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EL PENSAMIENTO POLTICO DE JOS CARLOS MARITEGUI
En sntesis, Maritegui era marxista-leninista; ms an, en l, en Maritegui, en el fundador del
Partido, encontramos tesis similares a las que el Presidente Mao ha establecido a nivel universal.
En consecuencia, para m concretamente, Maritegui sera hoy marxista-leninista-maosta; y esto
no es especulacin, es simplemente producto de la compresin de la vida y obra de Jos Carlos
Maritegui. Presidente Gonzalo
Nuestro Partido ha realizado una recopilacin de frases y citas de las obras de Jos Carlos
Maritegui, de lo ms selecto y avanzado de su pensamiento poltico.
Jos Carlos Maritegui vivi y se desenvolvi como marxista-leninista dentro de la lucha de clases
en el Per entre 1920 1930; sus aportes trascienden y se entrelazan con la esencia del marxismo-
leninismo-maosmo, tal y como se demuestra en esta recopilacin.
Esta recopilacin del pensamiento poltico de Jos Carlos Maritegui se la dedicamos, en primer
lugar, a los camaradas del Partido Comunista del Per que durante ms de 32 aos vienen
dirigiendo la Guerra Popular en su pas en un proceso zigzagueante con victorias y derrotas,
avances y retrocesos, resistiendo genocidios, combatiendo al viejo y nuevo revisionismo-. En
segundo lugar, dedicamos esta recopilacin a los compaeros revolucionarios que en el Ecuador
estn asumiendo el pensamiento de Maritegui como gua ideolgica, a ellos nuestro llamado que
asuman el pensamiento del amauta en toda su magnitud y slo as podrn avanzar y dar el salto
ideolgico.
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Finalmente, es un deber de los comunistas y revolucionarios -de todas las latitudes- combatir por
rescatar los aportes revolucionarios de grandes hombres y mujeres pensantes y operantes que como
Jos Carlos Maritegui, Milton Reyes, Manoel Lisboa, Rosita Paredes, etc., son manipulados por el
revisionismo.
Estudiemos el pensamiento poltico de Jos Carlos Maritegui como una de las tareas
revolucionarias en el frente ideolgico!
"La organizacin de los obreros y campesinos con carcter netamente clasista constituye el
objeto de nuestro esfuerzo y nuestra propaganda".
"Cada civilizacin tiene su propia intuicin del mundo, una propia filosofa, una propia
actitud mental que constituye su esencia, su nima... las ideas brotan de la realidad e influyen luego
sobre sta, modificndola"
"La historia quiere que cada cual cumpla, con mxima accin, su propio rol. Y que no haya
triunfo sino para los que son capaces de ganarlo con sus propias fuerzas, en inexorable combate".
"El proletariado tiene un mito: la revolucin social. Hacia ese mito se mueve con una fe
vehemente y activa".
"La economa no explica, probablemente, la totalidad de un fenmeno y de sus
consecuencias. Pero explica sus races".
"La doctrina socialista es la nica que puede dar un sentido moderno, constructivo a la
causa indgena, que, situada en su verdadero terreno social y econmico, y elevada al plano de una
poltica creadora y realista, cuenta para la realizacin de esta empresa con la voluntad y la disciplina
de una clase que hace hoy su aparicin en nuestro proceso histrico: el proletariado".
"Soy revolucionario. Pero creo que entre hombres de pensamiento neto y posicin definida
es fcil entenderse y apreciarse, an combatindose. Sobre todo, combatindose. Con el sector
poltico que no me entender nunca es el otro: el del reformismo mediocre, el del socialismo
domesticado, el de la democracia farisea".
"Pienso que hay que juntar a los afines, no a los dispares. Que hay que aproximar a los que
la historia quiere que estn prximos. Que hay que solidarizar a los que la historia quiere que sean
solidarios. Esta me parece la nica coordinacin posible. La sola inteligencia con un preciso y
efectivo sentido histrico".
"El poder se conquista a travs de la violencia... se conserva el poder slo a travs de la
dictadura"
"Si la revolucin exige violencia, autoridad, disciplina, estoy por la violencia, por la
autoridad, por la disciplina. Las acepto, en bloque con todos sus horrores sin reservas cobardes"
Soy un comunista, convicto y confeso
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"Mientras la reaccin es el instinto de conservacin, el estertor agnico del pasado, la
revolucin es la gestacin dolorosa, el parto sangriento del presente"
"El hroe llega siempre ensangrentado y desgarrado a su meta: slo a este precio alcanza la
plenitud de su herosmo"
"Hoy como ayer, no se puede cambiar un orden poltico sin hombres resueltos a resistir la
crcel o el destierro"
"Para un revolucionario, una prisin es simplemente un accidente de trabajo".
