VIVAMOS EL AMOR PREFERENCIAL POR LOS POBRES.

VIVAMOS EL AMOR

PREFERENCIAL POR LOS POBRES

Identidad y Misión de Cáritas en México

Comisión Episcopal de Pastoral Social Conferencia del Episcopado Mexicano

C Á R I T A S M E X I C A N A 2

CÁRITAS MEXICANA Derechos reservados Tintoreto 104 Col. Ciudad de los Deportes C. P. 03710 México, D. F. Tel: (5) 563 65 43 (5) 563 16 04 (5) 615 07 87 Fax: (5) 563 39 68 Página en internet: www.caritasmexicana.org.mx E-mail: [email protected] Comisión de elaboración:

P. Arturo Martín del Campo, P. Salvador Urteaga, P. Armando Flores, José de Jesús Raigosa, José Luis López Santiago, Ricardo Bucio Mújica.

Traducción de textos: Mayaya Obregón de Caire, P. Camilo Daniel Pérez

Diseño de cubierta: D.G. Ana Elena Pérez

1ª edición, noviembre 3 de 2000

3,000 ejemplares 2ª. Edición, febrero 2 de 2001

3,000 ejemplares

Impreso en México

http://www.cem.org.mx/

mailto:[email protected]

VIVAMOS EL AMOR PREFERENCIAL POR LOS POBRES 3

ÍNDICE Presentación ....................................................................... 7

Presentación a la segunda impresión

13

Capítulo I Contemplemos a Jesús servidor de los pobres

15 Amor preferencial por los Pobres y Reino de Dios........... 17 El Mandamiento Nuevo del amor fraterno......................... 21

Asistencia a los necesitados............................................ 21 Obras promocionales...................................................... 22 Obras liberadoras y transformadoras............................ 23 Transformación de las estructuras sociales.................. 25

Capítulo II Encontremos a Jesús en el rostro de los pobres..........

29 Características de la pobreza en México............................... 30 El salario y desempleo..................................................... 34

La migración..................................................................... 35 La desnutrición................................................................. 36 La vivienda........................................................................ 37 Desastres naturales y desastres provocados por el hombre...................................................................

38

Rostros de la pobreza.............................................................. 39 Los niños y las niñas........................................................ 39 Los jóvenes....................................................................... 40 Los campesinos................................................................ 41 Los indígenas.................................................................... 42 Feminización de la pobreza............................................ 43

El modelo de desarrollo en la raíz de esta situación........... 44 Desafíos para la pastoral......................................................... 46


Capítulo III Sigamos a Jesús viviendo el mandamiento nuevo del amor fraterno......................

49 Dios fuente de amor misericordioso.................................... 49 El Reino de Dios, comunión en el amor.............................. 52 La Iglesia, comunidad de amor.............................................. 53 Pastoral de la caridad y misión de la Iglesia......................... 55 La Pastoral Social..................................................................... 56 Cáritas es una expresión de la Pastoral Social..................... 58

Capítulo IV El servicio de la Caridad en el caminar de la Iglesia..

61 La Iglesia primitiva................................................................... 62 La antigüedad cristiana............................................................ 63 La Edad Media......................................................................... 66 La Edad Moderna.................................................................... 68 La era industrial........................................................................ 70 Cómo surge la organización de Cáritas................................ 72 Caritas Internationalis.............................................................. 74 Cáritas en América Latina....................................................... 75 Cáritas en México..................................................................... 77

Capítulo V Cáritas: una forma de vivir la caridad frente a la realidad de pobreza

79 Identidad como un proceso................................................... 79 Identidad de Cáritas ......................................................... 82 Visión de Cáritas ................................................................ 93 Misión de Cáritas ............................................................... 94

Capítulo VI Cáritas en sus diversos niveles..........................................

103 Identidad de Cáritas Parroquial............................................. 103 Misión de Cáritas Parroquial.................................................. 103

La comunidad parroquial............................................... 104 Características de la Cáritas parroquial......................... 107


Funciones de la Cáritas parroquial................................ 108 Identidad de Cáritas Diocesana............................................. 110 Misión de Cáritas Diocesana.................................................. 110 Características de la Cáritas diocesana. ................................ 111

Inserción en Iglesia Particular........................................ 112 Instrumento de crecimiento de la comunidad cristiana..............................................................................

112

Animación de la comunidad a la caridad...................... 113 Coordinación y articulación de la acción caritativa..... 114 Algunas funciones de Cáritas Diocesana..................... 115

Identidad de Cáritas Mexicana............................................... 118 Misión de Cáritas Mexicana................................................... 118 Objetivos de Cáritas Mexicana.............................................. 119 Nivel Internacional: Caritas Internationalis......................... 121 Identidad de Caritas Internationalis...................................... 121 Misión para la Confederación Caritas Internationalis........ 122 Funciones.................................................................................. 122

Capítulo VII Guiados por el Espíritu de Jesús......................................

123 Espiritualidad Cristiana: el estilo de Jesús............................ 123 El hombre nuevo en Cristo.................................................... 126 Testigos de la misericordia entrañable.................................. 129 Intimidad con Dios.................................................................. 132 Practicar el servicio de Jesús, a la manera de María............ 135 Celebrar la vida nueva en la Eucaristía. ............................... 138

ANEXOS

141 1. Relación de países miembros de Caritas

Internationalis....................................................................

143 2. Relación de Cáritas diocesanas existentes en México. 145 3. Mensaje de Juan Pablo II a la XV Asamblea General

de Cáritas Internationalis. ...............................................

147 4. “Jesús el don del amor”, texto de Jean Vanier. ........... 151 5. “Las Bienaventuranzas”, texto de Roger Cardenal

Etchegaray .........................................................................

167


Presentación Cáritas representa un instrumento pastoral de la Iglesia que busca testimoniar el amor de Cristo mientras camina peregrina hacia Él. Su vocación es animar la verdadera comprensión de la caridad y su relación indisoluble con la justicia, contribuyendo a la reflexión sobre las diversas formas de hacerla vida, y ayudando a descubrir a los cristianos y hombres y mujeres de buena voluntad la necesidad y la posibilidad de convertirla en cultura. Es un instrumento que ayuda a la Iglesia a realizar su vocación de servicio al mundo. La Iglesia sirve al mundo dando a conocer la Buena Nueva: el Evangelio de la Caridad es la gran profecía de nuestro tiempo ante la pobreza. No es posible aceptar "que la obra de evangelización pueda o deba olvidar las cuestiones extremadamente graves, tan agitadas hoy día, que atañen a la justicia, a la liberación, al desarrollo y a la paz en el mundo. Si esto ocurriera, sería ignorar la doctrina del Evangelio acerca del amor hacia el prójimo que sufre o padece necesidad"1. “Vivamos el amor preferencial por los pobres” es un texto que pretende contribuir en la reflexión de la identidad y misión de Cáritas, profundizando en sus fundamentos. Este ejercicio es inagotable porque Cáritas está vinculada en su origen y fin a la práctica de la Caridad. Trata de seguir la línea de reflexión que ha llevado a la Confederación Caritas Internationalis a replantearse su misión. Busca animar la comprensión del llamado del Papa Juan Pablo II a rehabilitar la caridad. Quiere ser respuesta al proceso seguido por Cáritas en México en sus dos últimas

1 Pablo VI, Evangelii nuntiandi, n.31.


Asambleas Nacionales. Y ser expresión, en el ámbito de la pastoral de la Caridad, de la reflexión sobre la situación social y eclesial de México que hemos desarrollado los obispos en la reciente Carta Pastoral “Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos”. Renovación de Cáritas en el mundo

En muchos aspectos, Cáritas en el mundo se encuentra en una encrucijada. Su acción a nivel local le da una fuerza singular como una de las mayores organizaciones del mundo en el campo de la asistencia, la promoción humana y el desarrollo social. Cáritas tiene incluso sus propios mártires. Pero los retos no son los mismos del pasado. La Iglesia y las sociedades están sufriendo profundos cambios. Como parte del esfuerzo por colaborar en la creación de una auténtica cultura globalizada de la solidaridad, Cáritas debe profundizar su conocimiento, y renovar sus métodos para enfrentar las múltiples formas de la pobreza2. Caritas Internationalis decidió en 1995 emprender un proceso de renovación, a fin de analizar y evaluar sus funciones y actividades para dar un nuevo sentido a su marcha hacia el futuro. Este proceso fue impulsado por Juan Pablo II: Debéis reemprender y profundizar incesantemente las motivaciones teológicas y espirituales que orientan vuestra acción y que distinguen a Cáritas de otras Organizaciones no gubernamentales3.

2 Cfr. Juan Pablo II, Ecclesia in America, nn.12, 18, 58, 67. Describe la pobreza como realidad del todo injusta que clama al cielo, situación contradictoria fruto del egoísmo, la exclusión, la marginación, con características clásicas y también con nuevas formas, en relación paralela o geométrica a las injusticias. 3 Juan Pablo II, Discurso a los participantes en la Asamblea General de Caritas Internationalis, 13 de septiembre de 1995.


Rehabilitar la caridad

En nuestro peregrinar como Iglesia muchas veces perdemos de vista el horizonte del Reino de Dios, en función del cual ha sido creada la propia Iglesia. Devaluamos con cierta facilidad los significados y, voluntaria o involuntariamente, tergiversamos el sentido de los términos. La caridad, alma dinamizadora del ser y quehacer de la Iglesia, ha sido muchas veces malentendida, propiciando con ello que incluso los cristianos se vuelvan en contra de la caridad, a través de sus expresiones o de su vida. Juan Pablo II ha impulsado a la Iglesia en su conjunto a rehabilitar la caridad, en sentido pleno4. La caridad fue, es y seguirá siendo “el único criterio según el cual todo debe hacerse o no hacerse, cambiarse o no cambiarse. Es el principio que debe dirigir toda acción y el fin al que debe tender. Actuando con caridad o inspirados por la caridad, nada es disconforme y todo es bueno”5. Las falsificaciones de la caridad son tan numerosas que "la palabra misma se ha vuelto sospechosa, desacreditada, ha perdido su valor divino. Es vista como pasatiempo para ociosos, cálculo velado de proselitismo; simple remedio, sin tomarse la molestia de buscar las causas; diploma de buena conciencia para los que son cómplices de injusticias sociales; acción aislada que transforma a los unos en benefactores y a los otros en asistidos. Estas interpretaciones hacen daño, pero al mismo tiempo nos exigen mantener la caridad en la pureza de sus rasgos

4 Juan Pablo II, en las Audiencias al Consejo Pontificio Cor Unum: 23 de noviembre de 1981; 22 de noviembre de 1982; en 1983. 5 Cfr. Juan Pablo II, Redemptoris missio, n.60.


primitivos” 6 tal como el ágape vivido en las primeras comunidades cristianas. Los obispos mexicanos nos unimos a esta invitación al hacerla a los católicos mexicanos en la Carta Pastoral “Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos”7; una Iglesia que sea una comunidad de caridad concreta. Con ello queremos impulsar a que esta reflexión se exprese en iniciativas oportunas capaces de abrazar en el amor de Cristo a los pobres y marginados de nuestro país, así como en la articulación de proyectos que incidan, propositiva y críticamente, en los procesos fundamentales por los que atraviesa la vida de la sociedad, incluyendo el ámbito internacional. La reflexión de Cáritas en México

Cáritas Mexicana fue fundada por la Conferencia del Episcopado Mexicano8 con la finalidad de: “velar porque se viva lo que es esencial en la vida de la Iglesia, la caridad, cuya primera exigencia es la justicia en todo el contexto de la vida humana: religioso, cultural, económico, social y político”9. En las últimas tres décadas Cáritas se ha extendido en casi todo el país. Numerosos proyectos y servicios se llevan a cabo día a día con el esfuerzo de muchas mujeres y hombres. Miles de personas con necesidades diversas

6 Cfr. Etchegaray, Roger Card. La palabra Caridad se ha vuelto sospechosa, discurso de apertura del Congreso Latinoamericano de la Caridad, Bogotá 8-14 de julio 1990, en Urgencias de la Caridad en América Latina, CEPS-CÁRITAS MEXICANA, México. 1991. pp. 9-16. 7 Cfr. Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, nn. 211-222. 8 C.E.M.: Conferencia del Episcopado Mexicano. 9 Conferencia del Episcopado Mexicano, Instrucción Pastoral sobre Cáritas Mexicana, n.12 (1974), en Documentos Colectivos del Episcopado Mexicano, vol. I, C.E.M., 1991.


encuentran cotidianamente una expresión de fraternidad en las Cáritas parroquiales y diocesanas. Sin embargo la articulación entre ellas y entre las diocesanas es débil, y la vinculación con la sociedad civil incipiente. Es necesario, superar esquemas de asistencia reductivos, colaborar a renovar la Iglesia mexicana y vislumbrar su rol en la construcción de una nueva sociedad, con nuevas y renovadas estructuras, desde esta acción pastoral. La necesidad de un documento que iluminara el ser y quehacer de Cáritas en sus diversos niveles se expresó en la III Asamblea Nacional de Cáritas Mexicana. En este espacio de encuentro de las Cáritas diocesanas del país se evidenció la necesidad de profundizar juntos en la identidad, visión y misión de Cáritas en nuestro contexto social y eclesial. Como respuesta a ello, el Consejo Permanente de Cáritas Mexicana, órgano responsable de dar cauce a las líneas que dicta la Asamblea Nacional, creó una Comisión encargada de preparar el esquema y la propuesta de contenido de este documento. Dicha Comisión fue recogiendo los aportes, las inquietudes y perspectivas del propio Consejo Permanente, y presentó el borrador para la reflexión de la IV Asamblea Nacional –realizada en septiembre del 2000-. Ahí se vertieron muchas sugerencias y aportes, que han enriquecido en gran medida el texto. Haciendo eco a la Exhortación Apostólica Postsinodal Ecclesia in America (n, 58), el presente documento asume el título “Vivamos el amor preferencial por los pobres” como puerta de entrada para definir la identidad y la misión de Cáritas en México. Es una reflexión sobre ello, no un manual de organización.


Identidad y misión que parten de la contemplación de nuestro Señor Jesucristo servidor de los pobres quienes tienen rostros concretos en nuestra Patria (capítulos I y II). Identidad y misión que se engarzan con el caminar caritativo de la Iglesia desde sus orígenes hasta nuestros días, en que Cáritas se hace expresión de la Pastoral Social (III y IV). Identidad y misión de Cáritas como proceso pastoral orgánico y organizado en la Iglesia Católica para evangelizar, promoviendo conjuntamente la justicia y la caridad en los diversos niveles: parroquial, diocesano, nacional e internacional (V-VI). Todo ello guiados por el Espíritu de Jesús, impulsando en los agentes de la caridad una espiritualidad más evangélica, nueva en su ardor, a ejemplo de María, servidora del amor (VII). Comparto este documento a la Iglesia de México con la ilusión y esperanza que su testimonio en la práctica de la justicia y caridad sea más vivo y operante ante la situación de pobreza que sufre la mayoría de nuestras hermanas y hermanos mexicanos. Que con María de Guadalupe, que nos dio a Jesucristo, Caridad del Padre a los pueblos de América, caminemos en el seguimiento de su hijo por caminos fraternos y solidarios.

Mons. Jacinto Guerrero Torres Obispo Coadjutor de Tlaxcala Presidente de la CEPS y de Cáritas Mexicana

Noviembre 3 del 2000 Fiesta de San Martín de Porres Patrono Universal de Cáritas


Presentación a la segunda edición

La práctica de la caridad caracteriza de manera decisiva la vida cristiana, el estilo eclesial y la programación pastoral, es decir, caracteriza la fidelidad de cada hombre y mujer al Evangelio, la vida del pueblo de Dios que peregrina, y el quehacer de la Iglesia, signo y sacramento del Reino. Es así como en la Carta apostólica Novo Millennio Ineunte, el Papa Juan Pablo II nos invita a comenzar el milenio apostando por la caridad en la práctica de un amor activo y concreto con cada ser humano.

Este servicio universal se verifica con la primera caridad que es el anuncio del Evangelio. En la persona de los pobres hay una presencia especial de Cristo, a ellos viene el anuncio de la Buena Noticia; por consiguiente, se impone a la Iglesia una opción preferencial por ellos, de manera que la caridad de las palabras se corrobore por la caridad de las obras.

Estamos en la hora de una nueva "imaginación de la caridad" para hacer de la vida cristiana una entrega sin límites, sin miedo a seguir a Cristo y amar con Él hasta el extremo, sin confundir su rostro ni negar nuestra relación con quién ha querido identificarse con los más pobres, con aquellos que nombra el Evangelio (Cfr. Mt 25,35). En nuestro tiempo, las múltiples necesidades y la enorme carga de contradicciones por algunas propuestas de la vida actual - expresada en muchas y en nuevas "pobrezas"-, interpela la sensibilidad cristiana para interpretar el llamado que Cristo dirige desde este mundo de la pobreza.

"La caridad es verdaderamente el corazón de la Iglesia" y el Espíritu Santo suscita diversos dones como latidos de este corazón. Echemos una mirada del corazón hacia el misterio de amor de la Trinidad. En el corazón de Cristo está su Iglesia y si


queremos ser fieles al designio de Dios y responder a las profundas esperanzas del mundo, tenemos el desafío de hacer de la Iglesia "la casa y la escuela de la comunión".

Vivir la caridad es signo que comprueba la fidelidad de la Iglesia como Esposa de Cristo. Ella se torna más hermosa al estar entre sus hijos e hijas que día a día están expuestos a la desolación y al sin-sentido, y que caminan con gozos y esperanzas, con tristezas y angustias hacia una vida más digna.

Este instrumento de reflexión sobre la identidad y misión de Cáritas en México es para animarnos en el caminar, para discernir qué ruta seguir hoy día, trayendo a la memoria los pasos dados. Es imprescindible que en Cáritas no olvidemos nuestra historia, reconozcamos los muchos errores, y agradezcamos toda la gracia derramada en tantos hombres mujeres.

En muchas ocasiones, en Cáritas hemos dejado de seguir su vocación más profunda; como el hijo pródigo, estamos llamados a retornar a la casa del Padre a vivir y compartir la experiencia de su amor preferencial y extremo por los pobres a fin de que se concrete en estructuras justas, modos de vivir, en decisiones y acciones a escala personal y social, y en que las exigencias de la justicia sean satisfechas.

Que la caridad tenga resonancia como un impulso siempre nuevo en la misión evangelizadora de la Iglesia, y constituya el ritmo de cada latido de nuestro corazón.

Mons. Sergio Obeso Rivera Arzobispo de Xalapa Presidente de la CEPS y de Cáritas Mexicana

Febrero 2 del 2001 Fiesta de la Presentación del Señor.


Capítulo I

Contemplemos a Jesús servidor de los pobres

“Ámense como yo los he amado” (Jn 13,34)

1. "La Iglesia en América debe encarnar la solidaridad hacia los

pobres y marginados... amando a los pobres el cristiano imita las actitudes del Señor quien en su vida terrena se dedicó con sentimientos de compasión a las necesidades de las personas espiritual y materialmente indigentes"10. Con estas palabras el Papa Juan Pablo II nos invita a realizar el servicio y el amor preferencial por los pobres contemplando precisamente a Jesús para actuar según su espíritu, mandato y ejemplo: conforme a su testimonio.

2. Si contemplamos a la persona de Jesús: sus hechos,

actitudes, mensaje, estilo de vida, desde su nacimiento hasta la muerte en cruz; observamos que Dios por amor se encarna en el sufrimiento, pobreza e injusticias. No soporta vernos sufrir en el pecado y en la miseria humana. Quiere librarnos de todo mal, quiere salvarnos restableciendo nuestra vida espiritual, corporal,

10 Juan Pablo II, Ecclesia in America, n.58.


individual y social. Se hace hombre anonadándose a sí mismo11 para que podamos experimentar su amor en medio de las necesidades y el dolor.

3. Dios, en la encarnación histórica de su Hijo Jesucristo,

hace de la pobreza, del pecado y de la debilidad humana el lugar privilegiado de su presencia amorosa y de su acción redentora. Nuestro amor a Dios y al prójimo se autentifica cuando seguimos a Jesús amando como él amó a su Padre-Dios y a las personas.

4. El camino a seguir para realizar la práctica del amor

cristiano en el servicio a los más pobres, no es asumir el modelo de alguna institución caritativa; el camino es Jesús mismo. Él lo dijo: “Yo soy el camino” (Jn 14,6), "ámense unos a otros como yo los he amado” (cfr. Jn 13,34). Se hizo camino de amor a partir de encuentros vivos con los más necesitados, a quienes en cercanía cariñosa y transformadora les ofrecía vida nueva, dignidad, perdón, paz, salud y esperanza.

5. En nuestra tierra mexicana, María de Guadalupe

presenta a Jesús como camino de amor, fe, esperanza, dignidad y libertad mediante el encuentro con los más pobres representados por Juan Diego. Ella irradió la práctica del amor preferencial de Jesús a los pobres al acoger como a un hijo a Juan Diego: "¿No estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿no estás bajo mi sombra y resguardo? ¿no soy yo la fuente de tu alegría? ¿no estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿tienes necesidad de alguna otra cosa?"12

11 Cfr. Flp 2,6-8 12 Nican Mopohua, n. 119.


"...Y Juan Diego, cuando oyó la amable palabra, el amable aliento de la Reina del Cielo, muchísimo con ello se consoló, bien con ello se apaciguó su corazón..."13.

6. ¿Cómo amó Jesús a las personas? Su amor lo ofrece a todos

sin excluir a nadie pero con preferencia por los más pobres y oprimidos. Como un signo de su identidad Jesús inauguró su ministerio mesiánico con el anuncio de la Buena Noticia a los pobres, a los cautivos, a los hambrientos;14 proclamó el cumplimiento de la profecía, describió el diseño del programa evangélico que gira en torno a los pobres, los que esperan la misericordia de Dios, prefigurando con este anuncio, al mismo tiempo, el camino de la Iglesia y de su misión evangelizadora.

Amor preferencial por los pobres y Reino de Dios 7. En el sermón de las bienaventuranzas Jesús enseña el

camino para vivir el Reino. “Felices los que tienen espíritu de pobre porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt 5,3). Los discípulos aprendieron que para vivir el Reino de Dios en la intimidad de cada uno, hay que tener espíritu de pobre con desprendimiento de los apegos de este mundo, limpieza de corazón y disponibilidad a la voluntad del Padre. Para vivirlo con relación a los demás hay que trabajar por la justicia y la paz aún en medio de adversidades y persecuciones. Tal fue la finalidad de la misión de Jesús y de quienes son discípulos suyos: Vivir y ayudar a otros a vivir el Reino de Dios.

13 Nican Mopohua, n.122. 14 Cfr. Lc 4, 16-21


8. Este es un proceso de nacimiento, crecimiento y maduración en el amor a Dios y al prójimo orientado a un nuevo estilo de vida. No se trata solo de obras sino de una nueva forma de ser y de vivir animada y guiada por la acción del Espíritu Santo. Jesús compara el Reino de Dios con el proceso vital que sigue una planta en su desarrollo desde el tallo hasta el fruto (cfr. Mc 4,26-29) y con el proceso de la levadura para fermentar la masa (cfr. Mt 13,33). Las obras de caridad han de brotar de un corazón que vive este proceso de crecimiento en el amor a Dios y al prójimo.

9. La vivencia del Reino se inicia por la conversión

personal, fruto del encuentro y de la adhesión a Jesucristo, quien hace presente la misericordia del Padre. Tal fue el primer anuncio de Jesús al comenzar su misión evangelizadora: ”El Reino de Dios está cerca, conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1,15). El amor de Cristo nos atrae a todos hacia Él.

10. Al anuncio de la conversión, Jesús realizó obras como

signos de la presencia del Reino de Dios entre los hombres. A cada paso anunciaba la Buena Noticia, enseñando, sanando las enfermedades y dolencias del pueblo con amor compasivo, justo y misericordioso especialmente hacia los pobres. A nuestras mentes vuelve su diálogo con el joven que ansioso de la vida eterna hace la pregunta por nosotros y recibe de Jesús una respuesta de profundo respeto y atención a los pobres y la invitación a emprender el camino con Él.

11. Al darnos el mandamiento que hace nuevas todas las

cosas: ámense los unos a los otros, lo constituyó con toda claridad y plenitud al ser Él mismo ejemplo de cómo


llevarlo a la práctica diciéndonos: como yo los he amado (Jn 15,12). Sus palabras verifican que Él nos ha amado primero y no hemos sido nosotros; "y en esto nos ha dado a conocer lo que es el amor: en que ha dado su vida por nosotros" (1 Jn 3, 16).

12. ¿Qué obras hizo Jesús?

Convivió con los pecadores para invitarlos a la conversión 15

Perdonó los pecados y expulsó demonios 16

Denunció las opresiones de los poderosos y sus ambiciones 17

Sació el hambre de los necesitados 18

Sanó a los enfermos 19

Hizo oír a los sordos y hablar a los mudos 20

Hizo caminar a los paralíticos 21

Curó a los leprosos 22

Se manifestó como dador de vida eterna 23

13. Al hacer Jesús estas obras de servicio a los más pobres, mostró que el Reino de Dios ya estaba dándose entre los hombres y que eran el medio para construirlo a través de la historia. A los discípulos de Juan el Bautista, que le preguntaban si era “el que ha de venir”, les contesta: “Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son

15 Cfr. Mt 9,10-13. 16 Cfr. Mt 9,2; Mc 1,34. 17 Cfr. Mc10,42-43; Lc 6,24-26. 18 Cfr. Mc 6,35-41. 19 Cfr. Mc 7,31-36. 20 Cfr. Mc 7,31-35. 21 Cfr. Mt 9,6-7. 22 Cfr. Mt 8,2-3. 23 Cfr. Jn 5,21 - Jn 10,10.


purificados, los sordos oyen, los muertos resucitan y la Buena Nueva llega a los pobres” (cfr. Lc 7,22).

14. Al contemplar a Jesús observamos que su amor no se

reduce solo a sentimientos; son acciones que dan vida y salud corporal y espiritual:

Con qué diligencia atiende a los necesitados: “Al ver tanta gente tuvo compasión y sanó a los enfermos”24.

Con qué solicitud se acerca a los pecadores: “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores” 25.

Con qué ternura acoge a los débiles y a los niños: “Tomando a un niño lo estrechó entre sus brazos y dijo: El que recibe a un niño en mi nombre a mí me recibe” 26.

Se mantiene activo en el servicio a los pobres y al mismo tiempo contemplativo en intimidad de oración con su Padre Dios: “Sanó a muchos enfermos... expulsó a muchos demonios... y fue a un lugar solitario donde se puso a orar” 27.

15. Con sus actitudes, hechos y enseñanzas Jesús inaugura el

Reino de Dios estableciendo una nueva relación de amor: hacia Dios como Padre, hacia los demás como hermanos con atención especial a los más pobres. Quienes siguiendo su ejemplo realizan con amor esas obras participan del Reino de Dios: “Vengan los bendecidos por mi Padre. Tomen posesión del Reino... Porque tuve hambre y me alimentaron. Tuve sed y me dieron de beber. Pasé como forastero y me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y

24 Mt 14,14. 25 Mc 2,17. 26 Mc. 9, 36-37. 27 Mc 1,34-35.


me vistieron. Estaba enfermo y me visitaron. Estuve en la cárcel y me fueron a ver... En verdad les digo que cuando lo hicieron con alguno de estos más pequeños que son mis hermanos, lo hicieron conmigo” (cfr. Mt 25,34-40).

