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XXIII Congreso de CIDEU, "Espacio Público
y Paisaje Urbano". Santiago de Chile, 16-19 abril 2018
Conferencia: Ferran Ferrer Viana
What is the city but the people?
William Shakespeare, Coriolanus.
Agradecimiento CIDEU
En primer lugar quiero dar las gracias a CIDEU por su invitación a participar en este congreso dedicado al espacio público y al paisaje urbano. Me es muy grato dirigirles unas palabras sobre un tema al que he dedicado una buena parte de mi vida laboral en el Ayuntamiento de Barcelona. Es especialmente destacable la coincidencia de este evento con la celebración de los primeros 25 años de CIDEU. El alcalde Pasqual Maragall fue un alcalde prolífico en iniciativas y proyectos, recuerdo que cuando en 1993 decidió crear el CIDEU, fue el mismo año en el que se dio luz verde definitiva al proyecto de paisaje urbano que voy a exponerles a continuación y que acaba de cumplir 32 años. Por ello, antes de empezar esta conferencia, me gustaría felicitar a los responsables de CIDEU por el trabajo bien hecho durante estos 25 años. Etimologicamente la palabra felicidad proviene del latín felicĭtas, felicitātis, que a su vez se deriva de felix, felīcis, que significa ‘fértil’, ‘fecundo’. No hay duda ninguna de que esas palabras califican perfectamente el extraordinario trabajo desarrollado por la asociación. Felicidades CIDEU ¡Por muchos años!
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Resumen contenido
A partir de una clara diferenciación de los conceptos de espacio público y paisaje
urbano y de la valoración de su interrelación, presente en todo el discurso, el hilo
conductor de esta conferencia se inicia con una primera exposición sobre el cómo se
ha producido la gestión de los usos del paisaje urbano en Barcelona, seguida del qué
se ha conseguido. A continuación se analiza de que forma esta praxis de 32 años, da
paso a un modelo teórico con fuerte base práctica y experimental, reconocido en la
Nueva Agenda Urbana de Naciones Unidas. Finalmente se pasa a una reflexión
conjunta sobre la posibilidad de aprovechar esta experiència en relación con la
recuperación del paisaje urbano en las ciudades iberoamericanes.
What is the city but the people?
William Shakespeare, Coriolanus.
“Cuando uno se levanta, después de haber dormido
mejor o peor, y se aventura en las calles camino de su ocio o de
su trabajo, las fachadas que mira, las vea o no, las medianeras,
los terrados, la publicidad, los bancos, los pavimentos, los
semáforos, las farolas, las persianas, los toldos, las banderolas,
los aires condicionados, las antenas... todo eso forma parte del
paisaje urbano. El riesgo de que te caiga encima un balcón mal
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mantenido o que la contaminación ensucie tus pulmones o el
ruido destroce tus nervios, también forma parte indudable del
paisaje urbano. En el mejor de los casos, cómo no, también los
árboles, los jardines, públicos o privados, las macetas en flor, los
trinos de los pájaros, todo aquello en fin que, desperdigado por la
ciudad, tenga un valor de uso colectivo, independientemente de
que la propiedad sea pública o privada, todo eso es lo que debe
entenderse como paisaje urbano.”
Pasqual Maragall, alcalde de la Barcelona Olímpica
1985. Desesperanza
En alas de la imaginación les voy a invitar ahora a volar conmigo a la Barcelona de 1985.
En los años ochenta el clima social de la ciudad era lamentable. Veníamos de superar una
postguerra civil y lo que se ha venido en llamar la “larga noche del franquismo”. Las primeras
elecciones democráticas municipales habían tenido lugar en mayo de 1979.
En palabras del filósofo Eugeni Trías, en aquellos años, “Barcelona dormitaba en su
melancolía”. La melancolía entendida como “una cuerda tendida entre el ser y el no ser”.
Un pesimismo generalizado asociaba Barcelona en los medios de comunicación, Félix de Azúa,
el conocido escritor y periodista, comparaba el estado de la ciudad con el hundimiento del
Titanic. Flotaba en el ambiente un clima de decaimiento y desesperanza sobre las posibilidades
y el papel de Barcelona en relación con otras ciudades del mundo. La Bolsa perdía importancia
y empresas tradicionalmente instaladas en Barcelona trasladaban su sede a Madrid. Barcelona
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empezaba a perder población en los padrones anuales, lo que combinado con el
envejecimiento de la población y la escasa remuneración de la propiedad inmobiliaria
provocaban la proliferación de pisos vacíos y la degradación de las condiciones de
habitabilidad. La contaminación publicitaria invadía la ciudad. El ruido y la polución del tráfico
hacían inhabitables los espacios de la ciudad.
La negrura, suciedad y deterioro que invadía la Casa Milà de Gaudi, cuya restauración sirvió de
locomotora a la campaña, eran consideradas como la “pátina del tiempo”.
En aquellos tiempos de pesimismo ciudadano, Barcelona había solicitado –sin muchas
esperanzas- ser la sede de los Juegos Olímpicos de 1992. “Por cierto que una de las otras
cuatro se le concedió al arquitecto José Antonio Acebillo, el hermano del coordinador del
CIDEU Pedro Acebillo, por su responsabilidad en la reconstrucción de la ciudad”. Ello suponía
que, en caso de ser elegida, Barcelona habría de ser capaz de hacer frente a la importante
inversión que supone cumplir las exigencias del COI y todo ello sin perder de vista las
necesidades de construir escuelas, hospitales, garantizar la movilidad y, en definitiva,
aprovechar la ocasión para construir una nueva realidad urbana de cara al futuro.
Era del todo necesario aprovechar la eventualidad olímpica para generar un proyecto de
ciudad. Pero era necesario también “lavar la cara a Barcelona”. Aprovechar, como hacen las
serpientes, para renovar la piel de la ciudad: fachadas, paredes medianeras, terrados, jardines,
monumentos, calles y plazas. Una gran parte de esa piel era de titularidad privada y era
necesario estimular su rehabilitación par parte de sus propietarios. Era esa la única
rehabilitación posible que habría de impulsar en el futuro la rehabilitación íntegra del parque
de viviendas.
En aquellas circunstancias de recursos escasos se hizo la luz y surgió una reflexión que, con el
tiempo, se ha visto que fue muy importante para la ciudad.
La mayor parte de la piel de la ciudad era de titularidad privada; pero se supo ver que estaba
justificado que el sector público tomase parte en estimular su recuperación. Aquel paisaje
urbano era un bien colectivo. Cuando alguien recuperaba la fachada de su casa todos los
ciudadanos, forasteros o turistas que pasaban por delante lo disfrutaban. La imagen de la
ciudad mejoraba, lo que justificaba sobradamente que la administración se implicara en el
proceso.
Empecemos por decir que, en aquella época, los ciudadanos que querían hacer obras de
restauración de su fachada; aunque fuera simplemente pintarla, tenían que satisfacer el
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impuesto de Construcciones y pagar las tasas de las correspondientes licencias de obras,
además de enfrentarse a una administración de funcionarios desmotivados, parapetados tras
mostradores separadores , una barrera más que no facilitaba las cosas.
En aquellas circunstancias surgió una primera idea, como por otra parte suele suceder en esas
circunstancias, la puesta en marcha de una campaña de limpieza. Con la de la figura
innovadora de un comisionado dependiente de la Alcaldía. El alcalde Narcís Serra me pidió
que asumiese la dirección de esta campaña, con lo que me convertí en el Comisario Escoba y
dedique varios meses a la difícil tarea de limpiar la ciudad con la campaña Jo estimo
Barcelona, per això no l’embruto. (Yo amo Barcelona, por eso no la ensucio), tomando
prestado el corazón popularizado para Nueva York por Milton Glasser.
Quizá por ese trabajo previó, cuando en 1985 Pasqual Maragall tuvo la idea de poner en
marcha una campaña de paisaje urbano, pensó que esa experiencia nos podría ser útil.
El proyecto empezó el 11 de diciembre de 1985, con la aprobación POR UNANIMIDAD, en el
Consejo Pleno del Ayuntamiento de Barcelona, del primer programa de ayudas de la Campaña
para la Protección y Mejora del Paisaje Urbano, con carácter experimental y un
planteamiento que había de durar unos pocos meses. Es digno de mención que el concejal del
Ayuntamiento que presentó la propuesta a la aprobación del Consejo Pleno, fue el Sr. Joan
Clos, concejal de Sanidad, el mismo que hasta el fin del año pasado ha sido el Secretario
General de Habitat III en Naciones Unidas, gestionando la aprobación de la Nueva Agenda
Urbana para los próximos 20 años, en la que se ha reconocido por primera vez la importancia
de la gestión de los usos del paisaje urbano, puesta en marcha en aquel lejano 1985.
El 2 de abril de 1986, un decreto de Alcaldía creó el Comissionat de la Alcaldía para el paisaje
urbano.
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Desde el principio la reacción ciudadana fue muy positiva. Baste decir, como anécdota, que a
principios del año 1987 Barcelona se quedó sin andamios y hubo que recorrer a empresas
francesas para poder continuar el ritmo creciente de las obras.
La Campaña tomó más fuerza cuando llegó el 17 de octubre de 1986, con la proclamación de
Barcelona como la ciudad elegida para la celebración de los JJ.OO del 92. En ese mismo mes se
efectúa el pago de la primera subvención.
El proyecto funcionó tan bien que en febrero de 1989 el Ayuntamiento, también por
unanimidad, decidió que la campaña continuase y el Comissionado del Alcalde se convirtió en
un Comissionado del Ayuntamiento.
