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Colegio Santa María

Proyecto de Grado

2014 – 2015

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EL DEBATE DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA

Este trabajo es el documento resultante del Proyecto de Grado realizado por Daniela

Rincón Reyes como requisito de graduación del Colegio Santa María.

20 de marzo de 2015.

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RESUMEN

La muerte es un hecho de la vida que siempre se tratará de evitar, puesto que ese

fin es el que tanto nos atemoriza. Para ello, la tecnología y la medicina han desarrollado

múltiples maneras de prolongar la vida humana. Sin embargo, la eutanasia se presenta

como la práctica que cuestiona hasta cuándo es pertinente prolongar la vida de una

persona que ha sobrepasado las posibilidades de vivir dignamente a causa de una

enfermedad terminal. Así pues, la eutanasia se refiere al acto de suspenderle la vida a un

enfermo terminal, con el fin de brindarle a éste una muerte digna. La investigación tiene la

finalidad de entender en qué posición se encuentra el país frente a este tema, siendo

Colombia uno de los pocos países en los que ésta práctica es legal. Para lo anterior, se

presenta un debate jurídico y un debate moral, realizado mediante búsqueda en los

archivos del periódico El Tiempo de los artículos publicados sobre la eutanasia entre los

1997 a 2015.

Lo anterior verificará si, entre los medios de comunicación, la hipótesis (las

posiciones a favor de la eutanasia tienen más trascendencia que las posiciones en contra)

era correcta.

Palabras Clave: Vida digna, Muerte digna, Eutanasia, Debate.

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ABSTRACT

Death is the final stage of life, is the end that we are so frightened about. Therefore,

we are always trying to avoid it, for what technology and medicine have developed

multiple ways to extend human life. However, euthanasia is presented as a practice that

questions until what point is pertinent prolong the life of a person who is not living with

dignity due to a terminal illness. Thus, euthanasia refers to the act of suspending the life

of a terminally ill patient, in order to provide him a dignified death. This project aims to

understand how the country is facing this issue, being Colombia one of the few countries

where this act is legal. For this, a legal debate and a moral debate are presented, in order

to show the different positions taken by the country in this great debate. This will allow

proving if the positions in favor of euthanasia have more significance over positions

against this act. For that, arguments with most relevance will be evaluated according to a

File Search taken of the newspaper El Tiempo in articles published among 1997-2015.

Keywords: Vida digna, Muerte digna, Eutanasia, Debate.

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Índice

EL DEBATE DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA ..................................................................................... 2

RESUMEN ............................................................................................................................................ 3

ABSTRACT ............................................................................................................................................ 4

1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................... 6

El debate de la eutanasia en Colombia. .......................................................................................... 6

2. CONCEPTOS IMPORTANTES PARA LA INVESTIGACIÓN ............................................................. 10

Sobre la vida, la muerte y la eutanasia. ........................................................................................ 10

1. Vida digna y muerte digna. ................................................................................................... 11

2. Eutanasia. .............................................................................................................................. 14

3. EL DEBATE MORAL DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA .............................................................. 19

1. La iglesia católica frente a la eutanasia. ................................................................................ 21

2. Vivir: ¿obligación o derecho? ................................................................................................ 23

3. La iglesia no acepta diversidad de opiniones. ....................................................................... 24

4. No se puede promover solo la existencia, se debe promover la calidad de vida. ................ 24

5. ¿Muerte digna o muerte natural? ......................................................................................... 25

6. Debate ético médico. ............................................................................................................ 27

7. Posturas morales que tienen más trascendencia en los medios en Colombia. .................... 31

4. DEBATE JURÍDICO DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA ................................................................ 33

1. Respecto a la legalización de la eutanasia. ........................................................................... 33

2. Respecto a la reglamentación de la eutanasia. .................................................................... 35

5. CONCLUSIONES ......................................................................................................................... 37

BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................................... 41

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1. INTRODUCCIÓN

El debate de la eutanasia en Colombia.

La muerte es un concepto del que ninguna persona se siente con tranquilidad de

hablar, un hecho de la vida que tiene diferentes significados para cada uno, pero

probablemente para todos es ese fin que tanto nos atemoriza. El deseo general de todas

las personas es vivir una vida prolongada, una vida plena, próspera y saludable en la que

podamos alcanzar todas nuestras metas y objetivos. Por lo general, la vida y las cosas

bellas de ésta, como viajar, conocer, disfrutar, compartir con nuestros seres queridos,

obtener buenos empleos, cumplir nuestras metas, desarrollarnos como personas, son

temas interesantes que generan emoción en las personas porque son estos los más

grandes placeres de la vida. Pero, por el contrario, la muerte nos genera incertidumbre y

miedo, ¿acaso es éste un tema que se trata con frecuencia? Para nadie es un secreto que

ésta es vista como algo que debemos evitar mencionar. A pesar de que somos los únicos

seres vivientes que sabemos que vamos a morir, casi nunca se tocan temas tan

cuestionables éticamente, y hoy en día la muerte incluso puede ser vista como un tabú.

Aun así, la verdad es que la muerte hace parte de nuestro ciclo, así que tarde o temprano

ésta llegará y aunque nos interrogue de tantas maneras, algo evidente es que todos

queremos morir en paz, morir dignamente, sin sufrimiento ni dolor. La muerte nos llegará

a todos, y de maneras diferentes, pero esperamos que ésta se dé en condiciones en las

que el sufrimiento no sea una cuestión por la cual preocuparse en los últimos instantes de

vida: todos esperamos una muerte digna.

En este sentido, indudablemente se debe evitar aquello que tanto nos atemoriza,

para lo cual la tecnología y la medicina han desarrollado múltiples maneras de prolongar

la vida humana. El propósito de un médico es evitar a toda costa la muerte del paciente y

prolongar su vida hasta donde más se pueda, haciendo uso de medicamentos y terapias,

algunas muy efectivas y otras que podrían ser desproporcionadas, pero ¿si la vida del

paciente tiene esperanzas mínimas, hasta qué momento es pertinente prolongar su vida

por medio de la medicina? Es indiscutible el progreso de la ciencia al generar tratamientos

elaborados para curar graves enfermedades, pero también es importante evaluar que

estos tratamientos pueden llegar a ser muy dolorosos para enfermos que ya están

próximos a morir. La verdad es que aunque la muerte se quiera impedir, tarde o

temprano, todos los seres humanos tendremos que morir. Pero qué pasaría si la muerte

llega con una enfermedad terminal que nos ponga en situaciones verdaderamente críticas

de salud, ¿qué opciones hay en estas circunstancias? ¿Acaso lo mejor es someterse a

fuertes tratamientos cuando hay esperanza mínima de una recuperación satisfactoria o

dejar de sufrir y afrontar la muerte que posteriormente podría ser más dolorosa? Es aquí,

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cuando se genera el gran debate de esta investigación, un debate entre prolongar la vida

de un ser cuyas condiciones de vida son inhumanas o darle una muerte digna a esta

persona evitando su sufrimiento.

Según el libro La fuente de la vida, a esta práctica se le llama eutanasia, un acto

cuyo principal objetivo es permitir la muerte sin dolor a un paciente que está próximo a

morir por causa de una enfermedad incurable y terminal. Así pues, el sentido principal de

este acto es la cuestión del derecho a morir con dignidad, cuando el sufrimiento

sobrepasa las posibilidades de vivir de una manera apropiada y la muerte parece ser la

mejor opción. Claramente este acto abarca muchas cuestiones, por ejemplo, ¿En qué

momento y quién puede decidir cuándo la vida de alguien ya no es digna hasta el punto

de que ésta haya perdido todo valor y la muerte se considere una mejor opción? Así

mismo, ¿Cómo saber si, a pesar de que el objetivo es evitar el sufrimiento, también se

puede estar acelerando la muerte que ya está próxima a llegar? También, es pertinente

valorar conceptos que se escuchan en nuestro diario vivir, como la vida y la muerte,

conceptos que a simple vista parecen sencillos de evaluar, pero en realidad generan

infinidad de posiciones cuando se habla del derecho a vivir o del deseo de morir

dignamente.

Como se puede ver, la eutanasia es un debate que cuestiona a las personas de

muchas maneras; es uno de los debates más grandes a nivel mundial que genera grandes

polémicas y contradicciones. El objetivo de esta investigación es estudiar el debate de la

eutanasia en Colombia, como un tema que ha cuestionado tanto los valores como la ética

de la humanidad. Esto sucede ya que cada quien toma posiciones diferentes porque para

cada persona la vida y la muerte toman significados distintos, por lo que en esta

investigación se tratarán dichos conceptos, específicamente, en aspectos jurídicos y

morales. De esta manera, con las diferentes posiciones acerca del tema se podrá tomar

una posición argumentativa acerca de en qué posición se encuentra Colombia frente a

este tema.

Este tema surge debido a que desde mi punto de vista ya debería estar establecido

en cuál momento la vida de una persona es indigna y la medicina no puede intervenir más

sobre ella. Desde un principio me causó mucha curiosidad este tema, pues Colombia es de

los pocos países que permite la eutanasia; es importante evaluar cómo el Estado, la

medicina, la Iglesia y las personas en general ven la vida y la muerte en un país en donde

esta práctica es legal. Además me causó mucha curiosidad estudiar como algunos

conceptos como (la vida y la muerte) pueden tener significados tan contrarios para cada

persona.

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De esta manera, la posible hipótesis que hasta el momento se ha planteado para

esta investigación es que, enfocándose en aspectos jurídicos y morales, estos conllevaran

a verificar que es posible que en Colombia las posiciones a favor de la eutanasia tengan

más trascendencia que las que están en contra. Esto se puede inferir teniendo en cuenta

que Colombia es uno de los pocos países en los que esta práctica es legal, lo que permite

comprender que cuestiones como ésta en este país son tratados con mayor madurez y

aceptación entre los colombianos.

Para comprobar lo anterior, es necesario en primer lugar, comenzar definiendo los

conceptos de “vida digna” y “muerte digna” porque según esto, el debate surge. Teniendo

esto claro, se evaluará el concepto de eutanasia, y cómo se ha venido tratando

específicamente en Colombia. Posteriormente se explicarán los diferentes tipos de

eutanasia, y con cuáles se hará válido todo lo que se irá proponiendo a lo largo de la

investigación. Con toda esta información, se pasará a la investigación de los dos debates

que serán estudiados, para finalmente poder determinar cómo es tratada la eutanasia en

el país.

De esta manera, este trabajo contará con cuatro capítulos. La intención del primer

capítulo es definir los conceptos anteriormente mencionados y con los que se va a

trabajar durante toda la investigación. En el segundo capítulo se mirará la posición que

toma el aspecto moral, será un estudio de creencias y valores, incluirá la posición de la

Iglesia Católica y también contará con la parte médica. Posteriormente, en el tercer

capítulo se pretende estudiar la posición del Estado colombiano frente a este tema, se

estudiará qué medidas ha tomado el Estado hasta el momento con respecto al derecho de

vivir y morir dignamente. Finalmente, se presentará un último capítulo en el que se

analizarán las diferentes posiciones tratadas en este estudio, para así verificar la hipótesis

planteada. En este último capítulo, todos estos debates y conceptos se involucrarán entre

sí para poder concluir en qué posición se encuentra Colombia frente a esta práctica.

