Sobre los tejados vuelan las palomas,

bordean las antenas

agujerean el aire,

defecan en los cuatro vientos de la veleta,

picotean la bóveda azul

y se comen a las doce estrellas.

Un halcón que vuela hacia el huerto

de la engolosinada Melibea

me asusta estorninos

clavándose negros

en mi entraña dulce

de carne de piedra.

Nanas de campanas

le arrullan los vuelos

que a mi me desvelan insomnios

de daño en el alma.

Fuegos de colores

devoran las plumas del gallo,

molestan el sueño

de las seis cigüeñas

que sueñan veranos

de pie,

sobre su pata izquierda.

Sabe la noche a zarzamoras ácidas,

a escozor de cohetes en mis hombros

a carmín desvaído por los dientes

mordiendo obscenidades

masticadas despacio

cual comunión en gracia

por hileras blanquísimas

de huéspedes cautivos

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F.A.M.I. 2009 famired16@yahoo.es

Música: Vangelis (Alexander)

Versos: Mercedes Blanco