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    Anlisis de Sistemas

    MundoUna introduccin

    por IMMANUEL WALLERSTEIN

    sigloveintiunoeditores

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    RECONOCIMIENTOS

    Cuando acept escribir este libro, recib, por casualidad, una invitacin de la UniversidadInternacional Menndez Pelayo de Santander, Espaa, para dar un seminario de verano sobre"anlisis de sistemas-mundo". El curso consistira en cinco conferencias. Los participantes eran ensu mayora alumnos graduados y profesores jvenes de universidades espaolas, quienes, en sumayora, haban tenido escaso contacto con el anlisis de sistemas-mundo. Eran alrededor de cua-renta. Aprovech as la ocasin para presentar una primera versin de los cinco captulos de estelibro. Y me he beneficiado por los comentarios recibidos. A ellos les agradezco.

    Cuando termin de escribir el borrador de este libro, le ped a cuatro amigos que lo leyerany criticaran. Estos amigos son personas en cuyo juicio como lectores y experiencia docente

    confo. Pero todos tenan cierto grado de participacin e inters en el anlisis de sistemas-mundo.Esperaba por tanto obtener una variada gama de reacciones, y eso fue lo que sucedi. Como es elcaso con un ejercicio semejante, les estoy agradecido por rescatarme de zonceras y pasajesoscuros. Me ofrecieron sus avezadas sugerencias, las cuales incorpor. Pero, por supuesto, persisten mi opinin acerca del tipo de libro que yo consideraba ms til escribir, y los lectores merecenmis disculpas por ignorar parte de sus sugerencias. As y todo, el libro es mejor gracias a lascuidadosas lecturas de Kai Erickson, Walter Goldfrank, Charles Lemert y Peler Taylor.

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    Para Comenzar:

    COMPRENDER EL MUNDO EN EL QUE VIVIMOS

    Los medios, as como tambin los cientficos sociales, repiten constantemente que hay doscosas que dominan el inundo en que vivimos desde los ltimos decenios del siglo xx: laglobalizacin y el terrorismo. Ambos se nos presentan como fenmenos sustancialmente nuevos:el primero rebosante de esperanzas y el segundo, de peligros temibles. El gobierno de los EstadosUnidos parece desempear un papel central en el avance de uno y la lucha contra el otro. Peropor supuesto, estas realidades no son meramente estadounidenses sino mundiales. Lo quesubyace a gran parte de este anlisis es el eslogan de la seora Thatcher, primer ministro de GranBretaa entre 1979 y 1990: TINA ("There is NO Alternative", en espaol: "No Hay NingunaAlternativa"). Se nos dice que no hay ninguna alternativa a la globalizacin, a cuyas exigencias todoslos gobiernos deben someterse. Y se nos dice que, si queremos sobrevivir, no hay ninguna alternativa

    ms que aplastar sin piedad al terrorismo en todas sus manifestaciones.La caracterizacin no es falla de verdad, pero s muy parcial. Si observamos la globalizacin y el

    terrorismo como fenmenos definidos en un tiempo y escena limitados, tendemos a llegar aconclusiones tan efmeras como los peridicos. En general, no hemos sido capaces de comprenderel significado de estos fenmenos, sus orgenes, su trayectoria y, ms importante an, cul es su lugaren el orden mayor de las cosas. Solemos ignorar su historia. Somos incapaces de juntar las piezas delrompecabezas y nos sorprendemos constantemente de que no se cumplan nuestras expectativas acorto plazo.

    Cuntas personas esperaban en los aos ochenta que la Unin de Repblicas SocialistasSoviticas se desmoronase tan rpida y pacficamente como lo hizo? Y cuntos esperaban en 2001

    que el lder de un movimiento del que pocos haban odo hablar, al-Qaeda, atacase las torresGemelas de Nueva York y el Pentgono el 11 de septiembre, provocando tanto dao? No obstante,vistos desde cierta perspectiva, ambos hechos forman parte de un escenario mayor cuyos detallespudiramos no haber conocido por adelantado pero cuyos rasgos generales eran mas quepredecibles.

    Par te del problema es que hemos estudiado estos fenmenos en compartimientos estancos

    a los que hemos dado nombres especialespoltica, economa, estructura social , culturasin

    advertir que dichos compartimientos eran construcciones de nuestra imaginacin ms que de

    la reali dad. Los fenmenos de los que nos ocupbamos en dichos compartimientos estancosestaban tan estrechamente entrelazados que cada uno presupona al otro, cada uno afectaba al otro

    y cada uno era incomprensible sin tener en consideracin a los dems compartimientos. Y otraparte del problema es que tendemos a dejar fuera de nuestras consideraciones analticas acerca deaquello que es "nuevo" o no los tres puntos de inflexin importantes del sistema-mundo moderno:

    1) el largo siglo XVI, durante el cual nuestro sistema-mundo moderno vio la luzcomo economa-mundo capitalista;

    2) la Revolucin francesa de 1789, como acontecimiento mundial que dio lugar ala dominacin subsiguiente, durante dos siglos, de una geocultura para este sistema-mundo,cultura que fue dominada por un liberalismo centrista, y

    3) la revolucin mundial de 1968, que presagi la larga fase terminal del sistema-mundo moderno en que nos encontramos y que socav la geocultura liberal centrista que mantena

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    al sistema-mundo unificado.Quienes proponemos el anlisis de sistemas-mundo, lema del que trata este libro, venimos

    hablando acerca de la globalizacin desde mucho antes de que el trmino fuera inventado (no,empero, como de algo nuevo sino como de algo que haba sido un elemento bsico para elsistema-mundo moderno desde que ste comenzara en el siglo XVI). hemos argumentado que

    los compartimientos estancos de anlisis lo que en las universidades se denominadisciplinas son un obstculo y no una ayuda en la comprensin del mundo. Hemosargumentado que la realidad social en que vivimos y determina cules son nuestras opcionesno ha sido la de los mltiples estados nacionales de los que somos ciudadanos sino algo

    mayor, que hemos llamado sistema-mundo. Hemos dicho que este sistema-mundo ha contadocon muchas instituciones estados y sistemas interestatales, compaas de produccin,marcas, clases, grupos de identificacin de todo tipoy que estas instituciones forman unamatriz que permite al sistema operar pero al mismo tiempo estimula tanto los conflictos comolas contradicciones que calan en el sistema. Hemos argumentado que este sistema es unacreacin social, con una historia, con orgenes que deben ser explicados, mecanismos

    presentes que deben ser delineados y cuya inevitable crisis terminal necesita ser advertida.Este punto de vista no slo nos ha enfrentado a la sabidura oficial de quienes detentan el

    poder, sino tambin a buena parte del conocimiento convencional propuesto por los cientficossociales a lo largo de los ltimos dos siglos. Por tal motivo, decimos que es importante mi rar de unnuevo modo no slo el modo en que funci ona el mundo en que vivimos, sino tambin cmo

    hemos llegado a pensar acerca de este mundo, Los analistas de sistema-mundo se ven a s mismos,por lo tanto, como participantes de una protesta fundamental contra los modos en los que hemospensado que conocamos el mundo. Pero tambin creemos que la emergencia de este modo deanlisis es un reflejo, una expresin, de la protesta concreta contra las profundas desigualdades delsistema-mundo que ocupan el centro poltico de nuestro tiempo.

    Yo mismo me he dedicado y he escrito acerca de anlisis de sistemas-mundo durante los ltimostreinta aos. Lo he utilizado para describir la historia y los mecanismos del sistema-mundomoderno. Lo he utilizado para delinear las estructuras del saber. Lo he discutido como un mtodoy un punto de vista. Pero jams haba intentado presentar en un mismo lugar la totalidad de lo queentiendo por anlisis de sistemas-mundo.

    En estos ltimos treinta aos, el tipo de trabajo catalogado bajo este ttulo se ha vuelto ms comny su prctica se ha difundido geogrficamente. Sin embargo, an contina siendo una visinminoritaria, una visin opuesta, en el mundo de las ciencias sociales histricas. Lo he visto elogiado,atacado y con frecuencia mal explicado y mal interpretado, a veces por crticos hostiles y no muybien informados, pero otras veces por individuos que se consideraban a s mismos partidarios o almenos simpatizantes. Decid entonces que me gustara explicar cules son las que considero suspremisas y principios, dar una visin holstica de una perspectiva que sostiene ser un llamado a laconstitucin de una ciencia social histrica holstica.

    Este libro se dirige simultneamente a tres pblicos. Est escrito para el lector medio que nocuenta de antemano con e! conocimiento de un especialista. Dicha persona puede ser tanto unalumno que recin ingresa al sistema universitario como un miembro del pblico general. Ensegundo lugar, est escrito para el alumno de grado en ciencias sociales histricas interesado enuna seria introduccin a lostemas y perspectivas encuadrados bajo el ttulo de anlisis de sistemas-mundo. Y finalmente est escrito para el estudioso que desea examinar mi punto de vista particulardentro de una incipiente pero pujante comunidad acadmica.

    El libro comienza trazando lo que muchos lectores considerarn un camino que no conduce a

    nada. El primer captulo es una discusin acerca de las estructuras de saber del sistema-mundomoderno. Es un intento por explicar los orgenes histricos de este modo de anlisis. En los

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    captulos 2 a 4 discutimos los mecanismos concretos del sistema-mundo moderno. Y es slo en elcaptulo 5, el ltimo, que discutimos el futuro posible al que nos enfrentamos y por ende, nuestrasrealidades contemporneas. Algunos lectores preferirn dirigirse directamente al captulo 5, yconvertirlo en su captulo 1. Si he estructurado mi argumentacin de la manera en que lo he hechoes porque creo firmemente que para entender el anlisis de sistemas-mundo el lector (incluso el

    joven y principiante) necesita "impensar" mucho de lo que ha aprendido de la escuela primariaen adelante, reforzado cotidianamente por los medios de comunicacin masivos. Es slomediante la confrontacin directa de cmo hemos llegado a pensar del modo en que lo hacernoscomo podemos comenzar a liberarnos para pensar de maneras que, creo, nos permitan analizarde forma ms coherente y til nuestros dilemas contemporneos.

    Los libros son ledos de distintas maneras por personas distintas, y supongo que cada uno de lostres grupos de lectores a quienes est dirigido este libro lo leer de manera diferente. Slo puedoesperar que cada grupo, cada lector individual, lo encuentre de utilidad. sta es una introduccinal anlisis de sistemas-mundo. No tiene la pretensin de ser una summa. El libro intenta cubrirtodo el espectro de temas, pero sin duda algunos lectores entendern que faltan ciertos

    elementos, otros se encuentran sobre-valuados y, desde ya, algunos de mis argumentos son,simplemente, errneos. El libro se plantea como una introduccin a un modo de pensar,siendo por ende tambin una invitacin a un debate abierto, del que espero participen los trespblicos.

