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Capítulo II
Eugenesia liberal y mejora de capacidades humanas mediante tecnologías convergentes
Miguel Moreno Muñoz
1. El programa eugenésico clásico, las teorías hereditaristas de la
inteligencia y las tecnologías del ADN recombinante
El auge de las ideas eugenésicas, en sus diversas etapas, ha ido asociado al
desarrollo gradual de los conocimientos sobre la herencia de rasgos
relativamente simples en los seres vivos. La tentación de extrapolar ese
conocimiento a características más complejas resultó siempre poderosa,
acrecentada con cada hallazgo que pudiera dar plausibilidad científico-técnica
a sueños y mitos ancestrales. El desarrollo incipiente de la genética
mendeliana favoreció toda suerte de especulaciones, la mayoría delirantes, y
generalizó una confianza casi ciega en el poder de las intervenciones
socialmente planificadas para mejorar la calidad de la raza humana.1
Científicos e intelectuales de prestigio lograron convencer a un público
escasamente informado de que regular los apareamientos y manipular la
dotación hereditaria de individuos y grupos era el cauce más adecuado para
resolver los graves problemas sociales que tanto preocupaban a los líderes de
los movimientos eugenésicos a comienzos del siglo XX.
Sir Francis Galton (1822-1911) propuso a finales del siglo XIX un programa al que
llamó «eugenesia» (del gr. εύ [bien] y γενεσις [origen, generación o nacimiento]),
cuyo objetivo era “dar a las razas más convenientes o linajes de sangre mejor
dotados una mayor oportunidad de prevalecer rápidamente sobre los demás”.
1 Cfr. Kevles, 1993, p. 4.
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Sus ideas tuvieron amplia aceptación entre profesionales, médicos e intelectuales
reconocidos –H. Goddard, Ch. Davenport– y ciertos sectores del público,
normalmente ciudadanos blancos de clase media en Estados Unidos, Inglaterra y
Alemania, sobre todo. La American Eugenics Society (1923) tuvo como objetivo
fundacional promover las ideas de Galton.
Hacia los años veinte, en plena crisis económica y social de posguerra, los
eugenistas se afanaban por prevenir la degeneración social que percibían en la
sociedad industrial urbana. Consideraban el crimen, el chabolismo2 y la
proliferación de enfermedades síntomas de patologías sociales que atribuían, en
primer lugar, a causas biológicas o de sangre. La pobreza no era para ellos el
resultado de escasas oportunidades educativas o económicas, sino de las ínfimas
capacidades morales e intelectuales de los pobres, derivadas de una biología
defectuosa3.
Los eugenistas buscaban el modo de intervenir sobre rasgos hereditarios
relacionados con el temperamento y la conducta para erradicar el alcoholismo,
la prostitución, la criminalidad y la pobreza. Tenían un interés especial por las
enfermedades mentales, asociadas a muchas conductas socialmente dañinas y
fáciles de identificar con los recientemente inventados tests de inteligencia.
Entre las aplicaciones más aberrantes de las ideas eugenésicas figuran las
leyes de esterilización obligatoria (algunas vigentes en países europeos hasta
los años ochenta) y el programa de política racial (biopolítica) desarrollado por
los ideólogos de la Alemania nazi.4
2 Chabolismo es equivalente a los cinturones urbanos de miseria o conjunto de chozas como sistema de vivienda.
3 Cfr. Kevles, 1992.
4 Weikart, 2004.
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En la década de los años veinte, unos doce estados norteamericanos tenían
leyes eugenésicas de esterilización obligatoria. Permitían a las prisiones
estatales y a otras instituciones realizar vasectomías o ligaduras de trompas en
presos epilépticos, dementes u oligofrénicos, especialmente si habían sido
encarcelados por delitos sexuales5. Hacia 1941, unas 36.000 personas habían
sido esterilizadas en los Estados Unidos bajo varios programas eugenésicos
estatales6.
Desde 1953 y hasta finales de los años setenta, el programa eugenésico se
benefició de los avances en biología molecular y genética de la conducta,
estimulado por el auge de las teorías hereditaristas de la inteligencia. A partir
de 1973, las tecnologías del ADN recombinante desarrolladas por los pioneros
de la ingeniería genética hacían viable la posibilidad de intervenciones
correctoras directamente en el nivel del ADN, para modificar la acción de genes
individuales. El viejo sueño de modificar a voluntad el fenotipo humano
(incluyendo rasgos conductuales complejos) mediante cirugía genética de
precisión parecía, por fin, hecho realidad.
2. De la genómica a la convergencia de tecnologías NBIC
En la actualidad, el potencial combinado de las tecnologías reproductivas, la
clonación y los diversos métodos de diagnóstico derivados de los últimos
desarrollos en genómica y proteómica, aporta nuevos escenarios de
posibilidades para los programas eugenésicos en el contexto de las políticas de
salud pública. Los métodos de control social han sido reemplazados por las
5 La Corte Suprema las declaró constitucionales en 1927 (Buck v. Bell). California era el estado líder, superando en 1930 la cantidad de gente esterilizada en todos los demás estados.
6 Kevles, 1993: 6-11.
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posibilidades de acceso individual a un mercado de tecnologías y servicios
reprogenéticos fácilmente instrumentalizables con fines eugenésicos, donde el
único límite estaría en la capacidad adquisitiva de los interesados.7
Sin embargo, persisten muchas inercias en la reflexión especulativa sobre
eventuales impactos sociales de la ingeniería genética y los posibles derroteros
de la evolución humana. Una bastante común es la tendencia a esperar de
intervenciones directas y discretas en el genoma humano la corrección de
deficiencias genéticas asociadas a enfermedades complejas o anomalías
conductuales, sustentadas en enfoques mecanicistas que reducen de modo
inaceptable “…la biología a las leyes de la física y la química, el organismo a
programa, la conducta a genes, la vida a reproducción, la mente a materia y la
cultura a biología”.8
Las limitaciones de los modelos reduccionistas en biología molecular han
quedado de manifiesto en los ensayos clínicos orientados al desarrollo de
terapias génicas para corregir desórdenes metabólicos e inmunológicos graves.
El claro fracaso de los primeros enfoques sobre las posibilidades de la terapia
génica y el lento desarrollo de los últimos ensayos con alguna perspectiva de
aplicación clínica9 aconseja ser muy críticos con cualquier reflexión poco
disciplinada sobre las posibilidades actuales de intervención en la línea
somática o germinal humana, sea con fines de diagnóstico y selección de
rasgos deseables o con objetivos expresos de corrección y mejora genética.10
Todas las opciones técnicas disponibles entrañan riesgos y costes
7 Silver, 1998.
8 Kaye, 1986: 278.
9 Goding et al., 2007.
10 Omuro, Faivre, Raymond, 2007.
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significativos,11 suficientes para obstaculizar su estandarización e incorporación
al arsenal de técnicas clínicas o reproductivas rutinarias.
En consecuencia, parece más razonable situar en la convergencia de
tecnologías NBIC (nano-bio-info-cognitivas) el horizonte de posibilidades
terapéuticas y de mejora humana que hasta hace poco acaparaban las
biotecnologías reproductivas. Las neurociencias y sus aplicaciones abren
posibilidades de monitorización y control de la conducta humana –incluyendo
procesos básicos de atención, memoria y respuesta emocional– que exceden
con mucho las expectativas de eficacia y seguridad depositadas hasta hace
poco en las intervenciones genéticas sobre línea germinal o somática. La
combinación de tecnologías de la información, robótica, inteligencia artificial y
dispositivos nanotecnológicos configura un dominio muy versátil de
aplicaciones novedosas en biomedicina, de gran potencial para todas las áreas
de conocimiento e ingeniería afines. A gran escala, la aplicación de los
desarrollos y beneficios combinados de las tecnologías NBIC sólo podría tener
consecuencias apreciables sobre el curso de la evolución humana si,
paralelamente, se consolidan y potencian las estructuras sociales de
cooperación política, tecnológica, económica y sanitaria que mejor han
contribuido a reducir la vulnerabilidad de los seres humanos en los países
desarrollados. Estos mecanismos institucionalizados de cooperación social son
los que han facilitado el acceso generalizado de la población a tecnologías
sanitarias que, en otras condiciones, resultarían prohibitivas para la mayoría. Y
ha sido el acceso mayoritario de la población a tecnologías y servicios sociales
básicos (educación, programas de salud pública y cobertura sanitaria, agua
11 Kaiser, 2007.
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potable, vivienda saludable, condiciones de trabajo dignas, etc.) lo que más ha
contribuido a la “mejora social” y a reducir la vulnerabilidad humana en
aspectos muy literales. De entrada, por tanto, son muchos los elementos que
aconsejan reforzar las infraestructuras básicas de cooperación social frente a
cualquier programa de mejora sustentado en la difusión de unas pocas
tecnologías más o menos avanzadas.
