Cristología
1. Hipótesis: cuando las personas sufren un exorcismo no tienen posteriores
consecuencias.
Las consecuencias de la persona que sufren de algún exorcismo no es símbolo de
preocupación.
2. Desarrollo- experiencia de las personas que viven en esta situación
3. Conclusión (repuestas a la hipótesis)
4. Resultado de la hipótesis
Entrevistas a expertos:
Padre que realice exorcismos (dos: Waldo y un padre del psiquiátrico)
Psiquiatra y psicólogo que trata con estos posibles paciente (dos).
Si se puede, a alguna persona que haya vivido conocido de cerca alguna
persona que haya sufrido de algún exorcismo.
Preguntas:
Padre que realice exorcismos (dos: Waldo y un padre del psiquiátrico)
¿Nos puede comentar acerca de los antecedentes historicos del exorcismo en la
ciudad de La Paz?
Usted, ¿desde cuándo y cuantos exorismo ha realizado?
Luego de exorcizar a la persona ¿se le hace algún seguimiento?, ¿de qué forma
y por cuánto tiempo?
En el caso de que no se hacer ningun seguiemiento, ¿Qué recomienda usted a la
familia?
Despues que la persona haya sido liberada de los demonios (exorcisado)
¿cuales son las consecuencias posteriores?
En la ciudad de La Paz, ¿existe algun grupo de ayuda a estas personas y sus
familias, luego de haber sido exorcizadas? ¿cual es la ayuda que se les brinda a
estas personas?, ¿por cuanto tiempo?
Cómo Iglesia Católica ¿Se realizar algún tipo de apoyo a personas exorcisados
y sus familias?, ¿de qué manera lo hacen? ¿que profesionales ayudan a estas
personas?
¿Existen otros exorcistas autorizados por el Vaticano en el pais?
Desde su experiencia como exorcista, nos podria comentar acerca de casos
donde la persona se haya curado por completo y donde no haya ocurrido lo
mismo
Psiquiatra que trata con estos posibles paciente (dos)
¿Alguna vez le toco atender a algún paciente que sufrió de exorcismo?, nos puede
comentar un poco de ¿Cuáles eran sus características de este paciente y como usted
dedujo que había sufrido de la posesión de demonios en su ser?
Es cierto que ¿Cuándo la persona sufre de algún exorcismo puede borrar su memoria y
su personalidad?
Según usted, ¿Cuáles son las consecuencias que puede tener una persona que sufre
exorcismo?
¿Cuál es el tratamiento que debe seguir una persona exorcizada?
INFORMACIÓN ADICIONAL
Posesiones demoníacas y ExorcismosCompartirTwittear
Hola amigos taringueros aca les traigo mi primer post sobre poseciones demoniacas y
exorcismos…
Aca les traigo los conceptos basicos:
Exorcismo: se denomina exorcismo a la acción sobrenatural de expulsión, realizada contra una
fuerza maligna, utilizando un método religioso para expulsar, sacar o apartar a dicho ente de la
persona u objeto que se encuentra poseído(a) por la entidad maligna. El origen de la palabra
exorcismo deriva del latín exorcismus, que a su vez deriva del griego exorkismos, que significa
estar sujeto a un juramento.
Posesiones demoníacas: es como se denomina desde el punto de vista religioso a un tipo de
trastorno del comportamiento que se atribuye al apoderamiento del espíritu del hombre por otro
espíritu, generalmente uno o más demonios, que obra en él como agente interno y unido con él.
Bueno acá les traigo la información esta basada en la iglesia católica apostólica romana…
Como uno es poseído y de que manera se puede evitarlo.
Una persona puede decidir ser poseída o no, si su decisión es dejar entrar al demonio, puede
lograrlo mediante juegos satánicos (por ejemplo, el famoso juego de la copa), libros (como el
codex), intentando comunicarse con el mas allá y, principalmente, alejándose de Dios. Si la
persona no tiene la intención de ser poseída, lamentablemente, lo puede ser, nuevamente
jugando juegos diabólicos (por curiosidad), recibiendo maldiciones por gente que practica magia
negra o simplemente apartándose de Dios.
Dicho esto, si bien no se puede “evitar” del todo, podemos lograr reducir el porcentaje de que
Satanás entre dentro nuestro conociendo las consecuencias, ignorando todo lo relacionado con
la magia oscura y, especialmente, estando cada vez mas cerca de Dios (yendo a Misa, rezando
seguido, confesándose, comulgando, confirmándose, siendo buena persona, respetando los diez
mandamientos, etc.)
