Nuestro mundo está disociado como unneurótico». Página anterior: el muro deBerlín.

nero humano es como una persona arrastradapor fuerzas inconscientes; y también al gé,nero humano le gusta mantener relegados cier,tos problemas en cajones separados. Pero estaes la razón de que concedamos tanta conside,ración a lo que estamos haciendo, porque lahumanidad se ve ahora amenazada por peligrosautocreados y mortales que se están desarro·liando fuera de nuestro dominio. Nuestro mun·do, por así decirlo, está disociado como unneurótico, con el telón de acero marcando lasimbólica línea de división. El hombre occiden·tal, dándose cuenta del agresivo deseo de po·der del Este, se ve forzado a tomar medidasextraordinarias de defensa, al mismo tiempoque se jacta de su virtud y sus buenas inten­ciones.

Lo que no consigue ver es que son sus pro­pios vicios, que ha cubierto con buenos mo­dales internacionales, los que el mundo ca·munista le devuelve, descarada y metódica­mente, como un reflejo en el rostro. Lo queOccidente toleró, aunque secretamente y conuna ligera sensación de vergüenza (la mentiradiplomática, el engaño sistemático, las ame·nazas veladas), sale ahora a plena luz y engran cantidad procedente del Este y nos atacon nudos neuróticos. Es el rostro de la som­bra de su propio mal, que sonríe con una mue­ca al hombre occidental desde el otro ladodel telón de acero.

Es ese estado de cosas el que explica el pe­culiar sentimiento de desamparo de tantas gen­tes de las sociedades occidentales. Han co­menzado a darse cuenta de que las dificultadescon las que nos enfrentamos son proble­mas morales y que los intentos para resolver­los con una polltica de acumulamiento de ar­mas nucleares o de "competición" económicasirve de poco, porque corta los caminos a unosy otros. Muchos de nosotros comprendemosahora que los medios morales y mentales se­rían más eficaces, ya que podrían pmporcio,narnos una inmunidad psíquica contra la in­fección siempre creciente.

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Toda sociedad tiene su Idea del paralsoarquetlplco o edad de oro que, segunse cree eXlstlo una vez y volvera a eXIS­tir Izquierda una pintura norteamerica­na del S XIX Incorpora la Idea de unautopla del pasado representa el tratadocelebrado en 1682 entre Wdllam Penny los Indios, desarrollandose en un pa­raJe Ideal donde todo es armonla y pazDebaJo, Izquierda un reflejo de la Ideade una vtopla venidera un panel enun parque de Moscu representa a LenlngUiando al pueblo ruso haCia el futuro

Arriba el ¡ardln del Eden representadocomo un Jardln amurallado (y semeJan­te a un vientre), en una pintura fren­cesa del s XV, y mostrando la expulSiónde Adan y Eva Pagina sigUiente, IZ

qUlerda la cedad dorada lO de la Inge­nUidad primitiva esta representada en uncuadro (titulado Par.Iso terrenal) delpintor del s XVI Cranach Derechacuadro del pintor flamenco del S XVIBrueghel titulado P.is de Cokaygne,pals mltlco de deleites sensuales y vidaregalada (los cuentos acerca de ese palsfueron muy populares en la Europamedieval, especialmente entre los agoblados campesinos y siervos) •

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hombre el que llevó a los primeros cristianosa creer y esperar un pronto fip de este mundo,o a los budistas a rechazar todo deseo y as­piración terrenales. Estas respuestas básicasserían francamente suicidas si no estuvieranligadas con unas ideas mentales y morales muypeculiares y con prácticas que forman el volu­men de ambas religiones y que, hasta ciertopunto, modifican su negación radical delmundo.

Subrayo ese punto porque, en nuestros tiem­pos, hay millones de personas que han perdidola fe en toda clase de religión. Tales perso­nas, ya no entienden su relIgión. Mientras lavida se desliza suavemente sin religión, la pér­dida permanece tan buena como inadvertida.Pero cuando llegan los sufrimientos es otracuestión. Es cuando la gente comienza a bus­car una salida y a reflexionar acerca del sig­nificado de la vida y sus turbadoras y penosasexperiencias.

Es significativo que el médico psicólogo (enmi experiencia) es más consultado por judíosy protestantes que por católicos. Era de es­perar que así fuera, porque la Iglesia Católicaaún se siente responsable de la cura anima­rum (el cuidado por el bien del alma). Peroen esta edad científica, el psiquíatra es idóneopara que se le planteen las cuestiones que enotro tiempo pertenecían a los dominios delteólogo. La gente percibe que hay gran dife­rencia, o la habría, entre poseer una creenciapositiva en una forma de vida significativa yla creencia en Dios y la inmortalidad. Con freocuencia el espectro de la muerte cercana da

un poderoso incentivo a tales pensamientos.Desde tiempos inmemoriales, los hombres tu­vieron ideas acerca de un Ser Supremo (uno ovarios) y acerca de la Tierra del más allá. Solohoy día piensan que pueden pasarse sin talesideas.

Como no podemos descubrir con un teles­copio el trono de Dios en el firmamento o es­tablecer (como cierto) que un padre, o madre,amante está aún por ahí en una forma más omenos corporal, la gente supone que talesideas "no son verdad". Yo más bien diría queno son suficientement.e "verdad", pues sonconceptos de cierta clase que acompañaron ala vida humana desde los tiempos prehistóri­cos y que aún se abren paso hasta la conscien­cia con cualquier provocación.

El hombre moderno puede afirmar que élprescinde de tales conceptos y que puede apo­yar su opinión insistiendo en que no hay prue­ba científica sobre su veracidad. 0, incluso,puede lamentarse de la pérdida de sus creen­cias. Pero, puesto que estamos tratando de co­sas invisibles e inconocibles (porque Dios estámás allá de la comprensión humana y no haymedio alguno de demostrar la inmortalidad),¿por qué nos preocupamos de su demostra­ción? Aun cuando no conociéramos con la ra­zón nuestra necesidad de sal o de alimento,nadie dejaría por eso de utilizarlos. Podría ar­gumentarse que la utilización de la sal es unamera ilusión del gusto o una superstición; noobstante, seguiría contribuyendo a nuestrobienestar. Entonces, ¿por qué nos privamosde ideas que demostrarían ser útiles en las

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. '----------------------CriSIS Y darían sentido a nuestra existencia?

¿Y cómo sabemos que esas ideas no son ver­dad? Mucha gente estaría de acuerdo conmi­go si yo afirmara de plano que tales ideas pro­bablemente son ilusiones. De lo que no se dancuenta es que la negación es tan imposible de"demostrar" como la afirmación de la creen­cia religiosa. Tenemos plena libertad para ele­gir qué punto de vista vamos a aceptar; entodo caso, será una declaración arbitraria.

Sin embargo, hay una poderosa razón empí­rica en por qué habríamos de fomentar pensa­mientos que jamás pueden ser demostrados.Es que se sabe que son útiles. El hombre, po­sitivamente, necesita ideas y convicciones ge­nerales que le den sentido a su vida y le per­mitan encontrar un lugar en el universo. Pue­de soportar las más increíbles penalidadescuando está convencido de que sirven paraalgo; se siente aniquiladC' cuando, en el coI­ma de todas sus desgracias, tiene que admitirque está tomando parte en un "cuento conta­do por un idiota".

La misión de los símbolos religiosos es darsentido a la vida del hombre. Los indios Pue­blos creen que son hijos del Padre Sol, y estacreencia dota a su vida con una perspectiva(y una finalidad) que va más allá de su limi­tada existencia. Les da amplio espacio para eldesenvolvimiento de la personalidad y les per­mite una vida plena de verdaderas personas.Su situación es mucho más satisfactoria que ladel hombre de nuestra civilización que sabeque es ( y seguirá siendo) nada más que un servencido sin un sentido íntimo que darle a suvida.

Una sensación de que la existencia tiene unsignificado más amplio es lo que eleva al hom­bre más allá del mero ganar y gastar. Si carece

Pagina anterior' rito funerario de labarca de una tribu sudamericana El di·funto, colocado en su canoa, reCibe ali·mentas y ropa para el viaJe Los sImbo­los religiOSOs y las creencias de todaíndole dan sentido a la Vida de los hom·bres los pueblos antiguos se afligían conla muerte (derecha' figurilla egipcia,encontrada en una tumba, representan­do la afllcclon), aunque sus creenciastambién les haclan pensar en la muertecomo en una transformaCión pOSitiva.

de esa sensaclOn, se siente perdido y desgra­ciado. Si San Pablo hubiera estado convenci­do de que no era más que un teiedor ambu·lante de alfombras, con seguridad no hubierasido el hombre que fue. Su verdadera y signi­ficativa vida reside en su íntima certeza Ideque él era el mensajero del Señor. Se le pu(.~e

acusar de sufrir megalomanía, pero tal opiniónpalidece ante el testimonio de la historia y eljuicio de las generaciones posteriores. El mitoque se posesionó de él le convirtió en algomucho más grande que un simple artesano.

Sin embargo, ese mito consta de símbolosque no fueron inventados conscientemente.Solo ocurrieron. No fue el hombre Jesúc; el queinventó el mito del dios-hombre. Ya existíamuchos siglos antes de su nacimiento. El tam­bién se vio captado por esa idea simbólica que,como San Marcos nos cuenta, le sacó de la es·trecha vida de un carpintero nazareno.

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Los mitos se remontan a los primitivos na­rradores y sus sueños, a los hombres movidospor la excitación de sus fantasías. Esa genteno era muy distinta de la que, generacionesposteriores, llamaron poetas y filósofos. Losprimitivos narradores no se preocupaban delorigen de sus fantasías; fue mucho tiempodespués cuando la gente empezó a preguntarsede dónde procedía el relato. Sin embargo, hacemuchos siglos, en lo que ahora llamamos "an­tigua" Grecia, la mente humana estaba lo bas­tante adelantada para sospechar que las histo­rias de los dioses no eran más que arcaicastradiciones exageradas acerca de reyes y je.fes hacía mucho tiempo enterrados. Los hom­bres ya adoptaban la opinión de que el mitoera muy improbable que significara lo que de­cía. Por tanto, trataron de reducirlo a una for­ma comprensible en general.

En tiempos más recientes, hemos visto queha ocurrido lo mismo con el simbolismo oní­rico. Nos dimos cuenta, en los días en que lapsicología estaba en su infancia, que los sue­ños tenían cierta importancia. Pero al igualque los griegos se convencieron de que sus mi­tos eran puras elaboraciones de la historia ra­cional o "normal", así algunos de los precur­sores de la psicología llegaron a la conclusiónde que los sueños no significaban lo queaparentaban. Las imágenes o símbolos quepre~:entaban eran desechados como formas fan­tásticas en que se presentaban a la mente cons­ciente los contenidos reprimidos de la psique.Así es que se dio por admitido que un sueñosignificaba algo que era distinto a su relatoobvio.

Ya expliqué mi desacuerdo con esa idea;desacuerdo que me condujo a estudiar la for­ma y el contenido de los sueños. ¿Por qué ha­bían de significar algo que era diferente a sucontenido? ¿Hay algo en la naturaleza que nosea lo que es? El sueño es un fenómeno nor­mal y natural, y no significa algo que no sea.Hasta el Talmud dice: "El sueño es su pro­pia interpretación." La confusión surge por­que el contenido del sueño es simbólico y, portanto, tiene más de un significado. Los símbo­los señalan en direcciones diferentes de las queabarcamos con la mente consciente; y, portanto, se refieren a algo que es inconscienteo, al menos, no del todo consciente.

Para la mente científica, fenómenos tales

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Arriba: dibujo infantil de un árbol (conel sol en lo alto). El árbol es uno delos me¡"ores ejemplos de motivo queaparezca con frecuencia en sueños (yenotras partes) y que pueda tener unavariedad increíble de significados. Puedesimbolizar evolución, crecimiento físicoo maduración psicológica; podría simbo­lizar sacrificio o muerte (crucifixión deCristo en un árbol); podría ser unsímbolo fálico; y podría ser muchas co­sas más. Y otros motivos oníricos comola cruz (pág. siguiente) o el Iingam (elotro grabado) también pueden tenermultitud de significados simbólicos.

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como las ideas simbólicas son un engorro, por­que no se pueden formular de manera que sa­tisfaga al intelecto y a la lógica. Pero, en modoalguno, son el único caso de ese tipo en psico­logía. La incomodidad comienza con el fenó­meno del "afecto" o emoción que se evade detodos los intentos del psicólogo para encasi­llarlo con una definición. La causa de esa di­ficultad es la misma en ambos casos: la inter­vención del inconsciente.

Conozco de sobra el punto de vista cientí­fico para comprender que es de lo más molestotener que manejar hechos que no se pue­den abarcar en forma completa o adecuada.El engorro de estos fenómenos es que los he­chos son innegables y, sin embargo,·no se pue­den formular en términos intelectuales. Paraello, tendríamos que ser capaces de compren­der la vida misma, porque es la vida la queproduce emoc;iones e ideas simbólicas.

El psicólogo académico está en plena liber­tad de desechar el fenómeno de la emoción oel concepto del inconsciente (o ambos) de suconsideración. No obstante, siguen siendounos hechos a los que el médico psicólogo, porlo menos, tiene que prestar la debida aten­ción; porque los conflictos emotivos y la in­tervención del inconsciente son los rasgos clá­sicos de su ciencia. Si trata a un paciente, seenfrenta con esos irracionalismos como con he­chos difíciles, independientemente de su ca­pacidad para formularlos en términos intelec-

tuales. Por tanto, es muy natural que la genteque no ha tenido la experiencia médica del psi­cólogo encuentre difícil entender lo que ocurrecuando la psicología deja de ser un estudiotranquilo del científico en su laboratorio y seconvierte en una parte actjva de la aventurareal de la vida. El tiro al blanco en un campode tiro es muy distinto a un campo de bata­lla; el doctor tiene que tratar con víctimasde una guerra auténtica. Tiene que ocuparsede realidades psíquicas, aunque no pueda in­corporarlas en definiciones científtcas. Por esono hay libro de texto que pueda enseñar psi­cología; se aprende solo con experiencia efec­tiva.

Podemos ver claramente este punto cuandoexaminamos ciertos símbolos muy conocidos.

La cruz en la religión cristiana, por ejem­plo, es un símbolo significativo que expresauna multitud de aspectos, ideas y emociones;pero una cruz puesta tras un nombre en unalista indica, simplemente, que el individuo estámuerto. El falo es un símbolo amplísimo enla religión hindú, pero si un rapazuelo de lacalle pinta uno en la pared, no hace más quereflejar interés por su pene. Como las fanta­sías infantiles y adolescentes con frecuenciase prolongan en la vida adulta, se tienen mu­chos sueños en los que hay inequívocas alu­siones sexuales. Sería absurdo entenderlascomo otra cosa. Pero cuando un electricistahabla del macho y la hembra en un enchufe.

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sería ridículo suponer que se recrea reavivan·do las fantasías de la adolescencia. Simplemen­te utiliza pintorescos nombres descriptivosde los materiales que emplea. Cuando un hin­dú culto nos habla acerca del Lingam (el falo,que, en la mitología hindú, representa al diosSiva), se pueden oír cosas que los occidenta­les jamás relacionaríamos con el pene. En rea­lidad, el Lingam no es una alusión obscena; nies la cruz, meramente, un signo de muerte.Mucho de ello depende de la madurez del so­ñante que produce tales imágenes.

La interpretación de los sueños y de lossímbolos requiere inteligencia. No puede trans­formarse en un sistema mecánico y luego en­granarlo en cerebros sin imaginación. Requie­re, a la vez, un creciente conocimiento de laindividualidad del soñante y una creciente au­tovigilancia por parte del intérprete. Los queno tienen experiencia en este campo negaránque haya normas sencillas que puedan ser úti­les, aunque han de aplicarse con prudencia einteligencia. Se pueden seguir todas las buenasnormas y, no obstante, empantanarse en elmás terrible disparate, solo por desdeñar undetalle, sin importancia en apariencia, que unainteligencia mejor no hubiera dejado escapar.Incluso un hombre de gran inteligencia puededesviarse por falta de intuición o de sensibi­lidad.

Cuando intentamos comprender los símbo­los, no solo nos enfrentamos con el propio sím­bolo, sino que nos vemos frente a la tota­lidad de la producción individual de símbolos.Esto incluye el estudio de sus antecedentesculturales y, en el proceso, rellena uno mu­chos huecos con la cultura propia. He adop­tado como norma considerar cada caso comouna proposición completamente nueva acercade la cual no debo saber ni siquiera el abece­dario. Las respuestas rutinarias pueden serprácticas y útiles mientras se está tratando lasuperficie, pero tan pronto como se está encontacto con los problemas vitales, es la pro­pia vida la que manda y aun las brillantes pre­misas teóricas se convierten en palabrerLi.

Imaginación e intuición son vitales paranuestra comprensión. Y aunque la opinión po­pular corrien te es que son valiosas, principal­mente, para poetas y artistas (que en cues­tiones de "juicio" no serían de fiar), de hecho,son igualmente vitales en los escalones más

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elevados de la ciencia. Ahí desempeñan unpapel cada vez más importante que suplementael del intelecto "racional" y su aplicación aun problema específico. Incluso en física, lamás estricta de todas las ciencias aplicadas,depende en un grado asombroso de la intui­ción que actúa a modo de inconsciente (aun­que es posible demostrar después el procesológico que hubiera conducido al mismo resul­tado que la intuición).

La intuición es casi indispensable en la in­terpretación de los símbolos, y muchas vecespuede asegurar que sean inmediatamente com­prendidos por el soñante. Pero mientras esasospecha casual puede ser subjetivamente con­vincente, también puede ser un tanto peligro~

sao Puede llevar con mucha facilidad a unafalsa sensación de seguridad. Puede, por ejem­plo, inducir al intérprete y al soñante a seguirunas relaciones cómodas y aparentemente fá­ciles que puedan desembocar en una especiede sueño mutuo. La base segura del verdade­ro conocimiento intelectual y de la compren­sión moral se pierde si nos conformamos conla vaga satisfacción de haber comprendido por"sospechas". Solo podemos explicar y sabersi reducimos las intuiciones a un conocimientoexacto de los hechos y de sus conexiones ló­gicas.

El investigador honrado tiene que admititque no siempre puede hacer eso, pero no seríahonrado no tenerlo siempre en cuenta. Inclu­so un científico es un ser humano. Por tanto,para él es natural, como para otros, aborrecerlas cosas que no puede explicar. Es una ilusióncomún creer que lo que sabemos hoy día estodo lo que se puede llegar a saber. Nada esmás vulnerable que la teoría científica, la cuales un intento efímero de explicar hechos y nouna verdad eterna.

Los seres mitológicos antiguos son hoy dfacuriosidades de' museo (pág. siguiente). Perolos arquetipos que expresan no han per­dido su poder para impresionar la mentehumana. Quizá los monstruos de las mo­dernas películas de «miedo» (siguiente gra­bado a la derecha) son versiones deforma­das de arquetipos que, en adelante, yano serán reprimidos.

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El papel de los símbolos

Cuando el médico psicólogo se interesa porlos símbolos, primeramente se ocupa de lossímbolos "naturales", distinguiéndolos de lossímbolos "culturales". Los primeros se derivande los contenidos inconscientes de la psique,y, por tanto, representan un número enormede variaciones en las imágenes arquetípicasesenciales. En muchos casos, aún puede seguir­se su rastro hasta sus raíces arcaicas, es de­cir, hasta ideas e imágenes que nos encontra­mos en los relatos más antiguos y en lassociedades primitivas. Por otra parte, los sím­bolos culturales son los que se han empleadopara expresar "verdades eternas" y aún se em­plean en muchas religiones. Pasaron por mu­chas transformaciones e, incluso, por un pro­ceso de mayor o menor desarrollo consciente,y de ese modo se convirtieron en imágenes co­lectivas aceptadas por las sociedades civiliza­das.

Tales símbolos culturales mantienen, noobstante, mucho de su original numinosidado "hechizo". Nos damos cuenta de que pue­den provocar úrta profunda emoción en ciertosindividuos, y esa condición psíquica hace queactúen en forma muy parecida a los prejui­cios. Son un factor con el cual tiene quecontar el psicólogo; es tontería desdeñarlos,porque, en términos racionales, parezcan absur­dos o sin importancia. Son integrantes de im­portancia de nuestra constitución mental yfuerzas vitales en la formación de la sociedad

humana, y no pueden desarraigarse sin gravepérdida. Allí donde son reprimidos o desde­ñados, su específica energía se sumerge en elinconsciente con consecuencias inexplicables.La energía psíquica que parece haberse perdi­do de ese modo sirve, de hecho, para revivire intensificar todo lo que sea culminante enel inconsciente; tendencias que, quizá, no tu­vieron hasta entonces ocasión de expresarseo, al menos, no se les permitió una existenciano inhibida en nuestra consciencia.

Tales tendencias forman una "sombra" per­manente y destructiva en potencia en nuestramente consciente. Incluso las tendencias que,en ciertas circunstancias, serían capaces deejercer una influencia beneficiosa, se transfor­man en demonios cuando se las reprime. Esaes la razón de que mucha gente bien intencio­nada le tema incompresivamente al incons­ciente y, de paso, a la psicología.

Nuestros tiempos han demostrado lo quesignifica abrir las puertas del inframundo. Co­sas cuya enormidad nadie hubiera imaginadoen la idílica inocencia del primer decenio denuestro siglo han ocurrido y han trastrocadonuestro mundo. Desde entonces, el mundo hapermanecido en estado de esquizofrenia. Nosolo la civilizada Alemania vomitó su terribleprimitivismo, sino que también Rusia está re­gida por él y Afriea está en llamas. No es deadmirar que Occidente se sienta incómodo.

El hombre moderno no comprende hasta

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qué punto su "racionalismo" (que destruyó sucapacidad para responder a las ideas y símbo­los numínicos) le ha puesto a merced del "in­íramundo" psíquico. Se ha librado de la "su­perstición" (o así lo cree), pero, mientras tan­to, perdió sus valores espirituales hasta un gra­do positivamente peligroso. Se desintegró sutradición espiritual y moral, y ahora está pa­gando el precio de esa rotura en desorienta­ción y disociación extendidas por todo elmundo.

Los antropólogos han descrito muchas ve­ces lo que ocurre a una sociedad primitivacuando sus valores espirituales están expues­tos al choque de la civilización moderna. Sugente pierde el sentido de la vida, su organi­zación social se desintegra y la propia gentedecae moralmente. Nosotros estamos ahora enla misma situación. Pero nunca comprendimosrealmente lo que perdimos, porque, por des­gracia, nuestros dirigentes espirituales estabanmás interesados en proteger sus institucionesque en entender el misterio que presentan lossímbolos. En mi opinión, la fe no excluye elpensamiento (que es el arma más poderosa delhombre), pero, desgtaciadamente, muchos ere­yantes parecen temer tanto a la ciencia (Y, depaso, a la psicología) que miran con ojos cie-

gos las fuerzas psíquicas numllllcas que porsiempre dominan el destino del hombre. He­mos desposeído a todas las cosas de su miste­rio y numinosidad; ya nada es sagrado.

En las edades primitivas, cuando los con­ceptos instintivos brotaban en la mente delhombre, la mente consciente no dudaba en in­tegrarlos en un esquema psíquico cuherente.Pero el hombre "civilizado" ya no es capaz dehacerlo. Su consciencia "avanzada" le privóde los medios con los que podía asimilar lasaportaciones auxiliares de los instintos y delinconsciente. Esos órganos de asimilacIón eintegración eran símbolos numínicos, acepta­dos comúnmente como sagrados.

Hoy día, por ejemplo, hablamos de "mate­ria". Describimos sus propiedades físicas. Rea­lizamos experimentos de laboratorio para de­mostrar algunos de sus aspectos. Pero la pa­labra "materia" sigue siendo un concepto seco,inhumano y puramente intelectual, sin ningúnsignificado psíquico para nosotros. Qué distin­ta era la primitiva imagen de la materia-laGran Madre-, que podía abarcar y expresarel profundo significado emotivo de la MadreTierra. De la misma forma, lo que era el es­píritu se identifica ahora con el intelecto, yasí deja de ser el Padre de Todo. Ha degene-

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rada en los limitados pensamientos del ego delhombre; la inmensa energía emotiva expresa­da en la imagen de "nuestro Padre" se disipaen la arena de un desierto intelectual.

Estos dos principios arquetípicos residen enlos cimientos de los dos sistemas opuestos delEste y del Oeste. Sin embargo, las masas y susdirigentes no se dan cuenta de que no hay di­ferencia importante entre llamar al mundoprincipio masculino y padre (espíritu), comohace Occidente, o femenino y madre (mate­ria), como hacen los comunistas. Esencialmen­te, sabemos tan poco de lo uno como de 10otro. En los tiempos primitivos, esos princi­pios eran adorados con toda clase de ritos,los cuales, por lo menos, mostraban la signifi­cancia psíquica que tenían para el hombre.Pero ahora se han convertido en meros con­ceptos abstractos.

Al crecer el conocimiento científico, nuestromundo se ha ido deshumanizando. El hombrese siente aislado en el cosmos, porque ya nose siente inmerso en la naturaleza y ha perdidosu emotiva "identidad inconsciente" con losfenómenos naturales. Estos han ido perdiendopaulatinamente sus repercusiones simbólicas.El trueno ya no es la voz de un dios encole­rizado, ni el rayo su proyectil vengador. Nin­gún río contiene espíritus, ni el árbol es elprincipio vital del hombre, ninguna serpientees la encarnación de la sabiduría, ni es la gru­ta de la montaña la guarida de un gran demo­nio. Ya no se oyen voces salidas de las pie­dras, las plantas y los animales, ni el hombrehabla con ellos creyendo que le pueden oír.Su contacto con la naturaleza ha desaparecidoy, con él, se fue la profunda fuerza emotiva

Los contenidos Inconscientes reprimidospueden brotar destructivamente en formade emociones negativas, como en la Segun­da guerra mundial Pagina opuesta, Izquler·da priSioneros Judíos en Varsovia despuésdel levantamiento de 1943; pág opuesta,derecha calzado de los condenados a muer·te en Auschwltz.

Derecha' aborígenes australianos que se des­Integraron desde que perdieron sus creen·clas religiosas por su contacto con la clvi·I,zac/On Esta tribu solo cuenta hoy díacon algunos centenares.

que proporcionaban esas relaciones simbólicas.Esa enorme pérdida se compensa con los

símbolos de nuestros sueños. Nos traen nues­tra naturaleza originaria: sus instintos y pen­samientos peculiares. Sin embargo, por des­gracia, expresan sus contenidos en el lengua­je de la naturaleza, que nos es extraño e in­comprensible. Por tanto, nos enfrenta con latarea de traducirlo a las palabras racionales yconceptos del habla moderna, que se ha libra­do de sus primitivos estorbos, en especial, desu participación mística en las cosas que des­cribe. Hoy día, cuando hablamos de fantasmasy otras figuras numínicas, ya no las estamosconjurando. Se les ha extraído el poder y tam­bién la gloria a esas palabras tan poderosas enotros tiem pos. Hemos dejado de creer en fór­mulas mágicas; no han quedado demasiadostabúes y restricciones análogas; y nuestromundo parece estar desinfectado de todos esos1).úmenes supersticiosos como "brujas, hechi­ceros y aojadores", por no hablar de hombres­lobo, vampiros, espíritus del bosque y todoslos demás seres extraños que poblaban losbosques primitivos.

Para ser más exacto, la superficie de nues­tro mundo parece estar limpia de todos loselementos supersticiosos e irracionales. No

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obstante, que el verdadero mundo interior hu­mano (no la ficción que calma nuestros deseosacerca de él) esté también libre de primitivis­mo es otra cuestión diferente. ¿No es todavíatabú el número 13 para mucha gente? ¿Nohay todavía muchas personas poseídas por pre­juicios irracionales, proyecciones e ilusiones in­fantiles? Una descripción realista de la mentehumana revela muchos de esos rasgos y su­pervivencias primitivos que aún desempeñansu papel como si nada hubiera ocurrido du­rante los últimos quinientos años.

Es esencial apreciar este punto. De hecho,el hombre moderno es una mezcla curiosa decaracterísticas adquiridas a 10 largo de las eda­des de su desarrollo mental. Este ser mixto esel hombre y sus símbolos, de los que tenemosque tratar, y también tenemos que examinarmuy minuciosamente los productos de su men­te. El escepticismo y la convicción científicaexisten en él codo a codo con anticuados pre­juicios, añejos modos de pensar y de sentir,falsas interpretaciones obstinadas e ignoranciaciega.

Tales son los seres humanos contemporá­neos productores de los símbolos que investi­gamos los psicólogos. Con el fin de explicaresos símbolos y su significado, es vital apren­der si sus representaciones se refieren a unaexperiencia puramente personal o si han sidoescogidos por un sueño, para su propósito par­ticular, de un acervo de conocimiento cons­ciente general.

Pongamos, por ejemplo, un sueño en el quesurge el número 13. La cuestión es si el soñan­te cree habitualmente en la mala suerte de esenúmero o si el sueño alude meramente a gen­te que aún consiente tales supersticiones. Larespuesta hace que la interpretación sea di­ferente. En el primer caso, hay que contar conel hecho de que el individuo está aún bajo elhechizo del funesto 13 y, por tanto, se sentirámuy molesto en la habitación número 13 deun hotel o sentándose a una mesa de 13 co­mensales. En el último caso, el 13 puede nosignificar más que una descortesía o una ob­servación insultante. El soñante "supersticio­so" aún siente el hechizo del 13; el soñantemás "racional" ha desprovisto al 13 de su ori­ginaria resonanacia emotiva.

Este argumento ilustra la forma en que apa­recen los arquetipos en la experiencia prácti-

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ca: son, al mismo tiempo, imágenes y emo­ciones. Se puede hablar de un arquetipo solocuando estos dos aspectos son simultáneos.Cuando meramente se tiene la imagen, enton­ces es solo una imagen oral de escasa impor­tancia. Pero al estar cargada de emoción, laimagen gana numinosidad (o energía psíqui.ca); se hace dinámica, y de ella han de salirconsecuencias de alguna clase.

Me doy cuenta de que es difícil captar esteconcepto, porque estoy tratando de emplearpalabras para describir algo cuya verdaderanaturaleza la hace incapaz de definición exac­ta. Pero, puesto que hay mucha gente que seempeña en considerar los arquetipos como sifueran parte de un sistema mecánico que sepuede aprender de memoria, es esencial insis­tir en que no son meros nombres ni aun con­ceptos filosóficos. Son trozos de la vida misma,imágenes que están íntegramente unidas al in­dividuo vivo por el puente de las emociones.Por eso resulta imposible dar una interpreta­ción arbitraria (o universal) de ningún arque­tipo. Hay que aplicarlo en la forma indicadapor el conjunto vida-situación del individuodeterminado a quien se refiere.

Así, en el caso de un cristiano devoto, elsímbolo de la cruz solo puede interpretarse ensu contexto cristiano, a menos que el sueñoproporcione una razón poderosa para buscarmás allá de él. Aun así, el específico significa­do cristiano debe tenerse presente. Pero nopodemos decir que, en todo momento y en to­das las circunstancias, el símbolo de la cruztenga el mismo significado. Si eso fuera así,quedaría privado de su numinosidad, carentede vitalidad y se convertiría en simple palabra.

Quienes no se den cuenta del especial tonosensible del arquetipo, desembocan en unamezcolanza de conceptos mitológicos que sepueden enhebrar juntos para mostrar que cadauno de ellos significa algo o nada. en defini­tiva. Todos los cadáveres en el mundo son quí­micamente idénticos, pero los individuos vi­vos, no. Los arquetipos toman vida solo cuan­do intentamos descubrir, pacientemente, porqué y de qué modo tienen significado para unindividuo vivo.

El mero uso de palabras es fútil cuando nose sabe qué significan. Esto resulta especial­mente verdad en psicología, donde hablamosde arquetipos como el ánima y el ánimus, el

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Los antiguos chinos relaCionaban la lunacon la d osa Kwan YIn (grabado supenor) Otras sociedades personificaron laluna como d,v ",dad Y aunque la ciencla moderna nos muestre que la luna,en real dad solo es una esfera de lodocubierta de crateres (Izquierda) hemosconservado parte de la actitud arquetlplca en nuestras asociaciones corrlentes de la luna con el amor y el roman­tiCiSmO

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En el inconsciente de un niño podemos verel poder (y la universalidad) de los símbo­los arquetípicos IzqUierda. la pintura hechapor un niño de siete años-un gran sol ex­pulsando paJaros negros, demoniOs de lanoche-tiene el aroma de un verdadero milo.Derecha niños jugando a una danza espon­tánea que es una forma de expresión propiatan natural como las danzas ceremonialesde los prlnlltlvoS Las vieJas tradiCiones po­pulares aun persisten en las creencias «ri­tuales,. de los niños por eJemplo, los niñosde toda la Gran Bretaña (y de otras par­tes) creen que es de buena suerte ver uncaballo blanco, que es un slmbolo de Vidamuy conOCido Pagina contigua una diosacelta de la creaClon, Epona, a la que serepresentaba montando a caballo, muchasveces era representada por una yegua blanca

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hombre sabio, la gran madre y demás. Se pue­de saber todo sobre santos, sabios, profetas yotros hombres piadosos, y todas las grandesmadres del mundo. Pero si son meras imáge­nes cuya numinosidad no hemos experimen­tado nunca, será como si estuviéramos hablan­do en un sueño, porque no sabremos de quéhablamos. Las meras palabras que emplee­mos serán vacías y sin valor. Adquieren viday significado solo cuando se tiene en cuentasu numinosidad, es decir, su relación con elindividuo vivo. Solo entonces comenzaremosa comprender que sus nombres significan muypoco, mientras que la forma en que nos sonrelatadas es de la mayor importancia.

La función productora de símbolos de nues­tros sueños es, de ese modo, un intento dellevar la originaria mente del hombre a unaconsciencia "avanzada" o diferenciada, en laque jamás estuvo antes y que, por tanto, ja­más estuvo sometida a autorreflexión crítica.Porque, en las largas edades del pasado, esamente originaria era la totalidad de la perso­nalidad del hombre. Al desarrollar su cons~

ciencia, su mente consciente fue perdiendocontacto con parte de aquella energía psíquicaprimitiva. Y la mente consciente jamás cono-CIÓ aquella mente ongmaria; porque en elproceso de evoluclón se prescmdió de la ver­dadera conscIencIa dIferenciada, la única quehubIera podIdo darse cuenta de ella.

Sin embargo, parece que lo que llamamosinconsciente ha conservado característIcas pri­mitIvas que formaban parte de la mente ongi-

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naria. Es a esas características a las que cons­tantemente se refieren los símbolos de los sue­ños, como si el inconsciente tratara de volvera todas las cosas antiguas de las cuales se li­bró la mente al evolucionar: ilusiones, fanta­sías, arcaicas formas de pensamiento, instintosfundamentales y demás.

Esto es lo que explica la resistencia, inclusoel miedo, que muchas veces tiene la gente alacercarse a las cuestiones inconscientes. Estoscontenidos supervivientes no son neutrales oindIferentes. Al contrario, están tan saturadosque muchas veces resultan más que simplemen­te incómodos. Pueden producir verdadero mie­do. Cuanto más :>e los reprime, más se extien­den en forma de neurosis por toda la persona­lidad.

Esta energía psíquica es la que les da im­portancia tan vital. Es, precisamente, como siun hombre que hubiera pasado por un perío­do de inconsciencia, se diera cuenta, de re­pente, de que había un hueco en su memoria,que se habían producido hechos importantesque no podía recordar. Mientras supusiera quela psique es un asunto exclusivamente perso­nal (que es la suposición corriente), trataríade recuperar los recuerdos infantiles aparen­temente perdidos. Pero los huecos en el recuer­do de su infancia son meros síntomas de unapérdida mayor: la pérdida de la psique pri­mitiva.

Al igual que la evolución del cuerpo em­brionario repite su prehistoria, también la mente evoluciona a través de una serie de etapa

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prehistóricas. La principal tarea de los sueñoses retrotraer una especie de "reminiscencia" dela prehistoria, así como del mundo infantil, di­rectamente al nivel de los más primitivos ins­tintos. Tales reminiscencias pueden tener, enciertos casos, notable efecto saludable, comoya lo vio Freud hace mucho tiempo. Esta ob­servación confirma la idea de que un huecoen los recuerdos de la infancia (la llamada am­nesia) repre~nta una pérdida positiva y surecuperación puede traer un aumento positivode vida y de bienestar.

Como el niño es físicamente pequeño y suspensamientos conscientes son escasos y sen­cillos, no nos damos cuenta de las complica­ciones de largo alcance de la mente infantilbasadas en su identidad original con la psiqueprehistórica. Esa "mente originaria" está tanpresente y en funcionamiento en el niño comolas etapas evolutivas de la humanidad en sucuerpo embrionario. Si el lector recuerda 10que dijimos anteriormente respecto a los no­tables sueños de la niña que regaló a su padreel relato de sus sueños, se hará buena idea delo que queremos decir. En la amnesia infantil,encontramos extraños fragmentos mitológicosque, con frecuencia, también aparecen en pos­teriores psicosis. Las imágenes de esa clase sonsumamente numínicas y, por tanto, muy im­portantes. Si tales reminiscencias reaparecenen la vida adulta, pueden causar, en algunoscasos, profundas alteraciones psicológicas, mien­tras que en otras personas pueden producirmilagros de curación o de conversiones religio·

sas. Muchas veces retrotraen un frag"mento devida, perdido por mucho tiempo, que da unafinalidad a la vida y de ese modo la enriquece.

La reminiscencia de recuerdos infantiles y lareproducción de formas arquetípicas de la con­ducta psíquica pueden crear un horizonte másamplio y una extensión mayor de consciencia,a condición de que se consiga asimilar e inte­grar en la mente consciente los contenidos per­didos y luego recuperados. Puesto que no sonneutrales, su asimilación modificará la per­sonalidad al igual que ellos tendrán que sufrirciertas alteraciones. En esa parte de lo quese llama "proceso de individuación" (que ladoctora M.-L. von Franz describe en otra sec­ción de este libro) la interpretación de lossímbolos desempeña un papel práctico impor­tante. Porque los símbolos son intentos natu­rales para reconciliar y unir los opuestos den­tro de la psique.

Naturalmente que, solo ver los símbolos yluego dejarlos a un lado, no tendría ese efec­to y solo restablecería el antiguo estado neu­rótico y destruiría el intento de llegar a unasíntesis. Pero, desgraciadamente, las escasaspersonas que no niegan la verdadera existenciade los arquetipos, casi invariablemente los tra­tan como meras palabras y olvidan su realidadviva. Cuando su numinosidad se ha disipadode ese modo (ilegítimo), comienza el procesode sustitución ilimitada, en otras palabras, seva deslizando con facilidad de arquetipo en ar­quetipo en que todo significa de todo. Es muycierto que las formas de los arquetipos sonintercambiables en amplia medida. Pero su nu­minosidad es un hecho y sigue siéndolo yrepresenta el valor de un suceso arquetípico.

Este valor emotivo debe conservarse en lamente y admitirlo en la totalidad del procesointelectual de interpretación del sueño. Soloque es muy fácil perder ese valor porque pen­sar y sentir son tan diametralmente opuestosque el pensamiento desecha casi automática­mente los valores del sentimiento, y viceversa.La psicología es la única ciencia que tiene quecontar con el factor del valor (es decir, sen­timiento), porque es el vínculo entre los he­chos psíquicos y la vida. A la psicología sela acusa con frecuencia de no ser científicaa ese respecto; pero sus críticos no llegan acomptender la necesidad científica y prácticade conceder la atención debida al sentimiento.

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Cicatrización de la rotura

Nuestro intelecto ha creado un mundo nue­vo que domina a la naturaleza, y 10 ha pobla­do con máquinas monstruosas. Estas son deuna utilidad tan indudable que no podemos verni aun la posibilidad de librarnos de ellas o denuestro servilismo hacia ellas. El hombre estásujeto a seguir las incitaciones aventureras desu mente científica e inventiva y a admirarsede sus espléndidas hazañas. Al mismo tiempo,su genio muestra la siniestra tendencia a in­ventar cosas que van resultando más y máspeligrosas porque representan medios cada vezmejores de suicidio al por mayor.

En vista del rápido crecimiento del alud depoblación mundial, el hombre ya ha comenza­do a buscar medios de. detener la crecienteinundación. Pero la naturaleza puede anticipartodos nuestros intentos volviendo contra elhombre su propia mente creadora. La bomba H,por ejemplo, detendría eficazmente la super­población. A pesar de nuestro orgulloso domi­nio de la naturaleza, aún somos sus víctimas,pues ni siquiera he~os aprendido a dominarnuestra propia naturaleza. Lenta y, al parecer,inevitablemente, estamos rondando el desastre.

Ya no hay dioses a los que podamos invo­car para que nos ayuden. Las grandes religio­nes mundiales sufren de anemia progresivaporque los númenes benéficos han huido delos bosques, ríos y montañas, y de los anima­les; y los hombres dioses desaparecieron su­mergiéndose en el inconsciente. Y nos mofa­mos de que lleven una vida ignominiosa entrelas reliquias de nuestro pasado. Nuestra vidaactual está dominada por la diosa Razón, quees nuestra mayor y más trágica ilusión. Conayuda de la razón, así pos lo creemos, hemos"conquistado la naturaleza".

Pero eso es pura propaganda porque la lla­mada conquista de la naturaleza nos abrumacon el hecho natural de la superpoblación y

Página opuesta, arriba: la mayor ciudaddel s. XX: Nueva York. Abajo: el finde otra ciudad Hiroshima, 1945. Aun·que parezca que el hombre ha ganadoascendiente sobre la naturaleza, Jungsiempre indicó que el hombre aún noha conseguido el dominio de su propianaturaleza.

añade a nuestras aflicciones la incapacidad psi­cológica para tomar las medidas políticas per­tinentes. Sigue siendo muy natural para loshombres disputar y pelear por la superioridadde unos sobre otros. ¿A qué decir, entonces,que hemos "conquistado la naturaleza1"

Como todo cambio tiene que comenzar enalguna parte, es el individuo, aisladamente, elque lo experimentará y 10 llevará a cabo. Elcambio también empezará con un individuo;puede ser cualquiera de nosotros. Nadie puedepermitirse mirar en torno y esperar que algúnotro le haga lo que le repugna hacer. Pero pues­to que nadie parece saber lo que hay que hacer,sería conveniente que cada uno de nosotros,mientras tanto, se preguntara si, por casuali­dad, sabe su inconsciente algo que nos sirvade ayuda. La verdad es que la mente cons­ciente parece incapaz de hacer algo útil a eserespecto. Hoy día, el hombre se da penosacuenta del hecho de que ni sus grandes religio­nes ni sus diversas filosofías parecen propor­cionarle esas ideas poderosas y vivificadorasque le darían la seguridad que necesita antela actual situación del mundo.

Sé lo que dirían los budistas: Las cosas iríanbien solo con que la gente siguiera la "noblevía de las ocho etapas" del Dharma (doctrina,ley) y tuviera auténtica visión interior de símisma. El cristiano nos dice que solo con quela gente tuviera fe en Dios, tendríamos un mun­do mejor. El racionalista insiste en que si lagente fuera inteligente y razonable, todos nues­tros problemas tendrían solución. La pena esque ninguno de ellos trata de resolver estosproblemas por su cuenta.

Los cristianos preguntan con frecuencia porqué Dios no les habla, como se cree hizo entiempos pasados. Cuando oigo tales preguntas,siempre me hacen pensar en el rabino al quele preguntaron cómo podía ser que Dios semostrara en persona muchas veces en los an­tiguos tiempos mientras que ahora nadie leveía. El rabino contestó: "Hoy día ya no haynadie que pueda humillarse lo suficiente."

Esa respuesta da en el clavo. Estamos tancautivados por nuestra consciencia subjetivaV tan enredados en ella que hemos olvidado

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el hecho antiquísimo de que Dios habla prin­cipalmente por medio de sueños y visiones.El budista desecha el mundo de las fantasíasinconscientes como ilusiones inútiles; el cris­tiano pone la Iglesia y la Biblia entre él y suinconsciente; y el intelectual racionalista nisiquiera sabe que su consciencia no es el totalde su psique. Esta ignorancia persiste hoy díaa pesar del hecho de que desde hace más desetenta años el inconsciente es un conceptocientífico básico que es indispensable para todainvestigación psicológica seria.

Ya no podemos permitirnos ser tan semejan­tes a Dios Omnipotente para erigirnos en jue­ces de los méritos y deméritos de los fenóme­nos naturales. No basamos la botánica en laanticuada división de plantas útiles e inútiles,o la zoología en la ingenua distinción entreanimales inofensivos y dañinos. Pero aún su­ponemos complacientemente que la conscien­cia es sentido y el inconsciente insensatez. Enla ciencia, una idea semejante provocaría so­noras carcajadas. ¿Tienen los microbios, porejemplo, sentido o no 10 tienen?

Sea 10 que fuere el inconsciente, es un fenó­meno natural que produce símbolos que tienensignificado. No es de esperar que alguien quejamás haya mirado por un microscopio seauna autoridad en microbiología; del mismomodo, nadie que no haya hecho un estudio se­rio de los símbolos naturales puede conside­rarse juez competente en la materia. Pero ladepreciación general del alma humana es tanenorme que -ni las grandes religiones ni lasfilosofías ni el racionalismo científico han es­tado dispuestos a examinarla dos veces.

A pesar de que la Iglesia católica admite elhecho de los somnia a Deo missa (sueños en­viados por Dios), la mayoría de sus pensado­res no hace ningún intento serio de entenderlos sueños. Dudo que haya algún tratado odoctrina protestante que cayera tan bajo paraadmitir la posibilidad de que la vox Dei pu­diera percibirse en un sueño. Pero si un teólo­go cree realmente en Dios, ¿con qué autori­dad puede decir que Dios es incapaz de hablara través de los sueños?

Me he pasado más de medio siglo investi­gando los símbolos naturales y he 11egado ala conclusión de que los sueños y sus símbo­los no son estúpidos y sin significado. Al con­trario, los sueños proporcionan la más inte-

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resante información para quienes se toman lamolestia de comprender sus símbolos. Ciertoes que los resultados tienen poco que ver conesas preocupaciones mundanas de comprar yvender. Pero el significado de la vida no estáexhaustivamente explicado con nuestro modode ganarnos la vida, ni el profundo deseo delcorazón humano se sacia con una cuenta ban­caria.

En un período de la historia humana en quetoda energía disponible se emplea en investi­gar la naturaleza, se presta poca atención a laesencia del hombre, que es la psique, aunquese hacen muchas investigaciones en sus fun­ciones conscientes. Pero la parte de la mente,de verdadera complejidad y desconocida, enla que se producen los símbolos está aún vir­tualmente inexplorada. Parece casi increíbleque, aun recibiendo señales de e11a todas lasnoches, resulte tan tedioso descifrar esos men­sajes para la mayoría, salvo para unos cuantosque se toman la molestia de hacerlo. El mayorinstrumento del hombre, su psique, es escasa­mente atendido y, con frecuencia, se recela deél y se le desprecia. "Es solamente psicológico"significa, con demasiada frecuencia, no esnada.

¿De dónde procede, exactamente, este in­menso prejuicio? Hemos estado tan palmaria­mente ocupados con la cuestión de 10 quepensamos que hemos olvidado por completopreguntar qué piensa la psique inconscienteacerca de nosotros. Las ideas de Sigmund Freudconfirmaron a la mayoría de la gente el des­dén que existía hacia la psique. Antes de élse la miraba y desdeñaba; ahora se ha con­vertido en vertedero de detritus morales.

Este punto de vista moderno es, con seguri­dad, unilateral e injusto. Ni siquiera está deacuerdo con los hechos conocidos. Nuestro co­nocimiento efectivo del inconsciente nos diceque es un fenómeno natural y que, como lapropia Naturaleza, es, por lo menos, neutral.Contiene todos los aspectos de la naturalezahumana: luminosos y oscuros, be110s y feos,buenos y malos, profundos y necios. El estu­dio acerca del simbolismo individual, y tam­bién del colectivo, es una tarea inmensa queaún no se domina. Pero, al fin, se ha iniciado.Los primeros resultados son alentadores y pa­recen indicar una respuesta a muchas pregun­tas incontestadas de la humanidad de hoy día.

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AbaJo el Filosofo con un hbro abler.to (1633) de Rembrandt El med tabundo anciano nos da una Imagen de lacreencia de Jung de que cada uno denosotros debe explorar su InconSCienteEl inconsciente no debe ser desdeñadoes tan natural como iI mltado y tan poderoso como las estrellas

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2 LOS MITOS ANTIGUOS

Y EL HOMBRE MODERNO

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Los símbolos eternos

La historia antigua del hombre se está sig­nificativamente redescubriendo hoy día en lasimágenes simbólicas y mitos que han sobrevi­vido al hombre antiguo. Cuando los arqueó­logos excavan el pasado, no son los sucesosdel tiempo histórico los que aprendemos aatesorar sino estatuas, dibujos, templos y len­guas que nos hablan de antiguas creencias. Losfilólogos y los historiadores de la religión nosrevelan otros símbolos y nos pueden traduciresas creencias en inteligibles conceptos mo­dernos. Estos, a su vez, son revividos porlos antropólogos de la cultura. Nos puedenmostrar que los mismos modelos simbólicos esposible encontrarlos en los rituales o mitosde pequeñas sociedades tribuales aún existen­tes, inmutables durante siglos, en los márge­nes de la civilización.

Tales investigaciones han contribuido muchopara rectificar la actitud unilateral de esoshombres modernos que mantienen que esossímbolos pertenecen a los pueblos de la anti­güedad o a las "atrasadas" tribus modernas,y, por tanto, carecen de importancia para lascomplejidades de la vida moderna. En Londreso en Nueva York podemos prescindir de losritos de fertilidad del hombre neolítico por ser

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superstICiones arcaicas. Si alguien proclama ha­ber tenido visiones u oído voces, no se letrata como a un santo o a un oráculo. Se diceque es un perturbado mental. Leemos los mi­tos de los antiguos griegos o las narracionespopulares de los indios americanos, pero nosomos capaces de ver ninguna relación entreellos y nuestra actitud respecto a los "héroes"o los sucesos dramáticos de hoy día.

Sin embargo, hay relación. Y los símbolosque la representan no han perdido su impor­tancia para la humanidad.

Una de las principales contribuciones denuestro tiempo para la comprensión y revalo­rización de tales símbolos eternos la hizo laEscuela de Psicología Analítica del Dr. Jung.Ha ayudado a romper la arbitraria distinciónentre el hombre primitivo, a quien los símbo­los le parecían parte natural de su vida dia­ria, y el hombre moderno, para quien los sím­bolos, aparentemente, no tienen significado ycarecen de importancia.

Como ya ha señalado el Dr. Jung en estelibro, la mente humana tiene su propia his·toria y la psique conserva muchos rastros delas anteriores etapas de su desarrollo. Es más,los contenidos del inconsciente ejercen una

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influencia formativa sobre la psique. Cons­cientemente, podemos desdeñar esos conteni­dos, pero inconscientemente respondemos aellos y a las formas simbólicas-incluidos lossueños-con que se expresan.

Al individuo puede parecerle que sus sue­ños son espontáneos y sin conexión. Pero alcabo del tiempo, el analista puede observaruna serie de imágenes oníricas y notar que co­rresponden a un modelo significativo; y alentenderlo, su paciente puede adquirir, quizá,una nueva actitud respecto a la vida. Algunosde los símbolos en tales sueños derivan de loque el Dr. Jung llamó "el inconsciente colec­tivo", es decir, esa parte de la psique que Con­serva y transmite la común herencia psicoló­gica de la humanidad. Esos símbolos son tanantiguos y desconocidos para el hombre mo­derno que no puede entenderlos o asimilarlosdirectamente.

Ahí es donde puede ayudar el analista. Esposible que el paciente deba librarse del es­torbo de los símbolos que se han hecho añejose inadecuados. O es posible que necesite ayu­da para descubrir el valor permanente de unviejo símbolo que, lejos de estar muerto, tratade renacer en forma moderna.

Antes que el ana}¡sta pueda explorar efi­cazmente, con un paciente, el significado delos símbolos, tiene que adquirir un amplio co­nocimiento de sus orígenes y significancia. Por­que las analogías entre los mitos antiguos y

las hIstorias que aparecen en los sueños de lospacientes modernos no son ni triviales ni ac­cidentales. Existen porque la mente inconscien­te del hombre moderno conserva la capacidadde crear símbolos que en otro tiempo encon­tró expresión en las creencias y ritos del hom­bre primitivo. Y esa capacidad aún desempeñaun papel de vital importancia psíquica. De másformas de las que podamos perCIbir, depende­mos de los mensajes que transmiten tales sím­bolos y nuestras actitudes y nuestra conductaestán profundamente influidas por ellos.

En tiempo de guerra, por ejemplo. encon­tramos mayor interés en las obras de Homero,Shakespeare o Tolstoi y leemos con nueva com·prensión los pasajes que dan a la guerra susignificado soportable (o "arquetípico"). Sus­citan en nosotros una reacción que es muchomás profunda que la producida en alguien quejamás hubiera conocido la intensa experienciaemotiva de la guerra. Las batallas en las lla­nuras de Troya fueron totalmente distintas alos combates en Agincourt o Borodino, sinembargo, los grandes escritores pueden sobre­pasar diferencias de tiempo y lugar y expresartemas que son universales. Reaccionamos por­que esos temas son fundamentalmente simbó·licos.

Un ejemplo más notable que resultará másconocido para todo el que haya crecido en unasociedad cristiana: en Navidad podemos ex­presar nuestra emoción íntima por el mitoló-

Pagina anterior una Simbólica ceremoniade la antlguedad en una forma del SI­glo XX, el astronauta norteamericanoJohn Glenn en un desfile en Washmgtondespués de su Viaje orbital en 1962,como un heroe de tiempos remotos, re­gresa a su patria en procesión triunfaldespués de una victOria

IzqUierda escultura en forma análoga auna cruz, representando a una diosagriega de la fertilidad (h 2500 a deJ C) Centro dos aspectos de una cruzescocesa de piedra (s XII) que conservaCierta feminidad pagana. los «pechos»en el cruce Derecha otro arquetipoarcaico renaCido en forma nueva. cartelde anuncIo ruso de un festival «ateo»de Pascua, para reemplazar la fiestacrlsliana, al Igual que la Pascua cristia­na se sobrepuso a unos primitiVOS ritossolstlclales paganos.

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Pero la resurrecclOn de Cristo en el Do·mingo de Pascua es mucho menos satisfacto­ria desde el punto de vista ritual que el sim­bolismo de las religiones cíclicas. Como Cristoasciende a sentarse a la diestra de Dios Padre,su resurrección ocurre de una vez para siempre.

Es esta finalidad del concepto cristiano dela resurrección (la idea cristiana del Juicio Fi­nal tiene un análogo tema "cerrado") la quedistingue el cristianismo de otros mitos dedios-rey. Ocurrió una vez y el ritual meramen­te lo conmemora. Pero este sentido de finali­dad es probablemente una de las causas deque los primeros cristianos, influidos aún porlas tradiciones precristianas, comprendieranque el cristianismo necesitaba suplementarsecon algunos elementos de un ritual de ferti­lidad más antiguo. Necesitaban la repetida pro­mesa de resurrección; yeso es 10 que se sim­boliza con el huevo y el conejo de Pascua.

He puesto dos ejemplos muy distintos paramostrar cómo el hombre moderno continúareaccionando a profundas influencias psíquicasde una clase que, conscientemente, desechaalgo más que como cuentos populares de gen­te supersticiosa e inculta. Pero es necesario irmás lejos aún. Cuanto más de cerca se exami·na la historia del simbolismo y el papel quelos ~ímbolos desempeñaron en )a vida de mu­cha" culturas diferentes, más se comprende

Izquierda. pintura japonesa en perogamino, s. XIII, de la destrucciónde una ciudad, abaJO' analogamentedominada por las llamas y el humo,la catedral de San Pablo, en Lon·dres, durante un ataque aereo en lasegunda guerra mundial Los métodosbéliCOS han cambiado a través de lasedades, pero la repercusión de laguerra es Inmutable y arquetípIca .

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gico nacimiento de un niño semidivino aun­que no creamos en la doctrina del virginalnacimiento de Cristo o no tengamos ningunaclase de fe religiosa consci~nte. Sin darnos cuen­ta, hemos recaído en el simbolismo del rena­cer. Este es una reliquia de una fiesta solsticia1muchísimo más antigua que traía la esperanzade que se renovara el nebuloso paisaje invernaldel hemisferio septentrional. A causa de todanuestra artificiosidad nos complacemos en esafiesta simbólica, al igual que nos unimos anuestros hijos en Pascua en el grato ritual delos huevos y los conejos de Pascua.

Pero ¿comprendemos lo que hacemos o ve­mos la relación entre la historia del nacimlen·to, muerte y resurrecci0n de Cristo y el '>Im·bolismo popular de la Pascua? Por lo general,ni nos preoeupamos de recapacitar en talescosas.

Sin embargo, se complementan mutuamente.La crucifixión de Cristo en Viernes Santo pa­rece a primera vista pertenecer al mismo mo­delo de simbolismo de fertilidad que se en­cuentra en los rituales de otros "salvadores"como Osiris, Tammuz, Orfeo y Balder. Tam­bién ellos tuvieron nacimiento divino o semi­divino, florecieron, fueron muertos y resuci­taron. De hecho, pertenecen a las religionescíclicas en las que la muerte y resurrección deldios-rey era un mito eternamente repetido.

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que hay también en esos símbolos un signifI­cado de recreacIón.

Algunos símbolos se refieren a la infanciay la transIcIón a la adolescencia, otros a lamadurez y otros, tambIén, a la experiencia dela ancIanidad, cuando el hombre se preparapara su inevitable muerte. El Dr. Jung ha des­crito cómo los sueños de una niña de ochoaños contenían símbolos que normalmente seasocIan con la vejez. Sus sueños presentabanaspectos de inIciación en la vida como si per­tenecIesen al mismo modelo arquetípico deiniciación a la muerte. Por tanto, esta progre­sión de las ideas simbólicas puede producirseen la mente inconsciente del hombre modernoal igual que se producía en los rituales de lassociedades antiguas.

Este vínculo crucial entre mitos primitivoso arcaicos y los símbolos producidos por elinconsciente es de inmensa importancia prác­tica para el analista. Le permite identIfIcar einterpretar esos símbolos en un contexto queles da perspectiva histÓrIca y también signIfI­cado psicológico. Exammaré ahora algunos delos mitos más importantes de la antlguedady mostraré cómo-y con qué fin-son análo­gos al material simbólIco que encontramos enlos sueños.

Arriba' Nacimiento de Cristo, centro:su cruclflxlon, debajo su ascensl6n Sunacimiento, muerte y resurrecclon sigueel modelo de muchos mitos antiguos so­bre un heroe, modelo orlgmarlamentebasado en los ritos estacionales de ferti­lidad, como los celebrados, probablemen­te, hace 3000 años en Stonehenge, enInglaterra (vease aba 10, al amanecer enel solstiCIO de verano).

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Héroes y creadores de héroes

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El mito del héroe es el mito más común ymejor conocido del mundo. Lo encontramosen la mitología clásica de Grecia y Roma, enla Edad Media, en el lejano Oriente y entrelas contemporáneas tribus primitivas. Tambiénaparece en nuestros sueños. Tiene un eviden­te atractivo dramático y una importancia psi­cológica menos obvia pero profunda.

Esos mitos del héroe varían mucho en de­talle, pero cuanto más de cerca se los examina,más se ve que son muy SImilares estructural­mente. Es decir, tienen un modelo universalaunque hayan sido desarrollados por grupos oindividuos sin ningún con tacto cultural direc­to mutuo como, por ejemplo, tribus africanas,indios de Norteamérica, griegos e incas delPerú. Una y otra vez se escucha un relato quecuenta el nacimiento milagroso, pero humilde,de un héroe, sus primeras muestras de fuerzasobrehumana, su rápido encumbramiento a laprominencia o el poder, sus luchas triunfalescontra las fuerzas del mal, su debilidad anteel pecado de orgullo (hybris) y su caída a trai­ción o el sacrificio "heroico" que desembocaen su muerte.

Explicaré después con más detalle por quécreo que este modelo tiene significado psico-

En la mayoría de los mitos del héroehay una demostración de su fuerza pre·coz AbajO el niño Hércules matandodos serpIentes Derecha, arriba el lovenrey Arturo es el unlco capaz de extraerde una piedra una espada maglCa De­baJO el americano Davy Crockett que,a sus tres años, mató a un oso.

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lógico tanto para el individuo, que se dedicaa descubrir y afirmar su personalidad, comopara toda una sociedad, que tiene una necesi­dad análoga de establecer la identidad colec­tiva. Pero otra característica importante delmito del héroe nos proporciona una clave. Enmuchas de esas historias, la primitiva debili·dad del héroe está contrapesada con la apa­rición de fuertes figuras "tutelares"-o guar­dianes-que le facilitan realizar las tareas so­brehumanas que él no podría llevar a cabo sinayuda. Entre los héroes griegos, Teseo tenía aPoseidón, dios del mar, como su deidad; Per­seo tenía a Atenea; Aquiles a Quirón, el sabiocéntauro, como tutor.

Estas figuras semejantes a dioses son, dehecho, representantes simbólicos de la totali­dad de la psique, la mayor identidad y másabarcadora que proporciona la fuerza de quecarece el ego personal. Su cometido específicoindica que la función esencial del mito delhéroe es desarollar la 'consciencia del ego in­dividual-que se dé cuenta de su propia fuerza

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De arnba abaJo tres eJemplos de lafigura tutelar o guardIana que acompa­ña al heroe arquetlplco de un mitognego, el centauro QUlron adiestrandoal Joven Aquiles el guardlan del reyArturo el mago Merlln (con un perga­mino en la mano), un ejemplo en lavIda moderna el entrenador de cuyoconOCImiento y expenencla depende mu­chas veces el boxeador profesional

La mayona de los heroes tiene que en·frentarse y vencer a diversos monstruosy fuerzas del mal Arnba el heroe es­candinavo Slgurd (esquina Infenor de­recha del grabado) mata a la serpienteFafnlr Centro el antiguo heroe eplcobabilonlco Gilgamesh luchando con unleón AbaJO el moderno heroe de lashistorietas norteamencanas, el Superman[superhombre] en cuya lucha solltanacontra el delito tiene, muchas veces,que rescatar muchachas hermosas.

Arnba dos eJemplos de tralClon al he­roe el heroe blbilco Sansón traicionadopor Dalda, el heroe persa Rustam cae enuna emboscada que le tiende un hombre en el que confiaba Debajo eJem­plo moderno de hybris (exceso de or­gullo) pnsloneros alemanes en Stalin­grado, 1941, despues de que Hitler inva­dIera RUSia en el inVierno

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y debilidad-de una forma que le pertrechadpara las arduas tareas con las que se enfrenta­rá en la vida. Cuando ya el individuo hayasuperado la prueba inicial y pueda entrar enla fase madura de la vida, el mito del héroeperderá su importancia. La muerte simbólicadel héroe se convierte, por así decir, en el al­canzamiento de la madurez.

Hasta ahora me he estado refiriendo al mitocompleto del héroe, en el que todo el ciclo,desde el nacimiento hasta la muerte, está mi·nuciosamente descrito. Pero es esencial reco­nocer que en cada una de las etapas de esteciclo hay formas especiales de la historia delhéroe aplicables al punto particular alcanzadopor el individuo en el desarrollo de la conscien­cia de su ego, y con el problema específicoque se le plantea en un momento dado. Esdecir, la imagen del héroe evoluciona de unamanera que refleja cada etapa de la evoluciónde la personalidad humana.

Este concepto puede entenderse más fácil­mente si lo presentamos en un diagrama. Tomoeste ejemplo de la oscura tribu norteamericanade indios winnebago porque presenta con to­da claridad cuatro etapas distintas en la evo­lución del héroe. En estas historias (que elDr. Paul Radin publicó en 1948 con el títuloHero Cycles o{ the Winnebago) podemos verla progresión definida desde el concepto másprimitivo del héroe hasta el más artificioso.

Esa progresión es característica de otro ciclodel héroe. Aunque en él, las figuras simbóli-

cas, tienen, naturalmente, nombres distintos,sus cometidos son análogos y los comprende­remos mejor una vez que hayamos captadolos puntos contenidos en este ejemplo.

El Dr. Radm señaló cuatro Ciclos distintosen la evolución del mito del héroe. Los deno­minó: ciclo Trickster [granuja], ciclo Rare[liebre], ciclo Red Rom [cuerno rOJo] y cicloTwin [gemelol. Vio acertadamente la psicolo­gía de esa evolución al decir: "Representanuestros esfuerzos para resolver el problemadel crecimiento, ayudados con la ilusión de unaficción eterna."

El ciclo Trickster corresponde al período devida más primitivo y menos desarrollado.Trickster es una figura cuyos apetitos físicosdominan su conducta; tiene la mentalidad deun niño. Careciendo de todo propósito másallá de la satisfacción de sus necesidades pri­marias, es cruel. cínico e insensible. (Nuestroscuentos del conejo Brer o del zorro Reynardconservan las esencias del mito Trickster.) Estafigura, que al principio tiene forma de animal,va de una granujería a otra. Pero, al hacerlo,le sobreviene un cambio. Al final de m carrerade bribonadas, comienza a tomar el aspectofísico de un hombre adulto.

La figura siguiente es Hare. Al igual queTrickster (cuyos rasgos animales suelen estarrepresentados, entre los indios americanos,por un coyote) también aparece al principioen forma de animal. Aún no ha alcanzado laestatura del hombre maduro, no obstante, apa-

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rece como el fundador de la cultura humana:el transformador. Los winnebago creen que,al darles su famoso rito medicinal, se convir­tió en su salvador y también en su héroe dela cultura. Este mito era tan poderoso, segúnnos dice el Dr. Radin, que los miembros delRito Peyote no querían renunciar a Hare cuan­do el cristianismo comenzó a penetrar en latribu. Acabó fundiéndose con la figura de Cris­to y algunos de ellos decían que no necesitabana Cristo puesto que ya tenían a Hare. Estafigura arquetípica representa un avance dis­tinto respecto a Trickster: se puede ver quese transforma en un ser socializado que co­rrige las ansias instintivas e infantiles que con­tiene el ciclo Trickster.

Red Horn, el tercero de esta serie de figu­ras de héroes, es un personaje ambiguo, que,según cuentan, era el menor de diez herma­nos. Pasa por los requisitos del héroe arquetí­pico superando pruebas tales como vencer enuna carrera y demostrar su valor en una bata­lla. Su fuerza sobrehumana ~e muestra en suhabilidad para vencer gigantes por medio dela astucia (en el juego de dados) o de la fuer­za (en una pelea), Tiene un poderoso compa­ñero en forma de pájaro del trueno llamado"Brama-a1-andar", cuya fuerza compensa cual­quier debilidad que pueda tener Red Horn.Con Red Horn hemos alcanzado el mundo delhombre, si bien un mundo arcaico. en el quese necesita la ayuda de poderes sobrehumanoso de dioses tutelares para asegurar la victoria

del hombre sobre las fuerzas del mal que leasedian. Hacia el final de la historia, el dios­héroe se marcha y deja en la tierra a Red Horny a sus hijos. El peligro para la felicidad y laseguridad del hombre comienza ahora a estaren el hombre mismo.

Este tema básico (que se repite en el últimociclo; el de Twin) plantea, en efecto, la cues­tión vital: ¿Cuánto tiempo podrán los sereshumanos triunfar sin caer víctimas de su pro­pio orgullo o, en términos mitológicos, de loscelos de los dioses?

Aunque los Twins (gemelos), se dice, eranhijos del Sol, son exclusivamente humanos yjuntos forman una sola persona. Originaria­mente unidos en el se.no materno, se les sepa­ró a la fuerza al nacer. Sin embargo, ~e perte­necen mutuamente y es necesario-aunquemuy difícil-reunirlos. En estos dos niños ve·mas los dos lados de la naturaleza del hombre.Uno de ellos, Flesh [carne], es condescendien­te, dulce y sin iniciativa; el otro, Stump [tron­co], es dinámico y rebelde. En algunas de lashistorias de los héroes gemelos esas caracte­rísticas se refinan hasta el punto de que unade las figuras representa al introvertido cuyafuerza principal reside en su capacidad de re­flexión, y la otra figura, al extravertido, hom­bre de acción que puede realizar grandes ha­zañas.

Durante largo tiempo, esos dos héroes soninvencibles: ya se les presente como dos fi­guras separadas o dos fundidas en una, llevan

«Trickster,,: la primera y rudimentariaetapa en el desarrollo del mito del hé­roe, en el que el héroe es instintivo,desenvuelto y, con frecuencia, pueril.Página opuesta, izquierda: el héroe épicochino del s. XVI, e Mono", engañandoa un rey fluvial (en una ópera pequi­nesa moderna) por mE'dio de una varitamágica. El otro grabado: en un jardrndel s. VI a. de J. C. el niño Hermes ensu cuna, después de haber robado el re­baño de Apolo. Derecha: el dios norue­go creador de dificultades, Loki, segúnuna escultura del s. XIX. Ultimo graba­do: Charlie Chaplin creando dificultadesen la película de 1936 Tiempos moder­nos, un granuja del s. XX.

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a cabo todo lo que emprenden. Sin embargo,al igual que los dio~es guerreros de la mitolo­gía de los indios navajos, a veces se mareanpor el abuso de su poder. No quedan mons­truos ni en el cielo ni en la tierra a los queno hayan vencido y su posterior conducta sal­vaje les acarrea su justo pago. Los winnebagodicen que, al final, nada estaba a salvo de ellos,ni aun los pilares en que se apoya el mundo.Cuando los gemelos mataron a uno de los cua­tro animales que sostenían la tierra, habíansobrepasado todos los límites y llegó el tiempode detener su carrera. El castigo que merecíanera la muerte.

Así es que, tanto en el ciclo de Red Horncomo en el de los Twins, vemos el tema delsacrificio o muerte del héroe como la curaciónnecesaria de su hybris, el orgullo que se hasobrepasado a sí mismo. En las sociedades pri­mitívas cuyo nivel de cultura corresponde alciclo de Red Horn, parece que el peligro hasido prevenido por la institución del sacrificiohumano propiciatorio, tema que tiene inmensaimportancia simbólica y se repite continua­mente en la historia humana. Los winnebago,al igual que los iroqueses y algunas tribus al­gonquinas, probablemente comían carne hu­mana como ritual totémico que podía domeñarsus impulsos individualistas y destructivos.

En los ejemplos de la traición al héroe oderrota que hay en la mitología europea, el

tema del sacrificio ritual se emplea más espe-

cíflcamente como castigo por la hybris. Perolos winnebago, como los navajos, no van tanlejos. Aunque los gemelas erraron y aunque elcastigo fuera la muerte, ellos mismos se asus­taron tanto de su poder irresponsable que con­sintieron vivir en estado de descanso perma­nente: los lados antagónicos de la naturalezahumana volvieren a su equilibrio.

He dado con cierta amplitud esta descrip­ción de los cuatro tipos de héroe porque pro­porciona una demostración clara del modeloque se halla en los mitos históricos y en lossueños heroicos del hombre contemporáneo.Con esto en la mente, podemos examinar elsiguiente sueño de un paciente de edad inter­media. La interpretación de este sueño muestracómo el psicólogo analista puede, con su co­nocimiento de la mitología, ayudar a su pa­ciente a encontrar una respuesta a lo que, deotro modo, parecería un acertijo irresoluble.Ese hombre soñó que estaba en un teatro, enel papel de "un espectador importante cuyaopinión se respeta". Había un acto en el queun mono blanco estaba en un pedestal conhombres a su alrededor. Al contar el sueño,dijo el hombre:

Mi guía me explica el tema. Es la prueba judicialde un joven mannero que está expuesto al vientoy a ser apaleado. ComIenzo objetándole que aquelmono blanco no es un marinero, en morlo alguno;pero en ese precIso momento, se levanta un jovenvestido de negro y pienso que debe de ser el ver-

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La segunda etapa en la evolución del hé­roe es la de fundador de la cul tura hu­mana IzqUIerda pintura hecha con are­na por los navajos acerca del mito delcoyote que robó el fuego a los dioses yse lo entregó al hombre AbaJO en elmito griego. Prometeo tambIén robó elfuego a los dioses para el hombre, porlo cual fue encadenado a una roca ytorturado por un águila (de una copadel s. VJ a de J C.)

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En la tercera etapa, el heroe es un po­deroso hombre dios como Suda Arnbaen una escultura del pnmer siglo, Sldd­hartha emprende el Viaje en el que sesentina iluminado y se transformarla enBuda

Abajo Izquierda escultura medieval Itallana de Romulo y Remo los gemelos(amamantados por una loba) ql1e fun­daron Roma y que son el ejemplo masconocido de la cuarta etapa del mitodel heroe

En la cuarta etapa los gemelos, a veces,abusan de su poder como hicieron losheroes romanos Castor y Polux cuandoraptaron a las hijas de Leuclpus (abajocuadro del pintor flamenco Rubens)

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dadero héroe. Pero otro joven bien parecido avanzaa zancadas hacia un altar y se extiende sobre él.le hacen marcas en su pecha desnudo como prepa­rati~os para ofrecerle como sacrificio humano.

Entonces me encuentro en una plataforma conotras varias personas. Podíamos bajar por una es­calerilla, pero dudo hacerlo porque hay dos jóvenesforzudos de pie allí al lado y pienso ql\e nos loimpedirán. Pero cuando una mujer del grupo utilizala escalerilla sin que la molesten, veo que no haypeligro y todos nosotros bajamos tras la mujer.

Al'.ora bien, un sueño de esa clase no sepuede interpretar rápidamente y con senci­llez. Hay que descifrarlo con cuidado con elfin de hallar sus relaciones con la propia vidadel soñante y sus más amplias derivacionessimbólicas. El paciente que tuvo ese sueño eraun hombre que había alcanzado la madurezen sentido físico. Tenía éxito en su profesióny, era evidente, le iba bien como esposo y comopadre. Sin embargo, psicológicamente carecíade madurez y no había terminado aún su fasejuvenil de desarrollo. Era esa inmadurez psí­quica la que se expresaba en sus sueños, comoaspectos distintos del mito del héroe. Esas imá­genes aún ejercían fuerte atractivo en su ima­ginación aun cuando ya hacía tiempo que ha­bían agotado todos sus significados ante larealidad de su propia vida diaria.

Así, en este sueño, vemos una serie de figu­ras presentadas teatralmente como aspectosdiversos de una figura que el soñante esperaresulte ser el verdadero héroe. El primero es

un mono blanco, el segundo un marinero, eltercero un joven de negro, y el último "un jo­ven bien parecido". En la primera parte de larepresentación, que se supone presenta la prue­ba judicial del marinero, el soñante sólo ve elmono blanco. El hombre de negro aparece derepente y también desaparece de repente; esuna nueva figura la que contrasta primero conel mono blanco y luego, por un momento, esconfundida con el verdadero héroe. (Tal con·fusión suele ser corriente en los sueños. El so­ñante no siempre está presentado con imáge­nes claras por el inconsciente. Tiene que ha·llar el significado entre una sucesión de con­tradicciones y paradojas.)

Muy significativamente, estas figuras apare- jcen durante una representación teatral, y este Icontexto parece ser una referencia directa delsoñante a su tratamiento mediante análisis: 1el "guía" que menciona probablemente es elanalista. Sin embargo, no se ve a sí mismocomo paciente al que le trata un doctor sinocomo "un espectador importante cuya opiniónse respeta". Ese es el punto ventajoso desdeel que ve ciertas figuras que él asocia a laexperiencia de crecimiento. El mono blanco,por ejemplo, le recuerda la conducta jugueto-na y desenfrenada de los muchachos entresiete y doce años. El marinero sugiere el aven­turerismo de la primera adolescencia, junto conel consiguiente castigo de "apaleamiento" portravesuras irresponsables. El soñante no en­contraba asociación alguna respecto al joven

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La pSique individUl!l1 se desarrolla (al igualque el mito del héroe) a partir de unaetapa primitiva y pueril; y pueden aparecerimágenes frecuentes de las primeras etapasen los sueños de adultos psicológicamenteinmaduros. La primera etapa puede estarrepresentada por el descuidado juego delos niños (como la batalla con almohadas,a la izquierda, de la pellcula trancesa de1933, Zéro de Conduite). La segunda etapapuede ser la temeraria búsqueda de emo­ciones de la adolescencia. Página siguiente:jóvenes norteamericanos probando sus ner.vios en un coche a toda velocidad. Una etapaposterior produce el idealismo y el auto­sacrificio del final de la adolescencia, comocuando alcanzó su máximo durante las re­vueltas de Hungríll, El') 1956, en que losjóvenes rebeldes lucharon contra tanquescon toscas armas o solo con piedras (dere­cha, segundo grabado).

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de negro, pero en el joven bien parecido queiba a ser sacrificado veía un recuerdo del idea­lismo de autosacrificio de la última adoles­cencia.

A estas alturas ya es posible poner juntosel material histórico (o imágenes arquetípicasdel héroe) y los datos procedentes de la ex­periencia personal del soñante, con el fin dever cómo se corroboran, contradicen o modi­fican mutuamente.

La primera conclusión es que el mono blan­co parece representar a Tricl<ster o, al menos,a esos rasgos personales que le atribuyen losindios winnebago. Pero, a mi parecer, el monotambién representa algo que el soñante no haexperimentado personal y adecuadamente, pues,de hecho, dice que en el sueño era espectador.Encuentro que, mientras fue muchacho, es­tuvo excesivamente sujeto a sus padres y que,por tanto, era de naturaleza introspectiva. Portales razones, jamás había desarrollado plena­mente la natural vehemencia característica delfinal de la infancia; ni había participado enlos juegos de sus compañeros de escuela. Nohabía hecho granujerías de "mono" ni "mo­nerías". Estos calificativos familiares nos danla clave. De hecho, el mono en el sueño es unaforma simbólica de la figura de Trickster.

Pero ¿por qué tiene que aparecer Tricksteren forma de mono? ¿Y por qué tenía que serblanco? Como ya hemos indicado, el mito delos winnebago nos dice que, hacia el final delciclo, Tnckster comienza a semejarse física-

mente a un hombre. Y aquí, en el sueño, esun mono, tan próximo al ser humano que esuna caricatura visible, y no demasiado peligro­sa, del hombre. El propio soñante no encontra­ba asociaciones personales que explicaran porqué el mono era blanco. Pero por nuestro co­nocimiento del simbolismo primitivo podemosconjeturar que la blancura presta una cualidadespecial de "semejanza divina" a la figura,por otra parte trivial (al albino se le conside­ra sagrado en muchas comunidades primiti­vas). Esto se ajusta perfectamente a los po­deres semidivinos o semimágicos de Trickster.

Por tanto, parece que el mono blanco sim­boliza para el soñante la cualidad positiva dela juguetonería de la infancia, de la que nohabía gozado suficientemente a su debido tiem­po, y que ahora se sentía llamado a exaltar.Como el sueño nos dIce, lo coloca en "un pe­destal", donde se transforma en algo más queuna perdida experiencia de la niñez. Es, parael hombre adulto, un símbolo del experimen­talismo creador.

Luego llegamos a la confusión respecto almono. ¿Es un mono o es un marInero a puntode soportar una paliza? Las propias asociacio­nes del soñante indican el significado de esatransformación. Pero en todo caso, la etapasiguiente en el desarrollo humano es una enla que la irresponsabilidad de la infancia dapaso a un período de socialización y que aca­rrea sumisión a una disciplina penosa. Por tan­to, se podría decir que el marinero es una

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forma anticIpada de Trickster que está cam­biando hacia una persona socialmente respon­sable por medio de una prueba judicial deiniciación. Basándonos en la historia del sim­bolismo, podemos suponer que el viento repre­senta a los elementos naturales en este pro­ceso y el apaleamiento, a los elementos deorigen humano.

Luego, en este punto, tenemos una referen·cia al proceso que los winnebago describen enel ciclo Hare donde el héroe de la cultura esuna figura débil pero luchadora, dispuesta asacrificar la puenlIdad en bien del desarrolloposterior. Una vez más, en esta fase del sueño,el paciente reconoce su incapacidad para ex­perimentar plenamente un aspecto importantede la infancia en la primera adolescencia. Nodisfrutó la juguetonería del niño y tampocolas travesuras más avanzadas del adolescentey está buscando las formas en que puedan re­habilitarse esas experiencias y cualidades per­sonales perdidas.

Luego viene un curioso cambio en el sueño.Aparece el joven de negro y, por un momen­to, el soñante cree que ese es el "verdaderohéroe". Eso es todo lo que nos dice acercadel hombre de negro; sin embargo, esa rápidaojeada introduce un tema de profunda impor-

tancia, un tema que surge con frecuencia enlos sueños.

Es el concepto de la "sombra" que desem­peña un papel de vital importancia en la psi­cología analítica. El Dr. Jung señaló que lasombra lanzada por la mente consciente delindividuo contiene los aspectos escondidos, re­primidos y desfavorables (o execrables) de lapersonalidad. Pero esa oscuridad no es exacta­mente lo contrario del ego consciente. Asícomo el ego contiene actitudes desfavorablesy destructivas, la sombra tiene buenas cualida­des: instintos normales e impulsos creadores.Ego y sombra, desde luego, aunque separados,están inextricablemente ligados en forma muyparecida a como se relacionan entre sí pensa­miento y sensación.

No obstante, el ego está en conflicto con lasombra, en lo que el Dr. Jung llamó "la ba­talla por la liberación". En la lucha del hom­bre primitivo por alcanzar la consciencia, esteconflicto se expresa por la contIenda entre elhéroe arquetípico y las cósmicas potencia5> delmal, personificadas en dragones y otros mons­truos. En el desarrollo de la consciencia indi­vidual, la figura del héroe representa los me­dios simbólicos con los que el ego surgientesobrepasa la inercia de la mente inconscientey lIbera al hombre maduro, de un deseo re­gresIvo de volver al bienaventurado estado deinfancia, en un mundo dominado por su madre.

Generalmente, en mitología, el héroe venceen su lucha contra el monstruo. (Después diréalgo más sobre esto.) Pero hay otros mitos delhéroe en que el héroe retrocede ante el mons­truo. Un ejemplo conocido es el de Jonás y la

La ¡oven e ¡ndlferenciada personalidad elelego esta protegida por la madre protecciónrepresentada por la refugladora Madonna (ala Izquierda, segun un cuadro del pintorItaliano eleI s XV Plero della Francesca), opor la diosa egipcia del firmamento, Nut(pag slg Izquierda), curvandose sobre latierra (en un relieve del s Vade J e )Pero el ego tiene que liberarse alguna vezde la inCOnSCienCia y la Inmadurez, y su«batalla por la Ilberaclóm, se Simboliza, confrecuencia, con la lucha del héroe contra unmonstruo, como la batalla del diOS JaponésSusanu con una serpiente (pag slg arriba,segun una pintura del s XIX) El héroe nosiempre vence Inmediatamente, por eJem­plo, Jonas fue tragado por la ballena (pá­gina siguiente derecha, manuscrito del SI­glo XIV)

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ballena en el que el héroe es tragado por unmonstruo marino que 10 transporta en unanoche de viaje por mar, de Occidente a Orien·te, sImbolIzando así el supuesto tránsito delsol desde su puesta hasta su salida al ama·necer. El héroe entra en las tinIeblas que re­presentan una especie de muerte. He encon·trado este tema en sueños que escuché en mipropia expenencia clínica.

La batalla entre el héroe y el dragón es laforma más activa de este mito y muestra másclaramente el tema arquetípico del triunfo delego sobre las tendencIas regresIvas. Para lamayoría de la gente, el lado oscuro o negatIvode la personalidad permanece inconsciente. Porel contrario, el héroe tIene que percIbir queeXiste la sombra y que puede extraer fuerzade ella. Tiene que llegar a un acuerdo con susfuerzas destructivas si quiere convertirse ensuficientemente terrible para vencer al dragón.Es decir, antes que el ego pueda triunfar, tie­ne que dommar y asrmllar a su sombra.

De pasada, podemos ver este tema en unconocido héroe lIterario: Fausto, el persona­je creado por Goethe. Al aceptar la proposi-

El surgimiento del ego puede slmbclizarseno con una ba,alla, SinO con un SaCrifiCIO'la muerte que conduce a un renacer Larevoluclon de esta forma, es sacrlflclalla pintura de Delacrolx (aba 10) Grecia ex­pirando en las ruinas de Missolonghi, per­sonifIca el pals muerto por la guerra cIvilpara liberarse y renacer Como SaCrifiCIOSindividuales el poeta Ingles Byron (arnba)mUria en Grecia durante la revoluclon(1824) AbaJO, Izquierda, la mártir cnstla­na Santa LUCIa sacnflcó los oJos y la Vidapor su religión

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clOn de Mefistófeles, Fausto se pone bajo elpoder de una "sombra" que Goethe describecomo "parte de ese poder que, dispuesto almal, encuentra el bien". Como el hombre cuyosueño hemos examinado, Fausto no consiguióvivir plenamente una parte importante del prin­cipio de su vida. En consecuencia, era unapersona irreal o incompleta que se perdió enuna búsqueda infructuosa de objetivos meta­físicos que no consiguió materializar. No esta­ba aún dispuesto a aceptar el reto de la vidaa vivir el bien y el mal.

Es a ese aspecto del inconsciente al que pa­recía referirse el joven vestido de negro delsueño de mi paciente. Tal recuerdo de la par­te sombría de su personalidad, de su poderosapotencialidad y su papel en la preparación delhéroe para la lucha de la vida, es una transi­ción esencial de los comienzos del sueño haciael tema del sacrificio del héroe: el joven bienparecido que se tiende sobre un altar. Esta fi­gura representa la forma de heroísmo que ge­neralmente va asociada al proceso de forma­ción del ego al final de la adolescencia. El hom­bre expresa en esa época los principios ideales

de su vida, notando su poder para transfor­marse y cambiar sus relaciones con los demás.Está, por así decir, en el florecimiento de lajuventud, atractivo, lleno de energía e idealis­mo. Entonces, ¿por qué se ofrece voluntaria­mente a un sacrificio humano?

Es posible que la causa sea la misma quehizo a los gemelos del mito winnebago renun­ciar a su poder por temor a la destrucción. Elidealismo de la juventud, que a tanto obliga,conduce indefectiblemente al exceso de con­fianza en sí mismo: el ego humano puede sen­tirse arrebatado a experimentar atributos di­vinos, pero solo a costa de sobrepasarse y caeren el desastre. (Este es el significado de lahistoria de Icaro, el joven que es llevado has­ta cerca del cielo por sus alas frágiles y defactura humana, pero que vuela demasiado cer­ca del sol y se precipita en su propia destruc­ción.) Pero es lo mismo, el ego pleno de ju­ventud debe correr siempre ese riesgo porquesi un joven no se esfuerza por alcanzar unameta más elevada que la que conseguiría sinriesgo, no puede superar los obstáculos pues­tos entre la adolescencia y la madurez.