La campaña siguió su curso de manera que, en 1993, fue reconocida su labor con una de las 4
medallas de honor de los Juegos Olímpicos. Al mismo tiempo, el Ayuntamiento decidió, acabar
las obras pendientes de ejecución, -quedaban pendientes 12.000 solicitudes y habían 4.313
obras en curso- y rescindir los acuerdos con los colegios profesionales que habían facilitado el
personal, con lo que oficialmente se daba por finalizada la Campaña.
La reacción de la opinión pública fue totalmente contraria a esta decisión. Un alud de cartas y
llamadas reclamaron el regreso de la Campaña. Se produjo la protesta unánime de ciudadanos,
medios de comunicación y empresas de rehabilitación de exteriores. De tal manera que el
Ayuntamiento no sólo mantuvo la campaña, sino que le dio rango institucional creando un
órgano específico autónomo y singular: La Agencia del Paisatge Urbà, creada en el mes de
julio de 1993. Órgano, bajo la protección del alcalde, dotado de autonomía funcional y de
gestión económica.
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En 1994 se adopta la loseta del trébol como símbolo lleno de humildad, discreto y anónimo.
100 años en el suelo de la ciudad Ahora un símbolo de Barcelona en las tiendas de souvenirs
para turistas.
En 1995 ell Servicio nacional de Correos le dedicó un sello a la campaña.
La Agencia era un órgano extraño en la tradicional organización administrativa, tan extraño
como las figuras de los comisariados, por lo que, ante su buen funcionamiento, el
Ayuntamiento en pleno, por decisión unánime decidió crear en junio de 1997 el Instituto del
Paisatge Urbà i la qualitat de vida, (IMPUQV) con personalidad jurídica propia y con el
objetivo de poner en marcha una Ordenanza de los usos del paisaje urbano y la calidad de
vida que fue aprobada, asimismo por unanimidad, en 1999.
Vean que desde el primer momento al concepto de paisaje urbano se le añadió el de la calidad
de vida con el que evidentemente está íntimamente relacionado.
El IMPUQV se constituye como un organismo autónomo local, (uno de los 7 existentes) que
tiene entre otras funciones: Proteger, mantener y mejorar los valores paisajísticos que
conforman la imagen de Barcelona y velar por el uso ordenado y racional del paisaje urbano,
como instrumento decisivo para la conservación del entorno ; Promover la participación de la
sociedad civil y del sector privado, tanto en la responsabilidad del mantenimiento, como en la
directa recuperación del paisaje y la promoción de sus valores. (1)
La Ordenanza de los Usos del Paisaje Urbano, empezada a redactar en 1993 y pionera en el
mundo, trata el paisaje como un todo e integra las ordenanzas de publicidad, infraestructuras
de telecomunicación, espacios libres y construcciones. Considera al paisaje como un bien
común de uso colectivo y por lo tanto jurídicamente necesitado de protección. Regula el uso
natural. Prohíbe otros usos y regula el uso excepcional a través de convenios. Se crea la
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Comisión Mixta del Paisaje Urbano para interpretar y gestionar las disposiciones de esa ley
municipal.
Está claro que la Campaña “Barcelona posa’t guapa”
cuyo objetivo era ordenar la fisonomía de la ciudad ha tenido
intervenciones muy numerosas y remarcables, pero lo más
importante es que gracias a la respuesta de los barceloneses
hemos descubierto un nuevo bien público que es el paisaje
urbano y que, como tal bien público, lo hemos de defender y
potenciar.
Pasqual Maragall, Alcalde de Barcelona (1982 - 1997)
¿Cuáles son las funciones de los órganos de gestión del paisaje?
Inicialmente la Campaña, al margen de hacer aprobar una nueva normativa de publicidad más
restrictiva con la eliminación de toda publicidad ilegal o alegal, y de gestionar acuerdos de
colaboración público privada, se ocupaba fundamentalmente de la gestión de los programas
de rehabilitación del paisaje urbano.
Las actuaciones que se contemplaban en el primer programa de la campaña fueron seis:
Rehabilitación de fachadas, arreglo de medianeras, ordenación de rótulos publicitarios, mejora
de las condiciones higiénico sanitarias de los establecimientos de concurrencia pública,
ajardinamiento de espacios privados y eliminación de vallas opacas.
Posteriormente se han ido incorporando nuevas actuaciones, hasta llegar a disponer en la
actualidad de más de treinta programas en activo: terrados, guapa por dentro: Vestíbulos,
escaleras, patios de ventilación, cielos abiertos, accesibilidad, sostenibilidad y eficiencia
energética (con 3.000 m2 de placas solares subvencionadas produciendo más de un millón de
kilovatios año) y actuaciones especiales.
Tipos de ayudas.
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Los programas se benefician de tres tipos de ayudas que facilita el Instituto de Paisaje Urbano
y Calidad de Vida del Ayuntamiento: ayuda técnica, ayuda administrativa y ayuda económica.
Ayuda técnica:
A petición de los ciudadanos, un equipo de arquitectos ingenieros y técnicos
medioambientales emiten informes gratuitos y recomendaciones sobre las actuaciones a
realizar. Hacen el seguimiento de la obra y valoran el resultado final.
Los técnicos fueron inicialmente facilitados vía patrocinio por los colegios profesionales, como
forma de combatir el desempleo existente en aquellos momentos.
Ayuda Administrativa:
Un equipo administrativo actúa como “interlocutor único” y “gestor del ciudadano”. Informa,
aconseja y gestiona.
“Hacer amigos”, como consecuencia de la prestación de un servicio público, define la filosofía
con la que se ha planteado la ayuda administrativa
Información general y específica.
Tramitación de expedientes.
Auto fijación de plazos internos.
Asistencia jurídica.
Entrega directa o transferencia de pago de subvenciones y exenciones.
Calidad de servicio. Obtención en 2004 del Certificado de Calidad ISO 9001:2000 (International
Organisation for Standarisation) por la tramitación de subvenciones.
Ayuda económica:
Se basa en incentivos y ayudas y no en sanciones. Ayudas vinculadas a la calidad de los
trabajos efectuados.
Consideradas más como un premio por recuperar ciudad que como una ayuda. Inicialmente, y
hasta hace unos pocos años en que han aumentado significativamente, eran modestas y, en
general, suponen entre un 5 y un 7 % del coste de los trabajos realizados, en función de su
calidad. Los datos a 31 de diciembre de 2015 son:
Exenciones y subvenciones: 104,3 M Euros
INVERSIÓN GENERADA: 1.115 M Euros
Por cada euro de ayuda se ha generado 10,69 euros de inversión privada.
Barcelona ha acometido en los últimos años un
proceso persistente que ha permitido recuperar
fachadas espléndidas ocultas antes por la suciedad y la
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desidia. Si la cara, dice el refrán, es el espejo del alma,
el espejo de la ciudad son sus fachadas.
Francesc Arrollo, periodista y profesor
Realizaciones: 1985-2015
Hasta aquí un breve resumen de cómo se estructura en Barcelona el servicio de paisaje
urbano. Pasaremos ahora a dar un vistazo a los resultados de ese modelo de paisaje urbano
puesto en marcha, hace ya 32 años, por el Ayuntamiento de Barcelona.
Sería una ingenuidad por mi parte pretender condensar en unos minutos lo realizado en 32
años. Me conformaría con ser capaz de transmitir la ilusión con la que se ha trabajado y la
certeza de que realizar un proyecto como este es difícil, pero es posible.
Barcelona es una ciudad mediterránea, situada en Catalunya, España. De 101,9 km2, capital
de una región metropolitana de 5.029.000 habitantes.
Barcelona tiene 1.602.000 habitantes , 86.744 edificios en total, de los que 74.376 son
edificios de viviendas.
Las actuaciones totales realizadas dentro de la campaña han sido de 52.000, en números
redondos.
Se calcula que 29.750 edificios han sido objeto al menos de una obra de rehabilitación o
mejora dentro de la campaña “Barcelona, posa’t guapa”, es decir el 40 % de los edificios de
viviendas se han acogido a alguno de los programas de la Campaña.
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Sin entrar en detalles, el número de Informes técnicos emitidos ha sido de: 89.862. Lo que ha
supuesto, entre otras cosas, 10.350.000 m2 de fachadas y terrados rehabilitadas.
A estas cifras habría que añadir las obras efectuadas por libre que no han pasado por Campaña
o las que por haber ejecutado los trabajos deficientemente no se les ha concedido subvención.
La Campaña, con sus 52.000 actuaciones ha generado la creación de numerosas empresas de
rehabilitación de exteriores, en diversos sectores de actividad, generando importantes niveles
de empleo. Al inicio de la campaña una decena de empresas se encargaban de la rehabilitación
de exteriores, ahora hay más de 8.000 empresas dedicadas a trabajar en los temas que
gestiona el Instituto.
Un proyecto que, además, por la vía del patrocinio y la gestión de usos, ha propiciado más de
dos mil acuerdos de colaboración y patrocinio.
Por lo que se refiere a la distribución territorial de las actuaciones, es importante
destacar que no se han limitado al centro de la ciudad. Es verdad que los tres distritos
centrales han concentrado el 50% de la actividad; pero también es cierto que todos los
barrios han participado en igualdad de condiciones.
Por actuaciones, si bien inicialmente el protagonismo correspondía a la rehabilitación de los
exteriores de los edificios, el resumen global nos indica la disminución de su peso relativo
sobre el total de actuaciones. 24.976 restauraciones de exteriores de edificios frente a 31.029
de otras actuaciones.
