FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA SOCIAL
ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO DE UNA
CADENA DE PRODUCCIÓN Y DISTRIBUCIÓN.
El caso del ejote en Tenango, Morelos
TESIS
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE:
LICENCIADA EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL
PRESENTA:
KRIS NATALIA GÓMEZ RODRÍGUEZ
DIRECTORA: DRA. KIM SÁNCHEZ SALDAÑA
CUERNAVACA MORELOS JUNIO 2008
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MORELOS
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GRACIAS A la gente que trabaja en el ejote por tomarse el tiempo de
explicarme. A Pedro Pliego y familia por abrirme camino.
A Kim por darme la oportunidad de aprender a querer esta disciplina.
A mi mamá por animarme a seguir. A mi papá por apoyarme todo este tiempo.
A Christian por acompañarme en los desvelos. A los doctores Gabriel Izard, Patricia Moctezuma, Carlos Y.
Flores y Elsa Guzmán por sus comentarios.
3
Índice
Introducción……………………………………………………………………….... 5
Justificación
Objetivos
Estrategias de investigación
Organización del trabajo
1. Antecedentes teóricos y metodológicos………………………………….. 10
1.1 Los sistemas de comercialización y abasto vistos desde la
perspectiva antropológica
1.2 Cadenas de productos agropecuarios. Algunos estudios de caso
1.3 Intermediarios comerciales
1.4 Algunas reflexiones finales
2. Notas sobre el cultivo del ejote y su escenario en Morelos……….….. 33
2.1 La producción en Morelos y en México
2.2 Expansión de la producción en Morelos y las “Nuevas zonas
ejoteras”
2.3 Tenango: ejemplo de la formación del escenario actual
3. Los agentes en una cadena de producción y distribución. Quiénes
son y qué hacen……………………..………………………………………… 55
3.1 Productores
3.2 Cortadores
3.3 Capitanes
3.4 Choferes
3.5 Intermediarios Comerciales
3.6 Comerciantes Mayoristas y Empacadoras
3.7 Resumiendo puntos de interés
4. Apuntes finales………………………………………………………………... 90
4.1 Sobre la estructura organizativa y del funcionamiento
4
4.2 Importancia de lo personal, las redes sociales, los saberes y los
mecanismos de intercambio y/o reciprocidad
4.3 El papel del intermediario comercial
Bibliografía…………………………………………………………………..……. 106
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Introducción
Inicialmente el objetivo de realizar un estudio sobre una cadena de producción
y distribución nació del interés de descubrir el funcionamiento de la misma en
una comunidad del Oriente de Morelos: Tenango (Jantetelco). La realidad
siempre es cambiante y distinta de lo que se plasma en papel, y aun cuando
conservo la pregunta principal de esta tesis referida a esta comunidad, debo
señalar que las nuevas dinámicas del funcionamiento de esta cadena
observadas durante mis investigaciones no permiten referirme ya a la
comunidad, sino a la zona Oriente en general, por lo que la presentación del
caso de Tenango adquiere un carácter ilustrativo. Esta investigación es un
análisis del papel de cada uno de los actores que participan en todas las fases
de la cadena y de la serie de vínculos y relaciones sociales que forman y
conservan para ser parte de la red y mantener coordinado y organizado el
funcionamiento de la misma.
Este trabajo se inscribe dentro del marco del proyecto interinstitucional La
constitución de territorios migratorios como espacios de articulación de
migrantes nacionales e internacionales (Clave de registro SEP-2003-
C0244249/A-1), financiado por CONACYT y a cargo de la Dra. Sara Lara.
Dicho proyecto está a su vez bajo la responsabilidad de la Dra. Kim Sánchez
de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Gracias a su invitación es
ahora que puedo presentar estos resultados.
Justificación
En una sociedad de mercado como en la que vivimos los intercambios
comerciales son actividades constantes y presentes casi en cada parte de
nuestra convivencia social. Las mercancías llegan a nuestras manos como
consumidores finales después de varios procesos (largos o no) de producción,
transportación y comercialización. Tal es el caso de los alimentos que día a día
consumimos, como lo es la mercancía sobre la cual gira el objeto de estudio de
nuestra tesis: el ejote. Los procesos y caminos recorridos por los productos que
consumimos son desconocidos para la mayoría de las personas, sin embargo
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detrás de cada mercancía se esconde una serie de labores y tareas realizadas
por distintos sujetos que comparten un fin común: producir y vender su
producto.
Es por eso que en este trabajo presento una investigación sobre cadenas de
mercancías, específicamente de un producto agrícola, con el objetivo de
describir cómo se ha conformado una cadena de producción y distribución del
producto, cuáles son los actores principales de este proceso, cómo se
relacionan y qué vínculos se generan entre los agentes.
En particular se escogió el ejote debido a que esta hortaliza ocupa un lugar
importante en la producción agrícola de Morelos. De manera preliminar cabe
mencionar que es indiscutible la relevancia nacional que tiene el ejote por su
volumen de producción, siendo además que desde el año 2000 Morelos pasó
de ocupar el tercer al primer lugar en cuanto a extensión de superficie
cultivada. En buena cuenta por ello, el ejote figura ahora entre los diez
principales productos que contribuyen al valor agrícola del estado. El impacto
social de estos hechos es múltiple y, en las condiciones de la estructura rural
de la entidad, representa un número significativo de ejidatarios y pequeños
propietarios dedicados a producir esta hortaliza y buscar los canales más
adecuados para comercializarlo. Si a ello sumamos que esta actividad se
encuentra concentrada en unos pocos municipios al oriente de Morelos, se
puede deducir la importancia socioeconómica regional y local que puede
alcanzar.
Cabe señalar además la alta participación de actores extrarregionales que
también se ocupan en las labores de producción y comercialización de esta
hortaliza durante la época de cosecha: desde los jornaleros agrícolas migrantes
que acuden a pizcar los frutos, hasta los grandes mayoristas de las centrales
de abasto que buscan acaparar el mejor producto y el mayor número de
huertas.
Los estudios de Kim Sánchez (1996, 2006) en los noventa mostraban las
principales características de este sistema en la comunidad de Tenextepango,
Ayala, la cual era el centro gravitatorio de la zona tradicional productora y de
sus vínculos con el exterior. Sin embargo, este escenario ha tenido cambios y
reacomodos en años recientes, ya que el incremento de la producción ejotera
7
ha significado la ampliación del radio de influencia de ese cultivo y de distintos
actores involucrados. Nuestros acercamientos preliminares a la región parecían
indicar que paralelo a Tenextepango había surgido otro centro de operaciones
en Tenango, una comunidad limítrofe con el estado de Puebla. Suponiendo una
reciente creación y su visible nexo con capitales comerciales poblanos,
surgieron varias inquietudes que se fueron acotando hasta formular una
pregunta central que puede resumirse así:
¿Cómo funciona y se articula el proceso de producción-distribución del ejote en
la comunidad de Tenango, municipio de Jantetelco, Morelos?
Objetivos
Objetivo general:
Describir el papel que posee cada actor (productores, intermediarios,
mayoristas, transportistas, etc.) en la organización de la producción y
distribución del ejote.
Objetivos específicos:
1. Investigar mediante qué estrategias se establecen los vínculos entre los
agentes participantes.
2. Analizar las implicaciones que tiene la comercialización hacia Puebla y
la exportación del producto en la organización de la cadena.
Estrategias de investigación
Este trabajo fue realizado durante la temporada de cosecha 2006-2007 del
ejote en la zona oriente de Morelos, aproximadamente de septiembre de 2006
a mayo de 2007. Dado que yo no tenía ninguna relación con la cadena y me
era por completo desconocido su funcionamiento y sus participantes, fue
gracias a un primer contacto con un intermediario de Tenango (con quien la
Dra. Kim me presentó) que pude iniciar mis investigaciones.
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A partir de las primeras visitas exploratorias en que tuve oportunidad de
conocer a más gente involucrada en la producción y comercialización del ejote
en la zona, inicié una serie de entrevistas con productores, capitanes, choferes,
encargados y mayoristas de las centrales de abasto de Puebla, Huixcolotla
(Pue.) y la ciudad de México, algunas de las cuales fueron grabadas en
audiocasette. Dichas entrevistas fueron dirigidas a conocer la forma en que
cada uno concebía su trabajo y su participación dentro de la cadena, sus
trayectorias laborales y sus contactos y vínculos con otros agentes.
Al inicio de mis investigaciones la mayoría de mi trabajo consistía en la
observación del corte, empaque y transporte del ejote. Conocer quiénes
participaban y cómo realizaban su trabajo, las formas veladas de conflicto, y las
alianzas entre ellos fueron los objetivos principales de esta parte de mi
exploración. Asimismo tuve oportunidad de observar en dos ocasiones la
compra-venta de ejote en las centrales de abasto de Huixcolotla y Puebla, así
como el empaque para exportación en una empresa en la misma zona.
Después de un tiempo tenía ya una serie de entrevistas logradas con
capitanes, choferes, intermediarios, mayoristas e incluso con un broker
relacionado con empacadoras del estado de Puebla. Faltaba entonces un
acercamiento a uno de los agentes centrales de este trabajo: los productores.
La misma estructura de la cadena solía dejarlos de lado, puesto que no
acudían a las huertas en los días de corte en que yo estaba presente. Tuve
entonces que presentarme ante juntas ejidales de Tenango y de la Junta de
Aguas Canal Tenango para contactar a estos campesinos con quienes no
había tenido ningún tipo de contacto sino hasta ya casi al final de la temporada.
Además del trabajo dentro de la zona Oriente y como parte de un diagnóstico
sobre las migraciones circulares de los cortadores de ejote en Hidalgo y
Morelos, tuvimos junto con otra compañera del proyecto (Xochitla Patiño), la
oportunidad de realizar una visita exploratoria a la zona del valle del Mezquital,
donde también se cultiva ejote. Esta visita duró aproximadamente 10 días,
durante los cuales nos enfocamos a realizar entrevistas igualmente a todos los
participantes de la cadena. Tales investigaciones proporcionaron datos sobre la
estructura de tal lugar y permitieron establecer comparaciones entre uno y otro
caso que me sirvieron para mi propio proyecto.
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Organización del trabajo
El resultado de las investigaciones se presenta en este trabajo dividido en
cuatro capítulos. El primero de ellos es una revisión teórica a estudios
precedentes sobre cadenas de productos agropecuarios e intermediarios
comerciales de los cuales retomamos conceptos e ideas que sirvieron para el
análisis de nuestro objeto de estudio.
En el segundo capítulo es mi intención exponer el crecimiento del cultivo de
hortalizas y específicamente del ejote en los últimos 20 años a nivel nacional,
con el objetivo de explicar la expansión en el estado, siendo que en la zona
Oriente ha cobrado importancia muy recientemente.
“Una cadena de producción. Quiénes son y qué hacen” es el tercer capítulo
que presenta el resultado directo de mis investigaciones en campo. Dividido en
siete apartados, cada uno corresponde a uno de los agentes participantes
(productores, cortadores, capitanes, choferes, intermediarios comerciales y
comerciantes mayoristas y empacadoras), su caracterización y la descripción
de sus tareas específicas, así como sus formas de acceso a este mercado de
trabajo.
Finalmente en el cuarto capítulo, “Apuntes Finales”, retomo algunas de las
características más importantes de esta cadena del ejote con el propósito de
discutir lo que otros autores han tratado sobre los mismos temas. Cierro con
mis propias conclusiones acerca de la estructura de la misma, así como de la
importancia del intermediario comercial y de las redes sociales en la formación
de vínculos entre los agentes y el funcionamiento coordinado de sus labores.
10
1.- Antecedentes teóricos y metodológicos
En este capítulo quiero hacer una revisión de distintos trabajos cuyos aportes
teóricos o metodológicos han sido útiles para el desarrollo de mi investigación,
y que han ayudado a establecer la orientación que he intentado darle. Algunos
son análisis teóricos de sistemas de comercialización o cadenas, mientras que
otros son estudios empíricos sobre un producto o conjunto de productos en
particular.
El propósito del capítulo es tener referencias de trabajos con el mismo objeto
de estudio, las cadenas de producción y comercialización, con el fin de realizar
análisis comparativos y diferenciar nuestro caso. Asimismo se presentan
algunas investigaciones de la participación de intermediarios comerciales en
dichas cadenas, y cómo ello ha influido en la organización de las mismas.
1.1.- Los sistemas de comercialización y abasto vistos desde la
perspectiva antropológica
El tema tratado en este trabajo se inscribe dentro de los planteamientos de la
teoría antropológica sobre los sistemas de distribución. De tal manera,
siguiendo el modelo de Polanyi y su división de las principales formas de
integración económica (reciprocidad, redistribución e intercambio), nuestro
estudio corresponde particularmente al caso del intercambio comercial. Este
intercambio a decir de Dalton (1976:180) se refiere “al proceso organizativo de
compra y venta a precios monetarios que es el mecanismo de hacer
transacciones con productos materiales, trabajo y recursos naturales”. Así
pues, la antropología económica siempre ha estado interesada en los estudios
de los diversos sistemas de intercambio o comercialización en las sociedades
con mercado o dominadas por el mercado (Bohannan y Dalton, 1965, citado en
Molina y Valenzuela, 2007:206).
Cabe aquí señalar los principios que rigen a las economías de mercado y que
operan por tanto, en el caso de nuestro objeto de estudio:
1) se trata de sociedades donde el precio de mercado está determinado por las
fuerzas impersonales de la oferta y la demanda
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2) los vendedores y los compradores dependen del mercado para su subsistencia
3) los precios de mercado de los productos finales influencian de forma crucial las
decisiones de producción (incluyendo al trabajo) (Molina y Valenzuela,
op.cit.:207-208).
La producción y distribución de bienes en nuestra sociedad capitalista está
regida por estos principios. La demanda y el mercado influyen directamente en
las decisiones de la producción: qué se produce, cuánto, cuándo, dónde y
cómo. En una sociedad de una alta producción especializada y división de
labores, el intercambio (y por tanto los mercados) se vuelve indispensable para
la reproducción social.
Desde los análisis del comercio desarrollado en los sistemas económicos de
Estados precapitalistas (Berdan, 1991), hasta los estudios sobre la
comercialización en áreas urbanas del Tercer Mundo (Dannhaeuser, 1991), el
tema de cómo los productos llegan desde el lugar en que se producen hasta el
consumidor en sus hogares, y las interdependencias entre la producción y el
consumo, ha sido tema de análisis para los antropólogos. En el caso de
nuestro estudio no difiere mucho en el sentido que intentamos dar una visión
de cómo un producto (en este caso agrícola) pasa por diferentes manos desde
su producción hasta parte de su comercialización. Lo que interesa resaltar
aquí, es que de la variedad de enfoques sobre los flujos de bienes comerciales
se pueden rescatar planteamientos interesantes.
Frances F. Berdan (1991:17), por ejemplo, se interesó por estudiar la
importancia de los mercados y el comercio en Estados antiguos, considerando
la diversidad de rasgos económicos característicos de estas formaciones
sociales. El intercambio comercial en este tipo de estados se basaba en los
centros mercantiles a donde llegaban comerciantes y mercaderes de muy
variados lugares y desde los cuales se distribuían productos de igual número
de partes (op.cit.: 123).
El Estado azteca engloba estas características dentro de sus sistemas de
intercambio comercial bien desarrollados. El comercio exterior se realizaba a
través de mercaderes al servicio del Estado viajando y abasteciéndose de
productos (principalmente artículos de lujo) dentro y fuera del territorio azteca.
En los mercados (usualmente rotativos) como el de Tlatelolco se vendían y
12
compraban productos locales o de otras regiones, lo que permitía la
distribución de la intensiva producción especializada común en el imperio
(op.cit.:128-133).
Continuando con la idea de los flujos comerciales, el autor menciona un tipo de
proceso a través del cual algunas mercancías recorrían largas distancias entre
Estados pasando por varios centros mercantiles denominado “comercio de
relevo”. En este comercio “la gente compraba y revendía bienes en los centros
mercantiles sin tener que viajar lejos de su lugar de origen; las mercancías
recorrían todo el territorio saltando de una escala a otra muy cercana, pero
recorriendo en definitiva grandes distancias” (op.cit.: 148).
Considerando que Berdan estudia la comercialización en contextos
preindustriales, vale retener sus anotaciones sobre la importancia de estos
mecanismos económicos en la especialización geográfica de acuerdo a zonas
ecológicas específicas, así como el hecho de que los mercados facilitaban y
estimulaban el desplazamiento de bienes a nivel local, regional e interregional.
El seguimiento de una mercancía puede realizarse también utilizando el
modelo biográfico, usado comúnmente en el trabajo etnográfico. Este modelo
ha sido aplicado por Rivers como “una especie de biografía de las cosas en
términos de propiedad” (Rivers, cit. en Kopytoff, 1991:92); idea que retoma
Kopytoff (1991) para proponer la elaboración de biografías con distintos
enfoques (técnicos, económicos, sociales), que pueden explicar la forma en
que un objeto es redefinido culturalmente en su trayectoria. En su caso
Kopytoff sugiere la construcción de “biografías culturales” que permitan
entender los procesos de mercantilización mediante los cuales una cosa
adquiere un valor de uso y de intercambio hasta convertirse en mercancía
como tal. Para el caso del ejote, podría ser interesante un análisis desde el
punto de vista del significado cultural que puede tener para los diversos
agentes de la cadena, que trabajan y se relacionan en torno del mismo
producto. Una “biografía del ejote” podría incluir la descripción de las diferentes
concepciones o apegos de cada persona.
Un estudio que se asemeja más al tipo de análisis que se intenta desarrollar, es
el realizado por Dannhaeuser (1991), sobre la comercialización de bienes
industriales en lo que denomina el Tercer Mundo urbanizado. Dannhaeuser
13
(1991:304) define a la comercialización como “el acto de comprar y vender
mercancías bajo condiciones competitivas en las que el valor relativo se
determina mediante la oferta y la demanda”. Si bien el autor se centra en
analizar la difusión de bienes manufacturados, el modelo de análisis basado en
la categoría de “canales mercantiles” sirve igualmente para ilustrar aspectos de
la comercialización de una cadena agroalimentaria.
Un canal mercantil, explica Dannhauser, es “el conjunto de todas las empresas
e individuos que cooperan para producir, distribuir y consumir el bien o servicio
particular de un productor particular” (Kotler, cit. en Dannhaeuser, 1991:316).
Por el objetivo de su trabajo, el autor utiliza este concepto para estudiar
principalmente los canales distributivos y la forma en que las empresas
emplean determinadas estrategias comerciales para garantizar la venta de sus
mercancías (op.cit.: 316-321). Su propuesta resulta sumamente interesante y
útil para la descripción de la cadena del ejote en tanto que considera objeto de
estudio la participación de los individuos en los procesos de producción,
distribución y consumo. Aunque él hace énfasis en los niveles comerciales por
los que pasa un producto hasta llegar al consumidor (estructura del canal), se
puede aplicar para el caso del ejote también para señalar la intervención de
agentes que no necesariamente participan en actividades de intercambio, sino
ofreciendo servicios (transporte o acopio por ejemplo).
Dannhauser además presenta un aporte importante para los análisis de
cadenas de productos: la autoridad de los canales, la cual “alude al grado en el
cual una empresa o conjunto de empresas domina o influye en los demás
miembros a lo largo del canal” (op.cit.:316). De acuerdo a ello, él reconoce dos
tipos de canales principalmente, los verticalmente integrados o coordinados, y
los verticalmente fragmentados. Los primeros se caracterizan por la
concentración del poder por parte de una sola empresa o miembro del canal, y
cuya influencia abarca la operación de todos los otros1. Los canales
fragmentados, también denominados convencionales, se distinguen al contrario
por una distribución del poder entre todos sus miembros.
1 Habría que señalar aquí una diferencia con los planteamientos de Raynolds (1994) que más
adelante se verán, acerca de los canales verticalmente integrados, los cuales ella supone dirigidos y organizados por una sola empresa.
14
Otro enfoque muy similar al de Dannhaeuser, pero que presenta aportes
distintos es el de cadenas globales de mercancías (CGM), definidas por
Hopkins y Wallerstein como una “red de procesos laborales y de producción,
cuyo resultado es una mercancía acabada” (cit. en Pelupessy y Romero,
2004:11). Las CGMs, de acuerdo a G. Gereffi, M. Korzeniewicz y R.
Korzeniewicz (1994:2) consisten en juegos de redes interrelacionadas,
agrupadas alrededor de una mercancía o producto, vinculando hogares,
empresas y Estados, unos con otros, dentro de la economía mundial. De
acuerdo a este tipo de análisis, cada nodo o eslabón de la cadena corresponde
a las diferentes actividades necesarias para la creación de una mercancía,
desde la adquisición de materias primas, el trabajo, el transporte, la distribución
(por medio de mercados) y el consumo. Este enfoque permite describir y
destacar la participación de los agentes en cada eslabón y especialmente las
relaciones sociales que determinan y caracterizan a las cadenas de
mercancías. Bajo esta perspectiva, la cadena de producción y distribución del
ejote puede ser presentada desde el punto de vista descriptivo (señalando la
serie de procesos y agentes participantes), pero además, desde el análisis de
las relaciones sociales subyacentes a dichos procesos.
Un último enfoque teórico que ha ayudado a definir la orientación de nuestra
investigación es el de campo empresarial, desarrollado por Humberto
González, y que se define como “una unidad social y cultural que crean todos
aquellos actores que compiten por apropiarse de las utilidades que se generan
con la producción y venta de una mercancía o de un grupo de mercancías” (cit.
en Calleja y González, 1999:24). Desde la perspectiva de González los actores
que forman parte del campo empresarial y que se relacionan en él, se
diferencian de acuerdo a sus recursos. Ya no es pues la sola participación
armónica en los procesos de producción, distribución y consumo, sino que hay
en juego una serie de intereses personales que también influyen en la
formación del campo. En palabras de Calleja y González abordar el estudio de
una cadena de mercancías en términos de campo,
permite no sólo analizar en su conjunto los vínculos de complementariedad,
cooperación y coordinación entre los diferentes actores que intervienen en la
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cadena, sino también los conflictos y las relaciones de poder que se establecen
entre ellos al competir por las utilidades del mismo campo (op.cit.:25).
En base a estos aportes analíticos para el caso del ejote habría que plantearse
una serie de preguntas hipotéticas que permitan entender el funcionamiento de
la cadena, ¿se trata de una cadena verticalmente integrada?, ¿cuál eslabón es
la autoridad de la misma?, ¿quiénes participan en la cadena y qué series de
relaciones subyacentes existen?, ¿hay conflictos de intereses, o son relaciones
cooperativas y armónicas? Estos mismos aportes han sido utilizados por
diversos autores en estudios de caso de cadenas de productos alimenticios.
Conocer sus aplicaciones en cada ejemplo que a continuación se describen
permitirá un mejor entendimiento del caso que nos ocupa.
2.2. Cadenas de productos agropecuarios, algunos estudios de caso
En este apartado se presenta una revisión breve de diversos estudios sobre
cadenas de productos agropecuarios en la sociedad contemporánea. Por tanto
se refieren a procesos que interconectan productores y consumidores ubicados
en distintos y distantes lugares, así como mecanismos que resuelven la
distribución de bienes procedentes de regiones productoras especializadas, en
contextos socialmente estratificados. En algunos ejemplos se describen
cadenas de producción-distribución, como es el caso que en esta investigación
se abordará más adelante, o bien se enfocan en cadenas de comercialización,
agroindustrialización, exportación o configuración de redes de abasto.
La mayoría de estas investigaciones tratan acerca de la organización y
estructura que concentra los bienes en un punto y parten de la pregunta sobre
cómo se abastecen los grandes mayoristas y comerciantes en las centrales de
abasto y las empresas agroindustriales o exportadoras. Cabe recalcar por ello
que el presente estudio se enfoca sobre los vínculos y relaciones que permiten
crear un nexo permanente entre la producción y la distribución del ejote
(además de las fases intermedias de cosecha y transporte); en este sentido,
el agente central de nuestro análisis es el intermediario comercial, que une los
distintos eslabones de la cadena y, al parecer, permite su funcionamiento. A
partir de este interés prioritario, se consideran los principales hallazgos que
16
ayudarán a comprender la estructura y organización en que se inserta el
desempeño de este intermediario comercial.
La producción, procesamiento y comercialización de productos agropecuarios
han sido analizados en varios estudios como partes de un mismo proceso. Esto
permite describir el paso de un producto por sus distintas etapas, las cuales en
muchos de los casos son manejados de forma independiente por distintos
agentes.
Un ejemplo de la división por etapas es la formulada por Lera (1987) en su
trabajo sobre los agronegocios de exportación de Michoacán a los Estados
Unidos (los casos del melón, el mango, el pepino y la fresa que se mencionan
más adelante). El autor divide en etapas principales y accesorias todo el
proceso desde la comercialización hasta la transformación agroindustrial. En
las primeras se incluyen la producción, el abastecimiento de insumos y la
industrialización; mientras que las actividades accesorias abarcan el acopio,
fraccionamiento, distribución, almacenaje, empaque y transporte (Lera, 1987:
248).
Otros autores sugieren divisiones distintas, por un lado hay quien señala que
las cadenas de productos frescos consisten en tres procesos interconectados:
1) la producción de materia prima, 2) las actividades de procesamiento,
empaque y exportación y 3) actividades de marketing y consumo (Raynolds,
1994:148). Echánove (2002:27), interesada en los sistemas de abasto plantea
que las cadenas de producción-consumo se integran por cuatro fases o
eslabones: producción, agroindustrialización, comercio mayorista y comercio
minorista. En la misma idea de Lera (1987) supone además la existencia de
actividades secundarias, como el acopio, transporte y almacenamiento.
En general la demarcación y número de etapas identificadas difiere según el
alcance de la unidad de análisis y el tema a investigar, dando mayor o menor
interés a la fase distributiva que se relaciona directamente con el consumidor.
El análisis de las cadenas de producción-comercialización divididas en sus
distintos eslabones ayuda a identificar a la vez el papel de los agentes
encargados y el grado de autonomía con que gestionan las tareas propias de
su nivel. En algunos de los casos, cada etapa (de acuerdo a la división que los
17
autores establecen) es manejada por un agente distinto que tiene intereses
particulares y negocia en función de obtener el mayor beneficio posible (o la
menor pérdida) en sus transacciones con la etapa ascendente o descendente.
La orientación es diferente en las cadenas “verticalmente integradas”, en las
que una sola empresa dirige o se encarga de todo el proceso. Ejemplo de ello
son las grandes empresas que compran tierras, contratan mano de obra para
trabajarla, tienen lugares de selección y empaque e incluso cubren en algunos
casos el procesamiento de los productos, o bien su comercialización o
exportación en fresco. En términos de Dannhaeuser (op.cit.), el sistema tiene
un alto grado de autoridad y presenta –como dijera ese autor – congruencia del
canal entre sus distintos niveles.
