Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

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VIVIENDA Y ARQUITECTURA TRADICIONAL EN EL PACÍFICO COLOMBIANO

PATRIMONIO CULTURAL AFRODESCENDIENTE

Catalogación de tipologías arquitectónicas y urbanísticas propias de la región Pacífica colombiana

Gilma Mosquera Torres

EMBAJADADE ESPAÑAEN COLOMBIA

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VIVIENDA Y ARQUITECTURA TRADICIONAL EN EL PACÍFICOPATRIMONIO CULTURAL AFRODESCENDIENTE

Catalogación de tipologías arquitectónicas y urbanísticas propias de la región Pacífica colombiana

UNIVERSIDAD DEL VALLE

RECTORIván Enrique Ramos Calderón

DECANO FACULTAD DE ARTES INTEGRADASComunicador Social Hernán Toro

DIRECCIÓN GENERAL DEL PROYECTO Y EDICIÓNArq. Ángela María Franco CalderónProfesora Escuela de Arquitectura

Líder Grupo de Investigación Observatorio de Arquitectura y Urbanismo Contemporáneos

DIRECCIÓN Y TEXTOS: Arq. Gilma Mosquera Torres

Profesora Honoraria de la Escuela de ArquitecturaDirectora del Taller de Vivienda Social

Grupo CITCE - Hábitat Pacífico.

RECOPILACIÓN Y CATALOGACIÓN: Arq. Andrés Quintero R.

Profesor de la Escuela de Arquitectura Profesor Universidad del Pacífico sede Buenaventura

Grupo CITCE - Hábitat Pacífico.

GRAFICACIÓN Y DIBUJOS: Arq. Andrés Quintero Rojas

COLABORADORAS: Arq. Diana Carolina Villegas Casanova

Arq. Karen Martínez CaicedoArq. Ángela Patricia Martínez Bedoya

Arq. Jennifer Mera Serna

FOTOGRAFÍAS Y MATERIAL GRÁFICO: Arq. Gilma Mosquera Torres

Introducción, portadillas cap.1,4, 5 y bibliografía: Juan Carlos Dávila

Otras fuentes indicadas en el texto

INTRODUCCIÓN 13

CAPÍTULO 1 23

HÁBITAT RURAL Y URBANO DEL PACÍFICO 25

I. La configuración del hábitat rural y urbano 25

Poblamiento y hábitat 29

Tipología de asentamientos rurales y urbanos 40

Descripción de prototipos 41

II. Tipología de la vivienda rural y urbana 63

Descripción de prototipos 66

Conclusiones 95

CAPÍTULO 2 107

CATÁLOGO DE LA IMAGINACIÓN CREATIVA 109

//CITCE - OBSERVATORIO DE ARQUITECTURA Y URBANISMO CONTEMPORÁNEOS

DISEÑO GRÁFICO Y DIAGRAMACIÓN// Julieta Ruiz Sinisterra// Diana Marcela Otero Castañeda// Óscar Javier Echeverry Rodrí[email protected]// Oscar Javier Echeverry Rodríguez

PRESENTACIÓN 5

AGRADECIMIENTOS 7

ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN 9

TABLA DE CONTENIDO

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CAPÍTULO 4 149

HÁBITAT Y VIVIENDA EN EL MUNICIPIO DE BUENAVENTURA 151

Situación general de la vivienda en el Pacífico 151

Aldeas costeras 154

La vivienda urbana 156

Tipología arquitectónica de la vivienda popular 163

CAPÍTULO 5 169

EXPERIENCIAS, PROPUESTAS Y PROYECTOS 171

Experiencias del centro de investigaciones CITCE 173

Proyectos del Taller de Vivienda Social 176

Mejoramiento integral en Buenaventura, ONGD Solidaridad Internacional 190

BIBLIOGRAFÍA 195

CAPÍTULO 3 119

EL PATRIMONIO URBANO EN LAS ALDEAS DEL PACÍFICO 121

Ordenamiento espacial 123

Tipología de los espacios libres de uso colectivo 128

Los espacios públicos construidos 131

Los vecindarios parentales 134

PRESENTACIÓN

Teniendo como objeto central la puesta en valor del patrimonio arquitectónico y urbanístico de las poblaciones afrodescendientes del Pacífico colombiano, la Universidad del Valle, a través del Centro de investigaciones Territorio, Construcción y Espacio -CITCE-, ha venido impulsando a lo largo de varias décadas diversos proyectos y trabajos de investigación sobre hábitat y tecnologías apropiadas que han contribuido en la construcción de una memoria y divulgación de las tipologías propias de una región caracterizada por su riqueza paisajística y cultural.

Este interés particular, promovido en sus inicios por los profesores Gilma Mosquera Torres y Jacques Aprile-Gniset, ha alcanzado un alto grado de consolidación y reconocimiento a través del desarrollo de nuevos trabajos de investigación con la participación de un grupo más amplio de profesionales y el Taller de Proyectos de Vivienda Social de la Escuela de Arquitectura, produciendo importantes resultados en términos proyectuales y de desarrollo local, que han hecho aportes en el reconocimiento externo del valor del patrimonio afrodescendiente del Pacífico, así como en el fortalecimiento de comunidades diversas que gradualmente han venido comprendiendo y valorando su legado.

Este trabajo sistemático y riguroso, que promueve la valora-ción y amplia difusión de las manifestaciones arquitectónicas y urbanísticas de una región exuberante y diversa, ha estimulado nuevos desarrollos canalizados a través de entidades del orden nacional e internacional que, con sus intervenciones exitosas, han demostrado la importancia de los desarrollos locales y la viabili-dad de la aplicación de la arquitectura tradicional en proyectos de gran envergadura y alto impacto social.

En este contexto, la participación activa y decidida de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo -AECID-, entidad que en Colombia, por iniciativa del arquitecto Ignacio Martín Eresta, ha dado vida y apoyo financiero para la realización del proyecto “Reconocimiento de los valores culturales

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de los afrodescendientes del Pacífico Colombiano y fortalecimiento de su identidad” en el marco del Programa de Cooperación con Poblaciones Afrodescendientes, ha sido una pieza fundamental para generar un impacto directo en el Gobierno Nacional, las entidades regionales y las comunidades, sobre la importancia de la preservación del patrimonio del Pacífico colombiano y ha permitido difundir a través de talleres, recorridos locales y medios masivos de comunicación, las diversas formas de aplicación de las tipologías propias de esta región en proyectos tangibles que cuentan con un gran valor estético y un desarrollo técnico basado en la innovación.

Esperamos que a través de esta publicación, que hace parte de una estrategia más amplia de difusión, y que sintetiza las modalidades populares de producción y organización de la vivienda en la región Pacífica, el Gobierno Nacional, los gobiernos locales, los gremios, universidades y entidades que invierten en construcción y mejoramiento de vivienda popular, reconozcan y utilicen en sus proyectos los elementos propios de la arquitectura y el urbanismo tradicional, adquiriendo un compromiso más directo con la defensa del patrimonio y la preservación de la riqueza cultural del Pacífico colombiano.

ÁNGELA MARÍA FRANCO C.Profesora de la Escuela de Arquitectura

Universidad del Valle

Si bien el trabajo que aquí se presenta compila los resultados de muchos años de investigación de la Universidad del Valle sobre el hábitat del Pacífico colombiano, en cabeza de los profesores Gilma Mosquera Torres y Jacques Aprile-Gniset integrantes del Centro de Investigación CITCE, este nuevo aporte al conocimiento, iniciativa del arquitecto Ignacio Martín Eresta en el marco del Programa de Cooperación con Poblaciones Afrodescendientes, ha sido posible gracias a la contribución decidida de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo -AECID-, entidad que ha financiado en su totalidad el proyecto “Reconocimiento de los valores culturales de los afrodescendientes del Pacífico colombiano y fortalecimiento de su identidad”, del cual se deriva esta publicación.

A la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional, la Di-rección de la AECID, la Dirección de Cooperación con América Latina, la Oficina Técnica de Cooperación Internacional de la Cooperación Española en Bogotá y al coordinador del proyec-to, Manuel Ruiz, queremos expresar nuestro más sincero agra-decimiento por su interés en contribuir con el desarrollo de las comunidades de nuestro país, con un proyecto que apunta hacia acciones de largo plazo a partir de la construcción de bases sólidas para la formulación de políticas nacionales para el desarrollo de vivienda en la región Pacífica. Así mismo, queremos reconocer el importante papel del equipo del área administrativa de la AECID en Colombia, que, en conjunto con el área administrativa de la Universidad del Valle, se ha encargado, con rigor, de hacer posible el proyecto en términos de ejecución presupuestal.

De igual manera, queremos agradecer a la Universidad del Pacífico por sus importantes aportes, los cuales, a través de la arquitecta Luz Stella Díaz y su equipo de trabajo, han sido fundamentales para construir la información sobre hábitat urbano y patrimonio en el caso específico de Buenaventura.

AGRADECIMIENTOS

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Expresamos también nuestro agradecimiento a los profesores y estudiantes del Taller de Proyectos de Vivienda de Interés Social la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Valle por los aportes concretos sobre proyectos realizados en el contexto académico, que muestran semestre a semestre alternativas creativas para el diseño del hábitat en el Pacífico, los cuales son ejemplos que vale la pena tener en cuenta como prototipos acordes con las particularidades de una región con características ambientales y culturales de gran riqueza.

Finalmente, queremos destacar la colaboración de la ONGD Solidaridad Internacional que hizo posible que se pudieran presentar aquí experiencias prácticas de inclusión de tipologías populares en proyectos de vivienda nueva. A los promotores de esta iniciativa, que trabajan en Colombia desde hace más de una década con generosidad y entrega, les expresamos nuestro más sincero reconocimiento por su trabajo responsable en el desarrollo del hábitat del Pacífico a través de proyectos que reivindican los modelos arquitectónicos y urbanísticos tradicionales.

El inventario, los textos, ejemplos, representaciones gráficas y fotografías, que se presentan en esta publicación en forma de Catálogo de Arquitectura, corresponden a la última fase de aplicación de un sostenido trabajo de investigación sobre los hábitats rurales y urbanos del Pacífico, realizado durante más de 30 años en la Universidad del Valle por los arquitectos Gilma Mosquera Torres y Jacques Aprile-Gniset, vinculados al Centro de Investigaciones CITCE.

Numerosas publicaciones y distintos reconocimientos académi-cos dan cuenta de los aportes que estos investigadores han hecho al conocimiento de las sociedades del Pacífico colombiano, parti-cularmente en lo concerniente a los procesos de poblamiento, la organización del territorio y la tipología de la vivienda.

En 1988 su propuesta de investigación “Modelos de planea-miento y diseño para aldeas del Pacífico” mereció el Premio Corona Pro-Arquitectura 1988, Capítulo Profesionales. Los enun-ciados, objetivos y alcances de este proyecto se fundamentaron en registros y estudios precedentes realizados en el Río Atrato (1985) y en la Bahía de Solano (1979). Inicialmente su ejecución nos permitió definir programas básicos de vivienda y criterios de diseño apropiados al contexto ambiental y social de los centros poblados del Atrato, involucrando en los diagnósticos y propues-tas algunas comunidades locales. De esta manera se estableció un modelo sistemático y replicable, considerado eficaz para mejorar las bajas condiciones de habitabilidad dominantes, mediante inter-venciones estatales sucesivas. Posteriormente los resultados se probaron en otros ríos y zonas del Litoral.

En los veinte años siguientes se extendieron las indagaciones sistemáticas a la zona sur del litoral (municipios de Buenaventura y Tumaco) y se aplicaron los conocimientos adquiridos en el diseño y ejecución de varios proyectos de vivienda y equipamiento comunal que buscaban elevar la calidad de vida material en las veredas, centros poblados y cabeceras urbanas. Las obras resultantes se

ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN

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llevaron a cabo en los ríos Atrato y San Juan, la bahía de Solano y el municipio de Buenaventura.

Son variados y numerosos los productos de este trabajo constante que integra indagaciones y acciones directas sobre los hábitats del Pacífico. Los primeros resultados se presentaron en la Revista Proa número 319/1983, dedicada a la Arquitectura Marítima, la Revista Codechocó número 3 (1987) y las Cartillas del Premio Corona Pro-Arquitectura (1989). Desde entonces y a medida que se avanzaba en el conocimiento, se fueron sumando diversos libros, artículos, ensayos, videos y materiales docentes.

Por otra parte, los procesos de recuperación de identidad cultural, territorial y étnica que impulsó la promulgación de la Ley 70 fomentaron la difusión de los resultados de la investigación sobre los hábitats, los pobladores y las viviendas. En los últimos años, su exposición mediante conferencias articuladas a la “Feria del Patrimonio del Pacífico” (versiones 2006, 2007, 2008) promovida por la Universidad del Pacífico en la ciudad de Buenaventura suscitó la definición hipotética de la vivienda y el urbanismo tradicionales de la región, como patrimonio valioso de los afrodescendientes colombianos.

El interés de la AECID sobre esta hipótesis permitió en 2009 formular el proyecto “Reconocimiento de los valores culturales de los afrodescendientes del Pacífico Colombiano y fortalecimiento de su identidad”, cuyo principal objetivo es el rescate, valoración y difusión de dicho patrimonio cultural, partiendo de una recopilación, síntesis y clasificación de la información existente sobre las tipologías del hábitat y la vivienda en las áreas rurales y urbanas del Litoral Pacífico.

En la catalogación de los elementos espaciales que pueden ser considerados como patrimonio urbano y arquitectónico del Pacífico, se utilizaron las categorías del hábitat (rural y urbano) y la tipología de vivienda analizadas por primera vez en el Atrato Medio (1985), las cuales se fueron decantando en los sucesivos estudios sobre el sistema urbano-aldeano y los asentamientos que lo configuran, incluyendo desde la vivienda rural dispersa hasta la vivienda urbana en las ciudades de Buenaventura, Tumaco y Quibdó.

La materia prima esencial utilizada fue el copioso e invaluable archivo conformado por fotografías, planos, levantamientos y dibujos a mano alzada, representación en medio digital, encuestas y registros, entrevistas y dibujos hechos en talleres por las comunidades participantes, que se fueron acumulando a lo largo de los años y las investigaciones.

Desde 1988 hasta 1999 colaboraron en estas labores jóvenes arquitectos y estudiantes de la Universidad del Valle. Entre ellos se destaca Andrés Quintero vinculado al grupo hacia el año 2000, actualmente investigador y profesor de las Universidades del Valle y del Pacífico, a quien en este proyecto se le debe reconocer especialmente tanto la recopilación y clasificación detallada de la información existente, como la reelaboración, complementación y organización de la totalidad del material gráfico y digital que ilustra el catálogo.

GILMA MOSQUERA TORRESGrupo Hábitat Pacífico

Centro de investigaciones CITCE, Universidad del Valle

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INTRODUCCIÓN

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El proyecto “Reconocimiento de los valores culturales de los afrodescendientes del Pacífico Colombiano y fortalecimiento

de su identidad” pretende como objetivos generales el rescate, valoración y difusión del patrimonio urbano y arquitectónico de la región del Pacífico colombiano, el cual incluye desde la vivienda y su arquitectura hasta los modelos urbanos y los componentes del ordenamiento territorial que son específicos del Litoral Pacífico. Entendiendo este patrimonio cultural como expresiones materiales de los modos de vida y producción, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias de la población. Entre esas manifestaciones se encuentran los asentamientos y viviendas construidos por las comunidades rurales y urbanas con el propósito de satisfacer necesidades habitacionales.

En la región las tipologías arquitectónicas autóctonas, o sea aquellas que son propias de las colectividades locales, tienen una estrecha relación con el paisaje, sus elementos, su ritmo y equilibrio; así mismo con otras manifestaciones culturales como lo musical, oral y literario, los utensilios y objetos de la vida doméstica, las costumbres, mitos, ritos y lo lúdico en la sociedad y sus grupos.

En otras palabras el patrimonio urbano y arquitectónico se refiere a hábitats humanos que expresan tanto valores culturales como unos ideales y aspiraciones de sus moradores con respecto a la vivienda y la calidad del espacio residencial.

En este proyecto se hace énfasis en los elementos del hábitat rural y urbano que pueden considerarse como patrimonio arquitectónico de las comunidades afrodescendientes del Pacífico colombiano y en sus manifestaciones en la ciudad de Buenaventura, señalando unas rupturas y persistencias.

CATALOGACIÓN DEL PATRIMONIO URBANO Y ARQUITECTÓNICO AFRODESCENDIENTE EN EL PACÍFICO

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Por otra parte, los objetivos específicos del proyecto establecieron:

» Diseñar una estrategia para generar un reconocimiento, valoración y divulgación del patrimonio cultural urbano y arquitectónico de la población afrodescendiente del Pacífico colombiano y de sus manifestaciones concretas en el municipio de Buenaventura. Y contribuir a que el Estado y las entidades encargadas de promover proyectos de vivienda de interés social reconozcan las tipologías y formas de construcción tradicionales del Pacífico colombiano.

Esta estrategia comprende la catalogación de tipologías arqui-tectónicas y urbanísticas propias de la región, labor que consis-te en recopilar, complementar y hacer síntesis de la información existente sobre el patrimonio cultural urbano y arquitectónico de la población afrodescendiente del Pacífico y sus manifestaciones en el municipio de Buenaventura. Específicamente aquella con-cerniente a las tipologías arquitectónicas y urbanísticas propias de la región.

Los resultados obtenidos en la catalogación se organizan y presentan en un documento técnico que por sus contenidos tomó la forma de un catálogo que presenta las categorías de asentamientos rurales y urbanos característicos del sistema regional, las modalidades de creación y evolución de poblados y las formas de habitar y construir locales, incluyendo tipos de organización espacial y modelos de vivienda. Comprende un texto de síntesis y ejemplos específicos ilustrados con planos, fichas y dibujos técnicos, fotografías, esquemas y otras formas de representación gráfica de la información analizada y sistematizada.

Impreso y difundido, este producto servirá para apoyar activi-dades de recuperación del patrimonio arquitectónico de la ciudad de Buenaventura y de reconocimiento y apropiación de los dis-tintos componentes por sus habitantes e instituciones y organis-mos gubernamentales y no gubernamentales de orden municipal y nacional.

Zonas estudiadas CITCE, Universidad del Valle:

1. Bahía Solano.

2. Costa de Nuquí.

3. Atrato Medio.

4. San Juan Medio.

5. Costa de Buenaventura.

6. Guapi.

7. Tumaco.

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Así mismo será la base para la producción de materiales didácticos y de difusión del patrimonio identificado y catalogado, que se utilizarán en:

» Eventos de sensibilización de la comunidad de Buenaventura sobre su patrimonio arquitectónico y a su valoración como parte de la identidad cultural, particularmente por los niños y adolescentes, población que es la más susceptible frente a la pérdida de la memoria colectiva y de valores propios de los afrodescendientes. Formación de Vigías del Patrimonio, programa adelantado por el Ministerio de Cultura y la Universidad del Pacífico. La difusión regional, nacional e internacional del patrimonio afrodescendiente urbano y arquitectónico del Pacífico, mediante publicaciones de amplia distribución, audiovisuales y programas de radio y televisión.

La metodología empleada para la catalogación comprendió inventario, análisis y síntesis de la información existente, particularmente proveniente de los estudios realizados en la Universidad del Valle sobre los procesos históricos de poblamiento, el sistema de hábitat fluvial y marítimo y la tipología de los asentamientos humanos y la vivienda rural y urbana en los ríos y costas del Chocó, Nariño y el Valle del Cauca (bibliografía y mapa de zonas estudiadas). Esta información se complementó con nuevos registros en la cabecera urbana del municipio de Buenaventura y en sus áreas rurales, entre ellos los realizados por estudiantes del Taller de Vivienda Social de la Universidad del Valle en el desarrollo de sus Proyectos de Grado. Además se catalogaron imágenes digitales de diversas fuentes citadas en la Bibliografía.

Sistematizada la información básica, se precisaron categorías de asentamientos, prototipos de vivienda según su tecnología y modelos de organización espacial, para establecer una clasifica-ción consecuente con la jerarquía del sistema urbano regional que había sido determinada mediante las investigaciones precedentes. Así, considerando los distintos tipos de hábitat y de modelos ar-quitectónicos, se caracterizó una tip+++ología general para la vivienda rural y urbana, que reúne los arquetipos autóctono, tra-dicional, moderno y de transición entre estos.

En el caso de la vivienda urbana se contemplaron las categorías superiores de aldeas, los centros urbanos menores y aquellos que actúan como cabeceras de municipio o polos de influencia regional.

El análisis de los elementos patrimoniales presentes actualmente en la vivienda de la ciudad de Buenaventura confirmó lo siguiente.

La historia espacial de los poblados y centros urbanos del Pacífico nos enseña que la implantación de las casas “palafíticas” sobre el lecho del mar o el río no corresponde a la tradición. Las comunidades fluviales o marítimas se cuidaron siempre de edificar la vivienda en las zonas altas y protegidas de las crecientes del río y de las mareas máximas, empleando plataformas levantadas sobre pilotes para separarlas del suelo. El poblado típico no se construye sobre el mar.

La construcción urbana en palafitos es un fenómeno nuevo y moderno, resultado de una penuria de suelo urbano para la vivienda popular. La cartografía histórica sobre la ciudad de Buenaventura muestra que, en la Isla de El Cascajal, fueron muy contadas hasta los años sesenta del siglo XX las construcciones que se adentran más allá de la línea máxima de marea.

En las zonas de bajamar en Tumaco, Buenaventura, Guapi y otras cabeceras municipales del Pacífico, se reproduce la vivienda tradicional en madera (redonda, aserrada, o de desecho) como adaptación cultural a unas circunstancias espaciales y sociales nuevas, que más que ideales son de precariedad física e inestabilidad social. El mismo fenómeno se observa en Quibdó sobre los ríos y quebradas que delimitaron la ciudad y que hoy en día se encuentran integrados al espacio urbano, conformando digitaciones y barrios anfibios.

Los asentamientos palafíticos originales evolucionaron y fueron configurando calles y barrios asentados sobre terrenos ganados mediante rellenos espontáneos, que se integraron a la ciudad y a sus modalidades de desarrollo físico. Incluso las autoridades de nivel municipal hacen intervenciones e inversiones para mejorarlas y dotarlas de servicios, para lo cual legalizan las viviendas. Vivienda palafítica, Quibdó.

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Por tanto, en el área urbana de Buenaventura se examinó para su catalogación la vivienda tradicional en madera, englobando la que se localiza en las zonas de bajamar, de la Isla del Cascajal y la zona continental, y que se reconoce como “palafito”, como la que persiste en áreas centrales y que en otras épocas fue sinónimo de prestigio social y de éxito económico.

El palafito se entiende como una manifestación urbana de la tipología arquitectónica predominante en las áreas rurales, pero en unas condiciones donde su construcción responde a unas circunstancias muy distintas y negativas en las formas de apropiación del suelo residencial, que en este caso es la orilla del estero o del mar, o el relleno que hace la misma gente. Consiste entonces en la adaptación urbana de la casa rural típica como respuesta a una necesidad de vivienda que no logra ser satisfecha en sitios con mejores perspectivas debido a los escasos recursos económicos de sus moradores.

El palafito es homólogo de precariedad y marginalidad urbana de la población afrodescendiente. Al contrario del campesino ribereño, el habitante del palafito precario carece de medios de producción propios, no tiene tierras de cultivo y tampoco goza de la solidaridad familiar o colectiva; sólo cuenta con su capacidad de trabajo material. Migrante reciente o no, se integra al sector terciario callejero del rebusque y de servicios domésticos y personales. No obstante lo anterior, la vivienda de bajamar expresa valores culturales y costumbres relacionadas con las maneras de habitar y de construir las viviendas. Además, tanto en Buenaventura como en Tumaco o Quibdó forman parte de las modalidades de vida cotidiana de numerosos habitantes y son parte esencial de la imagen urbana de estas ciudades.

