Yambógrafos griegos

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YAMBÓGRAFOS GRIEGOS INTRODUCCIÓN, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE EMILIO SUÁREZ DE LA TORRE f e EDITORIAL GREDOS

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  • YAMBGRAFOS GRIEGOS

    INTRODUCCIN, TRADUCCIN Y NOTAS DE

    EMILIO SUREZ DE LA TORRE

    f e

    ED ITO R IA L GREDOS

  • BIBLIOTECA CLSICA GREDOS, 297

    ArmauirumqueNuevo sello

  • Asesor para la seccin griega: C a r l o s G a r c a G u a l .

    Segn las normas de la B. C, G ., ia traduccin de este volumen ha sido revisada por C a r l o s G a r c a G u a l .

    EDITORIAL GREDOS, S. A.

    Snchez Pacheco, 85, Madrid, 2002, www.editorialgredos.com

    Depsito Legal: M. 2728-2002.ISBN 84-249-2318-9.Impreso en Espaa. Printed in Spain.Grficas Cndor, S. A.Esteban Terradas, 12. Polgono Industrial. Legans (Madrid), 2002. Encuademacin Ramos.

  • NOTA PRELIMINAR

    A pesar de la distancia que nos separa de los griegos de la Antigedad, sus obras literarias estn muy cerca de nosotros. Quiz sorprenda que haga esta afirmacin al comienzo de una traduccin correspondiente a un gnero potico aparentemente lejano y ajeno a las corrientes actuales. La sorpresa puede disminuir si no tenemos en cuenta tanto la forma como el contenido. La poesa ymbica y la elegiaca son parte sustancial de los antiguos (e imperecederos) instrumentos de comunicacin y transmisin de ideas, sentimientos, sensaciones de una comunidad; un medio de reconocimiento de la identidad de un pueblo y un vehculo de consolidacin y herencia de la cultura de sus conciudadanos. Los dos mbitos principales de interpretacin de la poesa antigua, la fiesta pblica y el simposio, constituyen los espacios de comunicacin colectiva ms importantes de la Grecia antigua y la poesa no puede entenderse uera del marco de ambas instituciones. El gnero al que se dedica esta traduccin, el yambo, y la elega, se desarrollaron sustancialmente en el mbito del simposio, pero en ambos est presente de algn modo la fiesta colectiva. Primero, porque no puede excluirse (sino incluso, en algunos casos, postular como necesario) un espacio de interpretacin pblica ms

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    amplio que el del simposio para explicar la naturaleza de determinados fragmentos de ambos gneros, tal como se precisar ms adelante; y segundo, porque, en el caso del yambo, mantiene ste elementos originarios, constituyentes sustanciales, que no se explican fuera de los rituales y fiestas con los que se relaciona genrica y contemporneamente. La poesa ymbica nos introduce en el mundo del escarnio y de la ridiculizacin, armas de que dispone una sociedad con una finalidad que, aunque parezca paradjico, no es solamente ofensiva y de ataque, sino que tiene tambin una funcin defensiva y catrtica, para preservar la integridad del conjunto mediante la eliminacin (en un sentido moral y figurado, aunque pueda tener consecuencias de otro tipo) de aquellos que rompen las normas y pautas de conducta del conjunto. Incluso la hostilidad personal se transforma en problema colectivo, mediante la vejacin pblica que pretende contrarrestar con frecuencia otro medio alternativo de comunicacin, el rumor, sumamente peligroso. No todo es insulto. Tambin debemos contar con las races rituales que hacen de la libertad de expresin orientada a la exhibicin sexual y escatolgica un componente sustancial. La ruptura ritual de los lmites y constricciones de la vida cotidiana va acompaada de una no menor liberacin de los frenos verbales, que encuentra su canalizacin artstica a travs del gnero ymbico.

    Quiero justificar la distribucin realizada de los fragmentos ymbicos y elegiacos en dos volmenes distintos (con un precedente muy reciente en la edicin de D. E. Gerber de 1999, quien dedica un volumen a la Greek Iambic Poetry y otro a la Greek Elegiac Poetry). Naturalmente, hay una primera razn prctica, tendente a evitar un volumen excesivamente grueso, debido sobre todo a la mayor abundancia y variedad de autores elegiacos. Pero, sobre todo,

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    hay un intento de agolpamiento lo ms coherente posible. En este tomo aparecen los poetas ms antiguos de que tenemos noticia como autores de poesa ymbica, trmino que hay que entender en sentido amplio y no exclusivamente mtrico. Entre ellos Arquloco es tambin uno de los primeros autores de elegas (frs. 1-17), as como de una variada muestra de composiciones no uniformes, ni en forma ni en contenido, pero que s pueden encuadrarse ya sin problemas en el apartado del yambo. En este caso he optado por clasificarlo fundamentalmente dentro de este gnero, del que algunos le atribuan la invencin, con el fin de que se aprecie bien la evolucin a partir de sus composiciones. Creo que con ello evitamos cierta dispersin y el volumen ganar en coherencia. La introduccin general y las introducciones parciales, as como las notas, tienden a facilitar esa cohesin, aunque inevitablemente tendremos que volver a mencionar a Arquloco al tratar de la elega y a recordar cuestiones relacionadas con el yambo al estudiar a Soln.

    Quien desee tener confrontado un texto griego deber tener presente (como se recordar de nuevo en la nota textual) que, salvo en el caso de Hiponacte, sigo el orden (con alguna modificacin mnima) de la edicin de M. L. West (Oxford, 19892). Para Hiponacte he utilizado la de E. Degani (Leipzig, 19912). El volumen de Yambgrafos de D. E. Gerber (Cambridge, Mass. / Londres 1999), muy razonable y til, lleg a mis manos cuando el trabajo estaba ya muy avanzado, pero lo he aprovechado en la medida de lo posible. Para los testimonios he seguido la edicin de G. Tarditi (Roma, 1968). En todas estas elecciones es obvio que no han influido criterios de comodidad, sino de calidad.

  • INTRODUCCIN GENERAL1

    El yambo enlaza directamente con el mbito de la fiesta pblica y con el ritual religioso, especialmente con los cultos de Demter y de Dioniso, aunque pronto lo vemos incorporado al simposio (un espacio de interpretacin susceptible de admitir en su seno muy diversos gneros), a cuyo marco estar ligada luego su existencia2. Viceversa, la elega pertenece de modo casi natural al mundo del banquete, aunque su presencia se detecte igualmente en el mbito pblico de interpretacin3. Por otra parte, la denominacin de yambo y elega resulta insuficiente en relacin con la riqueza temtica de los textos que se asignan a uno y otro grupo, con problemas distintos de clasificacin genrica en cada caso. El yambo en s puede presentar un perfil genrico relativamente homogneo, pero no hay que olvidar que

    1 En esta introduccin general se recogen los rasgos ms importantes de la poesa ymbica. Otros detalles referentes a los autores traducidos se tratan en las introducciones a cada uno de ellos.

    2 Cf. V e t t a , 1992.3 Cf. las observaciones de B o w ie , 1986, y la corroboracin de sus te

    sis que suponen los nuevos fragmentos elegiacos de Simnides de Ceos.

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    es un trmino en principio estrictamente formal, que alude a una variedad mtrica concreta. Su uso por extenso para designar un gnero implica la inclusin en el mismo de una forma mtrica distinta, aunque relacionada estrechamente con l, que es el troqueo, as como una derivacin precursora de las estructuras lricas, el epodo. A su vez la elega es la variedad ms problemtica para elaborar una clasificacin genrica. Al revs del caso anterior, estamos ante el empleo de una misma estructura mtrica, el dstico elegiaco, para una notable diversidad de contenidos, con finalidad no siempre coincidente. La ltima gran diferencia afecta a la extensin temporal. El yambo, como gnero literario, prcticamente desaparece cuando las formas dramticas, que no slo lo incorporan como vehculo formal, sino que tambin adoptan su finalidad crtica y de escarnio (como sucede con la comedia), yugulan sus posibilidades de existencia autnoma4, por ms que en un nivel ritual persistan cantos con esta mtrica o de que el verso ymbico conozca una resurreccin en poca helenstica (independientemente del teatro o de los gneros mimticos), con finalidad incluso narrativa (p. ej. Calimaco) o con influencia del teatro (pensemos en la Alejandra de Licofrn) o para usos peculiares, como ciertos orculos. Por el contrario, la elega persiste, con diversos avatares, e incluso se desarrolla de forma notable en el contexto del banquete o de la ceremonia pblica, con una lnea de continuidad firme durante toda la Antigedad.

    4 Algunos de los poetas ymbicos menores son en realidad comedigrafos a los que se es atribuyen composiciones ymbicas, que se han conservado en nmero exiguo.

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    Orgenes del yambo5

    Los gneros poticos de la Grecia antigua son en su mayora inseparables de tradiciones y contextos religiosos. En el caso del yambo este principio se cumple tambin para sus comienzos. Un planteamiento exclusivamente literario es insatisfactorio en la mayora de los casos. Con un dilema de este tipo se enfrent ya Aristteles, cuando en su anlisis de los orgenes y evolucin de los gneros dramticos propona, por una parte, una evolucin estrictamente literaria con una distincin entre poetas serios y cmicos en cualquier caso posterior a Homero, ya que ste habra marcado la pauta tanto de los primeros (y, en consecuencia de la tragedia), como de la comedia, a partir del Margites6; y, por otra, estableca la clebre divisin de los cantos rituales en los que radicara el origen de cada gnero dramtico (a partir del ditirambo y de los cantos flicos respectivamente). Los poetas antiguos habran sido o picos o ymbicos.

