Educación Ambiental
Educación Ambiental y Desastres Naturales
Año 8 / Edición Nº 12 / Junio 2010
Auspician:Organiza: Patrocinan:
Ven y participa
Directora ResponsablePaula Alvear C. (CONAMA)
Editor GeneralJaime Ugalde B. (CONAMA)
Comité EditorialRoberto González (CONAMA)Octavio Gajardo (MiNedUC)Sandra Poblete (CONAF)Andrea Fuentealba (dGA)Jaime Méndez (Bosque Santiago)
CoordinaciónAngélica Sáez estay
Diseño y diagramacióndepartamento de Arte La Nación S.A.
Ilustración portadaPilar Naturali C.
Revista Educación Ambiental, es una publicación del Sistema Nacional de Certificación de Establecimientos Educacionales (SNCAE), programa que desarrolla la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), en conjunto con la Corporación Nacional Forestal (CONAF), el Ministerio de Educación, la Dirección General de Aguas (DGA), Bosque Santiago, y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)
Editorial
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Prevención de desastres naturales
Voz de los actores
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ÍndiceREVISTA EDUCACIÓN AMBIENTALAño 8 / Edición Nº 12 / Junio 2010
Futuro Resplandor
El día en que Kay Kayy Txeg Txeg volvieron a enemistarse
La Experiencia de dos Escuelas certificadas
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Columna de OpiniónLecciones del Terremoto
Econotas
Educación Ambiental e incendios forestales
Puerto Octay: Unejemplo de cómo enfrentar las emergencias
Editorial
El Papel de la Educación Ambiental ante losDesastres NaturalesMaría Ignacia Benítez / Ministra del Medio Ambiente
El terremoto del 27 de febrero pasado volvió a recordarnos la vulnerabilidad de nuestro territorio. Vivimos en perma-nente alerta por los movimientos telúricos, inundaciones,
crecidas del mar, sequías y erupciones volcánicas, entre otras manifestaciones físicas y naturales, y cada vez que un fenómeno de este tipo ocurre, deja tras de sí pérdida de vidas humanas, daños materiales e interrupción de la economía.
La historia nos enseña que cada vez que algo así ocurre, Chile se levanta, su población supera el dolor, entierra sus difuntos, reconstruye sus viviendas, pone en marcha nuevamente las fábricas, cicatrizan las heridas y volvemos a empezar.
Es un hecho que estos desastres de la naturaleza nos acompa-ñarán por siempre y que debemos estar alertas, máxime si existe un nuevo elemento que debemos considerar: los efectos que el Cambio Climático está provocando y provocará en la geografía de nuestro territorio. El deshielo de glaciares, el aumento de las temperaturas en la zona central y la mayor pluviometría que se espera para la zona sur, son elementos que deberemos tomar en cuenta a la hora de planificar el crecimiento de las ciudades, el desarrollo de obras de infraestructura o la instalación de actividades industriales.
Nuestro país debe planificar con el factor riesgo, es decir, prever la toma de decisiones ante la incertidumbre. Y en este proceso se deben conjugar tres elementos, la búsqueda de una mejor calidad de vida, la seguridad frente a un posible fenómeno y el menor impacto del medio ambiente. Desde esta perspectiva, la planificación no debe ser entonces sólo una decisión de inge-niería, sino un proceso que involucre facetas históricas, culturales, geográficas, económicas y sobre todo educacionales.
Porque los desastres naturales no pueden adjudicarse sólo a la mano de la naturaleza, sino también a la imprevisión humana de instalar sus poblados y actividades en áreas potencialmente riesgosas, o en el impacto que provoca la acción del hombre sobre ecosistemas frágiles. Entonces, en este sentido, el papel que cumple la educación ambiental en la prevención de riesgos es estratégico.
La educación ambiental juega varios roles. Por un lado los educadores deben contribuir a sensibilizar a la población respecto del peligro que significa habitar áreas de riesgo, y por otra, aprehender en conjunto sistemas y acciones de prevención. Porque es más vulnerable una comunidad que ignora o desafía el entorno en el que vive, que una conciente de los peligros que la acechan.
Asimismo la educación ambiental fomenta y fortalece los vínculos entre los vecinos, relaciones que juegan un papel esencial cuando se deben enfrentar situaciones de crisis. La organización de la comunidad y la relación que esta misma establece con las instituciones del Estado, la identificación de liderazgos claros y la definición previa de roles pueden salvar muchas vidas y aminorar ostensiblemente los daños.
El diseño de la nueva institucionalidad ambiental del país releva la Educación Ambiental como un elemento de vital importancia en el camino hacia la sustentabilidad. En este marco, el Ministerio de Medio Ambiente acelerará la implementación de programas que busquen fortalecer la educación ambiental, profundizando programas como el Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales y políticas que estimulen a las universidades a incorporar en su gestión educativa el concepto de “campus sustentables”. Pero también, daremos un impulso en la educación no formal, propiciando un mayor involucramiento de la ciudadanía en la conservación, preservación y cuidado del medio ambiente. En ambos campos, la prevención de desastres naturales debe ocupar un sitial preferente.
En la contingencia actual, debemos aprender de lo vivido. El terremoto nos obligará a diseñar nuevas políticas públicas para enfrentar el riesgo de vivir en zonas de peligro, pero también nos debe enseñar que existe una forma distinta de relacionarse con el medio ambiente. Y en este proceso, la educación ambiental es un peón clave en el damero, ya que nos enseña que el impacto de un desastre natural se puede ver aminorado sustancialmen-te, si conocemos el lugar dónde vivimos y si mantenemos una relación de convivencia armónica con el entorno.
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“Hace unos 20 años, el río y los cerros
cercanos estaban cubiertos de árboles
–cuenta la Presidenta de la Unión Co-
munal de Juntas de Vecinos de Doñihue,
Jeannette Céspedes, organismo que está a
cargo de la iniciativa–, pero hoy ya queda
poco. La gente corta la vegetación para
usarla como leña, y el cambio climático
también se nota. Hace mucho más calor
y hay menos agua. Entonces, queremos
aprovechar el sol no solo para achicha-
rrarnos, sino para convertirlo en energía
para beneficio de la familia y así a la vez,
proteger la biodiversidad”.
La iniciativa cuenta con el apoyo
técnico del Programa Bosque Modelo
de Cachapoal (BMC), organismo que
precisamente ha diagnosticado que el
uso de la leña es uno de los problemas
ambientales más extendidos en la zona,
y que está interesado en desarrollar
un modelo de manejo sustentable de
los recursos naturales presentes en la
cuenca del Río Cachapoal.
“Construiremos cocinas, hornos,
deshidratadores de fruta, colectores
solares, un biodigestor para proveer
de gas a una casa y la instalación de
paneles fotovoltaicos para el bombeo de
aguas de pozo para riego en pequeñas
propiedades agrícolas. La idea es que la
gente aprenda a construirlos, vea cómo
funcionan, y luego pueda fabricarlos por su
cuenta”, explica la profesional de Bosque
Modelo Rebeca Montenegro.
volteador elaborado con uva blanca.
Sin embargo, hay gente que desea
agregarle otra característica identi-
ficatoria a esta ciudad: que Doñihue
sea reconocido como un pueblo que
se mueve con la energía del sol.
Gracias al Fondo de Protección
Ambiental (FPA) de Conama, un grupo
de habitantes de la localidad trabaja
en la construcción e implementación
de una serie de artefactos solares de
uso domiciliario, con la intención de
extenderlos al resto de la comunidad.
Pero la intención va más allá, pues la
multiplicación de la energía solar permitirá
a su vez, reemplazar el uso de la leña
como combustible tradicional y evitar, al
unísono, la contaminación del aire.
Cuentan que las seis monjas
ecuatorianas que vivían en
Doñihue, se marcharon del
pueblo tras el terremoto del pasado
27 de febrero, con la esperanza de
regresar algún día. Mientras tanto, la
feligresía tuvo que ver con dolor como
las calles de la localidad se convirtieron
en un cerro de adobes, tejas rotas y
escombros. De los 17 mil habitantes
que tiene esta comuna de la Región
de O”Higgins, unos seis mil están
damnificados y cerca de 1500 casas
tuvieron que ser demolidas.
Ubicada a escasos 30 kilómetros
de Rancagua, la localidad es famosa
por los chamantos, el aguardiente y el
chacolí, un brebaje joven, semidulce y
Jaime Ugalde B. / Periodista de Conama
Vecinos de la localidad de Doñihue, seriamente afectada por el terremoto, miran el futuro con un rayo de luz solar y pretenden que el pueblo no sólo sea conocido por los chamantos, sino también por el uso de energías alternativas.
Proyecto FPA financiado por Conama
Futuro Resplandor
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Voz de los Actores
El proyecto –que se
desarrolla por segundo
año consecutivo- ha
generado alto impacto
en la comunidad. “Te-
nemos una extensa
lista de gente intere-
sada en participar del
proyecto y contar con
sus artefactos”, cuenta
Jeannette. Sin embar-
go, como se trata de
una experiencia que
debe replicarse en el
tiempo, los beneficia-
rios de los productos
deben cumplir requi-
sitos como asistencia
a las actividades de
capacitación, demos-
trar compromiso am-
biental, tener disposición para recibir en su hogar a los
vecinos que estén interesados en conocer el funcionamiento
de los artefactos e “irradiar lo aprendido”, y por supuesto
comprometerse a reemplazar el uso de la leña como com-
bustible.
El Jardín Infantil Chamantito ha sido uno de los bene-
ficiarios y hoy utilizan hornos solares para sensibilizar a los
niños y niñas, y para cocinar algunos alimentos. Su directora,
Marianela Soto cuenta que junto con los niños cocinan ga-
lletas, alfajores y que incluso han elaborado mermeladas,
“y todo este trabajo se puede hacer con mucha seguridad,
sin temor que los párvulos se quemen”.
“En el caso de los deshidratadores, nosotros tenemos
muchos insumos, porque después de la cosecha de las frutas,
queda mucho desecho que se regala y la gente prepara sus
huesillos, entonces hay muchos interesados en contar con
estos artefactos. Además, es mucho más higiénico y más
rápido preparar la fruta o las verduras, incluso se puede
hacer charqui”, asegura Jeannette Céspedes.
Muchos son los beneficios que entrega la energía solar.
Sin embargo, el terremoto les permitió ver otras ventajas en
comparación con la energía tradicional. “En un sismo grande
se corta la luz, no hay gas y no se puede cocinar, se rompe
la matriz del agua potable y nos quedamos desconectados.
Nada de eso pasa con la energía solar, podemos subsistir
si tenemos energías alternativas. Por ejemplo, hay mucha
gente que se quedó sin agua después del terremoto, pero
si tenemos paneles fotovoltaicos conectados a un pozo y
podemos extraer agua, el problema ya no existe. Con una
persona que tenga agua en la comunidad, ya la cosa es
distinta”, asegura Rebeca Montenegro.
Y Jeannette agrega otro punto. “A causa del terremoto
muchas cocinas quedaron inutilizadas. La gente preparaba
algo y cuando venía la replica, arrancaba. Entonces hay allí
un problema de seguridad. En cambio, una cocina solar se
puede instalar a la intemperie y no hay que estar pendiente
de ella. Es más, la energía solar siempre está disponible y
no se genera el stress por acumular cilindros de gas, como
ocurrió después del terremoto y tampoco suben los precios.
