5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
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5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
2/22
Bibliotecadecomunicacin,cultura ymedios
Indicegeneral
Director:
Anbal
Ford
Anthropology as Cultural Critique.
n
Experimental Mo-
ment in the
Human
Sciences George
E. Marcus
yMichael
M.
J.
Fischer
The University ofChicago,1986
Traduccin,Eduardo Sinnott
Unica edicin en castellano
autorizada
por The Uniuersity
of
Chicago
Chicago, y
debidamente protegida en
todos
los pases. Queda hecho el
depsito
que previene
la
ley
n"11.723. Todoslos derechos de la edicinen castella-
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Amorrortu
editoresS.A.,Paraguay 1225,
7piso(1057)
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La reproduccin
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tica omodificadapor cualquier mediomecnicooelectr
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quier utilizacindebe ser
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Industria argentina.
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inArgentina
ISBN 950-518-653-3
ISBN
0-226-50449-2,Chicago,edicinoriginal
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Impreso enlosTalleresGrficosColorEfe,Paso 192,Avella
neda,
provinciade
Buenos
Aires,enmayode2000.
9 P re facio
19 Introduccin
27 1.Una crisisdela
representacin
enlasciencias
humanas
41 2.
La etnografa
y
la
antropologacomprensiva
81 3.Comunicacindela
otra
experienciacultural:la
persona,
elyoy
las
emociones
123 4.La consideracindelaeconomapolticahistrico
mundial: comunidadescognosciblesensistemas ms
vastos
169 5.
La repatriacin
delaantropologacomocrtica
cultural
203 6.Dostcnicascontemporneas decrticacultural
en
laantropologa
241 N
ota
final
245 Apndice:
trabajos
encurso
257 Referenciasbibliogrficas
7
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
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2. La etnografia la antropologa
comprensiva
La antropologa del siglo XX difiere mucho de la antropo-
loga de
mediados
y fines del siglo XIX. En ese entonces
esta era un campo inquieto del
saber
acadmico occidental
en
una
poca dominada por una ubicua ideologa de progre-
so social; la guiaba la esperanza de
fundar
una ciencia gene-
ral
del
Hombre
y descubrir leyes sociales
en
la
larga
evolu-
cin de los
seres humanos hacia
niveles cada vez ms eleva-
dos de racionalidad. Las que hoy son ramas especializadas
de
la
antropologa l a arqueologa la antropologa fisica y
la antropologa sociocultural-
seguan entonces integra
das y
eran
competencia de todos los antroplogos quienes
se proponan hacer generalizaciones acerca de la especie
humana
a partir de la comparacin de datos referidos a todo
el espectro pasado y presente de la diversidad
humana.
Los antroplogos socioculturales de nuestros das mencio-
narn
sobre todo a Edward Tylor y
James Frazer en
Ingla-
terra a Emile Durkheim en Francia y a Lewis Henry Mor-
gan
en los
Estados
Unidos como
sus
precursores en la teo-
ra. Fueron caractersticas de todos ellos las grandes con-
cepciones tericas destinadas a establecer los orgenes de
las
instituciones
rituales
costumbres y hbitos de pensa-
miento modernos por las contraposiciones entre estadios
evolutivos del desarrollo de la sociedad humana. Los mate
riales
referidos a los pueblos salvajes o primitivos con-
temporneos
les
servan
como analog as
culturales
vivien-
tes con el pasado. La suya fue una poca de etnologa de
gabinete. Si bien a veces hacan viajes en lo que concierne
a los datos de
primera mano
sobre esos pueblos
dependan
de
fuentes
tales como los informes de viajeros los archivos
coloniales y el conocimiento de los misioneros.
Junto
con
otros esos grandes autores fijaron --en el estilo el alcance y
el
tema
de las discusiones antropolgicas- un programa
que hered el siglo XX.
41
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
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La transicin crtica en la ndole de los estudios antropo
lgicos britn icos y
estadounidenses
se produjo en el
primer
tercio del siglo XX. Debemos entender
este
cambio en el
contexto
ms
amplio de la profesionalizacin de
las
ciencias
sociales y
las
humanidades
y
su
transformacin en discipli
nas
universitarias
especializadas, en
particular
en los Esta
dos
Unidos
(vase
Haskell,
1977). La divisin del
trabajo
acadmico, la especializacin por disciplina, la adopcin de
mtodos especiales, de lenguajes analticos y de
estndares,
fueron las consignas
de la
hora.
Los ambiciosos
campos
generalistas
del siglo XIX
-algunos
ya bien establecidos,
como la historia, y otros incipientes, como la
antropologa
pasaron
a
ser
disciplinas como
las
dems.
Sus
grandiosos
proyectos se
transformaron en
especialidades de
un mundo
acadmico burocratizado.
Al
hallar
un
lugar
institucional en la universidad como
una
ciencia social
ms,
la antropologa
ha
sido la disciplina
ms
revoltosa e interdisciplinaria para deleite y desespera
cin del
orden
acadmico establecido.
Segn
se
lamentaba
Ernest
Becker en
su
ensayo The lost science
of
m n 1971),
la antropologa social y
cultural
sobrevivi en
las mrgenes
de
las
ciencias sociales, incmodamente
atada
a
su paren
tesco histrico con la arqueologa y la antropologa fsica, y
acusada
a menudo de dedicarse slo a la descripcin de
las
costumbres
ms
ajenas,
exticas y primitivas. Si bien to
dava subsisten en la antropologa el espritu y la retrica
de su visin decimonnica, y
aunque
algunos an
buscan
una
ciencia
general
del Hombre, sobre todo
en
la
enseanza
de la
materia,
los antroplogos
prcticamente
han
pasado
a
.utilizar mtodos
ms
especializados y a cultivar
intereses
mucho
ms
difusos.
Esto
trajo a la ant ropolog a social y cul
tural un
problema de imagen,
puesto
que el pblico y los es
pecialistas de muchas otras disciplinas siguen concibiendo
la antropologa de acuerdo con
las metas que tena
en el si
glo XIX y no
advierten
el
importante
cambio producido a co
mienzos del siglo XX
en
el
inters central
de
esta subes
pe
cialidad.
Ese
cambio hizo que
un
mtodo especial
pasase
a
ser
el
centro de la ant ropologa social y
cultural en su nueva situa
cin discipl inari a como ciencia social. Se trata de
un
cambio
que antes
se vio retrospect ivamente como
una
revolucin
en
la
antropologa Jarvie,
1964),
pero en
realidad fue,
42
segn
demostraciones recientes, una transicin y reelabo
racin
continuas
de la antropologa del pa sado (Boon, 1982).
Ese
mtodo caracterstico fue la etnografa. Su principal in
novacin consisti en reunir en una prctica profesional in
tegrada
los procesos,
antes
sepa rados , de recoleccin de da
tos en pueblos no occidentales, a cargo principalmente de
estudiosos aficionados o de observadores directos, y la teori
zacin y el
anlisis
de gabinete, a cargo del antroplogo
acadmico.
La
etnografa
es
un
proceso de inves tigacin en
que
el
antroplogo observa de cerca la vida cotidiana de
otra
cultu
ra, la registra y participa en ella ---experiencia conocida co
mo mtodo de trabajo de campo-, y escribe luego informes
acerca
de
esa cultura,
atendiendo
al
detalle
descriptivo.
Esos informes
constituyen
la forma
primaria
en
que
se po
nen al alcance de los profesionales y de otros lectores los
procedimientos del
trabajo
de campo, la
otra cultura
y
las
reflexiones personales y tericas del etngrafo.
Una heren
cia del
pasado generalista
de la antropologa en su nuevo
mundo
de profesiones y especializaciones acadmicas es la
diversidad de
temas
a los que ha dirigido
su
atencin etno
grfica.
Aunque
todava se los identifica por su tradicional
inters
en las sociedades simples y calificadas de primiti
vas, los antroplogos han realizado investigaciones en so
ciedades de
toda
ndole, incluidas las occidentales, sobre te
mas que
van
desde la religin
hasta
la economa.
En
lo
que
concierne a la teor a, la antropologa
siempre ha
sido creati
vamente
parasitaria,
y
somete
a
prueba generalidades
(a
menudo
etnocntricas) acerca del
hombre
sobre la
base
de
casos especficos de
otras culturas,
investigados en la fuente
con el mtodo etnogrfico.
