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PITO, PITO, ¡Ya tengo dos añitos! ¡Hola amiguitos! Me llamo Álvaro Alonso Aranda, o, como diría yo con mi lengua de trapo: “Varo Aonso Aanda”. Ya he cumplido dos añitos y la verdad es que mi vida ha cambiado bastante desde la última vez que os escribí con quince meses. ¡Qué enano era, si ni siquiera sabía hablar! Ahora mis papás me dicen que soy un lorito porque lo repito todo, todo: Pito” es mi hermano Víctor, “Pati” es mi 1

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PITO, PITO,¡Ya tengo dos añitos!

¡Hola amiguitos!Me llamo Álvaro Alonso Aranda, o, como diría yo con mi lengua de trapo: “Varo Aonso Aanda”.Ya he cumplido dos añitos y la verdad es que mi vida ha cambiado bastante desde la última vez que os escribí con quince meses. ¡Qué enano era, si ni siquiera sabía hablar!Ahora mis papás me dicen que soy un lorito porque lo repito todo, todo: “Pito” es mi hermano Víctor, “Pati” es mi madre; antes era mamá, pero ahora sólo la llamo “Pati” que me “cuta” (gusta) más. A papá, en cambio, no le llamo “Robe”, sino papá, no me preguntéis por qué.

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Repito tooodo lo que dice mi hermano, tooodas las canciones que me “cutan”: la de “Debajo un botón-tón-tón”, la de “Chinita de amol”, la de “Cógete de mí, vamos a jugar que éramos un tren chaca-chaca-cha”, la de “Que llueva, que llueva, la Virgen de la cueva”, la de “Yo tengo una casita”, la de “Pin pon es un muñeco”… y hasta repito una frase de frutas que me enseñó mi Tita “Vigi” y que mi hermano “Pito” se parte cada vez que la digo: “FUTA MARE”, que no sé lo que significa, pero que debe ser muy gordo porque mi madre se pone hecha un basilisco cada vez que lo digo. No se da cuenta la pobre de que así sólo va a conseguir que lo diga más veces y cada vez más alto: “FUTA MARE”, “FUTA MARE”, “FUTA MAREEEE”.

Hablando de frutas, vamos a ver, a mi la fruta no es que no me guste, pero ¿por qué se empeñan todo el rato en que coma fruta cuando existen cosas muchíiisimo más ricas como los “elaros” (helados), los “chus-chus” (chupa-chups), los “esitos” (Huesitos), o el “choco-la, choco-le, choco-la-te”.

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En verano todavía tenía un pase, porque me daban “sanía “(sandía), que me encanta, pero ahora que ha llegado el otoño, todas las tardes se empeñan en darme “masana” (manzana), “peda” (pera) o “pátano” (plátano), y la verdad es que esas “futas” son un rollo…

Pero bueno, no me puedo quejar, porque ahora al menos ya casi no me dan purés. Desde que me salieron las muelas y descubrí el maravilloso mundo de los alimentos sólidos me dije a mi mismo levantando una cuchara en alto: “¡A Dios pongo por testigo de que jamás volveré a comer papilla!” Bueno… a ver… jamás, jamás, tampoco, porque mis padres se siguen empecinando de vez en cuando en darme purés de zanahoria, de calabacín, de puerros y otras cosas aburridísimas. Con lo rica que está la “patta” (pasta) y el “aros”(arroz) con tomate; y de segundo la “canne” (carne) y el “pecarito” (pescadito).Yo ya soy muy mayor, y he aprendido a comer solito. Bueno, eso lo hago sólo en la guardería, y mis padres se quedan alucinados cuando la

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profe les dice que sí que sí, que me porto fenomenal, que me lo como todo yo solito, y hasta un día le enviaron a mi madre unas fotos mías comiendo la “patta” yo solo como un campeón. Pero como os digo, eso sólo lo hago en guarde, porque en casa he descubierto que cuando no quiero comer, mis papis me ponen vídeos de Internet, sobre todo el de los “Tres cerditos”, que me “cuta” un montón, y entonces así sí que me lo como “toro, toro”. Les tengo dominados, je, je…