Es una energía limpia y libre.”
Aunque el sismo afectó el inicio de las actividades de
capacitación y ha encarecido los precios de los insumos
para elaborar los artefactos, la gente de Doñihue sabe que
el sol les está esperando.
Igual como la feligresía espera el regreso de las religiosas
que probablemente nunca retornarán. Igual como esperan
la reconstrucción de la Iglesia de la Merced, el principal
templo católico del pueblo, una iglesia que curiosamente
había sido levantada tras el terremoto de Valparaíso en
1906, sismo aquél que derribo la construcción originaria y
alrededor de la cual fue creciendo la ciudad.
La gente de Doñihue sabe que el sol y las esperanzas
estarán siempre acompañándoles, y que en la mezcla de
ambas se encuentra parte de su futuro.
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El 11 de diciembre de 2009, la
comunidad de los colegios de La
Pesca, Iloca y Duao, en la Región
del Maule, estaba contenta. Junto a
otros 30 establecimientos de la Región,
recibieron de CONAMA las banderas que
los acreditaban como escuelas certificadas
ambientalmente. Sin embargo, el terremoto
y tsunami del 27 de febrero que arrasó con
los tres balnearios, se llevó también parte
de ese sueño.
Víctor Díaz, el pequeño que se hizo
famoso por pedir “zafradas” después del
desastre, estudiaba precisamente en la
escuela René León Echaiz de Iloca y junto
a sus compañeros estaba ya dando pasos
para proteger el medio ambiente de su
localidad. En más de una ocasión habían
Los Exploradores Ambientales de Iloca Pese al desastre que afectó al balneario de la Región del Maule, la comunidad escolar cree que ésta es una oportunidad para impulsar la educación ambiental.
limpiado la playa de los residuos que dejaban
los visitantes o de la propia basura que trae
el mar, o bien, participado de caminatas
ecológicas. Incluso algunos alumnos de
la Escuela La Pesca habían viajado hasta
La Pintana, en Santiago, para conocer la
experiencia municipal en la elaboración
de compost y lombricultura.
Hoy deben partir de cero. Luego del
terremoto las tres escuelas fueron fusio-
nadas en una, bajo el alero del colegio
modular que fue construido por privados
en el camino que une a Iloca con Duao.
Allá llegan todas las mañanas los 152 niños
y niñas, que son transportados por un bus
municipal. La escuela no tiene nombre ni
tampoco áreas verdes, y ese es uno de los
primeros desafíos que se han planteado
los docentes. Así lo explica la Directora del
colegio Rosa Farias para quien, pese a que
el terreno donde se instala el establecimien-
to es arrendado y no se puede modificar
en profundidad, “queremos hacerlo más
verde, por que ahora se ve muy opaco con
el ripio que tenemos”.
Antes del sismo, la profesora Farias
era la directora de la Escuela de la Pesca,
establecimiento que lideraba la certifi-
cación ambiental en la zona. “Nuestra
preocupación por el tema nació luego
de la contaminación del Rio Mataquito
–curso fluvial que desemboca en Iloca– y
la mortandad de peces ocurrida hace unos
años. Desde allí empezamos a trabajar
con mayor profundidad con los niños los
temas de flora y fauna, y posteriormente
Jaime Ugalde B. / Periodista de Conama
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Voz de los Actores
iniciamos la labor de construir huertas escolares en los espacios
más mínimos que había en la escuela. Luego implementamos el
taller de Pequeños Exploradores del Medioambiente, oportunidad
donde los niños y niñas trabajaron temas de reciclaje, confección
de papeleros con material en desuso, hicimos limpieza de la playa
y caminatas ecológicas”.
“Para este año –prosigue la Directora-, teníamos programado
implementar un proyecto de minimización de residuos sólidos en el
colegio, que formaba parte de un proyecto de la municipalidad de
Licantén, donde ya teníamos instaladas composteras para preparar
abono a partir de los residuos del propio colegio. Pero además,
queríamos empezar los cultivos hidropónicos en el invernadero
que estaba recién construido”
Hoy el colegio modular está funcionando a plenitud. Las aulas
acogen a niños y niñas entre kinder y sexto básico, cuentan con
sala de internet, comedor y cocina, servicios higiénicos, sala de
profesores y oficina para la Dirección. Afuera hay juegos, una
cancha de fútbol y el suficiente espacio para que los chicos se
olviden del drama sufrido.
Pese a que las preocupaciones de las profesoras y docentes
del colegio van por apoyar en la recuperación emocional y peda-
gógica de los alumnos, no se han olvidado del sueño verde. “Una
vez instalados en la nueva escuela, una de nuestras prioridades
ha sido cómo trasladar uno de los tres invernaderos que se salvó,
y cómo convertir este lugar en un espacio más acogedor para los
niños”, cuenta la Directora.
La jornada escolar en la escuela está retomando lentamente la
normalidad y eso se refleja en las jugarretas de los niños y niñas.
“El primer impacto fue sentir en los alumnos esa alegría inmensa
por estar vivos, estaban felices por haber sobrevivido junto a sus
familias. Sin embargo, con más calma nos damos cuenta que en el
fondo tienen mucho temor, miedo de no tener casas, y el colegio
nuevo les da mayor seguridad”, narra la Directora. Incluso para los
casos más graves tuvieron el apoyo de sicólogos y siquiatras.
“Creo que el tema ambiental irá fluyendo de a poco, pues
pienso que este proceso va a ser más lento que el anterior, será
más dificultoso por la situación que acabamos de vivir, pero es
una oportunidad para partir de nuevo. Y me gustaría reutilizar los
residuos que generamos en el colegio..., aunque las composteras
se las llevó el mar”, cuenta esta profesora que lleva 23 años como
docente en la zona.
“Lo que sí ya tenemos claro es que este desastre es también
una oportunidad para la educación ambiental, para aprender
con los alumnos que el paisaje ha cambiado, que hay partes de
la tierra que se hundieron o que la playa está llena de escombros
y que la educación es fundamental para prevenir desastres como
el que nos afectó”, reflexiona Carla Jiménez, profesora que estuvo
a cargo de los talleres ambientales de la Escuela La Pesca y que
ahora no quiere olvidar lo ocurrido, pero si retomar sus sueños
de la educación ambiental.
Afuera el recreo llega a su fin. El “zafrada” es uno de los últimos
en dejar la polvorienta cancha de fútbol para ingresar a la sala. Sus
compañeros se despiden de un caballo que pasta en el predio vecino.
Más allá se ve el mar con su oleaje blanco y en la playa, el humo
negro de los escombros quemándose. La Pesca, Iloca y Duao no serán
lo mismo, tampoco sus habitantes, ni sus pequeños exploradores
ambientales para quienes la tarea recién comienza.
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El fuerte sismo que afectó Chile el pasado 27 de febrero no sólo nos trajo desastre, sino también
grandes lecciones. Las lecciones para Chile ya han sido analizadas por varios autores nacionales, sin embargo creo que es bueno conocer un nuevo punto de vista con la experiencia vivida en mi país de origen, Japón.
Como deben saber, al igual que Chile, Japón también es un país sísmico. En cada casa existe una mochila preparada que contiene comida, botellas de agua, linternas, botiquín, entre otras cosas. Cuando hay alguna emergencia, salimos de nuestras casas con esta mochila y hemos sido entrenados desde pequeños para evacuar hacia los lugares dispuestos para ello. Sin embargo, el año 1995 nos dimos cuenta que esto no era suficiente.
Ese año un fuerte terremoto de magni-tud 7,7 grados Richter azotó la parte oeste de Japón, alrededor de la ciudad de Kobe, la 5 ª ciudad más poblada de mi país. El sismo, que en japonés denominamos El Gran Terremoto de “Hanshin-Awaji dai shinsai” nos enseñó muchas cosas… La más notable de las lecciones tiene que ver con la forma de relacionarnos con nuestros vecinos frente a una tragedia. Antes del terremoto, nos limitábamos a evacuar nuestras casas. Sin embargo, después de esta terrible experiencia cambió nuestra forma de actuar desde una evacuación hacia la colaboración dentro del barrio.
¿Cuáles son las razones para este cambio? Pensemos lo que pasó con la gente que quedó atrapada dentro de edificios colapsados? El gráfico muestra
Lecciones del Terremoto:del individualismo a la solidaridad comunitariaEl trabajo en equipo de vecinos que comparten un mismo barrio no sólo es una metodología válida en casos de emergencia, sino un instrumento primordial a la hora de salvar vidas humanas y aminorar los efectos de una catástrofe.
que la mayoría de personas (98%) habían salido antes de la llegada de bomberos y la defensa civil, equipo profesional encargado de los rescates.
Otros
32%
28%
2%2%
1%
35%
Por esfuerzode uno mismo
Por ayuda de familia
Por vecinos y amigos
Por personas pasando
Por equipos de rescate
daños por el sismo, se llegó a un 96.1% de cobertura.
A primera vista, parece distinto hablar sobre desastres naturales y el cuidado del medio ambiente. Sin embargo, si tomamos en cuenta las metodologías de trabajo, estos temas tienen varios aspectos en común.
En el Proyecto Desarrollo de un Modelo de Educación Ambiental para Fortalecer las Capacidades Locales (PRODEEM) también se trabaja con grupos de voluntariados comunitarios de la Provincia de Colchagua en la Región de O´Higgins, que se unieron por un objetivo común: avanzar hacia el desarrollo sustentable.
En este marco, la prevención de desas-tres es fundamental. Con esta mirada todavía podemos contribuir más a la reducción de los efectos de desastres naturales como el que afectó a Chile recientemente.
Finalmente quisiera compartir una página donde pueden encontrar las “Lecciones del Gran Terremoto Hanshin-Awaji” donde podemos aprender y replicar algunas experiencias en Chile.
http://www.dri.ne.jp/kensyu/pdf/jica_sp.pdf
Esto tiene una lectura clara: la solidari-dad y el trabajo en equipo formado por los vecinos que comparten un mismo barrio, no sólo es una metodología válida en casos de emergencia, sino un instrumento primordial a la hora de salvar vidas humanas y aminorar los efectos de una catástrofe.
Al analizar esta situación, se em-pezaron a formar grupos comunitarios para la prevención de desastres, con el objetivo de que los vecinos generen una red de apoyo.
Hace tiempo que teníamos juntas de vecinos, sin embargo no estaban focali-zadas a este tema. Antes del terremoto de 1995, el porcentaje de cobertura territorial para grupos comunitarios era de 43.8% en todo el país. El año 2009, la cobertura se incrementó en un 73.5% en el país, mientras que en la prefectura de Hyogo, donde se concentraron los
Por Reiko Shindo, Agencia Internacional del Japón / Experta a largo plazo
del proyecto Educación Ambiental PRODEEM.
Columna de Opinión
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Econotas
UNESCO Desarrolla Planes de Prevención de Desastresen Naciones del Pacífico SurAstrid Hollander / Punto Focal, Unesco Santiago.