Puede decirse que entre uno y otro modelo existe una variedad de formas de
organización de las cadenas y del tipo de empresas que participan en ellas.
Algunas de estas formas intermedias responden a la necesidad de las grandes
empresas capitalistas de controlar parte de las actividades para asegurar
calidades y cantidades del producto. Otras, de manera inversa, se deben a la
descentralización deliberada de fases o actividades anteriormente bajo
responsabilidad de las empresas, con lo que se proponen reducir costos y
evitar riesgos, sobre todo en el área de producción o cultivo.
Raynolds sugiere que parte de la desintegración vertical de la producción
responde al interés cada vez mayor por parte de las empresas de ser más
competitivas, eliminando la rigidez y el peso de mantener funcionando toda una
serie de estructuras cuando puede subcontratarlas o delegar a otros (Raynolds,
1994:145-146).
Ella plantea que el análisis de las cadenas de mercancías de los productos no
tradicionales de exportación en República Dominicana muestra la variedad de
formas en que las empresas pueden reducir costos e institucionalizar la
flexibilización (op.cit.: 149). Las estrategias empleadas en el ámbito de la
producción tienen que ver con la manera en que las empresas exportadoras
organizan su aprovisionamiento. Considera tres grandes formas (op.cit.: 149):
a) mediante la compra del producto en el mercado,
b) a través del control centralizado de la producción, y
18
c) por la producción o agricultura por contrato.
El aprovisionamiento mediante la compra en un mercado abierto puede
convenirse directamente con los productores o con comerciantes, como en
algunos casos se da en las cadenas del aguacate, limón, naranja y jitomate
destinados al mercado nacional (Echánove, 2004).
El aprovisionamiento por medio del control centralizado, es el ejemplo de una
cadena verticalmente integrada, donde una misma empresa maneja la siembra
y cultivo, y las actividades de procesamiento, empaque y exportación del
producto. Bajo esta forma no se apuesta tanto en la descentralización antes
señalada, como en flexibilizar otros factores internos para aumentar la
competitividad en el mercado. En México es típicamente el caso de muchas
agroempresas sinaloenses y en Morelos estaría ejemplificada con el caso de la
okra que se mencionará más adelante.
La agricultura por contrato que señala Raynolds, se da cuando una empresa
establece acuerdos formales y por escrito con los productores, en donde se
especifican cantidades, calidades y fechas de entrega del producto. En el caso
mexicano se suele ilustrar con la experiencia de los campesinos tabacaleros en
Nayarit que se vinculan con la Phillip Morris (Mckinley, 1999), o los productores
de cebolla en el oriente de Morelos (Barros, 2000).
Otras estructuras organizativas de la producción y comercialización son las
señaladas por Pedreño (2001:75). En base a un análisis de la horticultura en
Murcia (España), se enlistan cinco modalidades que corresponden al tipo de
empresas que participan: empresas cultivadoras-comercializadoras,
explotaciones familiares agrícolas, cooperativas de agricultores, alhóndigas2 y
almacenes. Las empresas cultivadoras-comercializadoras se asemejan al
control centralizado de la producción que describe Raynolds, mientras que las
explotaciones familiares producen de forma independiente. Como forma de
acceso al mercado y buscando una mayor competitividad frente a las grandes
empresas, los productores se han asociado en cooperativas, formando
2 “Las alhóndigas son centros de contratación privados en origen, donde se produce la
concurrencia de oferta de los productos agrícolas llevado a cabo por los agricultores y la demanda solicitada generalmente por corredores o comisionistas, realizándose las ventas por el sistema de subasta a la baja” (Valenciano y Pérez, 2002: 88).
19
pequeñas empresas, o han recurrido a la venta directa en alhóndigas.
Finalmente la estructura de los almacenes responde a las necesidades de
pequeñas empresas comercializadoras de abastecerse comprando
directamente a los productores o en alhóndigas, o bien vinculadas a otras
empresas haciendo las veces de subcontratistas de compañías cultivadoras-
comercializadoras.
De esta forma las cadenas de productos agropecuarios tienen distintas
estructuras organizacionales. Sobre ello existen varios ejemplos de cadenas
verticalmente integradas (Raynolds, 1994; Bendini y Steimbreger, 2002;
Sánchez, 2004), casos de agricultura por contrato (Lera, 1987; Mckinley, 1999;
Echánove, 2002), o de productores independientes con diversas formas de
acceso al mercado, y comerciantes que se abastecen directamente o mediante
la intermediación de otros agentes (Echánove, 2004; Sánchez y Betanzos,
2006).
Cabe hacer una aclaración, que aunque hasta este momento hemos señalado
algunas formas de organización del proceso de producción y de abasto, las
etapas subsecuentes de las cadenas (empaque, procesamiento, exportación y
comercialización) tienen a su vez distintas estructuras organizativas. En los
ejemplos que se tratan a continuación seguiremos este énfasis en las etapas
iniciales de las cadenas, por ser este segmento el objeto central del análisis.
Sin embargo no por ello dejaremos de lado el análisis que los autores realizan
sobre la organización general de las cadenas que estudian. Esto además
permitirá explicar algunas características de las etapas de empaque y
exportación de la misma cadena del ejote que aquí nos ocupa.
Un ejemplo de la conformación de una cadena verticalmente integrada es el
estudio de Sánchez (2004) sobre una empresa exportadora de okra ubicada en
el estado de Morelos. La Rio Grande Okra Sales Inc. cuenta con más de 500
hectáreas rentadas en las que cultivan la okra, una empacadora y una fábrica
de envases:
Las dos primeras figuran bajo la misma razón social, “Río Grande de Morelos
A.C.”, mientras que la última es formalmente independiente (“Cajas Plato
A.C.”). Cada rama tiene su propio responsable, equipo técnico y administrativo,
así como trabajadores estables y temporales de diferente calificación. Todas se
20
ajustan a una planificación central que establece las cuotas de mercado cada
temporada, comenzando por definir la extensión de superficie que será
sembrada, las etapas de cultivo, etc., pero también el monto diario de cada uno
de sus varios envases (op.cit.:160).
Ello lleva a la autora a concluir que el segmento de esta cadena, que denomina
de insumo-producto “tiene una estructura de mando claramente jerarquizada e
integrada verticalmente a la empresa de origen” (op.cit.:160). La Rio Grande
Okra Sales, representa al tipo de empresas que controlan desde la producción,
corte, procesamiento y empaque, hasta la comercialización de productos
agropecuarios vendiendo directamente a clientes regulares: cadenas de
supermercados y comerciantes minoristas en Estados Unidos.
La propia Raynolds ejemplifica este tipo de estructura organizativa utilizando la
cadena de la piña en República Dominicana, la cual a la vez señala como un
ejemplo de lo que en la literatura se ha denominado la agricultura fordista. El
cultivo de este producto es controlado por grandes empresas transnacionales,
debido a la inversión de capital que requiere y por las necesidades de las
empresas de garantizar la calidad de sus frutos, por lo que centra su estrategia
de reducir costos mediante la eficiencia administrativa (Raynolds, 1994:151).
Las mismas empresas (entre las que destacan Dole Foods y Chiquita Brands)
o sus filiales en los Estados Unidos se encargan del empaque y embarque, lo
cual asegura la rapidez del envío. Para distribuir y comercializar los envíos de
piña, estas compañías venden a cadenas de supermercados y a servicios
institucionales de alimentos además de recurrir a campañas publicitarias para
promocionar sus productos con el objetivo de conservar la “lealtad a la marca”
tanto por parte de los consumidores como de las empresas (op.cit.:155).
Pedreño señala que este control vertical u organización articulada y compleja
que emplean las grandes compañías agroindustriales o agroexportadoras se
debe en gran parte al carácter perecedero de los productos que manejan, al
carácter selectivo de su demanda y estándares del mercado mundial:
…en el que el tiempo que transcurra entre la recolección y la llegada al punto
de venta es un factor de competitividad absoluto, así como las exigencias de
los mercados a los que hay que atender en cuanto a factores de
diferenciación y calidad (calibres, color, apariencia, etc.) (Pedreño, 2001:77).
21
Este tipo de políticas empresariales han sido observadas en compañías
dedicadas a la exportación frutícola en Argentina (Bendini y Steimbreger,
2002). Sin embargo, también en el análisis de las trayectorias empresariales se
muestra cómo una misma firma puede haber desarrollado diversas estrategias.
Específicamente una de estas empresas ha recurrido a la integración (de
producción-empaque-frío-comercialización), para ampliar su control en el
manejo y comercialización del producto. Por otro lado, buscando asegurar una
cantidad constante de producto, han aprovechado la modalidad de agricultura
por contrato o abastecimiento por medio de compras a intermediarios. Y
respecto a la comercialización:
El 46.5% del total de la fruta comercializada tiene como destino los mercados
de la Unión Europea por medio de “trading companies”; y en menor medida, a
EEUU. También se exporta con su propia marca, en menor volumen, a Europa
del Este y a países limítrofes […]. El resto de la producción -53.5%- se coloca
en el mercado interno, orientándose principalmente al sector de mayor calidad.
Las ventas se realizan: directamente a grandes cadenas de supermercados; a
través de puestos propios en el Mercado Central de Buenos Aires; a través de
consignatarios en Santa Fé, Rosario, Córdoba y Salta (op.cit.: 1088).
Un ejemplo más de la agricultura por contrato y control centralizado es el
trabajo sobre los procesos de producción, agroindustrialización y exportación
de hortalizas llevada a cabo por empresas establecidas en Guanajuato
(Echánove, 2004). Las agroindustrias transnacionales que la autora investiga
adquieren sus productos a través de contratos con los productores o con otras
empresas, pero la gran mayoría de éstas tienen a la vez tierras donde se
producen las hortalizas, o bien trabajan bajo el sistema de agricultura por
contrato (op.cit.: 226).
Es decir, Echánove no considera a la modalidad de agricultura por contrato un
caso de integración vertical, sino más bien de lo que ella denomina
“verticalmente coordinadas” (Echánove, 2004). En cambio, en algunos casos la
integración vertical es tal que abarca una cadena que va “...desde la semilla, la
producción en campo, el procesamiento industrial, y en algunas ocasiones, la
comercialización de sus productos en el mercado estadounidense” (op.cit.:228).
22
Cabe aquí destacar acerca del sistema de agricultura por contrato, el cual es
una forma de controlar la producción por parte de las empresas. Las
agroindustrias de Guanajuato establecen contratos con productores mediante
los cuales éstos se comprometen a venderles sus cosechas a cambio de
asesoría técnica y financiamiento. Además en el contrato queda establecido la
superficie a cultivar y los productores se comprometen a seguir las indicaciones
técnicas que el propio personal de la empresa le da, para lograr así los
estándares de calidad que necesitan (op.cit.:228-231). Entonces, bajo esta
modalidad los productores directos se someten a decisiones detalladas sobre
qué, cuánto y cuándo producir, quedando a cargo de los técnicos de la
empresa las instrucciones sobre cómo hacerlo.
Si bien estos sistemas de control centralizado, o los casos de agricultura por
contrato, poco tienen que ver con la cadena del ejote en Tenango, es
importante ilustrar las diversas formas de organización de las cadenas y el
grado de autonomía relativa que pueden tener los agentes sobre las decisiones
de la producción. En estos ejemplos el intermediarismo es poco o nulo en las
fases de producción o comercialización a nivel local. Sin embargo la
participación de compañías intermediarias para la exportación de los productos
agrícolas sí parece ser importante, sobre todo en los casos de agricultura por
contrato. Los brokers son los agentes encargados de este proceso de compra-
venta para el comercio exterior y las gestiones legales que lo acompañan, sean
ellos mismos independientes o asociados con las compañías exportadoras.
En la exportación agrícola en Michoacán (en el caso de la fresa, mango, melón
y pepino), empresas norteamericanas o brokers tienen injerencia (pero no
control ni dirección absolutos) sobre todas las etapas desde el cultivo hasta su
empaque para exportación en fresco. Ello lo logran mediante contratos de
compra-venta establecidos con uniones de campesinos ejidatarios, a través de
los cuales se comprometen a otorgar financiamientos, asesoría técnica y a
suministrar la semilla o la planta “madre”. Con esto aseguran la calidad del
producto y las cantidades requeridas para la exportación (Lera, 1987:263-264).
A decir de Lera,
23
…este procedimiento convierte al agente comprador o a la empresa como la
verdadera entidad exportadora, pasando a ser los productores simples
maquiladores de materias primas con bajo valor agregado (op.cit.:267).
Otro estudio referente a la exportación y distribución de hortalizas en los
Estados Unidos es el de la cadena internacional de frutas y hortalizas que
vincula la producción en México y su redistribución desde Texas (Calleja y
González, 1999). Los autores de esta investigación hacen una reconstrucción
de la participación de los agentes de la cadena en distintos momentos de su
organización, teniendo como actores centrales a los empresarios
embarcadores y mayoristas de la zona de Lower Río Grande Valley y San
Antonio (op.cit.:27).
Con base en su investigación Calleja y González exponen que los
empacadores del sur de Texas son “el principal eslabón de articulación de los
productores mexicanos con los compradores mayoristas del mercado
estadounidense” (op.cit.:35). Estos agentes iniciaron como productores y
fueron ampliando sus actividades hasta convertirse también en embarcadores,
encargados de comercializarlo con mayoristas de los mercados urbanos en
San Antonio, pero también en otras zonas de Estados Unidos y Canadá. Sus
estrategias para abastecerse de productos consistían en la compra de huertas
o el financiamiento a los productores para la siembra, lo que les permitió tener
un abasto seguro y constante de los productos (op.cit.:41-44).
El auge de los supermercados en Estados Unidos llevó a una reorganización
de las cadenas que permitió insertar a estas empresas, las cuales compran
directamente a los empacadores. Así se fue dejando de lado la participación de
los mayoristas de San Antonio, exceptuando a aquellos que tenían la
capacidad (por su relación con algunos empacadores) de abastecer a las
tiendas durante todo el año de determinado producto (op.cit.:44-47).
Dadas las condiciones para la expansión de los mercados de hortofrutícolas en
Estados Unidos y la necesidad de un suministro constante aún en periodo
invernal, los empresarios de Texas vieron en México las condiciones favorables
para la producción durante todo el año, por lo que buscaron nuevas zonas para
abastecerse. Los empacadores establecieron relaciones, por ejemplo, con
grandes productores de cebolla en Tamaulipas, ofreciéndoles financiamiento y
24
asesoría. Más tarde, en el afán de asegurar el abasto de cebolla en todas las
estaciones, mandaron representantes a Morelos (donde ya se producía) para
comprar y empacar la cebolla de pequeños productores (op.cit.:53-54).
Los ejemplos hasta aquí expuestos tienen como común denominador la
construcción de cadenas orientadas al mercado mundial, lo cual implica
generalmente la presencia de empresas transnacionales que tienen la
capacidad financiera y relaciones para competir en ese nivel. Asimismo
muestra cadenas espacialmente dislocadas en distintos países no sólo por
razones derivadas de buscar recursos más baratos en países dependientes
(tierra y trabajo, por ejemplo), sino que en este tipo de bienes agrícolas también
ha sido decisivo cultivar en lugares propicios para garantizar la disponibilidad
de productos frescos en todo momento y sobre todo cuando es época invernal
en los países centrales.
En cuanto al mercado interno, quiero agregar a esta revisión de diversos
trabajos sobre cadenas, algunas aportaciones de Echánove (2002) sobre el
tipo de vínculos entre las zonas productoras en el campo con los comerciantes
mayoristas de la Central de Abastos de la Ciudad de México (CEDA-DF). En su
trabajo realiza interesantes estudios de caso sobre las redes y relaciones que
se establecen entre los agentes involucrados (Echánove, 2002:16), por lo que
considero útil revisar ampliamente varios elementos del mismo. Sobre todo
considerando que algunos aspectos y características de las cadenas que
investigó son muy similares a las estrategias desarrolladas por los
comerciantes mayoristas dedicados al ejote.
En su trabajo la autora plantea la existencia de tres mecanismos de abasto
representativos entre los principales comerciantes mayoristas de esa central, la
mayor del país (y de América Latina) y que no sólo distribuye a la gran
metrópoli sino también a otras entidades. Estos mecanismos comprenden:
1) aquellas formas en que el comerciante mayorista es a la vez productor,
2) otras en las cuales el comerciante tiene un vínculo directo con el productor, y
3) formas de “abastecimiento en donde existe un tercero, intermediando entre
ambos agentes” (op.cit::103).
25
Su investigación, realizada a partir de entrevistas con los grandes mayoristas
de la CEDA-DF y trabajo de campo en las zonas productoras, ejemplifica el
funcionamiento de los mecanismos de abasto. Para ello expone cuatro estudios
de caso (limón, naranja, jitomate y aguacate), cada uno representativo de
alguna de sus tipologías (op.cit.:103-104).
Los grandes bodegueros de jitomate, por ejemplo, son a la vez productores,
con cultivos en los estados de San Luís Potosí, Baja California, Sinaloa, Sonora
y Guanajuato. Algunos participan en las fases de agroindustrialización, con sus
propias empacadoras o dedican parte de su producción al mercado
internacional (op.cit.:153). Incluso hay quienes tienen empresas
comercializadoras en los Estados Unidos para distribuir su producción en ese
país. Los empresarios agrícolas mayoristas de jitomate tienen una
particularidad que es el de tener, en mayor o menor medida, una diversificación
de actividades, pero sobre todo una alto grado de integración. Algunos
participan también como
…productor de semillas, agroindustrial, mayorista relevante, exportador,
miembro de grandes empresas agroalimentarias, inversionistas en los sectores
de servicios (transporte) e industrial, y hasta banqueros (op.cit.:166).
En cambio, los bodegueros que manejan menores cantidades de jitomate o
medianos comerciantes no son productores, y recurren a otros mecanismos de
acopio:
…entre los que resaltan los envíos que productores e intermediarios les
hacen “a comisión” o a “consignación” desde las diferentes zonas
productoras, compras directas a productores y empacadoras en el campo,
compra de huertas a productores que frecuentemente refaccionan (dan la
semilla, por ejemplo), trabajos a “medias” con productores, y compras a los
grandes mayoristas de la CEDA (op.cit.:142).
Algunos de estos mecanismos operan en el caso del jitomate y el tomate verde
que se produce en Los Altos de Morelos (Sánchez y Betanzos, 2006) y para
otras hortalizas producidas por pequeños productores en esta entidad
(Sánchez, 2006).
También este mecanismo es utilizado con frecuencia por los comerciantes
mayoristas de aguacate. Los bodegueros compran la fruta a los productores
26
michoacanos, bien de acuerdo a las distintas calidades, o por un precio fijo
toda la cosecha, y el pago se realiza 15 días después de entregado el
producto. Se tiene que destacar además que los mayoristas en este caso son
además dueños de empacadoras dentro de la misma zona, en donde se
selecciona y se empaca el aguacate en cajas de acuerdo a su calidad. Estas
mismas empacadoras se encargan generalmente del corte en las huertas.
Echánove resalta que esto no constituye acuerdos de agricultura por contrato,
puesto que los mayoristas no tienen injerencia en la producción ni en los
insumos utilizados (op.cit.:181).
La presencia de intermediarios es más común dentro de los vínculos de los
mayoristas con los productores de limón, lo cual a decir de Echánove,
…ejemplifica la que encontramos ser la cadena más larga con mayor número
de agentes, en el tránsito de los productos hortofrutícolas entre el campo y la
CEDA-DF. (op.cit.:106)
Los principales medios de abasto de limón de los mayoristas son: a) la
producción propia, b) la compra de huertas (por periodos cortos de tiempo en
que sólo las actividades de corte y cosecha corren a cargo del mayorista), c)
las compras directas en empacadoras y d) las compras en la glorieta de
Apatzingan (op.cit::113-115).
Este último resulta ser el principal mecanismo de adquisición de los
comerciantes. A dicho espacio acuden intermediarios que compran o rentan
huertas y se encargan del corte y transporte hasta la glorieta. Ahí también
concurren compradores graneleros (que después ofrecen el producto en las
centrales de abasto) y mayoristas de la CEDA-DF a comprar el limón de
acuerdo a los precios en que se encuentre en la misma central de abastos
(op.cit:: 115-116). Los mayoristas,
…adquieren el producto mediante la compra a intermediarios o “coyotes”, en un
determinado espacio comercial. Por ello la cadena de agentes que intervienen
entre el campo y CEDA-DF es productor-intermediario-mayorista. (op.cit.:115-
117).
Es interesante la consideración que hace Echánove al plantear que es sólo en
este caso en que se da un proceso de intermediación. Por mi parte considero
que mecanismos de abasto como la compra por huerta o la refacción de
27
semilla requieren igualmente de la figura de un intermediario, como se mostrará
en el caso del ejote, donde se dan algunas funciones de mediación de agentes
locales para garantizar una buena producción (crédito para insumos) y, por
consiguiente, el suministro constante al mercado.
Finalmente en las cadenas orientadas principalmente a cubrir la demanda del
mercado interno se puede comentar que si bien su estructura podría parecer
más simple porque no exigen operaciones de embarque aéreo o fronterizo (ni
los trámites respectivos) y sus consumidores se encuentran relativamente más
cercanos, los ejemplos citados indican lo contrario, existiendo en algunos casos
amplias redes y muchos agentes que participan en alguna de sus etapas desde
el campo y hasta el comprador final como se seguirá viendo en el siguiente
apartado.
1.3 Intermediarios comerciales
La mayoría de los ejemplos de cadenas que hasta ahora se han citado tienen
como actores principales de su investigación algún tipo de intermediario
comercial, sean grandes mayoristas o empresarios agroindustriales. En el caso
que nos ocupa, el intermediario comercial que nos interesa es el que media
entre el productor y el mayorista, que a la vez se encarga de coordinar las
tareas de corte y transporte.
Por ello, no podemos dejar de lado un trabajo como el elaborado por Rosales
(1979) que recopila y sistematiza diversas investigaciones sobre la operación
de los intermediarios agrícolas. Algunas de las cuales comparten
características con el sistema del ejote. En base a esta recopilación de
bibliografía sobre el tema, la autora establece clasificaciones de los
intermediarios de acuerdo a varios criterios (Rosales, 1973:38):
1) el tipo de producto agrícola
2) el ámbito geográfico dentro del que operan
3) la presencia de empresas procesadoras o agroindustriales
4) la presencia de relaciones de intercambio en poblaciones indígenas
5) los sistemas de tianguis y los comerciantes ambulantes
28
6) el papel del Estado como intermediario agrícola.
Interesa en particular profundizar en los dos primeros criterios: la clasificación
por producto y por ámbito de operación. Algunos tipos de intermediarios a los
que se refiere dentro de estos criterios ejemplifican aspectos de operación
similares de la cadena del ejote.
En su clasificación por producto, la autora realiza una revisión de los
mecanismos de intermediación en los casos específicos de cinco productos
agropecuarios (op.cit.:38). Uno de ellos es el de las hortalizas, cultivos
comerciales netamente, destinados al mercado nacional e internacional. Entre
éstos, el jitomate representa los productos para exportación (específicamente
de la parte noroeste del país). La producción y transporte está altamente
organizada gracias al apoyo monetario de las empresas exportadoras y
distribuidoras. Gran parte de los que se menciona acerca de la formación y
funcionamiento de la cadena del jitomate es muy similar a lo explicado años
después por Calleja y González (1999) y Echánove (2002, 2004), en el sentido
de que la producción en México y la distribución y empaque en Estados Unidos
está a cargo de agentes distintos. A decir de Rosales
…el control de la producción nacional se ejerce desde el exterior a través de su
financiamiento y su distribución, lo que permite la apropiación del excedente de
los productores mexicanos (Rosales, 1979:43).
Es diferente el caso de las hortalizas destinadas al mercado nacional y que
abastecen a la Ciudad de México. La mayoría de ellas proviene de los estados
de Puebla, Morelos, México, Hidalgo, Tlaxcala y Querétaro. En los años
setenta, cuando Rosales realizó este trabajo, los canales de distribución a los
que tenían acceso los productores eran el tianguis y los embarcaderos de
Xochimilco y San Gregorio o el mercado de Jamaica.
Sin embargo, lo más común era la compra de las huertas por parte de
comisionistas o mayoristas de la Merced y de Jamaica, además de la
participación de acaparadores locales. A no ser que el propio productor contase
con transporte y forma de comercializar su cosecha en algún mercado, lo que
raramente era posible (op.cit.:43), el productor forzosamente tenía que recurrir
a alguno de estos compradores. Esto último sigue siendo una constante para
29
los productores de ejote en Morelos, quienes no cuentan ni con el capital ni el
conocimiento del mercado necesario para manejar por sí mismos la producción
y comercialización de su ejote.
Con esta lógica puede afirmarse que no hay un solo tipo de intermediarios en
una misma cadena. Rosales, por su parte, señala la existencia de
…diferentes tipos de intermediarios que se encuentran ubicados en una
secuencia ascendente y descendente dentro del aparato distributivo. El lugar
que ocupan en esta secuencia corresponde frecuentemente al ámbito
geográfico en el que realizan sus operaciones. (op.cit.:53)
De acuerdo a ello, los tipos de intermediarios que figuran entre el productor y el
consumidor final pueden ser: acaparadores locales, acaparadores regionales,
mayoristas del mercado central, medio mayoristas, detallistas y menudistas.
Dentro de una cadena pueden estar presentes o no todos los agentes
mencionados. Por el tipo de cadena que investigamos se hará énfasis en los
dos primeros, cuyas características se asemejan a las de los intermediarios del
ejote.
El acaparador local se ubica dentro de las comunidades, dedicado a la compra-
venta de productos. Lo común es que otorguen préstamos de semilla o dinero y
el productor queda comprometido a venderle su cosecha. Algunas veces
poseen cargos religiosos o civiles o bien son dueños de tiendas, lo cual habla
de que tienen cierto poder (simbólico, político o económico). También suelen
estar relacionados con comerciantes más poderosos (op.cit.: 53-55). En su
listado de casos, la autora hace hincapié en su posición de comerciante de
objetos fabriles y los altos créditos que cobran por los préstamos hechos.
