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VERANES
EL YACIMIENTO
Introducción
En el año 1997 el Ayuntamiento de Gijón se propuso
iniciar una actuación arqueológica en el área geográfica
del suroeste del Concejo por donde discurría una impor-
tante ruta de comunicaciones entre el mar Cantábrico y la
región meseteña de los astures que se conoce popularmen-
te como Ruta de la Plata. El Proyecto se puso en marcha
con el nombre de Arqueología e Historia en torno a la Ruta de la
Plata en el Concejo de Gijón bajo la dirección de Carmen Fer-
nández Ochoa.
Desde entonces se realizan excavaciones sistemáticas
en este yacimiento de Veranes que han permitido obtener
datos sobre los aspectos microespaciales de la villa roma-
Yacimiento romano-medieval de Veranes
Vista áerea del yacimiento de Veranes
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na y de su secuencia ocupacional desde el Alto Imperio
hasta los momentos de transformación progresiva obser-
vables a partir de los siglos V al VII d. C. Del mismo modo
se constata, según se desprende de los hallazgos efectua-
dos en distintos puntos de la antigua villa romana, una
larga etapa de continuidad en el uso del espacio a lo largo
del Medievo no sólo como centro cultual sino también
como zona de hábitat y explotación metalúrgica.
Referencias medievales y modernas sobre las ruinas de Veranes
Se conocen escasas referencias de época medieval
sobre Veranes. En el Liber Testamentorum, depositado en el
archivo de la Catedral de Oviedo y creación del Obispo
Don Pelayo en el primer cuarto del siglo XII, se recoge la
donación otorgada en el testamento del Rey Ordoño I,
fechado el 20 de abril del año 857, a la Iglesia de San Sal-
vador de Oviedo de in Veranes ecclesias Sancti Petri et Sanctae
Marie de Riera et Sancte Eulalie de Cetnero.
A finales del siglo X o inicios del siglo XI sabemos por
el Cartulario del monasterio de San Vicente que Veranes es
reconocido como un territorio bien delimitado colindante
por el sur con las tierras de Lugo, tal como se desprende de
la cita in villa Luco, de porta civitatis usque in termino Berani et de ter-
mino Muro usque in termino Berani ex integra ipsa terra.
No se constatan otras fuentes escritas para los perio-
dos siguientes hasta que el popular erudito decimonónico
J. M. Quadrado en su recorrido desde Oviedo a Gijón,
notifique la existencia de restos todavía visibles en el lugar
llamado Torrexón de Veranes: ... encima de la venta de Veranes
asoman ruinas de un edificio que, según indica su nombre, debió perte-
necer a los templarios... (QUADRADO, 1855,175).
En el interés científico que el yacimiento de Veranes
ha despertado a lo largo del siglo XX se pueden trazar tres
etapas bien definidas (FERNÁNDEZ OCHOA et alii 1997). La
primera de ellas ocuparía la primera mitad de nuestro siglo
y estaría marcada por los estudios emprendidos por el cura
párroco de la abadía de Cenero M. Gutiérrez Valdés quien
realiza el primer intento de dar una adscripción cronológi-
ca de los restos arqueológicos de Veranes.
En 1955 P. Hurlé Manso, erudito local, publica varios
artículos y realiza una propuesta de reconstrucción de un
mosaico de Veranes que estaría situado en la sala octogo-
nal. Hurlé defiende la obra original como romana y una
posterior reutilización como iglesia.
Gómez Moreno, Joaquín Manzanares y Hauschild en
la década de los 60 vinculan Veranes con la Iglesia de
Marialba (León), planteando, de este modo, una cronolo-
gía visigoda para la edificación de la iglesia.
La importancia de la fase romana de Veranes fue pues-
ta de relieve a inicios de los 80 en la tesis doctoral sobre
Asturias romana publicada por C. Fernández Ochoa en
donde se atribuye una datación entre fines del siglo I d. C.
o inicios del II d. C. y el siglo IV d. C. a partir del análisis
de los restos de las pinturas murales, los mosaicos y los
materiales diseminados por el pórtico de la Abadía de
Cenero (FERNÁNDEZ OCHOA, 1982).
Las investigaciones sobre Veranes iniciaron una nueva
etapa a partir de 1982. Bajo la dirección de L. Olmo se rea-
lizaron cuatro campañas de excavaciones entre 1983 y
1987 que, por razones diversas, no tuvieron continuidad si
bien aportaron algunos datos renovadores sobre la inter-
pretación y la cronología del yacimiento (OLMO, 1992;
OLMO y VIGIL-ESCALERA, 1995).
A partir de 1988 se detuvieron los trabajos de investi-
gación en Veranes que no se continuarán hasta el año 1997
cuando este yacimiento entró a formar parte esencial de un
nuevo proyecto impulsado por el Ayuntamiento de Gijón.
LA VILLA ROMANA
Las excavaciones practicadas en Veranes han permiti-
do verificar el largo proceso histórico de cambios y trans-
formaciones que afectó a este complejo rural donde se
ponen de manifiesto situaciones evolutivas muy semejan-
tes a las de otras villae romanas del occidente.