Consecuencias que trae ser poseído.
Ser poseído puede traer graves efectos, tales manifestaciones pueden ser: memoria o
personalidad borrada, convulsiones, respiración agónica, aversión a lo sagrado, aparición de
enfermedades sin causa aparente, acceso a conocimientos sobre sucesos distantes y ocultos
(gnosis) y a lenguajes extranjeros (glossolalia) o hablar y entender lenguas desconocidas por el
sujeto, cambios drásticos en la entonación vocal y en la estructura facial, aparición repentina de
lesiones (arañazos, punciones y diferentes marcas) y cicatrices “espontáneas” y fuerza
desproporcionada. Si no se expulsa al demonio a tiempo, el poseído puede llegar a la muerte.
Como exorciza la Iglesia Católica.
El ritual de exorcismo incluye la repetición continua de oraciones y ordenes de expulsión, y el uso
de objetos que pueden repeler al ente, en este caso un demonio, como crucifijos, agua bendito,
reliquias, entre otros. El exorcismo en la teología católica halla su base en los textos evangélicos
donde se narran las liberación y expulsiones de demonios que realizo Jesús.
Punto de vista católico y científico sobre las posesiones infernales.
Muchas religiones tienen un protocolo para distinguir una posesión demoníaca de otro tipo de
patologías de carácter no espiritual. En el caso de la religión católica, sólo se procede al ritual del
exorcismo una vez los psiquiatras han estudiado el caso. La finalidad del exorcismo sería la
expulsión del demonio o las entidades que tomaron el control del individuo. Estas creencias
religiosas se oponen a la evidencia científica y al estudio objetivo de los fenómenos mentales
detrás de las posesiones. Algunas posesiones que se pueden observar en la Biblia son:
• Mateo 4:23-25: Personas poseídas curadas por Jesús.
• Mateo 7:21-23: Muchos expulsarán demonios en el nombre de Jesús.
• Mateo 8:14-17: Jesús cura a muchos que están poseídos por demonios.
• Lucas 7:21: Jesús libera a mucha gente de posesiones por espíritus malignos.
• Lucas 13:10-17: Jesús expulsa en Sabbat a un espíritu que causa enfermedades en el cuerpo
de una mujer.
• Lucas 13:31-32: Jesús continúa expulsando demonios aún cuando Herodes Antipas está
buscándole para matarle.
• Juan 7:20: Una «turba de judíos» que querían matar a Jesús decían que estaba poseído por
demonios.
• Juan 8:48-52: Los judíos dicen que Jesús es un Samaritano poseído por demonios.
Saliéndose del punto de vista religioso y entrando a lo científico, la posesión demoníaca se
considera que es el trastorno disociativo de la histeria, denominado desorden detrance o
posesión, y diagnosticado como trastorno psiquiátrico por el DSM-IV y el ICD-10. Comúnmente
se le denomina «demoniopatía» o «demoniomanía» y se describe como la creencia del paciente
de estar poseído por una divinidad o demonio, y de obrar bajo su control. Diversos trastornos
como el desorden múltiple de personalidad, el trastorno de identidad disociativo, el síndrome de
Tourette y la epilepsia, son relacionados o interpretados como posesiones demoníacas.
Quienes pueden exorcizar y que necesitan.
Para practicar el exorcismo es necesaria la autorización del obispo diocesano, que puede ser
concedida para un caso específico o de un modo general y permanente al sacerdote que ejercita
el ministerio de exorcista en la diócesis.
Diferentes formas de influencia demoníaca además de la posesión.
En el presente ritual se encuentran el rito el exorcismo propiamente dicho y las oraciones que hay
que recitar públicamente cuando se juzga prudentemente que existe una influencia de Satanás
sobre lugares, objetos o personas, sin llegar a la fase de una posesión verdadera y propia.
Además, existe una serie de oraciones que los fieles deben rezar privadamente cuando tienen
fundadas sospechas de que son sometidos a influencias diabólicas.