Abajo, un montaje de la primera gue­rra mundial: un cartel de recluta­miento, infantería y un cementeriomifitar. Con frecuencia, las conme­moraciones y los actos religiosos porlos soldados que dieron la vida porsu patria reflejan el ciclo del tema«muerte y resurrección lo, el arque­típico sacrifico del héroe. Una ins­cripción en un monumento inglés alos muertos de la primera guerramundial dice: cA la caída del sol yal amanecer, los recordaremos lO

En mitología, la muerte de un hé­roe se produce con frecuencia porsu propia hybris, que hace que losdioses le humillen. Como ejemplomoderno. en 1912 el transatlántico«T,tanic» chocó contra un témpanoy se hundiÓ. (Derecha: montaje deescenas del hundimiento, de la pe­lícula de 1943 titulada Titanic.) Sinembargo, al «Titanio> se le habla ca­lificado de «inhundiblelO.

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Hasta ahora, he estado hablando de las con­clUSIOnes que, al nivel de sus asociaCIOnes per­sonales, podía extraer mI pacIente de su pro­pio sueño. Pero hay un mvel arquetípico delsueño: el mIsterio del sacnflclo humano ofre­cIdo PrecIsamente por ser un misterio, se ex­presa en un acto ritual que, en su simbohsmo,nos retrotrae muy lejos en la historia del hom­bre. Aquí, cuando el hombre yace tendIdo so­bre el altar, vemos una referencia a un actoaún más prmutlvo que los que se reahzabanen el ara de piedra del templo de Stonehenge.Allí, como en tantas aras pnmitIvas, podemosimaginar un rito anual de solsticio combmado

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con la muerte y resurrección de un héroe mi­tológIco.

El rItual tIene una trIsteza que también esuna especie de alegría, un reconocImiento ín­timo de que la muerte también conduce a unanueva vida. Ya se exprese en la prosa épicade los mdIOS winnebago, en un lamento por lamuerte de Balder en las sagas noruegas, en losafligidos poemas de WaIt WhItman por Abra­ham Lmcoln o en el rItual soñado por el cualun hombre vuelve a las esperanzas y temoresde su juventud, el tema sigue sIendo el mis­mo: el drama de un nuevo nacimiento pormedIo de la muerte.

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Frecuentemente, los héroes luchan conmonstruos para rescatar «doncellas se­cuestradas» (que simbolizan al ánima).Página anterior' San Jorge mata a undragón para libertar a una doncella (pin­tura italiana del S XV). Derecha: enla película de 1916, El gran secreto, eldragón se ha convertido en una locomo­tora, pero el rescate heroico sigue siendoel mismo.

El final del sueño proporciona un curiosoepílogo en el que el soñante, al fin, se ve en­vuelto en la acción del drama. El y otros estánsobre una plataforma de la que tienen que des­cender.

No confía en la escalerilla a causa del posi­ble impedimento que opongan los forzudos,pero una mujer les anima a creer que podránbajar sin peligro y así lo hacen. Puesto quepude deducir de sus propias asociaciones quetoda la representación que presenció era partede su análisis-un proceso de cambio interiorque estaba experimentando-, presumiblemen­te estaba pensando en la dificultad de volvera la realidad diaria. Su temor a los "forzudos",como los llama, sugiere su temor de que elarquetipo Trickster pueda aparecer en formacolectiva.

Los elementos salvadores en el sueño son laescalerilla, hecha por mano humana, que aquíes probable sea un símbolo de la mente racio­nai, y la presencia de la mujer que anima al so­ñante a utilizar la escalerilla. Su aparición enla última secuencia del sueño señala hacia unanecesidad psíquica de incluir un principio fe­menino como complemento de toda esa activi­dad excesivamente masculina.

No debe suponerse por lo que he dicho opor el hecho de que haya escogido el mito delos winnebago para aclarar este sueño particu­lar, que deben buscarse paralelos completa ytotalmente mecánicos entre un sueño y losmateriales que se puedan encontrar en la his­toria de la mitología. Cada sueño es personaldel soñante y la forma precisa que adopta estádeterminada por su propia situación. Lo quehe tratado de mostrar es la forma en que elinconsciente maneja ese material arquetípico ymodifica sus modelos para adaptarlos a las ne­cesidades del soñante. Así, en este sueño par­ticular, no debe buscarse una referencia direc­ta a lo que los winnebago describen en los ci­clos Red Horn o Twin; la referencia es másbien a la esencia de esos dos temas: al ele­mento de sacrificio que hay en ellos.

Como regla general, se puede decir que lanecesidad de símbolos de héroes surge cuando

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el ego necesita fortalecerse, es decir, cuandola mente consciente necesita ayuda en algunatarea que no puede realizar sola o sin recurrira las fuentes de fortaleza que yacen en la men­te inconsciente. En el sueño que he examina­do, por ejemplo, no había referencia alguna auno de los aspectos más importantes del mitodel héroe típico: su capacidad para salvar oproteger de peligros terribles a mujeres her­mosas. (La doncella secuestrada era un mitofavorito de la Europa medieval.) Esta es unade las formas en que los mitos o los sueños serefieren al "ánima", el elemento femenino dela psique masculina, que Goethe llamó "elEterno Femenino".

La naturaleza y función de este elementofemenino lo tratará más adelante, en este libro,la doctora Van Franz. Pero su relación conla figura del héroe puede ilustrarse aquí conun sueño tenido por otro paciente, hombretambién ya maduro. Comenzó diciendo:

"Había regresado de una larga excursión porla India. Una mujer nos había equipado a unamigo mío y a mí para el viaje y, a mi regreso,reproché a esa mujer por no habernos propor­cionado sombreros negros para la lluvia y ledije que a causa de su descuido nos habíamosempapado con la lluvia,"

Esta introducción del sueño, como se verádespués, se refería a un período de la juventudde este hombre en que se dedicó a hacer "he­roicas" excursiones por las peligrosas monta·ñas del país en compañía de un amigo delinstituto. (Como jamás había estado en la In­dia y en vista de sus propias asociaciones pro­ducidas por este sueño, llegamos a la conclu-

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sIon de que el viaje soñado significaba su ex­ploración de una nueva región, es decir, no unlugar real sino el reino del inconsciente.)

En su sueño, el paciente parece sentir queuna mujer-posiblemente, una personificaciónde su ánima-no hubiera conseguido preparar­le adecuadamente para esa expedición. La faltade un sombrero impermeable apropiado sugie­re que se siente en situación mental desampa­rada en la que está desagradablemente afecta­do por encontrarse expuesto a experienciasnuevas y no gratas del todo. Cree que la mu­jer tenía que haberle proporcionado un som­brero para la lluvia, al igual que su madre leproporcionaba la ropa cuando era muchacho.Este episodio es reminiscencia de sus prime­ros vagabundajes picarescos, cuando confiabaen que su madre (la imagen femenina origi­nal) le protegería Con tra todos los peligros. Alhacerse adulto, vio que eso era una ilusiónpueril y ahora acusa de su desgracia a su áni­ma, no a su madre.

En la etapa siguiente del sueño, el pacientehabla de participar en una excursión con ungrupo de personas. Se va sintiendo cansado yregresa a un restaurante de las afueras, dondeencuentra su gabardina, junto con el sombreroimpermeable, que anteriormente había perdi­do. Se sienta para descansar y, al hacerlo, veun cartel que dice que un muchacho univer­sitario de la localidad desempeña el papel dePerseo en una obra teatral. Entonces apareceel muchacho en cuestión, que, en definitiva,no es un muchacho, sino un joven fornido.Va vestido de gris, con un sombrero negro, y

se SIenta para hablar con otro joven vestidocon un traje negro. Inmediatamente despuésde esta escena, el soñante siente un nuevovigor y halla que es capaz de volver a incor­porarse a la excursión. Entonces escalan elmonte siguiente. Desde allí, bajo ellos, ve &upunto de destino: es una encantadora ciudadportuaria. Se siente animado y rejuvenecidocon el descubrimiento.

Aquí, en contraste con el viaje sin descanso,incómodo y solItario del primer episodio, elsoñante está con un grupo. El contraste mar­ca un cambio de un anterior modelo de aisla­miento y protesta juvenil a la influencia socialde sus relaciones con otros. Puesto que estoimplica una nueva capacidad de relaciona­miento, sugIere que su ánima debe actuar me­jor que lo hacía antes: simbolizado en suencuentro del sombrero perdido que la figu­ra del ánima no había sabido proporcionarleantes.

Pero el soñante está cansado, y la escenadel restaurante refleja su necesidad de consi­derar sus actitudes anteriores a una nueva luz,con la esperanza de renovar su fuerza con eseregreso. Y así sucede. Lo que primero ve esun cartel que pone la actuación de un héroejoven: un muchacho universitario desempe­ñando el papel de Perseo. Luego ve al mucha­cho, ahora un hombre, con un amigo que con­trasta rotundamente con él. Uno vesttdo degris claro; el otro, de negro, pueden recono­cerse, por lo que he dicho antes, como unaversión de los gemelos. Son figuras de héroeque expresan los opuestos ego y alterego, que,

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no obstante, aparecen aquí en relación armo­niosa y unificada.

Las asociaciones del paciente confirmabanesto y subrayaban que la figura de gris repre­senta una actitud bien adoptada y mundanahacia la vida, mientras que la figura de negrorepresenta la vida espiritual, en el sentido enque un sacerdote viste de negro. El que losdos jóvenes lleven sombrero (y el soñante yaencontró el suyo) alude a que han conseguidouna identidad relativamente madura de unaíndole que él comprendía le había faltado ensu propia adolescencia cuando la cualidad deClTricksterismo" aún pesaba sobre él, a pesarde su propia imagen ideal de buscador de sa­biduría.

Su asociación con el héroe griego Perseo re­sultaba curiosa y era especialmente significa­tiva, porque revelaba una evidente inexacti­tud. Resultó que él creía que Perseo era elhéroe que mató al Minotauro y rescató aAriadna del laberinto de Creta. Al escribir elnombre se dio cuenta de su equivocación-quefue Teseo, y no Perseo, al que mató al Mino­tauro-, y esa equivocación se hizo, de re­pente, significativa, como suele ocurrir con ta­les errores, al darse cuenta de lo que esos doshéroes tenían en común. Ambos tuvieron quevencer su miedo a los inconscientes poderesdemoníacos maternales y tuvieron que liberarde esos poderes a una sola figura femenina jo­ven.

Perseo tuvo que cortar la cabeza de la Gor­gona Medusa, cuyo horrible rostro y su ca­bellera de serpien tes convertían en piedra a

cuantos la miraran. Luego tuvo que vencer aldragón que guardaba a Andrómeda. Teseo re­presentaba el juvenil espíritu patriarcal deAtenas, que tenía que arrostrar los terroresdel laberinto con su morador, el Minotauro,el cual quizá simbolizaba la enfermiza deca­dencia de la matriarcal Creta. (En todas lasculturas, el laberinto tiene el significado deuna representación intrincada y confusa delmundo de la consciencia matriarcal; solo pue­den atravesarlo quienes están dispuestos a unainiciación especial en el misterioso mundo delinconsciente colectivo.) Después de vencer esepeligro, Teseo rescató a Ariadna, doncella se­cuestrada.

Ese rescate simboliza la liberación de lafigura del ánima del aspecto devorador de laimagen de la madre. Mientras no se cumpleeso, el hombre no puede alcanzar su verda­dera capacidad para relacionarse con muje­res. El hecho de que ese hombre no hubieraconseguido hacer la separación ddecuada en·tre el ánima y la madre se subrayaba en otrosueño en el que encontraba un dragón, ima­gen simbólica del aspecto "devorador" de suapegamiento a su madre. Este dragón le per­seguía Y, como el soñante no tenía armas, co­menzó a llevar la peor parte de la lucha.

Sin embargo, es muy significativo que suesposa apareciera en el sueño, y su apariciónempequeñeció un tanto al dragón y le hizomenos amenazador. Este cambio en el sueñomostraba que el soñante, en su matrimonia,había vencido tardíamente su apegamiento a sumadre. En otras palabras: tenía que encon-

Luchas y rescates heroicos en los mitosgriegos: página opuesta, izquierda: Per­seo mata a Medusa (en un vaso del si­glo VI a. dejo e); página opuesta, de­recha: Perseo con Andrómeda, a la quesalvó del monstruo (pintura mural delsiglo I a de J e ). Derecha: Teseo mataal minotauro y Ariadna le contempla(jarra del S. I a de J. C.); debajo: mo­neda cretense con el laberinto de Mino­tauro (67 a. de J. C.).

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trar medios de libertar la energía psíquica em­pleada en las relaciones madre-hijo, con el finde alcanzar una relación más de adulto conlas mujeres y, por supuesto, con la sociedadadulta en conjunto. La lucha héroe-dragón erala expresión simbólica de ese proceso de "des­arrollo".

Pero la tarea del héroe tiene un objetivoque sobrepasa el ajuste biológico y marital:es liberar al ánima como a ese componenteíntimo de la psique que es necesario para todaobra verdaderamente creadora. En el caso deeste hombre tenemos que adivinar la proba­bilidad de ese resultado, porque no se dicedirectamente en el sueño de la excursIón porla India. Pero podría asegurar que él confir­maría mi hipótesis de que su viaje por la mon­taña y la vista de su punto de destmo comouna ciudad portuaria tranquila contenía la ricapromesa de que descubriría la auténtIca fun­ción de su ánima. Así quedaría curado de supnmitivo resentimiento de no haber recibIdoprotección (el sombrero impermeable) de lamujer para su viaje por la India. (En los sue­ños, las ciudades significativamente situadaspueden ser, con frecuencia, símbolos del áni­ma.)

El hombre había alcanzado esa promesa deseguridad para sí con su contacto con el au­téntico héroe arquetípico, y halló una nuevaactitud de cooperación y de relación hacia elgrupo. Naturalmente, le sobrevino la sensa­ción de rejuvenecimiento. Había alcanzado lafuente de fuerza interior que representa al hé­roe arquetípico; había aclarado y desarrolla-

do esa parte de sí mismo que estaba simboli­zada por la mujer; y él, con el acto heroico desu ego, se había liberado de su madre.

Estos ejemplos, y otros muchos, del mitodel héroe en los sueños modernos muestranque el ego como héroe siempre es, esencial­mente, un portador de cultura más que unpuro exhibicionista egocéntrico. Aún Trick­ster, en su forma errada o inintencionada, es uncontribuidor al cosmos tal como lo veía elhombre primitivo. En la mitología de los na­vajos, como coyote, lanzó las estrellas al fir­mamento en acto de creación, inventó la con­tingencia necesaria de la muerte Yl en el mitodel surgimiento, ayudó a la gente guiándolapor la caverna de los juncos por donde esca­paron de un mundo a otro superior, en el quequedaron a salvo de la amenazadora inunda­ción.

Tenemos aquí una referencia a esa formade evolucIón creadora que, evidentemente, co­mienza en un nivel de existencia pueril, pre­conSCIente o aOlmal. La elevación del ego a laacción consciente eficaz se hace palmaria enla verdadera cultura del héroe. Del mismomodo, el ego puenl o adolescente se libra dela opresión de las esperanzas paternas y seconvierte en individuo. Como parte de esaelevación hacia las consciencia, la lucha hé­roe-dragón puede mantenerse una y otra vezpara liberar energía destinada a la multitudde tareas humanas que pueden formar un tipode cultura que surge del caos.

Cuando se consigue eso, vemos surgir la fi­gura plena del héroe como una especie de

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El rescate de una doncella realizado porel héroe puede simbolizar la liberacióndel ánima en poder del aspecto «devo­rador» de la madre Este aspecto estárepresentado (página opuesta) por dan­zarines ballneses que llevan la máscarade Rangda (izquierda), espfritu femeninomaligno; por la serpIente que tragó yluego regurgitó al héroe griego Jasón(arriba ).

Al igual que en el sueño examinado enla pág. 124, un slmbol0 corriente delánima es una ciudad portuaria. Abajo:un cartel de Marc Chagall donde se perosoniflca la ciudad de Nlza en forma desirena.

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fuerza del ego (o, si hablamos en térmmos co­lectivos, de identidad tnbual) que ya no tienenecesidad de vencer a los monstruos y los gi.gantes. Ha alcanzado el punto en el que esasfuerzas profundas pueden personalizarse. El"elemento femenino" ya no aparece en lossueños en forma de dragón, sino como unamUJer: análogamente, el lado "sombrío" de lapersonalidad toma una forma menos amena­zadora.

Este Importante punto puede ilustrarse conel sueño de un hombre cercano a la cincuen·tena. Toda su vida sufrió de ataques periódi­cos de ansiedad unida a miedo al fracaso (ori­ginariamente producido por una madre dubi­tativa). Sin embargo, sus hechos efectivos, ensu profesión y en sus relaciones personales,superaban al término medio. En su sueño, suhijo de nueve años aparecía corno un jovende dieciocho o diecinueve años vestido con lareluciente armadura de un caballero medieval.Al joven le llaman para luchar contra unahueste de hombres vestidos de negro e, inme­diatamente, se prepara para realizarlo. Luego,de repente, se quita el yelmo, y sonríe al jefede la amenazadora hueste; se ve claro que nose enzarzarán en una pelea, sino que se haránamigos.

El hijo, en el sueño, es el propio ego jovendel hombre que con frecuencia se sintió ame­nazado por la sombra en forma de duda de símismo. En cierto sentido, había mantenidouna cruzada triunfal contra ese adversario du­rante toda su vida de madurez. Ahora, en par­te por el efectivo aliento de ver a su hijo des­arrollarse sin tales dudas, pero, prinCipal­mente por encarnar una imagen apropiada delhéroe en la forma más afín a su ambiente mo­délico, halla que ya no es necesario lucharcontra la sombra; puede aceptarla. Eso es 10que se simboliza en el acto de amistad. Ya nose ve conducido a una lucha competitiva porla supremacía individual, pero es asimilado ala tarea cultural de formar una especie de co­munidad democrática. Tal conclusión, alcan­zada en la plenitud de la vida, sobrepasa latarea heroica y conduce a una verdadera ac­titud madura.

Sin embargo, este cambio no se produceautomáticamente. Requiere un período detransición que se expresa en las diversas for­mas del arquetipo de iniciación.

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El arquetipo de iniciación

En sentido psicológico, la imagen del héroeno debe considerarse idéntica al ego propia­mente dicho. Se describe mejor como los me­dios simbóhcos por los cuales el ego se sepa­ra de los arquetipos evocados por las imáge­nes paternas en la infancia. El Dr. Jung hadicho que cada ser humano tiene originaria­mente una sensación de totalidad, una sen­sación poderosa y completa del "sí-mismo".Y del "sí-mismo"-la totalidad de la psique­el individualizado .?go-consciencia emerge cuan­do se desarrolla el individuo.

Desde hace unos pocos años, las obras dealgunos de los seguidores de Jung han empe­zado a documentar la serie de hechos por loscuales el ego mdividual surge durante la tran­sición de la infancia a la niñez. La separación

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no puede llegar a ser definitiva sin grave per­juicio de la sensación originaria de totalidad.y el ego tiene que volver continuamente arestablecer su relación con el "sí-mismo" a finde mantener unas condiciones de salud psí­quica.

Por mis explicaciones, podría parecer queel mito del héroe es la primera etapa en la di­ferenciación de la psique. He indicado queparece cruzar un ciclo cuádruple por el cualel ego parece buscar la consecución de su au­tonomía relativa respecto a las condicionesoriginarias de totalidad. A menos que se con­siga cierto grado de autonomía, el individuo esincapaz de insertarse en su ambiente de adul­to. Pero el mito del héroe no asegura que seproduzca esa liberación. Solo muestra cómoes posible que se produzca para que el egopueda alcanzar la consciencia. Queda el pro­blema de mantener y desarrollar esa conscien­cia de una forma significativa para que el in­dividuo pueda llevar una vida útil y conseguir

la necesaria sensación de autodistinción en lasociedad.

La historia antigua y los rituales de las so­ciedades primitivas contemporáneas nos pro­porcionan abundante material acerca de losmitos y los ritos de iniciación, por los cualesa los jóvenes, varones y hembras, se les acos­tumbra a separarse de sus padres y se lesfuerza a convertirse en miembros de su clano tribu. Pero al hacerse esta separación respec­to al mundo de la niñez, el originario arque­tipo paternal será perjudicado, y el daño ha dehacerse beneficioso mediante un proceso sa­ludable de asimilación en la vida del grupo.(La identidad entre el grupo y el individuo sesimboliza, con frecuencia, con un animal to­témico.) Así, el grupo satisface las demandasdel perjudicado arquetipo y se convierte enuna especie de segundos padres, a los cualesse sacrifican prirrÍero simbólicamente los jó­venes solo para resurgir a una nueva vida.

En esta "ceremonia drástica que se parece

El totem de una tribu primitiva (repre­sentado con frecuencia por un animal)simboliza la identidad de cada miembrode la tribu con la unidad tribual. Páginaanterior: abOrigen australiano imitando(en una danza ritual) al totem de sutribu, un emú Muchas agrupaciones mo­dernas usan como emblema un totemanimal Abajo león heráldIco (del es­cudo belga) en un mapa alegórico deBélgica, del s. XVII. Derecha: el halcónes la mascota del equipo de fútbol dela Academia de las Fuerzas Aéreas deEE. UU Derecha (extremo): emblemastotémlcos modernos que no son anilT\a­les: un escaparate con corbatas, emble­mas, etc., de escuelas y clubs ingleses.

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-----------------------mucho a un sacrificio a los poderes que pue·den retener al joven" como 10 expresa el doc­tor Jung. vemos cómo el poder del arquetipoorIgInarIo no puede vencerse permanentemen­te, como sucede en la lucha héroe-dragón, sinuna sensación dañosa de pérdida de los fructí­feros poderes del JOconsclente. Vimos en elmito de los gemelos, cómo su hybris, que ex­presaba excesiva separaCIón entre el ego y el"sÍ-mismo", se enmendaba con el propio mie­do a las consecuencias, que les hacían volvera unas relaciones armoniosas entre el ego y el"sí-m ¡smo".

En las sociedades tribuales, es el rito deiniciación el que resuelve con mayor eficaciaeste problema. El rito retrotrae al novicio almás profundo nivel de la originaria IdentIdadmadre-hiJo o identidad ego "sí-mismo" for­zándole a experimentar de ese modo una muer­te simbólica. En otras palabras, su identidadse desmiembra o disuelve temporalmente enel inconsciente colectivo. Después es rescatadode esa situación mediante el nto del nuevonacimIento. Este es el primer acto de la ver­dadera consolidación del ego con el grupo ma­yor, expresado como totem, clan, tnbu o lacombindción de los tres.

El ritual, ya se encuentre en grupos tribua­les o en sociedades más complejas, insiste in­variablemente en ese rito de muerte y resu­rrección que proporciona al novicio un "ritode paso" de una etapa de la vida a otra SI­guiente, ya sea desde la infancia a la mñez

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o de la primera a la última adolescencia yde esta a la madurez.

Desde luego que los acontecImientos de ini­ciación no se limitan a la psicología de la ju­ventud. Toda nueva fase en el desarrollo de lavida individual va acompañado del conflictooriginario entre las exigencias del "sí-mismo"y las del ego. De hecho, este conflicto puedeexpresarse con mayor fuerza en el período detransición entre la primera madurez y unaedad intermedia (entre los treinta y cinco y loscuarenta años en nuestra sociedad) que en nin­gún otro momento de la vida. Y la transiciónentre la edad intermedia y la vejez vuelve acrear la necesidad de afirmar la diferencia entreel ego y la totalidad de la psique; el héroe re­cibe su última llamada para actuar en defensadel ego-consciencia contra la cercana disoluciónde la vida por la muerte.

En esos períodos críticos, el arquetipo deiniciación se activa fuertemente para propor­cionar una transición significativa que ofrezcaalgo más satisfactorio espiritualmente que losritos de adolescencia con su fuerte aroma secu­lar. Los modelos arquetípicos de iniciaciónen este sentido religioso-conocidos desde lostiempos antiguos como "misterios"-se inser­tan en la contextura de todos los ritualeseclesiásticos que requieren una modalidad es­pecial de adoración en el momento del naci­miento, el matrimonio o la muerte.

Al igual que en nuestro estudio del mito delhéroe, en el estudio de la iniciación debemos

buscar ejemplos en las experiencias subjetivasde la gente moderna y, en especial, de quieneshan sufrido análisis. No es sorprendente queaparezcan, en el inconsciente de alguien quebusca ayuda en un médico especializado endesórdenes psíquicos, imágenes que duplicanlos antiguos modelos de iniciación tal comolos conocemos por la historia.

Quizá el más común de esos temas que pue­da encontrarse en los jóvenes sea la ordalíao prueba de fuerza. Este puede parecer idén­tico a lo que ya hemos visto en los sueñosmodernos que ilustran el mito del héroe, comoel del marinero que tenía que someterse altemporal y a los golpes, o esa prueba de adap­tación representada en la excursión por la In­dia de un hombre sin sombrero impermeable.También podemos ver este tema de sufrimien·to físico llevado hasta su fin lógico en el pri­mer sueño estudiado, cuando el joven de buenparecer se convierte en sacrificio humano enun altar. Este sacrificio se asemeja al acerca­miento a la iniciación, pero su final estababorroso. Parecía rodear el mito del héroe paradar paso a un nuevo tema.

Hay una diferencia chocante entre el mitodel héroe y el rito de iniciación. Las figurastípicas de héroe agotan sus esfuerzos para al­canzar la meta de sus ambiciones; en resumen,llegan a triunfar aunque inmediatamente des­pués puedan ser castigados o matados a cau­sa de su hybris. En contraste con esto, en lainiciación, se pide al novicio que abandone

Los rituales primitivos de iniciación ha·cen que el muchacho pase a la edadadulta y a la identidad colectiva de latribu. En muchas sociedades primitivas,la iniciación va acompañada de circun­cisión (un sacrificio simbólico). He aqulcuatro etapas de un rito de circuncisiónentre los aborígenes australianos. (Pági­na opuesta, arriba y centro): los mu­chachos son colocados bajo mantas(muerte simbólica de la cual resucita­rán). Abajo: quitados de allf son suje­tados por hombres para realizar la ver·dadera operación. Página opuesta, dere­cha: a los muchachos circuncidados lesent"regan gorros cónicos de hombre, dis­tintivo de su nuevo estado. Derecha:finalmente, se les aísla de la tribu parapurificarlos y darles instrucción.

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toda ambición intencionada y todo deseo y sesometa a la prueba. Tiene que estar dispuestoa sufrir esa prueba sin esperanza -de triunfo.De hecho, tiene que estar dispuesto a morir;y aunque la señal representativa de esa prue­ba pueda ser moderada (un período de ayuno,la extracción de un diente o un tatuaje) o muydolorosa (las heridas de la circuncisión, inci­siones profundas, o diversas mutilaciones), laintención siempre eS,la misma; crear la sen­sación simbólica de la muerte de la que sur­girá la sensación simbólica del renacimiento.

Un joven de 25 años soñó que escalaba unamontaña en cuya cima había una e:specie dealtar. Cerca del altar vio un sarcófago quetenía encima una estatua de él mismo. Des­pués, se acercó un sacerdote cubierto con unvelo y portando un báculo sobre el que re·lucía un disco del sol vivo. (Al examinar pos­teriormente el sueño, el joven dijo que el as­censo por la montaña le recordaba los esfuer­zos que estaba haciendo en su análisis paraconseguir el dominio de sí mismo.) Para susorpresa se encontró a sí mismo muerto y envez de una sensación de haber conseguido algo,sentía privación y miedo. Luego vino una sen­sación de fortaleza y rejuvenecimiento al sen­tirse bañado en los rayos cálidos del disco delsol.

Este sueño muestra muy resumidamente ladistinción que tenemos que hacer entre la ini­ciaCIón y el mito del héroe. La acción de esca­lar la montaña parece indicar una prueba defuerza: es la decisión de alcanzar la conscien­cia del .9g0 en la fase heroica del desarrollo dela adolescencia. El paciente había pensado, evi­dentemente, que su cercanía al tratamientomédico sería análoga a su acercamiento a otraspruebas de virilidad a las que él había llegadoen la característica forma competitiva de lajuventud en nuestra sociedad. Pero la escenadel altar corrige esta suposición equivocada.demostrándole que su tarea era, más bien, so­meterse a un poder mayor que el suyo. Tuvoque verse como si estuviera muerto y enterra­do en forma simbólica (el sarcófago) que lerecordaba la arquetípica madre simbólica comoel recipiente originario de toda vida. Solo portal acto de sumisión podía experimentar elrenacimiento. Un ritual de vigorización le vol­vió a la vida como hijo simbólico del PadreSol.

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Nuevamente aquí, podríamos confundirno!>~on el mito del héroe, con el de los gemelos"hijos del Sol". Pero en este caso no tenemosindicación de que el iniciado se superara a símismo. En vez de eso, aprendió una lecciónde humildad al pasar por un rito de muerte yrenacimiento que marca la transición de la ju­ventud a la madurez.

Según esa edad cronológica, él ya tendríaque haber pasado por esa transición, pero unlargo período de desarrollo detenido le man­tuvo retrasado. Ese retraso le había sumergidoen una neurosis por la cual vino en busca detratamiento, y el sueño le ofrece el mismo sa­bio consejo que podía haberle dado cualquierbuen hechicero tribual: que dejara de escalarmontañas para demostrar su fortaleza y sesometiera al significativo ritual de un cambioiniciatorio que podría adaptarle para las nue­vas responsabilidades morales de la virilidad.

El tema de la sumisión como actitud esen­cial hacia la promoción de un rito de inicia­ción eficaz puede verse claramente en el casode muchachas o mujeres. Su rito de paso sub­raya inicialmente su pasividad esencial y estose refuerza con la limitación psicológica sobresu autonomía impuesta por el ciclo menstrual.Se ha dicho que el ciclo menstrual puede ser,en realidad, la mayor parte de la iniciacióndesde el punto de vista de la mujer, ya quetiene el poder de despertar el más profundosentido de obediencia al poder creador de lavida sobre ella. De ese modo, se da voluntaria­mente a su función femenina análogamente acomo el hombre se consagra al papel que se leasigna en la vida comunal de su grupo.

Por otra parte, la mujer, no menos que elhombre, tiene sus pruebas iniciales de fuerzaque conducen a un sacrificio final para poderexperimentar un nuevo nacimiento. Este sa­crificio capacita a la mujer para librarse del

Página opuesta: sarc6fago tebano dels. II d. de J. c., que revela una relaci6nsimb6lica con la arquetípica Gran Madre(contenedora de toda vida). El interiorde la tapa lleva una imagen de la diosaegipcia Nut; de ese modo, la diosa«abrazará" el cuerpo de la difunta (cuvoretrato va en el fondo del sarc6fago).

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enredo de las relaciOnes personales y adaptar­se a un papel más consciente como personacon sus derechos propios. Por el contrario, elsacrifIcIo del hombre es una rendición de susagrada Independencia: queda más conscien­temente relaCIOnado con la mUJer.

Aquí llegamo.. a ese aspecto de la IniCiaCiónque pone al hombre en relaCión con la mUjery a la mUjer con el hombre de tal forma queenmienda una especie de Oposlclon ongmarlamacho-hembra. El conoCimiento del hombre(Lagos) encuentra entonces la relaCión con lasmUjeres CEros) y su umón se representa comoese ntual slmbóhco de un matrlmomo sagradoque ha estado en el fondo de la mlClaClon des­de sus orígenes en los misteriOS religIOSOS dela antlguedad. Pero esto es muy difíCil de cap­tar para la gente moderna y, con frecuencia,para que lo llegue a comprender, tiene que pro­dUCirse en su Vida una CriSIS especial.

Muchos pacientes nos han contado sueñosen los que el motivo del sacrificIo se mezcla­ba con el motivo del matnmomo sagrado Unode esos lo tuvo un Joven enamorado pero queno estaba dispuesto a ca..arse por temor a queel matnmolllO se convirtiera en una especie deprIsión gobernada por una poderosa fIgura ma­terna Su propia madre había ejercido podero­sa mfluencla en su mñez y su futura suegrarepresentaba una amena7d análoga l No po­dría domIndrle su esposa de la misma formaque esas madres habían dommado a sus hijos?

El matrimoniO puede conSiderarse unrito de IOIClaClón en el que el hombrey la mUjer tienen que someterse mutua­mente Pero en algunas SOCiedades, elhombre compensa su sumiSión «raptan­do» ritualmente a la nOVia, como hacenlos dyaks de Malaya y Borneo (pág Si­

gUiente, IzqUierda de la peHcula de1955, Continente perdido) Hoy dla eXIs­te una reliqUia de esa practica en lacostumbre de que el novIo cruce en bra­zos a la novia el umbral de la puerta(segunda Ilustración)

Cuatro diferentes ceremonias de iniCia­ción Arriba, nOVICiaS de un conventorealizando tareas tan humildes comofregar el suelo (de la pelicula de 1958Historia de una monja), y que se lescorte el pelo (de una plfltura medieval) Centro los pasaJeros de un trans­atlantlco al cruzar el ecuador, tienenque someterse a un «rito de paso» Aba­JO Novatos de un College norteamerlcano en su batalla tradicional con los ve­teranos

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En su sueño, se vio mezclado en una danzaritual junto con otro hombre y dos mujeres,una de las cuales era su novia. Los otros eranun hombre mayor y su esposa que impresiona­ron al soñante porque, a pesar de su mutuaintimidad, parecían tener espacio para sus di­ferencias individuales y no parecían ser opre­sivas. Por tanto, esos dos representaban paraeste joven un estado matrimonial que no im­ponía restricción injusta en el desarrollo de lanaturaleza individual de los dos cónyuges. Sifuera posible para él alcanzar esa situación,entonces el matrimonio le resultaría aceptable.

En la danza ritual cada hombre estaba fren­te a su pareja femenina y los cuatro ocupabanlos ángulos de la pista cuadrada. Cuando bai­laban, se veía claramente que también era unaespecie de danza de las espadas. Cada danzan­te tenía en. la mano una espada corta con laque realizaba complicados arabescos, movIen­do brazos y piernas en series de movimientosque sugerían, alternativamente, impul~os deagresión y sumisión mutuos. En la escena fi­nal de la danza, los cuatro danzantes teníanque hundirse la espada en el pecho y morir.Solo el soñante rehusó llevar a cabo el suici­dio final y quedó de pie y solo después de quelos otros cayeron. Se sintió profundamenteavergonzado de su cobardía para sacrificarsecon los otros.

Este sueño convenció a nuestro paciente deque estaba más que dispuesto a cambiat: su

actitud respecto a la vida. Había estado cen­trado en sí mismo, buscando la Ilusoria segu­ridad de su independencia personal, pero do­mmado interiormente por los temores produ­cidos por la sujeción de su infanCIa a su ma­dre. Necesitaba un reto a su hombría, para verque, a menos que saCrIficara su mental estadoinfantil, quedaría aisladg y avergonzado. Elsueño, y el consecutivo examen de su SignIfi­cado, despejaron sus dudas. Había pasado porel rito simbólico con el cual un Joven prescm­de de su autonomía exclusiva y acepta su vidacompartida en una forma de relación no pre­cIsamente heroica.

y se casó y encontró la plenitud adecuadaen sus relaciones con su mujer. Lejos de dañarsu eficaCIa en el mundo, su matrImonio, enrealtdad, la acrecentó.

Independientemente del miedo neurótico aque madres o padres invisibles pudieran ace­char tras del velo del matrimonio, hasta el jo­ven normal tiene justa razón a sentir apren­sión acerca del rito matrImonial. EsenCIalmen­te, es un rito de iniciación de la mujer en elque el hombre puede sentirse cualquier cosamenos un héroe conquistador. No es sorpren­dente que encontremos, en las sociedades tri·buales, tales ritos compensadores del temorcomo el rapto o violación de la novia. Estosritos capacItan al hombre para aferrarse a lasreliquias de su papel heroico en el precisomomento en que tiene que someterse a su

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novia y asumir las responsabilidades del ma­trimonio.

Pero el tema del matrimonio es una ima­gen de tal universalidad que tambIén tiene unsignificado más profundo. Es un descubrimien­to simbólico, aceptable y hasta necesario, delcomponente femenino de la propia psique delhombre, del mismo modo que es la adquisiciónde una verdadera esposa. Así es que podemosdar con este arquetipo en un hombre ya decierta edad como respuesta a un estímulo apro­piado.

Sin embargo, no todas las mujeres reaccio­nan confiadamente al estado matrimonial. Cier­ta paciente que sentía deseos insatisfechos portener una profesión a la que había renunciadoa causa de su difícil y breve matrimonio, soñóque estaba arrodillada frente a un hombre quetambién estaba de rodillas. El tenía dispuestoun anillo para ponérselo a ella en el dedo, peroella extendió el dedo anular de la mano de­recha en forma tensa, con evidente resistenciaa ese ritual de unión marital.

Fue fácil señalar su significativo error. Envez de ofrecer el dedo anular de la mano iz-

quierda (con el cual ella podía aceptar una re­lación equilibrada y natural con el principiomasculino) supuso equivocadamente que teníaque poner toda su identidad consciente (esdecir, el lado derecho) al servicio del hombre.De hecho, el matrimonio requería de ella quecompartiera con él solo esa parte de sí misma,sublIminal y natural (es decir, el lado izquier­do) en el que el principio de unión tendría unsignificado simbólico, no literal o absoluto. Sumiedo era el de la mujer que teme perder suidentidad en un fuerte matrimonio patriarcalal que esta mujer se resistía con justa razón.

No obstante, el matrimonio sagrado, comoforma arquetípica, tiene un significado par­ticularmente importante para la psicología delas mujeres, y para la que se preparan durantela adolescencia con muchos acontecimientospreliminares de carácter ¡niciatorio.

El arquetrpico matrimonio sagrado(unión de opuestos, de los principiosmasculino y femenino) representado aqulpor una escultura india del s. XIX, elelas deidades Siva y Parvati.

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La Bella y la Bestia

Las muchachas de nuestra sociedad parti­cipan del mito del héroe masculino porque, aligual que los muchachos, también tienen quedesarrollar una identidad del ego que sea dig­na de confianza y adquirir una educaci6n. Perohay un estrato de la mente más antiguo queparece surgir a la superficie en sus sentimien­tos con el fin de hacer de ellas mujeres, no imi­taciones de hombres. Cuando este antiguo con­ten ido de la psique comienza a aparecer, lajoven moderna puede reprimirlo porque ame­naza separarla de la emancipada igualdad de laamistad y la ocasi6n de competir con los hom­bres, compt;.tici6n que se ha convertido en suprivilegio moderno.

Esta represi6n puede ser tan eficaz que du­rante algún tiempo ella mantendrá una identi­ficaci6n con las metas intelectuales masculi­nas, aprendidas en el instituto o la universi­dad. Aun cuando se case, conservará cierta ilu­si6n de libertad, a pesar de su ostensible actode sumisi6n al arquetipo del matrimonio, consu implícita orden de convertirse en madre. Yasí puede ocurrir, como lo vemos con frecuen­cia hoy día, que el conflicto, al final, obligaa la mujer a redescubrir su enterrada femini­dad de una forma penosa pero, en definitiva,recompensadora.

Vimos un ejemplo de esto en una joven ca­sada que aún no había tenido ningún hijo, peroque se proponía tener uno o acaso dos por­que eso es lo que se esperaba de ella. Mientrastanto su reacci6n sexual era insatisfactoria.Esto preocupaba a ella y a su marido, aunqueno podían encontrar ninguna explicaci6n. Ellahabía obtenido la licenciatura con excelentecalificaci6n en una buena universidad feme­nina y disfrutaba de una vida de camaraderíaintelectual con su marido y con otros hom­bres. Mientras este lado de su vida le ocupabagran parte del tiempo, tenía ocasionales explo­siones de mal humor y hablaba en una formaagresiva que la enemistaba con los hombres ya ella le proporcionaba un sentimiento intole­rable de disgusto consigo misma.

Por ese tiempo, tuvo un sueño que le pareció

tan importante que buscó el consejo profesio­nal para entenderlo. Soñ6 que estaba en unafila de mujeres j6venes como ella, y cuandomiró hacia delante, adonde iban llegando lasde la cabecera, vio que, según llegaba cadauna, la decapitaban en una guillotina. Sin mie­do alguno, la soñante permaneció en la fila,es posible que totalmente dispuesta a some­terse a la misma suerte cuando le llegara sutumo.

Explicamos a la paciente que eso significa­ba que ella estaba decidida a prescindir delhábito- de "vivir con la cabeza", tenía queaprender a liberar su cuerpo para descubrir sureacci6n sexual natural y a desempeñar ple­namente su papel biológico en la maternidad.El sueño expresaba eso como la necesidad derealizar un cambio drástico; tenía que sacri­ficar el papel de héroe "masculino".

Como era de esperar, esta mujer culta notuvo dificultad en aceptar esta interpretaciónen un nivel intelectual y trat6 de transformar­se en un tipo de mujer más sumisa. Luegomejor6 su vida amorosa y se convirtió en ma­dre de dos hijos encantadores. Cuando fue co­nociéndose mejor, comenzó a ver que para unhombre (o para la mente educada masculina­mente de las mujeres) la vida es algo que hayque conquistar al asalto, como un acto de vo­luntad heroica; pero para que una mujer sesienta satisfecha de sí misma, la vida se llevamejor mediante un proceso de despertamiento.

Un mito universal que expresa esa clase dedespertar se encuentra en el cuento de hadasde la Bella y la Bestia. La versión más cono­cida de esa historia cuenta c6mo la Bella, lamenor de cuatro hermanas, se convirtió en lafavorita de su padre a causa de su bondaddesinteresada. Cuando pide a su padre s610una rosa blanca, ~n vez de los regalos más cos­tosos pedidos por las otras hermanas, ella solose da cuenta de su sincero sentimiento íntimo.No sabe que está a punto de poner en peligrola vida de su padre y sus relaciones ideales conél. Porque él roba la rosa blanca en el jardínencantado de la Bestia, que se excita llena de

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cólera por el robo y exige al padre que vuel­va dentro de tres meses, para imponerle elcastigo, posiblemente la muerte.

(Al conceder al padre ese aplazamiento paraque regrese a casa con el regalo, la Bestia seporta de un modo poco consecuente, en espe­cial cuando también ofrece enviarle un cofrelleno de oro cuando llegue a casa. Según co­menta el padre de la Bella, la Bestia parececruel y amable al mismo tiempo.)

La Bella insiste en sufrir ella el castigo desu padre y se dirige, al cabo de tres meses, alcastillo encantado. Allí le destinan una hermo­sa habitación donde no tiene preocupacionesni nada que temer salvo las ocasionales visi­tas de la Bestia que una y otra vez le pre­gunta si alguna vez se casarán. Ella siemprerehúsa. Entonces, al ver en un espejo la ima­gen de su padre postrado por la enfermedad,ella ruega a la Bestia que le permita regresarpara cuidar a su padre prometiendo volver alcabo de una semana. La Bestia le dice queél se moriría si ella le abandonara, pero quepuede ausentarse por una semana.

Una vez en casa, su radiante presencia traealegría a su padre y envidia a sus hermanaslas cuales planean retenerla más tiempo de loque ella ha prometido. Al fin, ella sueña quela Bestia se está muriendo de desesperación.De ese modo, dándose cuenta de que ha so­brepasado el tiempo acordado, regresa pararesucitarla.

Olvidando completamente la fealdad de laagonizante Bestia, la Bella la cuida. La Bes­tia le dice que le es imposible vivir sin ella yque morirá feliz ahora que ella ha vuelto. Pero

la Bella se da cuenta de que tampoco puedevivir sin la Bestia de la cual se ha enamorado.y así se 10 dice y le promete ser su esposacon tal que no se muera.

En ese momento, el castillo se llena de res­plandor y de sonidos de música, y la Bestiadesaparece. En su lugar está un apuesto prín.cipe que dice a la Bella que había sido hechi·zado por una bruja y transformado en bestia.El hechizo duraría hasta que una muchachahermosa amara a la Bestia solo por su bondad.

En este cuento, si desciframos su simbolis­mo, es verosímil que veamos que la Bella estoda muchacha o mujer que haya llegado auna adhesión emotiva con su padre, no menosfirme porque sea de naturaleza espiritual. Subondad se simboliza con su petición de unarosa blanca, pero en un significativo retorci­miento del significado, su intención' incons­ciente pone a su padre y luego a ella mismaen poder de un principio que no expresa labondad sola sino crueldad y amabilidad mez­cladas. Es como si ella desease ser rescatadade un amor que la mantiene en una actitudvirtuosa e irreal.

Al aprender a amar a la Bestia, ella despier­ta al poder del amor humano escondido en suforma erótica animal (Y, por tanto, imperfecta)pero auténtica. Posiblemente esto representaun despertar de su verdadera función de rela­cionamiento que la capacita para aceptar elcomponente erótico de su deseo originario quetuvo que ser reprimido por miedo al incesto.Para dejar a su padre, como en realidad hizo,tuvo que aceptar el miedo al incesto y permi­tirse vivir en su presencia, en fantasía, hasta

Tres escenas de la película de 1946 LaBella y l. Bestia (dirigida en Franciapor Jean Cocteau). Izquierda: el padrede la Bella sorprendido robando la rosablanca en el jardín de la Bestia; páginasiguiente, izquierda: la Bestia muriendo;página siguiente, derecha' la Bestia seha transformado en príncipe y caminacon la Bella. Puede decirse que el cuentosimboliza la iniciación de una muchacha,es decir, su separación de los lazos quela unían a su padre con el fin de po­nerse ele acuerdo con el er6tico ladoanimal de su naturaleza. Hasta que esono se realjza, ella no puede alcanzaruna .verdadera relación con un hombre.

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que pudiera llegar a conocer al animal hombrey descubrir su verdadera reacci6n ante él comomujer.

De ese modo, ella se redime, y redime a suimagen de lo masculino, de las fuerzas de laref'resi6n, trayendo a la consciencia su capa­cidad para confiar en su amor como algo quecombina espíritu y naturaleza en el mejor sen­tido de ambas palabras.

El sueño de cierta paciente emancipada re­presentaba esa necesidad de suprimir el miedoal incesto, un verdadero miedo en los pensa­mientos de esa paciente, a causa de la adhesiónexcesivamente íntima de su padre hacia elladespués de la muerte de su esposa. Soñó quela perseguía un toro furioso. Al principio, ellahuyó pero se dio cuenta de que era inútil. Secayó y el toro quedó encima de ella. Sabía quesu única esperanza era cantarle al toro y, cuan­do 10 hizo, aunque con voz temblorosa, el torose calmó y comenzó a lamerle la mano. La in­terpretación demostró que ella podJa ahoraaprender a relacionarse con los hombres enuna forma femenina más confiada, no solo se­xualmente, sino eróticamente en el amplio sen­tido de relaciones al nivel de su identidadconsciente.

Pero en los casos de mujeres mayores, el temade la bestia puede no indicar la necesidad deencontrar la respuesta a la fijación paternapersonal o a liberar una inhibición sexual ocualquiera de las cosas que la racionalista men­talidad psicoanalítica pudiera ver en el mito.De hecho, puede ser la expresión de cierta cla­se de iniciación de la mujer que puede serprecisamente tan significativa al comienzo de

la menopausia como en plena adolescencia; ypuede aparecer a cualquier edad cuando sehaya alterado la unión de espíritu y natura­leza.

Una mujer en edad menopáusica contó elsiguiente sueño:

Estoy con varias mujeres anónimas a las que no pa­rece que conozca. Bajamos por la escalera de una casaextraña y nos encontramos de repente ante un grupode «hombres-monoSJ de rostro maligno y vestidos depieles, con anillos grises y negros, con cola, horriblesy de mirada codiciosa. Estábamos completamente ensu poder, pero, de repente, comprendí que el únicomodo de salvarnos no era el pánico ni huir ni lu­char, sino tratar a esos seres con humanidad comopara que se dieran cuenta de su lado mejor. Y asf,uno de los hombres-monos llegó hasta mí y yo lesaludé como si fuera mi pareja de baile y comencéa bailar con ét

Después, fui dotada de sobrenaturales poderes decuración y hay un hombre que está a las puertas dela muerte. Tengo una especie de cañón de plumao, quizá, el pico de un pájaro con el que le soploaire dentro de la nariz y él comienza a respirar denut"vo.

Durante los años de su matrimonio y lacrianza de sus hijos, esta mujer se vio obli­gada a desdeñar sus dotes creadoras con losque en otro tiempo se había creado una repu­tación pequeña, pero auténtica, de escritora.En la época de su sueño, había estado inten­tando forzarse a volver a escribir a la vezque se criticaba por no ser mejor esposa, ami­ga y madre. El sueño mostraba su problemacon la luz de otras mujeres que podían haberpasado por una transición semejante, descen­diendo, como en el sueño, a las regiones infe­riores de una casa extraña desde un nivel

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consciente demasiado elevado. Podemos supo­ner que esto era la entrada a cierto aspectosignificativo del inconsciente colectivo, con sureto a aceptar el principio masculino comohombre-animal, esa misma figura heroica y untanto payasa de Trickster que encontramos alprincipio de los primitivos ciclos del héroe.

En cuanto a su relación con ese hombre·mono y el humanizarle extrayendo lo que erabueno en él, significa que ella tendría que acep­tar primero cierto elemento impredecible desu natural espíritu creador. Con ello, ataja­ría entre los vínculos corrientes de su viday aprendería a escribir en forma nueva, másapropiada para ella en su segunda parte de lavida.

Que este impulso se relacionaba con el prin­cipio creador masculino 10 demuestra la segun­da escena en la que ella resucita al hombreinsuflándole aire en la nariz po.' medio de unaespecIe de pico de pájaro. Este procedimientoneumático sugiere la necesidad de una rea­vivación del espíritu, más que el principio deexcitación erótica, Es un simbolismo conocidoen todo el mundo: el acto ritual trae el soplocreador de vida a toda nueva hazaña.

El sueño de otra mujer subraya el aspecto"natural" de la Bella y la Bestia:

Algo vuela o entra arrojado por la ventana, análogoa un insecto grande con patas retorcidas en espiral,amarillo y negro. Luego se convierte en un animalextraño. con franjas amarillas y negras, como un tIgre,patas de oso, casi humanas y un rostro afilado comoel de un lobo. Podía correr libremente y herir a losniños. Es domingo por la tarde y veo una niña todavestida de blanco camino de la escuela dominical.Tengo que llamar a la policía para socorrerla.

Pero entonces veo que aquel ser se ha transformadoen mitad mujer, mitad animal. Se me acerca zala·mero, quiere que le acaricien, Veo que es una situa­ción de cuento de hadas, o un sueño, y que solo laamabilidad puede transformarle. Trato de abrazarleefusivamente, pero no puedo conseguirlo. Le empujopara rechazarlo. Pero tengo la impresión de que deboconservarlo cerca de mí y acostumbrarme a él y,quizá, algún día seré capaz de besarlo.

Aquí tenemos una situación distinta a laanterior. Esta mujer había sido llevada dema­siado lejos por su interior función creadoramasculina que se había convertido en unapreocupación apremiante y mental (es decir,"sostenida en el aire"). Por tanto, eso le im­pidió cumplir de forma natural su cometidofemenino y de esposa. (Como asociación de

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este sueño, ella dijo: "Cuando mi marido vie­ne a casa, mi lado creador se sumerge y meconvierto en el ama de casa superorganizada" ,)Su sueño toma ese inesperado cambio de trans­formar su espíritu descarriado en la mujer queella tiene que aceptar y cultivar en sí misma;de esa forma, puede armonizar su creador in­terés intelectual con los instintos que la ca­pacitan para relacionarse apasionadamente Conotros.

Esto lleva consigo una nueva aceptación deldoble principio de vida y naturaleza, de lo quees cruel y amable, o, como podríamos deciren este caso, despiadadamente aventurero, pero,al mismo tiempo, humilde y creativamente do­méstico. Evidentemente, estas oposiciones nopueden reconciliarse excepto en un elevadonivel de conocimiento psicológicamente adul­terado, y, desde luego. sería dañoso par::! pc;ainocente niña con su vestido de escuela do­minical.

La interpretación que podríamos dar al sue­ño de esta mujer es que ella necesitaba ven­cer cierta imagen de sí misma excesivamenteingenua. Tenía que estar dispuesta a admitirla total polaridad de sus sentimientos, al igualque la Bella tuvo que prescindir de la inocen­cia de confiar en un padre que no le podía darla rosa blanca de su sentimiento sin despertarla benéfica furia de la Bestia.

Arriba: el dios griego Dioniso pulsandoestáticamente la lira (de un vaso pin­tado). Los ritos frenéticos y orgiásticosde los cultos dionisIacos simbolizaban lainiciación en los misterios de la natu­raleza. Página opuesta, izquierda: ména·des adorando a Dioniso; derecha: sátirosen la misma adoración salva¡e.

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Orfeo y el Hijo del Hombre

"La Bella y la Bestia" es un cuento de ha­das con la calidad de una flor silvestre, queaparece tan inesperadamente y que nos pro­duce una sensación tan natural de maravillaque, al momento, no notamos que pertenece auna clase, género y especie de planta definida.La clase de misterio inherente a ese cuentoes que tiene una aplicación universal no soloen un mito histórtcO más amplio sino tambiénen los rituales en los que se expresa el mitoo de los cuales puede derivarse.

El tipo de rttual y de mito que expresaapropiadamente este tipo de expenencia PS1­

cológica está ejemplificado en la reltglón gre­co-romana de Dionlso y en su sucesora, lareligión de arfeo. Estas dos religiones pro­porcionan una iniciaCIón significatIva del tipoconocido como "misterios", Crean símbolos aso­ciados a un hombre·dios de carácter andró­gino que se suponía poseer un conOCImientoíntimo del mundo de los animales o de lasplantas y dominar la iniciación que hay ensus secretos.

La religión dionisíaca tenía ritos orgiásti­cos que requerían del iniciado que se dejara

llevar por su naturaleza animal y experimen­tara así plenamente el poder fertilizador de laMadre Tierra. El provocador inicial de esterito del paso en el ritual dionisíaco era elvino. Se le suponía productor del simbólicorebajamiento de la consciencia, necesario paraintroducir al novicio en los secretos más ce­losamente guardados de la naturaleza, cuyaesencia se expresaba con un símbolo de ple­na realización erótica: el dios Dioniso se uníaa Ariadna, su consorte, en una sagrada cere­monia matrimonial.

Con el tiempo, los ritos de Dioniso perdie­ron su emotivo poder religioso. Surgió un an­sia casi oriental por liberarse de su exclusivapreocupación por los símbolos puramente na­turales de la vida y el amor. La religión dioni­síaca, oscilando constantemente de lo espiri­tual a lo físico y viceversa, quizá se mostródemasiado salvaje y turbulenta para algunasalmas más ascéticas. Estas llegaron a experi­mentar sus éxtasis religiosos interiores en laadoración a arfeo.

arfeo probablemente fue un hombre autén­tico, cantor, profeta y maestro, que fue marti-

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rizado y cuya tumba se convirtió en santua­rio. No es sorprendente que la Iglesia cristia­na primitiva viera en Orfeo el prototipo deCristo. Ambas religiones trajeron al muertomundo helenístico la promesa de una futuravida divina. Como eran hombres, pero tambiénmediadores de la divinidad, para las multitu­des de la agonizante cultura griega, en losdías del Imperio romano, ellos mantenían elansia de esperar en una vida futura.

Sin embargo, había una diferencia impar.tante entre la religión de Orfeo y la religiónde Cristo. Aunque sublimados en una formamística, los misterios órficos mantenían vivala vieja religión dionisÍaca. El ímpetu espiritualprocedía de un semidiós en quien se conserva­ba la más significativa característica de unareligión enraizada en el arte de la agricultura.Esa característica era el antiguo modelo de losdioses de la fertilidad que solo se presentabanen la estación oportuna, es decir, el eterno ci­clo repetido de nacimiento, desarrollo, pleni­tud y decadencia.

El cristianismo, por otra parte, dispersó losmisterios. Cristo era el producto y el refor­mador de una religión patriarcal, nómada ypastoril cuyos profetas representaban a su Me­sías como un ser de absoluto origen divino.

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El Hijo del Hombre, aunque nacIdo de unavirgen humana, tenía su origen en el cielo, delque vino en un acto de encarnación de Diosen el hombre. Después de su muerte, volvióal cielo, pero volvió de una vez para siempre,a reinar a la diestra de Dios hasta su SegundaVenida "en que los muertos se levantarán".

Por supuesto que el ascetismo del cnstianis­mo primitivo no duró. El recuerdo de los mis­terios cíclicos asediaba a los cristianos hastael extremo de que la Iglesia, en consecuenCIa,tuvo que incorporar a sus ritos muchas prác­ticas del pasado pagano. El más sign¡Í1cativode estos puede encontrarse en los antiguos re­latos de lo que se hacía el Sábado Santo y enel Domingo de Pascua para celebrar la resu­rrección de Cristo, la ceremoma bautismal quela Iglesia medieval realIzaba como nto apro­piado y profundo de iniciación. Pero ese ritualapenas sobrevivió en lQs tiempos modernos yfalta totalmente en el protestantIsmo.

El ritual que ha sobreviVIdo mejor y queaún contiene el SIgnificado de un mIsterio cen­tral de iniciación para el devoto es la prácticacatólica de la elevación del cáliz. Lo ha descri­to el Dr. Jung en su Simbolismo de transfor­mación .fm la misa:

"La elevación del cáliz en el aire prepara

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la espiritualización... del vino. Esto se con­firma con la invocación al Espíritu Santo quesigue inmediatamente... La invocación sirvepara infundir en el vino el Espíritu Santo por­que es el Espíritu Santo que engendra, cum­ple y transforma... En tiempos anteriores, des­pués de la elevación, el cáliz se ponía a la de­recha de la hostia para corresponder con lasangre que manó del costado derecho deCristo."

El ritual de la comunión es en todas partesel mismo, ya se exprese bebiendo de la copade Dioniso o del sagrado cáliz cristiano; peroes diferente el nivel de conocimiento que cadauno aporta al participante individual. El par­ticipante dionisíaco mira hacia el pasado ori­gen de las cosas, hacia el "nacimiento terrible','del dios que sale lanzado del poderoso seno dela Madre Tierra. En los frescos de la Villa deMisteri, en Pompeya, la celebración del ritoevoca al dios como una máscara de terror re­flejado en la copa de Dioniso que el sacer­dote ofrece al iniciado. Después encontramoslos cernedores, con sus preciosos frutos de latierra, y el falo, como símbolos creadores, dela manifestación del dios como principio degestación y desarrollo.

En contraste con esa mirada restrospectiva,

Arriba: ritual dionisíaco pintado en el granfresco de la Villa de los Misterios, en Pom­peya. En el centro, se le ofrece a un inicia­do la copa ceremonial de Dioniso, en laque se ve reflejada la máscara del dios,sostenida detrás. Esto es una infusión simbó­lica de la bebida con el espíritu del diosque, 'puede decirse, tiene su paralelo en laceremonia de la Iglesia católica de elevacióndel cáliz durante la misa (abajo).

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Izquierda: Orfeo encantando a los animalescon su canto (en un mosaico romano); arri­ba: asesinato de Odeo por las mujeres tra·cias (de un vaso griego). Abajo, izquierda:Cristo como Buen Pastor (mosaico del si­glo VI). Orfeo y Cristo son paralelos al ar­quetipo del hombre natural, también refle­jado en la pintura de Cranach (debajo) so­bre la «inocencia del hombre natural lO. Pá­gina opuesta;- izquierda: el filósofo francésdel s. XVIII, Rou~seau, que anticipó la ideadel «salvaje bueno», el sencillo hijo de lanaturaleza, libre de pecado y de mal. Dere­cha: portada de Walden, del escritor norte­americano del s. XIX Thoreau, quien creía,y la practicaba, en una forma de vida n"atu­ral casi totalmente independizada de la ci­vilización.

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Esta mUjer se había sentido asaltada ante­riormente por dudas acerca de su afIhación re­ligiosa ongmaria. Había sido educada comodevota católica chapada a la antigua, pero des-

liglOsa, se repiten incesantemente, y con todaslas cOllceblbles alteraciones indIviduales designificado, en los sueños y fantasías de la gen­te moderna.

En un estado de fatiga y depresión profun.das, una mUJer, mientras la analizaban, tuvoesta fantasía:

Estoy sentadd junto a una mesa larga y estrechaen una sala de alta boveda y Sin ventanas. MI cueropo esta encorvado y hundido. No llevo nada puestosalvo una larga vestidura de hno blanco que me cueloga de los hombros hasta el suelo. Algo cruCial meha ocurrido. Apenas me queda Vida. Ante mis OJOSaparecen cruces rajas sobre diSCOS de oro. Recuerdoque hice una especie de promesa hace mucho tlem­po y sea cual fuere el SitIO donde estoy ahora tieneque ser parte de ella. Estoy sentada aquí muchotiempo.

Ahora abro lentamente los OJOS y veo un hombreque se sIenta junto a mí y que me va a curar. Pa­rece natural y amable y me habla aunque no le algo.Parece saber todo acerca de donde estuve. Me doycuenta de que estoy muy fea y de que tiene quehaber hedor de muerte en torno mío. Me preguntoSI el se sentIrá repehdo. Le miro durante muchotiempo. No se vuelve. Re~plro con más faCIlIdad.

Luego siento brisa fresca, o agua fria cayendo sobremi cuerpo. Me cruzo la vestIdura de lino blanco yahora me dIspongo a dormir normalmente. Las ma­nos curatIvas del hombre estan puestas en mIs hom­bros. Recuerdo vagamente que hubo un tlempo enque tuve hendas ah{, pero la preSlOn de sus manosparece que me dan fuerza y salud.

con su enfocamiento en el eterno ciclo de lanaturaleza de nacimiento y muerte, el miste­rio cristiano ~eñala hacia delante, hacia la es­peranza defillltiva del inIciado en una umóncon el dIOs trascendente. La Madre Natura·leza con todos sus hermosos cambios estacio­nales, ha quedado detrás, y la fIgura centraldel cristianismo ofrece certeza espiritual deque él es el HiJO de Dios en el cielo.

Sm embargo, ambos aspectos se funden, encierto modo, en la fIgura de Grfeo, el dios querecuerda a DlOnlSO pero anticipa a Cristo. ElsentIdo psicológico de esa figura intermedIaha SIdo des:cnto por la autora sUiza LindaFlerz-David, en su interpretación del rito ór­fico pintado en la Villa de Misteri:

"Orfeo enseñaba mientras cantaba y tocabala lira y su canto era tan poderoso que domi­naba toda la naturaleza; cuando cantaba consu lira, los pájaros volaban a su alrededor, elpez abandonaba el agua y saltaba hacia él. Elviento y el mar se calmaban, los ríos corríanhacia arnba en su busca. No nevaba y no gra­nizaba. Los árboles y hasta las piedras Ibandetrás de Grfeo; el tigre y el león se echabanjunto a él, al lado de la oveja, y los lobosjunto al ciervo y el corzo. Pero ¿qué siglllf¡caesto? Seguramente significa que mediante unconocimIento profundo y diVInO en el siglllhca­do de los acontecimientos naturales ... los su­cesos de la naturaleza quedan armoniosamenteordenados desde el interior. Todo se hace luzy todas las criaturas se aplacan cuando el me·diador, en el acto de adoración, representa laluz de la naturaleza. Orfeo es una personifica­ción de la devoción y la piedad; simboliza laactitud religiosa que resuelve todos los con­flictos, ya que, mediante ella, toda el alma sevuelve hacia 10 que reside en el otro lado detodo conflicto... y al hacerlo, él es el verda­dero Orfeo; es decir, un buen pastor, su pri­mitiva personificación ... "

A la vez como buen pastor y mediador, Orofeo representa el eqUllibno entre la religióndlOllIsíaca y la religión cristiana, ya que en·contramos a Diolllso y a Cristo en papelesanálogos, aunque, como ya dijimos, diferente­mente orientados respecto al tiempo y direc­ción en el espacio: el uno, una religión cíclicadel mundo inferior, el otro, celestial y escato­lógico o final. Estas series de sucesos iniciato­rios, extraídos del contexto de la historia re·

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de su juventud luchó por liberarse de los con­vencionalismos formalistas religiosos seguidospor su familia. Sin embargo, los simbólicosacontecimientos del año litúrgico y la riquezadel profundo conocimiento sobre su signifi­cación que ella tenia, continuaron sin abando­narla a lo largo de su cambio psicológico; yen su análisis encontramos muy útil ese suconocimiento activo del simbolismo religioso.

Los significativos elementos que eligió sufantasía fueron el ropaje blanco que ella in­terpretaba como un ropaje de sacrificio; lasala abovedada, la consIderaba la tumba; y supromesa la asociaba con su expenencla de su­misión. Esa promesa, como ella la llamaba, lesugería un ntual de inicIacIón con un peligro­so descenso hacIa la cripta mortuOria, quesimbolizaba la forma en que ella abandonó laIglesIa y la famIlia para conocer a DIOs a supropIo modo. Había soportado una "Imitaciónde CrIsto" en el verdadero sentido simbólicoy, al igual que él, había sufrido las hendas quepreceden a esa muerte.

El ropaje de sacrificio sugería el sudario omortaja con que fue envuelto cristo crucifica­do para ser colocado luego en la tumba. Elfinal de la fantasí? presenta la figura sanadorade un hombre (vagamente asociada conmigo)como su analista, pero presentado también ensu papel natural de amigo que conoce perfec­tamente lo que le ha ocurrIdo a ella. El le ha­bla con palabras que ella no puede oír, perosus manos son reconfortadoras y dan sensa­ción de ser curativas. Se intuye en esa figurael trazo y la palabra del buen pastor, Orfeo oCristo, como mediador y también, por supues­to, como sanador. El está del lado de la vida ytiene que convencerla de que ella puede re­gresar ahora de la crIpta mortuoria.

¿Llamaremos a esto renacimiento o resu­rrecclón? Ambas cosas o, quizá, ninguna. Elrito esencial se declara por sí mIsmo al final:la brisa fresca o el agua cayendo sobre sucuerpo es el acto primordial de purificacióno lavado del pecado mortal, esencia del ver­dadero bautismo.

La misma mujer tuvo otra fantasía en la quesu cumpleaños coincidía con la resurrecciónde Cristo. (Esto era mucho más significativopara ella que el recuerdo de su madre, la cualnunca le inspiró la sensación de seguridad yrenovación que tanto había deseado en los

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cumpleaños de su niñez.) Pero esto no quieredecir que ella se identificase con la figura deCristo. Porque algo faltaba para alcanzar todosu poder y su gloria; y cuando trató de alcan­zarle por medio de la oraCión, El y su cruz seelevaban hasta el cielo y quedaban fuera de sualcance humano.

En esta segunda fantasía, ella se retrotraíaal símbolo de renacimiento como sol nacien­te y un nuevo símbolo femenino comenzó ahacer su aparición. Primeramente apareció co­mo un "embrión en la bolsa de las aguas".Luego llevaba ella un niño de ocho años porel agua "cruzando un sitio pelIgroso". Luegose produjo una nueva situación en la que yano se sintió amenazada o baJo la influenCiade la muerte. Estaba "en un bosque dondehabía un pequeño manantial... con vides ver­des por todos los alrededores. Tengo en lasmanos un cuenco de piedra en el que hay aguadel manantial, musgo verde y violetas. Mebaño en la cascada. Es dorada y "sedosa" y mesiento como un niño".

El sentido de esos sucesos es claro, aunquees posible que se pierda el significado íntimoen la descripción críptica de tantas imágenescambiantes. Aquí parece que tenemos un pro­ceso de renacimiento en el que un "sí-mismo"espiritual mayor ha renacido y se bautiza comoun niño. Mientras tanto, ella ha rescatado unniño mayor que era, en cierto modo, su propioego en el período más traumático de su niñez.Luego lo lleva por el agua pasando un sitio pe­ligroso, con lo que indica su miedo a una sen­sación paralizante de culpabilidad si se aleJa-

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ra demasiado de la religión tradicional de sufamilia. Pero el simbolIsmo religlOso es sig­nificativo por su ausencia. Todo está en manosde la naturaleza; estamos abiertamente en elreino del pastor Orfeo más que en el nacienteCristo.

A continuación tuvo un sueño que la llevóa una iglesia que se parecía a la iglesia deAsís con los frescos de Giotto acerca de SanFrancisco. Se sentía más a gusto aquí que encualquier otra Iglesia, porque San Francisco,como Orfeo, era un religioso de la naturaleza.Esto reavivaba sus sentimientos acerca delcambio en su afiliación religiosa que había sidopenosa de sobrellevar, pero ahora creía poderenfrentarse gozosamente con la experiencia,inspirada con la luz de la naturaleza.

La serie de sueños terminaba con un eco le­jano de la relIgión de DlOniso. (Se podría de­cir que eso era un recordatorio de que aunOrfeo podía ser, en ciertos momentos, alejadodel poder fecundante del animal-dlOs en elhombre.) Ella soñó que llevaba de la mano aun niño rubiO. "Participamos alegremente enuna fiesta que incluye el sol y los bosques ylas flores de todo el contorno. El niño tieneen la mano una florecilla blanca, y ella la co­loca en la cabeza de un toro negro. El toro,es parte de la fiesta y está cubierto de ador­nos." Esta referencia recuerda el antiguo ritoque celebraba a DlOllIW en forma de toro.

Pero el sueño no terminaba ahí. La mujeragregó: "Poco tiempo después, el toro es tras­pasado por una flecha dorada." Ahora, ademásde DlOllISO, hay otro nto precristlano en el

Pagl na opuesta, arriba el diOS persa MI­thra saCrificando un toro El sacrifico(que tamblen forma parte de los ritosdionisiacos) puede considerarse como unslmbolo de la victOria de la naturalezaespiritual del hombre sobre su animaIldad, de la cual el toro es un slmbolocomun (Esto puede explicar la popula­ridad de las corridas de toros en algu­nos paises pag opuesta abaJO) Dere­cha un grabado de Plcasso (1935) querepresenta a una muchacha amenazadapor un mlnotauro (aqul, como en elmito de Teseo, slmbolo de las Indoml­nables fuerzas instintivas del hombre)

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que el toro desempeña un papel simbólico. Eldios persa Mlthra sacnfica un toro. Al igualque Orfeo, representa el ansia por una vidadel espíritu que pueda triunfar sobre las pri­mitivas pasiones animales del hombre y, des­pués de una ceremonia de iniciación, darlepaz.

Esta serie de imágenes confirma la idea quese encuentra en muchas fantasías o secuenciasoníricas de este tipo: que no hay paz final, nilugar de descanso. En su búsqueda religiosa,hombres y mUJeres-en especial quienes vivenen las sociedades Cristianas modernas de Oc­cidente-están aún en poder de esas primiti­vas tradicIOnes que luchan dentro de ellos porla supremacía. E~ un conflicto entre las creen­cias paganas y las cristianas o, podría decirse,entre el rcnacer y el resucitar.

Una clave más directa para la resolución deeste dllcma se puede encontrar, en la primerafantasía de esa mujer, en un curioso simbolis­mo que fácilmente pudo pasar inadvertido. Lamujer dice que en su cripta mortuoria tuvoante sus ojos una visión de cruces rOjas sobrediscos de oro. Cuando despuéc; sc aclaró enel análisIs, estuvo a punto de experimentar unprofundo cambio psíqUICO y surgir de esa"muerte" hacia un nuevo tipo de vida. Portanto, podemos imaginar que csta imagen, quesurgió en ella en la profundidad de su desespe­ración de la vida, anunciaría, en cierto modo,su futura posIción relIgiosa. En su obl a poste­rior, de hecho, dio pruebas de pensar que la5cruces rojas representaban su devoción al cris­tiaTlismo, mientras que los discos de oro repre­sentaban su devoción a los misterios religio­sos precristianos. Su visión le había dIcho quctenía que reconciliar esos elementos Cristianosy paganos en la nueva vida que la esperaba.

Una última, pero importante, observaciónconcierne a los antiguos ritos de iniciación ysus relaciones con el cristianismo. El rito deiniciaCión cclebrado en los misterios eleusinos(los ritos de adoración a las diosas de la ferti­lidad Demeter y Persefone) no se considerabaadecuado meramente por quienes buscaban vi­vir con mayOl abundancia; también se utili­zaba como preparación para la muerte, comosi la muerte también requiriese un iniciato­rio rito de paso de la misma clase.

En una urna funeraria encontrada en unatumba romana, cerca del columbario del mon-

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te Esquilino, encontramos un bajo relieve ní­tido representando escenaS de la etapa finalde iniciación en la que el neófito es admitidoa la presencia de las diosas, con las que con·versa. El rec;to del bajo relieve se dedica a dosceremonias preliminares de purificación: el sa­crificio del "cerdo místico" y una versión mís­tica del matrimonio sagrado. Todo esto señalahacia una iniciación para la muerte, pero enuna forma que carece de la finalidad del due­lo. Insinúa ese elemento de los misterios pos­teriores-especialmente del orfismo-que haceque la muerte lleve una promesa de inmorta­lidad. El cristianismo fue aun más leJOS. Pro­metía algo más que la inmortalidad (que enel sentido antiguo de los mIsterios cíClicos pue­de significar meramente reencarnación), por­que ofr~cía la segura y eterna vida en el cielo.

Así volvemos a ver, en la vida moderna, latendencid <1 repetir los viejos modelos. Losque tienen que aprender a enfrentarse con lamuerte pueden tener que reaprender el antiguomensaje que nos dice que la muerte es unmisterio para el que tenemos que prepararnoscon el mismo espíritu de sumisión y humildadque una vez aprendimos para prepararnos parala vida.

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, Símbolos de trascendencia

Los símbolos que influyen en el hombre va­rían en su finalidad. Algunos hombres necesi­tan ser despertados y experimentar su inicia­ción en la violencia de un dionisíaco "rito to­nante". Otros necesitan ser sometidos y sonllevados a la sumisión en el designio ordenadodel recinto del templo o cueva sagrada, quesugieren la religión de Apolo de los últimosgriegos. Una iniciación plena abarca ambostemas, como podemos ver cuando miramos elmaterial extraído de los textos antiguos o delos seres vivientes. Pero es muy cierto que lafinalidad esencial de la iniciación reside endomeñar la originaria ferocidad, análoga a lade Trickster, de la naturaleza juvenil. Por tan­to, tiene un propósito civilizador o espiritual,a pesar de la violencia de los ritos que se re­quieren para poner en marcha ese proceso.

Sin embargo, hay otra clase de simbolismo,perteneciente a las más antiguas tradicionessagradas conocidas, que también está relacio­nado con los períodos de transición en la vidade una persona. Pero esos símbolos no tratan

de integrar al iniciado con ninguna doctrinareligiosa o consciencia de grupo secular. Por elcontrario, señalan hacia la necesidad del hom­bre de liberarse de todo estado del ser quees demasiado inmaduro, demasiado fijo o de­finitivo. En otras palabras, conciernen al des­ligamiento del hombre-o trascendencia-detodo modelo definidor de existencia, cuandose avanza hacia otra etapa superior o más ma­dura en su desarrollo.

Un niño, como hemos dicho, posee el sen·tido de perfección, pero solo antes del surgi­miento inicial de m consciencia del ego. Enel caso de un adulto, el sentido de perfecciónse consigue mediante una unión de la cons­ciencia con los contenidos inconscientes de lamente. Fuera de esa unión, surge lo que Jungllamó "la función trascendente de la psique",por la cual el hombre puede conseguir su máselevada finalidad: la plena realización del po­tencial de su "sí-mismo" individual.

Así, lo que llamamos "símbolos oe tras­cendencia" son los símbolos que representan

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Tanto el ave como el chamán (es decir,un médiCO primitivo) son símbolos co­munes de trascendencia y, frecuente­mente, se combinan Página opuesta: pin­tura de la cueva prehistórica de Lascauxmostrando a un chamán con una más­ca'a de ave Debajo' una sacerdotisach?mán de un pueblo Siberiano conatuendo de ave. Derecha: ataúd de unchamán (también siberiano) con figurasde aves en los postes.

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la lucha del hombre por alcanzar esa fIDali­dad. ProporcIOnan los medios por los cualeslos contenidos de! inconsciente pueden entraren la mente consciente y también son una ex­presión activa de esos contenidos.

Esos símbolos son múltiples en su forma.Ya los encontremos en la hIstoria o en lossueños de los hombres y mujeres contemporá·neos que atravIesan una etapa crítica de suvida, podemos ver su importancia. En el nivelmás arcaico de ese simbolIsmo, volvemos a en­contrarnos el tema de Trickster. Pero esta vezya no aparece como un forajido que quisieraser héroe. Se ha convertido en chamán-elhombre que cura-euyas prácticas mágicas yalardes de intUIción le califican de primItivodominador de la iniciación. Su poder resideen su empuesta capacidad para dejar su cuerpoy volar por el universo como un pájaro.

En este caso, el ave es el símbolo más apro­piado de trascendencIa. Representa la pecu­liar naturaleza de intuición actuando a travésde un "medium", es decir, un individuo quees capaz de obtener conocimiento acerca desucesos lejanos-o hechos de los cuales nadasabe conscientemente-cayendo en una espe­cie de trance.

La prueba de tales poderes puede encontrar­se tan lejos como el período paleolítiCO de la

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prehIstOrIa, como el erudito norteamericanofoseph Campbell señaló al comentar una de lasfamosas pin turas ru pestres rccJen temen te des­cubiertas en FranCIa. En Lascaux, escribióCampbell, "hay pmtado un chamán, caído entrance, que lleva una máscara de ave con la fI­gura de un pájaro posado en un bastón quehay Junto a él. Los chamanes de SIbefla llevanhoy día tales ropajes de ave y muchos creenque fueron concebIdos por su madre como des­cendientes de un ave .. El chamán, entonces,no es solo un habItante conocido sino tambIénun vástago favorecido de esos remos de poderque son inviSIbles para nuestra normal cons­ciencia despierta, que todos pueden VISitar rá·pidamente por medIO de viSIOnes, pero en lasque él vaga como dommador".

En el nIvel superior de este tipo de actIvi­dad iniciadora, lejos de esos trucos del negociocon los que los magos reemplazan tan frecuen­temente la verdadera VISIón espIritual, encon­tramos los YOgIS hindúes. En sus estados detrance van más allá de las categorías normalesde pensamiento.

Uno de los símbolos oníricos más comunespara este tipo de liberaCIón por medIO de latrascendencia es el tema del VIaje solitario operegrinación, que en cierto modo parece unaperegrinación espiritual en la que el mlciado

En los mitos o en los sueños, un viajesolitario simboliza con frecuencia la libe·raclon de la trascendencia Pagina opuesta, arriba pintura del s XV represen­tando al poeta Italiano Dante con sulibro (la Divina Comedia) que relata susueño de un Viaje al Infierno (anguloInferior Izquierdo del cuadro), al purga­tono y al cielo Pag opuesta, Izquierda:grabado del Viaje hecho por el peregrinoen el libro del autor Ingles John Bunyan,Pilgrim's Progress (1678) (Nótese queel viaje es un mOVimiento Circular haciaun centro Intenor) Tambren se dice queese libro es un sueño Pag opuesta, de.recha el sueño del peregrino.

Muchos pueblos pueden desear algúncambio en los modulos de su vida; perola libertad conseguida con los viales(como inCita el cartel «Escapese almar», a la derecha) no sustituye a unaverdadera liberación interior.

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entra en conoCImiento con la naturalezd de lamuerte. Pero esta no es la muerte como JUICIO ::¡fmdl u otra prueba mlclatond de fuerza; e'>un "laJe de liberación, renunCldllon y expld­ClOn, presIdIdo y mantenIdo por CIerto espIrl°tu de compasión. Este espIrltu ~c suele repre­s~ntar por una "maestra" más que por un"maestro" de InICiaCión, una figura femenma~uprema (es decir, anima) tal lomo Kwan- YInen el budismo chmo, Sofla en la doctrma gnos-tIla cllstIana, o la antIgua dIOsa gnega de lasabiduría, Palas Atenea.

No solo el vuelo de las aves o el viaje haCiael yermo representan este simbolismo ~mo todomOVImiento fuerte que ejemplifique la hbcrauon En la prImera parte de la vIda, cuandoaun '>e está hgado a la familia ollgmana o algrupo social, eso puede expenmentdrse en esemomento de ImClaClOn en el que hay que aplen·der a dar, por SI solo, los pasos dccl'>lvos enla "Ida Es el momento que T. S ElIot descn­be en La tIerra baldza en que uno se enfrentacon

La ternble osadía de la rendiCIón de WI 1110­

'''UltO del que una edad de pruden<-la ¡amaspuede r~tractarse.

En un período de vida po"tcllor puede noneCl'SI tarse romper todos los la70" con todoslos slmbolos de contemdo sIgmflcatlvo Pero,n( (" bstdn te, se puede e"tdr lleno de ese es­plntu de diVinO descontento que obliga a to-

da c los hombres hbrec; a enfrentarse con algunnuevo descubnmlento o a VIVIr de una manera nueva Este cambIO puede llegar a '>erespeCialmente Importante en el peflodo entrela edad mtermedla y la vejez, que es el tiempode la vIda en que tantd gente consIdera que hade hacer en su retIro. SI trabajar o Jugar, SI

estarse en casa o ViajarSI su vIda fue aven turera, Insegura o llena

de cambIOS, puede desear una vIda ccdentanay los consuelos de la certeza relIgIOsa Pero SI

VIViÓ prmclpalmente en el modulo sOllal en elque naclO, puede necec;ltal desec;peradamenteun cambIO ltberador Esta necesidad puede lle­narse, temporalmente, con un vIaje alrededoldel mundo o Simplemente mudando,>e a unacata mas pequena Pero nmguno de esos cam­biOS externos ..,,,rVIra a menos que haya cier­ta trascendenua InterIor de los VICJOS valo­re'> al crear, no precIsamente Inventar, un nue­vo modo de \ Ida.

Vn caso de este últImo tipo es una mUjerque VIVIO un cst¡]o de vida que elld, su famIlIay sus alnJgo~ ~ozaron por largo tIempo porqueec;tabd fIrmemente arraIgada, nutrIda cultUlal­mente y asegur alta contra las modas transI­tOrIas E<;ta mUjer tuvo e-"te sueño:

FncontrL algunos trozo~ extraños de m1dera, noIdbrddos sino de hermosas formas naturales AlgUiendiJO «Los trdJo el hombre de Neanderthal _ LuegoVi a Cierta distanCia a esos hombres de Neanderthal

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IzqUierda el explorador Ingles R FS~ott y sus companeros fotografiados enel Antart co en 1911 Los exploradoresaventurandose en lo desconoc do proporc onan una Imagen apropiada de liberaclon el rompimiento de la contenclOncaracterlstlco de la trascendenCia

El slmbolo de la serpiente esta gene­ralmente unido a la trascendenCia por­que Ha una tradlc onal cnatura delmundo inferior y por tanto «me­dladora» entre una y otra forma deVida Pagina opuesta la serpiente y elbaston slmbolos del diOS greco romanode la mediCina Ascleplos en una tarJetautilizada para Identificar el coche deun mediCO en la francla moderna

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que parecían una masa oscura, pero no podía dis­tinguir a ninguno de ellos claramente. Pensé que de­bería llevarme de allí un trozo de su madera.

Luego continué, como si VIajara por mI cuenta, ymiré hacIa abdJo a un abi~mo enorme como un vol­cán apagado. Había agua en parte de el y e~peré

ver allí más hombres de NeanderthaI. Pero en vezde eso vi cerdos marIllOS negros que habían salidodel agua y estaban cornendo por entre las negrasrocas volcánicas.

En contraste con las amistades de la fami­lia de esta mujer y su estilo de vida de elevadacultura, el sueño la lleva a un período prehis­tórico más primitivo de lo que podemos ima­ginar. No puede encontrar ningún grupo socialentre esos hombres antiquísimos: los ve comouna corporación del verdadero inconsciente,"masa oscura" colectiva a distancia. SIn em­bargo, ec;taban vivos, y pudo llevarse un trozode su madera. El sueño subraya que la maderaes natural, no labrada; por tanto, procede deun nivel primordial del inconsciente, no deun nivel condicionado culturalmente. Ese tro­zo de madera, notable por su mucha edad, ligala experiencia contemporánea de esta mujercon los lejanos orígenes de la vida humana.

Sabemos por muchos ejemplos que un ár­bol VIejo u otra planta representa simbólica­mente el crecimiento y desarrollo de la vidapsíquica (como cosa distinta de la vida ins­tintiva, comúnmente simbolizada por anima­les). De aquí que, con ese trozo de madera,

esta mujer adquirió un símbolo de su víncu­lo con los estratos más profundos del incons­ciente colectivo.

Luego habla de continuar sola su viaje. Estetema, como ya he señalado, simboliza la ne­cesidad de liberarse, como experiencia inicia­toria. Así es que tenemos aquí otro símbolOde trascendencia.

Después, en el sueño, ve el cráter enormede un volcán apagado que ha sido el canal deuna violenta erupción del fuego procedente delas capas más profundas de la tierra. Podemossospechar que esto se refiere a un significati­vo rastro en la memoria que conduce a undpasada experiencia traumática. Ella asociabaeso a una experiencia personal en los prime­ros tiempos de su vida en que sintió la fuerzadestructiva, pero creadora, de sus pasioneshasta tal extremo que creyó se iba a volverloca. Había encontrado, al final de la adoles­cencia, una necesidad totalmente inesperadade romper con el módulo social excesivamenteconvencional de su familia. Llevó a cabo eserompimiento sin grave aflicción y pudo volver,con el tiempo, a hacer las paces con su fami­lia. Pero todavía siguió alentando un profundodeseo de hacer una diferenciación aún mayordel pasado familiar y encontrar la libertad ex­trayéndola de su propia forma de existencia.

Este sueño recuerda otro. Lo tuvo un jo­ven que tenía un problema totalmente distintopero que parecía necesitar un tipo análogo deconocimiento profundo. También sentía prisapor conseguir una diferenciación. Soñó con unvolcán, y desde su cráter vio dos pájaros queemprendieron el vuelo como si temieran queel volcán fuera a entrar en erupción. Eso ocu­rría en un lugar extraño y solitario con un cur­so de agua entre él y el volcán. En este caso,el sueño representaba un viaje de iniciaciónindividual.

Es análogo a casos recogidos entre las sen­cillas tribus recolectoras de alimentos, queson los grupos con menor consciencia familiarque conocemos. En estas sociedades, el joveniniciado tiene que emprender un viaje solita­rio a un lugar sagrado (en las culturas indiasde la costa del norte del Pacífico, en realidadpuede ser un lago formado en un cráter) don­de en un estado visionario o semejante al tran­ce, encuentra su "espíritu guardián" en formade animal terrestre, ave u objeto natural. El

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se identifica íntimamente con esta "alma sel­vática" y de ese modo se hace hombre. Sinuna experiencia semejante se le considera, se­gún decía un médico achumaui, como "un in­dio cualquiera, nadie".

El sueño del joven se produjo al principiode su vida y señalaba hacia su futura inde­pendencia e identidad como hombre. La mu­jer que he descrito se estaba acercando al finde su vIda y también soñó un vIaje similar yparecía necesitar la adquisición de una inde­pendencia análoga. Pudo vivir el resto de susdías en armonía con una ley humana eternaque, por su antigüedad, transcendió los conoci­dos símbolos de cultura.

Pero tal independencia no termina en unestado análogo al apartamiento yogi que signi­ficaría una renunciación al mundo con todassus impurezas. En el paisaje, muerto y desola­do, de su sueño, la mujer vio señales de vidaanimal. Eran "cerdos marinos" desconocidospara ella como especie. Por tanto, llevarían elsignificado de un tipo especial de animal, unoque pudiera vivir en dos medios distintos, enel agua o en la tierra.

