Aspectos funcionales de los riesgos y desvíos de las normas de seguridad en el
trabajo. Un aporte a la comprensión de las relaciones entre actividad humana y
seguridad por Mario Poy
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Universidad de Palermo
Facultad de Ciencias Sociales
Tesis en vista de la obtención del título de Doctor en
Psicología; Ph. D. de la Universidad de Palermo Título: Aspectos funcionales de los riesgos y desvíos de las normas de seguridad en el trabajo. Un aporte a la comprensión de las relaciones entre actividad humana y seguridad. Candidato: Mario Poy Directores: Dr. J. C. Neffa (CEIL/PIETTE/CONICET) Dr. L. Sznelwar (ESCOLA POLITECNICA-UNIVERSIDE DE SAO PAULO)
Buenos Aires, Setiembre de 2006
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Resumen Las relaciones entre salud y trabajo, y más particularmente los problemas
referidos al campo de la seguridad y la confiabilidad humana, parecen ser, en
nuestro medio, escasamente abordados por la psicología del trabajo.
Es así que, de forma más o menos explícita, los enfoques psicológicos
adoptados cuando se trata de explicar los accidentes de trabajo,
independientemente de su nivel de complejidad, tienden a centrar las causas en
forma casi excluyente en las personas que se encuentran en las primeras líneas
de los sistemas de trabajo. En consecuencia, por ejemplo, la toma de riesgos y
los desvíos deliberados de la normas de seguridad, objetos de estudio de esta
tesis, son raramente vistos como síntomas de disfuncionamiento dentro de un
sistema determinado sino, más bien, como elementos individuales que deben ser
eliminados.
En este trabajo nos proponemos, entonces, indagar cuáles son las
representaciones mentales que poseen los “no expertos” acerca de los riesgos y
los desvíos de las normas de seguridad en el trabajo y cómo estas evolucionan y
varían, según se refieran a los aspectos prescritos del trabajo o la acción real, a la
edad y/o al tamaño de empresa.
Esta investigación llevada a cabo en Argentina, en el sector sidero-
metalúrgico, a partir de una muestra intencional de 133 operadores y 43
operadores/delegados, nos ha posibilitado comprender en forma detallada las
razones por las cuales los operadores asumen riesgos y se desvían de las normas
de seguridad.
Nuestro enfoque teórico, de carácter ecléctico, nos ha permitido capturar
otros sentidos para tales acciones, en tanto intento, más o menos exitoso, de
saldar los conflictos resultantes de dos lógicas a menudo contradictorias: la de la
producción y aquella de la seguridad. En este sentido, nuestro estudio sugiere que
el riesgo y los desvíos deliberados de las normas de seguridad no son
necesariamente negativos, y refuerza la idea de que, finalmente, no se trata
necesariamente de eliminarlos sino, más bien, de generar dispositivos que
posibiliten su gestión.
Palabras Clave: Riesgo - desvío de las normas de seguridad - conocimiento “no
experto” - razones - representaciones mentales.
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Agradecimientos En primer lugar, quisiera expresar mi reconocimiento al Doctor Julio César Neffa -con quien he tenido el privilegio de colaborar durante mucho tiempo- por el compromiso y dedicación prestada a este proyecto.
Igualmente, quisiera agradecer al Doctor Laerte Sznelwar por haber puesto generosamente a disposición, a lo largo de todos estos años, sus cualidades científicas y humanas para el logro de este trabajo.
Asimismo, deseo agradecer al responsable del Programa BID/FUSAT, José María Puppo, y a su coordinadora, Laura Montanaro, por el apoyo y la confianza que me han brindado. Sin el soporte material y financiero del Programa, este trabajo difícilmente podría haberse concretado.
Quisiera expresar un agradecimiento muy especial hacia Michelle Aslanides, amiga y colega, de quien, paradójicamente, la distancia geográfica no ha hecho sino alimentar su presencia. Nuestros intercambios han dado “espesor semántico” a los problemas abordados y a nuestras vidas.
También, desearía manifestar mi reconocimiento a Fabiana Bocchicchio, tanto por sus competencias metodológicas como por el compromiso demostrado a lo largo de este trabajo. Su rigurosidad y su calidez humana han estado siempre presentes.
Desearía mencionar, además, a las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo, quienes me han permitido beneficiar de una beca doctoral para encarar este proyecto; a Martina Casullo, directora de estudios doctorales, por su constante motivación y generosidad, y a mis colegas y compañeros de esta casa de estudios, en particular a Margarita Robertazzi y Alejandro Castro Solano.
Otras personas, algunas presentes y otras in absencia, han sido interlocutores voluntarios e involuntarios de este trabajo: vaya un reconocimiento para Annie Weill-Fassina -“Maître à penser”-, François Daniellou, Jacques Leplat y Jesús Villena.
Un reconocimiento especial para Ana O´Donnell, quien ha aportado sus competencias a la corrección de estilo, para que la lectura de este documento resultara más fluida y menos tediosa.
Muchas gracias también a Laura, compañera de la vida y gran inspiradora, por su apoyo indeclinable. A Dante, Ana y Sofía, quienes, sin saberlo demasiado, siempre me han impulsado.
Por último, quisiera agradecer a todas aquellas personas, tanto del sector sindical como empresario, por haberme permitido el acceso al campo de estudio, y, en particular, a los actores de primera línea -los operarios-, por haberme otorgado parte de su tiempo y su confianza, y quienes deberían ser destinatarios últimos de este trabajo.
A todos los nombrados, pero también a los innombrados -que son mayoría-: ¡¡Muchas gracias!!
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INDICE
I. INTRODUCCION …………………………………………………………………...9 II. LA DEMANDA SOCIAL y CIENTIFICA………………………………………..11 III. CONTEXTO DE ESTA INVESTIGACION……………………………………..15 IV. ESTRUCTURA DE LA TESIS………………………………………………….16 PARTE I. ENFOQUES TEÓRICOS, ANTECEDENTES INVESTIGATIVOS Y CONCEPTOS INVOLUCRADOS EN ESTA INVESTIGACION Capítulo 1. Enfoques psicológicos involucrados en esta investigación…20 1.1. Introducción…………………………………………………………………….20 1.2. Breve historia de la denominada revolución cognitiva………………...23
1.2.1. El surgimiento de la Psicología Cognitiva 1.2.2. La analogía mente/ordenador 1.2.3. Alcances y límites de la analogía mente/ordenador
1.3. El enfoque de la Ingeniería Cognitiva……………………………………...29
1.3.1. Modelos cognitivos de la actividad de los operadores 1.4. El enfoque de la Psicología Ergonómica………………………………….38
1.4.1. El modelo de los cinco cuadros: una perspectiva sistémica en el estudio y la comprensión de las situaciones de trabajo
1.5. Los aportes de la Epistemología Genética y de la Psicología Histórico- cultural a los estudios del trabajo humano……………………………………44
1.5.1. El enfoque cognitivo de las actividades con instrumentos 1.5.2. El enfoque de la Psicología Cognitiva del Trabajo
1.6. Los aportes de la Teoría de la Atribución Causal a la comprensión del riesgo y los desvíos de las normas de seguridad…………………………....50
1.6.1. Concepto de atribución causal Capitulo 2. Investigaciones empíricas acerca de la representación del riesgo y de los desvíos de las normas de seguridad………………………..53 2.1. Los estudios centrados en la representación mental de los riesgos asociados al trabajo………………………………………………………………..53
2.1.1. Campos abordados en el estudio de la representación del riesgo 2.2. Los estudios centrados sobre los desvíos intencionales de las normas de seguridad………………………………………………………………56
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Capitulo 3. Conceptos retenidos en el marco de esta investigación…………………………………………………………………61 3.1. Trabajo prescripto / trabajo real…………………………………………….61
3.2. Concepto de riesgo……………………………………………………………63
3.2.1. Algunos enfoques acerca del riesgo
3.2.2. Definición
3.3. Los desvíos intencionales de las normas como forma particular de error…………………………………………………………………………………...67 3.4. Las atribuciones a las violaciones: ¿causas o razones?.....................75 3.5. El concepto de representación mental…………………………………...77 Capítulo 4. Conclusiones de la Parte I…………………………………..80 PARTE II. OBJETIVOS Y ASPECTOS METODOLÓGICOS DE LA INVESTIGACION Capítulo 1. Objetivos del estudio e hipótesis de trabajo…………….85 1.1. Objetivos………………………………………………………………………..85 1.2. Hipótesis de trabajo………………………………………………………….86 1.3. Metodología utilizada…………………………………………………………87 1.4. Instrumentos utilizados……………………………………………………...89
1.4.1. Guía de encuesta dirigida a operarios 1.4.2. Guía de entrevista semi-estructurada destinada a delegados/ operarios 1.4.3. Prueba de los instrumentos
1.5. Recolección de los datos…………………………………………………….91 1.6. Procesamiento y análisis de los resultados……………………………...91 Capítulo 2. Características de la muestra……………………………………..92
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2.1. Definición y selección de la muestra de estudio……………………….92 2.1.1. La edad de los operarios encuestados 2.1.2. Antigüedad de los operarios encuestados en la rama de actividad 2.1.3. Antigüedad en la empresa 2.1.4. Antigüedad en el puesto de trabajo 2.1.5. Los accidentes y los trastornos de salud en los operarios encuestados
2.2. Conclusiones…………………………………………………………………101 PARTE III. LAS REPRESENTACIONES MENTALES DE LOS OPERADORES ACERCA DE LOS RIESGOS Y DESVIOS DE LAS NORMAS DE SEGURIDAD Capítulo 1. Las representaciones del riesgo en el trabajo: prescripción y variabilidad……………………………………………….104 1.1. Las representaciones del entorno de la seguridad: los aspectos prescriptos del trabajo…………………………………………………………...104
1.1.1. Las condiciones de seguridad del puesto de trabajo 1.1.2. Los elementos de seguridad 1.1.3. Conocimiento de los riesgos asociados al trabajo 1.1.4. La pertinencia de la capacitación 1.1.5. Las acciones de la empresa 1.1.6. Conclusiones
1.2. Representaciones acerca de la seguridad: la dimensión del trabajo real de los operarios……………………………………………….…...112
1.2.1. El riesgo asumido en el trabajo: grado y frecuencia 1.2.2. El riesgo y la capacitación 1.2.3. El sistema de seguridad y los comportamientos en el trabajo 1.2.4. Relaciones entre seguridad y organización del trabajo
1.3. Conclusiones…………………………………………………………………118 Capítulo 2. Las normas de seguridad, los desvíos y sus razones y los riesgos asociados a la organización del trabajo…………..…120 2.1. El trabajo y las normas de seguridad ……………………………………120 2.2. El cumplimiento y el desvío de las normas de seguridad……………121
2.2.1. Razones en el cumplimiento de las normas de seguridad 2.2.2. Razones en el desvío de las normas de seguridad
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2.3. Los riesgos asociados a la organización del trabajo…………………125 2.3.1. Superposición de tareas 2.3.2. El trabajo repetitivo 2.3.3. El ritmo excesivo de trabajo 2.3.4. El riesgo asociado al trabajo por turnos
2.4. Conclusiones…………………………………………………………………129 Capítulo 3. Conclusiones de la Parte III………………………………..131 PARTE IV. LAS REPRESENTACIONES MENTALES DE LOS RIESGOS Y DE LOS DESVIOS DE LAS NORMAS DE SEGURIDAD SEGUN EDAD Y TAMAÑO DE EMPRESA Capítulo 1. La edad y la representación de los riesgos asociados al trabajo, y de los desvíos de las normas de seguridad……………...137 1.1. Introducción…………………………………………………………………..137 1.2. Grado de conocimiento de la seguridad, según grupos de edad…..137 1.3. La edad y las actitudes respecto de la seguridad en el trabajo…….141 1.4. La edad y la toma de riesgos en el trabajo. ……………………….…..143 1.5. Los desvíos de las normas y razones asociadas, según grupos de edad………………………………………………………………………………….146
1.5.1. Las razones de cumplimiento de las normas, según grupos de edad 1.5.2. Las razones de los desvíos a las normas de seguridad, según grupos de edad
1.6. La edad y las representaciones de los riesgos asociados a la organización del trabajo, a los accidentes y trastornos de la salud…….151
1.6.1. Las dimensiones de la organización del trabajo asociadas al riesgo, según grupos de edad 1.6.2. Accidentes y trastornos de salud asociados al trabajo, según grupos de edad
1.7. Conclusiones…………………………………………………………………154 Capítulo 2. El tamaño de empresa y las representaciones de los riesgos y desvíos de las normas de seguridad……………...……….159 2.1. Introducción…………………………………………………………………..159
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2.2. Configuración de muestra de trabajo……………………………………160 2.3. Diferencias en las representaciones del entorno de trabajo, según tamaño de empresa………………………………………………………………160 2.4. Actitudes y comportamientos de los trabajadores respecto de la seguridad, según tamaño de empresa………………………………………..165 2.4.1. Actitudes
2.4.2. Comportamientos
2.5. Los desvíos de las normas de seguridad y sus razones, según tamaño de empresa……………………………………………………………… 172
2.5.1. Razones en el cumplimiento de las normas de seguridad, según tamaño de empresa 2.5.2. Razones en el desvío de las normas de seguridad, según tamaño de empresa
2.6. Riesgos asociados a la organización del trabajo, según tamaño de empresa……………………………………………………………………………..177 2.7. Accidentes y trastornos de la salud, según tamaño de empresa……………………………………………………………………………..181 2.8. Conclusiones…………………………………………………………………182 Capítulo 3. Conclusiones de la parte IV………………………………..185 PARTE V. LA VISION DE LOS OPERARIOS/DELEGADOS RESPECTO DE LOS RIESGOS, LAS NORMAS DE SEGURIDAD, LOS ACCIDENTES Y TRASTORNOS DE SALUD ASOCIADOS AL TRABAJO Capítulo 1. Informaciones acerca de los delegados/operadores entrevistados……………………………………………………………….193 1.1. Composición de la muestra………………………………………………..193
1.1.1. Edad de los delegados/operadores 1.1.2. Antigüedad en la rama de actividad y en la empresa
Capítulo 2. Representaciones de los operarios/delegados acerca de las relaciones entre salud y seguridad en el trabajo…………….196 2.1. Adquisición de los conocimientos respecto de la salud y seguridad en el trabajo………………………………………………………………………...196
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2.2. La eficacia de la capacitación en materia de seguridad……………...196
2.3. Las acciones de las empresas en la gestión de la seguridad……….200 2.4. La participación de los operarios en la definición y gestión de la seguridad…………………………………………………………………………...203
2.4.1. Quiénes y cómo se construyen las normas de seguridad 2.5. Conocimiento de los riesgos laborales………………………………….206
2.6. Grado de cumplimiento de las normas de seguridad…………………208
2.7. Identificación de los principales riesgos del trabajo………………….210 Capítulo 3. Conclusiones de la parte V………………………………...212 PARTE VI. DISCUSIONES FINALES Capítulo 1. Discusión final de los resultados………………………………..215 Capítulo 2. Consideraciones finales: discusión teórica y vías posibles de futuras indagaciones………………………………………………………....226 BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………….239 ANEXOS…………………………………………………………………………… 249 Instrumentos
Guía de encuesta destinada a operarios……………………...……………..250
Guía de entrevista destinada a delegados/operarios……………………….258
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“...Cada tecnología lleva consigo su propia negatividad,
que aparece al mismo tiempo que el progreso técnico: inventar el barco es inventar el
naufragio. Inventar el avión es inventar el accidente aéreo. Inventar el tren es inventar
el descarrilamiento. Inventar la electricidad es inventar la electrocución…”
Paul Virilio París, 1932
Urbanista y ensayista
I. INTRODUCCION
Plantear el estudio del rol que juega la actividad humana y de sus
consecuencias sobre la seguridad en los sistemas socio-técnicos implica la
colaboración de varias disciplinas (la ingeniería, la ergonomía, la sociología del
trabajo, la economía, la psicología), las que, si bien funcionan en diferentes
niveles de análisis coadyuvan a una mejor comprensión de los accidentes de
trabajo y trastornos de la salud y, en consecuencia, a una mejor prevención de
los mismos.
Sin embargo, a menudo los conceptos y modelos descriptivos y
explicativos producidos por estas disciplinas, incluso por las emparentadas con
las ciencias sociales, terminan reduciendo en exceso aquello que se pretende
describir o explicar y, en consecuencia, su validez ecológica resulta
cuestionada.
El campo de estudio de las relaciones entre trabajo humano y seguridad
es muchas veces abordado, por defecto, por las ciencias médicas o las
ciencias de la ingeniería, y estas complejas relaciones terminan,
frecuentemente, siendo sometidas a paradigmas biológicos reduccionistas y/o
modelos psicológicos empobrecidos.
Estas tensiones no sólo se registran entre las disciplinas sino que,
también, tienen lugar en el interior de las mismas.
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Así, por ejemplo, en el campo de los estudios psicológicos sobre la
seguridad (o su contracara, los accidentes), muchas veces resulta complejo
sobrepasar los polos de resistencia que se generan entre los modelos que
describen los mecanismos psicológicos involucrados a nivel individual, y
aquellos que describen la dimensión organizacional, en los cuales, los primeros
quedan inevitablemente diluidos.
En un plano empírico, en la realidad de las situaciones de trabajo,
frecuentemente constatamos que en los sistemas productivos se produce un
choque de lógicas, ya sea entre las necesidades que emanan de la producción
y las que surgen de la seguridad, o por la coexistencia de modos de producción
tayloristas y una lógica de desarrollo de competencias en los operadores1.
Estas contradicciones de los sistemas productivos son gestionadas por
los agentes, a partir de sus acciones reguladoras, que hacen, en definitiva, a la
acción humana específica y distintiva frente a cualquier otro tipo de acción
artificial. De esta forma, los acoplamientos (a menudo escasos) entre, por un
lado, las prescripciones ligadas a las producción y aquellas ligadas a la
seguridad -es decir, a la organización del trabajo- y, por otro lado, de éstas
respecto a la variabilidad de los operadores involucrados en los procesos
productivos, plantean un problema central: el de los necesarios desvíos entre el
trabajo prescrito y el trabajo real2.
Así, resulta pertinente preguntarnos acerca de cuál es el sentido que
reviste para los operadores realizar estas regulaciones, en contextos en los
cuáles se encuentran expuestos a situaciones de trabajo de riesgo y, además,
cuáles son las consecuencias de dichas regulaciones sobre la salud del
operador y sobre el sistema en general.
1 A lo largo de este trabajo utilizaremos indistintamente los conceptos de “operador”, “agente” u “operario”, deslindando a este último de su asociación casi exclusiva con el mal denominado “trabajo manual”, y de las connotaciones ideológicas asociadas a este término. 2 Estos conceptos, acuñados por la corriente de la Ergonomía de la actividad, hacen referencia al desfasaje constante que existe entre lo que se prescribe como tarea desde la organización del trabajo, y lo que sucede en las situaciones reales en las que se desenvuelve la actividad. En este sentido, es la persona quien, a través de sus acciones reguladoras, sortea dicho desfasaje. Estos conceptos serán desarrollados con mayor profundidad en el capítulo 3 de la Parte I de esta tesis.
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Para poder describir, entonces, en forma adecuada, el sentido que
tienen los desvíos de las normas de seguridad para los operadores, y su
representación de los riesgos asociados al trabajo, se hace necesario
sobrepasar las reducciones anteriormente mencionadas.
En este sentido, pensamos que, en primera instancia, un abordaje
teórico múltiple, que contemple las diferentes perspectivas cognitivas3
involucradas en el campo de la confiabilidad, así como también los enfoques de
la psicología ergonómica, la psicología clínica de la actividad, y las teorías de
las actividades con instrumentos y de la atribución causal, nos aportarán una
malla de análisis adecuada que permitirá abordar nuestra problemática en
forma consistente.
II. LA DEMANDA SOCIAL y CIENTIFICA
Durante la década de los años 90 hemos asistido en nuestro país a una
serie de importantes transformaciones en la economía y en los sectores de la
producción, que han afectado en forma significativa el trabajo humano, y la
seguridad en general4. Entre otros, a los procesos de privatización de
empresas públicas se les han agregado cambios significativos en las formas
de producción y en la organización del trabajo.
Es así que, a la introducción de nuevas tecnologías -informatización y
automatización de tareas-, se le han sumado la incorporación de modelos de
gestión -tales como el just in time, los círculos de calidad, el trabajo en células y
otras formas de organización del trabajo, que, transferidas desde otros
contextos culturales y económicos5, han modificado sustancialmente los
procesos de trabajo.
3 Como veremos en el capítulo 1 de la Parte I, los desarrollos cognitivos, en el marco de este trabajo, se refieren tanto al paradigma del procesamiento de la información, como al constructivista: histórico-cultural y genético, de origen europeo. 4 Los dos accidentes de la aviación comercial, Austral y Lapa, ocurridos en la pasada década en nuestro país, dan claro testimonio de esta situación. 5 Creadas en el contexto industrial japonés, fundamentalmente en lo que ha dado en llamarse el “toyotismo”.
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Por otra parte, asociados a los cambios mencionados, han surgido
durante este período6 otros fenómenos que han afectado las relaciones
laborales: nuevas modalidades de contratación, procesos de tercerización
(sobre todo de los riesgos del trabajo) de procesos y servicios, intensificación
de la jornada de trabajo, depreciación sostenida del salario, que han provocado
tanto una precariedad en la calidad del empleo, como en las condiciones y
medio ambiente de trabajo (CyMAT) (Neffa, 2002).
Es así que las distintas disciplinas que se ocupan del estudio del trabajo
(Neffa & alt, 2001) han puesto su foco de atención sobre los efectos de dichos
cambios en la salud y la seguridad.
En nuestro país, la seguridad en el trabajo viene planteando desde hace
muchos años una serie de dificultades, cuyos alcances se hacen sentir tanto en
el plano social como en el económico. A título ilustrativo, las estadísticas sobre
empleo formal7 (5 millones aproximadamente de personas asalariadas)
muestran que se registra una mortalidad de 155 por millón; una incidencia
anual de accidentes y enfermedades profesionales que alcanza a 80 de cada
1000 trabajadores-año, y una pérdida de productividad de 7.000.000 días-
año8.
Es decir que el sistema de seguridad muestra una crisis tal que obliga a
repensar, entre muchas otras cosas, los modelos con los cuales se ha
conceptualizado hasta el presente el rol de la actividad humana respecto de la
seguridad en el trabajo.
Esta investigación no pretende en modo alguno brindar un diagnóstico
global sobre la situación en que se encuentra el sector de actividad en el cual
6 En 1995, fue sancionado un nuevo marco legal para la regulación del sistema de riesgos del trabajo, la Ley N° 24.557, también llamada Ley de Riesgos del Trabajo. 7 De acuerdo a las últimas estadísticas sobre empleo, esta cifra representa solamente al 50% de la población activa. Por consiguiente, las cifras de accidentes y trastornos de salud son, en realidad, mayores. Asimismo, es de señalar que, al primer trimestre de 2006, el sistema de riesgos alcanzaban a aproximadamente 6. 400.000 personas. 8 Estas cifras, evidentemente, no revelan el impacto a largo plazo que producen los accidentes en los sistemas de alto riesgo, tanto en el medio ambiente como en la población, tal como lo testimonian, entre muchos otros, los accidentes en la central nuclear de Chernobyl y en la planta química de Bhopal, cuyos efectos se seguirán sintiendo durante muchísimos años más.
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hemos desarrollado nuestro estudio, ni, mucho menos, sobre la situación de la
seguridad en la Argentina. Sí, en cambio, intentaremos realizar algunos aportes
que ayuden a enriquecer las categorías de análisis con las que
tradicionalmente se abordan las interrelaciones entre acciones humanas y
seguridad.
En efecto, comprender los problemas relativos a la seguridad en el
trabajo implica, en primera instancia, el abandono de los modelos causalistas9
que pretenden reducir su explicación a una variable o, en el peor de los casos,
su atribución a la búsqueda del “responsable” o, aun, a la “fatalidad”.
Lejos de esta visión de la contracara de la seguridad que son los
accidentes de trabajo, nuestra intención es presentar los resultados de una
investigación que hemos llevado a cabo en el sector sidero-metalúrgico (Cf.:
parte II), los cuales nos han permitido utilizar algunos modelos descriptivos
que, a nuestro juicio, permiten aprehender en forma más abarcativa la
complejidad que dichas situaciones conllevan.
Por otra parte, desde una perspectiva estrictamente psicológica,
pareciera que nuestro contexto académico-científico se muestra más proclive a
considerar a la psicología del trabajo como una mera “aplicación tecnológica”,
perdiendo de vista que se trata de uno de los campos privilegiados donde se
construye la psicología como disciplina científica.
Esta posición, ligada -a nuestro juicio- a un cierto desconocimiento tanto
del contexto en el cual la disciplina surge como de su importante grado de
avance e inserción en otras latitudes, no hace sino limitar las relaciones entre la
psicología y el mundo del trabajo a la evaluación de las aptitudes de las
personas para la selección y la orientación profesional, y a una serie de
acciones instrumentales asociadas a la motivación y la satisfacción laboral.
9 En este sentido, es ilustrativa la revisión crítica de los postulados básicos que han realizado los investigadores de la psicopatología del trabajo, debiendo abandonar el modelo causalista entre trabajo y patología. Actualmente, estos autores denominan a su disciplina “Psicodinámica del Trabajo”, y se interrogan acerca de la normalidad; es decir, acerca de las razones por las que, a pesar de todo, los trabajadores logran no enfermarse (Dejours, 1998).
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De esta forma, el estudio y la comprensión de los problemas ligados a
las relaciones entre operador, trabajo, seguridad y salud suele ocupar -
inmerecidamente- un lugar residual.
Esta falta de atención sobre la cuestión hace que, con frecuencia, en el
plano de las prácticas profesionales concretas, los campos relacionados con la
fiabilidad humana y la seguridad en el trabajo sean, por defecto, tomados a
cargo por profesionales de otras disciplinas: médicos del trabajo, licenciados y
técnicos en higiene y seguridad, o ingenieros laborales. Y, a menudo, dichas
relaciones suelen quedar libradas a interpretaciones más o menos
aproximadas, realizadas desde supuestos psicológicos que muchas veces no
están empíricamente validados.
En este sentido, la concreción del presente proyecto de investigación
nos permitirá, por un lado, aportar algunos elementos para la reflexión acerca
del estatuto epistemológico de la psicología del trabajo. En efecto, y conviene
subrayarlo, creemos firmemente que la psicología del trabajo no se agota en
una mera práctica instrumental sino que, ante todo, es un campo más donde se
construye la psicología científica, no solamente validando hipótesis surgidas de
las investigaciones básicas, sino también aportando modelos y conceptos que
se encuentran en los fundamentos de la psicología.
Asimismo, creemos que este trabajo aportará una perspectiva novedosa
al estudio y la comprensión de las relaciones entre el trabajo humano y la
seguridad en los sistemas de trabajo. De esta manera, una nueva perspectiva
fuertemente instalada en países con un importante desarrollo industrial y
económico, debería comenzar a ser objeto de atención en nuestro medio,
cuenta habida de los costos humanos, económicos e incluso ambientales que
los accidentes representan para el sistema de prevención de riesgos en
nuestro país.
Por otro lado, los resultados de esta investigación deberían aportar datos
que coadyuven en la mejora de los actuales sistemas de seguridad en el sector
estudiado.
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De esta forma, estaríamos contribuyendo al mejoramiento de las
condiciones de trabajo y de la calidad de vida de las personas, intentando
ayudar a superar la paradoja recurrente de perder la vida intentando ganársela.
III. CONTEXTO DE ESTA INVESTIGACIÓN
La investigación que ha permitido la realización de esta tesis doctoral, se
halla enmarcada dentro de una serie de indagaciones llevadas adelante en el
marco de las acciones financiadas por el Programa BID de Salud y Seguridad
en el Trabajo, destinadas al estudio de la seguridad en áreas consideradas
estratégicas en nuestro contexto10, a través de su unidad ejecutora: la
FUSAT11.
Lanzada oficialmente en el mes de diciembre de 2001, co-financiada a
través del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) e instituciones
académicas, sindicales y empresarias de nuestro país12, nuestra investigación
se ha desarrollado en el transcurso del año 2002 y ha sido posible gracias a los
acuerdos alcanzados entre el sindicato y los representantes del sector
empresario.
La investigación original abarcó otros aspectos y actores13 que exceden
ampliamente los objetivos y problemáticas planteadas para esta tesis doctoral,
centrada exclusivamente en los actores de las primeras líneas en el sistema de
trabajo: los operadores y delegados/operadores.
10 Aparte del sector que nos ocupa -el sidero-metalúrgico-, se han llevado adelante investigaciones similares en los sectores de la construcción, rural y automotriz. 11 Fundación para la Promoción de la Salud y la Seguridad en el Trabajo. 12 Participan de este proyecto, entre otras, las siguientes instituciones: por el sector sindical UOCRA, UOM, UATRE y SMATA; por el sector empresario: UIA, CGE y Federación Agraria; por el estado: La Superintendencia de Riesgos del Trabajo; por el sector académico UCA, y UNTREF. 13 Se realizaron, también, observaciones de las CyMATs y entrevistas en profundidad con responsables jerárquicos, mandos medios y técnicos.
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IV. ESTRUCTURA DE LA TESIS
Esta tesis se estructura en 6 partes -cada una compuesta, a su vez, por
diversos capítulos- en las que trataremos los siguientes contenidos:
En la parte I, desarrollaremos el marco teórico que da sustento a este
trabajo de investigación. Fundamentalmente, describiremos los enfoques
teóricos retenidos, las principales orientaciones investigativas en el campo de
la problemática abordada, y los conceptos centrales que guiarán la
interpretación de nuestros resultados.
En la parte II, abordaremos los aspectos metodológicos del estudio. Nos
abocaremos a describir los objetivos y las hipótesis elaboradas que guiarán
nuestras interpretaciones. Asimismo, desarrollaremos la metodología adoptada,
las herramientas de relevamiento de información utilizadas, las modalidades de
explotación de los datos, el sector de actividad retenido para este estudio, y las
características de la muestra poblacional estudiada.
En la parte III, presentaremos los resultados concernientes a las
representaciones de los riesgos, a los desvíos de las normas de seguridad y a
sus variaciones, referidos al trabajo prescripto y al trabajo real, dentro de la
población estudiada.
En la parte IV, mostraremos los resultados que refieren al origen de las
diferencias en las representaciones de los desvíos a las normas de seguridad,
y de los riesgos asociados a las situaciones de trabajo. En particular,
abordaremos las diferencias encontradas teniendo en cuenta la edad de los
operadores, y el tamaño de empresa: Grande/PyME.
En la parte V, y de forma complementaria a los resultados anteriormente
propuestos, nos centraremos en la presentación de los resultados en torno a
las representaciones de los operadores/delegados respecto de las acciones de
seguridad, los riesgos, las normas de seguridad –su construcción-, los
accidentes, y trastornos de salud asociados al trabajo.
Introducción y estructura - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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En la parte VI, presentaremos la discusión final de los resultados, así
como un debate teórico, que nos permitirán plantear algunas vías posibles de
indagación de futuras investigaciones.
Por último, presentaremos la bibliografía y, en anexos, los instrumentos
utilizados.
Parte I - Marco teórico - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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PARTE I. ENFOQUES TEÓRICOS, ANTECEDENTES INVESTIGATIVOS Y CONCEPTOS INVOLUCRADOS EN ESTA INVESTIGACIÓN
Una manera operativa de definir un problema (y una tesis doctoral, por
definición, entra dentro de esa categoría) es intentar delimitarlo, es decir,
establecer implícitamente todo aquello que no formará parte del mismo.
Esta manera de acotar el campo de estudio a partir de lo que
necesariamente “no va a ser”, paradójicamente, abre un espacio de juegos y
desarrollos posibles acerca de lo que esta tesis sí podrá plasmar.
Abordar los problemas ligados a las relaciones entre seguridad y trabajo,
implica, desde el punto de vista de las ciencias sociales del trabajo, una
multiplicidad de enfoques que esta tesis no podría abordar en toda su
dimensión.
Es por esta razón que, en esta parte del trabajo, nos abocaremos a
caracterizar los enfoques teóricos, antecedentes de investigación y conceptos
que constituirán la arquitectura de nuestro estudio.
En el capítulo 1 desarrollaremos los enfoques psicológicos retenidos en
esta tesis, los cuales son, a nuestro juicio, los más adecuados a nuestras
preocupaciones y los que darán soporte conceptual a esta investigación.
Por otra parte, si bien el propósito no es centrarnos en la realización de
un inventario exhaustivo de investigaciones empíricas, situar la indagación
dentro del contexto de dichas investigaciones resulta un elemento insoslayable
en este campo de problemas. En efecto, en el capítulo 2, intentaremos
reagrupar las investigaciones según que su foco de interés se sitúe en la
representación (mental) del riesgo, o en los desvíos o violaciones a las normas
de seguridad, y en las diferentes concepciones, más o menos normativas, que
puedan desprenderse del estudio de los problemas ligados a las relaciones
entre seguridad y trabajo.
Parte I - Marco teórico - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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En base a los conceptos desarrollados en los capítulos anteriores, en el
capítulo 3 describiremos los principales conceptos que servirán de malla de
análisis para nuestra investigación.
En este sentido, y a partir de los marcos teóricos presentados en el
capítulo 1, definiremos los conceptos de trabajo prescripto/trabajo real (tarea,
actividad), riesgo, causas y razones, desvíos deliberados (o violaciones) de los
procedimientos de seguridad, y representación mental, que se encuentran en el
núcleo de nuestra problemática y que nos permitirán guiar el análisis y las
interpretaciones.
Por último, presentaremos las conclusiones finales correspondientes a
esta parte.
Parte I - Marco teórico - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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Capítulo 1. Enfoques psicológicos involucrados en esta investigación
1.1. Introducción
La literatura científica referida a la seguridad (o a su contracara, los
accidentes) nos muestra que una gran variedad de disciplinas y de enfoques
teóricos se preocupan en forma creciente, desde hace más de 40 años, por el
estudio de esta problemática en sus diferentes dimensiones: social, laboral,
medioambiental, cultural.
En efecto, el dominio particular de las relaciones entre seguridad y
trabajo, resulta ser un campo de problemas que se encuentra atravesado por
disciplinas tales como la sociología, la antropología, la psicología, la ingeniería,
tal como lo muestra la frondosa lista de publicaciones, eventos científicos y
autores que estudian la problemática.
Dentro de la tradición sociológica, por ejemplo, autores como Beck
(1998), Douglas (1996), Sennet (2000) y Vaughan (1996), que más adelante
abordaremos (Cf.: capítulo 3), pasando por la sociología del trabajo, con
autores como Bourrier (1999), Maggi (1996) y de Terssac (1990), dentro de la
tradición francófona, o Pucci (2004) en el Río de la Plata, por no citar más que
a algunos de ellos, se han ocupado, con mayor o menor grado de amplitud, de
la problemática de la seguridad, declinada en diferentes relaciones: terrorismo,
alimentación, tecnología, trabajo, accidentes.
Algo similar sucede con disciplinas tales como la psicología ergonómica
(Hoc, 2001, Leplat, 1997, 1980), la ergonomía de la actividad (Daniellou,
2003a), pasando por la psicodinámica del trabajo (Dejours, 1993), hasta la
denominada “Ingeniería Cognitiva”14 (Cognitive Engineering) (Norman, 1981,
Hollnagel, E. Mancini, G. & Woods, 1988; Hollnagel & Woods, 1983;
Rasmussen 1986; Woods & Roth 1988), sobre la cual más adelante
desarrollaremos algunos de sus modelos (Cf.: 1.2.). A título de ejemplo, hoy en
14 Corriente creada, hace ya más de 20 años, por Hollnagel, Norman, Rasmussen, Woods, entre otros, y fuertemente inspirada, en sus inicios, por las ciencias cognitivas en general y por el paradigma psicológico del procesamiento de la información (Cf.: 1.1.). Su campo de estudio, en sentido amplio, es el de las interacciones entre el hombre y los entornos técnicos.
Parte I - Marco teórico - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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día la fiabilidad humana resulta ser un campo dinámico en el cual se
desarrollan un significativo número de investigaciones relativas a la seguridad,
en los denominados sistemas de alto riesgo.
Esta última ya está instalada como disciplina en los programas de
estudio e investigación de las ciencias de la ingeniería, no sólo en los países
desarrollados, sino también en algunos países de nuestra región, como resulta
ser el caso de Brasil (Cardozo Bouyer & Sznelwar, 2005; Gomes, Soares &
Patterson, 2003).
Muchos de estos autores y enfoques suelen estar atravesados por un
denominador común: el estudio de a cognición en las actividades situadas en el
mundo del trabajo. Como veremos más adelante, y más allá de la multiplicidad
de sentidos que este concepto reviste, su estudio y campos de aplicación han
propiciado, desde hace ya aproximadamente cuatro décadas, un impulso
renovador que incluso algunos autores no dudaron en calificar como la
“...revolución conceptual y tecnológica más significativa desde la física
atómica, pues ejerce un impacto de largo plazo en todos los niveles de la
sociedad....” (Varela 1990, pp. 23).
Aunque abordaremos algunas de las principales perspectivas que
resultan insoslayables a nuestra problemática, nos centraremos principalmente
en los enfoques generados fundamentalmente por las diferentes perspectivas
psicológicas, en cuyo campo se inserta esta tesis doctoral.
En efecto, y tal como lo veremos más en detalle en este capítulo, existe
una fuerte tradición psicológica, por ejemplo, en los estudios acerca de la
fiabilidad humana en los sistemas de trabajo (y de su contracara, que son los
errores y los accidentes), de la cual pretendemos dar cuenta en este trabajo de
indagación.
En este capítulo comenzaremos, entonces, por desarrollar algunas
consideraciones históricas y disciplinares que se refieren al surgimiento de los
enfoques cognitivos (1.1.), para luego describir algunos modelos y conceptos
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desarrollados por la denominada ingeniería cognitiva, útiles a nuestros análisis
y estrechamente ligados a las perspectivas de la psicología cognitiva (1.2.).
Luego (1.3.), describiremos algunos conceptos y presentaremos un
modelo de análisis psicológico del trabajo, elaborado por la psicología
ergonómica (Leplat, 1997). Aunque esta tesis no abordará los problemas de
los desvíos de las normas de seguridad desde una perspectiva metodológica
que dé cuenta de la actividad, creemos que este esquema resulta útil dado que
permite identificar diversos niveles de análisis de las situaciones de trabajo:
tarea/actividad, y sus diferentes grados de interacción: acoplamiento.
Posteriormente (1.4.), desarrollaremos dos enfoques en el estudio del
trabajo humano, que testimonian sobre la existencia de otros modelos
cognitivos alternativos y complementarios al desarrollado en el punto 1.1.
Estos estudios remiten concretamente al constructivismo, encarnado en la
epistemología genética de J. Piaget, y la psicología histórico-cultural de
Vygotski.
Abordaremos así el cuadro teórico desarrollado por Rabardel (1995), con
relación a las actividades con instrumentos y a la perspectiva de la denominada
clínica de la actividad o psicología cognitiva del trabajo -desarrollada por Clot
(1999)-, en particular los conceptos de Género y Estilo Profesional.
Ambos desarrollos, creemos, resultan útiles a la comprensión de los
desvíos de las normas de seguridad y la representación de los riesgos en el
trabajo.
Por último, y teniendo en cuenta el abordaje de campo elegido, nos
detendremos en algunos de los desarrollos de la Teoría de la atribución causal,
(1.5.), ya que esta nos aportará una adecuada malla de análisis cuando se trate
de indagar acerca de los procesos de atribución en un área o fenómeno
determinado: la representación de los riesgos y de los desvíos de las normas
de seguridad por parte de no expertos, tal como resulta ser el caso que nos
ocupa.
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1.2. Breve historia de la denominada revolución cognitiva.
En el transcurso de la década de los años 50, dentro del panorama
científico de los EE.UU., tiene lugar un fenómeno peculiar, al que muchos
autores (Bruner 1995; Gardner, 1985; Varela, op. cit.) acuerdan en señalar
como una revolución cognitiva.
En efecto, este período va a estar caracterizado fundamentalmente por
el resurgimiento de un viejo problema de estudio: el de la Mente.
A diferencia de épocas anteriores, en las cuales el concepto era tratado
en forma especulativa por la Filosofía, esta vez será revisitado a la luz de
metodologías de indagación rigurosas15, y será objeto de preocupación de un
núcleo de nuevas disciplinas, tales como la Inteligencia Artificial (IA), las
Ciencias del Ordenador, la Cibernética, la Teoría de la Información y las
Neurociencias.
Así surge un potente punto de convergencia entre las disciplinas arriba
mencionadas, así como entre otras que ya poseían un recorrido histórico
importante en el estudio de la mente, tales como la Psicología, la Filosofía de la
Mente, y la Lingüística.
Como lo señala Varela (Ibid.), las preocupaciones de este núcleo de
disciplinas no van a reducirse simplemente a la mera dilucidación del
funcionamiento de base de los procesos cognitivos, sino que, además, van a
presentar una gran vocación pragmática, es decir por responder, entre otras
cuestiones, a los desafíos que impone el mundo del trabajo a partir de los
crecientes procesos de automatización e informatización de tareas16.
15 Aparte del método experimental, esta nueva perspectiva en el estudio de la mente retoma los denominados métodos introspectivos, fuertemente rechazados por el conductismo. Además, desarrolla y pone a punto el denominado método de la simulación, ampliamente utilizado, por ejemplo, en los estudios sobre las actividades de diagnóstico y resolución de problemas de los operadores de sistemas productivos de alto riesgo, como las industrias nuclear, química y aeronáutica. 16 Estos procesos han generado un notable enriquecimiento y reconocimiento de la dimensión mental del trabajo humano. Baste como ejemplo el trabajo de un operador en sala de control en una industria de proceso continuo, o en una torre de control de tráfico aéreo.
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Es por este afán de transferir los conocimientos obtenidos en
aplicaciones tecnológicas17 que el autor las denominará Ciencias y Tecnologías
de la Cognición (CTC).
Algunas de las ideas centrales que van a estar en la génesis de las
Ciencias Cognitivas, en particular de la IA, son las desarrolladas por el
matemático inglés Alan Turing, y que Rivière (1990. pp. 40) denomina “el
desafío de Turing”18, las cuales van a liberar a las Ciencias Cognitivas de la
preocupación por conocer en forma fina los procesos cognitivos de los
sistemas inteligentes naturales (como los seres humanos), ya que, en última
instancia y como lo muestra su test, lo que valida al modelo son sus resultados
y no los procesos mediante los cuales éstos se obtienen19.
No va a ser esta la postura, justamente, de la Psicología Cognitiva, la
cual, basándose fuertemente en los postulados de las Ciencias Cognitivas -tal
como se verá en los próximos apartados-, va a intentar modelizar los procesos
cognitivos subyacentes a la actividad humana.
17 El programa de investigaciones planteado por las Ciencias Cognitivas en sus inicios pareciera encontrarse lejos de haberse cumplido, y sus avances resultan no ser parejos en todas las áreas de estudio. Visto retrospectivamente, el terreno donde avanzó con mayor eficacia es en el estudio de los problemas altamente formalizables y transparentes, como resultan ser los del ajedrez. Otras áreas, como el reconocimiento de imágenes, la comprensión del lenguaje y los sistemas expertos, entre otros, parecieran no haber avanzado de la forma en que lo sugerían las predicciones iniciales de los científicos cognitivos. 18 En efecto, el planteo de Turing, luego conocido como el test de la máquina de Turing, consiste, como lo describe Rivière, en lo siguiente: (op. cit., pp. 40)”... tenemos 2 sistemas cognitivos: un hombre B y una máquina A, y un observador que no los puede observar ni tocar, pero que sí los puede interrogar...”. Luego, continúa “...Si un observador imparcial fuera incapaz de distinguir, sin verlos ni tocarlos, al hombre B, a quien interroga sobre sus pensamientos, de la máquina A, a la que se le pregunta sobre los suyos, ¿con qué derecho podemos decir que el hombre piensa y la máquina no?...” 19 Manuel De Vega (1984) va a hablar de una versión fuerte y de una débil de la analogía mente-ordenador. A la primera va a adscribir, por ejemplo, la IA, mientras que a la segunda lo va a hacer la Psicología Cognitiva. La diferencia fundamental radicará en la necesidad -o no- de simular los mecanismos cognitivos tal cual funcionan en los seres humanos.
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1.2.1. El surgimiento de la Psicología Cognitiva
Luego del largo período por el que atravesó la Psicología en el mundo
anglosajón20 bajo el reinado del conductismo, durante el cual se desterraron los
estudios acerca de la mente, un grupo de psicólogos, entre los que se
destacaron Miller21, Bruner, Goodnow y Austin, volvieron a introducir la cuestión
de la mente en el centro de la escena psicológica.
Este giro obedeció, entre otras muchas razones, a dos que conviene
señalar: Por un lado, el progresivo empobrecimiento en la fuerza explicativa de
los modelos conductistas y de sus metapostulados, puesto de manifiesto, por
ejemplo, en las limitaciones encontradas en la extrapolación de los resultados
obtenidos con animales de laboratorio hacia los seres humanos.
Por otro lado, y tal como se expresó más arriba, el impulso renovado que
toma la cuestión de la mente, a partir del surgimiento de las nuevas disciplinas
mencionadas anteriormente y de las crecientes exigencias del mundo
productivo y, por lo tanto, del trabajo.
Este nuevo campo –el de la mente- se caracterizará, como lo señala
Rivière (op. cit.), por tener unos límites más o menos difusos, siendo la
psicología cognitiva la que va a introducir un nuevo lenguaje en el estudio de
los procesos de la mente: el del procesamiento de la información, que influirá
decisivamente en los estudios llevados adelante por muchas de las disciplinas
preocupadas por el estudio del trabajo humano, como la psicología
ergonómica, la ergonomía cognitiva, la didáctica profesional, entre otras.
20 Cabe aclarar que durante este período, en Europa, los trabajos de la Escuela de Ginebra (Piaget) estaban sumamente avanzados y proponían explicaciones más que interesantes al problema de la cognición. Lo mismo sucedía en la ex Unión Soviética, antes de la ascensión de Stalin al poder, de parte de la denominada Psicología Histórico Cultural (Vygotski y Luria). Ambos enfoques, como lo veremos (Cf. 1.4.), han influido fuertemente en la construcción de modelos cognitivos aplicados a la descripción de la acción situada, tal como se presenta, por ejemplo, en el mundo del trabajo y de la vida cotidiana. 21 Su artículo “The magical number seven, plus or minus two: some limits on our capacity for processing information”, publicado en el Psychological Review en 1956, marca un hito importante en el surgimiento de este nuevo paradigma de la Psicología.