El segundo eslabón que Rosales considera, son los acaparadores regionales,
de los cuales señala que:
…en la mayoría de los casos están vinculados al mercado central, de donde
consiguen el crédito que proporcionan a los productores importantes que caen
bajo su esfera de influencia y a los acaparadores locales y pequeños
agricultores. Frecuentemente relacionan sus actividades con el transporte, el
almacenaje y la venta de implementos agrícolas como maquinaria, insecticidas,
fertilizantes, herbicidas, semillas mejoradas, etc. (op.cit.:56)
30
Este modelo ideal podría ser representado por el intermediario comercial del
ejote, que cuenta con apoyo por parte de los mayoristas de las centrales de
abasto para otorgar financiamientos o préstamos en semilla, con el objetivo de
tener una cartera de clientes seguros durante la temporada. Lo mismo sucede
con el ejemplo que la misma Rosales (op.cit.:57) expone sobre los
intermediarios en Tula (Hgo.) que proporcionan créditos a los productores.
En otro nivel de la cadena se encuentran los miembros del mercado central o
mayoristas, es decir “aquellas personas o instituciones en las que converge el
proceso distributivo, tanto en el ramo de la oferta como en el de la demanda”
(op.cit.:57). Estos agentes poseen bodegas para almacenar el producto y su
venta a los detallistas, e incluso algunas veces camiones o camionetas para su
transporte. Rosales trata los casos de los bodegueros de la Merced y el
marcado de Jamaica, y los acaparadores de copra y café. En algunos casos,
los mayoristas no llegan a ser dueños del producto y funcionan como
corredores, es decir “obtienen ganancias por el conocimiento que tienen del
mercado para relacionar a diversos componentes del mismo” (op.cit.:61), y
añadiría que su ganancia la obtienen por colocar el producto en el mercado lo
que aparece como el beneficio de proporcionar un lugar físico (bodega) del que
son propietarios (o rentistas), adonde concurren los compradores.
Un estudio que ahonda sobre estos intermediarios es el realizado por Héctor
Castillo (1987), en el que describe las características más significativas de los
comerciantes mayoristas de la Ciudad de México. Con el trabajo de Echánove
se ha descrito ya los mecanismos de los bodegueros para abastecerse de sus
productos, distinguiendo entre pequeños, medianos y grandes comerciantes.
En este caso, Castillo identifica cinco estratos diferenciados de mayoristas: a)
Mayoristas de mayoristas, b) Mayoristas grandes, c-d) Mayoristas medianos y
chicos y e) Mayoristas intermitentes.
Los “mayoristas de mayoristas”, explica, tienen su origen en grupos familiares,
controlan grandes extensiones de tierra de las cuales se abastecen, ya sea
porque son de su propiedad o por algún otro tipo de control. Su organización y
forma de trabajo es muy similar a lo descrito por Echánove (2004:166) respecto
a los mayoristas de jitomate, puesto que generalmente son a la vez
exportadores, agroindustriales, transportistas y agricultores.
31
Los mayoristas de ejote en cambio, podrían ser clasificados como “mayoristas
grandes”, en el sentido de que
…mantienen ligas directas con las zonas productoras, financiando a pequeños
y medianos productores y sosteniendo relaciones de venta de los productos
con grandes compradores. (Castillo, 1987:281)
Quisiera agregar dos importantes anotaciones de Castillo (1987) y Echánove
(2004) que en su momento se verá cómo se presentan e influyen en el estudio
de caso. Primero el hecho de que la mayor parte de los comerciantes
mayoristas se sostiene y funciona en base a redes familiares. Ambos autores
destacan que las bodegas son manejadas por varios miembros de una misma
familia, dividiendo las tareas entre ellos. Algunos se encargan de la producción
en campo o bien de las labores de exportación o agroindustrialización.
Segundo, el hecho de que la mayor parte de las transacciones que realizan
estos comerciantes se dan en base a “pactos implícitos” (Castillo, 1987:282).
Los contratos no se realizan de manera escrita y su cumplimiento mucho
depende de cuestiones de “confianza” o “lealtad”. A decir de Castillo: “el hecho
de que las transacciones comerciales no se efectúen de manera escrita, con
notas y recibos, es propia de la típica circulación de alimentos” (ibid.).
Finalmente hay que señalar el papel relevante que han adquirido estos
intermediarios gracias al financiamiento que otorgan, y en virtud de ello su cada
vez mayor influencia sobre los cultivos, y las decisiones que los productores
toman sobre qué y cuándo sembrar. Con todo, su función principal sigue siendo
…la recepción y acaparamiento de alimentos con orígenes diversos (que
muchas veces provienen de muy pequeños productores y empresas), los
cuales no tendrían posibilidad directa de llegar a los consumidores para
concentrar grandes volúmenes que son vendidos normalmente a otros
comerciantes […] quienes expenden estos productos dentro del proceso de
distribución (op.cit.:275).
1.4 Algunas reflexiones finales
Como ya se mencionó, en general para nuestro estudio se tomarán en cuenta
los planteamientos de Dannhaeuser, Gereffi y Korzeniwicz y González. El uso
32
de categorías como canales, cadena o campos empresariales permite entender
un conjunto de fases interconectadas que funcionan alrededor de la
producción, distribución y consumo de mercancías.
Más interesante aún es la propuesta de analizar una serie de relaciones
sociales que intervienen en la cadena, y que se ven condicionadas y a la vez
condicionan el funcionamiento de la misma. El interés en el conflicto, pugnas y
negociaciones también se presenta como una de las características
importantes en estos aportes y que serán retomados en este trabajo.
En términos más generales es muy importante resaltar que consideramos que
para el análisis de las cadenas de producción y comercialización podemos
adquirir una mayor comprensión en la medida en que las concibamos como
procesos multidimensionales y cambiantes. En ese sentido las aportaciones de
Polanyi (1976) sobre el sistema económico, que se retoman más adelante, son
sugerentes ya que permiten explicar la dinámica al interior de la cadena
además del papel esencial de las instituciones no económicas (en este caso las
relaciones sociales “informales”) en un ámbito que a primera vista es
puramente económico.
Una fase o nodo importante de la cadena del ejote es la participación de los
intermediarios comerciales, sobre los cuales se hace un énfasis particular a lo
largo de esta presentación. Se analizará su participación en esta cadena y su
mayor o menor influencia en la misma.
33
2. Notas sobre el cultivo del ejote y su escenario en Morelos
El cultivo de las hortalizas en nuestro país ha ido en aumento en los últimos
años como consecuencia de su creciente demanda por parte de los
consumidores. Debido a lo cual han pasado a ser un rubro importante en la
agricultura de México, sobre todo a partir de la década de los noventa.
Algunos autores plantean que al igual que la demanda interna, se han
incrementado las necesidades de exportación principalmente hacia los Estados
Unidos, y con ello ha habido un desarrollo de las agroindustrias dedicadas a la
congelación, procesamiento y empaque de diversas hortalizas (Gómez y
Caraveo 1990; Patlán y Trujillo, 2001; Rubio 2004; Echánove 2004); asimismo
algunos autores subrayan que dicha evolución no es ajena al impulso del
modelo neoliberal en el medio rural.
De esta forma existen estados dedicados mayormente a la exportación y la
agroindustrialización como Sinaloa, Sonora, Baja California, Guanajuato o
Aguascalientes, y otros como Hidalgo, Michoacán, San Luís Potosí o Morelos,
cuya producción se destina principalmente al mercado interno (Lara 2001;
Schwentesius y Gómez 2001).
En las primeras entidades predominan grandes empresas nacionales y
trasnacionales, que cuentan con elevada inversión de capital, infraestructura y
tecnología de punta, que se rigen por estándares internacionales de calidad y
precios, así como fuerte participación en las cadenas de supermercados del
país. En contrapartida, en las segundas entidades la composición social de los
productores es más heterogénea, pero puede afirmarse que predomina la
agricultura en mediana y pequeña escala, con notable presencia de
campesinos dedicados a la agricultura comercial que emplean limitada
tecnología.
Tal es el caso de los productores morelenses de ejote, y en general de la
mayoría de los cultivos producidos en el estado. Se trata de campesinos
minifundistas con tierras de irrigación, mínima mecanización, alto uso de
agroquímicos y fertilizantes y cuyos productos se destinan en gran medida al
mercado nacional a través de las centrales de abasto cercanas. Algunos
34
autores señalan un proceso de separación y especialización entre regiones
(Guzmán, 2005; Schwentesius y Gómez, 2001) que hace posible identificar
claras diferencias. Schwentesius y Gómez en su tipología de las regiones
productoras de hortalizas, incluye a Morelos dentro de una “producción
comercial de nivel tecnológico medio-alto para el abasto nacional en diferentes
estados (…) con gran vinculación con la Central de Abasto del Distrito Federal
(CEDA)” (Schwentesius y Gómez, 2001:3).
En las siguientes páginas se ofrece un panorama general sobre la producción
de hortalizas y posibles explicaciones de su auge reciente en el estado, así
como sobre el aumento en la producción de ejote a nivel estatal. Este
incremento en los volúmenes de producción se ha reflejado en la ampliación de
las superficies, y nuevos municipios se han sumado al cultivo de este producto
conformándose lo que aquí se denomina como las “nuevas zonas ejoteras”. Es
necesario advertir, como se señaló en la introducción, que la referencia a
Tenango es un ejemplo de lo que sucede en un panorama más amplio y
permite señalar algunas de las características comunes que comparten estas
nuevas zonas.
2.1 La producción en Morelos y en México
En el contexto estatal, el desarrollo de la producción de hortalizas para su
comercialización está relacionado con diversas transformaciones en el modelo
y la orientación de las políticas agrícolas gubernamentales. Guzmán (2005)
señala, en este sentido, la modernización del campo morelense desde los años
treinta y los cambios que ha tenido vinculados a este proceso, “desde las
tecnologías, la dinámica de los mercados de productos así como en el
movimiento de la fuerza de trabajo, las instituciones oficiales vinculadas al
agro, las prácticas campesinas, etc.” (op.cit.: 92).
Desde esa década las políticas de gobierno se dedicaron a impulsar los
cultivos comerciales mediante la construcción de obras de riego, la
implementación de agroquímicos y fertilizantes, y la introducción de cultivos
como el cacahuate, frutales y oleaginosas. Para los años cuarenta empezaron
a utilizarse innovaciones tecnológicas como semillas híbridas y maquinaria
35
agrícola, todo con el objetivo de intensificar la agricultura del país y orientarla
hacia fines comerciales (op.cit.: 93).
En Morelos la producción de hortalizas ha venido en aumento a partir de los
años setenta en conjunto con el desarrollo de la producción de sorgo y en
detrimento del cultivo de granos básicos como maíz, arroz o fríjol (Oswald,
1992; García, 1992; Sánchez, 2006). Ello permitió que cultivos como el jitomate
y la cebolla, y en general las hortalizas, empezaran a perfilarse como los más
importantes a nivel comercial, en cuanto al volumen como al valor de la
producción, representando una alternativa para ejidatarios y pequeños
propietarios que tenían acceso a tierras irrigadas y otros recursos.
El abandono relativo de la producción de granos básicos en los años setenta se
dio fuertemente asociado a la disminución de créditos por parte del gobierno, y
a los programas orientados a importar estos productos a bajos precios. El
cultivo de sorgo y forrajes por el contrario se introdujo en el estado, gracias al
fomento por parte de diversos programas gubernamentales (que prestaban
dinero y otorgaban asesoría técnica) y al auge de la actividad ganadera en el
país (Oswald, 1992; García, 1992). Puede afirmarse entonces, que el aumento
o disminución del tipo de cultivos producidos en el estado depende de factores
externos “determinados muchas veces por los requerimientos de materia prima
de las agroindustrias nacionales y transnacionales; o bien por exigencias de la
ganaderización del país” (García, 1992:152).
En cuanto a los productos hortícolas, varios factores influyeron para su
introducción exitosa en el campo morelense3: principalmente la proximidad con
los centros de comercialización mas importantes del país, los recursos
naturales y las condiciones climáticas del estado (Guzmán, 2005:94). Como ya
se mencionó, el cambio en las prácticas alimenticias de los consumidores ha
propiciado el cultivo de estos productos a nivel nacional, Oswald, por su parte,
señala que en Morelos existe:
…una fuerte interdependencia entre los diferentes procesos de desarrollo y la
agricultura. El turismo, junto con el fenómeno de la industrialización y la
3 Algunos autores mencionan el término hortoculturización para indicar el auge de estos
productos a nivel nacional en los últimos cuarenta años (Schwentesius y Gómez, 2000, cit. en Lara, 2001).
36
urbanización, influyeron directa e indirectamente en el campo. A partir de 1970
se inició un proceso de agroindustrialización y cambios en los cultivos
comerciales, los cuales respondía, entre otras, a las demandas cambiantes de
alimentos (carne, huevos, leche, frutas y verduras) provenientes del sector
urbano de clase media-alta y del sector hotelero (Oswald, 1984:94).
Debido a la cercanía con el centro de redistribución más importante del país la
producción hortícola morelense se destinó principalmente para el consumo
nacional a través del sistema de comercialización de la Central de Abastos de
la Ciudad de México y en menor medida por la de Cuautla. Desde la década de
los ochenta la agricultura del estado se reorganizó en base a su función
subsidiaria de éstos y otros centros regionales (Ávila, 2001:30), lo que
favoreció el desarrollo de la horticultura y el aumento en los precios de los
productos. A decir de Ávila (2001:32) “la existencia de la agricultura comercial
está relacionada con las modalidades de abasto de la Ciudad de México y otros
grandes centros urbanos, cercanos o colindantes con el estado de Morelos”.
Todos estos aspectos favorecieron el hecho de que los campesinos y
pequeños productores morelenses vieran a la horticultura como una producción
con altas posibilidades de ganancia. La cercanía con las centrales de abasto,
las redes de comunicación accesibles, la disposición de recursos (tierra y
agua), y el impulso de las políticas gubernamentales convirtieron al cultivo de
hortalizas en una producción exitosa y altamente arraigada en Morelos.
Ya desde inicios de la década de 1990 García (1992: 143) señala al jitomate, la
cebolla y el tomate dentro de una lista de los diez cultivos más importantes en
el estado. A finales de esa década Sánchez (2006: 152) menciona que estos
mismos productos siguen siendo muy destacados y además otras hortalizas
van adquiriendo relevancia por el valor de su producción, como el pepino, la
calabacita y el ejote. Para los años 2003, 2004 y 2005 el ejote ocupó por el
valor de la producción estatal el séptimo, octavo y quinto lugar
respectivamente, dentro de los cultivos cíclicos, y en el 2006 dicha hortaliza
mantuvo la quinta posición4.
4 SAGARPA, Delegación Morelos, programa de fomento agrícola 2003-2006
37
A nivel nacional la producción de frijol ejotero tuvo un crecimiento continuo
desde 1996 a 2006 en la superficie cultivada, lo que equivale a un aumento del
16.9%, mientras que en el estado de Morelos dicho aumento representó más
del 140%, siendo que en ese último año se sembraron 3,318 hectáreas. Ello
refleja que en la agricultura del estado la tendencia de tal cultivo está muy por
encima de la que sigue a nivel nacional. Como resultado, Morelos ha
incrementado su participación en el total del volumen de producción de ejote
del país de un 15.1% en el año de 1996, a un 31.8% en 20065.
5 Datos SIACON SAGARPA 1996-2006
Valor de la producción
de ejote en Morelos
Año
Participación
porcentual en
los cultivos
cíclicos
1996 2.59%
1997 2.77%
1998 2.19%
1999 2.50%
2000 4.05%
2001 6.68%
2002 7.80%
2003 5.23%
2004 4.88%
2005 7.95%
2006 7.66%
Fuente: Elaboración propia con datos de SIACON de SAGARPA
38
Así, Morelos se ha presentado desde los últimos diez años como un importante
productor de ejote junto a Sinaloa e Hidalgo. Baste decir que la producción de
estos tres estados de los años 1996 al 2006 representa en promedio el 71% de
la superficie de producción total nacional6.
Desde el año 2000 Morelos pasó de ser el tercer estado con más hectáreas
dedicadas al cultivo de ejote al primer lugar, ocupando la posición que antes le
correspondía a Sinaloa. En cuanto al volumen de producción, del año 2000 al
2006 Morelos ha cosechado en promedio el 34.42% del total nacional, con
máximos de hasta 40% durante la temporada 2002-2003.
6 Datos SIACON SAGARPA 1996-2005
Crecimiento nacional y estatal de la superficie de cultivo del ejote
FUENTE: Elaboración propia con datos de SIACON de SAGARPA.
0
1000
2000
3000
4000
5000
6000
7000
8000
9000
10000
11000
12000
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Su
pe
rfic
ie (
He
cta
rea
s)
Nacional
Morelos
39
El hecho de que Sinaloa haya disminuido su participación en la producción a
nivel nacional probablemente responde a la especialización de las empresas
agroindustriales que allí operan en cultivos destinados a la exportación y que
por su valor tienen un mayor atractivo comercial7.
De tal forma Morelos ha concentrado parte de la producción que antes se
cultivaba en estados como Sinaloa o Tamaulipas8. Por similares razones
Hidalgo ha cobrado importancia como abastecedor del mercado nacional.
A pesar del desinterés de las empresas líderes en el mercado mundial de
hortalizas y productos frescos, las exportaciones nacionales de ejote a los
Estados Unidos han aumentado en proporciones importantes en los últimos
años. De acuerdo con registros de ese país, se compraron cerca de 222
7 Un ejemplo de esta especialización es el éxito del jitomate rojo madurado en campo y con
larga vida de anaquel que fue introducido hace apenas una década durante la temporada 92-93 y que desde 1994-1995 todos los productores de Sinaloa lo cultivaban (Schwentesius y Gómez, 2001:18). Schwentesius y Gómez, en su artículo sobre la competitividad hortícola mexicana en el mercado norteamericano (2001) mencionan que este estado exporta el 50% del total nacional en hortalizas, de las cuales las principales son el jitomate, el chile bell y la calabaza. 8 Esto independientemente de que la gráfica pueda mostrar una relativa disminución de la
producción en 2005 y 2006 respecto al 2004.
Volumen de la producción nacional y de los principales estados
productores de ejote
0.00
20000.00
40000.00
60000.00
80000.00
100000.00
120000.00
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
To
ne
lad
as
Nacional
Morelos
Sinaloa
Hidalgo
Fuente: Elaboración propia con datos de SIACON de SAGARPA
40
toneladas en el año 2000 y más de 11,650 toneladas tan solo en los meses de
enero a junio durante el 20079.
En el trabajo de campo hemos detectado que el ejote producido en Morelos ha
participado en esas cuotas de exportación, sobre todo en los meses de
diciembre, enero y febrero, cuando la producción en el estado es de buena
calidad y hay una alta demanda en el país vecino. No existen registros oficiales
del monto que representa en la producción estatal ya que no figuran como
ventas al exterior pues constatamos que durante esos meses hay agentes
comerciales que compran huertas de ejote10 para llevar el producto a
empacadoras en Puebla y otras regiones para el comercio externo. Otros
autores ya han señalado dicho tipo de prácticas, Saldaña (2006:2), por
ejemplo, ha registrado cómo una empresa ubicada en el sur de Morelos realiza
compras de 40-50 toneladas diarias de esta hortaliza a los productores locales
para empacarlas y enviarlas a sus clientes en Estados Unidos11.
9 Datos: Agricultural Marketing Service, USDA, Report by movement Annual Market News with
Commerce Import Data, años 2000 y 2007, Green Beans variety 10
La “compra de huertas” es una práctica ahora común en el estado, los productores venden sus huertas poco antes de la cosecha y el comprador se encarga del corte y transporte del producto. El precio de la huerta depende del valor del ejote en el mercado, la calidad de la huerta y su posible rendimiento. 11
Dicha empresa se dedica principalmente a la exportación de angú u okra, pero ha diversificado su oferta a otras hortalizas, incluyendo el ejote.
Fuente: Elaboración propia con datos del Agricultural Marketing Service, USDA, Report by movement Annual Market News with Commerce Import
Data, 1999-2007, Green Beans variety
Exportación México-Estados Unidos
0
500
1000
1500
2000
2500
3000
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007*
Un
idad
es 1
0 m
il lb
.
41
Si bien una parte del ejote cultivado en Morelos se destina para el mercado
exterior por medio de distintos canales, se debe hacer énfasis en que la mayor
parte de la producción ejotera morelense se dedica al mercado nacional a
través de su comercialización y redistribución en las centrales de abasto
cercanas.
Morelos tiene una ubicación privilegiada en cuanto a su cercanía con el
mercado mayorista más importante del país: la Central de Abastos a la Ciudad
de México. La mayor parte de la producción ejotera del estado se destina a
esta central (vía carretera Cuautla-Chalco) lo cual lo convierte, a su vez, en el
más importante abastecedor para el consumo nacional. En el mismo sentido al
estado le favorece la corta distancia entre las zonas productoras del estado con
las centrales de abasto de la ciudad de Puebla y Huixcolotla en el estado de de
Puebla, distancia que se redujo aún más gracias a la reciente construcción del
tramo carretero Jantetelco-Atlixco12.
Por último, pero no menos importante, habría que señalar que otra de las
probables razones por las que la producción de ejote se ha multiplicado es su
preferencia entre los productores morelenses sobre otros cultivos. Ello se debe
a las bondades que a los ojos de los productores ofrece: por un lado, se trata
de un cultivo comercial de alta demanda que en ocasiones suele alcanzar
buenos precios, mientras que sus costos de producción son relativamente
bajos; por otro lado, es un cultivo de ciclo corto (que en sesenta días promedio
puede cosecharse), cuya inversión se recupera prontamente y que por su
duración permite además sembrar otros productos en las mismas parcelas.
Los campesinos de Morelos tienen una vasta experiencia en la producción de
cultivos comerciales entre los cuales los más importantes han sido el jitomate y
la cebolla. En el primer caso, se trata de un cultivo costoso en la que se han
especializado los productores de la región de Los Altos de Morelos (Sánchez
2005). En el caso de la cebolla ha sido un producto para comercialización y
exportación muy exitoso en la región centro y oriente del estado, sin embargo
en recientes años los precios han disminuido significativamente y los costos de
12
Anteriormente la vía mas rápida de comunicación entre la ciudad de Puebla y las zonas productoras era utilizando la carretera federal de Jantetelco hacia Izúcar de Matamoros, y de ahí hacia Atlixco y Puebla, lo que significaba un trayecto de 76 kilometros. Actualmente la distancia se redujo a 55.1 kilometros y el camino es de mejor calidad.
42
producción han subido (alrededor de $50,000 pesos por hectárea), por lo que
pocos productores quieren correr con los riesgos de pérdidas de mayor
magnitud. Ante tal situación, muchos de los que anteriormente se dedicaban a
este último cultivo, ahora siembran ejote, pues aunque su mercado es muy
especulativo, requiere una inversión máxima de $20,000 pesos por hectárea y
este costo puede ser aún menor13.
2.2 Expansión de la producción en Morelos y las “nuevas zonas ejoteras”
El incremento del cultivo de ejote estatal en superficie, volumen y valor, y la
cada vez mayor participación de Morelos a nivel nacional, debe explicarse por
la expansión del cultivo sobre todo a partir de los últimos cinco años. No es
sólo que los municipios que desde hace tres décadas se dedican a la siembra
de frijol ejotero hayan aumentado su producción, sino también la participación
de nuevos municipios dentro de la explotación comercial de esta hortaliza.
Los mayores productores de ejote en el estado han sido los municipios de
Ayala y Cuautla, cuyo volumen de producción además ha ascendido
considerablemente en los últimos cinco años. Aunado a ello, en el oriente de
Morelos otros municipios como Axochiapan, Tepalcingo, Jonacatepec y
Jantetelco contribuyen cada vez más en la explotación de este producto. Desde
el año 2000 estos municipios han participado de la producción ejotera estatal
ubicándose en los primeros cinco lugares, siendo que en la década de los
noventa no formaban parte de esta lista.
13
Estos precios son cálculos aproximados por los propios campesinos, durante la temporada 2006-2007.
43
Al aumento y expansión de la superficie sembrada en el estado hay que añadir
otro factor, el hecho de que el rendimiento promedio durante estos mismos
últimos cinco años ha crecido igualmente. Para el año 2000 el rendimiento
promedio fue de 7.5 toneladas por hectárea y en el 2006 fue de 10.31
toneladas, con un máximo de 11 toneladas en el 200314.
Los cuatro municipios a los que se ha expandido el cultivo del ejote son los que
yo denominaré las “nuevas zonas ejoteras”, en donde se encuentra el espacio
geográfico de nuestro estudio: la comunidad de Tenango, en el municipio de
Jantetelco.
La importancia de la expansión de la producción ejotera ya ha sido planteada
por Sánchez (2005), quien señala además la descentralización de ciertas
actividades de los viejos centros de operación como Tenextepango, y el
surgimiento de nuevos centros, tanto en Jantetelco como en Axochiapan:
El surgimiento de más de un punto de reclutamiento y contratación de mano de
obra migrante por zona refleja el desarrollo y amplitud de los cultivos señalados,
14
Datos SIACON SAGARPA, Años Agrícolas 2000, 2003 y 2005
Fuente: Elaboración propia con datos de SAGARPA, Programa de fomento agrícola (Distrito Zacatepec Galeana), año 2005
Situación porcentual de la superficie
sembrada de los principales municipios
productores
47%
31%
6%
5%
5%
4%2% AYALA
TEPALCINGO
CUAUTLA
AXOCHIAPAN
JONACATEPEC
JANTETELCO
Restantes
44
así como el interés de los productores alejados de los centros primarios por
generar fuentes propias de abastecimiento de fuerza de trabajo, ahorrando
costos y simplificando la organización de la cosecha. El caso más palpable es la
zona ejotera, donde hasta hace una década sólo bastaba con la oferta de mano
de obra de Tenextepango (Sánchez, 2005).
Los cuatro municipios señalados se encuentran en el oriente del estado de
Morelos. Dicha área la caracterizó claramente Arturo Warman (1976:20) quien
estableció una delimitación geográfica y social que cubre una extensión de 700
km2, y en la que incluía además de los municipios referidos a los de Tetela del
Volcán, Zacualpan de Amilpas y Temoac. A su vez se divide en tres subáreas:
tierra fría, tierra templada y tierra caliente. La primera y la segunda se
distinguían por una producción frutal y por cultivos de ciclo corto como el
Fuente: Elaboración propia con base en mapa INEGI
45
jitomate, la cebolla, el ejote, el arroz y la alegría, principalmente en tierras de
riego, además de la producción de maíz y trigo para el autoconsumo en tierras
de temporal.
