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ESTUDIOS Espiritualidad de Tomás Luis de Victoria ANTONIO BERNALDO DE QUIRÓS, OCD (Madrid) ESPIRITUALIDAD DE SU VIDA Tomás Luis de Victoria nació en Ávila en 1548 como fecha más probable, hijo de Francisco Luis, natural de Ávila, y Francisca Suárez, natural de Segovia. Era el séptimo de once hermanos. A los nueve años quedó huérfano de padre. Hacia esa edad, más o menos, entró de niño de coro en la catedral de Ávila, posiblemente por orientación de su tío paterno Juan Luis de Victoria, clérigo, que vivió en Ávila por lo menos hasta 1577. En la catedral canta y estudia. Tiene buenos maestros de com- posición: Jerónimo de Espinar, Bernardino de Ribera, Juan Navarro y Hernando de Isasi y, entre Maestro de Capilla y Maestro de Ca- pilla, al racionero Dueñas. En esta catedral permaneció hasta los diecinueve. En 1567 marcha a Roma para cursar la carrera eclesiástica y la musical. Vivió durante dos años en el Colegio Germánico, fundado por san Ignacio de Loyola y regentado por los jesuitas. A los dos años, en 1569, lo abandona para trabajar como cantor y organista de la iglesia española de Montserrat. En 1572, año de la publicación de su primer libro de motetes, está en el Seminario Romano como Maestro de Capilla sucesor de Palestrina. Vuelve al Colegio Germá- nico un año después, ya como Maestro de Canto y, después, en 1575, Maestro de Capilla. En este mismo año es ordenado sacerdo- REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 65 (2006), 569-606

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ESTUDIOS

Espiritualidad de Tomás Luisde Victoria

ANTONIO BERNALDO DE QUIRÓS, OCD

(Madrid)

ESPIRITUALIDAD DE SU VIDA

Tomás Luis de Victoria nació en Ávila en 1548 como fecha másprobable, hijo de Francisco Luis, natural de Ávila, y FranciscaSuárez, natural de Segovia. Era el séptimo de once hermanos. A losnueve años quedó huérfano de padre. Hacia esa edad, más o menos,entró de niño de coro en la catedral de Ávila, posiblemente pororientación de su tío paterno Juan Luis de Victoria, clérigo, quevivió en Ávila por lo menos hasta 1577.

En la catedral canta y estudia. Tiene buenos maestros de com-posición: Jerónimo de Espinar, Bernardino de Ribera, Juan Navarroy Hernando de Isasi y, entre Maestro de Capilla y Maestro de Ca-pilla, al racionero Dueñas. En esta catedral permaneció hasta losdiecinueve.

En 1567 marcha a Roma para cursar la carrera eclesiástica y lamusical. Vivió durante dos años en el Colegio Germánico, fundadopor san Ignacio de Loyola y regentado por los jesuitas. A los dosaños, en 1569, lo abandona para trabajar como cantor y organista dela iglesia española de Montserrat. En 1572, año de la publicaciónde su primer libro de motetes, está en el Seminario Romano comoMaestro de Capilla sucesor de Palestrina. Vuelve al Colegio Germá-nico un año después, ya como Maestro de Canto y, después, en1575, Maestro de Capilla. En este mismo año es ordenado sacerdo-

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te. Tres años más tarde, en 1578, deja el Colegio Germánico eingresa en el Oratorio de san Felipe Neri. Siete años permanece enél. Siete años de paz y fecundidad, en los que publica seis obras,culminadas por el sin par Oficio de Semana Santa.

En 1581 hace las primeras gestiones para volver a España. En1583 es nombrado capellán de la Emperatriz María, hermana deFelipe II y viuda del emperador Maximiliano de Austria, que vive enlas Descalzas Reales de Madrid. Pero no toma posesión de este cargohasta 1587. Mientras tanto y hasta 1595, año en que vuelve definiti-vamente a España, vive entre Roma y Madrid. Muere en esta ciudadel 27 de agosto de 1611.

Así que Victoria pasó su vida entre España (Ávila, 1548-1567),Italia (Roma, 1567-1593) y otra vez España (Madrid, 1593-1611).

Publicó quince libros de música, aunque de estos quince cuatrofueron puras reediciones. El último, el Oficio de difuntos, compues-to en Madrid para las exequias de la Emperatriz María.

Para comprender, pues, su espiritualidad, será necesario ver elambiente en que se desenvolvió su vida. O sea, el ambiente espiri-tual de España e Italia en el siglo XVI.

1. Ambiente espiritual en la España del siglo XVI

Hablar así, en general, del ambiente espiritual que se respirabaen España en el siglo XVI, es arriesgado y, acaso, injusto. Pero nopuede hacerse de otra manera. En último término esto disculpará aunos (a los que se dejaron llevar del ambiente reinante), y engran-decerá a otros (a los que supieron vivir contra corriente).

1.1. Sombras

Lejos de España, y más lejos aún de Ávila, queda el ambientecorrupto de la Curia romana. Pero indirectamente todo llega. El mun-danismo de los Papas de finales del siglo XV y principios del XVI,más príncipes regios que pastores de almas, con sus intrigas políticas,su lujo, su lujuria, su nepotismo..., tenía que irradiarse a todos los

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sitios. Aparte los impuestos, bendecidos por bulas, que exacerbabana todos. Recuérdense las protestas alemanas expresadas en Gravami-na Nationis Germanicae, o las galicanas de Libertades, o las españo-las del Memorial presentado al concilio V de Letrán a principios desiglo. Salpicados más directamente por la curia romana estaban losobispos, nombrados unas veces entre intrigas y otras con dineros,ausentes de su diócesis durante años. Es ilustrativo recordar algunostítulos del ya citado Memorial español: «quitar las herejías», «que sehaga concilio general de ciertos años a ciertos años», «que los carde-nales no lleven dineros en las elecciones de papas», «que no se ven-dan los obispados ni otros beneficios», «que no se lleve el Papa losexpolios de los obispos ni los frutos sede vacante», etc. El bajo clero,párrocos y sacerdotes, padecía de una lamentable incultura; muchoseran incapaces de predicar, incapaces de enseñar la doctrina cristia-na; muchos no sabían latín, pues no habían hecho ninguna clase deestudios; e, incluso, algunos no sabían ni leer. Y vivían ociosos y enabsoluta pobreza. El amancebamiento era frecuente. Y la indisciplinaera generalizada.

El clero regular no andaba mejor. Había abades y priores quevivían en la corte. Otros vivían en el monasterio, pero con unoslujos impropios: trajes de seda, pajes, caballerizas. Los monjes sa-lían excesivamente del convento, frecuentaban las tabernas y losprostíbulos. La vida común estaba muy dañada. Los monasteriosfemeninos no andaban mejor.

El laicismo, el lujo y el desenfreno de la Curia y del cleroromanos hicieron mella precisamente en Lutero, que había ido aRoma en 1510. Una vez desgajado de la Iglesia Católica y visto elprogreso que hacía en Europa (hacia la mitad del siglo XVI untercio de Europa era adicto a Lutero), el protestantismo procuróinfiltrarse en España, principalmente mediante la exportación delibros, y en ocasiones por proselitismo de algunos capellanesde Carlos V, que habían vivido en Alemania; pero el celo de laInquisición lo impidió. Ni el foco de Valladolid ni el foco de Sevillallegaron a ser importantes.

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1.2. Luces

Pero ya hemos advertido que las generalizaciones son peligro-sas. Pese a todos los males, había gente buena en todos los estamen-tos sociales y, desde tiempo atrás, una voluntad sincera de reforma.Tanto que el siglo anterior, el siglo XV, se ha llamado «edad de lasreformas».

Ciñéndonos a España, la reforma más eficaz arranca en tiempode los Reyes Católicos. Una vez conseguida la unidad nacional en1479 y a la expectativa de la incorporación de Granada (1492) yNavarra (1513), emprendieron la reforma religiosa no sólo por moti-vos espirituales, sino también políticos: tener obispos poderosos encontra sería un estorbo grandísimo. Y precisamente por los obisposcomenzaron la reforma. Pidieron al Papa que los obispos fueran hom-bres virtuosos y doctos, y no de familias nobles. Su propio confesor,Fr. Hernando de Talavera, fue un modelo de lo que ellos querían:graduado en teología en la Universidad de Salamanca, profesor allímismo de ética y filosofía moral, sabio y santo, fue nombrado obispode Ávila en 1485; y en 1493, conquistada Granada, primer arzobis-po de esta ciudad, donde inmediatamente se dedicó a la formacióndel clero y de los fieles. Él mismo se sentaba a confesar en la cate-dral, fomentaba las funciones litúrgicas dignas, visitaba toda la dió-cesis, dedicaba un día al mes a instruir a sus sacerdotes, y creó en lapropia catedral el primer seminario. Y como éste obispo otros mu-chos, precursores de los que brillaron después en el Concilio de Tren-to y que hicieron decir a san Carlos Borromeo que «el clero de Espa-ña es el nervio de la cristiandad». Para lograr obispos así no lucharonpoco los Reyes Católicos hasta conseguir en 1486 el derecho de pa-tronato y presentación de candidatos a obispos.