Esta es la cualidad universal de los animalescomo símbolos de trascendencia. Estas Cria­turas, que fIguradamente proceden de las pro­fundidades de la antigua Madre Tierra, son ha­bitantes simbólIcos del inconsciente colectivo.Traen al campo de la consciencia un especialmensaje tectónico (mundo inferior) que es un

tanto diferente de las aspiraciones espiritua­les simbolizadas por los pájaros del sueño deljoven.

Otros símbolos trascendentes de las pro­fundidades son roedores, lagartos, serpientesy también peces. Hay criaturas intermediariasque combinan actividad subacuática y e] vuelodel ave con una vida terrestre mtermedia. Elpato silvestre y el cisne, por ejemplo. Quizáel fímbolo onírico de trascendencia más fre­cuente sea la serpiente, como la representadapor el símbolo del dios romano de la Medici·na, Esculapio, que ha sobrevivido hasta lostiempos modernos como signo de la profesiónmédica. OrigmarIamente fue una serpiente ar­borícola no venenosa; tal como la vemos, en­roscada en e] bastón de] dios sanador, pareceincorporar un tipo de mediación entre la tie·rra y el cielo.

Otro símbolo aún más importante y exten­dido de la trascendencia tectónica es el mo­tivo de las dos serpientes entrelazadas. Son la5famosas serpientes Naga de la antigua India;y también las encontramos en Grecia como lasserpientes entrelazadas al extremo del cadu­ceo del dios Hermes. Un hermes de la primi­tiva Grecia es un pilar de piedra con un bustodel dIOs encima. En un lado están las serpien­tes entrelazadas y en otro, un falo erecto. Comolas serpientes están representadas en el actode umón sexual y el falo erecto es inequívo­camente sexual, podemos extraer ciertas con-

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Pagina opuesta una pintura francesa dels XVII revela el papel mediador de laserpiente entre este mundo y el otroOrfeo esta tocando la lira el y suauditoriO no se dc.n cuenta de que EUrl­dice (centro del cuadro) ha sido mor·dlda por una serpiente, herida fatal queSimboliza su descenso al mundo infe­rior

Arriba el diOS egipCIO Thot con cabezade ave (un IbiS L en un relieve deh 350 a de J e Thot es un diOS del«mundo inferior» aSOCiado a la trascen·dencla era el qUien Juzgaba las almasde los muertos El diOS griego Hermes,al que se llamaba «pslcopompo» (guradel alma L tenia la mlSlon de gUiar alos muertos en el mundo Inferior, IZ­qUierda, un hermes de piedra de losque se colocaban en las encrUCiJadas(simbolizando el cometido del diOS comomediador entre los dos mundos) A unlado del hermes hay dos serpientes en­trelazadas alrededor de un cayado, esteslmbolo (el caduceo) paso al diOS roma·ne Mercurio (derecha bronce Italianodel s XVI), que tamblen adqulrl6 alas,recordando al ave como slmbolo de latrascendencia espIritual

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clusiones acerca de la función del hermes comosímbolo de fertilidad.

Pero nos equivocaríamos si pensásemos quesolo se refiere a la fertilidad biológica. Hermeses Trickster en el diferente papel de mensaje­ro, dios de las encrucijadas, y, finalmente, guíade las almas que van al mundo inferior osa·len de él. Por tanto, su falo penetra en elmundo desconocIdo buscando un mensaje es­piritual de lIberación y curación.

Originariamente, Hermes era conocido enEgipto como el dios de cabeza de ibis Thot y,por tanto, se le concebía como la forma de avedel principio de trascendencia. También, enel período olímpico de la mitología griega, Her­mes recuperó atrIbutos de la vida de las avesque agregó a su naturaleza tectónica de ser­pIente. Su cayado adquirió alas por encima delas serpientes convIrtIéndose en caduceo obastón alado de Mercurio y el propio dios seconvirtió en "hombre volador" con sombreroy sandalias con alas. Aquí vemos su pleno po­der de trascendencia, de donde la trascen­dencia más baja de la conSClenCla-sel piente

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Los dragones alados (arriba, de un ma­nuscrito del s XV) combinan el Simbo­lismo trascendente de la serpiente y delave Derecha Mahoma en la yegua aladaBorak vuela a través de las esferas ce­lestes.

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del mundo inferior, pasando por el medium derealidad terrena, alcanza fmalmen te trascen·dencia para la realIdad sobrehumana o trans­personal en su vuelo alado.

Tal símbolo compuesto se encuentra en otrasrepresentaciones como el caballo alado o eldragón alado u otras criaturas que abundanen las expresiones artísticas de la alquimia,tan ampliamente ilustradas en la obra ya clá­sica del Dr. Jung sobre ese tema. Seguimoslas innumerables viciSItudes de eso,; símbolosen nuestra labor con los pacientes. Ellos ex­ponen lo que nuestra terapia puede esperarconseguir cuando lIbera los más profundos con­tenido~ p<;íquico~ de modo que puedan llegara formar parte de nuestros medios conscientespara la comprensión de la vida más eficaz­mente.

No es fácil para el hombre moderno captarla significancia de los símbolos que nos llegandesde el pasado o que aparecen en nuestrossueños. Ni es fácil ver cómo el antiguo conflic­to entre los símbolos de contención y los deliberación se refieren a nuestra propia situa·

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ción peligrosa. Sin embargo, se hace fácil cuan­do nos damos cuenta de que son solo las for­mas específIcas de esos modelos arcaicos lasque cambian, no su significado psíquico.

Hemos hablado de aves silvestres como si­nónimos de desatadura o liberación. Pero hoytambién podríamos hablar de aviones a reaL­ción y cohetes espaciales, porque son la in­corporacIón física del mismo principio tras­cendente que, al menos, nos libera temporal­mente de la gravedad. Del mismo modo, losantiguos símbolos de contencIón, que en otrotiempo proporcionaron estabilidad y protec­ción, ahora aparecen en la búsqueda que llevael hombre moderno en pos de la seguridad eco·nómica y el bienestar sociaL

Desde luego, cualquiera de nosotros puedever que hay un conflIcto en nuestra vida en­tre la aventura y la disciplina o el mal y lavirtud o la libertad y la seguridad. Pero estasson solo frases que empleamos para describiruna ambivalencia que nos preocupa y para lacual jamás vemos posibilidad de encontrar res­puesta.

Hay una respuesta. Existe un punto de con­tacto entre la contención y la hberación, y po­demos encontrarlo en los ntos de inicIacIónque he descrito. Estos pueden hacer posibleque los individuos, o grupos enteros de gente,unan las fuerzas opuestas dentro de sí mismosy alcancen un equilIbrio en su vida.

Pero los ritos no ofrecen de modo invaria­ble o automático esa oportunidad. Están re­lacionados con fases particulares en la vida deun individuo, o de un grupo, y, a menos quese comprendan adecuadamente y se traduzcanen una nueva forma de vida, el momento pue­de pasar. La iniciación es, esencialmente, unproceso que comienza con un rito de sumIsión,cOhtinúa con un período de contención y, lue­go, con otro rito de liberación. De esta forma,el individuo puede reconciliar los elementosen conflicto de su personalidad: puede con­seguir un eqUIlibrio que hace de él un serverdaderamente humano y verdaderamentedueño de sí mismo.

En los sueños y fantasras de mucha gen­te moderna, los vuelos de los grandescohetes de investigación espacial apare­cen con frecuencia como simbólicas in­

corporaCiones, del s XX, de la acucian­te necesIdad de lIberaCIón y desataduraque se llama trascendenclll.

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3. EL PROCESO DE INDIVIDUACION

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El modelo de desarrollo psíquico

Al comienzo de este libro, el Dr. C. G. Jungintrodujo al lector en el concepto de incons­ciente, sus estructuras personal y colectiva ysu modo simbólIco de expresión. Una vez quese ha VIStO la Importancia Vital (es decir, elefecto sanador o destructivo) de los símbolosprodUCidos por el inconsciente, queda el difí­cil problema de la interpretación. El Dr. Jungha demostrado que todo depende de SI algunainterpretación "encaja" y es SignIficatIva res­pecto al indiViduo. De ese modo, ha mdlcadoel pOSible SignIficado y la función del Simbo­lismo onírico.

Pero, en el desarrollo de la teoría de Jung,esa poSibilIdad suscita otras preguntas: ¿Cuáles el propósito de toda la vida onírIca del in­dividuo? ¿Qué papel desempeñan los sueñosno solo en la inmediata economía psíqUica delser humano smo en su vida como un todo?

Observando a gran cantIdad de personas yestudiando sus sueños (calculaba que había m­terpretado, por lo menos, 80.000 sueños), Jungdescubrió no solo que todos los sueños sonsignificativos en diversos grados para la Vidadel soñante sino que todos ellos son parte deun gran entramado de factores psicológicos.También halló que, en total, parecen segUIrcierta ordenación o modelo. Jung llama a esemodelo "proceso de individuación". Puesto quelos sueños producen escenas e imágenes dife­rentes cada noche, las personas que no sonobservadoras minuciosas, probablemente no sedarán cuenta de modelo alguno. Pero SI ob­servamos nuestros sueños durante un períodode años y estudiamos toda la serie, veremosque ciertos contenIdos emergen, desaparecen yvuelven otra vez. Mucha gente mcluso sueñarepetIdamente con las mismas figuras, paisa­jes o situaciones; y si los seguimos a lo lé~rgo

de todas las series, veremos que cambian len·ta pero perceptiblemente. Estos cambios pue­den acelerarse SI la actitud consciente del so­ñante está mfluida por una interpretación ade­cuada de los sueños y sus contenidos Simbó­licos.

Así es que nuestra vida onírica crea un mo­delo en meandros en el que los elementos o

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AbajO un «meandro» (decoracl6n deun manUSCrito del S VII) Los sueñosIndiViduales parecen extraños y fragmen­tados como el detalle (arriba) de la de­coraClon, pero a lo largo del soñar detoda una Vida aparece un modelo enmeandros que revela el proceso del des­arrollo pSlqUICO.

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tendencias individuales se hacen visibles, lue­go se esfuman, luego reaparecen. Si observa­mos esos meandros durante un largo períodode tiempo, se puede ver la actuación de unaespecie de regulación oculta o tendencia direc­ta que crea un proceso lento, imperceptible,de desarrolJo psíquico: el proceso de indivi­duación.

Paulatinamente va emergiendo una persona­lidad más amplia y más madura, y poco apoco se hace efectiva y hasta visible para losdemás. El hecho de que, frecuentemente, ha­blemos de "desarrolJo detenido" demuestra quesuponemos que es posible tal proceso de des­arrollo y maduración en todos los individuos.Puesto que" el desarrollo psíquico no puedellevarse a cabo por un esfuerzo consciente defuerza de voluntad, sino que se produce invo­luntariamente y en forma natural, en los sue­ños se simboliza con frecuencia por medio delárbol, cuyo desarrollo lento, poderoso e invo­luntario representa un modelo definido.

El centro organizador desde el cual emanael efecto regulador parece ser una especie de"átomo nuclear" de nuestro sistema psíquico.También podríamos llamarlo inventor, organi­zador y fuente de imágenes oníricas. Jung llamóa ese centro el "sí-mismo" y 10 describió comola totalidad de la psique, para distinguirlo delego, que constituye solo una pequeña parte dela totalidad de la psique.

A 10 largo de las edades, los hombres se da­ban cuenta instintivamente de la existencia detal centro interior. Los griegos 10 llamaron eldaimon interior del hombre; en Egipto se ex­presaba con el concepto de alma-ba; y los ro·manos 10 veneraban como genius innato decada individuo. En sociedades más primitivas,solía creerse que era un espíritu tutelar encar­nado en un animal o en un fetiche.

Este centro interior se mantiene en formaexcepcionalmente pura e intacta entre los in­dios naskapi, quienes aún viven en los bosquesde la península de Labrador. Estas gentes sen­cillas se dedican a la caza y viven en gruposfamiliares aislados, tan alejados unos de otrosque no han podido desarrollar costumbres tri-

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La pSique se puede comparar a una es­fera con una zona brillante (A) en susuperfIcie, que representa a la conscien­cia El ego es el centro de la zona (unacosa es consciente solo SI «yo» la co­nozco) El «sí-mismo» [$elf] es, a lavez, el núcleo y toda la esfera ( B);su proceso regulador Interno produce lossueños.

buales O creencias y ceremonias religiosas co­lectivas. En su soledad vitalicia, el cazadornaskapi tiene que confiar en sus propias vo­ces interiores y revelaciones inconscientes; notiene maestros religiosos que le enseñen lo queha de creer, ni rituales, fiestas o costumbresque le conforten. En su concepto básico de lavida, el alma humana es simplemente un "com­pañero interior" al que llama "mi amigo" omista'peo que significa "gran hombre". Mis­tápeo reside en el corazón y es inmortal; enel momento de la muerte o poco antes, dejaal individuo y luego reencarna en otro ser.

Los naskapi, que ponen atención a sus sue­ños y que tratan de encontrar su significadoy comprobar su veracidad, pueden entrar enrelación profunda con el Gran Hombre, el cualfavorece a tales personas y les envía más ymejores sueños. Por tanto, la máxima obliga­ción de un naskapi es seguir las instruccionesdadas por sus sueños y luego dar a su conte­nido forma permanente por medio del arte.Las mentiras y la deslealtad alejan del reinointerior del individuo al Gran Hombre, por 10que la generosidad y el amor al prójimo y alos animales le atrae y le da vida. Los sueñosdan a los naskapi plena capacidad para encon­trar 3U camino en la vida, no solo en el mun-

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do interior sino también en el mundo exteriorde la naturaleza. Le ayudan a predecir el tiem­po y le dan guía invaluable en la caza de la quedepende su vida. Menciono a este pueblo tanprImitIvo porque no está contaminado pornuestras ideas civilizadas y aún conserva elprofundo conocimiento interior natural en laesencia de lo que }ung llamó el "sí-mismo".

El "sí-mismo" puede definirse como un fac­tor de guía interior que es distinto de la per­sonalidad consciente y que puede captarse solomediante la investigación de nuestros propiossueños. Estos demuestran que el "sí-mismo" esel centro regulador que proporciona una ex­tensión y maduración constantes de la perso­nalidad. Pero este aspecto mayor y más cer­cano a la totalidad de la psique aparece prime­ro como una mera posibilidad innata. Puedeemerger muy débilmente o puede desarrollar­se con una totalidad relativa a 10 largo de todala vida. Hasta dónde se. desarrolla depende desi el ego está dispuesto o no 10 está a escu­char el mensaje del "sí-mismo". Así como losnaskapi han percibido que la persona que esreceptiva a las insinuaciones del Gran Hom­bre consigue más y mejores sueños que la ayu­den, podemos agregar que el innato Gran Hom­bre se hace más real en una persona receptivaque en quienes lo desdeñan. Tal persona tam­bién se convierte en un ser humano más com­pleto.

Hasta parece que el ego no ha sido produ­cido por la naturaleza para seguir ilimitada­mente sus propios impulsos arbitrarios sinopara ayudar a que se realice la totalidad: todala psique. Es el ego el que proporciona luz atodo el sistema, permitiéndole convertirse enconsciente y, por tanto, realizarse. Si, por ejem­plo, tenemos un talento artístico del cual noes consciente el ego, nada le ocurrirá. Inclusoel don puede no llegar a existir. Solo si nues­tro ego se da cuenta de él, podemos llevarloa la realidad. La innata pero oculta totalidadde la psique no es la misma cosa que una to­talidad que es plenamente conocida y vivida.

Podríamos describir esto de la forma siguien­te: la semilla de un pino contiene en formalatente todo el futuro árbol; pero cada semi­lla cae, en determinado tiempo, en un sitioparticular en el que hay cierta cantidad defactores especiales como son la calidad delsuelo y las piedras, la inclinación del suelo y

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su exposlclon al sol y al viento. La totalidadlatente del pino que hay en la semilla reaccio­na ante esas circunstancias evitando las pie­dras e inclinándose hacia el sol, resultandoque así se determina el crecimiento del árbol.De ese modo, cada pino va llegando lentamen­te a la existencia, constituyendo la plenitudde su totalidad y emerge en el reino de larealidad. Sin el árbol vivo, la imagen del pinoes solo una posibilidad o una idea abstracta.Insistimos: la realización de la unicidad delhombre individual es la meta del proceso deindividuación.

Desde cierto punto de vista, este procesose produce en el hombre (así como en todo serviviente) por sí mismo y en el inconsciente;es un proceso por el cual el hombre vive suinnata naturaleza humana. Sin embargo, es­trictamente hablando, el proceso de individua­ción es real solo si el individuo se da cuentade él y lleva a cabo conscientemente una co­nexión viva con él. No sabemos si el pinopercibe su propio crecimiento, si goza y sufrelas diferentes vicisitudes que 10 conforman.Pero el hombre sí es capaz de participar cons­cientemente en su desarrollo. Incluso sienteque de cuando en cuando, al tomar decisioneslibres, puede cooperar activamente con él. Estacooperación pertenece al proceso de individua­ción en el más estricto sentido de la palabra.

Sin embargo, el hombre experimenta algoque no se contiene en nuestra metáfora delpino. El proceso de individuación es más queun acuerdo entre el germen innato de totali­dad y los actos externos del destino. Su ex­periencia subjetiva transmite la sensación deque cierta fuerza suprapersonal se interfiereactivamente en forma creativa. A veces nota­mos que el inconsciente lleva la dirección conun designio secreto. Es como si algo nos estu­viese contemplando, algo que no vemos peroque nos ve, quizá el Gran Hombre que resideen el corazón, que nos dice su opinión acercade nosotros por medio de los sueños.

Pero este aspecto creativamente activo delnúcleo psíquico puede entrar en juego solocuando el ego se desentiende de toda finalidadintencionada y voluntaria y trata de alcanzaruna forma de existencia más profunda y másbásica. El ego tiene que ser capaz de estudiaratentamente y entregarse, sin ningún otro de­signio o intención, a esa incitación intenor

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hacia el desarrollo. Muchos filósofos existen­cialistas intentan describir ese estado, perosolo llegan a despojar de sus ilusiones a laconsciencia: llegan directamente hasta la puer­ta del inconsciente, pero luego no consiguenabrirla.

La gente que vive en culturas más firme·mente enraizadas que la nuestra, tienen menosdificultad en comprender que es necesario pres­cindir de la actitud utilitaria de los proyectosconscientes con el fin de dejar paso al desarro­llo interno de la personalidad. Una vez conocía una señora anciana que no había conseguidomucho en su vida, en el sentido de cosas ex­ternas. Pero, de hecho, había hecho un buenmatrimonio con un marido difícil y, en ciertomodo, había desarrollado una personalidad ma­dura. Cuando se quejó de que no había "he­cho" nada en su vida, le conté un cuento re­latado por un sabio chino, Chuang-Tzu. Ellacomprendió inmediatamente y sintió gran ali­vio. Este es el cuento:

Un carpmtero ambulante, llamado Piedra, vio ensus Viajes un gigantesco y añoso roble que se le­vantaba en un campo junto a un altar hecho de tie­rra. El carpIntero dIjo a su aprendiZ, el cual admi­raba el roble: «Ese es un árbol inútil. Si quiereshacer un barco, pronto se pudrIría; si quieres haceraperos se romperían. No puedes hacer nada que seaútil can ese árbol y por eso ha llegado a ser tanViejo .•

Pero en una posada. aquella misma noche, cuando

Un altar de tierra bajo un árbol (pintu­ra china del s. XIX). Estas estructu­ras redondas o cuadradas, generalmentesimbolizan el «sí-mismo» al que el egodebe someterse para cumplir el procesode individuación.

el carpintero se fue a dormir, el roble añoso se leaparecIó en sueños y le dijo: e ¿Por qué me compa­ras con vuestros árboles cultivados tales como el es­pillO blanco, el peral, el naranjo y el manzano y todoslos demás que dan fruta? Aun antes de que se puedarecoger el fruto, la gente los ataca y los viola. Susramas gruesas están desgajadas, sus ramillas, rotas.Su propio fruto les acarrea el daño y no pueden vivirfuera de su espacio natural. Esto es lo que ocurreen todas partes y por eso hace tanto tiempo queintenté convertirme en completamente inútil. ¡Tú,pobre mortal! ¿Te imagmas que si yo hubiera sidoútil de alguna forma hubiera alcanzado tal tamaño?Además, tú y yo somos dos criaturas y ¿cómo puedeuna criatura elevarse tanto como para juzgar a otracriatura? Tú, hombre mortal útil, ¿qué sabes acer­ca de los árboles inútiles?.

El carpintero se despertó y meditó sobre su sueñoy, después, cuando su aprendiz le preguntó por quéprecIsamente ese árbol servía para proteger el altar,le respondió: i Calla la boca 1 I No quiero oír hablarmás sobre eso' El árbol crece aquí a propósito por­que en cualqUler otro Sitio la gente le hubiera mal­tratado. Si no fuera el árbol del altar, le hubieranconvertido en leña.

Evidentemente, el carpintero comprendió susueño. Vio que el simple hecho de cumplirnuestro destino es la mayor hazaña humanay que nuestras ideas utilitarias tienen que ce­der el paso ante las demandas de nuestra psi­que inconsciente. Si traducimos esta metáfo­ra al lenguaje psicológico, el árbol simbolizael proceso de individuación que da una leccióna nuestro miope ego.

Bajo el árbol que cumplía su destino había-en el cuento de Chuang-Tzu-un altar he­cho de tierra. Era una piedra tosca, sin pulir,sobre la cual la gente hacía sacrificios al dioslocal al que "pertenecía" ese trozo de tierra.El símbolo del altar de tierra señala el hechode que con el fin de llevar a cabo el procesode individuación, debemos rendirnos conscien­temente al poder del inconsciente, en vez depensar lo que deberíamos hacer, o lo que ge­neralmente se piensa que es justo, o lo que co­rrientemente sucede. Solo hay que escuchar,para saber lo que desea la totalidad interior-el "sí-mismo"-que hagamos aquí y ahoraen una determinada situación.

Nuestra actitud debe ser como la del pinomencionado anteriormente: no se incomodacuando su crecimiento lo estorba una piedra,ni hace planes sobre cómo vencer los obstácu­los. Trata meramente de tantear si tiene quecrecer más hacia la izquierda o hacia la de­recha, hacia el declive o debe alejarse de él.

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Al igual que el árbol debemos entregarnos aese impulso casi imperceptible, aunque pode­rosamente dominador; un impulso que proce­de de la incitación hacia la realización únicay creativa del "sí-mismo'" Y este es un proce­so en el que tenemos que buscar y encontrarrepetidamente algo que aún no es conocido pornadie. Las insinuaciones orientadoras o impul­sos proceden, no del ego, smo de la totalidadde la psique: el "sí-mismo".

Además, es inútil echar miradas furtivas ala forma en que otro cualquiera se desarrollaporque cada uno de nosotros tiene una tareaúnica de autorrealización. Aunque muchos pro­blemas humanos son análogos, jamás son idén­ticos. Todos los pinos son muy parecidos (deno ser así no los reconoceríamos como pinos);sin embargo, ninguno es exactamente igual aotro. A causa de estos factores de similitudesy diferencias es difícil resumir las infinitas va­riaciones del proceso de individuación. El he­cho es que cada persona tiene que hacer algodiferente, algo que es únicamente suyo.

Mucha gente ha criticado las teorías jungia­nas por no presentar sistemáticamente el ma-

terial psíquico. Pero esos críticos olvidan queel propio material es una experiencia viva car­gada de emoción, por naturaleza irracional ysiempre cambiante, que no conduce a la sis­tematización excepto en la modalidad más su­perflcial. La moderna psicología profunda haalcanzado aquí los mismos límites con los quese enfrentan los microfísicos. Esto es, cuandotratamos medias estadísticas, es posible unadescripción racional y sistemática de los he­chos. Pero cuando intentamos describir unsolo hecho psíquico, no hacemos más que pre­sentar una pintura honrada de él desde todoslos ángulos posibles. Del mismo modo, loscientíficos tienen que admitir que no saben loque es la luz. Solo pueden decir que, en ciertascondiciones experimentales, parece constar departículas, mientras que en otras condicionesexperimentales parece constar de ondas. Peroqué es en "sí misma", no se sabe. La psico­logía del inconsciente y toda descripción delproceso de individuación encuentran compara­bles dificultades de definición. Pero aquí tra­taré de dar un esquema de algunos de susrasgos más típicos.

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El primer acercamiento al inconsciente

Para la mayoría de la gente, los años de ju­ventud se caracterizan por un estado de des­pertamiento gradual en el que el individuo seva dando cuenta paulatinamente del mundoy de sí mismo. La niñez es un período de granintensidad emotiva y los primeros sueños delniño con frecuencia manifiestan en forma sim·bólica la estructura básica de la psique, indiocando cómo moldeará posteriormente el des­tino del individuo. Por ejemplo, Jung hablóuna vez a un grupo de estudiantes acerca deuna joven que se sentía tan asedIada por laansiedad que se suicidó a los veintIséis años deedad. Cuando era niña, soñó que "Jack Frost" (*)había entrado en su habitación y la había pin­chado en el estómago. Se despertó y descubrióque se había pinchado ella misma con la mano.El sueño no le dio miedo; simplemente recor­daba que había tenido ese sueño. Pero el hechode que no reaccionara emotivamente con suextraño encuentro con el demonto del frío-de

(*) LIteral: "Juanito Helada", personaje fantás­tico de los cuentos infantiles que personIfIca a la he­lada y al frío. (N, del T.)

la vIda congelada-no auguraba nada buenopara el futuro YI en sí mismo, era anormal. Fuecon mano fría e insensible como, posterIor­mente, puso fin a su vida. De ese solo sueñoes posible deducir el trágico destino del soñan­te, presagiado por su psique en la niñez.

A veces no es un sueño sino un suceso realmuy impresionante e inolvidable el que, comouna profecía, pronostIca el futuro en formasimbólica. Es bien sabido que los niños olvi­dan muchas veces sucesos que parecen im­presionantes a los adultos pero, en cambio,conservan un vivo recuerdo de algún incidenteo relato del que nadie más se ha dado cuen­ta. Cuando examinamos uno de esos recuer­dos infantiles, generalmente encontramos quedescribe (si se interpreta como si fuera un sím·bolo) un problema básico de la formación dela psique del niño.

Cuando un niño alcanza la edad escolar, co­mienza la fase de edificaCIón del ego y de adap­tación al mundo extenor. Esa fase acarrea ge­neralmente una cantidad de conmociones pe.nasas. Al mismo tiempo, algunos niños ca-

El niño, al adaptarse al mundo exterior,recibe muchas conmociones pSicológicas Pá·glna opuesta, IzqUierda el terrible primerdla de escuela, a continUaCiÓn, la sorpresay el dolor resultantes de ser atacado poro~ro n.ño, IzqUierda la pena y la turbaCiónde la primera experienCia de la muerte.Como protección eficaz contra tales conmo­CIones, el niño puede soñar o dibujar unmotivo nuclear (arriba), circular o cua·drangular que Simboliza el Importantlsimocentro de la pSique.

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mlenzan a sentirse muy diferentes a los demásy ese sentimiento de ser únicos acarrea ciertatristeza que es parte de la soledad de muchosjovencitos. Las imperfecciones del mundo yel mal que hay dentro de cada uno, así comoexteriormente, se convierten en problemasconscientes; el niño tiene que tratar de domi­nar los impulsos interiores acuciantes (aunqueaún no los comprende), así como las demandasdel mundo exterior.

Si el desarrollo de la consciencia es estor­bado en su normal desenvolvimiento, los ni­ños, frecuentemente, se retiran ante las difi­cultades interiores y exteriores hacia una"fortaleza" interior; y cuando ocurre eso, sussueños y sus dibujos simbólicos del materialinconsciente revelan muchas veces hasta unpunto inusitado un tipO de motivo "nuclear"circular o cuadrangular (que explicaré después).Esto se refiere al núcleo psíquico anteriormentemencionado, el centro Vital de la personalidaddel cual arranca todo el desarrollo estructuralde la consciencia. Es natural que la imagen delcentro aparezca en una forma especialmentechocante cuando la vida psíquica del indiViduoestá amenazada. Desde ese núcleo central (enlo que sabemos hoy día) se dirige toda la edi­ficación de la consciencia del ego, y el ego co­mienza aparentemente un duplicado o réplicaestructural del centro originario.

En esta fase primitiva hay muchos niños que

buscan seriamente algún significado a la VIdaque les puede ayudar a desenvolverse en el caosinterior y exterior. Hay otros, sin embargo, queaún son Ilevados inconscientemente por el di­namismo de modelos arquetípicos heredados einstintivos. A esos niños no les concierne elprofundo significado de la Vida, porque sus ex­periencias del amor, la naturaleza, el deporte yel trabajO contienen para ellos un sIgmficadoinmediato y satisfactorio. No es que necesaria­mente sean más superficiales; generalmente sonarrastrados por el curso de la vida con menosfricción y molestia que sus compañeros mas ¡n­

trospectivos. SI viajamos en un tren o un cochesin mirar al exterior, son solo las paradas, losarranques y las vueltas violentas las que noshacen que notemos que estamos en movimiento.

El proceso de individuación efectivo-elacuerdo consciente con el propio centro inte­rior (núcleo psíquico) o "sí-mismo"-empiezageneralmente con WIa herida de la personalidady el sufrimiento que la acompaña. Esta conmo­ción inicial llega a una especie de "llamada",aunque no siempre se la reconoce como tal. Porel contrario, el ego se siente estorbado a causade su voluntad o su deseo, y generalmente pro­yecta la obstrucción hacia algo externo. Esto es,el ego acusa a Dios, o a la situaCión económica,o al patrono, o al cónyuge, de ser responsablede aquello que le estorba.

O quizá todo parece exteriormente muy bien,

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pero, bajo la superficie, la persona padece unmortal aburrimiento que hace que todo le pa­rezca sin significado y vacío. Muchos mitos ycuentos de hadas describen simbólicamente estaetapa intcial en el proceso de individuación,contando acerca de un rey que cayó enfermoo envejeció. Otros modelos de cuentos conoci­dos son el de una pareja real que no tiene hi­jos; o que un mostruo roba todas las mujeres,niños, caballos y riquezas de un reino; o queun demonio impide que los ejércitos o los bar­cos de un rey puedan continuar su marcha; oque las tinieblas cubren las tierras, los pozos sesecan, los ríos se agotan y las heladas afligenal país. Parece corno si el encuentro inicial conel "sí-mismo" proyectara una oscura sombrahacia el tiempo venidero, o como si el "amigointerior" viniera al principio corno un cazadorque tendiera una trampa para coger al ego quelucha desesperadamente.

Hay mitos en los que encontramos que lamagia o el talismán que cura la desgracia delrey o de su país siempre resulta algo muy es­pecial. En un cuento es un "mirlo blanco" o"un pez que lleva un anillo de oro en las aga­llas" lo que se necesita para restablecer la sa­lud del rey. En otro, el rey desea "el agua dela vida" o "tres rizos dorados de la cabeza deldemonio", o "la trenza de oro de una mujer"(y después, naturalmente, la dueña de la tren­za). Sea lo que sea, la cosa que puede alejar

Página opuesta, izquierda: grabado enmadera de un manuscrito de alquimia,del s. XVII, en el que se ve a un reyque está enfermo, imagen simbólica co­rriente de la vacuidad y el aburrimien.to (en la consciencia) que puede mar­car la etapa inIcial del proceso de indi­viduación Pág opuesta, derecha: otraimagen de ese estado psicológico (dela película italIana de 1960 La DoleeVita)' los invitados exploran el abando­nado jr¡terior del castillo de un aristó­crata arruinado.

Derecha' pintura del artista suizo mo­derno Paul Klee titulada Cuento de ha­das. Ilustra un cuento acerca de un jo­ven que busca y encuentra el «pájaroazul de la felicidad» y, así, puede ca­sarse con una princesa. En muchoscuentos de hadas es necesario un talis­mán analogo para curar enferme,.ladeso desgracias, símbolos de nuestros sen­timientos de vaCUidad y futilidad

el mal es siempre única o difícil de encontrar.Es exactamente lo mismo en la crisis inicial

en la vida de un individuo: busca algo que esimposible encontrar o acerca de lo cual nada sesabe. En tales momentos, todo consejo, porbien intencionado y senSIble que sea, es com­pletamente inútil: consejo que incita a que seintente ser responsable, que se tome un des­canso, que no trabaje tanto (o que trabaje más),que tenga mayor (o menor) contacto humanoo que cultive alguna afición. Nada de eso sirvede ayuda o, al menos, muy raramente. Solo hayuna cosa que parece servir, y es dirigirse di­rectamente, sin prejuicio y con toda ingenui­dad, hacia la oscuridad que avanza y tratar deencontrar cuál es la finalidad secreta y qué nosexige.

El propósito oculto de la inminente oscuri­dad generalmente es ·algo tan inusitado, tanúnico e inesperado que, por regla general, solose puede encontrar lo que es por medio de sue­ños y fantasías surgIdos del inconsciente. Sidirigimos la atención al insconsciente, sin su­posiCIOnes temerarias o repulsas emotivas, confrecuencia se abre camino mediante un torrentede imágenes simbólicas que resultan útiles.Pero no siempre. A veces, ofrece primero unaserie de comprobaciones de lo que está malen nosotros y en nuestros actos conscientes.Luego hay que comenzar el proceso aceptandotoda clase de verdades amargas.

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Percepción de la sombra

Si el inconsciente se presenta al princIpIoen una forma útil o en una negativa, despuésde algún tIempo suele surgir la necesidad dereadaptar en mejor forma la actItud conscientea los factores inconscIentes, es decir, aceptar 10que parece ser "crItIcismo" por parte del in­consciente. Por medio de los sueños podemosentrar en conocimiento de los aspectos de nues­tra personalidad, que por diversas razones he­mos preferido no contemplar muy de cercaEso es lo que Jung llamó "perrepción de lasombra". (Empleó la palabra "sombra" paraesa parte Inconsciente de la personalidad por­que, en realidad, con frecuencia aparece en lossueños en forma personificada.)

La sombra no es el total de la personalidadinconsciente. Representa cualidades y atribu­tos desconocidos o poco conocidos del ego:aspectos que, en su mayoría, pertenecen a laesfera personal y que también podrían ser cons­cientes. En algunos aspectos, la sombra tam­bién puede constar de factores colectivos quese entroncan fuera de la vida personal del in­dIviduo.

Cuando un individuo hace un intento paraver su sombra, se da cuenta (y a veces se aver­guenza) de cualidades e impulsos que niegaen sí mismo, pero que puede ver claramente enotras personas-eosas tales como egotismo,

pereza mental y sensiblería; fantasías, planese intrigas irreales; negligencia y cobardía; ape­tito desordenado de dinero y posesiones-; enresumen, todos los pecados veniales sobre loscuales podría haberse dicho: "Eso no importa;nadie se dará cuenta y, en todo caso, otraspersonas también 10 hacen."

Si alguien siente un enojo insoportable cuan­do un amigo le reprocha una falta, ese alguienpuede estar completamente seguro de que enese momento encontrará una parte de su som­bra, de la cual no se da cuenta. Desde luego,es natural sentirse molesto cuando otros que"no son mejores" nos critican a causa de faltasde la sombra. Pero, ¿qué podemos decir sinuestros propIOS sueños-juez interior de nues­tro ser-nos reprochan1 Ese es el momento enque el ego es cogido, y el resultado, por 10 ge­neral, es un silencio embarazoso. Después co­mienza la penosa y larga labor de autoeduca­ción, labor, podríamos decir, que es el equiva­lente psicológico de los trabajos de Hércules.El primer trabajo de este infortunado héroe,como se recordará, fue limpiar en un día losestablos de Augias, en los que cientos de reba­ños habían dejado, durante muchos decenios,su estiércol; un trabajo tan enorme que. a cual­quier mortal, le habría venCido el desánimocon solo pensar en ello.

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La sombra no consiste solo en omISIOnes.También se muestra con frecuencia en un actoimpulsIvo o impensado. Antes de que se tengatiempo de pensarlo, el comentario avieso esta­lla, surge el plan, se realIza la decisIón erró­nea, y nos enfrentamos con resultados que ja­más pretendimos o deseamos conscientemente.Además, la sombra está expuesta a contagioscolectivos en mucha mayor medida que 10 estála personaltdad consciente. Cuando un hombreestá solo, por ejemplo, se siente relatIvamentebien; pero tan pronto como "los otros" hacencosas oscuras, primitivas, comienza a temer quesi no se une a ellos le considerarán tonto. Asíes que deja paso a impulsos que, realmente, nole pertenecen. Es particularmente en contdctocon gente del mismo sexo cuando una personase tambalea entre su propia sombra y la delos demás. Aunque si vemos la sombra en unapersona del sexo opuesto, generalmente nos mo­lesta mucho menos y estamos más dispuestos aperdonar.

Por tanto, en los sueños y en los mitos, lasombra aparece como una persona del mismosexo que el soñante. El sIgUIente sueño puedeservir de ejemplo. El soñante era un hombrede cuarenta y ocho años que trató de vivir pri­mordIalmente por sí y para sí, trabajando du­ramente y dommando su carácter, repnmiendo

placeres y expansiones naturales hasta un ex­tremo que sobrepasaba lo que convenía a suverdadera naturaleza.

Poseía y habitaba una casa muy grande en la ciu­dad, y aún no conocía todas sus dIstintas partes.Así es que anduve por ella y descubrí, principalmen­te en la bodega, varIas habitaCIones de las que nadasabía e incluso había salidas que conducían a otrasbodegas o a calles subterráneas. Me sentí intranquilocuando hallé que vanas de esas salidas no estabancerradas y algunas nI siquera tenían cerradura. Ade­más, había algunos obreros trabajando por allí cercaque podían haberse mtroducldo ...

Cuando volví al pISO baJO, pasé por un patio tra­sero en el que también descubrí dIferentes salidasa la calle o a otras casas. Cuando traté de exami­narlas más de cerca, se me acercó un hombre dandograndes rIsotadas y gritando que éramos viejos com­pañeros de escuela. Yo también le recordé y, mien­tras me contaba su vida, fui con él hacia la saliday paseamos Juntos por las calles.

Había un extraño claroscuro en el aire cuandopasabamos por una enorme calle CIrcular y llegamosa un prado verde donde, de repente, nos sobrepa­saron tres caballos al galope. Eran ammales hermo­sos, fuertes, bnosos pero bIen domados y no lle­vaban jmete. (¿Se habrían escapado del serviciomIlitar?)

El laberinto de pasadizos extraños, cámarasy salidas sin cerrar en la bodega, recuerda laantigua representación egipcia del mundo in·fernal, que es un símbolo muy conocido de re·

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presentación del inconsciente con sus posibi­lidades desconocidas. También muestra cómose está abierto a otras influencias en el lado dela sombra inconsciente, y cómo pueden irrum­pir en él elementos misteriosos y ajenos. Sepodría decir que la bodega es el cimiento de lapsique del soñante. En el patio trasero del ex­traño edIficio (que representa el panorama psí­quico aún sin descubnr de la personaltdad delsoñante) aparece, de repente, un antIguo com­pañero de escuela. Esta persona encarna, evi­dentemente, otro aspecto del propio soñante,un aspecto que formó parte de su vida cuandoera niño, pero que perdió y olvidó. Sucede confrecuencia que las ~ualtdades de la ll1ñez deuna persona (por ejemplo, alegría, IrascIbilidado qUizá, confianza) desaparezcan repentmamen­te y no sepamos dónde o cómo se fueron. Sonesas características perdidas para el soñante lasque ahora vuelven (del patio trasero) y tratande reanudar la amistad. Esta figura, probable­mente, representa la desdeñada capaCIdad delsoñante para gozar de la Vida y el lado extraver­tido de su sombra.

T)ero pronto comprendemos por qué el so-

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ñante se sintió "intranquilo" precisamente an­tes de encontrarse a ese viejo amigo aparente­mente inofensivo. Cuando pasea con él por lacalle, los caballos se escapan. El soñante pien­sa que pueden haberse escapado del serviciomilitar (es decir, de la disciphna consciente quehasta entonces había caracterizado su vida).El hecho de que los caballos no llevaran Jme­te muestra que las directivas instintivas pue­den deshgarse del control consciente. En eseviejo amigo y en los caballos reaparece toda lafuerza positiva que faltaba antes y que tantonecesitaba el soñante.

Este es un problema que surge con frecuenciacuando nos encontramos con nuestro "otrolado". La sombra contiene generalmente valo·res necesitados por la consciencia, pero queexisten en una forma que hace difícil integrar­las en nuestra vida. Los pasadIzos y la casagrande en este sueño también muestran que elsoñante aún no conoce las dimensiones de supropIa pSIque y aún no le es posible llenarlas.

La sombra de este sueño es típica de un in­trovertido (un hombre que tIende a retirarsedemasiado de la vida exterior). En el caso de

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Página opuesta: Viaje anhelante del pin­tor italiano moderno De Chirico. El titu­lo y los tenebrosos pasadizos de la pin­tura expresan la naturaleza del primercontacto con el Inconsciente cuando co­mienza el proceso de indivlduacion ConfrecuencIa, el inconsciente se simbolizacon pasillos, laberl ntos o encruci jadas;en un papiro (h. 1400 a dejo C) lassiete puertas del mundo infernal egipcioparecen un laberinto Debajo: dibujosde tres laberintos: de Izquierda a de­recha, laberinto de piedra finlandés(Edad del Bronce); laberinto del s XiXen un hipódromo inglés; y un laberin­to (hecho con baldosas) en el suelo dela catedral de Chartres (podía recorrer­se como peregrinación simbólica a Tie­rra Santa).

un extravertido, que se vuelve más hacia losobjetos externos y la vida exterior, la sombraparecería totalmente distinta.

Un joven que tenía un temperamento muyvivaz y había emprendido una y otra vez em­presas afortunadas, tuvo al mismo tiempo sue­ños que insistían en que concluyera una obrade creación que tenía empezada. He aquí unode esos sueños:

Un hombre está tendido en una cama y se haechado la colcha sobre la cara. Es un francés, undesesperado al que no le importaría encargarse decualquier tarea delictiva. Un funcionario me acom­paña escaleras abajo y sé que se ha tramado algocontra mí: concretamente, que el francés me habríamatado en cuanto tuviese ocasión. (Eso es lo queparecía exteriormente.) Efectivamente, él se deslizatras de mí cuando me acetco a la salida, pero yoestoy en guardia. Un hombre alto y corpulento (másbien rico e influyente) se apoyó de repente en la pa­red junto a mí sintiéndose enfermo. Rápidamenteaprovecho la ocasión de matar al fu.ncionario apuña­lándole el corazón. «Solo se nota como un poco dehumedad o-esto lo dice a modo de comentario-oAhora estoy a salvo porque el francés no me atacapuesto que está muerto el hombre que le daba ór­denes. (Probablemente, el funcionario y el hombrecorpulento e influyente son la misma persona, reem­plazando, en cierto modo, el segundo al primero.)

El desesperado representa el otro lado del

soñante-su introversión-, que ha alcanzadouna situación de ruina total. Yace en una cama(es decir, es pasivo) y se cubre la cara con lacolcha porque desea que le dejen solo. El fun­cionario, por otra parte, y el hombre corpulen­to y próspero (que, secretamente, son la mismapersona) personifican las prósperas responsabili­dades y actividades externas del soñante. Laenfermedad repentina del hombre corpulentoestá relacionada con el hecho de que este so­ñante, en realidad, se había puesto enfermo mu­chas veces cuando consentía que su dinámicaenergía explotara muy forzadamente en su vidaexterna. Pero este hombre triunfador no tienesangre en las venas-solo una especie de hu­medad-, lo cual significa que esas ambiciosasactividades externas del soñante no contienenvida y pasión auténticas, sino que son mecanis­mos sin sangre. Por tanto, no habría verdaderapérdida si mataba al hombre corpulento. Al fi­nal del sueño, el francés queda satisfecho; evi­dentemente, representa una figura positiva dela sombra que se ha hecho negativa y peligro­sa solo a causa de que la actitud conscientedel soñante no estaba de acuerdo con ella.

Este sueño nos muestra que la sombra pue­de constar de murhos elementos diferentes, por

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«Durante más de cinco años este hom­bre ha estado pers¡guiendo por todaEuropa como un loco que busca algo alo que pueda prenderle fuego. Desgra­ciadamente, una y otra vez enruentramercenarios que abren las puertas desus paises a este incendiario interna­cional.,.

ejemplo, de ambIción inconscIente (el hombrecorpulento e influyente) y de introversión (elfrancés). Esta asociación particular del soñantecon el francés era, además, que ambos sabíanmuy bien cómo manejar los asuntos amorosos.Por tanto, las dos figuras de la sombra tambiénrepresentan dos directrices muy conocidas: po­der y sexo. La directriz del poder aparece mo­mentáneamente en doble forma, como funcio­nario y como hombre próspero. El funcionario,o empleado del Estado, personifica la adapta­ción colectiva, mientras que el hombre próspe­ro denota ambición; pero, naturalmente, ambossirven a la directriz de poder. Cuando el soñan­te consigue detener esa peligrosa fuerza inte­rior, el francés, de repente, deja de ser hostil.En otras palabras, el aspecto igualmente peli­groso de la directriz del sexo también se harendido.

Evidentemente, el problema de la sombradesempeña un papel importante en todos losconflictos políticos. Si el hombre que tuvo esesueño hubiera sido insensible al problema de susombra, hubiera identificado fácilmente al fran­cés desesperado con los "peligros comunistas"de la vida exterior, o al funcionario, más elhombre próspero, con los "insaciables capita­listas". De esa forma habría evitado ver quetenía dentro de sí tales elementos en lucha. Sila gente observa sus propias tendencias in­conscientes en otras personas, se le llama a esouna "proyección". La agitación política en to­dos los países está llena de tales proyecciones,en gran parte parecidas a las cotillerías de ve­cindad entre grupos pequeños e individuos. Lasproyecciones de todo tipo oscurecen nuestravisión respecto al prójimo, destruyen su objeti­vidad, y de ese modo destruyen también todaposibilidad de auténticas relaciones humanas.

y hay una desventaja adicional en la proyec­ción de nuestra s~mbra. Si identificamos nues­tra sombra, pongamos por caso, con los comu­nistas o los capitalistas, una parte de nuestrapersonalidad permanece en el lado opuesto. Elresultado es que constantemente (aunque demodo involuntario) haremos cosas a nuestrasespaldas que apoyarán a ese otro lado y, portanto, ayudaremos inintencionadamente a nues­tro enemigo. Si, por el contrario, nos damoscuenta de la proyección, y podemos examinarlas cuestiones sin miedo ni hostilidad, tratan­do con tacto a las demás personas, entonces hay

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la probabilidad de un entendimiento mutuo o,al menos, de una tregua.

Que la sombra se convierta en nuestro ami­go o en nuestro enemigo depende en gran partede nosotros mismos. Como muestran los dossueños, el de la casa inexplorada y el del fran­cés desesperado, la sombra no es siempre, ynecesariamente, un contrincante. De hecho, esexactamente igual a cualquier ser humano conel cual tenemos que entendernos, a veces ce­diendo, a veces resistiendo, a veces mostrandoamor, según lo requiera la situación. La som­bra se hace hostil solo cuando es desdeñadao mal comprendida.

Algunas veces, aunque no frecuentes, un in­dividuo se siente impelido a vivir el peor ladode su naturaleza y reprimir su lado mejor. Entales casos, la sombra aparece en sus sueñoscomo una figura positiva. Pero para una per­sona que vive conforme a sus emociones y sen­timientos ,naturales, la sombra puede aparecercomo un intelectual frío y negativo; entoncespersonifica los juicios venenosos y los pensa­mientos negativos que se tuvieron anterior­mente. Así es que, cualquer forma que tome,la función de la sombra es representar el ladoopuesto del ego e incorporar precisamente esascualidades que nos desagradan en otras per­sonas.

Sería rélativamente fácil que se pudiera in­tegrar la sombra en la personalidad conscientecon solo intentar ser honrado y utilizar la pro­pia perspicacia. Pero, desgraciadamente, nosiempre es eficaz tal intento. Hay tal direcciónapasionada dentro de la parte sombría de unomismo, que la razón no puede prevalecer anteella. Una experiencia amarga procedente del ex­terior puede ayudar ocasionalmente; por asídecir, tendría que caernos un ladrillo en la ca-

En vez de enfrentarnos con nuestros de­fectos tal como los revela la sombra,los proyectamos en los demás; por eJem­plo. en nuestros enemigos políticos. Pá·gina opuesta, arriba: cartel hecho parauna manifestaCión en la China comunis­ta en el que se representa a EstadosUnidos como una serpiente maligna (conesvásticas nazIs) matada por una manochina. Pág opuesta, abajo: Hitler duran.te un discurso, la cita es la descripciónque él h,zo acerca de ;:hurch,II. Las pro­yecciones también florecen en las mur­muraciones (derecha del serial de la te­levisión inglesa Coronation Street).

beza para que pusiera fin a las directrices y alos impulsos de la sombra. A veces, una deci­sión heroica puede servir para detenerlos, perotal esfuerzo sobrehumano, en general, es soloposible si el Gran Hombre que se lleva dentro(el "sí-mismo") ayuda al individuo a llevarlo acabo.

El hecho de que la sombra contenga el opre­sivo poder del impulso irresistible no quieredecir, sin embargo, que la tendencia tenga queser siempre heroicamente reprimida. A veces,la sombra es poderosa, porque la incitación del"sí-mismo" señala en la misma dirección y, deese modo, no se puede saber si es el "sí-mismo"o la sombra quien está detrás del impulso inte­rior. En el inconsciente, desgraciadamente, seestá en la misma situación que en un paisaje ala luz de la luna: todos los contenidos son bo­rrosos y se funden unos con otros y nunca sepuede saber exactamente qué es o dónde estácada cosa o dónde empieza y dónde termina.(A esto se le llama "contaminación" de los con­tenidos inconscientes.)

Cuando Jung llamó sombra a un aspecto dela personalidad inconsciente, se refería a unfactor relativamente bien definido. Peró, a ve­ces, todo lo que es desconocido para el ego semezcla con la sombra, incluso las fuerzas másvaliosas y elevadas. ¿Quién, por ejemplo, puedeestar completamente seguro de si el francés de­sesperado del sueño que he citado era un va­gabundo inútil o un valioso introvertido? ¿Ya los caballos escapados en el sueño anterior,se les permitía correr libres o no? En un caso,cuando el propio sueño no aclara las cosas, lapersonalidad consciente tendrá que decidir.

Si la figura de la sombra contiene fuerzasvaliosas y vitales, tienen que ser asimiladas aexperiencias efectivas y no reprimidas. Corres-

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Arriba los blancos caballos padres salva­Jes de la pellcula francesa de 1955 CrinBlanc. Los caballos salvajes simbolizancon frecuencia las Indomables tendenciasinstintivas que pueden brotar delincansClente, y que mucha gente trata de repri­mir En la pehcula, el caballo y un muchachose tienen un afecto muy firme (aunque elcaballo sigue comendo salvaje con su manada) Pero los Jinetes de la localidad selanzan a capturar a los caballos salvajesEl caballo padre y el muchacho son perse­gUidos muchos kllometros, finalmente, sonempujados hasta la orilla del mar En vezde someterse a la captura, el muchacho yel caballo se lanzan al mar para ser tragadospor el 51mbollcamente, el fin de la historiaparece representar una escapada hacia elinconsciente (el mar) como forma de eVitarenfrentarse con la realidad del mundo ex­terior

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ponde al ego renunciar a su orgullo y fatuidady vivir conforme a algo que parece oscuro, peroque, en realidad, puede no serlo. Esto ha de re­querir un sacrificio tan heroico como la con­quista de la pasión, pero en un sentido opuesto.

Las dificultades éticas que surgen cuando nosencontramos con nuestra sombra están biendescritas en el Libro 18 del Korán. En ese re­lato, Moisés se encuentra con Khidr ("El Ver­de" o "primer ángel de Dios") en el desierto.Caminan al azar juntos, y Khidr expresa su te­mor de que Moisés no sea capaz de contemplarsus hechos sin indignación. Si Moisés no pue­de soportarlo y confiar en él, Khidr tendrá quemarcharse.

Inmediatamente, Khidr hunde la barca depesca de uI.!0s humildes pescadores. Luego, antelos ojos de Moisés, mata a un joven hermoso y,finalmente, reedifica las murallas caídas de unaciudad de incrédulos. Moisés no puede repri­mir su indignación Yl por tanto, Khidr tieneque abandonarle. Antes de su marcha explicalas razones de sus actos: al hundir la barca hasalvado, en realidad, a sus propietarios, porquelos piratas estaban en camino para robarla. Deese modo, los pescadores podían recuperarla.El joven hermoso iba camino de cometer un cri­men y, matándole, Khidr salvó a sus piadosospadres de la infamia. Al reedificar la muralla,se salvaron de la ruina dos jóvenes piadosos,porque su tesoro estaba enterrado bajo ella.Moisés, que había sentido tanta indignaciónmoral, vio entonces (demasiado tarde) que susjuicios habían sido excesivamente apresurados.Los actos de Khidr habían parecido malvados,pero, en realidad, no lo eran.

Considerando ingenuamente esa historia, sepodría suponer que Khidr eS la sombra rebelde,caprichosa y malvada del pío y legalista Moi­sés. Pero no es ese el caso. Khidr es mucho másla personificación de ciertas acciones creativassecretas de la cabeza de Dios. (Se puede en­contrar un significado análogo en el famose.cuento indio El rey y el cadáver, según lointerpretó Henry Zimmer.) No es casual queno haya citado ningún sueño para ilustrar estesutil problema. Elegí ese conocido pasaje delKorán porque abarca la experiencia de toda unavida, que muy difícilmente podría haberse ex­presado con tal claridad en un sueño indivi­dual.

Cuando en nuestros sueños surgen figurasoscuras y parecen necesitar algo, no podemosestar seguros de si personifican simplementeuna parte sombría de nosotros mismos o el "sí­mismo" o ambos a la vez. Adivinar de ante­mano si nuestro oscuro compañero simbolizauna escasez que tenemos que superar o untrozo significativo de vida que deberíamos acep­tar; este es uno de los más difíciles problemasque encontramos en el camino de la individua­ción. Además, los símbolos oníricos son, a me­nudo, tan sutiles y complicados que no se pue­de estar seguro de su interpretación. En situa­ciones semejantes, todo lo que se puede haceres aceptar la incomodidad de la duda ética, notomando decisiones definitivas, ni comprome­terse y continuar observando los sueños. Estose parece a la situación de Cenicienta cuandosu madrastra echó ante ella un montón de gui­santes buenos y malos y le dijo que los sepa­rase. Aunque parecía una tarea desesperada,

Se puede decir que la «sombra» tienedos aspectos, uno peligroso y otro va­lioso. Página opuesta, derecha: la pin­tura del dios hindú Vishnú representatal dualidad; aunque generalmente sele considera un dios benévolo, aquíaparece con aspecto demoníaco, des­pedazando a un hombre. Izquierda. es­cultura de Buda (de un templo japonés,759 d de J. c.), que también expresaesa dualidad. Derecha: Martín Lutero(representado por Albert Finney en laobra teatral, de 1961, titulada Luther,del autor inglés John Osborne): Luteronunca estuvo seguro de SI su rupturacon la Iglesia estuvo inspirada por DiosO surgió de su propia soberbia y obsti­nación (en términos simbólicos, el lado«malo» de su sombra).

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Cenicienta comenzó, pacientemente, a separar­los y, de repente, unas palomas (u hormigas,según otras versiones) vinieron a ayudarla. Esosanimales simbolizan los profundos y útiles im­pulsos inconscientes que solo pueden sentirseen nuestro cuerpo, por así decir, y que señalanun camino.

En algún sitio, en el mismo fondo de nuestroser, generalmente sabemos dónde hemos de iry qué hemos de hacer. Pero hay veces en queel payaso al que llamamos "yo" se porta deun modo tan desconcertante que la voz inte­rior no consigue hacerse oír.

A veces, fracasa todo intento para entenderlas insinuaciones del inconsciente y ante tal di­ficultad solo se puede tener el valor de hacerlo que parece justo, mientras hay que estardispuesto a rectificar si las sugerencias del in­consciente señalaran, de repente, en otra di­rección. También puede ocurrir (aunque no escorriente) que una persona encuentre mejorhacer resistencia a las incitaciones del incons­ciente, aun al precio de sentirse desviado alhacerlo, que separarse demasiado de su con­dición de ser humano. (Esta sería la situaciónde la gente que tiene que vivir en una situa­ción delictiva con el fin de ser ella misma.)

La fuerza y la claridad interior que necesi­ta el ego para tomar una decisión tal vieneproducida secretamente, por el Gran Hombreque, aparentemente, no desea revelarse condemasiada claridad. Puede ser que el "sí-mis­mo" desee que el ego elija libremente o puedeque el "sí-mismo" dependa de la conscienciahumana y de sus decisiones para ayudarle a ha­cerSe manifiesto. Cuando sobrevienen esos di­fíciles prcblemas éticos, nadie puede juzgar debuena fe las acciones de otro. Cada hombre tIe­ne que examinar su propio problema y tratar de

El anima (el elemento femeninO de la pSiquemasculina) se personifica COIl frecuenCiacomo una brUja o una sacerdotisa, mUJeresque mantienen vlnculos con las «fuerzas delas tinieblas» y el «mundo del esplntu» (esdecir, el InconsCiente). Derecha una hechi·cera con trasgos y demoniOS (grabado dels. XVII).

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determmar lo que es .justo para él. Como dijoun antiguo maestro del budismo Zen, tenemosque seguir el ejemplo del vaquero que vigilasus vacas "con una vara para que no pastenen los prados ajenos".

Estos nuevos descubrimientos de psicologíaprofunda obligan a que se haga algún cambioen nuestras ideas de ética colectiva, porquenos llevarán a juzgar todas las acciones hu­manas de un modo mucho más individual ysutil. El descubrimiento del inconsciente esuno de los descubrimientos de mayor alcancede los últimos tiempos. Pera el hecho de queel reconocimiento de su realidad inconscienterepresente autoexamen y reconocimIento denuestra propia vida hace que mucha gentecontinúe portándose como si nada hubiese ocu­rrido. Se requiere mucho valor para tomar enserio el inconsciente y ocuparse de los proble­mas que plantea. La mayoría de las personasson demasiado indolentes para pensar con pro­fundidad aun en esos aspectos morales de suconducta de la cual son conscientes; son dema­siado perezosas para considerar cómo el incons­ciente las afecta.

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El ánima: la mujer interior

La aparición de la sombra no acarrea inva·riablemente problemas éticos difíciles y suti·les. Con frecuencia emerge otra "figura inte­rior". Si quien tiene el sueño es un hombre,descubrirá una personificación femenina de ~u

inconsciente; y será una figura masculina enel caso de una mujer. Muchas veces, esa segun­da figura simbólica surge tras de la sombraproduciendo nuevos problemas diferentes. Jungllamó a esas figuras masculina y femenina"ánimus" y "ánima" respectivamente.

El ánima es una personificación de todaslas tendencias psicológicas femeninas en la psi­que de un hombre, tales como vagos senti­mientos y estados de humor, sospechas pro­féticas, captación de lo irracional, capacidadpara el amor personal, sensibilidad para la na­turaleza y-por último pero no en último lu­gar-su relación con el inconsciente. No esuna pura casualidad el que en los tiempos an­tiguos se emplearan sacerdotisas (como la si­bila griega) para interpretar la voluntad divi-

na y para establecer comunicación con losdioses.

Un ejemplo especialmente claro de cómo elánima se experimenta como una figura interioren la psique del hombre se halla en los sana­dores y profetas (chamanes) entre los esquima­les y otras tribus árticas. Algunos de estos ín­cluso llevan ropas de mujer o llevan pintadosen su vestimenta pechos femeninos con el finde manifestar su lado interno femenino, el ladoque les capacita para ponerse en relación conla "tierra de los fantasmas" (es decir, lo quenosotros llamaríamos el inconsciente).

El informe sobre cierto caso, habla de unjoven al que estaba iniciando un viejo chamánel cual le introdujo en un hoyo hecho en lanieve. Quedó en un estado de ensoñación yagotamiento. En ese estado de coma, vio derepente una mujer que emitía luz. Ella le ins­truyó en todo lo que necesitaba saber y des­pués, como espíritu protector suyo, le ayudóa practicar su difícil profesión poniéndole en

DebaJo chaman de una tribu siberianaque es un hombre vestido de mu ¡erporque se cree que las mUIeres son másaptas para mantener co.,tacto con losespíritus

Arriba mUjer eSpiritista o médium (de lapelícula de 1951 The Medium, basada en laópera de Glan Carla Menottl) La mayoríade los medlum probablemente SOll mUie­res, aún esta muy extendida la creencia deque las mUJeres son mas receptivas quelos hombres para lo Irracional.

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relación con las potencias del más allá. Tal ex­periencia muestra el ámma como la personi­ficación del inconsciente de un hombre.

En su mamfestación individual, el carácterdel ánima de un hombre, por regla general,adopta la forma de la madre. Si comprendeque su madre tuvo una influencia negativa so­bre él, su ánima se expresará con frecuenciaen formas irritables, deprimidas, con incerti­dumbre, inseguridad y susceptibilidad. (Sinembargo, si es capaz de vencer los asaltos ne­gativos, pueden servirle, incluso, para reforzarsu masculinidad.) Dentro del alma de tal hom­bre la figura negativa del ánima-madre repe­tirá interminablemente este tema: "No soynada. Nada tiene sentido. Para otros es dife­rente, pero para mí... No disfruto de nada."Estos "humores del ánima'~ producen una es­pecie de embotamiento, miedo a la enferme­dad, a la impotencia, o a los accidentes. Latotalidad de su vida toma un aspecto triste y<;>presivo. Tales estados de humor sombrío pue­den, incluso, inducir a un hombre al suicidioy, en tal caso, el ánima se convierte en un de­monio de la muerte. En tal papel aparece enla película de Cocteau Orfeo.

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El francés llama a esa figura del ánima unafemme fatale. (Una versión más moderada deesa ánima sombría la personifica la Reina dela Noche en la Flauta mágica de Mozart.) Lassirenas griegas o las lorelei germanas ,tam­bién personifican este aspecto peligroso del áni­ma que, en esa forma, simboliza la ilusióndestructiva. El siguiente cuento siberiano esun ejemplo de la conducta de esa ánima -des­tructiva:

Un día, un cazador solitario vio una hermosa mu­jer saliendo de un profundo bosque, al otro ladodel río. Ella le saludó con la mano y cantó:¡Oh, ven, cazador solitario en la calma del anochecerl¡Ven, venl Te echo de menos, te echo de menos.Ahora te besaré, te besaré.¡Ven, ven 1, mi nido está cerca, mi nido está cerca.¡Ven, venl, cazador solitario, ahora en la calma del

[anochecer.El se quitó la ropa y cruzó el río a nado pero, de

repente, ella voló en forma de búho riendo y mo­fándose de él. Cuando trató de cruzar otra vez elrío para recuperar su ropa, se hundió en el aguafría.

En este cuento, el ánima simboliza un irrealsueño de amor, felicidad, y calor maternal (su

El anima (como la sombra) tiene dosaspectos benevolo y maleflCo (o negat IVO) Izquierda escena de Orfeo(verslon clnematograflca del mito deOrfeo hecha por c..octeau) la mUjerpuede ser vista como un anima letalporque ha conducido a Orfeo (lleva­do por figuras tenebrosas del «mundoinferior») a su perdlclon Tamblen sonmalevolas las lorelel del mito teutóni­co (abaJo, de un dibuJo del s XIX Lespmtus de las aguas cuyos cantosatraen a los hombres haCia la muerte

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nido), un sueño que atrae a los hombres ale­jándoles de la realidad. El cazador se hundeporque corre tras una anhelada fantasía queno podía satisfacerse.

Otra forma en que puede revelarse el ánimanegativa en la personalidad de un hombre esen los comentarios irritados, venenosos, afe·minados con los que rebaja todo. Los comen·tarios de ese tipo siempre contienen una des­preciable tergiversación de la verdad y son su­tilmente destructivos. Hay leyendas en todo elmundo en las que aparece "una damisela ve­nenosa" (como las llaman en Oriente). Es unahermosa criatura que esconde armas en sucuerpo o un veneno secreto con el que mataa sus amantes en la primera noche que pasanjuntos. De ese modo, el ánima es tan fría ydesconsiderada como ciertos aspectos misterio­sos de la propia naturaleza, y en Europa seexpresa con frecuencia, hasta hoy día, en lacreencia en las brujas.

Si, por otra parte, la experiencia de un hom­bre acerca de su madre ha sido positiva, esotambién puede afectar a su ánima en formastípicas, aunque diferentes, con el resultado deque, o bien resulta afeminado o es presa de las

mujeres y, por tanto, incapaz de luchar conlas penalidades de la vida. Un ánima de esetipo puede volver sentimentales a los hombreso pueden convertirse en tan sensibleros comoviejas solteronas o tan sensibles como la prin­cesa del cuento, la cual podía notar un caña­món bajo treinta colchones. Una manifestaciónaún más sutil del ánima negativa aparece enciertos cuentos de hadas en la forma de unaprincesa que dice a sus pretendientes que lerespondan a una serie de acertijos o, quizá,que se escondan delante de ella. Si no puedenresponder: o si ella los puede encontrar, ten­drán que morir, e, invariablemente, ella gana.El ánima en esa caracterización envuelve alos hombres en un destructivo juego intelec­tua1. Podemos notar el efecto de esa añagazadel ánima en todos esos diálogos neuróticosseudointelectuales que inhiben al hombre deentrar en contacto directo con la vida y susdecisiones reales. Reflexiona tanto sobre lavida que no puede vivirla y pierde toda su es­pontaneidad y sus sentimientos resultantes.

Las manifestaciones más frecuentes del áni­ma toman la forma de fantasías eróticas. Loshombres pueden ser llevados a nutrir sus fan-

Izquierda' un mito eslavo' las Rusalkas. "':,Se creía que estos seres eran espíritus demuchachas ahogadas que hechizaban y aho­gaban a los hombres que pasaban. Arriba:cuatro escenas de la película alemana, de1930, El ángel azul, que se refiere al apa­sionamIento de cIerto profesor severo conuna cantante de cabaret, clara figura deánima negativa. La joven utiliza" su encan­to para degradar al profesor conVirtiéndoleen un payaso en el espectáculo del cabaret.Derecha' dibujo representando a "Salomé,.con la cabeza de Juan el Bautista, al queella mató para demostrar su poder sobre elrey Herodes.

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,..• 1.". I • • .,. o, 1 ''o,

TODAArriba, derecha' cartelera de un cine Inglés anun­Ciando la pellcula francesa Eve (1962) La películase refiere a los enredos de una femme fatale (lnter.pretada por la actriz francesa Jeanne Moreau), de­nominaCión muy extendida de la mUler «peligrosa,.cuyas relaCiones con los hombres retratan clara­mente la naturaleza del anima negativa.

Solo se puede encontrar una solución soporta­ble a un drama semejante si se reconoce queel ánima es una fuerza interior. El obJetiVO se­creto del inconsciente al acarrear tal compli­cación es forzar al hombre a que desarrolle ylleve a su propio ser a la madurez mtegrandomás de su personalidad inconSCiente e incor­porándola a su verdadera vida.

Pero ya hemos dicho bastante acerca del ladonegativo del ánima. Hay también otros tantosaspectos positivos. El ánima es, por ejemplo,causante del hecho de que un hombre sea ca­paz de encontrar la cónyuge adecuada. Otrafunción, por lo menos tan importante: siem­pre que la mente lógica del hombre es incapazde discernir hechos que están escondidos ensu inconsciente, el ánima le ayuda a desente­rrarlos. Aún más vital es el papel que desem­peña el ánima al poner la mente del hombrea tono con los valores interiores buenos y, portanto, abrirle el camino hacia profundidadesinteriores más hondas. Es como SI una "ra.dlO"interior quedara sintomzada con cierta lon­gitud de onda que excluyera todo lo que nohace al caso pero permitiera la audición de lavoz del Gran Hombre. Al establecer esta re­cepción de la "radio" interior, el ánima adoptael papel de guía, o mediadora, en el mundointerior y con el "sí-mismo". Así es como apa­rece ella en los ejemplos de iniciación de cha­manes que he descrito antes; ese es el papel

Arriba, izquierda cuadro del pintor italiano dels. XV Stefano di Glovannl representando a San An­tonio ante una loven atractiva Pero sus alas dor­sales indican que, en realidad, es un demoniO, unade las muchas rentaclones tenidas por San Antonio,y otra encarnación de la mortal figura del ánima.

tasías viendo películas y espectáculos de strip­tease, o soñando despiertos con materiales por­nográficos. Este es un aspecto crudo y primi­tivo del ánima que se convierte en forzososolo cuando un hombre no cultiva suficiente­mente sus relaciones sentimentales, cuando suactitud sentimental hacia la vida ha perma­necido infantil.

Todos estos aspectos del ánima tienen lamisma tendencia que hemos observado en lasombra, es decir, pueden ser proyectados demodo que aparezcan ante el hombre como lascualidades de alguna mujer determinada. Esla presencia del ámma la que hace que unhombre se enamore de repente cuando ve auna mujer por primera vez y sabe inmeáiata­mente que es "ella". En esa situación, el hom­bre tiene la impresión de haber conocido íntima­mente a esa mujer desde siempre; se enamorade ella tan perdidamente que al observador leparece completa locura. Las mUjeres que son"como hadas" atraen especialmente tales pro­yecciones del ánima porque los hombres pue­den atribuir casi todo a U'la criatura que estan fascinantemente indefinida y, por tanto,puede continuar fantaseando en torno a ella.

La proyección del ánima en esa forma tanrepentina y apasionada como un asunto amo­roso puede alterar el matrimonIO de un hom­bre y condUCirle al llamado "trIángulo huma­no", con sus dlÍlcultades correspondientes.

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La excesiva Importancia que un hombreda al Intelectualismo puede deberse aun ánima negativa representada con fre­cuencia en leyendas y mItos por la figurafemenina que propone acertiJos que elhombre tiene que contestar o morirArriba un pintor francés del s XIXrepresenta a Edlpo contestando al enig­ma propuesto por la esfinge

IzqUierda Idea tradicional acerca delanima demoniaca como una brUja fea(en un grabado en madera aleman delsiglo XVI «El novIo embruJado»)

El anima aparece en forma cruda y pue­ril en las fantasfas eróticas de los hombres en las que caen muchos de ellosmediante formas de pornografla Deba­JO parte de una eXhibición de strip­te.se en una moderna sala nocturna 10­

glesa

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En la peHcula japonesa de 1953 UgetsuMonagatori, un hombre queda bala elhechizo de una princesa flmtasma (arri­ba, escena central J, imagen de una pro­yección del ánima en una mujer «comoun hada,. que produce una destructivarelación fantástica.

En Madame Bovary, el novelista fran­cés del s XIX Flllubert describe una«locura de amor,. prodUCIda por unaproyección del ánima: «Con su constantecambiO de humor, a veces mlstico, aveces alegre, ya locuaz, ya taCiturno, 11

veces apaSionado, a veces orgulloso, ellasabIa cómo provocar en él mil deseos,mil instintos y recuerdos. Era laamada de todas IlIs novelas, la herolnade todas las comedias, la «ella,. de todoslos poemas que siempre habla leIdo élEn los hombros de ella encontró el «fres­cor ambarino,. de una odalisca en elbalío, tenIa el largo tane de las dllmasde la edad caballeresca, tamb,én pare­da «la páltda dama de Barcelona, perosiempre erll un ángel» IzqUierda EmmaBovary <en la pelfcula de 1949 sobreesa novela J con su marido <a la iz­qUlerda) y su amante.

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de Beatrice en el Paraíso de Dante, y tambiénel de la diosa Isis cuando se le aparece en unsueño a Apuleyo, el famoso autor de El asnode oro, con el fin de iniciarle en una forma devida más elevada y más espiritual.

El sueño de un psicoterapeuta de 45 añosde edad puede servir para aclarar cómo elánima puede ser una guía' interior. Cuando seiba a acostar la noche anterior a tener esesueño, estuvo pensando que era duro pasarsela vida solo, si se carecía del apoyo de unaIglesia. Halló que envidiaba a la gente que es­taba protegida por el abrazo maternal de unaorganización. (Había nacido en el seno de unafamiiia protestante pero no volvió a tener nin­guna afiliación religiosa.) Su sueño fue el si­guiente:

Estoy en la nave lateral de una antigua iglesiallena de gente, Junto con mi madre y mi esposa,estoy sentado al final de la nave en la que parecehaber asientos adicionales.

Voy a celebrar la misa como sacerdote y tengoun grueso mIsal en las manos o, más bien, un de­vocionario o una antología de poesías. Este librono me es conocido y no puedo encontrar el pasajeadecuado. Estoy muy excitado porque tengo que co­menzar Inmediatamente y, para mayor complicación,mi madre y mi esposa me molestan con su charlaacerca de trivialidades sin importancia. Ahora cesade sonar el órgano y todos me están esperando, asíes que me levanto de forma resuelta y le pIdo a unade las monjas que están arrodilladas detrás de mí queme dé su lIbro de misa y me señale el pasaje adecua­do, lo cual hace ella en forma cortés. Ahora, esamisma monja, a modo de sacristán, me precede haciael altar que está en algún sitio tras de mí, haciala izquierda, como si nos acercáramos a él desde unala lateral. El lIbro de misa es como un pliego depinturas, una especie de tablero, de unos noventacentímetros de largo y treinta de ancho, y en él estáel texto con antiguds pinturas dispuestas en colum.nas, una junto a la otra.

Pnmero la monja tiene que leer una parte de laliturgia antes que yo comience, y yo aún no heencontrado en el texto el pasaje correspondiente.Ella me dIjo que era el número 15, pero los númerosno están claros y no puedo encontrarlo. No obstan­te, me vuelvo con resolución hacia los fieles y, ahora,ya he encontrado el número 15 (el penúltimo en eltablero), aunque todavía no sé si podré desCIfrarlo.De todas maneras, tengo que intentarlo. Me des­pierto.

Este sueño expresaba de forma simbólicauna respuesta del inconsciente a los pensamien­tos que el soñante había tenido la noche an­terior. En efecto, el inconsciente le decía: "Túmismo tienes que convertirte en sacerdote detu iglesia interior, en la iglesia de tu alma."

Los hombres proyectan el ánima sobrecosas, además de mujeres. Por ejemplo,los barcos siempre han sido considera­dos como del género femenino [as( porlo menos en inglés]; arriba: el mascarónde proa femenino del viejo velero inglésCutty Sark. El capitán de una nave essimbólicamente su marido, por lo cualsegún la tradición quizá tenga que irsecon celia» si se hunde.

Un coche es otra clase de posesión quegeneralmente se feminiza, es decir, quepuede convertirse en el foco de muchasproyecciones del ánima masculina. AlIgual que los barcos, los coches se con­sideran del género femenino [la autorase refiere al idioma inglés] y sus pro­pietarios los acarician y miman (abajo)como a su amante favorita.

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De este modo indica el sueño que el soñanteha de tener el apoyo de una organización; estádentro de una iglesia, no una iglesia externasmo una que existe dentro de su propia alma.

La gente (todas sus propias cualidades psí­quicas) desea que él actúe como sacerdote ycelebre la misa. Ahora bien, el sueño no puedereferirse a la misa auténtica ya que su lIbrode misa es muy diferente al verdadero. Pareceque la idea de la misa se utiliza como un sím­bolo y, por tanto, sIgnIfica un acto de sacrifi­cio en el que está presente la DivinIdad paraque el hombre pueda comunicarse con ella.Esta SolucIón sImbólica, por supuesto, no esválida en general sino que solo se refiere aeste soñante determinado. Es una solución tí­pIca para un protestante porque un hombreque medIante una fe verdadera aún se mantie­ne en la Iglesia católica, generalmente expe·rImenta su ánima en la imagen de la propiaIglesia, y sus imágenes sagradas son para él lossímbolos del inconsciente.

Nuestro soñante no tenía esa experienciaeclesiástica y por eso tenía que ~guir un ca-

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Dos etapas del desarrollo del ánima' prj.mera, mUjer primitiva (arriba, de unaplnturll de Gauguln), segunda, bellezaIdealizada, como en el retrato Imagina­riO (a la Izquierda) de una muchachadel RenaCimiento Italiano retratada comoSI fuera Cleopatra La segunda etapa es­taba cláSicamente Incorporada en Helenade Troya (abaJO, junto a ParlS).

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mino interior. Además el sueño le decía loque tenía que hacer. Le dijo: "Tus lazos ma­ternos y tu extraversión (representada por laesposa que es extravertida) te distrae y te hacesentirte inseguro y con una charla sin signifi­cado te impide celebrar la misa interior. Perosi sigues a la monja (el ánima introvertida),ella te conducirá a la vez como sirviente ycomo sacerdote. Ella posee un extraño librode misa que consta de 16 (cuatro por cuatro)antiguas pinturas. Tu misa consiste en tu con­templación de esas imágenes psíquicas que tuánima religiosa te revela." En otras palabras,si el soñante vence su incertidumbre interna,causada por su complejo materno, hallará quela tarea de su vida tiene la naturaleza y la ca­lidad de un servicio religioso y que si meditaacerca del significado simbólico de las imáge­nes en su alma, le conducirán a su realización.

En este sueño, el ánima aparece en su pro­pio papel positivo, es decir, como mediadoraentre el ego y el' "sí-mismo". La disposiciónde las pinturas, cuatro por cuatro, señala elhecho de que la celebración de esa mi~a inte­rior se realiza en servicio de la totalidad. Comodemostró Jung, el núcleo de la psique (el "sí­mismo") normalmente se expresa en algunaforma de estructura cuádruple. El número cua­tro también está relacionado con el ánima por­que, como observó Jung, hay cuatro etapas ensu desarrollo. La figura de Eva es la mejorsimbolización de la primera etapa, la cual re­presenta relaciones puramente instintivas y bio­lógicas. La segunda puede verse en la Helenade Fausto: ella personifica un nivel románti­co y estético que, no obstante, aun está carac­terizado por elementos sexuales. La terceraestá representada, por ejemplo, por la VirgenMaría, una figura que eleva el amor (eros) aalturas de devoción espiritual. El cuarto ti polo simboliza la Sapiencia, sabiduría que tras·ciende incluso lo más santo y lo más puro.Otro símbolo de este tipo es la Sulamita delCantar de los Cantares de Salomón. (En el des­arrollo psíquico del hombre moderno, rara­mente se alcanza esta etapa. Menna Lisa es laque más se acerca a esa ánima de sabiduría.)

En esta etapa solo estoy señalando que elconcepto de cuadruplicidad se produce con fre­cuencia en ciertos tIpOS de material simbólico.Sus aspectos esenciales los estudIaremos des­pué'>.

Arriba: la tercera etapa del ánima sepersonifica en la Virgen María (pinturade Van Eyck). El rojo de su manto esel color simbólico del sentimiento (oeros); pero en esa etapa, el eros se haespiritualizado Debajo: dos eJemplos dela cuarta etapa: la diosa griega de lasabidurfa Atenea (izquierda) y MonaLisa.

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En la Edad Media se produjo una percepti­ble diferenciación espiritual en materias reli­giosas, poéticas y de otra índole cultural; yel mundo fantástico del inconsciente era ~e­conocido con mayor claridad que antes. Du­rante ese período, el culto caballeresco a ladama signifIcó un intento para diferenciar ellado femenmo de la naturaleza del hombre res·pecto a la mujer exterior así como en relacióncon el mundo interior.

La dama a cuyo servicio se consagraba elcaballero, y por quien llevaba a cabo sus he·

Soy la flor del campo y el lirio del valle. Soy lamadre del buen amor y del miedo y del saber y dela santa esperanza ., Soy la mediadora de los ele­mentos, hacIendo que unos y otros se pongan deacuerdo; convierto lo calIente en frío y VIceversa, ylo que es áspero lo suavizo... Soy la ley en el sacer­dote y la palabra en el profeta y el consejO en elsabIo. Mataré y daré vida y no hay nadIe que puedalIbrarse de mi mano.

Haggard, o "el eterno femenino" en el Fausto,de Goethe. En un texto místico medieval, unafigura de ánima explica su propia naturalezadel modo siguiente:

Derecha el anima como mediadora (ogUia) en un dibuJo de Wllham Blakeque Ilustra una escena del Purgatoriode La DiVina Comedia de Dante y re­presenta a Beatriz gUiando a Dante porun slmbollco paso tortuoso de mon­taña Pagina opuesta, Izquierda en unaescena de la pellcula sobre la novelaElla, de Rlder Haggard. una mUlermisteriosa gUia a unos exploradorespor unas montañas

IzqUierda grabado del s XVII domina­do por la figura slmbollca del animacomo mediadora entre este mundo (elmono probablemente representa la na­turaleza instintiva del hombre) y el fu­turo (la mano de DIOS extendida desdelas nubes) La figura del anima pareceparangonar a la mUjer del ApocalipsIsque tamblen lleva una corona de doce

,estrellas, a la diosa lunar de la Antlgue­dad, a la SapIencIa del Antiguo Testa­mento (cuarta etapa del anima, pagina ;,-t185), ya la diosa egipcia ISls (que tam- ~I

blén tiene cabellera flotante, media luna ren el útero y esta con un pie en la tierray otro en el ag ua)

Pero ¿qué signtfica en la práctica el papeldel ánima como guía en el interior? Esta fun­ción positiva se produce cuando un hombretoma en serio los sentinllentos, esperanzas yfantasías enviadas por su ánima y cuando losfIJa de alguna forma; por ejemplo, por escrito,en pintura, escultu~a, composición musical odanza. Cuando trabaja en eso paciente y len­tamente, va surgiendo otro material incons­ciente más profundo salido de las honduras yconectado con materiales anteriores. Despuésde que una fantasía ha sido plasmada de algu­na forma, debe examinarse intelectual y esté­ticamente con una reacción valorizadora delsentimiento. Y es esencial mirarla como a unser completamente real; no tiene que haberninguna duda secreta de que eso es "solo unafantasía", Si esto s~ realiza con devota aten­ción durante un largo período, el proceso deindividuación se va haciendo paulatinamentela única realidad y puede desplegarse en suforma verdadera.

Muchos ejemplos extraídos de la literaturamuestran al ánima como guía y mediadorarespecto al mundo inferior: la Hypnerotoma­chía, de Francesco Colonna; Ella, de Rider

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chos heroicos, era, naturalmente, una perso­nificación del ánima. El nombre del portadordel Grial en la versión de la leyenda segúnWolfram van Eschenbach es especialmente sig­nificativo: Conduir-amaur ("guía en el amor").Enseña al héroe a diferenciar sus sentimIentosy su comportamiento respecto a las mujeres.Sin embargo, posteriormente, este esfuerzo m­dividual y personal por desarrollar las relaCIO­nes con el ánima se abandonó cuando su as­pecto sublime se fundió con la figura de laVirgen que entonces se convirtió en el objetode devoción y alabanza ilimitadas. Cuando alánima, como Virgen, se la concibió como sertotalmente positivo, sus aspectos negativos en­contraron expresión en la creencia en lasbrujas.

En China, la figura paralela a la de Maríaes la diosa Kwan-Yin. Una figura del ánimamás popular en China es la "Señora de laLuna", que otorga el don poético o musical asus favoritos e, incluso, puede concederIe.s lainmortalidad. En la India, el mismo arquetipoestá representado por Shakti, Pavati, Rati ymuchas otras; entre los musulmanes, ella es,principalmente, Fátima, la hija de Mahoma.

Una relaCión entre el motivo de la cua­drupllcldad y el ánima se ve (arnba)en una pintura del artista SUIZO PeterBlrkhauser Un ánima de cuatro OJOSaparece como una VISión abrumadora yterrorlflca Los cuatro OlaS tienen un sig­nificado Simbólico ana lago a las dieCI­séiS pinturas del sueño Citado en lapagina 182 aluden al hecho de que elánima contiene la pOSibilidad de llevara cabo la totalidad.

Derecha' en la pintura del artista Slav·ka, el «sí-mlsmOl. esta separado delánima pero aún fundido con la natu­raleza La pintura podrla titularse «pai­saJe anímiCO» a la IzqUierda está sen­tada una mUJer de piel oscura y des­nuda el ánima A la derecha hay unoso, el alma animal o instinto Cerca delánima hay un árbol doble, Simbolizandoel proceso de indiViduaCión en el quese unen los opuestos interiores Al fon­do se ve primero un glaCiar, pero mi­rando más cerca se ve que tambiénes una cara Esta cara (de la quefluye el río de la vida) es el «sí mismo»Tiene cuatro oJos y parece algo análogoa un animal, porque procede de la natu­raleza instintiva (Por tanto, el cuadronos proporciona un buen elemplo de laforma en que un símbolo inconSCientepuede encontrar Sin advertirlo su caminoen un paisaje fantastlco).

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Cuando el anima es proyectada enuna personificación «oficial», tiendea diVidirse en un aspecto doblecomo Maria y como brUja IzqUier­da otra dualidad en OpOSIClon (deun manuscrito del s XV) personi­ficaCiones de la Iglesia (a la dere­cha, Identificada con Maria) y de laSinagoga (Identificada aqul con la pecadora Eva)

La idea que tenía la Europa medie­val acerca del «amor cortesano» es­taba influida por la adoraclon a laVirgen Maria las damas a qUieneslos caballeros prometlan su amoreran consideradas tan puras como laVirgen (de la cual, una tlplca Ima­gen medieval es la esculpida comouna muñeca, hacia 1400, ángulo su­perlor) Angulo inferior escudo dels XV con un caballero arrodilladoante una dama y la muerte tras élEste concepto Idealizado de la mu­jer prodUjO un concepto opuesto lacreencia en las brujas Izquierdapintura del s XIX representando unaquelarre de brujas

La adoración al ánima como figura religiosaoficialmente reconocida acarrea el grave in­conveniente de que la hace perder sus aspec­tos indIvIduales. Por otra parte, si se la con­sidera exclusivamente como a un ser personal,hay el peligro de que, si ella es proyectada enel mundo exterior, sea solo ahí donde se lapueda encontrar. Esta última situación puedecrear interminables molestias porque el hom­bre se convierte, a la vez, en víctIma de susfantasías erótIcas y en un ser que depende for­zosamente de una mujer concreta.

Solo la decisión penosa (pero esencialmentesencilla) de tomar en serio las fantasías y sen­timientos propios puede eVItar, en esa etapa,un estancamiento total del proceso de indi­viduación interior, porque solo de esa formapuede un hombre descubrir qué SIgnIfIca esafigura como realidad interior. Así el ánimavuelve a ser lo que fue originariamente: la"mujer interior" que transmite los mensajesvitales del "sí-mismo".

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••••••••••••••• ...W!ltl~ ~l .. .~.,.l ...,

El ánimus: el hombre interior

La personificación masculina en el incons­ciente de la mujer-el ánimus-muestra aspec­tos buenos y aspectos !Dalas, como le ocurreal ánima en el hombre. Pero el ánimus no apa­rece con tanta frecuencia en forma de fantasíao modalidad érótica; es más apto para tomarla forma de convicción "sagrada" oculta. Cuan­do tal convicción es predicada con voz fuerte,insistente, masculina o impuesta a otros pormedio de escenas de brutal emotividad, sereconoce fácilmente la masculinidad subyacen­te en una mujer. Sin embargo, aun en una mu­jer que exteriormente sea muy femenina, elánimus puede ser también una fuerza dura einexorable. Podemos encontrarnos de repenteen contra de algo en una mujer que es obstina­da, fría y completamente inaccesible.