El periódico El Tiempo ha realizado varios artículos en los cuales se discute este

debate y la iniciativa de hacer de la eutanasia algo trascendental en el país, con ayuda de

una serie de artículos encontrados se mantendrá un interesante cruce de opiniones acerca

de esta práctica. Teniendo en cuenta que la finalidad de esta investigación es realizar una

serie de debates, es muy importante decir que el debate es una forma de discusión que se

caracteriza por enfrentar posiciones sobre un tema determinado. Además, el debate

permite ver y contrastar posiciones opuestas, ampliando así la perspectiva del tema a

debatir. En este caso, un debate jurídico y un debate moral representaran diferentes

posturas sustentadas por medio de argumentos que serán una herramienta para

desarrollar y ampliar la comprensión de este tema. Por lo anterior, lo que se pretende

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evaluar a continuación son las posturas que más relevancia tienen en el debate moral y el

debate jurídico de la eutanasia según una búsqueda de archivo tomada del periódico El

Tiempo en los artículos publicados entre los años 1997 y 2015.

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2. CONCEPTOS IMPORTANTES PARA LA INVESTIGACIÓN

Sobre la vida, la muerte y la eutanasia.

Al ser evidente que en gran parte esta controversia se genera por ser un tema que

trata cuestiones como la vida y la muerte, es necesario empezar definiendo los conceptos

de vida digna y muerte digna. Teniendo claro el significado que se tomará para estos

conceptos, se podrá evaluar el significado de la eutanasia, en qué consiste esta práctica y

por qué genera tanta controversia mundialmente. Finalmente, se podrán especificar los

tipos de eutanasia que son pertinentes para la investigación, según lo anteriormente

descrito.

Para empezar a estudiar estas cuestiones, es importante hacer referencia a la

Declaración de los Derechos Humanos ya que, mediante 30 artículos, esta declaración

protege la vida y respalda la muerte, conceptos que como ya se había dicho son de gran

trascendencia para la investigación. En estos 30 artículos se indican los derechos que

poseen los seres humanos y que serán promovidos y protegidos sin discriminación alguna,

todos aclarando el valor de la vida como derecho fundamental. Un ejemplo claro y que

será de gran uso para la investigación, es el artículo 3 de la más reciente Declaración en el

año 2008, que dice que la vida es un derecho esencial de cada ser humano. El artículo

indica que todo individuo tiene derecho a disponer de ésta, de seguridad y de libertad

personal. (Asamblea General de las Naciones Unidas. 2008). Posteriormente, en el

artículo 5 de la misma Declaración, dice que nadie será sometido a tortura, trato cruel,

inhumano o denigrante, lo que significa que nadie es merecedor de sufrimiento, y se

impide que la vida se convierta en indigna por causa de un mal trato. (Asamblea general

de las naciones unidas. 2008). Estos dos artículos son una pequeña muestra de esta

Declaración, pero al fin y al cabo todos los artículos resumen la misma cuestión,

proclaman las necesidades básicas que deben ser atendidas para que todos podamos

desarrollar una vida digna. Así, que se garantice la seguridad y se promueva la igualdad,

que se respete la autonomía y libertad y se constituya un ámbito de justicia en la sociedad

son los grandes valores que establecen una vida sana y digna para cualquier ser

perteneciente a una sociedad. Entonces, si se considera que al cumplirse estos

parámetros se puede vivir dignamente dentro de una sociedad, cabe preguntarse a partir

de esta pequeña muestra de lo que proclaman estos artículos, ¿en qué situaciones estos

derechos se dejan de cumplir? Así pues, al ocurrir esto también se genera una pegunta

fundamental para esta investigación: ¿en qué momento la vida se convierte en indigna?

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Planteando estas cuestiones, a continuación se estudiará lo que es vivir dignamente y en

qué tipo de situaciones se genera una muerte constante aun estando en vida.1

1. Vida digna y muerte digna.

Para resolver dichas cuestiones, a continuación se evaluarán los conceptos de vida y

muerte, y así se podrá entender a qué se refiere cuando se dice vivir y morir dignamente.

Esto es de gran importancia al ser la intención principal de la eutanasia proclamar el

derecho a tener una vida digna y una muerte en paz, aspectos que así mismo, son

proclamados por los artículos descritos anteriormente. Para empezar, la vida es un

concepto que tiene múltiples definiciones y se interpreta a partir de distintos enfoques,

porque para cada persona puede llegar a significar algo diferente. Esto se debe a que

todos crecemos de maneras diferentes y desarrollamos nuestra mente en espacios

distintos y con creencias desiguales. Por ejemplo, desde el punto de vista de la biología, el

Dr. Jérome LeJeuneun, expone que un ser viviente es aquel que se compone a partir de

estructuras moleculares específicas, con capacidad de nacer, crecer, reproducirse y morir.

(LeJeuneun, 2002, p.4). Según este enfoque biológico, la vida es simplemente aquello que

distingue a hombres, animales y plantas de los objetos, siendo seres capaces de percibir y

responder a los cambios de su medio ambiente. Además, una capacidad exclusivamente

del hombre es el poseer un lenguaje, y por ende, poder comunicarse mediante éste, así

pues, a diferencia de los animales, los seres humanos tenemos conciencia del mundo, es

decir, tenemos la capacidad de razonar.

Por esto, es evidente que la definición de la vida no se puede limitar a la simplicidad

de un enfoque biológico, puesto que el hombre no sólo vive como ser biológico sino que

es también un animal simbólico que con su capacidad de razonar, desde sus orígenes, ha

buscado darle un sentido a su existencia que va más allá de los límites exclusivamente

físicos. Como lo afirma el geólogo José Luis San Miguel de Pablos: “Si tantos pensadores

han intentado definir la vida es porque el ser humano tiene, desde siempre, clara noción

de que existen "seres vivos" y "cosas" no vivas, (…) el análisis racional viene en este caso a

constatar intensos debates”. (San Miguel de Pablos, 2001, p.2). Así pues, por medio de

esta capacidad a lo largo de la historia de la humanidad este concepto de “vida” ha

logrado tomar diferentes significados porque hoy en día para cada quien la realidad se

presenta de diferentes maneras y la razón que todos poseemos se ha convertido en una

capacidad para debatir y tener ideales diferentes. Es por esto que es bastante complejo

definir la vida, porque para unos puede ser tan sólo un estado, mientras otros la conciben

como una cualidad que nos distingue de los objetos. Así, también puede ser una actividad,

y al verla desde una perspectiva más amplia y con un sentido sagrado, se considera un

1 Los números entre [] corresponden a la bibliografía que acompaña este documento.

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regalo, un don de Dios, un conjunto de sucesos y el conjunto de estos lo que nos hace

estar vivos.

Entre toda esta variedad de significados, resulta aún más complejo determinar

cuándo empieza la vida y en qué momento específico termina, ya que los debates morales

y científicos difieren en este aspecto. Por ejemplo, muchas posturas sostienen la idea de

que el feto en sus primeras etapas no puede ser considerado un ser vivo, porque éste aún

no ha nacido, como también muchos médicos sostienen la postura de que la vida

comienza desde el primer momento del embarazo, tal como lo afirma el Doctor Mendoza

en la revista de Bioética y Derecho: “No obstante lo anterior, no hay que olvidar que en

realidad, la posibilidad de una vida humana ya se había iniciado desde el punto de vista

biológico, mediante el nacimiento, existencia y desarrollo de los dos tipos de células

primigenias, óvulo y espermatozoide” (Mendoza, 2011, p.19). Con esto se afirma que cada

uno de nosotros comienza a existir en el momento en que hay la información genética

necesaria para crear un nuevo organismo. Entonces, para esta investigación se tomará

que desde el momento de la fecundación se crea la vida.

Teniendo claro cuándo se inicia la vida desde un punto de vista médico, se parte

directamente a otra cuestión: a partir de que la persona es considerada un ser vivo,

entonces, ¿qué es vivir dignamente y en qué momento la vida deja de ser digna? Es difícil

establecer criterios concretos acerca de este concepto porque es complejo entender y

establecer en qué momento la vida de una persona ha perdido el valor necesario, hasta el

punto en que la muerte se convierta en la mejor salida. De igual forma, tal como lo aclara

el libro La fuente de la vida, la vida digna, la calidad de vida, es una cuestión que puede ir

desde la ausencia del dolor físico y el cumplimiento de las necesidades básicas de cada

persona, hasta la estabilidad económica, la educación, y posteriormente, lo que sería un

buen vivir. Pero, indudablemente, sin salud física, los factores sociales y emocionales no

vendrían al caso, ya que es imposible disfrutar de una vida con calidad sin partir de un

buen estado físico, por esto, la salud siempre será lo más importante para el buen

desarrollo de cualquier persona. Es por esto que, según el libro de Bioética principales

problemas y La fuente de la vida, se pudo establecer que para la presente investigación se

describirá la vida digna en cuestiones de salud, aclarando que vivir dignamente es ante

todo poder disponer adecuadamente del cuerpo. Cuando hablamos de la importancia de

la salud nos estamos refiriendo al valor que la salud tiene para que una persona pueda

llevar una buena calidad de vida en todos sus aspectos, considerando así, que la vida deja

de ser digna y la persona deja de tener calidad de vida en el momento en que las

condiciones de salud no cumplan esta función. De esta manera, se puede decir que vivir

indignamente es cuando el dolor es insoportable, las posibilidades de una recuperación

satisfactoria son casi mínimas y las condiciones de vida del paciente son denigrantes.

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Ahora sí, al saber que vivir dignamente es vivir una vida en condiciones apropiadas

de salud, en las que la persona pueda disponer de su cuerpo con autonomía, se infiere

que cuando el cuerpo simplemente no pueda reaccionar beneficiariamente a un

tratamiento porque su estado ha llegado a puntos críticos, la persona está viviendo en

condiciones indignas. Ya en estas situaciones se le estaría dando al paciente una muerte

larga, penosa y humillante, ya que la persona estaría sufriendo demasiado al estar

luchando con un proceso médico mientras también sabe que se encuentra en condiciones

denigrantes de salud. Sin embargo, estas cuestiones se tratarán más adelante con el

estudio de cada uno de los debates, por ahora es importante tener claro que la dignidad

es una cualidad que no poseen los seres que no tienen autonomía y libertad de su cuerpo

y dependen de una máquina para vivir.

Teniendo claro en qué momento la vida es considerada indigna, ahora es necesario

hablar acerca del fin de la vida, es decir, de la muerte, para poder analizar cada uno de los

debates según estos conceptos. Según el aspecto médico y como lo afirma el Doctor

Mendoza, un ser se considera muerto cuando el cerebro falla, ya que es éste el que regula

y controla la función cardio-respiratoria de todo el cuerpo (Mendoza, 2011, p.23). A partir

de lo siguiente, se presenta una cuestión bastante importante: “en este sentido, un

individuo con muerte cerebral es aquel que, auxiliado mediante un respirador artificial, es

un ente vivo que no obstante, se considera legalmente como un cadáver” (Mendoza,

2011, p.23). Con lo anterior se explica el tipo de situación en que la persona es

considerada un ente, es decir muerta medicamente y legalmente. Sin embargo, no lo está

del todo, ya que la persona aún esa viviendo porque sigue respirando, lo que implica que

hay un cuerpo que aún no muere porque hay rasgos de vida. Así, se puede decir que esta

situación es totalmente indigna, porque la persona al tener un muy mal estado de salud,

no posee con autonomía y libertad de su cuerpo, y no tiene la capacidad de decidir sobre

éste, situación que, evidentemente se considera una muerta indigna.

Claramente, morir en esas condiciones no es justo para nadie, esperar ese momento

en un estado vegetativo no se puede considerar de ninguna manera morir con dignidad.

