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PLATERÍA MADRILEÑA EN LA DIÓCESIS DE CIUDAD RODRIGO. DE LA CORTE A "LA RAYA"
Manuel Pérez Hernández - Eduardo Azofra Agustín*
Constituye la diócesis de Ciudad Rodrigo uno de los escasos territorios castellano-leoneses pendientes
de un estudio global de su platería, entendiendo por tal no solo la cuantificación y análisis de las piezas
conservadas, o de los datos recogidos en sus archivos, sino también el del comportamiento de esta práctica
artística en su territorio y su inserción en un ámbito superior como puede ser el peninsular.
Lo dicho no obsta para señalar que algunos pasos se han ido dando, sobre todo en los últimos años, con
artículos referidos a obras y artistas de momentos concretos, la presencia de diversas piezas en exposiciones,
o el estudio efectuado sobre su tesoro catedralicio en el marco del Congreso sobre la catedral de Ciudad Rodrigo
celebrado en el año 2005. En todo caso, seguimos considerando que es insuficiente para una aquilatada puesta
en valor de esta parte del patrimonio mueble mirobrigense1.
En esta ocasión hemos querido centrar nuestra atención en un importante grupo de piezas, inéditas en
su mayoría, localizadas tanto en la catedral como en distintos templos de la diócesis. Obras a las que les une
el denominador común de haber salido de talleres madrileños, y para las que los diezmados archivos
eclesiásticos no nos ofrecen, en la inmensa mayoría de los casos, una información precisa sobre el momento
y circunstancias de su llegada, por lo que en muchas ocasiones queda abierto el interrogante de si fueron
realizadas para la iglesia donde actualmente se conservan2, o por el contrario llegaron a ella como consecuencia
de los desplazamientos producidos en tiempos de crisis, o de la necesidad de reemplazar los objetos robados
y destruidos en tiempos de guerra, esta última una labor a la que contribuyeron tanto la catedral como aquellos
templos diocesanos que tuvieron la fortuna de no haber sido asaltados y que, por lo tanto, conservaban un buen
conjunto de vajilla litúrgica, y estaban en condiciones de prestar piezas a otras iglesias para que pudieran
celebrar el culto con el debido decoro3.
Una visión global sobre el conjunto de estas piezas, cuyo número se aproxima a la veintena4, nos va a
permitir avanzar una serie de conclusiones, al tiempo que plantear algunas hipótesis para considerar en el
futuro.
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Cronológicamente estas obras nos van a ofrecer un recorrido a través de la platería madrileña desde la
segunda mitad del siglo XVI, datación de la más antigua, hasta la segunda mitad del XIX, fecha esta última
en la que una buena parte de la platería se labraba en establecimientos fabriles especializados en el empleo de
las modernas aleaciones y que estaban regentados por apellidos tan ilustres como Meneses, Espuñes o Adradas.
Por otra parte, la presencia de obras labradas en talleres distintos a los establecidos en Ciudad Rodrigo
deberá ser una circunstancia a tener en cuenta, tanto para conocer la evolución o continuidad de esta práctica
artística en ese territorio, como para valorar la proyección que en él alcanzaron otros centros en determinados
momentos. En el caso de este conjunto, y excepción hecha del cáliz y patena regalados por Felipe II al convento
franciscano del Zarzoso, la mayoría pertenecen a un periodo en el que apenas consta la existencia de talleres
de platería estables en Ciudad Rodrigo, o los que había estaban muy lejos de poder competir con otros de
mayor renombre. Así, el marco cronológico de todas ellas, excepción hecha de la señalada anteriormente, está
comprendido entre la segunda mitad del siglo XVII y el XX, de hecho consta documentalmente que ya desde
finales del Seiscientos el cabildo mirobrigense trataba de abastecerse en otros centros de mayor prestigio,
precisamente por la decadencia en que estaba sumida la platería local desde el segundo cuarto de esa centuria,
y la ausencia de plateros de garantía5.
Será sin embargo después de la Guerra de la Independencia, y dada la necesidad de reponer el diezmado
tesoro catedralicio6, cuando sean más frecuentes las noticias que remiten a plateros e instituciones fabriles
madrileñas, o que nos informan de que fueron estas las que se pusieron en contacto con las autoridades
eclesiásticas para ofrecer sus productos7. Precisamente corresponde a ese momento el mayor número de obras
del conjunto que analizamos, por otra parte lógico si tenemos en cuenta la necesidad que tenían los templos
de reponer sus maltrechos ajuares8.
Otra de las circunstancias a considerar para explicar la llegada de este tipo de piezas a partir de la segunda
mitad del Setecientos tal vez haya que buscarla en el carácter ilustrado de algunas personalidades del momento,
como son los casos del obispo Cayetano Cuadrillero Mota, que ocupó la sede entre los años 1763 y 1777,
promotor de un conjunto de intervenciones arquitectónicas caracterizadas por una fuerte impronta clasicista9,
Ramón Pasqual Díez, asistente y amigo personal del obispo Cuadrillero, racionero y posteriormente canónigo
de la catedral mirobrigense, colaborador e informador de Antonio Ponz sobre cuestiones artísticas de la zona
de Ciudad Rodrigo para su Viaje de España, y académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando,
además de autor del tratado titulado El arte de hacer el estuco jaspeado, o de imitar los jaspes a poca costa,
y con la mayor propiedad10, o Simón Rodríguez Laso, dignidad de maestrescuela de la Seo mirobrigense,
corresponsal también del abate Ponz, y posteriormente rector del Colegio Español de la Universidad
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de Bolonia. Una muestra palpable del resurgir intelectual y cultural vivido en Ciudad Rodrigo en el último
tercio del siglo XVIII fue la creación, impulsada por el grupo de ilustrados que en ella residían, de la Sociedad
Económica de Amigos del País de Ciudad Rodrigo, cuyos estatutos se aprobaron por Real Cédula del 27 de
noviembre de 1781. Entre los miembros fundadores estaban los citados Rodríguez Laso, primer secretario de
la misma, y Pasqual Díez11. De ese selecto grupo de ilustrados también formaban parte otras personas entre
las que destacamos, por ejemplo, a don Luis de Nieulant, Teniente General de los Reales Ejércitos y Gobernador
Político y Militar de la plaza de Ciudad Rodrigo, que asumió el cargo de primer director de la Sociedad de
Amigos. Y como muestra del ambiente ilustrado que se respiraba por esos años en la ciudad baste señalar la
fundación de diversas fábricas, dedicadas a la producción textil, curtidos, loza, aceite, jabón, cordobanes…,
siguiendo de este modo la senda modernizadora propuesta por Campomanes y otros ministros ilustrados de
tiempos de Carlos III12.
Otro de los aspectos a considerar es el de los promotores de estas obras, muchas, como consta por
inscripción, debidas a la munificencia de destacadas personalidades, sirvan de ejemplo el cáliz de Felipe II y
el limosnero de Carlos III hallados en el convento del Zarzoso y parroquia de Vilvestre, respectivamente.
Tampoco faltan regalos realizados por dignidades eclesiásticas de la Seo mirobrigense, como el cáliz de la
iglesia de Pastores, que por inscripción consta que fue un regalo del deán y canónigo de la catedral don José
Jerez. Probablemente también se trate de una persona vinculada al cabildo la que responde a las iniciales P.G.S.
que aparecen en un juego formado por el cáliz, un par de vinajeras y campanilla de la catedral.
Ninguna duda sobre los donantes y momento del regalo nos plantean dos conjuntos de altar, el más
antiguo es el perteneciente a la iglesia de Sobradillo, el otro se localiza en la seo; de ambos hemos podido
reconstruir su “biografía” a través de la información encontrada en los archivos parroquial y catedralicio,
respectivamente. Del citado en primer lugar sabemos que fue un obsequio efectuado en 1816 por don Fernando
de la Concha, beneficiado del templo, y sus sobrinos13. Por lo que respecta al segundo, lo regaló en el año 1829
el obispo Pedro Manuel Ramírez de la Piscina14. Restan, en fin, otras piezas del conjunto que o bien no contienen
ninguna inscripción, por lo que debemos entender que se trata de obras adquiridas con cargo a recursos de la
propia fábrica (una circunstancia que tampoco hemos podido comprobar por lo diezmado que nos han llegado
los archivos), o que señalan el nombre del donante (o donantes), pero sin ningún tipo de referencia a su
condición, así sucede con los cálices conservados en las localidades de Cabrillas, ofrecido por un desconocido
Isidro M. Gavilán, y Carpio de Azaba, que lleva grabadas las iniciales P.P.V.; o las personas que regalaron en
el año 1758 la custodia perteneciente en la actualidad a la parroquial de Santiago Apóstol de Saldeana, Antonio
Martínez, Santiago Sáez de Zaldúa y Juan Manuel de Vaños (sic), respectivamente coadjutor, síndico y
secretario de la Venerable Orden Tercera de San Francisco del Real Convento de San Gil, entendemos que el
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fundado por Felipe III en 1606 en Madrid, muy cerca del Real Alcázar, y que fue derribado durante la Guerra
de la Independencia.
Centrándonos en la autoría de las piezas, y excepción hecha de aquellas que por no estar marcadas (algo
por otro lado habitual, sobre todo, en la platería de buena parte del Seiscientos), nos impide afirmar
categóricamente su origen madrileño, aunque consideramos que bien pudiera ser esa su procedencia, como
son el caso del cáliz regalado por Felipe II, otro conservado en el tesoro catedralicio, un copón de la iglesia de
Nuestra Señora de la Asunción de Lumbrales y la custodia de la iglesia del Seminario. El conjunto de piezas
con ese origen localizadas en la diócesis de Ciudad Rodrigo va a ampliar la nómina de obras conservadas de
un destacado número de plateros madrileños.
Del primer cuarto del siglo XVII es la custodia de Hinojosa de Duero con marca del ensayador Esteban
de Pedrera, marcador de la Villa de Madrid en 1607. En tanto que de mediada la centuria siguiente son las de
Navasfrías, labrada por un desconocido Pita y que fue punzonada en 1742 durante el fielato de Beltrán de la
Cueva, o la que actualmente se conserva en Saldeana, que aunque sin marcas reproduce un esquema muy
característico en ostensorios madrileños de ese momento, siendo varios los reproducidos en diversas
publicaciones que siguen un modelo casi idéntico.
Dentro de lo que podríamos denominar estética rococó, de la que también participan las dos custodias
citadas en último lugar, encontramos el cáliz conservado en la iglesia parroquial de Navasfrías obra de Santiago
Bermejo del año 1767, se trata de la pieza más antigua salida de su taller, pues las conocidas hasta este momento
están comprendidas entre 1779 y 1800. También una bandeja del tesoro catedralicio, sin duda resto de un juego
de aguamanil del que ha desaparecido la jarra, labrada en 1777 por el platero madrileño Joaquín Antonio de
la Fuente. Aunque con tendencia a la desornamentación, todavía mantienen una estructura típica de las piezas
de astil de la segunda mitad del XVIII otros dos cálices, el limosnero de tiempos de Carlos III, del año 1774,
de la iglesia de Vilvestre, que por las fechas puede atribuirse a José Alarcón, platero encargado de realizar este
tipo de cálices entre los años 1764 y 1788, año de su fallecimiento, y el de Antonio García Mascaraque, del
año 1784, que se conserva en la de Pastores.
A pesar de ser cronológicamente coetáneo de los anteriores, una sensibilidad bien distinta refleja el
excelente juego de altar localizado en la parroquia de Lumbrales, labrado por Benito Lázaro en 1788, así como
un cáliz perteneciente a la iglesia de la Asunción de Tamames, obra del arriba citado García Mascaraque del
año 1807 que denuncia una clara asimilación de los modelos acuñados en la Real Fábrica. De su discípulo,
Antonio Morago, conserva la parroquia de Sobradillo un cáliz y un par de vinajeras, resto de lo que inicialmente
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fue un juego de altar, con marca cronológica que indica su realización en 1814. En la parroquia de
Barruecopardo se conserva un cáliz muy endeudado con los modelos divulgados por la Real Fábrica, se trata
de una obra realizada en el año 1823 por el platero madrileño Francisco Moreno15.
Mención aparte merecen el conjunto de obras salidas de la Real Fábrica de Platería fundada en Madrid,
en 1778, por el oscense Antonio Martínez del Barrio, piezas que, de forma sumaria, van a permitirnos un
recorrido por la historia de esta fundación fabril y por las diferentes etapas en que suele dividirse su siglo de
existencia16. Así, del primer momento, cuando la fábrica estaba dirigida por su fundador, son los juegos de
altar conservados en la catedral y parroquial de Mieza de la Ribera, este último un conjunto de calidad
excepcional, que además tiene el mérito de conservarse en su estuche original; a la etapa intermedia,
comprendida entre los años 1815 y 1819, tiempo durante el que fue director de la misma Celestino Espinosa,
pertenece un cáliz de la iglesia de la Purísima de Cabrillas; y a la última etapa, contenida entre 1847, en el que
fue alquilada a la Compañía Iris, y 1867, fecha de la venta del edificio al Estado y con ello el cese de su
actividad, corresponde el juego de seis candeleros labrados en plata plaqué encontrados en el convento de
Santa Clara de Ciudad Rodrigo.