Pero la figura más directamente implicada en la reforma religio-sa española es, sin duda, Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517). Hombre de ciencia, con estudios de Derecho Civil y Canó-nico en la Universidad de Salamanca, estudios particulares de hebreocon un rabino, ya sacerdote, en 1484 ingresó en el noviciado que losfranciscanos tenían en San Juan de los Reyes de Toledo. Por con-sejo del cardenal Mendoza, la reina le nombró su confesor en 1493,sucesor de Hernando de Talavera. Cisneros puso la condición de no

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vivir en la corte, sino en el convento más próximo. Los franciscanosle eligieron Provincial de Castilla en 1494, puesto que él aprovechópara comenzar la reforma entre sus frailes. Arzobispo de Toledo unaño después. Pero ya desde 1493 tenía el encargo de los reyes y laautorización del Papa para visitar y reformar todos los conventos ymonasterios de cualquier orden religiosa. Y no lo hizo precisamentecon mano blanda. Reunía a la comunidad, les recordaba sus obliga-ciones, les pedía le enseñaran sus dispensas y las quemaba pública-mente. De la reforma de las monjas se encargaba personalmente lareina Isabel. Naturalmente las protestas fueron muchas, pero Cisne-ros, con su firme voluntad, llevó la reforma adelante, alentado tam-bién por las comunidades que ya antes habían comenzado su propiareforma.

Y como uno de los males del clero era la incultura, la reformano hubiera quedado completa sin atender este aspecto. Dos obrasprincipales centran esta actividad: la Universidad de Alcalá y laBiblia Políglota. La Universidad de Alcalá abrió sus puertas en1508. La asignatura reina era la teología. Pero enseñada ampliamen-te. Por eso quiso que hubiera cátedra tomista, cátedra escotista ycátedra nominalista. Para explicar Sagrada Escritura invitó a Eras-mo, pero éste no quiso venir. Pieza importante en la organización detodo esto fue el dominico Francisco de Victoria. Como complemen-to a esta labor, junto a la Universidad, Cisneros fundó ColegiosMayores destinados a residencia de estudiantes.

El espíritu abierto y crítico que quería en la Universidad deAlcalá queda reflejado en la Biblia Políglota, elaborada por losmejores lingüistas que tenía, y cuya finalidad era que los estudiosospudieran tener juntos los textos originales, hebreos o griegos, allado de los latinos.

Los frutos de la labor desarrollada por Cisneros granarán duran-te todo el siglo XVI.

2. La Iglesia de Ávila

A mediados del siglo XVI Ávila tenía unos 10.000 habitantes.Las iglesias y monasterios eran muchos para tan poca población.

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Muchos para bien (cuando había buenos ejemplos) y para mal (cuan-do eran malos). Porque en un lugar pequeño todo se corre.

2.1. Sombras

Quizá la parte más oscura corresponda al clero bajo. Las Cons-tituciones del Sínodo de 1481 convocado por el obispo D. Alonsode Fonseca y reeditadas en 1557 por el obispo D. Diego de Álavay Esquivel dejan entrever un ambiente desolador. He aquí algu-nas de sus disposiciones: que se pongan tablas en las iglesias con lomás elemental de la doctrina cristiana y que los curas la declarenlos domingos de Adviento y los de Septuagésima y Cuaresma; queno se celebre misa en las casas; que se laven los corporales, casu-llas, etc., tres veces al año; que los sacerdotes sepan gramática ylengua latina, y sepan leer y cantar competentemente; y los que nolo sepan lo estudien para ponerse al día, y los nuevos ordenandostienen ya que saberlo; que los clérigos no entren en tabernas nijueguen a los dados, ni traigan armas; que los sacerdotes vistanalbas y sobrepellices en el oficio Divino; que los clérigos no formenparte en bandos; que no tengan públicamente concubinas ni muje-res sospechosas en sus casas; que no se juegue, ni se pleitee, ni secoma, ni se beba en las iglesias. Incluso a los canónigos se les pideque no hablen en el coro ni paseen por la iglesia.

Victoria por este tiempo tiene ya once años y es niño cantor enla catedral. Ya tiene edad para observar conscientemente. Claro, aúnno se ha terminado el Concilio de Trento con sus reformas.

El siguiente Sínodo se celebró en 1617, convocado por el obispoD. Francisco de Gamarra. Y en él todavía se pueden encontrar prohi-biciones tales como que los hijos de los clérigos no puedan tenerbeneficios ni administrar en las iglesias donde sus padres sean bene-ficiados; o que los clérigos no tengan a sus hijos en casa, ni se sirvande ellos en las iglesias. Se ve que en algunos aspectos, aun despuésdel Concilio de Trento, las cosas no habían mejorado mucho.

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2.2. Luces

El retrato que santa Teresa hace de sus padres y de su casa ¿po-dría tomarse como tónica general de las familias cristianas abulen-ses? Los dos eran «padres virtuosos y temerosos de Dios». El padreera «aficionado a leer buenos libros», «hombre de mucha caridad conlos pobres y piedad con los enfermos, y aun con los criados; tanta quejamás se pudo acabar con él tuviese esclavos, porque los había granpiedad». «Era de gran verdad. Jamás nadie le vio jurar ni mormurar.Muy honesto en manera» (Vida, c. I, 1-2). Años más tarde se convir-tió en un aventajado alumno espiritual de su propia hija. La madre«tenía muchas virtudes y pasó la vida con grandes enfermedades».«Grandísima honestidad; con ser de harta hermosura, jamás se enten-dió que diese ocasión a que ella hacía caso de ella; porque con morirde treinta y tres años, ya su traje era como de persona de mucha edad.Muy apacible y de harto entendimiento. Murió muy cristianamente».Tenía cuidado de hacer rezar a los hijos y de que fueran devotos de laVirgen (ib.). Seguro que no todas las familias abulenses eran así.Al fin y al cabo la familia de la Santa procuró desenvolverse en am-bientes nobles, cultivados.

En 1554 el P. Hernandálvar del Águila, primer jesuita abulensey fundador del Colegio de la Compañía en Ávila, escribía: «la gentede este pueblo es aficionada a la virtud, y he visto en poco tiempomuchas y muy adelantadas obras pías».

En 1553 tuvo lugar en Ávila un hecho importante: la fundaciónde los Jesuitas. Se instalaron en la iglesia de san Gil, junto al hos-pital del mismo nombre. En 1554 pasó por Ávila san Franciscode Borja y predicó en la Catedral la octava del Corpus, causandoun gran impacto y siendo un indudable reclamo. Durante un añono hubo en la casa más que tres personas. Pronto vinieron otros:P. Diego de Cetina, P. Juan de Prádanos, Baltasar Álvarez, P. An-tonio Lárez, P. Jerónimo Ripalda (el del famoso Catecismo), LuisMuñoz... Entre todos hicieron de San Gil un foco de espiritualidad.Pero hasta 1567 la casa no empezó a ser Colegio. Y en estos co-mienzos estuvo aquí el gran pedagogo P. Bonifacio Álvarez. SantaTeresa, desde Toledo, hace el mejor elogio del colegio en carta a suhermano Lorenzo el 17 de enero de 1570: «olvidóseme de escribir

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en estotras cartas el buen aparejo que hay en Ávila para criar bienesos niños. Tienen los de la Compañía un colegio adonde los en-señan gramática y los confiesan de ocho a ocho días y hacen tanvirtuosos que es para alabar al Señor. También leen filosofía ydespués teulogía en Santo Tomás, que no hay para qué salir deallí para virtud y estudio; y en todo el pueblo hay tanta cristian-dad que es para edificarse los que vienen de otras partes; muchaoración y confesiones y personas seglares que hacen vida muy deperfección».

Los Jesuitas se instalaron en Ávila cuando Tomás Luis de Vic-toria tenía cinco años. Pudo asistir a su iglesia; pudo confesarse conalguno de los padres. Pero como el colegio de la Compañía nocomenzó a funcionar hasta 1567, justamente el mismo año en queVictoria marcha a Roma a sus diecinueve años, queda descartadacualquier influencia jesuítica en los estudios.