La guardería no está tan mal como me la pintaba mi hermano antes de empezar. Hombre, es verdad que las primeras semanas fueron un poquillo duras, lloraba todos los días cuando me dejaba papá y además, para colmo, me pasé más tiempo en el pediatra que en el cole, porque cogí gastroenteritis, faringitis, otitis, y todo lo que termina en “-itis”.Pero después descubrí que la guarde es un lugar donde se aprenden muchas cosas. Mi amigo“Aon” (Aarón), me enseñó que mordiendo y arañando puedes conseguir casi cualquier cosa en la vida, así que algunos días salgo yo con sus dientes clavados en el muslo

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y otros días sale él con los míos marcados en su moflete, pero que conste que es mi más mejor amigo ¿eh? También tengo una amiga que se llama Cayetana, que es el único nombre del mundo que consigo decir con todas las letras, y mira que es difícil…Mis profes también me enseñan muchas cosas. La del curso pasado se llamaba “Tutana” (Susana), y es la misma seño que tuvo mi hermano, y aunque cuando me cambiaba me apretaba mucho el pañal, me enseñó a colorear con pintura de dedos, a hacer una corbata de papel para el Día del Padre y un pollito amarillo de lana muy mono para el Día de la Madre.Mi profe de este curso se llama Joana, y me ha enseñado una canción que se llama “Pancha, Pancha” que la canto todo el rato, y a hacer un postre de gelatina en un taller de cocina, para el que hemos tenido que llevar delantal y un gorro de cocinero que me hizo mi madre de papel y que - no se lo digáis a nadie- pero le quedó hecho un churro a la pobre. Es que se le dan fatal las manualidades, se nota que no ha estudiado en mi guardería, porque yo hago verdaderas obras de arte. Pero es normal,

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porque como os he dicho, yo ya soy mayor y he pasado de curso. Antes estaba en la clase de los Patitos, pero ahora ya estoy en la clase de los Delfines, y eso ya son palabras mayores. Al final de este año será mi graduación, tendré que llevar una cosa que se llama “toga” y un gorro rarísimo en la cabeza que se llama “birrete”, (que ya te digo yo desde ya que no creo que me lo ponga, pero bueno…) y me darán un diploma.El curso pasado en la fiesta de fin de curso, mi clase de los Patitos cantó una canción, y digo “mi clase” porque yo me pasé todo el rato llorando como un condenado y hasta mi madre tuvo que salir al escenario a cogerme en brazos para que me calmara, pero qué quieres, es el miedo escénico que me superó… seguro que el año que viene no me pasará porque ya soy muy “ganne” (grande). Hasta me sé los números en inglés: “chu, fi, fo, fai, si, selen…” (two, three, four, five, six, seven…).

Como os decía, desde que empecé la “garería” (guardería) hemos hecho bastantes visitas a mi pediatra Celia. Es muy maja, siempre me da un palito de madera y nunca,

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nunca me pone esas horribles inyecciones que se llaman vacunas. Porque desde que cumplí los dieciocho meses ya les dejé bien clarito a mis padres que no pensaba volver a vacunarme por lo menos, por lo menos, hasta los cuatro años, y claro, tuvieron que aceptar porque en eso no estoy dispuesto a ceder ni un milímetro, y porque además lo pone en un cartel bien grande en la puerta de la consulta que se llama “Calendario de Vacunaciones”.

Hace poco fue mi cumpleaños: ¡dos añazos ya! y lo celebramos con una fiesta en casa por todo lo alto, con guirnaldas, globos, ganchitos, patatas fritas y muchos, muchos regalos.Mis papás me regalaron un montón de “kentos” (cuentos) del trabajo de mi madre. El que más me gustó es uno de un “ten” (tren) que se llama como mi primo “Nani” (Dani). También me regalaron un garaje de esos que tienen muchas rampas para tirar los coches de juguete, y con eso nos lo pasamos pipa mi hermano y yo, aunque - si te digo la verdad- a mí lo que más me gusta hacer con los coches es tirarlos y esconderlos debajo de los muebles, debajo de los sofás, debajo de las