Además de obras salidas de la Real Fábrica de Platería Martínez, diseños acuñados en ella fueron
manejados por algunos de los alumnos más aventajados que en ella se formaron, como José María Dorado o
Juan Sellán; el primero, autor del excelente juego de altar regalado en 1829 a la catedral por el obispo Ramírez
de la Piscina; y el segundo, autor de dos cálices, uno conservado en Carpio de Azaba y el otro en la capilla
mirobrigense de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, ambos labrados en fechas muy próximas, 1858
y 1860, respectivamente.
Nos queda, para finalizar, aludir a un conjunto de piezas, fechadas en la segunda mitad del siglo XIX, e
incluso alguna ya del XX, que tienen en común el estar realizadas en las nuevas aleaciones. El grupo más
numeroso presenta diferentes variantes del punzón empleado en el taller fundado en 1840 por Leoncio Meneses,
cuya actividad pasó después a sus hijos17. Las variedades encontradas son: MENESES, MENESES/MADRID
acompañado por una M enmarcada por rayos, y MENESES/Metal platinado acompañado por una M con ráfaga
de rayos y una corona real dentro de un hexágono (punzón de fabricante).
Se trata de piezas de escaso mérito artístico. Como signo del carácter industrial de los nuevos tiempos,
suelen reproducir el mismo diseño, o con escasas variantes, en tanto que estilísticamente responden al
historicismo habitual en la platería del momento. Atendiendo a su elaboración más cuidada, destacamos de
entre todas ellas: el juego de sacras de la catedral18 o el farol conservado en la iglesia de la Asunción de
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Tamames, ambas de estética neogótica19; un copón en la iglesia del Sagrario de Ciudad Rodrigo (Capilla de
Cerralbo) que reproduce esquemas habituales en este tipo de piezas de finales del siglo XVII y primer tercio
del XVIII20; dos cálices con idéntica estructura, uno conservado en Bermellar y el otro en Espeja, aunque se
diferencian en que el primero es liso y el segundo lleva distribuidos en la peana los símbolos de la pasión
dentro de medallones circulares21; finalmente dos palmatorias muy similares, una conservada en
Barruecopardo22, y la otra en Lumbrales23.
Por último señalar la existencia de tres custodias idénticas, ya del siglo XX, realizadas en plata de 916
milésimas y estética neorrococó. Todas ellas salieron del obrador de M. Adradas24, y pertenecen a las iglesias
de Pedrotoro, Peñaparda y Valdecarpinteros25.
Para el análisis individualizado de cada una de las piezas hemos optado por agruparlas por tipologías y
seguir un orden alfabético y cronológico26, recogiendo en el estudio no solo la ficha técnica de cada una de
ellas, sino también el correspondiente análisis estilístico y comparativo con otras obras conocidas, así como
la información sobre el platero que la realizó, en el caso de ser conocido.
Dados a conocer en la exposición La platería en la época de los Austrias Mayores en Castilla y León
(Valladolid, 1999), tanto el cáliz como la patena del convento de Porta Coeli del Zarzoso, de franciscanas de
la Tercera Orden Regular, nos han llegado en un excelente estado de conservación (Fig. 1)27. Cuenta la tradición,
en cierta medida ratificada por la inscripción en latín que luce el cáliz en el pie, “PHILIPVS HISPANIE PEX
(sic)” “ME DONAT ANNO 1567”, que ambas piezas fueron un regalo del monarca Felipe II (hecho que
avalaría la tesis de su más que probable origen madrileño) a este monasterio en agradecimiento por haberle
permitido pernoctar en él en su viaje hacia las Hurdes.
El cáliz, pieza muy estilizada y equilibrada, se asienta sobre un pie circular compuesto por una pestaña
saliente y dos molduras de diámetro decreciente; la inferior lisa y animada con espejos ovalados bien
delimitados y muy resaltados, y la superior convexa y engalanada con la inscripción ya referida que, grabada
y acogida en dos alargadas cartelas con los extremos a manera de pergaminos enrollados, se inicia y se
interrumpe, como ha quedado patente en su trascripción, con dos escudos inscritos en tondos; el primero, el
real, el de Felipe II; y el segundo, el de la orden franciscana. El astil presenta un gollete cilíndrico rematado
en una arandela muy volada y estriada, y un nudo ovoidal de cierto desarrollo que, habitual en la platería del
momento, se divide en dos partes mediante un liso y grueso anillo, animándose la inferior con gallones planos
y la superior con espejos circulares apenas resaltados. La copa, de perfil acampanado, luce un listel moldurado
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para marcar la subcopa, que se anima con unos estilizados motivos fundidos de inspiración floral.
La patena tiene un ancho reborde en cuyo interior luce, por el anverso, única parte decorada, grabada y
sobre un fondo dorado un águila nimbada, símbolo de San Juan Evangelista, junto a la inscripción “S(AN).
I(VAN).” “EVANGELISTA”; y en el exterior, también grabada, sobre un fondo dorado y separada por motivos
florales, la siguiente inscripción: “NVESTRA” “SENORA” “DE PORTA” “CELI (sic)”. En la concavidad
central, sobre un fondo dorado, la imagen grabada de medio cuerpo y sentada de la Virgen con el Niño en
brazos rodeada de estrellas y acogida por una media luna y dos haces de rayos alternantes rectos y ondulados.
Aunque no sin reservas y basándonos para proponer su procedencia madrileña en un criterio tan poco
objetivo como es el de la calidad técnica de su ejecución (en alguna ocasión ya hemos afirmado que se trata
de un criterio más orientativo que determinante), se conserva en la seo mirobrigense un cáliz datable en la
segunda mitad del siglo XVII (Fig. 2)28. Realizado en plata dorada y decorado con esmaltes, reproduce un
esquema habitual en la platería española de buena parte del Seiscientos, ilustrando una tendencia en la platería
hispana de esa centuria que la profesora Heredia Moreno denominó el “estilo cabujón de esmalte”. Con una
concepción basada en la yuxtaposición de sus partes estructurantes (peana, astil y copa), cada una de ellas ve
reforzada su unicidad por la serie de cabujones de esmaltes que van distribuidos por su superficie. Concluimos
Fig. 1: Monasterio de Porta Coeli (El Zarzoso). Cáliz y patena.
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reforzada su unicidad por la serie de cabujones de esmaltes que van distribuidos por su superficie. Concluimos
reafirmándonos en lo que ya dijimos en otras ocasiones, su excelente factura nos hace proponer para ella un
origen cortesano29.
Fig. 2: Ciudad Rodrigo. Catedral. Cáliz.
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En otra ocasión planteamos una posible relación de este cáliz con un copón localizado en la iglesia de
Lumbrales (Fig. 3)30 y que a la luz de la información hallada sobre este último seguramente debamos descartar.
Los argumentos en los que nos basábamos para defender la posibilidad de que inicialmente hubieran formado
un conjunto eran: la excelente calidad técnica de ambos, la coincidencia estructural, aunque éramos conscientes
de que el esquema empleado en ambos no es exclusivo de un único centro, la coincidencia del dibujo contenido
en los esmaltes opacos que dentro de cabujones aparecen distribuidos por diferentes partes de los vasos31, y
también del dibujo inciso que sirve de marco a dichos cabujones. Hoy podemos asegurar que ese copón se
hizo para la iglesia de Lumbrales, hacia el último cuarto del siglo XVII, y que fue una donación de dos
mayordomos de la cofradía del Santísimo, como lo confirma la noticia contenida en un inventario del año
1709: “Mas un copon vien dorado con sus porcelanas y relieves todo de plata, en que esta su divina majestad
en el sagrario principal, y le dieron de limosnas siendo mayordomos de el Santísimo Sacramento Antonio
Bartolomé de Varona y Domingo Pascual Rubio vecinos de esta villa. Peso veinte y ocho onzas y media”32.
La ausencia de cualquier referencia al cáliz catedralicio parece disipar la posibilidad que en su momento
sugerimos, en tanto que las afinidades entre ambos sirven de ejemplo para esa estandarización que caracteriza
a la platería Seiscentista.
Fig. 3: Lumbrales. Copón.
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El más antiguo de los cálices mirobrigenses con un origen madrileño confirmado por sus marcas está
localizado en Navasfrías (Fig. 4). Se trata de una pieza realizada por Santiago Bermejo en 176733. La estructura
corresponde al modelo de cáliz dieciochesco desornamentado, caracterizado por el intenso dinamismo generado
por la sucesión continuada de molduras cóncavas y convexas, basta comparar el perfil dibujado por el pie y
astil de esta pieza con el que presenta el que analizamos a continuación, para apreciar cómo en este último,
elaborado apenas siete años después, se ha atemperado el fuerte ritmo que caracteriza al primero. La copa es
acampanada, y como suele ser habitual en la platería madrileña de mediados de siglo, presenta una moldura a
la mitad de su altura.
Fig. 4: Navasfrías. Cáliz.
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Del autor, Santiago Bermejo, el profesor Cruz Valdovinos ha publicado en los últimos años diversas
noticias, aunque algunas no del todo coincidentes. Así, en el estudio de una escribanía perteneciente a la
colección Hernández-Mora Zapata señala su origen asturiano, nació en Piloña en el año 173534, en tanto que
en otro artículo publicado recientemente indica que su lugar de nacimiento fue Sevanes (sic) y el año 172835.
Completa el perfil biográfico señalando que realizó su aprendizaje en el taller de Ángel Gonzalo, obtuvo el
título de maestro en 1765, y que debió fallecer en 1809, pues ya no figura en el repartimiento de la contribución
forzosa impuesta ese año por José I.
No son muchas las obras conocidas con el punzón de este platero, formado por la inicial de su nombre
y las dos primeras del apellido, con una “o” volada al final; además todas las publicadas hasta este momento
corresponden a una cronología bastante avanzada (entre 1779 y final de siglo): dos escribanías, una en la
precitada colección particular y otra en el Museo Municipal de Madrid (un encargo de los duques de Osuna),
una campanilla en la catedral del Burgo de Osma y posiblemente un copón en Alcuéscar (Cáceres). Reside ahí
otros de los atractivos del cáliz mirobrigense, pues fue realizado apenas dos años después de obtener la maestría,
eso también podría explicar el contraste entre el carácter barroco del cáliz y las formas más geométricas, de
corte neoclásico, de la escribanía de la colección Hernández-Mora Zapata.
En la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Vilvestre se conserva el único cáliz limosnero que
hemos localizado en la diócesis de Ciudad Rodrigo (Fig. 5)36. La abundante bibliografía existente sobre este
tipo de cálices, ofrecidos en el nombre del Rey durante la festividad de la Epifanía por su capellán, Limosnero
Mayor, y en muchas ocasiones Patriarca de las Indias, nos exime de repetir aquí lo ya dicho por quienes se
han dedicado al estudio de estas piezas, ya sea como tipología o analizando los conservados en un determinado
territorio37. Baste decir que se trata de un ceremonial cuyo origen se remonta al reinado de Carlos I, y que con
escasas interrupciones se mantuvo hasta el de Alfonso XIII, que rememora la ofrenda efectuada por los Reyes
Magos al Niño Jesús, de hecho eran tres los cálices regalados y cada uno de ellos contenía uno de los presentes
que los Magos entregaron a Jesús (oro, incienso y mirra). Una vez pasada la celebración, los vasos eran
regalados a iglesias y conventos, bien previa petición o por iniciativa real.
Siguiendo la norma general en este tipo de cálices se trata de una pieza sencilla, carente de decoración,
aunque bien estructurada. En el caso del que ahora publicamos no lleva marcas ni de autor ni de localidad, si
bien ambas cuestiones ofrecen pocas dudas, pues por la fecha, 1774, corresponde al periodo en el que estas
piezas fueron labradas por el platero de origen gallego José Alarcón, de hecho es evidente su similitud con el
localizado en la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios de Mochales (Guadalajara), coincidiendo no
solo en estructura sino en detalles como la localización de las inscripciones o del escudo real. Todavía es mayor
la coincidencia, aunque el tamaño del salmantino es ligeramente mayor, con el realizado por el mismo platero
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que se conserva en la parroquia segoviana de San Bartolomé de Sangarcía39, en este caso coinciden incluso en
el limosnero que lo entregó, el cardenal y Patriarca de las Indias Occidentales Buenaventura de Córdoba
Espínola de la Cerda40.
