EL AÑO 1241
CON SU DIFÍCIL CÓNCLAVE
Y DEMÁS ASUNTOS
FRANCISCO SUÁREZ SALGUERO
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Francisco Suárez Salguero ha compuesto estos escritos esmerándose en ofrecer
la crónica cronológica que el lector podrá aprovechar y disfrutar. Lo ha hecho
valiéndose de cuantas fuentes que ha tenido a mano o por medio de la red in-
formática. Agradece las aportaciones a cuantas personas le documentaron a tra-
vés de cualquier medio, teniendo en cuenta que actúa como editor en el caso de
algún texto conseguido por las vías mencionadas. Y para no causar ningún per-
juicio, ni propio ni ajeno, queda prohibida la reproducción total o parcial de este
libro, así como su tratamiento o transmisión informática, no debiendo utilizarse
ni manipularse su contenido por ningún registro o medio que no sea legal, ni se
reproduzcan indebidamente dichos contenidos, ni por fotografía ni por fotocopia,
etc.
~ 2 ~
~ 3 ~
A MODO DE PRÓLOGO
IBN SAID AL-MAGHRIBI SE FUE DE AL-ÁNDALUS PARA NO REGRESAR
El año 1241 comenzó en martes, siendo el año en que Ibn Said al-Maghribi, cronista o
historiador, literato y poeta andalusí, criado y crecido en Marrakech, luego estudiante en
Sevilla, acabó yéndose de Al-Ándalus en exilio de no retorno. Se fue a Egipto y viajó
por muchos países, escribiendo y recopilando mucho sobre literatura, poesía, geografía
e historia. Su muerte habrá de localizarse en Túnez o en Alepo (Siria), o tal vez en Da-
masco, entre 1276 o 1286.
Hacia el año 1240 había completado su obra antológica o de compilación de poetas
árabes, obra que lleva por título Al-Mugrib fi hula al-Magrib (Lo extraordinario sobre
las joyas de Occidente). En 15 volúmenes recoge escritos que compusieron varios au-
tores desde hacía un siglo.
Había nacido en la localidad jiennense de Alcalá la Real (Qal’at Astalir en árabe), en
1213 ó 1214. Luego residió en muchos lugares: Marrakech, Sevilla, Túnez, Alejandría,
El Cairo, Jerusalén, Alepo, etc.
Además de Lo extraordinario sobre las joyas de Occidente, escribió también El libro
de las banderas de los campeones, evidenciando aquí la relevante importancia de la
poesía amorosa en la educación andalusí. Este libro recoge destacado testimonio escrito
en la historia del amor entre hombres, lo que causó no poco escándalo, no tanto en su
tiempo y contexto sino sobre todo cuando apareció una primera entrega de su traducción
en 1928, publicada por Emilio García Gómez1 en la prestigiosa Revista de Occidente.
2
Este tipo de poesía tuvo una gran influencia en las ideas literarias de la caballería me-
dieval europea, aunque ésta quedaba estrictamente encuadrada o limitada al amor de
hombre a mujer y viceversa.
En 1250 publicó Ibn Said al-Maghribi su Libro de Geografía (Kitab al-Jugrafiya), en
el que integra las experiencias de sus viajes por todo el mundo islámico, incluidas las
costas del Océano Índico. También recorrió Armenia y estuvo en la corte mongol de
Hulagu Kan, entre los años 1256-1265.
Fueron muchos los libros que dejó escritos, destacando también entre ellos su Libro
de la Esfera de la Literatura, sobre las bellezas de la lengua árabe, con una parte titu-
lada El que habla bien acerca de las Bellezas de Occidente, más conocida esta obra
como El Mugrib (el Occidente Islámico), de donde deriva el nombre o apelativo del au-
tor: Al-Maghribi (el de Occidente). Éste se detiene en la geografía de la Península Ibé-
rica, haciendo especiales menciones y descripciones de los paisajes y de los personajes
andalusíes más célebres, especialmente de los Omeyas. También escribió su Libro o
Brillante acerca de las Bellezas de Oriente. Hay que hacer mención especial de sus
obras geográficas Extensión de la Tierra en su longitud y latitud (que es una recopila-
1 Arabista y traductor español (1905-1995).
2 Fundada en 1923 por José Ortega y Gasset.
~ 4 ~
ción de la Geografía de Ptolomeo) y Descripción geográfica del orbe. Ambas obras se
encuentran en la Biblioteca Bodleiana de Oxford.
Ibn Said al-Maghribi tuvo que irse de Al-Ándalus debido a los cambios políticos y de
reforma magrebí que se operaban por estos tiempos en el Islam occidental; y también
debido a las campañas de reconquista cristiana-castellana en el valle del Guadalquivir.
Fueron decayendo como islámicos los territorios andaluces invadidos cada vez más por
los cristianos.
He aquí dos ejemplos poéticos de Ibn Said al-Maghribi:
¡Oh tú, en cuyas mejillas ha escrito el vello dos líneas
que, al destruir tu belleza, despiertan ansias y cuidados!
No sabía que tu mirada era un sable, hasta ahora
que te he visto vestir los tahalíes del vello.
ESTE ES EGIPTO
Este es Egipto; pero ¿dónde está la patria mía?
Lágrimas su recuerdo me arranca sin cesar:
locura fue dejarte, ¡oh bella Andalucía!
tu bien, perdido ahora, acierto a ponderar.
¿Dónde está mi Sevilla? Desde el tiempo dichoso
que yo moraba en ella, lo que es gozar no sé.
¡Qué apacible deleite cuando, al son melodioso
del laúd, por su río cantando navegué!
Gemían las palomas en el bosque, a la orilla;
músicas resonaban en el vecino alcor cuando
pienso en la vida alegre de Sevilla,
lo demás de mi vida me parece dolor.
A Málaga tampoco mi corazón olvida;
no apaga en mí la ausencia la llama del amor.
¿Dónde están tus almenas ¡oh Málaga querida!
tus torres, azoteas y excelso mirador?
Allí la copa llena de vino generoso
hacia los puros astros mil veces elevé,
y en la enramada verde del céfiro amoroso
sobre mi frente el plácido susurro escuché.
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AÑO 1241
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REINO DE CASTILLA
RECONQUISTAS HACIA EL SUR Y OTROS ASUNTOS
Por parte del rey Fernando III, con sus tropas castellanas y de órdenes militares, se
efectuaron (o se van consolidando) durante este año 1241 varias acciones de reconquista
que hacen extenderse el reino de Castilla hacia el sur, por lugares generalmente con sus
castillos como: Zafra,3 Benquerencia de la Serena,
4 La Rambla,
5 Zuheros,
6 el Hisn Is-
tabba,7 Bulkuna,
8 Jumilla
9 y Caravaca.
10 Fernando III entregó a Fernán Núñez de Té-
mez, uno de sus mejores capitanes, la torre que éste conquistó en 1236.11
Por su parte, Rodrigo Íñiguez, maestre de la Orden de Santiago, consolidando con-
quistas de poblaciones como Usagre y Villagarcía de la Torre, entre otras,12
se adentró
en Sierra Morena dándose a completar también la reconquista de la localidad de Gua-
3 En la provincia de Badajoz. Consta esta definitiva reconquista en 1241 según la Crónica General de
España de Alfonso X.
4 También en la provincia de Badajoz, siendo concedida esta villa y su castillo a la Orden de Alcántara.
5 Provincia de Córdoba.
6 Provincia de Córdoba.
7 Estepa (Sevilla).
8 Porcuna (Jaén). El rey se la dio a la Orden de Calatrava.
9 Provincia de Murcia.
10
Caravaca de la Cruz (Murcia). Se convertirá en una importante encomienda de los caballeros templa-
rios.
11
El rey Fernando III le concedió los Castillos de Cañete, Paterna, Loeches, Doshermanas, y el Lugar
de Fernan Nuñez, á que dio su nombre, y pobló de Christianos, y fue primero Señor de él. Fernán Núñez
de Témez dio su nombre a la torre defensiva musulmana de Aben Hana que tomó el 29 de junio de 1236,
siendo éste el origen del nombre de la localidad cordobesa llamada propiamente Fernán Gómez, cuyo
actual núcleo urbano se asentó al amparo de la mencionada fortificación en 1385. Fue de aquí el primer
tronco de los poderosos e importantes andaluces los Fernández de Córdoba. La descendencia de este li-
naje y de su mujer, doña Leonor Muñoz, vinieron a dividirse en las Casas más importantes y señoriales de
Córdoba: la de Aguilar o Priego, la de Cabra, la de los Donceles o Comares y la de Alcaudete.
12
En la provincia de Badajoz.
~ 7 ~
dalcanal,13
con la anexión de todos estos lugares a la Orden de Santiago, en la denomi-
nada provincia de León.
Como podemos recordar de años anteriores, el maestre santiaguista Rodrigo Íñiguez
presidió un importante capítulo de la Orden en Mérida. Allí arengó a los caballeros de
Santiago y se encaminaron a reconquistas avanzando hacia el sur desde aquellas orillas
del Guadiana. Con un ejército propio y también mercenario de gente diversa, Rodrigo
fue pasando por diversas localidades (que ya nombrábamos), sin que pudiera tomar de
momento el castillo de Reina, por ser robusta y estratégica fortaleza; transitó luego con
sus caballerescos soldados a Guadalcanal, donde pusieron sitio o cerco que acabó con la
rendición y entrega del lugar a los cristianos.
Podemos destacar también que el monarca castellano ordenó en este año 1241 la tra-
ducción al romance del Liber Iudiciorum del año 681, de modo que el resultado sea
llamado Fuero Juzgo, de aplicación primero a la ciudad de Córdoba y posteriormente a
toda Andalucía.14
Hubo gran enfado y rebelión de Diego López III de Haro contra el rey Fernando III,
motivado el disgusto, con su reacción, por haber sido desposeído del gobierno de La 13
Al norte de la actual provincia de Sevilla. Los musulmanes construyeron en Guadalcanal su alcázar, al
sur del recinto amurallado que rodeaba la amplia medina, teniendo como mezquita la que posteriormente
vino a ser la iglesia de Santa Ana; pero no quedan demasiados vestigios de la Guadalcanal toponímica-
mente musulmana. Sobre el lugar ya hubo más de un intento de reconquista anteriormente al año 1241.
14
El Fuero Juzgo es la traducción romance del Liber Iudiciorum o Lex gothica, código legal visigodo
promulgado primero por Recesvinto en el año 654 y posteriormente en una versión completada por Er-
vigio en 681. Esta versión romance se ha atribuido tradicionalmente a Fernando III y se da como fecha de
realización el año 1241, sin embargo, no hay pruebas de ello salvo lo que dice un documento fechado el 3
de marzo de 1241: “Estas son las cosas que yo don Ferrando rey do e otorgo al conceio de Cordoua por
fuero. […] Otorgo et mando que el Libro Iudgo que les yo do, que ge lo mandaré trasladar en romanz et
que sea lamado fuero de Córdoua con todas estas cosas sobredichas, et que lo ayan siempre por fuero et
nenguno sea osado de lamarle de otra guisa sinon fuero de Córdoua”.
Por otra parte, según parece, no es la primera versión romance de este código, pues hay una versión ca-
talana del siglo XII, de la que se conservan tres folios procedentes de dos manuscritos distintos. Otros
autores indican que hay otra versión asturiana anterior. También parece que existió una traducción al ára-
be.
El Fuero Juzgo, a tenor del Liber Iudiciorum, consta de unas 500 leyes, divididas en doce libros y cada
uno de ellos subdividido en varios títulos. Destacan, entre otras disposiciones, los supuestos en que se
autorizaba el divorcio, el deber cívico de acudir “a la hueste”, los diferentes tipos de contratos y el proce-
dimiento en los juicios.
Las fuentes del Fuero Juzgo son códigos visigodos anteriores, derecho romano e intervenciones de per-
sonajes eclesiásticos importantes –la llamada influencia canónica– que influyeron en el texto revisándolo
o haciendo sugerencias (como por ejemplo el obispo San Braulio de Zaragoza, muerto en 651).
El convertido en Fuero Juzgo fue el cuerpo de leyes que rigió en la Península Ibérica en tiempos visi-
godos y supuso el establecimiento de una norma de justicia común para los peninsulares, visigodos e his-
panorromanos. Se aplicó como derecho local, en calidad de fuero municipal, en los territorios meridio-
nales según progresaba la reconquista castellana.
El Fuero Juzgo mantuvo su vigencia en España hasta la aprobación del Código Civil a finales del siglo
XIX. En la actualidad sigue vigente como derecho foral civil supletorio en el País Vasco, Navarra y
Aragón. Pero hay diversidad de interpretaciones y opiniones al respecto en algunos autores expertos en
estas materias y en su correspondiente historiografía.
~ 8 ~
Rioja y del cargo de alférez mayor, siéndole todo ello otorgado al infante Alfonso. El
caso es que Diego López III de Haro se vio obligado a marcharse al norte, a su señorío
de Vizcaya o más bien a una reducida Castilla la Vieja.15
Precisamente por estas mismas fechas, el infante Alfonso de Castilla (a sus 19 años de
edad y soltero), vino a ser reconocido padre de una niña cuya madre es realmente una
tía y amante suya, María Alfonso de León, hija ilegítima de Alfonso IX de León (muer-
to en 1230) y de Teresa Gil de Soverosa. María Alfonso de León es viuda y de más edad
que el infante Alfonso.16
La recién nacida recibe el nombre de Berenguela Alfonso.17
Hemos de completar esta noticia con el hecho de haberse acordado ya a esta alturas, por
tercera vez, un matrimonio o posibilidad al respecto para el infante Alfonso, en este ca-
so con Violante de Aragón, una niña con 5 años de edad, hija del rey Jaime I de Aragón
y de su esposa Violante de Hungría. Las otras dos veces anteriores de un planteado co-
mo posible matrimonio con el aún adolescente Alfonso fueron éstas: en 1234 con la in-
fanta Blanca de Champaña (8 años de edad entonces), hija del rey Teobaldo de Navarra
y de Inés de Beaujeu; posteriormente, el otro posible matrimonio que se planteó fue con
Felipa de Ponthieu, hermana de su madrastra la reina Juana (segunda esposa de Fer-
nando III), para cuyo enlace, de haberse tenido, el Papa Gregorio IX emitió dispensa
con fecha 31 de agosto de 1237. Ambos compromisos quedaron sin efecto entre estos
últimos años (1240-1241) al acordarse el matrimonio de Alfonso con Violante. Así
consta, a 1 de enero de este año 1241, en testamento del rey Jaime I de Aragón, mencio-
nándose así a Violante: “Ioles, coniugi Alfonsi, primogeniti illustris regis Castellae”.
Efectivamente, el rey Jaime I de Aragón redactó el mencionado testamento, haciendo
reparto de sus reinos entre sus hijos varones, correspondiendo sus estados patrimoniales
de Aragón y Cataluña a su primogénito Alfonso, y destinando sus estados adquiridos de
Montpellier, Mallorca y Valencia a su hijo Pedro (nacido en 1240), siendo Alfonso y
Pedro respectivamente de distintas madres.18
15
Diego López III de Haro era hijo de Lope Díaz II de Haro (muerto en 1236), señor de Vizcaya y alfé-
rez del rey castellano, y de Urraca Alfonso de León. Por parte paterna era nieto de Diego López II de
Haro (muerto en 1214), señor de Vizcaya y alférez del rey, y de María Manrique de Lara; y por parte
materna era nieto del rey Alfonso IX de León (muerto en 1230) y de su amante Inés Íñiguez de Mendoza.
En un principio, Diego López III de Haro sirvió con fidelidad a su tío y monarca Fernando III, pero éste
no le confirmó en los terrenos o dominios que gobernaba, llegándole a quitar La Rioja y dejándole Cas-
tilla la Vieja (un poquito por la actual provincia de Burgos). Diego no acató fácilmente las decisiones del
rey (el cual favorecía a su hijo el infante Alfonso, futuro rey Alfonso X), de modo que se enfadó y rebeló
contra el monarca en varias ocasiones, consiguiendo posteriormente su perdón como iremos viendo.
16
Había contraído un primer matrimonio con Álvaro Fernández de Lara y tras ser concubina de su so-
brino Alfonso contrajo un segundo matrimonio con Suero Arias de Valladares.
17
Berenguela Alfonso contraerá matrimonio en su momento con Pedro Núñez de Guzmán, pero habrá de
morir joven y sin descendencia, en fecha históricamente indeterminada.
18
Alfonso (1222-1260), el primogénito de Jaime I e hijo de Leonor de Castilla (matrimonio anulado por
el Papa Gregorio IX en 1229), muere anteriormente al padre, de modo que no llegará a heredar la Corona
de Aragón.
~ 9 ~
Noticia destacada en el reino de Castilla fue también la de la muerte del noble García
Fernández de Villamayor.19
Tuvo el cargo de mayordomo real y, bien conjuntado con su
esposa doña Mayor Arias, fue encargado de la educación del infante Alfonso, destinado
a ser heredero de la Corona (como Alfonso X) en cuanto primogénito del rey Fernando
III y de la difunta soberana consorte doña Beatriz de Suabia.
La primera esposa de García Fernández fue Teresa Muñoz.20
De este primer matri-
monio hubo estos hijos: Rodrigo, Fernando y Mayor, con quienes García Fernández fir-
mó un acuerdo en 1228 para el reparto de la herencia materna.
A la muerte de Teresa Muñoz, García Fernández se casó,21
con Mayor Arias.22
De este
matrimonio nacieron23
siete hijos: Juan, Alfonso, Diego, Teresa, Marina, Urraca y Men-
cía.
Considerando a García Fernández de Villamayor como mayordomo real, hemos de re-
saltar que el cargo, en cuanto “maiordomus curie regis”, lo ostentan principales nobles
Pedro, hijo de Jaime I y de Violante de Hungría, reinará como Pedro III en calidad de sucesor y he-
redero principal de Jaime I entre los años 1276-1285, siendo este año último el de su muerte.
19
Siendo las fechas más probables 1170 de nacimiento y 1241 de fallecimiento. Parece ser el fundador
del linaje de Villamayor, siendo muy probable que hubiera nacido en la zona burgalesa de Villaldemiro.
Su nombre aparece documentado por primera vez en 1194, cuando los nietos de Ordoño Pérez y Urraca
Fernández hacen entrega al obispo de Burgos de las heredades que poseían en las Hormazas (Burgos)
procedentes de sus abuelos.
Aunque la historiografía lo conoce como García (o Garcí) Fernández de Villamayor, lo cierto es que en
las fuentes no se le identifica con ese topónimo sino más bien con el de Villaldemiro. Villamayor y Vi-
llaldemiro son localidades situadas a unos veinte kilómetros al sur de Burgos, y es en esa zona, en torno a
las cuencas de los ríos Arlanzón y Arlanza, donde se concentraban sus posesiones.
No existe constancia documental directa que acredite los orígenes familiares de García Fernández. Se
ha propuesto que fuera nieto de un tal García Ordóñez de Villamayor que aparece en el tratado de 1170
firmado entre Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón, lo que convertiría a la familia en una rama
secundaria de la Casa de Aza, aunque según los estudios más fiables sería descendiente de Martín Díaz,
personaje perteneciente a una familia nobiliaria de la comarca castellana de Tierra de Campos. Su padre
debió ser el mismo Fernando García que aparece como cofirmante de privilegios regios durante el reinado
de Alfonso VIII y también que participó en la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212, sin que exista re-
ferencia expresa al respecto en la documentación. Igualmente se desconoce completamente su ascen-
dencia materna.
20
Ya estaba casado con ella en 1203, estando muerta luego allá por 1212. Es posible que fuera hija de
Muño García y hermana de Ruy o Rodrigo Muñoz de Guzmán (de quien proviene el linaje de los Guz-
mán) y que dispusiera de un más que notable patrimonio concentrado en la zona burgalesa de Lerma.
Indicios de la estrecha relación de los Villamayor con los Guzmán son algunas donaciones realizadas
por hijos de García Fernández al monasterio de Santo Domingo de Caleruega (Burgos), en razón de la
“grand naturaleza” que les unía a su contemporáneo Santo Domingo de Guzmán.
21
No más tarde de 1206.
22
Es dudoso el origen familiar de Mayor Arias, aunque existen abundantes indicios de relación estrecha
con Galicia y con el poderoso linaje gallego de los Limia.
23
Por lo menos.
~ 10 ~
y es un cargo de muy destacado honor. En contraste con las obligaciones de un alférez,
las obligaciones del mayordomo entran en la consideración del ámbito íntimo o privado
del monarca: su casa, su mesa, la administración del tesoro y el control de ingresos y
gastos, funciones que proporcionan influencia política y oportunidades de enriqueci-
miento personal. Para ello supone el cargo de mayordomo regio disponer de un buen
número de servidores: camareros, caballerizos, despenseros, etc. Asimismo los mayor-
domos aparecen regularmente como cofirmantes de privilegios reales. En esto consiste
ser mayordomo real.
García Fernández tuvo gran prestigio y ascendencia en la cercanía regia de Castilla,
subiendo en la escala nobiliaria y de rango merced a su posición de confianza en la corte
y en la familia real, también en los asuntos políticos, estratégicos y militares. El infante
Alfonso24
entró en contacto con la lengua gallega al ser educado por García Fernán-
dez.25
Y una vez finalizada la tutela educativa sobre el infante Alfonso, García Fernán-
dez hubo de implicarse más en los asuntos militares de Andalucía, donde ostentó el car-
go de alcaide de Úbeda en 1233, inmediatamente después de la toma de esta ciudad, y
participó junto al rey Fernando III en la conquista de Córdoba en 1236. El favor de la
familia real hacia García Fernández se extendió también sobre todo a su hijo Juan.26
García Fernández dictó su testamento en fecha 20 de octubre de este año 1241.27
Di-
cho testamento nos permite valorar el alcance de su fortuna y patrimonio en el momento
de su muerte. Legó un total de 6.000 maravedís a varios particulares e instituciones
eclesiásticas, sobre todo a monasterios cistercienses, entre ellos el de Villamayor de los
Montes, al que legó un quinto de sus bienes muebles y heredades. A su hijo Juan le co-
rrespondió su atuendo de caballero, a la Orden del Temple el caballo y tres azores a la
reina madre Berenguela de Castilla. Distribuyó un gran reparto de joyas, metales pre-
ciosos y cosas de valor, yendo muchas de ellas al infante Alfonso. Y para liberar a vasa-
llos suyos por entonces prisioneros de los musulmanes también destinó cantidades de
entre 100 y 500 maravedís, según se requirió en cada caso.
García Fernández llegó a tener propiedades o derechos señoriales (documentados) en
una amplia zona extendiéndose desde Galicia y por toda Andalucía. De 75 dominios
territoriales propios (de muy grandes señoríos o fincas),28
62 se concentraron en la
Merindad Mayor de Castilla.29
24
Pupilo de García Fernández y futuro rey Alfonso X el Sabio.
25
Y esa lengua, como veremos, la utilizará posteriormente el monarca al componer sus Cantigas de San-
ta María.
26
De historia y cargos muy relevantes en adelante, lo mismo que su hermano Alfonso.
27
Aunque el documento que se conserva es de discutible autenticidad, pues se trata de una copia de fecha
posterior.
28
Aproximadamente.
29
La ciudad de Burgos vino a ser la capital de la llamada Merindad Mayor de Castilla extendiéndose por
más de 30.000 km² entre el Cea y la frontera con el reino de Navarra, entre el Duero y el mar Cantábrico,
~ 11 ~
Durante mucho tiempo, García Fernández no dejó de desarrollar una activa y prove-
chosa política de adquisiciones patrimoniales. En una primera etapa, que coincide con la
época de su matrimonio con Teresa Muñoz, entre 1203 y 1212, dichas adquisiciones se
concentraron en la zona de Villaldemiro.
Entre los años 1212-1216 se frenaron sus compras.30
Pero en 1216 se registran adqui-
siciones en Vilviestre de Muñó, cerca de Villaldemiro.31
La época de mayor expansión patrimonial corresponde a los años 1219-1234, cuando
su posición en la corte como mayordomo real de Berenguela y Fernando III debió re-
portarle los mayores beneficios y las más grandes ventajas, ampliando sus heredades al
máximo. En 1232, por concesión regia, dispuso de un total señorío sobre la entera po-
blación de Manzaneda32
y un amplio territorio en la comarca gallega de Limia. En la
documentación de esta elevada donación consta que el rey Fernando III recompensó a
García Fernández por su apoyo en la obtención-anexión de la Corona Leonesa en la Co-
rona de Castilla.33
Sin embargo, en 1234 y hasta su muerte en 1241, siete años después, cesan las com-
pras.34
Y hemos de tener en cuenta que la mayor parte de las posesiones de García
Fernández se adquirieron en base al derecho castellano de behetrías35
comprendiendo en ella la totalidad de las actuales provincias de Cantabria y Palencia, con la mayor parte
de las de Burgos, Valladolid y partes menores de las provincias de León, Soria, Álava, La Rioja y Astu-
rias.
30
Debido seguramente a las repercusiones de la batalla de Las Navas de Tolosa, con sus preparativos y
consecuencias, habiendo participado en todo eso García Fernández, como estuvo implicado también en
cuanto concernió a la muerte del rey Alfonso VIII y a su sucesión, con la consiguiente agitación política
que se siguió.
31
Adquisiciones probablemente relacionadas con su matrimonio con Mayor Arias.
32
Provincia de Orense.
33
La un tanto extraña ubicación podría estar relacionada con los orígenes familiares de Mayor Arias, a
quien en 1255 realizó Alfonso X otra donación en las mismas condiciones, la de Cevico de la Torre (Pa-
lencia), en razón de los “muchos seruitios que me ffizo”. A esta época también corresponden varias ad-
quisiciones en Celada del Camino (Burgos), localidad donde paso parte de la infancia el propio rey.
También son importantes las donaciones regias recibidas en Andalucía como consecuencia de las con-
quistas castellanas del período en el siglo XIII. Se documentan posibles heredades en las jiennenses
Baeza y Úbeda, así como en Córdoba; posteriormente a su muerte recibirán heredades su mujer y sus
hijos en Sevilla y en Benacazón (Sevilla).
34
Aunque su esposa Mayor Arias las reanudó en los años posteriores. Una posible explicación sería una
mayor implicación en las campañas militares de reconquista en Andalucía.
35
Teniendo derecho los vecinos de una población a elegir señor que los gobernase y atendiese en benefi-
cio común. Alfonso X legislará al respecto, como irán haciéndolo sus sucesores. Lo veremos en el Bece-
rro de las Behetrías de Castilla, cuando reine Pedro I de Castilla (1350-1366), inventariando las behe-
trías existentes.