El mandamiento nuevo del amor fraterno

16. El mandamiento antiguo del amor al prójimo -presente

en el Antiguo Testamento (cfr. Lv 19,18)- se hace mandamiento nuevo al practicarlo con el amor de Jesús; es nuevo porque renueva a las personas llenándolas de caridad, de reconciliación, de fraternidad, de actitudes solidarias a los más necesitados. Dice S. Agustín: “¿por qué pues llama nuevo el Señor a lo que nos consta que es tan antiguo?... Porque renueva en verdad a quien lo cumple, teniendo en cuenta que no se trata de un amor cualquiera, por eso añade: 'como yo los he amado'. Este es el amor que nos renueva, que nos hace hombres nuevos, herederos del Testamento nuevo, capaces de cantar el cántico nuevo” 28.

Asistencia a los necesitados

17. El amor que tiene Jesús por los pobres lo lleva a

asistirles en sus necesidades inmediatas. La asistencia es la acción de asistir, de hacer presencia en el momento de la necesidad para prestar apoyo y consuelo. Esa asistencia promueve y restaura las capacidades y la dignidad de las personas, libera y transforma a los atrapados por alguna esclavitud, y les impulsa a asistir a otros que carecen de salud y alimento.

¿Cómo asiste Jesús al necesitado?

28 San Agustín, Tratado 65, nn.1-3.


Hacia el leproso que le suplica ser limpiado “tuvo compasión, extendió la mano, lo tocó y dijo: Yo lo quiero, queda limpio” 29.

A los ciegos que le gritaban tuviera compasión de ellos “... les tocó los ojos diciendo: Reciban ustedes lo que han creído” 30.

A la suegra de Pedro postrada en cama con fiebre “... le tomó la mano y se le quitó la fiebre. Ella se levantó y comenzó a atenderle” 31.

Con la multitud que le seguía hambrienta “tuvo compasión” y luego les ofreció alimento para que saciaran su hambre. “Y todos comieron hasta saciarse” 32.

18. En las obras asistenciales que Jesús hace, en primer

termino acoge a las personas reconociéndolas como tales; se da a sí mismo acercándose, escuchando, tratándolas con respeto, cariño, ternura, compasión: como un Padre trata a su hijo buscando lo mejor para Él, no como un mero prestador de servicios. Primero se hace presente en cuerpo y alma, entra en una relación humana, luego ofrece la ayuda necesaria. He aquí un criterio evangélico para la acción de Cáritas. Obras promocionales

19. El amor que tiene Jesús a los pobres lo lleva a promover

y capacitar a las personas carentes de posibilidades para valerse por sí mismas:

29 Mc 2,41. 30 Mt 9,29. 31 Mt 8,14. 32 Mt 14,20.


Al paralítico incapacitado para caminar llevado en su camilla con grande fe por unos amigos, Jesús le dice: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. El se levantó y cargó su camilla para irse con ella” 33.

Ante una multitud que no había comido Jesús promueve la solidaridad de quienes tienen algo, “cinco panes y dos pescados”, para que los compartan con quienes no tienen. Capacita a sus discípulos para que organicen a la gente en grupos “de a cien y de a cincuenta” y les distribuyan los panes y los peces por Él antes bendecidos 34.

20. La obra promocional que Jesús realiza entre las personas imposibilitadas es para que ellas se hagan corresponsables y colaboren a la solución de sus propias necesidades. He aquí otro criterio para la misión de Cáritas.

Obras liberadoras y transformadoras

21. El amor que tiene Jesús a los pobres lo lleva no sólo a

asistirlos en sus necesidades inmediatas; no sólo a promoverlos y capacitarlos para que se valgan por sí mismos; si no también a liberarlos de toda esclavitud corporal, espiritual y social y a transformarlos en personas dignas ante Dios y ante los hombres:

Al paralítico atado también del alma por el pecado, Jesús con atención paternal lo libera de la esclavitud espiritual: “Hijo tus pecados te son perdonados” 35. A continuación lo sana de la enfermedad corporal.

33 Mc 2,11. 34 Cfr. Mc. 6,35-41. 35 Mc 2,5.


A la mujer pecadora que en casa de Simón el fariseo se postra arrepentida a los pies de Jesús ungiéndoselos con perfume, Él la declara ante los demás liberada de todo pecado: “Sus numerosos pecados le quedan perdonados por el mucho amor que ha demostrado”. Luego a ella con respeto y comprensión le dice: “Tu fe te ha salvado; vete en paz” 36.

Al hombre endemoniado de Gerasa, esclavizado en su cuerpo y en su alma por fuerzas del mal que lo impulsan a marginarse de los demás viviendo y caminando “entre los sepulcros y por los cerros” y a destruirse violentamente a sí mismo, Jesús lo acoge con firmeza, lo libera y lo transforma en una persona con dignidad, llena de paz interior, capaz de estar “sentado, vestido y en sano juicio” 37.

A Zaqueo, el publicano que había acumulado riqueza y cometido injusticias y fraudes, Jesús lo transforma en hombre caritativo hacia los pobres y justo para quienes había defraudado. Zaqueo tocado por el amor de Jesús se experimentó hombre nuevo ante Dios y ante la sociedad, por eso tomó una firme resolución: “ Mira Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres y a quien le haya defraudado le restituiré cuatro veces más” 38.

22. El amor de Jesús que libera de la ambición a Zaqueo y

lo transforma en hombre justo y generoso es un amor que provoca gozo, fiesta, celebración, convivencia donde se comparte la experiencia de una vida nueva, de sentirse amado y acogido por Dios y por los amigos. El

36 Lc 7, 47-50. 37 Mc. 5,15. 38 Lc. 19,8.


amor de Jesús se transforma en pan de vida nueva que se comparte en fiesta. Es una acción liberadora, transformadora, gozosa, celebrativa. He aquí un tercer criterio para la misión de Cáritas

23. Jesús ama con un amor expresado en obras que asisten,

promueven, liberan y transforman a las personas. El Papa Juan Pablo II, en el documento postsinodal para América, al hablar del amor preferencial por los pobres y marginados dice que la Iglesia, en sus iniciativas pastorales de solidaridad “debe incluir la asistencia, promoción, liberación y aceptación fraterna” 39.

24. Es así como la práctica del mandamiento nuevo del

amor fraterno realiza la renovación de las personas, de las familias, de la sociedad. Dentro de la acción pastoral de la Iglesia toca a la pastoral social y de una manera particular a Cáritas, llevar a cabo la integración del amor cristiano expresado en esas obras.

Transformación de las estructuras sociales

25. El amor preferencial de Jesús por los pobres, débiles,

pecadores y marginados no se reduce solo a personas particulares o a grupos menores. Tiene también una gran dimensión social. Con sus enseñanzas, actitudes y hechos Jesús invita a la transformación del mundo de los hombres pervertidos por el egoísmo y las injusticias, a establecer estructuras sociales de justicia, verdad, y solidaridad, que faciliten el compartir los bienes materiales y espirituales teniendo en cuenta a los más necesitados.

39 Juan Pablo II, Ecclesia in America, n. 58.


26. Según el Evangelio de San Juan, Jesús entabla un juicio contra el mundo impregnado en su organización social de odio y mentira que atentan contra su obra y sus discípulos (cfr. Jn 15,18-25). Detrás de todo mal humano existe una organización del mal; una estrategia tramada por el maligno que seguirá actuando en el mundo, no obstante la victoria redentora de Cristo, pues “vino a su casa y los suyos no lo recibieron” (Jn 1,11).

27. Jesús constata que el pecado del mundo toma

dimensiones sociales y se cristaliza en los diversos campos de la vida social:

Observa que en el campo de la acción política los jefes de las naciones las oprimen con su poder (cfr. Mc 10,42). Él mismo, al experimentar la opresión de Herodes que quiere matarlo, toma una actitud de denuncia valiente diciendo: “Vayan a decirle a ese zorro: Hoy y mañana arrojo demonios y hago curaciones y al tercer día llego a mi termino” 40.

En contrapartida invita a sus discípulos a transformar las estructuras de poder dominante en estructuras de servicio mutuo: “ El que quiera ser el primero que se haga el servidor de todos” 41.

En el campo económico Jesús observa que quienes acumulan riquezas, tal vez a costa del pobre, y viven engolosinados en ellas organizando a los demás para que los adulen y les ayuden a aumentarlas, esos tales son ineptos para participar de su espíritu de amor y justicia. En la parábola del pobre Lázaro y del Rico aclara que la riqueza cuando produce separación

40 Lc 13,33. 41 Lc 10,44..


dominadora y despreciativa del pobre es signo de pecado y condenación; que “es más fácil para el camello pasar por el ojo de la aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios”; que no se puede “servir al mismo tiempo a Dios y al dinero” 42.

Jesús enseña a sus apóstoles y discípulos a establecer organizaciones y estructuras que faciliten el compartir y la solidaridad. Ante la multitud hambrienta Jesús les dijo: “Denles ustedes de comer... ustedes tienen panes ¿cuántos?... Son cinco panes y además hay dos pescados... ordenó que los hicieran sentarse en grupos sobre el pasto... de a cien y de a cincuenta... bendijo y partió los panes y los dio a los discípulos para que los distribuyeran”. A sus discípulos les exige que sean actores de justicia verdadera: “ si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos no entrarán al Reino de Dios” 43.

En el campo religioso rechaza todo aquello que llamaríamos “compadrazgo” o mezcla entre el culto auténtico a Dios e intereses de índole económica o política: la presencia de Dios en el mundo nunca puede justificar el robo, la injusticia, la mentira. Jesús expulsó enérgicamente a los vendedores del templo pues habían hecho del templo “una cueva de bandidos”. A los enviados de los escribas y sacerdotes del templo que preguntaban si era lícito o no pagar impuesto al emperador, Jesús responde: “Den al César lo que es del César y a Dios lo que corresponde a Dios” 44.

42 Cfr. Lc. 6,24-26, 16,19-31; Mc 10,25; Mt 6,24. 43 Mc. 6,37-41; Mt 5,20. 44 Mc 11,17; Lc 20,25.


A su vez, Jesús enseña que el culto a Dios debe ser limpio, amoroso, libre de intereses de lugar, tiempo y poderes humanos. Dice a la Samaritana: “Créeme mujer... llega la hora en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en verdad”. Las estructuras religiosas deben ser transformadas conforme al Espíritu de Jesús de tal forma que sean verdaderos instrumentos de servicio evangelizador, de justicia y caridad para la sociedad, como lo explica el apóstol Santiago: “La religión verdadera y perfecta delante de Dios, nuestro Padre, consiste en esto: Visitar a los huérfanos y a las viudas que necesitan ayuda y guardarse de la corrupción de este mundo” 45.

28. La Iglesia actuando como Jesús en la misión de

evangelizar a la gente con amor preferencial a los pobres ha de impulsar la transformación de las estructuras económicas, políticas y culturales en estructuras de justicia, verdad, unidad, paz y solidaridad.

29. Toda labor de servicios asistenciales, promocionales, liberadores y

transformadores que compete a Cáritas, debe partir como primer paso metodológico de la contemplación de Jesús Servidor de los pobres. La contemplación nos impulsa al Encuentro amoroso con Él y a seguirle para que amemos preferentemente al pobre como Él nos ha amado.

45 Jn 4,22-23; St 1,27.


Capítulo II

Encontremos a Jesús en el rostro de los pobres

"Y sintió compasión de ellos”

(Mc 6, 34)

30. Jesús es el Buen Pastor que escucha, se conmueve y

siente compasión ante el hambre, la enfermedad y el sufrimiento del pueblo que viene a su encuentro. Él hace propio el dolor de los pobres que lo buscan; no permanece con los brazos cruzados ante los gritos y el gemido de la comunidad.

31. Jesús escucha y busca caminos para dar solución al hambre del pueblo; él mismo prepara un banquete. El banquete de Jesús está abierto a todo tipo de personas sin importar la raza, la situación religiosa o política. Es un banquete que rompe todas las discriminaciones.

32. Acercarnos en este trabajo a la situación de pobreza, es para motivar en nosotros entrañas de misericordia y atendamos así el clamor, el grito que escucha Dios. Es el grito de los pobres, que crucificados y con sus rostros desfigurados por el sufrimiento, nos desafían y nos exigen poner en común nuestros cinco panes y los dos pescados, para que estos millones de excluidos tengan vida y la tengan en abundancia.


Características de la pobreza en México 33. La pobreza en nuestro país es una dolorosa situación

que ha crecido en los últimos 20 años. Nuestros obispos constatan no sólo las formas de pobreza tradicional y de injusticia social que teníamos, sino nuevas maneras de empobrecimiento en el campo y las ciudades, la marginación y hasta la exclusión de grandes grupos sociales46.

34. Recordemos las palabras proféticas de los obispos

latinoamericanos reunidos en Puebla: "Desde el seno de los diversos países del continente está subiendo hasta el cielo un clamor más tumultuoso e impresionante. Es el grito de un pueblo que sufre y que demanda justicia, libertad, respeto a los derechos fundamentales del hombre y de los pueblos"47. Reunidos en Medellín ya señalaban este hecho: "Un sordo clamor brota de millones de hombres, pidiendo a sus pastores una liberación que no llega de ninguna parte"48.

35. En los últimos 20 años, el número de pobres ha crecido

en México en forma abrumadora; el modelo económico asumido ha deteriorado gravemente los niveles de vida49. Esta afirmación se sustenta en los datos referentes a procesos de empobrecimiento de grandes grupos sociales.

46 Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, n. 57. 47 CELAM, Documento de Puebla, n. 87, 1979. 48 CELAM. Documento de Medellín, n. 2., 1968. 49 Cfr. Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, n. 323.


36. En el estudio de Cáritas Mexicana sobre la pobreza en México elaborado con datos de 1996 por los investigadores Julio Boltvinik y Araceli Damián50, establecen los niveles de pobreza existentes en la población de México, que se expresan en las siguientes cifras y cuadros: a) 75.8 millones de personas son pobres, es decir, el 81.9 %

de la población. (Cuadro 1) b) Aparecen como indigentes y excluidos 42.36 millones de

personas, el 45.8% de la población.

CUADRO 1 Estratos de pobreza de la población en México

50 Boltvinik, Julio y Damián, Araceli, La pobreza en México, Investigación realizada por regiones interestatales, tamaños de localidad y estratos de indigencia, con datos oficiales de 1996. Enero 2000. Indigentes 42.36 millones 45.8% Muy pobres 14.39 millones 15.5% Pobres moderados 19.06 millones 20.6% Con Sanbrit * 5.88 millones 6.4% Clase media 7.98 millones 8.6% Clase alta 2.9 millones 3.1% *Sanbrit: Personas que tienen Satisfacción de necesidades básicas y requerimientos de ingresos y de tiempo. Es decir, que tienen lo necesario para vivir, pero no más que eso.

Indigentes

45.8%

Muy pobres

15.5%

Pobres

moderados

20.6%

Clase media

8.6%

Clase alta

3.1%

Con Sanbrit

6.4%


c) En el medio urbano, de una población de 67 millones, los indigentes son 22 millones. (Cuadro 2)

CUADRO 2 51 Porcentaje de la población por nivel de ingreso en el medio urbano

51 Números totales de personas agrupadas por niveles de población y medios urbano y rural en México (cifras de 1996): Nivel de población Medio urbano Medio Rural 1. Indigentes 22,583,278 19,777,415 2. Muy pobres 11,742,543 2,649,698 3. Pobres moderados 17,100,837 1,955,254 4. Total pobres 51,426,657 24,382,367 5. Con Sanbrit * 5,443,639 438,809 6. Clase media 7,591,812 392,552 7. Clase alta 2,815,286 95,479 8. Total no pobres 15,850,736 926,840 9. Población Total 67,277,394 25,309,207 Op cit. Boltvinik-Damián, cuadros básicos No. 2. * Sanbrit: Personas que tienen Satisfacción de necesidades básicas y requerimentos de ingresos y de tiempo. Es decir, que tienen lo necesario para vivir, pero no más que eso.

clase alta

4.20%con sanbrit

8.09%

muy pobres

17.48%

Indigentes

33.57%

pobres

moderados

25.37%

clase media

11.29%


d) En el medio rural los indigentes son cuatro de cada cinco habitantes. (Cuadro 3).

CUADRO 3 Porcentaje de la población por nivel de ingreso en el medio rural

e) 62 millones de personas (dos terceras partes de la población nacional) son catalogadas como pobres totales,

f) Mientras el estrato de indigencia extrema se

encuentra en las zonas rurales de Chiapas, Yucatán, Puebla, Campeche, Guerrero y Oaxaca. En la indigencia alta se encuentran los correspondientes a los estados de Quintana Roo, Hidalgo, Sinaloa, Jalisco, Nayarit, Aguascalientes, Durango, Tlaxcala y

clase media

1.60%

con sanbrit

1.70%

Indigentes

78.10%

clase alta

0.40%pobres

moderados

7.70%

muy pobres

10.50%


la frontera norte52. El salario y desempleo

37. Contemplar el fenómeno de la pobreza nos lleva a mirar

al mundo del trabajo como “clave de la cuestión social, ya que ofrece y amplía las posibilidades de desarrollo integral de las personas y de los pueblos"53. Personas, familia, trabajo, cultura, instituciones y Nación son realidades que se construyen fundadas la una sobre la otra.

38. El trabajo de la mayoría de los mexicanos recibe un

salario de 2 ó 3 dólares54 diarios para cubrir con él los satisfactores básicos: alimentación, vestido, calzado,

52 Número de personas en indigencia extrema por zonas del país. Zona del Pacífico Norte: Sonora, Baja California Sur y Norte 1’660,715 Zona Norte: Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua 246,185 Zona Centro Norte: Zacatecas, San Luis Potosí e Hidalgo 3’500,000 Zona Centro Bajío: Guanajuato, Querétaro 3’262,166 Zona Centro: Tlaxcala, Morelos, Edo. de México 6’000,000 Zona Pacífico Durango: Durango, Sinaloa, Nayarit 1’554,567 Zona Occidente: Aguascalientes, Jalisco, Colima más de 4’000,000 Zona Distrito Federal: 1’378,296 Zona Pacífico Puebla: Guerrero, Puebla y Michoacán 7’383,887 Zona del Golfo: Tabasco y Veracruz 4’500,000 Zona Pacífico Sur: Chiapas y Oaxaca más de 5’329,638 Zona Península de Yucatán: Yucatán, Campeche, Q.Roo 1’587,694 53 Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, n. 317. 54 De los 38.6 millones de mexicanos con algún tipo de ocupación:

66 % son hombres. 13 % tiene educación media y superior. 11 % trabaja para el Estado. 29 % trabaja en servicios y 26 % son trabajadores industriales. 50 % recibe 2 salarios mínimos o menn. 48 % no tiene sueldo fijo. 64 % trabaja sin prestaciones. 67 % no tiene seguridad social.

En, El México que gobernará el nuevo presidente. Viejos y nuevos problemas. Revista “Este País”, julio 2000.


cuidado personal, salud, higiene, servicios de agua y drenaje, educación, energía eléctrica, vivienda, mobiliario y equipamiento del hogar; además de tiempo libre para la recreación, seguridad social, pensión para la vejez o enfermedad, transporte, vacaciones, información y cultura55.

39. De 1976 a 1998 el salario tuvo una pérdida acumulada del 86 % de su poder adquisitivo y necesitaría aumentar el 280 % para recuperar su nivel de compra de hace 20 años56. Según estos datos las familias mexicanas que viven en pobreza difícilmente pueden acercarse al mínimo de satisfactores necesarios para vivir en dignidad.

La migración

40. El rostro del desempleo tiene los rasgos del migrante57 que observamos en las grandes ciudades: vendedores ambulantes, limpiaparabrisas, tragafuegos, tenderos, empleadas domésticas, las "Marías". Muchos de estos hermanos y hermanas migrantes que vagan por las ciudades abandonaron el campo acosados por el hambre y la carencia de educación adecuada, de servicios públicos o de empleo bien remunerado. "Los jóvenes no encuentran trabajo en el campo y al no estar preparados... son desplazados, sin opciones reales de trabajo"58.

55 "Según el F.M.I. y el B.M., en México sobreviven con menos de 1 dólar diario por persona 28 millones de personas". Diario La Jornada, Editorial del 22 de septiembre del 2000, México, D.F. 56 Centro de Análisis Multidisciplinario, CAM; Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, Reporte de Investigación 50. 57 En nuestro país “de 1993 a 1996 el desempleo pasó de 819 000 a 1 354 700”. Poder Ejecutivo Federal, Cuarto Informe de Gobierno, Anexos 36, 37 y 45, México, 1998. 58 Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, n. 58.


41. En Estados Unidos cerca de 20 millones de personas son migrantes mexicanos59. Los procesos migratorios se dan hacia afuera y adentro del país. Las comunidades rurales prácticamente están siendo abandonadas. Somos testigos de un éxodo que en la propia patria y en el extranjero engrosa los cinturones de miseria.

42. En este éxodo de migrantes en busca de mejores

condiciones de vida, se encuentran muchos indígenas que hacen migraciones temporales, para trabajar en empresas o agroindustrias, arriesgándose a vivir en condiciones infrahumanas.

La desnutrición

43. La desnutrición es otro rasgo que marca los rostros de

los pobres en nuestro país, porque nos muestra con toda crudeza la expresión de la miseria y de la injusticia social, sobre todo en las zonas indígenas, en el campo y en las periferias de las ciudades. La falta de pan y de educación condena a millones de mexicanos a ser excluidos durante varias generaciones.

44. El 58 % de los niños y niñas menores de 5 años de las

zonas rurales, presentan problemas físicos y mentales por la mala alimentación y en las zonas indígenas el 73.6% de éstos(as) presentan algún grado de desnutrición60. El rostro de los niños y niñas

59 Margarita Campuzano, La Migración a Estados Unidos, p. 48, en Revista Letras libres, mayo 2000. 60 Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán”, Encuesta Nacional de Alimentación en el Medio Rural, México, 1997. Se señala que "el 30% de la población infantil menor a cinco años de edad está anémica. Se trata del caso tres millones de niños de los aproximadamente once millones". Jaime Sepúlveda Amor, director general del


desnutridos los deja marcados para toda la vida; difícilmente van a aprovechar adecuadamente el aprendizaje formal, y en la capacitación para el empleo61.

La vivienda

45. En los cinturones de miseria se amontonan familias que

viven en casas de cartón o a medio construir, en condiciones inhumanas. Junto a ellas muchas personas que han hecho de su casa un dormitorio pasan el día en el transporte público y en sus lugares de trabajo, sólo vuelven a su casa por las noches con el cansancio del trabajo y del transporte. Con los salarios que reciben difícilmente pueden construir una vivienda digna; ello propicia que las familias vivan en hacinamiento.

46. La falta de vivienda digna es de grandes proporciones.

“Tan solo en 1995 el rezago de vivienda fue de 4.6 millones. Las condiciones de las viviendas existentes son lamentables, ya que más de 3.5 millones requieren de mejoramientos espaciales, materiales y/o de servicios sustanciales, mientras que 1.1 millones necesitan ser sustituidas por nuevas unidades”62 .

47. El panorama de la vivienda se hace cada vez más

sombrío si consideramos la pérdida del poder adquisitivo, los bajos salarios, así como las políticas oficiales de apoyo a la vivienda, políticas que excluyen “a más del 40% de las familias mexicanas por carecer del

Instituto Nacional de Salud Pública al dar a conocer la Encuesta Nacional de Nutrición. En La Pobreza, sinónimo del México 2000, Instituto Mexicano de Estudios Políticos, A.C. 61 En los estados de Puebla, Guerrero, Oaxaca y Chiapas uno de cada cuatro niños menores de 5 años esta moderada o severamente desnutrido. El México que gobernará el nuevo presidente. Viejos y nuevos problemas. Revista: “Este País”, Julio 2000, p. 71 62 Secretaría de Desarrollo Social, Programa Nacional de Vivienda 1995-2000.


requisito de percibir más de 3 salarios mínimos”63. Entre el 60 y 70% de la población construye por su cuenta sin tener apoyos gubernamentales64.

Desastres naturales y desastres provocados por el hombre

48. Los desastres terminan por descubrirnos los rasgos de

los pobres y su vulnerabilidad en nuestro país. Estos fenómenos no son algo nuevo para nuestra realidad y aunque aparentemente llegan por sorpresa, manifiestan la falta de una adecuada planeación urbana y rural, falta de organización, de prevención y de respuesta ante estas eventualidades. Los datos de las consecuencias de los terremotos y las inundaciones hablan por sí mismos65.

49. Se ha insistido en la tendencia a los cambios de los

fenómenos naturales de la tierra. Está confirmado que estos fenómenos han causado e intensificado los desastres y también está constatado en nuestro país que la amenaza y el riesgo de esta situación recae sobre todo en quienes son más vulnerables: los pobres y los marginados. Si México se ha vuelto más vulnerable a los fenómenos naturales se debe en gran medida al deterioro ambiental y a la incapacidad de respuesta preventiva y correctiva del gobierno y de la sociedad.

63 Aguilar, Genaro, Ricos y pobres en México 1984 a 1996. Ponencia a presentada en septiembre de 1999 en el VII Congreso de Economistas de América Latina y el Caribe, Río de Janeiro, Brasil. 64 Secretaria de Desarrollo Social y Federación Nacional de Promotores Industriales, PROVIVAC, A. C. 1997-1998. 65 A partir de los desastres ocurridos por inundaciones en el sur, sureste, golfo y centro de México entre 1997-1999 se calculan cerca de 1000 muertos, 1,500,000 personas damnificadas, 50,000 casas parcial o totalmente destruidas, además de daños a vías de comunicación y brotes epidémicos.


50. Junto a la pobreza, la tala inmoderada y la quema intencional de los bosques, la falta de tratamiento de la basura y de aguas negras, los desechos tóxicos de las fábricas contaminan los ríos y las lagunas, agotando el agua y provocando sequías en extensas zonas del país. Todo esto pone en riesgo la salud y la vida de las personas, sobre todo, de los más pobres.

51. Las grandes ciudades tienen asentamientos en zonas de

riesgo, zonas minadas por falta de planeación y prevención. (La explosión en San Juanico, la ruptura del canal de aguas negras en Chalco y la explosión de Guadalajara son algunos ejemplos).

Rostros de la pobreza

52. “La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela”66.

Los niños y las niñas

53. Rostros de niños y niñas que caminan por “nuestras calles y duermen bajo puentes”67,“y que son doblemente marginados”68 porque viven en condiciones inhumanas al no tener casa, educación, comida suficiente, carentes muchas veces de padre y de madre, maltratados, orillados a vivir en las pandillas o a ser explotados69.

66 CELAM, Documento de Puebla, n. 31. 67 Ibídem. 68 Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, n. 418. 69 Los niños (as) de 0 a 17 años que usan espacios públicos como lugares de trabajo o vivienda en México, sin incluir el D.F. son 114,497; además cerca de 140,000 trabajan en el sector informal.


54. Las niñas de la calle sufren humillaciones particulares y riesgos mayores que los niños. Estos niños y niñas son el futuro de México, están lacrados por la desnutrición; cuando sean adultos serán causa y efecto, serán los protagonistas de una época en la que no han sido prioridad para la sociedad70.

Los jóvenes

55. Rostros de jóvenes víctimas del empobrecimiento y la

marginación, con pocas o nulas oportunidades de trabajo, migrantes en búsqueda de la tierra prometida; jóvenes que en las ciudades se refugian en pandillas en medio de la violencia y la droga; jóvenes que pronto deben dejar de estudiar porque hay que llevar pan a las familias.

56. Las jóvenes por su parte, tienen una desventaja en el

área educacional y sufren mayores riesgos laborales por el hecho de ser mujeres; en la maquila, como cajeras, en los supermercados, como meseras y en otros espacios laborales sufren hostigamiento sexual bajo la amenaza de perder el trabajo si se quejan.

57. Rostros de jóvenes que además viven enajenados por los

medios de comunicación social que les imponen modelos de vida inalcanzables. Muchachos y muchachas que son la esperanza de un mundo nuevo por ser mayoría.

70 Según la UNICEF hay más de un millón de niños mexicanos que tienen que trabajar diariamente por su sustento y el de su familia y otros 150,000 viven en las calles del país.