De los dos cálices hallados en la diócesis mirobrigense salidos del taller regentado por Antonio García
Mascaraque, el conservado en Pastores (Fig. 6), donado en 1785 por José Jerez, deán y canónigo de la catedral
de Ciudad Rodrigo, es el más antiguo, y el que estructuralmente se mantiene más fiel a los modelos rococós,
en los que se inició su autor, si bien es posible advertir una estilización en elementos como el subimiento del
astil y copa que lo van aproximando a diseños de corte clasicista41. Conserva de los cálices dieciochescos, sobre
todo el desarrollo del astil, compuesto por una sucesión de molduras cóncavas y convexas, o el nudo de sección
periforme invertida. Aunque es en el repertorio decorativo donde la persistencia de motivos de ascendencia
rococó es más evidente, como denuncian las rocallas que rodean la moldura superior del pie y nudo. Sin duda,
se trata de una obra de estilo muy diferente al practicado por este maestro en sus últimos años, y del que tenemos
una muestra en el cáliz que luego analizaremos perteneciente a la iglesia de Tamames.
Fig. 5: Vilvestre. Cáliz.
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De su autor y fecha de realización no hay duda, la nitidez de las marcas solventa ambas cuestiones.
Antonio García Mascaraque, nacido en La Solana (Ciudad Real) en 1746 y fallecido en Madrid en 1809 o
181042, es un platero del que son numerosas las obras conocidas, principalmente en Madrid y provincias
limítrofes (Cuenca, Segovia), aunque su obra también llegó a otras más alejadas, como Granada o Zamora43.
Su nombre figura en el listado de plateros aprobados en Madrid el año 1808, teniendo su taller y vivienda en
la calle Milaneses44.
Fig. 6: Pastores. Cáliz.
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De excelente calidad es el juego de altar conservado en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de
Lumbrales (Fig. 7)45, del que bandeja, vinajeras y campanilla formaron parte en la exposición Jesucristo.
Imágenes del Misterio46. Se trata de uno de los primeros conjuntos conservados en la diócesis civitatense en
los que advertimos una tendencia a la sustitución de los estilemas rococós por otros de corte neoclásico, cierto
es que su autor, Benito Lázaro Labrandero, aún sigue haciendo uso de recursos propios de esa estética, como
el perfil ondulado de la bandeja o la abundancia de símbolos eucarísticos distribuidos por la peana y subcopa
del cáliz, entre otros.
Es en el cáliz donde la coincidencia de dos estéticas contrapuestas se hace más visible. La estructura de
la pieza es lo más novedoso, especialmente por el diseño del pie y composición del astil, con un nudo muy
estilizado que da como resultado una pieza no exenta de esbeltez. La copa es de perfil acampanado. La
decoración, por su parte, evidencia el empleo de recursos decorativos de tradición rococó, como el tratamiento
escamado de la mayor parte de la superficie, o los acantos asimétricos que enmarcan los medallones
dispuestos en el pie, que reproducen esquemas arrocallados. Por el contrario, la cinta entrelazada que lleva
alojados en su interior motivos florales y que recorre el frente del pie, moldura de remate del nudo y friso que
delimita la subcopa, así como la guirnalda de diseño ondulante dispuesta en esos mismos lugares, denuncian
ya el manejo de un repertorio de corte clasicista.
Fig. 7: Lumbrales. Juego de altar.
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El conjunto de bandeja, vinajeras y campanilla, como de otro modo no podía ser, ofrece idéntico
hibridismo. La bandeja es ovalada, aunque su contorno describe un perfil cuadrilobulado, el borde está recorrido
por una orla de acantos planos, que en la orilla se transforma en un motivo de cintas entrelazadas con flores
en su interior. Las jarras, cuyo contenido se identifica por el motivo sobrepuesto a la tapadera (concha para el
agua y racimo de uvas para el vino) reproducen una tipología que será bastante habitual en la platería madrileña
del último cuarto del siglo XVIII, inspirada en diseños de jarros de la platería inglesa. Fue un modelo que
alcanzó gran difusión gracias a la Real Fábrica de Platería. En lo ornamental, en cambio, vuelven a resultar
más ancladas en la tradición, con un repertorio, donde repite los motivos señalados en el cáliz, que se extienden
por la mayor parte de la superficie. Destaca en este sentido el fuerte barroquismo de las asas, compuestas por
una sucesión de molduras cóncavas y convexas. La campanilla sobresale por la originalidad del mango, formado
por un entrelazo vegetal fundido, una solución que no resulta extraña en la platería madrileña, como lo
demuestra el parecido que tiene con el de una campanilla de la colección Hernández-Mora Zapata, aunque en
su caso se trata de cuerpos entrelazados de serpientes47.
Del autor, Benito Lázaro, no abundan las noticias. Sabemos que formaba parte de una familia de plateros
originaria de la localidad madrileña de Brunete. Entre los escasos datos biográficos que de él se tienen destaca
uno fechado en el año 1783 y que lo sitúa entre los firmantes de un memorial dirigido a la Real Junta de
Comercio y Moneda protestando por el nombramiento de Antonio Martín como contraste de la Villa48. Cruz
Valdovinos, por su parte, documenta la existencia de dos plateros con estos apellidos en el índice de maestros
aprobados en Madrid en 180849, uno de nombre Romualdo y el otro Gregorio. El platero autor del juego de
altar de Lumbrales era hermano del primero y padre del segundo, y consta además que ambos se formaron en
su taller. Su ausencia del citado listado puede ser indicativa de que ya había fallecido.
De la etapa inicial de actividad de la Real Fábrica de Platería nos han llegado dos juegos de altar, uno
más modesto e incompleto conservado en la catedral y el excelente conjunto de Mieza de la Ribera.
El conjunto catedralicio (Fig. 8) ciertamente no se encuentra entre las mejores obras salidas de la Real
Fábrica (a ello contribuye que su estado de conservación no sea óptimo, sobre todo el de las jarras), aunque
no por ello deja de ser muy revelador de los modelos que desde la institución fabril se difundieron, primero
por la platería madrileña y posteriormente por toda España, y en consecuencia muy diferentes a los diseños
retardatarios que seguían manejando las platerías periféricas50. Es por eso que, aún cuando solo las jarras
llevan las marcas de procedencia, el estilo de todas las piezas nos remite directamente a diseños elaborados en
la Fábrica Martínez, en tanto que de su pertenencia al mismo conjunto dan cuenta las iniciales P.G.S. grabadas
en las tres piezas. Se trata de obras ejecutadas con arreglo a una estética neoclásica que paulatinamente se va
imponiendo como alternativa al exuberante rococó, surgen así piezas de una extremada pureza en las formas,
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en las que ningún elemento distrae la atención de quien las observa, sobriedad que solo se ve afectada por la
serie de molduras perladas dispuestas en peana, nudo y astil en el caso del cáliz, en la peana y hacia la mitad
de la panza en las jarras, y en la base de la campanilla; en todo caso será este un motivo de uso frecuente en
la platería madrileña de la época.
El punzón de las vinajeras no deja lugar a dudas de su procedencia, aun parcialmente frusto puede
distinguirse con relativa precisión el sello bilobulado con las iniciales Z/M característico del periodo en el que
la Real Fábrica estuvo dirigida por su fundador, acompañado de las de Villa (apenas legible) y Corte, en esta
puede distinguirse el primero de los dígitos que compondría la fecha, el número nueve.
De mayor calidad, y en un impecable estado de conservación, pues incluso conserva el mueble original
forrado en su interior de tafetán verde, donde van alojadas cada una de las piezas, es el conjunto de altar de la
iglesia de San Sebastián de Mieza de la Ribera (Fig. 9)51, uno de los templos de la diócesis civitatense con el
ajuar más completo de platería religiosa.
Fig. 8: Ciudad Rodrigo. Catedral. Juego de altar.
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El cáliz reproduce una estructura similar al conservado en Priego de Córdoba, y al dibujo de un cáliz
conservado en el Museo Lázaro Galdiano52. Se compone de una peana circular, astil con nudo semiovoidal
rematado con una moldura cilíndrica y acaba con otra de perfil bulboso. Copa acampanada con hojas de palma
en la base y mediada su altura un friso entre molduras, la superior con el característico motivo de perlas, tan
frecuente en las piezas salidas de la Real Fábrica en el periodo en el que Antonio Martínez fue su director,
friso que en su interior desarrolla roleos y flores de diseño muy parecido al de las vinajeras cordobesas.
La bandeja es ovalada. En el borde, las características cuentas y un friso de roleos grabados en la caída
similar al que lleva la campanilla. En el campo dispone de sendos pocillos para alojar en su interior las jarras.
Estas reproducen el modelo característico de la Real Fábrica, coincidiendo su diseño con el empleado en el
juego de jarras de la catedral. Van rematadas con un círculo perlado que contiene en su interior las iniciales A
y V. La campanilla, por su parte, repite el diseño de la conservada en la catedral, aunque en esta la decoración
es más variada, y al friso de cuentas de la base suma una sucesión de roleos grabados y otra moldura con el
motivo de espiga en la parte superior. El mango reproduce el característico perfil abalaustrado de este tipo de
piezas.
Fig. 9: Mieza de la Ribera. Juego de altar.
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El punzón, localizado en las jarras y bandeja, no deja lugar a dudas de su procedencia y fecha de
ejecución. El de Villa y de Corte sobre la cifra 90 fija su realización en el año 1790, y el lugar la Real Fábrica
de Platería fundada por Antonio Martínez del Barrio, siendo el perfil de doble lóbulo empleado en el periodo
inicial de esta institución; es más, nos atreveríamos a afirmar que por lo refinado de su factura y la diversidad
y exquisitez de las técnicas empleadas en su realización, bien pudiera ponerse en el haber del maestro oscense.
El archivo documental del templo no detalla el momento en el que estas obras llegaron, de hecho en un
inventario elaborado en el año 1801 no aparece recogida ninguna pieza que podamos relacionar con este juego
de altar. Sí lo hace en otro fechado en el año 1827, donde literalmente se dice: “Un caliz sobredorado con
platillo, y vinageras, y campanilla”53. Del mismo modo, y aunque no se describe como tal conjunto,
entendemos que estas piezas deben ser las que se inventarían en otro del año 1853, concretamente el cáliz debe
ser uno de los cuatro con los que contaba el templo, y las restantes pueden ser las que se describen como “un
par de vinajeras de plata con platillo y campanilla, de peso dos libras y quatro onzas, su valor sobre quinientos
reales”54. Con tan escuetas noticias solo podemos concluir que el conjunto debió llegar a la iglesia entre los
años 1801 y 1827, en todo caso años después de haber sido fabricado, y muy probablemente donado por
alguna persona vinculada a ese lugar. Se abre aquí la duda de si, como consta por tradición oral en la localidad,
pudo ser regalado por uno de sus hijos más ilustres, Santiago Hernández Milanés, nacido en Mieza de la
Ribera, en cuya iglesia recibió el bautismo el 10 de marzo de 175555. Colegial del Mayor de San Bartolomé de
Salamanca, del que salió graduado en 177656, ocupó el obispado de Mérida de Maracaibo (Venezuela) entre
los años 1801 y 1812, en que falleció57. ¿Podría haberlo regalado a su parroquia natal al partir para ocupar la
sede venezolana, o habérselo legado a su muerte?
Si el cáliz de García Mascaraque localizado en la iglesia de Pastores nos mostraba a un platero
caracterizado por su indefinición estilística, el de Tamames (Fig. 10)58, labrado por el mismo platero apenas
dos décadas después evidencia una plena asimilación de los postulados clasicistas divulgados por la Real
Fábrica, como lo pone de manifiesto no solo las diferencias estructurales existentes entre ambos sino también
la depuración ornamental a la que ha sometido a este último; de hecho, si exceptuamos las estrías verticales
que recorren el nudo, por otro lado un recurso habitual en otras obras de astil de este maestro, el resto de las
superficies están libres de cualquier ornato. Cabe señalar, además, que se trata de un diseño que Antonio
García Mascaraque empleó en varias ocasiones, como lo confirma que este cáliz sea prácticamente idéntico
al que dimos a conocer en otro momento y que pertenece al convento de Santa Clara de Zamora59. Aunque no
tenemos más argumento que la proximidad cronológica de la noticia, los punzones de Villa y de Corte indican
que el año de fabricación fue 1807, es probable que se trate del cáliz nuevo abonado en las cuentas del año
1810, y cuyo coste ascendió a 421 reales, incluida la patena60.