    1. Orgenes histricos del anlisis de sistemas-

    mundo: de las disciplinas de las ciencias sociales a

    las ciencias sociales histricas

    El anlisis de sistemas-mundo se origin a principio de los aos setenta corno una nuevaperspectiva acerca de la realidad social. Algunos de sus conceptos haban estado en usodurante largo tiempo y otros eran nuevos o al menos no haban recibido un nombre hasta elmomento. Los conceptos slo pueden entenderse dentro del contexto de su tiempo. Esto esms cierto todava en lo que respecta a perspectivas cuyos conceptos adquieren significadoprimariamente en relacin con los dems, segn el modo en que todos se combinen en unenfoque. Las nuevas perspectivas, adems, por lo general se entienden mejor si uno las considera

    como una protesta contra otras anteriores. Las nuevas perspectivas sostienen siempre que lasantiguas, las que gozan de mayor aceptacin en su momento, son por un lado significativamenteinadecuadas, erradas o tendenciosas, y por el otro quese convierten ms en una barrera para lacomprensin de la realidad social que en una herramienta para analizarla.

    Como cualquier otra perspectiva, el anlisis de sistemas-mundo se construy sobre la base deargumentaciones y crticas previas. En cierto sentido, prcticamente ninguna perspectiva puede serenteramente nueva. Por lo general, siempre hay alguien que ha dicho ya algo similar algunos decenioso incluso siglos antes. Por ende, cuando decimos que una perspectiva es nueva, esto bien puedeslo significar que por primera vez el mundo est listo para considerar seriamente las ideas

    que encarna, y que, adems, tal vez dichas ideas han sido reformuladas de manera tal que

    resultan ms convincentes y accesibles a un nmero mayor de personas. La historia de la emergencia del anlisis de sistemas-mundo est imbricada en la historia del

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    sistema-mundo moderno y las estructuras de saber que se desarrollaron como parte de ese sistema.Es por dems til rastrear los comienzos de esta historia particular no en los aos setenta sino amediados del siglo XVIII. La economa-mundo capitalista haba existido ya por espacio de dossiglos. El imperativo de la incesante acumulacin de capital haba generado una necesidad decambio tecnolgico constante, y una constante expansin de las fronteras (geogrficas,

    psicolgicas, intelectuales, cientficas).Surgi, corno consecuencia, la necesidad de saber cmo sabemos y debatir acerca de cmo

    debemos saber. La afirmacin milenaria segn la cual las autoridades religiosas se arrogaban el serla nica va de saber la verdad vena siendo desafiada en el sistema-mundo moderno haca tiempoya. Las alternativas seculares esto es, no religiosas reciban cada vez mejor aceptacin. Losfilsofos se prestaban a dicha tarea, sosteniendo que los seres humanos podan adquirir sabermediante el empleo de su intelecto, en oposicin a la recepcin de una verdad revelada pormedio de autoridades o textos religiosos. Filsofos tales como Descartes y Spinozaal margende las diferencias entre uno y otrobuscaban relegar el saber teolgico a un rincn privado,separado de las principales estructuras del saber.

    Mientras los filsofos desafiaban los dictados de los telogos, afirmando que los seres humanospodan discernir la verdad directamente mediante el uso de sus facultades racionales, un grupocada vez ms numeroso de intelectuales se manifestaba de acuerdo respecto de la funcin de lostelogos, pero argumentaba tambin que la denominada intuicin filosfica era una fuente deverdad tan arbitraria como la revelacin divina. Estos intelectuales insistan en darle prioridad alanlisis emprico de la realidad. Cuando Laplace a comienzos del siglo xix escribi un libro sobre losorgenes del sistema solar, Napolen, a quien presentara el libro, le hizo notar que no habamencionado a Dios una sola vez en su grueso volumen. Laplace respondi: "No tengo necesidadde tal hiptesis, seor." Estos intelectuales seran a partir de entonces llamados cientficos.No obstante, debemos recordar que al menos hasta fines del siglo XVIII no haba una distincin

    clara entre ciencia y filosofa a la hora de definir el saber. En aquellos tiempos, Immanuel Kantencontraba perfectamente adecuado dar conferencias sobre astronoma y poesa as comotambin sobre metafsica. Escribi adems un tratado sobre relaciones entre estados. El saberera considerado an un campo unificado.

    Aproximadamente en ese momento a fines del siglo XVII, ocurri lo que hoy denominamos"divorcio" entre la filosofa y la ciencia. Fue por insistencia de quienes defendan las "ciencias"empricas que ocurri este divorcio. Afirmaban que el nico camino a la "verdad" era la teorabasada en la induccin a partir de observaciones empricas, y que dichas observacionestenan que ser realizadas de modo tal que otros pudieran repetirlas luego y as verificar dichasobservaciones. Sostenan que las deducciones metafsicas eran especulativas y no posean valorde "verdad". Se resistan, por tanto, a considerarse a s mismos "filsofos".

    Fue tambin en esta poca, y de hecho en gran parte como resultado de este divorcio, cuandotuvo nacimiento la universidad moderna. Construida sobre las bases de la universidad medieval, launiversidad moderna es en realidad una estructura diferente. A diferencia de la universidadmedieval, cuenta con profesores pagos, de tiempo completo, que casi nunca son clrigos y seagrupan no slo en "facultades" sino tambin en "departamentos" o "ctedras" dentro de dichasfacultades. Cada departamento afirma ser el lugar de una "disciplina" particular. Y los estudiantesprosiguen curriculum de estudios que a su vez desembocan en ttulos definidos por eldepartamento dentro del cual han realizado sus estudios.

    La universidad medieval estaba dividida en cuatro facultades: teologa, medicina, leyes y

    filosofa. Lo que ocurri en el siglo XIX fue que en casi todas partes la facultad de filosofa se

    dividi en cuando menos dos facultades independientes: una que abarcaba las "ciencias", y otra,los dems tenas, denominados a veces "humanidades", "artes" o "letras" (o ambos), o bien

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    conservando el antiguo nombre de "filosofa". La universidad institucionaliz as lo que C. P.Snow denominara despus "las dos culturas". Y ambas culturas estaban en guerra entre s, cadauna afirmando ser la nica, o al menos la mejor, fuente de saber. Las ciencias ponan el acentoen la investigacin emprica (incluso experimental) y en la comprobacin de hiptesis. Lashumanidades ponan el acento en la intuicin por empata, denominada luego comprensin

    hermenutica. El nico legado que mantenemos hoy de aquella unidad perdida es que todas lasartes y ciencias en la universidad ofrecen como ttulo ms alto el de PhD, doctor en filosofa.*

    En las Universidades estadunidenses los ttulos de doctorado son invariablemente "1'hD" (PtUhsophiaeDoctor), ;idiferencia de las universidades de Hispanoamrica, cuyos ttulos de doctorado llevan siempre por complemento ladisciplina a la que corresponden ("Doctor en Historia", "Doctor en Fsica", "Doctor en Letras", "Doctor en Leyes",etctera) [T.].

    Las ciencias le negaron a las humanidades la capacidad de discernir la verdad. Durante el

    anterior periodo, del saber unificado, la bsqueda de la verdad, lo bueno y lo bello estaba

    intrnsecamente relacionada, cuando no era idntica. Pero ahora los cientficos insistan en que sutrabajo no tena nada que ver con la bsqueda de lo bueno o lo bello, sino, simplemente, con loverdadero. Dejaron la bsqueda de lo bueno y lo bello a los filsofos. Y muchos entre los filsofosaceptaron esta divisin del trabajo. As, la divisin del saber en dos culturas devino en la creacinde un alto muro divisorio entre la bsqueda de la verdad y la bsqueda de lo bueno y bello .Esto justificaba la afirmacin de que los cientficos eran neutrales frente a los "valores".

    En el siglo xix, las facultades de ciencias se dividieron en mltiples campos denominadosdisciplinas: fsica, qumica, geologa, astronoma, zoologa, matemtica y otras. Las facultades dehumanidades se dividieron en campos tales como filosofa, estudios clsicos (esto es, griego, latn ylos escritos de la antigedad), historia del arte, musicologa, lenguas nacionales y literatura y los

    idiomas y literaturas de otras zonas lingsticas.La pregunta ms compleja era dentro de qu facultad deba posicionarse el estudio de la realidad

    social. La urgencia de tal estudio fue puesta en relieve por la Revolucin francesa en 1789 y laagitacin cultural que caus en el sistema-mundo moderno. La Revolucin francesa propag dosideas bastante revolucionarias. La primera que el cambio poltico no era excepcional niextraordinario sino algo normal y, por ende, constante. La segunda fue que la "soberana" elderecho de un estado a tomar decisiones autnomas dentro de su territoriono radicaba en(perteneca a) un monarca o legislatura sino al "pueblo" quien, por s mismo, poda legitimar unrgimen.

    Ambas ideas ganaron popularidad y fueron ampliamente adoptadas, sin importar los reveses

    polticos que sufriera la propia Revolucin francesa. Si el cambio poltico se consideraba ahoranormal y la soberana radicaba en el pueblo, entonces se converta en un imperativo comnentender qu era y qu explicaba la naturaleza y ritmo del cambio, y cmo llegaba, o poda llegar,la "gente" a esas decisiones que se deca tomaba. ste es el origen social de lo que ms adelante sedenomin ciencias sociales.Pero qu eran las "ciencias sociales" y cmo se posicionaban en esta nueva guerra entre "las dosculturas?" No son preguntas fciles de responder. De hecho, uno podra sostener que la cuestinnunca ha sido satisfactoriamente resuelta. En principio, lo que uno vera es que las cienciassociales tendieron a ubicarse entre medio de las "ciencias puras" y las "humanidades". En medio, perono cmodamente en el medio. Los cientficos sociales no evolucionaron de modo independiente en

    una tercera va de saber; en realidad se dividieron entre quienes se inclinaban ms hacia lo"cientfico" o una "visin cientfica" de las ciencias sociales y quienes se indinaban ms hacia una

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    concepcin "humanstica". Las ciencias sociales parecan atadas a dos cabal los que tiraban endireccin opuesta y las despedazaban.

    La ms antigua de las ciencias sociales es desde luego la historia, actividad y etiqueta que seremonta a miles de aos atrs. En el siglo XIX tuvo lugar una "revolucin" en la historiografavinculada al nombre de Leopold Ranke, quien acu el eslogan de que la historia deba ser escrita

    wie es eigentlick gewesen ist{como sucedi en realidad). Se opona a la prctica de los historiadoresdedicados a la hagiografa, narracin de cuentos que glorificaba a monarcas o naciones, incluyendocuentos inventados. Ranke propona una historia ms cientfica, que rechazara la especulacin y lafbula.