~ 12 ~
García Fernández adquirió en 1223 un monasterio masculino que existía desde el siglo
XI o principios del XII, dedicado al mártir San Vicente, y lo transformó para una comu-
nidad cisterciense femenina bajo la advocación de Santa María y San Vicente, rea-
briéndose o consagrándose como tal en 1228. García Fernández puso a depender el nue-
vo monasterio de Villamayor de los Montes del de Santa María la Real de las Huelgas
en Burgos, aunque manteniendo independencia jurídica o jurisdiccional y patrimonial.
García Fernández lo dotó abundantemente de bienes, tanto en fundación como poste-
riormente en su testamento.36
Finalmente, tan amplios dominios se verán divididos y disgregados, sobre todo a causa de la amplia o
numerosa descendencia; a mediados del siglo XIV dispondrá ya la familia o linaje de escasos derechos
señoriales, hasta en la misma zona burgalesa de Villamayor de los Montes.
36
Del archivo de este monasterio es de donde proceden en gran parte los datos conocidos sobre García
Fernández: unos sesenta documentos referidos directamente a él o a su esposa Mayor Arias. Miembros
femeninos de la familia siguieron ocupando cargos importantes en el monasterio durante mucho tiempo.
La primera abadesa fue Marina Arias, seguramente hermana de Mayor Arias, y también lo fueron las hi-
jas de García Fernández: Marina y Mayor. Esta última todavía era abadesa en 1286, momento en el que
dos nietas del fundador ocupaban los puestos de priora y cantora.
Este monasterio sigue teniendo sus monjas y es digno de ser visitado, disfrutado y valorado artística,
cultural e históricamente, no menos que aprovechado espiritualmente.
~ 13 ~
REINO DE ARAGÓN
SUCESIÓN DE ASUNTOS O NOTICIAS
El rey Jaime I, a 23 de febrero, concedió carta de franquicias a los hombres de Llagos-
tera, Caldas de Malavella y Santa Seclina, que son poblaciones de dominio real en una
zona de numerosos castillos.37
El monarca aragonés honró con feudos y privilegios a su amante aragonesa Blanca de
Antillón, madre de su hijo Fernando Sancho, nacido en 1240, no tardando ella en re-
nunciar a favor del niño la pertenencia del castillo de Castro, en la comarca aragonesa
de Ribagorza.38
A finales de este año 1241,39
murió sin dejar descendencia Nuño Sánchez (Nunyo
Sanç en catalán), pasando sus dominios a poder del rey Jaime I, quedando incorporados
a la Corona de Aragón los condados (pirenaicos) del Rosellón, Cerdaña, Conflent y
37
Llagostera, en la provincia de Gerona, se encuentra en la comarca del Gironés, en su extremo meridio-
nal, con paisajes variados, entre plana de cultivos y montañas con alcornoques.
Caldas de Malavella, también en la provincia de Gerona, comarca de La Selva, muestra aún sus termas
romanas y la peculiar iglesia de Santa Seclina, que es también una entidad de población, bello o curioso
ejemplo de iglesia rural desde el siglo XIII, remodelándose en lo sucesivo más a menos hasta nuestros
días.
En cuanto a castillos, he aquí un ejemplo, seguramente con reminiscencias mozárabes andalusíes: el
castillo de Vidreras o de San Acisclo, aunque actualmente sufre su abandono. Los restos que presenta este
castillo muestran su planta cuadrangular de unos 30 metros por cada lado. Se pueden detectar dos fases
constructivas, siendo la primera de los siglos XII y XIII (que incluye la torre sureste, de 15 metros de
altura y tres pisos, muros adosados, cisterna y capilla dedicada a San Acisclo y Santa Victoria –hermanos
mártires de Córdoba en tiempos de Diocleciano, celebrándose el 17 de noviembre–, quedando de esta
capilla restos de las paredes y del ábside semicircular). La segunda fase constructiva ha de situarse en el
siglo XIV (incluyendo el resto de las torres, muros ataludados y revestimientos de muros antiguos). Al-
rededor del castillo aún se conserva el foso.
En la capilla del castillo estuvieron los restos del mártir San Acisclo de Córdoba y las reliquias de su
hermana Santa Victoria. Se donarán en 1263 al monasterio benedictino de San Salvador de Breda (Gero-
na) por el vizconde Guerau VI de Cabrera.
Este castillo perteneció a los catalanes vizcondes de Cabrera y la primera noticia que se tiene del mismo
proviene del año 1194, refiriéndose dicha noticia a un pacto entre el vizconde Ponce III de Cabrera y el
rey Alfonso II de Aragón. En este año 1241 (por el que vamos en este cronicón) el rey Jaime I lo dio a la
Orden del Temple, pero habrá de volver a propiedad de los Cabrera. Y aún tendrá mucho suceso en
adelante.
38
Derivándose aquí la población denominada La Puebla de Castro (Huesca). Y el mencionado hijo bas-
tardo de Jaime I pasará a conocerse como Fernando Sancho de Castro.
39
O tal vez a principios de 1242.
~ 14 ~
Vallespir, mientras que su quartó de Portmany en la isla de Ibiza y su quartó de Porto-
Saler en la isla de Formentera son comprados por Guillem de Montgrí.
Nuño Sancho fue también miembro de la Casa de Lara, siendo hijo de Sancho I de
Cerdaña y de su segunda esposa, Sancha Núñez de Lara, hija del conde Nuño Pérez de
Lara40
y de la condesa (y después reina) Teresa Fernández de Traba.41
Una de las primeras apariciones de Nuño Sánchez en la documentación de su tiempo
fue en 1208, cuando confirmó una donación de su prima Inés Gómez, hija del con-
de Gómez González de Manzanedo (muerto en 1182) al monasterio de Santa María la
Real en Aguilar de Campoo.42
En 1210 recibió la herencia que le correspondía de su
madre, ya fallecida, de una de las porciones de una propiedad que el rey leonés Alfonso
IX había donado a Gonzalo Núñez de Lara y sus hermanos.
Nuño Sánchez –como sabemos y podemos recordar– luchó en la batalla de Las Navas
de Tolosa (año 1212), habiendo sido armado caballero. Después acompañó allende los
Pirineos al rey Pedro II de Aragón, el cual le nombró señor de Rosellón y de Cerdaña a
título vitalicio. Puede recordarse que llegó demasiado tarde en su socorro para salvar al
rey aragonés de perder su vida en la batalla de Muret (año 1213). Se convirtió, junto con
su padre Sancho, en el regente de la Corona de Aragón cuando estaba en minoría de
edad Jaime I, siendo más tarde consejero del monarca ya en mayoría de edad, apoyán-
dole durante los conflictos surgidos con el vizconde de Bearne o en otras dificultades;
pero ocurrió también, en 1225, que Nuño Sánchez cambió de bando o alianzas y se ene-
mistó con Jaime I.
La idea de continuar las uniones dinásticas occitanas y de la Corona de Aragón llevó a
su padre, en 1215, a casarlo con Petronila de Cominges, condesa de Bigorra, vizcondesa
de Marsán (y otros títulos de dominios señoriales), hija de Bernardo IV de Cominges
(muerto en 1225), conde de Cominges, de Bigorra y de Astarac, señor de Muret y Sa-
matán (y otros varios títulos señoriales) y de Beatriz de Bigorra. Este matrimonio fue
luego anulado por el Papa Honorio III (1216-1227), como podemos recordar, en 1216,
para que Petronila pudiera casarse, no sin presión, con Guido de Montfort (segundo hijo
de Simón IV de Montfort).43
Nuño Sánchez participó con Jaime I en las conquistas de Mallorca y en la que se
completaron en las Islas Baleares, recibiendo como recompensas muchas tierras; pero
también se podrían contar no pocas dificultades sobre algunos particulares, entre domi-
nios, señoríos, posesiones, etc. Estuvo casado con Teresa López, hija de Lope Díaz II de
Haro, sin que hubiera hijos de este matrimonio. En 1238 participó en la campaña de
reconquista sobre Valencia.
40
Muerto en la reconquista de Cuenca (año 1177).
41
Muerta en 1180. Fue reina de León por su matrimonio como segunda esposa de Fernando II, muerto en
1188.
42
Provincia de Palencia.
43
Y sin que ahora le demos más vueltas a este tema.
~ 15 ~
También murió en este año Amaury VI de Montfort (46 años de edad), hijo de Simón
IV de Montfort (muerto en 1218) y de Alix de Montmorency. Fue conde de Montfort,
vizconde de Carcasona, Beziers y Albi, además de conde titular de Tolosa (Toulouse),
pero cedió sus derechos sobre este complicado condado al rey Luis VIII de Francia en
1224, a cambio de la consolidación de su título condal de Montfort-l’Amaury. Como
bien sabemos y podemos recordar, había participado en las campañas de la cruzada al-
bigense bajo las órdenes de su padre.
Condestable de Francia a continuación de su tío Mathieu II de Montmorency en 1230,
fue de cruzado posteriormente, en 1239, siendo hecho prisionero de los musulmanes en
Gaza. Llevado en cautiverio a Babilonia, fue liberado en este año 1241, muriendo por el
camino de regreso a Francia.
Amaury VI de Montfort
~ 16 ~
CONDADO DE FOIX (Reino de Francia)
MURIÓ EL CONDE ROGER BERNARDO II
Murió en este año 1241 el conde Roger Bernardo II de Foix, que heredó y sucedió a
su padre Raimundo Roger I cuando éste murió en 1223. Como heredero participó en
1217 en la defensa del castillo de Montgrenier contra las tropas de Simón IV de Mont-
fort cuando la cruzada albigense, y en la reconquista de Lavaur44
y Puylaurens en 1220.
Tuvo sus enfrentamientos con el obispado de Urgel.
Roger Bernardo II de Foix se casó en dos ocasiones, siendo la primera vez con
Emersenda de Castellbó, señora de Andorra entre otros títulos y dominios. Nacieron de
ella Esclaramunda y Roger, quien hereda y sucede al padre como Roger IV de Foix. De
un segundo matrimonio, con Ermengarda, hija del vizconde Aimery III de Narbona, na-
ció Cecilia.45
44
Donde se registró en 1211 uno de los episodios más sangrientos de la cruzada albigense contra los cá-
taros.
45
Se casará con Álvaro de Urgel y será su muerte en 1270. Los cenotafios de este matrimonio están en
Nueva York, en The Cloisters (Los Claustros), un museo situado en el Fort Tryon Park, una subsede o
rama de arte del Museo Metropolitano de la ciudad, no lejos de la isla de Manhattan, producto de la re-
construcción realizada en la década de 1930 a partir de los elementos arquitectónicos de varias abadías
medievales europeas. Allí se expone arte y arquitectura de la Europa medieval. Allí se encuentra también
el ábside de la capilla española de Fuentidueña (Segovia). También hay jardinería medieval y acorde con
cuanto se muestra.
~ 17 ~
BARCELONA (CORONA DE ARAGÓN)
MURIÓ EL OBISPO DE BARCELONA BERENGUER DE PALOU
Murió en Barcelona su obispo Berenguer de Palou, siendo el año vigésimo noveno de
su pontificado, desde 1212.46
Se le valora como uno de los más cercanos y valiosos con-
sejeros y colaboradores del rey Jaime I. Anteriormente había sido canónigo, cuando su
tío, llamado también Berenguer de Palou (1200-1206), era predecesor suyo como obis-
po de Barcelona. Tras su muerte recibió sepultura en la catedral de Barcelona, en la ca-
pilla de San Miguel. Le sucede como nuevo obispo Pere de Centelles.47
En 1212, siendo ya obispo, marchó junto al rey Pedro II de Aragón a la cruzada de
campaña aliada contra los almohades, siendo éstos derrotados en la memorable victoria
cristiana de Las Navas de Tolosa,48
de tanta trascendencia para España y para la Cris-
tiandad.
Participó en la quinta cruzada (1217-1222) estando presente en la sitiada Damieta
(costa mediterránea de Egipto) en 1219, habiendo aportado en esta empresa 50 caba-
lleros y varios peones.
En lo más propiamente pastoral y espiritual cabe que destaquemos de Berenguer su
desvelo por los más desvalidos mediante varias fundaciones que puso en marcha para la
atención de las personas enfermas, necesitadas y más desprotegidas, proporcionando
para ello inmuebles y bienes de su propio peculio o de la diócesis. Como sabemos, favo-
reció desde sus momentos fundacionales, partiendo de aquel año 1218, el originarse de
la Orden de la Merced (entonces más bien denominada de Santa Eulalia, por el título o
advocación de la catedral de Barcelona). En 1219 favoreció igualmente la entrada y
afianzamiento paulatino de las órdenes mendicantes, dominicos y franciscanos, en Bar-
celona. En 1237 contribuyó a fundar en Barcelona el convento de clarisas.49
En capítulo catedralicio de Tarragona en 1233 resultó elegido para la sede arzobispal
de esta ciudad, pero el Papa Gregorio IX no aprobó la elección y la revocó.
46
Sucediendo a Pere de Cirac (1208-1211).
47
Cuyo pontificado se prolongará hasta 1252.
48
En la provincia de Jaén.
49
Todavía en vida de Santa Clara de Asís, cuya muerte seré en 1253. La fundación será ya más determi-
nada por parte del rey Jaime II de Aragón y su esposa Elisenda de Moncada en 1326, pasando a ser el
célebre y real monasterio de Santa María de Pedralbes.
~ 18 ~
En 1225 participó con Jaime I en el sitio de Peñíscola.50
Se intensificó después, como
no podía ser de otra manera, su colaboración con el rey Jaime planificando y preparando
la invasión de reconquista sobre la isla de Mallorca, en la que participó aportando 99
caballeros y 1.000 peones. Como recompensa, obtuvo 875 caballerías51
y 8 molinos,52
en pariaje.53
Durante las operaciones contra los musulmanes que resistían en la isla, Be-
renguer de Palou resultó herido y hubieron de mutilarle de un pie. En 1238 participó en
la conquista de Valencia, obteniendo de nuevo recompensas, casas y señoríos.
Berenguer de Palou
Catedral de Barcelona. Retablo de la Merced. Escena de la fundación de la Orden
50
Provincia de Castellón.
51
Caballerías de honor, un derecho adquirido que cobraban los ricoshombres del reino de Aragón en
tiempos medievales. Tales honores, caballerías de honor y beneficios eran derechos que venían a ser si-
nónimos entre sí. Había muchos ricoshombres que no tenían dominio sobre los lugares sino que los po-
seían en honor, lo cual no les facultaba más que a su gobernación y a la administración de justicia en
nombre del monarca. Estas rentas se consignaban en las pechas o impuestos reales, en los subsidios que
pagaban las aljamas (recintos de moros o judíos en las poblaciones o ciudades ya cristianas), en los pea-
jes, frutos o productos diversos, etc.
52
Por donde hoy se extiende el término municipal de Calviá, en Mallorca.
53
Un pariaje o condominio resulta ser el dominio de un territorio entre dos señores terratenientes, deno-
minándose de igual modo al documento que recoge la tipificación de este condominio. Esta figura, típi-
camente medieval, solía hacerse cuando uno de los dos coseñores era eclesiástico. Se aplicó en Mallorca,
concretamente en el territorio del suroeste, por el entorno de Calviá, en la comarca propiamente conocida
como Pariaje, muy marcada y dividida cuando el repartimiento de la isla tras ser reconquistada en el siglo
XIII. También en Andorra se considera el pariaje medieval entre el obispo de Urgel y el conde de Foix,
permitiéndose con ello la articulación de Andorra como estado soberano en la actualidad, siendo coprín-
cipe de Andorra el obispo de Urgel conjuntamente con el presidente de la República Francesa.
~ 19 ~
El obispo Berenguer de Palou y el rey Jaime I
~ 20 ~
ALCUDIA DE VEO Y BENIFARAIG (REINO DE VALENCIA)
DONACIONES Y REPARTOS
El rey Jaime I, a 24 de marzo de este año 1241, donó la alquería o caserío y torre de
Canals54
a Dionisio de Hungría, distinguido componente del séquito que acompañó a su
esposa la reina Violante de Hungría cuando vino a contraer su regio matrimonio (cele-
brado el 8 de septiembre de 1235 en la catedral de Barcelona).55
La donación del monar-
ca aragonés a Dionisio de Hungría fue realmente interesada: a cambio del castillo y
valle de Veo.56
Igualmente donó el rey Jaime I la alquería de Benifaraig57
a Ximén (Ji-
meno) Pérez de Arenós.58
54
Provincia de Valencia.
55
La princesa húngara llegó a España con un séquito que rebasaba el centenar de personas, habiendo re-
cibido muchos regalos de su padre, entre otras cosas un precioso y exquisito tocado de piedras preciosas.
Andrés II de Hungría, padre de Violante, murió al poco tiempo de celebrarse la boda, el 25 de octubre de
1235, como podemos recordar.
56
En Alcudia de Veo (Castellón), a orillas del río Veo o Sonella. Esta población, como tantos otros luga-
res valencianos, habría tenido su origen en una alquería islámica reconquistada por Jaime I en 1238 más o
menos. Sería luego lugar de moriscos.
57
Provincia de Valencia, seguramente originada también desde una alquería islámica compartida en fa-
milia.
58
De origen aragonés (Tarazona, provincia de Zaragoza), Jimeno Pérez tenía ascendencia del siglo XII
en Toulouse (en Occitania, Francia). Estuvo desde bastante joven al muy cercano servicio de Jaime I,
compartiendo y protagonizando de cerca mucho acontecer de su reinado.
Su hijo Blasco se casó con Alda, una hija de Zayd Abu Zayd, bautizado como Vicente Bellvís y señor
de territorios en el interior del reino de Valencia, siendo feudatario y vasallo de Jaime I.
El 1233, cuando el rey Jaime decidió reconquistar el reino de Valencia, convocó a tal fin a cuantos ri-
coshombres, caballeros y mesnaderos pudo, entre ellos Jimeno Pérez, que se mostró desde un principio en
muy buena disposición, en la misma que acompañó al rey en todos los combates que se sucedieron o en
las capitulaciones de moros que se dieron. Jimeno fue recompensado, como también lo fueron sus herma-
nos. Quedan todavía hechos y asuntos que contar, siendo la muerte de Jimeno en 1266.
~ 21 ~
VORDINGBORG, COSTA SUR DE SELANDIA (REINO DE DINAMARCA)
ÓBITO DEL REY VALDEMAR II
En la costa sur de Selandia, concretamente en Vordingborg,59
murió el rey Valdemar
II de Dinamarca,60
a 28 de marzo de este año 1241 sobre el que nos detenemos relatan-
do resumidamente lo sucedido.
Valdemar II tenía 70 años de edad y reino durante algo más de 38 años, desde el 12 de
noviembre de 1202, habiendo sucedido a su difunto hermano Canuto VI (1182-1202),
que no tuvo descendencia. Valdemar II fue hijo de Valdemar I (el Grande) y de Sofía de
Minsk (muerta en 1198). Antes de reinar como tal en Dinamarca fue, desde 1191, duque
de Jutlandia Meridional (Schleswig).61
Se casó, en 1205, con Margarita de Bohemia, hija de Ottokar I de Bohemia (muerto en
1230) y llamada Dagmar, que murió el 24 de mayo de 1212. De Margarita nació, en
1209, Valdemar, que fue niño corregente de Dinamarca junto a su padre entre los años
1215-1231).
En segundas nupcias vino el matrimonio de Valdemar II con Berenguela de Portu-
gal.62
Nacieron de esta unión: Eric o Erik (nacido en 1216 y heredero del trono danés en
este año 1241 como sucesor de su difunto padre), Sofía (nacida en 1217, casada en 1225
59
La historia de esta ciudad comienza con la construcción de un castillo real en la década de 1160, cas-
tillo que fue sede de la flota naval danesa y formaba parte de una red de fortificaciones contra las in-
cursiones de los piratas wendos o vendos (de tribus y pueblos eslavos). Posiblemente Vordingborg obtuvo
privilegios de ciudad comercial (købstad) desde el siglo XIII. La ciudad se encontraba en la ruta entre
Selandia y las islas (más al sur) de Falster y Lolland, siendo su zona agrícola realmente pequeña, por lo
que recibió a menudo privilegios y exenciones que se destinaron a su incremento. Hubo aquí durante la
Edad Media lucrativo comercio de arenques. El castillo sirvió de residencia real y en él se llegó a celebrar
la Danehof (especie de parlamento y tribunal nacional). Los reyes Valdemar I (1157-1182) y Valdemar II,
el ahora difunto, murieron en ese castillo.
60
Pasando a la historia con sobrenombres como el Conquistador o el Victorioso.
61
Haciendo frontera con el norte de Alemania.
62
Muerta en 1221. Hija de Sancho I de Portugal (muerto en 1211).
~ 22 ~
con el margrave Juan I de Brandeburgo),63
Abel (nacido en 1218)64
y Cristóbal (nacido
en 1219).65
De su concubina Helena Guttormsdotter nació, en 1219, Canuto.66
En política interior continuó con las reformas y mejoras ya iniciadas por sus predece-
sores, padre y hermano, gobernando en bien dispuesta relación eclesiástica. Su tío abue-
lo el obispo Absalón de Roskilde67
y luego arzobispo de Lund68
(muerto en 1201) cedió
muchos de sus cargos y títulos a su primo germano Sune Ebbesen Hvide que murió
en 1186. Así, Peter Sunesen gobernó el obispado de Roskilde desde 1191 hasta 1228 y
su hermano Anders Sunesen sucedió a Absalón en el arzobispado de Lund (1201-1228).
Ambos hermanos, uno tras otro, fueron cancilleres del reino danés hasta que Anders, en-
fermo de lepra, tuvo que abandonar el cargo en 1221. El último hermano, Jacob Sune-
sen, recibió el título de príncipe de la isla selandesa de Møn.
De otra parte, en cuanto a política exterior, Valdemar II dominó Noruega, donde Er-
ling Steinvegg o Magnusson, rey de los bagler69
(muerto en 1207), se le rindió como va-
sallo en 1204. La intervención en Suecia de los hijos de Sune Ebbesen, primos del po-
deroso arzobispo Absalón, con el fin de apoyar al rey Sverker II de Suecia (1196-1208),
yerno de Ebbe Sunesen, se saldó con la derrota y la muerte de tres de ellos, en enero de
1208, en la batalla de Lena, en la región sueca de Vestrogotia.
A partir de 1210, Valdemar II, se propuso conquistar Estonia, prosiguiendo en ese em-
peño hasta obtener la deseada victoria, en junio de 1219, derrotando a los paganos en la
batalla de Lyndanisse.70
Pasó entonces71
que un gallardete de tisú rojo con una cruz
blanca cayó desde el cielo cuando la batalla estaba en su punto más encarnizado,
mientras que se oía una voz exclamando: “Cuando esta bandera se levante, seréis vic-
toriosos”. Entonces Valdemar II cogió el gallardete y a partir de ese momento fue el es-
tandarte danés, el conocido como Danebrog, bandera nacional del reino de Dinamarca.
Y otros fueron los hechos que se fueron sucediendo en este reinado del ahora finado
Valdemar II de Dinamarca. Por ejemplo, Valdemar quiso expandirse hacia el sur inva-
63
Muerta el 2 de noviembre de 1247.
64
Duque soberano de Schleswig (Jutlandia).
65
Duque de Lolland y de Falster.
66
Duque de Estonia en su momento. Su muerte será en 1260. Y de alguna dama desconocida le nació
también a Valdemar II, en 1216, Nicolás, nombrado duque de Hallad (territorio sueco) y muerto en 1218.
67
Al norte de Selandia.
68
Al sur de Suecia.
69
Grandes aristócratas y eclesiásticos.
70
Cerca de Tallin, la actual capital estonia.
71
Según cuentan relatos legendarios.
~ 23 ~
diendo Alemania, pero no vio sino militarmente frustradas sus aspiraciones. Lo cierto
ha sido que los daneses pretendieron dominar el Báltico, pero no lo consiguieron como
lo apetecieron.
Podemos destacar en lo jurídico que Valdemar II, en este año 1241, antes de su muerte
fue el promotor del que pasará a ser conocido como Código de Jutlandia, ciertamente
favorable a la emergente y fortalecida nobleza danesa. Pero los campesinos más libres
hasta el momento no prevén sino mucha pérdida de sus derechos tradicionales, muchos
de ellos privilegios disfrutados desde la ya vieja y pasada era vikinga.
Tras la muerte de su hijo Valdemar, corregente de Dinamarca entre los años 1215-
1231, el rey Valdemar II proclamó heredero a Erik, el mayor de los hijos habidos de su
segundo matrimonio, y dotó a los hijos jóvenes con feudos personales.72
Erik, con 25 años de edad, reina como Erik IV de Dinamarca.73
La dannebrog (bandera de Dinamarca)
apareciendo en el cielo durante la batalla de Lyndanisse.
Óleo del pintor danés Christian August Lorentzen (1746-1828) realizado en 1809)
72
Originándose así muchos pleitos internos que habrán de llegar incluso a la sangre.
73
Hasta 1250.
~ 24 ~
LIEGNITZ (SILESIA)
DESTACADA BATALLA EN SILESIA VENCIENDO LOS MONGOLES
Hubo batalla cerca de la ciudad de Liegnitz (o Legnica) en Silesia,74
el 9 de abril,
enfrentándose el ejército polaco a los invasores ejércitos u hordas de los mongoles a las
órdenes de Subotai, hábil general de Batu Kan,75
nieto de Gengis Kan.76
Vencieron los
mongoles.
Podrá decirse que esta batalla tuvo su importancia por el intento que supuso de frenar
el avance de los mongoles por Europa. Aunque vencieron los mongoles, su inestabilidad
interna les impidió seguir avanzando.77
En 1236, Batu Kan tomó el relevo de su abuelo Gengis Kan para atacar la Rus de
Kiev.78
Renunció a tomar la más norteña y central ciudad de Nóvgorod y se lanzó hacia
Kiev, siendo ésta la ciudad religiosa y de más identidad rusa. De este modo, como fui-
mos viendo, quedó la Rus bajo el dominio mongol.
Aunque el norte de Rusia escapó a los mongoles en otoño de 1240, éstos ocuparon el
sur y la ciudad más importante del país a partir de diciembre del mismo año. El si-
guiente objetivo de Batu Kan era el reino magiar, la Hungría gobernada por el rey Bela
IV. Para llevar a cabo este ataque, el kan (jefe) mongol tenía que neutralizar Polo-
nia para proteger su flanco y retaguardia. Su primo Baidar, a la cabeza de una parte del
ejército mongol, partió para atacar a Polonia; esto le permitió a Batu Kan atravesar
los Cárpatos.
Baidar fue el segundo hijo del kan Chagatai,79
nieto por tanto de Gengis Kan. Partici-
pó en la campaña europea con su sobrino Büri durante los prolongados años entre 1235-
1241. Comandó el ejército mongol asignado a Polonia junto con Kadan.80
Venció a mu-
chos polacos, rusos, alemanes y moravos. El 13 de febrero de 1241 atravesaron los
mongoles el congelado río Vístula. La ciudad de Sandomierz81
fue tomada y saqueada.
74
Región histórica de la actual Polonia.
75
Hijo de Jochi.