3. Escaso rigor y persistencia del programa eugenista
Pocas investigaciones eugenésicas sobre la herencia humana llegaron a tener
valor y rigor científico. Los científicos eugenistas combinaban la teoría
mendeliana con especulaciones temerarias y explicaciones simplificadoras, en
términos de genes singulares mendelianos, sin prestar atención al hecho de que
muchos rasgos están influenciados por más de un gen.12 Desdeñaron las
influencias ambientales, culturales y económicas sobre las capacidades
mentales. Y rasgos como las categorías conductuales de Davenport eran vagos o
absurdos, surgidos más bien de prejuicios de clase y raza13. No obstante, sus
ideas pueden considerarse expresión de una actitud muy persistente entre la
comunidad científica: la tendencia a buscar explicaciones deterministas y
simplificadoras para fenotipos y conductas humanas complejas, dejando al
margen los factores causales de naturaleza social o cultural.
12 La poligenia (interacción de varios genes para formar un solo fenotipo) y la pleiotropía
(influencia de un gen en varios rasgos fenotípicos) eran fenómenos bien conocidos en las
primeras décadas del siglo XX. Entre 1908 y 1915, Thomas Hunt Morgan (1866-1945) y sus
colaboradores demostraron experimentalmente, con moscas Drosophila melanogaster, que no
existe una relación biunívoca entre genes y rasgos fenotípicos, y que los genes no actúan de
manera aislada, sino combinando sus efectos.
13 Kevles, 2001 y 1993:11-12.
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Los programas eugenésicos y las teorías hereditaristas de la inteligencia
compartían una agenda socio-política de corte meritocrático, cuyo aliado natural a
partir de los años sesenta parecía ser la genética de la conducta.
Paradójicamente, las investigaciones en genética de la conducta14 y etología15
han obligado a revisar los postulados deterministas y la metodología empleada
por los eugenistas, contribuyendo a reforzar el valor de las intervenciones
sociales (educativas, sanitarias, culturales, etc.) para mejorar las capacidades de
aprendizaje, las oportunidades, el bienestar y la salud de una población, pese a
las diferencias iniciales –genéticas, familiares, económicas o sociales– entre sus
individuos.
La investigación genómica y epigenómica sigue poniendo de manifiesto la
complejidad de los procesos relacionados con la transcripción y expresión del
material genético, sus funciones y niveles de interacción, para rasgos fenotípicos
simples.16 Un análisis detenido de sus resultados y aportaciones pone de
manifiesto que el debate sobre la influencia de los factores hereditarios en la
inteligencia y otras capacidades cognitivas siempre ha tenido más elementos
ideológicos o políticos que científicos.17 Decidir si los recursos educativos deben
prestar atención especial a los niños con dificultades de aprendizaje para reducir
brechas sociales es una cuestión de política social, no de genética de la
conducta. Esta disciplina quizás podría ayudar a mejorar estrategias comunes en
los procesos de enseñanza-aprendizaje, adaptándolas a individuos con ciertos
condicionantes de partida; pero su instrumentalización para justificar el recorte en
14 Plomin, 1990; Lesch, Plomin et al., 2003.
15 Eibl-Eibesfeldt, 1993.
16 Cho et al., 2007; Tang, Ho 2007; Anway, Skinner 2006.
17 López Cerezo y Luján López, 1989.
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gastos sociales destinados a educación especial o medidas compensatorias,
resulta abusiva.
Aunque entre clase social e inteligencia puedan establecerse correlaciones, de
ellas no se sigue que nuestra sociedad se organiza en clases porque existen
diferencias de cociente intelectual (CI) entre sus miembros. Por más que el CI
fuese altamente heredable y las correlaciones entre clase social e inteligencia
indiscutibles, no habríamos probado que esta sociedad sea una meritocracia
natural que ofrece iguales oportunidades para todos.
Presentar los problemas sociales como efecto de causas genéticas hereditarias
no resulta inocente. Con ello adquieren el perfil de lo innato e inalterable, contra lo
que nada puede hacerse. Pero, sobre todo, disminuye el valor de múltiples
proyectos políticos que confían en la eficacia de las intervenciones ambientales
(educativas, sanitarias, sociales) como el cauce más sensato para reducir de
manera equitativa la vulnerabilidad en los grupos humanos18.
Los prejuicios eugenistas nunca desaparecen por completo, ni se vinculan de por
vida a un ámbito de desarrollo tecnológico como la genética: resurgen con más o
menos fuerza en función de cambios sociales, económicos, políticos y científicos.
Las sociedades autoritarias son su mejor caldo de cultivo, como también los
escenarios de crisis social y económica que favorecen visiones catastrofistas,
obsesionadas en particular con el predominio de clases, la fertilidad disgenésica y
el declive de la inteligencia en las poblaciones humanas.19
Desde 1920 hasta hoy, coincidiendo casi siempre con períodos de crisis
económica y social, se han venido sucediendo cíclicamente planteamientos
similares. Cuando escasean los recursos para la cooperación social, las
18 Moreno, 1995: 46-47.
19 Lynn, Harvey 2007.
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situaciones de marginación, pobreza y desempleo en grandes sectores de la
población tienden a ser consideradas irreversibles. Tales escenarios constituyen
el terreno abonado para una amplia aceptación de opiniones que sitúen en lo
biológico, en lo genético o en la raza las causas de la marginación, el desempleo,
la pobreza, la delincuencia y el bajo rendimiento escolar.20 Muchas disciplinas
(genética, neurobiología, sociobiología, etología, demografía, ética evolutiva y
ambiental…) son fáciles de instrumentalizar para dar barniz pseudo-científico a
planteamientos ideológicos antisociales. Sin contrapesos culturales, filosóficos y
políticos, el vigor de las teorías eugenésicas está asegurado.21
4. ¿Qué es la eugenesia liberal?
Son numerosos los autores interesados en el debate sobre la eugenesia liberal
que, con diversos matices, comparten elementos básicos y han ofrecido
propuestas más o menos.22 Uno de los autores que más ha trabajado la
relación entre eugenesia y técnicas de ingeniería genética en humanos es
Nicholas Agar. Define la 'eugenesia liberal' como el derecho de los padres a
elegir ciertas características para sus hijos, a través del empleo de tecnologías
genéticas. Considera este derecho una ampliación natural de libertades
reproductivas cada vez más reconocidas en el mundo desarrollado. A
diferencia de los programas eugenistas de la primera mitad del siglo XX, la
eugenesia liberal no viene impuesta coercitivamente por el estado con el fin de
mejorar la estirpe humana. Agar adopta una óptica presuntamente liberal y
pluralista, convencido de que los enfoques utilitaristas y deontologistas “se ven
20 Gerodetti, 2006.
21 Lynn, Harvey 2007.
22 Fletcher, 1974; Parens, 1998; McGee, 2000; Buchanan et al., 2000; Stock, 2002.
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forzados a elegir entre el absurdo o el silencio cuando abordan las tecnologías
de mejora”.23 Su propuesta está más cercana al liberalismo de libre mercado
que a cualquier antecedente histórico de ingeniería social.