    Ranke propona tambin un mtodo especfico mediante el cual dicha historia poda ser escrita:la bsqueda de la descripcin del acontecimi entoen documentos de la misma poca en queste tuvo lugar. Finalmente, dichos documentos llegaran a ser almacenados en aquello quedenominamos archivos. Al estudiar los documentos de los archivos, los nuevos historiadores partandel supuesto de que los actores de antao haban escrito no para los futuros historiadores sino pararevelar aquello que realmente pensaban en su momento, o al menos lo que queran que otros creyeran.

    Desde ya, los historiadores aceptaban que dichos documentos deban ser cuidadosamente estudiados,para verificar que no hubiera fraude, pero una vez verificados, dichos documentos deberan serconsiderados, por lo general, exentos de cualquier intromisin tendenciosa por parte de loshistoriadores posteriores. Para minimizar cualquier tendencia an ms, los historiadores sostendrnque slo es posible escribir la historia del "pasado" y no la del "presente", ya que la escritura delpresente traera consigo la impronta de las pasiones del momento. En todo caso, los archivos(controlados por las autoridades polticas) eran rara vez "abiertos" al historiador antes detranscurrido un largo periodo (entre cincuenta y cien aos), por lo que normalmente no tenanacceso de ningn modo a los documentos relevantes del presente. (A fines del siglo xx, muchosgobiernos se vieron presionados por los polticos de la oposicin a abrir sus archivos con mayor

    celeridad. Si bien dicha apertura ha tenido algn efecto, tambin parece cierto que los gobiernoshan encontrado nuevos modos de guardar sus secretos.)

    Sin embargo, a pesar de este perfil ms "cientfico", los nuevos historiadores no eligieronubicarse en la facultad de ciencias sino en la de humanidades. Esto podra parecer extrao, ya quedichos historiadores rechazaban a los filsofos por sus afirmaciones especulativas. Adems eranempiristas, y por lo tanto uno hubiese esperado que tuvieran una simpata natural por loscientficos. Pero eran empiristas que sospechaban, en general, de las generalizaciones a granescala. No les interesaba llegar a leyes cientficas, ni siquiera formular hiptesis, insistiendo confrecuencia en que cada "suceso" particular tena que ser analizado en funcin de su propiahistoria particular. Sostenan que la vida social de los hombres era distinta de los fenmenos

    fsicos analizados por los cientficos puros debido a la influencia de la voluntad humana, y talnfasis puesto en lo que hoy denominaramos agencia humana los llev a pensarse a s mismoscomo "humanistas" antes que "cientficos".

    Pero qu sucesos fueron dignos de su consideracin? Los historiadores tenan que tomardecisiones frente a los objetos de estudio. Que se basaran en documentos escritos en el pasadomostraba ya cierto prejuicio acerca de lo que podan estudiar, ya que dichos documentos dearchivo haban sido escritos por personas vinculadas a las estructuras polticas (diplomticos,burcratas, lderes polticos). Estos documentos revelaban muy poco acerca de los fenmenos queno estuvieran signados por acontecimientos polticos o diplomticos. Ms an, esta aproximacinpresupona que los historiadores se abocaban a una zona de estudio sobre la cual existan

    documentos escritos. En la prctica, los historiadores de! siglo xix tendan por lo tanto a estudiarprincipalmente su propio pas y en segunda instancia otros pases considerados "naciones

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    histricas", lo que pareca significar naciones con una historia que poda ser documentada enarchivos.

    Pero en qu pases estaban localizados semejantes historiadores? La abrumadora mayora(probablemente el 95%) se encontraba en apenas cinco zonas: Francia, Gran Bretaa, los Estados

    Unidos y las varias partes de lo que luego se convertira en Alemania e Italia. Por eso, alprincipio, se escribi y ense fundamentalmente la historia de estas cinco naciones. Habaadems otra cuestin a dirimir: qu deba incluir la historia de un pas como Francia o Alemania?Cules eran sus fronteras, geogrficas y temporales? La mayor parte de los historiadores decidieronllevarlas tan lejos como les fuera posible, utilizando los lmites territoriales del presente o incluso loslmites que se reclamaba a la fecha. La historia de Francia fue as la historia de todo lo que hubieraocurrido dentro de los territorios de Francia tal como sta era definida en el siglo XIX. Tal cosa erapor cierto un poco arbitraria, pero serva a un propsito, el de reforzar los sentimientos nacio-nalistas contemporneos, y fue por ende una prctica alentada por los propios estados.

    Sin embargo, dada la prctica de los historiadores a limitarse al estudio del pasado, tenan muypoco que decir frente a la situacin contempornea de sus pases. Y los lderes polticos sentan lanecesidad de obtener ms informacin sobre el presente. Nuevas disciplinas surgieron con estepropsito. Eran bsicamente tres: economa, ciencias polticas y sociologa. Por qu, de todosmodos, habra tres disciplinas para estudiar el presente pero slo una para estudiar el pasado?Porque la ideologa liberal dominante en el siglo XIXsostena que la modernidadse encontrabadefinida por la diferenciacin de tres esferas sociales: el mercado, el estado y la sociedad civil. Lastres esferas operaban, se deca, de acuerdo con lgicas diferentes, y por ende era lo mejormantenerlas separadas unas de otras, en la vida social y por tanto en la vida intelectual. Requeranser estudiadas de modos diversos, apropiarlos a cada esfera: el mercado por economistas, el estadopor politlogos y la sociedad civil por socilogos.

    Otra vez surgi la pregunta: cmo acceder a un conocimiento "objetivo" sobre estas tres esferas?

    Aqu, la respuesta fuedistinta de la dada por los historiadores. En cada disciplina, el punto de vistaque se torn dominante fue que las esferas de la vidael mercado, el estado y la sociedad civilerangobernadas por leyes que podan ser discernidas mediante el anlisis emprico y la generalizacininductiva. Era exactamente la misma postura que los cientficos puros defendan respecto de susobjetos de estudio. Por ello denominamos a estas tres disciplinas nomotticas (esto es, disciplinas enbusca de leyes cientficas) en oposicin a la disciplina idiogrfica que la historia aspira a ser (esto es,una disciplina predicada en la singularidad del fenmeno social).

    Otra vez vuelve a plantearse la pregunta dnde deba concentrarse el estudio de los fenmenoscontemporneos? Los cientficos sociales nomotticos se encontraban en los mismos cinco pasesque los historiadores, y del mismo modo, se dedicaron bsicamente al estudio de sus propios pases (o

    cuanto mucho a la realizacin de comparaciones entre esos cinco pases). Esto era sin duda unafuente de legitimacin social, pero los cientficos sociales nomotticos expusieron adems unargumento metodolgico para justificar su eleccin. Dijeron que el mejor modo de evadir elprejuicio era el uso de datos cuantitativos, y que resultaba ms probable encontrar dichos datos ensus propios pases en el presente inmediato. Ms an, sostuvieron que aceptada la existencia deleyes generales reguladoras del comportamiento social , careca de importancia el l ugar donde

    los fenmenos fueran estudiados, puesto que aquello que resul tase vlido en un lugar y un

    momento determinados deba ser lo en todo lugar y todo ti empo. Por qu no estudiar entonceslos fenmenos acerca de los cuales se contaba con datos ms confiables; esto es los ms cuantifica-dos y cuya obtencin fuera posible repetir?

    Los cientficos sociales tenan otro problema por delante. Las cuatro disciplinas en su conjunto(historia, economa, sociologa y ciencias polticas) estudiaban, de hecho, slo una pequea

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    parte del mundo. Pero en el siglo xix, esos cinco pases imponan su dominio colonial en muchasotras regiones, e incluso sostenan relaciones comerciales y a veces blicas con otras. Convenaestudiar el resto del mundo tambin. No obstante, el resto del mundo pareca ser un poco distinto,resultando inadecuado el uso de estas cuatro disciplinas inspiradas en Occidente para el estudiode partes del mundo que no se consideraba "modernas". Como resultado, surgieron dos discipli-

    nas adicionales.Una de ellas se denomin antropologa. Los primeros antroplogos estudiaron pueblos que

    estaban bajo dominio colonial concreto o virtual. Partieron de la premisa de que los grupos queestudiaban no disfrutaban de la tecnologa moderna, no contaban con sistemas de escritura propios yno posean religiones que se extendieran ms all del propio grupo. Se los denominabagenricamente "tribus": grupos relativamente pequeos (en trminos de poblacin y rea ocupada)que observaban un conjunto comn de costumbres, hablaban un idioma comn y en algunos casosreconocan una estructura poltica comn. En el lenguaje del siglo xix, se los consideraba pueblos"primitivos".

    Una condicin esencial para el estudio de estos pueblos fue que cayeran bajo jurisdiccinpoltica de un estado moderno, garante del orden y el seguro acceso del antroplogo. Dado queestos pueblos eran culturalmente tan distintos de quienes los estudiaban, el principal modo deinvestigacin fue el denominado de "observacin participante": el investigador se instalaba en lapoblacin por un tiempo determinado, con el objeto de aprender su idioma y discernir la totalidadde sus usos y costumbres. A menudo, haca uso de intermediaros locales como intrpretes, tantolingsticos como culturales. Se llam a este ejercicio "escribir una etnografa", y se basaba en el"trabajo de campo" (opuesto a la investigacin bibliogrfica o de archivo).

    Se supuso que estos pueblos carecan de "historia", salvo aquella resultante de la instauracinde dominio por parte de extranjeros "modernos", hecho entendido como un "contacto cultural" ypor lo tanto un cambio cultural. Este cambio implicaba que el etngrafo normalmente intentase

    reconstruir las costumbres tal como existan antes del contado cultural (relativamente reciente),bajo la suposicin de que dichas costumbres haban existido desde tiempos inmemoriales hasta laimposicin del control colonial. Los etngrafos sirvieron, muchas veces, como los principalestraductores de estos pueblos para esos extranjeros modernos que los gobernaban. Reponan enlenguaje comprensible a estos extranjeros la racionalidad subyacente a las costumbres locales.Resultaban por ende tiles a las autoridades coloniales, brindando informacin que posibilitaba alos gobernantes trabar mejor conocimiento respecto de qu podan o no podan (o no deban)hacer en su administracin.