La tierra caliente corresponde a la zona de interés en este estudio, ubicada por
debajo de los 1,500 metros de altura, partiendo de las comunidades de
Jantetelco y Amayuca (op.cit.: 27). Es una zona árida con clima templado, con
temperaturas entre los 22ºC y los 24ºC y una precipitación media anual por
debajo de los 1,000 mm. Aun cuando la mayor parte de las tierras son de
temporal, existen zonas irrigadas por agua proveniente del río Amatzinac
(Jantetelco, Amayuca, Jonacatepec, Chalcatzingo y Tenango), de manantiales
o del Canal Tenango (Atotonilco, Tetelilla y Tepalcingo), o bien por medio de la
construcción de pozos de extracción y bordos (Telixtac, Atlacahualoya y
Quebrantadero) (op.cit.: 28). En la época de su estudio Warman registró que la
principal producción agrícola era de cultivos de arroz, jitomate, cebolla y chile.
En general Warman define al oriente como una “zona rural y agrícola” (op.cit.:
29), en donde la mayor parte de la población se dedica al campo, y añade que
esta producción local se destina para el consumo nacional, principalmente por
medio de los mercados del Valle de México como la Merced. El maíz era el
único cultivo extendido en las tres subáreas y era destinado al autoconsumo e
intercambio regional.
El oriente ha sido netamente agrícola desde la época prehispánica, y un
importante centro abastecedor de otras regiones. Durante la época de la
colonia se establecieron las haciendas azucareras de Santa Clara y Santa Ana
Tenango, ambas propiedad de un mismo dueño y que en 1897 ocupaban un
terreno de 68,182 hectáreas (op.cit.: 23), superficie que además cubría al área
oriente casi en su totalidad. A principios del siglo XX, con la reforma agraria,
estas haciendas tuvieron que repartir sus tierras entre los poblados de Telixtac,
Marcelino Rodríguez, Tlalayo, Axochiapan, Atlacahualoya, San José, Tetelilla,
Jonacatepec, Atotonilco, Ixtlico el Chico, San Miguel Ixtlico, Amayuca,
Chalcatzingo, Jantetelco, Amacutlapico, Tlayca, Jonacatepec, y otras
poblaciones de la tierra norte (González y Embriz, 1984:294-296).
Recientemente, a inicios de la década pasada, los municipios de Jonacatepec,
Jantetelco, Axochiapan y Tepalcingo habían alcanzado una fuerte producción
46
agrícola comercial (García, 1992:150-151). En su clasificación de los sistemas
agropecuarios en Morelos, García (op.cit.) distingue dentro de estos municipios
orientales una zona sur-oriente con una producción de temporal de sorgo y
maíz, y una importante actividad ganadera; y, por otro lado, una zona de riego
centro-sur, que produce principalmente cebolla, caña, arroz y hortalizas
destinados a la agroindustria, al consumo nacional y a la exportación. El autor
agrega una zona de especialización en el cultivo de cacahuate para su
procesamiento en algunas poblaciones del oriente (Temoac y Tenango).
Actualmente, las “nuevas zonas ejoteras” comparten no sólo la vocación
agrícola de estos municipios, sino además algunas características ya
señaladas que han facilitado su orientación mercantil. Los cuatro municipios
poseen similares características físico-bióticas que limitan y condicionan su
producción agrícola, de aquí que figuren como cultivos principales -además del
ejote-, el elote, la cebolla, el pepino y la calabacita, junto con el cultivo de sorgo
y el frijol. Las primeras hortalizas se cultivan básicamente bajo riego, mientras
los últimos cultivos ocupan tierras de temporal.
Toda la producción hortícola de las nuevas zonas ejoteras se realiza en tierras
irrigadas. Dado que no hay una afluente constante de agua en estas zonas, los
productores han recurrido a diversas tecnologías hidráulicas para la obtención
y manejo de este recurso. Así, por ejemplo, se utiliza el agua almacenada de la
temporada de lluvias y de las dotaciones de agua del Canal Tenango, en
bordos o jagüeyes de algunas poblaciones. Por otro lado, en la zona existen
100 pozos de extracción, la mayor parte de ellos ubicados en los municipios de
Tepalcingo y Axochiapan, además de dos presas derivadoras (Cayehuacan y
Los Carros) en Axochiapan y una presa de almacenamiento (El Abrevadero) en
Jantetelco15.
Las cosechas de ejote en Jantetelco, Axochiapan, Jonacatepec y Tepalcingo
se concentran durante la temporada de Otoño-Invierno, entre los meses de
noviembre y abril. El cultivo del frijol ejotero tiene un ciclo corto de alrededor de
50-65 días, siendo las primeras siembras por lo regular en el mes de agosto y
15
Fuentes: CNA, Subgerencia de evaluación y modelación hidrológica, “Determinanción de la disponibilidad de agua en el acuífero valle de Tepalcingo-Axochiapan, Estado de Morelos, Abril 2002, y entrevistas con productores y comisariados ejidales en 2007.
47
las últimas en febrero. Cabe señalar además que la cosecha del ejote implica
dos o tres cortes dependiendo de la calidad de la huerta, separados entre sí
por siete a diez días. El primero de esos cortes es comúnmente llamado
“limpia” y es el mejor de los tres en cuanto a volumen, mientras que el tercero
llamado “arrastre” arroja muy poca producción, e incluso algunas veces ya no
lo realizan los productores. En total por los tres cortes, una huerta tiene un
rendimiento promedio de 9.62 toneladas por hectárea16.
Los productores son en su gran mayoría ejidatarios que cuentan con alrededor
de 5 a 10 hectáreas y que siembran huertas pequeñas, generalmente de 5 y
hasta 20 tareas17. Debido a la escasez de tierras de irrigación la renta de
tierras para cultivos comerciales es muy común entre los productores de la
zona.
El costo de producción de esta hortaliza es relativamente bajo, generalmente
oscila entre los $12,000 y $15,000 por hectárea, aunque ello puede
aumentarse considerablemente dependiendo del uso de agroquímicos, con lo
cual puede alcanzar un costo de hasta $20,000. Esta inversión incluye los
gastos de semilla, barbecho, siembra, surcado y riego, pago a los jornaleros y
compra de agroquímicos (fertilizantes, insecticidas, herbicidas, fungicidas y
foliares).
Las labores de producción son realizadas en su mayor parte por el dueño de la
huerta, que se ayuda empleando a algunos jornaleros locales, sobre todo para
la siembra y el riego. Pero, en lo referente a la cosecha, el ejote demanda una
alta cantidad de mano de obra que requiere de la contratación de cuadrillas.
Éstas se componen de jornaleros migrantes provenientes de la región de la
Montaña de Guerrero que se han especializado en esta labor.
Dichas cuadrillas trabajan bajo la dirección de un capitán, encargado de
organizar el corte y conseguir trabajo en diferentes huertas, estableciendo
contratos verbales con los propios productores o con intermediarios
comerciales. Para acceder al mercado de trabajo los capitanes y las cuadrillas
han recurrido a instalarse en comunidades cercanas a las zonas productoras,
16
Datos SIACON-SAGARPA, 2005 17
Una “Tarea” es una unidad de medida usada comúnmente por los productores de la zona y equivale a la décima parte de una hectárea. Cabe señalar que la superficie restante de tierras con que cuentan los ejidatarios son mayormente de temporal.
48
de manera tal que se han ido conformando algunos centros de contratación de
mano de obra.
El centro de contratación para el corte del ejote más importante en Morelos es
Tenextepango, ubicado en el municipio de Ayala, en la región centro-sur del
estado. Sánchez (1996, 2006) ha señalado que este centro se creó en parte
por la llegada de capitanes y cuadrillas que se establecieron temporalmente en
la comunidad, y por la presencia de oficinas de transportistas encargadas de
llevar el ejote hacia los lugares de comercialización. Por diversos estudios
(Sánchez 1996, 2006), se sabe de la presencia de capitanes y jornaleros
migrantes en Tenextepango desde hace más de 30 años, abasteciendo la
demanda de trabajo de los municipios de Ayala y Cuautla.
Desde hace aproximadamente 10 años, en la zona oriente se han conformado
otros lugares de contratación de trabajadores eventuales. En el poblado de San
Ignacio (Axochiapan), cada temporada se establecen alrededor de 6 cuadrillas,
y dos más se ubican en Tenango (Jantetelco), además se conoce la existencia
de cuadrillas en Tetelilla y Jonacatepec (Jonacatepec).
En estos casos, además de estar ubicados en las nuevas zonas de producción,
ha influido la presencia y surgimiento de intermediarios comerciales dedicados
al reparto de semilla y a la “compra de huertas” en asociación con bodegueros
de las centrales de abasto del Distrito Federal, Puebla y Huixcolotla (Puebla).
Antes de detallar el papel de estas nuevas localidades y la forma en que
operan en la nueva zona ejotera, es necesario conocer más antecedentes
sobre la comunidad de Tenango para ubicar su relevancia actual.
2.3 Tenango: ejemplo de la formación del escenario actual
La comunidad de Tenango se encuentra dentro del municipio de Jantetelco,
cercano a los límites con el estado de Puebla. La mayoría de sus 1,190
pobladores se dedican a actividades agropecuarias18, entre las que se
encuentran diferentes cultivos como elote, pepino, cebolla, sorgo, calabaza,
arroz y caña, además de la cría de ganado vacuno en algunos casos.
18
INEGI, Principales resultados por localidad del II Conteo de población y vivienda 2005.
49
El surgimiento de Tenango como poblado está ligado históricamente a la
ubicación de las haciendas cañeras de Santa Clara y Santa Ana Tenango. El
ingenio y el casco de la hacienda Tenango estaban ubicados en la comunidad
que en esa época correspondía al real de la hacienda, donde se establecían
los trabajadores permanentes (Helguera, 1974:107).
Con el reparto agrario en 1939 y la dotación de tierras ejidales a los realeños
se conformó la comunidad independientemente de las tierras y el dominio de la
hacienda. Durante una primera etapa de la reforma agraria -desde 1916 hasta
1927-, las tierras de la hacienda fueron repartidas entre 11 pueblos (Telixtac,
Marcelino Rodríguez, Tlalayo, Axochiapan, Atlacahualoya, San José, Tetelilla,
Jonacatepec, Atotonilco, Ixtlico el Chico y San Miguel Ixtlico) a las que se les
dotó de un total de 20,370 hectáreas (González y Embriz, 1984:289-294).
Posteriormente a finales de la década de los treinta, se conformó el recién
nombrado Ejido de Tenango al que le correspondieron 1,621 hectáreas
(Helguera, 1974: 131), mientras que las 420 ha restantes quedaron en manos
de los antiguos dueños de la hacienda, los García Pimentel, convertidas en
pequeña propiedad. De esta forma surgió el ejido de Tenango “el 12 de febrero
de 1939 les dieron la posesión definitiva. Fueron entregadas 1,621 hectáreas
(980 de temporal, 431 de agostadero, 30 de riego, 180 de cerril)” (Alonso,
1974:110).
De la mano del reparto de tierras se dio a la vez el reparto de agua, que antes
de la revolución dependía del canal Tenango y del río Amatzinac. De la
dotación de aguas del Amatzinac 17 litros por segundo quedaron destinados al
ejido y una parte igual a la pequeña propiedad. No fue hasta finales de 1940,
con la reconstrucción del canal Tenango el cual lleva las aguas de la barranca
de Aguahedionda, que la pequeña propiedad aumentó sus tierras de riego
gracias a la dotación de 186 litros por segundo (Helguera, 1974:137), mientras
que al ejido de Tenango le correspondieron 50 litros por segundo, suficientes
únicamente para la irrigación de 32 hectáreas.
Con estos reajustes y repartición del agua se dio a la vez una diversificación de
cultivos. Hacia los inicios de la revolución en 1911 la hacienda de Tenango
estaba dedicada al cultivo de caña de azúcar (y su procesamiento) como su
principal actividad, hasta 1914 cuando dejó de funcionar debido a conflictos con
50
los zapatistas. Años más tarde, pasadas las luchas revolucionarias sus campos
se destinaron al cultivo de maíz y arroz, el cual se enviaba a las ciudades de
México y Puebla gracias al ferrocarril (op.cit.: 110-115). Después de los
repartos, parte de las tierras de la pequeña propiedad se destinaron a la
siembra de productos comerciales como jitomate, arroz, melón, algodón,
tomate y maíz (op.cit.: 137). Los ejidatarios mientras tanto destinaron sus
pocas tierras de riego al cultivo de arroz (Alonso, 1974:124).
Entre 1945 y 1949 en las tierras de la pequeña propiedad se sembraron maíz,
arroz y papaya, para los años de 1950 a 1958 los cultivos fueron caña,
jitomate, tomate, melón, algodón y sorgo. Para todos los cultivos en los que se
requería mayor mano de obra, se conseguía entre los pobladores de Tenango
y Tetelilla. A partir de 1969 y hasta 1973 los productos sembrados en la
pequeña propiedad eran el arroz, maíz, alfalfa, avena, garbanzo, frijol, sorgo y
melón. En la década de los setenta se inició la siembra de jitomate y las
primeras hectáreas de cebolla (op.cit.:124-130).
En la pequeña propiedad podría decirse que había varios elementos que
permitían a los dueños o arrendatarios de la tierra aventurarse en el cultivo de
una variedad de productos altamente especulativos y de reciente introducción
como el jitomate, el melón o el sorgo. Por un lado, quienes poseían el control
de los campos que anteriormente pertenecían a la hacienda, contaban con una
alta disponibilidad de agua para el riego (en comparación con otras
propiedades o ejidos), que permitía sembrar una variedad de cultivos que
requerían una mayor irrigación. Por otro lado estaba el capital con que los
productores contaban; algunos cultivos requerían de la contratación de mucha
mano de obra que supone un gasto considerable (para el algodón por ejemplo
al momento de la pizca se contratan cerca de 200 personas), además de los
riesgos implícitos de los cultivos comerciales por las fluctuaciones en sus
precios de venta19. Alonso, en su estudio sobre la producción en la pequeña
propiedad en los años setenta señala otro factor importante:
19
Los empresarios que trabajaban la pequeña propiedad recurrían a grandes créditos para poner en marcha su producción comercial. En 1953 por ejemplo uno de ellos obtuvo un crédito de hasta un millón de pesos al año otorgado por la Unión de Crédito Agrícola de Morelos, años después, finalmente el mismo empresario quebró, “los cultivos especulativos, poco seguros, lo exponían a grandes perdidas” (Alonso, 1974:153). Posteriores dueños o arrendatarios
51
…el acceso a la tierra, el control del agua, el poder disponer de mano de obra y
maquinaría, el contar con dinero para echar a andar la producción, el tratar de
elevar el rendimiento agrícola y buscar los complementos que hagan mas
costeable la producción, desembocan en la búsqueda de ganancia lograda al
ser vendidos los productos agrícolas. (Alonso, 1974:149)
Finalmente pues, hay que agregar a estos elementos el conocimiento y acceso
a los canales de comercialización y al mercado con que cuentan los dueños de
la producción de la pequeña propiedad. Debido en parte al volumen de su
producción, tienen un margen de control sobre la venta de sus productos,
influyendo en cierta forma en el precio de los mismos, o en la búsqueda de una
mayor ganancia.
Los ejidatarios de Tenango por su parte dadas sus carencias (de agua, capital
para invertir en cultivos riesgosos, y escasa experiencia de los canales de
comercialización) se mantenían con los cultivos ya conocidos (arroz y maíz), o
que las políticas gubernamentales impulsaban (sorgo). Poco a poco fueron
apostando por los cultivos comerciales. A decir de Warman “la participación de
la hacienda y de los empresarios en los mercados especulativos de legumbres
creó las condiciones para que algunos campesinos repitieran tímidamente la
experiencia” (Warman, 1974:215).
Las tierras otorgadas al ejido de Tenango correspondieron a la superficie de
diez campos (Helguera, 1974:138), nombrados desde la época de la hacienda
como La Santísima, San Sóstenes, La Concepción, Santa Serapia, San
Mariano, Santa Bárbara, La Huizachera, La Tehuizclera, La Lagunilla y
Tepozoc que hasta hoy conservan esta denominación entre los pobladores del
lugar.
Con la dotación de agua en esos tiempos, sólo 30 ha de los campos de adentro
(Santísima, San Sóstenes, La Concepción, Sta. Serapia, San Mariano) podían
ser regadas mediante rotación de riego cada año (Helguera, 1974:146). El
cultivo principal era el arroz, además del jitomate, tomate, maíz y frijol. El arroz,
señala Helguera (op.cit.: 149), “apareció en el ejido como la herencia
tecnológica legada por la hacienda”, los campesinos tienen la idea que la
siguieron recurriendo a los créditos, pero se especializaron en cultivos con precios de garantía (op.cit.: 144-154).
52
siembra de éste “desinfecta y fertiliza la tierra”, aunque también influyó el hecho
de que instituciones como el Banco Nacional de Crédito Ejidal, o los molinos de
Cuautla y Cocoyoc otorgaban créditos (en efectivo o semilla) y aseguraban la
compra del producto. Aún hoy la siembra del arroz persiste en parte debido a
estos créditos y a pesar de la escasez de agua en el ejido, puesto que cultivarlo
requiere una gran cantidad de riego.
Desde inicios de la década de los setenta el gobierno impulsó de igual forma el
cultivo de sorgo20 a través de los créditos que daban primero Fomento
agropecuario y después el Banco Ejidal (Alonso, 1974:132), y que le vendían a
la pequeña propiedad. En la misma época las hortalizas empiezan desplazar a
los granos como el maíz hacia las tierras de temporal. Los campesinos que
anteriormente se rehusaban a trabajar los cultivos comerciales por ser muy
especulativos (op.cit.:146), sustituyeron en sus tierras los productos de
autoconsumo por jitomate, tomate, frijol y ejote destinados a la comercialización
a través de intermediarios de la Merced, e impulsados en parte gracias al
financiamiento de prestamistas locales que cobraban intereses (op.cit.:154).
Con los cambios en los patrones de cultivo se dio a la vez una reorganización
del trabajo y las ocupaciones de los pobladores fueron transformándose. Ya se
ha señalado, por ejemplo, cómo algunos cultivos requerían una mayor mano de
obra y se contrataba gente extralocal. Generalmente se contrataban personas
de comunidades cercanas (Tetelilla y Telixtac) o de los estados de Puebla,
Guerrero y Oaxaca cuando las labores lo demandaban, sobre todo a partir de
los años sesenta cuando iniciaba el cultivo de legumbres (Warman, 1974:250).
A su vez aparecieron en el campo de Tenango prestamistas locales o fuereños
vinculados al mercado de la Merced, que financiaban una parte de la
producción de los campesinos a cambio de que éstos les vendieran sus
cosechas. Se iban pues formando los vínculos extrarregionales y estructurando
las formas de organización entre diversos agentes para entrar de lleno al
cultivo de productos destinados al mercado nacional.
Años después, en la misma población de Tenango se formaron dos ejidos más
en terrenos que habían correspondido a la pequeña propiedad, y cuyos dueños
20
Durante la época de investigación de Alonso (1974: 132) a principios de los setenta en el ejido de Tenango se sembraban 350 hectáreas de sorgo y 100 de maíz.
53
originales (los herederos de la hacienda) fueron vendiendo a otros propietarios.
El primero de ellos fue el ejido de Santa Ana, constituido en 1973 por
resolución presidencial. A solicitud de algunos pobladores de Tenango se
“afectaron” 263-60-00 hectáreas de terrenos de riego de la propiedad Crédito
Americano de México S.A., las cuales se repartieron entre 24 ejidatarios21. A
este ejido puede decirse “se heredó” la dotación de agua del canal Tenango
que le correspondía a la pequeña propiedad, de ahí que todas sus tierras sean
de riego.
En 1979 se formó el “Nuevo centro de población ejidal Peñón de los Baños”,
para el cual se compraron las propiedades del ingeniero Garrido y de Edmundo
González. Las nuevas tierras ejidales se conformaron por fracciones de la ex
hacienda de Tenango, constituidas por los lotes de Santa Lucía, Santa Cecilia,
San Cristóbal y parte de Necochea, obteniéndose un total de 108-16-86
hectáreas para explotación agrícola22. Desde antes de la formación del ejido,
las tierras eran regadas con el agua extraída por el pozo que sus antiguos
dueños habían mandado construir.
En cada ejido, y dependiendo de la disposición de agua hay una cierta
especialización de cultivos, siendo mayormente en Tenango y Peñón de los
Baños en que se cultiva el ejote, mientras que las tierras de Santa Ana se
destinan a la siembra de caña23. Contrario a lo que sucedía antes, ahora los
productores de Tenango se dedican mayormente a la siembra de cultivos
comerciales, y están acostumbrados a las eventualidades que como productos
especulativos conllevan.
Una gran parte de los pobladores de Tenango obtiene parte de sus ingresos
del campo, ya sea directamente o porque son trabajadores asalariados
(peones) que ayudan en las labores de producción. Otros tienen pequeños
comercios dentro de la misma comunidad o se dedican a la ganadería. Cabe
señalar que la mayoría de los campesinos son hombres adultos, pues muchos
21
Cartas ejidales Santa Ana, Archivo del Registro Agrario Nacional, Secretaría de la Reforma Agraria, Delegación Morelos. 22
Cartas ejidales NCPE Peñón de los Baños, Archivo del Registro Agrario Nacional, Secretaría de la Reforma Agraria, Delegación Morelos. 23
El cultivo de caña se ha mantenido aun cuando su producción no es muy redituable, pues posee la ventaja de que se tienen prestaciones sociales para quienes lo cultivan.
54
jóvenes han decidido migrar hacia Estados Unidos y a otros pocos sus padres
los han enviado a estudiar a la universidad en otras ciudades.
Para la producción de hortalizas en riego, en Tenango es muy común la renta y
la mediería debido a la escasez de tierras irrigadas. En el caso de la mediería
se da sobre todo entre familiares, por ejemplo cuando un hermano cuenta con
capital para la compra de insumos, el otro pone su tierra o la mano de obra.
Desde hace diez a quince años el cultivo del ejote en esta comunidad surgió
como una opción y poco a poco fue cobrando importancia. La mayoría de los
productores siembran o han sembrado ejote alguna temporada, de manera tal
que todos conocen el funcionamiento de la cadena de comercialización, saben
con qué personas acudir a vender el ejote, tienen los contactos con los
capitanes y cuadrillas, además de conocer algún transportista. Del papel de
cada uno de los agentes participantes en la cadena de producción-distribución
se hablará ampliamente en el capítulo siguiente.
55
3. Los agentes en una cadena de producción y distribución.
Quiénes son y qué hacen
Por el carácter perecedero del ejote se requiere una alta organización y
coordinación de las diversas fases desde la producción hasta la distribución
entre las que se incluyen corte y transporte. En total la cadena del ejote incluye
seis eslabones cuyos agentes encargados son: productores, cortadores,
capitanes, transportistas, intermediarios comerciales y comerciantes
mayoristas. Cada uno de ellos tienen tareas específicas y diferenciadas sin las
cuales el proceso de producir y vender ejote no podría llevarse a buen término.
A grandes rasgos, el funcionamiento de la cadena puede describirse de esta
forma: el productor se encarga de la siembra del ejote hasta el momento de la
cosecha, en que entran en funciones las cuadrillas compuestas por los
cortadores y organizadas bajo el mando de un capitán. Los choferes o
transportistas aseguran el envío del producto hasta las centrales de abasto,
donde los comerciantes mayoristas o bodegueros se encargan de su venta. En
medio de ello se encuentra el intermediario comercial que debe asegurar el
abasto de las bodegas o las empacadoras (mediante préstamos en especie o
efectivo a los productores, o mediante la compra por huerta), además de
garantizar y coordinar el corte y transporte del ejote. La cadena depende del
correcto funcionamiento de todos ellos, y cada vez más de la dirección y
coordinación de los intermediarios comerciales, también denominados en la
región simplemente como “encargados”.
En Morelos la cadena de producción-distribución del ejote tiene estructuras
diversas, puesto que, aunque los agentes básicamente cumplen las mismas
funciones, la forma de relacionarse entre ellos puede ser distinta. A partir del
papel y participación del intermediario comercial pueden reconocerse tres
modelos de estructuras organizativas, en el primero de los cuales incluso se
prescinde de éste:
A. El productor contacta directamente a capitanes y choferes por su cuenta
sin necesidad de intermediación de los “encargados”. El ejote lo envía
por su cuenta para venderlo a comisión en una bodega (ver esquema 1).
56
B. El intermediario otorga préstamos, a nombre de un bodeguero, a los
productores. El intermediario se hace responsable de asegurar el corte y
transporte del producto y el productor solo cubre los gastos derivados de
estos servicios. El ejote es enviado igualmente a comisión con el
bodeguero que facilitó los préstamos (ver esquema 2)
C. El intermediario trabaja para un bodeguero abasteciéndolo mediante la
compra por huerta. El productor vende poco antes de la cosecha, y toda
la responsabilidad del corte y transporte recae sobre el intermediario
quien ahora es responsable de la producción. Todos los gastos son
cubiertos por el mayorista (ver esquema 3).
PRODUCTORES INTERMEDIARIOS MAYORISTAS
TRANSPORTISTAS
CAPITANES
CORTADORES
Esquema 2
PRODUCTORES
TRANSPORTISTAS
MAYORISTAS
CAPITANES
CORTADORES
Esquema 1
57
Dado que los modelos son estructuras ideales para identificar diferencias entre
uno y otro, en la realidad de Tenango y las nuevas zonas ejoteras la cadena de
producción-distribución del ejote puede tener muchas variantes. Así por
ejemplo en el caso B, aun cuando un productor haya recurrido a préstamos del
mayorista e intermediario, él mismo puede establecer los contactos con
capitanes y/o transportistas si así lo prefiere. En otros casos, menos comunes,
los intermediarios trabajan de manera individual, comprando huertas con dinero
propio y asumiendo los riesgos por su cuenta, el pago a las cuadrillas y
transportistas son igualmente cubiertos por el intermediario.
El objetivo de este capítulo es hacer una descripción de las actividades y
responsabilidades en cada uno de los eslabones de la cadena. Se presenta
además una caracterización de cada agente participante de la misma. Dada su
concentración en las comunidades de Tenango y San Ignacio (esta última en el
municipio de Axochiapan), y la amplia red formada entre individuos de ambos
lugares, es que se recurre a la presentación de datos obtenidos mediante
entrevistas y observación en las dos comunidades.
3.1 Productores
Con base en una serie de entrevistas a productores de los ejidos de Peñón de
los Baños, Tenango (pertenecientes a la comunidad de Tenango), y San
Ignacio (en la comunidad del mismo nombre), se ha recabado información
respecto a las necesidades del cultivo del ejote, sus formas de comercialización
TRANSPORTISTAS
PRODUCTORES
CORTADORES
INTERMEDIARIOS MAYORISTAS
CAPITANES
Esquema 3
58
y las relaciones entre productores y otros agentes de la cadena, así como su
papel frente a los intermediarios.