76
Muerto en 1227.
77
Siendo éste el punto más occidental que alcanzaron en el continente europeo.
78
La antigua Rusia medieval.
79
Probablemente muerto en 1242, aunque también pudo haberlo sido en 1241.
80
Y puede que también con Orda Kan, hermano de Batu Kan.
81
Una de las más antiguas e históricamente importantes de Polonia.
~ 25 ~
Más hacia el oeste, el 18 de marzo, Orda y Baidar se encontraron con el ejército polaco
bajo el mando del duque Boleslao V y se tuvo la batalla de Chmielnik (sin que Boleslao
estuviera presente en la misma). Los polacos fueron severamente derrotados y Boleslao
con una parte de sus tropas huyó a Moravia. El 22 de marzo los mongoles se pusieron
delante de Cracovia, cuando ya muchos de sus habitantes se habían dado a la fuga. Era
el Domingo de Ramos cuando los mongoles incendiaron la ciudad y se llevaron presos a
gran número de gente que allí quedaba. Moviéndose más hacia el oeste, Orda y Baidar
llegaron a un lugar al este de Opole, donde obligaron al ejército del duque Miecislao a
retirarse. Cerca de Racibórz cruzaron el río Oder. La ciudad de Racibórz fue incendiada
por sus habitantes cuando abandonaron la ciudad. Breslavia (o Breslau) cayó en manos
de los mongoles, aunque la propia ciudadela no se rindió a ellos. Su primer asalto contra
la fortaleza había fracasado, y los mongoles no perdieron tiempo en sitiarla. Los mon-
goles excluyeron la ciudadela y marcharon hacia el oeste.
Después de derrotar a una fuerza combinada de polacos, alemanes, templarios, teu-
tones, etc., en Liegnitz o Legnica, Baidar acampó durante dos semanas en los alrede-
dores de Othmachau (entre Opole y Kłodzko). A Principios de mayo de 1241 entró en
Moravia. Varios lugares pequeños, sin protección, fueron saqueados entonces.82
Así pues, en marzo de 1241 los mongoles derrotaron con facilidad a los polacos en
la batalla de Chmielnik.83
A continuación redujeron a cenizas la ciudad de Cracovia.84
Sin embargo, al proseguir su incursión hacia Silesia se encontraron los mongoles con un
obstáculo, el de los príncipes polacos y sus tropas bajo el mando del duque de Sile-
sia, Enrique II.85
Conformaba el ejército ducal la cantidad de 40.000 polacos,86
mayor-
mente de caballería, con alguna cantidad de infantería de Alemania y de Moravia. En-
rique había salido de la ciudad de Liegnitz el 5 de abril por la mañana con la intención
de reunirse con el ejército del rey Wenceslao I de Bohemia, que estaba a una jornada de
marcha.
Unas horas después, en una llanura al sur de Liegnitz conocida como Wahlstatt (“el
lugar escogido”), el duque se encontró cara a cara con Baidar y sus mongoles. Enrique
tomó posiciones en un espacio elevado, con la caballería en vanguardia y la infantería
detrás.
Los mongoles les doblaban en número, como mínimo. Pero cuando se inició la bata-
lla, éstos pasaron al ataque sin lanzar sus acostumbrados aullidos ni los lúgubres toques
82
Algunas crónicas europeas afirman que Baidar fue asesinado cerca de Olmütz (la Olomouc de la Repú-
blica Checa) en 1240, pero estos registros parecen haber sido inexactos, ya que Baidar participó después
en la elección de Kuyuk como kan en 1247 (Kuyuk fue el tercer Gran Kan del Imperio Mongol, entre los
años 1246-1248).
83
Actual voivodato (a modo de provincia) de Santa Cruz en Polonia.
84
Distante de allí unos 50 kilómetros.
85
De sobrenombre el Piadoso.
86
Más o menos.
~ 26 ~
de trompa. La primera carga de los polacos se vio obligada a batirse en retirada bajo la
lluvia de flechas de los arqueros montados que tenían mayor movilidad que la caballería
enemiga, “ligera” por definición. La segunda carga, sin embargo, pareció hacer retroce-
der a los mongoles. Los caballeros, ansiosos por entrar en acción, se precipitaron sobre
el enemigo, pero los esperaba una nueva sorpresa, ya que los mongoles simplemente es-
taban poniendo en práctica su táctica preferida: simular una retirada para atraer al adver-
sario a la trampa.
Una vez que los caballeros entraron en contacto con la infantería mongola, los ar-
queros montados de la horda pasaron al contraataque sobre los flancos. Como no podían
alcanzar a los caballeros vestidos con armadura, disparaban contra las monturas. Una
vez desmontado el enemigo, lo atacaban con la lanza y lo remataban con el sable. Para
crear aún mayor confusión, un incendio de la maleza provocó una densa humareda que
se extendió por el campo de batalla e hizo de pantalla entre la infantería y la caballería
polaca. Los arqueros mongoles, con el rostro protegido, evolucionaban con destreza en
el interior de esta cortina opaca, al tiempo que disparaban sus flechas hacia todas partes
sobre los desventurados infantes que se ahogaban con el humo. El ejército del duque
Enrique quedó totalmente aniquilado, siendo las pérdidas87
de 25.000 a 30.000 hombres.
Los mongoles se llevaron algunas muestras de ese macabro balance: enviaron nueve
sacos llenos de orejas a Batu Kan, que estaba en Hungría. Enrique II trató de escapar, al
igual que el landkomtur (el comendador de la Orden de los Caballeros Teutónicos), pero
ambos resultaron muertos. Sin descendencia murió también como tantos otros, el noble
Boleslao de Moravia.
Los mongoles desfilaron bajo los muros de Liegnitz con la cabeza de Enrique en el
extremo de una lanza. Los propios habitantes incendiaron la ciudad y se retiraron poste-
riormente a la ciudadela, pero los vencedores renunciaron a sitiarla ante la amenaza del
ejército de Wenceslao que se encontraba cerca. Éste hizo lo mismo y adoptó una actitud
defensiva. Seguro ya de que Polonia no intentaría nada para acudir en auxilio de sus ve-
cinos, Baidar pudo entonces dirigirse de nuevo al sur para reunirse con Batu Kan.
87
Según pueden calcularse, siempre considerado el inflado de cifras en las crónicas de la época.
~ 27 ~
El corte de orejas en la batalla de Liegnitz
El gran duque polaco de Silesia Enrique II el Piadoso
~ 28 ~
Los mongoles a las órdenes de Baidar muestran la cabeza de Enrique II el Piadoso
para aterrorizar a Breslavia o Breslau
~ 29 ~
RÍO SAJO – VALLE DE MOHI (REINO DE HUNGRÍA)
BATALLA DE MOHI O DEL RÍO SAJO
Después de lo de Silesia, en Polonia, que ya vimos o hemos considerado como noticia
destacada, vino la batalla feroz producida al enfrentarse en el reino de Hungría el inva-
sor ejército de mongoles imponiéndose al ejército húngaro, resultando éste derrotado
por completo, el 11 de abril de este año 1241. Se desarrolló esta batalla a orillas del río
Sajo (o Sajó), en el valle de Mohi.
~ 30 ~
Remontémonos a los antecedentes de esta batalla que ahora consideramos. Yéndonos
al año 1223. El Imperio Mongol en expansión derrotó entonces al conjuntado ejército
ruso-cumano en la batalla del río Kalka (31 de mayo de aquel año). Los cumanos se
retiraron a refugiarse en Hungría, reino que deseaba e intentaba desde hacía varias déca-
das y por todos los medios la conversión de los cumanos al cristianismo, para domi-
narlos influyendo en ellos al máximo. El rey Bela IV de Hungría, viendo la ocasión de
integrar a los cumanos como a húngaros en Hungría, no tenía reparos en hacerse llamar
de vez en cuando rey de los cumanos. Cuando estos refugiados, aproximadamente
200.000 (incluyendo 40.000 guerreros), buscaron asilo en el reino húngaro, diríase que
podría parecer que al menos una parte había aceptado ya el dominio húngaro. Los tár-
taro-mongoles, sin embargo, los consideraban sus esclavos (o a quienes tenían que so-
meter) y veían a los húngaros como sus rivales, por lo que consideraron la migración
cumana como casus belli a su favor. En su ultimátum para combatir resultó que también
culparon a Hungría de enviar espías y complicar las cosas con ellos.
El rey Bela IV de Hungría
~ 31 ~
Los amenazantes mongoles se abalanzaron sobre Hungría cuando este reino se vio
sumido o lioso en un período de revueltas y dificultades políticas, algo no infrecuente
entre los húngaros, como bien sabemos. Tradicionalmente, la base del poder real lo
constituían los vastos territorios pertenecientes al rey. Bajo Andrés II (1205-1235), las
donaciones de tierras por parte de la Corona alcanzaron un nuevo máximo, provincias
enteras se traspasaron e incluso el rey Andrés II dijo que “la medida con la que medir la
generosidad del rey no tiene medida”. Después de que Bela IV heredara el trono de su
padre (en 1235), comenzó a re-confiscar las donaciones que éste hiciera y a ejecutar o
expulsar a sus consejeros. Asimismo, denegó el derecho de los nobles a tener audiencias
personales y sólo aceptó peticiones por escrito en su cancillería. Incluso hizo retirar las
sillas de la sala del consejo para obligar a todo el mundo a que estuviera de pie en su
presencia, lo que causó gran revuelo entre los nobles. Bela hizo que los refugiados cu-
manos mejorasen en su posición y, de paso, acrecentó su prestigio entre los círculos
eclesiales al ir logrando convertirlos; pero también hubo muchos contratiempos al res-
pecto. Las costumbres de los cumanos, nómadas de tradición, resultaron incompatibles
para convivir con los húngaros, ya sedentarios, y los nobles se quedaron anonadados
cuando vieron que el rey apoyaba a los recién llegados y no a ellos o no tanto como a
ellos, que se sentían relegados y no privilegiados.
Los mongoles –como vamos viendo– se dieron a invadir con sus ataques por el occi-
dente europeo, atacando con tres ejércitos u hordas de ejércitos, compuestos por un total
de unos 150.000 hombres. El primero de esos ejércitos penetró en Polonia para contra-
rrestar cualquier apoyo que de allí pudiera darse a los europeos y derrotando al duque de
Silesia Enrique II (el Piadoso) y a caballeros de la Orden Teutónica en la batalla de
Liegnitz. Una fuerza atacó por el sur, en Transilvania, derrotando a los voivodas o go-
bernadores y aplastando al ejército húngaro de Transilvania. Las fuerzas principales
conducidas por Batu Kan y su general Subotai atacaron en la misma Hungría por el paso
fortificado de Verecke, aniquilando al ejército dirigido por el nádor88
de Hungría (Dénes
o Dionisio) el 12 de marzo de 1241.
Béla IV comenzó a movilizar a sus huestes y envió sus tropas, incluidas las cumanas,
a Pest.89
Federico II Babenberg, duque de Austria y de Estiria, también se unió a estos
ejércitos para prestarles ayuda, así como se unió también un numeroso ejército de caba-
lleros templarios bajo las órdenes del maestre Rembald de Voczon, quienes ya se ha-
llaban en suelo húngaro desde hacía más de un siglo, teniendo dominios de estados en la
región de Croacia y Dalmacia, otorgados por los reyes Emérico (1196-1204) y Andrés II
(1205-1235). Igualmente los ejércitos húngaros estaban asistidos por los Caballeros
Hospitalarios Estefanitas (del rey San Esteban), una independiente Orden de Caballería
88
El nádor era un prestigioso y antiguo cargo húngaro, de mucha virtualidad e importante calado, seme-
jante a conde palatino, desde que se fundó el reino de Hungría en el año 1000, en tiempos del rey San Es-
teban I (997-1038). Lo normal es que fuera un cargo de muy allegados a la familia real. El nádor era
igualmente el presidente de la asamblea real. Pronto obtuvo competencias legales y sobresalientes de
juez.
89
La parte más oriental y llana de la actual Budapest.
~ 32 ~
húngara que se había originado, como sabemos, de la Orden Hospitalaria de San Juan
de Jerusalén. Justo entonces el conflicto entre cumanos y húngaros dio lugar a numero-
sos disturbios, en los que el kan cumano Kuthen, que había permanecido bajo la protec-
ción personal del rey húngaro, fue asesinado. Algunas fuentes señalan que el duque Fe-
derico instigó esta revuelta, aunque el papel que desempeñó es poco claro. Los cumanos
creían que habían sido traicionados y abandonaron el país con dirección al sur, saquean-
do todo por doquier en su camino. La movilización realizada por el rey fue un completo
desastre. Muchos contingentes no llegaron nunca a Pest y otros fueron masacrados por
los cumanos renegados o por los mongoles antes de llegar. Muchos nobles rehusaron
tomar parte en la campaña, porque odiaban al rey y deseaban su caída. Apenas unos
pocos creían que el ataque de los mongoles fuera una seria amenaza a la seguridad del
reino y se consideraba que la falta de los cumanos era menor y normal. Esta actitud pu-
do haber contribuido a la muerte del kan cumano.
La vanguardia mongola alcanzó la ciudad de Pest el 15 de marzo y comenzó a realizar
pillaje en el área circundante. El rey Bela IV prohibió a sus hombres que les atacasen,
ya que su ejército aún no estaba listo. Aun así, el duque Federico hizo caso omiso y les
atacó, derrotando a una pequeña partida de saqueo, de modo que Bela lo tildó de co-
barde. Tras este “heroico” acto, Federico se retiró a sus posesiones. Ugrin Csák, el ar-
zobispo de Kalocsa, intentó también atacar a un contingente mongol, pero fue desviado
con artimañas hasta unos pantanos, donde su caballería pesada quedó irremediable-
mente perdida. Él mismo apenas pudo escapar y salvar su vida, aunque fue muerto des-
pués, en la batalla de Mohi o del río Sajo que aquí entramos finalmente a relatar.
Bela IV decidió por fin entrar en batalla afrontando el ataque de los mongoles, pero
éstos comenzaron su estratégica retirada, lo que hizo creer más a los nobles húngaros
que los mongoles realmente no suponían una gran amenaza y que el comportamiento
del rey no había sido de precaución sino de cobardía. Tras una semana de marchas for-
zadas y ataques enemigos, el ejército húngaro alcanzó el río Sajo, entonces desbordado.
Allí fue donde pararon para descansar y esperar refuerzos. El rey y sus aliados aún no
sabían que el grueso del ejército mongol, que contaba entre 20.000 y 30.000 hombres
por los aproximadamente 15.000 del variopinto ejército húngaro, estaba presente en el
terreno boscoso de la orilla más alejada del río. El precavido rey ordenó construir un
campamento fuertemente fortificado con carretas.
Es poco probable que los tártaro-mongoles quisieran originariamente cruzar un río an-
cho y peligroso para atacar un campamento fortificado, sino que más bien el plan ori-
ginal fuera atacar a los húngaros mientras cruzaban el río, del mismo modo que ocu-
rriera en la batalla del río Kalka en 1223. Sin embargo, nunca sabremos lo que los ge-
nerales mongoles tenían en mente, aunque sí sabemos que un eslavo ruteno,90
esclavo
de los mongoles, escapó de éstos y llegó hasta el campamento húngaro avisándoles de
que los mongoles atacarían de noche en el puente sobre el Sajo.
Los húngaros aún seguían sin creer que aquél fuera a ser un ataque a gran escala, pero
las tropas del príncipe Colomán, duque de Eslavonia91
y hermano del rey Bela IV de
90
Una etnia ucraniana.
91
Región histórica en la zona oriental croata, que no hemos de confundir con el vecino país de Eslovenia.
~ 33 ~
Hungría, y las fuerzas del arzobispo Ugrin Csác, junto con el maestre templario del lu-
gar, dejaron el campamento para sorprender a los mongoles y defender el puente des-
protegido.92
Llegaron a medianoche, habiendo tenido que marchar en plana oscuridad
durante una distancia considerable.93
Es poco probable –digamos– que los mongoles
quisieran atacar de noche, ya que los arqueros a caballo evitan ese tipo de combates,
pero sí querían cruzar el río para poder atacar al amanecer. Cuando Colomán y Ugrin
llegaron, encontraron a los mongoles desprotegidos y a medio cruzar el río, por lo que
les obligaron a presentar batalla con éxito, consiguiendo una gran victoria en el puente.
Los mongoles no esperaban en absoluto tropas de ballesteros, los cuales les infligieron
numerosas bajas. Los húngaros dejaron algunos soldados que guardasen el puente y re-
gresaron al campamento, lo que hace pensar que aún no sabían que el grueso del ejército
enemigo estaba allí. Cuando llegaron a su base, ya muy avanzada la noche,94
celebraron
la victoria.
La inesperada victoria húngara obligó a los generales mongoles a modificar sus pla-
nes. El general Sejban fue enviado al norte, hacia un prado, con una fuerza menor para
cruzar el río y atacar por la espalda a la guardia del puente. Sobre unas dos horas más
tarde,95
cuando aún era muy incipiente el despuntar el día, comenzaron a cruzar. Entre-
tanto, Subotai se dirigió al sur para construir un puente secundario mientras los húnga-
ros estuvieran enzarzados en el puente principal, aunque permitió a Batu Kan desarro-
llar un plan en el que se utilizarían gigantescos artilugios de lanzar piedras, algo que los
húngaros probablemente nunca habían visto, con los que aniquilar a los ballesteros. Al
amanecer, Batu Kan y siete de sus artilugios lanza-piedras atacaron a los guardias hún-
garos del puente, quienes, tras la llegada de Sejban y sus hombres, se tuvieron que reti-
rar. El grueso del ejército mongol consiguió cruzar el río cuando ya venían a ser las 8 de
la mañana.
Cuando los húngaros en retirada llegaron al campamento base, despertaron a los otros.
Colomán, Ugrin y el maestre templario salieron del mismo para enfrentarse a los ata-
cantes, mientras que el resto permaneció allí, creyendo que era otro ataque menor y que
el príncipe Colomán se alzaría con la victoria de nuevo. Pero cuando el príncipe y el
arzobispo presenciaron la horda de tártaros que se avecinaba se dieron cuenta de que no
era un ataque menor, sino una verdadera invasión de las fuerzas de choque del ejército
asiático en feroz invasión. Tras unos duros combates, resolvieron volver al campamento
para reforzar las posiciones y unirse al grueso de las tropas. Estaban muy desilusiona-
dos, ya que el rey ni siquiera había despachado órdenes para preparar la batalla. Ugrin
reprochó al rey por sus errores en público y aunque finalmente el ejército húngaro avan-
92
Un puente que, según presentan los restos arqueológicos, mediría como mínimo doscientos metros de
largo.
93
Unos 7 kilómetros.
94
Más o menos a las 2.
95
Ya las 4 de la mañana.
~ 34 ~
zó, el retraso dio el tiempo suficiente a Batu Kan para terminar de cruzar el Sajo. En-
tonces se entabló una lucha feroz en aquel choque asiático-europeo: los europeos sobre-
pasaban en número a las tropas de Batu Kan y los asiáticos no eran capaces de moverse
con la rapidez acostumbrada, porque el río estaba desbordado a sus espaldas. Batu Kan
perdió una treintena de sus hombres guardaespaldas y a Bakatu, uno de sus lugarte-
nientes; sólo la determinación personal y la bravura de Batu Kan hicieron que la horda
no se rompiera y huyera del campo de batalla. En ese mismo momento, Subotai, que se
había retrasado por haber estado construyendo el puente en que se empleó, atacó el flan-
co de los húngaros, causando el pánico entre sus filas y obligándoles a retirarse.
Es posible que los europeos pudieran haber defendido su campamento, pero su avance
no fue efectivo y estaban aterrorizados por las flechas incendiarias, lo que provocó nu-
merosas muertes por aplastamiento en el tropel que se formó en sus propias filas. Fi-
nalmente, los desmoralizados soldados se volvieron e intentaron escapar a través de un
hueco que los mongoles dejaron a propósito, ya que sabían que a los soldados que hu-
yen se les puede matar más fácilmente que a los que se ven obligados a morir luchando
por tener cortada la vía de escape. Sin embargo, las bajas mongolas habían sido tan nu-
merosas que, llegado este punto, Batu Kan no quería perseguir a los húngaros. Subotai
lo animó a hacerlo y finalmente atacaron con gran éxito. El arzobispo Ugrin murió en el
combate, pero Colomán y su hermano Bela pudieron escapar, disfrazados y a duras pe-
nas, aunque las heridas del príncipe eran tan serias y graves que falleció poco después.
Los húngaros perdieron cerca de 10.000 hombres y no fueron capaces de reunir otro
ejército con el que contener al resto de la horda. Tras la victoria, los mongoles se rea-
gruparon y comenzaron el asalto sistemático del resto de la nación húngara.96
Si extraemos consecuencias, cabe decir que, tras la batalla, no existía ninguna fuerza
organizada de importancia capaz de parar el avance de los mongoles: derrotarlos era
completamente impensable. Se les pudo detener en el Danubio con éxito desde abril en
adelante.97
Fue un invierno inusualmente crudo, el río se heló totalmente y tras una serie
de batallas menores, los mongoles pudieron cruzarlo. La familia real húngara escapó
96
Según algunos cronistas medievales, el ejército mongol pudo disponer entre 50.000 y 120.000 hom-
bres, incluyendo artillería china, pero esto es seguramente una exageración para justificar la aplastante
derrota.
Según historiadores chinos, el ejército húngaro era de 100.000 hombres, muriendo 70.000 y siendo
capturados 25.000 de ellos, cifras que son también probablemente exageraciones para darle mayor valor a
su victoria, además bajan las muertes mongolas a sólo 1.000, aunque en la actualidad se estiman perdidas
mucho mayores del bando mongol.
Otras fuentes europeas dicen que el ejército húngaro era de 60.000 a 80.000 hombres, y que murieron
10.000 a 40.000, pero probablemente reconocen tal número de bajas para culpar al rey Bela IV y a los
cumanos, de quienes dicen que tras iniciar la batalla y al estar en la retaguardia huyeron. También exaltan
el sacrificio de los caballeros cristianos al mencionar que los templarios lucharon hasta la muerte sin huir.
En los cálculos más aceptados actualmente, el ejército húngaro era de 15.000 hombres entre húngaros,
templarios, mercenarios nómadas y cumanos, sufriendo 10.000 bajas. Mientras el ejército mongol era de
20.000 a 30.000, la mayoría jinetes, con artillería china, y sufrió fuertes bajas, aunque no por sufrirlas
detuvo su avance, y sí lo demoró.
97
Hasta enero de 1242.
~ 35 ~
hacia Austria en busca de la ayuda de su aliado, el duque Federico, pero en lugar de eso
los arrestó y demandó un enorme rescate en oro, forzando al rey a que le cediera tres
provincias occidentales. Fue entonces cuando98
el rey y algunos de sus colaboradores
huyeron al suroeste, a través del territorio controlado por Hungría, hacia la costa adriá-
tica, llegando al castillo de Trau, donde permanecieron hasta que los mongoles se hu-
bieron retirado.99
Mientras tuvo noticias del resto del país, el rey intentó en numerosas
ocasiones establecer contactos con otros gobernantes europeos, incluyendo el empera-
dor germano, el rey de Francia y la Santa Sede, pero todos se le mostraron bastante in-
diferentes; más aún, daba la impresión de que todos eran ajenos a la gran amenaza que
representaban los ejércitos mongoles, que en ese momento estaban a una semana a ca-
ballo de las fronteras francesas. Con todo, el rey Bela IV de Hungría mantenía su poder.
98
Ya realmente en 1242.
99
El mal tiempo evitó entonces que los mongoles se adueñaran de Europa. Había más barro que alimento
para que pastaran los caballos. Hubo carencia de todo. Se desmotivaron muy mucho los mongoles y
desistieron de seguir avanzando e invadiendo.
~ 36 ~
~ 38 ~
ROMA
MUERTE DEL PAPA GREGORIO IX
Y CÓNCLAVE DEL QUE SALE COMO NUEVO PAPA CELESTINO IV
CON UN PONTIFICADO QUE DURA 17 DÍAS
El 22 de agosto de este año 1241, en el año decimocuarto de su pontificado,100
murió
en Roma el Papa Gregorio IX, el número 178 en la sucesión de San Pedro. Tenía 71
años de edad, habiendo nacido en Anagni101
en 1170.102
Se llamó en origen Ugolino de
Segni y era sobrino del Papa Inocencio III103
(1198-1216), el cual le fue nombrando su-
cesivamente, capellán papal, arcipreste de San Pedro, cardenal diácono de San Eusta-
quio (en 1198) y cardenal obispo de Ostia y Velletri (en 1206).
Se había formado en París y en Bolonia. Por eso entre sus más grandes logros o im-
portante legado queda su colección de decretales y numerosas cartas, como podemos re-
cordar.104
En 1207, Inocencio III lo envió como legado pontificio a Alemania con la misión de
mediar en la disputa sucesoria que surgió a raíz de la muerte del emperador Enrique
VI.105
Del año 1217 en adelante, bajo el pontificado de Honorio III (1216-1227), su prede-
cesor en la sede apostólica, Ugolino ejerció como delegado plenipotenciario de la Santa
Sede para Lombardía y Toscana, donde planteó y predicó la sexta cruzada, finalmente
100
Desde 1227.
101
En el Lacio meridional, a unos 50 kilómetros de Roma, en la actual provincia italiana de Frosinone.
102
Probablemente.
103
Lotario, de la casa condal de Segni.
104
En 1230 le ordenó Gregorio IX al dominico San Raimundo de Peñafort, su capellán personal y confe-
sor, que diera cuerpo a una nueva colección canónica destinada a sustituir las colecciones anteriores y en-
fatizara su sentido de autoridad eclesiástica.
105
Acaecida en Mesina el 28 de septiembre de 1197. Poco después murió también su esposa, la Hautevi-
lle Constanza de Sicilia, lo que trajo consigo la herencia del reino de Sicilia por parte de Federico, el hijo
de ambos, niño aún, y luego, en 1215, Federico II emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Im-
perio que se disputaron Felipe de Suabia, hermano de Enrique VI y asesinado en 1208, y Otón IV de
Brunswick, hijo de Enrique el León (muerto en 1195). Federico II tuvo para él el título imperial en el ci-
tado año 1215, habiendo sido derrotado Otón IV en la batalla de Bouvines, como podemos recordar.
~ 39 ~
llevada a cabo, por vía diplomática y no tanto militar, en 1228, como podemos recordar.
Se vio obligado a encabezar esta cruzada el emperador Federico II, como penitencia por
su excomunión, que fue lo primero que hizo Gregorio IX como Papa, porque Federico
no podía mostrarse más perezoso y rezagado a ponerse en marcha como cruzado.
Elegido Papa el 19 de marzo de 1227, tras haber renunciado a la sede pontificia el an-
tes elegido en primera opción cardenal Conrado de Urach, el cardenal Ugolino, habien-
do aceptado, adoptó el nombre de Gregorio IX. Tenía entonces 57 años de edad.