Las transformaciones arquitectónicas constatadas en
las villae tardías responden a una nueva concepción del
papel del dominus que asume la función de patrono del fun-
dus y, en consecuencia, ha de manifestar públicamente, tal
y como lo hacían los propios emperadores, la magnificen-
cia de su poder sobre territorios y gentes. La iniciativa de
estos cambios suele ser tan contundente que se arrasan por
completo las edificaciones precedentes dificultando la
identificación de la estructura del primitivo asentamiento
que sólo se percibe de forma muy segmentada como se ha
podido comprobar en Veranes.
El asentamiento altoimperial
Los restos del período altoimperial de Veranes corres-
ponden a las evidencias arquitectónicas conservadas en la
segunda y tercera terraza sobre las que se asentaron los
cimientos de las edificaciones tardorromanas. La entidad de
estos testimonios no permite, hasta la fecha, identificar
espacios de uso específico o aventurar una morfología y
estructuración de los mismos. Solo el horreum documentado
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en la zona occidental del área de servicios parece tener un
origen altoimperial claro, aunque fue reformado sucesiva-
mente. Por otra parte, se han podido recuperar algunos
materiales (cerámicas, vidrios, monedas, metales) en posi-
ción secundaria adscribibles a los siglos I, II y III d. C. e iden-
tificar, en puntos concretos del yacimiento, una secuencia
estratigráfica que confirma la continuidad ocupacional del
espacio desde época altoimperial.
La gran villa tardorromana
El segundo momento de ocupación romana nos permi-
te aproximarnos a la evolución espacial Veranes que se con-
figura como una importante explotación controlada por un
dominus (o bien por el vilicus o administrador) y explotada en
régimen de colonato. Hoy en día desconocemos la relación
exacta de esta aristocracia rural con el núcleo urbano de
Gijón cuya vitalidad durante el periodo tardorromano pare-
ce fuera de dudas y no permite pensar en una crisis ciuda-
dana como motor del auge del mundo rural circundante en
el que se inscribe el despegue de Veranes.
Se han identificado tres proyectos arquitectónicos
desarrollados a lo largo del siglo IV d. C. Cada proyecto
supuso la destrucción parcial de estructuras precedentes y
la ampliación espacial de las construcciones. El asenta-
miento queda organizado, a partir de este momento, en
cuatro terrazas excavadas en la ladera y varios espacios
abiertos definidos (patio norte y patio sur), pavimentados
con guijarros, esquirlas de calizas y latericio, extendiéndo-
se por una superficie próxima a una hectárea y cuyo fun-
cionamiento se atestigua todavía en el siglo V (FERNÁNDEZ
OCHOA, GIL SENDINO y OREJAS, 2004; FERNÁNDEZ OCHOA
y GIL SENDINO 2006).
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Planta general de la villa romana según C. Fernández Ochoa y F. Gil Sendino
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Horreum (Foto proyecto Veranes)
Abside del triclinium (M1)
(Foto proyecto Veranes)
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Fase I
El primer proyecto arquitectónico, levantado posible-
mente durante la Tetrarquía, (fines del siglo III y primer
tercio del siglo IV d. C.) ha quedado muy enmascarado por
las refacciones posteriores. Correspondería a esta fase una
gran estancia absidiada que se interpreta como un triclinium
/ oecus (M1) y que, a pesar de las destrucciones y saqueos
padecidos, todavía conservaba algunos restos del mosaico
que pavimentaba la habitación. Al sur de esta gran sala se
sitúan una serie de ambientes que por sus características
técnicas podemos interpretar como un conjunto termal.
Fase II
El segundo proyecto arquitectónico, con certeza en
funcionamiento en la primera mitad del siglo IV, supone la
reestructuración completa de las terrazas inferiores de la
villa. En este momento se construye un largo pasillo o
galería (E11), abierto al sur a modo de logia. También en
esta fase se definen las habitaciones más occidentales del
complejo y un pórtico de acceso a la vivienda cuyo testi-
monio se comprueba en las basas conservadas e integradas
en la obra muraria posterior.
Al norte, en la tercera terraza, se planifica un patio dis-
tribuidor (patio norte) de cerca de 700 m2 que separa la zona
de servicios e industrial de la casa del dominus y en el que se
sitúa la entrada principal de la villa en el extremo occidental.
La zona de servicios, localizada al norte del patio, está
compuesta por dos construcciones, la más oriental consis-
te en un edificio con varios ambientes que debieron reali-
zar funciones de cocina y horno aunque las evidencias de
este uso se constatan en la fase siguiente. La edificación
occidental, cuya traza original pertenece a la fase altoim-
perial, se mantuvo en funcionamiento como un horreum.
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Amplio espacio de representación (E29 y M2) levantado en el tercer proyecto
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En el extremo oriental del patio distribuidor se ha
localizado un área industrial de actividad metalúrgica que
ocuparía una extensión de 200 m2 y en la que se han exhu-
mado los restos de al menos 4 cubetas, 4 fraguas y 1 yun-
que de cuarcita. El espacio fue empleado para el trabajo
del hierro en todo su procesamiento, desde su conversión
de mineral en metal hasta la elaboración de distintos obje-
tos metálicos y se mantuvo activo durante la primera mitad
del siglo IV.