Pero entonces, ¿qué es morir dignamente? Una muerte digna parte del hecho de vivir con

dignidad, tal como se dijo anteriormente, siendo autónomos y libres de decidir sobre el

cuerpo. Morir dignamente es morir sin dolor, o por lo menos en la medida en que la

persona no tenga que afrontar sufrimientos insoportables o prolongar su vida de manera

artificial sin poder sobrevivir por sí mismo. Sin embargo, esta situación se debe evaluar

independientemente, es decir que así se considere que morir indignamente es tener que

padecer de sufrimientos extremos en los últimos instantes de vida, no se puede definir

una sola posición o momento como tal en que esto suceda porque es imposible abarcar

los casos médicos de todas las personas. De esta manera, se puede decir que la cuestión

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de morir dignamente está clara, pero la manera acertada de tratar esta cuestión es que

cada persona pueda definir el tiempo que ésta quiera seguir su tratamiento, ya que es la

única que puede medir el momento en el que no considera digna la manera en cómo está

viviendo. Esto se expone de la siguiente manera: “La actitud correcta es remitir a cada

paciente, en virtud por su autonomía individual, la decisión sobre qué nivel de calidad de

vida puede aceptar en función de sus características determinarán su umbral de

sufrimiento y resignación” (Varga, 1998, p.85). Con esto se pueden aclarar dos factores

importantes: el primero, es que morir dignamente es cuando las condiciones son

apropiadas en la medida en que la persona aún posee esa autonomía de poder decidir

sobre su cuerpo y salud, por lo tanto, y en segundo lugar, la persona es la única que puede

medir su sufrimiento y establecer hasta qué punto quiere continuar con algún tratamiento

médico.

Con todo esto, se puede decir que en realidad lo que importa es la dignidad de la

vida, la salud y el poder morir en paz, sin sufrimientos extremos o situaciones críticas de

salud. Tal como se expone en la siguiente cita: “El valor desnudo de la vida queda

matizado al poner el acento en el adjetivo “humana” y no simplemente, en el sustantivo

“vida”. Lo que tiene valor es una vida de calidad.” (Rodríguez, 2005, p.22). Como lo indica

la cita, la vida no puede ser concebida tan solo como estar vivo, lo que prevalece es la

manera en cómo se vive. Por eso se retoma el hecho de que es necesario abandonar la

idea de que vivir simplemente se limita a una definición biológica, porque como se pudo

ver vivir dignamente se compone de más factores, como el bienestar y la salud de una

persona. A partir de esto, también se puede llegar a la conclusión de que sea cual sea la

situación todos merecemos vivir y morir en condicionas dignas y sin sufrimiento.

2. Eutanasia.

Teniendo claro qué significado se le dará a la muerte y a la vida digna en la

investigación, a continuación es necesario empezar a definir la eutanasia y los tipos de

eutanasia que hay. Para empezar, según La Real Academia Española el término eutanasia

se deriva del griego: "eu" (bien) y "thánatos" (muerte), por lo que significa buena muerte,

es decir, darle una muerte digna a una persona. La Real Academia la define como “la

acción que para evitarle sufrimiento a personas padecientes de enfermedades incurables,

acelera su muerte bajo el consentimiento del paciente o sin éste” (Real Academia

Española. 2001). La eutanasia ocasiona la muerte de un individuo cuya enfermedad

requiere tratamientos extremadamente dolorosos que, en este punto, serían

innecesarios, con el propósito de no tener que llegar a tal punto en que la persona viva

indignamente al vivir de manera artificial. Tal como lo expone el libro Una muerte

razonable, el fin de esta práctica es que la persona tenga el menor sufrimiento posible, y

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además, que pueda tener una muerte digna, en la que sea libre de disponer de su cuerpo

como éste quiera. (Rodríguez, 2005, p.25).

Teniendo esto claro, es importante resaltar qué tipo de eutanasia se tratará en esta

investigación según la definición anteriormente descrita. Teniendo en cuenta el libro Una

muerte razonable, el tipo de eutanasia que se utilizará cumplirá con ciertas condiciones

para que sea pertinente llegar a tener en cuenta la eutanasia. La primera, característica

propia de esta práctica, es que el enfermo ha de padecer, necesariamente, de una

enfermedad terminal e incurable que cause un sufrimiento extremo en la persona; para

que sea necesario recurrir a esta práctica. En segundo lugar, esta práctica es voluntaria, es

una petición del paciente, y bajo su consentimiento. Sin embargo, es importante no dejar

de lado el caso de un paciente que no tiene las capacidades físicas para exponer si desea

esta práctica o no, porque el caso de un paciente vegetativo es indudablemente una

situación denigrante. “La eutanasia no-voluntaria, se plantea cuando no se conoce si el

paciente desea morir. La expresión se suele utilizar en los casos de los pacientes en estado

vegetativo no realizaron unas directrices anticipadas en las que hablaran de sus

preferencias de tratamientos” (Rodríguez, 2005, p.43). Únicamente en este caso es

cuando esta decisión reside en las personas que están a cargo de él, e indudablemente

son estos los casos en los que la persona se encuentra en las condiciones más indignas,

por esto es importante tratarlo. Se tendrán en cuenta las condiciones mencionadas y

también este último caso, ya que es en estas situaciones específicas en que es pertinente

recurrir a la eutanasia, en la medida en que tal vez es la mejor solución para que el

paciente no sufra más.

De esta forma, el tipo de eutanasia que se tendrá en cuenta para esta investigación

es la eutanasia voluntaria y la no-voluntaria, es decir, cuando el paciente decide por

voluntad propia hacer uso de la eutanasia y cuando no se conoce, ni se puede conocer, si

el paciente desea morir, pero se cree que es la mejor opción. Teniendo esto claro, es

importante mencionar que también se dan otros tipos de eutanasia que se clasifican a

partir del modo como se procede en la práctica y si está bajo el consentimiento del

paciente o no. Según el texto Una muerte razonable, se anuncia que contrario a la

eutanasia voluntaria se da la eutanasia involuntaria: “la eutanasia involuntaria se refiere a

la conducta consistente en provocar la muerte de un paciente competente en contra de

su voluntad explícita.” (Rodríguez, 2005, p.45). Es importante aclarar esto porque no se

tendrá en cuenta este caso, tan sólo cuando es no-voluntaria se podrá permitir que no

esté bajo el consentimiento de la persona, ya que en este caso se considera que es la

mejor opción porque la persona se encuentra en un estado vegetativo y el encargado del

paciente decide tomar la decisión de ejercer esta práctica por la persona.

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Por otro lado, y respecto a su intención, se encuentra la eutanasia directa y la

indirecta, y por sus medios, la eutanasia pasiva o activa. Se tendrá que explicar estos tipos

de eutanasia para entender cuáles son pertinentes para la investigación. Según el mismo

texto mencionado anteriormente, la eutanasia directa se da cuando las acciones que se

realizan sobre el enfermo tienen la única intención de provocar su muerte, por ejemplo,

proporcionando una inyección letal al enfermo (Rodríguez, 2005, p.46). Respecto a su

método, este tipo de eutanasia se puede dar a partir de la eutanasia activa o la pasiva.

Según Ramón Macía Gómez, en el artículo La Eutanasia: concepto legal, la eutanasia activa

se da cuando se ocasiona la muerte del enfermo administrándole sustancias letales,

mientras que la pasiva es cuando se suspende o no se inicia el tratamiento ni se hace uso

de ninguna herramienta médica para mantener vivo al paciente (Macía, 2008).

Claramente, son situaciones muy diferentes porque en la primera se renuncia a un

tratamiento, pero se da la muerte inmediata, mientras que en la segunda simplemente no

se empieza o se suspende, pero se espera al momento de morir. En oposición a esto, se da

la eutanasia indirecta, que tal como lo aclara el texto Una muerte razonable, es cuando la

intención principal no es finalizar con la vida del enfermo, sino aliviar su sufrimiento, pero

la cuestión a resaltar es que se llega a la muerte indirectamente: “No busca la muerte del

paciente, sino que ésta es un mero efecto secundario de su auténtica intención: aplacar

una agonía insoportable” (Rodríguez, 2005 p.46). Esto sucede porque al administrar cierto

tipo de analgésicos o procedimientos terapéuticos también se puede obtener como efecto

secundario el acortar la vida de la persona.

Finalmente, existe el suicidio asistido, que aunque no es un tipo de eutanasia se ve

relacionado y es necesario aclarar su distinción porque no se tendrá en cuenta en la

presente investigación. Tal como lo dice el artículo Eutanasia: concepto legal, el suicidio

asistido es “voluntad de no vivir” y no una “voluntad de morir”, lo que quiere decir que es

voluntad del enfermo no querer vivir, simplemente renunciar por rechazar la vida, sin que

necesariamente la persona se encuentre en una situación crítica de sufrimiento. Lo que

significa que en este caso, “es el paciente mismo el que pone fin a su vida de manera

voluntaria y activa, de alguna manera es un procedimiento intermedio entre un suicidio

normal y la eutanasia voluntaria” (Macía, 2008, p.3). Esto difiere con la eutanasia porque

en la eutanasia se proveen los medios necesarios, como venenos o inyecciones, para que

voluntariamente la persona termine con su vida, mientras que en el suicidio asistido es la

misma persona que acaba con ésta por medio de sus propios mecanismos. También

difieren en la medida en que el suicidio asistido generalmente se da en los casos de

enfermedades terminales en las que se decide rechazar cualquier tipo de tratamiento, sin

que el paciente haya llegado a tener un sufrimiento máximo, mientras que la eutanasia se

da en casos de dolor extremo, en los que la muerte es considerada la mejor opción, ya sea

renunciando a un tratamiento o administrando sustancias letales a la persona. Así, se

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puede concluir que el suicidio asistido es semejante al suicidio normal porque es el propio

sujeto el que pone fin a su vida, y con la eutanasia voluntaria comparte el hecho de que la

muerte ocurre en el contexto de una enfermedad penosa e incurable; sin embargo, al no

haber llegado a una situación extrema de salud en la que la muerte sea la mejor opción,

no es considerada eutanasia. Esta práctica no será tomada en cuenta para la investigación

porque como se dijo anteriormente, es necesario que la persona se encuentre en

situaciones críticas de salud para considerar viable hacer uso de la eutanasia.

A partir de todo lo descrito anteriormente es evidente que, la cuestión de la

dignidad tanto en la vida como en la muerte de alguna u otra manera conlleva a

cuestionar prácticas como la eutanasia. Realmente cabe preguntarse si al padecer de

enfermedades en las que las condiciones de salud son deficientes, la vida se está

protegiendo gracias al uso de varios tratamientos o si por el contrario, se está

prolongando la agonía de la persona. Sin embargo, estas cuestiones se trataran

posteriormente, por ahora es necesario tener claro que vivir y morir dignamente es

poseer autonomía y libertad sobre el cuerpo, teniendo una salud y condiciones de vida

apropiadas. Así mismo, el tipo de eutanasia adecuado para analizar estos conceptos según

debates morales y jurídicos es la eutanasia voluntaria, cuando el paciente es consciente de

esto, es una voluntad, y la eutanasia no-voluntaria, cuando a pesar de que no se pueden

conocer las peticiones del paciente, se cree que es la mejor opción. Teniendo todo lo

anterior claro, a continuación se evaluarán dichos conceptos en un debate moral.