Uno de los temas favoritos que el ánimusrepite incesantemente en las meditaciones deese tipo de mujeres viene a ser así: "La únicacosa que yo deseo en el mundo es amOL .. , yél no me ama"; o "En esta situación solo haydos posibilidades... y las dos son igualmentemalas." (El ánimus jamás cree en excepciones.)

Raramente se puede contradecir la opIOlOn deun ánimus porque, por 10 general, suele tenerrazón; sin embargo, pocas veces parece aj'ls­tarse a la situación individual. Es apto parauna opinión que parece razonable pero al mar­gen de la cuestión.

Al igual que el carácter del ánima de unhombre está moldeado por su madre, el áni­mus está básicamente influido por el padre dela mujer. El padre dota al ánimus de su hijacon el matiz especial de convicciones indiscu­tibles, irrecusablemente "verdaderas", convic­ciones que jamás incluyen la realidad personalde la propia mujer tal como es realmente.

Esa es la causa de que, algunas veces, elánimus sea, como el ánima, un demonio dela muerte. Por ejemplo, en un cuento gitano,un apuesto extranjero es recibido por una mu­jer solitaria a pesar de que ella tuvo un sueñoque le advertía que él era el rey de la muerte.Después de haber estado con ella algún tiem­po, ella le instó a que le dijera quién era real­mente. El, al principio, rehusó diciendo queella moriría si se lo decía. Sin embargo, la

Arriba: Juana de Arco (incorporada porIngrid Bergman en una película de1948) cuyo ánimus--el lado masculinode la psique femenina-tomo la formade una «conVICCión sagrada» Derecha:dos imágenes del ánlmus negativo: unamUler baIlando con la muerte (cuadrodel s XVI), y Hades con Persefone. ala que él raptó y llevó al infierno (deun manuscrito, hacia 1500).

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Heathcliff, el Siniestro protagonista dela novela Cumbres Borrascosas (1847),de la autora Inglesa Emily Bronte, es,en parte, una figura negativa y demo­niaca del anlmus, probablemente, unamanlfestaclon del propio anlmus de Eml­Iy Bronte En el fotomontaJe de arriba,Heathcllff (desempeñado por LaurenceOlivler en una pelicula de 1939) estáfrente a Emily (retrato hecho por suhermana), en el fondo las Cumbres Bo­rrascosas tal como estan hoy dla

Dos eJemplos de figuras peligrosas deanlmus Izquierda, una ilustraCión delcuento popular Barba Azul (del artistafrances del s XIX Gustave Dore) AquíBarba Azul adVierte a su mUJer que noabra cierta puerta (Por supuesto, ellala abre y se encuentra los cadaveresde las antenores mUjeres de Barba AzulEs sorprendida y pasa a hacer compa­ñia a sus predecesoras) Derecha Pin­tura del s XIX representando al saltea­dor de caminos Claude Ouval que unavez le robo a una dama ViaJera, perole devolvlo el botln con la condiciónde que ella bailara con él al borde delcamino

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mujer insiste y él le revela de repente que esla propia muerte. La mujer muere inmediata­mente de miedo.

Considerado mitológicamente, el apuesto ex­tranjero es probablemente una imagen paganadel padre o de un dios que aparece aquí comorey de la muerte (como el rapto de Persefonerealizado por Hades). Pero psicológicamenterepresenta una forma particular del ánimus queatrae a las mujeres alejándolas de todas lasrelaciones humanas y, en especial, de todos loscontactos con hombres auténticos. Personificaal capullo de seda de los pensamientos soña­dores, llenos de deseos y de juicios acerca decómo "debieran ser" las cosas, y que separana la mujer de la realidad de la vida.

El ánimus negativo no aparece sólo como undemonio de la muerte. En los mitos y en loscuentos de hadas desempeña el papel de la­drón y asesino. Un ejemplo es Barba Azul,que mataba secretamente a todas sus mujeresen una cámara oculta. En esta forma, el áni­mus personifica todas. las reflexiones semicons­cientes, frías y destructivas que invaden a unamujer en las horas de la madrugada cuandono ha conseguido realizar cierta obligación sen­timental. Es entonces cuando comienza a pen­sar acerca de la herencia de la familia y asun­tos de esa índole, una especie de tejido de

pensamientos calculadores, .llenos de malIcia eintriga, que la llevan a un estado en que es ca­paz de desear la muerte a otros. ("Cuando unode nosotros muera, me trasladaré a la Rivie·ra", dice una mujer a su marido al contemplarla hermosa costa mediterránea; un pensamien­to que resultaba inofensivo por el hecho dehaberlo dicho.)

Alimentando secretas intenciones destructi­vas, una mujer puede conducir a su marido, yuna madre a sus hijos, a enfermedades, acci­dentes o, incluso, la muerte. O puede decidirque sus hijos no lleguen a casarse: una formadel mal, profundamente escondida, que rara­mente sube a la superficie de la mente cons­ciente de la madre. (Una anciana simple nosdijo una vez, mientras nos mostraba un re­trato de su hijo, ahogado a los veintisiete años:"Lo prefiero así; es mejor que dárselo a otramujer.")

A veces una extraña pasividad y la paraliza­ción de todo sentimiento, o una profunda in­seguridad que puede conducir casi a una sen­sación de nulidad pueden ser el resultado de laopinión de un ánimus inconsciente. En las pro­fundidades del ser de la mujer, el ánimus lesusurra: "No tienes esperanza. ¿De qué valeintentarlo? De nada sirve lo que hagas. Lavida jamás cambiará para mejorar."

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El ánimus se personifica muchas vecesen un grupo de hombres Un ánimusnegativo grupal puede aparecer comouna peligrosa banda de Criminales, comofas cnaufragadoreslt, quienes, después deatraer a los barcos haCia las rocas me­diante luces, mataban a los superVIVien­tes y se apoderaban de los restos delnaufragio (arriba, cuadro italiano dels XVIII).

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Una personificaCión frecuente del ánlmusgrupal negativo en los sueños femenl'nos es la de bardoleros romantlcos, ceropeligrosos Arriba grupo SIniestro debandoleros de la película brasileña de1953 O c.np~iro, en el que unaarriesgada maestra de escuela se enamo­ra del Jefe de los bandoleros

DebajO ,lustración de Fuseli para Elsueño de una noche de verano, de Sha­kespeare La reina de las hadas ha Sidoobligada (por arte de magIa) a que seenamore de un campesino al que, tam­bien por arte de magia, le ha salidocabeza de asno Esto es una terglver­saclon comlca de los cuentos en fosque el amor de una doncella libra aun hombre de un hechlzamlento

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Desgraciadamente, siempre que una de esaspersonificaciones del inconsciente se apoderade nuestra mente, parece como si tuviéramostales pensamientos y sentimientos. El ego seidentifica con ellos hasta el extremo de queresulta imposible separarlos y verlos tal comoson. Se está realmente "posejdo" por la figuradesde el inconsciente. Solo después que hacesado la pose~ión, se comprueba con horrorque hemos dicho y hecho cosas diametralmen­te opuestas a nuestros verdaderos pensamien­tos y sentimientos, que hemos sido la presade un factor psíquico ajeno.

Al igual que el ánima, el ánimus no constameramente de cualidades negativas tales comobrutalidad, descuido, charla vacía, malas ideassilenciosas y obstinadas. También tIene unlado muy positivo y valioso; también puedeconstruir un puente hacia el "sí-mismo" me­diante su actividad creadora. El siguiente sue­ño de una mujer de 45 años puede ayudar enla aclaración de este punto:

Dos figuras embozadas trepan hasta el balcón yentran en la casa. Van envueltas en un ropaje negrocon capucha, y parece que quieren atormentarnos ami hermana y a mí. Ella se esconde bajo la cama,pero ellos la sacan de allí COIl una escoba y la tor­turan. Luego me toca a mí. El jefe de ellos me em­puja contra la pared, haciendo gestos mágicos antemi cara. Mientras tanto, su ayudante hace un bocetoen la pared y, cuando lo miro, digo (con el fin decongraciarme): «j Pero si está muy bien dibujado! t.Ahora, de repente, mi torturador tiene noble cabezade artista y dice con orgullo: .Sí, desde luegot, ycomienza a limpiarse las gafas.

Pág. opuesta, derecha: el cantante FranzGrass en el papel principal de la óperade Wagner El buque fantasma, basadaen un cuento sobre un capitán cuyodestino era navegar en un barco fantas­ma hasta que el amor de una mujerdestruyera la maldición que pesaba so­bre él.

En muchos mitos, el amante de unamujer es una figura misteriosa que ellanunca debe ver. Izquierda: ejemplo deese mito en un grabado de finales delsiglo XVIII: la doncella Psique era ama­da por Eros, pero tenía prohibido queintentara mirarlo. Casualmente lo hizouna vez y él la abandonó; ella pudorecuperar su amor solo después de lar­ga búsqueda y muchos sufrimientos.

El aspecto sádico de esas dos figuras eramuy conocido por la soñante ya que, en rea­lidad, sufría con frecuencia de ataques agudosde ansiedad durante los cuales le asediaba e:Ipensamiento de que la gente a la que ella que­ría se encontraba en gran peligro o, incluso,que había muerto. Pero el hecho de que lafigura del ánimus sea doble en el sueño su­giere que los salteadores personifican un factorpsíquico que es dual en sus efectos y que po­dría ser algo completamente distinto a esospensamientos atormentadores. La hermana dela soñante, la cual huyó de los hombres, escogida y torturada. En realidad, esa hermanahabía muerto cuando era muy joven. Teníadotes artísticas, pero había utilizado muy pocosu talento. Después, el sueño revela que los sal­teadores embozados están, en realidad, disfra­zados de artistas y que si la soñante les reco­noce sus dotes (que son las de ella) prescindi­rán de sus malas intenciones.

¿Cuál es el significado profundo del sueño?Es que, tras los espasmos de ansiedad, hay unpeligro auténtico y mortal; pero también hayuna posibilidad creaaora para la soñante. Ella,al igual que su hermana, tenía cierto talentocomo pintora, pero dudaba si la pintura seríapara ella una actividad con significado. Ahorabien: su sueño le dice del modo más firme quedebe reavivar ese talento. Si obedece, el áni­mus destructivo y atormentador se transfor­mara en una actividad creadora y plena designificado.

Al igual que en este sueño, el ánimus apare­ce con frecuencia como un grupo de hombres.De esa forma, el inconsciente simboliza el he­cho de que el ánimus representa una colecti­vidad más que un elemento personal. A causade esa inclinación a lo colectivo, las mujereshabitualmente se refieren (cuando su ánimushabla por medio de ellas) a "uno" o "ellos"o "todo el mundo", y en tales circunstanciassu conversación, muchas veces contiene laspalabras "siempre" y "debiera" y "tuviera".

Muchísimos mitos y cuentos de hadas ha­blan de un príncipe convertido por hechice­ría en un animal salvaje o en un monstruo,que es redimido por el amor de una doncella:un proceso que simboliza la forma en que elánimus se hace consciente. (El Dr. Hendersonha comentado en el capítulo anterior el sig­nificado del motivo de La Bella y la Bpstía.)

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Muy frecuentemente, a la heroína no se le per­mite hacer preguntas acerca de su misteriosoy desconocido enamorado y esposo i o se en­cuentra con él solo en la oscuridad y jamásdebe mirarle. Esto implica que, por confian­za y amor ciegos hacia él, ella podrá redimira su marido. Pero eso jamás sucede. Ella siem­pre rompe su promesa y, al final, encuentraa su amado otra vez después de una búsquedalarga y difícil Y de muchos sufrimientos.

El paralelo de eso en la vida es que la aten­ción consciente que una mujer tiene que con­ceder al problema de su ánimus probablementerequiere mucho tiempo y acarrea infinidad desufrimientos. Pero si ella se da cuenta de quiény qué es su ánimus y qué hace con ella, y siella se enfrenta con esas realidades en vez dedejarse poseer, su ánimus puede convertirseen un compañero interior inapreciable que ladota con las cualidades masculinas de inicia­tiva, arrojo, objetividad y sabiduría espiritual.

El ánimus, exactamente igual que el ánima,muestra cuatro etapas de desarrollo. La pri­mera aparece como una personificación demero poder físico, por ejemplo, como campeónatlético u "hombre musculoso". En la segundaetapa, posee iniciativa y capacidad para pla­near la acción. En la tercera, el ánimus setransforma en la "palabra", apareciendo confrecuencia como profesor o sacerdote. Final·mente, en su cuarta manifestación, el ánimuses la encarnación del significado. En este ele­vado nivel, se convierte (como el ánima) enmediador de la experiencia religiosa por la cualla vida adquiere nuevo significado. Da a la mu­jer firmeza espiritual, un invisible apoyo inte­fiar que la compensa de su blandura exterior.En su forma más desarrollada, el ánimus co­necta, a veces, la mente de la mujer con la evo­lución espiritual de su tiempo y puede, por tan-

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Incorporaciones de las cuatro etapas delánlmus' primera, el hombre de plenitudfíSica' Tarzán, el literario héroe de laselva (arriba, mterpertado por JohnnyWelsmuller) Segunda, el hombre «ro­mántiCO» el poeta inglés del s. XIXShelley (arriba, centro), o el «hombrede acción,,· el norteamericano Ernes! He­mingway, héroe de la guerra, caza.dar, etc Tercera, el portador de la «pa­labra»: L10yd George, el gran oradorpolhico. Cuarta, el guía sabio hacia laverdad espiritual, muchas veces proyecta­da en Gandh i (izquierda).

Página opuesta, arriba: miniatura indiarepresentando a una muchacha que miracon amor el retrato de un hombre. Unamujer que se enamora de un retrato (ode un actor de cine), claramente estáproyectando su ánimus en un hombre.El actor Rodolfo Valentino (pág opues­ta, izquierda, en una película de 1922)llegó a ser el centro de proyección delánlmus de miliares de mujeres, mientrasvivió y aun después de muerto Angulainferior derecho: parte del inmenso tri·buto floral enviado por mujeres de todoel mundo a los funerales de Valentinoen 1926.

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to, hacerla aún más receptiva que un hombre alas nuevas ideas creadoras. A causa de esto, entiempos primitivos, muchos pueblos empleabana las mujeres como adivinadoras y profetisas.La intrepidez creadora de su ánimus positIvo,a veces expresa pensamientos e ideas que esti­mulan a los hombres a nuevas empresas.

El "hombre interior" dentro de la psique deuna mujer puede conducir a disturbios matri­moniales análogos a los mencionados en lasección referente al ánima. Lo que complicaespecialmente las cosas es el hecho de que laposesión de uno de los cónyuges por el áni­mus (o el ánima) puede ejercer automática­mente tal efecto irritante en el otro que él (oella) quede también poseído. Animus y ánimatienden siempre a arrastrar la conversación aun nivel más bajo y a producir una atmósfe­ra emotiva irascible y desagradable.

Como dije antes, el lado positivo del ánimuspuede personificar un espíritu emprendedor,atrevido, veraz, y en su forma más elevada,de profundidad espiritual. Por medio de él, unamujer puede experimentar el proceso subya­cente de su situación objetiva personal y cul­tural, y puede encontrar el camino de una in­tensa actitud espiritual ante la vida. Esto, na­turalmente, presupone que su ánimus deje derepresentar opiniones que están por encima delcriticismo. La mujer tiene que encontrar elatrevimiento y la interior amplitud mentalpara dudar de la santidad de sus convicciones.Solo entonces será capaz de aceptar las suge­rencias del inconsciente, en especial cuandocontradicen las opiniones de su ánimus. Soloentonces llegarán hasta ella las manifestacio­nes de su "sí-misma" y podrá entender cons­cientemente su significado.

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1 El ((sí-mismo»: símbolos de totalidad

Si una persona ha forcejeado seriamente yel tiempo suficiente con el problema del áni­ma (o del ánimus) hasta que ya no se sientaparcialmente identificada con él, el inconscien­te cambia otra vez su carácter dominante yaparece en una nueva forma simbólica que re­presenta al "sí-mismo", el núcleo más íntimode la psique. En los sueños de una mujer estecentro está generalmente personificado comofigura femenina superior: 6acerdotisa, hechi­cera, madre tierra o diosa de la naturaleza odel amor. En el caso del hombre, se manifiestacomo iniciador y guardián (un guru indio),anciano sabio, espíritu de la naturaleza, etc.Dos cuentos populares ilustran el papel quepuede desempeñar tal figura. El primero es uncuento austríaco:

Un rey ordenó a sus soldados que vigilaran denoche junto al cadáver de una princesa negra quehabía sido hechizada. Cada medianoche, ella se le­vantaba y mataba al guardián. Hasta que uno de lossoldados, al que le había llegado su turno de guar,..dia, desesperado, huyó al bosque. Allí encontró a un«viejo guitarrista que es el propio nuestro Señor••Este viejo músico le dijo dónde podía esconderseen la iglesia y le aleccionó sobre lo que tenía quehacer para que la princesa negra no le alcanzara.Con esa ayuda divina, consiguió redimir a la prin­cesa y casarse con ella.

Claramente, el "viejo guitarrista que es elpropio nuestro Señor" es, en términos psico­lógicos, una personificación simbólica del "sí­mismo". Con su ayuda, el ego evita la destruc­ción y es capaz de vencer-y hasta redimir­a un aspecto muy peligroso de su ánima.

En la psique de una mujer, como he dicho,el "sí-mismo" asume personificaciones femeni·nas. Esto se ilustra con el segundo cuento, quees un relato esquimal:

Una muchacha solitaria que se desilusionó con elamor se encuentra a un hechicero que viaja en unabarca de cobre. Es el «Espíritu de la Lunu, el cualdio todos los animales a los hombres y también con­cede suerte en la caza. Rapta a la muchacha haciael reino celestial. Una vez, cuando el Espíritu de laLuna la ha dejado, ella vi!>ita una casita junto a lamansión del Espíritu de la Luna. Allí encuentra auna mujer muy pequeñita, vestida con la «mem-

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brana intestinal de la foca barbuda», la cual prevIe­ne a la heroína contra el Espíritu de la Luna, dicién­dole que él planea matarla. (Parece que es un asesinode mujeres, una especie de Barba Azul.) La mujerpequeñita hace una cuerda muy larga con la cualla muchacha puede descender a la tierra en tiempode luna nueva, que es el momento en que la mujerpequeñita puede debilitar al Espíritu de la Luna. Lamuchacha desciende, pero, al llegar a la tierra, noabre los ojos todo lo de prisa que le dijo la mujerpequeñita. A causa de eso, queda convertida en unaaraña y ya no vuelve más a convertirse en ser hu­mano.

Como hemos señalado, el mUSlCO divino delprimer cuento es una representación del "an­ciano sabio", personificación típica del "sí­mismo". Es análogo al hechicero Merlín de laleyenda medieval o al dios griego Hermes. Lamujer pequeñita con su extraño traje de mem­brana es una figura paralela que simboliza al"sí-mismo" tal como aparece en la psique fe­menina. El músico viejo salva al héroe del po­der del ánima destructiva y la mujer pequeñitaprotege a la muchacha contra el Barba Azulesquimal (que es, en forma de Espíritu de laLuna, su ánimus). Et\ este caso, no obstante,las cosas van mal, un punto que examinarédespués.

Sin embargo, el "sí-mismo" no siempre tomala forma de un viejo sabio o una vieja sabia.Estas personificaciones paradójicas son inten­tos para expresar algo que no está compren­dido en el tiempo, algo que es, simultáneamen­te joven y viejo. El sueño de un hombre deedad intermedia muestra al "sí-mismo" queaparece como un joven:

Viniendo de la calle, un joven entró a cabano ennuestro jardín. (No había seto ni verja como lo hayen realidad, y el jardín estaba abierto). No sabía sientró intencionadamente o si el caballo le llevó allícontra su voluntad.

Yo estaba en el sendero que conduce a mi des­pacho y contemplaba muy complacido la llegada. Elver al muchacho sobre su hermoso caballo me im­presionó profundamente.

El caballo era un animal pequeño, salvaje y fuerte,un símbolo de energía (semejaba un jabalí) y teníaun pelaje espeso, cerdoso y gris plateado. El jovenpasó cabalgando ante mí entre el despacho y la casa,se bajó del caballo y lo llevó con cuidado para que

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El «SI mlsmo»-centro interior de latotalidad de la pSlque-se personificaen los sueños como una figura humanasuperior Para las mUIeres, el «SI mismOlO puede aparecer como una diosasabia y poderosa como la diosa madre griega Demeter (a la derecha,como se la ve Junto con su hIJo Trlp­tolemo y su hIJa Core) El «hada ma·drlna" de muchos cuentos es tamblenuna personificación simbólica del «SImismo» femenino arriba, la madrinade Cenicienta (Gustavo Dore) AbajOuna anciana bondadosa (tamblen unhada madrina) rescata a una muchachaen la ilustraCión de un cuento de Andersen

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Las personificaciones del «SI mismo"en los sueños masculinos toman confrecuencia la forma de «anciano sablo» Extremo de la Izquierda elmago Merlln de las leyendas del reyArturo (de un manuscrito Ingles delsiglo XIV) Centro un guru (hombresabio). de una pintura india del SI­glo XVIII Derecha pintura hecha porel Dr Jung de una personificaciónaparecida en uno de sus sueños an­ciano alado que porta unas llaves yque, dice Jung, representaba el «su­premo conocimiento profundo"

Generalmente el «SI mlsmo»- apareceen los suenas en los momentos cruclales de la Vida del soñante CriSIS enque cambian su aclitud baslca y todasu forma de vloa El cambio mismose Simboliza muchas veces por la acclan de cruzar agua Centro de lapagina un autentico cruce de rlO queacompaño a una conmoclon Importante George Washington cruzando el rlODelaware durante la revoluclon norteamerlcana (cuadro de un pintor norteamerlcano del s XIX) IzqUierdaotro suceso Importante que tamblenImplica el cruce de agua primer ataque lanzado contra las costas de Normandla el dla D juniO de 1944

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El «SI-mismo» no siempre se personificacomo una persona anciana superior. Iz·quierda: pintura (representando un sue·ño) de Peter Birkhauser, en la que el«sr·mismo» aparece como un muchachomaravilloso. Mientras el artista pintabaeste cuadro, otras asociaciones e ideasacudieron de su inconsciente. El objetoredondo como un sol es un srmbolo detotalidad y los cuatro brazos del mu­chacho recuerdan otros símbolos «cuá·druples» que caracterizan la totalidadpsicológIca. Delante de las manos delmuchacho flota una flor, como si solocon levantar las manos pudiera apareceruna flor mágica. El muchacho es negroa causa de su origen nocturno (es de·cir, inconsciente).

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no pisoteara el cuadro de flores de hermosos tulipa­nes rojos y anaranjados. El cuadro de flores habíasido arreglado y plantado por mi mujer (según elsueño).

Ese joven significa el "sí-mismo", y con ellorenovación de la vida, un élan vital creador,y una nueva orientación espiritual por mediode la cual todo se transforma en lleno de viday ánimo emprendedor.

Si un hombre se consagra a las instruccionesde su propio inconsciente, este puede conce­derle ese don, de tal modo que, de repente, lavida que resultaba añeja y triste, se transfor­ma en una aventura interior, rica, intermina­ble, llena de posibilidades creadoras. En la psi.cología de una mujer, esa misma personifica­ción juvenil del "sí-mismo" puede aparecercomo una muchacha de dotes sobrenaturales.En este caso la soñante es una mujer al bordede la cincuentena:

Yo estaba frente a una iglesia y fregaba la aceracon agua. Luego corrí calle abajo en el preciso mo­mento en que salían los estudiantes del instituto.Llegué a un río estancado a través del cual habíantendido una tabla o tronco· de árbol; pero cuandoestaba intentando pasar para cruzarlo, un estudiantemalvado bnncó en la tabla de tal modo que se res­quebrajó y yo estuve a punto de caer al agua. «1 Idio­ta!., le grité. Al otro lado del río estaban jugandotres niñas y una de ellas extendiÓ la mano para ayu­darme. Pensé que su manita no era 10 bastante fuer­te para ayudarme, pero, cuando la cogí, ella consiguiósin el menor esfuerzo tirar de mí por el ribazo dela otra orilla.

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La soñante es una persona religiosa, pero, se­gún su sueño, ya no puede seguir pertenecien·do por más tiempo a la Iglesia (protestante);de hecho, parece haber perdido la posibilidad deentrar en ella aunque trate de mantener elacceso tan limpio como le sea posible. Según elsueño, tiene que cruzar un río estancado y estoindica que el río de la vida está detenido acausa del irresuelto problema religioso. (Cru­zar un río es una imagen simbólica frecuentede un cambio fundamental de actitud.) El es­tudiante era interpretado por la propia soñan­te como la personificación de un pensamientoque había tenido anteriormente: que ella po­dría satisfacer su ansia espiritual asistiendo alinstituto. Evidentemente el sueño no hace pen­sar mucho en ese proyecto. Cuando ella se atre·ve a cruzar sola el río, una personificación del"sí-mismo" (la niña), pequeña, pero de fuerzasobrenatural, la ayuda.

Pero la forma de un ser humano, sea joveno viejo, es solo una de las muchas formas enque puede aparecer el "s{.·mismo" en los sue­ños o visiones. Las diversas edades que asu­me muestran que no solo está con nosotros du­rante toda la vida, sino también que existe másallá del curso de la vida del que nos damoscuenta conscientemente, que es lo que creanuestra experiencia del paso del tiempo.

Así como el "sí·mismo" no está totalmentecontenido en nuestra experiencia conscientedel tiempo (en nuestra dimensión espacio-tiem­po), está también simultáneamente omnipre­sente. Además aparece con frecuencia en una

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forma que sugiere una omnipresencia especial;esto es, se mamfJesta como un ser humanogigantesco, simbólico que abarca y contienetodo el cosmos. Cuando esta imagen surge enlos sueños de un individuo, podemos esperaruna solución creadora para su conflicto, por­que entonces se aviva el centro psíquico vital(es decir, todo el ser se condensa en unicidad)con el fin de vencer la dificultad.

No es de admirar que esa figura de HombreCósmico aparezca en muchos mitos y enseñan­zas religiosas. Generalmente se le describecomo algo que es útil y positivo. Aparece comoAdán, como el persa Gayomart o como el Pu­rusha hindú. Esta figura puede, mc1uso, des­crIbirse como el principio básico de todo elmundo. Los antiguos chinos, por ejemplo, en­geñaban que antes de la creación de toda cosa,había un colosal hombre divino llamado p'anKu que dio forma al cielo y a la tierra. Cuandolloró, sus lágrimas formaron los ríos Amari­llo y Yangtze; cuando respiraba se levantabael VIento; cuanto hablaba, se desataba el true­no, y cuando miraba en derredor, relucía elrayo. Si estaba de buen humor, hacía buentiempo; si estaba triste, se nublaba. Cuandomurió, se dividió y de su cuerpo se formaronlas cinco montañas sagradas de China. Su cuer­po se con\"irtiá en la montaña T'ai, en el Este,el tronco se convirtió en la montaña de Sung,en el centro, el brazo derecho, en la montañaHeng, al Norte, el brazo izquierdo, en la monotaña Heng, al Sur, y los pies, en la montañaHua, al Oeste. Sus ojos se convirtieron en elsol y la 1una.

Ya hemos visto que las estructuras simbó­licas que parecen referirse al proceso de indi­viduación tienden a basarse en el motivo delnúmero cuatro, al igual que las cuatro fun­ciones de la consciencia o las cuatro etapasdel ánima o del ánimus. Aquí reaparece en laforma cósmica de p'an Ku. Solo en circuns-

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Mucha gente de hoy dla personifica el«sí-mismo» en sus sueños como figuraspublicas prominentes Los pSICólogos Jun­gUlanos hallaron que, en los sueñosmasculinos apareclan con frecuencia elDr Albert Schweltzer (Izquierda) y SirWlnston Churchlll (centro L en los sue­ños femeninos, Eleanor Roosevelt (pagI­na opuesta, Izquierda) y la reina Isabel(pagina opuesta, centro, según un re­trato en una casa afrlcana)_

tancias específicas aparecen otras combinacio­nes numéricas en el material psíquico. Las ma­nifestaciones naturalmente sin estorbos delcentro psíquico se caracterizan por su cuadru­plicidad, es decir, por tener cuatro divisioneso alguna otra estructura que deriva de senesnuméricas de 4, 8, 16 Y así sucesivamente. Elnúmero 16 desempeña un papel de particularimportancia puesto que se compone de cuatrocuatros.

En nuestra civilización occidental, ideas se­mejantes a la del Hombre Cósmico se unieronal símbolo de Adán, el primer hombre. Hayuna leyenda judía según la cual cuando Dioscreó a Adán, recogió prImero polvo rojo, ne­gro, blanco y amarillo de las cuatro esquinasdel mundo y así Adán "alcanzó de un extre­mo al otro del mundo". Cuando se inclinaba,su cabeza tocaba en el Este y los pies en elOeste. Según otra tradición judía, toda la Hu­manidad estaba contenida en Adán desde elprincipio, lo que significa el alma de todos losque nacieran en adelante. Por tanto, el almade Adán era "como el pabilo de una vela com­puesto de innumerables cabos". En este sím­bolo, la idea de unidad total de toda la exis­tencia humana, más allá de todas las unidadesindividuales, está claramente expresada.

En la antigua Persia, el mismo Primer Hom­bre originario-llamado Gayomart-se descri­bía como una inmensa figura emitiendo luz.Cuando murió, salieron de su cuerpo toda cla­se de metales y de su alma salló el oro. Susemen cayó en la tierra y de él procedió laprimera pareja humana en forma de dos matasde ruibarbo. Es chocante que al chino P'an Kutambién se le representaba cubierto de hojascomo una planta. Quizá eso sea porque al Pri­mer Hombre se le imaginó como unidad auto­desarrollada y viviente que meramente existíasin ningún impulso animal o voluntad propia.Entre un grupo de gente que vive en las ori-

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llas del Tigris, Adán sigue siendo adorado, enla actualidad, como la "superalma" oculta o"espíritu protector" místico de todo el génerohumano. Esta gente dice que Adán proceaíade una palma datilera, otra repetición del mo­tivo de la planta.

En Oriente. y en algunos círculos gnósticosde Occidente. la gente reconoció bien prontoque el Hombre Cósmico era más una imagenpsíquica interior que una realidad concreta ex­terna. Según la tradición hindú, por ejemplo.es algo que vive dentro del ser humano indi­vidual y es la única parte inmortal. Este GranHombre interior redime al individuo condu­ciéndole. fuera de la creación y sus sufrimien­tos. otra vez a su esfera eterna originaria. Perosolo puede hacer esto si el hombre le reconocey se despierta de su sueño para dejarse condu­cir. En los mItos simbólicos de la antigua India,esta figura se conoce como Purusha, nombreque significa simplemente "hombre" o "perso­na'·. Purusha vive dentro del corazón de todoindividuo Y. sin embargo. al mismo tiempollena todo el cosmos.

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Según el testimonio de muchos mitos. elHombre Cósmico no es solo el principio sinola meta final de toda vida. de toda la creación."Toda naturaleza cereal sIgnifica trigo, todotesoro de la naturaleza significa oro. toda ge­neración sigmfica hombre'" dice el -sabio me­dieval Maestro Eckhart. Y si consideramosesto desde el punto de vista psicológico, así esciertamente. Toda la realidad psíquica interiorde cada individuo está orientada, en definitiva,hacia ese símbolo arquetípico del "sí-mismo".

En la práctica, esto signifIca que la existen­CIa de los seres humanos nunca se explicarásatisfactoriamente en términos de instintos ais­lados o mecanismos intencionados como sonhambre. poder, sexo, supervivencia, perpetua­ción de las especies y demás. Esto es, el prin­cipal propósito del hombre no es comer, be­ber, etc., sino ser humano. Por encima y másallá de esos impulsos, nuestra realidad psíqui­ca interior sirve para manifestar un misteriovivo que solo puede expresarse con un símbo­lo y, para su expresión, el inconsciente esco­ge con frecuencia la poderosa imagen del Hom­bre Cósmico.

En nuestra civilización occidental, el Hom­bre Cósmico se ha identificado en gran partecon Cristo, y en Oriente con Krishna o conBuda. En el Antiguo Testamento esta mismafigura simbólica aparece como "Hijo del Hom­bre" y en el posterior misticismo judío se lellama Adán Kadmon. Ciertos movimientos re­ligiosos de los últimos tiempos de la Antigüe­dad, le llamaron simplemente Anthropos (hom­bre en griego). Como todos los símbolos, estaimagen señala un secreto inconocible: el des­conocido significado definitivo de la existenciahumana.

Amba pintura rupestre de Rodesla re­presentando el mito de la creaclon enel que el Primer Hombre (la luna) seune a la estrella matutina y a la estre·Ila de la noche para producir las Cria­turas de la tierra El Hombre Cósmicoaparece muchas veces como hombre ori·glnarlo anal090 a Adan, y Cristo, tamoblén, ha sido Identificado con esa peroSOnlflCaClón del «sí·mlsmo,.. Páginaopuesta, arriba' un cuadro del pintoralemán del s XV, Grunewald, repre·senta la figura de Cristo con toda lamajestad del Hombre Cósmico.

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Como hemos señalado, ciertas tradicionesafirman que el Hombre Cósmico es la metade la creación, pero su aJcanzamiento no debeentenderse como un posible acontecer externo.Desde el punto de vista del hindú, por ejem­plo, no es tanto que el mundo externo se di­solverá algún día en el Gran Hombre originariosino que la orientación extravertida del egohacia el mundo exterior desaparecerá con elfin de dar paso al Hombre Cósmico. Esto su­cede cuando el ego se sumerge en el "sí-mis­mo". El fluir de representaciones del ego (queva de un pensamiento a otro) y sus deseos (quecorren de un objeto a otro) se calman cuandoes encontrado el Gran Hombre interior. Enverdad, nunca debemos olvidar que, para nos- '.otros, la realidad exterior solo existe en tantoque la percibimos conscientemente, y que nopodemos demostrar que existe "en sí y por sC'·.

Los numerosos ejemplos procedentes de di­versas civilizaciones y distintos períodos, mues­tran la universalidad del símbolo del GranHombre. Su imagen está presente en el pen­samiento de los hombres como una especie demeta o expresión del misterio básico de nues-

Ejemplos de «pareja real,. (imagensimbólica de la totalidad psíquica del«sí-mismo»): izquierda, escultura indiadel s. 111 d. de J. C. representando a Sivay Parvati unidos hermafrodíticamente;debajo, derecha: las divinidades hindúesKrishna y Radha en un bosquecillo.

El Dr. Jung señaló que la cabeza griega(abajo, izquierda) era de sutil dupli­cidad (es decir, hermafrodita). En unacarta a su poseedor, Jung agregaba quela. cabeza «tenía, como sus análogosAdonis, Tammuz, y... Baldur, toda lagracia y encanto de los dos sexos,..

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Derecha escultura prerromana de la dIo­sa osa celta Artlo encontrada en Berna(que significa «oso») Era probablemen­te una diosa madre, parecida a la osadel sueño Citado en esta página OtrascorrespondenCias a las Imagenes slmbo­Ircas de ese sueño centro, abortgenesaustralianos con sus «piedras sagradas»,que ellos creen que contienen a los esplrltUS de los muertos DebajO la slmbollca parela real en forma de par deleones en un manuscrito de alqUimia dels XVII

tra Vida. Como este símbolo representa 10 quees total y completo, con frecuencia se concIbecomo un ser blsexuado. En esta forma, el sím­bolo reconCIlIa uno de los más importantespares de opuestos psicológicos: macho y hem­bra. Esa unión también aparece con frecuenciaen los sueños como una pareja dIvina, real odistinguida de cualqUIer otro modo. El sigUIen­te sueño, de un hombre de cuarenta y sieteaños, muestra este aspecto del "sí-mismo" enuna forma dramática:

Estoy en una plataforma y, debajO de mí, veo unaosa de PIel áspera, pero bien CUidada. Está ergmdasobre sus patas traseras y sobre una losa esta puhen­do una piedra plana y ovalada que se va pomendomas brIllante. No muy leJos, una leona y su cacho­rro hacen lo mIsmo, pero las pIedras que pulen sonmayores y de forma redonda. Un poco despues, laosa se conVIerte en una mUjer gorda y desnuda conpelo negro y OJOS oscuros y fieros. Me dJrlJo haCIaella en forma provocatlvamente erotlca y, de repente,ella se acerca con el fin de cogerme. Tengo mIedo yme refugIO en unos andamiajes donde había estadoantes. Despues estoy en medIO de muchas mUJeres,la mitad de las cuales son prImItIvas y tienen her·maso pelo negro (como SI se hubIeran transformadoprocediendo de anImales); la otra mitad eran nues­tras mUjeres [de la mIsma nacIOnalIdad que el sañan­te] y teman el pelo rubIO o castaño. Las mUjeresprImItIVas entonan una canClOn muy sentimental envoz alta y melancohca. Ahora, en un carruaje muyelegante, llega un Joven que lleva en la cabeza unacorona real de oro, engastada con rubles resplan­deCientes, una VISlon muy hermosa. Junto a el vasentada una Joven rubia, probablemente su esposa,pero SIn corona. Parece que la leona y su cachorrose han transformado en esta pareja. Pertenecen algrupo de primItivas. Ahora, todas las mUjeres (lasprtmltJvas y las otras) entonan un canttco solemne,y el carruaje real avanza lentamente haCIa el hon­zonte.

Aquí el núcleo interior de la pSIque del so­ñante se muestra al prmcIpIO en una VISióntemporal de la pareja real que emerge de lasprofundidades de su naturaleza ammal y el es-

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trato primitivo de su inconsciente. La osa delcomienzo es una especie de diosa madre. (Ar­temisa, por ejemplo, era adorada en Grecia enforma de osa.) La piedra oscura ovalada quefrota y pule probablemente simboliza el seríntimo del soñante, su verdadera personalidad.Frotar y pulir pIedras es una activIdad humanamuy antigua y muy conocida. En Europa sehan encontrado en muchos lugares piedras "sa­gradas" envueltas en corteza de árbol y ocultasen cuevas; probablemente fueron guardadasallí, como poseedoras de poderes divinos, porhombres de la Edad de Piedra. En la actuali­dad, algunos de los aborígene:; australianoscreen que sus antepasados muertos continúanexistiendo en piedras, en forma de poderes yvirtudes divmos, y que si frotan esas piedras,aumenta el poder (como si se cargaran de elec­tricidad) en beneficio, a la vez, del vivo ydel muerto.

El hombre que tuvo el sueño que estamosexaminando, había rechazado hasta entoncesaceptar un compromiso matrimonial con unamujer. Su temor a ser cogido por ese aspectode la vida le hace, en el sueño, huir de la osa­mujer hacia la plataforma de espectador don­de pudiera ver pasivamente las cosas sin estarmezclado en ellas. Por medio del motivo dela piedra que pule la osa, el inconsciente tratade mostrarle que él debIera ponerse en con­tacto con ese lado de la vida; es mediante elroce de la vida matrimonial cómo su ser inte­rior puede ser formado y pulido.

Cuando la piedra esté pulida, comenzará abrillar como un espejo de modo que la osapodrá verse en ella; esto significa que soloaceptando el contacto terrenal puede el almahumana ser transformada en un espejo en elque los poderes divinos puedan contemplar supropia imagen. Pero el soñante huye hacia unlugar más alto, es decir, hacia toda clase dereflexiones con las que puede escapar de lasexigencias de la vida. Luego el sueño le mues­tra que si huye de las exigencias de la vida, unaparte de su alma (su ánima) permanecerá 1I1­

diferencIada, un hecho SImbolizado por el gru­po no descrito de mujeres que se dividen enuna mitad primitiva y en otra más civilizada.

La leona y su cachorro, que aparecen des­pués en escena, personIfican el misterioso apre­mio hacia la indIviduación, indicado por su ta­rea de dar forma a unas piedras redondas. (Una

En los sueños, un espejo puede simbo­lizar el poder del Inconsciente para «es­peJar» objetivamente al indiViduo, dán­dole una Imagen de sí mismo que, qUizá,nunca conoclo antes Solo por mediO delinconsCiente puede obtenerse una Imagental (que, con frecuencia, choca y alteraa la mente consciente). al igual que enel mito griego, la Gorgona Medusa, cuyamirada petrifICaba a los hombres, solopodla ser contemplada en un espeJo.DebajO Medusa refleJada en un escudo(pintura del artista del s XVII Cara­vagglo).

piedra redonda es un símbolo del "sí-mismo.")Los leones y una pareja real son, en sí mis­mos, un símbolo de totalidad. En el simbolis­mo medieval, la "piedra filosofal" (símbolopreemInente de la totalidad del hombre) se re­presenta como una pareja de leones o comouna pareja humana cabalgando en leones. Sim­bólicamente, esto señala hacia el hecho de que,con frecuencia, el apremio respecto a la indi­viduación aparece en forma velada, oculto enla abrumadora pasión que se puede sentir porotra persona. (De hecho, la pasión que sobre­pasa la medida natural del amor apunta, endefinitiva, al misterio de alcánzar la totalidady por esa razón se siente, al enamorarse apa­sionadamente, que fundIrse con la otra perso-

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-~~======--::~~..........._--------_...na es la única meta de la vida que merezcala pena.)

En tanto que la imagen de totalidad en estesueño se expresa en forma de un par de leonesestá todavía contenida en ese tipo de pasiónabrumadora. Pero cuando el león y la leona seconvierten en rey y rema, el apremio hacia laindividuacIón alcanza el nivel de la percepciónconsciente y puede ahora ser entendido porel ego como meta verdadera de la vida.

Antes de que los leones se transformaran enseres humanos, eran solo las mujeres primiti­vas las que cantaban y lo hacían en tono sen­timental; es decir, los sentimientos del so­ñante permanecían en un nivel primitivo ysentimental. Pero en honor de los leones hu­manizados, tanto las mujeres primitivas comolas civilizadas cantan al unísono un himno dealabanza. La expresión de sus sentimientos enforma unánime muestra que la dIvisión inte­rior del ánima se ha cambiado ahora en armo­nía interior.

Aún aparece otra person ificación del "sí­mismo" en un relato de una llamada "imagi­nación activa" de una mujer. (La imaginacIónactiva es cierta forma de meditar imagmativa­mente por la cual podemos entrar deliberada­mente en contacto con el inconsciente y ha­cer una conexión consciente con fenómenospsíquicos. La imagindción activa está entre losdescubrimientos más importantes de Jung.Mientras, en cierto sentido, es comparable alas formas orientales de meditación, como elmétodo del Budismo Zen o del Yoga Tántrico,

Muchas veces el «sí-mismo» es repre­sentado como un animal útil (un símbo­lo de la base Instintiva de la psique).Arriba el zorro maglco del cuento deGrlmm «El páJaro de oro" Centro eldiOS mono hindú Hanuman llevando ensu corazón a los dioses Slva y Parvati.AbaJo RIn TIn Tm, el herOICO perro delas películas y la televisión.

Las piedras son Imágenes frecuentes del«sí-mismo» (porque son completas-esdecir, malterables-y duraderas) Hoydía mucha gente busca piedras de espe­cial belleza, a veces en Ills plllyas (pá·9ma opuesta, arriba) Algunos hindúesse transmiten piedras de padres a hIJOSen la creencia de que tienen poderesmágiCOS (página opuesta, centro) Laspiedras «preciosas», como IllS joyas dela rema Isabel I de Inglaterra (1558·1603), página opuesta, abaJO, son unslano externo de rloueza v oo.,C",ón

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o a los métodos occidentales, como los ejerci­cios espirituales de los jesuitas, es fundamen­talmente distinto porque el meditador perma­nece vacío por completo de toda meta o pro­grama consciente. Así la meditación llega a serel experimento solitario de un individuo libre,que es todo 10 contrario de un intento guiadopara dominar el inconsciente. Sin embargo, noes este el lugar adecuado para entrar en unanálisi-. detallado de la imaginación activa; ellector encontrará una de las descripciones he­chas por fung, en su escrito The Transcen­dent Function).

En la meditación de la mujer, el "sí-mismo"aparece en forma de ciervo que dice al ego:"Soy tu hijo y tu madre. Me llaman el "ani·mal de enlace" porque uno personas, animalesy hasta piedras unos con otros si entro en ellos.Soy tu sino o el yo objetivo. Cuando aparezco,te redimo de los azares sin significado de lavida. El fuego que arde dentro de mí, arde entoda la naturaleza. Si un hombre lo pierde, seconvierte en egocéntrico, solitario, desorien­tado y débil."

El "sí-mismo" se simboliza muchas veces enforma de animal que representa nuestra natu­raleza instintiva y su relación con nuestro me­dio ambiente. (Esa es la razón de que hayatantos animales auxiliadores en mitos y cuen­tos de hadas.) Esta relación del "sí-mismo"con la naturaleza circundante y aun con elcosmos probablemente procede del hecho deque el "átomo nuclear" de nuestra psique estáun tanto entrelazado con el mundo entero, ex­terior e interiormente. Todas las manifestacio­nes superiores de vida están, en cierto modo,armonizadas con el continuo espacio-tiempocircundante. Los animales, por ejemplo, tie­nen sus alimentos especiales, sus propios ma­teriales para construir las viviendas y sus te·rritorios definidos, con todo 10 cual están exac­tamente armonizados y adaptados sus instin­tos. Los ritmos del tiempo también desempe­ñan su parte. Solo basta que pensemos en elhecho de que la mayoría de los animales her­bívoros tienen su descendencia precisamenteen la época del año en que la hierba es más ju­gosa y abundante. Teniendo presente tales con­sideraciones, un famoso zoólogo ha dicho que]a "intimidad natural" de cada animal tiene unmayor alcance del mundo que le rodea y "psi­quifica" el tiempo y el espacio.

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II

En formas que aún están completamente fue­ra de nue~tra comprensión, nuestro incons­ciente está análogamente armonizado con nues­tro medIO ambiente: con nuestro grupo, conla sociedad en general Y, más lejos aún, COIl elcontinuo espacio-tiempo y con toda la natura­leza. De este modo, el Gran Hombre de losindios naskapi no revela meramente las ver­dades interiores, también sugiere dónde y cuán­do se ha de cazar. Y así, por medio de lossueños, el cazador naskapi desarrol1a las pa­labras y melodías de las cdnciones mágicas conlas que atrae a los ammales.

Pero esta ayuda específica del inconscienteno la recibe solamente el hombre primitivo.Jung descubrió que los sueños también puedendar al hombre civilizado la guía que necesitapara encontrar el camino por entre los proble­mas de la vida interior y de la exterior. Es cier­to que muchos de nuestros sueños se refierena detal1es de nuestra vida exterior y nuestromedio circundante. Cosas tales como un árbolfrente a nuestra ventana, la bicicleta o el cochepropios, una piedra cogida durante un paseopueden elevarse al nivel del simbolismo pormedio de nuestra vida onírica y hacerse sig­nificativos. Si prestamos atención a nuestrossueños, en vez de vivir en un mundo imper­sonal y frío de sino sin sentido, podemos co-

menzar a surgir en un mundo propio lleno desucesos importantes y secretamente ordenados.

Sin embargo, nuestros sueños no se refierenprimordialmente y como regla general a nues­tra adaptación a la vida extenor. En nuestromundo civilizado, la mayoría de los sueños serefieren al desarrollo (por el ego) de la actitudinterior "adecuada" respecto al "sí-mismo",pues estas relaciones están más alteradas ennosotros por las modernas formas de pensary de comportamiento que en el caso de pueblosprimitivos. Estos, por lo general, viven directa­mente de su centro intenor, pero nosotros, connuestra consciencia desarraigada, estamos 1antrabados por cuestiones externas y tan ajenasque es muy difícil que los mensajes del "sí­mismo" pasen entre ellas para l1egar hasta nos­otros. Nuestra mente consciente crea conti­nuamente la ilusión de un mundo exterior cla­ramente modelado, "real", que bloquea otrasmuchas percepciones. No obstante, nuestra na­turaleza inconsciente está unida en forma inex­plicable con nuestro medio ambiente psíqui­co y físico.

Ya he mencionado el hecho de que el "sí­mismo" se simbolIza con especial frecuenciaen forma de piedra, sea preciosa o no. Vimosun ejemplo de está en las piedras que pulíanla osa y los leones. En muchos sueños, el ceno

La cualidad «eterna» de las piedras pue­de verse en los guijarros o en las mon­tañas. Izquierda rocas bajo el monteWdliamson, California La piedra siemprese ha utilizado en los monumentos con­memorativos, como las cabezas de c~a­tro preSidentes de los Estados Unidos(arriba) talladas en la ladera acanti­lada del Monte Rushmore, South Dakota

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tro nuclear, el "sí-mismo", también aparececomo un cristal. La disposición matemática deun cristal, evoca en nosotros el sentimientointuitivo de que aun en la llamada materia"muerta", actúa un principio de ordenaciónespiritual. Por eso, muchas veces el cristal re­presenta simbólicamente la unión de opuestosextremos: materia y espíritu.

Quizá cristales y piedras son símbolos espe­cialmente aptos del "sí-mismo" a causa de la"exactitud" de su matena. Hay muchas per­sonas que no pueden refrenarse de recogerpiedras de color o forma poco cornentes y lasguardan sin saber por qué lo hacen. Es comosi las piedras tuvieran un misterio vivo que lasfascinara. Los hombres han recogido piedrasdesde el principio de los tiempos y parecenhaber supuesto que algunas de ellas conteníanla fuerza vital con todo su misterIO. Los anti­guos germanos, por ejemplo, creían que losespíritus de los muertos contmuaban viviendoen sus tumbas de piedra. La costumbre de co­locar piedras en las tumbas puede arrancar,en parte, de la idea simbólica de que algo eter­no permanece de la persona del muerto, locual puede representarse más apropiadamentecon una piedra. Aunque el ser humano difie­re lo más posible de una piedra, el centro másíntimo del hombre se parece de modo espe-

cial y extraño a ella (acaso porque la piedrasimboliza la mera existencia remotamente ale­jada de emociones, sentimientos, fantasías ypensamientos dIscursivos del ego-consciencia).En este sentido, la piedra simboliza lo que,quizá, es la experiencia más senCilla y profun­da: la experiencia de algo eterno que el hom­bre puede tener en esos momentos en que sesiente inmortal e inalterable.

La incitaCión que encontramos en. prácti­camente, todas las civilizaciones a erigir mo­numentos de piedra a los hombres famosos oen los sitios de sucesos importantes, proba­blemente arranca también de ese slgmfIcadosimbólico de la piedra. La piedra que Jacobcolocó en el lugar donde tuvo su famoso sue­ño, o ciertas piedras dejadas por gentes senci­llas en las tumbas de sus santos o héroes lo­cales, muestran la naturaleza origmana de la

Las piedras también se utilizaron muchopara señalar lugares de adoreción, comoera la piedra sagrada del Templo deJerusalén (abaJO, derecha). Era el cen.tro de la cIudad, y la cIudad se con.slderaba el centro del mundo (abaJo,Izquierda) .

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ridad, ellos [los alquimistas] la toman de ti.Si reconoces esto, el amor y la aprobación dela piedra crecerá dentro de ti. Has de saberque esto es verdad sin duda alguna."

La piedra de alquimia (el lapis) simbolizaalgo que nunca puede perderse o disolverse,algo eterno que los alquimistas comparabana la experiencia mística de Dios dentro denuestra alma. Generalmente se requieren pro­longados sufrimientos para quemar todos loselementos psíquicos superfluos que ocultan lapiedra. Pero cierta profunda experiencia inte­rior del "sí-mismo" la tiene la mayoría de lagente, por lo menos, una vez en la vida. Desdeel punto de vista psicológico, una auténtica ac­titud religiosa consiste en un esfuerzo paradescubrir esa experiencia única y mantenersegradualmente a tono con ella (es importanteque una piedra es también una cosa perma­nente), para que el "sí-mismo" llegue a serun compañero interior hacia el cual está dirigidacontinuamente nuestra atención.

El hecho de que este superior y más fre­cuente símbolo del "sí-mismo" sea un objetode materia inorgánica señala aun a otro cam­po de investigación y de especulación, esto es,

incitación humana a expresar una experiencia,de por sí inexpresable, con el símbolo pétreo.No es asombroso que muchos cultos religiososutilicen piedras para significar a Dios o paraseñalar lugares de adoración. El santuario mássagrado del mundo islámico es la Kaaba, la pie­dra negra en la Meca, a la que todos los pia­dosos musulmanes esperan peregrinar.

Según el simbolismo eclesiástico cristiano,Cristo es "la piedra que reprobaron los edifi­cadores", que llegó a ser "cabecera de esqui­na" (Lucas: XX, 17). También se le llama"roca esplrituaJ..." (l Coro X, 4). Los alqui­mistas medievales, que buscaban el secreto dela materia de una forma precientífica, espe­rando encontrar a Dios en ella o, al menos,el funcionamiento de la actividad divina, creíanque ese secreto e~taba incorporado en su fa­mosa "piedra filosofal". Pero algunos de losalquimistas percibieron oscuramente que sutan buscada piedra era el símbolo de algo quepodía encontrarse solo dentro de la psique delhombre. Un antiguo alquimista árabe, Morie­nus, dice: "Esta cosa [la piedra filomfal] seextrae de ti; tú eres su mineral, y se puedeencontrar en ti; o, para decirlo con más cla-

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,••- .f

Derecha: una turista besa la famosa.Piedra Blarney» de la leyenda irlan­desa. Se supone que concede el don deelocuencia a quienes la besan.

Derecha: otra piedra simbólicl:l: 11:1 Pie­dra de Scone (o Piedra del Destino),en la que se coronaba primitivamente alos reyes escoceses Fue llevada a la aba­día de Westminster en el s. XIII, peronunca perdió su importancia para Es­cocia. El día de Navidad de 1950, ungrupo de nacionalistas escoceses robó dela abadía la piedra y la llevó a Escocia(retornó a la abadía en abril de 1951).

Izquierda: la piedra negra ele la Mecabendecida por Mahoma (ilustración deun manuscrito árabe) para incorporarlaen la religión islámica. Es transportadapor cuatro jeques tribuales (en las cua·tro esquinas de una alfombra) a laKaaba, santuario sagrado al que mil/!rerde musulmanes hacen una peregrinaciónanual (abajo, izquierda).

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-.._--------------------~Id relación, todavía desconocida, entre lo yuellamamos psique inconsciente y 10 que llama­mos "materia", un misterio que la medicinapsicosomática se esfuerza en descubrir. Al es­tudiar esa conexión aún indefinida e inexpli­cada (podría resultar que "psique" y "materia"son en realidad el mismo fenómeno, uno ob­servado desde "dentro" y otro desde "fuera"),el Dr. Jung expuso un nuevo concepto que élllamó sincronicldad. Este término significa una"coincidencia significativa" de sucesos exte­riores e interiores que no están conectadoscausalmente. Lo importante está en la palabra"significativa".

Si un avión se estrella ante mis ojos cuan­do me estoy sonando la nariz, esto es una coin­cidencia de hechos que no tiene significado. Essimplemente un suceso casual de un tipo quesucede en todo momento. Si compro una bataazul y, por error, la tienda me envía una ne­gra en el mismo día en que se muere un fami­liar mío, esto puede ser una coincidencia sig­nificativa. Los dos hechos no están relaciona­dos causalmente, pero están conectados por elsignificado simbólico que nuestra sociedad daal color negro.

Dondequiera que el Dr. Jung observaba ta­les coincidencias significativas en la vida deuna persona, parecía (como revelaban los sue­ños de esa persona) que había un arquetipoactivado en el inconsciente de la perwna. Acla­raremos esto con mi ejemplo de la bata ne­gra: en un caso semejan te, la persona que re­cibe la bata negra puede haber tenido tambiénun sueño sobre el tema de la muerte. Parececomo si el arquetipo subyacente se manifes­tara simultáneamente en los hechos internosy externos. El denominador común es un men­saje simbólicamente expresado, en este caso,un mensaje sobre la muerte.

Tan pronto como percibimos que ciertos ti­pos de hechos "gustan" de acumularse en cier­tos momentos, comenzamos a comprender laactitud de los chinos cuyas teorías de medici­na, filosofía e, incluso, de edificación se basanen una "ciencia" de las coincidencias signifi-

Este cuadro del artista moderno HanssHaffenrichter se asemeja a las líneas deun cristal que, como la piedra corrien­te, es un srmbolo de totalidad.

cativas. Los textos clásicos chinos no pregun­taban qué causaba qué, sino más bien qué"gusta" que ocurra con qué. Podemos ver mu­cho de este mismo tema subyacente en la as­trología, y en la forma en que diversas civi­lizaciones dependieron de la consulta de losoráculos y pusieron atención a los presagios.Todo eso son intentos de explicar una coinci­dencia que es diferente de una que dependede causa y efecto fáciles de comprender.

Al crear el concepto de sincronicidad, eldoctor Jung esboza un camino por el que po­demos penetrar más profund¡¡mente en la in­terrelación de psique y materia. Y precisamen­te hacia tal relación parece apuntar el símbo­lo de la piedra. Pero esto es todavía un campototalmente abierto e inexplorado del que setendrán que ocupar las futuras generacionesde psicólogos.

Podría parecer que el examen de la sincro­nicidad me ha apartado de mi tema principal,pero creo que es necesario hacer, por lo me­nos, una breve referencia introductoria a ellaporque es una hipótesis junguiana que pareceestar cargada de futuras posibilidades de in­vestigación y aplicación. Además, los sucesossincrónicos acompañan casi invariablementea las fases cruciales del proceso de individua­ción. Pero con demasiada frecuencia pasaninadvertidos porque la persona no ha apren­dido a vigilar tales coincidencias y a darlessignificado en relación con el simbolismo desus sueños.

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La relación con el «sí-mismo»

Hoy día hay más y más gentes, en especIallas que viven en las grandes ciudades, que su­fren un terrible vacío y aburrimiento, como siestuvieran esperando algo que jamás llega. Laspelículas y la televisión, los espectáculos de­portivos y las excitaciones políticas pueden di­vertirlas por un momento, pero una y otravez, agotadas y desanimadas, tienen que volveral yermo de su propia vida.

La única aventura que aún merece la penapara el hombre moderno se encuentra en elreino intenor de la psique inconsciente. Conesta idea vagamente en el pensamiento mu­chos se vuelven hoy día hacia el yoga y otraspráctlcdS orientales. Pero tales cosas no ofre­cen ninguna nueva aventura auténtica, porqueen ellas solo obtienen lo que ya es conocidopara los hindúes o los chinos, sin que lleguenal verdadero contacto con el centro de suvidd interior. Aunque es cierto que los métodosorientdles sirven para concentrar la mente y di­rigirla al mtenor (y que esa forma de procederes, en cierto sentido, análoga a la introversiónde un tratamiento anahtlco), hay una diferen­cia muy importante. Jung desarrolla una formade alcanzar el propio centro interior y deestablecer contacto con el misterio vivo delinconsciente, por uno mismo y sin ayuda. Estoes completamente distinto que seguir un ca­mino ya muy trillado. Tratar de conceder ala realiddd viva del "sí-mismo" una cantidadconstante de atención diaria es como tratar devivir Simultáneamente en dos niveles o en dosmundos diferentes. Dedicamos nuéstra mente,

I

como antes, a los deberes externos, pero, almismo tiempo, permanecemos alerta a los in­dicIOS y signos, en los sueños y en sucesosexteriores, que utiliza el "sí-mismo" para sim­bolizar sus intenciones, la dirección en quese mueve el curso de la vida.

Los antiguos textos chinos que se refierena esta clase de experiencia emplean con fre­cuencia el símil del gato acechando el nidode ratones. Uno de los textos dice que no de­berí..lmos permitir que se entrometieran otrospensamientos, pero nuestra atención no seríademasiado aguda, ni tampoco sería demasiadoobtusa. Existe exactamente el nivel adecuadode percepcIón. "Si el aprendizaje se soportade este modo... será eficaz cuando pase eltiempo y cuando llegue la causa de goce, comouna fruta madura que cae inmediatamente, algopuede ocurrir que toque o haga conti;icto yque producirá inmedIatamente el supremo des­pertar del individuo. Este es el momento enque el ejecutante será como el que bebe aguay solo sabe si está fría o caliente. Llega a estarlibre de toda duda sobre sí mismo y experi­menta una gran fcliciddd análoga a la que sesiente al encontrar al padre propio en un cru­ce de caminos."

Así, en medio de la vida exterior corriente,nos sentimos cogidos, de repente, en una emo­cionante aventura interior; y como es únicapara cada individuo, no puede ser copiada orobada.

Hay dos razones principales por las que elhombre pierde contacto con el centro regula-

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dor de su alma. Una de ellas es que cierta ten­dencia instintiva única o imagen emotiva pue­de llevarle a una unilateraltdad que le haceperder su equilibrio. Esto también ocurre alos animales; por ejemplo, un ciervo sexual­mente excitado olvidará completamente elhambre y la seguridad. Esta unilateraliddd yconsecuente pérdida del equilibrio era muytemida por los pueblos primitivos que la lla­maban "pérdida del alma". Otra amena7a parael equilibrio interior procede del exceso desoñar despierto que, en una forma secreta, ge­neralmente gira en torno a determinados com­plejos. De hecho, el soñar despierto surge,precisamente, porque pone en contacto a unapersona con sus complejos; al mismo tiem­po, amenaza la concentración y continuidad desu consciencia.

El segundo obstáculo es exactamente loopuesto y se debe a una superconsolidaci6nde la consciencia del ego. Aunque es nece­saria una consciencia disciplinada para la rea­lización de actividades civilizadas (sabemos loque ocurre si el encargado de las señales deun ferrocarril se deja llevar por el soñar des­pierto), tiene la grave desventaja de que puedebloquear la recepción de impulsos y mensajesprocedentes del centro. Esa es la causa de quetantos sueños de las personas civilizadas serefIeran a la restauración de esa receptividadintentando corregir la actitud de la conscienciahacia el centro inconsciente del "sí-mismo".

Entre las representaciones mitológicas del«sí-mismo» encontramos mucha insistencia

acerca de las cuatro esquinas del mundo, yen muchas pinturas se representa al Gran Hom­bre en el centro de un círculo dividido encuatro. Jung empleó la palabra hindú mandala(círculo mágico) para designar una estructurade ese orden, que es una representación simbó­lica del "átomo nuclear" de la psique humana,cuya esencia no conocemos. A este respecto esinteresante que un cazador naskapi representógráficamente a su Gran Hombre no como unser humano, sino como un mandala.

Mientras que los naskapi experimentan di­recta e ingenuamente el centro interior sinayuda de doctnnas o ritos religiosos, otros pue­blos utilizan el motivo mandala con el fin derecuperar un perdidO equilibrio interior. Porejemplo, los indios navajos tratan, por mediode plOturas hechas con, arena representandoestructuras análogas a mandalas, volver a unapersona enferma a la armonía consigo mismay con el cosmos y, por tanto, devolverle lasalud.

En las civilizaciones orientales, se empleanpinturas análogas para consolidar el ser inte­rior o para facilitar a alguien que se sumerjaen profunda meditación. La contemplación deun mandala significa que aporta la paz inte­rior, la sensaci6n de que la vida ha vuelto aencontrar su significado y orden. El mandalatambién aporta esa sensación cuando apareceespontáneamente en los sueños de las perso­nas modernas que no están influidas por nin­guna tradición religiosa de ese tipo y nadasaben acerca de ello. Quizá el efecto positivo

Los sentimientos de aburrimiento yapa­o a de los que con tanta frecuencia su­fren hoy dla los habItantes de las CIU­dades solo se compensan pasajeramentecon excitantes artificiales como son laspeliculas de aventuras (pagl na opuesta,Izquierda l y las «diverSiones» para ma·tar el tiempo (pagina opuesta, derecha l.Jung InSistió en que la única aventuraverdadera que queda para cada indiVI­duo es la exploraCión de su propio in­consciente La meta definitiva de tal bús­queda es crear una relaCIón armoniosay eqUilibrada con el eSI mismo» Elm.nd.l. Circular proporciona la Imagende ese equilibriO perfecto, Incorporadoen la estructura de la moderna catedralde Brasilia (a la derecha).

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Arriba: un navajo haciendo una pintu­ra con arena (un mandala) en un ritualde curación; la paciente se sienta enla pintura. Sobre estas Iín eas: un planode la pintura; tiene que ser rodeadapor el paciente antes de entrar en ella.Izquierda: paisaje invernal del pintoralemán Kaspar Friedrich. Las pinturasrepresentando paisajes generalmente ex­presan «humores» indefinibles, como hacen los paisajes simbólicos en los sueño~

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es aún mayor en tales casos, porque el cono­cimiento y la tradición a veces emborronan yaun broquean la experiencia espontánea.

Un ejemplo de un mandala producido espon­táneamente se halla en el siguiente sueño deuna mujer de sesenta y dos años. Surge comopreludio a una nueva fase de vida en la queella se transforma en muy creadora:

Veo un paisaje en la semioscuridad. Al fondo lacresta elevada y luego la continuación llana de unmonte. A lo largo de la línea donde se levanta,se mueve un «disco cuadrangular- que brilla comoel oro. En primer término veo una tierra arada queestá comenzando a brotar. Ahora percibo de re­pente una mesa redonda con una losa de piedragris encima, y, en el mismo momento, el «discocuadrangular. está sobre la mesa. Ha dejado el mon­te, pero no sé cómo y cuándo ha cambiado de lugar.

Los paisajes en los sueños (al igual que enel arte) frecuentemente simbolizan un estadode ánimo inexpresable. En este sueño, la semi­oscuridad del paisaje indica que la claridad dela consciencia del día está disminuida. "La na­turaleza interior" puede comenzar ahora a re­velarse a su propia luz, por eso se nos diceque el "disco cuadrangular" se hace viSIble enel horizonte. Hasta aquí, el símbolo del "sí­mismo", el disco, ha sido en gran parte unaidea intuitiva en el horizonte mental de la so­ñante, pero luego, en el sueño, cambia de posi­ción y pasa a ser el centro del paisaje de sualma. Una semilla, sembrada hace mucho tiem­po, comienza a brotar: durante mucho tiempoantes, la soñante había prestado cuidadosa

atención a sus sueños y ahora esa labor dabasu fruto. (Nos acordamos de la relación entreel símbolo del Gran Hombre y la planta dela vida mencionada anteriormente.) Luego eldisco dorado se traslada al lado "derecho", ellado donde las cosas se hacen conscientes. En­tre otras cosas, "derecho" frecuentemente sig­nifica, psicológicamente, el lado de la cons­ciencia, de la adaptación del ser «justo», mien­tras que «izquierdo» significa la esfera de lasreacciones inconscientes inadaptadas o, a veces,hasta algo que es "siniestro". Después, final­mente, el disco dorado detiene su movimientoy va a posarse-significativamente-en unamesa redonda de piedra. Ha encontrado unabase permanente.

Como Aniela Jaffé observa más adelante eneste libro, la redondez (el motivo mandala) ge­neralmente simboliza una totalidad natural,mientras que una formación cuadrangular re­presenta la realización de ella en la conscien­cia. En el sueño, el "disco cuadrangular" y lamesa redonda se juntan y de ese modo se tieneal alcance una realización consciente del cen­tro. La mesa redonda, dicho sea de paso, esun símbolo muy conocido de totalidad y des­empeña un papel en la mitología: por ejem­plo, la Tabla Redonda del Rey Arturo, quepor sí misma es una imagen derivada de lamesa de la Ultima Cena.

De hecho, siempre que un ser humano sevuelve auténticamente hacia el mundo interiory trata de conocerse-no rumiando sus pen­samientos y sentimientos personales, sino si-

Izquierda' En las pinturas del sueño ci·tado en esta página (realizadas por lasoñante ), el motivo mandala apa rececomo un cuadrado, más que como uncírculo. Generalmente, las formas cua­drangulares simbolizan la realizaciónconsciente de la totalidad interior; lapropia totalidad se representa con másfrecuencia con formas circulares, talcomo la mesa redonda que también apa.rece en el sueño. Derecha: la legenda­ria Tabla Redonda del Rey Arturo (enun manuscrito del s. XV), en la queapareció como una visión el Santo GrialhaCiendo que los caballeros partieran ensu famosa búsqueda. El propio Grialsimboliza la totalidad Intenor que loshombres han estado siempre buscando.

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guiendo las expresiones de su propia natura­leza objetiva tal como los sueños y las fan­tasías auténticas-, luego, más pronto o mástarde, emerge el "sí-mismo". Entonces el egoencontrará una fuerza interior que contienetodas las posibilidades de renovación.

Pero hay una gran dificultad que solo hemencionado indirectamente hasta ahora. Y esque toda personificación del inconsciente-lasombra, el ánima, el ánimus y el "sí-mismo"­tienen, a la vez, un aspecto claro y otro oscuro.Vimos antes que la sombra puede ser vil omala, un impulso instmtivo que hemos de ven­cer. Sin embargo, puede ser un impulso haciael desarrollo que debemos cultivar y seguir.De la misma forma, el ánima y el ánimus tie­nen aspecto doble: pueden proporcionar undesarrollo que da la vida y un creacionismoa la personalidad, o pueden producir petrifica­ción y muerte física. Y aun el "sí-mismo", elamplísimo símbolo del inconsciente, tiene unefecto ambivalente como, por ejemplo, en elcuento esquimal (pág. 196), cuando la "mujerpequeñita" ofrece salvar a la heroína del po­der del Espíritu de la Luna, pero, en realidad,la convierte en una araña.

El lado oscuro del "sí-mismo" es 10 más pe­li~roso de todo, precisamente porque el "sí·mismo" es la fuerza mayor de la psique. Puedehacer que las personas "tejan" megalomaníasu otras fantasías engañosas que las captan ylas "poseen". Una persona en tal estado piensa

con excitación creciente que se ha apoderadode los grandes enigmas cósmicos y los ha re­suelto; por tanto, pierde todo contacto conla realidad humana. Un síntoma seguro de eseestado es la pérdida del sentido del humor yde los contactos humanos.

Así, el surgimiento del "sí-mismo" puedeacarrear un gran peligro para el ego conscientede una persona. El doble aspecto del "sí-mis­mo" está hermosamente ilustrado en este cuen­to de hadas iranio, titulado El secreto del bañoBadgerd:

El grande y noble prínCipe Hatlm Tai recibe ordende su rey para que averIgue el misteriO del BañoBiidgerd [castillo de la mexlstencla]. Cuando se acer­ca a él, despues de pasar por muchas aventuras peli­grosas, oye que nadie ha regresado Jamás de el, peroinSiste en contmuar, Es reCibido en un edificio re·dando por un barbero que tIene un espeja y quele conduce al baño, pero tan pronto como el prín­Cipe entra en el agua estalla un atronador ruido, seproduce la OSCUrIdad total, el barbero desaparece y,lentamente, el agua empIeza a subIr.

HatIm nada desesperadamente dando vueltas hastaque, por último, el agua alcanza 10 alto de la cú­pula redonda que forma el techo del baño. Ahorateme estar perdIdo, pero reza una oración y se aga­rra a la piedra central de la cúpula. Vuelve a sonarun ruido atronador, todo cambia, y Hatlm se en­cuentra de pie y solo en un deSierto.

Después de largo y penoso vagar, llega a un her­moso jardín en medIO del cual hdY un círculo deestatuas de piedra. En el centro de las estatuas veun loro en su Jaula y una voz de lo alto le dIce:_1 Ah, héroe 1, probablemente no saldrás VIVO de estebaño. Una vez Gayomart (el Pnmer Hombre) en-

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contró un enorme diamante que relucía Con másbnllo que el sol y la luna. DeCIdió esconderlo dondenadie pudiera encontrarlo y, por tanto, construyóeste baño mágico para protegerlo. El loro que vesahí forma parte de la magIa. A sus pies hay un arcoy una flecha de oro con una cadena de oro y conellos puedes intentar, por tres veces, matar al loro.Si le aciertas, desaparecerá la maldición, pero si no,quedarás petrificado como le ocurrIó a todos esos.•

Hatim probó una vez y falló. Sus piernas se pe·triflcaron. Falló otra vez y quedó petrifIcado hastael pecho. La tercera vez cerró los OJos, exclamó«Dios es grande., disparó a c~egas y esta vez dioal loro. Se desató una tempestad de truenos y nubesde polvo. Cuando todo eso se ha calmado, en lugardel loro hay un enorme y hermoso dIamante, ytodas las estatuas han vuelto a la vida. Todos ledan las gracIas por su redención.

El lector reconocerá en ese cuento los símbo­los del csí·mismoB: el Primer Hombre Gayo­mart, el edificio redondo en forma de man­dala, la piedra central y el diamante. Pero esediamante está rodeado de peligro. El loro de­moníaco significa el espíritu malo de imita·ción que nos hace fallar el blanco y nos petri­fica psicológicamente. Como ya he indicado,el proceso de individuación excluye toda imi­tación, análoga a la del loro, de los otros. Unay otra vez, en todos los países, la gente hatratado de copiar en su conducta "externa" oritualista la experiencia religiosa original desus maestros religiosos-Cristo o Buda o cual­quier otro maestro-y, por tanto, se ha "petri·ficado". Seguir los pasos de un gran maestroespiritual no significa que hay que copiar y

realizar el modelo de proceso de individuaciónque representa su vida. Significa que debemostratar, con sinceridad y devoción, de igualar­nos a él en el curso de nuestra propia vida.

El barbero del espejo, quien luego desapa­rece, significa las dotes de reflexión que Hatimpierde cuando más las necesita; las aguas cre·cientes representan el riesgo de que podamosahogarnos en el inconsciente y perdernos ennuestras propias emociones. Con el fin de com·prender las indicaciones simbólicas del incons­ciente, hemos de tener cuidado en no quedar­nos fuera de uno mismo o "junto a uno mis·mo", sino estar emotivamente dentro de unomismo. Desde luego, es de vital importanciaque el ego pueda continuar actuando en formanormal. Solo si permanecemos como seres hu·manos corrientes, conscientes de nuestra pIe·nitud, podremos llegar a ser receptivos de lossignificativos contenidos y procesos del incons­ciente. ¿Pero cómo puede un ser humano sos­tener la tensión de sentirse aunado con todoel universo si, al mismo tiempo, es solo unamiserable criatura humana terrenal? Si, porun lado, nos despreciamos como meras cifrasestadísticas, nuestra vida no tiene sentido yno merece la pena vivirla. Pero si, por otrolado, nos sentimos parte de algo mucho ma­yor, ¿cómo vamos a mantener los pies sobreel suelo? Desde luego, es muy difícil mante·ner esas oposiciones internas dentro de unomismo sin caer hacia uno u otro extremo.

Página opuesta, izquierda' las aguas to­rrenciales del río de Heráclito arrasanun templo griego, en una pintura cÍelartista francés moderno André Masson.La pintura puede considerarse como unaalegoría de las consecuencias del des.equilibrio la excesiva importancia quelos griegos daban a la lógica y la razón(el templo) conduce a una destructivaerupción de las fuerzas instintivas Pá.gina opuesta, derecha' una alegorla másdirecta, de una ilustración, del s XV,al poema alegórico francés Roma" de laROl': la figura de la Lógica (a la dere­cha) se queda confusa cuando se enfrenota con la Naturaleza.

Derecha: la arrepentida Santa MariaMagdalena contemplando un espeJO (cua·dro del pintor francés del s XVII,Georges de la Tour) Aquí, como en elcuento del Baño BSdgerd, el espeJo slm·bollza la tan necesitada facultad desincera «refleXión. interior.

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Aspecto social del «sí-mismo»

Hoy día, el enorme creCImiento de la po­blación, evidente sobre todo en las grandesciudades, tiene inevitablemente un efecto de­presivo sobre nosotros. Pensamos: "Bien, so­lamente vivo de tal y tal modo en tales y cua­les señas como millares de otras personas. Si aalgunas de ellas las matan ¿qué importanciatiene? De todas maneras, hay demasiada gen­te." Y cuando leemos en el periódico la muer­te de innumerables gentes desconocidas que,personalmente, nada significan para nosotros,se acrecienta la sensación de que nuestra vidapara nada se tiene en cuenta. Ese es el mo­mento en que resulta de la mayor ayuda laatención hacia el inconsciente, porque los sue­ños muestran al soñante cómo cada detallede su vida está entretejido con las realidadesmás importantes.

Lo que todos nosotros sabemos teóricamen­te-que toda cosa depende del individuo-seconvierte, a través de los sueños, en un hechopalpable que todo el mundo puede experimen­tar por sí mismo. A veces, tenemos la firmeimpresión de que el Gran Hombre desea algode nosotros y nos encomienda tareas muy es­peciales. Nuestra reacción ante tal experienciapuede ayudarnos a adquirir la fuerza para na­dar contra la corriente de los prejuicios colec­tivos, teniendo en cuenta seriamente nuestrapropia alma.

Naturalmente, esto no resulta siempre unatarea agradable. Por ejemplo, se desea haceruna excursión con unos amigos el próximo do­mingo; luego un sueño lo prohíbe y exigeque, en lugar de eso, se haga cierto trabajocreador. Si se escucha al inconsciente y se leobedece, serán de esperar constantes interfe­rencias en los planes conscientes. La voluntadse cruzará con otras intenciones a las que ha­brá que someterse o, en todo caso, habrá queconsiderar seriamente. Esa es, en parte, la cau­sa de que la obligación unida al proceso de in­dividuación se considere con tanta frecuenciauna carga más que una bendición inmediata.

San Cristóbal, el patrón de los viajeros, esun símbolo apropiado de esa experiencia. Se­gún la leyenda, sentía un orgullo arrogante desu tremenda fuerza física y solo estaba dispues­to a servir al más fuerte. Primero sirvió a unrey; pero cuando vio que el rey temía al demo­nio, le abandonó y se hizo criado del demonio.Entonces, descubrió un día que el demoniotemía al crucifijo y, de ese modo, decidióservir a Cristo si podía encontrarle. Siguióel consejo de un sacerdote que le dijo queesperara a Cristo en un vado. En los añossiguientes cruzó a mucha gente de una orillaa otra. Pero una vez, en una noche oscura ytormentosa, un niñito le llamó diciéndole quequería que le cruzara el río. Con gran facilidad

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La consecuclon de la madurez pSlcolo­glca es una tarea individual, y por esoes de dificultad creciente hoy dla enque la Individualidad del hombre estaamenazada por una conformidad muyextendida Pagina opuesta, Izquierda unbarrto moderno Ingles con sus vIviendasestereotipadas, pagina opuesta, derecha'una exhibición glmnastlca sUiza nos pro­porCiona una Imagen de regimentaciónmasiva

Arriba, pagina de Cantos de Jnocenciayexperiencia, de Wllllam Blake, en losque se revela el concepto que tenia Blakeacerca del «niño dlvlnQ) slmbolo muyconocido del «SI-mismo» Derecha Pin­tura del s XVI que representa a SanCnstobal llevando a Cnsto como unniño divino (que esta rodeado por unaesfera terraquea un mandala y unslmbolo del «sI-mismo») Esa carga Sim­boliza el «peso» de la tarea de Indlvlduaclon al Igual que el papel de SanCnstoba!, como patron de fas Viajerosrefleja su conexlon con la necesidad delhombre de andar el camino hacia la to­talidad pSlcologlca (mas a la derechamedallon de San Cnstobal en la llave decontacto de un coche)

cogIó al ntño y se lo puso en los hombros,pero anduvo más despacio a cada paso por­que su carga se hacía más y más pesada. Cuan­do llegó a la mItad del río, sintió "como sitransportara todo el universo". Entonces se dIocuenta de que llevaba a Cristo sobre sus hom­bros, y Cristo le perdonó sus pecados y le diovida eterna.

Este niño milagroso es un símbolo del "sí­mismo" que literalmente "deprime" al ser hu­mano corrIente, aun cuando es la única cosa quepuede redimirle. En muchas obras de arte, elCrIsto nIño es pmtado como la esfera del mun­do o con ella, un motivo que claramente denotael "sí-mismo", porque un ntño y una esferason símbolos UnIversales de totaltdad.

Cuando una persona trata de obedecer alinconSCIente, con frecuencia le será imposible,como hemos ViStO, hacer lo que qUIera. Peroigualmente, muchas veces le será Imposiblehacer lo que otras personas quieren que haga.Ocurre a menudo, por ejemplo, que tenga quesepararse de su grupo-de su famIlia, de susocio, o de otras relaCiones personales-conel fin de encontrarse a sí misma. Por eso sedice a veces que el hacer caso al inconscienteconvIerte a la gente en antisl"'\cial y egocéntri­ca. Por regla general esto no es cierto porquehay un factor poco conocido que entra en esaactitud: el aspecto colectivo (o, hasta podría­mos decir, social) del "sí-mismo".

Desde un punto de vista práctico, este fac­tor se revela en que un individuo que siga sussueños durante bastante tiempo, encontraráque, con frecuencia, se refieren a sus relaclo-

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nes con otras. personas. Sus sueños puedenprevenirle para que no confíe demasiado encierta persona, o puede soñdr acerca de unencuentro favordble y grato con alguien a quienanteriormente nunCd ha prestado atención cons­ciente. Si un sueño escoge la imagen de otraper"ona de esa forma, hay dos interpretacionesposibles. Primera, la figura puede ser una pro­yección que signIfica que la Imagen soñada deesa persona es un símbolo de un aspecto in­terior del propio soñante. Se sueña, por ejem­plo, con un vecino poco honrado, pero el veci­no está utilizado por el sueño como un retratode la propia falta de honradez del soñante.Es tarea de la interpretación de los sueiiosencontrar en qué zonas especiales actúa la fal­ta de honradez del ~oñante. (Esto se llama in­terpretación del sueño en el plano subjetivo.)

Pero también ocurre a veces que los sueñosnos dicen auténticamente algo sobre otras per­sonas. De ese modo, el inconsciente desempe­ña un papel que está muy leJos de que se en­tiende totalmente. Al igual que todas las máselevadas formas de vida, el hombre está a tonocon los seres vivientes que le rodean en gradomuy notable. PercIbe instmtivamente sus su­frimientos y problemas, sus atnbutos positi­vos y negativos y sus valores, con total inde­pendencia de sus pensamientos conscientesacerca de otras personas.

Nuestra vida onírica nos permite tener unavislumbre de esas percepciones sublimes ymostrarnos que tienen efecto sobre nosotros.Después de tener un sueño agradable acercade alguien, aun sin interpretar el sueño, mira­remos involuntariamente a esa persona conmayor interés. La imagen onírica puede ha­bernos engañado a causa de nuestras proyec­ciones; o puede habernos dado informaciónobjetiva. Encontrar cuál es la interpretacIónacertada requiere una actitud honrada y aten­ta, y pensar con cuidado. Pero, como en el caso

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La percepción consciente del «sí mismo_puede crear un lazo entre personas quedesconocen otros grupos más claros ynaturales como la familia (arriba, IZ­

quierda) Una relaCión mental en unDlano consciente puede ser muchas vecesel núcleo de un desarrollo cultural:arriba, los enciclopedistas franceses dels XVIII (inclUido Voltaire, con la manolevantada); debajO cuadro de Max Ernstrepresentando a los primeros «dadals­tas» del s XX; e investigadores físicosingleses de! Britain's Wills Laboratory.

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El equilibrio psicológico y la unidadque necesita el hombre hoy dra se hansimbolizado en muchos sueños modernoscon la unión de la muchacha francesay el japonés en la conocidísima pelrculafrancesa Hiroshima mon amour (1959),arriba Y en los mismos sueños, el ex­tremo opuesto de la totalidad (es de­cir, la disociación psicológica completa,o locura) se ha simbolizado con unaimagen relacionada con el s. XX: unaexplosión atómica (derecha).

de todos los procesos interiores, es en definiti­va el "sí-mismo" el que ordena y regula nues­tras relaciones humanas, mIentras el ego cons­ciente se tome el trabajo de localizar las pro­yecciones engañosas y trate con el1as dentrode sí mismo en vez de hacerlo desde el exte­rior. Así és como la gente espiritualmente ar­monizada y de igual modo orientada encuentrasu camino hacia los demás, para crear un gru­po que ataje por entre todas las usuales afi­liaciones sociales y orgánicas de la gente. Talgrupo no está en conflicto con otros; es solodistinto e independiente. El proceso de indi­viduación conscientemente realizado cambIaasí las relaciones de una persona. Los lazosfamiliares tales como el parentesco o los inte­reses comunes se reemplazan por un tIpO deunidad diferente: un lazo mediante el "sí­mismo".

Todas las actividades y obligaciones que per­tenecen exch,lsivamente al mundo exterior da­ñan en forma definida las actividades secretasdel inconsciente. Mediante esos vínculos in­conscientes, quienes pertenecen al mismo grupovan juntos. Esta es una de las razones por lascuales resultan destructivos los intentos de in­fluir en la gente por medio de anuncios y depropaganda política, aun cuando estén inspira­dos por motIVOS idealistas.

Esto plantea la importante cuestión de si la

parte con')CIente de la psique humana puede,en definitIva, ser influida. La experiencia prác­tica y la observación exacta muestran que nopodemo') influir en nuestros propios sueños.Cierto es que hay personas que afirman quepueden influir en ellos. Pero si examinamos sumaterial onírico, encontramos que hacen sololo que yo hago con mi perro desobedIente: lemando hacer esas cosas que noto le gusta ha­cer de todos modos, de esa forma puedo con­servar mi ilusión de autoridad. Solo un largoproceso de interpretación de nuestros propiossueños y de compararnos con lo que los sueñosdicen puede transformar gradualmente el in­consciente. Y las actitudes conscientes tam­bién tienen que cambiar en ese proceso.

Si un hombre que desea influir en la opiniónpúblIca abusa de los símbolos con ese fin, na·turalmente, e5tos impresionarán a las masasmientras ~ean verdaderos slmbolos, pero que elinconsciente de la ma')a sea captado o no esalgo que no puede calcularse de antemano,algo que sigue siendo totalmente irraclOnal.NlI1gún editor de música, por ejemplo, puededeCIr anticipadamente SI una canción será o noun éXIto, aun cuando contenga imágenes ymelodías populares. Ningún intento delibera­do para inflUIr el incon')clente ha prodUCIdohasta ahora I esultado Importante alguno, y pa­rece que el inconscientc dc las masas preser-

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Página opuesta, izquierda: la Libertadguiando a los revolucionarios (en uncuadro de Delacroix) refleja la misiondel ánima de ayudar a la individuaciónliberando los contenidos inconscientes.Página opuesta, derecha: en una escenade la película fantástica, de 1925, Me­tr6polil, una mujer incita a obreros,semejantes a robots, a que encuentrenla «liberación» espiritual.

va su autonomía tanto como el inconscienteindividual.

A veces, con el fin de expresar su propósito,el inconsciente puede emplear un motivo denuestro mundo exterior y así parece que estáinfluido por él. Por ejemplo, me he encontradocon muchos sueños de gente actual que teníanalgo que ver con Berlín. En esos sueños, Ber­lín es un símbolo de un lugar psíquico débil-un sitio de peligro-y por esa rdzón es ellugar donde el "sí-mismo" puede aparecer. Esel punto donde el soñante es atormentado porun conflicto y donde. por tanto, podría llegara unir las oposiciones internas. También en­contré un número extraordinario de reaccionesoníricas a la película Hiroshima, mon amour.En la mayoría de esos sueños se expresaba laidea de que los dos enamorados protagonistasde la película tenían que unirse (lo cual sim­boliza la unión de los opuestos interiores) ode que hubiera una explosión atómica (símbo­lo de la disociación completa, equivalente a lalocura).