De otra parte, observaciones directas y registros fotográficos hechos en la Isla del Cascajal y en algunos sectores del continente demuestran que la tipología edilicia predominante en la vivienda es la casa moderna, sea unifamiliar, bifamiliar o multifamiliar. Lo cual es confirmado por la información sobre la calidad de vivienda registrada en el POT y que se presenta más adelante.

Desde el punto de vista del patrimonio que interesa a este trabajo se deduce que es necesario identificar en la vivienda moderna los elementos de orden arquitectónico que expresen pertenencia étnica y cultural, e identifiquen valores arquitectónicos tradicionales. Por

ejemplo vanos, ornamentaciones, calados o rejillas de ventilación, empleo y manejo del color como elemento decorativo de las fachadas, empleo de maderas; también y por último las modalidades de uso y amoblamiento del espacio público.

Por último, se plantean unas preguntas sobre la validez de este trabajo con respecto al significado cultural que tiene la vivienda tradicional entre los habitantes del Pacífico y sobre su valoración como patrimonio urbano y arquitectónico afrodescendiente que merece ser destacado y reconocido.

¿Qué considera patrimonio cultural inmueble la población implicada? ¿qué piensa en este sentido sobre la vivienda ubicada en zonas de bajamar?

¿Qué elementos o componentes de la casa popular moderna reproducen o reelaboran elementos de la vivienda tradicional rural o urbana, y pueden definirse como patrimonio cultural?

Desde luego, estas preguntas sólo podrán ser elucidadas por la población nativa y residente en Buenaventura y otras ciudades del Pacífico.

Vivienda palifítica en Buenaventura. Fuente: DIMAR Buenaventura.

Mapa de Buenaventura 1953. Fuente: Robert West.

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CAPÍTULO 1

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HÁBITAT RURAL Y URBANO DEL PACÍFICO

I. LA CONFIGURACIÓN DEL HÁBITAT RURAL Y URBANO

Es necesario destacar la singularidad de los hábitats urbanos del Pacífico, su difícil inscripción en una geografía adversa,

su organización física, su diseño, su forma, su producción arqui-tectónica, y algunos rasgos de su papel económico y de su fisono-mía social.

Las distintas modalidades de localización y radicación de la población rural del Litoral Pacífico están atravesadas por un sistema tradicional de relaciones parentales que se manifiestan en las formas de habitar y de ordenar el espacio residencial y productivo, relaciones que se fundamentan en la familia extensa constituida por los primeros pobladores de un lugar, sus descendientes y allegados. Desde mediados del siglo XIX fueron surgiendo numerosos hábitats parentales originados en el desmonte y cultivo de predios ribereños selváticos que escaparon al sistema de propiedad legalizado con títulos y escrituras, inscribiéndose en el régimen de posesión de la tierra mediante el trabajo y la herencia.

Las parcelas productivas originales evolucionaron social y es-pacialmente siguiendo el ritmo de la producción y el crecimiento de las familias pioneras, se transformaron en vecindarios agrí-colas y más tarde en caseríos de desarrollo lineal. Partiendo de este proceso socioespacial se configuraron dos modelos de asen-tamiento, el de tipo fluvial, a orillas de los ríos y quebradas, y el de tipo costero, en las playas y esteros del litoral (R. West, Las tierras bajas del Pacífico).

De esta manera, en la primera mitad del siglo XX, surgieron miles de caseríos lineales y algunos poblados incipientes, de dos o tres calles, que más tarde se convertirían en cabeceras de corregimiento (centro de varias veredas) o en cabeceras urbanas de un territorio elevado a la categoría de municipio.

La parcela productiva selvática (tallo, finca o colino) y el vecindario parental son el origen de la aldea típica y están en la base del sistema urbano regional actual.

(Mosquera y Aprile-Gniset. Cuadernos CITCE No. 2, 1999).

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Con frecuencia la población urbana de una jurisdicción munici-pal representa únicamente un 10, 20 o 30 por ciento de los habi-tantes, mientras que la población rural se encuentra dispersa en corredores fluviales o marítimos, privilegiando la concentración en los centros poblados y en veredas configuradas por pequeñas unidades productivas contiguas.

Los modelos de organización espacial y la morfología de los asentamientos negros sencillos expresan con fuerza los estrechos nexos que se dan entre los sistemas socioculturales y el medio ambiente natural. Demuestran además la incidencia determinante del parentesco, de la familia extensa y de la solidaridad vecinal en las modalidades de distribución y ordenación del espacio colectivo y en la tipología de la vivienda.

Desde la segunda mitad del siglo XX es creciente el fenómeno de traslado y concentración de la población rural dispersa en el territorio selvático a las principales poblaciones y centros urbanos. Esta manifestación del proceso general de urbanización del país opera con un ritmo lento y con bajos volúmenes poblacionales y afecta primordialmente los ámbitos urbanos internos, lo que revela una tendencia demográfica de urbanización interna.

Un grupo reducido de asentamientos urbanos fue concentran-do una masa numerosa de población y hoy presentan los rasgos espaciales, la diversidad social, un ámbito de dominio territorial y un papel económico que permiten clasificarlos como ciudades. Istmina y Guapi, con más de 10.000 habitantes en sus áreas ur-banas cada una, son pequeñas ciudades en formación en términos de concentración demográfica, aunque de reducidas dimensiones territoriales y con persistencia de muchos rasgos rurales o pue-blerinos, tanto en su fisonomía como en su cultura. En estas cabe-ceras urbanas son mínimos las obras construidas y los atributos que identifican y hacen reconocer una ciudad. Por el contrario, estas propiedades se consolidaron en Tumaco o Quibdó, con cerca de los 100.000 habitantes cada una, y desde luego en Buenaven-tura, la metrópoli regional costera que superó el umbral de los 300.000 habitantes.

Los flujos poblacionales procedentes de poblados y veredas rurales siguen reforzando el crecimiento del sistema regional de ciudades. Por lo tanto es pertinente pensar que en las urbes

se produce una adaptación de las formas de vida y de residencia que operan en las aldeas, cuestionándolas y modificando los comportamientos campesinos. Frente a lo anterior quedan unas inquietudes y preguntas cuyas respuestas solo se pueden dar mediante investigaciones y análisis realizados con participación de las comunidades involucradas.

» ¿Cómo se realiza esta adaptación citadina? ¿Cómo se inserta en la ciudad el sistema residencial parental de las aldeas costeras o fluviales?

» ¿Qué elementos de la organización social y espacial pre-dominante en los asentamientos rurales subsisten en la ciudad?

» ¿Qué rupturas provoca, en los modelos espaciales tradicio-nales, el paso del hábitat lineal desarrollado en amplios pre-dios de patrimonio parental, a la casa urbana edificada en diminutos predios con propiedad privada titulada?

» ¿Qué cambios provoca lo anterior en la concepción y cons-trucción de la morada y en las condiciones de vida y de habitabilidad?

En resumen:

» ¿Cómo opera en las prácticas sociales y en las mentalidades la sustitución de la aldea por la ciudad? ¿Qué significa para la población del Pacífico su tránsito de una formación socio-espacial tradicional y de larga duración histórica, hacia otra, nueva y desconocida?

Por último, las características que se describen en este trabajo merecen ser tenidas en cuenta en el ordenamiento territorial de escala urbana y municipal, asimismo en programas y proyectos concernientes a la vivienda, el espacio público y la infraestructura de servicios colectivos.

Son de igual importancia para el fortalecimiento de la identidad cultural y el rescate, valoración y preservación del patrimonio construido, ambiental y paisajístico.

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Las tipologías de asentamientos rurales y urbanos y de vivienda que se describen en las páginas siguientes fueron identificadas y estudiadas detalladamente en diversos lugares rurales y urbanos. Trabajos de Gilma Mosquera y Jacques Aprile-Gniset realizados en el Atrato Medio (1985-1991), la Bahía de Solano (1978-1997-2009), Costa de Nuquí (1993-1997), Costa de Buenaventura (1991-1998), Río San Juan (1991-1997), Municipio de Tumaco (1994-1998). Se complementó con observaciones más recientes (2006-2009) en la ciudad de Buenaventura, las playas cercanas y el Río Naya, en Tumaco y Guapi y en los poblados de la Bahía de Solano, realizadas en el marco de la ejecución de proyectos de Grado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Valle.

Poblamiento y hábitat

En el proceso histórico de poblamiento de las tierras bajas del Pacífico colombiano se distinguen cuatro grandes ciclos, cada uno con sus respectivas formas de ocupación del territorio y de configuración de hábitats humanos.

1) Hábitats aborígenes

El primero corresponde a los asentamientos americanos existentes antes de la ocupación y Conquista española.

2) Hábitats mineros de colonización española

El segundo ciclo comienza a fines del siglo XVII con la instalación de Reales de Minas durante la Colonia española y perdura hasta principios del siglo XIX. Se caracteriza por la concentración de los escasos habitantes alrededor de los centros mineros de mayor prosperidad económica: Quibdó, Barbacoas, Nóvita, Tadó y Lloró, los que tenían un papel administrativo y de acopio de la producción del oro. La “mano de obra”, esclavizada e indígena, que sumaba unas 20.000 personas, se aglutinó en cortos tramos de los ríos configurando enclaves reducidos y platanares.

3) Hábitats de colonización negra

El tercer ciclo corresponde a la dispersión territorial de la población descendiente de los esclavos africanos mediante la colonización de tierras baldías y sin dueño reconocido, que se potencializó en los últimos años del siglo XIX con el establecimiento de numerosas colonias agrícolas, y persiste hoy en día. Este sistema de poblamiento fundamentado en el desmonte y puesta en producción de pequeñas parcelas agrícolas ribereñas por afrodescendientes se desplegó y consolidó durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, cuando tuvo su mayor auge y la población negra se esparció a lo largo de los principales ríos y sus afluentes.

Miles de familias se establecieron en los ríos y costas con el propósito de “hacer finca” y “tomar posesión”, cultivaron plátano, banano, maíz, coco, recolectaron tagua y caucho silvestre, y cortaron maderas para el consumo nacional. Las actividades agrícolas y forestales sobre tierras adquiridas mediante el trabajo actuaron como

Río Atrato.

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Modelo de hábitat colonial español.

factor de desarrollo y fomentaron la conformación de numerosos asentamientos dispersos configurados por parcelas productivas.

A partir de la radicación de uno o dos hogares pioneros (funda-dores del lugar) en un predio ribereño virgen surgieron hábitats dispersos con cultivos y albergues provisionales muy rudimenta-rios. La multiplicación de los hogares y de las casas, ya sea por constitución de uniones maritales de sus descendientes o por el establecimiento de más colonos que con frecuencia pertenecen a la familia ampliada o son compadres, va configurando un vecindario rural donde las viviendas coexisten con los cultivos, y que debido a su estructuración física y su organización social basada en lazos de parentesco se identifica como “vecindario parental”.

Pasando el tiempo y dos o tres generaciones, de estos asientos primarios fueron brotando centenas de villorrios a orillas de los ríos quebradas y en los esteros y playas del litoral. En primer lugar, la demanda permanente de nuevas viviendas por parte de los descendientes de los colonos pioneros, y de familias residenciadas en el entorno que desean vivir en el lugar, suscita la subdivisión de los predios originales, la compactación de las casas y la anexión de terrenos aledaños.

Interactuando estos dos factores se estructura un asentamiento concentrado de organización lineal, que se distingue como “pueblo-calle” y es la categoría más corriente de asentamientos rurales del Pacífico.

El avance de la producción campesina basada en agricultura, pesca, extracción de oro y madera, como la introducción de actividades terciarias vinculadas a su acopio y comercialización de excedentes en los mercados locales, como a la prestación de servicios estatales (educación primaria, inspección de policía, puesto de salud), impulsan el desarrollo económico de la aldea lineal. Ocurren unas transformaciones de orden social y económico que inducen cambios espaciales; con la implantación de nuevas casas se abre una segunda calle paralela al río, se conforma una plaza o plazoleta donde se ubican la escuela, un puesto de salud, y quizá una capillita, se abren senderos perpendiculares al río o la playa.

Este desarrollo espacial expresa tanto la multiplicación de los ramales de los troncos fundadores, como la diversificación de los apellidos a través de uniones maritales con cónyuges de origen externo.

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3332

Aldea El Tigre, río Atrato.

Aldea Mallorquín, Buenaventura.

Si las condiciones políticas y económicas externas favorecen su desarrollo, la aldea agrícola da un salto cualitativo y se convierte en una cabecera rural que actúa como polo de atracción y servicios de una cuenca o amplia zona costera. Así, pasando por distintas fases de estructuración física, alcanza las categorías de centro urbano menor y cabecera urbana de un municipio.

Se fundan en los años cincuenta, sesenta y setenta del siglo pasado varios municipios: Istmina, Nuquí, Alto Baudó, Bojayá, Juradó, Lloró, Sipí, Bahía Solano, Unguía, El Charco, Francisco Pizarro-Salahonda, Olaya Herrera, con cabeceras del mismo nombre.

En los años noventa se crea Bajo San Juan y Docordó, poblado de unas 200 viviendas, se convierte en su cabecera. Actualmente las mismas perspectivas se vislumbran en Puerto Merizalde, con sus 300 viviendas, y en Chaguí (Tumaco), con algo más 400 casas.

En todos los casos se trata de un asentamiento que se inició con pocas familias en un ámbito de producción primaria. Su

Aldea Huaca, Bahía Solano.

exitosa trayectoria demográfica los fue dilatando, hasta configurar un pequeño centro urbano donde crece y es dominante el sector terciario de la economía (Mosquera y Aprile-Gniset).

No obstante, factores exógenos a la comunidad aldeana o fenómenos naturales que la ponen en riesgo pueden cambiar la trayectoria socioespacial descrita. Por ejemplo, la instalación de un aserrío en un sitio poco poblado suscita la congregación de trabajadores con sus familias y siguiendo la trayectoria descrita se consolida un pequeño poblado, pero su origen lo hace muy vulnerable a los aconteceres económicos de la planta, de tal modo que si esta se traslada a otro lugar o fracasa económicamente el nuevo pueblo se estanca y hasta desaparece.

Otra forma muy parecida de generación de hábitats concentrados y desarrollo posterior de caseríos y aldeas es aquella donde los

Aldea Huina, Bahía Solano.

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3534

Ciudad de Nuquí, 1998. Puerto Merizalde, río Naya.

vecinos dispersos en el río se ponen de acuerdo para “hacer un pueblo organizado”, con el propósito colectivo de obtener unos servicios estatales mínimos, casi siempre una escuela con su maestra y un salón o kiosco comunal. Entonces uno de ellos dona un predio productivo que reúne las mejores condiciones para su fundación y desarrollo. En este caso cambia el inicio de la aldea pero no cambia su trayectoria social y territorial.

Comarca costera de Nuquí.

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3736

Vecindario parental, río Atrato.

Por otra parte, las comunidades Embera y Waunaná también han llevado a cabo procesos similares de colonización fluvial, que igualmente constituyeron un hábitat disperso y agrupaciones residenciales, formando pueblos que se destacan por la continuidad de las construcciones tradicionales de la cultura aborigen.

Actualmente en múltiples lugares del litoral y en los valles de los ríos se comprueba la persistencia y vigencia del proceso de colonización agraria por afrodescendientes y como resultado con-creto la fundación de pueblos fluviales y marítimos; asimismo se siguen desarrollando caseríos en zonas sin uso definido anexas a las carreteras y antiguas carrileras.

4) Hábitats de redes aldeanas

La cuarta fase, más reciente y aún vigente, consiste en la orga-nización de redes aldeanas.

En las distintas cuencas y zonas costeras del litoral algunas aldeas se consolidan como centros rurales de prestación de servicios a vastos territorios y pasan a desempeñar un papel administrativo a escala municipal. En su área de influencia se concatenan varios villorrios y aldeas menores, conformándose una red de asentamientos de distintos tamaños y categorías y con estrechas relaciones e intercambios económicos y demográficos, que constituye un subsistema local o de nivel comarcal. En muchos casos los subsistemas fluviales y sus áreas rurales configuran subregiones geoeconómicas que pueden cobijar varios municipios o zonas importantes de ellos, con múltiples intercambios entre las aldeas y los centros urbanos más importantes.

Al mismo tiempo que se desarrollaron los hábitats de colonización y los subsistemas aldeanos, se fortalecieron unos centros urbanos importantes que actualmente funcionan como polos regionales o subregionales: Buenaventura, Quibdó, Tumaco, Guapi. Estos centros dominan el territorio regional e influyen diferenciadamente los diversos subsistemas fluviales y marítimos.

Guayabal, Buenaventura.

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3938

Subsistema urbano - aldeano del Atrato Medio.

Subsistema urbano- aldeano del Medio San Juan.

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4140

TIPOLOGÍA DE ASENTAMIENTOS RURALES Y URBANOS

En el siglo XXI persiste con vigor el sistema aldeano de origen parental, expresado en miles de hábitats dispersos, caseríos y centros poblados de baja densidad, mientras que se ha consolidado una variada gama de concentraciones urbanas con densidades relativamente altas, entre ellas tres polos subregionales que atraen población e inversiones del sector estatal y del sector privado: Buenaventura, Quibdó y Tumaco. Una veintena de cabeceras municipales con cierta complejidad urbana completa el sistema.

Las modalidades particulares de creación y evolución de los pueblos aseguraron un sistema de hábitat regional, donde las aldeas lineales y los centros urbanos incipientes son piezas importantes del ordenamiento del territorio, su administración y la distribución de bienes y servicios a los habitantes del área rural, como en la recolección y comercialización de la producción. El singular proceso de transformación del hábitat productivo disperso en hábitat residencial nucleado de mayor o menor complejidad origina distintas categorías de asentamientos, diferenciadas básicamente por el tamaño demográfico y físico, el trazado y organización espacial, el rol que juega local y regionalmente cada asentamiento.

1. Hábitat disperso.

a. Unidades productivas aisladas

b. Vecindarios rurales

2. Núcleos veredales.

3. Aldeas.

a. Menores

b. Mayores

4. Cabeceras rurales.

5. Polos de cuenca, comarca o sub-área.

6. Polos regionales internos.

7. Epicentros externos.

DESCRIPCIÓN DE PROTOTIPOS

Todos los datos referidos a número de viviendas y de habitantes se basan en registros del SEM y el DANE. Se consideraron los asentamientos más representativos de cada categoría.

1) Hábitat disperso

Ya se vio que en la fase inicial de colonización agrícola se configuran:

» Pequeñas unidades productivas unifamiliares de tipo disperso, reconocidas según el lugar como tallos o rozas, donde se construyen albergues muy rudimentarios y trabajaderos temporales, con palos obtenidos del primer desmonte y hojas de palma del entorno próximo, son albergue provisional y temporal de la familia durante las labores de pesca y minería artesanal del oro.

» Vecindarios rurales, agrupaciones lineales de varias parcelas unifamiliares en producción con sus respectivos cultivos y viviendas.

En el hábitat productivo-residencial el colono levanta una vivienda de carácter estable ubicada en un sitio limpio a la orilla del río, la quebrada o el camino. Alrededor de la casa organiza diversas áreas dedicadas a la huerta, los frutales, el gallinero, la “barbacoa”, el trapiche, las trampas para peces, cobertizos o “volados” para almacenar la cosecha. Las fuentes de agua se integran a las actividades domésticas con un embarcadero, el baño y el lugar para lavar la ropa y la loza.

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4342

Parcela en el río Atrato.

1

2

3

4

5 1. Arroz

2. Yuca

3. Vivienda Principal

4. Árbol de Pan

5. Maíz, Plátano, Caña

1

2

3 56

4

1. Marranera

2. Secadero de Pescado

3. Barbacoa, Hortalizas

4. Embarcadero

5. Trapiche

6. Aserradero

Vivienda dispersa, río Atrato.

Hábitat disperso. Finca de Ventura Mosquera en el Brazo de Murindó, río Atrato, 1985.

Hábitat disperso. Finca de Mateo Heredia en el Brazo de Murindó, río Atrato, 1985.

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4544

2) Núcleos veredales

Caseríos o aldehuelas de desarrollo lineal que albergan entre diez y veinte familias. Los Núcleos de Vereda expresan la densificación y consolidación física de un vecindario disperso que se convierte en el lugar de residencia permanente de los cultivadores que explotan predios cercanos y construyen viviendas definitivas (o estables) y abandonan los trabajaderos y ranchos del monte. Entonces se esboza el divorcio entre la vivienda y los lugares de producción, no obstante estos poblados en ciernes mantienen su base económica agrícola y unas actividades forestales y pesqueras temporales.

Los pobladores configuran una comunidad solidaria y establecen un reglamento que fija normas sobre la implantación de las viviendas y el trazado de la calle única, pues pretenden construir un “pueblo urbanizado”. Los cultivos entre viviendas se transforman en solares residenciales con “patios” traseros cuyas dimensiones permiten ubicar el gallinero, sembrar algunas matas de plátano y árboles frutales y realizar actividades como el corte de leña y el secado de la ropa, que las mujeres lavan en el río. La parte posterior del predio familiar deja un sendero que permite circular fácilmente entre las viviendas y que en una fase posterior se vuelve una calle.

Amaya, vecindario parental, río Atrato.

Guayabal, vecindario parental, Buenaventura, Bocas río Cajambre, 1997.

La comunidad logra el reconocimiento estatal del caserío y consigue una infraestructura de servicios muy reducida, rudimentaria y bastante deficiente, integrada por una escuela de una o dos aulas, donde los niños cursan hasta segundo o tercero primaria con una maestra pagada por la Alcaldía, un puesto de salud y su promotora, un salón comunal, denominado “Casa Comunal”, y ocasionalmente una capillita en madera. Los moradores deben desplazarse a los centros de mayor importancia para abastecerse, realizar gestiones administrativas, buscar atención médica y educación de nivel primario más avanzado y secundario. Si la vereda es elevada a la categoría de corregimiento, se instala una Inspección de Policía que funciona en la casa de uno de los vecinos. Económicamente actúa como lugar de acopio y venta local de la producción agrícola y pesquera.

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4746

3) Aldeas

Con la construcción de algunas edificaciones institucionales los caseríos más estructurados adquieren el papel de centro de varias veredas. Los equipamientos citados anteriormente, ampliados o mejorados, y algunas tiendas bien surtidas y estables suscitan un incremento de las relaciones entre los habitantes dispersos en el entorno y el núcleo veredal. Este adquiere la importancia de un centro de comercio y prestación de servicios estatales de varias veredas.

La categoría de aldea indica el divorcio definitivo entre el espacio de producción y el espacio de la vivienda en las áreas rurales. En las dos categorías anteriores la comunidad es bastante homogénea, con iguales condiciones productivas y situaciones sociales. En este nivel de desarrollo se manifiestan los primeros indicios de diferenciación social y del modelo arquitectónico rural.

Según el momento de desarrollo físico y demográfico en que se encuentran las aldeas se distinguen dos tipos.

• Aldeas menores

Sencillas y pequeñas, cuentan entre 30 y 50 casas. Las viviendas se alinean de manera compacta sobre una calle en la ribera de un río o una playa. La mayoría de moradores son agricultores que producen sus alimentos básicos, pero la presencia de algunos comerciantes y de varios asalariados de los aparatos estatales origina una diversificación económica y social, que se manifiesta espacialmente mediante cambios en los modelos arquitectónicos.