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Entre esas otras actuaciones un cincuenta por ciento se reparte equitativamente entre
actuaciones de sostenibilidad y eficiencia energética (aislamiento térmico y acústico, placas
solares…) y de accesibilidad (ascensores, supresión de barreras arquitectónicas, rampas,
adaptación de viviendas…). El restante 50 por ciento de distribuye entre reconducción de
instalaciones en fachadas (aires acondicionados, alarmas, antenas…), especiales (balcones,
persianas, vidrieras,…) y locales comerciales (rótulos, imagen exterior…).
La distribución de las actuaciones por anualides tiene una evolución creciente, hasta la
llegada de la Crisis del 2009.
En el ámbito de la campaña se han puesto en marcha infinidad de acuerdos, estudios y
publicaciones indispensables y coincidentes con los objetivos de mejora del paisaje
urbano: Ordenanza de Actividades e Instalaciones Publicitarias (11/03/86). Ordenanza de
Rehabilitación y mejora del Ensanche (24/04/86). Nuevo Catálogo del Patrimonio Histórico
Artístico (1986).
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Creación del Centro del Vidrio (1986). Declaración de la Ciudad Vieja como Área de
Rehabilitación Integrada (1986). normas reguladoras de la participación ciudadana (1986).
Catálogo municipal de patrocinio “Barcelona Espónsor” (1988).
Pla del Color de Barcelona, en el que fueron analizadas más de cinco mil fachadas (1992).
Inventario de Publicidad.
Campañas temáticas específicas, bajo el paraguas de “Barcelona, posa’t guapa”:
“Barcelona tindrà bona planta”, “Barcelona en Flor” y Clavell Olímpic (se plantaron más de
200.000 claveles olímpicos en los parques y jardines de la ciudad).
Taxi posa’t guapo, (7.162 actuaciones en Taxi posa’t guapo, sobre una flota de 11.000
vehículos).
“Pentina’t guapa!”
Guapos para siempre (comercios centenarios con valos patrimonial).
Petits paisatges, (Pequeños paisajes conectados con la historia y las tradiciones de Barcelona).
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Inauguración de la Ruta del Modernismo, en junio de 1997. Divulgar el paisaje. Consejo de
honor de la Ruta. 137 edificios modernistas catalogados. 16 edificios-monumentos abiertos al
público. Nueve de ellos catalogados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
8.000.000 de visitantes anuales.
Ruta Europea del Modernismo , con la adhesión de 11 países y sesenta y cinco ciudades en
representación de tres continentes: Europa, África y América.
“Comercio accesible” en colaboración con el Instituto Municipal de Personas con Discapacidad.
“Barcelona, Guapa y Segura” para la rehabilitación de edificios en situación de riesgo, (1998: El
desprendimiento de elementos de la fachada causa dos víctimas, lo que da inicio a la
campaña. Incluye un convenio entre el Ayuntamiento y la Generalidad de Catalunya, que
permite dotar estas actuaciones con nuevas ayudas financiadas a partes iguales).
Campañas territoriales de impulso en los barrios.
“La forma urbana es un punto de encuentro entre
el arte y la utilidad pública, calles, casas, plazas, paredes,
marquesinas, puentes, árboles, señales, carteles, jardines,
anuncios, iluminaciones son como las letras de un
alfabeto al que llamamos paisaje urbano y que representa
un valor superior al de las partes que lo componen.”
Le Corbusier (Arquitecto francés, 1987-1965)
Toda esa experiencia de 32 años que les acabo de exponer, nos hizo pensar en la
necesidad de empezar a trabajar sobre un planteamiento teórico que, en base a esa
praxis, permitiese orientar otras actuaciones en el marco de la gestión del paisaje
urbano. Para ello creamos en 2015 el primer Congreso Internacional de Paisaje Urbano,
que tuvo lugar en Sao Paulo. Un congreso de carácter bianual cuya segunda edición ha
tenido lugar el año pasado en Barcelona.
Creo que sería interesante analizar a continuación cuáles son los ejes sobre los que se
basa este modelo reconocido recientemente por Naciones Unidas y la UCGL.
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En el mencionado II Urban Landscape International Congress ICOUL Barcelona 2017,
se ha insistido en la necesidad de consolidar la singularidad en el tratamiento del Paisaje
Urbano que se puso sobre la mesa durante la celebracion del primer Congreso ICOUL
Sao Paulo 2015. En nuestros congresos el punto de atención no se centra en el diseño
arquitectónico, ni en la implantación de zonas verdes. ICOUL es el unico foro en el
mundo que considera el Paisaje Urbano bajo el prisma de la gestión de su uso.
Se empieza por assumir que las políticas de espacio público deben extenderse a los
espacios patrimoniales privados con valor colectivo. Un conjunto que reconocemos
como paisaje urbano. La gestión de este concepto integrado es más compleja que las
tradicionales políticas de espacio público y supone un reto que se ha visto reconocido
recientemente mediante la inclusión en la Nueva Agenda Urbana de UN Habitat, del
compromiso de promover asentamientos humanos y paisajes urbanos atractivos y
habitables que contribuyan a la mejora del bienestar, al tiempo que se constata la
necesidad de adoptar políticas de desarrollo estratégico que protejan, entre otros bienes,
los paisajes urbanos.
Se parte de una concepcion del Paisaje Urbano de caracter multisensorial –no solo
visual- entendido como el conjunto de los espacios publicos a los que se añaden todos
los elementos de propiedad privada (jardines, fachadas, medianeras, rótulos...) que,
conjuntamente, forman parte del escenario en el que se producen los encuentros de la
ciudadanía. El Paisaje como punto de encuentro reúne aspectos estéticos y
funcionales, y es susceptible de beneficiarse de la colaboracion público privada.
La incorporación de la gestión del uso de esos espacios en la agenda del gobierno de las
ciudades tiene por objeto su mejora, protección y conservación, asi como la puesta en
marcha de iniciativas paisajísticas, imaginativas e innovadoras. La gestión, la iniciativa
y el liderazgo le corresponden al sector publico, dentro de un proyecto común de
carácter estratégico a largo plazo, pactado con la ciudadanía, al margen de cualquier
ideología. El espacio publico no se acaba en lo que es publico. El espacio privado, en la
parte que es susceptible de disfrute colectivo, amplia el espacio publico. Ambos
confluyen en el nuevo concepto del paisaje urbano. Un concepto muy simple.Como
señaló Gordon Cullen “Si alguien me preguntara en qué consiste el paisaje urbano le
respondería que, en mi opinión, un edificio es arquitectura y que dos edificios son ya
paisaje urbano”.
Por si a estas alturas alguien empieza a sentir la tentación de aprovechar nuestra
experiencia e iniciar el camino de la posibilidad de un nuevo paisaje urbano,
provecharemos para insistir en los conceptos que a nuestro juicio son claves en este
planteamiento:
• Proyecto de ciudad.
• Visión a largo plazo.
• Unanimidad y neutralidad.
• Liderazgo.
• Transversalidad.
• Integridad territorial.
• Marca, city branding, marketing urbano.
• Participación ciudadana.
• Colaboración público privada.
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• Legalidad.
• Derecho a la belleza.
Resulta difícil imaginar una Sociedad democràtica sin el
fortalecimiento del paisaje urbano, que es por
antonomàsia el lugar donde reside la civilidad. El espacio
de relación entre diferentes clases y culturas.
Richard Rogers, arquitecto británico.
Daremos ahora un rápido repaso a todos ellos, utilizando paralelismos con lo realizado
en Barcelona, lo que me parece puede ayudar a precisar su significado.
Proyecto de ciudad.
Un nuevo paisaje urbano se debe basar en un Proyecto de Ciudad que ponga el acento
en la recuperación del espacio público.
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Visión a largo plazo.
Para que el Proyecto tenga éxito es imprescindible la continuidad, el poderse proyectar a
largo plazo. Condición que depende, como veremos a continuación, de la unanimidad
con la que sea aprobado el planteamiento político del proyecto.
Unanimidad y neutralidad.
Neutralidad, respetada en todo momento. Unanimidad política de todos los grupos con
representación en el Consejo Pleno del Ayuntamiento. En las aprobaciones de los
programas de la Campaña, en la constitución de los órganos que sucesivamente habían
de gestionarla. Unanimidad que se respetaba en los actos organizados por la Campaña,
muchas veces presididos por representantes de grupos políticamente minoritarios
cuando el tema lo requería.
Dicha neutralidad tiene más valor si consideramos que no cabe duda de la influencia
política de la Campaña en el voto. Una Campaña que, paradójicamente, ha sabido
mantenerse en todo momento al margen de la política.
Liderazgo.
No me cabe ninguna duda que una campaña de paisaje urbano precisa ineludiblemente
de un liderazgo político potente. No puede nacer como un departamento más de
Urbanismo o de Medio Ambiente. Precisa de un alcalde democráticamente elegido por
los ciudadanos que sea capaz de convocarlos a un proyecto común, que firme los
convenios de patrocinio o colaboración con los empresarios o las instituciones y que
proteja una sencilla campaña incipiente e innovadora de las amenazas de la burocracia.
Un alcalde que lidere personalmente una campaña en crecimiento y neutralice los
intentos de apropiación y desvirtuación por parte de los departamentos consolidados de
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la administración. Un alcalde que, con su presencia directa, facilite el camino de
un proyecto nuevo que se plantea con ambición de reforma administrativa.
