Volverse Palestina

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De la autora chilena Lina Meruane. Un libro de viajes hacia las raíces. Edición mexicana de Conaculta.

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VOLVERSE PALESTINA

Lina Mcruane

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Page 3: Volverse Palestina

Este libro fue posible gracias al apoyo dcl Humanities Research Center y la School Iof Humanities de Rice University.

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:-§:;{'*"'*v.-'t““:I'.‘-‘-I=-. HUMANITIES I A mi adre ue se nie a a re esar

R555/\RCH CENTER School of Humanities P , q grA mzs amzgox/1 y Z, qua se megan apartzr

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Primera edicién 2013

D.R. © Z013, Lina MeruaneD.R. © 2013, Literal Publishing

Crestén 343,Mexico, D.F., 01900

5425 RenwickHouston, Texas, 77081www.literalmagazine.c0m

D.R. © Z013, Consejo Nacional para la Cultura y las ArtesDireccién General de PublicacionesAvenida Paseo de la Reforma I75, Col. CuauhtémocC.P. 06500, México, D.F.

www.conaculta.g0b.mx

ISBN: 978-0—9770287—9-5 LITERAL PUBLISHINGISBN: 978-607-516-343-7 CONACULTA

Ninguna partc del contenido dc este libro puede reproducirse, almacenarse 0 trans-mitirse de ninguna Forma, ni por ningun medio, sea éste electronico, quimico, me-canico, éptico, de grabacion 0 de fotocopia, sin el permiso de la casa editorial.

Impreso y hecho en México / Printed and made in Mexico *

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iNDICE

La agonia dc las cosas

11011/ere: prestados . . . . . . . . . . . ..

acusaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

pistafizlsa de un nombre. . . .. 14

lemzs que nadie ha vista . . . . . .

[as andes, defbmlo . . . . . . . . . . ..

echazorroviario . . . . . . . . ..

lenguas en bz¢rcacz'o'n . . _ . . .. 20a puerta cerrada . . . . . . . . . . . . . .

letrerito desvenczjado . . . . . . . .

El llamado palcstinodireccién palestina . . . . . . . . . . .

correo dejaiz . . . . . . . . . . . . . . . ..

otra 1/ez ramalla/1 . . . . . . . . . .

santiagajah." 23 de enero .

jajz-santiago: 24 de enero.

moneda al aire . . . . . . . . . . . . . . .

un muc/Jar/90 azsi palestino. 4

who areyou . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Palestina en partes

una verdad revolucionaria. . 39mdquinas sospec/vosas . . . . . . . .

la cicatriz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

ankar 0 munir . . . . . . . . . . . . . . . . .

voluntad musulmamz . . . . . . .

pueblo; /Jundidos . . . . . . . . . .

tu apellido no es meruane. . 51

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sensores descompuestos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52una tierra can gente . . . . . . . . . . _ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53inshtfallah . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54mirar el mar . . . . . . . . . . . . . . . . _ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55jerusalén entre ptitzs . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 It} somehow thezte ofPalestinian;enredarse en un panuelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 57 not to end where they stated hut somewhereidentidades numerieas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58 unexpected andzr away.mums de gaztz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 EDWARD SAIDa quien temerle . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61

I /hehron no tiene nomhre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62despertar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63ningtin taxista quiere . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64los 1/eeinos judios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 651/011/erse . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66

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LA AGONfA DE LAS COSAS

volveres prestados

Regresar. Ese es el verbo que me asalta cada vez que pienso

en la posibilidad de Palestina. Me digo: no seria un volver

sino apenas un visitar una tierra en la que nunca estuve, de la

que no tengo ni una sola imagen propia. Lo palestino ha sido

siempre para mi un rumor de fondo, un relato al que se acude

para salvar un origen compartido de la extincion. No seria un

regreso mio, repito. Seria un regreso prestado, en el lugar de

otro. De mi abuelo, acaso. De mi padre. Pero mi padre no ha

querido poner pie en esas tierras ocupadas. Una vez estuvo en

Egipto. Desde El Cairo dirigio sus ojos ya viejos hacia el este

y los sostuvo un rnomento en el punto lejano donde podriaubicarse Palestina. Soplaba el viento, se levantaba un arenal de

pelicula, y pasaban junto a él centenares de bulliciosos turistas

de zapatillas y pantalones cortos, turistas llenos de paquetes,

rodeados de guias y de intérpretes. Esa Gaza pegada a Egipto se

sentia distante y disrinta de Beit ]ala. Cercada. Acosada. Mu-sulmana y algo ajena. Estuvo, otra vez, mi padre, en el borde

de Jordania; su mirada pudo abarcar el desierto que atravesaba

la frontera. Era cosa de acercarse al cruce y entrar en Cisjorda-nia, pero sus grandes pies permanecieron hundidos ahi. En la

arena escurridiza de la indecision. Viendo una oportunidad en

la duda, mi Inadre sealé a lo lejos, su pequeo indice estirado

y tieso, el extenso valle del rfo Iordan, las aguas que la religion

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cristiana da por benditas, e insistio en pasar a Cisjordania. Te— Cuerpos de ambos ¢St;1n ahom en un mausoleo santiaguinonenlos que in le dilo» Como Si nlera ena la P9~le5nnn- De5Pne5 de al que yo no he vuelto desde el Liltimo entierro. Me preguntotantos nnos lnntos nsi noon‘ negado 3 5entn5e> Pane de ese elan si alguien habra ido a visitarlos en estos Lilrimos rreinta aos.rumoroso. Pero mi padre se dio la vuelta y camino en direccion Sospmho que nO_ $O5P@¢h0 induso, pen) no pregunto, queopuesta. No iba a somererse al interrogatorio de la frontera is- ' nadi¢ Sabrfa deciffng ¢n qué lugar (131 ccmentcrio esran lasraeli 0 a sus frecuentes puestos de control. No iba a exponerse a lépidas dc mis abu@105_

ser rratado con sospecha. A ser llamado exrranjero en una rierraque considera suya, porque ahi sigue, todavia invicta, la casa desu padre; ahi, del otro lado, se encuentra esa herencia de la que agugacignesnadie nunca hizo posesion efectiva. Quizas le espanre la posibi-lidad de llegar a esa casa sin tener la llave, tocar la puerta de ese La recapitulacién Se ha vuelto dudosa induso para mi padre en-

nogar vaeiado de lo Propio Y neno de de5eonoeido5- E5PanmY' ciclopédico. No le contaron sucienre 0 no presto atencion o lole> Pien5o> reooner 135 Canes one Pndieron Sen Si solo 135 eosas que le llego era material demasiado reciclado, dudoso. Delegahubieran sido de otro modo, su patio de juegos. El martirio de a mcnudo 61 relato en [as hermanas que; lc qu,cdan_ Seguro ruseneonnar en el nonlonte antes de5Pelado de esas eanelnelns tias saben, dice él deshaciéndose de mi curiosidad, seguramen-las pareadas viviendas de los colonos. Los asentamientos y sus te sabrén més que yo, repitc, Qmpujgindgmc un poco con esacamaras de vigilancia. Los militares enindados en sus botas frasq aunque sabe que mmbién en @1135 el ticmpo ha sembradomnieas Y 5115 miles Vefdesi sus largos nne5- Los alambfes de sus olvidos. Invariablemente mi ria-la-primogénita se deendepa y los escombros. Troncos de aosos olivos rebanados a ras diciendo, Cuando 1e pmgunto Cualquier dctalle; éC6mo ru papade Snelo o eonverndos en mnnone5- O qnizns es que ernznr la no te ha contado? Mi padre se encoge de hombros desde el otrofrontera signicaria para él traicionar a su padre, que si intenté extremo de la mesa. €Y no lees la fevigta A1 D;1mir?, sigue lavolver. Volver una vez, en vano. La Guerra de los Seis Dias le misma tfa, 13 més m¢mQ;i05a_ Me Qbhga a recgrdarle que haceimineno ese Vinle Se qnedo eon los Pasnles eon1Pmdo5> eon la doce anos me fui de Chile y no tengo acceso a esa publicacionmaleta llena de regalos y la amargura de la desastrosa derrota Chileno-palestina. 5Y ru papa por qué no te la manda? Soy yo laque signico la anexion de los territorios palestinos. Esa guerra que Se @n¢Og¢ ahom I-lay una agusagién de indiferencia en elduro apenas una semana pero el conicto seguia su curso infa- aim Una acusacién que (jag sobfg mi y 5()b[¢ mi padre aunquetigable cuando murio mi abuela: la (mica companera posible de <31 mantime, ¢0m0 muchos paisanos de esa g¢n¢;aCi5n, un v{n_

Sn retorno- Esa Perdida lo lanzo 3 una Velez repennna e nrepa" culo solidario con Beit ]ala del que jamas hace alarde. Ayudasrable. Sin vuelra atras. Como la vida de tantos palestinos que que Sumadas Sosticngn, 31191, un colegio llamado Chile. UnaYa no Pneneron o no qnisieron regresan que onndaron inenlso plaza llamada Chile. Unos nios, palestinos de verdad, si acasola Palaora del regre5o> one negaron Q Sennfse (31 igual qu¢ nns la verdad de lo palestino todavia existe. El ceo de mi tia seabuelos, dice mi padre) chilenos comunes y corrientes. Los dCSfmnC¢_

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Pista falsa d¢ "I1 Hombre yones que las patas de hierro dejaron impresas sobre cl parqué.

Tampoco esa tienda existe mas, los muros fueron derribados.)ErI1pi6ZO por escribir la palabra Meruane. Oprimo la lupa que Que regresemos a su ciudad y a su vieja casa todavia en pie, le

inicia la btisqueda en una base de datos. El nico resultado que digo, para desempolvarlas, para parchar nosotros nuestro re-

IIIC (l€VLl€lV€ la pantalla CS un articulo plll)llC€lClO CI] una revista ' Qucrd()_ Le digo que dc su Q9153 guardg apcnas la imagcn dc una

britanica. “Sahara en 1915”: asi se titula. Imagino. Un Merua- franja de tierra cultivada en el patio trasero y de un gallinero de

ne explorador en el desierto. Un Meruane africano trasladado fcjas Qxidadag, al fondo, ya sin gallinas, el suclo regado todavia

3 Palestina (P118311 POI mi memoria las fotografias de mi padre de plumas. Guardo el ruido de una llave de agua corriendo. Untreintaero, asoleado y moreno, su pelo corto dc pequeos ri— patio de naranjos rodeado por las delgadas paredes de los pasi-zos, grandes anteojos oscuros y labios anCl1OS COIHO l0S mi0S)- llos, también eso conservo. Y el suelo de azulejos de un largo co-El eslabén perdido dc Africa en mi sangre, pienso. Pero las fe- rredor. Un piano negro que nunca of tocar, ahora en la sala de

chas no cuadran. Alrededor de 1915 fue que mi abuelo inmigro mi tia-la-segunda. Un paragiiero junto al espejo de la entradaa Chile. Me sumerjo de todos modos en la lectura y me enredo que no Se sabe 3 dénde fue 3 para; U35 la mucrte de mi tia-la-en datos de una topografia interrumpida y destrozada por la tiltima. Me qucda dentro la puerta de madera sobre la linea de

construccion de una via ferroviaria. Se citan seis oasis algeria— la vereda y un par de arboles espigados pero ralos levantandonosycauces de rios deshidratados, trozos desolados de desierto, ¢l asfalto, Y, ms allé, una plaza de armas eon gu fuente de

trechos de costra salmuera. Lineas mas abajo aparece por n la bronce y sus frondosos robles o tilos o quizas cedros libanesespalabra. Meruane: otro lago salado y seco que no debe importar traidos de otro tiempo. Tiendas rubricadas con letreros de ape-o ha sido olvidado. Fuera de este articulo ningtin atlas virtual lo llidos palestinos escritos en alfabeto romano. Volver entonces,registra. Quizas no sea mas que una coincidcncia. le digo, a esas calles con ritmo de pueblo y a esa casa suya y

dc sus hermanas. Pero esa casa hace aos dejé dc ser nuestra,

corrige mi padre de espaldas a mi, preparandose su eterno café

letras que nadie ha vist0 negro pesado dc borra. Se vendio lo que quedaba dc esa casa

cuando tu tata, dice, evitando el cierre de la frase. Se desarmoOtra tarde en Chile le propongo a mi padre empezar a retroce— y se arrendo, la casa, y después vino el incendio. Se deshicieronder, lentamente. Refrescar esos lugares que hemos dejado a la también de la tienda de esquina donde mi abuelo vendia telas

deriva, (lf: l0S que nos fuimos yendo sin V0lV€1‘ la vista atras. El, por metrg gacadas de 135 empregag textiles dc 105 Yarur y de los

como antes sus padres la Beit ]ala natal, abandono hace mucho Hirmas, y ropa hecha (camisas a calzoncillos a calcetines) y za-

la pequea ciudad-de-provincia donde nacio. Y yo, como ellos, patos traidos dc las fabricas de la calle Independencia. Casimi—

me largué ta1T1biéI1- (Alguna vez regresé a la casa santiaguina res de Bellavista Tomé y rollos de seda, precisa mi padre. Pero

donde creci, recorri el espacio que ahora alojaba una tienda dc no quedan de esos lugares ya mas que imagenes arrugadas que noalfombras y reconoci el lugar donde estuvo mi cama por los ra- hay modo dc planchar. El pesado metro de madera, la alada