    5 Varios son los trminos formados a partir del radical iamb-. Normalmente iambos hace referencia al ritmo ymbico (e incluso al pie ymbico, ~ -); iambeon suele ser ms concreto (trmetro ymbico), aunque algunas veces es asimilable al anterior; iambiks es ymbico sin ms, tanto dicho del ritmo como (sobre todo) del contenido satrico; por ultimo estos ataques personales se expresan con el verbo iambizo. La etimologa es absolutamente obscura. La relacin con el nombre de Yambe (la esclava del rey Celeo que hace rer a Demter en su bsqueda de Core o la vieja con la que tiene su encuentro Hiponacte, como veremos en la Introduccin a este poeta), es indiscutible, pero no podemos precisar ms. Asimismo algunos admiten la relacin con los (no menos oscuros) trminos thriambos, dithyrambos e thymbos, sobre los que volver ms abajo.

    6 Potica 1448b-1449a, donde establece la ecuacin Iliada + Odisea ; tragedia : : Margites : comedia.

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    Estos ltimos habran canalizado a travs del yambo la burla y el escarnio (psgos), para lo que aporta una relacin etimolgica (errnea en su derivacin) entre el trmino yambo (iambeon) y el verbo que expresa ese ataque verbal (iam- biz). Asimismo Aristteles subraya la adecuacin del yambo para el dilogo, como se puede comprobar, dice, a partir de la experiencia cotidiana7.

    Los datos de esta primera fuente terica sobre el yambo tienen una importancia considerable, ya que nos permiten apreciar la valoracin que se haca del gnero y del uso del verso ymbico en pleno siglo iv a. C., en un momento en que aqul haba completado (en trminos aristotlicos) un ciclo casi natural (desde sus orgenes al desarrollo del drama), pero seguan existiendo rituales que podan servir de referencia inmediata para reconstruir su antigua naturaleza. Es evidente que por entonces lo ymbico se identificaba con la invectiva personal y que se estableca una relacin directa entre un antiguo uso no serio y su posterior utilizacin para la comedia, adems de justificar su empleo para el dilogo teatral en general.

    Frente a esos aspectos positivos, las observaciones aristotlicas plantean no pocas dificultades, como han comprobado todos aquellos que han tratado de utilizar el texto aristotlico en la bsqueda de los orgenes del teatro. Como he sealado ms arriba, Aristteles hace confluir ms de una lnea evolutiva en el desarrollo de los gneros dramticos:

    a) Los poetas especializados en lo ymbico (que desde Homero puede servir para lo risible, geioton, y no necesariamente para el psgos), luego se convirtieron en comedi-

    7 Potica 1449a26.

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    grafios8, mientras que los que se dedicaron a lo pico son los antecesores de los tragedigrafos9.

    b) La tragedia deriva de los exarcontes del ditirambo y la comedia de los que entonaban los cantos flicos (o al revs, segn Leonhard10), an vivos en poca de Aristteles.

    c) Para complicar ms las cosas, aade que la tragedia nace de un breve dilogo con contenido risible, porque surgi del satyrikon: esto explicara tambin el uso inicial del tetrmetro trocaico11, abandonado despus en favor del trmetro ymbico.

    Para la indagacin sobre los orgenes del yambo nos interesan slo los argumentos b y c, ya que las constantes menciones de la epopeya en Aristteles vienen forzadas por la temtica de la tragedia, procedente casi en su totalidad de ios ciclos picos arcaicos12. Lo importante es que lo ymbico se enlaza en un principio con el vituperio personal y luego con gneros que, a su vez, se vinculan con rituales en los que se entonan cantos de diversa naturaleza, todos los cuales tiene alguna relacin con Dioniso: phailk, dithyram-

    8 Aqui se da una paradoja en la argumentacin aristotlica, ya que afirma que con Crates la comedia perdi la iambike ida, pero luego, en el curso de su argumentacin, se ve que no es as.

    9 Con la paradoja, de nuevo, de que el metro principal de la tragedia griega es el trmetro ymbico.

    10 J. L e o n h a r d , Phalloslied und Dithyrambos. Aristteles ber den Ursprung des griechischen Dramas, Heidelberg, 1991. Es una inteipreta- cin textualmente muy problemtica.

    n Ms adecuado para la danza, segn Aristteles.12 Aristteles tiene toda la razn en ver el nacimiento literario de los

    gneros dramticos en esa vinculacin con la pica (aunque su planteamiento de desarrollo lineal sea demasiado simplista), pero esto no tiene nada que ver con el anlisis del yambo. Pueden mencionarse aqu, no obstante, las noticias sobre yambos de Arquloco y Simnides interpretados por rapsodos: cf. W e s t , 1974, pg. 23, con referencia a A r is t ., Pol. 1336b20 y A t e n e o , 620c.

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    bos, satyrikn. Veamos con ms detalle el aspecto ritual y en qu medida se cumple la teora aristotlica.

    Los rituales en que se dan el lenguaje y los gestos obscenos (aischrologa, skmmata) pertenecen sobre todo a Demter, mientras que la invectiva (oneidisms, psgos) y el elemento flico o abiertamente sexual son constituyentes ms abundantes en los de Dioniso, pero todos estos elementos estn mezclados a veces en ambos grupos de ritos (y en otras ceremonias13). Los que afectan a Demter son los siguientes14:

    a) Entre el complejsimo conjunto ritual eleusinio contamos con los gephyrismo o insultos lanzados por personas enmascaradas desde un puente contra personajes destacados de la ciudad15 durante la procesin hacia Eleusis, Una interesante evocacin de este momento la tenemos en el coro de los mystai de Las Ranas de Aristfanes (411 ss.), precisamente en yambos16. Es probable que durante la pannychs o fiesta nocturna subsiguiente a la procesin (ya en Eleusis) continuara la escrologa, junto con la danza17. Un escolio a Aristfanes, Pluto 1014, menciona tambin los gestos y bromas obscenos (skmmata) de las mujeres desde los carruajes18.

    b) Segn Apolodoro (I 5, 10) en la fiesta femenina de las tesmoforias tienen lugar gestos de ese tipo por parte

    13 En el festival de Apolo Egletes, en la isla de nafe, haba intercambio de insultos entre hombres y mujeres; cf. B u r k e r t , 1985, pg. 105.

    14 Para el trasfondo agrario de todos ellos, vid. B r u m f i e l d , 1981.15 H e s iq u io , s . v . gephyris, gephyrista16 R ic h a r d s o n , 1974, pg, 214, observa que el Himno a Demter de

    Flico es en coriambos, lo cual, unido a lo anterior, hace pensar en que se era el metro del ritual.

    17 R ic h a r d s o n , 1974, pg. 215.18 Cf. Sucia, s. v . t ton amaxn skmmata.

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    de las mujeres participantes!9. Es probable que tuvieran lugar durante el segundo da, en el perodo de ayuno (nsteis), lo mismo que, en el caso del ritual anterior, la situacin descrita precede probablemente a la consumicin del kyken, la bebida sagrada conmemorativa de aquella que acept tomar Demter20. Al menos esto puede aplicarse a las tesmoforias atenienses, aunque debe tenerse presente que se trata de un ritual muy extendido en Grecia y con variantes locales. Diodoro de Sicilia21 menciona expresamente la relacin entre las tesmoforias de su isla nativa y el mito del rapto de Persfone, debido a que la aischrologa provocaba la risa, antdoto del duelo.

    c) La fiesta que preceda a la anterior en Atenas, stenia, conclua con un intercambio de insultos entre individuos de ambos sexos22.

    d) En la fiesta conocida como hala23, celebrada en Eleusis durante el mes de Posideion24, la aischrologa acompaaba probablemente a la mostracin de rganos masculinos y femeninos (cuya forma era habitual en pasteles que se consuman en ritos demetriacos, como ste y el anterior) y la sacerdotisa susurraba algo en relacin con el adulterio (klepsigamia) al odo de las participantes. Esta fiesta aparece vinculada asimismo a Dioniso y, en concreto, al mito de su acogida por Icario (algo que se ha considerado ms reciente). En este caso el mito narrado explica la tradicin de

    19 Otras fu e n te s : C l e o m e d e s , 2,2; D io d o r o d e S ic il ia , V 4, 7.20 Cf. infra.21 Loe. cit. en . 19.22 C f. B u r k e r t , 1986, p g . 105.23 L u c i a n o . Dial. mer. 280,14 R a b e .24 Sobre este rito vase ei detallado anlisis de N. R o b e r t s o n , Po

    seidons Festival at the Winter Solstice, Classical Quater ly 34, (1984), 1-16.

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    hacer falos de arcilla en honor de Dioniso, a partir de una consulta dlfica a raz de un castigo dionisiaco (por la muerte de Icario) consistente en provocar una ereccin permanente25.

    e) En Pelene hombres y mujeres intercambiaban insultos en el festival en honor de Demter Mysia26.

    f) En paralelo con estos ritos debe ponerse el que tena lugar en Egina durante el festival en honor de Damia y Au- xesia, en el que se organizaban coros femeninos (instruidos por coregos oficiales) que dirigan insultos exclusivamente a las mujeres27.

    Todo este contexto ritual es el que permite explicar numerosos rasgos del Himno a Demter transmitido entre los Himnos Homricos28. Ante todo, como tradicionalmente se ha sealado, la presencia de Yambe, epnima para los griegos del gnero que nos ocupa. Esta sirviente del rey Celeo es la nica que acta de acuerdo con los deseos de la diosa, por lo que consigue propiciar su nimo y que rompa el ayuno y llegue a sonrer, a pesar del duelo por la desaparicin

    25 C f. escolio a L u c ia n o , Dial, de los dioses 1-5, ed, R a b e , pgs. 211, 14-212, 8, y escolio a L u c ia n o , D ial merer. 7, ed. R a b e , pgs. 279-280; cf. C s a p o , 1997, pgs. 266-267.