En un segundo momento, se añaden seis nuevas habi-
taciones al norte del pasillo E11 y se remodela la zona
oriental de la segunda terraza, donde se abre un acceso
septentrional a la villa.
Fase III
A mediados de la cuarta centuria se desarrolla el ter-
cer proyecto arquitectónico de Veranes que confiere al
conjunto, en líneas generales, el aspecto monumental que
ha llegado hasta nosotros. Fruto de esta remodelación es la
erección, en la zona oriental del complejo, de un gran arco
monumental cuyos apoyos certifican un vano de 4 m que
ponía en relación las dependencias de la primera y segun-
da terraza con la ampliación hacia el norte de las estructu-
ras señoriales que por medio un espectacular espacio de
representación compuesto por una estancia de cerca de
230 m2 (E29) y un acceso escalonado que comunicaba con
un espacio cuadrangular tapizado con un mosaico de moti-
vos geométricos (M2).
En el sector occidental de la villa, se dotan de nuevos
pavimentos varios ambientes (E23, E7, E8 y E6) y se erige
una segunda planta sobre estas estructuras atestiguada por
los restos del cuerpo de escaleras conservados en E6. Tam-
bién se realiza ahora una importante renovación del área
de servicios plasmada en la repavimentación de los espa-
cios, la construcción de un horno y quizá la cocina tal
como nos ha llegado, y la reforma del granero (E30) con
la colocación de nuevos apoyos interiores para la tarima.
En este momento, o pocos años después, se remodela el
acceso al complejo rural. Se construyen dos vestíbulos
(E20 y E33) y una habitación relacionada con la puerta de
la villa (E 21). Todo parece indicar que la zona termal sufre
un importante cambio que se manifiesta en la construcción
de un gran frigidarium (E1) y en alguna de las sucesivas
reparaciones detectadas en la piscina P1. En un momento
posterior, se transformó nuevamente el sector oriental del
edificio para cerrar un acceso y construir una diaeta con una
sala (E5) y dos estancias, una calefactada (H3) y otra des-
tinada al lectus (E17).
FUNCIONES Y ESPACIOS EN LA VILLA DE VERANES
Los espacios de representación
La creación y multiplicación de salas destinadas a
ceremonias así como la suntuosidad de las decoraciones de
los ambientes se entiende como una necesidad inherente
a la actividad “oficial” del dominus. La existencia de tricli-
nia/oecus con funciones polivalentes a modo de aulas de
recepción o convivium formaron parte de la liturgia imperial
tardorromana como ambientes imbuidos del ceremonial
palaciego cuyos orígenes deben buscarse en la ostentación
y la pompa instaurada por los emperadores ya desde fina-
les del siglo I d. C. El aparato protocolario presente en los
palacios tardorromanos trascendió a la arquitectura priva-
da bajoimperial de las grandes mansiones aristocráticas
donde el dominus concede audiencias a la par que manifies-
ta su magnificencia en salones espléndidos lujosamente
decorados.
En Veranes se han constatado dos estancias relaciona-
das con este deseo de autorrepresentación del dominus. El
triclinium/oecus (M1) se sitúa, como se ha dicho, en la parte
meridional del conjunto, y presenta la cabecera rematada
en un ábside semicircular realzado. La forma arquitectóni-
ca de esta gran sala encuentra referentes en estancias simi-
lares de numerosas villas romanas tanto en Hispania como
en el resto del Imperio sobre todo a partir del siglo IV d. C.
Un segundo gran oecus se erigió, como se ha dicho
líneas arriba, en la última fase constructiva de la villa en el
marco del tercer proyecto arquitectónico de Veranes que
confiere al complejo, en líneas generales, el aspecto monu-
mental que ha llegado hasta nosotros. La ampliación hacia
el norte de las estructuras señoriales se plasmó en la cons-
trucción de una nave rectangular, que se prolongaba
mediante un eje longitudinal hasta rematar en una gran
estancia pavimentada con mosaico. A dicha nave se acce-
día por un arco y una escalera hoy prácticamente perdida
que comunicaba las dependencias de la primera y segunda
terraza.
Una estructura espacial de estas características invita
a los asistentes a mirar hacia delante, en una única direc-
ción, y permite establecer una posición de dominio del
personaje que ocupa el salón cuadrangular en relación con
los espectadores y/o visitantes. Se refuerza así la posibili-
dad de reconocer visualmente el lugar destacado desde el
que el dominus manifiesta su poder sobre hombres y tierras
imponiendo una sumisión a la que también incita la dispo-
sición jerarquizada de la propia arquitectura. La monu-
mental escalinata de acceso entre la nave y la sala noble,
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constituye una solución destinada a marcar deliberada-
mente la jerarquía del dominio ejercido. Durante el Bajo
Imperio, el aristócrata possesor de la villa ejerce su dominio
territorial a un nivel casi equivalente al del propio empe-
rador (y más adelante, del obispo) de ahí que el ritual cere-
monial necesite espacios de representación adaptados a las
funciones de la potestas de esta élite: recibir a la clientela, a
las embajadas públicas o privadas, o concentrar celebra-
ciones y banquetes etc.
