“Párrafos Geográficos” Volumen 6 N° 1
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ESCENARIOS DE COMPETITIVIDAD REGIONAL EN EL SUDESTE BONAERENSE GARCÍA, Mónica Cristina1 1Grupo de Estudios de Ordenación Territorial. Dpto. Geografía, Universidad Nacional de Mar del Plata. Funes nº 3350 (7600) Mar del Plata. [email protected]
Resumen Las posibilidades de inserción de comunidades locales (como la región Mar y Sierras en el
sudeste bonaerense) en los nuevos modelos de relación e integración, crecen según la posición urbana
en el nuevo modelo territorial y el contexto de nuevas relaciones socioeconómicas; de los recursos que
facilitan su reposicionamiento; de las oportunidades de ajustar su funcionamiento y de las acciones
destinadas a incentivar los cambios. Para dicho desarrollo regional, es prioritario un territorio
organizado; que cuente con trabajadores adiestrados y con mentalidad empresarial, apoyados con
tecnología, recursos de investigación y desarrollo accesibles; capital financiero suficiente,
infraestructura física adecuada, alta calidad de vida y ambiente agradable, a lo que se sumen actores
sociales, instituciones, cultura, estrategias, recursos, entorno y un sector público participativo,
comprometido y flexible, para una mejor inclusión en la economía globalizada.
Se pretende en este artículo, caracterizar nuevos escenarios de competitividad regional a partir del
escenario actual del área Mar y Sierras, estimulando iniciativas y cambios que disminuyan los efectos
negativos en un desarrollo urbano-regional más organizado. Para ello, la metodología utilizada evaluó
problemas y condicionantes, elaborando algunas propuestas de ordenación territorial que prioricen
ventajas competitivas regionales, tales como organización, identidad, información, capacitación,
investigación, calidad y/o creatividad.
Los escenarios futuros deben tener presente que la región Mar y Sierras se construye desde sus
ciudades, que organizan administrativa, económica y socialmente el territorio. Mar y del Plata y
Tandil como nodos universitarios y Mar del Plata y Necochea, como nodos urbano-portuarios, deberán
ser los motores que, junto a otras ciudades y pueblos organicen su entorno regional en base a
complementación, especialización e integración, disminuyendo los desequilibrios y apuntando a los
avances culturales, al desarrollo productivo, las infra e infoestructuras, los conocimientos y también a
las innovaciones científico – tecnológicas, privilegiando las alianzas estratégicas y las relaciones
horizontales sobre las verticales.
Palabras claves: escenarios futuros - complementación - competitividad regional - ordenación
territorial
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SCENARIOS OF REGIONAL COMPETITIVENESS IN THE SOUTHEAST OF BUENOS
AIRES
Abstract
The possibilities of insertion of local communities (as the region Mar y Sierras in the southeast
of Buenos Aires) in the new relationship and integration models, grow according to the urban position
in the new territorial model and the context of new socioeconomic relationships; of the resources that
facilitate their relocation; of the opportunities of adjusting their operation and of the actions dedicated
to motivate the changes. For this regional development, it is high-priority an organized territory, which
has trained workers and with managerial mentality, supported with technology, investigation resources
and accessible development; enough financial capital, appropriate physical infrastructure, high quality
of life and pleasant atmosphere, to what social actors, institutions, culture, strategies, resources,
environment and a public sector committed and flexible are added for a better inclusion in the global
economy.
It is sought in this article, to characterize new scenarios of regional competitiveness starting in
the current scenario of the area Mar y Sierras, stimulating initiatives and changes that diminish the
negative effects in an urban-regional more organized development. For it, the used methodology
evaluated problems and conditions, elaborating some proposals of territorial ordering that prioritize
competitive regional advantages, such as organization, identity, information, qualification,
investigation, quality and/or creativity.
The future scenarios must have in mind that the Region Mar y Sierras is built from their cities
that organize administrative, economic and socially the territory. Mar del Plata and Tandil as
university nodes and Mar del Plata and Necochea, as urban-port nodes, will be the motors that, next to
other cities and towns organize their regional environment based on complementation, specialization
and integration, diminishing the imbalances and pointing to the cultural advances, to the productive
development, those infra and infostructures, the knowledge and also to the scientist - technological
innovations, privileging the strategic alliances and the horizontal relationships on the vertical ones.
Key words: future scenarios - complementation - regional competitiveness - territorial ordering
Introducción y antecedentes
El sudeste de la provincia de Buenos Aires ha sido el espacio de referencia de los
diagnósticos, análisis y propuestas de ordenación realizados por el Grupo de Estudios de
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Ordenación Territorial (G.E.O.T.) en sus diversos proyectos de investigación llevados a cabo
desde su creación en el año 1993. Estos estudios le posibilitaron llegar a un profundo
conocimiento geográfico del mismo y a partir de las conclusiones obtenidas en cada proyecto,
efectuar renovadas investigaciones sobre dicha área. El interés por este espacio geográfico se
ha visto reforzado por el hecho de que desde hace algunos años, diversos municipios que lo
conforman, han tomado conciencia de la necesidad de comenzar a pensar, planificar y actuar
como una región o asociación intermunicipal, ya que comparten muchas de sus
problemáticas, sus recursos y sus necesidades. Como respuesta a ello, han sentado las bases
de creación de espacios de integración intermunicipal, mediante la conformación de algunas
asociaciones como el Corredor Productivo del Sudeste, el Consorcio Turístico del Atlántico,
el Consejo Productivo de Desarrollo Regional- Región Cuenca del Salado, el TOAR (Tandil,
Olavarría, Azul y Rauch), y más recientemente, el consorcio intercomunal “Mar y Sierras”,
con el fin de integrar la producción hortícola, la actividad turística, la producción industrial y
otras ligadas a los recursos de la zona, en virtud de sus similares aptitudes agro-turístico-
ecológicas. El acta fundacional de este consorcio intercomunal fue firmada por los respectivos
intendentes de Ayacucho, Balcarce, Gral. Alvarado, Gral. Pueyrredon, Lobería, Mar Chiquita,
Necochea y Tandil, en Mar del Plata, el 19 de setiembre de 2002 (Decreto Municipal nº
2370/02), fue ratificado por los ediles de Gral. Pueyrredon (Ord. Mun. Nº 15001/02) y se
halla aún en proceso de ratificación por los Concejos Deliberantes de los restantes municipios
(García y Veneziano; 2005).
Esta decisión pareciera apoyarse en los conceptos de Veglia (2002), quien sostiene que
la regionalización intermunicipal “…es una estrategia clave a la hora de abordar políticas
orientadas al logro de un desarrollo sostenible. La región conformada por un conjunto de
municipios genera una instancia de planificación y gestión superior a la local, en la que los
actores locales tienen injerencia directa y no resulta tan lejana e inalcanzable como la
provincia o la nación. La integración municipal a escala regional e inclusive internacional,
constituye una estrategia de extensión natural de las políticas de descentralización estatal y
autonomía municipal, surgidas a partir de la necesidad de posicionarse de alguna manera
más ventajosa frente a las situaciones derivadas del proceso político y económico global”.
Aunque no lo explicita, en la base de toda asociación intermunicipal, están las ciudades y las
redes urbanas que éstas conforman.
Las ciudades son las principales receptoras de gran parte de los impactos derivados de
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las transformaciones económicas y territoriales ocurridas en las últimas décadas en el país y
constituyen por ello un indicador valioso, por su alta sensibilidad a los cambios, por la
concentración urbana de niveles decisionales (empresariales, administrativos, financieros,
culturales, etc.) y de los equipamientos que canalizan y organizan la producción, como así
también la comercialización de los sectores primarios, industriales y de servicios. En el
escenario actual, no todas las ciudades tienen las mismas oportunidades de inserción, ya que
varían según su posición geográfica y sus posibilidades de interacción con el sistema urbano
nacional, el supranacional conformado por el Mercosur y a través de éste, con el resto del
mundo. En función de ello, la más o menos rápida capacidad de respuesta y adecuación de las
comunidades locales a los cambios y transformaciones, va a resultar de decisiva gravitación
para definir las situaciones futuras de inercia, de crecimiento o de abandono urbano. La
necesidad de insertarse convenientemente en las redes de integración territorial a nivel del
Mercado Común del Sur, ha implicado una mayor interacción entre las autoridades
municipales y los representantes de la sociedad civil organizada en las ciudades de la región
Mar y Sierras, con vistas a la formulación y gestión de propuestas de desarrollo, para el
espacio local y las áreas de influencia. Ejemplo de ello, lo constituye la Red de
Mercociudades, donde participan Mar del Plata; Necochea y Tandil, entre otras ciudades
argentinas.