Solo cuando los manipuladores de la opmlOnpública añaden presión comercial o actos deviolencia a sus actividades parecen conseguirun éxito momentáneo. Pero, de hecho, eso pro­duce meramente una represión de las auténti­cas reacciones inconscientes. Y la represión delas masas conduce al mismo re<;ultado que larepresión individual; esto es, a la disociaciónneurótica y a la enfermedad psicológica. Todosesos intentos para reprimir las reacciones delinconsciente tienen que fracasar a la larga por­que se oponen básicamente a nuestros instintos.

Sabemos, por el estudiO de la conducta so-

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Como en el sueño citado en la pág 223,a veces ayudan y guían a los hombresfiguras positivas del ánima Arriba: Da­vid inspirado por la musa Melodía, deun salterio del s. X. Debajo: una diosasalva a un marino náufrago (pinturadel s XVI). Derecha' postal de prin<;.i­plOS del s. XX, procedente de Monte­cario, «Dama de la Suerte» de los ju­gadores, también un ánima auxiliadora.

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clal de los animales superiores, que los grupospequeños (aproximadamente de 10 a 50 indi­viduos) crean las mejores condiciones posiblesde vida para el animal solitario y para el gru­po, y el hombre no parece ser una excepcióna ese respecto. Su bienestar físico, su saludpsíquica espiritual y, más allá del reino ani­mal, su eficiencia cultural parecen florecer me­jor en semejante formación social. En lo quehasta ahora comprendemos del proceso de m­dividuación, el "sí-mismo" muestra tendenciasa producir tales grupos pequeños creando almismo tiempo lazos sentimentales netamentedefinidos entre ciertos individuos y sentimien­tos de relación con toda la gente. Solo si esasrelaciones son creadas por el "sí-mismo" sepuede tener alguna seguridad de que la envi­dia, los celos, la lucha y todas las formas deproyecciones negativas no romperán el grupo.Por tanto, una devoción incondicional a nues­tro proceso de individuáción también propor­ciona la mejor adaptación social posible.

Esto no significa, desde luego, que no habrách04ues de opiniones y obligaciones en con­flicto o desacuerdo acerca del camino "recto".ante el cual tenemos constantemente que apar­tarnos y escuchar nuestra voz interior con elfin de encontrar el punto de vista individualque el "sí-mismo" trata que tengamos.

La actividad política fanática (pero no laejecución de deberes esenciales) parece un tan­to incompatible con la individuación. Un hom­bre que se consagró enteramente a liberar a supaís de la ocupación extranjera tuvo estesueño:

Con algunos de mis compatriotas subo por una es·calera al átICO de un museo, donde hay una sala pin­tada de negro y que parece un camarote de barco.Una señora de medIana edad y de aspecto distInguidoabre la puerta; su nombre es X, hija de X. [X eraun famoso héroe nacIOnal, del país del soñante, queintentó lIberarlo hace algunos siglos. Podría com­pararse con Juana de Arco o con Guillermo Tell.En realidad, X no tuvo hijos.l En la sala vemos ;csretratos de dos damas aristocráticas vestidas conropajes de brocados floreados. Mientras la señonta Xnos está explicando esos cuadros, de repente adquie­ren vida; primero comIenzan a vivir los ojos y luegoel pecho parece respIrar. La gente se sorprende y vaa una sala de conferencias donde la señonta X leshablará acerca del fenómeno. Ella dice que mediantesu intuición y su sentimiento esos retratos adquierenvida; pero algunas personas están indIgnadas y dicenque la señorita X está loca; otras, hasta abandonanla sala de conferencias.

El rasgo importante de este sueño es que lafigura del ánima. la señorita X, es una puracreación del sueño. Sin embargo, tiene el nom­bre de un famoso héroe libertador nacional(como si fuera, por ejemplo, Guillermina Tell.hija de Guillermo Tell). Por las implicacionescontenidas en el nombre, el inconsciente seña­la al hecho de que hoy día el soñante no in­tente, como X hizo hace mucho tiempo, liber­tar a su país en una forma exterior. Ahora.dice el sueño, se ha realizado la liberación porel ánima (por el alma del soñante), que la rea­liza trayendo a la vida las imágenes del incons­ciente.

Que la sala en el ático del museo parezca,en parte. el camarote de un barco y esté pin­tada de negro es muy significativo. El colornegro sugiere tinieblas, noche, crisis interna.

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y si la sala es un camarote, entonces el mu­seo es también, en cierto modo, un barco. Estosugiere que cuando la tierra firme de la cons­ciencia colectiva se ve anegada por la incons­ciencia y la barbarie, este museo-barco, llenode imágenes vivas, puede convertirse en unarca salvadora que llevará a quienes entrenen ella a otra orilla espiritual. Los retratos quecuelgan en un museo son, por lo general, losvestigios muertos del pasado y, con frecuencia,las imágenes del inconsciente se considerandel mismo modo hasta que descubrimos queestán vivas y llenas de significado. Cuando elánima (que aparece aquí en su papel adecuadode guía del alma) contempla las imágenes conintuición y sentimiento, estas comienzan avivir.

La gente indignada que aparece en el sueñorepresenta el lado del soñante influido por laopinión colectiva, algo en él que desconfía yrechaza el que se dé vida a las imágenes psí­quicas. Estas personifican la resistencia al in­consciente, que puede expresarse en una formacomo esta: "¿Qué ocurriría si empezaran aarrojarnos bombas atómicas? j El profundo saober psicológico no nos serviría de mucho! ".

Este lado que hace resistencia es incapaz delibrarse del pensamiento estadístico y de losprejuicios racionales extravertidos. Sin embar­go, el sueño señala que en nuestro tiempopuede comenzar una allténtica liberación, solomediante una transformación psicológica. ¿Has­ta qué punto debemos liberar nuestro propiopaís si después no hay una meta de vida quetenga sentido ... ni hay meta alguna que merez­ca la pena de ser libre? Si el hombre ya no en­cuentra ningún sentido a su vida, no hay dife­rencia en que la pase bajo un régimen comu­nista o uno capitalista. Solo si puede usar sulibertad para crear algo que tenga significa­do, es importante que sea libre. Por eso en­contrar el significado íntimo de la vida es másimportante para el individuo que ninguna otracosa y por eso se debe dar prioridad al pro­ceso de individuación.

Los intentos para influir en la opinión pú­blica por medio de la prensa, la radio, la te­levisión y la publicidad se basan en dos ;acto­res. Por una parte, confían en técnicas de son­deo que revelan la tendencia de la "opinión"o de los "deseos", es decir, las actitudes co­lectivas. Por otra parte, expresan los prejui-

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cios, proyecciones y complejos inconscientes(principalmente el complejo de poder) de quie­nes manejan la opinión pública. Pero las esta·dísticas no hacen justicia al individuo. Aunqueel tamaño medio de las piedras de un mon­tón sea de cinco centímetros encontraremosmuy pocas de ese tamaño exacto en el montón.

Que el segundo factor no puede crear nadapvsitivo es claro desde el principio. Pero si unsolo individuo se dedica a la individuación,frecuentemente tiene un positivo efecto conta­gioso en la gente que le rodea. Es como si unachispa saltara de uno a otro. Y esto suele ocu­rrir cuando no se tiene intención de influir enlos demás y, con frecuencia, cuando no se em·plean palabras. Es precisamente hacia ese ca­mino interior al que la señorita X quiere con·ducir ~1 ~()ñante.

Casi todos los sistemas religiosos de nues­tro planeta contienen imágenes que simboli­zan el proceso de individuación o, al menos,alguna etapa de él. En los países cristianos el"sí-mismo" se proyecta, como ya dije antes,en el segundo Adán: Cristo. En Oriente, lasfiguras relevantes son las de Krishna y Buda.

Para la gente que está contenida en una re­ligión (es decir, que aún cree realmente en sucontenido y enseñanzas), la regulación psico­lógica de su vida está afectada por símbolosreligiosos y aun sus sueños, muchas veces,giran en torno a ellos. Cuando el difunto papaPío XII publicó la declaración de la Asunciónde María, una mujer católica soñó, por ejem­plo, que ella era una sacerdotisa católica. Suinconsciente parecía extender el dogma de estaforma: "Si María es ahora casi una diosa, de­bería tener sacerdotisas." Otra católica, queoponía ciertos reparos a algunos aspectos me·nares y externos de su credo, soñó que laiglesia de su ciudad natal había sido derribaday reedificada, pero que el tabernáculo con lahostia consagrada y la estatua de la VirgenMaría tenían que ser trasladados de la iglesiavieja a la nueva. El sueño le mostraba que al­gunos aspectos de su religión, realizados porel hombre, necesitaban renovación, pero quesus símbolos básicos-Dios hecho hombre yla Gran Madre, la Virgen María-sobreviviríanal cambio.

Tales sueños demuestran el vivo interés quetoma el inconsciente en las representacionesreligiosas conscientes de una persona. Esto

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plantea la cuestión de si es posIble captar unatendencia general en todos los sueños religio­sos de la gente contemporánea. En las mani­festaciones del inconsciente halladas en nues­tra moderna cultura cristiana, sea protestanteo católica, el Dr. Jung observó con frecuenciaque hay una tendencia inconsciente actuandopara redondear nuestra fórmula trinitaria dela Deidad con un cuarto elemerHo, que tienede a ser femenino, oscuro e incluso maligno.En realidad, este cuarto elemento siempre exis­tió en el reino de nuestras representdcionesreligiosas, pero fue separado de la imagen deDios y se convirtió en su duplicado, en laforma de la propia materia (o señor de la ma·teria, es decir, el demonio). Ahora el incons­ciente parece querer reunir esos extremos alhaberse hecho la luz demasiado brillante y laoscuridad demasiado sombría. Naturalmente,es el símbolo central de la religión, la imagende la Divinidad, la que está más expuesta alas tendencias inconscientes hacia la transfor­mación.

Un abad tibetano dijo una vez al Dr. Jungque los mandalas más impresionantes del Ti­bet están construidos por la imaginación, o di­rigidos por la fantasía, cuando el equilibriopsicológico del grupo se perturba o cuando unpensamiento particular no puede expresarseporque aún no está contenido en la sagradadoctrina y, por tanto, tiene que ser buscado.En estas observaciones surgen dos aspectosbásicos, de igual importancia, del simbolismodel mandala. El ma12dala sirve como propósi­to conservador, especialmente, para restablecerun orden existente con anterioridad. Pero tam-

bién sirve al propósito creador de dar expre­SlOn y forma a algo que aún no existe, algoque es nuevo y único. El segundo aspecto es,quizá, aún más importante que el primero,pero no lo contradice. Porque, en la mayoríade los casos, lo que restablece el antiguo or­den, simultáneamente implica cierto elementode creación nueva. En el nueva orden. los mo­delos más antiguos vuelven a un nivel supe­rior. El proceso es el de la espiral ascendenteque va hacia arriba mientras, simultáneamen­te, vuelve una y otra vez al mismo punto.

Una pintura hecha por una mujer sencilla,que había pasado su niñez en un ambiente pro­testante, mostraba un mandala en forma deespiral. En un sueño, esta mujer recibió laorden de pintar la DiVinidad. Posteriormente(también en un sueño) la vio en un libro. DeDios mismo ella solo vio la flotante túnica,el ropaje del que hizo U¡l hermoso desplieguede luz y sombra. Esto cCJntrastaba de modo im­presionante con la establlidad de la espiral enla profundidad del firmamento azul. Fascina­da por la túnica y la espiral. la soñante no mirócon detenimiento a la otra figura que estaba enlas rocas. Cuando se despertó y pensó acercade quiénes eran esas figuras divinas, se diocuenta, de repente, de que era "el propio Dios".Esto le produjo una conmoción de miedo quele duró mucho tiempo.

Generalmente el Espíritu Santo se represen­ta en el arte cristiano por una rueda de fuegoo una paloma, pero aquí aparece como una e&­piral. Este es un nuevo pensamiento, "no con­tenido aún en la doctrina", que ha surgidoespontáneamente en el inconsciente. Que el

Esta estatua de María, del s. XV, contiene dentro las imágenes de Dios y deCristo, clara expresión del hecho de quela Virgen María puede decirse que esuna representación del arquetipo de la.Gran Madre".

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Miniatura de un Libro de Horas frances,del s XV, representando a Maria conla D,vina Trinidad El dogma católicode la Asunción de la Vlrgen-en el quese declaro que María, como Domina re­rum, Señora de la Naturaleza, rabia en·trado en el cielo en cuerpo y almaunidos-puede decirse que ha hecho laTrinidad cuadruple, correspondiendo conel arquetipo baslCo del completamlento

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Espíritu Santo es la fuerza que actúa en prodel desarrollo de nuestra comprensión religio­sa no es una idea nueva, desde luego, perolo que sí es nuevo es su representación enforma de espiral.

La misma mujer pintó después un segundocuadro, también inspirado por un sueño, mos­trando a la soñante, con su ánimus positivo,de pie en lo alto de Jerusalén, cuahdo el alade Satán desciende para oscurecer la ciudad.El ala satánica le recordaba mucho la túnicaflotante de Dios de la primera pintura, peroen el primer sueño, la espectadora está porencima, en algún lado del cielo, y ve frente así la terrIble hendidura entre las rocas. El mo­vimiento de la túnica de Dios es un Intentode alcanzar a Cristo, la figura de la derecha,pero no lo consigue del todo. En la segundapintura, se ve lo mismo pero desde abajo, des­de un ángulo humano. Mirándolo desde unángulo más elevado, lo que se mueve y extien­de es una parte de Dios; sobre ello se eleva laespiral como símbolo de un posible desarrollofuturo. Pero visto desde la base de nuestrarealidad humana, esa misma cosa que está enel aire es la tenebrosa y extraña ala del de­monio.

En la vida de la soñante, esas dos pinturasse hicieron reales en una forma que no noscorcierne aquí, pero es evidente que tambIéncontienen un signifIcado colectivo que sobre­pasa lo personal. Pueden profetizar el descensode una oscuridad divina sobre el hemisferiocristiano, una oscuridad que, sin embargo, se­ñala hacia la posibilidad de evolución adicio­nal. Puesto que el eje de la espiral no se mue­ve hacia arriba, sino en el fondo de la pmtura,la evolución adicional no conducirá ni a mayoraltura espiritual ni a un descenso al reino dela ma'teria, sino a otra dimensión, probable­mente al fondo de esas figuras diVInas. Yesoquiere decir al inconsciente.

Cuando surgen del inconsciente de una per­sona símbolos religiosos que son, en parte,distintos de los que conocemos, se teme confrecuencia que alteren erróneamente o dismi­nuyan los símbolos relIgiosos oficialmente co­nocidos. Este temor hace, incluso, que muchagente rechace la psicología analítica y todo elinconsciente.

Si miramos tal resistencia desde un puntode vista psicológico, tendríamos que decir que,

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en lo que concierne a la religión, los seres hu­manos pueden dividirSe en tres tipos. Primeroestán los que aún creen auténticamente ensus doctrinas religiosas, cualesquiera que es·tas sean. Para estas personas, los símbolos ydoctrinas "ajustan" tan satisfactoriamente conlo que sienten profundamente en su interiorque no hay pOSIbIlidad de que se deslicen den­tro de ellas graves dudas. Esto ocurre cuandolas ideas de la consciencia y el fondo incons·ciente están en relativa armonía. La gente deeste tipo puede permitirse contemplar sin pre·juicio los nuevos descubrimientos psicológicosy los hechos y no temen que les pueda hacerperder su fe. Aun cuando sus sueños les pro­porcionen ciertos detalles relativamente noortodoxos, estos podrán integrarse en su ideageneral.

El segundo tipo lo forman esas personas quehan perdido completamente su fe y la hanreemplazado con ideas racionales puramenteconscientes. Para estas personas la psicologíaprofunda significa simplemente una introduc­ción en zonas recién descubiertas de la psiquey no les preocupa embarcarse en la nueva aven­tura e investigar sus sueños para comprobarla verdad de ellos.

Después está un tercer grupo de personasque en una parte de sí mismas (probablemen.te la cabeza) ya no crean en sus tradicionesreligiosas, mientras que en alguna otra aún si·guen creyendo. El filósofo francés Voltaire es

un ejemplo de este grupo. Atacó violentamentea la Iglesia católica con argumentos racionales(écrasez ['infáme), pero en su lecho de muerte,según algunos relatos, pidió la extremaunción.Sea o no esto verdad, cierto es que su cabezaera irreligiosa, mientras que sus sentimientosy emociones parecían seguir siendo ortodoxos.Tales gentes nos recuerdan a una persona quese queda pillada por la puerta automática deun autobús: ni puede apearse ni volver a cn­trar en el autobús. Desde luego, los sueñosde tales personas quizá pudieran ayudarlas aresolver su dilema, pero tales personas fre­cuentemente se han sentido molestas al vol­verse hacia su inconsciente porque ellas mis­mas no saben lo que piensan y quieren. Tomarel inconsciente en serio es, en definitiva, unacuestión de valor personal e integridad.

La complicada situación de quienes se vencogidos en la tierra de nadie entre dos estadosmentales está creada, en parte, por el hechode que toda doctrina religiosa oficial pertene­ce, en realidad, a la consciencia colectiva (loque Freud llamaba el superego); pero unavez, hace mucho tiempo, surgieron del incons­ciente. Este es un punto que impugnan mu­chos historiadores de la religión y teólogos.Prefieren dar por cierto que una vez hubouna especie de "revelación". He investigadodurante muchos años. en busca de una pruebaconcreta de la hipótesis de Jung acerca de esteproblema; pero resulta difícil encontrarla,

Pmturas de 105 sueños tratados en laspagmas 225-226 Izquierda la espiral(una forma de mandala) representa alEsplrltu Santo, derecha el ala tenebro­sa de Satán, en el segundo sueño Nin­guno de los motIvos sería un slmboforeligioso conocIdo para la mayorla de lagente (ni lo eran para la soñante) am­bos surgieron espontáneamente del in­

consciente.

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porque la mayoría de los ritos son tan anti­guos que no es posible descubrir su origen.Sin embargo, el ejemplo siguiente parece queofrece una pista importante:

4lAlce Negro", hechicero de los siux Ogalala,que murió no hace mucho, nos cuenta en suautobiografía Black Elk Speaks (Alce Negrohabla), que, cuando tenía nueve años, se pusogravemente enfermo y durante una especie decoma tuvo una tremenda visión. Vio cuatrogrupos de hermosos caballos que venían de lascuatro esquinas del mundo y luego, sentadodentro de una nube. vio a los Seis Abuelos,los espíritus ancestrales de su tribu, "losabuelos del mundo entero". Le dieron seis sím­bolos de curación para su pueblo y le mostra­ron nuevas. formas de vida. Pero cuando teníadieciséis años, se le desarrollaba de repente unafobia terrible siempre que se aproximaba unatormenta porque oía a "seres tonantes" que lellamaban para que "se apresurase". Esto lerecordaba el ruido atronador que hacían loscaballos cuando se le acercaron en su visión.Un viejo hechicero le explicó que su miedoprocedía del hecho de que guardaba su visiónpara sí y le dijo que debía contarla a su tri­bu. Así 10 hizo, y después él y su pueblo re·prelientaron la visión en un ritual, utilizandocaballos de verdad. No solo el propio AlceNegro sino otros muchos miembros de su tri­bu se sintieron mucho mejor después de esarepresentación. Algunos incluso se curaron desus enfermedades. Alce Negro dice: "Hastalos caballos parecían más saludables y felicesdespués de la danza."

El ritual no se repitió porque la tribu fuedestruida muy poco después. Pero aquí tene­mos otro caso diferente en el cual aún sobre­vive un ritual. Varias tribus esquimales queviven cerca del río Colville, en Alaska, expli­can el origen de su fiesta del águila de h for­ma siguiente:

Un joven cazador mató a un águila muy pococomún y quedó tan impresionado por la belleza delave muerta, que la disecó e hizo de ella un fetichepara él, honrándola con sacrificios. Un día en queel cazador había viajado muy tierra adentro durantesu cacería, de repente, aparecieron dos hombres-ani.males como mensajeros y le condujeron a la tierrade las águilas. Allí oyó un ruido sordo dE' tambores.y los mensaj eros le explicaron que eso eran los lati­dos del corazón de la madre del águila muerta. En-

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tonces se le apareció al cazador el espíritu del águilaen forma de mujer vestida de negro. Ella le pidióque iniciase una fiesta del ágUIla en su pueblo parahonrar a su hijo muerto. Después de que el pueblode las águilas le enseñó cómo debía hacerlo. él seencontró, de repente, exhausto, de nuevo otra vezdonde se había encontrado a los mensajeros. Al vol.ver a su tierra, enseñó a su pueblo cómo celebrarla gran fiesta del águila, tal como la han seguidohaciendo fielmente desde entonces.

Por esos ejemplos vemos cómo un rito ocostumbre religiosa puede surgir directamentede una revelación inconsciente tenida por unsolo individuo. Aparte de tales comienzos, lagente que vive en grupos culturales desarro­lla sus diversas actividades religiosas, de tanenorme influencia, en la vida entera de la so­ciedad. Durante un largo proceso de evolu­ción, el material originario se moldea y remol­dea con palabras y acciones, se embellece yva adquiriendo formas definidas. Sin embargo,el proceso de cristalización tiene una gran des­ventaja. Se va aumentando el número de gen­tes que no conocen directamente la experienciaoriginal y solo pueden creer lo que sus mayo­res y maestros les cuentan sobre ella. Ya nosaben que tales hechos son reales y, desde lue­go, ignoran qué se siente durante esa expe­riencia.

En sus formas presentes, archielaboradas ydemasiado viejas, tales tradiciones religiosasse resisten con frecuencia a nuevas alteracio­nes creadoras del inconsciente. A veces, losteólogos defienden, incluso, esos "verdaderos"símbolos religiosos y doctrinas simbólicas con­tra el descubrimiento de una actividad religio­sa en la psique inconsciente, olvidando que losvalores por los que luchen deben su existenciaa esa misma actividad. Sin una psique huma­na que reciba las inspiraciones divinas y lesexprese en palabras o las plasme artísticamen­te, ningún símbolo religioso habría llegado nun­ca a la realidad de nuestra vida humana. (Bas­ta con que pensemos en los profetas y evan­gelistas.)

Si alguien objetara que hay en sí misma unarealidad religiosa, independiente de la psiquehumana, solo podríamos contestarle con estapregunta: "¿Quién dice eso sino una psiquehumana 7" Sin importar 10 que afirmemos, nun­ca nos podremos librar de la existencia de lapsique, porque estamos contenidos dentro de

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ella y es el único medio con el que podemoscaptar la realidad.

Por tanto, el moderno descubrimiento delinconsciente cierra una puerta para siempre.Excluye definitivamente la idea ilusoria, tanfavorecida por algunas personas, c;1e que el hom­bre puede conocer la realidad en sí misma.También en la física moderna se ha cerradootra puerta con el "principio de indetermina­ción" de Heinsenberg, dejando fuera el errorde que podemos comprender una realidad fí­sica absoluta. El descubrimiento del incons­ciente, sin embargo, compensa la pérdida deesas bien amadas ilusiones al abrir ante nos­otros un inmenso e inexplorado campo de per­cepciones, dentro del cual la investigación cien­tífica objetiva combina una extraña forma nue­va con una aventura ética personal.

Pero, como dije al prmclpio, es práctica­mente imposible comunicar toda la realidadde nuestra experiencia en el nuevo campo. Granparte de ella es única y solo parcialmente sepuede comunicar con palabras. También aquíse ha cerrado una puerta ante la ilusión deque podemos entender totalmente a otra per-

sona y decirle lo que le conviene. Una vezmás, sin embargo, se puede encontrar una com­pensación de eso en el nuevo reino de la ex­periencia con el descubrimiento de la funciónsocial del "sí-mismo", que labora en formaoculta para unir a individuos separados quetienen que estar juntos.

La charla intelectual se reemplaza de esemodo con hechos significativos que ocurren enla realidad de la psique. De ahí que, para queel individuo entre en serio en el proceso deindividuación que hemos diseñado, ha de pro­ponerse una orientación nueva y diferente ha­cia la vida. También el científico ha de pro­ponerse una forma nueva y diferente de acer­carse científicamente a los hechos externos.Qué efectos tendrá eso en el campo del cono­cimiento humano y en la vida social de losseres humanos es algo que no puede predecir­se. Pero nos parece cierto que el descubri­miento de Jung acerca del proceso de indivi­duación es un hecho que las generaciones fu­turas tendrán que tener en cuenta si quierenevitar desviarse hacia una visión estancada o,incluso, regresiva.

Esta pintura (de Erhard Jacoby) ilustrael hecho de que cada uno de nosotros,al perCibir el mundo a través de supSique individual, lo percibe en formaalgo distinta que los demás El hom­bre, la mUJer y el niño contemplan lamisma escena; pero, para cada uno, sehacen claros u oscuros ciertos detalles.Solo por medio de nuestra percepciónconsciente el mundo eXiste "fuera'" es­tamos rodeados por algo completamentedesconocido e ¡nconoclble (representa.do aquí por el fondo gris del cuadro)

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4. EL SIMBOLISMO EN LASARTES VISUALES

Aniela Jaffé

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Símbolos sagrados: la piedra y el animal

La historia del simbolismo muestra que todopuede asumir significancia simbólica: los ob­jetos naturales (como piedras, plantas, anima­les, hombres, montañas y valles, sol y luna,viento, agua y fuego), o cosas hechas por elhombre (casas, barcos, coches), o, incluso, for­mas abstractas (números, o el triángulo, elcuadrado y el CÍrculo). De hecho, todo el cos­mos es UQ símbolo posible.

El hombre, con su propensión a crear sím­bolos, transforma inconscientemente los ob­jetos o formas en símbolos (dotándolos, portanto, de gran importancia psicológica) y losexpresa ya en su religión o en su arte visual.La historia entrelazada de la religión y delarte, remontándose a los tiempos prehistóri­cos, es el relato que nuestros antepasados de­jaron de los símbolos que para ellos eran SIg­nificativos y emotivos. Aún hoy día, comomuestran la pintura y escultura modernas, to­davía sigue viva la interacción de la relígióny el arte.

Como primera parte de mi estudio del sim­bplismo en las artes visuales, voy a exammaralgunos de los motivos específicos que hansido mundialmente sagrados o misteriosos parael hombre. Después, en lo restante del capítu­lo, deseo estudiar el fen~meno del arte del si­glo xx, no en su utilización de los símbolos,sino en su significancia como símbolo en símismo, una exposición simbólica de la condi­ción psicológica del mundo moderno.

En las páginas que siguen, he escogido tresmotivos reiterativos con los que ilustrar lapresencia y naturaleza del simbolismo en elarte de períodos muy diferentes. Son lossímbolos de la piedra, el animal y el círculo;cada uno de los cuales tiene su significanciapsicológica permanente desde las más primI­tivas expresiones de la conSCIenCIa humanahasta las formas más artificiosas del arte delsiglo xx.

Sabemos que aun las piedras sin labrar tu­vieron un significado muy simbólico para lassociedades antiguas y primitIvas. Se creía confrecuencia que las piedras bastas y naturaleseran la morada de espíritus o de dioses, y se

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utIlizaron en las culturas primitivas como lá­pidas sepulcrales, amojonamientos u objetosde veneración religiosa. Su empleo puede con­siderarse como una forma primitiva de escul­tura, un primer intento de investir a la pie­dra con un poder más expresivo que el quepodrían darle la casualidad y la naturaleza.

La historIa del sueño de Jacob, en el Anti­guo Testamento, es un ejemplo típico de cómo,hace millares de años, el hombre creía que enla piedra estaba incorporado un dios vivo o unespíritu divino y cómo la piedra llegó a ser unsímbolo:

Salió, pues, Jacob... para dirigirse a Jarán. Llegóa un lugar donde se diSpuso a pasar la noche, puesel sol se ponía ya, y tomando una de las piedrasque en el lugar había, la puso de cabecera y seacostó. Tuvo un sueño. Veía una escala que, apo­yándose sobre la tIerra, tocaba Con la cabeza en loscielos, y que por ella subían y bajaban los ángelesde DIOS. Junto a él estaba Yavé, que le dIjo: .Yosoy Yavé, el Dios de Abraham, tu padre, y el Diosde Isaac; la tierra sobre la cual estás acostado te ladaré a tI y a tu descendencia. » Despertó Jacob desu sueño y se dIjo: «Ciertamente ya está Yavé eneste lugar, y yo no lo sabía»; y atemorizado añadió:• ¡Qué terrible es este lugarl No es S100 la casa deDIOS y la puerta de los Cielos.• Levantóse Jacob biende mañana, y tomando la piedra que había tenidode cabecera, la alzó, como memoria, y vertió óleosobre ella. Llamó a este lugar Betel...

Para Jacob, la piedra era una parte inte­grante de la revelación. Era la mediadora en·tre él y Dios.

En muchos primitivos santuarios megalíti­cos, la deidad está representada no por una

sola piedra, sino por muchas piedras sin la­brar, dIspuestas de diferentes modos. (Los ali­neamientos geométricos de piedras en Bretañay el círculo megalítico de Stonehenge son ejem­plos famosos.) Las disposiciones de piedras tos·cas también desempeñan un papel importanteen los muy civihzados jardines rocosos jelbudismo Zen. Su disposición no es geométrica,sino que parece haberse producido por casua­lidad. Sin embargo, la realidad es que es la ex­presión de la más refinada espintualidad.

Muy tempranamente en ia historia, los hom­bres comenzaron los intentos para expresar loque pensaban era el alma o espíritu de unaroca tratando de darle una forma reconocible.En muchos casos, la forma era una aproxima­ción, más o menos definida, a la figura hu­mana; por ejemplo, los antiguos menhires consus toscos trazos de rostros, o los hermes na­cidos de las piedras de los linderos en la an­tigua Grecia. o los muy primitivos ídolos depiedra con rasgos humanos. La animación dela piedra tiene que explicarse como la proyec­ción en la piedra de un contenido, más o me·nos claro, del inconsciente.

La tendencia primitiva a dar apenas el es­bozo de una figura humana y a retener mu­cho de la forma natural de la piedra tambiénpuede verse en la escultura moderna. Muchosejemplos muestran la preocupación del artis·ta por la "expresión propia" de la piedra; em­pleando el lenguaje del mito, a la piedra se lepermite "hablar por sí misma". Esto puedeverse, por ejemplo, en la obra del escultor SU!-

Pagina opuesta, arriba los alineamientosde piedras de Carnac, en Bretaña, seremontan a unos 2000 años a de J C;son piedras toscas puestas de pie en hi­leras que se ha pensado se utilizabanen ritos sagrados y en procesiones re­ligiosas. Página opuesta, abajO piedrasen bruto descansando en arena rastri­llada en un lardrn rocoso del budismoZen (en el templo RyoanJl, Japón) Aun·que aparentemente al azar, la disposi­Ción de (as piedras expresa, de hecho,una espIritualidad muy refinada.

Derecha' un menhir prehistóriCo; esuna roca superfICialmente labrada paradarle forma femenina (probablementeuna diosa madre). Más a la derecha:escultura de Max Ernst (nacido en1891 ), en la que apenas se ha alteradola forma natural de la piedra.

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zo Hans Aeschbacher, del escultor americanoJames Rosati y del artista de origen alemánMax Ernst. En una carta desde Maloja, en1935, Ernst escribió: "Alberto [el artista suizoGiacometti] y yo padecemos de esculturitis.Trabajamos con rocas de granito, grandes ypequeñas, procedentes de las morrenas del gla­ciar Fama. Maravillosamente pulidas por eltiempo, las heladas y la intemperie, son fan·tásticamente bellas por sí mismas. Ningunamano humana puede hacer eso. Por tanto, ¿porqué no dejar el duro trabajo previo a los ele­mentos, y limitarnos a garrapatear en ellas lasrunas de nuestro propio misterio7"

No está explicado lo que Ernst quiere decircon "misterio". Pero más adelante, en este ca­pítulo, trataré de mostrar que los "misterios"del artista moderno no son muy diferentes aaquellos de los antiguos maestros que cono­cían el "espíritu de la piedra".

La insistencia sobre ese "espíritu" en mu­chas esculturas es una indicación de la líneadivisoria cambiante e indefinible entre' la re·ligión y el arte. Algunas veces no se puedenseparar una de otra. La misma ambivalenciapuede verse también en otro motivo simbóli·ca, como aparece en las antiguas obras de arte:el símbolo del animal.

Las pinturas de animales se remontan a laEra Glacial (es decir, entre 60.000 y 10.000años a. de J. C.). Fueron descubiertas en pa­redes de cuevas en Francia y España a fina­les del siglo pasado, pero fue a principios delactual siglo cuando los arqueólogos comenza-

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ron a darse cuenta de su extremada importan­cia y a investigar en su significado. Esas inves­tigaciones revelaron una cultura prehistóricainfinitamente remota cuya existencia jamás sehabía sospechado siquiera.

Aún hoy día, una extraña magia parece ron­dar las cuevas que contienen los grabados ypinturas rupestres. Según el historiador alemándel arte Herbert Kühn, a los habitantes de laszonas donde se encontraron esas pinturas, enAfrica, España, Francia y Escandinavia, no seles puede convencer para que se acerquen alas cuevas. Una especie de temor religioso o,quizá, miedo a los espíritus que vagan entrelas rocas y las pinturas, les mantiene aparta­dos. Los nómadas que pasan por allí, aún dejansus ofrendas votivas ante las viejas pinturasrupestres en Africa del Norte. En el siglo xv,el papa Calixto 11 prohibió las ceremonias re­ligiosas en la "cueva de las pinturas de caba­llos". No se sabe a qué cueva se refería elpapa, pero na hay duda de que sería una cuevaprehistórica que tuviera pinturas de animales.Todo esto viene a demostrar que las cuevasy rocas con pinturas de animales siempre sehan considerado instintivamente como 10 queeran originariamente: lugares religiosos. Elnumen del lugar ha sobrevivido a los siglos.

En algunas cuevas, el visitante moderno tie­ne que cruzar por galerías bajas, oscuras yhúmedas hasta alcanzar el sitio donde se abren,de repente, las grandes "cámaras" pintadas.Este acceso d¡ficultoso puede expresar el de­seo de los hombres primitivos de ocultar a la

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Pagina opuesta, izquierda: pinturas ru­pestres de animales en la cueva de Las­caux. Las pinturas no eran puramentedecorativas, tenían una función mágica.Página opuesta, derecha representaciónde un bisonte cubierto de señales deflechas y lanzas Los cavernícolas creíanque «matando» ritualmente la imagen,podrían matar con mayor probabilidadal animal.

Aún hoy día, la destruccIón de unaefigie o estatua es la muerte simbólicade la persona representada. Derecha:estatua de Stalin destruida por los re­beldes húngaros en 1956; más a laderecha' los rebeldes húngaros ahorcaronun busto del primer presidente húngaroestalinista Matyas Rakosi.

mirada común todo lo que contenía y ocurríaen las cuevas, y proteger su misterio. La vistarepentina e inesperada de las pinturas en lascámaras, viniendo del acceso dificultoso e ins­pirador de miedo, tenía que producir una im­presión abrumadora al hombre primitivo.

Las pinturas rupestres del Paleolítico con­sisten casi totalmente en figuras de animalescuyos movimientos y posturas fueron observa­dos al natural y reproducidos con gran destre­za artística. Sin embargo, hay muchos deta­lles indicativos de que las figuras se hicieronpara que fueran algo más que reproduccIOnesnaturalistas. Kuhn escribe: "Lo extraño esque muchas pinturas primitivas fueron utiliza­das como blanco de tiro. En Montespan hayun grabado representando a un caballo al quele acosan hacia una trampa; está marcado conimpactos de dardos. Una figura de barro re­presentando un oso, en esa misma cueva, tie­ne cuarenta y dos agujeros."

Esas pinturas sugieren una magia de cazacomo la que aún practican las tribus caza­doras en Africa. El animal pintado tiene lafunción de un "doble"; con su matanza sim­bólica, los cazadores intentan anticipar y ase­gurar la muerte del animal verdadero. Estoes una forma de magia SImpática que se basaen la "realidad" de un doble representado enuna pintura: lo que ocurra a la pintura leocurrirá al original. El hecho psicológico sub­yacente es una sólida identificación entre unser viviente y su imagen a la que se conside­ra el alma del ser. (Esta es una de las causas

de que muchas gentes primitivas rehúyan serfotografiadas.)

Otras pinturas rupestres pueden haber ser­vido para ritos mágicos de fertilidad. Mues­tran animales en el momento del apareamien­to; puede verse un ejemplo en las figuras dedos bisontes, macho y hembra, en la cueva deTuc d'Audubert, Francia. De este modo, lapintura realista de los animales se enriqueciócon matices mágicos y tomó un significadosimbólico. Se convirtió en la imagen de laesencia viviente del animal.

Las figuras más interesantes de las pinturasrupestres son las de seres semihumanos dis­frazados de animales, que a veces se encuen­tran junto a los ammales. En la cueva de losTrOls Freres, en Francia, un hombre envueltoen una piel de animal toca una flauta primi­tiva como si estuviera conjurando a los ani­males. En la misma cueva hay un ser humanodanzando, con cornamenta, cabeza de caba­llo y garras de oso. Esta figura, dominandouna mezcolanza de varios centenares de ani­males, es, indiscutiblemente, el "Señor de losAnimales".

Los usos y costumbres de algunas tribusafricanas primitivas de hoy día pueden arro­jar alguna luz sobre el significado de esas fi·guras mIsteriOSas e indudablemente simbólicas.En las iniciaciones, las sociedades secretas,y aun en la institución de la monarquía enesas tribus, los ammales y los disfraces ani­males desempeñan con frecuencia un papelimportante. El rey y el jefe también son ani-

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males, generalmente leones y leopardos. Ves­tigios de tal costumbre pueden aún hallarseen el título del emperador de Etiopía, HaileSelas~ie ("El León de Judah") o en el títulohonorífico del Dr. Hastings Banda ("El Leónde Niasalandia").

Cuanto más nos remontamos en el tiempo,o cuanto más primitiva o cercana a la natu·raleza es la sociedad, más al pie de la letra setomarán esos títulos. Un jefe primitivo nosolo se disfraza de animal; cuando aparece enlos ritos de iniciación con su disfraz completode animal es el animal. Aún más: es un espí­ritu animal, un demonio terrible que realizala circuncisión. En tales momentos, incorporao representa al antepasado de la tribu y delclan y, por tanto, al propio dios primordial.Representa, y es, el animal "totem". Así esque no nos equivocaremos mucho si vemosen la figura del hombre-animal danzante de lacueva de los Trois Freres una especie de jefeque se ha transformado, con su disfraz, en undemonio animal.

Con el transcurso del tiempo, el disfraz com­pleto de animal fue reemplazado en muchos si­tios por máscaras de animales y demonios.Los hombres primitivos prodigaron toda suhabilidad artística en esas máscaras, y muchasde ellas aún no han sido superadas en el podere intensidad de su expresión. Con frecuencia,son objeto de la misma veneración que eldios o el propio demonio. Las máscaras ani­males participan en las artes populares de mu­chos países modernos, como Suiza, o en las

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máscaras de magnífica expresividad del anti·gua drama japonés No, que aún se sigue re­presentando en el Japón moderno. La funciónsimbólica de la máscara es la misma que ladel originario disfraz animal. La expresión hu­mana individual queda sumergida, pero, ensu lugar, el enmascarado asume la dignidady la belleza (y también la expresión horrible)de un demonio animal. En lenguaje psicológi­co, la máscara transforma a su llortador enuna imagen arquetípica.

La danza, que originariamente no era másque un perfeccionamiento del disfraz animalcon movimientos y gestos apropiados, fue pro­bablemente suplementaria de la iniciación ode otros ritos. Era, por así decir, ejecutadapor demonios en honor. de un demonio. En elbarro blando de la cueva de Tuc d'Audubert,Herbert Kühn encontró huellas de pies entorno a figuras de animales. Mostraban quela danza era parte aún de los ritos de laera glacial. "Solo se pueden ver huellas de ta­lones-escribe Kuhn-. Los danzantes se mo­vían corno bisontes. Bailaron una danza delbisonte para la fertilidad y multiplicación delos animales y para su matanza."

En el capítulo de introducción, el doctorJung ha señalado la íntima relación, o aunidentificación, entre el salvaje y su animal to­tem (o "alma selvática"). Hay ceremonias es­peciales para el establecimiento de esa rela­ción, particularmente en los ritos de inicia­ción para los muchachos. El muchacho entraen posesión de su "alma racional", y al mis-

Izquierda' pintura prehist6rica de lacueva de los Trois Fréres que inclu­ye (ángulo inferior derecha) unafigura humana, e¡ulzá un ehamán,con cuernos y pezuñas Como ejem.plos de danzas «animales,.: centro,danza birmana del búfalo en la quelos danzantes enmascarados estánposeídos por el espíritu del búfalo;página opuesta, izquierda: danza bo­liviana del demonio en la que losdanzantes llevan máscaras de anima­les demoníacos; derecha: antIguadanza popular del sudoeste de Ale­mania en la que los danzantes vandisfrazados de brujas y de «hombressalvajes:. como animales.

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mo tiempo sacrifica su propio "ser animal"mediante la circuncisión. Este proceso doblele admite al clan totémico y le pone en rela­ción con su animal totem. Sobre todo, se hacehombre y (en un sentido aún más ampllo) serhumano.

Los africanos de h costa oriental calificande "animales" a los incircuncisos. Ni han re­cibido un alma animal ni han sacrificado su"animalidad". En otras palabras, puesto queni el aspecto humano ni el animal del alma deun muchacho inCircunciso se han hecho cons­cientes, se considera dominante su aspectoanimal.

El motivo animal suele simbolizar la natu­raleza primitiva e mstmtiva del hombre. Aunlos hombres Civilizados tienen que darse cuen­ta de la violencia de sus impulsos instintivosy de su impotencia ante las emociones autó­nomas que surgen del inconsciente. Esto re­sulta más acusado en los hombres primitivos,cuya consciencla no está muy desarrollada yque están peor dotados para capear la tormen­ta emotiva. En el primer capítulo de este li­bro, en el que el Dr. Jung estudia las formasen que el hombre desarrolla la capacidad dereflexión, pone un ejemplo de un africano que,arrebatado por la cólera, mató a su amadohijo pequeño. Cuando el hombre se recuperó,se sintió abrumado por la pena y el remordi­miento de lo que había hecho. En este caso,se soltó un impulso negativo y fue mortal sincontar con la voluntad consciente. El demonioanimal es el símbolo más expresivo de tal im-

pulso. La vivacidad y concreClOn de esta ima­gen permite al hombre relacionarse con ellacomo representativa del poder abrumador quehay en él. Lo teme, y busca el modo de pro­piciarle con sacrificios y ritos.

Muchísimos mitos se refieren a un animalprimitivo que ha de sacrificarse en aras de lafertilidad o aun de la creación. Un ejemplode esto es el sacrificio de un toro por el diossolar persa Mithra, del cual surge la tierra contoda riqueza y fruto. En la leyenda cristianade San Jorge matando al dragón, vuelve a apa­recer el rito primitivo de matanza ritual.

En las rehgiones y el arte religioso de, prác­ticamente, todas las razas, se adscriben atri­butos animales a los dioses supremos, o losdioses se representan en forma de animales.Los antiguos babilonios trasladaron sus dio­ses a los cielos en forma de Camero, Toro,Cangrejo, León, Escorpión, Pez y demás sig­nos del Zodíaco. Los egipcios representaban ala diosa Hathor con cabeza de vaca; al diosAman, con cabeza de carnero, y a Thot, concabeza de ibiS o en forma de mono cinocé.­falo. Ganesh, el dios hindú de la buena suerte,tiene cuerpo humano, pero la cabeza es de ele­fante. Vishnu es un jabalí. Hanuman es undios con forma de mono. (Por cierto que loshindúes no asignan al hombre el primer pues­to en la jerarquía de los seres: el elefante yel león son superiores a él.)

La mitología griega está llena de simbolis­mos animales. Zeus, el padre de los dioses,muchas veces se acerca a la muchacha que

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desea, revistiendo la forma de un cisne, untoro o un águila. En la mitología germánica,el gato está consagrado a la diosa Freya, mien­tras que el jabalí, el cuervo y el caballo estánconsagrados a Wotan.

Hasta en el cristianismo, el simbolismo ani­mal desempeña una parte sorprendentementegrande. Tres de los Evangelistas tienen emble­mas animales: San Lucas tiene el toro; SanMarcos. el león, y San Juan, el águila. Solouno, San Mateo, está representado por un hom­bre o un ángel. El propio Cristo aparece sim­bólicamente como el cordero de Dios o elpez, pero también es la serpiente exaltada enla cruz, el león y, en raras ocasiones, el uni­cornio. Estos atributos animales de Cristo in­dican que aun el Hijo de Dios (personifica·ción suprema del hombre) no puede prescin.dir de su naturaleza animal más que de susuperior naturaleza espiritual. Lo infrahumano,así como lo sobrehumano, se consideran perte­necientes al reino de la divinidad; la relaciónde esos dos aspectos del hombre está her­mosamente simbolizada en las pinturas navi­deñas del nacimiento de Cristo en un establo,entre animales.

La profusión ilimItada del simbolismo ani·mal en la religión y el arte de todos los tiem­pos no recalca meramente la importancia delsímbolo; muestra cuán vital es para los hom-

A la izquierda, máscara empleada enel antiguo teatro No Japonés, en quelos actores suelen representar a die­ses, espfritus o demonios. Arriba, a laderecha, actores con máscara, en elteatro de danza japonés. Abajo, a laderecha, un actor de teatro KabuklJaponés, ataviado como un héroe me­dieval, con maquillaje a manera demáscarQ.

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bres integrar en su vida el contenido psíqUIcodel símbolo: el instinto. En sí mismo, un ani­mal no es bueno ni malo; es una parte de lanaturaleza. No puede desear nada que no estéen su naturaleza. Diciéndolo de otro modo,obedece a sus instintos. Esos Instintos, confrecuencia nos parecen misteriosos, pero tie­nen su paralelo en la vida humana: el funda­mento de la naturaleza humana es el instinto.

Pero en el hombre, el "ser animal" (que viveen él como su psique instintiva) puede con­vertirse en peligroso si no se le reconoce y sele integra en la vida. El hombre es la únicacriatura con capacidad para dominar con suvoluntad al instinto, pero también es capaz dereprimirlo, deformarlo y herirlo; pero un ani­mal, hablando metafóricamente, nunca es tanfiero.. y peligroso como cuando se le hiere. Losinstintos reprimidos pueden llegar a dominaral hombre; incluso pueden destruirlo.

El sueño corriente en el que el soñante espersegUIdo por un animal, casi siempre indicaque un instinto se ha desgajado de la cons­ciencia y debe ser (o trata de ser) readmitidoe integrado en la vida. Cuanto más peligrosaes la conducta de un animal en el sueño, másinconsciente es el alma prImitiva e instllltivadel soñante, y más imperativa es su integra­ción en la vida si se quiere evitar algún malirreparable.

Los instintos reprimidos y heridos son lospeligros que amenazan al hombre civilizado;los Impulsos no inhibidos son los peligros queamenazan al hombre primitivo. En ambos casos,el "animal" está alejado de su verdadera na­turaleza; y para ambos, la aceptación del almaanimal es la condición para el completamientoy la vida vivida con plenitud. El hombre pri­mitivo tiene que domar al ariimal que llevadentro de sí y convertirlo en su útil compañe­ro; el hombre civilizado tiene que cuidar elanimal que lleva dentro de sí y hacerlo suamigo.

Otros colaboradl)res de e'>te lihro e~tudian

la importancIa de los motivos de la piedra )­el animal respecto al sueño y el mito; los heutilizado aquí como ejemplos genenlcs de laapariCión de tales símbolos vivientes a io lar­go de la historia y el arte (y, en especial, el artereligioso). Ahora examinaremos, de la mi<;maforma, un símbolo más poderoso y universal:el círculo.

Ejemplos de símbolos animales de dIvi­nidades en tres religiones' arriba, el diOShindú Ganesha (escultura policromadadel palaCIO real de Nepal). dIOS de laprudencIa y la sabidurla; deba/o, el diosgriego Zeus en forma de cisne (conLeda), derecha, anverso y reverso deuna moneda medieval con Cristo cruci­ficado en forma de hombre y de ser­piente.

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El símbolo del circulo

La doctora M.-L. von Franz ha explicado elcírculo (o la esfera) como símbolo del "sí-mis­mo". Expresa la totalidad de la psique en to­dos sus aspectos, incluida la relación entre elhombre y el conjunto de la naturaleza. Ya elsímbolo del círculo aparezca en el primitivoculto solar, en la religión moderna, en mitosy sueños, en dibujos mandalas de los monjestibetanos, en los trazados de ciudades o enlas ideas esféricas de los primeros astrónomos,siempre señala el único aspecto más vital de lavida: su completamiento definitivo.

Un mito indio de la creación cuenta que eldios Brahma, estando en un gigantesco lotode mil pétalos, volvió los ojos a los cuatropuntos cardinales. Esta revisión cuádruple des­de el círculo del loto fue una especie de orien­tación preliminar, una indispensable toma deposición, antes de comenzar su obra creadora.

Una historia semejante se cuenta de Buda.En el momento de su nacimiento, surgió de latierra una flor de loto, y él se subió a ellapé!.ra,. otear las diez direcciones del espacio.(El loto, en este caso, tenía ocho pétalos, yBuda también miró arriba y abajo, haciendodiez direcciones). Este gesto simbólico de re­visar era el método más conciso de mostrarque, desde el momento de su nacimiento, elBuda era una personalidad única, predestinadaa recibir iluminación. Su personalidad y suposterior existencia recibieron la impronta delcompletamientoo

La orientación espacial realizada por Brahmay Buda puede considerarse como simbolismode la necesidad humana de orientación psí­quica. Las cuatro funciones de la conscienciadescritas por el Dr. Jung en su capítulo (pági­na 6l)-pensar, sentir, intuir, percibir-dotanal hombre para que trate las impresiones delmundo que recibe del interior y del exterior.Mediante esas funciones, comprende y asimilasu experiencia; por medio de eUas puede reac­cionar. El cuádruple oteamíento del universode Brahma simboliza la necesaria integraciónde esas cuatro funciones que el hombre tieneque llevar a cabo. (En arte, el círculo tienefrecuentemente ocho radios. Esto expresa una

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recíproca superposición de las cuatro funcio­nes de la consciencia, de tal modo que surgenetras cuatro funciones intermedias; por ejem­plo, el pensamiento matizado por el sentimien­to o la intuición, o el sentimiento tendiendohacia la percepción.)

En el arte visual de la India y del LejanoOriente, el círculo de cuatro o de ocho radioses el tipo corriente de las imágenes religiosasque sirven de instrumentos de meditación. Es­pecialmente en el lamaísmo tibetano, des·empeñan un papel muy importante los manodalas, ricamente representados. Por regla ge­neral, estos mandalas representan el cosmosen su relación con las potencias divinas.

Pero muchísimas de las figuras orientalesde meditación son puros dibujos geométricos;a estos se les llama yantras. Aparte del círcu­lo, un motivo yantra muy común está formadopor dos triángulos que se compenetran, unocon la punta hacia arriba y el otro con la pun­ta hacia abajo. Tradicionalmente, esta formasimboliza la unión de Shiva y Shakti, las di­vinidades masculina y femenina, tema que tam­bién aparece en esculturas con incontables va­riantes. En términos de simbolismo psicoló­gico, expresa la unión de opuestos: la unióndel mundo personal y temporal del ego con elmundo impersonal e intemporal del no-ego. Endefinitiva, esa unión es la plenitud y meta detodas las religiones: es la unión del alma conDios. Los dos triángulos que se compenetrantienen un significado simbólico análogo al del

Derecha: un yanlr. (una forma de man­dala). compuesto de nueve triángulosenlazados. El mandala, que simboliza elcompletamiento, se relaciona, frecuente-mente, con seres excepcionales míticoso legendarios. Página opuesta, abajo:pintura tibetana del nacimiento de Buda;en el ángulo inferior izquierda, Buda dasus primeros pasos sobre una cruz for­mada por grupos circulares de flores.Página opuesta, arriba: el nacimiento deAlejandro Magno (ilustración de un ma­nuscrito del s. XVI) anunciado por co­metas, en forma circular o de mandala.

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más común mandala circular. Representan elcompletamiento de la psique o "sí-mIsmo", dela cual la consciencia es solo una parte comotambién lo es el inconsciente.

En los yantras triangulares y en las repre­sentaciones escultóricas de la unión de Shlvay Shaktl, 10 importante está en la tensión en­tre los opuestos. De ahí el marcado caráctererótico y emotivo de ellos. Esa cualtdad diná­mica implica un proceso--de creaCIOn, de lle­gar a ser, de completamlento-, mientras quelos círculos de cuatro u ocho radios represen­tan el completamiento como tal, como una en­tidad existente.

El círculo abstracto también figura en lapintura Zen. Hablando de una pintura titula­da El Círculo, del famoso sacerdote Zen San­gai, otro maestro Zen escribe: "En la sectaZen, el círculo representa IluminacIón. Simbo­liza la perfección humana."

En el arte CrIstIano europeo también apa­recen mandalas abstractos. Algunos de losejemplos. más espléndidos son los rosetones delas catedrales. Son representacIOnes del "sí­mIsmo" del hombre transpuestas al plano cós­mIco. (Un mandala cósmIco en forma de bn­llante rosa blanca le fue revelado a Dante enuna visIOn.) Podemos consIderar mandalas loshalos de Cristo y de los santos CrIstIanos enlas pinturas relIgiosas. En muchos casos, elhalo de Cristo está solo y diVidIdo en cUdtro,alusión significativa a sus sufrImientos comoHijo del Hombre y a su muerte en la cruz y,al mismo tiempo, un símbolo de su completa­miento diferencIado. En las paredes de las pri­mitivas iglesias románIcas, a veces se encuen­tran figuras circulares abstractas; pueden re·montarse a sus originales paganos.

En el arte no cristiano tales círculos se lla­man "ruedas solares". Aparecen grabados enrocas que datan del período neolítico, antesque se hubiera inventado la rueda. Como haindicado Jung, la denommación de "rueda so­lar" denota solo el aspecto externo de la fI­gura. Lo que realmente importaba en todoslos tiempos era la experiencia de una imageninterior arquetípica que el hombre de la Eddd

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Izquierda: ejemplo de mandala en ar­quitectura religiosa: el templo budistaAngkor-Vat, en Camboya, edificio cua­drangular con entradas en las cuatroesquinas Derecha: ruinas de un campofortificado en Dinamarca (hacia el 1000d de J C ), que fue trazado en circulo,como la ciudad fortificada en Palma­nova, Italia, construida en 1593, con lasfortificaciones en forma de estrella (pá­gina opuesta, izquierda). En París, diezcalles confluyen en L'Etoile formllndoun mandala (página opuesta, derecha).

de Piedra plasmó en su arte tan fielmentecomo pintó toros, gacelas o caballos salvajes.

Muchos manda/as pictóricos se pueden ha­llar en el arte cristiano: por ejemplo, la pm­tura, más bien rara, de la Virgen en el centrode un árbol circular, que es el símbolo deDios de la zarza ardiente. Los mandalas másdüundidos en el arte cristiano son los de Cris­to rodeado por los cuatro Evangelistas. Se re­montan a las antiguas representaciones egip­cias del dios Horus y sus cuatro hijos.

En arquitectura también desempeña el man­dala un papel importante, pero muchas vecespasa inadvertido. Forma la planta de edificiosseculares y sagrados en casi todas las civili­zaciones; entra en la urbanización clásica, me­dieval y aun moderna. Un ejemplo clásico lohallamos en el relato que hace Plutarco de lafundación de Roma. Según Plutarco, Rómuloenvió a bu~car constructores a Etruria paraque le instruyeran en las costumbres sacrasy escribieran las normas acerca de todas lasceremonias que habrían de observarse en lamisma forma "que en los misterios". Primera­mente cavaron un hoyo circular, donde el Co­mitium, o Tribunal de la Asamblea, está hoydía, y en ese hoyo arrojaron ofrendas simbó­licas de frutos de la tierra. Luego, cada hom­bre cogió un puñado de tierra del campo dedonde procedía y los echaron mezclados en elhoyo. Al hoyo se le dio el nombre de mundus(que también significa cosmos). Alrededor deél, Rómulo trazó en círculo los límites de laciudad con un arado arrastrado por un toroy una vaca. Allí donde se proyectaba unapuerta, levantaba la reja del arado y el aradopasaba de largo.

La ciudad fundada con esa ceremonia so­lemne era de forma circular. Sin embargo, la

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antigua y famosa de~ripción de Roma es urbsquadrata, la ciudád cuadrada. Según una teo­ría que intenta reconciliar esa contradicción, lapalabra quadrata debe entenderse como "cua­tripartita", es decir, la ciudad circular fue di­vidida en cuatro partes por dos arterias prin­cipales que iban de Norte a Sur y de Oeste aEste. El punto de intersección coincidía l:onel mundus mencionado por Plutarco

Según otra teoría, la contradicción puede en­tenderse solo como un símbolo, es decir, comorepresentación visual del problema matemáti­camente irresoluble de la cuadratura del círcu­lo, que tanto preocupó a los griegos y desem­peñaría tan importante papel en la alquimia.Aunque parezca extraño, antes de contar laceremonia circular de la fundación de la ciu­dad realizada por Rómulo, Plutarco tambiénhabla de Roma como Roma quadrata, una ciu­dad cuadrada. Para él, Roma era, a la vez,circular y cuadrada.

En las dos teorías está implicado un ver­dadero mandala, yeso entronca con la afirma­ción de Plutarco de que la fundación de la CIU­

dad fue enseñada por los etruscos en la mismaforma "que en los misterios", como rito se­creto. Era algo más que una pura forma ex­terna. Con su plano de manda/a, la ciudad,y sus habitantes, se exalta sobre el mero rei­no secular. Est::> se subraya aún más por elhecho de que la ciudad tiene un centro, elmundus, que establece la relación de la ciu­dad con el "otro" reino, la mansión de los es­píritus ancestrales. (El mundus fue cubiertocon una gran piedra llamada "piedra del alma".La piedra se quitaba determinados días y lUt:­go, se decía, los espíritus de los muertos sur­gían del hoyo.)

Algunas ciudades medievales fueron funda-

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das sobre planos de mandala y fueron rodea­das con murallas aproximadamente circulares.En esas ciudades, como en Roma, dos arteriasprincipales la dividen en "cuartos" y conducena las cuatro puertas. La iglesia o catedral sehalla en el punto de intersección de esas dosarterias. La inspiradora de la ciudad medie­val, con sus cuartos, era "la ciudad santa, Je­rusalén" (según el Apocalipsis), que tiene plan­ta cuadrangular y murallas y su número depuertas es tres veces cuatro. Pero Jerusalénno tenía templo en el centro porque la pre­sencia inmediata de Dios era su centro. (Elplano en forma de mandala para una ciudadno está en modo alguno pasado de moda. Unejemplo moderno es la ciudad de Washington,capital de los Estados Unidos.)

Sea en fundaciones clásicas o primitivas, elplano mandala nunca fue trazado por consi­deraciones estéticas o económicas. Fue latransformación de la ciudad en un cosmos or­denado, un lugar sagrado vinculado por sucentro con el otro mundo. Y esa transforma­ción armoniza con los sentimientos vitales ylas necesidades del hombre religioso.

Todo edificio, sea religioso o secular, quetenga planta de mandala es la proyeccción deuna imagen arquetípica que surge del incons­ciente humano hacia el mundo exterior. Laciudad, la fortaleza y el templo se conviertenen símbolos del completamiento psíquico y deese modo ejercen una influencia específica enel ser humano que entra o vive en ellos. (Ape­nas es necesario subrayar que, aun en arquitec­tura, la proyección del contenido psíquico eraun proceso puramente inconsciente. "Tales co­sas . no pueden pensarse-escribió el doctorJung-, pero tienen que volver a surgir de lasolvidadas profundidades si han de expresarlos más profundos conocimientos internos dela consciencia y las intuiciones supremas delespíritu, amalgamando así la unicidad de laconsciencia del día de hoy con el antiquísimopasado de la humanidad.")

El símbolo central del arte cristiano no esel mandala, sino la cruz o el crucifijo. Hastalos tiempos carolingios, la cruz de brazos igua­les o griega era la forma usual y, por tanto,el mandala estaba implicado indirectamente.Pero con el transcurso del tiempo, el centro

La arquitectura religiosa medieval se ba­saba, generalmente, en la cruz. Izquier­da: iglesia del s. XIII, en Etiopla, exca­vada en la roca.

El arte religioso del Renacimiento mues­tra una reorientaci6n hacia la tierra y elcuerpo Derecha: plano de una iglesia obasllica circular, basado en las propor­ciones del cuerpo, trazado por el artis­ta y arquitecto italiano del s. XV Fran·cesco di Glorgio.

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Con el albcrear del Renacimiento se inicióun cambIO revolucionario en el concepto quetenía el hombre acerca del mundo. El movi·miento "hacia arriba" (que alcanzó su ápiceen los finales de la Edad Media) llegó a in­vertIrse; el hombre regresó a la tierra. Redes­cubrió las bellezas de la naturaleza y del cuer­po, comenzó la primera circunnavegación delglobo terrestre y se demostró que el mundoera una esfera. Las leyes de la mecánica y lacausalIdad se convirtieron en los fundamen­tos de la ciencia. El mundo de los sentimien­tos religiosos, de lo irracional y del misticismo,que había desempeñado papel tan importanteen los tiempos medievales, iba quedando cadavez más sumergido por los triunfos del pensa;miento lógico.

Análogamente, el arte se hizo más realIstay sensorial. Rompió con los temas relIgiososde la Edad Media y abarcó todo el mundovisible. Quedó abrumado con la diverSIdad dela tierra, con su esplendor y su horror, y seconvirtió en lo que el arte gótico había sidoanteriormente: un símbolo verdadero de laespintualidad de su tiempo. Por tanto, difíCIl·mente puede considerarse como accidental que

ascendió, hasta que la cruz tornó la forma lati­na, con palo largo y un travesaño, que es laforma usual hoy día. Este desarrollo es im­portante porque corresponde al desarrollo inte­rior del cristianismo hasta la alta Edad Media.En térmmos simples, simboliza la tendenciaa desplazar de la tierra el centro del hom­bre y su fe y a "elevarlo" a la esfera espiritual.Esta tendencia surge del deseo de poner enacción lo dicho por Cristo: "Mi reino no esde este mundo." La vida terrenal, el mundo yel cuerpo eran, por tanto, fuerzas que habíaque vencer. La esperanza del hombre medie­val se dirige de ese modo al más allá, puesera solo desde el paraíso de donde le llamabala promesa de plenitud.

Este esfuerzo alcanzó su cu1men en la EdadMedIa y en el misticismo medieval. La espe­ranza del más allá encontró expresión no soloen la elevación del centro de la cruz; tambiénpuede verse en la creciente altura de las ca·tedrales góticas que parecen desafiar las leyesde la gravedad. Su planta cruciforme es el dela alargada cruz latina (aunque los baptisterios,con la pila en el centro, tienen una verdaderaplanta de mandala).

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11 ._ - -también se produjera un cambio en los edi­ficios eclesiásticos. En contraste con las ele·vadísimas catedrales góticas, hubo más plan­tas circulares. El círculo reemplazó a la cruzlatina.

Sin embargo, este cambio en la forma-yeste es el punto importante para la historia delsimbolismo-debe atribuirse a causas estéti­cas, no religiosas. Esa es la única explicaciónposible para el hecho de que el centro de esasiglesias redondas (el verdadero lugar "sagra­do") esté vacío y que el altar esté situado enun retroceso de la pared lejana del centro. Poresa razón, la planta no puede describirse comoun verdadero mandala. Una excepción impor­tante es la basílica de San Pedro en Roma, quefue construida según los planos de Bramante yMiguel Angel. Aquí el altar está en el centro.No obstante, nos sentimos tentados a atribuiresa excepción a la genialidad de sus arquitec­tos, porque los grandes genios son siempre, ala vez, de su tiempo y de fuera de él.

A pesar de los cambios de gran alcance queen arte, filosofía y ciencia trajo el Renacimien­to, el símbolo central del cristianismo per­maneció inalterable. A Cristo se le siguió re-

presentando en la cruz latina como lo es hoydía. Esto significa que el centro del hombrereligioso se fijó en un plano superior, más espi­ritual que el del hombre terrenal que habíavuelto a la naturaleza. De ese modo se produ­jo una resquebrajadura entre el cristianismotradicional del hombre y su mente racional ointelectual. Desde ese momento, esos dos la­dos del hombre moderno nunca han llegado aunirse. En el transcurso de los Siglos, con elacrecentamiento del conocimiento profundo dela naturaleza y sus leyes, la división se ha idoagrandando, y aún escinde la psique de loscristianos occidentales en el siglo xx.

Desde luego, el breve resumen histórico dadoaquí está supersimplificado. Además omite losmovimientos religiosos secretos dentro del cris­tianismo que tuvieron en cuenta, en sus creen·cias, lo que fue generalmente ignorado porla mayoría de los cristianos: la cuestión delmal, del espíritu tectónico (o terrenal). Talesmovimientos est~vieron siempre en minoría yrara vez tuvieron una influencia muy visible;pero, a su modo, cumplieron el importante co­metido de acompañamiento de contrapunto dela espiritualidad cristiana.

El arte del Renacimiento---con su pre­ocupación senSOrial por la luz, la natu­raleza y el cuerpo (página opuesta,cuadro de Ti ntoretlo, s. XVI )--ilstable­CiÓ una modalidad que duró hasta losimpreSIonistas 'Debajo: pintura de Re­nOlr (1841·1919).

, .

El interés renacentista por la realidadexterior produjo el universo heliocéntricocopernlcano (izquierda) y deSVió a losartistas del arte e ImaginatiVO» hacia lanaturaleza, abajo, Izquierda estudio delcorazón humano, original ele Leonardo.

- '

. ...

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Entre las numerosas sectas y los movImIen­tos que sur~ieron hacia el año 1000 d. de J. C.,los alquimistas desempenaron un papel muyimportante. Exaltaron los misterios de la ma­teria y los equipararon a los del espíritu "ce­lestial" del cristianismo. Lo que buscaban erala totalidad del hombre abarcando la mente yel cuerpo e inventaron un millar de nombresy símbolos para ella. Uno de sus símbolos cen­trales fue la quadratura circuli (cuadratura delcírculo), que no es más que el verdadero man~

dala.Los alquimistas no solo recogieron su labor

en sus escrItos, crearon un rico acervo de pin­turas de sus sueños y visiones: pinturas sim­bólicas que son tan profundas como engaño­sas. Estaban inspiradas por el lado oscuro dela naturaleza: el mal, los sueños, el espíritude la tierra. La forma de expresión era siem­pre fabulosa, onírica e irreal, tanto en pala­bra como en pintura. El gran pintor flamencodel siglo xv Hieronymus Bosch puede consi­derarse como el representante de mayor im­portancia de esa clase de arte imaginativo.

Pero al mismo tiempo, los pintores renacen­tistas más característicos (trabajando a la plenaluz del día, por así decir) estaban produ­ciendo las obras más espléndidas del arte sen­sorial. Su fascinación con la tierra y la natura­leza llegó a tal profundidad que, prácticamente,determinó el desarrollo del arte visual paralos cinco siglos siguientes. Los últimos gran­des representantes del arte sensorial, del arte

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Izquierda' concepto alqulmico simbólicode la cuadratura del circulo: slmbelodel completamlento y de la unión deopuestos (véanse las figuras masculinay femenina) Centro: cuadratura delcírculo moderna del artista Inglés BenNlCholson (nacido en 1894): es estrlc,tamente geométrica, forma vada queposee armonía estética y belleza perosin significado simbólico.

P4glna opuesta, arriba: «rueda solan,en una pintura del moderno artlstll ,a­pon4s Sofu Teshlgahara (nacido en1900), que sigue la tendencia de mu­chos pintores moclernos, cuando utlll·zan formas «circulares., de hllCllrlasasimétricas.

del momento fugaz, de la luz y del aire, fue­ron los impresionistas del siglo XIX.

Podemos distinguir aquí entre dos modali­dades de la representación artística radical­mente diferentes. Se han hecho muchos inten­tos para definir sus características. Recientemen­te Herbert Kühn (cuya obra sobre las pinturasrupestres ya hemos mencionado) ha tratadode trazar la distinción entre lo que él llamaestilos "imaginativo" y "sensorial". El estilo"sensorial" generalmente pinta una reproduc­ción directa de la naturaleza o del tema pic­tórico. El "imaginativo", por otra parte, pre­senta una fantasía o experiencia del artista deuna manera "irrealista", incluso onírica y, aveces, "abstracta". Los dos conceptos de Kühnparecen tan sencillos y claros que me es gratopoder utilizarlos.

Los primitivos comienzos del arte imagina·tivo se remontan muy atrás en la historia. Enla cuenca mediterránea, su florecimiento datadel tercer milenio a. de J. C. Solo muy recien­temente se ha comprendido que esas obras dearte tan antiguas no son el resultado de inha­bilidad o de ignorancia; son modos de expre­sar una emoción religiosa o espiritual perfec­tamente definida. Y tienen hoy día un atrac­tivo especial porque, durante la primera mitaddel presente siglo, el arte pasó, una vez más,por una fase que puede describirse con el tér­mino "imaginativa".

Hoy día, el símbolo geométrico o "abstrac­to" del círculo ha vuelto a desempeñar un pa-

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Izquierda: Limites del entendimientopor Paul Klee (1879-1940); pmtura dels. XX en la que el slmbolo del clrculomantiene una posICión dominante.

pel importante en la pintura. Pero con pocasexcepciones, la modalIdad tradicional de repre­sentación ha sufrido una transformación carac­terística que se corresponde con el dilema dela existencia del hombre moderno. El círculoya no es una figura de un solo signifIcado queabarca todo un mundo y domIna la pmtura.A veces el artista lo qUIta de su posIcIón domi­nante y lo reemplaza por un grupo de círculosnegligentemente ordenados. A veces, el planodel círculo es aSImétrico.

Un ejemplo de ese plano cIrcular aSImétri­co puede verse en el famoso dIsco solar delpintor francés Robert Dalaunay. Una pInturadel moderno pmtor inglés Cen Richards, hoydía en la coleccIón del Dr. Jung, contiene unplano circular enteramente asimétrico, mIen­tras que muy a la Izquierda aparece un círculomucho más pequeño y vacío.

En el cuadro del pmtor francés Henn Ma­tisse, titulado Naturaleza muerta con florerode nasturclOs, el foco de VIsión es una esferaverde sobre una viga negra inclinada, que pa­rece reunir en sí los múltlples círculos de lashojas de los nasturcIOS. La esfera se sobreponea una fIgura rectangular, cuyo ángulo superiorizqUIerda está doblado. Dada la perfección ar­tística de la pintura, es fácil olvidar que, en elpasado, esas dos fIguras abstractas (el círculoy el cuadrado) estarían unidas y habrían ex­presado todo un mundo de pensamientos y sen­timientos. Pero quien recuerde y plantee lacuestIón del significado, encontrará materiapara pensar: las dos figuras que desde el prin­cipio de los tiempos formaron un todo estánpuestas aparte en esta pintura o relacIOnadasincoherentemente. Sm embargo, están las dosy se tocan mutuamente.

En un cuadro pmtado por el artista de pro·cedencla rusa Wassdy Kandmsky hay una re­UnIón descUIdada de bolas o círculos de coloresque parecen haber surgido como pompas dejabón. También están tenuemente relaciona­das con el fondo de un gran rectángulo quecontiene dos rectángulos pequeños y casi cua-

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Arriba: los clrculos están rotos o des­ordenadamente esparcidos en El sol yla luna, por Robert Delaunay (1885­1941 ); en Algunos drculos, de Kandms­ky (1866-1944) (izquierda); y en '.1·saje desde un sueño (pág opuesta, iz­quierda) de Paul Nash (1889-1946). De­bajo: Composición, por Plet Mondrian(1872-1944), dominada por rectángulos.

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drados. En otro cuadro que tituló Algunoscirculas, una nube oscura (¿o es un ave cel­niéndose?) también contiene un grupo desor·denado de bolas o círculos brillantes.

Los círculos aparecen con frecuencia en re­laciones inesperadas en las misteriosas comoposiciones del artista inglés Paul Nash. En lasoledad primitiva de su paisaje Suceso en losDow/ls, hay una bola en primer término a laderecha. Aunque, aparentemente, es una pe­lota de tenis, el dibujo de su superficie formael Taz-gz-tu, el símbolo chino de eternidad; deese modo abre una nueva dimensión en la s~·

ledad del paisaje. Algo análogo ocurre en elPaisaJe desde un sueño, de Nash. Las bolasruedan fuera de la vista en un paisaje infini­tamente amplio reflejado en un espejo, conun gran sol viSIble en el horizonte. Otra bolaestá en primer término, delante del espejo tos­camente cuadrado.

En su dibujo Límites del entendimiento, elartista suizo Paul Klee coloca la simple figu-

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ra de una esfera o un círculo encima de unacompleja estructura de escaleras y líneas. Eldoctor Jung ha s~ñalado que un verdaderosímbolo aparece solamente cuando hay nece­sidad de expresar lo que el pensamiento nopuede pensar o lo que solo se adivina o sien­te; ese es el propósito de la sencilla figurade Klee en los "límites del entendimiento".

Es importante observar que el cuadrado, ogrupos de rectángulos y cuadrados, o rectángu­los y romboides han aparecido en el arte mo­derno con tanta frecuencia como el círculo. Elmaestro de las composiciones armoniosas (in­cluso "musicales") con rectángulos es el artistade origen holandés Piet Mondrian. Por reglageneral, no hay centro efectivo en ninguna desus pinturas, sin embargo, forma un todo or­denado en colocación estricta, casi ascética.Aún más comunes son las pinturas, de otrosartistas, con composiciones cuaternarias irre­gulares, o numerosos rectángulos combinadosen 'grupos más o menos desordenados.

El círculo es un símbolo de la psique (hastaPlatón describe la psique como una esfera). Elcuadrado (y con frecuencia el rectángulo) es unsímbolo de materia terrenal, del cuerpo y dela realidad. En la mayoría del arte moderno,la conexión entre esas dos formas primarias esinexistente o libre ye casual. Su superación esotra expresión simbólica del estado psíquicodel hombre del siglo xx: su alma ha perdidolas raíces y él está amenazado por la disocia-

clOno Aun en la situación mundial de hoy día(como señaló el Dr. Jung en su capítulo preli­minar), esa división se ha hecho evidente: lasmitades occidental y oriental de la tierra es­tán separadas por el telón de acero.

Pero la frecuencia con que aparecen el cua­drado y el círculo no debe desdeñarse. Par~ce .haber una ininterrumpida incitación psíquicapara traer a la consciencia los factores básicosde la vida que ellos simbolizan. También, enciertas pinturas abstractas de nuestros tiem­pos (que meramente representan una estructu­ra coloreada o una especie de "materia pri­ma"), esas formas aparecen, a veces, como sifuesen gérmenes de un nuevo crecimiento.

El símbolo del círculo ha desempeñado unaparte curiosa en un fenómeno muy diferentede la vida contemporánea y, ocasionalmente,lo sigue desempeñando. En los últimos añosde la segunda guerra mundial, surgió el "ru­mor visionario" de cuerpos redondeados y vo­ladores conocidos como "platillos volantes" oUFO (unidentified flying objects, objetos vo­ladores inidentificados). Jung los ha explica­do como proyecciones de un contenido psíqui­co (o completamiento) que en todo tiempo sesimbolizó con el círculo. En otras palabras, ese"rumor visionario", como también puede ver­se en muchos sueños de nuestro tiempo, es unintento de la psique inconsciente colectiva dereparar la división en nuestra era apocalípti­ca: mediante el símbolo del círculo.

Arriba: i1ustraci6n de un pliego alemándel s. XVI con algunos extraños objetoscirculares vistos en el firmamento, aná­logos a los «platillos volanteu vistos enestos años recientes. Jung ha sugeridoque tales visiones son proyecciones delarquetipo de completamiento.

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La pintura moderna como símbolo

Las denominaciones "arte moderno" y "pin­tura moderna" se emplean en este capítulo talcomo las usa el profano. De lo que trataré,utilizando la calificación de Kühn, es de lapintura imaginativa moderna. Las pinturas deesta clase pueden ser "abstractas" (o, más bien,"no-figurativas"), pero no siempre necesitanserlo. No intentaremos distinguir entre las di­versas formas como fauvismo, cubismo, ex­presionismo, orfismo y demás. Toda alusiónespecífica a alguno de esos grupos será total­mente excepcional.

y no me preocupo de la diferenciación es­tética de las pinturas modernas; ni, sobre todo,de- valoraciones artísticas. La pintura imagina­tiva moderna se toma aquí, simplemente, comoun fenómeno de nuestro tiempo. Esta es laúnica forma en que puede justificarse y res­ponderse a la cuestión de su contenido sim­bólico. En este breve capítulo solo es posiblemencionar a algunos artistas y seleccionar al­gunas de sus obras un tanto al azar. Tengoqu~ conformarme con estudiar la pintura mo­derna en función de un número reducido desus representantes.

Mi punto de partida es el hecho psicológi­co de que el artista ha sido en todos los tiem­pos el instrumento y portavoz del espíritu desu época. Su obra solo puede ser entendidaparcialmente en función de su psicología per­sonal. Consciente o inconscientemente, el ar­tista da forma a la naturaleza y los valores desu tiempo que, a su vez, le forman a él.

El propio artista moderno reconoce con fre­cuencia la interrelación de la obra de arte ysu tiempo. ASÍ, el crítico y pintor francés JeanBazaine escribe en sus Notas sobre la pinturacontemporánea: "Nadie pinta como quiere.Todo lo que puede hacer un pintor es querercon toda su fuerza la pintura de que es capazsu tiempo." El artista alemán Franz Mare, quemurió en la guerra europea, dijo: "Los gran­des artistas no buscan sus formas en las bru­mas del pasado, sino que toman las resonan­cias más hondas que pueden del centro degravedad auténtico y más profundo de su tiem­po." Y, ya en 1911, Kandinsky escribió en su

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famoso ensayo Acerca de lo espiritual en elarte: "Cada época recibe su propia medidade libertad artística, y aun el genio más crea­dor no puede saltar los límites de la libertad."

Durante los últimos cincuenta años, el "artemoderno" ha sido una general manzana de dis­cordia y la discusión no ha perdido nada de suacaloramiento. Los sonoros "síes" son tan apa­sionados como los sonoros "noes"; sin embar­go, la reiterada profecía de que el arte "mo­derno" se ha terminado, jamás ha llegado aser verdad. La nueva forma de expresión hatriunfado hasta un grado inimaginable. Si, endefinitiva, es amenazado será porque ha dege­nerado en manierismo y en moda. (En la UniónSoviética, donde el arte no-figurativo con fre­cuencia ha sido desalentado oficialmente yproducido solo en privado, el arte figurativoestá amenazado por una degeneración aná­loga.)

El público en general, en Europa en todocaso, aún está en el ardor de la pelea. La vio­lencia de la discusión muestra que los senti­mientos suben muy alto en ambos campos.Aun aquellos que son hostiles al arte moder­no no pueden evitar que les impresionen lasobras que rechazan; están irritados o repeli­dos, pero (como demuestra la violencia de sussentimientos) están emocionados. Por regla ge­neral, la fascinación negativa no es menos fuer­te que la positiva. El torrente de visitantes alas exposiciones de arte moderno, dondequieray cuando quiera que se celebren, atestigua algomás que curiosidad. La curiosidad bien prontoquedaría satisfecha. Y los precios fantásticosque se pagan por obras de arte moderno sonuna medida de la categoría que se les concedepor la sociedad.

La fascinación se produce cuando se ha con­movido el inconsciente. El efecto producidopor las obras de arte moderno no puede expli­carse totalmente por su forma visible. Para losojos educados en el arte "clásico" o "senso­rial", son nuevas y ajenas. Nada de las obrasde arte no-figurativo recuerda al observadorsu propio mundo: ningún objeto de su medioambiente cotidiano, ningún ser humano o ani·

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mal que le hablen un lenguaje conocido. Nohay bienvenida ni acuerdo visible en el cos­mos creado por el artista. Y, sin embargo, in­cuestionablemente hay un vínculo humano. In­cluso puede ser más intenso que en las obrasde arte sensorial, que atraen directamente alsentimiento y la fantasía.

La finalidad del artista moderno es dar ex­presión a su visión interior del hombre, alfondo espiritual de la vida y del mundo. Lamoderna obra de arte ha abandonado no soloel reino del mundo concreto "natural", sen­sorial, sino también el del mundo individual.Se ha h~ho eminentemente colectivo y, portanto (aun en la abreviación del jeroglífico pic­tórico), conmueve no solo a pocos, smo a mu­chos. Lo que permanece individual es la mane­ra de representación, el estilo y calidad de lamoderna obra de arte. Con frecuencia resultadifícil para el profano reconocer si la intencióndel artista es auténtica y espontánea su expre­sión, ni imitada ni buscada para producir efec­to. En niúchos casos, tiene que acostumbrar­se a nuevas clases de líneas y de colores. Tieneque aprendérselas, como aprendería una len­gua extranjera, antes de poder juzgar su ex­presión y calidad.

Los precursores del arte moderno compren­dieron aparentemente cuánto estaban pidien­do al público. Jamás habían publicado los ar­tistas tantos "manifiestos" y explicaciones desus propósitos como en el siglo xx. Sin embar­go, no va solo dirigido a los demás su esfuerzopor explicar y justificar lo que hacen; tambiénva dirigido a ellos mismos. En su mayor parte,

esos manifiestos son confesiones de fe artís­tica; intentos, poéticos y muchas veces auto­contradictorios, de aclarar la extraña produc­ción de la actividad artística de hoy día.

Lo que realmente interesa, desde luego, es(y siempre lo ha sido) el encuentro directo conla obra de arte. Aunque, para el pSIcólogo in­teresado en el contenido simbólico del arte mo­derno, es más instructivo el estudio de esosescritos. Por esta razón, permitiremos que losartistas, siempre que sea posible, hablen por símismos en el estudio que va a continuación.

Los comienzos del arte moderno aparecieronal iniciarse el presente siglo. Una de las per­sonalidades más impresionantes de esa fase deiniciación fue Kandinsky, cuya influencia aúnse puede hallar claramente en las pinturas dela segunda mitad del siglo. Muchas de sus ideashan resultado proféticas. En su ensayo Con­cerniente a la forma, escribió: "El arte dehoy día incorpora la madurez espiritual hastael extremo de la revelación. Las formas deesta incorporación pueden situarse entre dos po­los: 1) gran abstracción; 2) gran realismo. Es·tos dos polos abren dos caminos que condu­cen, ambos, a una meta final. Estos dos ele­mentos han estado siempre presentes en elarte; el primero estaba expresado en el segun­do. Hoy día parece como si fueran a llevarexistencias separadas. El arte parece haberpuesto fin al agradable completamlento de loabstracto por lo concreto y viceversa."

Como ilustración del punto de Kandinskyde que los dos elementos del arte, lo abstractoy lo concreto, se han separado: en 1913, el

El arte sensorial (o representativo) con­tra el arte imaginatIvo (o cirrealista:t).Derecha: el cuadro del pintor inglés dels. XIX William Frith, parte de una se­cuencia que describe la ruma de unJugador. Este es un extremo del arterepresentatIvo: ha degenerado en ma­nierismo y sentimentalismo Izquierda:un extremo del arte imaginativo (y aqures ubstracto:t), por Kasimir Malevich( 1878-1935). Composición suprematis­ta Blanco sobre Blanco. 1918 Coleccióndel Museo de Arte Moderno, !lluevaYork.

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Izquierda y ¡lrriba: dos composicionesde Kurt Schwitters ( 1887-1948). Sutipo ele arte imaginativo utiliza (y trans­forma) cosa. corrientes (en este caso,billetes de transporte, papeles viejos,metales, etc.). Debajo, izquierda: tro­zos de madera utilizados análogamentepor Hans Arp (nacido en 1887). Deba­jo: en una escultura de PiCélSSO (nacidoen 1881) los objetos corrientes-ho­jas-son parte e1e1 tema, más que elmaterial.

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pintor ruso Kasimir Ma1evich pintó un cuadroque consistía solo en un cuadrado negro so­bre un fondo blanco. Fue quizá el primer cua­dro puramente "abstracto" jamás pintado. Es­cribió acer€a de él: "En mi lucha desesperadapara liberar al arte del lastre del mundo de losobjetos, me refugié en la forma del cuadrado."

Un año después, el pintor francés MarcelDuchamp colocó un objeto cogido al azar (unanaquel de botellas) en un pe<;lestal y lo expu­so. Jean Bazaine escribió: "Este anaquel, arran­cado de su medio utilitario y lavado en laplaya, ha sido investido con la dignidad soli­taria de lo abandonado. Sin valer para nada,ahí está para utilizarlo; dispuesto para nada,está vivo. Vive en el borde de la existencia supropia vida absurda, obstructora. El objeto queestorba: ese es el primer paso del arte."

En su extraña dignidad y en su abandono,el objeto quedaba inconmensurablemente exal­tado y recibía una significación que solo podíallamarse mágica. De ahí su "vida absurda, obs­tructora". Se convirtió en un ídolo y, al mismotiempo, en objeto de burla. Su realidad in­trínseca quedó aniquilada.

El cuadrado de Malevich y el anaquel deDuchamp fueron actitudes simbólicas que nadatenían que ver con el arte en el sentido estric­to de la palabra. Sin embargo, marcan los dosextremos ("gran abstracción" y "gran realis­mo") entre los cuales se puede alinear y com­prender el arte imaginativo de los decenios si­guientes.

Desde el punto de vista psicológico, las dosactitudes hacia el objeto desnudo (material)y el no-objeto desnudo (espíritu) señalan unacolectiva fisura psíquica que creó su expresiónsimbólica en los años anteriores a la catástrofede la guerra europea. Esta fisura apareció pri­mero en el Renacimiento, cuando se hizo mani­fiesta como conflicto entre el entendimientoy la fe. Mientras tanto, la civilización iba ale­jando más y más al hombre de sus fundamen­tos instintivos de tal modo que se abrió unabrecha entre la naturaleza y la mente, entreel inconsciente y la consciencia. Estos opues­tos caracterizan la situación psíquica que bus­ca expresión en el arte moderno.

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I d I ~<:t' f .~"'~ IEl a ma secreta e as c s "'-"'al";) ~ ........

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'~~II ~ t. ~Como hemos visto, el punto de par 1 e

"lo concreto" fue el famoso--o notorio--ana­quel de botellas de Duchamp. No se propusoque el anaquel fuese artístico en sí mismo. Du­champ se calificaba de "antiartista". Pero sacóa luz un elemento que significó mucho paralos artistas durante mucho tiempo después. Elnombre que le dieron fue objet trouvé o "pre­parado".

El pintor español Joan Miró, por ejemplo,va todos los días a la playa, al amanecer, "pararecoger cosas traídas por la marea. Las cosasestán allí, esperando que alguien descubra supersonalidad". Guarda en el estudio sus ha­llazgos. De cuando en cuando, junta algunosde ellos y resultan las composiciones más cu­riosas: "El artista se sorprende con frecuenciade las formas de su propia creación."

