•DUSSEL, Enrique Domingo. Política de la liberación: arquitectónica

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“Introducción: Despliegue arqutectónico del poder político”, p. 21-87.

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POLITICA DE LA L1BERACIÓN

~ 27. EI principio de factibilidad estratégico-político. Libertad . . . . . 470

1. La razón estratégico-política [414J. . . .. . . . . . . . . .. . . . . 4702. La Volunrad temporalizada: como disciplina (sophmsyne) y

como fortaleza [416J .. 4743. EI Principio de factibilidad estratégica [419J............ 475

3.1. EI Principio de factibilidad y ia possibilitas potenliae[419J . . . . .. . .. . . . .. ... . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 475

3.2. PrimaCÍareductiva de lo estratégico sin normatividad[420J . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 478

3.3. Enunciado normativo Jel Principio de factihilidad es.tratégica [421J . . . . 479

3.4. La fundamentación deI Principio estratégico [422J. . . 4824. Postulados políticos. Libertad [424] . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4855. Laaplicación deI Principio de factibilicladpolítica: la preten-

sión política de eficacia [425]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4S65.1. EI éxito estratégico [425] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4875.2. Eficazmanejo de la escasezempírica. Normatividad de

los medias [425]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4875.3. Gobernabilidad: manejo posihle y eficaz de la compic-

jidad institucional [426] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 490

CONCl.USIÓN DE LA AKQUITECTONICA: E!.OROEN ONTOLÓGICO-POl.íTICO. . 513

~ 28. Pretensión políticLl de justicia [428] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 514

1. {Enqué consiste la pretensión política de justicia? [430J . . 5162. Permanencia deI orden político [432J. . . . . . . . . . . . . . . . . 520

Bibliogmfía citada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 525Índice alfabético de algul10s temas y autores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 537Índice de esquemas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 541

la

PRÓLOGO

En la Arquitectóllica de esta Política de la Liberaciól1 nos toca trat'lr el1l1()JDeI1toont()lógico.ynormativo de la...política(como praxis cumpli-da en un campo específico estructurado por instituciones). La fiJoso..fiaoriginaria -desde Mesopotamia o Egipto, desde los fenicios, los grie-gos, chinos o indostánicos, o los relatos míticos de Mesoamérica o losincas- ~ié:!I1jJLLtuvO_ªJªP9Jíçiça.c(m1.Osuppntode partida. Pensabancosmopolitamente: la realidad era observada como un inmenso sistemapolítico-astronómico. Emprendamos pues nuestra tarea reconstruetiva.

En esta Arquitectóllica expondremos de manera abstracta, y cornointroducción ai volumen de la Crítica1 de mayor complejidad, más c(m-ereta, una descripción fundamental, ontológica, de los momentos quetienen relevaneia para una polírica global, planetaria, pero observadade manera especial desde la periferia, desde el Sur, y particularmentedesde América Latina. Será todo un ª~~p'jieKl!_e._4~Lp.Q~f!.r..P.9Iític!.))queirá ocupando el campo político hasta llegar aI final de la Arquitectôllicahabiendo dado cuema suficientemente, teniendo <;:ncuenta los momen-tos necesarios, de un «orden político vigente';, el que fuere, de maneraabstracta y sin contradicciones todavía; sin conflictos, metódicamentepostergados para la sección Crítica siguiente. ~()_qt,J.e_~ya!l!9~_º~~.qit.9te.ÓIica1J1~l]t~~.I).(st.ª.pªg~s~r?sist(';.n1á~i.ca.ln5~nt<C...º~.C.9!1~t!_':I.i9.0..<C1!.Ja-par-te Crítica, partiendo, como hemos indicado, de una Il.~ªY.ºL<::911J.R.ltiÚjª_d,£9nflicti~.1.para dar cuenta así de las estructuras mínimas de una Políticade la Llberacióll. Será una:«ascensión de lo abstracto a lo concreto".

Karl Marx, para sintetizar la labor que emprendiera en cl campo ..-Teconómico, escribió que la tarea que había que cumplir consistía en <<\a '! crítica general (allgemeine Kritik) de todo el sistema (Gesal1zts)'stems)-.'-de las categorías económicas [burguesas]»2. Esa crítica la desarrolló pormedio de la construcción de un nuevo sistema de categorías econômicascuyo orden estaba regido por erijiItocfõit~ãrii~~.~d-é-!á--êxiei1o~L(!~9.dei sistema.z._olo excluido oculto (el trabajo vivo, y desde é1 el p7usva-lar) para describir las categorías fenoménicas fundadas más superficiales(como las de valor de cambio o ganancia). Lo fundado es lo que aparece.EI fenómeno que se presenta, si no se funda adecuadamcnte, se fetichi-za. La ganancia que dice proceder dd capital (y no dei trabajo vivo) se

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fetichiza. Es decir, pretende fundarse en sí mismo (eu cl capital), cor-,tando toda relación con su fundamento (e! trabajo vivo que es la fuentecreadora dei pluvaJor). En la economía política burguesa lasÇil.tc:g()ríasusadas por JoseconomiSiasestabaiifetichizadas; se pasaba sin orden deüi1"ãaotras, daI-i'do'sa1tos;'éometienao-concrãC!icciones. Era un discursopuramente ideológico3•

Lo mismo es posible ahora cumplir en la fj!Qs,ofía.PQlí,ri<:,ª-.,.J;uardan-do la analogía epist~Q1iç_anecesaria. Podríamos decir, entonces, que eneste volumen, y en eI siguiente, lo que emprendemos es la.coJ:/$tnlcciól1'crítica general de todo el sistema de las categorías de las filasofías palí-ticÇ1sburguesas modernas., En la políticl, como es evidente, el punto dereferencia fundamental desde e! cuai se irán construyendo las categoríasmás pertinentes no será ya eI mismo que en el campo económico. ~Dequé categorías parte ahora e! discurso?

Así como la crítica de la economía política de Marx partÍa de la «co-munidad de vivientes» de los que trabajan, ~ donde cada trabajador era,considerado como «trabajo vivo», lo que permitía precisar la primera dis-tinción: entre trabajo vivo y trabajo objetivado (el cual, en su desarrollo,funda la distinción entre valor de uso y valor de cambio, en cuya disyun-ción originaria estribaría toda posibilidad de fetichismo o explotacióneconómica), de la misma manera la crítica de la filosofía política de la'liberación parte de una categoría fundaIJI~I1..!ilJque organizará todo elsistema de las categorías restantes. Esta categoría es la de! poder político,que se escinde por la diferencia ontológica originaria entre lo que deno-minaremos potentia4 (el poder político todavía en sí, en la comunidadpolítica oel pueblo) y potestas5 (el ejercicio delegado dei poder políticoinstitucionalizado). La potestas, por su parte, se escinde nuevamente en-tre e! ejercicio obediencial de! poder delegado, ejercicio realizado por lasacciones y en cumplimiento de las funciones de las instituciones políticasque responden a las exigencias de la comuni9ad política, deI puebl06

Sería eI poder obediencial institucionalizado. Este se escinde por su par-te en la posibilidad dei ejercicio dei poder que se afirma a sí mismo sinreferencia a la potentia. La auro-referencia, como última instancia dela potestas, es el ejercicio fetichizado o corrompido dei poder político.

'i Cuando eI actor político, que ejerce el poder institucionalizado (sea Ul1rey, un representante, una elite política), se afirma a sí mismo como la 'sede de la soberanía, de la autoridad o C0l110últim3 instancia dei ejer-cicio de! poder para su beneficio, el de su grupo, su cbse o su fracción, "es decir, cuando se desliza dei ejercicio obediencial a la auw-af1rmacióndei poder desde sí, se origina ontológica mente la fetichización, la co.rrupción, la desnaturalización de! poder como domin3ción. despotismo,tiranía. La autonomización u oposición de la potestas (la apariencia fe-noménica) de la potentia (su fundamento ontológico) es la disolución dela política como taF.

Puede entenderse entonces que en los p_a.f~~ss:otolli3ies opo~~~ºlo~niales, antes de su emancipación, sus_eli.te"sp<;>IL~i9~si.e11.1pl'e_eJ~_rcie~anel po{lcr en bendiria de las metrópolis extranjeras, de josgrup9s domi-

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PRÓLOGO

nan~es, pera PUl1.c,:a.cO.!l1q,ejf:rci~i-º,qe.legac!.odei poder obediencial conrespecto a la misma comunidad política o dei pueblo dei cua] aparecíancomo gobernantes. La estructura de corrupción política moderna, quereiná durante cinco siglos, fue eI colonialismo europeo, y recientemen-te de Estados Unidos, que enseflaban y obligaban a las elites políticasperiféricas a traicionar a sus comunidades política, a sus pueblos, paraejercer el poder para otros (como rccientemente, en una situación dedependencia neoliberal, Carlos Menem o Carlos Salinas de Gortari). Lapotestas (e! Estado, en último término) era un mecanismo fetichizado depoder despótico contra su propia comunidad política, contra su pueblo(contra la potentia). .

Si debiéramos anticipar en un solo enunci3do lo que sealo polí~ico,diríamos simplemente que es el cl!!.spJjfgue dei p-ºd...eLP.2Ht.(a/ (tal como10 iremos describiendo) en todas SllS dimensiories, niveles, sistemas,esferas, fundamentalmente como potentja (eJ poder de la comunidadpolítica, o críticamenre dei puebla), expresada como potestas (como ladeterminación institucional de laprimera), disyul1ción (Entzweiung oDiremtion) necesaria, ine.vitable y ambigua por excelencia de toda lapolítica. • .

Se trata de una Al'quit'ectánica. Con ellono proponemos un sistemateórico cerrado; por el contrario, se trata de un marco teórico de lostemas más urgentes, más pertinentes, exigidos por la experiencia glo-bal, planetaria ai C<Jmienzodei siglo XXl, organizados suficientementedentro de una cierta lógica ad hoc, a fin de poder orden'!d9:Ai2.ç!:1~ó!?a.rglJ.1P.~!:1)2A~(ante los especialistas), elª~J??:t:.~yJ~~~a!,za (entre losmilitantes) y la lectura instructiva (para eI ciudadano culto). Es una al'-

qJlitçctóI'1..i£a~ªb[(£iã."ã'nlle\:Õ'sten1as,nueva posibilidad de construcciónde conceptos o categorías interpretativas, de acuerdo a la novedad que lahistaria nos vaya deparando. Por e! momento, pensamos esta arquitectá-nica Iqcalizados en la periferia mundial, desde u_~'.:gi~_o,Ae~olonizadop>(r:ecordando el «giro lingüístico» estudiado por R. Rorry o el «giro prag-

"mático» de un K.-O. Apel) que exige una nueva descripción de rodos losmomentos de la filosofí:l política, que ha sido pensada hasta e! presentedesde Europa y Estados Unidos, y además eurocéntricamente -que'indi-ca, no sólo eJ lugar desde donde se piensa, sino el modo de pretender ele-var la perspectiva europe.â como la interpretación universal, válida paratodos los otros lugar.es hennenéuticos-. Estaremos sumamente atentosa recordar sie'll1pre eJ IlIgar deconsrructivo que adoptaremos en nucstr:ldescripción político-categoria!.

A esta Arquitectónica le seguid una Crítica (volumen 1lI). Esta di-visión de la materia de rellexión, cn la construcción de las categoríaspolíticas, se nos fuc' imponicndo lentamente a medida que queríamos or-denar ehnateriaJ para la exposición, tarca que nos tomó varios anos. Enla Arquitectónica, metódicamcnte abstracta y por lo tanto descartando lacomplejidad requerida en una consideración más concreta, se constitui.rán las categarías fundamentales, desde un vocabulario ontológico bási-co, para saber lo que deconstruiremos en la Crítica, Il1ctódicamentc más

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POLíTICA DE LA LIBERACIÓN

concreta, más compleja, y por lo tanto enfrentando contradicciones, con-flictos y mayor dificultad en la descripción empírica. Sin embargo, estadistinción metodológica nos ahorrará entrar directamente en la Crítica,sin antes haber establecido aquello que se critica. Es entonces pedagó-gica, metódica y eficazmente necesario ir de lo simple a lo complejo, delo abstracto a lo concreto. Nos dice K. Marx que elmétodo consiste en~~<:ender de lo abstracto a lo conçr~tQ.>?~.>-Ylo tendremos estrictamenteen cuenta. En la Arquitectónica se evitará tratar las contradiccioncs, losconflictos, eI ejercicio dei poder como uominación. Desplegaremos unsentido ontológico deI poder político positivamente. En la Crítica, conmayor complejidad, la potestas se cscindirá. Cuando «los que mandanmanden mandando» aparecerá e! fetichismo de la dominación. Mientrasque cuando los «que mandan manden obedeciendo», se tratará dei plenodespliegue de la potestas como ejercicio delegado legítimo en favor deifortalecimiento de la potentialO, lo que denominamos ejercicio obedien-cial de! poder.

Seguimos, analógicamente, una arquitectónicas~n1eja_nte. aja usadaen la Etica del{l L.i~I!.r.il0.!ónl\cuyos primeras capítulos trataban deI or-den ontológico-fundamental, mientras que desde el capítulo 4 (Segundaparte) se entraba en la exposición de una ética crítica desde la exte-rioridad dei Otra, desde los explotados y exclui dos. Analógicamente,cumpliremos los mismos pasos metódicos en e! campo político, en 'Iaarquitectópica global de una política de la liberación. Remitimos enton-ces a esa Etica en la que se describen los principios y categorías prácticasnecesarias básicas para com prender esta Política, que no es sino eI eje.rci-cio de la praxis y de la orgaI1ización institucional en un carnpo prácticoparticular. De paso, debemos indicar que metodológicamente estamosmostrando cómo cada campo prác'tico (econpmico, ecológico, cultural,racial, de género, familiar, deportivo, religioso, militar, etc.) se las arreglapara subsum~r las categorías éticas en su campo respectivo. De manera

. que f!ue~tra..Efic;q12Sç~ía.eI niveLa.º".tra..s:.!º1_eLa.I@J9..&!.ci9..l2riT)..QpJ!!.,-Q.~£o-_dos los campos prácticos. En esta Política de la Liberación desplegaremosun niarcáléorico mÍmmo para poder pensar filosófica o radicalmente la

.íproblemática política (debajo de las ciencias políticas, ya que puede pen-sarse su fundamento o principios epistemológicos primeros). Una vezconcluida esta Arqtlitectónlw y la Crítica, e! lector, el estudioso críticode esta obra, t~ndría (ése es ai menos mi propósito) ese marco teóricomínimo para poder pensar cualquier problema político empírico, con-creto, debiendo, es evidente, hacerse cargo de las mediaciones necesariasepistémicas, técnicas específicas, bibliográficas, para poder articubr e!nivel abstracro de este marco teórico Ç0l1el sub-campo específico de!tema singular sobre el que intente reflexionar. Si, por ejemplo, intentaraestudiar de manera más detallada la cuestión de la democracia, no só lodeberá echar mano en esta Política de la Liberación de los .H' 23, 25,34 Y 41, sino que debería igualmente referirse ai tema tal C0l110lo tratala ciencia política, la teoría de la comunicación informática, la historiainstitucional, etc., para poder estudiar mejor los modelos existentes de

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PRÓLOGO

democracia, para poder idear nuevos modelos, para investigar los sis-temas concretos y las posibiJidades de su transformación, teniendo encuenta los condicionamientos sociológicos, económicos, históricos, etc.La filosofía política permanece en un nivel fundamental y abstracto (quenada tiene que ver con lo simplemente irreal).

Esta Política de la Liberación, entonces, ayudaría en la clarificación(y dando. material para el debate, la discusión) de las categorías másabstractas, primeras, básicas, que sería conveniente que el ciudadanode la calJe, el militante de los partidos, los representantes que ejercen elpoder d.elegado hubieran problematizado aunque sea inicialmente. Nossentiríamos plenamente compensados de tantos sacrificios sobrellevadosen la elaboración de esta obra, que de todas maneras hemos gustado yentusiásticamente desarrollado, si a algunos les sirviera en el sentidoapuntado:

Al1tela.cºrEI}J23~.!~A.<:...I~_~~r..?-~.~c:~a~p_~I~t~~~s.(continuamente tenta-das por las burocracias burguesas privadas econômicas en e! plano globalo en e! de los Estados particulares), s_ehac~_~~~...!.1~c::t:s~~iº.9~_e.n..!:ll~(;.a_re-

E~m[~~sJ~~~~-&~;~(A~~ai~~Jl}f~i~rfa~A~f1Pd~~oio:dtj:M~:~~l~de esta Arquitectónica y Crítica, donde abordaremos la cuestión. Todac.Q!Illi>..£ió~.es el fruto de una «inversión>~.º~t~!~gic::.?Jl!.n.9~E.~<::!~£~I:cl to-mar a la potestas (o1era ejercicio delegado der poder de un representantepor medlõOeúna in.stitución) como_e1lugeJ.! dOflde reside la au~o1?º.!'.1i?.>la -ª\!todetermin'!£~9B~J~.~.!2~f<.t!!~,-.L'!_~t.o.!.Lcl~d...c::o.~g_~t.~':.icio_9~1.po-de_~_CJl1~_p'~r!~fle(;~_.'11..!"..~p_r5:~ef.1!.an!~,_e.n~Itim<linsta.p: ci~~ti chizán dose,~!.I:I.!ef~.r..<:~Ü!:i1J,ª-p-ºtenti~jclpoder cuya sede es e! pueblo, dcl cual ema-na el poder institucional de la potestas). Fetichizado cl poder delegadode la representación, toda otra corrupción es posible (desde el placerpatológico por su ejercicio egolátrico o despótico, hasta el uso de dichoejercicio dei poder para el propio beneficio o enriquecimiento). Por ello,los principios normativos son necesarios para clarificar, recordar y expli-car esta originaria «inversión» o desplazamiento de la referencia últimade! poder .

Vn cierto ~1ltjfun_cji!.Ç.i.Ql1.ªljNn-º...Q_ªmi.::P.rjllQpj~I!!º.P"ºg!"ll9.ge.r.po-,_h~ , .criticado la_J2osiQjli.4~_~__ª.~CJ.l!.e.la_p.ºJ.íti.c:a...!e.!11g~.p~jncip'i9Sv:á1i.d()suni- ) '.~rsalmS ..m.~'Y si hubiera principios, éstos só o pourían ser particulares \'o sólo reglas estratégicas de validez regional. Esto lleva a los agentes, alos cÍuuadanos y principalmente a los representantes, a no advertir elmomento en que se cae en la corrupción, a no poder claramente discer-nir en dónde y cuándo se encuentra cl origen mismo de la corrupción.Cuando un político prafesional intenta identificar a (a) la mera legalidaddei no cometer un «errar técnico» (errar dcl que roba sería el habersedejado filmar en un video y por ello haber permitido la existencia de unaprueba cuando fuera acusado; evitar cl error hubiera sido no habersedejado filmar, y gracias a ello aparecer como inocente ante la opiniónpública, aunque haya robado) con (b) e! cumplimiento de la exigencianormativa (que le obliga como representante a ejercer eI poder en fa-

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POLíTICA DE LA L1BERACIÓN

vor de la comunidad que representa, y por ello no robar nunca, sea ono sea filmado), significa que ya ha corrompido el ejercicio dei poder.Es por esto por lo que la cuestión de los "principias normativos» se hatransformado en una problemática central de la política actual. Pera, fre-cuenrel11ente, la fundal11entación de dichos principias se intenta efectuarsobre inciertos "valores» o en exigencias puramente externas, Icgales oformales -sin 1110tivaciónprofunda en la subjetividad dei actor- y porello no tiene consecuencias reales.

Por om: parte, no hay que confundir la incertidumbre prapia detoda acción estratégico-política inevitable -por la finitlld de la con- .dición humana- con la existencia de un3 nonn:!tividad universal quelegitima la acción o la institución política ante los actores, ame las insti-tuciones legales y ante la histaria, y por ello, como veremos en el capítu-lo 3, comtituye intrínsecarnente la consistencia dei poder, la acción y lasinstitucioncs políticas. Hay demasiadas aporías mal planteadas.

Por lo tanto, y repitiendo, un cierto escepticismo en el campó polí,tico niega que la política tenga principias normativos (y no digo éticos)ante el peligro de caer en una posición dogmática, que defendería, pororfa parte, una certidumbre imposible de toda acción política. Principiosuniversales e incertidumbre en la decisión política no se oponen. 2Seríaacaso posible la Iucha por la hegemonía si se asesinara aI «3ntagonista»(en la terminología de Ernesto Laclau)?, o 2sería posible la permanenciade lo político si se impidiera toda libertad física aI «enemigo» político(tal como lo entiende Carl Schmitt)? ..~!res~a..!:.k~i~ dei ~n,~9..!1jstapolítico, deI que no es un enemigo totaIT\ permite que el campo estra.tégi~g-E91i!~Q..9.~.e.<:l~.aJ?i~~~Q..~.la..aççi9.1J.R91!ricª-=.2i.,'ieasesiiúra aI anta-gonista (en referencia ai primer principio) o se lo privara de su libertady participación simétrica (con respecto ai segundo principio) ° se inten-tara una acción empíricamente imposible (como en el caso de un ciertoanarquismo extremo: temática dei tercer principio), el campo políticoquedaría anulado, se cerraría, o se transformaría en otro tipo oe campo;sería un horizonte d~ acciones totalitarias, áutoritarias, manipuladoras,etc., que han dejado de ser "políticas» en sentido estricto. EI call1J!.o2~jt~<?p~esl}P9ne. ontológicamente siel11pr~ti,prif)ri ciert.as.co.11ê1iciones11..niv~,r~3:Le.~.no~mativas,eScleçir,.necesarÜlsparaqu~ la acción. política yla institución sean políticas y no otra cosa. Admitiendo la importancia derccono'ê-crTi'ilie\;iiãIli1idãddê b-'co/ziíiígencia, de la incertidumbrc anteun Richard Rorty, Javier Mugue"Í"za'o Carlos Pereda, afirmaremos porello mismo los .2Ei.!}<iP.!os.nOrI11~tiyos.comonla~'.c9s. de J3ªcción, p3raque en cl nivel de la contingencia (que lo denominaremos el nivel A)dicha incertidumbre sea políticamente posible, es decir, razonable, cohe-rente cn e1largo plazo (en el sentido de la virtú 14 que permite ai príncipeestablecer en la duración deI tiempo un estado de cosas sostenible ante lapura fortuna, como propone N. Maquiavelo), y no puramente caótica,contradictoria () destruCtlva,--l.Jlliy_eJ~ªlidjlci(en e1niuel C) ei.nc:~giçll)n)~bre (en eI A y B) no se excluyen, sino que se articulan y se codeterminanCil.política. ,-, . - ,- ..... ~.. __... '''--.''_.

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PRÓLOGO

De la mism3 manera, ante las diflcultades de fundal11cntación dela filosofía políticn con contenido material (co~o la de la política tra-dicional dei to koinón aga.1hón de Aristóteles, deI bOI/um C01n111lmC deTomás de Aquino, dei Estado orgánico como Sittlichkcit en Hegel, deiutilitarismo, de los valores de un Max Scheler, o dei <,Estado de hien-estar»), una cierta tradición neokanti:ma, sea b filosofí;l política liheral(neocontractuãTlsti'ê(ililO la-de ]Ohli- Rawls o anarquista conserv;ldoraCOlDO la de Roben Nozik) o una procedimental discursiva (como la de]ürgen Habermas), se han il).diI:t.ª-d2P..Q!~sech~!..!Q.9_:1_PC!I_[~j_c.~m~1tc.,:ial~osten~d.<:y()~..IS;..~tI:1l:~1Por.ejemplo), s~a, por p:Jr~iCllla~istao il~lpr;1c-t!.£ãPIe_p;;!r_a_.~I.eJerclclo,de un~de.l11ocracla plurahsta y tolerante) sea~~5..0_I!f.~~9ir la.neces?ria ac~i~n política con la pura determinacióneconómica (distinción exigida entre otros por Max Weber \' aluliz;1(bpor Erl1e"s-toLaclau en favor de la social democracia). AI erradicarse dei.campo político las deterl11inaciones ecológica, económica o cultural (queson campos materiales que cruzan e! campo político), se reclu)'e la po.lítica exclusivamente en la esfera de Ia legitimidad form:J1del11ocdtica,d_,,-.Iª,~,~~ffllcluúsíil-~:~ít.úcigi:1~~idei' de~ecI1.o,'deia 'l~lcrã-partí(~ipaciónconJEç.r~.a1 (J. Rawls),()..<:l.~~lIt:.siV:J(J. Habermas) d(':'- ..ámbi,to_pflhlico.

Esto.R.º9..r11~e.r.Açc;p.IªhlçLq~!Lz-ª,~npai~~s.d~I.ccntrC!dei Clpitalisnlot~rdíQ.,.con 1m «est3do de derecho» suficiente, que por ser altal11enredesarrollados, garantiz:lIl por ello la sobrevivencia, ai menos suficiente-mente, de la totalidad de los ciudadanos. Legítimo sería lo que cUl11plecon las exigencias legales o procedimentales deI sistema político, deIejercicio dei poder .tol11unicativo en un «estado de derecho<>.,.Per.o,.cstoparece S$:rinsuficiente para una filosofía política que reflexione desdehu;iri.t~ción ó~ãléfdplan'ei-âTI-errà,.delo5':Pa(sespobres y periféricos,subdesarrollados, que 50n la gran mayoría de la humanidad presente.Én 'Affi€rlcãTãúnà;Arrlcã: AsÍil.Y- li Európ'aõrTêrlhiT raêsdc--19R9)él«estado de aerecho» es sumamente precario y la mera sobrevi vencia noestá de ninguna manera garantizada par:! la mayoría de la población enlos Iímites territoriales de cada Estado. En este contexto descubrimosla necesidad de una rdlexión crítica dentro dei horizonte de la filosofíapolítica actual.

~n.i!l~no ~~_p'~a, en México, sostenía un principio m:.J..l:eri?LJl~)ljt.ic6claro, decisivo, que le permitía juzgar normativamentc a las acciones,a los amigos y encmigos, a las instirucioncs: «iLa tierra para los queI.~!~a!>.aj~t:I_.~(~J'_l!.S,!~,~nos!».Este principio, ligado a la vida desnuda yconcreta de los campesinos de More!os, que se originó con luchas cente-narias de los Tlauicas --etnia de los Zapata, que ya h:Jbían luchado porsus tierras contr:J los azrecas-, en Anenecuilco (no lejos dei Oaxtepecdonde escribo esta Política), legitimado por códices amerindios, realescédulas y escrituras de tiempo de los liberales dei sigla XIX, se hizo ef-I-caz, política y técnical11cnre mediado, cuando E. Zap"ta, para tener unahonesta pretcnsiÓ71política de ;usticia, el11punó las armas para defenderese mismo principio. Desde este principio normativo tan simple, eI casianalfabeto E. Zapata, pudo juzgar clara y políticamentC' las acciones e

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POLiTICA DE LA LIBERACIÓN

intenciones de tres presidentes de México (Madero, Huerta y Carranza),de sus lugartenientes, de Sll puebh Los principias normativos, siempreimplícitos (aunque fueran en el caso de Zapata formulados explícitamen-te), eran luz normativo-política en la acción estratégica y en la creación,estabilización o transformación de las instituciones de! Caudillo deI SUL

Dicen que su hermano Eufemio, alllegar a la ciudad de México (la de losantigllOS nahuas) y ai entrar en el Palacio presidencial junto ai Zócalo, laplaza mayor, no lejos de la gran Pirámide de los Aztecas, buscó afanosola silla presidencial intentando quemarla, y exclamando: «iEsta silla estáendemoniada; en ella se sicnta gente honesta y se corrompen!». £1 que sesentaba por primera vez nunca había ejercido el poder. Una vez sentadoen ella iniciaba el ejercicio delegado deI poder deI pueblo. De tanto sen-tarse en ella comenzaba a habituarse en su ejercicio y olvidaba que debíaser una ejercicio delegado. En ese momento se fetichizaba el poder, y lasi lia endemoniada transformaba aI actor en un político corrupto.

La política sin principios normativos produce necesariamente esaalquimia invertida, la potestas se transforma en dominación, con~ra lapotentia, a la que debilita para l1?aneja.,d~: Pero aI eliminar LI fuente dtsu regeneración, la misma potestas se corrompe, pierde fuerza y terminapor derrumbarse. La estatua cuya cabeza y tronco es de oro, de broncey de hierro (Ia potestas) tiene sus «pies de barro» (Ia potentia corroídade! pueblo se restabIecerá un dÍa y dejará caer a la esta tuas hecha peda-zos, como e! populo italiano que destrozó eJ cuerpo mismo de BenitoMussolini).

Deseamos hacer una última acIaración. £n nuestra lecrura de losclásicos, en e! volumen I de esta Política de la Liberación, descubrimosproblemas, temas, categorías. Por ejemplo, B. ~lÚI1.QJ<1"'pudosugerimosla distinción entre potentia y potestas;, lo mismoJ\.ºlJ,i?i?~?P, en e! casode la, Válonié geiiérale, el tema deI p_º4_~r,çºr.ng_XºLl}Jltad; pero siempretendremos en cuenta e! estado real, aqyal,empíri<::9dç: l'U~lJe~tiQl1quetratamos en- Am-é-iíca-'Làiinao eii' er mundo contemporáneo, cobrandopordlo las palabrãS-d'e-losclásicos en nuestro discurso otro significado,Así, e1 concepro"ãepOã'ú;'a-de-riiJs delas sügerenCiás deSpirioia-ü Rous-seau, incluye e! concepto de Voluntad-de-vida, pera que no será idénticoaI de A. Schopenhauer, y, adeI11Ks~mcluyetambién a la razón cjiscprsivª.)'a la fa£.t.i~jlidad ins.truBlen!?J~n un sentido propio. No es la mera expre-sión de una correcta lectura o interpretación de los clásicos (propia deierudito conocedor de b historia), sino dei despliegue de la sugerencia en}::I tratamiento de la cuestión que se origina en un clisico. NiJ'!Z!!.!!!1 cate-.gQ!fª-º-e_eg<l_ <lrql!i!.~!<}!,!is.<l_p9.Iítis:a"~~ tonces,responderá. cºn~xtremael'a<:~.itud_a ninguna. categoría tal como la det1IJe algún cl~sics):en el in-terior deI discurso de la Política de la Liberaciún todas las categorías ad-quierenniievoslgnificádõ:'Se 113b-c'áprád'üciâõen -tcl6as-e!Iásulla resigni-_fiCãCIõll semântIca en nuestro discurso. EI c1ásico nos sugiere problemas,temas, distmclones; 'P(;ro no nos obliga a tomar dichas categorí31 c1ásica

'oen el sentido que tuvieron en e! pasado en su discurso singular. Nó se nos. debiera atacar por haber efectuado una exégesis incorrecta de un c1ásico

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PRÓLOGO

(porque una tal exégesis no es nuestra intención, que sería algo así comoir cociendo muchas posiciones eclécticamente reunidas en un discursoincoherente), sino por no haber usado adecuadamente la sugerencia de!clásico, o de haber desaprovechado alguna de sus posibilidades actu3les,pera siempr'e teniendo C01110punto de referencia a la realidad políticapresente latinoamericana, periférica o global contemporáneas, y no sóloa los textos de los c1ásicos.

Recomendamos tener a la mano mi pequena obra 20 tesis de polí-tica!S, libro que he escrito después de realizar la investigación que haquedado expresada en esta Arquitectónica. De la tesis 1 a la 10 se in.,dica eI desarrollo de la cOllstrucción de las categorías de este volumen.Iremos remltiendo a la tesis correspondiente a medida que avan,ce laexposición.

ENRIQUE DUSSELDepartamento de FilosofíaUniversidad Autónoma Metropolitanalztapalapa (Ciudad de México), 2002-2007

NOTAS

L Se trata dei próximo volumen III de esta Po/ítíca de la Liberaciól/, En cíerta manera !la sidoanticipado en las Tesis 11 11 1" 20 de 20 tesis de política (Dussel, 2006).

2. Mal/uscritos dei 61-63 (Marx, 1975, li. 3, p. 1385; ed, cas!., J 975, vaI. 3, p. 226),3. Hemos esrudiado esre lema ell nucstras obras de filosofía econômica (Dussel, 1988 y 191)0).4. Expondrcmos esta cuestión cn los f~ 14 Y 30.5. Véanse los H 14, 20,4, 30 Y 40.6. Sobre eI col1cepto critico de p"e"/o véasr ri ~ 3N de la Crítica (volul11el1III de est3 Política de

la Liberación).7. Véanse las 20 tesis de política (Dussel, 2006).8. Hegel indicaria que es "ei desarro/lo dei ccmcep/o dei poder ••. rero no se trata solamente de

un concepto teórico, una ddinición, sino de una realidad que va ocupando todo eI campo político,co diversos niveles, esferas, sistemas, que entrarán en conflic[Q y se trascenderán históricameme. Lapalabra .••despliegue» (Entfaltllllg) quiere indicar rodo esto.

9. Grundrisse, Cuaderno M (Marx, 1974, 22),10. Véansc los H 13-14, más adelante, y Dussel, 2006.I L Dusscl, 1998,12. Ihid.13. EI crirerio que diferencia cI cncmigo púhlico o político dei encrnigo total en la guerra. es

justamente eI no-poner co riesgo la vida y Uni.l cierta lihcrtad dei otro. En la políri('a eI (dNo mararás aiantagonista! ••es constitutivo Jt"b política como política: no es só lo un momento ético extrínseco, sinoque es constiruii~'o Jc lo esrrJrégico como csrraregico (de lo contr.Jrio iJ .ll..:ción estratégico-política setransformaría c.; UIlJ accióll meramente técnico-militar de la razón instrumental), como veremos m;Ísadelante. Desde anriguo, la /éklme milit,lr (razón instrumental) se difercnciaba de la phróHcsis políti-ca (razón práctico-esrratégic~l); esta l'lIrima incluía en el antagonismo político una derta frarernidadpatriótica.