Los campesinos 58. Rostros de campesinos empobrecidos y abandonados a

su propia suerte, ya que el trabajo del campo no les da lo mínimo para subsistir porque el precio de los insumos es alto y los productos no tienen valor adecuado al esfuerzo que representan.

59. El campesino mexicano quedó abandonado a su suerte.

Los programas oficiales de apoyo no necesariamente se asignaron a los lugares más pobres sino a otras zonas no tan pobres. Se han asignado con criterios distintos al desarrollo de los más pobres.

60. Rostros de campesinos sin recursos para hacer producir

su tierra, que angustiados por la falta de crédito preferencial recurren a los agiotistas que prestan dinero con intereses muy altos, o que se ven obligados a pedir crédito a los acaparadores de granos para poder realizar sus siembras condicionándose a venderles el producto a precios injustos. Pobres entre los pobres son las campesinas, quienes por el hecho de ser mujeres tienen dificultades especiales para conseguir una parcela y créditos para hacerla productiva.

61. Debido a la pobreza en que se encuentran, los

campesinos y campesinas buscan soluciones a sus problemas: la emigración y, desgraciadamente, la siembra de enervantes, entrando a la red de muerte del narcotráfico. Esta situación destruye las familias y las comunidades.


62. En torno a este problema existen toda una serie de complicidades y culpabilidades, desde los campesinos que siembran la marihuana, quienes la transportan y quienes la solapan, los responsables de la seguridad pública y personal de aduanas que la dejan pasar participando del delito.

63. Como afirman nuestros obispos “ también han surgido

nuevas formas de violencia y criminalidad; en algunas zonas indígenas y campesinas existe creciente inseguridad y diversas actividades deshonestas acompañadas de enriquecimiento ilícito, por ejemplo, cuando se vinculan con las redes del narcotráfico...”71. El comercio de la droga es uno de los "pecados sociales que clama venganza al cielo porque genera violencia, rompe la paz y la armonía entre las comunidades”72. Los indígenas

64. Rostros de indígenas que son el testimonio doloroso de

las consecuencias de un sistema económico y una cultura social que los hace marginados entre los marginados. Son pobres entre los pobres; extranjeros en su propia patria; migrantes que buscan un pedazo de pan para no morir de hambre.

65. En ellos se expresan muchas formas de pobreza: la

discriminación racial, laboral y cultural que sufren por parte de sus propios hermanos, los ha llevado a niveles de protesta, de demanda, e incluso de violencia que no imaginábamos. Su situación debe "llamar nuestra

71 Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, n. 60. 72 Juan Pablo II, Eclessia in América, n. 56.


atención, ya que por su condición suelen ser doblemente marginados. Hemos de reconocer ante ellos que los hemos olvidado y les hemos fallado. Este tipo de pecados en verdad claman al cielo"73.

Feminización de la pobreza.

66. No es casual que las consecuencias de la pobreza caigan

con más peso sobre las mujeres. La mayoría de las veces no gozan de las mismas oportunidades que los hombres en el área de la salud, la educación, la participación en la toma de decisiones, el trabajo, el acceso a créditos, la integridad física y psicológica, etc.

67. Por eso las niñas y mujeres ven alejarse cada vez más sus

posibilidades de lograr un desarrollo sustentable que les permita verdaderamente descubrir dones, potenciarlos y ponerlos al servicio de la sociedad y de la Iglesia74.

68. Rostros de mujeres que además de criar a sus hijos

deben dedicar largas horas cada día a realizar tareas domésticas agotadoras y trabajar fuera del hogar75. Rostros de mujeres que se enfrentan a diversas formas de discriminación: salarios inferiores a los hombres, malos tratos físicos o sexuales y machismo; enfrentan el riesgo y la incomodidad -en detrimento de su salud física

73 Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, n. 418.g 74 Cfr. Juan Pablo II, Ecclesia in América, n. 45. 75 "Para millones de mujeres y niñas en el mundo en desarrollo, la vida es solo trabajo. Trabajan largas horas en los campos, cuidan los animales domésticos, cultivan verduras en huertas, cosechan frutas, recogen leña, acarrean agua, preparan y cuecen alimentos, atienden a los niños y administran las finanzas del hogar.". "El trabajo de la mujer constituye un 60% del trabajo en todo el mundo, pero las mujeres sólo reciben una décima parte del ingreso mundial y son propietarias de menos del 1% de las tierras del mundo" en Alimentos para el futuro, Fondo de Población de las Naciones Unidas, 1999.


y moral- del control natal en sus muy distintas prácticas (éticas y no éticas). La educación y la salud son todavía bienes inalcanzables para millones de mujeres que son despojadas de sus derechos.

El modelo de desarrollo en la raíz de esta situación

69. La pobreza en que está sumido nuestro país deriva de un sistema en el que se antepone el capital, el mercado y la tecnología, a la dignidad de la persona. Por eso la Iglesia alienta el establecimiento de un "orden económico en el que no domine sólo el criterio del lucro, sino también el de la búsqueda del bien común nacional e internacional, la distribución equitativa de los bienes y la promoción integral de los pueblos"76.

70. En los últimos 20 años la política económica del país ha estado orientada por encima de todo, a estimular la inversión asegurando el desarrollo de la macroeconomía. Se han asumido las políticas de los organismos financieros internacionales que favorecen a las minorías y ven poco por la situación real de millones de seres humanos.

71. "La política de corte neoliberal que predomina hoy en América Latina y el Caribe agudiza aún más las consecuencias negativas de estos mecanismos. Al desrregular indiscriminadamente el mercado, eliminar partes importantes de la legislación laboral y despedir trabajadores, reduce gastos sociales que protegían a las familias de éstos y ahonda aún más las distancias en la sociedad"77.

76 Juan Pablo II, Eclessia in América, n. 52. 77 CELAM, Documento de Santo Domingo, n. 179.


72. Con suficiente claridad sabemos lo que este sistema provoca: una desigual distribución de los beneficios que crea la privatización de los bienes públicos, destrucción de las barreras comerciales, desrregulación generalizada, achicamiento del papel rector del Estado y transformación de los mecanismos tradicionales de redistribución del ingreso.

73. El modelo neoliberal pone el capital por encima del

hombre, ya que su valor central es el libre comercio y el mercado. "El neoliberalismo, como ideología de la globalización, ya no ofrece poner al hombre en el centro de la felicidad humana, a través de su libertad económica como lo hizo la doctrina liberal; tampoco promete la liberación de la servidumbre económica asalariada a través de la solidaridad y cooperación común de los hombres como lo hizo el socialismo. La única oferta es la de liberar el mercado, controlado por las grandes transnacionales, para que de esta manera, ese mercado global otorgue el lugar para el que cada uno esté destinado. La era del humanismo, proclamada desde el renacimiento ha concluido para los neoliberales"78.

74. Como apoyo de este modelo económico se cultivan

antivalores como el individualismo, consumismo y una competencia de exterminio. Todo esto es alimentado por los medios de comunicación social como canales decodificadores del sistema.

75. El problema de la deuda externa se ha convertido en un

problema no sólo económico sino humano, ya que los

78 Camacho Alfaro, Carlos, La Pobreza, sinónimo del México 2000. Instituto Mexicano de Estudios Políticos, A.C.


intereses crecen día a día y el gobierno se queda con menos recursos para poder satisfacer las necesidades básicas de la población -en materia de salud, educación y servicios públicos-, e incluso al no alcanzar a cubrir los pagos acordados, se ve en la necesidad de pedir más préstamos, haciendo cada vez más impagables, tanto intereses como el capital de la deuda.

76. Al buscar las causas de la situación, encontramos la

incapacidad del modelo de desarrollo actual para responder a todas las exigencias fundamentales para una vida digna en materia de trabajo, salario, seguridad, educación y salud, siendo necesario un cambio por un modelo de desarrollo integral fundado en la justicia, que deje atrás este modelo injusto.

77. Decimos que es injusto porque provoca una masa de

excluidos, globaliza la pobreza, rompe el tejido social, aumenta la brecha entre los muchos que no tienen nada y la minoría que vive inmensamente rica, provoca el deterioro del medio ambiente y se ha convertido en un caldo de cultivo de la violencia globalizando antivalores del consumismo, individualismo y corrupción. Este modelo, sacraliza la ley de la oferta y la demanda, la cual se pone como la norma absoluta de la globalización quedando el capital por encima de la persona.

Desafíos para la pastoral

78. Un primer desafío para los cristianos es identificar las

características de la pobreza, sus consecuencias y las causas que provocan el deterioro de la vida que va en contra de la dignidad de la persona; si no tenemos un buen diagnóstico difícilmente llegaremos a emprender acciones


transformadoras y solidarias, “esas mutaciones estructurales tan necesarias para que la humanidad pueda alzarse de la plaga de la pobreza” 79.

79. Es un escándalo que en un país mayoritariamente cristiano, la injusticia y la pobreza sea un flagelo para la mayoría de sus habitantes. “Vemos, a la luz de la fe, como un escándalo y una contradicción con el ser cristiano, la creciente brecha entre ricos y pobres. El lujo de unos pocos se convierte en insulto contra la miseria de las grandes masas"80.

80. La pobreza contradice el testimonio comunitario porque los hechos manifiestan un divorcio entre la fe y la vida, y pone en evidencia que no se practica el mandamiento fundamental del amor a Dios y al prójimo. Por esta razón una tarea fundamental de los cristianos y de los hombres de buena voluntad es hacernos prójimo del hermano que esta tirado en el camino y que es víctima de la injusticia.

81. En nuestro trabajo es necesario una visión integral en todas las acciones que se implementen para atacar las causas de la pobreza, para que nuestras acciones no sean aisladas y esporádicas, sino continuas y sustentables que tomen en cuenta el desarrollo integral del individuo y de la comunidad donde se participa. “...se trata no sólo de aliviar las necesidades más urgentes mediante acciones individuales y esporádicas, sino de poner en relieve las raíces del mal, proponiendo intervenciones que den a las estructuras sociales, políticas y económicas una configuración más justa y solidaria”81.

79 Juan Pablo II, Catequesis del 27 de octubre de 1999. 80 CELAM, Documento de Puebla, n. 28. 81 Juan Pablo II, Ecclesia in America, n. 18.


Capítulo III

Sigamos a Jesús viviendo el mandamiento nuevo

del amor fraterno

“Yo soy la luz del mundo” (Jn 8,12)

82. Después de contemplar los rostros de tantos hombres y mujeres desfigurados por el flagelo de la pobreza, por sus secuelas y por sus cicatrices, los discípulos de Jesús de Nazaret no podemos menos que volvernos a Él, luz del mundo, para iluminar el momento que vivimos y descubrir los imperativos de nuestra vocación cristiana frente al drama de la pobreza.

Dios fuente de amor misericordioso 83. El fundamento de la reflexión es que el servicio a los

pobres, para que sea evangélico y evangelizador ha de ser fiel reflejo de la actitud de Jesús, que vino “para anunciar a los pobres la Buena Nueva” (Lc 4,18), de manera que sea manifestación del amor infinito de Dios. La Sagrada Escritura es un cántico a ese amor. De muchas formas, con distintos estilos y en diferentes


relatos, la Biblia nos habla del amor de Dios. Se trata de un amor misericordioso, es decir un amor “con el corazón cercano a los pobres”.

84. Israel experimenta la misericordia de Dios sobre todo

con ocasión de la liberación de la esclavitud de Egipto. Lo que Dios espera de Israel es que trate a los demás con la misericordia que ha recibido. Esta es la clave de la Alianza. Al amor y fidelidad a que Dios se compromete corresponde, por parte del pueblo, la observancia de la ley. En ella hay una especial insistencia en el cuidado de las viudas, los huérfanos, los extranjeros. Son los pobres del tiempo, los predilectos de Dios, que han de ser tratados con amor misericordioso.

85. El amor misericordioso de Dios tomó en Jesús de

Nazaret un rostro humano. Él es la Caridad. “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él tenga vida eterna” (Jn 3,16). Jesús, el Hijo de Dios, vino al mundo y con su vida y su palabra nos enseñó cómo se vive con el corazón cercano a los pobres.

86. Jesús es el Buen Samaritano82

que encarna la caridad y conmovido hasta sus entrañas de misericordia, se

compadece y se transforma en ayuda eficaz83

. No se limita a anunciar la salvación, la realiza; quienes se le acercan con fe sanan sus vidas. Con palabras y con obras, con toda su vida, anuncia y realiza la salvación que abarca al hombre todo. Los Evangelios nos presentan junto a Jesús a personas enfermas física o

82

Cfr. Lc 10,25-37 83

CELAM, Documento de Santo Domingo, n. 159.


espiritualmente, personal o socialmente. Todas ellas encontraron al Hombre Nuevo, que ama con el mismo amor de Dios y con ese amor es capaz de hacer nuevas todas las cosas, encontrando así su salud, su dignificación, su reinserción en la sociedad, la paz de su espíritu.

87. Movida por el Espíritu Santo, la primera comunidad

cristiana aprende a compartir los bienes, a distribuirlos según las necesidades de cada quien y a organizarse, instituyendo el ministerio de la diakonía para que nadie, sin excepción, pasara necesidad. Este estilo de vida se convierte en un signo que llama la atención de quienes buscan a Dios y hacía que la palabra de Dios se

extendiera y el número de los discípulos aumentara.84

88. La historia de salvación tiene en el amor de Dios su

explicación, su dinamismo y su proyecto. Dios es amor y Él nos amó primero. Nadie puede decir que lo ama y olvidarse de su hermano, si alguien lo hiciera, sería un mentiroso 85. El nombre de Dios es Caridad. Así se reveló en Jesucristo, así quiere revelarse en cada uno de nosotros. Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo (cfr. Jn 13,34). Amando a los suyos “hasta el extremo” (Jn 13,1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido.

89. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de

Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: “Como el Padre me amó, yo también los amo a ustedes; permanezcan en mi amor” (Jn 15,9). Y también: “Este

84

Cfr. Hch 6,7 85

Cfr. 1 Jn 4.


es el mandamiento mío: que se amen unos a otros como

yo los he amado” (Jn 15,12)86

. La medida de la caridad la ha dado Jesús: el ofrecimiento de la propia vida para liberación de los oprimidos por la esclavitud.

El Reino de Dios, comunión en el amor 90. El Reino de Dios, que es don del Padre, consiste en la

comunión de los hombres y las mujeres con Dios. El amor de Dios se atestigua en el amor fraterno. “Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado a nosotros en plenitud” (1Jn 4,12). “Por tanto, la naturaleza del Reino es la comunión de todos

los seres humanos entre sí y con Dios”87

. 91. El Reino establece la comunión. La que tiene Jesús con

el Padre, la que comienza a vivir con sus discípulos y la que ofrece a los pecadores. El Reino llega para todos. No es exclusivo de nadie. Jesús de Nazaret -nos recuerda S.S. Juan Pablo II- se ha acercado sobre todo a aquellos que estaban al margen de la sociedad, dándoles su preferencia, cuando anuncia la “Buena Nueva”. Al comienzo de su ministerio proclama que ha sido enviado a anunciarla a los pobres (Lc 4,18).

92. A todas las víctimas del rechazo y del desprecio Jesús les

dice: “Bienaventurados los pobres...” (Lc 6,20). Además, hace vivir ya a éstos marginados una experiencia de liberación, estando con ellos y yendo a comer con ellos (Lc 5,30; 15,2), tratándoles como iguales y amigos (cfr. Lc 7,34), haciéndolos sentir amados por Dios y

86

Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1823. 87

CELAM, Documento de Santo Domingo, n. 5.


manifestando así su inmensa ternura hacia los

necesitados y los pecadores (cfr. Lc 15, 1-32)88

. 93. El Reino tiende a transformar las relaciones humanas y

se realiza progresivamente, a medida que los hombres y las mujeres aprenden a amarse, a perdonar y a servirse

mutuamente89

. La Iglesia, comunidad de amor 94. La Iglesia, comunidad de los discípulos de Jesús, tiene la

misión de anunciar e instaurar el Reino, ella es su signo. Constituye en la tierra «germen y principio» del Reino que habrá de crecer en la historia, bajo el influjo del Espíritu. En la Iglesia se manifiesta de modo visible lo que Dios está llevando a cabo silenciosamente en el mundo entero. Es el lugar donde se concentra al máximo la acción del Padre, que en la fuerza del Espíritu de amor busca solícito a los hombres para

compartir con ellos su propia vida90

. 95. La Iglesia no puede desentenderse de la caridad, si lo

hiciera dejaría de ser lo que es ya que la caridad es el don que Dios hace de sí mismo al creyente, por medio de su

Espíritu, para habitar en él.91

Es el principio dinamizador de todo su ser y su quehacer. La Iglesia es signo eficaz del amor de Jesús, por ello, para ser fiel a su misión, debe ser y permanecer sacramento de caridad.

88

Cfr. Juan Pablo II, Redemptoris missio, n. 14. 89

Cfr. Ibid., n. 15 90

CELAM, Documento de Puebla, nn. 27-28. 91

Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, n. 214.


96. La virtud de la caridad, como principio dinamizador, hace que la comunidad eclesial comparta sus bienes y busque, mediante el ministerio de la diakonía, que nadie pase necesidad (cfr. Hch 2,42s; 4,32ss). Este servicio eclesial toma las características de la historia y de la respuesta concreta a las necesidades de la humanidad.

97. La Iglesia está llamada a recorrer el mismo camino que

su Señor para comunicar los frutos de salvación los hombres. Como Cristo, que se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo (cfr. Flp 2,6-7) así la Iglesia es enviada como servidora del anuncio del Evangelio a los pobres, abrazando con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana, reconociendo en los pobres y en los que sufren la imagen de Cristo pobre y paciente, esforzándose por remediar sus necesidades y

procurando servir en ellos a Cristo92

. 98. Cristo es el signo máximo de la comunión entre los

hombres y mujeres con Dios. La Iglesia continúa en el mundo la tarea para la que Cristo había sido enviado por el Padre: abrir el misterio de Dios a la comunión de la humanidad. Esta unidad de Dios y la humanidad, de la que la Iglesia es signo viviendo en su seno la comunión -koinonía-, encontrará su plenitud cuando Cristo sea todo en todos. Mientras tanto la Iglesia debe esforzarse en el servicio a los hombres y mujeres, al mundo, como ofrecimiento y realización de la comunión con Dios.

99. “La koinonía debe inspirar de múltiples formas la

comunicación cristiana de los bienes debido a que la Iglesia es un Cuerpo orgánico y organizado en el que

92

Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Lumen gentium n. 8.


todos los miembros tienen una función, donde nadie es despreciable y todos participan en su edificación de acuerdo a los carismas y dones que ha recibido (cfr. Rm

12; 1 Cor 11-13)”93

. Pastoral de la caridad y misión de la Iglesia 100. Como Dios se hizo hombre en Jesús de Nazaret, así

también, la caridad de Dios por los hombres y las mujeres debe asumir continuamente en la Iglesia una forma concreta. Siendo una realidad personal, el amor puede ser vivido y experimentado a través de personas que se abren al Espíritu y al amor de Cristo y se ponen a disposición del prójimo.

101. La Iglesia existe para evangelizar, es decir, para

llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro,

renovar a la misma humanidad94

. Esta misión única de la Iglesia tiene dimensiones diferentes que se expresan en la acción catequizadora, en la acción celebrativa y en el servicio -diakonía- de la Iglesia al mundo. Esta última, proyecta sobre el mundo y sobre la historia la dimensión social del Evangelio, que, como levadura que fermenta la masa, quiere transformar desde dentro. La única acción pastoral de la Iglesia es la evangelización, tiene una dimensión social y, para comprenderla, promoverla, organizarla y hacerla explícita, se ha forjado como contenido y propuesta la expresión “pastoral social”.

93

Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, n.215. 94

Cfr. Pablo VI, Evangelii nuntiandi, n. 18.


La Pastoral Social 102. La pastoral social da credibilidad a toda la misión de la

Iglesia. Junto con las distintas expresiones de la pastoral profética y de la pastoral litúrgica, la pastoral social suscita, acompaña y sostiene al creyente en su proceso de adhesión a la fe y vida apostólica. Se esperaría de la catequesis que provoque en los catequizandos una vocación de servicio con relación al mundo, y de la liturgia, que impulse a los cristianos a vivir más responsablemente sus propios compromisos en la vida. En consecuencia, que la pastoral social se nutra de la proclamación de la Palabra y de la celebración de la fe.

103. La pastoral social, impulsora de la promoción

humana en sus aspectos individual y comunitario, es entonces una dimensión privilegiada de la Nueva Evangelización. Toda ella debe expresar la novedad del Evangelio. Debe encarnar en sus iniciativas la solidaridad hacia los pobres y marginados de todo género. Debe promover en todos los creyentes que las virtudes de la caridad y la justicia se vuelvan operativas en la sociedad, para que el amor misericordioso de Dios se vuelva signo y gesto concreto en la vida de la comunidad, teniendo en todo ello una especial sensibilidad por las distintas formas de pobreza, de marginación y de exclusión.

104. El ministerio social existe desde los inicios de la Iglesia en aquellos siete varones designados por el Espíritu para atender el servicio de las mesas. Existe hoy en diversas formas de voluntariado, de animación social y de compromiso político.


105. La pastoral social necesita una organización práctica por lo que la Iglesia, en todos sus niveles y expresiones, debe poner los medios permanentes y adecuados para dar contenido evangélico y coherencia a su acción en favor de la construcción de una sociedad que tenga como cimientos los valores del Evangelio. El “sujeto” de la pastoral social, quien la realiza, es la Iglesia en cuanto tal y ningún grupo de la misma la agota.

106. La misión de la Iglesia se realiza distribuyendo los

ministerios y carismas con los que el Espíritu de Dios enriquece a su Iglesia. El obispo es el principal impulsor. Por la naturaleza de su ministerio -ser vínculo de la comunidad, presidiéndola en la fe y en la caridad- es quien le da unidad y dirección a toda la acción pastoral de su Iglesia particular. En el cumplimiento de su ministerio, los obispos cuentan con la colaboración de los presbíteros y diáconos, quienes en distintos carismas sirven a la Iglesia alimentándola con los sacramentos, fortaleciéndola con la Palabra, impulsándola en la comunión.

107. Los religiosos y los laicos participan en la misión de

la Iglesia y la enriquecen con sus dones y cualidades. Los religiosos ponen al servicio de la comunidad los carismas que los inspiran, su testimonio y su permanente disponibilidad para ubicarse a la vanguardia de la evangelización. Los laicos, por lo específico de su vocación bautismal, están llamados a ser luz y fermento en el mundo; por eso se dice que el “orden temporal” es lo específico de su misión, aportando además de su experiencia cristiana, su competencia profesional.


108. Muchas veces y en orden a hacerse presente en el acompañamiento de las distintas acciones pastorales, el obispo forma comisiones, nombra encargados, confiere responsabilidades. Siempre que lo hace, es para que su ministerio de unidad y coordinación se prolongue en quienes lo hacen presente en las distintas tareas de la Iglesia. Estas estructuras pastorales se justifican si son un servicio a la unidad de la Iglesia en el cumplimiento de su misión evangelizadora.

109. El ministerio social de la Iglesia debe permear toda la

acción evangelizadora. Debe encontrar múltiples formas de expresión orgánica y organizada en todos los campos, desde la asistencia, pasando por la promoción, hasta la

liberación integral y la aceptación fraterna95

. Esto vale para todas sus expresiones, como la de Cáritas, que ayuda a la organización del servicio de la caridad.

Cáritas, expresión de la Pastoral Social 110. El servicio, la presencia y la acción de Cáritas es eclesial.

Cáritas no es un movimiento, ni una asociación de laicos. Cáritas es un organismo que en su ser y quehacer expresa lo que es la pastoral social sin agotarla. Se ubica en la pastoral de conjunto y su quehacer se asume como tarea de la única misión pastoral de la Iglesia.

111. El servicio pastoral de Cáritas, si quiere ser integral,

debe suscitar el proceso propio de toda acción evangelizadora que favorece y promueve el encuentro con Jesús. Por ello, el servicio pastoral de Cáritas no puede quedarse en la superficie, debe llegar al corazón y

95

Cfr. Juan Pablo II, Ecclesia in America, n. 58


transformarlo, debe suscitar en quienes comparten –dando o recibiendo- un encuentro con Jesús, puerta de entrada a una vida nueva. Vida que es comunitaria, es decir, tiene sentido del otro y no es indiferente a sus necesidades sino las integra en la comunión fraterna y abre su corazón a la solidaridad con todos.

112. De esta manera el servicio de la caridad es punto de

partida y punto de llegada de la evangelización que arranca con el testimonio y termina con el envío de los testigos. Así la Iglesia es realmente signo del Reino que Jesús nos ha traído.


Capítulo IV

El servicio de la Caridad

en el caminar de la Iglesia96

"Y seréis mis testigos" (Jn 16,27)

113. La práctica de la caridad es antigua y siempre nueva,

tiene sus raíces en la Historia de Salvación. El Antiguo Testamento nos describe la pedagogía amorosa de Dios en términos de justicia y liberación. Las acciones y la forma en que Dios actúa son experiencias que van constituyendo la identidad del pueblo. Dios se revela en la historia amante de la justicia y el derecho, solidario con los pobres y oprimidos para formar con ellos una Alianza y liberarlos de la esclavitud (cfr. Gn 4,9- 10; Ex 3,7-20; Dt 10,17-18; Sal 68,6-7). Mientras el pueblo se debate entre la fidelidad y la infidelidad, Dios permanece siempre fiel.

114. Jesús de Nazaret es la máxima expresión de la

fidelidad de Dios. Uno de los temas centrales del 96

Algunos elementos del recorrido histórico de la práctica de la caridad en la vida de la Iglesia están tomados de: Pasini Giuseppe. Caritá quinto vangelo, per un itinerario formativo, Bologna, Edizioni Dehoniane, 1998. pp. 48-52.


ministerio de Jesús es el Reino de Dios. Este no se identifica con la sola liberación temporal o con una experiencia meramente espiritual. Es liberación sí, pero llega a todo el ser humano, a su alma, vida y corazón. Es personal y comunitaria y dispone a los hombres y a las mujeres a luchar por la verdad, la justicia, la paz y el amor, como lo expresan las bienaventuranzas (cfr. Mt 5,1-12).

La Iglesia primitiva 115. Jesucristo encomendó a su Iglesia que promoviera y

difundiera su Evangelio por los caminos del mundo (cfr. Mt 28,18-20) y para ello la enriqueció con el don del Espíritu Santo. En la comunidad primitiva, los discípulos, renovados por el bautismo, expresaban la vida nueva en Cristo resucitado en un estilo de vida marcado por la fraternidad; vivían unidos en oración, en la participación de la palabra de Dios, en la Eucaristía, en la convivencia, intercambiándose aún los bienes materiales preocupados de que nadie pasara necesidad (cfr. Hch 2,42-47 y 4,32-35).

116. En el Nuevo Testamento encontramos los rasgos

que fueron definiendo en la Iglesia primitiva su identidad de continuadora de la misión de su Señor. Es una comunidad de fe y caridad, que expresa la fe en el amor al hermano; amor no de palabra sino comprobado con obras (cfr. 1 Jn 3,18); que busca superar todo tipo de distinciones sociales (cfr. St 5,1-4); que comparte las alegrías y las tristezas (cfr. Rm 12,15); que pone sus propios dones al servicio de los demás (cfr. 1 Pe 4,10); que busca vivir el perdón y la reconciliación (cfr. Ef 4,32). Así el amor evangélico iba modelando un nuevo


estilo de vida personal y comunitaria a ejemplo de Jesús. 117. En esta etapa de la vida de la Iglesia la institución de

los diáconos (cfr. Hch 6,1-6) corresponde a una fase de la práctica de la caridad que podemos considerar la primera organización al servicio a los pobres. Se instituye un ministerio para que la atención a los pobres llegue capilarmente a todos, para ello se dividen tareas y responsabilidades. Con la institución de los diáconos, el servicio de la caridad, del que toda la comunidad es responsable, llega a ser deber específico de algunos de sus miembros, los más cualificados. Ser responsable de los pobres y de las viudas se considera no sólo un puesto de responsabilidad, sino de particular distinción.