    26 P a u s a n ia s , VII27, 10.27 H e r d o t o , V 83.28 Siguen siendo fondamentales la introduccin y el comentario de

    R ic h a r d s o n , 1974. Sigue siendo de utilidad el comentario de T. W. A l l e n , W. R . H a l l id a y , E. E. S ik e s , The Homeric Hymns, Oxford, 1936, reimpr. Amsterdam, Hakkert, 1980, pgs. 108-183, aunque superado en diversos aspectos por el de P. C s s o l a , Inni Omerici, Fondazione Lorenzo Valla, 1975 (19955), pgs. 463-485. Una reciente revisin del contexto religioso y anlisis actualizados de las numerosas cuestiones religioso-antropolgicas planteadas por el Himno puede verse ahora en H . P. F o l e y (ed.) The Homeric Hymn to Demeter. Translation, Commentaiy and Interpretive Essays, Princeton, New Jersey, 1993.

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    de su hija Persfone29. Los actos mediante los que consigue esta reaccin pueden considerarse traslacin al relato mtico de actos rituales o vinculados de algn modo al culto:

    a) Yambe le ofrece el asiento adecuado: Demter no acepta el trono artstico, sino un simple taburete ritual30, acomodado con algunos cojines, llamado en el texto pektn hdos. Es el equivalente de la thrnosis (entronizacin) del rito.

    b) Yambe consigue que Demter rompa su silencio anmalo y el ayuno. Para lo ltimo le ofrece el kyken, el brebaje compuesto de harina de cebada con agua y poleo, coincidente con el que se consuma en los misterios de Eleusis.

    c) Yambe logra romper la seal de luto ms evidente, la ausencia de risa, y ello precisamente con sus bromas y gestos obscenos, insistentemente repetidos: primero logra la sonrisa y luego una abierta risa.

    Adems de la versin del himno (la ms antigua que conocemos) existieron diversas variantes de esta leyenda. Algunas vinculan la accin mtica al rito de las tesmoforias, como ya he sealado31. Entre ellas destacan las peculiaridades del Himno a Demter de Flico (s. m a. C.) y de un pasaje de los Alexiphrmaca de Nicandro (s. n a. C.)32. El primero puede contener elementos explicables como ation de las tesmoforias del demo tico de Halimunte, aunque de

    29 Cf. B r o w n , 1 9 9 7 , p g . 19.30 A la vista de algunas representaciones vasculares, parece la inter

    pretacin ms adecuada.31 A p o l o d o r o , I 5, 10 (p a ra el q u e la c r ia d a e s u n a a n c ia n a ); D io d o

    r o d e S i c il ia , V 4 , 7 , y la s q u e a h o ra se c ita n .32 Alex. 128-132; escolio a Alex. 130a. Vase adems Etymologicum

    Genuinum, pg. 160 Rei,s k i; F il c o r o , FGrHist 328 F 103. Cf. B r o w n , 1997, pgs. 22-23.

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    hecho se relaciona en el texto con el culto de Demter en Hermione. El segundo apenas transmite detalles, pero dedica especial atencin a la bebida sagrada, el kyken, y sustituye al rey Celeo por el epnimo tico Hipotoonte. Asimismo debe sealarse que en la versin rfica de este relato el papel de Yambe lo desempea Baubo, que hace rer a la diosa al ensearle sus genitales33. Por ltimo, hay que mencionar el relato (incluido en la tradicin manuscrita de Que- robosco) que denomina Yambe a una anciana que amonesta a Hiponacte cuando ste se agarra al barreo en el que ella est lavando la ropa a la orilla del mar y le recrimina en frases de ritmo ymbico34.

    Si pasamos al mbito de la fiesta dionisiaca, los elementos rituales vinculados al yambo no son menos importantes. En parte son los que suelen traerse a colacin al indagar los orgenes rituales del ditirambo, trmino que encierra ya evidente parentesco formal con el de yambo, dentro de una serie a la que se aaden los no menos enigmticos (en cuanto a su etimologa) de thriambos e thymbos. Aunque al tratar de la biografa de Arquloco volver sobre esta cuestin con ms detalle, debemos recordar que, segn la clebre inscripcin de Mnesepes35, Arquloco enton por

    33 C l e m e n t e d e A l e j a n d r a , Protreptico 20 s.; A r n o b io , V 25. Sobre el personaje, cf. F. G r a f , Eleusis und die orphische Dichtung Athens in vorhellenistischer Zeit, Berln/Nueva York, 1974, pgs. 194 ss.

    34 Cf. Introduccin a H ip o n a c t e y nota al fr. 186 bis. Los pasajes de Querobosco, en su comentario a Hefestin, estn detalladamente analizados y estudiados en Fowler, 1990.

    35 La inscripcin fue publicada por primera vez por K o n t o l e o n , 1952 (1955); cf. SEG XV, 1958, nm. 517. Vase ahora M l l e r , 1985, y C h a n io t is , 1988, pgs. 23-34, 57-68 y 103-110. Cf. asimismo N a g y , 1979, 279-316 (y vase tambin su obra Pindar's Homer: The Lyric Possession of an Epic Past, Baltimore/Londres, 1990, pgs. 363 y 393

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    primera vez un canto flico en honor de Dioniso (o al menos con contenido dionisiaco) cuando Telesicles, su padre, regres de la consulta dlfica que anticipaba la futura gloria de su hijo36. Hecho que parece que tuvo lugar, no lo olvidemos, en plena celebracin de unas fiestas en honor de Artemis, lo que tuvo consecuencias para el poeta y la poblacin37. Tampoco podemos dejar de lado ahora el propio testimonio del poeta pari, por ser el primero que nos transmite tanto una prueba de la relacin entre Dioniso y el ditirambo (fr. 120), como el uso del trmino yambo en paralelo con otro que apunta a un contexto simposaco y festivo (fr. 215), aparte de utilizar ya lo que parece ser el sustantivo bacanal (fr. 194) y de que se le atribuyen composiciones llamadas lobkchoi, nombre derivado de una invocacin ritual al dios.

    Los otros trminos que hacen serie con yambo van acompaados de testimonios que no por ser ms tardos carecen de inters. Un uso frecuente de thrambos es como designacin de un himno o canto en honor de Dioniso. En Roma ser ya el himno triunfal por antonomasia ('triumphus). Ambas explicaciones aparecen en la correspondiente glosa de Hesiquio, a las que aade la equivalencia como yambo. Ms importante es el valor que recientemente ha apreciado Brown en la presencia de este trmino en la versin que da Conn del mito de Proene38. En ella se dice que Tereo corta la lengua a Filomela para evitar el thrambos, lo que no sera slo reproche o insulto, sino claramente

    ss.); E. L a n z l l o t t a , Paro dallet arcaica a llet ellenistica, Roma, 1987; B r il l a n t e , 1990; B e r r a n g e r , 1992.

    36 Remito a S u r e z d e l a T o r r e , 2000.37 Cf. infra el texto completo de la inscripcin en la Introduccin a

    Arquloco.38 B r o w n , 1997, pgs. 28-31.

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    maldicin, que de esta forma no podra ser articulada. Todo ello perfectamente acorde con ciertos usos rituales del yambo. Por ltimo, tambin el thymbos es definido como canto o danza dionisiaca por los lexicgrafos antiguos, aunque carecemos de testimonios literarios.

    Tambin aportan alguna informacin los datos que conservamos acerca de grupos de individuos que participan en espectculos o ritos en relacin con los que nos ocupan. As, algunas fuentes39 suelen tratar de forma paralela a los llamados phallophroi, ithyphalloi y autokbdaloi40. En S- cin los primeros entraban por la prodos del teatro (sin mscaras, pero embadurnados de holln) entonando himnos bquicos e incluso una parodia de un pasaje del Hiplito de Eurpides, para luego correr hacia el pblico y romper en insultos contra los que pillaban (algo que hacan quedndose de pie quietos). Los ithyphalloi s llevaban mscaras, entonaban sus versos desde el centro de la orquestra y es de suponer que un falo erecto formara parte de su atuendo (peculiar por otros rasgos de vestimenta). Lamentablemente no conocemos el contenido de sus intervenciones, aunque lo lgico es que tuvieran algo que ver con lo dionisiaco en su sentido ms amplio. Tanto este trmino como el de phallophroi nos lleva automticamente a establecer una relacin con la referencia aristotlica a los cantos flicos. En cuanto a los autokbdaloi o improvisadores, sabemos que se coronaban de yedra y recitaban yambos. Por su calidad de improvisadores suelen compararse con los deikelistai espartanos, descritos por Sosibio41, que intepretaban, con lenguaje vulgar, imitaciones de tipos cmicos, por lo que

    39 S e m o d e D l o s , FGrHist 396 F 24.40 Cf. B r o w n , 1997, p g s. 31-32; W e s t , 1974, p g s. 36-38.41 FGrHist 595 F7.

  • INTRODUCCIN GENERAL 23

    (como los anteriores) suelen mencionarse en el estudio de los orgenes de la comedia.