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1.2.2. La analogía mente/ordenador
Como suele suceder cuando no se dispone de modelos teóricos
acabados que permitan describir adecuadamente los problemas de una
disciplina, se termina tomándolos prestados de alguna otra, más avanzada. Tal
fue el caso de la Psicología Cognitiva22.
En concreto, esta perspectiva psicológica va a definir a la mente como
un sistema de procesamiento de la información.
Pero, ¿en qué consiste el procesar información? Se trata
fundamentalmente de un proceso mediante el cual un sistema recibe una serie
de entradas -informaciones o símbolos, que pueden adquirir diferentes formas
físicas- que son tratadas de acuerdo a un set de reglas operatorias
preestablecidas (que serían las operaciones del programa computacional), lo
que da como resultado una salida o respuesta.
En este sentido, se puede concluir que cuando dichos símbolos son los
representantes adecuados de algún aspecto del mundo real, y cuando su
procesamiento conduce a la solución eficaz de algún problema planteado,
dicho sistema cognitivo funciona en forma acabada.
1.2.3. Alcances y límites de la analogía mente/ordenador
Tal como lo señala Bruner (op. cit.), las metas iniciales de la revolución
cognitiva fueron rápidamente cambiadas. En principio, señala el autor "...su
meta era descubrir y describir formalmente los significados que los seres
humanos creaban a partir de sus encuentros con el mundo, para luego
proponer hipótesis acerca de los procesos de construcción de significados...”,
tras lo cual concluye más adelante diciendo “...Algo que sucedió muy temprano
fue el cambio de énfasis desde el “significado H” a la “información”, de la
construcción del significado al procesamiento de la información...” (Bruner,
1997. pp: 20).
22 Conviene aclarar que este fenómeno no es en absoluto exclusivo de la Psicología. Por ejemplo, la teoría del valor, desarrollada por F. de Saussure respecto de los signos lingüísticos, fue retomada de la teoría económica relativa al valor diferencial que adquieren las monedas, las unas respecto de las otras.
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En este sentido, pareciera que la asunción de la computación como
metáfora dominante del modelo tuvo importantes consecuencias, ya que lo que
en principio era pensado a partir de una analogía (la mente funciona como un
ordenador), con el correr del tiempo pasó a transformarse, vía principio de
identidad, en la cosa misma (la mente es un ordenador).
En un plano más operativo, el modelo propuesto por la Psicología
Cognitiva pareciera adaptarse con mayor facilidad a un tipo específico de
problemas, aquellos que en la literatura se conocen como problemas bien
definidos o bien estructurados.
No es mera casualidad que los problemas de física, matemática, o
lógica, como el de la “Torre de Hanoi” o el de “los misioneros y los caníbales”,
sean, a menudo, utilizados como paradigmas experimentales en Psicología
Cognitiva.
Este tipo de problemas presenta la peculiaridad de ser altamente
formalizables bajo forma de algoritmo, y de que su contenido no es de suma
relevancia, ya que, en última instancia, carecen de lo que los lingüistas definen
como “espesor semántico”.
Tal como lo señalan Darses, Falzon & Munduteguy (2004), el
cognitivismo opera un deslizamiento de la significación a la información,
menospreciando el rol del contexto social y cultural sobre el pensamiento.
Por el contrario, los problemas del mundo real, denominados mal
definidos o mal estructurados (Poy, 1991), resultan ser más difícilmente
analizables con la malla interpretativa que propone la analogía mente–
ordenador, ya que, entre otras cosas, presentan contornos difusos, no toda la
información acerca de los mismos está presente en su enunciado,
generalmente soportan diferentes tipos de resoluciones y el contexto juega un
papel sumamente importante en ellos.
Tal es el caso, por ejemplo, de los problemas encontrados en el mundo
del trabajo, que son los que nos ocupan en esta tesis, o los de la vida
cotidiana, sobre los que una parte importante de los estudios cognitivos
actuales intenta describir y dar cuenta, introduciendo el problema del contexto
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y de la significación, ya que, como bien lo señalan los autores antes
mencionados, la intencionalidad del individuo, el carácter finalizado de toda
acción, el hecho de que los objetivos se inscriban dentro de presiones
derivadas del medio físico, social y organizativo han sido ignorados, y la acción
reducida a las operaciones mentales realizadas por los individuos.
En síntesis, las ciencias cognitivas y, en este sentido, permiten explicar
en gran parte los orígenes y alcances de la Psicología Cognitiva.
Esta nueva perspectiva le ha dado, sin dudas, un gran impulso a la
Psicología y es, quizás, la mejor ubicada dentro de la oferta psicológica actual
para lograr un estudio adecuado de la mente y, por lo tanto, de los problemas
que se plantean en el mundo del trabajo, que son los que nos preocupan aquí.
El desarrollo de la Psicología Cognitiva ha implicado, como lo subraya
Rivière (1987, pp. 17), “...una transformación sustancial en el objeto de la
Psicología...”, ya que ha permitido situar al sujeto en una posición activa
respecto de la imagen que proponía el conductismo: la de un sujeto que
respondía pasivamente a los estímulos del medio23.
Sin embargo, el modelo cognitivo del procesamiento de la información,
así como la Teoría de Resolución de Problemas (Newell & Simon, 1972)
presentan importantes restricciones a la hora de explicar los estados
intencionales de la mente y el problema de la significación, tal como no cesan
de señalarlo tanto los filósofos de la mente24, como los psicólogos provenientes
de otros horizontes teóricos (Rabardel, 2004, 1999; Clot, 1999; Bruner, 1997),
promoviendo así la incorporación de otros enfoques que den cuenta de la
dimensión cultural y de la construcción de la significación, tales como los
desarrollos producidos por la epistemología genética y la psicología histórico-
cultural (Cf. 1.4.).
23 A su vez, aquellos que pretenden explicar a la Psicología Cognitiva como una mera filiación del conductismo, por la sola razón de compartir el respeto por los métodos de indagación objetivos, no hacen sino reducir las cuestiones de tipo epistemológico a un plano metodológico. En este sentido, cabría imputarle el mismo cargo –conductista- a Piaget, por el simple hecho de utilizar la lógica del método experimental en sus trabajos con los niños. 24 Es el caso, por ejemplo, de J. Searle (2000).
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Tal como lo subrayan De Keyser (1989), estos enfoques privilegian las
secuencias lógicas de los pasos desarrollados en la resolución de un problema,
en desmedro del contexto que los determina.
Muchas veces, en el mundo real, para poder procesar información hay
que previamente construirla (Schön 1987; Wisner, 1995), y pareciera ser éste
uno de los puntos débiles de la teoría. Es en esa dirección que se encaminan
una parte de las investigaciones en Psicología Cognitiva.
Pero hemos de retener que los estudios acerca de los aspectos
cognitivos del trabajo humano, desde hace más de 40 años, no cesan de
multiplicarse cubriendo un amplio espectro de intereses que van desde el
estudio de las actividades de diseño hasta los de la fiablidad humana en los
sistemas de alto riesgo.
Este impulso no solamente ha servido para formular modelos
descriptivos de la acción humana en situaciones de trabajo, sino que también
ha hecho aportes teóricos considerables a la evolución de la psicología básica.
En este sentido, creemos pertinente mantener este marco teórico dentro de
nuestras interpretaciones.
A continuación, entonces, desarrollaremos el impacto de estos enfoques
en el marco de los estudios sobre la fiabilidad humana o su contracara, los
accidentes de trabajo.
1.3. El enfoque de la Ingeniería Cognitiva
El creciente proceso de automatización e informatización de las tareas
vienen produciendo desde hace algo más de veinte años, un cambio
considerable en los contenidos del trabajo, y en los requerimientos mentales
necesarios para llevar a cabo dichas tareas.
Por otro lado, las pesadas consecuencias humanas, financieras y
medioambientales de los accidentes han, entre otras razones, impulsado a las
disciplinas preocupadas por el estudio de la confiabilidad humana a desarrollar
modelos cognitivos que permitan describir en forma ajustada las interacciones
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entre los diferentes elementos de los sistemas productivos. Testimonio de esto
es la multiplicidad de investigaciones, congresos, revistas científicas y
formaciones universitarias que tienen como eje la comprensión del
comportamiento del operador humano en situaciones reales o simuladas de
trabajo, tanto en los sistemas productivos como, sobre todo, en los sistemas
complejos de alto riesgo (industrias de proceso continuo, como la petroquímica,
nuclear, siderurgia, transporte: aviación, trenes, entre otros).
Es así que los aportes teóricos realizados por las Ciencias y Tecnologías
de la Cognición25 (Varela, op. cit.) a los estudios acerca de la comprensión de
los mecanismos empleados por el hombre en situación de trabajo han sido
significativos.
Inversamente, los estudios llevados a cabo desde las Ciencias del
Trabajo (en particular, las investigaciones en Psicología del Trabajo y
Ergonomía) acerca de la fiablidad humana han alimentado los conceptos y
teorías desarrolladas por las disciplinas de base26 (por, ejemplo, la Psicología
Cognitiva).
En este contexto la denominada Ingeniería Cognitiva se erige como una
disciplina en conexión con la Psicología Cognitiva, las Ciencias Cognitivas y de
la Computación, los Factores Humanos y otros campos afines, que persigue
como objetivo central desarrollar sistemas de más fácil aprendizaje, de uso
más simple, intentando mejorar el desempeño de los sistemas hombre-
25 La denominación que acuña el autor, Ciencias y Tecnologías de la Cognición (CTC), se refiere al punto de convergencia que surge de la conjunción entre un núcleo de nuevas disciplinas, tales como la Inteligencia Artificial (IA), las Ciencias del Ordenador, la Cibernética, la Teoría de la Información y las Neurociencias, y otras que ya poseían un recorrido histórico importante en el estudio de la mente, tales como la Psicología, la Filosofía de la Mente, y la Lingüística. Pero también hace referencia a un doble propósito: por un lado, dilucidar y modelizar el funcionamiento de base de los procesos cognitivos de sistemas naturales y/o artificiales y, por otro lado, transferir esos conocimientos hacia aplicaciones tecnológicas (sistemas expertos, sistemas de reconocimiento del habla, de ayuda a la toma de decisiones, entre otros), de lo cual deriva su importancia para la psicología del trabajo. 13 Son particularmente significativos, por ejemplo, los aportes teóricos realizados por el psicólogo ruso Ochanin (1966), que han alimentado la reflexión en torno al concepto de representación en Psicología Cognitiva. En este sentido, y como bien lo señala Leplat (op. cit.) la Psicología del Trabajo tal como pretendemos entenderla y ayudar a construirla, no debería ser entendida como una mera aplicación de tecnologías, sino como uno de los campos en los cuales se construye la psicología como ciencia.
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máquina (Norman, op. cit.; Woods, 1994; Hollnagel, Mancini, & Woods, op. cit.;
Rasmussen & alt., 1994).
1.3.1. Modelos cognitivos de la actividad de los operadores
Tal como hemos evocado, las concepciones subyacentes a las
relaciones hombre-máquina han tenido múltiples consecuencias en el plano del
diseño de los sistemas de trabajo, sean estos materiales o simbólicos27.
Entre ellas, es la visión tecnocéntrica la que tiende a imponer su modelo.
Desde esta perspectiva, el componente humano del sistema es considerado
fuente de errores y poco fiable28. Bajo este supuesto, y como bien lo señala
Bainbridge (1982), se producirá la siguiente ironía: se tienden a automatizar
todas las tareas relativas al factor humano, pero como no todas las tareas son
automatizables, aquéllas que no lo son quedan a cargo del factor humano.
Sin embargo, y siguiendo la línea de múltiples investigadores y la
nuestra propia (De Keyser, op. cit.; Norman 1990; Leplat, op. cit; Reason, op.
cit.; Rasmussen, 1986; Rasmussen y Vicente, 1989; De La Garza, 2002; De La
Garza, Weill Fassina & alt. 2004; Aslanides, 2002, entre otros), poder
comprender los problemas relativos a la seguridad en el trabajo implica, en
primera instancia, el abandono de los modelos causalistas que pretenden
reducir su explicación a una sola variable o, en el peor de los casos, a un
responsable o, aun, a la fatalidad.
27 Con “simbólico” hacemos alusión aquí al diseño de objetos de trabajo “intangibles”, como por ejemplo, un programa de computación o el sistema de turnos de trabajo en un sistema complejo, como el de un hospital o una industria siderúrgica, como es el caso que nos ocupará en esta indagación. 28 La siguiente historia, reportada por Rabardel (op. cit.), circula en el colectivo de los pilotos de líneas aéreas comerciales e ilustra bien la cuestión: ésta sostiene que, dentro de poco, en los cockpits de los aviones habrá dos lugares: uno para un perro y otro para un piloto. “…El perro, para impedir al piloto tocar los mandos del avión y el piloto, para darle de comer al perro....”
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Lejos de esta visión de la contracara de la seguridad que son los
accidentes de trabajo, nuestra intención es presentar dos modelizaciones29 del
funcionamiento cognitivo propuestas por Rasmussen (op. cit.), que permiten,
por un lado, identificar los niveles de funcionamiento cognitivo susceptibles de
estar involucrados en las tareas, y, por otro lado, permiten, en forma dinámica,
situar las diferentes fases involucradas dentro de una actividad de diagnóstico y
resolución de problemas (detección, identificación, evaluación, planificación y
ejecución), y los tipos de errores (Reason, 1993)30 -fallos, faltas, violaciones-,
eventualmente asociados a las mismas.
a) El modelo SRK (Skill-Rule-Knowledge)
Siguiendo a Darses, Falzon, y Munduteguy, (op. cit.), este modelo
posee la capacidad de dar cuenta de los diferentes niveles de profundidad en
que se pueden tratar un problema, de manera independiente del sector o tipo
de actividad.
El modelo propone tres niveles de actividad cognitiva:
skill-based behaviour (actividad rutinaria, o actividad basada en
habilidades),
rule-based behaviour (actividad basada en reglas),
knowledge-based behaviour (o model-based behaviour, actividad de
Resolución de problemas o actividad basada en conocimientos).
29 El modelo está claramente inspirado en el paradigma del procesamiento de la información y de la teoría de resolución de problemas, y presenta una secuencia de etapas que, a los fines prácticos resultan esclarecedoras para la descripción general de la actividad. 30 Esta temática la desarrollaremos con mayor profundidad en el capítulo 3.
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identificación decisiónsobre la tarea planificación
reconocimiento reglas
patterns sensori-motorautomatizados
estado/tareaasociación
características
Entradasensorial
señales acciones
ComportamientosBasados en
ConocimientosDeclarativos
(Knowledges)
ComportamientosBasados en
Reglas(Rules)
ComportamientosBasados en Habilidades
(Skills)
Figura Nº 1: Modelo SKR (Skill-Rule-Knowledge). Encaje de los niveles de
procesamiento de un problema (según Rasmussen, 1983)
Tal como muestra la figura Nº 1 el modelo muestra un encaje entre los
diferentes niveles de actividad. Es así que el segundo nivel de actividad recurre
al primero, y el tercero a los dos niveles anteriores.
En el modelo del autor, se identifican, como dijimos, tres niveles de
funcionamiento cognitivo que permiten regular la acción en las situaciones de
trabajo:
El nivel de los automatismos, alude a los denominados conocimientos en
actos, difícilmente concientizables31, con escaso control por parte de los
operadores, pero sumamente económicos desde el punto de vista de la
carga mental de trabajo.
El nivel de los conocimientos basados en reglas, se refiere a conocimientos
de orden consciente, cuya característica es la de aplicarse, bajo forma de
31 Pensemos, por ejemplo, en cómo haríamos para explicar la acción de atarnos los cordones de los zapatos. Son las denominadas “tacit skills” que describe Polanyi (1967).
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_____________________________________________________________________________________ - 34 -
reglas, ante situaciones nuevas. Y con un nivel de control de la acción
mayor que los primeros.
El nivel de los conocimientos declarativos, remite también a la categoría de
los conocimientos conscientes, pero, a diferencia de los anteriores, éstos
permiten construir nuevas reglas de solución frente a situaciones
novedosas. Son el tipo de conocimientos desarrollados en las actividades
de diagnóstico y resolución de problemas. Poseen un alto nivel de control
de la acción pero demandan muchos recursos cognitivos conscientes, por lo
cual son sumamente “costosos” desde un punto de vista cognitivo.
Tal como lo señala Falzon (op. cit.), en este último nivel el operador
puede operar ya sea:
-por selección: se evalúan distintos planes respecto a los objetivos que deben
lograrse;
-por ensayo y error;
-por un razonamiento funcional: predicción de los resultados de un plan sobre
la base de las propiedades funcionales del medio ambiente.
b) El modelo denominado de la “doble escalera”
El modelo de la “doble escalera” fue desarrollado por el mismo autor para
poder dar cuenta de:
el tipo de error eventualmente asociado a la acción,
el nivel de control de la acción y
el grado de expertise de los operadores involucrados en el problema
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Figura Nº 2: Modelo de toma de decisión denominado de “doble escalera” (J. Rasmussen, 1986)32
Complementario del modelo anterior, éste permite obtener una visión
más dinámica de los procesos cognitivos emprendidos dentro de una actividad.
32 La parte izquierda de la escalera corresponde al diagnóstico y al pronóstico. La parte de arriba, a la definición de un objetivo y la parte derecha, a la planificación de la acción (Las líneas punteadas representan los atajos posibles de la fase de información a la de acciones).
DETECCIÓN de condiciones anormales
BÚSQUEDA explícita de información
IDENTIFICACIÓN del estado (de evolución) del sistema
INTERPRETACIÓN de las consecuencias para los objetivos del sistema
EVALUACIÓN en relación a las exigencias del
sistema
DEFINICIÓN DE UNA TAREA
FORMULACIÓN de un procedimiento
EJECUCIÓN
Automatismos
Regulación basada en reglas
Regulación basada en conocimientos
declarativos
Elaboración de hipótesis
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Considerando una situación-problema determinada, la escalera es
abordada por la izquierda. En principio, el operador está atento a la detección
del problema (Detección), y luego explora la situación (Observación), a fin de
recoger las informaciones pertinentes para identificar el estado actual del
sistema. Este estado será interpretado y se contemplarán las consecuencias.
Se buscarán, entonces, las opciones o soluciones posibles para evitar
consecuencias nefastas. Se definirá así una tarea, operacionalizada por un
procedimiento que será ejecutado.
Pero, como lo muestra el modelo, ciertos atajos son posibles. Por
ejemplo, en el recorrido que lleva de la detección a la ejecución, cuando el
operador posee reglas (aprendidas a partir de la experiencia), sólo le serán
necesarias algunas informaciones para poder, gracias a las reglas, encontrar el
procedimiento adaptado a la situación. En este sentido, el modelo permite
establecer posibles diferencias entre novicios y expertos en un área
determinada.
Por ejemplo, en cuanto a la relación entre mecanismo de control de la
acción y tipo de error cometido, podemos suponer que los expertos son más
proclives a cometer errores ligados a los automatismos, al mismo tiempo que
introducirán más atajos en las etapas.
Los novatos, en cambio, tenderán a producir más errores del segundo
tipo (faltas) y a realizar todo el recorrido que lleva de la detección del problema
a la ejecución de una solución.
En este modelo, conforme se asciende de nivel, el grado de actividad
consciente también aumenta, así como el costo de la actividad mental. A la
inversa, el grado de control de la acción es decreciente conforme el grado de
conocimiento disminuye de nivel, generando, a su vez, un menor costo, tal
como lo muestra la figura Nº 3.
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ConocimientosOrientacioncuando uno se
pierde
Control basado en los conocimientos
Costo mental
ReglasConducir en
cruces complejos
Control basado en reglas
RutinasConduccion en
rutas rectas
Control basado en automatismos
Figura Nº 3: Niveles de control de la actividad (Fuente: Aslanides 2003, adaptado de Rasmussen)
Es decir que, recordémoslo, los automatismos son efectivos y
económicos pero, una vez activados, difícilmente controlables, al contrario de lo
que sucede con los otros dos tipos de conocimientos. Y, como veremos más
adelante (Cf.: capítulo 3), a cada nivel de acción le corresponderá un tipo de
error, que le es específico.
En síntesis, los enfoques y modelos que venimos de presentar, creemos,
resultan de gran riqueza a los fines de esta investigación, dado que nos
permiten categorizar y, por lo tanto, diferenciar con claridad a qué tipo de
problemas nos estamos enfrentando, dentro del continuum de las relaciones
entre salud y seguridad. Es decir, nuestro interés en este trabajo estará
centrado especialmente en los conocimientos basados en reglas y, sobre todo,
en los conocimientos declarativos.
Por otra parte, creemos necesario desarrollar un marco conceptual
complementario al que acabamos de presentar, que nos permita dar cuenta de
las interrelaciones entre condiciones (externas e internas) de trabajo, actividad,
y consecuencias sobre la salud. En este sentido, el carácter sistémico del
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modelo de análisis de la actividad que nos ofrece la psicología ergonómica
parece ser una respuesta adecuada.
1.4. El enfoque de la Psicología Ergonómica
Dentro del panorama de las Ciencias del Trabajo, en particular en la
Sociología del Trabajo y la Psicología Ergonómica, el concepto de sistema
comienza a ser ampliamente utilizado en la década de los años sesenta.
Es así que se empieza a hablar de los sistemas hombre–máquina, los
sociólogos del Tavistock Institut de Londres usan el concepto sistemas socio-
técnicos, y se multiplican los estudios acerca de la génesis de los accidentes
en lo que empieza a denominarse los sistemas tecnológicos complejos.
Más allá del significado preciso de cada uno de estos conceptos, todos
evocan una idea común: la de un modelo que permite describir en forma
operativa las relaciones entre todos los factores de una situación de trabajo, y
sus efectos sobre los elementos mismos del sistema.
En efecto, Reason33 (op. cit.) no duda en utilizar la metáfora de agentes
patógenos residentes en el sistema inmunológico, para explicar el
funcionamiento de lo que el autor denomina los errores latentes, dentro de los
sistemas productivos complejos.
Esta concepción de sistema hombre-máquina, como lo veremos más
adelante (Cf. 2), ha dado como resultado dos visiones contrastadas acerca del
rol del factor humano dentro de estos sistemas, las cuales han tenido una serie
de consecuencias en el plano de la concepción de los sistemas de trabajo,
sean éstos materiales o simbólicos.
33 Sus modelos de análisis cognitivo del error (Cf. Capítulo 3) son utilizados y recomendados por la OACI (Organización Internacional de Aviación Civil) para el estudio de los accidentes en el sector aerocomercial; y es bajo esta lógica de análisis que se han llevado adelante una parte de las pericias del accidente de LAPA en nuestro país, las cuales han sido tomadas como información relevante en el tratamiento de los aspectos penales de este hecho, que les costó la vida a 57 personas.
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_____________________________________________________________________________________ - 39 -
Sin embargo, en este punto nos limitaremos exclusivamente a la
presentación de un modelo en el cual el operador humano dentro del sistema
resulta ser un buen agente para la fiabilidad del sistema de seguridad.
1.4.1. El modelo de los cinco cuadros: una perspectiva sistémica en el estudio
y la comprensión de las situaciones de trabajo.
Desde esta perspectiva, los modelos sistémicos aplicados al análisis del
trabajo humano han resultado ser sumamente fecundos.
En efecto, estas ideas encuentran su génesis, en parte, en los estudios
llevados a cabo por Ombredane y Faverge (1955), encomendados por la
Comunidad Económica del Acero y el Carbón (CECA)34, en la década del 50,
con la finalidad de estudiar los sistemas de seguridad en ambos sectores de
actividad. Esta perspectiva de estudio será luego desarrollada y dará lugar a lo
que se denomina Análisis Psicológico de la Actividad (Leplat, 2000, 1998).
Dentro de este enfoque, el de los estudios psicológicos sobre la
actividad de las personas en situaciones de trabajo, J. Leplat (Ibid.) nos aporta
un modelo sistémico de comprensión de la acción, individual en este caso35,
que mostramos a continuación:
34 La Ceca, Comunidad Económica del Carbón y del Acero, sentó las bases de lo que sería, más tarde, la Unión Europea. 35 Existen también modelos y conceptos que incluyen la dimensión colectiva de la actividad, que abordaremos más adelante en el presente capítulo.
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Figura Nº 4: Esquema general para el análisis de la actividad (J. Leplat, op. cit.) 36
Este modelo nos parece pertinente en el marco de nuestra investigación
por un doble motivo:
porque facilita la visualización de los compromisos realizados por los
individuos entre la seguridad y la productividad, en tanto agentes
reguladores dentro del sistema, y
porque permite comprender, a niveles de análisis diferentes –pero, al mismo
tiempo, complementarios-, los acoplamientos entre las condiciones externas
(contexto) e internas (operadores), la acción (mental y/o física), y sus
consecuencias (sobre la salud y la producción del sistema).
36 La dirección de la flecha debe leerse A B: B consecuencia de A.
Agente Condiciones
internas Acoplamiento
Tareas Condiciones
externas
Evaluación Interna
Diagnóstico y ejecución (Actividad)
Evaluación Externa
Consecuencias para el agente Consecuencias
Resultados
Condiciones
Actividad
Consecuencias
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El modelo propone tres niveles de análisis de las situaciones de trabajo
que hemos tomado en cuenta:
El nivel de análisis de las condiciones. Las condiciones externas de la
actividad son a menudo designadas por el concepto de tarea, definida ésta
como un objetivo a alcanzar en determinado tipo de condiciones:
Físicas: son los factores comúnmente denominados medio ambiente de
trabajo (vibraciones, ruido, iluminación, temperatura).
Técnicas: hacen alusión a los instrumentos, materiales o simbólicos,
puestos a disposición para ejecutar la tarea.
Organizacionales: hacen referencia a los horarios (trabajo por turnos,
trabajo nocturno), las cadencias, los modos de control, las reglas (formales
e informales) de división de las tareas.
Socio-económicas: se refieren a las condiciones sociales y económicas
propias de la sociedad global en la cual se halla inserto el trabajador.
Las condiciones internas son las propias del operador y se pueden
distinguir dos grandes categorías:
Las características ligadas a los recursos físicos (edad, sexo, agudeza
visual, auditiva, estado del cuerpo en general) y a los recursos mentales
(nivel de formación, competencias, saberes, saber hacer, personalidad,
confianza en el sistema).
Las características relacionadas con la construcción de la identidad en el
trabajo, a través del reconocimiento de sus pares y de sus superiores.
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_____________________________________________________________________________________ - 42 -
Además, este modelo permite dar cuenta del acoplamiento37, efectivo o
degradado, entre las condiciones externas, propias a la organización, y las
condiciones internas, propias a las personas, ambas sujetas a variabilidad38.
El segundo nivel de análisis es el de la actividad, entendida como la
respuesta del operador al conjunto de las condiciones más arriba mencionadas,
y cuya característica es la de poseer componentes observables e
inobservables.
En este sentido, tarea y actividad son dos caras de una misma moneda:
la actividad sólo cobra significado en relación con los objetivos que la guían y,
complementariamente, las tareas adquieren sentido en la medida en que
determinadas acciones permiten llevarlas a cabo.
En otras palabras, podemos decir que si nada sabemos de la actividad de los
individuos, no podremos entender cómo hacen para alcanzar los objetivos
definidos por las tareas.
El trabajo humano incluye dos tipos de componentes: uno visible y otro
invisible. El primero es la dimensión física de la actividad, mientras que el
segundo es la dimensión mental de la misma, cada vez más importante, a
causa, sobre todo, de las innovaciones tecnológicas.
En el primer caso, nos referimos a los movimientos corporales
desplegados para realizar las tareas, que son de observación pública y a los
que comúnmente llamamos comportamientos.
En el segundo caso, se trata de la actividad mental, o sea de los
pensamientos, imágenes, razonamientos, reglas de acción, construidas y
almacenadas en memoria39 (Shank & Abelson, 1977), que se utilizan para
poder realizar las tareas y que sólo son pasibles de inferir.
37 El acoplamiento, o compatibilidad, hace alusión al concepto de affordance, desarrollado por Norman (1988 y 1993). En inglés, el vocablo significa: procurar, ofrecer, proveer, y hace referencia a las propiedades percibidas y presentes en los objetos que determinan cómo podría ser utilizado. Así una silla ofrece (affords) un soporte que sugiere la acción de sentarse. 38 Variabilidad tanto del operador, como de cualquiera de los otros factores evocados (desperfecto en máquinas, falta de insumos, ausentismos, entre otros hechos). Este concepto lo desarrollaremos más en profundidad en el capítulo 3 de esta parte. 39 Más concretamente en la denominada Memoria a Largo Plazo.
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El tercer nivel de análisis es el de las consecuencias de la actividad,
entre las cuales se pueden distinguir dos grandes tipos:
Las consecuencias de la actividad sobre la productividad, que se traducen, por
ejemplo, en la calidad de lo producido, y las consecuencias internas de la
actividad, es decir qué impacto tiene ésta sobre el estado general de la salud
biopsicosocial del operador.
Pero, como se puede ver en el modelo, la relación entre sus diferentes
componentes es dinámica, produciendo el operador ajustes constantes entre la
tarea, la actividad y sus consecuencias.
A partir de este modelo, por ejemplo, se puede dar cuenta del conflicto
resultante entre la producción y la seguridad, y de las modalidades de
resolución de esos conflictos40 por parte de los operadores.
A nuestro juicio, los problemas de seguridad deberían contemplar esta
dinámica y no solamente limitarse al cumplimiento o incumplimiento de las
normas de seguridad, ya que, en efecto, éstas no siempre son adecuadas en la
medida en que el cambio de contexto lo requiere.
En conclusión, tal como lo señala Bateson “…toda descripción es
inevitablemente fragmentaria, dadas las características propias de la
conciencia que la conduce…” (Waisten, 2002, pp. 74) y, en este sentido, los
modelos presentados no escapan a esta afirmación. Por ejemplo, la dimensión colectiva de la acción se encuentra ausente
de este modelo, quizás en provecho de una descripción rica del carácter
individual de la acción situada, y es por eso que dicha dimensión, la colectiva,
será abordada a continuación (Cf.: 1.5.), a través del enfoque de la Clínica del
Trabajo (o Psicología Cognitiva del Trabajo) desarrollado por Clot (op. cit.).
40 A partir de este modelo, y como lo veremos más adelante, las violaciones a las normas de seguridad pueden ser interpretadas como una forma de saldar, en ciertas ocasiones de manera positiva, este tipo de conflictos.
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Sin embargo, los modelos presentados permiten aprehender en forma
abarcativa la complejidad de las relaciones entre los principales factores
involucrados en las situaciones de trabajo.
Dichos modelos, creemos, introducen una visión novedosa en la
prevención y en la gestión de la seguridad, ya que permiten entender no sólo
por qué una persona se accidenta, sino también por qué no se accidenta. Es
decir, permiten describir no solamente las situaciones de accidentes, sino
también las situaciones incidentales y el sentido que adquieren los diferentes
modos operatorios desplegados por los operadores, para hacer frente a la
variabilidad tanto externa como interna.
Por otra parte, interpretado desde estos modelos, el error que lleva al
accidente, cualquiera sea su nivel, debe ser interpretado como producto de una
multideterminación de factores humanos, técnicos, organizacionales y
económicos.
En este sentido, estos modelos propugnan analizar e interpretar los
errores y los accidentes como síntomas de disfuncionamiento del sistema, cuya
génesis hay que analizar.
Tal como veremos más adelante, las violaciones, en estos modelos, no
estarían asociadas exclusivamente al funcionamiento individual, sino también al
contexto productivo, generador de las reglas de seguridad, y no tendrían
siempre un carácter reprensible, ya que, como lo demuestran múltiples
estudios de campo, desviarse de las normas muchas veces permite evitar los
accidentes (Amalberti, 1996; Amalberti, Auroy & Aslanides, 2004; Clot, op. cit.;
Aslanides, op. cit.).
1.5. Los aportes de la Epistemología Genética y de la Psicología Histórico- cultural a los estudios del trabajo humano
Tal como hemos señalado anteriormente en este capítulo, un número
cada vez más importante de investigaciones en psicología del trabajo han
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incorporado y se nutren de los enfoques de la Epistemología Genética y de la
Psicología Histórico Cultural.
Pero, debemos aclarar que no es nuestra intención hacer aquí una
revisión exhaustiva de los estudios en torno al trabajo humano que se
enmarcan dentro de dichas perspectivas, ya que tal empresa merecería un
estudio pormenorizado y particular en sí misma y no es ese el objetivo que nos
hemos trazado en esta tesis.
Sin embargo, hay dos campos de estudio del trabajo humano sobre los
que quisiéramos detenernos, puesto que resultan importantes a la hora de
comprender más acabadamente los riesgos y los desvíos de las normas de
seguridad en el trabajo. Se trata del estudio de las actividades con
instrumentos desarrollado por P. Rabardel (op. cit.), y el de la clínica de la
actividad (Clot, op. cit.), los que presentaremos a continuación.
1.5.1. El enfoque cognitivo de las actividades con instrumentos
En su enfoque cognitivo de los instrumentos y apoyándose en ambas
teorías, Rabardel (Ibid.) promueve una mirada original y renovadora sobre una
temática central para la Psicología del Trabajo: las actividades con
instrumentos.
A menudo, como no cesa de señalarlo el autor, la perspectiva desde la
cual se diseñan los instrumentos de trabajo (los procedimientos de seguridad
son, efectivamente, instrumentos para la acción) es de tipo tecnocéntrica,
donde el hombre ocupa una posición “residual” dentro de los masivos procesos
de automatización de tareas que conducen, paradójicamente, a dejarles a los
operadores un conjunto de tareas diversas, constituidas no en función de sus
acciones, sino en función de que no son tareas automatizables (Bainbridge,
op. cit.).
En este sentido, los trabajos del autor pretenden desarrollar una mirada
de tipo antropocéntrica, intentando restituirles a los operadores un lugar
relevante, a partir de los análisis funcionales de las actividades con
instrumentos.
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Desde el enfoque psicológico desarrollado, el instrumento, en tanto
mediador de las acciones entre sujeto y objeto, es una entidad mixta
compuesta por un polo artefactual y un polo esquemático.
En tanto artefacto material o simbólico, puede ser producto de la propia
persona o de los otros, y los esquemas de utilización asociados al mismo
pueden ser el resultado de la propia actividad del sujeto o de la apropiación de
lo que el autor denomina los esquemas sociales de utilización, exteriores al
sujeto.
Figura Nº 5: Esquema de la actividad, individual y colectiva, mediatizada por el instrumento. (P. Rabardel, 2004)
Instrumento
Objeto de la
actividad Sujeto de la
actividad
Otros sujetos
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En un claro enfoque genético, el instrumento, en tanto mediador, no está
dado de antemano a los usuarios, sino que debe entenderse como un doble
proceso de génesis instrumental: un proceso de instrumentación, dirigido hacia
los sujetos o hacia sus esquemas de uso y, un proceso de instrumentalización
dirigida hacia el artefacto, hacia un enriquecimiento de sus propiedades.
Desde esta perspectiva, resulta claro que son los operadores quienes
desarrollan sus propios instrumentos a través de las sucesivas génesis
instrumentales.
Y es con este enfoque que pretendemos darles significación a las
normas de seguridad que nos ocupan en este trabajo de indagación, ya que,
finalmente, un conjunto de normas resultan ser instrumentos para la acción.
Asimismo, respecto de los desvíos de las mismas creemos que el
concepto de catacresis que profundiza el autor, a partir de los trabajos de
Faverge (op. cit.), resulta ser sumamente esclarecedor para poder comprender
dichos desvíos.
Una catacresis41 define el desvío que existe entre lo previsto, lo
prescripto y lo real, en la utilización de los artefactos, el que, como veremos
más adelante (Cf. Capítulo 3), para los ergónomos de la actividad reviste más
bien un carácter positivo.
En este sentido, los desvíos son generalmente interpretados, sostiene el
autor, en base a la racionalidad instrumental del artefacto, mientras que,
argumenta con razón, es igualmente válido e incluso necesario, interpretarlos
en base a la racionalidad instrumental del sujeto.
En este sentido, las catacresis, en nuestro caso los desvíos de las
normas de seguridad, pueden ser interpretadas como la producción de los
operadores, es decir, como la producción de nuevas génesis instrumentales.
A continuación presentamos un enfoque complementario de este: el de
la psicología cognitiva del trabajo desarrollado por Clot (op. cit.).
41 Concepto tomado de la retórica, que se refiere al uso de una palabra para designar otra cosa que no posee una propia, o bien utilizarla en lugar de otra. En el plano del trabajo, como ejemplifica Faverge (en Rabardel, op. cit.), es cuando, por ejemplo, se utiliza una llave para martillar un clavo.
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1.5.2. El enfoque de la Psicología Cognitiva del Trabajo
De acuerdo a lo que habíamos señalado como limitante en los dos
modelos psicológicos presentados anteriormente (Cf. 1.2. y 1.3.), la dimensión
colectiva de la acción quedaba desplazada en provecho de una descripción
detallada de la dimensión individual de la acción.
Es por esto que, en este apartado, presentamos los modelos
desarrollados por la clínica de la actividad (o psicología cognitiva del trabajo),
que permiten incorporar y articular ambas dimensiones.
Retomando los conceptos de Género y Estilo literarios, desarrollados por
el semiólogo ruso M Bakhtin, Clot (op. cit.) los reintroduce en el contexto de lo
que él denomina la psicología cognitiva del trabajo, a los fines de dotar de
dinamismo a los conceptos de tarea y actividad, muchas veces demasiado
estáticos.
El autor acuña el concepto de género profesional42 para dar cuenta de
los procesos mediante los cuales cada individuo y/o grupo de individuos es
portador de un conjunto de conocimientos y reglas que se construye en la
acción, y que van siendo paulatinamente transformados en reglas formales (y
tácitas), en un género que caracteriza la actividad de un grupo o de una
profesión.
El género, según el autor, se sitúa entre los sujetos, coautores de una
actividad, y entre ellos y el objeto del trabajo, y es un “....sistema abierto de
reglas impersonales no escritas que definen, en un medio dado, la utilización
de objetos y los intercambios entre las personas...” (Clot op. cit. pp. 44).
El concepto de género profesional (o género social del oficio), nos
recuerda el autor, es la posibilidad de reorganizar las tareas (Cf. 3.1.), de
recrear la organización del trabajo, por parte de los colectivos profesionales43.
El género profesional, concluye el autor, es “…una suerte de hoja social
interpuesta, un cuerpo de evaluaciones compartidas que regulan la actividad
personal de manera tácita...” (Clot, Ibid. pp. 45). 42 Dicho concepto, creemos, se encuentra emparentado con el concepto de Habitus, desarrollado por Bourdieu (2002. pp. 88-92). 43 Los estudios llevados a cabo por el equipo de Dejours (op. cit.), como los de Cru (1988) en el sector de la construcción, dan cuenta de la constitución de estos saberes tácitos, que el autor denomina “savoir-faire de prudencia”.
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El estilo profesional, de forma complementaria, se refiere a la forma
peculiar de los sujetos de apropiarse del género, transitar por él y, en
consecuencia, de hacerlo evolucionar.
Es así que, por ejemplo, la introducción, por parte de los operadores, de
nuevos procedimientos y normas (de seguridad en nuestro caso) en una
situación de trabajo puede ser entendida como parte de un proceso de
formalización de la actividad que implicará, necesariamente, la generación de
nuevas informalidades.
La “oficialización” de lo informal de la que habla el autor es, finalmente,
un proceso que se inscribe en la dialéctica entre tarea y actividad, entre género
y estilo profesional.
Desde esta perspectiva, los desvíos de las normas de seguridad (en
tanto una forma particular de catacresis), deberían ser entendidas como una
forma más de hacer evolucionar el genero profesional. Complementariamente,
es el género profesional quien definirá el grado de aceptabilidad de los desvíos
y, en consecuencia, el nivel de riesgo asumido por aquellos que participan del
mismo. Vemos aquí claramente la dimensión social en la cual se juega el
trabajo, y que resulta necesaria para una adecuada descripción de las
problemáticas de los riesgos y los desvíos de los procedimientos de seguridad.
En síntesis, tanto el marco teórico de las actividades con instrumentos
desarrollado por Rabardel, como los conceptos de género y estilo profesional
descriptos por Clot en el marco de la Clínica de la actividad, resultan
adecuados a nuestra investigación, ya que nos permiten, por un lado, introducir
la idea de que los desvíos de las normas de seguridad no son necesariamente
negativos y, por lo tanto, reprensibles, y, por otro lado, nos permiten incorporar
la dimensión colectiva de la actividad, ausente de los modelos cognitivos que
hemos presentado anteriormente (Cf. 1.2.1.)
A continuación, y como conclusión de este capítulo destinado a los
enfoques teóricos retenidos en esta tesis, describiremos los aportes de la teoría
de la atribución causal, necesarios a la comprensión de nuestra problemática.
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1.6. Los aportes de la Teoría de la Atribución Causal a la comprensión del riesgo y los desvíos de las normas de seguridad
Uno de los mayores aportes de la psicología social a la psicología del
trabajo resulta, sin dudas, la teoría de la atribución causal, tal como lo
testimonian, entre otros, los trabajos de Melía, Chisvert y Pardo (2001) sobre la
atribución causal de los accidentes de trabajo. Estos autores se ocupan de
indagar los sesgos presentes en las explicaciones causales de los diferentes
actores de un accidente, y los efectos de dichos sesgos en las actitudes de los
operadores hacia las conductas seguras/inseguras.
En el mismo campo se sitúan las investigaciones de Kouabenan (2001,
2000) a propósito de las explicaciones “naïves” 44 de los accidentes por parte
de no expertos, y de los sesgos que dichas explicaciones vehiculizan.
Las “explicaciones” de los no expertos resultan ser de gran utilidad, tanto
para el diagnóstico como para las acciones de prevención, ya que permiten
revelar “causas” ocultas que pueden escapar a los enfoques de los expertos y
permiten comprender la lógica en la cual se inscribe la acción de los
operadores, como por ejemplo por qué razones las precauciones que resultan
obvias no han sido adoptadas, o por qué se han adoptado otras en su lugar.
Más allá de las limitaciones que introducen los sesgos explicativos
(posición dentro del sistema, límite en el procesamiento de la información,
subestimación de los riesgos, entre otros), las explicaciones “naïves”, sostiene
el autor, son un buen complemento de las explicaciones de los técnicos, que
permite enriquecer incluso la prevención, agregando que los sesgos
encontrados en las explicaciones causales no son patrimonio exclusivo de los
“no expertos”, sino que también se encuentran en las explicaciones de los
expertos en seguridad.
1.6.1. Concepto de atribución causal
Siguiendo a Weill Fassina, Kouabenan & De La Garza (2004), la
definición que retendremos respecto de los procesos de atribución causal es la
44 Según el autor, una explicación “naïve” remite a una explicación dada espontáneamente por un individuo no especialista en prevención de accidentes de trabajo.
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de que se trata de un proceso que puede ser caracterizado por la adjudicación,
por parte de un sujeto, de una causa a su comportamiento o al de los otros.
Dichas causas pueden ser imputadas a orígenes internos -o
características propias de las personas, como ser las aptitudes, competencias,
edad, entre otras-, o bien a condiciones externas a las personas: condiciones y
medio ambiente de trabajo, presiones de tiempo, económicas, mala suerte, etc.
En definitiva, se trata de un proceso a partir del cual el sujeto le otorga
significación a su propio comportamiento o al de los otros.
Si bien nuestro estudio no se sitúa a nivel de la explicación de los
accidentes, sino más bien en un punto anterior, es decir, a nivel de las
explicaciones frente a los riesgos asumidos en el trabajo y a los desvíos
deliberados de las normas de seguridad, creemos que una indagación acerca
de esta problemática en quienes son los actores de la “primera línea” de los
procesos de trabajo, ayudará a enriquecer las concepciones acerca de los
accidentes y su prevención.
En conclusión, en este capítulo acabamos de presentar los enfoques
psicológicos que a nuestro juicio resultan más relevantes para poder dar
cuenta, en forma más comprensiva, de los estudios sobre la representación del
riesgo y el desvío de las normas de seguridad.
Es así que hemos desarrollado modelos surgidos de la ingeniería
cognitiva y de la psicología ergonómica, enfoques cognitivos asociados a la
teoría de las actividades con instrumentos y a la clínica de la actividad, así
como también la teoría de la atribución causal, tributaria de la psicología social.
Es en la lógica que se desprende de estos enfoques y modelos que
nuestras reflexiones teóricas nos han servido como marco de referencia a la
hora de formular nuestras preguntas, diseñar nuestras herramientas de
abordaje y guiar nuestra indagación, en el marco de este trabajo de tesis.
Mediante esta forma de proceder, nuestra intención es la de acercar los
modelos psicológicos surgidos del análisis de la actividad al campo de
problemas que tradicionalmente aborda la psicología social respecto del
trabajo.
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_____________________________________________________________________________________ - 52 -
Inversamente, tal como lo desarrollaremos en la Parte II, dado que las
técnicas utilizadas en nuestro trabajo de campo están más asociadas a la
psicología social, nuestra intención es que los resultados de nuestra indagación
alimenten no solamente a los primeros, sino también a los enfoques centrados
sobre la actividad.
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_____________________________________________________________________________________ - 53 -
Capítulo 2. Investigaciones empíricas acerca de la representación del riesgo y de los desvíos de las normas de seguridad
El estudio de la seguridad en el trabajo incluye, como lo hemos visto
anteriormente, una multiplicidad de campos, disciplinas y enfoques (Cf.
Capítulo 1) que esta tesis no podría abarcar.
En este capítulo, entonces, y a los fines de orientar nuestra
problemática, nos centraremos en los estudios empíricos que se ocupan de la
representación mental del riesgo (2.1.) y en aquellos que centran su atención
en los desvíos intencionales, o violaciones, de las normas de seguridad en el
trabajo (2.2.).
2.1. Los estudios centrados en la representación mental de los riesgos asociados al trabajo
Un primera constatación que surge de la revisión bibliográfica realizada
es de orden metodológico: los estudios que pretenden dar cuenta de la
representación del riesgo utilizan, casi en forma excluyente, metodologías de
corte cuantitativo -como las encuestas-, mientras que las investigaciones
acerca de los desvíos de las normas, son más proclives al uso de metodologías
de tipo cualitativas -del estilo de los estudios intensivos de casos.