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camas… mis padres tienen que tener mucho cuidado de no matarse al pisar uno de mis coches en los lugares más insospechados…Siguiendo con los regalos de mi cumple, os diré que mi hermano me regaló una “perota” (pelota), la “yaya Janita” (Juanita) me regaló un puzle de “mimales” (animales) y ropita, los “abelos Jullan y Visenta” (Julián y Vicenta) me regalaron otro “kento” de esos con solapas y más ropita. La Tita y “Sesa” (César), me regalaron un disfraz de calabaza y otra vez ropita, mis primos “Anea y Nani” (Andrea y Dani), me reglaron una maletita de coches. Agus, el amigo de mi padre, me regaló una peli de los Teleñecos. Mi prima “Pala” (Paula), me regaló un tractor rojo y mis tíos “Tus y Maia ” (Chus y María) me regalaron más coches y más ropita. ¡Ay que ver, qué pesados son los mayores con la ropita! ¿No se darán cuenta de que a los niños la ropita, aunque sea de abrigo, nos trae al fresco -nunca mejor dicho? Por lo menos mis vecinos me regalaron sólo juguetes: Mi vecina “Laa” (Lucía) me regaló otro “kento” de “mimales” de esos que se despliegan y parece que te van a comer, y mis vecinos “Pito y Maia” (Víctor y María) me

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hicieron el mejor regalo de todos: un tambor con el que me pasé tooodo el día dando golpes … ¡qué chollo! un regalo con el que puedes hacer todo el ruido que quieras sin que tus padres te puedan regañar…Os habréis dado cuenta de que me “cutan” mucho los “mimales” (animales). Me encanta cuando vamos al “soo” (zoo) y vemos a los “fefantes” (elefantes), a las “fifafas” (jirafas), a los “felfines” (delfines) y a los “osos panna nandes y chichos” (osos panda grandes y chiquititos). También me “cuta” mucho jugar en la bañera con mis “mimales” de juguete y también haciendo pompas, porque ya he aprendido a soplar y me salen fenomenal con el pompero de Bob Esponja que me compró mi yaya Janita.En el “caque” (parque) me lo paso muy bien tirándome por el “goan nande” (tobogán grande) y por el “goan chicho” (tobogán chiquitito), montando en los “coumpos” (columpios), subiendo yo solito al balancín con forma de “callo” (caballo), pero sobre todo, sobre todo, lo que más me “cuta” es mirar los coches que salen del garaje, no sé por qué, pero me podría quedar horas ahí parado mirando cómo salen los coches por la cuesta y gritando de alegría cada vez que veo uno…

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qué se le va a hacer, alguna rareza tenía que tener ¿no?Tengo muchos amiguitos en el “caque”: una niña pelirroja que se llama Leire, que es unos meses mayor que yo, pero que es un torbellino; se sube solita a tooodos los columpios del “caque” y habla por los codos como una persona adulta. Su hermanito se llama Oscar, tiene cuatro años y es muy pero que muy bueno, siempre viene a jugar conmigo y me deja sus cacharritos para jugar con la arena, sus pelotas y un día hasta me dejó montar en su moto.También hay un niño rubio muy guapo de dos años y medio que se llama Rodrigo, que siempre está con su abuelita, que la tiene a la pobre medio deslomada corriendo detrás de él con la fruta, igualito, igualito que mi madre, si es que son todas igual de pesadas… Aunque, para ser sinceros, yo todavía no juego mucho con los demás niños, para qué, ¿para que me quiten mis juguetes? ¡Venga ya! Yo no dejo mis coches, ni mi carrito de bebé, ni mis pelotas a nadie, aunque mis papás no dejan de decirme que tengo que compartir, pero no lo entiendo, ellos no comparten los billetes que llevan en la cartera con los demás papás

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del “caque”, ¿no? entonces ¿en qué quedamos?

Es como el tema de los disfraces: Vamos a ver, que no me “cuta” disfrazarme, que los disfraces pican y dan un calor que te mueres. El disfraz de calabaza que me ha regalado la Tita para la fiesta de “Jauoui” (Halloween) de la guardería será muy gracioso, no digo yo que no, pero no pienso ponerme el gorrito ese naranja con una hoja verde en la punta ni loco. Igual que el disfraz de payaso que me pusieron en la fiesta de Fin de curso del año pasado, que hasta me pintaron unos círculos ridículos de carmín rojo en los mofletes, o el disfraz de Peter Pan del pasado carnaval, o el de San Isidro… Hombre, por favor, que uno será pequeño pero también tiene su dignidad… Y si es tan divertido, a ver, ¿por qué no se disfrazan ellos? Bueno, no, mejor que no, que todavía me estoy acordando de la fiesta de Fin de curso y del baile que hizo mi padre junto con otros papás de la guardería, que se puso una peluca negra con rastas y unas gafas de plástico gigantes y encima hicieron una coreografía de la “Danza Cuduro”, que porque