    La suma de todos los datos precedentes nos da un tras- fondo bastante rico y variado de rituales que de algn modo se relacionan con el yambo y que nos permiten apreciar el eslabn que une lo ritual y lo literario. Aunque se nos escape el detalle en el paso de las formas ms populares y antiguas a las ms refinadas y elaboradas de los autores conservados (que, por otra parte, siempre han coexistido con las anteriores), es perfectamente apreciable el modo en que se mantiene la funcin que observamos en el contexto ritual, con su trasfondo fuertemente religioso. Una finalidad sustancial del ritual griego (y de otras muchas culturas) consiste en contribuir a la preservacin de la cohesin del conjunto de la sociedad, del orden normal de las cosas, por diversos procedimientos, que incluyen: la alteracin temporal de ese orden para conseguir un retomo renovado a la normalidad; la ejecucin de rituales mimticos de situaciones primigenias o fundacionales; el cumplimiento del ritual adecuado en la forma adecuada y eficaz, etc. Brown, en su alabado trabajo sobre el tema, ha subrayado con todo acierto cmo el poeta ymbico es un protector de su comunidad que mediante el yambo combate a cualquiera que trata de amenazar la estabilidad de ese mundo42.

    Formas y contenidos: variedades ymbicas y evolucin delgnero

    El origen de las diversas estructuras mtricas empleadas por los griegos carece en general de una explicacin satisfactoria. Una razn importante para ello es que carecemos de textos que nos permitan establecer una secuencia ntida

    42 B r o w n , 1997 pg. 42.

  • 24 YAMBGRAFOS GRIEGOS

    de su evolucin en las fases ms antiguas. Los poemas ms antiguos que conservamos de los distintos gneros poticos muestran ya una elaboracin muy notable, un alto grado de desarrollo y perfeccin. Hoy sabemos que, en el caso de la pica, ello se debe a que la difusin por escrito de sus textos sucede a una larga etapa de transmisin oral, con la que sin duda ha coexistido tambin durante bastante tiempo. En cuanto a la lrica, la idea que se ha tenido durante mucho tiempo de la aparicin en Grecia de los gneros literarios ha sido excesivamente lineal ya que la datacin de los textos conservados por escrito parece, en efecto, imponer la secuencia pica-lrica-teatro. En una mayora de ejemplos concretos es evidente que Homero est funcionando como un modelo, con respecto al cual se experimenta o se innova, a cuyos poemas se alude o al que simplemente se imita. Ahora bien, se ha visto que este planteamiento no explica suficientemente los hechos y que nos olvidamos de que tambin la lrica ha tenido un pasado de tcnica oral. Cuando se hace la historia de los gneros que se agrupan en la lrica suele recurrirse precisamente al texto homrico para demostrar la familiaridad del poeta con cantos adecuados a diversas situaciones vitales: el canto de bodas, el lamento fnebre, el canto de victoria etc. Aunque tales manifestaciones de canto no pico estn muy lejos de la riqueza de contenido y variedad que tenemos atestiguada y aunque el contenido verbal (y, por tanto argumentai) sea mnimo o nulo, son suficientes para poner de manifiesto la antigedad de cantos no picos en coexistencia con la interpretacin de estos ltimos en poca muy antigua. En pura lgica, la invocacin a un dios mediante un himno (en la forma ms rudimentaria de lo cltico que nos queramos imaginar) puede ser incluso ms antigua que el complejo relato articulado en un poema pico. Por eso se ha llegado a proponer que las

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    formas Uricas han debido anteceder a las picas, tambin en lo que se refiere a la mtrica43.

    Por la misma ecuacin, si el yambo tuviera efectivamente una conexin en su origen con rituales como los ya comentados, deberamos admitir que su antigedad estara unida a la de los cultos correspondientes, lo que nos conducira a una argumentacin circular, ya que tampoco tenemos datos suficientes sobre esas fases rituales antiguas. Por lo tanto, para iniciar una descripcin de los comienzos y desarrollo de la poesa ymbica slo disponemos de tres elementos de referencia: los datos (escasos) que nos puede proporcionar la comparacin con otras culturas indoeuropeas, la aportacin de ejemplos de canto que, tericamente, podran estar ms cerca de los hipotticos comienzos del gnero, a saber, los de tipo popular; y el anlisis de las composiciones ms antiguas.

    De todos ellos la pista ms segura nos la proporciona, en mi opinin, el tercer grupo, sin que debamos desatender los dos primeros testimonios. Existen, en efecto, paralelos de poesa en otras culturas no griegas cuyo objeto es la invectiva o la ridiculizacin y se han estudiado paralelos de poesa petitoria, equiparable a ejemplos de Hiponacte. En sentido estricto esto no permite ms que el establecimiento de unos contenidos similares adecuados a situaciones tambin similares en las distintas culturas. En cuanto a los cantos populares con abundantes componentes ymbicos en su mtrica (generalmente lricos), tropezamos con una dificultad cronolgica, ya que se conservan en fuentes bastante tardas, que no permiten establecer siempre con seguridad transposiciones a etapas arcaicas, debido a la ms que pro

    43 Cf. B. G e n t il i , Prehistoria e formazione dellesametro, Quad. Urb. Cult Class. 26, (1977), 7-37.

  • 26 YAMBGRAFOS GRIEGOS

    bable influencia de los textos literarios. As, por ejemplo, es algo arriesgado servirse del canto de la golondrina (chelidonisms) rodio (tambin petitorio, de carcter colectivo), transmitido por Ateneo44, cuya parte final acumula trmetros ymbicos con un contenido entre amenazador y humorstico, para ilustrar una hipottica alternancia de partes cantadas por coro y recitadas por solista en un nivel pre- literario, ya que en poca helenstica (y ms an romana) se registra una la tendencia a una dramatizacin de los rituales y a un enriquecimiento de su faceta de espectculo en todos sus aspectos. No obstante, hay que valorar de algn modo la frecuencia de esos metros ymbicos en los cantos que los propios griegos reconocan como populares y destinados casi todos a contextos rituales en festividades agrariaso en relacin con momentos importantes del ao agrario45.

    Vayamos, pues, a ese grupo de ejemplos ms antiguos. A mi juicio resulta de excepcional importancia el testimonio de una de las primeras inscripciones en lengua griega, datable entre el 735 y el 720 a. C., inscrita sobre una vasija hallada en Ischia (una de las islas Pitecusas, frente a las costas del centro de Italia), conocida como la copa de Nstor. Son tres lneas inscritas sobre una kotyl encontrada en 1954 entre el ajuar de una tumba de cremacin correspondiente a un nio de unos diez aos46. Aunque el vaso sea de origen

    44 VIII, 360 B; cf. F. R o d r g u e z A d r a d o s , La cancin rodia de la golondrina y la cermica de Tera, Emrita 42 (1974), 47-68, y R o d r g u e z A d r a d o s , 1976, pgs. 78-79.

    45 En el caso de la cancin rodia de la golondrina Ateneo se basa en fuentes locales rodias: en concreto un tal Teognis que escribe Per i Thy- sirt y que sita el ritual en el mes de Boedromin (septiembre/octubre).

    40 Se trata de la tumba 168 de la necrpolis de San Montano; cf. G. B u c h n e r , C. F. Russo, La coppa di Nestore e uniscrizione mtrica di Pitecusa delPVIII secolo av. Cr., Rendiconti de llAcademia Nazionale dei Lincei (Classe di Scienze mor., stor. e fil. Ser. VIII) vol. X, 1955,

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    rodio y el contexto funerario, la inscripcin se realiz cuando el objeto an cumpla la finalidad para la que haba sido fabricado, lo que nos remite a un probable contexto simposaco. De esas tres lneas, la segunda y la tercera son hexmetros dactilicos impecables, mientras que la primera contiene una secuencia que, a mi juicio, puede considerarse ymbica. Los ms recientes estudios sobre la vasija y el texto han suprimido numerosas dudas sobre la reconstruccin de la primera lnea, que debemos admitir ya como la tpica au- topresentacin del propio objeto47, habitual en inscripciones arcaicas. Con bastante seguridad lo que dice el texto vendra a ser (manteniendo intencionadamente la literalidad):

    Soy de Nstor, vaso bueno para beber;y el que beba de este vaso, al punto de l se apoderarel deseo de Afrodita, la de hermosas coronas.

    Las dudas que se han expresado sobre la naturaleza mtrica de la primera lnea48 son, pienso, injustificadas. Sin contar con la primera parte de esta lnea, el dmetro ymbico resultante no es producto de la casualidad, como no lo es el juego eufnico de la secuencia, ni el contraste entre esa primera afirmacin en el ritmo adecuado al simposio con el

    pgs, 215-234; G . B u c h n e r . D. R i d g w a y , Pithekoussai I, La necropoli: tombe 1-723, scavate dal 1952 al 1961 (Monumenti Antichi delPAccad. Nazionale dei Lincei, Ser. Monogrfica IV), Roma, 1993; A. B a r t o n c k ,G. B u c h n e r , Die ltesten griechischen Inschriften von Pithekoussai (2.Hlfte des VIII. Bis 1. Hlfte des VII Jhs.), Die Sprache, 37 (1995), 1-128.

    47 La laguna existente donde debera ir la forma verbal del verbo ser en la primera lnea, (e...i) no es tan ancha como se crea: todo se debi a un error a la hora de pegar los trozos de la vasija: cf. B a r t o n e k , B u c h n e r , Die ltesten..., pgs. 150-151.

    48 As, por ejemplo, C. O. P a v e se , La iscrizione sulla kotyle di Nestor da Pithekoussai, Zeitschr.f Papyrol. u. Epigr. 114 (1996), 1-23.

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    tono pico siguiente, ni el humor de presentar como copa de Nstor49 una simple kotyl, etc. Por otra parte, confirmada la mayor probabilidad de la lectura soy de..., no es ningn obstculo que el nombre quede adaptado a un metro corimbico (- u u -), ya que es un procedimiento normal en el trmetro ymbico para acoplar nombres propios. Implica adems un consciente engao al lector/oyente, al dar la sensacin inicial de un verso pico que luego se transforma en una rstica descripcin de la vasija. No veo ninguna dificultad en describir el conjunto como una combinacin intencionada de un trmetro ymbico (en cualquier caso, un trmetro50) y dos hexmetros dactilicos. Subrayo el hecho de que el conjunto pertenece al ambiente simposaco de un grupo de cultura muy elevada, que est familiarizado con la tradicin pica y la escritura (a un tiempo) y que considera adecuado el ritmo ymbico para dotar a esa composicin de una evidente irona.