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tijera haciendo un boquete en el borde del tejido antes de que m6 18 hipI10SiS que ese paisaje de rapidos palitroques solia pro-sus manos la paftigfan de m1 timn, 135 hilachas desmayadas vocar en mi. Abro la ventana para llenarme de un aire silvestre

sobre el mostrador, las ruidosas cifras sumadas en la maquina (1116 I116 iffif 105 PulII10n6$- R6$Pif=1f 61 CHIHPO, hlf, 65 U118

regisn-adom d¢ ()5(juf() metal qug iba aadjendo 105 precios dc forma de intoxicacion. Otra forma es este retroceso. La incur-lanas, cintas y cordones 0 incluso de los colchones almacenados Sién 611 L111 Ii6mP0 (1116 Y8 I10 6Xi$I6- La 6X6uf$i(3H C161 Pf6S6I1I6-

en cl dcsvn donde mi hfmano-Q1-mayQ[ y yo, 1;1_d¢]-m¢diQ, Nuestra travesia carece del dramatismo que el viaje a este vallenos empujébamog mutuamentg ggbfe almohadas Qnvueltas en tuvo para los primeros inmigrantes. Pienso en la historia de

bolsas de nailon transparente. Esa agonia de las cosas es lo que 6805 periplos prometedores pero sobre todo penosos que, a di-quiero salvar, 0 resucitar, pienso, pero antes de decirselo mi f6f6n6iP1 d6 13 inmigracién 6uf0P6, I10 {L16 8p0Y=1d<<1 POI Hinglinpadre deja 53¢; ggbfe mdas @535 v@j¢¢¢5 moribundas algo que gobierno ni recibio subsidio alguno. Los barcos zarpaban desde

huele a fresco. No te habia contado esto, dice, el café humean- Haifa Y d6$6aI1SbI1 611 Hlgn pu6fI0 C161 M6diI6ff5I160 (GéI10-do en Sn 1'1'1an()_ La pequea ¢iudad_d¢_PrQvm¢ia acaba de fen- va 0 Marsella) antes de continuar a América con sus sotanos de

dirle homcnajc 3 sus amiguos Cgfngfciantgg, d1¢@_ Entre @1105 tercera llenos de arabes, de ratones, de cucarachas hambrien-cstgi mi abm-310, Esté Sn ngmbfc en ¢1 l¢[[¢[() (15 Lma C3116 mcién tas. Esos arabes errantes eran cristianos ortodoxos desprecia-inaugurada, Lcrras dc mQld¢ que nmgfm Memane ha ido 3 mi_ dos por los turcos. Eran considerados emisarios de Occidente,rar, no todavia. No hubo ceremonia ni corte de cinta. No hay Flvanlada 6uY0P63» Pf0t6gid05 d6 113¢i0l16$ dV6f53S- D6j€1b8I1,

fotos que registren este hecho. Mi padre no esta muy scguro de los arabes, sus tierras, portando un pasaporte paradéjicamentedénde qucdé Qstampadg gu apellido, que 65 también ¢1 fni0, 61 otomano que les permitiria huir del mandato de ese imperio,nuestro. Y acaso porque pido explicaciones y detalles y levanto C16 5“ 56“/iCi0 milifaf 611 fi6mP0$ d6 gurras 6100616 S6fi-an CELFH6 d61;-15 cejas () 13$ jnnro goypmndida, él P0; n acepm cgnducifmg canon. Los que podian huyeron de esa sentencia de muerte car-

hacia el pasado por una sinuosa carretera inclinada hacia el no- gando I111 60nff?1$611Iid01 H6‘/Hf Para 8i61T1Pf6 61 P0d0 tur60-reste. Vayamos, dice, terminandose de golpe su café. Vayamos, E1 n0IT1bf6 6n6mig<> imPf6$0 60II10 H118 m1di6i(3 iI1SL1lI&11I6 Y

como si de pronto la idea lo entusiasmara y necesitara remar- 6I6rI1a SObr6 61 borroso mapa de la inmigracion arabe. Se fue-carlo subicndo la vol, Empecemgg a vglver, 51 podemos, pjenso ron arrastrando los unos a los otros a las Americas y a Chile enyo, y anoto esra frasc () este verbo en un pedacitg de papgl para asombrosas cantidades; fundaron en cada punto del valle entren() Qlvidaf 65¢ mgrame de @5¢¢p1;i¢15mO_ las cordilleras la leyenda de que la nueva tierra tenia un alma

siria o libanesa o palestina que les permitiria imitar la vida taly como era, como ya no seria nunca. Se convencieron de que

19$ and¢5, de mdo esa era la i'1nica opcion. Entre huertos de damascos y aceitunasy luego de paltas y berenjenas y zapallitos llamados italianos, y

La cordillera nevada al fondo del camino. Las varas de recorta- d6 Fomatfis dulC65 41 P1111“) d6 6$F8llaf- E11 Fafd6$ Pf0t6gidi18 POIdos parronales moviéndose en direccién contraria, recordando- P¥1ff0I165 CUYHS h0j5 d6biaI1 60$66haf$6 3 Paffif d6 $6pIi6mbr6

16 17

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y antes de que el otoo las volviera papel. Bajo el mismo sol conocer a mi abuelo, ella se deshizo de ese Sabaj. Esta parte dcmacerante los ya numerosos palestinos se fueron multiplicando la historia le encanta a mi tia soltera, mi tia-la-primogénita, quehasta duplicar a los otros arabes que habian embarcado con tal vez en este punto se identique con su rnadre, quien tuvo a

ellos en los mismos barcos, detenido con ellos en Rio de ]a- bien decirle a ese ]uan Sabaj (llamado igual que su padre) queneiro, compartido las lunas despuntando sobre el mar hasta él era muy viejo para ella y ademas feo, tan feo que le asustaba

el desembarco en Buenos Aires, cruzado juntos la cordillera a verlo de dia. Imaginese como seria si me lo encontrara de no-lomo de mulas guiadas por arrieros 0, mas tarde, en los vagones che, le dijo. Ahi se habia terminado la proposicion matrimo-de un ferrocarril transanclino que ha sido casi completamente nial. Mi abuela continuaba soltera a la entonces preocupantedesmantelado. edad cle veinticinco aos. Se le estaba yendo un tren, decian

o susurraban los demas. Pero ella se subio al vagon. A oltimominuto y por propia conviccion, dicen sus hijos y mi madre.

echazo ferroviario Y fue en un andén, precisamente, donde se vieron la primeravez. En la desaparecida estacion de Llay Llay. Haciendo trans-

Se silencio esa bocina ronca y se difuminaron las espesas b0- bordo ella, camino a Santiago. Iba acompaada de su hermano a

canadas de humo negro del tren pero no se ha desmantelado la capital en busca dc regalos para las mujeres de la familia en la

la historia del echazo ferroviario de mis abuelos. Mis tias se que él estaba por ingresar por matrimonio. Asi lo sealaba otrahan encargado de relatarla tal como se la oyeron a su madre, tradicion tribal de la colonia. Fue su hermano quien avizoro a miy como se lo han escuchado las unas de las otras a lo largo de abuelo bajando del tren para hacer también transbordo, aun-los aos. Esa historia puede narrarla incluso mi madre, que la que él iba en direccion contraria: hacia el sur. Quizas mi abuelopreere alas de la propia parentela italiana que no se distinguio tuviera la misma edad, o quizas ella lo aventajara un ao o dos,nunca por sus amores triunfales. La cuentan mi madre y mis o solo un mes, porque nunca estuvo clara la edad de mi abuelo.tias y a veces hasta mi padre con variaciones: que venian ambos Pero él diria, para complicar un poco mas las cosas y para mo-de Beit ]ala donde no se conocieron, que tenian una misma lestar, que vio a mi abuela sola en la estacion, mi abuela con su

religion e incluso un apellido en comim (mi abuelo era primo largo pelo crespo sujetando un canasro de mimbre, ofreciendodc su futura suegra, ella llevaba un Meruane arrumbado entre sanguches tibios junto a- la tropa de vendedores que acosabansus apellidos), que mi abuelo habia sido compaero de curso de a los viajeros. Decia, mi abuelo, que la Maria le habia coque-su futuro cuado pero que nada de esto fue suciente para ser teado haciéndole un precio por el pan con jamon, que era asi

bienvenido. A mi abuela Maria querian casarla con alguien aL'1n como habia empezado todo. Y mi padre, como antes el suyo,mas cercano. La norma tribal (es la palabra escogida por mi pa- se rie mientras lo cuenta. Se rie solo y a carcajadas de la maldaddre) ponia en primer lugar a alguno de los tantos Sabajs avecin— que enojaba a su madre. Acaso le daba vergiienza esa version, que

dados en Chile. Y mi abuela tenia de pretendiente a uno que, alguien pudiera creérsela. Qué mas daria si fuera cierto, piensosin ser rico, poseia el don de tener algunas tierras. Poco antes de yo, pero de inmediato pienso en otras cosas. En el silencio que

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se impone entre nosotros. Mi padre parece de pronto cansado claro si se vino con su madre viuda, una mujer llamada Estherde re etir la historia ue a conocemos o uiza no tiene mas ( ue tenia unos o'os mu azules ue nadie nunca heredo , 0 siP (1 Y Yque agregar. Se queda mudo con mi madre al lado, abstraida ella ya estaba en Chile con los hermanos mayores y entonces él

o adormilada ella, sus pies desnudos apoyados sobre el tablero vino mas tarde, con sus tios. Las versiones son contradictorias.del auto. Mis hermanos van a mi lado, cada uno mirando or Mi adre dice también sin certeza ue mi abuelo se fue a tra-qla ventana. Vamos como solemos cuando estamos untos, como ba ar al sur, en el molino de sus hermanos ma ores, mientrasYantes, en al uno de nuestros aseos. Distraidos en las sucesivas a rendia su tercera len ua. El aleman lo habia estudiado en ungcurvas del camino con la cabeza en cualquier parte. colegio de padres protestantes en una de las tantas escuelas de

comunidades religiosas europeas que funcionaban en Palesti-na en esa época. Hay escenas dando vuelta: mi abuelo chapu-

. len as en bifurcacién rreando aleman con al un cliente de la tienda La Florida, mig“ gabuelo haciendo de escriba y de lector para paisanos iletrados

Avanzamos en silencio o en castellano aunque hay mas lenguas que recibian cartas familiares desde el Levante. Dice, mi padre:dormidas en la red de nuestra enealo ia. Los inmi rantes ad- Lo esto viendo, era un vie'ito de la colonia, ba'o, de tez mug Y J J Yquirieron el castellano a medida que perdian el idioma mater- blanca, de pelo rubio y ojos claros, que no sabia ni leer ni escri-no. Hablaban, los viejos entre ellos, una suerte de codigo secre- bir. Cuando le llegaban cartas de su familia iba donde mi papato ue le vedaron a sus hi'os. Se comerian la len ua antes ue ara ue se las le era contestara, o, ue a veces lo acom-(1 Y Y Y Y qlegarles el estigma de una ciudadania de segunda, porque habia paaba en la tienda, me quedaba maravillado viéndolo escribiruna sombra pegada a ese acento tan evidente como el vestuario de derecha a izquierda. No fue entonces ninguna tragedia do-ajado de la pobreza. De ambos hubo que deshacerse. Y no les blar los alfabetos, invertir la direccion de la escritura, permutarcosté tanto la ro a nueva or ue era del estilo de la ue traian. la sintaxis, modular la entonacion hasta erfeccionar el acen-P (1

No les costo tampoco sumar el castellano a sus lenguas poro- to chileno: el cartel de esa bifurcacion lingiiistica anunciabasas. Mi abuela, dice mi adre, lo habia a rendido de nia, a la ro reso los alestinos tomaron ese camino. Abandonaron,Ylle ada; mi abuelo, en cambio, la ad uirio al lle ar, con once 0 como abandono mi abuelo, la venta via'era en re resentaciong J Pdoce o tal vez catorce aos. Sobre su fecha de nacimiento hay de una distribuidora do géneros de un tal Manzur (mi padreincertidumbre. Mi padre dice que se perdio el acta porque se insiste, riguroso con unos datos que no hacen falta, que ni si-quemé la iglesia palestina. Pero su madre y los hermanos tenian Y quiera importan, que mi abuelo nunca fue vendedor ambulan-que haber sabido, argumento yo, levantando mi lapiz del papel. te). Abandonar, repito, el molino y el almacén que tuvo en so-El tuerce los labios y recurre a mi tia-la-segunda, que tampoco ciedad con sus hermanos mayores en Toltén (ciudad araucana

puede explicar este enigma y en vez de intentarlo dice que los que desapareceria arrasada por un maremoto veinte aos mas

nios eran bautizados con retraso, que la fecha era adulterada tarde). Instalarse en la zona central para darle mejor educaciénpara postergar o evadir el servicio militar turco. Tampoco es alas tres hijas de entonces y a los siguientes dos. Porque la gran

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Consigna de mi abuela, mis ilustmda 0 31 1'n¢n()5 més lcctgfa, regresar, murmura mi padre. Yse aleja dando largos trancos por

era que el progreso exigia educaeion. Fue ella quien insisrié en 13 69.116 d6j€'lndono8 pronto atrés. Ahi queda la puerra de ma-

mandar a mis [fag a la universidad, daflgs la Opofljunidad que dera clavada a la vereda aguantando hasta el préximo remezén

ella no tuvo siendo alumna de un liceo récnico del que no llego II1i6ntté18 no8otro8 nos alejamos, calle abajo, los ojos jos en el

a graduarse. Fue ella quien se opuso a que mi padre heredara pavimento como si entre las lineas de los pasrelones estuvieran

la tienda a los dieciséis aos, cuando mi abuelo, agobiado por 1&8 pi6Z8 <16 t6Cho8 altos, 0 como si entre las rayas pudiéra-

sucesivos emprendimientos, pensé pasarle la administracion de 11108 v6t 18 6061118 (161 fondo, 8u8 profunda8 01188 <16 1UII1iI1i0,

