HUANCARQUI
Y LOS
HERMANOS
GUTIERREZHecho por el Profesor Luis Concha Medina
Profesor de Ciencias Sociales
El valle de majes en el pueblo deHuancarqui que queda a la riberaderecha de la Capital de la hoyprovincia de Castilla, vio nacer, crecer acuatro hermanos que según lasbiografías de aquel entonces marcaroncon sus propias vidas su destino fueroncuatro militares uno mas que otro peroal fin y al cabo militares.
LA REBELIÓN DE LOS HERMANOS GUTIÉRREZ
El triste fin de 3 hermanosmilitares y violentos quequisieron tomar el poder
Tomás Gutiérrez
tenía fama de
"brusco"
Silvestre Gutiérrez
tenía fama de
"siniestro"
Marceliano
Gutiérrez
tenía fama de
"más brusco"
En 1871 el presidente José Balta estabadejando el poder en medio de una crisispolítica. La campaña electoral de 1871-1872 estuvo marcada por los desbordes dela prensa, la efervescencia de las reunionespúblicas y la conmoción en el país entero.El gobierno de Balta cerró los diarios queapoyaban al candidato Manuel Pardo: ElComercio y El Nacional. Ese año, hubovarios cambios de gabinete que tambiéngeneraron inestabilidad política.
El 7 de diciembre, Balta nombró al coronel Tomás Gutiérrez como Ministro de Guerra, un militar que era visto con temor por la población y cuyo nombramiento alarmó a la oposición, liderada por Manuel Pardo.
Una de las causas por las cuales elrégimen de Balta gozó de estabilidaddurante estos díasconflictivos, provino justamente delapoyo que le dieron cuatro hermanoscoroneles:Tomás, Silvestre, Marceliano yMarcelino Gutiérrez, a las órdenes deellos estaba un ejército de siete milhombres bien armados.
Los hermanos Gutiérrez eranconsiderados militares violentos, queno habían tenido reparos para arrestary flagelar con doscientos azotes alcoronel Juan Mauel Garrido y alcelador Luis Montejo y de amenazar lavida de periodistas de oposición comoel escritor del diario ElNacional, Andrés Avelino Aramburú.
Marceliano se distinguía por ser todavía más
atleta, más brusco y más ignorante, con un
defecto en el ojo derecho, por el cual se le
llamaba "el Tuerto" y con una voz
poderosísima y una presencia imponente, que
atraían al público en los días de maniobras de
tropas.
Silvestre, más delgado y
blanco, de cabello
crespo, poseía más inteligencia
e ilustración, pero se le
consideraba duro y siniestro.
Los cuatro eran arequipeños, oriundos de Majes, de Huancarqui. Tomás, había participado en revueltas encabezadas por Castilla, en 1854; fue diputado por la provincia de Castilla en 1858 y jefe del batallón Ancash durante los gobiernos de San Román y Pezet, estuvo en la campaña en el Ecuador. También participó en la defensa del Callao en 1866. Todo esto le dio algún renombre como hombre sagaz, valiente y buen soldado.
En las elecciones que serealizaron en 1872, fue electocomo nuevo presidenteManuel Pardo, que contabaentonces con apenas 37 años yque lideró el movimiento"cívico" que lo llevó a lapresidencia de la República.
Los hermanos Gutiérrez
consideraban que sería un
desastre la llegada al poder de
Manuel Pardo y debido al
carácter violento de estos
hermanos, se sintieron
naturalmente inclinados a las
soluciones de fuerza y le
propusieron al presidente Balta
que haga un golpe de Estado en
contra de Manuel Pardo.
Balta pensó en la posiblidad, pero finalmente, durante una violenta discusión con Tomás Gutiérrez, se negó rotundamente a toda acción subversiva.Es entonces que los hermanos Gutiérrez decieron actuar.
A las dos de la tarde del 22 de julio de 1872, Silvestre entró en el Palacio de Gobierno, al frente de dos compañías de su batallón a relevar las guardias y de pronto se dirigió a las habitaciones del Presidente. Ante su esposa y su hija Daría, cuyo matrimonio debía realizarse aquella misma noche, le intimó prisión, y se produjo una escena violenta entre las dos damas y el siniestro Silvestre.
Entre tanto, Marceliano al frente de su batallón, proclamaba en la Plaza de Armas jefe supremo de la República a su hermano Tomás Gutiérrez, a quien dio el grado de general. Tomás aceptó el mando supremo a través de un decreto.
Sin embargo, al encarcelar al presidente Balta, la rebelión tomaba un sesgo no
esperado. Los Gutiérrez se estaban sublevando contra el mandatario
legal, contra su propio jefe y protector. Algunos, que acaso hubieran simpatizado
con un movimiento de Balta y los Gutiérrez unidos contra Pardo, se
sintieron defraudados, escandalizados, o aturdidos. Balta, sin quererlo, resultaba así, a última hora, un aliado de Pardo.
Aquella tarde, el Congreso se reunió y condenó el levantamiento
militar, haciendo un llamado al Ejército y a la civilidad para retomar el orden
constitucional. Sin embargo, cuando se estaba terminando de firmar la
declaración, un comandante y 80 celadores se presentaron al Congreso y a
culatazos desalojaron a los representantes. Muchos de los cuales, huyeron por los techos.
