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jSoletín fllbercantíl be fcto.*lßtccMitsui USUllllilOTU DIARIO INDEPENDIENTE DE INFORMACION UNIVERSAL. Suscripción mafiiual! 7* ü

AÑO 70.

A los suscriptasj ApiosP*r la bnima marcha ¿a cata Adimnis-

traciÓD, ao admitimos ALTAS do suscripto-res i cato diario sino desde el t# de cada-nos. Las BAJAS se avisará* tos dias 30 631 adviertiéndose que las que se dieren eosposterioridad do se tomarás es cuenta sisurtirás efecto es la cout&bilkl&d hasta eldfa 61timo del mes siguiente al en que sesoliciten.

Desde PartsLA LEY Y LA COMPASION

El viento, aparte de todo, so-pla hacia la compasión. Y sinembargo, los crímenes aumen-tan. ¿Es verdaderamente com-pasión ó se trata de esa especiede emotividad que es más bienna enfermedad nerviosa? Des-de el dia en que el presidentedel tribunal de Chatean Thierryabsolvió á una mujer que habíarobado, so pretexto de que elhambre puede impeler al robo,está de moda decir que la levestá mal hecha. Se diviertenen oposición á la ley corno sehace á veces oposición al gobier-no, por “dilettantismo.”

Los malhechores aumentan.Se los castiga á veces, pero conmás frecuencia se los compade-ce. Se ha tomado la costumbreactualmente de considerar á to-do criminal como un irrespon-sable. “¿Ha matado? Es cierto,

no tiene la culpa. Su tatarabüélo bebía ajenjo y murióloco.**

Es posible, pero no es, sinembargo, un motivo para dejarvagar y divagar en libertad unser que mañana clavará su cu-chillo en la espalda de un tran-seúnte para robarle su porta-moneda.

Chateaubriand, antes, se le-vantaba con elocuencia contraios que tenían una compasiónexcesiva por los criminales. ‘*Secree excusado todo—escribía enlas “memorias de Ultratumba,”cuando se ha exclamado: “¿Quéqueréis? Es mi carácter. Es laenfermedad humana.' Cuandose ha matado á su padre, se repi-te: 4 ‘Así estoy hecho.” Y lagente se queda allí con la bocaabierta y se examina el cráneode esa potencia y se reconoce‘"que está hecho así.** ¿Y quéme importa que “estéis hechoasí?** ¿Debo sufrir ese modo deser? Sería un hermoso caos elmundo, si todos Iqs hombres q ue*están hechos así" vinieran áquerer imponerse unos á otros.Cuando no se pueden borrar suserrores, se los diviniza, se haceun dogma de sus faltas, se cam -

hian en religión sacrilegios y secreería apóstata renunciar alcuito de sus iniquidades.*

Lo que Chateaubriand escri-bía antes puede aplicarse toda-vía en nuestros días. Las per-sonas “que están hechas así”quieren imponerse á los demáscon sus pasiones, sus violenciasy sus vicios. Y generalmentese las excusa.

¡Cuántas veces, delante delJurado, he visto aplaudirá acu-sados después de su absolución!Se puede compadecer á un ase-sino, se puede perdonarle, peroao ae debe felicitarlo. Hemosvisto eso* arcángeles del asesi-*ato, esas heroínas del revólver,

"walkirias” de tribunal, creerseseres superiores á los cuales seles permite todo.

No soy de los que consideranque la ley no debe tener compa-sión. Los magistrados de ahorahan humanizado la espada clá-sica de la ley. Pero no conven-dría. sin embargo, que el códigopenal se convirtiese en idílico.

Y sin embargo, se piensa enquitarle ese vago prestigio deterror que podía inspirar todavía á los malhechores. Hemostenido hace algunos años unaley admirable, porque era hu-mana, la ley de aplazamiento, ála cual el senador Beranger hadado su nombre.

Cuando un individuo se pre-senta por primera vez delantede la justicia, el tribuoal puedede allí en adelante decirle: “Has-ta ahora, ha sido usted un hom-bre honrado. El caso de ustedes doloroso. Pero ha cometidosin embargo, un delito que caebajo el peso de la ley- Es pre-ciso castigarle y vamos á condenarle. Pero no sufrirá ustedesa prisión, ni pagará tal multa,si durante cinco años se portausted bien: la pena que dicta-mos ni siquiera se inscribirá ennuestro archivo judicial y nadiesabrá su condena, Pero en cam-bio, si de aquí á cinco años rein-cide usted, será entonces obligado á cumplir la condena deprisión ó pagar la multa.