Para autores como Habermas, la “eugenesia liberal “no reconoce ninguna
frontera entre intervención terapéutica e intervención perfeccionadora y [...]
deja que sean las preferencias individuales de los participantes en el mercado
las que elijan los objetivos de la modificación de [rasgos] característicos”.24 La
consistencia de todas las propuestas favorables a la eugenesia liberal
descansa sobre el optimismo pragmático (OP) como postulado común,
concretado por Agar con cierto detalle. Según Agar, el optimismo pragmático
nos ayuda a dejar a un lado los inconvenientes técnicos o prácticos, e imaginar
un escenario futuro en el que las tecnologías genéticas hayan sido
perfeccionadas. Pertrechados de candidez epistemológica gracias al OP,
estaremos en condiciones de dar el salto especulativo que permitiría “un
análisis lúcido de las grandes cuestiones”, prescindiendo de “incómodos
aspectos prácticos”. El OP equivale a una especie de “licencia para especular”,
como si para identificar nuevos dilemas y clarificar temas importantes fuese
preciso prescindir de las restricciones asociadas a un pensamiento disciplinado
y cabal. El OP acerca de las técnicas de clonación por transferencia de núcleos
de células somáticas a óvulos enucleados, por ejemplo, podría alterar nuestra
percepción del potencial genético y del estatus moral de los embriones
obtenidos.
La invitación a aceptar de entrada el OP sirve de artificio a Agar y otros autores
no sólo para entrar en el juego de una argumentación en ocasiones delirante,
23 Agar, 2004: 42.
24 Habermas, 2003: 32-33.
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sino sobre todo para facilitar un escape airoso ante los obstáculos técnicos –y
éticos– que, de momento, hacen poco plausible un acceso generalizado a las
tecnologías genéticas. Agar parece más preocupado por las reticencias de la
comunidad académica a entrar en el juego de experimentos mentales y
prospectiva tecnológica que por las barreras morales y jurídicas que impiden
hoy la experimentación genómica con fines de mejora. Vaticina que serán
superadas en el futuro “no por un debate razonado o acuerdo social, sino por
científicos que, soterradamente, trabajan fuera de las limitaciones éticas”.25
Agar utiliza un segundo recurso filosófico, equivalente al razonamiento por
analogía, que consiste en analizar los problemas a través de imágenes
morales.26 Se parte de una práctica bien conocida, que evoca reacciones
morales en las que confiamos, elegida por su similitud con la práctica novedosa
y moralmente problemática. Aplica principios morales usuales en las
intervenciones terapéuticas actuales a modificaciones genéticas correctoras o
perfectivas, que pueden eliminar deficiencias o rasgos asociados a
enfermedades en un embrión. Si estas técnicas benefician al embrión, serían
asimilables a otras medidas que ya utilizamos para evitar conductas
potencialmente dañinas para el feto en desarrollo (seguir estilos de vida
saludables durante el embarazo, no ingerir alcohol ni consumir tabaco, etc.).
Agar equipara las mejoras genéticas a otros procedimientos de crianza
(nurture) ampliamente aceptados para dotar a los hijos de un entorno que
pueda beneficiarles y enriquecer sus capacidades. Considera que esta liberad
sería extensible al uso de las tecnologías genéticas con idénticos fines, aunque
se trate de vías distintas. Por otra parte, si las combinaciones genéticas
25 Agar, 2004: 20-38.
26 Agar, 2004: 39-131.
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favorables ocurren de forma natural en muchos casos, no habría obstáculos
morales para intentar obtenerlas mediante técnicas de ingeniería genética en
otros.27
El efecto de estas analogías es mostrar cómo se difuminan las fronteras
convencionales entre terapia y mejora, puesto que para un partidario de la
eugenesia liberal responden al mismo objetivo: mejorar las características de la
descendencia. Optar por intervenciones ambientales o por técnicas de
ingeniería genética resulta irrelevante cuando se trata de proporcionar a la
descendencia las mejores oportunidades. Pero si ambas pueden ofrecer
beneficios idénticos a padres y a hijos, “el lastre histórico negativo sobre las
técnicas genéticas y los prejuicios que acompañaron sus aplicaciones sociales
no debería empañar la posibilidad de un nuevo equilibrio”.28
El problema de los argumentos por analogía es que se prestan a
disminuir la profundidad y el rigor del análisis. El OP que sugiere Agar se torna
ingenuo cuando imagina que un consentimiento informado de calidad, con
información apropiada y suficiente, bastaría para asegurar que los padres
puedan, de manera autónoma, razonada, consciente y voluntaria, actuar
sensatamente si optan por recurrir a las biotecnologías para modificar el
genoma de su progenie. Precisamente por analogía con lo que ocurre en la
actualidad, sería cuestionable una confianza tan ciega en los mecanismos del
libre mercado para regular el consumo de productos genéticos. La posibilidad
de que incluso en un futuro “pragmáticamente optimista”, las modificaciones
genéticas ingenieriles tengan consecuencias indeseables abre la puerta a la
exigencia de responsabilidades por parte de quienes autorizaron y realizaron el
27 Agar, 2004: 88-110.
28 Agar, ibid.
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procedimiento (reguladores, padres y terapeutas o ingenieros genéticos), una
rendición de cuentas que no podemos exigir a la naturaleza.
El consentimiento informado de los padres no garantiza actuaciones ni
elecciones sensatas, como prueba el aumento imparable de la obesidad infantil
y en adultos, precisamente cuando el entorno cultural y mediático está
proporcionando más información que nunca sobre los riesgos sanitarios
asociados a la obesidad y los aspectos nutricionales que es preciso conocer
para seguir una dieta saludable. Los numerosos estudios sobre la conducta de
los consumidores invitan a cualquier cosa menos a confiar en que un contexto
de libre mercado para tecnologías genéticas, médicas o estéticas lleve por sí
solo a una racionalidad generalizada en las decisiones.
El recurso al diagnóstico prenatal es ya rutinario o está médicamente indicado
en las primeras fases del embarazo bajo muchos supuestos, un hecho que ha
cambiado decisivamente el horizonte reproductivo socialmente aceptado y ha
generado una presión social considerable para descartar fetos con anomalías o
características indeseables bajo diversos criterios, la mayoría estrictamente
médicos. En su perspectiva liberal, Agar es reacio a admitir un riesgo de
pendiente resbaladiza en el recurso al diseño genético, aunque sí aceptaría
algún nivel de control estatal para minimizar el riesgo de elecciones insensatas,
perjudiciales o de alto riesgo para la descendencia.29
Las propuestas de Agar tienen su marco natural en las democracias liberales
de occidente con sistemas normativos robustos y garantistas, pero resultarían
inquietantes en regímenes autoritarios o democracias poco consolidadas. Agar
pasa muy por encima las críticas contra la nueva eugenesia de autores como
29 Agar, 2004: 149.
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Habermas,30 que ve en ella una amenaza contra la integridad de la especie y la
autonomía genómica (derecho a no ser objeto de alteraciones en el propio
genoma sin consentimiento informado), suficiente para situarnos en un plano
inclinado hacia la “instrumentalización mercantilista de la humanidad”. En
general, Agar abusa del OP y no aborda los problemas éticos con detalle, por
lo que su propuesta parece hecha más bien con fines de anticipación y
esclarecimiento de problemas, sin ánimo de confrontación, antes de que el
avance tecnológico nos obligue a ello. En algunos aspectos su propuesta
resulta clara, hasta cierto punto coherente y aporta elementos útiles para el
debate bioético; pero resulta incompleta en otros y le falta amplitud de enfoque,
con una atención excesiva a las biotecnologías reproductivas que parece
ignorar tanto sus limitaciones como el potencial de otras áreas muy dinámicas
del desarrollo tecnológico –neurociencias, en particular– y de las intervenciones
ambientales con propósitos similares de mejora.
5. Obstáculos previsibles para un libre mercado de tecnologías genéticas de mejora humana Durante la primera mitad del siglo XX, el paso de la eugenesia positiva no
coactiva (intervención en los mecanismos de la herencia o en la selección de
pareja para conseguir una mejor descendencia) a la eugenesia negativa
coercitiva (eliminación de los individuos biológicamente inferiores para mejorar las
cualidades de la raza humana) se hizo sobre un trasfondo de prejuicios sociales,
precariedad metodológica y lagunas de conocimiento científico que hoy nos
resulta escandaloso.
30 Habermas, 2003.
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En los niveles actuales de conocimiento sobre el genoma humano y sus
funciones, el recurso a técnicas de ingeniería genética para rediseñar individuos
con cualidades mejoradas a la carta es una quimera, además de una
imprudencia. Por esta razón resultan provocadoras las posiciones afines al OP de
Nicholas Agar –y, en general, todas las que defienden el derecho de los padres a
elegir ciertas características para sus hijos, mediante el empleo de tecnologías
genéticas–,31 a menos que se planteen en un escenario imaginario donde hayan
quedado superadas las limitaciones y riesgos de las técnicas que hoy
conocemos.