Ya en 1912, el pintor nacido en España Pa­blo Picasso y el pintor francés Georges Bra­que hicieron 10 que ellos llamaron collagescon trozos de desperdicios. Max Erost recor­tó pedazos de revistas ilustradas en la llamadaépoca de los grandes negocios, los juntó segúnle pareció y así transformó la recargada pesa­dez de la época burguesa en una irrealidad de­moníaca y onírica. El pintor alemán KurtSchwitters trabajó con el contenido del cubode la basura: utilizó clavos, papel de estraza,trozos de papel de periódico, billetes de tren ytrapos. Consiguió juntar esos desperdicios contal seriedad y novedad que obtuvo efectos sor­prendentes de extraña belleza. Sin embargo,en la obsesión de Schwitters respecto a las co­sas, esa manera de componer llegó a ser, oca­sionalmente, un mero absurdo. Hizo una cons­trucción con escombros a la que llamó "cate­dral construida para las cosas". Trabajó en elladurante diez años y hubo que demoler tres pi­sos de su casa para conseguir el espacio quenecesitaba.

La obra de Schwitters y la mágica exaltacióndel objeto fueron la primera insinuación dellugar del arte moderno en la historia de lamente humana y de su significado simbólico.Revelan la tradición que se estaba perpetuan­do inconscientemente. Es la tradición de las

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hermandades cristianas herméticas de la EdadMedia, y de los alquimistas que confirieronincluso a la materia, elemento de la tierra, ladignidad de su contemplación religiosa.

La exaltación que hace Schwitters de losmateriales más toscos hasta el rango de arte,de "catedral" (en la cual los escombros no de­jarían espacio para un ser humano), seguía fiel­mente la vieja doctrina de los alquimistas se­gún la cual la búsqueda de objetos preciososse ha de hacer entre la basura. Kandmsky ex­presó las mi'5mas ideas cuando escribió: "Todolo que está muerto palpita. No solo las cosasde la poesía, estrellas, luna, bosque, flores sinoaun un botón de calzoncillo brillando en el lo­dazal de la calle... Todo tiene un alma secreta,que guarda silencio con más frecuencia quehabla."

Lo que los artistas, al igual que los alqui­mistas, probablemente no percibieron era elhecho psicológico de que estaban proyectandoparte de su psique en la materia y objetos ina­nimados. De ahí la "misteriosa animación"que entraba en tales cosas y el gran valor atri­buido incluso a los escombros. Proyectaron supropia oscuridad, su sombra terrenal, un con­tenido psíquico que ellos y su tiempo habíanperdido y abandonado.

Sin embargo, a diferencia de los alquimistas,los hombres como Schwitters no estaban in­cluidos y protegidos por el orden cristiano.En cierto sentido, la obra de Schwitters se opo­ne a él: una especie de monomanía le vinculaa la materia, mientras que el cristianismo tra­ta de vencerla. Y no obstante, paradójicamen­te, es la monomanía de Schwitters la que robaal material de sus creaciones su significado in­herente de realidad concreta. En sus pinturasla materia se transforma en composición "abs­tracta". Por tanto, comienza a desechar susustancialidad y a disolverla. En este verdade­ro proceso, esas pinturas se convierten en ex­presiones simbólicas de nuestro tiempo. queha visto el concepto de la "absoluta" concre­ción de la materia indeterminada por la moder­na física atómica.

Los pintores comenzaron a pensar acercadel "objeto mágico" y del "alma secreta" delas cosas. El pintor italiano Carla Carrá es­cribió: "Son las cosas corrientes las que re­velan aquellas formas de sencillez mediantelas cuales podemos percibir esa situación su-

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perior y más significativa del ser donde residetodo el esplendor del arte." Paul Klee dijo:"El objeto se expande más allá de los límitesde su apariencia por nuestro conocimiento deque la cosa es más que el exterior que nos pre­senta ante los ojos." Y Jean Bazaine escribió:"Un objeto despierta nuestro amor sólo porqueparece ser el portador de poderes que son ma­yores que él."

Los pensamientos de ese tipo nos recuerdanel viejo concepto alquimista de un "espíritu enla materia", que se creía era el espíritu quehabía en objetos inanimados, y tras ellos, comoel metal o la piedra. Interpretado psicológica­mente, este espíritu es el inconsciente. Siemprese manifiesta cuando el conocimiento cons­ciente o racional ha alcanzado sus límites yel misterio se instala en él, porque el hombretiende a llenar lo inexplicable y misterioso conlos contenidos de su inconsciente. Suele pro­yectarlos, como si dijéramos, en un recipienteoscuro y vacío.

La sensación de que el objeto era "más que 10que encuentran los ojos", compartida por mu­chos artistas, encontró una expresión notableen la obra del pintor italiano Giorgio de Chi­rico. Era místico por temperamento y un bus­cador trágico que nunca encontró lo que bus­caba. En su autorretrato (1908) escribió: "Etquid amabo nisi quod aenigma est (" ¿y quévoy a amar si no es el enigma7").

Chirico fue el fundador de la llamada pitturametafisica. "Todo objeto-escribió-tiene dosaspectos: el aspecto común, que es el que ge·neralmente vemos y que todos ven, y el as­pecto fantasmal y metafísico, que solo venraras personas en momentos de clarividencia ymeditación metafísica. Una obra de arte tieneque contar algo que no aparece en su formavisible."

Las obras de Chiríco revelan ese "aspectofantasmal" de las cosas. Son transposicionesde la realidad análogas a sueños, que surgencomo visiones procedentes del inconsciente.Pero su "abstracción metafísica" se expresa enuna rigidez sobrecogida por el pánico, y la at­mósfera de sus pinturas es la de una pesadillay melancolía insondable. Las plazas <le las ciu­dades de Italia, las torres y objetos están situa·dm:: en una perspectiva agudísima como si es­tuviesen en el vacío, iluminados por una luzfría, inclemente, que procede de un origen in-

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lm ejemplo de arte csurreallstu: LetSoullerl Roustll, del pintor franc's RenéMagritte (nacido en 1896). Gran partedel efecto turbador de la pIntura su­rrealista proviene de su asociación yyuxtaposición de objetos sin relaciónmutul, con frecuencia absurda, Irracio­nal y como de suello.

visible. Cabezas antiguas o estatuas de diosesconjuran el pasado clásico.

En una de sus más terribles pinturas ha co­locado, junto a la cabeza de mármol de unadiosa, un par de guantes de goma roja, un"objeto mágico" en el sentido moderno. Unapelota verde en el suelo actúa como símbolouniendo las toscas oposiciones; sin ella, habríamás de una insinuación de desintegración psí­quica. Este cuadro no era, claramente, el re­sultado de una deliberación archiartificiosa;hay que temarIo como una pintura onírica.

Chirico estaba profundamente influido porlas filosofías de Nietzsche y Schopenhauer. Es­cribió: "Schopenhauer y Nietzsche fueron losprimeros en enseñar la profunda significaciónde la necedad de la vida y en mostrar cómoesa necedad podía transformarse en arte ... Elterrible vacío que descubrieron es la verdaderabelleza desalmada e impasible de la materia."Podría dudarse si Chirico consiguió convertirel "terrible vacío" en "belleza impasible". Al­gunas de sus pinturas son extremadamente tur­badoras; muchas son terribles como pesadillas.Pero en su esfuerzo por encontrar expresiónartística del vacío, penetró hasta el meollo deldilema existencial del hombre contemporáneo.

Nietzsche, a quien Chirico cita como auto­ridad, había dado nombre al "terrible vacío"al decir "Dios está muerto". Sin referirse aNietzsche, Kandinsky escribió en Sobre lo es­piritual en Arte: "El cielo está vacío. Diosestá muerto." Una frase de este tono puedesonar abominablemente. Pero no es nueva. Laidea de la "muerte de Dios'" y su consecuen­cia inmediata, el "vacío metafísico" preocupólas mentes de los poetas del siglo XIX, espe­cialmente en Francia y Alemania. Fue un lar­go proceso que, en el siglo xx, alcanzó la eta­pa de dIscusión libre y encontró expresión enel arte. La escisión entre el arte moderno y elcristianismo se realizó definitivamente.

El Dr. lung también llegó a darse cuentade que este extraño y misterioso fenómeno dela muerte de Dios es un hecho psíquico denuestro tiempo. En 1937 escribió: "Sé-y ex­preso aquí lo que otras incontables personassaben-que el tiempo presente es el tiempode la desaparición y muerte de Dios." Duran­te años, Jung ha estado observando en los sue­ños de sus pacientes el marchitamiento de laimagen cristiana de Dios, es decir, en el in­com:ciente de los hombres modernos. La pér­dida de esa imagen es la pérdida del factor su­premo que da vida a un significado.

Debe señalarse, sin embargo, que ni la afir­mación de Nietzsche de que Dios está muerto,ni el "vacío metafísico" de Chirico, ni las de­ducciones que Jung extrae de las imágenes in­conscientes, tienen nada definitivo que deciracerca de la realidad y existencia de Dios ode un trascendental ser o no-ser. Son afir­maciones humanas. En cada caso, están basa­das, como Jung ha demostrado en Psicologíay Religión, en contenidos de la psique incons­ciente que entraron en la consciencia en formatangible de imágenes, sueños, ideas o intuicio­nes. El origen de esos contenidos, y la causade tal transformación (de un Dios vivo a unomuerto), tiene que permanecer desconocido, enla frontera del misterio.

Chirico nunca llegó a la soludón del pro­blema que le planteó el inconsciente. Su fra­caso puede verse más claramente en su repre­sentación de la figura humana. Dada la actualsituación religiosa, es el propio hombre a quienhabría que conceder una nueva, aunque im­personal, dignidad y responsabilidad. (Jung ladescribió como una responsabilidad para la

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Glorgio de Chlrico (nacido en 1888)Y Marc Chaga/l (naCIdo en 1887) tra­taron de mi rar tras las apariencias ex­ternas de las cosas; sus obras parecenhaber surgido de las profundidades delinconsciente Pero la visión de Chirico(debaJO, su Filósofo y poeta) era te­nebrosa, melancólica incluso de pesa­dilla. La de Chaga/l era rica, ardiente yviva Derecha' una de las grandes vl­drteras creadas en 1962 para una sina­goga de Jerusalén.

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En el Canto de amor de Chlrlco (iz­quierda), la cabeza de mármol de ladiosa y el guante de goma son total­mente opuestos. La pelota verde pereceactuar como slmbolo de Unión.

Derecha Muu metaflsica por Cario Ca­rra (naCido en 1881). El maniqul sinrostro tambll~n era un tema frecuenteen Chaga/l.

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consciencia.) Pero en la obra de Chirico, elhombre está privado de alma; se convierte enun manichino, un maniquí sin rostro (y portanto, también sin consciencia).

En las distintas versiones de su Gran me·tafísico, una figura sin rostro está entronizadaen un pedestal hecho de escombros. La figuraes una representación consciente o inconscien·temente irónica del hombt:e que se esfuerzapor descubrir la "verdad" sobre la metafísicay, al mismo tiempo, un símbolo de soledad einsensatez definitivas. O quizá los manichini(que también frecuentan las obras de otros ar­tistas contemporáneos) son una premonicióndel hombre sin rostro de la~ masas.

Cuando tenía cuarenta años, Chirico aban­donó su pittura metafisica; volvió a las formastradicionales, pero su obra perdió profundidad.Aquí tenemos una prueba cierta de que no hay"regreso al sitio de donde se viene" para lamente creadora cuyo inconsciente se ha vistoimplicado en el dilema fundamental de la exis­tencia moderna.

Podría considerarse que el complemento deChirico era el pintor nacido en Rusia MareChagall. Su búsqueda en su obra es tambiénuna "poesía misteriosa y solitaria" y "el as­pecto fantasmal de las cosas que solo ven ra­ras personas". Pero el rico simbolismo deChagall está enraizado en la devoción del has­sidismo judío oriental y en un ardiente senti­miento por la vida. No se enfrentó ni con elproblema del vacío ni con la muerte de Dios.Escribió: "Todo puede cambiar en nuestrodesmoralizado mundo excepto el corazón, elamor del hombre y su esfuerzo por conocerla divinidad. La pintura, como toda poesía, tie­ne su parte en la divinidad; la gente sienteesto hoy día igual que 10 sintió siempre."

El autor inglés Sir Herbert Read escribió unavez de Chagall que él jamás cruzó totalmenteel umbral del inconsciente, pero que "siemprehabía mantenido un pie en la tierra que lehabía nutrido". Esta es exactamente la "ade­cuada" relación con el inconsciente. Lo másimportante de todo, como Read recalca, es que·'Chagall sigue siendo uno de los artistas demayor influencia de nuestro tiempo".

Con la comparación entre Chagall y Chirico,surge una pregunta que es importante para lacomprensión del simbolismo en el arte moder­no: ¿Cómo toma forma en la obra de los ar-

tistas modernos la relación entre lo conscien­te y lo inconsciente? 0 , dicho de otro modo,¿dónde está el hombre?

Puede encontrarse una respuesta en el mo·vimiento llamado surrealismo, del cual se con­sidera fundador el poeta francés André Bre·ton. (Chirico también puede ser calificado desurrealista.) Como estudiante de medicina,Breton conoció la obra de Freud. De ese modo,los sueños vinieron a desempeñar un papel im­portante en sus ideas. "¿No pueden utilizarselos sueños para resolver los problemas funda­mentales de la vida?-escribió-. Creo que elaparente antagonismo entre sueño y realidaddeberá resolverse en una especie de realidadabsoluta: surrealismo."

Breton captó admirablemente la cuestión. Loque él buscaba era una reconciliación de losopuestos, consciencia e inconsciente. Pero elcamino que tomó para alcanzar su meta solopodía desviarle. Comenzó a experimentar conel método de libre asociación de Freud, asícomo con la escritura automática, en el quelas palabras y frases surgen del inconscientey se escriben sin ningún control consciente.Breton lo llamó: "Dictado del pensar con au­sencia de todo control ejercido por la razón yal margen de toda preocupación estética o mo­raL"

Pero ese proceso significa sencillamente queel camino está abierto al torrente de las imá­genes inconscientes, y se ignora el papel im­portante, incluso decisivo, que ha de desem­peñar la consciencia. Como ha dicho el doc­tor Jung en su capítulo, es la consciencia laque guarda la llave de los valores del incons­ciente y que, por tanto, desempeña el papeldecisivo. Solo la consciencia está capacitadapara determinar el significado de las imágenesy para reconocer su importancia para el hom­bre aquí y ahora, en la realidad concreta delpresente. Solo en un juego mutuo de conscien­cia e inconsciente puede el inconsciente de­mostrar su valor y, quizá, hasta mostrar unaforma de vencer la melancolía del vacío. Si 'alinconsciente, una vez en acción, se le dejapOI' sí mismo, existe el riesgo de que sus con­tenidos se hagan todopoderosos o manifiestensu lado negativo y destructivo.

Si miramos las pinturas surrealistas (comoLa jirafa ardiente, de Salvador Dalí) con esoen la mente, podemos percibir la riqueza de

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Uno de los pintores csurrea\lstas~ me>­dernos más conocidos es Salvador Del((nacido en 1904 ). Arriba: su famosocuadro La jirafa ardiente. Debajo: unode los frottages de Max Ernst (general­mente frotando sobre baldosines raya­dos), de su Historia natural.

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su fantasía y la fuerza abrumadora de sus imá·genes inconscientes, pero notamos el horrory el simbolismo del fin de todas las cosas quehablan en muchas de ellas. El inconsciente esnaturaleza pura y, al igual que la naturaleza,derrama profusamente sus dones. Pero dejadoen sí mismo y sin la respuesta humana de laconsciencia, puede (también como la naturale­za) destruir sus propios dones y, antes o des­pués, arrastrarlos a la aniquilación.

La cuestión del papel de la consciencia enla pintura moderna también se plantea res­pecto al empleo del azar como medio de com­poner pinturas. En Más allá de la pintura, MaxErnst escribió: "La asociación de una máqui­na de coser y una sombrilla en una mesa deoperaciones [está citando al poeta Lautréa­mont] es un ejemplo conocido, que ahora seha hecho clásico, del fenómeno descubiertopor los surrealistas de que la asociación dedos (o más) elementos aparentemente ajenosen un plano ajeno a ambos es el provocadorde chispa más poderoso de la poesía."

Eso probablemente es tan dUícil de com­prender por el profano como el comentariohecho por Breton acerca del mismo efecto. "Elhombre que no pueda imaginar un caballo ga­lopando sobre un tomate es un idiota." (Po-

La Historia Natural de Ernst recuerda elinterés que se tenfa en el pasado porlas formas caccidentales» de la naro­rale:ta Abajo: un grabado de un museoholandés del s. XVIII muestra que tam­bién es una especie de chisteria natu­rah_ surrealista con su inclusión de ce­ral, piedras y esqueletos.

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dríamos recordar aquí la asociación al azarde la cabeza de mármol y el guante de gomaroja en el cuadro de Chirico.) Por supuesto,muchas de esas asociaciones eran bromas oinsensateces. Pero la mayoría de los artistasmodernos se han ocupado de algo radicalmen­te distinto a las bromas.

El azar desempeña' un papel importante enla obra del escultor francés Jean (o Hans) Arp.Sus grabados en madera, de hojas y otras for­mas, puestas juntas al azar, eran otra expre­sión de la búsqueda, según decía él, de "unsignificado primordial y secreto que dormitabajo el mundo de las apariencias". El las llamóHojas agrupadas según las leyes del azar yCuadrados agrupados según las leyes del azar.En estas composiciones es el azar el que daprofundidad a la obra de arte; señala haciaun principio de orden, desconocido pero ac­tivo, y significado que se hace manifiesto enlas cosas como su "alma secreta".

Era, sobre todo, el deseo de "hacer esencialel azar" (según palabras de Paul Klee) lo quesubyacía en los esfuerzos de los surrealistaspor tomar las vetas de la madera, las forma­ciones de nubes y demás, como punto de par­tida de su pintura visionaria. Max Ernst, porejemplo, volvió a Leonardo de Vinci, que escri-

bió un ensayo sobre la observación de Botti­celli de que si se arroja contra la pared unaesponja empapada en pintura, en la mancha quedeja podremos ver cabezas, animales, paisajesy una multitud de configuraciones diversas.

Ernst ha descrito cómo le persiguió una vi­sión en 1925. Se le impuso cuando contemplabaun suelo embaldosado marcado por miles derayaduras. "Con el fin de cimentar mi capa­cidad de meditación y alucinación, hice una se·rie de dibujos de las baldosas echando sobreellas, al azar, hojas de papel y luego ennegre­ciéndolas por frotación con un lápiz. Cuandopuse los ojos sobre el resultado, quedé ató­nito con una súbita sensación aguda de seriesalucinantes de dibujos superpuestos y en con­trastes. Reuní los primeros resultados obteni·dos en esos frottages y los llamé Historia Na­tural."

Es importante observar que Ernst colocó en­cima o detrás de algunos de esos frottages unanillo o círculo que daba al dibujo una atmós­fera y profundidad peculiares. Aquí puede re·conocer el psicólogo el impulso inconsciente aoponerse al azar caótico del lenguaje naturalde la imagen por medio del símbolo de unatotalidad psíquica autocontenida, estableciendoasí el equilibrio. El anillo o círculo domina el

Derecha: monedas romanas usadas enlugares progresivamente más alejados deRoma. En la última moneda se ha des­integrado la efigie del modelo (la prI­mera moneda). Esto corresponde, ex­trañamente a la desintegración de lapsique que pueden producir algunas dro­gas como la LSO·25. Debajo: dibujoshechos por un artista que tomó esadroga en una prueba realizada en Ale-mania en 1951. Los dibujos se vanhaciendo más abstractos según el do-minio consciente va siendo vencido porel inconsciente.

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dibujo. La totalidad psíquica rige a la natura­leza, significativa por sí misma y dando signi·ficado.

En los esfuerzos de Max Ernst por perseguirlos modelos secretos de las cosas, podemosdescubrir una afinidad con los románticos delsiglo XIX. Ellos hablaban del "manuscrito" dela naturaleza que podía verse por todas partes,en alas, cascarones de huevo, nubes, nieve,hielo, cristales y otras "extrañas conjuncionesde azares", tanto como en los sueños o visio­nes. Ven todo como la expresión de un mismo"lenguaje pictórico de la naturaleza". Por esofue una auténtica actitud romántica la de MaxErnst al llamar a las pinturas producidas consus experimentos "historia natural". Y teníarazón, porque el inconsciente (que había con­jurado las pinturas en la configuración ca<;ualde las cosas) es naturaleza.

Con la Historia Natural de Ernst o con lascomposiciones al azar de Arp comienzan lasreflexiones del psicólogo. Este se enfrenta conla cuestión de qué significado puede tener parael hombre que se halla ante una distribucióncasual, siempre y cuando esta se produzca.Con esta cuestión, el hombre y la conscienciaentran en materia, y con ellos, la posibilidadde significado.

La pintura creada al azar puede ser hermo­sa o fea, armoniosa o discordante, rica de con·tenido o pobre, bien o mal pintada. Estos fac­tores determman su valor artístico, pero nopueden satisfacer al psicólogo (con frecuencia,para la aflicción del artista o de quien encuen­tra satisfacción suprema en la contemplaciónde la forma). El psicólogo busca algo más ytrata de comprender el "código secreto" de ladistribución casual, hasta el punto en que alhombre le sea posible descifrarla. El númeroy la forma de los objetos echados juntos al

azar por Arp plantean tantas cuestiOnes comocualquier detalle de los frottages de Ernst. Parael psicólogo, son símbolos; y, por tanto, nosolo pueden ser percibidos (hasta cierto pun­to) sino también interpretados.

La retirada, aparente o efectiva, del hombrede muchas modernas obras de arte, la faltade reflexión y el predominio del inconscientesobre la consciencia ofrecen frecuentes puntosde ataque críticos. Se habla de arte patológicoo se le compara con las pinturas de los locosporque es característico de la psicosis que laconsciencia y la personalidad del ego quedensumer~das y "ahogadas" por las oleadas decontenidos procedentes de las regiones incons­cientes de la psique.

Cierto es que la comparación no resulta tanodiosa hoy día a como lo era hace solo unageneración. Cuando el Dr. Jung señaló unarelación de ese tipo en su ensayo sobre Picas·so (932), provocó una tormenta de indigna­ción. Hoy día, el catálogo de una conocida salade arte de Zurich habla de la "casi esquizo­frénIca obsesión" de un famoso artista, y el es­critor alemán Rudolf Kassner deSCribe a GeorgTrakl como "uno de los más grandes poetasalemanes" y continúa: "Hay algo de esquizo­frénico en él. Puede notarse en su obra; tam­bién hay en ella un toque de esquizofrenia. Sí,Trakl es un gran poeta."

Ahora &e percibe que el estado de esqui­zofrenia y la visión artística no se excluyenmutuamente. A nuestro entender, los famososexperImentos con mescalina y otras drogasanálo~as han contribuido a este cambio deactitud. Esas drogas crean un estado que vaacompañado de visiones Intensas de colores yformas; algo semejante ocurre en la esquizo­frenia. Más de un artista de hoy día ha buscadosu inspiración en tal droga.

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Retirada de la realidad

Franz Marc dijo una vez: "El arte que estáviniendo dará expresión formal a nuestra con­vicción científica." Esta fue una frase verda­deramente profética. Hemos esbozado la in­fluencia del psicoanálisis de Freud en losartistas y la del descubrimiento (o redescubri­miento) del inconsciente de los primeros añosdel siglo xx. Otro punto importante es la re­lación entre el arte moderno y los resultadosde la investigación en física nuclear.

Diciéndolo en términos sencillos, no cien­tíficos, la física nuclear ha quitado a las uni­dades básicas de la materia su concreciónabsoluta. Ha hecho misteriosa la materia. Para­dójicamente, masa y energía, onda y partículahan resultado intercambiables. Las leyes decausa y efecto ya solo valen hasta cierto pun­to. En definitiva, no importa que esas rela­tividades, discontinuidades y paradojas seansolo aplicables en los márgenes de nuestromundo, solo para lo infinitamente pequeño (elátomo) y lo infinitamente grande (el cosmos).Han producido un cambio revolucionario enel concepto de realidad, pues una realidad nue­va, totalmente distinta e irracional ha surgidotras la realidad de nuestro mundo "natural",que está regido por las leyes de la física clá­sica.

Relatividades y paradojas correspondientesse descubrieron en el dominio de la psique.Aquí, también, ha surgido otro mundo en elmargen del mundo de la consciencia, regidopor unas leyes nuevas, y hasta ahora descono­cidas, que están extrañamente emparentadas

con las de la física nuclear. El paralelismoentre la física nuclear y la psicología del in­consciente colectivo fue con frecuencia temade discusión entre Jung y Wolfgang Pauli,premio Nobel de física. El continuo espacio­tiempo de la física y el inconsciente colectivopueden considerarse, por así decir, como losaspectos exterior e interior de una misma rea­lidad tras las apariencias. (Las relaciones en­tre la física y la psicología las tratará la doc­tora M.·L. von Franz en su ensayo final.)

Es característico de ese mundo único queestá tras los mundos de la física y de la psiqueque sus leyes, procesos y contenido son inima­ginables. Ese es un hecho de importancia so­bresaliente para la comprensión del arte denuestro tiempo. Porque el tema principal delarte moderno es, en cierto sentido, tambiéninimaginable. Por tanto, mucho del arte mo­derno se ha hecho "abstracto". Los grandesartistas de este siglo han buscado dar formavisible a la "vida que hay tras las cosas" y deese modo sus obras son una expresión simbó­lica de un mundo que está tras la consciencia(o, por supuesto, tras los sueños, porque lossueños raramente no son figurativos). De ese

Las pinturas de estas dos p~lnas, to­das de Franz Marc (1880-1916), mues­tran su gradual desarrollo partiendo dela realidad externa de las cosas haciaun arte completamente «abstracto». P4­ginll opuesta: C.ballos azules (1911) YCorzos en un bosque (1913-14); abajo:Juego de formas (1914).

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Izquierc:la: Pintura n.O 1, de Piet Moo­drian, ejemplo de acceso moderno a la«forma pura- (expresión de Mondrian),mediante el uso de formes geonMtrlcaltotalmente abstractas.

El arte de Paul Klee es una explora­ción visual y una expresión del esplrituque hay en la naturaleza y tras ella: elInconsciente o, como él lo llama, lo«percibido secretamente,.. A veces suvisión puede ser perturbadora y demo­niaca, como en su M....... y Fuego (p,"gina opuesta, izquierda); o puede seruna fantasla más poética, como en su51mbad .1 marino (p'gina opuest., efe.recha ).

los productos formales de la naturaleza la esen­cia del proceso creativo. Le conciernen máslas fuerzas formativas que los productos for­males." Piet Mondrian acusaba al cubismo deno haber llevado el cubismo a su final lógico,"la expresión de la realidad pura". Eso solo lopuede alcanzar la "creación de la forma pura",no condicionada por sentimientos e ideas sub­jetivas. "Tras las cambiantes formas naturalesreside la incambiable realidad pura."

Muchos artistas estuvieron tratando de lle­var las pasadas apariencias a la "realidad" deltondo o el "espíritu en la materia" por mediode una transmutación de las cosas: mediantefantasía, surrealismo, pinturas oníricas, em­pleo del azar, etc. Los artistas "abstractos",sin embargo, volvieron la espalda a las cosas,Sus pinturas no contenían objetos concretosidentificables; eran, según palabras de Mon·drian, simplemente· "forma pura".

Pero ha de tenerse en cuenta que aquello delo que se ocupaban esos artistas era algo mu­cho mayor que un problema de forma y de dis­tinción entre "concreto" y "abstracto", figura­tivo y no figurativo. Su meta era el centro vi­tal y las cosas, su fondo sin cambio y unacerteza interior. El arte se convirtió en mis­ticismo.

El espíritu en cuyo misterio estaba sumer­gido el arte era un espíritu terrenal al que losalquimistas medievales llamaban Mercurius.Es un símbolo del espíritu que adivinaron obuscaron esos artistas tras la naturaleza y lascosas, "tras la apariencia de la naturaleza".Su misticismo era ajeno al cristianismo porqueese espíritu "Mercurial" es ajeno a un espíri­tu "celestial". Por supuesto, era el oscuro ad-

......:

modo, apuntan a la realidad "una", a la vida"una" que parece ser el fondo común de losdos dominios de las apariencias físicas y psí­quicas.

Solo algunos artistas se dieron cuenta de larelación entre sus formas de expresión y la fí­sica y la psicología. Kandinsky es uno de losmaestros que expresó la profunda emoción sen·tida con los primeros descubrimientos de lamoderna investigación física. "A mi parecer,la escisión del átomo fue la escisión del mundoentero: de repente, se derrumbaron las pare­des más fuertes. Todo se volvió inestable, in­seguro y blando. No me hubiera sorprendidosi una piedra se hubiera disipado en aire antemis ojos. La ciencia parecía haber sido aniqui­lada." El resultado de esa desilusión fue queel artista se retiró del "reino de la naturaleza",del "populoso fondo de las cosas". "Pareció-añadía Kandinsky-como si yo viera que elarte se libraba firmemente de la naturaleza."

Esta separación del mundo de las cosas tam­bién les ocurrió, aproximadamente al mismotiempo, a otros artistas. Franz Marc escribió:..¿No hemos aprendido después de un millarde años de experiencia que las cosas cesan dehablar cuanto más exponemos a la vista suapariencia. La apariencia es eternamente pla­na ... " Para Marc, la meta del arte era "revelarla vida supernatural que hay tras de todas lascosas, romper el espejo de la vida de tal modoque podamos mirar al rostro del ser". PaulKlee escribió: "El artista no adscribe a la for­ma natural de la apariencia la misma signifi­cancia convincente que los realistas que sonsus críticos. No se Siente tan íntimamente li­gado a esa realidad, porque no puede ver en

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versarío del cristianismo el que se abría cami­no en el arte. Aquí comenzamos a ver la ver­dadera significación histórica y simbólica del"arte moderno". Al igual que los movimientosherméticos de la Edad Media, tiene que en­tenderse como misticismo del espíritu de latierra y, por tanto, como expresión de nuestrotiempo compensadora del cristianismo.

Ningún artista percibió ese fondo místico delarte con mayor claridad o habló de él con másapasionamiento que Kandinsky. La importan­cia de las grandes obras de arte de todos lostiempos no residía, a su modo de ver, "en lasuperficie, en lo externo, sino en la raíz detodas las raíces: en el contenido místico delarte". Por tanto, dice: "Los ojos del artistahan de volverse siempre hacia su vida inte­rior, y sus oídos han de estar siempre alerta ala voz de la necesidad interior. Esta es la úni­ca forma de dar expresión a lo que ordena lavisión mística."

Kandinsky llamó a su pintura expresión es­piritual del cosmos, música de las esferas, ar­maDÍa de colores y formas. "La forma, aunquesea totalmente abstracta y geométrica, tieneun tañido interior; es un ser espiritual conefectos que coinciden absolutamente con esaforma." "El impacto del ángulo agudo de untriángulo en un círculo es, realmente, tan abru­mador en su efecto como el dedo de Dios to­cando el dedo de Adán en Miguel Angel."

En 1914, Franz Marc escribió en sus Afo­rismos: "La materia es una cosa que, en el me­jor de los casos, el hombre puede tolerar; perono quiere reconocerlo. La contemplación delmundo se ha convertido en la penetración delmundo. No hay místico que, en el momento

de su rapto más sublime, no alcance siemprela abstracción perfecta del pensamiento mo­derno, o haga sus sondeos con la sonda másprofunda."

Paul Klee, que puede ser considerado el poe­ta de los pintores modernos, dice: "Es misióndel artista penetrar cuanto sea posible en eseterreno secreto donde la ley primordial alimen­ta el desarrollo. ¿Qué artista no desearía ha­bitar el órgano central de todo movimiento enel espacio-tiempo (sea el cerebro o el corazónde la creación) del cual derivan su vida todaslas funciones? ¿En el seno de la naturaleza,en el terreno primordial de la creación, dondeestá escondida la clave secreta de todas lascosas... 7 Nuestro latiente corazón Il-OS llevahácia abajo, muy abajo del - terreno primor­dial." Lo que se encuentre en ese viaje "debetomarse con la mayor seriedad cuando estáperfectamente fundido con los medios artísti­cos apropiados, en forma visibl~", porque, comoagrega Klee, no es cuestión de reproducir me­ramente 10 que se ve; "10 percibido secreta­mente se hace visible". La obra de Klee estáenraizada en el terreno primordial. "Mi manoes totalmente el instrumento de una esfera másdistante. Ni es mi cabeza la que funciona enmi obra; es algo más..." En su obra, el espí­ritu de la naturaleza y el espíritu del incons­ciente se hacen inseparables. Le han arrastrado,y nos arrastran a los espectadores, a su círculomágico.

La obra de Klee es la expresión más com­pleja-ya sea poética o demoníaca-del espí­ritu tectónico. El humor y las ideas quiméricastienden un puente desde el reino del oscuromundo inferior al mundo humano; el vínculo

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entre su iantasía y la tierra es la observaciónminuciosa de las leyes de la naturaleza y elamor por todas las criaturas. "Para el artista-escribió una vez-el diálogo con la natura­leza es la conditio sine qua non de su obra."

Puede encontrarse una expresión distintade ese escondido espíritu inconsciente en unode los pintores "abstractos" más notables ymás jóvenes, Jackson Pollock, el norteameri­cano que murió en accidente de automóvilcuando tenía cuarenta y cuatro años. Su obra haejercido gran influencia en los artistas jóvenesde nuestro tiempo. En Mi pintura, reveló quepintaba en una especie de trance: "Cuando es­toy pintando no me doy cuenta de lo que hago.Solamente después de un período de 'alcanzarconocimiento' veo lo que he estado haciendo.No tengo miedo a hacer cambios, destruir laimagen, etc., porque la pintura tiene una vidapropia. Trato de dejarla ir por su cuenta. Solocuando pierdo contacto con la pintura, escuando resulta una mezcolanza. De no ser así,hay armonía pura, un sencillo toma y daca, yla pintura sale bien."

Las pinturas de Pollock, que prácticamentelas realizó estando inconsciente, están carga­das de ilimitada vehemencia emotiva. En sufalta de estructura, son casi caóticas, un ríode lava hirviente, de colores, líneas, planos ypuntos. Pueden considerarse como el paralelode lo que los alquimistas llamaban la massaconfusa, la prima materia, o caos: todas lasformas de definir la preciosa materia prima delproceso alquímico, el punto de partida para la

búsqueda de la esencia del ser. Las pinturasde Pollock representan la nada que es todo,es decir, el propio inconsciente. Parecen viviren un tiempo anterior al surgimiento de laconsciencia y el ser, o que son paisajes fantás­ticos de un tiempo posterior a la extinción dela consciencia y el ser.

A mediados de nuestro siglo. la pintura pu­ramente abstracta sin ningún orden regularde formas y colores se ha hecho la expresiónmás frecuente en pintura. Cuanto más profun­da es la disolución de la "realidad", más pierdela pintura su contenido simbólico. La causa deesto reside en la naturaleza del símbolo y sufunción. El símbolo es un objeto del mundoconocido, sugiriendo algo q~e es desconocido;es lo conocido expresando la vida y sentido delo inexpresable. Pero en las pinturas mera­mente abstractas, el mundo de lo conocido hadesaparecido completamente. Nada queda paratender un puente a lo desconocido.

Por otra parte, esas pinturas revelan un fon­do inesperado, un sentido oculto. Muchas ve·ces resultan ser imágenes más o menos exac­tas de la propia naturaleza, mostrando unasemejanza asombrosa con la estructura molecu­lar de elementos orgánicos e inorgánicos de lanaturaleza. Esto es un hecho que nos dejaperplejos. La abstracción pura se ha converti­do en imagen de la naturaleza concreta. PeroJung puede darnos la clave para compren­derlo:

"Los estratos más profundos de la psique-ha dicho-pierden su unicidad individual

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1,

cuanto más se retiran hacia la oscuridad. 'Másabajo', es decir, cuando se aproximan a lossistemas funcionales autónomos, se van- hacien­do más colectivos hasta que se universalizany se extinguen en la materialidad del cuerpo,esto es, en sustancias químicas. El carbón delcuerpo es simple carbón. De ahí que en elfondo', la psique sea simple 'mundo'."

La comparación de las pinturas abstractascon las microfotografías muestran que la ex­tremada abstracción del arte imaginativo se haconvertido, en forma secreta y sorprendente,en "naturalista", convirtiéndose sus temas enelementos de la materia. La "gran abstracción"y el "gran realismo" que se separaron a prin­cipios de nuestro siglo, han vuelto a juntarse.Recordamos las palabras de Kandinsky: "Lospolos abren dos caminos y los dos conducena una meta final." Esta "meta", el punto deunión, se alcanza en las modernas pinturasabstractas. Pero se alcanza de modo totalmen·te inconsciente. La intención del artista noparticipa en el proceso.

Este punto conduce a un hecho más impor­tante respecto al arte moderno: el artista es,como si dijéramos, no tan libre en su laborcreadora como él puede creérselo. Si su obrala realiza de una forma más o menos incons­ciente, está regida por leyes de la naturalezaque, en el nivel más profundo, correspondena las leyes de la psique, y viceversa.

Los grandes precursores del arte modernodieron la más clara expresión a sus verdaderosdesignios y a las profundidades desde las cua­les se alza el espíritu que deja su improntaen ellos. Este punto es importante, aunqueartistas posteriores, que pueden haber fraca·sado en percibirlo, no siempre sondaron lasmismas profundidades. Aunque ni Kandinsky,ni Klee, ni ningún otro de los primeros maes­tros de la pintura moderna se dieron cuentanunca del grave peligro psicológico que esta­ban corriendo con la inmersión mística en elespíritu tectónico y el terreno primordial de lanaturaleza. Debemos explicar ahora ese pe­ligro.

Como punto de partida podemos tomar otroaspecto del arte abstracto. El escritor alemánWilhelm Worringer interpretaba el arte abs·tracto como la expresión de la inquietud y laansiedad metafísicas que le parecían estar másacentuadas en los pueblos septentrionales. Se-

gún explicaba, sufrían eon la realidad. El na­turalismo de los pueblos meridionales les estánegado a ellos y están ansiando un mundo su­prarreal y supersensual al que dan expresiónen el arte imaginativo o abstracto.

Pero, como observa sir Herbert Read en suHistoria concisa del arte moderno, la ansiedadmetafísica no es solo alemana y septentrional;hoy día caracteriza a .todo el mundo moderno.Read cita a Klee, quien escribe en su Diarioa principios de 1915: "Cuanto más horrible sevuelve este mundo (como es en· nuestros días),más abstracto se vuelve el arte; mientras queun mundo en paz produce arte realista." ParaFranz Mare, la abstracción ofreció un refugiocontra el mal y la fealdad de este mundo."Muy pronto en mi vida noté que el hombreera feo. Los animales parecían más amables ypuros; sin embargo, aun entre ellos, descubrítanto que era repugnante y horrible que mipintura se fue haciendo más y más esquemá­tica y abstracta."

Mucho se puede aprender de una conver­sación mantenida en 1958 entre el escultoritaliano Marino Marini y el escritor EdouardRoditi. El tema tratado por Marini duranteaños, con diversas variantes, es la figura des­nuda de un joven montado a caballo. En lasprimeras versiones, que él describió en la con­versación como "símbolo de esperanza y gra­titud" (después de la segunda guerra mun­dial), el jinete está sentado en el caballo man­teniendo los brazos extendidos, el cuerpo lige­ramente echado hacia atrás. Con el transcurso

Las pinturas de Jackson Pollock (pá­gina opuesta, derecha, su núme­ro 23) fueron pintadas en trance( inconscientemente) como lo son lasobras de otros artistas modernos,por ejemplo, el pintor francés de«acción» Georges Mathieu (páginaopuesta, izquierda). El caótico, perovigoroso, resultado puede compararsecon la massa confusa de la alquimiay se parece extrañamente a las has­ta ahora ocultas formas de la ma­teria según las revelan las microfo­tografías (véase página 22). Derecha,una configuración análoga: los tra­zos producidos por la vibración delas ondas sonoras en la glicerina.

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de los años la forma de tratar el tema se fuehaciendo más "abstracta". Paulatinamente, sefue disolviendo la forma más o menos clásicadel jinete.

A} hablar del sentimiento subyacente en esecambio, dijo Marini: "Si mira usted mis esta­tuas ecuestres de los últimos doce años en elorden del tiempo, notará que se acrecientaconstantemente el pánico del animal, pero queestá helado de terror y paralizado, más que re­trocediendo o tratando de huir. Todo esto esporque creo que nos estamos aproximando alfin del mundo. En cada figura me esforcé porexpresar un profundo miedo y desesperación.De esa forma, intento simbolizar la últlma eta­pa de un mito agonizante, el mito del héroeindividual y victorioso, del hombre de virtud,del humanista."

En los cuentos de hadas y en los mitos, el"héroe victorioso" es un símbolo de la cons­ciencia. Su derrota, como dice el propio Ma­rini, significa la muerte del individuo, un fe­nómeno que aparece en un contexto socialcomo la inmersión del individuo en la masa,y en el arte como la decadencia del elementohumano.

Cuando Roditi preguntó si el estilo de Ma­rini estaba abandonando el canon clásico parallegar a ser "abstracto", Marini respondió:"Desde el momento en que el Arte tiene queexpresar miedo, ha de apartarse del ideal clá­sico." Encontró temas para su obra en los cuer­pos extraídos en Pompeya. Roditi llamó al artede Marmi un "estilo Hlroshima", porque con­jura visiones del fin de un mundo. Marini loadmitió. Sentía, según diJO, como si hubierasido expulsado de un paraíso terrenal. "Hastahace muy poco, el escultor tendía haCIa las for­mas plenamente sensuales y poderosas. Peroen los últimos qumce años, la escultura pre­fiere formas en desintegración."

La conversación entre Marini y Roditi ex­plica la transformación del arte "sensorial" enabstracción que resultaría clara para todo elque siempre haya estado con los ojos abiertosen una exposición de arte moderno. A pesarde lo mucho que puede apreciar o admirar suscualidades formales, apenas podrá dejar de sen­tir el miedo, la desesperación, la agresividady la burla que suenan como un grito en mu­chas de las obras. La "ansiedad metafísica" ex­presada por la angustIa de esas pinturas y es-

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culturas puede haber surgido de la desespe­ración de un mundo condenado, como ocurríaen Marini. En otros casos, lo importante pue­de estar en el factor religioso, en la impresiónde que Dios está muerto. Hay una íntima co­nexión entre ambas cosas.

En la raíz de esa angustia interio\' se hallala derrota (o más bien la retirada) de la cons­ciencia. Al producirse la experiencia mística,todo lo que ataba al hombre al mundo huma­no, a la tierra, al tiempo y al espacio, a lamateria y a la vida natural, se queda a un ladoo se disipa. Pero, a menos que el inconscienteesté equilibrado con la experiencia de la cons­ciencia, revelará implacablemente su aspectocontrario o negativo. La riqueza del sonidocreador que produce la armonía de las esfe­ras, o el misterio maravilloso de la tierra pri­migenia, s~, han rendido ante la destruccióny la desesperación. En más de un caso, el ar­tista se ha convertido en la víctima pasiva delinconsciente.

En la física, también, el mundo del fondoha revelado su naturaleza paradójica; las le­yes de los elementos internos de la naturaleza,las recientemente descubiertas estructuras yrelaciones en su unidad básica, el átomo, sehan convertido en los fundamentos científicosde las armas de destrucción sin precedentesy han abierto el camino de la aniquilación.El conocimiento final y la destrucción del mun­do son los dos aspectos del descubrimiento dela base primaria de la naturaleza.

Jung, que estaba tan familiarizado con lapeligrosa naturaleza doble del inconscientecomo con la importancia de la consciencia hu­mana, solo pudo ofrecer a la humanidad unarma contra la catástrofe: el llamamiento a

Página opuesta, arriba y centro: dos es­culturas de Marino Marin! (nacido en1901), de 1945 Y 1951, respectivamen­te, muestran cómo el tema de caballoy jinete se alteró, desde una expresiónde tranquilidad a otra de miedo tortu­rado y desesperación, mientras las es­culturlls, en sr mismas, se van haden­do, en correspondencia, más y más abs­trac;tas. La última labor de Marini es­tllba influida por las formas, igualmen­te abatidas por el pánico, de los cuer­pos halllldos en PompeYll (abajo).

la consciencia individual, que parece tan sen­cillo y, sin embargo, es tan arduo. La cons­ciencia no solo es indispensable como contra~

peso del inconsciente y no solo brinda la posi­bilidad de dar significado a la vida, tienetambién una función eminentemente práctica.El mal atestiguado en el mundo exterior, en elcontorno o en el prójimo, puede hacerse cons­ciente como los malos contenidos de nuestrapropia psique también, y esta comprensiónprofunda sería el primer paso hacia un cam­bio radical en nuestra actitud hacia el pró­jiltlo.

La envidia, la codicia, la sensualidad, lamentira y todos los vicios conocidos son elaspecto negativo, "oscuro" del inconsciente,que puede manifestarse de dos modos. En elsentido positivo aparece como un "espíritu dela naturaleza", animando creadoramente alhombre, a las cosas y al mundo. Es el "espíri­tu tectónico" tantas veces mencionado en estecapítulo. En el sentido negativo, el incons­ciente (ese mismo espíritu) se manifiesta comoespíritu del mal, como un impulso hacia ladestrucción.

Como ya hemos señalado, los alquimistaspersonificaban ese espíritu como "el espíritude Mercurius" y le llamaban acertadamenteMercurius duplex (Mercurio de dos caras odoble). En el lenguaje religioso del cristianis­mo se le llama demonio. Pero, aunque puedaparecer inverosímil, el demonio también tieneun aspecto doble. En el sentido positivo apa·rece como Lucifer (literalmente, portador deluz).

Visto a la luz de esas ideas difíciles y para­dójicas, el arte moderno (al que hemos reco­nocido como símbolo del espíritu tectónico)también tiene un aspecto doble. En el senti­do positivo es la expresión de un misticismonatural misteriosamente profundo; en el sen­tido negativo solo puede ser interpretado comola expresión de un espíritu malo o destructi­vo. Los dos aspectos van juntos porque 10 pa­radójico es una de las cualidades básicas delinconsciente y de sus contenidos.

Para evitar toda mala interpretación, hemosde insistir una vez más en que estas conside­raciones nada tienen que ver con los valoresartísticos y estéticos, sino que solo se refie­ren a la interpretación del arte moderno comosímbolo de nuestro tiempo.

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Unión de opuestos

Hay aún que exponer otro punto. El espí­ritu de nuestro tiempo está en movimientoconstante. Es como 'un río que fluye, invisi­ble, pero constante, y dado el momento devida de nuestro siglo, aun diez años es un tiem­po muy largo.

Hacia mediados de este siglo comenzó a pro­ducirse un cambio en pintura. No fue nada re­volucionario, nada que se pareciera al cambioocurrido hacia 1910, que significó la recons­trucción del arte sobre sus verdaderos cimien­tos. Pero hubo grupos de artistas que expre­saron sus propósitos en formas inauditas hastaentonces. Esta transformación se está produ­ciendo dentro de las fronteras de la pinturaabstracta.

La representación de la realidad concreta,que surge de la primaria necesidad humana decazar al vuelo el momento fugaz, se ha con­vertido en un arte sensitivo verdaderamenteconcreto en hombres como el francés HenriCartier-Bresson, el suizo Werner Bischof yotros. Por tanto, podemos comprender por quélos artistas jóvenes, el arte abstracto, tal comose ha practicado durante muchos años, no ofre­cía aventura alguna, ni campo de conquista.Buscando lo nuevo, lo encontraron en lo quetenían más cerca, pero que se había perdido:en la naturaleza y el hombre. No les importa­ba, ni les importa, la reproducción de la na­turaleza en la pintura, sino la expresión de supropia experiencia emotiva de la naturaleza.

El pintor francés Alfred Manessier definiólas metas de su arte con estas palabras: "Loque tenemos que reconquistar es el peso dela perdida realidad. Tenemos qu~ hacernos pornuestra cuenta un nuevo corazón, un nuevo es­píritu, una nueva alma a la medida del hombre.La verdadera realidad del pintor no reside enla abstracción ni en el realismo, sino en la re­conquista de su peso como ser humano. Enla actualidad, el arte no figurativo me pareceque ofrece al pintor la única posibilidad de ac­ceso a su propia realidad interior y de captarla consciencia de su mismidad esencial o, in­cluso, de su ser. Creo que solo con la recon­quista de su posición podrá el pintor, en el

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futuro, volver lentamente a sí mismo, redes­cubrir su propio paso y, de ese modo, forta­lecerse para poder alcanzar la realidad exte­rior del mundo."

Jean Bazaine habla en forma análoga:"Para el pintor de hoy día es una gran tenta­ción pintar el puro ritmo de sus sensaciones,los latidos más secretos de su corazón, en vezde incorporarlos en una forma concreta. Sinembargo, esto solamente conduce a unas ma­temáticas secas o a una especie de expresio­nismo abstracto que acaba en monotonía y enun progresivo empobrecimiento de la forma...Pero una forma que puede reconciliar al hom­bre con su mundo es un 'arte de comunión',por el cual puede el hombre, en todo momento,reconocer su propia imagen sin forma en elmundo."

Lo que, de hecho, tienen hoy día los artis­tas en el corazón es una reunión consciente desu propia realidad interior con la realidad delmundo o de la naturaleza; o, en último caso,una nueva unión de cuerpo y alma, materia yespíritu. Ese es su camino para la "reconquistade su peso como seres humanos". Solo ahorase empieza a percibir la gran escisión existen­te en el arte moderno (entre "gran abstrac­ción" y "gran realismo") y se está en caminode allanarla.

Para el observador, la primera se manifiestaen el cambiado ambiente de las obras de esosartistas. Desde las pinturas de artistas comoAlfred Manessier o del pintor, nacido en Bél­gica, Gustave Singier, a pesar de toda su abs­tracción, irradia una creencia en el mundo y,a pesar de toda la intensidad de sensaciones,una armonía de formas y colores que con fre­cuencia alcanzan la serenidad. En los famo­sos tapices del pintor francés Jean Lurcat, deldecenio 1950-60, la exuberancia de la natu-

En este siglo, la descripción de la ae­tualidad--que en otro tiempo fue cam­po exclusivo del pintor y del escultor­ha sido asumida por el fotógrafo, cuyacámara no solo puede captar (como lohada cualquier pllisllje pintado de otrossiglos), sino expresar la propia expe­riencia emotiva del fotógrafo llcerca deltema. Página opuesta: escena japonesafotografiada por Werner Bischof (1916­1954).

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raleza invade la pintura. Su arte podría lla­marse sE'nsorial y también imaginativo.

Encontramos también una serena arrp.oníade formas y colores en las obras de Paul Klee.Esa armonía era lo que siempre había tratadode alcanzar. Sobre todo, se había dado cuentade la necesidad de no negar el mal. "Aun elmal no debe ser un enemigo vencedor o de­gradante, sino una fuerza colaboradora en elconjunto." Pero el punto de partida de Kleeno era el mismo. Vivió cerca "de lo muerto ynonato" a una distancia casi cósmica de estemundo, mientras que la más joven generaciónde pintores puede decirse que está más firme­mente enraizada en la tierra.

Un punto importante que ha de notarse esque la pintura moderna, precisamente cuandoha avanzado lo suficiente para percibir launión de opuestos, ha reanudado los temas re­ligiosos. El "vacío metafísico" parece que seha vencido. Y ha ocurrido lo que no se espe­raba en absoluto: la IgLesia se ha hecho pro­tectora del arte moderno. Solo necesitamosmencionar aquí Todos los Santos en Basle,con vidrieras de Alfred Manessier; la iglesiade Assy, con pinturas de numerosos artistasmodernos; la capilla de Matisse. en Vence; yla iglesia de Audincourt, que tiene obras deJean Bazaine y del artista francés FernandLéger.

La admisión del arte moderno en la Iglesiasignifica más que un acto de tolerancia por

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parte de sus protectores. Es un símbolo delhecho de que el papel representado por el artemoderno respecto al cristianismo está cam·biando. La función compensadora de los vie­jos movimientos herméticos ha dado paso ala posibilidad de colaboración. Al hablar delos símbolos animales de Cristo, dijimos quela luz y los espíritus tectónicos se pertenecíanmutuamente. Parece como si hoy día hubierallegado el momento en que se alcanzara unanueva etapa en la solución de ese problema mi·lenario.

No podemos saber lo que nos traerá el fu­turo, si la unión de opuestos dará resultadospositivos o si el camino conducirá todavíaa catástrofes más inimaginables. Hay demasia­da ansiedad y demasiado miedo actuando enel mundo, y ese sigue siendo el factor predo­minante en el arte y en la sociedad. Sobre todo,hay aún demasiada falta de inclinación porparte del individuo a aplicarse a sí mismo y asu vida las conclusiones que pueden extraersedel arte, aunque esté dispuesto a aplicarlas alarte. Con frecuencia. el artista puede expre­sar muchas cosas, inconscientemente y sindespierta hostilidad, que producen resenti·miento cuando las expresa el psicólogo (hechoque podría demostrarse más categóricamenteen la literatura que en las artes visuales). Antelas afirmaciones del psicólogo, el individuo sesiente desafiado directamente; pero lo que elartista tiene que decir, en especial en nuestro

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siglo, generalmente permanece en una esferaimpersonal.

Y, sm embargo, parece importante que lasugestión de una forma de expresión más to­tal y, por tanto, más humana, se hubiera hechovisible en nuestro tiempo. Es una vaga espe­ranza, simbolizada para mí (en el momentode escribir: 1961) por ciertas pinturas del ar­tista francés Pierre Soulages. Tras una cata­rata de amasijos gruesos y negros asoma unazul claro y puro o un amariHo radiante. Laluz está naciendo tras las tinieblas.

A medidados del s. XX, el arte parecealejarse ele una desesperación corno lade Marlnl, como se ve en la actitud deJean Lurcat que expuso su obra en unprado (p'glna opuesta), un lazo con lanaturaleza y la tierra. Arriba: WcIlclC., S11lnte Marle Madel"., de Alfred Me­nessler (nacIdo en 1911) Derecha, arri­ba: Pour la N11lssance du Surhomme,e1e1 pintor francés Pierre-Yves Trémols(naCido en 1921) Ambos cuadros Indl.can una tendencia hacia la vida y elcompletamlento Derecha la pintura dePlerre Soulages (nacido en 1919) puedeentenderse como un sfmbolo de espe­ranza tras IlIS tinieblas catacllsmalespuede verse una Vislumbre de luz.

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5 SIMBOLOS EN UN ANALlSISINDIVIDUAL

Jolande Jacobi

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El comienzo del análisis

Hay la creencia, muy extendida, de que losmétodos de la psicología junguiana solo sonaplicables a las personas de edad intermedia.En verdad, muchos hombres y mujeres llegana la mediana edad sin alcanzar la madurezpsicológica y, por tanto, es necesario ayudar­los en sus fases despreciadas de su desarrollo.No han completado la primera parte del pro­ceso de individuación que ha descrito la doc­tora M.-L. van Franz. Pero también es verdadque una persona joven puede encontrar gra­ves problemas en su desarrollo. Si una personajoven le teme a la vida y encuentra difícil ajus­tarla a la realidad, puede preferir refugiarseen sus fantasías o permanecer como un niño.En una persona joven así (especialmente si esintrovertida) a veces se pueden descubrir in­esperados tesoros en el inconsciente y, trayén­dolos a la consciencia, fortalecer su ego y dar­le la energía psíquica que necesita para llegara ser una persona maaura. Esa es la funcióndel poderoso simbolismo de nuestros sueños.

Otros colaboradores de este libro han des­crito la naturaleza de esos símbolos y el papelque desempeñan en la naturaleza psicológicahumana. Es mi intención mostrar cómo el aná­lisis puede ayudar al proceso de individua­ción tomando el ejemplo de un joven ingenie­ro de veinticinco años, al que llamaré Henry.

Henry procedía de un distrito rural del estede Suiza. Su padre, de ascendencia campesinaprotestante, era médico general. Henry lo des­cribía como un hombre de elevadas normasmorales, pero un tanto retraído y difícil decomparar con otras personas. Más padre erapara sus pacientes que para sus hijos. En elhogar, la madre de Henry era la personalidaddominante. "Fuimos educados por la fuertemano de nuestra madre", dijo en una ocasión.Ella procedía de una familia de ambiente aca­démico y con amplios intereses artísticos. Apesar de su severidad, tenía un vasto horizonteespiritual; era impulsiva y romántica (sentíaun gran amor por Italia). Aunque había nacidoen el seno de una familia católica, sus hijosfueron educados en el protestantismo paterno.Henry tenía una hermana mayor que él, con laque se llevaba muy bien.

Henry era introvertido, tímido, de rasgos

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delicados y muy alto, de pelo rubio, frente altay pálida y ojos azules con sombras oscuras.El no creía que una neurosis (el motivo máscorriente) le había llevado hasta mí, sino, másbien, una incitación interior a ocuparse de supsique. Sin embargo, un fuerte vínculo mater­no y el temor a comprometerse con la vidase ocultaban tras esa incitación; pero ambascosas solo se descubrieron durante el análisisque hicimos. Acababa de terminar sus estudios,de ocupar un puesto en una gran fábrica y seenfrentaba con los numerosos problemas de unjoven en el umbral de la virilidad. "Me pare­ce--escribió en una carta en la que me pedíauna entrevista-que esta fase de mi vida esparticularmente importante y significativa. Ten­go que decidir entre permanecer inconscienteen una seguridad bien protegida y aventurar­me en un camino aún desconocido en el quetengo grandes esperanzas." Por tanto, la elec­ción con la que se enfrentaba era o permanecercomo joven solitario, vacilante e irreal o con­vertirse en un adulto independiente y respon­sable.

Henry me dijo que prefería los libros a lasociedad; se sentía cohibido ante la gente, ycon frecuencia se sentía atormentado con du­das y autocriticismo. Había leído mucho parasu edad y tenía inclinación hacia el intelec·tualismo estético. Después de una primitivaetapa atea se hizo ferviente protestante, pero,al fin, su actitud religiosa llegó a ser comple­tamente neutral. Eligió estudios técnicos por­que se sentía con inclinación hacia las mate­máticas y la geometría. Poseía una mente 16­gica, adiestrada en las ciencias físico-naturale~

pero también tenía cierta propensión a lo irra·cional y lo místico que no quería admitir n'ante sí mismo.

Unos dos años antes que comenzara su aná·lisis, Henry se había comprometido con unamuchacha católica de la parte francesa de Sui­za. La describía como encantadora, eficientey llena de iniciativas. Sin embargo, no estabaseguro de si debía cargar con la responsabili.dad del matrimonio. Puesto que tenía tan es­caso conocimiento acerca de las muchachas.pensó que sería mejor esperar o, incluso, peromanecer soltero, dedicándose a una vida de es·

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tudios. Sus dudas eran lo bastante fuertes paraimpedirle llegar a una decisión; necesitó unpaso más hacia la madurez antes que pudie­ra sentirse seguro de sí mismo.

Aunque en Henry se combinaban las cuali­dades de sus padres, estaba marcadamentevinculado a su madre. En su consciencia, esta­ba identificado con su madre verdadera (o"luz"), que representabl ideales elevados yambiciones intelectuales. Pero en su incons­ciente estaba profundamente en poder de losaspectos oscuros de su vinculación materna.Su inconsciente aún mantenía al ego en si­tuación asfixiante. Todos sus netos pensamien­tos y sus esfuerzos para encontrar un puntode apoyo firme en lo puramente racional noeran más que un ejercicio intelectual.

La necesidad de escapar de esa "prisión ma­terna" se expresaba en reacciones hostiles ha­cia su madre verdadera y a rechazar la "ma­dre interior" como símbolo del lado femeninode su inconsciente. Pero una fuerza interiortrataba de retrotraerle a la niñez, haciendo re·sistencia a cuanto le atrajera hacia el mundoexterior. Aun los atractivos de su novia no fue·ron suficientes para librarle de sus lazos ma­ternos y ayudarle a que se encontrara a símismo. No se daba cuenta de que su incita­ción interior a desarrollarse (que sentía confuerza) incluía la necesidad de apartarse desu madre.

Mi labor analítica con Henry duró nueve me·ses. En total fueron 35 sesiones, en las que élexpuso 50 sueños. Suele ser raro un análIsistan corto. Solo es posible cuando hay sueños

cargados de energía, como los de Henry, queaceleran el proceso de desarrollo. Por supues­to, desde el punto de vista Jungulano, no haynorma alguna respecto al tiempo requendo paraun anállsl<; POSitiVO. Todo depende de la pre­dispOSICión del paciente a perCibir hechos Jn­

ter\( re~ y del matenal presentado por su Jn­

consciente.Al igual que la mayoría de los introvertidos,

Henry llevaba un vida exterior un tanto mo­nótona. Durante el día estaba totalmente de­dicado a su trabajo. Por la tarde, a vecessalía con su novia o con sus amigos, con loscuales le gustaba hablar de literatura. Muy fre­cuentemente se sentaba en su alojamiento ab­sorto en la lectura de un libro o en sus pro­pios pensamientos. Aunque examinábamos re­gularmente los sucesos de su VIda diana, ytambién su niñez y adolescencia, por lo gene­ral, pronto veníamos a parar a la investigaciónde sus sueños y de los problemas que le plan­teaba su vida interior. Resultaba extraordina­rio ver de qué modo tan enérgico insistían lossueños en su "llamada" al desarrollo espiritual.

Pero debo aclarar que no todo lo descritoaquí se lo dije a Henry. En los análisis, siem­pre debemos tener presente cuán explosivospueden ser para el soñante los símbolos de sussueños. El analista difícilmente logra ser lobastante cuidadoso y reservado. Si se echa unaluz demasiado brillante sobre el lenguaje oní·rico de los símbolos, el soñante puede caeren ansiedad y, de ese modo, desembocar en laracionalización como sistema de defensa. Opuede no desear ya asimilarlos y caer en una

Izquierda, palacio y monasterio de ElEscorial, España, edificado por Felipe 11hacia 1563. Su estructura de fortalezaretrata la retirada del mundo del in­trovertido. Debajo, dibujo hecho porHenry de una cabaña, que construyósiendo niño, con almenas como de for­taleza.

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grave CrISIS psíquica. También los sueños re­latados y comentados aquí no son, en modo al­guno. todoc; los sueños tenidos por Henry du­rante el análisis. Puedo exponer solo algunosimportantes que influyeron en su desarrollo.

Al comienzo de nuestra labor surgieron losrecuerdos de niñez con importantes signifi­cados simbólicos. El más antiguo se remonta acuando Henry tenía cuatro años. Dijo: "Unamañana me permitieron ir con mi madre a lapanadería, y allí la panadera me dio un pane­cillo de media luna. No me comí el panecillo,pero lo llevaba ufanamente en la mano. Soloestaban delante mi madre y la panadera; portanto, yo era el único hombre." A tales me­dldS lunas se las llama popularmente "dIentede luna", y esa alu~ión simbólIca a la luna sub­raya el peder dommante de lo femenino, unpoder al que el niño podía haberse sentido ex­pUesto y al que, como "único hombre", sesentía orgulloso de enfrentarse.

Otro recuerdo de niñez procedía de sus cin­co años. Se refería a la hermana de Henry, queacababa de llegar a casa después de exammar­se en la escuela y le encontró construyendouna cabaña de juguete. La cabaña estaba hechacon bloques de madera dispuestos en formarectangular y rodeados con una especie de muroque parecía el almenado de un castillo. Henryestaba satisfecho de su obra, y dijo para ha­cer rabiar a su hermana: "Has comenzado enla escuela, pero ya estás de vacaciones." Larespuesta de su hermana de que él estaba siem­pre de vacaciones le contrarió mucho. Se sin­tió profundamente herido porque su "obra" nofue tomada en serio.

Aún, años después, Henry no había olvidadola amarga ofensa y la injusticia que sintiócuando su construcción fue rechazada. Susproblemas posteriores concernientes a la afir­mación de su masculinidad y el conflicto entrevalores racionales y valores fantásticos ya seven en su primera experiencia. Yesos proble­mas también se han de ver en las imágenesde su primer sueño.

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El sueño inicial

Al día siguiente de visitarme por primeravez, Henry tuvo el siguiente sueño:

Iba de excursión con un grupo de personas a lasque no conocía. Nos dirigíamos al Zinalrothorn. Ha·bíamos partido de Samaden. Solo anduvimos aproxi­madamente una hora porque íbamos a acampar y arepresentar algunas obras de teatro. Yo no tomabaparte en ellas. Recuerdo especialmente a una de lasactrices, una joven con un papel patético que llevabaun ropaje largo y flotante.

Era mediodía y yo quería continuar el camino.Como todos los demás prefirieron quedarse, me fuisolo dejando mi impedimenta. Sin embargo, me en­contré de vuelta en el valle y totalmente desorientado.Tuve que volver con mis acompañantes, pero no sa­bía qué ladera de la montaña había que escalar.Dudé en preguntarlo. Finalmente, una mujer viejame indicó qué camino debía seguir.

Entonces ascendí partiendo de un punto distintoal que había utilizado nuestro grupo por la ma·ñana. Se trataba de dar la vuelta a cierta altitud yluego seguir la ladera de la montaña para volver algrupo. Ascendí por la vía de un ferrocarril de cre­mallera por el lado derecho. A mi izquierda, cons­tantemente cruzaban cochecitos en cuyo interior lle­vaban todos un hombrecillo escondido e hinchadocon traje azul. Se decía que estaban muertos. Yotemía a otros coches que venían de atrás y estuvemirando alrededor para que no me atropellaran. Miansiedad era innecesaria.

En el lugar donde tenía que torcer a la derecha,había gente que me esperaba. Me llevaron a una po­sada. Comenzó a caer un chaparrón. Lamenté notener allí mi impedimenta-la mochila y la bicicletade motor-pero me habían dicho que no la cogierahasta la mañana siguiente. Acepté el consejo.

El Dr. Jung concedía gran importancia alprimer sueño en un análisis, porque, según él,con frecuencia tiene un valor anticipatorio. Ladecisión de comenzar un análisis generalmentesuele ir acompañada de una conmoción emo-

Uno de los recuerdos de niñez de Henryse refiere a un panecillo de media luna,que él dibujó (página opuesta, arriba).La misma forma en la muestra de unapanaderla moderna suiza (centro). Laforma de media luna estuvo vinculada,desde hace largo tiempo, con la propialuna y, por tanto, con el principio fe­menino, como en la corona (abajo) dela diosa Ishtar babil6nica del s. 111a. de J. C.

tiva que perturba los profundos estratos psí­quicos de donde surgen los símbolos arquetí­picos. Por tanto, los primeros sueños con fre­cuencia presentan "imágenes colectivas" queproporcionan una perspectiva para el análisiscomo conjunto y pueden dar al terapeuta unavisión profunda de los conflictos psíquicos delsoñante.

¿Qué nos dice el sueño contado antes so­bre el futuro desarrollo de Henry? Primera­mente hemos de examinar algunas de las aso­ciaciones que el propio Henry nos proporcio­nó. El pueblo de Samaden había sido la patriachica de Jürg Jenatsch, famoso luchador porla libertad, suizo, del siglo XVII. Las "obras deteatro" aludían al pensamiento del WilhelmMeisters Lehrjahre, de Goethe, del cual Henrygustaba mucho. En la mujer veía un parecidocon la figura de un cuadro titulado Isla de losMuertos, del pintor suizo, del siglo XIX, Ar­nold Bocklin. La "vieja sabia", como él la lla­maba, parecía estar asociada, por una parte, consu analista; por otra parte, con la asistentade la comedia de J. B. Priestley They Carne toa City. La vía del ferrocarril de cremallera lerecordaba la cabaña (con almenas) que habíaconstruido de niño.

El sueño describe una "excursión" (una es­pecie de "viaje a pie") que es un paralelo asom­broso de la decisión de Henry de emprenderun análisis. El proceso de individuación sesimboliza frecuentemente con un viaje de des­cubrimiento a tierras desconocidas. Tal viajeocurre en Piigrirn's Progress, de John Bun­yan, o en la Divina Comedia, de Dante. El"viajero", en el poema de Dante, buscando uncamino, llega a una montaña y decide ascen­derla. Pero a causa de tres extraños animales(un motivo que también aparecerá en uno delos últimos sueños de Henry) se ve forzado adescender al valle e, incluso, al infierno. (Des­pués vuelve a ascender al purgatorio y, final­mente, alcanza el paraíso.) De este paralelis­mo se puede deducir que podía haber paraHenry un período análogo dp desorientacióny búsqueda solitaria almacenado en él. La pri·mera parte de ese viaje vital, representada

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como la ascenSlOn a una montaña, ofrece elascenso desde el inconsciente a un punto devista elevado del ego, es decir, a una conscien­cia incrementada.

Samaden se nombra como el punto de partida de la excursión. Allí es donde }enatsch(a quien podemos tomar como corporizacióndel sentido de "búsqueda de la libertad" den­tro del inconsciente de Henry) inició su cam­paña para liberar la región de la Valtelina, de laSuiza sometida a Francia. Jenatsch tenía otrascaracterísticas comunes con Henry: era unprotestante que se había enamorado de unamuchacha católica; y, al igual que Henry, cuyoanálisis le iba a liberar de sus vínculos mater­nos y del miedo a la vida, Jenatsch tambiénluchó por la liberación. Podría interpretarseesto corno un augurio favorable del éxito deHenry en su lucha por liberarse.

La meta de la excursión era la Zinalrothorn,una montaña de la Suiza occidental que élno conocía.

La palabra rot ("rojo") en Zinalrothorn tocael problema emotivo de Henry. El rojo sueleser el símbolo del sentimiento o la pasión;aquí señala hacia el valor de la función de sen­timiento, que estaba poco desarrollada enHenry. Y la palabra horn ("cuerno") recuerdauno de los panecillos de media luna en la pa­nadería de la niñez de Henry.

Después de un corto paseo, hay un alto, yHenry puede volver a su estarlo de pasividad.

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La etapa inicial del proceso de Indi·viduación puede ser algunas veces unperrodo de desorientación, como ocurriócon Henry. Izquierda: el primer grabadodel s. XV, El sueño de Pollfllo, mUestraal soñante, todo temeroso, al entrar enun bosque oscuro, quizá representandosu entrada en lo desconocido.

Las asociaciones producidas en Henry ensu primer sueño: página opuesta, iz­quierda, Isla de los Muertos, del pintorsuizo del s. XIX Arnold BOcklin. Dere­cha: escena de la obra londinense de1944 They Came lo • City, de J. 8. Pries­tley, que se refiere a la reacción de ungrupo de personas, de diversa proceden­cia, ante una «ciudad Ideal •. Uno de lospersonajes centrales es una asistenta, ala izquierda en la escena.

Esto también pertenece a su naturaleza. Elpunto está subrayado por las "obras de tea­tro". Asistir al teatro (que es una imitaciónde la vida) es una forma popular de evadirsede una parte activa del drama de la vida. Elespectador puede identificarse con la obra y,sin embargo, seguir siendo intermediario desus propias fantasías. Esta clase de identifica­ción permitió a los griegos experimentar lacatarsis, al igual, en gran parte, que el psico­drama iniciado por el psiquíatra J. L. More­no se utiliza hoy día como ayuda terapéutica.Algunos de tales procesos pueden haber per­mitido a Henry soportar el desarrollo interiorcuando sus asociaciones provocaron el recuer­do de Wilhelm Meister, la novela de Goethesobre la maduración de un joven.

Tampoco es sorprendente que Henry se sin­tiera impresionado por el aspecto romántICOde una mujer. Esa figura se parece a la ma­dre de Henry y es, al mismo tiempo, una per­sonificación del propio lado femenino de suinconsciente. La relación que Henry estableceentre ella y la Isla de los Muertos, de B6cklin.señala hacia su humor depresivo, tan fielmenteexpresado por la pintura al mostrar una figuravestida de blanco y con aspecto sacerdotal di­rigiendo una barca, en la que lleva un atalídhacia la isla. Aquí tenernos una significatIvaparadoja doble: la quilla de la barca parecesugerir un curso contrario, alejado de la isla;y el "sacerdote" es una figura de sexo inse-

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guro. En las asociaciones de Henry, esta fIguraes, con certeza, hermafrodita. La doble para­doja coincide con la ambivalencia de Henry:las oposiciones de su alma están aún demasIa­do indiferenciadas para que puedan separarseclaramente.

Después de ese interludio en el sueño, Hen­ry, de repente, se da cuenta de que es medio­día y de que debe continuar. De ese modo,vuelve a ponerse en camino. Un camino mon­tañero es un conocido símbolo de una "situa­ción intermedia", que conduce desde una vie­ja actitud mental a otra nueva. Henry tieneque ir solo: es esencial para su ego coronarla prueba sin ayuda. Por eso deja la mochila,una acción que significa que su equipo mentalse ha convertido en una carga o que debe cam­biar su fondo normal de tomar las cosas.

Pero no alcanza el camino. Deja su impedi­menta y se encuentra de vuelta en el valle. Estefracaso muestra que mientras el ego de Hen­ry ~e decide por la actividad, sus otras enti­dades psíquicas (representadas por los otrosmiembros de la excursión) permanecen en elviejo estado de pasividad y rehúsan acompa­ñar al ego. (Cuando el propio soñante apareceen un sueño, por lo general representa solo suego consciente; las otras figuras representana sus cualidades inconscientes más o menosconocidas.)

Henry está en una situación en la que se en­cuentra sin ayuda, aunque le avergüenza ad-

mitirlo. En ese momento se encuentra con unamujer vieja, que le indica el camino conve·niente. El no puede hacer otra cosa sino aceptarel consejo. La útil "mujer vieja" es conocida enlos mitos y cuentos de hadas como símbolode la sabiduría de la eterna naturaleza feme­nina. El racionalista Henry duda en aceptarsu ayuda, porque tal aceptación requiere unsacrlficium intellectus, un sacrificio o dese­chamiento, de una forma racional de pensa­miento. (Esta exigencia volverá a presentarsecon frecuencia en los últimos sueños de Hen­ry.) Tal sacrificio es inevitable; se aplica asu relación con el análisis, así como a la vidadiaria.

Henry asociaba la figura de la "mujer vie­ja" con la asistenta de la comedia de Priest­ley acerca de una nueva ciudad de "sueño"(quizá una analogía con la Nueva Jerusalendel Apocalipsis), en la que los personajes solopueden entrar después de una especie de ini­ciación. Esta asociación parece mostrar queHenry había reconocido intuitivamente esaconfrontación como decisiva para él. La asis­tenta de la comedia de Prie~tley dice que enla ciudad "me han prometido una habitaciónpara mí". Allí ella confiará en sí misma y seráindependiente, tal como Henry trata de ser.

Si un joven técnicamente predispuesto, comoHenry, elige conscientemente el camino deldesarrollo psíquico, tiene que estar preparadopara el cambio completo de sus viejas concep-

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ciones mentales. Por tanto, por consejo de lamujer, tiene que iniciar su ascensión desde unlugar distinto. Solo entonces le será posiblejuzgar a qué altura deberá desviarse para al­canzar al grupo~las otras cualidades de supsique-que ha dejado atrás.

Asciende por la vía de un ferrocarnl de cre­mallera (un motivo que, quizá, refleja su cul­tura técnica) y se mantiene al lado derechode la vía, que es el lado consciente. (En lahistoria del simbolismo, el lado derecho ge­neralmente representa el reino de la conscien­cla; el IzqUIerdo, el inconsciente.) Por la iz­quierda, van bajando cochecitos en cuyo inte­rior se esconde un hombrecillo. Henry teme

que le atropellen los coches que venían pordetrás. Su inquietud no tiene fundamento, perorevela que Henry teme lo que, por así decir,yace tras su ego.

Los hombres hinchados y con traje azul po.drían simbolizar los esténles pensamientos In­

telectualistas que se van desencadenando me­cánicamente. El azul con frecuencia denotala función de pensar. Así es que los hombrespodrían ser símbolos de ideas o actitudes quehan muerto en las alturas intelectuales o tam­bién podrían representar las partes mteriores ysin vida de la psique de Henry.

En el sueño se hace un comentario acerCdde esos hombres: "Se decía que estaban muer­tos." Pero Henry está solo. ¿Quién dice eso"Es una voz, y cuando en un sueño se oye unavoz es un hecho muy sigmficativo. El doctorJung identificaba la aparición de una voz ensueños con la intervención del "sí-mismo". Re­presenta un conocimiento que tiene sus raí­ces en los fundamentos colectivos de la PSI­que. Lo que dice la voz no puede discutirse.

El conocimiento profundo de Henry ha pro­gresado acerca de las "fórmulas" muertas, alas que estuvo tan apegado, y marca un puntode giro en el c;ueño. Al fin, ha alcanzado ellugar adecuado para tomar una nueva direc­ción, a la derecha (la dirección consciente).hacia la consciencia y el mundo exterior. Allíencuentra esperándole las personas que se deJóatrás; y así puede llegar a tener conscienCiade aspectos de su personalidad anteriormentedesconocidos. Puesto que su ego ha sobrepa­sado los peligros con que se enfrentó estandosolo (hazaña que podía hacerle más maduro y

estable), puede volver a unirse al grupo o"colectividad" y encontrar refugio y comida

Luego, viene la lluvia, un chaparrón que aflo­ja la tensión y hace fértil a la tierra. En mi­tología, se consideraba con frecuencia que Llluvia era una "unión amorosa" entre el cieloy la tierra. En los misterios eléusicos, por ejem­plo, de<;pués que todo había sido purificado

Izquierda: la doncella griega Oanae, quefue fecundada por Zeus en forma delluvia de oro (de una pintura del artis­ta flamenco del s. XVI Jan Gossaert).Al igual que el sueño de Henry, estemito refleja el simbollsmo del chapa­rrón como un matrimonio sagrado entreel cielo y la tierra.

En otro de los sueños de Henry apare­ce una cervatilla, una imagen de latimidez femenina, como la que se veen el grabado de la página opue;ta,del artista inglés del $. XIX EdwinLandseer.

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con agua, venía la invocación al cielo: "i Llue­ve!" Y luego a la tierra: "i Fructifica!" Esose consideraba un matrimonio sagrado de losdioses. De este modo, puede decirse que lalluvia representa una "solución" en el sentidoliteral de la palabra.

Al descender, Henry vuelve a encontrar losvalores colectivos simbolizados por la mochilay la bicicleta de motor. Ha pasado por una faseen la que ha fortalecido su consciencia del egodemostrando que puede valerse por sí solo y sele renueva su necesidad de contacto social. Sinembargo, acepta la sugerencia de sus amigosde que debe esperar y recoger sus cosas a lamañana siguiente. De este modo se somete porsegunda vez a un consejo que viene de cual­quier parte: la primera vez, al consejo de unamujer vieja, a un poder sub,etivo, a una figuraarquetípica;, la segunda vez, a un modelo co­lectivo. Con este paso, Henry ha rebasado unapiedra miliar en el camino de la madurez.

Como una anticipación del desarrollo inte­rior que Henry esperaría alcanzar mediante elanálisis, este sueño era extraordinariamenteprometedor. Las opcsiciones en conflicto quemantenían en tensIón el alma de Henry esta­ban simbolizadas en forma impresionante. Poruna parte," estaba su incitación consciente aascender y por otra, su tendencia a la contem­plación pasiva. También la imagen de la jovenpatética con su vestidura blanca (representan­te de la sensibilidad y el romanticismo deHenry) contrasta con los cadáveres hinchadosvestidos de azul (que representan su estérilmundo intelectual). Sin embargo, a Henry,vencer esos obstáculos y alcanzar el equilibriosolo le sería posible después de las más duraspruebas.

Miedo al inconsciente

Los problemas que encontramos en el sue­ño inicial de Henry se presentaron en otrosmuchos: problemas como la vacilación entrela actividad masculina y la pasividad femeni­na, o una tendencia a esconderse tras el asce­tismo intelectual. Le tenía miedo al mundo,sin embargo, le atraía. Fundamentalmente, te­mía las obligacIOnes del matrimonio, las cua­les exigían que formalizara unas relaciones ~e­

rias con una mujer. Tal ambivalencia no esrara para quien está en el umbral de la virili­dad. Aunque por su edad Henry había rebasa­do esa fase, su madurez interior no corría pa­reja con sus años. Este problema se encuentracon frecuencia en los introvertidos con su mie·do a la realidad y al mundo exterior.

El cuarto sueño que Henry contó propor­cionó una chocante ilustración de su estadopsicológico:

Me parece que he tenido este sueño infinidad deveces. ServIcio militar, carrera de larga distancIa.Voy yo solo. Jamás llego a la meta. ¿Seré el últlm01El cammo lo conozco muy bIen, todo él déjd vu.La salIda es en un bosquecillo, y el suelo está cubier­to de hOjas secas. El terreno corre en suave pendien­te haCIa un rIachuelo idílico que inVIta a detenerse.Después, hay un camino polVOrIento. Conduce haciaHombrechtikon, un pueblec1l10 Junto al lago alto deZuncho Un arroyo bordeado de sauces semejantes aun cuadro de Bocklin en el que una vagorosa figurafemeDlna sIgue el curso del agua. Se hace de noche.En un pueblo, pregunto en qué dirección está elcamIno. Me dicen que el camino sigue durante unassiete horas hasta un sendero. Me recupero y con­tinúo.

SIn embargo, esta vez el final del sueño es dis­tInto. Despues del arroyo bordeado de sauces, llegoa un bosque. Descubro allí una cervatilla que se alejacorrIendo. Me ufano al contemplarla. La cervatIlla haapareCIdo por la IzqUIerda y yo tuerzo 'a la derecha.Veo allí tres extrañas crIaturas, mitad cerdos, mItadperros con patas de canguro. Las caras no se dIstin­guen y tIenen largas orejas caídas de perro. Puedeque sean personas disfrazadas. Cuando yo era mu­chacho, una vez me disfracé con un disfraz circensede burro.

El comienzo de este sueño de Henry es deevidente parecido con el primero. Vuelve aaparecer una figura femenma vagarasa y la am­bientación del sueño se asocia con otra pintu­ra de Bócklin. Ese cuadro, titulado Pensamien-

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tos de otoño, y las hojas secas mencionadasa comienzos del sueño, subrayan el carácterotoñal. También aparece en este sueño un amobiente romántico. Aparentemente este paisa­je interior, que representa la melancolía deHenry, le es muy conocido. Vuelve a estar conun grupo de personas, pero esta vez con ca­maradas militares en una carrera de larga dis­tancia.

Toda esta situaci6n (como también lo sugie­re el servicio militar) podría considerarse comorepresentación del destino medio de un hom­bre. El propio Henry dice: "Es un símbolode la vida." Pero el soñante no desea someter·se a él. Continúa solo, lo cual, probablemente,siempre fue el caso de Henry. Por eso tienela impresi6n de que todo es déja vu. Su pen­samiento ("Jamás llego a la meta") indica unafuerte sensación de inferioridad y la creenciade que no puede ganar la "carrera de largadistancia".

El camino le lleva a Hombrechtikon, nom­bre que le recuerda sus planes secretos deabandonar o romper con su casa (Hom=ho­gar, casa; brechen=romper). Pero como esarotura no se produce, vuelve a perder (comoen el primer sueño) el sentido de orientación,y tiene que preguntar la direcci6n.

Los sueños compensan más o menos explí­citamente la actitud mental consciente del so­ñ,mte. La figura romántica y femenina del idealconsciente de Henry está contrapesada con laaparici6n de los animales extraños con aspectode hembras. El mundo de los instintos de Hen-

1,

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ry está simbolizado por algo que es femenino.El bosque es un símbolo de una zona incons­ciente, un lugar oscuro donde viven animales.Al principio, surge una cervatilla-símbolo dela feminidad tímida, huidiza, inocente-perosolo por un momento. Luego ve Henry tresanimales mixtos, de apariencia extraña y repul­siva. Parecen representar el instinto indiferen­ciado, una especie de masa confusa de sus ins­tintos que contienen la materia prima de undesarrollo posterior. Su característica más no­table es que, virtualmente, todos carecen derostro y, por tanto, sin la más leve vislumhrede consciencia.

En el concepto de mucha gente, el cerdo estáasociado íntimamente con la rijosidad. (Circe,por ejemplo, convertía en cerdos a los hom­bres que la deseaban.) El perro puede repre­sentar la lealtad, pero también la promiscui­dad porque no distingue al elegir pareja. Sinembargo, el canguro es, con frecuencia, símbo­lo de maternalidad y capacidad de ternura.

Todos estos animales solo presentan rasgosrudimentarios y, aun estos, están contamina­dos de falta de sentido. En alquimia, la "ma­teria prima" solía representarse con tales cria­turas monstruosas y fabulosas, formas animalesmezcladas. En términos psicológicos probable­mente simbolizarían todo el inconsciente ori­ginario, del cual puede elevarse el ego indivi­dual y comenzar a desarrollarse hacia la ma·durez.

El miedo de Henry a los monstruos se evi­dencia con su intento de hacerlos parecer in-

Izquierda' dibujo hecho por Henry delos extraños animales de su sueño. Sonmudos y ciegos, incapaces de comuni­carse, y, de ese modo, representan suestado inconsciente. El animal que est'en el suelo (al que coloreó de verde,el color de la vegetaci6n y la naturll­leza, y, en la tradici6n popular, el colorde la esperanza), señala posibilidades decrecimiento y una ocasi6n de diferen­claci6n.

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ofensivos. Necesita convencerse de que solo songente disfrazada, como él mismo se disfrazósiendo muchacho. Su ansiedad es natural. Elhombre que descubre tales monstruos inhu­manos en su propio interior, como símbolos deciertos rasgos de su inconsciente, tiene todala razón para sentir miedo.

Otro sueño también muestra el miedo deHenry a las profundidades de su inconsciente:

Soy grumete en un barco de vela. Paradójicamente,las velas están desplegadas, aunque hay una calmacompleta. Mi tarea consiste en sostener una cuerdaque sirve para atar un mástil. Aunque parezca ex­traño, la borda es una pared cubierta con losas depiedra. Toda esa estructura está exactamente hastael límite entre el agua y el barco de vela que flotaen ella solo. Sujeto Con firmeza la cuerda (no elmástil) y me está prohibido mirar al agua.

En este sueño, Henry está en una situaciónpsicológica fronteriza. La borda es una paredque le protege pero, al mismo tiempo, le obs­truye la vista. Le está prohibido mirar al agua(donde puede descubrir fuerzas desconocidas).Todas estas imágenes revelan su duda y sumiedo.

El hombre que teme las comunicaciones desus profundidades interiores (como Henry) letiene tanto miedo al elemento femenino quehay dentro de sí, como a la mujer real. Haymomentos en que se siente fascinado por ella,en otros, trata de huirla; fascinado y aterra·do, huye para no ser su "presa". No se atrevea acercarse con su sexualidad animal a unamujer amada (y, por tanto, idealizada).

Como resultado típico de su vínculo mater­no, Henry tenía dificultad para dar a una mis­ma mujer su sentimiento y su sensualidad. Unay otra vez, sus sueños demostraban sus deseosde librarse de ese dilema. En uno de los sue­ños, era un "monje con una misión secreta".En otro, sus instintos le tentaron en un burdel:

Junto con un camarada del ejército, que había te­nido muchas aventuras eróticas, me encuentro espe­rando frente a una casa en una calle oscura de unaciudad desconocida. Solo se permite la entrada a lasmujeres. Por tanto, en el vestíbulo, mi amigo sepone una pequeña careta de carnaval con cara demujer y sube por la escalera. Posiblemente, yo hicelo mismo que él, pero no lo recuerdo claramente.