Muy a menudo el dueño de la tienda se distancia de la arquitectura autóctona y adopta materiales y tecnología avanzados para el contexto, o decora la fachada de la casa en madera con pinturas químicas comerciales, rompiendo la unidad arquitectónica existente. Asimismo desconoce las normas comunitarias de respeto de las áreas de uso público, y para facilitar el cargue y descargue de productos agrícolas locales y mercancías foráneas o ampliar el negocio, construye sobre el talud bodegas y espacios adicionales. Esta tendencia se fortalece con la instalación de otros tenderos y comerciantes pequeños que van ocupando privadamente el terraplén de uso y disfrute colectivo; resultando una calle primera interna, estrecha y sin visuales sobre el paisaje acuático. Por otra parte, en la construcción de la escuela o el puesto de salud se emplea una tecnología de tipo moderno (bloques de cemento y tejas de origen industrial), que se difunde posteriormente a la arquitectura de la vivienda doméstica.

La Boba, Atrato, 1989.

Taparal, río San Juan, 1995.Programa CITCE.

Taparal, río San Juan, 1995.Programa CITCE.

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4948

• Aldeas mayores

Las aldeas más complejas y extensas y con un trazado urbano incipiente alcanzan generalmente cincuenta a cien viviendas, aunque las más desarrolladas reúnen hasta doscientas.

En el umbral intermedio el poblado ocupa linealmente una extensión próxima a un kilómetro y demanda nuevos equipamientos colectivos. Como no caben más construcciones en el frente se transforma el modelo lineal mediante el surgimiento de una segunda calle paralela a la primera, donde se ubican edificaciones de uso colectivo y nuevas casas. Cortos senderos perpendiculares que permiten la vista y la comunicación con el río o la playa esbozan un trazado reticular que perfila una organización por manzanas de tipo urbano.

Estas manifestaciones espaciales acompañan un proceso social caracterizado por el peso creciente de las actividades terciarias y el surgimiento de un primer nivel de diferenciación socioeconómica, ocasionada por la presencia de algunos comerciantes y varios asalariados del sector estatal (educación y atención de salud). Sin embargo, la mayoría de vecinos siguen siendo agricultores que producen alimentos básicos para el consumo familiar.

Finalmente, la arquitectura estatal insiste en los materiales foráneos y comerciales como cemento, tejas Eternit, bloque de concreto, hierro y ladrillo, contribuyendo a su generalización en la edificación de las casas. La creciente influencia exógena en la arquitectura civil verifica el papel de transmisores de ideología estética foránea asumido por los agentes institucionales.

Aldea Boca de Bebará, Atrato.Plazoleta en Playa de Murri, Atrato Medio.

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5150

4) Cabeceras rurales

Generalmente aldeas mayores con 100 o 200 casas que se vuelven las principales poblaciones de un tramo del río o de una zona costera, debido a sus funciones tanto en el acopio y comercialización de la producción campesina como en la administración y prestación de servicios de nivel terciario a los habitantes de caseríos y viviendas dispersas aledañas. Lo hace posible un equipamiento social, comunal y administrativo mínimo, un conjunto de pequeñas tiendas, graneros y algunos almacenes especializados, excepcionalmente una sucursal de un banco o una cooperativa. También se instalan pequeñas empresas artesanales (aserríos o carpinterías) y servicios técnicos de mantenimiento o reparación de equipos sencillos (motores fuera de borda, motosierras, grabadoras y equipos de sonido).

A menudo se trata de las cabeceras urbanas de un municipio y a veces de simples corregimientos que subordinan un territorio rural de cierta importancia en el ámbito local. Presentan una estructura urbana sencilla, con trazado reticular en consolidación.

Las funciones citadas contribuyen a la diversificación laboral y social de la aldea, hecho que se expresa principalmente en la constitución de una zona central arquitectónicamente diferenciada y con especialización de una o varias calles en usos comerciales e institucionales; igualmente se generan pequeñas agrupaciones de vivienda con características tecnológicas y formales distintas a las habituales y se introduce la noción de “barrio” ligado a una clase o grupo social, o para denominar un lugar que se distingue por algo y es hito que orienta, aunque el barrio consiste en estos casos en una calle o un conjunto de viviendas con tipología similar.

Aunque persiste el reconocimiento de familias e individuos por sus apellidos y origen, la comunidad pierde en gran parte la identidad y solidaridad colectiva propia de los asentamientos primarios.

5) Polos de cuenca y de comarca

Son aquellas cabeceras municipales que dominan una cuenca, una zona marítima, o una franja terrestre definida por una carretera, y que, fusionando elementos y funciones de tipo urbano con rasgos de tipo rural, están pasando a la categoría de ciudades pequeñas. Según los registros del DANE (1993) y el SEM (1994) pueden alcanzar un tamaño variado, 1.000 a 11.000 moradores, con excepciones llamativas por su reducida población, como la vieja Bellavista (481 antes de la “tragedia” y reubicación), Docordó (194) y Juanchaco.

Estos polos de nivel terciario desde el punto de vista de su influencia territorial (una comarca o una cuenca) están dotados de un equipamiento social, comercial y administrativo sencillo, pero acorde con sus funciones: alcaldía, iglesia, oficina de Telecom, tiendas diversas y almacenes con cierta especialización; un hospital, varias escuelas y un colegio de bachillerato, inspección de Policía; distintas dependencias del nivel regional y municipal; la sucursal de un banco, una cooperativa; uno o dos parques, canchas de deportes y cementerio. A ellos acuden para abastecerse, vender productos agrícolas, hacer trámites administrativos y acceder a los servicios diversificados de salud y educación, los habitantes de los poblados y zonas productivas localizados en un radio de acción cuya amplitud depende de los medios de comunicación y transporte disponibles: canoas, lanchas con motor fuera de borda, transporte terrestre y acuático colectivo.

Presentan una organización espacial y un trazado reticular bas-tante configurado, donde se mantienen algunos rasgos espaciales propios de las aldeas.

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El Charco, Nariño. Fuente: Corporación OSSO-Universidad del Valle.

Bocas de Satinga, Nariño. Fuente: Corporación OSSO-Universidad del Valle.

Salahonda, Nariño. Fuente: Corporación OSSO-Universidad del Valle.

6) Epicentros subregionales

Centros urbanos que alcanzaron el máximo desarrollo social y económico en el ámbito regional, que atraen población e inversiones privadas y estatales.

Tres ciudades intermedias presentan los mayores grados de complejidad dentro del territorio, operando como polos subregionales con influencia y atracción sobre una serie de asentamientos menores y pequeños centros urbanos en consolidación. Administrativamente cumplen el papel de cabeceras municipales o de departamento, económicamente son centros de acopio o transferencia de las materias primas destinadas a las metrópolis regionales.

Con distintos niveles de especialización socioproductiva, los tres epicentros están afectados por flujos migratorios significativos en la escala regional, y por una gran demanda de servicios diversos

El puerto de Buenaventura es el centro urbano de mayor importancia en la región, con 290.457 habitantes en 2005 según el Censo del DANE. En el nivel local actúa como centro de acopio de maderas y productos agrícolas destinados a los mercados nacionales. Aunque su campo de influencia se extiende hasta la altura de la bahía de Solano, influye con mayor intensidad los asentamientos menores o caseríos localizados en la zona costera sur, entre Guapi y Nuquí.

Quibdó, que contaba con algo más de 100.000 habitantes en 2005 (DANE), influye la cuenca del río Atrato, pero padece una dependencia significativa de Medellín, hecho que se manifiesta en un intenso tráfico aéreo y terrestre.

Tumaco presenta características similares a las de Buenaventura, aunque es de menor tamaño, unos 85.885 habitantes en 2005, pero tiene un radio de acción territorial proporcionalmente más amplio. El área urbana actúa como centro de relevo de Pasto y Cali, ciudades a las que está conectada por vía aérea y terrestre, y con las que tiene estrechas relaciones comerciales y administrativas.

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5554

Número de habitantes en las cabeceras municipales

0 5 10

12

9

4

1

3

1

3

15

2.001 a 4.000

Menos de 2.000

4.001 a 6.000

6.001 a 8.000

8.001 a 10.000

10.001 a 12.000

Más de 60.000

me

ro d

e h

ab

ita

nte

s

Número de municipios por rango de habitantes

0

0

0

0

0

0

0

Tamaño de los centros urbanos, Censo 2005 PRINCIPALES POBLACIONES DEL PACÍFICO POBLACIÓN CENSO 2005

Nombre Cabecera Área Rural

Buenaventura 290.457 34.633

Quibdó 100.113 9.919

Tumaco 85.885 75.605

Istmina 18.081 5.330

Barbacoas 11.939 18.717

Tadó 11.178 6.347

Condoto 8.983 3.750

El Charco 6.917 19.246

Guapi 6.573 12.076

La Tola 5.844 2.727

Franciso Pizarro 5.263 5.920

Mosquera 3.822 8.248

Puerto Mutis, Bahía Solano.

Quibdó.

Tumaco. Fuente: Corporación OSSO-Universidad del Valle.

Fuente: Censo DANE 2005.

Fuente: Censo DANE 2005.

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5756

Por último, el dominio de las regiones aledañas se manifiesta en el rol que juegan, en el contexto nacional y con respecto a la región, los polos metropolitanos de Medellín, Cali y Pasto y la ciudad de Turbo.

» El Área Metropolitana de Medellín opera sobre la parte central del Chocó y hacia el Golfo de Urabá, influyendo decisivamente la cuenca del río Atrato y la parte alta de la cuenca del río San Juan.

» La ciudad de Cali, metrópoli regional del Suroccidente, subyuga las zonas costeras de los departamentos de Nariño, el Municipio de Buenaventura, y un corredor fluvial que involucra al río San Juan hasta la altura de la población de Istmina (Chocó).

» La ciudad de Pasto, principal centro urbano del sur del país, avasalla un espacio bastante amplio que va hasta la costa nariñense, actuando como centro de relevo de Cali. Capta gran cantidad de productos y servicios para distribuirlos en su área de influencia.

» Además, desde el Noroeste Antioqueño incide Turbo, puerto marítimo con cerca de 32.500 habitantes (Censo Dane de 1993) que depende de Medellín y domina en el Chocó la zona norte del Atrato.

Resumiendo

En las tierras bajas del Pacífico colombiano se configuró un sistema de hábitat constituido por cuatro centros urbanos importantes en la escala nacional y regional, una veintena de centros urbanos menores que corresponden a cabeceras municipales y polos de prestación de servicios a la población rural, y diversos conjuntos de pequeños asentamientos y aldeas que se originaron en la colonización agrícola desarrollada por familias afrodescendientes desde mediados del siglo XIX. Este sistema urbano aldeano integra distintas categorías socioespaciales.

Esquema del sistema de hábitat fluvial en el Atrato.

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5958

Esquema de formas de hábitat rural y urbano.

Vecindario Rural Disperso

Aldeas Mayores

Aldea Lineal

Polo de Cuenca o Comarca

o calle

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6160

Esbozo tipológico del hábitat rural

HÁBITAT DISPERSO

1. Primer hábitat de colonización.

Desmonte y siembra de colinosMinifundio dispersoUnidades productivas aisladas con trabajaderos ocasionales.

2. Hábitat sedentario unifamiliar.

Consolidación de las unidades productivas y sedentarización del colono en una de ellas. Parcela productiva con vivienda estable y permanente. Minifundio disperso.

HÁBITAT CONCENTRADO

1. Aldea menor.

Caserío lineal con vivienda continua paralela al río, el estero o el mar. Solares familiares amplios con huertos. Plazoleta principal, escuela primaria, salón comunal y una capilla. Residencia y servicios básicos.

3. Hábitat parental asociado.

Dos o tres hogares emparentados. Parcelas productivas vecinas y relaciones de cooperación y parentesco. Producción y residencia permanente.

5. Núcleo veredal.

Caserío de parientes consanguíneos, compadres y amigos. Viviendas discontinuas y aisladas con cultivos y huertos en los espacios libres entre ellas. División de las parcelas productivas familiares en varios solares residenciales. Producción y residencia.

4. Vecindario rural.

Varias parcelas familiares contiguas con viviendas permanentes y cultivos. Producción y residencia.

2. Aldea menor en expansión.

Vivienda continua y servicios mínimos dispuestos sobre un eje transversal.

3. Aldea mayor.

Trama reticular con manzanas incipientes configuradas por viviendas continuas dispuestas sobre lotes de tipo urbano, pequeños y con patios posteriores. Senderos o calles perpendiculares y equipamientos colectivos en expansión y diversificación.

4. Aldea de confluencia o esquinera.

Localizada en la desembocadura de un río en otro principal o en el mar, reúne distintos tamaños de asentamientos. Por su amplia difusión territorial es una categoría muy importante del sistema regional.

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6362

II. TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL Y URBANADel trabajadero a la ciudad y del rancho en palma a la casa en material

La vivienda es el único objeto arquitectónico que se puede identificar como manifestación espacial propia de la población afrodescendiente del Pacífico colombiano.

Es difícil establecer una tipología de la vivienda del Pacífico territorialmente generalizada, pues los modelos y tenden-

cias dominantes son cambiantes según las circunstancias y los lugares. Las diversas situaciones de orden geográfico, social y económico inciden de manera determinante en la adopción de ti-pos arquitectónicos y de formas de construir la casa. Algo similar sucede con la tipología espacial de los asentamientos, su localiza-ción en una cuenca, río, costa o zona de carretera, y las relaciones que establece cada lugar con los centros urbanos que dominan la región desde su interior y desde las regiones vecinas.

Así, mientras que en un sitio recóndito a orillas de una quebrada se está construyendo un albergue sencillo con cubierta en hojas de palma y palos del monte, en un caserío o en un aldea cercanos se están edificando una casa en maderas aserradas y otra con elementos que utilizan cemento, y en polo regional se construye un edificio multifamiliar tecnología moderna, a veces de vanguardia o novedosa, otras veces respondiendo a las exigencias del desarrollo progresivo.

Se desecha la tecnología ancestral para adoptar aquellas que parecen más avanzadas, pero al mismo tiempo se recrean los elementos decorativos y las maneras de organizar y usar los espacios de descanso, relación y trabajo doméstico.

En las áreas de producción agrícola la vivienda se consideró generalmente como un albergue que resguardaba de las inclemencias del clima y de los peligros provenientes de la selva; se construyó con maderas y vegetales extraídos del bosque y con muy poca

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6564

transformación, hojas y cintas de palma para la cubierta, palos redondos para la estructura y pilotes rudimentarios, a veces labrados con hacha, cerramientos y pisos en palma abierta.

En la primera mitad del siglo XX se hicieron comunes el corte de piezas estructurales y de tablas para pisos y paredes con sierras manuales y motosierras, su producción en aserríos artesanales, y se inició la importación de láminas metálicas, primero para los campamentos de las compañías mineras, luego los comerciantes las popularizaron en los poblados, para techar la casa hecha con maderas durables y bien construida, provista de balcones, barandas y rejillas de ventilación decorativas. Protegida y enlucida su fachada con pinturas de aceite en colores vivos y contrastantes, este tipo de vivienda se convirtió en símbolo de estabilidad residencial y de prestigio social.

Al mismo tiempo se produjo en las principales áreas urbanas de la región una modernización de la construcción mediante la utilización del cemento, hierro, cerámicas y otros materiales exógenos. Actualmente destaca su amplia difusión en toda la región, y la de la edificación de la vivienda urbana con tipologías y técnicas que se utilizan en los centros urbanos del interior del país.

Las modalidades de construcción de las moradas han evolucio-nado desde el uso de materiales endógenos sin procesar extraídos del bosque cercano (troncos de árboles y palmas duras, hojas y esterillas de palma, cortezas y lianas), el de maderas aserradas manual o mecánicamente para convertirlas en piezas manejables (palos cuadrados, tablones y tablas), hasta el empleo dominante de materiales importados y de procedencia industrial, pasando por tecnologías que combinan piezas aserradas con componentes en cemento, hierro o ladrillo, láminas metálicas y en fibrocemento.

Estas formas de construir definen una tipología arquitectónica que integra cinco prototipos, tres de ellos básicos, correspondiendo cada uno a la introducción de materiales de construcción innovadores en relación con el contexto regional y local, los que en su momento pretendieron la modernización de poblados y viviendas. Los otros dos son el resultado de la sustitución progresiva, y a veces lenta, de un modelo vigente por otro más nuevo, por tanto híbridos que combinan elementos del sistema constructivo más antiguo con elementos del que se está implantando.

Tipo de casa rural negra. Fuente: Robert West.

Casa urbana tipo español.Fuente: Robert West.

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6766

DESCRIPCIÓN DE PROTOTIPOS

La diversidad de modelos arquitectónicos depende del tamaño, importancia y desarrollo económico y social alcanzado en cada caso.

1) Vivienda autóctona

a. Vivienda indígena americana

Las viviendas de las comunidades indígenas contemporáneas se organizan a orillas de ríos y quebradas, sea dispersas en unidades productivas familiares o concentradas en pequeños caseríos que se ubican en zonas altas y donde se implantan alrededor de un espacio central o plaza.

Las construcciones mantienen los rasgos esenciales del tambo ancestral y constituyen un excelente ejemplo sobre la adaptación de una edificación a las condiciones del medio natural. Una platafor-ma de piso cuadrada u octogonal elevada sobre pilotes altos y cu-bierta por un amplio techo cónico de hojas de palma que desciende hasta poca distancia de la plataforma para proteger el interior de la lluvia, el viento y el sol, sin necesidad de cerramientos exteriores. El espacio bajo la cubierta se organiza según actividades sin divi-siones físicas. Se accede por una escalera elaborada en un tronco con muescas (Luis Guillermo Vasco Uribe, Robert West, Jacques Aprile-Gniset, Gilma Mosquera).

La estructura de la cubierta y el piso elevado configuran tres niveles con usos claramente diferenciados:

» Debajo de la casa y a ras del suelo se guardan herramientas, leña y canoas, se instala el gallinero o la marranera.

» En el espacio abierto definido por el piso y las vigas que sostienen la cubierta se desarrollan las actividades familiares cotidianas y de relación con los vecinos, las que tienen asignados lugares específicos aunque no existan separaciones físicas: en la parte posterior un fogón de leña alto o colocado directamente sobre el piso aislándolo con hojas y tierra arcillosa identifica la cocina; en el resto del espacio se trabaja, juegan los niños y se recibe a los vecinos; se descansa en hamacas; por la noche el dormitorio se concentra en la parte central. Con frecuencia se agregan barbacoas externas para el cultivo de plantas medicinales y aromáticas, y algunas veces pequeñas tarimas en esterillas de palma para separar un dormitorio conyugal.

» Debajo de la techumbre se instala el altillo o zarzo para almacenar productos agrícolas y víveres, guardar ropa, he-rramientas y utensilios domésticos. Los emberá distinguen un cuarto nivel, “el fin de la vivienda, su cabeza, constituido por el ápice y el remate que lo cierra, sea este de cerámica o madera”, y señalan que los seres extraordinarios como los “mohanas” pueden llegar hasta el espacio debajo de la vi-vienda y que en el zarzo guardan los “jais” (Luis Guillermo Vasco Uribe, Colombia Pacífico).

El Tambo, río Nuquí. Vivienda indígena.

Grabado de Manuel María Paz, Comisión Corográfica, 1850.

El tambo original es de planta circular y con techo cónico. Se supone que la planta cuadrada fue introducida por los españoles o los negros.

Page 36: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

6968

El Tambo, río Nuquí.

Plano de la aldea El Tambo.

Actualmente, a pesar de la notable resistencia del modelo abo-rigen embera o waunaná, en los sitios más expuestos a influencias culturales externas, éste sufre transformaciones que pretenden modernizarlo e incluso adaptarlo para su construcción con cubier-tas metálicas y de fibrocemento. En unos casos toma elementos de la casa campesina afrocolombiana, tales como la estructura portante única, la techumbre a cuatro aguas, la planta ortogonal, el cierre progresivo de los espacios y la generalización de las pa-redes (Robert West, Virginia Gutiérrez de Pineda, Luis Guillermo Vasco Uribe).

Hábitat embera, río Nuquí.

Page 37: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

7170

b. Rancho negro en palma

El albergue humano más elemental que se encuentra en las zonas selváticas de producción primaria es el “trabajadero”, enramada provisional construida con palos del monte y hojas de palma sin trabajar, levantada del suelo o del agua por pilotes de baja altura constituidos por troncos gruesos. Es refugio temporal de la familia en el predio que se acaba de desmontar para establecer un cultivo, asimismo del pescador o aserrador.

El prototipo vernáculo negro sucede al tambo precolombino. Siguiendo las instrucciones de los encomenderos y dueños de minas, los aborígenes reducidos a la condición de servidumbre construyeron las chozas destinadas a la población negra esclavizada en los rancheríos de minas, teniendo como referencia el sistema constructivo del tambo que adaptaron a las nuevas circunstancias. Resultó un modelo híbrido con cubierta en palma a dos o cuatro aguas, planta ortogonal y cuadrada, algunos cerramientos, pilotes altos que protegen de la humedad y las inundaciones.

Cimarrones y colonos descendientes de africanos construyeron su morada sobre este modelo de síntesis étnica y cultural, que en el siglo XX se regó en los vecindarios y poblados parentales que fueron surgiendo a orillas de los ríos. Su persistencia a lo largo de más de 150 años ha sido registrada por historiadores y antropólogos (Virginia y Roberto Pineda, West, Nina, etc.).

El precario rancho de la parcela ha sufrido mejoras técnicas y de sus materiales. Aunque mantiene la cubierta y cerramientos en palma, emplea maderas de buena calidad en la estructura y tablas aserradas en la fachada frontal, pues muchas veces su dueño aspira a tener una casa con cubierta industrial. No obstante, los altos costos de las tejas y las dificultades para su transporte hasta las aldeas y veredas favorecen la resistencia del modelo autóctono. Además en muchas ocasiones se constata que la choza es la vivienda provisional o de emergencia, que construye una pareja mientras logra conseguir las maderas aserradas o los bloques de concreto.

Consiste en un módulo pequeño levantado sobre pilotes y techado en palma, con estructura en palos redondos, pisos y cerramientos exteriores e interiores en latas y esterillas (troncos de palma abiertos con machete). Generalmente de forma cuadrada, integra una alcoba y una sala de uso múltiple, la cocina con un fogón de leña y una azotea rudimentaria, espacios que se organizan sobre un corredor central. Este núcleo inicial crece por medio de adiciones posteriores y laterales que conservan los materiales originales; la cocina con su área de oficios se independiza en un nuevo espacio logrado por la prolongación de la cubierta o mediante la construcción de un nuevo volumen unido a la casa por un puente, adelante o a un lado se agregan una o dos piezas pequeñas. Las principales herramientas para la construcción son hacha, hachuela y machete.

Techando con hojas de palma. Huina, Bahía Solano. Trabajadero en el río Atrato.

Page 38: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

7372

Buenaventura / Aldea Guayabal

Según sistema constructivo: AUTÓCTONO

Materiales

Estructura madera rolliza, madera labrada

Cubierta hojas de palma

Cerramiento esterilla, plástico, palmiche

TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL

Viviendas autóctonas en el área rural de Buenaventura, el río Atrato y la Bahía de Solano.

Page 39: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

7574

2. Transición de autóctono a tradicional

Hacia 1940 las compañías mineras creadas para la explotación industrial del oro importan tejas metálicas destinadas a la cons-trucción de las casas que albergarían obreros y personal adminis-trativo y técnico. Prontamente esta innovación es adoptada en las ciudades para reemplazar las cubiertas en palma y minimizar el riesgo de incendio. Sigue una modernización basada en el concep-to de “higiene”.

Al mismo tiempo se intensifica el corte de maderas con motosierra y la producción artesanal de piezas estructurales y tablas burdas para el piso y las paredes, cuyas dimensiones se ajustan a las especificaciones comerciales. Con esos materiales se transforma tecnológicamente el rancho rudimentario, aunque no deja de ser muy poco confortable y conserva algunos cerramientos en esterilla de palma o guadua. Al mismo tiempo se modernizan las herramientas y al hacha y machete con los que se construye se agregan el serrucho y el cepillo manual que se emplea para pulir las tablas de la fachada principal.