Si bien la selección de embriones mediante diagnóstico preimplantatorio y la
oferta de embriones o gametos procedentes de donantes con determinadas
características figura entre los servicios que pueden proporcionar algunas clínicas
de reproducción asistida, en sentido estricto no deberíamos hablar de “rediseño”
o “mejora de seres humanos mediante tecnologías genéticas”, puesto que no
conllevan modificación alguna de la dotación genética. Se trataría de
procedimientos afines a la selección artificial de fenotipos.
Tendría que producirse, además, una transformación radical del marco normativo
y ético vigente para las aplicaciones de las biotecnologías reproductivas. Las
garantías éticas y jurídicas habituales para los protocolos de ensayos clínicos con
sujetos humanos son particularmente exigentes con las investigaciones que
implican manejo de embriones humanos en alguna de sus fases. Por otra parte,
aunque es evidente que las tecnologías reproductivas hoy disponibles tienen un
potencial que excede el requerido para sus usos por indicación médica, los
riesgos de utilizarlas para otros fines únicamente serían aceptables en casos y
31 Agar, 2004 y 1998.
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circunstancias excepcionales. Existen abundantes instrumentos que sirven de
referencia ética y jurídica a escala internacional, coincidentes en la exigencia de
supervisión ética rigurosa para toda investigación biomédica que implique
intervenciones genéticas o de otro tipo en embriones y sujetos humanos.32 Todos
los países desarrollados procuran, a diferentes ritmos, ajustar su propia
legislación a pautas y principios éticos consensuados en el ámbito internacional
para garantizar, en lo posible, usos de las biotecnologías reproductivas
compatibles con sus indicaciones médicas.33 Por lo general, y aunque en algunos
aspectos sea inevitable un cierto desfase, los desarrollos normativos contemplan
con rapidez las nuevas posibilidades técnicas y sus posibles usos en diversos
contextos, incluso anticipando conflictos posibles en escenarios a corto o medio
plazo que podrían requerir desarrollos científico-tecnológicos significativos.34
32 Código de Nüremberg (1947); Declaración Universal de Derechos Humanos (1948); Declaración Universal sobre
Bioética y Derechos Humanos (UNESCO, 18/10/2005); Convención Europea para la Protección de los Derechos
Humanos y de la Dignidad del Ser Humano en lo que respecta a la Aplicación de la Biología y la Medicina (‘Convención
de Oviedo’, 1997); Protocolo Adicional al Convenio de Oviedo sobre la prohibición de clonar seres humanos (1997);
Declaración Universal sobre el Genoma y los Derechos Humanos (UNESCO, 1997); Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión Europea (2000); Protocolo de Cartagena sobre la Seguridad de la Biotecnología (2000);
Pautas Éticas Internacionales para la Investigación y Experimentación Biomédica en Seres Humanos, del Consejo de
Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la
Salud. Ginebra, 2002; Declaración de Helsinski, de la Asociación Médica Mundial (revis. 6/10/2002).
33 CGPJ, 2007; Romeo Casabona, 2001, 2002 y 2004; García, 2004.
34 En España, por ejemplo, la Ley 14/2007, de 3 de julio, de Investigación biomédica
(http://www.boe.es/boe/dias/2007/07/04/pdfs/A28826-28848.pdf) fue aprobada, entre otras razones, por la relevancia
que había cobrado en los años previos la obtención, utilización, almacenaje y cesión de muestras biológicas con fines
de diagnóstico y de investigación; por el hecho de que numerosas líneas de investigación en terapia celular y medicina
regenerativa precisaban el empleo de frecuente de gametos, embriones o células embrionarias; y porque la propia
evolución de la dinámica científica en biomedicina cuestionaba la eficacia de la organización que venía sustentando
hasta entonces la investigación biomédica, poco apta para encajar los nuevos enfoques multidisciplinares, la
aproximación entre investigación básica y clínica y nuevos modelos de trabajo coordinado en redes abiertas a la
participación y colaboración de entidades privadas. Por tanto, esta ley se ocupa de ámbitos no regulados hasta la fecha
o que lo habían sido de forma fragmentaria y sin atender a los cambios producidos en los últimos años en el desarrollo
de los análisis genéticos, la investigación con muestras biológicas humanas de origen embrionario o los biobancos.
Pero también se ocupa de diseñar el marco regulador que contribuirá a garantizar la libertad de investigación y de
producción científica en los próximos años, conforme a las exigencias de la Constitución; y de articular los mecanismos
de fomento y promoción, planificación, evaluación y coordinación de la investigación biomédica a partir de los principios
de calidad, eficacia e igualdad de oportunidades, para favorecer una rápida transformación de los resultados de la
investigación en terapias eficaces contra múltiples patologías. Estos aspectos son de naturaleza inequívocamente
proactiva y anticipatoria, reforzados con el establecimiento de controles éticos en la investigación biomédica a través de
los Comités de Investigación Biomédica y de un Comité de Bioética estatal.
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Incluso aunque el marco normativo no fuese lo bastante preciso ni claro para
excluir intervenciones específicas de alto riesgo, el hecho de que persistan
dificultades de carácter técnico significativas las haría desaconsejables sobre una
base de criterios de seguridad y protección a los participantes humanos en
ensayos clínicos ampliamente reconocida a escala internacional. Algunas de las
estrategias genéticas propuestas para mejorar el rendimiento en la alta
competición no pasan de ser métodos experimentales más o menos sofisticados
de dopaje, con efectos colaterales de alto riesgo por tratarse de usos no
indicados médicamente y poco investigados.35
Diversas líneas de investigación se sustentan en la hipótesis de que existen
genes específicos asociados a distintos tipos de rendimiento deportivo, y las
informaciones que aparecen en esta dirección han dejado de interesar sólo a la
prensa sensacionalista para atraer la atención de entrenadores profesionales y
deportistas de élite.36 Pero, al margen del rechazo social y jurídico casi unánime a
las prácticas de dopaje en la alta competición, quienes instigan y se prestan a
este tipo de prácticas incurren en una responsabilidad de relevancia incluso penal
por el daño irreparable que podrían ocasionar.
Tuvo gran impacto mediático un trabajo del equipo de Si Jin Lee, de la
Universidad Johns Hopkins de Baltimore (Estados Unidos), donde afirman haber
obtenido un ratón transgénico con una masa muscular cuatro veces superior a la
normal. Al parecer, consiguieron incrementar la corpulencia del roedor en un 73%
induciendo mutaciones genéticas que, eventualmente, podrían resultar útiles en
35 McCrory, 2003; Baoutina et al., 2007. Entre los métodos prohibidos figura el uso no terapéutico de células, genes,
elementos genéticos o la modulación de la expresión génica, si tienen la capacidad para mejorar el rendimiento atlético.
Cfr. The Wolrd anti-doping code: The 2005 prohibited list - International Standard
(http://multimedia.olympic.org/pdf/en_report_868.pdf).
36 Lippi, Guidi 2004.
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medicina, ganadería y deporte. Estas mutaciones les han aportado dos
características: no pueden producir la proteína miostatina y generan folistatina en
exceso. El resultado combinado es la mayor corpulencia y un aumento del 117%
en el tamaño de cada una de sus fibras musculares.37
Lee y su equipo ya habían averiguado en 2002 que el músculo doblaba su
tamaño cuando se bloqueaba genéticamente la producción de miostatina en
ratones. En los círculos del culturismo ya se hablaba de las posibilidades de los
inhibidores de esa proteína para el futuro de este deporte. Cuando comprobaron
que la producción de folistatina bloqueaba a la miostatina, se hizo evidente que
esta línea de investigación podría ser de gran utilidad para paliar los efectos de la
distrofia muscular, una enfermedad genética caracterizada por la debilidad de los
músculos. El problema para su aplicación a humanos es que aún no se conoce si
en los seres humanos están implicadas las mismas proteínas. Según Lee, los
ratones tienen niveles más altos de miostatina que las personas, lo que implicaría