Las investigaciones sobre los riesgos45 (o su representación) tienen una
tradición establecida dentro de los campos de la psicología social y la
sociología.
El objetivo de este tipo de estudios es el de describir las relaciones entre
la representación del riesgo y las actitudes, los comportamientos de riesgo y la
toma de decisiones, en unidades poblacionales más o menos amplias. De ahí,
como lo señalábamos más arriba, la justificación del tipo de metodología
mayormente utilizada.
45 En el capítulo 3, definiremos qué entendemos por riesgo en el marco de esta tesis doctoral.
Parte I - Marco teórico - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 54 -
2.1.1. Campos abordados en el estudio de la representación del riesgo
La profusa cantidad de revistas, congresos y eventos relevados dan
cuenta de una tradición afianzada en los estudios sobre la seguridad,
particularmente referida a la representación del riesgo46, temática dentro de la
cual se inscribe, en parte, nuestro trabajo.
Pero, es de señalar que dicho campo es sumamente amplio, tal como lo
muestra la amplia variedad de estudios que abarcan desde la percepción del
riesgo en la calidad de los alimentos (como es el caso de las vacas locas en
Europa), pasando por la guerra y el terrorismo (sobre todo a partir del atentado
a las Torres Gemelas, Spence, 2005), y los aspectos individuales y
organizacionales involucrados en los accidentes de trabajo (Oliver, Cheyne,
Tomas & Cox, 2002), hasta la conducción de vehículos (Ulleberg & Rundmo,
2002) -este último, quizás, uno de los principales campos abordados, dado el
peso humano y económico que representan los accidentes del transporte
terrestre.
Centrándonos en las relaciones entre riesgo y trabajo, podemos
constatar que un núcleo importante de investigaciones empíricas se desarrolla
fundamentalmente en los sectores en los que el grado de informatización y
automatización de las tareas es importante, como por ejemplo el sector nuclear
(Lee & Harrison, 2000), el aeroespacial (Vaughan, 2004), el aeronáutico
(Mearns, 2001) y la explotación petrolera off shore (Mearns & Flin, 1995),
entre otros. Es decir, en los denominados sistemas de alto riesgo, donde los
procesos de trabajo exigen un significativo compromiso mental, y donde las
consecuencias de las acciones de las personas pueden ser sumamente
costosas tanto en términos humanos, como económicos e, incluso, ecológicos.
Estas investigaciones ponen el énfasis en la determinación de los factores
organizacionales y psicosociales de la representación del riesgo.
46 Tal como lo desarrollaremos en el capítulo 3, en el marco de este trabajo utilizamos el concepto de representación (mental del riesgo), dado que, creemos, supera al de percepción, en tanto la engloba y la determina.
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_____________________________________________________________________________________ - 55 -
Pero también existe una multiplicidad de estudios que se ocupan de
investigar dichas relaciones en otros sistemas donde el riesgo individual es
importante, como en el minero y metalúrgico (Weyman; Clarke & Cox, 2003,
Weyman & Clarke, 2003), el de la salud (Kayoko & Akio, 2004, Woods, op. cit.),
y el de la pesca (Eklof, 2002), por no citar más que algunos sectores clave47.
En términos generales, estos estudios se sitúan dentro del campo de la
Psicosociología, y parten del supuesto según el cual existe una correlación
entre la organización y la percepción del riesgo, las actitudes y los
comportamientos de seguridad desarrollados en situaciones de trabajo (Boix,
Torada & alt. 2001).
Asimismo, este tipo de estudios muestran que las relaciones entre estos
elementos han sido abordadas, mayormente, asociándolas a múltiples factores
que van desde los organizacionales hasta los individuales.
Sin embargo, en términos generales, los estudios muestran que algunos
factores resultan ser más significativos que otros. Es así que, desde una
perspectiva comparativa, el foco ha sido puesto en los efectos de las
diferencias interculturales (Mearns, Rundmo, Flin & alt, 2004; Pollnac, Poggie,
& VanDusen, 1995), o en las diferencias interindividuales, como la edad (Adie,
Cairns, Macdiarmid, & alt. 2005), la experiencia (Kouabenan, 2002), o el sexo
y el tipo de ocupación (Wright, Bengtsson & Frankenberg, 1994), y las zonas
de trabajo (Oliver, Cheyne, Tomas & Cox, 2002).
Más allá de la diversidad de campos de abordaje, las metodologías
utilizadas y los factores retenidos en el estudio de la representación del riesgo,
los estudios de las relaciones entre dichas representaciones y los desvíos
intencionales de las normas de seguridad resultan más bien escasos.
En efecto, a nuestro conocimiento, los pocos estudios relevados han
tratado de esclarecer dichas relaciones, muestran que la aceptabilidad de las
violaciones de las normas parece ser el predictor más importante del
comportamiento, probablemente porque la aceptabilidad también afecta a la
47 Existe abundante literatura en la construcción, sector que se encuentra entre los primeros en las estadísticas mundiales de accidentes y enfermedades profesionales, o en el sector agrícola, de la que el lector podrá encontrar referencias en los principales centros de investigaciones europeos (INHST, INRS, ANACT, etc.) y de los Estados Unidos (OSHA, NIOSH, etc.).
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_____________________________________________________________________________________ - 56 -
frecuencia con la que los empleados se arriesgan y rompen las normas de
seguridad (Rundmo, 2002).
En términos generales, la visión subyacente respecto de las violaciones
es de carácter normativista, y el acento está puesto, ya sea en la “cultura de la
seguridad”, referida a las características más o menos informales con las
cuales se gestiona la seguridad en las organizaciones, o bien en los aspectos
individuales, referidos a los comportamientos y a los rasgos de personalidad de
los actores involucrados.
Pocos estudios, a nuestro conocimiento, ponen en relación las
dimensiones organizacionales e individuales involucradas en los desvíos de
las normas de seguridad (Beatty & Beatty, 2004), y es en esta dirección que
pretendemos encaminar nuestro trabajo.
2.2. Los estudios centrados sobre los desvíos intencionales de las normas de seguridad En este grupo de indagaciones, al contrario que en las anteriores,
predomina la utilización de metodologías de tipo cualitativas, debido, quizás, a
que, por un lado, consideran insoslayable un estudio de tipo comprensivo y
detallado y, por otro lado, a que lo que buscan es generar modelos a partir de
datos ricos sobre casos particulares, más que de datos generales sobre una
población determinada, como en el caso anterior.
Los estudios enmarcados en el denominado campo del error humano
han aportado una gran cantidad de información que ha permitido construir
modelos tanto de las actividades humanas en situación de trabajo, como de los
mecanismos de producción del error y sus implicancias en la seguridad de los
sistemas socio-técnicos (Amalberti, op. cit.; Hollnagel, op. cit.; Leplat, op. cit.;
Rasmussen, op. cit.; Reason, op. cit.; Woods, op. cit.).
Por ejemplo, Leplat (op. cit.) evoca una clasificación de los errores
acorde a una determinada concepción de la arquitectura de la actividad
cognitiva, inspirada en los trabajos de Reason (ibid.), entre los cuales el autor
distingue a las denominadas violaciones, concepto utilizado en ciertos modelos
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_____________________________________________________________________________________ - 57 -
que explican las conductas humanas en situación de accidente, en tanto desvío
deliberado con respecto a las normas de seguridad (Cf. Capítulo 3).
De la bibliografía revisada surgen algunos campos bastante delimitados,
en los cuales se llevan adelante los estudios sobre los desvíos intencionales o
violaciones de las normas de seguridad48: Una gran cantidad de estudios dan
cuenta del abordaje de este tipo de problemas en el sector del transporte, de la
salud, aviación, espacio, transporte, nuclear, petroquímica. Es decir en el
contexto de los denominados sistemas de alto riesgo, cuenta habida del alto
impacto humano, económico y medioambiental que suelen conllevar los
accidentes, a menudo catastróficos.
Los estudios de las violaciones en el sector de los transportes (autos,
camiones), intentan mostrar las correlaciones entre tipo de error y la edad y el
sexo (Reason, 1988), entre violaciones y tipo de conductor, de autos o
profesionales (Hartley & El Hassani, 1994).
Los resultados de estas investigaciones muestran que existe una
correlación entre edad y violación49: conforme las personas envejecen se
reduce el número de violaciones, mientras que con otro tipo de errores (fallos,
lapsus, faltas) sucede lo inverso.
También, los estudios muestran que existe una correlación entre tipo de
error y sexo: las mujeres son más proclives a cometer errores del estilo de los
lapsus50, mientras que los hombres, independientemente de la edad, son más
proclives a cometer violaciones51.
Asimismo, las causas de las violaciones varían según se trate de
conductores profesionales o particulares. En el primer caso, las causas siempre
están asociadas a los requerimientos del trabajo, mientras que en el segundo,
se encuentran asociadas a la edad o a la experiencia.
48 En el capítulo 3 definiremos qué entendemos por desvíos intencionales o violaciones de las normas de seguridad. 49 Esta idea la retomamos en el capitulo 1 de la parte IV de esta tesis. 50 En este contexto, un lapsus puede ser, por ejemplo, olvidar dónde está estacionado el auto, equivocar la salida en un cruce, o encaminarse en una dirección mientras se tenía la intención de ir hacia otro lugar. 51 En este contexto, una violación puede ser conducir después de haber bebido en exceso, pasar un semáforo en rojo o sobrepasar los límites de velocidad.
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Desde un punto de vista metodológico, los estudios que acabamos de
evocar han sido llevados a cabo en laboratorio, utilizando cuestionarios
(Reason & alt, op. cit.), con muestras poblacionales más o menos significativas,
o mediante simulaciones de situaciones reales (Morris & Engelken, 1973).
Igualmente, en el campo de la seguridad clínica, se vienen
desarrollando, desde hace más de veinte años, una multiplicidad de estudios
que intentan comprender, por ejemplo, los incidentes registrados en el manejo
de la anestesia (Cooper, Newbower & alt. 1978), los eventos adversos
relacionados con la administración de medicación (Manasse, 1989), o la toma
de decisiones en situaciones dinámicas, como las operaciones quirúrgicas
(Woods, 1992).
Asimismo, otros estudios (Kayoko & Akio, 2004) intentan generar
modelos predictivos de tipo matemático, para poder describir actividades y tipos
de errores asociados.
Estas investigaciones, enmarcadas en una perspectiva metodológica
que apunta más a los estudios de casos reales, dejan traslucir un deslizamiento
desde los modelos centrados en la persona (distracciones, lapsus, ejecución
incorrecta de procedimientos), hacia los modelos centrados en el sistema, tal
como los que proponen Aslanides, Valot, & alt (2005) y Reason (op. cit.), en los
cuales los errores son esperables y los seres humanos falibles (y fiables).
En efecto, los estudios relevados en el campo de los sistemas de alto
riesgo estiman que en el 40 al 80% de las deficiencias ocurridas, tales como
accidentes graves o catástrofes, se halla presente el error humano. Por
ejemplo, Amalberti (1993) señala que alrededor del 88% de los accidentes en
la aviación civil son imputados a un error humano, cuando esta cifra, en la
década de los años sesenta, se situaba en torno al 57%.
Sin embargo, no siempre puede establecerse una relación causal entre
error y accidente: no todo error conduce necesariamente a un accidente y,
además, no hay evidencia de que aparezcan errores en forma sistemática en el
encadenamiento de sucesos que conducen a un accidente (Aslanides, op. cit.).
De hecho, en un 70% de los vuelos comerciales sucede al menos un error, y
esto no tiene ningún tipo de consecuencia negativa.
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Tal como lo sugieren múltiples autores (Amalberti, op. cit.; Aslanides, op.
cit.; Falzon, op. cit.), en el estudio de las relaciones error-fiabilidad existen dos
posturas:
Una, la más frecuente, es la que algunos de estos estudios dejan
trasuntar: si se respetan las defensas que el sistema construye contra los
accidentes, el accidente no ocurre; es decir, que la estricta aplicación de las
normas de seguridad evita las denominadas “acciones inseguras” (Reason, op.
cit., Vaughan, op. cit.).
Otros trabajos, también enmarcados en la corriente de la psicología
cognitiva tienden a mostrar, en cambio, que el error no debe ser definido en
forma simple, solamente sobre la base de la referencia normativa (Amalberti,
op. cit.; Aslanides, op. cit.; Rasmussen, 1997; Wioland, 1997), sino que éste
merece ser integrado dentro de los sistemas de gestión de la seguridad en
forma “ecológica”.
Además, tal como lo hemos mostrado anteriormente (Cf.: 1.4.1. y 1.4.2.),
otros enfoques psicológicos, también dentro de la tradición cognitiva, intentan
dar cuenta del carácter positivo de los desvíos.
Desde esta perspectiva, el error permite revelar los defectos de
adaptación del sistema hombre-máquina y de su acoplamiento (Cf. 1.3.), así
como los límites de los operadores respecto de sus competencias en cuanto a
las tareas prescriptas por la organización (Cf. 3.1.).
En este sentido, el error no debe ser necesariamente combatido, sino
explotado para acrecentar la fiabilidad del sistema socio-técnico. Y es en esta
última perspectiva que se sitúa nuestro estudio.
En conclusión, tal como vimos en este capítulo, aparece una tendencia
bastante definida a estudiar en forma separada la representación de los riesgos
y la de los desvíos de las normas de seguridad. Los enfoques psicosociológicos parecieran más centrados en describir
los efectos de la cultura de la seguridad de las organizaciones sobre las
actitudes y los comportamientos, dejando quizás de lado los aspectos
cognitivos ligados a la acción.
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Inversamente, los enfoques que estudian el error están mayoritariamente
anclados en las dimensiones cognitivas de la acción, sea ésta individual o
colectiva, en desmedro de los determinantes sociales que emergen de las
organizaciones.
En el primer caso, como hemos visto, las metodologías utilizadas son
más de corte cuantitativo, mientras que en las indagaciones agrupadas en el
segundo caso se trata más bien de metodologías de tipo cualitativas.
Asimismo, a nuestro entender, son pocos los estudios en ambos
enfoques que han intentado tomar en consideración las relaciones entre
representación de los riesgos y desvíos intencionales de las normas de
seguridad.
En este sentido, nuestra intención es enriquecer este tipo de estudios,
introduciendo en el campo de los estudios cuantitativos parte de la malla de
análisis de los estudios abocados al estudio psicológico de las violaciones.
Tal como lo desarrollaremos en el apartado metodológico (Cf. II. 1) de
nuestra investigación, intentaremos acoplar los enfoques cuantitativos con los
cualitativos.
En el próximo capítulo, revisaremos y definiremos los conceptos
centrales en torno a los cuáles se desarrollará esta tesis.
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Capítulo 3. Conceptos retenidos en el marco de esta investigación
Hasta aquí hemos desarrollado los principales enfoques teóricos
retenidos (Cf.: 1), así como las investigaciones empíricas desarrolladas en el
campo de la problemática de la seguridad en el trabajo (Cf.: 2).
En este capítulo, describiremos algunos conceptos que se desprenden
de los enfoques desarrollados y que son útiles para encaminar la interpretación
de nuestros resultados. En este sentido, comenzaremos por desarrollar los
conceptos de trabajo prescripto y trabajo real (3.1.) para luego presentar,
sucesivamente, qué entendemos por riesgo (3.2.), desvíos intencionales (o
violaciones) a las normas de seguridad (3.3.), y causas y razones (3.4.). Por
último, intentaremos definir qué sentido adquiere el concepto de representación
(3.5.), el cual, a nuestro juicio, resulta ser, en el contexto de esta indagación,
articulador de la noción del desvío de las normas y de los riesgos asociados a
la acción.
3.1. Trabajo prescripto / trabajo real
Uno de los mayores aportes realizados por la Ergonomía de la actividad
(De Montmollin, 1995, Poy, 2006, 2005a, Wisner, op. cit.), retomado
profusamente por otras disciplinas como la Sociología del Trabajo (Castillo y
Villena 1998, de Terssac, 1992, 1990), la Psicología Ergonómica (Leplat, op.
cit.) y la Psicodinámica del Trabajo (Dejours, op. cit.), ha sido, sin dudas,
demostrar y denunciar la falacia científica (y ética) de la división entre trabajo
manual y trabajo intelectual52 (Daniellou, 2003a).
52 El autor sostiene que en el trabajo hay dimensiones más o menos presentes, pero que, incluso aquellas a las que se denomina “manuales”, contemplan no sólo una dimensión cognitiva, sino también psíquica y social. Esta falsa distinción también es denunciada por Sennet (op. cit.), quien sostiene que sus raíces hay que buscarlas en los estudios del, quizás, primer psicólogo industrial, F. Taylor, y cuya materialización se encuentra en la fábrica Ford de Highland Park, a principios del siglo pasado.
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Asimismo, los estudios realizados desde estas perspectivas han
demostrado los desfasajes existentes entre el trabajo tal cual se lo piensa y
diseña (trabajo prescripto) y el trabajo tal cual se materializa en la realidad de
las situaciones laborales (trabajo real)53, como queda graficado en la figura Nº
6 que presentamos a continuación54.
Por otra parte, esta distinción entre prescripto y real guarda estrecha
relación con el concepto de variablidad (Daniellou op. cit.), tanto de los
condicionantes externos como internos de las situaciones de trabajo (Cf.: 1.3.).
En efecto, ni los modos operatorios utilizados por la misma persona o entre
diversas personas son los mismos a lo largo del tiempo, ni tampoco las
condiciones de trabajo, organizacionales y técnicas se revelan estables en el
tiempo.
En este sentido, estas “brechas” entre lo prescrito y lo real son,
justamente, las que los operadores cubren a partir de su acción, lo que
comúnmente llamamos actividad (Cf. Capítulo 1), realizando compromisos más
o menos costosos para su salud y para la fiabilidad del sistema.
Figura Nº 6: Elaboración de la actividad en términos de tareas, según J. Leplat (op.
cit.)
53 Un ejemplo que ilustra claramente esta situación es el trabajo a reglamento como forma de protesta. 54 Por Tarea entendemos acá a los objetivos a alcanzar en una situación de trabajo determinada, así como al conjunto de las condiciones técnicas y organizacionales para poder lograrlos.
Tarea a realizar
Tarea
prescripta
Tarea redefinida
Tarea efectiva
Actividad del diseñador Actividad del agente
Para el analista
Para el operador
Representación de la actividad
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Si bien nuestro estudio no ha sido objeto de un análisis de la actividad
de los operadores -cuestión, por otra parte, que discutiremos en las
conclusiones de esta indagación-, la distinción entre los conceptos
prescripto/real, sumado al de variabilidad, como lo veremos en detalle en la
parte III de este trabajo, ha servido para la elaboración de una parte de
nuestras hipótesis de trabajo.
Asimismo, estos conceptos forman parte de la malla interpretativa con la
que hemos tratado a los resultados de nuestras indagaciones, ya que una parte
de las mismas estuvieron orientadas a poner de relieve, por un lado, los
desfasajes entre los aspectos prescriptos del trabajo y los reales de la acción,
intentando poner en evidencia la convivencia de dos contenidos
representacionales que operan sin contradicciones (Capítulo 1, Parte III). Y, por
otro lado, nos permiten interpretar las razones asociadas a la toma de riesgos
y de los desvíos de las normas de seguridad (capítulo 2, Parte III).
A continuación, presentamos el marco teórico para otra de las nociones
retenidas en el contexto de este trabajo: la de riesgo.
3.2. Concepto de riesgo
En un sentido amplio, el concepto de riesgo está indisolublemente
asociado al de los accidentes y, tal como lo hemos esbozado en la introducción
de este trabajo, ha sido -y es- objeto de un número importante de
investigaciones y de múltiples abordajes teóricos.
Así como lo sostenemos para el denominado error humano, el estudio
del riesgo, o de la toma de riesgo, debe también ser liberado de su dimensión
exclusivamente individual y culpógena, para intentar caracterizarlo como un
complejo proceso de toma de decisiones, que contempla diferentes factores
asociados: el contexto de trabajo, las restricciones de la organización del
trabajo, los medios disponibles, así como las características de los operadores
(competencias, capacidad para estimar, etc.) (Kouabenan, 2000).
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3.2.1. Algunos enfoques acerca del riesgo
Una revisión de los estudios sobre el riesgo y su contracara, la
seguridad, muestra, como hemos visto anteriormente (Cf.: capítulo 2), que es
una problemática que atraviesa diferentes campos (la salud, el trabajo, el
transporte, etc.) y frente a la cual se posicionan diferentes disciplinas.
A título de ejemplo, la sociología viene generando, desde hace 20 años,
estudios sobre el problema, a diferente escala.
Tal como lo muestra Pucci (op. cit.), los trabajos de Beck, Guiddens y
Lhumann aportan un enfoque macroscópico del riesgo, subrayando el carácter
distintivo que tiene el problema del riesgo en las denominadas sociedades de
modernidad avanzada.
Si bien la temática es un elemento constante en el desarrollo de la
humanidad, las sociedades avanzadas, nos recuerdan estos autores, han
colocado el tema del riesgo como un componente central de las relaciones
sociales contemporáneas y, por lo tanto, de la organización del trabajo.
El rasgo original de los autores (incluidos los enfoques de Douglas,
1996, pp. 38), más allá de sus diferencias teóricas, es la de interpretar los
riesgos ya no como una falla del sistema, cualquiera sea su estructura, sino
más bien como uno de los componentes que se encuentran en la base de la
estructura social. Es decir, le dan al riesgo una base “ontológica”.
Un enfoque similar, pero en una escala más microscópica en cuanto a
su existencia, es el que promueven la ergonomía de la actividad (Daniellou, op.
cit.) y los enfoques cognitivos de la fiabilidad (como ser, entre otros, Aslanides,
op. cit.; Amalberti, op. cit.) que afirman que no se trata de eliminarlo -el riesgo 0
no existe sostienen con justa razón-, sino de contemplarlo dentro del diseño
mismo de los sistemas, para poder, al igual que los errores55, gestionarlos en la
reelaboración de las reglas de seguridad, por ejemplo (De la Garza, Weill-
Fassina, & Maggi, 1999). Es en esta dirección que también se orienta nuestro
enfoque.
55 Piénsese, por ejemplo, en cómo sería la actividad si no existiera en los programas informáticos la función deshacer.
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3.2.2. Definición
Cuando se trata de definir el riesgo, aparecen en la literatura dos
visiones bastantes contrastadas (Portell Vidal & Solé Gómez, 2005): una que
adhiere a la idea de que los riesgos son objetivos y que pueden ser calculables
a partir de una combinación compensatoria entre un indicador de la gravedad
del daño y un indicador de la probabilidad de sufrir ese daño, y la otra que
considera que toda evaluación del riesgo es subjetiva. En el primer caso,
operaría entonces una valoración “universalista” y, en el segundo caso, una
valoración del “relativismo”. Ninguno de los dos casos tomados en su absoluto,
creemos, será operativo a la hora de gestionar los riesgos.
No se trata entonces de una antinomia subjetivo/objetivo, sino de tomar
en consideración las herramientas con las cuales se los evalúa: a partir de
principios matemáticos (como el análisis factorial) o a partir de los juicios
formulados en cuanto a la “percepción” de su grado de “aceptabilidad”.
Una corriente importante de investigación (Fadier 1994; Guillermain,
Favaro & Guyon, 1991), pone justamente el acento en el estudio de diferencias
entre las valoraciones “objetivas” y las “subjetivas” de los desvíos, intentando
poner de manifiesto el nivel de sobreestimación o de subestimación
subyacentes que pretenden dar cuenta de una lógica más centrada en el
“analista” del trabajo, y/o centrada en los operadores.
En cuanto a la definición de riesgo, los autores acuerdan en que
depende de los contextos en los cuales se va a utilizar la noción. Asimismo,
existe acuerdo en diferenciarlo del concepto de peligro y en otorgarle al primero
un carácter probabilístico. Así, el riesgo puede ser definido como la
probabilidad de que un daño específico suceda en un sistema dado durante un
determinado período de tiempo (Hale & Glendon, 1987), o también como la
posibilidad de ocurrencia de un evento no deseado, engendrado por las
condiciones de trabajo, o también como la probabilidad de que un daño a la
salud de los trabajadores tenga lugar efectivamente (Coutarel, Dugué &
Daniellou, 2002, pp. 6).
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El peligro, en cambio, para estos autores, es la propiedad o capacidad
intrínseca de un equipo, sustancia o método de trabajo de causar un daño a la
salud de los trabajadores.
Los autores señalan que ciertos peligros pueden amenazar a los
trabajadores, independientemente del trabajo que estén realizando (como ser
una explosión). Pero, en cambio, la mayor parte de los riesgos comienzan en el
trabajo mismo: de qué manera se lo realiza, las herramientas de las que se
dispone y en determinados contextos.
En este sentido, creemos que resulta, entonces, pertinente indagar cómo
juegan determinados factores, como ser la edad y el tamaño de empresa, con
relación a la representación de los riesgos y de los desvíos de las normas.
Creemos, así, que un estudio acerca de los riesgos, de la toma de
riesgos (desvíos de las normas) debe sobrepasar los enfoques diferenciales
que suelen anclar el problema en los rasgos de personalidad, en desmedro de
la variabilidad interindividual, de las condiciones de trabajo y de su
acoplamiento (Cf. 1.3.1).
Tal como señalan Guillermain, Favaro & Guyon (op. cit.), los operadores
conocen bastante bien los riesgos a los que se exponen en el contexto de sus
actividades, pero no suelen representarse adecuadamente el concurso de
circunstancias que pueden conducir a un accidente.
Nuestro trabajo no intenta estudiar las representaciones que se
construyen a partir de la acción individual de los operadores, pero sí pretende
poner de manifiesto cómo la representación en la toma de riesgo está en
relación con la evaluación subjetiva del riesgo, y el grado de aceptación del
mismo por parte del operador.
Es nuestra idea que el nivel de aceptación del riesgo no sólo está en
fase con un cierto número de sesgos en la evaluación de las situaciones
(Kahneman, Slovic y Tversky, 1982), como pueden ser la ilusión de control, de
invulnerabilidad, sino también con factores macroscópicos, como los factores
sociales, culturales y económicos (Rasmussen, op. cit.), y con los factores
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ligados a la organización del trabajo, y el grado de aceptabilidad o de tolerancia
de las organizaciones al riesgo. En este sentido, el nivel de aceptación
condiciona las estrategias de regulación de la acción, tal como lo muestran los
abundantes estudios sobre la actividad.
A continuación, presentaremos el marco teórico correspondiente a la
noción de desvío (o violación), retenido en este trabajo de investigación.
3.3. Los desvíos intencionales de las normas como forma particular de error
Es común observar, escuchar e incluso leer en los diarios que, cuando
sucede un accidente, la causa del mismo es generalmente imputada al error
humano.
Esta tendencia, como lo señalan Weill Fassina & alt (2002), no hace sino
actualizar la vieja dicotomía factor humano/factor técnico, donde la balanza, en
estos casos, se inclinaría ostensiblemente hacia el primer elemento de la
dicotomía: el factor humano.
Pero una manera eficaz de abordar el estudio acerca de la seguridad es
indagando en los errores que intervienen en los procesos de producción de
accidentes. En este sentido, la psicología ergonómica ha realizado aportes
sustanciales en la comprensión de los problemas planteados por la gestión de
la seguridad en las organizaciones, tal como lo testimonia la profusa cantidad
de trabajos realizados en el plano teórico, metodológico y práctico.
Una de las cuestiones centrales que nos ocupan en esta tesis se refiere
a los desvíos deliberados de las normas de seguridad, y es por eso que
creemos pertinente poder caracterizarlos con un grado adecuado de detalle.
Según Leplat (1985), el error puede ser definido como un desvío con
relación a un objetivo a alcanzar en la ejecución de una tarea o con relación a
las condiciones que se revelan como pertinentes para tener en cuenta. Se
puede distinguir entonces entre error de resultado o de procedimiento. También
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puede ser definido como un desvío con relación a una norma. En este caso, lo
que debió haber sido realizado no lo fue.
En el capítulo 1, hemos desarrollado en detalle algunos modelos que
permiten comprender los diferentes niveles de funcionamiento cognitivo
desplegados en las situaciones de trabajo, pero solamente hemos enunciado
las cuestiones ligadas al denominado “error humano” dentro de los mismos.
Dichos modelos (SRK y de la doble escalera) permiten asociar a los
niveles de control de las acciones “indeseadas” -que comúnmente se
denominan errores- y que eventualmente pueden acarrear incidentes o
accidentes (Reason op. cit., De Keyser, op. cit.).
Entonces, a cada nivel de funcionamiento cognitivo -habilidades (skills),
reglas (rules) y conocimientos declarativos (knowledges)- le corresponde un
determinado tipo de error:
Al primer nivel (Skills) le corresponden los errores del tipo fallos y
omisiones,
Al segundo nivel (Rules) le corresponden los errores caracterizados como
faltas, y
Al tercer nivel (Knowledges) le corresponden las denominadas violaciones o
desvíos deliberados
El criterio de distinción entre el primer nivel de errores, el segundo y el
tercero es el grado de intencionalidad de la conducta: mientras que en el
primero no existe una intención previa al acto, sino que la intención reside en la
acción misma, en los otros dos, sí existe intencionalidad, tal como se puede ver
en la siguiente figura.
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Figura Nº 7: Clasificación de acciones riesgosas (Reason, op. cit.)
ACTOS RIESGOSOS
ACCIÓN NO INTENCIONAL
TIPOS DE ERRORES DE
BASE
FALLOS
Deficiencia atencional: Intrusión Omisión Inversión Desorden Contratiempos
LAPSUS
Deficiencias de la memoria: Omisión de acciones planificadas Pérdida de lugar Olvido de intenciones
FALTAS
Basadas en las reglas: Mala aplicación de una buena regla Aplicación de una mala regla Basadas en los conocimientos declarativos: Formas variadas
VIOLACIONES
Violaciones rutinarias Violaciones excepcionales Actos de sabotaje
ACCIÓN INTENCIONAL
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Tal como lo muestra la figura, los sabotajes, si bien figuran dentro de las
violaciones, quedan fuera de nuestros análisis, en tanto intención deliberada de
dañar un sistema (Reason, op. cit.).
Desde este punto de vista, otra distinción posible es el grado de
conciencia que acompaña a la acción y, por ende, el grado de control de la
acción, tal como lo vimos en la Figura Nº 3 (Cf.: 1.2.1.).
Dimensión Errores basados en automatismos
(SB)
Errores basados en reglas (RB)
Errores basados en
conocimientos declarativos (KB)
Tipo de actividad
acciones rutinarias actividadesde
de resolución problemas
Concentración de la atención
Sobre una cosa diferente que la tarea en curso
consideracionesproblema
ligadas al
Modo de control procesos automáticos (esquemas)
reglas almacenadas Procesos conscientes
limitados Carácter
predecible ampliamente predecible
variable
Relación entre error y
oportunidad de error
representanproporción del
nidades de error
una escasa n° total de oportu-
fuerte relación entre errores y ocasión
Influencia del contexto
débil a moderado predominan los factores extrínsecos
Facilidad en la detección
detección rápida y eficaz
Difícil de detectar requiere inter- vención externa
Relación con el cambio
conocimiento del cambio
conoc. del cambio. desconoc. de su ocurrencia
cambio no anticipado y falta de preparación
Figura Nº 8: Distinción entre errores basados en automatismos, reglas y conocimientos
declarativos (Reason, op. cit.)
Por otra parte, el error no es solamente humano o, en todo caso, es una
consecuencia de otros factores, ya que pareciera encontrar sus orígenes en las
condiciones de ejercicio de la actividad.
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En este sentido, Reason (op. cit.) realiza una distinción que refuerza esta
afirmación. El autor distingue entre errores activos, que desencadenan el
evento no deseado y que están ligados generalmente a la actividad de los
operadores, y errores latentes, que no tienen consecuencias nefastas
inmediatas pero pueden favorecerlas en ciertas circunstancias.
Estos últimos errores –los latentes- se presentan como lagunas a nivel
de las acciones o decisiones tomadas a menudo en las altas esferas de la
organización, fuera del espacio y del tiempo en que los primeros se
manifiestan56.
56Los análisis etnográficos llevados adelante por Vaughan (op. cit.) en la NASA sobre el accidente del trasbordador Challenger ponen en evidencia esta idea. Entre otras cuestiones, la investigadora puso de manifiesto que la causa final del accidente, una junta defectuosa en los tanques de combustible, podía rastrearse sistemáticamente, a partir de los reiterados reportes, hasta 13 años antes de la accidente. Similares, resultados volvió a encontrar, casi 20 años después, cuando realizó el análisis del accidente del Columbia.
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Figura Nº 9: Esquema de la dinámica de causalidad del accidente, según Reason (op. cit.).
En efecto, Reason (op. cit.) no duda en utilizar la metáfora de agentes
patógenos residentes en el sistema inmunológico para explicar el
funcionamiento de lo que el autor denomina los errores latentes dentro de los
sistemas productivos complejos.
Asimismo, tal como lo subraya Woods (1994), las diferencias entre
error/no error no se sitúan a nivel del mecanismo cognitivo que los sustenta.
Defensas en serie
Activadores locales Defectos intrínsecos Condiciones atípicas
Fallas latentes a nivel de la dirección
Trayectoria de ocurrencia del
accidente
Precursores psicológicos
Acciones riesgosas
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Tanto en un caso como en el otro, los mecanismos cognitivos resultan ser
universales y comunes a ambos tipos de procesos.
Tal es el caso, por ejemplo, de las acciones con un componente
altamente automatizado (Cf. Capítulo 1), que permiten, a partir de unos
mínimos indicios, dar una respuesta adaptada incluso en situaciones
complejas.
Sin embargo, estas acciones, altamente eficaces en determinado
contexto, pueden resultar significativamente deficientes cuando alguna variable
de éste es modificada. Es decir que fiabilidad y error, como lo sugiere De
Keyser (op. cit.), suelen ser dos caras de una misma moneda.
Es por estas razones que es necesario que la investigación sobre la
seguridad permita dar al estudio del error un lugar justo.
En este sentido, es necesario sacarle su “fama” culpabilizadora, para
permitir que el análisis del error se inscriba en el contexto más amplio de las
condiciones (técnicas, organizacionales, sociales) que los han generado.
Desde este punto de vista, nuestro interés estará orientado a describir el
sentido que reviste la producción de errores, en particular, las violaciones o
desvíos intencionales de las normas previstas por la organización formal del
trabajo, dentro de un sistema productivo complejo.
Creemos que, si bien este concepto –el de desvío o violación- se utiliza
a menudo, su conceptualización puede verse aún enriquecida.
Además, nuestra intención de profundizar en las relaciones entre
desvíos y normas de seguridad se ve reforzada también por los resultados
producidos por la investigación en Sociología del Trabajo (Bourrier, op. cit.,
Maggi, 1996), los que indicarían que la visión normativa no es suficiente para
poder comprender y disminuir los accidentes.
Estudios comparativos en la industria nuclear (Bourrier, ibid.) muestran
cómo determinado tipo de organizaciones del trabajo favorecen la rápida
formalización de las llamadas migraciones o desvíos, transformándolos así en
nuevas normas o saberes oficialmente reconocidos.
En este sentido, en contraposición a las teorías de la regulación (de
Terssac, 1992), la autora afirma que no siempre hay desvíos y que, por lo
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tanto, el desafío pasa por el análisis de las reglas organizacionales que
favorecen ese tipo de fiabilidad.
Migraciones en el desempeño, transgresiones de las reglas y seguridad
DESEMPEÑO
ESPACIO DE FUNCIONAMIENTO CONSIDERADO COMO SEGURO TANTO PARA LA SEGURIDAD COMO PARA LA CALIDAD
Tecnología
Presión del sistemaDesempeño acrecentadoy rentabilidad
Presión individual
Calidad de vidad limitaciónde la responsabildiad y de los conocimientos
Ventajas secundarias
Espacioimplicitiamentenegociado fueradel análisis de la seguridad. Zona de las violaciones
Zona de funcionamientohabitual delsistema
Migracuón hacia loslímites económicos
Migraciones hacia los límites socialesVerntajasindividuales
SENTIDO GENERAL DE LA MIGRACIÓN
AC
CID
ENTE
Desempeño
Figura Nº 10: Modelo de migración de las prácticas hacia los límites de tolerancia de un sistema productivo (Rasmussen, 1997)
A propósito de las migraciones, tal como lo muestra este modelo, existen
fuerzas o motores, (Aslanides, op. cit.) que impulsan el funcionamiento de un
sistema a una continua migración hacia sus límites, como búsqueda de una
adaptación a las exigencias y demandas, ya sea en términos de rentabilidad,
de calidad o por las innovaciones tecnológicas, y que propugnan la generación
de los desvíos de las normas de seguridad, entre otras razones porque las
normas se vuelven rápidamente vetustas y, por lo tanto, favorecen su violación. En este tipo de sistemas, sostiene el autor, las defensas, sometidas a una
presión constante hacia la eficacia y el menor costo, tendrán altas chances de
degradarse y llevar a los accidentes.
Este modelo no hace sino reforzar la idea de que el estudio de las
violaciones sobrepasa la mera descripción en términos de la cognición
individual (Reason, op. cit.), para incorporar la dimensión colectiva y social.
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Nuestro interés se halla entonces centrado en indagar las
representaciones mentales construidas en torno a las violaciones o desvíos
intencionales, y las causas o razones asociadas a los mismos, en un colectivo
de trabajo en el sector de actividad sidero-metalúrgico (cf.: Parte III, capítulo 2),
así como las posibles fuentes de variabilidad, teniendo en cuenta la edad y el
tamaño -Grande/PyME- de la empresa, que pueden incidir en dichas
representaciones (Cf.: Parte IV, capítulos 1 y 2).
A continuación, presentaremos qué entendemos por atribución de
causas y/o razones en el marco de este trabajo.
3.4. Las atribuciones a las violaciones: ¿causas o razones?
Tal como lo sostiene Kouabenam (op. cit.), tanto para el “no experto”
como para el técnico o el científico, la explicación de un suceso o de una
conducta -por ejemplo un accidente de trabajo- implica situar sus causas a tres
niveles: el lugar (o locus de control), que puede ser interno si se refiere a la
persona o externo si refiere al entorno; la estabilidad (o inestabilidad),
relacionada con su duración en el tiempo; y el control, que se refiere al grado
de acción o dominio que una persona puede tener sobre la/s causa/s.
Por otra parte, el autor, retomando los desarrollos de otros autores
(Kouabenan, ibid. pp. 30-33), introduce una distinción entre causas y razones.
A las primeras las caracteriza como explicaciones sin justificación (causas),
mientras que las segundas son explicaciones con justificación (razones). Es
decir, las segundas están más ligadas a la acción y, por lo tanto, al punto de
vista adoptado por un operador.
Resulta así evidente que una explicación que se apoye sólo en razones
resultará incompleta, ya que esto no permite establecer una relación de
determinación entre el elemento a explicar y los elementos explicativos, entre
causas y efectos. Pero también la inversa es verdadera: una explicación que
sólo se apoye en las causas, deja de lado las razones.
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Siguiendo a Donellan (en Kouabenam, op. cit.), se puede sostener que
las causas explican el comportamiento haciéndolo aparecer como la
consecuencia automática e inevitable, de acuerdo con las leyes de la
naturaleza y de ciertas condiciones, mientras que las razones explican el
comportamiento haciéndolo aparecer como todo lo que un agente razonable
hubiera realizado, teniendo en cuenta las creencias, el contexto y los deseos.
El autor introduce una distinción, a nuestro juicio, pertinente, ya que
sostiene que las causas nos permiten explicar el comportamiento humano
mientras que las razones nos permiten comprenderlo.
La distinción entre causas y razones, prosigue el autor, resulta necesaria
dado que una causa es lo que provoca un cambio, mientras que una razón
remite a saber por qué dicho cambio se produjo.
En otras palabras, concluye el autor, las razones se asocian a un
objetivo, a una finalidad que sirva para justificar y racionalizar una acción,
mientras que una causa es un conjunto de circunstancias cuya presencia hace
inevitable la acción.
Creemos que, en el contexto de nuestra investigación, son las razones
las que nos interesa indagar, dado que nuestro enfoque pretende dar cuenta de
las acciones (o su representación mental) de los operadores, en particular del
riesgo (o la toma de riesgo), y de los desvíos deliberados de las normas de
seguridad.
En este sentido, nuestra indagación no aborda el problema desde una
observación externa de los comportamientos en busca de regularidades,
intentando asociar las características del entorno con las de las personas, sino
que se trata de preguntarles a los operadores si realizan determinadas
acciones y los motivos que los han incitado a comportarse de determinada
manera, es decir, sus razones.
A continuación, y para concluir este capítulo, presentaremos el marco
conceptual retenido para la noción de representación mental, que, creemos, es
una noción articuladora de los conceptos desarrollados en esta parte de
nuestro trabajo.
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3.5. El concepto de representación mental La literatura relevada acuerda en general en hablar en términos de
percepción del riesgo, mientras que nosotros hemos decidido hablar en
términos de representación del riesgo. Creemos que este concepto es más
pertinente ya que, a nuestro entender, la primera se construye y estructura a
partir de de las segunda.
Es decir, son las representaciones las que guían la percepción. De ahí
que el cambio de patrones de comportamiento o de creencias sea un proceso
sumamente complejo, en el cual el peso de los hechos debe ser significativo,
de forma tal que posibilite un cambio en la estructura de la representación, lo
que permite, a su vez, introducir un cambio en esta última y, por lo tanto, en el
modo de percibir.
El concepto de representación resulta ser crucial a la hora de describir
en forma adecuada las relaciones que se establecen entre seguridad y trabajo.
No nos extenderemos acerca de los diversos significados que adquiere el
concepto en los diferentes campos de la Psicología (Poy, 1997), ya que no es
nuestra intención realizar aquí una revisión exhaustiva de este concepto.
Sí, en cambio, intentaremos caracterizar y situar al concepto con
relación a los desarrollos realizados por la Psicología Egonómica y la
Psicología Social.
Desde el primer enfoque, las representaciones ligadas al trabajo tienen
la particularidad de estar construidas por la acción y para la acción (Weill-
Fassina, Rabardel & Dubois, 1993).
Este tipo de representaciones son, al mismo tiempo, procesos activos de
conocimiento y apropiación de situaciones (de trabajo, en este caso) en las que
los operadores se hallan implicados, y productos resultantes de su actividad.
En tanto proceso, el concepto de representación para la acción remite a
“…la elaboración individual o colectiva mediante la cual un sujeto construye y
estructura sus conocimientos, saberes y saber hacer, en el marco de sus
interacciones con el medio, para actuar sobre él, utilizarlo o transformarlo…”
(Weill Fassina, Rabardel & Dubois, ibid, pp.18.).
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En tanto que productos, las representaciones para la acción pueden
caracterizarse por ser “…redes de propiedades, conceptos, saberes, saber
hacer, creencias y sensaciones vividas, construidas y seleccionadas en el
transcurso de la historia del sujeto, a partir de su formación, de sus
experiencias y de las necesidades de la acción…” (Weill Fassina, Rabardel &
Dubois, op. cit. pp.17).
Definidas de esta forma, las representaciones para la acción son
cercanas a los conceptos de modelos mentales y guiones, en la medida en que
remiten a procedimientos almacenados en la memoria; también, como
veremos, son vecinas del concepto de “representación social”.
Desde el enfoque de la teoría de las representaciones sociales
(Moscovici, 1979), este concepto define una modalidad particular del
conocimiento, cuya función es la elaboración del conocimiento y la
comunicación entre los individuos.
Estas representaciones, señala el autor, ponen en relevancia el sentido
común como forma de conocimiento. No se trataría simplemente de imágenes
de, o actitudes hacia, sino de un modo cognitivo que, por un lado, permite
jerarquizar lo real a fin de poder gestionarlo y, por otro lado, posibilita la
comunicación entre individuos, proporcionándoles un código para intercambiar
y para poder nominar a los objetos.
Definido de esta forma, el concepto resulta similar al del enfoque que
nos proporciona la psicología ergonómica, pero el aspecto comunicacional
involucrado resulta, a nuestro juicio, enriquecedor, dado que se encuentra
ausente en la primera caracterización.
El concepto de representación resulta de importancia, ya que lo que nos
interesa indagar son los conocimientos que construyen, a partir de la acción,
las personas “no especialistas” (los operadores) en torno a los riesgos y los
desvíos de las normas de seguridad. Este tipo de saberes suelen no ser
tenidos en cuenta por ser considerados conocimientos “no científicos”.
Tal como ya lo hemos visto en la revisión de la literatura científica (Cf.:
1.4.), estos conocimientos, lejos de oponerse a los conocimientos de los
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“técnicos”, pueden resultar un complemento necesario para la comprensión de
la causalidad de los accidentes y los desvíos de las normas de seguridad.
Además (Cf. 3.2.), cualquiera sea su posición en el sistema de
producción, los individuos “no especialistas” poseen siempre una cierta
“expertise” con respecto a los riesgos y los accidentes, fundada en su propia
experiencia..
En el contexto de nuestra investigación, indagaremos acerca de los
conocimientos elaborados a partir de la acción de los operadores con relación
a:
el entorno de trabajo, su organización
la toma de riesgos y los desvíos de las normas de seguridad, y sus razones
los riesgos asociados a los trastornos de salud y a los accidentes de
trabajo.
De esta forma, hemos concluido el desarrollo del marco teórico en el
cual se inserta esta tesis y, a continuación, presentaremos las conclusiones
finales de esta parte del trabajo de investigación.
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Capítulo 4. Conclusiones de la Parte I
A lo largo de esta parte, hemos desarrollado los diferentes aspectos
teóricos en los cuales se sustenta esta tesis.
Para dotar de consistencia a nuestro trabajo hemos desarrollado, en
forma consecutiva, los principales enfoques teóricos (Cf.: 1) que alimentan
nuestra reflexión, las investigaciones empíricas que contextualizan nuestra
indagación (Cf.: 2), y los principales conceptos retenidos, articuladores de esta
tesis (Cf.: 3).
Desde la perspectiva de los grandes enfoques teóricos, los modelos
retenidos de la Ingeniería Cognitiva, respecto de los niveles de funcionamiento
cognitivo y de control de la acción (Amalberti, op. cit.; Rasmussen, op. cit.), así
como el modelo propuesto por la Psicología Ergonómica (Leplat, op. cit.) para
el análisis psicológico del trabajo resultan, a nuestro juicio, importantes en la
medida en que permiten delimitar y caracterizar claramente el núcleo de
acciones (toma de riesgo y desvíos deliberados de las normas) que
pretendemos estudiar.