En las dos últimas décadas del siglo XX se vuelven comunes las cubiertas metálicas y de asbesto-cemento, identificadas por la población como Zinc y Eternit respectivamente, aunque en las zonas más alejadas su uso es bastante reducido pues resultan demasiado costosas para la mayoría de familias. Entonces los comerciantes locales introducen tejas onduladas fabricadas con

cartón asfaltado, alternativa económica para sustituir los techos en palmiche de las áreas rurales, que fue bien aceptada por los moradores de campos y aldeas, e incluso por los habitantes más pobres de los principales centros urbanos.

Resulta un modelo de transición tecnológica ampliamente difundido en los ríos costas, que mantiene las características esenciales del rancho autóctono (volumen, espacios, organización). No obstante, las nuevas tejas no tardan en demostrar sus debilidades en el medio selvático húmedo, por lo cual su uso se limita a la construcción de albergues provisionales.

Progresivamente se mejora la calidad constructiva de la casa aldeana. Se van sustituyendo esterillas y palos redondos o labrados por tablas y piezas aserradas en maderas finas y se impone la cubierta en “zinc” o “eternit”, como elemento indispensable para tener una casa durable, bonita y bien construida. Cuando la familia no tiene recursos suficientes para construirla de una vez lo va haciendo por partes, primero instala la cubierta y luego va haciendo cerramientos y divisiones interiores con esterillas, tablas.

El resultado es un modelo de transición. Una variación de este modelo consiste en un volumen principal cuidadosamente construido y cubierto en láminas metálicas y paredes en tablas aserradas, que aloja las alcobas y la sala, y otro secundario, la cocina, adosada o separada, que en muchos casos está cerrada con esterillas y cubierta con hojas de palmas.

Transición autóctono a tradicional, área urbana de Nuquí.

Transición autóctono a tradicional, aldea La Boba, río Atrato.

Page 40: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

7776

Buenaventura / Aldea de Punta Bonita

Según sistema constructivo: AUTÓCTONO A TRADICIONAL

MaterialesEstructura madera labrada

Cubierta hojas de palma

Cerramientotabla sin cepillar, esterilla, plástico, palmiche

TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL

Page 41: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

7978

3. Vivienda tradicional

La casa aldeana en madera es actualmente el modelo tipológico de uso más frecuente en las aldeas y pequeñas cabeceras rurales como en el hábitat disperso; es la alternativa de modernización que emplea maderas aserradas y cubiertas de procedencia industrial.

Se construye por etapas sucesivas de desarrollo, que comienzan con un núcleo básico, cuyo tamaño y materiales dependen de las posibilidades económicas del propietario, quien en la mayoría de las veces es también el constructor, y de los aportes en trabajo que este logre conseguir, ya sea solidario o por medio del pago de jornales y pequeños contratos por labores muy especializadas. De acuerdo con la disponibilidad de recursos se van agregando aposentos en la parte posterior del primer volumen, o a un lado, y haciendo las divisiones internas.

De planta cuadrada o rectangular y con varios espacios diferenciados que se organizan en torno a un eje-corredor, central o lateral, que une la fachada con el solar o “patio” posterior: la sala, dos o tres alcobas pequeñas y la cocina, esta ubicada atrás, casi siempre en un volumen distinto adosado o separado y unido al cuerpo principal por un puente. Cada vez es más frecuente la presencia de un pequeño cuarto anexo a la paleadera o de una caseta en madera, que alojan una taza sanitaria y complementan la zona de servicios, denominada de “oficios húmedos”.

Puede desarrollarse en una o dos plantas, partiendo generalmente de un módulo básico configurado por una o dos alcobas y un área de actividades múltiples sin cerramientos. En el segundo caso, el propietario de la vivienda adecua primero un cuarto en el segundo piso y luego por medio de cerramientos sucesivos le va sumando nuevas habitaciones; por último ocupa la primera planta. Al final del proceso la casa cuenta posiblemente con tres o cuatro alcobas, sala y comedor, una cocina separada y hasta un baño, pero es frecuente que este proceso constructivo dure varios años o que nunca sea terminada por sus dueños.

La vivienda tradicional en madera tiene un carácter persistente y estable en el hábitat rural disperso y en los caseríos y aldeas. En los centros urbanos constituye sobre todo un albergue transitorio o una vivienda provisional, que se asimila al tugurio o a la vivienda de mala calidad.

Viviendas nuevas, Charambirá. Programa CITCE.

Vivienda tradicional, río Atrato.

Page 42: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

8180

Centro urbano menor / Nuquí

Según sistema constructivo: TRADICIONAL

MaterialesEstructura madera aserrada

Cubierta laminas de zinc

Cerramiento

tabla cepillada, bloque de concreto en la unidad sanitaria

TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA URBANA

Buenaventura / Aldea de Punta Bonita

Según sistema constructivo: TRADICIONAL

Materiales

Estructura madera labrada, madera aserrada

Cubierta laminas de zinc

Cerramientotabla cepillada, plástico, chonta, esterilla

TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL

Page 43: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

8382

Bahía Solano / Aldea de Huina

Según sistema constructivo: TRADICIONAL

MaterialesEstructura madera aserrada

Cubierta asbesto cemento

Cerramiento madera aserrada, chonta

Acabados pintura

TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL

Aldea de Mallorquín, Buenaventura.

Casa tradicional en Huina, Bahía Solano.

Page 44: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

8584

4. Transición de tradicional a moderna

Este prototipo manifiesta la tendencia más reciente y está definido por un sistema tecnológico híbrido que comporta elementos bastante rudimentarios de la construcción moderna, que implica el uso de cemento, hierro, gravillas y tejas de factura industrial, los que se combinan con componentes portantes y de cerramiento en maderas aserradas de procedencia artesanal.

Se origina en la sustitución de los pilotes en maderas por un basamento, de unos 40 o 50 centímetros, enmarcado por un cordón de concreto simple que se rellena con piedras y grava. Sobre éste se levanta una casa en un piso de tipo tradicional en madera o se colocan muros periféricos en bloque de cemento o ladrillo, que pocos constructores confinan con varillas de hierro, pero que muchos insertan entre columnas en madera.

Una segunda expresión de esta tendencia es la terminación de la vivienda de madera en dos plantas, con la instalación en la primera planta de un piso en cemento afinado, sobre una losa similar a la descrita y empleando bloques de cemento como cerramientos entre las columnas de madera que sostienen la construcción.

Vivienda de transición tradicional a moderna, Puerto Mutis, Bahía Solano.Viviendas tradicionales.

Page 45: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

8786

La última variación de este prototipo de transición entre la tecnología tradicional y la moderna se produce por la intensificación del uso de los materiales exógenos e industriales, o de producción artesanal en el sitio pero con insumos industriales (bloques de cemento), hasta eliminar las maderas.

Cuando la construcción se desarrolla en dos plantas, la primera se levanta en mampostería de bloque de concreto y la segunda en maderas.

Este sistema combinado se ha convertido en referencia para el mejoramiento de la vivienda y en paradigma formal y tecnológico que se difunde rápidamente. El salto hacia la tecnología moderna depende de las posibilidades económicas que brindan al jefe de hogar, y a sus hijos hombres, la vinculación de los poblados a los mercados locales y a actividades relacionadas con un turismo elemental, que hoy denominan “ecológico”.

En las cabeceras municipales esta tendencia tiene su máxima expresión en las casas de algunos comerciantes y funcionarios de las entidades estatales, con más recursos económicos y aspiraciones sociales que las del conjunto de la población. O sea que se expresa una diferenciación social de las comunidades campesinas.

Vivienda de transición a moderna. Puerto Mutis, Bahía Solano.

Playa Huina, Bahía Solano. Playa Huina, Bahía Solano.

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Bahía Solano / Aldea de Huina

Según sistema constructivo: TRADICIONAL A MODERNA

Bahía Solano / Aldea de Huina

Según sistema constructivo: TRADICIONAL A MODERNA 2

Materiales

Estructuramadera aserrada, bloque de concreto, contrapiso en concreto

Cubierta asbesto cemento

Cerramiento madera aserrada, chontaAcabados repello, pintura

Materiales

Estructuramadera aserrada, contrapiso en concreto

Cubierta asbesto cemento

Cerramiento madera aserrada, chonta

Acabados repello, pintura

TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL

Page 47: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

9190

5. Vivienda moderna. La casa urbana

La última modernización de la vivienda se produce principal-mente a través del empleo de cemento en losas corridas o ba-samentos, sin refuerzos de hierro o deficientemente armadas, bloques de cemento de fabricación artesanal en paredes inte-riores y exteriores, y tejas metálicas (zinc) y de fibrocemento (Eternit o Tejalit) en las cubiertas.

El uso del cemento requiere gravillas y arena, que a veces son de difícil consecución y baja calidad; en poblados marinos los constructores recurren a “material de playa endulzado” mediante la acción de la lluvia, dejándolo a la intemperie varios días.

Los ladrillos cocidos se usan eventualmente en poblaciones donde los medios de transporte permiten llevarlos, por tanto el modelo que denominamos “moderno”, está edificado en bloques o placas de concreto sobre losas o pilotes del mismo material y techo en fibrocemento reconocido como Eternit o Tejalit. A veces presenta enlucidos con pañetes y pinturas, pisos en baldosa o cemento afinado. Puede ser en una o dos pisos, en este caso con cubierta entrepisos en losa armada o madera.

Los servicios públicos

Tazas sanitarias conectadas a pozos sépticos individuales y técnicamente deficientes, o a un alcantarillado colectivo, muchas veces defectuoso, que vierte las aguas negras directamente al mar o al río.

Construcción de acueductos rurales sencillos en las poblaciones más pequeñas, con distribución domiciliaria que proporciona un punto de agua por vivienda (una llave en la paleadera o el patio posterior).

En la cabecera municipal es otro el caso: se construye uno con diseño y especificaciones normales. En ambos casos el servicio presenta diversos problemas.

Instalación de una planta colectiva de energía eléctrica, para alumbrado nocturno por pocas horas, o de generadores individuales pequeños en algunas casas. Pero el funcionamiento de estos sistemas es intermitente y esporádico debido a los altos costos del combustible.

En los centros urbanos más complejos, como Buenaventura o Tumaco, la tipología dominante en la vivienda y en las construcciones destinadas a los equipamientos y servicios estatales y privados obedece más a los parámetros de las ciudades del interior del país que a los modelos adoptados en las aldeas.

En esas ciudades, la vivienda de tipo tradicional en madera, que tiene en las aldeas y áreas rurales un carácter estable y un cierto prestigio social, se convierte en vivienda de tipo provisional; en la mayoría de casos su dueño la construye como albergue transitorio, mientas logra levantar una casa “en material”.

Vivienda de tipo moderno en Quibdó.

Page 48: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

9392

Centro urbano menor / Nuquí

Según sistema constructivo: MODERNA

Materiales

Estructura muros en ladrillo

Cubierta asbesto cemento

Cerramiento muros en ladrillo, contrapiso en concreto

Acabados repello, cerámica, baldosas, pintura

TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA URBANA

Área urbana de Nuquí.

Vivienda moderna.

Tumaco. Viviendas diseñadas por Fernando Martínez Sanabria. Plan Piloto para la nueva ciudad de Tumaco, 1948.

Page 49: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

9594

CONCLUSIONES

1. Sobre la vivienda rural

Incluye la vivienda dispersa en unidades productivas aisladas, los vecindarios rurales y las aldeas menores. Es muy significativa la persistencia del rancho en palmiche en las áreas rurales, tanto en veredas como en las aldeas, donde se sigue construyendo hoy en día como vivienda estable que reemplaza el trabajadero o como primer hogar de una pareja recién constituida. Sin embargo tan pronto el campesino cuenta con los recursos económicos necesarios edifica una casa en madera aserrada con techo industrial (fibrocemento, metálico).

En el vecindario rural o el núcleo de vereda todas las edificaciones son casas, construcciones con otro destino surgen únicamente cuando del crecimiento demográfico nacen necesidades colectivas, tales como una capillita, un salón comunal o las aulas de una escuela primaria, no obstante su arquitectura poco se distingue de las viviendas. Aunque en muchos casos estos equipamientos son construidos en madera y otros materiales vegetales, manifiestan imposición o reflejo de ideologías que pretenden cambiar la mentalidad y prácticas campesinas.

Barbacoa y paleadera, río Atrato.

Viviendas de tipo moderno en Mallorquín, Huina y Puerto Mutis.

Page 50: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

9796

En los poblados de mayor jerarquía los equipamientos de carácter institucional proporcionados por la Alcaldía Municipal se convierten en factor de cambio tecnológico y formal, dando respuesta a las aspiraciones de progreso de los moradores y a intereses externos a la comunidad originaria.

La casa tradicional en madera adquirió un cierto prestigio social y se construye para durar varios años; no obstante la tendencia actual es su sustitución progresiva por construcciones que em-plean bloques de cemento fabricados en el sitio o ladrillos cocidos. Factores como la durabilidad de la vivienda, la exigencia de man-tenimiento permanente, la creciente escasez relativa de maderas finas originada en la explotación comercial y el significado de éxito económico y símbolo de desarrollo o progreso que ha adquirido la casa en material hacen que tener esta última se convierta una aspiración legítima de las familias nativas. De tal manera que a medida que se hace más complejo un asentamiento va desapare-ciendo la construcción tradicional, para dar paso a la construcción de tipo moderno.

La modernización de la casa va acompañada de acciones de saneamiento básico en los predios familiares, tales como la instalación de sanitarios con desagüe a pozos sépticos, la provisión de agua a domicilio mediante un acueducto y la construcción de alcantarillados colectivos rudimentarios. Con estas mejoras se transforma la costumbre atávica de bañarse, lavar la loza y la ropa en el río o la quebrada, labores que se trasladan a la paleadera, donde también se desplaza la usual tertulia de las mujeres en el río.

Estos cambios han estado articulados a transformaciones en la morfología general de los asentamientos, su mosaico predial y el entorno natural, que corresponden tanto a transformaciones de la base económica de los poblados como a mutaciones en la sociedad campesina original.

Lo anterior significa que en las aldeas típicas el abanico tipológico de la vivienda es proporcional al grado de diversificación y complejidad de la sociedad.

Los principales factores de cambio registrados son:

» La vinculación de los moradores de un caserío a la economía de mercado por medio de la venta de excedentes de la producción agrícola y pesquera.

» La diversificación del abanico sociolaboral con un incremento de las actividades del sector terciario correspondiente a los servicios estatales, el comercio menor y al detal, y el turismo centrado en la hotelería de bajo costo.

» El mejoramiento de los medios de transporte y comunicación con las regiones vecinas y el interior del país.

» La emigración de la población joven hacia las grandes ciudades en busca de mejores oportunidades de trabajo y estudio, su retorno después de una experiencia urbana donde experimentaron formas de habitar distintas, los movimientos pendulares que se establecen entre las cabeceras urbanas y su área de influencia inmediata.

» Las aspiraciones de las familias que, según sus ingresos y estatus social, desean tener una casa mejor y más durable, más resistente a la humedad, al paso del tiempo y ataques de insectos y hongos.

» La ideología dominante que a través de programas y proyectos estatales y de organizaciones no gubernamentales induce en las comunidades locales cambios de tipo cultural que afectan sus modos de habitar y construir.

» Factores de localización geográfica que propician o fre-nan la introducción de materiales y sistemas construc-tivos modernos.Vivienda en el Atrato.

Page 51: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

9998

2. Sobre la vivienda urbana

La vivienda urbana integra desde centros urbanos menores (cabeceras de municipio, polos de cuenca o comarca) hasta los polos regionales, que son las ciudades más importantes.

La mayoría de los principales centros urbanos y cabeceras de municipio se originaron a orillas del mar o en las riberas de un río o estero y en su proceso de evolución física vivieron la evolución arquitectónica y tecnológica descrita. Las primeras manifestaciones de la tecnología moderna datan de principios del siglo XX y se introdujeron en obras públicas, puertos y edificios institucionales. Luego siguieron las casas de la élite local conformada por comerciantes enriquecidos, unos hoteles localizados en la calle principal, del comercio. Mientras tanto, la vivienda popular mantuvo la tecnología anterior, que se expandió en las zonas de bajamar y en las orillas de los ríos y quebradas que fueron afectados por procesos de ocupación ilegal, individual o colectiva, construcción de vivienda pirata (sin permiso o aprobación de las autoridades locales) en terrenos periféricos.

Actualmente domina la tecnología moderna, perduran algunas de las casas prestigiosas en madera que fueron construidas en la primera mitad del siglo pasado que Robert West identificó como la casa española en “Las tierras bajas del Pacífico colombiano” (1957). Hoy en día casi todas fueron abandonadas por sus propietarios originales y afrontan procesos de deterioro o cambiaron de uso.

Por otra parte, la ocupación de los bordes de ríos (zonas inundables) y zonas de bajamar por la población urbana más pobre solo se puede hacer recurriendo a la vivienda levantada sobre pilotes. Entonces se reproduce la casa rural, aunque en unas condiciones muy distintas y desfavorables que la convierten en una vivienda provisional y de mala calidad, que en muchos casos constituye el primer albergue urbano de una familia que ha migrado de las áreas rurales, o es la primera vivienda de una pareja recientemente conformada. Este rancho urbano puede evolucionar y convertirse en una casa de madera del tipo tradicional, incluso en dos pisos y con balcones adornados, pero está amenazada y condenada a desaparecer por asentarse en “zonas consideradas de alto riesgo”.

En los barrios periféricos de origen reciente y en las zonas aledañas al centro representativo y de servicios, las viviendas son muy semejantes a las que se construyen en cualquier ciudad colombiana mediante procesos de autoconstrucción y progresividad de la casa. Los mismos procesos de edificación y materiales, con iguales resultados en la tipología, aunque en un contexto social muy distinto y en un contexto físico-espacial con grandes deficiencias de servicios y equipamientos.

Vivienda en Quibdó.Quibdó. Persistencia de la casa prestigiosa en madera.

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101100

3. Sobre las moradas y el patrimonio construido

En cuanto a las rupturas y persistencias en la arquitectura y el urbanismo como expresiones culturales de las comunidades del Pacífico, podemos afirmar que los elementos más representativos y con mayor autenticidad se encuentran en los hábitats rurales y los pequeños centros urbanos, donde la arquitectura de la vivienda (doméstica o “no monumental”) se manifiesta como un patrimonio y memoria colectiva que forman parte esencial de la identidad cultural.

En las veredas y villorrios, distintos prototipos formales y constructivos manifiestan la persistencia del modelo tecnológico heredado de las comunidades aborígenes, y su hibridación con las formas y sistemas tecnológicos importados. En las aldeas parentales típicas sobresale la hegemonía de la vivienda tradicional en maderas aserradas, mientras que en las aldeas y centros urbanos incipientes que influyen amplios territorios rurales, unos factores de cambio de origen externo inducen la sustitución de la construcción endógena con materiales del lugar poco transformados por modalidades artesanales de tipo moderno y con un uso intensivo de materiales de procedencia industrial.

Estas variaciones tecnológicas y formales se articulan a mutaciones en la estructura y morfología general de los asentamientos, que resultan del paso de una categoría sencilla de hábitat a otra más compleja. Destacan asimismo los estrechos nexos que tienen los cambios tecnológicos con las transformaciones de orden social, económico y cultural que van operando en las comunidades aldeanas.

En los pequeños centros urbanos que actúan como cabeceras de un municipio, por ejemplo Nuquí o Puerto Mutis, domina la cons-trucción con materiales modernos, aunque persiste como modelo de transición la casa en madera sobre losa y no se ha descarta-do el rancho rudimentario en palmiche, aunque este adquiera el carácter de tugurio. En estos hábitats de transición rural-urbano y parental-individual, coexisten en el espacio residencial grupos sociales distintos, muchas veces con aportes de población inmi-grante mestiza, y en muchas ocasiones la diferenciación social se afianza en las diferencias étnicas.

Por otra parte, en las primeras fases de estructuración de la aldea parental las modalidades de acceso al espacio productivo y residencial (la parcela y la casa) se circunscriben al trabajo correspondiente a los primeros desmontes, la herencia y cesión por familiares y vecinos o compadres; pasando el tiempo y configurándose un pequeño centro de servicios, las formas de adquisición de la vivienda (solares y casas) se vinculan al sistema de mercado del suelo. Se practica entonces la compraventa de lotes de tipo urbano, con pequeñas dimensiones que expulsan los cultivos, y surge el alquiler de casas y cuartos para responder a una nueva demanda de vivienda planteada por personas foráneas y sin vínculos parentales con los moradores originales.

Creciendo y diversificándose socialmente el asentamiento hu-mano, puede surgir la ocupación ilegal de predios como expresión de contradicciones sociales y de una diferenciación socioeconómi-ca con presencia de un sector social sin arraigo y sin recursos para adquirir un terreno para construir su vivienda.

En las ciudades principales y en las metrópolis regionales, los trazados urbanos y la arquitectura de la vivienda de los barrios y sectores urbanos donde se aloja la población que emigró de los campos responden sobre todo a las condiciones de marginalidad del conjunto de los sectores populares urbanos con respecto al consumo y al acceso a la vivienda. Igualmente, las maneras de edificar la vivienda se asimilan a los procesos típicos de la autoconstrucción urbana.

El traslado, voluntario o forzado, desde el hábitat rural separa a los emigrantes de sus medios naturales de producción del albergue. Se produce una ruptura drástica con los modelos tradicionales de acceso al suelo residencial de construcción de la morada familiar. El inmigrante recién llegado, que en la aldea parental era integrante conocido y beneficiario de una sociedad

Vivienda palafítica: esquema y casa en transición a moderna en el río Mallorquín, Buenaventura.

Page 53: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

102

solidaria, se convierte en la ciudad en un individuo anónimo y desubicado en un ámbito hostil donde todo se compra. Su nuevo hábitat hogareño refleja con bastante fidelidad su capacidad (o su incapacidad) de ingreso e integración a la economía monetaria urbana.

Por otra parte, las oleadas cíclicas de desterrados que llegan a la ciudad expulsados a la fuerza y con las armas o amenazas de sus parcelas productivas y poblados producen nuevas situaciones:

» “Desterritorializados”, huyendo para salvar sus vidas, des-poseídos de sus medios de subsistencia y atemorizados, los mal llamados “desplazados” se ven obligados a acomodarse en muy precarias condiciones en hábitats urbanos hostiles a sus costumbres y concepciones espaciales. Son conside-rados —y se consideran— , como moradores en tránsito, como habitantes temporales que tienen la esperanza regre-sar a sus lugares de origen. Además, aquellos pobladores arraigados desde tiempo atrás en los lugares donde se refu-gian los miran como un peligro potencial.

» Rotos los vínculos con sus espacios vitales, perdido el apoyo que da la solidaridad colectiva y familiar, quebrado su ámbito cultural y social, y sin posibilidades laborales, las familias de desplazados no logran (y en muchos casos tampoco lo desean) integrarse a la vida y cultura urbana.

» Marginados en barrios de baja calidad habitacional, en medio de múltiples contradicciones con su nuevo entorno construido, y con la esperanza permanente del retorno, su subsistencia en la ciudad se vuelve muy incierta.

Se presenta a continuación una síntesis gráfica sobre la tipología de la vivienda rural en el Pacífico y la vivienda urbana en Buenaventura.