La Florida a su hijo. Tercio también para que sus hijas pudieran el refrigerador Horeado que mi madre se llevo para la casa de la

casarse fuera de la colonia. Que se compenetraran pero que playa que ya tampoco nos pertenece. Qué se hizo tie lo d6mi8,

mantuvieran el apellido como seal invencible de pertenencia. (16 las sébanas que colgaban de una cuerda en el jardin, delminusculo elefante de marl que mis tias aseguran me inventéporque ellas no lo recuerdan. Las cosas palestinas desaparecie-

3 pugfta (jeffada ron misteriosamente mientras yo mataba el tiempo en otras

disquisiciones, me digo, avanzando con los demés detras de mi

La puerra esta cerrada con una llave que ya no nos pertenece. P%1(1r6 p6ro Sin Saber adonde. Se detiene, él, de repenre, y seala

Mi hermano-el-menor se asoma por el agujero de la puerta y su primera escuela: de monjas dice que era y quizas todavia lo

no disringue nada. Esta oscuro. . ., dice; ...com0 una rumba, 868- gUna 6SCu61a d6 nias? Si, dice y por primera vez me parece

completo yo, recordando a mi abuelo en la 5uy;1_ Su Pérpado que sonrie. Estaba tan cerca que podia ir solo pero iba con al-

izquierdo entrecerrado. Sus manos enlazadas para no hundirse guna do 8u8 h6rmana8: la l1ermana—tercera que fue la primera en

mas en los bolsillos y repartirnos almendras. Una muerte so— motif, 0 18 h6tn1ana—Cuarta que también murio. Habria escue-

bria, tan opuesta a la de su primo Chucre, que antes de morir 1&8 p%Ll68tina8, l6 digo, pero o no me oye o no lo sabe o no me

pidié que le pusieran musica durante el velorio, que se bailara quiere Cont68tar. Con retraso, como despertando después, me

alrededor de su cuerpo difunto, que se ofreciera una gran cena C1iC6 pot n qu6 no. Eran todas escuelas chilenas en las que no

para quien quisiera venir a despedirlo. (No sé si recuerdo () me se enseaba arabe. Mi padre aclara su posterior recorrido esco-

he imaginado que los hijos estaban divididos: unos ponian el lar. La secundaria la hizo como inrerno en el lnstituto Nacional

caset arabe, otros, enrristecidos y quizas avergonzados, apaga- BHIIOS Afana d6 Santiago. Pasaba algunos nes de semana en

ban la radio y lo dejaban sumido en el silencio sepulcral). La la casa de su tio Constantino, que vivia en la calle ]uan Sabaj.

gala d¢ @505 v¢1OriO5 56 Confunde ahora C011 tanrgg ()[1'()$ fun¢- Descubro en ese relato que hay otra calle con apellido familiar.

rales familiares. No veo nada, insiste la voz de mi herman0—el- QU6 683 C8116 nombta a mi bisabuelo. Que fue abierta por los

menor empinado en la mirilla. Y quizas no haya nada que ver, tios de mi padre cuando decidieron dividir la quinta uoinaporque a1 incendio Se Sumé dggpués un tefrcmgtg y emonq-35 y construir casas para vivir de las rentas. Ese negocio no les

la casa fue declarada inhabitable. Les dije que no tenia sentido r68u1to, 6Xpli6a mi padre, que mas rarde viviria en csa calle,

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éPor qué habiendo crecido entre palestinos nunca fueron asi— ciudad-de-provincia? ;Es esta la calle que lleva nuestro apelli-duos a la colonia, mi padre y sus hermanas? Nunca pertenecie- do? Vemos los ojos oscuros de mi padre por el espejo retrovisorron al Estadio Palestino que nos quedaba tan cerca de la casa. y oimos que repite la orden. éQué estan esperando? Porque ahiI-labia que desembolsar un buen billete, que yo no tenia, dice esta el letrero negro bordeado de blanco. Las letras anuncian,mi padre. Ademas, se juntaban alli los paisas mas pudienres y también blancas pero gastadas, no una calle sino apenas un pa-nosotros nunca habiamos tenido una relacion muy profunda saje que resulta la palabra justa para nuestro abuelo nomade.con la colonia, mas alla de la familia. Entiendo algunas cosas. Vistas asi, mayusculas, las letras SALVADOR MERUANE sobre unaEl desapego. La sutil distancia de la que nunca se hablaba pero endeble plancha de metal, asi, tan deslavadas (como si el pintorque vivia entre nosotros como un pajaro, pienso, aunque luego se hubiera olvidado de darle la segunda mano, de recubrirloveo que es extraa la imagen alada que acaba de cruzarse por mi con una capa de barniz protector), tan desprovistas las rejas y

E cabeza. Pajaro por qué, me digo, enchufandome entre los labios las casas alrededor, pienso que ese MERUANE desvencijado hauna hoja de parra rellena pero no muy suculenta del restoran sido menos afortunado que el SABA] del letrerito santiaguino.arabe donde hemos venido a almorzar. Miramos ese apellido algo oxidado un par de minutos hasta

que se nos gastan las sonrisas de un instante ante la czimara.Mi abuelo o su nombre o su apellido quedan precariamente

un letrerito desvencijado armados en una reja de metal a la entrada de eso que ahoranos parece una poblacién desierta. Nosotros nos llevamos las

Mi padre conduce por unas calles desconocidas y mi hermano- fotos en la maquina mientras el auto arranca otra vez y cubre el

el—menor astutamente saca su teléfono, se conecta a un locali- cartelito de polvo.zador y empieza a dar indicaciones. Indicaciones que mi padreno sigue o a las que no presta atencion, convencido de quellegaremos si doblamos la esquina. Damos mas vueltas. Se tratade un barrio desmejorado, casi una poblacion en las afueras de

la pequea ciudad-de-provincia en la que hace sesenta aos mipadre no vive. Mas y mas vueltas por calles minadas por raices, .

sorteando la sombra caliente de arboles semihojados. Mi her-mano insiste en dar instrucciones, cl callejero telefonico enlo-quece y nos desorienta hasta que de pronto mi padre detiene el

auto. S610 el aire acondicionado queda encendido. Afuera el solhace arder el pavimento. Bajense, ordena mi padre, pero noso-tros no abrimos la puerta, nos asomamos por la ventana antes

de poner un pie en territorio desconocido. @Es esto todavia la

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EL LLAMADO PALESTINO

direccién: palestina

No es regresar pero la idea del viaje aparece con ese verbo al ,

cuestas. Ese verbo y todos sus sinonimos empiezan abrirse espa-

cio a codazos. Una sucesion de eventos fortuitos me empuja en

direccion palestina. Ocurre asi la aparicion del primer emisario:l me subo a uno cle los cientos de taxis llamados gitanos que

circulan por mi barrio neoyorquino. Tomandolo por domini-1

I cano o ecuatoriano me clirijo al chofer en espanol para pedirlel ,

que me lleve al aeropuerto, pero escucho en su respiracion unleve acento que tampoco es gringo. Ano el oido, detecto entresilabas una inexion arabe. Antes de preguntar y acaso equivo-carme me jo en la tarjeta de identicacién adosada al respaldocle su asiento: tiene un nombre inequivoco, un nombre unidopara siempre a la resistencia palestina. Iaser. Arabe de donde, le

pregunto, y en el retrovisor reconozco los ojos cle mi abuelo queme sonrien. Es un palestino de un pueblo al norre de jerusalénque no identico. Cerca~ de Ramallah, agrega. Un pueblo delWest Bank, aclara en inglés por si sé de esa zona. No debe estar

tan lejos de Beit ]ala, le digo yo, y él dice que no esta nada le-jos en distancia, aunque en tiempo toclo depende, y deja la frase

en suspenso. Y entonces le digo que de ahi proviene una partede mi. Le pregunto si conoce mi apellido. Le menciono otrosapellidos palestino-chilenos y a continuacion le cuento que en

Chile vive la mayor comunidad palestina fuera del munclo ara-

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I

l be. Que los primeros palestinos inmigraron desde cuatro ciuda- tor acepta la propuesta explicando que hace tiempo tiene apar-l

des cristianas de Cisjordania. Que a Chile siguen llegando los cados los territorios. Desde que dejo de escribir sobre la region,suyos, solo que ahora vienen en calidad de refugiados. Que leo en mi pantalla, su forma de ver el conicto ha cambiado.los ultimos en llegar venian de Iraq. Ahora son todos musul- l “Y mi forma de escribir, también”. Dice haberse vuelto “masmanes, como usted, le digo. Y le digo ademeis que aunque la consciente de los aspectos sutiles, y esas sutilezas me parecencomunidad es fuerte yo fui criada como una chilena comun y ahora fundamentales”. Quizas un diario de su vida en Jaffa,

l I

corriente. Veo desde atras su cabeza asintiendo a todo lo que sugiere, yme lo imagino negociando consigo mismo, entregan-‘i / /digo, pero cuando llego a la ultima l1nea]aser da vuelta y me dose compulsivamente a abandonar su largo silencio. A conti-

corrige. Usted es una palestina, usted es una exiliada. <'Usted nuacion me lanza un inconveniente: la necesidad de encontrarno conoce su tierra?, me dice sin recriminacion. Deberia ir alla, pronto quien escriba la contraparte. Esos libros son siempre

lidades, desde Espaa los territorios no estan tan lejos. Unas no conozco a ninguna mujer que escriba en castellano sobre

usted. 5Para donde viaja ahora? Oye, dice, dejandose de forma- a cuatro manos. Siempre un narrador y una narradora. “Pero

‘ /cinco horas en avion. Deberia ir, insiste, volviendo a lo formal, esta zona”, apunta él al cierre del correo. Cuando termino sule va a encantar, y empieza su campaa del porqué del regreso. largo mensaje advierto que hay otro a la espera de ser leido. AVolver a Palestina, imagino mientras habla, y comprendo que modo de posdata, el escritor pregunta. “5No te animas a ser lanunca se me habia ocurrido ese destino. Lo pienso un momen- ’ pareja palestina? 5Conoces la tierra de tus ancestros?” Sabe queto mas al tiempo que me meto en el bolsillo la tarjeta de ]aser, es un viaje caro pero ofrece el hospedaje: “Tienes un sofa a tupero al llegar al aeropuerto descarto la ideayla tarjeta. Archivo disposicion y dos adorables criaturas que invariablemente teambas como una curiosidad, como una extraa anécdota. { despertaran a las seis de la maana. Si de verdad te animas nos

‘ inventamos una metodologia bizarra para escribir el libro. Yame dirzis cuando quieres venir”. Ir o no ir, esa sera mi disquisi-

correos dc jaffa cién a partir de su oferta. Ir y escribir, o no ir y nunca dejar miPalestina por escrito.

No me olvido de Palestina, sin embargo. Aunque estoy atarea-da durante los clias de Madrid, las palabras de Jaser insisten en

colarse entre mis proyectos. Incluir Palestina en la coleccion otra vez ramallah"—~-- que dirijo sobre lugares en una pequea editorial. Encargarle

a algun escritor avecindado en la zona una pequea cronica Regreso a Nueva York de ese breve viaje europeo y preparo lasscria una manera de resolver la deuda que de pronto se me 1 maletas para partir a Chile. Pido, otra vez por teléfono, un taxi-impone. Surge el nombre de un conocido, rescato su direccion E gitano y al subir al auto veo aparecer al mismo viejo genio declcclronica, escribo de inmediato para extender la invitacion. ' l la lampara anterior. Hay cientos de taxistas latinos que circulanlililra, de vuelta, como rebote instantzineo, otro correo. El escri- por el norte de Manhattan pero es ]aser quien en el instante

‘.'.Hg 29

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de mi llamada circula mas cerca de mi casa que ninguno, él un nuevo mensaje del escritor-en—]aH‘a anunciando que cambioquien llega, por eso, a recogerme. 5Y para donde va ahora?, me de idea. “Me duele tener que escribirte este mensaje. Desafor-dice levantando mi maleta y los labios en una sonrisa. éAhora tunadamente no podré escribir el texto. En los Liltimos meses

si Palestina? Algo asi, le contesto, pensando que Chile es mi a dos ciudadanos israelies se les ha impedido el acceso cuandotinico Levante. De mi familia en Beit ]ala no quedan mas que regresaban de viajes de turismo (un eufemismo para decir que

un par de mujeres que llevan en algiin lugar el Meruane. Los fueron deportados).demas detentores del apellido viven desperdigados por nuestra ’ los

loca geografia. Quiza en Chile usted también tenga a alguien, le digo, abriendo la ventana, pero ]aser no tiene a nadie alla. Su Los argumentos contra los dos fueron ‘actividades contrarias al

familia se aferro a lo poco que les queda porque eso es lo que Estado’ y en el caso de uno de ellos ‘traicién’. Lo nico que ha-

hay que hacer ahora, dice. Aferrarse a lo que queda de Pales- bian hecho era asistir a manifestaciones de izquierda y colabo-§ tina ara evitar ue desa arezca. ue no la ha an desa arecer rat con ONGS ue a udan a la oblacion alestina. Yo conociaP q P 8 P (1 Y P

or ue de'amos las uertas abiertas. Este es el momento de a uno de ellos. Mi situacion en Israel es mucho mas vulnerable.(1 J P

uedarse, es el momento de volver. Pero usted esta a ui, i ual He artici ado en muchas manifestaciones contra las uerrasq (1 g P P gque yo, observo. ;Alguien tiene que mandarles la plata!, res- de los Liltimos aos (aparezco en varias Poms“ponde en su castellano dominicano lleno de arabescos. Veo sus a las camaras de la policia), pero ademas de eso durante aos

grandes ojos en el retrovisor, su cabeza que gira cuando el auto escribi e las politicasse detiene en la luz roja, su mano extendiéndome unas galletas israelies y de la politica interna palestina*de almendra que su mujer le prepara para su largo dia de aut0-

istas. -Y entonces, dice, tra ando con dicultad la masa dulce, Para terminar el cuadro de vulnerabilidad, uedo vivir a ui or< g

cuando va para nuestra tierra? En marzo, le digo por decir cual- los ancestros judios de mi padre, que me permitieron acceder

quier cosa, y aunque no tengo fondos para ese viaje empiezo a a una tarjeta de residente, pero en realidad vivo aqui porqueimaginar que lo que digo es cierto. estoy casado con una palestina musulmana, lo que equivale a

estar en los radares de las a encias de se uridad (suena a novelagde espionaje pero tristemente es la realidad en esta region, en

santiago-jaffa: 23 de enero la que, entre otras, las lineas de teléfono de los ciudadanos ‘ara-

bes-israelies’ estan en casi todos los casos intervenidas). EscribirEsto en Chile, lanteandole a mi adre visitar acaso or t'1lti- un texto sobre Palestina inevitablemente toca temas olémicos.Y Pma vez su ciudad-de- rovincia, haciendo re untas, tomando La denicién misma del territorio, como a comentamos enP P g Y

cl

i 2 1 Inotas, investigando en linea, leyendo la historia de la inmigra- un mensaje, es problematica. Solo elegir mencionar ciudadescion, activando mi memoria y zurciendo anécdotas; en Chile con ciertos nombres equivale en esta region a una declaracionestoy, calculando que las cuentas no me cuadran. En eso entra de guerra, y aunque decidiera no incluirlas en el texto y hablar