En este sentido, creemos que el ceremonial de los
visitantes de la villa de Veranes se iniciaba a través del
vestíbulo (E33) y de un pequeño pasillo (E9) por donde
se accedía a la gran logia abierta al sur cuyo recorrido
conducía a los espacios de representación destinados a la
vida social y política situados al fondo del corredor por-
ticado si bien el remate constructivo de esta galería se
hallaba en la diaeta del dominus. A través del arco y las
escaleras los visitantes accedían al principal espacio de
recepción (E29 y M2). Hacia el sur, se podía descender
hasta las terrazas inferiores donde se ubicaba a la derecha
una pequeña habitación calefactada quizá destinada al
filius domini, y más abajo, otro pasillo permitía el entrada a
la sala triclinar (M1) y a los balnea (FERNÁNDEZ OCHOA y
GIL SENDINO, 2006).
Los balnea como espacio semipúblico
La existencia de balnea en ambientes privados de ámbi-
to rural es un fenómeno bien conocido que se inscribe en
una práctica común de la sociedad en época romana. En
estas termas domésticas, al igual que en las públicas, se
Escalera de acceso a la estancia M2 (Foto proyecto Veranes)
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tomaban baños, saunas y masajes por parte de familiares,
amigos y visitantes del señor (GARCÍA-ENTERO, 2001).
En el caso de Veranes, las termas constituían la facha-
da meridional de la villa y su orientación al sur se adecua
perfectamente a las necesidades de estos complejos que
precisaban el máximo de calor externo. Se han podido
identificar una serie de ambientes calefactados como el cal-
darium (E34), el tepidarium (E35) y quizá la sudatio (H1) y
otros fríos como el frigidarium (E1) con su piscina (P1).
Estos ambientes sufrieron una importante reforma
durante la última gran fase constructiva de la villa que
afectó al frigidarium convertido ahora en una sala de gran-
des dimensiones sostenida por potentes substrucciones
que daban estabilidad a toda la crujía actuando como con-
trafuertes del conjunto. El proceso de monumentalización
de los frigidaria se atestigua en todos los ámbitos del Impe-
rio en época tardía, momento en el que adquieren una
impactante riqueza ornamental y un gran desarrollo arqui-
tectónico como se advierte en Veranes. Este fenómeno
debe entenderse como una manifestación más de los
modos aristocráticos propios del Bajo Imperio donde el
gran propietario de la villa también utilizó los frigidaria
como lugar de recepción de amigos y clientes de tal forma
que los estudiosos del tema proponen un uso semipúblico
para este tipo de baños que acabaron desarrollando las
mismas funciones socio-políticas que hasta entonces habí-
an tenido su lugar preferente en las termas públicas.
Cubicula
Bien formando una línea continua o en grupos estruc-
turados integrados por diversas cámaras, los cubicula o
espacios de habitación menores, generalmente destinados
a dormitorios de la villa, se documentan en Veranes
siguiendo esquemas bien diseñados. A la gran logia del sur
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Balneum de la villa, en primer término la piscina del frigidarium (Foto proyecto Veranes)
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(E11) se abren seis estancias (E10, E11, E12 y E15, E18 y
E19) situadas a ambos lados de un espacio central realza-
do (M4) recubierto con un pavimento musivo que posi-
blemente tuvo una función relacionada con un cubiculum.
En ellas se aprecia una distribución interna compartimen-
tada con una parte semielevada al fondo de la estancia
donde se situaría el lectus. La separación de estos reducidos
espacios internos se marca, en algunos casos, con la colo-
cación de dos machones laterales. Este conjunto habita-
cional podría haber sido utilizado para albergar a los hués-
pedes (hospitalia).
En Veranes cabe destacar la existencia de dos grupos
de habitaciones principales o, al menos, especialmente
confortables, dotadas con antesala y calefactadas con hipo-
caustum como las situadas al noreste del complejo señorial
erigidas tras el cierre de los accesos norte y este al planifi-
car el tercer proyecto arquitectónico de la villa. Como ya
se ha indicado, se construyen dos estancias que definen un
cubiculum con una habitación calefactada (H3) y otra desti-
nada al lectus (E17) precedidas de una sala de recepción
(E5) de cierta amplitud abierta al pasillo (E11) y a la que
se accede mediante una escalinata realizada con amplios
peldaños de arenisca. La existencia de dietae o unidades de
cubicula-dormitorio perfectamente estructuradas e inde-
pendientes de los restantes aposentos de la vivienda, resul-
ta bien conocida en las villas tardías. Estos cubicula de
amplia superficie compartimentada, se destinaban a un uso
privado si bien los dueños de la villa podían ocasional-
mente utilizar las antesalas de estos amplios aposentos
para desarrollar funciones de recepción cuando se trataba
de visitantes de confianza (FERNÁNDEZ OCHOA y GIL SEN-
DINO, 2006).