La antigüedad cristiana 118. El documento más primitivo de la Iglesia conocido

como la Didaché -Enseñanza de los Apóstoles-, escrito en el siglo II, aconseja a actuar una caridad inteligente,

invitando al trabajo, para no favorecer la mendicidad97

. A todos recomienda: "No rechazarás al necesitado, sino que tendrás todo en común con tu hermano y de nada dirás que es tuyo propio; pues si comparten en los

bienes inmortales, ¿cuánto más en los mortales?"98

. 119. La institución de los diáconos la encontramos

rápidamente difundida en toda la Iglesia primitiva. Según las Constituciones apostólicas el diácono debe buscar a los pobres, informarse acerca de sus necesidades, informar a la asamblea, visitarlos y darles lo

97

Didaché, cc. II y XII 98

Ibid, IV, 8


necesario. En las celebraciones se reunían con frecuencia los pobres y salían de ellas no sólo satisfecha el hambre sino fortalecidos en la fe.

120. En un registro que se tenía para este propósito se

consignaba el número total de los pobres, y la cantidad de dinero que se les daba. Sólo el obispo conocía el número total de los pobres de cada barrio. Si estos pobres llegaban de lejos, debían presentar una carta de presentación. Las limosnas con las que se alimentaba la caja común se recogían de diferentes modos. Los fondos provenían de contribuciones libres, de la colecta de la Misa, de las limosnas que se hacían con ocasión del bautismo o para honrar a los mártires o a los difuntos; además se aconsejaba destinar una parte del salario como limosna. Los ricos cristianos solían donar generosamente a la Iglesia, tanto en vida como con herencias después de su muerte.

121. En la época post-constantiniana, la Iglesia se

encuentra en Roma y en todo el Imperio en una situación de ventaja para desarrollar su actividad caritativa: tiene reconocimiento jurídico -base legal para poseer- por lo que las donaciones crecieron en gran medida; se pasa de una forma de caridad privada a una forma de colaboración sistemática y oficial con los órganos políticos. La Iglesia recibe una especie de delegación por parte del Estado para que se ocupe de huérfanos, enfermos, incapacitados y prisioneros etc.

122. Este cambio tuvo sus inconvenientes: los templos se

convertían en centros de poder; se daban interferencias entre el poder religioso y el político que a veces llegaban hasta el escándalo. La caridad corría el riesgo de no ser


más un mensaje transparente del amor de Dios. 123. Se hicieron necesarias intervenciones clarificadoras.

En Oriente. San Basilio (s. IV) crea una verdadera ciudad hospital, cercana a Cesarea, que fue conocida como Basiliades. Este conjunto estaba destinado a acoger viajeros en tránsito y contaba con alojamiento para empleados y trabajadores pobres de la ciudad. Basilio es intermediario ante la autoridad en favor de los pobres. Al prefecto Modestus le escribe: “Me he permitido escribirle porque la necesidad de algunas personas que sufren me ha inducido a hacerlo. Mostrad vuestra benevolencia para con los pobres que son explotados. No queráis exigir de ellos impuestos excesivos por lo

que trabajan, de lo contrario quedarán arruinados”99

. 124. En Occidente sobresale entre todas la figura del

Papa Gregorio Magno (s. VI), gigante de la caridad, comprometido en la defensa de los pobres. En su Regla Pastoral dice que "quienes no dan lo que han recibido son cómplices de la muerte de sus prójimos que mueren de pobreza, al retener el socorro. Cuando damos lo necesario al indigente, le devolvemos lo suyo, no le comunicamos lo nuestro; más bien pagamos una deuda

de justicia que cumplir una obra de misericordia"100

. Sobresale además San Benito por su lucha contra la esclavitud, pero sobre todo, por su preocupación porque la organización de la caridad fuera revelación elocuente del amor de Cristo por los pobres.

99

San Basilio, Carta al prefecto Modestus, epistola XV. 100

San Gregorio Magno, Regla Pastoral, Parte III, cap. XXI.


125. El monaquismo que se desarrolló en Occidente a partir de S. Benito (480-547) constituye sólo un ejemplo luminoso de servicio cristiano a los pobres. De hecho en la Regla escribe: “Acójanse los huéspedes como Cristo mismo”, además abrió el camino de una metodología de educación y re-educación de los pobres a través del trabajo, que servía tanto para la recuperación de la dignidad como para la prevención de la delincuencia.

La Edad Media 126. En los siglos XII y XIII en la misma línea de caridad

liberadora y promocional se desarrollan las órdenes de los Mercedarios y de los Trinitarios, comprometidos en la liberación de los esclavos, hasta el grado de introducir en su Regla el voto que los compromete, llegado el caso, a reemplazar a los esclavos.

127. En la Edad Media fue significativo el aporte de

Tomás de Aquino (1274). En su monumental Suma

Teológica, al hablar de la justicia101

la define como virtud social cuyo fin es el bien común. Distingue tres clases de justicia: la conmutativa «Dar a cada quien lo que le corresponde»; la distributiva «Dar a cada quien lo que necesita»; la general o legal «Que el uso de los bienes de cada quien, sea en función del bien común».

128. Santo Tomás también habla de la caridad como

virtud teologal cuya práctica es la limosna, entendida ésta en un doble sentido: «La limosna de consejo», que busca poner a disposición del pobre lo que uno mismo necesita. Es una expresión de la caridad que no conoce

101

Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica II - II q.57-59


límites, como la viuda del óbolo (Lc 21,1-4). Simultáneamente habla de «la limosna de precepto», que es poner los bienes superfluos al servicio de quienes padecen necesidad extrema.

129. San Francisco de Asís (s. XII), el enamorado de la Dama Pobreza, es un buen ejemplo de aquellos que no se contentaron con ayudar a los pobres, sino que se hicieron voluntariamente pobres. Para él, la pobreza representa una condición de acogida esencial al Evangelio y es a su vez anuncio de la Buena Nueva, la pobreza es en sí misma predicación.

130. En el contexto del movimiento franciscano de finales del siglo XII tuvieron gran impulso las Cofradías de caridad, en Italia y en toda Europa. Se trataba de corporaciones eclesiásticas, compuestas por fieles, especialmente laicos, reconocidas incluso canónicamente, con la finalidad de promover la vida cristiana por medio de obras, que favorecía el culto divino y el ejercicio de la caridad hacia el prójimo.

131. Con frecuencia las obras de culto y caridad estaban

estrechamente asociadas en las instituciones de estas Cofradías, que lentamente llegaron a ser verdaderas fundaciones eclesiásticas, capaces de tener sus propios estatutos, de aceptar donaciones y de tener bienes inmuebles.

132. Naturalmente la primera asistencia se ejercía con los

cofrades enfermos y después de la muerte se aseguraban para ellos abundantes sufragios y se socorría a sus familias; sin embargo, como norma, la caridad no tenía fronteras y en los estatutos de las cofradías había una o más finalidades de tipo caritativo.


La Edad Moderna 133. Una de las constantes de la caridad cristiana,

fácilmente verificable por la experiencia histórica, es la capacidad de adaptación de las personas y de las estructuras a las necesidades emergentes del contexto histórico.

134. A las necesidades de tipo sanitario en las grandes

epidemias del siglo XVI y XVII, la Iglesia responde con las grandes figuras de los “santos enfermeros” San Juan de Dios y San Camilo de Lelis, que tuvieron el mérito de saber conjugar el amor al prójimo y una verdadera profesionalidad en sus intervenciones a favor de ellos. Este espíritu, todavía presente en sus congregaciones se puede expresar de la siguiente manera: “el bien, no basta hacerlo, es necesario hacerlo bien”, por respeto a Jesucristo presente en los pobres.

135. En la América española surgen misioneros como

Fray Bartolomé de las Casas, Fray Juan de Zumárraga, Fray Bernardino de Sahagún, Fray Antonio de Montesinos, Fray Toribio de Benavente Motolinía, Fray Junípero Serra, Fray Julián Garcés, Don Vasco de Quiroga y otros. Estos misioneros lucharon contra conquistadores y encomenderos para defender en la teoría y en la práctica la dignidad de la persona del indígena y de sus derechos humanos, además, algunos establecieron formas de organización que todavía subsisten.

136. Los esfuerzos por hacer respetar las exigencias

morales de la dignidad humana fueron apoyados en forma decidida por el Papa Pablo III en la bula encíclica


Sublimis Deus (2 de junio de 1537), que también se le ha llamado la Carta Magna de los indios, en la que manifiesta la capacidad y libertad de los indios frente a la fe y al derecho de la propiedad; y que su evangelización debe seguir el método pacífico de la predicación y del buen ejemplo; condena la codicia de quienes los maltratan y declara la excomunión a los conquistadores que les oprimen o hacen esclavos.

137. Ante esta clara postura oficial, dos años después, el

gran teólogo moralista Francisco de Vitoria en su famoso ensayo De indiis (1539), afronta la condición jurídica de los herejes y los infieles en derecho de propiedad, declarando que sobre todo está el respeto de los derechos naturales y humanos de toda persona humana. Establece principios claros que servirán de base para el posterior desarrollo de los derechos humanos y del derecho internacional.

138. El flujo de la riqueza de las colonias americanas en los siglos que siguieron al descubrimiento de América, estaba acompañado de muchas formas de pobreza, de explotación, de violencia, y de delincuencia.

139. Fray Bartolomé, conocido como "el Padre Las Casas", asistió e intervino centralmente en el proceso de incorporación del Nuevo Mundo, recién descubierto a Europa y a la Iglesia de Cristo. Presenció el sesgo violento –bélico y esclavizador- que presentó tal incorporación, pero él tomó la bandera de la incorporación –evangelización- pacífica, con clara postura de defensor de los derechos del indígena al precio de recibir calumnias y menosprecio.102

102 H-R. Parish, Espiritualidad del Padre Las Casas, una vida y una obra redescubiertas. CEPS. IMDOSOC. México 1997.


140. En el proceso de formación de los Pueblos de América han existido numerosos hombres y mujeres testigos de la caridad, muchos de ellos han pasado inadvertidos, sin reconocimiento expreso, pero su herencia son sus obras y el sentido que le han dado a la vida, sencillamente viviendo el Evangelio. Hacemos mención de San Martín de Porres a quien Caritas Internationalis reconoce como su patrono.

141. San Vicente de Paul (1581-1660) moviliza las

comunidades cristianas parroquiales, para atender en forma organizada a los pobres. Valorando el servicio de las mujeres del pueblo en la atención a los enfermos y encarcelados, funda las Hijas de la Caridad, una institución popular nueva, que asociaba a mujeres sencillas, quienes sin ser religiosas se comprometían a servir al prójimo en virtud de su bautismo. A este espíritu se incluirá más tarde el beato Federico Ozanam con las “Conferencias de la Caridad”.

La era industrial 142. El período del desarrollo industrial, coincide con la

explosión del subproletariado urbano. En las zonas más implicadas, este proceso tenía fuerte repercusión en la vida de las familias, se volvían frecuentes los casos de niños y jóvenes abandonados. San Juan Bosco (1815-1888) abrió otro frente de caridad con los Oratorios para que los jóvenes se pudieran reunir, con las escuelas de arte y oficios, desarrollando el método pedagógico de tipo preventivo contra la moda represiva de su tiempo, método que todavía tiene plena actualidad.


143. En los últimos años del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial se conoce una gran expansión de los movimientos migratorios, que hicieron que las personas quedaran abandonadas a su suerte y fueran con frecuencia tratadas como esclavas. Juan Bautista Scalabrini intuye que esta es una frontera del apostolado de caridad, y con la obra formidable de Santa Francisca Cabrini, envía religiosas y sacerdotes a los Estados Unidos, a Argentina, Nicaragua, Francia, Inglaterra, para abrir escuelas, cuidar a los enfermos y a los encarcelados.

144. La Iglesia, en el Concilio Vaticano II tomaba

conciencia de su presencia en el mundo y de su papel como constructora del mismo. El Papa Paulo VI exhortaba a los obispos de América Latina en 1965 a ver en los esfuerzos por alcanzar la justicia social para todos "un impostergable deber pastoral".

145. Fue Pedro Velázquez, sacerdote mexicano, quien

motivó innumerables formas de vida y conciencia católica-social e introdujo en gran medida el término Pastoral Social; en su naturaleza y objetivos la expone como una acción eclesial que ayuda a construir el mundo en la justicia social.

146. Éste es el pensamiento vivo del padre Velázquez:

"Dios es amor y el amor no se ha esterilizado haciéndose hombre; pero se esteriliza la caridad pretendiendo amar a Dios sin amar a los hombres". "Hay gentes a quienes les molesta una Iglesia preocupada por los problemas sociales, dicen que hay problemas más importantes ¿Puede haber algo más importante que los hombres a quienes Cristo vino a


salvar? La Iglesia tiene la misma misión de Cristo, salvar al hombre de hoy, sumergido en todo ese problema que el hombre ha creado. La misión social de la Iglesia es tarea de salvación"103.

147. Después de la Segunda Guerra Mundial, la Madre

Teresa de Calcuta se hace cargo, con sus religiosas, de las nuevas formas de pobreza que se multiplican en todas las partes del mundo, tanto en los países en situaciones de hambre y carestía como en los países ricos.

148. En esta tradición eclesial de servicio caritativo a los más pobres se inscribe el actuar de Cáritas; aunque por largo tiempo su figura aparecía asistencialista, su experiencia la hace aparecer en la investigación, mecanismos de atención, rehabilitación, procesos de desarrollo y organización comunitaria. Y al asumir la opción por los pobres se ha sumado a un modo de ser Iglesia, comprometida, fraterna y solidaria con los pobres.

Cómo surge la organización de Cáritas 149. Los movimientos primigenios de Cáritas los

generaron los padres Paules a finales del siglo XIX, con sus organizaciones dedicadas a las obras de caridad, tanto en Francia como en Alemania. Estas obras testimoniales y su contacto cercano con el Papa León XIII tocaron el corazón, la inteligencia y la imaginación del seminarista alemán Lorenz Werthmann, estudiante del Colegio Germánico de Roma.

103 Velázquez, Manuel, Pedro Velázquez H. Vida y pensamiento. JUS, México, 1978. P. 104-106.


150. Ya en Alemania y siendo sacerdote miembro de la Curia de la diócesis de Limburgo y luego de Frankfurt, el Padre Lorenz Werthmann fue concibiendo la idea de establecer cierta coordinación y unidad entre los grupos y organizaciones que de alguna manera se dedicaban a obras de caridad. En 1884, al participar en el IV Curso Práctico Social de la Unificación del Pueblo, el P. Lorenz confía a otros 5 sacerdotes su idea de unificar las organizaciones de la caridad.

151. En 1885, bajo esta idea generadora, se forma el

Primer Comité de la Caridad, con el objetivo de buscar la mejor manera de organizar las instancias de la caridad en la Alemania Católica.

152. Pasados 12 años, una vez concretizada la idea de la

unión de las instituciones católicas de la caridad en Alemania, el 9 de noviembre de 1897, las autoridades eclesiásticas de Friburgo y el Arzobispo Primado de Colonia instituyen dicha unión como Cáritas quedando bajo la custodia de los obispos. Así la primera organización Cáritas nacida en Friburgo, Alemania, aparece ya con un cariz asociativo, con cierto talante federativo.

153. Los profundos cambios económicos del desarrollo

industrial del siglo XIX habrían generado abundantes riquezas para unas minorías y gran pobreza para mayorías campesinas y suburbanas. Ante tal situación muchos líderes de la Iglesia Católica, jerarquía y laicos, buscaban a principios del siglo XX, el modo de organizar en forma coordinada una respuesta adecuada y eclesial a las necesidades de los marginados de la sociedad.


154. En esas circunstancias la idea y experiencia inicial de Cáritas fue acogida en Suiza (1901), luego en Estados Unidos de América con la fundación de “Catholic Charities”(1910).

155. A finales de los años 1940 la crisis de refugiados

provocada por la Segunda Guerra Mundial puso nuevamente en evidencia la necesidad de una presencia activa y permanente de la Iglesia en el ámbito de las emergencias y acción social. Por ese entonces Cáritas surgió en la mayoría de los países de Europa. Al mismo tiempo, la necesidad de coordinar servicios, más allá de las propias fronteras a un nivel internacional, se convirtió paulatinamente en una urgencia prioritaria.

Caritas Internationalis 156. En 1947, Monseñor Giovanni Battista Montini,

quién luego sería el Papa Paulo VI, empezó a trabajar en la creación de una instancia internacional que coordinara los esfuerzos de asistencia y desarrollo de las organizaciones nacionales católicas, para intercambiar información, fomentar iniciativas internacionales y representar a la Iglesia en su función de asistencia y a favor del desarrollo de los pueblos en ámbitos como la ONU.

157. Bajo el impulso de ésta iniciativa se creó en 1950, la

“Conferencia Internacional de las Cáritas Católicas” (International Conference of Catholic Charities), que contaba con 13 organizaciones miembros independientes. En 1957 dicha conferencia Internacional cambió su nombre por el de Caritas Internationalis, nombre que mantiene hasta la fecha de


hoy. Cuatro años más tarde la Santa Sede le otorgó Estatutos propios y le encomendó la misión de: “Irradiar la caridad y la justicia”.

158. Caritas Internationalis se ha extendido por todos los

continentes del mundo integrando en forma progresiva a varias Cáritas nacionales y organismos afines. En la década de 1960 eran 43 las organizaciones miembros; 61 en los años de 1970; 118 en los años de 1980. Al finalizar la década de 1990 sumaron 154 las organizaciones miembros que operan en 198 países y territorios104, en los cinco continentes. Caritas Internationalis constituye una de las más amplias redes del mundo en el ámbito de la ayuda humanitaria después de la Organización de las Naciones Unidas.

159. En los años posteriores al colapso del bloque

soviético (1989), la Iglesia trató de responder en el ámbito de la acción social al trastorno provocado por los rápidos cambios políticos, económicos y sociales en esos países. Cáritas surgió en varias partes de la Europa del Este y ex Unión Soviética. También ha encontrado acogida en zonas del mundo islámico donde ofrece un apoyo discreto pero esencial a las personas necesitadas.

Cáritas en América Latina 160. En 1956 el Consejo Episcopal Latinoamericano

(CELAM) resolvió autorizar al Secretario General de la Conferencia Internacional de Cáritas para fomentar en todos los países la fundación de Cáritas Nacionales e

104 Como anexo de este texto aparece la relación de países en donde Cáritas tiene presencia hoy día.


iniciar una coordinación en forma federativa organizada. Tomaron parte activa en esta tarea los monseñores Baldelli y Bayer, entonces presidente y secretario de la Conferencia Internacional de Cáritas.

161. En 1958 cuando por tercera vez se reunía el CELAM

(en esta ocasión en Roma), ya estaban jurídicamente constituidas las Cáritas de Argentina, Colombia, Chile y Perú; en formación las de Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay y Uruguay. En esa reunión los obispos del CELAM vieron la necesidad de una organización (en cada país) que coordinara todas las obras asistenciales de la Iglesia.

162. En 1968 la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín afirma que “Cáritas es un Organismo de la Iglesia integrado dentro de la Pastoral de Conjunto, no solamente será una institución de beneficencia, sino que debe insertarse de modo más operante en el proceso de desarrollo de América Latina, como una institución verdaderamente promotora”105. Expresa que “la organización y forma de este organismo compete a las respectivas conferencias episcopales”. Esta identidad eclesial y pastoral de Cáritas es subrayada posteriormente en los Congresos Latinoamericanos de Cáritas realizados en Lima, México y Quito.

163. Para impulsar esta visión pastoral de conjunto entre las Cáritas Nacionales de América Latina y para favorecer su mutua cooperación así como su articulación con Caritas Internationalis, se ha creado el “Secretariado Latinoamericano y del Caribe de Cáritas” (SELACC). Bajo este impulso Cáritas existe hoy en la mayoría de los países Latinoamericanos.

105 CELAM, Documento de Medellín, n. 1,22.


Cáritas en México 164. En 1960, antes de que surgiera Cáritas Mexicana, se

creó la primera Cáritas en la parroquia de San Miguel de Tacubaya en la Arquidiócesis de México, fundada por monseñor Moisés Ugalde con la autorización y respaldo del Señor Arzobispo D. Miguel Darío Miranda.

165. El Episcopado Mexicano, en Asamblea plenaria, el

28 de febrero del 1973, tomó el acuerdo de establecer en México la Cáritas Nacional encomendándole a la Comisión Episcopal de Pastoral Social la tarea de diseñar y estructurar dicho organismo.

166. Así, después de una seria preparación, los obispos

mexicanos fundan Cáritas Mexicana el 15 de junio de 1973, constituyéndola como una federación nacional de Cáritas diocesanas bajo la responsabilidad del Señor Obispo Alfredo Torres y de un equipo de Obispos quienes sentarían las bases para su configuración y desarrollo. En 1974 los obispos mexicanos elaboran la “Instrucción pastoral sobre Cáritas Mexicana” dando impulso a la creación de las Cáritas diocesanas, de las cuales Cáritas de Guadalajara se establece en 1975.

167. De 1979 a 1995, Cáritas Mexicana se consideró en la

Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPS) como una área de asistencia social y emergencias. Durante ese periodo el sentido original de una federación nacional se desdibuja, dando en cambio un fuerte impulso a la gestión de proyectos de asistencia y promoción y a la formación de agentes a través de encuentros interdiocesanos de Cáritas.


168. En 1996 se reestructura Cáritas Mexicana nuevamente como un órgano pastoral de la CEPS, asumiendo su carácter original de Federación Nacional de Cáritas diocesanas. Se efectúa la Primera Asamblea Nacional, constituyéndose el Consejo Permanente. Se promueve la creación de diversas Cáritas diocesanas.

169. En 1997 se crea la Coordinación Ejecutiva como

órgano operativo. El mismo año se modifica el estatuto jurídico de Cáritas Mexicana, constituyéndola como I.A.P. (Institución de Asistencia Privada) recuperando su carácter original de federación de Cáritas diocesanas, ligada directamente a la Conferencia del Episcopado Mexicano.

170. En el año 2000 se desarrolla la IV Asamblea

Nacional, así como el V Encuentro Nacional. Para entonces existen en el país 62 Cáritas diocesanas106 presentes en 30 Estados de la República y el Distrito Federal.

106 Como anexo de este texto aparece la relación de diócesis de México en donde Cáritas tiene presencia hoy día.


Capítulo V

Cáritas: una forma de vivir la caridad frente a la

realidad de pobreza

“No hay amor más grande que dar la vida” (Jn 13,35)

“Debéis reemprender y profundizar, incesantemente, las motivaciones teológicas y espirituales que orientan vuestra acción y que distinguen a Cáritas de otras organizaciones...” 107 Con estas palabras el Papa Juan Pablo II ha invitado a Cáritas en todo el mundo a redefinir su identidad y misión. Contribuir a esa reflexión es la intención de este capítulo. Identidad como un proceso 171. La identidad de Cáritas -aquello que somos, que

vamos siendo, que debemos ser- y la reflexión que de ella se hace, se comprende en un proceso que no acaba. Ello no es razón para prescindir de pensar y actualizarse, o para dejar de actuar, sino es un llamado a un caminar

107 Juan Pablo II, “Mensaje a la Asamblea General de Caritas Internationalis”, marzo, 1995.


consciente; a renovarse constantemente. El rostro de Cáritas debe tener la frescura del Evangelio, porque el ministerio que se le ha confiado de organizar la caridad es siempre creativo y requiere nuevas expresiones, especialmente en este inicio del tercer milenio, en que vivimos no sólo un cambio de época, sino una época de cambios.

172. Hace poco más de un siglo, en su nacimiento,

Cáritas se fue fraguando como iniciativa para despertar en la comunidad cristiana un sentido profundo de la caridad y la justicia social según los signos de los tiempos. Se ha perfilado en el curso de 100 años como una institución eclesial, buscando su espacio propio como un organismo en la pastoral de conjunto.

173. Cáritas escribe su historia junto con las necesidades

de las personas y pueblos que peregrinamos por este mundo. En todos los lugares en donde está presente, Cáritas se va creando en la práctica del Evangelio; por su campo de acción se abre a la universalidad y pluralidad de culturas entrando en las formas solidarias existentes en cada lugar, con una visión cristiana que amplía significativamente los horizontes de la solidaridad y del bien común. Buscan en sus metas trabajar apoyando procesos solidarios existentes en las culturas, reconociéndolos, favoreciendo su valoración, colaborando a descubrir y difundir sus raíces históricas. La solidaridad tiene expresiones en las diversas culturas a semejanza de las “semillas del verbo”.

174. Al promover el amor preferencial por los pobres,

Cáritas se sitúa en el corazón de la evangelización, en el anuncio de la Buena Nueva y en la denuncia de todo lo


que va contra la dignidad de las mujeres y de los hombres. Así, llama a toda la Iglesia a estar cerca y hacer suyas las tristezas, angustias, desesperanzas y necesidades de los más pobres. También contribuye, como fermento en la masa, a que la sociedad entera priorice el servicio a los pobres de manera que puedan vivir en dignidad.

175. Es imprescindible en el caminar de Cáritas guardar

memoria de su historia, reconocer sus muchos errores, agradecer toda la gracia derramada. La historia muestra que, en muchas ocasiones, Cáritas ha dejado de seguir su vocación de animar a que el amor preferencial por los pobres se concrete en responsabilidades, estructuras justas, modos de vivir, en decisiones y acciones a escala personal y social, en los ámbitos local, nacional e internacional, pidiendo que las exigencias de la justicia sean satisfechas.

176. Este proceso es el de toda la Iglesia, que requiere

reconocerse pecadora y débil para ser fuerte en su debilidad. Es el de todo cristiano y toda cristiana, llamados cada día a retornar a sus orígenes, a hacer de la cruz un método y de la resurrección una experiencia cotidiana. Es el llamado de todo hombre y mujer de buena voluntad, que busca cada día hacer al otro lo que espera para sí.

177. La identidad de Cáritas no es diferente de la

identidad de la Iglesia. En Cáritas se expresa como un organismo de servicio, adecuado a los tiempos actuales. Es un camino a recorrer, no una meta. Un proceso, no un proyecto o una serie de ellos. Es utopía, posible en quién hace todo posible: cielos nuevos, tierra nueva,


sociedades justas. En quien hace posible una Iglesia fiel a su vocación de no servirse a sí misma sino a construir el Reino de Dios, a través de aquellos que Él ama preferencialmente.

Identidad de Cáritas 178. Cáritas es un organismo pastoral de la Iglesia católica,

que promueve la reflexión, la formación, el espíritu y el testimonio

de la caridad cristiana y la justicia social, en distintas formas y expresiones, y anima una cultura solidaria con todos los

hombres y mujeres, preferencialmente con las personas más pobres,

marginadas y excluidas.

179. “ Organismo pastoral de la Iglesia católica...”

Es una expresión organizada, visible e institucional de la Iglesia, que participa, funcional y estructuralmente, de su misión pastoral: evangelizar. La caridad no es sólo fruto de la evangelización, es su método, su proceso, su testimonio.

180. Su inserción en los planes y estructuras de la

pastoral de conjunto es necesaria para su llevar a cabo su misión. No es un movimiento eclesial, ni una asociación de laicos, ni un grupo apostólico, sino expresión orgánica de la pastoral de la caridad de la Iglesia diocesana que se expresa territorialmente en las parroquias. La acción que realiza no ha de ser protagónica ni marginal. Aún inserta como organismo


en la pastoral social diocesana, Cáritas ha de ayudar a que se exprese la caridad en todas sus dimensiones: litúrgica, profética y social, como elemento unificante de toda acción pastoral.