14. Sería en nueStro caso las insriruciones y los principios (lliucles B y C, como se ved m~lsadelante). '

15. Dussel, 2006,

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• Introducción

DESPLlECUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLÍTICO

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~ 13. EL PODER POLÍTICO EN LA MODERNIDAD. MOMENTOSANALÍTICOS DE UNA ARQUITECTÓNICA DE LO POLÍTICO

[242]1 En este parágrafo inicial abordaremos !!:~ten1ª,~: 1) Por una par-te, e! despliegue de un modo propio dela Modernidad de! ejercicio deipoder aalíti.co, q~~'s~'i;ni;ondrã 'coITi~'f:l'llátüi-ãiéiã-'ciér inismô'desdeGinés e Sepúlveda o Th. Hobbes, pasando de alguna manera a travésde Kam hasta Ilegal' a M. Weber. Deberemos deconstruir esa concep-tualizacióll reductiva deI poder, y por lo tanto de lo político en cuamotal. 2) Por otra parte, intentaremos <!.escri~.!:~!g.~~~~~.i!:1.t.e,ryr.e..t<l~i().ne~9~g!:l(t:sJ.()_políti~()e}1;)Igu.1105..~ló.s?f().s,que ae manera equívoca caen enlo que dominaré una falacia reduetivista; es decir, describen lo políticodesde alguna de sus determinaciones, que ciertamente indican un aspec-to de! asunto, pel'o pretellden que es la determinación esencial, funda-mentaI, única de la definición. Pierden así la complejidad de lo político, .,,impidiendo ver aspectos ante los cuales muestran una ceguera específica.La nuestra, inevitablemente, podrá caer igualmente en unilateralismos,pero intentaremos siempre abrimos a una complejidad necesaria (míni-ma entonces) pero suficiente (considerando los momentos requeridosai menos para descubrir los aspectos políticos que una política postco-lonial, periférica, de autodeterminación de los pueblos, es decir, que laliberación exige). 3) Por último, indicaremos las c.ate£2.rías, I<.?,s_ni:.t:~~)!.a.~.e.!'J<;E<l~Loi..S!l}!1.p.~s.1.12.S.~i~t.t:gI;).S,e..t_c:;~ín~?!...C!..s..L1!:ecl!..s!!!i~spara en-tender desde un comienzo la arquitectónica que intentaremos describiren esta Polítiw de la Liberación, obra que intenta desplegar un marcoteórico suficie/lte para reflexiones más concretas y complejas cn el cam-po político.

1. EI poder político como estrategia de dominación

La Modernidad, como hemos observado en la descripción histórica2, es

e! momento cn cjúe la Cristiandad latino-germánica, sitiada por eI mun-

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DESPlIEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLíTICO

do musulmán, eI Imperio otomano en concreto, se encuentra aislada deicentro productivo-poblacional dei antiguo sistema (el Estadio lI! dei sis-tema asiático-a(ro-mediterráneo). Por ello, debe abandonar eI acogedorMediterráneo y lanzarse ai inhóspito Atlántico. Europa latina, la deI Sur,es la que puede continuar la experiencia de Venecia y Génova -y de loschinos cuyos mapas de sus descubrimientos navales llegaron a Portugalpor Estambúl y Venecia- y comenzar la conquista dei Océano incógni-to, el Atlántico. El <2'0~~~9~:i.~!O»3podrá ejercerse sólo sobre poblacio-nes conun grado de defensa militar menor que la más desarrollada Eu-ropa .,.-desde milenios domesticadora dei caballo y sabiendo usar ,!rmasde hierro desde antiguo-. La conquista, P2Telt~, 110 será fácilen Africao en Asia, donde el arte militar estaba tanto o más desarrollado que enla Eúropa 'latina. Pera en elocontinente cultural americano la situaciónerádifei-ente. No existÍaJ1 es~;sdos mediaci6nes'guerreras fundamenta-les. Fue entonces posible ejercer sôbre las poblacwnes ameriI1dias uri'dominio militar primero, y político, econóII1ico, cultural y religioso des-pués4• La expresión ontológica cartesiana (ego cogito) dei siglo XVII fueanticipada por e! ego conquiro, o aún más políticJmente por el ego do-mino ai Otro, ai indio. EI europeo, blanco, macho, posesor rápidameÍ1tede riqueza's"übtenídas por el dominio sobre indios y esclavos africanos,culto en las «ciudades letradas», hizo presente en la periferia colonialprimero, pero posteriormente en el interior de la misma Europa, la auto-comprensión de ser el «senop>: (dominus es el que manda en «Ia casa»,domus). EI mundo comenzó a ser el hogar dominado por e! eurapeo-que durará todavía tres siglos, hasta la revolución industrial a finalesdei siglo XVIII, para doblegar igualmente a Asia (con excepción siemprede China, aunque en algún momento dei siglo XIX estuvo a punto deperder aun su milenaria auto-detenninación).

Es en este contexto de una experiencia existencial de no tener ya nin-gún senor sobre e lego eurocéntrico comosei'raformUlanélo unãCoflcep-ción dei poder exclusivamente CO!Tl()-!!.Q!!Ú!Íación.El ego dominans pasa

- a ser la définiCióndércjúé ';<puede» hacer lo que le plazca ya que no tienelímite en otra voluntad que le ofrezca tanta resistencia como para tenerque acordar un pacto con simetrÍa. Las metrópolis europeas organizanun mundo colonial asimétrico, donde la reIación político-metropolita-na se concretaba como una relación social de dominio. La dominacióndei sujeto poderoso ante el impotente era interpretada como la defini-ción misma de! poder político. EI1197] escribimos las líneas siguientes,presentadas como ponencia en e! II COl1greso Nacional de Filosofía enArgentina:

Cuando en la provincia de Yonne, uno se acerca a la antigua iglesia romana deVézelay,una cruz indica baja el monte, donde según la tradición, Bernardo deClairvaux habrÍa predicado las Cruzadas. Cuando uno Ilega, en las explotacio.nes bolivianas dei Comibol, hasta los 600 metros de profundidad y descubrehombres, mineros, que con instrumentos primitivos pierden su vida antes de losquince arlOSdei ejercicio de su profesión, a menos de un dólar de salario pordía, se encuentra el reverso -siglos después- de un largo proceso que debe-

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\ 13, EL PODER POLITICO EN LA MODERNIDAD

mospensar filosóficamente[...] EI poderoso aI universalizar su polo dominanteocultaai que sufre su poderio la situación de oprimido, y con ello lo torna irreal(...] La ontología dei sujeto -que intenta superar Heidegger- se ha concretadohistórica,práctica y políticamente (lo político como existenciario o modo funda-mentaId~ ser-en.el.mundo) en la dialéctica de dominación5•

Desde Hern3n Cortés, eI primer conquistador -si no contamos laconquista accidentada de Panamá-, que se constituye en 1523 como «elSenor de México,Tenochtitlan», hasta la guerra de Irak, !!.~Voluntad depoder se ha extendido sobre el planeta Tierra, definiendo eI poder políti-cocõ'mo.;dominaCi6i1": Qlié 'rneJol:que'bâes-ci'ipción de M. Weber:

Poder significaprobabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una rela-'<!iónsocial, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea eI fundamento deesaprobabilidad. Por domillaciôn debe entendersc la probabilidad de encontrarobedienciaa un mandato de determinadc contenido entre personas7•

[243] A esta descripción negativa dei poder político reaccionarásiempre eI anarquÍsÍno; 11egaridõ"e'i-iroiices-Ia'-Ilecesidid 'de una «tomadei podcf>,H.EI mismo Platón, pretendiendo exponer un sentido positi-vo dei p<'lder,debió inrernarse en un modelo casi-anarquista9• La dificul-tad dei tema no nos evitará el afrontaria directamente en esta obra, por-que 1~~_I12~Y!,n2i,<:!!.~~..sQ~i~l~s~,I1_.~Lp,r~~e!1~e(como los que constituyenel Foro Social Mundial de Porto Alegre) necesitan otra descripción de!poder que les permita ejercerlo con derecho-propw-y"conclencía-nor~': ,m~~i.~<1j~s.t<10,~~r~;!:~~J?~~~~!:I~.ELc.QI1~P£9.!..ng.Mr~'<L~te_.p.9.4er:£cú~õ- \"Jomina~Ión.I1.().sirve ea rau lIa poJíti ca no rma.ti\,a, ,oep rin<::ip,i()~,,c:2J!I,o"veremos. ' '.---Hen1os visto en la parte histórica de esta Política de la Liberación, "que a mediados dei siglo XVI, cuando surge en la obra de Bartolomé de

~~n~a~~'deL:p:lfrlJ{d6I~t.1~f~~~.Iii¥~~~j'df:-lf~~~~~~~~~:::~sá~~pueblo» (consensu populi), que posteriormente será la doctrina ensefiadapor F. Suárez en Salamal1ca y Coimbra. EI poder procede dei pueblo. EIpoder, todavía en manos de las instituciol1es (el Rey, los nobles que re-presentan por sangre las «naciones» hispanas), no tiene a los ciudadanossingulares como última referencia, sino a Ia comunidad de la nación quees considerada eI pucblo (CastilIa la Vieja, Catalufia, Aragón, Vasconga-das, Andalucía, Extremadura, Galicia, el Estado de las Indias occidenta-les, etc.)~ De todas maneras había un sentido positivo de ejercicio de unavoluntad política. ,

Deberemos esperar hasta Amsterdam, provincia independizada deEspafia, para lIegar a una descripción positiva dei poder pero partiendode los ciudadanos singulares de una ciudad prato-burguesa, comercial,y lo har.emos siguiendo los pasos de B. Spinoza en alguna de sus des-cripciones sobre la potentia, que seguidamente Ilenaremos de un nuevocontenido semántico para poder usarIo en el recorrido de toda la obra.Nos recordaba en Porto Alegre, discutiendo este tema una indígena gua.

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temalteca maya quiché aquella expresión popular de la política latino-americana: <dEIpueblo unido jamás será vencido!». En esta fOlmulaciónse encuentra ya un,a indicación ltosif£~£1__c?~l.P?~e~,desde abajo, de lacomunidad política (~onvertida en pueblo cuando áaopta tina posicióncrítica 1") C0l110potentia. °

Cuando en el EZLN, los Zapatistas expl'esan °que no es lo mismoque: a) «los que mandan mandan mandando» (que °en llUestra termino.'

'Iogía será-éxprési6n de la potestas !Zegativa o el podet institucionalizado.que, siendo delegación dei ejercicio que viene de la cOI11unidad política,se fetichiza independizándose y pretendiendo soberanía por sí misl11a),a que b) «los que mandan mandan obedeciel1do» (que significa que lapotestas se funda en'la potenHã), nos dai) claras indicaciones para saberpensar la esencia dei poder político, contra el modelo rnoderno dei po-der comodornii1áción. ." .. ...

£'saden1as iIiteresante que Weber incluye a su descripcilll de podercomo dominación e! hecho de «encontrar obediencia a un mandato dedeterminado contenido entre personas» -cita anterior-o EI «mandato»eneuentra «obedientes», es dccir, «manda mandando». En cambio, eI que«manda obedeciendo» parte de un grupo de perSOllas que le han dadoel eontenido como mandato aI que manda. Cu ando manda cumple eIcontenido de! mandato recibido de! que se obedece a sí mismo. Es lainversión completa como veremos repetidas vcces de la descripción we-beriana, mucho más democrática, y además positiva: el poder ya no esdominación sino auto-referenciasoberana. -",'

Contra la VolüntCid de Pôder (feri Modernidad, desde el tiempo dela conquista, deberemos describir un modelo dei poder político positivo,que puede to[cerse (y de hecho se tuerce constantemente), pera cuyoconcepto negativo no debe entrar en su definición, sino en Sll defección.La cuestión es esencial para poder defender «el noble oficio de la po-lítica» por parte de los movimientos sociales, de los partidos políticoscrfticos.o progresistas, de los ciudadanos que desde la sociedad civil mi,litan en asociaciones de bien común. Si un cierto economicismo de leyesnecesarias dei marxismo estándar negá la necesidad de la política (comoha mostrado Ernesto Laclau en sus primeras obras), una descripción ex-clusivamente negativa de! poder como dominaciól1, quita nuevamente laposibilidad de la honestidad, de la justicia, de la necesidad dei compro-miso político . .:Quién desearía comprometersc cn lIna responsabilidadpolítica si es intrínsecamente perversa, corrupta, un verdadero pactofáustico con el diablo -c,omo lIega a expresarlo Weber?

2. Interpretaciones reduCtivas de lo tJOlítico

[244] Hay tantas «falacias reductivas» de lo político como determina-ciones o momentos'ae Iãarqi.i'irectonica cõ'nipleja de este fenómeno. Engeneral, los filósofos políticos se empeõan en querer describir e! «concep-to» de lo político, considerando un momento (freellentemente necesariõe irrenunciable), pero que no pllede de manera unilateral explicar toda

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\ 13, EL PODER POLíTICO EN LA MQDERNIDAD

la comp1ejidaq dei tema: Como en la ética, el utilitarismo de J. Benthamo }ohn Stuart Mill, intentaban describir toda la fundamentación prác-tico-moral contando con un solo principio. Ciertamente el dolor y e!placer tiene que ver con e! mal y el bien, pero nunca podrán limitarse ydefinirse de manera directa, ni fundarse ni deducirse éstos con respec'to a aquéllos. Es una «falacia. reductivista» intentar definir el todo poruna parte; es <;reducir,:él<;conccpto,;'êfe-'lô'p'õllfíco a-i.ííi-aspecto, repito,fr'ê'étiei1temente necesario, pera de ninguna manera suficiente. La «s\dl'ciencia» dei concepto exige otras detcrminaciones que deben articularscsimultánea Y diacrónicamente sin fijar eI proceso descriptivo afirmandoun aspecto, Y no manteniendo en vilo la mutua determinación de los di-versos momentos, que se relacionan con 10s'deiriás'ffiOmentos del «COI1'

CePto,;'cõnstitliyendo:,~~ac?ll1pl~j3 ~~t.r~~tlJr~~1.Prácticamente hay tantos filósofos políticos como descripciones re-

ductivas de la política, porque cada uno adyierte sobre la importanci3 deun aspecto de la política, pero ai proponerlo como el momento esencialcae en una falacia reductivista. ~,o podremospor ello tomar ningunadefinición como ejemplar. A todas déberemos poiiúbs"én movimientodiaíéetieõ;' geÍler'ã'naC;un sistema abierto de determinaciones que tieneconCiênc'i'iíde suinevltãbIe inàúbaniientõ: x: Zübíri ii1dicaba correeta.ment'e éjüé'1as'notas êS'enciales'ddsef hümano podrían «cerrarse» en unsistema constructo sustantivo ai fin de la historia, cuando supiéramostodo lo que el ser humano es, es decir, puede hacer. Un tal observadorde esas notas finales, por definición, no existe, de manera que la esenciahumana siempre está definitivamente abierta en sus notas constitlltivas.De la misma manera lo político. Un «concepto de lo político» -a lamanera de C. Schmitt- es una tarea imposible, pero, la que él lIevó acabo, ciertamente, cae en una reducción voluntarista, exclusiva del nivelestratégico, sin advertir los cri terias y principios que están en la base dela constitución de algimos como «amigos» y otros como «enemigos». Enrealidad, en una descripción que pretendiera agotar la esencia de \o.polí-tico con la dialéctica amigo-enemigo, no es sólo inaceptable, sino inútil.Pero, por el contrario, muestra, si no se tiene pretensión de nota esencialúnica, ser una determinación necesaria de un cierto nivel dei conceptomucho más complejo de lo político, pero no suficiente. La suficienciase adquiere en la codeterminación de otras instancias con las que hayque saber articular los momentos necesarios. Nuestro método consiste,en este punto, en repetir una)' otra vez: un3âerermíiiaCíóí1.pue'desC'[nêcesana~.púO-ií;:;ú-cãessúfiéientcTo abstiácto habrá que integrarIo enrõ-iilú1tíP1ec6iic'reto~"" -,' ,.' .. ... " ..

Véã:mos "aIgürias'-descripciones unilaterales de la política, es decir,análisis que han caído en una «falacia reductivista», tomando la parte porel todo. Son sólo algunos ejemplos que podrían ampliarse con muchosotros, evidentemente. Lo que deseamos sugerir es que una definiciónsimple de pplítica es imposible, Y abarcar sus determinaciõ'i1csesenCíá1esessüm!~c:..nte _~_~~pJ~lo~-'-'....__... ' ,--,,_..._-'-' ---,- -_....--' .

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DESPLlEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLíTICO

2.1. La política sólo como acción estrategia

Si en algo se .diferencia de otras culturas, la tradición china de filosofíapolítica estuVQ enmarcada antes de su origen por eJ arte de la estrate-gia, gracias aI tratado de la guerra, el Sunzil2, que d;lfá para siempre aeste mundo cultural una muy particular manera de enfrentar la política,hasta el presente, y deI rodo diferenciable de la tradición occidental. Lap()lítica es eI arte deI engaJlo, elel aUSenGlrSecU~ll1dose está presente, yde aparentar presencia cuando se ha ausentado; de debilitar aI fuerte sinenfrentarIa, y de destruir aI débil enemigo cuando se encuentra despre-venido. La acción estratégico-militar deI nunca enfrentar aI enemigo,sino de rodearia como en la "gran marcha» es una definición ele la polí-tica. La filosofía ético-confuciana se levantó crÍticamente contra este ci-nismo de eficiencia a corto plazo. EI orden dei imperio y los rnandarinesexigieron otra estrategia.

En la tradición c1ásica occidental, por eI contrario, en cuanto regidapor un hábito o virtud (areté en griego), la (rónesisl1 preparabo oi polí-tico para cumplir con inteligencia práctica las acciones estratégicas pro-pias dei ágora, es decir, la adecuada discusión retórica de los argumentospara tomar las decisiones públicas, y, ante la responsabilidad de la ac-ción misma, daba ai actor político capacidades particulares (velocidaden formarse una idea de la compleja situación política que enfrentaba,adecuado juicio de las fuerzas en juego, juicio práctico acertado de loque hay que efectuar, etc.). Era una virtud dei actor singular, que podíacompartirIa con otros que la tuvieran. No había otro parámetro objetivoque eI feliz desarrollo de la acción re~:i1izada.Nacía así la noción de ac-ción estratégicamente cumplida.

En la antesala de la Modernidad, gracias a N. Maquiavelol4, la vir-tud política dei Estadio III deI si3tema interregional asiático-afro-medi-terráneo --<uyo gran ejemplo será La ciudad virtuosa de al-FarabiJi-,se modifica por otro tipo de virtit, que más.se parece a la astllcia que..a la sabiduría práctica de los griegos, latinos y árabes. La débil Floren-cia -entre el Imperio germánico, la república veneciana y el Estadopontificio (aI que pertenecía territoriaJmcnte)- debía usar las artima-nas de una hábil política de los pactos, alianzas, aporos medidos (quepodían cambiar de mano de un momento a otro), etc. La políticJ comointe!igencia de Ia sobrevivencia, sin embargo, se distJnciaba Inucho dela gran política de Venecia, por cjcmplo, que con inslitllciones estableshabía sobrevivido setccientos arios, casi sin revuc1tas socialcs o militares,demostrando que la «estrJtcgia» es parte de la política, pero quc sin ills-tituciones de poco sirve J largo pbzo.

La acción estratégica es ciertamente parte de b dcfinición de la polí-tica, es un momento necesaria, pero está lejos de ser suficiente.

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~ I). EL PODER pOLITICO EN LA MODERN1DAD

2.2. La política sólo como teleología instrumental medio-fin

La Escuela de Frankfurt realizá una crítica en regia contra las preten-siones de Ia «razón insrrumental>,16. Por el contrario, Max Weber definela açción racional como aquella que formalmente controla medias envista a fines!? Es verdad que la razón política debe igualmente intentarvalores, por lo que !lena a los fines de cantenida cultural, e! de! ordenvigente que no puede ponerse en cuestión (porque es e! punto de apoyodei compromiso político como tal). La política es una acción estratégicaque debe cumplir fines concretos dei sistema existente que se acepta porconsentimiento tradicional de las costumbres, siendo ai final una «cues-tión de fe». La racionalidad de Ia acción política se mide entonces en elsentido de que los medias sean adecuados a los fines; fines que son, porotra parte, incuestionables. Paradójicamente si la racionalidad consisteen la adecuación deI media aI fin, pera los fines no tienen fundamen-to racional, todo se torna irracional (o simplemente aceptadopor unaactitud tradicionalista, legal o carismática que no cuestiona nipuedecuestionar el fundamento). La política irracional se torna una apuestacon Mefistófeles; estamos en un horizonte fáustico y trágico. La política,sinprincipios normativos naufraga en las manos de una razón políticaformal medio-fin sin fundamento. En este caso no sólo tenemos una de-finición parcial de la política, sino destructiva de su esencia normativa.Con una tal descripcián de la política Ias elites políticas de los paísesperiféricos pueden servir a los intereses de los imperios de turno sincontradicción de principias. EI formalismo sin contenido no es sólo uni-lateral sino errado, en cuanto deja a la política sin motivaciones fuertcspara un compromiso a favor de las comunidades políticas o los pueblosdominados de la periferia postcolonial.

2.3. La política sólo como competencia amigo-enemigo

QUizá el más famoso intento de definir Ia política 10 ha realizado C.Schmitt, en su conocida obra El cancepto de lo políticoJ8

• Sin embargolIama la atención que un especialista en derecho constitucional (siendola Constitución la carta magna de la institucionalidad dei Estado) hayaquerido dar una definición suficiente con un aspecto, por otra parte se-cU[ldario, de la acción estratégico-política. El «amigo/enemigo» es cier-tanlentc una cierta relación de fuerza que se establece entre los actoresdeI campo político, en el nivel de las acciones políticas (que llamaremosnivel A), que estructura dicho campo como indicando la agrupación delos agentes en grupos de! ejercicio deI poder. Pero, antes y como criteriode la propia organización de asociaciones o agrupamiento de «amigos»contra «enemigos», habría que haber aclarado los criterios de la «amis-ta.d» o «enemistad,), que son el fundamento de este tipo de relac"ioiles.Como no se ha definido qué es campo político, ni poder político, ni lasm{)tivaciones fundamentaIes (los fines que permitirían advertir a aIgunosactores como »amigos), o «enemigos» para el £in concreto intentado), lo

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de «amigo» y «enemigo» es una trivialidad que nada aclara por su grado«intensivo» de cumplimiento. En un partido de fútbol ha)' "amigos» y«enemigos» en eI campo deportivo, de tanta intensidad que hasta pue-den darse muerte unos partidarios de un equipo contra ono, lo cual nodefine lo que de deportivo tenga tal «amistad» o «enemistad».

Es de retenerse el intento de crítica de la fría lejanía de la legalidaddei «estado de derecho» liberal, que ha vaciado a la política de su con-tcnido voluntaristas, y por ello partiremos en la descripción deI poderpolítico desde la «voluntad,,19, peru, por desgracia, ni se define bien a lavoluntad, ni aI poder en su mínima complejidad, y menos se articula laacción estratégica en el nivel institucional.

Nuevamente, es inevitable que en política haya una "al11istad» y«enel11istad»política (que no es la militar, ni las dei box, ni otros tipos de"amistades» o «enemistades»), pel'o para saber en qué consiste la amis-tad o cnemistad políticas, halxá qUt describir antcs eso de político, queSchmirt no efectúa adecuadal11ente.

2.4. La política sólo como hegemol1ía

Desde A. Gramsci, el concepto de «hegemonía» ha cobrado una impor-tancia insoslayable, que evidentemente asumiremos como un momentode relevancia en esta Política de la LiberaciólL Pera como en las anota-ciones anteriores, siendo en efecto e! ejcrcicio delegado deI poder políti-co cumplido en acciones hegemónica la manera más políricamente ade-cuada, valga la expresión normativa: en la que se cumplen las exigenciascomplejas de la «pretensión política de justicia»20, o en lo que llamaré el«ejercicio obediel1cial deI poder», sin embargo toda la estructura de lapropuesta de una reivindicación (demand) equivalencial o que represen-te todas las restantes reivindicaciones de las identidades colectivas deipueblo (como plebs que intenta ser un populus)!J, que llenan e! campovacío que se organiza inesperadamente desde el antagonista político, nologra cumplir con la exigencia de agotar el sentido de lo político, Pién-sese en un solo aspecto. 2Puede la política hegemónica, o eI acto políticohegemónico (o populista) que se lo identifica con e! acto político encuanto tal, sostenerse sin instituciones presupuestas y sin organizaciólide nuevas institucÍones que asegurcn en e! largo pbzo la vitalidad his-tórica de un régimcn apoyado en la hcgemonía? 2Habrá que reinventaren cada acontecimiento hegemónico de nuevo toda la política? Y, si sonnecesarias Ias instiruciones, ecómo se plantea la relación entre las institu-ciones y las acciones hegcmónicas? Adcmás, describiéndose toda la pro-blemática a un nivel narrativo, lingüístico, falta eI momento sociológico,e! momento material o de contenido (ya que las reivindicaciones soninsatisfacciones de necesidades hechas demandas sociales o políticas).eDónde se encuentra una tcoría de las necesidades para fundamentar elsentido de las reivindicaciones? EI formalismo narrativo de la política deE. Laclau, que ha efectuado una tan adccuada crítica dei apoliticismo deieconomicismo marxista cstáildar, cae ai final en un politicisl11o formalis-

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\ 13. EL PODER POLíTICO EN LA MODERNIDAD

ta (que tiene en J. Lacan, evidentemente, la fuente de sus aciertos, poreierto muchos, y de sus dcfectos).

Se cae entonces en una falacia reductiva de tipo formalista, como enun idealismo de la narración: Ia política no es un texto, como para PaulRicoeur (otra reducción, tan valiosa por orra parte), sino la l1arraciól1política de acciones, instituciones, principios.

2.5. La política sólo como consenso discursivo

[245] La propu esta habermasiana, de inspiración apeliana2!, peru am-pliamente desarrolla eu su clásica obra Facticidad y validez

2" sigue en

algunos aspectos el trabajo previ o de H. Arendt24 sobre todo en aquellodei poder comunicativo (que asumiremos en profundidad en nllestraexposición, modificándola). Es quizá lo más elaborado en política dis-cursiva en la segunda parte dei sigla xx en-filosofía política eurapea. EneI nivel normativo de los principios su aporte es insustituible, y lo ten-dremos siempre en cuenta. Pero, como en todos los casos anteriores, lafalacia rcductiva se hace masiv:1mente presente en un formalismo cohe-rente, y por ello sumamente unilateral. EI ]. Habermas que en su juven-rud, hasta 1970 aproximadamente, se refería a Marx, Freud, Nietzscheen la Escuela de Frankfurt, da: el giro pragmático (un giro Iil1güísticode segundo grado), tan útil en política --porque la política nunca dciade ser retórica-, pel'o con ello tiene dificultad se reintegrar la esferamaterial (en especial la economía y e! psicoanálisis) c, inevitablemente,caerá en política en un nuevo reductivismo formalista, ahora racionaldiscursivo, observando las condiciones formales o procedimentales nor-mativas.de la legitimidad política (aspecto que es necesario), pero nosabiendo C61)10 integrarlo en la esfera material (he dicho, principalmen-te económica), y por ello, de crítico en su juventud de! capitalismo porser miembro de la Escuela de Frankfurt, pasa a una cierta ccguera de laeuestión económica. Su tímida crítica ai liberalismo, desde un republi-canismo social-demócrata, ciertamente más relevante para una filosofíapolítica postcolonial que la de los]. Rawls, R. Nozick, etc., no deja deinc1inarse por un legitimis1l10 abstracto, que no considera los condicio-namientos centro-periferia (el problema colonial de las mctrópolis eu-rapeas), capital-trabajo (habicndo abandonado definitivamente las crí-ticas todavía vigentes de K. Marx), la dominación cultural eurocénuica(y hoy americano-céntrica)-estudiad:1s por la sociología- sobre lasculturas «primitivas» objeto de la antropología cultural. Todo dlo haceque la política de Habermas consista só!o en IIna filosofía dei derccho(porque su formalismo le impide analizar otra dimensióll de lo políti-co); le falta una clara descripción dei poder político, deI Estado, de lasinstituciones en general, y, cuando habla de los principios normativossólo puede hacerlo dei principio de legitimidad o dei derecho -comoigualmente queda atrapado en su formalismo K.-O. Apel cuando hacealgunas incursiones en la aplicación de los principios democráticos odeI derecho25•

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DESPLlEGlJE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLiTICO

Además, una estrecha concepción de la argumentación, que pare-ciera ser exclusiva. y explícitarnente según una racionalidad de tipo es-tándar (entendiendo por dlo la propia de la episternología, la lógica ode la filosofía), quita la posibilidad política de dar razones, en las teatra-lizaciones populares, música folklórica o popular, cuentos, narrativasmíticas, expresiones estéticas de todo tipo, que supondría entrar en otrohorizonte argumentativ02ó• EI imaginaria popular (referencia necesariade las propuestas políticas, de los grupos, partidos o -elites, y hasta lí-deres políticos) siempre está vigente en 'la opinión pública y en la for-mación deI juicio práctico de la comunidad política (aun de los Estadosmás desarrolIados técnicamente, como Estado Unidos27); por lo que laargumentación simbólica, mítica, sigue teniendo un papel fundamentalen política. Un cierto racionalismo abstracto disminuye la capacidad decomprensión de lo que sea la argumentación política.

2.6. La política sólo como el espacio de negociación de acuerdospara resolver cOl/tIictas

[245] Siendo el campo político algo mu)' diverso que el campo estraté-gico-militar, donde el enemigo absoluto debe ser derrotado, aun física-mente, donde un cierto horizonte de «fraternidad» da lugar a la «ene-mistad» deI anrâgonista polític028, la política pareci era ser, exactamente,eI procedirniento por eI cuaI los rniembros de una comunidad políticalogren razonables acuerdos a los conflictos que se establezcan entre laspartes.

De esta manera, el lIamado realismo político, expresión ciertamenteambigua29, se presenta como la esencia de lo político, ante posicionesidealistas o de principios que suponen que la virtud o la buena inten-ción deberían regular la posibilidad de los acuerdos. EI realista es elque, teniendo como he indicado "Ias manos libres de los principias»-como expresaba Rosa Luxemburg-, puede con mayor facilidad y-amplitud Ilegal' a positivas negociaciones que dejen saldadas de algunamanera los intereses de las partes. EI mejor político lograría consensosmayores, negociaciones exitosas de conflictos políticos a veces de granimportancia.

Esto es un hecho, y nadie puede negarIo; es necesario que los con-flictos lleguen a positivas negociaciones para crear paz social y gober-nabilidad política. Pero esro no es suficiente. Porque las preguntas queinl11ediat::unentesurgtn son como algunas de las siguientes: 2Cuáles sonlos tipos de conflictos que pueden presentarse? ,Son sólo conflictos po-líticos o son conflictos sociales que penetran reivindicativos y agresivosen cI campo político? ,Cuáles son los criterios de la negociación de losconflictos? ,Todos los conflictos son negociables o los hay que son in-negociables? ,Cómo se confrontan los conflictos innegociables en unapolítica a largo plazo? 2Los co,nflictos innegociables no son políticos?

Estas preguntas, y muchas otr~s, serán contestadas en la parte Críti-ca de esta Política de la Liberación. £n esta Arquitectónica iremos descri-

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I I J. EL PODER POLíTICO EN LA MODERNIDAD

biendo las categorías, los niveles, las esferas, etc., que nos permitan en-tender en una complejidad suficiente el orden político vigente, poniendoentre paréntesis la existencia de conflictos. Esta parte, de alguna maneraabstracta y prapedéutica, aparecerá ai lector como demasiado pacífica,sin contradicciones, sin tensiones. Será así para seguir aque! enunciadometódico de «ascender de lo abstracto a lo concreto» de K. Marx. Cuan-do hayamos descrito mínima pero suficientemente el orden político vi-gente, en la Critica (eI siguiente volumen), abordaremos, en un nivel másconcreto, complejo, las contradicciones fundamentales, que nos permi-tirán encontrar el fundamento ético-metafísico (más que ontológico30)de todos los conflictos parciales, en el campo, los sistemas, los niveles,las esferas, etc., políticas. Desde la «fuente metafísica» o «ética» de lasvíctimas, oprimidas o excluidas, tendremos la razón fundamental de to-dos los conflictos deI orden político vigente. Los conflictos, entonces,no «aparecen» en e! horizonte fenoménico, superficial, fenomenológico,como acontecimientos inexplicables, infundados. Hay conflictos inevi-tables, fundados, necesarios; y cuanto más estructurales y profundos sonmás innegociables. Es decir, los conflictos estructurales son aquellos queexigen transformaciones del orden institucional. Cuando Miguel Hidal-go se levanta con su ejército de indígenas, campesinos y criollos decidi-dos a aIcanzar la independencia de los espafioles que ostentaban e! poderen México y desde la Península en 1810, creaba un conflicto, que en elmismo orden político vigente era innegociable. La negociación o la solu-ción de! conflicto acontecerá, de manera ambigua, en 1821. DerrotadosHidalgo y los espafioles, triunfará una clase hegemónica, los criollosmexicanos, que en 1810 habían sido vencidos, y que vencieron por Sllparte a Hidalgo, y lograron el acuerdo con los espafioles conservadores,contra los liberales de las Cortes de Cádiz. La solución dei conflicto tuvouna negociación inesperada, insospechada en 1810, pero se trató de unconflicto innegociable con e! antiguo régimen coloniall ya que supuso laindependencia. Fue un conflicto innegociable cuya solución requirió e!pasaje dialéctico a otro orden, porque de querer resolve rio en el ordencolonial hubiera seguido siendo un conflicto innegociable. La liberaciónfue la condición de posibilidad de la superación deI conflicto, aItriunfaruna de las partes y ser derrotadas la otra.