    El mundo de todos modos no estaba constituido nicamente por los estados "modernos" y losdenominados pueblos primitivos. I labia vastas regiones fuera de la zona paneuropea que deban

    ser consideradas aquello que el siglo xix llamaba "altas civilizaciones", como era el caso deChina, India, Persia o el mundo rabe. Todas estas zonas posean ciertas caractersticas encomn: escritura, un idioma dominante empleado en tal escritura y una sola religin"mundial" dominante que, sin embargo, no era el cristianismo. La razn de estas caractersticascomunes era, por supuesto, muy sencilla. Todas estas zonas haban sido en el pasado, y algunascontinuaban sindolo en su momento, el emplazamiento de "imperios-mundo" burocrticos quehaban ocupado grandes superficies, y por ende desarrollado un idioma comn, una religin comny muchas costumbres en comn. Esto era lo que se quera decir al llamarlas "altas civilizaciones".

    Todas estas regiones compartan una caracterstica ms en el siglo xix. No eran ya tanpoderosas militar o tecnolgicamente como el mundo paneuropeo. Por consiguiente, el mundo

    paneuropeo no las consideraba "modernas". No obstante, sus habitantes claramente noencajaban en la descripcin de hombre "primitivo", incluso segn los estndares

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    paneuropeos. La cuestin entonces era cmo estudiarlos y qu deba estudiarse de ellos.Dado que eran culturalmente tan distintos de los europeos, dado que tenan textos escritosen idiomas tan distintos de los del investigador europeo y dado que sus religiones erantan distintas del cristianismo, pareca que aquellos que fueran a estudiarlas necesitarande un largo y paciente entrenamiento en habilidades esotricas si es que esperaban

    entenderlas en profundidad. La capacidad filolgica era particularmente til a la hora dedescifrar textos religiosos antiguos. Quienes haban adquirido tal entrenamientocomenzaron a autodenominarse orientalistas, nombre derivado de la clsica distincinentre el Este y el Oeste que durante largo tiempo haba existido dentro de la tradicinintelectual europea.

    Y qu estudiaban los orientalistas? En algn sentido, puede decirse que tambin hacanetnografa; esto es, buscaban describir la totalidad de costumbres que develaban. Pero engran medida stas no eran etnografas basadas en el trabajo de campo, sino ms bienderivadas de la lectura de textos. La pregunta que jams dejaron de tener en mente f uecmo explicar que estas " altas civi li zaciones" no f uesen " moder nas" como el mundo

    paneuropeo. La respuesta que los orientalistas parecieron encontrar fue que algncomponente cultural de estas civilizaciones haba "detenido" su historia, imposibilitndolasde avanzar, como haba hecho el mundo occidental y cristiano, hacia la modernidad. De loque se segua que estos pases requeriran de la asistencia del mundo paneuropeo paraavanzar hacia la modernidad.

    Los antroplogos etngrafos que estudiaban los pueblos primitivos y los orientalistasque estudiaban las altas civilizaciones compartan un supuesto epistemolgico. Unos yotros recalcaban la particularidad del grupo estudiado en oposicin a un anlisis decaractersticas humanas universales. Tendan por tanto a sentirse ms cmodos del ladodiogrfico de la controversia que del nomottico. En su mayora, se consideraban parte

    del campo humanstico y hermenutico en la divisin entre dos culturas, ms que delcampo cientfico.

    El siglo xix fue testigo de la expansin y reproduccin, en mayor o en menorescala, de las estructuras departamentales y de las tomas de posicin aqu sealadas,en una universidad tras otra, en un pas tras otro. Las estructuras de saber fuerontomando forma y las universidades les ofrecieron un hogar. Adems, los acadmicos decada disciplina comenzaron a crear estructuras organizativas extrauniversitarias paraconsolidar sus quintitas. Crearon publicaciones para cada disciplina. Crearon inclusocategoras bibliogrficas para agrupar los libros que supuestamente pertenecan a susdisciplinas. Continuaron expandindose y prevaleciendo por lo menos hasta 1945, en

    muchos aspectos incluso hasta los aos sesenta.Sin embargo, en 1945 el mundo cambi de manera decisiva, y como resultado tal

    configuracin de las ciencias sociales se vio sometida a importantes desafos. Tres cosastuvieron lugar en esa poca. En principio, Estados Unidos se convirti en la potenciahegemnica indiscutida del sistema-mundo, y por ende su sistema universitario pas a ser elms influyente. En segundo lugar, los pases del entonces denominado Tercer Mundo sehaban convertido en escenario de conflictos polticos y auto-afirmacin geopoltica.Finalmente, la combinacin de una economa-mundo en expansin con un fuerte incrementode las tendencias democratizantes llevaron a una expansin increble del sistemauniversitario mundial (en trminos de profesores, alumnos y nmero de universidades).

    Estos tres cambios conjuntos dieron por tierra con las estructuras de saber claramentedefinidas que se haban desarrollado y consolidado en los cien o ciento cincuenta aos

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    anteriores.Considrese en primer lugar el impacto de la hegemona estadounidense y la

    autoafirmacin del Tercer Mundo. Su acontecimiento conjunto dej en claro que ladivisin del trabajo dentro de las ciencias sociales historia, economa, sociologa yciencias polticas para el estudio de Occidente; antropologa y orientalismo para lo

    dems era menos que intil para quienes deban disear las polticas de accin de losEstados Unidos, Este pas necesitaba acadmicos capaces de analizar el surgimiento delPartido Comunista Chino con mayor urgencia que acadmicos capaces de descifrar escritostaostas; acadmicos capaces de interpretar la fuerza de los movimientos nacionalistasafricanos o la concentracin de la fuerza de trabajo en las urbes ms que otros capaces deexplicar la estructura de las relaciones familiares en los pueblos bantes. Ni orientalistas nietngrafos eran de gran ayuda en este sentido.

    Haba una solucin: entrenar a los historiadores, economistas, socilogos ypoli tlogos para estudiar lo que estaba ocurr iendo en otras partes del mundo. ste fueel origen de un invento estadounidense los "estudios de rea" que tuvo un enorme

    impacto en su sistema universitario (y posteriormente en el del resto del mundo). Pero cmopoda conciliarse lo que pareca ser relativamente "ideogrfico" en esenciael estudio de un "rea"geogrfica o culturalcon las pretensiones nomotticas de los economistas, socilogos, politlogos yahora incluso ciertos historiadores? Surgi entonces una ingeniosa solucin intelectual a estedilema: el concepto de "desarrollo".

    La nocin de desarrollo, segn comenz a ser utilizado el trmino a partir de 1945, estababasada en un mecanismo explicativo familiar, una teora de estadios. Quienes utilizaban esteconcepto presuponan que las unidades individuales "sociedades nacionales"se desarrollabantodas fundamentalmente de la misma manera (satisfaciendo as la demanda nomottica) pero aritmo distinto (reconociendo las diferencias que parecan presentar los estados al presente). Listo!

    Resultaba entonces posible introducir conceptos especficos para estudiar los "otros" del presentesosteniendo que, tarde o temprano, todos los estados terminaran siendo ms o menos lo mismo.Este truco de ilusionismo tena a su vez un costado prctico. Implicaba que el estado "msdesarrollado" poda ofrecerse como modelo para los estados "menos desarrollados", exhortando aestos ltimos a embarcarse en cierta suerte de accin mimtica que les prometa hallar una mejorcalidad de vida y una estructura de gobierno ms liberal ("desarrollo poltico") al final del arco iris.

    Esto era obviamente una herramienta intelectual til a los Estados Unidos, y su gobierno y susinstituciones hicieron todo lo posible para alentar la expansin de los estudios de rea en lasgrandes (e incluso en las pequeas) universidades. Por supuesto, en esa poca exista unaguerra fra entre los Estados Unidos y la Unin Sovitica. La Unin Sovitica saba reconocer algo

    bueno. Y adopt tambin la nocin de estadios de desarrollo. Por supuesto, los acadmicos soviti-cos cambiaron la terminologa por razones retricas, pero el modelo bsico era el mismo.Introdujeron, empero, un cambio significativo: la Unin Sovitica, y no los Estados Unidos, era elmodelo de estado utilizado por la versin sovitica.

    Veamos ahora lo que sucede al considerar de manera conjunta el impacto de los estudios derea con la expansin del sistema universitario. La expansin signific un mayor nmero depersonas en busca de un ttulo de doctorado. Esto parece algo bueno, pero recurdese elrequisito de que las disertaciones doctorales sean contribuciones "originales" a la ciencia. Cadapersona incorporada al trabajo de investigacin implic una mayor complejidad en la bsquedade originalidad. Y esta dificultad favoreci el cazar en Finca ajena acadmica, dado que la

    originalidad se define segn parmetros internos a cada disciplina. Los integrantes de las distintasdisciplinas comenzaron a forjar subespecialidades en temas anteriormente pertenecientes a otras

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    disciplinas. Esto llev a una considerable superposicin y erosin de los estrictos lmitesinterdisciplinarios. Ahora haba socilogos polticos, historiadores sociales y todas las dems com-binaciones imaginables.

    Los cambios en el inundo real afectaron la autodefinicin de los acadmicos. Las disciplinasantes especializadas en el mundo no occidental comenzaron a ser examinadas con sospecha

    poltica creciente por los pases que tradicionalmente estudiaran. Como resultado, el trmino"orientalismo" fue desapareciendo de a poco, y sus antiguos profesionales se convirtieron enhistoriadores. La antropologa se vio forzada a redefinir su perspectiva de modo radical, puesto quetanto el concepto de "primitivo" como la realidad que supuestamente reflejaba estabandesapareciendo. En cierto sentido, los antroplogos "volvieron a casa" y comenzaron a estudiarsus propios pases de origen. En cuanto a las cuatro disciplinas restantes, tenan ahora por primeravez miembros especializndose en regiones del mundo de las que sus programas de estudio no sehaban ocupado hasta entonces. La distincin entre zonas modernas y no modernas sedesintegr.

    Todo esto llev, por un lado, a una incertidumbre cada vez mayor respecto de las verdades

    tradicionales (lo que alguna vez se llam "confusin" dentro de las disciplinas) y por el otroabri camino a cuestionamientos herticos de algunas de estas verdades, especialmente porparte del creciente grupo de acadmicos procedentes del mundo no occidental o de aquellos queformaban parte del cuadro de los acadmicos occidentales entrenados bajo los ya consolidadosestudios de rea. En el periodo que va de 1945 a 1970, cuatro debates prepararon la escena para laemergencia del anlisis de sistemas-mundo: el concepto de centro-periferia desarrollado por laComisin Econmica Para Amrica Latina de las Naciones Unidas (CEPAL) y la elaboracinsubsiguiente de la "teora de la dependencia"; la utilidad del concepto marxista de "modoasitico de produccin", debate que tuvo lugar entre los acadmicos comunistas; la discusinentre los historiadores de Europa occidental acerca de "la transicin del feudalismo al

    capitalismo"; el debate acerca de "la historia total" y el triunfo de la escuela historiografa delos Anualesen Francia y en distintas partes del mundo despus. Ninguno de estos debates eratotalmente nuevo, pero en este periodo ocuparon el centro de la cuestin, arrojando comoresultado un desafo enorme para las ciencias sociales tal como haban evolucionado hasta 1945.

