Download - Experimentación en Humanos Ligerezas Éticas y Conductas Criminales - Murillo

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  • EXPERIMENTACIN EN HUMANOS

    LIGEREZAS TICAS

    Y

    CONDUCTAS CRIMINALES

    RAZN DE SER DE LA BIOTICA

    Luis Mara Murillo Sarmiento MD

  • L

    Luis Mara Murillo Sarmiento [email protected] http://luismmurillo.blogspot.com/

    http://luismariamurillosarmiento.blogspot.com/

    Derechos reservados

    Bogot D. C. Abril 2014

  • CONTENIDO

    1. Introduccin 4

    2. Los experimentos del padre de la ginecologa moderna 6

    3. Descuidos ticos de Neisser en el estudio de la sfilis 8

    4. Los experimentos de Mengele y las atrocidades nazis 9

    5. Shir Ishii y la barbaridad japonesa 14

    6. El experimento Tuskegee 15

    7. Caso Willowbrook y los sujetos vulnerables 17

    8. Experimentos con plutonio 19

    9. Violaciones ticas, un listado interminable 23

    10. Hitos en la consolidacin de un marco tico 24

    11. Cdigo de Nremberg (1947) 24

    12. La Declaracin de Helsinki (1964-2013) 25

    13. El informe Belmont (1979) 27

    16. Eplogo 28

    17. Bibliografa 29

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    INTRODUCCIN Solemos intuir en la investigacin cientfica un fin filantrpico y un ideal animado por el bien, sin embargo, ahondar en la historia de la ciencia, que con sus adelantos nos deslumbra, conlleva descubrir que la investigacin cientfica muchas veces con la tica ha sido desdeosa. En su afn de conocer la humanidad ha faltado a la escrupulosidad, ha sido poco sensible y hasta despiadada.

    La euforia por los grandes descubrimientos que han provisto el progreso de la medicina nos embriaga de tal manera que pasamos por alto las circunstancias en que se forjaron. Pero deberamos pensar que buena parte de nuestro bienestar reposa en el sacrificio involuntario de seres humanos que fueron expuestos y martirizados en pos de las conquistas.

    Los tiempos cambian, con ellos el saber, las costumbres y hasta la apreciacin moral de la conducta. Cuntos abusos no habr cometido el hombre en pos de un conocimiento con fines altruistas? Los cambios de hbitos y paradigma hoy nos hacen juzgar con severidad muchos sucesos precursores, siglos atrs, de nuestros adelantos mdicos.

    Las caractersticas peculiares del entorno poltico, social y cientfico mitigan en parte las faltas, pero dejan cierto sabor amargo al imaginar el trato indolente que recibieron los sujetos pasivos de las conquistas de la ciencia. No es fcil juzgar cuando cambiamos el entorno, haciendo que nuestro juicio se trasporte con el conocimiento actual a sucesos acaecidos en pocas tan diferentes que ya vemos lejanas, empero, toda reflexin que hagamos de la conducta humana deja lecciones aplicables al presente y a la posteridad.

    De todas formas si aceptamos que el perjuicio causado por las investigaciones no puede desligarse de la motivacin que las respalda y de la intencionalidad del dao, podremos admitir que mucho va de la investigacin con fin filantrpico al ensayo monstruoso caracterstico de la Alemania nazi. Estos experimentos sern siempre referencia obligada, para muchos la nica, de la investigacin practicada sin

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    restricciones ticas. Pero no fue la primera, tampoco fue la ltima.

    La intencin marca una clara diferencia moral, independiente de ello, hacer del sujeto investigado un simple medio para alcanzarla se constituye en falta. El fin y el medio son, en consecuencia, cruciales en el anlisis de los casos que voy a presentar.

    De una parte, sin claro inters malvolo, pero sin la consideracin debida, se han llevado a cabo en el mundo y en todas las pocas infinidad de experimentos en los que sus mculas solo el ojo avizor de la tica deja al descubierto. Vale la pena conocerlos como elementos aleccionadores, y sin tener, por ello, que derribar de su pedestal a los hombres que con justicia han sido encumbrados por la historia y por la medicina.

    De otra parte existe el experimento siniestro en sus fines y en sus medios, en el que la maleficencia es el principio que lo encauza. Este s, absolutamente en todo condenable. Lo encarna la experimentacin nazi con su misantropa.

    Con los experimentadores nazis la investigacin alcanz un grado de ilicitud y de crueldad insuperable. Ellos rebasaron todos los lmites de lo permitido y todo perjuicio imaginable. No fueron los nicos, tampoco los pioneros. S los que en ms grande escala la efectuaron. Esa fue su defensa, en Nremberg. All expusieron ensayos que muchos aos atrs los precedieron.

    Los errores y las infracciones se han conocido por la suspicacia de la prensa, pero tambin por las alarmas que se prendieron desde el mundo mdico; de esa voz crtica que purifica la disciplina desde adentro. Jean Heller y Eileen Welsome representan la primera, el doctor Henry Beecher (1904-1976) la segunda.

    Este anestesilogo, profesor de Harvard, describi en Ethics and Clinical Research (New England Jornal of Medicine, de junio de 1966) conductas que en 22 experimentos haban

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    violado requisitos ticos; el consentimiento y el derecho de los sujetos investigados a recibir tratamiento, por ejemplo. Sus colegas lo criticaron al considerar que su artculo haca parecer como proceder general lo que era una excepcin. Adalid del consentimiento informado y de pautas para la experimentacin fue objetado, elogiado, desacreditado y respaldado; y es ejemplo de las tantas preocupaciones que han contribuido al avance de la biotica.

    Los juicios no son fciles. Juzgar los aciertos y los errores de la ciencia, no es tarea menuda. No todo es tan manifiesto y tan sencillo como en el holocausto nazi. En esta tarea, le corresponde a la tica el anlisis aleccionador, que ante todo previene.

    Valgmonos, entonces, de los casos que he incluido en este documento para realizar el ejercicio que nos permita diferenciar entre lo incierto y lo evidente, entre lo sencillo y lo complejo, entre lo reprochable y lo justificable, y que nos lleve a sacar lecciones prcticas de tantas experiencias.

    LOS EXPERIMENTOS DEL PADRE DE LA GINECOLOGA MODERNA Los experimentos del considerado padre de la ginecologa moderna, James Marion Sims, son razn de jbilo para la medicina, pero tambin motivo de controversia tica.