Lo importante de! caso no es tanto enunciar que la esencia de lapolítica es la negociación o solución consensual de los conflictos, sinode estudiar sus causas, el tipo de conflictos, la manera de sus soluciones,todo lo cual depende deI análisis que realizaremos de la compleja estruc-tura de la existencÍa política.

Pero, además, y es esencial igualmente, hay principios normativosque iluminan por dentro, y que son las condiciones constirutivas de lassoluciones a los conflictos. Dichos principios políticos normarivos3\ im-plícitos, son los que permiten discernir sobre las causas, los tipos deestructura y de soluciones de los conflictos. Sin dichos principios nor-mativos el realista (como el cínico o el que ejerce e! poder fetichizado)puede solucionar algunos casos concretos, pera cuando la complejidad

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aumenta, y en e! mediado y largo plazo, comete neces:lriaIl1ente contra-dicciones -o debe ejercer un poder cada vez más despótico, cavando süpropia fosa.

EI realismo crítico de! político con capacidad estratégica, que le per-mite la eficacia también administrativa, debe alcanzar gran profesiona-lismo en su acción táctica (no renida con la militancia responsabJe ycoherente), prudente manejo de las instituciones, ateniéndose a princi-pios (tal como los describiremos), no exento de obligaciones que pueden!levario a transformaciones parciales o radicales (inclusive :1revolucionespolíticas, cuando las circunstancias excepciones lo ameritaren).

Ciertamente la política negociá soluciones a conl1ictos, pero lejos deser la determinación esencial de la política es una medi:lción para cum-plir con Ja racionalidad de la acción hegemónica, con las institucionespolíticas y los principios, todo lo cual habrá que deconstruirlo desdelos conflictos, frecuentemente innegociables, que el proceso históricópresenra.

i.7. La política como supraestructura de lo económico

Ésta es una de las tesis más conocidas, y que Ernesto Laclau ha sabidocriticar adecuadamente. Un cierto marxismo estándar, que comprendiómal a las <<Ieyesde la economía» como «Ieyes físico-naturales», !levó apensar que de manera necesaria la historia superaría el capitalismo e ins-taurarÍa e! socialismo. {Para qué entonces la acción política si el triunfoestaba ya garantizado, como que e! sol sale cada manan:1? Los social de-mócratas alemanes, como e! «traidor Berstein» por ejemplo, intentaronmostrar que el campo político no era e! campo económico, y que noera de ninguna manera ineluctable e! triunfo político dei socialismo. Sintal triunfo la revolución anticapitalista era imposible. Esta posición fuerechazada por «revisionista», «reformista», etcétera.

EI economicismo ingenuo y metafísico negó la posibilidad de lapolítica. La política era una instancia supra-estructural secundaria. Eranecesario usar la política para aumentar las contradicciones dei capita-lismo, ya que cuanto más pronto llegara la «etapa» capitalista a su cul.'minación se podrÍa pasar necesariamente ai socialismo. EI economicistaera antipolítico. Y lo era a tal grado que, cuando hubieron realiz:ldo bsrevoJuciones socialistas, desde 1917, como era nccesario instaurar unifplanificación lo más completa posible (hasta eliminar el mercado) de la,economía y la sociedad (ideal moderno y cartesiano llevado aI paroxis-mo de lo cómico), la política se tr:.lIlsformó en la administración total dela comunidad social. No sólo desaparecieron los partidos políticos, sinoque fueron eliminados los proyectos políticos antagónicos. La hegemo~nÍa fue reemplazada por el pensamienta único de! comité central (cuyo«centralismo democrático» tenía todo de centralismo y nada de demo-crático). EI campo político fue aniquilado, y con eUo lo político. Estadio resultados durante cuarenta anos, pero en 1960 aproximadamentecomenzó a manifestarse el anquilosamiento, el retraso, la imposibilidad

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~ 13. EL PODER POLiTICO EN LA MODERNIDAD

de avance tecnológico. La falta de libertad política y democracia (00 ha-bJamos de la democracia liberaP2) produjo un burocratismo igualitaristaque enajenó incluso la producción tecnológica, momenta determinantede Ia producción econômica. EI socialismo real es la prueba, el1 con-trario, de la necesid:lJ de la autonolllÍa relativa de! campo político y laexigencia deI respero de la libertad democrática para que la Icgitilllidadtenga posibilidades de establecer un régimen con gobernabilidad en eIlargo plazo .

EI economismo anti-político es una experiencia a no olvidar. L:I his-taria es «maestra de b vida», y setenta aflos son pocos para aprendergrandes verdades, si es que la izquierda puede aprender.

La política no es ninguna supraestructura. La política se juega en uocampo de 'r.elativa autonomía, propio, insustiruible, sin última inst,lII-cia. La vida humana es la sola última instancia de rodas las instancias ocampos. EI campo económico es un campo material que hay que saberarticular, en mutua determinación con eI campo político, campo (ar-maI (aI menos en la esfera de la Iegitimidad, pera teniendo intervenciónigu:llmente en los campos materiales y de (actibilidad, como veremosJ1).

Propugnamos entonces !J 3rticuJación compleja en la que cada campo oinstancia determina a los otros a partir de su propia naruraleza. La esfer:lmaterial deI campo y los sistemas económicos detcrminan el campo y sis-temas políticos, no como última instancia sino como instancia materialo de contenido. EI campo y los sistemas políticos por su parte determi-nan aI campo y los sistemas económicos, en su (ormalidad, otorgándolelegitimidad; en SU colltellido, permitiendo su manejo gobern3ble (en larepraducción de! c3pital en eI corto pIazo o de un trans-capitalismo, porejemplo), en su (actibilidad, haciendo posible eI desarro!lo económico (eigualmente ecológico, cultural, etc.). Mutua determinación determinan-te determinada.

2.8. La política como cOll1pletamenteindependielitedeI campo económico

La posición liberal, por el contrario, podría ser juzgada como de unpoliticismo ingenuo en relación ai campo economico. Decretando unatotal independencia de uno con respecro ai otro, eI liberalismo cae enotro economicismo allti-político por exceso. El campo y los sistemaseconómicos ticnen sus leye!>,y «meter mano» (fuera de la mano smithia-na dei dios neoesroico o cristiano) en e! mercado es destruirlo. Toda in-tervención política en eI campo econômico desarticula el complejo, sutily frágil equilibro espondneo dei mercado. Si en eJ socialismo real hayun anti.politicismo que le asigna a la política un papel administrativo(aunque el Estado planificador es un «Estado máximo», completamenteanti-anarquista), en e1liberalismo, y más cn e! neoliberalismo, e! anti-po-liticismo le asigna a la política el papel de guardián y protector accesorioy secunda rio de! mercado, con la concepción de un «Estado mínimo»,siendo, paradójicamente, un anarquismo de derecha.

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DESPLlEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLITICO

Desde J. Locke, A. Smith, J. Rawls o F. Hayek (guardando las distan-cias) se tiene extremada confianza, optimismo, en las virtudes naturalesde! mercado, que tiende ai equilibrio y que evita las injusticias que la in-tervención explícita política en él produce en mayor medida que dejal1-do dicho mercado moverse por sus leyes propias. En el socialismo real lapolítica es administración de la planificación perfecta; en e1liberalismola política es cuidado para permitir el funcionamiento de la relojcría dclmcrcado económico de compctencia perfccta. Ambos dcstruyen la polí-tica; ambos son economicistas34• •

No es que haya prioridacl.de la libertad (primer principio rawlsiano)sobre la justicia (e1segundo principio socio-económico), o vicevcrsa. Lalibertad, la autonomía, la participación simétrica dei afectado es esencialpara e! campo político en su a~peeto de legitimidad. La justicia eco-nómica en la reprodu.cción de la vida de los ciudadanos es igualmenteesencial. No es cuestión ni de prioridades ni de últimas insrancias. Esnecesario articularias en la distinción y la complejidad, sÍn dejar ningunade las instancias en la oscuridad.

2.9. La política como la relBrencia exclusiva ai Estado (como «tomadei poder» o como lucha por la disolución dei Estado

Identificar la políticacon e! Estado fue la postura criticada por M. Fou-cault, que mostró que eI poder se ejerce diseminadamente en el cuer-po político en muchos niveles, en miC(o~instituciones que disciplinanel cuerpo oprimido: la cárcel panóptica, el psiquiátrico, la escuela, etc.Paradójicamente concuerda con la posición de A. Gramsci, ya que igual-mente incluye en e! Estado ampliado o la sociedad civil todas esas mi-cro-instituciones consideradas políticas. La falacia reduccionista se haríanuevamente presente si se postulara que el poder se ejerce sólo en esasmicro-instituciones de la dominaCÍón y no en eI Estado. EI marxismoestándar (en especial e! francés) caía en una concepción de la política enla que e! Estado era e! centro de la estrategia. De allí la necesidad, y finúltimo, de la «toma dei poder del Estado». Contra esta posición nació lapolítica anarquista:

EIpensamiento anarquista (...) es bi-polar. Tiene (...) como centro a la realidadempírica, pera ésta-no es ya una realidad precaria e institucional en el sentidoconservador, sÍno'UlJa rcalidad material de trabajo para la satisfacción de lasneccsidades sojuzgada por el sistema institucional, en particular cl sistema depropiedad y el Estado.H•

Este tipo de reduccionismo, a) de la derecha conservadora (que de-clara las instituciones vigentes intocables, perennes), b) de la izquierdaestatista (que fue quizá una veta leninista ambigua, que declara las insti-tuciones como inevitables instrumentos políticos de dominación, como••dominación» justificada en tanto «dictadura dei proletariado»), o c) dela izquierda extrema o de! idealismo ético-anarquizante (que concibe

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\ /3. EL PODER POLITICO EN LA MODERNIDAD

toda institución como opresión, y la política consistiría en su aniquila-ción), ronda en torno a una teoría de la institución.

La política no es sólo acción estratégica, es también constitución deestructuras institucionales36• Es tan reductiva la concepción de la políticaque declara no transformables a las instituciones como eI que las concibeúnicamente como instancias de opresión. Una visión más compleja, ne-cesaria y suficiente de la institución nos permitirá sortear las posicionesunilaterales de muchas teorías políticas.

Ante los anarquistas deberemos desarrollar el concepto de postula-dos (lógicamente posibles, aunque empíricamente imposibles), que per-miten descubrir ei senrido de criterios de orientación. La disolución deiEstado es un postulad03?, útil y necesario, pera no suficiente. Tomado ala letra como un objetivo estratégico es irracional y políticamente impo-sible. Escribe Bakunin:

No vaciloen decir que el Estado es el mal, un mal histórico necesario, ran ne-cesarioen el pasado como será, tarde o temprano, S11 extinción completa, tannecesariocomo ha sido la bestialidad primitiva y las divagaciones teológicasdelos hombres. EI Estado no es la sociedad, no es más que una de sus formas his-tóricastan brutal como abstracta.18.

Esta negación de las instituciones como e1 «ma!», significa caer enlo que F. Hinke!ammert denomina una «ilusión trascendenta!»: intentarrealizar lo empíricamente imposible por la razón de ser lógica, ética oidealmente pensable, posible.

Ante los conservadores, admitiremos la necesidad de las institucio-nes (desde motivaciones materiales, formales o de factibilidad), perodemostraremos la necesidad de su transformación en el momento de suagotamiento entrópic039•

Ante el marxismo estándar que habla de la «toma deI poder», analiza-remos una descripción dei poder y dei Estado que mostrará e1sinsentidode esa fórmula: el poder '<DO se toma», y e1Estado hay que reconstituirIoen una política de liberación y no simplemente «usarIo» como un instru-mento de dominación (aun contra [as clases y los grupos de! «antiguorégimen»). Es una visión instrumentalista que aunque anti-anarquistaguarda demasiadas semejanzas en su concepción de la institución política.

Para los conservadores esta Política de la Liberación se asemejará aianarquismo; para los anarquismos ai conservadurismo reformista. No esuna ni orra cosa, sino, nuevamente, algo mucho más complejo y mutua-mente determinante en Sll complementariedad dialéctica.

2.10. El comunitaris11lOdei republicanismo conservador

Hay un cierto republicanismo conservador que exalta la importancia dela comunidad, de los derechos de1 pueblo, que desconfia de la represen-tación, de! Estado, de las instituciones intervencionista~ liberales en lavida dei grupo. Sin embargo, contaminados por ciertos presupuestos ca-pitalistas, se admite este sistema económico comocasi-natural. Además

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se tiene sólo una experiencia metropolitana (no colonial o periférica).Un J. J. Rousseau puede inspirar ese movimiento que habla de «sobera-nía popular>' (como J. Habermas). Otra vertiente apoya un anti-estatis-mo en cuanto a la disminución dei pago de impuestos, de contribucionespara cl fortalecimiento dei Estado benefactor, que es visto como la am-pliación de una supra-estructura que debilita la vida comunitaria de labase, que empobrece a los ciudadanos con tanta burocracia, programassocíales inútiles que producen clientelismo. Piensan que a los pobresse los ayuda gracias a la potenciación global dei capital de una nacióncreando nuevos empleos para todos. Todo lo cual se presenta como un«conservadurismo compasivo».

Ese republicanismo se ha tornado francamente conservador, social-demócrata o meramente eurocéntrico (americano-céntrico) y usa sus ar-gumentos para desacreditar mov'imientos políticos que también partende la co1nrmidad, pero ai situarse en la periferia postcolonial adquierentintes populares, indigenistas, anti capitalistas, de liberación, y entoncesson rechazados por «populistas», neonacionalistas, etcétera.

2.11. La política sólo como la afirmación o como la absoluta Ilegaciónde principias normativos

Otra faJacia reductivista se cUl11ple en dos posiciones extremadamenteopuestas. Una, como la de K.-O. Apel, que da exclusiva il11portancia ala cuestión de los principios normativos (morales, y su aplicación enla política), siendo atacados de principialista o fundacionalista (por supretensión de intentar una fundamentación de los principios) -posi-ción con diferencias que defiende J. Habermas-. Otra, por eI contrario,como la de un R. Rorty o un E. Laclau (hace afios), niegan que puedanhaber principios normativos en política, o que éstos consisten en regiasprocedimentales ai que la normatividad no agrega ninguna cualidad deimportancia (Bobbio). De hecho, todos dlos se inclinan de tal mane-ra hacia una de las tesis extremas que nuevamente afirman una ci~rtafalacia reduccionista. Habrá que dar importancia a los principios sinexclusivismos; descubrir su aspecto normativo sin descuidar su procedi-mentalidad constitutiva.

Hay l11uchas otras falacias reductivistas, pera cem las indicadas que-da sugerida la cuestión dei intento de muchos pensadores de reducir lopolítico, la política a alguna de sus dimensiones, cayendo así en unila-teralismos contradictorios. La cuestión, una vez más, sería esrudiar lacomplejidad de lo político y las mtHuas relaciones co-constitllyentes. Asíla necesidad de los principios normativos puede articularse a la contin-gente incertidumbre de la acción político-estratégica y a la necesidadde las instituciones (y también la necesidad de su transformación en eImomento debido), mostrando la estructura compleja y mutua ç1etermi-nación de los tres niveles: acciones, instituciones y principios. Este seránucstro intento. Observar cómo los principios inspiran las acciones einstituciones, sin quitarles lo de contingente mente creativo d~ las ac-

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ft í I J. EL PODER POLITICO EN LA MODERNIDAD

ciones y la permanencia y gobernabilidad que permiten las segundas"Mutua determinación sin última instancia.

3. Complejidad arquitectónica necesaria, mínima y suficiente

[246] Deseamos poner sobre la mesa, claramente, la categorÍ3s para ar-mar el «rompecabezas» en cl que va a consistir esta Arquitectóllica. Lapolítica de la Liberación tiene la pretensión de tratar un número suh-ciente de temas, aquellos que sean m:1S pertinentes para iluminar a lospolíticos profesionales, a los ciudad:mos en sus luchas cotidianas, :. tnúltimo término, para entablar -si se logra- un debate entre los (ole-gas especializados en filosofia política. Era necesario para ello poderefectuar un recorrido de las categoríasnecesarias,las mínimas posibles,pero, ~~~~9 __tj.e,mp_~,--'~"~_s~~.<::"~~~_tes_pMapoderc?rÍlpletar- C0l110 unmarco teonco ITIllllmO que âé una idea de la compleJldad de Ia filosotíapolítica. Muchos anos de estudios, meditaciones alejadas dei ruido delos debates públicos filosóficos, me hanpermitido madurar las siguiemcslíneas que presento para la.discusión, lo más amplia posible, para podermejorar de ahora en adel;n;te las hipótesis de trabajo que expongo.

3.1. El horizonte ontológico: el «orden político vigente»

Desde un punto de vista analítico y metódico, en aquello de que la <<lógi-ca de la exposición» no es idéntica a la «lógica de la explicación», deberédistinguir abstractamente ciertas categorías que, de hecho siempre, seencuentran integradas en la complejidad concreta.

En un sentido próximo aI heideggeriano, opino que la descripciónde lo que nos enfrenta (los «entes», los «fenómenos») se encuentransiempre formando parte de un todo, una totalidad, una referencia de "conjunt040• Por ello, en Ia política deberé ec11ãr-mãno's de categorías talescomo campo, sub-campos, sistemas, sub-sistemas, ámbito, etc., que danideâ de la totalidad dentro de la cual se encuentran los fenómenos quese analizan en cada caso.

Lo político, la vida política se da siempre en un mundo de sentidodonde todo cobra significado, valor. Las mediaCÍones que nos enfrentanson posibilidades que empu,fiamos desde un pasado recordado (la histo-ria, la tradición de un pueblo) desde donde se abren provectos futurosque permiten q~e nos enfrenten dichas posibilidades polít"icas. Lo cienoes que todos esos momentos constituyen siempre e inevitablemente UI1ordel1políti!:QYi.gr:..'l..f.!,dentro deI cu ai nos encontramos y dei que pode-mos contar para reproducirlo, repetirlo o innovarlo (hasta la revoluciónestructural incluida, que de todas maneras es de un orden vigente quepuede vari~r a atro en gran parte distinto). La Rusia zarista se transfor-mará en Ia Unión Soviética sin dcjar de ser, cn numerosos aspectos polí-ticos tr~diciol1alcs, lo que era antes. Modo que renace desde] 989. Aunlas más grandes revoluciones sou órdenes nucvos implantados sobre tra-diciones populares que cambian poco en los ciclos largos de la historia.

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DESPLIEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLíTICO

La vida política transcurre entonces en órdenes políticos de los cua-les parten todos los agentes e instituciones, y con los que e! filósofo debesiempre contar como punto de partida. EI concepto de potentia indicaráe! nuevo nombre de una concepción positiva, ontológica y última rde-rencia de la política (y deI campo político como tal). Es e! fundamento,e! ser de lo político, lo oculto por exce!encia.

EI «acontecimiento" fundacional41 quiere sugerir el momento en quese origina un orden político que !legará a ser e! vigente tiempo después.El nuevo orden fenoménico.

Toda laArquitectónica intentará mostrar los momentos estrueturalesmínimos, pero suficientes, de todo orden político posiblê; que aparecerácomo todo el ámbito de la potestas. . . ...

3.2. La segunda categoría: de la Arquitectónica a.la Crítica,de la Totalidad a la Alteridad

Dado un «orden político vigente», analizado metódicamente en abstrac-to como totalidad, observaremos de inmediato que, en realidad, nuncapuede cerrarse completamente como totalidad. Toda totalidad es irÍãêã-:'bada. Pero además tiene inevita.bleaêctos11e-gat~os~-;1--ercõrro, media:no o largo plazo. Partir desde sus efectos negativos, de aquellos dorrú- 'nados y excluidos que no tienen parte en el «orden vigente» lanza todoun proceso de lucha por e! cumplimiento de las reivindicaciones que losgrupos excluidos exigen.

Desde la alteridad o exteriQridad dei sistema, deI «orden vigente» seorigina un movimiepto crítico que il'laugura propiamente la política dela liberación, que es el objeto de esta obra. En realidad la Arquitectónicaha sido como una parte propedéutica. EI tema que nos interesa se iniciaen los n 30 y siguientes de! próximo volumen. EI puebl042 se trans-formará, más que la m.era comunidad política, en e! actor de! procesocrítico de una política de la liberación.

Ese será e! momento de explicar en qué consiste el método analécti-co desde la lógica analógica. Subsume a la dialéctica y opino que la supe-ra, no es totalizada (p.uramente ontológica) ni equívoca (como Lévinas),sino que se abre a un ámbito, 'donde la hiper-potelltia re!anza el procesopolítico hacia Im actos políticos anti-hegemónicos y que transforman lasinstituciones. El «acontecimiento creadop, (m,ís aliá dei mero «aconte-cimiento» fundacional de A. Badiou) supera el orden vigente y abre e!camino hacia e! nuevo orden futuro.

3.3. Los tres niveles de lo político: la acción estratégica (A),las instituciones (B) y los principias implícitos (C)

Tanto e! orden ontológico vigente (de la Arquitectónica) como e! nuevoorden que se abre desde la Alteridad (que se tratará en la Crítica), tieneniveles que deseamos ahora indicar.

En nuestro debate con K.-O. Ape! se nos fueron imponiendo cier-

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9 I). EL PODtR POLíTICO EN LA MODERNIDAD

toS niveles necesarios analític'}mente para organizar la estructura de lapolíticá. Apel propone en su Etica discursiva una «parte A» y «B". En la«parte A" (Teil A) se encuentra el principio discursivo, y en él se tratasu fundamentación en eI nivel trascendental o universal. La «parte B» ese! momento de los otros principios subalternos, de la aplicación de losprincipias a la economía, la política, etc.; es e! momento hermenéurico,de las mediaciones. Si generalizamos esta división de un «nível A" )' enotro "B", puede rápidamente comprenderse que todos los principios semueven dentro de! primero de dichos niveles (A) y se aplican en el se-gl,lndo (B).

Sin embargo, Apel no ha imaginado siquiera un "nivel C' (porque leinteresa solamente la «fundamentación" de los principios o su primera«aplicación", pero no el desarrollo suficiente de una ética completa, ymucho menos de una política), que debería incluir e! nivel de las accio-nes y de las instituciones políticas concretas, empíricas, actualidad de!proceso estratégico de la razón política. Por ejemplo, el «<lctopolíricoque estab-Iece la hegemonía» no se sitúa en un "nive! B" de la política,ya que no se trata de las mediaciones "particulares» (la «particularid:ld"[Besonderheit] hegeliana), sino de la «singularidad" (Enzelheit) -eI he-cho incierto de ser «único» o con unidad numérica-, tratándose asínecesaria y sistemáticamente de otro nivel (por ello exige otra denomi-nación en la política).

lohn Rawls43 senala tres niveles en el mismo orden que Ape! (porinspirarse igualmente en Kant): a) los principios, b) las instituciones yc) los fines de la acción. Nosotros, por razones de método, invertiremosla exposición y llamaremos <<nivelA» a la «parte" inexistente en Apelotercera parte de Rawls. «Nivel B" a la parte de igual nombre. Y «nivelC» a la "parte A" de Ape! y primera parte de Rawl~. No nos interesapor motivos racionalistas apoyar las posiciones fundacionalistas, prin-cipialista$ o neokantianas; nos interesan los principias por exigenciaspolíticas de lucha contra la corrupción, y por el deterioro dei <<llobleofi-cio de la política» -como diría un político mexicano-o Los principiasimplícitos animan a los niveles A y B, y por e!lo se exponen aI final. Losnuevos movimientos sociales coordinados en e! Foro Social Mundial.por ejemplo, si «entran" en la política, lo harán si captan la honestidacÍde los principias normativos y si se redefine el sentido deI ejercicio de!poder político. De lo contrario la "sucia» política seguirá contando cone] concurso de los corruptos, inescrupulosos, hipócritas, cínicos ... perono con líderes saci ales que pueden lIegar a ser igualmente líderes polí-ticos (como el dirigente de los cocaleros boliviano que ha llegado a lapresidencia dei Estado de su país).

Los principios de los que hablamos (nivel C) son l'!i~~!ri.<?~.RºJi!içºsn.9rmativo~ implícitos (como lo explica R. Brandom44), que de hecholos políticos nunca explicitan, aunque los grandes y honestos políticos(como Emiliano Zapata, por ejemplo) lo practican de hecho.

Es decir, en esta obra, "ascenderemos de lo abstracto a lo concre-to» (como nos recomendaba Marx teórica o dialécticamente), ya que de

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DESPLIEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLíTICO

alguna manera la acción política es más abstracta y simple que las insti-tllciones, que son más complejas y que, además presuponen a la acciónestratégica que las funda, las alienta o destruye por dentro.

3.4. Las tres esferas de los niveles B y C: lo material,lo formal y la factibilidad

[247) Hemos dicho que la política se despliega en un campo propio,como todas las demás actividades humanas. Los m:ís variados camposno sun totalmente independi entes, sino que se crUZaiI, se detenninanmutuamente -la palabra inglesa ouerlapping deja entender bien eI con-cepto-. Hay entonces cruce de campos con campos; de campos consistemas; de sistemas con sistemas, etc. La complejidad queda siempreabierta a la aparición de nuevos campos o sistemas, a la desapariciónde alguno, a la mutua determinación (nunca absoluta) que cambia en eltiempo y en el espacio. Las esferas políticas son ámbitos de cruce entrecampos. Esto explica que tanto las instituciones como los principios nor-mativos de la política deban ser abordados teniendo en consideración aImenos tres esferas dentro de las cuales se entrecruzall con el campo y lossistemas políticos utros campos y sistemas que no son intrínsecamentepolíticos, pero que determinan muchos aspectos de IJ política, y, vice-versa, que la política influye en la realización de las acciones e institucio-nes de esos campos ecológico, económico, cultural, de! derecho, de laadministración, etcétera.

Hegel en su Rechtsphilosophie, cuando trata el tema de la «sociedadcivih>,divide su materia en tres esferas45: a) cl sistelna de las necesidades,que es la esfera material; b) e! sistema dei derecho,que es el nivel de lalegitimidad, de lo formal de la política; y c) las corporaciones y la poli-cía, en las que consiste la esfera de la factiblidad estratégica.

Para superar el economicismo deI socialismo real (anti-anarquista) ye! economicismo de! liberalismo y neoliberalismo (anarquismo de dere-cha), pero igualmente e! politicismo de algunos (E. Laclau, J. Ranciere,

, etc.), es necesario, como ya lo hemos en demasía indicado, articular la" complejidad de la mutua determinación sin última instancia. o

--Eífõrmãlíi;mó -regallstal<an-tlãno-oerTe-gitrmlst~ -rieokantiano sonotras reducciones que intentan definir la política desde la esfera dei sis-tema, las instituciones y acciones (como la actividad de los jueces) deiderecho, y e! legal monopolio de la coacción de! Estado. La esencia de lapolítica scría instaurar un «estado de derecho». Contra este form:1lismovado se levanta C. Schmitt y con razón. ,

. M,ís criticable e5 eI puro procedimentalismo (que p.e. podría enun-ciarse: «La democracia es un conjunto de procedimientos para alcanzaracuerdos negociables», que un N. Bobbio tiende a proponer), más va-do aún que e! mismo neokantismo. Lo que se aprende de ellos cs que,efectivamente, el momento procedimental (y normativo) es una deter-minación cscncial por excelencia de lo político, esfera fund:1mental quetendremos muy en cuenta sin caer cn legalismos.

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r-!I \ 1 J EL PODER POLíTICO EN LA MODERNIDAD

De la misma manera el cinismo deI realismo político puramente fac-tibilista, mal lIamado «maquiavélico» (cn donde los medi os dei éxitojustifican los fines) cuyo único criterio es la razón instrumental «<Loquepucde técnica mente hace.tse es posible, por lo tanto es político», tancriticado por M. Horkheimcr), es atro ejemplo de la importancia dela eficiencia en política pero dentro dei horizonte posibilitado por lasesferas material y de legitimación. La pura factibilidad no es politica-mente efic:1z el1 cl largo plazo, ni tampoco la pura gobernahilidad sincOl1tenidos.

3.5. ArmaI/do el rompecabeza

[248) Como se ha visto se intenta superar numerosas unilateralidades,falacias reductivistas, que afirman un término de la re!aciól1 dialéctica ynieg:'11los otros. Es necesario retener c! qrJiasmo tan apreciado por Mer-lC.f]u-Ponty:lo material y lo formal, lo material-formal y la factibilidad; la'acción y la institución (c! dilema anarquista y conservador), )' la acción-institución y los principios; afirmando la univers.11idad de los principiosy la contingencia de la incertidumbre de las decisiones, etc. NuestraPolÍ-tica de la Liberaciól/ deber~ como el artista dei circo (en equilibrio sobreuna fina cuerda) o el andinista en el filo de las montafías (sin caer en nin-guna de las àQs lader.as) mant~rl(~rse,_~_n.J.,:!_a!Ji~~I<lSiQ~l,dialé~tica _de losopt!.~to~par,<l al~a.!1:tar1I!l3rica diversidadque supera 10,5blsos dilemasreductivistas. Complejidad de las determinaciooes necesarias, mínimas ysufiCie'iites-p:1ra una política desde la periferia mundial.

3.5.1. L~Arquitect61/ica

En este volumen, que corresponde a la categoría abstracta de <Tot:l1i-dad»,.trararemos la eStructura mínima de un orden político vigente,esbozando los tres niveles de la complejidad de lo político en su positi-vidad COllstructiva inicial, como lo hiciera a su manera John Rawls enla Teoría de la justicia. Para cumplir con dicha exposición se divide lamateria en tres partes, con una breve introducción (fundamental paratodo e! desarrollo posterior)

En la II/troducción analizamos cl concepto de poder, que es eI hiloconductor de toda la filosofía política. Las categorías de pote/ztia (elpoder de la cOlllunidad eu st) y la potestas (el poder delegado ejercidopor las acciones o en las instituciones) expresan la disyunción que sedesplegará co toda la política. Se trata de las categorías generadorasprimeras, como las de trabajo vivo y trabajo objetivado en la económieade K. Marx (aun anterior aI valor de uso y valor de cambio, segundadisyunción categorial).

En el capítulo 1, desde e! 5 16, analizaremos eJ primcr nivel (A) yaindicado, dentro dei campo político, que consiste en los diversos mo-mentos de la acción estratégico-política propiamente dicha, en su aspec-to concreto, complejo. EI poder político comienza su despliegue en este

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DESPLlEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLíTICO

nível que para la tradición, y par~ muchos filósofos contemporáneos,constituye el tema exclusivo de la política.

En el capítulo 2, desde el S 20, se expondrá'el segundo nível (B), el delas instituciones políticas, límites o marcos que delimitan funcionalmen-te la acción política dentro dei indicado campo político, constituyendolas mediaciones sistémico-funcionales en sus diversas esferas. Es aquídonde deberemos abordar Ias tres esferas o tipos de instiruciones: Iasmateriales, de legitimación y de factibilidad o eficiencia administrativa.Es un capítulo mayor, porque tanto la creación de nuevas institucionescomo su transformación (parcial o revolucionaria) atane muy inmediata-mente aI que ejerce delegadamente el poder. El tema de la fetichizaciónes central en este nivelo

En el capítulo 3, desde el S 24, trataremos el tercer nivel (C) de losprincipias implícitos en los dos niveles antes enunciados, que consÍstenen ser los límites, marcos o fronteras dei campo político como tal, pera,y principalmente, son el impulso intrínseco normativo de la acción po-lítica y de las instituciones en sus esferas codeterminantes, es decir, sonprincipios políticos implícitos y decisivos de toda política porque moti-van, aseguran y estabilizan aI poder en sus componentes esenciales, lomismo en la acción política que en las instituciones por dentro.

Contra la posición moralizante que habla de ética y política, o de losque ensenan que la política es puramente procedimental, eficiente y sinprincipias (ni normativos ni estratégicos), defenderemos una posiciónsuí generis: la subsunción de los principias éticos en eI campo políticolos transforma en principios normativos políticos que, de no cumplirse,se destruye a la acción política y las instituciones, es decir, se fetichizael ejercicio deI poder, lo que conlleva la imposibilidad deI ejercicio ohe-diencial de la política, que es el único que cumple con las exigencias dela reproducción y desarrollo de la vida de los ciudadanos (material), conla legitimidad (formal) y con la eficiencia política que tiene en cuenta lasdos anteriores exigencias normativas (Ia razón estratégico-instrumentalpõlítica se integra igualmente a la normatividad de la «pretensión polí-tica de justicia»).

La reflexión sobre eI «orden político vigente» cierra esta Arquitec-tÓllica como fruto de la institución de una totalidad política legítima,verdadera, gobernable.

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\ 13. EL PODER POLíTICO EN LA MODERNIDAD

Esquema 13.01. ARTICULACIóNARQUITECTÓNICADELOSNIVELESA, BYC, CON SUSESFERASY PRINCIPIOS

DIFERENCIADOS.ELSILOGISMOPOLÍTICO

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AAclaraciones ai esquema. A: nivel de las acciones estratégicas. B: nivel de lasinstitucionesO mediaciones; BM: esfera material; BL: esfera de legitimidad for-mal; BF: esfera de factibilidad estratégica. C: nivel de los principios implícitos.eM: principio material; CL: principio formal democrático; CF: principio defactibilidad.