La transicin
al mtodo etnogrfico
tiene una
compleja
historia que
an
no se ha escrito (por ejemplo, muchos dis
tinguidos etngrafos semiprofesionales
trabajaron
en
reas
coloniales britnicas y cada uno de ellos tiene una historia
de la
etnografa
diferente de la versin met ropolitana de la
antropologa prctica, que
slo poco a poco cobr
autori
dadl. De todos modos, un solo antroplogo es recordado hoy
1 Aun en el siglo XX, Malinowski, Radcliffe-Brown y, ms
tarde,
Max
Gluckman conservaron una tajante
distincin
entre
los antroplogos aca
dmicos y los antroplogos del gobierno que trabajaban en la administra
cin colonial. Malino wski y Radcliffe-Brown dictaron cursos para estos l
43
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5/22
por
los antroplogos
estadounidenses
y
por
los britnicos
como el fundador del
mtodo
etnogrfico: Bronislaw Mali
nowski, quien, al describir el mtodo
en
el captulo inicial de
su
primera
obra fundamental, rgonauts of
the Western Pa-
cific
1922), anunciaba
una
prctica
para
la profesin
que
entonces emerga
en
departamentos
de
universidades
bri
tnicas y estadounidenses.
Sir
James Frazer escribi para
ese
libro un prefacio
aprobatorio,
y
Malinowski
fue el
prime-
ro en promover la etnografa como
un
camino
ms
elevado
para alcanzar las metas
que se
haba
propuesto la antropo-
loga del siglo XIX. Con todo, el
captulo
inicial de Mali-
nowski suele ser ledo hoy como el enunciado clsico del m
todo que pas a ser la
justificacin
esencial y el sello caracte-
ristico de
una disciplina
transformada.
La paradoja de la
antropologa
social y cultural moder
na es,
pues,
que se
content
con
la
funcin primaria de des
cribir sistemticamente
la
diversidad cultural
del
mundo,
mientras
que, con la transformacin de la
vida
acadmica
que hemos mencio nado, el ambicioso proyecto de
lograr
una
ciencia
general
del Hombre en
realidad
se desvaneci. El
formidable desafo
conceptual
y el atractivo de la etnografa
en s, en
medio
de
una
serie de cambiantes pretensiones de
abarcar objetivos ms vastos dentro de las corrientes
del
pensamiento social occidental, no ha
dejado
de caracterizar
a la antropologa social y
cultural
desde entonces.
Durante las dcadas de
1920
y
1930
la
antropologa
cul
tural
estadounidense avanz
con la
perspectiva general
del
relativismo cultural, y la antropologa social britnica lo hi
zo con
la
del funcionalismo. Este
ltimo,
del
que nos
ocupa
remos
en la seccin
siguiente,
era en lo
esencial una
teora
para
reflexionar sobre materiales de campo y organizar los
informes etnogrficos;
era una
tendencia de la teora social
europea domesticada en provech o de los que
haban
llegado
timos, con esos ingresos costearon la antropologa acadmica. Gluckman
fortaleci la distincin a travs del Instituto Rhodes-Livingstone, pidiendo
a los antroplogos a cadmicos que
redactaran
sus
crnicas
cuando
regre
saran a Inglaterra, lejos de la influencia de los administradores prcticos
sus
problemas.
Es la
lnea acadmica
del antroplogo la que se consagr
como la versin
metropolitana autorizada,
aunque mucha
etnografa
va
liosa provino de los otros. En los Estados Unidos,
Franz
Boas
impuso una
versin autorizada similar, que eclips tanto las
tradiciones etnogrficas
precedentes
cuanto las
contemporneas.
a ser los propsitos descriptivos y
comparativos
especficos
de la antropologa. Al igual que el funcionalismo, el relati-
vismo cultural fue originariamente un
conjunto
de pautas
metodolgicas
que favorecan
el inters dominante de la
antropologa
por
registrar la
diversidad cultural. No obs
tante,
a
travs
de
debates
acadmic os e ideolgicos
desarro-
llados
en los Estados Unidos en las
dcadas
de 1920 y 1930
la expresin del relativismo
cultural
pas a constituir
ms
una doctrina o una
postura
que un mtodo. Decay como te
ma destacado de la antropologa estadounidense hacia fines
de la Segunda Guerra Mundial slo
para
regresar en el
presente, como veremos). Por su parte, la teora funcionalis
ta
se mantuvo estrechamente ligada a las
preocupaciones
por convertir a la etnografa en el ncleo de la antropologa.
En consecuencia, lleg a
ser
tan influyente como discurso
general
sobre la
teora
y el mtodo entre los antroplogos
estadounidenses
en
particular
despus
de
la
Segunda
Guerra Mundial y el cese de las discusiones explcitas sobre
el
relativismo
cultural) como lo haba sido
entre
los
antrop-
logos
britnicos.
Con todo,
ampliamente
identificada
por
su pblico con la
postura
del relativismo cultural, la antropologa mantuvo
viva una tradicin
generalista
en las ciencias sociales es
tadounidenses. Hizo aportes esenci ales a los debates, inicia
dos dentro de las ciencias sociales,
acerca
de
la racionalidad,
la
existencia
de
universales
humanos, la maleabilidad cul
tural
de
las instituciones
humanas
y
la
naturaleza
de
la
tra-
dicin y la modernidad en un mundo
cambiante.
En los
Es-
tados Unidos, la antropologa
cultural
fue un vigoroso alia
do delliberalism:e influy en l. Aport un relativismo de
base emprica y forma tica para poner en
tela
de juicio la
reduccin y la desestimacin de la diversidad humana que
caracteriza la labor de otras ciencias sociales en
su
compro
2 Esas pautas
eran: que
no
haba
ninguna forma de organizar la socie
dad
que pudiera considerarse
la mej or o la
ms
racional;
que
en
diferentes
culturas se haban desarrollado diferentes constelaciones de valores de
mecanismos sociales; que suele
ser
ms realista
intentar
conocer nuevas
formas de organizar las sociedades observando otras culturas que es
peculando en una torre de marfil acerca de la reforma de la sociedad; que
los valores culturales no pueden ser ticamente
juzgados
en
trminos
filo
sficos
abstractos,
sino que se los debe valorar por sus efectos
reales
en la
vida
social.
45
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6/22
miso, acaso excesivamente celoso, con un modelo de ciencia
generalizadora
y descubridora de leyes. Adems, ech
las
bases de la crtica de la idea de que poda haber una ciencia
social
exenta
de valores, idea que fue muy popular en la d
cada de 1950 pero que durante la de 1960 fue cada vez ms
cuestionada.
Por
lo
tanto
si
hubiera
que estable cer cul es el
lugar
de
orden y la fuente del principal aporte intelectual de la an
tropologa
moderna
al saber acadmico, habra que decir
que es el proceso de la invest igacin etnogrfica, apoyado en
sus dos justificaciones. Una es la captacin de la divers idad
cultural, principalmente
entre
los pueblos tribales y no occi
dentales, en la tradicin,
ahora
incierta, del proyecto de la
antropologa decimonnica. La otra es la crtica cultural de
nosotros mismos, que en el pasado fue a menudo limitada,
pero que tiene hoy una renovada capacidad de desarrollo. A
causa
de la
actual
crisis de la represe ntaci n y el
inters
en
la ret rica de cada disciplina, en el
presente
ensayo nos ocu
pa en especial slo
una
parte del proceso de investigacin
etnogrfica: la etnog rafia como producto escrito del trabajo
de campo, antes
que
la experiencia misma del
trabajo
de
campo. Son dos las formas en que podra examinarse el ca
rcter central de la etnografia en la antropologa social y
cultural
moderna.
Una
en trmi nos de su desarrollo como
gnero de escritura; la
otra
de acuerdo con el papel que
desempea en la definicin y la prctica profesionales de la
antropologa. Nos referiremos brevemente a ambas.
Desde el
punto
de
vista
institucional, la
importancia
de
la etnografia puede atribuirse a los tres papeles que
ha
de
sempeado
en la carrera profesional de los antroplogos.
Primero
la lectura y la enseanza de textos etnogrficos
ejemplares ha sido el principal medio
para
transmitir a los
3
La discusin sobre si las ciencias sociales
pueden llegar
a
ser alguna
vez puramente objetivas, tcnicas o
similares
a la matemtica es
antigua.
Los
trminos
clsicos fueron
planteados
por Max Weber,
quien
distingui
entre
determinadas
tcnicas
de
investigacin
que eran herramientas
objetivas (esto es,
-exentas
de valores ..) y la formulacin de
intereses
in
vestigativos que
eran
valorativos-, esto es, relacionados, como
cualquier
otra
actividad
social, con
metas
valores y
puntos
de vista.
Quienes
en la
dcada de 1960, criticaron la
pretensin
de la sociologa de Parsons de es
tal exenta de valores,
sostuvieron
que
utilizaba
el prestigo de la ciencia
para imponer una ideologa hegemnica y excluir
puntos
de vista dife
rentes.
46
estudiantes
lo que los antroplogos hacen y saben. En lugar
de perder actualidad como
ocurre
en otros campos,
las
obras antropolgicas clsicas siguen siendo de vit al impor
tancia y sus materiales son
una
fuente perenne
para
el
plante o de nuevos problemas conceptuales y tericos. Esto
puede darle al discurso interno de la antropologa un matiz
conservado r y ahistrico, puesto que lo que t iende a ejercer
una influencia cognitiva en la definicin de los trminos de
los debates antropolgicos es la visin de determin ados pue
blos es tudiados ha ce dcadas, fijada en obras clsicas, y no
el registro de
sus
cambiantes circunstancias presentes. Es
ta
fuente de ahistoricismo
ha
sido objeto de frecuentes ata
ques.