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3. EL DEBATE MORAL DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA

Para la mayoría de nosotros afortunadamente la vida es valiosa puesto que nuestra

existencia nos causa felicidad y nos sentirnos beneficiados por ella, encontramos en la

vida un sentido desde que sea digna y placentera. Sin propósito y por ende, carezca ya de

sentido, situaciones en donde estar sumergido por el dolor y condenado a un sufrimiento

constante no permite vivir con tranquilidad y de manera digna. Indudablemente al

disponer de una salud adecuada de alguna u otra forma cualquier situación puede tener

una solución, pues partiendo de esto las demás cosas pueden realizarse, pero es

imposible vivir de manera satisfactoria cuando no se dispone de un cuerpo sano que viva

por sí solo, cuando éste ni siquiera es consciente de que está viviendo. Es en estos

momentos en donde vale preguntarse que significa vivir y morir dignamente pues, en

muchas circunstancias cuando la vida se ve interrumpida por cualquier enfermedad

terminal o atropello contra su bienestar, la dignidad de la persona puede llegar hasta

últimas instancias en donde el vivir entre la desesperanza conlleva a no saber si es mejor

morir o seguir viviendo.

En estas circunstancias la eutanasia se presenta para algunos como la opción más

viable al defender la dignidad del enfermo, mientras para otros es adueñarse de la

muerte, deparando este hecho anticipadamente y poniendo fin a la vida propia o a la de

otros. Sin embargo, a pesar de las diferentes posturas acerca del tema es evidente que

para todos, la vida pertenece a la clase de bienes intocables que no se puede negociar con

nadie. Si la libertad, la expresión, la educación, etc. son derechos de todo ser humano,

con más razón todavía lo es la vida, pues de ésta se parte para todo lo demás, es la raíz

primordial de todos esos bienes y el primero de todos los derechos. La Constitución es

clara en su artículo 11: “La vida es un derecho inviolable. No habrá pena de muerte”. La

vida se defiende tanto en posturas jurídicas, como médicas y religiosas porque ante todo

es valiosa y merece ser promovida y respetada. En esta medida, queda claro que para

todos, la vida es un bien, el debate frente a la eutanasia se inicia verdaderamente cuando

se evalúa cuestiones con respecto a ¿A quién le pertenece ese bien? ¿En qué momento

deja de ser un bien si es que en algún punto deja de serlo? Es decir, que significa la

dignidad humana y también que tanta autonomía y disponibilidad tiene el hombre frente

a esta.

Según lo anterior, el siguiente debate partiría de la pregunta: ¿Tiene el hombre

algún derecho a disponer por sí mismo sobre su vida cuando está incurablemente

enfermo y desea la muerte? Para ello, hay una serie de cuestiones éticas y opiniones que

evalúan y presentan su postura frente a lo que sería obrar de manera correcta con

respecto a la eutanasia según diferentes perspectivas. De esta manera, para responder

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éticamente la pregunta presentada, mediante los diferentes argumentos se valorarán que

es la dignidad humana y hasta qué punto el ser humano es poseedor de su vida.

Para empezar, es necesario evaluar en que consiste la ética y entender cómo se

formará un debate ético. Este tipo de debate se relaciona con todas las posturas acerca

del estudio de la moral y la acción humana. Debido a que el ser humano es un animal

racional, dotado de conciencia y de facultad de juzgar, es esa conciencia lo que permite, a

través del uso de la razón, juzgar el bien o el mal, a lo que se le denomina como

moralidad. De esta manera, cuando algo se evalúa éticamente se está definiendo si es

algo que está bien o está mal, determinando cómo deberían actuar los seres humanos. En

la investigación estos juicios giraran en torno a la posición de la iglesia católica

contrastada con diferentes argumentos que a diferencia del catolicismo, si promueven la

eutanasia como un buen morir.

A pesar de que el propósito de la ética es propiciar el bienestar de toda la

humanidad, el gran problema es que la sociedad en ninguna época se ha puesto de

acuerdo con el significado de “bien”. Esto es tan complejo que el entendimiento de lo que

es el bien se ha dejado a la conciencia individual y juicio personal, mas no a algo definido

con lo cual todas las personas estén de acuerdo. Por ende, es importante mencionar que

lo presentado a continuación es un debate, que aunque brinda una serie de opiniones

acerca del tema, esta concepción solo puede manifestarse según el criterio del paciente,

porque además de ser el único capaz de juzgar su calidad de vida, ninguna persona

además de él pude disponer ésta. Claramente, todas estas cuestiones tendrán validación

solo en la medida en que se refiera al momento en que se haya ofrecido todas las medidas

paliativas adecuadas, solo entonces, será responsable explorar la cuestión de la eutanasia.

Así pues, mediante un debate ético se presentaran las diferentes opiniones morales

en el debate colombiano acerca de la eutanasia, opiniones que serán comparadas para

luego evaluar cual postura tiene más validación entre los colombianos. De esta manera, se

podrán contrastar las posturas a favor y en contra de esta práctica y sus respectivos

argumentos morales para asumir cada posición. Sin embargo, así como no se puede

evaluar concretamente lo que está “bien” también es importante aclarar que en cuanto la

eutanasia no hay ninguna verdad absoluta, pues hasta el momento nadie ni los médicos,

ni teólogos, ni sacerdotes tienen la razón puesto que siempre pasara que las posturas

jurídicas choquen con religiosas haciendo que este tema se “congele” sin brindarle una

última solución.

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1. La iglesia católica frente a la eutanasia.

La institución que actualmente rechaza y combate a la eutanasia, es la Iglesia

católica, la cual tiene una posición trascendental en el debate moral de ésta práctica.

Como mayoritariamente los colombianos son católicos, la religión tiene la labor de

establecer ciertos valores éticos que regulan las acciones del hombre colombiano.

Claramente, esta posición no puede abarcar un cien por ciento del país, ya que tanto la

vida como la muerte son aspectos que siempre han mantenido una constante discusión

debido a la gran cantidad de opiniones y creencias respecto al tema. Sin embargo, el

catolicismo si tiene un gran impacto en este debate, es importante aclarar que la iglesia

siempre ha mantenido la misma posición, en la cual afirma su desconcierto con respecto a

la eutanasia. El catolicismo defiende la vida como obra de Dios, por tanto, disponer

absolutamente de la vida humana, propia o ajena es apoderarse de algo de lo cual el

hombre no es poseedor. De la eutanasia, el Papa Juan Pablo II afirma: ‘De acuerdo con el

Magisterio de mis Predecesores y en comunión con los Obispos de la Iglesia católica,

confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios en cuanto eliminación

deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana.” (Evangelium vitae, n. 65).

Para la fe cristiana la vida siempre ha sido un bien personal, es decir que quitarse la vida o

quitar la vida es una ofensa hacia uno mismo y hacia el prójimo.

La Iglesia católica considera que el aprecio por toda vida humana fue algo

introducido por el cristianismo, ya que desde sus principios la iglesia fue proclamando el

valor por la vida a todas las comunidades paganas que evangelizó. Con esto, la iglesia

argumenta continuamente que actos como la eutanasia y el aborto tan solo fragmentan el

ideal cristiano y alejan la Palabra de Dios de la sociedad. En consecuencia, el Papa afirma

que la ética actual es un retroceso, un retroceso a todos los valores cristianos, él lo

denomina como “cultura de la muerte”. De esta manera, la Iglesia rechaza en todo su

sentido a la eutanasia, porque a pesar de causar la muerte de un ser humano para

evitarle sufrimiento y garantizarle una muerte digna, no deja de ser una forma de

homicidio. La institución nunca estará de acuerdo con la eutanasia, pues si se cree como

dogma de fe que la vida es solo de Dios, cuando el hombre puede decidir y adueñarse de

ésta dando muerte a sí mismo o a otro, se está atentando contra la vida humana y el

poder de Dios sobre ésta.

Estos son algunos de los argumentos principales en contra de la eutanasia que

sostiene la iglesia católica:

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Afirma la inviolabilidad de la vida humana. Es decir que nadie puede atentar

contra la vida de otra persona, por lo que es inaceptable que un médico le

ponga fin a la vida de un enfermo.

Subraya que el significado de morir con dignidad es igual que morir

naturalmente, es decir cuando Dios lo quiera.

El hombre no es poseedor de su vida, pues Dios dispone exclusiva y

absolutamente sobre ésta.

Con respecto al segundo argumento, Alfonso Llano, un sacerdote colombiano

responde a la siguiente pregunta: ¿Nadie está por encima de la persona referente al

derecho sobre su vida, ni la Ley ni el Estado, o tiene sus límites y en este caso cuáles son?

Dice, “La respuesta a la pregunta es religiosa. Aclaro: el verdadero creyente en Dios

reconoce el señorío de Dios sobre la propia vida y acata el momento de la muerte natural

como la forma de morir dignamente. (Llano, 2012). De aquí, se puede decir que como se

ha venido diciendo para la iglesia católica Dios tiene el poder absoluto sobre todas las

cosas, entonces si Dios es poseedor de la vida, ningún ser humano puede sentirse dueño

de su vida o de la de los demás. Por consiguiente, la eutanasia no sería una opción de

muerte puesto que para el catolicismo ni la vida ni la muerte son una decisión del hombre

y mediante esta práctica si lo seria. En este contexto, la eutanasia sería considerada como

rechazo a la soberanía de Dios.

En efecto, acerca de lo expuesto por el sacerdote Llano, muchas opiniones

contradicen estos argumentos e incluso afirman que se califica como injusto el hecho de

considerar un argumento religioso para decidir públicamente sobre un tema tan

trascendental y complejo como éste. Es cierto que la iglesia católica tiene una gran

influencia en la sociedad colombiana, sin embargo, desde otro punto de vista se considera

que no es pertinente dejar a un lado las diferentes posturas acerca de la vida y la dignidad

humana, ya que no es correcto tratar temas tan evaluables mundialmente según una

postura exclusivamente religiosa, como así lo pretende la iglesia en sus posturas radicales

en las cuales son inadmisibles otro tipo de pensamientos. Esto se puede decir debido a

que, el afirmar que el ser humano no es dueño de su vida ni de su cuerpo conlleva a

pensar que los argumentos expuestos por la iglesia católica y presentados por el

sacerdote Llano dejan a un lado la voluntad, libertad y autonomía de cada individuo. A

pesar de que la problemática de la eutanasia enfrenta diversos posicionamientos ante

todo no se puede descuidar los derechos humanos que toda persona tiene, siempre se

deben tener en cuenta para evaluar este tema tanto jurídica como éticamente. En este

sentido, las posiciones pro eutanasia exponen que es necesario concientizar acerca del

reconocimiento del derecho de cada individuo a decidir sobre su propia vida. De esta

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forma, a la hora de legislar la práctica, la Ley debe reconocer y respetar los derechos tanto

del creyente como el del no creyente.

En contraposición con los argumentos de la iglesia:

Toda persona es autónoma y tiene derecho a decidir sobre su vida.

Nuestra sociedad está fundamentada en la protección de los derechos

humanos. Toda persona tiene derecho a decidir si quiere o no seguir

viviendo.

La vida, en determinadas condiciones, puede llegar a ser indigna. No es justo

someter a un enfermo a un sufrimiento constante cuando se tiene el poder

de evitarlo.