Las incertidumbres que dominan hoy a las sociedades, la crisis de legitimidad del
estado de bienestar, de la planificación centralizada y de la ordenación compulsiva, inducen a
una revalorización del área local como expresión de la cultura, de la identidad, de la
pertenencia y de las potencialidades productivas. Por lo tanto, profundizar los estudios sobre
estos espacios para su ordenación, acostumbrarse a trabajar sobre las incertidumbres, construir
los escenarios de futuro, valorando el legado histórico-cultural, los condicionantes
locacionales y las hipótesis de cambio, constituyen la prioridad sobre la que hay que actuar.
Subsiste, no obstante, la paradoja de la existencia de un movimiento de base para una mayor
autonomía política y económica de estas comunidades y una todavía excesiva concentración
de recursos y actividades a nivel provincial y nacional, que sustrae efectivo poder de decisión
a los gobiernos locales, verificándose una descentralización de atribuciones y obligaciones,
sin la correspondiente descentralización de recursos financieros.
Borja y Castells (1997) han señalado que “...la política urbana consiste en hacer la
ciudad y los nuevos desafíos se basan en lograr la competitividad, fortalecer la accesibilidad
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y la conectividad, el trabajo y el empleo, la seguridad, la sostenibilidad y la gobernabilidad”.
Para ello, infraestructuras, asentamientos humanos y sistemas de ciudades, estructura regional
y ordenación del territorio requieren ser estudiados bajo una visión global integrada y en
consecuencia, torna necesaria una gestión de conjunto en el contexto de una planificación
estratégica. En este sentido, es responsabilidad de los gobiernos locales incentivar la
creatividad e innovación para evaluar nuevas alternativas que potencien y movilicen los
recursos humanos y económicos disponibles, para generar los efectos sinérgicos
indispensables para alcanzar una mayor calidad de vida de toda la comunidad.
Precedo Ledo (2003) expresa que “…las ciudades y sus territorios pueden entenderse
como nodos de redes de relaciones de modo que la ciudad como tal, tiene cada vez mayor
importancia en la determinación de su estatus urbano, el potencial local de inserción en
redes internacionales formales o informales, que es ahora lo que configura el rango urbano
de cada ciudad en un sistema urbano global en el que las redes de flujos tienen mayor
gravitación que las redes de nodos y lugares, rompiendo así las estructuras jerárquicas y
regulares anteriormente establecidas”. Por ello, consolidando las ciudades, se consolidan las
redes urbanas en el territorio, sobre todo si se apunta a que una red existe desde el momento
en que se establecen flujos entre dos nodos y que cuanto mayor sea el número de vínculos
existentes entre los nodos, mayor será la conectividad e integración de la red (García y
Veneziano, 2005). Esta conectividad se refuerza por la intensidad de los flujos materiales o
intangibles entre los nodos. En los sistemas clásicos, continúa Precedo Leo (2003) “…las
ciudades competían entre ellas. En las redes, las ciudades cooperan, generando nuevas
economías de escala: economías de red”, de allí la importancia de la asociatividad como pilar
de un sistema urbano integrado.
Para posicionar el área de Mar y Sierras, sustentada en un sistema urbano liderado por
Mar del Plata y secundado por Tandil y Necochea, se ha insistido en la conveniencia de
apuntar a la competitividad y las alianzas estratégicas, mediante el desarrollo endógeno, la
complementación de las estrategias locales dominantes con otras de alcance regional, para
propiciar un entorno competitivo, donde la formación y consolidación de las micro, pequeñas
y medianas empresas contribuyan entre otras, a la corrección de los desequilibrios sociales y
territoriales existentes. Es de conocimiento público, que el área sudeste bonaerense concentra,
después de haber soportado una fuerte crisis económica, con altas tasas de desempleo y
subempleo, un potencial productivo y humano no suficientemente desarrollado, con población
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instruida y adecuadas organizaciones intermedias, que sólo necesitan una mayor capacitación
para hallarse en aptitud de producir las transformaciones socioeconómicas necesarias.
Los escenarios futuros deben tener presente que la región Mar y Sierras se construye
desde sus ciudades, que organizan administrativa, económica y socialmente el territorio. Estos
escenarios resultan supuestos en forma de un conjunto de hipótesis coherentes, cuyo propósito
no es predecir el futuro, sino organizar, delimitar y sistematizar la incertidumbre. Sus
elementos estructurantes son: a) una teoría o un conjunto de hipótesis no contradictorias capaz
de explicar la estructura y la dirección del cambio del sistema en cuestión; b) un conjunto de
variables o factores derivado del marco teórico anterior y que representan los elementos
esenciales del sistema y contexto considerado; c) un conjunto de actores de variada naturaleza
que influyen o influirán significativamente en el sistema considerado; d) un conjunto de
escenas, cada una de las cuales configura el estado o situación del sistema y de su contexto en
un determinado instante de tiempo y e) una trayectoria, que es el recorrido o el camino, a lo
largo del tiempo, del sistema considerado (Boisier; 2002)
En la práctica, se requiere elaborar cuatro escenarios regionales. El primero, el
escenario actual, es el reflejo de una descripción estructurada (de acuerdo a un modelo
conceptual) de la realidad actual. El segundo, el escenario tendencial, es una descripción
igualmente estructurada (sobre la base del mismo modelo anterior) del estado probable del
sistema a un cierto plazo. El tercero, el escenario contextual constituye el marco referencial
externo futuro (el país o preferentemente el mundo) y en él se incluyen cuestiones como la
base energética futura, el perfil tecno-productivo emblemático del futuro y el perfil de
comercio asociado al anterior. El cuarto escenario, el más importante, es el escenario
estratégico, es el escenario futuro dentro de la gama de los deseables y representa lo que
efectivamente la comunidad regional puede hacer y alcanzar colectivamente. En un sentido
figurativo, este escenario deriva de una superposición (al estilo de la superposición de
transparencias en ciertos estudios geográficos) de los tres escenarios anteriores.
Sostiene Boisier (2002) que “…en el esfuerzo por crear un nuevo conocimiento más
acorde con la contemporaneidad lo primero que hay que entender en relación al desarrollo
regional contemporáneo es que el entorno en que éste se sitúa ha cambiado. Han aparecido
situaciones nuevas que pueden ser estructuradas como nuevos escenarios, como un nuevo
escenario contextual, como un nuevo escenario estratégico y como un nuevo escenario
político”. El escenario contextual se sustenta en dos procesos importantes que se
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retroalimentan permanentemente: la apertura externa de las economías y la apertura interna de
los sistemas socio-económicos nacionales. Por su parte, el escenario estratégico deriva de la
intersección de dos procesos: una nueva geografía, más virtual que física, con una lógica
sistémica y nuevas modalidades de organización territorial, donde los nuevos actores de la
competencia internacional por capital, por tecnología y por mercados, maximizan las
posibilidades de emerger como “ganador” en el mundo global. El mismo Boisier reconoce la
existencia de una región pivotal, como célula básica de una estructura piramidal en la que
aparecen regiones asociativas, resultado de acuerdos entre territorios contigüos y en último
término, las más potentes y post-modernas, las regiones virtuales ya sin sometimiento a la
restricción de la contigüidad espacial. Por último, el escenario político emerge de la
intersección del proceso de modernización del Estado nacional y del surgimiento de nuevas
funciones para los gobiernos regionales.
Por otro lado, la competitividad tiene una base territorial específica y generalmente, se
construye socialmente mediante la permanente articulación de los niveles local y global
dentro de cada país; es decir que no bastan los esfuerzos empresariales a nivel micro pueden
lograrlo si no están acompañadas de políticas nacionales que contribuyan a generar el
ambiente competitivo requerido por las empresas. Al respecto, Stöhr (1992) señala que la
articulación local-global o el interjuego micro-macro en un país o región, requiere una
atención específica a las estructuras y dinámicas interinstitucionales en el nivel de mesoescala
y como lo plantea Storper (1990), la construcción de las ventajas competitivas en un territorio
presume simultáneamente la acumulación de capital, habilidades y aptitudes y estructuras
organizacionales.
Se ha insistido en muchas oportunidades que la globalización constituye una amenaza
para el desarrollo de territorios concretos, porque fomenta el subdesarrollo, consolidando la
exclusión o intereses ajenos a la sociedad local, es decir, induce a la fragmentación, el
desmembramiento, la desintegración económica y social, ya sea de ciudades, regiones o
países. No obstante, con el advenimiento de nuevos paradigmas tecno-productivos asociados
con la globalización surge una oportunidad insoslayable para el desarrollo de territorios y
lugares, al permitir a aquellos que estén abiertos y dispuestos a los cambios un acceso más
abierto a recursos y oportunidades globales, en relación con tecnología, capital y mercados.