181. Cáritas integra las distintas vocaciones, ministerios y

carismas con que el Espíritu enriquece la vida de la Iglesia. Esto exige que quienes de alguna manera participan en este organismo favorezcan y alimenten continuamente vínculos y relaciones fraternas de estima, cordialidad y colaboración. Solamente así las riquezas de los dones y carismas que pueden dar su fecunda y armónica contribución a la edificación de la casa común.

182. En su dinamismo interior y en su servicio al mundo

Cáritas está llamada a vivir la comunión eclesial, ya que ésta es “un signo para el mundo y una fuerza atractiva que conduce a creer en Cristo: «Como tú Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn 17, 21). De este modo la comunión se abre a la misión, haciéndose

ella misma misión”108

. 183. Por ser pastoral Cáritas, es encabezada por sus

pastores109, quienes sirven a la comunidad siendo los primeros en testimoniar la caridad de Cristo. Los obispos latinoamericanos expresaron que “nuestra

108

Juan Pablo II, Christifideles laici, n. 31. 109 Por “encabezar” nos referimos a una función central del pastor recibida como mandato de Jesús el Buen Pastor: guiar a su comunidad en la vivencia de la caridad, siendo testimonio, maestro, garante, compañero de camino. La comunidad diocesana tiene como cabeza a su obispo, quien realiza su misión organizando a la Iglesia local y delegando tareas de las cuales es responsable. Las y los laicos tienen en Cáritas un espacio de desarrollo y de servicio muy amplio, según las líneas que expresa Juan Pablo II en Christifideles Laici.


conducta social es parte de nuestro seguimiento de Cristo”110. Los obispos mexicanos lo expresan de esta forma: “...caminaremos con nuestro pueblo pobre en la búsqueda de vías para su liberación y promoción. El amor preferencial por los pobres es constitutivo de nuestra identidad y ministerio. Desde los pobres y con los pobres, en los que encontramos a Jesucristo vivo, hemos de construir, todos juntos, la sociedad justa y fraterna que anhelamos”111.

184. En Cáritas los laicos encuentran un espacio magnífico para vivir su compromiso bautismal como apóstoles de la promoción humana, dimensión privilegiada de la evangelización ya que la “caridad con el prójimo... representa el contenido más inmediato, común y habitual de aquella animación cristiana del orden temporal, que constituye el compromiso específico de

los fieles laicos”112

.

185. La presencia de los laicos en Cáritas se da en distintas formas que actúan en una multiplicidad de servicios y obras. Una de esas formas, el voluntariado, “si se vive en su verdad de servicio desinteresado al bien de las personas, especialmente de las más necesitadas y las más olvidadas por los...servicios sociales, debe considerarse una importante manifestación de apostolado, en el que los fieles laicos, hombres y mujeres, desempeñan un papel de primera

importancia”113

. 186. “...que promueve la reflexión, la formación, el 110 CELAM, Documento de Puebla n. 476. 111 Cfr. Conferencia del Episcopado Mexicano, Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, n. 426. 112

Juan Pablo II, Christifideles laici, n. 41. 113

Juan Pablo II, Christifideles laici, n. 41.


espíritu y el testimonio...”

Cáritas es un organismo promotor, animador, coordinador, antes que organizador de servicios. Tiene el compromiso de ayudar a la comunidad eclesial a que asuma la responsabilidad del Evangelio y sea testigo de él mediante la caridad.

187. Cáritas debe promover la reflexión sobre la caridad, la manera de expresarla socialmente, las situaciones que generan la pobreza, y una lectura de ella desde la doctrina social de la Iglesia. Por ello ha de escuchar esa enseñanza, adherirse vitalmente a ella, dejar que ilumine su conducta, y convertirse en propagador de sus principios de juicio y de acción, haciendo llegar sus contenidos a todos los hombres y mujeres de México 114.

188. Muchas resistencias de las comunidades parroquiales

para asumir una responsabilidad pastoral en la promoción de la cultura y de la praxis de la caridad, tienen su origen en un tipo de formación de los cristianos empeñada en la transmisión doctrinal de la verdad revelada, y menos preocupada en facilitar la inculturación de esta verdad en la vida ordinaria.

189. Cáritas debe promover que el testimonio del amor,

y el espíritu que lo anima, tenga en la comunidad eclesial un “sujeto” de la caridad operante, sin delegar esta responsabilidad a ningún grupo –a la propia Cáritas, por ejemplo-. Que no asuma Cáritas sólo para sí –expresa el Papa- lo que es deber fundamental de todos: ser testigos

114 Cfr. Juan Pablo II, Homilía en Chalco, n. 103, en “Segunda visita pastoral a México”, C.E.M., 1990.


de la caridad 115. La comunidad eclesial ha de ser “sujeto”: porque la ejerce como método en sus relaciones interpersonales y comunitarias, porque con ella sirve al mundo, porque sin ella al interior no puede ser comunidad “cristiana”. La Iglesia requiere de Cáritas un servicio que fortalezca su subjetividad y le ayude a convertirse a Cristo.

190. Hacia la sociedad Cáritas es un instrumento

subsidiario de la Iglesia. Por ello ayuda a la comunidad social:

- a que asuma la dignidad de la persona humana como principio y fin de todas las instituciones sociales;

- ofrece a la sociedad su colaboración para construir la verdadera fraternidad universal;

- invita a todo hombre a la conversión individual y social a partir del servicio a los más pobres;

- promueve cambios de estructuras que propicien la vivencia de la justicia y la paz.

191. “...de la caridad cristiana y la justicia social...”

Eje central es la unidad indisoluble entre caridad y justicia. La caridad es el principio que debe dirigir toda acción y el fin al que debe tender; la justicia promueve la dignidad humana y se ocupa del bien común, tutelando las relaciones entre las personas y los pueblos. La una sin la otra no tienen perspectiva evangélica.

192. El Concilio Vaticano II expresa que es necesario

cumplir antes que nada con las exigencias de la justicia, para no dar como ayuda de caridad lo que se debe por

115 Cfr. Juan Pablo II, Mensaje a la Asamblea general de Cáritas Internationalis, 1995.


razón de justicia 116. “(...) Es una caricatura de amor cuando se quiere apañar con limosnas lo que ya se debe por justicia, apañar con beneficencia cuando se está fallando en la justicia social. El verdadero amor comienza por exigir entre las relaciones de los que se aman, lo justo”.117

193. La caridad evangélica funda la justicia, la engendra, la

fomenta; preside sus embates “porque superando el frío equilibrio de los derechos, ella toma del amor de Dios fuerzas creadoras ilimitadas para amar a los demás por encima de toda justicia. El leproso tiene derecho a los cuidados de la sociedad; no tiene derecho a recibir el beso de Francisco de Asís, pero lo necesita”118. Compartir la vida por amor lleva más lejos que compartirla por deber de justicia.

194. Este es, quizá, el mayor reto actual de Cáritas en

México y en el mundo, para ello se creó: para vincular en su acción, en sus expresiones, en sus servicios, en su visión, en su función pedagógica, la caridad y la justicia social. Por ello debe incidir profundamente en la transformación de estructuras sociales más humanas y no limitarse a una asistencia que permite la expansión de la injusticia.

195. “...en distintas formas y expresiones...”

La caridad dinamiza no sólo el ser, sino también el quehacer de la Iglesia. Por ello inspira múltiples formas solidarias, genera procesos, articula proyectos para

116 Cfr. Concilio Vaticano II, Decreto Apostolicam actuositatem, n. 8. 117 Mons. Oscar Arnulfo Romero, Homilía del 12 de abril de 1979, en “Día a día con Monseñor Romero”, Publicaciones pastorales del Arzobispado, marzo 2000, p. 207. 118 Roger Cardenal Etchegaray, Urgencias de la caridad en América Latina, CEPS – Cáritas Mexicana, 1991, p. 13.


incidir con efectividad, buscando todas aquellas maneras que permitan servir a los más pobres, en la línea de San Vicente de Paul: porque “la caridad es creativa al infinito”.

196. “...y anima una cultura solidaria con todos los

hombres y mujeres...”

Una fe que no se hace cultura es una fe no suficientemente asumida, no plenamente encarnada, no plenamente vivida119. La fe se traduce en cultura cuando la solidaridad se establece como un modo habitual de acción que dinamiza las relaciones sociales. La solidaridad tiene que trascender las iniciativas meramente momentáneas para que funja realmente como sostén de la sociedad. Puede serlo porque no es "un sentimiento superficial por los males de tantas personas (...) Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse... por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos". 120

197. Para colaborar en la formación de una cultura solidaria, la animación es tarea fundamental. Animando procesos, relaciones, actividades, encuentros, reflexiones, luchas sociales; Cáritas busca incidir en la forma en que las comunidades viven y en su transformación.

198. Para ello Cáritas debe ser un lugar de encuentro, de diálogo,

de intercambio fraterno y sincero al interior de la Iglesia, con organismos de la sociedad civil, y principalmente con los pobres, sujetos –no destinatarios- de la caridad. Reconocerlos como

119 Juan Pablo II, El hombre y la cultura, Discurso a la UNESCO, junio 2 de 1980. 120 Juan Pablo II, Sollicitudo rei socialis. n. 38.


sujetos – no sólo como receptores de la caridad- y favorecer su subjetividad diseñando los posibles servicios desde esa perspectiva, ha de ser medular en Cáritas. “Con los pobres”, no sólo para, no sólo por: la solidaridad se construye con ellos.

199. Este servicio –ser lugar de encuentro121 - es, en sí mismo, un

testimonio de caridad que promueve una cultura solidaria porque es camino de fraternidad y fuente de reconciliación. Si sólo dialogamos, nos relacionamos y actuamos con aquellos que amamos, con quienes coincidimos, ¿qué nos diferencia como cristianos? Eso también lo hacen quienes no creen en Cristo (cfr. Mt 5,46).

200. El encuentro y el diálogo favorecen en la comunidad

eclesial la coordinación pastoral; facilita la cooperación con múltiples grupos organizados de diversas formas para buscar el bien común de un grupo social o de una comunidad, evita la duplicidad de esfuerzos; ayuda a los miembros de Cáritas a ubicar sus tareas de mejor manera, a no apropiarse funciones que no le son propias y a no abandonar la animación como pilar de su quehacer.

201. A la manera de Jesús, Cáritas promueve una cultura

solidaria sin distinción de género, etnia, credo, nacionalidad, filiación política o clase social. La pastoral de la caridad – y en general toda la pastoral social-, no puede hacer exclusiones. Esta actitud de apertura es especialmente clara en situaciones de emergencia por

121 El Plan estratégico de Cáritas Internationalis establece como primera función ser “Foro”, es decir, facilitar encuentros para compartir ideas, información, aprender unos de otros, apoyarse mutuamente en sus esfuerzos, teniendo como objetivo la creación de una familia unida en la solidaridad.


desastres, en donde las personas –sean quienes sean- viven situaciones de muerte y requieren un apoyo fraterno para ponerse de pie.

202. “...preferencialmente con las personas más

pobres, marginadas y excluidas.” Amor preferencial, "es una opción o una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia..."122, no significa exclusivo ni excluyente. En este sentido, Cáritas trabaja con todos los sectores de la sociedad, a favor de los más necesitados. No sólo para procurar la comunicación de bienes –que a unos les sobran mientras a muchos, inculpablemente, le faltan los esenciales-, sino para construir relaciones más justas entre los sectores que ayuden a superar estructural y culturalmente las desigualdades.

203. A fin de incidir efectivamente en las causas que generan la pobreza, Cáritas debe profundizar su conocimiento, y renovar sus métodos para enfrentar las múltiples formas en que se expresa. La pobreza es una realidad del todo injusta que clama al cielo, situación contradictoria fruto del egoísmo, la exclusión, la marginación, con características clásicas y también con nuevas formas en relación paralela o geométrica a las injusticias123.

204. Innumerables formas de exclusión tienen espacio

hoy día. La primera es hacia la vida de múltiples formas.

122 Juan Pablo II, Sollicitudo rei socialis, n.42. 123 Cfr. Juan Pablo II, Ecclesia in America, nn.12, 18, 58, 67.


Muchos grupos humanos son rechazados por sus características, por sus diversos modos de concebir la vida personal y social, por su acceso limitado o negado al desarrollo integral. Aun no compartiendo su concepción del mundo y denunciando aquello que va contra la dignidad humana, Cáritas ha de ser un espacio fraterno para expresar a todo hombre y mujer que sufren la exclusión: para la Iglesia, “siempre serán sus hijos”124. La Iglesia rechaza toda forma de exclusión.

205. La situación de injusticia implica un gran desafío

para ayudar al hombre a pasar de situaciones menos humanas a más humanas. Las profundas diferencias sociales, la extrema pobreza y la violación de derechos humanos que se dan en muchas partes son retos a la evangelización. Esta situación social no ha dejado de acarrear tensiones en el interior mismo de la Iglesia; tensiones producidas por grupos que, o bien enfatizan «lo espiritual» de su misión, resistiéndose por los trabajos de promoción social, o bien quieren convertir la misión de la Iglesia en un mero trabajo de promoción humana.125

206. En Cristo, la pobreza tiene otro rostro. La Iglesia de

Jesucristo es Iglesia “de” los pobres, no “para” los pobres. “La Iglesia de Jesucristo quiere ser la Iglesia de los pobres...es decir, quiere extraer toda la verdad contenida en las bienaventuranzas...” 126. Las bienaventuranzas describen la grandeza de la pequeñez, de la humildad, las virtudes de

124 Expresión tomada del título del Documento del Episcopado Norteamericano, Siempre serán nuestros hijos. 125 Cfr. CELAM, Documento de Puebla, conclusiones n. 90. 126 Juan Pablo II, Mensaje a la “Favela Vidigal”, en Río de Janeiro, en “Pastoral Social, una elaboración latinoamericana”, Secretariado Latinoamericano de Cáritas, 1990.


la sencillez. La pobreza evangélica es un camino a recorrer, a promover. En el primer mundo Cáritas ha descubierto que fomentar un estilo de vida austero y sencillo es parte de la lucha por lograr una sociedad con menos desigualdades en todos los ámbitos. México tiene niveles de desigualdad socio-económica poco vistos en el primer mundo.

207. Como la Iglesia de la que es parte, Cáritas ha de dar

testimonio de pobreza evangélica, de aquella que le hace tener su fuerza en su propia debilidad y no en su estructura, sus cifras o sus balances. De aquella que no se apega al poder sino que se desprende para caminar únicamente cogida de los brazos del crucificado, su verdadera fortaleza. La labor de Cáritas ha de ser socialmente conocida para dar testimonio, no para ser aplaudida; para animar, no para expresar autosuficiencia.

208. La liturgia expresa este amor preferencial en una

bella plegaria en donde pedimos vivir este mismo amor: “Danos entrañas de misericordia ante toda miseria humana; inspira el gesto y la palabra oportuna ante el hermano solo y desamparado, ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido. Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando” 127.

127 Conferencia del Episcopado Mexicano, Misal Romano, Plegaria Eucarística V/b. Buena Prensa, 1989.


Visión de Cáritas 128 209. Una visión es una utopía del mundo en el que nos

imaginamos vivir. Es una inspiración, y refleja el objetivo último de nuestra acción, aquello que esperamos conseguir como ideal. Para el cristiano esta utopía tiene perspectivas de posibilidad, dado que construimos en la tierra el Reino de Dios viviendo la caridad y promoviendo la justicia y la paz.

210. Cáritas quiere contribuir a la construcción de la civilización

del amor en un mundo:

que sea reflejo del reino de Dios, donde prevalezcan la justicia, la paz, la verdad, la libertad y la solidaridad;

en el que la dignidad de la persona humana, hecha a imagen de Dios, sea lo más importante;

donde la mujer no sea marginada, sino que pueda vivir según el designio divino que la creó;

donde la esperanza sea accesible a todos;

donde no exista exclusión, discriminación, ni pobreza que deshumanicen;

donde los bienes de la Tierra sean utilizados de mejor manera a favor de la mayoría;

donde se respete y se cuide todo lo creado;

128 Cfr. Cáritas Internationalis, Renovación de la Confederación Cáritas, Plan Estratégico de Cáritas Internationalis, noviembre 1997.


un mundo en el que todas las personas, sobre todo las más pobres, marginadas y oprimidas, como parte de la comunidad mundial, estén habilitadas a llegar a la plenitud de su humanidad;

un mundo reconciliado consigo y con Dios.

Misión de Cáritas 211. Contribuir a la dignificación de la persona

humana promoviendo la caridad, la solidaridad, la

justicia y la reconciliación, de forma orgánica, organizada y pedagógica, analizando la realidad social sensibilizando a la comunidad eclesial y social articulándose en forma de red coordinando y animando iniciativas eclesiales vinculándose y cooperando con otros actores

sociales, impulsando procesos, programas y proyectos de asistencia, de promoción, liberación integral,

y aceptación fraterna, y colaborando en la construcción de México

con estructuras sociales, políticas y económicas justas.

212. “Contribuir a la dignificación de la persona humana...” La misión fundamental de Cáritas es promover la dignidad de la persona humana. La Iglesia tiene al hombre y a la mujer, a cada uno en su singularidad, como su camino primero: “el hombre es el camino de la


Iglesia”129, camino trazado por Cristo mismo; Él es el camino a seguir. ¿Cómo proclamar el mandamiento nuevo sin promover, mediante la justicia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre y de la mujer? 130.

213. Todas las actividades que realiza Cáritas en su cotidianidad deben estar al servicio de la promoción de la dignidad humana. Aún en la pobreza material, la persona humana tiene una dignidad inalienable que debe promoverse como su mayor valor. Los bienes no dan al hombre su dignidad, sino le permiten –o le dificultan según su relación con ellos- vivir en conciencia de ella. Cáritas no es un organismo que tiene como misión primera organizar servicios, ni crear proyectos de asistencia, ni la formación de agentes de pastoral o voluntariado. Ciertamente estas son actividades importantes que realiza porque son medios apropiados para realizar su misión fundamental, no porque son fines en sí mismos.

214. “...promoviendo la caridad, la solidaridad, la justicia y la reconciliación...” Irradiar, es el verbo que ha utilizado Cáritas desde su creación. Irradiar como lo hace la luz, como lo hace el calor, como la levadura. Irradiar es potenciar al otro al transmitirle la energía vital con la que se cuenta. Irradiar es una actividad común en la creación, sabia en su forma de compartir los bienes, de maximizarlos, de utilizarlos adecuadamente en función de servir a la vida.

215. Cuando la actividad de Cáritas se centra sólo en la organización de servicios y/o en la prestación de ayudas materiales, la irradiación no tiene la fuerza que podría

129 Cfr. Redemptor hominis, n. 14. 130 Cfr. Evangelii nuntiandi, n. 31.


tener. Irradiar es contagiar, es compartir, es animar a las personas, a las familias, a las comunidades a la caridad, a la solidaridad, a la justicia y la reconciliación. Es inquietar conciencias, impulsar procesos, anunciar esperanzas, denunciar situaciones de muerte.

216. Cáritas no debe encubrir, bajo una caridad parcial, las

injusticias del orden establecido. Se trata sobre todo de un compromiso activo y operante, fruto del amor eficaz a los hermanos. Transmitir actitudes nuevas y transformar las realidades injustas sólo se puede hacer desde una mutua vulnerabilidad, donde el amor se vive seria y naturalmente. Lo eficaz no será predicar la justicia y la tolerancia, sino ser justos y tolerantes.

217. La solidaridad, el nombre contemporáneo de la caridad, es la expresión que supera la justicia y asume la reconciliación, proceso de construcción cotidiana, que asume al otro, a los otros como hermanos y los trata como tales. "Signos positivos del mundo contemporáneo son la creciente conciencia de solidaridad de los pobres entre sí, así como también sus iniciativas de mutuo apoyo y su afirmación pública en el escenario social, no recurriendo a la violencia, sino presentando sus carencias y sus derechos frente a la ineficiencia o a la corrupción de los poderes públicos. La Iglesia, en virtud de su compromiso evangélico, se siente llamada a estar junto a esas multitudes pobres, a discernir la justicia de sus reclamaciones y a ayudar a hacerlas realidad sin perder de vista el bien de los grupos en función del bien común"131.

218. “...de forma orgánica y organizada, y pedagógica...” Orgánica, porque forma parte de la pastoral de

131 Juan Pablo II, Sollicitudo rei socialis, n. 39.


conjunto, porque es un acción eclesial consistente y estable, es decir forma parte de un todo, se identifica con la misión de la Iglesia, se complementa con la pastoral litúrgica y profética, se asume al servicio de los pobres desde el compromiso de la fe, vivida en comunidad. Organizada, con una estructura definida, no cerrada ni acabada. Con una acción sistemática y comunitaria. Con una metodología que impulsa la autogestión. Con una visión y una misión definidas, con trabajo planeado, con perspectivas de mediano y largo plazo.

219. El servicio de Cáritas debe organizarse. Las

instituciones pueden ser el soporte para la realización de la caridad. Quien no quiere dejar al acaso, sino asegurar la presencia caritativa, sobre todo en situaciones de pobreza extrema y generalizada, debe organizarla e institucionalizarla. Desde los orígenes de la Iglesia, la caridad siempre ha buscado darse en formas organizativas e institucionales.

220. Para que la institución no sofoque la caridad, sino le

sirva para hacerse vida, es necesario que se preserve clara la identidad y misión de Cáritas y se concrete en cualquier gesto de caridad y cualquier actividad. Que se reflexione constantemente sobre sus fundamentos, que se cuestione, se evalúe, sea consciente de sus metas, sus métodos, sus fines.

221. La acción de Cáritas no puede reducirse a la pura

distribución de ayuda a los hermanos necesitados. Sobre el aspecto material, emerge su prioritaria función pedagógica, su aspecto espiritual, que no se mide en cifras de apoyo otorgado sino


con la capacidad que tiene de sensibilizar y formar a la comunidad eclesial. El servicio debe ser consecuencia lógica de un crecimiento en la comprensión de la caridad 132.

222. Cáritas ha de poner empeño en convertirse no sólo en una organización de formación, sino en una organización de aprendizaje, que compartiendo experiencias e ideas sistematiza y aprende de su accionar, de la experiencia de otras Cáritas, de su propia historia. Ha de trabajar en la transformación de ese aprendizaje en una acción más eficaz.

223. “...analizando la realidad...” Cáritas ha de crecer en su capacidad de identificar los problemas a nivel de base, para organizar la reflexión y el análisis, y entonces emprender la acción, de manera simultánea en diversos niveles. Todo lo que se vive en una comunidad tiene relación o esta condicionado por realidades más amplias, sean estatales, nacionales o internacionales.

224. "Frente a situaciones tan diversas...corresponde a las comunidades cristianas analizar con objetividad la situación propia de su país, esclarecerla a la luz inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción según las enseñanzas sociales de la Iglesia” 133.

225. Ver la realidad social, con el auxilio de las ciencias sociales, juzgar estos hechos, en discernimiento comunitario, actuar frente a estas situaciones, evaluar las acciones emprendidas y celebrar en comunidad, son

132 Cfr. Pablo IV, Discurso a los presidentes diocesanos de Cáritas en Italia, del 28 de septiembre de 1972, en “La caritá, teologia e pastorale alla luce di Dio-Agape”, Edizione Dehoniane Bologna, 1988, p. 171. 133 Paulo VI, Octogesima Adveniens, n. 4.


partes de un método pastoral que ha sido enriquecido por la experiencia de la Iglesia en América Latina y asumido por diversas Cáritas en el mundo.

226. “...articulándose en forma de red...”

La Red es una de las grandes potencias que tiene Cáritas en todos sus niveles y todas sus expresiones. Sólo en México 64 diócesis y cerca de 1,600 parroquias cuentan con presencia. Articularse como tal es uno de sus grandes retos y, en ocasiones, de sus dificultades mayores por una visión de trabajo individual y poco “universal”. El capillismo, el cuidado por la obra “cuasi personal” afecta la comunión de la Iglesia y la articulación en detrimento del potencial que Cáritas puede tener si trabaja en unidad.

227. Sentirnos y actuar con responsabilidad y corresponsabilidad en las diferentes instancias de Cáritas, es tejer los “nudos” de la Red134. Sin ellos no tiene sentido, será sólo un conjunto de hilos separados que por sí solos no sostienen como lo hace una red. Esta colaboración debe ser un ejercicio ejemplar de todas las Cáritas, teniendo en cuenta la subsidiariedad, los apoyos solidarios, y el testimonio de comunión.

228. “...vinculándose y cooperando con otros actores sociales...”

Cáritas se vincula con otros organismos, siendo con ello testimonio de apertura al diálogo y colaboración con

134 Nos referimos a la Red que constituyen todas las Cáritas unidas desde sus distintos lugares y niveles: parroquial, diocesano, nacional e internacional. En este sentido en Cáritas nadie debe estar ni sentirse, nunca, solo.


instituciones de inspiración cristiana, de otras iglesias, de no creyentes, que compartan su visión. Trabaja con instituciones no gubernamentales y gubernamentales cuando las finalidades y los criterios son comunes.

229. Ser espacio de encuentro es parte de la identidad de

Cáritas. Es con esta perspectiva que en esta casa común se tejen la colaboración y el acompañamiento respetuoso con las organizaciones de la sociedad civil, manifestación de la propia comunidad. Resaltando las coincidencias, sin renunciar a la identidad y misión propia de Cáritas, pero abiertos al diálogo y la reflexión común.

230. “...impulsando procesos, programas y

proyectos...” Programas de servicio y proyectos como expresión de procesos comunitarios que tienen un horizonte a largo plazo, una dimensión cultural, una visión global más allá de la acción local, una posibilidad de trascender en el tiempo.

231. “...de asistencia, de promoción, liberación integral, y aceptación fraterna 135...” Es irrenunciable el carácter asistencial de las Cáritas, asistir en la necesidad de manera urgente para preservar la vida, ante emergencias, discapacidades permanentes, pobreza extrema, etc., de hecho muchas de las Cáritas nacen para cubrir estas necesidades. Sin embargo es necesario transitar a la promoción humana donde el asistido se convierte en sujeto de su propio desarrollo, personal y comunitariamente: con programas de

135 Cfr. Juan Pablo II, Ecclesia in America, n. 58.


educación y capacitación, proyectos sostenibles de desarrollo, autoempleo y desarrollo regional que permitirán que las personas y las comunidades asuman corresponsablemente su propia promoción.

232. Transformar las estructuras injustas por otras cada vez mas fraternas es labor de la comunidad toda, participar en el desarrollo de habilidades políticas, sociales y económicas en las comunidades, de tal suerte que permitan una incidencia real en los programas y políticas sociales es el proceso asumido como liberación integral, que adquiere su dimensión plena a partir de la aceptación fraterna.

233. Es en la reconstrucción comunitaria, donde la caridad ofrece la cohesión necesaria que permite reforzar el tejido social, es a través de estos encuentros en lo pequeño, cara a cara, en el que se viven momentos del Reino. Es en el encuentro personal con el hermano, como se forma comunidad y es ahí donde la caridad encuentra su plenitud.

234. “...y colaborando en la construcción de México con estructuras sociales, políticas y económicas justas”. La sociedad en su conjunto es un ente abstracto que se concreta en lo cotidiano en las comunidades, los grupos sociales, los movimientos, los sectores. Por ello la sociedad se transforma a través del cambio de los grupos sociales que la componen. Cáritas ha de comenzar construyendo estructuras de servicio justas al interior del propio organismo, cuidando a las personas que ahí colaboran, custodiando de manera eficaz y eficiente los recursos que le son confiados, siendo conscientes de su obligación de tener siempre un


comportamiento transparente y digno de confianza, para con los pobres, la Iglesia y al interior de sí misma.