que esta proteína es menos importante en los humanos, donde es prácticamente
indetectable. Esto significa que, en humanos, claramente debe de haber otros
factores, aunque se conoce algún caso de personas con niveles bajos de
miostatina que muestran un fenotipo similar (un niño con menos de un año que
exhibe una musculatura sorprendente).38
Por lo tanto, en humanos es posible, en principio, intentar eliminar
experimentalmente la acción de la miostatina (es una proteína extracelular, cuya
función podría ser contrarrestada bloqueando anticuerpos, bien contra la
miostatina o contra sus receptores; en línea germinal, podría eliminarse su mRNA
por RNA de interferencia). Entre los objetivos potenciales de esta investigación
37 Lee, 2007.
38 Cfr. http://www.spiegel.de/wissenschaft/mensch/0,1518,305616,00.html.
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estaría evitar la pérdida de masa muscular que aparece con la edad, responsable
de muchas caídas y rotura de caderas en la tercera edad. Los ganaderos quizás
tengan interés en su aplicación para producir vacas y ovejas con mayor
proporción de carne que las actuales. Pero, sobre la base de conocimiento actual,
se trataría de intervenciones experimentales de alto riesgo y efectos
desconocidos para humanos. Lo que sí puede darse por seguro es que algunos
atletas intentarán usar este conocimiento con fines de dopaje. De hecho, Lee y
otros miembros de su equipo recibieron cientos de llamadas en los meses
posteriores a la publicación de sus resultados por parte de atletas y entrenadores
muy interesados en posibles aplicaciones de su trabajo. Igual que ocurre con la
EPO, si hay un mercado de consumo, habrá alguien que producirá y venderá la
mercancía.
Otra línea de investigación es la de Geoffrey Goldspink y su equipo. Buscando
posibles terapias contra enfermedades musculares degenerativas (distrofias), el
equipo de Goldspink ha conseguir aplicar con éxito algunas técnicas moleculares
novedosas que permiten comprender mejor los genes asociados con los factores
de crecimiento muscular y activarlos mediante actividad física, incluyendo el gen
IGF-I que puede ser ensamblado de tal modo que puede originar isoformas
diversas. Una de ellas, el MGF (factor de crecimiento 'mecano'), activa las células
progenitoras del músculo que suministran los núcleos extras necesarios para la
hipertrofia muscular, su reparación y mantenimiento. La rapidez con que MGF
inicia el proceso de hipertrofia le hace especialmente atractivo para abusos
potenciales en actividades como el culturismo.39 De momento, las lagunas de
conocimiento sobre posibles efectos a medio y largo plazo de este tipo de
39 Goldspink, Wessner y Bachl, 2008.
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intervenciones en humanos son importantes, y muchos de los factores implicados
pueden tener interacciones no previstas capaces de alterar múltiples procesos
celulares.40 La ingeniería de genes específicos orientada a mejorar las
capacidades físicas de una persona más allá de lo humanamente posible no
parece haber alcanzado aún otra fase que no sea la de intervenciones
experimentales de alto riesgo.41
En medicina reproductiva se viene prestando atención a un pequeño grupo de
genes con impronta cuya reprogramación epigenética en la línea germinal es
necesaria para un normal desarrollo embrionario posterior. La reprogramación y
puesta a cero de las improntas, mediante un ciclo de
eliminación/adquisición/mantenimiento, es un fenómeno orquestrado de manera
precisa y sutil, que involucra a regiones genómicas específicas y enzimas
metiladoras. Se sabe que una regulación inadecuada de la impronta genética
puede provocar varios tipos de enfermedades en humanos, y afectar al
crecimiento fetal en la placenta. Numerosos estudios –aunque no concluyentes–
han sugerido una posible asociación entre técnicas de reproducción asistida y
alteraciones en los mecanismos de imprinting genético. Existen elementos para
tomar en consideración la posibilidad de que este riesgo –inferior al 1%– pueda ir
asociado a ciertos pasos habituales en las técnicas de reproducción asistida,
aunque no se descarte su posible alteración previa en los gametos de los
pacientes. En todo caso, una mejor comprensión de la reprogramación
epigenética en la línea germinal es absolutamente necesaria, tanto para evaluar
40 Durai, Yang, Sales, Seifalian, Goldspink, Winslet, 2007.
41 Miah, 2004: 43.
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la seguridad de los métodos de reproducción asistida como para evitar el empleo
de gametos alterados o no aptos.42
Por lo que respecta a los ensayos de transferencia génica con finalidad
exclusivamente terapéutica, la mayor parte siguen en fases de experimentación
clínica o estadios preliminares, y sus resultados continúan siendo
decepcionantes.43
Los debates sobre manipulación genética humana con fines perfectivos no
superan todavía la categoría de especulaciones poco disciplinadas, aunque
suficientes para transmitir al público no especializado un mensaje alarmista y
distorsionado. El tono de algunos debates filosóficos sobre servicios imaginarios
de libre acceso en el mercado genético evoca la ligereza y simplicidad antes
detectadas en las recetas eugenistas para la higiene social.
6. Epigenética: nuevo marco conceptual para entender la relación entre genotipo y fenotipo, entre herencia y ambiente Gran parte de los conceptos científicos básicos sobre la herencia que es preciso
manejar en la discusión filosófica y otras áreas de las ciencias sociales siguen
cargados de las connotaciones adquiridas por sus usos previos a la era post-
genómica. Son relativamente pocos los autores que han tenido la oportunidad de
moverse en contextos netamente interdisciplinares y están en condiciones de
entender, por ejemplo, el desafío conceptual y metodológico que ha supuesto el
desarrollo de la epigenética tras la era genómica (autores como Strohmann la
consideran el punto de partida para una auténtica revolución en el modo de
entender la relación entre genes y enfermedades y otros procesos biológicos
42 Paoloni-Giacobino, 2007: 52R. El autor considera apremiante la estandarización a escala internacional de las
tecnologías empleadas en reproducción humana asistida.
43 Bushman, 2007.
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esenciales).44 Entre las novedades a las que se presta muy poca atención
destaca el hecho de que se producen cambios hereditarios en la expresión
genética que no responden a la lógica mendeliana, porque no están mediados
por alteraciones en la secuencia de ADN. La epigenética (término propuesto por
Conrad Waddington, 1905-1975)45 ha dado origen a una rama de la biología
especializada en estudiar las interacciones causales entre los genes y sus
productos, de los que finalmente resulta el fenotipo. Se abren así nuevos
horizontes para interpretar aspectos cruciales de la teoría evolutiva propuesta por
Darwin y Lamarck, según la cual la evolución podría favorecer el desarrollo de
mecanismos propios orientados a maximizar la variabilidad donde y cuando fuese
más probable que tuviera efectos positivos, y minimizarla cuando y donde no se
necesitara (algo incompatible con una idea de la evolución guiada exclusivamente
por el azar). La regulación epigenética media en la adaptación del genoma al
entorno, aportando una plasticidad al fenotipo que resulta especialmente útil bajo
condiciones ambientales desfavorables.46
Investigaciones recientes prueban que algunos elementos del componente
hereditario o familiar responsable de la susceptibilidad a ciertas enfermedades
son transmitidos por medios no-genómicos y que los factores ambientales que
actúan durante las primeras fases del desarrollo determinan el riesgo posterior de
padecer una enfermedad. Se considera que los mecanismos subyacentes
implican modificaciones epigenéticas en genes sin impronta, inducidas por
características del entorno donde se produce el desarrollo, y que modifican la
expresión genética sin alterar las secuencias de ADN.
44 Strohman RC 1995 y 1997; Petronis, 2001; Issa, Baylin 1996; Egger et al., 2004.
45 Waddington, 1952 y 1976.
46 Devaskar, Raychaudhuri 2007.
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Esta modulación no-genómica del fenotipo, mediada por ductilidad ambiental,
presenta valor adaptativo porque se orienta a sincronizar las respuestas de un
individuo al entorno que con mayor probabilidad podría experimentar. Una
incorrecta adecuación o sincronización de las respuestas incrementa el riesgo de
enfermedad. El fenómeno puede ilustrarse mediante casos donde las señales
enviadas al entorno fetal antes del nacimiento por una dieta materna inadecuada,
o inducidas por cambios ambientales bruscos como consecuencia de una mejora
en las condiciones socioeconómicas, contribuyen decisivamente al aumento de la
prevalencia de la diabetes tipo-2, la obesidad y la enfermedad cardiovascular.