Nota al impresorInserto impreso

cara1(Hábitat disperso o

concentrado)

Hábitat deesteros

EN DOS PISOS

Y

Aldea mayor Aldea costera

Centro urbano menorPolo de cuenca

Hábitat disperso -vecindarios rurales

rural

Río o mar

depósito

Aldea lineal

A

A

A(Dos pisos) (Dos pisos)

(Dos pisos)

Río o mar

TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL EN EL PACÍFICO

SIST

EMA

COM

ARCA

L D

EL H

ÁBIT

AT F

LUVI

AL

TIPO AUTÓCTONOTIPO MODERNO

TIPO TRANSICIÓN AUTÓCTONO

A TRADICIONAL

TIPOTRADICIONAL

TIPO TRANSICIÓN TRADICIONAL A MODERNA

Área de estudio

SECTOR 4Vivienda de Tipo moderno

TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA POPULAR URBANA EN BUENAVENTURA

SECTOR 1 VIVIENDA PALAFÍTICA

SECTOR 2 VIENDA PALAFÍTICADE BORDE Y CALLES URBANAS

SECTOR 3 Y 4VIVIENDA DE TIPO MODERNO

CORTE GENERALSin Escala

SECTOR 1Vivienda Palafítica

SECTOR 2Vivienda Palafítica de Borde y Calles Urbanas

SECTOR 3Vivienda de Tipo moderno

Page 54: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

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Barbacoa y paleadera en Huina, Bahía Solano.

Nota al impresorInserto impreso

cara2

(Hábitat disperso oconcentrado)

Hábitat deesteros

EN DOS PISOS

Y

Aldea mayorAldea costera

Centro urbano menorPolo de cuenca

Hábitat disperso -vecindarios rurales

rural

Río o mar

depósito

Aldea lineal

A

A

A(Dos pisos)(Dos pisos)

(Dos pisos)

Río o mar

TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA RURAL EN EL PACÍFICO

SISTEMA CO

MARCAL D

EL HÁBITAT FLUVIAL

TIPO AUTÓCTONOTIPO MODERNO

TIPO TRANSICIÓN AUTÓCTONO

A TRADICIONAL

TIPOTRADICIONAL

TIPO TRANSICIÓN TRADICIONAL A MODERNA

Área de estudio

SECTOR 4Vivienda de Tipo moderno

TIPOLOGÍA DE LA VIVIENDA POPULAR URBANA EN BUENAVENTURA

SECTOR 1 VIVIENDA PALAFÍTICA

SECTOR 2 VIENDA PALAFÍTICADE BORDE Y CALLES URBANAS

SECTOR 3 Y 4VIVIENDA DE TIPO MODERNO

CORTE GENERALSin Escala

SECTOR 1Vivienda Palafítica

SECTOR 2Vivienda Palafítica de Borde y Calles Urbanas

SECTOR 3Vivienda de Tipo moderno Vivienda de las zonas de

bajamar en Buenaventura.

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CAPÍTULO 2

Page 56: Vivienda y arquitectura tradicional en el Pacífico Colombiano.

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CATÁLOGO DE LA IMAGINACIÓN CREATIVA

En los diferentes recorridos por los ríos y costas del Litoral Pacífico se evidencia fácilmente el peso que tienen los

elementos naturales en la concepción y el tratamiento de la vivienda tradicional. Durante el proceso de construcción y en las acciones posteriores que realiza para mejorarla y hacerla más agradable, su propietario y constructor está obligado a enfrentar tres elementos naturales:

» El aire y la brisa

» El sol y la sombra.

» La lluvia.

» A la necesidad de aire y brisa en la casa corresponden búsquedas para lograr su ventilación. La captación y control de la luz y calor del sol aseguran la iluminación y el calentamiento de la vivienda en las temporadas y días más húmedos. La lluvia es benéfica para los cultivos y proporciona agua para el consumo doméstico, sin embargo es un factor de deterioro de las maderas y materiales de construcción.

» Las necesidades de ventilación, iluminación y protección de las moradas son imperativos que se resuelven a partir de la posibilidad de consecución de los elementos que permiten solucionarlos, pero también interviene la misma capacidad del hombre en términos de la destreza manual, los conoci-mientos técnicos y el saber empírico.

» Por último, en las respuestas encontradas se manifiestan su sensibilidad artística, su imaginación y creatividad. La articulación de estos elementos concluye en muchos casos en un producto estético. El resultado es una casa más hermosa, que hace la vida más agradable y saludable.

Resumido, el esquema sería el siguiente:

Manejo de elementos de ventilación, iluminación y protección de las maderas en la vivienda autóctona, tradicional y moderna

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Elemento natural Necesidad Producto

arquitectónicoExpresión estética

AireVentilación (celosías y

calados) Forma y diseño

Combinación de motivos geométricos

Sol Iluminación y calorVanos, ventanas, puertas y

tragalucesForma, ubicación

Lluvia Protección de la construcción Pinturas

Cromatismo en fachada, combinación de formas geométricas

y colores

El desarrollo teórico de este boceto tiene implícitos unos postulados muy claros, que no resulta pertinente desplegar aquí:

de las actividades económicas en un caserío, particularmente la presencia de cantinas, tiendas, graneros y misceláneas, y del establecimiento de algunos servicios estatales de nivel municipal, como colegio de bachillerato o unidad educativa, alcaldía, Oficina de teléfonos (Telecom), puesto de malaria, entre los más comunes.

Por tanto, los efectos de la imaginación creativa en la cons-trucción de la casa se registran en mayor grado en poblados que presentan el mayor desarrollo y diversificación socioproductiva y física, generalmente pequeñas cabeceras municipales.

En contraste, el interior de la vivienda se destaca por una escasa decoración. En las salas y alcobas se cuelgan de la pared relojes de un mismo modelo, falsos gobelinos que llevan los cacharreros antioqueños trashumantes y que adquieren las familias de mayor prestigio, uno que otro certificado de aprobación del año escolar o del bachillerato, fotografías del estudiante y de su grado, a veces la foto del abuelo o la abuela. En contraste, en las cocinas de mejor calidad arquitectónica destacan la abundancia y el colorido de los utensilios de cocina, plásticos y metálicos, y en las más precarias las ollas brillantes colgadas en la pared.

Múltiples ejemplos que reúnen desde vanos muy sencillos hasta sofisticadas combinaciones de dibujos en madera y pinturas de colores, con posibilidades ilimitadas de elaboración y combinación, atestiguan la riqueza estética, la infinita variedad de las formas y modalidades de expresión, y la extensa imaginación creativa de los moradores de las aldeas del Atrato Medio y otras zonas de la región Pacífica.

» La inmensa capacidad de los hombres para superar lo meramente útil de un objeto de uso diario, introducir sensibilidad y por medio del sentido estético elevarlo a la categoría de obra artística.

» Las relaciones entre la sensibilidad individual y la expresión artística frente a las posibilidades y exigencias más triviales o elementales de la vida material.

» El soporte que encuentra toda cultura en el nivel tecnológico alcanzando, el apoyo que le proporcionan los medios disponibles y la retroalimentación constante de las prácticas de la vida diaria.

Rejillas, calados, barandas, puertas y ventanas decoradas son prácticamente los únicos elementos ornamentales de la arquitec-tura doméstica de la vivienda propia del Pacífico, y se asocian a las posibilidades tecnológicas que proporciona al constructor el empleo de tablas cepilladas y achaflanadas y de pinturas de origen industrial. Sin embargo, en muchos casos para adornar la fachada el campesino emplea latas de guadua, palos redondos, cañabrava, o cualquier pedazo de tabla sin trabajar, con lo cual logra producir unos efectos estéticos y formales sorprendentes.

Desde otro punto de vista, las casas de una o dos plantas ornamentadas con juegos de colores o barandas y rejillas de ventilación que adornan profusamente las fachadas toman importancia en la medida en que se mejora la vivienda y crecen los ingresos de sus moradores, expresan espacial y formalmente las diferencias laborales y sociales que produce la diversificación

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Muestra de calados y rejillas ornamentales, Atrato Medio, 1988.

Vivienda rural, corregimiento de Zacarías en Buenaventura.Fotografía cedida por Juan Carlos Dávila.

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Casa nueva, Charambirá.Programa CITCE.

Salón comunal en Charambirá.Programa CITCE.

Calados en viviendas de Buenaventura. Fotografías cedidas por Juan Carlos Dávila.

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Carpinteros elaborando una pared interior, Huina.

Interior de capilla en Cupica.

Abundancia y brillo, elemento ornamental de la cocina.

Vivienda en Napipí, río Atrato.

Vivienda moderna, Quibdó.

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CAPÍTULO 3

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EL PATRIMONIO URBANO EN LAS ALDEAS DEL PACÍFICO

Elementos del patrimonio urbano en las aldeas del Pacífico

“Entre las manifestaciones que constituyen el Patrimonio Cultural se encuentran el paisaje, sus elementos, su ritmo

y equilibrio; lo musical, oral y literario; los bienes muebles, las bellas artes, los utensilios y objetos creados por la mano y mente del hombre; las costumbres, mitos, ritos y lo lúdico en la sociedad y sus grupos; vestigios arqueológicos, prehistóricos o históricos; y los elementos o espacios construidos por el hombre, surgidos siempre con la doble y simultánea condición de satisfacer una necesidad y de expresar unos ideales y aspiraciones, elementos que van desde lo arquitectónico hasta lo urbano” (Política cultural para Centros Históricos y el Patrimonio Inmueble, documento de Colcultura-PNUD. Bogotá, junio de 1990).

Por su parte la UNESCO define la cultura como “el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ello engloba, además de las letras y las artes, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.

Aquí trataremos de sintetizar unos elementos que podemos considerar como integrantes del Patrimonio Inmueble en los poblados y centros urbanos menores del Pacífico colombiano. El paisaje selvático en el cual se desarrollan es componente primordial e inseparable de los hábitats aldeanos típicos y constituye el patrimonio ambiental y paisajístico.

El modelo de organización espacial de las aldeas y las distintas manifestaciones arquitectónicas de la vivienda edificada con materiales vegetales extraídos de la selva cercana o con maderas aserradas son expresiones auténticas del patrimonio cultural de los afrodescendientes. Responden a concepciones y prácticas arraigadas sobre los modos de habitar y de construir en medio de la selva húmeda tropical usando los recursos que esta proporciona y de acuerdo con las costumbres familiares y colectivas.

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No obstante, hasta ahora solo han sido reconocidos o identificados como Patrimonio Inmueble (nacional o local) algunas iglesias, capillas, escuelas y edificios de uso institucional que representan ideas e intereses externos y de cierta manera extraños para el pensamiento y los hábitos de las comunidades locales.

ORDENAMIENTO ESPACIAL

1. La simbiosis entre espacio natural y espacio construido es un elemento de identidad en la vivienda rural del Pacífico. La creación y evolución del caserío primario se relacionan estrechamente con la presencia dominante del agua (río/agua dulce, mar/aguasal y lluvia); esta característica es destacable como elemento cultural del hábitat en general y del espacio residencial en particular.

El caserío típico puede surgir y crecer rápidamente y desapa-recer de la misma manera pues su localización “de orilla” lo hace muy vulnerable con respecto a las crecientes cíclicas, la erosión del suelo, avalanchas y terremotos.

Las primeras viviendas se instalan en un sitio protegido y alto dejando un amplio espacio para configurar la calle única y alejarse del río o del estero. Inicialmente el pueblo crece mediante el relleno de los aislamientos y espacios libres entre las casas, luego se desdobla en una segunda calle paralela y aparecen senderos perpendiculares, y posteriormente se conforma un trazado reticular basado en pequeñas manzanas.

Primera calle en Mallorquín.Papayal, costa de Buenaventura.

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2. Elemento vital para el desarrollo físico-espacial y social de los caseríos son los vínculos de parentesco consanguíneo o ritual. Estos fomentan la solidaridad de los vecinos para realizar las distintas actividades productivas (agricultura de pancoger, pesca y minería, recolección) y hacer frente a las adversidades familiares y eventos naturales.

El vecindario de parientes se origina en el asiento de desmonte, cuando el primer poblador ofrece a un pariente compartir el lugar y se genera un hábitat productivo bifamiliar, unos años más tarde los hijos e hijas constituyen hogares y al lado de la vivienda de la pareja pionera se van levantando las casas de los descendientes. El régimen de tenencia de la tierra basado en la apropiación por medio del trabajo y su trasmisión a través de la herencia, que se hace generalmente “en vida”, la cesión y el usufructo aseguran a los nuevos hogares la obtención de parcelas o tallos para cultivar y de solares para construir casas1. Tres o cuatro generaciones después la morfología de la aldea típica expresa una familia ampliada que se multiplicó y albergó los herederos mediante la partición de los predios selváticos originales, distinguiéndose varios de estos vecindarios parentales.

1. Régimen que fue reconocido por la Ley 70 y las titulaciones colectivas posteriores, sin embargo hoy en día se encuentra cuestionado por el denominado “conflicto armado” y los intereses económicos de la industria y otros agentes externos.

Crece este vecindario al ritmo de la multiplicación de la progenie y de los hogares consanguíneos con aportes de cónyuges foráneos y se apoya económicamente en una producción de tipo doméstico destinada al consumo familiar. (Distintos trabajos de Gilma Mosquera y Jacques Aprile-Gniset anotados en la Bibliografía.)

En la aldea, con frecuencia las agrupaciones de parientes se distribuyen alrededor de un espacio libre de uso común, o ambos lados de una calle o sendero.

En los centros urbanos las condiciones de acceso a la vivienda popular dificultan la configuración del vecindario parental, no obstante se identificaron algunos en Buenaventura, Tumaco o Quibdó. Además los vínculos familiares y la solidaridad tradicional de vecinos y familiares se manifiestan en la presencia de redes de apoyo entre parientes y coterráneos.

Calle y terraplén, Amaya, río Atrato. Vecindario Rivas, Huina.

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El modelo de organización de la aldea lineal, fluvial o marítima, integra tres zonas claramente diferenciadas:

a) La zona pública estructurada por el talud y la explanada o calle. Su ancho corriente es de unos 20 metros.

b) La zona de dominio privado familiar, configurada por la hilera de casas con sus cocinas y paleaderas, incluyendo los aislamientos, y “patios” posteriores y delanteros, puede sumar otros 20 metros de ancho. Estos patios consisten en un espacio de actividades ubicado dentro del solar, libre, limpio y adyacente a la casa, y que se usa para ejecutar distintas labores domésticas, elevar una barbacoa o azotea, criar las gallinas y eventualmente sembrar unas plantas y flores ornamentales. En unos casos un aislamiento lateral suficientemente ancho cumple estas funciones.

c) Detrás de las viviendas y sus patios traseros, corre una franja de posesión familiar pero de libre tránsito para los vecinos, donde se encuentran los gallineros, huertas y cultivos de plátano y frutales, que alcanza otros 20 metros.

3. La casa y el solar se consideran como bienes de uso. Este concepto se mantiene mientras no cambia la estructura económica y la composición social de la aldea. La comunidad en general respeta la propiedad-posesión de sus vecinos y parientes, por lo que no se requieren linderos físicos para demarcarla.

Primando los intereses colectivos sobre los individuales, las áreas libres de beneficio comunal son muy generosas, dándole al hábitat residencial un carácter de espacio compartido colectivamente.

Reparto social del espacio aldeanoEspacio público en la aldea de

Huina, Bahía Solano.

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TIPOLOGÍA DE LOS ESPACIOS LIBRES DE USO COLECTIVO

La jerarquía, cantidad y tipos del espacio público existentes en un determinado poblado o aldea dependen de su categoría. Pueden ser provisionales, permanentes o complejos; se agregan unas calles internas paralelas al malecón, y unos caminos y calles transversales. Puede aparecer una caseta para venta de gasolina y una tienda o cantina.

1. La calle del terraplén y el talud del río o la playa

La calle de la aldea ribereña constituye un espacio fundamental en todos los aconteceres de la vida cotidiana, es el eje de todas las relaciones sociales y se convierte en patrimonio colectivo. Todos los moradores tienen acceso al río o al mar a través del talud o la playa. Allí se realizan distintos oficios domésticos, para lo cual se adecuan diversos espacios: lavaderos de ropa y ollas, casetas sanitarias flotantes de uso colectivo, caseta o kiosco comunal, puerto de canoas, aserradero, entre otros.

La calle del pueblo en hilera domina el paisaje, es el espacio predilecto para el encuentro, el descanso después del trabajo y los eventos colectivos. Está arborizada con distintos frutales y plantas nativas, y bajo aquellos árboles más frondosos se adecuan con bancas unos sitios especiales para el juego de dominó y la tertulia. Se utiliza asimismo para actividades ligadas a la economía agrícola que requieren espacios abiertos: secado de arroz y de pescado salado para el consumo hogareño y local o la comercialización en los centros urbanos próximos, labrado de canoas, aserrado y otros oficios artesanales.

El talud que desciende al río es modificado constantemente por los efectos de la lluvia, las inundaciones y los periodos secos. Dependiendo del comportamiento de estos factores ambientales y climáticos, es amplio o estrecho, se “deshace” o desaparece en unos tramos. Es el lugar de mayor concentración de las labores femeninas de lavado y aseo de utensilios de cocina y mesa, del baño y el sanitario flotante de uso colectivo o familiar, hasta que se instala un acueducto con distribución a cada casa. Es espacio lúdico para los niños y jóvenes, lugar de llegada y salida pues anexos funcionan puertos de canoas; a veces llegan barcos de cabotaje.

2. La plaza o plazoleta principal

Casi siempre se abre sobre el frente del caserío y es de tamaño reducido (unos 30 x 30 metros), no presenta un tratamiento del suelo, ni elementos formales o un amoblamiento espacial que la diferencien del resto de espacios libres de uso colectivo. Raramente sirve para el mercado semanal, el comercio, o a la representación del poder estatal o religioso; por el contrario su carácter es modesto.

Está delimitada por casas en su mayoría de un solo piso, y por edificaciones sencillas que alojan algunos servicios administrati-vos, de salud, educación primaria o secundaria, aunque en nume-rosos casos estos se extienden a otras zonas del asentamiento con mejores condiciones para su funcionamiento. Es posible que en muchos poblados la existencia de la plaza obedezca a la repro-ducción sin convicción de una práctica urbana acostumbrada en otros lugares.

3. Las plazoletas

Corresponden a pequeñas áreas libres que fueron definidas como de uso público, y que respetadas por los vecinos adquirieron un carácter permanente. Frecuentemente acompañan una escuela o edificación institucional, una caseta o un kiosco para reuniones y eventos de la comunidad. A veces estas placitas se configuran como una prolongación de la plaza principal. En unos ocasiones se construyó un piso duro con cemento, que es aprovechado para el secado de arroz y otros granos en tiempos de cosecha.

Ocasionalmente, unos solares o lotes vacíos pertenecientes a una familia operan como espacios públicos, donde los vecinos más cercanos instalan barbacoas de hierbas aromáticas y medicinales y tendederos de ropa, cortan leña, labran canoas o asierran tablas.

4. Espacios libres semipúblicos o de vecindario

Corresponden a terrenos sin ocupar en los vecindarios parentales. Juegan un papel importante en la cohesión del grupo familiar ampliado y la habitual solidaridad para la crianza de los niños. Los constituyen unos solares sin construir, convertidos por acuerdos mutuos y costumbres en lugares de circulación entre casas, o en pequeñas plazoletas donde las mujeres y los niños realizan algunas de las labores cotidianas de la vida doméstica.

Plazoleta y patio de vecindarios parentales en Huina, Bahía Solano.

Primera calle de las aldeas.

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En ocasiones de fiestas o velorios reciben a la parentela y amigos que llegan desde distintos puntos del río. Aunque no se encuentran delimitados con cercas, y aparentemente están abiertos a todos los moradores del poblado, se reconoce el dominio del grupo parental sobre ellos, y pasa a ser una especie de “indiviso” o “comunero”. De tal manera que la colectividad aldeana acepta tácitamente una cierta restricción para su disfrute.

5. Calles y senderos y aislamientos entre viviendas

En las primeras fases de desarrollo de los hábitats concentrados, las calles y senderos consisten en espacios herbosos y sin obras de adecuación que se inundan cuando crece el río. Los moradores levantan pasarelas en madera y puentecitos que son sustituidos por elementos en concreto con ayuda de las administraciones municipales y otras instituciones. Los aislamientos entre casas dan paso a nuevas viviendas de frente estrecho, o a ampliaciones de las existentes, lo que deja unos senderos muy exiguos, donde no puede penetrar el sol, y que se convierten en corredores lodosos, focos de mosquitos y plagas, y en basureros y orinales para los hombres.

6. Espacios libres de posesión privada y disfrute colectivo

Se incluyen en esta categoría los aislamientos amplios entre viviendas y unas franjas laterales y posteriores de los solares fa-miliares que las costumbres convierten en zonas para circular y adquieren el estatus de vía pública, lo mismo que los predios sin construir que los vecinos usan libremente para las actividades do-mésticas y productivas ya señaladas. Con la conformación de man-zanas en los asentamientos más complejos, esta categoría de espacios libres tiende a desaparecer cuando crece el poblado y se configuran un trazado reticular con manzanas.

Vale la pena señalar aquí que los vínculos consanguíneos y de amistad o compadrazgo que mantienen los moradores evitan los conflictos que podrían originarse en esta ambigüedad (o indefinición) en la propiedad y utilidad de un espacio. No obstante, el proceso de configuración de los espacios libres de uso público no está exento de conflictos e intereses particulares. Por ejemplo, unos vecinos que realizan una actividad comercial, como la venta de gasolina o el acopio y distribución de productos agrícolas, que exige una relación espacial directa con el río, construyen sobre el terraplén y el talud, ocupando lugares que antes eran de disfrute colectivo, desconociendo así las normas consuetudinarias.

LOS ESPACIOS PÚBLICOS CONSTRUIDOS

Los cobertizos de uso comunitario, espacios cubiertos y sin ce-rramientos son muy importantes en las celebraciones religiosas, las fiestas patronales y las asambleas para tratar asuntos de inte-rés para todos los habitantes del pueblo, es decir una especie de auditorios rústicos. Excepcionalmente los vecinos usan la cubier-ta para recoger aguas lluvias.

En todos los caseríos y aldeas, los equipamientos comunales son marcadamente escasos y precarios. Se van construyendo len-tamente durante años, de tal manera que no es raro encontrar unos muy deteriorados, generalmente por falta de mantenimien-to, al lado de otros nuevos o aún en proceso de edificación.

Por otra parte, tanto las condiciones geográficas y ambientales (topografía, suelos, régimen de lluvias, crecientes del río, escollos naturales, etc.), como la misma trayectoria espacial de los case-ríos y sus posibilidades de expansión, generan una dispersión te-rritorial irracional de las construcciones dedicadas a la prestación de los servicios básicos de salud, educación, y administración y control. Únicamente en algunos casos se produjo un bloque de equipamientos agrupados alrededor de un espacio abierto o plaza.

La respuesta a la creciente necesidad de equipamientos colectivos que es inherente al crecimiento demográfico y espacial de los poblados va ocupando los lotes disponibles y en muchos casos las áreas libres de vocación y utilidad social. No es raro por ejemplo que una escuela, un puesto de salud o un centro comunitario se tome la plaza principal, parte de esta, o una plazoleta.

El listado siguiente indica los servicios más frecuentes en los caseríos.

» Inspección de Policía. » Escuela primaria oficial, o concentración escolar. » Kiosco de reuniones o caseta. » Puesto de atención de malaria. » Puesto o centro de salud. » Centro de atención integral al preescolar de Bienestar

Familiar (CAIP).

Aldea Punta Bonita, río Cajambre.

Río Beté, Atrato.

Quibdó.

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» Capilla. » Caseta para la planta eléctrica. » Casas de pasaje o de la comunidad. » Centro de acopio agrícola. » Cobertizo de uso múltiple. A veces con tanques para la

recolección de aguas lluvias. » Casetas para sanitarios y lavaderos flotantes. » Cancha de deportes. » Parquecito infantil.

