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Memorias en blanco y negro
Tucupido 60’s
Degnis Romero
Rugen los catorce motores astroesotéricos marca ACME
de la nave intertemporal DS2Ri, mientras se realizan los
ajustes cartográficos y de hégira del destino programado. Se
pulsa el botón disparador que la hace evaporarse a través de
la “Twilight Zone”, en dirección hacia suelo tucupidense de
comienzos de la década sesentera y de finales de la primera
vivencial. Todo se ve borroso y cunden imprecisiones.
El aparato se llena de melancolía mientras hace un
planeo rasante por los últimos años cincuenta: Está en pleno
apogeo el argentino Noel Petro (El Burro Mocho o El Torero
Cantor), con Cabeza de Hacha o “Martirio” y se oye el cuento:
cuando a una joven se le invita a bailar se le hace la siguiente
pregunta: ¿Bailamos esta o esperamos Cabeza de Hacha? Se
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ve, en fugaz tránsito por el colegio “María Inmaculada”, a una
cuerdita de rapaces del cuarto grado con quienes tiene que
lidiar Sor Teresa: José Manuel “Tala” Armas, Orlando Risso,
América Rey, Constanza Arveláez, Baldomero Vásquez, Ana
Celeste Risso, Degnis Simón Romero, Ernesto “Machito” Soto
y Nancy Correa, entre otros. Edgar “Pan Andino” Martínez, es
mayor, pero ‘ajila’ con esa pandillita. También se observa la
oportunidad en que, por un suplemento, Orlando persigue a
un alumno en veloz carrera desde la salida de clases y casi se
le salen los ojos detrás de esa gacela.
Se entra en los 60’s; es época de la primera escaramuza
platónica, o utópica (no ectópica, sino del que no se olvida),
con una paisana bonita, simpática, inteligente y cariñosa;
muy buena cantando y tocando el cuatro. Tales calificativos
la ubican en el renglón de alienígena y es inspiración de Luis:
Tenías que ser llanera/buena moza y lisonjera/como flor de
manirito/que perfuma donde quiera/por el talle tan bonito/
de tu cuerpo de palmera. (Luis Cruz: Tenías que ser llanera).
La sabana amanece al ritmo de Mario Suárez, con el
acompañamiento de Juan Vicente Torrealba: Levántate
campesina/anda a pasear la sabana/que ya llegó la mañana.
Un hijo de vecino se escucha cantar, a todo gañote: ¿Dónde
está mi yegua mora/y mi silla de montar/mi sombrero, mis
espuelas/y mi soga de enlazar? En la radio se oye Un Rumor:
rumor de caricias/chasquidos de besos/enamorados…, y El
Pájaro Chogüí. Una experiencia que parece de ocultismo
consiste en sintonizar la onda corta (SW) en horas nocturnas:
Transmite TransWorld Radio, desde las antillas neerlandesas;
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o el calipso de una emisora trinitaria en lengua inglesa. El
radioescucha piensa: Parece haber otros mundos allá afuera.
Otros que se escuchan son Ignacio “Indio” Figueredo,
con su María Laya, Eneas Perdomo, con su Fiesta en Elorza y
Traigo Polvo del Camino, de Augusto Braca, Ángel Custodio
“El Renco” Loyola, con su Catira Marmoleña, Juan de los
Santos Contreras “El Carrao de Palmarito” y su Chaparralito
Llanero, y unas cuantas más, donde aparece la que refiere
un pleito del diablo con Florentino, pasando por Pedro Pablo
y Cupertino: Mis Cantares (Fleitas Beroes - J.V. Torrealba).
Además, están de moda los métodos para aprender a
tocar cuatro, por ello se oye a más de uno rascabucheando y
gorgoreando en sus casas esas tonadas de llano adentro.
El panorama se ve con mayor precisión gracias a Billo
Frómeta, quien se nota encumbrado con sus Caracas Boys.
La gente baila al ritmo del mosaico Nº 1, que tiene: Ojos
Malvados, La Negra Leonor, Letargo, Para Vigo Me Voy, y Los
Componedores; y del Nº 2: Palabras De Mujer, Bambarito,
Nostalgia (versión del desgarrador tango), y Cachita.