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solo de Cisjordania y Gaza, no podria hacerlo sin hablar de intensidad que les es posible (y hay mtisica y hay comida y haymuros de encierro, colonos y la autoridad del ejército israeli. sexo, hay matrimonios e hijos y divorcios y rodo lo demas).A pesar de eso me planteé correr los riesgos y escribir el texto; Vivimos muy bien, quiero decir. No es la misma intensidadalcancé a armar una estructura con unas paginas de prueba y embriagantedeg en la que la vida es aveces demasiadoa pero abundanre (tanto como la muerte) pero aqui, especialmentecreo que seria una irresponsabilidad de mi parte. El riesgo de los palestinos, saben vivir y ser felices también. L0 que impidioquedar separado de mi familia es demasiado grande y no estoy hacer este texto es que en los Liltimos aos cualquier discursodispuesto a correrlo. Anoche cenaron en mi casa dos amigos intermedio entre las locuras de Hamas y las locuras dc la ultra-israelies involucrados en temas de derechos humanos y los dos derecha israeli tiene cada vez menos espacio (el que deendame recomendaron abstenerme. Nunca habia tenido que callarme un discurso intermedio inevitablemente es clasicado en unopor la censura, pero creo que no tengo mas remedio. Te mando de los dos polos extremos y atacado por el otro). Afortunada—un abrazo muy grande y te pido disculpas por el tiempo per- mente la realidad es mucho mas ricay compleja que esos discursosdido. Y por supuesto eres bienvenida en mi casa, ojala vengas y la gente sigue estando viva y sigue siendo impredecible e in-a conocer la tierra de tus ancestros, vale mucho la pena a pesar controlable. Ya me puse solemne y sentcncioso, qué pereza. Lode todo lo dicho”. mejor es que vengas y lo veas. Aqui te esperamos si te decides

a venir .

jaffa-santiago: 24 de eneromoneda al aire

Al dia siguiente, a vuelta de mi respuesta, recibo otro mensaje

en el que el escritor-en-jaffa agrega algunos deralles que con- Lanzo al aire una moneda mental: si alguna invitacion me llevarman su decision: “Para unn crecido en los :1 Europa yo me estiraré hacia el Oriente por mis propios me-80 y en una familia como la mia, el riesgo es una cosa terrible dios. La moneda gira sobre si misma mientras pienso en tantaspero también atrayente. De alguna manera vivir sin riesgo no es l rcstas. El regreso frustrado de mis abuelos. La negativa de mi -~=--vivir. Fui yo el que insistio en escribir el texto y el que todavia padre. La integracién que acabé por aplanar la diferencia pales-quiere hacerlo (espero poder dentro de unos aos, cuando ese lina en mi pais. La invisibilidad dc la causa en el lugar donderiesgo deje de existir o cuando ya no me importe). Sé que lo rcsido. La censura del escritor-en-jaffa y la necesidad de tacharescribiré tarde 0 temprano y que el tiempo le data mas fuerza su relato. Una historia llena dc agujeros. Tengo que sumarle a

a esas palabras. Acerca de vivir aqui, ya lo veras tii misma. No i csa resta, pienso. Volverme Palestina. Volver. Echo al aire otra -~hay ejército ni sistema de vigilancia que pueda controlar las moneda y ahora suena a metal: en mi buzon pronto apareceotras pulsiones humanas, que son muchas, y asi como aqui hay una carta de invitacion.muchos que sufren, esos mismos y los demas viven con toda la f

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un muchacho casi palestino nada mas que biografias truncas y muros de piedra rebanados ---—-a ras de suelo. Sobre lo que le su casa y la de tantos vecinos

Hamza se presento el primer dia de clases como jordano pero al hay ahora un _par(lL>1e‘npaeiVonal. Un parque, dice, es decir, una";' 'J

descubrir el origen de mi apellido corrige su relato: yo también zona protegidahajo una premisa ecolégica donde esos palesti-soy palestino, un palestino nacido en el exilio. Sonrie compla- nos, aun si pudieran regresar, no podrian volver a construir. Uncido de haber encontrado a alguien como él. 5Y como es que no parque donde la historia quedé tapizada de arboles. Todavia se

conoces Palestina si puedes entrar?, pregunta, asombrado, en pueden encontrar ahi las huellas del desalojo, los cimientos dc

_.a;~..

J

1

un inglés tan exacto que suena impostado. Un inglés tomado esas easas arrancadas de cuajo. Porque los olivos, dice Hamza,como préstamo de algn libro. Le digo que Palestina me ha continuan creciendo donde quedaron, siguen cargando las ra-mandado emisarios, seuelos, incluso una invitacion que me mas de aceitunas aunque no haya quien las coseche. Hamza se

dejara a medio camino. I-Iamza me mira intrigado, sin enten- va y yo me voy rambién esa tarde a casa, a la pantallaaen buscader que él ahora es otro de esos enviados y que cada mencion de escicementerio urbano que alguien describe como tierra desuya se volvera una referencia. Una nota en un cuaderno. El nadie . Alguien contesta que de nadie no es, que es rierra pa-mgtivo dc una bsqueda. No deje de ir a Yalo, deja caer Ham- lestina usurpada violando la legislacién internacional, y alguienza; a Yalo o Yalu, agrega. En las afueras de Ramla, la ciudad de mas denuncia que el parque fue nanciado por alguna adine-la arena. (Anoto Ramallah; después, sobre un mapa, compren- rada comunidad sionista canadiense. Ir a Yalo a visitar la casa

do mi error). Hamza me dice que la familia de su padre salié desaparecida de Hamza, pienso, y esa construccion incorporeade Yalo el mismo ao en que la guerra le impidio a mi abuelo se queda dando vueltas y vueltas hasta que mi alumno regre-regresar a Beit ]ala, el ao en que Israel anexé Yalo y cientos de sa la siguiente vez. Ahoira trae un mensaje de su madre desdepalestinos huyeron a ]ordania. La familia de su madre se habia Jordania. Una sugerencia culinana para cuando yo este en miexiliado veinte aos antes en la primera estampida. Hamza lo tierra. La recomendacion tiene un nombre que nunca he oido ydice con despojo britanico aunque debajo se estremece la es- que suena-entre sus labios a loos o quizas loss, la palabra inglesapina del refugiado que mantiene esta condicion politica como de la pérdida. Pero loos 0 loss en arabe signica almendra crudamodo de reivindicacion nacional. Hijo y nieto de desplazados, cubierta de una piel verde aterciopelada y muy gruesa que se

Hamza se entusiasma con ese regreso, el mio, porque regresanes lo come sin pelar, con un poco de sal y quizas aceite. Almendraque se le ha negado a su familia desde la Intifada de 1987. El no que mi padre tampoco identica cuando le pregunto. Ningu-habia nacido todavia para el primer levantamiento pero ya car- na de mis tias sabe. Anotaré esta palabra tal como suena, y laga con la herencia de un exilio; suena, me dice, no puede evi- encontraré semanas mas tarde en un mercado de Belén, sobretarlo, con esa Palestina tan ajena y tan propia. Quiero preguntarle un carrito de metal, en medio de una callejuela. Compraré una qué Palestina se reere, a que trocito de esa tierra fracturada. paquete de esas almendras asperas y se las traeré a Hamza sinDecido no hacerlo. éQué hay ahi, en Yalo 0 Yalu?, le pregunto confesar que fue imposible tragarme el grueso terciopelo de suen vez, sin saber qué otra cosa preguntar. Nada, dice, no hay madre.

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who are you hay exageracién y hay confusion en esa palabra, y hay tambiénun vacio enorme dc aos y de mar y de pobreza, pero a cada

Se acerca la fecha de Londres casi sin preparaciones y empieza family que ella grita mas me rio yo, diciendo yes, family, yes,a darme vertigo el viaje. Mi tia-la-mayor me manda a decir como si hubiera olvidado todas las demas palabras y sus signi-con mi padre que debo ir a visitar a esas tias lejanas y llevarles cados. Y en ese tiroteo relefonico no sé si llego a decirle 0 siun regalo. Que compre unos chalecos de lana, 0 unos paue- ella habra entendido que estoy por viajar o por volver_y que melos, 0 una carrerita que no pese en mi malera: ella me pagara gustaria ir a visitarlas. ' M l W‘ i

después. Y que las llame cuanto antes, manda también a de-cir. Mi padre dicta un nL'1mero de teléfono y me pide que se

r lo repira. Pero pensar esa llamada me da mas vértigo: en qué4' lengua vamos a entendernos. En castcllano, por supuesto, dicel

mi padre, porque esa tia vivio unos aos en el sur de Chile;fue hace mucho, me asegura, pero algo todavia habla. Dejoel nfimero sobre mi mesa un par dc dias 0 tres, indccisa. Se vacumpliendo un plazo que no me deja alternativa. Me obligoa marcar y a preguntar por Maryam. Hola, digo, éMa1yam? '

Maryam, oigo como eco del otro lado, y luego una larga fraseen arabe que podria ser una pregunta 0 un cantico mortuorio.Hola, repito, hello, repito, éenglish?, y trato de decir mmjabapero se me enreda la lengua. Repito: Maryam. Quien arien-de debe ser la otra hermana, la que no estuvo nunca fuera deBeit ]ala, la que no habla mas que arabe pero que me lanzaalgunos pedazos de inglés y me da a entender, 0 yo interpreto,que Maryam fue a ver a un pariente enfermo y que volvera a

alguna hora, o al dia siguiente. Hay un silencio seguido de un 'lento who are you, y yo trato de explicarlc quien creo ser. Hayentonccs un momento de agitacion al otro lado de la linea, laagitacién dc una lengua que intenta traducir lo que le digo y

2 1l que bajo presion por contestar algo empieza a gritar la unica

palabra que tiene a mano. ;Aaaaaa! ;Family!, dice, entre grandesaspavientos, ifamilyl, ifamilyl, y yo sin saber qué mas decir, leconresro, yes, yes, y empiezo a reirme porque hay estruendo y

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PALESTINA EN PARTES

una verdad revolucionaria

Palestina me llama. No me quedo ni un minuto extra en Lon-dres, arrastro mi maleta hasta Heathrow y después de darme unpar de vueltas por la terminal descubro por n la zona apartadaque se le resewa en cada aeropuerto del mundo a la linea aéreaEl Al. Pronto dctecto a los agentes de la seguridad israeli, soniclénticos a los tiras de la dictadura chilena. Los mismos inte-ojos oscuros de marco metélico, el mismo corte dc polo militar,el mismo modo tieso al andar. El rostro seco. Ante todo, picn-so, mientras me acerco: no perder nunca la calma y decir siem-pre la verdad. Porque la verdad es revolucionaria, decia Lenin,aunque oigo esta proclama en la voz empecinada de DiamelaEltit: otra escritora chilena descendiente de Beit ]ala. Desacele-rando el paso recuerdo que ella lanza esta frase cuando aparecealguna verdad dificil pero necesaria. Se inician las preguntas yla verdad empieza a causarle estremecimientos al agente. Es untira dc pelo muy negro que'nunca aprendio a sonreir, que segurodesentona en la carcajada, y al que alguien le enseo _que siuna mujer no viaj_a acompaada es porque algo se trae entremanos. Ese es su primer disparo: por qué viajo sola. (Hay unawrespuesta larga y otra muy corta, pero no me decido por nin-guna a tiempo y resumo levantando levemente los hombros).A qué voy a Tel Aviv. \(Turismo,’ digo, pero esta obviedad no loconvence). De donde vengo. (Entorna los ojos sobre la patéti-

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w

ca fotografia de mi pasaporte y murmura Chile, pensando, lo mziquinas sospechosasleo en las arrugas de su frente, ese pais de palestinos). Cuantotiempo he tenido mi trabajo en la universidad. (Un ao). Me- . El supervisor repite todas las preguntas de su subordinado y yonos de un ao, corrige después de mi, muy lentamente, como reitero con exactitud todo lo que ya dije hasta que llegamos a

si contara por dentro cada uno de los meses. Pero usted ha mi amigo-el-escritor-en-Jaffa. De donde nos conocemos. (Devivido cuanto tiempo en los Estados Unidos. Y es cierto, ya son toda la vida, digo, vagamente, recordando el parrafo donde mimuchos aos, pero también es verdad que recién consegui per— futuro-amigo me decia: “sobre tus aprehensiones: cuando en-miso para trabajar y que aunque no viva en Chile nunca me he tres es posible que te hagan preguntas antipaticas y te revisenplanteado nacionalizarme. Esa verdad se vuelve aun mas rugosa dos veces las maletas pero de ahi no pasa el ritual”). Menos mal