    La perspectiva abierta por la publicacin en 1996 por C. Faraone51 de un artculo en el que se analiza la inscripcin como frmula de encantamiento amoroso, con aportacin de abundantes paralelos totales y parciales en defensa de esta interpretacin, no es incompatible con las ideas que acabo

    49 Aunque se trate de un encabezamiento indicando la propiedad, la evocacin pica me parece indiscutible.

    50 El rasgo menos ortodoxo es el hiato en la posicin de la cesura pentemimeres. Para paliar las objeciones al mismo debemos pensar no slo en la intencionalidad de subrayar esa pausa en ese preciso lugar del verso, sino tambin en que se trata de una secuencia con una vocal susceptible de consonantizacin (cf, M. L. W e s t , Greek Metre, Oxford, 1982, pg. 14) o bien hacer elisin y, por tanto, medir cho- cr ia o bien cho tro cr. De lo que no cabe duda es de que es una secuencia mtrica.

    51 C. F a r a o n e , Taking the Nestors Cup Inscription Seriously: Erotic Magic and Conditional Curses in the Earliest Inscribed Hexameters, Classical Antiquity 15 (1996), 77-112.

  • INTRODUCCIN GENERAL 29

    de expresar. Es ms, pienso que da ms sentido a la valoracin del contexto primitivo simposaco del vaso. En efecto, frente a los indudables mritos de este estudio52, se echa en falta una conclusin ms precisa acerca de la finalidad y uso especfico de la frmula sobre esta kotyi. Por supuesto que el fin perseguido es un efecto afrodisaco, pero la pregunta es: se utiliza para una ocasin concreta o, al quedar inscrito, se espera que sea efectivo cada vez que un lector activa el conjuro? No son alternativas excluyentes, claro, ya que se pueden dar ambas situaciones: un uso con un phrmakon especfico y un efecto similar con cualquier contenido. El hecho de que se utilice como bien preciado en el ajuar funerario de un nio nos habla de su conservacin en la familia de ste, en la que debi de cumplir una funcin en la vida cotidiana. Por ello resulta mucho ms verosmil que el uso habitual sea el simposaco y que el phrmakon concreto sea el vino, que ya Nstor en los Cypria describa como un quitapenas, como se puede apreciar en el fr. 16 Bernab53, un dato ms para pensar que la evocacin pica es ms compleja de lo que parece y que es muy reveladora de los conocimientos de la tradicin pica propios de la sociedad euboica y de sus colonias54. Puestos a buscar alternativas al

    52 Que en buena medida parte de las ideas avanzadas por A. D i iil e en su artculo Die Inschrift vom Nestor-Becher aus Ischia Hermes 97 (1969), 257-261, quien defenda que el texto en hexmetros era pura y simplemente un encantamiento de finalidad afrodisaca y que la primera lnea era una mera indicacin de propiedad, sin evocaciones picas.

    53 Onn toi, Menlae, theol posan riston / thntos aposkedsai meleonas: Menelao: los dioses crearon el vino como el mejor remedio para alejar las penas.

    54 Argumentos importantes sobre estos puntos de vista en G. D a n e k , Der Nestorbecher von Ischia, epische Zitiertechnik und das Symposion, Wiener Studien 107/8, FSH. Schwabl, (1994/5), 29-44.

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    vino, debemos recordar que la descripcin del descomunal55 dpas de Nstor en la Uada (XI 632-643) se hace a propsito de la preparacin de la bebida reconstituyente56 conocida como kyken (una variante de la cual se emplear en los misterios de Eleusis). Como uno de sus componentes era el queso rayado, los arquelogos han destacado la importancia del hallazgo de rayadores de queso en Lefkandi en el siglo ix a. C. y en la regin de Toscana dos siglos despus, lo que sera indicio de haberse utilizado como presente o regalo en una etapa precolonial y luego haber arraigado entre la poblacin etrusca, como ha propuesto Ridgway57. West58, a partir de esta hiptesis y de consideraciones lingsticas que afectan a la cronologa relativa de las expresiones con que se describe en el pasaje homrico la mezcla del cicen, ha llegado a la conclusin de que la gran copa de Nstor homrica era un elemento ms antiguo en la tradicin59 que el uso al que all se le destina y que un poeta eubeo del siglo ix fue el primero en reforzar su contenido con queso rayado, siguiendo una costumbre de su poca, si bien no considera imprescindible que el nico lquido a combinar sea el vino. No obstante, el texto homrico deja muy claro que es un cctel con vino de Pramno.

    En resumen, pienso que no podemos prescindir del contexto simposaco (bien analizado por Pavese) con la ligereza con que lo hace Faraone en el mencionado artculo y que

    55 sa es una de Jas razones por las que se habla de humor en la evocacin, al tratarse aqu de una pequea vasija.

    56 Una combinacin de vino, miel, cebada y queso rayado, sin duda de alto valor energtico.

    57 Vid. D. R id g w a y , Nestors Cup and the Etruscans, OJA 16 (1 9 9 7 ) , 3 2 5 -3 4 4 .

    58 M. L . W e s t , Grated Cheese f it for heroes, The Journ. o f Hellen. Stud. 118 (1 9 9 8 ) , 1 9 0 -1 9 1 .

    59 Se remontara a la cermica micnica.

  • INTRODUCCIN GENERAL 31

    estamos ante una de las primeras expresiones poticas de la conjuncin de Afrodita y Dioniso en el mbito del banquete. Ni el vino y ros son aqu simples metonimias, ni estamos ante un topos60, sino ante la frme creencia en los poderes de estos dioses y de las fuerzas naturales que controlan. La combinacin de ambas esferas de actuacin tendr su culminacin en la poesa de Anacreonte, como ya observ con nitidez G. A. Privitera61. Por ltimo, ni siquiera es aceptable la consideracin del trmino potrion, presente en el primer verso, como prosaico y de uso estrictamente tcnico. Es cierto que no aparece en Homero, pero s est ya en Safo62 y Alceo63, lo que denota una notable antigedad de su utilizacin en contextos poticos.

    Volvamos, pues, a ese primer verso. En l, el annimo autor de la inscripcin de la copa de Pitecusa recurre a una combinacin mtrica para su contenido, irnico y evocador, que debi de gozar de xito en la configuracin formal de un especial gnero pardico. Prueba de ello es la atribucin a Homero de una composicin, descrita por Tzetzes como heroyambos64, dedicada a un personaje que para los griegos era smbolo de estupidez e ignorancia: Margites, que saba muchas cosas y todas las saba mal y que lleg a la ve

    60 Sobre el cual vase. M. M l l e r , Erotische Motive in der griechischen Dichtung bis auf Euripides, Hamburgo, 1980, pgs. 134-138; D. E. G e r b e r , The Measure o f Bacchus, Mnemosyne 41 (1988), 39-45.

    61 Dioniso in Omero e nella poesa greca arcaica, Roma, 1970, pgs. 110 ss.

    62 pr 4 4 > V o i o t : por cierto, en un hexmetro. Es el relato de las bodas de Hctor y Andrmaca.

    63 Fr, 346 V o g t , con probable referencia a Pitaco. Este texto y el anterior se encuentran citados por A t e n e o (XI 460d) a propsito de las distintas denominaciones de copas y vasijas.

    64 Es decir, mezcla de hexmetros y trmetros ymbicos; T z e t z e s , Chii. IV 867.

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    jez sin saber si le haba parido su padre o su madre y sin haber tenido relacin con su esposa por temor a la suegra65. Del poema homnimo, cuya caracterstica era que se intercalaban trmetros ymbicos al menos cada dos hexmetros dactilicos, conservamos slo un par de fragmentos, en uno de los cuales se da dicha combinacin66:

    Lleg a Colofn un anciano y divino cantor, servidor de las Musas y de Apolo flechador, de afinada lira en sus manos portador.

    Aristteles menciona el poema inmediatamente despus de explicar el trmino iambeon (Pot. 1448b24), aunque precisa que su contenido no es de censura (psgos), sino meramente ridiculizador o gracioso (geloon), ya que el Margites sera a la comedia lo que Ilada y Odisea a la tragedia.

    Por tanto, podemos suponer una antigedad para el verso ymbico tan notable que permita su coexistencia con el hexmetro durante largo tiempo, incluso antes de que se pusieran por escrito las primeras composiciones del gnero. Especializado en el contenido que venimos observando y limitado al contexto simposaco y, en mucha menor medida, a la interpretacin en un mbito ms pblico, encuentra el yambo no cantado su mximo desarrollo en el mundo jonio insular y de Asia Menor. Al mismo tiempo, el ritmo ymbico y trocaico se introduce tambin en el canto y la danza, aunque no limitado al mbito jonio. Lo que s encontramos aqu en fecha antigua, con Arquloco, es un experimento rtmico, a medio camino entre el verso recitado y el canto lrico, basado una vez ms en la combinacin de metros

    65 El trono de la estupidez se lo disputaba con otros dos, llamados Co- rebo y Meltides

    66 A t o j o F o r t u n a c a n o , p g . 2 8 6 K e il .

  • INTRODUCCIN GENERAL 33

    ymbicos y dactilicos: son los epodos, de autora arquiloquea, con contenido no muy diferente del resto de los yambos, aunque se acumula en ellos el recurso a la fbula con la misma finalidad mordaz y de vituperio.