Su primera medida como romano pontífice, reiterada según queda dicho, fue lanzarle
la excomunión al emperador Federico II, por las continuas y prolongadas demoras en la
empresa de la que hubo de proyectarse como sexta cruzada. Pero aquella excomunión
hizo que los partidarios de Federico II se alzaran contra el Papa y éste se vio obligado a
abandonar Roma, refugiándose primero en Viterbo y posteriormente en Perugia.
Movido también para mostrar su oposición ante la que consideró injusta excomunión,
Federico II optó finalmente por emprender la sexta cruzada a Tierra Santa, demorada la
última vez por una indisposición de su salud, como podemos recordar. Federico partió,
sin la bendición papal, en 1228, yendo al frente de un reducido ejército. Con éste, sin
embargo, logró conquistar la isla de Chipre y hacerse, en 1229, mediante acuerdo diplo-
mático con el ayubí Al-Kamil,106
sin combate bélico alguno y en libertad para los cris-
tianos, con las debidas condiciones pactadas, con el dominio de las más emblemáticas
ciudades o santos lugares de Jerusalén, Belén y Nazaret.
Gregorio IX no respondió a Federico ni con gratitud ni con su absolución. Lo que hizo
fue algo así como descatalogar de cruzada y guerra santa su empresa de haberse apode-
rado de tan santos lugares sin lucha, tan sólo negociando, mostrando algo así como que
esto así no es, así no vale, sobre todo por haberlo hecho al partir sin su bendición, en
estado de excomunión, sin el debido rendir cuentas al pontífice, como díscolo y sin con-
trol, demasiado por su cuenta, etc. Procedió Gregorio IX a liberar a los cruzados del vo-
to de obediencia al emperador, quien se vio obligado por ello a emprender su regreso de
Tierra Santa, cuando tuvo conocimiento de que el Papa, con la Liga Lombarda,107
es-
taba invadiendo su reino de Sicilia.
Tras desembarcar en Brindisi,108
Federico logró derrotar a las fuerzas pontificias y
lombardas, expulsándolas de los territorios imperiales y firmando, en 1230, la conocida
como Paz de San Germano109
por la que a cambio de que el Papa revocara su exco-
munión, el emperador aseguraba y protegía a la Santa Sede o Estados Pontificios sus
posesiones territoriales; fue poco después, en febrero de 1231, cuando Gregorio IX dio
estatuto jurídico a la Inquisición en cuanto pontificia, que recordamos en un principio
106
Muerto en 1238.
107
De las ciudades y comunas del norte de Italia más autónomas, tensas y contrarias respecto al Sacro
Imperio Romano Germánico, como bien sabemos.
108
En la Apulia italiana.
109
Un dominico llamado Guala fue el responsable y artífice de la negociación. Tras la firma del tratado,
Guala se convirtió en el obispo de Brescia.
~ 40 ~
creada como más transitoriamente en Roma, aunque en más vigor para combatir en sus
lugares propios a los cátaros o herejes albigenses.110
Efectivamente, en 1231, con la bula Excommunicamus et anathematisamus, Gregorio
IX estableció formalmente la Inquisición pontificia, haciéndola depender directamente
de la Santa Sede y del Papa personalmente, nombrando a los dominicos como inquisi-
dores y estableciendo que los herejes sean entregados al brazo secular para su castigo
drástico o correctivo. Previamente a la mencionada bula y resolución reglamentada,
cuando transcurría el año 1229, había negociado una solución para la huelga estudiantil
que hubo en los ámbitos universitarios de París.111
La Paz o Tratado de San Germano no duró mucho, pues no dejaron de ser muy discre-
pantes en todo Gregorio IX y Federico II. Hubo esperado enfrentamiento, aunque no
fuera deseado. Este momento llegó en 1237, cuando las tropas imperiales derrotaron a la
liga lombarda en la batalla de Cortenueva112
y el Papa encontró la excusa apropiada para
volver a excomulgar a Federico II (año 1239). No tardó en ordenar una cruzada contra
el emperador, intentando que los príncipes alemanes se eligieran un nuevo rey; y con-
vocó un concilio o gran sínodo en Roma para celebrarlo en 1241.
Federico anunció por su parte su oposición total a la celebración del mencionado con-
cilio; según el emperador, no había en él otra motivación que la de su deposición y sus-
titución; por eso ordenó a sus tropas que apresaran a todos los que viajaran a Roma con
la intención de participar en aquella convocatoria.
La detención y encarcelamiento de más de cien eclesiásticos o destacados clérigos im-
pidió la celebración del sínodo y lo que ocurrió fue la muerte del Papa Gregorio IX, el
22 de agosto de 1241.
Resumiendo algo de lo más destacado y realizado por el Papa Gregorio IX podemos
señalar, por ejemplo, que canonizó a San Francisco de Asís (el 16 de julio de 1228), a
Santo Domingo de Guzmán (el 8 de julio de 1234) y a San Antonio de Padua (el 30 de
mayo de 1232).
Gregorio IX fue muy cercano amigo de San Francisco de Asís, distinguiéndose por
cargo pontificio y de corazón como protector de la Orden de los Hermanos Menores o
franciscanos. Todos los frailes recurrían a él ante cualquier necesidad o problema.
Podemos destacar también (y recordar) que Gregorio IX otorgó la condición de cru-
zada a las empresas de reconquista de los reinos hispanos erradicando a la morería, em-
prendiendo la lucha muy especialmente sobre las Islas Baleares y el territorio valencia-
no.
Muerto en Roma Gregorio IX, el 22 de agosto, como ya antes indicábamos, recibió
sepultura en la iglesia basílica de Santa María la Mayor.113
Eran momentos que pode- 110
Como sabemos, la Inquisición pontificia medieval sustituyó a la inquisición episcopal creada
cincuenta años antes y llamada así porque la inquisición-persecución de los herejes correspondía a los
obispos par-ticularmente en cada diócesis.
111
Ir a Epílogo I.
112
En la lombarda provincia de Bérgamo.
113
En tumba que actualmente se tiene por desaparecida.
~ 41 ~
mos calificar de crisis en la Iglesia o particularmente en la Santa Sede, pues el em-
perador Federico II, haciendo frente al Papa, estaba sitiando Roma, teniendo prisioneros
a dos cardenales e impidiendo la correspondiente reunión eclesiástica para los funerales
del Papa difunto y para la elección del Papa sucesor. No obstante, pudieron reunirse 10
cardenales que procedieron a la elección del nuevo pontífice. Llevaban ya 9 días inten-
tando elegir candidato por la acumulación de los dos tercios de votos que prescribió a
tal efecto el Concilio III de Letrán (1179). Como no lograban los cardenales la elección
de un nuevo Papa, el senador romano Matteo Rosso Orsini114
los encerró con llave,
“cum clavis”,115
realmente en duras condiciones, similares a estar presos.116
De hecho,
debido a esas duras condiciones,117
murieron 2 de los 10 cardenales encerrados. Los 8
restantes eligieron por fin, el 25 de octubre, de entre ellos, al milanés cisterciense God-
fredo Castiglioni,118
que adoptó el nombre de Celestino IV (Papa número 179 en la su-
cesión de San Pedro).119
Pero el pontificado de este nuevo Papa duró tan sólo 17 días.120
Celestino IV murió en el día 10 de noviembre de este año 1241.121
Entonces huyeron de
Roma los pocos cardenales supervivientes de aquel penoso cónclave, no fuera a repe-
tirse otro igual o en similares condiciones, de modo que la Santa Sede queda como sede
vacante.122
114
Este mandatario fue el padre del futuro Papa Nicolás III (1277-1280).
115
Siendo éste en efecto el primer cónclave de la historia. Ir a Epílogo II.
116
En el Palatino, dentro del viejo palacio denominado Septizonio.
117
O envenenados desde fuera.
118
No sabemos su edad, pues se desconoce la fecha (y circunstancias) de su nacimiento.
119
Los otros Papas de este nombre fueron, cronológicamente, los siguientes: San Celestino I (elegido por
aclamación, 422-432), Celestino II (1143-1144) y Celestino III (1191-1198).
120
El tercer pontificado más breve de la historia. Los otros más breves son: Urbano VII (13 días, del 15
al 27 de septiembre de 1590) y Bonifacio VI (16 días, del 10 al 25 de abril de 896).
121
Se desconoce su enterramiento.
122
El siguiente cónclave para la elección de un nuevo Papa (Inocencio IV) será en 1243.
~ 42 ~
Retratos y escudos de Gregorio IX (arriba) y de Celestino IV (abajo)
~ 43 ~
TARNOVO (IMPERIO DE BULGARIA)
MURIÓ EL ZAR IVÁN ASEN II
El 24 de junio (su onomástica) murió Iván Asen II, zar de Bulgaria123
desde 1218.124
Le recordamos en primer lugar derrocando a su primo el zar Boril (que reinó entre los
años 1207-1218).125
Boril fue cegado y encarcelado, al tiempo que Iván Asen II se pro-
clamó a sí mismo zar, habiendo demostrado ser buen soldado y administrador, restau-
rador de la ley y el orden. Controló a los boyardos126
y, tras derrotar a Teodoro Com-
123
Del Segundo Imperio Búlgaro, prolongado entre los años 1185-1396 (o tal vez hasta 1422, según con-
sideraciones). Anteriormente hubo el Primer Imperio Búlgaro (de entre los años 681-1018, anexionado al
Imperio Romano de Oriente). El Segundo Imperio Búlgaro alcanzó su apogeo con los reyes o zares Ka-
loyan (1197-1207) e Iván Asen II, sobrino suyo (del que ahora registramos su muerte), yendo luego por
otros derroteros históricos, como iremos viendo.
Hasta 1256 era el Segundo Imperio Búlgaro la potencia dominante en los Balcanes. Los bizantinos, co-
mo bien podemos recordar, fueron derrotados en varias batallas importantes; y en 1205 el recién creado
Imperio Latino fue aplastado por Kaloyan en la batalla de Adrianópolis.
124
No hay registro de nacimiento ni edad. Era hijo de Iván Asen I (1190-1196).
125
Hijo de una hermana de nombre desconocido de su predecesor Kaloyan. No está claro si Boril partici-
pó en el asesinato de Kaloyan ante los muros de Tesalónica en 1207, pero los herederos del muerto, los
primos de Boril, Iván Asen y Alejandro, se largaron lejos (a donde los cumanos) cuando Boril se hizo con
el trono y se casaba con la viuda de Kaloyan, una princesa cumana cuyo nombre (no registrado en docu-
mentos) se desconoce, a no ser que se tratara de Ana, la monja Anisija mencionada en destacado sínodo
de la Iglesia búlgara (1211), donde fueron condenados los bogomilos, herejes docetistas. Más o menos
por entonces, o poco después, Boril preparó el matrimonio de su hijastra (hija de Kaloyan) Marija (el
nombre es dudoso) con el emperador latino Enrique de Flandes; y envió con muchos regalos a la novia a
Constantinopla. No mucho después, puede que se casara Boril con una hija del rey Andrés II de Hungría
(muerto en 1235), pero hay pocas pruebas de esta unión. Otro matrimonio se proyectó en 1214 entre la
hija de Boril y el hijo de Andrés II, el rey Bela IV de Hungría, pero nunca se efectuó este matrimonio.
La alianza con el Imperio Latino, el reino de Hungría y el despotado de Epiro arrastraron a Boril a una
guerra contra Serbia, una guerra en la que poco pudo hacer, sobre todo tras ser asesinado su hermano
Strez en 1215. Con la muerte de Enrique de Flandes en 1216 y la marcha de Andrés II de Hungría a la
quinta cruzada, Boril perdió a sus principales aliados. En 1217 (ó 1218), el primo Iván Asen regresó de su
exilio y derrotó a Boril, que se encerró en Tarnovo, la capital búlgara. Después de un asedio de unos siete
meses, Boril huyó de la capital, que se entregó a Iván Asen. Boril fue capturado durante su fuga, cegado y
relegado a un monasterio.
126
Grandes y aristócratas terratenientes eslavos.
~ 44 ~
neno Ducas, déspota de Epiro, en 1230, se agrandó en la adquisición de territorios (gran
parte de Albania, Serbia, Macedonia y Epiro).127
Una de las hijas de Iván Asen II se casó con Esteban Vladislav, príncipe serbio a
quien Iván fue capaz de establecer como rey de Serbia en 1233; otra hija se casó con
Manuel Comneno Ducas;128
y su tercera hija, de nombre Helena, fue comprometida en
1228 con Balduino II, el emperador latino de Constantinopla. Resultó que la regencia
del que fue ya en tiempos el Imperio Bizantino vino a recaer en Iván Asen II. Por su
complejo y estratégico sistema de alianzas, temiendo a su poderío creciente, los latinos
acabaron repudiando el compromiso matrimonial de Helena con Balduino II cambián-
dolo por el más conveniente de una hija del monarca consorte de Jerusalén, Juan de
Brienne, que fue elegido emperador de Constantinopla (muerto luego en 1237). Iván
Asen II de Bulgaria acabó por separar la Iglesia Búlgara de la Santa Sede Romana.
Los padres de Iván Asen II de Bulgaria fueron Iván Asen I (muerto en 1196, asesina-
do) y Helena, su segunda esposa.129
Tras la muerte de su esposa Ana María de Hungría (1237),130
Iván Asen II se casó
con Irene Comnena, hija del déspota Teodoro de Epiro, que había permanecido preso en
la corte búlgara desde su captura en 1230, y que había sido cegado por conspiración.131
127
Aún puede verse en Tarnovo el registro de sus logros, fechados en 1230, en la antigua iglesia de los
Cuarenta Mártires de Sebaste.
128
Gobernador de Tesalónica, probablemente muerto en este año 1241, pasando este dominio al poder de
Miguel II Comneno Ducas, déspota de Epiro.
129
Resultan desconocidos y discutibles los antecedentes y la ascendencia de Helena. Además de Iván, tu-
vo otro hijo, llamado Alejandro. Tras la muerte de Iván Asen I, Helena se retiró a la vida monástica adop-
tando el nombre de Eugenia y así acabó sus días.
130
Ana María (1204-1237) era hija del rey Andrés II de Hungría y de Gertrudis de Merania, su primera
esposa (asesinada en 1213). Regresando el rey Andrés de Tierra Santa, llegó a territorio búlgaro. El zar de
Bulgaria, sin embargo, sólo permitió que Andrés pasara por sus dominios si aceptaba entregarle alguna de
sus hijas en matrimonio y convertirse en zarina. La boda se complicó, ya que Ana María era católica y el
zar era ortodoxo, ante lo cual el Patriarca de Tarnovo y el Papa tuvieron que aprobarlo conjuntamente.
Luego de que Andrés II envió una carta a Roma pidiéndola, fue entregada. La esposa llevó como dote
Belgrado y Branichevó al zar búlgaro. El matrimonio fue celebrado en enero de 1221, siendo ella la se-
gunda esposa del zar. Varios hijos nacieron de dicha unión, entre los cuales se hallaban: La princesa y fu-
tura emperatriz de Nicea, Helena Asenina, desposada por Teodoro II Láscaris; la princesa Tamara; el fu-
turo zar Kaliman Asen I de Bulgaria (1241-1246), nacido en 1234, y el príncipe Pedro.
En 1237 murieron víctimas de la peste la zarina Ana María y su hijo Pedro, mientras Iván Asen II esta-
ba en campaña militar asediando la fortaleza de Tsurul. Fue enterrada en Tarnovo, en la Iglesia de los
Cuarenta Mártires.
131
Los padres de esta princesa Irene fueron Teodoro Comneno Ducas y María Petralifina. Irene fue la
madre del zar búlgaro Miguel Asen I (1246-1256). En 1230, Irene y su familia fueron capturados por las
tropas del zar Iván Asen II en la batalla de Klokotnitsa y todos fueron llevados a Tarnovo, criándose Irene
en palacio, siendo de reconocida belleza y vivacidad. El zar viudo acabó casándose con ella, en 1237, es-
tando ya antes mutuamente enamorados. Pero hubo asuntos canónicos que afrontar. Incluso hubo orden
de ejecución de un patriarca (un tal Spiridion o Visarion), depuesto por inmiscuirse en el asunto y muerto
por la ira del zar. De Iván Asen II tuvo Irene tres hijos: Ana (o Teodora), María y Miguel Asen I.
~ 45 ~
El matrimonio de Iván Asen II e Irene produjo, entre otras cosas, la liberación de Teo-
doro, el cual regresó a Tesalónica, persiguió a su hermano Manuel (que retenía el con-
trol de Tesalia), e impuso como déspota a su propio hijo, Juan Comneno Ducas.
Iván Asen II se casó tres veces, como hemos referido. Su primera esposa fue Ana,132
de quien nacieron dos hijas: María133
y Beloslava.134
La segunda esposa fue Ana María
de Hungría y la tercera Irene.
Lo último que se registra del zar Iván Asen II de Bulgaria es la derrota por su parte de
un destacamento del ejército mongol de Batu Kan al retirarse de Hungría en este año
1241.135
Al morir Iván Asen II de Bulgaria en este año 1241, le sucede Kalimán Asen I, su hijo
y de Ana María de Hungría su segunda esposa.136
Iván Asen II de Bulgaria
132
Que más bien fue una concubina.
133
Casada con Manuel de Tesalónica, muerto en este año 1241.
134
Casada con Esteban Vladislav I de Serbia.
135
En 1242, cuando ya es difunto Iván Asen II, será Bulgaria tributaria de los mongoles, pues éstos se
impondrán a los búlgaros.
136
Kalimán habrá de morir, envenenado, en 1246, pasando entonces el trono búlgaro a Miguel Asen I, el
hijo de Irene. Según una teoría, Irene envenenó a su hijastro con el fin de asegurar el trono para su hijo
Miguel. Se asume que Irene se hizo cargo del gobierno como zarina-regente debido a que su hijo era to-
davía un niño cuando ascendió al trono, pero hay poca evidencia para probar esta hipótesis.
Irene, con el nombre de Xenia, habrá de retirarse a un monasterio, cuando sea expulsada de Bulgaria
tras la muerte de su hijo en 1256, pasando el resto de su vida, hasta no se sabe cuándo, por el entorno de
Tesalónica, entre los dominios de su familia.
~ 46 ~
Retrato mural de Irene Comnena
~ 47 ~
~ 48 ~
REINO DE VALENCIA
LUGARES VARIOS
Gil de Atrosillo, caballero aragonés y alcaide de Peñíscola,137
actuando en nombre del
rey Jaime I, el 29 de septiembre otorgó carta puebla, con fuero de Zaragoza, a la al-
quería de de Vinaroz,138
que dependía de Peñíscola hasta ese momento y ahora se re-
puebla.
De otra parte, Rodrigo de Lizana, otro poderoso caballero aragonés, donó los recon-
quistados castillos de Buñol y Macastre139
a la Orden del Hospital o San Juan, en la
persona de su prior aragonés Hugo de Forcalquier.
137
Provincia de Castellón.
138
En la provincial de Castellón. Su nombre era entonces Bynalaroç, derivado de sus propietarios musul-
manes, los Beni al-Arus. Habrá allí muchos moriscos hasta ser expulsados en el siglo XVII.
139
Ambos en la provincial de Valencia.
~ 49 ~
REYKHOLT (MANCOMUNIDAD ISLANDESA)
ASESINADO SNORRI STURLUSON
En Reykholt,140
al oeste de Islandia, el 23 de septiembre de este año 1241, fue ase-
sinado Snorri Sturluson, destacado jurista (lagman) de la Mancomunidad Islandesa,
poeta escaldo,141
escritor erudito y gran cronista o historiador del poderoso clan islandés
Sturlungar. Tenía 63 años de edad.142
En dos ocasiones fue elegido lagman del Parla-
mento islandés (Alþingi).
Snorri Sturluson es el autor de la Edda prosaica,143
de la Skáldskaparmál (un libro
con lenguaje poético)144
y la Háttatal (una lista con formas de verso).145
También tiene
la autoría de Heimskringla, una historia de los reyes noruegos que comienza con un to-
no legendario en la dinástica Saga de los Ynglings y nos adentra en la historia146
escan-
dinava.147
Snorri se casó cuando tenía 20 años de edad con una muy adinerada mujer, Herdís
Bessadóttir. Tuvieron dos hijos durante dos años de matrimonio y se separaron. A sus
35 años fue elegido jefe de la Asamblea Legislativa de Islandia (Althing). En 1218 viajó
a Noruega. En la corte del rey Haakon IV (1217-1263) fue lendmann (barón o magnate
140
Actualmente una aldea.
141
Los escaldos fueron muy peculiares poetas, propiamente guerreros vikingos que compusieron piezas
cortesanas y según la tradición de las sagas escandinavas.
142
O 62 si nació en 1179.
143
Conocida también como la Edda menor o la Edda de Snorri es un manual de poética islandés, de hacia
el año 1200, que contiene también muchas historias mitológicas. Su propósito fue permitir a los poetas y
lectores islandeses entender la sutileza del verso aliterativo y comprender el significado que hay detrás
de los muchos kenningars o símbolos frecuentemente usados en la poesía escalda. Se trata de una narra-
tiva de la mitología nórdica.
144
Como siendo la segunda parte de la Edda prosaica.
145
Como siendo la sección última de la Edda prosaica.
146
Medieval.
147
Por razones estilísticas y metodológicas, puede considerarse también que Snorri Sturluson es el autor
de la Saga de Egil Skallagrímson, un escaldo vikingo que vivió numerosas aventuras.
~ 50 ~
de rango principal). Allí se comprometió con el rey noruego a que los islandeses acep-
taran depender de Noruega. Al regresar a Islandia, envió a su hijo Jón murtur a Noruega
en calidad de rehén.148
Por estas circunstancias fue declarado traidor de Islandia. Y pos-
teriormente en Noruega se le declaró traidor por no haber cumplido su promesa de ane-
xión o dependencia.
En 1224, se casó otra vez Snorri Sturluson, muy ventajosamente, convirtiéndose en el
hombre más rico de Islandia.149
Digamos finalmente que, habiéndose ensartado guerra civil en Islandia,150
Snorri Stur-
luson fue asesinado por Árni beiskur151
y otros hombres de Gissur Thorvaldsson, va-
sallo del reino de Noruega. En este año 1241 envió Gissur al asesino grupo de hombres
a casa de Sturluson donde cumplieron su cometido. Antes de morir, Snorri Sturlusson
expresó un deseo diciéndolo en sus últimas palabras:152
“Eigi skal höggva!” (“¡No cor-
téis mi cabeza!”).
148
Jón murtur Snorrason (1203-1231) tenía el apodo de murtur, que significa menudito, porque así era
cuando pequeño.
Cuando Jón tenía 17 años, su padre le envió a Noruega como rehén por la paz entre los comerciantes
de Bergen e Islandia; estuvo Jón en el reino noruego durante tres años y a su regreso lo puso su padre
como fiduciario en varios negocios familiares.
Jón quería casarse con Helga, hija de Saemundur Jónsson de Oddi (Islandia), y pidió a su padre el di-
nero para ello y para solventar deudas. Así volvió muy contento a Noruega en lugar de su padre para
arreglar sus asuntos y a finales de 1229 estuvo al servicio del jarl Skule Bårdsson (muerto en 1240) donde
fue bien recibido y se convirtió de nuevo en prenda, como garantía de la deuda de Snorri.
En Bergen, compartió habitación con Gissur Thorvaldsson, rival de los Sturlungar y un escaldo llamado
Ólafr Leggsson (el poeta negro) que era un hombre del jarl Gissur porque el dinero parecía que escaseaba
mucho. Una noche a mediados de enero, estando borrachos hubo un altercado debido a los turnos de dor-
mir en la cama, pues no había espacio para todos. Óláfr Leggsson le asestó un golpe en la cabeza a Jón
con un palo mientras Gissur lo sujetaba y huyó. Al principio la herida parecía que no era nada, tomó un
baño y luego Jón se puso a beber, pero la situación se complicó y murió. Cuando Gissur regresó a Islandia
al verano siguiente, prestó juramento a Snorri, y dijo que no había tenido nada que ver con el homicidio
perpetrado por el escaldo.
149
Las sagas abundan también, como con todos los grandes personajes poderosos de la época, en detallar
la vida amorosa o de numerosas relaciones, tanto lícitas como ilícitas de Snorri Sturluson con diversas
mujeres.
150
Prologada entre muy tensas facciones durante los años medios del siglo XIII, siendo el período más
crítico y difícil en la historia de Islandia.
151
Árni beiskur (apodado el Amargo), cuya muerte será en 1253.
152
Según la leyenda.
~ 51 ~
Christian Krohg (1852-1925): Snorre Sturluson en una ilustración de Heimskringla
(edición de 1899)
~ 52 ~
REINO DE FRANCIA
SE REGISTRA LA MUERTE DE BLONDEL DE NESLE
Se registra en este año 1241 la muerte del célebre trovero153
francés Blondel de Nes-
le.154
El conocerse como Blondel se debe al apodo por su pelo largo y rubio.
Se casó en 1202, siendo ese mismo año el de su marcha a la cuarta cruzada (1202-
1204). También fue combatiente en la cruzada albigense en el Languedoc (1209-1229).
Como trovero tuvo su muy significativa influencia europea, pues muchos poetas y
músicos echaron mano a sus melodías.155
153
Durante la Edad Media, tras medio siglo de la aparición de los trovadores en el sur de Francia o Lan-
guedoc, surgieron en el norte del país los troveros (trouvères).
Los troveros se diferenciaban realmente poco de los trovadores, siendo poetas-compositores que rea-
lizaban sus trabajos en langue d’uí o lengua del sí, la lengua de los dialectos romances que se hablaron
durante la Edad Media en la mitad norte de Francia. En cambio o por otra parte, los trovadores escribían
en languedoc o langue d’oc, también lengua del sí pero en occitano o idioma provenzal, que conformaban
los dialectos hablados más o menos en la mitad sur de Francia.
Los troveros utilizaban distintas formas poéticas, generalmente acompañadas de refranes o estribillos:
Lamentación: canto de tristeza, generalmente por un amor no correspondido.
Pastoral: constituye más bien un género objetivo, el cual pone en escena a un caballero y a una pastora,
que por lo general es tímida y arisca y no cede a la tentación.
Romance: música suave, con una atmósfera ensoñadora, generalmente inspirada en una mujer (la “mu-
sa” del poeta).
Rondó: tipo de canción con bastante ritmo para ser bailada, con un estribillo sencillo que se podía cantar
a coro.
Serventesio: corresponde a la narración de una historia que trata el tema de la censura y corresponde a
una sátira moral o política, general o personal.
Virelais: consistía en una canción monódica en la que se alternaba el estribillo con la estrofa, ambas
tenían distintas melodías.
En la actualidad se conservan unos 2.130 poemas de troveros y la música de las dos terceras partes
aproximadamente de esos poemas. El primer trovero importante de quien se tienen noticias es Chrétien de
Troyes, de casi finales del siglo XII. Los últimos troveros fueron de hacia el año 1300.