Al hablar de los productores en las nuevas zonas ejoteras en general, y en
particular en las comunidades señaladas, tiene que recordarse que se trata de
ejidatarios minifundistas con pocas tierras para sembrar y poco capital para
invertir. Debido a esto dependen en gran parte de los préstamos que los
mayoristas les facilitan. La mayoría de ellos son dueños de alrededor de 5 a 10
hectáreas, de las cuales la mitad o menos son tierras de riego24. Toda la
producción de ejote en la zona se realiza en tierras irrigadas al igual que otros
cultivos que comúnmente siembran los productores como arroz, pepino,
cebolla, elote y calabaza; durante el temporal suelen sembrar además sorgo y
maíz (en otras parcelas).
En una temporada cada productor suele sembrar entre 5 y 25 tareas25 de ejote,
aunque hay quienes llegan a sembrar hasta 5 ó 7 hectáreas. Lo común es que
las siembras sean escalonadas en dos o más huertas pequeñas. Así, un mismo
productor puede sembrar 5 tareas al inicio de la temporada (en el mes de
agosto), y otras tantas en octubre o diciembre. El objetivo es tener una
producción que acceda al mercado en diferentes momentos en un intento de
paliar los riesgos de la especulación en el precio del ejote. La lógica es que si
una cosecha en determinado momento deja poco o nulo margen de ganancia,
la siguiente representa una oportunidad de recuperar el capital si el precio en el
mercado les favorece.
La decisión sobre cuándo y cuánto sembrar depende de cada productor, quien
se basa en diversos factores ajenos a su control. La disponibilidad de
préstamos por parte de intermediarios y mayoristas parece ser uno de los más
importantes, además de sus experiencias personales en el mercado durante
temporadas pasadas y, sobre todo en los meses más calurosos, los cálculos
sobre los riesgos de invasión de plagas o bajos rendimientos en sus huertas.
24
En el ejido de Tenango por ejemplo, hasta hace 2 años solo contaban con tierras irrigadas por el agua proveniente del canal Tenango suficiente únicamente para 32 hectáreas, por lo que a cada ejidatario le correspondía media hectárea de riego. Con la inauguración y funcionamiento de la Presa El Abrevadero en el mismo ejido, desde la temporada 2005-2006 algunos ejidatarios han visto incrementadas sus tierras de irrigación. 25
Cabe recordar que una “Tarea” es una unidad de medida usada comúnmente por los
productores de la zona y equivale a la décima parte de una hectárea.
59
Casi ningún intermediario posee semilla para prestar antes del mes de agosto,
y pocos reparten después de enero, por lo que aquellos productores que
deseen hacerlo deben contar con un capital para adquirirla. Quienes así lo
hacen deciden “arriesgarse” suponiendo una menor competencia en el
mercado, y por tanto mayores posibilidades de vender su carga a precios más
altos. Por otro lado hay quienes, basados en experiencias pasadas (si en
alguna época han tenido ganancias considerables, o altos rendimientos en sus
huertas) establecen fechas de siembra a la que se apegan incluso durante
varios años. El señor Pascual Martínez26, vecino de Tenango, mencionaba al
respecto:
PM. …todo era de pegarle, a todo le pegaba mi papá, y ahora no, ahora es un
albur eh, hasta para los ejotes, para que les pegues es un albur. Yo tengo
fechas de siembra, y va el primer año que fallo, iban once años que no fallaba
con los ejotes que se siembran el diez de octubre, este año fue el primer año
que fallaron
K. ¿Usted siempre siembra el diez de octubre?
PM. Siempre el 10 de octubre y que no me fallaban, de a 8 de a 6 [pesos], este
año que fallaron
K. ¿En cuanto los vendió?
PM. Estaban de a 4, de a 5 todavía pero no… (Entrevista Pascual Martínez,
marzo 2007).
Además, la mayoría de los productores evitan que la cosecha de sus huertas
se extienda hasta los últimos meses de la temporada, en marzo y abril, ello
debido al aumento de la temperatura y la falta de lluvias que propicia la
invasión de plagas. El costo del cultivo durante estos meses suele aumentar
considerablemente debido al excesivo uso de agroquímicos, pero a la vez, por
la falta de oferta de ejote y la demanda en el mercado nacional los precios de
venta usualmente son mayores. El señor Felipe Ochoa, por ejemplo, en la
temporada pasada logró cosechar su huerta y vender el kilo de ejote en más de
$20 pesos al final de la temporada, mientras que por la misma época algunos
lograron cosechar solo 7 o 10 arpillas27.
26
Se ha cambiado el nombre real por un pseudónimo como en el resto de los casos para proteger la identidad de nuestros informantes. 27
Este hecho resulta ser sumamente extraordinario, pues generalmente el precio del ejote no sobrepasa los $16-$17 pesos por kilogramo. En la temporada de cosecha 2005-2006 hubo grandes pérdidas de cultivo de ejote en la zona debido a una plaga que los productores
60
De la siembra y los cuidados posteriores de la planta son los propios
productores quienes están a cargo. Como ya se mencionó el costo del cultivo
del ejote oscila entre los $12,000 y los $15,000 pesos28 por hectárea. Sin
embargo, ello puede incrementarse considerablemente dependiendo de la
aplicación de agroquímicos que la planta vaya requiriendo, con lo cual se
puede alcanzar una inversión de hasta $20,000 pesos por hectárea. Estos
costos incluyen el gasto en semilla, siembra, barbecho, surcado, riego, labrado,
deshierbes y aplicación de agroquímicos, así como la compra de los mismos.
Nótese que en dicha estimación no incluyen el costo de la cosecha que se
calcula como parte de la comercialización y cuyo beneficio se valora en función
de la cotización del ejote en el mercado en ese momento29.
Todas las labores son llevadas a cabo por los dueños de las huertas o bien por
jornaleros locales que se contratan por día para tales tareas. Por cada jornal,
dependiendo de la tarea, se paga entre $120 y $150 pesos. El barbecho tiene
un costo de entre $600 y $650 pesos por hectárea, lo mismo que el volteo; el
surcado entre $500 y $700 pesos; la siembra alrededor de los $1500 pesos. El
costo de la semilla, por otra parte, oscila entre $1400 y $1350 pesos por bulto
de semilla30 certificada, siendo necesarios, dos bultos (de 25 kilos cada uno)
por hectárea (es decir un total de alrededor de $2600). Otros productores
prefieren utilizar semilla de “segunda” o “sacada”, en cuyo caso cuesta
alrededor de $30 pesos por kilo. El señor Adalberto Espinosa proporcionaba la
siguiente lista de sus gastos:
Siembra frijol 2006 (Septiembre) 1-00-00 Ha
Barbecho 650.- Cruza 650.- Surcado (yunta) 700.- 3 lts. Paraquat (disecante) 180.- 10 sacos fertilizante 20-10-10 1550.- 2 sacos semilla frijol 2700.-
denominan “mosquita”, y que impidió la producción ejotera hacia el final de la temporada. Aquellos que no resultaron tan afectados y pudieron cosechar, y debido a la demanda del mercado, fueron quienes lograron obtener precios excepcionales por su carga (es decir por arriba de los $20 pesos). 28
Algunos productores cuentan entre los gastos el costo de la renta que es de $3000 pesos. 29
Un precio bajo por ejemplo puede llevar a decidir no cosechar. 30
Las semillas de frijol ejotero que más comúnmente se siembran en estas zonas son de las variedades Strig, Posward, Opus y León.
61
Siembra 1500.- Fertilizar 240.- Escarda y abrir rayas (yunta) 1050.- 12 jornales desyerbe 1440.- 5 sacos fertilizante (fosfonitro) 800.- Fungicidas, insecticidas y foliares 2890.- 10 jornales fumigar 1500.- 6 riegos 900.- Pago derecho agua 380.-
$17,130
Muchos productores coinciden en que una gran parte se invierte en
agroquímicos, pues suelen utilizar diversos productos entre fertilizantes,
fungicidas, foliares, plaguicidas y hormonas. El señor Martínez, quien es a la
vez productor e ingeniero agrónomo platicaba por ejemplo, que en un ciclo
normal del cultivo solía realizar siete aplicaciones de agroquímicos (cada 8 días
aproximadamente) y dos de fertilización, siempre acompañados de un riego. En
temporada de secas o calor las aplicaciones de estos productos suelen
hacerse hasta cada cuatro días.
A los gastos del cultivo tienen que sumarse los generados por corte, transporte,
y en su caso, comisión del mayorista. Sumados los cobros de cada servicio los
productores calculan un costo aproximado de entre $2.30 y $3 pesos por cada
kilogramo que se vende en las centrales de abasto. La forma de contratación
de transportistas y cuadrillas para que realicen dichas labores depende en gran
parte de la participación (o no) de los intermediarios o encargados y de la
manera en que el productor decida colocar su ejote en el mercado.
Una vez que la huerta está lista para ser cosechada cada productor tiene dos
opciones para comercializar su producto: mediante el envío a comisión a algún
mayorista o bien mediante la venta por huerta. En el primer caso, lo más
común es que haya habido un previo acuerdo entre mayorista y productor en
donde ha participado un intermediario, y en el cual el agricultor, a cambio de
recibir un préstamo en efectivo o en especie (semilla), se compromete a enviar
su carga para venderla a comisión en la bodega. Tanto en Tenango como en
San Ignacio, los préstamos consisten siempre en semilla para iniciar la
siembra, y dependiendo del bodeguero y/o encargado, en dinero en efectivo.
Invariablemente todos los productores e intermediarios entrevistados
62
mencionaban que los préstamos efectivos eran otorgados para comprar
fertilizantes (generalmente el productor recibe $2,000 pesos por hectárea).
Bajo este tipo de acuerdos el intermediario es también el responsable de
conseguir cuadrillas que realicen la cosecha de las huertas, y de camiones
para transportarlo a la central de abastos. Los productores suelen avisar días
antes de que el ejote esté listo al intermediario, quien a su vez le informa al
capitán para que se realice el corte. El productor, por su parte, no está obligado
a aceptar esta intermediación del encargado, quien así lo desee puede
contratar por su cuenta los servicios de algún capitán y cuadrilla y/o de un
transportista.
La misma tarde del corte, el ejote se envía a la central y se vende de acuerdo
al precio en el mercado y a su calidad31. Cada productor que haya mandado
carga a la central acude personalmente a vigilar la operación comercial. Todos
los bodegueros cobran un 10% de comisión por vender la carga, y, junto con el
total de los préstamos facilitados, lo descuentan del pago al productor.
Dependiendo del acuerdo que se haya establecido el bodeguero puede
descontar también los pagos por los servicios de corte y transporte o el
productor puede saldar su deuda directamente a capitanes y choferes.
Por otra parte, la modalidad de comercialización del ejote mediante la venta por
huerta implica acuerdos y responsabilidades diferentes (Esquema 3). El
productor vende su huerta a un encargado dentro de la semana anterior a la
fecha del corte. No requiere acuerdos previos ni contacto entre uno y otro
puesto que el intermediario está dedicado a recorrer los campos seleccionando
huertas para comprar32. El precio se establece de acuerdo al precio que corre
en el mercado en esos días y el posible rendimiento de la huerta.
Una vez vendida su huerta, el productor se deslinda completamente de
cualquier actividad posterior. Los riesgos de los altibajos en el mercado, así
como las responsabilidades (y costos) de corte y transporte son asumidos por
31
Un ejote de mala calidad (manchado, curvo, cuyo corte se ha realizado a destiempo) puede venderse hasta $.50 o $1 peso menos, al contrario que el producto de mejor calidad, que además se vende en las bodegas usualmente con mayor rapidez. 32
Cabe mencionar que existen una época, entre los meses de diciembre a febrero en que hay una mayor cantidad de compra por huertas, debido en gran parte a la demanda de producto en el mercado internacional. Los encargados y mayoristas seleccionan de esta forma las huertas de mayor calidad (sobre ello se hablará mas adelante en los apartados correspondientes).
63
el intermediario y el mayorista. En algunos casos, si el ejote requiere de riegos
u otras labores posteriores a la venta, el productor puede ofrecer este servicio
por el cual es además, remunerado (como fumigar); en tal caso el productor
hace las veces de peón en su propia parcela en el entendido que el producto
ya no le pertenece.
Debido a que el ejote es un producto altamente especulativo, las ganancias de
los productores son muy variables. En una misma temporada el kilogramo
puede tener un precio en las centrales de abasto de entre $1 y hasta $17
pesos33, y en ocasiones el precio sube o baja de un día para otro. La pérdida
del capital invertido en una huerta no es una situación extraña para quienes
cultivan el ejote. Muchos prefieren en algunas ocasiones “dejar” su huerta y no
cosecharla cuando el precio es inferior a los $3 o $4 pesos ya que apenas
alcanzaría para solventar los costos del corte y transporte. En esas ocasiones
el ejote se deja secar para usar la semilla en la próxima temporada. Arriba de
los $5 pesos los productores consideran que tienen un margen de ganancia
que les permite por lo menos recuperar su capital:
K. ¿Y cuanto considera un precio bueno del ejote?
AR. El año pasado llegó hasta $28 por kilo, pero no dieron, daban 7 arpillas 8
por hectárea, pero es muy raro.
K. ¿Y si está a $2 pesos lo cortan todavía?
AR. No, nada, ya no, un kilo para llegar a México sale como en $3.10-$3.20.
Tiene que valer a $5 para que valiera, ya con dos pesos.
K. ¿Y a usted en cuanto le tocó?
AR. Yo he vendido de a $2.50, no saqué ni lo de los gastos, quedé a deber lo
del corte. Valieron en diciembre de a $10 pesos $6.50. (Entrevista Alejandro
Rosas, marzo de 2007).
3.2 Cortadores
Como ya se mencionó en el capítulo anterior, la cosecha del ejote demanda
una alta cantidad de mano de obra que requiere de la contratación de grupos
33
Los productores de San Ignacio y Tenango mencionaron que el ejote había alcanzado durante la temporada pasada precios de venta entre los $25 y $30 pesos por kilogramo, aunque parece ser un hecho pocas veces visto. Durante la temporada 2007 señalaron que de octubre a diciembre el ejote tuvo un precio entre $4.5 y $5 pesos, durante parte de diciembre y enero entre los $8 y hasta $17 pesos y a partir de febrero por arriba de los $15 pesos.
64
de cortadores especializados en esta labor. Estos grupos se componen en su
gran mayoría por jornaleros migrantes, organizados en cuadrillas, bajo la
dirección de un capitán. Cada cuadrilla se conforma por 30 y hasta 70
cortadores; además cuenta con 3 a 5 lavadores dependiendo del tamaño de la
misma a quienes por sus tareas incluimos dentro de este eslabón de la cadena;
el propio capitán es el encargado del control y organización de todo el grupo,
entre otras funciones34.
Algunas cuadrillas que se ocupan en los municipios de Jantetelco,
Jonacatepec, Axochiapan y Tepalcingo, están establecidas en Tenextepango,
que, como se ha señalado, es el principal centro de contratación para la
cosecha ejotera y concentra trabajadores migrantes y asentados. Pero también
hay cuadrillas en algunas poblaciones dentro de los municipios señalados. Por
ejemplo, durante la temporada de cosecha 2006-2007, se registró la presencia
de al menos 10 cuadrillas radicadas temporalmente en las nuevas zonas
ejoteras. Casi todas llegan año tras año al mismo lugar para trabajar, rentando
casas donde viven durante toda la temporada. Generalmente dos cuadrillas se
ubicaban en Tenango35 (municipio Jantetelco) y seis en el poblado de San
Ignacio (municipio de Axochiapan). Por entrevistas realizadas, se sabe además
de la presencia de dos cuadrillas en Tetelilla y una más en Jonacatepec
(ambas en el municipio de Jonacatepec).
Los cortadores que componen las cuadrillas son casi en su totalidad,
provenientes de la zona de la Montaña de Guerrero, migrantes indígenas de
origen mixteco y tlapaneco. En cuatro de estas cuadrillas las comunidades de
origen mas comúnmente mencionadas por cortadores y capitanes fueron Santa
Cruz (municipio de Atlamajalcingo del Monte), Santa Anita, San Vicente Amole
y Costilla del Cerro (los tres del municipio de Copanatoyac). Algunos de ellos,
particularmente los de origen mixteco, mencionaron no llegar directamente de
Guerrero, sino estar asentados en Tenextepango, donde tienen casas y
34
El origen, composición y organización de las cuadrillas ha sido estudiado por Sánchez (1996), específicamente en el caso de Tenextepango (Ayala) el centro operativo más importante de la producción del ejote en Morelos, que concentra el acceso a la mano de obra y el transporte del ejote hacia los centros de comercialización. 35
Este año solo una cuadrilla se quedó en Tenango durante la temporada. La otra cuadrilla que venía haciéndolo desde hace algunos años esta vez se ubicó en Jonacatepec.
65
terrenos, y sólo acuden temporalmente a trabajar a estos otros municipios
morelenses.
Al inicio de la temporada de cosecha, a principios de noviembre, los capitanes
reúnen a la gente entre sus familiares, conocidos y paisanos y consiguen
camiones que los transporten desde sus lugares de origen hasta Morelos.
Estos trabajadores forman el grueso de las cuadrillas. Después, en los días o
semanas siguientes, otras familias o individuos solos llegan a trabajar con
alguna cuadrilla y capitán que ya conocen, bien porque han trabajado con ellos
en otras ocasiones o por referencias de otros cortadores. Las cuadrillas pueden
irse agrandando con la llegada de estos nuevos trabajadores, lo cual sucede
únicamente durante los primeros meses de noviembre o diciembre, que es
cuando éstas adquieren el número máximo de sus miembros que laborarán el
resto de la temporada.
Previamente el capitán ha acordado la renta de espacios en que su cuadrilla ha
de alojarse, por lo que los jornaleros llegan directamente al trabajo, sin
ocuparse de la búsqueda de un lugar para quedarse. Las casas que ocupan
suelen ser construcciones en obra negra, sin los servicios de agua o drenaje,
pero sí con electricidad. Cada familia viaja con los enseres básicos que
ocupará durante su estancia (para cocinar, cobijas para abrigarse, etc.), y se
alojan, junto con el resto del grupo, en condiciones de hacinamiento.
Al interior de las cuadrillas, la división de las tareas es muy marcada, y cada
integrante tiene una responsabilidad específica. Así hay una especialización del
trabajo de cortadores y lavadores, y ninguno realiza actividades
correspondientes al otro. Durante toda la temporada, lavadores y cortadores
ocupan el puesto con el que iniciaron.
Los jornaleros viajan generalmente en familias nucleares o extensas. El pago a
destajo y las características generales de las tareas de los cortadores permite
que todos los miembros del grupo doméstico se integren al trabajo. Hombres,
mujeres y niños desde los 8 ó 10 años se ocupan en el corte, mientras los
niños más pequeños esperan a sus padres al pie de la huerta. En la temporada
2006-2007 el pago del corte por kilo fue de $1.20.
66
Para el corte los jornaleros se dividen en grupos familiares, lo que permite la
organización del pago y el trabajo al interior de la huerta. Estos grupos pueden
estar integrados por los miembros de una familia nuclear o extensa, o bien por
grupos parentales. Juntos cortan un área o surco de la huerta y registran lo que
van cortando bajo un mismo “número”. Dicho número es asignado por el
capitán y se utiliza para contabilizar la cantidad de kilos cortados. De acuerdo a
ello se establece el pago al final de la semana (idealmente los sábados), que le
es entregado a un representante de la familia, que por lo común es el padre.
En el trabajo, cada unidad productiva es una estructura jerarquizada en la que
el representante es invariablemente el jefe de familia; es a él quien se paga y al
que se le exige como asalariado, dando por hecho que su autoridad impondrá
eficiencia y disciplina a sus subordinados. Por su parte, los capitanes también
reconocen y manipulan las relaciones de parentesco en el seno de sus
cuadrillas. De esta manera, la empresa agrícola comercial aprovecha la
organización familiar de los trabajadores para garantizar su control sobre la
mano de obra y aumentar su propia ganancia (Sánchez, 2006:189).
Una jornada de trabajo normal inicia en las primeras horas de la mañana
cuando llega el camión para transportar a los cortadores a los campos que se
cosecharán. Una vez ahí los cortadores desayunan a pie de huerta e inician su
trabajo eligiendo uno o dos surcos cada grupo. El corte implica estar agachado,
buscando el fruto debajo del follaje y cortándolo a mano. Al mismo tiempo van
eligiendo el ejote, el cual no debe ir curvo o manchado. Cuando es el primer o
segundo corte, tienen que tener especial cuidado de no maltratar la planta y
echar a perder los siguientes cortes o evitar cortar los ejotes que no han
madurado. Lo que van cortando lo echan en costales que cargan mientras
avanzan hasta que se llenan. Es entonces cuando los propios cortadores
sacan cargando el costal hasta un árbol cercano, donde el capitán ha colgado
su báscula, pesan la carga y la vacían en las tinas para lavarla.
Lo ideal es acabar el corte de la huerta ese día, pero si ésta es muy grande el
trabajo se continúa para el día siguiente. En otras ocasiones se realiza el corte
de dos y hasta tres huertas en un mismo día, lo cual depende de su tamaño y
rendimiento, o del número de integrantes o rapidez de la cuadrilla. El trabajo se
prolonga algunas veces hasta que la luz del día lo permite, sobre todo cuando
67
el precio del ejote en el mercado es mayor, y el dueño del ejote le pide al
capitán sacar la mayor carga posible, o bien hay una gran demanda de mano
de obra en varias huertas que se tiene que cubrir. De tal forma se cumplen
jornadas de trabajo de hasta 12 horas o más incluyendo los traslados. Como se
desprende de lo anterior, existen diversos factores que influyen en la demanda
del trabajo y exigencia de las cuadrillas. A pesar de que la labor puede ser
extenuante, el sistema de pago propicia la disposición de los trabajadores. El
capitán, por su parte, se ve beneficiado si tiene más de un corte por día, porque
de esa forma cobra dos o hasta tres veces por sus servicios.
Los otros integrantes de las cuadrillas, los lavadores, tienen otras tareas
distintas. Por lo regular son reclutados en las mismas comunidades de
Guerrero mencionadas. Este trabajo lo desempeñan sólo hombres, usualmente
jóvenes. Sus tareas radican principalmente en lavar y envasar el ejote. Una vez
que los cortadores echan su carga en tinas llenas de agua con detergente y
cloro, los lavadores mueven el ejote y van desechando de manera rápida el
ejote manchado o roto y sacando las hojas que lleve. Después sacan el ejote y
lo envasan en arpillas de 65 a 70 kilos, y las apilan al pie de la huerta, o bien
directamente en el camión que las llevará a la central de abastos. El pago de
ellos es por día, ganando $200 ó $250 pesos, dependiendo de la cantidad de
trabajo que hayan tenido.
Del trabajo ordenado y rápido de la cuadrilla depende en gran medida el éxito
de la misma y el prestigio del capitán (que directamente influye en la cantidad
de trabajo que consiga para él y su grupo). Los dueños de las huertas o
encargados eligen a una u otra cuadrilla dependiendo de lo mismo.
Generalmente son altamente apreciadas si la gente realiza el corte “cuidando la
planta” y en la menor cantidad de tiempo, además del comportamiento y
responsabilidad de los jornaleros.
Cabe aquí hacer unos comentarios sobre jornaleros locales que también suelen
desempeñar estas tareas. En la temporada 2006-2007 encontramos dos
grupos de lavadores originarios de Atotonilco (municipio de Tepalcingo) y San
Gabriel (municipio de Jonacatepec). El primero estaba compuesto por
familiares del encargado de comprar huertas para un mayorista poblano,
mientras que el segundo grupo fueron contratados por un sujeto de San
68
Gabriel, también encargado de otro mayorista poblano. El pago era igual, entre
$200 y $250 pesos, pero ya no estaban bajo la supervisión del capitán de la
cuadrilla.
También existen cuadrillas de cortadores locales, que se emplean durante
temporadas de alta demanda de mano de obra. Una de las que conocimos era
dirigida por una mujer y los cortadores eran de la comunidad de Amilcingo. Al
parecer sólo trabajaron pocas veces en la temporada, debido a que en años
anteriores les pagaban $120 pesos diarios, mientras que en éste les pagarían
$1.50 por kilogramo cortado. Las cuadrillas de locales suelen ser pequeñas, de
alrededor de 20 personas, y a diferencia de las otras sólo se emplean los
adultos. Por los desacuerdos que suscita el sistema de los pagos muchos
encargados únicamente las contratan cuando tienen que cubrir el déficit de
mano de obra.
El encargado de coordinar todas las tareas es el capitán. Entre las funciones
más importantes es la de reunir un contingente de trabajadores lo
suficientemente grande para cubrir las actividades de cosecha. Los cortadores
deciden al principio de la temporada con cuál capitán trabajar, dependiendo de
sus lazos de parentesco y paisanaje principalmente. Otros trabajadores pueden
no tener ese tipo de vínculos con el capitán pero sí con otros cortadores, o bien
dependiendo de la reputación del capitán deciden a cuál cuadrilla se
incorporarán. De esta manera, las cuadrillas pueden estar o no compuestas por
trabajadores originarios de una misma localidad o pertenecientes al mismo
grupo étnico. Cuando ello no ocurre así, suelen alojarse en casas distintas, e
incluso transportarse a las huertas en camiones diferentes.
3.3 Capitanes
Las actividades de cada cuadrilla son organizadas y supervisadas por otro
agente, encargado de dirigir a todo el grupo, y al cuál se le denomina capitán.
Su papel principal es el de fungir como intermediario laboral, monopolizando el
acceso al mercado de trabajo de los cortadores y cubriendo las necesidades de
mano de obra para la cosecha ejotera. Sobre él recaen distintas
responsabilidades, desde reclutar su cuadrilla al inicio de la temporada, hasta
69
establecer contratos laborales con los dueños de las huertas, realizar los
cobros por cada huerta cortada, hacer los pagos a los jornaleros, entre otras.
Estos agentes de la cadena por lo regular han salido de las filas de otras
cuadrillas. Muchos mencionaron haber iniciado como cortadores y ascendido a
lavadores con el transcurso de los años. Gracias a esta larga trayectoria laboral
conocen a fondo las actividades y organización de las cuadrillas y las funciones
de los capitanes. Miguel por ejemplo, tiene 29 años, inició a los 12 trabajando
como cortador junto con su madre y sus hermanos. Aproximadamente 8 años
después fue parte del grupo de lavadores de otra cuadrilla distinta en la que
empezó trabajando en el corte de ejote y desde hace 5 que se animó a “mover
la gente” y se convirtió en capitán. Así, el ascenso gradual en las tareas y las
responsabilidades adquiridas, parece ser una historia común entre muchos de
los capitanes que trabajan en el ejote.