Paralelamente, con la globalización y la transición en los modos de desarrollo se advierte para
ciertos territorios una valorización o revalorización de recursos endógenos latentes de fuerte
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inscripción territorial, al decir de Boisier (2002), permitiéndoles reposicionarse en el espacio
global y abriendo nuevas posibilidades para la formación o acceso a redes interterritoriales
(redes de ciudades, regiones virtuales) por parte de las entidades subnacionales, como lo
demuestran la citada Red de Mercociudades, los Eurocentros en Argentina y los
hermanamientos de ciudades de la región con pares de otros continentes, entre otras.
Con el incremento de las posibilidades de inserción global, se consolida
progresivamente una fuerte revaloración de las relaciones sociedad-cultura-economía-
territorio, durante mucho tiempo relegadas en las planificaciones tradicionales. Esto implica
una jerarquización de la cultura y de la organización social local como factores y metas claves
para el desarrollo territorial de ciudades y regiones, apuntaladas por la generación o
reforzamiento de un medio innovador capaz de proveer el contexto de redes
interempresariales que protagonizan la innovación tecno-económica, aunque es importante
tener presente que esta trama de relaciones localizada y socialmente construida, involucra
procesos cuyo éxito no siempre está garantizado previamente para cualquier tiempo y lugar.
Las redes de ciudades y las regiones virtuales constituyen dispositivos privilegiados de la
nueva geografía económica en el espacio globalizado, verdaderos «territorios discontinuos»
en los que predominan las relaciones de cooperación en beneficio de la inserción global de
cada componente. Boisier (2002) sintetiza al respecto que las nuevas orientaciones
estratégicas suponen una revalorización de la oferta territorial específica y a la vez un impulso
al protagonismo del sistema de actores local y regional. La planificación y gestión estratégica
se constituyen hoy en el método más adecuado para sustentar el diseño de estrategias en un
entorno crecientemente complejo e incierto, apoyado en la prospectiva y en la concertación
público-privada.
Materiales y métodos La metodología de construcción de escenarios, planteada por S. Boisier en la década
pasada, presenta una serie de características, entre las que se destacan: la óptica global de la
realidad y su visión plural del futuro, basada en la multiplicidad e incertidumbres del mañana
previsible; el énfasis en aspectos cualitativos de la realidad actual y futura; las relaciones
dinámicas entre variables y actores a lo largo del tiempo y la dimensión política de fuerte
condicionamiento, por la inclusión y consideración explícita de actores participantes.
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En un proyecto de investigación anterior, desarrollado por el Grupo de Estudios de
Ordenación Territorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata entre 1993 y 1996, se
analizaron distintas alternativas para el área marplatense y su entorno regional, que
permitieron definir sus escenarios actual, tendencial, contextual y estratégico, para insertarse
en el nuevo marco competitivo de la globalización, donde la equidad y la igualdad de
oportunidades implican la necesidad de optimizar las potencialidades de desarrollo y de
crecimiento económico de cada localidad. Retomando estos conceptos, este artículo se plantea
los siguientes objetivos:
Caracterizar el escenario actual del área Mar y Sierras, reflexionando a la vez sobre el
escenario tendencial, a los efectos de fortalecer o revertir sus tendencias.
Formular algunos lineamientos básicos donde sustentar el escenario estratégico, con vistas
a nuevos escenarios de competitividad regional, que posicionen al sudeste bonaerense en el
contexto nacional e internacional.
Los pasos metodológicos llevados a cabo, incluyeron el relevamiento bibliográfico y
documental de la información disponible y dispersa sobre esta temática en distintas
instituciones de las principales ciudades. Estas acciones se complementaron con la
elaboración del marco teórico-referencial, la realización de encuestas y entrevistas a
informantes claves del área Mar y Sierras, el procesamiento, tabulación e interpretación de los
datos cuantitativos, la revisión de escenarios planteados en investigaciones anteriores,
actualización y formulación de nuevos escenarios de competitividad, para finalmente arribar a
las propuestas y consideraciones finales expuestas en esta oportunidad.
Los materiales y recursos utilizados provinieron de distintas fuentes: entrevistas a
funcionarios públicos y privados y otros informantes claves del área de estudio, datos
estadísticos provenientes de los distintos municipios, de la Dirección de Estadística de la
Provincia de Buenos Aires y del Instituto Nacional de Estadística y Censos, información
regional brindada en distintos medios de comunicación y en Internet, entre otras. En líneas
generales, constituyeron las herramientas básicas que posibilitaron delinear algunas de las
potencialidades sobre las cuales basar una ordenación estratégica de la región Mar y Sierras
en el sudeste de la provincia de Buenos Aires.
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Resultados y discusión El área de estudio El área sudeste de la provincia de Buenos Aires, que conforma la denominada región
Mar y Sierras, está constituida por ocho municipios, entre los que se cuentan: Ayacucho,
Balcarce, Gral. Alvarado, Gral. Pueyrredon, Lobería, Mar Chiquita, Necochea y Tandil
(figura 1).
Figura 1: Localización del área de estudio
Singularizan e identifican al área de estudio, una gran heterogeneidad de ambientes
físicos, ya que se encuentra en la convergencia de varias regiones naturales de la provincia de
Buenos Aires: el sistema de Tandilia, la Pampa Deprimida, la Pampa Interserrana, el litoral
atlántico y el mar Argentino, en un espacio que representa el 10,22% de la superficie
provincial y en el cual se concentra el 6,45 % de la población bonaerense. Se destacan por su
población, las ciudades de Mar del Plata, Necochea, Miramar y Santa Clara del Mar sobre el
borde costero y Balcarce y Tandil en el interior.
El escenario actual
Las condiciones geográfico -ambientales en gran parte de los municipios involucrados
resultan muy favorables y sustentan una importante diversificación productiva y paisajística,
basada en las actividades agroganaderas, los cultivos intensivos y las actividades industriales
afines y de otro tipo, la pesca, el turismo, los servicios, etc., que proporcionan oportunidades
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laborales y recursos explotables a sus habitantes, aún cuando subsisten importantes niveles de
precariedad laboral. Si bien su conjunto poblacional es algo menor a un millón de habitantes,
suele duplicarse durante la temporada estival, debido a la afluencia de turistas, en especial,
proveniente del Gran Buenos Aires y provincias del interior del país. Se ha sumado en los
últimos años, una progresiva llegada de extranjeros, ya sea para el disfrute estival del sol y
playas, como las actividades generadas por el turismo de aventuras o el de estancias, en
innumerables parajes locales y regionales.
Los datos disponibles en diversas fuentes estadísticas, permiten advertir con su análisis
que el 90,9% de la población total vive en nodos urbanos mayores de 10.000 habitantes,
coincidiendo con las cabeceras municipales; las dos terceras partes de ella en la ciudad de Mar
del Plata. Sólo dos ciudades superan los 100.000 habitantes (Mar del Plata y Tandil),
reuniendo entre ambas el 72,0% de la población urbana regional, resaltándose además que de
las 50 localidades censadas en el conjunto de municipios del sudeste bonaerense, 37 de ellos
no alcanzan el umbral de población urbana, representando sólo el 2,2 % de la población, lo
que denota la existencia de un sistema urbano muy desequilibrado. Aunque la población rural
es escasa (3,2% del total de población regional), Lobería es la unidad político-administrativa
de mayor porcentaje de población rural (38,1%), en tanto que Gral. Pueyrredon, Necochea y
Tandil son los municipios que presentan una proporción de población urbana superior al 93%.
El 52,1% de la población total del área Mar y Sierras pertenece al género femenino; Gral.
Alvarado presenta el mayor índice de masculinidad (114,1%) y Gral. Pueyrredon el más bajo
(90,7%). Los demás municipios del área exhiben índices que fluctúan entre 93 y 100%. En
general, se trata de municipios donde las tasas de vejez y de dependencia continúan
incrementándose, especialmente en Ayacucho, Lobería, Gral. Alvarado, Balcarce y Mar
Chiquita, hecho que adquiere singular trascendencia por su incidencia en la oferta de
población económicamente activa; más aún, en la adecuación que tienen que realizar los
municipios y las comunidades involucradas para cubrir las demandas de equipamiento y
servicios de la población pasiva, ya sea transitoria como definitiva (García y Veneziano;
2005).
Gral. Pueyrredon y Tandil son las unidades político-administrativas de mayor
cobertura de obra social, que llega al 60%, en tanto que los restantes municipios presentan
porcentajes inferiores. Gral. Alvarado y Mar Chiquita, son los dos municipios donde se
exhiben los valores más bajos de cobertura social y a la vez, más elevados de necesidades
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básicas insatisfechas, según las estadísticas censales (INDEC, 2001). En todos los distritos
hay establecimientos sanitarios municipales, sólo en las principales ciudades hay también
establecimientos hospitalarios de jurisdicción provincial y en Mar del Plata, hay además 3
establecimientos provinciales, 2 de ellos de carácter interzonal y 2 nacionales, que no resultan
suficientes para cubrir la demanda local y zonal.