En
este ensayo veremos
hasta
qu punto las etnogra
fas contemporneas insisten en la autoconciencia del con
texto histrico de
su
produccin y desalientan de ese modo
las lecturas que pudieran fijar sus descripciones como for
mas
sociales o
culturales eternas.
En segundo lugar, la etno grafia es un vehculo muy per
sonal e imaginativo, a travs del cual se espera que los an
troplogos hagan su contribucin a
las
discusiones tericas
y conceptuales, tanto dentro de
su
disciplina como fuera de
ella.
En
cierto sentido, por haber hecho el trabajo de campo
en soledad, el etngrafo tiene
una
autonoma en el gobierno
de ese medio de expresin mayor
que
la posible en los gne
ros expositivos de
otras
disciplinas. Son cada vez
ms
comu
nes las revisiones y los proyectos mltiples acerca del mis
mo grupo de
temas
etnogrficos, pero, con todo, el etngrafo
escribe a
partir
de
una
experiencia de investigacin en
gran
medida nica a la que solamente l tiene acceso prctico
dentro de la comunidad acadmica. Como veremos, recin
desde
hace muy
poco se han comenzado a
examinar
en gran
escala las posibilidades creativas de
este
medio.
En tercer lugar, y esto es
muy
importante, la etnografia
ha sido la actividad inicial
que
ha dado impulso a
carreras
y
cimentad o prestigios. No es posible
exagerar la importancia
de la expecta tiva de que todo antroplogo nefito pase por la
prueba del trabajo de campo en una lengua,
una
cultura y
un
modo de
vida
extraos,
puesto
que,
sea
lo
que
fuere lo
que
vayan
a hacer despus y la
libertad
que la antropolo
ga ofrece a la diversidad de investigaciones mucho ms
grande que en cualquier otra
disciplina-
lo que todos los
antroplogos comparten es
una
camaradera etnogrfica
47
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
7/22
que
suele
ser idealizada.
Este
consenso no analizado acerca
de la naturaleza de la
etnografa
se ha visto profundamente
afectado
por
las duras crticas
internas
de la
antropologa
durante los
ltimos
diez o ms
aos,
las
cuales
han influido
en la manera en
que hoy
se
escriben
las
etnografas.
Por qu
esta relativa falta
de atencin a lo que despus
de todo
ha
sido la
prctica central
de la antropo loga social y
cultural? Parece ser en gran medida el resultado de la sensi
bilidad y la vulnerabilidad de los antroplogos a la incmo
da situacin de su disciplina en la organizacin moderna del
saber
acadmico, frente al valor
que las
ciencias sociales po
sitivistas
asignan
a los mtodos y los diseos de investiga
cin formales. No se trata de que la antropologa social y
cultural haya sido
ideolgicamente
menos positivista
du
rante el apogeo de
este
estilo de indagacin en el perodo
que sigui a la Segunda
Guerra
Mundial. Pero ello hizo que
los antroplogos
fueran tanto ms sensibles
al
carcter
no
convencional de su mtodo. Aunque algunos han abogado
por
un
enfoque
ms
riguroso del diseo de
la
investigacin y
de la obtencin de datos en el trabajo de campo en especial
la antropologa cognitiva o el movimiento de la
etnociencia
de la
dcada
de 1960, que examinaremos en la seccin si
guiente), y aunque se ha
elaborado
una
jerga
formalista pa
ra
hablar del trabajo de
campo
como observacin
partici
pante), en lo esencial ha habido una experiencia desordena
da, cualitativa, que
contrasta
con la visin que tienen del
mtodo las ciencias sociales positivistas.?
Respecto del
producto
escrito del
trabajo
de campo,
las
convenciones de gnero que
encarnaron
la
escritura
etno
grfica incorporaron
gran
parte de la orientacin generalis
4 No se debera exagerar la naturaleza cualitativa.
idiosincrsica,
del
trabajo de
campo
y de los
informes escritos
que derivan de l. Tambin los
filsofos de las
ciencias
naturales han distinguido
hace tiempo
entre la na
turaleza asistemtica
del descubrimiento, la intuicin y las
corazonadas
de las que depende el
desarrollo
cientfico, y los
procedimientos
sisternti
cos ulteriores para la verificacin o confirmacin que convierten la intui
cin en ciencia. Del mismo modo, la
cantidad
y la calidad de los datos
verificables
determinan
el
valor
del
trabajo
etnogrfico.
Comoquiera que
sea,
la
naturaleza
fortuita de lo
que somos azarosamente capaces
de
ver
en
el
campo
colorea el modo de escribir una
etnografia.
Por otra
parte,
hay
maneras de
redactar
una serie cualquiera de observaciones que refuerzan
las percepciones del lector; en este ltimo aspecto, la antropologa
diverge
significativamente de las
ciencias
naturales.
ta del proyecto decimonnico de la
antropologa.
Con ello
dieron
cabida
a la posibi lidad de
una
visin de la teora y la
investigacin sociales muy diferente del estilo positivista
dominante en
que
se forj la
antropologa moderna.
El si
lencio acerca de la escritura etnogrfica se rompi justa
mente porque la crisis de la representacin puso en tela de
juicio la
legitimidad
de
las metas positivistas
de
las
ciencias
sociales en general, y la
antropologa
se ha adelantado en
esta
orientacin.
En
la
transicin
de la grandiosa visin decimonnica de
una ciencia antropolgica del Hombre a su
reorganizacin
intensiva y caracterstica en el siglo XX, en
torno
del mtodo
etnogrfico, las ambiciones generalistas de la antropologa
social y
cultural
fueron redefinidas, dentro de
la
prctica de
la etnografa, de dos
maneras. En primer
lugar, se
atenu
la
tendencia del siglo XIX a formular enunciados globales ab
solutos. Como etngrafo, el antroplogo
centra sus
esfuer-:
zas en
un
holismo de una especie distinta: no
para
formular
enunciados universalmente vlidos,
sino
para representar,
lo ms plenamente posible, un modo de vida
particular.
La
naturaleza
de
este
holisrno
d e
lo que significa propor
cionar una imagen
completa
de un modo de vida observado
de cerca- es
una
de las piedras
angulares
de la etnografa
del siglo XX que, como veremos,
est
siendo objeto de
una
crtica y
una revisin
serias. La cuestin es, no obstante,
que los
etngrafos
asumen la
responsabilidad
de dar al me
nos acceso a una visin cada vez ms
completa
de las
cultu
ras
que
describen.
La esencia
de la
representacin
holstica
en la etnografa moderna no ha sido producir un catlogo o
una enciclopedia por
ms
que el supuesto clsico en el que
se apoya la
autoridad
del escritor etnogrfico es
que
posee
esa suerte de conoc imiento de fondo),
sino
contextualizarlos
elementos de una
cultura
y establecer entre ellos relaciones
sistemticas.
En segundo lugar, la dimensin comparativa de la visin
global de la antropologa dej de encuadrarse en un esque
ma evolucion ista o de orientarse a la medicin del progreso
relativo por referencia
a
valores
racionales,
aun
cuando
la
comparacin qued incorporada a la retrica de todo texto
etnogrfico. El aspecto subdesarrollado, relativamente im
plcito, de la descripcin etnogrfica centrada en un otro
cultural, es la
referencia
que
ella
hace al mundo
supuesto
y
49
8
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
8/22
mutuamente familiar
que
comparten el escrito r y
sus
lecto
res. Una de
las
justificaciones contemporneas cruciales del
conocimiento
antropolgico
ha derivado
de
este aspecto
comparativo, nosotros-ellos, de la etnografia,
que tambin
est siendo objeto de
una
importante revisin.
La
dispersa serie
de convenciones de gnero que llegaron
a definir los textos etnogrficos y sobre la
base
de la cual se
los ha valorado
en
los ltimos
sesenta
aos de antropologa
social y
cultural
ha sido colectivamente denominada rea
lismo
etnogrfico
por Marcus
y
Cushman
(1982),
entre
otros.v
Hay aqu
una
alusin a la ficcin realista del siglo
XIX. El realismo es
un
modo de escribir
que procura
repre
sentar
la
realidad
de todo
un mundo
o
toda
una forma de vi
da. Como ha dicho el especialista en literatura J. P. Stern
(1973), por ejemplo, refirindose a una digresin descriptiva
de una novela de Dickens: El principal propsito de la di
gresin es
aadir
ms
y
ms
elementos a
esa
sensacin de
seguridad, abundancia y realidad que nos habla desde cada
pgina
y
cada
episodio de la novela (pg. 2). De manera
similar,
las
etnografias
realistas
se escriben para aludir a
un
todo por medio de
las partes
o los focos de a tenc in
ana-
ltica que constantemente evocan una totalidad social y cul
tural. Otros aspectos de la escritura realista son la atencin
minuciosa al detalle y las demostraciones redundantes de
que
el escritor comparti y ex periment todo ese
mundo
cul
tural
distinto. De hecho, lo que da al etngrafo
autoridad
y
al texto una
ubicua impresin
de
realidad
concreta, es la
pretensin
del
autor
de
representar un
mundo
como slo
puede hacerlo el que lo conoce de
primera
mano, lo cual forja
un
vnculo
ntimo
entre la
escritura
y el
trabajo
de campo
etnogrficos.
