COHERENCIA Y
COHESIÓN
• La cohesión es la propiedad que tiene un texto cuando su desarrollo no presenta repeticiones innecesarias y no resulta confuso para el receptor.
COHESIÓN
Conectores temporales o lógicos que implican la repetición de ideas o
conceptos que son esenciales para el tema que se está tratando
Sustituciones gramaticales y léxicas que evitan la repetición innecesaria de términos, permitiendo a la vez, que cada frase sea interpretada en relación con las demás.
La utilización de los siguientes elementos aporta cohesión al texto
El uso correcto de signos de puntación, conectores, verbos, pronombres y sinónimos, permiten la cohesión dentro del párrafo.
Se consigue cohesión en un párrafo, cuando todas las oraciones se articulan de forma ordenada y comunican un mismo mensaje.
Tiempos verbales: La utilización de los tiempos verbales apropiados aporta una sucesión cronológica de los hechos narrados.
COHERENCIALa coherencia hace referencia a la relación que mantiene el párrafo con el eje temático del texto y, dentro de él, a la relación de las ideas secundarias con la idea principal.
Un párrafo coherente presenta las ideas de forma ordenada e intencional; informa suficiente sobre el tema a desarrollar.
La coherencia se refiere a las relaciones de contenido que tienen las ideas, es una cualidad semántica existente al interior del discurso, que busca que el texto presente una estructura o un sentido lógico.
ALGUNOS ERRORES DE LA COHESIÓN Y LA COHERENCIA TEXTUAL
Repeticiones y desórdenes: Se mencionan más de una vez en el mismo párrafo
palabras o expresiones que incomodan al lector.
Se recomienda que los párrafos no sean extensos ni complejos debido a que se puede perder la unidad del
párrafo y puede resultar fatigante para el lector.
Cuando no se tiene definida la idea que se quiere expresar,
se cae en rodeos y se da información innecesaria.
Se pasa de una idea a otra, sin que la anterior se haya desarrollado lo suficiente.
ACTIVIDADLea con atención el siguiente párrafo y organícelo de manera correcta.
. A los niños modernos, zombies en la computadora, nadie los conmina a leer. Muy pocos padres «negocian» con ellos para que se apliquen en la lectura de, por ejemplo, un buen libro de aventuras, y por ahí engancharlos. Ese es otro de los grandes bulos de estos tiempos: no se puede obligar a los niños a que hagan algo. Si lee por iniciativa propia, perfecto, y si no quiere hacerlo, qué se le va a hacer. En una charla reciente, ante estudiantes y padres de una escuela de Cupey, la escritora Magali García Ramis dijo algo muy cierto sobre el hábito de lectura. Dijo que mal podían los niños habituarse a leer en un hogar donde jamás veían a sus padres con un libro en las manos. Sobre todo si, encima, notaban que a esos padres les iba bien en la vida. Irles bien, acoto yo, es tener un techo, un buen carro, y permitirse un cierto número de paseos A lo mejor puede que se permita una ropita cara, pero serán arados. Y no hay carro ni ropas que compensen la tragedia de pasar por esta vida, nacer y morirse, inmersos en la bobada y la ignorancia. Pues bien: ninguno, de entrada, va a querer leer. ¿Qué niño, que no se ha familiarizado aún con los libros, va a preferir sentarse con uno de ellos en la falda, y esforzarse por imaginar los rostros y las situaciones, cuando tiene el pan comido y masticado de la televisión y los juegos electrónicos? Y el caso es que, si no leen, les irá mal en lo esencial. Quizá, con suerte, lleguen a manejar un carro de lujo. Pero carecerán de mundo interior, de riqueza verbal, de ortografía.
CORRECCIÓN PÁRRAFOEn una charla reciente, ante estudiantes y padres de una escuela de Cupey, la escritora Magali García Ramis dijo algo muy cierto sobre el hábito de lectura. Dijo que mal podían los niños habituarse a leer en un hogar donde jamás veían a sus padres con un libro en las manos. Sobre todo si, encima, notaban que a esos padres les iba bien en la vida. Irles bien, acoto yo, es tener un techo, un buen carro, y permitirse un cierto número de paseos. A los niños modernos, zombies en la computadora, nadie los conmina a leer. Muy pocos padres «negocian» con ellos para que se apliquen en la lectura de, por ejemplo, un buen libro de aventuras, y por ahí engancharlos. Ese es otro de los grandes bulos de estos tiempos: no se puede obligar a los niños a que hagan algo. Si lee por iniciativa propia, perfecto, y si no quiere hacerlo, qué se le va a hacer. Pues bien: ninguno, de entrada, va a querer leer. ¿Qué niño, que no se ha familiarizado aún con los libros, va a preferir sentarse con uno de ellos en la falda, y esforzarse por imaginar los rostros y las situaciones, cuando tiene el pan comido y masticado de la televisión y los juegos electrónicos? Y el caso es que, si no leen, les irá mal en lo esencial. Quizá, con suerte, lleguen a manejar un carro de lujo. Pero carecerán de mundo interior, de riqueza verbal, de ortografía. A lo mejor puede que se permita una ropita cara, pero serán arados. Y no hay carro ni ropas que compensen la tragedia de pasar por esta vida, nacer y morirse, inmersos en la bobada y la ignorancia.
PLEONASMOS
Un pleonasmo es una expresión en la que aparecen uno o más términos redundantes. Por lo general el uso de pleonasmos dificulta o entorpece al texto, razón por la cual la cohesión y coherencia se puede ver afectada.No obstante, se debe resaltar que en algunos casos el pleonasmo tiene valor expresivo y se utiliza como recurso estilístico.
Ejemplo de pleonasmos:
Lo vi con mis propios ojos. Métete adentro. Sube para arriba. Baja para abajo. Sal para afuera. Entra para adentro. Un viejo anciano. Regalos gratis.
Pleonasmo como recursos estilísticos:
Te echaré cordón de sedapara que subas arriba;si la seda no alcanzare,mis trenzas añadiría.
Allí arriba en aquel cerrohay un lindo naranjelque lo cría un pobre ciego,pobre ciego que no ve.
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