Con motivo de la limpieza para su consolidación de
las columnillas del hypocaustum de la estancia H3 se pudo
recuperar un ladrillo sesquipedalis que había sido seccionado
en dos partes y reutilizados los fragmentos en una de las
dos columnillas de la boca interna del hypocaustum.
Lo excepcional del hallazgo (FERNÁNDEZ OCHOA, GIL
SENDINO y DEL HOYO 2006, e. p.) es que cada fracción del
ladrillo contenía, respectivamente, una inscripción y un
dibujo esquemático realizados mediante carboncillo. La
Pieza nº 1 presenta la inscripción por una de sus caras, dis-
tribuida en tres líneas Utere felix/(d)o mum tu/am: “Que uses
felizmente tu casa”. La fórmula utere felix es bien conocida
en el mundo romano por su empleo frecuente desde
mediados del siglo IV d. C.
La Pieza nº 2 presenta un dibujo de trazos esquemáti-
cos donde se esbozan unos cortinajes, imagen tradicional-
mente asociada a un ceremonial aristocrático de represen-
tación.
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El uso de cortinajes es un hecho frecuente en las salas
y vestíbulos de las moradas aristocráticas tardías así como
en sus ventanas y arcos. Delimitan los espacios y forman
parte de la escenografía de poder como traslación de los
ceremoniales propios de la corte imperial al ámbito domés-
tico (RIPOLL, 2004). En las grandes villas tardorromanas,
estos cortinajes, presentes en los espacios de representa-
ción, debían de transmitir la solemnidad y el misterio de la
llegada o presencia del dominus. Pero, sin duda, las cortinas
fueron también motivos pictóricos utilizados en la decora-
ción de los paramentos de las salas principales, no solo
como simple decoración de los espacios, sino con el valor
simbólico de representar la imagen misma del poder y la
dignidad. En este sentido, el dibujo de cortinas sobre un
ladrillo recuperado en Veranes podría interpretarse como
una minuta o boceto de un modelo que el artesano debía
reproducir en las decoraciones parietales de los espacios
mas significativos de la villa. El estado final de estas salas no
sería muy diferente a la imagen que hoy nos transmite la
iglesia de San Julián de los Prados, con un programa ico-
nográfico “romano” que pudo copiar o inspirarse en las pin-
turas tardorromanas que todavía conservaría la iglesia de
Santa María y San Pedro de Veranes en el siglo IX (FER-
NÁNDEZ OCHOA, GIL SENDINO y DEL HOYO, 2006 e. p.).
Área de servicio: cocina, horno y despensas.
El área de servicios de la villa se ha localizado al nor-
oeste del complejo rural y constituye un espacio indepen-
diente articulado en dos edificios exentos abiertos al patio
norte. En el primero, el más occidental, se han identifica-
Restos del pasillo o logia y dormitorios anexos (cubícula) (Foto proyecto Veranes)
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Estancia calefactada (H3)
de la diaeta del dominus
(Foto proyecto de Veranes)
Área de servicios de la villa: cocina
de parrilla (Foto proyecto Veranes)
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do los cimientos de un horreum de unos 50 m2 (E30) cuyo
acceso se realizaba a partir de un vestíbulo construido en
su frente meridional (E31). Junto a este granero, hacia el
este, se ha excavado una amplia estructura compuesta por
tres ambientes, dos de los cuales corresponden a una coci-
na con un hogar central (E28) y al horno doméstico de
planta circular con parrilla de tégulas reutilizadas destina-
do a la cocción de pan (E27) (FERNÁNDEZ OCHOA y GIL
SENDINO, 2006).
LA TRANSFORMACIÓN DE LA VILLA DE VERANES EN LA TARDÍA
ANTIGÜEDAD
La villa romana estuvo en pleno funcionamiento, al
menos, hasta mediados o finales del siglo V d. C. La diná-
mica histórica que se desprende de la información arqueo-
lógica refrenda una amortización rápida del patio norte sin
señal alguna de violencia (FERNÁNDEZ OCHOA et alii, 2006,
e. p.). No hemos constatado ningún indicio de destrucción
que se pueda relacionar con la llegada violenta de pueblos
bárbaros aún cuando es sabido que la Gallaecia vivió tiem-
pos inestables a comienzos del siglo V d. C. a causa de la
presencia de suevos y vándalos. De forma paralela se
advierte el primer síntoma de cambio en la utilización del
espacio con la presencia de enterramientos fechados entre
los siglos V y VI d. C. ocupando habitaciones del edificio
señorial. En efecto, en la estancia E10 hemos documenta-
do un enterramiento infantil (T 401) que rompe el pavi-
mento de opus signinum. La deposición se realizó en el inte-
rior de un gran recipiente cerámico tardorromano, y los
análisis de los restos óseos arrojan la fecha de 395-564
(94,3 %) (Ua-20550). Este hecho pone de relieve el uso
del citado ambiente como espacio funerario. En la misma
unidad estratigráfica y rompiendo también el pavimento
de la habitación se localizó otra tumba infantil (T 125)
confeccionada con dos ímbrices y orientada al norte.