La mayoría de los capitanes que laboran en Tenango y en las nuevas zonas
ejoteras tienen el mismo origen que quienes conforman sus cuadrillas. Sus
edades oscilan entre los 25 y 35 años aproximadamente. En algunos casos son
provenientes de las mismas comunidades que los cortadores o familiares y
amigos, pero excepto uno todos son de la zona de la Montaña de Guerrero.
Como ya se mencionó en párrafos anteriores estas relaciones y lazos de
parentesco, amistad y paisanaje entre el capitán y los cortadores son las que
permiten al intermediario laboral conformar un grupo con el cual trabajar. Los
capitanes entrevistados en Tenango y San Ignacio señalaron al principio de las
entrevistas que para integrar su cuadrilla sólo necesitaban ofrecer el acceso al
trabajo y de esa forma la gente se unía a su cuadrilla. La realidad es que las
redes son muy importantes y los cortadores se basan en ellas para saber con
quien trabajar. El mismo Miguel lo indica así:
K. ¿Y al principio cuando empezaste a ser capitán como le hiciste para que se
viniera la gente contigo?
M. Fui a Guerrero, conseguí un camión y los fui a traer.
K. Y así nada mas, ¿te tienen confianza?
M. Sí, porque me conocen que soy de allá.
K. Pero te saliste bien chiquito, ¿todavía se acuerdan de ti?
70
M. Sí, porque me conocen por mi mamá, cuando íbamos en el mes de Octubre
íbamos juntos, por eso me conocen. Iba yo a quedarme un mes, cuando me
casé iba yo a quedarme un mes, dos meses y ya agarraba de vuelta.
(Entrevista Miguel, marzo 2007).
Otro capitán, el “Chino”, mencionaba respecto a la misma pregunta de la
formación de su cuadrilla al inicio de su trayectoria como intermediario laboral,
que la mayor parte eran miembros de su familia:
… Toda mi familia, éramos 35, con eso comencé, ya después los demás eran
amigos también les dije que se vinieran conmigo. Entonces traía 80 cortadores
(Entrevista “Chino”, marzo 2007).
Así, el tamaño de la cuadrilla de un capitán es producto de sus redes de
parentesco, amistad y paisanaje pero lo mismo de su reputación y su
trayectoria laboral. El prestigio de los capitanes depende en gran parte de la
cantidad de trabajo que puede ofrecerle a su cuadrilla durante la temporada,
pero también de su honradez al momento de registrar los kilogramos cortados,
la puntualidad al término de cada semana para pagarles y los servicios o
apoyos adicionales que puede o no ofrecer (pago de la renta de las casas,
ayuda en el pago del transporte, etc.). Aunado a ello otro factor de la reputación
de cada capitán depende del buen trato y relaciones que tenga con sus
cortadores. Con base en todos estos elementos un capitán puede lograr formar
una cuadrilla cada vez mayor y con ello más reconocimiento y popularidad
entre los productores y encargados.
Al inicio de la temporada, en los meses de octubre o noviembre, los capitanes
empiezan a buscar y llamar a la gente para su cuadrilla. En general cada
capitán tiene un grupo más o menos establecido de cortadores con los cuales
trabaja cada año36, pero igualmente nuevas personas se suman a su cuadrilla.
Algunas veces los capitanes mandan un camión para traer su gente desde
Guerrero, o bien, si ya están asentados en Tenextepango (Ayala) se trasladan
todos juntos desde ahí. Como ya se mencionó, además de hacerse cargo del
36
Algunos capitanes y cuadrillas trabajan juntos en el corte de ejote tanto en Morelos como en Hidalgo, otro estado productor importante cuya temporada es en los meses de mayo a octubre lo que permite completar su ciclo laboral durante todo el año. Con todo, los grupos no se mantienen siempre unidos puesto que algunos cortadores regresan a Guerrero o Tenextepango cuando no es temporada de cosecha en Morelos, y reclutan otras personas que deben sumarse a la cuadrilla para laborar en Hidalgo.
71
transporte de su cuadrilla, los capitanes cubren la renta de las casas en que
van a alojarse durante toda la temporada.
Los capitanes que dirigen las cuadrillas de Tenango y San Ignacio llegaron a
estas zonas atraídos por el aumento en la producción de ejote y la demanda de
mano de obra desde hace aproximadamente ocho años. Por medio de los
intermediarios comerciales comenzaron a conseguir huertas y a ofrecer sus
servicios a los productores de estos lugares.
En la mayoría de los casos los capitanes trabajan en estrecha relación con los
intermediarios comerciales y bodegueros estableciendo un vínculo laboral
relativamente constante y estable durante toda la temporada. Los primeros
capitanes en Tenango y San Ignacio llegaron a rentar y a alojarse en la zona
por sugerencia de bodegueros que conocían en Tenextepango, y que les
ofrecían los cortes de las huertas de productores a los que les otorgaban
préstamos.
De esta forma se fueron formando los vínculos entre los intermediarios con los
cuales trabajaban los bodegueros y capitanes de Tenango y San Ignacio. Los
intermediarios comerciales necesitaban mano de obra para asegurar la
cosecha de los productores a los que les repartían la semilla. Ir cada vez hasta
Tenextepango en busca de gente equivalía a más esfuerzo y no siempre las
cuadrillas estaban dispuestas a acudir a los cortes por la lejanía entre los
lugares37. Un capitán mencionaba que dicho recorrido era extenuante porque:
…uno que trae niños está muy lejos para ir a Tenex y regresar temprano hasta
allá y volver a regresar otra vez. Salimos de Tenextepango a las 8 ó 9 de la
mañana y vamos a llegar aquí hasta como a las 11, salimos de aquí a las 5 [de
la tarde] y vamos a llegar allá como a las 8; no tiene caso, mejor aquí cerquita,
aquí salimos a las 7 y a las 7:30 ya estamos en la huerta, salimos a las 5 y a
las 5:30 ya estamos aquí en la casa, „ta cerquita. Y de ir de aquí hasta a Tenex
es como dos horas, de camino, como el carro grande corre despacio
(Entrevista “Chino”, marzo 2007).
Así los intermediarios y capitanes establecieron acuerdos para trabajar
conjuntamente. Los primeros se comprometían a darles cortes durante toda la
37 El tiempo de recorrido entre Tenextepango y las poblaciones de Tenango y San Ignacio en los camiones de carga en que viajan las cuadrillas es aproximadamente de 2 horas.
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temporada, a cambio de que los capitanes cumpliesen con toda la cosecha y
en los días acordados. En algunos casos, además, el intermediario o
bodeguero apoyan al capitán con el pago del transporte al inicio de la
temporada o la renta de las casas también.
En este tipo de acuerdo por lo común se considera que un capitán trabaja “de
planta”38 con el intermediario. Ellos conocen a los bodegueros con los que
trabajan, su encargado en la zona y a los productores. Cada semana el
intermediario le pide que revise las huertas de sus clientes para saber cuándo
ha de cortarlas (o en el caso de que el intermediario compre por huertas, las
propias). Dependiendo del acuerdo con productores e intermediarios, el capitán
entrega la cuenta de los kilos cortados a uno u otro. En el caso de que la
entregue al intermediario, éste se encarga de dársela al productor, quien
acepta que se le descuenten los gastos del total vendido en la bodega. De otra
forma el capitán, al final de la semana, acude directamente con el productor
para cobrar por los servicios prestados.
Además del cobro por kilogramo cosechado, es decir el pago a los jornaleros,
la cuenta incluye el pago de los lavadores y el sueldo del propio capitán. Por
cada corte ellos cobran por lo común entre $300 y $400 pesos de acuerdo a la
cantidad de trabajo y el tamaño de su cuadrilla.
Cabe señalar que la modalidad de trabajo de los capitanes “de planta” es
distinta en ciertos aspectos a lo observado por Sánchez (2006) para el caso de
Tenextepango, ya que éstos más bien solían entenderse directamente con los
productores o bien con las oficinas39 del lugar, Sánchez menciona cuatro tipos
de clientes productores para los capitanes de Tenextepango:
a) Aquellos que conoció desde un principio y que lo recomendaron a sus
familiares y amigos; por ello casi todos los capitanes concentran sus clientelas
más estables en un pueblo o ejido de la región […].
b) Aquellos que conocieron por medio de las oficinas en donde trabajaron en
algún momento. Estos clientes, a la larga, privilegian la relación con el capitán
38
El que un capitán sea de planta no significa que tenga que trabajar exclusivamente con el intermediario. Cuando éste no tiene huertas, sobre todo hacia el final de la temporada, el capitán puede conseguir cortes entre los productores que ya conoce. 39
Las “oficinas” son empresas transportistas a donde el productor acude para contratar los servicios de transporte, y que adicionalmente suele ofrecer también el contacto con un capitán para las tareas de cosecha (véase Sánchez, 2006:166-169).
73
antes que con la oficina (no importa si cambia de oficina, siempre siguen al
mismo capitán).
c) Aquellos ocasionales que les asigna la oficina (porque su capitán preferido está
ocupado o porque el productor privilegia la relación con la oficina).
d) Aquellos clientes relativamente aislados y dispersos que ha ido consiguiendo
por distintas vías (Sánchez, 2006:195).
Algunos capitanes que laboran en las nuevas zonas ejoteras siguen ofreciendo
sus servicios directamente a los productores tal como lo señala Sánchez en la
primera modalidad, e incluso hay productores que recurren a las oficinas de
Tenextepango para contactar a un capitán, pero lo novedoso en las zonas
ejoteras recientes es el protagonismo del intermediario comercial en el control
del mercado de trabajo.
De cualquier forma las otras responsabilidades de los capitanes no varían.
Usualmente ellos permanecen pendientes de las huertas que se tienen que
cortar y las revisan días antes para asegurarse del momento justo en que
deben cosecharse y acuerdan el día con el productor o con el intermediario
(quienes pueden decidir hacerlo uno o dos días antes o después en base a los
precios que corren en el mercado y la demanda del producto).
Una vez en la huerta el capitán organiza los grupos y divide los surcos que
cortarán para iniciar las labores. Mientras tanto él y los lavadores acomodan la
báscula y la tina debajo de la sombra de algún árbol cercano o al pie de la
huerta. Cuando los jornaleros llegan a pesar sus costales llenos de ejote les
asigna un número y anota el número de kilogramos cada vez. En su libreta
lleva las anotaciones de cada día durante toda la semana. Sólo él tiene acceso
a esta libreta y cuando no puede estar presente en algún momento, un familiar
cercano (su esposa, un hijo) o lavador de confianza puede hacerlo. Los
sábados por las tardes o domingos el capitán realiza la suma de los kilos
cortados por cada número, con lo cual determina el pago que tiene que realizar
ese mismo día. Previamente ha de haber cobrado a los productores o el
intermediario le tuvo que haber pagado.
El cumplimiento del pago puntual es un aspecto muy importante que los
cortadores le exigen a su capitán, por lo que éste debe asegurarse de tener el
dinero al final de la semana. En ciertos momentos es la tarea más difícil de los
74
capitanes puesto que si a determinado productor no le ha ido bien con su carga
suele atrasarse en su pago. En esos casos no hay pretexto del capitán hacia su
cuadrilla y todos saben la importancia de pagar a tiempo: “como yo soy el
encargado de la gente yo tengo que conseguir la raya para pagar a toda la
gente, si no me paga uno 6 mil, 7 mil varos, yo tengo que conseguirlo para
acompletar la raya” (Entrevista Miguel, marzo 2007). Cuando un capitán no
paga puntualmente en varias ocasiones, parte de su cuadrilla puede decidir
terminar su relación laboral. En esta temporada por ejemplo, Salvador no pudo
pagar la raya el domingo que había acordado y la mitad de su cuadrilla decidió
regresar a su pueblo a mediados de febrero, cuando aun había trabajo; la
molestia fue tan grande que incluso lo demandaron y estuvo algunas horas en
la cárcel de Axochiapan. Finalmente consiguió pagarles pero la gente se retiró.
La única diferencia en las nuevas zonas ejoteras entre los capitanes que son
de planta y quienes trabajan por su cuenta es la forma de acceso al trabajo.
Quienes trabajan por su cuenta tienen que recorrer los campos ofreciendo sus
servicios a los productores, o bien, si ya son conocidos los mismos productores
acuden a ellos para contratar sus servicios y los de su cuadrilla. Los “de planta”
en cierta forma tienen asegurado su trabajo y el corte de varias huertas durante
toda la temporada. Además ellos consideran que es una forma de impedir que
otras cuadrillas entren a competir por el mercado laboral.
3.4 Choferes
Una vez realizado el corte y con las arpillas listas a pie de huerta para ser
vendidas en las bodegas, entran en funciones los transportistas o choferes.
Ésta no es sin embargo su única tarea a lo largo de la cadena, y desde mi
punto de vista ninguna de sus funciones es secundaria a la de los otros
agentes participantes.
La mayoría de los choferes que trabajan en las nuevas zonas ejoteras son
originarios del estado de Hidalgo40. Rentan cuartos en las poblaciones
cercanas a las zonas de producción durante los meses de noviembre a abril o
40
Es el mismo caso de Tenextepango, en donde Sánchez (2006) señala igualmente que la mayoría de los choferes son originaros de Hidalgo.
75
mayo. En Tenango, en la temporada 2006-2007, operaron dos choferes, padre
e hijo que trabajaron juntos con sus dos camiones, en San Ignacio estaban al
menos 6 camiones que manejaban varios choferes, todos originarios de
Tulancingo, Hidalgo. Generalmente uno de los choferes es a la vez el dueño de
todos los camiones, y contrata a los otros que suelen ser familiares o
conocidos, también de Hidalgo.
Uno de los transportistas en Tenango, el señor Abel había laborado antes con
las oficinas de Tenextepango, junto con su hijo. Ahí conoció a capitanes y
mayoristas de las centrales de abasto, así como a sus intermediarios. En
conjunto con una cuadrilla y un intermediario de Tenango fue como llegó a
trabajar a esa zona. Luego, animados por el señor Abel, algunos de sus
sobrinos y conocidos llegaron con sus camiones para ocupar parte del mercado
de trabajo recién formado y creciente.
Anteriormente los productores o intermediarios que necesitaban cuadrillas y
camiones forzosamente tenían que acudir a Tenextepango a contratar a la
gente por medio de oficinas. O bien, si tenían capitanes o choferes conocidos
los contrataban directamente. Por la lejanía entre Tenextepango y las nuevas
zonas ejoteras, especialmente hasta Tenango y San Ignacio, para los dueños
de las huertas era difícil contratar esos servicios. Algunas veces las cuadrillas
no llegaban el día del corte, o la carga, que se enviaba en los camiones
contratados por las oficinas, se maltrataba. Para los transportistas por su parte,
era conveniente acudir hasta estos lugares estableciendo contratos directos
con los productores o intermediarios, evitando así las comisiones de los
oficinistas.
Uno de los primeros intermediarios de Tenango empezó a contratar una
cuadrilla durante toda la temporada hace aproximadamente 7 años. El señor
Oscar transportaba a la cuadrilla y la carga, pero seguía teniendo como lugar
de residencia Tenextepango. Finalmente desanimado por las distancias que
tenía que recorrer y por desavenencias con el intermediario, fue que invitó a
uno de sus sobrinos a trabajar con la cuadrilla, primero en Tetelilla y después
en San Ignacio. Fue hasta hace dos temporadas que el propio Oscar decidió
trabajar en Tenango de manera permanente.
76
Como trabajadores igualmente temporales, durante los meses en que no hay
cosecha de ejote suelen regresar a sus lugares de origen en Hidalgo. Otros se
ocupan en Tenextepango con las oficinas cargando elote o pepino, o bien
buscan trabajo en otros estados. Uno de ellos, por ejemplo, suele ir a Veracruz
al transporte de piñas y otros mencionaron ocuparse en la carga de productos
no agropecuarios (muebles, entre otros).
Tanto en Tenango y en San Ignacio, como en todas las nuevas zonas ejoteras,
los transportistas trabajan en conjunto con los capitanes y/o los intermediarios
comerciales. Por lo general se ocupan durante toda la temporada de una sola
cuadrilla, realizando “talachas” a cambio de ganar la carga que esa cuadrilla
corta. El acuerdo lo realiza con los capitanes, así cuando el dueño de una
huerta contrata una cuadrilla, ya no necesita buscar un camión aparte porque el
capitán ofrece este servicio. Por la misma razón es que este vínculo lo
conservan durante toda la temporada e incluso durante varios años, reforzado
por la confianza que construyen entre capitán y chofer.
Entre las personas involucradas en la cadena del ejote se le llama “talachas” a
los trabajos gratuitos que los choferes realizan. Consisten principalmente en los
traslados de la gente a las huertas y al terminar el día de regreso a sus casas,
así como cuando tienen que moverse de una huerta a otra. Por estos servicios
los transportistas no cobran. Una vez cortado y envasado el producto, ellos
cobran el flete por arpilla, que durante esta temporada fue de $23 pesos. La
cuenta se entrega directamente en la central, ya sea al productor o al
intermediario dependiendo de quién es el dueño de la carga. Algunas veces, si
es poca carga, un mismo camión traslada el ejote de dos o hasta tres
productores.
Casi siempre los transportistas trabajan con dos o tres camiones. De tal
manera se van alternando las tareas, en un mismo día mientras un camión
traslada a la gente, el otro lleva la carga a la central de abastos, y lo contrario al
día siguiente. Por la misma razón siempre trabajan juntos dos o más choferes.
El recorrido hasta las centrales de abasto en las madrugadas suele ser
cansado y por ello prefieren hacerlo en días intercalados.
Otra forma de trabajo de los transportistas se da cuando se relacionan con
intermediarios dedicados a la compra por huerta. Algunos de éstos cuentan con
77
sus propios camiones para transportar el ejote, pero necesitan camiones y
choferes extras para trasladar las cuadrillas. Los transportistas cumplen con
tales funciones por un salario diario de trabajo, de alrededor de $1,200 pesos
que recibe del bodeguero. Estos acuerdos los establecen directamente con los
intermediarios (en cuyo caso el trabajo es por toda la temporada), o bien por
medio de los capitanes cuando únicamente son contratados por día.
Adicionalmente otra función que pueden cumplir los transportistas es llevar
cuenta de la carga. Algunos además de controlar cuántas arpillas transportan,
tienen la cantidad de kilogramos que el capitán pesó en el día. En la central
además tienen acceso al registro de la cantidad que el mayorista contabilizó
ese día. Ante cualquier sospecha de robo o desacuerdo en cuanto al peso
entre productor y mayorista, alguno de ellos suele pedirle al chofer que antes
de entregar la carga pese el camión con el fin de saber el peso exacto. De esta
forma pueden saber si el capitán cobra kilogramos de más o el mayorista o sus
ayudantes registran menos de lo entregado.
Por otra parte, los choferes se encargan también de acudir por la gente hasta
sus lugares de origen. Los intermediarios o capitanes piden este servicio días
antes de venir a trabajar a Morelos, y los choferes van por la gente a la
Montaña de Guerrero. Este pago lo cubren ya sea el intermediario o el capitán,
aunque usualmente los choferes sólo cobran sus viáticos y el combustible, mas
no un pago por su trabajo.
3.5 Intermediarios Comerciales
En mayor o menor medida, gran parte de las actividades hasta aquí descritas
son organizadas y coordinadas por otro agente de la cadena: el intermediario
comercial. De forma directa o indirecta, estos agentes participan en los
eslabones de producción, corte, transporte y comercialización repartiendo
semilla (o comprando huertas) y asegurando la cosecha y envío del ejote hacia
las bodegas en las centrales de abasto. Sin embargo, su importancia dentro de
la cadena radica en su papel de “punto de conexión” entre productores y
comerciantes mayoristas: por un lado cuenta con el acceso a los canales de
comercialización (y todo lo que ello conlleva, especialmente los créditos para
78
producir), mientras que por el otro tiene contacto con los abastecedores de
ejote.
Los intermediarios comerciales que laboran en Tenango y San Ignacio son
individuos que pertenecen a las comunidades, y que conocen o tienen algún
tipo de vínculo con los productores. Todos han sido y siguen siendo
productores de ejote, lo que les ha dado un lugar privilegiado para conocer y
establecer contactos con capitanes, choferes y bodegueros. Por la misma
razón son conocedores de los cuidados y necesidades del cultivo, así como de
los costos y rendimientos. Ellos son los encargados de asegurar un flujo
constante de producto a las bodegas y de abastecerlas, ya sea mediante el
reparto de semilla a productores de su confianza (y a veces otro tipo de
créditos para fertilizantes u otros gastos) o directamente mediante la compra de
huertas, en asociación con bodegueros de las centrales de abasto de Puebla y
la ciudad de México.
Dichas asociaciones entre intermediarios y bodegueros han sido formadas a
través del tiempo y en base a la confianza mutua. Los intermediarios afirman
haberlos conocido cuando únicamente eran productores y llevaban su carga a
comisión con algunos de ellos. Por su parte los bodegueros los invitaban a
trabajar juntos y a repartir semilla entre sus conocidos. Así fue como, con el
paso del tiempo y la necesidad de los bodegueros de ampliar sus zonas de
abastecimiento se establecieron las redes entre unos y otros.
El surgimiento de los primeros intermediarios dedicados al reparto de semilla
en Tenango al parecer tiene poco más de diez años aproximadamente. El
señor Germán de los Santos afirma dedicarse al reparto de semilla desde hace
12 años, aunque otros capitanes y productores señalan que el primer
encargado de Tenango fue Felipe Ochoa, quien mencionó sus inicios como
intermediario en 1997. Algunos años después, los mismos bodegueros que
laboraban con encargados de Tenango, establecieron contacto con individuos
de San Ignacio.
Durante la temporada de cosecha 2006-2007 se supo por entrevistas con
diversos agentes, de la presencia y participación de tres encargados en San
Ignacio y otros tantos en Tenango. Los tres primeros (a, b y c) se dedican todos
al reparto de semilla asociados con dos mayoristas (A y B) de la Central de
79
Abastos de la Ciudad de México (CEDA-DF). En Tenango, dos de ellos (d y e)
trabajan, igualmente, repartiendo semilla para dos bodegueros (B y C) de la
misma central, mientras que un tercero (f) se dedica a la compra por huertas,
vinculado con un mayorista de Puebla (D), pero también con recursos propios
(ver esquema 4).
Como se observa, en ambos lugares es más común la participación de
encargados dedicados al reparto de semilla y que trabajan vinculados a
bodegueros de la Central de Abastos de la Ciudad de México, mientras que
sólo uno se dedica a la compra por huerta. Sin embargo, se sabe existen otros
agentes en las nuevas zonas ejoteras que también recurren a esta modalidad
para asegurar el aprovisionamiento de bodegas en Puebla y Huixcolotla (en el
estado de Puebla). Puede decirse entonces, que no es una práctica extraña en
estas zonas.
Distinguir entre intermediarios que reparten semilla y quienes compran por
huerta, permite identificar formas distintas de organización de la cadena del
ejote, que va más allá de la sola modalidad de abastecimiento. Los primeros
inician el reparto de semilla en agosto o septiembre, que previamente les ha
mandado el mayorista. En algunos casos además de préstamos en especie, se
otorgan también préstamos en efectivo, sobre todo a sus clientes más
a
b
c
f
e
d
Intermediarios de Tenango
Intermediarios de San Ignacio
Mayoristas de la CEDA-DF
Mayoristas de Puebla
A D B C
Esquema 4
80
frecuentes para los gastos de agroquímicos. El costo de la semilla, como ya se
señaló, cambia dependiendo la variedad, y si es certificada o de segunda. Por
otra parte, otorgar préstamos en efectivo es decisión de cada intermediario (y
del mayorista), y por lo común es de $2000 pesos por hectárea sembrada.
Cada encargado va anotando cuánto y a quiénes les reparten para descontarlo
cuando lleven su producto a comisión. En ningún caso se cobra algún tipo de
interés por el préstamo facilitado. Algunos agentes sobre todo los más
participativos, llevan un calendario de siembras y cosechas para coordinar el
envío de las cantidades requeridas de ejote al comerciante mayorista y para
organizar las labores de corte y transporte41.
Parte de las responsabilidades de los encargados consiste en contactar
cuadrillas y transportistas para asegurar las tareas de cosecha y traslado de la
carga. En cierta forma, cuando el intermediario otorga un préstamo al
productor, asume esta responsabilidad en un acuerdo tácito42. Por ello cada
intermediario tiene contacto con uno o dos capitanes y uno o dos transportistas
que cubran estos servicios. Estos transportistas y cuadrillas que “contratan” por
lo general son los mismos que se establecen en San Ignacio y Tenango, o
bien, otros capitanes siguen acudiendo desde Tenextepango.
Los más participativos en cuanto al reparto de semilla que realizan, tienen
capitanes y transportistas “de planta” que acceden al mercado laboral por
medio de los intermediarios y con quienes trabajan conjuntamente durante toda
la temporada, e incluso durante varios años. Cómo ya se señaló, estos vínculos
se forman en muchos casos gracias a la participación del mayorista, que le
“recomienda” a su encargado la contratación de determinado capitán. Los
intermediarios por otro lado, prefieren trabajar con capitanes de planta puesto
que éstos cobran por día (independientemente de cuántas huertas alcancen a
cortar), mientras que quienes siguen viniendo desde Tenextepango cobran sus
41
Cabe señalar, que aun cuando un encargado lleva un calendario de siembras, ellos no imponen su decisión. Mas bien se trata de un consenso entre el productor y el intermediario en donde éste le propone algunas fechas que le permitan coordinar la cosecha y transporte de todos los productores con quien ha acordado estos servicios, y tratando de evitar también la saturación del mercado. Con todo, el préstamo nunca es negado, puesto que el riesgo de pérdidas por los bajos precios corre por cuenta del productor únicamente, mientras que el mayorista cobra siempre la misma comisión por la venta. 42
Sin embargo, como se señaló en el apartado de Productores, hay que recordar que éstos no están obligados a contratar los servicios de cuadrillas y transportistas mediante intermediación del encargado.
81
servicios por huerta cosechada. Días antes de la época de cosecha, el
intermediario llama por teléfono a los capitanes y choferes para avisarles que el
trabajo está por iniciar y acuerdan los términos de la relación (préstamos, pago
de renta, ayuda para el transporte, entre otros). A principios de noviembre
todos están ya trabajando en conjunto.
Cuando se acerca la cosecha de alguna huerta, el propio productor acude con
el intermediario para solicitar el corte. Éste por su parte, le pide al capitán que
revise todas las huertas próximas a cortarse, y que decida los días en que lo
hará. Dependiendo de la maduración de cada huerta, el capitán programa el
corte de las que ya “están listas”, previo acuerdo con intermediario y productor.
El día del corte, el capitán es el único responsable de las tareas de recolección.