    El afamado mdico estadounidense vivi entre 1813 y 1883, y fue uno de los ms importantes cirujanos de su siglo. De la trascendencia de sus innovaciones dan cuenta los elementos y tcnicas que perpetan su nombre. La posicin de Sims, el espculo de Sims, y particularmente su exitosa tcnica quirrgica para la correccin de las fstulas vsico-vaginales.

    Los partos difciles de aqulla poca fueron causa habitual de este tipo de fstulas, que no encontraban reparacin posible pese a los intentos reiterados. Empeado en descubrir la cura, Sims invirti sus recursos en conseguir una docena de negras aquejadas de tal padecimiento. Construy una enfermera y practic un centenar de intervenciones. Una sola

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    esclava, Anarcha, soport treinta procedimientos. El xito coron su empeo. En 1849 su ensayo conclua, cuatro aos despus de haberlo comenzado. Con una nueva sutura de hilos de plata haba conseguido derrotar las recurrentes infecciones. Entonces, en 1852, cuando el xito estaba asegurado, comenz a intervenir pacientes blancas, auxiliado, adems, por la anestesia.

    No debemos, ni siquiera, preguntar por qu en poca de esclavitud fueron las de la experimentacin pacientes negras. Pero al menos dolor no hubieran soportado. Fue este motivo de reproche. De todas maneras juzgar no es cosa fcil. Sims, se dice, les administraba opio a las esclavas al final de las intervenciones. La anestesia, en 1846 apenas descubierta, no era, entonces, una tcnica suficientemente conocida y aceptada. Treinta intervenciones en una sola enferma y en tales condiciones, y el sometimiento a Infecciones que pudieron poner a las pacientes al borde de la muerte, dejan, sin embargo, en entredicho la humanidad de la experiencia.

    Pero admitamos que desdibujados por el tiempo surgen debates bioticos en torno de datos imprecisos. El principio de autonoma es muy moderno, pero contara Sims con la voluntaria aceptacin de las esclavas? Porque bastaba entonces el consentimiento dado por los amos. De todas maneras parece que la fuerza brutal fue necesaria para dominar a las negras en las intervenciones. Son evidentes el abuso y la discriminacin, pero a nuestros ojos, reacios a toda servidumbre; acostumbrados a un mundo libre y no de esclavos.

    La condenacin de Sims no la pretendo, por el contrario, trato de entender sus circunstancia y su tiempo. Su corazn, se afirma, lo acerc a los pobres y lo llev a realizar obras piadosas. Debi existir, por tanto, buena intencin en sus motivos.

    Pero en esta era de ciencia y de biotica, no solo interesan de los genios las victorias, tambin la condicin moral de las acciones; con nimo aleccionador por supuesto- y no punible.

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    DESCUIDOS TICOS DE NEISSER EN EL ESTUDIO DE LA SFILIS Albert Neisser, famoso mdico alemn, descubridor en 1879 de la Neisseria gonorrhoeae, microorganismo causante de la blenorragia, tambin llev a cabo, en 1872, estudios para el tratamiento de la sfilis.

    Ocho mujeres, entre menores de edad y prostitutas, hospitalizadas por enfermedades de la piel sirvieron a su propsito. Neisser, quien era dermatlogo, no cont con el consentimiento de ninguna.

    Animado por el deseo de obtener una vacuna les inyect suero de pacientes sifilticos. Tiempo despus cuatro de las prostitutas desarrollaron la enfermedad. El cientfico salv su responsabilidad aduciendo que no el experimento, sino el oficio de las pacientes, era la causa de la infeccin.

    Pocos cuestionaron sus mtodos, la academia los respaldaba. Sin embargo, el psiquiatra alemn Albert Moll abri un debate. La polmica llev al gobierno a declarar que en toda accin mdica no teraputica ni profilctica deba contarse con consentimiento del afectado. Aunque no fue una disposicin obligatoria, se constituy en punto de reflexin importante para la ciencia de la poca.

    Moll preocupado por las prcticas alejadas de la tica public en 1902 tica mdica: deberes del mdico en todas las relaciones de su trabajo, pero el mundo de la medicina todava aptico a estas reflexiones poca atencin le puso a sus consejos.

    Dos siglos atrs, cuando an nada se saba de los organismos infecciosos, y se lleg a confundir la blenorragia con la sfilis, pensando que aquella era un sntoma de esta, John Hunter, defensor de esta idea, antes que contagiar a otros con su experimento, se inocul a s mismo secreciones uretrales gonoccicas de un sifiltico, adquiri la les y muri de un aneurisma convencido de su error.

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    LOS EXPERIMENTOS DE MENGELE Y LAS ATROCINADES NAZIS Triste y escalofriante trasmutacin, la de una profesin compasiva y protectora de la vida convertida en arma criminal de guerra. Tal fue la triste hazaa del doctor Mengele, experimentador nazi convertido en ngel de la muerte, y cuyos rasgos, bien conocidos, nos ilustran la horma de aquellos profesionales que en una Alemania psictica dieron la espalda a los deberes mdicos.

    Sus experimentos, partiendo del menosprecio por la dignidad humana y la obnubilada creencia de la superioridad de su raza, trasgredieron todos los lmites ticos de la investigacin y se adentraron en el campo de la tortura con ensayos intiles y brutales.

    Habiendo tramitado su asignacin como mdico de campo de concentracin, Josef Mengele lleg a Auschwitz (Polonia) el 30 de mayo de 1943. Tena el grado de capitn, 32 aos y un enorme inters por experimentar en seres humanos. All fue nombrado director mdico del campo de familias gitanas y tuvo entre sus funciones definir la suerte de los prisioneros recin llegados, cuyo sino pasaba por la cmara de gas o el suplicio de sus investigaciones.

    La brutalidad de los campos de concentracin no tall el aliento sanguinario de Mengele, solo favoreci la materializacin de su temple desalmado, auspiciando las condiciones para el abuso, la tortura y el asesinato sin cohibicin alguna.

    Horrorizan las torturas fsicas como sobrecoge el tormento psicolgico de las vctimas en aquellos campos infernales. Las expresiones del holocausto dirigido por Mengele fueron muchas, pero con unos pocos ejemplos podemos retratarlo.

    Su fascinacin por gemelos y deformes llev a la muerte a varios centenares. Solo el 10% de los gemelos sobrevivieron a su estudio; al encanto de descubrir sus semejanzas y sus diferencias en la diseccin de sus cadveres. Su placer por las necropsias implicaba una suerte mortal para sus vctimas.