    El par centro-periferiafue una contribucin decisiva de los acadmicos del Tercer Mundo .Es cierto que algunos gegrafos alemanes haban sugerido algo similar ya en 1920, como tambinhiciera un grupo de socilogos rumanos en los aos treinta (poca en que la estructura social deRumania era bastante similar a la del Tercer Mundo, por cierto). De todos modos, no fue sino hastalos aos cincuenta, con el trabajo de Ral Prebisch y sus jvenes turcos" latinoamericanos en laCEPAL, que el tema pas a ser cuestin relevante dentro del saber acadmico de las cienciassociales. El punto de partida era muy sencillo. Sostenan que el comercio internacional no consistaen un intercambio entre pares. Algunos pases eran econmicamente ms poderosos que otros (losde centro) y por ende podan negociar en trminos que favorecan el desvo de la plusvala de lospases dbiles (la periferia) al centro. Alguien lo llamara luego "intercambio desigual". El anlisissupona un remedio para la desigualdad: que los estados perifricos emprendiesen acciones conel fin de instituir mecanismos que equilibrasen el intercambio en su mediano plazo.

    Desde luego, una idea tan simple dejaba de lado una enorme cantidad de detalles, dando lugar aencendidos debates. La discusin se plante entre sus partidarios y quienes sostenan una visinms tradicional del comercio internacional planteada en lo fundamental por David Ricardo en elsiglo xix, aquella segn la cual si todos siguen su "ventaja comparativa", todos obtienen el mximobeneficio. Pero tambin se suscitaban discusiones internas al grupo de partidarios del modelo centro-

    periferia. Cmo funcionaba? Quin se beneficiaba realmente del intercambio desigual? Qumedidas pudieran ser efectivas para contrarrestarlo? Y hasta qu punto tales medidas requeran

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    ms de una accin poltica que de una regulacin econmica?Sobre este ltimo tema fue que los teorizadores de la "dependencia" desarrollaron sus versionescorregidas del anlisis de centro y periferia. Varios sostenan que la revolucin poltica era unrequisito previo de cualquier accin reguladora. La teora de la dependencia, tal como sedesarroll en Amrica Latina, pareca a primera vista bsicamente una crtica de las polticas

    econmicas implementadas y predicadas por las potencias occidentales (especialmente las deEstados Unidos). Andr Gunder Frank acu la frase "el desarrollo del sub-desarrollo" paradescribir los resultados de las polticas de las grandes corporaciones y los estados de las zonascentrales, y de los agentes interestatales que promovan el "libre comercio" en la economa-mundo.El subdesarrollo no era visto como un estado originario, cuya responsabilidad recaa en los

    pases que eran subdesarrollados, sino como la consecuencia del capitalismo histrico.

    Pero las teoras de la dependencia planteaban tambin, tal vez incluso en mayor medida, unacrtica a los partidos comunistas latinoamericanos. Estos partidos haban apoyado una teora de losestadios de desarrollo segn la cual los pases latinoamericanos eran todava feudales o"semifeudales", no habindose producido en ellos, por ende, la "revolucin burguesa" que deba

    preceder a la "revolucin proletaria". Deducan de ello que los activistas latinoamericanos debancolaborar con la denominada burguesa progresista para llevar a cabo la revolucin burguesa, conel fin de que acto seguido el pas pudiera avanzar hacia el socialismo. Los dependentistas, al igual quemuchos inspirados por la Revolucin cubana, sostuvieron que la lnea oficial del comunismo no erams que una mera variante de la lnea del gobierno de los Estados Unidos (constryanse en principioestados liberales burgueses y una clase media). Los dependentistas rebatieron esta linea de lospartidos comunistas tericamente, sosteniendo que los pases latinoamericanos ya formaban partedel sistema capitalista y por eso ya mismo lo que necesitaban era una revolucin socialista.

    Entre tanto, en la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas, los pases comunistas de Europadel Este y hacia el interior de los partidos comunistas francs e italiano, comenzaba un debate sobre

    el "modelo asitico de produccin". Al delinear ligeramente la serie de estadios de las estructuraseconmicas a travs de las cuales hubo evolucionado la humanidad, Marx agreg una categoraque le result difcil de ubicar en la progresin lineal que describa. Lo llam el "modo asitico deproduccin", usando el trmino para describirlos enormes y burocrticos imperios autocrticosque se desarrollaran a lo largo de la historia en China e India al menos. Se trataba exactamentede las "altas civilizaciones" de los orientalistas, cuyos textos Marx haba estado leyendo.

    En los aos treinta, Stalin decidi que el concepto no le gustaba. Al parecer pens que podaser utilizado como una descripcin tanto de la historia rusa como del rgimen que presida.Emprendi una revisin de Marx que sencillamente elimin el concepto de toda discusinlegtima. La omisin generaba mltiples dificultades a los acadmicos soviticos (y comunistas deotros pases, tambin). Se vean forzados a estirar sus argumentos para hacer coincidir variosmomentos de las historias de Rusia y Asia dentro de las categoras de "esclavitud" y "feudalismo",que seguan siendo legtimas. Pero no hubo uno que contradijera a Josef Stalin.

    Muerto Stalin en 1953, muchos acadmicos aprovecharon la ocasin para reabrir el debate,sugiriendo que tal vez pudiera haber algo interesante en aquella idea original de Marx. Hacerlo,sin embargo, implic abrir nuevamente la cuestin de una serie de estados de desarrolloobligados, y por ende el desarrollismo como marco de anlisis y directiva poltica. Oblig a estosintelectuales a entablar un dilogo con las ciencias sociales no marxistas del resto del mundo.Bsicamente, este debate fue el equivalente acadmico del discurso de 1956 en que Jrushov,entonces secretario general del Partido Comunista de la Unin Sovitica (PCUS), en el XXCongreso del Partido, denunci el "culto de la personalidad" tributado a Stalin y reconoci los

    "errores" de lo que hasta entonces haba sido una poltica incuestionable;. Al igual que el discursode Jrushov, el debate sobre el modo asitico de produccin trajo consigo dudas, y un consiguiente

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    resquebrajamiento de la rgida herencia conceptual del marxismo ortodoxo. Hizo posible unanueva mirada de las categoras de anlisis decimonnicas, las del propio Marx incluso.

    Simultneamente, entre los historiadores econmicos de Occidente tena lugar un debate acercade los orgenes del capitalismo moderno. La mayora de los participantes se consideraban a smismos marxistas, pero eran libres de cualquier tipo de restriccin partidaria. El debate tuvo origen

    en la publicacin de losEstudios sobre el desarrollo del capitalismo de Maurice Dobb en 1946. Dobbera un historiador econmico marxista ingls. Paul Sweezy, economista marxista estadounidense,escribi un artculo cuestionando la explicacin propuesta por Dobb de lo que ambosdenominaban "la transicin del feudalismo al capitalismo". Poco despus, muchos ms salieron ala palestra.

    Para aquellos que aceptaban la propuesta de Dobb, el tema se presentaba como una pugna deexplicaciones endgenas versus exgenas. Dobb encontraba las races de la transicin delfeudalismo al capitalismo en elementos internos de los estados, especficamente en Inglaterra.Sweezy era acusado por Dobb y sus partidarios de privilegiar factores extemos, en particular losflujos comerciales, ignorando el papel fundamenta] desempeado por los cambios ocurridos en la

    estructura productiva, y por ende las relaciones de clase. La respuesta de Sweezy y los suyosconsideraba a Inglaterra como parte de una extensa zona de Europa mediterrnea, cuyastransformaciones permitan dar cuenta de lo ocurrido en Inglaterra. Sweezy empleaba datosempricos del trabajo de Henri Pirenne (historiador belga no marxista, antepasado de la escuelahistoriografa de losAnuales clebre por su explicacin de cmo el surgimiento del Islam llev ala interrupcin de rutas comerciales con Europa occidental y su estancamiento econmico).Quienes apoyaban a Dobb sostenan que Sweezy sobredimensionaba la importancia de! comercio(considerado una variable externa), ignorando el papel decisivo de las relaciones de produccin(consideradas una variable interna).

    El debate era importante por varios motivos. Ante todo, pareca tener ramificaciones polticas

    (como los argumentos de los dependentistas). Las conclusiones acerca de los mecanismos detransicin del feudalismo al capitalismo posiblemente tuvieran algo para decir acerca de unapotencial transicin del capitalismo al socialismo (como algunos de los contendientes, de hecho,sealaban de manera explcita). En segundo lugar, el debate obligaba a muchas personas formadascomo economistas a examinar con mayor detenimiento datos histricos, posibilitndoles laapertura a parte de los argumentos que el grupo francs de los Anales comenzaba a exponer.Tercero, era esencialmente un debate sobre la unidad de anlisis, aunque nunca se utilizara talterminologa. El grupo de Sweezy cuestionaba la relevancia de tomar a un pas, proyectado haciaatrs en el tiempo, como unidad hacia el interior de la cual deba ser analizada la accin social, envez de alguna unidad mayor dentro de la cual se presentara una divisin del trabajo (como

    era el caso de la zona curopea-mediterrnea). Cuarto, al igual que el debate acerca del modoasitico de produccin, ste provoc la ruptura del caparazn de una versin del marxismo (queanalizaba nicamente las relaciones de produccin, y slo dentro de los lmites de los estadosnacionales) que se haba vuelto una ideologa ms que una propuesta acadmica abierta a ladiscusin.Casi todos los involucrados en este debate eran acadmicos anglo-parlantes. A diferencia de ellos, elgrupo de losAnuales se origin en Francia y durante mucho tiempo tuvo resonancia nicamente enaquellas reas del mundo intelectual donde la influencia cultural gala gozaba de mayorinfluencia: Italia, Espaa, Amrica Latina, Turqua y ciertas partes de Europa del Este. El grupode losAnales haba surgido en los aos veinte como protesta, encabezada por Lucien Febvre y

    Marc Bloch, contra el perfil altamente idiogrfico y empirista que dominaba la historiografafrancesa, determinando su dedicacin casi exclusiva a la historia poltica. El grupo de los Annales

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    enunci varias contradoctrinas: la historiografa deba ser "total", es decir, deba lograr unaimagen integrada del desarrollo histrico en todos los mbitos sociales.