Asimismo, los enfoques cognitivos desarrollados en el contexto de las
actividades con instrumentos (y una norma, por definición, lo es) y de la clínica
de la actividad, nos aportan las herramientas conceptuales necesarias para
comprender el sentido que adquieren los desvíos de las normas, la dimensión
colectiva en las cuales los mismos tienen lugar, y las posibles diferencias
encontradas.
En efecto, el concepto de catacresis desarrollado por Rabardel (op. cit.)
y el de género y estilo profesional de Clot (op. cit.) nos permitirán generar una
malla de análisis que enriquecerá la comprensión de dichos fenómenos.
Finalmente, la Teoría de la Atribución Causal, desarrollada en el marco
de la psicología social, nos aporta elementos conceptuales de comprensión
cuando de lo que se trata, y tal es nuestro caso, es de entender las
“explicaciones” de los no expertos, y la lógica en la cual se inscribe la acción de
los operadores de las primeras líneas en los sistemas de trabajo, en nuestro
caso, la toma de riesgos y los desvíos de las normas de seguridad. En este
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sentido, la distinción que propone la teoría (Kouabenan, op. cit.) entre razones
y causas resulta ser operativa para los fines que esta indagación persigue.
Por otra parte, la revisión bibliográfica de las investigaciones empíricas
nos ha mostrado que existe, por un lado, una clara tradición dentro de la
Psicología Social en el estudio de la representación del riesgo y, por el otro,
dicha tradición la volvemos a encontrar dentro de la Psicología Ergonómica y
de la fiabilidad humana, respecto de los estudios de campo acerca del sentido
de los desvíos de las normas de seguridad.
Sin embargo, los estudios que relacionan ambos campos -la toma de
riesgos y los desvíos de las normas de seguridad- son, a nuestro conocimiento,
más bien escasos. Y es en ese sentido que apunta también nuestro trabajo.
Asimismo, el recorrido de la bibliografía nos ha mostrado que los
modelos teóricos sobre los que se sustentan las investigaciones en ambos
campos parecieran ser compartimentos estancos, impidiendo, a nuestro juicio,
enriquecer los respectivos puntos de vista.
Acá también, hemos concentrado nuestro esfuerzo intentando superar
esta división mediante un enfoque teórico integrador, de carácter más bien
ecléctico.
Mediante esta forma de proceder, nuestra intención es la de acercar los
modelos psicológicos utilizados para el análisis de la actividad en el trabajo,
hacia el campo de problemas que tradicionalmente aborda la Psicología Social
respecto del trabajo, más proclive al estudio de las representaciones sociales
de los riesgos.
Inversamente, tal como lo desarrollaremos en la parte metodológica (Cf.:
II), dado que las técnicas utilizadas en nuestro trabajo de campo están más
asociadas a la Psicología Social, nuestra intención es que los resultados de
nuestra indagación alimenten también a los enfoques centrados sobre la
actividad.
Por último, y en consonancia con estos desarrollos, hemos definido los
que, a nuestro entender, resultan ser los conceptos clave de nuestro trabajo,
los cuales se desprenden de los marcos teóricos previamente descriptos.
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Es así que, sucesivamente y sin que esto implique un orden de
importancia, hemos definido los conceptos de trabajo prescripto y trabajo real, los que nos permitirán comprender las posibles y aparentes contradicciones
que puedan surgir de los datos relevados.
Luego, hemos desarrollado aquello que entendemos por riesgo en el
contexto de este trabajo, delimitándolo con respecto al concepto de peligro y
caracterizándolo a partir de las interrelaciones entre las características propias
del funcionamiento cognitivo individual, la dimensión colectiva de la actividad y
las condiciones del contexto.
Consecutivamente, nos hemos detenido en el concepto de error, ya que,
tal como lo hemos subrayado oportunamente, de su estudio se desprenden
unas formas de comprenderlo que resultan particularmente significativas para
nuestra indagación. En particular, nos referimos al concepto de violación, como
una de las formas más ricas que el error puede adoptar, cuenta habida de que,
a diferencia de otros tipo de errores como ser los fallos o las faltas, presentan
un doble punto de anclaje: por un lado, la cognición individual y, por otro lado,
la dimensión social que las posibilita y sin la cual resultan difíciles de ser
comprendidas. En este sentido, y teniendo en cuenta el enfoque general y el
tipo de problema abordado en este trabajo, comprender el sentido que dichas
violaciones revisten en el caso estudiado resulta ser central en nuestra
indagación.
Además, tal como hemos visto anteriormente, hemos desarrollado una
distinción entre los conceptos de causas y razones, que consideramos útil dado
que, repitámoslo, nuestro objeto de indagación son los motivos de la toma de
riesgos y de desvíos por parte de los operadores, es decir, de quienes se
sitúan en las primeras líneas de los sistemas de trabajo, y no de los
profesionales de la seguridad, o sea, quienes poseen los conocimientos
científicos y técnicos para, supuestamente, comprender y prevenir los
consecuencias de este tipo de acciones.
Finalmente, hemos descripto y definido el sentido que le vamos a
acordar al concepto de representación mental, en el marco de este trabajo.
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Los enfoques teóricos, modelos, resultados empíricos y conceptos
desarrollados en esta parte han funcionado como insumos que alimentaron
nuestras reflexiones teóricas y que sirvieron como marco de referencia a la
hora de formular nuestras preguntas, diseñar nuestras herramientas de
abordaje, guiar nuestra indagación y elaborar nuestras conclusiones.
En la próxima parte de esta tesis (Cf.: Parte II), entonces, nos
abocaremos a definir y describir los objetivos de esta investigación, presentar a
las hipótesis que orientarán nuestro trabajo y el enfoque metodológico retenido
para poder alcanzar dichos objetivos.
Parte II - Objetivos y metodología - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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PARTE II. OBJETIVOS Y ASPECTOS METODOLÓGICOS DE LA INVESTIGACION
En esta parte, presentaremos dos capítulos en los cuales
desarrollaremos los siguientes contenidos:
En el capítulo 1, expondremos los objetivos y las hipótesis de trabajo,
que nos han permitido realizar el análisis y la interpretación de los resultados
obtenidos (1.1. y 1.2.).
Luego, describiremos la metodología utilizada en este trabajo de
investigación (1.3.), así como las herramientas utilizadas (1.4.).
Asimismo, presentaremos la modalidad de recolección de los datos
(1.5.) para, por último, exponer la modalidad de procesamiento y análisis de los
resultados (1.6.).
En el capítulo 2, nos abocaremos a la descripción de la población con la que
hemos trabajado. Así, presentaremos los datos relativos a la muestra de
estudio (2.1.), describiendo tipo de actividad y tamaño de las empresas (2.1.1.),
la edad de los operarios encuestados (2.1.2.), su antigüedad en la rama de
actividad (2.1.3.), en la empresa (2.1.4.), en el puesto de trabajo (2.1.5.), así
como los datos relativos a los accidentes y trastornos de salud de los operarios
encuestados (2.1.6.). Por último, presentaremos las conclusiones de este
capítulo (2.2.).
Parte II - Objetivos y metodología - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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Capítulo 1. Objetivos del estudio e hipótesis de trabajo 1.1. Objetivos
Indagar las representaciones mentales que poseen los operadores en
torno de los riesgos y los desvíos de las normas de seguridad resulta ser una
fuente de información privilegiada, ya que son ellos los que se ven
confrontados diariamente a las exigencias del trabajo y, muchas veces, ponen
en juego su propia integridad física y emocional, en pos del cumplimiento de los
objetivos productivos.
En este sentido, y animados por conocer no solamente las razones por
las que los operadores se accidentan, sino también aquellas por las que no se
accidentan (Dejours, 1996), nuestra indagación busca:
Caracterizar las representaciones mentales de los actores de la primera
línea (operadores y operadores/delegados), respecto de los riesgos del
trabajo y de los desvíos a las normas de seguridad.
Describir las razones atribuidas a la toma de riesgo y de los desvíos a las
normas de seguridad por parte de los operadores y operadores/delegados.
Establecer relaciones entre la representación de los riesgos del trabajo, los
desvíos a las normas de seguridad, y algunas de las principales condiciones
externas (el tamaño de la empresa: Grande/PyME), e internas (variabilidad
intra e interindividual).
Aportar una base de conocimientos que ayude al cuestionamiento y a la
revisión de las perspectivas tecnocéntricas, que dominan las teorías y las
prácticas relativas a la seguridad en el trabajo.
Parte II - Objetivos y metodología - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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1.2. Hipótesis de trabajo
De acuerdo con los objetivos que acabamos de expresar, podemos
formular las siguientes hipótesis de trabajo que guiarán nuestra indagación:
Respecto de las representaciones de los riesgos del trabajo y de los desvíos a
las normas de seguridad:
Las representaciones mentales respecto de la seguridad en el trabajo
estarán sujetas a variabilidad (intra e interindividual) según se refieran a los
aspectos prescriptos del trabajo, o a las condiciones reales en las que se
desenvuelve la acción.
Ante situaciones de toma de riesgo y de desvíos de las normas de
seguridad, los no expertos57 les otorgarán razones que los justifican, y que
se refieren a un desajuste entre las normas y la realidad productiva.
Respecto del origen de las posibles diferencias en las representaciones de los
riesgos del trabajo y de los desvíos a las normas de seguridad:
Las representaciones mentales de los riesgos asociados al trabajo y de los
desvíos a las normas de seguridad van a estar sujetas a variabilidad, de
acuerdo a la edad de los operadores.
Existirá una correlación entre el tamaño de la empresa (Grande/PyME) y las
representaciones de los riesgos y de los desvíos a las normas de seguridad,
asociados al trabajo.
57 El concepto “no experto” hace alusión a los conocimientos que poseen los operadores respecto de la seguridad, construidos fundamentalmente por y para la acción, y diferentes de los conocimientos “científicos” manejados por los profesionales de la seguridad en el trabajo.
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1.3. Metodología utilizada
Tal como hemos explicitado en la Parte I de nuestro trabajo, no hay, a
nuestro conocimiento, muchos estudios dentro la psicosociología, que hayan
intentado abordar los problemas de los riesgos y del desvío de las normas de
seguridad, mediante la malla de análisis de los enfoques que estudian la
actividad desplegada en el trabajo.
En efecto, como ya lo hemos visto, por definición, este tipo enfoques
privilegian las metodologías de tipo cualitativas, centradas en el estudio
intensivo de casos, dado que el interés central es, justamente, dar cuenta de
las interrelaciones entre cognición y contextos de trabajo, y de las
variabilidades interindividuales.
Por otra parte, tal como lo señalan Vaxevanoglou y Ponnelle (1999), la
cuestión de la singularidad de la situación de trabajo y del carácter
indudablemente personal de la actividad hacen que, a menudo, se descuiden
los determinantes psicosociales u organizacionales, los cuales son difícilmente
abordables a través del análisis de la actividad.
Inversamente, los estudios psicosociales sobre el riesgo en el trabajo
promueven en general un enfoque cuantificador sobre una población de
trabajadores, borrando la variabilidad interindividual y la dimensión subjetiva
personal de la actividad.
En el caso de esta investigación, el abordaje metodológico es de tipo
cuantitativo, pero utilizando como encuadre teórico algunos enfoques
(psicología ergonómica, ingeniería cognitiva, psicología cognitiva del trabajo Cf.
Parte I, Capítulo 1) que privilegian las metodologías de tipo cualitativas.
Este cruce deliberado entre enfoques teóricos y de métodos nos
permitirá un tratamiento particular de datos cuantitativos, a partir de categorías
conceptuales de corte más cualitativo.
En este sentido, creemos que esta modalidad de abordaje ayudará a
enriquecer tanto los enfoques cualitativos que buscan obtener datos ricos sobre
casos particulares, como los enfoques de tipo cuantitativo que persiguen
producir datos generales sobre una población determinada. Y para que esto
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_____________________________________________________________________________________ - 88 -
sea así, es metodológicamente necesario complementar los enfoques
analíticos, centrados sobre la actividad, con los enfoques más cuantitativos,
centrados sobre las representaciones.
Siguiendo a Vaxevanoglou y Ponnelle (op. cit.), creemos que en la
problemática planteada por las relaciones hombre-trabajo-seguridad lo que
resulta ser generalizable no son tanto los resultados específicos obtenidos
sobre una población, sino los modelos descriptivos que se pueden construir a
partir de dichos resultados.
Guiados por la problemática a abordar, hemos elegido una perspectiva
metodológica que permita comprender, desde un punto de vista psicológico,
algunas de las complejas relaciones que se establecen entre salud y trabajo.
En este sentido, se trata de un estudio de tipo descriptivo en la medida en que
no tiene como objetivo central desarrollar explicaciones causales.
Esta perspectiva metodológica nos permitirá combinar al mismo tiempo
una mirada transversal y global de los problemas asociados a la seguridad,
con la posibilidad de realizar algunos “zooms”, hacer foco sobre determinadas
zonas del problema, significativas para esta indagación, como ser la
representación de los riesgos, de los desvíos a las normas, y los desfasajes
entre los aspectos prescriptos y reales del trabajo.
En un plano operativo, en nuestra investigación no estarán presentes ni
las observaciones ni las verbalizaciones58, como técnicas de relevamiento de
datos, sino que nuestros instrumentos serán la encuesta y las entrevistas semi-
estructuradas que a continuación detallamos (1.4.).
58 Sin entrar en mayores detalles metodológicos, las diferencias entre verbalización y entrevista radica en que mientras que la primera se acota exclusivamente a la acción, la segunda puede estar orientada a múltiples objetos. En este sentido, la primera responde a instrucciones más precisas y se utiliza sobre todo cuando el comportamiento es “pobre” (Leplat, op. cit.), como es el caso de las actividades de control y supervisión.
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1.4. Instrumentos utilizados
Por un lado, hemos reelaborado y administrado una encuesta de tipo
estructurada destinada a los operadores del sector siderometalúrgico.
Por otro lado, hemos diseñado y administrado una de tipo entrevista
semi-estructurada a delegados/operarios, de la misma rama de actividad.
Para la elaboración de los instrumentos59 que a continuación
presentamos, utilizamos como primeros insumos los resultados de un taller
llevado a cabo con operarios y delegados/operarios cuyo objeto fue construir
un mapa de riesgos del sector de actividad.
Sobre esta base, elaboramos los siguientes instrumentos:
1.4.1. Guía de encuesta dirigida a operarios
El instrumento encuesta fue adaptado al contexto local y sectorial de uno
diseñado y utilizado por Boix, Torada & alt. (2001), en el contexto de una
indagación acerca de la representación mental de los riesgos laborales de los
trabajadores en el sector de fabricación de azulejos, pavimentos y baldosas
cerámicas.
A los fines de relevar el perfil de las unidades de análisis y de las
representaciones respecto de la problemática en cuestión, utilizamos una
encuesta de tipo cerrada (Cf.: anexos) en la que se abordaron las siguientes
dimensiones: edad y antigüedad en el sector, en la empresa, y en el puesto de
trabajo; grado de riesgo que adoptan en el trabajo y razones por las cuales lo
asumen; grado de cumplimiento y de incumplimiento de las normas y
procedimientos de seguridad; tipo y características de los riesgos asociados al
trabajo; tipo de trastorno de la salud y de accidente sufridos; y rol de la
capacitación recibida en la prevención de los riesgos.
59 También diseñamos una guía de entrevistas destinada a responsables de seguridad y empresarios PyMES y una guía de observaciones de las CyMAT que no presentamos, ya que exceden el marco de análisis del presente trabajo de investigación.
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1.4.2. Guía de entrevista semi-estructurada destinada a delegados/operarios.
Partimos del supuesto de que los delegados, a partir del desempeño de
su rol y de ser ellos mismos operarios, deberían poseer una representación
más enriquecida de los problemas ligados a la seguridad en el trabajo.
En este sentido, a diferencia del anterior, construimos un instrumento
que nos permitiera relevar las razones o motivos por los cuales los
operarios/delegados elegían responder.
Esta variante nos facilitó la obtención de una serie de datos que luego
nos permitiera realizar un análisis de tipo cualitativo de la problemática
estudiada, y poder enriquecer y cotejar los datos relativos a las encuestas
administradas a los operarios.
A través de estas entrevistas (Cf.: Anexo 1), hemos abordado
dimensiones similares a las de los operarios, aunque indagando también sobre
algunas cuestiones específicas (por ejemplo: informaciones acerca de sus
funciones como delegados en los temas de seguridad), y profundizando en
otras, como el grado de participación en la construcción de las normas de
seguridad, el carácter implícito o explícito de las mismas y su actualización,
entre otras dimensiones.
1.4.3. Prueba validación interna de los instrumentos
Para dotar a los instrumentos de consistencia y coherencia, procedimos,
previo al trabajo de campo, a su puesta a prueba, aplicándolos a un grupo de
operarios y delegados sindicales, e introdujimos las modificaciones que
resultaron ser pertinentes.
Además, en el caso de la encuesta, la calidad técnica del dispositivo
empleado fue probada en estudios anteriores (Boix, Toada & alt. op. cit.).
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1.5. Recolección de los datos
Para realizar el trabajo de campo, contamos con la ayuda de 2 pasantes
-ambos Técnicos en Higiene y Seguridad-, quienes fueron previamente
instruidos en cuanto a los objetivos y alcances de la investigación, así como al
manejo de las herramientas de recolección de los datos.
Los pasantes participaron también en el proceso de puesta prueba de
los instrumentos.
La modalidad de administración de la encuesta y de las entrevistas se
acomodó de acuerdo a los tiempos productivos de las empresas visitadas,
previo acuerdo entre los sectores directivos y sindicales.
En el caso de los operarios, se procedió a administrarlas, según las
situaciones, en forma personal o auto-administrada, bajo la supervisión atenta
de quienes llevamos adelante el trabajo de campo.
En el caso de los delegados/operarios, las entrevistas fueron
administradas en forma personal.
1.6. Procesamiento y análisis de los resultados
El procesamiento estadístico de los datos de las encuestas a operarios
fue realizado con el software SPSS, herramienta reconocida en la investigación
en ciencias sociales.
Los datos de las encuestas a operarios fueron tratados en forma
cuantitativa, en cuanto al tipo de respuesta dada y, también, en forma
cualitativa, a partir de la categorización de las diferentes razones invocadas en
la elección de las respuestas.
En este sentido, creemos, hemos intentado realizar un abordaje
complementario entre criterios de orden cuantitativo y de orden cualitativo.
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Capítulo 2. Características de la muestra
En este capítulo, presentaremos los datos relativos a la muestra de
estudio (2.1.), rama de actividad de las empresas seleccionadas (2.1.1.), edad
(2.1.2.), antigüedad en la rama (2.1.3.), en la empresa (2.1.4.), y en el puesto
de trabajo (2.1.5.) de los operarios encuestados. Asimismo, describiremos los
datos relativos a los accidentes y trastornos de salud de la población
encuestada (2.1.6.) y presentaremos las conclusiones del capítulo (2.2.).
El relevamiento de estos datos resulta relevante ya que, suponemos,
tienen una incidencia en las representaciones que los operadores se
construyen acerca de los riesgos y de los desvíos a las normas de seguridad.
2.1. Definición y selección de la muestra de estudio
De acuerdo con los objetivos e hipótesis elaboradas para esta
investigación, decidimos realizar una muestra no probabilística de tipo
intencional o dirigida. Las unidades de análisis fueron los operarios y
delegados/operarios de empresas metalúrgicas de la zona industrial de San
Nicolás Villa Constitución y Gran Buenos Aires, sindicalizados en la Unión
Obrera Metalúrgica (en adelante: UOM).
Las encuestas y las entrevistas fueron realizadas entre los meses de
octubre y diciembre del año 2002.
El número final de casos se eligió teniendo en cuenta criterios
cuantitativos, tratando de contar con suficientes unidades de análisis para
poder describir y poner a prueba las hipótesis elaboradas.
La selección fue intencional, tratando de lograr riqueza teórica y variedad
de respuestas.
El fin del muestreo se decidió con criterios teóricos -comprender las
relaciones objeto de la investigación-, y estadísticos -obtener unidades de
análisis suficientes.
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De ningún modo pretendemos predicar estadísticamente respecto de la
totalidad de la población de referencia. Pero, el conocimiento producido permite
comprender la relación de los conceptos analizados en el interior de la muestra
y dar confianza en los datos.
A fin de poder asegurar el desarrollo del trabajo de campo, se acordó
con los representantes de la UOM que el mismo se realizaría en la zona de
San Nicolás–Villa Constitución. Esta elección obedeció a dos razones
fundamentales: la posibilidad de lograr acuerdos con los empresarios para
acceder al campo de trabajo, y al hecho de ser una de las zonas que mantiene
una actividad productiva significativa dentro de este sector productivo.
Asimismo, consensuamos con los mismos actores realizar una parte del
trabajo de campo en el conurbano bonaerense.
Respecto de la muestra seleccionada, tomamos los siguientes criterios de
definición:
Tamaño de empresa: Grande/PyME,
Cantidad de operarios PyMES, y
Tipo de productos manufacturados.
Estos criterios también fueron consensuados con los responsables de
UOM60 y de otras instituciones, a fin de poder asegurar el ingreso a las plantas
de producción para poder cumplimentar nuestro trabajo.
La muestra final de empresas quedó conformada de la siguiente
manera:
1 Gran Empresa, de capitales nacionales, productora de acero para el
mercado local e internacional, situada en el polo metalúrgico San Nicolás –
Villa Constitución,
60 En este sentido, sin el aporte sustancial de los dirigentes sindicales de la UOM y los responsables de Provincia ART, la entrada a las empresas para realizar el trabajo de campo hubiera sido muy difícil.
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16 PyMES repartidas de la siguiente manera: 12 de la zona San Nicolás-
Villa Constitución61, y 4 del Conurbano bonaerense, productoras de los
siguientes productos y servicios:
Estructuras metálicas,
Perfiles y parrillas para la construcción,
Reparación y fabricación de tanques para diferentes industrias,
Fundiciones de aluminio para usos diversos,
Fabricación de partes para la industria automotriz,
Fabricación de equipamientos de cocina,
Montaje electromecánico,
Calibración de instrumentos, bobinados,
Tornería de cilindros
La muestra poblacional, incluidos los delegados operarios, quedó
conformada de la siguiente manera:
Finalmente, tal como muestra el cuadro Nº 1, la cantidad final total de
operarios y de delegados/operarios seleccionados quedó fijada en 176
personas: 105 pertenecientes a la Gran Empresa y 71 pertenecientes a las
PyMES.
61 Muchas de estas empresas, como es lógico, trabajan en forma directa o indirecta para la Gran empresa seleccionada.
Cuadro Nº 1
Distribución de la muestra según Tipo de Empresa
Tipo de empresa Gran empresa PyMES Total
Categoría ocupacional absoluto % absoluto %
Operarios 70 52,63 63 42,37 133
Delegados/operarios 35 81,39 8 18,61 43
Total 105 59,66 71 40,34 176
Fuente propia: Encuesta a operarios y delegados del sector metalúrgico
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2.1.1. La edad de los operarios encuestados
A continuación presentamos los datos, agrupados en rangos, relativos a
la edad de los encuestados:
Figura Nº 1: distribución según rango de edades
23%
26%30%
16%5%
de 20 a 29 años de 30 a 39 años de 40 a 49 años
50 años y más ns/nr
Los datos de esta figura permiten mostrar que, aproximadamente, el
46% de los entrevistados tienen más de 40 años, mientras que en la franja 20-
29 años sólo se ubica el 23% de los operarios.
Tal como lo veremos en la parte V (Cf.: Cap. 1), la distribución de
frecuencia que se muestra en esta figura comparte la misma tendencia con la
otra población de referencia, la de los delegados /operarios.
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2.1.2. Antigüedad de los operarios encuestados en la rama de actividad
A continuación, presentamos los datos relativos a la antigüedad de los
operarios encuestados, en la rama de actividad:
Figura Nº 2: Distribución según tiempo de antigüedad en la rama metalúrgica
2% 2% 8%
17%
67%
4%
hasta 6 meses 7 a 12 meses 1 a 5 años5 a 10 años más de 10 años ns/nc
Tal como puede visualizarse en la figura, el 84 % de los encuestados
poseen 5 o más años de antigüedad en la rama de actividad – el 67% tiene
más de diez años-, mientras que el 16 % se ubica por debajo de esa cifra. En
el interior de esta última categoría, sólo el 4% tiene un año de antigüedad.
2.1.3. Antigüedad en la empresa
En la próxima figura, presentamos los datos referidos a la antigüedad de
los operarios en las empresas.
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Figura Nº 3: Distribucion según tiempo de antigüedad en la empresa
3% 5%14%
20%54%
4%
hasta 6 meses de 7 a 12 meses de 1 a 5 años
de 5 a 10 años más de 10 años ns/nc
En concordancia con los datos expuestos más arriba, el nivel de
antigüedad de los operarios en las empresas se sitúa aproximadamente dentro
de los mismos parámetros: el 74% de los operarios encuestados tiene más de
5 años de antigüedad en la empresa – de los cuales el 54% posee más de 10
años, el 14% entre 1 y 5 años y sólo 8 % se ubica en la franja de 6–12 meses.
2.1.4. Antigüedad en el puesto de trabajo
A continuación presentamos la antigüedad de los operarios en los
puestos de trabajo
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Figura Nº 4: Distribucion por tiempo de antiguedad en el puesto de trabajo
3% 5%
18%
18%41%
15%
hasta 6 meses de 7 a 12 meses de 1 a 5 años
de 6 a 10 años más de 10 años ns/nr
Los datos que surgen de esta figura apuntan en la misma dirección que
los relativos a la antigüedad en la rama, y en la empresa: el 59% de los
entrevistados posee 6 o más años de antigüedad en el puesto de trabajo, el
18% entre 1 y 5 años y sólo el 8 % entre 0 y 12 meses.
A su vez, en esta figura aparece un porcentaje de operarios (15%) que
no pudieron responder. Este fenómeno puede obedecer a que, en ciertos casos
relevados, en algunos sectores de la gran empresa, se realizan rotaciones en
los puestos de trabajo.
2.1.5. Los accidentes y los trastornos de salud en los operarios encuestados
A continuación presentamos los accidentes y trastornos de salud62 en la
muestra de operarios encuestados:
62 Entendemos por accidente a un suceso eventual que altera el curso regular de los acontecimientos, cuyas causas son múltiples y variadas, hallándose asociadas a los sistemas de trabajo, y cuyos efectos suelen ser negativos para la salud de las personas y para el sistema productivo. Consideramos un trastorno de salud a las consecuencias negativas sobre las personas, cuyas causas son múltiples y están asociadas a las condiciones y medio ambiente de trabajo. En muchas ocasiones, y a diferencia de los accidentes, sus efectos suelen manifestarse luego de largos períodos de tiempo.
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Cuadro Nº 2
Accidentes y trastornos de salud
Absolutos %
Accidentes 28 21,05
Trastornos de la salud 12 9,02
No evocan acc./trast. 74 55,64
ns/nr 19 14,29
Total 133 100,00
Fuente propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Tal como muestra este cuadro, el 30% de los operarios declara haber
sufrido algún tipo de problema asociado al trabajo (accidentes o trastornos de
la salud), mientras que un 55% evoca no haberlos sufrido.
Las diferencias relevadas entre accidentes y trastornos de salud pueden,
en parte, deberse a que los últimos no siempre suelen ser asociados a las
condiciones de trabajo, razón por la cual son “menos percibidos”63 que los
accidentes. Es decir, los trastornos de salud tienden a ser más “naturalizados”
o, incluso, muchas veces sus efectos se hacen sentir una vez que la vida
laboral ha finalizado, mientras que los primeros, por definición, “irrumpen” como
un evento no deseado en el curso de la acción y, generalmente, sus
consecuencias impiden en forma temporaria o irreversible, poder seguir
trabajando. Por lo tanto, es probable que exista una tendencia mayor a
recordar más los primeros que los segundos.
A continuación, mostramos los períodos en los cuales sucedieron los
problemas de salud (trastornos y accidentes):
63 Desde un punto de vista legal, por ejemplo, los Trastornos Músculo Esqueléticos (TME) han comenzado a ser reconocidos a partir de una Resolución (295) del mes de noviembre de 2003. Este tipo de trastornos de la salud asociados al trabajo están a la cabeza de los problemas de salud, en todos los países industrializados.
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Cuadro Nº 3
Periodo de trastornos y accidentes
absoluto %
entre 1980 y 1989 6 4,5
entre 1990 y 1995 3 2,3
entre 1996 y 2001 20 15,0
ns/nr 30 22,6
Total 59 44,4
Missing 74 55,6
Total 133 100,0
Fuente propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Tal como muestra este cuadro, existe un aumento significativo de los
trastornos de salud y accidentes a partir de 1996, lo cual no necesariamente
debería significar que hubo una disminución, por ejemplo, en las condiciones
de seguridad en las empresas participantes en este trabajo de campo.
En el contexto de este trabajo, creemos que el “índice de gravedad” del
hecho juega un papel importante y que el aumento antes señalado es
inversamente proporcional al tiempo transcurrido a partir del evento, es decir:
cuanto mayor tiempo transcurrido, menos posibilidades de recordarlo.
De hecho, casi el 23 % de los operarios que manifiestan haber tenido un
accidente o un trastorno de salud asociado al trabajo declara no recordar
cuándo sufrió el trastorno de salud.
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2.2. Conclusiones
Los datos relevados respecto de la edad, la antigüedad en la rama de
actividad, en la empresa y en el puesto de trabajo de los operarios encuestados
muestran que se trata de una población adulta (el 46% de los operarios
encuestados tiene más de 40 años edad), con una experiencia significativa en
la rama de actividad, y con una fuerte tendencia a transitar toda su vida laboral
dentro de una misma empresa (sobre todo en el caso de la Gran empresa).
Se trata de una población laboral relativamente envejecida, con una
fuerte experiencia, con escasa movilidad tanto en la rama de actividad, como
en la empresa y en el puesto de trabajo y que, pareciera, según los testimonios
recogidos, se ha mantenido estable ya que no ha sufrido recambios en los
últimos 10 años.
Es sobre esta muestra poblacional, con las características que venimos
de describir a lo largo de este capítulo, que nos abocaremos a indagar tanto las
representaciones de los riesgos asociados a las situaciones de trabajo, como
de los desvíos de las normas de seguridad (parte III).
Asimismo, en consonancia con los resultados de los estudios que
relacionan el envejecimiento y el trabajo (Volkoff, op. cit.) y con nuestras
hipótesis de trabajo, estos factores –la edad, sobre todo, pero también el
tamaño de la empresa- serán tomados en consideración como posible fuente
de variabilidad en las representaciones de los riesgos y los desvíos de las
normas de seguridad (Cf. Parte IV).
Parte III - Análisis de resultados de los operadores - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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PARTE III. LAS REPRESENTACIONES MENTALES DE LOS OPERADORES ACERCA DE LOS RIESGOS Y DESVIOS DE LAS NORMAS DE SEGURIDAD
Presentación
Tal como hemos tratado de describirlo en el marco teórico, (Cf.: parte I)
los modelos y métodos destinados a la explicación de los accidentes y los
riesgos en el trabajo tienden generalmente a rescatar el punto de vista del
experto.
Si embargo, como lo subraya Kouabenan (op. cit.), los operadores
poseen un conjunto de conceptos y explicaciones denominadas “naives” que
indudablemente pueden enriquecer el marco general de esta problemática. Es
decir, aportar informaciones susceptibles de ayudar a esclarecer la causalidad
de los accidentes y los trastornos de salud, en vistas de poder prevenirlos.
En este sentido, en el capítulo 1 de esta parte, nos vamos a explayar
acerca de las posibles variabilidades en las maneras de representarse los
problemas asociados a la seguridad en el trabajo, para lo cual guiaremos
nuestra labor de interpretación, a partir de la siguiente hipótesis:
Las representaciones mentales respecto de la seguridad en el trabajo
estarán sujetas a variabilidad (intra e interindividual) según se refieran a los
aspectos prescriptos del trabajo, o a las condiciones reales en las que se
desenvuelve la acción.
Esta hipótesis encuentra su sustento teórico en el modelo llamado de 5
cuadros de Leplat (op. cit.), que permite distinguir entre trabajo prescripto y
trabajo real (Cf. Parte I. Capítulo 3).
Asimismo, en el capítulo 2 de esta parte nos interesaremos en la
descripción de las razones que los “no expertos” construyen con relación a los
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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riesgos, a los desvíos a las normas de seguridad, sus causas y consecuencias.
En este caso, nuestras interpretaciones estarán guiadas por la siguiente
hipótesis:
Ante situaciones de toma de riesgo y de desvíos de las normas de
seguridad, los no expertos64 les otorgarán razones que los justifican, y que
refieren a un desajuste entre normas y la realidad del trabajo.
En este caso nuestra malla de análisis está construida en el modelo
denominado de la doble escalera desarrollado por Rasmussen (op. cit.), que
hemos desarrollado en el marco teórico de esta tesis (Cf. Parte I, Capítulos 1 y
3) y sobre los desarrollos de la teoría de la atribución causal, en particular la
distinción conceptual entre causas y razones (Cf. Parte I, Capítulo 1 y 3).
Asimismo, nos apoyaremos en la teoría de las actividades con
instrumentos desarrollada por Rabardel (op. cit.), y en los desarrollos de la
clínica de la actividad de Clot (op. cit.) cuyos principios básicos, también,
hemos desarrollado en el marco teórico (Cf. Parte I, capítulo 1 y 3).
Por último, (capítulo 3) presentaremos las conclusiones de esta parte del
trabajo de investigación.
64 Este concepto, como ya lo señalamos en la parte anterior hace alusión a los conocimientos que poseen los operadores respecto de la seguridad, construidos fundamentalmente por y para la acción, y diferentes de los conocimientos “científicos” manejados por los profesionales de la seguridad en el trabajo.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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Capítulo 1. Las representaciones del riesgo en el trabajo: prescripción y variabilidad
En este capítulo nos consagraremos a describir los desfasajes
existentes entre las representaciones de los operarios construidas en torno a
las cuestiones prescriptas del trabajo (1.1), y las que remiten al trabajo real
(1.2.).
1.1. Las representaciones del entorno de la seguridad: los aspectos prescriptos del trabajo.
En este punto presentaremos los resultados respecto de la
representación de los operadores del entorno de trabajo, en los aspectos
prescriptos, es decir los condicionantes externos, objetivos, procedimientos,
condiciones técnicas, entre otras, relativas a la tarea.
A fines interpretativos, las puntuaciones otorgadas por los operarios a
las diferentes dimensiones del problema indagadas, las agruparemos en tres
categorías65:
Baja puntuación (0-4)
Mediana puntuación (5-7)
Alta puntuación (8-10)
1.1.1. Las condiciones de seguridad del puesto de trabajo
A continuación presentamos los datos respecto de las condiciones de
seguridad de los puestos de trabajo.
65 En el instrumento de recolección, éstas categorías eran intervalares (de 0 a 10). A posteriori, y por necesidades de los objetivos y las hipótesis generadas para esta investigación, fueron transformadas en categorías ordinales. El mismo criterio se aplicó a parte de los datos presentados en las Partes III y IV.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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Tal como muestra el cuadro N° 1 casi el 50% de los operarios coinciden
en otorgarle una alta puntuación (entre 8 y 10) a esta dimensión, mientras que
solo el 4 % le otorga la más bajas puntuaciones (entre 1 y 3).
A continuación, presentamos los datos respecto de los Elementos de
protección personal (en adelante EPP)
1.1.2. Los elementos de seguridad
Cuadro Nº 1
Mi puesto reúne las condiciones adecuadas de seguridad
Puntuación Absolutos %
Baja 12 9,0
Media 55 41,4
Alta 65 48,9
Total 132 99,2
Sin registro 1 0,8
Total 133 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Cuadro Nº 2
Tengo a mi disposición todos los EPP que necesito
Puntuación Absolutos %
Baja 6 4,5
Media 24 18,0
Alta 102 76,7
Total 132 99,2
Sin registro 1 0,8
Total 133 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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En la misma dirección que los resultados anteriormente mostrados,
éstos también se sitúan en los extremos: alrededor del 76% de los operarios
pondera con las notas más altas (entre 8 a 10) el poseer los medios de
protección de personal adecuados, mientras que sólo el 5% lo pondera con las
calificaciones más bajas (0-4).
Presentaremos ahora los datos relativos al grado de conocimiento de
los operarios de los riesgos asociados al trabajo
1.1.3. Conocimiento de los riesgos asociados al trabajo
Cuadro Nº 3
Conozco bien los riesgos de mi trabajo
Puntuación Absolutos %
Baja 2 1,5
Media 30 22,6
Alta 99 74,4
Total 131 98,5
Sin registro 2 1,5
Total 133 100
Fuente Propia: Encuesta a operarios del sector sidero-metalúrgico
Tal como lo muestra le cuadro aproximadamente el 75% de los operarios
le otorga los más altos puntajes a la cuestión. Asimismo, las más bajas
puntaciones sólo alcanzan al 1,5% de los operarios.
Estos datos, tal como lo señalamos anteriormente (Cf.: Parte I, capítulo
2) están en consonancia con la dilatada experiencia de los operarios en el
sector de actividad.
A continuación presentamos los datos respecto a la pertinencia de la
capacitación recibida.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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1.1.4. La pertinencia de la capacitación
Al igual que en los casos anteriores y tal como lo muestra este cuadro,
los operarios, en un 64%, ponderan con las más altas calificaciones (8-10) las
acciones de capacitación recibidas, seguida por un 27% que los pondera con
notas medias (entre 5-7), mientras que el resto se reparte entre las notas más
bajas.
Presentamos ahora los datos relativos a la representación de los
operarios respecto del grado de preocupación de las empresas por la
seguridad,
1.1.5. Las acciones de la empresa
Mostramos acá los datos correspondientes a la representación del
operario acerca de esta preocupación del supervisor66:
66 La figura del supervisor recae sobre personas que poseen estudios técnicos terciarios o universitarios en materia de seguridad en el trabajo y que, en las grandes estructuras organizacionales, se ubican entre los sectores operativos y las personas encargadas de definir y hacer ejecutar las políticas de seguridad.
Cuadro Nº 4
He recibido la capacitación adecuada para realizar mi tarea
en forma segura
Puntuación Absolutos %
Baja 11 8,3
Media 36 27,1
Alta 85 63,9
Total 132 99,2
Sin registro 1 0,8
Total 133 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de Sector Metalúrgico
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 108 -
Cuadro Nº 5
El supervisor de mi área de trabajo se preocupa por nuestra
seguridad y por la prevención de los riesgos laborales
Puntuación Absolutos %
Baja 20 15,0
Media 44 33,1
Alta 67 50,4
Total 131 98,5
Sin registro 2 1,5
Total 133 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios del sector sidero-metalúrgico
Tal como lo muestra este cuadro existe una asociación positiva en el
sentido que los operarios, en forma mayoritaria, tienden a otorgarle a esta
cuestión altas puntuaciones (aproximadamente el 50 %), al mismo tiempo que
las más bajas puntuaciones son la menos elegidas (aproximadamente el 15%),
respecto de la cuestión.
Los dos próximos cuadros refieren también a la representación de los
operarios respecto del grado de preocupación de las empresas por la
seguridad pero, en este caso, en la figura de los mandos superiores (gerentes
de áreas).
Cuadro Nº 6
La dirección de la empresa se toma en serio la seguridad en el
trabajo
Puntuación Absolutos %
Baja 22 16,5
Media 39 29,3
Alta 69 51,9
Total 130 97,7
Sin registro 3 2,3
Total 133 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios del sector sidero-metalúrgico
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 109 -
Tal como lo muestran los datos de este cuadro, los operarios, en un
52%, le otorgan las más altas calificaciones a la cuestión mientras que
aproximadamente le 20 %, le da las más bajas calificaciones.
A continuación presentamos los datos relativos a la representación de
los operarios respecto de la importancia de la seguridad por parte de los
mandos superiores, en las empresas.
Cuadro Nº 7
En mi empresa es tan importante la seguridad como la
productividad
Puntuación Absolutos %
Baja 24 18,0
Media 53 39,8
Alta 54 40,6
Total 131 98,5
Sin registro 2 1,5
Total 133 100
Fuente Propia: Encuesta a operarios del sector sidero-metalúrgico
Tal como lo muestra le cuadro, un 40% de los operarios le otorga las
más altas puntuaciones y, al igual que en los casos más arriba señalados, las
puntuaciones más bajas son las menos frecuentemente elegidas (18%).
Por último, presentamos los resultados respecto de la misma temática
pero, esta vez, referida a la representación del grado de protección de la
seguridad de los operarios en las empresas.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 110 -
Cuadro Nº 8
La seguridad de los trabajadores en mi empresa está
suficientemente protegida
Puntuación Absolutos %
Baja 29 21,8
Media 47 35,3
Alta 55 41,4
Total 131 98,5
Sin registro 2 1,5
Total 133 100
Fuente Propia: Encuesta a operarios del sector sidero-metalúrgico
Los resultados reflejados en este cuadro reafirman la tendencia anterior
en el sentido de una calificación alta respecto de la cuestión: el 41 % de los
operarios le otorga las más altas puntuaciones, contra el 22 % de los operarios
que le otorgan las más bajas calificaciones
1.1.6. Conclusiones
A continuación presentaremos una síntesis de todas las dimensiones
abordadas en este punto.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 111 -
Figura Nº 1: Representación del entorno de la seguridad UA: operarios
0%
20%
40%
60%
80%
100%
Tengo a mi disposicion
todos los mediode proteccionque necesito
M i puesto de rabajo reune las
condicionesadecuadas de
seguridad
Conozco bienlos
riesgos de mitrabajo
He recibido capacitacion
adecuada pararealizar mi
llamado en formasegura
El supervisor demi area de
seguridad sepreocupa por
nuestraseguridad y porla prevencion de
riesgoslaborales
La Direccion dela
empresa setoma en serio laseguridad en el
t rabajo
En mi empresa es tan
importante laseguridad comola product ividad
La seguridad de los t rabajadores
en mi empresaesta
suficientementeprotegida
CALIFICACION BAJA
CALIFICACION M EDIA
CALIFICACION ALTA
Tal como aparece sintetizado en esta figura las representaciones de las
relaciones entre entorno de trabajo y seguridad, en sus aspectos prescriptos,
muestra un sesgo positivo en todas las dimensiones abordadas.
Es así que existe una marcada tendencia, en cada una de dichas
dimensiones, a otorgarles con mayor frecuencia los más altos puntajes (8-10),
seguida luego de los puntajes medios (5-7), para finalizar en los puntajes más
bajos (0-4).
De esta manera, los operarios sostienen conocer los riesgos asociados
al trabajo, poseer los elementos de protección personal, y que los puestos de
trabajo reúnen las condiciones adecuadas.
Idéntica representación poseen de las capacitaciones recibidas en torno
a los cuestiones de la seguridad en el trabajo.
Asimismo, las dimensiones que indagan la representación de los
operarios respecto del rol de la empresa parecen apuntar en la misma
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 112 -
dirección: la preocupación de superiores y mandos superiores, por la
seguridad, reciben las más altas puntuaciones en forma mayoritaria.
Sin embargo, y como mostraremos a continuación, cuando nuestros
instrumentos apuntan a indagar los núcleos de la acción, es decir, el trabajo
real, los resultados obtenidos muestran otras facetas acerca de la seguridad en
el trabajo.
1.2. Representaciones acerca de la seguridad: la dimensión del trabajo real de los operarios
De acuerdo con la hipótesis elaborada para este capítulo, a continuación
presentamos algunos datos referidos a la representación de los operarios,
referidas a las acciones reales en el trabajo.
Las representaciones en torno a esta dimensión parecen ser
cualitativamente diferentes a lo que nos permitieron inferir los datos referidos a
los aspectos prescriptos del trabajo.
A continuación, presentamos los datos relevados respecto de las
representaciones que poseen los operarios encuestados con relación al grado
y frecuencia del riesgo asumido en el trabajo.
1.2.1. El riesgo asumido en el trabajo: grado y frecuencia67
A fines interpretativos, las puntuaciones otorgadas por los operarios a
las dimensiones del problema indagadas, las agruparemos en cuatro
categorías:
67 De acuerdo a los objetivos e hipótesis de esta investigación, para el tratamiento de los datos, fue retenido el mismo tipo de las categoría (ordinales: nunca, a veces, casi siempre y siempre), que la utilizada en el instrumento encuesta (Boix; Torada; & alt. op. cit.).
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 113 -
Figura Nº 2: En general me arriesgo mucho en mi trabajo
17%
52%
25% 5% 1%
nunca a veces casi siempre siempre ns/nr
Los datos que surgen de esta figura dejan ver que el 30% de los
operarios encuestados declara arriesgarse mucho en el trabajo casi siempre o
siempre, mientras que el 17% declara no hacerlo nunca. El 52% restante,
manifiesta arriesgarse mucho ocasionalmente.
A pesar de conocer bien los riesgos asociados al trabajo, tal como
hemos visto en el punto 1.1., pareciera no ser suficiente para desarrollar
acciones seguras en las situaciones de trabajo.
Esta tendencia pareciera señalar la existencia de un conflicto entre el
trabajo seguro y las exigencias de la producción y de los desvíos a las normas
que los operarios deben realizar para alcanzar los segundos.
A su vez, hacer bien el trabajo remitiría aquí a realizarlo conforme a la
puesta en fase entre la lógica de la producción y la de la seguridad.
Presentamos ahora el grado de relación entre capacitación y el
desempeño seguro en el trabajo
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 114 -
1.2.2. El riesgo y la capacitación
A fin de poder establecer alguna correlación entre la representación del
riesgo en el trabajo y otros factores, presentaremos los datos respecto de qué
sostienen los operarios acerca de la capacitación recibida.
Figura Nº 3 : Me falta capacitacion para poder hacer mi trabajo en forma segura
43%
17% 2%1%
37%
nunca a veces casi siempre siempre ns/nr
Tal como muestra esta figura, los datos varían sensiblemente según se
asocie a la capacitación a la dimensión prescripta (Cf.: 1.1.6.) o a la dimensión
real del trabajo.