La alusin al realismo no quiere decir
que
laetnografia
haya gozado en las estrategias de escritura de la
misma
fle
xibilidad o del mismo juego de la imaginacin
que
posee la
5
A veces se ha preferido usar la expresin
naturalismo
etnogrfico en
lugar
de realismo etnogrfico (vanse Willis, 1977, apndice,
y
Webster,
1982, 1983), a fin de reflejar,
ms
que el contexto literario, el contexto cien
tfico-social positivista en que se ha producido el desarrollo de la
etnogra-
fa. Gran
parte
de la flexibilidad del
realismo literario
no ha
estado
a dis
posicin de la etnografa, que busc principalmente un lenguaje neutro,
minimamente
evocativo, para
sus
descripciones de la vida social.
novela realista; su capacidad de
experimentar
con el realis
mo y aun de
trascender
esas convenciones es muy reciente y
no est exenta de un carcter polmico. Antes bien, como
consecuencia de su
inters
por la representacin holstica
de otros modos de vida, la
etnografia
ha desarrollado una
forma de realismo particular (y,desde el punto de vista lite
rario, limitada),
vinculada
a los motivos narrativos histri
cos
dominantes en
los
que
ha sido moldeada. Como gnero,
las etnografias presentaban similitudes con los informes
de viajeros y exploradores, en los
que
el principal motivo
narrativo
era el descubrimie nto romntico, por parte del es
critor, de pueblos y
lugares que
el lector desconoca.
Aunque
inclua algo de ese sentido de la gesta romntica y el descu
brimiento,
la
etnografia
intent
tambin,
a causa de
sus
metas cientficas, distanciarse de los informes de viajeros y
los etngrafos aficionados. El principal motivo que la etno
grafia
como ciencia elabor
para
hacerlo, fue el de
preservar
la diversidad cultural,
amenazada
por la occidentalizacin
global, en especial durante la poca del colonialismo. El et
ngrafo capturara en la escritura la autenticidad de cultu
ras cambiantes, de modo que
pudiera
incorporrsel as al re
gistro para el gran proyecto comparativo de la antropologa,
que iba a
apoyar
la meta occidental del progreso social y eco
nmico. El motivo de la p reservacin como propsito de rele
vancia cientfica (junto con
un
motivo romntico del descu
brimiento algo ms atenuado) ha conservado una fuerte
presencia en
la
etnografa
hasta hoy. El inconven iente es
que esos motivos
ya
no
son
suficientemente aptos
para
re
flejar el mundo en que ahora trabajan los etngrafos. Hoy
todos los pueblos son al menos conocidos y
estn
localizados,
y la occidentalizacin es una nocin demasiado simple del
cambio
cultural
contemporneo
para
decir que el motivo por
el que la antropologa se interesa en otras culturas es la pre
servacin. Con todo, la funcin de la
etnografia
no se ha /
vuelto obsoleta por el mero hecho de que sus motivos
narra-
tivos
duraderos
se
hayan
desgastado.
Las culturas
de los "
pueblos del
mundo
deben
ser constantemente
redescubier- I
tas,
dado
que
esos pueblos
las reinventan
al
cambiar las
cir-
I
cunstancias histricas, especialmente en un momento en
que carecemos de metanarrativas o
paradigmas
confiables:
como hemos observado, la nuestra es
una era
de poscondi- :1
ciones: pos moderna, poscolonial, postradicional. Esa fun; \
50
51
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
9/22
cin
constante
de
la etnografa reclama
nuevos
motivos
narrativos, y el debate acerca de cules podran
ser
esos
motivos ocupa
un
lugar central en la actual corrient e de ex-
..
perimentos con las
pasadas
convenciones del rea lismo etno-
grfico.
El
tratamiento exhaustivo
de esas convenciones requeri-
ra un
estudio especial (que se
ha
iniciado
en
otros trabajos:
Marcus y Cushman, 1982, y Clifford, 1983b . Identificare-
mos y examinaremos algunas de ellas con ms detalle en el
siguiente captulo, cuando comentemos las etnografias ex-
perimentales.
Aqu slo
deseamos sealar
que, desde la
perspectiva del lector profesional de etnografias,
una
bue-
na" etnografia, sea lo que fuere lo que se
sustente
en ella, es
la
que transmite una impresin
de las condiciones del tra
bajo de campo, de la vida cotidiana, de los procesos de pe-
quea
escala
(una
validacin implci ta del m todo de traba
jo de campo
que
indica de por s
que
el antroplogo estuvo
ah),
de
traduccin
a
travs
de
las
fronteras culturales
y
lingstic as (la exgesis conceptual y lingstica de las ideas
locales, lo que
demuestra tanto
la competencia lingstica
del etngrafo
cuanto su
xito en captar los significados y
la subjetividad nativos) y de holismo. Las dos
ltimas
ca-"
ractersticas de gnero de la etnografia son, en particular,
puntos de referencia decisivos de los cambios en curso. El
logro de la
meta realista
del
retrato
holstico de la
cultura
es
el punto en que ms ha puesto el acento la escritura etno-
grfica del pas ado;
era
el nico aspecto
que
el funcionalismo
--el discurso terico que haba dominado la antropolog a so-
cial y
cultural-
estaba
destinado
a facilitar. No
obstante,
desde la dcada de 1960 la discusin terica y el inters de
la antropologa se desplazaron, por razones que examinare
mos en la prxima seccin, a la traduccin y la explicacin
de la cultura mental: captar el
punto
de vista del nativo,
su
relacin con la vida, comprender su visin de su mundo,
como lo
seal
Malinowski en su clsica enunciacin del
mtodo etnogrfico (1922, pg. 25).
Fue
a partir de la refle-
xin acerca de
esa tarea
del
trabajo
de campo y de ese
rasgo
de la
escritura
etnogrfi ca como surgi la antropolog a com-
prensiva.
52
La aparicin de la antropologa comprensiva
La expresin antropologa comprensiva es una desig-
nacin general
que
abarca
una variada serie
de reflexiones
acerca de la prctica de la etnografia y del concepto de cultu-
ra.
Naci de
la
confluencia, producida
en las dcadas
de
I
1960 y 1970, de
ideas que provenan
de la versin de
la
teo-
'l
ra
social dominante por entonces l sociologa de Talcott
I
I
Parsons-, la sociologa weberiana clsica
y
la incidencia si-
I
multnea de
varias
orientaciones filosficas e intelec tuales ,
entre ellas la fenomenologa, el estructuralismo, la lings-
tica
estructural
y
transformacional,
la semitica, la teora
crtica de la Escuela de Francfort y la hermenutica.
Esos
recursos tericos
suministraron
los elementos
para
la apa-
ricin de discusiones tericas de
un
refinamiento sin prece-
dentes,
centradas
en
la aspiracin
primaria
de la
etnogra
fia,
presente
desde
sus
inicios modernos, de
obtener
el pun-
to de
vista
nativo
y
dilucidar
de
qu
modo diferentes cons-
trucciones
culturales
de la
realidad
afectan la accin social.
Al
mismo
tiempo,
esas influencias tericas
se
aplicaron
tambin
al examen de los procesos comunicativos mediante
los
cuales
el antroplogo obtiene, en el trabajo de campo,
un
conocimiento de los sistemas de significacin cultural de
sus
sujetos a fin de representarlos en textos etnogrficos. La
validez de la
comprensin
etnogrfica
pas
a
depender
de
una
idea y
una
discusin
ms
acabadas del proceso mismo
de investigacin.
La
antropologa comprensiva opera, pues,
en
dos niveles al mismo tiempo:
suministra
informes de
otros
mundos
desde
el
interior
y
reflexiona acerca
de los
fundamentos epistemolgicos de tales informes.