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    Hijos de brazos de mujeres asesinadas por orden suya se convirtieron en combustible de los hornos crematorios o en sujetos para experimentar. Con ellos pudo estudiar los efectos de la inanicin y seguir el agotamiento corporal hasta la muerte.

    En aras de investigaciones ftiles los judos podan ser amputados; inyectados en las venas o en el corazn con cualquier tipo de qumico, insecticidas, por mencionar alguno; sometidos a viviseccin para medir la resistencia al sufrimiento; o inyectados en los globos oculares para cambiarles de color los ojos. De hecho su deslumbramiento por los ojos hizo que muchos de los de sus vctimas hicieran parte de un especial muestrario. Como los esqueletos deformes de sus inmolados, que constituan otra coleccin, con la que poda ilustrar la imperfeccin fsica de los judos.

    Su curiosidad por la mdula espinal dej a muchos de los prisioneros parapljicos o cuadripljicos; y su curiosidad por el efecto de las bajas temperaturas sobre el cuerpo fue satisfecho sumergiendo en agua helada a los conejillos humanos de su experimento.

    Las epidemias encontraron en l la resolucin ms fcil. La de tifus de1943 fue controlada enviando a 600 enfermas a las cmaras de gas.

    Y la Alemania nazi lo admiraba. De l sus superiores escribieron: Como mdico del campo de concentracin de Auschwitz ha dado uso prctico y terico a sus conocimientos ayudando a luchar adems contra grandes epidemias con prudencia, perseverancia y energa, y a menudo en condiciones muy difciles. Ha utilizado con gran celo su propio tiempo libre aportando una valiosa contribucin a la ciencia antropolgica. Como mdico de la SS goza de gran popularidad y es respetado en todas partes.

    Veintin meses, Mengele estuvo en Auschwitz, de donde huy diez das antes de que el ejrcito ruso liberara el campo. Aunque capturado pocos das despus, fue liberado: ignoraban los aliados su identidad y sus acciones. Ni siquiera

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    en el Juicio de Nremberg se conocieron sus horrores. Tras de la guerra Mengele vivi en Argentina y Paraguay, y muri en Brasil en 1979. Perseguido s, pero habiendo vivido ms de tres dcadas de impunidad.

    Aunque Auschwitz y Mengele son el smbolo de la barbarie nazi, aquel campo y aquel criminal estn lejos de ser responsables de todos los horrores. Auschwitces y mengeles, en el Tercer Reich, hubo en exceso. Unos campos eran asiento de experimentacin los de concentracin-, los otros se llamaban de exterminio. En la realidad ambos lo eran. Solo que en estos la esperanza de vida se contaba en horas o en minutos, pues a ellos llegaban los prisioneros para ser ejecutados. Aunque las principales vctimas fueron los judos, tambin gitanos, homosexuales, comunistas y prisioneros de guerra fueron objeto de experimentacin inhumana.

    En Polonia existieron a ms de Auschwitz, los campos de exterminio de Treblinka y Majdanek. En Alemania, los campos de concentracin de Neungamme, Dachau, Buchenwald y Ravensbrueck.

    En Dachau, en busca de la vacuna contra la malaria y de tratamientos contra la enfermedad, un millar de prisioneros fueron contagiados. La mitad muri.

    En Buchenwald, Carl Vaernet convencido de que podra encontrar la cura de la homosexualidad ensay con hormonas, con la castracin y la amputacin del pene, y con la implantacin de una glndula artificial que no dio resultado, pero termin con la vida de los homosexuales.

    Buchenwald fue tambin escenario de estudios contra el tifus. Noventa por ciento de los prisioneros inoculados para mantener viva la rickettsia fallecieron. La suerte de los otros fue variable. Unos recibieron vacunas y medicamentos experimentales, y fueron infectados para probar la efectividad de la medida; otros, como grupo control, fueron contagiados y se les dej sin tratamiento. Fiebre amarilla, clera, difteria y viruela fueron, en Buchenwald, objeto de investigaciones semejantes.

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    All tambin se experimentaba con venenos. Administrados en los alimentos, se esperaba la muerte del sujeto investigado para practicarle una reveladora autopsia.

    Ravensbrueck fue campo de estudio de las sulfamidas. Para determinar su efectividad se les provocaba heridas a los prisioneros, se las contaminaba como las heridas del campo de batalla y se les inoculaban los bacilos tetnico y de la gangrena. Otros ensayos en este campo de concentracin fueron los encaminados a la regeneracin de tejidos. Los prisioneros eran sometidos a extracciones sin anestesia de hueso, msculos y nervios. Unos moran, otros quedaban mutilados,.

    En el campo de Natzweiler, en Francia (como en el alemn de Sachsenhausen) la experimentacin se realiz con sustancias vesicantes como el gas mostaza y la lewisita, productoras de graves y extensas lesiones ampollosas en la piel y las mucosas. Estos qumicos, usados como arma de guerra, fueron objeto de investigacin para determinar el mejor tratamiento de los daos causados a la tropa.

    En Austria existieron los campos de concentracin de Mauthausen y Gusen. El primero fue conocido como el campo de los espaoles, por la concentracin de republicanos que haban luchado contra Franco. All el mdico Aribert Heim, apodado el Doctor Muerte, o el Carnicero de Mauthausen aplicaba a sus vctimas inyecciones letales en el corazn.

    En los investigadores nazis primaba el inters de conocer la tolerancia del organismo humano a condiciones lindantes con la muerte, as se estudiaron los efectos txicos y las dosis letales de medicamentos; la resistencia al hambre extrema para conocer, en las autopsias, sus efectos sobre el hgado y el pncreas; la tolerancia del organismo a las temperaturas bajas, observando las consecuencias de la congelacin del cuerpo; y se practicaban, sin anestesia, amputaciones de miembros, trasplante de rganos y trepanaciones del crneo para observar sus caractersticas anatmicas y para extraer el

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    cerebro a personas conscientes durante el atroz ensayo. La obstinacin por los hallazgos post mortem de los efectos que provocaban con sus experimentos fue constante en los investigadores alemanes.