Eso lo supimos encontrar en Barcelona, primero con el alcalde Maragall y luego con los
alcaldes que le han ido sucediendo en el cargo. Es más, desde el principio, el alcalde
designaba un concejal, normalmente el primer teniente de alcalde, como concejal
delegado de la campaña, capaz de sustituirle cuando sus muchas obligaciones al frente
de la ciudad, le dificultaban acudir a los muchos, muchísimos actos, presentaciones,
firmas de acuerdos, entrevistas, inauguraciones, que el marketing de la campaña iba
organizando y que, siendo noticia, complementaban las necesarias campañas de
publicidad.
Transversalidad.
Cuando hablamos de transversalidad conviene precisar su significado.
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La gestión del paisaje urbano es transversal porque para su desarrollo precisa que múltiples sectores de la actividad municipal se involucren en él: arquitectura, reahabilitación, urbanismo, comunicación, cultura, márketing, territorio, sanidad, medio ambiente.
En la administración publica la transversalidad es uno de los conceptos más invocados en los procesos de gestión social, ambiental y paisajística però muy difíciles de implementar si no se hace bajo la immediata protección de un liderazgo comprometido.
Nuestra transversalidad se hace aún más difícil si consideramos que consiste en establecer una forma de gestión que no trata de resolver problemes puntuales sinó de actuar conforme a una legalidad que permite abordar problemas importantes de forma permanente.
La acción transversal solo serà possible si la organización lo asume y el sector de actuación cuenta con metas y procesos claros. La actuación por programas del paisaje urbano, con objetivos claros y delimitados, contribuye a hacer possible este tipo de actuaciones, mediante acciones de cooperación y coordinación.
Integridad territorial.
Integridad territorial en el sentido de que cuando iniciamos la campaña, muchas voces,
principalmente de arquitectos clamaban por que se limitase a la recuperación del centro
histórico de la ciudad, en el que reside la mayor parte del patrimonio catalogado y
prescindir de los barrios periféricos cuyos edificios exigían menor atención técnica y a
los que muchas veces les bastaba con un simple pintado. Afortunadamente, desde el
principio la campaña de ayudas se abrió a todos los barrios sin ninguna discriminación.
Es más, incluso se fueron creando a lo largo del tiempo campañas específicas para cada
barrio insistiendo en la necesidad de implicarse en el proceso rehabilitador.
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De hecho, se han gestionado numerosas campañas específicas de promoción en los
barrios: “Sant Andreu sigues la enveja”. Barcelona té Gràcia, Barcelona Facte bellam,
Tinguem guapa la carretera, etc.
Marca, city branding, marketing urbano.
Desde el primer momento eramos conscientes de la necesidad de crear una “marca”
que fuese capaz de comunicar el proyecto a los ciudadanos. El nombre oficial de la
campaña, era y ha seguido siendo: “Campanya per a la Protecció i Millora del Paisatge
Urbà”. (Campaña para la protección y mejora del paisaje urbano). Teníamos claro que
con ese nombre no íbamos a llegar muy lejos. Hacía falta una imagen. En aquellos
momentos el Ayuntamiento había puesto en marcha una campaña para devolver la
confianza a la ciudadanía que se llamaba “Barcelona, més que mai” (Barcelona, más
que nunca).
La utilizamos al principio. Estaba basada como pueden ver, en los colores mironianos.
Sin embargo, esta campaña, al igual que la de “I love new York”, “Glasgow smiles
beter”, “Wanderful Kobenhavn” o “I Amsterdam”, constituían simplemente campañas
de imagen y nuestro proyecto era construir una imagen que dejase claro que detrás de
ella no había sólo bonitos eslogans sino “producto”. Que la imagen recordase e
incitase a participar en un esfuerzo colectivo y continuado de una suma de obras y
acciones para mejorar la ciudad. Un poco en la línea del product branding, tan
valorado últimamente.
Cuando la agencia de publicidad nos propuso el lema “Barcelona, ponte Guapa”, que
debía encabezar un campaña dirigida a recoger fotos de los ciudadanos sobre las
deficiencias del paisaje urbano de Barcelona –por cierto una idea que nunca llegó a
realizarse- la adaptamos inmediatamente como nuestro lema publicitario. La imagen
que había de presidir la comunicación de los mejores días de la Campaña. Un lema
versátil que permitía merchandising. y que igual se adaptaba a ser una llamada a la
participación de los ciudadanos como a representar el agradecimiento de la ciudad a los
patrocinadores: “La empresa X pone guapa Barcelona”.
La difusión de la “marca” se hacía mediante campañas periódicas de publicidad en los
medios, en las que aparecían personajes populares: artistas, deportistas, actores...
recomendando poner guapas las fachadas, insonorizar y aislar las viviendas o arreglar
los jardines. A cambio de estas campañas, que el Ayuntamiento pagaba religiosamente,
los medios de comunicación firmaron acuerdos por los que aportaban al Instituto
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espacios gratuitos en sus cadenas o periódicos en los que se agradecían los patrocinios y
colaboraciones obtenidas.
Había muchas otras formas de divulgación gratuita del eslogan como las pantallas de los
clubs de futbol (Barcelona y Espanyol) durante los partidos, o en los espacios opuestos
al tráfico de los pin y mupis de uso municipal.
La cuestión es que, relativamente en poco tiempo, el lema era conocido ampliamente
por la población y valorado con las máximas notas en las encuestas que periódicamente
ponía en marcha el municipio. Los ciudadanos habían entendido el mensaje y lo habían
hecho suyo.
Uno de los secretos mejor guardados ha sido la excelente relación de la Campaña con
los medios de comunicación.
Nos interesa destacar aquí la extraordinaria implicación de los periodistas de
información local en el tema. Pienso que una explicación puede ser que, desde el
principio, a los periodistas que opinaban sobre la ciudad se les reconoció con el nombre
de “cronistas”. Se les convocaba periódicamente. Lo habitual en aquella época era que
el periodista convocado esperase que se le facilitasen informaciones con la intención de
que fueran publicadas. Se sorprendieron cuando lo que se hizo fue preguntarles: ¿Qué
haría usted para mejorar el paisaje urbano de Barcelona? No faltaban propuestas para
corregir las múltiples deficiencias existentes. Se tomaba nota y, cuando se conseguía la
recuperación de uno de aquellos elementos, se convocaba al periodista que lo había
propuesto y se le daba la información correspondiente. Nunca faltaba un generoso
artículo haciendo referencia a la mejora conseguida. El archivo de prensa del Instituto
consta de miles de páginas que se iban sumando en aquel clima de complicidad
ciudadana. Por otra parte, de vez en cuando el alcalde se reunía con los directores de los
medios para agradecer su colaboración
“La gestión y el uso del paisaje urbano implica
una responsabilidad compartida entre los ciudadanos y
sus representantes.“
Andrea Vanessa Ramón – arquitecta , Loja Ecuador
Participación ciudadana.
Cuando el alcalde Pasqual Maragall presentaba públicamente los resultados de la Campaña en
las fiestas que cada tres años (para no coincidir con los periodos electorales) se organizaban
para reconocer y dar publicidad a lo realizado, solía decir que lo hecho no era más que una
22
prueba de la sensibilidad y la capacidad creativa de los ciudadanos: “La ciudad es la gente… La
Campaña –decía- es un regalo que la ciudad ha sabido hacerse a sí misma”.
Saber agradecer a los ciudadanos este espíritu de participación colectiva y de reconocimiento
del paisaje urbano como un bien público es esencial para entender el éxito de este proyecto.
El Paisaje es nuestro y nosotros somos el Paisaje.
Desireé Martínez, presidenta mundial de IFLA
Siempre ha sido importante en lo conseguido el concepto de “complicidad”. De colaboración
público-privada entre administración y ciudadanos, empresas, prensa, asociaciones, entidades
sociales y culturales, clubs deportivos, ... de todos los que en definitiva componen la polis. El
paisaje urbano es un punto de encuentro, entre el urbanismo y la urbanidad, en el que los
ciudadanos recuperan sus señales de identidad y forjan un orgullo de ciudad. Un punto de
encuentro entre ética y estética que los ciudadanos respetan y en el que se pueden
reconocer. Pero, no hay que olvidar que la complicidad ciudadana se basa y se justifica en la
cohesión social.
Xavier Martínez-Celorrio. Profesor de Sociología de la Educación, doctor en Sociología y licenciado en Antropología (Universidad de Barcelona), en uno de sus artículos de opinión, de fecha 24 de julio de 2015, declara: “La identidad de orgullo y prestigio de Barcelona empezó
cuando el alcalde Maragall inició la campaña “Barcelona, posa’t guapa”, en el lejano 1985.
Aquel programa permitió cohesionar la ciudad con un urbanismo más social y digno. Eso era
redistribuir riqueza para igualar los barrios y la ciudadanía. Ese ha sido el modelo de éxito de
Barcelona: producir más igualdad social para ganar futuro”.
23
Colaboración público privada.
Una de las partes más atractivas de este tipo de proyectos es la de los edificios,
monumentos o equipamientos urbanos recuperados gracias al patrocinio patrimonial.
Les aseguro que no es un tema fácil conseguir dineros para este tipo de patrocinios
patrimoniales, especialmente cuando esos elementos no constituyen, en muchos casos,
una referencia patrimonial de carácter mundial como pueden ser la estatua de la
Libertad de Nueva York, el Arco de triunfo de Paris o la Fontana de Trevi en Roma.
El patrocinio se recupera básicamente por tres caminos:
- El prestigio y la notoriedad
- La publicidad y la comunicación
- El posible ahorro fiscal (en algunos casos).
En nuestro caso las peticiones de patrocinio a las empresas iban asociadas a participar
en una campaña en la que se había implicado sin reservas la ciudadanía, por decirlo de
otro modo: los consumidores de sus productos. Siendo además, al principio, una ciudad
que estaba en el escaparate mundial por estar destinada a acoger los Juegos Olímpicos.