El dueño de la huerta, y a veces el intermediario, acuden a vigilar la realización
de las labores o a acarrear agua para el lavado del ejote.
Cuando un intermediario tiene dos o más choferes trabajando con él, todos
deciden que días uno transportará las cuadrillas y otro la carga. Él que va por la
carga la recoge por las tardes en la huerta y la lleva a las bodegas.
Generalmente a la bodega sólo va el productor43, y el intermediario rara vez lo
hace, pero en su contacto constante con el mayorista, éste ya sabe cuánto se
descontará de los préstamos. Dependiendo del acuerdo con el productor, el
intermediario pide que se le descuente también el pago por los servicios de
corte y transporte y el dinero lo reparte de regreso en Morelos. En otros casos,
el productor salda sus deudas directamente con capitán y chofer, sin necesidad
de intermediación.
Por otro lado, los encargados de comprar huertas trabajan vinculados con
bodegueros de las centrales de Puebla y Huixcolotla, y dueños de empresas
empacadoras para exportación. Ellos se encargan de recorrer los campos en
busca de las huertas y de localizar y contactar a los dueños para realizar los
acuerdos de compra. Alrededor de una semana antes de que la huerta esté
lista para cosecharse, el encargado habla con el productor ofreciendo cierta
cantidad de dinero por ella. Este precio se fija de acuerdo al tamaño, calidad y
43
Uno de los intermediarios solía además ofrecer el servicio de transporte a las bodegas para los productores. Contaba con una camioneta prestada por el bodeguero para ello, y cobraba una cuota a cada productor. Actualmente hay combis independientes de San Ignacio que cada noche transportan a los señores.
82
posible rendimiento de su huerta, y en base al precio que está siendo vendido
en las centrales de abasto. Se considera además un precio un poco más bajo
considerando que se descuentan los servicios de corte y transporte. El pago se
realiza en efectivo y en su totalidad al momento de la compra.
Algunas veces el comerciante mayorista pone a disposición del intermediario
una cantidad de dinero para que éste compre las huertas. Este, por su parte,
siempre consulta sobre el precio de la huerta al mayorista y espera su
aprobación antes de completar la compra. En otras ocasiones son los propios
mayoristas que se presentan con el productor para pagar por la huerta, pero el
precio ya ha sido acordado entre productor e intermediario.
Una vez vendida la huerta el productor se deslinda por completo de cualquier
actividad subsecuente. Es responsabilidad única del intermediario conseguir
cuadrillas y el transporte de la carga, así como de vigilar su correcto
desempeño. La mayoría de los intermediarios que se dedican a la compra por
huerta tienen a su disposición capitanes y choferes de planta, lo que facilita la
coordinación de sus labores.
La realización de las tareas de corte y transporte son iguales a la de los
intermediarios que reparten semilla. Sólo cuando se tienen cuotas de
exportación para cubrir, los encargados se aseguran de seleccionar huertas en
donde el ejote sea de la calidad, tamaño y color deseado44. El envasado se
realiza en cajas (y no en arpillas) para transportarlo a la empacadora. Además
en el proceso de lavado se incluye un pre-enfriamiento, para lo cual los
encargados deben comprar barras de hielo antes del corte.
De acuerdo a la modalidad en su forma de abastecimiento, el rango de acción
e influencia de cada intermediario también varía. Por lo general quienes
reparten semilla lo hacen dentro de sus propias comunidades y poblaciones
cercanas y entre productores conocidos. Los dedicados a la compra de huertas
recorren gran parte de los municipios productores (Ayala, Cuautla,
44
La compra de huertas aumenta durante la época de mayor demanda de exportación, en los meses de diciembre a febrero, cuando los encargados recorren las zonas productoras en busca de las huertas de mejor calidad. Con ellos los empresarios exportadores se aseguran de abastecerse de un ejote que cumpla con las demandas de exportación sin necesidad de controlar la fase de producción, en un ejemplo claro de desintegración vertical.
83
Jonacatepec, Tepalcingo, Axochiapan y Jantetelco), seleccionando huertas y
presentándose ante los dueños de las mismas para ofertar por ellas.
En cuanto al salario o ganancias de los intermediarios comerciales, hay que
señalar que difieren en cada caso, según los acuerdos con los bodegueros. En
la mayoría de ellos, se les paga un porcentaje de la ganancia obtenida al final
de la temporada, con lo cual evaden responsabilidades pudiendo dedicar parte
de su tiempo a sus propios cultivos. Otros prefieren hacerlo por un salario
semanal. De cualquier forma, el bodeguero cubre los viáticos por los días en
que se trabajó, que incluyen gasolina, alimentos, uso de teléfonos celulares,
entre otros. Ciertos agentes intermediarios, por otro lado, trabajan de forma
independiente, comprando huertas con dinero propio, y esperando sacar una
ganancia de ello asumiendo los riesgos que esto conlleva.
Cabe señalar por último, la participación de un tipo de encargados que sin
embargo no ejercen funciones de intermediarios comerciales. Este tipo de
agentes se dedican a organizar las labores de corte y transporte y todo lo que
hay alrededor de ellas. A diferencia de los otros, no tienen facultades para
repartir semilla o comprar huertas. Su trabajo consiste en supervisar el trabajo
de capitanes, lavadores y choferes, facilitar los materiales que se utilizan (agua,
botes, detergente, arpillas, bolsas, etc.), y en algunas ocasiones hacer las
veces de chofer. Estos agentes se “contratan” con mayoristas que compran por
huerta, quienes además tienen intermediarios que se dedican a ello. Su salario
es semanal, aunque el pago depende de la cantidad de trabajo realizado.
3.6 Comerciantes Mayoristas y Empacadoras
Si bien la mayor parte de la producción de ejote en Morelos se vende en varias
bodegas de la Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA-DF), existe
también la presencia de mayoristas del estado de Puebla. Estos últimos
dueños igualmente de bodegas en las Centrales de Abastos de la ciudad de
Puebla y de San Salvador Huixcolotla. Todos ellos se abastecen, en gran parte,
del ejote producido en el estado durante una temporada de aproximadamente
seis meses. Su zona de abasto y a la vez de influencia, como ya se mencionó,
84
se ha extendido cubriendo desde el centro de operaciones en Tenextepango, y
los municipios de Ayala y Cuautla hasta las nuevas zonas ejoteras.
En las nuevas zonas ejoteras tienen influencia principalmente cuatro
mayoristas de la CEDA-DF, dos de Huixcolotla y dos más de la Central de
Abastos de Puebla. Para mantener un abasto continuo de ejote, durante la
temporada se vinculan con algún intermediario que tenga los contactos
necesarios para otorgar créditos a su nombre. El mayorista se asegura así de
que los productores se comprometan a llevar su carga una vez que su huerta
sea cosechada. La importancia de los mayoristas radica en su capacidad de
comercializar los grandes volúmenes de producción. A la vez influyen sobre la
expansión de la misma (en volúmenes y superficies) gracias a los préstamos
en semilla y efectivo que reparten entre los productores al inicio de cada
temporada. Otros bodegueros se abastecen mediante la compra de huertas, ya
sea directamente o con la ayuda de un intermediario.
Las ganancias de estos comerciantes siempre están aseguradas, puesto que la
gran mayoría trabajan bajo el sistema de comisión. Independientemente del
mayor o menor precio en que se venda el producto, la comisión del 10% que se
le cobra al dueño de la carga no varía. De la misma forma aquellos que se
abastecen mediante la compra por huertas rara vez sufren alguna pérdida,
puesto que el producto lo comercializan ellos mismos.
A decir de un bodeguero su trabajo básicamente consiste en mantenerse
informado acerca de los precios del ejote, así como de la oferta y demanda del
producto. Los bodegueros tienen que estar al tanto de la cantidad de ejote que
será enviada a las bodegas ese día, la demanda de exportación y el precio en
las centrales de abasto más cercanas, con el fin de calcular el precio en que ha
de ofertarse. Ellos mismos se encargan de vender su producto estableciendo
los acuerdos con los clientes.
De acuerdo a algunas entrevistas, en la CEDA-DF existen alrededor de 15 a 18
bodegueros dedicados a la venta de ejote, siendo éste el producto más
importante entre los que comercializan45. Algunos son dueños de sus propias
45
De acuerdo al Directorio de comerciantes mayoristas del Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM) se tienen registrados 38 mayoristas dedicados a la comercialización de ejotes.
85
bodegas, mientras que otros rentan y unos más son “encargados” que se llevan
el 50% de las utilidades y el resto le corresponde al dueño de la bodega. Sus
compradores son generalmente comerciantes de mercados y tianguis y
dependiendo de la calidad del producto los compradores de supermercados se
abastecen ahí también. En otros casos los compradores son de diferentes
estados que llegan con camiones para comprar y transportar grandes
volúmenes de ejote.
Uno de los primeros mayoristas en trabajar vinculado a intermediarios en
Tenango fue Cristóbal Domínguez. Él comercializa principalmente ejote y
chícharos además de otras hortalizas. Durante los años de 1997 a 2001 era el
mayorista de ejote más importante, repartiendo semilla y créditos en varios
pueblos cercanos. Bajo su influencia surgió uno de los intermediarios más
activos, Felipe Ochoa. Actualmente en la zona sólo tiene un encargado que
radica en Tetelilla, y otro más que trabaja desde Tenango abarcando distintas
zonas.
Los otros comerciantes de la CEDA-DF que otorgan préstamos son Juan
Pérez, Manuel Peñaloza y Alonso Sánchez. El primero trabaja con un
encargado de Tenango; Peñaloza reparte semilla a través de un intermediario
en San Ignacio; y, de igual manera, Alonso Sánchez cuenta con la ayuda de al
menos dos intermediarios de San Ignacio y uno más de Tenango.
Por otro lado, en la Central de Abasto de Puebla, mucho mas pequeña que la
anterior, algunos bodegueros señalaron que sólo hay 3 ó 4 de ellos dedicados
exclusiva o mayoritariamente a la comercialización del ejote46. Sus
compradores son pequeños y medianos comerciantes de mercados y tianguis
locales, por lo que sus ventas las hacen desde dos o tres arpillas hasta treinta,
dependiendo del comprador.
Por último, la Central de Abasto ubicada en Huixcolotla es propiedad de la
Sociedad Cooperativa de Comerciantes de Huixcolotla, y se encuentra
aproximadamente a una hora y media de la ciudad de Puebla. Es una central
más grande que la de Puebla, y se comercializan principalmente frutas y
46
El SNIIM, en su Directorio de comerciantes mayoristas tiene registrados 16 bodegueros en la Central de Abasto de Puebla, cuyo giro comercial, entre otras frutas y hortalizas, incluye el ejote.
86
hortalizas. A diferencia de las otras dos en que la venta inicia en la madrugada
y termina unas pocas horas después, en Huixcolotla empieza alrededor de las
8 de la mañana y continúa durante todo el día hasta las 5 ó 6 de la tarde. Gran
parte de sus compradores son comerciantes de otros estados del país,
principalmente del sureste de México (Veracruz, Tabasco, Campeche,
Quintana Roo). Compran en grandes cantidades y de diversos productos que
transportan en camiones y Termo Kings, para abastecer ciudades como
Cancún, Jalapa, Iguala, Chiapas, Orizaba, Monterrey, entre otras.
Entre los comerciantes de la CEDA-DF y los de Puebla y Huixcolotla existe una
diferencia importante en la forma de asegurar el abasto de sus bodegas. Los
primeros comercializan casi exclusivamente los envíos a comisión por parte de
los productores, mientras que la principal forma de abastecimiento de los
comerciantes poblanos47 es la compra por huerta que realizan los
intermediarios con los que trabajan. En ambos casos recurren ocasionalmente
a la compra de carga de intermediarios independientes o de otros comerciantes
mayoristas.
Las centrales de Puebla y Huixcolotla, parecen estar relacionadas por distintos
agentes y de diversas formas. Algunos dueños de bodegas en Puebla son a la
vez dueños de locales en Huixcolotla. Otros tienen relaciones comerciales
entre sí; los bodegueros de Puebla por ejemplo, además de comprar huertas
de ejote para abastecer sus bodegas, abastecen también algunas bodegas de
Huixcolotla. En un caso un comerciante poblano y otro de Huixcolotla habían
sido socios en temporadas anteriores comprando huertas para abastecerse a
ellos y a otros comerciantes o empacadoras para exportación.
Cabe mencionar aquí el papel de las empresas empacadoras48 en el sistema
de comercialización del ejote de Morelos y de las nuevas zonas ejoteras.
Aunque se tienen pocos elementos de investigación, puede decirse que la
compra de ejote de Morelos durante los meses de diciembre y enero por parte
de estas empresas es algo relativamente común y reciente. En la zona de
47
Algunos de ellos han intentado trabajar bajo el sistema de comisión y préstamos pero no han mantenido esta práctica, en parte debido a pérdidas por los clientes deudores. 48
Las empresas empacadoras se encargan del envasado y labores poscosecha relacionadas
con la selección y acondicionamiento (pre-enfriado por ejemplo) de frutas y hortalizas.
87
estudio está la presencia de al menos un dueño49 de una empacadora
dedicado a la compra por huerta para exportar ejote ayudado por más de un
intermediario cada temporada. Otros compran por huerta y varias empacadoras
en Puebla o en Morelos50 son sus clientes para exportación. También en las
mismas centrales de abastos en ocasiones hay quienes buscan ejote de
calidad para exportación.
Debido a que el ejote no requiere permisos fitozoosanitarios como el caso del
mango o el tomate, la producción no tiene que ser controlada desde el inicio.
La compra por huertas es una forma de asegurar la calidad, forma y tamaño
requeridos para considerar un ejote de exportación, a la vez que se evitan los
riesgos de pérdidas del producto, además de que permite comprar el producto
al precio en el mercado mexicano. Cinco días antes de la cosecha se evita
fumigar la planta para evitar los residuos de pesticidas únicamente, y al
momento del corte se procura lavarlo con agua congelada con el fin de
mantenerlo fresco y envasarlo en cajas para evitar que se maltrate.
La misma tarde del corte el ejote se envía a la empacadora donde se vuelve a
enfriar y se selecciona en las bandas. El envío se realiza en cajas de distintos
pesos dependiendo hacia que país y zona vaya a exportarse. Uno de los
encargados de exportar ejote -en conjunto con el dueño de una empacadora en
Puebla- mencionaba que para la exportación hacia la costa Oeste de los
Estados Unidos las cajas son de 26 libras (11.8 k), mientras que para la costa
Este del mismo país se envían cajas de 30 libras (13.6 k). Una vez
seleccionado, empacado y enfriado se transporta nuevamente en camiones
refrigerados (Termo-kings) hasta la frontera. En dos de las empacadoras
visitadas en los municipios de Huixcolotla y Cuapiaxtla de Madero (ambos
dentro del estado de Puebla) laboran alrededor de 30 a 40 trabajadores en la
selección y empaque.
49
Este agente además es familiar de otros bodegueros de las centrales de Puebla y Huixcolotla y tienen negocios conjuntos, pues las mismas huertas que compran abastecen sus dos bodegas y la empacadora, mas las compras de producto que cada quien realiza por su parte. 50
Algunos intermediarios y bodegueros recordaban haber vendido ejote a una empacadora en Puente de Ixtla y Yautepec. En el primer caso probablemente corresponde a lo señalado por Saldaña (2006), respecto a la compra en grandes cantidades diarias de esta hortaliza por parte de la empresa Rio Grande de Morelos.
88
Los lugares a donde se envían cargas de ejote y que mencionaron productores,
intermediarios y bodegueros son Dallas, Bakersfield, Los Ángeles, Mc Allen, y
Nogales en Estados Unidos, y Toronto y Vancouver en Canadá. En el caso de
una empacadora, ésta trabajaba con distintos distribuidores en los dos países.
Para exportar participaba un tercer agente quien se hacía cargo de contactar a
los clientes en el extranjero y asegurar los permisos y transportes. En las cajas
etiquetadas este agente figura como el productor y distribuidor, mientras que la
marca corresponde a compañías en Bakersfield y Los Ángeles.
3.7 Resumiendo puntos de interés
A lo largo de este capítulo se ha descrito de manera general el funcionamiento
de la cadena de producción y distribución de ejote en Tenango y (por las
razones ya expuestas) San Ignacio, la cual reposa en seis posiciones básicas.
Como se señala, cada agente tiene responsabilidades y tareas bien definidas y
distintas de los demás, lo cual hace que todos sean necesarios para llevar a
buen término el objetivo principal de esta cadena: producir y vender ejote.
Hay que destacar también dos elementos que están presentes a lo largo de la
cadena: que el carácter perecedero del producto condiciona la coordinación y
precisión de esta cadena (y de otras muchas cadenas de productos
agroalimentarios como ya se ha visto), y el hecho de que todos los
participantes tengan largas trayectorias laborales dentro del mercado de trabajo
del ejote en Morelos.
Creo que también es relevante destacar el carácter especulativo y dinámico de
la demanda, que puede ser mejor sorteada por comerciantes e incluso por
grandes mayoristas que tienen más de un canal para darle salida, si bien
queda claro que éstos no acaparan producto si no les conviene, solo dejan de
comprarlo en la zona y ya. En cambio, los productores no pueden dejar de
vender so pena de absorber el costo de la pérdida y su capital para invertir en
otros cultivos (o no poder saldar deudas).
La exitosa organización de la cadena estriba en gran parte de los vínculos y
formas de relacionarse entre unos y otros agentes, que, como se puede
observar son diversos y variados. En cada relación hay varios intereses en
89
juego y cada agente se posiciona dependiendo de sus recursos, no sólo
materiales (tierra, dinero, camión, etc.), sino principalmente conocimientos y
habilidades. A la vez, de estos conocimientos depende la red de contactos que
cada quien puede ir formando dentro de esta cadena para participar en
determinada posición frente a los otros. Las largas trayectorias laborales
favorecen igualmente la creación de redes y la acumulación de recursos
(sociales y culturales).
Antes de analizar en el siguiente capítulo esta serie de vínculos, conexiones,
disputas y posicionamientos, tiene que hacerse énfasis en el carácter “informal”
de las relaciones. En ningún caso existen contratos escritos, ni firmas de
ningún tipo. Todos son acuerdos verbales a los que, sin embargo, se les
confiere la misma seriedad y nivel de compromiso. En juego está “la palabra”
de los participantes en la cadena. Los intercambios por tanto, no son sólo
económicos, sino que están revestidos y respaldados de una serie de
relaciones sociales igualmente importantes.
Finalmente quiero agregar y resaltar el papel cada vez más importante del
intermediario comercial en la cadena del ejote. De sus acciones depende el
buen funcionamiento de la misma y la mayor o menor participación del resto de
los agentes, sus posicionamientos y negociaciones.
90
4. Apuntes finales
Se ha descrito ya el funcionamiento de la cadena y la participación de cada uno
de los agentes. Quiero hacer énfasis ahora en la alta coordinación de la misma,
pero sobretodo en los elementos que coadyuvan a conservar y generar esta
organización entre los participantes.
En primer lugar, creo que en gran parte se debe a los mecanismos de
intercambio y reciprocidad que se generan al interior de la cadena. En segundo
lugar y aunado a lo anterior se encuentra también el tejido de relaciones
sociales que subyacen a la misma (vecindaje, patronazgo, amistad). Y
finalmente, en tercer lugar, las tareas de los intermediarios comerciales, que
como ya se ha visto no sólo cumplen con su función principal de abastecer a
los mayoristas de ejote, sino que vigilan y dirigen todas las otras tareas de los
diversos agentes participantes. Con ello se aseguran de que el producto
recorra en buenas condiciones todas las fases de la cadena.
Quizás a lo largo de la exposición de este trabajo no se ha recalcado con
suficiente énfasis el carácter procesual e institucional de la cadena de
producción-comercialización del ejote aquí estudiada, tal como Polanyi (1976)
entiende al sistema económico. Entender y explicar el conjunto y
funcionamiento de la cadena del ejote primero como un proceso en los
términos de movimiento que Polanyi plantea, mas allá de la sola ilustración del
organigrama, permite plasmar la idea de un sistema no estático. Los cambios o
movimientos de locación del producto son parte de esta naturaleza procesual,
así como los cambios de apropiación y la circulación de bienes de una mano a
otra (Polanyi, 1976:159), y ello se ilustra claramente en cuanto al recorrido y
transportación del ejote entre lugares físicos y al paso de un propietario a otro.
De la misma forma el dicho carácter de la cadena se observa en términos de
movimientos a través del tiempo, y los cambios que se suceden temporada tras
temporada al interior de la misma.
En conjunto con el carácter procesual, el análisis de los sistemas o hechos
económicos se complementa con la comprensión de su aspecto institucional:
La institucionalización del proceso económico dota al proceso de unidad y
estabilidad; crea una estructura con una función determinada en la sociedad;
91
traslada el lugar del proceso en la sociedad, añadiendo de este modo
significación a su historia; centra el interés en los valores, los motivos y la
política. ... La economía humana, pues, está incrustada y enredada en
instituciones económicas y no económicas (Polanyi, 1976:161).
De igual forma la cadena del ejote se encuentra incrustada en instituciones
económicas, y más interesante aún, instituciones no económicas como la red
de relaciones sociales dentro de la cual se mueven los participantes de la
misma. Cada operación de la cadena implica un intercambio comercial o
contractual que podría ser gráficamente captado puesto que se trata de un
momento aislado. Sin embargo, detrás de estos intercambios se da una serie
de reciprocidades y de otro tipo de intercambios ya no materiales o
directamente insertados en la cadena que van creando nuevas solidaridades,
competencias y redes sociales al interior de la cadena o que se traslapan a
ella. Dichas relaciones a las que nos referimos y que ya han sido mencionadas
perviven más allá de las situaciones contractuales, y existen previas a ellas. En
algunos casos han sido vecinos, paisanos, parientes, amigos. Después de
finalizada la época de cosecha cada agente busca reforzar y conservar el
vínculo que le permitirá insertarse en el mercado laboral la temporada
siguiente. De ahí la importancia de acciones y negociaciones para manipular y
mantener sus relaciones y del manejo de la variedad de sus recursos que le
han permitido y seguirán permitiendo su inserción en la misma. Por lo mismo,
otra lectura alternativa es el de explicarlos como nodos dinámicos, en donde en
cada operación se presentan códigos específicos al momento de relacionarse,
además de los códigos comunes a toda la cadena.
En este sentido vuelve a ser importante el análisis del aspecto procesual de la
cadena que se pueda realizar, suponiendo, como Gluckman (1975) que “un
análisis completo [de casos o situaciones sociales] continuaría trazando
relaciones dentro de los grupos específicos implicados retrocediendo en el
tiempo y luego avanzando, si es posible”. A ello Gluckman le ha denominado el
estudio del proceso de la vida social, el cual desde su punto de vista genera un
conocimiento más profundo de las culturas y los sistemas sociales.
Bajo estas premisas puede explicarse entonces por qué a lo largo de todo el
trabajo se ha hablado de la cadena del ejote y no de intercambios económicos
92
aislados. Lo que aquí se ha intentado plantear por tanto es que el proceso de
producción y distribución del ejote sólo puede entenderse como el conjunto de
cada una de sus fases vistas en secuencia y de las relaciones que se
establecen entre los agentes que participan en cada una de dichas fases. De
tal forma la cadena del ejote se constituye como una Cadena Global de
Mercancías en la forma que Gereffi, Korzeniewicz y Korzeniewicz (1994:2) las
han descrito, es decir, como el conjunto de redes interrelacionadas y que
funcionan todas alrededor de la generación de una mercancía, en este caso el
ejote y cuyas redes están conformadas por los participantes de las actividades
de producción, corte, transporte y comercialización de esta hortaliza, pero
también por las instituciones o comunidades dentro de las que se insertan
estas actividades, las redes sociales a las que pertenecen los agentes
participantes y los mercados por donde se distribuye el ejote a distintos niveles.
Retomando las ideas finales del capítulo anterior, debe señalarse que si bien la
cadena del ejote funciona de manera coordinada y organizada, donde en cada
fase o nodo hay agentes encargados de actividades específicas y
diferenciadas, no necesariamente los vínculos al interior permanecen estables
y armónicos, puesto que, según el lugar que se ocupe dentro de ella (siendo
cortador, transportista o mayorista), se puede disputar por mayores beneficios
(económicos, mejores condiciones de trabajo, etc.) en la misma. En cierta
forma puede decirse que se ha conformado un campo empresarial, concepto
del que se habló en el primer capítulo y el cual González (1994, citado en
Calleja y González, 1999: 24) describe como “una unidad social y cultural que
crean todos aquellos que compiten por apropiarse de las utilidades que se
generan con la producción y venta de una mercancía o de un grupo de
mercancías”.
Cabe señalar sin embargo, que no todos los involucrados en la cadena forman
parte del campo empresarial. En sentido estricto sólo los comerciantes
mayoristas, los dueños de empacadoras, brokers y quienes participen en las
fases subsecuentes a la comercialización y empaque compitiendo directamente
por las utilidades de la producción y venta del ejote son parte de este campo. El
propio González ha delimitado su categoría
93
...a los empresarios, entendidos como propietarios de los medios de
producción, pero lo he hecho extensivo a los corporativos de las empresas
transnacionales que tienen un papel fundamental en la toma de decisiones de
las mismas y los he definido como actores colectivos empresariales51.
Queda entonces abierto a discusión el lugar de los otros agentes dentro del
campo empresarial y si forman parte de él o no. Desde nuestro punto de vista
el intermediario comercial, aun sin ser dueño de los medios de producción, sí
compite por las utilidades generadas en la cadena dado que además de recibir
su salario obtenido por sus servicios (como trabajador y extensión de las
funciones del mayorista que lo llevan a velar por sus intereses), suele obtener
ganancias extraordinarias de otras maneras (por ejemplo cuando los
intermediarios se arriesgan invirtiendo su propio capital para la compra de
huertas, al recibir mejores pagos dependiendo del valor del ejote en el
mercado, etc.). Lo mismo sucede en el caso de los transportistas quienes sí
son dueños de sus medios de producción (los camiones) y compiten por las
utilidades generadas, pues al participar en el valor agregado del producto,
buscan obtener mejores recompensas por ello.
Los capitanes por su parte, se encuentran en situación distinta al igual que los
productores, en ambos casos su capacidad de negociación (y disputa) por las
ganancias que se generan a lo largo de la cadena queda supeditada a las
decisiones del intermediario o del propio mayorista dependiendo del tipo de
relación que hayan establecido de antemano. Por su parte, el capitán ha
convertido en capital económico su capital social (capacidad de control y
convocatoria sobre los jornaleros), y eso es lo que invierte, con lo cual puede
disputar mayores ganancias, pero ello no puede lograrlo si sus labores están
restringidas por las decisiones del intermediario.