    Otra obsesin del rgimen, fue la esterilizacin, como parte de sus planes eugensicos, y llev a cientos de miles de retrasados, enfermos mentales y personas con deformidad o discapacidad a la esterilizacin sin su consentimiento, contra su voluntad y por la fuerza. En esta rea tristemente sobresali el doctor Carl Clauberg, con experimentos en Ravensbrck y en Auschwitz. Se buscaba el mtodo ms rpido y sencillo para aplicar masivamente. Radiaciones, sustancias txicas parenterales e intervenciones quirrgicas hicieron parte de los experimentos.

    Los estudios sobre la hipotermia antecedieron a Mengele. Los inici la Luftwaffe en 1941, y los tuvieron a cargo los comandantes de Dachau y Auschwitz bajo la supervisin de Sigmund Rascher. Los prisioneros eran expuestos desnudos a temperaturas bajo cero o sumergidos por horas en agua helada. Entonces se meda la temperatura del agua, la del cuerpo al retirarlo y al momento de morir; y se contabilizaban el tiempo de inmersin y el que tardaba en presentarse la muerte. Como el restablecimiento de la temperatura corporal tambin revesta primordial importancia, dada la exposicin de las fuerzas alemanas a un clima inclemente en el frente oriental, la forma de resucitar los cuerpos expuestos a temperatura extrema constituy otra fase del experimento.

    Otro estudio de la fuerza area alemana fue sobre los efectos de la altitud en los pilotos, para ello los prisioneros eran recluidos en cmaras de baja presin, en las que convulsionaban y moran; cuando no, se les poda practicar en vivo la diseccin de su cerebro. Sigmund Rascher fue el mdico responsable de estos experimentos, algunos realizados conjuntamente con Mengele.

    Rasher, sin embargo, a pesar de su apego al rgimen, fue ejecutado en el mismo campo de Dachau por engaar a

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    Himmler. Sus hijos eran de su criada y de no su mujer, aria, de raza superior pero infecunda.

    Muchos de los autores de las violaciones fueron capturados y sometidos a juicio: Muchos escaparon. Doce juicios se llevaron a cabo por crmenes de guerra en Nremberg, la zona de ocupacin norteamericana. Veintitrs personas, veinte de ellas mdicos, fueron juzgadas por experimentos con enfermos en hospitales y con prisioneros en campos de concentracin sin su consentimiento, tratos crueles, tortura, homicidio y genocidio. Pocos cinco- fueron absueltos y uno liberado; los dems recibieron penas que oscilaron entre la pena de muerte siete-, la cadena perpetua y sentencias a varios aos de prisin. Mengele, sin embargo, en ese momento pasaba para el mundo desapercibido.

    SHIR ISHII Y LA BARBARIDAD JAPONESA Aunque menos conocidos que los experimentos alemanes del tercer Reich, los llevados a cabo por los japoneses durante las guerras sini-japonesa y del Pacfico (1937-1945), son igual de abominables.

    Un espritu tan diablico como el de Mengele estuvo al frente de aquellas experiencias. Encarn en Shir Ishii, militar, mdico y microbilogo, que dirigi la seccin de guerra biolgica del ejrcito de Kwantung. A cambio de judos, los japoneses de Ishii contaron con prisioneros chinos, rusos, estadounidenses y europeos; y convirtieron en supremaca racial japonesa la supremaca racial alemana que por aquella misma poca se proclamaba en el otro extremo de la Tierra.

    Los campos de concentracin nazi tuvieron su equivalente japons en los Escuadrones y sus centros de operaciones. El Auschwitz de Ishii fue el Escuadrn 731con todas sus filiales. Los experimentos, ms que eso, fueron, como los de los alemanes, actos de ferocidad inigualable. Practicaron en sus vctimas vivisecciones, inoculacin de enfermedades, extirpacin de rganos (cerebro, hgado, estmago, pulmones) en vivo y sin anestesia, amputaciones, experimentos de hipotermia y congelamiento, inyeccin de aire en las arterias, pruebas de inanicin, pruebas con armas

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    qumicas en cmaras de gases, estudios de tolerancia a la asfixia, entre las muchas barbaridades que haca destellar la imaginacin asesina.

    Entre tanto sus armas biolgicas (clera, carbunco, peste bubnica, tuberculosis, viruela, botulismo) causaban enorme mortandad en las unidades de experimentacin, en los campos de batalla y en la poblacin civil.

    Los juicios de Nremberg para los criminales japoneses fueron los juicios de Jabrovsk, en Rusia, en 1949, llevados a cabo tras el fin de la Guerra Mundial. Sin embargo la mayora de los responsables se salvaron del castigo. Ni siquiera Ishii fue imputado. Haba sido arrestado por los estadounidenses, pero los Estados Unidos evitaron la revelacin y la condena de sus atrocidades a cambio del conocimiento obtenido en sus experimentos de guerra biolgica. Su valor se estim inapreciable, pues se dijo que eran irrepetibles en razn de los impedimentos morales.

    La informacin recaudada por Ishii le dio inmunidad hasta su muerte, que fue en 1959, cuando un cncer apag su vida .

    A diferencia de Nremberg en Jabrovsk todos los mdicos fueron amnistiados.

    La moral fue trasgredida y la justicia burlada.

    EL EXPERIMENTO TUSKEGEE Oculta de la mirada del mundo, en otro sitio del planeta, casi concomitante con las iniquidades del Tercer Reich, otra investigacin perturbadora se llevaba a cabo. De nuevo, como en los tiempos de Marion Sims, los negros eran objeto de abuso y discriminacin.

    Campesinos norteamericanos negros, pobres y analfabetos fueron engaados en un experimento financiado por el gobierno federal para observar los efectos de la sfilis sin tratamiento y adquirir, as, un mejor conocimiento de la enfermedad para alcanzar su cura.

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    En 1932 se inici el ensayo en la ciudad de Alabama que le dio su nombre. Cuatro centenas de negros participaron en el "Estudio Tuskegee sobre sfilis no tratada en varones negros". La observacin de pocos meses y el tratamiento ulterior propuestos por el doctor Taliaferro Clark termin prolongndose por aos. Los escrpulos ticos alejaron a Clark del proyecto un ao despus de haberse comenzado.

    A los pacientes se les ocult el diagnstico tras la vaga informacin de una enfermedad que comprometa la sangre y se les ofreci para captarlos el tratamiento gratuito del gobierno. Nunca lo recibieron. Ni al comienzo, cuando el tratamiento de la sfilis era txico y de dudosa efectividad, ni aos despus -final de la dcada de los cuarenta-, cuando la penicilina ya era utilizaba masivamente para tratar la sfilis.