Evidencias recientes sugieren que tales efectos pueden ser transmitidos más allá
incluso de la primera generación, por línea materna (y quizás paterna).47
Esta línea de investigación se está aplicando en el estudio de las características
fenotípicas y bioquímicas de niños que nacieron con poco peso, en particular
como resultado de tratamientos de fertilización in vitro o partos muy prematuros
que pudieron facilitar la exposición a ambientes adversos en distintas fases del
desarrollo fetal. En modelos animales se ha comprobado que la manipulación de
los factores nutricionales induce cambios en la metilación del ADN, un
mecanismo que puede dar pistas sobre la acción de posibles genes en el
crecimiento y el metabolismo a través de modificación epigenética.48
Frente a conceptos sumamente rígidos y deterministas derivados de la noción de
programa en el paradigma de las ciencias computacionales, la investigación
genómica reciente pone de manifiesto la importancia de las interacciones
epigenéticas y ambientales para comprender el significado y la flexibilidad de las
instrucciones genéticas. El epigenoma es particularmente susceptible a una mala
47 Godfrey et al., 2007.
48 Cutfield, 2007.
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regulación durante la gestación, el desarrollo neonatal, la pubertad y la edad
avanzada. Durante la embriogénesis es mucho más vulnerable a los factores
ambientales porque la tasa de ADN sintético es alta, y el ajuste del ritmo de
metilación del ADN producido, así como la estructura de cromatina necesaria
para el desarrollo normal de los tejidos, se establecen durante el desarrollo
temprano.49
La familiarización con el marco teórico de la investigación post-genómica y
epigenómica resulta de extraordinaria utilidad para una aproximación sensata y
conceptualmente disciplinada al complejo y confuso debate sobre la eugenesia
liberal, las biotecnologías reproductivas y el potencial asociado a la
convergencia de tecnologías con fines de mejora humana. Incluso las críticas
mejor articuladas filosóficamente a los riesgos de la eugenesia liberal y a los
enfoques epistemológicos reduccionistas que la sustentan se vierten todavía en
modelos conceptuales obsoletos, anclados a lo sumo en postulados científicos
de la era pre-genómica.50
7. Εl desafío de la convergencia de tecnologías
La “convergencia de tecnologías” es una expresión nebulosa y sólo en parte
novedosa. La idea de mejorar las capacidades físicas, sensoriales y cognitivas
del cuerpo humano es muy antigua. Pero hacerlo aplicando la ciencia y la
tecnología es más reciente. En el siglo XVII, Francis Bacon describía en su
obra utópica “La Nueva Atlantida” una sociedad futura familiarizada con el
manejo de muchos instrumentos técnicos destinados a mejorar capacidades
humanas: microscopios, armas modernas, teléfonos, micrófonos, motores y
49 Dolinoy, 2007.
50 Habermas, 2003.
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naves aéreas, entre otros.51 En el siglo XVIII, los desarrollos en física, química
y biología fomentaron el optimismo sobre las posibilidades de la ciencia y la
tecnología para mejorar las capacidades humanas. El Marqués de Condorcet
anticipó muchas de las posibilidades asociadas a las aplicaciones médicas del
conocimiento científico.52 El entusiasmo reservado en los siglos XVII-XVIII para
especulaciones teóricas se orienta ahora hacia aplicaciones prácticas que se
consideran viables a corto o medio plazo.
Por tanto, lo novedoso no es tampoco la aplicación de ciencia y
tecnología con fines de mejora, sino la convergencia NBIC (de nano-bio-info-
neurotecnologías) con el mismo propósito, entendida como una tendencia que
debe fomentarse, más que como algo ya conseguido. Lo relevante es el nuevo
contexto histórico, médico y tecnológico, donde la convergencia NBIC se
manifiesta en líneas de investigación, vocabularios y discursos, métodos de
investigación y medios de difusión científica, así como objetivos
epistemológicos comunes a diversas líneas de investigación. Puede que
algunos rasgos sean convergentes y otros divergentes, pero la convergencia
que se busca no equivale a reducción de teorías. Por esta razón algunos
autores proponen hablar de inter-fecundación y sinergismo (los resultados en
una disciplina pueden robustecer los de otra, y viceversa, algo que tampoco es
nuevo).53
No existe un cuerpo de literatura coherente al respecto, sino materiales
dispersos procedentes de la antropología, estudios feministas, estudios
sociales de la ciencia, la tecnología y la medicina; estudios bioéticos y literatura
51 Bacon, 2006 (orig. 1627).
52 Condorcet, 1795.
53 Gordijn, 2006.
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sobre la discapacidad. Tampoco está representado todo el espectro
tecnológico. Destaca la reflexión sobre aplicaciones de la cirugía cosmética y el
empleo de neurofármacos para mejorar el rendimiento cognitivo, y trabajos
relacionados con el potencial de la ingeniería genética y la medicina
regenerativa. Pero hay muy poco elaborado sobre el uso de prótesis
electrónicas –exceptuando los implantes cocleares– o sobre órganos
artificiales. En la mayoría de estos trabajos se abordan los aspectos éticos y
sociales de su implantación generalizada, así como los desafíos para
conceptos básicos sobre la naturaleza humana, el envejecimiento, la salud y la
enfermedad, y su impacto en la economía y la dinámica de las instituciones.
La convergencia de tecnologías NBIC ha suscitado un intenso debate sobre
temas controvertidos:
a) Transformaciones tecnológicas de los seres humanos
Los partidarios de la convergencia NBIC abogan por cambios radicales en
nuestras capacidades sensoriales, motoras y cognitivas para mejorar el
rendimiento humano mediante remodelación tecnológica, a diferencia del
recurso al estudio, la educación y el ejercicio. Están convencidos de que el
cuerpo humano actual es una solución evolutiva arbitraria a problemas de
movilidad, comunicación y funcionamiento en el entorno. Los consideran
imperfectos, variables, en un estado de degeneración y necesidad de
reparación constantes. Así como disponemos de herramientas para transformar
tecnológicamente el entorno natural y adaptarlo en orden a mejorar nuestro
rendimiento, comenzamos a tener la capacidad para transformar nuestro propio
diseño gracias a la medicina y las bioingenierías. Cirugía estética y dental,
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fármacos inteligentes, neuromoduladores del estado de ánimo, sustancias para
el dopaje deportivo y hormonas del crecimiento ilustran algunos pasos en esa
dirección, más allá de las intervenciones consideradas terapéuticas. Pero la
tendencia apunta hacia la regeneración y reemplazo de órganos, ampliación y
mejora drástica de capacidades sensoriales, físicas, motoras y cognitivas;
prolongación de las expectativas de vida y retraso del envejecimiento; inserción
de genes asociados a rasgos favorables, integración de dispositivos auxiliares
para procesar e interpretar información masiva, conexión directa del cerebro a
bases de datos, etc. El uso generalizado de las ciencias y tecnologías NBIC
situaría a la humanidad en una nueva era, en otra fase evolutiva caracterizada
por la capacidad para rediseñar el cuerpo humano en función de necesidades y
deseos, modificando o añadiendo nuevas funcionalidades.
b) Cambio de actitudes respecto al cuerpo humano
Los partidarios de la convergencia NBIC sugieren escenarios visionarios
cargados de posibilidades sorprendentes para mejorar las imperfecciones del
actual diseño evolutivo humano. Pero es arriesgado aventurar los posibles
derroteros. Algunas mejoras de nuestro diseño podrían tener efectos
genuinamente valiosos (mejores capacidades sensoriales, motoras y cognitivas
de propósito general). Pero pueden surgir consecuencias negativas en
proporción a la magnitud de los ajustes y modificaciones efectuadas. En
particular, preocupa una percepción generalizada del cuerpo y sus funciones
cada vez más entrelazadas con la tecnología, que trivialice el reemplazo de
células, órganos y tejidos humanos con dispositivos tecnológicamente
avanzados (sistemas bioelectrónicos para mejorar capacidades sensoriales,
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motoras y cognitivas; o funciones corporales básicas). El cuerpo humano se
integraría en redes y sistemas tecnológicos (se nos podrían implantar, p.ej.,
nanosensores diseñados para chequeos y monitorización permanente capaces
de detectar posibles riesgos para la salud, conectados a sistemas informáticos
expertos programados para dar respuesta automática a alteraciones y
dolencias comunes; o podríamos contar con dispositivos nanométricos
diseñados para liberar fármacos cuando se precisen). La naturaleza dejaría de
ser la única responsable de la apariencia, desarrollo y funciones corporales,
dejando a otras máquinas o desarrollos tecnológicos un amplio margen de
control sobre nuestra salud. La alteración del significado social del cuerpo y de
la biología puede responder a patrones muy concretos sobre el tipo de
individuos que el sistema productivo necesita: atentos, receptivos, necesitados
de poco sueño, dispuestos siempre a trabajar duro.