Así, el 63% reconoce algún déficit en la adecuación entre capacitación y
trabajo, con diferentes grados de ocurrencia: al 17% de los operarios sostiene
sucederle siempre o casi siempre. Es decir los datos son inversamente
proporcionales a los registrados para la misma dimensión en lo que respecta a
los aspectos prescriptos del trabajo.
El 37% declara que nunca le sucede, o sea que están bien capacitados para
enfrentar las tareas.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 115 -
1.2.3. El sistema de seguridad y los comportamientos en el trabajo
Mostramos ahora la figura que sintetiza las opiniones de los operarios
respecto del grado de control ejercido por la supervisión, sobre los
comportamientos de seguridad en el trabajo:
Figura Nº 4: Nadie me exige que me comporte en forma segura
26%
31%
22%
19% 2%
nunca a veces casi siempre siempre ns/nr
Consultados respecto de la exigencia, de parte de la supervisión, de
comportarse en forma segura el 26% declara que siempre se lo exigen; el 31%
que se lo exigen a veces, el 22% que casi nunca se lo reclaman y el 19 % que
nunca se lo exigen.
Es decir que aproximadamente el 42 % de las opiniones relevadas,
manifiestan fallos en cuanto a las exigencias de seguridad que debieran
provenir de parte de la supervisión.
Estos datos, una vez más, difieren de los relevados para esta misma
dimensión, en lo que hace a los aspectos prescriptos del trabajo (Cf.: 1.1.6.)
1.2.4. Relaciones entre seguridad y organización del trabajo
A continuación presentamos cómo se representan los operarios las
relaciones entre (a) el ritmo de trabajo y seguridad, y (b) las normas de
seguridad y la productividad.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 116 -
(a) Relaciones entre ritmo de trabajo y seguridad
La siguiente figura muestra la opinión de los operadores respecto de la
relación entre ritmo de trabajo y comportamientos seguros.
Figura Nº 5: El ritmo de trabajo me impide realizarlo en forma segura
31%
49%
11%8% 1%
nunca a veces casi siempre siempre ns/nr
Tal como lo muestra la figura, aproximadamente el 20 % de los
operarios responde afirmativamente a la cuestión de sentirse apremiado –casi
siempre o siempre- por el ritmo de trabajo. El 49% sostiene que le sucede a
veces, mientras que el 30% responde por la negativa.
Estos datos, una vez más, son sensiblemente diferentes a los relevados para la
misma dimensión, respecto del trabajo prescripto donde sostienen que hay una
preocupación tanto por la seguridad como por la productividad (Cf.: 1.1.6.)
(b) Relaciones entre normas de seguridad y productividad
Para indagar sobre las relaciones entre seguridad y productividad
consultamos a los operarios y obtuvimos los siguientes datos:
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 117 -
Figura Nº 6: Si trabajo conforme a las normas no puedo cumplir con los
objetivos de la produccion
26%
46%
14%12%
2%
nunca a veces casi siempre siempre ns/nr
Estos datos, al igual que los anteriores muestran que aproximadamente
el 26% de los encuestados responden afirmativamente a la cuestión,
sosteniendo que siempre o casi siempre –implícitamente- deben alejarse de las
normas para poder cumplir con los objetivos productivos del trabajo.
El 26% manifiesta que nunca les sucede tal cosa, es decir que siempre
trabajan bajo procedimientos de seguridad68, y el 46% que le sucede a veces.
Aquí también, surgen diferencias en cuanto a la representación de esta
dimensión según se trate de las dimensiones prescriptas o reales del trabajo.
Asimismo, estos datos dejan trasuntar el desfasaje que existiría entre el
escaso acoplamiento entre las exigencias de la producción y las normas de
seguridad69.
En el capítulo 2 de esta parte, abordaremos con mayor profundidad las
razones a los desvíos a las normas de seguridad.
68 En ocasiones de charlas informales con los operarios, este dato es puesto en duda cuando dicen por ejemplo: “......bueno.....en realidad uno trata siempre de cumplirlas.....pero hay veces que no se puede..... pero......te repito, la idea es de cumplirlas siempre.....” 69 Este tipo de datos se reiteran en la población de los delegados sindicales, tal como lo desarrollamos en la parte V de este trabajo.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 118 -
1.3. Conclusiones
A continuación presentamos una figura que permite graficar todas las
dimensiones que hemos analizado a lo largo de este apartado.
Figura Nº 7: Representaciones de los operarios respecto de la seguridad y las acciones reales en el trabajo
0%
20%
40%
60%
80%
100%
En general me arriesgo mucho en mi
trabajo
Me falta capacitación para poder
hacer mi trabajo en formasegura
El ritmo de trabajo me impide
realizarlo en forma segura
Si trabajo conforme a las normas no
puedo cumplir con losobjetivos de la producción
nadie me exige que me comporte en
forma segura
nunca a veces casi siempre siempre
Tal como lo muestra esta figura, cuando se indaga las representaciones
de los operarios no ya sobre los aspectos prescriptos del trabajo (Cf.: 1), sino
sobre las representaciones asociadas a las acciones reales en el trabajo
surgen una serie de diferencias a tener en cuenta:
Los operarios se arriesgan mucho siempre o casi siempre en un 30 %
de los casos a los cuales si se les agrega a aquellos que, se arriesgan mucho
algunas veces este porcentaje sube hasta alcanzar el 85%.
Asimismo, la capacitación pareciera no ser una herramienta tan efectiva,
como sostenían en un principio, ya que el 63% reconoce algún déficit en la
adecuación entre capacitación y seguridad.
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A su vez, el 41% de las opiniones dejan entrever que no hay un control
adecuado por parte de la supervisión, tal como dejaban suponer los datos
relevados en le punto 1.
En esta misma dirección los puntos de conflicto revelados entre, por un
lado, la seguridad y el ritmo de trabajo y, por otro lado, la seguridad y la
productividad no hacen sino revelar ciertos desfasajes que los operarios deben
saldar a través de los necesarios desvíos a las normas de seguridad.
Es así que aproximadamente el 65% de los operarios declara, a
diferentes niveles de ocurrencia, que trabajar conforme a normas implica no
alcanzar los objetivos de la producción.
Esta visión contrastada de lo que sucede entre las representaciones que
giran en torno al trabajo prescripto y aquellas que remiten a la acción real de
trabajo, de ninguna manera podrían interpretarse como producto de una mirada
“escindida del mundo” sino que pone de manifiesto las características mismas
del trabajo humano en tanto acción reguladora entre los compromisos
impuestos desde afuera por la lógica de la producción, y la que emana del
interior mismo de las personas, en cuanto a la seguridad y la protección de la
vida.
Los datos que venimos de presentar muestran, además, el peso
significativo que tiene la organización del trabajo respecto de la seguridad y de
las consecuencias sobre la salud.
En este sentido, en el próximo capítulo abordaremos con mayor detalle
las cuestiones ligadas al sentido que reviste tanto el cumplimiento como el
desvío a las normas de seguridad, así como las representaciones de los
riesgos que se derivan de la organización del trabajo.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 120 -
Capítulo 2. Las normas de seguridad, los desvíos y sus razones y los riesgos asociados a la organización del trabajo
En el capítulo anterior hemos tratado de dar cuenta de los desfasajes
que se constatan entre las representaciones que los operarios tienen entorno
de la seguridad, según se trate de los aspectos prescriptos o del trabajo real.
En este capítulo, abordaremos una temática complementaria a la
desarrollada en el capítulo anterior: por un lado analizaremos las
representaciones de los operarios respectos del cumplimiento y de los desvíos
a las normas de seguridad y de las razones asociadas a ambos (2.1.), así
como la representación de los riesgos derivados de la organización del trabajo
(2.2.) ya que, creemos, estos pueden estar en la base de las razones de los
desvíos a las normas.
2.1. El trabajo y las normas de seguridad
Consultados sobre las representaciones respecto de su propio
cumplimiento concreto de las normas de seguridad de la empresa, los
operarios respondieron lo siguiente:
Figura Nº 8: Nivel de realizacion del trabajo conforme a las normas de seguridad de la empresa
28%
50%
17%
5%
siempre casi siempre a veces nunca
En este caso y de manera consistente con los datos relevados en el
punto 1.2.4. del capítulo anterior en el cumplimiento efectivo de las normas de
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 121 -
seguridad, el 27% de los operarios afirma que siempre trabaja conforme a las
normas. El 50% afirma realizarlo casi siempre, mientras que el 23% restante
manifiesta hacerlo sólo a veces o no hacerlo nunca.
Es decir, el 72% de los operarios manifiesta, con diferente grado de frecuencia,
abandonar en algún momento las normas de seguridad de la empresa.
2.2. El cumplimiento y el desvío de las normas de seguridad
En este punto abordaremos la significación que poseen las normas de
seguridad para los operadores, a partir de las razones que las llevan a
cumplirlas o a desviarse de las mismas.
Denominaremos exógenas aquellas razones que están más ligadas al
entorno, a los aspectos prescriptos y a los componentes coercitivos.
Las razones de carácter endógeno, en cambio, hacen referencia a los
aspectos más ligados a la propia persona, como ser la integridad física.
En primera instancia presentaremos los datos referidos a las razones en
el cumplimiento y, en segunda instancia, las referidas al desvío a las normas.
2.2.1. Razones en el cumplimiento de las normas de seguridad
A continuación presentamos el primer y el segundo motivo por el cual los
operarios eligen respetar las normas de seguridad impuestas por las empresas.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 122 -
Figura Nº 9: M otivos por los cuales cumplen con las normas de seguridad
0,00
10,00
20,00
30,00
40,00
50,00
60,00
70,00
80,00
1 2
son normas establecidas por la empresa y sonobligatoriasincumplirlas puede sermotivo de una sanción
la empresa valorapositivamente este comportamientocreo que es importantepara preservar mi salud e integridadns/nr
Como muestra la figura, el primer motivo más importante, de carácter
endógeno, por el cual eligen respetar las normas es para preservar la salud y la
integridad (un 70 %).
Un 22% de los operarios argumenta que las respeta porque son
impuestas o sólo para evitar sanciones, por parte de la empresa.
En las respuestas referidas a la segunda razón más importante, por la
cual eligen respetar las normas a diferencia de la anterior, priman los criterios
“externos” tanto porque son normas establecidas por la empresa y son
obligatorias (primer término 50%), como por el valor positivo que le otorga la
empresa (segundo termino, 18%).
A continuación presentamos los motivos que los llevan a incumplir con
las normas.
2.2.2. Razones en el desvío de las normas de seguridad
Los denominamos desvíos y no simplemente incumplimientos ya que el
primer concepto hace alusión a una vía alternativa de desarrollo de la acción
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 123 -
mientras que, el segundo, hace mayor referencia a no realizar algo, a su
aspecto negativo.
A continuación presentamos el primer y el segundo motivo que eligen por los
cuales se desvían de las normas de seguridad.
Figura Nº 10: Motivos por los cuales se desvían de las norma de seguridad
0,00
5,00
10,00
15,00
20,00
25,00
30,00
1 2
No solucionan los problemas
me impide cumplir con los objetivos de productividadhacen mas dificil mis tareas
prefiero mis propios métodos de prevenciónson normas impuestas que nose pueden discutirns/nr
Tal como muestra la figura, respecto del primer motivo, el 25%
manifiesta desviarse porque cumplir les dificulta la realización de las tareas. A
su vez el 24% de los operarios encuestados manifiesta preferir sus propios
métodos de seguridad lo cual podría estar en relación con el nivel de
profesionalismo alcanzado como producto de la dilatada experiencia, tal como
hemos señalado anteriormente (Cf. Parte II, 2.2.3).
El 27% considera que o bien no solucionan los problemas, o bien
impiden cumplir con los objetivos del trabajo, es decir de la producción.
El 13,5% declara no cumplir porque son impuestas, es decir por
resultarles algo “exógeno”, carente de sentido para el trabajador.
Con relación al segundo motivo, por el cual dicen desviarse de las
normas, la figura muestra una repartición bastante homogénea, aunque
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 124 -
recayendo nuevamente la primera elección sobre la dificultad que conllevaría
su respeto para la realización de las tareas.
En conclusión, alrededor del 22% de los operarios declara trabajar
conforme a las normas a veces o nunca. Si a este porcentaje se le suma
aquellos que manifiestan desviarse a veces el porcentaje alcanza el 73%.
Es decir, el 73% de los operarios manifiesta, a diferentes grados de
frecuencia, alejarse de las normas de seguridad.
Las razones por las que cumplen con las normas, en primera instancia,
están estrechamente vinculadas al cuidado de la vida y, en segunda instancia,
su cumplimiento está asociado al carácter obligatorio impuesto por las
empresas.
Entre las razones que evocan en el desvío a su cumplimiento, invocan
en primera instancia a los propios métodos de seguridad lo cual permite
suponer que las normas “oficiales” son poco pertinentes y, en segunda
instancia de elección resulta ser más homogénea entre las diferentes opciones.
Estos desvíos parecen entonces obedecer a un doble desfasaje: por un
lado el de una inadecuación o falta de acoplamiento entre las normas que rigen
a la producción y las que rigen a la seguridad y, por otro lado, a una falta de
claridad al interior mismo de las propias políticas de normas de seguridad de
las empresas. En este sentido, las normas parecieran quedar en un plano
demasiado implícito o, también, como algo “extraño o ajeno”, a los operarios
que deben implementarlas.
Asimismo, estos datos dejan suponer que los desvíos mismos suponen
un proceso de construcción de nuevas normas, nuevas herramientas de trabajo
(Rabardel op. cit.) que reflejan por un lado los desfasajes entre el trabajo
prescripto y el trabajo real, señalados en el capítulo anterior y, por otro lado, el
carácter regulador de dichos desvíos, que revela la gestión informal inscripta en
el género profesional (Clot. op. cit.) tal como tendremos ocasión de profundizar
más adelante (Cf. Parte IV. Capítulo 2.).
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 125 -
En el próximo punto presentaremos el lugar que le atribuyen los
operarios a la organización del trabajo en la génesis de los riesgos laborales.
2.3. Los riesgos asociados a la organización del trabajo
En este apartado sólo presentaremos algunos factores que están
relacionados a la organización del trabajo ya que, a nuestro juicio éstos
resultan ser los más interesantes desde el punto de vista de nuestra malla de
análisis.
2.3.1. Superposición de tareas
Presentamos acá el grado de ponderación, en términos de riesgo, de la
superposición de tareas.
Figura Nº 11: Grado de riesgo que conlleva la superposicion de tareas
23,3
27,8
39,1
9,0 0,8
no percibo riesgo percibe riesgo bajo percibo riesgo mediopercibe riesgo alto ns/nr
El 51% de los encuestados manifiesta que el riesgo es bajo o no implica
riesgo, es decir que parecen dominar las situaciones en las que se ven
confrontados a tareas múltiples.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 126 -
El 39% considera que el riesgo es medio, y el 9% que el mismo es alto,
es decir que el 48% de los operarios considera que la superposición de tareas
conlleva un grado de riesgo significativo para realizar su trabajo en forma
segura.
Este fenómeno puede estar asociado a los conflictos entre una sobre
exigencia que impone la tarea y los recursos cognitivos disponibles para
afrontarlas.
También, puede estar asociado a los casos de rotaciones hacia otros
puestos o funciones que suelen suceder en algunas de las empresas visitadas
(sobre todo en la Grande), tal como testimonian espontáneamente algunos
operarios.
A continuación presentaremos la asociación entre riesgo y trabajo
repetitivo (o monótono).
2.3.4. El trabajo repetitivo70
Figura Nº 12: Grado de riesgo que conlleva el trabajo repetitivo
34%
31%
32%
2%1%
No percibo riesgo Percibe riesgo bajo Percibo riesgo medio
Percibe riesgo alto Ns/nr
Tal como lo muestra este cuadro aproximadamente el 34% de los
operarios considera que dicho factor conlleva un ritmo medio o alto,
70 En sentido estricto, en fase con los postulados de este trabajo, hablaremos más bien de trabajo con componente repetitivo importante. Éste se define por la presencia de ciclos operatorios inferiores a un minuto, y reiterados a lo largo de la jornada de trabajo.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 127 -
constituyéndose en el segundo factor más evocado, en la dimensión de la
organización del trabajo.
La monotonía, contracara de la dimensión anterior (la superposición de
tareas), también es fuente de riesgos, y sus consecuencias suelen ser similares
a las producidas por un exceso de tareas, tal como lo muestra la bibliografía
(Falzon, Sauvagnac. op. cit.).
A continuación presentamos la evaluación de los operarios respecto de
la dimensión ritmo de trabajo excesivo.
2.3.3. El ritmo excesivo de trabajo
Figura Nº 13: Riesgo asociado al ritmo excesivo de trabajo
24,06
42,11
19,55
12,032,26
No percibo riesgo Percibe riesgo bajo Percibo riesgo medio
Percibe riesgo alto Ns/nr
A diferencia de los factores más arriba señalados, el porcentaje de los
operarios que consideran que el riesgo es bajo o no hay riesgo en el ritmo
excesivo de trabajo, aumenta hasta alcanzar al 66% de los entrevistados.
El 19,5% considera al ritmo como un riesgo medio y el 12% como un
riesgo alto.
Estas diferencias constatadas entre las dimensiones dejan traslucir que,
para los operarios, la dimensión aquí presentada sería más dominable que las
primeras: la superposición de tareas y el trabajo repetitivo.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 128 -
Este fenómeno puede sustentarse en el hecho de que la superposición
de tareas supone un grado mayor de complejidad cognitiva y, en consecuencia,
demanda una mayor movilización de recursos, que lo que el ritmo excesivo de
trabajo les pudiera imponer.
En el caso del ritmo, lo que en cambio se pone en juego, es el nivel de
funcionamiento basado en los automatismos71, fuertemente ligados a la edad y
a la experiencia de las personas.
En el primer caso, se requeriría de una actividad mental más elaborada
mientras que, en este caso, se trataría más de una actividad ligada a los
automatismos y, en consecuencia, más económica.
A continuación, presentamos el grado de ponderación del trabajo por
turnos.
2.3.4. El riesgo asociado al trabajo por turnos
Figura Nº 14: Riesgo asociado al trabajo por turnos
66%
17%
9%5% 3%
No percibo riesgo Percibe riesgo bajo Percibo riesgo medio
Percibe riesgo alto Ns/nr
El trabajo por turnos, tal como lo muestra esta figura, sólo es percibido
como un factor de riesgo medio o alto por el 14% de los operarios.
71 Esta conceptualización está extraída de un modelo de funcionamiento cognitivo elaborado por J. Rasmussen y que hemos desarrollado en la parte I de esta investigación.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 129 -
Este porcentaje puede deberse a que los efectos de este tipo de factor
sobre la salud suelen manifestarse a lo largo del tiempo y, a menudo, no se los
asocia a la rotación de los turnos o al trabajo nocturno.
2.4. Conclusiones
A continuación presentamos una figura que sintetiza todas las
dimensiones abordadas, referidas a las relaciones entre riesgo y organización
del trabajo.
Figura Nº 15: Factores de riesgo asociados a la Org. del Trabajo UA: operarios
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
Suporposición de Tareas
Trabajo monótono ritmo de trabajoexcesivo
problemas ligados alos turnos de trabajo
no se percibe riesgo se percibe riesgo bajo se percibe riesgo medio se percibe riesgo alto
En síntesis, tal como lo muestra esta figura es la superposición de tareas
la dimensión a la que se le asigna mayor riesgo asociada a la organización del
trabajo, seguida por el trabajo monótono, el ritmo de trabajo excesivo y, por
último, el trabajo por turnos.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 130 -
Como lo hemos sugerido anteriormente, el primer factor supone un
grado mayor complejidad cognitiva y, en consecuencia, demanda una mayor
movilización de recursos por parte de los operarios lo cual, en determinados
contextos, puede ser una fuente importante de riesgos.
La monotonía, contracara del factor anterior y, por motivos de sub-
utilización de los recursos cognitivos de las personas también es fuente de
riesgos. Sus consecuencias suelen ser similares a las producidas por un
exceso o superposición de tareas: estrés, accidentes, etc.
Por último, el ritmo excesivo de trabajo pareciera ser, en relación a los
anteriores, uno de los factores que más dominan los operarios. Este tipo de
factor pareciera estar mitigado por un nivel de funcionamiento basado en los
automatismos, el cual se encuentra asociado significativamente a la
experiencia de las personas encuestadas. Sin embargo, al mismo tiempo que
aseguran la confiabilidad, por el hecho mismo de ser automatizado y “alivianar
la carga mental” pueden ser fuente de riesgo (de Keyser, op. cit.).
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 131 -
Capítulo 3. Conclusiones de la Parte III
Tal como hemos podido constatar en los dos capítulos que acabamos de
presentar, existen dos versiones acerca de una misma realidad que, a nuestro
juicio, no resultan excluyentes o contradictorias como podría suponerse a
primera vista.
En efecto, se trata más bien de una reformulación de los propios
conocimientos, por parte de los operadores, según éstos se encuentren más
dirigidos hacia los aspectos prescriptos del trabajo o hacia las condiciones
reales en las que se desenvuelve la acción.
Es así que, por un lado, los operarios sostienen conocer los riesgos
asociados al trabajo, poseer los elementos de protección personal, que sus
puestos de trabajo reúnen las condiciones adecuadas, poseer una adecuada
capacitación, y que la seguridad es una preocupación de los mandos
superiores al mismo nivel que la productividad. Es decir, se constata una
asociación positiva entre las dimensiones abordadas y los puntajes otorgados
(los más altos: 8-10 puntos).
Sin embargo, cuando se indagan las representaciones de los operarios
no ya sobre los aspectos prescriptos del trabajo, sino sobre las
representaciones asociadas a las acciones reales en el trabajo surgen una
serie de diferencias a tener en cuenta, y que corroboran la hipótesis para esta
parte de los datos:
Es así que los operarios sostienen arriesgarse mucho siempre o casi
siempre en un 30% de los casos. Pero, si se les agrega el porcentaje de
aquellos que dicen arriesgarse mucho algunas veces, este porcentaje sube
hasta alcanzar el 85%.
Asimismo, los datos muestran que la capacitación pareciera no ser una
herramienta tan efectiva, como sostenían en un principio, dado que el 63%
reconoce de los operarios reconoce algún déficit en la adecuación entre las
formas y contenidos de la capacitación, y sus efectos sobre la seguridad.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 132 -
A su vez, el 41% de las opiniones dejan entrever que no hay un control
adecuado por parte de la supervisión. Y en esta misma dirección los puntos de
conflicto revelados entre, por un lado, la seguridad y el ritmo de trabajo y, por
otro lado, la seguridad y la productividad no hacen sino revelar ciertos
desfasajes que los operarios, suponemos, deben saldar a través de los
necesarios desvíos a las normas de seguridad. Es así que aproximadamente el
65% de los operarios declara, a diferentes niveles de ocurrencia, que trabajar
conforme a normas implica no alcanzar los objetivos de la producción.
Esta visión contrastada de lo que sucede entre las representaciones que
giran en torno al trabajo prescripto y aquellas que remiten a la acción real de
trabajo, de ninguna manera podrían interpretarse como producto de una
mirada escindida del mundo o como una ausencia de racionalidad, por parte de
los operarios. Creemos, más bien, que esta doble vía pone de manifiesto el
riesgo asumido en el trabajo y las razones por las cuáles las personas asumen
riesgos, así como las características mismas del trabajo humano en tanto
acción reguladora entre los objetivos impuestos desde afuera por la lógica de la
producción, y la lógica del interior mismo de las personas, en cuanto a la
seguridad y la protección de la vida.
Estos datos, además, permiten suponer que el peso de la organización
del trabajo respecto de la seguridad, resulta ser significativa en cuanto factor
central de ajuste con la actividad humana.
Estas ideas serán retomadas y profundizadas en la discusión final de los
resultados (Cf.: Parte VI).
Por otra parte, los datos expuestos en el capítulo 2, respecto de las
normas de seguridad y de los desvíos de las mismas, creemos se encuentran
en relación con el riesgo asumido en el trabajo, al mismo tiempo que
manifiestan una coherencia con la hipótesis que pretende comprenderlos.
En efecto, el 72% de los operarios manifiesta, con diferente grado de
frecuencia, abandonar y desviarse de las normas de seguridad impuestas por
la organización.
En este contexto, los denominamos desvíos y no simplemente
incumplimientos, ya que el primer concepto hace alusión a una vía alternativa
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 133 -
de desarrollo de la acción, a un intento de regular una situación mientras que,
el segundo, hace mayor referencia a no realizar algo, a su aspecto negativo.
Entre las razones que evocan en el desvío a su cumplimiento, los
operadores invocan en, primera instancia, preferir sus propios métodos de
seguridad lo cual permite suponer que las normas oficiales son poco
pertinentes o, en todo caso, poco adaptadas a los operarios encuestados.
Estos desvíos parecen obedecer a un doble desfasaje: por un lado, el de
una inadecuación o falta de acoplamiento entre las normas que rigen a la
producción y las que rigen a la seguridad y, por otro lado, a una falta de
claridad en el interior mismo de las propias políticas de normas de seguridad
de las empresas. En este sentido, las normas parecieran quedar en un plano
demasiado implícito o, también, como algo “extraño o ajeno”, a los operarios
que deben implementarlas.
Creemos que los desvíos mismos suponen un proceso de construcción
de nuevas normas, por lo tanto de nuevos instrumentos de trabajo (Rabardel,
op. cit.), y de maneras informales de gestionar la seguridad a través del género
profesional (Clot, op. cit.), discusión que retomaremos y profundizaremos en las
conclusiones finales de esta indagación (Cf.: Parte VI).
Finalmente, los riesgos asociados a la organización del trabajo se han
presentado de la siguiente manera:
La superposición de tareas resulta ser la dimensión a la que los
operadores le han asignado mayor riesgo, seguida por el trabajo monótono, el
ritmo de trabajo excesivo y, por último, el trabajo por turnos.
Tal como lo hemos sugerido anteriormente, el primer factor supone un
grado mayor complejidad cognitiva (Falzon, op. cit.; Rasmussen, op. cit.) y, en
consecuencia, demanda una mayor movilización de recursos físicos y
cognitivos por parte de los operarios lo cual, en determinados contextos, puede
ser una fuente importante de riesgos.
La monotonía, contracara del factor anterior, por motivos de sub-
utilización de los recursos cognitivos de las personas también es fuente de
riesgos y sus consecuencias, suelen ser similares a las producidas las
primeras: estrés, accidentes, entre otros.
Parte III - Análisis de resultados de los operadores- M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 134 -
El ritmo excesivo de trabajo pareciera ser, en relación a los anteriores,
uno de los factores que más dominan los operarios. Este tipo de factor
pareciera estar mitigado por un nivel de funcionamiento basado en los
automatismos, el cual se encuentra asociado significativamente a la
experiencia de las personas encuestadas. Sin embargo, al mismo tiempo que
aseguran la confiabilidad, por el hecho mismo de ser automatizado y “alivianar
la carga mental” pueden ser fuente de riesgo (de Keyser, op. cit.).
Para concluir, debemos decir que, en nuestra concepción, trabajar
supone siempre un cierto grado de riesgo. Por lo tanto, no se trata tanto de
lograr un “riesgo 0”, como pretendidamente sostienen algunas posturas
ingenuas sino, más bien, de diseñar el trabajo para que el riesgo pueda ser
“gestionado” por las personas. Sobre éstas y otras cuestiones a nuestro juicio
significativas nos explayaremos en las conclusiones finales de este trabajo de
indagación (Cf. Parte VI. Capítulo 2).
A continuación, en la próxima parte, presentaremos los resultados
referidos al rol que juegan la edad de los operadores y el tamaño de la
empresa (Grande/PyME) respecto de la toma de riesgos, las normas y sus
desvíos.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________ - 135 -
PARTE IV. LAS REPRESENTACIONES MENTALES DE LOS RIESGOS Y DE LOS DESVIOS DE LAS NORMAS DE SEGURIDAD SEGUN EDAD Y TAMAÑO DE EMPRESA
En la parte III de esta investigación pudimos poner en evidencia que las
representaciones de los operarios varían según aludan a los aspectos
prescritos o reales del trabajo.
Asimismo, hemos podido corroborar los desvíos realizados a las normas
de seguridad y las razones asociadas, por parte de los no expertos que
explican dichos desvíos y el rol jugado por los factores asociados a la
organización del trabajo.
En esta parte nos vamos a interesar por indagar las posibles diferencias
que pueden jugar la edad y el tamaño de la empresa (Grande o PyMES),
respecto de la representación mental de los riesgos del trabajo, y de los
desvíos de las normas de seguridad.
En el capitulo 1 vamos, entonces, a indagar las posibles correlaciones
entre la edad de las personas encuestadas y las representaciones del riesgo,
de los desvíos a las normas y de las razones asociadas a los mismos.
Creemos que el ciclo vital –la edad- presenta una asociación positiva entre
ambas cuestiones y los comportamientos de prudencia (Cru. op. cit.). En este
sentido, la hipótesis que guiará nuestras interpretaciones es que:
Las representaciones mentales de los riesgos asociados al trabajo y de los
desvíos a las normas de seguridad van a estar sujetas a variabilidad, de
acuerdo a la edad de los operadores.
En el capítulo 2 de esta parte abordaremos las relaciones entre el tamaño
de empresa (Grande/PyME) y la representación del riesgo y de los desvíos a
las normas de seguridad, y la hipótesis que guiará nuestras interpretaciones es
que:
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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Existirá una correlación entre el tamaño de la empresa (Grande/PyME),
y las representaciones de los riesgos y de los desvíos a las normas de
seguridad, asociados al trabajo.
Nuestra hipótesis se basa en el supuesto teórico de que el género
profesional (Clot. op. cit.) se constituirá diferentemente de acuerdo al tamaño
de la empresa.
Por último, en el capítulo 3, presentaremos las conclusiones para esta
parte del trabajo de investigación.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 137 -
Capítulo 1. La edad y la representación de los riesgos asociados al trabajo, y de los desvíos de las normas de seguridad
1.1. Introducción
Tal como venimos de señalar, creemos que la edad se correlaciona
positivamente con las diferentes dimensiones del problema abordado en esta
tesis.
En este sentido, comenzaremos por presentar los datos, según grupos
de edad, relativos al grado de conocimiento de la seguridad (1.1.), las
actitudes72, (1.2.) y los comportamientos73 (1.3.) frente a los riesgos del trabajo.
Luego presentaremos la representación en torno al grado de
cumplimiento y de desvío a las normas de seguridad y de sus causas
asociadas (1.4.).
Por último, describiremos las principales dimensiones de los riesgos
derivados de la organización del trabajo de y de los accidentes y trastornos de
la salud (1.5.) y presentaremos las conclusiones del capítulo (1.6.).
1.2. Grado de conocimiento de la seguridad, según grupos de edad
Las puntuaciones otorgadas por los operarios a las dimensiones del
problema que presentaremos en este apartado las agruparemos en tres
categorías:
Baja puntuación (0-4)
Mediana puntuación (5-7)
Alta puntuación (8-10)
72 En el marco de esta investigación el concepto de actitud define un estado de intencionalidad de la persona determinado por una evaluación, más o menos positiva, de determinadas situaciones asociadas al trabajo. Se aproxima al concepto de saber ser, desarrollado en el marco de los enfoques de las competencias laborales. 73 El concepto de comportamiento, en esta investigación, refiere al conjunto de acciones, motrices y/o mentales, explícitas o tácitas, que permiten regular las interacciones entre condiciones externas e internas del trabajo a fin de poder alcanzar los objetivos impuestos por el trabajo. Próximo al concepto de saber hacer, desarrollado en el marco de los enfoques de las competencias laborales.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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A continuación mostramos el grado de conocimiento de los riesgos del
trabajo, según edad.
Cuadro Nº 1
Conozco bien los riesgos de
mi trabajo
calificación
Grupos de edad
baja media alta
Total
de 20 a 29 años 50,0 40,0 18,2 23,7
de 30 a 39 años 50,0 20,0 27,3 26,0
de 40 a 49 años 30,0 30,3 29,8
50 años y más 6,7 19,2 16,0
ns/nr 3,3 5,1 4,6
Total 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Consultados acerca del grado de conocimiento de los riesgos asociados
al trabajo, este cuadro muestra una tendencia positiva con la edad: los mayores
de 40 años no otorgan puntuaciones bajas (0-4), mientras que el 50% de los
que se ubican en los rangos de entre 20 y 39 años, sí lo realizan.
En cuanto a la opinión acerca de las condiciones de seguridad del
puesto, aparecen los siguientes resultados:
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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Cuadro Nº 2
Mi puesto reúne las condiciones
adecuadas de seguridad
calificación
Grupos de edad
baja media alta
Total
de 20 a 29 años 50,0 29,1 13,8 23,5
de 30 a 39 años 25,0 25,5 26,2 25,8
de 40 a 49 años 16,7 32,7 29,2 29,5
50 años y más 8,3 7,3 24,6 15,9
ns/nr 5,5 6,2 5,3
Total 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Si bien no hay una diferencia neta respeto de los más altos puntajes
entre las diferentes rango de edad, sí la hay, al igual que en el factor anterior, a
favor de los operarios que se ubican en el rango de entre 20 y los 39 años
respecto de las puntuaciones más bajas,
En cuanto a la percepción de la eficacia de la capacitación recibida, se
encuentran los siguientes resultados:
Cuadro Nº 3
He recibido la capacitación
adecuada para realizar mi tarea
en forma segura
calificación
Grupos de edad
baja media alta
Total
de 20 a 29 años 45,5 22,2 21,2 23,5
de 30 a 39 años 18,2 33,3 23,5 25,8
de 40 a 49 años 9,1 30,6 31,8 29,5
50 años y más 18,2 8,3 18,8 15,9
ns/nr 9,1 5,6 4,7 5,3
Total 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 140 -
En este cuadro volvemos a encontrar las misma tendencia señalada
anteriormente: por un lado en el rango de los operarios más jóvenes (20-29
años) a otorgar las calificaciones más bajas y, a los que se ubican entre los 40
y 49 años, a otorgar las más altas.
Respecto de la percepción de la importancia otorgada por la empresa
tanto a la a la seguridad como a la productividad, encontramos los siguientes
resultados:
Cuadro Nº 4
En mi empresa es tan importante
la seguridad como la
productividad
calificación
Grupos de edad
baja media alta
Total
de 20 a 29 años 37,50 20,75 20,37 23,66
de 30 a 39 años 12,50 30,19 27,78 25,95
de 40 a 49 años 29,17 30,19 29,63 29,77
50 años y más 20,83 11,32 18,52 16,03
ns/nr 7,55 3,70 4,58
Total 100,00 100,00 100,00 100,00
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Tal como muestra este cuadro, y al igual que en los casos anteriores,
son los más jóvenes quienes otorgan las más bajas calificaciones.
También, es de señalar que se registra una tendencia generalizada a
calificar este factor con puntuaciones medianas o bajas. Estos datos
permitirían suponer cuando se trata de evaluar “las políticas de seguridad” que
hay un sesgo hacia lo negativo. Esta idea la retomaremos en el próximo
capítulo destinado a indagar la correlación entre seguridad y tamaño de
empresa.
A continuación presentamos una serie de dimensiones destinadas a
evaluar las relaciones ente edad y las actitudes respecto de la seguridad en el
trabajo.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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1.3. La edad y las actitudes respecto de la seguridad en el trabajo
Respecto a las diferentes dimensiones que hacen a la participación
activa en las mejoras de la seguridad en el trabajo, los operarios respondieron
lo siguiente:
Cuadro Nº 5
Alguna vez realizó propuestas para mejorar la seguridad o condiciones de trabajo
grupos de edad
20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns/nr Total
si 54,8 79,4 77,5 90,5 71,4 74,4
no 41,9 20,6 22,5 9,5 28,6 24,8
ns/nr 3,2 0,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios del sector sidero-metalúrgico
Tal como lo muestra este cuadro existe una correlación positiva entre la
edad y la propuesta de realización de mejoras. Son los más jóvenes (rango 20-
29 años) los que registran los porcentajes negativos más altos y los de mayor
edad (50 y más años) los que los que registran los porcentajes positivos más
altos
Cuadro Nº 6
¿Alguna vez ha señalado a su supervisor anomalías que puedan tener un
riesgo para Ud. o para sus compañeros?
grupos de edad
20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns / nr Total
si 64,5 79,4 75,0 81,0 85,7 75,2
no 35,5 20,6 25,0 19,0 24,1
ns/nr 14,3 0,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Al igual que en el caso anterior las diferencias se sitúan en los extremos:
los puntajes mas negativos los producen los más jóvenes (de 20 a 29 años), y
los más positivos los de mayor edad (de 50 y más años).
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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Cuadro Nº 7
¿Alguna vez les dijo a sus compañeros del riesgo que corren cuando se
realizan las tareas en forma peligrosa?
grupos de edad
20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns/nr Total
si 61,3 76,5 80,0 81,0 85,7 75,2
no 38,7 23,5 20,0 19,0 24,1
ns/nr 14,3 0,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios del sector sidero-metalúrgico
Para esta categoría es la misma tendencia que se refleja en los cuadros
anteriores: son los más jóvenes los que producen más respuestas negativas,
mientras que los operarios de mayor edad tienden a producir mayor cantidad
de respuestas positivas para esta categoría.
Cuadro Nº 8
¿Alguna vez solicitó información sobre los peligros de su puesto de trabajo?
grupos de edad
20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns/nr Total
si 35,5 70,6 55,0 76,2 57,1 57,9
no 64,5 29,4 45,0 23,8 42,9 42,1
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios del sector sidero-metalúrgico
Consecuentemente con el sesgo esbozado en los cuadros anteriores
volvemos a encontrar que los jóvenes son quienes dicen solicitar menos
información mientras que los de mayor edad son quienes dicen mayormente
solicitar información.
En conclusión, en las actitudes respecto de la seguridad, la edad
pareciera ser un factor importante.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 143 -
En efecto, pareciera que los más jóvenes tienden a expresar una actitud
menos proclive al desarrollo de la seguridad en contraposición con lo reflejado
por los más grandes que sí, pareciera, marcar una clara tendencia hacia una
actitud más positiva respecto de la seguridad en el trabajo.
A continuación, examinaremos la representación de los desvíos a las
normas de seguridad, según la edad de los operarios.
1.4. La edad y la toma de riesgos en el trabajo
Siguiendo en la línea de indagación que proponemos en este capítulo, a
continuación presentamos los resultados respecto de la representación de la
toma de riesgo en el trabajo e, implícitamente, de los desvíos y de las causas
asociados a los mismos
Cuadro Nº 9
En general me arriesgo mucho en mi trabajo
grupos de edad
20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns/nr Total
nunca 9,7 14,7 17,5 33,3 14,3 17,3
a veces 45,2 55,9 57,5 38,1 71,4 51,9
casi siempre 45,2 17,6 20,0 23,8 24,8
siempre 11,8 5,0 14,3 5,3
ns/nr 4,8 0,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 144 -
Tal como lo muestra este cuadro, los más jóvenes son los que dicen
arriesgarse mucho en el trabajo, en diferentes grados de frecuencia (el 90%).
También es de señalar que casi un 12% los de la franja de 30 a 39 años,
sostiene arriesgarse mucho siempre.
Inversamente, son los de mayor edad quienes declaran
mayoritariamente, no arriesgar nunca.
Cuadro Nº 10
Me falta capacitación para poder hacer mi trabajo en forma segura
grupos de edad
20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns/nr Total
nunca 9,7 41,2 47,5 57,1 14,3 36,8
a veces 71,0 41,2 32,5 28,6 57,1 44,4
casi siempre 19,4 14,7 17,5 14,3 14,3 16,5
siempre 2,9 2,5 1,5
ns/nr 14,3 0,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios del sector sidero-metalúrgico
Este cuadro muestra que entre las razones asociadas a la toma de
riesgo los jóvenes dicen faltarles capacitación a veces (y casi siempre,) en una
proporción mucho mayor que para los otros rangos de edad.
Inversamente son los operarios que se ubican en la franja de los 40 años
y más quienes alegan mayoritariamente nunca faltarles capacitación.
Tales diferencias pueden obedecer al grado de experiencia acumulada
por los segundos en el trabajo mismo, que hacen que se representen en forma
diferente esta dimensión. Asimismo esto podría correlacionarse con la cantidad
de accidentes ocurrida a los jóvenes o a los de mayor edad.
Otra razón invocada respecto de la toma de riesgos es el ritmo impuesto
por la organización del trabajo.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 145 -
Cuadro Nº 11
El ritmo de trabajo me impide realizarlo en forma segura
grupos de edad
20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns/nr Total
nunca 41,9 26,5 27,5 38,1 30,8
a veces 41,9 55,9 52,5 42,9 42,9 48,9
casi siempre 12,9 5,9 15,0 14,3 11,3
siempre 3,2 11,8 5,0 4,8 42,9 8,3
ns/nr 14,3 0,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios del sector sidero-metalúrgico
Tal como muestra el cuadro el ritmo de trabajo pareciera afectar a todos
en forma más o menos pareja, es decir que esa dimensión no estaría afectada
por la edad.
Estos resultados podrían dejar suponer que la experiencia de los de
mayor edad compensa, de cierta forma, los procesos naturales de declinación
física, como ser la fuerza, lo cual hace que la igual intensidad de trabajo en
diferentes edades el desempeño alcanzado sea similar.
Otra razón invocada respecto de la toma de riesgos, refiere al desvío a
las normas por no poder alcanzar los objetivos de la producción.
Cuadro Nº 12
Si trabajo conforme a las normas no puedo cumplir con los objetivos de la producción
grupos de edad
20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns/nr Total
nunca 41,9 17,6 22,5 28,6 14,3 26,3
a veces 48,4 55,9 50,0 28,6 14,3 45,9
casi siempre 6,5 14,7 7,5 23,8 42,9 13,5
siempre 3,2 11,8 17,5 14,3 14,3 12,0
ns/nr 2,5 4,8 14,3 2,3
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 146 -
En este caso, son los más jóvenes (rango entre 20 y 39 años) quienes
muestran una tendencia mayor en sostener que nunca les sucede de desviarse
de las normas para cumplir con los objetivos de la producción. En cambio son
los de mayor edad (rango de 40 y más años), quienes dicen que esto les
sucede casi siempre o siempre.
En conclusión, resultan ser lo más jóvenes quienes, comparativamente,
dicen arriesgarse más en el trabajo. Son estos últimos quienes reconocen
faltarles capacitación como una de las causas. El ritmo de trabajo, en cambio,
pareciera afectarlos en forma similar, esto debido, quizás, a la experiencia
como factor compensatorio.
Por último, las normas de seguridad parecieran plantearles mayores
problemas a de mayor edad lo que permite suponer que los “referenciales”
sobre los cuales se construyen, no incorporan las variabilidades ligadas a la
edad.
A continuación presentamos los resultados relativos al reconocimiento
explícito de los desvíos a las normas de seguridad y de sus causas.
1.5. Los desvíos de las normas y razones asociadas, según grupos de edad
El siguiente cuadro muestra el grado de reconocimiento del trabajar
conforme a las normas de seguridad, según edad.
Cuadro Nº 13
Realiza su trabajo conforme a las normas de seguridad de la empresa
grupos de edad
20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns/nr Total
nunca 12,9 2,9 2,5 4,8 5,3
a veces 29,0 11,8 12,5 14,3 14,3 16,5
casi siempre 51,6 61,8 45,0 38,1 57,1 50,4
siempre 6,5 23,5 40,0 42,9 28,6 27,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
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_____________________________________________________________________________________ - 147 -
Tal como lo muestra este cuadro, las diferencias se sitúan en los
extremos: son los de mayor edad quienes dicen trabajar conforme a normas
siempre y, en cambio, son más los jóvenes los que proporcionalmente
sostienen que nunca trabajan conforme a reglas de seguridad.
A su vez, si sumamos la categoría a veces, encontraremos que también
son los operarios de entre 20-29 años quienes llevan la delantera: el 42% de
ellos declara no trabajar conforme a las normas nunca o a veces, contra un
18% de los que se ubican en la franja de 50 o más años.
1.5.1. Las razones de cumplimiento de las normas, según grupos de edad
A continuación presentamos los motivos (el primero y el segundo) que
los llevan a cumplir las normas de seguridad para los rangos extremos (20-29 y
50 y más años).
Figura Nº 1: Motivos más importantes en el cumplimiento de las normas de seguridad en % , para la edad de 20 a 29 años
0,010,020,030,040,050,060,070,080,0
son normasestablecidas
por la empresa yson obligatorias
incumplirlas puedeser
motivo de unasanción
la empresa valora positivamente este
comportamiento
creo que esimportante
para preservar misalud e integridad
ns/nr
1er motivo
2do motivo
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 148 -
Figura Nº 2: Motivos más importantes en el cumplimiento de las normas de seguridad en % para la edad de 50 años y más.
0,0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
60,0
70,0
son normasestablecidas
por la empresa yson obligatorias
incumplirlaspuede ser
motivo de unasanción
la empresavalora
positivamenteeste
comportamiento
creo que esimportante
para preservarmi salud eintegridad
ns/nr
1er motivo
2do motivo
Tanto en un caso, los jóvenes, como en el otro, los de mayor edad,
eligen como primer motivo al mismo (para preservar la salud y la integridad
física). La segunda elección, también resulta ser la misma en ambos casos (por
que son normas establecidas por la empresa y son obligatorias).
En el segundo caso el criterio que prima es más bien “exógeno” es decir,
el de ser normas establecidas por la empresa en el caso de los jóvenes y, en el
caso de los de más edad, porque son comportamientos valorados
positivamente por la empresa. 1.5.2. Las razones de los desvíos a las normas de seguridad, según grupos de
edad
A continuación presentamos el primer motivo que evocan para el no
cumplimiento de las normas de seguridad
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 149 -
Figura Nª 3: Motivos más importantes de desvío de las normas de seguridad en %, para la edad de 20 a 29 años
0,0
5,0
10,0
15,0
20,0
25,0
30,0
35,0
40,0
no solucionan losproblemas
me impidencumplir con los
objetivos deproductividad
hacen mas dificilmis tareas
prefiero mispropios métodos de prevención
son normasimpuestas que no
se pueden discutir
ns/nr
1er motivo
2do motivo
Figura Nº 4: Motivos más importantes de desvío de las normas de seguridad en %, para la edad de 50 años y más
0,0
5,0
10,0
15,0
20,0
25,0
30,0
35,0
40,0
45,0
no solucionan losproblemas
me impiden cumplircon los objetivos de
productividad
hacen mas dificil mistareas
prefiero mis propiosmétodos
de prevención
son normasimpuestas que no se pueden discutir
ns/nr1er motivo2do motivo
Las diferencias respecto de la primera elección se sitúan de la siguiente
manera: para los más jóvenes es la preferencia por sus propios métodos de
prevención, y en los de más edad porque hacen más difíciles las tareas.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 150 -
Esta diferencia deja suponer que las normas de seguridad (o las tareas)
no se ajustan cabalmente a la edad y que, por lo tanto, el referencial de la
actividad bajo el cual se construyen no toman en cuenta, acabadamente, el
factor de edad.