3.5.2. La Crítica

[249] En el siguiente volumen se estudia el tema más aliá de la categoríade totalidad. Allí se abrirá un nuevo discurso, crítico-deconstructivo, .gracias a la categoría de «alteridad,,46. Más aliá de toda totalidad consti- \';.-".tuida -por la praxis política y las instituciones estructuradas histórica-mente~, de todo «orden vigente» se encuentran siempre aquellos quesufren en su subjetividad corporal (material en cuanto relacionada a lavida) las injusticias, los «errares» deI orden vigente. Los efecros nega-tivos de un orden político son inevitables por la finitud de la acción ylas instituciones aur'!.COH las mejores «pretensiones políticas de justicia»,porque toda decisión, en todo nivel (en la praxis y en las instituciones),son inciertas, imposible de tener clarividencia absoluta, y, desde su fini-tud inevitable, los efectos negativos son igualmente inevitables. Dicenlos Proverbios: "El justo peca siete veces por día», y como es justo puedepermanecer en «pretensión política de justicia» corrigiendo sus errores.El injusto, en cambio, no comete ningún errar. Es decir, no tiene con-ciencia ni está dispuesto a aceptar que se le atribuya 'ningún error. En la

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-DESPLlEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLITICO

irresponsabilidad para con los efectos no intencionales negativos de susacciones estriba su injusticia. "

Siendo inevitables los efectos negativos dei orden vigente político, esapodíctico y universal que existen dichos efectos. L1amaremos vÍctimaspolíticas a los que los sufren. Desde Ia subjetividad negada, singular 9comunitaria de las víctimas surge el punto de apoyo de la crítica. Sedahora el pueblo (plebs) en sentido técnico: el bloque social de los opri-midos (de A. Gramsci) y exclui dos en el presente masivamente en clproceso de globalización.

Desde Ia categoría de alteridad (levinasiana redefinida), desde la ex-terioridad dei Otro, de la otra (la mujer oprimida y excluida), desde laraza no blanca, desde los obreros dei capitalismo, las colonias dei im-perialismo, los indígenas, etc., desarrollaremos el discurso crítico de 1'aPolítica de la Liberación de IT,anera sistemática. -

Ell b IlItroducciólI deconstruiremos el concepto de poder (potcntialpotestas) expuesto en la Arquitectónica desde la categorí.l de hiper-po-tentia que surge desde un pueblo que emerge desde eI seno de la tomu-nidad política -o desde su exterioridad analógica-. Son los nuevosmovimientos sociales, identidades colectivas con reivindicacion~£pro:pias que luchan porvivii;porp:liticipaÇcclIlcõristriíiieficazme'iite lásdin1ensioúcspólíricas dé sú exisrenciii comunitariâ e histórica.EI «acon-tecimiento» que crea un nuevo orderi esmás i:jüefüi-idãCiüllãT;es meta-físico, trascendental. Pablo de Tarso tiene que ver con esta segunda ma~nera de interpretar el «acontecimiento~ en e! Imperio romano -más aliáde Ja interpretación de A. Badiou, S. Zizek, G. Vatrimo o G. Agamben,entre otros.

En eI capítulo 4, desde el J 32, continuaremos el tema de los princi~pios implícitos, pero ahora críticos, desde la hipótesis de que e! comien-lO de! proceso de transformación (parcial o revolucionario según Iascircunstancias), de liberación depende en gran parte de una clara con-ciencia crítica normativa, donde el sujeto se transforma en actor gracias 'a principios políticos que obligan e! comprometer sus acciones a favordei pueblo, de los excluidos, deviniendo actor coIectivo en la coyunturapropicia. La praxis anti-dominadora hace entrar en crisis Ia hegemoníade! orden político vigente y desencadena e! proceso de liberacián políti-ca, en la construcción de nueva hegemonía.

En el capítulo 5 de Ia Crítica, desde eI J 36, que dice relación con dcapítulo 1 de la Arquitectónica, no trata la acción política estratégica enabstracto sino la praxis de Iiberación política bajo otros parámetros, losque constiruyen âTopri nlTdosy exdüidos .políticos como aetores anti-do-minadores que tienden a instaurar el nuevo ordeno Es la praxis creativa,innovadora, transf~rmadora (y, en los momentos límites, -põcãs- vecesâllràíi.te'-siglos~'revolucionaria): es eI motor de la historia, de su desa-rrollo, dei crecimiento de la humanidad. Estamos en el momento deI

fl. ----'.---con IctO.-- --En el capítulo 6, desde eI J 40, se pasa ai segundo nivelo Ahora no setrata de com prender el sentido de Ias instiruciones, ni su estructuración

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~ 13, EL PODER POLITICO EN LA MODERNIDAD

en sistemas materiales, formaIes o de factibilidad. Ahora se trata de la '. transformación de las instituciones y los sistemas que han ido envejecien- "do por una entropía inevitable en eI largo plalO.,Lo creado para respon-;-der a la reproduccián y crecimiento de la vida se han modificado'en fá-siles burocráticos que preservan los intereses de los funcionarios contralos ciudadanos. Deben cambiarse las instituciones en todos los sistemas,y por ello apàcece la 'Pertinencia de los postulados políticos, par~ evitarfalsas antinomias. Esh cuestión de la reforma o transformación' .

La conclusiones intentan reabrir el debateháclãTütUrãs"obras, anali-zando lo que pueda ser la «pretensión política crítica de justicia», de unajusticia no desde el çlrden, las estructuras, el sistema dei derecho vigente,sino una. justicia de los oprimidos y excluidos; de ilJs_t~~_£ol,_~~I:l.!'_'decumplimiento de las reivindicaciones de los movimientos popubres; dejusticia con respecto ai orden futuro: solidaridad más aliá de la fraterni-dad present~. .

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9 14. LA VOLUNTAD COMO FUNDAMENTO. LA POTENTIA Y LA POTEHAS

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chos otros, para después integraria a la corriente de la razón práctica, e!lógos praktikós, la lengua: Thot, la tradición más cognitiva, discursiva.

[251] La reflexión ontológica no se ocupa primeramente de los en-tes, de los objetos, de las cosas (que es lo meramente óntico), sino de!fundamento o de aquello que sustenta, que otorga eI ser, que abarca a laTotalidad de los entes como su ámbito propio. La pregunta ontológicaen nuestro tema se enuncia asÍ: 2Cuál es eI fundamento (Grund) de todolo que lIamamos político? 2Cuál es la última referencia irrebasable queexplica a la acción polírica, a las instituciones políticas y a los principiosimplícitos políticos? Esa última instancia puede alcanzarse ascendielldodialécticamente en la Totalidad compleja de los entes, mediaciones, mo-mentos políticos hasta el fundamento simple que los abarca y los funda;para después, por la vía descendente epistémica, explicar los momentosónticos de la políticaS?

Necesitamos un fundamento positivo último que nos permita descri-bir la_V:9Iunta4L~oâerl?õlltiCõerlsúseiitldÕ-fUerte, con pretensión deverdad y legitimidad, desde donde sea posible criticar las descripcionesdefectivas, reductivas de dicho poder. Sigamos el hilo de la cuestióncomenzando por Schopenhauer lIevados de la mano por la reflexión deMichel Henry, cuando escribe:

.~a voluntad. es eI «querer-vivir» de la vid~_.de I~ vidaJfu!!!~IJ~' La ) \, ->~.polltIca ronda Slempre eI tema dei poder. La esenCla deI poder es la i' (.i.-~oluntad, siendo que Ja E~!fc~_(J~J.?~L~t.?A~:J.ê vid~_-eomo afir- ,/ ~ •ma M. Hemy a partir de Schopenhauer-. En este punto, eI "primer»\,Schopenhauer, el maestro (que después se contradice), va más aliá que eI .discípulo (Nietzsche). Por nuestra parte queremos recuperar aquello de .'que más acá que la <<Voluntad de Poder» nietzscheana se da todavÍa una' . ,primigenia «Voluntad_A.~\t}y.i~. -y de la que la «Voluntad de Poder», ,~cuando se cierra sobre sÍ misma o domina aI otro, es una determinacióndefectiva: .

.\ Para Schopenhauer la Voll1ntad [...] designa la vida. Voluntad quiere decir vo-/< luntad de la vida para vivir [...] 2Qué significa querer-vivir? [... ] En la Voluntad,;:- {,:\ de Schopenhauer no es la voluntad el principio, el naturante, no es ella la que'.{Y . quiere, sino que es la vida. La vida es lo primera, que constituye la realidad, que

determina la acción [...] EI querer-vivir se quiere a sí mismo no en tanto querersino en tanto que vivir, él no desea nada fuera de la auto-afirmación de la vidaI...] En el querer-vivir schopenhaueriano lo que se quiere es la vida, lo que ellaquiere es la vida58•

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!r,rrIi,I1.;:to que la Voluntad (Wil/e) ql1iere es siempre la Vida (Leben) [...] Decir Voluntad! .;\de vivir (Wil/e zum Leben) es lo mismo que decir lisa y llanamente Voluntad, yI,\' sólo por pleonasmo empleamos aquella frase I... ] Allí donde hay Voluntad hay

I ,.\1 también Vida. Por consiguiente, a la Vo/untad de vivir (Lebenswil/en) le est,l".'J\ siempre asegurada la vida (das Leben gewi(5), y mientras ella aliente en nosotras,

f S' no debemos preocupamos por nuestra existencia I... ] EI nacer y el morir sonl cosas que pertenecen ai fenómeno de la Voluntad y, por lo tanto, a la VidaS'

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[250] Lo político, que se abre a un campo prapio, tiene un íundamentoontológico. Se trata ahora de dilucidar dicho íundamento de lo político,es decir, desarrollar analiticamente una ontorogía de lo político. Desde--ya, y por tratarse de una Política de ia Liberaciófl, lo que aql.lí se cons-truya será deconstruído desde el J 30 de la Crítica. Recomendamos portanto aI lector, después de detenerse en este .~ 14, pasar aI j 30, paratener una visión de conjunto sobre el tema tal como lo inrentamos enesta política filosófica crítica, porque 'desde el mero horizonte ontológi-co se podría formar prematuramente una impresión equivocada de loque intentamos"'.

~ 14. LA VOLUNTAD COMO FUNDAMENTO.LA POTENTIA Y LA POTESTAS

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1. Más acá deJa Voluntad de Poder. Schopenhauel; Nietzsche, Heidegger.

Las.filosofías políticas actuales -y me estoy refiriendo preferentementea las que se e1aboran en Europa y Estados Unidos, aunque también en laperiferia- no abordan por lo general este tema fundamental. Algunosautores, como Carl Schmitt, bajo la influencia de S. Kierkegaard y poste-riormente de M. Heidegger49, tocaron el tema parcialmente, pera, comoveremos, e1udieron aspectos de mayor prafundidad que hllbieran dado asu posición una más amplia fllndamentación ontológica. Además, comoel pensamiento moderno (pera también griego y occidental en general)ha dado prioridad ai nivel cognitivo, deseamos comenzar por mostrar la!!:!!p.9_rtancia, y mayor pertinencia en la política, dei tema dela voluntad.La política se teje en torno a la cuestión dei «poder» .(Macht en aleman,po-uvêjir--enfranCés~--kra-tós-engriego, pote.súis-en-Iãtín). EI «poder», enúltima instancia, como veremos, tiene que ver con la voluntad. Ya entrelos e.gipcios, el dios originario Ptah tenía una doble dimensión: Horus,que se manifestaba como el corazón, e indicaba el poder, la voluntad, elafecto50, y Thot, que siendo la lengua, se refería ai momento lingüístico,racional, de la sabiduría, de las ciencias, la matemática y la filosofía, peraigualmente de la producción artística y las técnicass1. Es ahora el mo-mento de Horus. Una definición semita de lo divino dice también: "Dioses amor>' (expresión de 1 Juan 4, 8 y 1652). La otra definición se enuncia-ba: «En eI comienzo era b Palabra» Uuall 1, 1) (Ia dabar hebrea o el /ógosgriego continuaban la tradición dell1Jo! egipcio). Los semitas la pensa-ban como la Sabiduría; también los cristianos (como el Verbo), y éste fueel punto de partida e inspiración dei Idealismo alemán, de Fichte, Schel-ling y Hegel (y, en general, de toda la filosofía moderna). Una filosofíapolítica crítica debería saber remontar la indicada primera corri ente o

•. estilo filosófico hasta sus últimas consecuencias, en una tradición quepodríamos denominar de la voluntad: Platón, AgustÍn53, Mu'tazilitas

, islámicos54, Buenaventura, Escoto.15, SchopenhauerS6, Nietzsche, y mu-

, f

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La acción de la corporalidad (Leibes) no es otra cosa que el aero de la Voluntad,-. .objetivado [... ] El objeto inmedi:lto será denominado aquí la objetividad de la

'\'1oluntad67• Además, la identidad de la corporalidad y la Voluntad se maninestan

t ,~'también en que cada Illovimiento vivo y pronunciado de ésta, es decir, cadat :lI. afecto, conmueve inllleoiatamente el cuerpo y su mecanismo interior"'. La Vo-

I!-. _:'.,:: lumad, que considerada puramente en sí es un°impulso inconsciente (erkelll1l1/is-.::l' loss Drallg), ciego e irresistible, como la vemos rodavía en la naruraleza [... ], así

• ' como en la parte vegetativa de nuestra propia vida, adquiere, con la agregacióndeI mundo de la representaciún, que se ha desarrollado para su uso, conciencia

i de su querer y de aquello que quiere, que no es ocra cosa que este mundo, laI. vida tal como se nos present:l. Por eSQai Illundo visihle le lIamamos su espejo,f su objetividad"9.

t La vida es el modo de realidad de la corporalidad humana, el ser deiI Tser humano. «Con Schopenhauer y Nietzsche el ser recibe [... ) de maneraf .~ explícita el sentido de ser la vid:l>,7°. EI ser corporal humano en cuanrot.. vivi ente pane los entes como sus mediaciones, como su objetivación en.F el mundo, como momentos de su misma realización inalcanzable. La va-i luntad es exactamer:!.~_~Lqt~ge!jt.Jnd!1~nel]r_~ll~c....Q~:..<!<:-'cC?.!1JOJ~o0.1tjq:[ Fu_erz,!-_oJ)Qqf!..rlJll]ir _<:::~.lllQ._~e.!!(!~~<:i~_L()~_QQ.~_£91~~~d_<;1.(~..!~1~~I~l..~:_\a v ida! qge se es l' la vida por venir. EI mundo ~c abre entre e50S extremos de lai tempõrãTid:ldvlvlente, y lãS entes pueblan eI mundo como posibilidadesi para la vida./' (253) Dejémonos lIevar como hilo conductor de nuestra reflexiónI por una vía ~l11l)igua de la filosofb política reductiva, defecriv3, negativa,f dominadora, po"r la emprendida por la meditación de la Modernidad, y

tt en último término por el misll10 Heidegger sobre Nietzsche (cuando, pretendía separarse71 de la interpretación superficial de Nietzsche conte-. nida en la ideología en boga dei nazismo), cuyas lecciones universitariasI cubrieron un largo lapso de tiempo desde 1934 a 1946 -época cicrta-f mente tormentosa en política en Alemania.

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DESPLIEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLITICO

Nietzsche pareciera f\egar aparentemente el' querer-vivir, cuandoescribe: «No ha encontrado ciertamente la verdad quien habla de que-.-rer-vivir. Este querer no existe. Porque el que no e'9 no puede querer, y2cómo podría todavÍ3 desear Ia vida eI que ya está en la vida? Donde seencuentra la vida, allí solamente se encuentra eI querer»fiO. Se niega aquíUI1 querer que quiere ser viviente como futuro (desde el no-ser, pera elque no es 110 puede querer), o desde el ya ser viviente (y esta sí es posi-ble), cuando se afirma aI menos que cuando hay vida puede «encontrarseel querer». Schopenhauer afirma ese querer que se encuentra en la vida,pera se encuentra como querer permanecer en la vida, vida que se vainevitable y continuamente perdiendo, y cuyo querer la sostiene. O aIrevés: sólo el viviente puede querer (Ia realidad deI querer no es posiblcen los seres no-vivientes), y se tiene este querer para poder sobre-vivir.Es decir, se quiere seguir viviendo (en el futuro) la vida que ya se es(desde eI pasado en el presente); el querer, así, une, liga la vida presentecon Ia vida-futura, con la subre-vivencia como permanencia de Ia vida.Mientras haya queret (mientras exista este puente, esta tensión) la vidaestá «asegurada».

(252) Esta Vo.~1!-&!C!.C{4e.y~virser:i <:!_C:~<:!:J!lL~~!:1_~_p~~r~_u_n_~_l1!:!.e-"afun-damentación de la política crítica. Por eI momento, sólo podemos indi-car que en esta Arquitectánica, o en una «ontología política fundamen-tal" (a ser deconstruida en la parte Crítica), la voluntad se juega comoVoluntad de Vida, y defectivamente como mera Voluntad de Poder (enel sentido de Nietzsche y Heidegger). EI «primeT» Schopenhauer (quetodavía afirma la vidll, ya que eI «segundo» Schopenhauer negará la vidapara eliminar el fundamento dei principium individuationis y con ello eldolor) y M. Henry, y mucho más radicalmente E. Lévinasfi1, nos daránla posibilidad de 1~~J'~racj_~I~_._~Lc:Lp'od~Eme~~e_I"!..~e_.peg~g_~~_.~omodominación. Porque si cf funaamentode la política es la voluntad, eIestado-ae:iesuelto, traducida como la decisión schmittianafi2, sólo podráentenderse la política como un modo de dominación, como comando,como control, expresado en aquel <<losque m3ndan mandan mandando»deI movimiento zapatista. Es decir, tiene sólo un sentido ontológico ne-gativo (y aún, como veremos, no es siquiera eI fundamento primero deIpoder). Además, ese fundamento como <Noluntad de Vivir», si arrancaradesde la posibilidad de la Volunrad de vivir dei Otro, dei que no puedevivir porque cs una <<Voluntad impotente», por ser la víctimar", sería yaun más aliá dei fundamento, sería una «fuente creadora» y estaríamosasí en otro ámbito totalmente distinto. Pero no nos adelantemos, y de-jemos esos temas para la parte Crítica. Por lo tanto, retournont à notresJl'/outons -como Ie gusraba escribir a Marx en sus manuscritos.

Si Ia esencia dei poder es la voluntad, la esencia de la volunrad enúltimo término es la vida. Leamos otro texto de M. Henry:

[Pera] eJ conccpto dc Vida se escinde: a) a la determinación primera, ingenuatodavía y cn cierto sentido óntica, según la cual la vida reside en el querer-vivir)' se proponc como dcsco.y desco sin nn, b) se agrega la determinación esencial,

rIf1ií

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! 14 LA VOlUNTAD COMO FUNDAMENTO. LA POTENTIA Y LA POTESTAS

ontológica, conforme a b cual la Vida designa ahora el modo de donación a síO1ismode este querer, modo de donación en eJ cuai se experimenta a sí mismoinmediatamente y que lo cOll\'iene en esta experiencia de sí, no como un simpiequerer-vivir sino como Ull querer-viviellteM•

EI seT \Hlmal~O como ser viviente65, es decir, como corporal idadconcreta que es cada uno, es la reaJidad misma de la que se parre:-fb

~_aetêne-rse en cuenta que esa corporalidad «es una realidad constituidaesencialmenre por la falta de realidad l...] Su realidad es una realidad

._.hambrienta, una sed incxtilrguible»6fi. EI ser viviente aI que se refiere lavoluntad, por ser finito, vulnerable, llecesitado, tiende a su ilralcanzablcrealizaGÍón -el petit point a de ]. Lacan-. Ese anhelo, ese afecto, escsentimiento, ese deseo fundamental de la vida que intenta, que quierepermanecer en la vida y en el rlus de vida inscrito en la esencia de la cor-poralidad humana es la voluntad. Schopenl~uer captó adecuadamenteque la corporalidad humana cs elIugar de la voluntad:

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DESPLlEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLíTICO

En primer lugar, hay como un repaso, como un tratamiento rápidode la <NoIuntad en la metafísica tradicional>,n. Pera de inmediato se abo-ca aI tema central: "La Voluntad en tanto Voluntad de Pode[>,73, en tantoque es «e! carácter fundamental (Grundcharakter) de todos los entes».Para Heidegger siempre se liga el tema de la vida con la voluntad, aun-queestán ambiguamente entrelazadas.

Cuando se refiere aquí a «de todos los entes'> (Seienden), toca eIaspecto que nos 'interesa, porque no se trata de entes «sabidos», sino deentes «queridos», prácticos, mediaciones que en nuestro caso serán mo-mentos de lo político, porque el campo político tiene ya siempre presu-puesto como fundamento a la voluntad. No se trata de la «comprensióndei sep,74 -como momento cognitivo en Ser y Í;iel11pcj'-, sino de j~()-

luntad como fundamento dei mundo de los entes queridos, de los entesprácticós (ii.ómerãri1ente COilOCidos, interpretados o cõm-prendidos), delos entes políticos (para sugerir eI tema de nuestra reflexión):

La'pregunta decisiva es precisamente: éCómo y sobre cuál fundamento (Grund)lo querido (Gewollte) y el que quiere (Wollende) pertenecen impIícitamente aIquerer que quiere (im \Y/ollen zum V?ollen)? Respuesta: Sohre el fundamentodei querer y por el querer. EI querer quiere ai que quiere (das Wollen wil! den.Wollenden) en tanto que tal, y ei querer pane (setzt) a lo querido en tanto quetal. Querer es estado-de-resuelto (Entschlossenheit)'5 por-sí-mismo, pera por-sí-mismo (zu sich) en cuanto que eI que quiere pane lo que quiere en tanto quequerid076• La Voluntad agrega siempre desde sí una determinación continua ensu querer. Si no se sabe lo que se quiere no só lo no se quiere y no se sabría abso-lutamente querer, sino que no habría siquiera querer en generaF7.

Aquí Heidegger cita a Nietzsche: «Pues la Vohmtad en tanto que-afeeto deI comando es la marca decisiva dei autodominio (Selbstherrlieh-keit) y de la fuerza»7X. Heidegger continúa:

Est,ar en estado-de-resuelto por-sí-m'igmo es siempre querer ir más aliá (über sich)d<;.si mismo (...] Estado-de-resue/to por' el que el querer instituye (gestiftete) su,dominio sobre el que quiere y lo querido, y lo ejerce a título de decisión insti-tucional, permanente, definitiva [... ] En este estado.-de-resuelto, por el que elquerer se pane más aliá de sí mismo, reside el hecho de ser-seiíor-sobre (Herrseinüber)'~ [...) La Volunrad es en si misma Poder (Macht). Y el Poder es la perma-nencia dei querer en-sí-mismo. La Volllntad es Poder, y el Poder es Voluntad'o.Porque el estado-de-resuelto ,por si misl110dei ser-sclíor de la Volllntad es un que-rer ir más aliá de sí mislllo, es por lo que la Volunrad es Porencia (Machtigkeit)'Jque se poreneia (ermJchligt) C0l110Poder (Macht) (1,52).

El «Poder» de la <Noluntad de Poder» no enuncia entol1ces unaconsecuencia o un complemento, sino <<laesencia de la Voluntad» (desWesens des Willens) (p. 53). Es la última instancia dei fundamento mis-1110. Podríamos aún preguntarnos con Heidegger por «la esencia deIPoder» (das Wesen der Macht) (p. 76), y entonces llegamos aI tema dela «tuerza»:

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\ 14, LA VOLUNTAD COMO FUNDAMENTO, LA POTENTIA Y LA POTESTAS

La fuerza es la capacidad de reunir en ella misma y de efectuar el ser-en-estado-\ de (Imstandesein zu) (... ), lo que los griegos, ante todo en Aristóteles, se designa\ por dynamis [... } por enérgeia [...], por entelékheia [...] (pp. 76-77).

Estamos el}tonces en plena ontol<:Jgia. La votU.~E_d es._!~_p!!.~e!~~iap!!gJera que in~tituye y abre el ámbito ae todo lo queriàõaesae un por-sí-mismo como eI que maneja y controla lo que pone y en cuanto quiereponerlo desde su soberanía, su ser-seno r, su Poder-poner. La diferen-cia estribará entre dos maneras de «P~_e.E~P.9E.e..!:.~c~JP.2_~~iación, ~e_I~p'e~I!l_~.neQ£i.~.E~.Q~nto _de I~_YLda (eI «primer>' Schopenhauer), oc2!TI...s>_.:<Poc!~.!::J2.0ner»sobre la volunt~_c!. .9~!-ºIE9(como «ser-senor» o, domjnación). Esta segunda manera de ejercer el poder político lo lIa-mamas reductivo, defectivo, negativo, segundo y distorsionado, y es lacasi exclusiva clescripción de! poder político en casi la totalidad de lahistQria de la Modernidad, y hasta de los filósofos políticos más recien-teso Pero esto exigirá todavía algunas distinciones para ser claramentecom prendido.

[254] EI tema deI «valor político» se abre desde este horizonte. \/.,'"Nietzsche expresaba: «Los valores y sus transformaciones están en reIa- . ,j:ión aI aumentQ de Poder (Macht-Wachstum) dei que pone los valores»S! .Los entes dei mundo tienen valor. EI mundo se abre como eI «espacio»que se despIiegá entre la vida-dada o la vida-permanencia y la por darse.Los entes, en cuanto son mediaciones para cumplir fines fundados en lavida; por eUo las mediaciones valen. Su valor es puesto por la potentia,poder o la capacidad de! querer-vivir: la voluntad. La voluntad quiere,y su poder se ejerce poniendo las mediaciones, que en cuanto taIes (encuanto mediaciones-para) portan valor. Es por ello por lo que «e! punto

T de vista dei valor es e! punto de vista de las condiciones (Bedingungel1)! de Permanencia, Aumento en referencia a la formación compleja de la.~-duración re!ativa.a la Vida aI interior deI devenir»B3. Como puede verse,los entes (e! momento óntico) tienen valor en tanto son puestos por eIPoder de la Voluntad (una Voluntad que no só lo quiere84, sino que puede,que tienen la eapacidad o (uerza, de poner las medi aciones como posi-

ibilidades). Pero-son puestos en la temporalidad, la «duración (Dauer) de":'Ia Vida (des Lebens)". Duración que une las tres instancias de la tempo- 'raIidad: de la vida-dada en el pasado, de la querida como permanencia(Erhaltung) en él presente, y de! aumento (Steigerung) de la vida (como

; sobre-vivenciaLen e! futuro. Esos «valores SOI1las condiciones con las:-que e! Poder (Maeht) debe conta[»~5. La vida sin la voluntad moriría, not~!!clería a su permanencia; la voluntadsin sü.poder nO.Obraría~adap-õ~"dda fiacer ..EI p,?der síi1fãS posibwaadeS, los entes-=mediãcione-s-quÚidósy puesros en la existencia como «condición" de su propia realización, nopodría ejercerse. Sería un poder en el vacío, sin poder contar con nadapara nada operar. Los entes-valiosos son las «condiciones" de la realiza-ción de la propia vida, de la voluntad y de! poder.

La voluntad también puede destruir, superar lo dado (en este sen~ido \i \es Voluntad de Nada [Wille ~um Niehts])86. Por otra parte, el poder que

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DESPlIEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLíTICO

puede poner entes-valiosos es poderoso. Pero es más poderoso todavíaeI poder que puede sobre-ponerse:

La esencia dei Poder (das Wesen der Macht) es la Voluntad que tiene más-Poder(Mehr-Macht), y lo es cuando el Poder ejerce el poder como Poder-que-se-sobre-pasa (Uebermiichtigung) [... ] Lo que debe sobrepasarse es lo que ofrece resisten-cia y que es estable y sólido, que se mantiene y permanece y se conserva. Por elcontrario, eI que sobrepasa tiene necesidad de poder salir de sí hacia un gradomás elevado de Poder, lo que por su parte exige una posibilidad de aumento(p.105).

Se entiende ahora que «Ia esencia deI Podw' contienc la necesidadde! «sohre-pasarse», de tener la ca-pàcldad -ae;-<lrInás all:í de sirillsmo»,

, simultálH';amentecomo permanencia y como aumento de vida, Po~r, -e~,poder-poner fas mediaciones de ese permanecer y crecer de la vida,-;;-Lopuesto,;'aésôê la--Y-olunraâque- 'puede~poner, <Noluntad de Poder»,está puesto no só lo como querido (desde eI querer fundamental de lavoluntad desde la vida que quiere permanecer y aumentar), sino comoposibleH7 (como contingente),

Hemos llegado ai hontanar buscado de una ontología política (aun-'que todavía no de una metafísica política). Et mu~do o campo políticose abre desde la realidad como viviente, como corporalidad humana;se abre desde el fundamentodê-Iavidã humana cOmo voluntad, comoel querer ontológico' de la vida, que tiene eI poder (cuando lo tiene yno es Impótente, que sería políticamente defectiva) de poner los entes,las mediaciones, las posibilidades éOmo condiciones (Bedil1gungen) dela permaiú:ncia y aurnento dela vida. «C0111Ovoluntad» significa podersobre-pasarsé désde srmlsina porsriTIisma (como autonomÍa). Para Hei-degger, siguiendo a Nietzsche, como «capacidad de ser-Sei1or (Herrsein)'"y poder dominar (Befeblen-Koennen}>', como «centros de dominación» .,'(herrschaftliche Zentren)88. Por ello, «los valores son esencialmente con- -'diciones condicionadas» (bedingte Bedingungen) (p. 108) de la vida y por,la vida. Es decir, y aplicánd()J(),ªlçq!1'lPo.pol.ítico~,todas lasJTIe9i;ICi0'les

, p.~!~ticas (actos, estrate&~~~gc:~~n~c~s, cU,e!-"P9<:1e)eyes,micro-instir.u-cio_n~?,Y.p1~_c::_r:..~:~~t1tu<:!Q!1~_~1_p.:l:r:..t!-º-o..S_1?~lític9S" opini ónpú b lica" soci e-

" dad civil, Estado, principios políticos, etc.; todas las categorías políticasq,-!e débéiéiü-6"S -desáibir can' preéision)tienéniín valor (político) o sonen tesO(po!íiíéos);-e-n-tan fóposibilidádes .JJar'fi..~Lt';fei-cici oÍl opera ciónô ela «Voluiúad "de-Pode-i;,8"I:'dín1ensic)õ'qüe emana de.la tendencia a la rea-liz_,!~~n__tc:.n~:p'oiãL9~:~Lv}A::,~~_~_aJ.1a._Qicho en palabras de Heidegger:

Las estructuras de domínio (Hcrrschaftsgebilde) son figuras (Gestalten) de laVohllltad de Poder. Frecuentemente Nietzsche denomina no solamente valores(Werte) a las condicioncs de estas estructuras de dominio, sino talllbién a esas es-tructuras mismas [... ] Ciencia, arte, Estado, religión, cultura, todos valell igelten)como valores en tanto que condiciones por las cuales se cUll1ple el orden (Or-

" dm/l1g) dei devenir de lo úllico real (des allein Wirkliche)_ Esros valores, por suparte, en tanto que estructuras de Poder (Machtgebilde), presuponen ciertas WI1-

diciones que aseguran su propia consistencia y su propio despliegue (lI, 1(7),

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! 14, LA VOLUNTAD COMO FUNDAMENTO, LA POTENTIA Y LA POTES TAS

Se trata, entonces, de la totalidad de los entes prácticos (entre losque noS interesan los entes políticos). En tanto totalidad los entes notienen ya valor, porque e! valor es portado por un ente en tanto ocupaun lugar en el circuito de las mediaciones, por lo que Nietzsche escrihc

~ en el número 708 de La Voluntad de Poder: «E! valor total (Gesamtwert)I de! mundo es invaluable (lInabwertbar), por consecuencia el pesimismofilosófico es e! nombre de lo cómico" (lI, 107).

[255] Cómico es el que se espanta ante el no-valor deI fundamento.por ello, Heidegger indica que «Ia proposición: e! ente (das Seielldc) ensu totalidad no tiene ningún valor, expresa, en el sentido de la metafísicade la Voluntad de Poder, la negación más clara de la creencia de que elvalor valga en-sí, sobre el ente en su totalidad como valioso" (I I, 107).Los entes valiosos valen como mediaciones de Ia vida; no valen en-sí,yensu totãiídaéf tle'ilen'la 'digilldáci de' la vida. Ya, M_~..:?, indicaba COllaeierto que eU_rª_bªj(l..YJª-tjers_ª_I1Qjj.~nel1J!ª,qr_fÇO,~Q.111iç~UI.(g'U1J.9J\'alor"de cambio), porque ,sonlª-fllel1t~_cr~a.q()!-",a d_t:Lv.~lor: tjen~n,eso Sí,liig-nidad. De la misma manera Nietzsche nos recuerda ahora que e! v,llor esla posición práctica de la «mediación en tanto mediación» (expresióll de

\ X. Zubiri) para la vida. La _vida1.<:()E1()Ia.!i.~e!t~dJallng~lel~ p,ese a AgnesHeller), notienen valor, porque son eI fundamento de los valores; tienendignidad (que es 'muchü mAs <jiiê'êfnlero' v'álor)90'-'-' -- -- ,-' , "--Tõ-cre-põHrÍcü--que-reng-a c-ilã1qüie-;'-eniê-, cosa, objeto, sistema, po-sibilidad tiene que ver COll el hecho de «portar» un valor polític091, quese adquiere por estar integrado a una cadena de condiciones condicio-nantes en referencia de última instancia, en el nivelmaterial92

, a 13 vidahumana, en tanto queridos (por b voluntad) y puestos (por e! poder) porel Poder de b Voluntad para el servi cio de la vida humana como sobre-vivencia. La voluntad, en tanto tal, quiere vivir y por ello pane, C01110poder, a dichas mediaciones bajo el modo dei ejercer eI control, deI ser-Seno r o del tener un comando en el sobre-pasarse de la vida, que tiene ala misma voluiltad como una dimensión propia, que, por su parte, puedeimponerse como poder.