A / /cuando aparece entre mis documentos un visado aleman. Aqui mi inminente-amigo (al que llamaré Ankar) tiene un apellidose trastorna el blanco de su piel y adquiere un tono ligeramente judio. Pero donde vive, en qué calle, insiste el jefe de los agen-ocre. Aparece una mueca en su rostro. Mi revolucion, pienso, tes, pasandose una mano por el billar de su cabeza rapada. Leva de mal en peor: estuve ocho meses en una ciudad alemana entrego la direccion que llevo en un papel, olvidandome de quedesbordada de turcos que él seguramente imagina fundamenta— junto al nombre completo de mi amigo aparecen el de su mujerlistas, turcos ciegamente regidos por la Sharia. La verdad podria y el de sus hijos: todos indudablemente arabes. Sobre el papelcomplicarse aun mas y se complica cuando respondo por el veo deslizarse la falange, luego la medialuna de una una muybarrio donde voy a alojarme. Empezando a saberme culpable l pulida hasta que en la punta surgen todos ellos, por escrito. El’ *

respondo que me quedaré en Jaffa, 0, si él preere, en Yafo, la supervisor modula estos nombres como si pudiera, al pronun-manera hebrea de nombrar esa vieja ciudad musulmana al sur ciarlos, desactivar su palestinidad. A continuacién extiende sude Tel Aviv. Yafo, repite el israeli levantando su fragil ceja de brazo con el mismo dedo manchado de arabes y me indica quetira. éY quién vive ahi, si se puede saber? La verdad, pienso. La pase a la pieza chica del fondo. La pieza oscura, temida, de todaverdad. Un amigo escritor, contesto, aunque lo de amigo sea infancia pero también de toda migracion. Veo un sillon llenouna pequea exageracion, un modo chileno de decir que com- de bolsas y depapeles, sin contar algun cordon de zapato aso-parti con él tres dias de una gira en Alemania y una decena de mando por debajo. Basura que los tiras se aplican a apartar paramensajes recientes. Pero como si no me hubiera oido o no me que tome asiento. Pongase comoda, dice una voz en un ingléshubiera entendido me pregunta en qué trabaja ese amigo mio. cargado de medio oriente. ]unto a la puerta hay un bidon conUn escritor, sospecho, lo que hace es escribir novelas, escribir agua que no hacen mas que ofrecerme. Una y otra vez. 5Fria ocronicas de viaje, escribir columnas y cuentos, dar talleres, con natural?, me pregunta la agente de pelo largo que hace el papelsuerte ganarse un premio y sobrevivir algunos meses. No sé si de amable. Me desconcierta su parecido con la enfermera demi amigo tiene un trabajo asalariado. Escritor que escribe, ca- mi ginecologo judio-neoyorkino, la joven enfermera que merraspea asperamente esa sombra de hombre arrugando la fren- habla de la diabetes rampante de ese marido suyo que acaba dete, escritor, y arrastra la erre antes de llamar a su supervisor. regalarle la estrella de David que lleva colgada al pecho, la in-

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-.._-1.--.

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ofensiva estrella en la que yo me jo mientras me clava la aguja un poco la voz, murmurando coneso. Llevo repuestos para miy me extrae sangre. 5Fria?, repite la tira o la enfermera, pero la mziquina de insulina. Entre esos repuestos hay agujas, agujitas.temperatura no me importa. Fria mejor, decide ella, yyo no me Pero el supervisor se queda en la frase anterior 0 no conoce laopongo porque de pronto noto la boca muy seca y muy amarga palabra needles. éQué mziquina?, dice. Oigo la adrenalina su-y una ebre acusatoria en las mejillas. Sé que podria reventar biendo como un pito por su laringe. Me meto la mano entre lassi abro la boca pero no hay mas preguntas, por ahora. Ni una ' tetas y extraigo el aparato que me mantieneviva. Tiro del cablesola pregunta de los cinco tiras que se turnan en acompaarme que la conecta a mi cuerpo para que comprenda que mas allay en ofrecerme ese liquido que decido no aceptar. Lo peor seria de su vista hay una aguja que se inserta debajo de mi ombligo.querer ir al bao y no obtener permiso mientras ellos piden Al supervisor se le cae la cara de seguridad y no queda sobre sudisculpas. You understand we do this for security, arman, o cuello mas que el asombro y la sombra de unos vellos eléctricos.preguntan, uno tras otro, como miembros de una secta. Yes, 5Y eso?, me dice, mientras yo intento una explicacion en inglés.yes, digo yo, porque esperan que diga algo, cualquier cosa que . 5Eso?, repite, sin escucharme ni entenderme, eso, iqué cosa es!

no sea entender la security de quién. Me pregunto por qué no y

han inquirido por el origen de mi apellido ni si tengo plani-cado visitar los territorios. Me contesto que no les hace falta Y la cicatrizpreguntar lo que ya saben. Entonces entra el supervisor aga-

chandose un poco para no golpearse la frente e inquiere por La mujer-escritora-musulmana de mi amigo-el-escritor-descen-la maleta y el bolso que él mismo acaba de quitarme. Si son diente-judio se alegrara al oirme relatar la peripecia aeroportua-mios, pregunta. Si llevo denrro algo que pudiera hacerle dao a ria cuando por n llegue ajafa, o Yafo. Muy bien, felicitaciones,alguien. La unica respuesta verdadera, pienso, es esta. Uno. La te reconocieron; ya eres una verdadera palestina. Lo dice mien-tinta de mis boligrafos es téxica. Dos. Puesta la fuerza necesaria, tras elige verduras para la cena en el almacén de un viejo de kipami lapiz es capaz de atravesar un cuerpo. Tres. El cable del por- que come helado de manera compulsiva, su lengua entra y saletatil alrededor de un cuello. Cuatro. El computador arrojado de su boca con una habilidad asombrosa. Pisamos la calle, car-violentamente contra una cabeza que al golpe cruje, se parte. gadas de bolsas. Zima me explica que el viejo es un hombre muyPierdo la cuenta. Abro mentalmente mi maleta y me encuentro amable, uno que nunca distingue entre su clientela. No tienecon los libros que me encargo mi inminente-amigo-el-escritor la boca llena de categorias, dice. Judios y musulmanes para élpara su préximo proyecto: On Killing se llama uno de Dave somos iguales. Y esta frase suya me lleva de vuelta al aeropuertoGrossman, otro es la biografia de un agente de la CIA encarga- y alas evidentes distinciones entre pasajeros. Tengo la certeza de{do de la guerra-contra-el-terrorismo. Se me dispara un sudor que en la horas que pasé con los tiras fui mas palestina que en misfrio. El supervisor vuelve a su pregunta. Algo. Dao. Alguien. ultimos cuarenta aos de existencia. La palestinidad que solo i

Y yo revuelvo un instante mis ojos por las esquinas de esa pieza defendia como diferencia cuando me llamaban turca, algunapenumbrosa para mi, aunque llena de luz para ellos, y bajando vez, en Chile, habia adquirido densidad en Heathrow. Era una

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gruesa cicatriz de la que ahora queria hacer alarde. Desnudarla, ankar 0 muniramenazar con ella a las tiras que me hicieron bajarme los pan-talones, desabrocharme la camisa, darme la vuelta, desconectar Es domingo y es noche y todavia tengo que encontrar un taxi.mi maquina. Entregarles la cicatriz en vez de ese aparato que Ankar me ha advertido en un correo que su calle acaba de cam-tomaron con manos enguantadas prometiendo devolverlo dc biar de nombre. Algunos taxistas no la conocen. No me quedainmediato. Poner la cicatriz junto a las pastillas de azucar que energia, esta noche, para perderme por una ciudad desconoci-también llevaba conmigo, para emergencias. Por qué no prue- da en la que no manejo ninguna de sus lenguas. El taxista hablaba una, le dije a la experta en explosivos, sabe a naranja. Pero hebreo y ruso pero apenas entiende alguna palabra del inglés,pensé a continuacion que esa marca no era solo mia: en esa sala y en ese idioma me explica que su hija algo sabe de espaol:a la que acababan de trasladarme habia otros jovenes morenos lo esta aprendiendo en las telenovelas argentinas que aqui soncomo yo, el pelo crespo. Gruesas cejas despeinadas sobre ojos 1 muy populares. (Los zirabes, oiré después, preeren las turcas).de carbon humedo. Pronto se nos unieron dos rusas platinadas Ankar me ha dicho que si me demoran en el aeropuerto puedecon vestidos escotados y negros, muy cortos sobre sus piernas que los encuentre a todos durmiendo. Es casi seguro, escribe,transparentes. A ellas, que no portaban nuestra cicatriz, les hi- porque sus hijos empiezan el dia a las 6 de la maana y el do-cieron, como a mi, como a todos nosotros, quitarse las botas de mingo es laborable. Que no toque el timbre. Que empuje contacon-aguja para descartar bombas. La palestinidad me separo fuerza el pesado porton de la entrada. Encontraré su depar-por n de las rusas cuando el supervisor vino a buscarme y ellas, tamento sin seguro y la cama hecha o mas bien el sillon conreconociendo mi superioridad en el peligro, se celaron, ironicas, sabanas. “Es probable que la luz de la escalera se apague cuandodel trato preferencial que me otorgaban. Lucky you!, dijo una. salgas del ascensor en mi piso, si eso sucede tienes que presionarSpecial treatmentl, dijo la otra. Indeed, dije yo, alejandome con uno de los botones que esta al lado de mi puerta; no el boronel supervisor que aprovecho el camino para advertirme que no rojo que parece de la luz; ese es el timbre. Busca el otro, elpodria subir mas que con el pasaporte. Me quito lo poco que blanco”. Esto lo he memorizado sin animarme a decirle queme quedaba y me dejo en la puerta del avion diciendo, con no veo en la oscuridad. “Espero no terminar la noche en unasarcasmo o con alivio, good trip, miss, be well. Y ya subida en cl vereda”, le comento en otro mensaje. Pero a pesar de la hora yavion, ya abrochado el cinturon, senti el cosquilleo de la herida de las pastillas que toma para dormir, Ankar no solo esta en pie

E porque volvia a entrar una ultima agente. La misma que me cuando llego sino que parece listo para salir a dar una vueltaK habia recomendado una vueltecita por el duty free a modo de por el puerto. Paramos a comprar cigarrillos y chocolates en un

calmante. Me pidio que le entregara el pasaporte con mi sospe- quiosco que a juzgar por las cervezas debe ser cristiano. Aca enchosa identidad entre las paginas. Los motores rugian por partir Jaffa los quioscos y las genres estzin mezclados, dice Ankar. Eny ya la linea aérea empezaba a promocionarse en pantallas indi- Tel Aviv no: ahi son todos judios. Aca hay mas arabes, pero noviduales. Una voz susurraba, dulcemente, su propaganda. “El los zirabes originales, porque esos huyeron en la primera guerral

,,~____%Al. No es solo una aerolinea. Es Israel”. y fueron reemplazados por otros, mas pobres, que llegaron des- ;l

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i l-

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plazados dc Qtras zonas, Hay también comcrciantes préspcros, turistas. Jaffa ha i(lO encareciénclose. Una familia (l6 clase media0 maosos prospcros, catolicos y musulmanes, que se quedaron como la de Zima ya no puede comprar aqui. Esta es la manera _/..~-a~~.v»-

pero perdieron todo. Los palestinos partieron pensando que re- <16 mantenerlos sin propiedad. El gobierno puede decir que no

gresarian en una semana, pero sus casas quedaron abandonadas impidfr la Compra pero el alza de los precios cs otra manom

y muchag dc ellas pagaron al Estado, Jaffa ahora esté dc moda soterrada (l6 imposibilitarla. ES otra forma (l6 expropiacion Cl€

entre la alta burguesia juclia. Y entre intelectuales de izquiercla, 108 pal€Stin0S.

explica él, un escritor-de—izquierdas aunque mas a la izquierdaque esos intelectuales. Por estar en el extremo de la causa pales-

tina, ha sufrido algn tropiezo. Pero ayuda el apellido del abue- voluntad musulmanalo que huyé de los nazis austriacos dejando atras los cadaveres

frescos del resto de la familia. (Ese abuelo salvado del l1olocaus— ES Una v0luntad musulmana, la cle su mujer_ Una volomad

to salio de Génova, eligio al azar un destino, y ya nunca quiso férrea de la que yo carezco, susurra cmpujando suavemente la

volver atras, ni siquiera cuando le ofrecieron devolverle la casa pllérta quc Clejé sin llave. No sé si habla cl Ankaf do tamos

familiar llena dc fantasmas). Para los estandares israelies ese Cr6dOS 0 61 Munir musulman cuando agrega; la religion no ha

cuarto paterno pesa poco y para la calle es una complicacion. podido con los viejos habitos indisciplinados que traigo de miLos arabes del barrio que juegan ala pelota conmigo, casi todos PiS- SL1 muj6r 6Sté durmiendo desde las dicz pero ya esrara

Obfefos musulmanes, dice, no mo saludan por la oalle porquo por despertar cuando regresamos de la larga caminata. Ella se

temen que los crean pactando con el encmigo. Ankar se ve ju- ICVHHIQY5 Para felaf (Y lavfs la Cara y 1&8 manos y los pies