Veamos a continuación el segundo motivo que evocan en el no
cumplimiento de las normas de seguridad: los más jóvenes eligen como causa
al hecho de que hacen más difíciles las tareas. En el caso de los más viejos, en
cambio, el segundo motivo es porque son normas impuestas por la empresa.
En síntesis, son los más jóvenes quienes explícitamente reconocen
desviarse a las normas de seguridad (siempre o casi siempre) mientras que,
los de más edad se sitúan proporcionalmente más en el otro extremo: de sólo
hacerlo a veces o nunca.
Las razones por las cuales trabajan conforme a las normas, en primera
instancia y sin distinción de edad, resulta ser para proteger la salud y, en
segunda instancia, para los más jóvenes es el hecho de ser normas impuestas
por la empresa mientras que, para los más edad es porque la empresa valora
positivamente este comportamiento.
Respecto de las causas asociadas a los desvíos, en primera instancia,
para los más jóvenes es la preferencia por sus propios métodos de prevención,
y en los de más edad porque hacen más difíciles las tareas.
En segunda instancia, los más jóvenes vuelven a elegir, el de preferir
sus propios métodos de seguridad. En el caso de los de más edad, en cambio,
el segundo motivo es porque son normas impuestas por la empresa.
A continuación presentaremos los datos referidos a la representación de
los riesgos derivados de la organización del trabajo.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 151 -
1.6. La edad y las representaciones de los riesgos asociados a la organización del trabajo, a los accidentes y trastornos de la salud
Si bien una parte de esta indagación estuvo centrada en le relevamiento
de la representación de los riesgos en todas sus dimensiones (físicas,
mecánicas, químicas), en este apartado, nos centraremos exclusivamente
sobre los factores asociados a la organización del trabajo dado que, creemos,
son los que presentan un mayor interés teórico para le enfoque psicológico que
desarrollamos.
1.6.1. Las dimensiones de la organización del trabajo asociadas al riesgo,
según grupos de edad
A continuación presentaremos, en forma consecutiva, los datos referidos
al riesgo asociado a la superposición de tareas, a la repetitividad de trabajo y al
ritmo excesivo de trabajo.
La evaluación de los riegos asociados a la superposición de tareas
muestra que resulta ser levemente superior para los más jóvenes (RM y RA)
Cuadro Nº 14
Representación de grado de riesgo en % por edad para: Superposición de Tareas
grupos de edad
Edad 20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns/nr Total
no riesgo 6,45 20,59 17,50 57,14 42,86 23,31
riesgo bajo 35,48 32,35 27,50 14,29 14,29 27,82
riesgo medio 54,84 35,29 42,50 19,05 28,57 39,10
riesgo alto 3,23 8,82 12,50 9,52 14,29 9,02
ns/nr 2,94 0,75
Total 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 152 -
mientras que, para la categoría NR, son los de más edad quienes
proporcionalmente, adhieren más que los jóvenes.
Una vez más, pareciera ser que la experiencia es el factor que
incrementa las competencias de las personas, y permite afrontar con mayores
recursos este tipo de situaciones.
Cuadro Nº 15
Representación del grado de riesgo en % por edad para: Trabajo repetitivo
grupos de edad
Edad 20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns/nr Total
no riesgo 12,9 23,5 40,0 61,9 57,1 33,8
riesgo bajo 25,8 35,3 40,0 19,0 14,3 30,8
riesgo medio 61,3 32,4 17,5 19,0 28,6 32,3
riesgo alto 5,9 2,5 2,3
ns/nr 2,9 0,8
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
En el presente cuadro, al igual que en el caso anterior, la ponderación de
los riesgos asociados a la repetitividad del trabajo muestra que, para los más
jóvenes, representa un riesgo mediano proporcionalmente mayor que para los
de más edad. Complementariamente, no representa riesgo alguno en mayor
proporción para los de mayor edad con relación a los jóvenes.
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_____________________________________________________________________________________ - 153 -
Cuadro Nº 16
Representación del grado de riesgo en % por edad para: Ritmo de trabajo excesivo
grupos de edad
Edad 20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 años y más ns/nr Total
no riesgo 19,4 14,7 27,5 38,1 28,6 24,1
riesgo bajo 67,7 47,1 30,0 19,0 42,9 42,1
riesgo medio 9,7 23,5 22,5 23,8 14,3 19,5
riesgo alto 3,2 11,8 20,0 9,5 14,3 12,0
ns/nr 2,9 9,5 2,3
Total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
En cuanto al riesgo asociado al ritmo de trabajo son los de más edad
para quienes, comparativamente, éste resulta ser un riesgo medio o alto. Para
los más jóvenes, en cambio, el ritmo de trabajo resulta ser un riesgo bajo o no
representar riesgo (unificados RB y NR)
En síntesis, para la población más joven (20-29 años) resultan ser más
significativos los riesgos asociados a la superposición de tareas y la
repetitividad de las mismas. En cambio, el ritmo excesivo de trabajo parece
afectar mayormente a los operarios a partir de cuarenta años y más.
Estas diferencias pueden obedecer por un lado al factor experiencia que
les otorga a los a los de más edad, mayor cantidad de rutinas laborales al
mismo tiempo y, también, mayor “disponibilidad” para afrontar situaciones de
tareas múltiples. En cambio, el ritmo de trabajo, en este sector de actividad con
un fuerte componente físico, pareciera ser un factor con menor compensación:
lo que se pierde a nivel físico con la edad, no se logra compensar totalmente
con la experiencia.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 154 -
1.6.2. Accidentes y trastornos de salud asociados al trabajo, según grupos de
edad
A continuación presentamos los datos relativos a los accidentes y
trastornos de salud reportados por los operarios.
Cuadro Nº 17
Tipo de trastorno y/o accidentes por grupos de edad
grupos de edad
Edad de 20 a 29 años de 30 a 39 añosde 40 a 49 años50 años y más ns/nr Total
5 10 8 3 2 28
accidente 17,86 35,71 28,57 10,71 7,14 100,00
3 4 4 1 12 trastornos
de la salud 25,00 33,33 33,33 8,33 100,00
6 11 2 19
ns/nr 31,58 57,89 10,53 100,00
5 19 23 9 3 59
Total 8,47 32,20 38,98 15,25 5,08 100,00
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Este cuadro muestra que los más jóvenes (20 a 29 años) se
accidentaron más que los que se ubican en el último rango (más de 50 años),
siendo los de la franja de entre 30 y 39 años los que más accidentes han
sufrido.
Inversamente, son los operarios a partir de los 40 años los que reportan
más trastornos de la salud. Esto resulta lógico en el sentido que los trastornos
de la salud, a diferencia de los accidentes, requieren de períodos de tiempo
más o menos largos para manifestarse e incluso, como ya lo señalamos, a
veces irrumpen luego de finalizada la vida laboral de las personas.
1.7. Conclusiones
Tal como venimos de ver en este capítulo pareciera haber una
asociación positiva entre la edad y las representaciones de las actitudes y
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 155 -
comportamientos de los operarios frente a los riesgos, los desvíos y sus causas
y las enfermedades y trastornos de salud asociados al trabajo.
De acuerdo a los datos presentados en este capítulo podemos decir: En el plano del conocimiento de los riesgos surge que:
El grado de conocimiento de los riesgos, de la seguridad del puesto, de
la eficacia de la capacitación recibida y de la importancia otorgada por la
empresa tanto a la seguridad como a la productividad, presentan una tendencia
contrapuesta entre los más jóvenes (20-29 años), los operarios que se sitúan
en el rango etáreo de 50 años o más: los primeros les otorgan,
comparativamente, las más bajas puntuaciones.
Respecto de las actitudes constatamos que la edad pareciera también
ser un factor importante.
En efecto, los más jóvenes tienden a expresar una actitud menos
proclive al desarrollo de la seguridad (aportar a la mejora de la seguridad,
alertar a los compañeros o a los supervisores, solicitar información), en
contraposición con lo reflejado por los más grandes que sí, pareciera, marcar
una clara tendencia hacia una actitud más positiva respecto de la seguridad en
el trabajo.
Complementariamente, en el plano de los comportamientos constatamos que:
Son los más jóvenes quienes dicen arriesgarse mucho en el trabajo, en
diferentes grados de frecuencia (el 90%). Asimismo, es de señalar que casi un
12% de la franja de 30 a 39 años, sostiene arriesgarse mucho siempre.
Inversamente, los de más edad quienes declaran, mayoritariamente, no
arriesgarse nunca.
Entre las razones atribuibles a la toma de riesgos los jóvenes dicen
faltarles capacitación a veces (y casi siempre,) en una proporción mucho mayor
que para los otros rangos de edad. Inversamente son los operarios que se
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 156 -
ubican en la franja de los 40 años y más quienes alegan mayoritariamente
nunca faltarles capacitación.
Tales diferencias pueden obedecer al grado de experiencia acumulada
por los segundos en el trabajo mismo, que hacen que se representen en forma
diferente esta dimensión. Asimismo esto podría correlacionarse con la cantidad
de accidentes ocurridos a los jóvenes o a los viejos.
En cambio, el ritmo de trabajo pareciera afectar a todos en forma más o
menos pareja, es decir que esa dimensión no se encontraría afectada por la
edad. Esto puede dejar suponer que la experiencia de los de mayor edad
compensa, en cierta forma, los procesos naturales de declinación física, como
ser la fuerza, lo cual hace que a igual intensidad de trabajo en diferentes
edades, el desempeño alcanzado sea similar.
Otra razón invocada respecto del la toma de riesgos es debido a no
poder alcanzar los objetivos de la producción.
En este caso, son los más jóvenes (rango entre 20 y 39 años) quienes
muestran una tendencia mayor a que nunca les sucede de tomar riesgos para
cumplir con los objetivos de la producción. En cambio es a los de más edad
(rango de 40 y más años) quienes dicen que esto les sucede casi siempre o
siempre. En este sentido, las normas de seguridad parecieran plantearles
mayores problemas a los de mayor edad, lo que permite suponer que los
“referenciales” sobre los cuales se construyen, no incorporan las variabilidades
ligadas a la edad.
En el plano de la representación de los desvíos de las normas de
seguridad hemos constado que:
Son los más jóvenes quienes explícitamente reconocen desviarse de las
normas de seguridad (siempre o casi siempre) mientras que, los de más edad,
se sitúan proporcionalmente más en el otro extremo: de sólo lo hacen a veces
o nunca.
Respecto de las causas asociadas a los desvíos, en primera instancia,
para los más jóvenes es la preferencia por sus propios métodos de prevención,
y en los de más edad porque hacen más difíciles las tareas.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 157 -
En segunda instancia, los más jóvenes vuelven a elegir, el de preferir
sus propios métodos de seguridad. En el caso de los de más edad, en cambio,
el segundo motivo es porque son normas impuestas por la empresa.
Por otra parte, las razones por las cuales trabajan conforme a las
normas, en primera instancia y sin distinción de edad, resulta ser para proteger
la salud y, en segunda instancia, para los más jóvenes es el hecho de ser
normas impuestas por la empresa mientras que, para los más viejos de más
edad es porque la empresa valora positivamente este comportamiento.
Con relación a los riesgos asociados a la organización del trabajo para la
población más joven (20-29 años) resultan ser más significativos los riesgos
asociados a la superposición de tareas y la repetitividad de las mismas,
mientras que, el ritmo excesivo de trabajo, parece afectar mayormente a los
operarios de cuarenta años y más.
Estas diferencias pueden estar relacionadas, por un lado, a la
experiencia de los operarios en el sentido de una mayor disponibilidad de
rutinas laborales y, en consecuencia, una mayor “disponibilidad” para afrontar
situaciones de tareas múltiples.
En cambio, el ritmo de trabajo, en este sector de actividad con un fuerte
componente físico, pareciera ser un factor que no puede ser totalmente con la
experiencia acopiada con la edad.
Por otra parte, respecto de los accidentes y trastornos asociados al
trabajo reportados, los más jóvenes (20 a 29 años) quienes declaran que se
accidentaron más que los que se ubican en el último rango (más de 50 años),
siendo los de las franja de entre 30 y 39 años los que más accidentes han
sufrido.
Inversamente, son los operarios a partir de los 40 años los que reportan
más trastornos de la salud, lo cual parecer lógico dado que los trastornos de la
salud, a diferencia de los accidentes, requieren muchas veces de largos
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 158 -
períodos de tiempo para manifestarse74 irrumpiendo, incluso, luego de
finalizada la vida laboral de las personas expuestas.
Finalmente, los resultados de acabamos de presentar muestran que la
edad avanzada de las personas está lejos de presentar un aspecto negativo
con relación al trabajo, y mucho menos con relación a la seguridad y a la
confiabilidad, tal como sistemáticamente lo sugieren ciertas ideas fuertemente
instaladas en la opinión publica y en el mercado de trabajo.
Estas cuestiones las retomaremos en las conclusiones finales (Cf.: Parte
VI) dado que, creemos, las relaciones entre envejecimiento y trabajo resulta ser
unos de los campos de mayor interés para la psicología del trabajo.
74 Es el caso, por ejemplo, de ciertos cánceres profesionales cuya manifestación puede tardar 20 o 30 años.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 159 -
Capítulo 2. El tamaño de empresa y las representaciones de los riesgos y desvíos de las normas de seguridad
2.1. Introducción
En el capítulo anterior hemos visto el rol que juega la edad respecto
de las diferencias en las representaciones de los desvíos a las normas de
seguridad, y los riesgos asociados a las situaciones de trabajo.
En este capítulo y de acuerdo con uno de los objetivos perseguidos
por esta indagación (Cf.: Cap. 1, Parte II), presentaremos algunos resultados
que, a nuestro juicio, resultan significativos para enriquecer la comprensión
acerca de las diferencias encontradas entre los operadores.
Al igual que con la edad de los operarios, creemos que el tamaño de
la empresa (Grande/PyME), jugará un rol diferenciador, en las
representaciones de los riesgos asociados al trabajo y los desvíos a las
normas de seguridad.
A lo largo de este capítulo presentaremos, consecutivamente, los
datos de configuración de la muestra de trabajo (2.1.), para luego desarrollar
los resultados respecto de las diferencias encontradas según el tamaño de la
empresa en: las representaciones acerca del entorno de trabajo (2.2.), las
actitudes y los comportamientos frente al riesgo (2.3.), los desvíos de las
normas de seguridad (2.4.), los riesgos asociados a la organización del
trabajo (2.5.), y los accidentes y trastornos de salud relevados .
Por último (2.7), presentaremos las conclusiones de este capítulo que
nos permitirán sintetizar los rasgos, a nuestro juicio, más relevantes
encontrados.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 160 -
2.2. Configuración de muestra de trabajo
Tal como hemos señalado en el capítulo 1 de la parte II (Cf. 1.5.), la
muestra estuvo conformada de la siguiente manera:
1 Gran empresa y 16 PyMES de la zona de San Nicolás-Villa Constitución
y del conurbano bonaerense.
2.3. Diferencias en las representaciones del entorno de trabajo, según tamaño de empresa
En este punto presentaremos los resultados respecto de las
representaciones de los operarios del entorno de trabajo, en sus aspectos
prescriptos. Pero a diferencia de cómo lo hicimos en el capítulo 1 de la parte
III, acá lo abordaremos teniendo en cuenta el tamaño de las empresas:
Grande/PyME.
Igualmente que en le capítulo anterior y a los fines interpretativos, las
puntuaciones otorgadas por los operarios a las dimensiones del problema
indagadas, las agruparemos en tres categorías:
Baja puntuación (0-4)
Mediana puntuación (5-7)
Alta puntuación (8-10)
Consultados sobre si los puestos de trabajo reúnen las condiciones
adecuadas de seguridad, los operarios respondieron lo siguiente:
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 161 -
Cuadro N° 18
Condiciones adecuadas de seguridad
Tamaño de la Empresa Calificación
Grande PyME Total
absolutos 4 8 12 Baja
% 5,8 12,7 9,1
absolutos 23 32 55 Media
% 33,3 50,8 41,7
absolutos 42 23 65 Alta
% 60,9 36,5 49,2
absolutos 69 63 132 Total
% 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Tal como aparece en el cuadro N° 18, los operarios de la Gran
empresa tienden a otorgarle un porcentaje mayor de calificaciones altas, que
los operarios de las PyMES (61% contra 36%). Estos, en cambio, tienden a
calificar mayoritariamente como media (51% contra 33%) o baja a esta
dimensión.
Consultados sobre si la capacitación recibida era la adecuada para
realizar el trabajo en forma segura, respondieron lo siguiente:
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 162 -
Cuadro Nº 19
Capacitación adecuada
Tamaño de la
Empresa
Calificación Grande PyME Total
absolutos 1 10 11
Baja % 1,4 15,9 8,3
absolutos 15 21 36
Media % 21,7 33,3 27,3
absolutos 53 32 85
Alta % 76,8 50,8 64,4
absolutos 69 63 132
Total % 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
La tendencia es la misma que en el cuadro anterior– hay una mayoría
que está de acuerdo con la efectividad de la capacitación75 – pero en
PyMES es mayor la oposición. El 16% de los operarios PyMES manifiesta un
grado de desacuerdo respecto de la efectividad de la capacitación, contra un
1,4% de los operarios de la Gran Empresa.
Consultados acerca de si el supervisor se preocupa por la seguridad
de los operarios y la prevención de los riesgos laborales, los operarios
respondieron lo siguiente:
75 Tal como vimos en el capítulo 1 de la parte II, estos datos aparecen en “contradicción” cuando la preguntas están más enfocadas a los comportamientos reales desplegados en el trabajo
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 163 -
Cuadro Nº:20
Preocupación del supervisor por la seguridad y la prevención de los riesgos laborales
Tamaño de la
Empresa
Calificación Grande PyME Total
absolutos 3 17 20
Baja % 4,4 27,0 15,3
absolutos 22 22 44
Media % 32,4 34,9 33,6
absolutos 43 24 67
Alta % 63,2 38,1 51,1
absolutos 68 63 131
Total % 100 100 100
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Al igual que en los cuadros anteriores, el 27% de los operarios
PyMES pondera la cuestión a la baja, contra un 4,4 % de los operarios de
las grandes empresas.
Consultados acerca del grado de compromiso con que toma la
empresa la seguridad en el trabajo, los operarios respondieron lo siguiente:
Cuadro Nº 21:
Grado de compromiso de la dirección respecto de la seguridad en el trabajo
Tamaño de la
Empresa
Calificación Grande PyME Total
absolutos 7 15 22
Baja % 10,4 23,8 16,9
absolutos 18 21 39
Media % 26,9 33,3 30
absolutos 42 27 69
Alta % 62,7 42,9 53,1
absolutos 67 63 130
Total % 100 100 100
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 164 -
Tal como lo muestra el cuadro, el 23,8% de los operarios PyMES
ponderan negativamente (baja), mientras que el 63% de los operarios de la
gran empresa le otorgan los más altos puntajes.
Consultados sobre si las empresas ponen en un plano de igualdad a
la seguridad con la productividad, los operarios respondieron lo siguiente:
Cuadro Nº 22
En mi empresa es tan importante la seguridad como la productividad
Tamaño de la EmpresaCalificación
Grande PyME Total
absolutos 1 1 2 Baja
% 1,4 1,6 1,5
absolutos 13 18 31 Media
% 18,8 28,6 23,5
absolutos 55 44 99 Alta
% 79,7 69,8 75,0
absolutos 69 63 132 Total
% 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Una vez más, los operarios PyMES tienden a considerar
negativamente el factor evaluado: el 28,6% contra el 18,8%, mientras que
los operarios de la gran empresa tienden a otorgarle las más altas notas.
En síntesis, la tendencia registrada respecto de la representación de
las relaciones entre entorno de trabajo y seguridad muestra que la
evaluación tiende a ser favorable, en ambos casos (Gran empresa y PyME).
En este sentido, estos resultados van en la misma dirección que los
encontrados para la población en general, tal como lo hemos visto en el
capítulo 1 de la parte III.
Sin embargo, es de señalar que respecto de las respuestas
desfavorables en todas las dimensiones abordadas, los son en forma
mayoritaria en las PyMES respecto de la Gran empresa.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 165 -
2.4. Actitudes y comportamientos de los trabajadores respecto de la seguridad, según tamaño de empresa
2.4.1. Actitudes
Respecto de las actitudes de los trabajadores, se les pidió que
respondieran por sí o por no respecto de una serie de conductas
relacionadas a la seguridad en el trabajo, con los siguientes resultados.
Consultados sobre si alguna vez realizaron propuestas para mejorar
la seguridad o las condiciones de trabajo, los operarios respondieron lo
siguiente:
Cuadro Nº 23:
Alguna vez realizó propuestas para mejorar la seguridad o condiciones de trabajo
Tamaño de la Empresa
Grande PyME Total
absolutos 58 41 99
si % 82,9 65,1 74,4
absolutos 12 21 33
no % 17,1 33,3 24,8
absolutos 1 1
ns/nr % 1,6 0,8
absolutos 70 63 133
Total % 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Tal como lo muestra el cuadro la mayoría contestó, en los dos casos,
haber realizado propuestas de mejora. Pero, El 33% de los operarios PyMES
manifestó no haber tenido tal actitud en el trabajo, contra el 17% de la otra
categoría de operarios.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 166 -
Consultados sobre si alguna vez le señalaron al supervisor anomalías
que pudieran conllevar un riesgo para él mismo o para sus compañeros, los
operarios respondieron lo siguiente:
Cuadro Nº 24
Alguna vez señaló al supervisor anomalías que puedan tener riesgo para Ud. y sus compañeros
Tamaño de la
Empresa
Grande PyME Total
absolutos 61 39 100
si % 87,1 61,9 75,2
absolutos 8 24 32
no % 11,4 38,1 24,1
absolutos 1 1
ns/nr % 1,4 0,8
absolutos 70 63 133
total % 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Si bien la mayoría contesta favorablemente en los dos casos, resulta
interesante señalar que el 38% de los operarios PyMES afirma no haber
tenido tal comportamiento, contra el 11% de los operarios de las grandes
empresas.
Consultados sobre si alguna vez le han dicho a sus compañeros del
riesgo que corren cuando ellos observan que trabajan en forma peligrosa,
los operarios respondieron lo siguiente:
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 167 -
Cuadro N° 25
¿Alguna vez les dijo a sus compañeros del riesgo que corren cuando se realizan las tareas en forma
peligrosa? Tamaño de la
Empresa
Grande PyME Total
absolutos 63 37 100
si % 90,0 58,7 75,2
absolutos 6 26 32
no % 8,6 41,3 24,1
absolutos 1 1
ns/nr % 1,4 0,8
absolutos 70 63 133
Total % 100,0 100,0 100,0
Fuente Propia: Encuesta a operarios de sector sidero-metalúrgico
Tal como muestra el cuadro, el 41% de los operarios PyMES manifiesta no
haber tenido nunca este tipo de conducta, contra un 9% de los operarios de la
categoría Grande.
Consultados sobre si alguna vez solicitaron información sobre los
peligros de sus puestos de trabajo, los operarios respondieron lo siguiente:
Cuadro Nº 26
¿Alguna vez solicitó información sobre los peligros de su puesto de trabajo?
Tamaño de la
Empresa
Grande PyME Total
absolutos 51 26 77
si % 72,9 41,3 57,9
absolutos 19 37 56
no % 27,1 58,7 42,1
absolutos 70 63 133
Total % 100,0 100,0 100,0
Fuente propia: Encuesta a operarios sector sidero-metalúrgico
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 168 -
Los datos de este cuadro confirman las diferencias que venimos
relevando a lo largo de todo este apartado en el sentido de una diferencia en
los operarios PyMES quienes responden, comparativamente, en forma
mayoritaria por el no (en este caso en un 58,7%) frente a la cuestión.
A continuación presentamos los resultados relevados respecto de la
representación que tienen los operarios de los comportamientos
desplegados en el trabajo.
2.4.2. Comportamientos
Consultados sobre si en general se arriesgan mucho en el trabajo, los
operarios respondieron lo siguiente:
Cuadro Nº 27
En general me arriesgo mucho en mi trabajo
Tamaño de la
Empresa Grado de acuerdo
Grande PyME Total
absolutos 15 8 23
nunca % 21,4 12,7 17,3
absolutos 35 34 69
a veces % 50,0 54,0 51,9
absolutos 14 19 33
casi siempre % 20,0 30,2 24,8
absolutos 5 2 7
siempre % 7,1 3,2 5,3
absolutos 1 1
ns/nr % 1,4 0,8
absolutos 70 63 133
Total % 100,0 100,0 100,0
Fuente propia: Encuesta a operarios sector sidero-metalúrgico
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 169 -
Tal como lo muestra el cuadro, tanto unos como otros manifiestan
mayoritariamente que al menos algunas veces se arriesgan mucho, aunque
la tendencia (10%) mayor es para los operarios PyMES.
Son los operarios de la Gran empresa los que, proporcionalmente,
dicen arriesgarse mucho, siempre.
Consultados sobre si les falta capacitación para realizar el trabajo en
forma segura, los operarios respondieron lo siguiente:
El 47% de los operarios de Gran empresa manifestó que nunca les
sucede, contra un 25% de los operarios de PyMES quienes, a su vez,
reconocen las falencias de la capacitación en un 74% de los casos.
Estos datos, cotejados con los del cuadro N° 19, muestran también
una variabilidad según se trate de datos referidos a los aspectos más
prescriptivos del trabajo, o de los relacionados a la acción.
Cuadro Nº 28
Me falta capacitación para poder hacer mi trabajo en forma segura
Tamaño de la
Empresa Grado de acuerdo
Grande PyME Total
absolutos 33 16 49
nunca % 47,1 25,4 36,8
absolutos 23 36 59
a veces % 32,9 57,1 44,4
absolutos 12 10 22
casi siempre % 17,1 15,9 16,5
absolutos 1 1 2
siempre % 1,4 1,6 1,5
absolutos 1 1
ns/nr % 1,4 0,8
absolutos 70 63 133
% 100,0 100,0 100,0
Fuente propia: Encuesta a operarios sector sidero-metalúrgico
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 170 -
Consultados sobre si el ritmo de trabajo les impide realizarlo en forma
segura respondieron lo siguiente:
Tal como muestra el cuadro es en la Gran empresa donde el ritmo
parece afectar más a la seguridad, que en las PyMES: el 11% de los
operarios de Gran empresa declaran que siempre les sucede esto.
Por último, consultados acerca de si por trabajar en forma segura no
pueden cumplir con los objetivos de la producción, respondieron en forma
similar que anteriormente: el 21% de los operarios de la gran empresa
respondieron que siempre se encuentra en esa situación.
Cuadro Nº 29
El ritmo de trabajo me impide realizarlo en forma segura
Tamaño de la
Empresa Grado de acuerdo
Grande PyME Total
absolutos 16 25 41
nunca % 22,9 39,7 30,8
absolutos 37 28 65
a veces % 52,9 44,4 48,9
absolutos 8 7 15
casi siempre % 11,4 11,1 11,3
absolutos 8 3 11
siempre % 11,4 4,8 8,3
absolutos 1 1
ns/nr % 1,4 0,8
absolutos 70 63 133
% 100,0 100,0 100,0
Fuente propia: Encuesta Operarios sector sidero-metalúrgico
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 171 -
Cuadro N ° 30
Si trabajo conforme a las normas no puedo cumplir con los objetivos de la producción
Tamaño de la
Empresa
Grande PyME Total
absolutos 10 25 35
nunca % 14,3 39,7 26,3
absolutos 31 30 61
a veces % 44,3 47,6 45,9
absolutos 11 7 18
casi siempre % 15,7 11,1 13,5
absolutos 15 1 16
siempre % 21,4 1,6 12,0
absolutos 3 3
ns/nc % 4,3 2,3
absolutos 70 63 133
Total % 100,0 100,0 100,0
Fuente propia: Encuesta Operarios sector sidero-metalúrgico
Los datos de estos dos últimos cuadros dejan suponer que,
contrariamente a lo que se podría suponer, el grado de autonomía y de
regulación en la Gran empresa es menor que en las PyMES.
En síntesis, los datos relativos a las actitudes y comportamientos de
los operarios relacionados con la seguridad en el trabajo pareciera que si
bien los datos relativos a las actitudes muestran a los operarios PyMES en
forma más comprometida, los comportamientos, en cambio, muestran lo
contrario: mayor margen de maniobra, y por lo tanto mayor gestión del riesgo
por parte de los operarios PyMES.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 172 -
2.5. Los desvíos de las normas de seguridad y sus razones, según tamaño de empresa
Consultados acerca de si realizan el trabajo conforme a las normas de
seguridad, los operarios respondieron lo siguiente:
Cuadro Nº 31
Realiza su trabajo conforme a las normas de seguridad de la empresa
Tamaño de la
Empresa
Grande PyME Total
absolutos 1 6 7
nunca % 1,4 9,5 5,3
absolutos 9 13 22
a veces % 12,9 20,6 16,5
absolutos 35 32 67
casi siempre % 50,0 50,8 50,4
absolutos 25 12 37
siempre % 35,7 19,0 27,8
absolutos 70 63 133
Total % 100,0 100,0 100,0
Fuente propia: Encuesta a operarios sector sidero-metalúrgico
Tal como lo muestra el cuadro, las diferencias son importantes entre los
que declaran que siempre las cumplen en las grandes, (35,7%) y los que
siempre las cumplen en PyMES (19%).
En términos generales, el cuadro muestra que hay un mayor desvío en
PyMES que en el otro segmento, y casi un 10% de los operarios PyMES
reconoce no respetarlas jamás, a la hora de trabajar, cosa que ocurre mucho
menos en grandes (1.4%)
A pesar de esta diferencia, existe una zona central, en la que entran los
casi siempre y a veces, que coincide en los dos casos (63% y 71%) y que
muestra que en la mayoría de los casos, y en los dos tipos de empresas,
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 173 -
reconocen en alguna medida desviarse de las normas, en determinadas
ocasiones y momentos.
Esta tendencia está en fase con los resultados presentados en el
capítulo 2 de la parte II.
2.5.1. Razones en el cumplimiento de las normas de seguridad, según tamaño
de empresa
Consultados acerca de los motivos que los llevan a cumplir las
normas de seguridad, los operarios respondieron el siguiente:
Figura Nº 5: Primer motivo de cumplimiento de las normas de seguridad, según tamaño de empresa
0
10
20
30
40
50
60
70
80
son normasestablecidas por la
empresay sonobligatorias
incumplirlas puedeser motivo de una
sanción
la empresa valorapositivamente estecomportamiento
creo que esimportante para
preservar mi salude integridad
ns/nr
Grande Pyme
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 174 -
Esta figura, en coincidencia con la tendencia relevada en el capítulo 2 de
la parte III, muestra que primera elección realizada es la misma para ambas
categorías: la protección de la salud e integridad.
La importancia de este dato es que refleja el hecho de que, en principio,
creen en su utilidad. Confían en que las normas son el mejor medio para
trabajar en condiciones seguras.
Esto daría a suponer, cómo ya lo hemos sugerido, que el desviarse no
es sólo trasgresión, sino que la intención del desvío se podría relacionar ya sea
con elementos del contexto, o propios al operario que invalidan
momentáneamente la recomendación de la norma.
Respecto de la segunda elección realizada, por la cual cumplen las
normas respondieron lo siguiente:
Figrua Nº 6: Segundo motivo de cumplimiento de las normas de seguridad, según tamaño de empresa
0
10
20
30
40
50
60
son normasestablecidas por la
empresay sonobligatorias
incumplirlas puedeser motivo de una
sanción
la empresa valorapositivamente este
comportamiento
creo que esimportante para
preservar mi salud eintegridad
ns/nr
Grande
Pyme
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 175 -
Tal como lo muestra esta figura, acá también ambos eligieron una
razón en común como segundo motivo en orden de importancia, que las
cumplen por que son normas establecidas por la empresa y son obligatorias.
Este dato deja suponer que tanto en un caso como en el otro, es el
aspecto más coercitivo lo que hace funcionar, en parte, el cumplimiento de
las normas de seguridad.
2.5.2. Razones en el desvío de las normas de seguridad, según tamaño de
empresa
Consultados respecto de las causas que los llevan a desviarse de las
normas de seguridad, los operarios respondieron lo siguiente:
Figura Nº 7: Primer motivo en el desvío de las normas de seguridad, según tamaño de empresa
0
5
10
15
20
25
30
35
40
no so lucionan losproblemas
me impide cumplircon los
objetivos deproductividad
hacen mas dificilmis tareas
prefiero mispropios métodos
deprevención
son normasimpuestas que nose pueden discutir
ns/nr
Grande
Pyme
Tal como lo muestra la figura, en general, la repartición de las
respuestas fue bastante equilibrada, con algunas mayorías parciales en
algunos puntos, entre PyME y Grande.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 176 -
Respecto de la primera elección que realizan –en orden de importancia-
acerca de qué los lleva a desviarse de las normas de seguridad, los operarios
de la Gran empresa manifiestan que es porque hacen más difícil sus tareas.
En cambio, los operarios de PyMES no las cumplen, porque prefieren
sus propios métodos de seguridad.
Esto deja suponer que en la PyMES las reglas o no son adecuadas, no
son explícitas o, en su defecto, no existen formalmente.
Lo que se aprecia es una explicación con matices, pero que tiende a
suponer que hay un desfasaje entre lo que sucede en lo cotidiano del trabajo, y
lo que se prescribe a través de las normas.
En relación con la segunda elección realizada, respecto del desvío a las
normas de seguridad, respondieron lo siguiente:
Figura N° 8 : Segundo motivo en el desvío de las normas de seguridad, según tamaño de empresa
0
5
10
15
20
25
no solucionan losproblemas
me impidecumplir con los
objetivos deproductividad
hacen mas dificilmis tareas
prefiero mispropios métodos
deprevención
son normasimpuestas que
nose pueden
discutir
ns/nr
GrandePyme
En esta segunda elección, al igual que en la anterior, eligen diferentes
razones: los operarios de Gran empresa respondieron que no se desvían
porque les impiden cumplir con los objetivos de la producción, mientras que los
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 177 -
operarios de PyMES respondieron que se desvían porque hacen más difícil sus
tareas.
En síntesis, hay una mayor tendencia en los operarios PyMES a no
cumplir nunca con las normas de seguridad, así como una menor tendencia a
cumplirlas siempre. Es decir que las diferencias se sitúan en los extremos.
En cambio hay una tendencia bastante pareja respecto de las categorías
intermedias, a veces y casi siempre, entre Grande y PyME.
Respecto de los motivos que los impulsan a cumplir con las normas de
seguridad, en ambos casos hubo coincidencia: la primera razón es la
protección de la integridad, y la segunda es el carácter impositivo y obligatorio
de su cumplimiento. Estos datos van en la misma dirección que los relevados
para la población general, y que presentamos en el capítulo 2 de la parte III de
este trabajo.
En cambio, las razones que los impulsan a desviarse de las normas de
seguridad resultan diferentes: los operarios de PyMES declaran, en primer
lugar, preferir sus propios métodos de seguridad y, en segundo lugar, porque
les hacen más difícil sus tareas.
Estos datos permitirían suponer que, en el caso de las PyMES, las
normas de seguridad serían más inadecuadas, o incluso poco formalizadas o
inexistentes desde un punto de vista explícito, que las que se utilizan en la
Gran empresa o, también, que el personal de PyMES se siente menos exigido
a la hora de opinar al respecto, o ambas cosas a la vez.
2.6. Riesgos asociados a la organización del trabajo, según tamaño de empresa
En este punto presentamos algunos datos respecto de los factores de
riesgos asociados a la organización del trabajo.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 178 -
Consultados por los riesgos generados por la realización de trabajos
repetitivos, los operarios respondieron lo siguiente:
Cuadro N° 32
Trabajo repetitivo
Tamaño de la
Empresa Representación del riesgo
Grande PyME Total
absolutos 25 12 37
No riesgo % 35,7 19,0 27,8
absolutos 35 32 67
Riesgo bajo % 50,0 50,8 50,4
absolutos 9 13 22
Riesgo medio % 12,9 20,6 16,5
absolutos 1 6 7
Riesgo alto % 1,4 9,5 5,3
absolutos 70 63 133
ns/nr % 100,0 100,0 100,0
absolutos 70 63 133
Total % 100,0 100,0 100,0
Fuente propia: Encuesta a operarios sector sidero-metalúrgico
De acuerdo con los datos de este cuadro, este factor pareciera ser
más significativo en las PyMES que en la empresa grande. El 30% de los
operarios PyMES considera al trabajo repetitivo como un riesgo mediano o
alto.
Respecto del riesgo asociado al ritmo excesivo de trabajo, los
operarios respondieron lo siguiente:
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 179 -
Cuadro Nº 33
Ritmo de trabajo excesivo
Tamaño de la
Empresa Representación de riesgo
Grande PyME Total
absolutos 15 17 32
No riesgo % 21,4 27,0 24,1
absolutos 20 36 56
Riesgo bajo % 28,6 57,1 42,1
absolutos 17 9 26
Riesgo medio % 24,3 14,3 19,5
absolutos 15 1 16
Riesgo alto % 21,4 1,6 12,0
absolutos 3 3
ns/nr % 4,3 2,3
absolutos 70 63 133
Total % 100,0 100,0 100,0
Fuente propia: Encuesta a operarios sector sidero-metalúrgico
A diferencia del factor anterior, acá pareciera ser más significativo en
las grandes que en las PyMES. Hay que notar que casi un 46% de la
población de Grande asocia a este factor con el riesgo, contra un 15% en las
PyMES.
Consultados sobre los riesgos asociados a la superposición de tareas,
los operarios respondieron lo siguiente:
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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Cuadro N° 34
Superposición de Tareas
Tamaño de la
Empresa Representación del riesgo
Grande PyME Total
absolutos 23 8 31
No riesgo % 32,9 12,7 23,3
absolutos 15 22 37
Riesgo bajo % 21,4 34,9 27,8
absolutos 20 32 52
Riesgo medio % 28,6 50,8 39,1
absolutos 11 1 12
Riesgo alto % 15,7 1,6 9,0
absolutos 1 1
ns/nr % 1,4 0,8
absolutos 70 63 133
Total % 100,0 100,0 100,0
Fuente propia: Encuesta a operarios sector sidero-metalúrgico
Tal como lo muestra el cuadro, se observa una tendencia mayor en
los operarios de PyMES a considerarlo como factor de riesgo medio.
No obstante, para un 15,7% de los operarios de la Gran empresa,
resulta ser un riesgo alto. En este sentido, este porcentaje podría obedecer a
la respuesta de algún sector de actividad en particular o tipo de ocupación.
2.7. Accidentes y trastornos de la salud, según tamaño de la empresa
A continuación, presentamos los datos relativos a los accidentes y
trastornos ocasionados por el trabajo, correspondientes a PyMES y Gran
empresa:
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 181 -
Cuadro N° 35
¿Ha sufrido accidentes o trastornos de salud producto de su trabajo?
Tamaño de la
Empresa
Grande PyME Total
absolutos 28 19 47
si % 40,0 30,2 35,3
absolutos 30 44 74
no % 42,9 69,8 55,6
absolutos 12 12
ns/nr % 17,1 9,0
absolutos 70 63 133
total % 100,0 100,0 100,0
Fuente propia: Encuesta a operarios sector sidero-metalúrgico
Los datos del cuadro muestran que hay una tendencia a una mayor
ocurrencia de accidentes y trastornos de salud en la Gran Empresa. Esto
podría deberse, en parte, al hecho de que los riesgos son mayores en la
primera situación por las características propias del sistema socio-técnico de
la Gran Empresa. También, en este sector se registra un porcentaje
importante de personas que no responden.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 182 -
2.8. Conclusiones
Tal como venimos de presentar en este capítulo, el tamaño de la
empresa, Grande/PyME, pareciera jugar un rol en las representaciones de los
operarios, respecto de los riesgos asociados al trabajo y del desvío a las
normas de seguridad.
En efecto, de los análisis comparativos realizados según tamaño de
empresa, creemos conveniente resaltar los siguientes aspectos:
Respecto de la representación del entorno del trabajo y de los aspectos
prescriptos del trabajo, los datos relevados coinciden, globalmente, con los de
la población en general (Cf.: Parte III), en el sentido de un desfasaje entre los
aspectos prescriptos y reales del trabajo.
Pero, al interior de la categoría Grande/PyME, se han relevado diferencias en
cuanto representación respecto de las condiciones de seguridad de los
puestos de trabajo, de la eficacia de la capacitación, del compromiso de la
empresa con la seguridad, que colocan a las PyMES en una situación más
crítica.
Con relación a las actitudes relacionadas a la seguridad en el trabajo se ha
relevado el mismo tipo de diferencia, a favor de la Gran empresa, en todas las
dimensiones abordadas: realizar propuestas de mejora, señalar anomalías,
solicitar información sobre los riesgos, comunicar a los compañeros acerca de
los riesgos cuando observan comportamientos peligrosos.
Sin embargo el sesgo prescripto/real aparece mucho más atenuado en
las PyMES. En términos generales, los operarios de PyMES reconocen que se
arriesgan más en el trabajo y que les falta capacitación para realizarlo en forma
segura, y los operarios de la Gran empresa reconocen, comparativamente,
desviarse a causa del ritmo de trabajo y de los objetivos impuestos por la
producción.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 183 -
En lo que concierne a la representación del sistema de normas de
seguridad en el trabajo, hemos relevado las siguientes características: la gran
mayoría de los operarios PyMES reconoce no realizar el trabajo conforme a las
normas y procedimientos de seguridad e, incluso, un 10% reconoce no
realizarlo jamás conforme a las normas.
En este sentido, los motivos por los cuales se desvían de las normas de
seguridad son, en primera instancia, porque prefieren sus propios métodos de
seguridad y, en segunda instancia, porque dificultan sus tareas.
Estas dos razones dejan traslucir un déficit más marcado en el sector
PyMES, en cuanto a la inadecuación entre las normas de seguridad y la
realidad del trabajo pero, al mismo tiempo quizás un mayor margen de
discrecionalidad (Maggi, op. cit.).
Con relación a los motivos que los llevan a cumplir con las normas en
ambos casos coinciden que es para proteger la salud e integridad.
La importancia de este dato es que refleja el hecho de que, en principio,
ambos tipos de operarios creen en su utilidad. Confían en que, las normas,
son el mejor medio para trabajar en condiciones seguras.
Esto permite suponer que el alejarse de las normas no es sólo una
trasgresión, y que éstas encuentran sus razones ya sea en el contexto, o en el
estado del operador, que invalidan momentáneamente la recomendación de la
norma.
Respecto de la representación de los riesgos asociados a la organización
del trabajo, la realización de trabajos repetitivos y la superposición de las
tareas parecieran ser más característicos del sector PyMES.
Con relación a los accidentes y trastornos de la salud, según tamaño de la
empresa, hay una tendencia hacia una menor ocurrencia de accidentes en el
sector PyMES, de acuerdo a lo declarado por los operarios. Esto podría
obedecer, entre otras razones, al hecho de naturalizar los accidentes o los
trastornos de salud.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 184 -
Podemos concluir diciendo que, en ambas categorías de empresas, la
problemática de la seguridad adquiere características que le son propias. En
el caso de la Gran empresa los desfasajes entre la prescripción y la realidad
del trabajo parecieran estar más marcados y estar más sometidos a las
reglas de la producción.
En el caso de las PyMES, en cambio, la aparente ausencia de reglas
formales de seguridad, pareciera abrir un poco más el campo a la autonomía
y a la discrecionalidad en la realización del trabajo para retomar los
conceptos de Maggi (op. cit.) y de Terssac (op. cit.).
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 185 -
Capítulo 3. Conclusiones de la Parte IV
Los datos presentados en esta parte de la indagación parecieran
corroborar las hipótesis que hemos postulado como eje de nuestro
recorrido.
En efecto, los datos presentados en esta parte parecieran señalar
una asociación positiva tanto de la edad como del tamaño de la empresa,
Grande/PyME, respecto de las representaciones de los riesgos, los desvíos de
las normas de seguridad y sus razones,
Respecto de la edad sobre todo en el contraste entre la franja etérea de
los más jóvenes y los de más edad que las diferencias se hacen más notables.
Es así que, en el plano del conocimiento general de los riesgos son los
más jóvenes (20-29 años) quienes tienden a otorgarle las más bajas
puntuaciones, comparativamente a los operarios que se sitúan en el rango
etáreo de 50 años o más.
La misma situación hemos vuelto a relevar respecto de las actitudes y
los comportamientos: los más jóvenes tienden a expresar una actitud menos
proclive al desarrollo de la seguridad (aportar a la mejora de la seguridad,
alertar a los compañeros o a los supervisores, solicitar información), en
contraposición con lo reflejado por los más grandes.
Esto último, encuentra su reflejo en el plano de los comportamientos
dado que son los más jóvenes quienes dicen arriesgarse mucho en el trabajo,
en diferentes grados de frecuencia (el 90%), llegando a un 12% en la franja de
los de 30 a 39 años, que sostienen arriesgarse mucho siempre.
Inversamente a esto, son los de más edad quienes sostienen,
mayoritariamente, no arriesgarse nunca.
Entre las razones atribuibles a la toma de riesgos los jóvenes
argumentan faltarles capacitación a veces (y casi siempre,) en una proporción
mucho mayor que para los otros rangos de edad. Inversamente, son los
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 186 -
operarios que se ubican en la franja de los 40 años y más quienes alegan
mayoritariamente nunca faltarles capacitación.
Estas diferencias, creemos, pueden deberse al rol jugado por la
experiencia adquirida a lo largo de la trayectoria laboral de las personas.
Asimismo, podrían correlacionarse con la cantidad de accidentes ocurridos a
los jóvenes, o a los de mayor edad. En este sentido, pensamos que sería
deseable que otras investigaciones puedan indagar, con mayor profundidad, el
rol que puede desempeñar un accidente respecto del cambio actitudinal y
comportamental en las personas.