El área Mar y Sierras, se caracteriza por una estructura económica suficientemente
diversificada, aún cuando predomina el sector terciario, que supera el 50% del PBI en todos
los municipios. Existe una fuerte incidencia del turismo en los distritos con frente marítimo,
con tendencia a incrementarse, especialmente en aquellos donde el sector primario está
fuertemente representado por la producción agrícolo-ganadera, por el auge del turismo rural.
Según los datos del censo económico del año 1994 (no se disponen aún datos actualizados),
los locales y puestos de trabajo industriales regionales totalizan 2510 y 20.287; los
comerciales suman 17.433 y 40.087 y los servicios 10.121 y 41.560, respectivamente.
Durante muchas décadas, el turismo estival de playa ha sido dominante en los municipios
costeros, aunque actualmente comienza a notarse una mayor desestacionalización y
diversificación de la oferta, especialmente en Gral. Pueyrredon y en menor proporción en
Necochea, Gral. Alvarado y Mar Chiquita. Algo similar ocurre con la actividad turística en
Tandil.
En líneas generales, es escasa la participación del sector secundario en todos los
municipios, especialmente en Ayacucho, Lobería y Gral. Alvarado con porcentajes inferiores
al 10%; no obstante, en los últimos años y en forma sumamente lenta se han iniciado
pequeñas localizaciones para la industrialización de recursos ligados al agro, a la minería y
otras opciones de aprovechamiento de los recursos naturales locales. Sólo en los municipios
de Gral. Pueyrredon, Tandil y Necochea los porcentajes llegan alrededor del 20-25%, con una
mayor diversificación industrial y exportable. En estas ciudades, se ha visto incrementado la
actividad en el sector de la construcción, gran movilizador de otras actividades productivas,
debido a la considerable inversión local y regional para obras públicas o privadas, aunque se
advierte la escasez de mano de obra calificada para determinadas realizaciones, como
consecuencia de la falta de formación de recursos humanos por el cierre de escuelas técnicas
y/o de formación profesional, hecho que también se pone de manifiesto en otras actividades
industriales, como la demanda insatisfecha de torneros para la industria naval o
metalmecánica.
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En Gral. Alvarado y Lobería, el sector primario alcanza valores superiores al 30%,
predominantemente cerealero y con destino a la exportación en los distritos de condiciones
agroecológicas más propicias y hacia las ganadería en aquellos donde existen algunas
limitaciones para el desarrollo de la agricultura, como es el caso de Mar Chiquita y Ayacucho.
En varios de ellos, el sector primario tiende a decrecer como correlato de los cambios en las
relaciones de producción, del proceso de urbanización de familias chacareras y del
crecimiento registrado por otros sectores del PBI, particularmente el de servicios.
El sudeste bonaerense constituye un espacio de condiciones ecológicas y ambientales
excepcionales, que le confieren singulares expectativas para el desarrollo agroindustrial y de
producción fruti-hortícola de alta calificación ecológica. La participación de la fruti-
horticultura en Gral. Pueyrredón, Gral. Alvarado, Balcarce y Tandil se ha incrementado, con
fuerte presencia regional y nacional y con potencial exportable; no obstante, ocupa sólo una
ínfima parte de la gran cantidad de la mano de obra disponible, generalmente por falta de
atractivos o incentivos para ésta, a pesar de las dificultades de acceso laboral existente.
El área Mar y Sierras reúne además, el 8,44 % de las explotaciones agropecuarias
(EAP´s) de la provincia, de las cuales se puede reseñar que las explotaciones de menos de 5
hectáreas del área totalizan el 5,9% provincial, en tanto que las explotaciones de más de 1000
hectáreas alcanzan el 11,5%. Las EAP´s que tienen entre 200 y 500 hectáreas, predominantes
en el sudeste bonaerense, llegan al 9,1% de las correspondientes al total provincial de ese
estrato. El valor de la tierra es mayor en municipios como Gral. Pueyrredon, Lobería, Tandil y
Balcarce en relación al resto, en concordancia con la mejor aptitud de los suelos y
especialmente, la producción intensiva de los mismos. La significación de la horti-fruticultura
para Gral. Pueyrredon, no sólo se aprecia en su aporte importante al PBG local, sino también
en la baja proporción de productores con nivel universitario y con la escasa contratación de
maquinaria, que se correlaciona con el predominio de explotaciones de menos de 5 has.
Las ciudades de Mar del Plata y Tandil constituyen dos nodos científico-tecnológicos
de gravitación creciente en el sudeste bonaerense, ya que en conjunto reúnen 6 universidades,
entre públicas y privadas, varias subsedes y centros universitarios dependientes de las
Universidades Nacionales de Mar del Plata y del Centro de la Provincia de Buenos Aires en
otras ciudades de la región y fuera de ella, varios organismos científicos de trascendencia
nacional como la unidad integrada Estación Experimental INTA Balcarce – Facultad de
Ciencias Agrarias (UNMDP), el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero
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(INIDEP), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Instituto Nacional de
Epidemiología (INE) entre otras, que conforman una diversa oferta de instituciones públicas y
privadas que consolidan año a año, su peso académico y producción científica y tecnológica.
La vinculación industria- innovación tecnológica está presente en el parque industrial-
tecnológico instalado y otro polo de ciencias básicas en construcción en Mar del Plata y el
polo científico-tecnológico que Tandil instaló en su campus universitario.
Los sistemas de transporte y de circulación del área de estudio se hallan aún bastante
desarticulados, a pesar de que dichas redes constituyen un dispositivo esencial en la estructura
geo-económica regional, porque canalizan el movimiento y la interacción entre los lugares
emisores y receptores de tráfico de bienes y de personas. El transporte ferroviario de pasajeros
y cargas está sectorizado en ejes y carece de sentido regional integrador; el acceso vial y
ferroviario a puertos necesita reordenación y puesta en valor, lo mismo que los ramales del
ferrocarril desactivados en los municipios de la región, cuya rehabilitación contribuiría a
dinamizar poblaciones postergadas, mejorando su conectividad e integración turístico-
productiva a los grandes centros urbanos.
Los consorcios de gestión de los puertos de Quequén y Mar del Plata se han abocado
en los últimos años, a consolidar su rol exportador: según datos de 2001-2002, por el puerto
marplatense pasó el 42% de las capturas pesqueras; el 0,32 % de las exportaciones del
cereales del país y fue definiendo su perfil de puerto multipropósito para el tráfico de
portacontenedores, mientras que desde Necochea-Quequén se exportaron el 12,25% de
cereales, el 6,66 % de aceites, el 1,92% de subproductos y el 1,86% de las desembarcos
pesqueros en relación al total del país. Si bien se han movilizado para la obtención de
certificaciones internacionales de calidad y seguridad, aún quedan cuestiones pendientes para
optimizar su operatividad en crecimiento, especialmente lo atinente al mantenimiento de su
calado para embarcaciones de gran porte.
Los efectos indeseados de las políticas macroeconómicas de la década anterior, se
tradujeron en importantes bolsones de población cuya calidad de vida se ha visto
progresivamente deteriorada, lo que lleva a la agudización de la polarización socio-espacial,
la segregación y disgregación social y la ruptura de las redes de asistencia y apoyo,
manifestadas a través de la falta de equidad y de sensibilidad social, lo que debe ser
compensada mediante políticas específicas destinadas a la población de menores recursos,
para paliar las carencias ocasionadas por el modelo económico neoliberal.
“Párrafos Geográficos” Volumen 6 N° 1
2007
69
Los procesos anteriores afectan no sólo a los sectores de menores recursos, sino
también al resto de la población por el incremento de la periurbanización, la marginalidad, la
pobreza, la seguridad y la delincuencia, la multiplicidad de problemas ambientales por la falta
de inversión y de preocupación pública y/o privada para solucionarlos, etc.
En el escenario actual también puede citarse los problemas derivados de la progresiva
privatización del litoral y la disminución del acceso público a sectores de atracción turística,
motivados por la urbanización creciente, la artificialización del paisaje costero y las presiones
sobre los espacios naturales. La apropiación de estos espacios costeros con fines productivos,
recreativos, urbanísticos, de seguridad, etc., generan una degradación ambiental significativa
por el deterioro de recursos naturales y paisajísticos. A lo anterior, se suman los
inconvenientes derivados de la superposición de jurisdicciones (nacional, provincial,
municipal) sobre varios sectores de las ciudades y la región, especialmente las áreas costeras,
que dificultan la coordinación y articulación en la toma de decisiones y tensiones conflictivas
en usos del suelo. Los sitios más problemáticos lo constituyen las playas y áreas aledañas,
algunos tramos de la fachada marítimo-turística y los espacios portuarios.