    A los sujetos del experimento se les ocult el remedio condenndolos a las graves consecuencias de la enfermedad. Inmutable la investigacin sigui adelante fiel al propsito de observar el desenlace natural de la infeccin. Desenlace que terminaba con la muerte. Solo concluy el experimento con el escndalo periodstico, cuatro dcadas despus de su comienzo.

    El investigador cientfico Peter Buxtun, desodo en sus reclamos ticos, alert a la prensa, y el periodista Jean Heller denunci los hechos en la edicin del 25 de julio de 1972 del New York Times, El Congreso de los Estados Unidos orden suspender el experimento, pero entonces, de los 399 pacientes solo 74 an sobrevivan. Haban muerto 128 por la sfilis o sus complicaciones; de las esposas, 40 se haban contagiada; y de los hijos, 19 adquirieron la sfilis congnita.

    Esta perversa aplicacin de la ciencia, con ocultamientos, negligencia y engaos, que lleg a ser calificado como "la ms infame investigacin biomdica de la historia de los Estados Unidos", no fue sin embargo, para los investigadores, motivo de cuestionamiento moral. Uno de ellos, el doctor John Heller, director del experimento por varios aos afirm: La situacin de los hombres no justifica el debate tico. Ellos eran sujetos, no pacientes; eran material clnico, no gente

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    enferma. El estudio deba concluir hasta que todos los paciente murieran para hacerlos objeto de reveladoras autopsias.

    La respuesta tica al experimento Tuskegee fue el informe Belmont.

    CASO WILLOWBROOK Y LOS SUJETOS VULNERABLES La escuela estatal de Willowbrook, en Nueva York, que existi hasta los aos 80 del siglo XX, fue una institucin para nios con retraso mental, que a fuerza de escndalos adquiri notoriedad.

    Se vivan, entonces, aos de grandes avances en el estudio de la hepatitis viral, y las ansias de nuevos descubrimientos perfectamente rebasaban en su rauda carrera las consideraciones ticas.

    Las deficientes condiciones de salubridad de la escuela fueron propicias para la alta incidencia de la enfermedad, y esta, a su vez, para experimentar un nuevo tratamiento. Fue as como bajo la direccin del doctor Saul Krugman (1911-1995), profesor de la facultad de medicina de la Universidad de Nueva York, se llevaron a cabo entre 1955 y 1970 varios estudios sobre la enfermedad. Uno de ellos tuvo por finalidad probar la efectividad de una inmunoglobulina. El Departamento de Higiene Mental del Estado de Nueva York lo aprob y la Seccin de Epidemiologa de las Fuerzas Armadas lo patrocin.

    Convencido, Krugman, de que podra dar solucin al problema sanitario de la escuela, obtuvo gammaglobulina de la sangre de pacientes con hepatitis. Tena la firme creencia de que podra proteger de la enfermedad a quienes previamente la recibieran, y de que podra, adems, inducir una inmunidad prolongada.

    Setecientos menores participaron en el experimento. Un grupo lo constituyeron los estudiantes antiguos, otro los recin llegados. Del primero, unos recibieron anticuerpos protectores, los dems no, luego actuaron como controles.

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    Los recin llegados a la escuela fueron inyectados con los anticuerpos, y un subgrupo de ellos, inoculados con el virus a travs de malteadas contaminadas con materia fecal de estudiantes enfermos de hepatitis.

    Los nios protegidos con la inmunoglobulina efectivamente tuvieron una forma atenuada de hepatitis A. Los investigadores descubrieron, adems, que en la escuela haba dos formas de hepatitis, la A y B -ya diferenciadas por F. O. MacCallum en 1947-, y que los virus causantes de cada una eran diferentes.

    Surgieron cuestionamientos al estudio, pero el xito minimiz sus fallas. Los reparos ticos fueron atenuados. Emplear en un experimento retrasados mentales, a quienes reconocemos como vulnerables, desagrad. No se escogieron por discapacitados, explicaron: su seleccin tuvo que ver solamente con la alta incidencia de hepatitis de la escuela. Hubo consentimiento informado, lo padres conocan los riesgos, se dijo en la defensa. Lo hubo, sin lugar a dudas, pero incomod que no fuera voluntario, pues fue condicin para conceder el cupo escolar al estudiante. Se argument que riesgo suplementario no exista, porque con o sin inoculacin experimental igual iban los nuevos alumnos a enfermarse. Claro que el riesgo de contraer la enfermedad era elevado, pero no tena por qu llegar al 100%. Tenemos que admitir que no todos los que enfermaron por el experimento hubieran enfermado espontneamente. La inmunizacin, a Dios gracias, funcion. Ser eso todo lo que cuenta?

    Alcanzo a adivinar en el doctor Krugman buenas intenciones, lejos su proceder de la conducta malvada. Afortunada su suerte que coron con xito el estudio; que le hace a la humanidad deberle parte de su bienestar.

    La hoja de vida de Saul Krugman va ms all del caso Willowbrook. Su demostracin de que la hepatitis A o infecciosa de transmisin fecal-oral y la B o srica trasmitida por sangre, secreciones y relaciones sexuales, eran causadas por dos virus inmunolgicamente diferentes fue ampliamente

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    reconocida. A ello se suma su descubrimiento de que el suero de portadores crnicos de la hepatitis tratado con calor poda inducir anticuerpos en personas sanas, hallazgo que condujo al desarrollo de la vacuna contra la hepatitis B. Una de las varias vacunas contra enfermedades virales que lo tuvieron a l como protagonista. Se explica as el premio Lasker de Medicina que le confirieron en 1983 y su ascenso, en 1972, a la presidencia de la Sociedad Americana de Pediatra.

    Sin embargo si otro hubiera sido el sino de sus experimentos, y graves daos hubieran sufrido por falta de celo los sujetos de sus investigaciones, otra sera su fama y otro el recuerdo de sus ensayos.