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La documentación proporcionada por el archivo de la iglesia de Sobradillo sobre el juego de altar que
en ella se conserva nos permite constatar que no han llegado todas las piezas que lo formaban (Fig. 11)61, pues
del conjunto inicial han desaparecido la patena y la campanilla, también nos aclara que se trata de un regalo
efectuado en el año 1816 por los sobrinos de un beneficiado de la iglesia, don Fernando de la Concha, como
expresa la carta dirigida al párroco por el obispo mirobrigense Pedro Manuel Ramírez de la Piscina62, ordenando
fuera recogido, como así debió ser, pues en las cuentas del año 1816 figura un descargo de 50 reales que se
abonaron a la persona que fue a buscar el cáliz y demás alhajas por orden del Obispo63.
Fig. 10: Tamames. Cáliz.
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Se trata de unas obras que confirman la difusión alcanzada por los diseños acuñados en la Real Fábrica,
modelos que de una u otra forma acabaron reproduciendo en sus piezas una buena parte de plateros madrileños.
El cáliz presenta un pie circular con zócalo liso rematado por una moldura sogueada que da paso a un cuerpo
de perfil convexo decorado con acantos en toda su circunferencia, y que se eleva en el centro para servir de
asiento al astil, llevando aquí sobrepuestas hojas de palma muy estilizadas. Astil abalaustrado con nudo
prismático, decorado en cada uno de sus frentes con un motivo floral. Copa acampanada y lisa, con la subcopa
decorada con hojas rematadas con una orla de perlas.
Fig. 11: Sobradillo. Juego de altar.
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También las jarras destinadas a contener el agua y el vino de la consagración reproducen uno de los
modelos más frecuentes en la platería madrileña del momento. Se trata de unas jarras con cuello cóncavo, boca
de perfil lanceolado, y panza troncocónica que descansa sobre un pie circular liso. Resalta por su originalidad
el diseño del asa, de gran altura, formado por un motivo de zarcillo que remata en uno de sus extremos con
una hoja de parra y un racimo de uvas. Destacan por su sobriedad, la superficie lisa solo se ve interrumpida
por las hojas de palma de la base de las jarras y el consabido motivo que identifica el contenido de cada una
de ellas: haz de espigas y racimo de uvas.
Del autor, Antonio Morago, sabemos que nació en Madrid en 1785, y que aprendió el oficio con Antonio
García Mascaraque, en cuyo taller ingresó como aprendiz en 1796, alcanzando la condición de maestro en
181464, es por eso que su nombre no aparece en el índice de plateros aprobados e incorporados en el colegio
de San Eloy de Madrid en 1808. Las únicas obras suyas publicadas que conocemos son sendos cálices
conservados en el convento placentino de clarisas capuchinas65 y en la iglesia de Cendejas de Padrastro66. Si
bien es cierto que estilísticamente ambos están en la línea del cáliz mirobrigense, las mayores afinidades las
encontramos con un cáliz de Antonio Macazaga perteneciente a Patrimonio Nacional67.
En la iglesia de la Purísima Concepción de Cabrillas hemos localizado un cáliz de plata blanca salido
de la Real Fábrica de Platería que fue donado en 1816 por un desconocido Isidro M. Gavilán (Fig. 12)68.
Estructuralmente reproduce el estilo característico de cáliz de la platería Martínez, definido por su pureza
formal, y por el predominio de las superficies lisas, que solo se ven afectadas por pequeñas fajas troqueladas
distribuidas en partes concretas de la pieza: borde del pie, nudo y moldura del remate del astil. La copa es
completamente lisa y reproduce una forma acampanada muy estilizada.
Los punzones que lleva resuelven tanto la datación como la procedencia de la pieza. En el primero de
los casos, a pesar de estar ligeramente frustras las marcas de Villa y Corte (especialmente la primera), todavía
se acierta a leer la segunda cifra de las dos que llevaban, un seis que iba precedido del uno (1816). El sello
perteneciente a la Real Fábrica corresponde a la variante empleada durante el tiempo en que estuvo dirigida
por Celestino Espinosa69, y que se caracteriza por el perfil recto de su contorno, diferente al diseño de doble
lóbulo de la etapa de Martínez.
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Una pervivencia de la sobriedad que caracterizó a buena parte de la platería madrileña desde el último
cuarto del siglo XVIII es la que manifiesta el cáliz perteneciente a la iglesia de Barruecopardo (Fig. 13)70, obra
salida del taller regentado por el afamado platero madrileño Francisco Moreno (1773/74–1860)71. Como va
dicho, se trata de una pieza de extrema sobriedad, en la que ni siquiera hacen acto de presencia las características
cenefas que vemos en piezas coetáneas distribuidas por peana, astil y copa. Se trata, no obstante, de una pieza
elegante y bien proporcionada, gracias en parte a lo esbelto de su astil, con nudo de cuerpo cilíndrico habitual
en la platería madrileña del momento, y copa acampanada de diseño estilizado. Se trata de un modelo que
coincide en lo sustancial con el empleado por Antonio Moreno, su padre, en el cáliz conservado en el Palacio
Real72, labrado en 1808, algo que no debe extrañar, pues Francisco Moreno se formó en el taller paterno, y lo
Fig. 12: Cabrillas. Cáliz.
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heredó a la muerte de su progenitor en 1815. Esta obra confirma, por otro lado, el camino recorrido por
numerosos plateros madrileños de esta época, que partiendo de modelos clasicistas acabaron cultivando en sus
años finales otras tendencias, como la romántica, que en el caso de Francisco Moreno representan las piezas
que componían el encargo recibido en 1842 de la Casa Real, consistente en la fabricación de diversas piezas
para el servicio de alumbrado y refresco de las habitaciones reales73.
Fig. 13: Barruecopardo. Cáliz.
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Sin duda el clasicismo de este cáliz se explica también por lo temprano de su realización, 1823; de hecho,
es la pieza suya más antigua que se conoce, junto con unos candeleros, con idénticos punzones, pertenecientes
a una colección privada y que fue recogida por los autores de las Marcas de la Plata74. Por otra parte el diseño
y la grafía del punzón personal es la más habitual en ese momento, un casetón superior con la inicial de su
nombre, y el apellido completo en la línea inferior (F./MORENO).
De su perfil biográfico y profesional subrayamos las anomalías detectadas por Cruz Valdovinos y Nieva
Soto en lo relativo a su periodo de formación y primeros años de actividad, desarrollados en el taller paterno,
razón por la que su nombre no aparece en el listado de plateros aprobados activos en Madrid a principios de
180875. De hecho fue tras producirse el fallecimiento de aquel (1815) cuando solicitó el preceptivo examen e
incorporación al Colegio, lo que sucedió en 1817; curiosamente, como señalan los citados autores, obtuvo la
aprobación como platero de oro, igual que su padre, lo que no excluye que de ambos nos hayan llegado obras
realizadas en plata.
El juego de altar regalado a la catedral en 1829 por el obispo Pedro Manuel Ramírez de la Piscina (obispo
de Ciudad Rodrigo entre los años 1815 y 1835)76, cuyo autor es el platero formado en la Escuela de Platería,
José María Dorado (1800-1860), constituye uno de los conjuntos de origen madrileño más refinados de
cuantos se han conservado en la diócesis civitatense (Fig. 14)77. Fabricado en plata sobredorada, lo componen
un cáliz y el correspondiente juego de bandeja, vinajeras y campanillas78.
El cáliz descansa sobre un basamento poligonal, al que sigue una secuencia de molduras circulares,
alternativamente de perfil cóncavo y convexo, la última decorada con hojas muy estilizadas; el resto de la
superficie, hasta confluir con el astil, presenta una decoración compuesta por hojas de parra y racimos de uvas,
motivos en sintonía con la función de la pieza. El astil, con forma de balaustre, tiene el nudo cilíndrico y
remata con una moldura cónica decorada con acantos. La copa, ligeramente acampanada, presenta en la base
una superficie gallonada que evoca soluciones empleadas en la platería del Quinientos, a la que sigue un friso
de sabor renacentista, que contiene los cuatro medallones laureados que albergan en su interior las
representaciones cristológicas y eucarísticas reseñadas en la ficha técnica.
No le va a la zaga en mérito artístico el resto de piezas. La bandeja es ovalada y sin ninguna decoración,
únicamente el borde está recorrido con un friso de acantos. Las jarras descansan sobre un zócalo poligonal
(similar al del cáliz), al que sigue un estrecho basamento circular, panza ovoidal decorada en su mitad inferior
por unas hojas de palma muy estilizadas, cuello liso de perfil convexo y borde lanceolado. Remata con una
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tapadera sobre la que van dos niños, uno portando una A (agua), el otro portadno un racimo de uvas (vino);
muy original es el diseño del asa, de formas vegetales que culminan con la cabeza de un guerrero79. Ya se ha
subrayado la dependencia del diseño empleado en las jarras con los empleados en la Real Fábrica, a lo que
hay que sumar la semejanza de esas figuras con las que coronan los botes de pomada del juego de tocador
fabricado en esa institución en los años 1815-1816 para la reina Isabel de Braganza80. La campanilla dispone
de un mango abalaustrado que parte de un cuerpo prismático cuadrangular decorado con una flor en cada uno
de de los cuatro frentes, además de ese motivo solo presenta el característico friso de perlas en el borde inferior.
El autor, José María Dorado81, nació hacia el año 1800, y aunque consta que aún vivía en 1860 debió
fallecer poco después, pues no figura en la relación de plateros madrileños del año siguiente82. Realizó su
formación en los talleres de Carlos Marschal83, Joaquín Manrique y Juan Antonio Fernández Quero. Obtuvo
el grado de maestro el 27 de junio de 1825. Incorporado a la congregación de plateros, desempeñó diversos
cargos, como el de mayordomo, durante los años 1832, 1851 y 1856; fue aprobador en los años 1834 y 1835,
tesorero y presidente en 1855. Su actividad fue continuada por su hijo José Pedro, aprobado el 25 de octubre
de 1857. Obras suyas se encuentran en Patrimonio Nacional, Madrid, Valdemoro, catedrales del Burgo de
Osma y Coria, colegiata de Talavera de la Reina y parroquia de San Mateo de Cáceres. Fernando A. Martín
lo considera, junto a Francisco Moratilla, Juan Sellán y José Ramírez de Arellano, como los continuadores de
la estética neoclásica acuñada en los primeros años de existencia de la Real Fábrica, aunque en estas obras
incorpora ya algunos elementos de sabor romántico.
Fig.: 14: Ciudad Rodrigo. Catedral. Juego de altar.
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Los dos cálices más modernos de procedencia madrileña encontrados en la diócesis mirobrigense se
localizan en Carpio de Azaba (Fig. 15)84 y en la capilla de la Venerable Orden Tercera de Ciudad Rodrigo (Fig.
16)85, además ambos tienen en común haber salido del mismo taller, el regentado por Juan Sellán, y en fechas
muy próximas, 1858 y 1860, respectivamente. A pesar de la aparente diferencia entre ambos lo cierto es que
estructuralmente son idénticos, distanciándose únicamente en el repertorio decorativo, más rico y profuso el
perteneciente a Carpio de Azaba, pues suma a las típicas fajas distribuidas por pie y nudo una composición de
hojas de naturaleza diversa (acantos y palmas) en la superficie desde la que arranca el astil, parte inferior del
nudo y subcopa86. En el conservado en la capilla mirobrigense las superficies pulidas solo se ven alteradas por
las estrechas franjas troqueladas dispuestas en el borde del pie y arandela superior del nudo. La semejanza
entre ambos se advierte incluso en la original moldura fasciculada que sirve de remate al astil.
En distintas ocasiones se ha indicado la condición de aprendiz en la Real Fábrica del platero Juan Sellán
(ya va dicho que otros maestros destacados que también lo fueron serían el mencionado José María Dorado,
o José Ramírez de Arellano, que llegó a ser director de la misma)87, y por ello uno de los encargados de proyectar
el estilo clasicista en la platería madrileña hasta mediar el siglo XIX, para pasar posteriormente a asimilar un
cierto gusto romántico, una doble sensibilidad que, en parte, queda reflejada en estas dos obras.
Fig. 15: Carpio de Azaba. Cáliz. Fig. 16: Ciudad Rodrigo. V.O.T. Cáliz.
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De los tres ostensorios de tipo sol procedentes de talleres madrileños que hemos localizado en la
diócesis88, el más antiguo pertenece a la iglesia de Hinojosa de Duero (Fig. 17)89. La custodia fue sobredorada
en 1994 en los Talleres Santa Rufina, una intervención carente del más elemental respeto hacia la pieza,
aberrante es el adjetivo más suave que se nos ocurre para definir lo realizado, pues con ella han desparecido
las diferentes texturas que proporcionaban a la superficie los motivos florales grabados en la peana.
Fig. 17: Hinojosa de Duero. Custodia.