    El grupo de losAnales contrapuso varias doctrinas: la historiografa deba ser "total", esto es,deba concentrarse en una visin integrada del desarrollo histrico en todas las arenas sociales. Dehecho, las bases econmicas y sociales de este desarrollo eran considerados ms importantes que la

    superficie poltica, y, an ms, era posible estudiarlas sistemticamente, y no siempre en los archivos.Y las generalizaciones a largo plazo sobre los fenmenos histricos eran de hecho, no sloposibles sino deseables.

    En los aos entre las guerras, la influencia de los Anales fue mnima. De pronto, despus de1945, floreci, y bajo la direccin de su lder en la segunda generacin, Fernand Braudel, llega dominar la escena historiogrfica francesa primero y la de muchas otras partes del mundodespus. Comenz por primera vez a penetrar el mundo angloparlante. Institucionalmente, elgrupo de losAnualespresida sobre una nueva institucin universitaria en Pars, una institucinconstruida sobre la premisa de que los historiadores tenan que aprender e integrar susdescubrimientos de otras disciplinas de las ciencias sociales tradicionalmente ms nomotticas,

    y que stas, a su vez, tenan que devenir ms "histricas" en su trabajo. La era braudelianarepresentaba tanto un ataque intelectual como institucional contra el aislamiento tradicional delas disciplinas de las ciencias sociales entre s.

    Braudel propugn un lenguaje sobre los tiempos sociales que dej su impronta en trabajosfuturos. Critic la historia "acontecimiental", con lo que haca referencia a la historiografatradicional idiogrfica, empiricista, y poltica como "polvo". Era polvo en un sentido doble;porque hablaba de fenmenos efmeros, y porque se meta en los ojos, impidiendo ver lasverdaderas estructuras subyacentes. Pero Braudel tambin critic la bsqueda de verdadesatemporales y eternas, considerando el trabajo puramente nomottico de muchos cientficos socialescomo mtico. En medio de estos dos extremos, insisti en otros dos tiempos sociales que las dos

    culturas haban olvidado: el tiempo estructural (o de larga duracin, pero no eterno, las estructurasbsicas que subyacen a los sistemas histricos), y los procesos cclicos dentro de las estructuras (otendencias de mediano plazo, tales como las expansiones y contracciones de la economa mundial).Braudel tambin destac el tema de la unidad del anlisis. En su primer trabajo importante,insisti que el Mediterrneo del siglo XVI que haba estado estudiando, constitua una "economa-mundo" (conomie-mond), he hizo de la historia de esta economa-mundo el objeto de suestudio.

    Estos cuatro debates tuvieron lugar esencialmente entre 1950 y 1960. Ocurrieronbsicamente por separado, sin referencias mutuas, y con frecuencia sin conocimientos el uno delotro. Sin embargo, colectivamente, representaron tina crtica central a la estructura existente.Este levantamiento intelectual fue seguido por el choque cultural de las revoluciones de 1968, Yestos hechos juntaron las piezas dispersas. La revolucin mundial de 1968 se ocup primariamentede una serie de asuntos polticos centrales: la hegemona de los Estados Unidos y su polticainternacional, que lo haba llevado a la guerra de Vietnam; la relativamente pasiva actitud de laUnin Sovitica, a la que los revolucionarios de 1968 vieron en "colusin" con los Estados Unidos;la ineficacia de los movimientos tradicionales de la Vieja Izquierda en oposicin al statu quo.Discutiremos estos temas ms adelante.

    En este proceso de levantamiento, sin embargo, los revolucionarios de 1968, quienes contabancon su base ms poderosa en las universidades de todo el mundo, comenzaron tambin a elevaruna serie de temas respecto a las estructuras del saber. Al principio, hicieron preguntas referentes a la

    participacin poltica directa de los acadmicos universitarios en trabajos que apoyaban el statuquo mundial, tal como los fsicos que realizaban investigaciones vinculadas con la guerra y los

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    cientficos sociales que provean material para los esfuerzos de contrainsurgencia. Luego,cuestionaron sobre reas descuidadas del saber. En las ciencias sociales, esto signific las historiasignoradas de muchos grupos oprimidos: mujeres, grupos "minoritarios", poblaciones indgenas,grupos con identidades o prcticas sexuales alternativas. Pero, eventualmente, comenzaron aplantear cuesti ones sobre las epistemologas subyacentes a las estructur as del saber.

    Es en este punto, a principio de los aos setenta, cuando la gente comenz a hablarexplcitamente sobre los sistemas-mundo de anlisis como una perspectiva. Los sistemas-mundode anlisis fueron un esfuerzo por combinar de manera coherente las preocupaciones respectoa la unidad de anlisis, la preocupacin por las temporalidades sociales y la preocupacin porlas barreras que se haban erigido entre las diferentes ciencias sociales.

    Los sistemas-mundo de anlisis significaron antes que nada la sustitucin de una unidad deanlisis llamada "sistema-mundo" en vez de la unidad estndar de anlisis, que haba sido elestado nacional. En su conjunto, los historiadores haban estado analizando historias nacionales,los economistas economas nacionales, los politlogos estructuras polticas nacionales y lossocilogos sociedades nacionales. Los analistas de sistema-mundo enarcaron una escptica

    ceja, cuestionando si estos objetos de estudio existan verdaderamente, y si en todo caso, eran lossitios de anlisis ms tiles. En lugar de los estados nacionales como objetos de estudio, lossustituyeron por "sistemas histricos" que, se arga, haban existido hasta ese momento en

    slo tres variantes; minisistemas, y "sistema-mundo" de dos tipos (economas-mundo e

    imperios-mundo).

    Ntese el guin en sistema-mundo y sus dos subcategoras, economas-mundo e imperios-mundo. La colocacin de dicho guin intentaba sealar que se estaba haciendo referencia no asistemas, economas o imperios de (todo) el mundo, sino sobre sistemas, economas e imperios queson un mundo (pero posiblemente y de hecho, usualmente, sin ocupar la totalidad del globo).ste es un concepto inicial clave a entender. Afirma que en "sistema-mundo" estamos frente a

    una zona espaciotemporal que atraviesa mltiples unidades polticas y culturales, una querepresenta una zona integrada de actividad e instituciones que obedecen a ciertas reglassistmicas.

    De hecho, por supuesto, el concepto fue aplicado inicialmente al "sistema-mundo moderno" elcual, se argumenta, toma la forma de una "economa-mundo". Este concepto adapt el uso deBraudel en su libro sobre el Mediterrneo, y lo combin con el anlisis del centro-periferia de CEPAL.Se argument que la economa-mundo moderna era una economa-mundo capitalista. No laprimera economa-mundo pero s la primera economa-mundo en sobrevivir y florecer durantetanto tiempo, y logr esto al convertirse, precisamente, en completamente capitalista. Si la zonaconsiderada como capitalista no fue pensada como un estado sino ms bien como una economa-

    mundo, entonces la as llamada por Dobb explicacin interna de la transicin del feudalismo alcapitalismo tena poco sentido, puesto que supona que la transicin tuvo lugar mltiples veces,estado por estado, dentro del mismo sistema-mundo.

    Haba en este modo de formular la unidad de anlisis un subsiguiente vnculo con ideasprevias. Karl Polanyi, el historiador econmico hngaro (posteriormente britnico) habainsistido en la distincin entre tres formas de organizacin econmica que l haba denominado:recproca (una suerte de toma y daca directo), redistributiva (en la cual los bienes iban del fondode la escala social a lo ms alto para retornar, en parte al fondo), y de mercado (en la cual elintercambio ocurra en forma monetaria en un espacio pblico). Las categoras de los tipos desistemas histricosminisistemas, imperios-mundo y economas-mundopareca ser otro modo

    de expresar las tres formas de organizacin econmica de Polanyi. Los minisistemasutilizaban la reciprocidad, los imperios-mundo la redistribucin, y las economas-mundo los

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    intercambios de mercado.

    Las categoras de Prebisch tambin fueron incorporadas. Se afirmaba que una economa-mundocapitalista estaba marcada por una divisin axial de labor entre los procesos de produccincentrales y los procesos de produccin perifricos, lo cual daba como resultado un intercambiodesigual favoreciendo a los involucrados en los procesos de produccin centrales. Puesto que

    tales procesos tendan a agruparse en pases especficos, uno poda abreviar la nomenclaturahablando de zonas centrales y perifricas (o incluso de estados centrales y perifricos) en tantouno recordara que eran los procesos de produccin y no los estados los que eran centrales operifricos. En el anlisis de sistema-mundo, el centro-periferia es un concepto relacional, no unpar de trminos reificados, esto es, que tienen sentidos esenciales separados.

    Qu es lo que convierte a un proceso de produccin en central o perifrico? Lleg a verse que larespuesta estaba en el grado en el cual cada proceso particular era relativamente monopolizado ode libre mercado. Los procesos que eran relativamente monopolizados eran mucho msgananciosos que aquellos que eran de libre mercado. Esto volva a los pases en los que seubicaban los procesos centrales ms solventes. Y dado el poder desigual de los productos mo-

    nopolizados vis--vis los productos con muchos productores en el mercado, el resultado ltimodel intercambio entre productos centrales y perifricos era un flujo de la plusvala (queriendodecir en este caso una gran parte de las ganancias reales de mltiples producciones locales)hacia aquellos estados que tenan un mayor nmero de procesos centrales.

    La influencia de Braudel fue crucial en dos aspectos. Primero, en su trabajo ms tardo sobrecapitalismo y civilizacin, Braudel volvera a insistir en una marcada distincin entre la esferadel libre mercado y la esfera de los monopolios. El denomin slo a esta ltima capitalismo y,lejos de ser la misma cosa que el libre mercado, afirmaba que el capitalismo era el

    "antimercado". Este concepto constituy un asalto directo, tanto sustantivo comoterminolgicamente, en la conjuncin de economistas clsicos (incluyendo a Marx) de

    mercado y capitalismo. Y, en segundo lugar, la insistencia de Braudel en la multiplicidad detiempos sociales y su nfasis en el tiempo estructurallo que l denomin longue durefueroncentrales para el anlisis de sistema-mundo. Para los analistas de sistema-mundo, la longue dureera la duracin de un sistema histrico particular. Las generalizaciones sobre el funcionamientode tal sistema deban evitar la trampa de parecer afirmaciones atemporales, verdades eternas. Sitales sistemas no eran eternos, entonces se segua que tenan principios, vidas durante las cuales se"desarrollaban" y transiciones terminales.Por otro lado, esta perspectiva reforzaba la afirmacin que la ciencia social deba ser histrica,observando los fenmenos por largos periodos a la vez que en amplios espacios. Pero tambinabri, o reabri, la pregunta sobre las "transiciones". Dobb y Sweezy haban presentado

    explicaciones bastante diferentes sobre la transicin del feudalismo al capitalismo, perocompartan la conviccin de que cualesquiera fuera lo que explicara la transicin, sta era unsuceso inevitable. Esta conviccin se reflejaba en la teora del progresode la Ilustracin, que habasido sustento tanto del pensamiento clsico liberal como del pensamiento marxista clsico. Losanalistas de sistema-mundo comenzaron a mostrarse escpticos frente a la inevitabilidad delprogreso. Vean al progreso como una posibilidad ms que como una certeza. Se preguntaban siuno poda incluso describir la construccin de una economa-mundo capitalista como progreso.Esta mirada escptica les permiti incorporar dentro de una narrativa de la historia humana lasrealidades de aquellos sistemas que haban sido agrupados bajo el ttulo de "modelo asitico deproduccin". Uno ya no tena por qu preocuparse sobre si estas estructuras estaban ubicadas enalgn punto en particular sobre la curva histrica. Y uno poda ahora preguntarse por qu latransicin del feudalismo al capitalismo haba tenido lugar (como si la posibilidad de que pudierano haber ocurrido fuera una alternativa real) y no asumir su inevitabilidad y buscar, sencillamente,

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    cules fueron las causas inmediatas de la transicin.