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yo era pequeño y no me enteré mucho, pero cuando sea más mayor y vea el vídeo de la fiesta estoy seguro de que me voy a morir de la vergüenza…

Sí, es cierto que me da vergüenza que mi padre haga el ganso en las fiestas y que mi madre me llame “cuchi-cuchi” delante de mis amigos, pero también tengo que reconocer que no son malos padres del todo, un poco blandos, eso sí; yo todavía me despierto todas las noches a eso de las tres o las cuatro de la madrugada para tomar un “berón” (biberón), y mis padres por no aguantar mi llanto y que los vecinos no les denuncien por exceso de decibelios, pues me lo dan sin rechistar. Además últimamente he cogido la manía de llamar sólo a mi madre, así que si se levanta mi padre a por mí, pues me cojo una rabieta, me pongo a patalear contra los barrotes de la cuna y a chillar “Papá no, Pati sí, Papá no, Pati sí” y oye, no falla, al minuto ya está mi madre levantada, con los ojos pegados y los pelos de bruja, diciendo ¿qué te pasa cuchi-cuchi? y cogiéndome con una mano mientras prepara el “berón” con la otra. Si es que ya os digo que los tengo comiendo de mi mano…

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Hace unos meses mis papás me compraron una cosa muy extraña, una especie de asiento rojo con un agujero dentro que dicen que se llama orinal, pero yo lo llamo “lolinal”. Se han empeñado en que haga pis ahí dentro, ya ves tú qué cosa más absurda, pero yo ya les he dejado claro que no tengo ninguna intención de hacerlo. Se piensan que como es un “lolinal” musical, que suena cuando haces pis, pues voy a picar, pero yo soy mucho más listo que ellos, porque he descubierto que no hace falta hacer pis para que suene, basta con meter un pie dentro y ya está…Qué simples son los mayores ¿verdad?

El verano pasado lo pasé muy bien en la “paya” (playa). No me hace mucha gracia el agua, sobre todo porque ya he experimentado que si te metes debajo no puedes respirar, y eso no me mola mucho, así que sólo me “cuta” meter un poco los pies y chapotear donde no cubre, pero eso de ponerme en los brazos unas cosas que se llaman “manguitos” y adentrarme en las profundidades del mar o de la piscina no me “cuta” nada de nada. Y tampoco me “cuta” jugar con la arena, y eso que Christina, la amiga del antiguo trabajo de mi madre, me regaló unos moldes con forma de letras para llenarlos de arena en la “paya”,

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pero yo ni los miré, porque me mancho las manos y me da mucho repelús… El pasado verano mi prima “Anea” (Andrea), estuvo haciendo de canguro durante dos semanas mientras mis padres trabajaban. Con “Anea” me lo pasaba muy bien, siempre tenía tiempo para jugar conmigo y me decía “chan, chan, chan, chan” cuando me bañaba, moviendo en el agua un tiburón de juguete como si me fuese a comer. Además, las canciones que me enseñaba “Anea” no son las típicas chorradas infantiles, qué va. Ella me adentró en el fantástico mundo de su cantante favorito: “Palo Abororan” (Pablo Alborán), y se pasaba el día enseñándome una canción suya, para poder grabarme en vídeo y así poder enseñárselo a su ídolo, a ver si conseguía ligárselo… ¡cosas de enamoradas!Mi primo Nani (Dani) últimamente pasa un poco de mi, pero mis padres dicen que es lo más normal del mundo, porque tiene catorce años y está en plena efervescencia. En cuestión de meses se ha puesto más alto que mi padre, le han salido unas cosas en la cara que dicen que se llama “acné”, se le ha puesto voz de camionero y le persiguen todas las chicas de su barrio. Pero yo no se lo voy a tener en cuenta, porque es mi primo favorito