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No obstante lo afirmado anteriormente, la obra sigue siendo un excelente ejemplo que reúne las
características de este tipo de objetos del primer tercio del siglo XVII. Piezas de una extrema sobriedad,
constituidas por la yuxtaposición de tres elementos: peana circular compuesta por sucesivos cuerpos, astil
formado por una superposición de molduras separadas por arandelas, y expositor con viril circular del que
salen rayos rematados en estrellas, alternando rectos y flameados. Remata con una cruz de travesaños
prismáticos, acabados con el motivo de bolas.
Las dos marcas presentan una impronta muy nítida. En una se puede leer P/DRERA90, perteneciente a
Esteban de Pedrera, platero madrileño cuya actividad está documentada entre los años 1590 y 1633, fecha de
su muerte. Aprobador de la Villa entre 1606 y 1622, fue ensayador mayor del reino en 1623 y 162491. El
segundo de los punzones, a pesar de su nitidez, ofrece más dudas en su interpretación, pues como señalamos
en la ficha técnica lleva alojadas en su interior una superposición de letras, entre las que llegamos a identificar
una A con una “o” sobrevolada, una B y una R, todas timbradas por una corona92.
A través de noticias recogidas en el archivo parroquial podemos completar la historia particular de esta
obra. Así, según consta en la descripción que de ella se hace en un inventario realizado durante la visita pastoral
del año 1668, se afirma que fue una donación a la cofradía del Santísimo efectuada por el licenciado y
beneficiado de la iglesia Francisco Santos de Cañamones y por Fernando Sendín93.
Muy característico de la platería madrileña del siglo XVIII, sobre todo por el original diseño de los rayos
que rodean el viril (idéntico al que podemos ver en el ostensorio de Saldeana), es la custodia conservada en la
parroquial de Navasfrías (Fig. 18)94. Peana y astil describen un perfil muy dinámico, en el caso de la primera
el contorno dibuja un perfil polilobulado, que se repite en los sucesivos cuerpos, por su parte el astil dispone
de un nudo en forma de pera invertida característico de las piezas de astil de mediado el XVIII. Es en el expositor
donde el platero ha centrado toda su atención, y de manera particular en el cerco de rayos que rodea el viril,
que arranca de una cabecita alada. En vez de la consabida alternancia de rayos rectos y flameados característico
de las custodias de tipo sol del siglo XVII, o la gloria de nubes algodonosas salpicadas de espigas, uvas y
cabecitas aladas de ángeles de los ostensorios rococós, este presenta una solución en la que alternan haces de
rayos biselados y una composición formada por molduras fundidas en forma de ces vegetalizadas que rematan
en una estrella donde se aplica la alternancia de rayos rectos y flameados.
Como ya dijimos, se trata de una solución que no es desconocida en la platería madrileña del siglo XVIII,
como lo demuestra que encontremos esquemas similares en una custodia de Patrimonio Nacional95, otra de la
catedral de Ávila96, o en la de la iglesia de Saldeana que veremos a continuación.
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Las marcas, visibles en el cerco del viril, nos facilitan la datación, 1742, y el nombre del fiel contraste
que la ensayó, Francisco Beltrán de la Cueva, no así el nombre del autor, pues a pesar de su nitidez, PITA,
ignoramos a quien puede corresponder. Francisco Beltrán de la Cueva fue tasador de joyas de Cámara de la
Reina, y contraste de la villa de Madrid en 1742 y 1754, en que falleció97.
Fig. 18: Navasfrías. Custodia.
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Más elaborada, y de mayor calidad, es la custodia portátil que actualmente se encuentra en la iglesia de
Saldeana (Fig. 19), aunque como consta por la inscripción inicialmente fue un regalo realizado por varios
devotos de la Venerable Orden Tercera de San Francisco del Real convento de San Gil98.
Fig. 19: Saldeana. Custodia.
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Técnicamente es una pieza de factura muy elaborada, con gran variedad de técnicas de trabajo de la
plata, que le otorgan pictoricismo y plasticidad. Se compone de una peana ovalada y perfil mixtilíneo, recorrida
por cuatro molduras lisas que dividen su superficie en otras tantas secciones donde van alojados, dentro de
espejos enmarcados por rocallas, símbolos franciscanos, cristológicos y eucarísticos. En el astil tienen su
prolongación las molduras lisas que recorren el pie, destaca el protagonismo del nudo, en forma de pirámide
invertida de lados cóncavos que dispone cuatro cabezas aladas de ángeles en la parte superior. El expositor
tiene en su base una cabecita alada de querubín en el frente y otra en el reverso, del viril circular parten
radialmente, y de forma alternativa, haces de rayos rectos decorados con cabezas de ángeles y la composición
de tornapuntas vegetales rematadas en una estrella de rayos rectos y flameados similar a la descrita en la
custodia de Navasfrías.
Si al referirnos al expositor de la custodia de Navasfrías señalábamos su parecido con el de otras custodias
de origen madrileño, en el caso que nos ocupa es la totalidad del conjunto el que vemos reproducido en otras,
pudiendo concluir que se trata de un diseño que gozó de cierto éxito, y que además permaneció vigente durante
algún tiempo. Así es notable la semejanza que guarda con la custodia labrada en 1731 por Manuel Medrano
y que pertenece a Patrimonio Nacional99. Aún mayor es el parecido con una custodia recogida por Natividad
Esteban en su estudio sobre la platería de Cogolludo, se trata en su caso de una obra del año 1755 realizada
por Santiago de Salazar100. El mismo platero hizo por esos años otra localizada en la catedral de Ávila,
enriquecida en su caso con pedrería perteneciente al legado del obispo fray Pedro de Ayala, muerto en 1742101.
Todavía se conoce otro ejemplar que demuestra la vigencia de este diseño, se trata de la custodia realizada en
el año 1780 por Manuel Esgueva “menor” que se encuentra en la iglesia de San Andrés de Baeza102.
El expositor de Saldeana carece de punzones, aunque presenta un sello compuesto por el número cuatro
en romanos (IIII), se trata de una marca empleada a principios del siglo XIX para señalar los granos que
resultaban del ensaye sobre los once dineros de la ley de la plata, ya que hasta entrado el reinado de Felipe V
se había empleado una ley superior. La ley de esta pieza sería, concretamente, once dineros y cuatro granos.
No podemos descartar que ese troquel se impusiera al ser adquirida por el templo donde actualmente está.
Hemos localizado además algún ejemplar suelto de otras tipologías. Es el caso de la fuente perteneciente
al tesoro de la catedral (Fig. 20)103, una obra de año 1777 labrada por el platero madrileño Joaquín Antonio de
la Fuente, único resto que nos ha llegado de lo que originalmente fue un juego de aguamanil (ha desaparecido
la jarra), que según se precisa en algunos inventarios del siglo XIX se empleaba el Jueves Santo en el lavatorio
de los pies104. Se trata de una obra fuertemente anclada en la tradición barroca105, y a pesar de ser una pieza
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desornamentada, lógico si tenemos en cuenta su función, el dinamismo que confiere a la pieza el perfil sinuosode la moldura pestaña exterior conecta con los gustos de la época para este tipo de piezas.
Un origen madrileño proponemos, aunque con alguna reserva, para la palmatoria existente en el tesoro
catedralicio (Fig. 21)106, una pieza sencilla y funcional en la que únicamente sobresale la moldura perlada del
borde de la arandela que sirve de soporte al mechero, motivo que se repite en el borde superior del mismo, y
una venera cincelada en el extremo del asa. Precisamente el friso de perladura y la morfología del punzón, con
la inicial del nombre en el casetón superior y apellido completo en el inferior, S/BAZAN, nos inducen a
proponer para ella un origen madrileño, si bien desconocemos la identidad del platero que se esconde tras ese
apellido.
Fig. 20: Ciudad Rodrigo. Catedral. Fuente.
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Finalizamos este recorrido por la platería madrileña localizada en la diócesis civitatense con el juego de
seis candeleros conservados en el convento de Santa Clara de Ciudad Rodrigo (Fig. 22)107. Son un ejemplo de
cómo el desarrollo de esta técnica experimentó a lo largo del siglo XIX con nuevas aleaciones, dada la dificultad
de seguir abasteciéndose con la plata que llegaba desde las colonias y la imposibilidad de adquirirla en otros
países debido a la grave crisis económica por la que atravesaban tanto el Estado como los particulares e
instituciones eclesiásticas. Así se empezaron a utilizar esas nuevas aleaciones (plaqué, similor, metal blanco…),
algo a lo que no fue ajena la Real Fábrica, como podemos comprobar en este juego de candeleros,
identificándose con las iniciales z/M dentro de un sello de perfil recto, tradicional en las piezas salidas de ella,
al que se añade la leyenda PLAQUE, indicativa del tipo de aleación, y un número, en este caso el 10, creemos
que indicativo de calidad. Se trata pues de unas piezas que debieron salir de la Fábrica Martínez en su último
periodo de existencia, el comprendido entre 1857 y 1867, tras abandonar la dirección José Ramírez de Arellano108.
Están formados por una peana circular decorada con hojas de palma y lengüetas radiales que sirve de
asiento al astil. Este está configurado por un cuerpo ajarronado en la parte inferior, un fuste cilíndrico estriado
Fig. 21: Ciudad Rodrigo. Catedral. Palmatoria.
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y una moldura convexa. El mechero tiene perfil acampanado y de él sobresale una arandela. A pesar de que
por esas fechas la platería estaba impregnada de un fuerte romanticismo, estos cálices conservan el aire clasicista
que definió a una buena parte de las piezas salidas de la institución fabril.
Fig. 22: Ciudad Rodrigo. Convento de Santa Clara. Candelero.