Q clio pero adentro es otra cosa. Una cosa privacla. Una cuestion varias V6665 COH10 ordena el Corzin) pero después do om; losF /*ademas uida, inestable. Ankar-nieto-de-judio fue criado cris- CinCO minutos reglamentarios (son apenas cinco, a la madru—

tiano por su madre. Tuvo una época animista y otra Sijk. Hace gda, p¢r0 S011 minutos al agua fria, minutos despabilados) se

unos aos anulo todas esas religiones pasandose al Islam. El vstiré, pasaré muda junto al sillon donde yo esté dormida, yprooio do enamgrarmc do una musulmana, dioo, onarbolando hasta que no empiecen a llorar los nios se encerrara a escribiruna sonfisa mistcriosa en la Qsguridad, Lucgg agfega (lug no 13 C11 Cl I'CfLlgiO l)llI1Cl9.ClO (1116 €StC C(llCiO, COFHO t0(l21S l€lS ViViCn-

costo el cambio. En ningn credo la conversion es tan sencilla das israelies, tienen en su interior. Es la parte mas resistente ‘

como en esta, explica. Repeti una frase dc memoria y eso fue del edicio, y aunque no hay ventanas ellos han acomodado el

todo; ahora soy musulmén, Mi suegfg me bautizé oomo Mu- refugio como ocina para blindarse menos de las bombas quenir, el qua rggibe la luz, traducc, apoyado en una baranda sobre Cl€ las distracciones. Hay Ot1‘O refugio C11 la C2Lll€, dice Ankarun mar que esta noche es un hueco negro en el horizonte. A Cuando l€ pregunto qué opinan los vecinos sobrc la ;1proPia_

estas horas el puerto se siente abandonado, moribunclo. Alguna Cién privacla de un resguardo pblico. Estos son los digs on quo

vez este fue un punto vibrante, lleno de palestinos. Ahora se les ISf&6l amnala Con un ataque preventivo a Iran para detonor

vc muy POCO por c$[()5 ladgs, Dc dig @351 todos 3011 israelfes, 0 la COI1StIl1CCi6I1 ClC armas I‘lUClC9.1‘CS, l0S dias €D qL1C S6 temen

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re resalias atomicas; esta sucediendo otro bombardeo sobre la Por eso si 0 escuchandola con atencion icitlidad sitiada de Gaza y a Ankar le acaban de comunicar que clavar unagbola cle queso que flota escurridligjleiiltiigceeiievano,no habra mascaras de gas para Zima ni sus padres. Solo para ’ i

los nios y para él. La explicacion es que los papeles de la de- 3

volucién de las mascaras anteriores no aparecen. No les pueden Pueblos hundidosentregar otras sin ese comprobante. Entonces: si una bombairani 0 siria cayera alas cinco de la maana con la familia entera A la entrada de la estacion de buses de Tel Aviv un hombre nosdurmiendo desenmascarada a Zima podria salvarla su voluntad detiene. Que abra mi bolso para introducir, él, una linterna. Node encierro en el bunker de la escritura. No termino cle deciclir se asoma a mirar qué llevo dentro. Palpa mi bolso por debajosi seria un hecho de justicia poética 0 divina, 0 si seria una mal- como calculando el peso de una mercancia. Eso es todo en estadicion sobrevivir ella sola y encontrarse a los demas ahogados estacion, pero en la de Jerusalén habra que aadir el detector depor el gas entre las sabanas, las mascaras sobre el velador. Quie— metales, las pantallas, los guardias negros rescatados de Etiopia yr0 pensar que seria una salvacion merecida, la suya, porque lo acogidos bajo el lema igualitario que otorga la religion en exclu-que motiva sus madrugones es una mision: concluir un relato siva a los judios. Esta operacion de seguridad se repite con tantaque se propone ayudar a otras musulmanas a encontrar en si frecuencia que después dc unos dias, a la menor provocacion,mismas la clave de la integridad. No en las normas fanaticas . aun en circunstancias que no lo am¢ri[an, le abriré mi bolso ade ciertas corrientes islamistas sino la frontera dificil que ella cualquier desconocido casualmente apostaclo en una puerta. Lashabita como musulmana casada pero destapada, para algunos sucesivas revisiones pronto dejan de abrumarme pero la cons-sospechosa. Zima no cree que en el velo o en la burka esté la tante presencia militar me sobrecoge. Es aun mas clensa aquiclave de la virtud. Que la honestidad pueda reducirse al uso de que en los tiempos de la dictadura chilena: nuestros milicos ibanun pauelo alrededor de la cabeza. Hay mujeres manteniendo armados hasta los dientes pero no se mezclaban con los ciudada-apariencias sin un sustento moral, dice a la hora del desayuno, nos. Constituian una anomalia, una rareza destinada a desapa-Zima, una maana. Alternando un estudiado inglés y su nuevo recer. Aqui son aceptados como una necesidad que nadie parececastellano conyugal, habla contra la hipocresia. Si, dice, mor- querer eliminar. Estos uniformaclos indican con su sola energiadiendo un pedazo cle pita, hipocresia, y se me quecla mirando, adolescente y sus zapatones que cada centimetro es campo desuspendida en esa palabra y en ese pedazo dc pan, entre senten— posible enfrentamientoz mientras los militares profesionales seciosa y resplancleciente. Yyo asiento a todo porque comprendo ocupan de los territorios, el servicio militar se hace en las ciu-lo que dice esta mujer que podria ser mi hermana, que podria 1 clades. Y nosotros subimos con esos conscriptos por las escalerashaber sido yo. Asiento mecanicamente ante esas vicisitudes que mecanicas de la sordida estacién de Tel Aviv. Me pongo a la colarechazo mientras intento recordar la ultima vez que invoqué a con ellos que van siempre en grupo. Algunos sin armas, otrosalguien. No quiero negar lo que cree y por eso también asiento: portanclo metralletas gastadas. Esta juventud milica se sube alpara no ponerla en contra, para que no intente convencerme. mismo bus con nosotros, con cafés y pasteles en los mismos

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cartuchos de papel, observando por la ventana, delante y detras tn apollido no es meruanenuestro, la misma pulida carretera que nos llevara a una ciudadque n0 65 una Sin0 muchas. Una lerusalén atravesadil POI L111 N0 sé qué esperaba sentir cuando me encontrara con Maryammuro que a trozos es de alambre, que a veces divide entre israe- Abn Awad_ Esrabarnos osperandola en la plaza Chile de Beitlies y palestinos y a veces entre palestinos y palestinos de un mis- jala, dobajo do la placa conmcmoratlva y bajo el ribio sol de

mo barrio. Pero no hemos llegado a la complicacion de ]erusa- marzo, junto a unos soldados que quizzi fueran palestinos. Nolén, todavia. Seguimos todos juntos avanzando sobre el asfalto. sé 5i cspcfaba ver en ella un rasgo familiar 0 sentir un palpito,Me pregunto qué verén los conscriptos afuera mientras Ankar recibir la campanada de un reconocimiento genético. De pron-y Zima me Sealan 61 SitiO <16 H110 d6 105 CU&tr0Ci¢HtOS pL1¢bl0S to alguien alza una mano y cruza la calle haciendo seas. Nada.arrasados a la vera del camino. Lo que asoma entre la hierba son Ninguna emocion, apenas desasosiego: esto podria ser un error.hileras de cactus que fueron inritiles cercos de proteccion. Que- Ega nqnjer bajira y oasi vi¢ja podria estar buscando a una 30- “

daron ahi, plantados y eternos, como serial de lo desaparecido. brina o a nna amiga que no soy yo, Y ahora esa mujer se esta

Espinosos monumentos alrededor de la ausencia. La que s0s- abrazando a mi sin preguntarme si verdaderamente soy quientenemos es una conversacién posible porque va camuada en- ella cree. El lado menos escéptico de mi cerebro me exige repre-tre lenguas. Ellos no hablan castellano, me asegura Zima en un sonrar cl rol para ol que he viajado do ran lejos y responcla a csc

acento arrancado de América Latina y luego trenzado con otros beso suyo, a ese apretén, y la siga hacia su casa. Emprendemostres idiomas. Ylo que ven es unjudio con dos posibles palestinas nn Carnino por oalles laroralog, nos mctcmos por un pastizal ypasando del inglés a algo que no reconocen. Posiblemente de la lnogo por nn deggampado que acorra el treeho pero tambiénque volveremos a partir. Gente de la que no hay que pre0cu- hace peligrar mi equilibrio. No el suyo. Ella se va quejando deparse. Y tampoco nosotros nos preocupamos. Abordamos, para la vejez pero a paso cerrado me saca una ventaja humillante;

-~:-- descansar, la treta de la extranjeria. Y ya en Jerusalén seguimos a yo cojeo detras, porque tanto andar por tierra supuestamentel

1 , IZima que encabeza nuestra marcha entre la estacion del oeste y santa en drag pasados me ha roro los pies, Oigo que me pre-la del este, de la que volveremos a partir. Entre ellas hay un taxi gunta con cierta inquietud quiénes son esos amigos mios quecarisimo y otro abrir y cerrar de bolso en un control de seguri- nos siguen de lejos: si judios o musulmanes. (Mi padre me hadad. Encontramos la zona que indica Beit ]alayBelén, territorio hecho la misma pregunta sobre Ankar, por correo, y tras mide cristianos que se esta llenando, como ahora nuestro bus, de larga aolaraoion ha dicho, “ru amigo, sin duda, debe ser una ex-

musulmanes. Algunas mujeres levantan sus miradas alborotadas <;@p<;ion”)_ Desvio la prcgunta do Maryarn con otra que vengopor nuestras cabelleras. Debemos ser extranjeras. O cristianas. Y rnrniando desde hace meses, la pregunta por nuestro apellido€SO también 68 COmp1iCad0, advi€rt€ Zima, mL1SulIT1aI1am¢11t@, compartido. Me intriga saber si hay alguna conexion sahariana.

\_._i; -porque aqui los cristianos son la clase alta delos palestinos. Yen Si cxigtié nna rradnooion dol arab@_ Si l\/[cruanc no geria unesto sin duda hay tension, continL'1a, mientras avanzamos entre nornbre Como Maruan o Maruani editado en el precario tra-mujeres envultas y pupilas d6Sa8I1t€S- mite inmigratorio de principios de siglo. Si no seria mi abuelo

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un abu, hijo de, algiin Maruan. Pero Maryam, que lleva un porque se suman los desplazamientos y las fechas, los nombresMeruane detras del Abu Awad, me inrerrumpe con ese caste- desconocidos de mi parentela. Maryam me pregunta por otrosllano gastado de los ya lejanos aos que paso en Chile: Ustedes Meruane. (Son Meruane, me digo, resentida, por mas que ellano son Meruane. Apuro el paso con el dolor de mis talones y diga que son Saba). ;Pero como puede ser que yo conozca a mas

le digo: 5Como que no somos Meruane? No, dice, sin agitarse. Meruanes que nil, acota, con asombro, como si fuera mi tia-la-Ustedes son Saba. 5Sabaj?, pregunto yo casi armando, Sabaj 0 primogénita llamandome la atencion, aunque ella, en rigor, es

Sapaj, porque esa parte de mi familia recibio nombres distintos mi prima, una prima lejana y también mayor. Tiene razon: yoal ingresar a Chile. No, no, repite, Saba. Los Sabaj son otros. solo conozco al clan mas cercano. Los otros apenas me suenan.Y lo que sigue es una explicacién genealogica hecha en un cas- Algunos, ni siquiera. Pero las explicaciones tomarian demasia-tellano tan confuso como lo que no termina de contarme. En do trabajo y obligarian a desenterrar todo un vocabulario. Mar-ese momento detiene su carrera frente a una gran casa de piedra yam se ahorra ese esfuerzo mostrandome una foto antigua de

y exclama, es aqui, ya llegamos. Pero yo no miro esa enorme mis abuelos junto a mi padre, de chaqueta y corbata, y a mismole blanca en la zona alta de la ciudad. Algo se revuelve en cuatro tias de entonces, todas espléndidas con sus tocas. Y mismi cabeza. Algo se viene abajo. Si yo no soy Meruane entonces abuelos al medio, él pelado y de bigote, ella, adusta, de vestidoesta mujer que dice ser mi pariente no es nada mio. Pero hay oreado. Espero en vano que aparezca un album que alguienalgo aun peor: si nosotros no somos Meruane, entonces, quién dijo debia existir en esta casa, porque mi abuelo mandaba car-soy yo. tas y fotos que el otro lado de la familia debia guardar. Albumes

documentando nuestros nacimientos, nuestras infancias, nues-

tros fracasos. Pero ese retrato es todo lo que hay de nosotrossensores descompuestos aqui, esta Linica imagen en sepia y estas mujeres que la atesoran.

De pronto aparece la hermana de Maryam y se me abalan-za exclamando en inglés: isé que eres tL'1 y no ella! Me estruja una tierra con genteapartando a Zima de mi lado. ;Mi sangre me lo dijo al verte!