Lo propio dei poder es «poner-valor» (Wert-setzul1g), instituir el va-lor, p~_~~cJ r:.,l_'::'.~~~!!~i.~!~e~p.~r:..a_I~.I?~!!11~n~~0_a_X"a~I~~,íiJ~~e-_l'ã-Yl~a:

La Voluntad de Poder y e!pol7er-valor (Wcrt-setzul1g) son idénticos, en tanto '"la Voluntad de PoJer prospecta eI punto de vista dc la permanencia y aUlllento[de VidaJ. Por esro b instirución91 deI valor no puede referirse a la Voluntad de I,

Poder COIllOalgo diferente dei primero"4_

La tot:1lidad de las acciones y de las instituciones políticas est:ínpuestas QQr_L9_~_~~~.~Lp_qª~~_~~I~-.~<?~l!l1t~9,(la potestas, ya veremos susignificado posteriormente, tiene por ello valor). En la voluntad las me-diaciones políticas quedan fundadas, religadas, referidas, unificadas enun mundo (<:n un campo político) en tanto político. La totalidad de los -',e~e.spolíticos son estas mediaciones (4. de! Esquema 14.01 siguíêilte)~' , /condicÍüÍles'í1ecesariãsdC"l1" permáílencia y aumento de Ia vida humana. \~'--/

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DESPLlEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLiTICO\ 14, LA VOlUNTAD COMO FUNDAMENTO, LA POTENTIA Y LA POTESTAS

Esquema 14.01. DIVERSOS MOMENTOS DE FUNDACIÓN DEL PODER

b.2.Razónconsensual(lo forman

c.Poder consensual .-----(articulaciónde lomaterial y lo forman

b.l. Voluntadgeneral(lo material)----.

Esquema 14.02. DIVERSOS MOMENTOS DE I, VOLUNTADY DEL PODER POLÍTICO (POTENTIA)

a.EI soberano: la cornunidad política." Intersubjetividadcorporal viviente librey autónoma~ (potentia) ~

de un sistema político empírico%. Intenta así llegar aI horizonte último.ontológico de lo político, que es la «Yoluntad de! pueblo», que es exac- .ramente eI tema que hemos comenzado a tratar.

En efecto, la «decisión» es un momento dei ejercicio deI poder de@a volu I1l~9.:-1s~~~~~eIQ]~jnic:.i'.l.eLil~r,<:~ª'õ~1ect!~j~aealchã'-vôTÜ-I1(a-d._.,Schmitt tiene razón en buscar en la voluntad unTunaamento ontológicomaterial de la política97• Ciertamente no lo hace de la manera analítica-mente adecuada, pera su intuición primera es certera y merece atención.SU error estribad en otras momemos de su argumento anti liberal, ensu irracionalismo, porque no logra situar adecuadamente el momentoformal de 'la razón práctica, que dará ai poder político su sentido, sudirección, su unidad9H, ya que aI final es la voluntad deI líder la queejerce e! poder en una ambigua relación con la voluntad deI pueblo,que debiera ser la fundante, y dicha relación se institucionaliza por unaaclamación, que de ninguna manera da cuenta de las mínimas exigenciasde legitimidad.

Lo mismo podría decirse de Ia <Nolllntad general" de Rousseau, que -no puede formular adecuadamente su contenido, pera cuya referencia ala voluntad originaria, ontológica, indeterminada, intersubjetiva indicaigualmente, como en Schmitt, el tema que nos ocupa. Esa <Noluntadgeneral» no es una formulación mítica o metafórica, sino que es la indi-cación de la voluntad como eI fundamento material de todo lo político(potentia) anterior a su lI1stttuciOi1aTizaClón(jJotestàsrTás.'iíi.éâia6Ónesque esc momento ontológiCO eXige nâpudie'rânser-articuladas explíci-tamente por Rousseau99• Pera, de nuevo, su intuición es correcta.

Adelàntándonos en mucho a lo expuesto, deseamos indicar en unesquema lo alcanzado hasta ahora y lo que deberemos ir analizandoposteriormente.

ClIando Hegel comienza su Filosofía deI Derecho desde la «volun-tadlibre"lOO (en cuanto voluntad indeterminada o todavía no volcada . "aI inundo dei «ente [Dasein J" práctico, legal, político), está igualmente \" 'indicando no sólo el sujeto singular que se aparece como el «ser-prác-

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/3. EI pbder-poner lasmediaciones:POder(potentia)

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1.Vidahumana desnuda/ 5. Lasobre-vivenda(Ueberleben)

I ., '" d I'2.E querer VI vir: 4. Lasmedi as va losasVoluntad de lasestructuras políticas

(potes tas)

EIpoder-poner en la' existencia a los entes políticos es e! tener poder (po-tentia) (3.); es decir, e! poder es el poder-poner los entes políticos: la po-testas. EI poder ejercer: e! poder se origina en e! querer en e! que consistela voluntad; es decir, sin voluntad no hay poder,}'a que lavoluntad es lafuerza, la potencia, eI motor,bcondición Cid pocler(2.).'Ser:yoTillitades el qüúú por síde" lá vida humàii.a ei-i'supermanecer y aumentar (1.).EI querer de la voluntad asegura a la vida humana en su sobre-vivir95en la duración de! tic:mpo (5.). Si la vida pierde el querer-vivir quedaa la deriva, se eIlcuentra en situación de suicidio. Las mediaciones queconstituyen eI nlvel óntico de la política (4.), o la totalidad de los entespolíticos en tanto políticos, quedan así fundados ontológicamente en laVoluntad de Poder, en el Poder de la Voluntad -en una primera instan-cia abstracta y general. •

[256] Abora puede entenderse lo que intenta explicar CarI Schmitt.Eo eI «estado de derecho» la vida política pareciera depender de lasleyes, que son «posibilidades valiosas» o «ente políticos» (4.), y éstosaparecen como última instancia de lo político, de la legalidad, de la le-

'., gitimidad de las acciones políticas. Schmitt, ante los liberales, y con unaintención y voluntad ontológicas, quiere recuperar eI fundamento ma-terial de lo político (l. y 5.). EI «estado de excepción» deja las leyes ensuspenso, y el observador puede dirigirse a un momento anterior o pos-terior ai «estado de derecho». AI dejar las leyes de ser la última instanciapolítica es necesario pregunrarse por el nivel en eI que se deberÍ3 situarel fundamento último de lo político. Con Kierkegaard, y posteriormentecon Heidegger, Schmitt encuentra que e! «estado de excepción» remi tepor último a una «decisión» (Entscheidung, como ya hemos visto), aun «estado-de-resuelto", a una voluntad (2.) como voluntad originaria,instituyente (para C. Castoriadis) en referencia a todas las institucionespolítica~ y constituyente (para C. Schmitt) con respecto a Constituciónde un Éstado (4.), voluntad anterior aún a la Asamblea constituyente

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tico» sin determinación alguna (y por eUo, todavía, la «nada práctica»),sino igualmente a la ~Y91l!!.1t.ad~>50moeI últimohot:iz:,<>nt~_9}ltQIºzjcoindeter~il~~40.d.el.«m.l!!!do p.~~~ti<:O»,dei ll].undo legal, político, histó-ri.c:o,l!!lJ!1_<iiªlHegel se refiere entonces a una instancia primera, simple,absrracta todavía, origen de todas las demás mediaciones dei «mundopolítico». Cuando esa voluntad libre -en la reflexión hegeliana- sedetermine ante algo y devenga propietaria, y por lo tanto «ente» (Da-sein), habrá perdido su abstracción indeterminada ontológica. Podemosentonces ver que Hegel también «comienza» por una ontología de lopráctico, deI derecho, de la política. La Totalidad de los entes dei mundopráctico, pofírico, 'se funâãn-en-la Yoluntad indeterminada «<Iibre» dedeterminaciones). Pero Hegel no ve tanto eI Poder de la Yoluntad, sinomás bien las delimitaciones disciplinarias que se impone la voluntad a lavoluntad misma para que, «poniendo» las instituciones (el segundo mo-mento de la dialéctica dei sujeto práctico, por media dei «contrato»lOl; laintersubjetividad de los dos contratantes pucde intercambiar los bienesapropiados previamente, en la lectura hegeliana de Adam Smith), se vayaestructurando la Totalidad óntico-política: la potestas. En efecto, el «con-trato» restringe la voluntad, que de voluntad ontológica fundamental sedetermina a sí misma como la voluntad finita que «pone» instituciones li-mitantes de su infinitud primera. Es eI nuevo «pasaje» (Uebcrgehen) dia-léctico de la ontología de la «Yoluntad» indeterminada (potentia), comoen el caso dei «Ser» de la Lógica, a la «voluntad óntica» (pu testas) queenfrenta a los entes o mediaciones prácticas, de donde surge el horizontede los entes satisfactores de las necesidades (economía), los entes legales(el derecho), es decir, la política (desde la Sittlichkeit, no propiamente dela familia que se encuentra en un orden privado, sino desde el horizontepúblico de la «sociedad burguesa» y eI «Estado», momentos políticos porexcelencia para Hege!)I02.

[257] EI tema político dei poder:,desde su esfera material, es la cl!es-tión ya refe~~dade lavoluntad,Çomo ya hemos indicado, míticamente,cl gran dios egipcio de Menfis, cI antiguo Ptah, no se agotaba en su pri-mera manifestación, en Horus, la voluntad. AI mismo tiempo era igual-

( mente TIJot, el Verbo creador. Aplicada la metáfora a nuestro tema, deI:.:' poder político, como poder-poner mediaciones, obtiene su fuerza en eI

.,querefctl-erqilc'Ta volilíitãa'c-üJiSísiE,-perosc-debilita hasta eXtlngúirse,-'sÍ 'êrpodcr cac en contradicción consigo 1l1ÍSll1o.La voluntad no-puede-pane,- o instituir las mediaciones si se encontrara C011 las fuerzas contra-rias de otras volunt3des que la 3nulan. L3 voluntad escindida se tornajITIP--º~}l~Ç.'-- ----,-------.'-' "'.-.

El poder político no es atributo exclusivo de un individuo solipsista .. (como en el Leviatán de Hobbes, el soberano de J. Bodin, tan anoradopor Schmitt); no es nunca una voluntad narcisÍsta ..mpoder..p.9líti~o esUr:!_!lloll].entode una comunidad política, cuanc!.<2)~J~lur_alid_<0(feVõ-

-'Iuntaâes se ligâiilnters'übjdiv::Ünenré-cõlllõsorros ini<:~!:.o~A~1~.s.1!?O.$rupo: Lairit:ersüôjcfivíailaCünsfifüye -ã7JríoriTá sUbjetividad (fé cada, nlicmb"ro. EIla crea una red constitutiva que posibilita la unidad de 1l1U-

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\ I~ LA VOLUNTAD COMO fUNDAMENTO, LA POTfNTlA Y LA POTfSTAS

chas voluntades. Si la voluntad de cada miembro lucha contra las otrasvoluntª9~s.;._si.~L.<itJiIer-vi,:ir 5!:ê=[~~vEJ.a.êl~ras cõrpôrali'dãdesdeóJ;l'miem jJfQ.Ii~Il~k_h~ç!?A!'y'~~s<ls..qitCô~<j.on.ês,contrad iCtorias, e! poder deI;Zõ'munidad se torna impotente. La potentia de cada \'oluntad se vuel-ve contrala_s:9ifaÚ2Eln:iii.ClesY:s.~.~~Ij.lI.tali:rr~utuamente. ' '. En el Arqueosistema paleolítico 10' la humanidad debió superar laarganización esterilizante deI macho dominante cn la organización dela vida entre los primates (orden jerárquico entre los miembros que sólupermitía un pequeno grupo de primates en muy poco número, porqueno contaban con la posibilidad de «organizar» eI querer-vivir con lacomplejidad 'que exigía una comunidad mayor). Es posible que la especiehamo en su origen lograra «organizar» entre los miem bras dei grupo unsistema de caza mucho más complejo (con funciones heterogéneas, conarmas, trampas, obstáculos, etc.), simplemente para alimentarse, parasobre-vivir. Si no se logr3ba e! alimento d grupo moría, se extinguía.«Organizar» los voluntades de los múltiples miembros de la comunidadde aquella primitiva vida humana era condición de permanencia y au-mento de la vida, o el enfrentar la inevitable muerte. La capacidad in-teligente práctica de la nueva especie, por la que podía «darse razones",el desarroIJo de Ia posibilidad lingüística como medio de comunicación,debió permitir llegar a «acuerdos» para dirigir todas las voluntades, confunciones heterogéneas (uno dirigía el grupo, otro cubría un campo dehuida de la presa, otrO la atacaba frontalmente, etc.) hacia un mismoobjetivo, sin contradicciones. EI poder «ponep> se hizo más potente,poderoso, fuerte. Aunó las voluntades, no como simple suma de iden-tidades, sino como organización funcional heterogénea, disciplinada,

jerarquizada.EI «poder discursivo" U. Habermas) o e! «poder comunicativo» (H.. ,Arendt) indica la dimensión no sólo material, sino también formal, pro- 'cedimental, racional, normativa, práctica dei poder, y por ello es tam-bién un momento esencial de lo político -sin última instancia 104.

Se puede desde ahora comprendet lo redúctivo dela propuesta deHobbes105, por ejemplo. Para que e! poder-poner o instituir mediacionespara la permanencia y e! aumento de la vida humana fuera posible, y nocomo negación de la lucha mutua sin límites entre los miembros de Iacomunidad (en cI «estado de naturaleza»), imaginó Hobbes una solucióndesacertada, pero ai final una solucián, aunque precaria, para permitire! ejercicio dei poder_poner-medios-para-la-vida, ya que la muerte erael resultado de voluntades opu estas en lucha sin acuerdo alguno. Si sepermitía a una sola voluntad, a un solo actor, aI soberano (eI Rey enlas monarquías absolutas) ejercer su Vohmtad de Poder, decidiéndosetodos los demás a anular sus voluntades particulares en favor de dichosoberano, e! ejercicio de! poder era posible, pero debilitando el poderdesde abajo _y por eUo su fundamentación debía venir desde arriba: laautoridad venía de dioS106; UH fetiche-o Esta inadecuada solución es,sin embargo, una organización posible dei ejercicio dei poder, ya que elpoder despótico de un solo actor, aI no tener fuerzas contrarias de otros

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DESPLlEGUE ARQUITECTONICO DEL PODER POLíTICO

poderes antagónicos, puede-instaurar los medi os para la permanencia yaumento de la vida humana de toda la comunidad. El ejercicio deI poderdei Rey es permitido pasivamente por las otras voluntades, sin podercontar el Rey con su participación activa. Es un poder débil, que de:,porencia e! poder de la comunidad. La potentia debilitada impide unapotestas efectivamente poderosa.

Es decir, eI momento racional práctico o discursivo, inrersubjetivoy argumenrativo de la política se maniflesta como una dewrminaciónfundamental OIItológica de! poder político, porque el que todos anulensu voluntad para permitir el ejercicio.de la voluntad deI soberano es unaposibilidad práctica {desde el aprendizaje dei peligro deI caos, efecro dela contradicción beligerante entre volunrades opuestJs). Pero, para queel poder pueda efectivamente pont:r o instituir los medios políticos real-mente fundados en la I'articipación activa de los ciudac!~n.2s, es necesa-rio e! consenso raciona7 (no por eI imperio de la mera fuerza dominado-ra de u-riavolunrad s-õbí-eIa de los otros, es decir, deI ejercicio deI poderde uno sobre Ias vollll}tades impotentes de los otros, porque en el mejorde los casos sería anuJación de la fuerza de los atros, cuando no mera

. contradicción aut.o-aniquilanre de todos en la lucha sin cuartel) a fin de,/ unificar la juerza.o p.ot~ncia efectiya_eI11tnac;ierta dir~cción. Cuando le. " falta esta urI1clád el Poder de la Voluntad se torna impotente; eI poder

se auto-aniquila; la vida humana aunque quiera-vivir, aunque quiera seruna voluntad, se torna una voluntad sin voluntad políticap. [258] La política se ocupará, exactarne'nte, de! manejar la articula-ción de las voluntades de todos los miembros de una comunidad políticaen su mutuo ejercicio, para lograr la institucionalización, la cOIlstitucióny la efectividad deI poder, es decir, para que pueda poner-ejercer las me-diaciones prácticas para la permanencia y aumento de la vida humana deesa comunidad, en última instancia de toda la humanidad.

EI Poder de la Voluntad es un momento material, de contenido; es lafuerza dei poder político. La razón discursiva como acuerdo intersubjeti-vo-es el momento formal; es Ia manera de dar realidad en la cohesión deIas voluntades como fuerza deI poder. El primer aspecto es el Poder de la

"''folunta!J., el segundo es el Poder delibcrati.Z!0de la razón práctico-poIíti-cp. Las dos determinaciones dei poder son necesarias para fundamentar

.aClecuadamente la .esencia deI poder. Las posiciones vitalistas caen fre-cuentemente en eI Irracionalismo de Ia mera voluntad sin mediacionesr~cionales. Las posiciones Iiberales o racionalistas caen igualmente en lai"mporencia de la mera razón discursiva, sin la motivación fuerte de la vo-/Juntad. Aunque estas últimos hablan frecuentememe de la necesidad de" la «formación de la voluntad» (Habermas, por ejemplo) no saben situar

.} la potentia motora de la voluntad, y, por eUo, no pueden tampoco saber,,\~/ cómo se la educa, cómo se la «forma», cómo se Ia disciplina (no digo: se

r, '."_,,', la reprime), cómo se institucionaliza a la volunrad.\ \,\-:.' La vida humana, eI modo de la realidad de la corporalidad intersub-

jetiva y comunitaria, quiere-vivir; ese _':9uerer» es la voluntad como la«r0enci~~~~~~a~'_. Pera Ia vIda humanããebe también S_~!!-~,!-i~ir?ya

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! 14. LA VOLUNTAD COMO fUNDAMENTO. LA POTENTIA Y LA POTESTAS

que la razón práctico-política es la «astucia de Ia vida». Sin voluntad lavida se inmoviliza, se aniquila, se vacía, no tiene poder como fuerza. Sinrazón práctico-política la vida se desune, se contradice, es ciega, no sabeadonde va, no tiene poder como orientación, como dirección. Ptah (Iavida)107se manifiesta armónicamente como Horus (Ia Voluntad) y comoThot (la Razón práctico-política). En esta Política de la Liberaóón noscuidaremos de caer en los dos reduccionismos extremos. Uno, consisteen la posición meramente vitalista, fascista, darwinista. El otro, defiendela posición liberal, racionalista, fundacionalistil, consensualista, procedi-mentalista, legalista o positivista (kelseniana) sin contenido material. Lasposibilidades de reduccionismos ollnilateríalismos son numerosos, peraposeyendo la brújula de la complejidad mínima y suficiente, se pretende-rá superar los exclusivismos, bajo ellema de afirmar lo que sea necesario,pero co-articulándolo con otros momentos cuando no sea suficiente.

Deseamos resumir lo expuesto recordando que, desde la referenciaen última instancia a la vida humana en comunidad (con pretensión deabarcar a toda Ia humanidad), surge el querer de la vida como voluntad,anterior a toda Voluntad de Poder como dominación «<dominación" queconsideraremos una caída en una fijación represiva que produce muer-te), que se despliega como Poder de la Voluntad en cuanto ejercicio deIpoder-poner las mediaciones queridas, los entes con valor político . .E-?i~V91_~I!!-~_deVivir, en su momento {~!:~J~Ç:.~i~s!~l.£!.Q~i1J.1Q,~ºh~_l11~_gL,

(0ir:~~rtr~~a~;;~-~:n:~--1~~fn~~iJ~-~~~~~tâ~~~i£~Ç~1E~:li~~nT6~?<::) -- ------- c-------------------------- ...--.--._-.-...--.--..--.. --.q-.--.-..---....-- ...." pÇlstulados deJ~_ r.a~QrIcríti£'?:p.Ql(~!calJl.9st~J_acj9~_qll~_.?_~fº!:-f!lIlI~ny

SºQQc::rQ1j_~isiqsen su d~liegue desde .-L.P.0r la Voluntad de Vivir:. eluerer-vivir de los ue enfrent~-íi-raIillieE~~en-ra:_@~jjiclã:Tã-Pomicâ aea Li eraóón, entonces, parte ysetunêla en esa Voluntad de Vivir comoel poder que pone las medi aciones para cumplir con el principio de jus-ticia (con Hume, más aliá de Hume)108, de Ia paz (con Kant y más aliáde Kant)l°9, para la permanencia y aumento de Ia vida de la comunidadpolítica. En estas cortas páginas hemos ya descrito la «esencia de Ia polí-tica') en su fundamento, en su fuente, en su surgente. Todo lo demás seráel dcspliegue, el análisis de sus determinaciones, de las categorías nece-sarias de la filosofía política, de las posibles totalizaciones que producenpatológicamente formas de muerte, y de la liberación de dichas estruc-ruras injustas para construir nuevos órdenes políticos que nos «acercan"en la «dirección" de los postulados de la razón y de la voluntad políticas,como veremos más adelante.

2. De la potentia a la potestas: 2un concepto ontológicopositivo de poder?

[259] Deseamos ahora abordar el tema que guiará toda esta obra. Debe-remos dis!inguir ente potentia (el ser oculto, el poder de la comunidadpolítica misma) y potestas (el fenómeno, el poder delegado por repre-sentación, ejercido por acciones políticas a través de instituciones) 110.

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Se trata de una distinción inicial, de la diferencia ontológica de! fun-damento mismo deI campo político como tal. Para Hege!, en e! comien-zo de su L6gica 111, e! «ser» es lo absolutamente «in-determinado», y eneste mismo sentido se explica en e! comienzo de Ia Filosofía deI Derechoque la «voluntad es Iibre» ..de toda determinaciónlJ2 -como hemos in-dicado más arriba-o En este sentido e! «ser» es <<nada"-sin contenidoalguno de ente (Da-sein)-; la «voluntad;, todavíal1o'es voluntad con-creta; es sólo una voluntad abstractamente vacía «<nada» en concreto).La «escisión» ontológica 1 13 determina, (initiza, transforma ai «ser» en un

- ;<ser-ahí» (Da-sein):un ente. De la mismamanera, debe entenderse queIa potentiá (élpôder origlnario, in~escindido, in-determinado, refeie'nciaúltima en la construcción de 'todaslas categorías, bãjo pénã de caer el1fetichismo) de Ia comunidad política (origen y lugarde Ia regeneraciónde la flotestas) es como el «ser», eI fundamento abismal de la política(de lo político, dei campo político como político). Todo lo que se liame«político» tendrá que fundarse en última instancia en esta potentia. Pero,en cuanto tal y si no fuera determinada de ninguna manera (es decir,heterogéneamente institucionalizada) permanecería «vacía», como una«nada» política: pura potentia sin realización aIguna, sin perfarmativi-dado La comunidad política antes de todo obrar político es pura poten-tia, que se manifiesta, más que en el «estado de excepción» schmittiano,en lo que denominaremos: «estado de rebelión» (que puede dejar aI «es-tado de derecho» y ai «estado de excepción» en suspensa)lJ4.

Dicho en pocas palabras, la:potentia es e! poder de la comunidadpolítica misma; es (a) la pluralidad de todas las voluntades (momentomaterial)IlS o de la mayoría hegemónica, (b) aunada por el consenso(momento formal discursivo), y que (c) cuenta con medias instrumenta-'les para ejercer su poder-poner mediaciones (momento de las mediacio-nes, de factibilidad) 116. $on entonces, por ahora, tres determinacionésesenciales de! poder como pote/dia.

En las revoluciones centroamericanas de los anos ochenta se hizopopular una expresión que dice: <dEIpueblo unido jamás será vencido!».La unidad es e! momento discursivo; e! pueblo mismo indica la comuni-dad de vida; Ia lucha nos habla de los instrumentos, de Ia estrategia; eIgrito expresa una voluntad. La fuerza, eI poder desde abajo, es potentia,es positivo, es la vida que quiere vÍvliYsé dilõsmeclios' para sobre-,;i-vir. Eli10der n'o 'esaõ"iiilnacióii~- íi6es'i;ólciopresiói< rio es sólo d poderC()'mo lo entiende la Modernidad colonialista. Los nuevos movimientossociales, y los antiguos movimientos clasistas y populares, ne('esit~nte_Ó-ricamente esta descripción 'positiva deI poder. Desde N. Maquiavelo aM. Weber o J. Habermas, cruzando pc)r algunostcxtos ambiguos de K.Marx y ciertamente por Lenin, el poder fue descrito como algún modode dominación. EI poder político como potentia no es dominacióp; noes determinación negativa, sino que es positivo: e.safirmación de la vidade la comunidad para vivjr. Escribe Spinoza:

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! 14. LA VOLUNTAD COMO FUNDAMENTO. LA POTENTIA Y LA POTESTAS

Sidos individuos se ponen de acuerdo para unir sus fuerzas, tienen más poder y,.::portanto, más derechos juntos dei que tenían, en el seno de la naturaleza, cada,,'uno aisladamente. Cuantomayor sea el número de los que se unen, mayor será

el derecho de que gocen todos unidos. En la mcdida cn que los hombrcs se ven(...] arrastrados hacia direcciones diferc11tcsy, por tanto, en pugna unos (onotrOS(pierden poder...] Son tanto más temiblcs cuando más poder tienen )' mássuperan en habilidad y 'lstllciaa los demás [...]'17.

Pero est:1 pura potentia inmediata, el mero poder político de la co-munidad política indifercllciado, sin I1lcdiaciones, sin funciones, sin he-terogeneidad es anterior a toda extcriori7..ación. Es el «ser en-sí" de lapolítica; es el "poder ell-sí". Es la cxistencia todavíairrealizada; cs unaimposibilidad empírica. Sería el caso de una comunidad en el ejercicio deuna democracÍJ direeta que detcrminarí:l en cada instante todas las me-diaciones para b vida y todos los procedimientos imánimes de las tomasde decisiones. Como esto eS imposible, acontece la «escisión ontológica»originaria, primera. La pote'l1ti~ e! poder político de la comunidad, se ~constituye como voluntadconserÍsllar-iíi:Stiiuye;"1ie:-seâ'ã instiiuCJeji,es 'parã'êjlie'n1e'dlatã~-l-ietcrogél1ea~'dífúéncúàân1ellté 'jlueda e;ercerse eI po-der (la potestas de los que mandan) que desde abajo (la potentia) es elfundamento de tal ejercicio (y por ello el poder legítimo es el ejercidopor los que mandan obedeciendo a la potel1tia): P-Qger_QQ"di?11cia-':AIpoder político segundo, como mediación, institucionalizado, por me-dios de representantes, le lIamaremos la potestas.

Spinoza distingue aproximadamente entre estas dos dimensiones deipoder político cuando escribc:

£1 p!Jder de la República [que nosotros lIall1arell1ospotestas] queda definidopar el poder general de la mllltitud [que denominaremos potentia]; es cierto,

\\ igualmente, que el poder y el derecho de la República disminuye en la medid~que ésta empuja con su actitud a lln ll1ayornúmero de súbditos a que conspirencontra ella11

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Cuando Ia f!!Jtestas se fétichiza, es deeir, se «corta», se «separa» de .Sll fundamento (Ia potentla),-;a,sÍíiinuye» su poder, aunque su ejerciciodespótico pareciera aIcanzar el paroxismo de la fuerza (como en cl casode A. Hitler o A. Pinochet).

EI poder ejercido Ror delegaciól1 institucional por los representantes(sea un rey, Ul1 senad('J oligárquico o aristocrático, un gobierno demo-crático, etc) es el "ente», es eI «ser» político «determinado» (DI1-sein: eIpoder político dado ahí, ante los ojos, a Ia mano), el momento políticofundado en el ser de la política (Ia pote1ltia). La in-determinación vacía(potenfÍa) ha pasado a una determinación plena (potestas). En ese «pa-saje» dialéctico estribarán todas las posibilidades de acicrtos y actos dejusticia política, pero igualmente de todos los desaciertos, injusticias,fetichismos y dominaciones posibles. EI poder institucional y delegadohace su aparición fenoménica: d poder 6nfÍco (a diferencia dei poderontol6gico: la potentia).

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DESPLlEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLITICO j 14. LA VOLUNrAD COMO FUNDAMENTO. LA POTENTIA Y LA POTESTAS

Esquema 14.03. DE LAPOTENTIA A LA POTESTAS

- [260] Escribe Spinoza:

En efecto, el poder político se encuentra disperso en todo el campopolítico y en sistemas concretos, en la comunidad política y en todaslas comunidades, asociaciones, organizaciones subalternas, como poten-tia, que se despliega regenedndo continuamente a todas las actividades,ideologías, saberes de las diversas agrupaciones sociales y de la sociedadcivil, y aun de la sociedad política, como expresión de la energía de aba-jo hacia arriba que emana de la pluralidad de las voluntades unidas pordiversos tipos de consenso; y también como potestas, que se expandetambién en todas las instituciones (de arriba abajo) llenándolas de vo-luntad de participación, de fraternidad con respecto aI servicio pro piodei ejercicio delegado del poder en todos los niveles (flechas b y c, de! es-quema 14.03), o, por e! contrario, desarrollando técnicas, mecanismos,epistemologías, instituciones de control, de do mini o, de debilitamientode la potentia -nivel en el que se sitúa M. Foucault, dando importanciacasi exclusiva ai poder como dominación (jlechas d y e).

deI fundamento de! propio poder político (potentia) lo debilita. En estecaso, <<1osque mandan» debe comenzar a «mandar mandando» (flecha edei esquema 14.03)121 -para expresarnos como los mayas de Chiapas;y su EZLN-. Mientras que: cu ando el poder institucional fortalece eIpoder de la potentia, "los que mandan mandan obedeciendo» (jleehac)m. En esta última posibilidad, e! poder político-institucional cumplecon mayor capacidad, fortaleza, fuerza sus fines (como en los tiemposclásicos de la Republica romana o eI primer siglo dei sistema democráti-co norteamericano tan exaltado por A. de Tocqueville o H. Arendt).

No se piense que esa escisión ontológica entre jJOtentia y potestas seproduce como dos extremos nítidos, claros, perfeclamente diferencia-

T dos. Nos dice M. Foucault: «[EI poder político] no se trata de un apara-: to de Estado, ni de la clase en el poder, sino un conjunto de pequenos.._ poderes e instituciones situadas en un nivel más bajo».2'. ~n_~~ctS?L~}P2gel está di.seI!.1iI1.!1~o_e_n_~~)90eI <:uerpopoIític.<?, tanto en las di:e~s.as.articulaciones comunitarias (en la base) (Ia diversidad de la potentia)cQmô.'de insrituciones' las-rrias variádás ql](::ejeféendelegadaiTlente elpoder apoyándose unas sobre otras (la diversidad de la potestas). Y con-ti;:;-óã Füü-eaúlt:- .. -.------ ------ --.-_. __ .. - - -- -.

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II No quiero decir que el Estado no es importante; lo que quiero decir es que las re-

It laciones de poder, y por eUo el análisis que debc hacerse de eUas, necesariamcnre

sobrepasan aI Estado. Y esto en dos sentido: primero, porque e! Estado, por más" que pareciera tener aparatos ol11niporentes, está lejos de ser eI que ocupa todo el\.' campo de las relaciones de poder acruales, y, en segundo Iugc1r,porque el Estado

í ' , :' sólo puede operar sobre la base de todas las relaciones de poder pre-existenres .• : EI Estado es supra-estru.crural en relación COI1 toda la seric de redes de poderi ,j:' que dom,inan e! cuerpo, j~ sexualidad, Ia familia, la niiiez, el conocimiento, laf i .'. tecnologIa, etc., [... ] pero este meta-poder COI1 todas sus prolublclOnes puedef sólo asegurar su domínio cuando tiene sus raíces implantadas en la múltiple serie

!. indefinida de relaciones de poder que aportan la necesaria base para esta formaf extrema negativa dei poder!24.

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• (positiva)Poder«delegado»u obediencial

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[Apariencia fenoménica]Potestas

(como ejercicio delegado dei poder)EI ente determinado (Da-sein)Poder político institucional

Potentia(como poder consensual, auetoritas)Eiser in-determinado (Sein) en-sí

[Fundamento]

(negativa) _4_d__Poderfetichizado

ticlaración ai Esquema. a. Disyunción o desdoblamiento originario (ontológi-CO)119 dei poder primero (potentia) de la comunidad política que instituye lade!egación de! ejercicio deI poder por instituciones y representantes (potestas)("los que mandam.). b. Ejercicio positivo dei poder como fortalecimiento de lapotentia. c. Los que «mandan obedeciendo» (poder obediencial). d. Fetichización. de Ia potestas (se afirma a si misma como origen soberano dei poder sobre la po-tenfia). e. EI poder se ejerce como dominaciólI o debilitamiento de la potencia:los que «mandan mandando». a-b-c: circulación dei poder como regeneración.a-d-e: circulo corrupto dei poder.

EI derecho [...] por eI poder de la multirud [potentia] se denomina generalmenteauroridad polírica (imperium). Lo ejercé (... ] aquella persona que ha sido desig-nada por consenfimiellto g~neral para cuidado de la cosa pública [potestas]llo.