Más información sobre elproyecto, Giovana Santillán:
La experiencia y numerosos proyectos han demostrado el efecto positivo de la educación e información en
reducir los niveles de riesgo y vulnera-bilidad a desastres. Niños y niñas que saben cómo reaccionar en caso de un terremoto, huracán o tsunami, líderes de comunidades que han sido capacitados en la comunicación de alertas tempranas y comunidades enteras capacitadas en defenderse contra los peligros naturales y ambientales, pueden reducir el número de víctimas y la pérdida de sus medios de vida en casos de desastres
En este sentido, la UNESCO está comprometida con el Marco de Acción de Hyogo (2005 – 2015) “Aumento de la resiliencia de las naciones y las comu-nidades ante los desastres” y está muy involucrada en potenciar la conciencia pública y la educación en desastres naturales, dos vías imprescindibles para ayudar a las poblaciones más vulnerables a hacer frente a estos riesgos.
La educación para la reducción de desastres es una labor transdisciplinaria encaminada a divulgar conocimientos, competencias y valores que permitan a personas de todas las edades y condiciones, asumir su responsabilidad en la forja de un futuro más seguro y sostenible.
El proyecto “Mecanismos de apren-dizaje adaptables sobre preparación ante Tsunamis a nivel comunitario en Colombia, Ecuador, Perú y Chile”, financiado por la Comisión Europea, inició sus actividades
en julio 2009 y finalizará en septiembre 2010. Las actividades se realizan en áreas seleccionadas de la costa Pacífica de Sudamérica de los cuatro países, y en Chile se implementan en las municipalidades de Tomé y Coronel (Región del Bío Bío).
El proyecto trabaja con escuelas y autoridades locales de las áreas vulnerables seleccionados, puesto que la escuela es considerada el eje central de la preparación de la comunidad para el evento de tsunami. Además se trabaja con las instituciones que hospedan los Centros de Alerta de Tsunami, las agencias nacionales de emergencias y los Ministerios de Educación de Colombia, Ecuador, Perú y Chile, con el fin de estimular un intercambio inter-institucional entre ellos.
El objetivo general del proyecto es desarrollar conciencia y resistencia frente al riesgo de tsunamis en comunidades vulnerables y de fomentar aprendizaje y participación comunitaria en la pre-paración, alerta temprana y respuesta a tsunamis. Asimismo, se pretende inculcar en las comunidades seleccionadas los co-nocimientos y las prácticas relacionadas a la preparación ante el riesgo de tsunami, y mejorar la cooperación y coordinación inter-institucional.
Entre las actividades que se realizan, se
destacan el desa-rrollo e implemen-tación de módulos educativos sobre gestión de riesgo de tsunami (causa
de los desastres, terremoto, indicado-
res, características del tsunami, mapas de zonas
de inundación, mapas de rutas de evacuación, preparación,
interpretación de los mensajes y alertas, entre otros); desarrollo y monitoreo de planes locales de reducción de riesgo de desastres valorando simulaciones y simulacros, rutas de evacuación de tsuna-mi, planes de seguridad escolar y otros; desarrollo de ejercicios de evacuación con las comunidades, e implementación de talleres nacionales de mecanismos de coordinación entre las autoridades de defensa civil, instituciones públicas y privadas, ONGs, agencias de asistencia humanitaria, organizaciones regionales e internacionales, autoridades de educación y medios de comunicación.
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en tierra firme, donde miles de humanos no alcanzaban a huir de las aguas, convirtiéndose en diversas especies de peces. Reaccionó entonces con violencia agitando su cola, levantan-do así cerros y aconsejando a las personas a subir éstos. Era la única forma de escapar de la furia de la serpiente marina. Luego, ambos animales conversaron y se pidieron disculpas. Un nuevo orden se establecía con una pareja de ancianos, otra de jóvenes y una de niños; la tierra sustentaría en adelante la vida del pueblo Mapuche, la Gente de la Tierra.
Gran expectación
Viajamos más de 400 kilómetros al Este de la ciudad de Concepción, a la comunidad Mapuche de Ralco Lepoy, localidad ubicada en una comuna y provincia que comparten el nombre del río que identifica a la región: Biobío. ¿Cómo vivieron el terremoto? ¿Qué pensaron los escolares de este gran nüyün (temblor)? ¿Por qué murieron tantas personas en la costa del país? ¿Recordarían a Kay Kay y Txeg Txeg?
Algunos son más enérgicos y hasta transmiten terror para no olvidar sus orígenes. Otros optan por un relato sencillo y didáctico, aunque no por eso menos
clarificador. Se trata del epew o cuento, el relato mítico de Kay Kay vilu y Txeg Txeg vilu, dos hermosas y enormes serpientes que gobernaban en el mar y en la tierra, respectivamente, y cuya disputa generó un cataclismo del que sobrevivió el hoy pueblo Mapuche. Fue inevitable no recordarlo tras el terremoto y tsunami del pasado 27 de Febrero.
Cuenta la historia que a pesar del mal genio de Kay Kay, ésta y Txeg Txeg convivían armónicamente. Un mal día, sin su consentimiento y, peor aún, sin agradecerle la gran recom-pensa obtenida en sus redes, los pescadores regresaron a sus hogares cargando sus peces, lo que molestó a Kay Kay. Coin-cidentemente, Txeg Txeg pasó por su lado sin saludarla, lo que terminó por colmarle la paciencia. Entonces, ella bajó hasta las profundidades y comenzó a azotar su larga cola, generando gigantescas olas que comenzaron a inundar las tierras.
Txeg Txeg se percató que el enojo de Kay Kay destruía todo
El día en que Kay Kay y Txeg Txegvolvieron a enemistarseLas comunidades pehuenches del Alto Biobío creen que el origen del terremoto del 27 de febrero ocurrió porque se ha intervenido el orden de la naturaleza.
Texto y fotografías: Javier Valencia Labarca / Encargado de Comunicaciones CONAMA Región del Biobío.
Cataclismo del 27 de Febrero en Alto Biobío:
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“Estábamos con mis papás en la vera-nada y de repente sentimos que tembló fuerte. Salimos a mirar… pensamos que era la montaña (volcán Callaqui)… Me dio susto porque hubo derrumbes y una laguna se secó. Pero luego seguimos durmiendo”. Clementina Puelma, del 8º básico de la escuela G-1181 de Chenque-co, Ralco Lepoy, nos daba la tónica de lo que sería una serie de conversaciones respecto del terremoto y tsunami del 27 de Febrero con alumnos y profesores. En Alto Biobío fue sólo un temblor, fuerte, claro, pero sólo un temblor.
Pablo Viscar y Carmen Kalpán, compa-ñeros de curso de Clementina, coincidieron en que “la montaña nos protegió”. Pero ¿por qué afectó más al borde costero? “porque acá se considera que son los huincas (chilenos) los que han intervenido el orden de la naturaleza”, nos dijo, sin rodeos, Damián Bustos, profesor de integración diferencial del establecimiento.
Viene una época de reflexión positiva
Las primeras semanas post terremoto, varios profesores realizaron un recorrido por la comunidad y la primera sensación es que había un clima de incertidumbre, desinformación y de reflexión, aunque positiva. Jorge Gallina, docente de edu-cación básica, mención intercultural en el contexto Mapuche, fue uno de ellos.
“Cuando llegamos a visitar a algunas familias –relata el profesor–, nos comenta-ban ̀ sí, pasó, pero esto (el volcán Callaqui) nos protegió .̀ Pero más allá de las
interpretaciones científicas que puedan avalar esta afirmación de la perspectiva de las comunidades Mapuche, “lo im-portante es que ocurrió la pregunta de `por qué será ,̀ seguido inmediatamente de una reflexión. Ahora tendremos que reunirnos, conversar, analizarlo con los dirigentes, los vecinos para reflexionar respecto qué lectura vamos a darle… por qué, para qué pasó?”
Por otra parte, la comunidad vivió la angustia de la incomunicación. Muchos de sus integrantes viajan a otras regiones a trabajar como temporeros, y como los medios de comunicación masiva no operan con la misma lógica que en una ciudad que exige inmediatez, se instaló el miedo de que a sus familiares, al estar con personas no pehuenches, les pudo haber tocado esta “mala suerte”.
Fue el caso de Carmen Kulpán, que con sólo 14 años se encontraba traba-jando de temporera en Curicó “en las frutillas” y su familia no pudo saber de ella hasta 2 semanas después, cuando la joven regresó a su comunidad. “Allá (en Curicó) se sintió fuerte el temblor… me dio mucho miedo porque además estaba sin mis papás…”.
“Acá no están instalados los medios de comunicación como la televisión o la radio”, explica Jorge Gallina. “Ésta fun-ciona más bien a nivel local. La gente de más abajo pudo sentir el temblor fuerte (no existe para los Mapuche el concepto de terremoto) y ellos se dieron cuenta, con el correr de los días, de lo que ha-
Educación Ambiental y Multiculturalidad
bía ocurrido. Recién ahí comenzaron a reaccionar. Lo mismo ocurrió en otros sectores, como en el valle del Queuco (afluente del río Biobío). La gente comenzó a reunirse, los nguilatunes (rogativas) fueron más masivos, estaban todos más sensibles”.
¿Kay Kay y Txeg Txeg se pierden?
Nuestros entrevistados coincidieron en que frente al daño que se le ha hecho a la naturaleza es que viene este llamado de atención. “Por eso el discurso que se escucha es ajeno a nosotros… son ellos, a ellos les pasó, no a nosotros, son ellos los que intervienen la naturaleza”, nos reitera Jorge Gallina. Ahora, en este contexto cultural, los Lafkenches (Gente del Mar o Lago) tendrán su explicación de lo ocurrido, seguramente tienen otro tipo de explicación que desconozco, pues les tocó vivir el tsunami, pero me atrevo a decir que debe ser muy similar”.
Pablo Viscar, del octavo básico de la escuela G-1181 de Chenqueco, Ralco Lepoy, recuerda que una profesora les contó la historia de Kay Kay vilu y Txeg Txeg vilu. “¿Y ustedes recordaron ese relato con este gran temblor o días des-pués de ocurrido?”, preguntamos. “No, la verdad es que no”, fue la respuesta. “¿Y sus padres o abuelos les comentaron algo al respecto?”, insistimos. “No”.
Al parecer las fuerzas de ambas ser-pientes se han debilitado. O llegó otro actor a cambiar la historia, o habrá que ser más enérgicos y hasta transmitir terror para no olvidar sus orígenes.
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EcoNotas
vuelven a la vida natural
Ministra Benítez Inició Celebración del Mes del Medio Ambiente
CONAMA Celebró Día Internacional de la Conciencia sobre el Ruido
Un cóndor y dos águilas
Bajo el lema “Escucha el silen-cio” se conmemoró el pasado 28 de abril el “Día Internacional de la conciencia sobre el ruido”, actividad orientada a promover el cuidado del medio ambiente y sensibilizar a la comunidad sobre las molestias y daños que el ruido puede generar en nuestra calidad de vida.
El Director Ejecutivo de CO-NAMA, Álvaro Sapag Rajevic, encabezó la ceremonia frente a la Plaza de la Ciudadanía, en la esquina de Nataniel con Alameda, considerada uno de los puntos más ruidosos de Santiago.
En la ocasión, Sapag señaló que el ruido ambiental es uno de los contaminantes más baratos de producir, el que debido a sus características suele ser subes-timado. “El crecimiento de las ciudades, la mayor demanda de
transporte público y privado y el consiguiente aumento de la acti-vidad industrial y comercial, incide en un incremento de los niveles de ruido ambiental”, indicó.
El Director Ejecutivo de CO-NAMA, destacó que nuestro país cuenta con normativa para regular las fuentes de ruido más importantes: las fuentes fijas, como industrias, talleres, discotecas, y las fuentes móviles correspondientes a vehículos, camiones, buses y motocicletas.