Caso real: Anneliese Michel (Emily Rose)
Anneliese Michel quería ser maestra. El magisterio reunía muchos de sus sueños en uno:
aprender, conocer el mundo, ayudar a los demás por medio de la enseñanza y sobre todo estar
rodeada de gente, de sus alumnos y de sus compañeros. Gente con la que reír sin taparse la
boca avergonzada. Personas que no tuvieran sus pensamientos encorsetados, medidos por si El
Señor los encontraba ofensivo. Alguien que no la sometiera a la duda, a la mancha de la
infidelidad de su madre. Su madre, que como su padre pensaba que quería abandonarles, “no
puedes irte y disfrutar de lo que no hemos tenido”, parecían decirle. Anneliese no quería dejarles,
ni a sus hermanas, ni tampoco a Dios, pero ninguno de ellos les daba pruebas de amor. Puede
que, después de todo, la mancha fuera real. Que lo que sentía como frustración y angustia,
habitando en su interior, fuera algo merecido. Pero Anneliese no entendía por qué debía
padecer.
Mediados de 1968.
Anneliese tiene 16 años y algo le ocurre a su cuerpo. Comienza a sufrir terribles sacudidas y
adopta posturas imposibles, sin que pueda controlarlo. Josef y Anna, sus padres, la llevan a la
Clínica Psiquiátrica Wurzburg. Las pruebas son concluyentes: Anneliese tiene epilepsia.
Comienza un ingreso y tratamiento de larga duración que no hace nada por mejorar su estado.
De hecho, Anneliese empeora: se sume en una profunda depresión y los medicamentos, entre
ellos varios psicotrópicos, no contribuyen a su cura. Anneliese empieza a tener visiones
diabólicas durante sus continuos rezos.
1970.
El Mundo sufre cambios y convulsiones, pero los de Anneliese son mucho más traumáticos,
empieza a afirmar que está poseída. Las visiones no remiten, sino que empeoran. Tras su tercera
crisis e ingreso se le receta su primer anticonvulsionante. Esta medicación no afecta a sus
ataques, pero sí impone un efecto secundario: el cerebro pierde sodio, lo que promueve la
abstinencia alimenticia. Tres años de padecimiento y ninguna mejoran convencen a Anneliese de
que las medicinas convencionales no le hacen efecto alguno. La joven ha explicado a los
doctores que varios demonios la obligan a convulsionarse y a realizar actos horrendos. Anneliese
quiere ayuda espiritual, y es ella misma quien pide un exorcismo. El ritual se le es negado, y en
su lugar le recetan Periciacina, que eleva el umbral de convulsiones en el sistema nervioso.
Verano de 1973.
Anna y Josef visitan a varios pastores en busca de ayuda. Además de negativas y el consejo de
que confíen su hija a los doctores, los padres Anneliese son informados de los requisitos que la
Iglesia pide para realizar un exorcismo. Para que el obispo reconozca un caso de posesión la
persona debe tener aversión a objetos religiosos, demostrar Sansonismo o fuerza desmesurada y
padecer xenoglosia, la capacidad de hablar en idiomas que desconoce. Es importante señalar
que la joven es informada de estos puntos, los síntomas que le faltan para que pueda ser
exorcizada.
Noviembre de 1973.
Anneliese comienza a tomar Tegretol. De acuerdo con las normas básicas de la Psiquiatría
actual, la Carbamacepina no puede ser recetada nunca a mujeres en edad de concebir, debido a
sus graves efectos sobre los glóbulos rojos. Anneliese tomó esta medicación a diario hasta los
días previos a su muerte, en que era incapaz de tragar nada. El Tegretol también baja el nivel de
consciencia ante estímulos externos, además de fiebre elevada e hipoxemia, la carencia de
oxígeno en la sangre.
1974.
Después de supervisar a Anneliese por algún tiempo, el pastor Ernst Alt solicita permiso al obispo
de Wurzburg para realizar un exorcismo. La petición fue denegada y pronto le siguió la
recomendación de que Michel debería vivir un estilo de vida religioso en regla para encontrar paz.
Los ataques de Anneliese no remiten, empeoran, su conducta se torna errática y peligrosa: en su
hogar de Klingenberg, insulta de forma muy cruel (desvelando sus secretos y atacando en sus
puntos débiles) a toda su familia, además de golpearles y morderles. Se negaba a ingerir
cualquier alimento, ya que afirmaba que los demonios no se lo permitían. Anneliese dormía en el
suelo de piedra, comía arañas, moscas, carbón y bebía su orina, además, gritaba por toda la
casa durante horas, hasta escupir sangre. También rompía crucifijos, destruía cuadros de
Jesucristo y lanzaba los rosarios contra las paredes. Luego comenzó a automutilarse,
golpeándose contra las paredes y los muebles. Rasgarse la ropa y orinar en el suelo ya era algo
habitual.