Se muesrra que eI poder institucional (potestas) ejerce por designa-ción un poder (imperium) que por su naturálCi;1~sã~7ezado. Si se preten-de que la potestas es soberana se comete una inversión fetíChista. En estecaso se ha absolurizado a la instÍtución, y para.poder pretender ejercer elpoder desde sí deb~ «debilitar>. el poder de la comunidad (potentia). Conello «disminuye» realmente el poder institucional (potestas), aunque aiejercerse despóticamente puede aparecer como una fuerza política ma-yor (por ejemplo, en los casos de J. Stalin, B..Mussolini o J, Videla). Sudisminución consiste en la imposibilidad de unir todas las voluntadesa favor de una empresa; además, cuando comience la entropía dei po-. der será imposible la regeneración dei poder desde abajo; el alejamiento

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DESPLIEGUE ARQUITECTÔNICO DEL PODER POLíTICO

Por otra parte, Giorgio Agamben, comentando a C. Schmitt, hablade! Stato di eeeeziOlte125, dentro de una semántica propia dei derechoromano, donde auetoritas es el momento dei poder que puede poneren suspensión a la potestas (o poder instituido). Nosotros querríamoslIamar la atención sobre una necesaria atribución diversa de la aueto-ritas. Se debe pasar de un actor individual que tiene autoriJaJ (comomomento de! ejercicio institucional deI poder, como potestas) a un actorcolecrivo: la comunidad política o e! pueblo misl11o,En ese caso, cuandoéste rasa a ser aetor, y se autoriza a sí mismo sereTpoder institll)'enre (la'autoridad última), no como eI que declara el «estado de excepción», sinoeI que declara la necesidad de una transformación de la potestas comotoralid:ld si fuese necesario, su voluntad aparece con mayor clariJad :lúnque la «decisión» de la autoridad dei líder en Schmitt (líder carismáticoen 1\,1. \'\'eber, que goza entonces de una legitimidad ap:lrente). No haytal. La «decisión» es la de una comunidad política, de un pueblo, de to-mar nuevamente de manera directa e! ejercicio deI poder como potel1tia,y se autoriza a transformar la potestas, nombrando nuevos representan-tes, dicrando nuevas leves o convocando a una nueva Asamblea constítu-yente. Es el «estado de' rebelión» como veremos12ó•

[261] En América Latina, desde e! derecho de Castilb en la Cris-tiandad hispana, el «estado de rebeIión» (que en este 2006 se está dandoen Bolivia o Ecuador), es algo más que un «estado de excepción". EI se-gundo es correlativo ai orden jurídico establecido (potestas), y lo decretauna función dei poder constituido (aI menos un poder legitimado caris-máticamente); el primero, en cambio,es b acci_ónmism:l orgil1J.ria de bvoluntad consensu~'- de lac()mu,nicia,c1_PQlítica(potel1tia) y nos habla deUI}_momento ontológico, más acâ cle.J~lvQluntad que decreta el «estadode exce'pfí6n;;-scl1mirriano, 'EI<;estado de rebelión» \27 deI pueblo puededejar sin efectó-un'~;estàaà de excepción» -como en Argentina, comoya hemos indicado, donde la ya referida movilización popular dei 20 dediciembre de 2001 contra e! presidente Fernando de la Rúa, lo destituvepor e! hecho de haber decretado un «estado de excepción», emanado dela auctoritas de la institución de! Poder ejecucivo, que era visto comoun nuevo acto represiv,o de la potestas-. Desêle la potentia el puebloprovoca a la potestas: <<iQuése vayan todos!» -es decir, se les recuerdaquiénes ostentan la última instancia de la auctorítas. ,

En este comienzo deI siglo XXI, definitivamente, la suctoritasl2", queen e! derecho romano correspondía ai padre de famiIia(enCl derechoprivado) y en el derecho público aI príncipe, ai senado o ai emperador,(y que después pasará a los reyes y hasta eI Führertum nazi), que eraquien podía declarar eI «estado de excepción» (Ia dietadura como insti-tución jurídica o extra-jurídica) 129,debe hoy re-atribuirse a la comuni-9,ad po/.ítifa. (c~l1_instituciones tales eamõ.-irpleb-is0i:_o-,:ef!~Té~~iiaC?~laconsulta, la revocaci6naermâ-n'darõ; -el-üso'ae--m'edios electrónicos param_edíi1aõpiliión;1iinstituciónií1i:iãéi6-n-é-onsriru.clon'ãI y legal de ia par-tidpación diieCti'pÔr-asambleãs-ae~<-éablldos abiert~~»), la organizaciónde un Poder Ciüda'dano deétivO:-eqiiiVãIêÍ1te'y"dístinto de los tres Po-

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! 14, LA VOLUNTAD COMO fUNDAMENTO, LA POTENTIA Y LA POTESTAS

deres habitual,~~,~~I_F~t~.c!~]}"<2.ck~p_o,0, por último y de manera límite,-pormeâio de re5cliones, revs>lucio!l,cs, g()lP.e.s.~e Esta.do dados por lacomunidad política misma"como auetor anterior'al sistema dei derecho,para restringir,reordena~".ha~_er. ,crecero ~ran~f<?~marradicalmente a lapotg~~as(Ias in~tituciones ~e la socieda? política) d,esde la sober'â:1Ía dela auetorttas v/tae (<<autorldad de la Vida») dei mlsmo pueblo, ultimareferencia.

De manera que habría: a) una anomia anterior ai orden jurídico(de la potestas) de b comunidad política misma como poder originario(potentia como poder instituyente, constituyente), que se dará las insti-tuciones (auetoritas ante festu111)jb) un nomos u orden donde la potestaspuede ser puesta en cuestión como «estado de excepción» (auetoritas in(estumllO); y, por último y como veremos en la Crítica (próximo \'olu-men), c) una auctoritas post festum dei pueblo, o algunos de sus seeto- 'Y

res, que ponen en cuestión eI orden legítin10 vigente desde el consensocrítico de la vida de las comunidades que luchan por el reconocimientode 'nuevos derechos (en eI mejor de los casos, o, simplemente, comorebelión1J1). Siempre la potentia, el poder de la comunidad política, deipueblo, que ahora queda investida de auctoritas (y por ello autorizá aigobierno, ai Estado, a todas las instituciones delegadas de los repre'sen-tantes), es el poder político en última instancia, fundamento dei ejerciciodelegado dc la potestas (su aparición fenoménica), es decir, de todas lasinstituciones soeiales, áe la sociedad civil y de! Estado en sentido esrricro-lo mismo que deI gobierno, ya que el representante ejerce poder pordelcgación como poder determinado, heterogêneo y parcial (funcional aio(icium, diría Cicerón) cuya porción lo designa por consenso la comuni-dad política desde su potentia: el poder político propiamente dicho.

La tare.a de la filosofía política arquitectóniea, y en mayor medida dela crítica (o de liberación), consiste, como ya lo hemos apuntado, en ex-poner el sistema comple.to de categorías fenoménicas de la filosofía po-lítica bttrgues~l32, a fin de desarrollar teóricamente eI despliegue real deipoder político (potelltia), e! fundamento, en el campo político global,teniendo en euenta Ia acción política estratégica que se fija, se objetiva,deviene real en la potestas o poder delegado en todas las instituciones.L~sca~_ggrías_~~_~~!~s()ii?E.?l~i':-'!É~~g~.e.~,a_~~1~~!!1~~(~b,!z;}2,o~Sepasade una categoría superficial o fenoménica (en el nivel de la potestas) aotra sin buscar su fundamento. De lo que se trata para nosotros es deconstruir cada categoría por referencia a su fundamento ontológico; esdecir, fundarias COIlcoherencia lógica, para relanzar deconstructivamen-te dicha crítica de todo eI sistema de categorías desde la exterioridadde los oprimidos o excluidos (en el volumen Crítica). Esto nos lIevaríaa exponer el concepto de hiper-potentialJ3 de una comunida9_º~(:mrj-mi_do~O excluidos,.(eLp1J.çQfº,Ç.,ll.,~~I1~19º_r~ª~Ell_i-ª~)_~~Lº.r..~~n .políticovige~~ (la po?esta:~_dg I!Jj.!1,ª!.!.t~-,.sIir:íªA ,,Çr~m~çjLq1J.d lJ,cQa.ríanpara,si!r~.a..~~f<?EI~~_ció~Q~,_~~~va,PE..t~~t.'!~f~!~~).

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~ 15. EL "ACONTECltvVENTO" FUNDACIONAL

[262] Se trata de dar un paso decisivo. La «estructura de dominio" (Herr-schaftsgebilde como la denomina Heidegger), o el ordenpolítico dado,la potestas, se ha originado en una experiencia fundacional; e!. pasajedeI «ser" aI «fenómel}Q".:Jn el lugar más sagrado dei foro romailo'seocultaba bajo eI piso (en eI fundamento) la pietra nigra; una piedra ne-gra que recordaba eI origen dei pacto originario deI populus romallus,deI mismo senado, como piso sobre el que se edificaba la auctoritas deIpueblo romanol34. En la Meca, de manera semejante, se venera en lasagrada mezquita la antigua piedra Ka'aba en la que el profeta renovó laalianza con AlIah. En eI pueblo azteca, igualmente, la existencia políticase refería a un fundamento último: «2Acaso son verdad135 los seres hu-manos? 2Por tanto ya no es verdad nuestro canto136?2Qué está de pie 137

por ventura?»13R.Estar en la verdad es estar fundado en la piedra firmede la tierra, en eI origen. Pero este origen cósmico es aI mismo tiempocosmopolita: eI imperio azteca ha sido fundado en un pacto COI1 HuitzÍ-lop.ochtli, el pequeno dios colibrí que necesita la sangre de los jóvenespara poder vivir. EI imperio se funda sobre un pacto cosmológico expre-sado por Tlacaelel; era una verdadera teología política139

En una primera tradición, la filosofía política moderna, y especial-mente la de la Ilustración y eI liberalismo, desde Hobbes y Locke, se

- pregunta por el tema siguiente: 2cómo nace eI «estado civil» o «estadopolítico», es decir, el orden político? Para ello imaginaron una situación«contractualista»14o. EI contractualismo tiene el defecto fundamental des13:0rmalismoI41. Se i~~giriauna situaciól1.donde la conciencia (r~duc-ción consensualista) establece una alianza (que en la cultura occidentaltiene su lejano inicio en eI caso de Abraham en eI pueblo judío, y en eIcrjstiano se habla de una nueva Alianza, firmada por eI profeta fundador),simplificando así eI origen de manera unilateral. Por el contrario, en unasegunda tradición, la filosofía política dei marxismo estándar, imaginóe! origen de! sistema político como fruto inevitable de los mecanismonecesarios de las leyes económicas -posición que E. Lac1au criticá consuma c1aridad 142_, y conceprualizá aI Estado como ellugar privilegiadode la política, deI ejercicio deI poder de la clase burguesa -reduccióncontra la que se Ianzará críticamente eI pensamiento foucaultiano-. Eneste segundo caso se cae en un materialismo unilateral.

Ante la crisis deI marxismo, especialmente en Francia, un grupo defilósofos althusserianos (como E. Balibar, A. Badiou, J. Ranciere y otros),y también como reacción de la anunciada «muerte dei sujeto» (de origenanalítico-popperiano, pero muy en boga en eI pensar de L. AJthusser),deben repensar la cuestión deI .«sujeto histórico» (Ia clase obrera), con-vertido en una sustal)cia metafísica. ca des-sustancialización del sujeto,b necesidad de encontrar un actor político que pudiera ser descubiertodesde exigencias filosóficas más in!erdisciplinarias, más críticas, y hasta

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9 15. El "ACONTECIMIENTO» FUNDACIONAL

postmodernas en algunos aspectos, sitúan el problema dei origen deiorden político vigente desde una mucho mayor complejidad.

La pregunta por los «sujetos» que originan e! orden político, o los«actores» de! campo político, deberá ser respondida practicando unadescripción filosófica, a lo que deberíamos agregar eI colapso dei socia-lismo real y la derrota delliberalismo tradicional infringido por eI pensa-miento neoconservador y fundamentalista (religioso y del mercado) quese presenta como si no tuviera ante sí ninguna otra alternativas' (como elneoliberalismo dei mercado total y global), que parta de nuevos supues-tos. Surge así la discusión actual sobre una redefinición dei «sujeto» dela política. Y es dentro de este horizonte que tomaremos como punto departida la posición de Alain Badiou.

EI orden político vigente se origina desde una referencia política pri-mera que la denominaremos eI «acontecimiento»143, que por ser la últimainstancia la describiremos como «fundacional». EI mismo Rousseau144--desde una posición contractualista, aunque crítica- escribe, en 'refe-rencia a Grocio y ai hech<l>de que un pueblo puede «darse un rey", losiguiente:

Estemisl110don'4' es un aeto político; presupone una deliberaciónpública.Antesde examinar el aeto por el cual un pueblo elige un rey, sería bueno examinar elacto por el cual un pueblo es 1111 pueblo (un peuple est un peuple); pues este aeto,siendo necesariamenteanterior ai otro, es el verdadero fundamento (fondement)de la sociedad 14(,.

Para Rousseau ese fundamento es eI «contrato socia]", pero dei que., se acepta que «nunca ha sido formalmente enunciado, [y por eUo] sonsiempre los mismos [en su contenido], en todas partes tácÍtamente admi-

-. tidos y reconocidos, hasta que dicho pacto social es violado»l4? En efec-to, cuando se lo niega, o se lo debilita, aparece entonces exp!ícitamente e!contrato como ]0 ya siempre dado y que hay que proteger. Esta posición,como hemos indicado, puede derivar en un tipo de visión formalista.

Un tema semejante, será tratado por Alain Badiou desde un puntode vista ontológico (aunque desde una ontología definida dentro de!horizonte dei saber en último término como matemática, en lo que nole seguilllo~), lo que nos permitirá q.~s_çl!.bIiI-ª_.1LVoLLI.!1Iª~Lç_QIDº..PJ!.QI9..<leemergencia, corno unPoder que «aparec~>~2i~!l~g (desde un «sitio» yen una «situación»), como elmo.mento onto!~gic<;>.~~!?:c:r~~?.LQ!..igi!1il.r.i.':?ciu2siQ. «orº.ffi..12Q.ljli£Q~!iL<!hlí:~çi.do,seª.s:I_ql!.'~.JJ!r.rª,_91,K~Ç.r.iÍ..f.9.n..~i.c1e-I.a49.ç.OIJ).9.JSL4EclQ (objeto de esta Arquitectónica), que deconstruiremosposteriormente (en la' Crítica, desde eI 5 30). MetoélolÓg,.camente par=--tlremo.sdesde-una comunidad, un grupo, una estructura intersubjetivaque se encuentra ya siempre en una Totalidad política dada, sin juzgar1atodavía de manera crítica (y por ello nos sirve la actitud en parte inge-nua, no-crítica, como la de Badiou148,según podremos observar).

Es toda la cuestión de la «aparición» dei ser (potentia)' en eI mundofen2..rg~nico (piififtliSj-:.-' -.- .. ...-_... ..-._.. _.. -.-.;- ..-.- .....---- ...

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DESPLlEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLíTICO \ 15. El «ACONTECIMIENTO» FUNDACIONAL

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"ciencia» en Althusser .(res~rvando ante eI nivel de la «ideología», ahoracompletamente. redefiqida, toda la problemática que se denominará conla paIabra «acontecimiento»)-. En efecto, eI <'ser»de la obra EI ser y elacontecimiento de Badioll es, por una parte, el mundo heideggerianorepensado desde la tradición althllsseriana, y, por otra, su identificaciónCOI1 un saber matemático tal como lo expresa el propio Badiou.

De es~a manera e! concepto de «acontecimiento,> tiene ahora Ul13

7' complejidad desconcertante: «En la construcción dei concepto de acol1-\ tecimiento (événement)~ la pertenencia deI acontecimiento a sí mismo, oquizás, "más bien, la pertenencia dei significante dei acontecimiento a su

__significación, desempena lIn papel crucia],,151.Para Ilegal' ai concepto de acontecimiento, Badiou parte (como Hei-

degger) de un lugar (sitio) que determina por su parte una complejasituación existencial. La situación es la es.tructuración de maduraciónextrema y concreta, como una coyuntura crítica deI mundo, en UI1 mo-mento de transformación de su historia. En la lógica de la complejidadel concepto de caos puede servimos. Por caos se entiende el ~_t?çl.º_çl_e--un_i-~Qgalj.ªi:Ci!i-e~5jiã~.ejl:~n proceso de '<pasaje»_c1~t.!.n.~st~do físicoa...Q.t!:Q, Por ejemplo, en el caso deI agua, el paso de! estado sólido ailíquido, y de éste aI gaseoso. AI acercarse a los cien grados centígradosde temperatura e! agua entra en ebullición. Hay como un cambio de pa- -rámetros, una desestructuración de un cierto orden que pareciera hacersaltar en pedazos el estado de cosas consolidado hasta ese momento. 'Antes aún, cuando e! hielo comenzó desde menores temperaturas a ile-gal' aI grado cero, se iniciá la disolución de cristales, la resistencia mutllJde las moléculas aminora su recíproca dureza, y lentamente comienza afiltrarse por entre sus intersticios gotas dei líquido, e! elemento nuevo einesperado. EI fuerte igloo dei esquimaI, que resistía como una piedra,comienza a derretirse. Esta situación, que anticipa un cambio radical, nopuede preverse en eI proceso histórico. Ni tampoco tienen por slljetosprivilegiados a los héroes. Se trata de «actores» unidos por una red inter-subjetiva, que constituyen algo así como una comunidad generacional.Los participantes pasivos deI orden, los sub-jetos, se desorientan, no.captan, no pueden interpretar e! sentido de la situación caótica. Sólo al-gunos son empujados a comprometerse como actores (sóJo la militanciaconstituye a este observador como ,<interior» a la situación) en el procesode transformación que producirá en su aquietamiento momcntáneo unnuevo orden de cosas. AIgunos puede'interpretar el nuevo sentido de la«situación'> de! mundo como Totalidad. EI «acontecimiento>, será así 'untipo de estructura dinámica no prevista en la que ciertos «sub-jetos» (dealguna manera objetos funcionales de! sistema, mero miembros pasivos)devendrán actores, en media de la refriega que para los observadoresobjetivos es el caos mismo. Sólo los que pueden sacar la cabeza sobrela corriente de agua que arrastra a todos en la situación caótica son losque comienzan a hacerse expertos en natación gracias ai torrente mis-mo. EI «acontecimiento» será ciertamente un hecho, pera un hecho muyparticular, un hecho histórico, última referencia de la reorganización dei

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En e! comienzo de todo orden político está de alguna manera e! caos, ,lo anterior ai orden, en el tiempo pdmero en -que se produjo el «acon-.:tecimient0», ai cual inevitablemente con «fidelidad» se remitirán todos.los ,lCtores políticos de una cierta comunidad como lo dado obviamente,'como e! fundamento dei consenso tácito siempre presente, como la au- >sencia que todos presuponen y que, cuando se pone en cuestión, todo sedebilita, ,'se viene abajo».

[263] Para entender el sentido muy particular (que aunque inspi-rándonos en Badiou no nos atendremos estrictamente en el contenidoque le.dará este autor francés postalthusseriano) que le otorgaremos al~'término «acontecimiento», podríamos iniciar nuestra reflexión desde ladescripción dei «mundo» (Welt) tal como nos la.propone Heidegger enSer y tiempol49. •

EI ser-en-el-mundo cotidiano, fáctico, eI de todQslQsdías es.el punto.de partida. Es la Totalidad dentr J de cu~ hOQz~!LViIi!!!º~l_ enfrenta- :mos los elites «a la mà;lo>~;'lo.s-íli."terprétamos primeramente de manera ~práctica. Ese mundo es siempre espacial (no en el sentido obvio en tanto ~que tiene o está en un lugar, en un lugar geográfico determinable, sino ~en cuanto espacializa todos los entes que le enfrentan dentro de él). Ese.,mundo, además, es siempre temporal (no en cuanto está determinadopor una fecha, sino en cuando temporaliza las posibilidades que se debeemplllíar cotidianamente). En ese mundo, en un cierto lugar, en UH sitiocon un determinado sentido, puede darse una situación:

EI término sítuaóón (Sítuation) [es) un concerto exisrenciario (exístenzialen)[...] AI ser-en-el-mundo le es inherente una peculiar espacialidad [...] EI ser-ahtespacializa l...] Pera la espacialidad peculiar deI ser-ahí, sobre la base de la cualse asigna la exisrencia en cada caso su lugar (Ort» se funda en la consrirución -dei ser-en-el-mundo. EI ingrediente primaria de esta constitución es eI estado ...de-abíerto (Erschlossenheit). Así como la espacialidad dei ahí se funda en el es- -tado-de-abierto, así tiene la situación su fundamento eIl el estado-de-rcsuelto.(Entsch/ossenhcit) 1.\0.

Según hemos visto, en e! pensar heideggeriano, que se manifesta enlos textos sobre Nietzsche, este «estado-de-resuelto» es e! modo como'la Voluntad se pane sobre sí misma y supera sus límites en e! horizonte«abierto» de! mundo. «Aparece» en e! mundo. No se trata de un meroestar perdido en el"impersonal «se dice» (el «se>'como signo de! sub-jecro _pasivo que no es actor, y por ello no es el «sujeto» que se está buscandodespués de la «1l111ertedei sujeto»). Para ser '<acto[» en estado-de-resuelto,el mero pasivo sub-jecto masivo, de! «se», aparece cuando se convulsionaen algún lugar (un sitio) un tal estado de cosas que e! mundo entra en cri-sisoEn el mundo se configura una «situación» crítico-existencial, caótica;la estabilidad deja lugar aI «en río revuelto ganancia de pescadores»; los' -pescadores serán en este caso los «actores» en dicho mundo.- Badiou piensa el tema dei ,<acontecimiento» desde este contexto .heide~g~riano -p~ro, igualmente ante Althusser, ya que eI horizonte-.'l_ ••ontologlCo de BadlOu nos habla dei saber, que ocupana el lugar de la .

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DESPlIEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLíTICO

mundo, de la fundación de un nuevo mundo. Ese «acontecimiento» sedescubre claramente aI observador externo de manera retroactiva, gra-cias a una mirada hacia atrás, hacia eI origen, desde la perspectiva deestar habitando en otro mundo.

[264] En Nueva Espana, por ejemplo, en 1810 (un sitio en un tiem-po) se produjo un hecho que ha sido denominado el estado de rebeliónde una de las colonias deI Imperio espanol (Badiou obviamente está pen-sando en su «Revolución francesa»). Esc hecho puede ser descrito pore! historiador narrando muchas posibles determinaciones concretas (laexistencia de los crioHos, de los mestizos, de los indios; la burocraciaborbónica, los virreyes, las logias masónicas, los elevados tributos queexigían los intendentes, etc. 152), pero todos estos momentos aislados notocan lo que es e! acontecimiento de una tal Revolución emancipadorade las colonias ibéricas, ni permite que se interprete (desde un obser-vador externo imparcial) e! sentido de lo vivido po, aqueHos actoreshistóricos, y lo que para ellos significó ai hacer memoria retrospectivade aquella situación:

Lo que marca un punto de detención para esta diseminación [de significados]eseI modo según el cual la Revoluciónconstituye un término axial de la Revolu-ción misma, es decir, la manera en la que la concíencia dei tiempo -y nuestraintervencíón retroactiva- filtra todo el sitio [y la situacióll] a través de lo 11I10'5]

de su calificaciónde acontecímientol.i4•

Badiou, como Étienne Balibar o Jacques Ranciere, era discípulo deAlthusser155• El «sef», hemos dicho, es el orden ontológico deI saber, dela matemática (y no de la filosofía). Por su parte, en ese mundo u ordenontológico se estructura una «multitud consistente particu!af», que Ba-diou categoriza como situacióll. Cuando la situación es captada comotal'en una «estructura simbólica» (y aquí nos acercaríamos a dos de lostres vértices de! triángulo lacaniano, ante «Ia Cosa real» y «lo simbólico»-nps faltaría lo «imaginario») se pasa a un «estado de situación». Expli-ca Zizek:

Ésta es entonces la estructura dei ser. Sin embargo, de tiempo en tiempo, deun modo completamente contingente, impredictible, fuera dei alcance dei sabersobre el ser, se produce un acontecimiellto que pertenece a una dimensión total-mente distinta: es precisamente b dimensión delno-serI5ó•

Este nuevo tipo de racionalidad, este nuevo nivel de la existencia,emerge desde la situacióll. Para comprender aproximadamente de quéestamos hablando, dcberíamos entender que no se trata de \ln sujetoque se situaría como un°observador imparcial, sino que ocupa el lugarde! aetor de! acontecimiento como sujeto comprometido, «interno» ala situación en e! mundo, y que se encuentra «enredado» en una inter-subjetividad (y en referencia a un inconsciente que frecuentemente leimpide conceptuar claramente la situación) que lo determina. Alguienpudiera justamente criticar que se habría perdido la antigua «objetivi-

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! 15. EL «ACONTECIMIENTO" FUNDACIONAL

dad» (de! marxismo estándar) de! poder explicar el hecho desde estruc-turas «científicas» (como las categorías de clase, formación social, etc.).Lo que acontece es que esa «objetividad» de las .estructuras económicas,jurídicas,. políticas (que en cualquiercaso nos interesan de manera muyespecial) no ejercen su eficacia social o política como meramente cate-gorías abstractas «objetivas». Las instituciones, las clases sociales, etc.(categorías sociológicas, económicas, etc., que no podemos ni debemosabandonar), son, simultánea y genéticamente, constituyentes de la pro-pias subjetividad, de la intersubjetividad de cada participante solidariodei acontecimiento. Es decir, dicho acontecimiento, evidentemente, tie-ne determinaciones que pudiéramos denominar «objetivas», pero queson vividas, interpretadas, ejercidas desde un actor comprometido en el«interior» de un proceso histórico que se le escapa ai observador «exter-no», por no ser un actor de! acontecimiento.

EI acontecimiento no queda necesariamente determinado por e! si-tio física ni por una mera situación posible de ser narrada, sino que seorigina en un significar la situación en primer lugar denominándola,como punto de referencia de los múltiples actares. Partiendo de Pascal,Badiou nos dice que «decidir [ser participantes en el acantecimiento,una vez que ha estallado] es una apuesta que no se asume desde la posi-bilidad de que algún día será reconocida como legítima, en la medida en_ que la legitimidad remite a la estructura de la situación»l57. La decisiónd~LQ-ªrticipar~ el ori~_~_~~}~git.iipiª?~l. X .. t.~!1!g!!~.~~!~i~~~<?-~:~~~bilidad y.J.~la fide!i.Q~.9..~l ªcontecimien~o, entonces, es la intersecci.ónd~_U}2ª_situación (no sófo objetiva, sino de una objetividad componenteinevitable de la intersubjetividad) c.2.!!...unmodo muy especial de trans-'formación por el que un mero observador pasa de ser un pasivo sub-jec-to a ser un aC.!2~.1apotentia se fenomenaliza como potestas, o ai menosestamos en su «origel1». Estaríamos en e! origen de! acto de subjetiva-ción -para usar ahora la terminología de Alain TouraineI58-. Y estaes, estrictamente, el «poder-ponerse» (Poder) de la Voluntad en estada-de-resuelto como posible participante. Es un riesgo, es una «apuesta»(de la que se puede ser perdedor). Cuando la generación .de Migue!Hidalgo, cura de Dolores, se decide a hace sonar la campana deI templodeI cual e! cura era responsable, y gracias a la cual convocaba ai pueblocolonial para participar en una guerra de Emancipación anti-metropoli-tana, todos arriesgaban la vida en esa «apuest3» que llevará ciertamentea muchos de eUos a perderia por fidelidad a la causa (la causa aquí es«la Cosa real» imposible de Lacan, que Badiou denominará: «régimende verdad»): la «verdad» como la libertad de! Anahuac, que se instau-raba desde e! acantecimienta que comenzaba a desplegarse intersubje-tivamente, sin garantías objetivas de su realización efectiva histórica, yque sólo existía en las voluntades de los actores como posibilidad quese iría construyendo en la fidelidad a la «apuesta» que tenÍa como únicagarantÍa su propia acción, que aparecía como <docura» ante e! podero-so y armado mundo cuerdo hispánico. Los aclares se comprometen enuna situación que e!los mismos en su decisión, en su «apuesta» efectiva,

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I'DESPlIEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODEIl POLITICO

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15, EL «ACON'TECIMIENTO. FUNDACIONAL

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constituyen como acontedmiento. «Uamo interverzción -escribe Ba- -''C'"

diou~ a todo procedimiento por el cual una multifud (lfn múltiple) es"reconocido como acontecimiento,,159. •/ [265] Hay, entonces, ciertos aspectos que hemos podido ir discer-.niendo en lo que lIamaremos acontecimiento. En primer lugar, hay he-chos que como tal no constituyen el acontecimiento, pero que son suscondiciones. Los actores van cobrando conciencia del acontecimiento aInominado, ya que la designación otorgada por ellos simboliza su propiaactividad. En tercer lugar, los actores van a intentar una meta, la cosa realimposible (la libertad dei Anahuac, de México, que ni aun ai comienzodel siglo XXI se ha logrado; asÍ como imposibles fueron los ideales de la

I Revolución francesa, en aquello de la igualdad, fraternidad, libertad).•Además, el proceso dei acontecimiento necesita un,«operadop>, una ge-

í' neración de patriotas, un partido o un movimiento político, etc.160.Y,! por úLimo, eI sujeto, eI actor que «en nombre dei acontecimiento-verdad: interviene en eI múltiple histórico de la situación y discierne/identificaen ella los signos-efectos del acontecimiento,,161. EI acontecimiento abreun mundo futuro, abre un régimen de verdad «<verdad" sería aquí eldevenir dei acontecimiento desde la lógica que se ha instaurado a partirde la ruptura con el mundo-sido), que arranca desde lo oculto y desco-nocido (la potentia). La «verdad» oculta se revela ... como hecho históri- I"co, como acontecimiento, aunque: «Siempre seguirá siendo dudoso que -1- •haya habido un acoIlJecimiento, salvo para eI que interviene que decide' ,su pertenencia a la situación»162. ' '

Son como los «milagros» de Pascap63; es el acto contingente querompe el orden establecido deI ser, pero que igualmente se sitúa en unamisma historia:

EI debate, filosóficamente reconstituido, apunta -a tres conceptos. La interrup-ción (~quées lo que un acontecimiento interrumpe, qué es lo que preserva?).La fidelidad (lqué es ser fiel a una posible interrupción de un acontecimiento?).EImarcaje (lhay marcas o signos visiblesde la fidelidad?) En la intersección deestos tres conceptos se construye la interrogación fundamental: iquién es sujetodei proceso de verdac!?164.

Sobre Badiou, pero igualmente sobre J. Ranciere y E. Balibar, y encierta manera sobre E. Laclau, se dice:

EIproblema consiste en quebrar el campo ontológico cerrado e/I sí mismo comouna descripción dei universo positivo165; la dimensión que socava el cierre de laontología tiene un carácter ético; concierne aI acto contingente de decisión con-tra eI fondo de la multiciplicidad indecidible dei ser; en consecuencia, [dichos]autores intentan conceptuar un modo nuevo de subjetiviCÚId,poscartesiano, quecorte sus vínculos con la ontología y gire en torno a un acto contingente dedecisión166.

v Y refiriéndose aI que de alguna manera iniciá esta tradición francesa,Zizek se refiere a Michel Foucault:

Todo estos autores oscilanentre proponer un marco fornlal neutral que describael funcionamiento dei campo político sin ninguua toma de partido específico,y la preeminencia acordada a una particular práctica política izquierdista [...]

\\ Foucault presenta su concepción dei poder como una herramienta neutral quedescribe eI modo cómo funciona todo campo de las estructuras de poder exis-tentes y de las resistenciasa ellas [... Pera], por otro lado, es inevitable la im-presión de que Foucault estaba de algún modo apasionadamente dei lado de losoprimidosl67•

Aquí podría abrirse como una sospecha. <No será que ai final Badiouse encuentra apresado en un cierto formalismo, en un subjetivismolós,ya que el acontecimiento no tendrÍa referencia a una estructura propia-

~-mente real, porque <<laindecibilidad dei acontecimiento significa queéste no tiene ninguna garantÍa ontológica, no puede ser reducido a unasituación (previa) ni deducido de ella, ni esJampoco generado por eUa?Surgen de la nada (Ia nada que era la verdad ontológica de esa situación

_anterior)>>169. Este como formalismo subjetivista se deja ver en la expre-,sión siguiente: <<laverdad [dei acontecimiento] es enteramente subjetiva: (es dei orden de una declaración que testifica una convicción en cuanto_-ai acontecimiento)>>17o. Y por ello «Ia fidelidad [ai acontecimiento], a la

declaración es crucial, ya que la verdad es un proceso, y no una ilumi-__nación» (p. 16). Tomar como ejempIo a Pablo de Tarso, como conversoreligioso, sin saber situarlo dentro de Ias estructuras de dominación eco-nómica y política dei Imperio romano supone un cierto subjetivismo. ~ha separado dei objetivismo althusseriano para caer en un subjetivismo_. __ .• -----, ,_. 7' ".... -.----.(. ..... , ..- -..- ..__ .•.. ,._- •...----r:-..- ..------- "'"'---"-'''''--postmarxista 1 I. Dicho suojetivismo se acentúa uespués: ,

Para pensar [Ia fidelidad]son necesario tres conceptos: eI que nombra ai sujeto':enel punto de la declaración [...) (conlJicción); el que nombra aI sujeto en el

,', .. punto de la dirección militante de su convicción [...] (amor); el que nombra ai:~rsujeto en la fuerza de desplazamiento que le con/iere la suposición deI carácter.. terminado dei proceso de verdad [...] (certeza). Una verdad es por sí misma indi-

ferente ai estado de la situación (p. 16).