El
comentario
de los desarrollos del
pensamiento antro
polgico
durante
esas dos
dcadas ha tendido
a
centrarse
en
el desplazamiento del acento desde la conducta
y
la estruc-
tura
social,
apuntalado
por la
meta
de
una
ciencia natural
de la sociedad",
hasta
el sentido, los smbolos
y
el lenguaje,
y
el renovado reconocimiento, central
para
las ciencias huma
nas, de
que la vida
social debe
ser
concebida
fundamental
mente como negociacin de sentidos. De tal modo, la antro
pologa comprensiva da prioridad
al
estudio del aspecto
ms
desordenado
de la accin social,
que
las
perspecti
vas que, al contrario, enfatizaban el estudio de la conducta,
objetivamente
mensurada y evaluada por el cientfico
53
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
10/22
imparcial haban relegado a
una
condicin marginal. No
obstante los comentarios acerca del surgimiento de la an-
tropologa comprensiva han prestado menos atencin a la
forma en que, de manera casi inadvertida el esfuerzo por
concebir la cultura bsicamente como sistemas de sentido
ha llegado a
centrarse
en el proceso mismo de comprensin,
esto es, en la etnografia como proceso de conocimiento.
La
metfora
de las culturas como textos,
popularizada
por Clifford Geertz 1973d), sirvi
para
destacar con nitidez
la diferencia
entre
el cientfico de la conducta y el intrprete
de la
cultura.
De acuerdo con este
punto
de vista,
las
activi
dades sociales
pueden
ser ledas por el observador para
conocer sus significados, tal como, en un sentido ms con
vencional,
pueden
serlo los
materiales
escritos y hablados.
Ms
an
no solamen te el etngrafo lee smbolos en accin,
sino que tambin lo hacen los observados: los actores en
su
relacin recproca.
P
cuestin crtica es definir lo que re
presenta esa metfora evocativa de la interpretacin como
lectura de textos, tanto por parte del observador como de los
observados, en el proceso real de la investigacin. Eso
ha
conducido al actua l
inters predominante dentro
de la
an-
tropologa comprensiva, por la forma en que construye las
interpr etacione s el antroplogo, que a su vez
trabaja
a par-
tir de
las
interpretaciones de
sus
informantes.jl.o
que
ocu
rri no fue
tanto
que los antroplogos se transformaran en
una extraa variedad de crticos literarios, ni
que
renuncia
ran
necesariamente a las
metas
de
una
ciencia unificada
que
abarcase
tanto
la conducta cuan to el
pensamiento
sino,
ms bien, que
su
predileccin por las teoras que plantean la
actividad comprensiva como
un
desafio para las metas de
largo plazo de
las
ciencias sociales los llev a sumirse
en
extensas reflexiones crticas sobre la
prctica central
de la
etnografia. Bajo la hegemona de las ciencias sociales positi
vistas,
esa
prctica,
relativamente
poco
meditada
por los
antroplogos u otros ciEmtficos, se
haca
pasar
por
un mto
do como cua lqu ier otro. fEl atractivo de la antropologa com
prensiva en este momento reside precisamente en
su
inda
gacin
sutil
sobre la
naturaleza
del informe etnogrfico, que
es no slo la
base
de todo conocimiento antropolgico,
sea
cual fuere
su
orientacin terica, sino tambin una acepta
ble fuente de inspiracin para otras ciencias sociales en la
resolucin de sus propias dificultades,
suscitadas
por la cri
54
sis
contempornea
de la representacin; histricamente, la
antropologa ha estado siempre cerca de ellas en su defini
cin
institucional
como ciencia social, pero lejos por la sin
gularidad
de su objeto y de su mtodoj
La
manera
ms simple de rastrear el desarrollo de la an
tropologa comprensiva consiste en considerar los cambios
en el estilo de la etnografia desde la dcada de 1920.
La
et
nografia estadounidense de la etapa inicial (desde fines del
siglo XIX hasta la dcada de 1930) fue cultivada de distintos
modos y, a su manera siempre fue experimental; abarca
desde los
intentos
de Adolph
Bandelier por escribir
una
novela de
fundamentos
etnogrficos sobre los indios pueblo
(1971 (1890)) hasta los esfuerzos
documentales
de Franz
Boas por
preservar
las
culturas
que
enfrentaban un
cambio
inminente debido al contacto con los europeos; desde el teso
nero entusiasmo de
Frank
Cushing, revelado por
su
profun
da
inmersin
en la
cultura
zui,
hasta
la
bsqueda
distan
ciada de
Ruth
Benedict de los estilos y las emociones que
organizan las distintas culturas en
atterns
of culture
(1934).
A partir de la dcada de 1930, la
escritura
etnogrfica re
cibi una crecient e influencia del funcionalismo, desarrol la
do
en
Inglaterra
por
Bronislaw Malinowski y
A.
R. Radclif
fs-Brown. El funcionalismo consista en
una serie
de pre
gimtas metodolgicas
destinadas
a guiar la prctica y la es
critura de la etnografia; no era
una
teora de la sociedad, por
ms que, en especial a travs de Radcliffe-Brown, asimil
un fuerte aporte
de la sociologa
durkheimiana. Esas
pre
guntas
metodolgicas deban
garantizar
que el etngrafo
siempre indagase
el
entramado
de
cada
institucin o creen
cia particular con
otras
instituciones , y su contribucin a la
persistencia
de un
sistema
sociocultural como un todo o de
patrones particulares de accin social. Los funcionalistas
eran especialmente afectos a mostrar que
las
instituciones
econmicas visibles de una sociedad
estaban
en realidad es
tructuradas
por el
parentesco
o la religin, que el sistema
ritual estimulaba la produccin econmica y or ganizaba la
poltica, o
que
los mitos no
eran
vanos relatos o especulacio
nes
sino estatutos que codificaban y
regulaban
las relacio
nes sociales.
Las preguntas del funcionalismo, que despertaron mu
cho
inters
en su poca,
contrastaban agudamente
con los
55
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
11/22
proyectos del
pensamiento
antropolgico del siglo XIX, refe
ridos,
por
ejemplo, al rastreo de la difusin de
rasgos
cul
I
urales o de la evolucin de las instituciones
independien
temente de sus diversos contextos sociales.
La
formulacin
,
de tales preguntas pas a ser parte del sentido comn an
tropolgico del siglo XX, y
las etnografas
funcionalistas, en
un comienzo imbuidas del sentimiento de
realizar
descubri
mientos precursores y conscientes del papel del etngrafo,
adquirieron caractersticas rutinarias: una secuencia fija de
, captulos (ecologa,
economa,
parentesco, organizacin
poltica y,
finalmente,
religin), la eliminacin de las refe
rencias al papel del investigador y la reificacin de
las
insti
tuciones
en
casilleros tipolgicos a los fines de la compara
cin intercultural. Las discusiones se
centraron
cada vez
ms, por ejemplo, en las razones por las que
la
nocin de li
naje
vigente en Africa no era aplicable en Nueva Guinea, o
el concepto de
ascendencia
aplicable al
parentesco
africano
no era vlido para el
sur
deAsia.
Este
callejn sin salida de
debates
tipolgicos acadmi
cos cada vez ms rgidos y de ridos compendios de institu
ciones se remedi
durante
la dcada de 1960 en una
obra
in
fluida
por
el
estructuralismo
francs e,
irnicamente, por
el
principal terico funcionalista del momento, Talcott Par
sonso En su abstracta y macroscpica
teora
de la sociedad,
Parsons
hizo lugar al sistema cultural, que l mismo haba
ignorado
en gran
medida, dejando su elaboracin a cargo de
los antroplogos. Dos de los
principales precursores
en
la
.aparicin de
la
antropologa comprensiva durante
la
dcada
de 1960, Clifford Geertz y David Schneider, se haban for
mado incluso en el Departamento de Relaciones Sociales de
Parsons,
en Harvard.
Esas dos
iniciativas, procedentes
de direcciones diver
gentes,
intentaron quebrar las
reificaciones sociolgicas del
funcionalismo
preguntndose
cmo las
culturas
en cuestin
construan,
en
trminos
conceptuales, las instituciones. El
sistema cultural de Parsons
intentaba ocuparse
de cada so
ciedad en sus propios trminos, mientras que el
estructura
lismo de Lvi-Strauss procuraba descubrir una gramtica o
una
sintaxis universales
para todos los sistemas
culturales.
Ambos hicieron
as
que la atencin se
trasladara
de
la
es
tructura
social (los
sistemas
sociales) a los fenmenos men
tales
o culturales.
1
j
La
lingstica
se convirti en un modelo por
emular;
en
efecto, el lenguaje se consider central para
la
cultura, y
la
!
propia lingstica pareci haber elaborado un mtodo ms
riguroso para agrupar fenmenos en pautas
culturales
y de
finirlos
en
funcin de las llamadas estructuras profundas,
de
las
que
los
hablantes
no
son
conscientes.
Las
experimen
tacione s con los modelos lingsticos fueron diversas: la an
tropologa cognitiva (Tyler, 1969), el estructuralismo (Lvi
Strauss, 1963, 1966, 1969a [1949]) y el anlisis simblico
1!(Geertz, 1973a fueron sus variedades principales.