Al respecto, señaló que la Norma de Emisión de Ruidos Molestos generados por Fuentes Fijas de aplicación nacional, se encuentra en proceso de revisión. Asimismo, CONAMA coordina la elaboración de una norma de ruido para vehículos livianos, medianos y motocicletas.
La Ministra del Medio Ambiente, María Ig-nacia Benítez, participó junto a representantes de la Unión de Ornitólogos AvesChile en la libe-ración de un cóndor y dos águilas rehabilitadas por dicha institución benéfica, actividad que se enmarca dentro de la celebración del Mes del Medio Ambiente.
La puesta en libertad de las aves se realizó el pasado 3 de junio, en las cercanías de Farellones, en el marco del Programa Binacional del Cóndor Andino Chile – Argentina. El ave fue equipada con un transmisor satelital aportado por CONAF que permitirá monitorear su reinserción en el medio natural.
En la ocasión la ministra Benítez destacó que el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio) “constituye una oportunidad para que cada uno de nosotros pueda colaborar a través de pequeñas acciones en el cuidado de nuestro ambiente, y de esta forma, alcanzar una mejor calidad de vida para todos los chilenos”.
Para dar inicio a las acti-vidades del mes del Medio Ambiente, la ministra del ramo María Ignacia Benítez visitó la Fundación Domingo Savio en La Granja, para compartir con los menores en riesgo social que asisten a los diversos talleres educativos y de carácter lúdico que son impartidos en el centro con el objeto de manejar posi-tivamente el tiempo libre que disponen los pequeños.
En la ocasión, la secretaria de Estado hizo entrega de ma-terial educativo ambiental a los menores y sus profesores, con quienes dialogó sobre buenas prácticas ambientales que se pueden aplicar en los hogares y en la misma Fundación, tales como reutilización de residuos domiciliarios, eficiencia ener-gética y uso de bolsas de tela. A la cita también concurrieron algunas mamás de los pequeños,
quienes agradecieron la visita de María Ignacia Benítez.
La Fundación Domingo Savio –en honor a un santo italiano del siglo XIX que falleció a los 15 años– trabaja con aportes de privados en la Población Santa Eduvigis de La Granja y atiende a 50 menores de entre 6 y 15 años en riesgo social, a quienes imparte talleres de manualida-des, reforzamiento escolar y actividades de recreación. Sus mamás también participan en módulos de artesanía y alimen-tación saludable.
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Econotas
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CONAMA de Los Ríos celebróDía de la Tierra certificando Escuela La Aguada en Corral
En ceremonia realizada en la Muni-cipalidad de San Pedro de Atacama, el pasado 17 de mayo, la casa consistorial firmó junto a la Dirección Regional de CONAMA de Antofagasta, el convenio para dar inicio al proceso de certifica-ción ambiental municipal, que busca implementar prácticas sustentables en la gestión del municipio.
La firma del acuerdo estuvo a cargo del Director Regional de CO-NAMA, Andrés Sáez Astaburuaga y la alcaldesa de San Pedro de Atacama, Sandra Berna Martínez. La iniciativa, pionera en la Región de Antofagasta, pretende implementar un sistema que promueva aspectos relativos a la ges-tión ambiental de dicha Municipalidad, específicamente en planificación, toma de decisiones, presupuesto, proce-dimientos administrativos, servicios ambientales a la comunidad y en la cultura organizacional.
En la oportunidad, el Director de CONAMA Antofagasta, Andrés Sáez, destacó la importancia de la firma de este convenio de certificación; “primer paso –dijo– para que la Municipalidad de San Pedro de Atacama incorpore la gestión ambiental en sus quehaceres diarios y al mismo tiempo, un incentivo para que otros municipios de la región se integren al sistema.”
CONAMA Antofagasta y Municipalidad de
San Pedro de Atacama firman convenio de
certificación ambiental municipal
Ministra del Medio Ambiente inauguró “ReciclARTE”, primera muestra de reciclaje artístico del país.
La celebración del Día de la Tierra fue el marco elegido por la Dirección Regional de CONAMA Los Ríos para entregar la certificación ambiental a la Escuela La Aguada de Corral, actividad que fue encabezada por el alcalde de la comuna, Gastón Pérez, el Director del establecimiento, Guillermo Buttckovich y represen-tantes de CONAMA, la Dirección General de Aguas y la Seremi de Educación.
Tras la ceremonia, que incorporó actos artísticos con temáticas ambientales de los alumnos y alumnas de la Escuela, tanto el alcalde Pérez como el director Buttc-kovich destacaron la presencia de los funcionarios públicos y
valoraron la iniciativa de CONAMA de conmemorar el día de la Tierra en La Aguada, junto a los niños y niñas de Corral, relevando el papel que la educación cumple en el cuidado del medio ambiente en Chile.
La Ministra de Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, junto al Di-rector de la Conama Metropolitana Alejandro Donoso, y la Presidenta de la Asociación de Mujeres Artistas Visuales, María Elena Etchepare, in-auguró la muestra “ReciclARTE” en la Casa de la Cultura Anahuac del Cerro San Cristóbal.
Se exhibieron cuadros, joyas y es-
culturas hechas en base a materiales reciclados que elaboraron las integrantes de la Asociación de Mujeres Artistas Visuales, y cuyo objetivo fue mostrar que los materiales de desecho pueden convertirse en objetos de gran valor artístico.
Actualmente en la Región Metropo-litana se recicla en torno a un 14% pero a través del Plan Santiago Recicla, desa-
rrollado por la Conama Metropo-litana, se espera que de aquí al 2020 esa cifra llegue a un 25%.
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La experiencia del terremoto y maremoto del 27 de febrero vivida por Chile, es un evento traumático, que afectó a un 80% de la población del país y que con seguridad
cambiará la forma en que habitamos y planificamos el territorio. Cuando las amenazas naturales (terremotos, maremotos, erup-ciones volcánicas, etc.) repercuten en sociedades vulnerables, se produce un desastre natural; esto es lo que ocurrió en nuestro país. Un desastre natural se puede describir como un riesgo no manejado, o al contrario, cuando realizamos un “manejo” de los ingredientes del riesgo (amenazas y factores de vulnerabilidad), entonces podemos evitar que el riesgo se convierta en desastre. Pues entonces, para disminuir los desastres, debemos trabajar en prevenir las amenazas, especialmente aquellas que se agudizan por acciones humanas (inundaciones, sequías, deslizamientos), y en reducir la vulnerabilidad.
En ese sentido, l@s educador@s ambientales tenemos un importante desafío, que tiene relación con disminuir el riesgo de desastre. Para ello, por un lado debemos dirigir nuestros esfuerzos a concientizar a la población acerca de la relación que existe entre la degradación ambiental de los ecosistemas y el
Barbara von Igel / Encargada de Educación Ambiental CONAMA Región Metropolitana. Becaria de JICA
la prevención de los desastres naturales”
“La vinculación entre la educación ambiental y
aumento de la vulnerabilidad de una sociedad frente al desastre y, a la vez, de la relación que existe entre el fortalecimiento de los vínculos comunitarios y el conocimiento del entorno y los fenómenos naturales que afectan el territorio y la disminución de la vulnerabilidad ante un desastre.
Lo que hoy debemos hacer es tener una mirada crítica ante el desastre natural vivido y obtener aprendizajes del mismo. Especialmente importante es lo que podamos aprender de otros países que han vivido experiencias similares y han tenido la capacidad de sobreponerse a vivencias catastróficas e incluso han resultando fortalecidos por la misma.
La Experiencia Japonesa
Un ejemplo de ello es la ciudad de Kobe, Japón, que el año 1995 vivió el terremoto de Hanshin-Awaji, dejándola prácticamente devastada, con un número de muertos que superó las 6.000 personas y cuantiosos daños materiales, considerándose uno de los desastres naturales más costosos de la historia moderna. A raíz de esta dura experiencia nacen una serie de iniciativas, que
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Cable a Tierra
son reflejo de una población que aspira a la reconstrucción física, pero por sobre todo, a la recomposición espiritual. Así, 1995 se convirtió para Japón en el primer año de las actividades voluntarias y el 17 de enero –día del terremoto– fue declarado en todo el país el “Día del voluntariado y la protección ante el fuego”. Igualmente se desarrolló un plan de reconstrucción para la ciudad de Kobe, que implementó una línea de trabajo social muy potente, promoviendo una cultura de prevención y mitigación basada en la organización ciudadana a nivel de barrios.
El rol de la educación ambiental en la reducción de la vulnerabilidad ante amenazas naturales
La ciudad vecina a Kobe, Nishinomiya, también afectada por el terremoto, ha desarrollado un modelo de educación ambiental digno de imitar. Por ejemplo, fue la primera ciudad de Japón en firmar la “Declaración de Ciudad del Aprendizaje Ambiental” (año 2003), que manifiesta la intención de construir una sociedad sustentable, con la participación y la acción conjunta de todos los actores de la sociedad. Esta declaración contiene un plan de acción, que plasma principios tales como: aprendizaje mutuo, participación y colaboración, reciclaje, convivencia armónica y formación de redes. En el marco de esta declaración, se desarro-llan una serie de iniciativas orientadas a fortalecer el “aprendizaje ambiental”, las cuales han permitido un mayor vínculo comunitario y una mayor asociatividad entre la sociedad civil, los empresarios, el gobierno, las escuelas y los expertos. Algunos de los programas que se llevan a cabo en la ciudad de Nishinomiya, pueden ser un importante aporte para futuras iniciativas en Chile:
1 Programa de “Eco-tarjetas”: consiste en promover en la comunidad los
buenos hábitos ambientales a través de actividades ecológicas (limpieza de pla-yas, plantación de árboles, uso de bolsa
experimental la relación entre medio ambiente,
estilo de vida y minimización de residuos. Este programa se ha conver tido en una oportunidad
para las empresas, i n t e g r á n d o l o
en el ámbito de la responsabilidad social
empresarial.
3 Proyecto “Seguridad y Eco-guía”: nace a partir de la experiencia del
terremoto de Hanshin-Awaji de 1995 y tiene como objetivo promover la edu-cación para la prevención de desastres naturales y la educación ambiental. Busca que la población aprenda, a través de diversos recorridos por la ciudad, sobre la historia local, naturaleza y ubicación geográfica, no sólo para que valoren y protejan su entorno, sino tamnién que para que puedan enfrentar hábilmente los embates de la naturaleza. Quienes guían estos circuitos son “narradores”, personas voluntarias capacitadas por expertos, quienes transmiten a la comunidad su experiencia y conocimientos.
4 Reuniones de Eco-comunidad: grupo de ciudadan@s del mismo barrio
que se organizan para tomar medidas ambientales concretas que promuevan el desarrollo sustentable y el vínculo co-munitario. Éstas consisten por ejemplo, en tener un huerto comunitario, realizar campañas para promover el uso de la bolsa de género, conocer la cultura e historia de una zona específica del barrio (ej. templos), entre otras.