Una ciudad, plagada de obras, que se estaba transformando a marchas forzadas.
La consolidación previa de una “marca”, resultó esencial.
La empresa patrocinadora pasaba a formar parte de la “familia” “Barcelona, posa’t
guapa” y así era reconocida.
Por los acuerdos con los medios de comunicación, a los que ya hemos hecho mención,
su patrocinio era reconocido por la divulgación de los actos de firma de los protocolos
de colaboración o las inauguraciones y por anuncios en los que se les daba las gracias
“Gracias guapos” al tiempo que se divulgaba una breve información patrimonial del
elemento recuperado.
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Las buenas relaciones con la prensa, propiciaban que los periodistas “cronistas” se
hicieran eco de la recuperación o de alguno de los actos asociados a ella. Firma de
protocolo, visita de obras, inauguración. Cada equis tiempo un anuncio conjunto daba
cuenta del agradecimiento de la ciudad a las empresas e instituciones y cada tres años
una memoria en castellano, catalán e inglés, daba puntual cuenta de lo hecho.
En el momento de considerar los convenios y protocolos firmados es preciso tener en
cuenta que aparte de los que se refieren al patrocinio patrimonial y las lonas
publicitarias, se contabilizan también los que, en menor medida se utilizan para
concertar acciones del Instituto con diversas organizaciones de la sociedad civil. En
total, algo más de 2.000 acuerdos firmados.
Un elemento fundamental en el funcionamiento del Instituto ha sido el del acuerdo, el
pacto, el convenio. Desde nuestros inicios hicimos un uso continuado de este recurso.
Ponerse de acuerdo, concertar actuaciones. Los primeros convenios con el sector
privado carecían de un marco jurídico adecuado; pero seguimos adelante. Su práctica es
la que permitió incorporar un procedimiento adecuado en el momento de diseñar, dentro
de la Ordenanza, el instrumento de la gestión de usos.
En los últimos años los acuerdos firmados acogidos a este régimen, principalmente
lonas publicitarias, ha superado en mucho a los acuerdos puros de patrocinio.
En la actualidad la media anual de acuerdos de este tipo supone más de 200 lonas
publicitarias.
Lonas publicitarias sometidas a dos principios fundamentales:
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-Exigencia de que detrás de la lona haya una obra de rehabilitación que se esté
efectuando de acuerdo con los criterios técnicos exigidos por el Instituto.
- Pago de una compensación monetaria que se emplea en recuperar otro elemento del
paisaje urbano que se encuentre fuera de los circuitos publicitarios.
En los periodos en que la lona de obras no goza de un contrato publicitario, el dibujo de
la lona, reproduce la imagen de la fachada.
Hasta el día de hoy, desde la aprobación de la Ordenanza, además de facilitar la
recuperación de centenares de edificios, los convenios de lonas publicitarias, han
aportado compensaciones paisajísticas por valor de más de 20 millones de Euros para
hacer posible la recuperación de medianeras, elementos de la Ruta del Modernismo,
pequeños paisajes, etc.
Legalidad.
Es necesaria una legalidad integrada cuyo sujeto sean los edificios, no sus usos (publicidad...)
Una legalidad que integre el conjunto de ordenanzas y leyes que regulan sectorialmente
diversos aspectos que inciden en el paisaje urbano.
En esa legalidad, el paisaje urbano como elemento del medio ambiente urbano, es objeto de
protección y defensa, lo que permite controlar las construcciones o instalaciones que rompan
la armonía o la perspectiva de los conjuntos urbanos.
Cabe no confundir las limitaciones derivadas de los planes urbanísticos con las que derivan del
paisaje urbano, fundamentadas en el derecho colectivo e individual al disfrute del paisaje
urbano y reguladora de las situaciones jurídicas que se producen en el uso del Paisaje, tanto si
hablamos de uso colectivo, como de uso natural e incluso de uso excepcional.
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En el caso de los usos públicos, deben ser regulados el mobiliario urbano, las instalaciones
públicas municipales o de concesionarios, los vehículos de transporte y servicio y las
intervenciones en estas materias de otras administraciones no municipales.
Una ley del Paisaje debe normalizar y regular las acciones de uso excepcional del paisaje,
sometidas al convenio de colaboración, y crear una Comisión mixta de protección del paisaje
urbano, como órgano asesor y de interpretación de la aplicación de la legalidad aprobada.
Derecho a la belleza.
“La estética del espacio público es la ética”
Jordi Borja
Según los griegos la ética y la estética coinciden en la belleza y la belleza en el paisaje urbano
no es sino un eufemismo social para referirse a la buena calidad de vida tan íntimamente
vinculada al paisaje urbano. Parece claro que una mejora de la calidad de vida asociada al
paisaje urbano es absolutamente indispensable para asegurar la mejora de la cohesión social y
que cohesión social y calidad de vida van íntimemente ligados a la belleza.
Echando la vista atrás vemos que fue muy importante mantener el eslogan “Barcelona, posa’t
guapa” (Barcelona, ponte guapa) durante muchos años y resistirse a las propuestas de la
empresa de comunicación que cada año nos tentaba con cambiar el eslogan y renovarse.
Combatimos la tentación sin por ello dejar de inventar otros eslogans que bajo el paraguas de
“Barcelona, posa’t guapa”, ampararon otras subcampañas de éxito, territoriales o de
producto.
La innegable invocación a la belleza que sin duda sugiere la palabra “guapa”, supuso también
algunas protestas minoritarias, rápidamente superadas, en las que no vamos a entrar por falta
de tiempo.
Un tema relacionado con este fue el de la utilización del concepto de “belleza”, tildado por
muchos de superficial y por el que tendenciosamente se trataba de limitar las mejoras
propuestas a un simple cambio de “maquillaje”.
Es una acusación con la que sin duda se va a encontrar quien defienda los valores estéticos del
paisaje como factores de la calidad de vida, ante tan innumerables necesidades vitales y
sociales que sufren las ciudades.
Trataremos de no ser parciales en la respuesta y por ello nos referiremos a dos testimonios.
El primero es el del arquitecto y urbanista, Oriol Bohigas, creador, conjuntamente con José
Antonio Acebillo, del modelo de la nueva Barcelona que surgió de la oportunidad olímpica.
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En medio de la polémica declaró: “Hay algunos demagogos que piensan que antes de ponerse
guapa, una ciudad se ha de hacer confortable, rica, socialmente equilibrada, políticamente
democrática. Deben tener razón si piensan que la vida colectiva, para que sea confortable, rica,
socialmente equilibrada y democrática, puede hacerse y rehacerse sin el adecuado marco del
espacio público, el espacio real en el cual se desarrolla.”
El otro testimonio que me interesa destacar aquí, es el del sociólogo y geógrafo barcelonés
Jordi Borja. Les recomiendo que consulten su artículo “La ciudad y el derecho a la belleza”,
publicado el 2 de julio de 2014 en El Respetable, México (diario digital y mensual
impreso) y La Lamentable (digital). (http://jordiborja.cat/la-ciudad-y-el-derecho-a-la-
belleza/). En él Jordi Borja contesta a la pregunta que él mismo se formula: ¿Los
sectores populares tienen derecho a la belleza, a la estética, a viviendas bien diseñadas,
entornos agradables, a materiales nobles en los espacios públicos, a equipamientos que
sean a la vez funcionales y elementos icónicos, etc?
Por descontado que el autor se responde en el artículo con una defensa enérgica y rotunda del
derecho a la belleza.
Creo que les puede interesar una anécdota que Borja relata con frecuencia: “En ocasión de
una misión profesional en la región del ABC, en la periferia de Sao Paulo, una zona de
dos millones de habitantes con mayoría proletaria, visité una sector de favelas
extremadamente pobre, casi inhabitable a la orilla del río. Se me acercó una señora
negra a la que acompañaba su nieta y me preguntó que iba a pasar con ellos. Le dije
que a corto plazo se haría una actuación para introducir mejoras indispensables y que
luego, en el marco del proyecto, se construirán viviendas cerca, etc. Respuesta, “me lo
creo, tengo confianza en el gobierno del municipio (del PT) pero por favor pongan
mucha atención a que lo que se haga sea bonito, pues los pobres también tenemos
derecho a la belleza”.
"El paisaje somos nosotros; el paisaje es nuestro
espíritu, sus melancolías, sus placideces, sus anhelos..."
-Azorín- (Escritor español 1973-1967)
Les propongo ahora una reflexión compartida: ¿es posible hacer todo esto en las
actuales ciudades latinoamericanas?
¿Cuáles son los problemas de las ciudades latino americanas en el día de hoy?
- Crecimiento urbano sin control —producto de la migración interna, tanto de
zonas rurales, de otras ciudades y de países limítrofes— que ha provocado la formación
de las megaciudades y grandes aglomeracions, territorialmente fragmentadas y
socialmente segmentadas.
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- La extensión de los cinturones de miseria en las periferias urbanas, la continua
segregación de la población en ghettos y residenciales exclusivos
- La reducción del espacio público disponible para el uso social lo que supone un
creciente aumento de las desigualdades y de la pobreza.
- La perdida de significación de los lugares públicos tradicionales como las plazas
o parques centrales. El abandono del viejo centro histórico
- La vulnerabilidad de las ciudades al cambio climático con altos niveles de
contaminación del aire y de los ríos.
- El colapso de algunos servicios públicos.
- La insuficiencia de recursos de las municipalidades para hacer frente a las
necesidades de la población, agravado por la corrupción.