    EXPERIMENTOS CON PLUTONIO Los atropellos en el marco de la experimentacin cientfica no se contuvieron con la condena universal de las barbaridades nazis. Dir, ms bien, que pas la experimentacin de la intencin criminal a la osada moral. Dej de tener la aniquilacin entre sus objetivos, pero sigui violando gravemente la dignidad del hombre. Sigui existiendo, por desgracia, una historia subterrnea, que por vergonzosa no reposa en sus anales de la ciencia, sino en las pginas escandalosas de los diarios, que pusieron la vergenza al descubierto. Tan irrefutable como para que este mea culpa tenga cabida:

    Miles de experimentos patrocinados por el gobierno fueron llevados a cabo en hospitales, universidades y bases militares en todo nuestro pas. Algunos fueron poco ticos, no solo por estndares de hoy, sino por las normas de la poca en que se llevaron a cabo. Fallaron tanto los tejidos de nuestros valores nacionales como los tejidos de la humanidad. Los Estados Unidos de Amrica ofrecen una disculpa sincera a nuestros ciudadanos que fueron sometidos a estos experimentos, a sus familias y a sus comunidades.

    Era el 3 de octubre de 1995, y el presidente Clinton daba con estas palabras testimonio de que despus de Mengele, y en un mundo libre y democrtico, respetuoso, por ley, de los

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    derechos humanos, an seguan cometindose flagrantes violaciones en nombre de la ciencia.

    Fueron miles de experimentos secretos, unos cuatro mil, los que hicieron ruborizar a la administracin estadounidense. Comenzaron en 1944, se llevaron a cabo durante tres dcadas y fueron patrocinados por el mismo gobierno.

    Su necesidad surgi con el proyecto Manhattan que desarroll la bomba atmica. Result ineludible tras salpicaduras por material radioactivo y otros accidentes sufridos por los trabajadores del proyecto, conocer el comportamiento de la radiacin en el cuerpo humano.

    Durante varios das despus de tragar accidentalmente plutonio, y a pesar del lavado gstrico practicado, el aliento del qumico Don Mastick an mova las agujas del contador de radioactividad, y se dice que varios aos despus su orina sigui siendo radioactiva.

    Preocupado con el accidente de Mastick, el mdico encargado de la seguridad de los trabajadores en el laboratorio de Nuevo Mxico, Louis Hempelmann, sugiri entonces -agosto de 1944- a Julius Robert Oppenheimer, director del proyecto Manhattan, el desarrollo de un mtodo para medir los niveles de plutonio en el organismo. Oppenheimer autoriz el estudio. Deba hacerse en animales y eventualmente en humanos. As naci la experimentacin que finalmente lament el presidente Clinton.

    Los experimentos concluyeron en 1974, y hubieran pasado desapercibidos si la periodista Eileen Welsome no los descubre accidentalmente 13 aos despus de terminados.

    Fue un mismo proyecto con mltiples ensayos llevados a cabo en varios hospitales y universidades del pas que tuvieron en comn la administracin de istopos radioactivos a los sujetos de experimentacin violando su autonoma. Tras ello se midieron los niveles de radioactividad en diferentes muestras y secreciones, en la orina, lo ms habitual, pero

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    tambin en fragmentos de tejidos, y en ltimas, en restos exhumados. La mejor documentada de las violaciones fue la que descubri Welsome, de 18 enfermos supuestamente terminales que recibieron plutonio sin su conocimiento, ni su consentimiento, con el fin de establecer la velocidad de eliminacin de plutonio del cuerpo. El experimento se llev a cabo de abril de 1945 a julio de 1947 en el Oak Ridge Hospital de Tennessee (1 paciente), la Universidad de Rochester (11 pacientes), la Universidad de Chicago (3 pacientes) y la Universidad de California (3 pacientes).

    La periodista Eileen Welsome contratada como cronista de barrio por el Albuquerque Tribune, un pequeo peridico vespertino, se encontr, con la chiva, y sin buscarla, en un estropeado archivo, en la base Kirtland de la Fuerza Area. Otra era la razn de su visita a esa base que haba sido parte del proyecto Manhattan ms de cuatro dcadas atrs.

    La nota descubierta revelaba la inyeccin de plutonio a las 18 personas mencionadas. Welsome sigui la pista, entrevist personas, hizo peticiones, estudi documentos y reconstruy la escandalosa historia. Los claves CHI- 2, HP-9, CAL- 3, y muchas ms, se convirtieron con su empeo en nombres de seres reales. El cdigo CAL corresponda a pacientes de California, CHI a los de Chicago.

    CAL-3 fue el primer paciente identificado, era Elmer Allen, muerto en 1991, y la decimoctava vctima. Entr al proyecto el 18 de julio de 1947.

    La vctima ms joven, codificada como CAL-2, fue un nio australiano, Simeon Shaw, de 5 aos, trasladado de su patria a California para recibir un supuesto tratamiento filantrpico para un cncer seo. Realmente recibi una inyeccin experimental de plutonio y un ao despus muri en Australia. Ni sus mdicos australianos fueron informados de la radiactividad que el menor llevaba dentro.

    Se escogieron pacientes terminales, pero ni siquiera esto fue suficientemente documentado, al punto que pacientes sin esta

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    condicin fueron incluidos en el estudio y vivieron varios aos bajo los efectos de la radiacin.

    El albail negro Ebb Cade fue el primer conejillo en este experimento. Fue inyectado con plutonio el 10 de abril de 1945 en el Hospital Militar de Oak Ridge. No tuvo idea de qu se trataba ni para qu serva la inyeccin administrada. Quiso su doble mala suerte que un grave accidente automovilstico lo llevara a pedir asistencia donde no deba; y que por error se confundiera con los enfermos terminales buscados para el estudio. La condicin de paciente terminal era la aconsejada por el proyecto, a fin evitar a los sujetos el largo sufrimiento que podran implicar el cncer y otros efectos de la radiacin. Su sangre, sus secreciones, muestras de sus huesos y hasta ms de una docena de dientes que le fueron extrados fueron objeto del anlisis. Cade muri ocho aos despus, aunque no por efectos de la radiacin.

    Wellsome descubri la mayora de las identidades, -le falt la de CHI-3-, sus edades, la fecha de la inyeccin del plutonio la fecha de muerte. Fue un trabajo exigente, demorado, realizado solo en horas libres, con muchos intermedios, y que solamente recibi el impulso definitivo en 1991, cuando el peridico le permiti trabajar casi exclusivamente en el proyecto. El eplogo fueron tres entregas que comenzaron a aparecer en el Albuquerque Tribune el 15 de noviembre de 1993, con revelaciones que retumbaron por todo el planeta.

    Tras la denuncia el presidente Clinton cre una comisin para investigar los hechos, y se descubri que no haban sido 18 los sujetos vulnerados. Se contaban por miles, pues fueron muchos los estudios realizados. Algunos con rayos X, otros con uranio, otros con yodo radioactivo; unos con nios retardados, administrndoles leche radioactiva; otros con embarazadas, administrndoles, como a 829, en Tennesee, hierro emisor de radiaciones. Cncer, malformaciones y muertes se contaron en el desenlace de la investigacin.