Pero sí, los jesuitas contribuyeron enormemente a levantar el ni-vel espiritual de la ciudad. Allí iban a confesarse clérigos y seglares.

Antes que los jesuitas, los dominicos habían contribuido a ele-var la cultura del clero. Se terminó el monasterio en 1493. Por élpasaron hombres eximios como Vicente Berrón, Domingo Báñez,García de Toledo, Pedro Ibáñez... Primero fue «estudio de la Or-den»: Después, en 1515, fue elevado a «estudio general». Y porúltimo «universidad». Allí estudiaban no sólo los aspirantes domi-nicos, sino también aspirantes del clero regular y secular y seglarescon interés por los estudios (Baltasar Álvarez, Julián de Ávila, Fran-cisco de Salcedo...).

Dado que Victoria pasó unos diez años en la Catedral (1557-1567) nos interesa saber el ambiente espiritual que se vivía allí.

Prácticamente durante todo ese tiempo la sede episcopal la ocu-pó un solo obispo: D. Álvaro de Mendoza (1560-1577). Santa Te-resa lo retrataba así: «es persona amiga de toda religión y santidady gran siervo de Dios» (Camino de Perfección, 5,7). Se sabe quetenía interés en hacer un colegio para la formación de los futurossacerdotes. Pero hasta el 24 de noviembre de 1588 no se firmó eldecreto de erección del Colegio Clerical. Fue el Colegio de SanMillán. Otra cosa fue su posterior funcionamiento, parece ser quemediano.

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El Cabildo Catedral vivió una época de esplendor durante elsiglo XVI. En sus personas y en sus obras. Concretamente unos diezcanónigos de la mitad del siglo fueron promovidos a obispos dediversos lugares. Y hubo otro grupito de canónigos y racioneroseminentes que, junto con otros sacerdotes y en contacto con los jesui-tas de San Gil y con el apóstol de Andalucía, San Juan de Ávila, nocabe duda de que elevaron el nivel cultural y espiritual del clero abu-lense, como quiso Cisneros, primero, y después el Concilio de Tren-to: Antonio de Honcada, Gaspar Daza, Julián de Ávila, Francisco deGuzmán, Gonzalo de Aranda, Pedro de las Cuevas. Francisco Álva-rez de Castro. Francisco Soto y Salazar, Sancho Dávila y Toledo...

3. Victoria

¿Qué ambiente influyó en el niño y joven Victoria? ¿El de lassombras o el de las luces?

3.1. Primera etapa: en Ávila

En casa

Sabemos que su padre tenía un defecto: le gustaba jugar dinero; ya esto pudo deberse en parte el mal estado económico en que dejó lafamilia al morir en 1557. El pequeño Victoria tenía nueve años. ¿Pudoel niño ser consciente de esto? El ambiente general debía ser más bienbueno, tanto culturalmente como espiritualmente. El abuelo paternoera escribano; el padre también escribano; un hermano del padre, JuanLuis, era sacerdote y vivía en la misma casa; una tía paterna casó conun abogado; otra con un escribano. Según D. Ferreol Hernández,«la hidalguía de la familia de los Victoria está probada con el expe-diente que se guarda en el Archivo Histórico Nacional, instruido apetición de Don Francisco de Villabeta en 1656» 1. Entre los ascen-

1 F. HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Tomás Luis de Victoria, «el abulense», Imp.Provincial, Ávila, 1960, 12.

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dientes de la familia materna cabe destacar a tres hermanos: Cristó-bal Suárez de la Concha, capitán de la nave San Francisco, iniciadoradel combate de la batalla de Lepanto; Hernando, jesuita; y Baltasar,hombre de negocios que, en Florencia, emparentó por casamiento conlos Médici 2. Entre los hermanos de Victoria hay uno sacerdote (ellicenciado Agustín Suárez de Victoria, Abad de la Colegiata de Toro)y dos banqueros (Antonio y Juan Luis). Era familia media, que diría-mos hoy.

En la Catedral

Ya hemos hablado del grupito de sacerdotes canónigos o racio-neros de la Catedral por los años en que Victoria fue niño de coro(seise). Hombres cultos y piadosos. La cultura musical no era me-nor. La capilla musical de Ávila, sin llegar a ser la de Salamancao Toledo, era digna. Ya hemos nombrado al principio los buenosMaestros de Capilla que tuvo Victoria. Y bueno debía ser tambiénel maestro de órgano, Bernabé del Águila, puesto que el primertrabajo remunerado que tuvo Victoria en Roma fue precisamenteel de organista en la iglesia de Montserrat; y, ya de vuelta a Es-paña, en Madrid, el último puesto que tuvo en su vida fue tambiénel de organista en las Descalzas Reales. Los niños de coro no reci-bían sólo educación musical; el Maestro de Capilla debía cuidarde su alimentación y vestido, de sus buenos modales, de ense-ñarles a leer y escribir. A veces el Maestro de Capilla tenía algúnayudante para estos menesteres. En el Acta del Cabildo de 17 deseptiebre de 1562 se anota lo siguiente: «Maestro de Canto llanoGaspar de Ávila y tenga cuenta con la manera de cantar de losmoços de coro y con su buena crianza y costumbres y todo lo demásque se requiere, lo cual diga y encargue al señor Gaspar de Henao».De gramática parece ser les daba clase «el bachiller Solórzano».Para evitar fugas a otras catedrales, se les pedía promesa de estarcuatro o cinco años, y se les pagaba un salario modesto.

2 Cf. P. SAMUEL RUBIO, Officium hebdomadae sanctae, Instituto de MúsicaReligiosa de Cuenca, Cuenca, 1977, 7.

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En Ávila oiría hablar también de la reforma de los Franciscanospor san Pedro de Alcántara, muerto en tierras abulenses el mismoaño en que Teresa iniciaba su reforma (1562).

Santa Teresa y Victoria

Por otro lado, el año 1562 santa Teresa fundó, en San José, suprimer convento reformado de Carmelitas Descalzas. El joven Vic-toria tenía entonces catorce años. Tuvo que oír hablar de ello; y, almenos, le quedaría la impresión de un ambiente de reforma, desuperación, de fidelidad a los compromisos contraídos.

Pero nada más. No creemos que santa Teresa y Victoria tuvieranmayores puntos de contacto. La cronología es determinante. Cuandonació Victoria en 1548, Teresa, que había nacido en 1515, tenía yatreinta y tres años y hacía trece que era monja en el Monasterio dela Encarnación. Con quien sí pudo tener algún trato Teresa fue conel padre de Victoria, Francisco Luis, porque eran de la misma edad,vivían relativamente cerca y eran parroquianos de la misma parro-quia, san Juan. Cuando murió el padre de Victoria en 1557, pareceser que el día de la Degollación de san Juan Bautista, o sea, el 29de agosto, Teresa pudo asistir a su entierro. Por esos días visitabaa doña Guiomar de Ulloa en su casa y se confesaba con el P. Prá-danos en San Gil. Un poco más tarde, en el otoño de ese año,acompañó a doña Guiomar a Aldea del Palo para cuidar al P. Prá-danos. Hasta 1562 en que Teresa se encierra en su primera funda-ción, es posible que entrara alguna vez en la Catedral y oyera cantara los seises, entre los que se encontraba Victoria. Pero ¿qué tratoinfluyente espiritualmente podía haber entre una mujer de unoscuarenta y cinco años y un niño de unos doce? Después, el mismoaño en que Teresa salía de Ávila para fundar en Medina del Campo,1567, salía el joven Victoria camino de Roma. Y cuando Victoriaregresó de Roma entre 1585 y 1586, Teresa ya hacía tres años quehabía muerto.

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3.2. Segunda etapa: en Roma

En el Colegio Germánico

Al salir de la Catedral de Ávila Victoria tenía decidido hacer lacarrera sacerdotal sin dejar la musical. ¿Dónde hacer ambas cosas?Agustín, el hermano de Victoria, nacido un año antes que él, hacíala carrera sacerdotal en Salamanca, costeado por su tío Juan Luis.¿Por qué Tomás Luis no va también a Salamanca, sino a Roma? ¿Yquién le orienta hacia el Colegio Germánico? No se sabe con exac-titud. Caben varias hipótesis. Una: el mismo tío sacerdote Juan Luisque, según consta en el testamento del abuelo, había estado antes enRoma. Otra: los jesuitas de Ávila, cuyo colegio abulense gozaba demerecida fama.