Tal es la ley de aplazamiento.Es perfecta. Permite el arreperdimiento. Da al criminalcma advertencia que le será sa-ludable, manifestándole que sila ley puede ser compasiva, noes pertimido, sin embargo, vio-

larla.Pero, según parece, esta lev

es demasiado severa aún. Se,propone ir más lejos y perdo-nar lisa y llanamente al crimi-nal si eí tribunal cree que elcriminal lo merece. Que hayamatado ó robado poco importa,todo se olvidará y perdonará.Ni siquiera quedará el temor dela condena condicional suspen-dida durante cinco años, comoen la ley de aplazamiento. No.“¿Ha matado usted? No hable-mos más. Eso no vale la pena.“ Es tiempo perdido”.

No teníamos necesidad de se-mejante ley en nuestros códigosPienso bien, por otra parte, queno será votada nunca. Pero lointeresante de comprobar, esese síntoma de sentimentalismoinsípido que nos invade. Ya noreaccionamos, lloramos y lagnmeamos en todo. Hasta por elcriminal.

El hombre bueno, oscuro, ignorado, nos conmueve menosque la suerte de un joven la-drón y de un joven asesino.Construimos para los jóvenes“apaches” en flor, caballeros delcuchillo, costosos dispensariosen que están alojados, alimen -

tados y abrigados, y mientrastanto hay muchas buenas per-sonas, pobres gentes que ni si-quiera tienen el asilo nocturnolas noches de invierno.

Hay, sin embargo, un antiguoproverbio en el cual convienepensar con frecuencia y quedeberían meditar los profesio-nales del crimen: “Todo sepaga**.

—O ai menos, 4 todo deberíapagarse*’.

Esterad at the Post Office at San Juan as second class matter.

?an Juan, Puerto-Rico Miércoles 2 de Septiembre de 1908

la iiia del misterio%

En torno de tina de las momias másnotables del Museo Británico se haformado, no ya una superstición, sinoun verdadero culto, y algunos de losperiódicos de Londres han publicadonumerosas cartas de creyentes citan-do los casos en qne sus súplicas yoraciones á la momia han sido satisfe-chas ni más ni menos que si las hu-bieran dirigido á la imágen más mi-lagrera.

Pensaban los egipcios que las al-mas de ciertas personas muy favorecidas por los dioses conservaban parasiempre dominio y poder absolutossobre los cuerpos que habían ocupado durante so residencia ea la tie-rra, y sobre ésto se han basado mul-titud de novelas modernas. Los cre-yentes en los milagros de la momiadel Museo Británico están persuadídos de que en ella se ha operado unode esos milagros de reencarnación.

Amen-Ra era el dios ante el cualministraban las mujeres, y tan sa-grado era el oficio de éstas que sóloera permitido ejercerlo á las damasde alta alcurnia. Muchas de las sa-cerdotisas de Amen eran esposas óhijas de faraones. Primera entret-llas fué hace cosa de 3.000 años lahermosa Katebet, mujer de elevadaestatuía y de funciones llenas de ma-jestad, cuya momia es la que hoypuede verse en el Museo Británico yi la cual rinden el culto que hemosdicho unos centenares de inglesasmás ó menos místicas ó más ó menoschilladas.

La verdad es que las cosas que hahecho hasta ahora la momia de lasacerdotisa son para llamar la aten-ción. Es seguro que cuando la de-positaron en su tumba hace treintasiglos, Katebet aspiraba, como todaegipcia bien nacida, á que la dejarandormir en pa/. fwr los siglos de tos si-glos , y si los dioses la otorgaron elprivilegio de que su alma velara eter-namente sobre sus despojos mortales,su indignación ysu ira debieron sergrandes cuando hace años un sacrile-go arqueólogo la sacó de su sepultura y la vendió áun opulento inglésle Londres.

La venganza de la sacerdotisa nose biso esperar.