    El comit asesor del presidente Clinton determin una indemnizacin para los sobrevivientes o sus familiares. No la recibieron todos, pues la ausencia de registros que

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    documentaran el abuso impidi beneficiarlos. El dinero, como es habitual en este mundo, soseg las conciencias y las penas.

    En 1994, seis aos despus de su descubrimiento en la base Kirtland, Eileen Welsome recibi el Premio Pulitzer. Su serie en el Albuquerque Tribune: "The Plutonium Experiment" o Historias que relatan las experiencias de civiles estadounidenses que fueron utilizados, sin saberlo, en experimentos del gobierno con plutonio hace casi 50 aos", haba sido laureada.

    Pese al boom de la publicacin, el Albuquerque Tribune un da de febrero del 2008 dej se circular. Welsome, en cambio, sigui con su trabajo, y en 1999 public el libro Los archivos de plutonio, que puso al descubierto nuevos experimentos y ms revelaciones.

    VIOLACIONES TICAS, UN LISTADO INTERMINABLE Los casos presentados son reducida muestra de todas las trasgresiones que rene la literatura; por lgica, inferiores a las cometidas. Fcilmente el espectro puede acrecentarse.

    Hubiera podido detenerme, tambin, en la inoculacin de prisioneros, en Filipinas en 1906, con el vibrin colrico; o con plasmodium, en reclusos en 1942, para estudiar el paludismo; o en el estudio en mujeres embarazadas, en Vanderbilt, con hierro radioactivo, para conocer sus efectos en ellas y en los fetos; o en el de yodo radioactivo en gestantes, en Iowa, para adquirir detalles de su paso por la barrera placentaria al estudiar los fetos abortados; o en la administracin de uranio radioactivo en Rochester (1946), por la simple curiosidad de conocer la dosis lesiva a los riones; o en la inyeccin, en los aos cincuenta, en Brooklyn y en Ohio, de clulas cancerosas a presos, ancianos y mujeres negras para estudiar la respuesta inmunolgica; o en la Operacin MKUltra, investigacin secreta de la CIA, en plena guerra fra, para el lavado de cerebro y controlar la mente humana, con drogas

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    alucingenas, radiacin, estimulacin elctrica y multitud de frmacos.

    Detenerme hubiera hecho el recuento interminable.

    HITOS EN LA CONSOLIDACIN DE UN MARCO TICO Violaciones tan flagrantes hicieron reaccionar al mundo y tras el rechazo hubo una respuesta normativa que abarc lo tico como lo jurdico. Hoy el ser humano no est desprotegido. El mundo est atiborrado de legislacin y la ignorancia ya no puede invocarse en los abusos.

    La ndole histrica de esta exposicin me obliga a destacar tres documentos, los primeros y ms conocidos, que han puesto marco tico a la investigacin en seres humanos. Me referir, por tanto, al Cdigo de Nremberg, al Informe Belmont y a la Declaracin de Helsinki. Los tres son documentos eslabonados, con una misma inspiracin, con un mismo propsito y en los que el consentimiento informado se alza como el ms elemental y primordial de los principios.

    CDIGO DE NREMBERG (1947) Este cdigo fue el primer documento de carcter universal que busc proteger a los sujetos de investigacin estableciendo las pautas para la experimentacin en humanos. Fue inevitable consecuencia de las atrocidades develadas en los juicios de Nremberg. Su expedicin, el 20 de agosto de 1947, fue la respuesta a unos criminales que en su defensa adujeron la inexistencia de una norma internacional que enmarcara la investigacin cientfica en seres humanos, pretexto apenas de un razonamiento perverso que ha debido intuirlo.

    Antecedi al Cdigo de Nremberg el documento de los doctores Leo Alexander y Andrew Conway Ivy, Permissible Medical Experiment (Experimento mdico permisible), declogo que sentaba los principios ticos para la experimentacin en humanos; y la propuesta de seis puntos que Leo Alexander entreg al Consejo para los Crmenes de Guerra, seis meses atrs. Estos principios seran convertidos por los jueces de Nremberg en el famoso cdigo, y llenaran

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    el vaco de normas invocado como atenuante de las graves violaciones juzgadas.

    El Cdigo de Nremberg: 1. Consagra el consentimiento voluntario fundado

    en el conocimiento y comprensin de los diferentes aspectos relacionados con la investigacin.

    2. Determina que todo experimento debe ser necesario y benfico para la sociedad.

    3. Establece que la experimentacin debe basarse en resultados previos que la justifiquen.

    4. Estipula que los ensayos deben evitar el sufrimiento fsico y mental innecesario.

    5. Establece que no deben practicarse experimentos en los que se presuma que puede sobrevenir la muerte o incapacidad del sujeto de experimentacin.

    6. Prescribe que el riesgo no debe superar el beneficio humanitario previsto.

    7. Determina que deben tomarse todas las precauciones posibles para proteger de daos a los sujetos de experimentacin.

    8. Estipula que el experimento debe ser conducido por personas cientficamente calificadas.

    9. Dispone que el sujeto debe gozar de libertad para abandonar la investigacin en cualquiera de sus fases.

    10. Y especifica que el investigador debe estar preparado para interrumpir el experimento si encuentra razones para pensar que puede causar la discapacidad o muerte del sujeto.

    LA DECLARACIN DE HELSINKI (1964-2013) La Declaracin de Helsinki, se define s misma como una propuesta de principios ticos para investigacin mdica en seres humanos. Fue promulgada en 1964 por la XVIII Asamblea Mdica Mundial de la Asociacin Mdica Mundial, en la ciudad de la que deriv su nombre.

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    Su inspiracin fue el Cdigo de Nremberg, cuya influencia rebas con creces, al punto de haberse convertido en la gua ms importante para la investigacin mdica y el sustento ms tomada en cuenta en la legislacin mundial. Sus siete revisiones la mantienen vigente. Actualizada en 1975 en Tokio, en1983 en Venecia, en1989 en Hong Kong, en 1996 en Somerset West (Sudfrica), en el 2000 en Escocia, en el 2008 en Sel, tuvo su ltima modificacin en octubre del 2013 en Fortaleza (Brasil).