En Roma, al contrario que en años anteriores, reinaba un espí-ritu de reforma. Hacía cuatro años que había terminado el Conciliode Trento, y durante los años en que Victoria está en Roma (1567-1585) gobiernan la Iglesia dos Papas muy distintos de los anterio-res. Cuando llega a Roma la Santa Sede la ocupa un santo: san PíoV (1566-1572), un hombre empeñado en la reforma de las costum-bres y la defensa de la fe, puesta en peligro por los protestantes yanglicanos por un lado, y turcos por otro. Comienza la reforma porla propia Curia romana. Ya no hay fiestas profanas en el Vaticano.El Papa da a los pobres el dinero que antes se gastaba en pomposasfiestas. Se rodea de un grupo excelente de cardenales. Alienta lareforma de las Órdenes religiosas. Publica el Catecismo tridentinopara ilustración de clero y pueblo cristiano. Emprende la reforma dela liturgia publicando el nuevo Breviario (1568) y el nuevo Misal(1570). Exige a los obispos residir en sus respectivas sedes. EnAlemania logra contener el avance del protestantismo. Y en el fren-te mahometano consigue el gran triunfo de la batalla de Lepanto,dirigida por un español, Don Juan de Austria. A san Pío V le sigueGregorio XIII (1572-1585), que continúa la labor comenzada por supredecesor. Empeñado en la reforma del clero, se apoya en loscolegios destinados a la formación del clero, tanto científica comoespiritual: Colegio Romano que al cabo de unos años se convertiráen la Universidad Gregoriana, Colegio Germánico, Colegio Hún-

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garo, que unifica con el Germánico, Colegio Inglés, Colegios Grie-go y Maronita. Todos ellos para que sus alumnos salgan bien for-mados y puedan hacer una labor digna cuando vuelvan a sus respec-tivos países. Suya fue también la famosa reforma del calendario ydel Derecho Canónico. El Papa aprovechó de forma eficaz el apoyoque le ofrecía la Compañía de Jesús.

Recordemos ahora las características del Colegio Germánico deRoma, al que Victoria dirige sus pasos. Había sido fundado por sanIgnacio en 1552 con la finalidad de formar sacerdotes alemanes que,vueltos a su patria, pudieran contener y contrarrestar al protestantis-mo con su vida y su ciencia. Pero desde el principio se pensó tam-bién en admitir otros jóvenes que no necesariamente aspiraran alsacerdocio. Por lo cual había dos clases de jóvenes: alumnos propia-mente dichos y convictores. De estos últimos era Victoria. Pero losconvictores, a su vez, se dividían en otras dos clases: los que teníanmedios suficientes para pagarse la estancia y los estudios, y los que,no teniéndolos, eran subvencionados por el Vaticano. Ya no sabe-mos a cuál de los dos pudo pertenecer Victoria.

La educación, como puede suponerse, era muy austera y deabsoluta obediencia al Papa. Con garantía de ortodoxia. Y por tantode confianza para quien quisiera formarse como sacerdote católico-romano. Motivo más que suficiente para que el buen sacerdote JuanLuis encaminara a su sobrino Victoria hacia este Colegio.

Por otro lado, el Colegio Germánico, situado en el Corso, en elpalacio Cesi-Mellini (Vitelli), era nada más residencia de los estu-diantes. Estaba asociado al Colegio Romano, fundado un año antesque aquel y regido también por los jesuitas, y los estudiantes delGermánico realizaban los estudios en el Romano. En este ColegioRomano, desde al año 1566 estaba encargado de la enseñanza mu-sical nada menos que Palestrina. No era su ocupación principal;pero allí estuvo hasta el año 1571, seguramente porque allí estudia-ban dos de sus hijos.

¿Qué mejor sitio, pues, que el Colegio Germánico para que eljoven Victoria cursara la carrera sacerdotal y la musical simultánea-mente?

Por los años en que Victoria ingresó en el Colegio Germánicose regía éste por la Regula convictorum Colegii Germanici dada el

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año 1566, refundición, con cambios de orden, supresiones y añadi-duras, de las Reglas y Constituciones dadas en años anteriores,principalmente por el P. Polanco. Estas últimas, de 1566, fuerontraducidas por primera vez al italiano.

En todas las redacciones de las Reglas o Constituciones, en unorden u otro, hay unos puntos capitales de especial importancia.Estos, aparte un mínimo de autogobierno y conocimientos, son: Unabuena disposición para convivir con otros compañeros en el Colegioy aprovechar en la virtud y en el estudio; piedad. Ya al ingresar enel Colegio debían hacer una confesión general de su vida. Despuésdebían oír misa todos los días, confesarse todas las semanas o, almenos, una vez al mes; hacer diariamente media hora de oración,distribuida entre mañana y tarde, y rezar todos los días el Oficio dela Bienaventurada Virgen María, a no ser que tuvieran permiso paracambiarlo por otros rezos; estudio. «Diligentes esse debebunt inscholis circa literas, et etiam domi repetendo, componendo, dispu-tando et studendo, prout iniunctum erit eis» (n.º 5.); silencio. Lasrecomendaciones de silencio son continuas: para no estorbar a loscompañeros que estudian, o que descansan por la noche, para quehaya ambiente de oración, para control de los momentos de tránsitode un espacio a otro, etc. En caso de necesidad hay que hablarbajito; disciplina. Se recomienda estar siempre listos para el actoque corresponda, sea ir a rezar, a clase, a comer, a recreación... Porejemplo, «ingredientes autem nostrum collegium, quilibet subito sinemora se conferat ad cubiculum» (Regla de 1564, n.º 22). Se exigepedir permiso para cualquier cosa que se salga de lo ordinario, yrespetar a los diversos superiores, desde los más inmediatos a losmás altos cargos; modestia. En la Regla de 1564 el apartado demodestia es largo y abarca muchos aspectos. «In eundo et redeundoal collegium Societatis Iesus, in cibo capiendo, praemissa benedic-cione et consequente gratiarum actione, et demum domi et foris,modestiae et decoris sint memores in verbis et factis; et transeuntis-bus personis quibus honor debetur, cuim modestia caput aperiant; etquando loquuntur cum gravi persona, non cooperiant caput donecsaepius iubeatur» (n.º 39). La modestia debe estar presente tambiénen la forma de saludar a los superiores (n.º 40), en el respeto a laprivacidad de espacios personales (n.os 41, 42), en el porte exterior

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(n.º 43). Además de los apartados específicos de esta materia, larecomendación de modestia va salpicando continuamente otros apar-tados. «Venientibus autem ad collegium Societatis, quilibet clasemsuma modeste ingrediatur» (n.º 21). «Ordine praescrito coenaculumcum modestia exeant, et quilibet se conferat ad recreationem suma;ibique omnes se honeste recreent» (n.º 25).

Dos años estuvo Victoria en el Colegio Germánico como estu-diante. Aunque no tardó mucho en volver a él, pero ya no como es-tudiante, sino como maestro.

En este punto surge una pregunta: residiendo en el ColegioGermánico y asistiendo al Romano, primero como estudiante ydespués como maestro, ¿nunca sintió Victoria inclinación a hacersejesuita? Evidentemente no hay respuesta. Pero la verdad es que paraun joven con vocación y aptitudes musicales la Compañía no era enaquel momento el lugar más adecuado. Cierto que posteriormente laCompañía ha dado grandes músicos. Pero en aquel momento suambiente musical no era nada estimulante. Para comenzar recuérde-se que las Deliberaciones y Conclusiones de los siete compañerospresentadas al Papa Paulo III en 1539 no fueron aprobadas por lasupresión del coro. Después de diversos retoques fueron aprobadasen 1551 (el año de la fundación del Colegio Romano), pero al finalquedaron muy parecidas a la primera redacción.

Entresacamos algunas disposiciones:

No se tengan en Casa armas ni instrumentos de cosas vanas(Constituciones, parte tercera, capítulo 1, n.º 14). Como son parajugar y para músicas (ib. n.º ...). Más explícitamente en la partesexta, capítulo 3.º, n.º 4: porque las ocupaciones que para ayuda delas ánimas se toman, son de mucho momento y propias de nuestroInstituto y muy freqüentes; y por otra parte siendo tanto inciertanuestra residencia en un lugar y en otro; no usarán los Nuestrostener coro de horas canónicas ni decir las Missas y oficios canta-dos; pues no faltará a quien tuviere devoción de oírlos, donde puedasatisfacerse. En el número 4 se insiste: si en algunas Casas o Co-legios se juzgase así convenir, al tiempo que se ha de predicar oleer a la tarde, para entretener al pueblo, antes de las tales leccio-nes o sermones, se podrá decir vísperas solamente. Así mesmo por

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ordinario los Domingos y fiestas, sin canto de órgano (polifonía) nicanto llano, sino en tono devoto, suave y simple... En el mismo tonose podrían decir las tinieblas con sus cerimonias en la SemanaSanta. En las missas mayores que se dixeren, aunque rezadas, mi-rando la devoción y decencia, podrán ser assistentes dos, vestidosde sobrepellices, o uno, en todo según se pudiere in Domino.