Tras una verificación exacta de la posesión, que ahora incluía todos los requisitos previstos, en
septiembre de 1975 el obispo de Wurzburg, Josef Stang, asignó al padre Arnold Renz y al pastor
Ernst Alt la orden de llevar a cabo el exorcismo sobre la chica poseída. La base para este ritual
está en el Rituale Romanum, el cual continúa siendo, en este momento, un Derecho Canónico
válido desde el siglo XVII. Se les planteaba una tarea terrible, ya que Anneliese no decía estar
poseída por un demonio. Según sus palabras en su ser habitaban Lucifer, Judas Iscariote, Nerón,
Caín, Hitler y Fleischmann, un deshonrado sacerdote franco del siglo XVI, junto a algunas otras
almas malditas. Desde septiembre del 75 hasta julio del 76 se realizaron una o dos sesiones de
exorcismo cada semana. Algunos ataques de la joven fueron de tal violencia que no podía ser
reducida ni por tres hombres, ni incluso encadenada. Anneliese era capaz de saltar casi un metro
de rodilla, y envió a su padre y al sacerdote al otro extremo de la habitación de un solo golpe.
Durante este tiempo, Anneliese abrazaba un poco de normalidad cuando pudo regresar a la
escuela y realizar los exámenes finales en la Academia de Pedagogía de Warzburg.
Los ataques empeoraban, Anneliese perdía el conocimiento y se quedaba rígida con mayor
frecuencia. El ritual se alargó durante meses, con la presencia de familiares y testigos, ella se
negaba a comer durante todo ese periodo. Sus rodillas se rompieron durante las 6oo
genuflexiones que realizaba en las sesiones diarias de exorcismo. Varias fotos reflejan su
deterioro: la nariz rota por golpear su rostro contra la pared, dientes rotos, calvas en el pelo,
docenas de heridas y cortes abiertos, ojos inflamados, necrosis, malnutrición, etc., sin mencionar
las lesiones internas. Alrededor de 40 cintas de audio se grabaron durante el proceso. Anneliese
contó que tuvo varias visiones, y dio una fecha como Día de la Liberación: el 1 de Julio.
30 de junio de 1976.
Anneliese padece neumonía. Está demacrada, con fiebre muy alta, exhausta e incapaz de
realizar por si misma las genuflexiones, sus padres la sujetan para que se agache. Pide
absolución a los sacerdotes. Anna graba todo y oye a su hija decirle “Mamá, estoy muy
asustada”, ademas dijo que a medianoche los demonios la abandonarían, y es en ese momento
cuando, con el rostro sereno, se sume en un profundo sueño.
Anneliese Michel fallece el 1 de Julio. Al mediodía el pastor Ernst Alt informó a las autoridades de
Aschaffenburg. El fiscal comenzó a investigar de inmediato.
Los padres de la chica y los dos exorcistas fueron acusados de homicidio por negligencia. En el
juicio que comenzó el 30 de Marzo de 1978, el caso Klingenberg se decidió en base a dos
preguntas: qué causó la muerte de Anneliese y quien fue el responsable. De acuerdo a las
pruebas forenses la joven murió por malnutrición. Especialistas afirmaron que si los acusados
hubieran alimentado a la joven a la fuerza una semana antes de su muerte, la vida de Anneliese
hubiera podido salvarse. Una hermana de la chica declaro en el juicio que su hermana no quería
que la ingresaran en un hospital mental, donde sería sedada y obligada a comer.
Los exorcistas intentaron probar la presencia de los demonios, poniendo las cintas grabadas en
las que se oían extraños diálogos, como el de dos demonios que discutían sobre cual de los dos
debería abandonar primero el cuerpo de la chica. Uno de ellos se llamó a si mismo Hitler, y
hablaba con acento franco. Asimismo, las grabaciones muestran dos voces distintas pero
simultáneas, emitidas a la vez por Anneliese, sin olvidar su dominio de idiomas que, en teoría,
desconocía. Con todo, era información accesible para cualquiera que quisiera fingir, pese a ser
una imitación perfecta. Esto enlaza con la teoría de la Inducción Doctrinaria presentada por los
psiquiatras. Según ellos los curas proporcionaron a la chica los contenidos de su conducta
psicótica, y a insinuación produjo que Anneliese aceptase que su conducta era una forma de
posesión demoníaca. Los licenciados añadieron que el desarrollo sexual inestable de la joven
junto con su diagnóstico de trastorno en el lóbulo frontal agravó su psicosis. Los padres y
exorcistas fueron declarados culpables de homicidio por negligencia y negación de auxilio. La
condena fue de 6 meses de prisión con libertad condicional.