El número de obras o composiciones de Blondel de Nesle es de 24 ó 25.
Como algo de bibliografía, puede verse: Hoppin, R. H. (2000): La música medieval, Madrid, Akal (ca-
pítulo XII); Cattin, A. (1987): Historia de la música, Madrid, Turner (2: El medioevo, 1ª parte, capítulo
27: La lírica trovadoresca y trovera).
154
Nacido en alguna fecha a finales del siglo XII. Nesle es localidad cercana a Amiens, en la Picardía
francesa.
155
Por ejemplo, la melodía de L’amours dont sui espris que se usa en los Carmina Burana (cantos go-
liardos de los siglos XII y XIII) en la canción Procurans odium.
~ 53 ~
Se sostiene156
que, tras haber sido apresado el rey de Inglaterra Ricardo I Corazón de
León cuando regresaba de la tercera cruzada (1187-1191), habiéndose pedido gran res-
cate por él en 1192, un trovero de nombre Blondel lo buscó en Alemania y Austria. Se
cuenta que Blondel fue de castillo en castillo cantando en particular una determinada
canción, de manera que el prisionero Ricardo le respondería con el segundo verso des-
pués de que Blondel cantara el primero, y así identificaría el lugar donde Ricardo es-
tuviera prisionero. Entonces Blondel ayudó así a la liberación del rey de Inglaterra, pues
se supo dónde se encontraba, en el castillo austríaco de Dürnstein.
Estatua de Blondel de Nesle y Ricardo I entre las ruinas del castillo de Dürnstein
156
Según leyenda surgida 20 años después de su muerte, en la obra ficticia Récits d’un ménestrel de
Reims.
~ 54 ~
Ruinas del castillo de Dürnstein
~ 55 ~
JUZGADO DE ARBOREA (ISLA DE CERDEÑA)
MURIÓ PEDRO II DE ARBOREA
Otra de las muertes que se registró en este año 1241 fue la del Juez Pedro II de Ar-
borea,157
que se encuentra en la mediterránea isla de Cerdeña. Era vizconde de Bas Se-
rra, hijo de Hugo Poncio de Bas (Hugo I de Arborea) y de Preziosa, hija de Guillermo I
de Massa. Pedro heredó el Juzgado158
de Arborea en 1211, al morir su padre. Ahora a
Pedro II le hereda y sucede su hijo menor Mariano II de Arborea.
157
Sin que sepamos su edad, pues se desconoce el año y circunstancias de su nacimiento.
158
Denominándose así los territorios o dominios políticos en la isla de Cerdeña.
~ 56 ~
A la muerte de su abuelo materno, Guillermo I Salusio IV de Massa en 1214, Pedro se
vio forzado por Ubaldo Visconti a casarse con su hija Diana Visconti, cuando de hecho
su padre Hugo tenía ya, por circunstancias familiares y de otras influencias el poder en
Cerdeña. Cuando la fortuna de Ubaldo Visconti vino a menos, siendo Pedro II conside-
rado su aliado, fue atacado por Guillermo II Salusio V de Massa, juez de Cagliari (o Ca-
lari), apoyado por Mariano II de Torres, marido a su vez de una tía de Pedro, Agnese di
Massa. El joven Pedro II fue derrotado y así, en 1228, fue obligado a aceptar un com-
partir del juzgado. Se empezó en este tiempo la construcción de la catedral de Santa
María de Oristano,159
sobre restos de construcciones anteriores.
Pedro II, tras la muerte de su suegro Ubaldo Visconti, aprovechando los enfrenta-
mientos internos que se estaban produciendo, consiguió por fin liberarse de los condo-
minios y extender su propia autoridad en todo el juzgado.
En abril de 1237, reconociendo Pedro II formalmente la supremacía de la Iglesia Ca-
tólica sobre su juzgado, ratificó un acuerdo con el legado pontificio del Papa Gregorio
IX, en base al cual el juzgado se comprometía a pagar anualmente una suma de 1.100
bisantios de oro como vasallo y donar a la Santa Sede el castillo de Giripala. Así la Igle-
sia reconoció la autoridad de Pedro II sobre su juzgado de Arborea.
Catedral de Oristano
159
La capital del juzgado.
~ 57 ~
TAIFA DE MURCIA O MURSIYA
ABENHUDIEL Y SU AFÁN DE INDEPENDENCIA
Muhammad ibn Muhammad ibn Hud Baha al-Dawla (Abenhudiel como lo llaman los
cristianos), tío Ibn Hud (asesinado en 1238), se adueña del trono de Murcia160
depo-
niendo del mismo a Zayyan ibn Mardanish, proclamándose emir independiente161
y
rompiendo con el vasallaje de este reino al emir háfsida de Túnez (Ifriqiya), Yahya I
(Zakariyya Abu Yahya ibn Abd al-Wahid), lo que provoca que se le someta el emir o
señor sultán de Orihuela;162
pero el háfsida tunecino manda una flota que ocupa Ali-
cante, aunque la evacúa en breve y esta ciudad queda como señorío de Zayyan.
Murcia en la época islámica (siglo XIII)
160
Reino aún musulmán que se extiende en las tierras murcianas desde el sur de la línea formada por Ali-
cante-Villena.
161
Sólo lo será, como veremos, hasta 1243.
162
Provincia de Alicante.
~ 58 ~
Ídem: Murcia en la época islámica (siglo XIII)
~ 59 ~
FOGGIA (ITALIA)
MURIÓ EN PARTO COMPLICADO ISABEL DE INGLATERRA,
CONSORTE DE FEDERICO II HOHENSTAUFEN
A 1 de diciembre de este año 1241 murió en Foggia (Italia) quien fue princesa Isabel
de Inglaterra (nacida en Gloucester) y a la sazón emperatriz del Sacro Imperio Romano
Germánico y reina consorte de Sicilia por matrimonio con Federico II Hohenstaufen.
Tenía 27 años de edad y era muy hermosa. Murió al dar a luz al último de sus hijos por
complicaciones del parto.163
La enterraron junto a la anterior esposa de Federico II, la
reina Yolanda de Jerusalén, en la catedral de Andria, cerca de Bari, en la región italiana
de Apulia. Fue la cuarta descendiente, pero segunda hija, del rey Juan I de Inglaterra
(muerto en 1216) y de Isabel de Angulema,164
siendo su hermano el rey Enrique III de
Inglaterra.
En un ocasional y amistoso encuentro que tuvo lugar en Rieti, el Papa Gregorio IX le
sugirió al emperador Federico II que se casase con la princesa Isabel de Inglaterra. Al
principio, Federico II se preocupó un tanto, porque no quería perder a sus aliados fran-
ceses; pero cuando se dio cuenta de que un matrimonio inglés podía poner fin al enfren-
tamiento anglo-francés y suponer un paso importante hacia la restauración de la paz en
la Cristiandad de Occidente, facilitándose así a una cruzada exitosa por su parte, dio su
consentimiento. El compromiso se formalizó en Londres en febrero de 1235.
La hermosa Isabel tenía unos 21 años de edad cuando marchó para casarse con el ya
dos veces viudo Federico II, que era de 40 años. Ya se le habían muerto Constanza de
Aragón (en 1222) y Yolanda (o Isabel) de Jerusalén (en 1228). En su camino al en-
cuentro de Federico, al pasar por Colonia, Isabel de Inglaterra hizo las delicias de las
163
Las fuentes primarias discrepan sobre la descendencia de Isabel, incluyendo el número de hijos que
tuvo, sus nombres y el orden en que nacieron. Lo que sí se sabe con certeza es que Isabel tuvo al menos
cuatro hijos: uno que murió poco después de su nacimiento en 1236 ó 1241, una hija que también murió a
poco de nacer en 1237, Margarita (cuya muerte será en 1270) y Enrique. Algunos creen que Margarita fue
la primogénita, y otros que fue la hija que Isabel dio a luz en último lugar y cuyo nacimiento supuso su
muerte. La creencia general es que Margarita fue la última hija. El hijo de Isabel, que vivió poco tiempo,
recibió el nombre de Federico (Jordanus o Jordán y Carlos Otón según diversas fuentes). Algunos histo-
riadores creen que Isabel en realidad tuvo cinco hijos, dos que vivieron poco en lugar de uno, y que se lla-
maron Jordanus/Carlos Otón y Federico, habiendo nacido los dos en la primavera de 1236 y en el verano
de 1240, respectivamente.
164
Muerta en 1246.
~ 60 ~
mujeres locales cuando se quitó el velo, portado tradicionalmente de manera que se le
pudiera ver la cara.
La boda entre Federico e Isabel se celebró en la catedral de Worms a mediados de ju-
lio de 1235, siendo también ella coronada en la misma ceremonia como emperatriz del
Sacro Imperio Romano Germánico, al igual que reina de Alemania y Sicilia. Su dote fue
muy cuantiosa, de 30.000 marcos de plata, concediéndole su marido a ella, en Apulia, el
magnífico castillo de Monte Sant’Angelo.
Sin embargo, tan pronto como se celebró el matrimonio, Isabel acabó en una vida re-
cluida y alejada, propiamente de harén, asistida por eunucos negros. Su matrimonio ha-
bía sido un enlace político, y sólo se le permitió mantener a dos de sus acompañantes in-
glesas, Margaret Biset, quien posiblemente fue su aya, y su doncella Kathrein; a las
otras del séquito se las mandó de vuelta a Inglaterra. La reclusión de Isabel fue en No-
venta Padovana,165
donde Federico la visitaba con cierta regularidad. Cuando su her-
mano el conde Ricardo de Cornualles regresaba como cruzado, pudo visitarla, aunque a
Isabel no se le permitió estar presente en la recepción oficial.166
165
En la provincial de Padua, región del Véneto.
166
El conde Ricardo de Cornualles, nacido en 1209 y muerto en 1272, fue el segundo hijo del rey Juan I
de Inglaterra, siendo su madre Isabel de Angulema. Fue conde de Cornualles (desde 1225, con 16 años de
edad), de Poitou (entre 1225-1243) y rey de los Romanos (desde 1257) rivalizando este título con el rey
Alfonso X de Castilla; y siendo uno de los hombres más ricos de Europa, se enroló en cruzada, sin par-
ticipar en batallas pero sí alcanzando éxito y renombre como negociador liberando rehenes y ayudando en
la reconstrucción de la ciudadela de Ascalón. Ricardo de Cornualles, que fue nombrado gran sheriff de
Berkshire en 1217, cuando tenía 8 años de edad; recibió posteriormente como regalo de cumpleaños al
cumplir los 16, en 1225, por parte de su hermano mayor el rey Enrique III de Inglaterra, el condado de
Cornualles, lo cual le proporcionó grandes riquezas. No obstante, las relaciones entre el conde Ricardo y
su hermano el rey Enrique fueron a menudo tensas, calmándose Ricardo cuando recibía regalos y pre-
bendas.
En marzo de 1231 se casó con la muy rica viuda Isabel Marshal, no siendo este matrimonio del agrado
del rey Enrique, pues la muy influyente familia Marshal le era muy opuesta. Isabel Marshal murió en
1240, en las complicaciones de un parto.
En noviembre de 1243 se casó con Sancha de Provenza, hija de Ramón Berenguer V de Provenza y de
Beatriz de Saboya, y cuñada del rey Enrique III de Inglaterra al estar éste casado con su hermana Leonor
de Provenza. Ni que decir tiene que este segundo matrimonio de Ricardo sí fue del todo del agrado de su
hermano el rey Enrique.
Ya nos referiremos más a Ricardo de Cornualles en adelante o al momento de su muerte en 1272.
~ 61 ~
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IMPERIO MONGOL
MURIÓ EL GRAN KAN OGODEI
Ocurrió en el día 11 de diciembre de este año 1241 la muerte de Ogodei, el gran kan
del Imperio Mongol, desde 1229, hijo y sucesor de Gengis Kan, siendo su madre Borte.
Tenía 55 años de edad. Como sabemos, siguió expandiendo el Imperio que empezó a
fraguar su padre invadiendo China y Asia Central.
Completó la conquista de la dinastía Jin (muy localizada en Manchuria), entrando en
contacto (y luego en conflicto) con la dinastía Song de China meridional, comenzando
en 1235 una guerra que perdura.167
En su reinado, además de concluirse la conquista mongola de los territorios persas,
también se sometió a su vasallaje el reino de Corea,168
hecho tributario de los mongoles.
Como vimos también, en este año 1241 se adentraron los mongoles por Europa, en in-
vasión comandada por Batu Kan, sobrino de Ogodei, efectuando las campañas militares
los generales mongoles Subotai, Kaidu y Kadan. Desde las estepas rusas, controladas
con anterioridad por la Horda de Oro,169
los ejércitos mongoles eliminaron toda resis-
tencia hacia ellos en Europa oriental, asolando Lituania, Polonia, Silesia, Hungría,
Croacia y Bulgaria, siendo derrotados los ejércitos polacos y húngaros en sendas y res-
pectivas batallas de Liegnitz y Sajo, ambas en este año 1241, como ya vimos. Sin em-
bargo, la prematura muerte del soberano, entre otras causas, supuso la retirada de los
ejércitos mongoles.170
167
Hasta 1280, cuando reine e impere Kublai Kan (1260-1294), dominando completamente toda China.
168
De Goryeo o Koryo, dinastía que unificó estos dominios a partir de su emperador Taejo en el año 936.
169
Los dominios sobre las actuales Rusia, Ucrania y Kazajistán.
170
Conjurándose así el peligro de un total sometimiento de Europa a las bárbaras hordas mongolas. Y la
expansión mongola a través del continente asiático trajo como consecuencia la estabilidad política de tan
amplio espacio, restableciéndose mucho e importante tráfico comercial a través de la conocida como Ruta
de la Seda entre Oriente y Occidente. Ir a Epílogo III.
Tras la muerte de Ogodei regentará el gobierno su viuda Toreguene y en 1246, tras cinco años de re-
gencia, le sucederá Guyuk, el tercer gran kan del Imperio Mongol, entre los años 1246-1248.
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Ogodei Kan
~ 65 ~
ASÍS (ITALIA)
MURIÓ BERNARDO DE QUINTAVALLE
Murió en la ya bien célebre ciudad italiana de Asís, en este año 1241, el primero que
se adhirió como seguidor y discípulo a San Francisco: Bernardo de Quintavalle.171
Te-
nía 61 años de edad. Le cabe el honor, por tanto, de haber sido el primer fraile francis-
cano, desde 1208.
Resumiendo su vida, ha de contarse que procedía de familia bien pudiente (como San
Francisco). Hizo sus estudios superiores en Bolonia, donde se doctoró utriusque iuris
(en uno y otro derecho, es decir, canónico y civil). También como San Francisco, sien-
do caballero y cruzado, tuvo su caballo. Por tener, tuvo de todo, pues era hijo de rico
mercader y comerciante.
En no pocas ocasiones, intrigado y para observarle de cerca, no menos que para escu-
charle, invitó a su casa a Francisco. Y al cabo de un tiempo decidió seguirlo y unirse del
todo a sus ideales de dejarlo todo por Cristo y por su Evangelio, quedando enteramente
libre. Vendiendo todo cuanto poseía, distribuyó sus bienes entre los pobres.
Puede decirse que Bernardo fue siempre fiel al ideal que vio en San Francisco, lo que
hizo de él ser un franciscano con problemas, sobre todo a partir de la muerte del Po-
verello. La Orden de los Hermanos Menores ciertamente le dio de lado. Marginado, no
se le tomó en cuenta para nada. Acabó sus días humilde y sencillo. Y le dieron sepultura
al lado de San Francisco en la basílica de Asís.172
171
Se celebra como Beato el 10 de Julio.
172
Ir a Epílogo IV.
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~ 67 ~
EPÍLOGO I
APROXIMACIÓN A UNA HUELGA ESTUDIANTIL
Y ACERCAMIENTO A LA UNIVERSIDAD MEDIEVAL
La que podría definirse y describirse como huelga estudiantil de 1229 en la Universi-
dad (medieval) de París ocasionó la muerte de varios estudiantes cuando era suprimida
una manifestación del alumnado. En respuesta a estas muertes, los estudiantes y profe-
sores universitarios parisinos protestaron con una “dispersión”, propiamente una huelga
estudiantil o conflicto que se prolongó durante más de dos años e indujo a la introduc-
ción de ciertas mejoras en la universidad medieval, quedando constancia entonces del
conflicto de intereses entre docentes y alumnos, entre autoridades seculares-ciudadanas
y jerarquías eclesiásticas. A raíz de este conflicto y de las protestas estudiantiles que se
originaron, fue sometida la Universidad de París al control directo de la Santa Sede,
entendiendo este control en el marco centralizador del poder eclesiástico iniciado o po-
tenciado durante el pontificado de Inocencio III (1198-1216).
Se inició la revuelta huelguista en marzo, durante el Martes de Carnaval de aquel año
1229. La población parisina celebraba los festejos propios con sus disfraces y máscaras,
en el tono irreverente y disoluto del carnavaleo, con el consabido desbordante consumo
de bebidas licorosas y alcohólicas. La juerga estudiantil provocó en un determinado mo-
mento, en el Barrio Latino, tremendo altercado con un tabernero, desatándose gran dis-
cusión y alboroto, arreciando luego una intensa pelea entre los estudiantes y el taberne-
ro. El caso fue que, tras recibir una gran paliza, los alborotados estudiantes fueron ex-
pulsados del local.
Al día siguiente (Miércoles de Ceniza), regresaron los estudiantes agredidos al Barrio
Latino acompañados de otros alumnos de la Universidad de París, armados con garrotes
de madera y con la intención de vengarse del tabernero. Una vez localizaron la taberna,
forzaron la entrada a golpes (estaba cerrada por ser penitencial Miércoles de Ceniza),
agredieron al tabernero y destrozaron su negocio, tras lo cual hubo instigación al ataque
y destrucción de algunas tiendas y negocios próximos, recorriendo varias calles aquella
inicial revuelta con estragos.
Teniendo en cuenta el privilegio eclesiástico favorable a los estudiantes, que no po-
dían ser juzgados por tribunales civiles o seculares sino eclesiásticos, estos tribunales
recibieron numerosas quejas por parte de los negocios afectados, a sabiendas de que los
tribunales eclesiásticos solían ser bastante condescendientes con los estudiantes. Siendo
eso así, hubo gran cautela y prudencia por parte de los tribunales eclesiásticos para
afrontar el asunto, evitando cualquier decisión que pudiera servir de pretexto para una
escisión como la ocurrida en la Universidad de Cambridge (cuya fundación fue el re-
sultado de unos descontentos estudiantiles que optaron por abandonar la Universidad de
Oxford por algo muy parecido a lo ocurrido en París).
Sin embargo, Blanca de Castilla, reina madre o regente de Francia durante la todavía
minoría de edad del rey Luis IX (San Luis), intervino o tomó cartas en el asunto y exi-
gió que los estudiantes involucrados en los disturbios fueran castigados. En consecuen-
~ 68 ~
cia, la Universidad de París permitió a la guardia municipal parisina que castigase a los
culpables, de modo que los guardias encontraron a un grupo de estudiantes en la calle y
los agredieron con excepcional violencia, de lo que resultó un saldo de varios estudian-
tes fallecidos. Posteriormente, se rumoreó que los estudiantes asesinados eran en rea-
lidad inocentes y no habían tenido nada que ver con la revuelta.
La universidad parisina reaccionó ante aquellas muertes convocando una huelga. Las
aulas fueron cerradas y los estudiantes en huelga se marcharon a otras universidades
como Reims, Oxford o Toulouse, regresaron a casa o bien encontraron empleo en otros
lugares. Por su parte, el profesorado interrumpió las clases. Como resultado, el Barrio
Latino sufrió una recesión económica, ya que era el lugar de residencia habitual de la
mayoría de los estudiantes universitarios y, por ende, el bienestar de sus habitantes de-
pendía en gran medida de la provisión de servicios a la Universidad (sobre todo por el
alojamiento para los estudiantes).
Después de dos años de negociaciones, el Papa Gregorio IX (que era un egresado de
la Universidad de París), promulgó la bula Parens scientiarum (13 de abril de 1231),
por la que confería a la Universidad el honor y consideración de ser “Madre de las
Ciencias”. En retrospectiva, esta bula ha sido calificada como la Carta Magna de la
Universidad de París, ya que garantizaba la autonomía de la enseñanza universitaria res-
pecto a las autoridades locales, fueran estas seculares o eclesiásticas, poniendo directa-
mente a la Universidad bajo la autoridad pontificia. Además, la amenaza de suspensión
de clases permaneció como un recurso útil que permitía a la Universidad controlar la
economía local: las autoridades universitarias fueron autorizadas a “dispersar” las cla-
ses en base a una serie de provocaciones, que iban desde “ofensas muy graves a la uni-
versidad” hasta “el derecho a ajustar el precio del alojamiento estudiantil”. La histo-
riadora Azucena Fraboschi (1991: Crónica de la Universidad de París y de una huelga
y sus motivos (1200-1231)), Buenos Aires, Instituto de Estudios Grecolatinos, p. 11),
describe así cómo discurrió una huelga anterior, de manera muy similar a la de 1229:
“Hacia el año 1200 tuvo lugar una riña de proporciones entre estudiantes y vecinos de
la ciudad, que culminó en la muerte de cinco personas. El preboste real y los habi-
tantes del lugar habían intervenido, y los maestros y los escolares presentaron sus que-
jas al rey. Pidieron castigo para los responsables y amenazaron con la suspensión de
clases y el abandono de la ciudad. Felipe II Augusto [...] examinó el caso y dispuso san-
cionar duramente a las autoridades que habían participado en tan brutal agresión”.
Las universidades medievales europeas fueron instituciones educativas de estudios su-
periores en la Cristiandad latina surgidas en la Baja Edad Media, sustituyendo prácti-
camente a las escuelas palatinas, monásticas y episcopales o catedralicias existentes des-
de la Alta Edad Media. Comenzaron a fundarse en distintas ciudades de Europa Occi-
dental más o menos a partir de 1150, en el contexto histórico conocido como Renaci-
miento del siglo XII.
Estas instituciones establecieron un modelo de enseñanza superior que se prolongó en
el tiempo, determinando la estructura y funcionamiento de las universidades de la época
moderna y contemporánea, cuando se extendió por todo el mundo.
Las universidades medievales eran comunidades de maestros y estudiantes (universi-
tas) que, aunque tenían como principal función la enseñanza, también se dedicaban a
~ 69 ~
la investigación y producción del saber, generando vigorosos debates, controversias y
polémicas. Eso se refleja en las crisis en que estuvieron envueltas y por las interven-
ciones que sufrieron por parte de ambos poderes: el político de reyes y emperadores y el
eclesiástico de los obispos, las órdenes religiosas y el Papa.
Las primeras universidades de la Europa cristiana fueron fundadas en Italia, en Ingla-
terra, en España y en Francia para el estudio del derecho, la medicina y la teología. La
parte central de la enseñanza implicaba el estudio de las artes preparatorias, o artes libe-
rales; el trivium: gramática, retórica y lógica; el quadrivium: aritmética, geometría, mú-
sica y astronomía. Después, el alumno entraría en contacto con estudios más específi-
cos, entre los que seguían denominándose artes los que podrían nombrarse genérica-
mente filosofía y que incluían todo tipo de ciencias.
Para referirnos a los orígenes más remotos de las universidades medievales europeas
hemos de remontarnos a Carlomagno, coronado emperador en el año 800, como sabe-
mos o podemos recordar. Carlomagno había conseguido reunir una buena parte de Eu-
ropa Occidental bajo su dominio: el Imperio Carolingio. Para unificarlo y fortalecerlo,
decidió ejecutar una reforma en la educación. El monje inglés Alcuino de York (muerto
en 804) elaboró para ello un proyecto de desarrollo escolar que buscaba revivir el saber
clásico estableciendo los programas de estudio a partir de las siete artes liberales: el
trivium, o enseñanza literaria (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium, o en-
señanza científica (aritmética, geometría, astronomía y música). A partir del año 787, se
promulgaron decretos que recomendaban, en todo el Imperio, la restauración de las an-
tiguas escuelas y la fundación de otras nuevas. Institucionalmente, esas nuevas escuelas
podían ser monacales, bajo la responsabilidad de los monasterios; catedrales, junto a la
sede de los obispados; municipales, bajo el auspicio de los ayuntamientos; y palatinas,
junto a las cortes. Esas medidas tendrían sus efectos más significativos sólo algunos si-
glos más tarde (aunque desde mediados del siglo IX ya funcionaban por ejemplo, la mo-
nástica escuela de Auxerre o la escuela palatina de Carlos el Calvo con Escoto Eríge-
na). La enseñanza de la dialéctica (o lógica) fue haciendo renacer el interés por la inda-
gación de carácter especulativa; de esa semilla surgiría la filosofía cristiana de la Esco-
lástica.
En los siglos XII y XIII, algunas de las escuelas que habían sido estructuradas me-
diante las órdenes de Carlomagno, que destacaban por su alto nivel de enseñanza, ganan
el título primero de Estudio General (Studium Generale) y más adelante el de Univer-
sidad. Esto ocurre especialmente entre las escuelas catedralicias. Después comenzaron
a surgir instituciones, fundadas por autoridades, que ya nacían estructuradas como una
institución de enseñanza superior. Las universidades que evolucionaron de escuelas,
fueron llamadas ex consuetudine; aquellas fundadas por reyes y pontífices eran las uni-
versidades ex privilegio.
Entre 1200 y 1400 fueron fundadas en Europa 52 universidades, siendo 29 de ellas
erigidas por Papas. La transformación cultural generada por las universidades en el siglo
XIII fue expresada por la siguiente frase de Charles H. Haskins (1870-1937), medieva-
lista de la Universidad de Harvard: “En 1100, la escuela seguía al maestro; en 1200, el
~ 70 ~
maestro seguía a la escuela”.173
Por estos siglos las universidades tuvieron carácter de
gremio, como cualquier otro en la Edad Media. Lo que diferenciaba a los universitarios
del resto de los artesanos miembros de los gremios es que ellos eran artesanos de la pa-
labra e intelectuales,174
que muchas veces se avergonzaban del trabajo manual.
Algunas de estas escuelas recibían de la Iglesia Católica o de Reyes y Emperadores el
título de Studium Generale, que indicaba que aquélla era una escuela de renombre inter-
nacional; éstos eran considerados los locales de enseñanza más prestigiosos del conti-
nente. Los profesores de un Studium Generale eran animados a dar cursos en otros insti-
tutos por toda Europa, así como a compartir documentos. Ello inició la cultura de inter-
cambio presente aún hoy en las universidades europeas.
Entre los precedentes de la universidad medieval europea se encuentran también las
escuelas monásticas y las escuelas catedralicias, desarrollándose algunas de ellas en
verdadera y prestigiosas universidades.