Las parejas disfrutan de esos originales ensambles y
‘echan un pie’ con los boleros que canta Felipe Pirela y las
guarachas de Cheo García. Se populariza bailar ‘botiao’ y
cuesta agarrar el ritmo, como en las volteretas merengueras.
La cosa tiene un pico de nitidez, el 60-61, luego de la
migración hacia el Grupo Escolar “Félix Antonio Saá”, que se
pone en marcha ese mismo año escolar en la plaza “San
Pablo”, lugar donde antes solía instalarse la rueda con sus
carritos. A partir de ahí se le pierde la pista a esa diversión.
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Se logra ver al maestro de quinto grado Jesús Ávila,
capturando a un alumno con un suplemento de Batman en
el cuaderno. Se lo arrebata, lo levanta mostrándoselo a toda
la clase, y explica de la forma más didáctica: Esto sirve para
aprender inglés: Bat=Murciélago y Man=Hombre, entonces
Batman traduce Hombre-Murciélago, mientras hace trizas la
revistica y le dice al pelao: ¡Te vas pa’tu casa! Este palidece
y sale cabizbajo, rezongando una conseja de novias
traicionadas: “Virgen del Montecarmelo, por tu escapulario
santo, embojótalo con tu manto y bátelo contra el suelo”.
Los alumnos, que se ríen hasta finales del sexto grado el
62, aparecen en la foto bajo la batuta de Héctor Soto
Arbeláez: Mario Acosta, Farída Aguirre, Olímpia Aguirre,
Antonio Ardiles, Ana Arveláez, Francisco Belisario, Carmen
Balza Barrios, Pedro Balza Barrios, Norma Blanco, Rafael
Bethancourt, Carmen Cabrera, Andrés Carrillo, Domingo
Centeno, Oly Clemente Castro, Nélida Del Valle, Elia Díaz,
Antonio Duarte, Antonio Figueroa, José Figueroa, María
García, Laura Rosa González, Yajaira González, Zummy
González, Guillermo Griffi, Juan Guaparumo, Evelio
Guaruro, Teodoro Herrera, Nelly Infante, Carmen Jaramillo,
Marina Leal, Carmelo Mendoza, Rosita Montezuma, Gloria
León, Neyda Ortega Vidal, Arturo Ortíz, Gregorio Padrino,
Carmen Ramos, Gaspar Ramos, Martha Rengifo, Lila
Rodríguez, María Rodríguez, Antonio Rodríguez, Douglas
Rodríguez, Jóvito Rodríguez, Degnis Simón Romero, Maritza
Ruiz, Mercedes Ruiz, María Salazar, José Toro, Miguelina
Zamora y Rubén Isaías Zamora.
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Billo saca el LP “Comunicando”, que contiene varias
joyas de antología como: La Vaca Vieja (anda ‘acabaíta’, como
cigarro’e borracho), Para Qué Recordar (canción polémica),
Por la Vuelta, y el Mosaico Nº 3 (Enamorada, Funfuñando,
Cuando Vuelvas, Parampampin y No te Retrates).
En su inquieta búsqueda musical caribeña pone a
cantar a Felipe Pirela, la canción Sota di Bulpes (de Anselmus
Boy Dap, compositor curazoleño y primer Rei di Tumba), en
papiamento y a ritmo cañonero-rucaneao (como de retreta).
El Bolerista de América suena rarísimo en esa interpretación.
Es usual ir a la función sabatina de matinée en el cine
Rivas. Luego de ver un capítulo de la serie El Hombre Cohete,
es obligatorio saborear un exquisito ‘sanguche’ de salchichón
al lado, en la fuente de soda “La Cita”. Si la melena está muy
larga hay que caerle, dos bolos en mano, a Salvador
Capezzuti, en la misma acera. Al salir, se pasa frente al billar
donde se escucha a un escuincle (con fondo musical de Billo)
cantar algo así: Sara mucha chiki/da gusta bunita visti/bibi la
bida grandi/kana cate ku changi/la canota llegue/te kome
aros ku bifstek/esa yansa masha ku mi/yanga lala bulpe.