Además de estas actividades, los habitantes de Kobe realizaron diversas acciones post-terremoto, cuyo objetivo principal fue que niños y adultos pu-diesen expresar sus vivencias. Así nació, por ejemplo, el libro “Comuniquemos lo aprendido del terremoto”, y también una serie de comics (mangas) hecha por niños,
de género, etc.) que se premian con “Eco-sellos”, los que a su vez se estampan en las “Eco-tarjetas”. Luego de lo-grar un cierto número de “Eco-sellos”, la persona es reconocida como “Eco-guardián”. Este programa logra vincular a niños y adultos, ya que opera entre las escuelas, comunidades y hoga-res, produciendo un efecto sinérgico en la formación de la conciencia ambiental de las personas que están a cargo del estampado de los sellos (profesores, líderes de organizaciones sociales, empleados de tiendas, cajeros de supermercado, etc.).
2 Actividades ambientales de las empresas en establecimientos educacionales:
aproximadamente 30 empresas enseñan a alumn@s a través del aprendizaje
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busca insertar la temática medio ambiental en 3 ámbitos del quehacer educativo:
Curricular-pedagógico, Gestión Escolar, y Relaciones con
el Entorno. Entre sus objetivos, se des-
taca aquel que busca integrar al quehacer educativo los desafíos, problemas y oportunida-
des ambien-tales presentes
en los territorios aledaños a los esta-
blecimientos educacio-nales, y de esa forma lograr
procesos educativos contextualizados cultural y territorialmente. Así mismo, el SNCAE busca que el establecimiento edu-cacional genere redes con la comunidad, lo cual implica fomentar la incorporación de los vecinos en acciones de mejoramiento y recuperación ambiental, en capacitaciones y en general en todas las actividades que promuevan la sustentabilidad (huertos comunitarios, plazas sustentables, etc.).
Es una oportunidad para Chile contar con el SNCAE, poderosa herramienta de educación ambiental, que debemos saber aprovechar hoy más que nunca, involucrando un tema tan importante como lo es la educación para la preven-ción de desastres naturales, que permitirá
promover la concientización y una mejor comprensión del entorno inmediato en el que los niños y sus familias habitan, como también la comprensión de los fenómenos naturales con los cuales debemos aprender a convivir. Las actividades que se enmarcan dentro del SNCAE, especialmente aquellas que tienen relación con la comunidad vecina, potencian los vínculos y permiten disminuir la vulnerabilidad de la población ante nuevas amenazas naturales.
Los desafíos para nuestro país
En Japón trabajan mancomunadamen-te en lograr una sociedad sustentable, concientizando a la población en el im-portante rol que juegan en la prevención de desastres naturales. Ciertamente la resiliencia de Japón ante la catástrofe vivida hace 15 años atrás, es un ejemplo para nuestro país. En Chile tenemos todas las capacidades para hacer del terremoto reciente, una oportunidad, de la cual, al igual que Japón, podemos salir fortale-cidos. Esta debe ser una experiencia que nos permita avanzar hacia una sociedad sustentable, con mayores vínculos y ma-yor asociatividad entre el sector privado, sector público, sociedad civil, escuelas y expertos, que nos permita finalmente lograr una sociedad menos vulnerable frente a futuras amenazas naturales. ¡No debemos olvidar que los desastres ocurren cuando las amenazas se enfrentan a situaciones vulnerables!.
niñas y jóvenes, donde se estampa las distintas experiencias que vivieron.
El terremoto de Kobe no sólo cambió la forma de planifica-ción y las políticas públicas de Japón, sino que cambió la forma en que la sociedad se comunica con su entorno. Hoy, para un habitante que vive en esa ciudad, su entorno natural, social y cultural no sólo es conocido, sino que valorado. Lo anterior, hace que esta comunidad esté hoy menos vulnerable ante un terremoto de lo que lo fue hace 15 años atrás.
El SNCAE, poderosa herramienta de educación ambiental
Así como Japón ha desarrollado di-versos programas ambientales que han logrado un cambio cultural frente a los desastres naturales y una forma distinta de relacionarse con el entorno, Chile cuenta con distintos programas que pueden desarrollar el tema de la educación para la prevención de desastres naturales.
Uno de ellos es el Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimien-tos Educacionales (SNCAE) de CONAMA, programa de educación ambiental que
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El desastre provocado por el aluvión en la quebrada de Macul en el año 1993 y más recientemente el terremoto y los tsunamis que asolaron el 27 de febrero del 2010 a las
regiones VI, VII y VIII, afectaron de manera dramática el desarrollo de las familias pobladoras de su entorno, pero tanto su impacto como la respuesta no fueron uniformes: las vulnerabilidades y capacidades de cada persona damnificada se relacionaron con su identidad y sus condiciones sociales. Esto fue visible en términos de género, grupos etáreos y condiciones socio económicas de las personas, las que presentaron circunstancias que unas veces eran similares y otras claramente diferentes.
¿Cuáles son los riegos naturales en una comunidad y qué se puede hacer para reducirlos?, son preguntas complejas y de urgente respuesta a medida que el recuento de pérdidas humanas causadas por los desastres naturales crece.
¿Cómo puede la gente estar segura en un mundo donde los riesgos van en aumento? ¿Cómo podemos saber qué cosas nos ponen en riesgo? ¿Qué hace a las personas fuertes frente al peligro, aún cuando éste sea difícil de ver? En esto la educación cumple un rol fundamental, especialmente para enfrentar las distintas etapas de estos eventos extremos: la emergencia, la superación de la emergencia, la reconstrucción y la mitigación.
Algunos factores de riesgo son fáciles de observar mientras que otros son obvios sólo cuando no están presentes como lo es un sistema eficiente de comunicación para advertir a la gente sobre la fuerza de un temporal o de la crecida de un río, pero incluso cuando el peligro es evidente, el riesgo no es más que una función de los peligros que existen en nuestro medio. Educar a la población para que sea capaz de percibir o identifi-car los peligros a los que se encuentra expuesta o implementar adecuadamente las medidas de prevención de los efectos de los
Capacidad de Respuesta Comunitariay la Importancia de la Educación
María Angélica Alegría Calvo / Jefa Unidad de Eficiencia Hídrica, Dirección General de Aguas, MOP.
DESASTRES NATURALES:
desastres, se vuelve una componente importante en el diseño de las estrategias y planes de acción para enfrentarles.
La vulnerabilidad de las personas incrementa los efectos de los peligros, exponiéndolas a un riesgo de daño mayor, lo cual no es una “cuestión” técnica, sino social y que por tanto, debe ser considerada en las iniciativas educacionales que se proyecten. Las personas varían ampliamente en su exposición a los riesgos y en su habilidad para anticiparse a ellos, así como para planear, sobrevivir y recuperarse de los efectos de estos acontecimientos devastadores, y ello también va a depender grandemente de la educación asociada al tema que hayan recibido.
No es el río desbordado, sino la vulnerabilidad de las per-sonas a los efectos del río que se ha salido de su cauce, lo que preocupa a quienes se enfrentan a las inundaciones. Esta es también la preocupación de las autoridades encargadas de promover la seguridad pública.
Así como hay algunos peligros relacionados con ciertos ambientes, la exposición de las personas a los peligros y su capacidad de resistencia a los efectos de los mismos, están determinados por condiciones económicas, políticas y sociales en ambientes concretos:• ¿Funcionan los sistemas de comunicación y electricidad
en la zona? ¿Llegan a todo el pueblo? ¿Llegan a todas las personas?
• ¿Dónde están los albergues o los lugares de evacuación, si es que hay? ¿Quién tiene medios de transporte adecuados para llegar a la escuela, a los centros comunitarios, o a otros lugares en que haya que rescatar personas o que sirvan de refugio?
• ¿Qué pasaría si un deslizamiento de tierra destruye el lugar en donde trabajan o viven?
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• ¿Dónde está el hospital o la clínica más cercana o el centro de cuidados de los niños y niñas? ¿Están preparados para las emergencias?
• ¿Cómo hacen públicas sus necesidades las personas? ¿Cómo se organizan políticamente o comunitariamente para mejorar su vida?
• ¿Se conocen bien los vecinos? ¿Se ayudan los amigos, familiares o vecinos en caso de emergencias?
Estas son algunas de las interrogantes que necesitan ser contestadas cuando las personas empiezan a evaluar los peligros, su vulnerabilidad y su capacidad para enfrentarse a ellos y para la cual deben estar educadas.
La evaluación de riesgos desde esta perspectiva no sólo consiste en recoger información sobre los patrones ambien-tales (¿cuándo va a haber otro Fenómeno del Niño?), analizar la infraestructura (¿cuán cerca están las escuelas de los ríos? ¿Es, el hospital seguro en caso de un terremoto?), o manejar información socioeconómica (¿cuántos ancianos viven aquí? ¿Cuántas personas pueden leer las señales de emergencia?)
Aprender a evaluar riesgos significa entender cómo se crean las condiciones de riesgo a nivel local y quiénes son las personas más expuestas a ellas. ¿Cuál es la raíz de las causas de la inseguridad como las barriadas urbanas en los sectores bajos y planos sobrepoblados como el sur de nuestra capital por ejemplo?
Para reducir riesgos, en vez de solo estudiarlos y registrarlos, necesitamos también entender cómo viven las personas con la incertidumbre y el riesgo. ¿Qué han hecho en el pasado las comunidades locales para conservar el agua durante sequías, temporales o crecidas e incluso aluviones, o para prepararse para las inundaciones? Esto también es materia de aprendizaje no solo de las comunidades involucradas sino de las autoridades que planifican y toman decisiones.
¿Qué hacen ahora? ¿Cómo se adap-tan a las sequías? ¿Cómo se las arreglan las mujeres y los hombres pobres, con altas tasa de mortalidad infantil, con desempleo, con agua insalubre, servicio eléctrico esporádico, falta de transporte y el control limitado sobre las decisiones que afectan directamente a sus propias familias? ¿Hay cambios en las comunidades que reduzcan o incrementen sus exposi-ciones a los peligros y desastres?
A modo de complemento con las evaluaciones científicas basadas en sistemas in-formáticos de mapeo o levantamientos, que a menudo carecen de una dimensión social, se deben considerar además las evaluaciones de vulnerabilidad basa-das en la comunidad; o sea, el conocimiento
de la población local. Para el logro de este objetivo, nuevamente interviene el aspecto educacional.
Este tipo de evaluación de riesgo es una herramienta vital para saber qué cosas ponen nuestra vida en riesgo cada día y cómo la vida de la gente puede hacerse más segura. Los mapas de riesgo desa-rrollados por las personas directamente afectadas pueden identificar problemas y sugerir soluciones y pueden usarse para luchar por cambios que puedan hacer sus vidas más seguras pero para eso deben aprender a identificar los elementos que componen dichos mapas.
Este enfoque en la evaluación de riesgos a nivel local no se centra en cómo se puede ayudar a las personas después de un desastre, sino en cómo puede trabajar la gente en equipo para prevenir condiciones dañinas o acontecimientos que puedan convertirse en desastres trágicos y destructivos. Se basa en el análisis que resalta el conocimiento y la capacidad de las personas miembros de las comunidades, que a menudo resultan olvidadas en contextos de riesgo.
Una evaluación de vulnerabilidad y capacidad podría fijarse fundamental-mente en las necesidades del grupo social vulnerable como un todo, en lugar de buscar el equilibrio entre el conocimiento de las necesidades y el conocimiento de las destrezas y recursos de la gente, y sería neutra respecto a cuestiones sociales, no prestando atención a las personas en particular, ni a las relaciones sociales entre ellas ni a su edad u otra
característica específica. Ello, irremediablemente va a
conducir siempre a un tipo de investigación
ciega a cuestio-nes sociales que pasa por alto las diferencias y des-igualdades que son altamente
relevantes antes, durante, y después
de los desastres.