Su inglés resuella en mi oreja pero mis sensores siguen des- La conversacion avanza al presente yse llena de quejas. Por quécompuestos. No siento nada mas que la alegria de alegrarla y X no he venido mas tiempo. Por qué no me quedo a dormir. Poruna rara envidia creciendo ante su dicha. Ahora estamos todos qué mi padre no ha pasado nunca a visitarlas. (Miro a Zima,sentados en la sala y no sé de qué hablar con esta parte de mi ella me mira a mi y sonrie levantando levemente las cejas). Cae

pasado que se ha vuelto un incomodo presente. Maryam sale al la pregunta por los hijos que no tengo 0 que no tuve pero quepaso hablandome de su madre, la sobrina de mi abuelo. Me ha- deberia tener, porque las casas sin nios son muy tristes. Nibla de los negocios de su padre nacido en Bolivia pero retornado, Maryam ni su hermana los tuvieron y no me parecen aigidas.de su tiempo en Chile y dc otros viajes que me cuesta retener, Eso les digo. Maryam contesta que pasemos a la mesa. Pensaré

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después que en esa ansiedad por la casa sin hijos se urde otra Se deja tomar de la mano por Ankar que tampoco me mira. La---- angustia. Aqui se vive una guerra reproductiva. Los cristianos decision esta tomada, no hay como revertirla. Iremos de com-

que quedan suman apenas un tres por ciento. Recordaré que pras a Belén y luego podremos irnos. Y cuando yo vuelva conGolda Meir agradecia en su época que Dios hubiera provisto mas tiempo, dice Maryam, su hermana asiente, me llevara a esa

al pueblo judio de una tierra “sin gente” destinada a ser pobla- I casa con galerias y pilares de medio punto y balconada. (Asi lada por ellos. Multiplicarse es un mandato que los musulmanes imagino pero luego descarto esa imagen. Abu Awad era tico, mitambién cumplen mientras los cristianos disminuyen. Y no po- abuelo era huérfano de padre). Maiyam promete todo para ladré sino pensar en la lamentada ausencia de nios cristianos a préxima vez. Ademas, a ti te duelen los pies, apenas puedes mo-partir de algo que agrega Maryam dc improviso. Son malos, verte. Desandamos entonces el camino, cuesta abajo, y yo voydice, a través de la mesa y del pollo con almendras, de la mon- jando la mirada en las calles y esquinas, y en el cielo sonrojado,

~1 /tana de arroz blanco, malos, repite, echandole un ojo conlso y sobre todo en los techos de las casas a lo lejos. Tomamos una mi amigo-el-escritor. Entendemos a quiénes se refiere y ella taxi amarillo-canario y enlamos al mercado. Maryam insistelo sabe. Y cansada del castellano se lanza al arabe y a Zima. en comprar una cartera de imitacion que mi tia no necesita:Entona una voz nueva que nuestra traductora versiona solo a la disuado pero consigue que yo acepte llevar dos kilos de al-medias, titubeando. Dice Maryam, dice Zima, que el nal de mendras y una pasta de datiles que nunca me dejarian entrar a

Israel ya esta cerca. (Ankar y yo nos miramos de reojo). Mar- Chile. Compra para mi esa especia oreganada que aqui llamanyam insiste que lo ha anunciado un predicador que tiene pode- zattar. Paga incluso pot la bolsita dc Z005 que acabara en boca deres premonitorios. Zima acota, injertando informacién propia Hamza. Veo que Zima mira nerviosamente la hora y me despi-en esa traduccién libre, que su padre le ha dicho lo mismo, que en do prometiendo volver pronto aun sabiendo que quizas nuncajaffa corre ese rumor, que mucha gente cree que Israel se acerca lo haga. In:/1a}‘1lla/1, responde ella en un susurro triste que suenaa su desaparicion. a mantra, Ins/ulllah, dice, Inshallah, Ins/mi/‘Illa/1, hasta que

dejamos de oirla y nos guardamos su voz.

ins/ufalla/1mirar el mar

Nos dan las cuatro y mis antriones anuncian que deben regre-sar por los nios. Nos dan las cuatro y media y Maryam anuncia Nos bajamos uno a uno y hacemos la rodeados de conscriptos.que no podemos irnos sin un regalo para mi tia-la-mayor: nunca Quince 0 diez minutos en un paramo anénimo conocido comose perdonaria no corresponderle los que ella le mandé. Dan las checkpoint. El bus mantiene los motores encendidos mientrascinco. Me atrevo a insinuar que querria ver la casa de mi abue- los pasajeros contestamos preguntas y mostramos nuestros pa-lo antes de partir. No hay tiempo, dice Maryam, saltando del peles. Balanceo en una mano el pasaporte chileno yen la otra misillon. Zima hunde sus pequeos ojos negros en la alfombra. tarjeta verde, que aqui tiene un peso mas afortunado. Empieza

54 . i 55

v

.1

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a anochecer cuando dejamos el segundo puesto de control. He- 118818 (1110 011011611110 18 1uZ <16 un cielo abierto y lo que veo

mos tenido suerte, dice Ankar, podrian haber sido mas. Mas pa- me detiene. Una construccion precariamente equilibrada en la

mdas y m;i5 largas y mg; Complicadas Si alguien hubigfa estado cima de piedra de la ciudad vieja. Una casa 0 caseta 0 una vision

en alguna lista. Mucho mas tiempo. Por eso habia que salir tem- 1111P051b1@- V11@1V0 81 1118118, 1111500 C00r<1€118€18S y 18$ 6I1Cu€11—

prano, se disculpa Zima, y bajando la voz agrega que estos con- 110- E518 08 18 Z0118 11108011118118, 1116 <11g0, P010 qué 11806 aqui

troles son parte de una politica sistematica de acoso. Entorpece esta Casa protegida por una alambrada dc pas, premunida dc

el viaje de los palestinos hacia Israel y dentro de los territorios, P@qU@85 681118185 <16 vigilancia, <16 11811116188 131811088 y strellas

pero aim mas grave es la construccién de asentamientos, de mu- ' 6010810 5800 11118 1010 y gu8rd0 mi Cémara pensando: aqui el -

ros, de carreteras que impiden la union entre pueblos cercanos. 1111151110 110 0I0fg8 11111gL111 (1€SC811S0.

Nuestro mapa esta lleno de interrupciones y las ciudades se han

vuelto espacios sofocantes de los que cuesta salir. Incluso para

ver el mar, agrega Ankar. El mar, repito, de pronto recordando 01116118186 611 1111 pauelo

que Tel Aviv esta construida al borde del océano. A veces, dice,

al una familia 10 ra salir de Cis'ordania acercarse a mirar elg g J Y

agua. Son casos raros, dice, porque a los palestinos los tienen

A

Me compro un pauelo aunque Ankar me ha dicho que nohace falta. “Aqui las mujeres que quieren se lo ponen y las que

apresados dentro de sus territorios. Y se supone que los israelies 110, 110”, 118 6801110 611 alguna de sus cartas. “En mi matrimo-tampggg pugdgn gnu-3f_ Pgdffan 531' atgcadgs, y una vfgtima ju- I110 habia d€S(1€ lI)l1I'k2lS lI'1[CgI'&l€S hasta €SCO[€S C16 Vél‘[1g0 CH

dia es un asunto grave. Podrian ser activistas de izquierda y eso muchos casos unas y otras eran hermanas o primas). En Cis-

es at'1n peor. Pero los israelies si entran, aclara Zima, entran todo lofdani C5 P0511110 (1116 F6 51011185 11188 C01110<18 C011 01 p811u€10.

61 efnpg, 3 Cgfnpfaf, pofqug Q3 mgis bafato, Y 3 tgmafgg tieffag 2 VCCCS SC l0 POHC CLl21l'1dO VHITIOS bL1SCZ»1IldO crénicas. PCIO

que reclamaran después como propias. Ankar mira a Zima, que 110 P01q110 1186116 I6 <11g8 que debes ponértelo, sino porque los

min Sobfe mi hombru (jierra 105 Ojos y 5¢ (;alla_ '1 hombres estzin menos acostumbrados a ver mujeres descubier-tas que del lado israeli. Sin pauelo tendrias muchas miradasencima. Tt'1 decides. De cualquier manera en caso de querer un

jgfugalén gntfe plias pauelo te recomendaria comprar aqui una hiyab. Si la idea es

verte local y no como corresponsal de la BBC, es mejor com-

Las cuatro partes de la ciudad vieja tendrian que parecerme ex- Pf8f18 aqui”. E80 118g0- POI (111100 Shekel consigo un pauelo

traordinarias, sus mercados judio, armenio, cristiano y musul- 11¢gr0 Y 1116 10 ¢11r€<10 611 61 Cu€110, a la francesa. Me detengo en

man tendrian que entusiasmarme. Y camino por sus callejuelas 11118 6861111118 8 @Sp¢r8r que Cambie la luz. Siento una mano por

atestadas de gente diversa y de obj etos de varias tradiciones. Y (101188, 0 11188 131611 L111 <1¢<10 Sobre mi hombro y una voz que for-

regateo con algt'1n tendero. Y bajo escaleras y pasillos que des- 1 mula una pregunta que no entiendo. Ni siquiera podria asegu-

tellan una belleza abigarrada y caética, me pierdo por escalones far qué lengua usa y sin jarme demasiado respondo, en inglés,

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clisculpe, no hablo ni arabe ni hebreo. La mujer que pregunté " nos, también negociaron. Mientras lava los platos y las ollas yme mira con espanto. 5./irabe? No debe'ser arabe, ella, por la s los tantos vasos sucios del dia, Zima dice haber comprendidocara que pone cuando dice esa palabra. éArabe?, en inglés, gpero I ‘ que permanecer es seguir marcando la presencia de una ciuda- Aquién esté hablando érab¢ aqui? Alguien a su lado murmura 611 i I dania palestina que los israelies intentan negar. Yo soy parte dcsu oiclo, supongo que en hebreo, porque hablan entre ellas y sus una minoria oprimida, yo soy una palestina-48, anuncia, y aquirostros se endurecen. La acompaante me dice que la otra, la comienza mi mareo numerologico. Si los palestinos-48 son losque pregunto, queria saber la hora. Penso que usted era israeli. que se quedaron, gcomo se les llama a los que partieron? Todos

l /Se confundio, le digo, y no tengo hora, y desenrollando mi los que se han ido reciben el nombre de palestinos refugiados,l

iv pauelo del cuello empiezo a enredarlo alrededor dc mi cabeza. dice, y mantienen un estatuto intermedio: no pueden adquirirlciudadania extranjera sin perder su derecho a regresar, perono regresan estaran para siempre en un limbo. Ese limbo dc po-I

identidades numéricas breza y represion donde cunden las promesas de libertad a cam-bio de violencia. 5Y los palestinos-67 quiénes son entonces, los

Una situacion tan extrema como la que aqui se vive no ayuda a que Se quedamn 0 los que se largaron por la Guerra de los Scislas posiciones intermedias. Zima me asegura, sin embargo, que Dias? Los que quedaron dentro dc la zona anexada por Israelpese a todas las dicultades esta contenta de haber nacido aqui, en 1967. Espero que Zima termine la lavada para preguntarde estar trabajando por la convivencia, aqui, de estar criando qué serian mis abuelos. Zima se queda un momento pensando.a sus hijos cerca de su familia. Pero permanecer la pone en ¢n- Dentro de este contexto. . ., carraspea, empezando a secar, esos}tredicho. Para los israelies, dice Zima, palestinos son los qu ‘ palestinos... no sé si cuentan. No sé si existen... Ya paso unilviven en Gaza o en Cisjorclania, no los que habitan dentro Cl€ siglo, me dice, dubitativa, ipero debe haber alguna categoria! A l

sus fronteras como minorias. Nosotros, para los sionistas somos lo mejor calican como refugiados a secas. No, Zima, le digo,arabes y para los moderados, arabes-israelies que le cleben l¢al— contrariada por esta clenicion. Eso seria trivializar una condi-tad a Israel. Esta situacion los enfrenta a los palestinos-de-afue— , cién completamente adversa, unas vidas desplazadas y obliga-ra, que los acusan de haberse aliado al enemigo. De haberles das a no renunciar nunca. Es cierto, dice Zima, pero importavendido sus tierras. De haber traicionado la causa. Zima con— no olvidar que la palestina es la comunidad de relgiados mas

'1 esa que ella antes también veia traidores en todos los palesti- grandc del mund0_ Importa no porque t()dQ5 lo pagan mal, sino. I108. En los que huyeron durante la nakba o catastrofe de 1948 porque han sido desplazados por circunstancias histéricas. Low

(cuya conmemoracién esta censurada dentro de Israel) y en 10$ que importa es no perder la posibiliclad del regreso. Que cleieii-I"que negociaron la paz para mantener sus casas. Los drusos, por ; dieras quedarte, por ejemplo. Y se arregla una mecha crespa de-

‘ ejemplo, dice Zima, que ademas de ser muy guapos (los 0jOS 16 I tras de la oreja, Zima, y yo me arreglo la mia como frente a unbrillan cuando dice esto) solo se casan entre ellos, y mantienen i espejo. Me imagino diciendo las mismas palabras si me hubieraun libm Secrem qug nadie mis puede leer. Lo mismo los b€dui- tocado nacer en esta esquina violentada del munclo. Porque mi

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vida pudo ser esta. Con 0 sin pauelo. Con o sin hijos. Con 0 cos lo logran. Entrar a Gaza por Egipto (el paso de Rafah) es massin tierras, 0 armas..

I a

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facil, pero aun asi mucha genre espera por dias y rampoco lo con-sigue”. Toqué alguna otra puerta pero Gaza parecia cerrada concandado. La llave se la habia tragado Israel. Ahora Gaza estaba

muros de gaza siendo bombardeada. Decido intentar I-Iebron.