El primer Estudio General probablemente fue el de Bolonia (Italia), especializado en
Derecho (año 1088); siguió Oxford (Inglaterra), antes de 1096), escindiéndose su rival
Cambridge en 1209; en España están Palencia (1208) y Salamanca (1218); fueron otros
Studium los de Padua (1222), Nápoles (1224) y Paris, con su gran prestigio a mediados
del siglo XIII o después y siendo uno de sus colegios de renombre el de la Sorbona.
A partir de 1254 aparecerá el título o denominación de Universidad, siendo la primera
en tenerlo el Estudio General de Salamanca (que incluye medicina), siguiéndola las
otras ya citadas, y además Coímbra (1308, trasladada desde el Estudio General de Lis-
boa de 1290), la Universidad de Valladolid (1241), Alcalá de Henares (1293, refun-
dada por Cisneros en 1499), Lérida (1300), la Sapienza de Roma (1303), Aviñón
(1303), Orleans (1306), la Universidad Carolina de Praga (1348), la Sertoriana de
Huesca (1353), la Jagellónica de Cracovia en Polonia (1363), Viena (1365), Universi-
dad de Pécs en Hungría (1367), las alemanas de Heidelberg (1386), Colonia (1368) y,
ya al final del período medieval, Lovaina (1425, actualmente Bélgica) y Upsala en Sue-
cia (1477). En medicina gozaba de un gran prestigio la Escuela Médica Salernitana (de
Salerno, Italia), con raíces y saberes árabes, que provenía del siglo IX; y en 1220 empe-
zó a rivalizar con ella la Facultad de Medicina de Montpellier (Francia).
Los estudiantes llegaban a las universidades habitualmente con 14 años de edad o po-
co más, tras haber iniciado los estudios más rudimentarios con maestros que les enseña-
ban a leer y escribir y un nivel suficiente de lengua latina. Los primeros años de su vida
universitaria se dedicaban a los estudios de Artes liberales, que comprendían, como
queda dicho, el trivium y el quadrivium. Cuando se consideraban preparados para supe-
rar los exámenes correspondientes (consistentes en la lectio –lectura y repetición memo-
rística comentada– de un texto y su disputatio respondiendo a preguntas que procuraban
averiguar si el aspirante lo había comprendido), alcanzaban el título de bachiller, lo que
solía ocurrir en un plazo de unos seis años. Era muy habitual abandonar los estudios sin
obtener ningún título, y sólo una minoría continuaba con el estudio de las Artes a un ni-
173
Rennaisance of the twelfth Century (1927, p. 358).
174
Le Goff, J. (1990): Los intelectuales en la Edad Media, Barcelona, Gedisa.
~ 71 ~
vel superior o con carreras más especializadas: Medicina, Derecho o Teología. Muchas
veces los estudiantes graduados en derecho podían llegar a ejercer cargos guberna-
mentales en sus ciudades natales, como fue el caso de muchas universidades italianas.
Obtener en cualquiera de ellas el título de magister (maestro) permitía dedicarse a la
enseñanza universitaria en cualquier universidad (ius o licentia ubique docendi). Este
título requería una aprobación por el gremio de maestros.
El título de doctor exigía estudios aún más prolongados, y era habitual que los que se
presentaban a tal examen llevaran varias décadas de vida universitaria (el de Artes, más
breve, se solía obtener en cuatro o seis años, el de Medicina en diez, el de Derecho en
doce o trece, y el de Teología en unos quince). El examen de doctorado, con la misma
estructura que los de otros grados, consistía en la defensa ante un tribunal de doctores de
una tesis cuya originalidad no era el valor más prioritario. Las costosas fiestas y regalos
a los que el doctorando estaba obligado actuaban como una barrera para dificultar el ac-
ceso al grado superior de la vida universitaria.
Las lecciones universitarias consistían en la lectura más o menos lenta o rápida, literal
o glosada con comentarios, de un texto (habitualmente de un clásico más o menos adap-
tado para su comprensión didáctica) por el profesor (cuya cátedra o silla se convirtió en
un sitial elevado sobre un estrado cada vez más prominente, hasta cubrirse de palio y
otros adornos a finales de la Edad Media) mientras los alumnos que lo consideraban
oportuno tomaban apuntes (llamados relaciones). Era corriente la venta de copias ma-
nuscritas baratas en letra minúscula (en pliegos de cuatro folios de piel de carnero, lla-
mados pecias); siendo muy poco corriente antes de la extensión de la imprenta el uso de
verdaderos libros, escasos y costosos ejemplares escritos con buena letra y custodiados
en las bibliotecas (donde eran vigilados por los bibliotecarios o estacionarios) o conser-
vados como verdaderos tesoros por un particular. Las cartas de los estudiantes de la
época dan fe de las dificultades monetarias que se presentaban frente a la compra de li-
bros.
Los estudiantes se organizaban, según los estudios que seguían, en facultades. Según
el lugar donde recibían las enseñanzas, en colegios mayores y colegios menores adscri-
tos a diferentes y rivales órdenes religiosas, habitualmente abiertos por el mecenazgo de
algún donante. La vida universitaria no era barata: debían pagar por su estancia y ense-
ñanza cantidades sólo al alcance de familias ricas, aunque existían estudiantes becados,
a los que algún potentado o institución poderosa pagaba los estudios, y muchos otros
que seguían los estudios con toda clase de privaciones y alternándolos con todo tipo de
oficios o formas más o menos irregulares de obtener dinero, comida, vestido, alojamien-
to y, en su caso, bebida, diversión y toda clase de vicios (caso de los tunos, goliardos,
etc.). Los estudiantes también se organizaban en naciones, según su lugar de proceden-
cia.
En general los estudiantes becados asistían a Colegios (mayores o menores) en los que
una fundación pagaba sus estudios y manutención. Otro modo de estudiar era pertenecer
a alguna congregación religiosa y vivir en el convento.
El rector, que podía ser canónigo, doctor o incluso uno de los estudiantes, era elegido
en algunas universidades por los procuradores o protectores de cada nación (cuatro en
el caso de la Universidad de París), en otras por el claustro de profesores, y en otras por
~ 72 ~
el ayuntamiento (en las de fundación municipal). Enseguida sustituyó al canciller o can-
celario designado por el Papa como máximo cargo directivo sobre el conjunto de la
Universidad y el claustro. Un decano presidía cada facultad.
Eran habituales los conflictos entre grupos de estudiantes identificados por alguna de
esas diferencias. Un fuero o privilegio especial sometía a los estudiantes y profesores a
la jurisdicción propia y privativa de la Universidad, lo que les protegía en caso de con-
flicto con las autoridades locales. Algunas Universidades tenían una especie de policía
propia y hasta cárcel.
~ 73 ~
EPÍLOGO II
CÓNCLAVE DE 1241
Por los guardias del emperador germano Federico II, fueron detenidos y secuestrados
a la fuerza los cardenales encargados de elegir Papa al sucesor del difunto Gregorio IX
(1227-1241). Su encierro supuso el comienzo del desenvolverse desde entonces los fu-
turos cónclaves en las elecciones de los Papas.
El pontificado de Gregorio IX y el reinado imperial de Federico II en la Europa ger-
mana coincidieron en momentos de mucha disputa de poderes, disputa que venía de mu-
cho atrás, como bien sabemos. Federico había contribuido con algunas tropas a la quinta
cruzada (1213-1221), pero él se retrajo de encabezarla, lo que causó gran pesar en la
Santa Sede. Después de casarse con Yolanda de Jerusalén, en 1225, ciertamente se en-
roló como responsable en la sexta cruzada (1228-1229), una cruzada de grandes logros
por vía diplomática y no tanto militar. No estando Federico interesado al respecto por
muchos y variados motivos, regresó a Italia, a su corte en Apulia. El Papa Gregorio IX
estaba en gran desacuerdo con Federico y lo excomulgó, prosiguiéndose generalizadas
batallas y escaramuzas entre güelfos y gibelinos (güelfos partidarios pontificios y gibe-
linos partidarios imperiales) sobre todo en Lombardía. Estaba ya cercana la muerte de
Gregorio IX cuando éste se empeñaba en celebrar en Roma un importante sínodo o con-
cilio para imponerse sobre el emperador, el cual hizo todo lo posible para impedir la
reunión convocada, incluso apresando y encarcelando a obispos y cardenales.
Los participantes del cónclave de 1241 fueron (o habrían de haber sido, pero no estu-
vieron) los siguientes:
- Cardenal Godfredo Castiglioni, de Milán, obispo de Sabina, creado cardenal por el
Papa Gregorio IX el 18 de septiembre de 1227. Fue el elegido Papa Celestino IV
en este cónclave de 1241.
- Cardenal Rinaldo di Jenne, de la familia de los conde de Segni, obispo de Ostia y
Velletri (hecho cardenal por el Papa Gregorio IX, tío suyo, el 18 de septiembre de
1227), que habría de ser en un futuro el Papa Alejandro IV (1254-1261). Fue car-
denal protector de la Orden Franciscana.
- Cardenal Romano Bonaventura, obispo de Porto y Santa Rufina, nombrado carde-
nal por Inocencio III en 1216. No debe confundirse con su contemporáneo el fran-
ciscano San Buenaventura que también llegará a ser cardenal.
- Cardenal (del título de Santa María in Trastevere) Stefano de Normandi, romano,
de los condes de Segni, presbítero, arcipreste de la basílica del Vaticano, nombra-
do cardenal por Inocencio III, tío suyo, en 1216.
~ 74 ~
- Cardenal (del título de Santa Práxedes) Giovanni Colonna (el primer cardenal de
esta poderosa familia romana), presbítero, hecho cardenal por el Papa Inocencio
III.
- Cardenal (del título de San Lorenzo en Lucina) Sinibaldo Fieschi, de Lavagna
(Génova), presbítero, hecho cardenal por el Papa Gregorio IX en 1227 y futuro
Papa Inocencio IV (1243-1254).
- Cardenal Rainiero Capocci, cisterciense, proveniente de Todi (Perugia), del título
diácono de Santa María en Cosmedin, hecho cardenal por Inocencio III en 1216.
Fue protodiácono del sacro colegio cardenalicio.
- Cardenal Gil Torres, español, del título diácono de los Santos Cosme y Damián,
hecho cardenal en 1216 por el Papa Honorio III.
- Cardenal Ricardo Annibaldi, romano, del título diácono de Sant’Angelo en Pes-
cheria. Hecho cardenal por el Papa Gregorio IX en 1237. Emparentado con los
condes de Segni. Rector de las regiones de Campagna y Marittima.
- Cardenal Robert Somercotes, inglés, del título diácono de San Eustaquio (y San
Crisógono). Lo hizo cardenal el Papa Gregorio IX en 1238. Murió durante la sede
vacante de este año 1241, habiendo fundadas sospechas de haber sido envenena-
do.175
Recibió sepultura en la basílica de San Crisógono, en el Trastevere, con to-
tal presencia de la Orden Trinitaria.
- Cardenales ausentes:
o Giacomo da Pecorara, cisterciense, italiano de Piacenza, obispo de Pales-
trina, nombrado cardenal por Gregorio IX el 5 de septiembre de 1231. Fue
hecho prisionero por el emperador Federico II.
o Oddo (u Oddone) de Montferrato, cardenal diácono de San Nicolás in Car-
cere Tulliano. Hecho cardenal por Gregorio IX el 18 de septiembre de
1227. También prisionero de Federico II.
o Tommaso da Capua, presbítero, del título de Santa Sabina. Hecho cardenal
por Inocencio III en 1216, con cargo de Penitenciaría y presidencia princi-
pal o camarlengo del colegio cardenalicio. Parece ser que murió en 1239.
175
Robert Somercotes (o Ummarcote), gran teólogo y canonista, estudió, doctorándose, en las universo-
dades de París y Bolonia. El arzobispo de Canterbury Stephen Langton (muerto en 1228) le favoreció y
benefició mucho. Hacia 1235 fue nombrado capellán o confesor del rey Enrique III, marchando después a
Roma, donde murió, como estamos notificando. Fue enteramente fiel a Gregorio IX.
~ 75 ~
o Pedro de Capua el Joven, de Amalfi, cardenal diácono del título de San
Giorgio en Velabro. Puede que hubiera muerto y de ahí su ausencia.
~ 76 ~
EPÍLOGO III
LA RUTA DE LA SEDA
Ruta de la Seda es un término o expresión que se inventó un geólogo alemán, Ferdi-
nand von Richtofen, en 1877, para designar un conjunto de rutas comerciales que co-
nectan Asia Oriental y Europa. Esta expresión se puede malinterpretar y dar a entender
que sólo había una ruta que cruzaba Asia Central, pero no es así, sino que existen varias
rutas. Estas rutas comerciales son muy antiguas, pues en realidad ya en el neolítico cir-
culaban gentes, mercaderías e ideas a través de Eurasia cuando aún no existía la seda,
sobre todo para llevar jade de Khotan o Jotán por China; no fue hasta mediados de la
dinastía Han (más o menos hacia el siglo I) cuando la ruta comercial centroasiática se
convirtió en la ruta de la seda, ya que la seda era el producto de más valor. En el siglo II
a. de C. la seda ya llegó a Roma a través de la ruta así denominada; desde Europa lle-
garon productos como cilantro, guisantes y pepinillos a China, siendo una vía de comer-
cio bilateral.
La región que separa Europa y Asia Oriental es un lugar inhóspito, donde una gran
parte está ocupada por el desierto del Taklamakan, con muy poca vegetación; casi no
llueve y las tempestades de arena son comunes; se han cobrado muchas vidas en esta
zona y la gente de allí muestra gran temor y respeto a esta tierra. A diferencia del Gobi
el desierto de Taklamakan no tiene demasiados recursos acuíferos. Las zonas que lo ro-
dean son igual de hostiles; es al noreste donde está el desierto del Gobi, con un clima
incluso más duro que el del Taklamakan; y a los otros tres lados están algunas de las
montañas más altas del mundo: al sur el Himalaya, el Karakorum y Kunlun, que crea
una frontera que separa de manera natural Asia Central y la India subcontinental.
Sólo a unos cuantos pasos helados cruzan las muy difíciles cordilleras, las más dificul-
tosas del mundo, en su mayor parte a más de 5.000 metros de altitud. Al norte y al oeste
se hallan las cordilleras de Tianshan y el Pamir, que aunque son más bajas y verdes
tampoco son más fáciles de cruzar. Desde el este la entrada más fácil es a través del
Corredor de Gansu, un corredor relativamente fértil a través de la base de las montañas
de Qilian, que separa el altiplano de Mongolia y el del Tibet.
Normalmente los mercaderes no solían hacer la ruta entera sino que hacían pequeños
tramos e intercambiaban mercancías en los oasis con otros mercaderes, así los productos
iban pasando de mano en mano y lentamente llegaban a destinos lejanos.
La ruta cruzaba los pastizales, estepas y oasis que iban desde la frontera del norte de
China hasta Persia y Ucrania. Parece que la parte oeste de la ruta de la seda se desarrolló
previamente a la parte oriental. Fue debido principalmente al desarrollo de los Imperios
de Persia y Siria y al tipo de terreno. El Imperio Persa o Iraní tenía dominio sobre gran
parte del este de la ruta y al oeste el Imperio Indio, existiendo una gran influencia mutua
de culturas entre los dos dominios debido al comercio. Como sabemos, en el año 330 a.
de C. conquistó Alejandro Magno el Imperio Persa e impuso allí la cultura griega, he-
lenizándolo todo, de modo que hubo mezcla de culturas hasta la India y surgió el arte
correspondiente.
~ 77 ~
En el área del sur del Hindú Kush y el Karakorum (actuales Paquistán y Afganistán)
había una gran mezcla de tribus que adoptaron ciertos aspectos de la cultura griega. En
las fronteras del norte del Taklamakan habitaban los yuezhi, una tribu que había sido
arrastrada hasta allí por los xiognu (que después serían conocidos como hunos en Eu-
ropa). Los descendientes de los yuezhi conformarían la gente de Kushan, que adoptaron
el budismo y partes del sistema griego en cuanto a religión. La mezcla de culturas se
configuró como cultura de Gandhara, muy importante por su arte budista, siendo los pri-
meros en crear imágenes humanas de Buda.
La parte este de la ruta se desarrolló más lentamente; después de la primera unifica-
ción de China por Qin Shi Huangdi, de la dinastía Qin, se creó la capital del Imperio en
Changan (actual Xi’an) que con el paso del tiempo fue el inicio de la ruta de la seda en
China. Durante la dinastía Tang, la capital se llenó de extranjeros viviendo en la ciudad:
turcos, iranís, indios, japoneses, coreanos, malayos, etc., habiendo también entre ellos
peregrinos, mercaderes y misioneros.
Todas las rutas empezaban en Changan, se dirigían al corredor de Gansu y llegaban a
Dunhuang, hasta el borde del Taklamakan; allí se encontraba la ruta norte que pasaba
por la Puerta de Jade y cruzaba una parte del desierto del Gobi hasta Hami, siguiendo
después las montañas de Tianshan, donde se hallaban los oasis de Turfan y Kuqa, hasta
llegar a Kashgar, a los pies del Pamir; y estaba la ruta sur, que se sitúa en los bordes del
sur del Taklamakan vía Khotan y Yarkand hasta Kashgar. Estas dos eran las principales
rutas de muchas otras ramificaciones que existían. Kashgar se convirtió en un punto
crucial en Asia, donde las rutas nuevamente se dividían, hacia Samarcanda y el mar
Caspio o, al sur, a través del Karakorum hacía la India.
El desarrollo de la ruta de la seda causó muchos problemas a los Han; especialmente
en el corredor de Gansu había grandes peligros con los bandidos, y las caravanas debían
defenderse, lo que hacía aumentar el coste de las mercancías.
La ruta de la seda, por tanto, no era una ruta concreta sino un conjunto de conexiones;
tradicionalmente existían dos vías principales para atravesar el desierto del Taklamakan:
la meridional y la septentrional que desde el extremo occidental divergían en Kashgar y
se reunían en el extremo oriental de Dunhuang. Durante la dinastía Tang los árabes
empezaron a llenar los puertos de China y hacia el siglo X la ruta de la seda también
abrió una ruta marítima que sobrepasó el volumen de las transacciones comerciales de
las vías terrestres. En la época Song, China también exportaba seda, cerámica, azúcar y
vino de arroz por mar e importaba productos aromáticos, especies, plata azufre e índigo,
juntamente con artículos de lujo como marfil y coral.
Durante la dinastía Yuan (mongol) el Imperio Chino-Mongol cubría gran parte de la
ruta de la seda, por lo cual se reavivó el comercio terrestre porque permitía una gran in-
teracción entre distintas regiones del mismo Imperio. Esa es la época que se supone
cuando Marco Polo llegó a China a través de la ruta sur y volvió por la vía marítima por
Sumatra, la India y hasta Hormuz y Constantinopla. Con la caída de los kan mongoles,
la dinastía Ming subió al poder y se desarrolló más la vía marítima. En esta época
Zheng He, un comandante chino, llevo a cabo varias expediciones que llegaron hasta la
costa este de África. Pero hacía finales de la dinastía Ming se pararon todas las expedi-
ciones y el gobierno encerró el Imperio en sí mismo, sin que se sepa aún la causa exacta
~ 78 ~
de tal decisión; pero la dinastía Qing siguió esta dirección hasta que los europeos la for-
zaron a abrirse al comercio exterior.
El patrón de comercio exterior chino cambió de golpe el siglo XVI con las huelgas de
las minas de plata de Japón y el Nuevo Mundo (América), y por el deseo chino de este
mineral que creó una economía global basada en la circulación de la plata. La porcelana
china y la seda se importaban en grandes cantidades por los países o reinos europeos. A
mediados del siglo XVIII, en occidente también se introdujo la moda de tomar té. En
aquella época el balance comercial era deficitario para los países europeos, ya que Chi-
na no importaba nada de ellos, sólo cambiaba sus productos por plata; pero todo cambió
cuando los británicos introdujeron el opio cultivado en la India colonial, subió rápida-
mente su consumo y erosionó el equilibrio comercial tradicional a favor de China.
A partir del 1825 se agotó la plata, ya que era lo que se utilizaba para pagar el opio y
el Gobierno chino prohibió su venta, de modo que todos los problemas económicos se
incrementaron durante las Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860), cuando el triun-
fo de Gran Bretaña le supuso a China la secesión de Hong Kong y la obligación de abrir
puertos a los extranjeros. Después de las Guerras del Opio los japoneses y europeos ya
aprendieron a producir porcelana y seda, y la demanda de productos chinos disminuyó.
Durante el siglo XIX los europeos empezaron a explorar la ruta de la seda a través de
especialistas con formación clásica, siendo uno de los expertos, por ejemplo, Aurel
Stein (1862-1943), quien organizó tres grandes expediciones al interior de Asia Central,
todas financiadas por el Museo Británico, y el hecho de vivir en India lo influenció en la
perspectiva de sus expediciones; siempre empezaban y terminaban en Kashgar, el extre-
mo más occidental de la ruta de la seda, donde convergían las vías meridional y septen-
trional. Kashgar fue incorporada al dominio chino durante la dinastía Qing, en 1759
(siendo la actual provincia de Xinjiang). A principios del siglo XX, Kashgar ya era en
realidad dos ciudades, una uigur y otra han; en la primera se encontraban los bazares y
mezquitas y en la ciudad propiamente china se encontraba la administración central.
Aún hoy es famosa Kashgar por su mercado dominical encontrándose todo tipo de pro-
ductos.
Otro punto de unión de vías de la ruta de la seda es Dunhuang, donde se hallan las fa-
mosas grutas de Mogao. Este nexo es de gran importancia, ya que la ruta de la seda no
sólo tuvo trascendencia por el comercio sino que fue una vía de difusión de ideas. Un
claro ejemplo fue la difusión del pensamiento budista. Las grutas de Mogao son de gran
importancia para la historia del budismo chino. Probablemente el budismo entró en Chi-
na hacia el primer milenio, pero a partir del siglo II los monjes chinos empezaron a via-
jar a la India para recopilar escrituras y traducirlas al chino.
Los templos de las grutas se abandonaron hacia el 1000, pero las condiciones clima-
tológicas del desierto permitieron conservar sus interiores. Las grutas junto con los mi-
les de manuscritos y documentos que se han encontrado en ellas constituyen uno de los
mayores centros de cultura y arte budista del mundo chino; entre los manuscritos se en-
cuentra el que se cree que es el primer libro impreso de la historia, un Sutra del Loto de
la dinastía Tang.
En la actualidad, el hecho de que se descubrieran grandes fosos petrolíferos en el de-
sierto de Taklamakan reavivo el interés hacía esta zona, también en términos comercia-
~ 79 ~
les y de las infraestructuras de comunicación. De otra parte, el misterio o romanticismo
que despierta esta ruta desde el punto de vista más viajero, también incrementa el sen-
tido de explotación turística, aunque muchas zonas son de difícil acceso y algunas están
cerradas a viajeros y turistas.
~ 80 ~
EPÍLOGO IV
BERNARDO DE QUINTAVALLE, COMPAÑERO DE SAN FRANCISCO
(Por Daniel Elcid, o. f. m., en Enciclopedia Franciscana)176
Bernardo de Quintaval (it.: Quintavalle), noble y rico caballero de Asís, fue el “pri-
mogénito” de San Francisco, quien le distinguió con especiales muestras de afecto y de
delicadeza, no sólo por haber sido su primer seguidor, en 1208, sino, sobre todo, por su
don de contemplación, como también por su natural propenso a zozobras y depresiones
interiores. Murió en Asís el año 1241 y está sepultado en la Basílica de San Francisco;
el Martirologio Franciscano lo recuerda el 10 de julio.
La hermana Clara ha sido exhibida en esta galería como una figura excepcional, y en
la doble acepción de este adjetivo: porque tiene un relieve señero entre los seguidores
del Pobrecillo, y porque no encaja literalmente en el título de esta obra: Compañeros
primitivos de San Francisco. Pero creo que su presencia ha sido propia y oportuna, y es-
pero que grata y eficaz.
De ella pasamos a otro retrato, digno de figurar –y por más de un concepto– junto a la
hermana Clara. Tienen ella y él cierto paralelismo: Clara, noble y rica, y Bernardo tam-
bién; y ambos fueron, cada uno en su pista, los primeros en salir tras las huellas de Fran-
cisco. Igual lealtad en los dos; pero en él, sobre el fondo de esa lealtad, vamos a ver des-
tacada la actitud franciscana de la radicalidad. En el “retrato robot” del “verdadero
hermano menor” trazado por Francisco (EP 85),177
Bernardo figura el primero, y con
este rasgo: la fe, versión evangélica y original de la fe radical de Abraham, confianza to-
tal en Dios sin ninguna fianza humana.
El personaje
Este Bernardo de Quintaval es literalmente, en el franciscanismo, de máxima catego-
ría. He aquí una letanía de títulos que le dan las fuentes primitivas: “El primogénito de
San Francisco, tanto por la primacía del tiempo como por la prerrogativa de su san-
tidad” (San Buenaventura, LM 3, 3),178
y así le llamaba el mismo Pobrecillo: “su pri-
mogénito”; “la primera plantita de la Orden de los hermanos menores, después del
santo de Dios” (2 Cel 109); “de santa memoria, y primer compañero del bienaventura-
176
(1993): El hermano Bernardo o la radicalidad, en Idem: Compañeros primitivos de San Francis-
co, Madrid, BAC Popular 102, pp. 39-62.
177
Espejo de Perfección.
178
LM: Leyenda Mayor.
~ 81 ~
do Francisco” (Tres Compañeros, TC, 1); “hijo predilecto de Francisco” (Vida); “hijo
perfecto de Francisco” (2 Cel 15).
Tiene aún más títulos. Puede ser llamado “el cofundador de la Orden”. Y “el primer
superior general de la misma”: cuando los discípulos de Francisco sumaron con él do-
ce, como los apóstoles, y se pusieron de camino hacia Roma para suplicarle al Papa la
aprobación de su modo evangélico de vida, les dijo el Pobrecillo:
Señalemos uno de nosotros que sea nuestro guía, y tengámoslo como Vicario de Jesu-
cristo, para que vayamos donde él quiera y nos hospedemos donde él disponga.
Y entre todos, democráticamente, eligieron al hermano Bernardo (TC 46).
Anotemos, como último rasgo de esta tarjeta de presentación, su fidelidad a Francisco
y a su espíritu hasta el último suspiro: “El primero que corrió tras el santo de Dios,
perseveró en la santísima pobreza hasta el fin” (TC 39). “Posee todas las virtudes del
primogénito, permaneciendo hasta el fin humilde, dulce, profundamente contemplativo
aun en la acción”, recalca el P. Gemelli.179
Y, en cuanto que haya llegado hasta noso-
tros un retrato fiel del original, valga esta otra afirmación del mismo Gemelli: hasta en
las idealizadas Florecillas, “Bernardo es el más exactamente registrado”.