Por último, merece resaltarse la débil auto-percepción colectiva de identidad o
pertenencia del habitante con la ciudad y su región, debido al escaso conocimiento e
identificación con la historia y la evolución urbana local-regional. No obstante, se verifica una
incipiente toma de conciencia de la necesidad de producir cambios en la sociedad y en el
territorio, especialmente en las ciudades, atento al hecho de que hoy los procesos culturales -
que engloban a los sociales- se reflejan en la organización del territorio y en la gestión urbana,
como consecuencia de la crisis de los modelos clásicos de participación y la inadaptación de
los modelos de planificación y gestión a las nuevas situaciones generadas por la globalización
y la nueva lógica territorial.
Ejemplo de ello, son los débiles aunque progresivos intentos de integración
interdistrital para la discusión y solución de problemas de interés compartido, en particular,
los atinentes a las cuestiones viales y de circulación, de defensa costera, de promoción de
circuitos turísticos, de preservación del medio ambiente, de optimización de instalaciones
portuarias, de reactivación de sectores productivos, etc. Esta asociatividad intermunicipal se
convierte en una herramienta básica para propender al fortalecimiento de una red regional de
ciudades que articule el territorio, sustentada en el intercambio de experiencias y opiniones
capaces de movilizar las adormecidas estructuras que postergaron alcanzar un adecuado
“Párrafos Geográficos” Volumen 6 N° 1
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crecimiento y desarrollo del área objeto de estudio. En este sentido, las redes regionales de
ciudades constituyen estructuras territoriales funcionales y tecnológicas, susceptibles de
promover un proceso de crecimiento equilibrado del territorio, introduciendo el principio de
armonía, expresión de equidad o solidaridad interterritorial, lo cual permite dar una respuesta
a algunas de las consecuencias derivadas de la globalización. Estas redes urbanas y la
organización u ordenación del territorio adquieren una nueva dimensión regional, como punto
de equilibrio entre lo local y lo global
El escenario tendencial o inercial
Los efectos de la crisis de gobernabilidad, la creciente pauperización de amplios
sectores de la población debido a los inaceptables índices de desempleo, los altos niveles de
inseguridad y de delincuencia, la pérdida de valores éticos y culturales, las desacertadas
disposiciones y políticas económicas que derivaron en devaluación de la moneda e
incremento desmedido de precios, con el consecuente deterioro salarial en los inicios de la
década del 2000, tuvieron una fuerte impronta en el sudeste bonaerense y requirieron de un
gran esfuerzo de todos los actores sociales para mitigar e intentar revertir tal situación. Los
procesos de redefinición territorial y económica en que está inmerso el país, generan desafíos
y oportunidades, pero también vulnerabilidades y marginación en los centros urbanos y en
algunas áreas rurales, de allí que sea necesario reformular sus funciones, su sustentabilidad
ambiental, su competitividad y su gobernabilidad, para superar los efectos indeseados, como
el incremento de la terciarización económica, la precarización del empleo y su secuela de
subempleo y cuentapropismo, como consecuencia de la recesión industrial y a la expulsión de
mano de obra no calificada, debido a las privatizaciones, la flexibilización laboral y las
desatinadas políticas oficiales en algunos casos que produjeron un elevado costo social, aún
difícil de revertir o subsanar.
Hace algo más de diez años se había alertado que “… de no mediar una rápida
intervención de las instituciones públicas y privadas para agilizar la adecuada adaptación
del área sudeste bonaerense -centrada en Mar del Plata- a los requerimientos de este nuevo
modelo territorial, la situación tenderá a agravarse, acentuando la depresión, ineficiencia e
involución de los centros urbanos de la región y su área de influencia y con ello, la pérdida
de oportunidades de competir con otros espacios, para una mejor inserción regional en el
“Párrafos Geográficos” Volumen 6 N° 1
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marco de una economía globalizada” (García et al.; 1999). Afortunadamente, varias acciones
se han llevado a cabo para que el sudeste bonaerense no quede espacialmente relegado y
pueda insertarse en los procesos territoriales asociados a la globalización. Entre dichas
acciones, pueden mencionarse:
El fortalecimiento del rol del Estado y especialmente del Gobierno Local, como gestor de
condiciones de base, políticas y estrategias que permitan alcanzar niveles de excelencia en
relación a los estándares nacionales e internacionales para cada tipo de producto y/o
servicio originados en el área. Varios de los municipios del área de estudio han
desarrollado la capacidad de anticipación y la exploración de las nuevas tendencias, para
reducir los niveles de incertidumbre; no obstante, todavía resultan insuficientes.
Las prácticas de intercambio, hermanamiento e integración de Mar del Plata y otras
ciudades del área de estudio con otras ciudades de América y del mundo y en especial, las
urbes del Mercosur, con quienes se conformó la Red de Mercociudades, con el propósito
de consolidar el proceso de formación del bloque, promoviendo a instancias de dichas
ciudades, la cooperación en áreas como ciencia y tecnología, gestión democrática y
comercio. Por otro lado, la iniciativa pretende que los gobiernos locales generen relaciones
entre las ciudades, con el objetivo de un mejor aprovechamiento de las oportunidades que
ofrece el Mercosur.
La asociación e integración de municipios en corredores y/o consorcios productivos
regionales, como el Corredor Productivo del Sudeste (Gral, Pueyrredon, Gral. Alvarado,
Lobería y Necochea), el Consorcio de Municipios Turísticos del Atlántico Bonaerense (que
nuclea a más de 24 distritos turísticos del frente marítimo y otros sitios bonaerenses), el
Toar, con la asociación de los municipios Tandil – Olavaría - Azul y Rauch, el Consorcio
Productivo de Desarrollo Regional (Gral. Paz, Monte, Las Flores, Pila, Dolores, Guido,
Ayacucho, Mar Chiquita y Balcarce) y más recientemente la región Mar y Sierras
(Ayacucho, Balcarce, Gral. Alvarado, Gral. Pueyrredon, Lobería, Mar Chiquita, Necochea
y Tandil), con la finalidad de enfatizar la reconversión y modernización tecno-productiva y
detectar e impulsar producciones alternativas, sobre la base de la adopción de políticas
económicas comunes y la elaboración de planes integrales, que apunten al desarrollo
regional con base local. Estas acciones acentuaron la búsqueda de consenso y la definición
de una política regional tendiente a dar solución a problemas comunes, que incluyan la
disposición final de residuos urbanos, la articulación del sistema de salud de los ocho
“Párrafos Geográficos” Volumen 6 N° 1
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municipios y el mantenimiento de los caminos rurales como primer paso para alcanzar la
conformación y funcionamiento de una verdadera “región”. A favor de lo antedicho, juega
la experiencia de varios municipios en la participación en consorcios y corredores
productivos provinciales, lo que les ha proporcionado cierto nivel de coordinación, aunque
no lo suficiente a nivel de ejecutividad. Como circunstancia desfavorable, puede advertirse
que la regionalización como “política estratégica”, sólo tendrá futuro si es sostenida por
las instancias supramunicipales, es decir, la Provincia y la Nación, por lo que deberá
insistirse para incluir esta cuestión en las agendas respectivas, como una alternativa para la
reterritorialización, ya que aumenta la capacidad y el grado de autonomía y de
protagonismo de sus habitantes para gestionar los recursos socioeconómicos y culturales
del territorio al que se sienten vinculados, porque sobre él se constituyen sus formas de
producción y reproducción social, su vida cotidiana, cultura e identidad colectiva (Entrena
Durán; 1997).
Varias cuestiones han sido insuficientemente desarrolladas o quedan aún sin resolver
convenientemente, entre ellas:
La densificación de la red urbana y circulatoria regionales, con el propósito de una mejor
distribución de la población y de los recursos y una más apropiada gestión del territorio,
considerando las tendencias de descentralización y recentralización de las ciudades en su
espacio y en el espacio más allá de ellas. Para ello, es imprescindible un mejoramiento de
la accesibilidad a los grandes centros urbanos y a las áreas portuarias e industriales,
mediante la optimización de la red vial y ferroviaria existente y la construcción de nueva
infraestructura circulatoria y de transporte, que privilegie la transferencia modal e
intermodal y especialmente, la densificación de las conexiones entre las principales
ciudades del sudeste provincial y de éstas con los ejes dinámicos de integración bioceánica
conformados por el Mercosur. Aunque se concretó la construcción de la autopista Buenos
Aires-Mar del Plata y de Mar del Plata a Balcarce, con pretensiones de seguir hasta Tandil,
aún falta la ampliación y acondicionamiento de los accesos de las rutas provinciales nº 11,
la nº 88 y nº 226, para acentuar las relaciones y dinamismo del sistema urbano regional,
incrementándose aún más con la implementación de un proyecto de un tren rápido para
unir las ciudades de Buenos Aires y Mar del Plata. La modernización de los puertos de
Quequén y de Mar del Plata, las obras de mejoramiento del Aeropuerto marplatense, la
reactivación de ramales ferroviarios clausurados, la extensión de las principales rutas para
“Párrafos Geográficos” Volumen 6 N° 1
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integrarse a los corredores bioceánicos, constituyen alternativas importantes para el
mejoramiento de la conectividad y accesibilidad en el sudeste bonaerense y la integración
al Mercosur.