- La conformación de múltiples focos de desarrollo y crecimiento, con nuevos
usos y formas del espacio público y privado.
- El precario transporte público y el congestionamiento del tráfico urbano.
- La suciedad y la inseguridad.
- Los vendedores ambulantes, el espacio invadido.
A todo esto, por si fuera poco, hay que añadir problemas cruciales como la sanidad o la
educación. Por eso las ciudades no entienden que ante esta situación se les venga a
hablar del paisaje urbano. Suena a chino. Ello es lo que nos indujo a organizar en Sao
Paulo el Primer Congreso Internacional de Paisaje Urbano con objeto de hacer entender,
urbi et orbe, la importancia de la gestión de los usos del paisaje urbano.
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Esta lista de problemas urbanos son el pan de cada día de las ciudades latinoamericanas.
“El ritmo ágil, dinámico y auto devorador con el que se
produce el crecimiento urbano, de las grandes ciudades actuales,
se caracteriza por comportar nuevos y complejos procesos
estructurales, donde la inadecuación del medio ambiente urbano
a sus usuarios provoca situaciones críticas con consecuencias
muy negativas. Se hace necesario promover una constante mejora
en la calidad de vida, haciendo que la realización de las
intervenciones vayan más allá de la mera renovación física del
espacio urbano y se propongan humanizar los espacios públicos
haciéndolos más seguros, con mayor confort físico y psicológico
y aumentando el bienestar de las comunidades.”
Issao Minami, arquitecto brasileño
Como señala Jordi BORJA
“La evolución de muchas de las grandes ciudades americanas parecen condenar a
reliquias del pasado la imagen de la ciudad como espacio público, como lugar o
sistema de lugares significativos, como heterogeneidad y como encuentro. La
segregación social y funcional, centros especializados, áreas fragmentadas son desafíos
presentes en la ciudad a los que hay que agregar dos cuya resolución es básica como
son la movilidad y la seguridad. Pero afrontar exclusivamente estos retos por vías
directas y sectoriales conduce a empeorar el lugar de los encuentros... y su negación”.
La formación acelerada de grandes aglomeraciones urbanas latinoamericanas, han
modificado significativamente los usos, formas de vivir, pensar e imaginar a la ciudad
Y ese no es solo un problema de las ciudades latinoamericanas.
El arquitecto danés Jan Gehl lo denuncia en Europa y exige mejorar el papel de la
comunicación en el Paisaje urbano. En Estados Unidos James Howard Kunstler, nos
dice que su país es una nación de lugares que no vale la pena cuidar ya que no
cumplen su función como centros propicios a la actividad cívica y a la manifestación
física del bien común.
Nos encontramos con ciudades difusas, dominadas por el automóvil, con grandes
estructuras en desuso, en medio de espacios públicos de pobre calidad que no invitan a
apropiarse de ellos, ciudades que fomentan el uso de combustible, grandes
desplazamientos diarios y denotan una desconexión de los habitantes entre sí y entre
estos y la sociedad como colectivo.
Ciudades fragmentadas, socialmente segregadas, económicamente poco productivas,
culturalmente miserables y políticamente ingobernables. Es la negación de la ciudad,
que en la práctica niega el potencial de las libertades urbanas, la promesa de justicia y
los valores democráticos..
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Es preciso un espacio público en el que sea posible el intercambio y la diversidad. Las
ciudades están llenas de demasiados sitios en los que no es deseable permanecer, no-
lugares no-apropiables, que no generan esperanza ni mejoran nuestra vida cotidiana.
Como señala Jordi Borja: “Hay una crisis del espacio público es sus dos dimensiones:
como elemento ordenador y polivalente, como lugar de intercambio y de vida colectiva,
en cada zona o barrio, y también como elemento de continuidad, de articulación de las
distintas partes de la ciudad, de expresión comunitaria, de identidad ciudadana”.
¿Todo eso lo puede resolver la gestión de los usos del Paisaje Urbano?
Es evidente que todo no; pero reflexionemos.
El punto de partida debería ser que cualquier ciudad tiene un paisaje urbano que merece
ser preservado, mejorado y protegido, ya que se trata del espacio de convivencia por
excelencia de las ciudades, e influye de manera decisiva en la mejora de la calidad de
vida de las personas.
Dentro de este complejo panorama es necesario entender cómo los ciudadanos viven,
perciben e imaginan las ciudades y como se modifican estas percepciones. ¿Dónde
queda y cómo se puede tratar de recuperar el orgullo de ciudad y las señales de
identidad?
La ciudad es el espacio que alberga el cotidiano transcurrir de la vida colectiva.
Partiendo de esta premisa, una política de Paisaje urbano, PDPU , deberá hacer un uso
intensivo de la imaginación para adaptarse de forma estratégica a cada contexto
urbano.
Es importante insistir en la importancia de la integralidad y de la transversalidad de
las políticas de paisaje: en un entorno urbano degradado será más difícil conseguir que
surjan el civismo, la convivencia y la urbanidad.
A partir de la década del 80, algunas ciudades han iniciado políticas aisladas
centradas en la recuperación, puesta en valor y mejora de los espacios urbanos, ya sea
renovando áreas degradadas, refuncionalizando grandes espacios urbanos dedicados a
actividades obsoletas y/ o convirtiendo en peatonales las calles en cascos antiguos y
centros históricos o tratando tímidamente de reducir las superficies destinadas a la
circulación automovilista y el estacionamiento vehicular.
Recientemente, en Europa, las ciudades han mostrado un especial cuidado por la
mejora de la accesibilidad integral del espacio público, bien mediante aspectos
asociados a la movilidad, como desplazamientos en bicicleta, bien incorporando la
discapacidad y sus requerimientos para generar igualdad de oportunidades de acceso a
la Ciudad, eliminando barreras arquitectónicas, así como en la sostenibilidad, associada
a la lucha contra los efectos del transito contaminante y del cambio climático.
Un proyecto de Ciudad.
En el 2º Congreso Internacional de Paisaje Urbano celebrado recientemente en
Barcelona, el Sr. Hereu, exalcalde de Barcelona, puntualizó que las ciudades necesitan
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desarrollarse como proyecto de sus ciudadanos y mencionó que: ‘En gran parte del
mundo, el paisaje no importa; y eso es porque no hay proyecto de Ciudad”.
Según el Sr. Hereu, el interés por los espacios colectivos, independientemente de si
estos son propiedad pública o privada, se basa en la gente. Por lo tanto, desde el punto
de vista de gestión del paisaje urbano, lo importante es cómo las personas se relacionan
con los espacios urbanos: el grado y el uso que son capaces de hacer del paisaje urbano,
como bien económico que por más que aumente su uso no disminuye su valor.
Por eso el eslogan principal del congreso fue: ‘la ciudad es la gente”. Y es que cada
ciudad se percibe a través de su paisaje urbano. Y más ahora cuando muchas ciudades
han dejado de ser para la gente, renunciando justamente a lo que es su razón de ser.
“Una casa, un edificio del género que sea, que se
alza aislado en medio del campo, podrá ser considerado
como una obra arquitectónica más o menos agradable a
la vista, pero pongamos media docena de edificios uno
junto a otro, y comprobaremos que es posible la existencia
de otro arte, perfectamente distinto del de la arquitectura.
En el conjunto de las edificaciones se hallan presentes
varios elementos cuya realidad es prácticamente distinta
de los de la arquitectura e imposibles de encontrar en un
edificio aislado”
-Gordon Cullen, Arquitecto británico, escritor y consultor
en planificación urbana.
Sin un proyecto de Ciudad basado en la recuperación del espacio público no creemos
que sea posible activar una política de Paisaje urbano.
¿Y qué es el espacio público?
La arquitecta argentina Mijal Orihuela, muy activa en las redes sociales, cuando
comenta en su blog los problemas y desafíos para las ciudades americanas, nos dice que
el espacio público es la calle; pero que hay que repensar la ciudad desde un punto de
vista global. Es preciso devolver a la calle su función de lugar de encuentro e
intercambio. Todo un reto para nuestra propuesta de gestión del paisaje urbano.
El espacio público es la calle, nos dice en su simplificación Mijal Orihuela.
32
En un coloquio celebrado recientemente, Martin Simmons Director del Departamento
de Planificación del nuevo gobierno del Gran Londres (GLA) y Director desde 1989 del
London Planning Advisory Committee, afirmaba: “La mercadería más importante que
se intercambia en una ciudad es la conversación, la información cara a cara, la
murmuración... En consecuencia son muy necesarios el encuentro en la calle pero
también en el bar y el restaurante. El urbanismo ha de garantizar, como mínimo en las
áreas densas, que en cada manzana las plantas bajas sean lugares de encuentro,
comercios, y sobretodo cafés, el equipamiento más importante de la ciudad”.
Y es que cuando empezamos a hablar del entorno de la calle, en buena parte privado,
pero con un importante valor colectivo, estamos empezando a hablar de paisaje urbano.
Para devolver a la calles su valor social, se hace preciso restaurar edificios,
monumentos, comercios. No hay que obsesionarse en organitzar eventos callejeros
para que la gente use el paisaje urbano, si el espacio es de calidad, es decir agradable, la
gente lo usa y lo disfruta.
A propósito de lo que señala Martin Simmons, les recuerdo que precisamente uno de los
primeros programas que pusimos en marcha en nuestra campaña de Barcelona, cuando
aún no teníamos demasiado clara la distinción entre paisaje urbano y espacio público,
fue el de mejora de las condiciones higiénico-sanitarias de los establecimientos de
concurrencia pública, que incluía el arreglo de los lavabos., en su condición de lavabos
públicos.