Estas definiciones nos dejan profundamente confundidos, o, porotro lado, nos aclaran sobre la posición dei filósofo francés. En efecto, cIacontecimiento de Badiou <no habrá terminado por ser una experiencia. meramente subjetiva de actares políticos comprometidos con una purailusión cuya referencia a la realidad (la situación) acaba por esfumarse?EI sujeto como actor acabaría por aparecer como una producto ima-ginario, nó [(;al cn la historia. <Cuáles pucden ser los criterios de uncierto realism<5 crítico dei acontecimiento que, guardando muchos delos momentos bien ganados por Badiou, evitaran caer en un formalismovacío -en el que habrían caído muchos filósofos.{ststalthusserianismo,habiendo sido discípulos dei connotado maestro172?

Por nuestra parte, deseamas terminar de situar la cuestión a partir denuestra propia conceptualización. Es decir, el tema que hemos queridocomenzar a esbozar consiste en mostrar que todo or~_enQ2!itico emerge_ \\;' ,-J

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DE5PLlEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLITICO

,desç5-.-JJ!!..f1cf-º!Jtec{mif!t!..tSLjundador, de una comunidad de actores quetiene'n conciencia militante intersubjetiva, que les cupo en la historia,imprevisiblemente, eI haber instaurado una nueva estructura epocal quetiene sentido pleno sólo en la «objetividad» de alguna manera ya siempresubsumida en la propia intersubjetividad, pero que no puede dejar detener «referencia» a una realidad, material, desde el criterio último deverdad (la vida humana) y eI criterio de validez formal, con referencia auna razón discursiva de la comunidad, en nuestro caso política.

Atengámonos, "ehtonces, a algunos elementos mínimos supuestos entodas las interpretàciones de lo que e! acontecimiento pueda significar,que nos permitan avanzar en la cuestión.

Esquema 15,01. DEL CAOSALACONTECIMIENTO YALNUEVO ORDEN"\..\ 1,:J"'ír-- ~ ~\",\

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En esta Política de la Liberación podremos, entonces, distinguir lossiguientes aspectos. En un momento dado (a) e! mundo entra en crisis(e! caos), aI menos para un grupo de actores. Dicho mundo tiene suttadición, la positividad de su antiguo tiempo de constitución que ahoraes puesto en cuestión. En una consideración ontológica es e! ser, la co-munidad en e! caos como pura pôsibi!idad: e! ser como nada. EI acon-tecimiento (b), ai que estamos refiriéndonos, surge de ese caos, que dealguna manera bifurca caóticamente diversas posibles soluciones. Me-tafóricamente, expresa este hecho Th. Hobbes coh aguel famoso homohomini lupus, que ahora no recordamos como una definición metafísicade! ser humano, ni como una situación hipotética o histórica contractua-lista, sino como la mera referencia simbólica a un desorden primigenio:e! «estado de naturaleza>, como guerra. EI acontecimiento como eclo-sión, como erupción, supone un lugar, que abre una situación crítica. EIsub-jecto pasivo cac inevitablementc en un cierto escepticismo, en un ni-hilismo ante el antiguo ardeu cuyos valores se derrumban ante sus ajas;se trata de una ruptura. A esto le sigue, cuando hay efectivamente unacontecimiento que es creador (<<aparece»la potestas), un «poner nuevosvalores» (usando la expresión deI Zarathustra de Nietzsche), como eIpoder de una Voluntad que tiene la capacidad-de-inaugurar intersubjeti-

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~ 15, EL "ACONTECIMIENTO" FUNDACIONAL

vamente, como generación originante, una tradición distinta, un ordennuevo (c), hacia el cuaI los actores tienden y en cuyo proceso deberán sa-ber guardar fidelidad a la verdad descubierta en eI sendero de su propiaconstrucción (de la construcción de su propia subjetividad política en laconstitución de la verdad deI nuevo orden; es una mutua constituciónobjetivo-militante, ya que, por una parte, «Ia Cosa real» se va realizandoen la propia construcción dei sujeto práctico-político, y, por otra parte,nunca ninguno de los dos llega dei todo ai pleno cumplimiento y se pro-yecta como un postulado). / <'

[266] Veamos dos ejemplos que nos ayudarán a reflexionan sobre eIaço.n.te..c.i1!!:i!!!!:!oJJ:!!JilC!.0.Q.1!C!1bajo el nombre de _~revolucióJ:!.».EI prime-ro, parte de la tradición llamada ~omunitarianista, y está representado,por Michae! Walzer en su obra Exodo y revolución173; y, e! segundo,Hannah Arendt, que en su obra Sobre la revolución intenta efectuar unaclara distinción entre el sentido de la Revolución francesa (de la queparten tradicionalmente los filósofos franceses) y e! de la Revqluciónnorteamericana174• •

Para Walzer, e! acontecimiento fundacional se describe mediante lare!ectura de un texto que trata la cuestión que nOs ocupa: el Éxodo quenarra la salida de la esclavitud de Egipto de Moisés y de su pueblo. Sure!ectura, como judío norteamericano, se inspira en la tradiciónde supropia comunidad, pero también, entre otras fuentes, en la teologia dela liberación latinoamericana (citando varias veces ai argentino SeverinoCroatto175). La narrativa va dirigida principalmente a clarificar e! signi-ficado deI origen dei sistema político norte americano en el sigla XVIII,hacia atrás, y, cuando, piensa e! presente, se refiere a la fundación de!Estado de Israel. EI Exodo sirve para com prender un acontecimientofundacional pasado (en el sentido de este 5 14, Yno dei 5 31 de la parteCrítica de esta Política de la Liberación) o para fundar un arden dado-ya que no se piensa en una revolución presente o por venir en vista deun futuro que intente negar las negatividades materiales176 de los opri-midos177_. Es por ello necesariamente una interpretación conservado-r.E..De todas maneras es una obra llena de sugerencíãi;díVldíaãéi.itrêscapítulos178 que pudieron dar ai autor la sugerencia de que se trata demomentos categoriales fundamentales (de hecho, los de la filosofia de laliberación latinoamericana).

En efecto, en 1) se encuentra el «pueblo» como esclavo en Egip-to. Walzer no intenta constituir a «Egipto» como categoría filosófica, yaque efectivamente puede efectuarse a partir de la metáfora una catego-ría interpretativa filosófica, que hemos denominado "Totalidad» (desdeAristóteles, Hegel, Marx, Lukács o Lévinas). En la narrativa de Walzer,la rebe!ión de los esclavos de Egipto es referida alegóricamente y confrecuencia a la revolución inglesa179, a la fundación política de EstadosUnidos180o a la de Israep81. Descubre adecuadamente los momentos ma-teriales de la opresión, como causa de la «revolución» de aquellos escla-vos, pel'O como no tiene una clara intención «categoria]" nunca aplicaráen sus obras posteriores dichas distinciones. No se imagina aplicar la

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DESPlIEGUE ARQUITECT6NICO DEL PODER POLITICO

metáfora a la «explotación capitalista» (o lo hará muy de paso y superfi-cialmente) o a la situación de los palestinos hoy en Israel.

En 2), «e! sujeto de la marcha, [que] es e! pueblo de Israel»182,cum-pie e! acontecimiento, rompe los «CÍrculos fijoS»183,deja atrás la tierra dela opresión y se lanza ai «desierto"ls4. Es'la larga estrategia de la funda~ción dei nuevo ordeno En medi o de! «desierto» (es decir, de! aconteci-miento) se produce la «alianza'), e! «contrato», e! «pacto') (en donde seinspiran los contractualistas modernos). Por e!lo correctamen~e conclu-ye: «EI pacto (covenant) es la invención política dellibro de! Exodo» 185.«Ellos están entre Egipto y la tierra prometida,)186. Es el momento de la«donación» de la ley, de la fide!idad (e infide!idad), de! fetichismo, de laestrategia ...

En 3) es la llegada a la <<Tierraprometida», la de Josué cruzando elJordán y atacando Jericó de los canaaneos; la de los Pilgrims que reci-ben la comida de los indígenas (Thanks giving day) ... que son despuésmasacrados; de los palestinos en toda la tierra de Israe! (desde e! Medi-terráneo ai Jordán). Es la ambigüedad originaria, es la muerte de! padrede Freud187,de! hermano como «chivo emisario» de Girard188, la sangresobre la que se construye e! «pacto»189.Vemos entonces que cuando setrata de «ocupar la tierra», organizar el nu.evo orden, la cuestión se tornaambigual90.

De la misma manera H. Arendt, en Sobre la revolución, obra escritaen 1962 (posterior a su nacionalización norteamericana), manifiesta uncambio en la visión política de la autora. Si en la primera parte de suvida, como por ejemplo en Los orígenes deI totalitarismolY1, especial-mente en la Segunda Parte sobre EI imperialismo, habíase inspirado nosólo en Marx o en Rosa Luxemburg, sino hasta en Lenin, y se veía unilustrado interés por lo tecnológico y económico, ahora, en cambio y demanera definitiva, manifiesta una cierta ceguera por el aspecto materialde lo político, en e! famoso capítulo segundo sobre La cuestión sociall92,ai que haremos referencia en otros lugares de esta obra. Lo cierto es queArendt, ahora instalada en Estados Unidos, intenta mostrar la diferenCiade dos «revoluciones»: una, la curopea Revolución francesa; la otra, .IaRevolución americana193. Esta última, opinaba Arendt, dado que en laConfederación no había tantos signos de pobreza como en Francia194,

pudo, en prime( lugar, no ser una revolución que intentara una «Iuchade Iiberación» (struggle for liberation) 195de la pobreza (como en Fran-cia), es decir, que hubiera usado la miseria de las masas como resorte po-lítico (manipulación de dicha negatividad), que terminará en Europa ene! terrorl96. En segundo lugar, la Revolución americana intenta «Ia fun- ....dación de la Iibertad" (foundation offreedom)1Y7, pero, negativamente,contra la indivisibilidad de! poder de! Estado (nacional o confederado)o «aboliendo la soberanía [absoluta] de! cuerpo político de la república[confederada], entendiendo que en e! reino de los asuntos humanos so-beranía y tiranía [de! Estado] es lo mismo»l9S, es decir, compartiendo la ...'soberanía de los diversos Estados regionales con la Unión. Interesantees notar, y creo que Arendt lo ignoraba (o ai menos no lo he visto men-

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NOTAS

cionado por e!la, y esto se ve por e! uso de! pensamiento de Jeffersonpero no e! de Franklin), que la inspiración de la Unión confederada dediversos Estados tuvo por origen la «Confederación de las seis nacionesiroqueses» (y no las Provincias Unidas de Holanda o los cantones deSuiza), de la cuai confederación amerindia extrajeron además el emble-ma de! águila con las trece (seis en los iroqueses, una por cada nación)flechas de! escudo nacionaJ1Y9.Además, y es otra originalidad de oponcrel poder ai poder para lograr un poder mayor, se dividió la «autoriclad»de la Suprema Corte de Justicia, como un Poder legal de juzgar sobre laconstitucionalidad de todas las leyes o decisiones de los otros dos pode ..res, de! «poder» por e!los ejercido. EI «ser constitucionaj" (no contrarioa la Constitución) de un «aumento" (una nueva ley o decisión) comoejercicio de la potestas de los otros Poderes, permite que el momemofundacional (perpetuaI foundation) descanse sobre la auctoritas de la Su-

-1- prema Corte: «Esta noción de coincidenda de fundación y preservaciól1(joundation and preservation) por virtud de! aumento (augmentation)[...] estaba profundamente enraizada en e! espíritu romano,,200.

EI criterio de «fundar la Iibertad» en una institución política es el quepermite discernir e! sentido de las «revoluciones», no sólo de la Revo-lución francesa, que terminará para nuestra autora en e! fracaso, sino, ysobre todo, de las «revoluciones» de! siglo xx (en especial la leninista),que colapsarán por no «encontrar su institución apropiada» (appropiateinstitutión ):01.

Es decir,'e! acontecimiento fUllda.~io!!altermi~£!"_?.!2t~Eiy_at:.~eJin~- .!.i!u_cionali.?<1E~~.>J~_~li.~ª[~~.<:n..un «or(fe.n.polí.~i<:o'!_vigeI1t~,.ªaªo. PeraArendt no ha pensado en e! «estado de excepción» que podría poner encuestión a la Suprema Corte de Justicia, y mucho menos en eI «estado derebeIión». ~Lfetichismo institucional es difícil de ser superado. Podemosahora comenzar nuestro análisis de los diversos niveles deCste «ordenpolítico c(lnstituido».

NOTAS

1. La numeraci6n de los parágrafos entre corcheres es conrinuación de la dei volumen i dePolítica de la Liberación (Dusse!, 2007) .

2. Véase la parte histórica de esra obra (vaI. I [68 ss.]).3. En lJ.tín c01rquiro significa cl cl1mplir la «comisión dt' buscar rec!utas)) p:un una C3mp:lnJ mi-

litar. «Conquistador» es el que ha formado un cuerpo expedicionario de soldados cn fllnci6n de algun~l[arca militar concreta.

4. Hemos descrito ese proceso ascendente de dominio eo nuestra obr3 1492. EI e1Jcubrim;el1todeI Otro (Dusse!, 1995).

5. -Mera física dei suje to y liberación. (Dusse!. 1994, 315-317).6. Véuse e! traramiemo dei tema, inicialmente cri. e! parágrafo [14], pero, además a los lar~o de

toda esra Política de la Liberación.7. Et:onomía y sociedad, 1, I, S 16; Weber, 1944,43.8. Véase, por ejemplo, Holioway, 2002.9. Considérese la descripción de la problemárica en Hõffe, 1991, 177: .Un monde de rravaH

sans dominatiol1>f, en cuanro comunidad primitiva. Ya como comunidad dcsarrollada (quizá pensandoen la egipcia Menfis), I'Iat6n propone eliminar la causa de la dominaci6n por la virtlld de los gobernan-tes-sabios. Una lltopía propia de! siglo.l~ a.c.

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fDESPll EG U E ARQ U IT ECT.Ó N I CO Del PO O ER PO liT I CO

10. Véase eiS 38 de esta Política de la Liberación, vaI. 111.11. Puede considerarse mi Ética de la Liber""ión (Oussel, 1998), donde los aspectos material,

formal, de factibiJidad y críticos deI acro humano, las instituciones, etc., sin reclamar ninguno de ellasuna «última instancia~ fetichizante, se cocleterminan cada uno de manera diferenciada. Ahara, co estaPolítica de la Liberación, la «arquir;crónic3)) es mucho más compleja, porque nos encontramos cn uohorizonte más concreto.

12. Véase lo dicho en la Historia de esta Política de la Liberación, vaI. 1, [13 sS.J y [69 ss.].13. Véase más adelanre S 2J.5. Cabe desracarse que la «cstrarcgia» era para los griegos uo arte

(tékh"e) militar. Tomamos aquí a 4>palabra en eI sentido actual práctico-político (para distinguiria dela mera razón ".instrumental»). •

14. Véase lo dicho e!j'los parágrafos [87 ss.] de I.Historia.15. Véanse los parágrafos [46 ss.].16: Véase mi Ética de la Liberació", [227 ss.] (Ousse!, 1998,326 >s.).17. Véase en esta obra eiS 17.1.18. Schmitt, 1963. Véase lo que diremos en 517.2 [280 ss].19. Véase eI próximo 5 14 [250 ss.].20. Véase más adelante 5 28.21. Véase lo que expondremos en los 55 17.3 [283 ss.] y 38.'22. Véanse mis trabajos Apel-Oussel, 2005; Dussel, 1998,55 2.3 y 2.4; en esta obra 55 18,23.1,

24.3.a, 25.3, y en muchos otros lugares.23. Habermas, 1992, que aplica a la polírica su obra anterior (Habermas, 1981).24. Véase más adelante, 517.1 [279], y S 18 [291 ss.].25. Véase Apel, 1998. En esta obra quedan confirmadas mis sospechas sobre eI formalismo ape-

li:mo. AI aplicar a la economÍa su principio moral discursivo lo hace sin ninguna conciencia críticade! sistema en el que se aplicará el principio, que de hecho se efectúa en el capitalismo, que no puedeponer eri cuesrión por no rener criterios materiales. Lo mismo acontece ai aplicar dicho principio co lapolítica; lo hace eo eI sentido de aplica rio eo un slstema liberal (que nuevamente no puede criticar porla misma razóo). Teniendo 5610 crirerios y principias formales acepta la realidad material (los sistemasvigentes eo los campos ecológico, económico, cultural y aun político) sin poder reorientarlos o transfor-ma~/os crítica mente. No pudiendo la ética orientar la discusión en su contenido (sino sóla definiendocondicione~ formales), acontace lo mismo ahora en la política.

26. Véase Reygadas, 2U65.27. Es sabido que la reelección de George W. Bush se debió a cuestiones de érica rradicional en la

familia, contra la homosexualidad, el evolucionismo darwinista, las expresiones cristianas en las escue-.las, Y.todo orquestado por secras fundamenralistas. Ese pueblo está inmerso en un imaginario popularmuy particular, y ciertamente ajeno, o aun contrario, a la Jlusrración deI sigla XVIII. En otra vertientetotalmente opuesta, los mayas de Chiapas igualmente cuentan con un imaginario popular donde relatos.antiguos ju~tifican su lucha de liberación. La «argumentación política», enronces, está muy lejos des.er uná_pura abstraeta académica argumemación silogística aristotélica -aI menos los de sus ttaradoslógicos.

28. Véase J. Oerrida, 1994. Y más adelante, en la Crítica vol.lll de esta Politica de la Liberación,en el 5 33, sobre la superación de la fraternidad en la s()Jidaridad. No se olvide que aun una «bandade ladrones» (para tomar el ejemplo de Platón) debe respetar una cierta "fraternidad •. fundamental ono sería posible como «banda» o como una cierta comunidad eficaz. La frarernidad Jd grupo no ga~rantiza el cumplimienro de principios políticos normativos, sólo enuncia principios de sobrevivencia acorro plazo: eI cumplimiento inmediato de los intereses comunes (que habría que disringuirlos dei biencomún).

29. (Quê significa CI1 este (aso «realista"? (El que opera teniendo como ú.nico horizonte la co-yumura concreta sin ataduras que lo liguen a principias? Pera, en este caso, puede adaptar decisioncscontradiclOrias en el mediano y largo plazo. Si «realidad. es lo de SIlYO de la cosa misma, es "realista»el que se atiene a las exigencias normativas (si la normativicbd es definiaa desde las estructuras consti-tuti\:"asde lo político, intrínsecamentej véase más adeIante j' 24.3.b). Un ingeouo en política es el queno enfrenta la realidad.de la coyunrura eo toda su complejidad. Pero ellIamado (.realista», que operasin principias, ejercerá necesariamente un poder fetichizado, corrompido o ~(auto.refetente», y por lotanto no es «realista" -en su sentido fuerte-, sino, muy por el comrario, confunde la realidad a laque se enfrema con una ilusión rrascendental o un falso juicio de lo real, Ilevado por eI propio imerés,o por el de su grupo, de su clase u de otras morivaciones destructivas de lo político. Volveremos sobreeI rema en eI S 14, y ~ lo largo de coda esta obra. Inteligencia práctica estratégica, eficacia, y principias

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NOTAS

normativos no se oponen. Poca inteJigencia política y principias no constituyen un buen político (losprincipias no suplen la inteligencia). Mucha inteligencia práctica sin principias siempre, a Ia larga,afronta eI precipicio insalvable dei fracaso.

30. Abórdaremos en seguida, en este S 13.3.b, las dos prirneras categorías arquitectónicas: Tota-lidad-Alteridad, eltema que estamos enunciado.

31. Que expondremos en los próximos capítulos 3 y 4 de la parte Crítica.32. Véase más adelante eI capítulo 3, 5 25.33. Véanse los 55 21 y 22, y 26 y 27.34. F. Hinkelammert (1984) ha demostrado el error de ambas posturas en su obra Critica de la

razón utópica, analizando las posiciones de L. V. Kantorovich en la URSS (capirulo IV) y de F. Hayek yK. Popper en el capitalismo europeo (capítulos li y V).

35. Hinkelammert, 1984, 97. En este capítulo 11I, Hinkelammert critica eI pensamiento anar-quisra, en concreto, a Flores Magón.

36. Véanse los ca,.,ítulos 2 de la Arqllitectrmica y de la Crítica, y capítulo 6.37. Véase eiS 43, dei capítulo 6,38. Dias Y el Estado, Prólogo (Bakunin, 1974, 66).39. Véase eIS 40.40. Oesde los dos primeros capítulos, pero especialmente en el sexto, de Para una ética de I"

liberació" (Oussel, 1973, vais. I y 11), lo mismo que en Método para u"a filosofía de la liberació"(Oussel, 1974c), o en Filosofia de la liberació" (Oussel, 1977, parágrafo 2.2), la «totalidad" fue lacategoría ontológica que me perrnitió comenzar a desarroUar rodo roi pensarniento filosófico. En Éticade la Liberación (Dussel, 1998), la totalidad ocupa toda la Primera parte, y los tl:'esprimeros principiasexpuesros.

41. Véase el rema eu eiS 15.42. Véase 5 38.43. En esa conocida obra Teoria de la Justicia (Rawls, 1978), divide ellibro en tres partes: en la

primera, se ocupa de la problemática de los «principias»; en la segunda, de las «instiruciones», que sooestrueturadas desde los principiosj en la tercera, de los «fines» de la acción.

44. Véase Brandam, 1998.45. Véase más adelante eltema en el S 20.5 [313J. Estas tres esferas fueron lentamente imponién-

doseme enla lenta elahoración de la Ética de la Liberació" (Oussel, 1998), y los principias éticos (ahorasubsumidos <CU los políticos) responden a estas tres condiciones de la «pretensión de bondad •• (ahora«prerensiones políticas de justicia»).

46. Todo lo que he escri~o durante los últimos rreinta y cinco anos ronda esra categoría crítica,ética, ahora política. Esta categoria de alteridad define a la Politica que intento pensar como Políticade la Liberacióll. Desde mis obras de lo~ anos setenra (Dussel, 1973, capo 3 ss.; 1977, 2.5 ss.) vengoenriqueciendo esta temática .

47. La revolución es la ttansformación extrema. Una transformación parcial no es necesariamen-te reformista.

48. Véasc la Tesis 2 de 20 tesis de política (Oussel, 2006, [2.1]).49. Es l!1UYsabido que en la década de 1930 tanto 5chmitt como Heidegger coincidieroncon

eI nazismo. Importante es e1libro de Oomenci Losurdo, Heidegger and the Ideology ofWar (Losurdo,2001). Véase la obra dei filósofo chileno Víctor Farias, 1998. Oe todas maneras, la postura de Hei-degger habtá que saber situaria, sio de ninguna manera aprobarla, co la circunstancia ptecaria sufridapor Alemania en la Primcra Guerra denominada «(mundial», y por un «retorno» a los orígenes dei paísvencido: retorno a las "fuemes» histórico-populares (que gran repercusión tuvo por ello en la periferia,por ejemplo en el pensamienro de CarJos Astrada y Nirnio de Aquín en Argentina). Véase Du~scl~.1003.16~19:(Existcntia! Olltologp'. Diferenciarse de este «retorno» fascista a las «fuenre&')populares es.tareacritica de una filosofía de la liberación.

50. Horus, Hor, Horos o Harakhre (Breasted, 1939,25 ss.) es el «corazón" de Ptah; es tamhiénun halcón .Hijo dei Sol. (Re-Harakhte o Re-Arum); es considerado la «fuente de la vida. (ibid., 26),eI «Poder» de la naturaleza (rayos, tormentas, Iluvias rorrenciales), desde 4000 a.C., dias nacional deHeliópolis <Ia «Ciudad dei sol" de los griegos). Es también la "estrella de la maõana" (ibid., 91); .hiiode Osiris., .Horus [corazón] de los dioses.; .Horus dei Este •• (ibid., 111). «In .arly Christian timethis birthday of the Sun had become that of the Roman Emperor identified with the Sun-god. The ap-propriation by Chrisrianity of this old Solar feast held on the 25th of December. (ibid.). Siendo Horusel t<corazón••significa que era los ~deseoslt (ibid., 136). «fuerza», tlpotencia» (como 'e1toro), t<ternura»,~amor)t, t<rectitud., «fraternidad ..., «vivir según Matat» (1aley cósmico~universal, la «ley natural •. de los

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DESPllEGUE ARQUITECTÓNICO DEl PODER pOllTICO

griegos, laMoira). En la «balanza» de Osiris eu eI «juicio final. se coloca eI «corazón» dei muerto, don-de residen sus deseos, para ser juzgado en sus obras «huenas» o «malas" ante Anubis, Thot; «corazón»que «recuerdalt (como la «conciencia moral .•) coo honrado mérito o coo triste remordimiento rodas lasaceiones de la vida.

51. Véase Dussd, 1998, [5]. Además, se nos dice que -There is no douhr rhar rhe Egyprian (M3't)Ma'at (truth, accuracy, justice) was cenrral 'o borh soei aI and natural spheres in rhe same way as theGreek Moira (generally 'ranslared Fate), which dcrived from ir erymologically. (Berna I, 2001, 272).

52. En esre mismo texto Icemos: <.LaVida se hizo visible» (ibid. 1,2), se «ceve16", se «manifestÓ)),se «encarná». La «vida. y la «voluntad" 50n correlativas. Para Schopenhauer, según expondremos, eI«cuerpo ••es _manifesración. (Erscheillullg) de la Voluntad, y ésra de la Vida.

53. H. Arcndr ha mostrado la importancia para la filosofía polírica dei pensador de Hipona(Acendt, 1978,11,8455.). Es decir, Arendt se ocupa de la voluntad en toda la (,Segund:l Parte)' de su TheLife of the Mind.

54. Véase lo indicado en la visión hisrórica de esra polírica en el parágrafo [47].55. Ya hemos considerado de manera muy especial su filosofía en los parágrafos (63-65], algo

más que H. Arendr, que se deriene en el Doctor Suril (Arendr, 1978, 125 sS.).56. Véase lo ya expuesto en mi Ética de la Liberación, parágrafos 3.3 [242-258].57. Véanse entre mis obras 1973,11; 1973b, 1974c, ercérera.58. Généalogie de la Psychallalyse, V (Henry, 1985, 164-165).59. El mundo como volulltad y representacióll, Libra Iv, capo 54 (Schopenhauer, 1960, I, 380;

Schopenhauer, 2000, 218). Quiraremos aI concepro de Volunrad en Schopenhauer eI sentido trágico dela necesidad de imponerse sobre arros seres vivos.

60. Also spracb Zarathustra (cit. Henry, 1985,254; de Nierzsche, Oeuvres pbilosopbiqu{!s CO/ll-pletes, Gallimard, Paris, 1971, 134).

61. £1 concepto de VolU1rtad debería en verdad escindirse. Si eI «querer-vivir)) no puede ser paraLévinas sino eI «querer» (eI -«deseo metafísico)} como «solidaridad» por el ((querer-vivir-del.Otro», noes entonces mera cona/io auto-referente sino «amor" que «ama-Ia-realización» dei Orro. En este casola voluntad voleada de cada uno aI Orro consriruye una eO/llullidad, donde cada ur.o ama aI Otro porel Otro. En su eseneia esramos .de.fundando. fi sentido de la Voluntad en Spinoza, Schopenhauer,Nietzsche o Freud. EI rema será replanreado desde Lévinas en el S 30 de la parte Critica de esta obra(vaI. /li).

62. La Elltseheidllng heideggcriana adquirirá un sentido polírico en Schmitl, y por ello usamosorra palabra para tradueirla (véase Krockow, 1990). Veremos que Schmirt comere una falacia reducri-vo-voluntarista (ai no saber articular el momento racional-práctico, formal, dei consenso) de la razóndiscursiva, que no es necesariamente liberal o burguesa).

63. Si la eseneia de la Polírica es la -Voluntad de vivir. no será una -Volunrad de guerra., sino una_Volunrad de paz' (postulado de la razón polírica, como veremos más adelanre).

64. Henry, 1985, 167.65. Véase lo dicho en el capo 1 de mi Ética de la Liberacióll (Dussel, 1998). Ese -s,,-viviente' no

es solipsista sino comunitario, no vive eo un horizonte singular (que pucde totalizarse egoístamente),sino que tiene prerensión universal, de abrazar roda la humanidad.

66. Henry, 1985, 166.67. Schopenhauer,op. cit., Libro 1, capo 18 (Schopenhauer, 1960, 1,158; 2000, 91).68. Ibid., 1.59; 92.69. Ibid., Libra IV, capo 54; 380; 217-218.70. Henry, 1985,257.71. -Separación. que nunca pudo aclarar (por cuanto era m,embro dei partido nazi hasra 1945),

por coincidir con los nazis en muchos aspectos de su propio proyecro conservador, telúrico, populisra yhasta rcaccionario. Esto, sin embarHo, le permitió, por otra parte, acertar en OtroSaspectos en su críticaa la ~10dernid.1d. ai liberalismo, ai capitalismo ~mcricano y, cn parte, ai socialismo re3.1.

72. Traduciré directamentc dei texto alemáo, dei que citaré exclusivamente; cn este caso: Hei.degger, 1961, I, 44 ss. En esre parágrafo Heidegger se refiere a Leibniz, Kant, Schopenhauer, Schelling,Hegel, que serán rambién nuesrras referencias obligadas.

73. Heidegger, 1961, 1,46 ss. WiJIe ais WiJIe lur Macht es la fórmula nierzscheana en alemán.Véase la expresión, por ejemplo, en Nierzsche, WiJIe lur Mae"t, S 696 (Nierzsche, 1922, XIX, 145, ellNietzsehe, 1962, IV, [S 690], 264).

74. EI acro de «comprender,. es, de alguna manera, siempre, cognitivo. EI «ser" es lo abstracto.Ahora nos referiremos 3.1«querer de lo viviente,,: el «querer" es práctico, volitivo; la •.vida" es, no un

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NOTAS

modo dei ser, sino, a la inversa, lo vivientc es lo real concreto C011 respecLOa lo cual d ser es una abstrac-ción de dicho viviente. No nos referimos a un: «pienso luego {descubro que} sor"; sino a un: «quitroluego (descubro que) vivo •.

75. En el sentido definido en Sein Iind Zoeit, S 60 (Heidegger, 1963,297-301; 1968, 323-32~).Véase Bourdieu, 1975. Esre "estado-de-resllelto' (Elltschlosse/lheit) derermina roda la .política. de Hei-degger. Recuérdese esta descripción: •.L, resolución (Entschlup) es exacta r únicamente la apertura deIproyectar y dererminar la posihilidad fácrica dei caso. (Heidcgger, 1963, 298,324). Pera ese «estado.de-resuelto~ se articula necesari3mente con eI «estado-de.abierto>l (Erschlossenheit) como :ímbito de bVerdad. No es en Ser)l tiempo primera ni exactamcnte un momento de la Volllntad, sino más bien de la«comprensión'); no .asi en el Niet;:.sciJe que estamos comentando, Aqui se refiere Heideggcr igualmenteaI conceptO de «situaêión» sobre el que tr~thaia Badioll, como veremos en el S 15.

76. No en ta mo "conocido".77. lbid., 1,51. Aqui se dejJ ver un cierto ('cogniti\'ismo .. en HeideAger. Tiene miedo de afirmar

que es eI querer eI que ...fij.t .. el âmbito () eI círculo subre cI que cI «saher» se Ianz.apara aprehender ocaprar analíricarnente. Claro que hal' un previ o coufuso apatL'cer de un objeto probable (como cuandola oveja parece derectar un lobo, )' queda -paralizada.: su estrucrura afecriva ha sido inmovilizada eimpide que cominlle su tarea ..cognitiva-). De la mio;mamanera c1 sistema neocortical lanza unns se-fiales aproximativas, r cl sistema Iímbico "eva!tíal) la Sirt.l3ciónaketivamente. lo que permite lIn nue\'omomento cognitivo más an31ítico (véase Dussel, 1998, [62J; ademis Dam.3sio, 2003), EI querer debe:ser articulado ai saber, pero no corno segunda instancia, sino como instancia origirraria codetermin.1nre,

78. Die froehliehe \,(/issenscha{t. 5 (cir. Heidegger). Véase suhre Nierzsche: Dussel, 1998, [246-251].

79. Ser dOIl1;"us y Herrscill (ser-seilor) significa entonces -dominar •.80. Heidegger, 196J, I, 51 ..52.81. En lado se denominaria poterrtia) que es el término que rerendremos en toda nnestra re.

flexión posrerior.82. Volulltad de Poder, n.o 14 (eir. Heidegger, 196J.II, 100).83. Voluntad de poder, n.o. 715 (Nierzsche, 1922, XIX, 158; Nierzsche, J 962, IV, 271: cir. Hei-

degger, 11, 101).84. Sin eI «querer~ de la Volunrad nada se «pucde». Pero la Voluntad que quiere quizá no «puedal>

poncr nada, porque es Imporeme. Volunrad de Poder es Voluntad que quiere y que puede poner.85. Heidegger, 1961, 11,103.86. La VolUl,tad de poder, S 401 (Nierzsche, 1922, XVIII, 281).87. Recuérdese lo dicbo por Duns Scoto (en los padgrafos [63-65)) sobre la Volulltas divina

antes de la creación que eJigc libremente entre la~ ldcas creadas aqueUas que serán reales) y en tantoqueridas libremente por Dias no son sólo posibles sino igualmente cOlltillgelltes, por ser su causa libre,indeterminada.