235. Cáritas está inserta en la sociedad, es grano de sal, levadura que pretende incidir en la modificación de las estructuras injustas. Sin embargo no posee respuestas, es necesario discernir las opciones y los compromisos ante las cuestiones públicas. La participación política, el cabildeo, la oposición, la presión social son instrumentos de interacción social frente al estado. Cáritas debe respetar los ámbitos que competen a la labor política de los partidos, ya que ninguno de ellos puede representar al Evangelio; sin embargo debe buscar y formarse para incidir por el bien común en la definición y evaluación de las políticas públicas.

236. Hacer una sociedad justa significa, en palabras de Juan Pablo II, “esforzarse porque no haya niños sin nutrición suficiente, sin educación...jóvenes sin la preparación adecuada; que no haya campesinos sin tierra...que no haya trabajadores maltratados ni disminuidos en sus derechos, que no haya sistemas que permitan la explotación del hombre por el hombre o por el Estado; que no haya corrupción, que no haya a quién le sobre mucho mientras a otros inculpablemente les falte todo; que no haya tanta familia rota, mal constituida, disminuida, insuficientemente atendida; que no haya nadie sin amparo de la ley y que la ley ampare a todos por igual; que no prevalezca la fuerza sobre la verdad y el derecho, sino el derecho y la verdad sobre la fuerza; y que no prevalezca lo económico ni lo político sobre lo humano" 136.

136 Cfr. Juan Pablo II, Discurso en Santo Domingo, 1978.


Capítulo VI

Cáritas en sus diversos niveles 137

"En esto conocerán que son mis discípulos..." (Jn 13, 35)

“Para inspirar y organizar formas de recíproca ayuda fraterna, es importante que las comunidades locales tengan órganos específicos, sin delegar a algunos solamente lo que es deber fundamental de todos”. 138 Identidad de Cáritas Parroquial 237. La identidad de la Cáritas parroquial no es distinta a

la de toda Cáritas, tal como se expresa en el Capítulo V de este texto. Dicha identidad tiene una forma de expresión propia en la parroquia, siendo ésta el espacio vital en el que se imprime el carácter de Cáritas.

Misión de Cáritas Parroquial 238. Hacer vida en la Parroquia la misión que expresamos

en el capítulo anterior.

Esta misión se lleva a cabo: 137 Algunos elementos de este capítulo están tomados de los subsidios sobre Cáritas Parroquial, contenidos en la revista "Italia Caritas", nn.. 1-6 del 2000. No hacemos referencia a las citas textuales tomadas de ésta reflexión de Cáritas Italiana. 138 Juan Pablo II, Mensaje a la Asamblea General de Caritas Internationalis, marzo 1995.


- Para contribuir a la pastoral de la Caridad en la diversidad de la comunidad parroquial.

- Para ayudar a que seamos todos responsables de todos.

- Favoreciendo el encuentro entre los miembros de la parroquia, con otras parroquias e instancias de la diócesis.

- En espíritu de fraternidad, comunión y participación.

- Caminando juntos a la solidaridad con la Iglesia y la sociedad local.

- Siendo signos y testimonio de caridad y justicia social a nivel eclesial y social.

La comunidad parroquial 239. La Iglesia es una historia de amor que continúa. La

Iglesia tiene una historia, vive en la historia con formas nuevas, cambios, proyectos, miedos, infidelidades, sueños. El don de la palabra, los sacramentos, los gestos fraternos: todo en la Iglesia es memoria de la historia de Jesús para el crecimiento de la fe, de la esperanza y de la caridad y la memoria debe continuamente ser escuchada e interpretada por los creyentes dentro de la propia existencia: "La parroquia es el lugar familiar donde la memoria de Jesús es narrada, escuchada, celebrada y compartida. Al mismo tiempo, la parroquia es el lugar habitual en la cual la Iglesia se traduce entre las casas de las gentes, y estructura esta historia del amor de Dios" 139.

240. La parroquia, cada parroquia, es un signo y un lugar

de renovación de la evangelización. Es un instrumento:

139 Juan Pablo II, Chritifideles Laici, n. 26.


· para decir hoy la Palabra de Dios que salva; · para decir todavía, con firmeza, paciencia y simpatía

con nuestro tiempo, las razones de la fe en Jesucristo muerto y resucitado por nosotros;

· para acompañar a cada persona a descubrir la propia filiación divina.

241. La parroquia es comunidad que evangeliza. Es uno de los

rostros esenciales para ser Iglesia entre la gente, y pide una renovada centralidad de la Palabra de Dios con: · la activación de experiencias diversificadas de

catequesis; · la multiplicación de lugares familiares de anuncio y

confrontación con la Palabra; · la búsqueda de canales nuevos y ocasiones inéditas

para la comunicación del mensaje. 242. La parroquia es comunidad que celebra. A través de la

celebración de la Eucaristía, la parroquia está llamada para dar vida con gestos significativos que faciliten la percepción del misterio y del don, así como de las responsabilidades que ellas deriva: · prepara y participa en la Eucaristía íntimamente

unida con los otros sacramentos; · estrecha la unidad entre anuncio, celebración y

testimonio; · evidencia a través de los signos sacramentales de la

participación plena y responsable de toda la vida de la comunidad cristiana encarnada, cercana a las necesidades y a las esperanzas de la gente;

· capacita para hacerse cargo de los problemas en el territorio (parroquial) así como de la dedicación a la paz y la justicia en escala (local y) mundial.

243. Comunidad que vive la caridad. Esta es la vocación y el


destino de la parroquia. Todos los dones y carismas del pueblo entero de Dios -el ministerio sacerdotal, los matrimonios, las familias, la vida consagrada- dan lugar a múltiples manifestaciones de la vocación de cada fiel a la caridad. La parroquia es el primero e insustituible espacio eclesial en la cual se alimenta el crecimiento de una caridad que significa disponibilidad personal y de una propuesta misionera a través de gestos y compromiso comunitario. Como comunidad que vive la caridad, construir la vida de la parroquia es:

· ponerse en el camino con otros sin pretender

escoger la compañía; · apreciar el valor del encuentro y de la acogida entre

diversos; · experimentar la fatiga y la alegría de caminar juntos; · aprender a avanzar al paso de los últimos y a esperar,

porque nos salvamos juntos; · crecer en la comunión, conscientes de lo (vulnerable)

provisional de cada meta; de las limitaciones de cada realización histórica.

244. Las funciones y servicios en la vida eclesial, no

pueden crecer autónomamente, sino en una relación cercana que se vuelva casi una mezcla de Palabra, de Sacramento y de Caridad a fin de edificar y purificar a la Iglesia en la perspectiva de la construcción del Reino. En el espíritu del Concilio Vaticano II, cada comunidad debe crecer y edificarse superando toda forma de absolutizar y segmentar la catequesis, la liturgia y el testimonio de la caridad, construyendo así el camino, único y común, de la Iglesia.

Características de la Cáritas parroquial


245. Cáritas parroquial no es una asociación, un grupo o

movimiento parroquial, ni una actividad que viene de fuera, sino la comunidad cristiana misma en su acción comunitaria de caridad, para que ésta no sea delegada a un pequeño grupo de personas - como no se delega la oración, o la participación en los sacramentos-, sino sea el compromiso común en diversas formas de toda la comunidad parroquial.

246. Cáritas no actúa en nombre propio sino en nombre

de la comunidad parroquial y de su pastor. Se integra en la base de la comunidad, no entrando en competencia con otros grupos, ni dedicándose a realizar la caridad por otros. Ello refiere la dimensión eclesial de la caridad, que no es sólo la promesa personal de quien quiere vivirla, sino que mira a la llamada que recibe la comunidad entera, por fidelidad, por su vocación evangélica.

247. Su constitución se topa con la dificultad de

comprender a fondo su identidad y su lugar en la parroquia, en la pastoral de la misma. En ocasiones no se tiene como necesario organizar la caridad, conocer las causas de los problemas sociales, o coordinar acciones. Pareciera que la caridad debería ser fruto de la espontaneidad, de la particular sensibilidad, o de la iniciativa de los diversos grupos parroquiales.

248. La finalidad de animación pedagógica no es

suficientemente comprendida, y se cuestiona si Cáritas no debería inmediata y necesariamente traducirse en cosas por hacer en beneficio de otros. La formación quiere ayudar a entender que la caridad no siempre pasa


a través de la donación de cosas o de la solución inmediata de los problemas, sino a través de la escucha, del tiempo dado, del compartir de los sufrimientos; del acompañamiento de las personas que conduce no a resolver las dificultades en su lugar, sino hacer que los pobres asuman la responsabilidad de su propia existencia. A que ellos asuman la superación de la dependencia que muchas veces se transforma en presunción de derecho a tener -sin dar nada- o crea de hecho categorías de personas que tienen como sistema de vida solicitar todo género de ayuda.

Funciones de la Cáritas parroquial 249. Algunas de las funciones de la Cáritas parroquial se

expresan enseguida. No quiere decir que la relación es exhaustiva: la caridad no tiene límites, ni es un programa de trabajo. Busca compartir tareas que algunas Cáritas en su desarrollo han descubierto como propias a fin de que constituya, para la comunidad parroquial, una propuesta para vivir en fidelidad la misión de siempre, a través de un instrumento pastoral comunitario de carácter educativo y promocional.

· Concientizar a la comunidad parroquial de su

propia realidad: política, social, económica y cultural a partir de un diagnóstico participativo.

· Estimular a las familias, a los grupos, a los miembros de la comunidad parroquial a vivir una vida caracterizada por la acogida y la solidaridad con quienes viven distintas formas de marginación y de necesidad.

· Cultivar una espiritualidad conjunta desde la


relectura de la Biblia y el magisterio, en la vida litúrgica, desde las implicaciones de las bienaventuranzas, en las obras de misericordia, desde la propia cultura, que anime y sostenga el proceso comunitario.

· Buscar la forma de organización adecuada para enfrentar las necesidades sociales de la propia comunidad.

· Promover el autosostenimiento y el voluntariado en cada una de las comunidades para que la parroquia sea responsable de su propio proceso.

· Acompañar la gestión, ejecución y evaluación de proyectos y programas de acción social de manera integral en lo inmediato y a largo plazo.

· Favorecer y crear espacios de solidaridad dentro de la parroquia y con otras parroquias.

· Participar en los niveles de reflexión y de decisión de la Cáritas diocesana.

· Redescubrir y evangelizar las formas solidarias existentes.

· Establecer mecanismos de comunicación de bienes materiales y culturales.

· Conocer y denunciar a nivel local las causas que generan la pobreza y las necesidades presentes en el territorio.

· Estudiar y proponer respuestas frente a las necesidades, estimulando para que intervengan las instituciones gubernamentales y la sociedad civil.

· Difundir en la comunidad local estudios de la


realidad nacional y mundial, así como diversos esfuerzos que se realizan en esos ámbitos. Hacer de la información una forma de participación.

· Dar a conocer la realidad, reflexión y postura parroquial a la Cáritas diocesana.

· Participar y animar a nivel local de los esfuerzos conjuntos que emprenda Cáritas en sus diversos niveles: diocesano, nacional e internacional.

· Mantener comunicación solidaria con las Cáritas parroquiales vecinas y, según la organización diocesana, con las zonas, decanatos o foranías, y particularmente con la Cáritas diocesana.

· Ayudar a la Cáritas diocesana a desarrollar su compromiso de servicio subsidiario hacia las parroquias.

Identidad de Cáritas Diocesana 250. La identidad de la Cáritas diocesana no es distinta a

la de toda Cáritas, tal como se expresa en el Capítulo V de este texto. Dicha identidad tiene una forma de expresión propia en la diócesis, espacio que articula y organiza la forma en que la comunidad local quiere vivir como Iglesia particular.

Misión de Cáritas Diocesana 251. Hacer vida en la diócesis la misión que expresamos

en el capítulo anterior. Esta misión se lleva a cabo:


· Para contribuir a la pastoral de la Caridad en la diversidad de la comunidad diocesana.

· Para ayudar a la creación, desarrollo y fortalecimiento de la pastoral de la caridad en las parroquias y otras formas de organización existentes en el territorio diocesano.

· Favorecer el encuentro entre los miembros de la diócesis, con otras diócesis y órganos nacionales.

· En espíritu de fraternidad, comunión y participación con todos los órganos de la diócesis.

· Caminar juntos a la solidaridad con la Iglesia y la sociedad local.

· Siendo signos y testimonio de caridad y justicia social a nivel eclesial y social.

Características de la Cáritas diocesana. 252. Las Cáritas diocesanas son, a nivel local, la expresión

y el instrumento de la "caridad".140 La práctica, a nivel diocesano, nacional e internacional, ha evidenciado la existencia de una diversidad muy grande entre las Cáritas, sobre todo entre las Cáritas diocesanas. Sin embargo, a pesar de las diferencias, en esta variedad de modelos, existen elementos comunes entre ellas. Cáritas es un signo e instrumento para dar vida a las diócesis ‘rehabilitando la caridad’, para vivir el amor preferencial por los pobres 141.

253. La "Jornada de estudios sobre la Cáritas Diocesana",

140 Ver Juan Pablo II , “Mensaje de a la Asamblea General de Cáritas Internationalis” de 1979. 141 Cfr. Mons. Carlos Talavera Ramírez, “Cáritas Parroquiales. Manual para la comprensión de su ser y quehacer”, Coatzacoalcos, Ver., 1999.


realizada por la Caritas Internationalis142 buscó algunos de estos elementos comunes, resumiéndolos de la siguiente manera: · inserción en la pastoral de la Iglesia particular; · instrumento de crecimiento de la comunidad; · animación comunitaria de la caridad; · coordinación y articulación de la acción caritativa. Inserción en Iglesia Particular

254. La inserción de Cáritas Diocesana en la vida pastoral

de la Iglesia particular está en sintonía con la maduración teológica del Vaticano II, que centra la vida pastoral en la Iglesia diocesana, en la cual está presente y obra la Iglesia universal de Cristo. En este contexto, la Cáritas Diocesana es una expresión, original y autónoma de servicio de la caridad en la Iglesia Particular.

Instrumento de crecimiento de la comunidad cristiana

255. Debe ser un instrumento, al lado de otras instancias

eclesiales integradas en la pastoral de conjunto de la diócesis, con el mandato de coordinar las diferentes expresiones de la caridad, tarea que podría llevar a cabo articulando a las Cáritas parroquiales. Así como la Cáritas Nacional tiende a ser, cada vez más, un servicio a las Cáritas diocesanas, éstas tienden a ser, cada vez más, un órgano de servicio a las Cáritas Parroquiales.

142 Roma, mayo de 1977.


Animación de la comunidad a la caridad 256. Es necesario comprender que el modo de concebir y

de realizar la animación no se presenta de forma uniforme en todas las Cáritas Diocesanas. Algunos puentes comunes pueden ser recordados en esa tarea de animación, por ejemplo: · Ayudar a la comunidad diocesana a tomar conciencia de las

zonas de pobreza existente en sus respectivas regiones, analizando las situaciones y asumiendo comunitariamente la responsabilidad para las soluciones.

· Modificar, progresivamente, la concepción y la práctica de la caridad, pasando de la limosna repartida y de la simple ayuda asistencial al compromiso de la promoción y liberación de los necesitados.

· Conducir a la comunidad diocesana a unir estrechamente la educación a la caridad y el sentido de la justicia; y a colocarse como lugar de educación de las conciencias, y como impulso comunitario para el cambio de las estructuras injustas.

257. Para que la animación comunitaria, en esta

perspectiva, sea posible, es necesario que la Cáritas diocesana tenga relaciones de estrecha colaboración con otros organismos pastorales, y mantenga permanentemente, contacto con las exigencias de las bases, evitando el riesgo de una Cáritas diocesana muy bien estructurada, pero separada del proceso vital que hace madurar la vida desde la comunidad.

258. La Cáritas diocesana será fuerte y viva en la medida en que

responda a las aspiraciones de las comunidades locales, mediante el apoyo a las actividades de promoción humana realizadas en las parroquias, en los barrios, en los sectores o en las pequeñas comunidades; debe estar atenta a todos los movimientos


desencadenados por el Pueblo de Dios. Una verdadera Cáritas diocesana surge de la base y vive en función de ésta.

259. La Cáritas Diocesana se reconoce como práctica y

comunión de la pastoral de la caridad del Obispo con su presbiterio, y se debe esforzar para realizar un equilibrio constante entre su adhesión a la jerarquía, su promoción del laicado y su estrecha unión con la comunidad.

Coordinación y articulación de la acción caritativa

260. Junto a la animación, constituyen las líneas maestras

de la misión de Cáritas. Es peculiar de la coordinación crear condiciones que permitan a la comunidad cristiana colocarse en una actitud de servicio concreto en el campo de la promoción humana; a la coordinación le toca articular la presencia coherente del conjunto de la comunidad cristiana en la promoción humana. Ello incluye el estudio de la evolución de los problemas de la sociedad para identificar las áreas y el modo de intervención de la Iglesia.

261. La coordinación es posible sólo sobre una base de

estima recíproca y de voluntad de diálogo. Esto puede facilitarse si hay objetivos concretos e iniciativas comunes, por ejemplo: · Realizar juntos contenidos y métodos para

sensibilizar en la caridad o para asumir compromisos sobre los problemas específicos de la comunidad diocesana.

· Intercambiar experiencias, verificar criterios y metodologías de acción.

· Madurar una espiritualidad común. · Realizar iniciativas comunes, como campañas de


concientización. · Definir una línea homogénea de comunicación en

relación con la sociedad civil y las autoridades gubernamentales.

262. "A todos, naturalmente, supone un esfuerzo de parte suya

para crear armonía y unión en el ejercicio de la caridad, de modo que las distintas instituciones asistenciales, sin perder la propia autonomía, sabrán hacer en espíritu de sincera colaboración entre ellas, superando individualismos y antagonismos, y subordinando los intereses particulares a la superior exigencia del bien general de la comunidad"143.

Algunas funciones de Cáritas Diocesana 263. Algunas de las funciones de la Cáritas diocesana se

expresan enseguida. No quiere decir que esta relación es exhaustiva: la caridad no tiene límites, ni es un programa de trabajo. Busca compartir tareas que algunas Cáritas en su desarrollo han descubierto como propias a fin de que constituya, para la comunidad diocesana, una propuesta para vivir en fidelidad la misión de siempre, a través de un instrumento pastoral comunitario de carácter educativo y promocional:

De inserción: · Evangelizar, en cuanto estimular nuevas actitudes

en el seno de la comunidad; · Introducir la dimensión de la caridad en la pastoral

orgánica de la Iglesia local. · Crear una acción pedagógica comunitaria para

construir respuestas de solidaridad y sentido de

143 Paulo VI, en la Reunión de Cáritas Diocesanas, septiembre 1972, 53.


corresponsabilidad. · Organizar y promover el servicio permanente de

fraternidad en la comunidad. De crecimiento: · Brindar la formación adecuada en la caridad y la

justicia social. · Propiciar una educación permanente en el

discernimiento evangélico contando con la Doctrina Social de la Iglesia y el pensamiento ético de los derechos humanos y valores universales, sobre las condiciones de vida de los pobres, sus anhelos y justas reivindicaciones.

· Incluir a los pobres y excluidos en el centro de la acción como sujetos primeros de su propio desarrollo y evitando todo tipo de proselitismo que suponga una manipulación del necesitado.

· Desarrollar, recuperar y sistematizar modelos de asistencia, promoción y cambio social que desencadenen un trabajo asociativo y liberador.

De animación: · Cuestionar la práctica pastoral de la Iglesia dando

“testimonio” de comunión y fraternidad, y no siendo obstáculo para ello.

· Animar a la sociedad al ejercicio de una verdadera solidaridad, que conduzca a la transformación de la misma.

· Ser factor de unidad a través de la promoción de formas solidarias propias de cada cultura.

· Animar y hacer conciencia de que el servicio de la justicia y caridad a los pobres es un elemento de


identidad esencial en la misión evangelizadora de la Iglesia.

· Buscar con honestidad la realidad de la pobreza, a través de estudios, análisis, diagnósticos y promover actuaciones coherentes y significativas de transformación.

De coordinación y articulación: · Coordinar la acción sociocaritativa, dentro de la

Iglesia local y en sus diversos niveles: interparroquial, por vicarías, foranías, zonas y/o decanatos y colaborar con diversas entidades eclesiales.

· Propiciar y fortalecer el diálogo con diversos organismos, confesionales, civiles, gubernamentales para dar respuesta conjunta a situaciones de eminente necesidad humana.

· Apoyar y favorecer el fortalecimiento de las Cáritas Parroquiales dentro de procesos globales, formativos, orgánicos y planificados que faciliten y procuren la integración de todos sus miembros.

· Facilitar el encuentro, intercambio y colaboración de comunidades, organizaciones, grupos y personas que actúan en el ámbito de la pobreza y la exclusión.

· Favorecer la participación directa o indirecta de las parroquias en los niveles de reflexión y de decisión de la Cáritas diocesana.

· Representar a las Cáritas parroquiales en los órganos diocesanos de pastoral social.

· Representar a la comunidad diocesana ante entidades interdiocesanas, y órganos nacionales de Cáritas.


Identidad de Cáritas Mexicana 264. La identidad de la Cáritas nacional no es distinta a la

de toda Cáritas, tal como se expresa en el Capítulo V de este texto. Dicha identidad tiene una forma de expresión propia como espacio que articula según las siguientes características: · Cáritas Mexicana es una Federación Nacional de Cáritas

diocesanas creada por la Conferencia del Episcopado Mexicano; como órgano de la Comisión Episcopal de Pastoral Social contribuye a dinamizar la pastoral de la caridad a través del servicio hacia y entre las diócesis.

· Es miembro de Caritas Internationalis, comparte su visión, y asume el objetivo universal de la Confederación de vivir e irradiar la caridad y la justicia social para enfrentar los retos que genera la pobreza en México y el mundo.

Misión de Cáritas Mexicana 265. Hacer vida en el ámbito nacional la misión que

expresamos en el capítulo anterior. · Contribuir a la articulación, el fortalecimiento, el desarrollo y

la animación de la pastoral de la caridad y sus organismos en las diócesis del país.

· En espíritu de fraternidad expresado de forma federativa, promover la comunión y la participación a través de espacios de encuentro y de servicio, en el ámbito nacional e internacional, animando procesos, relaciones, iniciativas y acciones de la comunidad eclesial y la sociedad civil, en orden a colaborar en la construcción de una cultura de la solidaridad.

· Ser signo y testimonio de caridad y justicia social a nivel eclesial y social.


Objetivos de Cáritas Mexicana

266. Cáritas Mexicana tiene por objeto ayudar a sus Organizaciones Miembros - Cáritas diocesanas - a irradiar la caridad y la justicia social en el país. Con este fin, y sin limitar el derecho de sus miembros de actuar en nombre propio, se propone en particular:

· motivar y ayudar a las Cáritas diocesanas a participar por medio de una caridad activa en la asistencia, la promoción humana y el desarrollo integral de los más desfavorecidos y la transformación de estructuras injustas, en el cuadro general de la pastoral de conjunto, desde la perspectiva de la pastoral social;

· estudiar, si es posible con otras organizaciones, los problemas planteados por la pobreza en México; investigar las causas de la misma, proponer soluciones conformes a la justicia y a la dignidad de la persona humana; denunciar los mecanismos que crean toda forma de pobreza y proponer modelos de acción.

· a solicitud del Obispo local, favorecer la creación, en cada diócesis donde no exista, de una Cáritas diocesana, - o de otra forma de organizar la Pastoral de la Caridad- y, si es necesario, contribuir al desarrollo de ésta;

· favorecer la identidad, los servicios y la estructura de las regiones pastorales de la Federación;

· promover la colaboración de las Cáritas diocesanas y la coordinación de sus actividades regionales y nacionales, sin interferir en la autonomía de los mismos;


· colaborar en el fortalecimiento de los sujetos diocesanos en su capacidad para el diagnóstico socio-pastoral de su realidad y en su capacidad de respuesta a sus circunstancias desde la fe.

· participar en los esfuerzos de las poblaciones para mejorar sus condiciones de vida individuales y colectivas, con vistas al pleno desarrollo de la persona humana;

· estimular y favorecer la coordinación de apoyos, recursos y esfuerzos colaborando en la respuesta a las inumerables necesidades humanas que surgen durante las emergencias, por catástrofes naturales o en zonas de conflicto;

· representar en los planos interconfesional, nacional e internacional a los miembros de la Federación;

· cooperar, en todo lo posible, con los demás organismos nacionales e internacionales de asistencia, promoción humana y desarrollo integral;

· contribuir a comunicar el mensaje cristiano exhortando a la solidaridad a escala nacional e internacional;

· desarrollar trabajos de coordinación y colaboración con los miembros de Cáritas de la zona.


Nivel Internacional Caritas Internationalis

267. Los elementos que aquí se plantean han sido fruto de

una trabajo común de varios años, impulsado por Juan Pablo II, con los que Caritas Internationalis ha reflexionado sobre su misión buscando renovar su identidad. Con ello se pretende retomar la riqueza de su sentido originario, asumiendo el aprendizaje de sus años de experiencia en todo el mundo, y profundizando en el análisis de la situación actual en el planeta y sus características.

268. La Asamblea General de Caritas Internationalis de

1999 aprobó el documento “Renovar la Confederación Cáritas. Planeación Estratégica de C.I.” Ahí se plantean los retos y funciones que se expresan en este apartado.

Identidad de Caritas Internationalis

269. Caritas Internationalis es una confederación internacional de organizaciones católicas de acción caritativa y social con el mandato, de sus respectivas Conferencias Episcopales, de irradiar la solidaridad y la justicia social en el mundo. Su inspiración emana de las Sagradas Escrituras, de la Tradición y la enseñanza social de la Iglesia, así como de la experiencia de aquellos a quienes sirve.

270. Es un movimiento internacional y familia de organizaciones nacionales. Es reconocida como una parte importante de la contribución de la Iglesia a irradiar la solidaridad y la justicia social en el mundo. No es simple entidad operativa, sino comunión que promueve la dignidad y justicia humanas.


Misión de la Confederación Caritas Internationalis 271. Desempeñar una función protagonista en la misión

socio-pastoral de la Iglesia, irradiando solidaridad y justicia social en el mundo. Se trabajará para ello sin tener en cuenta la creencia religiosa, raza, sexo o etnia.

Funciones 272. Asume cuatro funciones esenciales basadas en el

diálogo, la habilitación, la intercesión y la cooperación:

a) Foro Facilitando un foro para el diálogo e intercambio de ideas entre las organizaciones miembros, para aprender unos de otros y apoyarse en las respectivas iniciativas. b) Habilitación Ayudando a las organizaciones miembros a conseguir su propia habilitación, para servir de manera más eficaz a los pobres y marginados. c) Intercesión Actuando como su voz o intercediendo por las causas de los pobres, así como habilitándoles a que se defiendan ellos mismos. d) Cooperación Facilitando la cooperación dentro y fuera de la Confederación Cáritas.


Capítulo VII

Guiados por el Espíritu de Jesús

“Permanezcan en mi amor”

(Jn 15, 9)

Espiritualidad Cristiana: el estilo de Jesús 144 273. “Espiritualidad es un estilo o forma de vivir según

las exigencias cristianas, la cual es la vida en Cristo y en el Espíritu... En este sentido por espiritualidad se entiende no una parte de la vida, sino la vida toda guiada por el Espíritu Santo” 145.