Sobre este primer nivel de necrópolis se registró un nuevo
nivel cementerial de tumbas de lajas. La presencia de los
dos enterramientos parece coincidir cronológicamente
con la data de los materiales asociados a la etapa de aban-
dono de la zona de la puerta y con el fin del uso de un
basurero situado extramuros, junto al acceso principal de
la villa.
A pesar del proceso de fragmentación espacial de la
villa de Veranes, iniciado en algún momento de la segun-
da mitad del siglo V o a inicios del siglo VI, la secuencia
ocupacional continúa hasta el siglo XIV. Las escalas preci-
sas de estas transformaciones deben vincularse a fenóme-
nos de evolución en los sistemas de poder y fiscalidad den-
tro del ámbito rural que repercutió en la organización de
tierras y propiedades y, en definitiva, en la modalidad de
explotación del territorio. La presencia creciente de la
Iglesia en el ámbito rural contribuyó de manera definitiva
a la crisis de la vieja aristocracia y a la emergencia de nue-
vas élites poderosas vinculadas a la nueva religión y sin
duda, a nuevos ambientes militares tras la definitiva retrac-
ción del Estado romano. Resulta tentador pensar que los
indicios de ruina y progresivo abandono de la villa de
Veranes junto con la aparición de las primeras inhumacio-
nes detectadas en algunas las estancias de la zona señorial,
se corresponden con la conversión del área meridional de
la villa en lugar de culto entorno a una primitiva iglesia que
ocuparía el espacio del antiguo triclinium (M-1) y las habi-
taciones adyacentes. La sucesión villa-necrópolis-comple-
jo cultual altomedieval se constata en numerosos casos.
Por proximidad geográfica podemos recordar, entre otros,
el ejemplo de la villa de Moraime (A Coruña) (CHAMOSO
LAMAS, 1976). Sobre la introducción de complejos cultu-
rales en villae véase, López Quiroga y Rodríguez Martín
2000-2001, 148-152.
El papel centralizador del territorio detentado por el
enclave tardorromano romano se mantendría pero ahora en
manos de un nuevo poder emergente de signo eclesiástico.
VERANES MEDIEVAL
El momento de ocupación medieval empieza a defi-
nirse, tal como hemos indicado, a partir de la reutilización
de algunas dependencias de la villa como lugar de culto.
Durante la segunda mitad del siglo V o a inicios del siglo
Área de servicios de la villa: horno (Foto proyecto Veranes)
645-660 Veranes.qxd 6/2/07 12:34 Página 655
VI, el aula triclinar de la villa pudo convertirse en centro
cultual bajo la advocación de Santa María y San Pedro.
Veranes engrosa así la lista de yacimientos de larga pervi-
vencia que, durante su proceso de cristianización se aco-
gen la advocación de Santa María y San Pedro. Por otro
lado, es muy frecuente que los rituales cristianos se desa-
rrollen en los grandes frigidaria de las áreas termales de las
villae o, en su defecto, en las grandes estancias de repre-
sentación. Estos hechos se dan conjuntamente o por sepa-
rado en todas las iglesias o lugares de culto más antiguos.
El paralelo más cercano entre los muchos existentes
en el noroeste es el de Santa María de Lugo de Llanera,
que aparece mencionada en el Liber Testamentorum cuya
advocación indica su antigüedad. También presenta estas
características la iglesia de San Pedro, en Gijón, centro
cultural cristiano que suponemos levantado sobre las ter-
mas públicas de la ciudad romana.
De manera paulatina y en torno al centro religioso, se
fue desarrollando el cementerio, que se mantuvo en fun-
cionamiento hasta los siglos XIII-XIV.
De la necrópolis medieval se han excavado cerca de
600 tumbas. El cementerio mantiene, en líneas generales,
las mismas características tipológicas y rituales, con varia-
ciones en la orientación, de los enterramientos cristianos
de época medieval.
En lo que respecta a la deposición de los muertos, se
presenta el cadáver siempre en posición de decúbito supi-
no, con el cráneo orientado hacia el este. Los difuntos
mantienen los brazos pegados a lo largo del cuerpo, con
las manos colocadas sobre la pelvis, directamente sobre el
abdomen o bajo los extremos de la cintura pelviana. Las
inhumaciones son, generalmente, individuales, sin embar-
go la intensa reutilización de las sepulturas origina la pre-
sencia de restos humanos de otros sujetos en el interior de
las enterramientos.
En cuanto a la estructura exterior de las sepulturas se
han registrado cuatro modelos de enterramiento hasta el
momento:
Tumba en fosa simple: Estas inhumaciones se encuentran
en cotas próximas a la superficie actual, por lo que se
hallan muy alteradas e incompletas, siendo factible que, en
su día, algunas fueran tumbas con cubierta de lajas que por
acciones antrópicas modernas (trabajos agrícolas) han sido
destruidas. En algún caso se ha podido documentar su
cobertera fabricada con grandes lajas calizas, pero en la
mayoría de los casos o nunca lo tuvieron o lo han perdido.