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(tal vez porque es el único primo chico que tengo), así que esperaré a que vuelva a jugar conmigo cuando se le pase el “pavo” y mientras yo seguiré gritando de alegría “Nani, Nani”, cada vez que le vea.Mi prima “Pala” (Paula) me quiere mucho. Siempre que me ve me da muchos besos y juega mucho conmigo en casa de los “abelos”. Yo ya sé que a ella le gustaría mucho tener un hermanito pequeño como yo, pero sus padres de momento no están por la labor, así que tendré que esperar un poco más para tener otro primito pequeño al que poder mangonear, lo estoy deseando…Los “abelos Jullan y Visenta” (Julián y Vicenta) también son muy buenos conmigo. A veces mis padres nos dejan en su casa a “Pito “y a mí, ellos dicen que para ir a hacer compra, pero yo creo que aprovechan para irse al cine los dos solitos, ¡menudos son! Aunque la verdad es que nos lo pasamos muy bien. Los “abelos” no son como los padres, nos dan tooodo lo que queremos, no nos regañan nunca, ni aunque les pintemos los sillones, nos dejan correr por los pasillos, por el salón, por la cocina… y siempre nos llevan a un “caque” que hay al lado de su casa con un “goan” (tobogán) muy chulo.

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Con la “yaya Janita” (Juanita) también hago lo que quiero, aunque ella se enfada un poco más porque me ve todos los días y porque me dedico a apagarle la tele cuando está viendo su novela favorita, y luego digo con cachondeo: “No coca tele” (No se toca la tele).

También se lleva las manos a la cabeza cuando le tiro las pinzas de la ropa, los coches o las pelotas por la terraza, pero eso sólo es un truquillo que me he inventado para que luego baje conmigo al jardín a buscarlo.

Tampoco le “cuta” que toque los cuadros de mi abuelo “Jan” (Juan). Yo ya sé que tengo un abuelito que es muy especial, porque está en el cielo y me cuida desde allí. Mi madre dice que es mi “ángel de la guarda”, y cuando me pregunta: Álvaro, ¿Dónde está Juan?, yo señalo con el dedo para arriba y digo “en el selo” ¿Y cuánto le quieres? y yo digo “pucho” y entonces no sé por qué se le ponen los ojos brillantes y saca un pañuelo para sonarse los mocos… y entonces yo le digo “chana, chana, no pasa nara” (sana, sana, no pasa nada).

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Mi Tita “Vigi” y mi Tito “Sesa” también se quedan con nosotros algunas veces para que mi madre pueda ir a comprar tonterías a un sitio que se llama Xanadú. También me lo paso muy bien en su casa porque la Tita tiene una maleta llenita, llenita de coches de mi primo Nani, así que me dedico a escondérselos debajo de los sillones, que ya os he dicho que es el mejor sitio para guardarlos. Aparte de los coches, también me deja jugar con los juguetes de Quenia, una perrita de la ONCE que tenían el año pasado y a la que fuimos a visitar este verano a Sevilla, que es donde vive ahora. Además la Tita no es tan plasta como mi madre y no se pasa el día persiguiéndome para que me coma la “futa”, y a cambio me da cosas muy ricas y luego le dice a mi madre que he merendado fenomenal, claro, ¡así sí que se puede merendar, ella sí que sabe!

Mis titos “Tus y Maia ” (Chus y María) me tratan también muy bien. “Tus” siempre me coge de hombros y como es mucho más alto que papá pues me encanta porque lo veo todo mucho mejor. “Maia” siempre me está haciendo carantoñas y en su casa me deja

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jugar con tooodos los juguetes de mi prima “Pala”, que aunque no tiene muchos coches, sí que tiene un millón de muñecas, que también me “cutan”.

Y qué os voy a decir de mi hermano “Pito”, pues que es mi ídolo, que copio absolutamente todo lo que él hace: saltar en la cama de mis padres, bailar break-dance, jugar al baloncesto, montar en monopatín, comer cualquier guarrería que esté comiendo él, etc., etc., y aunque algunas veces me hace de rabiar y se lleva alguna que otra bronca de mis padres, y aunque he de reconocer que algunas veces también soy yo el que le pica a él y aún así se sigue llevando él la bronca, también es verdad que me lo paso muy bien con él cuando hacemos carreras por la casa, (él en patín y yo en corre-pasillos), cuando jugamos al fútbol y se deja meter gol, cuando vamos a casa de la Tita y nos tiramos los dos juntos por la cuesta sentados en el mono-patín, cuando vemos en el ordenador vídeos de Cantajuegos, de Pocoyo, de Chugginton, del Rey León, de los Telettubies, de la Vaca Lechera, de Heidi y Marco… y cuando hacemos lo que más me “cuta” últimamente: coger las castañas que se caen de los árboles

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y tirarlas a la carretera para ver cómo las aplastan los coches y los autobuses…

“¡Me cuta pucho ser Naaande!”

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