88. Heidegger, 1961,11,106.89. Veremos en la S 30, que en realitlad se trara de una -Voluntad de Vida. como -fuente crea-

dora. de la transformación de rodos los eM'S polírico (en su singularidad o como sisremas). --'i

90. Por esto no hay tampoco derechO a la vida humana. Es sob~ la dignidad de la vida humana, ! . \no merecida nunca (por definición) por nin~ún sujeto vivi ente, sohre lo que eI vivi ente humano tiene '.~ iderechos a la~ mediaciones, r aun derecho a la ,'sobre~-vi\'enci3 (el momento 1. no es cl momento 5. ~dei próximo esquema 14.01). .

91. Deoo indic3f que no hemos visto cI uso de este concepto: v:llor oI<políricO)I.Se habb de vaJo=---res estéticos, económicos, ('tc."pcro dcsemnos ahora inaugurar el tema dei valor «político)) en cuanto \;tal. Cuando se cruza el rema de la mediación con el poder se sitúa eI problema polírico, ral comoNietzsche y M. Foucaulr lo descrihen (nunca con exrrema daridad). Es esa -c1aridad. Ia que esramosintentando.

92. «Materi~lh t31como )0 hemos definido en el capo 1 de Étit:a de la Liberaôón.93. Setletr puede tradueirse por -poner' (y Hegel nos ha hahiruado a usar la fórmula de: el ser

pone los entes). Pero ese POFl" es como institución, corno hábito o permanencia de las acciones que serepiten y crean expectativas. Por dia puede traducirse por instituir.

94. Heidegger, 1961, 11, lOS.. 95. Deseamas dar UI1 signihcado fuerte ai componente «sobre» de la palabra «sobrevivir .. Cenalemá••e; el iiber tan usado por Nic:rzsche}. «Sobre,,~vivir sería, dentro ddla narrativa de este libra, algoas{ como una «vida-que-se-trasciende .•, que pasa sobre sus 1ímites. La «sobre»~vivencía indicaria una,dimensión temporal de la duración de la vida, como «permanencia», pero también como .aumento~, En.

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DESPlIEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLITICO

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NOTAS

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nuestra Ética de la ~iberación, a la mera permanencia la denominamos c(producción y reproducción)l, yaI aumento Ol'desarrollo» de la vida humana. «$obre)t-vivir sería así desarrollo de la vida, mayor realiza~dón, proceso de la vida hacia la felicidad plena que siempre se desplaza como la'sombra dei caminante.Sería el inaleanzable «lo Real», "Ia Cosa real» de]. Lacan o S. Ziiek.

96. En su Teoría de la Constitución (Schmitt, 1996d), roca nuestro auror el tema profusamente.En especial en los capítuJos sobre 5 8, Poder constituyente (pp. 93 ss.), y S 18, EI pueblo y la Consti.tuóón democrática (pp. 234 55.). ceEI Poder c~nsrituyente es la voluntad política cuya fueeza o autori-dad es capaz de adaptar la concreta decisi6n sobre el modo y forma .-'e la peopia exisrencia política).(p. 94). La «forma de la existencia política» serían las figuras institucio~s concretas que se adoptan. Esimeresanre que Schmirt aquí pasa dei poder collsrituyente divino a la de la Asamolea de lo Revolución'francesa (pp. 93 ss.), salrándose la doctrina tradicional de la potestas populi (presente en €I pensamiento 'Iarino.germânico lIamado «medieval,,), y explícito, como hemos visto en la parte histórica dei volumenI de esta Política de la Liberación, en Barrolomé de Las Casas, parágrafo [105], o F. Suárez, parágrafos[116.119].

97. Claro que no es materialmente la voiuntad el fundamento último, sino la vida. humana.98. La pura voluntad sin consenso se anula, como bieo 10 viera eI mismo Hobbes, y aun Schmitt

(pero sin advertir explícitamente el tema). Pera para que las voluntades plurales de una comunidadtengan un mismo objetivo es necesario el consenso ralJional práctico-político, llámesele pacto, contrato,acuetdo tácito o constirución .•Sin el aunar de las voluntades que puede lograr la argumentación política(cn la forma que pueda adquirir), la voluntad es cicga, contradictoria c impotente, sin orientación quele evite cl círculo vicioso. •

99. Véase lo expuesto en la Histm'ia de esta Política de la Liberación [165 ss.].100. Cuando Schopenhauer:critica a Hegel ignora estas textos. Hegel, en su Enciclopedia, después

de haber recorrido el cosmos inorgánico y orgánieo, r de haber analizado la vida vegetal y animal, !legaaI ser humano. En primer lugar, estudia el «Espíritu subjetivo» que culmina en el «Espíritu teórico)) y enel «Espíritu prácrico',. Aqui nos enfrentamos no coo el Espíritu como Razón, sino con el Espiritu comoVoluntad: «EJ Espiritu en tanto'Voluntad (W;/Ie) se sabe como cerrado en él mismo y como completán-dose a sí mismo» (Enryklopiidie, S 469; H~gel, 1971, X, 288). EI tema hegeliano de la ,Noluntad libre»(/reie Wille; ibid., S 481; p. 300) o eI "PUntO de partida [es] la VohlOrad, que es libre" (Rechtsphiloso-phie, S 4; Hegel, 1971, \'II, 46), quiere indicar la última instancia ontológica dei "Yo prácrico-político"como indeterminado, como todavía S;11 determinaciótI práct;ca alguna: es eI «Ser» dei «mlJndo» práctico(inicio de la ontologia política). Se reflere a la libertad ya la autonomía dei sujeto práctico en su origcn(sería eI momento 2 dei Esquema 14.01). Cuando el sujeto indeterminado (lo ontológico) se determina,se «pane)) (momento 4 dei mismo Esquema) en el «Dasein» (eI ente, lo óntico), pasamos ai derechoabmacto. EI derecho (estructura óntica; momento 4 deI E9<juema) es una construcción objetiva de IaVoluntad ra determinada por el mismo Dasein 'puesto" (Ia cosa física ahora poseída es dererminadacorno apropiada -nueva determinación óntica-, pero simultáneamente determina a la Voluntad comoesta voluntad propietaria, siendo la «propiedad privada), la primera determinación de la Voluntad queha dejado de ser indeterminada). La segunda detcrminación de la subjetividad práctica será el «con.trato», como intersubjetivo y consensual. Para Hegel, de manera muy articulada y compleja (aunquesiempre desde la primada deI Pensar sobre el Querer), <elareal y libre Voluntad es la unidad dei Espíritureórico y pdctico» (Enrykl., ~ 481; p. 300) (momentos b.lr b.2 dei Esquema 14.02).

101. Rechtsphil., SS 72 ss.; 155 ss.102. Véase Jo expuesto en la Historia de esra Pnlítica de la LiberaciólI [185 ss.].103. Véanse en la Historia de esra Política de la Liberación, los parágrafos [2-3 J.104. Como hemos explicado ampliamente eo la Ética de la L.;beración, eI momento material de-

termina ai formal, y ésrc a aquél., sin ser ningllno de los dos última instancia, sino co-dctermin.:tcionesoriginarias.

105. Véase lo dicho ell [131 ss.].i06. La cuestión má~ extensa eo Lev;atáll es tratada eo la Tercera parte, y toca el tema de la

fundamenración teológica'de la auroridad real. La debilidad dei poder dei Rey absoluto necesitaba IIl1ateología política muy podetosa para suplir 5Ufalta de legitimidad desde abajo.

107. Entre los aztecas eI «Dias viejo», Teotl, es e1 «dador de la vida»), y en torno a este principio seorganiza 'tOda la exisrencia náhuarl.

108. Véa5e lo explicado en [153 ss.].109. Véase lo indicado en [171 ss.].110. Véan5e las Tesis 2 y 3 de 20 tesis de política (Dussel, 2006, [2.35-3.34]).111. Véase Dussel, 1974c.

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., 112. Rechtsphilosophie, S 34.,113. Es la Entzweiung (<<devenir-dos»),Diremtion (inrraductible) o Explicatio (término usado por

~egel de origen neoplatónico latino) primera, por la que el Absoluto deviene uo «ente) (concepto am-biguo de "creación': -se derermina a sí mismo,,). Véase los detalles dei asunto en la obra cirada DllsSel,1974c.114. En Argentina, cuando eJ presidente Fernando de la Rúa declaró el <eestadode excepción)

para derener la movilización popular, eI pueblo salió a las calles eI 20 de dieiembre dei 2001 en ralnúmero que imposibilitó el ejercicio dei indicado «estado de excepcióo). No sólo eso: cayá el gobiernoy debió nombrarse uo nuevo presidente. EI «estado de rebelión» dei pueblo es la última instancia des-conocida por la voluntad schmittiana, pero manifestada de manera efecriva, no a partir dei líder sinodesde eI mismo poder de la comunidad: la potentia que se manifestó como puro e indererminado poderpolítico, pero activo e indicando quién ostenta la auctoritas, el poder político; es la «voluntad general»de Rousseau como presencia, ooplO exposición en el sentido levinasiano.

115. Sobre eI sentido preciso de «material)), véanse Dussel, 1998) caps. 1 y 4, Y más adelanre5521,26,33 Y42.

116. Este aspecto cobra hoy cada día mayor importancia. Véanse Humberto Galimbecri, «La poli-tica nel1'età contemporanea: lo Stato amministrativo e la politica come organo esecmivo della compe-renza recnica", en Galimberti, 2002, 446 sS., y M. Castells, «La política informacionalr la crisis de lademocracia», en Casre!ls, 2000, 11,345 ss.

117. Tratado político, capo lI, S 13-14 (Spinoza, 1985, 151).118. Ibid., 9; 161.119. Hegel hubiera lIamado, como lo hemos ya sugerido, a este distanciamieriro la Diremtion. En-

tzweiung OExplicatio dell'oder polírico. EI poder originario (potentia) en cuanto ral es indererminado(todavía no-algo) y como ral sin "falra» algllna, pero rambién sin existencia real ni empírica. EJ simplepaso a la mínima institucionalización, organización de aIguna función heterogénea de un miembro coorespecto ai arco produce ya una «determinación») (el «ser-ahí»: eI Da-sein) y comienza la posibilidadde la existencia real, pero, ai mismo tiempo, la posibilidad de la «distancia.) dei representante ai repre-sentado, de la insrirución aI institucionalizanre, dei ejercicio delegado del poder (potestas) que no es yasimpJemente el poder consensuaJ "de abajo" mismo (potentia).

120. Tratado político, capo m, S 7 (Spinoza, 1985, 158).121. Véase Tesis 5 en 20 tesis de política (Dussel' 2006, [5.1-5.3]).122. Vêase Tesis 4 (ibid., [4.1-4.3]).123. La verdad y las formas iurídicas, V (Foueaolt, 1995, 139).124. -Trurh and Power», en Foucaulr, 1980, 128. Véase la invesrigación de Honneth soore

Foucault en Kritik der Macht (Honnerh, 1989, 121-223).125, Agamben, 2003,126. Véase más adelante el S 31.127. ~..jTodo eI poder a los soviets!», consigna lanzada por Lenin, no es exactamente eI «estado de

rebelión». Se trata más bieo deI intento de organizar una institución (potestas) de plena participaciónsin estructuras representativas. De proponerse como modo de gobierno a largo plazo se transformaría {en un proyecto anarquista que caefÍa inevitablemente eo una «ilusi6n trascendental_ (se intentaria em- ( ...píricamente cfecruar realmente un postuJado; véase el tratamiento de la cuestión en el S 35). EI "estadode rebelión» se expresa adecuadamente en Ja frustrada revo!ución del 1905 en la Rusia zarista. La flechaa dei esquema 14.03 indica esa puesta en cuestión desde abaio, desde eI fundamento, de la potestas.

128. Agamben, op. cit., en especial en el capírulo sobre «Auctoritas e Potestas», 95.113. H. Arendttrató el tema muy inicialmente, pero te faltó las distinciones que Agambcn resalra con precisión. Sin em-bargo, no nos explica que en una sociedad oligárquica como la República romana la auctoritas era unadimensión dei poder ejercido en última instancia por elsellatus, y posteriormente por el mismo Augusto(nombre que dice relación ai ser Ja auctoritas -<lei veroo augere de donde procede "acruar,,- que atri-buye eI poder ai pueblo y ai senado). Miemras que en una sociedad democrática, participativa, crírica,decolonizada, debe transferirse dicha función dei poder polírico ai pueblo mismo. _

129. EI <esrado de excepción. es dicrado (a) por una instirución gubernamental (eI senatus, eI re)", 1eI poder ejecutivo, el parlamento, ellíder, etc,), mieorras que (b) la rebeJión, ellevantamiento popular lO'

contra eJ orden establecido (ante eI .estado de derecho» como toralidad) es eI ejercicio emanado desde Ila aUroridad de la comunidad política misma. No es una -aclamación" (afirmativa, confirmativa), es la jirrupción de una voluntad consensual aurorirativa: se hace presente la autoridad en última instancia.Hay mucha diferencia entre ambos .e:estados-, que C. Schmitt o G. Agamben no delimitan adecuada.mente por no estar en una situación de _giro decolonizador» desde la periferia; no son t3n sensibles

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DESPLIEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLíTICO

como nosotros a la neeesidad de afirmar la soberania de la eomunidad política posteolonial (es decir,la que nunca ejerció' u.na tal :o~erania con autoridad; ya que la autoridad siempre esruvO fulJ.ra de I",comumdad y dei prop'o retrltorlo). :. . ~

I~O. La auroridad de un Poder ejecutivo, por ejemplo, que puede decretar el .estado d~ excep-ción" es jnrra-institucional (momento de la potestas), y actúa por represcntación (nunca motu proprio).siempre en refereneia a la potentia dei pueblo mismo: es una autoridad delegada. .

131. Cuando G. Washington o M. Hidalgo conducen a la comunidad en un ptoceso de emanci-pación anticolonial, que surge de la auctoritas popu/i, no se trata de una «Iucha por eI reconocimienro'l(A. Honneth), ni de ,in .estado de excepción. (C. Schmitt), sino de un .esrado de liberación.',(que esanterior, a priori, y puede condenar a posterior; ai «estado de derecho» colonial). Veremos la .cuestiónen la parte Crítica de esta Política de la Liberación. EI rec<mocillliento (de Hegel o Honned1) es unmomento que se dirige a la autoridad delegada de la potestas. La rebelión es la subjctividad coniljnitariadei pueblo que se presenta corno la úlrima instaneia de toda au(/oritas y exige eI cumplimienro de losrequerim'icntos que la potentia determina. ~Rebelión» es mucho más activo meta~físico y polírie.o que elmero pedido de ~reconocimiellto-.

132. Seda la ••Crírica de la filosofia polírica. a la manera como Marx pracricó la .Crítica de la

economía política-. .133. Véase m:ís adelante eI H 30 ss.134. Es interesante que mundus (de donde viene «mundo» en nuestra ICllgua románic~) signilicaba

en latín ellugar de la conexión ente los dioses celestes y los dei inframundo: era ellugar de la .unidad ••.Entte los griegos eI ombligo (omphalos; Pausanias X, 16,2), represenrado por una piedra, ••pr.Ótege losmuertos (como los megaliros neolíticos, por ejemplo), es eI lugar temporario dei alma de los muertos,y testimonio el pacto realizado entre los dioses y los humanos o entre los humanos mismos» (<<Piedrassagradas ••, en Eliade, 1959,205; véase Eliade, 1963). ,-:

135. En n:íhuatl Neli; (verdad) es .10 fundado ••, lo que resiste las tormentas porque está enraizadoen la piedra, no en eI cambiante suei o de harto dei lago de Tezcoco. Pregunrarse por la ••verdad ••escuestiol1arse por eI ~(fundamento», lo que es «firme'J, lo que ((resiste).

136. '"Flor y canto) es l:l narrativa teórica de los tlamatinimes, los ttfilósofos)\ aztecas'; son lascomposiciones explicativas de la omnitudo realitatis cosmopolita: dei «impcrio ~zteca» com"o s05tén(fundamento, verdad) dei universo celeste. EI 'sol ••(Huitzilopochtli) podia transmitir vida (e.n cuanrofuente dei calor vivificante) gradas a1 imperio, ya que por 5USsacrificios humanos (en la «teolof~.Í"a políti-ca» de Tlacaelel) se renovaba la ,"vida» dei astro. Se trataba de una fundamenración política dei cosmos

astron6mico.137. «Estar de pie- significa 41estar fundado», «estar eo la verdad., dei Omcteotl (véasc Dussel.

1995, S 7.2). .138. Manuscrito de los Cantares Mexicanos, foI. 10v (cir. León I'ortilla, 1979,61).139. Véase Dussel, 1996, S 7.2: .EI imperio quedaba ahora f"ndado como servidor de lã existen-_

cia J' la vida dei Sol. Por ello eI movimiento (dei Sol y de toda la realidad cósmica), la vida y eI corazóntienen relación con la sangre (chalehibuitl): la vida dei Sol-Huitzilopochtli depende de los sacrificios -bumanos [... ] Tlacaelellogra así [... ] hacer dei imperio un colaborador de la subsisteneia dei ~!liv.\'r;o... -I

140. Véase en la parte histórica de esta obra, parágraios [131 ss.] y [145 ss.].141. Para las categorfas de lo fonnal (cap. 2) y de lo material (cap. 1) vbse mi ÉtIca de la Libera- (

ción (Dussel, 1998). Lo a!lí enunciado para la ética aquf se aplica a la política. -.142. Véase eo Laclau la interesante reivindic:tci6n política de la social-dcmúcraci:l ante cl mar-

xismo estándar, y eI modo como funda la nccesidad de la política anu eI economici:;1l1o dl; bs teyesnecesarias de la historia (Laelau, 1977)" 1985; llussel, 2001,188-205).

143. En francés évéllemclIt (como lo denomina Badiou), cn alem:ín Erei?,Jis (para Heideggcr) ..144. Recuérdese lo escrito más arriba, en la Historia 1165 ss.]. -145. Lo propio de la 41volllntad>o(el querer de la vida), lo hemos visto en el.{ 14, t's t"1"pi.jdcr~po.

ner .. Ias mediacionesj es decir, el .podcr-darse» el modo de la pcrmancncia y alimento de la \'id:l. Esc. "poder-darse. es 01 .don ••dei que habla Rousseau en este texro.

146. Du Contrat Social, Libro I, capo 6 (Rousseau, 1963,59-60). Repite la posieión de- F. Suárezsobre la democracia como hecho originario anterior a los orros tipos de organizaci6n política.

147. lbid., p. 61.' '"148. Nos referimos a la ohra J:être et /'événemel1t (Badiou, J;!88). Badiou expane la p~)stura de

E. Lévinas (.La ética en 01 sentiao de Lévinas.; Badiou, 1995,33 ss.), pero estí lejos de extraerle losresultados políticos que presupone. Se encuentra .arcapado. dentro de la ca,e~oría de Toraliâad, y aIno vislumhrar la Alteridad (en su sentido real), se le escapa eI conteni~o últi"l0 de su inrerpretación (en

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NOTAS

espeeial en su obra sobre Pablo de Tarso; Badiou, 1999; compárese con lo que hemos escrito más arribaen [33-37] y en [58-60]). Volveré sobre esta cuestión frecuentemente.

149. Heidegger, 1963, S 14,63 ss.; trad. esp., 76 ss.150. lbid., S 60, p. 299; pp. 325-326.151. Meditación 18 (Badiou, 1988,211; trad. esp. 1999,213).152. Badiou nos hablar:í de .Ios campesinos dei Gran Miedo, los sans-m/oltes de las ciudades, los

clubes de jacobinos, los soldados dellevantamiento en masa, [•..]la guillotina. (ibid .• 201; 203).. 153. Aqui Ba.diou, desde su comprensión ontológica-matemática, indica que la multiplicidad no

puede aleanzar el concepto hasra no ser subsumido en lo .uno'.154. lbid.ISS. Laelau fue igualmente de los que adoptó categorías althusserianas en su juventud, para poso

teriormente redefinir ai sujeto C0l110.operador de la hegemonia •. Véase Zizek, 2001,137.259, sobreéste y muchos etros temas relacionadas a esta «escue1a>ocontemporánea frari<;esa. Sobre Badiou escribeZiiek que _Ia oposición que traza enrre eI saber (relacionado con el orden positivo dei ser) y la verd.ld(relacionada con el acontecimiento que surge deI vacío que hay en. medio dei sc:r) parece invertir laoposieión althusseriana entre ciencia e ideologia»; p. 138). Es una .inversión' ya que para Altbusser01saber era 01 tipo privilegiado de racionalidad, .en tanto.ciencia; mienrras que ahora para Badiou laverdad propiamente dicha es práctica, histórica, no cienrUica 1:!, ontol6gica (matemática), y se asemejaa la 41interpelación ideol6gica>o de Althusser, que es ahora lo que realmente interesa eo úldmo términopara entender la problemárica dei flsuje;Q;).

156. ZiZek, 2001, 141.157. MeditaciónlO (Badiou, 1988,.223; 225.158. Para Tortaine, la subjetivación es eI hecho de devenir sujeto activo.159. Ibid.,224; 226.160. En 01 ejemplo preferido de Badiou, en eI caso de Pahlo de Tarso, eI operador es la iglesia

cristiana. Véase Badiou 1999; sobre esre tema volver:í S. Zizek (2002).161. Zi7.ek, 2001,140.162. Badiou, 1988,229; 1999,231.163. Badiou, IgS8, 237-248 .•. EI milagro -como eI azar de Mallarmé-, es eI emblema dei acon.

tecimiento puro eu tantO fuente de i:l verdad [... } EI milagro es símbolo de una interrupción de la ley enla que se indica la capacidad de inrervenciôn» (p. 241). El acontecimiento cristiano, lo mismo que Pahlode Tarso, lo elige Radiou porque sugiere mejor que ningún otro ejemplo la instauración de un mundo.que involucrando militamememe a una comunidad histórica, irrumpe desde un régimen de verdad queexige fidelidad ai acontecimiento (como eI 'tiempo mesi:ínico' del}etzt-zeit de W. Benjamin) más aliá dela 'iJl:I!duría mundana', para la cual es 'Iocura' ~n palabras de Pahlo de Tarso-. Radiou escribe: .Loque Pablo se propone no es, evidentemente, abolir la parricularidad judía, a la que no cesa de reconocercomo el principio de hisroricidad dei acontecimiento, sino animaria desde el interior con todo aquellode lo que dia es c~paz con re1ación aI nuevo discurso, y, por tanto, ai nuevo sujeto. Para Pablo, e1 ser-judío en general, y el Lihro en particular, pueden y deben ser re-subjetivados» (Badiou, 1999, 112).

164. Badiou, 1999, 25. •165. La .positividad ••de Horkheirrier o Adorno. Véase Dussel, 1998, S 4.2.166. Ziiek, 2001: J85. Evid<'t1temente, también la étic;;, en eI sentido de Lévinas se sitóa com" una

post-ontología (lo mismo que mi Ética de la LilJeración), pero no deseamos todavía situar aquf la rup'tura radical de la s.uhjetividad de liberaciól1, que trataremos eo la Critica, SS 30 ss., posteriormente. Porahora, deseamos tratar ia ontológico como el caos, }' el nuevo orden instaurado por el acont('âmiell!(jcomo eI orden político dei que podamos partir metódicamente.

167. Ziiek, 2001,186. :168. Y cntiéndase que. ai haberse upuesto generacionalmente ai «sujeto hist6rico.) sustanciailsr.a

deI proletariado -dei marxismo est:índar, pareciera que cae eo lo contrario: eo 110 sujero que se debilita atal puma que pierde referencia a lo extra-inrersubjetivo. Sería como un sujeto subjetivista. en eI interiorde un campo construidu desde lIn 3conteómicnto íon ningun3 objetividad. iNi tanto ni ran poco!,169. ~iek, 2001,147. ' .170. Badiou, .1999. 15.. ./'171. Véase la obra de Eisa T:ímez, Contra loda condena. La justificación por la fe desde los ex- ::

c1uidos (famez, 1991), que muestra el senrido del mensoje de Pablo de Tarso dentro de la explotaciónesc1avista dei Imperio romano, cuestión que A. Bad,ou y otros que hablan de Pablu tienden a olvidarsistcmáticamente._Pablo era un .arresano» Ipp. 55 ss.), era un .pdsionero. (pp. 62 ss.). Después de unadescripción desgarradora de las injusticias eo eI !mperio, de un3 elite esclavJsta, inmisericorde coo los

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Page 42: •DUSSEL, Enrique Domingo. Política de la liberación: arquitectónica

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DESPLlEGUE ARQUITECTÓNICO DEL PODER POLíTICO

campesinos y las calúnias, de expJoración econômica (por tributos, intereses en los pré-stamos, etc.)conduye: i«(Es posible Jeec la Carta de los Romanos sin escuchar la voz de uo prisionero inocente, osin sentir e! dolor y la rabia de los miles de eselavos crucificados injustamente por leyes romanas queesconden la verdad en la injusticia, o sin ver los miles de desfavorecidos por eI progreso de la civiliza.dóo, o sin aÍr los gritos de una etnia arrasada por las invasiones romanas? No, Ia Carta que ha sidoobjeto de discusiones absrracras, a veces sin sentido, se nos presenta ahora coo uo nuevo mensaje sobrela revelación de la injusticia [... ] actualizacla eo Ia justificación por la fe como afirmación de vida" (ibid.,75). Libra recomendable para situar la obra de Pablo eo eI contexto econômico-político.

172. Éste será eI tema de los «principios implícitos'} de lo político, que analizaremos en el capítu-lo 3.

173. Walzer,1985.174. Arendt, 1965. Sobre Arendt véanse las obras de Benhabib, 1996, 155 ss.; Courtine-Denamy,

1994,338 ss.; Canovan, 1994,23055.; Passerin, 1994; Sahuí, 2002; Ettmger, 1996; ere.175. Walzer, 1985, desde 4 55.176. ~Materiah) en el sentido de nuestra Ética de la Liberaóón (Dusscl, 1998, capo 1).177. Ésta es la otTa posible lectura dei Éxodo, ral como la de Ernsr Bloch o la que hemos pracri.

cada desde antes en América Latina (véase mi articulo .Exodus as a Paradign1>', en Beyond Philosoph-j,Dussel, 2003b, 115-126). El uso en América Larina de la relecrura de! Éxodo en un semi do polírico,comprometido coo la Iucha contra la dictaduras militares impulsadas por Estados Unidos eo la segundaparte deI sigla xx, puede observarse eo mi obra de 1972 Caminos de liberación latinoamericana (Dus-sei, 1972, 11 ss.).

178. Hay un cuarlO capítulo, emre eI segundo y cuarto, .The Covenam: A Free People» (pp. 71ss.), que explicita un aspeclO dei .pasaje por e! desierlO» (en e! proceso dei acontecimiellto, para expre-sarnos como Badiou).

179. Walzer, 1985, referencias eo pp. 3 «(Puritan revolution"), 77 «(the House of Commons in1642»),78-79 (.English Puritans»), 93, 127, 146.

180. Ibid., 11 (~American Great Seal»), 82 Uoho Wimhrop), 84 «(tMassachusscrs constirution of1780»),89,106,127-128.

181. ibid.,6 («{rom the Maccabean revolt to the Zionist movement»), 137.145.182. Walzer, 1985, 12.183. ibid., 15: iserán las «esferas de justicia» fijada por la tradición? Creo que a Walzer no se le

ocurre la comparacióo.184. Bamidbar (<<coeI desierto}) pucde ser construida como una (categoría)' filosófica, como he-

mos demostrado en una obra publicada hace más de rreinta atlos (DusseI, 1973, vaI. 2, caps. 4-5;también en DusseJ, 1977: «EI ser humano de la periferia fue en este caso el pobre beduinp dei desiertoarábigo [... ].Ese beduino forma un día los reinos de Acad, Asira, Babilonia, Fenicia. Un grupo de elloseran eselavos; lIamados apiru. La liberación de esos esclavos, míticamente liderados por un tal Moisés;se convertirá cn una na"aôó1l de frecuentcs re-lecturàsJ) (S 1.1.7.1). La de Walzer es una oueva relec-tuca, muy apropiada. •

185. Walzer, 1985,74.186. Ese ~en[re»(in betweenness) es eI momento b, entre eI a y eI c dei Esquema 15.1.187. «Un acontecímiento cOlTIola supresión dei padre originario (Urvaters) tenía que dejar hue!b.

imperecederas en la historia de la humanidad,.(Totem y tabú, 4, vii; Freud, 1974, vaI. IX, 438; trad.esp., 1968, vaI. 11,596).

188. Véase Girard, 1982. «EI asesinato fundante es parte de la constitución deI poder. A través deiasesinato fundanre se legitima eJ poder frente a los dominados, pera asimismo frente a quicnes ejercenel poder. EI asesinando puede ser un héroe inocente. En este caso el poder se percibe como reencarna-ción de! héroe frente a los asesiilos, enemii;Ps dei poder [... ] EI asesinato dei chivo expiatorio acontececomo consecuencia de una crisis de una comunidad r... ] Como resultado dei impacto dei asesinato so~relos asesinos, ellos ahora I'meden reconstituir e! orden» (Hinkebmmert, 2003, 188.189). Volveremos en.la parte Critica sobre este tema deJ imaginario político.

189. Walzer tiene dificultad en tratar el tema (ibid., 137 ss.). La diferencia entre «sionistas deiÉxodo. y .sionistas mesiánicos. o religiosos (ortodoxos) no evita la contradicción: «the conquest ofthe land. (p. 141). Es eI mismo problema .of the Amerícan Puritans confronting t'he Indians of NewEngIand. (pp. 141-142), los Boers en Sudáfríca, Cortés ante 10s aztecas o Pizarro ante los Incas (agregoyo los dos últimos ejemplos). Y como excusa cscríbe Walzer: .Si e! movimiento de Egipto hacia Canaánes tomado como una transformación políri~ su atenci6n se centra eo la guerra interna y no en la ex-terna, eo las purgas de los israelitas recalcitrantes y no cn la desrrucción de las naciones Canaaneas. Y

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NOTAS

yo PO"!?omi atención igualmente -escribe Walzer- sobre este aspecto (interior) en mi libra» (p. 142).iHemos visto en la exposición histórica de la política que siempre lia sido así en la filosofía políticaeurocéntrica: desde Ginés de Sepúlveda en eI siglo XVI (que partía dei helenocentrismo de Aristóteles),John Locke en eI XVII, Momoe en eI JIlx, M. Walzer, H. Arendt o George W. Bush (guardando lasdistancias, evidentemente) en los siglos xx y XXI! La atención se pane ad intra, nunca ad extra. Pero,se preguntaría un filósofo mundial, global: iel a(uera de Espana, Inglaterra o Estados Unidos no esuo adentro de la humanidad? (Marx explicaba que el mercado externo de cada nación es un mercadointernO aI mercado mundial, que es el único mercado concreto). Los canaaneos, los indios americanos,los palestinos y todas las naciones dei Sur están eo ese afuera que trataremos desde el S 30 de la parteCrítica de esta obra.

190. Le pregunté a Walzer en ocasión de mi professorship en Harvard en el2000, en una conferen.cia que dictaba sobre eI sionismo en Israel, qué opinaba sobre la situación de los palestinos. Y se negó adar alguna explicación. Es conocido eI fuerte debate que dramáticamente entabló con Edward Said.

191. Arendr, 1974.192. Arendt, 1965,59-114: «(Nada, debemos afirmar en el presente, puede ser más obsoleto que

intentar liberar a la humanidad de la pobreza por medias políricos» (p. 114).193. Es evidente que eI ellrocentrisrno de Arendt no sospecha que hay «otra)) América, «(nuestra)}

América de MartÍ o Sal azar Bondy, la «Latinoamérica».194. Claro que la misma Arendt indica que había en eI sigla XVIII en USA unos 400.000 eselavos,

pero no eran considerados por la filósofa entre los «pobres», lo cual no es aceptado, corno puede supo.nerse, por S. Benhabib (1996, 160), quieo muestra que esta conrradicción sodal (econômica, materialen eI sentido de nuestra Ética de la Liberación) producirá eI estallido de la Guerra Civil (1861-1865).

195. On Revolution, capo 2, 1; Arendt, 1965, 142.196. La diferencia emre "liberación" (liberation) y "Iibertad. (jreedom) es esencial para Arendr

(cap. 1,2; 29.35): «Pero la dificultad de dibujar la Iínea que separa liberación de libertad en toda cirocunstancia histórica no significa que liberación y libertad sean lo mismo» (p. 33).

197. lbid.198. Ibid., capo 4, 1; p. 153.199. Este tema, por lo general no referido, tiene la mayor importancia. Véase la obra de Wayne

. Moquin y Charles van Doren sobre los iraqueses (Moquin, 1973), en donde bebieron el concepto ins-titucional de Confederación los fundadores dei Estado Norteamericano. Véase más adelante en [347J.

200. lbid., capo 5, 2; Arendt, 1965, 202. Valga un comentaria accidentaL Seguramente Arendtno sabe que usa las naciones nietzscheana y heideggeriana de «permanencia" (o "preservación)}) y ~au-mento», que hemos denominado'en nuestra Ética de la Liberaci6n el aspecto material de «producción,reproducción y desarrollo" de la vida humana en comunidad.

201. lbid., capo 6, 4; 280. Paradójicamente aquí Arendt plamea una cuestión central, como vere-mos en eI capítulo 2 de esta Arquitectó/lica, y que es absolutamente necesaria: la inc!usión dei problemade las «instituciones" en la definición de lo político, cuestión a la que Arendt prestó debida atención.

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