Una comisión de la Conferencia Alemana concluyó después que Anneliese Michel no estaba
poseída. Pero los creyentes no dejaron de apoyarla en sus luchas, y fue porque muchos creían
que el cuerpo de la chica no encontraría la paz ni con la muerte. Una monja carmelita de Bavaria
dijo a Josef y Anna que había tenido una visión del cuerpo de Anneliese, que permanecía
incorrupto. Once años y medio después de su entierro, el cuerpo de Anneliese fue exhumado y
sometido a otra autopsia. Pese a los rumores contrarios y a la existencia de fotos de la segunda
autopsia, nunca reveladas, el cadáver mostraba los signos normales de corrupción. Hay una foto
del féretro en la que algunos ven una garra abrazando el ataúd. También hay otra foto de una
supuesta aparición de la virgen en los cielos sobre el cementerio donde descansa ella. Hoy, su
tumba sigue siendo lugar de peregrinaje para aquellos que piensan que Anneliese fue una
valiente luchadora contra fuerzas demoníacas.
Bueno les dejo unas imágenes de Anneliese durante su exorcismo y de su tumba... http://www.taringa.net/posts/paranormal/13233508/Posesiones-demoniacas-y-Exorcismos.html
EFECTOS DEL EXORCISMO
Cuando la persona tenía negatividades, incluso cuando éstas manifestaran signos
particulares durante el exorcismo, el sujeto a menudo ha obtenido provecho de
éste.
Generalmente no se tiene en cuenta el día en que se ha practicado el exorcismo:
puede provocar bienestar o malestar, atontamiento o somnolencia, aparición de
hematomas o desaparición de dolores; estas cosas carecen de importancia.
En cambio, es importante evaluar las consecuencias a partir del día siguiente. En
algunos casos uno se encuentra mal durante un día o dos y luego está mejor
durante un determinado período; en general, siente de inmediato una mejora que
puede durar pocos o muchos días, según la gravedad del mal. Si uno no ha
manifestado ningún signo de negatividad durante la bendición y si no siente ningún
efecto después, la mayoría de las veces quiere decir que no tiene ninguna
negatividad; sus trastornos obedecen a otras causas. Pero el exorcista puede
sugerir que se practique otra bendición si tiene motivos para sospechar que el
demonio puede estar escondido.
Además, es interesante prestar atención a qué ocurre en las bendiciones siguientes,
ya sea como comportamiento durante el exorcismo, ya sea las consecuencias de
éste. Puede suceder que desde la primera vez la influencia maléfica haya mostrado
toda su fuerza, sea ésta poca o mucha.
Entonces se nota cómo progresivamente se atenúan los fenómenos. Otras veces, en
cambio, es como si el trastorno maléfico tratara de ocultarse y sólo poco a poco
emergiera en toda su extensión; después empieza la fase regresiva. Recuerdo, por
ejemplo, a un joven que durante el primer exorcismo había presentado sólo algunos
pequeños signos de negatividad; en el segundo exorcismo comenzó a aullar y a
agitarse. Aunque el caso se presentaba más grave que muchos otros, bastaron
pocos meses de exorcismos para llegar a la liberación.
Para el buen éxito es fundamental la colaboración del paciente. Suelo decir que el
efecto de los exorcismos influye en un diez por ciento sobre el mal; el otro noventa
por ciento debe ponerlo el interesado.¿De qué manera? Con mucha oración, con la
frecuencia en los sacramentos, con una vida conforme a las leyes del Evangelio, con
el uso de los sacramentales (hablaremos aparte del agua, el aceite y las sales
exorcizados), haciendo rezar a otros (es muy eficaz la oración de toda la familia, o
de comunidades parroquiales o religiosas, de grupos de oración...), haciendo
celebrar misas.