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* Manuel Pérez Hernández y Eduardo Azofra Agustín. Profesores Titulares de Historia del Arte. Universidad de Salamanca.1 Destacamos de los trabajos referidos a esta cuestión: HERNÁNDEZ VEGAS, Mateo, Ciudad Rodrigo. La Catedral y la Ciudad,Salamanca, Cabildo de la Catedral de Ciudad Rodrigo s. a., ¿1935?, Ed. Facsímil, Salamanca, 1982. Tomo II, pp. 21 y 169-170.MARTÍN RODRÍGUEZ, Máximo, Apuntes de la diócesis de Ciudad Rodrigo, Salamanca, Centro de Estudios Salmantinos, 1969.SEGUÍ GONZÁLEZ, Mónica, La platería en Ciudad Rodrigo. IV Premio de Investigación Julián Sánchez el Charro, 1988 (inédito).AZOFRA, Eduardo y SAN ROMÁN, Pilar, “Aportaciones a la platería de la diócesis de Ciudad Rodrigo: seis cruces procesionalesdel siglo XVI”, Salamanca. Revista de Estudios, núm. 37 (1996), pp. 133-158. AZOFRA, Eduardo y SAN ROMÁN, Pilar,“Aportación a la platería de la Diócesis de Ciudad Rodrigo. Diez custodias de mano renacentistas”, Salamanca. Revista de Estudios,núm. 38 (1996), pp. 197-219. ARRANZ ARRANZ, José, “Custodia-cáliz”, La ciudad de seis pisos (cat. exp.), Burgo de Osma(Soria), 1997, pieza 138. PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel y AZOFRA, Eduardo, “Cálices-custodias portugueses”, Brigantia.Revista de Cultura, núm. XIX (1/2), (1999), pp. 47-52. AZOFRA, Eduardo, “Diócesis de Ciudad Rodrigo”, La Platería en la épocade los Austrias Mayores en Castilla y León (cat. exp.), Valladolid, 1999, pp. 152-162. NIETO GONZÁLEZ, José Ramón, “Elpatrimonio artístico de la Diócesis de Ciudad Rodrigo”, Jesucristo. Imágenes del Misterio (cat. exp.), Ciudad Rodrigo, 2000, pp.25-31. RUIZ MALDONADO, Margarita, “Custodia de mano”, El árbol de la vida (cat. exp.), Segovia, 2003, pieza 39. AZOFRA,Eduardo, “Aportaciones a la platería de la diócesis de Ciudad Rodrigo. Varias piezas inéditas punzonadas durante las contrastías delos plateros Rodrigo de Salazar (1577-1603) y Pedro de Salazar (1604-1620)”, Estudios de Platería, Murcia, 2004, pp. 81-97.AZOFRA, Eduardo, “Aportaciones a la platería de la Diócesis de Ciudad Rodrigo. Las custodias del Campo de Argañán”, Gólgota.Drama de Pasión y Pascua. Pasión por una tierra (cat. exp.), Salamanca, 2004, pp. 23-28. AZOFRA, Eduardo y PÉREZHERNÁNDEZ, Manuel, “Aportaciones a la orfebrería de la diócesis de Ciudad Rodrigo: el platero José Genaro García”, Estudiosde Platería, Murcia, 2005, pp. 67-90. PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel, “Las artes del objeto. La platería en la catedral de CiudadRodrigo”, La Catedral de Ciudad Rodrigo a través de los siglos. Visiones y Revisiones, Azofra, Eduardo (ed.), Salamanca, 2006,pp. 363-410. PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel y AZOFRA, Eduardo, “Orfebrería portuguesa en España. Piezas inéditas de ladiócesis de Ciudad Rodrigo”, De Arte, núm. 5 (2006), pp. 183-198. A lo anterior hay que sumar los estudios realizados por nosotrossobre piezas de platería mirobrigense que han tomado parte en diversas exposiciones: Catálogo de la Exposición la Platería en laépoca de los Austrias Mayores en Castilla y León, Valladolid, 1999, piezas 19, 24, 31 y 42. Catálogo de la Exposición Jesucristo.Imágenes del Misterio, Ciudad Rodrigo, 2000, piezas 33 a 49. Catálogo de la Exposición “Kyrios” (Ciudad Rodrigo), Salamanca,2006, piezas 105, 108, 109, 110, 111, 112, 114, 157, 158, 159 y 171.2 En algún caso la inscripción que porta no deja lugar a dudas que la pieza no fue realizada para el templo donde actualmente selocaliza, es el caso de la custodia de Saldeana, donada en el año 1758 por miembros de la Venerable Orden Tercera de Nuestro PadreSan Francisco del Real Convento de San Gil ¿de Madrid?. Otro ejemplo lo tenemos en la custodia portátil de tipo sol de la iglesiadel Seminario de Ciudad Rodrigo, adquirida a mediados del pasado siglo por monseñor Enciso Viana en Madrid, seguramente paracelebrar la normalización de la sucesión episcopal.3 Sobre esta cuestión, con carácter general: SÁNCHEZ CABAÑAS, Antonio, Historia civitatense, Biblioteca de la Universidad deSalamanca, Manuscritos 1708, 1709 y 1710. Citamos por la edición de Ángel Barrios García e Iñaki Martín Viso, que han fechadola realización de ese texto entre 1618 y 1627, Ed. Diócesis de Ciudad Rodrigo, Salamanca, 2001. PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel,“Salamanca y la Guerra: repercusiones en la platería”, Las Guerras en Salamanca, número monográfico de la revista SalamancaRevista de Estudios, núm. 40 (1997), pp. 61-84.4 En realidad el número es más elevado, pero hemos tomado como unidad los conjuntos formados por varias piezas, como es el casode los juegos de altar compuestos de cáliz, bandeja, vinajeras y campanilla (vr. gr. los conservados en la catedral, Mieza de la Ribera,Lumbrales y Sobradillo), o los conjuntos de candeleros, como el perteneciente al convento de Santa Clara (formado por seisunidades).5 Así parece indicarlo una información contenida en el acta del cabildo ordinario celebrado el 4 de marzo de 1688, en el que se tomala determinación de fundir dos báculos que tiene la catedral, uno perteneciente al obispo Juan de Andaya y Sotomayor (obispo deCiudad Rodrigo en el año 1678) y otro de don Sebastián Catalán (quien lo fue entre los años 1679-1687), para fabricar algunasalhajas que necesita esta santa iglesia, ... de suerte que dando los báculos por ellas no se pague la echura al platero, respecto de serde mucho valor la que tienen dichos vaculos y que el Sr. D. Martín se informe del ajente de Madrid y de los plateros de Salamancaque an de venir a la feria de botijas a esta ciudad para poner en execucion este decreto ... Archivo de la Catedral de Ciudad Rodrigo(en adelante A.C.C.R.), Actas Capitulares, libro 13, f. 177vº. Las piezas a fabricar eran dos atriles de plata, que finalmente fueronlabrados por el salmantino Juan de Figueroa.6 Sirva como testimonio de la destrucción que afectó al tesoro de la seo mirobrigense en esos años lo expresado por escritores comoJosé Mª Quadrado y Mateo Hernández Vegas. El primero afirma No hay que buscar en la sacristía alhajas o preciosidades, nipergaminos o códices en el archivo, ni magnífica sala capitular, ni suntuosa escalera ... todo pereció en la gloriosa lucha con losinvasores, y todo hubo de habilitarse de nuevo con sobrada sencillez ... (QUADRADO, José María, Salamanca. Ed. Facsímil de laobra titulada España: sus monumentos y artes, su naturaleza e historia. Salamanca, Ávila y Segovia, 1874, Salamanca, Diputaciónde Salamanca, 2001, p. 238), en tanto que el segundo escribe que para hacerse una idea de lo desaparecido habría que copiaríntegros los inventarios anteriores a esta fecha (HERNÁNDEZ VEGAS, Mateo, Ciudad Rodrigo…, 1982, tomo II, p. 359).7 En otra ocasión ya publicamos una noticia muy reveladora de lo que estamos diciendo. En el acta del cabildo ordinario del 22 denoviembre de 1816 se recoge una orden dirigida al agente de Madrid para que encargue dos incensarios y una naveta y cucharillasegún acuerdo del último cabildo espiritual. Según consta, esos objetos iban a ser fabricados en la Fábrica de Madrid, ascendiendosu coste a 4.337 reales, y añade: Se acordo que se le diga que si efectivamente están ya empezados a hacer asi los incensarios comola naveta, se tomaran cualquiera que sea su coste ..., pero que si todo o parte de la obra no esta empezada que la haga suspenderporque ha parecido al cabildo excesivamente costosa. Es posible que la fábrica a la que se refiere sea la de Uriarte y Compañía, queunos días antes se había dirigido al cabildo comunicándole la reanudación de su actividad. M. PÉREZ HERNÁNDEZ, “Las artesdel objeto…”, La Catedral de …, 2006, p. 397.
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8 Entre los numerosos ejemplos que ilustran la imperiosa necesidad que tenían los templos de reponer su diezmado tesoro traemosaquí la contenida en las cuentas del año 1815 de la iglesia de Cabrillas, en las que se abona el coste de un copón y de un cáliz,argumentando su necesidad en el hecho de que no lo había, o que era de metal y estaba inservible. Archivo Diocesano de CiudadRodrigo (en adelante A.D.C.R.), Cabrillas, Libro de cuentas de la fábrica de 1815-1936 (Sig. 725), f. 5rº. Puede que fuera esa escasez,apenas resuelta con el cáliz adquirido en 1815, la que impulsó a un devoto a regalar al año siguiente el cáliz que en ella se conservaprocedente de la Platería Martínez.9AZOFRA, Eduardo, El seminario conciliar de San Cayetano de Ciudad Rodrigo (Salamanca), obra del arquitecto Juan deSagarbinaga en tiempos de monseñor Cayetano Cuadrillero y Mota, Ciudad Rodrigo, Seminario Diocesano de Ciudad Rodrigo,2003.10 Publicado en la Imprenta Real, en el año 1785. Citamos por la edición facsímil, con estudios introductorios a cargo de José RamónNieto González y Salvador Mata Pérez, Valladolid, 1988.11 DEMERSON, Paulette y Jorge, “La Sociedad Económica de Amigos del País de Ciudad Rodrigo”, Cuadernos de HistoriaModerna y Contemporánea, núm. 3 (1982), pp. 35-59.12 Fuente primordial para el conocimiento de la situación económica del momento en Ciudad Rodrigo es la obra titulada Departa-mento de El Bastón de la M. N. y M. L. Ciudad de Ciudad Rodrigo. Año de 1770, prólogo de Constancio Bernaldo de Quirós,Imprenta Helénica, Madrid, 1929. Reeditado en Salamanca. Revista Provincial de Estudios, núms. 2 y 3 (1982), pp. 228-293 y136-233.13 A.D.C.R., Sobradillo, Libro de Cuentas 1745-1780 (Sign. 11/3). A pesar del marco cronológico señalado, el libro contiene noticiasy cuentas hasta mediados del siglo XIX. La noticia que ahora nos interesa está recogida en un papel suelto, sin foliar.14 Ya dijimos en otra ocasión que se trata del único conjunto de este tipo ofrecidos a la seo por alguno de sus prelados que nos hallegado. PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel, “Las artes del objeto...”, La Catedral de …, 2006, pp. 381-382.15 También se conserva en este templo una patena, carente de interés, con las marcas muy desgastadas en las que parece leerseI/GARCIA, junto a las de Villa y de Corte sobre cifra 67 y 68, respectivamente.16 Los especialistas en orfebrería son sabedores de la gran cantidad de trabajos publicados sobre la Real Fábrica de Platería, lo mismoque la abundancia de noticias y de obras salidas de esta institución que aparecen recogidas en estudios sobre la platería de diferenteslugares, de ahí que para evitar hacer una nota excesivamente larga remitamos a la selección bibliográfica contenida en el catálogode la exposición El aragonés Antonio Martínez y su Fábrica de Platería en Madrid , celebrada en el Museo de Historia en los mesesde junio a octubre del 2011 y de la que fue comisario Fernando A. Martín.17 MARTÍN, Fernando A., Catálogo de la plata del Patrimonio Nacional, Madrid, Patrimonio Nacional, 1987, p. 382. CRUZVALDOVINOS, José Manuel, “Relación de plateros activos en Madrid en 1861”, Estudios de Platería, Murcia, 2013, p. 169.18 Ficha técnica: Ciudad Rodrigo. Catedral. Juego de Sacras. Medidas sacra mayor: 47x41 cm. Sacra menor 41 x 22 cm. Punzón:MENESES/MADRID.19 Ficha técnica: Tamames. Iglesia de la Asunción. Farol. Medidas: alto 55,5 cm; diámetro pie 17 cm. Punzones:MENESES/MADRID, M con ráfaga de rayos.20 Ficha técnica: Ciudad Rodrigo. Capilla de Cerralbo. Copón. Medidas: alto 29 cm; diámetro copa 10,5 cm; diámetro pie 12,5 cm.Marcas MENESES y M con ráfaga de rayos. Puede ser el que figura en el índice de objetos entregados el 1 de enero de 1868 por lacatedral a la capilla de Cerralbo cuando pasa a ser parroquia, citado como “un copon de metal blanco nuevo” (A.C.C.R., sig. 30/17).21 Ficha técnica: Bermellar. Iglesia de Santa María Magdalena. Cáliz. Medidas: alto 24 cm; diámetro copa 8,5 cm; diámetro pie 12,4cm. Marcas: M con ráfaga de rayos y MENESES. Espeja. Iglesia de San Lino. Cáliz. Medidas: alto 24,5 cm; diámetro pie 12,5 cm;diámetro copa 8,3 cm. Marcas M con ráfaga de rayos y MENESES. Símbolos de la pasión en el pie: escalera, caña y flagelos, clavos,tenazas y martillo.22 Ficha técnica: Barruecopardo. Iglesia de Santa María Magdalena. Palmatoria. Medidas: alto 6,5 cm., 33 cm. de largo. Marcas: Mcon ráfaga de rayos y MENESES.23 AZOFRA, Eduardo, “Palmatoria”, Jesucristo. Imágenes…, 2000, p. 120.24 MARTÍN, Fernando A., Catálogo de la plata…, 1987, p. 373.25 Fichas técnicas: Pedrotoro. Iglesia de San Miguel Arcángel. Custodia. Medidas: alto 59,5 cm; diámetro expositor 31,5 cm;diámetro pie 17,5 cm. Punzones: 916 ADRADAS 916. Peñaparda. Iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Custodia. Medidas: alto58 cm; diámetro expositor 32 cm; diámetro pie 17,5 cm. Punzones: 916 ADRADAS 916. Inscripción: SE RUEGA EN CARIDADDOS MISAS AL AÑO POR LAS ALMAS DE DOÑA ISABEL DE SOTTO Y DE DN JUAN GALLARDO. La de Valdecarpin-teros es idéntica a la de Peñaparda, incluso lleva la misma inscripción.26 Queremos advertir que en el caso de los juegos de altar hemos convenido en no desmembrarlos, por lo tanto analizamos elconjunto de piezas de que se componen.27 Ficha técnica. El Zarzoso (El Cabaco). Convento de Porta Coeli. Cáliz, Plata dorada. Sin marcas. Medidas: alto 23 cm; diámetrodel pie 15,5 cm; diámetro de la copa 9,3 cm. Patena, Plata en su color y dorada. Sin marcas. Medidas: diámetro 15,5 cm.28 Ficha técnica. Ciudad Rodrigo. Catedral. Cáliz. Plata dorada y esmaltes (faltan algunos). Sin marcas. Medidas: alto 28 cm;diámetro de copa 9,5 cm; diámetro del pie 15,5 cm.29 PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel, “Las artes del objeto…”, La Catedral de …, 2006, p. 396.30 Ficha técnica. Lumbrales. Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora. Copón. Plata dorada y esmaltes (faltan algunos). Sin marcas.Medidas: alto 28 cm; diámetro del pie 13 cm; diámetro de la copa 11,3 cm. La cruz que tiene por remate es un añadido del siglo