La implementación más efectiva de las políticas de preservación ambiental urbana, que
contemple la adecuada disposición final de residuos sólidos domiciliarios, el tratamiento de
efluentes líquidos, la calidad del aire y de los acuíferos, la implementación de políticas
culturales, de uso racional de los recursos naturales y otras tendientes a la disminución de
la polaridad socio-espacial, responsable de la segregación social existente en gran parte de
los centros urbanos, atendiendo a una mayor "gobernabilidad" de las ciudades y al
mejoramiento de su calidad de vida. Cesin (1999) citando a otros y en referencia a diversas
ciudades, menciona: "…Si no somos capaces de actuar sobre las tendencias urbanas
actuales, no hay dudas de que nos encaminamos hacia una ciudad formidablemente
segregada, con las consecuencias que ello tendrá en el plano de la violencia cotidiana, la
imposibilidad de transitar a lo largo de la trama urbana y la proliferación de guetos en los
barrios de población pobre y rica…"
La incorporación de mayor valor agregado a la producción fruti-hortícola local y regional,
ya que si bien se ha producido una reconversión productiva y comercial del sector, todavía
subsisten cuestiones críticas para superar las dificultades derivadas de las fluctuaciones de
la demanda, la sobreproducción estacional y los costos de los insumos importados entre
otros, desaprovechando recursos humanos, científicos y/o tecnológicos presentes en el área
de estudio, para bajar aun más los índices de desempleo, que llegaron al 25 y el 30% en el
2001 y que gradualmente, se han reducido a la mitad, con tendencia a seguir decreciendo.
Para ello es necesario acentuar la reconversión productiva y de la mano de obra a las
nuevas demandas del mercado, revalorizando la capacitación y especialización laboral, las
producciones locales y la generación de valor agregado y nuevos empleos. Hoy, los
mercados internacionales reclaman productos diferenciados, ya sea por su singularidad, por
su origen o por la incorporación de valor y calidad, que aseguran una nueva adquisición, la
promoción boca a boca y la satisfacción del cliente.
La ampliación de las posibilidades exportadoras de la región se incrementará en la medida
que se apoye la gestión de los consorcios portuarios de Quequén y Mar del Plata, la
obtención de certificaciones internacionales de calidad y seguridad, el acrecentamiento de
su marketing comercial, la radicación de nuevas empresas con intereses permanentes en la
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región y con fuerte vocación exportadora, etc. Para ello, convienen insistir en alianzas
estratégicas entre ambas estaciones portuarias para una complementación sin competencia,
que redunde en una mayor conectividad intermodal entre ellas y la región y en el
incremento y especialización de sus movimientos portuarios
El incremento de la participación activa de todos los actores sociales: los ciudadanos, el
Estado, las asociaciones intermedias, las organizaciones no gubernamentales y las
empresas, con competencias específicas y responsabilidades compartidas, mejorará la
ordenación y gestión de ciudades y territorios. Aunque hay atisbos de una creciente
participación, aún es necesario, como lo han planteado distintos autores, entre ellos
Entrena Durán (1997), determinar y analizar los factores que favorecen la cultura de la
participación / implicación en las propuestas y programas de desarrollo local por parte de
los agentes socioeconómicos y sobre todo, hacer mayor hincapié en la interacción entre las
fuerzas locales y externas en el control de los procesos de desarrollo (Lowe, Murdoch y
Ward; 1997).
La asociación empresarial e integración intra y extrarregional no sólo nacional, sino con
vistas al Mercosur, constituye un desafío tendiente al beneficio de los productores y las
empresas de la región, sustentada en la diversidad y calidad de las producciones del área
considerada. A ello se suma innovación tecnológica y científica, con la creación de nuevos
polos científico-tecnológico, consensuando pautas de transferencia tecnológica entre
organismos y entes estatales y privados de ciencia, tecnología y desarrollo y empresas
locales y externas. A los efectos de construir un polo tecnológico en la ciudad de Mar del
Plata, la Universidad local ha obtenido la cesión de las tierras aledañas a la Estación de
Cargas Mar del Plata (Ferrocarril Sur).
La progresiva creación de nuevos espacios de articulación y concertación entre lo público
y lo privado, bajo la modalidad de gestión estratégica o coordinada de las ciudades y de los
sistemas de ciudades, contribuyen a la construcción de un sistema de reflexión colectiva y
de acción regional. En este sentido, es importante el fortalecimiento de las iniciativas de
desarrollo local, respetando las geodiversidades y la identidad sociocultural de las distintas
comunidades regionales para que, como lo señala Roccatagliata (1997), "...a través de la
creatividad, la motivación, el sentido de identidad y de pertenencia y la definición de un
conjunto de valores, se pueda alcanzar un crecimiento en el marco de un desarrollo
sustentable, con equidad social y territorial, con capacidad de generar empleo y crecientes
“Párrafos Geográficos” Volumen 6 N° 1
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niveles de competitividad, en el contexto de una sociedad moderna, pluralista y solidaria".
La valorización del lugar y reforzamiento de la identidad local debe realizarse sin aislarse
del mundo, atendiendo al hecho de que en la globalización, se singularizan los lugares y las
culturas locales; lo que implica que mientras la cultura se mundializa, la economía y el
capital financiero se globalizan. Por ello, es necesario estar atento a estas transformaciones
y acostumbrarse a pensar globalmente sin descuidar lo local, para evitar que los procesos
de globalización puedan desarticular las redes y jerarquías urbanas locales y regionales.-
En síntesis, el escenario tendencial pone en evidencia que las decisiones que no se
toman de manera oportuna, propician una situación de retraso o rezagamiento territorial, con
un paulatino deterioro de las condiciones de vida y el medio ambiente, que se traduce además
en una pérdida de competitividad, con consecuencias negativas de significación en todos los
órdenes: económico, social, político, ambiental, tecnológico, etc.
El escenario estratégico Representa el futuro construido para la región, a partir de las desviaciones del
escenario tendencial. Teniendo en cuenta lo expresado en páginas precedentes, los cambios y
ajustes necesarios para la creación de nuevos escenarios de competitividad para el área Mar y
Sierras en el sudeste de la provincia de Buenos Aires. Estos cambios, estratégicamente
planeados, deben apuntar a tres pilares fundamentales: el sistema de transporte y
comunicaciones; la incorporación masiva de técnicas informáticas y los servicios.
Las transformaciones en el sistema de transporte y comunicaciones conlleva a acortar
distancias, merced a mejoras sustanciales en las infraestructuras viarias y de transporte,
autopistas y trenes de velocidad, que permitan el aumento de los flujos de intercambios a
través de medios convencionales: terrestres, marítimos y aéreos. La infraestructura del
transporte con carácter de redes integradas, adquiere capital importancia para el desarrollo
regional y el reposicionamiento urbano, debido al carácter organizador del territorio que
poseen las mismas ya que conforman un sistema de relaciones en interacción con la estructura
territorial, la localización de actividades productivas y de asentamientos humanos y la
configuración regional y en consecuencia, resulta imprescindible coordinar las políticas de
transporte e integración con las de ordenación territorial, en especial urbana, medioambiental
y de usos del suelo, insistiendo en la conjunción de los factores públicos y privados. Dado que
la infraestructura de transporte se halla también estrechamente relacionada con la
“Párrafos Geográficos” Volumen 6 N° 1
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competitividad locacional del espacio, las nuevas actuaciones sobre ella producirán
modificaciones en las condiciones de accesibilidad, revalorizando territorios y creando nuevas
potencialidades de desarrollo en los espacios urbanos y productivos, hechos de gran
trascendencia a la hora de integrarse a la nueva dinámica generada por el Mercosur y la
globalización. El espacio total de hoy, es un espacio de redes, relaciones y flujos, por lo cual
adquieren singular importancia los nodos, es decir, los lugares. En consecuencia, el
dinamismo del mercado y las acciones de gestión territorial pueden dar un mayor estímulo al
crecimiento y la competitividad. Esto resulta clave para atraer nuevas localizaciones de
actividades industriales y de servicios, con sus consiguientes efectos multiplicadores, como
por ejemplo, la ampliación de la playa de contenedores, la localización de una estación de
transferencia intermodal cercana al Parque Industrial Gral. Savio; la circunvalación urbana, la
modernización del corredor ferroviario Buenos Aires-Mar del Plata y otros para alta
prestación de pasajeros y cargas, etc.