"Los grandes Estados capitalistas han entrado, fatal e inevitablemente, en la fase del
imperialismo. La lucha por los mercados y las materias primas no les permite fraternizar
cristianamente. De modo inexorable, los empuja a la expansin"
No es posible democratizar la enseanza de un pas sin democratizar su economa y sin
democratizar, por ende, su superestructura poltica.
Preconizar el frente nico no es, pues, preconizar el confusionismo ideolgico. Dentro del
frente nico cada cual debe conservar su propia filiacin y su propio ideario. Cada cual debe
trabajar por su propio credo. Pero todos deben sentirse unidos por la solidaridad de clase,
vinculados porla lucha contra el adversario comn, ligados por la misma voluntad revolucionaria, y
la misma pasin renovadora.
Las races de la decadencia de la Segunda Internacional se confunden con las races de la
decadencia de la democracia. La Segunda Internacioanl est totalmente saturada de preocupaciones
democrticas. Corresponde, a una poca de apogeo del parlamento y del sufragio universal. El
mtodo revolu-cionario le es absolutamente extrao. Los nuevos tiempos se ven obligados, por
tanto, a tratarla irrespetuosa y rudamente.
La Segunda Internacional no se encontraba espiritual ni materialmente preparada para una
accin revolucionaria. Las minoras socialistas y sindicalistas trabajaron en vano por empujarla en
esa direccin. La guerra fractur y disolvi la Segunda Internacional. nicamente algunas minoras
continuaron representando su tradicin y su ideario. Estas minoras se reunieron en los congresos de
Khiental y Zimmerwald, donde se bosquejaron las bases de una nueva organizacin internacional.
La revolucin rusa impuls este movimiento. En marzo de 1919 qued fundada la Tercera
Internacional. Bajo sus banderas se han agrupado los elementos revolucionarios del socialismo y del
sindicalismo.
Nadie debe sorprenderse de que todas las mujeres no se reunan en un movimiento
feminista nico. El feminismo tiene, necesariamente, varios colores, diversas tendencias. Se puede
distinguir en el feminismo tres tendencies fundamentals, tres colores sustantivos: feminismo
burgus, femininismo pequeo-burgus y feminismo proletario. Cada uno de estos feminismos
formula sus reivindicaciones de una manera distinta. La mujer burguesa solidariza su feminismo
con el inters de la clase conservadora. La mujer proletaria consustancia su feminismo con la fe de
las multitudes revolucionarias en la sociedad futura. La lucha de clases hecho histrico y no
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asercin terica- se refleja en el plano feminista. Las mujeres, como los hombres, son reaccionarias,
centristas o revolucionarias. No pueden, por consiguiente, combatir juntas la misma batalla. En el
actual panorama humano, la clase diferencia a los individuos ms que el sexo.
Mi crtica renuncia a ser imparcial o agnstica, si la verdadera crtica puede serlo, cosa que
no creo absolutamente. Toda crtica obedece a preocupaciones de filsofo, de poltico, o de
moralista.
El indio sigue viviendo su antigua vida rural. Guarda hasta hoy su traje, sus costumbres,
sus industrias tpicas. Bajo el ms duro feudalismo, los rasgos de la agrupacin social indgena no
han llegado a extinguirse. La sociedad indgena puede mostrarse ms o menos primitiva o
retardada; pero es un tipo orgnico de sociedad y de cultura. Y ya la experiencia de los pueblos de
Oriente, el Japn, Turqua, la misma China, nos han probado cmo una sociedad autctona, aun
despus de un largo colapso, puede encontrar por sus propios pasos, y en muy poco tiempo, la va
de la civilizacin moderna y traducir, a su propia lengua, las lecciones de los pueblos de
Occidente.
La ex-confesin de la violencia es ms romntica que la violencia misma. Con armas
solamente morales jams constreir la India a la burguesa inglesa a devolverle su libertad. Los
honestos jueces britnicos reconocern, cuantas veces sea necesario, la honradez de los apstoles de
la no cooperacin y del satyagraha; pero seguirn condenndolos a seis aos de crcel. La
revolucin no se hace, desgraciadamente, con ayunos. Los revolucionarios de todas las latitudes
tienen que elegir entre sufrir la violencia o usarla. Si no se quiere que el espritu y la inteligencia
estn a rdenes de la fuerza, hay que resolverse a poner la fuerza a rdenes de la inteligencia y del
espritu.