Lo que este sueño propone satisfaría la cu­riosidad de Henry, pero al precio de un frau­de. Como hombre, carece del atrevimientopara entrar en la casa que, evidentemente, esun burdel. Pero si prescinde de su masculini­dad, podría ver por dentro ese mundo prohi­bido, prohibido por su mente consciente. Sinembargo, el sueño no nos dice si se decide aentrar. Henry aún no ha vencido sus inhibicio­nes, fracaso comprensible si consideramos lasimplicaciones de entrar en un burdel.

Este sueño me parece que revela en Henryuna veta erótica homosexual: parecía sentirque una "careta" femenina le haría atractivopara los hombres. Esta hipótesis la apoya elsiguiente sueño:

Me encuentro que he retrocedido a mis cinco oseis años de edad. Mi compañero de juego de esosdías me dice cómo participó en una acción obscena

El animal parecido a un cerdo enel sueño connota bestialidad y ten­dencia a la lujuria, como en el mitode Circe, la cual convertla a los hom­bres en cerdos. Página opuesta, dere­cha: de un vaso griego, un hombre­cerdo, Odiseo y Circe. Derecha: enuno de los dibujos en que GeorgeGrosz atacaba la sociedad alemanade la preguerra, a un hombre (conuna prostituta) le ha puesto cabezade cerdo para mostrar su vulgaridad.

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El santo y la prostituta

La asociación personal que Henry atribuyea la prostituta era la Venus de Willendorf.una estatuilla (de la Edad Paleolítica) de une.mujer carnosa, probablemente una diosa de 1.:naturaleza o de la fertilidad. Después añadió:"Oí primeramente que tocar las nalgas es urrito de fertilidad, cuando estuve de viaje por e:

l'

Me encuentro en un estrecho camino de montaña.A la izquierda (según se desciende) nay un profundoabismo; a la derecha, un muro de rocas. A lo largodel camino, hay diversidad de cuevas, refugios, cor­tados en la roca, como protección de la intemperiepara los vagabundos solitarios. En una de esas cue­vas, medio escondida, se había refugiado una pros­tituta. Aunque parezca extraño, la veo desde atrásdesde el lado de las rocas. Tiene un cuerpo sin for­mas, esponjosD. La miro con curiosidad y le toco lasnalgas. Quizá, eso me parece de repente, no es unamujer sino una especie de prostituta masculina

Esa misma criatura va entonces hacia ad~lant"como un santo, con una chaqueta corta color carmesí echada por los hombros. Baja al camino y entraen ptra cueVa mucho mayor provista de sillas y ban­cos toscos. Con mirada altiva echa a todos los queya estaban presentes, y a mí también. Luego, él ..sus seguidores entran y se instalan. .

La situación psíquica de Henry quedó másnetamente retratada en el siguiente sueño enel cual se exponía su miedo a la sensualidadprimitiva y su deseo de evadirse hacia unaespecie de ascetismo. En este sueño se puedever la dirección que estaba tomando su des­arrollo. Por tanto, el sueño lo interpretaremospor extenso.

Henry explicó: u Aquí ve usted la guerra desexos tal como la describe Giraudoux." Y lue­go añade: "El palacio de Baviera, donde re­cu~rd.o haber visto este patio del sueño, ha es­tado hasta hace poco desfigurado con aloja­mientos de urgencia para gente pobre. Cuandoyo lo visité, me pregunté si no hubiera sidopreferible llevar una existencia pobre en lasruinas de una belleza clásica que llevar unavida activa estando rodeado por la fealdad deuna gran ciudad. También me pregunté, cuan­do fui testigo en la boda de un camarada sisu matrimonio sería duradero porque la n;viame produjo una impresión desfavorable."

El ardiente deseo de retirarse hacia la pa­sividad y la introversión, el miedo a un fraca­so matrimonial, la separación de sexos de susueño, todos estos son síntomas inconfundi­bles de las dudas secretas ocultas bajo la cons­ciencia de Henry.

con el director de una fábrica. Mi amigo ponía lamano derecha en el pene del hombre para mante­nerlo caliente, y, a la vez, para calentarse la mano.El director era un amigo íntimo de mi padre y alque yo admiraba por su interés amplio y variado.Pero nos reíamos de él porque era un «joven eterno •.

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Participo en la boda de una pareja desconocida.A la una de la mañana, los participantes en la bodaregresan de las ceremonias: los contrayentes, y elinvitado y la invitada de honor. Entraron en un patiogrande donde yo les esperaba. Parece que los reciéncasados ya han tenido una pelea, y también la otrapareja. Finalmente, encuentran la solución retirán·dose separadamente los dos hombres y las dos mu­jeres.

En los niños de esa edad los juegos eróticoshomosexuales no son infrecuentes. Que Henryvuelva a ellos en sus sueños sugiere que sesentía abrumado por sentimientos culpables y,por tanto, fuertemente reprimidos. Tales sen­timientos estaban vinculados a su profundomiedo a formalizar lazos duraderos con unamujer. Otro sueño, y sus asociaciones, acla­ran este conflicto:

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Wallis (cantón de la Suiza francesa), donde vi­sité antiguas tumbas célticas y excavaciones.Allí me dijeron que en otro tiempo había unasuave superficie inclinada hecha de baldosasembadurnadas con toda clase de sustancias.Las mujeres estériles tenían que deslizarse porallí sobre las nalgas desnudas con el fin de cu­rarse su esterilidad."

A la chaqueta del "santo", Henery asociabaesto: "Mi novia tenía un chaquetón de formaparecida, pero era blanco. La tarde anterioral sueño estuvimos bailando y ella llevaba esechaquetón blanco. Otra muchacha, amiga suya,estaba con nosotros. Tenía un chaquetón caromesí, que me gustaba más."

Si los sueños no son satisfacciones de losdeseos (como creía Freud), sino, más bien,como suponía Jung, "autorrepresentaciones delinconsciente", entonces tenemos que admitirque la situación psíquica de Henry difícilmen­te podía estar mejor representada que en lade~,cripción dada del "santo" en el sueño.

Henry es un "vagabundo solitario" en el ca­mino estrecho. Pero (quizá gracias al análisis)ya está descendiendo de las inhospitalarias al­turas. A la izquierda, en el lado del incons­cienté, el camino está bordeado por las terri­bles profundidades de un abismo. A la derecha,el lado de la consciencia, el camino está blo­queado por el rígido muro de rocas de sus ideasconscientes. Sin embargo. en las ellE'VaS (que

pudieran representar, por así decir, las zonasinconscientes del campo de la consciencia deHenry), hay lugares donde puede encontrarserefugio cuando llega el mal tiempo, en otraspalabras, cuando las tensiones exteriores sehacen demasiado amenazadoras.

Las cuevas son el resultado de intencionadalabor humana: están excavadas en la roca. Encierto modo, se parecen a las fisuras que seproducen en nuestra consciencia cuando nues­tro poder de concentración ha alcanzado suslímites y se rompe, de tal modo que el materialde la fantasía puede penetrar sin restricción.En tales momentos, algo inesperado puede re­velarse y permitir una mirada profunda en elfondo de la psique, un rápido vistazo a las re·giones del inconsciente donde nuestra imagina­ción se desenvuelve libremente. Además, lascuevas rocosas pueden ser símbolos del senode la Madre Tierra, que aparecen como caver­nas misteriosas en las que puede producirse latransformación y el renacer.

Por tanto, el sueño parece representar la re­tirada introvertida de Henry-euando el mun·do llega a ser demasiado difícil para él-a una"cueva" dentro de su consciencia donde puedesometerse a sus fantasías subjetivas. Esta in­terpretación también explicaría por qué él vela figura femenina, que es una réplica de algu­no de los rasgos femeninos interiores de supsique. Ella es una prostituta sin forma, espon-

I

Página opuesta: dibujo, hecho por Hen­ry, del barco de su sueño, con unapared de losas en la borda (otra imagende su introversión y miedo a la vida).

Derecha' la escultura prehistórica llama­da "Venus de Willendorf», una de lasaSOCiaciones de Henry a la imagen dela prostituta de su sueño. En el mismosueño, al santo se le ve en una cuevasagrada. Muchas grutas son hoy lugaressagrados, como la gruta de Bernadette(extremo derecha), en Lourdes, dondela Virgen María se apareció a una niña.

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po que estimulará la actividad sensual del ma­cho).

Al tocar las nalgas de la prostituta, Henf}lleva a cabo inconscientemente una especie derito de fertilidad, análogo a los ritos que sepractican en muchas tribus primitivas. La im­posición de manos y la curación van juntascon frecuencia; de la misma forma, tocar conla mano puede ser una defensa o una maldi­ción.

Inmediatamente, le surge la idea de que lafigura no es una mujer, sino una prostituta mas­culina. Así la figura se hace hermafrodítica.corno muchas figuras mitológicas (y corno lafigura "sacerdotal" del primer sueño). La inse­guridad concerniente a su propio sexo puedeobservarse con frecuencia en los púberes; )por esa razón, la homosexualidad en la adoles­cencia no se considera infrecuente. Ni es talincertidumbre excepcional para un joven conla estructura psicológica de Henry; él ya hadado a entender eso en algunos de sus prime­ros sueños.

Pero la represión (corno la incertidumbre se·xual) puede causar la confusión acerca del sexode la prostituta. La figura femenina que, a la

josa, medio escondida, que representa la ima­gen, reprimida en su inconsciente, de una mu­jer a la que Henry nunca se habría acercadoen la vida consciente. Ella habría sido siem­pre para él completamente tabú a pesar delhecho de que (como opuesto a una madre ex­cesivamente venerada) la prostituta tuviera unasecreta fascinación para él, como para todohijo con complejo materno.

La idea de restringir las relaciones con unamujer a una sensualidad puramente animal,excluido todo sentimentalismo, tienta con fre­cuencia a los jóvenes de tal índole. En seme·jante unión él puede mantener sus sentimien­tos sin división y, por tanto, puede seguir sien­do "sincero" con su madre en último sentido.De ese modo, a pesar de todo, el tabú estable·cido por la madre contra toda otra mujer per­manece inflexiblemente efectivo en la psiquedel hijo.

Henry, que parece haberse retirado comple.tamente al fondo de la cueva de su fantasía, vea la prostituta solo "desde atrás". No se atre­ve a mirarla a la cara. Pero "por la espalda"también significa desde su lado menos huma­no: sus nalgas (es decir, la parte de su cuero

Una chaqueta, con frecuencia, pu~

simbolizar la máscara exterior o per­sona que presentamos al mundo. E'manto del profeta EHas tiene un signI­ficado análogo' cuando ascendi6 al ciele(izquierda, según una pintura campesI­na sUiza), dej6 su manto a su sucesorEhseo, con lo cual el manto represen­taba el poder y la misi6n del profetaque habfa de asumir el sucesor. (En lapintura, el manto es rojo, como la ch&­queta del santo en el sueño de Henry.]

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vez, atrajo y repelió al soñante, se transforma,pnmeramt"nte, en un hombre y después en unsanto. La segunda transformación elimina dela imagen todo lo sexual e implica que el únicomedio de escapar de la realidad del sexo estáen la adopción de una vida ascética y santa,negando la carne. Tales cambios dramáticosson corrientes en los sueños: algo se convier·te en su opuesto (como la prostituta se vuelveun santo) para demostrar que con la transmu­tación aun los opuestos más extremos puedencambiarse uno en otro.

Henry también vio algo significativo en lachaqueta del santo. Una chaqueta suele ser elsímbolo de la cubierta protectora o máscara(que Jung llamó la persona) que un individuopresenta ante el mundo. Tiene dos propósitos:primero, producir una impresión específica enla demás gente; segundo, esconder el "sí·mismo" interior del individuo a los ojos es·crutadores de los demás. La persona que Hen·ry da en su sueño al santo nos dice algo acercade su actitud respecto a su novia y su ami­ga. La chaqueta del santo tiene el color delchaquetón de la amiga, que Henry ha admira­do, pero también tiene la forma del chaquetónde la novia. Esto puede implicar que el incons­ciente de Henry deseaba atribuir santidad aambas mujeres con el fin de protegerse de susatractivos femeninos. También la chaqueta esroja que (como ya hemos dicho antes) es tra·dicionalmente el ,::olor simbólico del senti­miento y la pasión. Eso da a la figura delsanto una especie de espiritualidad erotizada,cualidad que se encuentra con frecuencia en

hombres que reprimen su propia sexualidad ytratan de fiarse solamente de su "espíritu" orazón.

Sin embargo, tal huida del mundo de lacarne no es natural en un joven. En la prime­ra mitad de la vida deberíamos aprender aaceptar nuestra sexualidad; es esencial parala preservación y continuación de nuestra es­pecie. El sueño parece estar recordando a Hen­ry precisamente ese punto.

Cuando el santo deja la cueva y desciendeal camino (descendiendo de las alturas haciael valle), entra en otra cueva con sillas y ban­cos toscos, que recuerda uno de los lugares deoración de los cristianos primitivos y de refu­gio contra la persecución. Esta cueva pareceun lugar sagrado, de curación, un lugar de me­ditación y del misteno de transformaCión delo terrena! a 10 celestial, de lo carnal a lo es­piritual.

A Henry no se le permite seguir al santo,sino que se vuelve de la cueva con todos lospresentes (es decir, con sus entidades incons­cientes). Verosímilmente, a Henry y a todoslos otros que no son seguidores del santo seles está diciendo que tienen que vivir en elmundo exterior. El sueño parece decir queHenry tiene, primeramente, que triunfar en lavida exterior antes de que sea capaz de sumer­girse en una esfera religiosa o espiritual. Lafigura del santo también parece simbohzar (deun modo anticipatorio, relativamente indife­renCiado) el "sí-mismo", pero Henry aún notiene suficiente madurez para permanecer jun­to a esa figura.

El que Henry tocara a la prostitutapuede relacionarse con la creencia en elefecto mágico de tocar. Página opuesta:el irlandés, del s. XVII, Valentine Grea­trakes. famoso por sus curaciones me­dIante la imposIcIón de manos.

Derecha' otro ejemplo de máscara exte­rior o perlona: la ropa llevada por losmodernes jóvenes butnik Ingleses indi­ca los valores y la forma de vida quedesean mostrar al mundo exterior.

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Cómo se desarrolló el análisis

A pesar del escepticismo y la resistencia ini­ciales, Henry comenzó a tomar vivo interésen los sucesos internos de su psique. Eviden­temente, estaba impresionado por sus sueños.Parecían compensarle su vida consciente deforma significativa y darle valiosos conocimien­tos profundos de su ambivalencia, su vacila­ción y su preferencia por la pasIvidad.

Después de algún tiempo, aparecieron sue­ños más positivos que mostraban que Henryya estaba "en el buen camino". Dos meses des­pués de que hubiera comenzado su análisis.contó el siguiente sueño:

En el puerto de un pueblecito, no lejos de mi casa,y en la orilla de un lago de las cercanías, están extra­yendo del fondo del lago locomotoras y furgones quehabían sIdo hundIdos en la última guerra. Pnmera­mente sacan un gran clhndro, como la caldera deuna locomotora. Luego un furgón enorm~ y llenode herrumbre. Toda la escena tIene un aspecto ho­rnble pero pmtoresco. Las piezas recuperadas tIenenque ser transportadas por las vías y con cables de lacercana estacIón de ferrocarnl. Entonces el fondodel lago se transforma en u.n verde prado.

Aquí vemos qué notable avance interior hahecho Henry. Las locomotoras (probablementesímbolos de energía y dmamismo) habían sido"hundidas"-es decir, reprimidas en el incons­ciente-pero ahora son sacadas a la luz deldía. Con ellas hay furgones en los que puedetransportarse toda clase de mercancía valiosa(cualidades psíquicas). Ahora que esos "obJe­tos" vuelven a estar al alcance de la vida cons­ciente de Henry, puede empezar a darse cuen­ta de cuánta fuerza activa podría estar a sudisposición. La transformacIón del oscuro fon­do del lago en prado, subraya su capacidadpara la acción positiva.

Algunas veces, en el "viaje solitario" deHenry hacia la madurez, él también reCIbeayuda de su lado femenino. En su sueño VI­gesimo cuarto, se encuentra con una "mucha­cha jorobada":

Voy cammo de una escuela en compañía de unaseñorIta desconocida de aspecto pequeño y delicadopero desfigurada por una ¡oroba. Otras muchas per­sonas van entrando en la escuela. Mientras otras se

, ..

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distribuyen por diversas aulas para lecciones de canto,la muchacha y yo nos sentamos ante una mesitacuadrada. Ella me da una lección particular de canto.Siento lástima de ella y, por tanto, la beso en laboca. Sin embargo, me doy cuenta de que con eseacto soy infiel a mi novia, aun cuando pueda serexcusable.

así, no se habría sentido "infiel"); ha aprendi­do a relacionarse con "la mujer interior".

Otro sueño demuestra la parte que esa se­ñorita jorobada ha desempeñado en el desarro­llo interior de Henry:

Cantar es una de las expresiones inmediatasde los sentimientos. Pero (como hemos visto)Henry les tiene miedo a sus sentimientos; losconoce solo de una forma adolescente ideali­zada. No obstante, en este sueño le enseñan acantar (la expresión de los sentimientos) anteuna mesa cuadrada. La mesa, con sus cuatrolados iguales, es una representación del mo­tivo "cuádruple", que, generalmente, es unsímbolo de completamiento. De ese modo, larelación entre el cantar y la mesa cuadradaparece indicar que Henry tiene que integrar sulado "sentimental" antes de que pueda alcan·zar el completamiento psíquico. De hecho, lalección de canto conmueve sus sentimientos, ybesa a la muchacha en la boca. Por lo cual, encierto sentido, se "desposa" con ella (de no ser

Como en la pintura de la página opuesta(del artista inglés del s. XIX WilliamTurner). titulada Lluvia, vapor y velo­cidad, la locomotora es claramente ~na

Imagen del impulso, de la energla dlná·mica. En el sueño de Henry (dibujadopor él, abajo) extraen locomotoras d.eun lago, expresión de la liberación <teuna fuerza para una acción valiosa queanteriormente se habla reprimido en elinconsciente.

Estoy en una escuela intermedia desconocida. Du­rante la hora de clase, me introduzco, a escondidas,en la casa aunque no sé con qué fin. Me escondoen la habitación tras un pequeí'lo armario cuadrado.La puerta del pasillo está entreabierta. Temo queme descubran. Un adulto pasa sin verme. Pero entrauna muchachita jorobada y me Ve inmediatamente.Me empuja y me saca de mi escondite.

No solo aparece en los dos sueños la mismamuchacha, sino que, ambas apariciones son enuna escuela. En ambos casos, Henry tiene queaprender algo que le ayuda en su desarrollo.Verosímilmente, él desearía satisfacer su de­seo de saber mientras permanecía inadvertidoy pasivo.

La figura de una muchachita deforme apare­ce en numerosos cuentos de hadas. En esoscuentos la fealdad de la joroba suele esconderuna gran belleza que se descubre cuando el"hombre adecuado" viene a libertar a la mu­chacha de su mágico encantamiento, general­mente con un beso. La muchacha del sueño deHenry puede ser un símbolo del alma de Hen­ry la cual también tiene que ser librada del"hechizo" que la ha afeado.

Cuando la muchacha jorobada trata de des­pertar los sentimientos de Henry por medio delcanto, o le saca de su oscuro escondite (obli­gándole a afrontar la luz del día), ella se mues­tra como guía útil. En cierto sentido, Henrypuede y debe pertenecer, ~imultáneamente, asu novia y a la muchachita jorobada (a la pri­mera, como representante de la mujer real, ex­terior, y a la segunda como encarnación delánima psíquica interior).

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El sueño oráculo

La gente que confía totalmente en su pensa­miento racional y desecha o reprime toda ma­nifestación de su vida psíquica, con frecuencia,tiene inclinación, casi inexplicable, hacia la su­perstición. Escucha los oráculos y profecías ypuede ser fácilmente embaucada o influida pormagos y prestidigitadores. Y como los sueñoscompensan nuestra vida exterior, la importan­cia que esa gente da a su intelecto está con­trapesada por los sueños en los que se en­cuentra con lo irracional y no puede librarsede ello.

Henry experimentó ese fenómeno, duranteel curso del análisis, de una forma impresio­nante. Cuatro sueños extraordinarios, basadosen esos temas irracionales, representaron hitosdecisivos en su desarrollo espiritual. El prime­ro de ellos 10 tuvo unas diez semanas despuésde haber comenzado el análisis. Así contó Hen­ry su sueño:

Solitario en un viaje aventurero por Sudamérica,siento, al fin, el deseo de volver a mi patria. En unaciudad extranjera situada en una montaña, trato dellegar a la estación de ferrocarril que, instintivamen­te, sospecho que está en el centro de la ciudad, ensu parte más elevada. Temo que sea demasiado tarde.

Sin embargo, por fortuna, un pasadizo abovedadose abre paso por la hilera de casas a mi derecha,construidas muy hacinadas como en la arquitecturade la Edad Media, formando un muro impenetrabletras del cual es probable que se encuentre la esta­ción. Toda la escena ofrece un aspecto muy pinto­resco. Veo las soleadas y pintadas fachadas de lascasas, el oscuro pasadizo en cuyas sombras cuatrofiguras harapientas se han instalado en el suelo. Conun suspiro de alivio, me apresuré hacia el pasadizoy, de repente, un tipo extraño como de trampero,apareció delante de mí, evidentemente con el mismodeseo de coger el tren.

Al acercarnos, los cuatro porteros, que resultaronser chinos, se abalanzaron para impedirnos la entra­da. Durante la lucha que se produjo, resulta heridami pierna izquierda con las largas uñas del pie iz­quierdo de uno de los chinos. Ahora un oráculo tieneque decidir si nos han de franquear la entrada o sinos han de quitar la vida.

Soy el primero del que se han de ocupar. Mientrasmi compañero es atado y llevado aparte, los chinosconsultan el oráculo utilizando varillas de marfilLa sentencia es en mi contra pero me conceden otraposibilidad. Me esposan y me llevan aparte, precisa-

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mente donde estaba mi compañero, y él ocupa ahorami puesto. En su presencia, el oráculo tiene que de­cidir mi sino por segunda vez. En esta ocasión es ami favor. Estoy salvado.

Inmediatamente se da uno cuenta de la sin­gularidad y el significado excepcional de estesueño, su riqueza de símbolos y su concisión.Sin embargo, par~cía como si la mente cons­ciente de Henry quisiera ignorar el sueño.A causa del escepticismo hacia los productos desu inconsciente, era importante no exponer elsueño al peligro de la racionalización sino, másbien, dejar que actuara sobre él sin interferen­cia. Por tanto, al principio, refrené mi inter­pretación. En cambio, solo le ofrecí una su­gerencia: le aconsejé leer y después consul­tar (como hicieron los chinos de su sueño) elfamoso libro chino de oráculos, el 1 Chingo

El 1 Ching, el llamado "Libro de los cam­bios", es un libro muy antiguo de sabiduría;sus raíces se remontan a tiempos míticos ynos ha llegado en su forma actual desde elaño 3.000 a. de J. C. Según Richard Wilhelm(que lo tradujo al alemán y proporcionó uncomentario admirable), las dos ramas principa·les de la filosofía china-taoísmo y confucianis­mo-tienen su origen común en el 1 Chingo Ellibro se basa en la hipótesis de la singularidaddel hombre y del cosmos circundante. y en lapareja de opuestos complementarios Yang yYin (es decir, los principios masculino y fe­menino). Consta de 64 "signos", representadocada uno por un dibujo hecho con seis líneas.En esos signos están contenidas todas las com­binaciones posibles de Yang y Yin. Las líneasrectas se consideran masculinas, y las quebra­das, femeninas.

Cada signo describe cambios en la situaciónhumana o cósmica y cada una prescribe, en unlenguaje pintoresco, el curso de la acción queha de seguirse en tales momentos. Los chinosconsultaban ese oráculo por medios que indi­caban cuál de los signos era el adecuado enun momento determinado. Lo hacían utilizan­do cincuenta varillas, de una forma un tantocomplicada, que proporcionaba un determina-

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Derecha: DibuJo hecho por Henry de laespada y el casco que vio en una fan·tasía suya y que también se relacionancon una sección del I Chlng: L1, celadherirse, fuego».

Izquierda: dos páginas del I Chlng conel exagrama MENG (que equivale a eton·terhl juvenil»). las tres líneas superio­res del exagrama simbolizan una monotaña y también pueden representar unapuerta; las tres lineas inferiores. el aguay el abismo.

cidad" (O, más llanamente, coincidencia signi­ficativa). El ha descrito esta difícil idea nuevaen su ensayo Sincronicidad: principio de co­nexión acausal. Está basado en la idea deun conocimiento interior inconsciente que en­laza un suceso físico con una situación psíqui­ca de tal modo que cierto suceso que aparececomo "accidental" o "coincidente" puede, dehecho, ser psíquicamente significativo; y susignificado con frecuencia se indica simbóli­camente por medio de sueños que coincidencon el suceso.

Varias semanas después de haber estudiadoel 1 Ching, Henry siguió mi sugerencia (congran escepticismo) y tiró las monedas. Lo queencontró en el libro le produjo una tremendaimpresión. En resumen, el oráculo al que élconsultó tenía varias referencias, asombrosas asu sueño y a su situación psicológica en gene·ral. Por una notable coincidencia "sincrónica",el signo que quedó indicado con el procedi­miento de las monedas se llamaba MENG, o"tontería juvenil". En este capítulo hay variosparalelos con los motivos del sueño en cues­tión. Según el texto del 1 Ching, las tres líneassuperiores de ese exagrama simbolizan unamontaña y tienen el significado de "mantener­se tranquilo"; también pueden interpret41rse

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do número. (Por cierto, Henry dijo que, unavez, había leído-probablemente en el comen­tario de Jung sobre "El secreto de la flor deoro"-acerca de un extraño juego que, a ve­ces, utilizaban los chinos para predecir el fu­turo.)

Hoy día, el método más corriente de consul­tar el 1 Ching es utilizar tres monedas. Cadatirada de las tres monedas da una línea. Las"caras", que representan una línea masculina,cuentan como tres; las "cruces", una líneaquebrada femenina, cuentan como dos. Las mo­nedas se tiran seis veces, y los números quese producen indican el signo o exagrama (esdecir, el conjunto de seis líneas) que hay queconsultar.

Pero ¿qué valor tiene tal "adivinación delporvenir" en nuestro tiempo? Aun aquellosque aceptan la idea de que el 1 Ching es unalmacén de sabiduría encontrarán difícil creerque consultar el oráculo es algo más que unexperimento en lo oculto. Por supuesto, esdifícil captar que hay algo más, porque la per­sona corriente de hoy día desecha conscien­temente toda técnica adivinatoria como ton­tería arcaica. Sin embargo, no son tonterías.Como ha demostrado el Dr. Jung, están basa­das en lo que él llama "principio de sincroni-

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como una puerta. Las tres líneas inferioressimbolizan agua, abismo y luna. Todos estossímbolos se habían producido en los sueñosanteriores de Henry. Entre otras muchas afir­maciones que parecían aplicables a Henryestaba la siguiente advertencia: "Para la tonte­ría juvenil, es 10 más desesperanzador enredar­se en imaginaciones vacías. Cuanto más obsti·nadamente se adhiera a las fantasías irrealescon más certeza le sorprenderá la humilla­ción."

De este y de otros modos complejos, eloráculo parecía aludir directamente al proble­ma de Henry. Esto le inquietó. Al principio,trató de librarse de sus efectos con fuerza devoluntad, pero no pudo librarse de sus efectosni aun en sueños. El mensaje de 1 Ching pare·ció conmovcrle profundamente a pesar del len­guaje enigmático en el que estaba expresado.Llegó a estar dominado por la verdadera irra·cionalidad cuya existencia había negado du­rante tanto tiempo. A veces silencioso, a ve­ces irritado, leyendo las palabras que parecíancoincidir con los símbolos de sus sueños, dijo:"Tengo que meditar todo esto muy despacio",y se marchó antes de que terminara la sesión.Canceló por teléfono la sesión siguiente, acausa de la gripe, y no volvió. Esperé ("man­tenerse tranquilo") porque supuse que él aúnno había asimilado el oráculo.

Transcurrió un mes. Finalmente, Henry re­apareció, excitado y desconcertado, y me contólo que había ocurrido en el intervalo. Inicial­mente, su intelecto (en el que, hasta entonces,tanto había confiado) sufrió una gran conmo­ción que, primeramente, trató de suprimir. Sinembargo, pronto tuvo que admitir que los men­sajes del oráculo le perseguían. Se propusovolver a consultar el libro, porque, en su sue·ño, el oráculo fue consultado dos veces. Peroel texto del capítulo "Tontería juvenil" le pra­hibía expresamente hacer una segunda pregun­ta. Durante dos noches, Henry estuvo dandovueltas en la cama sin poder dormir; pero. enla tercera, una luminosa imagen de gran fuer­za apareció de repente ante sus ojos: un cascoy una espada flotando en el espacio vacío.

Henry volvió a coger inmediatamente el1 Ching y 10 abrió al azar por el comentarioal capítulo 30, donde (con gran sorpresa suya)leyó el siguiente pasaje: "El adherirse es fue­go, significa cotas de malla, cascos, significa

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lanzas y armas." Ahora creía comprender porqué estaba prohibida una segunda consulta in·tencionada del oráculo. Porque en su sueño, elego estaba excluido de una segunda pregunta;era el trampero el que tenía que consultar aloráculo por segunda vez. De la mi~ma forma,fue el acto semiinconsciente de Henry el quehabía hecho inintencionadamente la segundapregunta al 1 Ching abriendo el libro al azarhaciendo aparecer un símbolo que coincidíacon su visión nocturna.

Henry estaba tan clara y profundamente ex­citado que parecía el momento adecuado parainterpretar el sueño que había puesto en mar­cha la transformación. En vista de los sucesosdel sueño, era evidente que los elementos oní­ricos tenían que interpretarse como contenidosinteriores de la personalidad de Henry y iasseis figuras oníricas como personificación desus cualidades psíquicas. Tales sueños son re­lativamente raros pero, cuando se producen.sus efectos posteriores son todos muy pode­rosos. Por eso es por lo que pueden llamarse"sueños de transformación".

Con sueños de tal poder pictórico, raramen­te tiene el soñante más de algunas asociacio­nes personales. Todo lo que Henry podía adu·cir es que, hacía poco, había solicitado un em­pleo en Chile y no le habían aceptado porqueno concederían el empleo a quienes no estu­viesen casados. También sabía que algunos chi­nos se dejan crecer las uñas de la mano iz­quierda como señal de que, en vez de traba­jar, se consagran a la meditación.

El fracaso de Henry (de obtener un empleoen Sudamérica) se lt' presentaba en su sueño.En él, se ve transportado a un caluroso mun­do meridional, un mundo que, en contraste conEuropa, él podría llamar primitivo, sin prohi­biciones, y sensual. Representa un excelentecuadro simbólico del reino del inconsciente.

Este reino era lo opuesto al culto intelectoy al puritanismo suizo que regían la menteconsciente de Henry. Era, de hecho, su natu­ral "tierra sombría", por la que había esperadocon impaciencia; pero al poco tiempo, ya no

Página opuesta: un paralelo de los por­teros en el «sueño oráculolt de Henry:una de las dos esculturas (siglos X alXIII) que guardan la entrada a las cue­vas chinas Mai-chi-san.

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se sintió tan a gusto en ella. Desde las fuerzastectónicas, oscuras, maternales (simbolizadaspor Sudamérica) regresa en el sueño a la ma­dre clara y personal y a la novia. De repente,se da cuenta cuánto se ha alejado de ellas;se encuentra solo en una "ciudad extranjera".

Este acrecentamiento de la consciencia estásimbolizado en el sueño como "parte más ele­vada"; la ciudad estaba edificada en una mon­taña. Por tanto, Henry "asciende" a una ma­yor consciencia en la "tierra sombría"; desdeahí, espera "encontrar su camino a la patria".Este problema de ascender una montaña ya sele planteó en el sueño inicial. Y, al igual queen el sueño del santo y la prostituta, o enmuchos relatos mitológicos, una montaña sue­le simbalizar un lugar de revelación donde pue·de producirse la transformación y el cambio.

La "ciudad en la montaña" es también unconocido símbolo arquetípico que aparece enla historia de nuestra cultura con diversas va·riantes. La ciudad, que corresponde en su tra·zado a un manda/a, representa esa "región delalma" en medio de la cual el "sí-mismo" (el

centro más interno y totalidad de la psique)tiene su morada.

Es sorprendente que la sede del "sí-mismo"esté representada en el sueño de Henry comoun centro de transportes de la colectividad hu­mana: una- estación de ferrocarril. Esto puedeser porque el "sí-mismo" (si el soñante es jo­ven y tiene un nivel de desarrollo espiritualrelativamente bajo) suele simbolizarse con unobjeto del reino de su experiencia personal,muy frecuentemente un objeto trivial que com­pensa las elevadas aspiraciones del soñante.Solo en la persona madura conocedora de lasimágenes de su alma, el "sí-mismo" se conoceen un símbolo que corresponde a su valorúnico.

Aunque Henry no sabe en realidad dóndeestá la estación, supone que ha de encontrarseen el centro de la ciudad, en su punto máselevado. Aquí, como en los primeros sueños,recibe ayuda de su inconsciente. La menteconsciente de Henry estaba identificada consu profesión de ingeniero; por tanto, tambiénle gustaría que su mundo interior se relaciona­ra con los productos racionales de la civiliza­ción, como es una estación de ferrocarril. Sinembargo, el sueño rechaza esa actitud e indi­ca un camino completamente distinto.

El camino lleva "bajo" y a través de un pa­sadizo oscuro. Un pasadizo abovedado es tam­bién el símbolo de un umbral, un lugar dondeacecha el peligro, un lugar que, al mi~mo tiem­po, separa y une. En vez de la estación de fe­rrocarril que Henry buscaba, que iba a co­nectar la incivilizada Sudamérica con Europa,Henry se encuentra ante un oscuro pasadizoabovedado donde cuatro chinos harapientos,echados en el suelo, impiden el paso. El sueñono hace distinción entre ellos, por lo cual pue­den considerarse como cuatro aspectos de latotalidad masculina aún sin diferenciar. (Elnúmero cuatro, símbolo de totalidad y com­pletamiento, representa un arquetipo que elDr. Jung ha estudiado por extenso en sus es­critos.)

Así es que los chinos representan las par­tes psíquicas masculinas del inconsciente deHenry que él no puede pasar, porque "el ca­mino al «(sí-mismo))" (es decir, al centro de lapsique) está obstruido por ellos y aún tieneque ser abierto para él. Hasta que eso no searregle, no puede seguir su viaje.

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Sin darse aún cuenta .del peligro inminente,Henry corre hacia el pasadizo, esperando, alfin, llegar a la estación. Pero en el camino, seencuentra con su "sombra", su lado primitivoy no vivido que aparece en la guisa de tram­pero tosco y terrenal. La aparicióll de esta fi­gura probablemente significa que el ego in­trovertido de Henry se ha unido por su ladoextravertido (compensatorio), que representasus rasgos emotivos reprimidos e irracionales.Esta figura nebulosa rebasa al ego conscienteen el primer término y, a causa de que perso­nifica la actividad y la autonomía de las cuali­dades inconscientes, se convierte en el porta­dor adecuado del destino, mediante el cualtodo sucede.

El sueño avanza hacia su punto culminante.Durante la lucha entre Henry, el trampero ylos cuatro chinos harapientos, la pierna iz­quierda de Henry es arañada por las largasuñas del pie izquierdo de uno de los cuatro.(Aquí, parece, el carácter europeo del ego cons­ciente de Henry ha chocado con una personifi­cación de la antigua sabiduría de Oriente, conel extremo opuesto de su ego. Los chinos vie­nen de un continente psíquico completamentedistinto, de "otro lado" que aún es totalmentedesconocido para Henry y que le parece pe­ligroso.)

También puede decirse que los chinos re­presentan la "tierra amarilla", pues la pobla­ción china está relacionada con la tierra comopocas poblaciones lo están. Y es, precisamen­te, esa cualidad terrenal, tectónica, la que Hen­ry tiene que aceptar. La inconsciente totali·dad masculina de su psique, con la que se

encuentra en su sueño, tema un aspecto mate­rial tectónico de que carecía su lado conscien­te intelectual. Por tanto, el hecho de que élreconociera las cuatro figuras harapientas comochinas, muestra que Henry había acrecentadosu percepción interior respecto a la naturalezade sus adversarios.

Henry había oído que los chinos, algunasveces, se dejaban crecer las uñas de la manoizquierda. Pero en el sueño, las uñas largas sondel pie izquierdo; son, por así decir, garras.Esto puede indicar que los chinos tienen unpunto de vista muy diferente al de Henry yque le hiere. Como sabemos, la actitud cons­ciente de Henry hacia lo tectónico y lo feme­nino, hacia las profundidades materiales de sunaturaleza, era más dudosa y ambivalente. Estaactitud, simbolizada por su "pierna izquierda"(el punto de vista de su lado femenino, incons­ciente, del cual aún está asustado) fue heridopor los chinos. •

Abajo, derecha: el dibujo hecho por unpaciente sometido a análisis pinta unmonstruo negro (en el lado rojo o delos «sentimientos») y una mujer ronaspecto de Madona (en el lado azul oespiritual). Esta era la posición de Hen­ry: excesiva importancia respecto a lapureza, castidad, etc., y miedo al In­consciente irracional. (Pero nótese quela flor verde, en forma de manda la, ac­túa como enlace entre los lados opues­tos). Izquierda: otra pintura de un pa­ciente describe su insomnio, producidopor la represión demasiado fuerte de susimpulsos instintivos, apasionados y rojos(que podían vencer a su consciencia)por una «pared» negra de ansiedad ydepresión.

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Sin embargo, esta "herida" no trajo, por símisma, un cambio de Henry. Toda transforma­ción exige como condición previa "el fin deun mundo", el hundimiento de una vieja filo­sofía de la vida. Como ya ha señalado anterior­mente en este libro el Dr. Henderson, en lasceremonias de iniciación, el joven tiene quesufrir una muerte simbólica antes de que pue­da renacer como hombre y ser aceptado en latribu como miembro pleno. Así, la actitud ló­gica y científica del ingeniero tiene que hun­dirse para dejar sitio a la nueva actitud

En la psique de un ingeniero, puede repri­mirse todo lo "irracional", y, por tanto, confrecuencia se revela en las dramáticas parado­jas del mundo onírico. Así, lo irracional apa­rece en el sueño de Henry como un "juego deoráculo» de origen extranjero, con un poderterrible e inexplicable para decidir los destinoshumanos. Al ego racional de Henry no le que­daba otra alternativa que rendirse incondicio­nalmente en un verdadero sacnflcium mtel­lectus.

Sin embargo, la mente consciente de unapersona tan inexperimentada e inmadura comoHenry no está suficientemente preparada paratal acto. Pierde los cambios de la suerte y suvida está confiscada. Está cogido, incapaz deseguir su camino acostumbrado o de volver acasa, de evadirse de sus responsabilidades deadulto. (Era esta visión profunda para la queHenry tenía que estar preparado mediante este"gran sueño".)

Inmediatamente, el ego consciente y civili­zado de Henry es atado y separado mientrasal trampero primitivo se le permite ocupar sulugar y consultar al oráculo. La vida de Henrydepende de la respuesta. Pero cuando el egoestá prisionero y en aislamiento, esos conteni·dos del inconsciente que están personificadosen la nebulosa figura, pueden proporcionar ayu­da y solución. Esto se hace posible cuando sereconoce la existencia de tales contenidos y seha experimentado su poder. Entonces puedenconvertirse en nuestros compañeros conscien­temente aceptados. Como el trampero (su som­bra) gana el juego en su lugar, Henry está sal­vado.

Afrontando lo irracional

La inmediata conducta de Henry demostróclaramente que el sueño (y el hecho de que sussueños y el libro de oráculos 1 Ching le hubie­ran puesto frente a profundas fuerzas irracio­nales dentro de sí mismo) tuvieron un hondoefecto sobre él. Desde entonces, escuchó conavidez los mensajes de su inconsciente y elanálisis adquirió un carácter más y más agi­tado. La tensión que, hasta entonces, habí~amenazado a las profundidades de su psiquecon la rotura, subió a la superficie. No obs­tante, se aferró valientemente a la esperanzacreciente de que se llegaría a una conclusiónsatisfactoria.

Apenas dos semanas después del sueño deloráculo (pero antes de que fuera analizado einterpretado), Henry tqvo otro sueño en el quevolvió a enfrentarse con el molesto problemade lo irracional:

Estoy solo en mi Cuarto. Un grupo de desagrada­hles escarabajos negros van saliendo de un agujeroy extendiéndose por mi tablero de dibujo. Trato dehacerlos retroceder a su agujero por medio de unaespecie de magia. Lo consigo excepto con cuatro ocinco escarabajos que se van del tablero y se es­parcen por toda la habitación. Renuncio a la ideade perseguirlos; ya no me son tan desagradables.Prendo fuego al escondnjo. Se levanta una elevadacolumna de llamas. Temo que pueda prenderse fuegoa mi habItación, pero este temor es infundado.

Por entonces, Henry se había hecho relati­vamente hábil en la interpretación de sus sue­ños, así es que trató de darle una explicación:Dijo: "Los escarabajos son mis cualidades os­curas. Fueron despertadas por el análisis ysuben ahora a la superficie. Existe el peligrode que puedan anegar mi trabajo profesional(simbolizado por el tablero de dibujo). Perono me atreví a aplastar con la mano a los es­carabajos, que me recordaban una especie deescarabajos negros, tal como lo intenté prime­ro; por tanto tuve que recurrir a la "magia". Alprender fuego a su escondrijo invocaba, por asídecir, la colaboración de algo divino, ya quela columna ascendente de llamas me hizo pen­sar en el fuego que asocio al Arca de laAlianza."

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Arriba: relieve egipcio (hacia 1300 a.deJ. C.) con un escarabajo y el dios Amóndentro del circulo del sol. En Egipto,­el escarabajo de oro era un slmbol0 delsol. Abajo: una clase de insecto muydiferente, más parecido a los escarabajos«demonIacos,. del sueño de Henry: graobado del artista del s. XIX James Ensor,de seres humanos con cuerpos de in·sectos oscuros y repulsivos.

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Un anciano está agonizando. Está rodeado de suspanentes, y yo estoy entre ellos. Más y más personasse van agrupando en la gran habitación, cada unacaracterizándose Con afirmaciones precisas. Hay unascuarenta personas presentes. El anciano gime y mu­sita algo sobre .vida no vivida•. Su hija, que deseafacihtarIe su confesión, le pregunta en qué sentidodebe entenderse «no vivida., si cultural o moral­mente. El anciano no contestará. La hila me envíaa una pequeña habItación contIgua donde he de en­contrar la respuesta echando las cartas. Un «nueve.que saque dará la respuesta, según el color.

Espero sacar un nueve nada más comenzar, peroal prinCIpio, salen vanos reyes y reinas. Me sientodefraudado. Ahora no saco más que trozos de papelque nada tienen que ver con el juego. Finalmente,descubrí que no hay más cartas SIOO solo sobres ytrozos de papel. Junto con mi hermana, que tambIénestá presente, busco cartas por todas partes. Final­mente, descubro una bajo un bbro de texto o cuader­no de apuntes. Es un nueve, un nueve de picas [spa­des). Me parece que eso solo significa una cosa: queeran cadenas morales las que impidieron al anciano«VIVIr su vida•.

Para profundizar en el simbolismo del sue­ño, ante todo, tenemos que notar que los es­carabajos son negros, que es el color de las ti­nieblas, la depresión y la muerte. En el sueño,Henry está "solo" en su cuarto, situación quepuede conducir a la introversión y los corres­pondientes estados de melancolía. En mitolo­gía, los escarabajos son de oro con frecuencia;en Egipto eran animales sagrados, símbolos delsol. Pero si son negros simbolizan el lado opues­to del sol, algo demoníaco. Por tanto, el instin­to de Henry está acertado al desear combatira. los escarabajos por medio de la magia.

Aunque cuatro o cinco de los escarabajoscontinúan vivos, la disminución del número deescarabajos es suficiente para librar a Henryde su temor y desagrado. Entonces intenta des­truir su nido por medio del fuego. Esto es unacto positivo, porque el fuego puede conducirsimbólicamente a la transformación y el rena­cimiento (como, por ejemplo, lo hace en el an­tiguo mito del ave fénix).

En su vida despierta, Henry parece ahoralleno de espíritu emprendedor, pero es eviden­te que aún no ha aprendido a utilizarlo con efi­cacia. Por tanto, tengo que considerar otrosueño posterior que arroja luz más clara so­bre su problema. Este sueño presenta, en len­guaje simbólico, el miedo de Henry a una re­lación responsable con una mujer y su tenden­cia a retirarse del lado sentimental de la vida:

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El mensaje especial de este extraño sueñoera prevenir a Henry de lo que le esperaba sidejaba de "vivir su vida". El "anciano" pro­bablemente representa el agonizante "principiorector", el principio que rige la con~ciencia deHenry, pero cuya naturaleza le es desconocida.Las cuarenta personas presentes simbolizan latotalidad de rasgos de la psique de Henry (40es un número de totalidad, una forma elevadadel número 4.) Que el anciano está agonizandopodría ser un signo de que la parte masculinade la personalidad de Henry está al borde deuna transformación final.

La averiguación de la hija acerca de la po­sible causa de la muerte es la cuestión inevi­table y decisiva. Parece haber la implicaciónde que la "moralidad" del andana le ha im­pedido vivir cabalmente sus sentimientos eimpulsos. Sin embargo, el propio agonizanteguarda silencio. Por tanto, su hija (personifi­cación del principio femenino intermediario, elánima) tiene que entrar en acción.

Envía a Henry a descubrir la respuesta enlas cartas adivinadoras de la suerte, la respues­ta que dará el color del primer nueve que sal­ga. La adivinación de la suerte tiene que reali­zarse en una habitación alejada que no se uti­liza (lo cual revela qué alejado está ese hechode la actitud consciente de Henry).

Se desilusiona cuando, al principio, solo sacareyes y remas (quizá, imágenes colectivas desu veneración juvenil al poderío y la riqueza).Esa desilusión se intensifIca cuando las cartasse acaban porque eso demuestra que los sím·bolos de su mundo interior también se hanagotado. Solo quedan "trozos de papel" sinninguna imagen. De ese modo se agota la fuen­te de pinturas en el sueño. Entonces Henrytiene que aceptar la ayuda de su lado femenino(esta vez representado por su hermana) paraencontrar la última carta. Junto con ella, en­cuentra, al fin, una carta: el nueve de picas.Es esta carta ]a que tiene que Servir para indi-

car, por su color, lo que significa en el sueñola frase "vida no vivida", Y es significativoque la' carta esté escondida bajo un libro detexto o cuaderno de apuntes, que probable­mente representa las áridas fórmulas intelec­tuales de los intereses técnicos de Henry.

El nueve ha sido un "número mágico" du­rante siglos. Según el simbolismo tradicionalde los números, representa la forma perfectade la Trinidad perfecta en su triple elevación.y hay otros innumerables significados asocia­dos con el número nueve en diversos tiemposy culturas. El color del nueve de picas es elcolor de la muerte y de la falta de vida. Tam­bién, la imagen de la "pica" sugiere la formade una hoja y, por tanto, su negrura subraYdque, en vez de estar verde, viva y natural,ahora está muerta. Además, la palabra spade[pique, de la baraja francesa] deriva de la pa­labra italiana spada, que significa "espada" o"pica". Tales armas significan con frecuenciala función penetrante, "cortante" del intelecto.

Así el sueño aclara que eran las "cadenasm.orales" (más que "culturales") las que nopermitieron al anciano "vivir su vida". En e!caso de Henry, esas "cadenas" eran probable­mente su miedo a rendirse plenamente a lavida, a aceptar responsabilidades ante una mu­jer y, por tanto, convertirse en "infiel" con sumadrt.. El sueño ha declarado que la "vida novivida" es una enfermedad de. la que se puedemorir.

Henry ya no podría desentenderse del men­saje de este sueño. Se dio cuenta de que se ne­cesita algo más que razón como ayuda orien­tadora en los atolladeros de la vida; es nece­sario buscar la guía de fuerzas inconscientesque surgen, como símbolos, de las profundida­des de la psique. Con este reconocimiento, sealcanzó la meta de' esta parte de su análisis.Henry supo entonces que, al" fin, fue expulsa­do del paraíso de una vida sin compromisos yque jamás podría volver a él.

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Arriba: un ave fénix renaciendo en lasllamas (de un manuscrito árabe medie­val); es un ejemplo conocido del motivode la muerte y renacimiento mediante elfuego DebaJo una xilografla del artistafrancés del s XIX Grandvllle refleJa al­gunos de Jos valores Simbólicos del Jue­go de cartas El conJunto de picas, enfrances piques, esta Vinculado Simbóli­camente con el Intelecto «penetrante» y.por su color negro, con la muerte.

El sueño final

Otro sueño vino a confirmar irrevocable­mente el conocimiento profundo que Henry ha­bía adquirido. Después de algunos sueños corotos sin importancia referentes a su Vida coti­diana, el último sueño (el qumcuagésimo de laserie) apareció con toda la nqueza de símbo­los que caracteriza a los llamados "grandessueños".

Cuatro de nosotros formamos un grupo amistoso.y tenemos las sigUientes expenenclas: Tarde. Esta·mas sentados en una mesa de tablas, larga y tosca.y bebiendo de tres dlstmtos recipientes: de unacopa de ltcor, un licor claro, amanllo, dulce; de unvaso de VIDa, Campan tmto oscuro; de un reCipIentegrande y tíPICO, té. Además de nosotros, hay tambien una muchacha de naturaleza reservada y delcada. Echa su licor en el té.

Noche. Hemos vuelto de una gran taberna. Unode nosotros es el PreSidente de la Republica Franeesao Estamos en su palacIO. Saliendo al bdlcón, levemos baJo nosotros, en una calle nevada cuando élen su estado de embnaguez, oClna sobre un monto'lde nieve. El contenido de su veJIga parece mago­tableo Ahora corre tras una Vieja solterona que lle\ aen sus brazos un niño envuelto en una manta colc­castaño. El rocía al Qlño con la orma. La solteronanota la humedad, pero se la achaca al mño. Ella semarcha de prisa a largos pasos.

Maiiana. Por la calle, que bnlla baJO el sol inver­nal, va un negro; es und figura magnífica, comple­tamente desnudo. Camma hacld el Este, hacia Berna(es deCir, la capital de SUIza). Estamos en la SUizafrancesa DeCidimos Ir a hacerle una VISita.

MedIodía. Despues de un largo viaJe en automóv¡)por una sohtana reglón nevada, llegamos a una CIU

dad y una casa oscura donde se dIce que se ha aJo.jada el negro. Tenemos el gfan temor de que pudierahaberse muerto por congelaCIón. SIn embargo, sucnado, que es tan oscuro como el, nos reCIbe. Elnegro y el cnado son mudos. Buscamos en las mo­chIlas que hemos traldo para ver que puede dar cadauno como reg... lo al negro. TIene que ser algun ob­Jeto caractenstlco de la CIVilizacIón. Soy el prImeroen darme cuenta de ello y cOJO del suelo una calade cerIllas y se la ofrezco con deferenCIa al negro.Después de que todos han presentado sus regalos.nos unimos al negro en una fiesta feliz, una alegredIverSión.

Aun a primera vista, el sueño, con sus cua.tro partes, produce una ImpreSIón poco cornen·te. Abarca todo un día y se mueve haCia la"derecha", en la direCCión de la creciente cons-

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ciencia. El movimiento comienza en el anoche·cer, continúa en la noche y termina al medio­día, en que el sol está en su cenit. Así el ciclodel "día" aparece como conjunto completo.

En este sueño, los cuatro amigos parecensimbolizar la masculinidad en despliegue de lapsique de Henry, y su progreso mediante loscuatro "actos" del sueño tiene un esquemageométrico que recuerda la construcción delmandala. Como primeramente vienen del Este,luego del Oeste, dirigiéndose hacia la "capital"de Suiza (es decir, el centro), parecen descri·bir un itinerario que trata de unir los opues­tos en un centro. Y este punto se subraya conel movimiento en el tiempo: el descenso enla noche del inconsciente, siguiendo el cursodel sol, que es seguido por un ascenso al cenitbrillante de la consciencia.

El sueño comienza por la tarde, tiempo enel que el umbral de la consciencia está más bajoy los impulsos e imágenes del inconsciente pue­den cruzarlo. En tal situación (cuando el ladofemenino de un hombre se evoca con mayor fa­cilidad) es natural encontrar que una figurafemenina se una a los cuatro amigos. Ella esla figura del ánima que pertenece a todos ellos("reservada y delicada", que a Henry le re­cuerda a su hermana) y que los conecta mutua·mente. En la mesa hay tres recipientes de dis­tinto tipo, que por su forma cóncava acentúanla receptividad que es símbolo de lo femenino.El hecho de que esos recipientes se utilicenpor todos los presentes indica una relaciónmutua e íntima entre ellos. Los recipientes di·fieren en la forma (copa de licor, vaso de vinoy un recipiente de forma clásica) y en el colorde su contenido. Las oposiciones en que se di­viden estos líquidos-dulce y amargo, rojo yamanllo, alcohólico y no alcohólico-están to­das entremezcladas al ser consumidos por cadauna de las cinco personas presentes, que sesumergen en una comunión inconsciente.

La muchacha parece ser el agente secreto, elcatalizador que precipita los sucesos (porquees misión del ánima conducir al hombre a suinconsciente y, de ese modo. forzarle a una

rememoraClOn más profunda y a acrecentar laconsciencia). Es casi como si con la mezcla delicor y té la reunión se acercara a su culmen.

La segunda parte del sueño nos dice másde los sucesos de esa "noche", Los cuatro amj·gas se encuentran, de repente, en París (que,para los suizos, representa la ciudad de la sen·sualidad, de la alegría desenfrenada y el amor).Aquí se produce cierta diferenciación entre loscuatro, especialmente entre el ego en el sueño(que, en gran parte, se identifica con la funciónpensante conductora) y el "Presidente de laRepública", que representa la función de sen­tir inconscien te y sin desarrollar.

El ego (Henry y dos amigos, que pueden serconsiderados como representantes de sus fun­ciones semiconscientes) mira hacia abajo desdelas alturas de un balcón y ve al Presidente, cu­yas características son exactamente las que se­rían de esperar en el lado indiferenciado de lapsique. Es inestable y se ha dejado llevar porsus instintos. Orina en la calle en estado de em­briaguez; es inconsciente acerca de sí mismo,como una persona fuera de la civilización quesigue solo sus naturales impulsos animales. Asíel Presidente simboliza un gran contra!)te paralas normas conscientemente aceptadas por uncientífico suizo de clase media elevada. Soloen la más oscura noche del inconsciente podíarevelarse ese lado de Henry.

Sin embargo, la figura del Presidente tienetambién un aspecto muy positivo. Su orina(que podría ser el símbolo de una corriente delibido psíquica) parece ser inagotable. Da prue­bas de abundancia, de vigor creaüvo y vital.(Los pueblos primitivos, por ejemplo, conside­raban todo lo procedente del cuerpo-pelo,excremento, orina o saliva-como fuerzas <:rea·doras con poder mágico.) Por tanto, esta des­agradable imagen de Presidente también po­dría ser un signo del poder y la plenitud quecon frecuencia se adhieren al lado sombrío delego. No solo orina sin cohibimiento sino quecorre tras una vieja que lleva a un niño.

Esta "vieja solterona" es, en cierto modo, loopuesto o el complemento del ánima tímida v

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frágil de la primera parte del sueño. Es aúnvirgen, aunque es vieja y, en apariencia, ma­dre; de hecho, Henry la asociaba a la imagenarquetípica de María con el niño Jesús. Peroel hecho de que el niño vaya envuelto en unamanta de color castaño (el color de la tierra)le hace parecer la contraimagen tectónica y te­rrenal del Salvador más que un niño celestial.El Presidente, que rocía al niño con la orina,parece realizar una parodia del bautismo. Siconsideramos al niño como símbolo de unapotencialidad dentro de Henry que es aún in­fantil, entonces podría recibir fuerza por mediode este ritual. Pero el sueño no dice nada más;la mujer se marcha con el niño.

Esta escena marca el punto de giro del sue­ño. Otra vez es por la mañana. Todo lo queera oscuro, negro, primitivo y poderoso en elúltimo episodio, se ha reunido y simbolizadoen un negro magnífico que aparece desnudo, esdecir, real y verdadero.

Así como las tinieblas y la brillante mañana-u orina caliente y nieve fría-son opuestos,así ahora el hombre negro y el paisaje blancoforman una antítesis tajante. Los cuatro ami­gos tienen que orientarse ahora dentro de esasdimensiones nuevas. Ha cambiado su posición;el camino que les conducía por París les lleva,inesperadamente, a la Suiza francesa (de don­de procede la novia de Henry). Se ha produci­do una transformación en Henry durante laprimera fase, cuando fue dominado por los

Un reCIpiente de bebi­da del antIguo Perú.en forma de mujer,refleja el simbolismofemenIno de tales re­CIpientes, como ocurreen el último sueño deHenry.

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contenidos inconscientes de su psique. Ahorapor primera vez, puede empezar a encontrarsu camino avanzando desde un lugar que erala patria de su novia (mostrando que él acep­ta el fondo psicológico de ella).

Al principio, él va de la Suiza oriental haciaParís (del Este al Oeste, donde el camino con·duce a la oscuridad, al inconsciente). Ahoraha dado una vuelta de 180°, hacia el sol na·ciente y la siempre en aumento claridad de laconsciencia. Ese camino apunta hacia la mitadde Suiza, a su capital, Berna, y simboliza lo­esfuerzos de Henry en busca de un centro queuna las oposiciones que hay dentro de él.

El negro es para mucha gente la imagen ar­quetípica de la "oscura criatura primaria" \.por tanto, una personificación de ciertos co;­tenidos del inconsciente. Quizá esto es unarazón de por qué el negro es tan frecuentemen·te rechazado y temido por la gente de razablanca. En él ve el hombre blanco su contra­figura viviente, su lado oscuro y oculto pues·to ante sus ojos. (Esto es precisamente lo quela mayoría de la gente trata de evitar; trat::de desgajarlo y reprimirlo.) Los blancos pro­yectan en el negro los impulsos primitivos.las fuerzas arcaicas, los instintos indominable5que no desean admitir en sí mismos, de 105

cuales son inconscientes y que, por tanto, de­signan como cualidades correspondientes deotras personas.

Para un joven de la edad de Henry, el ne_puede representar, por una parte, la suma <letodos los rasgos reprimidos en el inconsciente:por otra parte, puede representar la suma d:sus fuerzas y potencialidad masculinas y pri­mitivas, su poderío emotivo y físico. Que He-­ry y sus amigos intentan conscientemente en­contrarse con el negro significa, por tanto, unpaso decisivo en el camino de la virilidad.

Mientras tanto, ha llegado el mediodía, en ~

cual el sol está en su altura máxima y la cons­ciencia ha alcanzado su mayor claridad. Po- ~dríamos decir que el ego de Henry se ha ido tihaciendo más y más sólido, que ha realzado i1'conscientemente su capacidad para tomar L - .:

decisión. Todavía es invierno, lo cual pue~~

indicar una falta de sentimiento y calor enHenry; su paisaje psíquico aún es invernal y.en apariencia, muy frío intelectualmente. Loscuatro amigos temen que el negro desnudo (porestar aco~tumbrado a un clima cálido) pued;

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hcldrse. Pero su temor resulta infundado, puesdespués de un largo viaje por unas tierras de­siertas y cubiertas de nieve, Se detienen enuna ciudad extraña y entran en una casa oscu­ra. Este viaje y las tierras desoladas simboli­zan la larga y fatigosa búsqueda del autodes­arrollo.

Una nueva complicación espera aquí a loscuatro amigos. El negro y su criado son mu­dos. Por tanto, no es posible entablar con elloscontacto verbal; los cuatro amigos tienen quebuscar otros medios para ponerse en contactocon el negro. No pueden emplear medios inte­lectuales (palabras) sino gestos emotivos paraacercarse a él. Le ofrecen un presente comose hace una ofrenda a los dioses, para ganarsu interés y su afecto. Y tiene que ser un ob­jeto de nuestra civilización, perteneciente a losvalores del intelectual hombre blanco. Nueva­mente, se requiere un sacrificium intellectuspara ganarse el favor del negro, quien represen­ta a la naturaleza y el instinto.

Henry es el primero en darse cuenta de loque hay que hacer. Esto es natural puesto queél es el portador del ego, cuya orgullosa cons­ciencia (o hybris) tiene que ser humillada. Cogedel suelo una caja de cerillas y se la presenta"con deferéncia" al negro. A primera vista,puede parecer absurdo que un pequeño objetotirado en el suelo y. probablemente, desechado,fuera un regalo adecuado, pero era una elec­ción acertada. Las cerillas son el fuego alma­cenado y dominado, un medio por el cual pue­de encenderse una llama y apagarse en cual­quier momento. Fuego y llama simbolizan ca­lor y amor, sentimiento y pasión; tienen cua­lidades del corazón, encontradas dondequieraexistan Seres humanos.

Al dar al negro tal presente, Henry combi­na simbólicamente un producto de elevado des­arrollo civilizado de su ego consciente con elcentro de su propio primitivismo y fuerza mas­culina, simbolizado por el negro. De este modo,Henry puede entrar en plena posesión de sulado masculino, con el cual debe su ego perma­necer en contacto constante de ahora en ade­lante.

Ese fue el resultado. Las seis personas mas­culinas-los cuatro amigos, el negro y su cria­do-ahora están juntas con alegre humor

en una comida comunal. Está claro que, aquí,la totalidad masculina de Henry se ha redon­deado. Su ego parece haber encontrado la se­guridad que necesitaba para capacitarle, cons­ciente y libremente, para someterse a la per­sonalidad arquetípica mayor que hay en él y

que presagiaba el surgimiento del "sí-mismo".Lo que ocurrió en el sueño tuvo también su

parelelo en la vida despierta de Henry. Ahoraestaba seguro de sí mismo. Decidiindolo rá­pidamente, formalizó su compromiso. Exacta­mente nueve meses después de que hubiera co­menzado su análisis, se casó en una iglesita dela Suiza occidental y, al día siguiente, salió consu joven esposa hacia el Canadá para tomarposesión de un empleo para el que había sidonombrado durante las decisivas semanas desus últimos sueños. Desde entonces, ha estadohaciendo una vida activa, creadora, como ca­beza de una pequeña familia y desempeña unpuesto directivo en una gran industria.

El caso de Henry revela, por así decir, unamaduración acelerada hacia una hombría in­dependiente y responsable. Representa la ini­ciación en la realidad de la vida exterior, elfortalecimiento del ego y su masculinidad, ycon ello, el completamiento de la primera mi·tad del proceso de individuación. La segundamitad-que es el establecimiento de una rela­ción adecuada entre el ego y el "sí-mismo"­todavía le espera a Henry, en la segunda mi­tad de su v~da.

No todos los casos llevan un curso tan ac­tivo y afortunado, y no todos pueden ser tra­tados en forma análoga Por el contrario, cadacaso es diferente. No solo los jóvenes y losviejos, o los hombres y las mujeres requierentratamiento distinto; sino que así ocurre encada caso individual en todas esas categorías.Aun los mismos símbolos requieren interpre­tación distinta en cada caso. Escogí este porquerepresenta un ejemplo especialmente impresio-nante de la autonomía del proceso inconscientey muestra, por su abundancia de imágenes, elincansable poder de creación de símbolos delfondo psíquico. Demuestra que la acción auto­rreguladora de la psique (cuando no está es­torbada por excesivas explicaciones raciona­les o disecciones) puede ayudar al proceso dedesarrollo del alma.

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Izquierda: En el !tUeOO, el 'nlma _sa al hombre de ser poco atento - ­ella. El reloj marca que faltan eminutos para la hora. El hombN e ,siendo casediado:t por su incanseien:..la tensión asl creada es realzada por tireloj, en espera de algo que ocurra _cinco minutos.

En Psicologfa y Alquimia, el Dr Jungestudia una secuencia de unos mil sue­ños tenidos por un hombre La secuenCIIreveló un número y variedad impreslC>nantes de representaciones del motivomandala, que tan frecuentemente es"ligado a la realización del csi-mlsmc.(véanse págs. 213 y sig.) Estas penas presentan algunos eJemplos de I~glneria de mandila de los sueños, p¡!IraIndICar la vastedad de las diferentesformas en las que este arquetipo puedRmanifestarse, aun en un inconscle •indIvidual Los significados interpreta'vos aqu¡ ofrecidos pueden parecer, Icausa de su brevedad, afirmaciones ar­bitrarias En la práctica, ningún seguI­dor de Jung darla la interpretaCión diun sueño sin conocer al soñante y 5 ~

el estudio cuidadoso de sus aSOClaclCcon el sueño Estas afirmaciones Ir

pretatiVíl~ pueden tomarse como srencias de significados posibles, percnada más.

AbaJO una calavera (a la que el homb-ttrata en vano de dar una patada) •convierte en un balón rojo, luego ...la cabeza de una mujer. Aqul el rrbre puede tratar de rechazar el InC r

clente (dando una patada a la ca >

ra), pero se afirma por medio del bl!(quizá aludiendo al sol) y de II f,ra del 'nima.

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Izquierda En parte de un sueño, unprlnclpe coloca una sortiJa de diamanteen el anular de la mano Izquierda delsoñante La sortIJa, llevada como unaalianza matrimonial, indica que el so­ñante ha hecho un voto al eSI mIsmo»AbaJo, Izquierda una mujer con velose descubre el rostro que brilla como elsol La Imagen envuelve una iluminacióndel inconsciente (Implicando al ánima),que es muy diferente de la elucldaclC~n

consciente DebaJo de una esfera trans­pa rente que contiene pequeñas esferas,crece una planta verde La esfera simbo­liza la unidad, la planta, vida y cre­CImiento

DebaJo Tropas, que no están prepa­radas para Ia guerra, forman una estre­lla de ocho puntas y giran hacia la IZ­

qUierda Esta Imagen qUlza indica quecierto conflicto Intenor ha dado paso ala armonla

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Conclusión. M.-L. von Franz

La ciencia y el inconsciente

En los capítulos precedentes, C. G. Jung yalgunos de sus colaboradores han tratado deaclarar el papel desempeñado por la funcióncreadora de símbolos de la psique inconscientedel hombre y señalar algunos campos de apli­cación de esta zona recién descubierta de lavida. Aún estamos lejos de entender el incons­ciente o los arquetipos-esos nuclei dinámicosde la psique-en todas sus consecuencias. Todolo que ahora podemos ver es que los arqueti­pos dejan enorme huella en el individuo, for­mando sus emociones y su panorama ético ymental, influyendo en sus relaciones con losdemás y, de ese modo, afectando a la totalidadde su destino. También podemos ver que la dis­p05ición de los símbolos arquetípicos sigue unmodelo de completamiento en el individuo, yque una comprensión adecuada de los símbolospuede tener un efecto curativo. Y podemos verque los arquetipos pueden actuar en nuestramente como fuerzas creadoras o destructoras:creadoras cuando inspiran nuevas ideas, des­tructoras cuando esas mismas ideas se afirmanen prejuicios conscientes que impiden nuevosdescubrimientos.

Jung ha demostrado en su capítulo qué su­tiles y diferenciados tienen que ser todos losintentos de interpretación con el fin de no de­bilitar los específicos valores individuales y culoturales de las ideas arquetípicas y los símbolosigualándolos, es decir, dándoles un significadoestereotipado, formulado intelectualmente. Elpropio Jung dedicó toda su vida a tales inves­tigaciones y labor interpretativa; naturalmen­te, este libro solo esboza una parte infinitesi­mal de su vasta contribución a este nuevo cam­po de su descubrimiento psicológico. Fue unprecursor y se daba perfecta cuenta de queaún quedaban sin contestar numerosas pregun­tas que requerían más investigaciones. Esa esla razón de que sus conceptos e hipótesis es­tén concebidos con la más extensa base posi­ble (sin hacerlos demasiado vagos y amplios)y de que sus ideas formen un llamado "sistemaabierto" que no cierra la puerta a nuevos des­cubrimientos posibles.

Para Jung, sus conceptos eran meros ins­trumentos o hipótesis heurísticas que podían

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ayudarnos a explorar la vasta y nueva zona derealidad abierta por el descubrimiento del in­consciente, descubrimiento que no solo ha amopliado toda nuestra visión del mundo sino que,de hecho, la ha duplicado. Ahora, tenemossiempre que preguntarnos si un fenómeno men­tal es consciente o inconsciente, y, también,si un fenómeno externo "real" se percibe pormedios conscientes o inconscientes.

Las poderosas fuerzas del inconsciente apa­recen con mayor frecuencia, no en el materialclínico sino también en el mitológico, religio­so, artístico y todas las demás actividadesculturales con las que se expresa el hombre.Evidentemente, si todos los hombres tienen he­redadas en común normas de conducta emo­tiva y mental (que Jung llamó arquetipos) esde esperar que encontremos sus productos(fantasías simóólicas, pensamientos y actos)prácticamente en todo campo de actividad hu­mana.

La labor de Jung ha influido profundamen­te en importantes investigaciones modernas enmuchos de esos campos. Por ejemplo, esa in­fluencia puede verse en el estudio de la lite­ratura, en libros, tales como Literature andWestern Man ["La literatura y el hombre oc­cidental"] de J. B. Priestley; Faust's Weg zuHelena de Gottfried Diener o Shakespeare'sHamlet ["El Hamlet de Shakespeare"] de Ja­mes Kirsch. Análogamente la psicología jun­guiana ha contribuido al estudio del arte, comoen los escritos de Herbert Read o de AnielaJaffé, o el estudio de Erich Neumann sobreHenry Moore, o los estudios musicales de Mi·chael Tippett. La labor histórica de ArnoldToynbee y la antropológica de Paul Radin sehan beneficiado de las enseñanzas de Jung, yasimismo las contribuciones a la sinología he­chas por Richard Wilhelm, Enwin Rousselle yManfred Porkert.

Desde luego, esto no quiere deéir que losrasgos especiales del arte y la literatura (in­cluidas sus interpretaciones) puedan compren­derse solamente por su fundamento arquetípi­co. Esos campos tienen todas sus propias le­yes de actividad; como toda obra realmentecreadora, no pueden ser, en definitiva, explica-

Las ondas sonoras producidas por undisco de acero en vibración, y hechasvisibles en una fotograffa, forman undibujo que tiene un asombroso aspectode mand.I••

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das racionalmente. Pero dentro de sus zonasde acción se reconocen los modelos arquetípi­cos como una dinámica actividad de fondo.y con frecuencia se descifra en ellos (como enlos sueños) el mensaje de ciertas tendenciasevolutivas verosímilmente intencionadas, delinconsciente.

La fecundidad de las ideas de Jung se com­prende más directamente dentro de la zonade las actividades culturales del hombre. Evi­dentemente, si los arquetipos determinan nues­tra conducta mental, tienen que aparecer entodos esos campos. Peral inesperadamente, losconceptos de Jung han abierto también nuevoscaminos para mirar las cosas en el reino de lasciencias naturales, por ejemplo, en biología.

El físico Wolfgang Pauli h~ señalado que, acausa de nuevos descubrimientos, nuestra ideade la evolución de la vida requiere una revisiónque puede tener en cuenta una zona de in­terrelación entre la psique inconsciente y el pro­ceso biológico. Hasta hace poco, se daba porcierto que la mutación de especies ocurría alazar y que se producía la selección, por mediode la cual sobrevivían las variedades bien adap­tadas y "significativas" y que las arras des­aparecían. Pero los evolucionistas modernoshan ~eñalado que las selecciones de tales mu­taciones por puro azar, habrían necesitado mu­cho más tiempo de 10 que permite la edad co­nocida de nuestro planeta.

El concepto de Jung acerca de la sincroni­cidad puede servir aquí de ayuda, porque arrojaluz sobre la producción de ciertos "fenóme­nos marginales" raros, o sucesos excepcio­nales; así podría explicar por qué las adapta­ciones y mu~aciones "significativas" podían su­ceder en menos tiempo que el requerido pormutaciones totalmente debidas al azar. Hoy díaconocemos muchos ejemplos de significativossucesos "casuales" que han ocurrido cuando seactiva un arquetipo. Por ejemplo, la historia dela ciencia contiene muchos casos de descubri­miento o invención simultánea. Uno de losmás famosos de esos casos atañe a Darwin ya su teoría del origen de las especies. Darwindesarrolló su teoría en un largo ensayo y, en1844, estuvo ocupado en ampliarla en un tra­tado más extenso.

Mientras trabajaba en ese proyecto, recibióun manuscrito de un joven biólogo, descono­cido para Darwin, llamado A. R. Wallace. El

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manuscrito era una exposición, más corta peroparalela, de la teoría de Darwin. Por enton­ces, Wallace estaba en las islas Malucas, delArchipiélago Malayo, Sabía que Darwin eranaturalista pero no tenía ni la menor idea dela clase de labor teorica en la que Darwin seocupaba en aquellos días.

En uno y otro caso, un científico creadorhabía llegado independientemente a una hipó­tesis que iba a cambiar por completo el des­arrollo de la ciencia. Y cada uno había con­cebido inicialmente la hipótesis como un "re­lámpago" de intuición (posteriormente susten­tado con pruebas docume'ntales). De ese modo.los arquetipos parecen presentarse como agen­tes, por así decir, de una creatio continua. (Lo

que Jung llama sucesos sincrónicos son, dehecho, algo semejante a "actos de creación enel tiempo".)

Análogas "coincidencias significativas" pue­de decirs~ que ocurren cuando hay una nece­sidad vital para un individuo de saber acerca.digamos, de la muerte de un familiar o algun.posesión perdida. En gran cantidad de casos.tal información ha sido revelada por medio d::­percepción extrasensoria1. Esto parece suger.·que pueden ocurrir fenómenos anormales _azar cuando se produce una necesidad vital oun acuciamiento; y esto, a su vez, puede ex­plicar por qué una especie animal, bajo grar.des presiones o en gran necesidad, puede prc­dudr cambios "significativos" (pero incau~ ..dos) en su estructura material externa.

Pero el campo más prometedor para estt.·dios futuros (como Jung 10 vio) parece habers.abierto inesperadamente en conexión con t

complejo campo de la microfísica. A primeravista, parece más inverosímil que podamos en­contrar una relación entre la psicología y lamicrofísica. La interrelación de esas ciencia­merece cierta explicación.

Los aspectos más obvios de tal conexión re­siden en el hecho de que la mayoría de l~

conceptos básicos de la física (como espacie'.tiempo, materia, energía, continuum o camrpartícula, etc.) fueron originariamente intui<vos, semimitológicos, ideas arquetípicas de lo;antiguos filósofos grie&os, ideas que después evo­lucionaron lentamente y se hicieron más exatas y que, hoy día, se expresan, principalmer·te, en abstractos términos matemáticos. La ide.:de partícula, por ejemplol fue formulada po:

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el filósofo griego, del siglo IV a. de J. c., Leu­cipo y su discípulo Demócrito, quienes la lla­maron "átomo", es decir, la "unidad indivisi­ble". Aunque el átomo no ha resultado serindivisible, aún concebimos la materia comoformada, en definitiva, por ondas y partículas(o "cuanta" discontinuos).

La idea de energía, y su relación con la fuer­za y el movimiento, era también fundamentalpara los antiguos pensadores griegos y fue des­arrollada por los filósofos estoicos. Postula­ron la existencia de una especie de "tensión"(tonos) dadora de vida, que sustenta y muevetodas las cosas. Evidentemente, eso es el ger·men semimitológico de nuestro concepto mo­derllo de la energía.

Aun Científicos y pensadores relativamentemodernos han confiado en imágenes arquetípi·cas semimitológicas al construir nuevos con·ceptos. En el siglo XVII, por ejemplo, la vali­dez absoluta de la ley de causalidad le pare­cía "demostrada" a Renato Descartes "por elhecho de que Dios es inmutable en sus deci­siones y actos". Y el gran astrónomo alemánJohannes Kepler afirmaba que no hay más nimenos que tres dimensiones de espacio a cau­sa de la Trinidad.

Estos son solo dos ejemplos, entre otros mu­chos, que muestran cómo aún nuestros con­ceptos científicos más modernos y básicos per­manecieron por mucho tiempo ligados a ideasarquetípicas que originariamente procedierondel inconsciente. No expresan necesariamentehechos "objetivos" (o, al menos, no podemosdemostrar que, en definItiva, 10 expresen) perosurgen de innatas tendencias mentales en elhombre, tendencias que le inducen a encontrarconexiones explicatorias, racionalmente "satis­factorias", entre los diversos hechos externos einternos con los cuales tiene que tratar. Al exa-

minar la naturaleza y el universo, en vez debuscar y encontrar cualidades objetivas, "elhombre se encuentra a sí mismo", según fra­se del físico Werner Heisenberg.

A Cdusa de las inferencias de este punto devista, Wolfgang Pauli y otros científICOS hancomenzado a estudiar el papel del simbolismoarquetípico en el reino de los conceptos cien­tíficos. Pauli creía que debíamos establecer unparalelo entre nuestras investigaciones de losobjetos exteriores y una investigación psicoló­gica del origen interior de nuestros conceptoscientíficos. (Esta investigación podría arrojarnueva luz en un concepto de amplio alcance,del que hablaremos luego en este capítulo, delconcepto de "unicidad" entre las esferas fí­sica y psicológica, y los aspectos cuantitativOSy cualitativos de la realidad.)

Además de este vínculo casi evidente entrela psicología del inconsciente y la física, hayotras conexiones aún más interesantes. Jung(trabajando íntimamente con Pauli) descubrióque la psicología analítica se había visto obli­gada, por las investigaciones en su propio cam·po, a crear conceptos que luego resultaronasombrosamente análogos a los creados por losfísicos cuando se encontraron ante fenómenosmicrofísicos. Uno de los conceptos más im·portantes entre los físicos es la idea de NielsBohr sobre la complementaridad.

La moderna microfísica ha descubIerto quela luz solo puede descnbirse por medio de dosconceptos lógicamente opuestos, pero comple­mentarios: las ideas de partículas y de ondas.En términos muy simplistas, podría decirse que,bajo ciertas condiciones experimentales, la luzse manifiesta como si estuviera compuesta departículas; bajo otras condiciones, como si secompusiera de ondas. También se descubrió quepodemos observar minuciosamente la posición

La frsica norteamericana Mrs Maria Mayer,quien en 1963 compartió el Premio Nobelde frsica. Su descubrimiento-<oncernientea los componentes del núcleo del átomo-­fue hecho como otros muchos descubri.mientos: en un relámpago intUitivo (pro­vocado por el comentario casual de un co­lega). Su teorla indica que el núcleo con.siste en envolturas concéntricas: la másInterior contiene dos protones o dos neu.trones, la siguiente contiene ocho de unoso de otros, y asl sucesivamente en lo queella llama «números mágicós,,: 20,28,50,82.126. Hay un vinculo evidente entre estemodelo y los arquetipos de la esfera y delos números.

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o la velocidad de una partícula subatómica,pero no ambas a la vez. El observador tiene queescoger su prueba eAperimental, pero con elloexcluye (e, más bien, tiene que "sacrificar") al­guna otra prueba posible y sus resultados. Ade­más, el aparato de medida tiene que ser inclui­do en la descripción de los hechos, porque tieneuna influencia decisiva, pero incontrolable, enla prueba experimental.

Pauli dice: "La ciencia de la microfísica, acausa de su básica situación 'complementaria',se enfrenta con la imposibilidad de eliminar losefectos del observador mediante correccionesdeterminables y, por tanto, tiene que abando­nar, en principio, toda comprensión objetiva delos fenómenos físicos. Donde la física clásicaaún ve 'determinadas leyes causales naturalesde la naturaleza', nosotros solo vemos ahora'leyes Estáticas' con 'posibilidades primarias'."

En otras palabras, en microfísica, el obser­vador se interfiere en el experimento en unaforma que no puede medirse y que, por tanto,no puede eliminarse. No se pueden formularleyes naturales, diciendo "tal y tal cosa suce­derán en cada caso". Todo lo que puede decirel microfísico es "tal y tal cosa son, según laprobabilidad estadística, las que verosímilmenteocurran". Naturalmente, esto representa un tre­mendo problema para nuestro pensamiento defísica clásica. Requiere considerar, en un expe­rimento científico, el panorama mental del ob­servador que interviene; por tanto, podría de­cirse que los científicos ya no pueden tener laesperanza de describir ningún aspecto o cuali­dad de los objetos exteriores de una forma"objetiva" completamente independiente.

La mayoría de los físicos modernos han acep­tado el hecho de que no se puede eliminar elpapel desempeñado por las ideas conscientesdel observador en todo experimento microfísi·ca; pero no se sienten concernidos con la po­sibilidad de que la situación psicológica total(consciente e inconsciente) del observador des­empeñe también un papel. Sin embargo, comoPauli observa, no tenemos, por lo menos, ra­zones a priori para rechazar esa posibilidad.Pero tenemos que considerar esto como unproblema aún sin resolver y sin explorar.

La idea de Bohr de la complementaridad esde especial interés para los psicólogos junguia­nos, pues Jung vio que la relación entre lamente consciente y la inconsciente también for-

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ma un par de OpOSICIOnes complementarias.Cada nuevo contenido procedente del incons­ciente se altera en su naturaleza básica al serparcialmente integrado en la mente conscientedel observador. Aun los contenidos oníricos(si, en definitiva, se perciben) son, de esa for­ma, semiconscientes. Y cada ampliación de laconsciencia del observador causada por la in­ter'pretación de los sueños vuelve a tener unarepercusión y una influencia inconmensurablesen el inconsciente. Así, el inconsciente solo pue­de describirse aproximadamente, al igual que laspartículas de la microfísica, por medio de con­ceptos paradójicos. Lo que realmente es "en símismo" jamás lo sabremos, lo mismo que ja­más sabremos lo que es la materia.

Continuemos con los paralelismos entre lapsicología y la microfísica; lo que }ung llamalos arquetipos (o modelos de conducta emotivay mental en el hombre) también podrían lla­marse, con palabras de Pauli, "posibilidadesprimarias" de las reacciones psíquicas. Comose ha insistido en este libro, no hay leyes querijan la forma específica en que puede aparecerun arquetipo. Solo hay "tendencias" (véase pá­gina 67) que, nuevamente, nos permiten saledecir que tal y tal cosa es probable que ocurraen ciertas situaciones psicológicas.

Como señaló una vez el psicólogo norteame­ricano William James, la idea de un incons­ciente podría compararse al concepto de "cam­po" en la física. Podríamos decir que, así comeen un campo magnético las partículas que ha:en él aparecen con cierto orden, los contenidospsicológicos también aparecen de una formaordenada dentro de esa zona psíquica que lla­mamos el inconsciente. Si a algo 10 llamamos"racional" o "significativo" en nuestra menteconsciente, y lo aceptamos como "explicación"~atisfactoria de las cosas, probablemente sedebe al hecho de que nuestra explicación cons­ciente está en armonía con cierta constelaciónpreconsciente de contenidos en nuestro incon ,­ciente.

En otras palabras, nuestras representacionesconscientes, a veces, están ordenadas (o dis­puestas según un modelo) anU3S de que se noshayan hecho conscientes. El matemático ale­mán del siglo XVIII Karl Friedrich Gauss dioun ejemplo de una experiencia de tal orden i:l­consciente de ideas: dice que encontró ciertaregla de la teoría de los números "no tras pe-

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nasa investigación, sino por la gracia de Dios,por así decir. El enigma se resolvió por sí mis­mo como un relámpago, y yo mismo no podíadecir o demostrar la relación entre lo que yosabía antes, lo que utilicé después para expe­rimentar y lo que prcdujo el éxito final". Elcientífico francés Henri Poincaré es aún másexplícito acerca de ese fenómeno; describecómo durante una noche de insomnio, en reali­dad, estuvo observando sus representacionesmatemáticas entrando en colisión dentro de élhasta que algunas de ellas "encontraron una co­nexión más estable. Uno se siente como si pu­diera observar el propio trabajo inconsciente,la actividad inconsciente comenzando a mani­festarse parcialmente a la consciencia sin per­der su propio carácter. En tales momentos setiene la intuición de la diferencia entre los me­canismos de los dos egos".

Como ejemplo final de desarrollos paralelosen microfís\ca y psicología, podemos conside·rar el concepto de Jung acerca del significado.Donde los hombres buscaban antes explicacio­nes causales (es decir, racionales) de los fenó­menos, Jung introdujo la idea de buscar el sig­nificado (o, quizá podríamos decir, el "propó­sito"). Es decir, en vez de preguntar por quésucedió algo (es decir, qué lo causó), Jung pre­gunta: ¿Para qué sucedió? Esta misma ten­denria aparece en la física: muchos físicos mo­dernos buscan ahora más las "conexiones" enla naturaleza que las leyes causales (determi­nismo).

Pauli esperaba que la idea del inconsciente seextendería más allá de la "estrecha armazóndel uso terapéutico" y que influiría en todaslas ciencias naturales que tratan de los fenó­menos generales de vida. De~de el momentoen que Pauli sugirió ese desarrollo halló eco enalgunos físicos que se ocupan de la nueva cien­cia de la cibernética: el estudio comparativodel sistema de "control" formado por el cere­bro y el sistema nervioso y la información me­cánica o electrónica y los sistemas de controly computadores. En resumen, según 10 ha di­cho el moderno científico francés Oliver Costade Beauregard, ciencia y psicología deberán enel futuro "entrar en diálogo activo".

Los inesperados paralelismos de ideas en psi­cología y física sugieren, como señala Jung, unaposible y definitiva unicidad de ambos camposde realidad, que estudian la física y la psicolo-

gía, es decir, una unicidad psicofísica de todoslos fenómenos de la vida. Jung estaba inclusoconvencido de que lo que él llamaba el incons­ciente se enlazaba, de algún modo, con' la es·tructura de la mat~ria inorgánica, un enlaceal que parece apuntar el problema de las en­fermedades llamadas "psicosomáticas". El con­cepto de una idea unitaria de la realidad (queha sido seguido por Pauli y Erich Neumann)fue llamado por Jung el unus mundus (el mun­do único, dentro del cual la materia y la psiqueno eStán, sin embargo, discriminadas o separa­das en realidad). Preparó el camino para talpunto de vista unitario, señalando que un arque­tipo muestra un aspecto "psicoide" (es decir,no puramente psíquico, sino casi material) cuan­do 1rparece en un suceso sincrónico, pues talsuceso es, en efecto, un arreglo significativo dehechos psíquicos interiores y hechos externos.

En otras palabras, los arquetipos no solo en­cajan en situaciones externas (como los modelosde conducta animal encajan en su naturalezacircundante)'; en el fondo, tienden a mani­festarse en un "arreglo" sincrónico que inclu­ye, a la vez, materia y psique. Pero estas afir­maciones son solo sugerencias en ciertas direc­ciones en las que' pueden ir las investigacionesde los fenómenos de la vida. Jung considerabaque primeramente tendríamos que aprendermucho más acerca de la interrelación de esasdos zonilS (materia y psique) antes de lanZarsea demasiadas especulaciones abstractas acercade ello.