2. Vivir: ¿obligación o derecho?

De esta manera, en contraposición a la postura de la iglesia católica se presentan

casos que defienden la autonomía, independencia e individualidad y el derecho que la

persona, creyente o no, tiene de decidir sobre su propia vida. Siguiendo este argumento

se presenta el caso de Sue Rodríguez, un señor de 42 años de edad que padecía de una

esclerosis múltiple. Durante el deterioro de su cuerpo por causa de esta enfermedad,

Rodríguez se preguntaba constantemente lo siguiente “Si yo no puedo dar el

consentimiento para mi propia muerte ¿de quién es este cuerpo? ¿A quién le pertenece

mi vida? Para lo que Sergio Muñoz, un reconocido escritor y columnista de El Tiempo

responde, “Yo no tengo duda alguna. Nadie, ni el Estado ni las iglesias tienen derecho a

decirme que debo hacer con mi cuerpo, con mi vida o con mi muerte. Esas son decisiones

que solo a mí me conciernen. (Muñoz, 2013). Acerca de la pregunta de Rodríguez, se

puede decir que según esta postura el ser humano es el único dueño de su propia vida, ni

el Estado, ni ninguna institución o religión puede disponer sobre su vida porque el mismo

debe decidir cómo vivir y así mismo como quiere morir. Además, si la persona no quisiera

vivir en esa condición ¿qué sentido tendría mantener el cuerpo? Esta postura resalta la

autonomía y libertad que tiene el ser humano ante el ser o no ser de su vida, ya que

disponer de su vida es una libertad.

Si bien la discusión sobre la autonomía en la toma de decisiones al final de la vida es

una pregunta fundamental que debe plantearse en las sociedades modernas, ya que los

tiempos han cambiado y no se puede dejar a un lado la libertad individual cuando se es

parte de una sociedad democrática, en donde las creencias y diferentes opiniones son

respetadas. No se trata solo de respetar la autonomía, se trata de promoverla y aclarar el

valor que cada persona tiene con respecto a su vida y a su momento de morir, es decir

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hacer de esto algo pertinente en casos en que la salud de una persona haya alcanzado un

nivel denigrante.

3. La iglesia no acepta diversidad de opiniones.

Por ende, cuando la iglesia descarta esta libertad humana afirma que para la

institución es imposible aceptar la diversidad de opiniones entre los católicos, puesto que

cualquier creyente ante todo debe proclamar la vida y aceptar la muerte como un hecho

natural y una decisión de Dios. El papa Benedicto XVI afirma, según el artículo “La

Eutanasia” realizado por Sergio Muñoz, que: “el aborto y la eutanasia son pecados tan

graves que la iglesia no admite la diversidad de opiniones entre los católicos” (2011). Se

puede decir que al asumir estas posturas se dejan a un lado muchos factores como los son

los derechos de cada persona y además el hecho de considerar que promover la vida

implica promover una vida indigna y en condiciones inhumanas. Para lo cual, Muñoz

responde al final de su artículo que al fin y al cabo nadie tiene derecho de decir lo que se

debe hacer o no con el cuerpo de una persona.

Volviendo a la pregunta de Rodríguez anteriormente presentada ¿a quién le

corresponde decidir si las personas tienen derecho a solicitar la asistencia de un médico

para morir con dignidad? Con lo anterior, Dalai Lama, un líder espiritual de budismo

respondió en el mismo artículo: “ Si una persona va a morir y padece de un sufrimiento

grande o se encuentra en estado vegetativo y prolongar su existencia solo causará mayor

sufrimiento y dificultades a otros, la ética budista le permite terminar con su vida”(2011).

Al contrastar las posturas de ambas religiones se puede decir que hay un desacuerdo en

las autoridades religiosas, puesto que mientras la Iglesia católica está en desacuerdo con

la eutanasia por considerar que el sufrimiento a la hora de morir es algo natural por lo que

todo ser humano debe pasar así como lo hizo Jesús cuando cargó la cruz para el perdón de

nuestros pecados. Por el contrario, el budismo acepta que prolongar la vida de un ser

vegetativo es completamente innecesario, el dolor y el sufrimiento no deberían ser los

últimos sentimientos de una persona en sus instantes finales de vida, a pesar de defender

la vida, no son partidarios de defender cualquier tipo de vida, porque así como las

personas merecen una vida digna, también merecen una muerte digna.

4. No se puede promover solo la existencia, se debe promover la

calidad de vida.

Lo anterior, conlleva a evaluar lo expuesto por el Papa en el artículo “Papa dice que

aborto, eutanasia y bodas gay afectan la paz mundial”: En el artículo se expone que

quienes trabajan por la paz aman y defienden la vida, es decir que la promueven ante

todas las circunstancias. Benedicto XVI sostiene que: “Para salir de la actual crisis

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financiera y económica, que tiene como efecto un aumento de las desigualdades, se

necesitan personas, grupos e instituciones que promuevan la vida, favoreciendo la

creatividad humana para aprovechar incluso la crisis como una ocasión de discernimiento

y un nuevo modelo economía” (2012). De tal forma, el Papa afirma que para llegar a la paz

es necesario que las personas promuevan la vida en toda su instancia, cosa que es

bastante valida en la medida en que es necesario alejar actos violentos o de agresión que

atenten contra de la vida.

Sin embargo, algo que el Papa no evalúa o considera en su argumento es ¿qué clase

de vida se debe promover? Es decir, ¿se debe promover la vida en todas sus condiciones?

Para ello, el presidente de la fundación Pro derecho a morir dignamente, Juan Mendoza

Vega, defiende la voluntad del paciente y afirma: “El medico tiene a considerar que su

deber es conservar la vida, claro que nuestro compromiso es con la vida. Pero no con

cualquier vida, ni con cualquier clase de vida, a quien está sufriendo de manera intolerable

y no es posible aliviarlo, no se le puede obligar a seguir viviendo, a seguir sufriendo. Eso es

tortura” (2014). De tal forma, es evidente que lo expuesto por el papa es cierto, ante todo

se debe promover la vida y si se promueve la vida, sería una base para construir un mundo

en paz, sin embargo, es importante que este argumento no puede llegar a una última

instancia, en donde por promover la vida no se garantice la calidad de la misma, porque

como lo dice Mendoza afirmando lo de Benedicto XVI nuestro compromiso es con la vida,

sin embargo no con cualquier clase de vida, no con una vida indigna en constante

sufrimiento.

5. ¿Muerte digna o muerte natural?

Según varios artículos se puede decir que ésta última postura tiene gran relevancia,

defendiendo el derecho de cada quien de rechazar una vida indigna, se argumenta del

hecho de que la persona es la única capaz de juzgar que tan fuerte es su sufrimiento y

como es algo que solo ella le concierne, solo ella tiene el poder sobre su vida. Tras el

estreno de la película Mar adentro en el 2005, Oscar Collazos afirma que la película traerá

nuevos argumentos a la polémica universal de la eutanasia. La película denota el derecho

de cada uno a determinar cómo debe ser su vida y hasta donde debe llegar, para el ser

humano es fundamental que respeten sus derechos. Collazos dice que: “A pesar de que la

medicina consigue cada vez un número mayor de personas que prolongan sus

expectativas de vida, se encuentran otras para quien la vida se ha convertido en una

supervivencia indigna, de la cual la única salida parece la muerte.” (2005) Con lo anterior,

surgen cuestiones como ¿Qué queda de la vida una vez perdidas sus funciones esenciales?

Esto porque, cuestionan la dignidad humana y la libertad de elegir como se vive. Para lo

cual, el columnista León Valencia aclara que es partidario de la eutanasia, que está de

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acuerdo con la idea de hacerse dueño de la vida para aliviar un dolor del cual no se es

capaz de soportar. Él dice que a pesar de que las situaciones son diversas, tienen un hilo

conductor que enlaza la dignidad humana tanto con la vida como con la muerte. La

dignidad humana cuestiona los demás argumentos postulados por la iglesia católica,

puesto que es debatible considerar la vida como obra de Dios y la muerte como deseo del

mismo, o por el contrario creer que la muerte es un hecho que merece ser digno y no

tiene por qué estar ligado al dolor.

Según el tercer argumento presentado anteriormente acerca de los aspectos que

contradicen las posiciones de la iglesia, vivir indignamente es vivir de una manera en que

el cuerpo no pueda ejercer su función de manera correcta, a tal punto que la vida se

convierta en una muerte constante, en una vida sin calidad. La dignidad es una

característica que las personas poseen por el hecho de no existir del mismo modo que las

cosas, pues el ser humano siente y es valioso, merece ser tratado con respeto. Es evidente

que en el momento en que la persona vive artificialmente dependiendo de una maquina

no tiene autonomía sobre su cuerpo, así pues, su dignidad, característica que alude al

valor y respeto del ser humano, se ve interrumpida en estas situaciones. Para lo que la

iglesia puede considerar una muerte correcta y natural, para otras personas la dignidad

más que un elemento importante en la vida del individuo, es un derecho del cual no es

pertinente librarse solo por prolongar una vida sin sentido, para muchas la vida solo vale

la pena si es plena y la muerte no tiene por qué estar ligada al dolor.

Para lo cual el filósofo romano Séneca presenta una idea bastante apropiada: “En

consecuencia el sabio vivirá mientras deba, no mientras pueda” Seneca, VIII. (Rodríguez,

2005). Por ende, en muchas ocasiones cuando las cuestiones de salud impiden una

mejoría, el enfermo debería recibir atención médica hasta que él mismo así lo desee,

pues prolongar la vida sobre todas las cosas no siempre será una decisión correcta puesto

que en muchas situaciones el dolor es insoportable, las condiciones en las que vive el

enfermo son denigrantes y las posibilidades de una recuperación satisfactoria son casi

mínimas. Gracias a este valor que denominamos dignidad el ser humano tiene una

distinción con el resto de cosas en el mundo, una distinción de la cual todos somos

merecedores y dueños, pues ni de la vida ni de la muerte propia nadie más puede hacerse

cargo, no puede obligarse a las personas a seguir sufriendo porque se crea que Dios

manda el sufrimiento.

Sin embargo, otras posturas sin dejar a un lado esta dignidad aseguran que la

muerte digna consiste no en adelantarla ni diferirla, sino en aceptarla valientemente

cuando toca morir. Con a lo anterior, Alfonso Llano afirma en una carta ciertas errores o

contradicciones que se han dado en la legislación de la eutanasia, entre lo cual argumenta

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que la vida no es un bien disponible, por tanto es algo fundamental e inviolable. Esta

Inviolabilidad de la vida, conlleva a decir que morir con dignidad es morir justo cuando

Dios así lo quiere, no cuando la vida del enfermo se convierte indigna. Como lo aclara

Monseñor Juan Vicente Córdoba en un debate realizado por el tiempo, “Si el medico dice

que todavía hay espereza, no se procede, porque toda persona tiene derecho a vivir,

aunque ella misma diga que no” (2005). Esta postura afirma que la vida se debe proclamar

en todas sus maneras, lo cual aclara que morir con dignidad no consiste en adelantar la

muerte, pues es algo que el ser humano no debe decidir.

A pesar de que según Liliana Lima, consultora en cuidados paliativos, está

comprobado que la mayoría de pacientes que solicitan la eutanasia no es porque deseen

la muerte en sí, sino por el sufrimiento físico al que se enfrentan y en el momento en que

estos síntomas son controlados el paciente ya no desea morir (1997); es importante decir

que estos son juicios individuales, pues como se ha venido anteriormente es algo que solo

el enfermo puede evaluar. Respecto a lo anterior, se presenta el caso del reconocido

doctor Donald Low, quien padecía de cáncer y grabo un video pidiendo el derecho a morir

con dignidad. “Me gustaría que vivieran 24 horas dentro de mi cuerpo, porque pienso que

eso les haría cambiar de opinión.” (2013). Con la posición de Córdoba y la afirmación de

Lima, tal vez se deja a un lado la calidad de la vida por solo garantizar la existencia, para lo

cual Low dice algo muy sabio y presenta que el dolor es algo que cada quien siente a su

manera y nadie es capaz de juzgarlo puesto que nadie tiene la capacidad de afrontar lo

que la otra persona siente.