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XVIII. MARTÍN RODRÍGUEZ, Máximo, Apuntes de la diócesis…, 1969, p. 23. M. PÉREZ HERNÁNDEZ, “Copón”, Jesucristo.Imágenes…, 2000, p. 110.31 Sobre fondo blanco aparecen flores y pequeñas hojas de diversos colores.32 A.D.C.R. Lumbrales, Libro de Cuentas de Fábrica 1705-1745 (Sig. 1420), sin foliar. Inventario del 7 de noviembre de 1709.33 Ficha técnica. Navasfrías. Parroquia de San Juan Bautista. Cáliz. Plata en su color. Medidas: alto 26 cm; diámetro de la copa 7,6cm; diámetro del pie 14,5 cm. Punzones: de la Villa y de la Corte sobre cifra 67, y S. BEº (Santiago Bermejo).34 CRUZ VALDOVINOS, José Manuel, El esplendor del arte de la plata. Colección Hernández-Mora Zapata (cat. exp), Murcia,2007, p. 124. Recogemos de aquí las noticias biográfico-profesionales que relatamos a continuación.35 CRUZ VALDOVINOS, J. M., “Plateros aprobados e incorporados al Colegio de San Eloy de Madrid (1 de enero de 1808),Estudios de Platería, Murcia, 2012, p. 164.36 Ficha técnica. Vilvestre. Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Plata en su color. Medidas: alto 28,1 cm; diámetro de la copa8,3 cm; diámetro del pie 15,3 cm. Sin marcas. Inscripción (moldura del pie): CAROLUS III. D.G. HISPANIARUM REXET EXVIRTUTE. Inscripción (frente del pie): SIENDO PATRIARCA DE LAS YNDS Y LIMOSNERO MAYOR DE (E dentro de D) SUMAG.D EL EM.MO S.R D. BENTA DE (E dentro de D) CORDOBA CL DE (E dentro de D) LA CERDA Y SN CARLOS AÑO 1774.Escudo real. Por otro lado, no son muchos los cálices de este tipo que se han conservado en la provincia de Salamanca, recordemospor lo excepcional de su calidad el que del año 1668, reinado de Carlos II, pertenece al convento de la Anunciación de MadresCarmelitas de Alba de Tormes. PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel, Orfebrería religiosa de la diócesis de Salamanca (siglos XV alXIX), Salamanca, Diputación Provincial de Salamanca, 1990, p. 148 (fig. 92).37 Dada la abundancia de publicaciones donde aparecen estudiadas obras de este tipo, nos limitamos a recoger aquí algunos trabajospublicados que tratan de manera monográfica esta cuestión, remitiendo al lector interesado a los mismos y a la bibliografíacontenidos en ellos. CRUZ VALDOVINOS, José Manuel, “Cálices limosneros de los reyes españoles (siglo XIX)”, Anales delInstituto de Estudios Madrileños, núm. XVI (1979), pp. 393-407. MARTÍN, Fernando A., “Capilla de Palacio y Monasterio de laEncarnación (Madrid) y Escorial. Cálices limosneros”, Reales Sitios, 62, 1979, pp. 12-16. MONTALVO MARTÍN, FranciscoJavier, “Cálices limosneros regios conservados en la Diócesis de Segovia”, Estudios de Platería, Murcia, 2006, pp. 471-494.ESTEBAN LÓPEZ, Natividad “Cálices limosneros en la provincia de Guadalajara”, Estudios de Platería, Murcia, 2013, pp. 193-200.38 ESTEBAN LÓPEZ, Natividad, “Cálices limosneros…”, 2013, pp. 194-195.39 MONTALVO MARTÍN, Francisco Javier “Cálices limosneros…”, 2006, pp. 481-482 y 491. Lámina 4.40 Pietro Antonio Pazzi realizó un grabado con el retrato de este cardenal y Patriarca de las Indias Occidentales, añadido comoilustración por José Antonio Álvarez de Baena en su obra Hijos de Madrid, editada en Madrid entre los años 1789 y 1791. Puedeverse una reproducción en el siguiente enlace: http://www.memoriademadrid.es/buscador.php?accion=VerFicha&id=22853(consultado el 25 de abril de 2014).41 Ficha técnica. Pastores. Iglesia de San Pedro de Alcántara. Cáliz. Plata en su color. Medidas: alto 24,5 cm; diámetro de la copa7,9 cm; diámetro del pie 14,7 cm. Punzones: de Villa y corte sobre cifra 84 y MASCA/RAQE. Inscripción: LE DIO EL SR DR
JOSEPH XEREZ DEAN Y CANONIGO DE LA STA IGLEA CATHEDL DE CIVDD RODRIGO A. DE 1785. Iconografía del pie:haces de espigas y racimos de uvas.42 Un perfil biográfico de este platero puede consultarse en MARTÍN, Fernando A, Catálogo de la plata…, 1987, p. 378. CRUZVALDOVINOS, José Manuel, El Esplendor del arte…, 2007, p. 304.43 PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel, La platería de la ciudad de Zamora, Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos “Florián OCampo”, Diputación de Zamora, 1999, p. 303.44 CRUZ VALDOVINOS, José Manuel, “Plateros aprobados...”, 2012, p. 167.45 Ficha técnica. Lumbrales. Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Juego de altar. Cáliz, plata dorada, medidas: alto 28 cm;diámetro de la copa 8,2 cm; diámetro del pie 14,9 cm. Punzones: de Villa y Corte sobre cifra 88, y B./LAZARO. Iconografía delpie: corona, tres clavos, cruz con paño y columna baja con látigo. Iconografía subcopa: martillo, dados, tenazas y farol. Bandeja,plata dorada, medidas 26,3 x 18 cm. Jarras, plata dorada, medidas: alto 13,5 cm; diámetro del pie 5 cm. Campanilla, plata dorada,medidas: alto 11,6 cm; diámetro 6,3 cm. La bandeja presenta las mismas marcas del cáliz.46 PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel “Juego de bandeja, vinajeras y campanillas”, Jesucristo. Imágenes…, 2000, pp. 106-107. Elconjunto fue recogido por MARTÍN RODRÍGUEZ, Máximo, Apuntes de la diócesis…, 1969, p. 23, aunque efectúa una lecturaincorrecta de las marcas, que transcribe como B LOZANO ARANDA, 83 MM 88.47 CRUZ VALDOVINOS, José Manuel, El esplendor del arte…, 2007, p. 306.48 ESTEBAN LÓPEZ, Natividad, Orfebrería de Sigüenza y Atienza. Tesis doctoral, 2002. Tomo II, p. 150. http://e-prints.ucm.es/1677/1/AH0009401.pdf (consultado el 23 de abril de 2014). La misma investigadora localiza a un Romualdo LázaroLabrandero, su hermano, trabajando en Cogolludo, e incluso llega a atribuirle una jarra. ESTEBAN LÓPEZ, Natividad, La plateríaen Cogolludo, Guadalajara, 1999, p. 54 (fig. 26).49 J. M. CRUZ VALDOVINOS, “Plateros aprobados...”, Estudios de…, 2012, p. 169.50 Ficha técnica. Ciudad Rodrigo. Catedral. Juego de altar. Cáliz, plata dorada. Medidas: alto 23,5 cm; diámetro de la copa 8 cm;diámetro del pie 14,4 cm. Sin marcas. En el borde del pie lleva grabadas las iniciales P.G.S. Vinajeras, plata blanca, deterioradas.Medidas: alto 10,5 cm; diámetro 6 cm. Punzones; de corte, sobre cifra 9 (otra ilegible), y sello bilobulado en cuyo anterior apareceM con Z surmontada. Lleva grabadas las mismas iniciales que el cáliz. Campanilla: plata blanca, mismas iniciales que jarras y cáliz.
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MANUEL PÉREZ HERNÁNDEZ. EDUARDO AZOFRA AGUSTÍN
Medidas: alto 10,5 cm; diámetro 6 cm. El cáliz y la campanilla están recogidos en el trabajo de SEGUÍ, Mónica, La platería…,1988(inédito) cat. nº 52 y 53, aunque ni advierte de su pertenencia a un mismo conjunto, y duda de su procedencia entre Salamanca yMadrid. PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel, “Las artes del objeto…”, La Catedral de…, 2006, pp. 381 y 397.51 Ficha técnica. Mieza de la Ribera. Iglesia de San Sebastián. Juego de altar. Plata dorada y los motivos decorativos en plata blanca.Cáliz, medidas: alto 25 cm; diámetro copa 9 cm; diámetro pie 9 cm. Salvilla, medidas: 24,5 x 17,5 cm. Jarras, medidas: alto 15 cm;diámetro pie 4,8 cm. Campanilla, medidas: alto 12 cm; diámetro 5,7 cm. Cucharilla, medidas: 8 cm. de largo. Marcas: Punzónbilobulado con las iniciales Z/M, punzón de Villa y de Corte sobre cifra 90.52 Una reproducción de las vinajeras de Priego de Córdoba y del citado dibujo del Museo Lázaro Galdiano puede verse en MARTÍN,Fernando A., El aragonés Antonio Martínez…, 2012, pp. 58 y 59 (figs. 36 y 37), donde también se recoge bibliografía sobre elconjunto cordobés.53 Archivo Diocesano de Salamanca (en adelante A.D.Sa.), Sección Inventarios I-4, 1827, fol. 95rº.54 A.D.Sa., Sección inventarios, II-14, 1853, fol. 82.55 A.D.C.R., Mieza, Libro de Bautismos 1713-1768 (Sig. 2083), fol. 277rº.56 De su condición de “bartolomico” hace gala en el blasón personal reproducido en una de las vidrieras del palacio episcopal deMérida (Venezuela), disponiendo el escudo del colegio (con las armas de D. Diego de Anaya) bajo el capelo y flanqueado por lasinsignias episcopales (mitra y báculo).57 Se puede ver un breve perfil biográfico en: http://www.arquidiocesisdemerida.org.ve/biografias/Biograf%C3%ADa%20Dra%2020Santiago%20Hern%C3%A1ndez%20Milan%C3%A9s.pdf. (consultado el 25 de abril del 2014).58 Ficha técnica. Tamames. Iglesia de la Asunción. Cáliz. Plata blanca. Medidas: Alto 23 cm; diámetro de la copa 7,5 cm; diámetrodel pie 12,5 cm. Punzones: MASCA/RAQE; de Villa y de Corte sobre cifra 7.59 PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel, La platería en la ciudad…, 1999, p. 303.60 A.D.C.R., Tamames, Libro de Cuentas de 1806-1852 (sign. 7/3), f. 7vº.61 Ficha técnica. Sobradillo. Iglesia de Santiago apóstol. Juego de altar. Plata dorada. Medidas cáliz: alto 25,5 cm; diámetro pie13,7 cm; diámetro copa 7,5 cm. Medidas vinajeras: alto 13,5 cm; diámetro pie 5 cm. Punzones: MORAGO, de Villa y de Cortesobre cifra 14.62 “A la iglesia de la villa de Sobradillo. Está en nuestro poder el caliz, patena, campanilla, y vinageras en su correspondiente caja,que los sobrinos de don Fernando de la Concha, beneficiado que fue de esa iglesia nos han entregado en este dia, el qual loentregaremos a los sujetos de confianza que vinieren con el resguardo, y comision de esa iglesia, para que quede en ella memoriadel dicho don Fernando, y sus sobrinos. Pondran esta nuestra carta, o su contenido en el libro de la Iglesia para que conste de ladonacion de las dichas alajas y de nuestra entrega a esa iglesia de lo arriba espresado. Dennos aviso de haber recibido la dicha cartay su contenido. Ciudad Rodrigo hoy siete de junio de 1816. Pedro Obispo de Ciudad Rodrigo”. A.D.C.R., Sobradillo, Libro deCuentas 1745-1780 (Sign. 11/3), sin foliar.63 A.D.C.R., Sobradillo, Libro de Cuentas 1745-1780 (Sign. 11/3), f. 240rº.64 Los datos han sido tomados de ESTEBAN LÓPEZ, Natividad, Orfebrería de Sigüenza…, 2002, p. 170.65BAZÁN DE HUERTA, Moisés y TERRÓN REYNOLDS, María Teresa, “La platería en los conventos placentinos”, Norba-arte,núm. 13 (1993), p. 161.66 ESTEBAN LÓPEZ, Natividad, Orfebrería de Sigüenza…, 2002, p. 284.67 MARTÍN, Fernando A., Catálogo de la plata…, 1987, p. 188.68 Ficha técnica. Cabrillas. Iglesia de la Purísima Concepción. Cáliz. Plata blanca. Medidas: alto 26 cm; diámetro de la copa 7 cm;diámetro del pie 13 cm. Punzones: de Villa y de Corte sobre cifra 16 y Z/M. Inscripción en el pie: ISIDRO M. GAVILAN.69Así sucedió hasta que la hija del fundador, Josefa Martínez, contrajo matrimonio con D. Pablo Cabrero, en 1818, quien pocodespués asumió la dirección de la Fábrica. MARTÍN, Fernando A., El aragonés Antonio Martínez…, 2012, p. 123 y sgts.70 Ficha técnica. Barruecopardo. Iglesia de Santa María Magdalena. Cáliz. Plata en su color. Plata en su color. Medidas: 26, 8 cm.de alto, 7,5 cm. diámetro de la copa, 13,7 cm. diámetro del pie. Punzones: Villa de Madrid sobre cifra 23; de Corte sobre cifra 22;F./MORENO.71 Una breve semblanza en MARTÍN, Fernando A., Catálogo de la plata…, 1987, p. 382. Una aproximación a la biografía de estaimportante familia de plateros madrileños en CRUZ VALDOVINOS, José Manuel y NIEVA, Pilar “Los Morenos, una familia deplateros madrileños en el Antiguo Régimen”, Anales del Instituto de Estudios Madrileños, núm. 44 (2004), pp. 331-357 (Agradece-mos al profesor Francisco J. Montalvo que nos facilitara una copia del citado artículo).72 CRUZ VALDOVINOS, José Manuel y NIEVA SOTO, Pilar “Los Morenos…”, Anales del…, 2004, p. 337, fig. 3.73 MARTÍN, Fernando A., Catálogo de la plata…, 1987, pp. 267-268. CRUZ VALDOVINOS, José Manuel y NIEVA, Pilar, “LosMorenos…”, Anales del…, 2004, pp. 346 y sgts.74 FERNÁNDEZ, Alejandro, MUNOA, Rafael y RABASCO, Jorge, Marcas de la plata española y virreinal, Madrid, Cipsa, 1992,p. 250.75 CRUZ VALDOVINOS, José Manuel, “Plateros aprobados...”, Estudios de…, 2012, p. 171.76 Para una completa información sobre esta donación remitimos a nuestro trabajo sobre el tesoro de la catedral mirobrigense.PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel, “Las artes del objeto…”, La Catedral de…, 2006, p. 382.