    En cualquier caso, es evidente que la regularizacin rtmica que suponen los trmetros ymbicos o tetrmetros trocaicos (catalcticos) no es invento de los poetas jonios: hemos de suponer una etapa previa de tradicin oral que, como sucede con el hexmetro, empieza a aflorar en el momento oportuno a raz de la reutilizacin de la escritura por los griegos y de su inters por conservar dichas composiciones de forma permanente mediante la nueva tcnica. Ello no impide reconocer que los poetas jonios de los siglos vu y vi lograron una extraordinaria perfeccin en esta clase de poesa. Es comprensible que se asignara la invencin del gnero a un Arquloco e incluso podra decirse que, con criterios estrictos de carcter literario, probablemente fue as.

    Los poetas ymbicos arcaicos tienen numerosos rasgos comunes, d forma y contenido, que permiten hablar de homogeneidad genrica. El uso de los mismos metros (incluyendo variantes como el coliambo) y la presencia de la invectiva o, por lo menos, de la censura (aunque revista tambin particularidades) en todos ellos sustenta esa homogeneidad. Desde luego es necesaria mucha prudencia en la valoracin comparativa de poetas cuya obra se ha conservado en forma tan fragmentaria y sometida a vicisitudes muy diversas. El caso de Semnides de Amorgos me parece muy representativo de este problema, ya que la seleccin de fragmentos se debe sustancialmente a una antologa con finalidad educativa y moralizante (la de Estobeo). Por ejemplo, sera arriesgado atribuir a priori tal objetivo al fragmento1 y considerarlo simplemente una variante de la exhortacin moral elegiaca. Cierto es que, a falta de contexto, dicha apre

  • 34 YAMBGRAFOS GRIEGOS

    ciacin es inevitable. Sin embargo, frente a ello, se detecta una grado de amonestacin ms elevado, con indicios de que su finalidad y contexto no se alejaban tanto de los que corresponden en general al yambo y de que este notable texto no es especialmente anmalo con respecto a los dems fragmentos, como luego tratar de demostrar67. En ltima instancia lo importante es que se aprecia una idntica funcin social, ms constructiva de lo que parece para dicho cuerpo social (cf. lo dicho de Arquloco), por encima de las ancdotas personales.

    No obstante, dentro de esas lneas genricas y funcionales comunes, destaca tambin la variedad dentro del mbito jonio, como es propio de autores que viven en circunstancias diversas y como corresponde a una normal evolucin cronolgica. Junto a la virulencia arquiloquea, descargada sobre sus coetneos con referencia concreta a personajes y familias, se nos conserva en Semnides una interesante tradicin de enfrentamiento verbal entre sexos, en cierto modo emparentada con la fbula, mientras que en Hiponacte se introduce una mayor vivacidad en la descripcin de la situacin, con determinados rasgos de dramatizacin y con presencia de elementos religiosos populares y mgicos diversos, como subrayar en su lugar. Las referencias culinarias en Ananio son si duda fruto de la transmisin (sin olvidar las confusiones en la atribucin de fragmentos entre l e Hiponacte).

    Esa convivencia en el gnero ymbico de homogeneidad y rasgos particulares va a ser la caracterstica de la expansin del verso ymbico en Grecia geogrfica y cronolgicamente, aunque inevitablemente se apreciar una diversifi- cacin de su empleo, cada vez ms amplia, motivada en

    67 Remito a la introduccin a Semnides.

  • INTRODUCCIN GENERAL 35

    gran medida por la consolidacin de su uso como vehculo de expresin formal de otros gneros literarios. Todava en el siglo vi, pero ahora en Atenas, encontraremos ya una orientacin de marcado colorido cvico-poltico en los yambos de Soln68. El parentesco con el yambo jonio parece claro: al fin y al cabo, el poeta se sirve de este verso para justificar su actuacin en el gobierno de la polis y su tono combina la propia defensa con la censura ajena, incluso la burla. Si pasamos a Mgara, encontramos al menos una composicin ymbica adjudicada a uno de los autores que se relacionan con el origen de la comedia, Susarin69, como parte de una ancdota con interesantes componentes. Durante la celebracin de una festividad dionisaca, dice nuestra fuente, su mujer habra abandonado el hogar, lo que habra motivado la comparecencia en el teatro de Susarin, donde recit los versos siguientes:

    Escuchad, ciudadanos. Esto es lo que dice Susarin, hijo de Filino, originario de Tripodisco, en Mgara: las mujeres son una desgracia. Sin embargo, paisanos mos, no es posible habitar en un hogar que no posea esa desgracia, pues tan malo es casarse como no hacerlo.

    Dionisismo, guerra de sexos, alocucin pblica se mezclan en esta noticia acerca de un autor al que se atribuye el invento de la comedia. Aunque la suposicin de las fuentes antiguas de que estos versos sean de una comedia sea errnea 70, tal apreciacin se justifica por la perspectiva empleada por quien la emite, ya que se establece una relacin

    68 Se trata de los fragmentos 30 a 36 (sin olvidar los tetrmetros, firs,29 y 29a). Se incluyen en el segundo volumen, junto con las elegas.

    69 E s t o b e o , IV 22, 68; T z e t z e s , Proleg. in Ar. (pg. 26, 78 K o s t e r ).70 Cf. G e r b e r , 1999, pg. 511, ad loe.

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    genrica entre la ejecucin pblica del yambo con ataque personal y el espectculo de la comedia. Uno de los escassimos nombres de yambgrafos del siglo v, Hermipo71, corresponde precisamente a un comedigrafo, pero no hay duda de que las fuentes remiten a composiciones ymbicas independientes (en este caso una ridiculizacin de Pericles), como sucede tambin con un oscuro Dfilo, a quien se atribuye un ataque contra el filsofo Boidas72.

    La relacin del gnero ymbico con la comedia, desde la perspectiva ms estrictamente literaria (es decir, con independencia de la cuestin ritual) ha sido objeto de atencin desde hace unos aos por parte de los fillogos. El estudio ms amplio dedicado al tema es el de R. M. Rosen73, aunque hay otros ms especficos acerca del lenguaje o la persistencia de motivos y situaciones74. El vnculo entre yambo y comedia tiene mltiples manifestaciones que pueden determinarse en su detalle. Por una parte, encontramos alusiones numerosas a composiciones ymbicas e incluso citas literales, que pueden ser de utilidad a veces para la reconstruccin del contexto primitivo o la funcin de su utilizacin, por no hablar de la presencia de los propios yambgrafos (con referencias a la biografa de los mismos) como dramatis personae (pensemos en la comedia Los Arqulocos de Cratino)75. Por otra, hay toda una lnea de continuidad en

    71 A t e n e o , 7 6 c , 4 6 l e , 6 6 7 d , 7 0 0 d ; e sc o li a A r i s t f . , Dinero 701 y e sc o lio a . A r i s t f . , Aves 1150 . Los f ra g m e n to s e s t n re c o g id o s e n la s e d ic io n e s d e y a m b g ra fo s de W e s t y G e r b e r .

    72 Escolio a P n d ., OI. 10, 83 (b ); escolio a A r is t f ., Nubes 96 .73 Old Comedy and the Iambographic Tradition, Atlanta, 1988 (tesis,

    Harvard, 1983).74 H e n d e r s o n , The Maculate Muse, 1 9 7 5 , passim; Su r e z d e l a

    T o r r e , 1987.75 R o s e n , 1988 (cap s . II y III).

  • INTRODUCCIN GENERAL 37

    el vocabulario obsceno, en las metforas, en la parodia lite- raria o religiosa, etc.

    A partir del siglo iv el yambo sigue una trayectoria ms difusa, en la que la influencia del espectculo teatral es ya inevitable, pero con nuevas tendencias en la expansin del uso crtico y satrico y, adems, con creaciones mixtas de muy diversa tipologa. Al oscuro nombre de la poetisa Mos- quine76 podemos unir los coliambos de un tal Tecrito de Quos, las paradojas cnicas recogidas en los Tragodaria de Diogenes de Snope o el Himno a Pan de Castorin de Solos.

    La evolucin del yambo en poca helenstica no es ms que una consecuencia lgica del panorama que acabo de trazar. De algn modo se mantiene su funcin crtica y mordaz (la antigua iambik idea), como en el caso de Alceo de Mesenia, que utiliz este verso para ridiculizar lo que l consideraba plagios de foro77 o el de Hermeas de Curion, en sus ataques contra los estoicos78. Este uso del yambo en polmicas filosficas no es un caso aislado. El ms conocido es el del escptico Timn de Fliunte, que compuso no slo en yambos (con ataques contra los estoicos), sino tambin en hexmetros (los llamados Silloi) y en dsticos elegiacos, En este mbito, favorecido por la diatriba filosfica, destaca en el siglo m Fnice de Colofn, cuyos fragmentos satricos se han atribuido a veces a Crcidas de Megalpo- lis, autor de una variedad conocida como meliambos. El contenido satrico ms general sigue vivo en el cnico Me- nipo de Gdara, autor de numerosas composiciones de carcter pardico, con notable mezcla de gneros, tanto de

    76 Citada por A t e n e o , VII 297 b.77 P o r f i r i o , apud E u s e b io , Preparacin evanglica X 3, 23.78 A te n e o , 563d.

  • 38 YAMBGRAFOS GRIEGOS

    prosa como de poesa (como representante de lo que se ha dado en llamar spoudaiogeloon) que ejercieron enorme influjo en autores posteriores, griegos y romanos79. Tambin en el siglo tercero se da el caso de la composicin de poemas ymbicos por autores de comedia: as sucede con Macn de Corinto (o Sicin) y sus Chreai o Ancdotas, con chismorreos acerca de los personajes histricos ms diversos.