Continuando con lo anterior acerca de la dignidad humana, se puede decir que la

muerte no siempre es la peor solución, porque muchas veces cuando la vida es indigna

éste es el camino que se debe seguir por el bienestar de la persona. En primera instancia,

si se deja a un lado la idea de que la eutanasia mata, y que “matar” es peor que “dejar

morir”, se puede decir que la muerte en muchos casos puede ser una solución, porque así

como todos somos lo suficientemente dignos para vivir de manera adecuada, de igual

forma merecemos recibir la muerte sin sufrimientos extremos ni humillantes. Por eso,

sería conveniente que antes de posicionar algo como verídico se tenga en cuenta la

autonomía y libertad de la persona de decidir sobre su vida y cuerpo, teniendo en cuenta

que como lo aclara Donald Low con sus palabras es muy diferente solo hablar cuando se

es ajeno a una situación a cuando de verdad de siente el dolor de una enfermedad.

6. Debate ético médico.

Además de discutir la relevancia católica frente al debate ético acerca de la

eutanasia, también existe un debate médico que cuestiona la labor de éste frente a ésta

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práctica. La medicina es una ciencia dedicada a evitar y curar enfermedades, en otras

palabras es una disciplina de carácter beneficiario, en la cual el medico es un

intermediario entre la ciencia y el paciente encargado de promover el bien. La eutanasia,

como la plantean los defensores de su legalización, afecta la medicina, debido a que las

propuestas de los que la solicitan siempre hacen intervenir al médico, es por esto que es

tan trascendental la parte médica al discutir éste debate.

Es importante considerar que según términos médicos, el doctor Juan Mendoza

Vega, presidente de la fundación Pro Derecho A morir dignamente, afirma que “cuando el

cerebro está muerto ya no hay persona, aunque el corazón siga latiendo y los pulmones

ventilando. Si el daño cerebral es evidente, la persona está muerta y no hay obligación de

hacerle nada.” (2005). Sin embargo, a pesar de que medicamente la persona está muerte

aún hay un cuerpo en vida que merece descansar en paz. Para un médico que trata a un

paciente en estas circunstancias la cuestión de la eutanasia es bastante debatible y

controversial porque surge según diferentes dilemas éticos alrededor de cuando

suspender o cuando omitir tratamientos y renunciar a la posibilidad de ver espereza en las

vidas de los enfermos. El medico se ve enfrentado a la cuestión de alargar una vida

martirizada o él mismo encargarse de acabarla.

A pesar de que es evidente que existe un debate acerca de este tema, el código

Internacional de ética médica aprobado en 1983, formula los deberes del médico para con

los enfermos e indica en primer lugar que el médico debe tener siempre presente la

obligación de preservar la vida humana, y desde luego no causar daño a los enfermos

atentando contra su vida. Posteriormente, la asamblea Médica Mundial, planteo que el

acto de terminar deliberadamente la vida de un paciente, aun cuando es una petición del

mismo no es considerado ético. Es evidente que la función del médico es fortalecer la

salud del paciente, pero cuestionando el argumento de la asamblea Medica Mundial,

también es pertinente mencionar que “Es deber médico ejercer su labor en función del

desarrollo de una vida sana que no debilite la propia salud.” (Varga, 1998, p.80). De tal

forma, todos los médicos deben promover la salud, así como también deben cerciorarse

que el promover la vida sea un beneficio para el paciente, pues en muchas ocasiones lo

que para algunos es adecuado para otros son acciones forzadas. Muchas posturas

sostienen la idea que los tratamientos en casos específicos pueden llegar a ser

innecesarios, pero partiendo de este argumento es que se genera un debate entre la ética

médica.

Sin embargo, antes de llegar a este debate el médico, el presidente de la Fundación

Pro Derecho A Morir, Juan Mendoza Vega, afirma en el artículo “no obligar a las personas

a seguir sufriendo” que se debe iniciar por otras cuestiones acerca del sistema de salud.

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Este debate acerca de la eutanasia además de basarse en la muerte digna o el cuidado de

la vida en todo su sentido, también se presenta con gran controversia gracias a que el

sistema de salud colombiano aún no se centra en la persona y la prevención de

enfermedades, sino en la enfermedad como tal. Más que debatir acerca de la eutanasia se

debería partir de un cambio de concepción acerca del sistema de salud, en el cual todos

los médicos, defensores o no del eutanasia, entendieran la importancia de promover más

médicos profesionales especializados, que médicos curando las enfermedades que se

diagnosticaron demasiado tarde, logrando promover más la salud que la cura contra las

enfermedades. (Mendoza, 2014) Así pues, Mendoza afirma que antes de debatir acerca de

la eutanasia se debe entender que tal vez si los médicos se centraran en la prevención y el

autocuidado de la salud, en más campañas de nutrición y vacunación habría quizás una

menor necesidad de invertir el dinero en la cura de enfermedades.

A pesar de lo expuesto por Mendoza es evidente que la magnitud de este tema se

centra más que todo en el modo como ejerce el médico y la ética del mismo y no en el

sistema de salud, por ejemplo, según la posición de Hans Kung, para los médicos que se

formaron en “la vieja escuela” la eutanasia es un tema bastante difícil. Para estos

médicos, la vida se enseña como un valor absoluto y no relativo, es deber esencial del

médico mantenerla a toda costa, por ende, es prácticamente imposible practicar la

eutanasia, muy pocos se atreverían ello. (2013). Pero hoy en día, estas concepciones no

pueden considerarse pertinentes en muchas circunstancias, en donde se debe poner

como prioridad la calidad de vida y no solo la existencia en sí. Esta postura sostiene que la

función del médico debería suspenderse cuando la medicina deje de actuar para

promover la calidad de vida, ya que cuando la prolonga innecesariamente y

artificialmente, se convierte en una vida indigna. Por ello se habla con frecuencia del

"derecho a morir”. A pesar de las diferentes opiniones medicas al respecto, para afrontar

un problema así, es necesario, primero, partir del hecho de que así como se debe cuidar la

vida, la muerte es el acontecimiento final de ésta, por ende, todo hombre tiene derecho a

una muerte digna y humana.

Para esto, el medico Alfonso Quintana, un médico que le ha aplicado la eutanasia a

más de 35 personas asegura que de ninguna de ellas se arrepiente, pues considera que es

un acto de amor con el paciente y no de compasión y así mismo, toda persona tiene

derecho e escoger cuando morirse y de morirse bien. Con lo anterior, afirma al igual que

muchas posturas anteriores que la vida solo vale la pena si es plena y la muerte es parte

de la vida, merece ser digna. “Los médicos siempre queremos preservar la vida a toda

costa. Pero tenemos que entender que en los casos de enfermedad terminal no debemos

intentar prolongar la vida obstinadamente, sino velar porque la muerte sea de calidad.”

(Quintana, 2007). Con lo anterior, es evidente que es una postura para la cual se necesita

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de mucha madurez y objetividad, puesto que el medico desde su principio está orientado

a salvar vidas ilimitadamente, sin caer en cuenta que como dice el senador Carlos Gaviria,

quien se encargó del proceso de legalización de la eutanasia en Colombia “las actitudes

éticas han cambiado”, y hoy en día hay muchos otros factores que en cierto modo

prevalecen mas que solo la existencia, como lo es el derecho a morir dignamente y decidir

sobre la vida propia. Para lo cual, Gaviria agregó que hay médicos que entienden su

compromiso fundamentalmente con el bienestar del enfermo pero a veces el

mantenimiento de la vida “pugna con ese bienestar” (2005).

Hans Kung, un sacerdote católico, anteriormente mencionado dice en el artículo

“Nadie está obligado a soportar lo insoportable” que la salud no es solo la ausencia de una

enfermedad, sino el bienestar físico y personal de cada enfermo. Por lo tanto,

cuestionando los argumentos católicos y al igual que Quintana, asegura que el sufrimiento

constante en vida no tiene por qué ser permitido en ningún caso, “En ninguna parte está

escrito que el paciente deba morir con sufrimiento y martirizado” (Kung, 2013).

Claramente, las terapias paliativas alivian mucho el dolor, pero también es cierto que con

todos los avances científicos un paciente puede ser sostenido con vida por mucho tiempo,

cosa que además de generar enormes costos para la familia y el estado, denigran las

condiciones de vida de la persona. Además de esto, respondiendo a lo presentado

anteriormente por la posición de la religión al respecto, Kung afirma que el hecho de

aprobar esta práctica no implica dejar de ser creyente en Dios “Doy gracias

permanentemente a Dios por la vida que me ha dado y me sigue dando, estoy listo para

seguir viviendo mientras siga siendo útil y lúcido.” (Kung, 2014). Kung cree en Dios ante

todas la cosas, como también considera que la iglesia tiene un carácter autoritario y no

tolera las condiciones del mundo moderno, cuestión que el por el contrario acepta y

respeta, pues es libertad de todo individuo decidir sobre su propia vida.

A favor de la opinión de Quintana se presenta la opinión de Penagos, otro médico

partidario de la eutanasia, luego de ver a un hombre de 60 años suicidarse por cusa de un

cáncer metastatico que se había extendido hasta los pulmones, Penagos cambia de

parecer frente a esta práctica. Marmolejo, el paciente que acudió al doctor Penagos para

solicitar morir por medio de la eutanasia, decidió suicidarse al ver que sin saber qué hacer,

los médicos pospusieron su caso a la siguiente reunión de comité de ética del hospital. A

partir de esto, Penagos empieza a pensar que la labor del médico es ayudar al enfermo en

cualquier circunstancia, no importa que sea para curarlo en vida o ayudarlo a tener una

muerte digna. “Es estúpido que los médicos consideren la vida como la nica opción para

sus pacientes y no tengan en cuenta circunstancias como las que vivirá Marmolejo. Yo ni

podría aliviarlo ni pude ayudarlo al buen morir” (Penagos, 2005). Es claro que con la

postura de Penagos, el énfasis de su ética médica se da primeramente en cuento a su

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calidad y no su cantidad, se toman en cuenta los deseos y necesidades del paciente, sin

considerar posible prolongar artificialmente la agonía de una persona que sigue en vida

sin estar viviendo.

Sin embargo muchas otras posturas de profesionales de la salud tienen una opinión

un poco más conservadora y establecida en cuento a la vida. Esta postura se sostiene del

argumento que la salud es un campo que en todo momento tiene la intensión de

preservar la vida del paciente y no de acabarla, ya que es responsabilidad del médico

aliviar el dolor y el sufrimiento del paciente hasta agotar todas las posibilidades médicas

posibles. Así como lo dice Jorge Merchán Price, el fundador de movimiento Médicos

azules, “no tratamos personas porque ellas tengan derecho a la vida o no; las tratamos

porque están vivas. Poner al médico a matar a sus pacientes es l mismo que poner a los

policías a robar a los ricos para alimentar a los niños pobres.” (Merchán, 2012). De esta

manera, las posturas médicas en contra de esta práctica defiende que aunque la causa

parezca noble y promueva el bienestar de los pacientes, la verdad es que los policías no

roban y los médicos no matan, por ende es ilógico que el medico mate una vida que

debería curar.