Resumiendo, la configuración del espacio público en las aldeas del Atrato, al igual que en otras zonas del Chocó Biogeográfico, surge de las prácticas cotidianas que les imprimen a determinados espacios o lugares una vocación y uso colectivos. Estos atributos se consolidan con el reconocimiento —expreso o tácito— de la comunidad, y se convierten en tradiciones que orientan el reparto del suelo urbano-aldeano. Entonces, cuando un grupo de vecinos asentado en una vereda rural decide hacer pueblo, las replica y toma como modelo de ordenamiento espacial, y las aplica a manera de códigos de uso y manejo del espacio residencial privativo y del espacio público.

Las características ideales de implantación y desarrollo de los pueblos lineales solo se pueden mantener con un número relativamente bajo de casas, unas 40 o 50. Con el crecimiento demográfico el pueblo-calle se convierte en un asentamiento más complejo que se extiende hacia atrás mediante la conformación de calles paralelas unidas por senderos transversales; la realización de dichas actividades se hace difícil para los moradores que habitan en los lugares más alejados de la orilla.

En los poblados configurados por varias calles organizadas mediante manzanas o su esbozo, la mayoría de habitantes, localizados en las calles posteriores, no pueden gozar de las visuales sobre el cuerpo de agua y para el desarrollo de las actividades domésticas que requieren agua han encontrado formas alternas para su provisión, como son la recolección de aguas lluvias, la excavación de pozos y en muy contados casos la instalación de acueductos sencillos, con redes domiciliarias o sirviendo un espacio de uso colectivo.

La instalación de una llave de agua en la casa, sobre la paleadera (terraza descubierta usada para los “oficios húmedos” que prolonga la cocina sobre el patio de atrás), rompe con el hábito de la tertulia de las mujeres en el río o la quebrada. No obstante, la costumbre de “conversar entre ellas” se traslada a la cocina, la paleadera o un lavadero recién instalado y que a veces tiene dos sitios de trabajo, y se mantiene mientras no se delimite la propiedad con cercos o muros divisorios entre medianeras y patios.

Perdidas las antiguas relaciones directas con el río, estas se quedan en la mente y en el recuerdo de los moradores de las cabeceras rurales como de aquellas generaciones que se instalaron en la ciudad. Pasan a formar parte de los imaginarios, y ocupan un lugar privilegiado en el patrimonio cultural, que se expresa mediante el paseo al río o a la playa más cercanos.

No obstante la nostalgia del pasado entra en clara contradicción con el deseo y la idea de progreso. Por ejemplo las mujeres que residen en las áreas rurales no quieren lavar más en el río o en la quebrada, sueñan con una cocina moderna donde no se cocine con leña y se pueda exhibir la vajilla; y aun los habitantes más viejos y los niños de un pueblo o caserío veredal prefieren la privacidad —y la seguridad— que proporcionan el tener un sanitario en la casa y un lugar para bañarse distinto del río.

Calle de la aldea Mallorquín, Buenaventura.

Ceremonia fúnebre en la playa de Huina, Bahía Solano.

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LOS VECINDARIOS PARENTALES

En las aldeas como en algunos barrios de las principales ciudades del Pacífico se encuentran frecuentemente unas agrupaciones de casas pertenecientes a hogares del mismo grupo o tronco parental, las que se identifican como vecindarios parentales y son una manifestación espacial de los estrechos vínculos que caracterizan el modelo de poblamiento y organización espacial adoptado por las comunidades afrodescendientes tradicionales.

El vecindario parental tiene su origen en la parcela de desmonte, cuando se asientan en el lugar ribereño dos o más familias con vínculos consanguíneos, de amistad o compadrazgo. Y estas familias se multiplican por medio de uniones maritales de los hijos y nietos. Las nuevas casas que albergan los hogares recién constituidos se construyen en un pedazo del predio paterno o materno que es cedido a manera de “herencia en vida”, con el propósito de que la progenie o nueva generación tenga un lugar para vivir y levantar familia, se quede en el sitio y acompañe a los “viejos”.

Vecindario parental de los Potes, río Anchicayá.

Vecindario parental de Calle Larga, río Mallorquín.

1. Zoraida Rentería - Elice Rentería

2. Eustacia Espinosa - José Álvaro Rentería

3. María Cuero - Silvano Rentería

4. María Antonia Rentería

5. Édgar Gamboa - Juana Rentería

6. Francisco Gamboa - María Reyes Angulo

7. Ovidio Rentería

8. Nidia Rentería - Fermín Rentería

9. Elvia Rentería - Manuel Valencia

11. Fidelina Grueso - Pascualino Rentería

APELLIDOS DE LAS PAREJAS

PADRES:

1. Potes - Valencia

HIJOS:

2. Potes - Gamboa

3. Potes - Vidal

4. Potes - Granados

5. Potes - ValenciaVecindario parental río Atrato.

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Griseldina Cuesta, con 78 años en 1988 y dedicada a la crianza de seis nietos huérfanos de madre, nos contó que llegó al lugar “antes de la violencia”, hacia 1940, en compañía de su marido Luis Mariano Salas y de sus primeros hijos. En el paraje conocido como Cabeza de Negro, por medio de “tumbas” sucesivas, la pareja fundó “aguas arriba” su primera finca, una platanera permanente, ubicada en la mitad sur del asentamiento actual.

Posteriormente su hija Idalides se unió con Luis Felipe Delgado, hijo de colonos vecinos. Ambos tumbaron selva sobre el talud en dirección norte, “río abajo”, y en 1961 construyeron allí su primera casa, la cual, en 1988, vetusta y abandonada, distaba cien metros de la de Griseldina.

Durante más de veinte años solo estas dos parejas estuvieron radicadas en el lugar. Luis Felipe recordaba que “no lo acompañó nadie durante más de veinte años [...] y estar trabajando uno solo es muy duro”. Por fin en 1984 logró convencer a Juan de Dios Perea, quien se radicó en el lugar con su familia; en este momento existían sobre el talud tres fincas en hilera, que conformaron un hábitat discontinuo de producción con las respectivas viviendas, construidas a 4 o 5 metros de la orilla.

Entre 1984 y 1987 creció el vecindario rural parental pues llegaron “a formar pueblo” varios familiares de Griseldina que vivían diseminados en parcelas cercanas ubicadas a lo largo del río. En menos de tres años se sumaron al núcleo inicial unas 13 casas.

En 1989 la aldea de los Cuesta-Salas experimentaba una notable prosperidad fundamentada en el cultivo de plátano y arroz. Atraídas por la calidad del asentamiento, 15 familias de la vereda que residían en parcelas regadas a lo largo del río estaban dispuestas a construir su vivienda en el caserío. Este constituía lo que los moradores del Atrato llaman “un pueblo urbanizado”, lo cual significa que las casas estaban dispuestas en hilera continua respetando un paramento normalizado mediante un retroceso aceptado colectivamente.

El trazado orientado por un código impuesto por la comunidad se inició hacia 1985, cuando el grupo pionero acordó prescribir un retroceso de 15 metros desde el talud natural, cuyo respeto garantizaba la protección de las viviendas con respecto a la erosión de la orilla y el embellecimiento del pueblo con una amplia avenida-paseo sobre la ribera.

Vecindarios parentales en Punta Bonita, bocas del río Cajambre.

Al crecer el poblado y asumir el papel de un polo de cuenca o de la cabecera urbana de un municipio, tanto la expansión física como el siempre en aumento número de habitantes y la residencia temporal o permanente de personas foráneas, algunas con funciones administrativas o de servicios estatales y otras comerciantes e intermediarios de la producción campesina, los vecindarios de parientes van perdiendo su identidad. Aparece entonces el concepto de barrio, entendido este como sector diferenciado, ya sea por una característica física o geográfica o por un acontecimiento o hito (La Lomita, La Virgen, etc.).

La Aldea Parental de Cabecinegro en el Atrato Medio

El origen de este pueblo, oficialmente denominado Santa María de Antioquia pero reconocido en el Atrato Medio como Cabecinegro, tipifica el proceso socioespacial seguido por las aldeas de parientes.

A principios de siglo XX llegaron de Condoto los primeros Salas. Derribaron selva a lo largo del río Bebará y hacia 1950 fueron los motores del surgimiento del caserío de Boca de Bebará, localizado en la confluencia de este río con el Atrato. Al mismo tiempo otros familiares exploraron las áreas vecinas y sembraron “colinos” río abajo.

Génesis y evolución de la aldea de Cabecinegro, río Atrato.

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Un censo realizado en 1990 demostró que en cada uno de los hogares de Cabecinegro el jefe o su esposa eran descendiente de los fundadores, con los apellidos Cuesta o Salas. Asimismo, regados los familiares de Griseldina Cuesta en la comarca del Atrato Medio, se constató que en El Tigre dominan también los Cuesta: Hipólito sembrando un platanal hacia 1950, seguido por Lisandro y Fortunato hacia 1960; sus parientes aseguraron que “el caserío arrancó solo hacia 1977”.

Villanueva (Guadualito)

Circunstancias y procesos iguales a los vividos en Cabecinegro se corroboran en el poblado de Guadualito, localizado sobre la margen chocoana del río Atrato e identificado por curas y funcionarios del gobierno como Villanueva. En 1988 este caserío estaba conformado por un corto núcleo de viviendas apoyado sobre una extensa zona de cultivos en pequeñas parcelas ubicadas del otro lado del río. Casimiro Mosquera, que tenía unos 73 años en 1988, aseguró que la primera vivienda del lugar fue construida en un desmonte platanero por sus padres, Víctor Mosquera y Francisca Mosquera, nacidos ambos en el alto Atrato; también señaló que durante su niñez nunca vio allí más de tres casas. Posteriormente los colonos Dioniso Córdoba y Tomasa Mosquera fundaron otro platanal, y de este modo surgió una agrupación o vecindario rural que se extendió con la llegada hacia 1950 de otros cultivadores provenientes del alto Atrato y del San Juan. Los datos examinados evidenciaron que ambas parejas tenían vínculos de parentesco.

Lo cierto es que en estos parajes del río, en el transcurso de cuatro generaciones, se multiplicó el apellido Mosquera, que hoy en día llevan numerosos habitantes del caserío y de la vereda. En los años noventa arribaron refugiados de Santa Cruz y de El Lana, caseríos vecinos destruidos por grandes crecientes del río.

La aldea parental de Huina en la Bahía de Solano

Hacia 1920 llegan a la playa de Huina dos colonos andariegos que, procedentes del Baudó y el San Juan, venían recorriendo la costa: José Ángel Pacheco y Secundino Rivas. Se instalan y construyen sendos ranchos, el uno de planta cuadrada y el otro de planta redonda, pues uno es de origen negro y el otro de origen indígena.

Secundino llega con su esposa, José Ángel se une con una hija de esta. Así se definen dos troncos familiares, de los cuales a medida que los hijos e hijas toman mujer o marido van surgiendo ramajes. En 1987 se distinguen claramente sobre la playa la agrupación de las casas de los Pacheco y la agrupación correspondiente a los Rivas.

1 2

0

Número de personas

Cabecinegro Apellidos Jefes Hogar. 1990

Valoyes

Perea

Delgado

Cuesta Moreno

Arroyo

Robledo

3

De la misma manera y como resultado de procesos similares de poblamiento y configuración de poblados, sobresale la familia Romaña en La Playa de Murrí, los Salas en Boca de Bebará, Moreno en San Miguel, Mosquera en Guadualito, los Mayo en Napipí, etc.

Aldea parental de Cabecinegro, río Atrato, 1990.

Cabecinegro. Apellidos y jefes del hogar, 1990.

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141140

Veinte años después (1989) son varios los vecindarios parentales registrados. Están muy definidos:

» Rivas Bermúdez

» Paneso Rivas

» Pacheco García

» Pacheco Girón

» Girón Zúñiga

Huina. Fragmentación predial de la herencia de Pablo Pacheco, 1970-1997

Hombre

Hermanos

María

Andréa "Cututa"

Eladio

Erenio

Matías

Inocencia

Lucelina (El Valle)

Chutre

Estéfana Tejada(El Valle)

Luciano

Emilia

Toribia

Eugenio Hurtado(Pizarro)Angelina

Secundino Rivas (+1930)Estanislada Valencia (+1936)(Pangui-Nuquí)

Petrona

FUNDADORES

Estanislao

Georgina(El Valle)

Alcides "Cinquito"(Tebada)

PabloCrisanta García(Baudó)

Amalia

José Ángel

Crisanta

Limbanio

Ventura Girón(Cupica)

Secundino

Melanio(El Valle)

Graciela(Curiche)

1

2

3

4Pacheco - Girón

(Cupica)

Otilia Zúñiga(Sivirú)

5Girón - Zúñiga

Reside en otro lugar

Grupo analizado

Mujer

Rivas - Bermúdez

Rivas - PanesoAna Joaquina

"Tía Bobo"

Pacheco - García

(El Cajón, Alto San Juan)

Joaquín Girón

José Chiquito

José Ángel Pacheco(Río Cugucho, Baudó)

Andrés

Paola

Árbol genealógico de Huina, Bahía Solano, 1979.

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143142

Linajes de Huina. Paneso / Rivas, 1998.

Linajes de Huina. Pacheco Girón / Girón Zúñiga, 1998.

PLANO DE HUINA 1905-1920.

1. Casa de José Ángel Pacheco y Petrona.

2. Casa de Secundino Rivas y Estanislada.

PLANO DE HUINA 1930-1940

1. Anacleto Rivas.

2. Estanislada Valencia.

3. Luciano Rivas.

4. Angelina Rivas.

5. Andrés Rivas.

6. Benedicto Rivas.

7. Eloísa Gutiérrez.

8. Estanislao Pacheco.

9. Petrona, Pablo y Crisanta Pacheco .

1

2

Océano Pacífico

Océano Pacífico

Hombre

Reside en otro lugar

Mujer

LUCIANO RIVAS

SECUNDINO RIVAS

ALCIDES PANESO

ALCIDES “Pindonada”

CARMENALBERTO “Minita”

INOCENCIA RIVAS “Tía Bobo”

ESTANISLADA VALENCIA

JOAQUINAGIRÓN

FLORENTINO

Casa A

Casa B

Casa C

FLORENTINO

CELEDONIA

MALEYDA(Capurganá)

JUAN CARLOS

"Cinquito"(Tebada)

Hombre

Reside en otro lugar

Mujer

JOSÉ A. PACHECO

VENTURAGIRÓN(Cupica)

ESTANISLAOPACHECO

PETRO

NEREO JOAQUINA HORACIO “Negro” JAIRO

YENNY(Coquí)

HELDA(Huaca)

JOAQUÍN “Ñoño”

JOAQUÍNGIRÓN “Ulalo”(Cupica)

PETRONA VALENCIA RIVAS

MIGUEL ZÚÑIGAhermano de Otilia

LUZ MARÍA(El Valle)

LUZ (Capurganá)

SANTOSESTANISLAO“Puchungo”

Hermanos

(Sivirú)

Casa A Casa A

Casa B

Casa C

Casa D

Casa B Casa C

OTILIA

(Sivirú)ZÚÑIGA

1 2 34 5 6

7 8 9

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PLANO DE HUINA 1979

1. Linvanio y Graciela.

2. Ulalo y Otilia.

3. Estanislao y Ventura.

4. Amalia y Melanio.

5. Secundino y Maria.

6. Jose Chiquito y Dominga.

7. Eladio.

8. Georgina y Cututa.

9. Erenio y Damiana.

PLANO DE HUINA 1986

1. Abandonada (Perico).

2. Desocupada.

3. Abigail.

4. Genaro (2 Pisos).

5. Desocupada (Bienvenido).

6. Bienvenido (2 Pisos).

7. Florentino.

8. Minota.

9. Chutre.

10. Escuela.

11. En construcción (Matías).

12. Erenio.

13. Eladio.

14. Georgina.

15. Cututa.

16. Toribia.

17. José Chiquito.

18. Secundino.

19. Melanio.

20. Crisanta.

21. Luisa.

22. En construcción (Estanislao).

23. Estanislao.

24. Joaco.

25. Horacio (2 Pisos).

26. Rosa.

27. Clara.

28. Salamanca.

29. Linvanio.

30. Gilma.

31. Cabañas Codechoco.

10. Cinquito y Tía Bobo.

11. Chutre y Eneida.

12. Minota y Joaquina.

13. Joaquín y Delia.

14. Bienvenido y Emilia.

15. Genaro y Bella.

16. Abigail y Celedonia.

17. Perico y Leonor.

18. Putaco.

Océano PacíficoOcéano Pacífico

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147146

Los Vecindarios Parentales Urbanos

En las ciudades y centros urbanos menores se logra identificar vecindarios de parientes. Se reconocen pequeños grupos de vivienda pertenecientes exclusivamente a familias unidas por lazos de parentesco consanguíneo que lograron acomodarse en lotes contiguos o muy cercanos. Es muy corriente encontrarlos en barrios de origen reciente y en sectores consolidados donde está operando un proceso de densificación espontánea que va rellenando calles y manzanas; este se produce con frecuencia mediante la división del predio unifamiliar con el propósito de ceder un pedazo a un miembro de la familia extensa. Estos vecindarios parentales se complementan con redes familiares y de paisanos de apoyo material y afectivo, que se extienden en el conjunto del casco urbano.

En Tumaco distintas historias de vida registradas en 1995 ilustran la reconstrucción del vecindario rural en un contexto urbano. Por ejemplo, Soledad Valencia Landázuri, de sesenta años, vivía con su familia en el barrio “La Comba”.

Nacida en una vereda rural del municipio de Barbacoas, había llegado a la ciudad hacia 1965 con su marido Antonio Quiñones y sus primeros hijos, compraron un lote ubicado en un pasaje de la manzana catastral número 76, donde el esposo construyó una casa de madera sobre losa en concreto; al lado estaban las viviendas de sus familiares Paula Cabezas y Alba Luz Quiñones, mientras que en las cercanías se radicaron otros de sus hijos. En otro callejón del mismo sector urbano se ubicaba la casa de la señora Teolinda Rivas, construida en madera; en una franja del lote original su hija Amparo levantó una vivienda en ladrillo y concreto, y como su hermana Mer-cedes aspiraba a construir posteriormente un segundo piso, le reservó un espacio para una entrada independiente y la es-calera de acceso.

También sobre un estrecho callejón se encontró en un pe-queño predio el vecindario de la familia Cortés, conformado por tres hogares consanguíneos; en una casa de madera vi-vían los padres, ya muy ancianos, con siete hijos e hijas ado-lescentes; una hija que conformó hogar estaba construyendo su vivienda en el patio, en un pedazo de 4 metros de frente, asimismo un hijo varón aspiraba a proceder de igual manera. La señora Tenorio, quien tenía un predio con fachada sobre la calle Padilla, cedió el fondo de su solar a su hijo César Angulo, quien levantó una casa de madera sobre pilotes y con salida a un callejón lateral en L; otras construcciones se fueron pe-gando a su frente quitándole toda posibilidad de iluminación y ventilación, y quedando apenas el espacio de su puerta sobre el callejón.

En otra manzana se formó la agrupación parental de la fa-milia Quiñones, a partir de la subdivisión de un lote heredado de 7 de frente por 16 de fondo, parcelado entre tres familiares. Un lote de 4 metros de frente sobre el callejón, el segundo de 3 metros y el tercero enclavado entre las construcciones vecinas, con acceso por otro callejón.

Situaciones similares se identificaron en diversas manzanas de la Isla, tanto en zona firme como en las franjas de palafito.

En el transcurso de este proyecto se comprobó la reproducción y persistencia de los vecindarios de parientes en el área urbana de Buenaventura.

Callejones de los Quintero. Vecindarios parentales urbanos en Tumaco, 1998.

VECINDARIOS PARENTALES.ALDEA DE HUINA 1998.

1. Rivas Bermúdez.

2. Paneso Rivas.

3. Pacheco García.

4. Pacheco Girón - Girón Zúñiga.

Océano Pacífico

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CAPÍTULO 4

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HÁBITAT Y VIVIENDA EN EL MUNICIPIO DE BUENAVENTURA

SITUACIÓN GENERAL DE LA VIVIENDA EN EL PACÍFICO

Los habitantes de los poblados y de muchos sectores urbanos de la región viven hacinados en casas de mala calidad

constructiva y ambiental, poco confortables y sin equipamiento doméstico. Los servicios de salud, educación o asistencia social a los que pueden acceder presentan serias deficiencias. La mayoría de comunidades rurales carecen de agua potable, a pesar de su localización a orillas de ríos caudalosos o quebradas importantes; en las principales poblaciones y ciudades son muy deficientes o escasos los servicios públicos de alcantarillado, acueducto, recolección y tratamiento de residuos sólidos. En estas condiciones, la población rural y urbana utiliza los cuerpos de agua como sanitarios, o vierten directamente en ellos las aguas grises provenientes de sistemas sanitarios precarios, también arrojan los desperdicios domésticos y residuos sólidos, o los acumulan en los solares de las casas y en los espacios abiertos sin uso.

El Censo de 1993 indica que en el área cubierta por la Agenda Pacífico XXI, cerca del 24% del total de viviendas registradas disponía de los servicios de acueducto, alcantarillado y energía eléctrica, y alrededor del 42% disfrutaba de alguno de los tres. Así, 57% de las viviendas no tenían ningún tipo de servicio; aquellos existentes presentaban deficiencias serias en la calidad del agua, la intermitencia y la contaminación por malos sistemas de manejo de desechos líquidos (Plan Pacífico, 1997).

En 1997 la cobertura del servicio de acueducto en las cabeceras municipales era del 48% y en alcantarillado el 10% (cifras muy inferiores a los promedios nacionales: 76% y 64%). En las zonas rurales la cobertura de acueducto era del 13% y en alcantarillado 2% (sin incluir Buenaventura). Los sistemas de recolección de basuras presentan coberturas del 10% y se carece de mecanismos de disposición de desechos sólidos (Agenda Pacífico XXI).

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En el censo del año 2005 se registra una situación similar.

Estos factores, junto con la pobreza económica de la población, generan gran movilidad intraregional y flujos migratorios impor-tantes hacia los polos de desarrollo nacional, en busca de trabajo y de mejores condiciones de vida.

La focalización de inversiones en los centros urbanos y cabeceras municipales más importantes estimula esta dinámica poblacional.

Además, los frecuentes fenómenos naturales (avalanchas, inundaciones, deslizamientos, terremotos y maremotos o marejadas) producen desplazamientos temporales o definitivos, individuales y de familias completas a localidades cercanas o a los centros urbanos. Asimismo, la violencia de los grupos armados se manifiesta en expulsiones y desplazamientos masivos forzados, que conllevan a la pérdida de las parcelas productivas y culminan en el destierro de las familias afectadas, que posteriormente se suman a los millones de habitantes urbanos que residen en zonas marginadas del desarrollo urbano.

Aldea costera Mallorquín, Buenaventura.

Los indicadores muestran que los programas de desarrollo realizados en los últimos 20 años por entidades estatales, no gubernamentales o de cooperación internacional, no lograron reducir los niveles de pobreza que alcanzan actualmente tasas más altas que en el resto del país. Los datos muestran 84,87% de población con NBI; tasa de mortalidad infantil por 1.000 nacidos vivos equivalente a 110; 1,6 médicos por 10.000 habitantes; 41% del total de viviendas sin ningún servicio; el 38,8% de analfabetismo; 60% de tasa de escolarización urbana en el nivel de primaria, y 41% en las áreas rurales.

Las dinámicas poblacionales señaladas atrás agravan constante-mente las condiciones descritas. Cabe recordar que las interven-ciones del Estado en materia de vivienda e infraestructura para la prestación de los servicios básicos resultan muy precarias con respecto a las necesidades reales. Además de su baja cobertura, la mayoría presenta deficiencias notables en su calidad arquitectóni-ca y adecuación ambiental y cultural.

Aldea de Papayal, Buenaventura.