Evidentemente para un músico esto era como si le cerraran laspuertas. No tenía porvenir musical en la Compañía.

Sacerdote

Más preguntas: si no se ordenó de sacerdote hasta 1575 y habíadejado de residir en el Colegio Germánico en 1571, ¿dónde vivióhasta 1575?, ¿dónde continuó y terminó Victoria sus estudios ecle-siásticos? De momento tampoco hay respuesta. Los estudios sobreVictoria se centran más en lo musical que en lo sacerdotal y espi-ritual. Es de suponer que la carrera eclesiástica siguiera haciéndolaen el Colegio Romano.

El hecho es que en 1575, después de ocho años en Roma, lasdiversas ordenaciones se sucedieron rápidamente: el 6 de marzo fueordenado de lector; el 13 del mismo mes, de exorcista. Y el 14, el25 y el 28 de agosto del mismo año fue ordenado, respectivamente,de subdiácono, de diácono y de presbítero.

Tampoco hay respuesta para la pregunta: ¿dónde y cómo ejerciósu ministerio sacerdotal los primeros años de sacerdote? Pudo ser enel Colegio Germánico, puesto que hasta febrero de 1578 siguió sien-do el Maestro de Capilla del Colegio. El 2 de este mes aparece unnuevo Maestro.

En el Oratorio de San Felipe Neri

En junio de este mismo año 1578 ingresa en el Oratorio de SanFelipe Neri. Y en él vive durante siete años hasta 1585. Lo único cier-to que sabemos de estos años es que publicó seis libros de música. Y

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naturalmente tuvo que componerlos y darlos a la imprenta. En 1581dos obras: Himni totius anni y Cántica B. Virginis, vulgarmente lla-mados Magnificat. En 1583 publica también dos libros. Uno, la reim-presión de la colección de Motecta de 1572, con adición de seis nue-vos. Y otro, una colección de nueve Misas. Y en 1585 edita otros doslibros: el sin par Officium Hebdomadae Sanctae y una nueva reedi-ción de los Motecta del 72, corregida y aumentada.

¿Qué le movió a ingresar en este Oratorio? Exactamente no losabemos. Podemos suponer que, una vez estabilizada su vida eco-nómica con los beneficios que tenía en diversas partes, necesitaríauna vida más tranquila, lejos del bullicio y cansancio estudiantil. Locierto es que 1578, a la edad de treinta años, ingresa en el Oratoriode San Felipe con quien convive durante cinco, hasta la muerte delsanto en 1583.

Ya hemos hecho alusión a las obras musicales que publica du-rante estos siete años. Suficiente trabajo como para tener ocupada auna persona. Pero ¿y cómo era su vida de sacerdote y de oratonia-no? Tampoco lo sabemos de forma directa.

Recordemos, entonces, qué era y cómo funcionaba el Oratoriopara imaginarnos la vida de Victoria durante estos años. Porque suvida sería como la de un oratoriano más.

San Felipe Neri había nacido en 1515 (el mismo año que SantaTeresa; después, curiosamente, sería canonizado en 1622 juntamen-te con ella). Siempre fue un joven piadoso y alegre. Quisieron en-cauzarle hacia el comercio; pero no era lo suyo. Desde muy jovendespuntó su inclinación a la vida de retiro y a las obras de caridad.Una vez en Roma, cuando tenía unos veintiún años, vivió pobre-mente en casa de un benefactor, dedicado a la oración y a los es-tudios de filosofía y teología. Terminados estos, comenzó una inten-sa vida de apostolado de caridad. Primero con los del Oratorio delDivino Amor, porque le daba ocasión de visitar hospitales. Despuéscon la asociación de La Santa Trinidad de los Peregrinos que lebrindaba oportunidad de visitar prisiones, ayudar a estudiantes po-bres, atender a convalecientes... En 1551 se ordena de sacerdote asus treinta y seis años. Deja entonces la casa de su protector y seretira a la iglesia de San Jerónimo de la Caridad, residencia sacer-dotal. Allí anima a los sacerdotes a celebrar diariamente la santa

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misa, y a los fieles a la comunión frecuente. A partir de su ordena-ción sacerdotal añade un apostolado más: el confesionario, al quededicaba interminables horas. En esta iglesia de San Jerónimo de laCaridad funda en 1555 su Oratorio con un grupito de sacerdotesde la residencia sacerdotal. Veinte años más tarde, el 15 de julio de1575, en plena reforma tridentina, el Papa Gregorio XIII le da suaprobación oficial.

El Oratorio es una institución original y revolucionaria. SanFelipe no quiere una Orden religiosa más; ellos son sacerdotes se-culares que viven en común, pero sin votos. No están sometidosdirectamente a la Santa Sede. Tienen un superior local, y viven encasas independientes jurídicamente. Su unión, más que por leyes, espor el espíritu de caridad. Sus ocupaciones son ante todo una vidade culto, hecho con sencillez y dignidad; con participación de todos.Y con música. San Felipe Neri quería una música sencilla, de airepopular, que encuentra su mejor expresión en los Lauda, obras sim-ples, generalmente cortitas, en italiano, que San Felipe ya conocíade su tierra, Florencia. Uno de los primeros compañeros de SanFelipe Neri fue otro florentino, Giovanni Animuccia, el antecesorinmediato de Palestrina como Maestro de Capilla de la Basílica delVaticano. Animuccia compuso varias colecciones de Laudi spiritua-li entre 1563 y 1570. El cantor y compositor español Francisco Sotode Langa, soriano, perteneció también al Oratorio. Y también deSoto de Langa se conoce una veintena de Laudas. Pero no se conoceninguna de Victoria. O porque no las compuso (bastante trabajo letuvieron que dar las publicaciones que hizo estos años), o porque lascompuso y no quiso publicarlas. Además de la vida de oración y deculto muy cuidado, los oratorianos tenían como trabajo lo que tantogustaba a su fundador: visita de enfermos en los hospitales, en lascasas, atención a necesitados, limosnas...

La vida de un oratoniano tenía que ser muy sencilla. Les estaba«prohibido cortejar o acompañar a cardenales u otros personajes,porque habían de estar al servicio de Dios únicamente».

Podemos imaginarnos así la vida de Victoria durante estos sieteaños: con tiempo para la oración y el culto, tiempo para las obrasde caridad, y tiempo para trabajar en sus composiciones: los seislibros que publicó durante estos siete años.

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Ahora podemos volver a la pregunta ¿por qué Victoria ingresó enesta Congregación del Oratorio? ¿No sería porque el estilo de vidade oración, de culto tranquilo y digno, con estima de la música, deapostolado y de horas de trabajo, que llevaban estos sacerdotes secu-lares le recordaba el estilo de vida que llevaba también aquel otrogrupito de sacerdotes de Ávila unidos en torno al bueno de Daza, queél había conocido en sus años mozos? De todas formas para ser miem-bro de derecho de la congregación debían pasar diez años. En el casode Victoria no llegaron a cumplirse, porque se volvió antes a España.

3.3. Tercera etapa: de vuelta en España

Todavía en Roma le llegó el nombramiento de capellán de laEmperatriz María, viuda de Maximiliano de Austria, que se habíaretirado al Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. Pero Victo-ria no vino a España de inmediato. Hasta el 7 de mayo de 1585 estodavía Maestro de Capilla del Colegio Germánico de Roma. Vuelvea España entre 1585 y 1586. Y toma posesión de su nuevo cargo enseptiembre de 1587. Por la escritura fundacional de 1564 este mo-nasterio estaba muy bien dotado musicalmente. Los primeros estatu-tos datan de 1571. Victoria ingresó aquí estando vigentes los dadospor Felipe II en 1577, que asumían unas normas de los anteriores, yotras nuevas. Al ingreso de Victoria los capellanes eran doce, tres porcada cuerda, más un grupito de niños cantores. Los capellanes debíanser hombres mayores de treinta años, de fama intachable. Vivían enla cercana calle Arenal. De noche no debían ausentarse de su residen-cia. Debían saber latín y ser diestros tanto en el canto llano como enel polifónico. Debían tener dedicación plena a esto. Tenían a su dis-posición un criado y gozaban de un mes de vacaciones al año. Todoslos días tenían que cantar dos misas, una de ellas con diácono y sub-diácono. Debían cantar polifonía en las vísperas en las fiestas mayo-res. La abadesa era quien determinaba qué fiestas eran mayores. De-bía cantar también maitines en Navidad; y en Semana Santa, la Pasiónel Domingo de Ramos y el Viernes Santo, más los Oficios de Tinie-blas. En Pascua, Corpus y su Octava debían acompañarse de instru-mentos.