Además de esto, cuando se habla de la eutanasia muchos médicos toman una

postura frente al tema según sus creencias religiosas, cosa que hace que la ética

profesional tome como punto de partida un aspecto religioso. Muchos médicos no están

de acuerdo con la eutanasia ya que la vida la da Dios y es Él, el único que tiene derecho a

quitarla. Pero, claramente si se ve la eutanasia como un crimen, ya que se está

descontinuando la vida de una persona, cabe preguntarse si la iglesia debería preocuparse

de su parte religiosa y la ciencia por ser objetivos frente al avance del bien en la

humanidad. El bien de la humanidad, debería concentrarse en el hecho de, como lo aclara

Mendoza: “Despertar en la conciencia de los colombianos que hay un derecho a morir con

dignidad, tenemos derecho a decir sí o no a ciertos tratamientos” (Mendoza, 2005),

respetando al creyente y al no creyente en todo momento, sin dejar a un lado el

profesionalismo y el derecho a vivir y morir con dignidad. Así pues, Mendoza afirma que

estos temas deben tratarse con objetividad y madurez, pues la muerte se debe entender

y manejar con un mejor balance entre el cuidado religioso y el profesionalismo.

7. Posturas morales que tienen más trascendencia en los medios en

Colombia.

Tras evaluar tanto las posturas a favor como las posturas en contra se puede decir

que éticamente Colombia se inclina más por la aprobación de la eutanasia, defendiendo la

autonomía y dignidad de las personas. Si el tema fuera tratado objetivamente, lo correcto

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según la mayoría de las posturas sería que los profesionales como los familiares asumieran

la responsabilidad humana y ética de "ayudar a morir" con libertad y con sentido.

Con lo anterior, es importante mencionar que de acuerdo con un sondeo realizado

por EL TIEMPO, el 84 por ciento de los ciudadanos consultados es partidario de acudir a la

eutanasia como forma de morir dignamente, mientras que tan solo el 16 por ciento

no comparte esta opción. Con lo cual, se puede considerar que la concepción de la salud

en su mayoría, es tratada como un derecho humano fundamental que debe ser

garantizado por la sociedad y el Estado. Más que las posturas religiosas, prevalecen las

posturas partidarias de la muerte y la vida digna, para este debate los colombianos en su

mayoría, se argumentan a favor de la eutanasia aclarando la importancia de los derechos

humanos como algo fundamental para todo ser vivo.

De esta manera, a pesar de que es evidente que en un debate moral tiene más

validación las posturas que afirman que nadie está obligado a soportar lo insoportable,

también es importante mencionar que sería pertinente que estos temas, además de ser

tratados dentro de un contexto realista, no fueran evaluados dentro de una

incompatibilidad entre ciencia y creencias religiosas. Es muy importante tener en cuenta

la pertinencia e influencia adecuada que estas posturas deben tener al tratar la eutanasia,

pues al fin y al cabo es un tema que debe respetar la autonomía e individualidad de cada

persona.

Se puede ver que el asunto se limita a si la persona tiene derecho o no a resolver

sobre su vida hasta el último momento, que es la muerte y a pesar de que la religión tiene

una gran trascendencia en las posturas frente al tema, como se dijo anteriormente es

importante rescatar la pertinencia e influencia que estas posturas deben tener al tratar la

eutanasia. Esto debido a que, son respetables los argumentos religiosos, pero hay que

tener en cuenta que solo son aplicables a quienes perciben su vida según dichas creencias;

ya que como se ha venido mencionando generalizar por la fuerza los argumentos que la

religión sostiene es una violación de la autonomía.

Finalmente, se puede decir que la eutanasia es un tema que tiene gran

trascendencia en la sociedad debido a los temas que por ella se discuten. Es una práctica

que así como tiene muchos partidarios también tiene posiciones en contra que

manifiestan su desconcierto con adelantar el momento de la muerte y dejar a un lado la

soberanía de Dios en la vida humana. Sin embargo, a pesar de que estos argumentos son

sostenidos por la iglesia católica y es evidente que ésta tiene gran impacto en la sociedad,

mayoritariamente el pueblo colombiano es defensor de una muerte digna y una vida con

calidad.

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4. DEBATE JURÍDICO DE LA EUTANASIA EN COLOMBIA

Jurídicamente el tema de la eutanasia también es bastante relevante y problemático

en el país, puesto que indudablemente para tomar una posición jurídica es necesario

recurrir nuevamente a los debates anteriores, es decir partir de diferentes posiciones,

creencias y criterios. Para evaluar un debate jurídico acerca de este tema, es importante

empezar aclarando que la eutanasia es legal en nuestro país, con esto se aclara que su

acto no conllevara a ninguna pena, sin embargo esta práctica no está reglamentada, es

decir que aún no se ha constituido ciertos parámetros mediante los cuales la eutanasia

debe ser realizada correctamente.

1. Respecto a la legalización de la eutanasia.

Colombia es uno de los pocos países en el mundo en donde la eutanasia es legal. La

eutanasia está permitida desde 1997, año en el que la Corte Constitucional la despenalizó

mediante la sentencia C-239. El ponente del fallo fue el entonces magistrado Carlos

Gaviria. Su despenalización reconoció el derecho de las personas a decidir cuándo ponerle

fin a su vida en caso de una enfermedad terminal con sufrimientos extremos y aunque en

el fallo la Corte le pidió al Congreso reglamentar dicha práctica, hasta el momento esto no

se ha realizado. Sin embargo, es claro que en estas circunstancias el medico que ayude

con este procedimiento no podrá ser condenado a pagar ninguna pena en la cárcel,

aunque eventualmente estará sometido a un proceso jurídico en el cual se evalué si el

procedimiento realizado fue necesario y cumple con lo requerido en la sentencia.

A partir de la decisión tomada por el Estado Colombiano, muchas personas

apoyaron la idea de su despenalización defendiendo la libertad de todo ciudadano de

decidir ante su vida y muerte, mientras otras posturas sostienen la idea de que ésta

decisión es un acto irónico por parte del Estado. Alfonso Llano Escobar, el sacerdote

anteriormente mencionado, afirma en una carta ciertos errores o contradicciones que se

han dado en la legislación de la eutanasia, aclara en el artículo “Eutanasia” presentado por

el tiempo, lo siguiente: “Las autoridades del Estado están instituidas para proteger la vida

de todos los ciudadanos (los enfermos lo son), y no para autorizar su muerte” (1997). Su

posición afirma que el Estado se contradice con la legislación de esta práctica, en la

medida en que el rol principal de éste es garantizar la vida de las personas ante toda

circunstancia, previniendo atentados contra ella y protegiendo sus derechos. Según estos

criterios, esta norma no cumple con la función del Estado, pues deja que de forma

arbitraria se tomen decisiones acerca de la vida de las personas, autorizando la muerte

para quienes ésta sea considerada un obstáculo o una molestia.

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Contrario a lo anterior se puede decir que proteger la vida es justamente lo que el

Estado pone como prioridad en esta despenalización, pues es respaldar la calidad de vida,

más no una muerte en vida. Es justamente esto por lo cual el Estado decidió legislar esta

práctica, pues yendo más allá de las afirmaciones planteadas anteriormente, ésta práctica

puede ser establecida para el beneficio de las personas cuyas condiciones de vida son

indignas. Además de esto el cuerpo no es un espacio público, es un espacio privado que

debe ser juzgado como tal, como una disposición personal de la cual prevalece ante todo

la autonomía de la persona. Es por esto que el Estado no puede impedirle a alguien

ejercer el derecho de morir con dignidad, pues éste debe respetar tanto la calidad de vida

que la persona merece como su autonomía de decidir por sí misma sobre su cuerpo.

Así pues, la Constitución Colombiana afirma que el derecho a vivir no se limita a

existir, pues en este término debe incorporarse el valor de la vida. Además de esto, es

claro que el Estado no puede pretender ejercer su función y obligación para con la

sociedad desconociendo como se dijo anteriormente, la autonomía y la dignidad de ésta.

Con lo cual el doctor Coiffman anuncia lo siguiente: “Según el artículo 18 de la

Constitución Política de Colombia, ‘nadie será obligado a actuar en contra de su

conciencia’ … ley colombiana expresa que el paciente tiene el derecho de que se le

respete su decisión en caso de enfermedad irremisible” (2012). Por lo tanto, en ninguna

parte está escrito que el paciente deba morir con sufrimiento y martirizado, pues merece

ante todo tener una muerte digna, no una muerte constante en vida.

Sin embargo, Álvaro Lastra, miembro de la Asociación Colombiana De Derecho

Constitucional y Ciencia Política, sostiene la posición del sacerdote afirmando que la Corte

Constitucional no ha acertado frente a este tema, “La vida es un bien absoluto, no un mal

relativo” (1997). Según lo anterior, Lastra afirma que la vida no puede ser una opción a

causa, de que por el contrario es un bien inviolable, por tanto nadie puede disponer de la

vida de otro y es aún más irracional constituir una autorización para matar, como lo es

para él esta práctica.

En contraposición a lo anterior, aunque la vida sea un derecho inviolable, Felipe

Coiffman, un reconocido cirujano plástico y uno de los pioneros de esta disciplina en el

país, afirma que este concepto es relativo bajo ciertas condiciones. Contrario a lo que

piensa Lastra, Coiffman afirma que el derecho a la vida no es un derecho absoluto sino

relativo, pues un enfermo en condiciones críticas de salud no debe ser sometido a

tratamientos inhumanos tan solo por prevalecer su vida incansablemente. Además, es

claro que la vida no puede verse simplemente como algo sagrado, hasta el punto de

desconocer la situación real en la que se encuentra el individuo, dejando a un lado su

dolor y padecimiento. Para lo cual la Corte dice: “El derecho a la vida no puede reducirse a

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la mera subsistencia, sino que implica el vivir adecuadamente en condiciones de

dignidad.” (2012) De esto se puede decir que, muchas veces el deber del médico no se

basa esencialmente en tratar de mantener la vida a toda costa, cuando ante todo debe

prevalecer su calidad y dignidad.

Como se puede ver, la Constitución se inspira en la consideración de la persona

como un sujeto moral y racional, capaz de asumir de forma autónoma decisiones que al

fin y al cabo solo a la persona le conciernen. Simplemente, el Estado así como defiende la

vida, también debe defender su calidad, debe proclamar la libertad y autonomía, sin

importar las diferentes posiciones o creencias que haya al respecto. Para lo cual, Coiffman

presenta lo siguiente: “Un soldado que mata en batalla a su enemigo no es considerado

homicida. Tampoco lo es un civil que en defensa propia da muerte a otro.” (2012). De lo

cual se puede interpretar que, muchas situaciones son juzgadas cuando no se conoce el

trasfondo de esta, ya que cuando las cosas se miran de diferentes perspectivas y se

descubre la intención que está detrás de la apariencia externa y visible de las cosas,

muchas situaciones empiezan a tener un sentido. Por esto, tanto para las personas que

éticamente piensen que un médico es un asesino por practicar la eutanasia como los que

ven en ella un verdadero sentido, la ley debe ser imparcial y equitativa. No importa

cuántas posiciones médicas o religiosas existan, el Estado debe garantizar que sus

decisiones sean aptas para el creyente como para el no creyente; pues desde una

perspectiva exclusivamente religiosa o moral no se puede pretender que sea exigible para

todos. Así pues, el Estado debe garantizar que sus normas prevalezcan en todos los

ciudadanos, pues no se puede posicionar a la eutanasia como una muerte adelantada, ya

que detrás de ella hay muchas otras posiciones que defienden criterios igualmente validos

como lo es la dignidad y libertad humana.

Por otra parte, otras posturas en contra de la legislación de esta práctica aseguran

que aprobar la eutanasia en cierta medida es aprobar el asesinato. Tal como lo aclara

Mauricio Pardo: “Con este veredicto la Corte contraviene la ley natural, ya que faculta al

hombre para quitarse la vida, y de ésta la persona humana no es dueña, sino poseedora”.