Pasemos a conocer su historia, más bella que todos sus títulos.
Su conversión
Las fuentes primitivas nos dan hasta siete relatos –fundamentalmente concordes– so-
bre este acontecimiento, en que el nuevo Francisco empezó a tener nueva familia. Voy a
darlo según la Vida de nuestro héroe.
“Había en la ciudad de Asís un hombre de honor llamado Bernardo, de los más no-
bles, ricos y ponderados del lugar, tanto que toda la ciudad atendía sus consejos”. Ase-
gura al respecto Fortini:180
“Bernardo era uno de los más reputados entre los Mayores
–o nobles–, no sólo por su estirpe y por su riqueza, sino sobre todo por su sabiduría;
habiendo sido doctorado en uno y otro derecho en la Facultad de Bolonia, su consejo
era tenido muy en cuenta por todos los ciudadanos en los asuntos públicos y privados”.
Y prosigue la narración de la Vida: “Este señor Bernardo empezó a darle vueltas en
su mente al cambio de Francisco, que llevaba casi dos años por las calles de la ciudad
despreciando todo lo mundano, soportando pacientemente las adversidades, y hasta
alegrándose de las injurias; las gentes le tomaban por necio y lunático. Y el señor Ber-
nardo, al cabo de muchas reflexiones y movido por Dios, un día le invitó a cenar con él
y a pasar una noche en su casa; con eso maquinaba él observar mejor si era un loco o
un santo. De propósito había hecho preparar en una habitación dos camas, una para él
179
Figura destacada de la Orden Franciscana, milanés, vivió entre los años 1878-1959.
180
Célebre escritor de Asís (1889-1970).
~ 82 ~
y otra para Francisco. Y a ella se retiraron ambos a dormir, acabada la cena. El bie-
naventurado Francisco simuló que se sentía cansadísimo y deseaba dormir mucho, mas
lo decía con el plan de levantarse para orar mientras el dicho señor Bernardo dur-
miese. Este, a posta y pronto, fingió estar profundamente dormido, respirando con fuer-
za y roncando. Francisco creyó que dormía de verdad, se levantó, y, dirigiendo a lo
alto el rostro y el alma, con las manos alzadas, todo ardoroso, con profusas lágrimas y
devoción despaciosa repetía y repetía estas palabras:
¡Dios mío, Tú lo eres todo!, ¡Dios mío, Tú lo eres todo!181
Y así casi toda la noche, sin pronunciar otra cosa.
181
El original dice Deus meus et omnia!, tan célebre como de no fácil traducción. En castellano ha que-
dado como ¡Dios mío y mi todo!, o ¡Dio mío y todas mis cosas! He preferido esa otra versión por pare-
cerme más literalmente fiel y más completa. En su larga contemplación nocturna, Francisco le buscaría
varios, múltiples, inagotables contenidos: “Dios lo es todo” en Sí mismo, en la creación universal y en
cada una de las criaturas, para con el mismo Francisco... Como afirma el Eclesiástico: Aunque siguiéra-
mos, no acabaríamos; la última palabra: “Él lo es todo” (Eclo 43, 27). Tres lustros más tarde, en la ma-
durez opima de su santidad, en la cima del Alverna, el mismo Francisco escribiría la mejor glosa a esta
ardiente jaculatoria, con sus Alabanzas al Dios Altísimo.
~ 83 ~
El señor Bernardo, humilde y devoto, lo contemplaba a la luz de una antorcha en-
cendida en el cuarto. (Y, en una expresión feliz de Fortini, “fue como si una llave de
plata abriera una a una las puertas de hierro que habían tenido cerrado su corazón”).
Pensaba: “La sabiduría divina se prepara a hacer grandes cosas por medio de este
hombre sencillo y sin letras, para renovación y salvación de los hombres”. El señor
Bernardo lo iba meditando con un bajo sentimiento de sí mismo, atribuyéndolo todo a
Dios y dándole gracias con admiración y piedad. El señor Bernardo se levantó de maña-
na todo férvido, y le dijo a Francisco:
Hermano Francisco, he resuelto dejar totalmente el mundo y seguirte, y hacer todo lo
que tú me mandes.
A lo cual Francisco, jubilosísimo, le contestó:
Señor Bernardo: la empresa es tan ardua, que precisa pedirle consejo al mismo Dios.
Así, pues, vayamos al obispado. Allí hay un buen sacerdote: que él, abriendo tres veces
el libro sagrado, nos indique qué debemos hacer.
Y al obispado fueron. De camino, Francisco le propuso:
Primero oigamos la Misa, y luego perseveraremos en oración hasta media mañana,
para que el Señor nos muestre su voluntad.
Así lo hicieron. Luego, Francisco buscó a aquel sacerdote y le suplicó que abriese el
misal. El sacerdote trazó sobre él la señal de la cruz, lo abrió, y salió este texto: Si quie-
res ser perfecto, ve, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres (Mt 19, 21). Abriéndolo
por segunda vez, salió este otro: El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí
mismo (Mt 16, 24). Y a la tercera: No toméis nada para el camino (Lc 9, 3). Oído eso,
exclamó Francisco:
He aquí el consejo del Señor. Vete, pues, y cúmplelo.
E inmediatamente el señor Bernardo vendió todos sus bienes, que valían mucho, fue
con Francisco a la plaza de San Jorge, y su importe lo distribuyó entre los pobres. Lue-
go, Francisco le puso un vestido pobre como el suyo.
Hasta aquí el relato de la Vida. Literalidad evangélica, radicalidad evangélica, libertad
y alegría evangélicas.
Era el 16 de abril de 1208. Ese día nació la Orden franciscana con ellos dos y con otro
que se les quiso unir con pronta devoción: Pedro de Catáneo, también doctor en ambos
derechos y canónigo de la catedral (Fortini).
Cuando llegaron a ser cuatro, Francisco les formó y confirmó en aquella opción evan-
gélica. Luego, ampliando el horizonte apostólico, los puso en ruta hacia distintas partes
~ 84 ~
de Italia. Y a su primogénito lo envió a Bolonia. Bolonia era la ciudad más culta de Ita-
lia, “la ciudad universidad”. Muy a lo radical evangélico, lo hizo así para que ejercitara
la humildad allí donde había logrado su doctorado en ambos derechos. Antes doctor, y
ahora maestro práctico de la teología de la Cruz, este hermano Bernardo, sin darse cuen-
ta, “iba a iniciar el contraste franciscano entre la Ciencia y la Humildad” (Fortini).
Por su parte, en cuanto llegó a Bolonia, pensó que era su mejor oportunidad de imitar
a Francisco en lo que es más costoso e importante que la renuncia de las riquezas: la
desapropiación del yo en el menosprecio de sí mismo. Era lo que le había llamado más
poderosamente la atención en la conducta de Francisco: convertirse voluntariamente en
loco y extravagante, por amor de Aquel que, por nosotros, quiso ser tratado como un
demente (Lc 23, 11). Y lo quiso probar, el antes caballero y notable. Y se fue derecho a
la plaza principal. Al verlo los chiquillos de aquella guisa, con el hábito rudo y raído, se mofaban de él y
le injuriaban, como si se tratara de un orate. Y a los chiquillos se les sumaron pronto al-
gunos jovenzuelos desvergonzados. Y unos le tiraban del capucho hacia atrás, y otros
hacia adelante; quién le arrojaba polvo, quién le tiraba piedras; éste le empujaba por un
costado, aquél por el otro. Y el hermano Bernardo, como si la cosa no fuera con él: ni se
quejaba ni se inmutaba, a todo respondía mudamente, con una sonrisa beatífica.
La prueba le gustó, y volvió a la plaza durante varios días, a repetir la escena. Pensaba
en Aquel que por nosotros se hizo vergüenza de la gente, desprecio del pueblo (Sal 21,
7), y disfrutaba pareciéndosele.
Y pasó con él lo que a él le pasó con Francisco. Advirtió esa extraña conducta un tal
Nicolás de Guillermo, sabio doctor en leyes, y se dijo para sí:
Imposible que este hombre no sea un santo.
Y se le acercó y le preguntó:
¿Quién eres tú y por qué has venido aquí?
El hermano Bernardo, por toda respuesta, metió la mano en su seno, sacó la breve
regla escrita por Francisco, y se la dio para que la leyese. Cuando la hojeó, aquel doctor
en leyes se quedó estupefacto de admiración, y dijo a sus acompañantes:
Realmente, éste es el más perfecto estado que hay hoy en el mundo, y peca quien trata
mal a este santo hermano.
Y añadió, dirigiéndose a nuestro hombre:
Si tenéis intención de asentaros aquí en un lugar donde poder servir a Dios a vuestro
gusto, yo os lo daría de buen grado, por la salud de mi alma.
Señor –respondió rápido Bernardo–, creo que eso os lo ha inspirado nuestro Señor Je-
sucristo. Gustosamente acepto vuestra oferta, para honra de él.
~ 85 ~
Y el doctor, con alegría y amor, llevó al hermano Bernardo a su casa, y, luego, le donó
el sitio que le había prometido, acomodándolo y completándolo a su costa. Y desde
aquel momento “se constituyó en padre y defensor de los hermanos menores”. Fortini,
de quien es esa afirmación, asegura también que “entró en la Orden, y murió con fama
de santo”.
Y nuestro hermano pobre empezó a ser apreciado y honrado en la ciudad; y con este
cambio de los vientos, de adversos en afortunados, temió que tanta bonanza le quitara la
paz y la humildad, y un buen día dejó Bolonia, regresó a Asís, y le dijo a Francisco:
Padre, ya está hecha la fundación en Bolonia. Manda allá otros hermanos, porque
yo, allí, temo perder más de lo que ganaba.
Más tarde, Francisco le envió a Florencia en compañía del hermano Gil. Hacía un frío
que pelaba. Recorrieron las calles solicitando alojamiento por el amor de Dios, pero na-
die los aceptaba. Ya de noche, dieron con una hospedería que tenía un soportal, y en él,
en un rincón, un pequeño horno. Se dijeron:
Al menos aquí nos podremos alojar.
Salió la dueña, y ellos le pidieron que les hospedara. Ella, mirando la traza que tenían,
se lo negó, temiendo que le robaran alguna ropa o cualquier objeto. Ellos le suplicaron:
Por el amor de Dios, déjanos siquiera pasar la noche al abrigo de este portal.
Y la hospedera se lo consintió. Pero más tarde llegó su marido, y, al verlos acurruca-
dos junto al horno, entró veloz en la casa e increpó a su esposa:
¿Por qué les has dado cobijo a esos bellacos ladrones?
¿Yo? –contestó ella defendiéndose–. Yo me he negado a recibirlos en la hospedería.
Sólo les he dejado pasar la noche ahí fuera. Después de todo, lo más que se puedan lle-
var será un poco de leña.
Y ni ella ni él les prestaron una manta ni nada parecido. Y, como los gritos se oían
desde fuera, Gil y Bernardo disfrutaban como de miel sobre hojuelas: porque, sobre el
frío de la noche y de su poca ropa, había caído sobre ellos aquella granizada de vocablos
injuriosos; se alegraron mucho más que si en el rincón de aquel pórtico hubieran hallado
un tesoro.
Antes del amanecer, se levantaron y se dirigieron a la iglesia más cercana. Y he aquí
que la mujer de la fonda acudió también allí, y, al encontrarlos sumidos en devota y
humilde oración, se dijo para sus adentros:
~ 86 ~
Si éstos fueran bandidos y bribones, como barbotaba mi marido, no estarían aquí re-
zando tan devotamente.
En eso entró en la iglesia un señor llamado Guido, y fue repartiendo limosnas a los
pordioseros que allí había. Se la daba también a nuestros dos hermanos, pero ellos la re-
husaron. Extrañado, les dijo:
¿Por qué no la recibís como los otros, si sois pobres y estáis necesitados?
Cierto es –le contestó Bernardo– que somos pobres, pero porque lo hemos elegido
voluntariamente, según el consejo de nuestro Señor Jesucristo. Por eso, y no por nin-
gún otro motivo, no queremos tu dinero.
La admiración del señor Guido se abrió en unos ojos como platos:
¿Es que habéis tenido bienes propios?
Sí, y los hemos repartido entre los pobres, siguiendo el consejo de nuestro Señor.
Y el buen Guido se los llevó con gozo de huéspedes a su casa, y también, como el ma-
gistrado de Bolonia, les ofreció un terreno para levantar allí su conventito. Y la mujer
del hospedero, viendo y oyendo todo eso, también les brindó su fonda como aloja-
miento. Pero ellos siguieron su evangélica vida errante, y, al poco tiempo, regresaron a
Asís.
Comenzar una vida tal no es fácil. Perseverar en ella es heroico, y sólo se comprende
como aprecio de un bien sabido y experimentado como superior.
Primer romero franciscano a Santiago
Sí, también en esto hay que llamarle a Bernardo el primerizo. La historia es que, cuan-
do llegaron a ser cuatro parejas, Francisco repartió entre ellas las cuatro partes del mun-
do, y que el viaje de esa anécdota florentina que acabamos de leer no tendría como meta
a la ciudad del Arno, sino el fin occidental del mundo, Santiago de Compostela. San-
tiago era el imán de los pasos peregrinos cristianos hacia Occidente, como la Tierra
Santa hacia Oriente y Roma en el centro de la cristiandad. Poseemos este dato preciso
de Celano: “Por este tiempo, los hermanos Bernardo y Gil emprendieron el camino de
Santiago; San Francisco, a su vez, con otro compañero, escogió otra parte del mundo;
los otros cuatro, de dos en dos, se dirigieron hacia las dos restantes”. Mas, o porque se
fueron entreteniendo en el camino con su predicación libre y original, o porque la nos-
talgia les impulsó como una querencia a reunirse de nuevo en Asís para tener el gozo de
volver a verse, y orar juntos, y contarse sus experiencias apostólicas, el hecho es que
~ 87 ~
Bernardo y su pareja se contentaron por entonces con seguir “el camino de Santiago”
en las estrellas (1 Cel 30).
Sería eso en 1208. Entre 1213 y 1214, ya bien crecido su número, los idealistas pobre-
cillos sintieron fuerte el tirón hacia el sepulcro del primer apóstol martirizado por la fe
en Jesús. Francisco se escogió un grupito –el primero, Bernardo–, y se puso en marcha
peregrina. En este segundo intento progresaron más, algunos, con Francisco, hasta el
mismo Santiago. Mas nuestro hermano Bernardo tampoco alcanzó esa suerte. Llegaron
a Navarra, y en Navarra a una aldea llamada Rocaforte, a un kilómetro de la actual ciu-
dad de Sangüesa. Y en Rocaforte “encontraron a un pobre enfermo, sin nadie que le
atendiera. Y Francisco, compadecido, le dijo al hermano Bernardo:
Hijo mío, quiero que te quedes aquí a servir a este enfermo.
El hermano Bernardo, arrodillándose humildemente, e inclinando la cabeza, aceptó
la obediencia del Padre santo y se quedó en aquel lugar, mientras San Francisco siguió
con los demás compañeros para Santiago”.
Es tradición constante que éste fue el primer convento estable de la Orden. En un sen-
tido, el primer discípulo de Francisco resultó también el iniciador de su primer conven-
to.
Pero, como romero de Santiago, tampoco esa segunda vez llegó a la ilusionada meta.
Tuvo una tercera oportunidad, que seguramente no desaprovechó. Fue en 1215: “Al año
siguiente, Francisco dio permiso al hermano Bernardo para ir a Santiago”. Ese año, en
la distribución de hermanos para establecerse en las distintas naciones, Francisco envió
a España un grupo nutrido de sus frailes, y al frente de ellos, como cabeza del grupo, al
hermano Bernardo. Una prueba más de su aprecio (L. Wadingo).182
El refrendo de una bendición
Ese aprecio duró –y acrisolado– la vida entera de ambos. La del Pobrecillo se extin-
guió mucho antes que la de su primogénito, y no quiso irse de este mundo sin mostrarle
exquisitamente su predilección. Los relatos sobre su bendición final son diversos y hasta
divergentes, y no es fácil aclarar esa disparidad o desacuerdo. Dejo el problema a los
estudiosos, y doy la versión que ofrece el mayor número de las fuentes primitivas, y
abreviándola. Escenario, la Porciúncula. Antevíspera de la muerte del santo. Jacoba de
Sietesolios, nobilísima dama romana y amiga prócer del Pobrecillo, el cual la había
bautizado como “el hermano Jacoba”, le trajo unos “mostaccioli” –manjar típico ro-
mano, hecho de almendras, miel y otros ingredientes suaves y nutritivos–, que le gusta-
ban mucho a Francisco. El hermano Jacoba se los ofreció con ilusión y afecto (LP 8).
Pero el Pobrecillo, en cuanto los vio, se acordó del hermano Bernardo y dijo a los asis-
tentes:
182
Historiador franciscano irlandés (1588-1657).
~ 88 ~
Este manjar le placerá y le hará bien al hermano Bernardo.
Y le encargó a uno:
Vete y dile que venga inmediatamente.
Y el tal salió rápido, y no paró hasta dar con él, y lo trajo a la Porciúncula.
Al hermano Bernardo le importaron los “mostaccioli” menos que la extenuación en
que halló a su padre y maestro. Sentándose al borde de su lecho, se explayó en una con-
versación emocionada, y le suplicó:
Padre, te ruego que me bendigas, y que me muestres el amor de padre. Con eso espe-
ro ser más amado de Dios y de los demás hermanos.
El Pobrecillo le oía pero no lo veía, ya del todo ciego. Junto al hermano Bernardo se
hallaba el hermano Gil, y, al extender su mano para la bendición, la puso equivocada-
mente sobre la cabeza de éste, pero en seguida dijo:
Esta no es la cabeza del hermano Bernardo.
Entonces el hermano Bernardo se le arrimó, y Francisco, con la palma abierta sobre su
cabeza, encargó con cierta emotividad solemne a uno de los presentes:
Escribe lo que te voy a dictar.
Y, en cuanto el amanuense estuvo listo, prosiguió:
El hermano Bernardo fue el primer hermano que me dio el Señor, y el primero que
inició y cumplió a plenitud la perfección del Santo Evangelio, repartiendo sus cuantio-
sos bienes entre los pobres. Por ello, y por otras muchas gracias, me siento obligado a
quererlo más que a ningún otro de la Orden. Por lo cual quiero y ordeno, en cuanto
puedo, que quienquiera que sea ministro general, le ame y distinga como a mí mismo. Y
lo mismo los ministros provinciales y los hermanos de toda la Orden: mírenlo como a
mí mismo.183
183
Vida; LP 12; EP 107; Flor 6; Wadingo; y K. Esser, Opuscula Sancti Francisci Assisiensis (Grot-
taferrata, Roma 1978), p. 119-120. Fortini y otros piensan que esa bendición final a Bernardo corresponde
al hermano Elías (1 Cel 108), y la del hermano Bernardo sería una interpolación. Otros suponen dos ben-
diciones en circunstancias distintas. Una cosa u otra, ya es mucho a favor de la autenticidad del texto de
la Bendición a Bernardo que K. Esser la traiga en su edición crítica de los escritos de San Francisco.
~ 89 ~
Quizá no hubo en toda la vida de nuestro protagonista, aun con la honda amargura de
aquella despedida, un momento más grato que éste, mil veces más dulce que los sabro-
sos melindres del hermano Jacoba.
Con esas cálidas cláusulas testamentarias, el padre Pobrecillo de Asís no sólo recono-
cía gustosamente un derecho de primogenitura, sino que, además, canonizaba de cara al
futuro –que preveía tormentoso– un ejemplar de fidelidad radical a su carisma. Pronto
veremos que su primogénito no le defraudó.
Los crisoles de su fidelidad Cuando he llamado al hermano Bernardo “nuestro héroe” y “nuestro protagonista”,
no he querido darles a esos vocablos mayor ambición que cuando lo he llamado “nues-
tro hombre”: simples recursos de escritor. Porque lo más atractivo y admirable de estos
“compañeros primitivos de San Francisco” es que fueron personas sencillas, comunes,
nada sublimes, ni heroicos, ni milagreros, ni extraordinariamente dotados. La maravilla
de su vida se da simplemente porque entraron de lleno en la órbita de ese hombre excep-
cional –“límite de la especie” lo llamó Gastón Baquero–184
que fue el Pobrecillo de
Asís: encandilados con su luz –con “el hombre luz”, como también ha sido llamado–,
esa lumbre los envolvió a ellos hasta transfigurarlos. Generación tras generación, la
historia los sigue viendo nimbados de ese encanto.
Aun hablando de la fidelidad, representada en este hermano Bernardo, vamos a ver
que fue una cualidad como la que todos debemos y podemos tener, cada cual como Dios
le ha hecho y allí donde Dios le ha puesto. Aquí radica también la autenticidad de su
arrastre santo y psicológico.
Bernardo de Quintaval cambió radicalmente su estilo de vida, y jamás le pesó. Pero
ello no significa que no tuviera dificultades. Las tuvo, y en todos los cuarteles de su
nuevo escudo de armas, por usar una imagen en consonancia con su época.
Por ejemplo: dio la espalda a su vida social y renunció a toda posesión; pero se llevó
consigo su temperamento. Más: en el rico, prudente y respetado caballero Bernardo de
Quintaval nadie –ni él mismo– veía otra cosa que aprecio, reverencias, elogios, adula-
ciones; y todo eso le halagaba tanto, que le cegaba para no verse como también era psi-
cológicamente. El nuevo Bernardo no tardó en darse cuenta –y sus compañeros con él–
de que era temperamentalmente propenso a mirar las cosas por su cara sombría, y a la
inquietud, a la depresión, al desánimo, y hasta al escrúpulo.
Con la sensibilidad de aquel tiempo –quién sabe si religiosamente más realista que la
nuestra–, achacaban esos estados de ánimo a tentaciones diabólicas. Al menos, el diablo
tuvo en ese temperamento un buen aliado. Y más de una vez tendrían que decirle lo que
un día le espetó el bendito hermano Gil:
“¡Sursum corda!”, hermano Bernardo, ¡arriba los corazones! (Flor 6).
184
Destacado poeta cántabro (1914-1997).
~ 90 ~
¿Fue también tentado contra la castidad? Se puede pensar en eso y aplicarle a él este
relato: “Había un hermano, hombre espiritual y antiguo en la Orden, que gozaba de la
amistad del bienaventurado Francisco. Pues bien: en cierta ocasión venía sufriendo
días y días muy graves y penosas sugestiones del diablo, hasta quedar sumido en la más
profunda desesperación. Tal desasosiego se apoderaba de él, que sentía vergüenza de
confesarse todos los días. Y se penitenciaba acerbamente con abstinencias, vigilias, dis-
ciplinas... y lágrimas.
Mucho tiempo llevaba en ese tormento, cuando un día cayó por allí el bienaventurado
Francisco. Pasearon juntos, y Francisco le dijo:
Hermano muy amado: quiero y te digo que en adelante no te consideres con la obli-
gación de confesar a nadie esas sugestiones y tentaciones. No tengas miedo: ellas no
han perjudicado a tu alma. Cada vez que te veas turbado con esas insinuaciones, reza
siete veces el Padrenuestro.
El tal hermano se alegró mucho, porque le había dicho que no tenía que confesar
aquellas malas instigaciones, porque eso agravaba sus sufrimientos. Y quedó admirado
de la santidad de Francisco, que había adivinado sus tentaciones, pues él a nadie se las
había descubierto, sino a los sacerdotes. Y desde ese momento quedó libre de la gran
crisis interior y exterior que había sufrido durante tanto tiempo” (LP 55).185
¿Cómo iba a pensar este hermano Bernardo, aquella mañana en que difuminó sus bie-
nes con la alegría loca de quien los quemaba como en una fiesta de fuegos artificiales,
que aquel Francisco, que le acompañaba en el alegre disparate, iba a resultar más de una
vez uno de sus sufrimientos mayores? Y no sólo por la cruz que conlleva a la larga toda
humana convivencia. He aquí dos casos.
Iban los dos de camino a la buena de Dios. Llegaron a una población, y, como les
mordía el estómago el gusanillo del hambre, decidieron mendigar algo que comer, el
uno por unas calles, el otro por otras, y citándose al cabo en un punto convenido.
Francisco, gozoso con su buena suerte, sacó los pedazos de pan y los colocó sobre una
piedra, diciendo:
Mira, hermano, cómo ha sido generosa conmigo la divina Providencia. A ver lo que
has recogido tú, y comamos juntos en el nombre del Señor.
El hermano Bernardo, saliéndole a la cara la vergüenza, se echó a los pies de Fran-
cisco y se excusó:
185
LP: Leyenda de Perugia o Perusa.
~ 91 ~
Padre, confieso mi culpa: no he traído la limosna que he recogido. Estaba tan ham-
briento que, según me la iban dando, me la iba comiendo.
Francisco, al oírlo, lloró de júbilo, lo abrazó y le dijo:
¡Oh hijo dulcísimo! Realmente eres tú más feliz que yo; eres un perfecto cumplidor
del Evangelio, porque no has acumulado ni guardado nada para el día de mañana, sino
que has puesto en el Señor todo tu cuidado (cf. Flor 13).
Esa vez, aun con la explosión del júbilo evangélico del Pobrecillo, la pena de nuestro
hermano Bernardo fue doble: se tragó primero el bochorno de su egoísta falta de aguan-
te, y luego la humillación del subido elogio de aquél, por quien sentía una admiración
sin límites. ¡Qué iba a ser él más que su maestro en nada, y menos en pobreza evangé-
lica!
En otra ocasión, la cosa fue más dura. Gemelli afirma que “quizá aquélla fue la prue-
ba más penosa de su vida”.
Sucedió en uno de los últimos años del Pobrecillo. Estaba ya casi ciego, por una grave
afección a los ojos, provocada por un virus contagiado en Siria y aumentada por las
continuas lágrimas de su amor a Jesús Crucificado. Un día se acercó al lugar donde
moraba el hermano Bernardo, para conversar divinamente con él; pues el hermano Ber-
nardo tenía una gracia especial para hablar del Señor, y el Pobrecillo anhelaba frecuen-
temente su conversación, y vez hubo que se pasaron ambos toda la noche en coloquio
subidísimo. Cuando llegó y lo encontró, el hermano Bernardo se hallaba en la arboleda,
absorto en la contemplación, como fuera de sí. Francisco le llamó:
Hermano Bernardo, ven, habla con este ciego.
Mas el hermano Bernardo, todo traspuesto en Dios, no le respondió palabra ni dio un
paso hacia él. Francisco, extrañado, esperó un poco y le volvió a llamar:
Hermano Bernardo, ven, habla con este ciego.
Y su voz se perdió de nuevo entre los árboles. Otra pausa. Ya impaciente, la voz más
fuerte de Francisco:
¡Hermano Bernardo, ven, habla con este ciego!