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El Maestro de Capilla sería elegido secretamente. Esto, vigentecuando Victoria es nombrado Maestro de Capilla de la Emperatriz,hace suponer que fue elegido así. Pero en su sexto libro, Missarumlibri duo, de 1583, dedicado a Felipe II, dice al Rey que cuandovuelva a España no quiere presentarse ante él con las manos vacías.Esto ha hecho suponer que Victoria debía algún favor al Rey, y queeste favor podría ser la elección nominal para el cargo de capellánde la Emperatriz.

El Maestro de Capilla debía enseñar música a los niños; y en-sayar con los niños y con todo el coro. Tanto canto llano comopolifonía.

En 1601 Felipe III reestructuró esta pequeña capilla. Redujo elnúmero de capellanes a nueve; pero añadiendo dos clérigos con«excelentes voces» para que cantaran los días de fiesta determina-dos por la abadesa. En Semana Santa, si era necesario, se podíancontratar otros clérigos cantores. Con esto se ahorraba personal y segarantizaba mayor calidad. El grupo de niños se aumenta a seis. ElMaestro de Capilla debía darles diariamente clases de canto llano,polifonía y contrapunto.

Esta fue la ocupación de Victoria. Tiempo repartido entre cele-braciones litúrgicas (que eran largas), clases, ensayos, y composi-ción de obras propias.

En 1604, después de muerta la Emperatriz en 1693, Victoriadeja de ser Maestro de Capilla con sus obligaciones de clases yensayos, y pasa a ser organista de las mismas Descalzas Reales. Untrabajo más tranquilo, aunque también implicaba clases a aprendi-ces. Ya en sus últimos días recomendó ante el Rey a su discípulode órgano Bernardo Pérez de Medrano para que le sucediera en elpuesto de organista. Y lo consiguió.

3.4. Conclusión

A la vista de lo expuesto, no cabe duda de que Victoria para susaños de formación ha sido dirigido, seguramente por su tío sacerdo-te Juan Luis, hacia ambientes sanos, ortodoxos, de espiritualidad yfidelidad a la Iglesia, primero en la Catedral de Ávila, después en

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los Colegios Germánico y Romano de la Roma postridentina. Ycuando ha sido él en persona quien ha decidido su futuro, ha ingre-sado temporalmente en el Oratorio de san Felipe Neri, permanecien-do en él durante siete años, hasta su vuelta a España, de los cualescinco pasó bajo el mismo techo que el santo fundador. Y vuelto aEspaña escoge también un ambiente de recogimiento y dedicaciónal culto de Dios en las Descalzas Reales de Madrid, en cuyas cape-llanías, por otro lado, sólo se admitían personas de reconocidamoralidad.

De todo este repaso a su vida se deduce que Victoria tenía queser un sacerdote de profunda espiritualidad. No fue de las sombras,sino de las luces de su tiempo.

ESPIRITUALIDAD DE SU OBRA

¿Es espiritual la música de Victoria? ¿En qué se manifiesta estaespiritualidad?

1. Música exclusivamente religiosa

Digamos antes de nada que Victoria sólo compuso música reli-giosa. Más: sólo música litúrgica, destinada al culto.

Sólo en una ocasión, que se sepa, debió componer algunasobras profanas. Fue en 1573. El día 17 de octubre iba a tener lugarla separación de estudiantes alemanes e italianos que hasta en-tonces habían vivido juntos en el Colegio Germánico y que apartir de esa fecha iban a vivir en edificios distintos. Para solem-nizar el acto y suavizar la pena de la separación se hizo una granfiesta, «encargándose al maestro de capilla del seminario, TomásLuis de Victoria, óptimo compositor, que escribiera bellas músi-cas, al efecto de hacer la separación y la unión con solemnidad yalegría; y que invitara, además, a todos los cantores de la capi-lla papal, los cuales estuvieron presentes en la misa y en el banquetede la mañana, causando a todos grandísima recreación en la so-bremesa... A la cena siguió una alegre recreación con “suoni” y

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música» 3. A Victoria, que entonces es un joven de veinticinco años,le mandan que escriba bellas músicas. No simplemente que preparemúsicas para la fiesta; sino que escriba, que componga. ¿Cuálesfueron estas músicas de banquete, de sobremesa y de recreación?No se sabe. Pero habrían de estar en consonancia con los momentosy con lo que se esperaba de él. De las piezas ejecutadas durante eldía sólo se ha conservado el salmo Super flúmina Babylonis, queVictoria incluyó en el libro que publicó en 1576. A tal extremo deconsecuencia llegó Victoria al no publicar canciones más o menosprofanas.

¿Por qué música exclusivamente religiosa? Por convencimiento.Lo dice en la dedicatoria que del Segundo libro de Misas, edita-do en 1583, hizo al Rey Felipe II: ¿Para qué debe servir mejor laMúsica que para las divinas alabanzas del Dios inmortal, de quienprocede el número y la medida? Cuyas obras todas están tan admi-rable y tan suavemente dispuestas, que llevan delante de sí y mues-tran cierta increíble armonía y canto. Por lo cual, en muy graveerror se ha de entender que cayeron, y por tanto deben ser casti-gados sin compasión, los que pervirtieron un arte creado como elmás honesto para alivio de los cuidados y para recreo del alma conun deleite casi necesario, consagrándole para cantar torpes amoresy otras cosas indignas. Resuenan aquí las palabras del Concilio deTrento en su XXII sesión, capítulo IX: Desechen también de susiglesias aquellas músicas en que ya con el órgano, ya con el canto,se mezclan cosas impuras y lascivas.

2. Música exclusivamente litúrgica

¿Y por qué obras exclusivamente litúrgicas? Por practicidad. Lodice también en la misma dedicatoria al Rey Felipe II: acometí laempresa de poner en música principalmente aquella parte que conmás frecuencia se celebra en el culto de la Iglesia católica. Ya elaño anterior, 1582, había insinuado esta practicidad en una carta alcabildo de Sevilla aludiendo al envío de sus publicaciones de 1581:

3 G. NAPPI, «Annali del Seminario Romano», citado en F. PEDRELL, TomásLuis de Victoria, Manuel Villar, Valencia, 1918, 39-40.

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es bastante punto para todos. Contiene salmos, hymnos de todas lasfestividades del año, y deçiseis Magníficas de todos los tonos. Yaunque siempre, y más en las últimas obras, fue amigo de la poli-coralidad, demostró esa misma practicidad al advertir en carta alCabildo de Jaén, al enviarle el libro de 1600, que en una obra a docevoces, agrupadas en tres coros, un coro puede cantar su parte; perootro puede ser suplido por ministriles (instrumentistas), y otro porun solista acompañado del órgano. Así una modesta capilla musical,con poco número de cantores, puede interpretar obras complejas y,al mismo tiempo, ganar en efectismo.

Pero también por algo más que por practicidad: por convenci-miento, por sentimiento, por conexión espiritual. Victoria nuncapuso música a un texto en español; siempre escogió textos latinos,los oficiales de la liturgia. Hay alguna excepción en que la letrapudiera no ser litúrgica o que lo fuera de alguna liturgia particular,o que haya desaparecido con las sucesivas reformas litúrgicas. Aúnasí son letras bíblicas y sólo en uno o dos casos pueden ser devo-cionales. Pero nunca escogió letras en español.

Esto ya supone un planteamiento muy distinto del de otros com-positores contemporáneos. Francisco Guerrero, por ejemplo (1528-1599), del que era muy amigo y que quiso que Victoria, vuelto aEspaña, le sucediera como Maestro de Capilla en la Catedral deSevilla.

En Victoria son impensables (no iba con su espíritu) cancionescon letras como éstas que musicaliza Guerrero:

Pastores, si nos queréisacoger a vuestra dança,

¡oh qué mudançaque haremos! Y aun oiréismil cantares d’alabança.

O esta otra:

Apuestan zagales dospor el zagal soberano.Dice Gil qu’es hombre humanoy Pasqual dice qu’es Dios.

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Ni siquiera ésta, más seria:

Los reyes siguen la estrella;la estrella sigue al Señor.Y el Señor de ellos y de ellasigue y busca al pecador.