Son muy útiles las peregrinaciones y las obras de caridad. Pero sobre todo se
necesita mucha oración personal, mucha unión con Dios, de modo que la oración se
vuelva habitual. A menudo tengo que vérmelas con personas más bien alejadas de
las prácticas religiosas; he encontrado utilísima la integración activa en una
parroquia o en los grupos de oración, particularmente en los de la Renovación.
Para demostrar la necesidad de la colaboración suelo hacer una comparación con la
droga; es algo muy distinto, pero con lo que todos están familiarizados. Todo el
mundo sabe que un drogadicto puede curarse, pero con dos condiciones: debe ser
ayudado (integrándose en una comunidad terapéutica o de otro modo), pues por sí
solo no puede conseguirlo. Y debe colaborar activamente con su esfuerzo personal,
de lo contrario, toda ayuda es inútil. En nuestro caso la ayuda personal viene dada
por los medios que hemos indicado. Y si bien el fruto directo de los exorcismos, la
liberación, es bastante lento, en compensación he presenciado rápidas
conversiones: familias enteras comprometidas en una práctica cristiana
intensamente vivida, con plegaria común (muy a menudo el rosario). He visto cómo
se superaban obstáculos para la curación con decidida generosidad: a veces el
obstáculo era una situación matrimonial irregular; otras, el impedimento tenía su
origen en no lograr perdonar las afrentas recibidas o no reconciliarse con personas,
en general parientes cercanos, con las que se había roto toda relación.
Hay que mencionar de modo especial, por su eficacia, uno de los más duros
preceptos evangélicos: el perdón dado a los enemigos. En nuestro caso, los
enemigos están representados la mayoría de veces por las personas que han hecho
el maleficio y que, a veces, siguen haciéndolo. Un sincero perdón, la oración por
ellas, la celebración de misas en su favor, son los medios que han desbloqueado una
situación y acelerado la curación.
Entre los efectos del exorcismo debemos también incluir la curación de males y
enfermedades que en ocasiones se presentaban como incurables. Puede tratarse de
dolores inexplicables en distintas partes del cuerpo (sobre todo, repetimos, en la
cabeza y el estómago) o de enfermedades concretas, exactamente diagnosticadas
clínicamente pero no curadas por los médicos, o consideradas incurables. El
demonio tiene el poder de provocar enfermedades. El Evangelio nos habla de una
mujer a la que el demonio mantenía encorvada desde hacía dieciocho años
(deformación de la espina dorsal); Jesús la curó expulsando al demonio; también fue
curado del mismo modo un sordomudo que lo era por causa maléfica.
. Otras veces.
Jesús curó a sordos y mudos cuyas enfermedades no eran el resultado de presencias
maléficas. El Evangelio es muy preciso al distinguir a los enfermos de los
endemoniados, aunque pueda haber algunas consecuencias idénticas.
¿Cuáles son los enfermos más graves? ¿Los más difíciles de curar?
Según mi experiencia, son los que han recibido hechizos de particular gravedad.
Recuerdo, por ejemplo, algunas personas que habían recibido hechizos en Brasil (los
llaman «macumbas»); he bendecido a otras personas que habían recibido hechizos
de brujos africanos. Todos ellos eran casos dificilísimos. Añado los hechizos sobre
familias enteras, con el fin de destruirlas; a veces uno se encuentra en situaciones
tan complejas, que no sabe por dónde empezar. También son de curación lentísima
aquellos casos en que las personas se ven periódicamente afectadas por nuevos
hechizos: el exorcismo es más fuerte que el hechizo, por lo que la curación no puede
ser bloqueada, pero puede ser retrasada, incluso durante mucho tiempo.
¿Quiénes resultan más afectados? No dudo en decirlo: los jóvenes.
Basta con reflexionar sobre las causas de culpabilidad que hemos indicado como
ocasiones ofrecidas al demonio para actuar contra una persona y vemos cómo hoy,
debido a la falta de fe y de ideales, los jóvenes son los más expuestos a
«experiencias» desastrosas. También los niños están muy expuestos, no por culpa
personal, sino por su debilidad. Muchas veces, al exorcizar a personas incluso de
edad madura, descubrimos que la presencia demoníaca se remontaba a la primera
infancia, o al momento del nacimiento o, antes aún, durante la gestación.