En cambio, el ritmo de trabajo pareciera no estar afectado de forma
significativa por la edad, lo cual podría dejar suponer que la experiencia
acumulada con la edad compensa, en cierta forma, los procesos naturales de
declinación física, tal como lo muestran un importante numero de
investigaciones que entrecruzan envejecimiento y trabajo (Pueyo, 1999, 1998;
Gaudart & Weill-Fassina, 1999; Volkoff, 1999).
Respecto de la toma de riesgos asociados a los desvíos emprendidos
para alcanzar los objetivos de la producción son los más jóvenes (entre 20 y
39 años) quienes muestran una tendencia mayor a que nunca les sucede de
desviarse de las normas, para cumplir con los objetivos de la producción. En
cambio es a los de más edad (40 y más años) quienes dicen que esto les
sucede casi siempre o siempre. Esto, pude dejar traslucir la idea de que las
reglas resultan ser más inadecuadas para los que tienen más edad.
En el plano de la representación de los desvíos explícitos de las normas
de seguridad, al igual que en la toma de riesgos, son los más jóvenes quienes
reconocen desviarse de las normas de seguridad (siempre o casi siempre)
mientras que, los de más edad se sitúan proporcionalmente más en el otro
extremo: lo hacen solo a veces o nunca.
Respecto de las razones asociadas a dichos desvíos, en primera
instancia, para los más jóvenes es la preferencia por sus propios métodos de
prevención, y en los de más edad están asociadas a la dificultad en la
realización de la tarea.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 187 -
En segunda instancia, los más jóvenes vuelven a elegir, el de preferir
sus propios métodos de seguridad, mientras que los de más edad, en cambio,
el segundo motivo es porque son normas impuestas por la empresa.
Por otra parte, las razones por las cuales trabajan conforme a las
normas, en primera instancia y sin distinción de edad, resulta ser para proteger
la salud. Es decir, que existe un reconocimiento implícito de la utilidad de las
normas de seguridad por lo cual, creemos que, el abandono de las mismas
resultan ser un intento de compensación entre la exigencias que emanan de los
objetivos productivos y la inoperatividad de las normas de seguridad (Cf. Parte
VI, Capítulo, 2).
Respecto de los riegos asociados a la organización del trabajo para la
población más joven (20-29 años) resultan ser más significativos los riesgos
asociados a la superposición de tareas y la repetitividad de las mismas,
mientras que el ritmo excesivo de trabajo, parece afectar mayormente a los
operarios a partir de cuarenta años y más.
Tal como ya lo hemos esbozado, creemos que estas diferencias pueden
comprenderse a partir de la experiencia, la que les otorga a los de más edad
un mayor abanico de modos operatorios y una mayor cantidad de rutinas
laborales.
En cambio, el ritmo de trabajo, en este sector de actividad con un fuerte
componente físico, pareciera ser un factor con menor compensación: lo que se
pierde a nivel físico con la edad, no se lo podría compensar totalmente con la
experiencia, sobre todo en los casos donde lo que se requiere son
desempeños máximos.
Finalmente, son más jóvenes (20 a 29 años) quienes se accidentaron
más, que los que se ubican el último rango (más de 50 años), siendo los
operarios ubicados entre 30 y 39 años, los que más accidentes han sufrido.
Inversamente, son los operarios a partir de los 40 años los que reportan
más trastornos de la salud. Y, tal como ya lo hemos señalado, esto resulta
coherente con el hecho de que los trastornos de la salud requieren de períodos
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 188 -
de tiempo más o menos largos para manifestarse incluso, suelen irrumpir luego
de finalizada la vida laboral de las personas.
A partir de estos resultados, sin duda parciales, creemos Las
investigaciones de las relaciones entre la edad y el trabajo deberían profundizarse, cuenta habida del envejecimiento progresivo de la población.
Sobre estás cuestiones, extenderemos algunas de nuestras reflexiones finales
(Cf.: Parte VI, Capítulo 2).
Por otra parte, el análisis de las relaciones entre tamaño de empresa
(Grande/PyME), y riesgos y desvíos de las normas de seguridad, nos ha
permitido realizar la siguiente descripción:
Respecto de la representación del entorno del trabajo y de los
aspectos prescriptos del mismo, existe una similitud con los datos obtenidos
de la muestra en general (Cf: Parte III), que señalan el mismo desfasaje
entre los aspectos prescriptos y reales del trabajo.
Pero, al interior de la categoría Grande/PyME, se han relevado
diferencias en cuanto a las condiciones de seguridad de los puestos de
trabajo, a la eficacia de la capacitación, al compromiso de la empresa con la
seguridad, que parecieran colocar a las PyMES en una situación más crítica.
Con relación a las actitudes relacionadas a la seguridad en el trabajo
hemos podido constatar el mismo tipo de diferencias, a favor de la Gran
empresa, en todas las dimensiones abordadas: realizar propuestas de
mejora, señalar anomalías, solicitar información sobre los riesgos, comunicar
a los compañeros acerca de los riesgos cuando observan comportamientos
peligrosos.
Sin embargo, la brecha entre prescripto/real parece ser más atenuada
en las PyMES, que en el caso de la gran empresa. Esta distinción permite
suponer que si bien los operarios de las PyMES reconocen que se arriesgan
más en el trabajo, y que les falta capacitación para realizarlo en forma
segura, son los operarios de la Gran empresa que, comparativamente,
reconocen desviarse a causa del ritmo de trabajo y de los objetivos
impuestos por la producción.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 189 -
Por otra parte, los resultados obtenidos respecto del reconocimiento
explicito de los desvíos a las normas de seguridad, indican una mayor
tendencia en los operarios PyMES a no cumplir nunca con las normas de
seguridad, así como una menor tendencia a cumplirlas siempre. Pero, en
cambio, hay una tendencia bastante pareja respecto de las categorías
intermedias, a veces y casi siempre, entre Grande y PyME.
Asimismo, las razones que los impulsan a desviarse de las normas de
seguridad resultan diferentes: los operarios de PyMES declaran que no las
cumplen por preferir sus propios métodos de seguridad en primer lugar y
porque les hacen más difícil sus tareas, en segundo lugar.
Estas razones dejan suponer que la inadecuación entre las normas
de seguridad y la realidad del trabajo es más marcada en el sector PyMES
pero, al mismo tiempo, también sugiere quizás un mayor margen de
discrecionalidad (Maggi, op. cit.) en el trabajo. En este sentido, podemos
suponer que el alejarse de las normas no es sólo una trasgresión, o que
ésta no es necesariamente negativa, tal como lo muestran los trabajos de
Rabardel (op. cit.) y de Clot (op. cit.) (Cf.: Parte VI, Cap. 2).
Respecto de las razones que los impulsan a cumplir con las normas
de seguridad, en cambio, en ambos casos hubo coincidencia: la primera
razón es la protección de la integridad, y la segunda es el carácter
impositivo y obligatorio de su cumplimiento. Estos datos van en la misma
dirección que los relevados para la población general y que presentamos en
el capítulo 2 de la parte III de este trabajo, así como los relevados en el
capítulo anterior.
Por otro lado, en la representación de los riesgos asociados a la
organización del trabajo, la realización de trabajos repetitivos, la
superposición de las tareas parecieran ser más característicos del sector
PyMES mientras que, en el caso de la Gran empresa, es el ritmo de trabajo
excesivo el factor más saliente.
Parte IV - Análisis de resultados: edad y tamaño de empresa - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 190 -
Con relación a los accidentes y trastornos de la salud, de acuerdo a lo
declarado por los operarios, habría una tendencia hacia una menor
ocurrencia de accidentes en el sector PyMES.
Finalmente, podemos concluir diciendo la problemática de la
seguridad adquiere características que le son propias, según el tamaño de la
empresa. En el caso de la Gran empresa, los desfasajes entre la
prescripción y la realidad del trabajo parecieran ser más marcados, y los
operarios estar más sometidos a las reglas de la producción.
En el caso de las PyMES, en cambio, la aparente ausencia de reglas
formales de seguridad, pareciera abrir un poco más el campo hacia la
autonomía y a la discrecionalidad para retomar los conceptos de Maggi (op.
cit.) y de Terssac (op. cit.), que permitirían regular la seguridad aunque
quizás al precio de fragilizar cada vez más el sistema (De la Garza; Weill-
Fassina; Maggi; op. cit.).
Estas cuestiones autorizan a suponer la construcción de un género
profesional (Clot, op. cit.) diferencial, de acuerdo al tamaño de la empresa. Esta
diferenciación, por lo tanto, permitiría suponer entonces estilos profesionales
también diferenciales y, por lo tanto evoluciones profesionales diferentes,
según se trate de un caso o del otro.
A continuación, en la parte V, y para enriquecer nuestros datos,
abordaremos la perspectiva de los delegados sindicales respecto de la
problemática que nos ocupa.
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________ - 191 -
PARTE V. LA VISION DE LOS OPERARIOS/DELEGADOS RESPECTO DE LOS RIESGOS, LAS NORMAS DE SEGURIDAD, LOS ACCIDENTES Y TRASTORNOS DE SALUD ASOCIADOS AL TRABAJO
Una parte de esta investigación estuvo destinada a indagar las
representaciones de los delegados sindicales respecto de las relaciones entre
salud y trabajo
Para abordar esta parte del estudio, partimos de la idea que, dada la
doble condición de operario y delegado, el grado de conocimiento respecto de
la problemática de la seguridad en el trabajo sería diferente a la de los
operarios, y que esto ayudaría a enriquecer y complementar los análisis
presentados anteriormente.
En este sentido, una parte de la muestra poblacional de los operarios,
aproximadamente el 23%, estuvo compuesta por dichos actores.
Guiados por esta intención, elaboramos un instrumento (Cf. Anexo 1) de
recolección de datos que, a diferencia de la encuesta administrada a los
operarios, nos permitiera relevar de manera menos estructurada las razones o
motivos a las afirmaciones expresadas por los operarios/delegados de forma
tal de poder realizar un tratamiento más cualitativo de los datos. Este tipo de
aproximación a los datos nos ha permitido, por un lado, generar más
consistencia a nivel de los datos relevados para esta población y, por lado, nos
ha permitido corroborar las tendencias manifestadas para la población
encuestada (Cf.: Parte III. Capítulos 1 y 2).
Este instrumento fue sometido a prueba de validación con un grupo de
10 delegados, lo que permitió ajustar el grado de coherencia del mismo,
respecto de los ejes temáticos abordados.
En el capítulo 1 presentaremos algunas características generales de la
población entrevistada: edad, antigüedad en el oficio y en la empresa (1.1.)
Luego, en el capítulo 2, presentaremos, en forma sucesiva, los
resultados acerca de las fuentes de adquisición de los conocimientos en
materia de seguridad (2.1.), la percepción en cuanto al grado de eficacia de las
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 192 -
acciones de capacitación recibidas (2.2.) y, a continuación, mostraremos la
ponderación de las acciones de la empresa en la gestión de la seguridad (2.3.)
Asimismo, describiremos las opiniones de los operarios/delegados
respecto de la definición y gestión de la seguridad, y del grado de participación
de los operadores en la definición de las normas de seguridad. (2.4.)
También, expondremos los resultados de las opiniones de los delegados
en cuanto al conocimiento de los riesgos laborales, de las normas de seguridad
(2.5.), y de su cumplimiento (2.6.) y describiremos la identificación de los
principales riesgos (2.7.), de las causas ligadas a los accidentes (2.8.).
Por último, en el capítulo 3, presentaremos las conclusiones
describiendo los rasgos más relevantes que, a nuestro entender caracterizan a
este sector de la población de los operarios sidero-metalúrgicos.
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 193 -
Capítulo 1. Informaciones acerca de los operarios/delegados entrevistados
1.1. Composición de la muestra
Los datos que se presentan en este capítulo corresponden, entonces, a
los relevados entre los delegados de una gran empresa, de empresas
contratistas que brindan servicios a la misma y que, por cantidad de
asalariados, podrían asimilarse al rango de las PyMES, y otras PyMES del
sector.
Sobre el total de 43 personas entrevistadas, 30 pertenecen a una gran
empresa siderúrgica, y las 13 restantes pertenecen a la categoría PyMES.
Cabe acotar que, sobre el total de los delegados entrevistados, para el
65% de ellos ésta era la primera vez que ocupaban, al momento de este
trabajo, la función de delegado sindical.
1.1.1. Edad de los delegados/operadores
El siguiente cuadro presenta los datos referidos a la edad de los
delegados/operadores:
Cuadro Nº 1
Distribución de la Muestra por edad
Edad Absolutos Porcentajes
20 a 39 años 14 32,56
40 a 49 años 18 41,86
50 años y más 11 25,58
Total 43 100,00
Fuente propia: entrevista a delegados/operarios del sector sidero-metalúrgico
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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Al igual que la población de los operarios, es un colectivo de trabajo
compuesto en su totalidad por personas de sexo masculino.
Un primer dato a retener de este cuadro es que aproximadamente el
67% de los delegados entrevistados tiene más de 40 años, repartiéndose el
42% a la franja etárea de los 40 a 49 años, y el 25% restante pertenece a la
franja etárea de los 50 y más años.
1.1.2. Antigüedad en la rama de actividad y en la empresa
A continuación presentamos los datos relativos a la antigüedad de los
delegados en la actividad y en la empresa:
Tal como lo muestra el cuadro N° 2 y en concordancia con los mismos
datos relevados en los operarios, se trata de una población con una fuerte
experiencia en este sector de actividad en el cual, en general, se han
desempeñado a lo largo de toda su vida laboral. La mayor parte de ellos (el 95
%) tiene más de 10 años de antigüedad en la actividad.
Cuadro Nº 2
Antigüedad de los delegados entrevistados en sector metalúrgico y en la empresa
Antigüedad en la
rama de actividad
Antigüedad en la
empresa En años
absolutos Porcentajes absolutos Porcentajes
1 a 10 2 4,7 11 25,6
11 a 20 20 46,5 19 44,2
21 a 31 19 44,2 12 27,9
32 y
mass 2 4,7 1 2,3
Total 43 100,0 43 100,0
Fuente propia: entrevista a delegados/operarios del sector sidero-metalúrgico
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 195 -
Similar tendencia (el 75%) se repite en la antigüedad en la empresa
donde, pareciera, desarrollan toda su vida laboral.
En síntesis, estos datos muestran que al igual que en la población de los
operarios, existe una tendencia al envejecimiento de la población del sector76.
Asimismo, se trata de una población con una fuerte experiencia en la
rama de actividad y con una tendencia marcada a desarrollar todo su recorrido
activo en una misma empresa.
A continuación, presentaremos los datos relativos a las diferentes
dimensiones que hemos evocado en la introducción de esta parte, relacionadas
a la seguridad en el trabajo.
76 Esta cuestión, que retomaremos en las conclusiones, merece sin dudas una reflexión más profunda acerca de su impacto sobre la seguridad y sobre cuestiones tales como el necesario recambio generacional (Villena op. cit.).
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 196 -
Capítulo 2. Representaciones de los delegados/operadores acerca de las relaciones entre salud y seguridad en el trabajo A continuación, presentemos el resultado del doble tratamiento –
cualitativo y cuantitativo- que hemos aplicado a los datos referidos a los
delegados/operarios.
2.1. Adquisición de los conocimientos respecto de la salud y seguridad en el trabajo
Consultados sobre las fuentes de adquisición de dichos conocimientos,
los delegados/operarios respondieron que los conocimientos adquiridos a partir
de la experiencia en el trabajo (37%) resultan ser, en términos cuantitativos,
tanto o más importantes que los dados por la empresa (34%).
Los cursos dados por el sindicato resultan ser menos mencionados
(25%) y por último, aparecen, en menor medida los contenidos incorporados
en forma autodidacta, es decir realizando búsquedas y consultas sobre el tema
por cuenta propia.
Visto el amplio reconocimiento de acciones no formales en la adquisición
de conocimientos ligados a la seguridad en el trabajo nos permiten
preguntarnos acerca de la pertinencia de la capacitación recibida, que a
continuación presentamos.
2.2. La eficacia de la capacitación en materia de seguridad
Los datos relativos a la opinión de los delegados/operarios con relación a
cómo juzgan la capacitación en temas de seguridad no están discriminados
según la fuente de la capacitación (empresa, sindicato), sino que reflejan su
opinión en forma global respecto de la misma.
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 197 -
Figura Nº 1: Grado de conformidad con las acciones de capacitacion
0,0
5,0
10,0
15,0
20,0
25,0
30,0
35,0
40,0
Serie1 27,9 32,6 37,2 2,3
efectivas bastante efectiva poco efectivas nada efectiva
La figura Nº 1 muestra que casi el 40% de los delegados/operarios
considera que la formación es poco o nada efectiva.
El resto considera la califica más bien en forma positiva pero, sin
embargo, un análisis más detallado de los datos a partir del entrecruzamiento
entre la categoría (bastante efectiva) y las razones que los operarios invocan
asociadas a la misma, muestran otra faceta de la situación.
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 198 -
Razones asociadas al grado de pertinencia de la capacitación en temas de seguridad en el trabajo
Categoría ordinal
% de respuestas cualitativas
al interior de c/u de las categorías cuantitativas
Interesantes del lado teórico y muy explícitas porque son charlas acompañadas con filminas y películas o videos simples y claros
Porque se realiza en forma continua en forma continua mediante charlas y videos
Porque participan todos
58,34% de las respuestas dentro de la categoría corresponden a la importancia de capacitación continua otorgada por la empresa a los operadores
Debido a las exigencias de producción desvirtúa la capacitación
100%
Las charlas son buenas pero en la práctica no se cumple
16,66% dentro de la categoría efectivas son contra argumentos que evocan un desacople entre la producción y la seguridad
Con
tra
argu
men
tos
Ef
ectiv
as
25% de las respuestas dentro de la categoría no fueron contestadas por los operadores
Se da difusión periódica Porque la empresa acerca información oral y escrita y el personal lo recepciona muy bien Permanentemente se actualizan los temas y se dan a conocer los distintos accidentes, motivos, riesgos sucedidos día a día
Bas
tant
e ef
ectiv
as
64,28% de las respuestas dentro de la categoría
corresponden a la importancia de capacitación en sí misma
Debido a que premuras por la producción se olvidan de la seguridad y hay que terminar los trabajos en condiciones inseguras
Porque después hay trabajos de emergencia o paradas programadas donde la línea debe arrancar sí o sí y hay pasos que se obvian Porque es impuesta sin tener en cuenta lo que pasa en el área. Muestran un librito donde todo es color de rosa
Con
tra
argu
men
tos
35,71% dentro de la categoría bastante efectivas son contra argumentos que evocan un
desacople entre la producción y la seguridad
100%
Porque se charla y no se hace nada para mejorar las condiciones de trabajo
Te pasan videos que son infantiles, todo salen riendo y no confiando en lo que vieron
Porque falta una capacitación más intensa
37,50% de las respuestas dentro de la categoría evocan una crítica directa a los cursos de capacitación implementados
El problema es que no se lleva a la práctica porque la realidad es muy diferente Nos encontramos en la capacitación pero cuando vamos a los sectores en la práctica no es así.
Porque no cubre los casos reales del sector
Poco
efe
ctiv
as
62,50% de las respuestas dentro de la categoría Poco
efectivas son contra argumentos que evocan un desacople entre
la producción y la seguridad
100%
Fuente: Elaboración propia - Base de datos delegados
Cuadro Nº 3: Razones invocadas respecto del grado de conformidad de las acciones de capacitación
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 199 -
En efecto, tal como muestra este cuadro para la categoría bastante
efectivas surgen afirmaciones que atemperan la elección de la misma, es decir,
por ejemplo: Es bastante efectiva ”…pero en realidad es algo que está
impuesto sin conocer la realidad del área…”.
Tanto en la categoría bastante efectiva (35,71%) como en la categoría
efectiva (el 41%) un porcentaje importante de las razones invocadas dejan
suponer que existen problemas con relación a la eficacia de la capacitación.
Asimismo, el análisis de las afirmaciones permite sugerir que las razones
invocadas acerca de por qué las consideran poco efectivas apuntan a la
escasa calidad de los contenidos formativos y al escaso “acoplamiento” con las
cuestiones ligadas a la realidad del trabajo cotidiano.
En síntesis, los datos parecieran señalar una clara tendencia hacia la
disconformidad respecto de la capacitación debido a la inadecuación entre los
contenidos de la capacitación y la realidad cotidiana que deben enfrentar en los
puestos de trabajo. En este sentido, parecería que el aprendizaje resultado de
la propia actividad y en los puestos de trabajo, resultara ser más significativa.
Esta cuestión debería ser tomada en cuenta a la hora de diseñar los
contenidos de una capacitación, así como pone en cuestión el alcance mismo
de la eficacia de dichas acciones77.
A continuación, presentaremos los resultados de las representaciones
de los delegados/operarios respecto de otras acciones de las empresas en la
gestión de la seguridad.
77 Estas cuestiones serán discutidas en profundidad en las conclusiones finales (Cf.: Parte VI).
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 200 -
2.3. Las acciones de las empresas en la gestión de la seguridad
Presentamos acá cómo estiman los delegados las acciones de las
empresas en materia de seguridad, como así también las razones que invocan
para justificar sus respuestas.
Figura Nº 2: Calificacion de la acciones de la empresa en materia de prevencion de accidentes y trastornos de la
salud
0,0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
60,0
Serie1 39,5 48,8 11,6
adecuadas poco adecuadas no son adecuadas
Tal como lo muestra la figura Nº 2 aproximadamente el 39% los
entrevistados consideran las acciones de la empresa como adecuadas,
mientras que el resto las considera poco adecuadas (48,8%) o inadecuadas
(casi el 12%).
Es decir casi el 60% juzga como deficitaria las acciones de las empresas
respecto de la seguridad. Pero, a pesar de mostrar una repartición
relativamente uniforme al momento de evaluar el grado de conformidad y de
disconformidad, creemos conveniente analizar y poner en relación las razones
que evocan para cada categoría.
A continuación presentamos el análisis de las razones invocadas para la
categoría poco adecuadas
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 201 -
Cuadro Nº 4: Razones invocadas de la pertinencia (categoría poco adecuadas) de las
acciones de las empresas respecto de la seguridad
Este cuadro muestra que hay cuatro tipos de razones que evocan los
delegados/operarios de las que aparecen, en forma mayoritaria, las cuestiones
ligadas a la organización del trabajo: primacía de la gestión del tiempo en
función de la productividad; la inadecuada gestión de las normas de seguridad,
los conflictos con los mandos medios y, una vez más, la inadecuación de la
capacitación recibida con lo real del trabajo. Pero, tal como hemos desarrollado
en el marco teórico, y luego constatado en capítulos anteriores en este trabajo
(Cf. Parte III, capitulo 1), existe una serie de aparentes “contradicciones”, sobre
Razones evocadas para la categoría "Poco Adecuadas"
Trabajo presionado por los tiempos
Dan muchos cursos para justificarse con la planilla de asistencia y no toman acción ante las denuncias realizadas con la Obs. Seg., denuncias de accidentes
Primero no existe una política de seguridad, la empresa no toma medidas correctas, prevalece la producción antes que la seguridad
La empresa trata de aplicar la seguridad pero en la práctica, en muchos, casos se obvian algunas medidas de acuerdo a la urgencia del trabajo
Aso
ciad
as a
las
cont
radi
ccio
nes
entre
pr
oduc
ción
y s
egur
idad
Son poco adecuadas ya que la seguridad está por debajo de la producción
Los delegados otorgaron en un 52,15% del total
de la categoría a: la poca adecuación de las acciones realizadas
para prevenir accidentes a la distorsión entre
tiempos productivos y seguridad
Falta de cursos de seguridad con mayor Frecuencia, trabajos que se realizan en condiciones inadecuadas falta de EPP para algunas tareas
Son pocas las charlas de seguridad
Aso
ciad
as a
la
capa
cita
ción
Porque algunas veces es una política de seguridad y no como seguridad en sí
Los delegados otorgaron en un 29% del total de la mala adecuación de los cursos de capacitación
Se trata de imponer la seguridad con sanciones ejemplificadoras
Aso
ciad
as a
las
aspe
ctos
nor
mat
ivos
, di
scip
linar
ios
de la
s sa
ncio
nes
disc
iplin
aria
s
Buscan primero al culpable
Los delegados otorgaron en un 9,52% del total de
la categoría la poca adecuación de la
aplicación de disciplina para hacer cumplir las
normas
Aso
ciad
as a
las
inte
racc
ione
s co
n lo
s m
ando
s m
edio
s
A pesar de los esfuerzos en publicitar la seguridad la soberbia de los responsables los ha hecho cometer errores que costaron varias vidas humanas
Los delegados otorgaron en un 4,76% del total de la categoría a problemas con los mandos medios-técnicos y la ocurrencia
de errores
Fuente: Elaboración propia - Base de datos delegados
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 202 -
todo en las categorías más positivas que luego son clarificadas a través del
análisis cualitativo de las razones, tal como veremos a continuación:
Razones de los delegados respecto de pertinencia de las acciones de prevención
encaradas por la empresa
Categoría ordinal
Porcentajes de respuestas cualitativas al interior de c/u de las categorías cuantitativas
La seguridad es secundaria de la producción
Primero no existe una política de seguridad, la empresa no toma medidas correctas, prevalece la producción antes que la seguridad
Nad
a ad
ecua
das 100% de respuestas dentro
de la categoría corresponden al contenido y la organización del trabajo
100%
Trabajo presionado por los tiempos
Son poco adecuadas ya que la seguridad está por debajo de la producción
Se trata de imponer seguridad con sanciones ejemplificadoras
Porque algunas veces es una política de seguridad pero no la seguridad en sí misma La práctica es distinta a la teoría Se prioriza la producción por sobre la seguridad
61,90% de respuestas dentro de la categoría corresponden al contenido y la organización del trabajo
Falta de cursos de seguridad con mayor Frecuencia, trabajos que se realizan en condiciones inadecuadas falta de EPP para algunas tareas
4,76% de respuestas dentro de la categoría corresponden carga física higiene y seguridad y prevención
en mi sector no hay demasiada movimiento para trabajar en seguridad
Dan muchos cursos para justificarse con la planilla de asistencia y no toman acción ante las denuncias realizadas con la Obs. Seg., denuncias de accidentes
Cat
egor
ía p
oco
adec
uada
s
33,33% de respuestas dentro de la categoría corresponden otras razones que van desde aspectos motivacionales hasta problemas con Mandos Medios
100%
Brindan cursos de capacitación, cada 6 meses revalidan las normas ISO 14000
capacitación del personal, brinda todos los elementos de seguridad e implementa métodos seguros de trabajo
cate
goría
ad
ecua
das
70,58% de respuestas dentro de la categoría se encuentra ligada a la importancia de la capacitación, la seguridad e higiene y la provisión de EPP
Primero no existe una política de seguridad, la empresa no toma medidas correctas, prevalece la producción antes que la seguridad
hay doble mensaje, se ejerce mucha presión en pos de la producción
La política no se cumple por parte de algunos mandos medios son adecuadas en teoría pero en la práctica no se llevan a cabo C
ontr
a ar
gum
ento
s
29,42% dentro de la categoría adecuadas, tienen respuestas donde evocan una disrupción entre contenido organización de trabajo.
100%
Cuadro Nº 5: Razones invocadas respecto de la pertinencia de las acciones de las
empresas respecto de la seguridad
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 203 -
En este caso para la categoría adecuada también aparece, como en el
caso anterior, una serie de razones que dejan entrever otra lógica que las
subyace. Por ejemplo para la categoría Adecuada, el 29,4% parece sugerir otra
cosa diferente. Estos datos van en la misma dirección que los relevados en el
Capítulo 1 de la Parte III. Es decir, que hay una tendencia a valorar
positivamente los aspectos externos o prescriptivos del trabajo que luego son
puestos en “tela de juicio”, cuando son vueltos a abordar, pero desde la lógica
de la acción misma de los operadores.
A continuación presentaremos las opiniones de los operarios/delegados
respecto de la participación de los propios operarios en la definición e
implementación de las acciones preventivas.
2.4. La participación de los operarios en la definición y gestión de la seguridad
A diferencia de los resultados presentados anteriormente (Cf: Figura Nº
3) acá los datos aparecen fuertemente sesgados hacia una valoración negativa
respecto de esta situación.
Figura Nº 3: Opiniones de los delegados respecto del grado de participacion de los operadores en la
construccion de las normas de seguridad
0,0010,0020,0030,0040,0050,0060,0070,00
Serie1 30,23 58,14 11,63
amplio escaso ninguno
En efecto, el 72% de los operarios/delegados sostienen que la
participación de los trabajadores es escasa o nula en lo que respecta a la definición e implementación de los sistemas de seguridad en el trabajo. Veamos entonces las razones en las cuales fundan dichas afirmaciones:
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 204 -
Razones asociadas a la importancia de la opinión de los trabajadores en la
definición de la seguridad
Categoría ordinal
Porcentajes de respuestas cualitativas
al interior de c/u de las categorías cuantitativas
En la difusión de las normas Por los resultados Por la participación directa en los cursos y luego hacer cumplir lo implementado en los cursos A
mpl
io
100%
No siempre consideran que es el trabajador el que conoce el trabajo y que aporta lo mejor para dichas tareas No tengo conocimiento de que se le haya consultado a los trabajadores en elaboración de las normas de seguridad
16% las respuestas dentro de la categoría se encuentra ligadas a la falta de consulta de los trabajadores para la
construcción de las normas porque a pesar de que el trabajador expone su preocupación para realizar ciertas tareas en condiciones inadecuadas se le exige cumplir con el tiempo y la forma La seguridad es secundaria de la producción En el campo de trabajo es claro, siempre te presionan con los tiempos
20% de las respuestas dentro de la categoría se encuentra ligada a la
organización del trabajo, específicamente a ritmo y tiempo de trabajo
Por motivos de costos La mayoría de los casos hacemos planillas de observación de accidentes pero no se implementa nada En el momento que se solicitó a la empresa mejoras para evitar accidentes, ésta adujo que por razones de costo no se podía realizar
12% de las respuestas dentro de la categoría se encuentra ligada a costos de
implementación Porque no se toma en cuenta la opinión de los trabajadores Porque la empresa prioriza la opinión de los técnicos en seguridad antes que la de los trabajadores Por la falta de participación efectiva
24% de las respuestas dentro de la categoría se encuentra ligada a la subestimación de la opinión de los
trabajadores Se involucra al trabajador y tratan de ver las cosas pero después que pasan los accidentes Escuchan las sugerencias los supervisores y jefes pero no dan respuestas a los reclamos La mayoría de los casos hacemos planillas de observación de accidentes pero no se repara Porque los reclamos se cumplen a medias
Esca
so
28% de las respuestas dentro de la categoría se encuentra ligada a que las
reparaciones son posteriores al incidente o no se reparan los reclamos
100%
Porque al trabajador no se lo considera
Dan muchos cursos para justificarse con la planilla de asistencia pero no toman en cuenta las veces que los trabajadores advertimos el accidente
20% de las respuestas dentro de la categoría se encuentra ligada a la subestimación de la opinión de los
trabajadores
Porque en las charlas se toman apuntes, después se olvidan de la seguridad Por la soberbia de pensar que tienen el conocimiento y la técnica para aplicar las normas
60% de las respuestas dentro de la categoría se encuentra ligada a problemas
con los mandos Medios en términos de imposición de conocimientos en seguridad
Uno de los problemas es la falta de inversión en seguridad
Nin
guno
20% de las respuestas dentro de la categoría se encuentra ligada a costos de
implementación
100%
Fuente: Elaboración Propia - Base delegados
Cuadro Nº 6: Razones invocadas respecto del grado de participación de los
operadores en la construcción de las normas de seguridad
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 205 -
Tal como lo muestra este cuadro, y en consonancia que una línea
argumental ya instalada a lo largo de esta indagación las atribuciones causales
–sobre todo las razones- giran en torno a cuestiones fuertemente ligadas a la
organización del trabajo, especialmente a la dimensión temporal en la cual se
inserta la acción de los trabajadores
Estos datos dejan suponer que, el margen de oficialización de los
aspectos informales del trabajo (la regulación en caliente de la que hablan de
Terssac y Lompré (op. cit.), es significativamente escaso o prácticamente
inexistente.
2.4.1. Quiénes y cómo se construyen las normas de seguridad
A continuación presentamos algunos datos que, en cierta medida, están
en consonancia con los presentados más arriba:
Figura Nº 4: Opiniones de los delegados respecto de quiénes y cómo se construyen las normas de seguridad
10%
7% 12%5%
5%
10%
51%
Por analisis previo de riesgosPor medio de operarioso delegados de la empresapor medio del personal de seguridad y supervisoresPor medio de jefesPor experiencia de los trabajadoresNo lo sabeNo contesta
Los datos que presenta la figura Nº 4 muestran que el 51% de los
delegados/ operarios no contestan a la pregunta acerca de quiénes y cómo se
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 206 -
construyen las normas y procedimientos de seguridad, y otro 10% hace
explícita su respuesta en el sentido que no lo sabe.
Entre el 40% restante sólo el 7% responde que quienes las construyen
son los operarios, supervisores y la jefatura en forma conjunta. El 12% opina
que son los jefes y los supervisores, y el 5% que sólo son los jefes.
Respecto de cómo se construyen sólo el 10% lo atribuye al análisis
previo de los riesgos, mientras que el 5% lo atribuye a la experiencia de los
trabajadores.
En síntesis estos datos parecen sugerir que, en términos generales, los
delegados/operarios no poseen una visión compartida y homogénea de
quiénes y cómo se construyen las normas de seguridad que van a regular su
actividad y la de sus colegas, en el trabajo. Es decir que, en la medida que la
participación de los trabajadores es escasa, menor va a ser el grado de
conocimiento acerca de la génesis y las personas involucradas en la
construcción de los procedimientos y las normas de seguridad.
Pero el hecho que desconozcan cómo y quiénes las construyen no
significa que no existan. De hecho, conocer los riesgos a los que están
expuestos implica cierto conocimiento, no necesariamente conciente y más
ligado al género profesional (Clot. op. cit.) o al habitus (Bourdieu, op. cit.), de
las estrategias de seguridad, tal como lo hemos presentado en diferentes
partes en este trabajo.
2.5. Conocimiento de los riesgos laborales
En efecto, como veremos, pareciera que los delegados/operarios
poseen una representación estructurada sobre la cuestión de los riesgos a los
que se ven confrontados cotidianamente en el trabajo y de las normas de
seguridad.
Tal como se muestra la próxima figura, el 63% declara conocer los
riesgos a los que se confrontan en forma adecuada, mientras que el 37% que
considera como poco adecuado o inadecuado el grado de conocimiento de los
riesgos
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 207 -
Figura Nº 5: Opiniones de los delegados respecto del grado de conocimientos de los trabajadores de los
riesgos de trabajo
0,00
10,00
20,00
30,00
40,00
50,00
60,00
70,00
Serie1 62,79 34,88 2,33
adecuado poco adecuado inadecuado
Y las razones invocadas son las siguientes:
Razones asociadas al grado de conocimiento de los riesgos del trabajo
Categoría ordinal
Porcentajes de respuestas cualitativas
al interior de c/u de las categorías cuantitativas
Por la experiencia y porque las normas están difundidas en carteleras y folletos, además de charlas de 15 minutos
Personal con muchos años en la actividad y muchos cursos realizados Mediante charlas de seguridad se explican y analizan los riesgos
Ade
cuad
o
100% de las respuestas dentro de la categoría se refieren a la importancia de la
experiencia de los operadores y a la capacitación otorgada por la empresa
Por falta de capacitación adecuada por parte de la empresa
Porque las normas de seguridad son poco difundidas La mayoría desconoce el mantenimiento y uso de la maquinaria
Porque faltan charlas de seguridad y el compromiso de los supervisores
40% de las respuestas dentro de la categoría corresponden a la falta de
capacitación adecuada.
Porque mucha gente es sacada de su puesto de trabajo y llevado a otro que tiene poco conocimiento Porque las normas son poco difundidas y se prioriza la producción antes que la seguridad
33,34% de las respuestas dentro de la categoría poco adecuado evocan un
conflicto entre práctica segura y organización del trabajo
Por la falta de compromiso de los mandos medios y jefaturas
13,33% de las respuestas de la categoría refieren a problemas con los mandos
medios
Poco
ade
cuad
o
13,33% de las respuestas de la categoría no tienen registro
Fuente: Elaboración propia - Base de datos delegados
Cuadro Nº 7: Razones invocadas respecto de la pertinencia de los conocimientos de los riesgos del trabajo
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 208 -
Al igual que en los otros cuadros en la categoría positiva aparecen
como factor preponderante en la seguridad, la experiencia de los operarios y,
en las razones más de orden negativas, las cuestiones ligadas a la
organización del trabajo, como ser los conflictos con los mandos medios.
2.6. Grado de cumplimiento de las normas de seguridad
A continuación, presentamos los datos relevados respecto del grado de
cumplimiento de las normas explícitas de la empresa, por parte de los
delegados.
Figura Nº 6: Grado de cumplimiento de las normas de seguridad
0,00
10,00
20,00
30,00
40,00
50,00
60,00
Serie1 27,91 51,16 20,93
efectivo es bastante efectivo es poco efectivo
Al igual que en la ponderación de la capacitación recibida, aparece acá
también una inclinación hacia las categorías más positivas (bastante efectivo y
efectivo). Es decir que le adjudican un peso mayor a las variables ligadas a la
organización del trabajo y a las reglas de producción.
Es por esta razón que también presentaremos a continuación un cuadro
de síntesis de las razones evocadas en cada categoría, prestando particular
atención a la categoría bastante efectivo.
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 209 -
Razones asociadas al grado de cumplimiento de las normas de seguridad
Categoría ordinal
Porcentajes de respuestas cualitativas
al interior de c/u de las categorías cuantitativas
Porque si no se cuida el trabajador de no accidentarse nadie lo va hacer
Porque trabajamos de la forma más prudente posible
Somos concientes de poder perder la vida
33,33% de las respuestas dentro de la categoría se refieren a la importancia del cumplimiento de las normas como
motivo de preservación de la vida.
Porque la empresa no quieren que se le accidente ninguna persona en el lugar de trabajo Porque tenemos los EPP y conocemos los riesgos de las tareas
Porque las normas se cumplen, se hacen cumplir
Porque te lo impone la fábrica
Efec
tivas
66,67% de las respuestas dentro de la categoría evocan a las cuestiones
normativas
100%
Porque la gente tiene temor a accidentarse
Por el bajo índice de accidentes Porque el personal se ha dado cuenta que en la medida que no se proteja van a estar más expuestos al accidente
Bas
tant
e ef
ectiv
as
77,28% de las respuestas dentro de la categoría corresponden a la
importancia del cumplimiento de las normas para preservar la vida
Se dan todos los cursos pero no se realizan las tareas según lo charlado En el día a día se presentan exigencias que hacen que las reglas sean inadecuadas o ideas que no están en un todo de acuerdo
Por estrés laboral, por desatención en la tarea, por apuro de parte de la empresa en realizar la tarea y algunos casos por falta de organización del trabajo
100%
Porque a pesar de conocer los riesgos se trabaja en un ritmo vertiginoso que no permite razonar acerca de los riesgos a los que se expone el trabajador
Con
tra
argu
men
tos
22,72% dentro de la categoría bastante efectivas, presentan
argumentos asociados al conflicto entre salud y seguridad.
Porque las normas son poco difundidas y se prioriza la producción antes que la seguridad Por los aprietes permanentes para la producción-productividad. Por las presiones externas que tienen los trabajadores.
Según el apuro de los trabajos a realizar
Porque primero hay que producir
66,67% de las respuestas dentro de la categoría evocan una disrupción entre cumplimiento de normas de seguridad
y Organización del trabajo
Porque las normas de seguridad son poco difundidas
La compañía de seguridad se refiere solamente al casco, guantes, botines , lentes, protectores auditivos
Poco
efe
ctiv
as
33,33% de las respuestas dentro de la Categoría se refieren a falta de
difusión de las normas de seguridad y a estar sólo centrada en el uso de los
EPP.
100%
Fuente: Elaboración propia - Base de datos delegados
Cuadro Nº 8: Razones invocadas en el cumplimiento de las normas de seguridad
Respecto de la primera categoría -“efectivas”- es interesante señalar que
una parte importante de las razones (66,67%) aluden sobre todo a motivos
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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normativos “externos” mientras que, un porcentaje menor está asociado a
cuestiones “endógenas” a la preservación de la salud y la vida.
Por otra parte, una vez más, en la categoría bastante efectiva debe ser
interpretada teniendo en cuenta que el 23% de las razones invocadas señalan
un contraste entre lo prescripto y lo real de la acción como ser “…es bastante
efectiva pero, en el día a día….” etc. Las razones de la categoría poco efectiva
aluden a que sólo se refieren al uso de los EPP, por la prioridad de la
producción, entre otras.
En síntesis, podemos señalar que, en realidad, el grado de cumplimiento
es menor de lo que a priori la figura Nº 6 deja suponer. Por otra parte, estos
datos van en la misma dirección que los relevados para los operarios respecto
de las razones por las cuales realizan desvíos a las normas. En este sentido,
estos análisis permiten abonar la hipótesis que ha guiado nuestro análisis de la
población general (Cf.: Parte III, Capítulo 2).
2.7. Identificación de los principales riesgos del trabajo
El siguiente cuadro presenta una identificación de los riesgos asociados
al trabajo en sus diferentes dimensiones: física, química, máquinas y
herramientas y organización del trabajo.
Cuadro N° 9: Identificación de los principales riesgos laborales, según lo manifestado por los operarios/delegados
Físicos Químicos Mecánicos Organización del
trabajo
Calor 10 Gases y vapores 8
Ritmo de
trabajo 9
Radiaciones 5 Polución 5
Uso de maquinarias
y herramientas
16 Superposición
de tareas 20
Ruido 11 Monóxido
de Carbono
4 Duración de la
jornada laboral 5
Electricidad 4 Rotación de
puestos 14
Fuente propia: entrevista a delegados/operarios del sector sidero-metalúrgico
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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En la dimensión física, tanto el ruido como la carga térmica aparecen
como los factores más preponderantes.
En la dimensión química, los gases y vapores y la polución son los
riegos más evocados.
Respecto de las máquinas y herramientas, el riesgo alude a los que se
desprenden de una inadecuada utilización.
Por último, son, comparativamente, los riesgos asociados a la
organización del trabajo los más frecuentes evocados sobre todo la
superposición de tareas y a la rotación en los puestos de trabajo.
Estos datos confrontados con los relevados en las encuestas de los
operarios apuntan hacia la misma dirección (Cf. Parte III, capítulo 2).
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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Capítulo 3. Conclusiones de la parte V
De acuerdo con los datos resultados obtenidos en esta parte del trabajo,
respecto de los delegados/operarios, creemos que es pertinente retener las
siguientes cuestiones:
En concordancia con los datos relevados en los operarios, se trata de
una población con una fuerte experiencia en este sector de actividad en el cual,
en general, se han desempeñado a lo largo de toda su vida laboral.
Aproximadamente el 70% de los delegados entrevistados tiene más de 40
años: 50% pertenece a la franja etárea de los 41 a 50 años, y el 20% restante
pertenece a la franja etárea de los 51 a 60 años.
El análisis de las fuentes de adquisición de los conocimientos muestra
una clara preponderancia de los aprendizajes informales, “en el puesto”, más
que las capacitaciones formales impartidas, ya sean por las empresas o por el
sindicato. Estos datos van en la misma dirección que los relevados para los
operarios, y esto independientemente de la edad o del tamaño de la empresa.
Esta característica dejaría suponer una preponderancia de los saberes más o
menos conscientes, que ayudan a regular las acciones de seguridad, tal como
pueden manifestarse en el género profesional (Clot, op. cit.) o en el habitus
(Bourdieu, op. cit.).
Asimismo, deja abierto el interrogante acerca de cuan efectivas son las
capacitaciones en el sentido de instrumento de cambios en los patrones de
comportamiento de las personas, cuestión que retomaremos con mayor
profundidad en las discusiones finales (Cf.: Parte VI).
Correlativamente a lo anterior, la percepción de las acciones realizadas
por las empresas en materia de seguridad son juzgadas más bien
negativamente y las razones evocadas están más bien centradas en el conflicto
percibido como la resultante del choque entre la “lógica de la producción” con
“la lógica de la seguridad”. Además, un análisis fino del tipo de respuestas
producidas deja entrever un grado de disconformidad aún mayor.
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 213 -
Pareciera no existir un referencial común respecto acerca de quiénes y
cómo se construyen las normas y procedimientos en el trabajo que regulan, en
última instancia, la acción de los operarios. Esta cuestión refuerza, entonces, la
idea de que lejos de carecer de normas, existirían unas normas instrumentales
(Rabardel, op. cit.) y una regulación de carácter más bien implícita que, una vez
más, estaría definida por el género profesional (Clot. op. cit.).
El grado de cumplimento de las normas de seguridad, al igual que en el
caso de los operarios, está puesto en cuestión y las causas en los desvíos, al
igual que en los operarios, está mayormente asociado a cuestiones ligadas a la
inadecuación entre producción y seguridad. Es decir, en un intento más o
menos exitoso de intentar sobrepasar dicha brecha.
Las afirmaciones son contundentes respecto tanto de los riesgos
laborales y las razones de los accidentes asociados a las condiciones de
trabajo. Aparte de los factores duros característicos de este tipo de industria
(ruido, carga térmica, entre otros) son los relacionados a la organización del
trabajo: los riesgos más frecuentes son los relacionados a la superposición de
tareas y a la rotación en los puestos de trabajo.
Las razones identificadas que estarían en el origen de los accidentes
coinciden, en gran medida, con la identificación de los riesgos que
presentamos más arriba: la superposición de tareas, la presión ejercida por la
empresa, la rotación en los puestos de trabajo son, entre otras las principales
razones evocadas.
Asimismo, aparecen en forma relevante los denominados “Problemas de
contexto”. Bajo esta categoría se agruparon los verbalizaciones ligadas otras
dimensiones del trabajo que exceden la estricta tarea y que hacen referencia a
cuestiones tales como: temor a la pérdida del trabajo, problemas económicos,
problemas familiares.
En coincidencia con algunas de las hipótesis que han guiado nuestros
análisis en las partes III y IV, estos datos también muestran que existe “una
doble expresión” de parte de los delegados/operarios respecto de los tópicos
Parte V - Análisis de resultados: delegados/operarios - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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centrales abordados, según se trate de las condiciones externas a la personas
o si aluden a la acción misma que desarrollan.