A la nave le entra una ‘patulequera’ parecida a las de la
serie LOST; se pone a dar tumbos en el calendario los años
escolares 62-63 y 63-64, entre luces brillantes. Aparece,
fuera de control, por los lados del liceo Víctor Manuel Ovalles,
frente a la Plaza Bolívar; avanza a velocidad vertiginosa y el
tablero de mando no responde. Por fin, agarra mínimo y se
estabiliza después que se le dan varias dosis de ‘hard touch’
(unos buenos trancazos, combinados con candelazos etílicos).
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La patota que se observa en primer año Sección “A”, está
conformada por: Farída Aguirre, José Manuel Armas, Ana
Mercedes Arveláez, Constanza Arveláez, Pedro Vicente Balza
Barrios, Carmen Balza Barrios, Emilio Barberi, Dina Barrios,
Arturo Bermúdez Carpio, Diodima Bermúdez, Mirurgia Bulóz,
Doris Carpio, José Celestino Centeno, Jesús Corales, Iboé
Correa, Nancy Correa, José Luís Díaz, José Antonio Duarte,
Miguel Espinoza, Gladis Hortensia Garcia, José Celestino
González, Yajaira González, Olegario Lugo, Elisa Iroba, Eulis
Lara, Dolores Malpica, Antonio José Ortega, Nérida Martínez,
Carmelo Mendoza, Carmen Paraco, Mariflor Ponce, América
Rey, Freddy Risso, Orlando Celestino Risso, Jóvito Rodriguez,
Degnis Simón Romero, Alexis del Valle Rosas, Maritza Ruiz,
Mercedes Ruiz, Célida Silvera, Ernesto Luís Soto, Baldomero
Vásquez y Georgina Zamora.
Ese combito está dirigido por la batuta de Cesar Díaz
Ledezma, con el auxilio de los profesores: Cesar Urbina, Luisa
de Panzarelli, Nohemí de Baltodano, Rodolfo Romero, Edgar
Colmenares, Lermit Hernández, Alfredo Camero y José
Joaquín Rodríguez. Las materias que se imparten son: Inglés,
Formación Social Moral y Cívica, Matemática, Castellano,
Ciencias Biológicas y Geografía Universal.
En ese ínterin el fotógrafo Eduardo Little, inaugura la
primera emisora: “Radio Tamanaco”. Manifiesta inquietudes
por la radiodifusión instalando unos cajones sonoros en la
plaza, conectados con varios centenares de metros de cable y
transmite, micrófono en mano, desde su estudio fotográfico-
radial ubicado en los altos del cine Ribas.
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Apenas se alcanza a ojear el Calvario que monta la gente
en Semana Santa, donde Pastor Camejo. El Sepulcro es
llevado desde la iglesia acompañado por el Cura, las Monjas y
las Hijas de Maria, vestidas de blanco y con su cinta azul.
El tanque de combustible ya casi está en E:Échale,
cuando en 1964 hay un cambio en el bullpen de Billo: sale
Felipe y entra José Luís Rodríguez, a quien se oye cantar en
el Club “El Faro”, de Zaraza. Debuta con el mosaico Nº 11,
que contiene: Vieja Luna, El Limpiabotas, Besar, Bonye y Sin
Timbal. Hay una doña que se llama Luna y algunos ‘sinoficio’
le cantan: ♫Quieeero escaparme/con la vieja Luuuna...
Se inaugura la nueva sede del liceo en Rivero y el
antiguo local se transforma en el “Club Don Alberto”, que a la
postre funge de sede para realizar maratones de baile. Se
escucha hablar de la campeona Miriam “La Maratona”.
Este año, aciago para el gremio educador, ocurre la
tragedia del “Salto La Llovizna”, en Guayana, en el marco de
una convención de maestros a la que asiste Luís Beltrán
Prieto Figueroa, en su carácter de Presidente del Congreso.
En ese infortunio están involucrados Lermit Hernández
(profesor de Inglés) y Tomás Rafael Jiménez, quienes se
encuentran entre los caídos.
Hay un campo de béisbol aledaño al liceo, donde se
observa a un alumno incursionar en el picheo utilizando una
pelota spalding. Levanta la pata y lanza la bola hacia el home;
se la devuelven de línea a la cabeza que si no se aparta se la
arrancan en seco. El frustrado bigleager barraja el guante
contra el suelo y se despide del béisbol, del liceo y del pueblo.
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