La
pri
mera
intent
ordenar las categoras culturales cotejndolas
con grillas objetivas de categoras culturalmente neu
trales; el segundo intent describir
la
cultura como
un
sis
tema de diferencias donde el significado de
cada
unidad se
define
por
un sistema de
contrastes
con
otras unidades,
y
el tercero trat de establecer las redes de
sentido
de una
pluralidad
de niveles, cuyo vehculo
eran
las palabras,
los
actos, las concepciones y otras formas simblicas.
La atencin que se prest a los fenmenos y a los mode
los lingsticos condujo a consideraciones ms generales
acerca
de la comunicacin como proceso y del modo en
que
los individuos formulan las nociones de los mundos en los
que
actan, incluyendo no slo a los sujetos de la etnografa
sino tambin, en
un
sentido reflexivo, a los propios antrop
logos. Las
esperanzas
que la antropologa cognitiva deposi
taba
en las grillas objetivas llegaron a verse como
un
con
junto
de construcciones
culturales
entre
otras;
sus
marcos
no eran en absoluto culturalmente
neutrales,
sino que se
lanzaban al ruedo con las categoras y los supuestos cultu
rales del
propio
analista, lo cual
viciaba
el proyecto. Se
critic al
estructuralismo,
con
resultados
menos devastado
res, por situarse a
demasiada distancia
de
la
intencionali
dad
y la experiencia de los actores sociales, en tanto
que
al
anlisis
simblico en
antropologa
se le
achac
el pecado
inverso: ser poco sistmico y ver un sentido donde y como el
analista lo deseara, en lugar de tener
algn
mtodo o crite
rio objetivo de evaluacin.
Una respuesta a tales dilemas consisti en decir que el
entendimiento
intercultural, como todo entendimiento so
cial, no es sino una aproximacin, que se alcanza de manera
variable
a
travs
del dilogo, esto es,
mediante
una correc
cin
mutua
del entendimiento
entre
las dos
partes
que con-
57
6
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
12/22
versan,
hasta
que
se llega a
un
nivel de
acuerdo
apropiado
para
cualquier interaccin particular de que se trate. El an
troplogo, como en su momento concluira Clifford Geertz
1973c),
elige en una cultura algo que le llama la atenci n, y
despus agrega
los
detalles
y
una
elaboracin descriptiva a
fin de dar a conocer, a los lectores de su propia cultura, los
.sentidos
de
la
cultura
descripta. De
acuerdo
con
esta
solu-
cin eminentemente
pragmtica,
la
etnografia
es, en el me-
jor de los casos, una conversacin entre cdigos culturales y,
como mnimo, el formulario escrito de un conferencista que
adecua el estilo y el contenido a la inteli gencia de su audito-
rio.
El nfasis
que
Geertz pone en
los niveles o
grados
de
aproximacin y apertura como caractersticas de la inter
pretacin es
saludable,
aunque
ha
tendido a concebir al in-
trprete ms
bien alejado
del objeto de la interpretacin,
como podra
estarlo un
lector
que emprendiera
la lectura de
un texto, y no de acuerdo con la
metfora del
dilogo, que
sugiere
de
manera
ms literal la
situacin
real de la com-
prensin
antropolgica en el
trabajo
de campo. Segn vere-
mos,
esta metfora ha
llegado a
constituirse
ms reciente-
mente en una poderosa imagen para enmarcar el discurso
continuo de la antropologa comprensiva.
Otras reacciones ante las insuficiencias de los enfoques
de la cultura dominados
por
la lingstica de la
dcada
de
1960 consistieron en acentuar los esfuerzos por conceptuali-
zar de una
manera
ms
precisa
lo que quiere decir
repre
sentar el
punto
de
vista
nativo, como
tambin por exponer
el
modo en
que
se desenvuelve el proceso de
documentacin
que lleva hacia esa meta, a
fin
de que el lector pueda corro-
borar la confiabilidad de los
datos
etnogrficos. Esos esfuer-
zos se
basaron
eclcticamente en
distintas
orientaciones del
pensamiento
europeo. En
antropologa-la
fenomenologa se
transform en una etiqueta para
denominar la
atencin
cuidadosa al nativo en su visin del mundo, poniendo entre
parntesis, en la medida de lo posible, el punto de vista del
etngrafo. Se vea en ello el
cumplimiento
del
reclamo
de
Weber de una
verstehendes Soziologie una
sociologa
que
atribuya
el
papel central
a la comprensin de los actores, y
del
primer
esbozo programtico que Dilthey traz de las
Geisteswissenschaften las ciencias
humanas,
por oposicin
a
las
ciencias naturales). De
igual
modo, la hermenutica se
convirti en una etiqueta
para
la minuciosa reflexin
acerca
58
de la manera en
que
los
nativos
descif ran y decodifican
sus
propios textos complejos, sea que se trate literalmente de
textos o de otras formas de comunicacin cultural, como los
rituales;
se interesaba
por
sus
reglas
de inferencia,
las pau
tas de asociacin y la lgica de la implicacin. La hermenu
tica
se refiere tambin al inters del antroplogo
por su
pro-
pia
reflexin
en el curso de la
tarea
de comprensin
nter
cultural.
El anlisis
marxista se convirti en una etiqueta
para
designar el
inters por
el modo en
que
las
ideas
cultu-
rales estn al servicio de intereses polticos o econmicos
particulares,
incluidos, una vez
ms,
tanto los del observa-
dor
cuanto los de los observados en la investigacin etno-
grfica.
Son esas tres influencias tericas generales en la antro
pologa
comprensiva
las
que
configuraron la escritura de las
etnografias experimentales.
Las discusiones sobre la escri-
tura
como
actividad
se
han
centrado recientemente
en
la
metfora del dilogo, dejando en
segundo
plano la anterior
metfora del texto. t dilogo se ha convertido en la imagen
para expresar el modo en que los antroplogos y,
por
exten-
sin,
sus
lectores) deben encarar un proceso de comunica-
cin
activa
con
otra
cultura] Es un intercambio bidireccio-
nal
y bidimensional, en
que
los procesos
interpretativos
son
necesarios tanto para
la comunicacin
interna, dentro
de un
sistema cultural, cuanto externa, entre distintos sistemas
de sentidos.
En
ocasiones la
metfora
del dilogo se tom de
manera en exceso simplista, lo que hizo posible que algunos
etngrafos se deslizaran hacia un modo confesional de escri-
tura,
como si el
intercambio
comunicativo
externo
entre un
etngrafo
determinado
y sus sujetos
fuera
el principa l obje-
tivo de la investigacin, con exclusin de
una
representa
cin equilibrada y
consumada
de la comunicacin tanto
dentro de
las
fronteras culturales como a travs de ellas.
Dentro de la nocin
engaosamente simple
de dilogo
caben
algunas ideas ms elaboradas con pertinencia para la prc-
tica etnogrfica,
tales
como la
perspectiva
dialctica del di-
logo de Gadamer, la nocin lacaniana de la presencia de
terceros
en
toda
conversacin o
entrevista
bidireccional
y
la
yuxtaposicin
que hace
Geertz de los
conceptos
de
experiencia prxima y experiencia distantevP
6
Los conceptos de experiencia
prxima
y experiencia
distante
son
una
versin revisada de la otrora
influyente
distincin,
introducida
por la
59
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
13/22
Para entender el
punto
de vista de los nativos, seala
Geertz, no
hace falta una
intuicin
emptica
n
meterse
de
alguna
manera en la cabeza de los otros. La empata
puede
ser
un
auxiliar
til,
pero
la comunicacin
depende
de
un
in-
tercambio. En la conversacin corriente hay mensajes re-
dundantes
y una correccin mutua de la comprensin hasta
que se llega
en
comn a
un
acuerdo o
una
significacin.
En
la comunicacin intercultural, y en
la
escritura
acerca
de
una cultura dirigida a los miembros de otra, los conceptos
de la experiencia
prxima
o local del ot ro
cultural
se
yuxta
ponen
a los conceptos,
ms
cmodos, de la experiencia dis-
tante
que
el
escritor comparte
con sus lectores.
El
acto de
traduccin que implica todo acto de interpretacin intercul-
tural
es,
pues,
una cuestin
relativa,
con un etngrafo como
mediador entre
distintas
series
de
categoras
y concepcio-
nes culturales
que interactan de diferentes maneras
en
di-
'ferentes
momentos
del proceso etnogrfico.
La
primera
yuxtaposicin y negociacin de conceptos se
produce en los dilogos del trabajo de campo; la segunda, en
la reelaboracin de la primera cuando el antroplogo se co-
munica
con
sus
lectores al escribir un informe etnogrfico.
Gran parte
de la
escritura experimental contempornea
se
antropologa
cognitiva, entre las
categoras
culturales ..micas..y ..ticas.