“Gaza es una carcel grande, rodeada de muros de concreto, elterritorio pobre mas densamente poblado del mundo”, contesté a quién temerleAnkar en un mensaje de febrero cuando le pregunté por la po-

/ ~~

sibilidad de entrar en esa ciudad. “Es practicamente imposible, No deben tener mas de veinticinco anos y son norreamericanos.a menos que vengas con un permiso especial de una misién in— Alan es judio. Anne no cs mas que una activista sin credo reli-ternacional con lealtad probada a Israel, 0 a menos que tengas » gioso pero politicamente comprometida. Ambos trabajan conmuchos contactos en el ejército, afuera, y un pariente enfermo una tropa dc palestinos e israelies contrarios a la integracionen riesgo de muerte, adentro. Las otillas con activistas dc todo que propone Israel y a favor de la convivencia entre dos pueblosel mundo son una de las dos unicas formas de entrar y de llevar distintos, donde nadie se vea forzado a renunciar a lo propiocomida, medicinas 0 materiales de construccion (aunque se corre ni al derecho de reclamo. El ultimo viernes de cada mes lle-el riesgo de un ataque del ejército israeli, que es casi como un van gente a lugares que muy pocos quieren visitar. Una extrana_l *ataque de Dios mismo). La otra forma es ir al Cairo, viajar hasta clase de turisrnot Antes de partir los diez apuntados llenamosel borde, por el desierto, y pasar corriendo por un puesto de fron- Ag una encuesta anonima que repetiremos al nal, quién sabe paratera como si ieras una mujer de Gaza sin documentos. Pero ahi I probar qué tesis 0 con qué nes estadisticos. Reeibimos a con-el riesgo se duplica porque hay dos ejércitos no coordinados cui— ' tinuacion una hoja informativa que devolveremos mas tarde,dando la frontera. Algunas ONGs grandes con sede en Tel Aviv y porque el presupuesto es escuzilido. Esta hoja es imprescindible:nexos con Estados Unidos y no muy de izquierda meten a algu— durante el trayecto ellos no podran hablarnos de lo que hay anos de sus miembros, pero muy de vez en cuando. Lo dc entrar los costados de la carretera. Deberemos ubicar los hitos sena-tan pronto y sin disculpa tramitada y sellada lo veo imposible”. lados. El tunel por el que no pueden circular los palestinos. ElNo dejé que el mensaje de Ankar me desanimara. Contacté a una muro dc concreto que separa Israel de los territorios. Los edi-representante de Unicef. Que lo olvidara, me dijo en un correo, y cios de techo rojo del asentamiento Gush Etzion y Al—Arroub,me invito a Ramallah en vez. Una activista italiana me conrmo el campo de refugiados palestino-musulman en la ladera de unque se habia vuelto “extremadamente dificil entrar a través del cerro, en una curva del carnino. Y el enorme asentamiento depaso de Eretz, sobre el lado israeli. Quiza si tuvieras un permiso Kiryat Arba a la entrada de Hebron: nuestro destino. En estade prensa o si estuvieras con una organizacion humanitaria, pero autopista solo pueden circular israelies y en este bus a pruebano sé quién tramita estos documentos ahora y ademas, muy p0— de balas viajan sobre todo colonos. Es con ellos que nos baja-

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mos en una parada desierta. Ha estado lloviendo a cantaros y L prevenir ataques. Damos la vuelta y empezamos a subir por la

yo me he olvidado del paraguas. Me sumo a los otros nueve ladera que usan los palestinos. Arriba, por la gravilla resbaladiza

seudo—turistas para protegerme de la lluvia mientras recibimos y escaleras rotas, nosotros. Abajo va quedando la calle pavimen-una breve resea de los acontecimientos historicos en esta zona. tada y abierta a los colonos. Es por esta parte del camino que

Esperamos que escampe un poco pero no escampa nada y no se vislumbran los edicios protegidos por alambres, camaras,

podemos perder mas tiempo. Nos internamos en descenso por banderas y ejército. Alan nos cuenta que alla, en el bunker queun camino de tierra resbaloso. El ejército israeli desciende tam- corona el asentamiento Kiryat Arba, vive el colono mas radical,bién veloz en sus tanquetas, levantando agua y barro a nues- uno que en su auto lleva un cartel anunciando: “Yo maté a untro alrededor. Un soldado de carabina nos hace seas desde el arabe, éy tu?” Esta es también una zona donde se despliegan

ultimo piso dc una construccion abandonada. Nos grita algo rayados, muchos en inglés. En los territorios palestinos, dice‘ I I ‘

en hebreo. Nuestros guias no se detienen y yo apuro el paso, Alan, esa lengua extranjera es lo unico que ambos lados tienenalarmada. Metros mas adelante nos sale al encuentro una tropa en comun. Nos detenemos ante uno, y yo traduzco, perpleja,de ninos arabes gritando frases que tampoco entiendo. A quién una linea anotada por sobrevivientes del holocausto o, acaso,

hay que temerle aqui, le pregunto a Anne cuando por n la por sus hijos: “Arabes alas camaras de gas”, dice.

alcanzo: a los palestinos o al ejército. Bajando la voz ella dice:

Aqui, sin duda alguna, a los colonos.despertar

hebrén no tiene nombre if Es por la parte palestina de Hebron que nos pasaran a buscar.Mientras esperamos la camioneta se larga de nuevo a llover.

Otra ciudad dividida, Hebron. En el unico puesto arabe abier- .' Me arrimo al paraguas de Alan. A esta distancia es dificil noto nos ofrecen alero para la lluvia y té hirviendo. Nos sentamos distraerse con el largo asombroso de sus pestaas rubias, cona escuchar a un musulman autorizado para mostrar la parte ' sus ojos brillantes. Aprovecho esa cercania para preguntarlevieja de su ciudad. El habla, habla, pero es dicil seguir lo que por qué esta aqui, como llego a esto. Abre los ojos aun mas

dice porque el cantico arabe emitido por parlantes solapa su grandes y me dice, con resignacion, que él, antes, fue sionista.voz. Diez minutos seguidos desde la torre dc la mezquita de ;Qué clase de sionista?, le digo sin salir de mi asombro. Sio-Ibrahim: se avecina el tiempo de oracion. Bajo la melodia inci- nista dc esos que quieren expulsar a todos los palestinos dctadora y el marco de la convivencia nuestro guia va soltando al- sus tierras, de los que creen que Dios les ha otorgado derechogunos datos perturbadores. Que las calles estan cerradas para los exclusivo sobre ellas. Nos quedamos en silencio mirando las

palestinos. Que para ir de un punto a otro en vez de quinientos gotas nas como alleres hundiéndose en los charcos. Alanmetros hay que atravesar doce kilometros. Que el mercado ha sonrie algo incomodo y enciende un cigarrillo. Fui educadosido tomado por los colonos y todos los puestos tapiados para de esa manera, en Chicago, y desde lejos esas convicciones

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7

eran faciles. Pero vine a Israel, y vi lo que estaba pasando, y derecho. Smile. Here. Your house in Yafo. Detiene el auto frenteentonces despté al numero de Ankar y me cobra cincuenta shekels. Cincuentaporque me trajo a mi sola y porque se alejo tres cuadras de al-guna frontera de barrio que desconozco. El precio es treinta, le

ningiin taxista quiere digo, no cincuenta. Usted dijo treinta y eso es lo que le voy apagar. Eso le digo abriendo la cartera en busca de los shekels.

Demasiado oscuro y demasiado lejos a esta hora para regresar Ahora a él se le borra la sonrisa. Le extiendo la plata pero élcaminando de la estacion a Jafla. No hay buses y cuando cligo la rechaza. Que me baje, dice. Que no le pague nada. Mire, leYafo los taxistas se me alejan. Es viernes y los viernes, no llego a digo, sin perder la voz. Quedamos en treinta, y yo tengo esosdéscubrir por qué, no Se animan 3 ;1<;a;r¢ar a una sola pasajera. treinta para darselos. Usted decide. Tengo la mano estirada, losM¢j0r Sumar gmw, pasar dc taxi Q colectivo. Esperamos a otros billetes entrelos dedos, a su alcance. El taxista los toma y ya nopasajeros con el motor andando pero nadie elige ir a ]affa. El dice nada. Cierro la puertay me asomo a la ventana del copilotohombre-de-la-kipa acepta por n llevarme aunque sea sola. De para decirle que cambie la cara, que sonria.todos modos ya se iba, dice, es viernes, quiere llegar a comercon su familia. En la luz roja me pregunta qué hago yo en Yafo.

Que si me gusta Yafo. Me gusta mucho, contesto, pero la pala— los vecinos ]l1dl0Sbra que modulo por dentro es Jaffa. El me dice, sombrio, que a

él no le gusta venir a este barrio. Que a ninguno de los taxis le Manana regresare a la tranquilidad de mi sillon a escribir sobregusta. No nos gustan los arabes, dice, y a los arabes no les gustan la intrantluilidad de Palestina. La calma de mi historia familiar.los judios. No les gustaran, contesto sintiéndome por minutos La serenidad de mi edicio rodeado dc Judios ortodoxosi conmas agria, pero aunque no se gusten no les queda otra que con— cachirulos los hombres, con pelucas las mujeres. Mi ediciovivir. Convivir o terminar de matarse los unos a los otros. El pegado a una concurrida sinagoga siempre vigilada por policiashombre-de-la-kipa-negra se queda muy callado. Una vena late neoyorquinos. Pienso en la vieja Aviva, que sobrevivié el campocon tanta ierza en mi cuello que por un momento siento que de concentracién. Antes de perder la cabeza (esta por morirvoy a ahogarme. Y es quizas por esa vena o la falta de aire o la mientras escribo) meiconfeso en el pasillo que por‘mas que leQscuridad y el cansancio que dejo de reconocer las calles. No sé insistian preferia no ir la visitar a su yerna. Demasiados l11JOS.

dénde estoy. No sé si este hombre me esta dando la vuelta. Me Demasiadas reglas religiosas que ella, Aviva, se negaba a 0bede-animo a preguntar, parcamente. 5N0 dijo que le gustaba Yafo cer. Me po/ngo _peluca porquev no me queda pelo, dijo, y sonriode noche? 5N0 pidio que la trajera a Yafo? ;Estamos en Yafol En con £1l6VOSl3...P1€'3l;1SO‘CH la VlC]2l Moriah, ‘en la esquina opuesta,]af¥a, me digo. En ]a:a. Estoy conteniéndome para no gruirle que nunca siguio ningun protocolo religioso, due es radical-a este hombre que en ese momento se da vuelta y me ve la cara mente liberal en lo politico y en lo demas: se caso cuatro veces,"y me da una orden: smilel, me dice, como si su edad le diera este la ultima con un negro. Ella lo dice asi: soy viuda de un negro.

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Y se rie a carcajadas, y a veces saca la lengua. Moriah es quien diez de la noche lo que hay en esta casa es silencio. Ankar,nos recoge el correo cuanclo estamos de viaje. Religiosamente que sufre de insomnio, aparece sigiloso detras de la puerta ynos cleja las revistas a las que esta suscrita cuando termina de me invita con un gesto a tomar una copa. A dar una vuelta cle

leerlas. En la puerta del frente vive un rabino antisionista, con— despedida por la noche para terminar este viaje como empe-trario a la existencia de Israel porque lee literalmente la Torzi, y zo. En la oscuridad. En el puerto desolado. Repasando todasla escritura sagrada ordena que Israel solo podra existir cuando las contradicciones. Ankar ha decidiclo quedarse para no per-regrese el Mesias. Israel, para este rabino, constituye un ana- derla, dice, porque ella no podria vivir en ningn otro lugar.cronismo y una herejia. Alguna vez mi padre se detuvo ante las Brindamos, Ankar y yo, oprimidos por la soledad de ese barcalcomanias que habia pegado en su puerta. Calcomanias con— de domingo. Digo: no sé si he vuelto. No sé si nunca pueda.tra el Estaclo Israeli. Me las leyo en voz alta, asombrado. Quién Ankar levanta la copa, me mira con ojos que arrullan, y comoes este personaje, pregunto. Uno que no me mira porque mi ‘ si tarareara él un versiculo indescifrable pero propio, dice, muypelo suelto es ofensivo a Dios, le cligo, y empujo a mi padre clespacio, no digas que no vuelves, Meruane, que sf que vuelves.por el pasillo. Cuando nos topamos en el ascensor, le cuento, fr Vuelves pronto.este rabino no me contesta el saludo, se hunde sutilmente en su 7‘

esquina por si yo estuviera menstruando. Me pregunto si sabra

que Meruane es palestino, si sabra siquiera mi apellido. Si re-

conocera la sombra semita en mis ojos. Solo una vez me dirigiéla palabra: necesitaba consultar algo en el diario pero Moriahno le habia dejado, como solia, el periodico. Sonrio cuando le

regalé nuestro ejemplar, me explico que acababa de morir una

investigadora amiga suya y queria recortar el articulo que el

diario le dedicaba. Gracias, me dijo, pero al dia siguiente volvioa su costumbre de ignorarme.

volverse

Zima le canta a sus hijos cada noche para dormirlos. Es un ,

murmullo encantador del que ellos no pueden prescindir. Quées lo que les cantas, pregunto, tarareanclo suavemente su me-

lodia. Versiculos del Coran, contesta Zima, para que se relajen

y se duerman, aunque a veces la que se duerme soy yo. A las

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Una versién abrez/iada de esta créniaz aparecié originalmenteen la anto/ogia Mujeres quc viajan solas, editada en C/11'/e en el2012. Meses después, mientras terminaba este libro, I/amé afaser.En [as zi/timos meses /Jabia marcado aéguna z/ez su telcmo parapedir/e qua me llewzra al aeropuerto 3/para tmtar can él cuestionespa/estimzs. Pero atendid una z/oz qua no era su)/a. Dzjo, em voz,que el mimera no corrqvondzh a m'ngzZn]aser. Recardé el mandatoproferido par el zwcism. Me pregunté xi /uzbria decidido regresar.

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W211/erse Palestina, dc Lina Mcruane, se tcrmindc 2013 en los mllercs dc Editori

6 dc imprimir en novicmbre

al Color S.A. dc C.V., Naranjo 96-Bis,México D.F., Colonia Santa Maria la Rivera.