274. En efecto la espiritualidad es una forma concreta,

movida por el Espíritu de vivir el Evangelio, que surge del encuentro con Jesús. “El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si

144 Sobre el “estilo de Jesús” se anexan en este texto dos escritos que consideramos ayudarán mucho a continuar la reflexión y a profundizar en la espiritualidad: El primero sobre ”Jesús y su relación con la debilidad, con el pobre”, de Jean Vanier, profundiza sobre quién es “el pobre”, cuáles son las “pobrezas” humanas, y cómo el ser humano se relaciona con su pobreza. El segundo sobre ”Las Bienaventuranzas”, del Cardenal Roger Etchegaray, expresa su visión sobre quiénes son “bienaventurados”. 145 Juan Pablo II, Eclessia in America, n. 29.


no encuentra el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente...por esto Cristo Redentor... revela plenamente al hombre al mismo hombre”146.

275. Es desde este encuentro personal con el Dios

compasivo y misericordioso, que podemos salir al encuentro con el otro. Jesús se presenta como modelo de vida, y manifiesta el “estilo” de Dios. Jesús revela al Padre desde la visibilidad de su palabra y de su vida. No son diferentes su enseñanza de su historia. Su vida no es una casualidad que pudiera haber acontecido de otra manera; tal y como sucedió, se ha convertido para siempre en revelación.

276. Con la misma atención que dedicamos a la doctrina

de Jesús hemos de atender a su vida, a sus hechos, su estilo, conscientes de que en la historia de la salvación, la revelación se ha ido realizando mediante las palabras y los hechos. Sin la palabra de Jesús, su vida no hubiera trascendido; sin su vida, sin su historia, su palabra continuaría siendo misterio escondido a los hombres.

277. Desde Belén al Gólgota, la pobreza marca su estilo

mesiánico. Como “Siervo de Yahvé” asume la pobreza con libertad, venciendo las tentaciones de otros estilos. La pobreza de Jesús es “sacramento” de su Encarnación. El vaciamiento (kénosis) que ésta supone queda manifestado en un estilo de vida bien lejano a la pretensión de “llenarse” que supone el afán de la riqueza del mundo.

146 Juan Pablo II, Redemptor hominis, n.10.


278. La espiritualidad cristiana tiene una expresión privilegiada en la pobreza voluntariamente aceptada, signo de un vaciamiento que es, al mismo tiempo, apertura, disponibilidad, confesión del Absoluto que no sólo se hace hombre, sino se despoja y se hace pobre, La humanidad y la pobreza son dimensiones de su kénosis; Jesús no vive la pobreza por accidente, la vive como estilo, como dimensión de la revelación, como expresión de su relación con el Padre y con los hermanos.

279. La docilidad al Espíritu es distintiva de la forma en

que Jesús vive. Al iniciar su misión fue bautizado por Juan en el río Jordán; apenas salió del agua “de repente se abrieron los Cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba como paloma y venía sobre Él” (Mt 3,16). “Luego el Espíritu Santo condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo” (cfr. Mt 4). En la sinagoga de Nazareth Jesús aplica a su ser y misión la profecía de Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí. Él me ha ungido para traer Buenas Nuevas a los pobres” (cfr. Lc 4,18-21).

280. Jesús sabe que el Espíritu Santo es el que impulsa su

forma de vivir; por eso se dispone totalmente a su conducción y pide a sus apóstoles y discípulos que tengan esa misma disposición: “En adelante el Espíritu Santo que el Padre les enviará en mi nombre les va a enseñar todas las cosas y les recordará todas mis palabras” (Jn 14,26).

281. La disponibilidad total al Espíritu de Dios se

manifiesta de manera plena en la cruz, expresión máxima del vaciamiento del Verbo encarnado, de su estilo de ser hombre, de ser pobre y obediente “hasta la


muerte y muerte de cruz”147. La espiritualidad que se origina en la Cruz exige asumir en la propia vida el sufrimiento inherente a la fidelidad a la voluntad del Padre. El empeño en la salvación de los débiles y pequeños lleva a pruebas dolorosas, renuncias y aun a la entrega de la propia vida. La cruz es la cuna del hombre nuevo. Sólo por ese camino se accede a la resurrección.

El hombre nuevo en Cristo

282. El hombre nuevo148 es quién asume el seguimiento

de Jesús, su estilo, su forma de vida, su disponibilidad al Espíritu que lo hace siervo, que lo hace amar hasta la muerte. Seguir a Jesús no es hacer una repetición mecánica y mimética de su vida –esto no sería fidelidad-. Seguirlo es estar atento a que nuestros “cómos cristianos” (nuestra forma de vivir, de relacionarnos y hacer las cosas) no se aparten de su estilo salvador: amando al prójimo, especialmente al pobre, ayudándole a que se realice como imagen viva de Dios.

283. En el principio Dios creó al hombre a su imagen y

semejanza (cfr. Gn 1, 26-27). Lo creó en plena armonía con Dios mismo, con los demás, con el mundo, consigo mismo. El hombre así creado es el hombre nuevo original salido del aliento vital de Dios: “Yahvé formó al hombre con polvo de la tierra y sopló en sus narices aliento de vida” (Gn 2,7). Ese hombre nuevo es un hombre íntegro y ordenado en su cuerpo y en su alma, libre, creado para la vida y no para la muerte, en plena armonía interior y exterior; feliz.

147 Cfr. Lc 4, 18-19. 148 Nos referimos a todo hombre y toda mujer.


284. Un hombre en plena comunión con Dios, libre de todo rechazo hacia Él. En solidaridad con sus semejantes, libre de toda agresividad y violencia hacia ellos. Con gran respeto a la naturaleza, libre de las ansias de acaparar los bienes de la tierra. En plena identidad consigo mismo, libre de toda angustia y frustración (cfr. Gn 1-2). El hombre nuevo al ir viviendo la armonía de estas cuatro relaciones se iría realizando como imagen de Dios, según su estilo.

285. Sin embargo el hombre no permanece así: por el

pecado rompe su relación armoniosa con Dios, con sus semejantes tratándolos con engaños, violencia, dominio explotador, corrupción y destrucción de la vida. Rompe la armonía con el mundo actuando con ambición e injusticia ante los bienes materiales acaparándolos y deteriorando la creación. Por esta situación el hombre pierde la armonía consigo mismo experimentándose dividido en su vida interior, con angustia, frustración y desesperación que muchas veces lo conduce a la muerte.

286. Por el pecado el hombre pierde la “novedad” que

había adquirido del amor de Dios. Pierde su originalidad y se convierte en destructor de sí mismo y de los demás. Ello se expresa hoy día, de muy diversas y dolorosas formas, en lo que llamamos “cultura de la muerte”, forma de vida expresada en un sinnúmero de pecados sociales. La pobreza es consecuencia del los pecados personales que, alcanzando una dimensión estructural, configuran verdaderos “pecados sociales”149 que violentan la dignidad humana.

149 Cf. Juan Pablo II, Ecclesia in America, n. 56.


287. Sin embargo el hombre no está perdido. Jesús rehace nuevo al hombre con la fuerza del Espíritu Santo liberándolo desde su interior y devolviéndole la armonía con Dios mismo, con los demás, con el mundo, consigo mismo. Al encarnarse devolvió a la naturaleza humana la perfección del hombre nuevo.

288. Jesús mismo, como afirma el Concilio Vaticano II es

el perfecto hombre nuevo150, capaz de rehacer en cada persona mediante el bautismo el hombre nuevo original impulsándolo a “caminar en una vida nueva” (Rm 6,4). Para que viva la armonía con Dios como verdadero hijo suyo en comunión con Él. Para que viva la armonía con los demás teniéndolos como verdaderos hermanos en solidaridad con ellos. Para que viva la armonía con el mundo usando los bienes materiales con sobriedad y compartiéndolos. Para que viva la armonía consigo mismo libre del pecado y en paz interior mediante la conversión.

289. La realización del hombre nuevo en nosotros y en

los demás es un proceso de espiritualidad, de estilo, de forma de vida que la implica toda. Exige la práctica del continuo despojamiento, de la kénosis de Jesús, de la disponibilidad a su Espíritu, del seguimiento de sus actitudes y hechos. San Pablo señala a la caridad como la actitud fundamental del hombre nuevo: “Ustedes se despojaron del hombre viejo y de su manera de vivir para revestirse del hombre nuevo...pónganse pues el vestido que conviene a los elegidos de Dios: Revístanse de sentimientos de tierna compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia... Por encima

150 Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, n.22.


de todo tengan el amor que es el vínculo perfecto” (Col 3,9-14).

Testigos de la Misericordia entrañable. 290. Forjar hombres nuevos, al estilo de Jesús, modelados

en su espiritualidad por la fuerza del Espíritu Santo para actuar en el mundo, es elemento clave de la diaconía, del servicio de Cáritas. En su misión Cáritas debe contribuir a que sus agentes y destinatarios, mediante la promoción de una espiritualidad más evangélica, se transformen en hombres y mujeres nuevos en Cristo: reconciliados y reconciliadores, pacíficos y pacificadores, libres y con libertad interior, contemplativos de Dios en la acción, sinceros y justos, solidarios especialmente con el pobre y marginado, comprometidos en la construcción de una sociedad nueva justa, solidaria, participativa.

291. Forjar hombres nuevos, es forjar “testigos” de la

misericordia de Dios con el hombre. Por ello, en su espiritualidad, el agente de la pastoral de la caridad debe asumir y significar esa cercanía amorosa de Dios a los pobres, quienes son “lugar teológico”, de encuentro con un Dios que hoy tiene el rostro del indigente, del niño, de la mujer, del indígena, del homosexual, del anciano, del usuario de drogas, del migrante, del preso, del desempleado, del abandonado, del desesperanzado, del portador del virus de la inmunodeficiencia humana.

292. Todos los que en el encuentro con Jesús – pobres,

marginados y pecadores – experimentan la cercanía de Dios, deben continuar experimentándola en el encuentro con la Iglesia y con los creyentes. Revelar el amor de Dios es la tarea más importante de la Iglesia; al


servicio de esta revelación se pone incondicionalmente Cáritas. Sólo así su acción será significativa y se traducirá en estilos nuevos de presencia.

293. En esta cercanía se realiza el camino de la

bienaventuranza de los pobres, porque no se trata solamente de estar con” los pobres, sino “hacerse pobre” como fruto de una opción testimonial. El gran peligro de Cáritas es de “hacer cosas para los pobres” desde el poder, la riqueza y la distancia; y terminar siendo una agencia de beneficencia, de servicios sociales o de ayuda al desarrollo, sin mística, sin inspiración, sin motivación. Sólo desde el testimonio de la misericordia entrañable cada miembro de Cáritas será signo del amor eficaz de Dios hacia los pobres.

294. “Ir a los pobres” es un camino espiritual, porque es

una respuesta al envío de Dios que les ama entrañablemente, que suscita constantemente en su historia signos visibles de su presencia, inalcanzable en sí misma; y si no tiene mediaciones humanas concretas, no será revelado ni percibido como real por aquellos a los que anunciamos la Buena Nueva de ser sus preferidos. Dar contenido histórico y concreto a la misericordia entrañable de Dios: esa es la vocación de todo creyente, al servicio de la cual Cáritas se organiza, se profundiza y constantemente se renueva.

295. Pero, ¿cómo hacer creíble ese hombre nuevo si no

hay puntos de referencia en donde poder constatar la posibilidad de esa novedad? ¿Cómo ser miembro de Cáritas sin un entusiasmo por esos valores? Si nuestro proyecto de hombre y sociedad entusiasma porque da respuesta a las inspiraciones más íntimas del ser


humano, ¿cómo explicar que no entusiasme, en primer lugar, a los que son sus voceros? El cristiano vive una profunda tensión; la que se origina del choque entre la asimilación teórica del proyecto evangélico del hombre y el peso vital que sobre él ejerce en lo que la sociedad egoísta llama valores: la riqueza, el poder, el prestigio, el propio interés, la comodidad, el consumo. Se intenta, entonces, una solución falsa: sin cambiar de raíz esos antivalores del mundo, hacerlos compatibles con la adhesión al proyecto evangélico; bastaría sólo evitar las manifestaciones “escandalosas” de esos antivalores, que sin embargo, seguirían anidados en el corazón del hombre como motor definitivo de su obra. Allí no habría hombre ni mujer nuevos en Cristo.

296. Es en la profundidad de este drama interior donde

hay que abrirse al Espíritu de Jesús para que cambie “el corazón de piedra por un corazón de carne”, ayudando al nacimiento definitivo del hombre nuevo. Es esencial la capacidad de sentir hasta en las entrañas la situación del otro, que interpela desde su necesidad. Es esencial hacernos “vulnerables” a la situación de los otros que nos necesitan de alguna manera.

297. En esta actitud interior se origina la libertad, la

ausencia del miedo, la valentía. Solamente cuando hay nada que perder, porque por Cristo se ha perdido todo, está el creyente totalmente disponible para el testimonio sencillo y desinteresado. Solamente entonces existe la transparencia necesaria para que “viendo vuestras obras buenas glorifiquen al Padre que está en los cielos”151. Solamente el hombre que se ha desposeído

151 Mt 5,16


voluntariamente puede ser testigo de la misericordia entrañable del Padre.

Intimidad con Dios 298. En la espiritualidad evangélica, la oración y la acción

no se contraponen. La lucha por la justicia, los derechos humanos, la dignificación de las personas y la vida espiritual no se excluyen. Al contrario, hacen un todo cuando se practican conforme al Espíritu de Jesús. Unir la práctica de la intimidad con Dios mediante la oración con la práctica del servicio a los pobres ha de ser el camino testimonial del creyente.

299. Esta característica fue propia de Jesús. El Evangelio

de San Marcos (cfr. 1,29-39) nos narra una jornada evangelizadora de Jesús. Por la mañana inicia el día participando en la oración comunitaria de la sinagoga de Cafarnaún. Saliendo de allí visita a la suegra enferma de Pedro en su casa, “se acercó y la levantó tomándola de la mano; se le quitó la fiebre”. Por la tarde hasta la hora de ponerse el sol Jesús sigue atendiendo a “enfermos y personas con espíritus malos”: “sanó a muchos enfermos y expulsó a muchos demonios”. Habiéndose hecho de noche, ya hacia la madrugada “ fue a un lugar solitario donde se puso a orar”. Al día siguiente empezó a visitar las casas de oración que había en esos lugares y recorrió toda Galilea: predicaba y echaba los demonios.

300. En su misión Jesús cultivaba una intensa unión con

su Padre Dios: con qué cariño le hablaba y sacaba tiempo para dialogar a solas con Él en la oración; cómo se abandonaba en sus manos tratando de cumplir en todo su voluntad: “Padre... que se haga tu voluntad”


(Mt 26,42). De forma semejante se allegaba a todos, especialmente a los pobres y pecadores: Cómo enseñaba y orientaba con sencillez de lenguaje y actitudes acogedoras; cómo perdonaba, consolaba y defendía; servía amando y amaba sirviendo: “No he venido a ser servido sino a servir” (Mc 10, 45).

301. De la práctica de intimar con Dios y servir a los

pobres surge la espiritualidad de la caridad cristiana que lleva a tratar y amar a todos los hombres: sean amigos o enemigos, cercanos o lejanos, ateos o creyentes, buenos o malos; pobres o ricos, explotadores y explotados, opresores y oprimidos; a torturadores y torturados. Eso no significa de modo alguno aprobar conductas insolidarias y asociales, ni ser indiferentes ante las injusticias. Al contrario, el amor evangélico impulsa a luchar contra estos males. En la alegoría profética del juicio final (cfr. Mt 25, 42-45) y en la parábola del rico epulón y el pobre Lázaro (cfr. Lc 16,19-31) Jesús rechaza a todos aquéllos que son causantes del mal que padecen los pobres y débiles; por eso condena la omisión, el desinterés ante los necesitados, la hipocresía, el desamor.

302. Quienes sirven a la comunidad a través de Cáritas

deben hacerlo a partir de una relación personal con Jesús. Por eso, el primer paso es contemplarlo:

· En la lectura orante de la Palabra, percibiendo sus gestos, actitudes, palabras y acciones en su encuentro con los hombres y mujeres de su tiempo, especialmente con los más pobres;

· en los signos sacramentales en los que Él quiso


prolongar su presencia, especialmente en la Eucaristía, memorial del amor más grande: la entrega de la vida;

· en el prójimo, especialmente en los pobres, los nuevos crucificados de la historia que esperan que la fidelidad del Padre, operante en la caridad de sus hijos, los desclave de sus cruces.

303. La contemplación de Jesús lleva a la realidad. El

servicio de la caridad, debe ser lo más encarnado posible. No puede prescindir de una visión y comprensión de la realidad en orden a entender con profundidad al ser humano y a la sociedad en el marco de las propias circunstancias de tiempo y de lugar. Esta comprensión no puede quedar en una percepción meramente sociológica sino que requiere una interpretación. Se trata de ver la realidad con una mirada contemplativa que permita descubrir las consecuencias del pecado en la vida y en el corazón de los hombres y mujeres.

304. En otras palabras, en la intimidad con Dios

construimos nuestra vida al “estilo de Jesús”, hacemos propios sus sentimientos de indignación y compasión, a través de las cuales pasa de constatar la realidad de la pobreza a la acción transformadora. En los momentos de relación con el Señor de la historia, la historia se construye verdaderamente.

305. Este camino lo expresa Teresa de Calcuta de una

manera muy sencilla y muy bella:


El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.

Practicar el servicio de Jesús, a la manera de María 306. La palabra “servicio” es una de las más bellas que

aparecen en los Evangelios. Es sobre todo una de las características fundamentales que Jesús exige a sus discípulos; “Quien entre ustedes desea ser el primero que se haga el último y el servidor de todos” (Mc 9,35). De sí mismo Jesús afirma: “El Hijo del hombre no vino para que lo sirvieran sino para servir” (Mc 10,45). Entre sus discípulos se presenta “como aquel que sirve” (Lc 22,27). María se proclama “la servidora del Señor” (Lc 1,38). La Iglesia es constituida servidora de la humanidad por la misión que le confía Jesucristo y los carismas que el Espíritu Santo concede a sus miembros “para utilidad común” (1Cor 12,7).

307. La práctica de la caridad es la base de la

espiritualidad de servicio. La espiritualidad de servicio es un modo habitual de ser, de pensar y de actuar centrado no en sí mismo sino siempre en referencia a servir a los demás, en favorecer a los demás, en vivir para los demás, en seguimiento de Jesús. No se trata tanto de multiplicar obras en bien de los demás sino en promover el espíritu de servicio en el mayor número de personas, para que sean ellas quienes atiendan a los más necesitados en forma directa con actitudes de cariño y fraternidad, en espíritu de oración y humildad.


308. María es testimonio de cómo se vive la espiritualidad del servicio. El anuncio del Ángel la abruma, pero no hay en ella ni un atisbo de soberbia, sola la fe atenta, la humildad y la disposición de servicio al Dios Poderoso y Santo152. “He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra153. Es servidora de Dios y de la humanidad. No hay desgarro alguno entre el amor a Dios y el prójimo; pasa de uno a otro con la naturalidad de Jesús, su hijo y maestro.

309. Atenta al dolor, a las necesidades de los otros, -

desde su pobreza- les ofrece solidaridad y aprecio. Acude, presurosa, a una ciudad de Judea – perdida en la montaña -, para asistir a su prima Isabel154, comparte la alegría de los novios, en Caná, y advierte – la primera – que les falta vino. La debilidad del hombre sólo encuentra plena satisfacción en Jesús, por eso ella aconseja “haced lo que él os diga”155.

310. “Mi espíritu se alegra en el Dios que me salva” (Lc

1, 46). En María el amor de Dios traducido en servicio al débil y necesitado es festivo, celebrativo, causa felicidad al servidor y al servido. Esta expresión del servicio gozoso debe promover la comunicación de bienes en la Iglesia y en la sociedad.

311. María es feliz en el servicio porque es pobre. No

habla sobre la pobreza, sino simplemente la vive. Su pobreza es a la vez: desprendimiento total de sí; dependencia total del Padre Dios; austeridad de bienes

152 Cf. Luc 1,49. 153 Cfr. Lc 1,38. 154 Cfr. Lc 1,39 155 Jn 2,5


materiales; entrega generosa a los demás. A veces hacemos muchas cuestiones sobre la pobreza o la gritamos mucho, pero nos hace falta vivirla con el espíritu de María. La pobreza evangélica es como la humildad: cuando la proclamamos mucho la perdemos. Quien tiene espíritu de pobre, abre su corazón a la oración; se experimenta necesitado de Dios y de los demás.

312. En México las apariciones de Santa María de

Guadalupe al indio Juan Diego el año 1531 en el cerro del Tepeyac, han venido actualizando siglo tras siglo la presencia amorosa y maternal de la “madre del verdaderísimo Dios por Quien se vive”156, quien ha querido quedarse con nosotros en la expresión de su milagrosa imagen, especialmente junto a los pobres y sencillos para prodigarles amor preferencial y dignidad; para ofrecernos a su hijo Jesucristo.

313. El acontecimiento guadalupano nos muestra a María

como modelo muy cercano a seguir en el amor preferencial a los pobres sin excluir a nadie, ni a los que “están cerca”, ni a los que “están lejos”. En la situación actual de pobreza extrema para una mayoría, de injusticias, de violencia y crisis de unidad en que vivimos, es signo del llamado que Dios nos hace a practicar, guiados por el Espíritu de Jesús, la verdadera caridad cristiana, la justicia, la reconciliación y dignificación de nuestro pueblo especialmente de los más débiles y marginados en los ambientes campesinos, indígenas y periferias suburbanas.

156 Nican Mopohua, n. 26.


Celebrar la vida nueva en la Eucaristía 314. Crear -personal y comunitariamente- las condiciones

necesarias para que la celebración eucarística sea auténtica, es un desafío a la espiritualidad de quien sirve a través de la pastoral de la caridad. Una sociedad que, a la vez, es cristiana e injusta, religiosa y desigual, adoradora de Dios Padre y creadora de pobres y marginados, es una contradicción tal con el Evangelio que exige cambios audaces y profundos para que los hombres puedan sentarse a la “mesa del Señor”157. La espiritualidad eucarística se convierte así en exigencia de conversión personal y compromiso social con vistas a la creación de una sociedad solidaria y justa.

315. Es especialmente significativo el lugar que da el

Evangelio de Juan al lavatorio de los pies158, el que ocupa la institución de la Eucaristía en los sinópticos159. Eucaristía y servicio aparecen así como realidades inseparables, que han de continuar en toda la vida de la Iglesia: “Haced esto en memoria mía”, “lo que Yo he hecho, hacedlo también vosotros”.

316. No hay auténtica espiritualidad eucarística que no

incluya el servicio – la diaconía – a los hermanos. Servicio que ha de llegar hasta el extremo de entregar su propia vida: “Habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo”. “Hacer memoria” de la resurrección de Jesús es sembrar semillas de vida allí donde las mujeres y los hombres vivimos experiencias de muerte.

157 Lc 22, 39; 1 Cor 10,21 158 Jn 13,1-15 159 Lc 22, 14-19; Mt 26,6-29; Mc 14, 22-25


317. En nuestro país la Eucaristía es el centro de la vida de fe, acción de gracias que se celebra en las diversas culturas. En las celebraciones se expresan costumbres, valores, historia, condiciones propias, la vida cotidiana formada de gozos y esperanzas, tristezas y angustias. Todo ello constituye un mosaico que integra expresiones festivas del amor que no acaba, del amor que transforma, del amor que nos hace hermanos y se plenifica en la entrega de la vida.

318. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles,

si no tengo caridad soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.

Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia;

aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy.

Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha.

La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad.

Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta.

1ª. Cor 13, 1-7.


ANEXOS 1. Relación de países miembros de Cáritas

Internationalis. 2. Relación de Cáritas diocesanas existentes en México. 3. Mensaje de Juan Pablo II a la XV Asamblea General

de Cáritas Internationalis. 4. “Jesús el don del amor”, texto de Jean Vanier. 5. “Las Bienaventuranzas”, texto de Roger Cardenal

Etchegaray.


ANEXO 1

CARITAS INTERNATIONALIS 154 Cáritas nacionales presentes en 198 países y territorios

Agrupados por regiones · ÁFRICA

Angola - Benin - Botswana - Burkina Faso – Burundi – Camerún – Cabo Verde – Comores – Congo – Chad Guinea Ecuatorial – Eritrea – Etiopía – Gabón – Gambia – Ghana – Guinea – Guinea Bissau – Costa de Marfil – Kenia – Lesoto Liberia – Madagascar – Malawi – Mali – Mauricio – Mozambique – Namibia – Niger – Nigeria - República Centroafricana – República Democrática del Congo – Santo Tomé Principe – Senegal - Seychelles – Sierra Leona – Sudáfrica – Sudán – Swaziland – Tanzania – Togo – Uganda Zambia – Zimbabue.

· AMÉRICA DEL NORTE

Canadá – Estados Unidos. · AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Antillas – Argentina – Bolivia – Brasil – Colombia – Costa Rica – Cuba – Chile – Ecuador – El Salvador – Guatemala – Haití – Honduras – México – Nicaragua – Panamá – Paraguay – Perú – Puerto Rico – República Dominicana – Uruguay – Venezuela.


· ASIA

Bangladesh – Camboya – Corea – Filipinas – Hong Kong – India – Indonesia – Japón – Kazakistán – Macao Malasia – Myanmar – Nepal – Pakistán – Singapur – Sri Lanka – Taiwan – Tajikistán – Tailandia – Timor Oriental.

· EUROPA

Albania – Alemania – Andorra – Armenia – Austria – Bélgica – Bosnia Herzegovina – Bulgaria – Croacia – Dinamarca – Escocia – Eslovaquia – Eslovenia – España – Estonia – Finlandia – Francia – Georgia – Grecia – Holanda Hungría – Inglaterra y Gales – Irlanda – Islandia – Italia – Latvia – Lituania – Luxemburgo – Macedonia – Malta – Moldovia – Mónaco – Noruega – Polonia – Portugal República Checa – Rumania – Rusia – Suecia – Suiza – Turquía – Ucrania – Yugoslavia.

· MEDIO ORIENTE Y NORTE DE ÁFRICA

Argelia - Chipre – Gjibouti – Egipto – Irán – Iraq – Jerusalén – Jordania – Kuwait – Líbano – Libia – Marruecos Mauritania – Siria – Somalia – Tunez..

· OCEANÍA

Australia – Islas del Pacífico – Islas Salomón – Nueva Zelanda – Papúa Nueva Guinea.


ANEXO 2

CÁRITAS MEXICANA

64 Cáritas diocesanas presentes en 30 Estados y el D.F. Se presentan por regiones pastorales 160

· NORESTE

Tijuana – Mexicali- Hermosillo – Cd. Obregón – La Paz

· NORTE Chihuahua – Nuevo Casas Grandes* - Parral – Torreón Ciudad Juárez

· NOROESTE

Linares – Matamoros – Tampico – Monterrey Nuevo Laredo – Saltillo

· VIZCAYA PACÍFICO

Durango – Culiacán – Mazatlán* · OCCIDENTE

Aguascalientes – Autlán – Colima – Guadalajara – San Juan de los Lagos – Tepic -Zacatecas

· DON VASCO

Morelia - Tacámbaro – Zamora 160 Se marcan con * aquellas que se encuentran en proceso de formación.