El campo que el propio Jung consideraba se­ría más fructífero para investigaciones poste­riores era el estudio de nuestra básica axioma­ta matemática, que Paulí llamaba "intuicionesmatemáticas primarias", y entre las cuales men­ciona especialmente las ideas de una serie in­finita de números en aritmética, o un continuunen geometría, etc. Como ha dicho el escritor,de origen alemán, Hannah Arendt, "con el na­cimiento de la modernidad, las matemáticas nosolo aumentan su contenido o alcance en el in­finito para hacerse aplicables a la inmensidadde un universo en expansión infinito e infinita­mente creciente, sino que, en definitiva, dejande concernir a la apariencia. Ya no son el co­mienzo de la filosofía, o de la "ciencia" del Seren su verdadera apariencia, sino que, en eam·pio, se transforman en la ciencia de la estructu­ra de la mente humana." (Un junguiano pre-

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guntaría inmediatamente: ¿Qué mente? ¿Lamente consciente o la inconsciente 7)

Como hemos visto al mencionar las experien­cias de Gauss y Poincaré, los matemáticos tam­bién descubrieron el hecho de que nuestras re·presentaciones están "ordenadas" antes de quenos demos cuenta de ellas. B. 1. van der Waer­den, que cita muchos ejemplos de visiones pro­fundas esencialmente matemáticas surgidas delinconsciente, llega a la conclusión: " ...el incons­ciente no es solo capaz de asociar y combinar,sino de juzgar. El juicio del inconsciente esintuitivo, pero bajo circunstancias favorables escompletamente seguro."

Entre las muchas intuiciones matemáticasprimarias, o ideas a priori, los "números natu­rales" parecen los más interesantes psicológica­mente. No solo sirven cotidianamente paranuestras conscientes medidas y operaciones decontabilidad, han sido durante siglos los úni­cos medios existentes para "leer" el sig'1ificadode esas formas antiguas de adivinación como as­trologíd, numerología, geomancia, etc., todaslas cuales se basan en cálculos aritméticos y to­das han sido investigadas por Jung en su teoríade la sincronicidad. Además, los números na­turales-vistos desde un ángulo psicológico-­tienen que ser, en verdad, representaciones ar­quetípicas, pues nos vemos forzados a pensaren ellos en ciertas formas definidas. Nadie, porejemplo, puede negar que 2 es el único núme­ro par primario, aunque nadie hubiera pensadosobre ello conscientemente. En otras palabras,los números no son conceptos inventados cons­cientemente por los hombres con fines de cálcu­lo. son productos espontáneos y autónomos delinconsciente, como 10 son otros símbolos arque­típicos.

Pero los números naturales también son cua­lidades inherentes a los objetos exteriores: po­demos afirmar y contar que hay dos piedrasaquí o tres árboles allí. Aun si privamos a losobjetos exteriores de todas las cualidades, comoson color, temperatura, tamaño, etc., todavíapermanece su "numerosidad" o multiplicidadespecial. Sin embargo, esos mismos númerosson también partes indiscutibles de nuestrapropia organización mental, conceptos abstrac­tos que podemos examinar sin mirar los obje­tos exteriores. Por tanto, los números aparecencomo conexiones tangibles entre las esferas dela materia y la psique. Según las sugerencias

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proporcionadas por Jung, es ahí donde puedeencontrarse el campo más fructífero de futurasinvestigaciones.

Menciono resumidamente estos conceptos untanto difíciles con el fin de mostrar que, paramí, las ideas de Jung no forman una "doctrina",sino que son el comienzo de un nuevo panora­ma que continuará evolucionando y expandién­dose. Espero que den al lector un atisbo de loque me parece haber sido la actitud científicaesencial y típica de Jung. Siempre estuvo in­vestigando, con inusitada libertad respecto a losprejuicios corrientes, y al mismo tiempo congran modestia y exactitud, para comprenderel fenómeno de la vida. No prosiguió en lasideas arriba mencionadas porque pensó queaún no tenía suficientes hechos al alcance pardpoder decir algo importante acerca de ellas,así como, en general, esperó varios años antesde publicar sus nuevos conocimientos profun·dos, comprobándolos una y otra vez mientrastanto y planteándose él mismo todas las posi·bIes dudas que pudiera haber respecto a ellos

Por tanto, lo que, a primera vista, pudieraparecer chocante al lector respecto a ciertavaguedad en sus ideas, procede, de hecho, desu actitud científica de modestia intelectua1.actitud que no excluye (por seudoexplicacion:?­irreflexivas, superficiales y excesivamente sim­plistas) nuevos descubrimientos posibles, y querespsta la ccmplejidad del fenómeno de lavida. Porque este fenómeno siempre fue unmisterio excitante para Jung. Nunca fue, como10 es para la gente de mente estrecha, una rea­lidad "explicada" acerca de la cual se puedesuponer que lo sabemos todo.

En mi opinión, las ideas creadoras muestransu valor en que, como las llaves, sirven para"abrir" conexiones de hechos hasta ahora in·inteligibles y que permiten al hombre penetrarmás profundamente en el misterio de la vida.Tengo el convencimiento de que las ideas deJung pueden servir de ese modo para encontrare interpretar nuevos hechos en muchos camposde la ciencia (y también de la vida cotidiana).conduciendo, simultáneamente, al individuo aun panorama consciente más equilibrado, másético y más amplio. Si el lector se sintiera es­ti.mulado a nuevos trabajos en la investigacióny asimilación del inconsciente-que siempre co­mienza operando sobre uno mismo-se veríasatisfecho el propósito de este libro

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NOTAS Y REFERENCIAS

Acercamiento al inconsciente C. G. lung.

Pá~ma 37 La cnptomnesla de Nlet7sche se estudia en«On the Psychology of So called Occult Phenomena))en Collected Works, vol I El Importante pasaJe de lacorredera del barco y el pasaje correspondiente deNIetzsche son como sigueDe J Kerner Blatter aus Prevarst, vol IV, pag 57,encabezado «An Extract of Awe mspmng Import D

(ong 1831 37) «Los cuatro capitanes y un comer­Clante, Mr Bell, desembarcaron en la Isla del monteStromboh para cazar conejos A las tres, reumerona la tnpulaclOn para Ir a bordo cuando, para su m­decible asombro vieron a dos hombres volando ra­pldamente por el aire haCIa ellos Uno de ellos Ibavestido de negro y el otro de gns Pasaron muy cercapor encIma de ellos, con mucha pnsa, y, para su asombro, descendieron en el crater del ternble volcan monte StrombolI ReconOCieron a los dos como conOCidosde Londres»De F Nietzsche, ASI habló Zaratustra, cap XL,(IGrandes sucesos» (traducclOn mglesa de Common,pagma 180, hgeramente modificado), ong 1883 (lAhora, respecto di tiempo en que Zaratustra permanecIóen las Islas Fehces, ocurno que anclo un barco en laIsla donde está la montaña humeante, y la tnpulaclOndesembarco para "azar coneJos Sm embargo, haCIa elmedlOdla cuando el capltan y sus hombres volVie­ron a estar Juntos, vieron de repente a un hombreque vema haCia ellos pOl el aire y una voz decla cia.ramente • ¡ Es hora I I Es la mejor hora" Pero cuan­do la figura llego cerca de ellos, volando rapldamente,como una sombra, en direCCión al volean reconocieroncon gran asombro que era Zaratustra •1Mirad', dIJOel vIeJo tImonel, 1Zaratustra se va al mflemo' 'D

38 Robert LOUlS Stevenson estudIa su sueño de Je­kyll y Hyde en (lA Chapter on Dreams» de su Acrossthe Plam56. Un relato más detallado del sueño de Jung se daen Memarzes, Dreams, Reflectzons af C G fung,ed de Amela Jafie Nueva York, Pantheon, 196263. Se pueden encontrar ejemplos de Ideas e Imá­genes sublImes en las obras de Plerre Janet93. Otros ejemplos de slmbolos culturales se hallanen Der Schamanzsmus de Mlrcea Ehade, Zunch, 1947.Veanse tamblen The Collected Works of Carl G Jung,vols 1 XVrrI, Londres, Routledge & Kegan Paul, Nue­va York, Bolhngen-Pantheon

Los mitos antiguos y el hombre moderno

Joseph L. Henderson.

108. Referente a la fmahdad de la resurreCClOn deCnsto el cnstlamsmo es una relIglOn escatologlca,slgmÍlcando que tIene un fmal a la vista que se hacesmommo de JUICIO Fmal Otras rehglOnes, en las quese mantienen los elementos matnarcales de culturatnbual (p eJ, orflsmos), son cíclIcas, como lo demos­tro Eltades en The Myth of the Eternal Return, Nue.va York Bollmgen Pantheon, 1954112. Vease Paul Radm, Hero CycZes af che Wmneba­go Indiana Umverslty PublIcatlOns, 19481I3. Referente a Hare [llLlebre)) el Dr Radm ob­serva llHare es el heroe ti piCO segun lo conocemosen el mundo entero, CIVIlIzado y prelIterarlo, y en lo~

mas remotos penados de la hIstona del mundo»114. Los gemelos navaJos, dIoses guerreros los es­tudia Maud Oakes en Where the Two Carne to thelrFather, A Nat'aho War Ceremomal, Bolhngen, NuevaYork, 1943

117 Jung estudia a Tncl<.ster en «On the Psychology of the Tnckster Figure»), Collected Works, vol IX118. El confhcto del ego con la sombra se estudiaen «The Battle for Dehverance from the MotherJ), deJung Col1ected Works, vol V125. Para una mterpretaclOn del mIto de Mmotauro,vease la novela de Mary Renault The Kmg Must Dze,Pantheon, 1958125. El slmbohsmo del labennto lo estudia EnchNeumann en The Orzgzns and HIstory of ConsclOusness,Bollmgen, 1954126. Para el mIto navalO de Coyote, vease The Po­llen Path de Margaret Schevill y J L Henderson,Stanford 1954128. El surgimiento del ego lo estudIan Ench Neu·man, ap clt, Mlchael Fordham, New Developmentszn Analytlcal Psychology, Londres, Routledge & Ke­gan Paul 1957, y Esther M Hardmg, The Restora­tzon of the lnJured Archetypal lmage (clrculacIon pnvada), Nueva York 1960129 El estudIO de Jung sobre la ImClaClon apareceen (IAnalytlcal Psychology and the Weltanschauung»,Collected Works, vol VIII Vease tamblen Amold vanGennep The Raes of Passage, Chlcago, 1961132 Las pruebas fememnas de fueua las estudiaEnch Neumann en 4mor and Psyche, Bollingen, 1956137. El cuento de lIla Bella y la Bestia) se encuentra en The Fazry Tale Baak, de Mme Leprmce deBeaumont, Nueva York, Slmon & Schuter, 1958141. El mIto de Orfeo puede encontrarse en Prole­gomna to the Study of Greek Rellgzon, de Jane E Ha­rnson, Cambndge Umverslty Press, 1922 Vease tambien W K C Guthne, Orpheus and Greek RelzglOn,Cambndge ]935142. El estudiO de Jung sobre el rItual catohco delcahz esta en I(Transformabon Symboltsm In the Mas~»),

Collected Works, vol XI Vease también Alan Watts,Myth and Rztual zn Chnstzamty Vanguard Press, 1953145. La mterpretaclOn del mito de Grfeo, por LmdaFlerz DaVId, aparece en PSlfchologlsche Betrachtungenzu der Freskenfalge der VIlla del Mlsterl In POmpe¡1em Versuch von Lznda Flerz-Davld, traducclOn de Gla­dys Phelan (edlclon pnvada), Zunch, 1957148. La urna funerana romana procedente del monteEsqUlhno la estudIa Jane Harnson, op Clt

149. Vease llThe Transcendent FunctlODll, de Jung,edlc de la Students' AssoclatlOn, C G Jung Instltute,Zutlch151. Joseph Campbell estudia al chaman como aveen The Symbol Wlthout Meamng, Zunch, Rhem-Ver­lag, 1958152 Para llThe Waste Land», de T S Ehot, "easesu Collected Poems, Londres, Faber and Faber, 1963

El proceso de individuación M.-L. von Franz.

160. Un estudiO detallado del modelo en meandrosde los sueños se halla en las Collected Works de Jung,vol VIII pag 23 y sgs y pags 237-300 (especialmen­te, pag 290) Para un ejemplo, vease el vol XII, par­te I a, de esas mismas obras Vease también GerhardAdler, Studzes m Analytlcal Psychology, Londres, 1948161. Para el estudIO de Jung acerca del SeU [«sí.mismo»], vease Collected Works, vol IX, parte 2 a,pags 5 y sgs, 23 Y sgs, y vol XII, pags 18 y sgs,41 y sg, 174, 193161. Los naskapl los deSCribe Frank G Speck enNaskapl The Satage Hunter of the Labrador Penm·sula, Umverslty of Oklahoma Press, ]935162. El concepto de totahdad psíqUica se estudIaen las Collected Works de Jung, vol XIV, pag 117 yen el vol IX, parte 2 a, págs 6, 190 Vease tamblen\01 IX, parte 1 a, págs 275 y sgs. 290 y sgs163. El cuento del roble esta tradUCIdo de DschuangDSI, Das wahre Buch vom sudlzchen Blutendland, deRichard Wilhelm, Jena, 1923, pags 33-4163 Jung trata del arbol como slmbolo del procesode md¡vlduaclOn en (IDer philosophlsche Baum», Vanden Wurzeln des Bewusstezns, Zunch, 1954 (sm tra·duclr aun)

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163. El l(dlOS locab. a qUien se hacían sacnflclos enel terrenal altar de piedra, corresponde en muchosrespectos al antIguo gemus loC! Vease Henn Maspero.La Chzne antlque, París, 1955, pags 140 y sg (EstamíormaclOn se debe a la gentileza de miss AnaneRump)164. Jung señala la dificultad de descnblr el procesode mdlvlduaclOn en sus Collected Works, vol XVII.pag 179165. Esta breve descnpclOn de la Importancia de lossueños de los niños procede, en su mayona, de laobra de Jung Psychologlcal lnterpretatlOn o( Chzldren'sDreams (notas y conferencias), E T H Zunch, 1938·1939 (solo de clrculaclOn prIvada) El ejemplo especIalprocede de los apuntes sm traducir de un semmano,Psychologlsche lnterpretatlOn von Kzndertraumen,193940, págs 76 y sgs Vease tamblen (IThe Deve­lopment of PersonahtVll, de Jung, en Collected Works,vol XVII, Mlchael Fordham, The Llfe of Chlldhood,Londres, 1944 (especIalmente, pag 104), Ench Neu­mann, The Or¡gzns and Hlstory o( Consclousness;Frances Wlckes, The lnner World o( ConsclOusness,Nueva York.Londres, 1927, Y Elednor Bertme, Hu­man RelatlOnshlps, Landre.., 1958] 66. Jung estudIa el nucleo pSlqulco en «The De­velopment oí PersonahtYll, Collected Works, volu­men XVII, pag 175, y vol XIV pags 9 )- sgs167. Para los cuentos de hadas correspondIentes almotIvo del rey enfermo, vease Joh Bolte y G Po­hvka, Anmerkungen zu den Kmder-und l/ausmarc}¡ender Bruder Gr¡mm, vol 1, 1913-32, pags 503 y sgs,es decIr, todas las varIantes del cuento de Gnmm ElpaJaro de oro] 68. Otros estudiOS acerca de la sombra pueden en­contrarse en las Collected Works de Jung, vol IX,parte 2", cap 2, y vol XII, pags 29 y sg e Igual­mente The Undzscovered Self, Londres 1958, pagl­na~ 8·9 Vease tamblen Frances Wlckes, The lnnerWorld of Man, Nueva York Taranta, 1938 Un bueneJemplo de percepclOn de la sombra se halla en GSchmalz, Komplexe Psychologle und Korpllsrhes Symp­tom, Stuttgart. 1955170. EJemplos del concepto egipcIo sobre el mundomferIor se hallan en The Tomb o( Ramesses Vl, serIeBolhngen XL, partes In y 2. Pantheon Books 1954172. Jung trata de la naturaleza de la proyecclOnen Collected Works. vol VI, DefInICIOnes, pag 582,y Collected Works, vol VIII, pags 272 y sgs175. Vease la mterpretaclOn de Jung de la hlstonade MOIses y Khldr en Collected Works, vol IX, pa'gmas 135 y sgs175. La historIa mdla Somadet a Vetalapanchavlm­satl ha SIdo traducida al mgles por C H Tawney,JOlCO book, Bombay, 1956 Vease tamblen la excelenteInterpretaclOn pslcologlca hecha por Henry Zlmmeracerca de El Rey y el cadaver, Bolhngen, sene XI,Nueva York, Pantheon, 1948176. La referenCia al maestro Zen es de Der Ochsund sezn Hlrte (trad de K01Chl TsuJlmura), Pfulhn­gen, 1958, pag 95177 Mas estudIOS acerca del ámma se hallan enlas Collected Works de Jung, vol IX, parte 2 a, pagI­nas 11-12 y cap 3, vol XVII, pags 198 y sg, volu­men VIII, pag 345; vol XI, pags 29-31, 41 Y sg,476, etc, vol XII, parte 1 a Vease tamblen EmmaJung, Ammus and Amma, Two Essays, The AnalyhcalClub of New York, 1957, Eleanor Berhne, HumanRelatlonshlps, parte 2". Esther Hardmg, PsYChlC Ener­({y, Nueva York, 1948, vasslm y otros177. El chamamsmu esqUImal lo ha descnto Mlr­cea Ehade en Der Schamamsmus. Zunch, 1947, espe­CIalmente pags 49 y sgs, y Knud Rasmussen enThule(ahrt, Frandort, 1926, paSSlm178. El relato del cazador Siberiano procede deRasmussen, DIe Gabe des Adlers, Franciort del Mam.1926, pag 172179. Hay un estudiO de la «damIsela del venenollen W Hertz, Die Sage vom Glftmadchen, Abh. derk bayr Akad der WISS. 1 CI XX Bd 1 Abt Mu­nIch, 1893179. La pnncesa asesma la estudIa Chr Hahn en

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Gnechlsche und Albaneslsche Marchen, vol l. Mu­mch-Berlín, 1918, pág 301' Der 1ager und der Sple·gel der alles sleht180. La (<locura de amorll causada por una proyec­clOn del amma se examma en l/uman Relatlonshlps,de Eleanor Bertme, págs 113 y slg. Vease tamblenel excelente escnto del Dr H Strauss «Ole Ammaals ProJectlOns erlebmsll. manUSCrIto medito. HeIdel­berg 1959]80. Jung estudia la POsIbilidad de la mtegraclónpSlqulca por mediO de un anUDa negativa en Collec­ted Works, vol XI, pags 164 y sg, vol IX, pags 224y sgs, vol XII, pags 25 y sgs, 110 Y sg, 128185. Respecto a las cuatro etapas del amma. veaseJung, Collected Works, vol XVI, pag 174186. 1a l/ypnerotomachza de Francesco Colonna haSido mterpretada por Linda Flerz-Davld en Der Lle­hestraum des POllphllo, ZUrIch, 1947186. La cita que descrIbe el papel del ámma pro­cede de Aurora Consurgens l, traducclOn de E A Glo­ver EdlclOn alemana de M L van Franz en MysterlumComunctloms de Jung, vol 3, 1958187. Jung ha exammado el culto caballeresco a ladama en Collected Works. vol VI, pág 274 )- 290y sg Vease tamblen Emma Jung y M -L von Franz,DIe Graalslegende m psychologlscher Slcht. Zunch,1960189. Respecto a la apanclOn del ánImus como unaaconVlCClon sagrada), vease Jung, Two Essays m Ana­/ytlcal Psychology, Londres, 1928, pags 127 y sgs , Co­lIected Works, vol IX, cap 3 Vease tamblen EmmaJung, Ammus and Amma, passlm. Esther Hardmg, Wo­man's MlIsfer¡es, Nueva York, 1955, Eleanor Bertme.Human RelatlOnshlps, pags 128 y sgs, Tom Wolff,Studlen zu e C Jung's Psych%gle, Zunch, 1959.pags 257 y sgs, Ench Neumann, Zur Psychologle desWelbllchen, Zunch, 1953]89. El cuento gItano se encuentra en Der Tod alsGellebter, Zlgeuner Marchen DIe Marchen der Welt­llteratur, ed F von der Leyen y P Zaunert, Jena,1926, pag 117 y sg194. Jung trata del ámmus como ongen de cualIda­des masculInas vahosas en Collected Works, vol IX,pags 182 y sg y en Two Essays, cap. 4196. Sobre el cuento austnaco de la prmce<¡a negra,vease "DIe schwarze Komgstochterll Marchen aus demDonaulallde, DIe Marchen der Weltllteratur. Jena, 1926,págs 150 y sg196. El cuento esqUImal del Espíntu de la Lunaprocede de (IVon emer Frau die sur Spmne wurdell, tra­dUCIdo de Die Cabe des Adlers, de Rasmussen, pa­gmas 121 y sg196. Un estudIO de la rersomflcaclOn Joven VIeja del«(SI-mISmO» se halla en C.ollected Works de Jung, vo­lumen IX pags 151 y sg200. El mito de p'an Ku puede encontrarse en Do­nald A MacKenLle. Myths of Chma and Japan, Lon·dres. pag 260, y en H Maspero, Le Taolsme. París,1950. pag 109 Vease tamblen J T M de Groot, Unz­verSlsmus, Berhn, 1918, pags 130-31 H Koestler Sym­bollk des Chmeslschen UmVerSIStllUS, Stuttgart, 1958.pag 40, Y Jung, Mystenum COnlUnctlOnlS, vol 2, pá­I!Jna~ ,,,,Olíl200. Para el estudIO de Adan como Hombre Cos­mico. vease August Wunsche, Schopfung und Sundenfalldes ersten Menschen, Lelpzlg, 1906, pags 8-9, 13. HansLelsegang, DIe Gnosl. Lelpzlg, Kronersche Taschenaus­gabe Para la mterpretaclOn pSlcologlca, vease Jung.Mysterlum ComunctlOm~, vol 2, cap 5, págs 140-99.y Collected Works. vol XII. págs 346 y sg Tamblenpuede haber conexiones hlstorlcas entre el chmo P'aoKu, el persa Gayomart y las leyendas de Adan, vea­se Sven S Hartmann, Gayomart, Uppsala, 1953, pa­gmas. 46, 115202. El concepto de Adan como «superalmall pro­cedente de una palma datIlera, lo trata E S Droweren The Secret Adam, A Study o( Nasoraean GnoslS,Oxford. 1960, pags 23, 26, 27, 37.202. La cIta del Maestro Eckhardt es de F PfeIff.Melster Eckhardt, trad. de C de B Evans, Londres,1924, vol II, pag 80

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202. Para el estudio de Jung sobre el Hombre Cós­mICO, véase Collected Works, vol. IX, parte 2.a, pá­ginas 36 y sg.; «Answer. to ~ob~>, Collected. Works,voL XI y Mysterium ConlUnctloms, vol. 2, I?ags. 215y sg. Véase también Esther Harding, Journey mto Self,Londres, 1956, passlm.202. Adán Kadmon se estudia en Gershom Sholem,Major Trends in Jewish Mysticism, 1941; Y en Jung.Mysterium Coniunctionis, vol. 2, págs. 182 Y sI?204 El símbolo de la pareja real se examma enJung, Collected Works, vol. XVI, pág. 313, y en Mys.terium Coniunctionis, vol. 1, págs. 143, 179; vol. 2,págs. 86, 90, 140, 285. Véase también Banquete dePlatón, y el Dios-hombre gnóstico, la figura del An-thropos. .205. Respecto a la piedra como símbolo del «sí-Il?-IS­mo», véase Jung, Van den Wurzeln des Bewusstems,Zurich, 1954, págs. 200 y sg. 415 y sg. 449 y sg. (aúnsin traducir).206. El momento en que se percibe consciente.men­te el acuciamiento para la individuación se estudia enJung, Collected Works, vol. XII passim; Von den Wur­zeln des Bewussteins, págs. 200 y sg.; Collected Works,vol. IX, parte 2, págs. 139 y sg., 236, 247 Y sg., 268;Collected Works, vol. XVI. págs. 164 y sg. Véase tam­bién Collected Works, vol. VIII, págs. 253 Y sg.; yToni Wolff, Studien zu C. C. Jung's Psychologie, pá­ginas 43. Véase también, esencialmente, Mysterium Co­niunctianis, vol. 2, págs. 318 y sg.207. Para un estudio más extenso de la «ima~inaclón

activa», véase Jung, «The Transcendent Functlofi» enCol1ected Works, vol. VIII.207. El zoólogo Adolf Portman describe la "inte~io­

ridad» animal en Das Tier als Soziales Wesen, ZUrlch,1953, pág. 366.209. Las antiguas creencias germánicas concernientesa las tumbas de piedra se estudian en Paul Herrmann,Das altgemtanische Priesterwesen, Jena, 1929, pág. 52;Y en Jung, Von den Wurzeln des Bewussteins, págs. 198y sg. .210. La descripción de Morienus acerca de la pIedrafilosofal la cita Jung en Collected Works, vol. XII,pág. 300, nota 45. .210. Ese sufrimiento necesario para encontrar la pIe·dra es un dicho alquímico; d. Jung, Col1ected Works,vol. XII, págs. 280 y sg. .210. Jung estudia la relación entre psique, y materiaen Two Essays on Analytical Psychology, pags. 142·46.211. Para una explicación más completa de la sin­cronicidad, véase Jung, «Synchronicity: An Acausa1Connecting PrincipIe», en Collected Works, vol. VIII,págs. 419 Y sg. . .212. Respecto a las ideas de vOl\'er. a la rehgl.6noriental con el fin de ponerse en relaCIón con el m·consciente, véase «Concerning Mandala Symbolism».Col1ected Works, vol. IX, parte 1, págs. 335 y sg., }vol. XII, págs. 212 y sg. (de este último, véase tam­bién págs. 19, 42. 91 y sg. 101, 119 y sg. 159, 162).212. El pasaje del texto chino es de Lu K'uan YÜ,Charles Luk, Ch'an and Zen Teaching, Londres, pág. 27.216. El cuento del Baño Badgerd es de Marchen ausIran, Die Marchen del' Weltliteratur, Jena, 1959, pá­gina 150 y sg.217. Jung examina la sensación moderna de ser una•cifra estadística» en The Undiscovered Self, págs. 14,109.220. La jnterpretación de los sueños en el planosubjetivo la estudia Jung en Collected Works, vol. XVI,pág 243 Y vol. VIII, pág. 260.220. Que el hombre está instintivamente «a tono»con su medio ambiente lo estudia A. Portmann en DasTier als soziales Wesen, págs. 65 y sg. y passim. Vea­se también N. Tinbetgem, A Study ot Instinct, Ox­ford, 1955, págs. 151 Y sg. Y 207 Y sg.221. El. E. E. Hartley estudia el inconsciente de lasmasas en Fundamentals of Social Psychology, NuevaYork, 1952, Véase también Th. Janwitz y R. Schulze,.Neue Richtungen in del' Massenkommunik. tiontors­chung, Rundfunk und Fernsehen, 1960. págs. 7, 8 Ypassim. También ibid. págs. 1-20, y UnterschwelligeKommunikatian, ibid. 1960, Heft 3/4, pá~. 283, 306.

(Esta informaCIón se debe a la amabilidad de Mr. RenéMalamoud.)224. El valor de la libertad (de crear algo útil) essubrayada por Jung en The Undiscovered Self, pág. 9.224. Respecto a las figuras religiosas que simbolizanel proceso de individuación, véase Jung, CollectedWorks, vol. XI, pág. 273 y passim, e ibid. Parte 2 ypágs. 164 y sg.225. Jung trata del simbolismo religioso de l~s sue­ños modernos en Collected Works, vol. XII, pago 92.Véase también ibid. págs. 28, 169 y sg. 207 y otra!>.225. La adición de un cuarto ele~ento a I<l: Tri~id~des estudiada por Jung en Mystenum ComunctlOlllS,vol. 2. págs. 112 Y sg. 117 y sg. 123 y sg. (aún sin tra­ducir), y en Collected Works, vol. VIII, págs. 136 y sg.,160-62.228. La visi6n del alce negro es de Black Elk Speaks,ed. John G. Neihardt, Nueva York, 1932. Edición ale·mana: Schwarzer Hirsch: [ch rufe mein Volk. Olten,1955.228. La historia de la fiesta esquimal del águila es deKnud Rasmussen, Die Cabe des Adlers, págs. 23 y sg.29 y sg.228. Jung trata de la reestructuración del originari.omaterial mitológico en Collected Works, vol. XI, págI­nas 20 y sg. y vol. XII. Introducción.229, El físico W. Pauli ha descrito los efectos delos modernos descubrimientos científicos, como el deHcisenberg en Die Philosophische Bedeutung del' Ideedel' Komplementaritat, «Experientia», vol. VI/2, págs. 72y sg.; y en Wahrscheinlichkeit und Physik, «Dialecti­ca», vol. VIII/2, 1954, pág. 117.

El simbolismo en las artes visuales Aniela Jaffé.

234. La afirmación de Max Ernst está citada enC. Giedion-Welcker, Contemporary Sculpture, NuevaYork, 1955.234. El examen del arte prehistórico hecho por Her­bert Kühn está en su Die Felsbilder Europas, Stuttgart,1952.236. Respecto al drama No, d. D. Seckel, Einführungin die Kunst Ostasiens, Munich, 1960, figs. 1 y 16. Res­pecto a la máscara de zorro usada en el drama No,véase G. Buschan, Tiere in Kult und Aberglauben,Ciba Journal, Basle, Nov. 1942, núm. 86.237. Respecto a los atributos animales de varios dio­ses, véase G. Buschan, op. cit.238. Jung estudia el simbolismo del unicornio (unsímbolo de Cristo) en CoIlected Works, vol. XII,pág. 415 -y sgs.240. Sobre el mito de Brahma, véase H. Zimmer,Maya, del' indische Mythos, Stuttgart-Berlín, 1936.240. El naCimiento de Buda se encuentra en el sáns­crito Lalita Vistara, del 600 al 1000 aprox. d. de J. C.;traducción, París, 1884.240. Jung trata de las cuatro funciones de la cons·ciencia en Conected Works, vol. VI.240. Los mandalas tibetanos se estudian e interpre­tan en Jung, Collected Works, vol. IX.242. La pintura de la Virgen en el centro de unárbol circular es el panel central del Triptyque du Bilis­son Ardent, 1476, Cathedrale Saint-Saveur, Aix-en-Pro·vence.242. Edificios sagrados con plata de mandala: Bo­robudur, Java; el Taj Mahal; la mezquita de Ornar enJerusalén. Edificios seculares: Caste! del Monte, eri­gido por el Sacro Emperador Romano Federico II 0194­1250) en Apulia.2:42. Respecto al mandaTa en la erección de pobla­dos y lugares sagrados primitivos, véase M. Eliade,Das Heilige und das Profane, Hamburgo, 1957.242. La teoría de que quadrata significa «cuatripar­tita» fue propuesta por Franz Altheim, el erudito cla­sicista berlinés. Véase K. Kerenyi, Introducción a Ke­renyi-Tung. Einführung in das Wesen del' Mythologie,Zurich. pág. 20.242. La otra teoría, de que urbs quadrata se referíaa la cuadratura del círculo, es de Kerenyi, loco cit.243. Respecto a la Ciudad Santa, véase el Apoca1Jp­siso XXI.

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2.t3. La cita de Jung es de su Commcntay on the Se­eret 01 the Golden FlolOer, Londres-Nueva York, 1956,10-' ed.2-13. Ejemplos de cruces de ramas iguales: cruci­fixión, del Ez'alzgeliellharlllonie, Viena, Bibl. Nac. cód.2687 (Otfried von Weissenberg, siglo IX); cruz deGosforth. siglo x; cruz del Monasterboice, siglo X; cruzRuthwell.245. El estudio del cambio en edificios eclesiásti­cos se basa en información procedente del ensayo deKar! Litz, Di" Mandala, ein B"ispiel der Architektur­s!ll/lboll!r, Winterthur, Noviembre, 1960.247. La Naturale:::a muerta· de Matisse está en lacolccción Thompson, Pittsburg.247. La pintura de Kandinsky que contiene bolas ocírculos coloreados se titula Blanco emborronado, 1927,y está en la colección Thompson.247. El Suceso en los DoU'ns está en la colecciónde la señora C. Neilson. Véase George W. Digby,Meaning alld' Symbol, Faber & Faber, Londres.249. El estudio de Jung acerca de los UFOs está enFlyng Saucers: A Modern Mytlz 01 Things Seen in theSkies, Londres-Nueva York, 1959.250. La cita de Notes sur la peinture d'alljourd'hlli,de Bazaine, (París, 1953) figura en Walter Hess, Do­kUl11ente :UI» Verstandnis der modernen Malerei, Ham­burgo, 1958, (Rowohlt), pág. 122. Algunas citas deeste capítulo se han tomado de su utilísima compila­ción a la que, en adelante, aludiremos como Doku­mente.250. La afirmación de Franz Marc es de Briele, Auf­zeiclznungen und Aphorismen, Berlín, 1920.250. Respecto al libro de Kandinsky, véase la 6." ed ..Berna. 1959. (1." ed., Munich, 1912) Dokumente, pá­gina 80.250. El manierismo y el modismo en el arte moder­no los estudia Werner Haftmann en Glanz und Ge­fahrdung der Abstrakten Malerei, en Skizzenbuch zurKultur der Gegenwart, Munich, 1960, pág. 111. Véasetambién Haftmann, Die Malerei im. 20. lahrhundert,2." ed., Munich, 1957; y Herbert Reed, A Condse His­tory 01 Modern Painting, Londres, 1959, y numerosasmonografías.25J. El ensayo de Kandinsky "über die Formfrage»)está en Der blaue Reiter, Munich, 1912. Véase Doku­mente, pág. 87.253. Los comentarios de Bazaine sobre el anaquelde Duchamp son. de Dokumente, pág. 122.253. Las palabras de Joan Miró son de loan MiróHorizont Collection, Arche Press.254.. La referencia a la «(obsesión)) de Schwiters esde Werner Haftmann, op. cit.254. La afirmación de Kandinsky es de Selbstbetrach­tungen, Berlín, 1913. Dokumente, pág. 89.254. La cita de Carlo Carrá es de W. Haftmann,Paul Klee, Wege bildnerischen Denkens, Munich, 1955,3." ed., pág. 71.254. La afirmación de Klee es de Wege des Naturstu­dillms, Weimar, Munich, 1923. Dokumente, pág. 125.254. El comentario de Bazaine es de Notes sur lepeinture d'au;our'hui, París, 1953. Dokumente, pág. 125.254. La afirmación de Chirico es de Sllll'Arte Meta­fisica, Roma, 1919. Dokumente, pág. 112.255. Las citas de las Memoric della mia Vita, deChirico están en Dokumente, pág. 112.255. La afirmación de Kandinsky acerca de la muer­te de Dios está en su Ueber das Geistige in del' Kunst,op. cit.255. De los poetas de la Europa del siglo XIX a losque se alude, véase especialmente Heinrich Heine, JeanPaul, Rimbaud y Mallarmé.255. La cita de Jung es de Collected Works, vol. XI,pág. 88.257. Entre los artistas en cuya obra aparecen mani­chini están Carlo Carrá, A. Archipenko (n. 1887) yGiorgio Morandi (n. 1880).257. El comentario de Herbert Read sobre Chagalles de su A Concise History of Modern Paillting, Lon­dres, 1959, págs. 123, 124, 126.257. Las afirmaciones de André Breton son de Ma-

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nilestes dll SlIrrealismc 1924-42, París, 1946. Dokllmen­te, págs. 117. 118.258. La cita de Ernst, Beyond Painting (Nueva York.1948) está en DokulIIC'lIte, pág. 119.259. Las referencias a Hans Arp se basan en CarolaGiedion-Welcker, Hans Arp, 1957, pág. XVI.259. La referencia a la Histoire Naturelle de Ernstestá en Dokumente, pág. 121.260. Sobre los románticos del siglo XIX y el «ma­nuscrito de la naturaleza", véase Novalis, Die Lehrlm­ge zu Sais; E. T. A. Hoffmann, Das Mw'Chen vom Gold­nen Topf; G. H. von Schubert, Symbollk des Traumes.260. El comentario de Kassner sobre George Trakl esdel Almanach de la Libl'airie Flinker, París, 1961.262. Las afirmaciones de Kandinsky están respecti­vamente, en Riickblicke (citado de la Introducción deMax Bill al Ueber das Geistige ... de Kandinsky); enSelbstdal'stellung, Berlín, 1913 (Dokumente, pág. 86); }'en Haftmann, Malerei il». 20. lahrhundert.262. Las afirmaciones de Marc están, respec.tivamen­te en Briefe, Allfzeichlllmgen lllld ApllOl'lsmen, op. CIt.;Dokwnente, pág. 79 Y sg.; y en Haftmann, l. c., pá­gina 478.262. La afirmación de Klee es de Ueber die moderneKunst, 'Lecture, )924. Dokumente, pág. 84.262. La afirmación de Mondrian es de Nelle Gestal·tUlIg, Munich, 1925; Dokumente, pág. 100.263. Las afirmaciones de Kandinsky proceden, res­pectiv2.mente, de Ueber das Geistige... op. cit., pág. 83;de Ueber die Formlrage, Munich, 1912 (Dokumente.pág. 88); de Ueber das Geistige (Dokumente, pág. 88);y de Aulsat:e, 1923-43 (Dokllmente pág. 91).263. La afirmación de Marc está citada de Geor!tSchmidt, Vom Sinn del' Parallele en Kunst und Natur­lorm, Basilea, 1960.263. Las atirmaciones de Klee proceden, respectivamente, de Ueber die Moderne Kunst, op. cit. (Dok~l'

mente pág. 84); Tagebiicher, Berlín, 1953 (Dokumente.pág. 86); citado de Haftmann, Paul Klee, 1. c., pág. 93Y pág. 50; Tagebücher (Dokumente, pág. 86); y Haft­mann, pág. 89.264. La referencia a la pintura de Pollock está.eaHaftmann, Malerei im. 20. lahrhundert, pág. 464.264. Las afirmaciones de Pollock proceden de M"Painting, Possibillties, Nueva York, 1947. Citado deHerbert Read, op. cit., pág. 267.264. La cita de Jung procede de Collected Works.vol. IX, pág. 173.265. La cita de Klee hecha por Read está en Conci~

History ... op. cit. pág. 180.265. La afirmación de Marc prJcede de Brief,'.Aufzeichungen und Aphorismen; DJkumentl!, pág. i9265. El estudio de Marini es de ~douard Roditi, DZG'

loge liber Kunst, Insel Verlag, 1960. (Aquí la conver­sación se da en forma muy resumida.)268. La afirmación de Manessier está citada de W.Hattmann, op. cit., pág. 474.268. El comentario de Bazaine es de sus Notes su'la peintllre d'aujourd'/¡ui, op. cit.; Dokumente, pág. 126270. La afiImación de Klee está en W. Haftman:1.Paul Klee, pág. 71.270. Referente al arte moderno en las iglesias, véa·se W. Schmalenbach, Zur Ausstellung von Alfrcd Ma­nessier, Zurich Art Gallery, 1959.

Los símbolos en un análisis individual Jolande Jacobi.

273. El Palacio de los Sueños: ilustración del si­glo XVI para el Libro XIX de la Odisea de Homero.En el nicho central está la diosa del sueño sostenien­do un ramo de flores de adormidera. A su derechaestá la Puerta del Cuerno (con un buey cornudo so­bre ella); 01' esta puerta vienen los sueños verdaderos.A su izquierda está la Puerta de Marfil con un eleian­te encima; de esta puerta salen los sueños falsos. Arri­ba, a la izquierda, está la diosa lunar Diana; arriba.a la derecha, la Noche, con los niños Sueño y Muerte277. La importancia del primer sueño en un análi-

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sis la señala Jung en Modern Man in Search of a Soul,pág. 77.290. Respecto a la sección sobre el Sueño oráculo,véase el 1 Ching or Book of Chauges, trad. de RichardWilhelm (con introducción de C. G. Jung), Routledgeand Kegan Paul, Londres, 1951, vals. I y 11.292. El simbolismo de las tres Hneas superiores delsigno Meng-Ia «ouerta»-se menciona en op. cit., vo­lumen 11, pág. 299, donde también se dice que estesigno «...es una desviación; significa piedras pequeñas,puertas y aberturas ... eunucos y vigilantes, los dedos .. ·•Respecto al signo Meng, véase también el vol. 1, pá­ginas 20 y sgs.292. La cita del 1 Ching está en el vol. 1, pág. 23.292. Resoecto a una segunda consulta del 1 Ching,Jung escribe (en su Introducción a la edición ingle­sa, oág. X): "La repetición del experimento es im­posible por la sencilla razón de que la situación origi.nal no ¡Juede ser reconstruida. Por tanto, en cada caso,hay solo una primera y única respuesta.1l292. Respecto al comentario acerca del signo Li, véa·se op. cit. vol. I. pág. 178; Y una referencia en el vo­lumen JI, pág. 299.293. El motivo de la «ciudad en la montañall lo es·tudia K. Kerenyi en Das Geheimnis der hohen Stiidte,Europiiische Revue, 1942, fascículo julio-agosto; y enEssal/s on a Science of Mythology, Bollingen SeriesXXIII, oág. 16.294. El estw:lio de Jung sobre el motivo del cuatroanarece, por ejemplo, en su Collected Works, vols. IX,XI, xrr y XIV; pero el problema del cuatro, con toodas sus repercusiones, se entreteje como en una reda lo largo de todas sus obras.297. Respecto a algunos de los significados simbóli­cos atribuidos al juego de los naipes, véase Handwiir­terbuch des Deutschen Aberglaubens, vol. IV, pág. 1015,y vol. V, pág. 1110.297. El simbolismo del número nueve se estudia (en­tre otras obras) en F. V. Hopper, Medieval NumberSymbolism, 1938, pág. 138.299. Concerniente al modelo «noche-mar-viaje)) deeste sueño, véase J. Jacobi, «The Process of Individua·tion)), ¡ournal of Analytieaf Psychology, vol. III n.O 2,1958, pág. 95.300. La creencia primitiva en el poder de las secre­ciones corporales la estudia E. Neumann en Origins ofConsciousness (edición alemana) pág. 39.

la ciencia y el inconsciente M.-L von Franz.

304. Los arquetipos como nuclei de la psique los es·tudia W. Pauli en Aufsiitze und Vortriige über Physikund Erkenntnis·theorie, Verlag Vieweg Braunschweig,1961.304. Corcerniente al poder inspirador o inhibidor delos arquetipos, véase C. G. Jung y W. Pauli, Naturer·kléirung und Psyche, Zurich, 1952, pág. 163 Y passim.306. La sugerencia de Pauli r~ferente a la biologíaaparece en Aufsiitze und Vortriige, op. cit. pág. 123.306. Para más amplias explicaciones acerca del tiem­po requerido para la mutación, véase Pauli, l. c., pá­ginas 123-25.

306. El pasaje acerca de Darwin y Wallace puedeencontrarse en Henshaw Ward, Charles Darwin, 1927.307. La referencia a Descartes está ampliada en M.·L.van Franz, «Der Traum des Descartes", Studien desC. G. ¡ung lnstituts, llamado «Zeitlose Dokumentsder See1e».307. La afirmación de Keplero la estudian Jung yPauli en Naturerkliirung und Psyche, l. e., pág. 117.307. La frase de Heisenberg fue citada por HannahArendt en The Human Condition, Chicago UniversityPress, 1958, pág. 26.307. La idea de Pauli sobre el paralelismo de losestudios psicológicos y físicos aparece en Naturerklii­rung, l. e., pág. 163.307. Sobre las ide¡¡s de Niels Bohr acerca de lacomplementaridad, véase su Atomphysik und menschli­che Erkenntms, Brunswick, págs. 26 Y sgs.30S. «Momentum») (de una partícula subatómica) es,en alemán, Bewegungsgriisse.30S. La afirmación de Pauli fue citada por Jung en«The Spirit of Psychology», en Jos. Campbell, Coll.Papers 01 the Eranos Year Book, Bollingen Series XXX,1, Nueva York, Pantheon Books, 1954, pág. 439.30S. Pauli estudia las «posibilidades primarias» enVortriige, l. e., pág. 125.30S. Los paralelismos entre la microfísica y los con.ceptos psicológicos también aparecen en Vortriige: ladescripción del inconsciente mediante paradojas, pá.ginas 115-16; los arquetipos como «posibilidades pri­marias)), pág. 115; el inconsciente como «campo)), pá­gina 125.309. La cita de Gauss está traducida de su Werke,vol. X, pág. 25, carta a Olbers, y la cita B. L. vander Waerden, Einfall und Ueberlegung: Drei KleineBeitriige zur Psychologie des mathematischen Denkens,Basilea, 1954.309. La afirma1ión de Poincaré está citada en ibid.,pág. 2.309. La creencia de Pauli de que el concepto delinconsciente afectaría a todas las ciencias naturales sehalla en Vortriige, pág. 125.309. La idea de la posible unicidad de los fenóme·nos de la vida fue tomada por Pauli, ibid. pág. lIS.309. Respecto a las. ideas de Jung sobre el «arreglosincrónico» incluyendo materia y psique, véase su «Syn­chronicity: An Acausal Connecting PrincipIe)), Collec·ted Works, vol. VIn.309. La idea de Jung del unus mundus sigue algunasideas filosóficas medievales del escolasticismo (JohoDuns Scoto, etc.): El unus mundus era el concepto to­tal o arquetípico del mundo en la mente de Dios an­tes de que lo pusiera en obra.309. La cita de Hannah Arendt aparece en The Hu­man Condition, l. c. pág. 266.309. Para ampliar el estudio de las «institucionesmatemáticas primarias", véase Pauli, Vortriige, pág- 122;y también Ferd. Conseth, -Les mathematiques et laréalite)), 1948.310. Pauli, siguiendo a Jung, señala que nuestrasrepresentaciones conscientes están CIordenadas» antesde hacerse conscientes, en Vortriige, pág. 122. Véasetambién Conseth, l. c.310. La afirmación de B. 1.. van der Waerden pro­cede de su Einfall und Ueberlegung, l. e., pág. 9.

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INDICE

aborígenes australianos, 95, 111, 204,205.

AOÁN, 71, 82, 200.adivinadora, 28.adolescencia, 74, 117, 121, 131, 132,

287.AESCHBACHER, Hans, 234.alquimia, 30, 54, 68, 156.. 204, 210,

246, 254, 262-63, 282.altar de tierra, 163.anciana sabia, 196, 277, 279.anciano sabio, 98, 196, 198.ánima, 30, 31, 97, 123 Y sgs., 152,

177 Y sgs., 205, 216, 283, 289, 302:como guía, 182-88, 186, 187; cuatroetapas del, 185-86; culto al, 184-88:erotismo y, 179-80, 181; negativa,178-79, 180, 181; personificaciones,178, 180, 183, 185-88; positiva, 180y sgs.; proyección del, 180, 183,188; y madre, 125 y sgs., 178-79.

animales: como símbolos del "sí-mis­mo", 207; en arte, 234-39; en cuen­tos de hadas, 137-)9, 206, 207: ensimbolismos religiosos, 21, 29, 237­239; y la trascendencia, 149 y ¡ogs.:véase también tolem.

ánimus, 30, 97, 136 y sgs., 117, 189-95;216: como grupo, 191, 192, 193:cuatro etapas del, 194-95: negativo,189, 191; positivo, 192 y sgs.: ypadre, 189.

ANTONIO, San, 49, 180.ApQLo, 149.árbol, símbolo, 43, 45, 76, 80, 81, 90,

153, 161-64, 187.ARENOT, Hannah, 309.ARIAONA, 125, 141.ARp, Jean (o Hans), 252, 259-60.arquetipos, 47, 66, 67 y sgs., 68. 81,

90, 96, 99, 304: definición, 67-69:véase también símbolos.

arte: "abstracto", 251, 252 Y sgs., 261y sgs.; imaginativo, 246, 250 Y sgs.,261 y sgs.; pinturas rupestres, 149,234·36; religioso, 232, 237-39; 243­45, 270, 271.

ARTEMIDORO, 78.ARTURO. rey. 110, 111, 198. 215.asociación: libre, 26·31, 27, 28; psíqui-

ca, 27-31, 39-54; de palabras, testsde, 28.

ATENEA, 110, 185.átomos, 22, 307.ave, como símbolo, lSI-52, 153-51.

316

Barba Azul, 190, 191.BAZAINE, Jean, 250, 254, 268.BEATRIZ, 183, 186.Bella y la Bestia, La, 137-40, 193-94.Biblia, La, 72, 73.BIRKHAUSER, Peter, 187, 199.BISCHOF, Werner, 268.BLAKE, William, 54, 72, 186, 219.BócKLlN, Arnold, 277, 278, 281.BOHR, Niels, 307, 308.bomba atómica, 101, 221.BRAQUE, Georges, 253.Brasilia, 213.BRETON, André, 257, 258-59.BREUER, Josef, 26.BRONTK, Emily, 190.BRUEGHEL, Pieter, 86, 168.brujas, 177, 181, 188.Buda y budismo, 87, 101-02, 115, 152,

175, 224, 233, 240, 242; budismoZen, 75, 206, 233, 241.

caballo, como símbolo, 98, 170, 174;alado, 156.

CARAVAGGIO, Michelangelo, 47.CARaÁ, Carlo, 254.CARROLL, Lewis, 53.cerdo, como símbolo, 148, 153, 154,

282, 283.CIRCE, 283.círculo, símbolo, 240-49, 259: véase

también mondala.circuncisión, ritos, 131, 132, 237.civilización, tensión de la, 45-47, 52,

93-96, 101.CLEOPATRA, 184.COCTEAU, Jean, 178.complejos, 28, 29, 79.complementaridad, 307, 308.consciencia: aspectos subliminales, 39-

43: cuatro funciones de la. 60, 61;evolución, 23-25, 76, 98; límites, 21,229; separación del instinto, 83: yel inconsciente, 32-38, 39-53; 64.83-85; véase también ego.

CRANACH, Lucas, 29, 86.criptomnesia, 37.38.cristal, símbolo, 209, 211.cristiandad, 21, 64, 72-74, 75, 85,

101-02, 142 Y sgs., 185, 187, 238,241, 245, 270.

CRISTO, 21, 71, 12, 80, 81, 82, 83, 89,108, 142, 145-47, 224, 239, 241;símbolos de, 76, 238-39, 270.

CRISTÓBAL, San, 218, 219.cruce de un río, motivo del, 198, 199.cruz, símbolo, 20, 80, 90, 91, 96,

243-45.cuadrado, símbolo, 242, 246, 241,

248-49.cuaternidad, véase cuatro.cuatro, motivo simbólico, 21, 70, 71,

112, 199, 200, 213, 225, 226, 240-42,249, 289, 293, 299; Y el ánima, 185,187; Y el ánimus, 194; y el "sí-mis­mo", 213.

cuentos de hadas, 167, 193, 196, 197,206, 207, 279, 289: El secreto del

baño Bádgerd, 216; La Bella y iDBestia, 137-40, 193; La Ceniciem..176, 197.

CHAGALL, Mare, 41, 127, 256, 257.chamanes, 149, 151, 177-78, 236.CHIRICO, Giorgio de, 170, 254·57 pdS-

sim.CHURCHrt.L, Sir Winston, 173.

DALf, Salvador, 257, 258.DANAE, 280.DANTE ALlGHIERI, 183, 186.danza, 34, 35, 98, 236.DARWIN, Charles, 33, 56, 306.DAVID, 222.DELACROIX, Eugene, 120, 222.DELAUNAY, Robert, 247, 248.DEMÉTER, 197.DEMOCRITO, 307.DESCARTES, Renato, 38, 301.diamante, como símbolo, 217.DIONISO, 141 y sgs.Dios, 72, 82. 186; "muerte de", 255

267; los sueños y, 101.disco, como símbolo, 215.disociación, 24-25, 52, 83-85, 213, 121

222, 249.dragones, 41, 73, 120, 123, 125-2Il.

156.drogas, 259, 260.DUCHAMP. Marcel, 252-53.

ECKHART, Maestro, 202.Edén, jardín del, 86.EOIPO, 181.ego y, ánima, 185; ánimus, 193; ....

viduación, 165-67; mito del ....112, 118-21, 123, 126-28: 132: ...mismo", 128 y sgs., 149, 161~

197 y sgs., 208, 213-14, 240; ...bra, 118-21, 168 y sgs.

ELfAS, 286.EUOT, T. S., 152.EUSEO, 286.emoción, 61, 91, 99.ENSOR, James, 296.EpONA, 98.EpSTEIN, Jacob, 47.ERNST, Max, 220, 221, 234, 153. ZSI.

260.EROS Y PSIQUE, 193.escarabajo, 296.Escorial, El, 275.ESCULAPIO (Asclepios), 76, 1S4.ESCHENBACH, Wolfram von, 187.espiral, motivo, 225·26. 227.espíritu en la materia, 205, ..

253 Y sgs.Espíritu Santo, 143.esquizofrenia, 65, 261.l!toile, L', 242.EVA, 185, 188.existencialismo, 163.extraversión e introversión, 58. Sf.&

In, 112.EZEQUIEL, visión de, lO, 4S, 73.

. I

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falo, 91-92, 14,1, 154.FAUSTO, 81, 120, 121.FEDERICO EL GRANDE, 55.FEIFFER, Jules, 58.fénix, 297, 298.fertilidad, ritos de, 79, 106-08, 107, 142,

147-48, 154-56, 235, 237, 284, 286­FIERZ-DAVID, Linda, 145.ñlosofí~ hermética, 73, 156.física nuclear, 261, 307 Y sgs.FLAUBERT, Gustavo, 182.FREUD, Sigmund, 25, 26, 47, 56,63,64,

67, 99, 227, 285; Y el análisis de lossuei'ios, 56-57; Y fung, 57: y la teo­ría de la asociación libre, 27·31.

FRIEDRICH, Kaspar, 214.fuego, como símbolo, 78.FUSELI, Henry, 63, 192.

GANDHI, Mahatma, 58, 194.GAUGUIN, Paul, 184.GAUSS, KarI, 308.GAYOMART, 200, 217.gemelos, mito de los, 112 y sgs., 115,

124, 130, 132.GOETHE, Johann W. von, 81, 120, 121,

123, 185, 186, 277.GOSSAERT, Jan, 280.GOYA, Francisco de, 41, 65, 74.GRANDVILLE (Jean Gérard), 298.Gran Madre, 81, 94, 95, 98, 125 Y si.

guientes, 141, 154, 205, 224, 225.GREATRAKES, Valentine, 286.GROSZ, Georg, 283.GRUNEWALD, Matthias, 49.guerra, motivo de, 107, 108.guerra mundial, primera, 121; segunda,

95, 108, 111, 198.

HADES y PERSEFONE, 189.HAFFENRICHTER, Hans, 211.HAGGARD, H. Rider, 186, 187.Hare (liebre), mito de, 112 y sgs.hechiceros, 45, 82; véase también chao

manes.HEISENBERG, Werner, 229, 307.HELENA DE TROYA, 184.HEMINGWAY, Ernest, 194.HtRCULES, 110, 168.hermafrodita, 10, 203, 204, 278.HERMES, 154-56.hinduismo, 42, 90, 91, 92, 136, 151,

175, 203, 206, 237, 239.histeria, 33-34, 35; contagio colecti·

vo, 168.HITLEI\, Adolfo, 79, 111, 173.HOBBES, Thomas, 201.Hombre Cósmico, 200-02, 201, 202.HORU~ 2~ 21, 79, 242hybris, 11 0, 113, 114, 121.Hypnerotomachia (El sueño de Poli/i·

lo), 41, 186, 278.

kARO, 121.lching ° LIbro de los cambios, 290-92.imaginación, 92; activa, 206-07.imposición de manos, 286.incesto, miedo al, 138-39.

inconsciente, el, 20 y s~s.; colectivo,55, 67, 107; conocimiento por, 37­38, 76-78; Y la consciencia, 32-38,63-64; Y el ego, 118, 217; miedoy desdén al, 93, 98, 102; neurosis y,34; y la religión, 55, 225-29; véasetambién psique.

India, 43, 240; véase también hinduis­mo; Buda y budismo.

individuación, 90, 160 y sgs.; comien·zos, 164-67; definición, 160-61; di­ficultades, 166, 175-76; modelo enmeandros, 160; proceso de, 160 ysgs.; y la religión, 224-29; y la so·ciedad, 218-24.

inferioridad, 62-64.iniciación, ritos de, 74, 129 Y sgs., 132,

134, 143, 146, 148, 153-54, 157.inmortalidad, 87, 148.inspira~ión, 38, 306, 307; drogas e,

260.instinto, 52, 68, 69, 75-76, 83, 94, 239.introversión, véase extraversión.intuición, 60, 61, 92.ISABEL 1, reina, 206.ISABEL n; reina, 71, 200.ISHTAR, 277.Isls. 186.

JACOB, sueño de, 209, 233.JACOBY, Erhard, 39, 229.JAMES, William, 308.Jerusalén, 208.JOB, 73.JONÁS, 118.JORGE, San, 237.JUANA DE ARCO, 189.JUNG, C. G., 9 Y sgs., 26, 53, 56, 106,

107, 109, 1I8, 128, 130, 142-43, 149,156, 160, 161, 162, 165, 168, 173,177, 185, 198, 203, 206, 207, 208,111, 212, 213, 225, 240, 241, 243,247, 248, 249, 255, 257, 260, 261,265, 267, 277, 281, 285, 287, 291,293, 302, 304-10, passim; y Freud,26-28, 56-58.

KANDINSKY, Wassily, 247. 248, 250,251-52, 265.

KANT, Inmanuel, 56.KEKULÉ, Friedrich, 38.KEPLER, Johannes, 307.KLEE, Paul, 167, 247, 248, 254, 262,

263-64, 269.Korán, El, 175.KRISHNA, 224.KUHN, Herbert, 234-36 passim, 246,

250.Ku·Klux-Klan, 168.KWAN-YIN, 97, 187-88.

LANDSEER, Edwin, 280.LEDA Y el cisne, 239.LtGER, Fernand, 270.LEONARDO DA VINCI, 27, 245.LEUCIPO, 307.Leviatán, 201.LtVY-BROHL, Lucien, 24.

LIPPOLD, Richard, 230.LUCIFER, 72, 267.LULIO, Ralmundo, 76.luna, 97, 276, 277.LURCAT, Jean, 271.LUTERO, Martín, 175.

I.LOYD GEORGE, David, 194.

MAGDALENA, Santa María, 217.MAGRITTE, René, 255.MAHOMA, 156, 187, 210.MALEVICH, Kasimir, 251, 253.mandala, 21, 158, 165, 166, 199, 213·

17, 225, 227, 289, 299, 302; en ar·quitectura, 242-45; en arte, 240 ysgs., 242, 243, 246, 248.

MANESSIER, Alfred, 268, 270, 271.manifestaciones psíquicas, 55, 306.MARC, Franz, 261, 262, 263.MARCOS, San, 21, 89.MARINI, Marino, 266-67.máscaras, 24, 45, 104, 127, 236, 218.MASSON, André, 217.MATHIEN, Georges, 265.MATISSE, Henri, 247.matrimonio, 134, 137; sagrado, 134-36.medium, 77, 151.MEDUSA, 205.MEFISTÓTELES, 121.megalomanía, 63-64, 89.menhires, 233.menstruación, 132.MERCURIO, 156.microfísica, 306-09.MIRÓ, Joan, 2';3.misa católica, 142-43."misoneísmo", 23, .31, 33.misterios, 131, 141, 142; eleusinos, 79,

148, 280.MITHRA, 147, 237.mitos y mitologías: africanos: 24, 41,

45, 82, 235, 236, 237; babilónicos,111, 237; celtas, 98, 204; chinos, 97,187-88, 200, 201, 202; egipcios, 19,20, 22, 53, 55, 79, 89, 132, 155, 156,170, 171, 237-38, 242, 296; escandi­navos, 111; eslavos, 178; esquima­les, 177, 196, 216, 228; griegos, 51,76, 78-79, 90, 106, 107, 110, 111,113,114,124-25,140,141,142 y sgs.,144, 147, 154, 156, 177, 184, 185,189, 193, 197, 205, 238, 239, 280,282; haidus, 72; del héroe, 72-73,78-79, 110 Y sgs., 128, 131 Y sgs.,266-67; indios pueblos, 89; Y laindividuación, 167: mayas, 42; nas­kapi, 161·62, 208, 213; navajos, 71,74, 1I4, 126, 213, 215; noruegos,108, 113, 122, 238; persas, 108, 111,147, 200, 217, 237; romanos, 110,115, 142, 144, 154, 242; teutóni.cos, 178.

MOiSÉS, 45, 175.MOijA LISA, !tS).MONDRIAN, Piet, 248, 249, 262, 263.MORIENUS, 210.MOZART, Wolfgang, 178.

317

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muerte, 74, 75, 148, 189-91.mujeres: y el ánimus, 189 y sgs.; y lo

irracional, 177, 195; como personi·ficaciones del ánima, 177 y sgs.;véase también anciana sabia, GranMadre.

mungu, 81.

NASH, Paul, 248, 249.navajos, indios, 71, 74, 114, 126, 213,

215.Navidad, 80, 81, 107-08.NEUMANN, Erich, 304, 309.N ICHOL SON, Ben, 246.NIETZSCHE, Friedrich, 37, 74, 255.niñez, sueños, 165; ego, 165-66; me·

moria, 99, 165.No, drama japonés, 236, 238.números, aspectos mitológicos de los,

40, 42, 297, 307, 309-10; véase tam­bién cuatro.

numinosidad, 79, 93, 94-99, 101.NUT, 118, 132.

obsesión, 47.oráculos y presagios, 51, 211, 290-93.ORFEO, 141 Y sgs.OSIRIS, 79.

PABLO, San, 47, 89.paisajes, en los sueños, 214, 215.Palmanova, Italia, 242.Pascua, simbolismo de la, 108, 142.PAULI, Wolfgang, 261, 307-08 passim.PENN, WiUiam, 86.pensamiento, 60-61.percepción, 60-61, 240.PERSEO, 110, 125.persona, 287.PICASSO, Pablo, 147, 252, 253, 260.piedra, simbolismo de la, 43, 204, 205,

207, 208-11, 217, 232-35.piedra filosofal, 205, 210.pitagóricos, 40, 42."platillos volantes", 249.PLUTARCO, 242.POINCARÉ, Henri, 38, 309.POLLOCK, Jackson, 264.Pompeya, 267.PRIESTLEY, J. B., 277, 278, 279, 304.Primer Hombre, 200-02.primitivos, 43, 52, 53, 55, 67, 74, 76,

79, 81, 88, 90, 93, 94, 98-99, 106·9,110, 122, 126, 127, 128, 129, 140,148, 149, 153-54, 177, 206, 208,233-37, 239, 243, 246,285, 286, 300;"alma selvática", 24, 25, 45; inicia·c'¡ón, 130 y sgs., 134; obsesión, 47;posesión, 34, 35.

propaganda, 79, 86, 221, 222, 224.psicoanálisis, y Freud, 25-28, 56-58;

planteamiento ind iv i dual, 57-58,65-66, 92; tipos, 58 y sgs.

psique: animal, 75-76; "brújula" dela, 60; desarrollo, 66, 67, 75-76, 99;estructura, 161, 165; núcleo, 161-67passim, 196 y sgs. passim; totalidad,161·67 passim, 196 y sgs. passim.

318

publicidad, 36, 51, 221, 224.

QUIRÓN, IIO, 111.

RADIN, Paul, 112.RAVEN, 72.READ, Sir Herbert, 265.regreso, 124.religión: y arte, 235, 240 y sgs., 270;

fracaso, 94, 101; Y la individuación,224-29; simbolismo, 21, 55, 75-76,79, 80, 81, 82, 89-91, 96, 108,142-43, 145 Y sgs., 225-26, 237-39; enla vida moderna, 85-89, 101-02; véa­se también Buda; cristianismo, hin­huismo, Mahoma.

REMBRANDT, 103.Renacimiento, 244-45, 253.RENOIR, Auguste, 245.resurrección, 72, 74, 75, 107-09, 123,

130, 132, 145 Y sgs., 296, 297.RODITI, Édouard, 265-67.Roma, fundación de, 242.ROOSEVELT, Eleanor, 200.RORSCHACH, Hermann, 27.rosa, blanca, 138, 241; rosetón, ISa.ROSATI, James, 234.Rushmore, monte, 208.Rusia, 28. 49. 86, 93, 250.

sacrificio, del héroe, 120, 121-23, 131Y sgs.; de animales, 47, 147, 148,237.

SALOMÉ, 179.Santa Cecilia, cripta de, 285.Sapiencia, 185, 186.SATÁN, 72, 226, 227.SCHOPENHAUf.R, Arthur, 56, 255.SCHWEITZER, Dr. Albert, 200.SCHWITTERS, Kurt, 252, 253-54.sentimiento, 61, 99, 185, 278, 286.serpientes, 35, 38, 69, 74, 76, 152, 154-

56, 239.SHAKESPEARE, WiIliam, 192.SHELLEY, Percy Bysshe, 194.signos, 20, 55.símbolos y simbolismos, 20-21, 22, 29,

43, 52, 53, 55, 64, 66, 90-99, 102,103, 106-09, 118, 122-23, 127, 129,132, 138, 142, 147, 149-57, 160-229passim.; definición, 20-21. 54; enarte, 232 y sgs.; religiosos, 21, 22,55, 72-73, 75.76, 79, 80, 81, 82,89-91, 96, 108, 142-43, 145 Y sgs.,185-87, 200-03, 224-29, 237-39; se­xuales, 29, 30, 91-92; de totalidad,196-211.

"sí-mismo", 128.29, 161 Y sgs.; aspec­tos sociales del, 218 y sgs.; defini­ción, 161-62; y ego, 128 y sgs., 162,215-17; e individuación, 163-64;personificación del, 196 y sgs.; rea­lización del, 212 y sgs.; símbolos del,187, 207 Y sgs., 212 y sgs., 240 ysgs., 302; y sombra, 173-76.

sincronicidad, 55, 211, 291, 306, 310.sol, símbolos del, 21, 22, 241, 246, 296,

303.

sombra, 93, 118, 168 y sgs., 294.SoULAGES, Pierre, 270.STALIN, J. V., 234.STEVENSON, Robert Louis, 24, 38.sueños, 20 y sgs., 38, 41, 63, 64. 71.

74, 76, 78; admoniciones, 50-51.74-75, 78; análisis, 32, 43, 55-51. ""99; analogías, 64, 78; como cm..208; compensatorios 31, 5O-SJ.62-63, 61, 74, 95; descripciones ,transcripciones, 43, 49, 50, 53-54. 56.57, 66, 69 y sgs., 116, 132, 1)5-3;139. 140, 145, 152-53. 163, 1'5.169-71, 183-85, 192, 276 Y sgs. pu­sim.; desdén hacia los, 29, 31, 3'.50, 52; el dormir y los, 63; el ia­consciente y los, 27 y sgs., 63-64.78, 98; ideas primitivas sobre los. 52­161-62 libros de, 53; naturaleza cklos, 39; proceso de individuac:i6a.161-62; repetición, 33-34, 61, 160.su sexualidad, 29, 92.

Suiza, 204, 219, 236, 276, 285, 291-ft.superstición, 82, 94-96, 290.surrealismo, 257-58.

TARZÁN, 194.TESEO, 110, 125.THURBER, James, 64, 78.Tibet, molino de oraciones, 28; ...

dalas, 240.TINTORETTO, 245.tipos psicológicos, 58 y sgs.toro, como símbolo, 139, 147-48.totalidad, símbolos circulares de.

240-49; otros símbolos, 196-2:'passim.

totem, 45, 129, 236, 237.TOUR, Georges de la, 217.TRAKL, Georg, 260. .,1

trascendencia. 149 y sgs.TaÉMoIs, Pierre-Yves. 271.Tres Hermanos, cuevas de los, 235-}6Trickster, 112 y sgs., 111, 140, le.

151, 156.Trinidad, 225, 307.Tuc d'Audubert, cueva de, 235-36TURNER, WilIiam, 289.Twins, véase gemelos, mito de los

utopías, 85, 86.

VALENTINO, Rodolfo, 194.Villa de Misteri (Pompeya), 143.VIRGEN MARíA, 118, 185, 187, 188. 2~<

visiones, 20, 45, 47.VOLTAIRE, Francois, 220, 227.

WAERDEN, R. L. van der, 310.WAGNER, Ricardo, 193.WARRINGER, Wilhelm, 265.WASHINGTON, George, 198.WILLIAMSON, monte, 208.

Yang y Yin, 290.yantra, 240.

Zodíaco, 237.

1

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PROCEDENCIA DE LAS

ILUSTRACIONES

CLAVE: (A) afflba; (B) bajo; (C) centro; (D) dere­cha; (1) IzquIerda; (M) medIO; y combinacIOnes,por ejemplo, (BD), (Al)

AcademIa de San Fernando, Madrid, 65(BO); ©A.D A G P., París, 2] 6(81), 271(MI)(BO); corte<'ld Ad.mlnl~(ratlomkanzlel des Naturhlstonschen Museums,VIena, 285iBC); AerofJlms y Aero Plctonal, 218(81),243(AI); Slgnor Agnelh; 251(BO); Albertlna, VIena,169(81); Alte Pmakothek, Munlch, 87(80), 115(80),280: Amencan Museum of Natural HI~tory, 68(B1);cortesla del ArzobISpo de Canterbury y los adminiS­tradores de la Lambeth Pa!.lce Llbrary, 156(Bl); Ar­chlve~ Photographlques, Pans, 204(AO); The Art Ins­tItute of Chlcago, coleCCIón Potter Palmer, 245(80);Art~ CouncJl de Gran Bretaña, 147; Ruth Beremon yNorbert Muhlen, George Grosz 1961. Arts Inc., Nue­va York, 283: Assoclated Press, 79(BI). Corte~ía MI~s

Ruth BaJley. 52, 57, 198(AC): colecclon Frau Or Ly­dla Bau, 220(MD); Bayreuther Festsplele, 192(MO);Berhn Staatl. Museen, AntlkenabteIlung. 51(BI); BI­bhotheque de la Bourgeolsle, Berna, 188(BC); BI b]¡o­theque NatlOnale, París, 99, 110(MO), 140, 145(BC),189,BO), 215(BD), 222(AI), 298(AI): Peter Blrkhau~er,

187(AO), 199; Black Stdr, 35(BI), 59(BO), 117(BI),201(AI), 215(AO); The Blue Angel (director: Josephvon Sternberg), AlemanIa, 1930, 179(M); Bodlelan LI­brary, Oxford, 176(B); The Bollingen Foundatlon, Nue­,a York, 38(BC), 72(1), 107(BC): Bntlsh Crown Copy­nght, 71(0), 120(AD); cortesía los admmistradores delBntlsh Museum, 21, 38(BI), 42(A), 53(BD), 54(M),55(Bl), (HistOrIa Natural), 66, 105, 107(BI). 110(BI),l11(MI)(MC), 115(A), 124(BI), 125(BO)(BI), 133, 144(AO), 145(BD), 150(BD), 155(A), 156(BO), 160, 165(BO),171(AD), 186(BI), 188(BI), 190(BI), 192(BO), 195(AI),197(AI), 198(AI), 209(BI), 216(BO), 259(MO), 273, 281,298(81); Shirley Burroughs, 80(A). Cabmet des Medal­Iles, Pans, 141(BI)(BD); Calro Museum, 22(A); Carne·ra Press, 47(AI), 97(B), 111 (BO), 194(BL); JonathanCape llmlted, Londres, de Angkor Wat, MalcolmonMacOonald, 91(BO); Central Press, 50(AD); W. y R.Chambers Llmited, de Twentzeth Century Dzctlonary,45: Church oí England InformatlOn Offlce, 30(D);ArchIVOS CIBA, Basilea, 239(MD); cortesía Jean Coc­teau, 138, 139, 178(BI); Compagme Aérienne Fran­c;alse, 242(AI); Contemporary FIlms Ud., UgetsuMonogatarl (dlfector: KenJl Mlzoguchi), Japón, 1953,182(A) Y Zéro de Conduzte (dlfector: Jean VIgO),FranfIlmdls ProductlOn, Francia, 1933, 116; Conzetty Huber, Zunch, 26, 166(BI), 188IMC), 258(AI), 265,293, Cornell Unlverslty Press, Ithaca, Nueva York,68(8D); Crzn Blanc (director: Albert Lamonsse),FranCia. 1953, 174(A)(BI). Dalel Motlon Picture Com­pany Ltd., 182(A): cortesía Madame Delaunay,248(AD): Maya Daren, The Lmng Gods o, Haltl,J5(AI)(AC)(AD); cortesía Walt Dlsney Productlons,110(80); La Dolce V/ta (director: Fedeflco Fel)¡ni),Itdlla/Francia, 1959, 166(BD); conesía Madame TrixDurst-Haass, 263(AD); Colección Dutult, 241(AI).Unl\ ersity Llbrary de Edlmburgo, 119 BD), 21Q(MI);Édltlons Albert Gulilot, París, 209(BO); l:.dlUOns

d·Art. París. 2/HAD). Édltlons Hoe·QUI, París, 44;Édltlons Hou\ft. 20; Education and Tealvislon FllmsUd., 112(81); EsqUlre Magazine © 1963 by Esqui­re, Inc., 511AD). Faber y Faber Ltd., Londres, Danceand Drama In Ball, de Beryl de Zoete y Walter Sples,126; Jules Felffer, con autoflzaClón del agente delartista, 58: Fmd YO/Ir Man, Warner Bros., 1924,206(BI); W. Foulsham y Co. Ud., Londres, 53(BI);corlesla M.-L. von Franz, 215(MI)(BI), 227; FrenchGovernment Touflst Offlce, Londres, 127(BD), 232(A),2431AO) Henrand; FrobenJUs-lnstltut and der JohannWolfgang Goethe-Unlversltat, Francfort d. M., 202.Gala FIlm Dlstflbutors Ud., 192(A); Galene deFrance, 271(MI); Galerie Stangl, Munich, 260(BD),261 (B); German Isches National-Museum, N urem berg,181(AI); German Touflst Information Bureau, Lon­dres, 237(BO); Glraudon, 85(MO), 99, 103(1), 112(BD),154, 181(AD), 184(BI)(BO), 185(BD), 215(BO), 217,223(BI), 225, 234(AI), 252IAI); Gadzllla (director:Jerry Moore y Ishlro Honda), Japón/EE. UU., 1955,93(BD); Goethehaus, Francfort d. M., 63; cortesíaSamuel Goldwyn Plctures Ltd., 65(BI); GoteborgsKonstmuseum, 266(AD); Granada TV, 173; GraphlsPress, Zunch, 98(AI), 247(A); Solomon R. Guggen­heim Museum, Nueva York, 248(BI). George G. Ha­rrap, Londres, Fazry Tales, Hans Cpnstlan Andersen,1932, 197(BI); con autorizaCIón del presidente ymiembros del Harvard College, 109(M); WIIlJam Hei.nemann Ltd., Londres, The TWllzght al the Gods deEmest Gann, 178(BD); reproducIdo con autoflzaclónde S. M. la Rema, 245(BI); de Conze, Heroen undGottergestalten, 155(BI): Hlroshlma mon Amour (di­rector: A]am Resnais), Francla/Jap6n, 1958-59,221(AI); Horniman Museum, 126; Ides et Calendes,Neuchatel, Faces 01 Bronze, foto Plerre AlIard y Phl­Ihpe Luzuy, 88, 237(BI); Impeflal War Museum,Londres, 121(BI); Inter Nations, 54(B); IflSh TouristBoard, 21O:BD). Erhard Jacoby, 39, 229; Japan Coun·cil agaiDst Atomlc and Hydrogen Bombs., 100(B);Dr. EmllJo JeSI, Milán, 256(BD); The JewIsh Instl­tute of Hlstory, Varsovia, 94(BI); cortesía familiade C. G. Jung, 56; Karsh oí Ottawa, frontispicio;Keystone, 108(BO), 210(MD), 235(AI); ChristopherKltson, 90; Kunsthaus, Zunch, 188(MC); Kunstmu­seum, Basllea, 219(BC), 248(BD), 258(AI), 279(AI);Kunstmuseum, Berna, 26)(AI); Kunstmuseum, Win­terthur, 192(BI); Larousse, Édlteurs, París, de LaMythologze de FélJx Guirand, 119(A), 179(BI), dibUJOde l. Blhbm; Lascaux chapelle de la préhlstorze.F. Windels, 148; Leyden Umversity Library, 31(A);Libreria dello Stato, Roma, La Villa del MIsterz, Prof.MaJUri, 142-43(A); Longmans, Green and Co, Ltd.,Londres, 1922, Mazes and Labyrznths, W. H. Matt­hews, 171(MI)(MC)(MD); Macmlllan and Co, Ltd.,Londres, Abce's Adventures In Wonderland (dibujode Sir John Tennlel), 54(A); Magnum, 22(BI), 34,146(BD), 172(A), 194(AMD), 198(B), 208'BI) 238(AD)(BO), 269; coleCCIón Mansell, 46, 150(BI), 190(BD),191, 197(D), 201(BI), 205, 209(BI), 220(AD), 239(MC),285(BD): Marlborough Fine Art Gallery Ud., Lon­dres, 252(AD); © The Medici Society Ud., 150(A);

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The Medium (director: Gian-Carlo Menotti), ItalialEE. UU., 1951, 177(BO); Metro-Goldwyn-Mayer Inc.,24, 182(BI); Metropolis (director: Fritz Lang), Alema­nia, 1926, 223(BO); cortesía The Metropolitan Mu­seum of Art, Nueva York, 30(1) (The Cloisters Collec­tions Purchase), 40(A) (donación de M. Knoedlerand Co., 1918), 119(BI), 184(AO) (donación de Wi­lliam Church Osborn, 1949), 231 (Fletcher Fund,1956); Modern Times, Charles Chaplin, United Ar­tists Corporation Ud., 113(BO); The Pierpont Mor­gan Library, Nueva York, 73, 20I(BO); Madre Juanade los Angeles Film Polski, 1960, © ContemporaryFilms Ltd., 168; Mt. Wilson and Palomar Observa­tories, 23, 103(0); Prot. Erwin W. MüIler, Pennsyl­vania State University, 22(BO); Musée de Cluny, Pa­rís, 225; Musée Condé, ChantilIy, 111(MO), 184(BI),226; Musée Ensor, Ostende, 296(B); Musée Étrus­que du Vatican, 114(BO): Musée Fenaille 11 Rodez,Aveyron, 233(BC): Musée Guimet, París, 97(A),241(BI); Mus~e Gustave Moreau, París, 179(BD);Musée de I'Homme, París, 234(AC), 236(BI); Muséedu Louvre, París, 103(1), llI(AI), 112(BO), 146(AO),154, 184(BO), 223(BI), 276(B); Musée du Petit Pa­lais, París, 241(AI); Musée de Bordeaux, 120(BO);Museo Naziona1e, Nápo1es, 124(BD); Museo del Pra­do, Madrid, 75; The Museum of Navaho CeremonialArt Inc., Nuevo Méjico, 71(AI), 114(BI), 214(BD);Museum für Volkerkunde, Basle, 127(1); Museumfür Volkerkunde, Berlín, 177(BC), 300. NasjonalgaIle­riet, Os10, 87(BI); The National GaIlery oí Canada,47(AO); National GaIlery, Londres, 83, 122, 288;Museo Nacional, Atenas, 76; The National Museum,Copenhague, 242(AD); © National Periodica1 Publi­ca¡ions Inc., Nueva York, 111(BC); National PortraitGaIlery, Londres, 190(A), 207(BI); Dr. Neel andUniv. oí Chicago Press, Human Heredity, Nee1 andSchuIl, © 1954, 31(B); Max Niehans Verlag, Zurich,108(BI); Newsweek, 307; The New York Times,134(BI); Nigeria Magazine, 43; The Nun's Story (di­rect~r: Fred Zinnemann), EE. UU., 1957-59, 134(AI);Ny Carlsberg Glyptotek, Copenhague, 113(BC). Mu­seo Olímpico, Atenas, 185(BC); On the Bowery (di­rector: Lionel Rogosin), EE. UU., 1955, 62; Open AirMuseum for Sculpture, Middelheim, Amberes,266(MD); Conde D. Alfonso OrombeJli; Milán,256(MI); © Daniel O'Shea, 189(BI). Museo de Pa­lermo, 144(AI); Paris Match, 270; Passion de Jeanned'Are (director: Carl Dreyer), Francia, 1928, 91(BI);Paul Popper, 25(BI), 28(BI), 42(BD), 111(BI), 13.4(MI),152, 200(AI), 210(BI), 236(BC); Pepsi-Cola Company,50(AI); Planet News, 32, 169(BO); Le Point Cardinal,París, 23 3(BD); P. & D. Orient Lines, 151; cortesíaH. M. Postmaster-General, 25(BD); colección priva·da, Londres, 203(BI); colección privada, Nueva York,256(BI); Puneh, 33(1); Putnam and Co. Ud., Lon­dres, 1927, con autorización, de The Mind and Faee01 Bolshevisrn, de Fulopp-Muller, 107(BD); G P. Put­nam's Sons, Nueva York, 1953, y Spring Books Ud.,Londres, de A Pietorial History 01 the Silent Sereen,de Daniel BJum, 123. Radio Times Huiton PictureLibrary, 194(BMI), 195(BD), 220(BO), 222(BC); Rap­ho, 153(Izis). 165(BI); Rathbone Books Ud.,194(AMI); Réalités, 212(BI); Ringier-BllderdienstAG., 218(BD); Routledge and Kegan Paul Ud., Lon­dres, 1951, The Bollingen Series XIX, 2.& ed. NuevaYork, 1961, y Eugen Diederichs Verlag, Ousseldorí,1951, el I Ching or Book 01 Changes, 291(BI); corte­sía Miss Ariane Rump, 201(AD). Salvat Editores S. A.,275(BI); Sandoz Ud., Basilea, 259(B); Scala, 77, 118,144(BI), 155(BO); Slavko, 187(BD); The Son 01 theSlleik (director: George Fitzmaurice), EE. UU., 1926,195(BI); Soprintendenza alle Antichita delle Provin­ce di NafJoli, 266(BD); © S.P.A.D.E.M., París, 1964,

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147, 167, 247(B), 252(BD), 263(AI); Staatliche Mu­seen, Berlín-Dahlem, 144(BO); Staat Luzern, 189(BC);Staatsgemaldesamm1ungen, Munich, lll(AD); Sta­delsches Kunstinstitut, Francfort, 185(AD); SwedishNational Travel Association, 80(BD), 111(AC), 286(BD.Tarzan and his Mate (director: Cedric Gibbons),EE. UU., 1934, 194(AI); Tate Gallery, Londres, 72(0),187(BI), 249(BI), 264(BO), 271(BO); Tlle!! Carne to aCity, J. B. Priestley (director: Basi1 Deardon), GranBretaña, 1944, 279(AD); © 1935 James Thurber© 1963 Helen Thurber, de Thurber's Carnival(orig. pub!. en The New Yorker), 78(BO); © JamesThurber 1933, 33(0); Titanie (director: Herbert Sel­pin), Alemania, 194~, 121(BD); Topix, Londres,59(BI), 200(AO); templo de Toshodaiji, Japón175(BI); Trianon Press, Jura, Francia, del facsímilde los Songs o( Innocense and o( Experienee, de Bla­ke. 219(AI). Uni-Dia.Ver1ag, 19; USAF Academy,129(BC); U. S. Coast and Geodetic Survey, IOO(A).Museo del Vaticano, 127(AO); Verlag Hans Hu­ber, 27; Verlag Kurt Oesch, Munich, 79(BO); Victoriaand Albert Museum, Londres, 48(B), 109:A)(BI),115(BI), 136, 163, 174(BD), 198(AD), 203(MI)(BD),206(MI); Volkswagen Ltd., 36. Colección del WalkerArt Center, Minneapolis, 260(BI); Weiner Library, ©Auschwitz Museum, Polonia, 94(BO); cortesía Well­come Trust, 69, 246(AI), 286(BD); Wide World,117(BD); Gahan Wilson, 49(Bl); Worcester Art Mu­seum, Mass. EE. UU., 85(AI); Wuthering Heights (di­rector: WiIliam Wyler), EE. UU., 1939, 190(A). YaleUniveJ.:sity Art Gallery, colección James Jackson Jar­ves, lS0(AI). Zentralbibliothek, Zurich, 249(BO): ©Sra. Hans Zinsser, de G. F. Kunz, The Magie ofJewels and Charms, 207(MI); Zentralbibliothek, Zu·rich, 248(AD).

Fotógrafos:

Ansel Adams, 208(BI); Alinari, 46; David G. ABen,Bird Photographs Inc., 68(A); Oouglas Allen, 222(MI).Werner Bischoí, 22(BI), 238(AD)(BD), 269; JoachimBJauel, 261(B); Leonardo Bonzi, 135(BI): ÉdouardBoubat. 212 I BI); Mike Busselle, 28(BD), 93(Bl), col/a·ges 121(BI)(BD), 135(BO), 180(AD), 18](B), 183(AO)(BO), montajes 190(A). 207(AI), 212(60). 219(BO);Brunel, 239(AO). Robert Capa, 194(AMD), 198(B);Cartier-Bresson, 34, 172(A); ChuzeviJle, 276(B):Franco Cianetti, 264(BI); Prof. E. J. CoJe, 25 8eBO):J. B. Collins. 35(MI)(MC); Ralph Crane, 1l7(BI).N. E1swing, 242(AO). John Freeman, 105, 107(BI),171(AO), 195(AI), I 97(AI), 259(MD), 281, 298'BI).Ewing GalIoway, 82(BI); Mareel Gautherot, 213;Georg Gerster, 109(BO); Roger GuilIemot, 89. ErnstHaas, 146(BO); Leon Herschtritt, 84; Hinz, Basilea,127(1), 219(BC), 255. Isaac, 35(BI). William Klein,85(BI). Lavaud, 97(A), ] 59, 24I(BI); Louise teiris,26l(BI); Dr. Ivar Lissner, 149(BD); Sandra Lousadaat Whitecross Studio, I 75(BD); Kurt y Margot Lu­binsky, 149(BI). Roger Mayne, 164(BD): Don Mceu­Ilin, 287: Sto Anthony Messenger, 143(8): Meyer.29:John Moore, 72(f», 252(BI). Jack Nisherg, 256(AD).Michae] Peto, 164(Bl); Axel Poignant, 95, 128. 130.131, 204(MO). AlIen C. Reed. 74. 214(A). Sabat,65~BO); Prot. Roger Sauter, 243(Bl): Kees Scherer,35(BD); Émil Schulthess. 201(AC); CarrolI Sel!,hers,98(AO); Brian Shuel, 55(BD), 129(B0); David Swann,21, 48(B), 53(BI), 54(M), 66, ]09(A)(B]). 1l0lBI),115(A)(BI), H3, 136. 155(A), 163, 174(BD), I 87(BI),188(BI), 190(BI), 198(AO), 203(BO)(MI), 206( MI),264(BO), 302, 303. Felix Trombe, 234(AC). Villa­ni & Figli FrI., 80'BI). Yóshio Watanabe, 232(B); HansPeter Widmer, 305.