El productor tiene disimilitudes más importantes, y que hacen más confusa su
ubicación dentro del campo empresarial. Por un lado, es dueño del medio de
producción “más importante”: la tierra, y sin embargo en algunos casos aparece
o queda subsumido como mero trabajador del capital (mayoristas),
especialmente cuando delega muchas de sus funciones al intermediario.
Entonces, su capacidad de gestión se ve diluida y el productor se vuelve
51
Comunicación personal, febrero 2008
94
sinónimo de mano de obra para cultivar. Aun cuando esto no suceda –es decir,
cuando el productor tiene un margen más amplio para decidir sobre el destino
de sus cosechas-, el dinero que obtienen por la venta de éstas, en sentido
estrictamente marxista, no pueden ser considerados ganancias, puesto que:
a) su condición de campesino no capitalista es radicalmente distinta al
empresario que se dedica a la acumulación de capital; el dinero que
obtienen de la venta de sus mercancías (ejotes en este caso) sirve
únicamente para obtener otras mercancías, es decir piensa en vender
para comprar;
b) por lo mismo, cuando vende su cosecha, considera dentro del precio
“justo” únicamente el valor de los insumos utilizados (semilla,
fertilizantes, etc.) y la mano de obra pagada (jornaleros), pero no de la
inversión de mano de obra propia y de su familia,
c) ello hace que el valor de su mercancía no alcance a cubrir todo lo que
invirtió, y no cobre por la plusvalía generada de su propio trabajo, por lo
tanto el productor no ha obtenido ninguna ganancia, si entendemos que
esta deriva pues del beneficio que puede obtener el dueño del capital
una vez que ha cubierto todo lo que invirtió (Mandel, 1975).
Por ello, pero principalmente por estar sujeto a las decisiones del capital,
hemos considerado que el productor no participa en esta disputa de ganancias
ni por lo tanto en el campo empresarial. Esto no significa que no pudieran
eventualmente ser parte del mismo, si los productores de ejote del oriente
asumieran un comportamiento económico diferente al actual y participaran en
la cadena como empresarios capitalistas, o al menos “escalaran” en el control
de mecanismos de transporte o acceso al mercado52. No sucede así en el caso
de los cortadores, quienes indiscutiblemente no disputan por ganancias o
utilidades, sino a lo sumo por el reconocimiento justo del valor de su fuerza de
trabajo. Cuestión que por lo demás es relativa ya que hemos visto que el
sistema de trabajo y de pago propicia su sobreexplotación.
52
Cabe recordar el caso mencionado por Andrés Pedreño en el primer capítulo sobre la organización cooperativa de los productores en Murcia, España, que les permite tener mayor control del precio de sus hortalizas en el mercado.
95
Con todo, independientemente de su participación en el campo empresarial, lo
cierto es que todos los agentes de la cadena (cortadores, capitanes, choferes,
productores, intermediarios y comerciantes mayoristas), desde nuestra
perspectiva compiten entre ellos (ya no por utilidades pero sí por otros
beneficios) haciendo uso de sus conocimientos, recursos materiales y
sociales. Esta competencia depende además de los lugares distintos que
ocupan en la toma de decisiones y por ende la posibilidad de ganancia dentro
de la cadena. Por lo tanto sí es importante remarcar que una de las
características mas útiles de la categoría de campo empresarial para nuestro
estudio es el análisis que propone para explicitar tanto el papel de los agentes
participantes y “…su desenvolvimiento y competitividad en el eslabón en que
actúan, como de las relaciones que establecen con los miembros de los otros
eslabones de la cadena” (Calleja y González, 1994:26).
Si bien todos los participantes tienen un objetivo común: producir y vender ejote
con el mayor beneficio económico posible para todos, a la vez cada uno de
ellos persigue intereses propios. De ahí que se den pequeñas disputas al
interior de una cadena ya establecida entre productores e intermediarios o
entre capitanes y cortadores por ejemplo, o con otros agentes que ofrecen los
mismos servicios (capitanes y capitanes) por ocupar una posición ella. Sin
embargo, cualquier fricción o disputa suele verse subsumida en pos del
funcionamiento de la cadena y de la conservación del lugar dentro de ella la
siguiente temporada. Las lealtades (eso no vale…, es la palabra…) y las
relaciones sociales (es mi vecino…) entran en juego entonces como formas de
legitimación, regulación y reglamentación de la competencia entre agentes, lo
que genera una característica propia en este tipo de cadenas en que las
relaciones personales cara a cara juegan un papel muy importante. Este tipo de
relaciones personales pueden clasificarse dentro de los denominados socios
comerciales que Molina y Valenzuela (2007:205) definen como la “amplia
diversidad de instituciones que van desde el kula al compadrazgo y que tienen
como punto en común garantizar seguridad y continuidad en los intercambios”,
las cuales aseguran también en este caso la continuidad del funcionamiento de
la cadena del ejote. Así el compadrazgo, el parentesco, el patronazgo y el
vecindaje entre cortadores, capitanes, transportistas, productores,
96
intermediarios y comerciantes deben interpretarse como “…medios que
intentan garantizar la reproducción social, al postular el mantenimiento de una
obligación social en el futuro definida de forma difusa y flexible para permitir
precisamente su adaptación a una variedad de circunstancias imprevisibles”
(loc. cit.).
4.1 Sobre la estructura organizativa y del funcionamiento
Se ha delimitado ya desde el capítulo anterior y de manera detallada, quiénes
son los agentes participantes en la cadena del ejote de Tenango, y cuál es el
papel y las funciones de cada uno de ellos al interior de la misma. De manera
breve podemos describir la estructura y funcionamiento de la cadena en pocas
líneas: el productor local es el encargado de sembrar y supervisar el
crecimiento de la planta, una vez que la huerta está lista para ser cosechada
grupos de jornaleros o cortadores son los responsables de esta tarea, bajo la
dirección de un intermediario laboral denominado capitán. El ejote envasado es
transportado por los choferes o transportistas hasta las centrales de abasto en
Puebla y la Ciudad de México, en donde los grandes comerciantes mayoristas
o bodegueros llevan a cabo las tareas de comercialización. En mayor o menor
medida un sexto agente participa en cada una de estas etapas: el intermediario
comercial, cuya responsabilidad principal es la de abastecer a las bodegas o
empacadoras de ejote mediante la compra por huerta o los envíos a comisión,
pero que además participa activamente en la coordinación y organización de
las otras tareas de producción, corte y transporte.
La menor o mayor participación de los intermediarios comerciales en cada
eslabón de la cadena influye directamente en la estructura de la misma. Como
ya se mencionó, el trabajo de campo proporcionó datos suficientes para
esbozar de manera general la existencia de tres tipos de estructuras:
1) El productor contacta directamente con capitanes, transportistas y
mayoristas para realizar las tareas de corte, transporte y comercialización (en
este caso no hay intermediario comercial);
97
2) el intermediario otorga préstamos al productor a nombre del mayorista, y con
frecuencia se hace responsable también de asegurar el corte y transporte de la
cosecha; y
3) el intermediario, mediante compra por huerta se encarga de abastecer las
bodegas, en cuyo caso es el responsable directo de la cosecha y de que el
ejote llegue a su destino. Mientras tanto el productor, una vez vendida la
huerta, se deslinda de los gastos o pérdidas subsecuentes.
En cualquiera de los casos debemos mencionar que de ninguna forma se trata
de ejemplos de canales verticalmente integrados o de casos de agricultura por
contrato. Cada agente participa de manera individual e independiente en la
cadena, no sólo en el sentido de que realizan tareas diferenciadas, sino
también que cada uno trabaja bajo sus propias condiciones. Se trata por tanto
de un canal fragmentado en el sentido que supone Dannhauser (1991), donde
el poder se distribuye entre sus miembros (aunque no equitativamente). Con
relativa autonomía cada agente gestiona sus actividades, en base a sus
propios cálculos de pérdidas y ganancias.
Tampoco, y aunque en ocasiones pareciera serlo, se trata de agricultura por
contrato, puesto que aun cuando mayoristas financian gran parte de la
producción de ejote en el oriente de Morelos, ellos no tienen injerencia directa o
toma de decisiones en el cuándo y cómo de la producción. Los acuerdos son
siempre verbales, y no se especifican cuestiones técnicas, fechas o cantidades
a entregar, como si sucede en los contratos formales llevados a cabo en otras
producciones nacionales (por ejemplo, en el tabaco (Mackinley, 1999)).
Con todo, no puede dejar de señalarse la influencia que tienen los mayoristas
en la zona, gracias a estos financiamientos y la práctica cada vez mayor de la
compra por huerta. Muy probablemente la expansión de la producción de ejote
desde los municipios del centro del estado (Cuautla y Ayala), hacia las zonas
productoras en el oriente (Jonacatepec, Jantetelco, Tepalcingo y Axochiapan),
fue resultado de las decisiones consientes de varios bodegueros de la CEDA-
DF, en su búsqueda por ampliar los lugares de abastecimiento. Lo mismo
sucedió con la presencia de mayoristas poblanos en la zona dedicados a la
compra por huerta para abastecerse del ejote producido en el estado, y en que
el factor de la distancia parece ser decisivo también.
98
En este sentido deben plantearse además algunas preguntas respecto a si esta
ampliación o posible diversificación de las zonas de abastecimiento de Puebla
corresponde solo con la también ampliación del mercado nacional de esta
hortaliza, o de manera más directa con el boom explosivo de la demanda de
ejote para exportación que se ha dado en los últimos años. Si bien no tenemos
datos suficientes para realizar tal afirmación, ésta parece ser la tendencia si se
observan ciertos elementos, tales como: existencia y desarrollo de
infraestructura de empaque en el estado de Puebla, la práctica de la compra
por huerta y la mayor presencia de agentes poblanos en la zona durante los
meses de mayor demanda en el extranjero.
4.2 Importancia de lo personal, las redes sociales, los saberes y los
mecanismos de intercambio y/o reciprocidad
La cadena de producción y distribución del ejote se compone de una serie de
intercambios económicos organizados unos tras otros en secuencia ordenada:
el productor intercambia su cosecha o huerta por dinero, los cortadores
intercambian su fuerza de trabajo por un salario, el transportista vende sus
servicios..., y así sucesivamente. Aunque el funcionamiento de esta cadena
hasta ahora se ha planteado de manera sencilla, mencionando las actividades
de cada uno de los agentes, se debe recordar como dice Polanyi, que la
economía humana está incrustada y enredada en relaciones económicas y no
económicas.
El esquema para explicar la estructura y funcionamiento de esta cadena bajo
esa premisa se hace mucho más amplio porque además de entender las
responsabilidades de cada participante, se hace necesario entender también la
red de socios comerciales (Molina y Valenzuela, op.cit.:205) o de relaciones
sociales “no económicas” y las formas de vincularse que existen entre ellos. En
este sentido Wolf (1980:20) señala que conjuntamente con los sistemas
institucionales económicos y políticos de las sociedades complejas existe una
serie de estructuras no institucionales o de relaciones sociales informales, a las
que también denomina paralelas y que “producen el proceso metabólico
necesario para que funcionen las instituciones oficiales”. Dentro de estas
99
instituciones paralelas, Wolf señala la importancia del estudio de tres de ellas:
las relaciones de parentesco, de amistad y de patronazgo.
Por su parte, Sydney Mintz (1982:20-21) ha denominado a esta serie de
vínculos el elemento personalista de la actividad mercantil, señalando que
“detrás de la operación de oferta y demanda hay toda una red de tratos de
persona a persona que persisten a través del tiempo y que sobreviven a
cualquier transacción”. Mintz explica que por medio de este elemento las
transacciones comerciales varían ligeramente dependiendo de las relaciones
personales que existan entre comprador y vendedor. De la misma forma
sucede dentro de la cadena del ejote en el oriente de Morelos, así por ejemplo
un intermediario puede favorecer a sus amigos o vecinos más cercanos en
cuanto a la extensión del crédito, o los capitanes pueden realizar favores a sus
clientes predilectos (haciendo el corte mas rápido o trabajando horas extras
para terminar con la cosecha de una huerta por ejemplo).
La misma importancia le otorga Lomnitz (1978) a las relaciones no económicas
dentro del sector informal del sistema urbano de la Ciudad de México, la autora
cita a Roberts (1976 en Lomnitz 1978:132) quien menciona que “las relaciones
se organizan como parte de un capital social que reemplaza también las
credenciales y las carreras organizadas de la economía formal”. Si para el caso
de las barriadas de la Ciudad de México las relaciones con intercambios más
intensos se basan en el parentesco (Lomnitz, 1978:133-134), en la cadena del
ejote puede plantearse que los mecanismos de intercambio y/o reciprocidad se
basan principalmente en relaciones de vecindaje, amistad, parentesco y
patronazgo.
Estos elementos personales tienen una justificación económica (Mintz,
1978:21), y al contrario de lo que pudiese pensarse como relaciones casuales,
los participantes de la cadena conservan y promueven la creación de este tipo
de relaciones. Es decir si bien muchas de las relaciones entre los agentes
participantes existen previas a cualquier relación contractual, los mismos
sujetos desarrollan una serie de intercambios y reciprocidades para estrechar
sus lazos de amistad o vecindaje, y con ello buscan situarse dentro de la
cadena con una posición privilegiada frente a otros que compiten por el mismo
lugar. En los casos en que dichos lazos no existan previamente, los sujetos
100
buscan promover esta serie de relaciones con otros participantes mediante la
confianza y la lealtad o el intercambio de favores, información, etc. De esta
forma:
Las redes de intercambio evolucionan de acuerdo al flujo de intercambio
recíproco de bienes y servicios. Hay retroalimentación entre el acto individual
de intercambio y el incremento de confianza que a su vez promueve
intercambios futuros (Lomnitz, op.cit.:135).
Dos elementos deben quedar incluidos en estas ideas finales sobre la
importancia de lo personal y las redes sociales que se forman alrededor de la
cadena del ejote: 1) el hecho de que todas las relaciones entre los agentes se
establezcan cara a cara y 2) el carácter informal de los contratos establecidos,
los cuales en realidad son acuerdos verbales. Estos dos elementos cambian
radicalmente la naturaleza de la cadena del ejote, a diferencia por ejemplo de
la agricultura por contrato o las cadenas de productos industriales.
Los contactos cara a cara le otorgan un elemento personal a esta cadena,
razón por la cual los participantes procuran los intercambios recíprocos entre
pares o no. Lomnitz (1978) ha marcado este tipo de intercambios, identificando
dos tipos de relación, el intercambio entre iguales, y la relación patrón/cliente.
Wolf (1980) por su parte menciona la existencia de clases cualitativamente
distintas de intercambio en las relaciones de amistad y patronazgo. Ambos
autores mencionan que en las distintas relaciones hay diferentes tipos de
intercambios. Así por ejemplo, señalan que el intercambio entre iguales o entre
amigos es de tipo simétrico, donde los involucrados suelen intercambiar bienes
o servicios de valor similar. No así, obviamente en las relaciones patrón/cliente
donde existe un desequilibrio y “una de las partes dispone de posibilidades
claramente superiores para conceder bienes y servicios” (Wolf, 1980:34).
Cabe señalar aquí el tipo de bienes y servicios que suelen intercambiarse entre
los agentes de la cadena del ejote: información, préstamos, ayuda laboral y
servicios (Lomnitz, 1978:135). De ello existen varios ejemplos: la información
que otorga el capitán o el transportista al intermediario en cuanto a la calidad
de las huertas, los préstamos del capitán a sus jornaleros, los servicios o
“talachas” que realizan los transportistas, el intercambio de información entre
capitanes o entre capitanes y transportistas, etc. Por otro lado, en las
101
relaciones asimétricas, por parte del cliente al patrón suele otorgarse a cambio
una estima o lealtad, por ejemplo de parte de los cortadores al capitán o de los
productores al intermediario o mayoristas.
Con todo, y aun cuando unos y otros se pueden reconocer como patrones o
clientes, en las relaciones patrón/cliente se suele dar un trato similar al que
existe en los intercambios entre iguales, los cuales suelen ser pocos. Así por
ejemplo aunque es claro el desequilibrio entre productor e intermediario, este
último reconoce la importancia de los tratos cordiales entre ambos. Dado que el
factor incertidumbre está muy presente para todos los agentes de la cadena
(hoy pueden ser parte de ella y la siguiente semana no) el manejo de las
relaciones y el discurso como un trato entre iguales se vuelve esencial para
conservar vigente la red de relaciones y reducir la tensión de su antagonismo,
puesto que nadie está obligado bajo contrato escrito a cumplir con los
compromisos adquiridos y cada quien busca su propio beneficio.
La naturaleza verbal de los acuerdos que se establecen en el intercambio de
mercancías y servicios hace que los valores de lealtad, cumplimiento y
confianza sean altamente apreciados. Además dado que es un campo formado
casi exclusivamente por hombres, se hacen extensivos aquellos valores
culturales asociados con lo que se considera una conducta masculina correcta,
tales como cumplir “la palabra” y preservar el honor; por lo que estas
cuestiones son muy importantes en el manejo de estas relaciones, donde cada
cual juzga a los demás y sabe que será juzgado.
4.3 El papel del intermediario comercial
Antes de hablar de los intermediarios comerciales debemos hacer una
referencia a la categoría de broker de Wolf (1976), entendido como el sujeto
que “monta guardia en las junturas o sinapsis cruciales de las relaciones que
conectan el sistema local con la totalidad” (citado en Lomnitz, 1978:140). Si
bien Wolf (op.cit.; 66) se refiere a las relaciones económicas y políticas entre el
nivel de la comunidad y el nivel de la nación, sobre los cuales no ahondaremos
en este trabajo, sí es importante mencionar las funciones del broker como
mediador entre intereses distintos y a veces opuestos. En este sentido son sus
102
habilidades para operar entre un grupo y otro adoptando “los patrones
correctos de conducta pública” (op.cit.:60), así como la manipulación de sus
lazos sociales los que nos interesan en este punto.
Dependiendo de cada autor se menciona la existencia de diversos tipos de
intermediarios; Lomnitz (1978) establece una división entre reclutadores de
trabajo, caciques políticos, e intermediarios de producción y comercialización
por ejemplo, mientras que otros autores como De la Peña (1986) mencionan
una diferencia entre mediaciones políticas, culturales y económicas. Por
razones obvias en nuestro caso planteamos la existencia de un intermediario
comercial, que opera dentro de la cadena del ejote contribuyendo a relacionar
las distintas voluntades de los otros actores, que por otro lado comparten una
meta común: producir y vender ejotes con la mayor ganancia económica
posible.
A lo largo de esta tesis se ha planteado ya la importancia de los intermediarios
comerciales en las cadenas de productos agrícolas, citando ejemplos de
Rosales (1979), Echánove (2004) o Castillo (1987) sobre los grandes
empresarios mayoristas, los acaparadores locales, etc. Si bien hemos
recalcado una y otra vez la interdependencia entre las funciones de cada
agente en la cadena del ejote, no podemos dejar de mencionar la importancia
cada vez mayor de los intermediarios comerciales o “encargados” en la
organización de la misma.
De acuerdo a la clasificación por ámbito geográfico que Rosales (1976)
establece, el intermediario comercial en la cadena del ejote estaría clasificado
como un acaparador regional, tomando en cuenta sus vínculos con las
centrales de abasto y su poder para financiar a los productores de la zona. Su
función principal como ya se ha dicho es el de servir de unión entre la oferta y
la demanda de ejote en el mercado, es decir, entre productores y mayoristas.
Sin embargo los encargados, como se les denomina en la zona productora,
tienen además una serie de funciones diversas que a primera vista parecen
secundarias, pero sin las cuales la cadena no funcionaria con la misma
coordinación.
Entre estas funciones secundarias se encuentran la de servir como vínculo
entre productor y capitán y productor y transportista, cuando se trata de
103
intermediarios encargados de repartir semilla; o directamente la de servir como
encargado de la organización del corte y transporte del producto, contratando
los servicios de cuadrillas y choferes y vigilando su trabajo, cuando los
intermediarios se encargan de comprar ejote por huerta. Así, a diferencia de
quienes trabajan en otras regiones y/o productos, dichos intermediarios cobran
un nivel de participación muy distinto. Si su papel principal es vincular oferta y
demanda, su existencia dentro de la cadena no podría darse de no ser por
estas otras funciones, tal como sucede, por ejemplo, en el caso de
Tenextepango donde estos agentes no existen y son las oficinas quienes
tienen la tarea de repartir semilla (Sánchez, 2006).
Para la realización de estas labores el intermediario está forzado a tener una
amplia red de contactos, entre los que se incluyan productores, capitanes,
choferes y, por supuesto, mayoristas. Esta red la han ido conformado, en
primera instancia por circunstancias casuales, puesto que sus vínculos con
otros productores locales nacieron de sus relaciones de vecindaje y amistad,
en segundo lugar por sus trayectorias laborales como productores y luego
como encargados, y finalmente, gracias a su capital social y cultural han
ampliado y consolidado su vasta red de relaciones sociales. Tal como lo dice
Lomnitz, refiriéndose a los intermediarios en zonas marginales de la Ciudad de
México, la carrera de los intermediarios inicia en sus redes de intercambio
recíproco (en nuestro caso entre el encargado y otros productores locales):
Inicialmente el intermediario se diferencia de los demás miembros de su red
en los siguientes puntos: 1) el intermediario posee alguna habilidad de valor
económico real o potencial; 2) está en situación de reclutar a los miembros
de su red; 3) posee alguna relación con algún patrón fuera de la barriada
(Lomnitz, 1978:140).
Todos los intermediarios comerciales de la cadena de producción y distribución
del ejote tienen largas trayectorias laborales como productores, su habilidad de
valor económico suele ser la facilidad de palabra y el manejo de las relaciones
públicas, su compromiso con el trabajo y/o su red social y contactos con otros
productores. De ello dependió en gran medida el establecimiento de sus
vínculos con los mayoristas y su capacidad para escalar hasta convertirse en
encargados.
104
Se debe distinguir y diferenciar además este tipo de relaciones entre los
encargados y los otros agentes participantes. Wolf por ejemplo reconoce la
existencia de dos tipos diferentes de amistad: la primera, a la que denomina
amistad emocional se trata de una relación “entre un ego y un alter en la que
cada uno satisface algunas necesidades emocionales del otro” (Wolf, 1980:28),
la segunda, a la que señala como amistad instrumental, en donde “cada uno de
los componentes de la misma actúa como potencial eslabón con otras
personas del exterior” (op.cit.:30). Si entre determinados intermediarios y
productores existe un tipo de amistad emocional, en otros casos esta puede ser
mayormente instrumental. En el segundo caso, el intermediario se convierte en
eslabón entre productor y mayorista, y el productor puede ser el vínculo entre el
intermediario y otros productores o bien con capitanes y choferes. Aun cuando
la amistad tenga claramente una utilidad práctica “es importante que se de en
ella una mínima cantidad de afecto o que se finja cuando no existe” (op.cit:30)
para conservar el vínculo.
Entre las relaciones de los intermediarios con capitanes, choferes y
productores, la mayoría de las veces las relaciones de amistad se convierten
en relaciones de patronazgo, puesto que los primeros poseen “posibilidades
claramente superiores para conceder bienes y servicios” (op.cit.:34), derivadas
a su vez (casualmente) de sus vínculos con los grandes mayoristas.
¿Cuál ha sido entonces la importancia del intermediario comercial en esta
cadena, y qué es lo que hace a este agente radicalmente distinto de los
demás?. Inicialmente en esta tesis habíamos planteado la existencia de un
nuevo centro de operaciones en la zona oriente de Morelos (Tenango), desde
donde se organizaban los procesos de distribución similares (que no idénticos)
en funcionamiento al caso de Tenextepango ya analizado por Sánchez (1996,
2006). La realidad ha demostrado la inexistencia de un centro como tal en
Tenango, y ha resaltado el papel del intermediario como punto de conexión
entre los agentes. El lugar físico del mercado ya no existe y dependiendo del
intermediario este puede moverse. Ahora lo importante ya no es acudir al lugar,
sino con la persona para tener acceso al mercado y a la mano de obra. Se ha
dado pues una flexibilización de los mecanismos de compra-venta de servicios
y mercancías, donde dadas estas estructuras móviles lo fundamental es la
105
coordinación entre los agentes, y es ahí donde radica la importancia de los
encargados. Ello implica nuevas formas organizativas, los agentes
participantes deben de estar concientes de que el éxito del funcionamiento de
la cadena depende de la interdependencia que existe entre ellos. Si bien el
mercado de trabajo es abierto (porque cualquiera puede participar), no basta
con tener el conocimiento o los medios para prestar los servicios, sino
contactar a otros agentes dentro de la cadena.
En segundo lugar la cada vez mayor injerencia de los encargados en todas las
tareas de la cadena, reduce el margen de movimiento e independencia de los
otros agentes. El más claro ejemplo es el productor quien, a diferencia de lo
que ocurre en Tenextepango (Sánchez, 2006) delega por completo muchas de
sus funciones. Poco a poco se reduce el número de decisiones que tiene que
tomar, si antes elegía cuándo, cuánto y cómo sembrar, ahora, debido a la
injerencia del capital, representado por el intermediario y el otorgamiento de
préstamos cada vez menos decide la cantidad y el momento de siembra.
Para posteriores estudios queda la pregunta abierta de si es que esta cadena
de producción y distribución pasará a convertirse en un caso más de agricultura
por contrato, donde en base a contratos escritos se preestablecen y especifican
cantidades, calidades e incluso modos de siembra “recomendando” el tipo de
insumos a utilizar. En tal caso el intermediario podría cobrar mayor fuerza
participativa e independencia en la cadena, o por lo contrario asumirse como
mero trabajador del mayorista bajo un salario fijo y sin capacidad de incidir en
la toma de decisiones.
Así pues, a lo largo de esta investigación hemos intentado reconstruir cómo se
configura y funciona una cadena de producción y distribución de bienes
agrícolas en un caso particular, el ejote en el oriente de Morelos. Su dinamismo
está marcado por la estrecha interdependencia de diferentes agentes o actores
sociales que detentan distintos recursos en el ámbito de la producción o la
circulación, pero que también poseen recursos sociales y culturales
específicos. La reciente expansión de la zona productora ha influido además en
el surgimiento de nuevas mecánicas y formas de relacionarse a las cuales los
participantes han tenido que readaptarse y reacoplarse. Dichos reajustes y
106
reacomodos muy probablemente los seguirán sufriendo a lo largo de los años y
las temporadas en un intento por conservar su lugar dentro de la cadena.
107
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Productor, Huerta Jonacatepec 2007
Cortadores, Huerta Jonacatepec 2007
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En la central, Huixcolotla Puebla, 2006
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