Sin un gobierno local que contemple entre sus prioridades la mejora del espacio público
un Plan Director de Paisaje Urbano (PDPU) no es posible.
Un proyecto de Ciudad basado en la mejora del paisaje urbano integra las decisiones de
recuperación del espacio público que se nutran del presupuesto público junto a todas
aquellas otras acciones que se pongan en marcha atendiendo a proyectos de mejora del
paisaje urbano basados en la colaboración público privada y en la movilización de la
ciudadanía.
En cualquier caso, antes de abordar el detalle de las actuacions a llevar a cabo para
mejorar el Paisaje urbano, un PDPU debe contemplar en su parte expositiva un conjunto
de recomendaciones en relación con los programas de actuación sectorial de la
munipalidad.
Entre las acciones del gobierno local es básico que se contemplen planificaciones
estratégicas que incorporen al tratamiento del espacio público el concepto de ciudad
inteligente, no sólo por la tecnología aplicada, que también, sino porque el automóvil
deje de ser el factor principal de diseño urbano ubicando al ser humano en el centro
mismo del paisaje urbano.
33
Para ello será preciso disminuir la contaminación del aire y el ruido procedente del
tráfico y ofrecer a las personas “opciones limpias” como usar el transporte público,
caminar y el uso de bicicletas. "Una ciudad avanzada no es aquella en la que incluso
los pobres utilizan carros, sino más bien una donde incluso los ricos utilizan el
transporte público", declaró el alcalde de Bogotá Sr. Peñalosa .
Estas acciones también serán necesarias como forma de ampliar las opciones de
movilidad y de ocio, especialmente para los ciudadanos con menos recursos, creando
ambientes amigables para las personas, como parques y espacios peatonales.
La base del PDPU la constituye la movilización ciudadana al amparo de un proyecto de
Ciudad, que contempla entre sus objetivos la recuperación del espacio público y la
sinergia de acciones pactadas con la iniciativa privada.
“Ciudad es ante todo plaza, ágora, discusión,
elocuencia. De hecho, no necesita tener casas, la ciudad;
las fachadas bastan. Las ciudades clásicas están basadas
en un instinto opuesto la casa para vivir en ella y la gente
funda la ciudad para salir de la casa y encontrarse con
otros que también han salido de la suya”
― José Ortega y Gasset
La posibilidad de mejorar el paisaje urbano aparece cuando la ciudad se plantea
seriamente la recuperación del espacio público y la calidad de vida, cuando los
ciudadanos son convocados y se sienten aludidos y empiezan a ver la importancia de
disponer de lugares abiertos de los que se pueden apropiar como una prolongación de su
casa. Lugares definidos por “el decorado” de las edificaciones, en los que la gente
puede caminar, pasear, encontrarse para dialogar. Un espacio amable sin ruidos ni
contaminación. Espacios susceptibles de un uso intensivo. Como nos dice Jan Gehl en
su defensa de la humanización de los espacios públicos: "Cuando los ambientes
urbanos son de poca calidad, sólo se llevan a cabo actividades estrictamente
necesarias; cuando son de buena calidad, las actividades necesarias tienen lugar más o
menos con la misma frecuencia; pero tienden a durar más, pues las condiciones físicas
son mejores. Sin embargo, también habrá una amplia gama de actividades opcionales,
pues ahora el lugar y la situación invitan a la gente a detenerse, sentarse, comer, jugar,
etc. ….podría decirse que una actividad social se produce cada vez que dos personas
están juntas en el mismo espacio; encontrarse en el espacio es en sí una forma de
actividad social”.
Las soluciones para el manejo sostenible y la gestión de los usos del paisaje urbano
deben contener mecanismos, regulaciones y acuerdos con un Plan Director de Paisaje
Urbano, de carácter estratégico a largo plazo, comprometiendo a la ciudadanía, a las
entidades, a las empresas y a el conjunto de los sectores público y privado en un
proyecto común aprobado por unanimidad y bajo un liderazgo creíble y carismático.
Es necesario repensar la ciudad desde su paisaje urbano como suma de espacios
públicos y privados con valor colectivo: edificios, infraestructuras, mobiliario,
dotaciones, componentes, servicios y usos de calidad. Es del todo necesario que los
ciudadanos se impliquen y los visitantes lo perciban, apoyandose en un marketing de
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ciudad que identifique una ciudad de todos sustentada en un branding que, con en el
apoyo de los medios de comunicación, las entidades, las empresas y las asociaciones
vecinales, sea capaz de imponerse como principio colectivo que legitime el
protagonismo y liderazgo por parte de la administración en el largo camino de la
recuperación y la regulación del patrimonio paisajístico urbano.
Entender que en la mejora del Paisaje Urbano no basta con planificar y regular. Que es
preciso recurrir al pacto cuando se pretende mejorar la capacidad de los municipios para
hacer cumplir sus planificaciones y aplicar eficazmente sus normas y regulaciones.
Aunque, sin olvidar que junto a la complicidad, la codificación y la recomendación, se
hace nesesaria, como valor estratégico, la regulación unificada de todos los aspectos
relativos al paisaje urbano.
A fin de asociar o identificar la protección y mejora del paisaje urbano con la mejora de
la calidad de vida de los espacios colectivos, es preciso encarar en forma simultánea y
transversal acciones de carácter urbanístico, cultural, territorial, medioambiental y
comercial, así como potenciar la vinculación de los ciudadanos a su ciudad y a sus
señales de identidad, renovando el orgullo ciudadano a través de relaciones
informativas, pedagógicas o formativas, indicativas, normativas, de ejecución, control y
mantenimiento, con una base legal ampliamente aceptada.
Todo eso parece necesario sin obviar que en la actualidad las posibilidades de actuación
directa de los municipios latinoamericanos sobre el paisaje urbano desde una óptica
presupuestaria pública es limitada, sin embargo esas posibilidades aumentan cuando se
encaran actuaciones concertadas público privadas basadas en la puesta en valor de los
usos del paisaje urbano, recuperando, por ejemplo, la legalidad de los usos
publicitarios o el valor de la marca en el campo del patrocinio, la esponsorización y la
colaboración.
En cualquier caso, es responsabilidad de la administración pública local poner en
marcha las estrategias de gestión del uso del paisaje urbano, que por la vía de la
complicidad, tantas veces evocada por Pasqual Maragall, consiga que la recuperación
del espacio público y el tratamiento de los espacios de la cotidianeidad, constituya una
tarea colectiva. Una tarea no limitada a la recuperación patrimonial de los espacios
centrales; sino inclusiva de los espacios urbanos intersticiales, periurbanos, entornos y
continuos paisagísticos.
El tratamiento de los entornos de los espacios cotidianos, la restauración de
monumentos, la dotación de parques infantiles, la rehabilitación de paredes ciegas, etc.,
multiplica las posibilidades de generar pequeñas acciones locales, diseminadas por toda
la ciudad, con fuerte participación/implantación ciudadana, ampliando así la diversidad
de soluciones, la oportunidad de acceder a esos espacios y usos de sus componentes en
diversos sectores de la ciudad (con equidad de oportunidades) y la mejora de la calidad
ambiental del conjunto.
Resumiendo: Las políticas de paisaje urbano sólo son posibles dentro de un proyecto
decidido de recuperar la disponibilidad de los espacios públicos como lugar de
encuentro y de relación social.
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Parece claro que la gobernación local deberá hacer frente a esa problemàtica y encontrar
soluciones, con cargo al presupuesto municipal. Pavimentar las calles, ensanchar las
aceras, reduir el tráfico, aumentar el transporte público, limpiar las calles, todo eso
corresponde hacerlo a los servicios públicos municipales.
Lo que la puesta en marcha de una política de Paisaje urbano al amparo de un Proyecto
de Ciudad, puede ayudar a resolver es todo aquello que se alimenta de la cooperación
público privada, de la implicación de la ciudadanía: todo aquello que la gente pueda
hacer ella misma: la ciudad es la gente.
Y es la propia gente la que reclama su derecho a la disponibilidad del espacio público.
Un buen Plan Director de Paisaje Urbano ha de ser capaz de reforzar el tejido social de
las comunidades y restaurar la confiança en las Instituciones.
A los efectos de estimular el desarrollo de las políticas de Paisaje urbano en las ciudades
latinoamericanas, hace unas semanas, en una reunión con el Sr. Pedro Acebillo,
coordinador general de CIDEU, estuvimos considerando los valores estratégicos que
pueden tenir una influencia decisiva en las decisiones de la gobernanza, respecto al
Paisaje urbano: Calidad de Vida, Sin Riesgos, Rentabilidad y A Todo Plazo.
Calidad de Vida, componente fundamental del Paisaje urbano a la que deben aspirar
todas las ciudades preocupadas por los seres humanos en forma integral.
Sin Riesgos, ante un paisaje urbano en una situación crítica los riesgos políticos son
mínimos y máximo el provecho. Por poco que se haga la percepción social siempre será
positiva.
Rentabilidad, la exigencia presupuestaria pública es pequeña y con gran capacidad de
generar recursos privados con un buen efecto multiplicador. La complicidad ciutadana
es capaz de suscitar aportaciones de voluntariado en sus diversas formas.
A Todo Plazo, un proyecto a largo plazo, que aporta soluciones a corto y medio plazo
que no son exigibles, lo que hace viable su continuidad y le exime de presiones
políticas.