    Mencin especial merece Calimaco de Cirene (ca. 310- 240 a. C.), el gran poeta y fillogo, a quien debemos la catalogacin de la biblioteca de Alejandra en poca de Pto- lomeo I Filadelfo. Su combinacin de erudicin y talento creativo tiene para nosotros el enorme valor de servimos de informacin sobre hechos, obras y relatos que, de otra forma, habran permanecido en la oscuridad. Por lo que se refiere al gnero ymbico, los papiros nos han devuelto parte de sus trece libros, con algunos fragmentos de cierta extensin (aparte de que conservamos un buen nmero de citas aisladas por transmisin indirecta). En el primero de ellos, que contiene una mordaz crtica y admonicin a los fillogos recalcitrantes, el poeta se presenta como un Hiponacte redivivo, aunque ajeno a la disputa de Bpalo80, que al final debe volver al Hades, no sin haber utilizado como ilustracin de su admonicin el relato de la copa de oro de Bati- cles, que pas de uno a otro de los Siete Sabios (que rechazaron este legado) y acab en el templo de Apolo en Ddima. El metro empleado en este y otros yambos es precisamente el invento atribuido a Hiponacte, el yambo cojo o coliambo, aunque tambin vamos a encontrar yambos nor

    79 Cf. las Saturae Menippeae de Varrn y su presencia como personaje de los Dilogos de los muertos de Luciano.

    80 Cf. la introduccin a Hiponacte para esta cuestin.

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    males y troqueos, estrofas epdicas y algn experimento mtrico de variacin dentro del gnero. El carcter erudito de esta poesa hace tambin de estos yambos una creacin compleja, no simplificable en cuanto a su contenido. Sin embargo, podemos subrayar su utilizacin como defensa del poeta y ataque y crtica de carcter literario algunas veces, combinado todo ello con relatos emparentados con la fbula, leyendas etiolgicas y otros varios contenidos, casi siempre al servicio de una finalidad cuando menos admonitoria o de consejo.

    La yambografa helenstica muestra una interesante variedad de utilizaciones. Del tragedigrafo Licofrn de Calcis (activo en la poca de Ptolomeo II Filadelfo, aunque ya el escoliasta expresaba sus dudas de que el autor fuera el dramaturgo) conservamos casi completo un largo poema proftico, la Alejandra (es decir, las profecas que Casandra emite acerca del destino de su pueblo y de sus descendientes), compuesto en trmetros ymbicos en los que el aprovechamiento de la lengua hiponactea (para enriquecer su difcil y raro lxico) es muy notable.

    En el mismo siglo los Mimiambos de Herodas nos muestran la vitalidad de las posibilidades dramticas que veremos in nuce en los poemas hiponacteos (sin que ello implique necesariamente la existencia de verdaderas representaciones de estos mimiambos), mientras que los Meliambos de Cr- cidas de Megalopolis nos ofrecen una versin lrica del contenido satrico (emparentado, una vez ms, con la diatriba cnica) en una lnea indudablemente derivada del antiguo yambo, y Fnice de Colofn mantendr viva la tradicin hiponactea del coliambo, en forma y contenido.

    Ms adelante cabe sealar la pervivenda del yambo (y de la variedad del coliambo), tal como vena ocurriendo desde el siglo v, como vehculo de diversos gneros litera-

  • 40 YAMBGRAFOS GRIEGOS

    ros. As, en las Fbulas de Babrio (ya en el siglo i d. C.) se desarrolla con esta forma mtrica un gnero que ya haba conocido una manifestacin ymbica en los epodos de Arquloco. Incluso, siempre dentro de la literatura griega, persistir el uso parentico del mismo en Gregorio Nacianceno (ya en el siglo iv d. C.).

    El texto de los yambgrafos

    La poesa arcaica griega es fundamentalmente producto de la oralidad en cuanto a sus condiciones de composicin, interpretacin y difusin81. Ahora bien, hay tambin suficientes indicios de que desde fechas muy tempranas ha surgido un inters por la conservacin del texto potico aprovechando la introduccin de la escritura alfabtica en Grecia en el siglo v in82. Sin entrar ahora en la polmica sobre las posibles ocasiones de que esto se hiciera con el texto homrico, es evidente que con la lrica entramos en un mundo en el que, por las circunstancias y finalidad de sus composiciones, el uso de la escritura debi de adoptarse muy pronto. La complejidad y variedad de las estructuras mtricas, el inters por hacer circular en el mbito simposaco, en una sociedad con rasgos relativamente homogneos, a pesar de las distancias geogrficas, en un mismo perodo cronolgico, la necesidad de que, sin que el poeta se trasladara a otro lugar, pudiera hacer llegar al destinatario su poema (sobre todo, cuando ste era de encargo), el afn por hacer perdurar una composicin cuando era encomistica para un individuo o una ciudad, etc., son algunos de los factores que contrib-

    81 Vase S u r e z d e i ,a T o r r e , 1998, 70-72 con bibliografa sobre la cuestin y anlisis de las distintas opiniones.

    82 Sobre sus repercusiones en la composicin y transmisin de la lrica, cf. L a t a c z , 1992.

  • INTRODUCCIN GENERAL 41

    yeron a una indudable aplicacin de la escritura muy rpidamente en la produccin lrica. Encontramos no slo fenmenos de alusin, ms o menos directa, sino de algo muy parecido a nuestro concepto de cita, normalmente con afn polmico, entre estos poetas arcaicos. Junto a este fenmeno, la recepcin de os poetas arcaicos por los annimos autores del gnero de banquete conocido como escolio (gr. sklion), correspondiente a a Atenas clsica, revela un conocimiento que parece trascender la mera oralidad. Lo mismo se puede decir de las alusiones a autores lricos que se dan en el teatro ateniense, sobre todo en la comedia83, o de las citas de poetas lricos en autores filosficos, como el mismo Platn.

    Los fillogos alejandrinos llevaron a cabo una inestimable labor de recopilacin, organizacin y edicin de textos de los poetas antiguos. Las ediciones actuales se esfuerzan por reconstruir en la medida de lo posible la ordenacin de aqullas, tarea a veces muy dificultosa, pero no necesariamente imposible. El principal problema estriba en la particular forma de transmisin de la lrica griega, que pocas veces nos llega de manera directa y en forma de poemas completos (normalmente son textos fragmentarios). Las ediciones de papiros del siglo xx han supuesto un enorme avance en el conocimiento de la poesa ymbica y elegiaca y, en general, de la lrica griega arcaica. Hemos podido acceder as de modo directo a fragmentos que enriquecen nuestro conocimiento de cada uno de los poetas en s y que nos acercan a las ediciones alejandrinas (o a las basadas en aqullas) y a sus intereses y caractersticas. Tambin la epi

    83 Sobre la presencia de la lrica en la comedia tica vase ahora el detallado estudio de C. K u g e l m e ie r , Reflexe friher und zeitgenssischer Lyrik in der alten attischen Komdie, Leipzig, 1996, aunque no comparto su visin de la influencia de los yambgrafos en este gnero.

  • 42 YAMBGRAFOS GRIEGOS

    grafa ha supuesto una mejora de este conocimiento textual (en el caso de Arquloco), pero en mucha menor medida. Hasta la publicacin de los Papiros de Oxirrinco (y luego los de Colonia) slo se conocan los fragmentos transmitidos por va indirecta. La historia del texto de estos poetas estaba ligada, por tanto, a la de las ediciones de esas fuentes, pero con una complejidad aadida, a saber, la de los errores en las citas de los poetas (mayores o menores, segn la fidelidad de su fuente) y de la propia transmisin textual, al encontrase el copista con una lengua potica que con frecuencia se deformaba por igualarla con la del contexto. Autores como Ateneo, Plutarco y Estobeo son fundamentales en este proceso de transmisin indirecta, aunque no son los nicos. Aristteles, los lexicgrafos antiguos y bizantinos, comentaristas y eruditos como Eustacio, tericos de la retrica, gramticos y metriclogos (como Hefestin) forman el principal conjunto de este apartado. La mayor complejidad viene dada por la propia forma de citar, normalmente descontextualizada. La cita est en funcin de los intereses concretos de quien la emplea y es frecuente que se d cierto grado de manipulacin, ms o menos consciente. A veces ni siquiera eso: un metriclogo no cita, simplemente ejemplifica el colon o metro que est comentando. En el ltimo peldao de la pobreza contextual estn las voces aisladas que nos transmiten los autores d lxicos, interesados slo por la rareza de tal o cual palabra. Sin embargo, esto mismo puede ser algo muy importante, cuando esa palabra (o expresin) nos ha llegado en una contexto, pero es un hpx cuyo significado es desconocido o dudoso. A veces una glosa deshace algunas dudas o confirma lo que la intuicin del fillogo ya supona. En el Epodo I de Colonia la expresin aparte del divino asunto (de cuyo contenido deja pocas dudas la propia situacin de seduccin) queda

  • INTRODUCCIN GENERAL 43

    aclarada en la glosa de Hesiquio (detectada por el genial De- gani) con la parfrasis aparte de la cpula, sin coyunda.