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ALDEAS COSTERAS

En el extenso municipio de Buenaventura, al igual que en toda la franja del Litoral, destaca hoy en día la continua concentración de la población en el área urbana. A pesar de ello, la producción campesina de desmonte y cultivos selváticos de pancoger y excedentes para su venta en Buenaventura no ha perdido su vigencia y permite la existencia de más de 400 localidades rurales en las orillas de ríos, esteros, playas y carreteras, que de acuerdo con los registros del SEM en 1994 albergaban el 25% de la población total del municipio equivalente a 41.589 habitantes, sea en viviendas dispersas, en vecindarios rurales agrupando hasta 10 casas, en caseríos con máximo 20 casas, y en aldeas de variado tamaño, las menores con unas 20 a 50 casas y las mayores contando hasta 400. La población urbana registrada por “los malarios” fue igual a 241.992.

El censo de población del año 2005 registró 290.457 habitantes en la cabecera urbana y 34.633 en el resto del territorio.

Población de Ladrilleros, Buenaventura.

Aldea anfibia La Comba, Buenaventura.

Con un origen similar, una trayectoria social y unos rasgos es-paciales muy parecidos a los que se verifican en los poblados de los ríos Atrato y San Juan, la Bahía de Solano y la costa de los mu-nicipios de Nuquí y Tumaco evolucionan progresivamente desde la conformación de una parcela productiva a orillas de un río, un estero o una quebrada importante, hasta la constitución de case-ríos y cabeceras urbanas menores. En algunos casos se observa una dinámica distinta, determinada por particularidades geográfi-cas, productivas e históricas del sur del Litoral Pacífico.

En todos los lugares y poblaciones estudiados siempre se evidencian estrechos nexos entre:

» Las peculiaridades del medio geográfico y el desarrollo físico del caserío.

» La evolución de la producción y la de la familia.

» La fuerza de los lazos familiares, de compadrazgo y amistad.

» La persistencia de las relaciones solidarias de intercambio y retribución propias de las comunidades domésticas.

Asimismo se comprueba que estos fenómenos propician distintas etapas en la trayectoria demográfica de los asentamientos, como en la expansión física que el crecimiento demográfico va exigiendo.

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LA VIVIENDA URBANA

El área urbana es afectada por la constante movilidad intrarregional de la población y por flujos migratorios provenientes de las áreas rurales, tanto del municipio como de otras zonas del Litoral Pacífico y de las regiones andinas vecinas, y por movimientos pendulares originados en su condición de centro de prestación de servicios de nivel subregional. Desde el año 2000 se manifiesta el efecto del desplazamiento violento de la población rural, las cifras develan la llegada de 700 personas desplazadas en un mismo año, y en cuatro años la acumulación de 5.000 refugiados, situación que disparó las demandas de servicios sociales y de trabajo remunerado.

El equipamiento social y las fuentes de trabajo con que cuenta la ciudad son insuficientes para cubrir estas demandas crecientes de la población.

La ciudad se ha configurado en dos zonas: la isla de El Cascajal, donde se concentra la mayoría de actividades económicas y de servicios, y el continente, que tiene una vocación principalmente residencial. La expansión urbana se produjo en forma longitudinal a lado y lado de su vía principal, la Avenida Simón Bolívar, que comunica a la ciudad con el interior del país y cuya extensión aproximada es de 13 kilómetros.

En ambas zonas la vivienda se extendió sobre terrenos anegables y de bajamar, en las orillas de esteros y caños interiores, y sobre terrenos que están fuera de la cota de servicios, mediante construcciones con características de subnormalidad y en condición de riesgo con respecto a mareas, tsunamis y deslizamientos.

Es notable el contraste entre la isla, de configuración urbana moderna en su mayoría, y la expansión en el continente con vivienda de tipo disperso, provisional y en proceso de construcción.

En las zonas de nuevo desarrollo la tipología de la vivienda es variada y reúne desde el tugurio en madera barata o de desecho, hasta la casa en materiales modernos y de desarrollo progresivo. Los suelos, arcillosos y saturados de humedad e inestables, son de baja calidad para la construcción, lo cual restringe la edificación en altura o la hace demasiado costosa.

En materia de vivienda y habitabilidad destacan la urbanización en zonas no aptas, la multiplicación constante de las viviendas precarias, los servicios públicos domiciliarios y colectivos defi-cientes, la ocupación del espacio público con ventas estacionarias y todo tipo de actividades económicas callejeras, además del mal manejo de residuos sólidos, basuras domésticas y aguas servidas y negras.

Estos factores se manifiestan en crónicos problemas de salud de la población, con intensa presencia de enfermedades gastro-intestinales, malaria, leshmaniasis y paraparesia espástica.

Agudos problemas ambientales generados por la actividad portuaria y por los impactos espaciales de los flujos de migración, generan situaciones muy negativas en la calidad de vida urbana y marginalidad social y territorial de la población recién llegada que no logra insertarse en los sectores formales de la economía y está obligada a desempeñar todo tipo de oficios para subsistir en condiciones de pobreza.

Uso de la calle en la ciudad de Buenaventura.

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Además, la población está amenazada por fenómenos naturales (maremotos, inundaciones, avalanchas, terremotos) y por explosio-nes, incendios y atentados. La contaminación atmosférica, del agua potable y del paisaje, el ruido insoportable, la congestión vehicular y el alto riesgo por accidentes de tránsito son factores que contribu-yen notablemente a la baja calidad de vida en la ciudad.

Acelerado en los últimos 10 años el desplazamiento forzado por acciones violentas contra la población civil en áreas rurales, poblados y centros urbanos de la Costa Pacífica, la ciudad de Buenaventura se convirtió en una ciudad con alto riesgo social, donde la mayoría de los habitantes son pobres. Las familias desplazadas se albergan en los sectores más marginados de la ciudad, generalmente en asentamientos de desarrollo incompleto o incipiente, compartiendo casas de familiares, invadiendo terrenos periféricos sin urbanizar y alejados de las redes existentes, viales y de servicios públicos, donde levantan ranchos y casas provisionales.

La comuna 12 es una de las mayores receptoras de población desplazada y de manera particular el barrio La Gloria, donde han surgido distintos núcleos de recién llegados que intentan reconstruir su vida familiar y colectiva, al lado de otras familias pobres anteriormente asentadas.

Varios grupos de asistencia social y unas organizaciones no gubernamentales prestan ayuda social a estas comunidades, llevando a cabo proyectos de cooperación para el desarrollo y de ayuda humanitaria, mediante atención de emergencia, gestión de soluciones de vivienda definitivas, acceso a servicios y saneamiento básico, fortalecimiento de los procesos organizativos comunitarios y desarrollo de proyectos productivos, entre otros. Para el logro de estos propósitos consolida relaciones comunitarias e interinstitucionales, desarrolla procesos de autoconstrucción de viviendas y obras de saneamiento básico y equipamiento comunal primario.

El déficit de vivienda

En 1996, fundamentado en un estudio y unos ajustes realizados por el Comité Local de Estratificación, el municipio adopta una clasificación de la población urbana que se confirma en 1998.

Estrato 1: 36,38%

Estrato 2: 23,65%

Estrato 3: 32,23%

Estrato 4: 7,74%

Estrato 5: 0,23%.

El estrato 5 reunía 606 viviendas, que se sumaron al estrato 4 pues se consideró atípico para la ciudad.

En 1999 la proyección del número de viviendas realizada por el Inhurba arroja un total de 67.033 distribuidas así:

Proyecciones de vivienda, 1999.ESTRATO 1 2 3 4 TOTAL

No. de viviendas 24.387 15.853 21.605 5.161 67.033

Porcentaje 36,38% 23,65% 32,23% 7,74% 100%

Fuente: INHURBA-POT BUENAVENTURA.Vivienda palafítica en Buenaventura.

“De esta información se concluye que el 60% de las viviendas en Buenaventura (40.240) están en estrato 1 y 2, los que según la Ley de Servicios Públicos deben ser subsidiados hasta por el 50% del valor de su consumo y ser beneficiarios de los programas de vivienda de interés social. Esto lleva a concluir que Buenaventura es una ciudad pobre, que refleja en las condiciones de la vivienda su débil situación económica, ambiental y social” (Fuente: Inhurba)

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El estrato 1 (bajo–bajo)

Presenta viviendas, que se clasifican como “ranchos”, chozas, palafitos, de carácter provisional o permanente, generalmente de invasión, en materiales no perecederos o en materiales más durables como la madera aserrada pero en condiciones ambientales inapropiadas para el hábitat humano.

Se localiza en las zonas marginales de bajamar, al lado de los caños y quebradas, en terrenos públicos como franjas de desarrollos viales, con grandes restricciones topográficas, geológicas y sanitarias. Estas construcciones carecen de dos o más servicios públicos y en ellas habita más de una familia, presentando un alto grado de hacinamiento. Lo constituyen las zonas de bajamar de las comunas 1, 3, 4, 5, 6, 7 y 8, y algunos sectores de las comunas 9, 10, 11 y 12.

El estrato 2 (bajo)

Corresponde a viviendas en obra gris, por lo general al margen de las normas de planeación y ubicación, en barrios que se encuentran en proceso de iniciar su consolidación, en núcleos clandestinos o de origen pirata. Pueden ser casas con alto grado de hacinamiento, especialmente en la población infantil y juvenil.

Se localizan en zonas de bajamar, en terrenos deleznables con pendientes fuertes, o cerca de quebradas sin canalizar; se caracterizan por iniciar procesos de autoconstrucción acompañados con programas de construcción de redes e instalación de redes de servicios públicos. En este estrato los predios están generalmente sin legalizar, se puede carecer de algún servicio público como teléfono o alcantarillado, compartir otros como agua o teléfono.

El Inhurba estimó el déficit cuantitativo en 10.000 viviendas, que corresponde a hogares de los estratos 1 y 2. Por su parte la DIMAR estableció que más de 15.000 viviendas establecidas en zonas de alto riesgo tenían condiciones palafíticas, con la siguiente extensión:

» Vivienda palafítica, de mala calidad y riesgo 413.8 ha

» Vivienda en situación de riesgo físico 305.9 ha

En general son edificaciones precarias y de baja calidad, en las que predomina el uso de la madera combinada con materiales po-cos duraderos, pero se observa una tendencia al mejoramiento de la construcción mediante el empleo de materiales modernos, lo cual incrementa considerablemente los costos de la vivienda y genera mayor vulnerabilidad frente a las amenazas sísmicas.

Contribuyen al deterioro acelerado de la vivienda en madera su construcción y modificación sin conocimientos técnicos; la lluvia, el ambiente húmedo y salino que afectan fachadas, pisos, techos; la falta de mantenimiento por el usuario y la acción de organismos biológicos que horadan las columnas o pilotes de madera.

Desde el punto de vista cultural destaca la convivencia de varios hogares o de personas con diversos parentescos en una vivienda, como respuesta a una necesidad de albergue que se afianza en la persistencia de la familia extensa, pero que produce hacinamiento y promiscuidad.

Vivienda de origen palafítico en Buenaventura.

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En 1991 se inicia la intervención estatal con la ejecución de unos programas de vivienda contemplados en el Plan de Desarrollo de Buenaventura elaborado por la CVC. Posteriormente, la Oficina de Planeación es encargada del control físico y de la orientación del crecimiento de la ciudad.

A partir de 1992 se descentraliza esta labor, y se encarga al Instituto de Vivienda de Buenaventura (Invibuenaventura) de la titulación de los predios y construcciones existentes con el fin de legalizar la tenencia, en cumplimiento de la ley 3ª de 1991 sobre vivienda de interés social. Este instituto es reformado en 1998, cuando se denomina Instituto del Hábitat Urbano y Rural de Buenaventura —Inhurba—, y tiene como objetivo la “atención en vivienda y a la población considerada en situación de miseria y que encuentra clasificada en el estrato 1 y también la atención de la población que requiere su apoyo clasificada en el estrato socioeconómico número 2”.

La aprobación de las construcciones es responsabilidad de dos Curadurías Urbanas, y el control físico lo ejerce la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

Todos estos organismos deben actuar según los parámetros y planes de desarrollo diseñados por el Departamento de Planeación y Ordenamiento Territorial. No obstante, la coordinación entre estas instancias es bastante deficiente e inoperante.

TIPOLOGÍA ARQUITECTÓNICA DE LA VIVIENDA POPULAR

La vivienda palafítica

Este nombre identifica la vivienda construida en las zonas de baja mar y en los esteros como en las orillas inundables de los ríos y quebradas que atraviesan las ciudades del Pacífico. Aquí se tratará el caso de la Isla del Cascajal y las zonas continentales de la ciudad de Buenaventura.

Es una vivienda precaria que emplea maderas aserradas, generalmente de baja calidad o de desecho, en la estructura y los cerramientos, con cubierta en lámina metálica o fibrocemento, y levantada sobre pilotes apoyados en el fondo del mar. Se construye a partir de un modulo básico que agrupa la zona social y de relación con los vecinos, el área de habitaciones o de descanso y una plataforma externa que conforma el patio (paleadera), donde se ubica la zona húmeda o de servicios.

La casa se levanta por el sistema de autoconstrucción por los miembros que conforman el núcleo familiar, en este caso ampliado con la parentela cercana y con ayuda de vecinos. Lo cual demuestra la solidaridad común entre las gentes del Pacífico. Posteriormente y dependiendo de la disponibilidad de recursos se mejoran las condiciones habitacionales, ampliando la vivienda y cambiando los materiales de construcción y por tanto la tecnología empleada.

Vivienda palafítica en Buenaventura.Uso del espacio público.

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El crecimiento de la vivienda es progresivo y horizontal por adosamiento lateral de espacios según las necesidades familiares. Por lo general se desarrolla solamente en una planta, debido a que la precariedad de la técnica constructiva utilizada no permite agregar un segundo piso.

Las casas más amplias son de forma cuadrada o rectangular. Se ordenan mediante una circulación lateral o central, con una sala-comedor que se relacionada directamente con la pasarela-calle, una cocina y 2 o 3 alcobas ubicadas en la parte central de la construcción, y un área de servicios que da sobre el mar y se abre sobre una plataforma denominada “patio o paleadera”.

Es corriente que en un momento posterior de desarrollo del asentamiento palafítico se rellene la calle-pasarela, o sendero-puente, con desechos domésticos, tierra y gravillas. Entonces se accede directamente a la sala desde la calle. No obstante se mantiene la relación posterior con el mar.

Este mejoramiento y adecuación del espacio público suscita el mejoramiento de la vivienda con materiales de tipo moderno.

La vivienda tradicional en madera

La vivienda tradicional que se encuentra en la ciudad de Buenaventura es reflejo de los valores culturales y arquitectónicos que perduran en barrios como Calimita, Calle Sor Vázquez, Calle Naranjito y en el colindante Corregimiento de Zacarías.

En algunos casos es reflejo de precariedad física e inestabilidad social y se construye con maderas de desecho o de baja calidad que se deterioran rápidamente. En otros casos la casa en madera, de una o dos plantas, subsiste como testimonio de épocas en las que fue considerada como expresión de prestigio social y riqueza familiar. Hoy, muy deteriorada en la mayoría de casos, y excepcionalmente cuidada en algunos, espera su demolición y sustitución por una vivienda de construcción moderna.

» Mantiene elementos arquitectónicos heredados de la vivienda rural, que garantizan buenas condiciones ambientales, pretenden generar un confort climático en el interior y expresan los gustos y sentido estético de sus moradores, formando parte de los rasgos de identidad cultural en lo concerniente a la vivienda.

Vivienda tradicional en madera.Fotografía cedida por Juan Carlos Dávila. Vivienda palafítica.

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» Grandes aleros en la cubierta y vanos de ventilación provistos de calados y rejillas sobre la parte superior de puertas y ventanas, elevación de la vivienda sobre pilotes.

» Ornamentación en puertas, ventanas y rejas; empleo de pinturas de colores vivos en las fachadas, lo cual contribuye a proteger la madera de los estragos causados por el ambiente húmedo y salino.

» Un espacio de transición (porche) entre lo público, la calle, y lo privado.

» Asimismo se distinguen las cortinas en telas vistosas en puertas y ventanas.

» La altura de la casa popular en madera varía entre uno y dos pisos. La construcción se inicia con un modulo peque-ño que la familia va ampliando por etapas sucesivas, según sus necesidades y posibilidades económicas. Las fachadas y divisiones interiores se hacen con machimbre (tablillas en madera), cantoneras (sobrante de la elaboración de trozas para piezas cuadradas), o esterillas, materiales de fácil ad-quisición y manipulación técnica.

El modelo moderno

Se indicó anteriormente que este prototipo es dominante en la vivienda popular urbana de las ciudades del Pacífico.

Se caracteriza por el cambio de los materiales de uso tradicional por elementos y componentes en materiales de origen industrial y en consecuencia en la forma de construcción empleada. Des-tacan el uso de concreto en losas de cimentación y de entrepiso con refuerzos en hierro, muros en bloque de arcilla o concreto y las cubiertas en lámina metálica o en fibrocemento y asimismo su construcción de manera progresiva, comparable a los procesos espontáneos de densificación que se registran en Cali y otras ciu-dades del Valle del Cauca, que comienzan con un modulo básico en primer piso, que en muchas ocasiones presenta algunos ce-rramientos y divisiones en madera. A medida que van mejorando las condiciones económicas del núcleo familiar, se reemplazan los materiales y se mejora la forma de construcción.

De planta rectangular y con espacios diferenciados que se ordenan a lo largo de un corredor que conecta la parte frontal de la vivienda con la parte posterior, y puede ser central lateral agrupando un área social (sala-comedor), la cocina directamente relacionada con el comedor, 2 o 3 alcobas. Terminada dispone de dos baños, uno sobre el corredor y otro junto a la alcoba principal o dentro de ella; un patio en la parte posterior de la vivienda, en la mayoría de casos cubierto para protección de la lluvia.

Además se dejan patios al interior para lograr la ventilación e iluminación de los espacios centrales de la vivienda, los que en muchos casos están totalmente cerrados y aislados. El edificio multifamiliar espontáneo puede ser construido de forma progresiva, agregando losas, cubiertas y cerramientos exteriores sobre la primera planta, hasta alcanzar tres pisos de altura; en ocasiones excepcionales se adiciona una cuarta planta. La otra modalidad responde al sistema de construcción convencional que fabrica la vivienda en una sola etapa.

Vivienda de tipo tradicional con mejoras en materiales modernos.Fotografía cedida por Juan Carlos Dávila.

Vivienda urbana de tipo moderno.

Vivienda de tipo transición a moderna.

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CAPÍTULO 5

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ALTERNATIVAS, EXPERIENCIAS Y PROYECTOS

En cuanto a la calidad de la vivienda, los distintos prototipos arquitectónicos y constructivos de la vivienda rural y

urbana adolecen de múltiples defectos que afectan la calidad ambiental, durabilidad, seguridad y confort de la casa, de su entorno inmediato y del espacio público. Son notables asimismo las deficiencias en los sistemas domiciliarios de saneamiento básico y en las edificaciones que alojan los servicios de salud, educación y administración local.

En general la tecnología de edificación empleada es muy precaria en las zonas rurales, y con frecuencia inapropiada en las áreas urbanas.

Los constructores empíricos no están capacitados y no cuentan con modelos y diseños arquitectónicos y constructivos que les orienten en la construcción y mejoramiento de sus espacios de vida familiar y colectiva. Lo mismo ocurre con las tecnologías para el saneamiento básico. Aquellas basadas en el desarrollo de los sistemas tradicionales de edificación han resultado muy frágiles con respecto al medio geográfico y a su uso por parte de los usuarios.

El predominio de condiciones habitacionales precarias, con notables carencias en materia de servicios públicos básicos y vivienda, tanto en las localidades rurales como en amplios sectores urbanos, exige la acción coordinada de distintas entidades estatales y privadas, con el objetivo de realizar planes municipales, con metas a corto y mediano plazo, y articulados a programas de desarrollo social y productivo.

Las prioridades de intervención en materia de vivienda y desarrollo urbano deben ser determinadas de acuerdo con las políticas estatales y las posibilidades de inversión de los entes territoriales y del gobierno nacional, y concertadamente con las comunidades involucradas.

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Para resolver los problemas señalados se requieren nuevos enfoques y respuestas tecnológicas innovadoras y respetuosas del medio natural y de las condiciones sociales, culturales y económicas de los asentamientos urbanos y rurales, que además incorporan criterios de economía de recursos naturales, producción limpia, ahorro de energía y eficiencia ambiental.

Se cuenta con un amplio catálogo de tecnologías tradicionales, mejoradas y convencionales, que están disponibles incluso en el mercado y reúnen estos requisitos, pero deben ser sometidas a evaluación en las condiciones específicas, ambientales y sociales en las que van a operar.

Asimismo, instituciones como la Universidad del Valle han llevado a cabo proyectos y experiencias académicas que vale la pena destacar por sus aportes conceptuales y técnicos y por constituir alternativas posibles, viables y sostenibles ambiental, social y culturalmente.

Se presentan a continuación algunas de estas experiencias académicas que integran pautas de diseño fundamentadas en el conocimiento e interpretación de los hábitats y de las comunidades para las que fueron propuestos.

EXPERIENCIAS DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES CITCE

Entre 1989 y 1997 el Centro de Investigaciones CITCE de la Universidad del Valle, dedicado a los estudios sobre territorio, construcción y espacio, realizó distintos proyectos de mejoramiento de la calidad de la vivienda en las aldeas y pequeños centros urbanos de la región del Pacífico. Estos proyectos se fundamentaron en las investigaciones de los profesores Gilma Mosquera Torres y Jacques Aprile-Gniset, quienes constituyeron el grupo “Hábitat Pacífico” y en 1985 realizaron los primeros diagnósticos sobre las condiciones de habitabilidad en los caseríos del Río Atrato (Revista Codechocó, 1987), que concluyeron con un conjunto de propuestas, programas y acciones de distinto nivel y alcance, dirigidos a organismos estatales que operaban en la zona.

En 1988 el proyecto “Modelos de planeamiento y diseño para aldeas del Pacífico” permitió verificar y consolidar las propuestas de mejoramiento del hábitat con participación activa de tres comunidades atrateñas (Guadualito, San Roque y Cabecinegro), mediante “talleres de diseño concertado” en los que se produjo un diálogo de saberes que conformó la base de los programas efectuados posteriormente con apoyo de Codechocó, Embajada de Holanda, PNR, Cinde-Plan Internacional, CVC y la Caja Agraria.

Los criterios de diseño y ejecución de obras valoraron la arqui-tectura vernácula, las modalidades tradicionales de construcción de la vivienda, su tecnología y elementos estéticos. Privilegiaron los recursos humanos y materiales locales, propiciando la soste-nibilidad ambiental, el fortalecimiento de las prácticas solidarias familiares y colectivas propias de las comunidades afrodescen-dientes. Se trabajó bajo el concepto de tipologías y prototipos, tanto de problemas como de soluciones, desarrollando procesos comunitarios de participación en las distintas etapas de diseño y ejecución de los proyectos.

El programa básico de vivienda campesina comprendía acciones indispensables para elevar la calidad arquitectónica, urbanística y ambiental de los poblados:

Provisión de agua potable y saneamiento básico de la casa y el solar.

Adecuación de los espacios libres de uso colectivo.Programa CITCE. Casa comunal en Huaca, Bahía Solano.

Casa comunal en El Tigre, Atrato Medio.

Mejoramiento de vivienda en Charambirá, río San Juan.

Caseta aguatera, Copomá, río San Juan.

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Equipamiento para prestación de servicios comunales y sociales a escala veredal.

Construcción de nuevas viviendas y mejoramiento constructivo y ambiental de las existentes.

Los reducidos presupuestos disponibles exigieron obras sen-cillas y de bajo costo, apropiadas al medio natural y social de la región y fácilmente apropiables por las comunidades, a lo cual contribuyó su vinculación al proceso de construcción y la capaci-tación técnica de los constructores empíricos durante el mismo.