Orientar la medicina hacia objetivos de mejora y enriquecimiento de
capacidades plantea muchos interrogantes sobre el significado cultural de la
normalidad y la discapacidad, abriendo nuevas brechas para la medicalización
de la condición humana y la consideración de “lo normal” como deficiente. El
uso de fármacos y sustancias disponibles por indicación médica (esteroides
anabolizantes y eritropoyetina, p.ej.) para fines no indicados (dopaje deportivo,
entre otros) tiene una consideración distinta del empleo de ansiolíticos para
aumentar el rendimiento académico de los niños en la escuela. Plantea la
racionalidad subyacente a las ideas sociales de mérito, capacidad y
competencia, y las dificultades para distinguir entre ‘desventaja’, ‘necesidad’ y
‘deseo’.54 Desde un enfoque antropológico, se hallan elementos para
54 Hogle, 2005: 696-700.
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reflexiones críticas sobre el tipo de respuestas culturalmente diferenciadas a la
discapacidad, el envejecimiento, la capacitación personal y los tratamientos
para mantener el cuerpo en condiciones saludables.
c) Limitaciones a la autonomía e intimidad
Se especula con que el uso de neuroimplantes conectados directa y
permanentemente al cerebro pueda mejorar diversas habilidades cognitivas,
con el riesgo de aumentar nuestra dependencia de ordenadores, bases de
datos y recursos valiosos accesibles sin teclados ni otros dispositivos externos
de comunicaciones. Bert Gordijn toma en serio la posibilidad de conexiones
inmediatas con otros seres humanos (interfaces cerebro-cerebro) y la
comunicación cerebral con personas en ubicaciones remotas a través de redes
conectadas directamente al cerebro. No oculta su entusiasmo ante la
perspectiva de que toda la humanidad pueda llegar a ser “un solo cerebro
interconectado y distribuido” al final de este siglo, porque esto “mejoraría la
productividad e independencia de los individuos”.55 Pero señala que estas
tecnologías facilitarían un rastreo y control social de las acciones individuales,
pensamientos incluidos, sin precedentes: localización permanente, seguimiento
hasta en la esfera más privada, posibilidad de influencias subliminales o
generación de ilusiones colectivas, vulneración de la autonomía por parte de
poderes centralizados no sujetos a controles democráticos, etc.
55 Gordijn, 2006.
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d) Medicalización de rasgos humanos ‘normales’
El acceso a múltiples tipos de mejora puede generalizar un desprecio hacia
capacidades humanas convencionales, relegadas casi a nivel de defectos o
lacras a eliminar. Fomentaría la medicalización de formas de funcionamiento
absolutamente ordinarias en lo que respecta a capacidades humanas y
apariencias físicas normales.
e) Identidad y autenticidad personal
Algunos autores se plantean si las modificaciones corporales mediante cirugía,
medicina o implante de dispositivos no reforzarán una imagen personal
estándar, sometida a los patrones publicitados por los medios y la cultura de
masas, que integre en un mismo circuito comercial la medicina, la biología y la
cultura del cuerpo, a costa de reducir o anular la autenticidad de los individuos.
Pero incluso los individuos con cuerpos más robustos y perfeccionados tendrán
que afrontar las contingencias inevitablemente asociadas a la vulnerabilidad
humana (enfermedad, deterioro, muerte…). No está claro que la modificación
de capacidades sensoriales, motoras y cognitivas vaya a tener como efecto
una “dilución progresiva de la propia identidad”, aunque sí parece probable una
dependencia importante de diversas tecnologías. Tampoco puede asegurarse
que contribuirán a mejorar la satisfacción de quienes las usan; quizás a
reajustar sus expectativas y las de toda la sociedad. Algunos consideran que
una fuerte dependencia de las redes y recursos informáticos colectivos podría
difuminar los límites entre los individuos y las comunidades virtuales a las que
pertenecen, generando concepciones ambivalentes sobre los humano
(autopercepción borrosa de la propia humanidad, tanto por la maquinización de
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individuos humanos como por la evolución orgánica de las tecnologías hacia su
compatibilidad con el cuerpo: inteligencia artificial, vida artificial, robótica y
redes neurales computacionales para emular capacidades humanas básicas).
Además, la antropomorfización de las tecnologías diluiría la diferencia entre
naturaleza y cultura, vivo-no vivo, orgánico-inorgánico, consciente-no
consciente... Estas series de opuestos configuran percepciones culturales y
sociales muy arraigadas, cuya redefinición puede desestabilizar elementos
simbólicos básicos asociados a la naturaleza humana habitual y provocar
desorientación o pánico existencial.56
Por otra parte, no es fácil distinguir lo que cuenta como mejora en alguna
dimensión particular (felicidad, confianza en sí mismo...) y su relación con
mejoras en la vida en general. Experimentar ciertos sufrimientos puede aportar
una riqueza personal de la que carecerían los confrontados sistemáticamente a
emociones más positivas. Los estándares para calificar ciertas formas de
personalidad o estados de ánimo como enfermedad están sujetos a debate,
aunque existen consensos sobre el valor de las capacidades que permiten
experimentar placeres estéticos, artísticos, intelectuales... El autocontrol de las
respuestas emocionales resulta valioso, incluso conseguido con ayuda
farmacológica. Por lo tanto, ciertos neurofármacos pueden ayudar a ciertas
personas a vivir más auténticamente mientras a otros podría restarles
autenticidad, sobre todo ante acontecimientos en los hay que responder con
autenticidad. Usar fármacos para desconectar emocionalmente de lo que nos
sucede puede desactivar una parte importante de nuestra humanidad, pero
56 Gordijn, ibid.; y Hogle, 2005: 701-704.
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también hacer llevaderas circunstancias que de otro modo serían
insuperables.57
8. Neurociencias vs ingeniería genética perfectiva
Mientras Lee Silver58 y Nicholas Agar centran su análisis en las biotecnologías
reproductivas como contexto privilegiado para especular sobre posibilidades de
enriquecimiento humano inéditas, autores como Nick Bostrom y Linda Hogle
recurren a un marco mucho más amplio, el de la convergencia de tecnologías
NBIC, para especular sobre nuevos escenarios de posibilidades tecnológicas,
cuyas aplicaciones combinadas difuminan la frontera entre finalidades
terapéuticas, cosméticas o perfectivas.59 La convergencia de tecnologías NBIC
sitúa el debate sobre la eugenesia liberal en un plano más complejo, pues las
mejoras funcionales y cognitivas que se esperaba obtener mediante
intervenciones genéticas podrían conseguirse de manera más segura y
verosímil, a corto o medio plazo, como consecuencia de desarrollos en
neurociencias y farmacogenómica.
La tendencia creciente a emplear diferentes combinaciones de sustancias con
fines específicos de mejora cognitiva ha abierto la puerta a lo que algunos
denominan “dopaje académico”. La moda parecen haberla iniciado padres que
trataron de mejorar el rendimiento académico de sus hijos administrándoles
Ritalin sin indicación médica, y en algunas escuelas es significativo el
porcentaje de alumnos no diagnosticados con déficit de atención que lo
consumen. Entornos fuertemente competitivos como el académico y el laboral
57 Bostrom y Roache 2007:11-14.
58 Silver, 1998.
59 Bostrom y Sandberg, 2006 y 2007; Hogle, 2005.
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podrían disparar su uso. Incluso asegurada su eficacia para potenciar el
rendimiento intelectual, es necesario estudiar con detalle sus riesgos a corto y
largo plazo y difundir esa información para fomentar un consumo responsable.