Gandhi no es, verdaderamente, el caudillo de la libertad de la India, sino el apstol de un
movimiento religioso. La autonoma de la India no le interesa, no le apasiona sino secundariamente.
No siente ninguna prisa por llegar a ella. Quiere, ante todo, purificar y elevar el alma hind.
El trmino gamonalismo no designa solo una categora social y econmica: la de los
latifundistas o grandes propietarios agrarios. Designa todo un fenmeno. El gamonalismo no est
representado solo por gamonales propiamente dichos. Comprende una larga jerarqua de
funcionarios, ntermediarios, agentes, parsitos, etc. El indio alfabeto se transforma en un
explotador de su propia raza porque se pone al servicio del gamonalismo. El factor central del
fenmeno es la hegemona de la gran propiedad semifeudal en la poltica y el mecanismo del
Estado. Por consiguiente, es sobre este factor sobre el que se debe actuar si se quiere atacar en su
raiz un mal del cual algunos se empean en no contemplar sino las expresiones episdicas o
subsidiarias.
La reivindicacin indgena carece de concrecin histrica mientras se mantiene en un
plano filosfico o cultural. Para adquirirla -esto es para adquirir realidad, corporeidad,- necesita
convertirse en reivindicacin econmica y poltica. El socialismo nos ha enseado a plantear el
problema indgena en nuevos trminos. Hemos dejado de considerarlo abstractamente como
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problema tnico o moral para reconocerlo concretamente como problema social, econmico y
poltico. Y entonces, lo hemos sentido, por primera vez, esclarecido y demarcado.
El "nuevo indio" espera. Tiene una meta. He ah su secreto y su fuerza. Todo lo dems
existe en l por aadidura. As lo he conocido yo tambin en ms de un mensajero de la raza venido
a Lima. Recuerdo el imprevisto e impresionante tipo de agitador que ncontr hace cuatro aos en
el indio puneo Ezequiel Urviola. Este encuentro fu la ms fuerte srpresa que me reserv el Per
a mi regreso de Europa. Urviola representaba la primera chispa de un incendio por venir. Era el
indio revolucionario, el indio socialista. Tuberculoso, jorobado, sucumbi al cabo de dos aos de
trabajo infatigable. Hoy no importa ya que Urviola no exista. Basta que haya existido. Como dice
Valcrcel, hoy la sierra est preada de espartacos.
Este es, evidentemente, el sino del liberalismo en nuestros tiempos. Donde el capitalismo
asume la ofensiva contra la revolucin, los liberales son absorbidos por los conservadores. Los
liberales britnicos han capitulado hoy ante los tories, como los liberales italianos capitularon ayer
ante los fascistas. Tambin la era fascista se inaugur con el consenso de la mayora de la clase
burguesa de Italia. La burguesa deserta en todas partes del liberalismo. La crisis contempornea es
una crisis del Estado demo-liberal.
Los Estados Unidos, manteniendo una actitud imperialista, cumplen su destino histrico.
El imperialismo, como lo ha dicho Lenin, en un panfleto revolucionario, es la ltima etapa del
capitalismo. Como lo ha dicho Spengler, en una obra filosfica y cientfica, es la ltima estacin
poltica de una cultura.
Actualmente, la democracia catlica italiana est en pleno perodo de disgregacin. La
derecha se ha plegado al fascismo. El centro, obediente a Dom Sturzo, ha reafirmado su filiacin
democrtica. La posicin histrica de los partidos catlicos en los otros pases es sustancialmente la
misma. La fortuna de esos partidos est indisolublemente ligada a la fortuna de la poltica centrista
y democrtica. Ah donde esta poltica es vencida por la poltica reaccionaria, la democracia
catlica languidece y se disuelve. Y es que la crisis poltica contempornea no es, en particular, una
crisis de la democracia irreligiosa sino, en general, una crisis de la democracia capitalista. Y, en
consecuencia, de nada le sirve a sta reemplazar su traje laico por un traje catlico. En estas cosas,
como en otras, el hbito no hace al monje.
El fascismo italiano representa, plenamente, la anti-revolucin o, como se prefiera
llamarla, la contra-revolucin. La ofensiva fascista se explica, y se cumple, en Italia, como una
consecuencia de una retirada o una derrota revolucionaria.
La bandera de la patria cubra todos los contrabandos y todos los equvocos doctrinarios y
programticos. Los fascistas se atribuan la representacin exclusiva de la italianidad.
Ambicionaban el monopolio del patriotismo.