Al mismo tiempo la Universidad planteó el desarrollo de acciones estatales sostenidas que consideraran tanto los modelos de vida y de organización de la población, como la formación de las comunidades locales para la gestión y construcción concertada y sostenible del hábitat urbano y rural.

Las experiencias más significativas se llevaron a cabo en los ríos Atrato y San Juan, en la ciudad de Tumaco, su área rural, los municipios de Bahía Solano, las zonas costeras de Nuquí y Buenaventura.

» Programa “Mejoramiento del Hábitat Rural en el río Atrato” (1989-1990).

» Programa “Mejoramiento de vivienda y equipamiento comunitario en el municipio de Bahía Solano (Chocó)”. (1990-1993).

» Programa de relocalización del barrio Onetti de la cabecera municipal de Bahía Solano. (1991-1993).

» Programa “Mejoramiento de vivienda en el río San Juan”. (1991-1995).

» Programa “Vivir Mejor” de la Caja Agraria (1995-1997).

Instituciones como “Antioquia Presente” repitieron el modelo de intervención en programas de relocalización de poblados y reconstrucción de viviendas en los ríos Atrato, Murindó y Bagadó, cuando varios caseríos y aldeas fueron afectados seriamente por los terremotos y avalanchas que se produjeron en 1993 y 1994.

Todos los programas y proyectos señalados tienen logros, aciertos, deficiencias, que han sido evaluados y sistematizados. De esta forma, quedaron claros sus aportes tanto en las realizaciones concretas como en los aspectos conceptuales y sociales, así como la replicabilidad de los componentes técnicos y metodológicos en contextos similares del Litoral Pacífico.

Casa de la comunidad. Modelo de vivienda en dos pisos, Copomá, río San Juan.

Izquiera: Viviendas nuevas en Taparal. Derecha: Griseldina Cuesta, fundadora de Cabecinegro.

Casa modelo, barrio Onetti, Bahía Solano.

Imágenes de los talleres de diseño participativo en Puerto Mutis y El Valle, Bahía Solano.

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Mediante las siguientes actividades el método docente contribuye a la formación de arquitectos con sensibilidad social y herramientas para resolver problemas de vivienda de distinta escala y complejidad:

» Aproximación conceptual al problema de vivienda de interés social. Mediante consultas bibliográficas e institucionales, observaciones en los sitios, conferencias dictadas por los docentes de la Universidad del Valle y profesionales invitados.

» Consultas e indagaciones urbanas. Particularmente: análisis morfológico, identificación y caracterización de la tipología de vivienda, estudio de proyectos comparables tomados como referentes.

» Análisis de tecnologías constructivas disponibles y selección de las más convenientes.

» Definición de lineamientos urbanísticos y pautas de diseño urbano y arquitectónico.

» Diseño de agrupaciones y prototipos de vivienda.

» Esquema básico, anteproyecto y proyecto arquitectónico.

» Análisis de costos generales y esquema de financiación.

Eventualmente los proyectos estudiantiles hacen parte de un proceso de selección interno que escoge los mejores y más representativos para participar en convocatorias estudiantiles nacionales y regionales como el Premio Corona Pro Hábitat, el Concurso Universitario “ConvivE” y Colombianos Diseñando Colombia, en los cuales han obtenido los premios y unas menciones entre 2006 y 2010. Estos logros y éxitos generaron una creciente importancia del tema de la vivienda social en la selección de los cursos de proyectos por los alumnos de la Escuela de Arquitectura, de manera que hoy en día semestralmente más de cincuenta estudiantes lo eligen motivados por su interés particular.

PROYECTOS DEL TALLER DE VIVIENDA SOCIAL

El Taller de Vivienda Social de la Universidad del Valle (TVS) fue creado en la Escuela de Arquitectura para desarrollar el Taller del Premio Corona Pro Hábitat “Por una vivienda digna”, a partir de una propuesta ganadora en la primera ronda de la Convocatoria Estudiantil 2006-2007, enfocada a resolver necesidades de vivienda rural y urbana en poblaciones del Valle del Cauca. Su ejecución propició la continuación de valiosas experiencias docentes en la temática de vivienda popular realizadas en años anteriores.

El TVS se ha afianzado con la realización de cursos de sexto semestre hasta proyecto de grado, que integran un taller vertical correspondiente a la línea Hábitat y Ciudad, dedicada al diseño de obras de arquitectura y urbanismo, donde la vivienda popular se asume como instrumento de desarrollo urbano comprometido con las exigencias tecnológicas, arquitectónicas y urbanísticas.

Los objetivos académicos específicos se orientan a:

» Reforzar la capacidad de interpretar problemas urbanos ligados a la arquitectura como medio para intervenir y transformar una situación determinada en consonancia con las demandas de la ciudad. Asimismo fortalecer las destrezas para formular propuestas de intervención pertinentes, viables y sostenibles dentro de una situación urbana y social históricamente dada, con énfasis en la vivienda popular.

» Profundizar en la interpretación coherente de los problemas urbanísticos como expresión de situaciones condicionadas socialmente, confrontando los conocimientos adquiridos con la capacidad de investigar más allá de lo aparente.

» Enfatizar la importancia de una práctica metodológica de análisis de obras comparables de un amplio repertorio nacional e internacional, como medio fundamental para construir un repertorio formal propio.

» Preparar a los futuros profesionales para responder a cualquier convocatoria de formulación de propuestas urbanísticas y arquitectónicas de vivienda social asumiendo problemas reales del contexto inmediato.

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Los trabajos se han aplicado a casos particulares del Valle geográfico del Río Cauca, el Litoral Pacífico y las laderas andinas del Suroccidente colombiano (Valle del Cauca, Cauca, Nariño y Putumayo), entre otros:

» Recuperación, densificación y consolidación de barrios, sectores urbanos y pequeñas cabeceras municipales.

» Mejoramiento integral y desarrollo de caseríos y centros poblados.

» Vivienda nueva en áreas de expansión.

» Renovación urbana en áreas centrales.

» Reasentamiento de población en alto riesgo.

» Desarrollo de sistemas tradicionales de construcción de vivienda

Como aporte del TVS al desarrollo del tema, se presentan en este aparte del catálogo algunos proyectos de grado sobre vivienda apropiada a las particulares condiciones del Pacífico, que aportan alternativas interesantes para el análisis y valoración de los elementos de la arquitectura vernácula que se han destacado como patrimonio de la cultura afrodescendiente. La información presentada está basada en los documentos escritos y gráficos elaborados por los autores para presentar y sustentar su Trabajo de Grado en Arquitectura. Los proyectos fueron aprobados en 2007, 2008 y 2009.

1. Mejoramiento integral de aldeas fluviales del litoral pacífico. Puerto Merizalde, municipio de Buenaventura

Proyecto de Grado de arquitectura presentado por:José Landázuri Cabezas y Viviana Rodríguez Trujillo. Tercer puesto en la Convocatoria Estudiantil del Premio Corona Pro Hábitat 2007-2008.

Vista general y fachadas tipo.

Este proyecto propone una alternativa para la consolidación y futura expansión del centro poblado más importante del Río Naya, la aldea mayor de Puerto Merizalde, aplicando un prototipo de vivienda de desarrollo progresivo, que conserva los elementos arquitectónicos esenciales de la vivienda tradicional en madera, como su forma de implantación y desarrollo adaptada a las características ambientales, geográficas y socioculturales. La tipología propuesta valora las modalidades de vida y construcción de vivienda propias de los moradores del sitio, afrodescendientes e indígenas. El prototipo es replicable en las distintas condiciones topográficas de Puerto Merizalde, asimismo en poblaciones del Litoral Pacífico que presenten características similares.

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Como particularidad, incorpora una tecnología de construcción innovadora, la madera plástica, considerando que su uso en lugar de la madera natural contribuye a la sostenibilidad ambiental y económica. La producción de este material se basa en el reciclaje de desechos domésticos que actualmente contaminan los cuerpos de agua, lo que permite incorporar a la población local en el proceso productivo y generar así una nueva fuente de ingresos familiares.

El montaje y funcionamiento de una planta de producción de madera plástica puede ser objeto de un programa de desarrollo social y comunitario apuntalado en la política estatal y de cooperación internacional, como en las características culturales y las modalidades de organización propias de las comunidades negras e indígenas de Puerto Merizalde y el Río Naya.

Considerando tanto la producción de madera plástica en el sitio como la participación de los usuarios en el proceso productivo de la misma y en la construcción de la vivienda de costos de mano de obra, se estima una reducción en el valor de la vivienda en relación con la construcción tradicional en madera y la tendencia a la edificación con materiales modernos llevados desde los centros de producción asumiendo altísimos gastos en transporte.

PROPUESTA URBANA:

Se basa en la mitigación del riesgo por desbordamiento del río Naya y de la quebrada La Tola y la construcción de viviendas en las zonas anegadizas, el mejoramiento de los equipamientos y servicios colectivos existentes, la optimización de las relaciones entre el espacio público y el espacio privado, la superación de las deficiencias de saneamiento ambiental y provisión de agua para el consumo doméstico. Urbanísticamente su valor radica en que las formas de agrupación de las viviendas nuevas siguen la lógica de organización espacial de las aldeas del Pacífico.

El proyecto de reordenamiento espacial y desarrollo físico se sintetiza en las siguientes acciones:

» Accesibilidad fluvial: adecuación de los dos embarcaderos existentes y construcción de uno nuevo para mejorar

el funcionamiento del mercado que se realiza los fines de semana en la playa del río, garantizando el acceso de diversas embarcaciones en todas las épocas del año.

» Accesibilidad peatonal: conexión de la zona central y de equipamiento comunal con vías peatonales ordenadoras del sistema urbano-aldeano.

» Materiales: producción de madera plástica (70% polipro-pileno, 30% polietileno de baja densidad) como elemento constructivo durable, utilizando los residuos plásticos pro-ducidos en el poblado que actualmente son arrojados a la quebrada La Tola.

» Equipamientos y servicios: mejoramiento de la cobertura de los equipamientos y servicios urbanos con la construcción de un colegio, un salón comunal y un hotel, ubicados estratégicamente como articuladores del espacio público.

» Desarrollo sostenible: recuperación ambiental y paisajística de la ronda de la quebrada La Tola y reubicación de las viviendas aledañas, para superar los riesgos por inundación.

» Sistema de agrupación: la organización espacial se estructura a partir de dos viviendas pareadas unidas por un módulo de saneamiento básico, que definen franjas de manzanas alargadas dispuestas en dos sentidos para conformar los espacios internos del conjunto. La tipología de las casas varía en las esquinas.

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Propuesta urbana e imágenes generales del esquema de implantación del proyecto.

PROPUESTA ARQUITECTÓNICA:

Partiendo del análisis de las deficiencias y valores que presen-ta la vivienda actual, de las necesidades y anhelos de quienes la habitan, como de las dimensiones y especificaciones de la madera plástica utilizada como material de construcción, que son iguales a las de la madera natural, se diseña un prototipo basado en módulo de 3 x 3 metros que permite la coordinación modular en las dis-tintas escalas del proyecto y es adecuado a los diversos espacios y usos de la vivienda. Este prototipo se desarrolla para la vivienda medianera en lotes de aproximadamente 75 metros cuadrados con un frente de 7,50 metros; dimensiones que responden a la coor-dinación modular y se consideran óptimas para la vivienda rural del Pacífico agrupada en centros poblados. Los lotes de las casas esquineras logran 84 metros cuadrados.

Etapas propuestas para el desarrollo progresivo.

Se entrega una vivienda básica de tamaño adecuado a la familia y hábitos culturales que permite el desarrollo progresivo sin afectar la calidad de la vivienda ni su composición formal. La vivienda entre medianeras parte de 56 metros cuadrados repartidos en dos pisos y puede alcanzar 86 metros cuadrados mediante adición de espacios posteriores. La esquinera se inicia con 77 metros cuadrados con cubierta y estructura completa (columnas, vigas y viguetas), crece mediante colocación de pisos y cerramientos y en dos etapas puede llegar hasta 107 metros cuadrados. Ambos modelos contemplan la flexibilidad de la vivienda y la incorporación de usos productivos, como talleres y tiendas.

La casa básica integra: un área social o múltiple; un módulo de saneamiento básico que concentra las zonas húmedas (baño, lavadero y cocina) provisto de un tanque de almacenamiento de aguas lluvias para el consumo familiar, captadas a través de la cubierta; la “paleadera” donde se desarrollan diversas labores domésticas y se ubica un fogón ahorrador de leña diseñado para disminuir las molestias ocasionadas por el humo y la ceniza del fogón tradicional. La distribución de espacios garantiza permanente iluminación y ventilación cruzada, reforzada en segundo piso con el volumen de la cubierta.

Siguiendo la modalidad tradicional de construcción el prototipo propuesto se levanta sobre pilotes y una plataforma de piso. Variando la cimentación puede adaptarse a las distintas condiciones de localización existentes en Puerto Merizalde y en otras aldeas fluviales del Litoral Pacífico.

Posibilidades arquitectónicas de la tipología, funcionamiento bioclimático y planteamiento de la red básica de saneamiento.

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2. Renovación urbana y reubicación en el frente de mar, isla de El Cascajal, Buenaventura

Proyecto de grado de arquitectura presentado por: Diana Carolina Villegas Casanova

El proyecto, ubicado en la zona palafítica de la isla de El Cascajal, presenta una alternativa diferente de desarrollo y apropiación del territorio, a través de una exploración sobre la vivienda social en áreas consolidadas con bajos niveles de calidad de vida, a través de procesos de renovación urbana.

PROPUESTA URBANA:

Con el proyecto se busca incrementar la densidad poblacional para lograr reubicar en el sitio las familias que ocupan las zonas de alto riesgo y generar nuevos espacios públicos y zonas verdes, mejorando así la calidad de vida y las relaciones del sector con el resto de la isla.

La idea fundamental es el mejoramiento de la calidad ambien-tal, tanto en el manejo de residuos como en el aumento de la masa arbórea mediante reforestación del borde con especies nativas, conectando este sector con otras áreas verdes de la ciudad para conformar corredores ecológicos. En cuanto a la movilidad, se hace énfasis en la creación de un frente marítimo a lo largo de la isla que pueda ser recorrido mediante diferentes modos de trans-porte, desde el parque Néstor Urbano Tenorio hasta el puente de El Piñal. En lo referente al espacio público, es necesario aprove-char las condiciones del malecón y garantizar las cesiones de área libre en los nuevos proyectos de vivienda.

Localización del proyecto en Buenaventura y detalle del sector la isla de El Cascajal.

Vista general del proyecto de vivienda y espacio público para el frente marítimo.

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Sección transversal tipo de la vía perimetral del sur frente al área de intervención.

3. “VIDA Pacífico” (Vivienda Digna Autoconstruible para el Pacífico colombiano)

Proyecto de grado de arquitectura presentado por:Cristian David Lasso Vallejo y Carlos Alberto Palacio Hoyos.

Esta propuesta de diseño arquitectónico para la vivienda rural del Pacífico aplicada al caserío de Guayabal y la aldea de Punta Bonita localizados sobre las Bocas del río Cajambre en el municipio de Buenaventura busca preservar los sistemas urbano-aldeanos propios de la región realizando aportes técnicos, respetando las tradiciones constructivas de las comunidades y mejorando en gran medida los factores de habitabilidad en las viviendas.

PROPUESTA ARQUITECTÓNICA:

Con bajos costos de construcción y un sistema simple para la recolección de aguas lluvias y el saneamiento básico, este proyecto garantiza el cumplimiento del objetivo de mejoramiento de hábitat para poblaciones desfavorecidas. Cuatro prototipos conforman la propuesta arquitectónica, dependiendo del diseño de la planta y la localización del acceso y las circulaciones. En todos los casos se muestran las posibilidades para construir por etapas una vivienda con tecnologías apropiadas para la región, aplicable en otras áreas rurales de la zona que tienen problemáticas similares.

Inicialmente se desarrolla el sistema constructivo para un mó-dulo básico de 9 m2 bajo cubierta, realizado con madera y uniones metálicas que dan mayor resistencia a la construcción. El sistema modular permite un fácil armado y no se requiere mano de obra calificada, sino sólo un acompañamiento técnico, lo cual permite el desarrollo progresivo por parte del usuario y garantiza la cali-dad del mismo.

Prototipo 1: con planta en cruz y 45 m2, se plantea como vi-vienda de emergencia conformada por el módulo básico ampliado con espacios adicionales logrados con cerramientos en tela para prevenir la entrada de mosquitos. La facilidad en el ensamblaje de las piezas y la rapidez en la instalación resuelve eficientemente la necesidad urgente de albergue después de un evento de desastre natural. Superada la emergencia, se agregan otros módulos para cocina, baño y alcobas hasta construir un área de 53 m2.

Esquemas de ventilación en secciones transversales.

Módulo básico de 9 metros cuadrados.

PROPUESTA ARQUITECTÓNICA:

El proyecto se resuelve con vivienda multifamiliar en altura y formas de ocupación y disposición en el terreno que proporcionan a cada apartamento una relación visual directa con la bahía, ventilación e iluminación adecuadas al clima húmedo tropical de Buenaventura.

Al logro del confort interior contribuyen la organización de los espacios familiares, el empleo de calados y la generosa altura de los pisos en los apartamentos que alcanza 2,60 metros, elementos característicos de la vivienda tradicional que perdura en la Isla. El área de cada unidad familiar es de 79,9 a 77,18 m2.

Las carácterísticas del proyecto de vivienda se convierten en factor de arraigo y permanencia de las familias usuarias, las que ya han generado lazos de vecindad y convivencia en el sector.

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Prototipo 2: con corredor lateral permite agregar módulos laterales y frontales, de acuerdo con las posibilidades de las familias hasta alcanzar 53 m2.

Prototipo 4: permite construir una vivienda que comienza con un área básica de 27 m2 y puede llegar a 66 m2 con desarrollo en dos pisos.

Prototipo 1: albergue de emergencia con planta en cruz a partir del módulo básico de 9 m2

y desarrollo progresivo posterior.

Prototipo 2: corredor lateral y módulos adosados.

Prototipo 3: vestíbulo frente al acceso.

Prototipo 4: a partir del módulo básico es posible el desarrollo de la vivienda en dos pisos.

Módulo tipo utilizado como baño, caseta comunal,hotel o escuela.

Prototipo 3: parte de una vivienda básica de 44 m2, con una terraza o vestíbulo frente al acceso, de acuerdo con las tipologías propias de la región. Puede llegar hasta 71 m2.

El sistema propuesto es muy versátil, flexible y ampliamente replicable. Con el mismo módulo de 3 x 3 metros se pueden cons-truir equipamientos comunales de pequeña escala, como escue-las, centros comunitarios, puestos de salud, hoteles, centros de reciclaje, entre otros propuestos por los autores. Así mismo el sis-tema tecnológico es aplicable en la adecuación de embarcaderos.

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MEJORAMIENTO INTEGRAL EN BUENAVENTURA, ONGD SOLIDARIDAD INTERNACIONAL2

Uno de los más recientes ejemplos de intervención de vivien-da tradicional en el Pacífico es el proyecto de mejoramiento inte-gral de barrios realizado por la Organización no Gubernamental para el Desarrollo Solidaridad Internacional —SI—, entidad que trabaja desde hace más de una década en Colombia y ha enfoca-do sus esfuerzos a estrategias integrales que vinculan la acción humanitaria con procesos que pretenden el restablecimiento de las comunidades y su desarrollo. En varias regiones del país ha logrado concertar esfuerzos de las comunidades, los gobiernos lo-cales y la cooperación internacional, para mejorar las condiciones de vivienda y equipamientos básicos; en algunos proyectos tiene el respaldo de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO).

Desde hace más de ocho años Solidaridad Internacional viene desarrollando acciones en los barrios de la Comuna 12 de la ciudad de Buenaventura, donde ha posibilitado la construcción y fortalecimiento de la estrategia integral de intervención de la ONGD, a través de un trabajo continuo con los líderes y comunidades de la zona.

2. Las generalidades, datos e imágenes de los proyectos de Solidaridad Internacional han sido extractados del documento “La construcción del hábitat como estrategia integral de vinculación entre acción humanitaria, restablecimiento y desarrollo”realizado por esta entidad.

ASENTAMIENTO NUEVO AMANECER:

Iniciado en 2003 el proyecto reúne 40 soluciones de vivienda nueva en un predio aportado por la alcaldía municipal. El planteamiento urbanístico y arquitectónico adoptó la tipología del palafito urbano que los habitantes de la zona utilizaban en sitios altos protegidos de la humedad, lo cual permitió implantar las viviendas al terreno inclinado sin realizar movimientos de tierra, reducir los costos de construcción y consolidar un asentamiento con parámetros reconocidos por las familias usuarias y soluciones de alternativas de saneamiento básico y abastecimiento de agua.

El proyecto demostró que era posible construir vivienda socialmente apropiada a partir de la utilización de tipologías y materiales propios de la región y superar los programas inherentes a la atención humanitaria, poniendo en marcha una estrategia integral que apuntó al restablecimiento y al desarrollo. Esto significa que más allá de dar asistencia básica a la población, se emprendieron acciones para incrementar el capital social, mejorar el hábitat e incentivar la generación de ingresos, así como gestionar con las entidades públicas otros aspectos como la atención en salud.

Localización de los proyectos.

Matía Mulumba

Escuela La Esperanza

El Esfuerzo

La Gloria

Asentamiento Nuevo Amanecer, Buenaventura

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ASENTAMIENTO EL ESFUERZO, BARRIO LA GLORIA:

Este proyecto para 120 soluciones de vivienda de 36 m2 por fa-milia, realizado con financiación inicial de ECHO, recurrió nueva-mente a la tipología del palafito en madera. Este barrio se destaca por su carácter rural pues surgió en una vereda que fue absorbida por el crecimiento de la ciudad de Buenaventura. Con el proyecto se consolidaron sistemas alternativos para recolección y almace-namiento de agua lluvia y una red de saneamiento básico conecta-da a un alcantarillado comunal, construido en las vías definidas por la implantación arquitectónica.

Asentamiento El Esfuerzo.

Vivienda antes y después del mejoramiento.

MEJORAMIENTO INTEGRAL EN EL ASENTAMIENTO MATÍA MULUMBA:

Con un bajo nivel de consolidación, originado en la pobreza de sus habitantes, el trabajo en este asentamiento ofrecía la oportunidad de realizar acciones profundas de mejoramiento relacionadas tanto con la calidad de las viviendas como con su distribución espacial. Fue posible entonces intervenir la estructura del barrio a través de la modificación o reubicación de algunas casas para garantizar organización, claridad sobre los espacios públicos y un ancho mínimo de las vías internas. Lo anterior, acompañado de un proceso de titulación promovido por la alcaldía distrital, con el objetivo de legalizar las viviendas del asentamiento.

En síntesis, las acciones emprendidas por la ONGD Solidaridad Internacional y otras entidades que hicieron parte de los procesos, muestran de manera concreta la aplicación de tipologías y materiales propios del Pacífico, en proyectos recientes. Asimismo, el trabajo con la comunidad y la inclusión de sus rasgos culturales a través de la arquitectura han sido fundamentales para garantizar la aceptación y realización de los proyectos.

De manera paralela, y con la vinculación de la Gobernación del Valle del Cauca, se realizaron otros proyectos de vivienda nueva en áreas urbanas y rurales, y SI abrió un nuevo frente de trabajo con el mejoramiento integral de vivienda y equipamientos de atención básica en tres barrios tradicionales (La Gloria, Matía Mulumba, Las Palmas), donde contó con el apoyo de socios estratégicos como Juventud 500, la Organización Panamericana de la Salud e Hidropacífico, a los que se sumaron otros aportes internacionales.

Barrio Matía Mulumba.

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