El rendimiento académico e intelectual es el resultado de una combinación
compleja de factores personales, sociales e institucionales. Sería un fracaso
colectivo hacer creer a las nuevas generaciones de estudiantes que sus
ventajas para obtener empleo, posición social y bienestar dependen en buena
parte de elegir el cóctel adecuado de psicofármacos. Resulta mucho más fácil y
barato distribuir psicofármacos que tener acceso a un sistema educativo
equitativo y de calidad. Las disfunciones institucionales y el escaso
compromiso de la sociedad con sus sistemas educativos pueden acentuar la
tendencia a confiar en el uso estrictamente personal de recursos técnicos como
estrategia para conseguir ventaja competitiva. El progreso en bienestar social y
capacitación colectiva difícilmente podrá venir de medidas que dejan intacta o
agravan la raíz del problema.60
9. ‘Eugenesia liberal coercitiva’ y ‘bienes naturales primarios’ (Dov Fox)
La lógica de la eugenesia liberal parece apuntar a un escenario ideal de control
genético donde las decisiones sobre qué tipo de personas producir quedarían
en manos de los padres, sin intervención alguna de los gobiernos. Pero Dov
Fox sostiene que la eugenesia liberal no puede justificarse sobre la base de la
teoría liberal. Introduce la teoría alternativa de los bienes sociales primarios, de
Rawls, en una versión que él llama de los bienes naturales primarios, referidos
a las capacidades y disposiciones mentales o físicas hereditarias que pueden
60 Farah, 2004.
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ser consideradas valiosas para un amplio espectro de proyectos vitales. Su
conclusión es que las biotecnologías genéticas para la selección y
manipulación de embriones, usadas con el objetivo de dotar a la descendencia
de rasgos mejorados de propósito general, son cualquier cosa menos el tipo de
prácticas reproductivas y de crianza que un gobierno liberal dejaría a la
discreción de los padres. Encajan más bien en el perfil de otras prácticas
educativas o sanitarias que los estados supervisan e imponen.
Si el objetivo de desarrollar la autonomía de los ciudadanos justifica que el
estado exija prácticas como la escolarización, educación y atención sanitaria
básica de los niños, el mismo objetivo o idénticos intereses serían importantes
para exigir obligatoriamente prácticas genéticas seguras, efectivas y
funcionalmente integradas que incidan sobre los mismos rasgos de propósito
general, tales como la resistencia a enfermedades o la mejora cognitiva. En
opinión de Fox, los casos de eugenesia liberal obligatoria implican una
contradicción o reducción al absurdo contra la teoría liberal.61
En las sociedad liberales, los padres no tienen libertad para aplicar a discreción
todo tipo de prácticas de crianza (abuso y abandono, p.ej.). Están obligados a
educar y prestar atención sanitaria a los hijos. En consecuencia, difícilmente el
recurso a las técnicas de ingeniería genética (si fuesen eficaces y seguras
como cualquier otra tecnología validada para uso clínico) serían el tipo de
práctica que los liberales dejarían a la decisión privada de los padres, por su
gran similitud con otras orientadas a fines parecidos prohibidas o exigidas por
ley.
61 Fox, 2007:1-5.
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El compromiso liberal con la autonomía justifica la educación obligatoria y un
amplio paternalismo con los niños, denegándoles libertades (de expresión,
religión, asociación, privacidad, participación democrática, propiedad) que
garantiza a los adultos; y les obliga a procedimientos (vacunas,
inmunizaciones, atención dental, escolarización primaria...) de los que los
adultos están exentos.
La función del Estado no se limita a eliminar los obstáculos para ejercer la
capacidad de la autonomía. Los estados liberales obligan a prácticas que
mejoran en general los recursos considerados de propósito general para la vida
de los niños, en un sentido equivalente a lo que Rawls llama 'bienes sociales
primarios' (social primary goods). Los bienes naturales primarios consisten en
capacidades mentales y físicas hereditarias apreciadas para un amplio rango
de planes de vida diversos y viables. Según Fox, los bienes primarios incluyen
ausencia de discapacidad, resistencia a las enfermedades, movilidad física y
coordinación, percepción visual y auditiva, memoria a corto y largo plazo,
razonamiento verbal y espacial, capacidad cognitiva general y ciertas
conductas características (reflexividad, control de impulsos, búsqueda de
novedad, capacidad de adaptarse a la adversidad...). Valdrían para cualquier
proyecto vital.
Los bienes naturales primarios incorporan un elemento perfeccionista, ya que
favorecen vidas compatibles con un rango significativamente amplio de
proyectos vitales. El estado puede fomentar la autonomía en estos aspectos sin
menoscabar el pluralismo sobre un marco de neutralidad minimalista. Privar de
alguno de estos bienes naturales no hace la autonomía imposible, pero reduce
significativamente las opciones vitales de los individuos. Los bienes naturales
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primarios pueden distinguirse de los bienes naturales no primarios (rasgos
influidos genéticamente que pueden ser ventajosos para algunos de los
destinos que el niño pueda escoger, pero no para otros: sexo y altura,
sociabilidad y timbre de voz, lealtad y generosidad, color de la piel, orientación
sexual, etc. serían bienes no primarios).
Presuponer el consentimiento informado hipotético a las vidas prenatales para
la mejora de bienes naturales primarios proporciona a Fox una teoría
alternativa a la eugenesia liberal, simplemente mediante el desarrollo del
estatus moral de las prácticas de crianza dentro del marco liberal. Fox la llama
Teoría liberal de la mejora de la descendencia.
Conclusiones
Los debates sobre prospectiva tecnológica centrados en escenarios altamente
especulativos y carentes de racionalidad y rigor en aspectos sustanciales
pueden inducir a amplios sectores de la opinión pública a suplir su falta de
información con criterios prudenciales hipertrofiados y generalizar actitudes de
desconfianza o rechazo indiscriminado contra la ciencia y la tecnología. Una
vez introducidas en los complejos circuitos de la comunicación social, este tipo
de actitudes pueden presionar a favor de políticas de ciencia y tecnología muy
restrictivas para productos, servicios o tratamientos de gran utilidad clínica,
ambiental, social y económica.
Científicos e investigadores sociales olvidan con facilidad que las
especulaciones indisciplinadas pueden fomentar una percepción pública
distorsionada, muy centrada en mensajes alarmistas y proyecciones
inverosímiles que ahuyentan la racionalidad y el equilibrio en los debates. Sin
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pretenderlo, pueden nutrir un contexto de prejuicios, ignorancia socializada y
superstición popular similar al que hizo proliferar los primeros movimientos
eugenésicos en los años veinte.62 Los estudios recientes de percepción pública
de la ciencia han puesto de manifiesto la importancia de los elementos
ideológicos, emocionales y simbólicos en la evaluación de tecnologías. La
escasez de información cualificada con que los ciudadanos reciben las noticias
sobre desarrollos científico-tecnológicos obstaculiza una evaluación ponderada.
La mayoría basa sus apreciaciones en criterios prudenciales, muy ligados a la
confianza que depositan en los mecanismos reguladores y a la credibilidad que
les merecen los agentes más interesados en promover o restringir ciertas
tecnologías.63
La falta de racionalidad y equilibrio en los debates puede traducirse en medidas
que demoran o prohíben productos, servicios o tratamientos de gran potencial
clínico, social y económico. Además, pueden desviar la atención hacia los
aspectos periféricos de un problema, dejando intacto su núcleo. Sería un
inmenso error esperar de algunas tecnologías genéticas el potencial de mejora
humana tradicionalmente asociado a compromisos políticos con derechos y
valores universalizables. Los sistemas de salud pública con una amplia cartera
de servicios han sido, hasta ahora, los instrumentos más eficaces para
aumentar la calidad y esperanza de vida colectiva y mejorar todas las
capacidades de propósito general que los seres humanos necesitan para
desarrollar su autonomía. Parece poco razonable esperar del acceso a
tecnologías aisladas o convergentes, en contexto de libre mercado, logros
evolutivos cualitativamente superiores al desarrollo de una sociedad justa
62 http://geneticsandsociety.org/article.php?id=436.
63 Gaskell et al., 2006.
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capaz de fomentar capacidades y dispensar equitativamente bienes públicos
globales (acceso a la salud, aire puro, agua, educación, empleo y trabajo, un
sistema económico mundial abierto e inclusivo…). Estos objetivos de mejora
apuntan más bien hacia un orden legal internacional enraizado en valores
compartidos y comprometido con la reducción de la vulnerabilidad humana y la
sostenibilidad a escala mundial. Una meta que excede, con mucho, el potencial
de los logros científicos y de sus aplicaciones.
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