El fascismo, antes bien, se crea revolucionario. Su propaganda tena matices subversivos
y demaggicos. El fascismo, por ejemplo, ululaba contra los nuevos ricos.
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Los grmenes de la guerra estn alojados en el organismo de la sociedad capitalista. Para
vencerlos es necesario, por consiguiente, destruir este rgimen cuya misin histrica, de otro lado,
est ya agotada.
La idea revolucionaria tiene que desalojar a la idea conservadora no slo de las
instituciones sino tambin de la mentalidad y del espritu de la humanidad. Al mismo tiempo que la
conquista del poder, la Revolucin acomete la conquista del pensamiento.
Abandonar a los humildes, a los pobres, en su batalla contra la iniquidad es una desercin
cobarde. El pretexto de la repugnancia a la poltica es un pretexto femenino y pueril. La poltica es
hoy la nica grande actividad creadora. Es la realizacin de un inmenso ideal humano. La poltica
se ennoblece, se dignifica, se eleva cuando es revolucionaria. Y la verdad de nuestra poca es la
Revolucin. La revolucin que era para los pobres no slo la conquista del pan, sino tambin la
conquista de la belleza, del arte, del pensamiento y de todas las complacencias del espritu.
La primera obligacin de toda obra, del gnero de la que Amauta se ha impuesto, es esta:
durar. La historia es duracin. No vale el grito aislado, por muy largo que sea su eco; vale la prdica
constante, continua, persistente. No vale la idea perfecta, absoluta, abstracta, indiferente a los
hechos, a la realidad cambiante y mvil; vale la idea germinal, concreta, dialctica, operante, rica en
potencia y capaz de movimiento.
La misma palabra revolucin, en esta Amrica de las pequeas revoluciones, se presta
bastante al equvoco. Tenemos que reivindicarla rigurosa e intransigentemente. Tenemos que
restituirle su sentido estricto y cabal. La revolucin latinoamericana ser nada ms y nada menos
que una etapa, una fase de la revolucin mundial. Ser simple y puramente la revolucin socialista.
A esta palabra agregad, segn los casos, todos los adjetivos que queris: "antiimperialista",
"agrarista", "nacionalista-revolucionaria". El socialismo los supone, los antecede, los abarca a
todos.
No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en Amrica calco y copia. Debe ser
creacin herica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al
socialismo indoamericano. He aqu una misin digna de una generacin nueva.
Las utilidades del guano y del salitre crearon en el Per, donde la propiedad haba
conservado hasta entonces un carcter aristocrtico y feudal, los primeros elementos slidos de
capital comercial y bancario. Los profiteurs directos e indirectos de las riquezas del litoral
empezaron a constituir una clase capitalista. Se form en el Per una burguesa, confundida y
enlazada en su origen y su estructura con la aristocracia, formada principalmente por los sucesores
de los encomenderos y terratenientes de la colonia, pero obligada por su funcin a adoptar los
principios fundamentales de la economa y la poltica liberales.
Pesan sobre el propietario criollo la herencia y educacin espaolas, que le impiden
percibir y entender netamente todo lo que distingue al capitalismo de la feudalidad. Los elementos
morales, polticos, psicolgicos del capitalismo no parecen haber encontrado aqu su clima. El
capitalista, o mejor el propietario criollo, tiene el concepto de la renta antes que el de la produccin.
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El sentimiento de aventura, el mpetu de creacin, el poder organizador, que caracterizan al
capitalista autntico, son entre nosotros casi desconocidos.
La clase terrateniente no ha logrado transformarse en una burguesa capitalista, patrona de
la economa nacional. La minera, el comercio, los transportes, se encuentran en manos del capital
extranjero. Los latifundistas se han contentado con servir de intermediarios a ste, en la produccin
de algodn y azcar. Este sistema econmico, ha mantenido en la agricultura, una organizacin
semifeudal que constituye el ms pesado lastre del desarrollo del pas.
Todo debate se abre para los que opinan, no para los que callan
La polmica es til cuando se propone, verdaderamente esclarecer las teoras y los hechos,
y cuando no se trae a ella sino ideas y mviles claros
El rgimen de propiedad de la tierra determina el rgimen poltico y administrativo de toda
nacin. El problema agrario que la Repblica no ha podido hasta ahora resolver-, domina todos los
problemas de la nuestra. Sobre una economa semifeudal no pueden prosperar ni funcionar
instituciones democrticas y liberales
Nuestros industriales no son otra cosa que ensambladoras y los financieros, usureros.
La gran burguesa tiene ms el sentido de la renta que el de la produccin.