Durante la travesía de Egipto á In-glaterra. se levantó un temporal furíoso en que estuvo á punto de per-derse el buque, y un golpe de mararrancó de sobre cubierta a! atrevidoarqueólogo y lanzándolo á las olas losepultó en ellas para siempre. Elinglés, á cuyo museo particular ibadestinada ía momia, disfrutó muypoco tiempo de su adquisición: derepente, en plena salud, y en la florde la vida, halló una muerte violentaen un accidente. Su familia empezói inquietarse de la mala sombra queevidentemente traía la sacerdotisaegipcia yse apresuró á regalarla alMuseo Británico. Los embaladores,ios carpinteros y hasta los mozos queayudaron á empaquetar la momia,sufrieron todos ellos percances mis-teriosos.

Cundió con estola fama de la mo-mia, y uno de los fotógrafos más co-nocidos en Londres, obtuvo permisopara fotografiarla.

No bien cogió su ayudante el pesa-do ataúd para levantarlo, cuando lan-zando un grito lo soltó más que prisa:de la manera más inexplicable sehabía cogido un dedo lastimándoselohasta el punto que hubo que llamará toda prisa áun médico. Se hizo,sin embargo, la fotografía Pero alllegar á su casa el fotógrafo se en-contró con que su hijo menor, jugan-do en el jardín se había subido sobrelos critales de una estufa y los habíaocurrido ála misma hora en que élestaba haciéndola fotografía. Perolo más notable es que al revelar ésta,apareció detrás de la pintada máscaraque hay sobre la cubierta de los ataú-des egipcios, la cara verdadera de lamomia, con una expresión de vidaasombrosa, qne el fotógrafo, sobreco-gido de terror, dejó caer al suelo laplaca, que se hizo mil pedazos.

Los escépticos piensan qne fué unaverdadera lástima la destrucción deun noubie retrato.

No se ha necesitado más para queel culto que ya germinaba en muchosespíritus supersticiosos, se haya con-vertido en realidad, y hoy d*a hay enLondres una porción de devotos de laserdotisa Katebet que creen firme-mente que el alma de ésta ha vueltoásu cuerpo. A ella acuden comolos griegos al oráculo de Delfos. Searrodillan á sus pies, concentran elpensamiento, expresan mentalmentesu deseo y esperan á que conste lamomia. Siénta mueve la cabeza.esseñal de que accede á lo que se le hapedido; si permanece inmóvil, es quelo niega.

Y el caso es que la momia mueve áveces la cabeza, lo cual explica lagente del Museo diciendo procaz éincrédula que para la calefacción deaquellas salas se emplea un poderosodinamo cuyas trepidaciones son lasque hacen moverse á la sacerdotisaegipcia. ¿Hase visto mayor impiedad?

La lata él CongoAlemania y Francia en la cuestión

El corresponsal del ‘Chronicle”en Bruselas, telegrafía que un miem-bro del partido liberal de la Cámarade Diputados le ha dicho que Ale-mania abriga la intención de inter-venir en Ta cuestión del Congo, encuanto el Parlamento belga vote lacuestión Estado Libre.

Según el mismo Diputado, el go-bierno alemán picosa protestar con-tra una de las cláusulas del tratadode anexión. Créese que esa interven-ción provocará la convocación de otraconferencia sobre la cuestión del Con-go. El emperador y canciller vonBulow están de pleno acuerdo sobreeste asumo-y el rey Leopoldo ha si-do informado de ello.

Anuncian de ’>U: olas que esténcompletamente terminadas las nego-ciaciones entabladas entre Bélgica yla Francia con respecto al Congo.Dicen que versan principalmente sobre el derecho de preferencia de laFrancia, en caso de que se pensaraceder el Congo. Bélgica querít?, evidentemente, recuperar, en caso deque ella anexare el Congo, las obli-gaciones contraídas por el Estado Li-bre; pero el gobierno de París haquerido valerse de esas negociacio-nes para llegar á un arreglo sobre lascuestiones ya surgidas con respectoal Estado Libre.

Un órgano oficioso dice que laFrancia ha obtenido una rectificaciónde la frontera franco-congoleña, co-rno también una reducción en las ta-rifas de las vías férreas del Bajo Con-go, para el transporte de mercaderíasdestinadas al Congo francés.