    El tercer elemento en el anlisis de sistema-mundo fue su falta de respeto por las fronterastradicionales en las ciencias sociales. Los analistas de sistema-mundo analizaban la totalidad delsistema social a lo largo de la longue dure. Se sentan por lo tanto en libertad de analizar materialesque en alguna oportunidad haban sido considerados dominio exclusivo de historiadores o economistas

    o politlogos o socilogos y de analizarlos con un marco analtico comn. El anlisis resultante delos sistemas-mundo no era multidisciplinario, puesto que los analistas no estaban reconociendo lalegitimidad intelectual de estas disciplinas. Estallan siendo unidisciplinarios.

    Por supuesto, esta triloga de crticassistema-mundo antes que estados como unidad de anlisis,la insistencia en la longue dure, y un enfoque unidisciplinariorepresentaban un ataque a muchasvacas sagradas. Era de esperar que se diera un contraataque. Este lleg, inmediata yvigorosamente, desde cuatro frentes: los positivistas nomotticos, los marxistas ortodoxos, losautonomistas estatales y las particularistas culturales. La crtica central de cada uno haba sido quesus premisas bsicas no haban sido aceptadas por el anlisis de sistema-mundo. Esto era, porsupuesto, correcto, pero ni con mucho llegaba a convertirse en un argumento intelectual

    devastador.Los positivistas nomotticos haban sostenido que el anlisis de sistema-mundo era esencialmente

    una narrativa, que su teorizar se basaba en hiptesis que no haban sido sometidas a rigurosaspruebas. De hecho, con frecuencia argan que muchas de las proposiciones de los anlisis desistema-mundo eran no verificables, y por ende, intrnsecamente invlidas. En parte, sta es unacrtica a una insuficiente (o no existente) cuantificacin en la investigacin. En parte, es una crtica auna insuficiente (o no existente) reduccin de situaciones complejas a variables simples yclaramente definidas. En parte, sta es una sugerencia de la intromisin de premisas con carga devalor en el trabajo analtico.

    Por supuesto que sta es, de hecho, el reverso de la crtica de los anlisis de sistema-mundo al

    positivismo nomottico. Los analistas de sistema-mundo insisten que ms que reducir situacionescomplejas a variables ms simples, el esfuerzo debera dirigirse a complejizar y contextualizartodas las denominadas variables ms sencillas a fin de entender situaciones sociales reales. Losanalistas de sistema-mundo no se oponen a la cuantificacin per se (cuantificaran aquello que es deutilidad cuantificar), pero (como nos ensea aquel viejo chiste del borracho) siente que uno no tieneque buscar la llave perdida debajo del farol slo porque la luz es ah mejor (en donde hay mayordatos cuantificables). Uno busca por la informacin ms apropiada en funcin del problemaintelectual; uno no elige el problema porque existen datos firmes y cuantitativos. Este debatepuede entenderse como lo que los franceses denominan dilogo de sordos. Al final, el asunto no esun tema abstracto sobre la metodologa correcta sino sobre s los analistas de sistema-mundo o lospositivistas nomotticos pueden ofrecer una explicacin ms plausible sobre la realidad histrica y asechar luz sobre los cambios sociales sobre largos periodos y a gran escala.

    Si a veces pareciera que los positivistas nomotticos dieran la impresin de insistir en una seriede restricciones intelectuales carentes de espacio y humor, los denominados marxistas ortodoxosno estn muy lejos de ganarles la carrera. El marxismo ortodoxo est plagado de la imaginera delas ciencias sociales del siglo xix, la cual comparte con el liberalismo clsico; el capitalismo es elprogreso inevitable sobre el feudalismo; el sistema fabril es el mecanismo de produccin capitalistapor excelencia; los procesos sociales son lineales; la base econmica controla la menosfundamental superestructura poltica y cultural. La crtica de Robert Brenner, un historiadoreconmico marxista ortodoxo, de los anlisis de sistema-mundo es un buen ejemplo de este puntode vista.

    La crtica marxi staa los anlisis de sistema-mundo es por lo tanto que al discutir un eje centro-periferia en la divisin del trabajo, est siendo circulacionista y descuidando la base productiva de

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    plusvala y la lucha de clases entre la burguesa y el proletariado como la variable explicativa delcambio social. Los anlisis de sistema-mundo son acusados de fracasar al no tomar a las tareas noremuneradas como anacrnicas y en vas de extincin. Una vez ms, los crticos invierten lascrticas a ellos dirigidas. Los analistas de sistema-mundo han insistido en que la tarea remunerativaes slo una de las muchas formas de control del trabajo dentro de un sistema capitalista, y no

    la ms lucrativa de todas desde el punto de vista del capital . Han insistido en que la lucha declase y todas las otras formas de luchas sociales pueden ser entendidas y evaluadas slo dentro deun sistema-mundo tomado como totalidad. Y han insistido en que los estados en una economa-mundo capitalista no tienen la autonoma o el aislamiento que hace posible calificarlos comoposeedores de un modo particular de produccin.

    La crtica de los autonomistas estataleses un poco el reverso de la crtica marxista ortodoxa.Mientras que los marxistas ortodoxos argan que los anlisis de sistema-mundo ignoran lacentralidad determinante de los modos de produccin, los autonomistas estatales arguyen que losanlisis de sistema-mundo tornan la esfera poltica en una zona cuyas realidades derivan de, y sondeterminadas por, la base econmica. Las crticas del socilogo Theda SKocpol y del politlogo

    Aristide Zolberg sostienen este punto, inspirados en el trabajo del historiador alemn OttoHintze. Este grupo insiste que uno no puede explicar lo que sucede en el mbito estatal ointerestatal mediante el sencillo proceso de pensar en esas arenas como parte de una economa-mundo capitalista. Las motivaciones que gobiernan la accin en dichas arenas, sostienen, sonautnomas y responden a otras presiones que el comportamiento del mercado.

    Finalmente, con el advenimiento de varios conceptos "pos-"ligados a los estudios culturales, losanlisis de sistema-mundo han sido atacados con argumentos anlogos a los utilizarlos por losautonomistas estatales. Se dice que el anlisis de sistema-mundo deriva de la superestructura (eneste caso, la esfera cultural) de la base econmica y que desprecia la realidad central y autnomade la esfera cultural (vase, por ejemplo, la crtica del socilogo cultural Stanley Aronowitz). Se

    acusa a los analistas de sistema-mundo de cometer los errores tanto del positivismo nomotticocomo del marxismo ortodoxo, aunque los analistas de sistema-mundo se ven como crticos de ambasescuelas de pensamiento. Los anlisis de sistema-mundo son acusados de ser apenas otra versin deuna "gran narrativa". A pesar de la afirmacin de que los anlisis de sistema-mundo estn abocados ala "historia total" se los acusa de economicistas, esto es, de dar prioridad a la esfera econmicasobre otras esferas de la actividad humana. A pesar de su temprano y fuerte ataque contra eleurocentrismo, se lo acusa de ser eurocntrico al no aceptar la autonoma irreducible de di-ferentes identidades culturales. En suma, que niega la centralidad de la "cultura".

    Por supuesto, los anlisis de sistema-mundo son de hecho una gran narrativa. Los anlisis desistema-mundo argumentan que todas las actividades de todas las formas de saber incluyen,

    necesariamente, grandes narrativas, pero que algunas de estas narrativas reflejan la realidad conmayor precisin que otras. En su insistencia sobre la historia total y la unidisciplinariedad, los analistasde sistema-mundo rechazan sustituir una llamada base cultural por una base econmica. Ms an,como hemos dicho, buscan abolir las lneas entre los modelos de anlisis econmico, poltico ysociocultural. Sobre todo, los analistas de sistema-mundo no quieren deshacerse de todo. Estar encontra del cientificismo no es estar contra la ciencia. Estar en contra del concepto de estructurasatemporales no significa que las estructuras (enmarcadas en el tiempo) no existan. La conviccinde que la presente organizacin de las disciplinas es un obstculo a vencer no significa que no sehaya arribado a un conocimiento colectivo (no importa qu tan provisional o heurstico). El estaren contra del particularismo disfrazado de universalismo no significa que todos los puntos de vista

    son igualmente vlidos y que la bsqueda de un universalismo pluralista es ftil.Lo que estas cuatro crti cas tienen en comn es la impresin que los anlisis de sistema-

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    mundo carecen de un actor central en su narrativa de la historia. Para el positivismo nomottico, elactor es el individuo, homo rationalis. Para el marxismo ortodoxo, el actor es el proletariado industrial.Para los autonomistas estatales, es el hombre poltico. Para los particularistas culturales, cada uno denosotros (diferente de todos los dems) es un actor comprometido con un discurso autnomo con elresto. Para el anlisis de sistema-mundo, estos actores, al igual que la larga lista de estructuras que uno

    puede enumerar, son los productos de un proceso. No son elementos atmicos primordiales, sino queforman parte de una mezcla sistmica de la cual emergieron y sobre la cual actan. Actanlibremente, pero su libertad est limitada por sus biografas y por las prisiones sociales de las queforman parte. El anlisis de sus prisiones los libera en el grado sumo que pueden ser liberados. En lamedida que analizamos nuestras prisiones sociales, nos liberamos de sus lmites hasta dondepodemos ser liberados.