Y mucho menos esta otra de un anónimo también del siglo XVI:

Riu, riu, chiu,la guarda ribera.Dios guardó del loboa nuestra cordera.

Y no era porque desconociera este tipo de canciones (villanes-cas, chançonetas, villancicos). Ya hemos dicho que tenía amistadcon Francisco Guerrero y conocía sus obras. En 1585 incluyó dosmotetes de Guerrero (Beata Dei Génitrix y Pastores loquebantur)entre sus propios motetes, como homenaje a su gran amigo; y en1576 publicó la misa Simile est regnum caelorum basada en otromotete que Guerrero había sacado a luz seis años antes, en 1570.Como conocía también —y durante los años que perteneció al Ora-torio de san Felipe Neri convivió con él— a Soto de Langa, muchosde cuyos Laude son villanescas. No era desconocimiento. Era quesu temperamento le pedía otra cosa.

Esta mentalidad e intencionalidad litúrgicas se advierte, incluso,en el orden interno de las publicaciones. Por supuesto en aquellasen las que era de esperar, como por ejemplo en su tercer libro, el deHimnos de todo el año, que siguen rigurosamente el orden del añolitúrgico (adviento, navidad, santos inocentes, epifanía, domingoslibres, cuaresma, pasión, pascua, ascensión, pentecostés, santísimaTrinidad, propio de los santos, común de los santos...). Naturalmen-te en el Oficio de Semana Santa. Pero también en obras que en apa-riencia podían ser más libres. Concretamente ya en su primer libro,el de Motetes, de 1572. En el bloque de los que son a cuatro vocessigue este orden: motete para la fiesta de Todos los Santos (1 denoviembre), para san Andrés (30 del mismo mes), para la Inmacu-lada (8 de diciembre), para santo Tomás (entonces 29 de diciem-

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bre), para la Circuncisión del Señor (ocho días después de Navi-dad), para la Epifanía (6 de enero), para la purificación de María(2 de febrero), para la Virgen de las Nieves (5 de agosto), para laAnunciación (aquí se salta el orden del año litúrgico), para el Do-mingo de Ramos, para el Jueves Santo, y para el Viernes Santo.

3. Fidelidad al Concilio de Trento

Decidido Victoria a componer únicamente música religiosa y,más concretamente, música litúrgica, educado jesuíticamente en elColegio Germánico y miembro sacerdotal del Oratorio de san FelipeNeri, era natural que, al componer, se guiara por las orientacionesdel recién clausurado (en 1563) Concilio de Trento.

Dos normas emanaron del Concilio: 1.ª Desterrar de los templosmúsica, bien instrumental bien vocal, en la que se mezclaran cosasimpuras y lascivas; 2.ª Que el texto cantado fuera inteligible paralos fieles. A las dos se abstuvo Victoria.

En cuanto a desterrar del templo cosas impuras y lascivas: nun-ca escogió como base canción alguna profana. Siempre que la obratenía canto firme, éste era tomado o bien del repertorio gregoriano,o bien de alguna de sus propias obras anteriores, o bien de obrasreligiosas de otros compositores, como Guerrero o Palestrina. Sóloen una ocasión, en la misa-parodia Pro Victoria, tomó como basetemática una canción profana: la chanson La guerre, de ClementJanequin. Se supone que porque esta canción le gustaba al ReyFelipe III, a quien dedicó la misa.

Y en cuanto a la claridad expositiva de los textos: en Victoriaes proverbial la reducción del contrapunto a lo mínimo. Prevalececasi siempre la música homófona, en la que todas las voces cantanel texto al mismo tiempo; lo que facilita su audición. Además deeso, es típico de Victoria el fraseo bien delimitado, apoyado en fre-cuentes cadencias simultáneas de todas las voces y en la utilizaciónde silencios entre frase y frase.

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4. Espiritualidad mariana

4.1. Temas

Si agrupamos las obras de Navidad, Semana Santa y Resurrec-ción bajo el nombre genérico de «Señor» y todas las dedicadas ala Virgen (antífonas, misas, magníficat, etc.) bajo el epígrafe de«Virgen», tenemos el siguiente resultado: A los ángeles: 2 obras; ala Iglesia: 3; a la Santísima Trinidad: 10; al Espíritu Santo: 12; a losdifuntos: 16 (dos misas con las partes ordinarias, más 14 partespropias que otras misas no tienen); salmos y cánticos bíblicos (noincluyendo los Magníficat): 41; a los santos: 85; al Señor: 158; a laSantísima Virgen: 163.

Está claro que prevalecen los temas marianos, incluso, aunqueno con mucha diferencia, sobre los del Señor. Estamos incluyendoen ambos casos como obras distintas las obras reeditadas. Por lasencilla razón de que Victoria podría haber reeditado otras. Señal deque las reeditadas las tenía en especial estima.

Su cuarta publicación, de 1581 es totalmente mariana: Libro de16 Magnificat y 8 antífonas a la Virgen. En 1600 publicó otros dosMagníficat nuevos; lo que hace un total de 18.

En el Segundo libro de Misas, dedicado al Rey Felipe II en1581, casi la mitad (4 de 9) son marianas. Y del total de Misas (20)prácticamente la mitad (9) son marianas.

Lo mismo sucede en la edición de Motetes y otras cosas de1583: de 52 obras 20 son de temas marianos. Casi la mitad.

En la segunda publicación, de 1556, prácticamente dos terciosson también obras marianas: 19 de 27.

Musicaliza todas las antífonas de la Virgen que se cantan encompletas. Y todas por duplicado, excepto la Salve, a la que ponecuatro músicas distintas.

4.2. Salmos

Los salmos, en principio, no son marianos, claro. Pero lo quesucede con ellos es revelador. Victoria publicó personalmente siete:

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dos en 1576, tres en 1581, uno en 1586, y uno en 1600. Más tarde,desde España, y entre 1592 y 1594, pidió a su amigo y hermano enel Oratorio de san Felipe Neri, Francisco Soto de Langa, que seencargara de la publicación de otros diez salmos de vísperas.

De este total de 17, el salmo Super fulmina Babylonis nunca secanta en el oficio de vísperas. Lo compuso en 1575, como hemosdicho antes, para la fiesta de despedida de los estudiantes del Co-legio Germánico. Por eso, incluso, está incompleto; porque no teníafinalidad litúrgica.

Aparte éste, el primer salmo publicado, juntamente con él, es unsalmo propio y casi exclusivo de las fiestas de la Virgen. El salmoNisi Dóminus edificáverit domum.

Después, entre tantísimas fiestas como había al cabo del año, delas fiestas del Señor sólo para dos de ellas puso música Victoria alos cinco salmos de que constaban las vísperas entonces: la Ascen-sión y el Corpus. Siempre quedaba un salmo sin musicalizar, inclu-so los domingos ordinarios, cuyas vísperas eran, naturalmente, lasque más se cantaban. Sin embargo puso música a los cinco salmosde todas las fiestas de la Virgen. A todas: las del común de la San-tísima Virgen y las particulares: Inmaculada, Purificación, Anuncia-ción, Asunción, Rosario. Con lo cual las vísperas de las fiestas dela Virgen quedaban siempre más solemnes. Hay otras dos fiestas delSeñor con los cinco salmos de vísperas musicalizados: la Circunci-sión y la Sagrada Familia. Pero es que los salmos de vísperas deestas dos fiestas eran los mismos que los de las fiestas de la Virgen.

Esto no puede ser casualidad. Indica una devoción especial deVictoria por la Virgen.

4.3. Antífonas marianas

Victoria puso música a las cuatro antífonas de la Virgen quetradicionalmente se cantan al final completas, última hora del Oficiodivino. Y además dos músicas distintas para tres de ellas (AlmaRedemptoris Mater, Ave Regina caelorum y Regina caeli laetare) ycuatro músicas distintas para Salve Regina. Una forma de resaltarese final mariano de cada día.

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4.4. Reediciones

Sabido es que Victoria reeditó muchas de sus obras. Pues bien,la más reeditada de todas fue el Ave María a ocho voces en doscoros, publicada en 1572, en su primer libro, cuando tenía veinti-cuatro años. Fue la primera obra policoral de Victoria. La reeditóhasta siete veces más. En total fue impresa ocho veces. En la ree-dición de 1600 le añadió, además, órgano. Ninguna otra obra vio laluz tantas veces.

Siete ediciones alcanzaron sólo tres obras; una de ellas dedicadaprecisamente también a la Santísima Virgen: el motete en dos partesVidi speciosam / Quae est ista para la fiesta de la Asunción. Y seisediciones alcanzaron muchas obras.