La utilización masiva de las nuevas tecnologías de comunicaciones, contribuirá no
sólo a acortar distancias, sino también a globalizar la economía regional, integrando las
ciudades a los nuevos esquemas de la sociedad de la información. La incorporación de
tecnologías informáticas y comunicacionales acentúa la movilidad y el acercamiento; no
obstante, provocará impactos y alteraciones profundas en los sistemas de producción. Algunas
de ellas, dan lugar a actividades que recogen, procesan e intercambian información de todo
tipo. La mayoría de estas funciones procesuales requieren de una infraestructura "hard" (red
viaria densa y moderna, incentivos institucionales, etc.) y otras exigen una infraestructura
"soft" (mayor capacidad organizativa y de innovación/investigación). Obviamente, las
innovaciones telemáticas de bienes y servicios alcanzan mayor difusión a través del sistema
urbano. Las redes lineales (coaxil, fibra óptica y otras) aprovechan para su instalación las
infraestructuras preexistentes, ya sean líneas ferroviarias, autopistas y carreteras. Asociado a
lo antedicho es importante la formación de recursos humanos, una premisa básica en las
Universidades de la región, complementada con una serie de actividades de vinculación
universitaria con el medio, relacionadas con la transferencia de sus conocimientos a través de
desarrollos tecnológicos, servicios y capacitación. La dotación de conocimiento científico y
técnico disponible en una comunidad, es de por sí muy heterogéneo, pero sumamente valioso,
ya que implica no sólo el conocimiento del propio territorio, sino también una serie de saberes
científicos y tecnológicos capaces de ser usados en los procesos de crecimiento y desarrollo
“Párrafos Geográficos” Volumen 6 N° 1
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territorial.
Los servicios por su parte, constituyen una función capital en la nueva sociedad, por su
estrecha interdependencia con la industria y la aportación al desarrollo económico, regional y
urbano, de allí que deba insistirse en el tema de la calidad y excelencia de los mismos. La
fabricación de bienes exige en la actualidad cada vez más aportes de las actividades de
servicios tales como investigación, asesorías legales y financieras, bancos, comercialización y
marketing. Hasta hace poco tiempo, las políticas de desarrollo regional quedaban ancladas en
la teoría de la base urbana, otorgando a los servicios un papel pasivo en el desarrollo. Hoy se
reconoce que el desarrollo en los países avanzados se basa en "el conocimiento y el cerebro
como factores de progreso" (Ferrer Regales, 1992). La interdependencia de la empresa con
los servicios se manifiesta tanto en el interior de la misma, como en el exterior, a través de las
empresas de servicios. Estos pueden ser utilizados por las grandes empresas, pero también la
pequeña y la mediana empresa; por lo tanto, a los antiguos factores de localización, debe
asociarse la información técnica. Adquieren singular trascendencia como ya fue planteado, las
instituciones de excelencia científico-educativa, que contribuyen a la formación de los
recursos humanos necesarios para brindar servicios de manera adecuada y actualizada
requeridos por la nueva dinámica económica y territorial. La producción de servicios debe
entonces presentar, dos orientaciones principales: a) los destinados a las empresas, como los
Departamentos de Dirección, de Gestión, de Asuntos Legales, de Empleo, de
Comercialización, de Producción, de Investigación, de Innovación Tecnológica, etc.; y b) los
destinados a la población o al consumidor, tales como los de salud, educación, deportes y
recreación o todos aquellos que mejoren la calidad de vida o la excelencia de los productos.
Esto implica que, si la política pública regional debe tener como objetivo fundamental esta
interacción (servicios-empresa-infraestructura) y su complementación con los servicios del
sector privado, los objetivos de tales políticas debieran tender a incrementar las inversiones en
educación, investigación, estudios empresariales, capacitación de la fuerza laboral, etc.; por su
atractividad para la inversión y a la vez, fomentar un impulso al mercado de servicios, tanto
con el desarrollo y fortalecimiento de polos tecnológicos, como para optimizar los recursos
locales formados y evitar el éxodo de profesionales hacia otros sitios más atractivos desde el
punto de vista laboral. Esta capacitación permanente de los recursos humanos deberá
responder a las demandas del turismo, los servicios especializados, la pesca y las industrias y
agroindustrias como pilares dinamizadores del quehacer local. Esta estrategia puede
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acompañarse con incentivos salariales por productividad y formación profesional, a partir de
la incorporación de nuevos conocimientos prácticos.
Para que lo anterior tenga éxito, se requiere informar y concientizar a la población
sobre estas cuestiones, capacitar los recursos humanos en forma constante y posibilitar su
participación y compromiso activo, lo mismo que los otros agentes territoriales, trabajando
sobre la adaptación de la tradición y la cultura locales, a la globalización económica y las
nuevas tecnologías, manteniendo no obstante, la identidad social y cultural de los ciudadanos.
Albertos Puebla et al. (2004) destacan la importancia de la innovación y el aprendizaje como
recursos estratégicos para apoyar una mayor competitividad de las empresas y territorios en
mercados cada vez más abiertos y liberalizados, a partir de la creciente imbricación e
interrelaciones de los sistemas productivos, la innovación y el desarrollo territorial. Diversas
fuentes sobre el tema definen un territorio innovador por la presencia de un sistema
productivo vinculado a una o varias actividades, en el que buena parte de las empresas
existentes realizan esfuerzos en el plano de la innovación tecnológica, incorporando mejoras
en los diferentes procesos asociados a su cadena de valor y en los productos (bienes
materiales y servicios) que ofrecen.
La generación de estas condiciones de base contribuirá a movilizar el mercado laboral
y revertir los índices de desempleo actuales, permitiendo retener a la población que migraba
hacia otros países, con las consecuentes repercusiones familiares, culturales, económicas, etc.
La búsqueda de competitividad y de promoción del desarrollo local de estos espacios y
territorios, resulta mucho más complejo que fomentar micro-emprendimientos, lograr la
radicación de empresas, integrar corredores productivos o inaugurar parques industriales.
Implica la consolidación del espacio social, por lo cual resulta fundamental la formulación de
políticas e instrumentos que promuevan y recreen esas excelencias en beneficio de toda la
comunidad. Las ventajas competitivas generadas por la propia sociedad, como la
organización, la identidad (es lo único que no tiene competencia), la información, la
capacitación, la investigación, la calidad y/o la creatividad, deben ser sostenidas en el tiempo,
vinculado al posicionamiento estratégico adoptado y a la formación y consolidación de una
identidad que exprese una cultura emprendedora, especialmente a nivel nacional e
internacional, con una imagen de marca territorial positivamente diferenciada.
El escenario estratégico regional debe contribuir además, a generar y consolidar una
identidad local que responda a su sentido de pertenencia, sustentada en pautas de organización
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social, valores culturales, normas, medio geográfico, etc. y compartidos por la población del
área, ya que “…la identidad conjuga lo que la ciudad aparenta ser, lo que es y hace en
realidad y sobre todo, lo que proyecta ser y hacer” (Cotorruelo Menta, 1997), a través de una
metodología que posibilite determinar cuáles son los atributos urbanos y regionales a
mantener, los que deben eliminarse, los susceptibles de ser mejorados y aquellos que merecen
ser potenciados. Las acciones a llevar a cabo, apoyados en los recursos, la infraestructura,
servicios y atractividad disponibles, podrán facilitar a través de las disposiciones pertinentes,
que las inversiones sean genuinas, generadoras de empleos y movilizadoras de otras
actividades subsidiarias, ampliando la formación de profesionales con inserción dinámica en
la comunidad, favoreciendo la búsqueda de alternativas a los problemas que afligen a la
sociedad, como un modo de aumentar la productividad y mejorar las condiciones de vida.
El fortalecimiento y modernización de las Administraciones Públicas locales, pueden también
propiciar la organización y compromiso de la sociedad para que en forma conjunta, decidan
sobre las acciones de desarrollo necesarias, procurando disminuir sensiblemente los índices de
delincuencia y recuperar el clima de tranquilidad y seguridad que caracterizó a las ciudades en
décadas pasadas, lo que redundará en un incremento de su atractividad urbana. La ampliación
de la búsqueda de consenso y concertación de todos los sectores sociales y productivos
involucrados, enfatizará una amplia y estrecha colaboración público-privada, donde el
reconocimiento de la pluralidad de los intereses en pugna, puede contribuir a la aparición de
efectos positivos y multiplicadores sobre el territorio.
La compatibilización de la actividad económica y la expansión urbana con el cuidado
y respeto por el medio ambiente, resulta imprescindible para revertir condiciones o
intervenciones negativas, con vistas a facilitar la radicación industrial, comercial y de
servicios, con control de sus efectos ambientales y desalentar la aparición de asentamientos
irregulares, mediante la constitución de infraestructuras y áreas de reservas urbanas para la
vivienda, que constriñan la especulación inmobiliaria y conserve zonas de recursos naturales,
la mayoría de las cuales funcionan como importantes áreas de interés turístico y deportivo-
recreativo.