    El conocimiento que los poetas romanos poseen de la antigua lrica griega es librario: circulan los volmenes papirceos y pasan a sus bibliotecas. Cuestin distinta es la de la calidad de esas copias (con razn los propios autores romanos desconfiaban tanto de la forma en que su propia obra se difunda). Tengamos en cuenta adems que el soporte de transmisin del texto no era siempre el del rollo de papiro. En poca imperial (aunque con cierta asiduidad no se us antes del siglo ii d. C.) empieza a utilizarse el formato de cdice, tanto papirceo como, posteriormente, de pergamino, pero algunas composiciones poticas conocen una difusin sobre un soporte menos habitual, como sucede con el poema de Safo sobre un strakon (2 V.), un trozo de cermica, fechado en el siglo ni a. C. En lo que se refiere a los yambgrafos, el rastro de la pervivencia de sus poemas en forma de recopilacin legible se pierde con los eruditos y fillogos bizantinos. Miguel Pselo (en el siglo xi d. C.), Eustacio y Juan Tzetzes (en el xn) son algunos de los ltimos privilegiados que pudieron consultar ediciones antiguas de estos poetas. Durante algunos siglos apenas tendremos noticia de ellos, hasta que a finales del siglo xvm se comiencen a publicar algunas antologas de poetas arcaicos, si bien es a F. T. Welcker a quien debemos la primera edicin notable de los fragmentos entonces atribuidos a Hiponacte y Ananio (1817), seguida del magnfico Delectus de F. W. Schneidewin (1838-39). Pocos aos despus aparece la de T. Bergk (1843), sustituida luego en el siglo xx por la de Diehl (ambas con inclusin de elega y de otros gneros lricos). La edicin en Loeb de Edmonds, de 1931 (que conocer sucesivas reediciones), con yambgrafos y elegiacos, no est quiz a la altura de la coleccin en que aparece, pero con

  • 44 YAMBGRAFOS GRIEGOS

    tiene abundante material aprovechable. La segunda mitad del citado siglo, ante la continua publicacin de novedades papirceas, conoce una reactivacin muy notable de las ediciones de yambgrafos. De 1956 data la primera edicin de Elegiacos y yambgrafos arcaicos de Francisco Rodrguez Adrados (reeditada con correcciones y suplementos en 1981), una meritoria labor que permiti dar a conocer en Espaa^ en la coleccin Alma Mater, la obra potica de estos autores, entonces no fcilmente accesibles an en nuestro pas, y que inclua novedosas propuestas (algunas anticipadas en trabajos especializados) de edicin, especialmente en la ordenacin de los epodos. Poco despus, en 1958, se publica la edicin de Arquloco de F. Lasserre y A. Bonnard, en algunos aspectos inferior a la de Rodrguez Adrados, aunque no tan distinta en cuanto a la concepcin general. Sin embargo, considero que la realizada por M. Treu en 1959 tiene cualidades que superan a las de las dos precedentes, aparte de un excelente comentario. En los aos sesenta le llega el tumo a Hiponacte, con las sucesivas ediciones de W. De Sousa Medeiros (1961), O. Masson (1962), ambas excelentes, con tilsimos comentarios, y A. Farina (1963), algo inferior a las anteriores. Innegables elogios merece a su vez la edicin de Arquloco por G. Tarditi (1969), la ms exhaustiva en la presentacin de testimonios y con notables cualidades ecdticas. En 1971 se publica en Oxford la que se convertir en edicin standard de yambgrafos y elegiacos, de la mano de M. L. West (esta vez sin traduccin ni comentario), con una prctica (pero no siempre adecuadamente presentada) combinacin de testimonios y fragmentos y mejoras notables en el texto respecto a las precedentes. La versin de 1989 ha introducido asimismo necesarias correcciones y adiciones, que han enriquecido el conjunto. En los ochenta vuelve a conocer Hiponacte la mejor edicin

  • INTRODUCCIN GENERAL 45

    hasta el momento de sus fragmentos, la teubneriana de E. Degani (1983, con segunda edicin en 1991), una demostracin de inteligencia, rigor filolgico y exhaustividad en todos sus aspectos84. Por ltimo, debemos felicitamos de la renovacin a que ha sometido sus ttulos la coleccin Loeb en lo referente a la lrica, con la reciente aparicin de la llevada a cabo, tanto de yambgrafos como de elegiacos, por el siempre sensato D. E. Gerber (1999), realizada con gran sentido prctico, tanto en la seleccin de testimonios como en la presentacin de los fragmentos, acompaados de su contexto y de la traduccin tambin de este ltimo (pero con un nmero mnimo de notas aclaratorias).

    Traducciones precedentes

    La existencia de traducciones de todos los fragmentos de los yambgrafos va unida a la de la profusin de ediciones durante el siglo xx, cuando las publicaciones de textos sobre papiro permitieron reunir un nmero ms abundante de restos de poemas o de composiciones completas. Las ediciones de Edmonds, Rodrguez Adrados, Lasserre, Treu, Medeiros, Masson, Farina, Tarditi, Frany y Gerber van acompaadas de la versin correspondiente a los autores que incluyen en la lengua de los editores. La nica traduccin completa existente hasta el momento en castellano de yambgrafos y elegiacos (arcaicos) es la de Rodrguez Adrados (1956, 19812). Es traduccin prosifcada, correcta en general, con un notable esfuerzo por sacar matices a textos que se encuentran a veces en lamentable estado; en mi traduccin se apreciarn los puntos de discrepancia. Lo dems son traducciones parciales (de algunos yambgrafos y

    84 Para detalles remito a mi resea de la segunda edicin en Gnomon 6 6 ( 1 9 9 4 ) , 9 9 -1 0 4 .

  • no de todos sus fragmentos). Es muy conocida la seleccin bilinge de Juan Ferrat, Lricos griegos arcaicos (Barcelona, 1968, 20002), que, en lo que se refiere al yambo, contiene bastantes fragmentos de Arquloco y de Simnides (pgs. 105-155 de la segunda edicin). Est versificada (por ejemplo, la mayora de los yambos se vierten en octoslabos), procurando mantener el ritmo acentual y, en mucha menor medida, lograr al menos rima asonante. Tiene algunos logros apreciables, pero tambin no pocas imprecisiones (desde luego Arquloco no es lo mejor del conjunto). Otras antologas en las que encontramos algunos poemas de los yambgrafos (sobre todo de Arquloco) son: la de C. Garca Gual (Madrid, Alianza Editorial, 1983), Antologa de la poesa lrica griega (siglos VII al IV a. C.), y la Antologa temtica de la Urica griega (Madrid, Akal, 1990), de J. L. Navarro y J. M.a Rodrguez.

    En cuanto a la presente traduccin, el lector puede estar seguro de que es fruto de una concienzuda lectura de los textos griegos y de un esuerzo por lograr la mayor precisin sin perder elegancia al verter al espaol tan variados contenidos en contextos a veces tan pobres. Trato de ajustarme a las lneas de los poemas griegos (lo que, en una equivalencia inexacta, llamaramos versos), porque entiendo que son tambin unidades significativas que debemos respetar en lo posible, pero he sacrificado la calidad de una posible versificacin en aras de la precisin en la traduccin. Ello no implica que no me haya acercado siempre que he podido a una resultado potico o, al menos, poetizado, de estos textos.

    Nota textual

    Para Arquloco, Simnides y Ananio sigo la edicin de M. L. West (Oxford, 19892). Las discrepancias con sus lee-

    46 YAMBGRAFOS GRIEGOS

  • INTRODUCCIN GENERAL 47

    turas son pocas en los autores citados (sern ms abundantes en los elegiacos) y se destacarn en su lugar. Las ms importantes, por si se coteja la traduccin con el texto, son: he alterado el orden del fr. 181 de Arquloco, que coloco entre el 176 y 177, de acuerdo con las propuestas de Treu, tal como se indica en el comentario pertinente; en el fr. 222 no he mantenido el suplemento de West ( ); y he aadido con los nmeros 334 y 335 los frs. 35 y 38 Adespota de West, por sus muchas probabilidades de ser arquiloqueos.

    Para Hiponacte he utilizado la de E. Degani (Leipzig, 19913), con la que mi identificacin es prcticamente total (cf, lo dicho en Gnomon 66, 1994, 100-104). Tan slo me he permitido aadir como fr. 186bis el reconstruido por Fowler, 1990.

    No incluyo los fragmentos ymbicos atribuidos a Este- scoro y Semnides por Rodrguez Adrados (cf. su edicin de 1981, II, 311 y 317-18), ya que considero dudosa la reconstruccin y asignacin de coliambos al primero (aunque sobre la presencia de la fbula en el de Hmera no ofrece duda Aristteles, Ret. II 1393b) y pienso que lo asignado a Semnides tiene ms posibilidades de corresponder a Simonides. En cualquier caso, remito a Rodrguez Adrados 1982, 1983 y 1988, as como a su documentado estudio Propuestas para una nueva edicin e interpretacin de Estesco- ro, Emerita 46 (1978), 251-299, para un cotejo de sus propuestas.

  • BIBLIOGRAFA

    En este apartado presento la bibliografa que ser citada a lo largo de la traduccin de los Yambgrafos, distinguiendo entre las obras generales y las dedicadas a cada poeta. En cada seccin separo ediciones de monografas o artculos especializados. Como es lgico, no se repiten para cada autor las ediciones que los abarcan a todos ellos, ya sean de elegiacos y yambgrafos o de lricos en general. Tampoco se incluyen algunos estudios sobre puntos muy concretos, que sern citados en las notas correspondientes.

    I. BIBLIOGRAFA GENERAL

    1. Repertorios bibliogrficos

    Adems de los repertorios generales habituales (Ann Philologique, Gnomon, accesibles hoy en da no slo en soporte impreso, sino tambin a travs de Internet o en formato CD), debe destacarse la calidad de los informes sobre lrica de D. E. Gerber: para yambo y elega vase Early Greek Elegy and Iambus 1921- 1989, Lustrum 33 (1991), 7-225 y 401-409.

  • 50 YAMBGRAFOS GRIEGOS

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