I.S.S.N.: 2340-843X pág. 58
ARS & RENOVATIO, núm. dos, 2014, pp. 20-59
77Aparece recogido en el trabajo inédito de SEGUÍ, Mónica, La platería…,1988 (inédito) cat. nº 62. PÉREZ HERNÁNDEZ,Manuel, “Las artes del objeto…”, La Catedral de…, 2006, p. 397.78 Ficha técnica. Ciudad Rodrigo. Catedral. Plata dorada. Cáliz, medidas: alto 28 cm; diámetro copa 8 cm; ancho del basamento 15cm. Iconografía de la subcopa: tablas de la ley, cordero sobre libro, pelícano con polluelos y Armas Christi. Bandeja, medidas: 28x 17,5 cm. Campanilla, medidas: alto 13,8 cm., diámetro pie 7 cm.; jarras: alto 16 cm., pie poligonal 4,5 cm. (lado 2 cm.). Marcas:J/DORADO y punzones de Villa y de Corte sobre cifra 27. Iconografía de las jarras: sobre las tapaderas van sendos niños, uno portauna A y el otro un racimo de uvas, indicativo de su contenido. El asa de las jarritas remata en una cabeza con yelmo.79 El conjunto es similar a otro del mismo autor conservado en el Patrimonio Nacional, coinciden incluso en el dibujo del asa.MARTÍN, Fernando A., Catálogo de la plata…, 1987, p. 214.80 MARTÍN, Fernando A., El aragonés Antonio Martínez…, 2012, fig. 59.81 Un perfil biográfico y profesional de este platero en ESTEBAN LÓPEZ, Natividad, Platería en Cogolludo, 1999, p. 16.82 CRUZ VALDOVINOS, José Manuel, “Relación de plateros activos en Madrid en 1861”, Estudios de platería, Murcia, 2013, p.161-172.83 Sobre este platero, vid. MONTALVO MARTÍN, Francisco Javier, “El platero real Carlos Marschal (1763-1824)”, Estudios dePlatería, Murcia, 2012, pp. 369-384. NIEVA SOTO, Pilar, “Obra documentada en el Palacio Real de Madrid del platero prusianoCarlos Marschal”, Estudios de Platería, Murcia, 2012, pp. 385-409.84 Ficha técnica. Carpio de Azaba. Iglesia de la Purísima. Cáliz. Plata en su color. Medidas: alto 27 cm; diámetro de la copa 7,5 cm;diámetro del pie 13,5 cm. Punzones: de Villa y de Corte sobre cifra 58. J./SELLAN.85 Ficha técnica. Ciudad Rodrigo. Capilla de la Venerable Orden Tercera. Cáliz. Plata en su color. Medidas: alto 26 cm; diámetro dela copa 7,3 cm; diámetro del pie 13,8 cm. Punzones: de Villa y de Corte sobre cifra 60. J./SELLAN. Inscripción en el pie: P.P.V.86 Idéntico al conservado en la parroquia segoviana de San Millán. ARNÁEZ, Esmeralda, Orfebrería religiosa en la Provincia deSegovia en los siglos XVIII y XIX, Madrid, 1985, p. 460, figs. 234 y 235.87 El perfil biográfico y profesional de este platero ha sido recogido, entre otros, por: MARTÍN, Fernando A., Catálogo de la plata…,1987, p. 387. ESTEBAN LÓPEZ, Natividad, Orfebrería de Sigüenza…, 2002, p. 190 (especialmente), CRUZ VALDOVINOS, JoséManuel, El esplendor del arte…, 2007, p. 140. CRUZ VALDOVINOS, José Manuel, Relación de plateros…, 2013, p. 171.88 En el Seminario se conserva una custodia que reproduce estilemas propios de la platería Seiscentista. Fue adquirida en Madrid pormonseñor Enciso Viana mediado el pasado siglo (tras la normalización episcopal). Opinamos que puede tratarse de una piezahistoricista. Ficha técnica. Ciudad Rodrigo. Seminario. Custodia tipo sol. Bronce dorado. Medidas: alto 79,5 cm; base 29,5 x 20,2cm.89 Ficha técnica. Hinojosa de Duero. Iglesia de San Pedro Apóstol. Plata dorada. Medidas: alto 55 cm; diámetro del expositor, 27,5cm; diámetro del pie 21 cm. Punzones: P/DRERA, otro timbrado con corona en el que figuran entrelazadas las iniciales A(surmontada por una o), B y R. Recogida por MARTÍN RODRÍGUEZ, Máximo, Apuntes de la diócesis…, 1969, p. 20.90 Reproducida en, FERNÁNDEZ, Alejandro, MUNOA, Rafael y RABASCO, Jorge, Marcas de la plata…, 1992, p. 220.91 Un breve perfil biográfico, así como obras que llevan su marca, en: ESTEBAN LÓPEZ, Natividad, La platería en Cogolludo,1999, p. 21. Otras publicaciones donde aparecen recogidas obras de este platero son: IGLESIAS ROUCO, Lena Saladina, “Plateríamadrileña de los siglos XVII y XVIII en Burgos. Aportación a su estudio”, B.S.A.A., núm. LV (1989), pp. 440-450.92 Idénticos punzones presenta un cáliz localizado en la ermita cacereña de Nuestra Señora de Guadalupe, vulgo del Vaquero.GARCÍA MOGOLLÓN, Florencio Javier, La orfebrería religiosa de la diócesis de Coria (siglos XIII-XIX), Cáceres, UEX, 1987,tomo I, p. 795, tomo II, fig. 196.93 “Mas una custodia de plata con sus rayos que se hiço en tiempo del licenciado Francisco Santos de Cañamones beneficiado quefue desta villa la qual custodia esta en su caja grande aforrada en frisa colorada que dieron el dicho Francisco Santos y FernandoSendin a la cofradía del Santísimo Sacramento”. Vuelve a aparecer en los inventarios de los años 1685, 1715 y 1796. A.D.C.R.,Hinojosa de Duero, Libro de Visitas, cuentas parroquiales, cuentas de cofradías, mandatos e inventarios y memoria de bienes.1664-1796 (Sig. 1330), respectivamente, ff. 16vº-17rº, 317rº, 113vº y 293rº (libro mal foliado).94 Ficha técnica. Navasfrías. Iglesia de San Juan Bautista. Custodia. Plata en su color. Medidas: alto 40,2 cm; diámetro expositor 21cm; diámetro pie 15,7 cm. Punzones de Villa, 42/BLN, perteneciente al contraste madrileño Francisco Beltrán de la Cueva, y PITA,que deberá corresponder al platero.95 MARTÍN, Fernando A., Catálogo de la plata…, 1987, p. 65.96 BLÁZQUEZ CHAMORRO, Julián “Custodia”, Testigos (cat. exp.), Ávila, 2004, p. 342. Se trata de una obra de Baltasar deSalazar, del año 1753.97 Noticias de carácter biográfico y profesional en: MARTÍN, Fernando A., Catálogo de la plata…, 1987, pp. 77 y 394. ESTEBANLÓPEZ, Natividad, Orfebrería de Sigüenza…, 2002, tomo II, p. 480.98 Ficha técnica. Saldeana. Iglesia de Santiago Apóstol. Custodia. Plata dorada. Medidas: alto 43 cm; diámetro expositor 23 cm; pie23,2 x 17,9 cm. Punzón: IIII (indicativo de calidad). Iconografía pie: brazos cruzados (símbolo franciscano), cruz de la orden deSantiago, cordero sobre libro, haz de espigas y racimo de uvas. Inscripción: ESTA QUSTODIA LA DIERON POR SU DEVOCIONA LA V.O.T. DE NTRO PADRE SN FRANCISCO DEL RL CONVENTO DE SAN GILL DN ANTONIO MATZ SANTIDRIANSIENDO QUADJUTOR DN SANTIAGO SAEZ DE ZALDUA SIENDO SINDICO Y DN JUAN MANUEL DE VAÑOS SIENDOSECRETARIO DE GOVIERNO AO DE 1758.99 MARTÍN, Catálogo de la plata…, 1987, p. 65.
I.S.S.N.: 2340-843X pág. 59
MANUEL PÉREZ HERNÁNDEZ. EDUARDO AZOFRA AGUSTÍN
100 ESTEBAN LÓPEZ, Natividad, La platería en Cogolludo, 1999, p. 48, fig. 17.101 BLÁZQUEZ CHAMORRO, Julián, La platería de la catedral de Ávila, Ávila, Cabildo Catedral de Ávila, 2003, p. 92. IDEM.,“Custodia”, 2004, p. 342-343.102 CRUZ VALDOVINOS, José Manuel y GARCÍA LÓPEZ, J. M., Platería religiosa en Úbeda y Baeza, Jaén, Instituto de EstudiosGienmenses, 1978, cat. 58.103 PÉREZ HERNÁNDEZ, Manuel, “Las artes del objeto …”, La Catedral de …, 2006, p. 396. SEGUÍ, Mónica, La platería…, 1988(inédito), cat. nº 28.104 Aparece descrita en el inventario del año 1868 como: una palancana (sic) de plata para el lavatorio del jueves santo. A.D.C.R.,Doc. 30/17. Inventario de las alajas (sic), ornamentos sagrados y demas efectos existentes en la sacristía de la Santa Iglesia Catedralde Ciudad Rodrigo. 1 de enero de 1868.105 Ficha técnica. Catedral de Ciudad Rodrigo. Fuente. Plata en su color. Medidas: 36,5 x 26,3 cm. Punzones: de la Villa y de la Cortesobre la cifra 77 (1877), y FUEN/TE, marca personal del platero madrileño Joaquín Antonio de la Fuente (activo entre los años 1756y 1805).106 Ficha técnica. Catedral de Ciudad Rodrigo. Palmatoria. Plata en su color. Punzón S/BAZAN. Medidas: largo 19 cm. PÉREZHERNÁNDEZ, Manuel, “Las artes del objeto…”, La Catedral de…, 2006, p. 398. SEGUÍ, Mónica, La platería…, 1988 (inédito),cat. nº 51. Para esta investigadora se trata de una pieza labrada en obradores mirobrigenses, aunque sin argumentar.107 Ficha técnica. Ciudad Rodrigo. Convento de Santa Clara. Ciudad Rodrigo. Candeleros (hay seis). Plata en su color. Medidas: alto26 cm; diámetro del mechero 5,5 cm; diámetro del pie 13,5 cm. Punzones: z/M/PLAQUE, 10.108 F. A. MARTÍN, El aragonés Antonio Martínez…, 2012, p. 136.
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