(2012). Sin una reglamentación, esta práctica puede tomar diferentes sentidos que no

benefician a la sociedad, razón por la cual es muy importante que al legislar la eutanasia

también se reglamente, para comprender que la intención del Estado no es aprobar el

asesinato sino garantizar una muerte digna a enfermos terminales.

2. Respecto a la reglamentación de la eutanasia.

Por consiguiente, para que ésta práctica se ejecute de la mejor manera no se puede

oponer a la reglamentación, pues sin instituir las formas y condiciones en que se debe

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realizar se incrementaran las muertes irrazonables de los pacientes. Es básico imponer su

reglamentación, para que verdaderamente la eutanasia cumpla un objetivo y no sea

utilizada innecesariamente, porque claramente si esto no se hace, puede llevar a que

muchas personas hagan uso de ella sin un verdadero motivo y también para evitar

intervenciones jurídicas las personas podrían realizarla en sitios inadecuados. Es esencial

que haya ciertos parámetros y requisitos para poder acceder a esta práctica, para que ésta

no se convierta en una primera y última opción.

Además, como lo expone el medico Juan Mendoza Vega en el artículo “Vivir:

obligación o derecho”, la sentencia tampoco es un gran avance si aún no está

reglamentada pues desfavorece a los médicos. Esta es otra razón por la cual es muy

importante que haya una reglamentación, porque no solo hay poca especificación acerca

de la práctica como tal, sino que en efecto los médicos también se verán desfavorecidos

sin normas concretas de como este proceso se debe llevar a cabo. Claramente el medico

que ayude a realizar la eutanasia, no es penalizado porque no actuó de manera ilegal, sin

embargo realizar esta práctica aún sigue siendo un gran riesgo porque sin una

reglamentación el medico estará sometido al criterio subjetivo del juez. Como los fallo de

la Corte Constitucional no tienen que ser estrictamente cumplidos lo que para un juez

puede estar bien para otro puede merecer una condena. “Me preocupa que

apresuradamente, sin consulta, podrá perjudicar algo que se hace en el país con mucha

seriedad: el tratamiento ético de los pacientes terminales.”(2005). Como lo aclara Vega, es

importante que ésta práctica sea reglamentada pues es un tema que tiene que ser

juzgado de la misma manera y en las mismas condiciones.

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5. CONCLUSIONES

Podemos concluir que es evidente que este tema consta de un gran debate a nivel

mundial, en el cual tras analizar las diferentes posiciones que en Colombia se presentan,

se puede llegar a la conclusión que la hipótesis planteada era correcta pues posiciones

jurídicas y morales, llevaron a verificar que en el país las posiciones a favor de la eutanasia

tienen una mayor trascendencia en los medios que las posiciones en contra. De lo

anterior, se puede decir que éste tema es tomado con mayor madurez entre los

colombianos, pues a pesar de haber una incompatibilidad entre los diferentes debates, la

eutanasia es tratada dentro de un contexto más realista, en el cual, las diferencias entre la

ciencia, las creencias religiosas o el Estado, no son un impedimento para tratar el tema de

la muerte y la vida digna con objetividad.

Así pues, también se puede decir que durante los diferentes debates siempre estaba

la cuestión de resolver si la persona tiene derecho o no a decidir sobre su vida y su

muerte. De lo cual, se puede decir que tras analizar las diferentes posiciones acerca de

esta cuestión, Colombia en su mayoría considera que la libertad y autonomía de cada ser

humano son factores esenciales en la vida del mismo. El defensor de la eutanasia alude la

importancia de mantener el respeto por la libertad de todo individuo, por lo cual, nadie ni

la iglesia, ni el Estado o los mismos médicos tienen la autoridad para decidir sobre la vida

de otra persona, sin importar si éste está a favor o no de esta práctica. Además de lo

anterior, también es pertinente tener en cuenta que ésta libertad no solo está en la

autonomía que tiene cada quien de decidir sobre su cuerpo y vida, sino también nos lleva

a comprender que las posiciones acerca de éste tema son cuestiones igualmente libres y

respetables. Esto debido a que, el sufrimiento ajeno y las situaciones de salud en las que

una persona se encuentre, son cuestiones que solo a ésta le concierne, así que respetar la

libertad y autonomía del ser humano como un derecho fundamental, es también entender

que nadie puede decidir, ni pensar o sentir por otra persona. En consecuencia, debería ser

completamente respetable si una persona decide morir de esta manera, pues por más

que cada quien pretenda asumir posiciones y hacer juicios al respecto, el sufrimiento que

el enfermo padece es algo que solo él puede medir, exclusivamente él sabrá hasta qué

punto debería vivir. Entonces, la eutanasia es un acto que se liga al derecho fundamental

que tiene todo ser humano a resolver sobre su vida libremente hasta el último instante,

como una cuestión que solo él enfermo debe tratar.

Por otro lado, después de analizar las diferentes posiciones acerca de la cuestión de

la eutanasia, es evidente que uno de los más grandes retos para los colombianos es

establecer lo que es correcto frente a la eutanasia tratando deliberadamente todas las

opiniones al respecto. Esto se debe a que, se pudo ver que lo que es ético para un médico,

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puede variar para un juez o un sacerdote, así mismo, lo que es legal, no necesariamente

tiene que ser correcto para muchos. Así pues, entre tanta individualidad y variedad de

opiniones jurídicas, médicas y morales, se pudo entender que para tratar este tipo de

temas es necesario que estos sean evaluados con sus diferentes argumentos, pues

preocupa tanto a la comunidad médica como al Estado, y al final nos incumbe a todos.

Esto es necesario porque no se puede dejar a un lado la cuestión de promover la vida por

defender la muerte, ni tampoco defender la vida a toda costa olvidando su calidad. Por

esto, evaluando cada posición y argumento fue posible entender que es necesario tratar

el tema abarcando cada cuestión que a este le suscite, pues contemplar diferentes

argumentos garantiza que el tema sea tratado de manera absoluta.

Es por esto que la eutanasia se convierte en un debate en el que resulta difícil

establecer puntos en común entre posturas radicales y opuestas, ya que tratar temas tan

debatibles como lo es la vida y la muerte conlleva a involucrarse en las creencias de cada

persona. Por consecuencia, es necesario dejar a un lado la subjetividad para no encerrarse

solo en una posición, y también retirar de la discusión posiciones individualistas para

poder asumir esta práctica dentro de un contexto realista, que esté acorde con las

concepciones modernas, y necesarias para ser evaluado.

A pesar de que la hipótesis planteada fue correcta, el hecho de que Colombia sea

uno de los pocos países en los cuales esta práctica es legal, no implica que todas las

cuestiones del tema ya estén resueltas y que éste haya sido tratado de manera completa

en el país. Tras realizar el debate jurídico y el debate moral se pudo ver que

probablemente falta un poco más de conciencia sobre esta alternativa para atender la

necesidad que tiene un enfermo terminal de tener una muerte digna. Durante dieciocho

años se puede decir que el tema de la eutanasia fue un tema “en el aire”, pues a pesar de

estar despenalizada su reglamentación nunca se llevó a cabo. Ya son casi dos décadas sin

ningún avance, desde el fallo de la corte constitucional en 1997, el Congreso ha rechazado

varias iniciativas para reglamentar la eutanasia, siendo este tema una cuestión sin

resolver. En consecuencia, el medico no ha tenido no ha podido ofrecer una alternativa

concisa a aquellos pacientes que quieran recurrir a esta práctica, pues el sistema de salud

no ha identificado una guía u orientación frente a la eutanasia. Sin procedimientos y reglas

precisas, es evidente que los médicos desconocen cuándo están cometiendo un delito y

cuándo están cumpliendo con defender un derecho fundamental, lo cual es una enorme

problemática que ha impedido que la realización de la práctica. Por otro lado, ésta

indefinición legislativa permite que sea probable que las personas desconozcan su

legalización y por ende, no accedan a ella, como es también probable que muchas otras

deseen acceder a esta y hayan muerto sin una respuesta.

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Es muy importante decir que, se ha informado al país que el magistrado Luis

Ernesto Vargas, le dio treinta días hábiles al Ministerio de Salud para elaborar un

protocolo que guíe a hospitales, clínicas y EPS, en la aplicación del derecho a morir

dignamente. (Palomino, 2015). ). Como se puede ver hoy en día este debate no está

cerrado, pues su reglamentación todavía está en debate pero a partir de todo lo trabajo

en la investigación es pertinente que se mantenga en pie independientemente de los

debates que hayan en el tema. Se conoce que el ministerio ya formalizo un decreto, sin

embargo con la oposición del procurador este tema se vuelve a congelar nuevamente. Si

por fin se pudiera llegar a una posición final los médicos podrán dar una respuesta y

sabrán como orientar a un ciudadano cuando éste desee acudir a esta práctica. Al menos

esto le permitirá a los prestadores del servicio de salud tener un criterio de cómo se debe

manejar el tema en el país. Adicionalmente, los médicos no van a tener el temor de que

alguien los demande como anteriormente sucedía, pues con parámetros claros la

eutanasia será solicitada libremente y con facilidad, y así, se podrá brindar esta alternativa

con todo el apoyo y acompañamiento que al paciente y a su familia necesitan en la toma

de esta decisión. Estas cuestiones son cosas que se esperan a largo plazo, que a futuro se

podrían plantear teniendo clara una reglamentación.

Adicionalmente, es muy importante mencionar que a pesar de que éste es un gran

avance que hace mucho tiempo se había esperado, éste es tan solo el primer paso, no el

paso definitivo. Esto debido a que, tardara tiempo para que todo el sistema de salud

colombiano reconozca verdaderamente esta práctica, sabiendo exactamente qué hacer y

que procedimiento se debe llevar a cabo. Además, implementar instituciones que

oficialmente apliquen la eutanasia en Colombia no es algo que se pueda realizar de la

noche a la mañana, pues bien se sabe que crear instituciones médicas que no cumplan la

función de preservar la vida puede causar mucho desconcierto en el país. Es por esto que

es necesario empezar todos estos procesos, pues a pesar de existir una ley que

despenaliza la eutanasia, la ausencia de su regulación está impidiendo que ésta práctica se

vea realmente materializada en el país. Por ejemplo, al año, en la Fundación Pro Morir hay

alrededor de 30 solicitudes de enfermos terminales que quieren morir con eutanasia y

menos de la mitad de se llevan a cabo. Es momento de que se aborde el tema con más

seriedad, pues a pesar de que ya se maneje con más objetividad en cuanto a un debate

moral aún falta mucho en el ámbito jurídico. No puede ser algo que se aplace más, pues

de ser así tanto el paciente como el medico se verán en desventaja frente a este tema.

Por todo lo anterior, según la investigación realizada fue pertinente realizar un

artículo científico como producto final de éste proceso. Fue necesario realizar un artículo

científico, porque desde un principio fue clara la necesidad de abarcar este tema en su

totalidad. Esto debido a que después de realizar los diferentes debates considero que es

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importante abarcar este tema de manera absoluta sin dejar posiciones a un lado, ya que

es un tema bastante debatible que requiere de varios argumentos para que sea

desarrollado de manera correcta. Teniendo en cuenta que la finalidad esencial de un

artículo científico es comunicar los resultados de investigaciones de una manera clara,

pero ante todo muy completa, fue pertinente en cuanto a que en él se incluirá totalmente

cada parte del proceso realizado. Así pues, se obtendrá una investigación con una serie de

debates que permiten comprender en qué posición se encuentra Colombia frente a la

eutanasia, un tema desarrollado con múltiples posiciones que será reunido dentro de un

producto final igualmente completo que abarca cada argumento propuesto y en el cual se

puede incluir cada parte del proyecto.

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