La consolidación de los núcleos urbanos menores del municipio y de la región, para
convertirlos en polos de desarrollo de actividades ligadas con la agroindustria, las industrias
alimenticias y metal-mecánicas y otras, contribuirán a un progresivo proceso de redistribución
poblacional y de actividades productivas, que conlleve la atenuación de las desigualdades
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territoriales locales. Esto se incentivará con el surgimiento e integración de encadenamientos
productivos, tendiente a la incorporación de mayor valor agregado a la producción pesquera,
fruti-hortícola, láctea, alimenticia en general y otras industrias locales y regionales que,
vinculadas a los mercados locales y de exportación, contribuyan a fortalecer la economía y el
movimiento portuario regional, priorizando la asociatividad empresarial y/o municipal para la
generación de mayores volúmenes exportables, el mejoramiento de la calidad de la
producción, la implementación de nuevos encadenamientos productivos, etc.
Tal como se ha plasmado en las páginas anteriores, existe una firme relación entre las
acciones que los territorios emprenden en aspectos claves de la producción (infraestructura,
tecnologías, incorporación de estándares internacionales de competitividad), en la calidad de
los recursos humanos (el conocimiento como factor competitivo fundamental) y en la
capacidad organizativa y de gestión de un territorio (el Territorio Organizado) por un lado y el
potencial de una ciudad o región para dinamizar sus recursos endógenos y atraer inversiones
directas internacionales, por otro. La cuestión esencial radica no sólo en pensar el territorio en
términos competitivos, sino sobre todo, privilegiar la solidaridad, el crecimiento humano y la
mejora de la calidad de vida.
Conclusiones
Los procesos de redefinición territorial en que está inmerso el país, generan en las
ciudades desafíos y oportunidades por un lado y deficiencias y amenazas por otro; de allí la
necesidad de reformular sus funcionalidad, competitividad, gobernabilidad y sustentabilidad
ambiental, para superar las adversidades que pueden llevar a una mayor vulnerabilidad y
marginación del sistema urbano. La ciudad moderna es también el escenario concreto donde
se manifiestan los efectos de la crisis (desempleo, cierre de empresas), los procesos de ajuste
y las demandas sociales específicas; siendo a la vez el escenario de rearticulación de las
relaciones sociales. Ello obliga a los gestores locales a buscar respuestas creativas a niveles
micro, a aumentar sus intervenciones y estímulos a las iniciativas empresariales locales y a
pensar formas más flexibles en la gestión pública, incorporando en su agenda, nuevas
articulaciones y asociatividades intermunicipales.
La planificación estratégica regional permite cuantificar y valorar los recursos;
diagnosticar las fortalezas y debilidades; prever las consecuencias de las acciones sobre el
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territorio y la sociedad y anticiparse a los grandes cambios e incertidumbres; favorecer el
desarrollo y el crecimiento equilibrado respetando su entorno; establecer los lineamientos
centrales, metas y objetivos a alcanzar. En síntesis, permite construir el futuro del sistema
urbano regional en forma racional y participativa. De este modo, los gobiernos locales
amplían su esfera de actuación, agregando a sus funciones tradicionales (obra pública,
provisión de servicios básicos, regulación de la vida comunitaria), el diseño e implementación
de estrategias de desarrollo local y regional tendientes a la generación de ventajas
competitivas territoriales y de asistencia a la competitividad empresarial.
La sociedad y el territorio local y regional debe ser repensada para lograr esas
adaptaciones necesarias a los nuevos requerimientos económicos, mediante la participación
relevante de sus actores sociales, para la formulación y gestión consensuada de propuestas de
desarrollo y ordenación territorial para el área sudeste bonaerense. En tiempos en que los
cambios y transformaciones se suceden con vertiginosidad, la Ordenación Territorial debe ser
entendida como un instrumento flexible ajustable a las nuevas ideas y a los agentes dinámicos
de la organización territorial; es decir, un instrumento al servicio de los nuevos modelos
relacionales entre Estado y Sociedad. Para acceder a estos nuevos estadios de desarrollo
urbano y territorial, se requiere una organización espacial adecuada, basada en la asociación e
integración entre ciudades o espacios contiguos y no contiguos, para la complementación
productiva con vistas a la exportación, requiriendo para ello, cambios o modificaciones
culturales en la sociedad, que aprovechen y capitalicen las oportunidades para la construcción
de nuevas ventajas competitivas que contribuyan a una mayor inserción regional y
supranacional.
Dado que una región asociativa como el área Mar y Sierras se construye desde las
ciudades, éstas deben bregar por organizar su entorno regional sobre la base de la
complementación, especialización e integración y no la competencia de funciones,
disminuyendo los desequilibrios y apuntando a los avances culturales, al desarrollo
productivo, las infra e infoestructuras, los conocimientos y también a las innovaciones
científico – tecnológicas, como base para la competitividad y las alianzas estratégicas. Esto
implica privilegiar la integración y las relaciones horizontales sobre las verticales; para ello,
se hace necesario que la red urbana sea lo menos jerarquizada posible, es decir, que se
atenúen la relación rango-tamaño de los centros urbanos del área, mediante el fortalecimiento
de las ciudades medias y pequeñas, la densificación de las redes de relaciones y la
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redistribución espacial de la población, movilizada a través del impulso de nuevas actividades
productivas en cada unidad administrativa, especialmente en las más desfavorecidas desde el
punto de vista urbano. Ello exige una coordinación de las estrategias y acciones a llevar a
cabo, poniendo el énfasis en una amplia participación institucional, con estrecha colaboración
entre los sectores públicos y privados y el conjunto de instituciones y agentes sociales. El
marco negociado, flexible y participativo, como reconocimiento de la pluralidad de los
intereses en pugna, puede abrir las puertas para la aparición de efectos positivos y
multiplicadores sobre el territorio y particularmente al desarrollo de capacidades, que
significa reforzar a nivel local, las posibilidades de participar en estos procesos de asociación.
Sólo a través de la tarea concertada y comprometida de todos los agentes y estamentos de las
sociedades locales, volcadas a captar las producciones regionales y extrarregionales y
satisfacer sus demandas, se podrá alcanzar un verdadero desarrollo territorial, basado en
desarrollo económico, cohesión social, equilibrio territorial, utilización racional de los
recursos patrimoniales y sostenibilidad ambiental, económica, territorial y socio-cultural. Esto
implica, al decir de Caravaca Barroso (2004) solidaridad en el tiempo, que conlleva
utilización racional del medio natural para alcanzar un desarrollo sostenible y solidaridad en
el espacio, a través de la erradicación de la desigualdad de oportunidades causadas por la
localización, es decir, un desarrollo equilibrado. Estas acciones son convergentes en un
territorio innovador e inteligente, donde se verifica una cohesión de las sociedades en su
dimensión espacial o geográfica, traducida en un desarrollo territorial integrado.
Esto tiene singular trascendencia, no sólo en cada comunidad, sino también a escala
regional, cuando se asocia a la institucionalización de “asociaciones territoriales
voluntarias”, para el cumplimiento de determinadas metas comunes, mediante la introducción
permanente de innovaciones que favorezcan la competitividad, mejoren la productividad y
contribuyan a crear sistemas de desarrollo social de las comunidades de la región. La nueva
articulación del territorio, será consecuencia de lo que todos los actores involucrados hagan o
dejen de hacer, para alcanzar una gestión territorial participativa. Aún resta mucho camino
para que lo expuesto sea alcanzado plenamente en el área sudeste de la provincia de Buenos
Aires; no obstante, los primeros pasos en tal sentido se han dado y muestran tendencias de
consolidarse. Todos los municipios involucrados han apuntado al incremento de la
competitividad y las alianzas estratégicas, trabajando consensuadamente para el logro de las
metas y objetivos, donde la reflexión participativa y la maduración política de toda la
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comunidad enriquecerán los aportes. En el nuevo marco competitivo de la globalización, la
equidad y la igualdad de oportunidades implica que las diversas comarcas y comunidades
territoriales deben tener acceso a los factores y recursos considerados imprescindibles para
optimizar las potencialidades de desarrollo y de crecimiento económico de cada localidad. Tal
como quedó planteado, el incremento de la eficiencia productiva es uno de los requerimientos,
pero no el único; a ello debe sumarse la eficiencia de las áreas urbanas, el control de sus
deseconomías, la mejoría y expansión de las comunicaciones y el transporte y la gestación de
un ambiente institucional que facilite la inversión, para alcanzar niveles aceptables de
competitividad regional.
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