El rgimen de trabajo est determinado principalmente, en la agricultura, por el rgimen de
propiedad. No es posible, por tanto, sorprenderse de que en la misma medida en que sobrevive en el
Per el latifundio feudal, sobreviva tambin, bajo diversas formas y con distintos nombres, la
servidumbre.
No nos contentamos con reivindicar el derecho del indio a la educacin, a la cultura, al
progreso, al amor y al cielo. Comenzamos por reivindicar, categricamente, su derecho a la tierra.
Las expresiones de la feudalidad sobreviviente son dos: latifundio y servidumbre.
Expresiones solidarias y consustanciales, cuyo anlisis nos conduce a la conclusin de que no se
puede liquidar la servidumbre, que pesa sobre la raza indgena, sin liquidar el latifundio.
"el ejrcito rojo es un caso nuevo en la historia militar del mundo, es un ejrcito que siente
su papel de ejrcito revolucionario y que no olvida que su fin es la defensa de la revolucin. De su
nimo est excluido, por ende todo sentimiento especfica y marcialmente imperialista. Su
disciplina, su organizacin y su estructura son revolucionarias".
"El Partido es un Partido de clase y, por consiguiente, repudia toda tendencia que signifique
fusin con las fuerzas y organismos polticos de las otras clases. El Partido reconoce que, dentro de
las condiciones nacionales, la realidad nos impondr la celebracin de pactos o alianzas,
generalmente con la pequea burguesa revolucionaria. El Partido podr formar parte de estas
alianzas de carcter revolucionario; pero, en todo caso, reivindicar para el proletariado la ms
amplia libertad de crtica, de accin, de prensa y de organizacin".
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"El hroe annimo de la fbrica, de la mina, del campo; el soldado ignoto de la revolucin
social".
"la fuerza de la revolucin residi siempre en la alianza de agraristas y laboristas, esto es de
las masas obreras y campesinas"
El capitalismo, como sistema econmico y poltico, se manifiesta incapaz, en la Amrica
Latina, de edificacin de una economa emancipada de las taras feudalesEn la agricultura, el
establecimiento del salariado, la adopcin de la mquina, no borran el carcter feudal de la gran
propiedad. Perfeccionan, simplemente, el sistema de explotacin de la tierra y de las masas
campesinas.
El hacendado se reserva las mejores tierras y reparte las menos productivas entre sus
braceros indios, quienes se obligan a trabajar de preferencia y gratuitamente las primeras y a
contentarse para su sustento con los frutos de las segundas. El arrendamiento del suelo es pagado
por el indio en trabajo o frutos, muy rara vez en dinero (por ser la fuerza del indio lo que mayor
valor tiene para el propietario), ms comnmente en formas combinadas o mixtas.
La palabra democracia no sirve ya para designar la idea abstracta de la democracia pura,
sino para designar el Estado demo-liberal-burgus. La democracia de los demcratas
contemporneos es la democracia capitalista. Es la democracia-forma y no la democracia- idea. Y
esta democracia se encuentra en decadencia y disolucin. El parlamento es el rgano, es el corazn
de la democracia. Y el parlamento ha cesado de corresponder a sus fines y ha perdido su autoridad y
su fun-cin en el organismo democrtico, La democracia se muere de mal cardaco. La Reaccin
confiesa, explcitamente, sus propsitos anti-parlamentarios. El fascismo anuncia que no se dejar
expulsar del poder por un voto del parlamento.
"Marx est vivo en la lucha que por la realizacin del socialismo libran, en el mundo,
innumerables muchedumbres animadas por su doctrina".
Ninguna vida ha sido tan fecunda para el proletariado revolucionano como la vida de
Lenin. El leader ruso posea una extraordinaria inteligencia, una extensa cultura, una voluntad
poderosa y un espritu abnegado y austero. A estas cualidades se una una facultad asombrosa para
percibir hondamente el curso de la historia y para adaptar a l la actividad revolucionaria.
"La frase del canto de Eugenio Pottier (La Internacional) adquiere un relieve histrico "Es
la lucha final!". El proletariado ruso saluda la revolucin con este grito ecumnico del proletariado
mundial. Grito multitudinario de combate y de esperanza que yo he odo en las calles de Roma, de
Miln, de Berln, de Pars, de Viena y de Lima. Toda la emocin de una poca est en l. Las
muchedumbres revolucionarias creen librar la lucha final."
COMIT DE RECONSTRUCCIN
PARTIDO COMUNISTA DEL ECUADOR
31/03/2013
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