El presidente electo, Manuel Pardo, fue avisado del golpe y huyó de Lima embarcándose en el famoso monitor Huáscar, que ya estaba al mando de Miguel Grau y que trasladó a Pardo hacia el sur del país. Nuestro héroe, Miguel Grau también tuvo parte activa en la resistencia contra los Gutiérrez.
Entre tanto, había en Lima una sensación de vacío. El recelo del pueblo a los Gutiérrez interrumpió la vida de la ciudad. Al mismo tiempo, el miedo de los Gutiérrez al pueblo los aisló, los volvió timoratos y paralizados.
El 24 y 25 de julio hubo numerosas deserciones en los cuarteles. Muchos empleados públicos también habían abandonado sus puestos y se oyeron en las calles algunas vivas a Pardo y mueras a los Gutiérrez, contestados con disparos. También estalló una rebelión popular en el Callao.
En la mañana del 26 de julio, Silvestre Gutiérrezse dirigió a la estación del ferrocarril para dirigirse al Callao, llevaba una importante cantidad de dinero para gratificar a la tropa y ascensos para sus subordinados. Muchos transeúntes lo siguieron y cuando Silvestretomó asiento en el vagón, comenzaron a escucharse gritos de protesta. A través de una ventanilla, Silvestre disparó contra los protestantes, hiriendo a uno de ellos. Hubo un intercambio de disparos y Silvestre Gutiérrezcayó herido de muerte.
El populacho se lanzó contra
Silvestre, le arrancó las ropas,
dejándole casi desnudo y
robando el dinero y los
nombramientos de ascensos.
Los restos de Silvestre fueron
trasladados a la iglesia de Los
Huérfanos. Mientras tanto, la
turba sublevada fue en dirección
de Palacio de Gobierno
Al saber la noticia de la muerte de Silvestre, Marceliano Gutiérrez, que custodiaba al presidente Balta, ordenó asesinarlo. Balta dormía cuando fue acribillado a balazos. Su cuerpo cayó al suelo. La noticia de la muerte de Baltacorrió rápidamente por toda Lima. Marceliano, entonces, se dirigió al Callao, donde murió combatiendo contra el pueblo sublevado.
Tomás Gutiérrez dejó palacio de gobierno y se trasladó al cuartel de Santa Catalina. Más tarde, en la noche, en medio del fuego de fusiles y cañones, Tomás y Marcelino abandonaron el cuartel. Marcelino, el más tranquilo de los hermanos, se refugió en una casa amiga y logró salvarse de la furia del pueblo limeño.
Tomás, con el rostro cubierto y con sombrero de paisano, huyó por las calles de Lima gritando "Viva Pardo"con el objetivo de pasar desapercibido. Sin embargo, tropezó con un grupo de oficiales y civiles capitaneados por el coronel Domingo Ayarza quien lo reconoció inmediatamente.
Al ser apresado, Tomás Gutiérrez dijo que fue azuzado por sus jefes para sublevarse, los cuales luego lo abandonaron y aseguró no saber nada del asesinato del presidente Balta.
Avanzaron unas cuadras, mientras eran seguidos por una turba que crecía y crecía a los gritos, profiriendo amenazas. Al llegar a la plazuela de La Merced, los militares que lo apresaron, no pudieron protegerlo más e ingresaron a Tomás en una botica y cerraron las puertas. El populacho las rompió, buscó a su víctima y lo mató de un disparo, para luego llevarlo a la calle.
Allí, el cadáver abaleado fue desvestido y alguien le cortó el pecho desnudo con un sable mientras decía: "¿Quieres banda? Toma banda". Enseguida fue arrastrado a la plaza y colgado de un farol frente al Portal de Escribanos. Horas más tarde le hizo compañía, colgado de un farol cercano, el cadáver de Silvestre llevado desde la iglesia de los Huérfanos. Aquella noche todo el ejército se dispersó y los cuarteles quedaron vacíos.
Al amanecer del día 27 ambos cuerpos aparecieron colgados de las torres de la Catedral, desnudos y cubiertos de horrorosas heridas, a una altura de más de 20 metros, a la que no se ha visto ascender jamás el cuerpo de delincuente alguno. Horas después fueron rotas las sogas que los sostenían, cayendo los cuerpos al piso, estrellados contra las baldosas. Luego se quemó a los dos despojos humanos en el centro de la plaza. En la tarde el fuego dio cabida a un tercer cadáver, el de Marceliano, traído del cementerio de Baquíjano.
Las casas de los hermanos Gutiérrez fueron reducidas a
escombros.Días después, Manuel Pardo
hizo su entrada apoteósica en la capital y asumió el mando de la Nación el 2 de Agosto de 1872.
Para algunos, el populacho de los días 26 y 27 de julio de 1872 fue una muchedumbre épica que con castigos ejemplares defendió la inviolabilidad del sufragio, el respeto a la opinión pública y la soberanía popular frente al despotismo cuartelario, traidor de su protector Balta, presidente legal del Perú. Es para otros, en cambio, una masa delincuente, azuzada por el dinero y por el alcohol hasta los más horrendos extravíos, para satisfacer pasiones e intereses ajenos.(Con información de "Historia de la República del Perú", Jorge Basadre).