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Un incendio forestal es aquél que, cualquiera sea su origen y con peligro o daño para las personas, el me-dio ambiente o la propiedad y bienes materiales, se
propaga sin control en terrenos rurales a través de vegetación leñosa, arbustiva o herbácea, viva o muerta.
De esta definición surgen algunas consideraciones. La primera, que la amenaza o el daño no sólo es para la vegetación, sino también afecta a las personas, tanto en sus bienes como a sus propias vidas, o sea, provoca daños ambientales, económicos y sociales. La segunda, es que un incendio forestal no sólo destruye árboles, también afecta la vegetación asociada a ellos, especies de menor tamaño, ya sea arbustos y pastizales.
en la Prevención de Incendios Forestales
Para prevenir los incendios forestales, la educación ambiental juega un rol privilegiado, pues éstos se originan principalmente por la actividad humana, manifestada en descuido y negligencia en la manipulación de fuentes de calor en presencia de vegetación combustible e incluso, con algún grado de intencionalidad.
Fernando Maldonado P. / Ingeniero Forestal / Jefe Unidad de Prevención de Incendios Forestales, CONAF.
El Rol de la Educación Ambiental
Sumando Energías
Daños a la vegetación
El efecto más inmediato de un incendio forestal es la quema y destrucción arbórea. Quemaduras en la corteza, pérdida del follaje que retarda el crecimiento por la menor actividad fotosintética y destrucción del cambium –esa capa vegetal que se ubica entre el leño y la corteza–, y destrucción de las raíces subterráneas, son algunos de los daños entre los árboles. En la vegetación arbustiva y herbácea, en cambio, el daño generalmente es total.
La posibilidad de recuperación de la vegetación dependerá de la intensidad calórica y de la velocidad de propagación del incendio. Sin embargo, en cualquier caso, el proceso será
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lento y con el riesgo permanente de ser inviable si nuevos incendios la afectan.
Efectos sobre el sueloLas principales consecuencias de la pérdida de la cubierta
vegetal estarán relacionadas por el efecto de las gotas de lluvia que, al no ser amortiguadas por la falta de vegetación, golpearán sobre el suelo descubierto, removerán y arrastrarán las partículas más finas, sellarán los poros e impedirán la infiltración del agua, generando con ello un proceso erosivo. De esta forma el suelo pierde su fertilidad y su capacidad de sustentar vegetación natural.
Efectos sobre el aguaEl efecto de procesos erosivos intensos provocará, además,
el derrumbe y arrastre de material sólido que embancarán el cauce de los cursos de agua. La sedimentación, producto de la erosión, provocará la turbiedad del agua afectando de manera consecutiva el ambiente de los peces.
Efectos sobre la faunaEl efecto de los incendios forestales no es de
magnitud en los vertebrados de nuestra fauna silvestre, pues la mayor parte de ellos alcanza a escapar. No así el ganado doméstico, el que por hallarse en la mayoría de las veces en praderas cercadas, no logra huir a tiempo.
Por el contrario, las poblaciones de pequeños invertebrados pueden ser las más afectadas, ya que no logran escapar y los que sobreviven al fuego se enfrentan después, a un ambiente dramáticamente modificado.
Daños y efectos inmediatos y en el tiempo Algunos de los efectos ambientales, sociales o económicos se
aprecian de inmediato. Por ejemplo, la pérdida de madera y otros productos forestales, destrucción de viviendas, vehículos, maqui-naria, cercos, muerte de ganado doméstico y pérdida de cosechas agrícolas. Y, en los casos más trágicos, pérdida de vidas humanas.
Pero otros daños son la resultante de consecuencias de variado tipo originadas en el incendio. Pueden presentarse incluso durante el desastre, como el cierre de un camino a consecuencia del humo que provoca demoras y costos en el transporte vial. Otras serán visibles solo con el tiempo, como el aumento de los procesos de desertificación, pérdida de productividad del suelo, desequilibrio del ciclo del agua, embancamiento de cursos de agua, recalenta-miento del ambiente por pérdida de la vegetación amortiguadora de las radiaciones solares, menor captura de carbono y aumento del efecto invernadero por emisiones de CO2.
Las causas de los incendios forestalesLa principal causa de incendios forestales en Chile es la ac-
tividad humana, manifestada en descuidos y negligencias en la
manipulación de fuentes de calor en presencia de vegetación combustible e,
incluso, por alguna forma de intencionalidad. A diferencia de otros ecosistemas del mundo, donde incendios forestales causados naturalmente por rayos son parte del am-biente y del desarrollo de algunos ecosistemas forestales, que, por ejemplo, requieren calor intenso para liberar semillas, en Chile los rayos no son parte del desarrollo vegetacional y los incendios que originan son escasos. Además, nuestros eco-sistemas no son dependientes del fuego, por el contrario son sensibles al fuego.
El rol de la educación ambiental en la prevenciónde incendios forestales
No cabe duda entonces que la principal forma de evitar que se produzcan incendios forestales y los daños que ocasionan es influir en las personas, sobre su conducta y sus actos. Dos formas de acción sobre las personas son consideradas en el marco de la prevención de incendios forestales. Ellas son la persuasión y la imposición.
La persuasión busca introducir cambios en el comportamiento de la población, respecto a la percepción y consecuencias de los
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incendios forestales, con el fin de modifi-car su actitud y conducta y llevarla desde el desconocimiento, la indiferencia, los descuidos y negligencias hacia el afecto, el interés, la conciencia y el compromiso con la prevención de incendios forestales, aspectos que se expresarán en acciones responsables cuando, por alguna circuns-tancia, las personas manipulen fuego en terrenos con vegetación combustible.
Para persuadir a las personas la edu-cación ambiental transmite enseñanzas y conocimiento de manera directa, personal y orientada a grupos definidos de la población, entre los cuales prima el sector escolar en razón a la conveniencia de una temprana formación en los niños de valores y respecto a la naturaleza. Este proceso puede ser de manera formal –a través del sistema educativo existente y orientado a profesores y/o estudiantes– o
más general o no formal, hacia otros núcleos de la población, por ejemplo trabajadores forestales. También se hace educación ambiental a través de la difusión, emitiendo enseñanzas y mensajes a la población a través de los medios de comunicación, ya sea con mensajes generales e impersonales o específicos, dirigidos a determinados segmentos de la población.
A diferencia de la educación ambiental, la imposición por su parte, busca cambios en el comportamiento de las personas a través del imperativo de normas y regula-ciones establecidas y ante la amenaza de sanciones u otra forma de reconvención. Si bien puede darse un acatamiento a la imposición, ello no asegura un cambio en la percepción que las personas tengan del problema, aspecto que sí es abordable a través de la educación ambiental.
En Chile dos actores están fuertemente
involucrados en la promoción de activida-des de educación ambiental relacionadas con la prevención de incendios forestales. Ellos son la Corporación Nacional Forestal y las empresas forestales mayores. En el caso de CONAF, su objetivo e interés en la educación ambiental la ha relacio-nado estrechamente con las entidades educacionales regionales, para organizar durante el año la entrega de conocimiento y enseñanzas a los profesores y también a los estudiantes en materias relacionadas con el impacto de los incendios forestales, sus daños y su prevención. En esta tarea la presencia de Forestín, símbolo de la protección contra incendios forestales, es un actor muy influyente sobre todo entre los niños y niñas.
Con el objeto de sensibilizar a los estu-diantes y profesores sobre la importancia de prevenir los incendios forestales, CONAF visita permanentemente colegios e institu-ciones educativas. Con estas actividades los niños se sienten más integrados y cumplen con mayor propiedad la tarea de transmitir lo aprendido a sus familias y amigos, y además, se valora en mayor medida el bosque y su entorno. Asimismo, los profe-sores también reciben formación y apoyo de Conaf de manera que puedan abordar clases teóricas y prácticas en relación a la educación ambiental y la prevención.
Las empresas forestales, por su parte, también realizan acciones de educación ambiental en el entorno rural de sus planta-ciones forestales, buscando el compromiso de los vecinos con un recurso forestal del cual, de alguna forma, son partícipes.
Las acciones de prevención de in-cendios forestales en Chile desde 1980 hasta el presente, si bien no han erradi-cado la ocurrencia de los mismos, han mantenido el problema dentro de un cierto rango, con un número promedio de 5.261 accidentes, ello pese al au-mento en la población y al crecimiento sostenido del parque automotor, dos factores que inciden notoriamente en los incendios en nuestro país. Esto es un logro importante, en cual la educación ambiental ha jugado, y seguirá jugando, un importante papel.
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Auspician:Organiza: Patrocinan:
Ven y participa
2010 Año de la Diversidad Biológica
Por quinto año consecutivo CONAMA organiza el Concurso de Cuentos Ambientales, evento dirigido a estudiantes de 5º básico a 4º medio de todo el país. Los alumnos y alumnas deben escribir un cuento abordando temas como “Reciclaje”, “Protejamos el Agua”, “Cambio Climático” y “Calidad del Aire”, mientras que los docentes interesados podrán
participar con un relato referido a la “Biodiversidad”.
El plazo para entregar los trabajos vence el 3 de septiem-bre y las bases del concurso se pueden descargar en:www.conama.cl
Los alumnos y docentes ganadores recibirán interesantes premios aportados por Falabella, Oxford y Sodimac
Impulsar el uso de la bicicleta como medio de transporte sustentable, es uno de los objetivos que ha venido desarro-llando la Subsecretaría de Transportes. Con este objetivo, y en conjunto con el Banco Mundial (GEF), se desarrolló el proyecto “Transporte Sustentable y Calidad del Aire para Santiago”, y su campaña de promoción denominada “CicloSantiago”, en un intento por fomentar hábitos de movilidad sustentable entre las personas, difundiendo las bondades del uso de la bicicleta en el cuidado del medio ambiente y la calidad de vida.
Con este fin se publicó el “Manual de Facilitadores”, guía destinada a profesores y monitores, con el objeto de fomentar en su grupo-curso o taller, el uso de la bicicleta como medio de transporte sustentable, aportando valores ambientales trans-versales. También ofrece actividades prácticas que propician del aprendizaje o re-aprendizaje del ciclismo seguro.
Específicamente, se busca que los niños, niñas y jóvenes se sumen al uso de la bicicleta de manera consciente, responsable y respetuosa del entorno.
Subsecretaria de Transportes Fomenta Uso de la Bicicleta
CONAMA Invita al 5° Concurso de Cuentos Ambientales
To celebrate the International Year of Biodiversity (IYB) UNESCO Associated Schools network in the UK is launching a competition to fi nd the school that best communicates the messages of the International Year:
• celebrating the importance of biodiversity
• raising awareness of the need to protect biodiversity
• encouraging people to take action to help protect the irreplaceable natural wealth
around us
Your task is to devise a creative and effective campaign that can spread the IYB
messages to your local community. You can submit a poster, collage, brochure, video
or podcast. There will be two categories for the competition, one for primary schools
and one for secondary schools.
For more information about the competition see www.unesco.org.uk/iybor contact Leo Vincent at [email protected].