Pero ocho sólo ese Ave María. Una muestra más de la devociónque Victoria tenía por la Santísima Virgen

4.5. Dedicatorias

De quince libros editados dedica cuatro a la Santísima Virgen(contamos como dedicatorias distintas las puestas en sucesivas ree-diciones de un mismo libro); uno a un Papa (Gregorio XIII); cuatroa cuatro cardenales distintos; dos a dos reyes (Felipe II y Felipe III);uno a una princesa (Margarita, hija de la emperatriz María); y unoa un duque (el de Saboya); uno a un editor (Jacobo Vicentium). ElOficio de Semana Santa queda sin dedicatoria. No repite dedicato-ria, excepto a la Virgen.

5. Espiritualidad de la propia música

Victoria no es un literato; es un músico. Si hablamos de suespiritualidad nos tendríamos que preguntar ¿dónde está la espiri-tualidad de su música?

Difícil pregunta. Hoy día si oímos un rock and roll podemosafirmar: esta música no es de iglesia; suena a discoteca. Si oímos unpasodoble nos puede evocar una plaza de toros; pero nunca una

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iglesia. En parte puede depender del ambiente cultural en que unovive. Mucha de la actual música religiosa caribeña nos sonaría de-masiado profana en Europa. En el siglo XVI había, por supuesto,música de danza. Pero esta misma no era tan distinta de la religiosa.Aparte las vueltas a lo divino que de canciones profanas hacían, porejemplo, santa Teresa y sus hijas, hasta los compositores de oficiolo practicaban. Véase este ejemplo del ya citado Francisco Guerre-ro, español y contemporáneo de Victoria.

Al prototipo de madrigal galante de Gutiérrez de Cetina:

Ojos claros, serenos,si de un dulce mirar sois alabados¿por qué, si me miráis, miráis airados?Si cuanto más piadososmás bellos parecéis a quien os mira,no me miréis con iraporque no parezcáis menos hermosos.¡Ay, tormentos rabiosos!Ojos claros, serenos,ya que así me miráis, miradme al menos.

Guerrero lo musicaliza con esta letra:

Ojos claros, serenos,que vuestro Apóstol Pedro han ofendido:mirad y remirad lo que he perdido.Si atado fuertementequeréis sufrir por mi ser azotado,no me miréis airado,porque no parezcáis menos clemente.Volved, ojos serenos;y pues morís por mi, miradme al menos.

Es evidente: lo religioso, lo espiritual, es la letra.

No es la única vez que Guerrero torna a lo divino el tema de losojos. En otra ocasión es una canción profana, propia suya, la quevuelve a lo divino, permaneciendo la misma música:

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Versión profana: Claros y hermosos ojosde donde amor nos mata y donde vive;de donde se recibela gloria y los enojos:cada vuelta que dais, lleváis despojos,que, si miráis airados,mueren los que miráis, desesperados;y , si miráis piadosos,matáis de amores, ojos míos graciosos.

Versión a lo divino: Claros y hermosos ojosdonde el divino amor se muestra y vive;de donde se recibela gloria sin enojos:cada vuelta que dais, lleváis despojos,que, si miráis airados,ponéis freno a los más desconcertados;y, si miráis piadosos,dais nueva vida, ojos míos graciosos.

Repito: la música es la misma. ¿Dónde está la espiritualidad?En la letra.

Casi dos siglos después Juan Sebastián Bach va a utilizar elmismo recurso repetidas veces. Baste citar algunos ejemplos: elfamoso Oratorio de Navidad, compuesto por una serie de seis Can-tatas, tiene hasta 17 números tomados de obras anteriores, no todasreligiosas. Cuatro extraídos del Drama per musica en honor de lareina; seis de La elección de Hércules; uno de la Cantata gratula-toria in adventum Regis; y otros seis extraídos de obras desconoci-das. La Cantata 174, del lunes de Pentecostés, tiene una Sinfoníaextraída del tercer Concierto de Brandemburgo. El coro de la Can-tata 149 a san Miguel está tomado de una Cantata de caza (lo quemás me agrada es la alegre caza). La Cantata 188 tiene comoobertura el Concierto para clave en RE menor que, a su vez, no esmás que una transcripción del Concierto para violín. La Cantata 30a san Juan se basa en parte en la cantata profana Placentera Wie-

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derau, etc. 4 Lo mismo que en el caso de Guerrero: lo que varía yle da carácter religioso y espiritual es la letra, no la música, puestoque ésta es la misma en ambas obras, profana y religiosa.

Supuesto esto, bastaba con que la música declamara bien eltexto, inteligiblemente y traduciendo en sonidos los sentimientosexpresados por él. Pero no siempre fue así. Desde el nacimiento dela polifonía a finales del primer milenio la música se había idohaciendo cada vez más técnica, más complicada, pura filigrana, hastagrados virtuosos increíbles; muy ingeniosos ciertamente, pero querelegaban el texto a un plano secundario. Incluso superponiendotextos en diversas lenguas en los famosos motetes medievales.

Todavía en 1549 el director del santuario Santa Casa de Loreto,obispo Bernardino Cirillo, denunciaba en una carta: en nuestro tiem-po los músicos han dedicado todo su arte y esfuerzo a escribir pa-sajes imitativos, con los cuales mientras una voz dice: «Sanctus», laotra entona «Sabaoth», mientras otra más hace lo mismo con «Glo-ria tua», mediante aullidos, rugidos y tartamudeos, con lo cualrecuerdan más a los gatos en enero que a las flores de mayo 5.

El Concilio de Trento no fue el primero que clamó por la inte-ligibilidad del texto. Ya en esta época, por influencia del humanis-mo renacentista, existía la conciencia de que la música vocal, tantoreligiosa como profana, debía respetar y seguir la puntuación, elfraseo del texto, el acento de cada palabra. Incluso traducir en so-nidos las ideas, sentimientos e imágenes de la letra. Cosa que, porlo demás, ya había hecho, siglos antes, el canto gregoriano.

El compositor y teórico italiano Zarlino (1517-1590), que estu-dió composición en Venecia con un músico nórdico, Adrian Wi-llaert (1490-1562), venido de Flandes y establecido primero enRoma en 1515 y después en Venecia en 1527 como director demúsica de la iglesia de San Marcos, resumió en diez famosas reglasla forma de poner música correctamente a un texto. Zarlino dice queesto lo aprendió de su maestro Willaert. Esto quiere decir que esas

4 Cf. A. SCHWEITZER, J. S. Bach. El músico poeta, Ricordi Americana,Buenos Aires, 1955.

5 Cita en: D. J. GROUT, C. V. PALISCA, Historia de la música occidental, 1,Alianza Música, Madrid, 1984, 211.

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diez reglas codificaban enseñanzas comunes que recorrían todaEuropa de norte a sur.

El gran musicólogo español P. Samuel Rubio dice, sin embargo,que en España estas normas para tratar bien el texto sólo las cono-cían los compositores que habían pasado por Roma, como es el casode Tomás de Victoria. Y que esto es lo que verdaderamente pudoaprender de Palestrina durante sus años de estudio en aquella ciudadcon este maestro 6.

Con esta mentalidad se enfrenta, pues, Victoria a un texto; conla desentrañarlo y expresar musicalmente sus ideas. ¿Cómo lo hace?

5.1. Elección de voces

Ya en esto se nota la intención de expresar el espíritu de la letra.Para el comienzo escoge voces blancas (de niño) cuando el texto hacereferencia a los niños o a los ángeles. Por ejemplo, en el motete Puerihebraeorum. Comienzan cantando los niños y después se van incor-porando las otras voces, las de la multitud que aclamaba al Señor. Elmotete Duo Seraphin es exclusivamente para voces agudas: dos Can-tus (niños) y dos Altus (adolescentes o contratenores). Sin embargoen el responsorio Seniores populi comienzan cantando sólo los hom-bres; y en el verso, al decir collegerunt pontífices et pharisei conci-lium, elimina, incluso, la voz más aguda. Aquel conciliábulo era cosade hombres. Los niños no debían estar presentes. Lo mismo hace enel responsorio Sepulto domino. En el verso, cuya letra es accedentesprincipes sacerdotum ad Pilatum petierumt illum, Victoria suprimepor la misma razón la voz aguda, la de los niños.

5.2. Número de voces

No nos referimos al número de voces para el que Victoria com-pone una obra (que también tendrá su razón de ser), sino al número

6 Cf. P. LÓPEZ DE OSABA, I. FERNÁNDEZ DE LA CUESTA, S. RUBIO, Historia dela música española, Alianza Música, Madrid, 2004, 211.