Elegantes sospechosos

Los señores carlistas

Tres elegantes extranjerosinstaláronse en la cueva delmonte San Roque en Vizcaya.La policía, sospechando algo,los apresó y condujo á la ciudaddonde fueron identificados ypuestos en livertad.

Ai regresar a la cueva los ex-cursionistas encontraron quehabían sido desvalijados.

Los carlistas tuvieron hoyuna excursión al campo de ba-talla de Somorrostro donde di-jeron uua misa y celebraron un“meeting”. Fueron hostilizadospor los biskaitarras quienes pa-saron todo el tiempo cantandoel himno biskaitarras y vitoreando á“ Euskería libre, los carlis-tas en cambio vitorearon á Es-paña.

Hubo algunas pequeñas coli-siones, que fueron extinguidaspor los guardias civiles.

Número 207

la Guerrero en el BrasilEl periódico “A Noticia”, de Río

Janeiro, dice lo siguiente:“Vamos á poder apreciar todavía

en este mes una de las mayores cele-bridades del teatro contemporáneo,la actriz española María Guerrero.

“La ventura que nos promete lapróxima visita de esta artista, no con-sistirá solamente en el encanto deverla y de oirla, lo que, aisladamente,ya sería mucho, porque la Guerreroes una de las más completas actricesde hoy, admirada y aplaudida por losmás axigentes teatros de Europa.

“Pero además de eso vamos á oirlas perlas del teatro clásico español,que es de una opulencia y de una be-lleza insuperables, estupendo tesorode maravillas de imaginación y defantasía, acumuladas durante siglos,desde Lope de Vega hasta Echega-ray y Galdós, pasando por Calderón,Tirso de Molina, Alarcón, Zorrilla yNúñez de Arce, un verdadero asom-bro de nombres y de glorias.

“La temporada de la señora Gue-rrero va á ser para el público de RíoJaneiro una revelación.

“Vamos á conocer por primera vezel teatro más rico de todas las litera-turas, el uue imitaron los mejoresescritores franceses.

“Fué en el viejo teatro españoldonde hallaron muchas de sus másaltas inspiraciones Comedle, Lesage,Beaumarcháis y Víctor Hugo, y nopuede extrañar esa imitación quiensabe que ya la poesía caballeresca deEuropa estaba en la Edad Media casitoda inspirada en ia primitiva litera-tura de España.

“Y no es esto todo. Tengo unanoticia que voy á ser el primero encomunicar al público. Así como Tinahizo traducir y representar “La dote *,de Arturo Acevedo, también MaríaGuerrero va á prestar á nuestra lite-ratura ese homenaje cautivador.

“Sé que voy i ser indiscreto reve-lando un secreto que me fué confiadoal oído con bs miyores recomenda-ciones de reserva.

“Pero los cronistas que viven á cazade asuntos no pueden tener la virtudde la discreción... Ahí va el secreto:María Guerrero representará en Río,en español, la pieza en un acto, deCoelho Netbo. “En el lugar”. Es unacto de viva y profunda conmoción,invadido por un soplo de tragedia.Es uno de los trabajos más firmesde nuestro querido escritor, la elec-ción no podía ser más felt2“.

Llegft, i'iií y pp lililíLuego, lo mataron y lo descuartizaron

En la aldea de Fossacesia unobrero se casó con una joven cita.

Como la existencia se tes ha-cía difícil, él se dirigió á la Re-pública Argentina en busca detrabajo.

Al regresar poco después á suhogar, comprendió que su con-sorte la engañaba con el obreroPascual Pasquen i.

El esposo ofendido perdonó álos culpables, recibiendo en pago de su raro proceder, la muer-te. dada por su cónyuge y por elamante de ella, mientras dormía.

Su cuerpo fué descuartizadoy arrojado á un pozo.

En cuanto á su cabeza v á suspiernas, fueron escondidas enun pequeño huerto.

Un vecino que notó algo anor-mal, dió aviso á los carabineros,los que encontraron á los asesi-nos limpiándose la sangre de suincauta víctima.

La fuerza pública tuvo quedesplegar grandes esfuerzospara impedir que la airada mu-chedumbre linchara á los adúl-teros é ingratos victimarios.