Con frecuencia me han hecho notar que bendigo a más mujeres que hombres. Y esto
ocurre en todos los exorcismos. No es un error pensar que la mujer se ve más
fácilmente expuesta a las acometidas del maligno.
Hombres y mujeres no están expuestos del mismo modo. También es verdad que
son mucho más numerosas las mujeres dispuestas a recurrir al exorcista para
hacerse bendecir. Muchos hombres, aunque saben con seguridad que están
afectados, no quieren ni oír hablar de acercarse a un sacerdote. Y he tenido más
casos de hombres que de mujeres a quienes he pedido que cambiaran de vida y se
han negado. Naturalmente, no han vuelto a verme, aunque eran conscientes de su
mal. El mayor obstáculo era pasar de un práctico ateísmo a una vida de fe vivida, o
de una vida de pecado a una vida de gracia.
No oculto que la curación de este mal exige verdaderamente mucho, en cuanto a
intensidad de vida cristiana. Pero creo que éste es precisamente uno de los motivos
por los que Dios lo permite. Muchas veces me lo han dicho las mismas personas
afectadas: su fe era muy lánguida y la vida de oración casi extinta. Si se han
acercado a Dios, muchas veces incluso con un intenso apostolado, han reconocido
que lo debían al mal que las había afectado. Estamos apegados a la tierra y a
esta “vida mucho más de lo que suponemos; el Señor, en cambio, mira más allá,
mira a nuestro eterno bien”.
El exorcista, por su parte, a medida que avanza en las bendiciones, no se
conformará con instar al paciente a la oración y a todos los demás medios a los que
hemos aludido, sino que buscará todos los medios posibles para irritar, debilitar y
destrozar al demonio. Ya el Ritual dice que hay que insistir en aquellas expresiones
ante las que el demonio reacciona más: cambian de una persona a otra y de una
ocasión a otra. Pero es bueno recurrir a otras ayudas. Para algunos es insoportable
sentir cómo le rocían con agua bendita; a otros les exaspera el soplido, que es un
medio usado desde la época patrística, como refiere Tertuliano; otros no soportan el
olor del incienso, por lo que es útil usarlo; para otros es doloroso el sonido del
órgano, de la música sacra y del canto gregoriano. Son medios auxiliares cuya
eficacia hemos experimentado.
Y el demonio ¿cómo se comporta a medida que se en los exorcismos?
Añadiré algo más a cuanto ya queda dicho al respecto. El demonio sufre y hace
sufrir. El sufrimiento que siente durante los exorcismos es algo inimaginable. Un día
el padre Candido le preguntó a un demonio si en el infierno había fuego y si era un
fuego que quemaba mucho. El demonio le respondió: «Si supieras qué fuego eres tú
para mí, no me harías esta pregunta». Desde luego, no se trata del fuego terrenal,
provocado por la combustión de material inflamable. Vemos cómo el demonio arde
en contacto con cosas sagradas como crucifijos, reliquias y agua bendita.
También a mí me ha ocurrido varias veces que el demonio me dijera que sufría más
durante las bendiciones que en el infierno. Y cuando le pregunto: «Entonces ¿por
qué no te vas al infierno?», responde:«Porque a mí lo único que me importa es hacer
sufrir a esta persona». Aquí se percibe la verdadera perfidia diabólica: el demonio
sabe que no obtiene ningún provecho, es más, que por cada sufrimiento que causa
aumenta su castigo en pena eterna. Sin embargo, incluso a costa de salir maltrecho,
no renuncia a hacer el mal por el mero placer de hacerlo.
Los nombres mismos de los demonios, como ocurre con los ángeles, indican su
función.
Los demonios más importantes tienen nombres bíblicos o dados por la
tradición: Satanás o Belcebú, Lucifer, Asmodeo, Meridiano, Zabulón... Otros
nombres indican más directamente el objetivo que se proponen:Destrucción,
Perdición, Ruina... O bien indican males concretos:Insomnio, Terror, Discordia,
Envidia, Celos, Lujuria...
Cuando salen de un alma, la mayoría de veces los demonios están destinados al
infierno, a veces quedan atados en el desierto (véase en el libro de Tobías la suerte
de Asmodeo, encadenado en el desierto por el arcángel Rafael). Yo siempre les
obligo a ir a los pies de la cruz, para recibir su destino de mano de Jesucristo, único
juez.
http://hermano-jose.blogspot.com/2011/09/efectos-del-exorcismo.html