Deadline for submissions: 28th May 2010
Please send your submissions to:IYB CompetitionThe UK National Commission for UNESCOSuite 98, 3 Whitehall CourtLondon, SW1A 2EL www.unesco.org.uk
BIODIVERSITY
IS LIFE
Ver: www.cbd.intTe invitamos a descargar el manual desde el siguiente link:http://mnm.subtrans.cl/web/modos-no-motorizados/desacargas
EcoNotas
Las Naciones Unidas declararon el año 2010 como el Año Internacional de la Diversidad Biológica. Es una celebración de la vida en la tierra y del valor de la diversidad biológica para nuestras vidas. El mundo está invitado a tomar acción en este
año para proteger la varie-dad de la vida en la tierra: la biodiversidad.
Según Naciones Uni-das, la actividad humana está causando que la di-versidad de la vida en la Tierra se pierda a una gran velocidad, pérdidas que son irreversibles. Con ello nos empobrecemos, dañamos los ecosistemas en los cua-les nosotros mismos vivimos e hipotecamos nuestra propia subsistencia. Sin embargo, aún es tiempo de actuar.
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Entrevistas a dos directores de escuelas de Tocopilla pertenecientes al Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales.
Manuel Zamora - Gilda Herrera / Profesionales CONAMA- Antofagasta.
Cable a Tierra
LECCIONES Y APRENDIZAJES TRAS UN TERREMOTO:
La Experiencia de dosEscuelas certificadas
Tocopilla, se transformó en una situación traumá-tica para los habitantes del puerto de la que aún no se reponen a pesar de haber transcurrido más de dos años. Muchas familias emigra-ron a otras ciudades y las que se quedaron tuvieron inconvenientes para el traslado diario de los niños a las escuelas por no existir transporte público. Otro efecto fueron las incomodidades de los alumnos que tuvieron que vivir en “mediaguas” lo que influía en su rendimiento escolar, esto era agravado por índices de cesantía y los problemas de alimentación escolar al no tener los espacios adecuados para entregarla en el establecimiento, situación que se fue mejorando paulatinamente”.
Respecto a la existencia de planes de emergencia ante este tipo de desastre natural, y la respuesta de la comunidad educativa al fenómeno, el profesor Valera señala:
“El establecimiento contaba y cuenta con un Plan Integral de Seguridad con todos
los antecedentes y normativas a seguir en siniestros tales como terremoto, tsunamis, incendios y otros. Además se contaban con todas las señaléticas
necesarias e implementación
A las 15.40 horas del miércoles 14 de noviembre de 2007 la ciudad de Tocopilla sufrió las consecuencias de
un desastre natural. Esa vez, un terremoto de intensidad de 7,7° en la Escala de Richter sacudió al territorio, resultando la ciudad el punto más afectado. En el borde del mar, la ciudad sufrió inmediatamente el temor por un tsunami que afortunadamente nunca llegó.
Han pasado 3 años de aquel suceso y hoy tras el reciente desastre natural ocurrido en el sur del país, resurgen los recuerdos de aquel día.
A diferencia del terremoto reciente, el de Tocopilla remeció la Tierra en un día y horario en que los colegios estaban en clases, por eso la importancia de conocer la experiencia vivida por algunos estableci-mientos en aquella ocasión. Precisamente, para saber del aprendizaje vivido, el nivel de preparación existente, la reacción al fenómeno y las lecciones adquiridas, conversamos con los docentes Roberto Valera, director de la Escuela Pablo Neru-da y Miriam Tello, directora de la Escuela Especial Pedro Aguirre Cerda, ambas que Tocopilla y que participan en el Sistema Nacional de Certificación Ambiental de CONAMA.
RobeRto ValeRa, Director Escuela Pablo Neruda¿Qué significado tuvo el terremoto del 2007 y qué consecuencias y efectos generó en el funcionamien-to del colegio que Ud. dirige?
“Como todo evento telúrico de la magnitud del ocurrido en
para estos casos. Tam-bién existía
un Plan de S i m u l a c r o s
mensuales, los que se realizaban
y evaluaban periódica-mente. Todos respondieron
de excelente forma, en especial los alumnos quienes estaban bien entrenados, ya que guiados por sus profesores estuvieron en menos de un minuto en la Zona de Seguridad enmarcada en el patio del es-tablecimiento. No hubo ningún accidente a pesar de que se desprendieron los cielos de pasillos, camino por donde tenían que pasar para evacuar sus salas. Luego llegaron los padres y apoderados para llevárselos sin ningún problema”.
Y cómo fue el proceso de recons-trucción?
“Luego de reforzar las murallas agrietadas con platinas y pernos de acero en forma provisoria, para trabajar el año 2008, debimos compartir el edificio con otro establecimiento educacional, en este caso la escuela “Arturo Prat Chacón” de similar matrícula al nuestro. En el año 2009 se procedió a la reparación definitiva del plantel, demorando aproximadamente un año el arreglo completo. En el presente año, nos entregaron el edificio completamente reparado cuyas paredes tienen el doble grosor de las antiguas, constituyéndose en una verdadera fortaleza, dada a la gran cantidad de fierro y cemento inyectado tanto en los cimientos como en las paredes”.
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Ante la alta probabilidad de ocurrencia de terremotos y tsunamis en el Norte Grande ¿qué medidas ha adoptado el establecimiento para enfrentar escenarios de emergencia?
“Se han mantenido las medidas ante-riores ya que dieron muy buen resultado, pero se está mejorando e innovando respecto a los tsunamis, donde se debe salir del establecimiento, mejorando las estrategias e implementación necesaria para evacuar 600 personas hacia lugares altos del puerto”.
¿Cuáles son las principales lecciones que usted rescata del terremoto y qué consejos entregaría a las comunidades educativas de escuelas afectadas por el último terremoto ocurrido en el sur de nuestro país?
“Es evidente que la lección aprendida con la experiencia del terremoto nos ha servido para estar preparados en nues-tros hogares y en los establecimientos educacionales. Esto nos ayudará a evitar desgracias mayores de las que puede provocar una catástrofe de este tipo, es-tando preparados y organizados con los elementos necesarios para sobrellevar la traumática situación”.
Y respecto del momento post terre-moto, el profesor Valera nos cuenta que “no debemos esperar la ayuda de terceros que generalmente demora, ya que el caos es para todos por igual, debemos tratar de organizarnos trabajando en equipo para revertir la situación y luego con apoyo externo mejorar la proble-mática. La reconstrucción y la vuelta a la normalidad es muy difícil, demora un par de años, la paciencia, perseverancia, responsabilidad y el trabajo de toda la comunidad educativa puede acortar el proceso de recuperación material, social y psicológica”.
MiRiaM tello, Directora de la Escuela Especial Pedro Aguirre Cerda
Para esta docente el terremoto del año 2007 fue “un evento que marcó la vida de todos los tocopillanos, probó la preparación que tenía la comunidad educativa ante este tipo de catástrofes, de la que salimos felizmente airosos y sin consecuencias negativas. Tanto el personal docente, asistentes y especialmente los alumnos y alumnas tuvieron un comporta-miento ejemplar lo cual es tremendamente
valorable en nuestra Unidad Educativa por la calidad de los alumnos y alumnas que atiende, me refiero a sus Necesidades Educativas Especiales”.
¿Se aplicó el Plan de emergencia existente?
“El establecimiento contaba con un plan de emergencia lo que se cumplió cabalmente a pesar de la magnitud del terremoto, razón por lo cual no ocurrieron desgracias personales. Toda la comuni-dad educativa respondió de acuerdo a lo establecido en el Plan de Emergencia por lo tanto no se presentaron grandes dificultades en la evacuación a pesar del pánico que nos invadió a todos y de que costaba mantener la calma”.
Y cuáles han sido las medidas de seguridad que han aplicado después del terremoto?
“Lo primero fue que la zona de se-guridad de algunos cursos tuvo que mo-dificarse; luego profundizar la educación en los alumnos y apoderados para que tomen conciencia de que vivimos en un país sísmico y que estas catástrofes van a ocurrir siempre. Además se ha solicitado la ayuda a expertos de seguridad de bomberos y prevencionistas para que nos asesoren en el tema”.
¿Qué lecciones rescata de todo lo vivido en el terremoto del año 2007?
“Una de las principales lecciones ha sido reconocer que estamos viviendo en un país sísmico y a partir de esta realidad
considerar las acciones de prevención con respecto al tema, ya sea en infraestructura, elementos de seguridad que se requieren en la escuela y entrega de información sobre seguridad en estos casos a alumnos y alumnas, apoderados y personal del establecimiento, y reestructurar el plan de emergencia”.
¿Qué sugerencias o consejos entregaría a las comunidades educativas afectadas por el último terremoto ocurrido en el sur de nuestro país?
“Es importante contar siempre con más de un Plan de Emergencia si falla una alternativa considerar otra. Es absoluta-mente necesario. Además, después de una catástrofe de esta magnitud, realizar terapias de contención para toda la comu-nidad educativa, el trauma post terremoto es difícil vivirlo sin apoyo de profesionales expertos, es un proceso que hay que vivirlo y se supera lentamente”.
Y qué anécdota puede contarnos vivida en el terremoto?
“Bueno, las clases de ese año llegaron hasta ahí no más, y lo más divertido fue que los alumnos dejaron sus mochilas en el colegio hasta el año siguiente. Después del terremoto los apoderados vinieron a buscar a los alumnos, pero ellos ni siquiera quisieron entrar a la sala de clases a retirar sus mochilas y se fueron a sus hogares sin ellas. Las recuperaron recién al año siguiente, no querían regresar al lugar donde habían vivido el terremoto”.
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Cuando el pasado 27 de febrero la tierra remeció el territorio nacional y las comunicaciones se cortaron dejando en ascuas a los pobladores de casi todo el país, los habitantes
de la pequeña localidad de Las Cascadas, ubicada en los faldeos del Volcán Osorno, en la comuna de Puerto Octay, pusieron en marcha un plan de evacuación que llevan aprendiendo y practicando hace más de diez años.
En estricto orden y sin agitación, caminaron hasta los “puntos de seguridad” para ser evacuados por los automóviles y furgones que les esperaban y ser transportados a lugares más seguros. Cada familia llevaba linternas y un pequeño bolso con enseres para afrontar un corto período de sobrevivencia: velas, fósforos, azúcar, agua, café, ropa de abrigo, sacos de dormir y frazadas. Los únicos que en principio actuaron fuera de control, fueron los turistas que se encontraban en el lugar. Sin embargo, al ver la tranquilidad de los lugareños retomaron la calma y se sumaron al bien organizado acto de evacuación.
En una comuna que convive con el riesgo de una posible erupción del Volcán Osorno, sus habitantes llevan años trabajando en un plan de evacuación, el que tuvieron la oportunidad de probar con gran éxito en el terremoto pasado.
Manuel Fuentes y Cristina Díaz / Profesionales CONAMA, / Región de Los Lagos
Aprendiendo de la Naturaleza
enfrentar las emergencias
En principio se pensó que el terremoto tenía su origen en el Volcán Osorno, ese cono perfecto colmado de nieve con que los habitantes de Las Cascadas conviven a diario; por ello, la Presidenta del Comité de Protección Civil de Puerto Octay, Inés Segura Guzmán, quien a su vez es la Jefa del Departamento de Turismo de la Municipalidad de Puerto Octay, vio con satis-facción que el trabajo realizado no ha sido en vano, ya que la comunidad de inmediato puso en marcha el plan de evacuación tantas veces conversado.