También en las últimas campañas se han registrado algunas
inhumaciones en fosa simple cuya cronología se podría
retrasar a los inicios del cementerio. Las alteraciones que
estos enterramientos han sufrido como consecuencia de la
inhumación continuada en el tiempo en un mismo espacio
dificulta, en muchas ocasiones, la determinación clara del
tipo de estructura. Otro aspecto verificado durante el pro-
ceso de documentación del cementerio, ha sido la consta-
tación generalizada de la costumbre de enterrar en some-
ras fosas simples a los individuos infantiles y neonatos.
Tumbas de fosa con lajas y/o mampostería: Componen el
conjunto mayoritario del complejo. Son tumbas con las
paredes de la fosa revestidas con lajas calizas a modo de
cista. En algún caso se documenta la combinación con
muretes de mampostería en uno de sus lados. Estas estruc-
turas debieron tener todas unas coberteras de piedras, aun-
que se hallaron casos en los que lo habían perdido, fruto
de las reutilizaciones o como consecuencia de las remo-
ciones del terreno por las actividades agrícolas modernas.
Son muy contadas las ocasiones en las que se registran
fragmentos de latericio reutilizado en las estructuras de las
tumbas.
Tumbas de material cerámico: Se han encontrado hasta el
momento dos enterramientos infantiles que reutilizan, en
un caso, dos ímbrices (T125) y, en el otro, varios frag-
mentos de un gran recipiente cerámico de almacenaje
romano (T401). Ambos casos, hallados rompiendo el pavi-
mento de la estancia E10, aparecieron orientados al norte
y su tipología, posición estratigráfica y los resultados de
las dataciones radiocarbónicas realizadas sobre los restos
del individuo depositado en el enterramiento T401 apun-
tan a una cronología del siglo VI.
Sarcófagos: Se han exhumado dos sarcófagos monolíti-
cos de arenisca muy deteriorados (T177 y T256), que han
perdido la lauda y parte de estructura como consecuencia
de las actividades agrícolas. Presentan una planta trapezoi-
dal con los ángulos ligeramente rematados y cabecera reta-
llada. No es frecuente la aparición de este tipo de enterra-
mientos en los cementerios medievales asturianos y su
cronología es difícil de determinar. Como en el caso de
otro sarcófago recuperado en Cimadevilla, de similares
características, los sarcófagos antropomorfos de Veranes
pertenecen a los momentos finales del uso cementerial,
entre los siglos X y XIII.
En cuatro casos, se ha apreciado variaciones de orien-
tación en las tumbas, apareciendo éstas con la cabecera
colocada al norte (las ya citadas T125, T401 y los enterra-
mientos T101 y T106. Las inhumaciones referidas perte-
necen a los momentos más antiguos del uso del espacio
con función cementerial, en una época en la que el ritual
cristiano no debía de estar plenamente asentado y que
podemos situar entre los siglos V-VI y el siglo VIII. Se ha
constatado así mismo que durante el tiempo que el cemen-
terio de Veranes está en funcionamiento la mayoría de los
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neonatos e infantiles fueron enterrados en fosas simples
cuya orientación varía de forma aleatoria. Desde etapas
precristianas existe la tendencia de realizar los enterra-
mientos con la cabeza al oeste. Las diferencias en la orien-
tación del individuo se explican en muchas ocasiones por
simples motivos topográficos, pero en cementerios con
inhumaciones tardoantiguas y altomedievales aparecen
casos, como los localizados en Veranes, en los que los indi-
viduos son enterrados mirando al sur. Así ocurre en Came-
sa o en la ermita de Santa Cruz en donde se han excavado
tumbas orientadas con la cabecera al norte, cuya cronolo-
gía, según sus excavadores, oscila entre los siglos IV y V
para la ermita de Santa Cruz y los siglos VI y VII para
Camesa (VAN DEN EYNDE CERUTI, 2002).
Uno de los datos más interesantes que ha podido
obtenerse durante la excavación de la necrópolis es el refe-
rido a la señalización de las tumbas. Efectivamente, en
media docena de casos, se ha podido evidenciar la presen-
cia de señalizaciones exteriores de los enterramientos por
medio de lajas de piedra caliza ensartadas en los cabece-
ros, colocadas a modo de estelas, pero sin decoración o
señal alguna grabada en sus superficies. Este tipo de indi-
caciones no es infrecuente en ámbitos cristianos e incluso
islámicos medievales. Se conocen ejemplos de estelas dis-
coideas más o menos decoradas en Cantabria, Burgos,
Galicia, Portugal, Soria o Cataluña y, en algunos casos, se
han localizado lajas o simples piedras de mayor tamaño en
las cabeceras de enterramientos medievales sin grabado o
decoración como en le caso de Veranes.
Relacionado con el ceremonial funerario debe inter-
pretarse la localización de tres estructuras de combustión
fabricadas con arcilla rubefactada sobre una base de pie-
dras calizas. Estos hogares se encuentran en los niveles de
uso del cementerio pleno y bajo medieval y se hallan cons-
truidos directamente sobre los enterramientos. Se conocen
ejemplos de estas mismas estructuras en otras necrópolis
medievales que hemos excavado en Asturias como las de
Lugo de Llanera y Cimadevilla (Gijón) o en algunas necró-
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Veranes medieval: espacios de la villa utilizados como lugar de culto, vivienda, zonas metalúrgicas y necrópolis según C. Fernández Ochoa y F. Gil Sendino
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polis del País Vasco. Los hogares podrían constituir la evi-
dencia arqueológica de las comidas funerarias practicadas
desde los primeros momentos cristianos y que permanecen
en el ritual cristiano hasta bien entrado el siglo XVI (FER-
NÁNDEZ OCHOA y GIL SENDINO, 2006).