Las primeras
son internas a un lenguaje o
cultura,
y derivan de
las
segun
das, que se proponen como universales o cientficas (la distincin se basa a
su
vez en la conocida
distincin
lingstica
entre
fonmic
y
fontica
los
fonemas son los sonidos que un
lenguaje
elige, para
valerse
de ellos, entre
el
universo
de sonidos que la voz humana puede producir). Los trminos
..ticos.. proporcionaran la grilla de lenguaje
necesaria
para la compara
cin
intercultural
objetiva. La
crtica
epistemolgica de
esta distincin
pu-
so de
manifiesto
la falta de
validez
de categoras puramente
ticas
que
se sitan de algn modo fuera de todo
contexto ligado
a una cultura. Se
pueden
elaborar
categoras
..cientficas", pero tales
categoras
se
man
tienen
ligadas a sus definiciones axiomticas
y
arbitrarias
(por
ejemplo,
las categoras cromticas pueden ser medidas
segn
el espectro de la re-
fraccin de la luz; pero la confusin surge cuando se supone que la nica
referencia primaria de
rojo es el espectro visto como dominio natural
exento de cultura; y
la
confusin es
an ms
grande cuando tambin se
supone
que la palabra
espaola
rojo, la
inglesa
red , la
francesa
rou
..
y la
persa
sorhh... significan la
misma
cosa). Las categoras
micas .. y
a
ticas
se
convierten
entonces en trminos relativos, hecho que se refle-
ja
mejor en
la distincin entre
-exper
encia prxima"
y ..
experiencia
distante", propuesta
por Geertz.
refiere
a
estrategias
concebidas
para incorporar directa
mente
a
las
etnografias resultantes representaciones
ms
autnticas
de los conceptos de experiencia prxima y expe-
riencia distante, que aparecen durante
el proceso de
trabajo
de campo.
La yuxtaposicin pasa
a ser,
pues, un componente
im-
portante
de
la
antropologa comprensiva
vista
como dilogo.
Pero
no se trata de una yuxtaposicin de conceptos ocatego-
ras
aislados de sus contextos sociales.
Lacan
y otros han se-
alado que en
una
conversacin entre
dos
personas
hay
siempre por
lo menos
un
tercero, esto es, la mediac in de
las
estructuras
culturales insertas
o inconscientes del lengua-
je,
las
terminologas, los cdigos no
verbales
de comporta-
miento
y los
supuestos
acerca de lo que
constituye
lo imagi-
nario,
lo
real
y lo simblico.
Esas estructuras mediadoras
de
la comunicacin son el objeto del
anlisis
etnogrfico confi-
gurado
de
acuerdo
con
la metfora
del dilogo.
Finalmente, la hermenutica
histrica
de Gadamer es
una concepcin del dilogo
que
incorpora
las
nociones de
yuxtaposicin y mediacin
antes
mencionadas. A
Gadamer
le
interesa la interpretacin
de los horizontes
pasados
de la
historia,
pero el
problema
de la
interpretacin
es el mismo,
no
importa
si se desarrolla a
travs
del tiempo o a travs de
las
culturas. Cada perodo histrico
tiene
sus propios su-
puestos
y prejuicios, y el proceso de comunicacin es la in-
terrelacin
de
las
nociones del perodo (o de la
cultura)
al
que uno pertenece
con
las
de otro.
Es,
pues, inevitable que
la
cualidad
y el contenido de la comprensin
alcanzada
al
leer
a Gregorio de Tours, por ejemplo,
sean
diferentes en
un
lector del siglo IX y en uno del siglo XX.
Una hermenutica
histrica debera
ser capaz de identifica r y esclarecer la na-
turaleza
de
esa
diferencia, y
una hermenutica cultural
de-
bera
hacer lo
mismo
en el proceso etnogrfico.
De qu modo se relacionan, pues, con el
pasado
de
la
disciplina estos desarrollos de
la
teora antropolgica que se
han
producido
ms
recientemente
(esto es, desde el giro
ha
cia la comprensin, producido en
la dcada
de 1960,
hasta
el
intenso inters por
el propio proceso etnogrfico
que
hoy se
registra)? En el contexto de la historia
moderna
de la antro-
pologa
estadounidense,
la manera
ms apropiada
de en-
tender
la
antropologa comprensiva podra ser
concebirla
como
la
heredera, fortalecida y
refinada,
del
relativismo,
61
0
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
14/22
perspectiva que tuvo su precursora en la antropologa cul-
tural
y en la que se bas en las dcadas de 1920 y 1930. Con
muchsima
frecuencia se
ha
presen tado al relativismo como
una
doctrina
antes que
como
un
mtodo
y una
reflexin
acerca del proceso comprensivo. Esto lo ha vuelto especial-
mente
vulnerable
a
las
crticas que lo
acusan
de haber afir-
mado que todos los
sistemas
de valores son
igualmente
vli-
dos, lo cual hace imposible los juicios morales, y de insistir
en el respeto fundamental por las diferencias culturales en-
tre
las sociedades humanas, y paralizar as todos los esque-
mas de generalizacin mediante los cuales se progresa en
todas las ciencias.
Es cierto, sin duda, que en el
pensamiento
poltico esta-
dounidense el concepto antropolgico de relativismo fue
un
fuerte
aliado de la doctrina liberal en lo que se refiere a la
promocin del valor de la tolerancia
y
el respeto del plurali s-
mo, en contra, en determinado momento, de doctrinas
tan
racistas como la eugenesia
y
el darwinismo social. En la po-
lmica de los debates polticos
tanto
dentro como fuera del
mbito acadmico, la posicin del relativismo se
plante
a
veces en
trminos
extremos. Pero
las
apuestas
eran
altas, y
el resultado fue crtico. El liberalismo, que inclua
un
fuerte
componente relativista, triunf como ideologa explcita de
la poltica pblica, el gobierno
y
la moralidad social de los
Estados Unidos. Pas a
ser
el marco definitorio de las discu-
siones sobre los derechos
y
la justicia a que podan
aspirar
toda clase de grupos en una sociedad
plural
y
un
Estado be-
nefactor. Recin ahora , a fines del siglo XX, cuando se
ataca
el largo reinado del liberalismo, aparecen nuevas discusio-
nes acadmicas sobre el relativismo, tanto favorables como
desfavorables a l vanse Hollis
y Lukes,
1982;
Hatch,
1983,
y
Geertz, 1984).
Sin
embargo,
esta
vez el
relativismo halla una fuerte
manifestacin terica en las per spectivas de la antropologa
comprensiva, y las cuestiones en debate tienen un planteo
mucho ms complejo
y
una base histrica mucho ms am-
plia
que en su perodo inicial. La antropologa comprensiva
contempornea,
resumida
en la
metfora
del dilogo
que
hemos considerado, es la esencia del relativismo concebido
con propiedad como modo de indagacin acerca de la comu-
nicacin
dentro
de
una
cultura
y entre distintas culturas.
Frente
a
las estructuras
innegab lemente globales del poder
62
poltico
y
econmico, la etnografia , como concrecin prctica
del relativismo
y
la antropologa comprensiva, pone en tela
de juicio todas aque llas visiones de la realidad sustentadas
en el pensamiento social que prematuramente pasen por al-
to o
reduzcan
la diversidad
cultural
en beneficio de la capa-
cidad de
generalizar
o de
afirmar
valores universales, por lo
comn desde el
punto
de
mira,
an
privilegiado, de
una
ho-
mogeneizacin global que
emana
de Occidente.
Aunque
sin
negar
una
jerarqua
de los valores humanos bsicos con la
tolerancia cerca de la cspide) ni oponerse a la generaliza-
cin, la antropolog a comprensiva, en cuanto se expresa co-
mo reflexin acerca de la etnografia, ejerce
un
valioso oficio
crtico sobre las ciencias sociales
y otras
disciplinas con
las
que est
asociada. As, la antropologa comprensiva contem-
pornea no es
otra
cosa que un relativismo, con nuevas ar-
mas y fortalecido para una poca de fermento ideolgico,
que no es distinta pero s mucho ms compleja que aquella
en que se lo formul.
La revisin de la antropologa comprensiva
La emergencia de la antropologa comprensiva debe ser
entendida como una de las tres criticas internas de la antro-
pologa que surgieron en la dcada de 1960. Fue, no obstan-
te, la nica que tuvo una influencia temprana e importante
en el cambio de la prctica de los antroplogos. Como hemos
visto, logr que el anlisis antropolgico desplazara su foco
de la conducta
y
la
estructura
social al estudio de los smbo-
los, las significaciones
y
la mentalidad.
Las
otras dos crti-
cas l a del trabajo de campo como mtodo diferencial de la
investigacin etnogrfica y la de la naturaleza ahistrica y
apoltica de la
escritura etnogrfica-
fueron simples mani-
fiestos
y
polmicas,
parte
de la
atmsfera
acadmica
muy
politizada de aquel perodo. Slo con el actual momento ex-
perimental de la escritura etnogrfica, como versin, en la
antropologa, de la difund ida crisis contempornea de la re-
presentacin, esas crticas metodolgicas y polticas han
confluido con el
anterior
cambio en el modo de escribi r acer-
ca de la
cultura.