En este sentido, por ejemplo, hay una clara tendencia a valorar
positivamente las acciones de capacitación, de cumplimiento de las normas
pero que luego son atemperadas cuando se analizan de manera fina las
razones invocadas.
Tales sesgos no deberían tomarse como “contradicciones” o
“incongruencias” sino que se trata, más bien revela una cierta tensión entre lo
prescripto, lo real, o lo que según palabras de Bourdieu (op. cit.) se puede “
..dire … et ne pas dire…”
Por último, esta forma de proceder mediante un análisis más fino del
discurso de los delegados/operarios, nos ha permitido confirmar los desvíos a
las normas, las razones asociadas, y las causas de los accidentes de trabajo.
El desfasaje o falta de acoplamiento entre seguridad y productividad
debido a cuestiones ligadas a la organización del trabajo, fundamentalmente el
tiempo en todas sus dimensiones: ritmo, cadencia, superposición de tareas,
parecen las razones más potentes, a la hora de invocar razones por parte de
los “no expertos”.
A continuación, y como corolario de este trabajo, presentaremos la
discusión teórica de los resultados, así como las vías posibles de indagación
que pueden desprenderse de nuestra reflexión.
Parte VI - Discusiones finales - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________ - 215 -
PARTE VI. DISCUSIONES FINALES
Siendo ésta la última parte de nuestro trabajo de investigación, nos
abocaremos entonces a presentar un cuadro de síntesis de los principales
resultados obtenidos (Capítulo 1). Asimismo, abordaremos teóricamente los
principales resultados presentados, en vistas de poder entablar una discusión
que nos permita, finalmente, pensar y proponer algunas vías de indagación que
puedan desprenderse de nuestra propia investigación, y que, creemos, sería
deseable que fueran profundizadas (Capítulo 2).
Capítulo 1. Discusión final de los resultados
Tal como lo hemos señalado en la parte metodológica de este trabajo
(Cf. Parte II), hemos sido concientes en todo momento de las limitaciones
impuestas por la metodología utilizada, sobre todo en la administración de las
encuestas, por el hecho de los posibles sesgos presentes en las respuestas de
los operadores.
Pero, nuestras intenciones se han centrado menos en dar cuenta de la
actividad de los operadores abordada a partir de un estudio intensivo y analítico
de algunos casos, que, para retomar la expresión de Vaxevanoglou (op. cit.),
de una actividad más bien cuantificadora centrada sobre las representaciones
del riesgo y de los desvíos de las normas de seguridad.
Creemos que un análisis de los determinantes psicosociales, en los
cuales pueden inscribirse la toma de riesgo y los desvíos de las normas de
seguridad, excede a los métodos que se centran exclusivamente en el análisis
de la actividad.
Pero el hecho de no haber indagado en la dimensión subjetiva y
personal de la actividad no nos ha impedido captar en parte la variabilidad
interindividual. Además, una parte de los datos de nuestro trabajo (Cf.: Parte
V), ha sido tratada de manera cualitativa, lo que nos ha permitido corroborar los
resultados desarrollados a partir de la actividad cuantitativa, que anteriormente
señalábamos. En este sentido, los datos relevados a través de las encuestas a
Parte VI - Discusiones finales - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
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los delegados/operarios nos han permitido, en cierta manera, poder tener una
base de referencia a partir de la cual poder cotejar los datos obtenidos a través
de las encuestas.
En efecto, y desde un punto de vista teórico, creemos que los enfoques
utilizados, más próximos a los estudios de tipo cualitativo que a los de tipo
cuantitativo, nos han permitido construir una malla de análisis que, creemos, ha
sido uno de los aportes de este trabajo de investigación.
Complementariamente, creemos que abordar el problema de la toma de
riesgos y de los desvíos de las normas de seguridad a través de las técnicas de
encuestas y entrevistas semi estructuradas, más cercanas a la psicología
social, debería aportar una mirada complementaria y enriquecedora a los
enfoques centrados sobre el análisis de la actividad.
En este sentido, los datos capturados a partir del enfoque que hemos
adoptado nos han permitido corroborar, bajo otro ángulo, determinantes
similares a los que actúan en los sistemas de alto riesgo, como motores de las
migraciones de las normas hacia las fronteras de seguridad (Amalberti, op. cit;
Aslanides, op. cit.; Rasmussen, op. cit.).
Con relación a los resultados obtenidos, las hipótesis de partida nos han
servido de guía en la interpretación de los mismos, y es así que hemos podido
poner en relevancia los desfasajes existentes entre las representaciones de los
riesgos y de los desvíos de las normas de seguridad, según se trate de los
aspectos prescriptos o de las acciones reales del trabajo.
En efecto, hemos podido ver que las representaciones de las relaciones
entre entorno de trabajo y seguridad, en sus aspectos prescriptivos, muestra un
sesgo positivo en todas las dimensiones abordadas. Es así que los operadores,
independientemente de cualquier factor, tienden a otorgarles con mayor
frecuencia los más altos puntajes (8-10), seguida luego de los puntajes medios
(5-7), para finalizar en los puntajes más bajos (0-4).
De esta manera, los operarios sostienen conocer los riesgos asociados
al trabajo, poseer los elementos de protección personal, y que los puestos de
trabajo reúnen las condiciones adecuadas. Idéntica opinión poseen de las
Parte VI - Discusiones finales - M. Poy - 2006 ____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________________ - 217 -
capacitaciones recibidas en torno a los cuestiones de la seguridad en el
trabajo. Asimismo, las dimensiones que indagan la representación de los
operarios respecto del rol de la empresa parecen apuntar en la misma
dirección: la preocupación de superiores y mandos superiores por la seguridad
recibe las más altas puntuaciones en forma mayoritaria.
Sin embargo, cuando nuestros instrumentos de indagación apuntan a
indagar los núcleos en los cuales se haya comprometida la acción, es decir,
asociada al trabajo real, los resultados obtenidos muestran otras facetas acerca
de la seguridad en el trabajo que debemos tener en cuenta.
Es así que, por ejemplo, los operarios sostienen que se arriesgan mucho
siempre o casi siempre en un 30% de los casos, porcentaje que, si se le
agregan aquellos que se arriesgan mucho algunas veces, sube hasta alcanzar
el 85%. Asimismo, la capacitación pareciera no ser una herramienta tan
efectiva como sostenían en un principio, ya que el 63% reconoce algún déficit
en la adecuación entre capacitación y seguridad. A su vez, el 41% de las
opiniones deja entrever que no hay un control adecuado por parte de la
supervisión, tal como lo dejaban suponer los datos anteriores.
En esta misma dirección, los puntos de conflicto relevados entre, por un
lado, la seguridad y el ritmo de trabajo y, por otro lado, la seguridad y la
productividad no hacen sino revelar desfasajes que los operarios deben saldar
a través de los necesarios desvíos de las normas de seguridad.
Es así que aproximadamente el 65% de los operarios declara, a
diferentes niveles de ocurrencia, que trabajar conforme a normas implica no
alcanzar los objetivos de la producción.
Esta visión contrastada de lo que sucede entre las representaciones que
giran en torno al trabajo prescripto y aquellas que remiten a la acción real de
trabajo de ninguna manera podría interpretarse como producto de una mirada
escindida del mundo, sino que pone de manifiesto las características mismas
del trabajo humano en tanto acción reguladora entre los compromisos
impuestos desde afuera por la lógica de la producción y los que emanan del
interior mismo de las personas, en cuanto a la seguridad y la protección de la
vida.
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Esto marca, también, aquello que se puede decir pero que no
necesariamente se hace e, inversamente, aquello que no se puede decir pero
que sin embargo se hace.
Los datos que venimos de presentar muestran, además, el peso
significativo que tiene la organización del trabajo respecto de la seguridad, y
que, en la medida en que se desea comprender las relaciones entre salud y
seguridad, difícilmente puedan soslayarse las interrelaciones, el menor o mayor
grado de acoplamiento (Leplat, op. cit.), que se juegan a nivel de las
condiciones externas del trabajo y las condiciones internas de las personas,
ambas siempre particulares y en constante evolución.
Respecto del cumplimiento de las normas de seguridad, el 27% de los
operarios afirma que siempre trabaja conforme a las normas. El 50% afirma
realizarlo casi siempre, mientras que el 22% restante manifiesta que lo hace
sólo a veces o nunca.
Es decir, el 72% de los operarios manifiesta, con diferente grado de
frecuencia, abandonar en algún momento las normas de seguridad de la
empresa.
Los denominamos desvíos y no simplemente incumplimientos, ya que,
creemos, el primer concepto hace alusión a una vía alternativa de desarrollo de
la acción, mientras que el segundo hace mayor referencia a no realizar algo, a
su aspecto negativo. En este sentido, creemos que los desvíos resultan ser un
tipo de estrategia de ajuste y, por lo tanto, portadores de un sentido que
sobrepasa la mera explicación comportamental, como a menudo suele
suceder.
En cuanto a las razones que motivan el desvío de las normas, el 25%
manifiesta desviarse porque cumplir les dificulta la realización de las tareas. A
su vez, el 24% de los operarios encuestados manifiesta preferir sus propios
métodos de seguridad.
Estos desvíos parecen, entonces, obedecer a un doble desfasaje: por un
lado, una inadecuación o falta de acoplamiento entre las normas que rigen la
producción y las que rigen la seguridad y, por otro lado, una falta de claridad
en el interior mismo de las propias políticas de seguridad de las empresas.
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En este sentido, las normas formales o explícitas parecieran quedar,
paradójicamente, en un plano demasiado implícito o, también, como algo
extraño o ajeno a los operarios que deben implementarlas.
A su vez, estos datos ponen en relevancia el papel que juega la
experiencia en la seguridad, y, también, tal como lo muestran los resultados,
que las acciones de formación emprendidas parecieran tener un alcance
limitado en el intento de resolver los conflictos por dicha vía.
Con relación a la edad, pareciera haber una correlación positiva entre
este factor y las representaciones de las actitudes y comportamientos de los
operarios frente a los riesgos, los desvíos y sus causas, y las enfermedades y
trastornos de salud asociados al trabajo.
Respecto de las actitudes, constatamos que la edad pareciera también
ser un factor importante. En efecto, los más jóvenes tienden a expresar una
actitud menos proclive al desarrollo de la seguridad (aportar a la mejora de la
seguridad, alertar a los compañeros o a los supervisores, solicitar información),
en contraposición con lo reflejado por los de mayor edad que sí parecieran
marcar una clara tendencia hacia una actitud positiva respecto de la seguridad
en el trabajo.
En el plano de los comportamientos, surge que son los más jóvenes los
que dicen arriesgarse mucho en el trabajo, en diferentes grados de frecuencia
(90%). También es de señalar que casi un 12% de la franja de 30 a 39 años,
sostiene arriesgarse mucho siempre. Inversamente, son los de mayor edad
quienes declaran mayoritariamente no arriesgarse nunca.
En el plano de la representación de los desvíos, surge que son los más
jóvenes quienes explícitamente reconocen desviarse de las normas de
seguridad (siempre o casi siempre), mientras que los de mayor edad se sitúan
más bien en el otro extremo: el de sólo hacerlo a veces o nunca.
Respecto de las razones asociadas a los desvíos, en primera instancia,
los más jóvenes mencionan la preferencia por sus propios métodos de
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prevención, mientras que los de mayor edad dicen que las normas hacen más
difíciles las tareas.
Respecto de la representación de los riesgos asociados a la
organización del trabajo, para la población más joven (20-29 años) resultan ser
más significativos los riesgos asociados a la superposición de tareas y la
repetitividad de las mismas. En cambio, el ritmo excesivo de trabajo parece
afectar mayormente a los operarios a partir de los cuarenta años y más.
Estos datos están en consonancia con otras investigaciones (Volkoff, op.
cit.) que ponen de manifiesto que es justamente frente a los esfuerzos
extremos en donde la edad parece jugar un rol importante, pero que ésta –y la
experiencia- juegan un rol positivo en cuanto al desempeño de las personas.
En las conclusiones finales (Cf. 2), esta discusión será retomada en un
plano teórico.
Por último, respecto de los accidentes y trastornos asociados al trabajo,
los más jóvenes (20 a 29 años) se accidentaron más que los que se ubican en
el último rango (más de 50 años), siendo los de la franja de entre 30 y 39 años
los que más accidentes han sufrido.
Inversamente, son los operarios a partir de los 40 años quienes reportan
más trastornos de la salud. Esto resultaría lógico en el sentido de que los
trastornos de la salud, a diferencia de los accidentes, requieren de períodos de
tiempo más o menos largos para manifestarse e, incluso, como ya lo hemos
señalamos, a veces irrumpen luego de finalizada la vida laboral de las
personas.
También, hemos podido constatar que existen diferencias en los
resultados cuando se considera el tamaño de la empresa, Grande/PyME.
Si bien, al igual que para la población general, en ambos casos se
encontraron similares puntuaciones en cuanto a los aspectos prescriptos del
trabajo, cuando indagamos acerca de los aspectos relativos a las relaciones
entre acciones y trabajo real aparecieron una serie datos que sugieren una
situación más comprometida en el caso de los operarios PyMES, aunque
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debemos señalar que el desfasaje entre los aspectos prescriptos y los aspectos
reales del trabajo es mayor en la Gran empresa que en las PyMES.
Con relación a los desvíos de las normas de seguridad, las diferencias
son importantes entre los que declaran que siempre las cumplen en la Gran
empresa (35,7%) y los que siempre las cumplen en PyMES (19%).
En términos generales, hay un mayor incumplimiento o desvíos en
PyMES que en el otro segmento, y casi un 10% de los operarios PyMES
reconoce no respetarlas jamás a la hora de trabajar, cosa que ocurre mucho
menos en la Gran empresa (1.4%)
A pesar de esta diferencia, existe una zona central en la que entran los
casi siempre y a veces, que coincide en los dos casos (63% y 71%) y que
muestra que, en la mayoría de los casos y en los dos tipos de empresas, el
personal reconoce en alguna medida no respetar las normas, en ciertas
ocasiones y momentos.
Interrogados respecto de las razones de los desvíos a las normas –
ordenadas según su importancia-, es decir, acerca de qué los lleva a no cumplir
con las normas de seguridad, los operarios de la Gran empresa manifiestan
que es porque hacen más difícil su tarea.
En cambio, los operarios de PyMES no las cumplen porque prefieren
sus propios métodos de seguridad. Esto deja suponer que, en la PyMES, las
reglas o no son adecuadas, no son explícitas o, en su defecto, no existen
formalmente.
Asismismo, dejan suponer que, en el caso de las PyMES, existiría un
mayor grado de discrecionalidad (Maggi, op. cit.), en cuanto a la tendencia a
una gestión informal de la seguridad.
Respecto de la representación de los riesgos asociados al trabajo, la
realización de trabajos repetitivos, y la superposición de las tareas parecieran
ser más característicos del sector PyMES.
Con relación a los accidentes y trastornos de la salud según tamaño de
la empresa, hay una tendencia hacia una menor ocurrencia de accidentes en el
sector PyMES, de acuerdo a lo declarado por los operarios.
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Las diferencias encontradas en cuanto a las razones asociadas a los
riesgos y a los desvíos (Kouabenam, op. cit), tal como lo veremos más
adelante, permiten suponer que estas obedecen a diferencias en el género
profesional (Clot, op. cit.), el cual se construye y actua en forma diferencial de
acuerdo al tamaño de la organización.
Por útimo, el doble tratamiento, cuantitativo y cualitativo, de los datos
referidos a la población de los operarios/delegados nos ha permitido dotar al
resto de los resultados de una mayor consistencia.
Recordemos que, al igual que para los otros operadores, se trata de una
población con una fuerte experiencia en este sector de actividad, ya que, en
general, se han desempeñado en él a lo largo de toda su vida laboral.
Aproximadamente el 70% de los delegados entrevistados tiene más de
40 años: 50% pertenece a la franja etárea de los 41 a 50 años, y el 20%
restante pertenece a la franja etárea de los 51 a 60 años.
El análisis de las fuentes de adquisición de los conocimientos en temas
de seguridad en el trabajo muestra una clara preponderancia de los
aprendizajes informales, en el puesto, más que de las capacitaciones formales
impartidas, ya sea por las empresas o por el sindicato.
Estos datos van en la misma dirección que los relevados para los
operarios, independientemente de la edad o del tamaño de la empresa. Esta
característica dejaría suponer una preponderancia de los saberes más o menos
inconscientes, tal como se manifiestan en el género profesional (Clot, op. cit.) o
los habitus (Bourdieu, op. cit.), que definen los límites del riesgo y, por lo tanto,
la tolerancia de los desvíos de las normas de seguridad.
Asimismo, estos datos autorizan a dejar abierto el interrogante acerca de
cuán efectivas son las capacitaciones, en el sentido de instrumentos de cambio
en los patrones de comportamiento de las personas. Esta cuestión será
abordada con mayor profundidad en el próximo capítulo.
Correlativamente a lo anterior, la representación de las acciones
realizadas por las empresas en materia de seguridad tiene un carácter más
bien negativo, y las razones evocadas están más bien centradas en el conflicto
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percibido como la resultante del choque de la lógica de la producción con la
lógica de la seguridad. Además, un análisis fino del tipo de respuestas
producidas deja entrever un grado de disconformidad aún mayor. En este
sentido, estas razones apuntalan a las ya encontradas para el resto de la
población.
Por otra parte, pareciera no existir un referencial común (de Terssac, op.
cit.) acerca de qué, quiénes y cómo se construyen las normas y procedimientos
en el trabajo que regulan, en última instancia, la acción de los operarios. Esta
cuestión refuerza entonces la idea de que, lejos de carecer de normas, existiría
una regulación de carácter más bien implícito, más o menos conciente
(Rasmussen, op. cit.), que, una vez más, estaría definida por el género
profesional (Clot. Ibid.).
El grado de cumplimiento de las normas de seguridad por parte de los
delegados, al igual que en el caso de los operarios, está puesto en cuestión; y
las causas de los desvíos, también al igual que en los operarios, están
mayormente asociadas a cuestiones ligadas con la inadecuación entre
producción y seguridad. En este sentido, los desvíos vuelven a aparecer no
tanto como una infracción, sino más bien como un intento –vía acción- de
regular los desfasajes entre las situaciones de trabajo y las características de
las personas, repitámoslo, ambas siempre singulares y en constante evolución.
Las afirmaciones son contundentes respecto tanto de la representación
de los riesgos laborales, como de las razones de los accidentes asociados a
las condiciones de trabajo. Aparte de los factores duros, característicos de este
tipo de industria (ruido, carga térmica, entre otros), son los relacionados a la
organización del trabajo los más frecuentes. Es así que la superposición, la
rotación en los puestos de trabajo o los tiempos asignados a la realización de
las tareas resultan ser las razones más evocadas.
Las razones identificadas que estarían en el origen de los accidentes
coinciden, en gran medida, con la identificación de los riesgos que
presentamos más arriba: la superposición de tareas, la presión ejercida por la
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empresa, la rotación en los puestos de trabajo son, entre otras, las principales
razones evocadas.
Asimismo, aparecen en forma relevante los denominados Problemas de
contexto. Bajo esta categoría se agruparon los verbalizaciones ligadas a otras
dimensiones del trabajo que exceden la estricta tarea, tales como: temor a la
pérdida del trabajo, problemas económicos, o problemas familiares, lo que
permite hacer emerger las interrelaciones entre la vida en el trabajo y la vida
fuera del trabajo.
Esta forma de proceder mediante un análisis más fino del discurso nos
ha permitido confirmar los datos obtenidos respecto de los desvíos a las
normas, las razones asociadas y las causas de los accidentes de trabajo, en la
población de operarios.
En cuanto al desfasaje o falta de acoplamiento entre seguridad y
productividad debido a cuestiones ligadas a la organización del trabajo, es
fundamentalmente el tiempo en todas sus dimensiones: ritmo, cadencia,
superposición de tareas, el que aparece como la razón más potente, a la hora
de invocar razones por parte de los no expertos.
Por último hay dos reflexiones de carácter general que, creemos, son a
retener. Por un lado, el análisis detallado de las razones invocadas en las
respuestas de los delegados/operarios nos ha permitido poner de manifiesto la
tensión presente entre lo que es prescripto y las condiciones reales en las que
se desenvuelve el trabajo En este sentido, por ejemplo, hay una clara
tendencia a valorar positivamente las acciones de capacitación y el
cumplimiento de las normas de seguridad, pero que luego dichas afirmaciones
son atemperadas e incluso, a veces, contradichas cuando se analizan de
manera fina las razones invocadas.
Por otro lado, la captura de este tipo de datos mediante el análisis fino
del discurso debería tener consecuencias positivas en la construcción de
nuevos y mejores cuestionarios.
A continuación, presentaremos las conclusiones finales de este trabajo
en las cuales abordaremos teóricamente los resultados presentados.
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Además, propondremos algunas vías posibles de indagación que han
surgido de nuestra propia investigación y que, creemos, sería deseable que
fueran profundizadas.
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Capítulo 2. Consideraciones finales: discusión teórica y vías posibles de futuras indagaciones
Tal como hemos intentado mostrar en esta investigación, las nociones
de riesgo y de desvío o violación de las normas de seguridad, y sus relaciones,
merecen un amplio y profundo debate teórico que permita hacer evolucionar los
conceptos de forma tal de poder enriquecer y, por qué no, ayudar a cambiar
algunos de los modelos vigentes.
En efecto, nuestros resultados muestran ciertos límites en los enfoques
normativos, y nos llevan a plantearnos otro tipo de perspectivas que resulten
más adecuadas a la comprensión de fenómenos clave dentro de la seguridad
en el trabajo, como lo son la toma de riesgos y los desvíos de las normas.
Tal como lo sugiere Sznelwar (2006), retomando las ideas de Morin, el
concepto mismo de norma sugiere, por un lado, la idea de un sistema rígido y
acabado, en donde toda la cuestión se subsumiría a su estricta aplicación. Esta
concepción, cuya idea subyacente sería la de que lo real permanece
inmodificable (y por lo tanto, de forma implícita, también las personas), lejos
está de poder describir acabadamente el trabajo humano, dado que trabajar,
como justamente lo subraya Dejours (op. cit.), es la capacidad que tienen las
personas de poder saldar la brecha existente entre la técnica y las
prescripciones, por un lado, y lo real, que se resiste a ser interpretado de una
vez para siempre, por otro.
En este sentido, tampoco la ergonomía de la actividad ha cesado de
remarcar las fuentes de variabilidad, tanto externas, referidas, en términos
generales, a las condiciones en las que se desenvuelve el trabajo, y la
variabilidad interna, propia de los operadores, y que se manifiesta tanto a nivel
intraindividual (una misma persona no dispone de los mismos recursos a
principios de su jornada de trabajo que cuando finaliza), como interindividual
(sexo, edad, experiencia, formación).
Las situaciones de trabajo son, entonces, por definición, inacabadas y
cambiantes, incluso aquellas categorizadas como trabajo repetitivo: en sentido
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estricto, nunca una acción es idéntica a sí misma, por el mero hecho de estar
atravesada por la flecha del tiempo, es decir, por sucederse inevitablemente en
períodos de tiempo diferentes.
Por lo tanto, trabajar, como cualquier otra acción y decisión humana,
conlleva en sí un cierto grado de riesgo asociado del cual es necesario dar
cuenta, es decir, comprenderlo.
Creemos, entonces, que no se trata tanto de sostener la ficción de un
sistema que funcionaría bajo riesgo 0, como ciertos enfoques lo han pretendido
sin mayores sucesos, sino, más bien, de poder gestionarlo adecuadamente
(Amalberti, op. cit.), incorporándolo, incluso, como una variable más dentro de
los procesos mismos del diseño de los sistemas socio-técnicos.
Los resultados producidos en esta investigación nos han llevado a
confirmar que, tanto el problema de la toma de riesgos, como el de las
violaciones de las normas de seguridad resultan ser, a nuestro juicio, más
abordables a partir de los enfoques que intentan comprender el sentido de tales
desvíos, más que su explicación -a menudo anclada en los actos inseguros, tal
como lo preconizan los modelos de corte conductista desarrollados por
Heinrich (1959) en la década del 50, y que todavía continúan teniendo un
significativo predicamento entre los profesionales abocados a la salud y
seguridad en el trabajo.
Entender, entonces, el porqué de tales acciones debería resultar útil
para construir una visión más acabada de las complejas relaciones que se
entretejen entre trabajo humano y seguridad.
Creemos que es en el desvío mismo, respecto de las prescripciones, en
donde se juega muchas veces la inventiva (Dejours, op. cit.), la
discrecionalidad (Maggi, 2003), la evolución del género profesional (Clot, op.
cit.) y la génesis instrumental (Rabardel, op. cit.).
Asimismo, estos desvíos, interpretados como modalidades de
reelaboración de las reglas, son, como lo señalan De la Garza, Weill-Fassina, &
Maggi (op. cit.), síntomas privilegiados a partir de los cuales se puede evaluar
el estado, más o menos degradado, en el cual funciona el sistema socio-
técnico.
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Una parte importante de las investigaciones llevadas a cabo por la
piscodinámica del trabajo, la sociología del trabajo, la psicología ergonómica o
la ingeniería cognitiva, en diferentes sectores, nos muestran que intentar
reducir el problema de la seguridad en el trabajo a un fenómeno meramente
comportamental, ligado exclusivamente a las personas, resulta ser más bien
infructuoso.
En cambio, es en el encuentro entre los sujetos, la organización del
trabajo y las acciones (e incluso, como pertinentemente agrega Clot, lo no
hecho, lo pensado y no realizado), y las consecuencias que se desprenden de
estos acoplamientos, donde la cuestión adquiere real dimensión.
Así lo entienden también otros investigadores (Vaxevanoglou, op. cit.;
Vaxevanoglou & Ponnelle, op. cit.), quienes muestran que las relaciones entre
salud y seguridad en el trabajo no pueden comprenderse si no es a condición
de adoptar un modelo que dé cuenta de las interacciones entre los individuos y
sus características, y la organización del trabajo. Soslayar alguna de estas
dimensiones es empobrecer el problema y, por lo tanto, no poder llegar a
reconocer sus rasgos estructurales.
Si, entonces, invertimos el peso de las pruebas y pasamos a considerar
que es probable que los desvíos no sean solamente una forma de compensar
un conflicto entre lógicas a menudo contrapuestas, como suelen ser la
productividad y la seguridad, dichas acciones –los desvíos- pueden también
comenzar a ser visualizados como la construcción de nuevos conocimientos y,
por lo tanto, de nuevos instrumentos de trabajo (Rabardel, op. cit.).
En consecuencia, creemos que uno de los ejes del debate debe situarse
con relación a la organización del trabajo, y, más ampliamente, a las
herramientas conceptuales que se dan las organizaciones para diseñar y
gestionar la seguridad.
Es decir, en qué medida las organizaciones permiten generar
mecanismos o instancias para poder traducir y transformar en reglas y saberes
explícitos, aquellos desvíos, ingeniosidades, astucias, que se desarrollan, la
mayor parte de las veces a nivel informal y en forma implícita, en los colectivos
de trabajo.
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Tal como lo pone en evidencia Aslanides (op. cit.) en el campo de la
seguridad aérea, son los colectivos quienes fijan las zonas de tolerancia que
regulan los desvíos, sin los cuales sería casi imposible poder volar78.
En este sentido, una vez más, el problema no se plantea tanto a nivel de
los desvíos, de su supresión vía modificación de los patrones de conducta, sino
a nivel de las formas que una organización se dé para poder gestionarlos
dentro de unos márgenes en los cuales el trabajo pueda realizarse con calidad,
pero también con seguridad.
¿De qué manera los componentes organizacionales favorecen o no las
estrategias de ajuste de las personas de tipo defensivas (del sujeto al contexto)
o de tipo ofensivas (del contexto al sujeto)?
Tal como lo muestran los modelos desarrollados por Rassmusen (op.
cit.) y Amalberti (op. cit.), la constante presión por disminuir los costos y los
tiempos de producción hacen que los sistemas de trabajo –en sus casos de
alto riesgo- vayan migrando hacia zonas donde los accidentes son más
probables.
En este sentido, imputar los accidentes de trabajo a los desvíos de las
normas de seguridad exclusivamente a los operadores que se sitúan en las
primeras líneas del sistema, resulta ser un reduccionismo.
Primeramente, cuando los accidentes son letales no tenemos acceso a
las razones por las cuales la/s persona/s desarrollaron otras acciones que las
previstas por la organización del trabajo. Es decir, la versión resultante es sólo
la de los “especialistas” y, por ende, hay un solo saber puesto en juego: el
técnico, expresado en términos de causas.
En segundo lugar, no se toman en cuenta las fallas latentes (Reason,
op. cit.) dentro del sistema, las cuales, en un momento dado, se activan,
produciendo los accidentes tal como lo han mostrado los remarcables estudios
etnológicos llevados adelante por Vaughan (op. cit.), en la NASA, en el
contexto del accidente del trasbordador Challenger, confirmados, con enfoques
similares, por los trabajos de Woods (op. cit.) en el accidente del trasbordador
Discovery, casi una década después que el primero.
78 No hay más que pensar, por ejemplo, en el trabajo a reglamento como forma de protesta.
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En ambos casos, los análisis han puesto en evidencia cómo, en un
momento dado, en una organización, comienza a operar una lógica en
desmedro de otra (productividad versus seguridad). La presión por el suceso
de las misiones a costas de la seguridad, puede remontarse incluso a
situaciones totalmente alejadas de las coordenadas espacio-temporales de
donde el accidente tiene lugar79.
En tercer lugar, la mera imputación a causas de carácter individual
conlleva la rápida conclusión de que de lo que se trata, finalmente, es de
cambiar los patrones de comportamiento para ajustarlos a la prescripción, lo
cual, a menudo -como lo sugiere Daniellou con agudeza y no sin un dejo de
ironía-, es como pedirles a los electrones que se comporten de una manera
diferente.
Las críticas a esta visión se ven reforzadas por el fino análisis que
realiza Muniz de Almeida (1997), tanto de los medios gráficos de información
utilizados para prevenir accidentes de trabajo, como de la utilización diferencial
que se hace de un mismo método de análisis de accidentes (en este caso el
método de análisis de causas), según el propósito sea “hallar al responsable” o
“intentar comprenderlo” para su prevención.
Es decir, que la génesis de estas situaciones hay que ir a buscarla en
diferentes fuentes, cuenta habida del carácter complejo y multicausal de los
accidentes.
Si bien es cierto que, como lo describe Manteau (op. cit.), se puede
establecer una graduación de los accidentes en tres niveles, según la
complejidad del sistema en el cual suceden, tampoco es menos cierto que,
quizás, se trate de un nivel de escala en cuanto a las consecuencias de los
mismos: sobre el medio ambiente, sobre la población civil, y/o el propio
trabajador.
Un análisis detallado, en cualquiera de los tres casos en cuestión,
debería permitir remontar sus fuentes hacia una multiplicidad de factores, más
allá de la mera dimensión individual de quienes ocupan las primeras líneas en
los sistemas de trabajo.
79 En el caso del accidente del trasbordador Challenger, por ejemplo, las fallas detectadas en la junta, que terminaron provocando el accidente, fueron documentadas y reportadas en forma reiterada a lo largo de varios años, antes del accidente.
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Creemos, también, que es necesario profundizar el debate
epistemológico en torno a la validez de los modelos, tácitos o explícitos, de
operador humano utilizados para las acciones en el trabajo.
Este debate no es menor, ya que dichos modelos son los que definen
las prácticas profesionales, e, incluso, las investigaciones de aquellos que
incursionan en estos campos.
Dicha práctica, a menudo, está signada por un enfoque meramente
instrumental, donde todo pareciera remitirse a la aplicación de algunas recetas
técnicas respecto de los riesgos en el trabajo, de manera bastante similar a lo
que suele suceder con la aplicación de las pruebas destinadas a la selección
de personal, construidas en otros contextos y transplantadas a realidades
ajenas sin mayor espíritu crítico.
Es así que, por ejemplo, se habla de métodos de evaluación de riesgos
objetivos -validados científicamente- y subjetivos, presuponiendo que hay un
mundo físico, objetivo y mensurable y uno subjetivo, humano e inmensurable.
Estos artificios están lejos de resultar neutros, ya que, en general, los
mismos se traducen en una práctica en la cual los métodos objetivos,
pretendidamente científicos, quedan en manos de los técnicos, que suponen
poseer así la versión fuerte de los hechos tocantes a la salud y la seguridad en
el trabajo, y como si, en última instancia, los datos obtenidos no requiriean
interpretación o no estuvieran sujetos a los sesgos del analista.
En este sentido, tal como lo acabamos de sintetizar más arriba, el
análisis detallado que realiza Muniz de Almeida (op. cit.) de los dossiers de
accidentes, realizado con el método del árbol de causas, muestra hasta qué
punto los pretendidos métodos objetivos están sesgados por la intenciones y
las interpretaciones de los investigadores.
Esta antinomia “objetivo-subjetivo” es, como afirma Bourdieu (op. cit.),
una de las oposiciones que atraviesan las ciencias humanas y sociales, que se
revela, al mismo tiempo, como la más peligrosa y fundamental. Creemos que
sería pertinente profundizar la investigación en torno a los instrumentos de
evaluación, de forma tal de poder empezar a construir una discusión seria en
torno a sus alcances y sus límites.
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Otro eje de discusión que, creemos, surge de nuestro trabajo, y que
sería importante profundizar, se refiere a las relaciones entre acciones de
formación profesional y cambio comportamental.
Una parte muy importante de las acciones destinadas a la prevención de
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales está centrada en la
capacitación, bajo diferentes modalidades, cuya finalidad sería la de producir
un cambio en los patrones de comportamiento de las personas.
Este tipo de acciones, muchas veces concebidas y producidas en
contextos geográficos y organizacionales que poco o nada tienen que ver con
nuestra realidad, pretenden ser el instrumento de cambio de las denominadas
“acciones inseguras”.
Al desconocer las condiciones de contexto reales en la que se
desenvuelve la acción concreta de los operadores, así como las fuentes de
variabilidad tanto externas como internas y la diversidad de los modos
operatorios desplegados por las personas, suponemos que su impacto suele
ser escaso cuando no absolutamente intrascendente.
Creemos, además, que este enfoque vuelve, una vez más, a situar la
responsabilidad de la seguridad en aquellos que están en las primeras líneas
de un sistema productivo, dejando por afuera todos los otros elementos e
interacciones del sistema, los cuales, muchas veces, como ya lo hemos
señalado, están totalmente alejados en el espacio y en el tiempo.
En este sentido, sería deseable que otras investigaciones se ocuparan
de estudiar en profundidad esta problemática, a fin de poder establecer con
mayor claridad los alcances y los límites de las acciones de formación respecto
de la salud y seguridad en el trabajo, construyendo, por ejemplo, indicadores
pertinentes que permitan medir su impacto.
Dentro de este contexto de discusión, resultan sumamente estimulantes
las reflexiones planteadas por Maggi (op. cit.), en torno de los prejuicios
intelectuales edificados sobre la formación. En particular, el autor pone el
énfasis en cuán restrictivas terminan siendo finalmente las definiciones de
formación en términos de “saberes, saber hacer y saber ser”, como una entidad
desacoplada y separada de todo contexto social, lo cual lleva a cuestionar el
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sentido que realmente reviste la noción de competencia laboral, tan en boga
desde hace más de 10 años.
Para el autor -y sobre esto acordamos con él-, no se trataría de formar a
las personas de forma tal de adaptarlas a un sistema preexistente, porque, de
hecho, el sistema no debería ser entendido como una entidad preexistente a
los individuos, sino más bien como el resultado de sus actitudes y
comportamientos. (Maggi, op. cit. pp. 185).
Por otra parte, el cambio en los patrones de comportamiento forma parte
de un debate epistemológico más amplio, que toca, entre otras, la cuestión de
las interrelaciones entre el sujeto y el medio, o, para situarlo en nuestro
contexto, entre los operadores y la organización.
¿En qué medida los cambios propugnados en pos de una mejora de los
sistemas de seguridad son más como los que la perspectiva sistémica
denomina cambios de tipo 1, del estilo “...plus ça change plus ça reste la même
chose…”80, que cambios de tipo 2, es decir aquellos que propugnan una
modificación significativa en las interrelaciones de los elementos de un
sistema?
Asimismo, algunos de los resultados de esta investigación han dejado
entrever que la edad juega un rol importante en la gestión de los riesgos en el
trabajo, lo cual se contrapone a lo que sostienen ciertas ideas imperantes en el
mercado de trabajo, sin mayor fundamento científico que las respalde.
A menudo, las relaciones entre la organización del trabajo y las
características de la población asalariada, sobre todo las ligadas a la edad,
están planteadas en términos de la adaptación de los operadores a una serie
de exigencias establecidas por fuera de ellos (Pueyo, op. cit.): exigencias de
respeto a las normas, de flexibilidad, de delegación de responsabilidades, entre
otras. La idea subyacente es que el sistema es eficaz si los trabajadores se
“pliegan” convenientemente a esas exigencias y, además, deja entrever un
modelo explicativo de tipo “deficitario” del proceso de envejecimiento, por el
cual sólo los jóvenes serían capaces de “plegarse” a estas exigencias.
80 Expresión francesa que señala una paradoja y cuyo equivalente coloquial en español sería “…más de lo mismo…” o bien “…cambiar algo para que nada cambie…”
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Si embargo, la literatura científica muestra que el trabajador de mayor
edad no es un mero espectador pasivo del mejor o peor ajuste entre su estado
funcional y las características de su tarea, sino que elabora compromisos entre
los objetivos de la producción, las competencias de que dispone y la
preocupación por cuidar su salud. Estos compromisos no son estables y se
reacomodan permanentemente, cuenta habida de las transformaciones
técnicas, de las modificaciones en la organización del trabajo, y de los cambios
asociados a la edad.
De forma más o menos consciente, los operarios, conforme envejecen,
elaboran estrategias que les permiten tanto atenuar las causas de sus
penurias, cuanto compensar ciertos déficit ligados a la edad, y alcanzar los
objetivos planteados por las tareas.
En estas estrategias, la experiencia profesional juega un rol considerable
(Cloutier & alt., 1999; Gaudart & Weill-Fassina, op. cit.), combinando la
experiencia de sí mismo con las que construye, poco a poco, sobre los
aspectos del trabajo que van a revelarse como difíciles o penosos.
Estas compensaciones (anticipaciones, verificaciones, cooperaciones,
etc.) tendrán lugar si la organización del trabajo las permite o si, incluso, las
favorece.
Entonces, la cuestión planteada se remite a la compatibilidad entre las
exigencias del trabajo y los márgenes de maniobra de que disponen tanto
individuos como colectivos de trabajo para sostener esas exigencias y para
construir sus propias estrategias.
Cuenta habida del envejecimiento progresivo de la población, sería
entonces pertinente profundizar las investigaciones destinadas a comprender
con mayor profundidad las relaciones entre envejecimiento en el trabajo y
seguridad.
En un plano de orden metodológico, hemos sido absolutamente
conscientes de que la elección de la metodología fue más una consecuencia de
los márgenes de libertad obtenidos en las negociaciones entre las empresas, el
programa BID/FUSAT y el sindicato para realizar este trabajo de investigación,
que de una elección por preferencias. En este sentido, este trabajo no escapa
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a las restricciones que operan en cualquier situación de trabajo, y a las
acciones y decisiones de la vida en general.
Sin embargo, creemos que la modalidad de enfoque adoptada, más bien
ligada a la tradición investigativa en psicología social, se ha visto enriquecida
con la malla de análisis aportada por los enfoques de la psicología ergonómica,
la ergonomía cognitiva, la psicodinámica del trabajo y los enfoques cognitivos
presentes en la clínica de la actividad y la teoría de las actividades con
instrumentos, mayormente caracterizados por realizar estudios de carácter más
de tipo cualitativos, centrados en casos.
Inversamente, pensamos que los resultados obtenidos a partir de
estudios como el presente, ayudarán a enriquecer a los estudios de corte
cualitativo, dado que, justamente, éstos adolecen de un carácter más
generalizador.
De esta forma, también hemos pretendido realizar algún aporte a las
discusiones que se centran en torno a los enfoques cuantitativos versus
enfoques cualitativos y que merecen, sin dudas, ser profundizadas.
Creemos que no solamente se trata de enfoques complementarios que
arrojan diferentes informaciones sobre un mismo objeto, sino que además es
posible leer e interpretar los datos a la luz de los marcos teóricos que
tradicionalmente son específicos de uno u otro enfoque.
En este sentido, sería deseable que dichos “prestamos conceptuales”
terminen siendo un “capital compartido” por las ciencias del trabajo. Por
ejemplo, sería interesante que los enfoques de corte cognitivo incorporaran
progresivamente conceptos desarrollados por la psicología social, como los de
atribución causal, y, en particular, las razones desarrolladas por los no expertos
en un área determinada de actividad.
Inversamente, los estudios que son llevados a cabo en el marco de la
psicología social se verían sin dudas enriquecidos si incorporaran los modelos
desarrollados por la psicología ergonómica en torno al trabajo prescripto y al
trabajo real, a las interrelaciones entre condiciones de trabajo, actividad y
consecuencias de la misma sobre la salud y la productividad, o también los
modelos de funcionamiento cognitivo que ya hemos presentado (Cf.: Parte I),
dentro de una acción situada y sobredeterminada como es el trabajo. Estos
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conceptos permitirían interpretar los datos con categorías de análisis mucho
más finas.
Por otra parte, desde un punto de vista conceptual, sería deseable que
los estudios en torno del trabajo humano comenzaran a profundizar en la
comprensión de las relaciones entre cognición y emoción, ya que, en términos
generales, los estudios apuntan a dar cuenta de los aspectos cognitivos, pero
pocos se centran en la investigación de lo que sucede entre la emoción y la
cognición (Neboit & Vezina, 2002).
Tal como lo muestra Damasio (1995), las emociones juegan un factor
positivo en el proceso de toma de decisiones -contrariamente a lo que se creía,
en cuanto a una asociación negativa entre ambos factores.
Asimismo, el autor muestra la estrecha correlación que existe entre
ambas dimensiones, cognición y emoción, y de qué formas estas pueden co
determinarse.
Pareciera así trazarse un cierto paralelismo entre el carácter negativo
que generalmente emana de los enfoques prescriptivos de la seguridad
respecto de los riesgos y de los desvíos a las normas de seguridad, y el
carácter negativo de las emociones sobre la seguridad.
Creemos también que, de la misma manera que a partir de la década del
80 comenzaron a multiplicarse los estudios sobre seguridad en los sistemas de
alto riesgo (industria nuclear, química, salud, aeronáutica, energía) y que
actualmente se los identifica dentro del campo de la confiabilidad humana,
también deberían comenzar a llevarse adelante investigaciones sobre otro tipo
de sistemas cuyo nivel de complejidad es menor, pero que, aunque no
producen tan fuerte impacto sobre la opinión pública, no dejan de generar
consecuencias significativas tanto a nivel humano como a nivel económico, tal
como lo muestran las estadísticas de accidentes de trabajo, o la de accidentes
mortales de tránsito81.
81 Algunos estudios prospectivos señalan que en aproximadamente 15 años los accidentes de tránsito serán la tercera causa de muerte en el mundo, siendo los países menos ricos los más golpeados por esta problemática.
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Una vez más, y tal como hemos intentado mostrarlo en esta tesis, los
modelos producidos destinados a comprender los accidentes en los sistemas
de alto riesgo pueden ser adaptables y utilizables en la comprensión de los
accidentes en otro tipo de sistemas de menor riesgo, de la misma forma que el
modelo de análisis psicológico del trabajo puede ser aplicado en cualquier
actividad que contemple trabajo humano.
En este sentido, repitámoslo, no se trata tanto de construir herramientas
de evaluación de rápida aplicación, sino, más bien, de construir modelos
adecuados que permitan, justamente, un uso razonable de dichas herramientas
de análisis del trabajo.
Tal como hemos visto en esta tesis, tanto la toma de riesgos como los
desvíos obedecen más a razones relacionadas con un intento de equilibrar el
desfasaje producido entre lo prescripto del trabajo –las normas- y la realidad a
la que los operadores se ven confrontados.
Es decir, creemos más pertinente interpretar estos desvíos en términos
de intentos más o menos exitosos de continuar trabajando, pese a todo, que a
interpretarlos en base a ciertos enfoques naïves que pretenden explicarlos en
términos de actitudes negativas y/o comportamientos imprudentes.
En este sentido, nuestro estudio no ha podido profundizar en la dinámica
de funcionamiento de los desvíos ni en la multiplicidad de razones que operan
como motores que empujan al sistema hacia la zona de los accidentes, motivos
por los cuales sería deseable que otros estudios, de carácter más cualitativo -
al estilo, por ejemplo, de los realizados por Vaughan (op. cit.) o por Aslanides
(op. cit.), citados anteriormente, nos permitieran dar cuenta de las formas de
negociación de los límites a las migraciones de las normas de seguridad, por
parte de los colectivos de trabajo.
En otras palabras, sería deseable poder describir con mayor precisión
cuáles son las zonas de tolerancia y cuáles no lo son, intentado dar cuenta, al
mismo tiempo, de las interrelaciones entre las acciones individuales y la
dimensión colectiva de la acción.
Al respecto, creemos que los conceptos de género y estilo profesional
desarrollados por Clot (op. cit.), así como los conceptos de coordinación y
cooperación (Maggi, op. cit.), son de una gran riqueza para abordar esta
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dimensión, que nuestra investigación no ha podido contemplar en toda su
potencialidad.
Para finalizar, creemos que el debate entre las diferentes disciplinas que
componen el campo de las ciencias del trabajo sigue siendo esencial. Quizás
sin una intención deliberada, pero sí con una encarnada en la acción, este
trabajo de investigación muestra hasta qué punto se impone un enfoque amplio
que permita enriquecer las interpretaciones, incluso en el abordaje de una
situación puntual como ha sido la nuestra.
En efecto, nuestro abordaje no solamente ha incorporado múltiples
enfoques psicológicos, sino que, además, se ha nutrido fuertemente de la
ergonomía de la actividad, de la sociología del trabajo, de la ingeniería
cognitiva y de las ciencias de la gestión.
Creemos que esta es la vía más adecuada para intentar sobrepasar los
enfoques reduccionistas que todavía perseveran y no cesan de manifestarse, y,
en este sentido, esperamos que este trabajo de investigación haya logrado no
sólo esbozar algunas respuestas sino, sobre todo, construir algunos
interrogantes, susceptibles de ser respondidos en futuras investigaciones.
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