    Finalmente, debe recalcarse que para los analistas de sistema-mundo, el tiempo y el espacio omejor dicho el compuesto TiempoEspacio no son realidades externas inmutables que seencuentran de alguna manera ah afuera y dentro de cuyos marcos existe la realidad social. LosTiempoEspacios son construcciones reales que se encuentran en constante evolucin y cuyaconstruccin es parte componente de la realidad social que analizamos. Los sistemas histricosdentro de los que vivimos son, efectivamente, sistmicos, pero tambin son histricos.Permanecen iguales a lo largo del tiempo, pero no son idnticos de un minuto al siguiente. sta esuna paradoja, pero no una contradiccin. La habilidad para lidiar con esta paradoja, que nopodemos evitar, es la principal tarea de las ciencias sociales histricas. Esto no es un acertijo, sinoun desafo.

    2. El sistema-mundo moderno como economa-mundo capitalista: produccin, plusvala y

    polarizacin

    El mundo en el que vivimos, el sistema-mundo moderno, tuvo sus orgenes en el siglo xvi. Estesistema-mundo estaba entonces localizado en slo una parte del globo, principalmente en partes deEuropa y de Amrica. Con el tiempo, se expandi hasta abarcar todo el mundo. Es y ha sidosiempre una economa-mundo. Es y ha sido siempre una economa-mundo capitalista. Deberamoscomenzar por explicar lo que estos dos trminos, economa-mundo y capitalismo, denotan. Serms sencillo entonces apreciar los contornos histricos del sistema-mundo moderno, sus orgenes,su geografa, su desarrollo temporal y su crisis estructural contempornea.

    Lo que queremos significar con economa-mundo (la conomie-monde de Brandel) es una granzona geogrfica dentro de la cual existe una divisin del trabajo y por lo tanto un intercambiosignificativo de bienes bsicos o esenciales as como un flujo de capital y trabajo. Unacaracterstica definitoria de una economa-mundo es que no estlimitada por una estructurapoltica unitar ia. Por el contrario, hay muchas unidades polticas dentro de una economa-mundo,tenuemente vinculadas entre s en nuestro sistema-mundo moderno dentro de un sistema

    interestatal. Y una economa-mundo comprende muchas culturas y grupos (que practicanmltiples religiones, hablan mltiples idiomas y son diferentes en sus comportamientos

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    cotidianos). Esto no significa que no hayan desarrollado algunos patrones culturales comunes, loque llamaremos una geocultura. Significa que ni la homogeneidad poltica ni la cultural debe seresperable o encontrada en una economa-mundo. Lo que unifica con ms fuerza a la estructura esla divisin de trabajo constituida dentro de sta.

    El capitalismo no es la mera existencia de personas o compaas produciendo para la venta en el

    mercado con la intencin de obtener una ganancia. Tales personas o compaas han existido pormiles de aos a lo ancho y largo del planeta. Tampoco es definicin suficiente la existencia depersonas asalariadas. El trabajo remunerado ha sido conocido por miles de aos. Nosencontramos en un sistema capitalista slo cuando el sistema da prioridad a la incesante

    acumulacin de capital. Frente al uso de la definicin, slo el sistema-mundo moderno ha sido unsistema capitalista. La acumul acin incesantees un concepto relativamente simple: significa quelas personas y las compaas acumulan capital a fin de acumular ms capital, un proceso continuo eincesante. Si decimos que un sistema "da prioridad" a tal acumulacin incesante, significa queexisten mecanismos estructurales mediante los cuales quienes actan con alguna otra motivacinson, de alguna manera, castigados, y son eliminados eventualmente de la escena social, mientras

    que quienes actan con la motivacin apropiada son recompensados y, de tener xito, enrique-cidos.

    Una economa-mundo y un sistema capitalista van de la mano. Puesto que las economas-mundo carecen del cemento unifcador que es una estructura poltica o una cultura homognea,lo que las mantiene es la eficacia en la divisin del trabajo, Y esta eficacia es funcin de la riquezaen constante expansin que el sistema capitalista provee. Hasta los tiempos modernos, laseconomas-mundo construidas haban o bien colapsado o haban sido transformadas manu militariimperios-inundo. Histricamente, la nica economa-mundo que sobrevivi por un largo periodoha sido el sistema-mundo moderno, y esto es porque el sistema capitalista ech races y seconsolid como su caracterstica definitoria.

    Por los mismos motivos, un sistema capitalista no puede existir dentro de cualquier marco sino slodentro de una economa-mundo. Veremos que un sistema capitalista requiere una relacin muyparticular entre los productores econmicos y quienes detentan el poder poltico. Si estosltimos son demasiado fuertes, romo en el caso de un imperio-mundo, sus intereses se impondrnsobre el de los productores econmicos, y la acumulacin incesante de capital dejar de ser unaprioridad. Los capitalistas necesitan de grandes mercados (de aqu que los minisistemas seandemasiado estrechos para ellos) pero tambin necesitan de una multiplicidad de estados, parapoder obtener las ventajas de trabajar con los estados pero tambin para poder evitar estadoshostiles a sus intereses a favor de estados amistosos a sus intereses. Slo la existencia de unamultiplicidad de estados dentro de la divisin total de trabajo asegura dicha posibilidad.

    Una economa-mundo capitalista es una coleccin de muchas instituciones, cuya combinacin dacuenta de sus procesos, todos los cuales estn interrelacionados entre s. Las instituciones bsicasson elmercado, o mejor dicho, los mercados; las compaas que compiten en los mercados; losmltiples estados, dentro de un sistema interestatal; las unidades domsticas; las clases, y losgrupos de estatus (la terminologa de Weber, lo que algunos han dado en llamar en aosrecientes, "identidades")- Todas stas son instituciones que han sido creadas dentro del marco deuna economa-mundo capitalista. Por supuesto, tales instituciones tienen cierta similitud coninstituciones que han existido en anteriores sistemas histricos a los que hemos dados losmismos o similares nombres. Pero el utilizar el mismo nombre para describir institucioneslocalizadas en diferentes sistemas histricos frecuentemente confunde, ms que clarifica, elanlisis. Es mejor pensar en el grupo de instituciones del sistema-mundo moderno como

    contextualmente especficas a ste.

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    Comencemos con los mercados, puesto que stos son habitualmente considerados lacaracterstica esencial de un sistema capitalista. Un mercado es a la vez una estructura localconcreta en la que los individuos o compaas compran y venden mercaderas, y una institucinvirtual a lo largo del espacio en donde tienen lugar los mismos tipos de intercambios. Qu tangrande y extendido est el mercado virtual depende de las alternativas realistas que los

    vendedores y compradores tengan en un momento determinado. En principio, en una economa-mundo capitalista, el mercado virtual existe como totalidad en la economa-mundo. Pero cornohabremos de ver, hay muchas veces interferencias en estas fronteras que crean mercados msestrechos y "protegidos". Existen, claro est, mercados virtuales separados para todos los bienes deconsumo as como para el capital y para los distintos tipos de trabajo. Pero a lo largo del tiempo,tambin puede decirse que existe un solo mercado global virtual para todos los factores deproduccin combinados, ms all de las barreras que existen para su libre funcionamiento. Unopuede pensar en este mercado virtual completo como un imn que atrae a todos los productores ycompradores y cuya atraccin es un factor poltico constante en los procesos de decisin de todos:los estados, las compaas, las unidades domsticas, las clases y los grupos de estatus (o identi-

    dades) . Este mercado global virtual completo es una realidad en tanto que influye en todos losprocesos de decisin, pero nunca funciona entera y libremente (esto es, sin interferencias). Elmercado absolutamente libre funciona como una ideologa, un mi to y una in f luencia

    restr icti va, pero nunca como una realidad cotidiana. Una de las razones por las que unmercado totalmente libre no es una realidad cotidiana, si es que alguna vez fuera a existir, es quevolvera imposible la acumulacin incesante de capital. Esto puede parecer una paradoja, porque escierto que el capitalismo no puede funcionar sin mercados, y tambin es cierto que los capitalistasdicen con regularidad que estn a favor del libre mercado. Pero los capitalistas necesitan, de hecho,mercados no completamente libres sino mercados parcialmente libres. La razn es obvia.Supongamos que existiera un mercado mundial en el que todos los factores de produccin

    fueran completamente libres, como nuestros libros de texto los definen habitualmente; esto es,uno en donde los factores fluyeran sin restricciones, en donde hubiera un enorme nmero decompradores y un enorme nmero de vendedores, y en el cual existiera una perfectainformacin (esto es, que lodos los vendedores y todos los compradores supieran el estadoexacto de todos los costos de produccin). En un mercado de tal perfeccin, sera siempreposible para los compradores regatear con los vendedores hasta un nivel de gananciaabsolutamente minsculo (digamos de slo un centavo), y este bajo nivel de ganancia hara deljuego capitalista algo sin el ms mnimo inters para los productores, removiendo el sustratosocial bsico de tal sistema.

    Lo que los vendedores prefieren siempre es un monopolio, porque entonces pueden crear un

    amplio margen relativo entre los costos de produccin y los precios de venta, y por lo tantoobtener grandes porcentajes de ganancia. Por supuesto, los monopolios perfectos sonextremadamente difciles de crear, e infrecuentes, pero los cuasi-monopolios no lo son. Lo que unonecesita ms que cualquier otra cosa es el apoyo de la maquinaria de un estado relativamentefuerte, uno que pueda apoyar a un cuasimonopolio. Hay muchos modos de realizarlo. Uno de losms fundamentales es el sistema de patentes que se reserva los derechos de una "invencin" porun determinado nmero de aos. Esto es lo que hace, bsicamente, que los productos "nuevos"sean los ms caros para los consumidores y los ms ventajosos para los productores. Claro que laspatentes son con frecuencia violadas y en todo caso, eventualmente expiran, pero, en general, pro-tegen a un cuasimonopolio durante un tiempo. Incluso en ese caso, la produccin protegida por

    patentes permanece slo como cuasimonopolio, puesto que pueden existir otros productos en elmercado que no estn cubiertos por esa patente. se es el porqu de la situacin normal de las

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    denominadas industrias de punta (esto es, productos que son tanto nuevos como poseedores de unporcentaje importante del mercado global de productos) es un oligopolio antes que un monopolioabsoluto. Los oligopolios son, empero, lo suficientemente buenos como para brindar una tasa deganancia elevada, en especial desde que varias firmas con frecuencia, se asocian para minimizarla competencia de precios.

    Las patentes no son el nico modo en el que los estados pueden crear cusimonopolios. Lasrestricciones estatales a la importacin y exportacin (las denominadas medidas proteccionistas)son otra. Los subsidios estatales y los beneficios impositivos son una tercera. La capacidad de losestados fuertes para usar de su fuerza y prevenir que los estados ms dbiles desarrollen medidascontraproteccionistas son tambin otro modo. Y el papel de los estados como compradores a granescala de ciertos productos dispuestos a pagar precios e