Esta tarea de integrar las tres crticas y ha
cer que fructifiquen en una transformacin sin precedentes
63
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
15/22
del modelo
dominante
de la investigacin etnogrfica se re
gistra sobre
todo en
la obra
de quienes,
habiendo
sido
estu
diantes
de posgrado en
las
dcadas de 1960 y 1970, se for
maron en
los
nuevos desarrollos
de
la antropologa
com
prensiva,
y
que
adems tienen en cuenta el valor de las
otras crticas para
la
investigacin acadmica.
La crti ca inicial del
trabajo
de campo se concret en
una
gran afluencia de memorias
sobre
la experiencia de campo y
de guas para estudiantes, entre las cual es se destacan an
como
las
mejores las de Bowen (1964),
Casagrande
(1960),
Chagnon (1968), Golde (1970) y Maybury-Lewis (1965).
Aunque en
estas
obras
pueden
percibirse los
elementos
de
una crti ca metodolgica, no se las present de esa manera.
Antes bien,
el
tono
general era
celebratorio, un
gnero
confesional
acerca
de
la realizacin
del
trabajo
de
campo
que, si bien
expona
las tribulaciones y fallas de esa activi
dad,
presentaba
al antroplogo como hroe,
segn
la acer
tada frase
de
Susan
Sontag.
De un orden algo
distinto
fueron la
traduccin
en ingls
de Tristes tropiques (1974 [1955]), de Lvi-Strauss, y la pu
blicacin, en 1967, de los diarios de campo de Malinowski,
diary in the strict sense que suscit una discusin momen
tnea pero inquietante. La
primera
de
estas
dos obras era
filosfica,
elegante, digna
de
ser
objeto de reflexin y de nue
vas lecturas, y destinada a ser enseada en las
clases
de
literatura como modelo de belles lettres.
La segunda
era un
texto
personal,
de
auto-psicoanlisis,
y
result
desmitifi
cadora:
un
llamado al equilibrio para los antroplogos ins
pirados en
otras formulaciones entusiastas y
precursoras
(1922) del mismo
autor acerca
del
trabajo
de
campo
como
mtodo de
la
disciplina.
En la dcada de 1970 comenz a
aparecer una nueva
se
rie de reflexiones acerca del
trabajo
de campo; ella s
incluan
una crtica ms franca e incisiva del proceso de investiga
cin etnogrfica. Obras notables, como Reflections on field-
work in Morocco (1977) de Paul Rabinow y The
headman
and 1 (1978) de Jean-Paul Dumont mantuvieron el carcter
personal y lleno de confesiones de los
anteriores informes
sobre el
trabajo
de campo, pero contribuyeron a
promover
un debate
serio
acerca
de la epistemologa de
ese trabajo
y
su
jerarqua
como mtodo.
Sus
informes
giraban en torno
de
los dilogos
significativos
iniciados entre antroplogos y
miembros
de
otras culturas
durante el
trabajo
de campo, lo
que marcaba
el paso,
dentro
de la antropologa comprensi
va,
hacia
un
centramiento
terico
en la
comunicacin
en las
culturas
y
entre
las
culturas.
Ambos
autores pusieron
de
manifiesto,
adems, una aguda
sensibilidad y
refinamiento
en relac in con los contextos histricos y polticos del
traba
jo de campo, con lo
que
reflejaban
la
inquietud
de
la
tercera
crtica de la antropologa.
Esa
tercera
crtica, cuyo blanco era la insensibilidad o in
competencia de
la
antropologa para
ocuparse
de cuestiones
relacionadas
con el contexto histrico y la economa poltica,
relevantes
no slo para sus
sujetos
sino
tambin
para su
propio proceso de investigacin, se desarrol l durante la d
cada de 1960, especfi camente como
un cuestionamiento
de
la
relacin de
la
disciplina con el colonialismo y,
ms
recien
temente,
con el neocolonialismo. La exposicin
ms desta
cada
de
esa
crtica en la antropologa
britnica
se
encuentra
en la coleccin de artculos incluidos en Anthropology
and
the colonial encounter (compilado por Talal Asad, 1973).
En
los
Estados
Unidos
haba
aparecido
anteriormente
un volu
men
de
crtica, einuenting
anthropology (compilado
por
Dell
Hymes,
1969). Visto
retrospectivamente,
este volumen
es
en gran medida
un documento de poca,
cuando
un
gran
sector
del mbito acadmico se radicaliz
temporariamente
y se
entreg
a
una
retrica de cambio revolucionario en res
puesta
a la
Guerra
de
Vietnam
y las agitaciones
internas.
Aunque el propsito crtico de
este
volumen fue a menudo
certero,
el
esfuerzo
general
resultaba excesivamente
in
moderado y falto de fundamentos en la prctica
para
que
tuviese muchos efectos." El Proyecto Camelot
(un intento
frustrado
de la dcada de 1960 por tentar a especialistas
en
ciencias sociales con subvenciones a cambio de investigacio
nes tiles para
la
lucha contra
la
guerrilla
en Amrica lati
na)
y el
asunto
tailands (acusaciones,
hechas en las
Reu
niones de
Estudios
Asiticos de 1970, e investigadas des
pus por una
Comisin de
Etica
apresuradamente
creada
en
la Asociacin
Estadounidense
de Antropologa, de
que
en
7
La
tesis
doctoral de
Arthur J.
Vdich,
The political
impact
of colonial
administration (Universidad de Harvard, 1952), es,
aunque
pococonocida,
un informe aun ms
penetrante
del papel de la antropologa estadouni
dense en la administracin
militar
de Micronesia despus de la Segunda
Guerra
Mundial.
65
4
5/21/2018 Marcus G y Fischer M _La Etnografia y La Antropolog a Comprensiva_La Antropologia Como Critica Cultural_Cap2
16/22
Tailandia septentrional
se
utilizaba
la investigacin etno-
grfica en la lucha
antisubversiva
que
se
libraba contra
grupos asociados con
las
fuerzas comunistas de Indochina)
se
destacan
entre los casos que
despertaron
la conciencia
poltica de los antroplogos estadounidenses .
En
trminos
de la investigacin antropolgica desarro-
llada
en la
dcada
de 1960,
un
marcado inters por
la histo-
ria
y la economa poltica caracteriz la
obra
de los
autotitu
lados materialistas su base
era
sobre todo la Universidad
de Columbia), cuyo enfoque combinaba la ecologa
cultural
con un marxismo atemperado. Hubo
tambin
un redescu-
brimiento generalizado
de
las crticas
de
la Escuela
de
Francfort
a
las
sociedades liberales de
masas,
crticas
que
pasaron
a
integrar
los repertorios conceptuales de los espe-
cialistas estadounidenses en
ciencias sociales,
entre
otros,
los antroplogos.
En
el
terreno
de la antropologa, la investi-
gacin
sobre
la economa poltica
ha tenido una marcada
continuidad desde
la dcada de 1960, cuando la revitaliza-
ron
especialistas como Eric Wolf,
Sidney
Mintz y June
Nash.
No obstante, como veremos en un captulo ulterior,
en
esta
rama
vigorosamente desarrollada
de la investiga-
cin sobre la economa poltica en el terreno de la antropolo-
ga, la condicin de la
cultura
y del
anlisis cultural ha
sido
problemtica, y recin
ahora
estn apareciendo obras expe-
rimentales
que
plantean,
en
su
construccin
misma,
el pro-
blema
de reconciliar
las
dos variedades, la
interesada en
la
economa poltica y la comprensiva, de la investigacin an-
tropolgica contempornea.
Para tener una percepcin
ms
viva de la modificacin
que
las
crticas
mencionadas han
producido en la conciencia
de los antroplogos, es preciso
entender su
influencia pro-
blemtica
en el proceso de investigacin etnogrfica, espe-
cialmente
en
relacin con
sus
dos
etapas
principales:
trasla
darse
al campo, esto es, hallar un sitio donde el antroplogo
pueda sumergirse en otra cultura,
y,a
su
debido tiempo, vol-
ver
a
casa
y escribir
para
los especial istas , y a veces
para
un
pblico
ms
amplio, sobre el conocimiento adquirido en el
trabajo de campo.
Desde los comienzos del
trabajo
de campo moderno, los
antroplogos
han
recorrido
Estados
y sociedades coloniales
y poscoloniales en busca de campos que se acerquen a la cul-
tura
prstina,
con
sus
prcticas
inveteradas,
a
pesar
de que
66
hace
ya
siglos
que
el
Tercer Mundo
se
ha integrado
a la
economa global. Adems, en
esa bsqueda
los antroplogos
por lo comn han requerido la colaboracin y el apoyo de
esos
Estados
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