A este respecto, me gustaría recordar que en un documento elaborado por la
Municipalidad de Malvinas Argentinas y aprobado por la VII° Cumbre de la Red
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Mercociudades, celebrada precisamente en Valparaíso, el 4 de septiembre de 2001, hace
ya 17 años, se recomienda:
1) Establecer políticas específicas para el Espacio Público, revalorizando su importancia
y singularidad, elaborando normativa simplificada, sistematizada, integrada y
permanentemente actualizada y fortaleciendo la gestión técnica y el ejercicio de un
efectivo control del poder de policía sobre él.
2) Recuperar el valor de la diversidad de usos para el espacio público revalorizando y
ordenando el comercio callejero y otras actividades sociales y culturales que fueron
cediendo terreno en beneficio de la función circulatoria, casi excluyente.
3) Producir instrumentos urbanísticos, que además de mejorar la calidad del espacio
público a través de la preservación del patrimonio arquitectónico y cultural construido
en los centros urbanos, incentive y viabilice su diversidad de usos (en tipos y en
sectores sociales concurrentes), especialmente el residencial, para que la población y los
servicios y usos que están ligados a ella y a sus demandas, garanticen la vitalidad del
mismo.
En ese documento, donde dice espacio público, nosotros leemos paisaje urbano a fin de
incorporar el espacio privado y sus elementos o componentes de uso colectivo,
principalmente el de los exteriores de los edificios que conforman la piel de la ciudad.
Añadiríamos que un plan estratégico de paisaje urbano no se ha de basar
exclusivamente en planteamientos de diseño, arquitectura o urbanísticos, ni caer en la
tentación de creer que disponer de más verde en la ciudad o hacer campañas de limpieza
soluciona los problemas.
Será preciso contar también con especialidades vitales en este campo como economía,
geografía, ingeniería vial y de infraestructura y servicios, diseño, paisajismo,
comunicación visual, especialidades en accesibilidad, sostenibilidad, ahorro energético
y bienes patrimoniales, incluso intangibles, etc.
Debemos reaprender a rediseñar las ciudades y sus espacios, reorganizarlas y
redimensionarlas para crear espacios de mayor calidad que permitan a los
ciudadanos ejercer su derecho a la ciudad.
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Dicho todo esto es legítimo seguir preguntándose sobre la posibilidad/oportunidad de
que nuevas políticas basadas en la gestión del uso del paisaje urbano sean implantadas
en las ciudades americanas.
Hay hechos que nos estimulan y nos ayudan a creer que las políticas de paisaje urbano
se pueden implantar en América.
Algunas pinceladas de mi experiencia nos permiten pensar que ello es posible. Que es
posible dejar de lamentarse por el espacio público perdido y empezar a vivir de la
esperanza de un paisaje urbano recuperado.
En febero de 2006, Jordi Borja, el reputado sociólogo y geógrafo barcelonés, al que ya
he mencionado en varias ocasiones, me pidió que acudiera a Sao Paulo para impartir
unas conferencias sobre la experiencia de Barcelona en ese campo. Acepté encantado y
pude palpar, in situ, la caótica situación del paisaje de esa importante ciudad paulista. El
prefeito de la ciudad en aquel tiempo era el Sr. José Serra. A finales de ese mismo año,
un nuevo prefeito el Sr. Gilberto Kassab, ponía en marcha el proyecto: Sao Paulo
Cidade Limpa, con la aprobación de una ley para acabar con la terrible contaminación
publicitaria de la ciudad.
Cuatro años después, en el año 2010, estando yo en China como director del pabellón de
Barcelona en la Exposición Universal de Shanghai 2010, tuve nuevas noticias del
tema. Al lado de nuestro pabellón dedicado a la presentación de dos buenas practicas
barcelonesas, se ubicó el pabellón de Sao Paulo. La buena practica latino americana que
habían seleccionado dentro de las Urban Best Practices era precisamente la Lei da
Cidade Limpa. Tomé contacto con la arquitecta Regina Monteiro que, como directora
de Urbanismo y Paisaje Urbano, llevaba a cabo la exitosa gestión del proyecto. Ella
siempre ha sido consciente de que después de eliminar la publicidad era preciso dar un
segundo paso en pos de la gestión del paisaje urbano. De hecho, ante la dificultad que
tenía para explicar el concepto a los responsables políticos, fue con ella de directora que
organizamos el 1er. Congreso Internacional de Paisaje Urbano ICOUL 2015. Y
precisamente este año pasado el actual prefeito de Sao Paulo el Sr. Joao Doria la ha
nombrado directora del Plan Director de Paisaje Urbano de Sao Paulo.
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Otras historias más breves y más antiguas me confirman en la posibilidad de avanzar en
ese campo. Mientras estaba de gerente del Instituto del Paisaje Urbano y la Calidad de
Vida del Ayuntamiento de Barcelona, a finales del siglo XX, impulsamos y apoyamos
diversas iniciativas de ciudades interesadas en recuperar su paisaje urbano.
Concretamente en Latinoamérica, recuerdo la puesta en marcha en México, con el
regente Manuel Camacho Solis y la llicenciada Alejandra Moreno, de la campaña:
"México. échale una manita", así como otra acciones en Montevideo, La Habana y,
muy cerca de aquí en Valparaiso, con su alcalde Hernán Pinto Miranda, la puesta en
marcha de la campaña: "Valparaiso, ponte en forma".
Más recientemente, habría que citar el interés de ciudades como la del alcalde Jaime
Nebot de Guayaquil, Rio de Janeiro, Santa Cruz de la Sierra o Tunja o la misma
Oaxaca Oaxaca con alcalde Hernández Fraguas y su gobierno para los ciudadanos y las
interesantes acciones que está poniendo en marcha en este campo la ciudad de Medellín.
Bogotá, que ya albergó en 2016 el Congreso de la UCGL y acogerá a finales de este año
el Walk-21, ha sido designada como la sede del 3er. Congreso Internacional de Paisaje
Urbano -ICOUL 2019. Es muy importante ver como su alcalde Enrique Peñalosa,
creador de la Defensoría del Espacio Público, señala a menudo que el problema en
América Latina es que la desigualdad a menudo impide la aplicación generalizada de
políticas de planeamiento de las ciudades en torno a la gente, no de los automóviles.
Me gustaría destacar aquí que el 22 de abril de 2016, la Secretaría de Gobierno, la
Defensoría del Espacio Público y 18 empresas privadas firmaron el pacto de
sostenibilidad “Me la juego por la 72”, un proyecto de colaboración público privada
por el que se está renovando totalmente el paisaje urbano de la Calle 72 entre avenida
Caracas y Carrera 7.ª. Una intervención que beneficia a los 350.000 peatones que
transitan por allí diariamente y que permite recuperar 20.000 m² de espacio público. La
calle 72 es la sede de cerca de 5.000 empresas de todos los sectores económicos, que
contribuyen con el 19 por ciento del Producto Interior Bruto del país y generan más de
200.000 empleos directos.
Para el alcalde Enrique Peñalosa "El espacio público es en donde nos podemos
encontrar todos los bogotanos como iguales y por eso constituye una prioridad
recuperar zonas para ofrecerle a peatones, ciclistas y en general a todos los bogotanos
una ciudad limpia y segura”.
A este respecto no puedo dejar de citar un ejemplo dentro mismo de la ciudad que hoy
con acoje. Algo que está previsto como visita dentro del programa del día de hoy, la
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conversión de un tramo de calle Bandera en paseo peatonal , con la instalación de
mobiliario urbano y el pintado de 3.000 metros cuadrados de piso. Una idea que
combina arquitectura y diseño, En este sentido, el alcalde de Santiago, Felipe
Alessandri, señaló que “estamos haciendo lo que se llama urbanismo táctico,
interviniendo ciertos sectores de la ciudad para devolvérselos al peatón, haciendo de
Santiago una ciudad más amable con las personas”. Y lo que es más importante desde
nuestro punto de vista: “los costos de realización son aportados por locatarios del
sector, por lo que el proyecto tiene costo cero para el municipio".
Sin ir más lejos, señalar que en el contexto de la XIX Bienal chilena de Arquitectura y
Urbanismo, celebrada justamente en Valparaiso, el proyecto “Revelando el paisaje
urbano”, creado por un gabinete hispano-chileno, liderado por la arquitecta chilena
Daniela Sánchez, obtuvo el primer lugar del concurso de proyectos entre 19 propuestas
nacionales e internacionales. Un proyecto que atiende a solucionar los problemas de
accesibilidad.
En términos generales, entiendo que empiezan a proliferar las señales que manifiestan el
avance de las sociedades de América Latina en contra de la segregación que produce la
postergación del espacio urbano. En la actualidad, una buena parte del crecimiento
económico de las ciudades latinoamericanas está vinculado al explosivo crecimiento
demográfico de las últimas décadas. Esa urbanización es una realidad que debe ser vista
como una oportunidad para avanzar en la inclusión de las poblaciones más vulnerables
y eso en gran parte depende de que se entienda el papel de la ciudad en el aumento de la
productividad del sector privado. Se hace preciso promover inversiones en
infraestructura que mejoren la movilidad y la logística así como promover políticas que
favorezcan la inserción de las empreses en la nueva economia digital. Habrá que
plantearse seriamente la recuperación del espacio público y hecho eso los ciudadanos
exigirán su derecho a la ciudad y será entonces cuando ineludiblemente habrá que
recurrir a los modelos de gestión del uso del paisaje urbano, en pro de la igualdad y de
la calidad de vida.
Muchas gracias.
Ferran Ferrer Viana, Barcelona, abril 2018
(1) Ayuntamiento de Barcelona. Presupuesto consolidado 2015: 2.820.456 miles de Euros.
Presupuesto IMPUQV 2015: 14.392.000 Euros. (0,005%)
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