Una plan de evacuación ante riesgos en el que la comuni-dad educativa juega un rol fundamental. Así lo cuenta Viviana Portales, Jefa del Departamento Administrativo de Educación Municipal de Puerto Octay, quien relata que en el año 2006 fue invitada a una reunión en Las Cascadas, como parte del “Proyecto Multinacional Andino”, (PMA-CGA) encabezado por el geólogo Fernando Muñoz Carmona e integrado además por
Un ejemplo de comoPUERTO OCTAY:
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el Jefe del Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN) de Puerto Varas, el también geólogo Jorge Muñoz. El propósito del proyecto es trabajar en la prevención y difusión para mantener informada a la comunidad sobre peligros y evacuación del villorrio.
En la oportunidad el Departamento de Educación propuso realizar un trabajo con 20 alumnos del segundo ciclo de educación básica de la Escuela Las Cascadas, y se conformó el primer Grupo de Seguridad Escolar en la comuna, cuyos alumnos recibieron una extensa capacitación de parte de bomberos, carabineros y personal médico de la Posta del sector. “El Grupo fue todo un hallazgo –comenta Viviana Portales–, los niños aprendieron que realizando actividades organizadas y coordinadas se puede convivir con el riesgo que implica vivir en los faldeos de un volcán activo, como es el Osorno. Se trabajó con los niños también en su autoestima y desarrollo personal y fueron los estudiantes quienes llevaron el tema a sus hogares logrando entusiasmar a toda la familia”.
En septiembre de 2007, los expertos volvieron al lugar y comprobaron los avan-ces alcanzados por los padres y alumnos en el conocimiento e interiorización de los planes de seguridad.: “Surgió entonces la pregunta ¿por qué no replicar la experien-cia de Las Cascadas en todas las escuelas de la comuna?, cuenta Viviana Portales, y responde “No hubo que esperar por la respuesta y fue así como los profesores seleccionaron los contenidos de los Planes y Programas de Estudio, establecidos por el Ministerio de Educación y relacionados con riesgos naturales, peligros geológicos, mitigación de riesgos geológicos entre otros de los subsectores Comprensión del Medio Natural, Social, Artes, Lenguaje y Comunicación y con ellos elaboraron un programa de trabajo, que lleva su cuarto año de ejecución y que ha ido profundi-zando el tema en cada escuela las que, al inicio del año escolar presentan sus propuestas en las que participan alumnos, apoderados, profesores y asistentes de la educación”
El entusiasmo desbordó el ámbito comunal y esto motivó al SERNAGEO-MIN a asumir un mayor compromiso con los escolares de la comuna, ca-pacitando a todos los profesores de los subsectores involucrados en el programa. Se han realizado talleres en los cuales el geólogo Jorge Muñoz, capacita a los docentes y realiza con ellos actividades de terreno en los faldeos del Volcán Osorno para poner en práctica lo aprendido.
Sin embargo la experiencia no solo es para los profesores. Se suman luego los inspectores, secretarias, auxiliares y manipuladoras de alimentos de cada colegio y también los apoderados. “Cons-te –resalta Viviana Portales– que no se trata de más “pega” para nadie, sino simplemente en la profundización de un tema que es culturalmente imprescindible manejar por las características del lugar en que vivimos”.
Debido al apoyo recibido por el “Pro-yecto Multinacional Andino” PMA-CGA el éxito de las acciones emprendidas ha trascendido las fronteras de la comuna, y se ha exportado a todos los lugares donde el Proyecto se desarrollaba (países que están en cordón de los Andes), en algunos de los cuales sirvió de motivación para iniciar un trabajo similar. Incluso, en diciembre del año 2007 Viviana Portales participó –junto a otros docentes de los
países andinos- en la última reunión del Proyecto que se realizó en la ciudad de Cuzco, Perú, donde presentó el trabajo realizado en la comuna.
Pese al reconocimiento internacional que tiene la experiencia de Puerto Octay, ha faltado mayor apoyo e interés por parte de otras instituciones públicas de nuestro país, pues hasta ahora solo cuentan con el respaldo del municipio y de SERNA-GEOMIN, y la participación de la Armada, Carabineros, Bomberos y Asociación Chilena de Seguridad. “Incluso la ONEMI llegó hasta la comuna para comprobar in situ el trabajo realizado en las escuelas, y participó en la exposición de los trabajos en
noviembre del año 2007, pero después no tuvimos más contacto”, relata la profesora Portales
A pesar de ello, el programa ha continuado año a año, pues los docentes, los alumnos y alumnas, padres y apoderados han com-prendido que la preparación de la
comunidad es importante para en-frentar una emergencia, y ello quedó
demostrado en el terremoto del 27 de febrero pasado. “Este es el modelo que se necesita implementar no en muchas, sino en todas las localidades del país”, afirma Viviana Portales.
Así entonces, se han realizado ejercicios de evacuación con participación de todos los integrantes de la comunidad educativa, en donde cada cual conoce perfectamente el rol que debe desarrollar en el libreto de este maravilloso programa llamado “Estrategias para la incorporación del conocimiento del subsuelo en la Educación Ambiental y de Prevención”
Por todo lo anterior es que los ha-bitantes de Las Cascadas, una vez que tomaron conocimiento del origen del movimiento telúrico del pasado 27 de febrero, retornaron a sus casas con la absoluta tranquilidad de haber puesto en marcha con éxito lo que tanto han planificado para enfrentar una emer-gencia. No obstante, están ciertos que si muchos habitantes del país contaran con su educación y su entrenamiento, las víctimas del terremoto y del tsunami habrían sido muchos menos.
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El sismo grado 8.8 que afectó a gran parte del sur y centro de nuestro país y que vino acompañado por el Tsunami, puso a prueba lo que tanto hemos avanzado
y que tanto nos queda por avanzar en construir un modelo técnico y de gestión que nos permita formar a nuestras nuevas generaciones en una cultura del autocuidado y de la prevención en el sistema escolar.
Cuando nos vemos enfrentado a estas amenazas de origen natural los niños, niñas y adolescentes resultan ser los más vul-nerables, especialmente aquellos que forman parte del sistema educativo. Por consecuencia la protección de éstos durante las amenazas naturales, requieren de dos acciones prioritarias que, aunque distintas, son inseparables: la educación para la prevención (reducción del riesgo de desastres) y la respuesta frente a un desastre.
El desarrollo de la Seguridad Escolar en el sistema educati-vo nacional comenzó con la aplicación de la Operación Deyse (Operación de Evacuación y Seguridad Escolar) en el año 1979, acción que promovió la respuesta frente a la emergencia y que instaló en el común de las generaciones que participamos de
Lo central en la
Patricio Oyarzún Rojas / Coordinador de Deporte, Recreación y Seguridad Escolar / Ministerio de Educación. Fotografías: Mineduc
prevención de desastresesta estrategia la lógica de la evacuación con el mínimo riesgo de accidente, y se robustece con un trabajo más sistemático al inicio del 2001 con la creación del “Plan Integral de Seguridad Escolar”, el que promueve la formación de una cultura de la prevención y el autocuidado en los estudiantes, pero que también a su vez intenciona la implementación de acciones y actividades de respuesta, tales como: simulacros, elaboración de planes escolares específicos y de emergencia, técnicas para la evaluación de daños y necesidades, capacitación a docentes, y a los asistentes de la educación, cuestión que permite preparar a las comunidades para enfrentar el riesgo, la prevención, una emergencia o un desastre.
La escuela como centro protector, la capacitación del recurso humano y profesional y la participación de todos los actores de una comunidad escolar harán posible que se pueda avanzar en una cultura de prevención y por consecuencia, mitigar el desastre.
Entonces esta escuela protectora y segura, la podemos considerar como uno de los espacios sociales más importan-tes donde niños, niñas y jóvenes construyen su proceso de
Medioambiente y Escuela
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socialización, su sistema de relaciones sociales; por tanto su vida afectiva y emocional está muy relacionada con su comunidad educativa. Ante una situación de crisis, en niños, niñas y adolescentes se genera una necesidad de apoyo y compañía, por ende el significado que adquiere la escuela en tiempos de de-sastre y el que podamos restablecer el sistema educativo tempranamente nos posibilita que ellos y ellas cuenten con un espacio protector y seguro en donde jugar con sus amigos y amigas, dialo-gar sobre sus sentimientos, compartir y aprender de las experiencias vividas se sientan verdaderamente apoyados emocionalmente.
Lo anterior se debe conjugar estable-ciendo un curriculum alternativo donde se considere el estado emocional de niñas, niños y adolescentes, pero que también se considere la necesidad de la no discriminación, dejando a estos estudiantes que enfrentan un desastre, la posibilidad escasa de conseguir aprendizajes de mediana calidad. Esto induda-blemente lo veremos reforzado si en la planificación alternativa se consideran las actividades recreativas y deportivas como estrategias que les permitan expresar y volcar sus vivencias, reafirmar su identidad, su dignidad, su independen-
cia, pero por sobre todo recuperar la normalidad.
Todas las inicia-tivas orientadas a reducir el riesgo y a prevenir un de-sastre, dentro de las actividades de una escuela, con-tribuyen a que las comunidades esco-lares se conviertan en lugares seguros y mejor preparados para responder a los efectos de cual-
quier amenaza. No importa si son grandes o pequeñas, urbanas o rurales, todas las comunidades escolares que le dediquen esfuerzos a trabajar esta temática, están contribuyendo positivamente con sus propios grupos sociales y comunitarios, como así también a la formación integral de sus estudiantes.
Las profesoras y los profesores son actores importantes para el desarrollo de las comunidades y por lo tanto deben ser profesionales dotados de ciertas competencias técnicas que les permitan transmitir y brindar espacios de aprendi-zajes relacionados con el autocuidado y
la prevención. Y en tiempo de desastre son fundamentales en la mitigación emocional de los estudiantes de su co-munidad. La relación con los niños, niñas y adolescentes, como también con las madres, padres, apoderados y familia en general, los convierten en socializadores y promotores de la gestión del riesgo, por tal razón debemos establecer que cualquier estrategia e iniciativa debe ser atendida y practicada por los docentes permitiendo de esta forma hacer de las es-cuelas lugares seguros y mejor preparados para enfrentar los desastres. Lo anterior conlleva asumir la necesidad de instalar, en forma periódica y sistemática, estrategias de capacitación a estos y otros actores para que en cada comunidad educativa se esté reforzando en cualquier actividad pedagógica la prevención como también la respuesta a través de la realización de ejercicios de evacuación en simulacros y simulaciones de las condiciones de emergencia de tipo diverso.
Cuando las comunidades educativas conocen los riesgos y las amenazas a que están expuestas, las capacidades y los recursos con que cuentan para enfren-tarlas, aumentan por sobre manera las posibilidades de prevenir los desastres, o por lo menos de reducir el impacto de los mismos. Todos los esfuerzos que pueda generar una comunidad educativa que tengan como objetivo el autocuidado, la prevención y la respuesta ante un desastre, constituyen acciones formativas
integrales por la vida y una mejor calidad de vida.
Mientras mayor sea la orga-nización con la participación de todos los actores para incorporar la educación en prevención que se da al interior de una comunidad educativa, mayores serán sus capacidades para prevenir, reducir y mitigar
los factores de riesgo, y para recuperarse de los efectos de los
desastres provocados por fenó-menos naturales o por las acciones
humanas.
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