    Quedando claro que el progreso de la medicina se basa en la investigacin, que en ltimo trmino debe incluir estudios en seres humanos, la Declaracin de Helsinki se adentra a travs de sus 37 artculos en los aspectos esenciales de esta labor cientfica.

    Establece, as, el propsito de la investigacin mdica, el respeto y cuidado por las personas que participan en los estudios, la supremaca de los estndares tico sobre cualquier norma nacional o internacional que los disminuya, esclarece el perfil del investigador y del sujeto, y estipula la garanta de compensacin y tratamiento en caso de dao.

    Contempla en sus apartados los riesgos, costos y beneficios de la investigacin, estableciendo que aquellos deben ser siempre menores y reducidos al mnimo; se ocupa de la investigacin en grupos y personas vulnerables, justificndola cuando son ellos la poblacin objeto de los beneficios del ensayo; determina los requisitos cientficos en los que se deben fundamentar los ensayos y la necesidad de un protocolo, cuyo contenido determina.

    Se ocupa, tambin, de los comits de tica de investigacin, como instancias que deben aprobar y vigilar el desarrollo de las investigaciones y resolver los dilemas que se presenten en el curso del estudio, y define sus caractersticas.

    La Declaracin de Helsinki consagra la privacidad y la confidencialidad, y la obligacin ineludible del consentimiento informado, definiendo su contenido, sus requisitos y sus caractersticas. En sus apartados finales se refiere al placebo

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    y las condiciones para su empleo, y a las obligaciones ticas relacionadas con el cuidado, disponibilidad, publicacin y divulgacin de los resultados. Su artculo final delimita el uso de investigaciones no probadas en la prctica clnica.

    EL INFORME BELMONT (1979) El documento Principios ticos y pautas para la proteccin de los seres humanos en la investigacin, ms conocido como Informe Belmont, aparecido en abril de 1979, fue la culminacin del trabajo iniciado cinco aos antes, tras las revelaciones del caso Tuskegee, por la Comisin Nacional de Estados Unidos- para la Proteccin de los Sujetos Humanos ante la Investigacin Biomdica y de Comportamiento, que abord los peligros en la investigacin en seres humanos en busca de los principios a tener en cuenta.

    Sus pginas, tras distinguir entre investigacin y prctica, discurren por los principios primordiales para la proteccin de los seres objeto de investigacin, y establece tres principios bsicos bioticos: autonoma, beneficencia y justicia.

    Su aplicacin propende porque la participacin de los sujetos obedezca a la libre decisin fundada en la informacin veraz; porque las investigaciones busquen el mximo beneficio con el mnimo riesgo; porque se recurra a procedimientos razonables, analizando quien debe sufrir sus cargas y quien recibir los beneficios; porque las cargas y beneficios sean justamente distribuidos; porque no se explote en los experimentos a los sujetos vulnerables; y porque exista justicia e imparcialidad en la seleccin de los pacientes y se proscriba toda discriminacin.

    Aspecto fundamental del Informe es la correcta ponderacin del riesgo y el beneficio en la justificacin de la investigacin; y el consentimiento informado, como expresin del principio de autonoma, al cual fija sus caractersticas y requisitos.

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    EPLOGO El progreso cientfico tiene un fundamento noble. En l centra esperanzado el hombre el alivio de sus dolencias y su felicidad. Pero la consecucin de ese justificable bienestar no puede ser ensombrecida por la ilicitud moral de los mtodos empleados. La investigacin cientfica debe ser humana en la buena acepcin de la palabra (lo humano tambin es lo imperfecto). El ideal de la ciencia es noble, los nicos culpables de sus desvaros son sus actores.

    Volver los ojos a una historia aciaga como la que estas lneas contiene no es un quehacer superfluo. La historia tiende a repetirse. Conocer los hechos nos vacuna. Tanto ms se conoce, ms puede prevenirse.

    El anlisis de los hechos de este complejo mundo de la ciencia nos introduce en reflexiones cada vez ms exigentes y exigencias cada vez mayores en procura de que no exista en la experimentacin la ms mnima mancha. Esa vista escrutadora sobre los aspectos ticos, hace pensar que el exceso de celo y moralismo puede entorpecer el progreso de la ciencia. Sin embargo la escrupulosidad de la experimentacin entraa la apertura a la mirada escudriadora, que a la vez que crea obstculos redunda en garantas.

    En aras del conocimiento un ser humano no puede ser expuesto a riesgos sustanciales, no puede ser sometido a tratos crueles, ni puede experimentarse sin su conocimiento; tampoco se puede sacrificar a unos miembros de la especie en beneficio de ella. Son principios generales inherentes a la experimentacin humana. Su aplicacin al tratarse de casos especficos es mucho ms compleja.

    Hasta qu punto por ejemplo- la voluntad del sujeto hace permisible un ensayo que lo somete a riesgos? Cul es entonces el peligro tolerable? La experimentacin indudablemente con las normas se restringe. A la vez que gana en seguridad sus metas se limitan. Qu pasa si deslumbrado por el xito de la experimentacin sesga el investigador el inventario de los riesgos y los beneficios? Ha

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    de haber en estas circunstancias un ente que asesore; ha de haber un rbitro que profiera un fallo salomnico. Hoy esa misin a la biotica le ha sido encomendada.

    La biotica, que ya no es extraa a nuestro mundo, es la respuesta a los posibles desafueros de la ciencia y de la tecnologa. Ella encamina el poder y el saber del hombre en su propio beneficio, alejndolo de su propia destruccin; y entraa la interrelacin armnica entre el progreso cientfico y los valores ticos.

    Corresponde a los hombres de bien, defensores de la biotica, investigadores o simples ciudadanos, velar porque no se transgreda en la experimentacin lo moralmente permitido. Los seres vulnerables, aquellos que por sus condiciones de inferioridad no siempre defienden sus derechos, deben ser particularmente protegidos. En la larga historia de abusos en la investigacin presos, nios, ancianos, enfermos mentales y terminales, minoras raciales, poblacin segregada, embriones, han sido blanco primordial de transgresiones. Y aunque no haga parte de este escrito, debo mencionar, para reprobarlos, los tratos crueles a los que el mundo animal es sometido en aras de acrecentar el conocimiento humano.

    El progreso no debe alcanzarse sin el rigor de la ciencia y sin la humanidad de la tica. Ciencia y principios deben ir de la mano, en trabajo mancomunado por el bien del individuo, por el de la especie por el bien de la vida.

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