Una característica observada durante la excavación de
la necrópolis ha sido el alto índice de reutilizaciones y
deposiciones secundarias registradas, fenómeno que se
acentúa conforme nos aproximamos al núcleo cultual. En
estos casos, los restos óseos de las inhumaciones más anti-
guas aparecen dispersos por la cista, concentrándose pre-
ferentemente, los huesos largos y el cráneo en el extremo
inferior de la sepultura y, en algunos casos, en la cabecera.
También se localizan pequeñas fosas simples o cistas que
contienen inhumaciones incompletas, revueltas en posi-
ción secundaria. Se han registrado casos en los que los res-
tos óseos aparecían dispersos sobre la cubierta del enterra-
miento.
El cementerio de Veranes mantiene una serie de
características que lo convierten en una necrópolis excep-
cional a la hora de afrontar el estudio del mundo funerario
en el Edad Media en Asturias. Ello es debido, en gran
medida, al excelente estado de conservación de los ente-
rramientos, la variedad tipológica de las tumbas, la consta-
tación de elementos asociables a rituales y al mundo de las
mentalidades, y sobre todo, a las dimensiones del campo-
santo que hacen de Veranes la mayor necrópolis medieval
cristiana en proceso de excavación. Esto permite trabajar
con un número suficiente de individuos y compaginar los
datos arqueológicos y antropológicos a la hora de realizar
una reconstrucción de la sociedad rural medieval en Astu-
rias, en la que se tenga en cuenta la estructura morfológi-
ca de la sociedad, los índices de mortalidad, tipos de die-
tas, patologías, evolución demográfica, interacciones
ambientales, prácticas y rituales.
En las excavaciones arqueológicas de Veranes se han
localizado diferentes elementos arqueológicos que nos
transmiten indicios, todavía en fase de estudio, sobre las
formas de vida de las gentes de las entornos de Veranes
durante la Edad Media.
En el proceso de registro del patio norte se han docu-
mentado restos de estructuras ligneas asociadas a espacios
de hábitat medievales. Estos elementos son, en general, los
negativos de fosas de postes y los restos excavados en el
sustrato geológico de una cabaña de tendencia circular
con hogar central fabricada con madera y arcilla. Esta
cabaña, de unos 6-8 m de diámetro, estaría ocupada por
una familia nuclear básica, compuesta por los padres e
hijos. La vivienda carecía de tabiques o distribución inte-
rior y cumplía las funciones de cocina, sala de estar y dor-
mitorio.
Junto a estos elementos estructurales, las excavaciones
del espacio cementerial han permitido recuperar una abun-
dante colección de cerámicas medievales (siglos VIII-XIV)
en las que dominan las formas cerradas, ollas y jarras, aun-
que también se han exhumado algunos cuencos y un can-
dil. La gran cantidad de material cerámico hallado en la
necrópolis de Veranes debemos asociarlo al uso puntual de
espacio como hábitat, pero también a la constatación de
banquetes funerarios realizados en el cementerio y en la
iglesia a lo largo de toda la Edad Media. Las estructuras de
combustión halladas en los suelos de uso del cementerio
serían sin duda consecuencia de estas celebraciones de
“banquetes de muertos” en los que se comía y bebía y en
las que en numerosas ocasiones participaban también los
clérigos. Existen abundantes testimonios en las fuentes
escritas medievales que primero regulan y después prohí-
ben estas prácticas que se extienden, como ya indicamos
anteriormente, hasta la primera mitad del siglo XVI.
Otro testimonio de hábitat medieval se ha constatado
en la estancia E 12, donde pudimos identificar un espacio
Tumba medieval con señalización en su cabecera (Foto proyecto Veranes)
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fechado en el siglo X que reutilizaba los muros de la anti-
gua villa y en cuyo suelo se recuperó un hogar, un molino
y abundantes bellotas.
Por último, también aprovechando los muros arruina-
dos de la villa romana, se han encontrado al menos tres
cubetas de reducción metalúrgica para la obtención de
hierro. Dos se localizan en la estancia E 17 (antiguo cubi-
culum principal) y una tercera junto al paramento occiden-
tal de la cocina (E 28).
Texto: CFO/FGS - Fotos: CFO/FGS/Proyecto Veranes
Bibliografía
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OCHOA, C., et alii, 1997, 2006; FERNÁNDEZ OCHOA, C. y GIL SENDINO,
F., 2006; FERNÁNDEZ OCHOA, C., GIL SENDINO, F. y OREJAS, A., 2004;
FERNÁNDEZ OCHOA, C., GIL SENDINO, F. y DEL HOYO, J., 2006; GARCÍA
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OLMO ENCISO, L. y VIGIL-ESCALERA, A., 1992, 1995; RIPOLL, G., 2004;
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