Por tercera vez, el silencio por respuesta. El Pobrecillo quedó desolado. El fraile laza-
rillo que le acompañaba se lo llevó de allí, y él iba rezongando en su corazón, porque el
hermano Bernardo no le había hecho caso. Buscó la paz en la oración. Y en la oración
conoció la respuesta del Señor:
~ 92 ~
¿De qué te turbas, pobre hombrecillo? ¿Acaso la criatura debe dejar a Dios por otra
criatura? Cuando tú le llamabas, el hermano Bernardo estaba a solas conmigo, y no
podía atenderte ni responderte, porque el sonido de tu voz no le llegaba en absoluto.
En cuanto la luz de Dios le aclaró así el problema, el Pobrecillo volvió rápidamente
sobre sus pasos, para acusarse humildemente ante el hermano Bernardo por pensar mal
de él. Quiso Dios que Bernardo estuviera también de vuelta de su abstracción, y, en
cuanto divisó a Francisco, corrió hacia él y se echó a sus pies para recibir su bendición.
Pero Francisco le hizo alzarse, y le contó su tormento y la luz con que Dios se lo quitó.
Y concluyó enérgicamente:
Te mando por obediencia que cumplas lo que yo te diga.
El hermano Bernardo tembló, pues conocía los disparates que se le ocurrían a Fran-
cisco cuando buscaba su humillación. Y, queriendo curarse en salud, le contestó:
De acuerdo. Haré lo que me mandes, pero a condición de que también tú hagas lo
que te mande yo.
De acuerdo también –accedió Francisco.
Entonces Bernardo, no sin algún temblor, le preguntó:
Padre, ¿me dices lo que quieres de mí?
Y Francisco se tendió en el suelo cuan largo era y le dijo:
Te mando por santa obediencia que, en castigo de la soberbia de mi alma y de la
osadía de mi corazón, pases por encima de mí poniéndome un pie sobre mi cuello y otro
sobre mi boca; y haz eso tres veces, yendo y viniendo sobre mí; y, según vas y vienes,
me insultas a placer: “¡Bien estás ahí, tirado en el suelo, palurdo hijo de Pedro Ber-
nardón!”. Y, a ese estilo, añade todos los improperios que se te ocurran, como éste:
“¿De dónde te viene a ti tanto orgullo, siendo, como eres, una criatura vilísima?”.
El hermano Bernardo, atónito, juzgó tal obediencia desproporcionada y gravosa, pero,
con la mayor delicadeza que supo y pudo, la cumplió. Y Francisco, satisfecho, se levan-
tó y le dijo:
Mándame ahora tú, hermano Bernardo, que estoy dispuesto a obedecerte según mi
promesa.
Te mando por santa obediencia –ordenó Bernardo con énfasis– que, siempre que este-
mos juntos, me corrijas mis defectos y me reprendas duramente.
~ 93 ~
El aturdido fue ahora Francisco, que tenía al hermano Bernardo en concepto de au-
téntica santidad, y, por eso, hasta le reverenciaba. Y, desde entonces, con lo mucho que
le gustaba su compañía, procuraba permanecer poco tiempo con él, para librarse de te-
ner que dirigirle algún reproche, en cumplimiento de la obediencia prometida. Por eso,
cuando decidía verlo y hablar con él sobre algún tema espiritual, lo resolvía rápida y
sucintamente. Era bonita de ver en tales encuentros la competencia entre los dos, inten-
tando ganarse el uno al otro en obediencia y amor, en cortesía y humildad, ambos en
pura lealtad al espíritu evangélico (Vida; Flor 3 y 28).
Así, entre los problemas que le creaba su temperamento, las tentaciones del Enemigo,
y las dificultades naturales de la convivencia fraterna –hasta con aquel con quien más
anhelaba vivir–, discurrieron los años del hermano Bernardo. Francisco oraba mucho
por él, y obtuvo de Dios la seguridad de que “de todo saldría triunfante y con mucho
provecho”, y “desde entonces no dudó ya lo más mínimo sobre él”; y vaticinó que pa-
saría el otoño de su vida en una paz envidiable, y que en ella moriría. Por su parte, el
mismo Bernardo, al fin de sus días, manifestó: “Nunca he sido mejor hermano menor
que en mis tentaciones: en ellas he tenido siempre la ayuda del Señor”. Celano, al ad-
jetivar con su cualidad más señalada a los cuatro hermanos que tuvieron el privilegio de
atender al enfermo Pobrecillo durante sus dos últimos años, califica a nuestro Bernardo
como “de singular paciencia”; de esa paciencia, fuente de la paz y regalo de la Lealtad
con mayúscula que canta el Salmo: la de Aquél que es fiel con quien a Él le es fiel (Sal
17, 26; cf. Vida; 1 Cel 102).
Otro crisol de la lealtad del hermano Bernardo se llamó “el hermano Elías”. Por el
testimonio de Salimbene (primordial fuente de la historia franciscana del siglo XIII)
sabemos que “su padre era de la diócesis de Bolonia; su madre, de Asís. Antes de ser
hermano, se llamaba Bombarone; fabricaba colchones y enseñaba a los niños de Asís a
leer el salterio. Al entrar, tomó el nombre de Elías”. Pero Tomás de Eccleston (otro de
fuente primordial) afirma que fue escritor y notario en Bolonia. Fue sin duda una de las
figuras más señaladas en la historia de franciscanismo primitivo. Venido al mundo para
líder, podría haber sido el gran continuador de Francisco en aquella gesta de la renova-
ción evangélica, llevando aquella bellísima primavera al verano de su opima madurez;
pero históricamente, en su conjunto, no lo fue. Hoy se está tratando de recuperar su fi-
gura en lo que tuvo de positivo para la evolución de la Orden. Esa recuperación me ale-
graría, y mucho, por él y por la verdad histórica. Yo lo doy aquí con algunos de los da-
tos de que dispongo. Estoy pintando el retrato del hermano Bernardo, y no puedo dejar
de poner en el cuadro, como figura de contraste, al hermano Elías, tal como lo vieron
estos “compañeros primitivos” de mi libro; es decir, que pinto con los colores que ten-
go en mi paleta. Pero también escribo fiado en historiadores serios, como Wadingo y
Holzapfel, Sabatier, Lemps...
~ 94 ~
Protagonista significa etimológicamente “el primer actor”, y llegó un tiempo en que
el primogénito del Pobrecillo vino a serlo, como cabeza y símbolo de los leales al ideal
primitivo franciscano, en oposición al hermano Elías cuando éste se desvió de él.
Y vaya por delante este apunte que da Wadingo: “Aunque el hermano Elías no ade-
cuó su vida a las normas de la Regla dada por Francisco, sin embargo llevó a cabo
grandes empresas, y estuvo dotado de tanta sabiduría, que se diría que la naturaleza le
había dado a luz para emprender grandes negocios, y en Italia no hubo otros como él;
por eso fue apreciado por los príncipes, que lo trataban con una gran confianza”. Y
siempre han de quedar a su favor, para su fidelidad franciscana, estas palabras de Santa
Clara en su segunda carta a Santa Inés de Praga: “Sigue los consejos de nuestro vene-
rable padre el hermano Elías, ministro general; antepón su consejo al de todos los de-
más, tenlo por más preciado que cualquier regalo”.
Entró en la Orden, como tantos, atraído por la personalidad irresistible de Francisco, y
sin duda con el deseo de ser como él. El Pobrecillo se fijó pronto en este hombre: “Aun-
que de diversa índole que San Francisco, sin embargo éste lo tuvo siempre en gran
estima, sobre todo –así lo parece– por su notable arte para gobernar, que era lo que le
faltaba al santo fundador”; y Celano ratifica ese aprecio diciendo que, en sus últimos
años, “lo eligió para sí como madre, y para los demás hermanos como padre” (1 Cel
98). Por su parte, Elías amó al Pobrecillo con sinceridad, y hasta con delicadeza y
entusiasmo; pero eso no le frenó para que, con sus dotes natas de organizador dinámico,
viera aquella humilde grey –prodigiosamente creciente– como un ejército que, bien
acaudillado y disciplinado, podría conquistar y cambiar la Iglesia y el mundo. Francisco
le nombró su Vicario General –hoy diríamos “su vice-ejecutivo con plenos poderes”–,
cargo que ejerció durante los últimos años de la vida del Pobrecillo, de 1221 a 1227;
posteriormente volvería a tener esta plena autoridad tormentosamente, de 1232 a 1239.
Ya en su primer mandato introdujo algunos cambios en la estructura de la Orden, que
alarmaron y dolieron a los más fieles y al mismo Pobrecillo; Elías los introdujo de
acuerdo con un grupo de ministros provinciales y del mismo Cardenal Protector de la
Orden, Hugolino. Pero la crisis de la Orden y los avatares de la historia le llevaron a una
situación tal, que en 1239 fue depuesto de su cargo supremo por el Capítulo General;
luego, en la lucha que enfrentaba al Papa con el emperador, se pasó al bando de Fede-
rico II, por lo que Gregorio IX le excomulgó, y más tarde, como no era hombre de es-
tarse mano sobre mano, Inocencio IV le volvió a excomulgar, hacia 1244. Elías se retiró
a su Cortona natal, donde construyó la hermosa iglesia de San Francisco con su adjunto
convento franciscano, y en esa iglesia yace sepultado todavía hoy. En 1253 se reconcilió
plenamente con la Iglesia, y, arrepentido, murió repitiendo muchas veces: “Señor, per-
dóname a mí, pecador” (Holzapfel).
Cambiando ahora los términos, digamos que ése fue el protagonista al que tuvo que
oponerse, como antagonista, nuestro hermano Bernardo. Afirma el P. Gemelli: “Las
Florecillas personifican las dos tendencias de la Orden en el hermano Bernardo y el
hermano Elías: una defendía la pobreza absoluta, la vida contemplativa y el apostolado
sencillo; la otra afirmaba el valor de la pobreza mitigada, de la expansión grandiosa,
de la excelencia intelectual –además de espiritual– de la Orden”. El grupo de los más
fieles al Pobrecillo –y Bernardo el primero– llegó a declararse en su abierta oposición.
~ 95 ~
Pero el enfrentamiento del hermano Bernardo fue de su cuño personal, sin mimetismo
grupal. También otros se distinguieron por sus actuaciones muy personales; por ejem-
plo, San Antonio de Padua –entonces ministro provincial de Romagna–, que se opuso al
hermano Elías frontalmente en el Capítulo que lo depuso, y acompañó al nuevo padre
general, el hermano Juan Parente, a entrevistarse con el Papa, del que consiguieron la
primera declaración pontificia sobre la Regla –Quo elongati–, para arreglo de los graves
conflictos de la Orden; y el hermano León, bautizado por el Pobrecillo como “Ovejuela
de Dios”, al que luego veremos actuando contra el hermano Elías con una furia propia
de su primer nombre.
En la breve sinopsis biográfica que he dado sobre el hermano Elías, he dejado para
aquí lo que podemos llamar “su vida personal”, “nada en conformidad con el hermano
menor” (Holzapfel). Se decía que con las copiosas limosnas que recogía de todas las re-
giones, y con el achaque de que lo necesitaba para gestionar debidamente sus asuntos,
se aplicaba muchos de esos dineros, llevaba en su habitación una vida suntuosa, mante-
nía criados a su servicio, y se hizo con un soberbio caballo, cuando la Regla prohibía
hasta montar en él. En suma, un lujo de vida que encrespaba a los leales. Nuestro her-
mano Bernardo, personalmente, no tenía nada contra él; al contrario, en el final de la vi-
da de Francisco, ya ciego, cuando éste quiso bendecir a su primogénito, él declinó gen-
tilmente la mano derecha del Santo, para que la preferencia cayera sobre el hermano
Elías (Vida; cf. 1 Cel 108; Flor 6). Pero ahora los tiempos eran otros y muy distintos, y
el hermano Elías también. Nuestro hermano Bernardo no perdía ocasión para desapro-
barlo, para enrostrarle su conducta. Pero lo hacía franciscanamente, con acero y con do-
naire. ¿Que se topaba con Elías a caballo de su palafrén alto, elegante, lustroso? El
hermano Bernardo silbaba o soplaba hacia él y le decía irónicamente:
Bien cuidas a tu caballo. ¡Qué orondo y reluciente va!
Y, repitiéndolo, le propinaba al soberbio animal unas palmadas en el anca, y, como si
fuera su mozo de mulas, le ponía sobre la grupa su pobrecillo manto.
¿Que coincidía en el convento cuando el hermano Elías se daba en su habitación un
banquete espléndido, mientras los hermanos comían pobrecillamente en el refectorio?
Pues nuestro hermano Bernardo se levantaba de la mesa, tomaba en una mano su pe-
dazo de pan y en la otra su plato de lo que hubiera, se dirigía a la celda del hermano
Elías, llamaba a la puerta, entraba, y se sentaba sin más a la mesa con él, diciéndole:
También yo quiero comer contigo de los dones del gran Dios, que Él regala a los
pobres.
Estas bromas, y otras más por el estilo, le sabían al hermano Elías a ajenjo, pero lo di-
simulaba, y hasta se sonreía, por no atraerse más la enemistad de los frailes, que reve-
renciaban a Bernardo por su seria bondad, y no olvidaban que el Pobrecillo les había
recomendado que lo amaran como a él mismo.
~ 96 ~
De este cuño fue la protesta del hermano Bernardo. Un estilo de censurar al modo de
su maestro, el alegre e irónico Pobrecillo. Ejercicio de la fidelidad radical franciscana,
en el espíritu y en las maneras. Salimbene nos ha dejado este retrato suyo: “Vi también
al primero, a saber, al hermano Bernardo de Quintaval, con quien viví en el convento
de Siena durante todo un invierno. Y fue para mí un amigo íntimo. Y a mí y a los demás
jóvenes nos narraba las muchas y grandes obras de Francisco; y tantas cosas buenas
que escuché y aprendí de él”.
Volando en Dios como una golondrina
Cuando el notable y honrado caballero Bernardo de Quintaval siguió a Francisco en
su locura evangélica, aquella mañana primaveral de 1208, no lo hizo simplemente por
ser evangélicamente pobre como él: fue porque, vigilando a Francisco con disimulo y
nocturnidad, había encontrado también él el verdadero tesoro: ¡Dios! Le envidió aquella
su alegría vital de orante enamorado, para quien Dios lo era todo. Y de inmediato lo
entregó todo –y a sí mismo– por poseerla.
¡Cuántas veces recordaría aquella noche, que le encendió la nueva luz! El Señor le
concedió esa gracia, mas no fue como en el toma y daca de un negocio humano; su
biógrafo anota: “Luego de muchas tentaciones y trabajos de su vida activa, el Señor le
llevó al sosiego de la contemplación, en el que estuvo casi durante quince años”. Pero
eso fueron los últimos tres lustros de su larga existencia. Antes, necesitó de un largo y
paciente aprendizaje. Otro modo de su fidelidad radical.
La fórmula de “oración-contemplación” es, en sí, sencilla, y nuestro hermano Bernar-
do la conoció bien: suprimir cuanto estorba, orar y dedicarle a la oración muchas horas;
o dicho en otra forma: quitar de la vida todo lo que no es Dios y dedicarle a Dios toda la
vida. Claro que estas fórmulas, tan simples en su expresión, en la práctica resultan com-
plejas y más que difíciles, a no ser que uno cuente para todo con Dios y acierte a apli-
carlas con simplicidad evangélica radical. Porque esto es lo primero que aquí hay que
entender: que aquí todo es Gracia y don de sí mismo a esa Gracia –que, a su vez, es
también Gracia–. ¿Que esto suena a divino galimatías? Pero es que al Misterio se llega
sólo desde el misterio... y desde la purificación interior: Dichosos los limpios de cora-
zón, porque ellos verán a Dios (Mt 5, 8). Sólo ellos.
El hermano Bernardo tuvo desde un principio esa limpidez de alma, y bien podemos
apodarle “el bien pensado”, “el de los ojos del limpio amor”. Veía a uno peor vestido
que él, y se reprochaba:
Hermano Bernardo, éste guarda la pobreza mejor que tú.
Veía a otro bien vestido y se decía:
Quizá éste, bajo esas galas, lleva un cilicio penitencial, y combate la vanagloria me-
jor que tú, hermano Bernardo.
~ 97 ~
Y así, de todos pensaba bien, mantenía su mirada impoluta de toda mala intención o
mal juicio, y de todos y de todo se servía para elevarse al Creador. El hermano Bernardo
se conformaba a esa norma como otra forma de su peculiar sabiduría franciscana inclu-
so cuando hacía penitencia. Probaba de todo lo que ponían a la mesa –dentro o fuera del
convento–, diciendo:
No es perfecta la abstinencia de las cosas que no se prueban, sino la de moderarse en
las que a uno le saben sabrosas.
Sus ojos simples y límpidos fueron conociendo tanto a Dios, que hasta algunos nota-
bles clérigos le consultaban sus problemas, por la claridad de sus criterios; con su típica
hipérbole dicen de él las Florecillas: “Volaba con su entendimiento hasta la luz de la
sabiduría divina, como el águila –San Juan Evangelista–, y explicaba con gran profun-
didad la Sagrada Escritura”.
Pero no es el águila su imagen más acertada. La mejor definición la dio el hermano
Gil cuando afirmó que este hermano Bernardo “se sustentaba como las golondrinas”.
El agudo hermano Gil lo decía porque, así como la golondrina vive de lo que caza al
vuelo, el hermano Bernardo se nutría espiritualmente yéndose por las sendas y cimas de
los montes. Para eso le había dado el padre Pobrecillo, en su bendición final, el privi-
legio de los pájaros: “Y ningún hermano tenga potestad sobre ti, sino que vayas libre-
mente donde quieras ir, y mores libremente donde quieras estar”. Se pasaba a veces
veinte o treinta días discurriendo por las crestas y picos de las montañas.
Pero tales aficiones de alpinista no le estorbaban la quietud de su contemplación, sino
que se la cultivaban y dilataban. En estas alturas del paisaje, ejercitaba él las ascensio-
nes del espíritu, de las que no bajaba ni cuando discurría a campo llano o se encerraba
en su retiro conventual. Conoció, y frecuentemente, el éxtasis. Asistía una vez a la cele-
bración eucarística, al punto del amanecer. Al alzar el celebrante el Cuerpo del Señor, el
hermano Bernardo clavó en Él los ojos con tal devoción y amor, tan cautivado, que que-
dó así –prendido y prendado–, todo absorto, inmoble e insensible, desde esa hora maña-
nera hasta bien entrada la tarde. Vuelto en sí, se sintió con un gozo tan incontenible que
se lanzó por los pasillos del convento exclamando:
¡Hermanos, hermanos, hermanos! Nada hay comparable, en nobleza y excelencia, a
este trueque: ni que lleváramos un saco lleno de estiércol y nos dieran por él un palacio
colmado de oro, sirve de parangón a nuestro empeño por merecer este bien tan excelso
(Vida; Flor 48).
Con esas expresiones de su dichosa ebriedad canonizaba todos los años de su perseve-
rante fidelidad a la oración. Y veía realizada en él –originalmente, como a la inversa– la
parábola del tesoro escondido: en ella se encuentra primero el tesoro, y luego, por él, se
desprende uno de todas sus riquezas (Mt 13, 44); Bernardo había empezado dándolo to-
do por Cristo, y ahora Él se lo premiaba con el hallazgo de su tesoro espiritual inefable.
Pero ni en esta etapa de alta contemplación le faltó el crisol de la prueba. Ahora con-
sistía en la privación, a intervalos, de la presencia sensible del Señor: la sufría como una
~ 98 ~
falta de respiración, como una agonía. Una de esas penosas carencias le duró ocho días.
Los vivió en pura angustia. Se retiró a la soledad y oraba ardientemente al Único que se
la podía remediar. Y he aquí que, de repente, vio en el aire una mano sobre un violín. Y
la mano rasgó el violín de arriba abajo. Tanta dulzura le metió en el alma, que, si hu-
biera seguido otro rasgueo de abajo a arriba, habría muerto de placer (Vida).
En su libro sobre San Francisco dice Niko Kazantzakis186
que “el violín es la lengua
de los ángeles”. Pues ¡qué sería un ángel –o Dios mismo– tocando aquel violín! Divina-
mente inefable. Los místicos acuden a expresiones imposibles: “Tuve una visión, o lo
que fuera”. Ese toque del violín celestial me recuerda las palabras con las que Ángeles
Sorazu187
–de quien es también la frase anterior– trata de explicar “dos toques sustan-
ciales”: “noticias sabrosas, reproductivas de divinos misterios... Sabrosa comunicación
inefable, que no puede expresarse en humano lenguaje. Dura brevísimo momento; que-
da el alma por varios días en una especie de elevación o estupefacción... Corrientes di-
vinas, heridas de amor... Etc.”.
En esa paz, en esas pruebas, en esos gozos, fue acercándose a la muerte. Le visitó el
hermano Gil, y le alegró con el saludo antes citado:
¡Arriba los corazones, hermano Bernardo!
Y éste, igual de contento, le completó:
¡Lo tenemos levantado hacia el Señor!
Le placía mucho el agua de rosas, que además le venía bien para sus males. Y renun-
ció a ese alivio perfumado, acordándose del Señor Jesús en la cruz. Hizo más: despren-
diéndose hasta de sí mismo, le dijo al médico:
Dejo mi cuerpo en tus manos, para que hagas de él lo que quieras: si me dices que
coma, comeré; si no, no.
A la noticia de su próximo fin, muchos, como el hermano Gil, vinieron aun de con-
ventos lejanos, a visitarle y acompañarle en esa hora, pues le apreciaban y veneraban
186
Nikos Kazanttakis nació en la isla de Creta en 1883. tuvo una vida azarosa; se licenció en Derecho,
fue monje en el monasterio de Athos, ministro de su país, revolucionario, director de un departamento de
la Unesco y un gran escritor. Fue uno de los más grandes novelistas griegos contemporáneos y sin duda,
el más famoso internacionalmente. Sus obras han sido llevadas al cine, medio en el que han logrado un
notable éxito, como la inolvidable Zorba el griego y la polémica La última tentación de Cristo.
Lo último que escribió antes de su muerte fue El pobre de Asís, recreando la vida de San Francisco a
través del relato del hermano León, frailes cercanísimo compañero suyo. Gracias a él asistimos al pere-
grinaje de San Francisco, de monasterio en monasterio, de aldea en aldea, de desierto en desierto, en
busca de Dios. Francisco libra una terrible batalla entre la santidad y la humanidad, de la que saldrá vic-
torioso gracias al espíritu, gracias al amor.
187
Religiosa concepcionista y escritora mística española (1873-1921).
~ 99 ~
como una reliquia del Fundador. Él se lo agradecía. Les invitó a comer algo con él, di-
ciéndoles:
Os suplico que celebréis todos conmigo mi última Pascua.
Luego, como testamento de su fidelidad radical, quiso dirigirles unos avisos:
Hermanos muy amados: no os diré muchas palabras. Pero quiero recordaros que vo-
sotros estáis viviendo la misma vida que he vivido yo, y que un día os hallaréis tal como
yo me encuentro ahora. Y os participo lo que siento: que no querría, ni por mil mundos
como éste, haber dejado de servir a nuestro Señor Jesucristo y a vosotros. Os suplico,
hermanos míos muy queridos, que os améis los unos a los otros.
Bajó de la cama, se tendió en el suelo, y se confesó:
Me acuso de todo lo que he ofendido a mi Señor Jesucristo: porque no he sido un ver-
dadero hermano menor sino en mis tentaciones y pruebas, en las cuales el Señor ha
sido siempre mi seguridad; y sólo en esta otra cosa reconozco lo que he sido: en que,
cuando uno me ofendía, después de la ofensa le amaba más que antes. Rogad por mí, y
amaos como yo os he amado.
Y volvió a tenderse en el lecho. Emocionaba a todos su humildad, su serenidad. Su
rostro se fue iluminando de gozo. Y se cumplió la profecía de su padre Pobrecillo: que
moriría en paz. En una envidiable paz. Y así quedó su cadáver, por el testimonio de
quienes lo vieron: “Parecía un santo que sonreía”.
Su cuerpo fue sepultado en la basílica de San Francisco, inseparable de aquel a quien
había sido radicalmente fiel. Su alma voló como una golondrina, perdiéndose gozosa-
mente en la perenne aurora boreal del Paraíso. Su memoria permanece. Permanece –por
decirlo con palabras de hoy– como una “referencia” extrema de que un cristiano puede
vivir evangélicamente su opción fundamental, liberado y a tope.
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ÍNDICE
A modo de prólogo
Ibn Said al-Maghribi se fue de Al-Ándalus para no regresar ………. pág. 3
Reino de Castilla
Reconquistas hacia el sur y otros asuntos …………………………… pág. 6
Reino de Aragón
Sucesión de asuntos o noticias ……………………………………… pág. 13
Condado de Foix (reino de Francia)
Murió el conde Roger Bernardo II ………………………………….. pág. 16
Barcelona (Corona de Aragón)
Murió el obispo de Barcelona Berenguer de Palou ………………… pág. 17
Alcudia de Veo y Benifaraig (reino de Valencia)
Donaciones y repartos ………………………………………………. pág. 20
Vordingborg, costa sur de Selandia (reino de Dinamarca)
Óbito del rey Valdemar II …………………………………………... pág. 21
Liegnitz (Silesia)
Destacada batalla en Silesia venciendo los mongoles ……………... pág. 24
Río Sajo – Valle de Mohi (reino de Hungría)
Batalla de Mohi o del río Sajo ……………………………………… pág. 29
Roma
Muerte del Papa Gregorio IX y cónclave del que sale como nuevo
Papa Celestino IV con un pontificado que dura 17 días ……………. pág. 38
Tarnovo (Imperio de Bulgaria)
Murió el zar Iván Asen II …………………………………………… pág. 43
Reino de Valencia
Lugares varios ………………………………………………………. pág. 48
Reykholt (Mancomunidad Islandesa)
Asesinado Snorri Sturluson …………………………………………. pág. 49
Reino de Francia
Se registra la muerte de Blondel de Nesle …………………………. pág. 52
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Juzgado de Arborea (Isla de Cerdeña)
Murió Pedro II de Arborea ………………………………………….. pág. 55
Taifa de Murcia o Mursiya
Abenhudiel y su afán de independencia ……………………………. pág. 57
Foggia (Italia)
Murió en parto complicado Isabel de Inglaterra, consorte de Federico
II Hohenstaufen ……………………………………………………… pág. 59
Imperio Mongol
Murió el gran kan Ogodei …………………………………………… pág. 63
Asís (Italia)
Murió Bernardo de Quintavalle …………………………………….. pág. 65
Epílogo I
Aproximación de una huelga estudiantil y acercamiento a la
Universidad medieval ……………………………………………….. pág. 67
Epílogo II
Cónclave de 1241 ……………………………………………………. pág. 73
Epílogo III
La Ruta de la Seda …………………………………………………… pág. 76
Epílogo IV
Bernardo de Quintavalle, compañero de San Francisco …………….. pág. 80
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