· BAJÍO

Celaya – León – Querétaro – San Luis Potosí. · CENTRO

Huejutla – Tula* – Tulancingo* · METROPOLITANA

México. · METROPOLITANA CIRCUNDANTE

Cuautitlán* – Nezahualcóyotl* – Texcoco – Tlalnepantla – Toluca - Ecatepec*

· ORIENTE

Huajuapan de León – Puebla – Tehuacán – Tlaxcala · GOLFO

Coatzacoalcos* - Papantla* - San Andrés Tuxtla – Tuxpan – Veracruz – Xalapa - Córdoba Orizaba

· SUR

Chilpancingo-Chilapa · PACÍFICO SUR

Oaxaca – San Cristóbal de las Casas – Tapachula – Tehuantepec* – Tuxtla Gutiérrez

· SURESTE

Campeche – Tabasco - Yucatán


ANEXO 3

GRATITUD DE LA IGLESIA POR LA LABOR DE CÁRITAS EN TODO EL MUNDO

Resumen del discurso de Juan Pablo II a los participantes

en la Asamblea General de Caritas Internationalis Queridos hermanos en el Episcopado, queridos amigos: 1. La Quinta Asamblea general de Cáritas Internationalis que está finalizando me da la feliz oportunidad de recibirles, representantes de los hombres y de las mujeres de todo el mundo que constituyen la admirable red de las “Cáritas”. Ustedes se encuentran entre los más activos y competentes para exhortar a todos los fieles de la Iglesia a que respondan generosamente al mandamiento fundamental del amor al prójimo, que el Señor puso al mismo nivel que el del amor a Dios, para resumir la Ley y para guiar la vida cristiana (cfr. Mt 22, 34-40). 2. Antes de subrayar algunos aspectos de su actividad, quisiera expresar toda la estima y la gratitud de la Iglesia por la labor realizada por las diferentes Cáritas en todo el mundo. Pienso en todos los que trabajan incansablemente en sus diversos organismos, con frecuencia desde hace varias décadas. Con los miembros de Cáritas, quiero saludar también a vuestros invitados, los observadores presentes que os acompañan que dan


testimonio de la extensión y de la diversidad de la gran familia de la caridad activa de la Iglesia. ¿Y cómo no evocar toda la generosidad de los donantes, sin los cuales no podrían actuar? ¿Cómo no recordar el compromiso del personal de planta, y de los voluntarios que, tanto cerca como en las misiones lejanas, saben dar mucho de sí mismos para acoger y sostener a su prójimo más pobre? Y pienso con emoción en tantos hombres y mujeres que han pagado un precio personal elevado, muchas veces hasta el sacrificio de su vida, porque han sido fieles hasta el extremo a su misión de amor. 3. Debéis reemprender y profundizar incesantemente las motivaciones teológicas y espirituales que orientan vuestra acción y que distinguen a Cáritas de otras Organizaciones no gubernamentales. 4. Para inspirar y organizar eficazmente las diversas formas de recíproca ayuda fraterna, es importante que cada comunidad local tenga sus propios órganos caritativos, sin delegar, sin embargo, a algunos solamente lo que es deber fundamental de todos. Los animadores, permanente o voluntarios, de sus diversos servicios tienen una responsabilidad particular. Necesitan recibir una buena formación, no solamente en función de las competencias técnicas indispensables, sino también para vivir ellos mismos y comunicar a sus hermanos el verdadero dinamismo evangélico de la caridad. Se trata de poner en práctica la doctrina social de la Iglesia comprendiendo bien su espíritu; ya he dicho que ella “tiene por sí misma el valor de un instrumento de evangelización” (Centesimus annus, n. 54). Y deseo añadir aquí, en esta época ecuménica, cuánto es deseable que todos los que se reconocen discípulos de Cristo se unan para luchar contra la pobreza y favorecer el desarrollo integral del hombre.


Es con el contacto diario de las realidades más humildes de la humanidad y de su sufrimiento como ustedes miden el alcance real de la doctrina social de la Iglesia y de las exigencias del respeto de la vida y de la dignidad de la persona humana. La caridad es ante todo presencia atenta y compasiva junto a los más necesitados, pero ustedes saben que hay que preocuparse también por apoyar a las familias, garantizar el derecho al trabajo y a la vivienda, el acceso a la atención sanitaria ante las epidemias y las carencias de cualquier índole, la educación y la formación profesional de los jóvenes. Ustedes deben estar entre los defensores de una economía sana que no aplaste a los pobres y no disgregue a la sociedad. Al citar estos pocos ejemplos, pienso tanto en las acciones de ayuda recíproca a nivel local y personal como en la influencia deseable de sus organizaciones en contextos más amplios. Que sus competencias y su sentido fraterno hagan de ustedes portavoces convincentes de la doctrina social de la Iglesia junto a los responsables de la economía y de las autoridades civiles. Expresen con claridad y discernimiento las exigencias de la justicia que a nuestro parecer sólo son, por lo demás, otra expresión del respeto y del amor del hombre, en cuyo nombre deseamos el mejoramiento de las condiciones de vida de todos. 5.- Estos últimos años, las pruebas terribles sufridas por naciones como Bosnia-Herzegovina o Ruanda, por no citar más que éstas, han provocado por parte de los cristianos que trabajan en las Cáritas del mundo un impulso de solidaridad y de intervenciones importantes sobre el terreno. Pero ustedes son los primeros en subrayar que la acción en situación de urgencia sigue siendo insuficiente. Vivimos en un mundo donde la desigualdad y la injusticia son dramáticas. La pobreza continúa siendo un grave azote, en países enteros, al igual que en partes considerables de la población de países más ricos. Continúen actuando inmediatamente y en acciones a largo plazo. No podemos


resignarnos a ver a millones de seres inocentes víctimas de la mal nutrición, expulsados de sus tierras, o afectados por muchos otros males que el mundo actual tiene los medios para vencer. Vosotros sois agentes eficaces de una solidaridad efectiva que no debe, sin embargo, dispensar a los responsables políticos y económicos de actuar para el verdadero bien de los pueblos movilizando todos los medios de los Estados y de la Comunidad Internacional. 6.- En el plan d trabajo elaborado con ocasión de vuestra Asamblea, he podido comprobar con viva satisfacción que pensáis incluir vuestra actividad en la preparación del gran Jubileo de la entrada en el tercer milenio cristiano. El año 1999 estará colocado particularmente bajo el signo de la caridad. Es alentador el ver que vais a contribuir a este impulso cristiano tan preciso en este tiempo, pues es necesario que la voz de Cristo sea oída, que el mandamiento del amor sea un motor poderoso para la edificación de una sociedad donde la solidaridad de todos consolide la paz. Juan Pablo II Ciudad del Vaticano, 13 de mayo de 1995.


ANEXO 4

JESUS, EL DON DEL AMOR161

Este texto forma parte del libro de JEAN VANIER, Jesús, El don del amor. Jean Vanier es reconocido por su importante aporte a la antropología cristiana, realizado a través de su compromiso con los pobres, compartiendo desde 1964 su vida con personas con discapacidad mental que fueron abandonados en hospitales psiquiátricos. Es fundador de las comunidades del Arca, así como de las Comunidades de Fe y Luz. Ha sido reconocido por la Santa Sede; Juan Pablo II le otorgó el premio del Instituto "Paulo VI", así como por el Gobierno de Francia, con la "Legión Francesa". Es miembro consultor del Consejo Pontificio para la unidad de los cristianos. Anexamos esta reflexión por la enorme riqueza que contiene para ayudarnos a comprender la debilidad de Jesús, la nuestra, como camino para encontrarse con el pobre, para ser redimido.

Jesús nos conduce por un camino

161 Texto tomado del libro de Jean Vanier, Jésus, le don de l'amour, Ed. Fleurus - Bellarmin, 1994, pp. 175-190.


de descenso y humildad.

Jesús ha hecho todas las cosas nuevas. El Verbo se hizo carne, Dios toma forma humana para ser escuchado, tocado, llevado. Todo ha cambiado, algo radicalmente nuevo se ha dado a nuestro mundo. Antes de que el Verbo se hiciera carne, existía siempre una tensión entre la carne y el espíritu, el cuerpo y el alma. Para alcanzar a Dios, Espíritu infinito, Ser eterno mas allá de toda materia, algunos pensaban que había que tratar de separarse del propio cuerpo que era visto algunas veces “ como la cárcel del alma”, el lugar de los instintos y de las pasiones desordenadas. Para alcanzar a Dios, fuente de todo su ser, suprema sabiduría e inteligencia, era necesario volverse inteligente y poderoso. Los pequeños y los débiles eran echos a un lado. Otros, por una inspiración divina, veían a Dios y lo tocaban, en la belleza, la fuerza y la vida del Universo; ellos veían el rostro de Dios, vivo, moviéndose, cantando en el cuerpo del Universo, pero no era un Dios personal. Haciéndose carne el Verbo todo cambia. Jesús hizo todas las cosas nuevas. El Verbo se hace carne precisamente


para estar cerca de los débiles y de los pequeños, de todos aquellos que no tienen la fuerza interior o la capacidad para escalar las cumbres de la santidad. Viene a tocar los corazones, a llamar a la gente a la confianza y a la comunión con Él. Él llama a la humanidad a un orden nuevo, a formar un cuerpo amante donde los débiles estén en el centro, y ya no hay una jerarquía de poder en la cual los débiles son los últimos, hasta abajo, anonadados. El Verbo se hizo carne y se ha creado una nueva unidad entre la carne y el espíritu, el cuerpo y el alma, en y por el poder del Espíritu Santo que unifica todas las cosas y lleva todas las cosas a su plenitud. Descender con Jesús. El Verbo se hizo carne, se desposó con la debilidad para que ya no tengamos miedo de Dios. “No temas”, repiten sin cesar los profetas y Jesús. El verbo se hizo un niño pequeño sin defensa, un hombre crucificado sin defensa, en los brazos de María, para entrar en comunión de amor con nosotros, este ir y venir de amor, “Emanuel”, “ Dios con nosotros”. Los fuertes y los ricos no necesitan de los demás, se bastan a sí mismos. Los pobres tienen siempre necesidad de los demás, ellos llaman a la comunión y a la comunidad. El Verbo se hizo carne y debilidad para comunicarnos su amor,


fundir nuestra dureza, abatir nuestras barreras interiores y nuestros sistemas de defensa que protegen nuestra vulnerabilidad y detrás de los cuales ocultamos nuestra soledad y nuestros temores. Él vino a tocarnos en el corazón de nuestro ser, para despertar y purificar en nosotros las energías mas profundas, energías de amor y de compasión, energías de vida. Los primeros cristianos cantaban este descenso del Verbo en la pobreza y en la pequeñez. Pablo invita a sus discípulos a tener el mismo deseo: seguir a Jesús en su camino de humildad (Fil 2). Ya hemos visto cómo Jesús se volvió pequeño, cómo entro en el abismo del sufrimiento. Durante la cena pascual, la víspera de su muerte se levantó de la mesa, se quitó su ropa, y, como un esclavo lavó los pies de sus discípulos, tomando el lugar del servidor del esclavo (Jn 13). Los discípulos sorprendidos de que se haya quitado su ropa, fueron todavía mas interpelados por este gesto. Pedro rehusó. “¡ Tú no me lavarás jamás los pies!” “ Si no te lavo los pies, nuestra amistad se habrá roto, ya no tendrás parte conmigo” respondió Jesús. Pedro dejó que Jesús le lavara los pies. Aun si le costaba soportar que el Señor y Maestro le lavara los pies. Él hubiera gustosamente lavado los pies de Jesús pero no a la inversa. Jesús instituía un orden nuevo destruyendo la jerarquía actual de autoridad y poder.


¡Si Pedro deja que Jesús le lave los pies, él a su vez deberá lavar los pies de los que están por debajo de él y no esperar que ellos le laven a él los pies! Él deberá también tomar el papel del servidor o del esclavo. Se ha invertido de pronto el orden del mundo. Después de haberles lavado los pies Jesús les explica este gesto: “si yo les he lavado los pies, ustedes deberán lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado el ejemplo. Sabiendo esto, dichosos serán ustedes si lo hacen. Dios estará con Ustedes”. A través de este gesto de amor, de comunión, de servicio y de perdón, en el cual él toca sus cuerpos con amor, Jesús revela una nueva visión de la autoridad. Si él, el Señor y Maestro actúa así, nosotros también estamos llamados a hacer gestos de amor de humildad, de perdón, a lavarnos los pies unos a otros. Si Jesús invita a sus discípulos a lavarse los pies unos a otros, a ocupar el último lugar, a volverse como niños, a ser pobres de corazón, a ser pequeños dulces y humildes como él, a bajar la escalera de la promoción humana; es porque sabe a qué punto y qué rápidamente nos apegamos a los papeles, a las funciones y al poder aunque sea el poder espiritual. Él sabe a qué punto nosotros podemos utilizar rápidamente el conocimiento y los dones de Dios para nuestro propio prestigio,


nuestra propia reputación y nuestra propia gloria para tener el control. Satisfechos de nuestro ser espiritual nos contemplamos en el espejo de la autosatisfacción, cerrándonos a los dones de Dios, pensando ser la elite de Dios. A través de su dulzura y su debilidad, Jesús nos invita a tomar el camino del servicio, de la humildad, lo que no quiere decir que tengamos que negar nuestros dones, nuestras capacidades y nuestras responsabilidades. Él nos revela que estamos llamados a recibir de Dios una fuerza nueva, El don del Espíritu, no para nuestra propia gloria sino para la gloria de Dios, la obra de Dios. Esta fuerza nos permitirá lo imposible, vivir en comunión con los pobres y las personas destrozadas, ser hermanos y hermanas universales, respetar y estimar a los que son extranjeros o diferentes, amar a nuestros enemigos, ser los constructores de un orden enteramente nuevo: el Reino del amor: Ser, en nuestro mundo destrozado signos de la unidad y del amor de la Santísima Trinidad. La fuerza de Jesús se manifiesta en nuestra debilidad. Este don de Dios que nos configura con Jesús es dado a los pequeños y a los humildes, a los pobres de corazón, a aquellos que están en la necesidad, pues de ellos es el reino de los cielos. Un día Jesús, se estremeció de alegría bajo la acción del Espíritu Santo y dijo:


“ te bendigo Padre, Señor del Cielo y de la tierra, de haber ocultado esto a los sabios y a los inteligentes y de haberlo revelado a los pequeños “ (Lc 10). Tratamos de ocultar nuestra debilidad detrás de las realizaciones y del poder Espiritual. Utilizamos todas nuestras energías para probar que somos alguien. Tenemos tanta sed de confirmación y de aprobación humana, tenemos tanto miedo de ser devaluados. Pronto caemos en la depresión, en la autocondenación, una imagen rota de nosotros mismos. Nos revelamos ante nuestra debilidad o de los demás, acusando a nuestros padres, a nuestra comunidad, a nuestra sociedad, a nuestra Iglesia, de todo el sufrimiento y la impotencia que sentimos. Pero cuando reconocemos y confesamos nuestra pobreza, nuestras limitaciones y nuestro pecado, cuando pedimos la ayuda y la sabiduría de los demás, cuando clamamos nuestras necesidades, a Jesús y a su Padre, ellos nos dan al Espíritu Santo, para que pueda surgir nuestro ser mas profundo en la libertad, la verdad y la humildad. Así crecemos hacia una madurez de amor y de compasión, miembros del mismo cuerpo, en comunión unos con otros. Cuando la debilidad se acompaña de confianza, de humildad y de audacia, se convierte en el camino por el cual nos penetra el poder de Dios. La gracia de Jesús se manifiesta de y a través de nuestra debilidad. La historia de cada uno de nosotros es una historia de debilidad


acogida o rechazada con miedos y cóleras. Somos concebidos en la debilidad y morimos en la debilidad. De la debilidad, tenemos acceso a la fuerza para volver a bajar en la debilidad. Nuestra historia es la del Verbo hecho carne. El grito que sube de la debilidad puede convertirse -está llamado a ser- en un grito de amor que nos abre a los demás y a Dios, no en un grito de rebelión o desesperación que surge de nuestro deseo de ser fuertes e independientes que nos encierra en nosotros mismos, sino un llamado a la unidad y la compasión, que trata de reunir y de unir. La debilidad del otro nos molesta cuando queremos estar tranquilos o conservar lo que nos pertenece. Pero puede también despertar nuestros corazones y abrirlos a la comunión y al compartir. Cuando es acogida la debilidad puede convertirse en comunión y compartir; cuando es rechazada, la debilidad se vuelve dureza, desesperación, rebelión, preludio a la muerte. Estamos llamados a crecer en fuerza y en competencia, pero esta fuerza es para construir una humanidad de amor y no nuestra propia gloria. Nosotros no estamos llamados a ser islas a ser independientes unos de otros, encerrados en la autosatisfacción. Todos estamos unidos, dependientes unos de otros, llamados a formar un solo cuerpo. Los débiles necesitan a los débiles,


así como los fuertes necesitan a los débiles con el fin de no encerrarse en gestos suicidas de poder y orgullo, que lleven al niño oculto en cada uno de nosotros. La necesidad más fundamental del corazón humano es la comunión. DESCENDER la escala de la promoción humana, es también penetrar en las tinieblas en el fondo de nuestro ser, es aventurarse en el lodo de nuestra existencia, en las zonas de sombra de nuestro ser que nos ocultamos a nosotros mismos. Es el lugar del vacío de la angustia y de la debilidad, alrededor del cual hemos creado barreras para protegernos. Es ahí donde tocamos la verdad de nuestras heridas interiores y de nuestras fallas, nuestra pobreza fundamental, y descubrimos que todas nuestras susodichas “ buenas acciones” están marcadas por el deseo de nuestra propia gloria. Pero también tocamos, oculta todavía más profundamente en nosotros, la presencia de Jesús. Jesús no está solamente presente en el pobre que está al exterior de nosotros, Él está presente en el pobre que está en nosotros mismos. La presencia de Jesús, oculta en el pobre. Si el Verbo se hizo carne, y vivió entre los pobres, los humildes y la gente destrozada, si compartió nuestra humanidad común hecha de todo el lodo, la suciedad y el sufrimiento de la existencia, es para compartir toda su ternura


con nuestra humanidad destrozada. Él vino a llamar a sus discípulos a éste camino de bajada para que ellos estén con los pobres, los cojos, los paralíticos y los ciegos, con el fin de servirlos y revelarles su verdadero valor y su belleza: Que ellos son templos de Dios, luz del Mundo, sal de la tierra, amados por el Padre. Él quería revelar a sus discípulos que los pequeños son sorprendentes maestros que nos revelan el rostro de Dios. El grito de los oprimidos, de los aislados, de los rechazados es ante todo un grito para el reconocimiento, la presencia y la comunión. Su grito molesta, provoca el miedo, el rechazo. Pero si es escuchado puede también despertar los corazones de los sabios y de los poderosos y llamarlos al cambio, a la conversión; llamarlos no solamente a organizar y hacer cosas con generosidad sino a entrar en comunión con ellos. A medida que los poderosos escuchan el grito de amor que sube silenciosamente de los oprimidos y de los débiles, ellos pueden empezar a acoger y amar al niño vulnerable que está dentro de ellos mismos. Es por lo que Jesús llama a sus discípulos no solamente a alimentar a los pobres, a los cojos, a los paralíticos y a los ciegos, sino a invitarlos a su propia mesa (Lc 14), a sentarse y a comer con ellos lo que quiere decir convertirse en su amigo, acoger sus dones y su amor,


confirmarlos en el amor y revelarles su propia belleza y su propio valor. Jesús revela que él está presente oculto en el pobre, el cojo, el ciego, el paralítico, en aquél que es rechazado, hecho a un lado. “Lo que le hagan al más pequeño de mis hermanos a mí me lo hacen” (Mt 25). Alimentar al que tiene hambre es alimentar a Jesús; dar agua al que tiene sed es calmar la sed de Jesús, visitar al enfermo o al encarcelado es visitar a Jesús; acoger al extranjero es acoger a Jesús; vestir al que estar desnudo, es vestir a Jesús. Un día, Jesús tomó en sus brazos a un niño pequeño que representaba a todos aquellos que son incapaces de salir adelante solos y dijo “quien acoge a uno de estos pequeños en mi nombre me acoge a mí, y quien me acoge, acoge a aquél que me ha enviado” (Lc-9). Pero no hay que idealizar a los pobres y a los débiles con todas sus heridas, algunas veces es muy difícil estar con ellos en su angustia, como era difícil permanecer cerca de Jesús crucificado. El grito de los pobres molesta y sacude nuestra seguridad, nuestra manera de proceder, nuestras costumbres y nuestros valores sociales tan bien anclados. Los pobres pueden crear el desorden, llamando a un orden nuevo. Los pobres y los débiles podan, purifican. En su pobreza y su debilidad ellos revelan la pobreza y la debilidad, las tinieblas y las sombras de aquellos que tienen el poder el confort y la seguridad


y los llevan a la inseguridad y la pobreza de corazón de esta manera el Espíritu de Jesús nos conduce a un camino de sufrimiento y de conmoción hacia algo nuevo, una especie de caos interior donde nace poco a poco un amor nuevo que brota del corazón de Dios. Los pobres y los débiles son profetas, pero profetas que nos sacuden y nos lastiman. El Verbo se hizo carne para revelarnos que la obra esencial de Dios es el amor. que la obra esencial de aquellos que lo siguen es amar, es nuestra alegría y nuestro sufrimiento pues el amor es un dueño exigente y suave, lugar de éxtasis y de comunión, de sufrimiento y de crucifixión. Queremos hacer tantas cosas dar resultados, probar nuestras cualidades. Pero el amor no está jamás a favor de un resultado, Es un don, un don gratuito. Es difícil sentirse ineficaces, incapaces de producir, de no tener nada que enseñar de nuestro trabajo, de no recibir ni cumplidos ni confirmación. Es difícil sencillamente ser, amar y servir. No hay ninguna gloria en esto. Y sin embargo, es el camino del Verbo hecho carne, el camino que de una manera oculta construye a la comunidad y a la humanidad. Jesús llama a sus discípulos a tomar este camino de bajada, no para una obra social, sino para vivir una comunión de amor con Jesús presente en el débil y el pobre. Esta comunión nos permite entrar en el silencio, en la contemplación.


Jesús nos revela que al encontrar al pobre y entrando en una relación con él, entramos en una relación de amor con Dios. El pobre, se convierte en el sacramento de Jesús lugar de su morada. Nosotros descubrimos que aquellos que han sido rechazados, sanan los corazones, la piedra que rechazan los constructores, se ha hecho la piedra angular de la nueva construcción de Dios. El sufrimiento transformado El Verbo se hizo carne para dar una dimensión nueva al sufrimiento. La carne implica el sufrimiento porque es débil y vulnerable, porque la muerte está inscrita en ella desde el momento de la concepción. El Verbo se hizo carne, asumió los límites, las presiones y los sufrimientos de la carne. Fue hasta el fondo del sufrimiento, del rechazo total, absoluto, clamando su abandono de Dios, y su abandono a Dios. La lógica del amor, es amar hasta el final, con el riesgo de ser rechazado. El amor es un don de sí mismo. ¿Sería amar el voltear la espalda cuando el amor no es acogido? El que ama sigue tocando a la puerta cerrada, aceptando dar su vida por el que ama. Jesús aceptó ir hasta el fondo del rechazo, Convirtiéndose en el condenado, alejado de la gente religiosa, permitió a la presencia de amor de Dios habitar ese abismo. Condenado por los jefes religiosos,


lleva hacia Dios a todos los condenados de nuestra tierra a través de las edades; está presente en todos aquellos que se sienten rechazados y abandonados por el Dios de la religión. El Dios de amor no ha eliminado el sufrimiento, no lo ha explicado; Dios se identificó con el sufrimiento para revelar su presencia a todos los seres humanos, de todos los tiempos que sufren. El Jesús que exclamó: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" es el mismo Jesús que dijo: "El que me ve a mí, ve al Padre." El rostro crucificado de Jesús es también el rostro crucificado del Padre. Jesús vino a revelar que todo el sufrimiento del mundo tiene un sentido, aún si algunas veces es un escándalo. Dando su vida en el sufrimiento, en este último grito de abandono al Padre en su muerte dio su vida, transformó la violencia que había soportado en ternura y perdón. su último grito rompió las barreras; las aguas empezaron a brotar, los cerrojos de los corazones se abrieron, el Espíritu se difundió en el mundo. Con Jesús, todo sufrimiento, todo duelo, todo rechazo, toda angustia


pueden ser ofrecidos en sacrificio al Padre y manifestar el amor; todo lo que se ha roto puede volverse fecundo, fuente de vida, don para otros, Jesús está oculto en el sufrimiento; el sufrimiento se vuelve así sacramento, pues el sacramento es el lugar donde mora Jesús. No se trata de ninguna manera de glorificar el sufrimiento, y sobretodo el sufrimiento de los inocentes. Debemos hacer todo para eliminarlo. Debemos ser competentes para luchar contra todas las fuerzas del mal que engendran el sufrimiento. Pero debemos también aprender a estar presentes ante los que sufren. El sufrimiento no es el mal último que debemos evitar. No debemos huir de él ni dejar que nos aplaste. Los que huyen del sufrimiento huyen también de las personas que sufren. Una vez que hayamos hecho todo lo que está en nuestro poder para eliminar el sufrimiento, estamos llamados a acogerlo, a caminar con él, y más todavía a descubrir que puede ser transformado por el amor en sacramento, puede convertirse en un don que engendra la vida. Pero más allá de este nuevo orden de amor, más allá aún de la ofrenda del sufrimiento, Jesús llama a sus discípulos a compartir el éxtasis del amor que él vive con su Padre por toda la eternidad. Él viene a ofrecernos este amor en la comunión y en su carne.


ANEXO 5 Roger Card. Etchegaray Fragmento del mensaje en la Segunda Semana Social Nacional Brasileña.

... Vayamos juntos, subamos o escalemos la montaña de las

bienaventuranzas y escuchemos esta sinfonía o más bien este bolero cadencioso: por ocho veces, ¡Bienaventurados! ¡Bienaventurados! Después de cada bienaventuranza, la voz vuelve a su punto de partida, ella reedita la misma bienaventuranza y se refugia ahí con deleite por sobreabundar rebosante de alegría. En este pasaje, impulsa las ideas recibidas, refuerza las evidencias anteriores, desplaza las montañas y hace descubrir horizontes nuevos.

Las Bienaventuranzas nos demandan hacer lo contrario de lo que habitualmente hacemos. El Cristo nos enseña a mirar el mundo a la inversa y encontrar ahí la verdad de la vida, el lado bueno de las cosas.

1. ¡Bienaventurados los pobres!

Bienaventurados, no los desgraciados de la tierra, los que son oprimidos por la miseria y el absurdo de la vida.

Felices, sin embargo los que luchan con todas sus fuerzas contra lo que oprime al hombre, contra la miseria, contra el absurdo. Los que no están llenos de sí mismos. Los que no dejan que sus vidas se enaltezcan por prestigios del saber y del poder, los que renuncian a postrarse delante del dinero y del beneficio como delante de un ídolo. Los que aceptan ser molestados por


los otros, ser molestados por Dios. Los que avanzan por la vida con las manos vacías y la cara descubierta. ¡Felices los pobres porque el Reino de los Cielos es de ellos! 2. ¡Bienaventurados los mansos!

Felices, no los resignados, los que todo lo aguantan, los que se abandonan a la fatalidad, los que temen los conflictos y los huyen.

Felices, sin embargo, los tenaces y los impacientes,

aquellos que en su rebelión contra la violencia hacen de la no violencia el arma de la paz. Aquellos que no buscan dominar sino promover, aquellos que no quieren prosperar a cualquier precio. Aquellos que no quieren tener razón siempre y por todo. Los que toman su vida en sus manos y la conducen con serenidad delante de Dios y delante de los hombres. ¡Felices los mansos porque poseerán la tierra! 3. ¡Bienaventurados los que lloran!

Felices, no aquellos que lloriquean o se lamentan, no aquellos que solo lloran para sí mismos, sin poder derramar lágrimas por los demás.

Felices, sin embargo, los que lloran de compasión con

aquellos que sufren. Los que toman partido por los que lloran. Los que hasta en sus lágrimas, son todavía capaces de luchar y de amar con la llama que da la esperanza. Los que no se dejan ahogar ni endurecer por las contradicciones, la soledad y la muerte.

¡Felices los que lloran porque serán consolados!


4. ¡Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia!

Felices, no aquellos que están saciados, no aquellos que se agarran a sus ilusiones y a sus privilegios, no aquellos que nada esperan de los demás, nada esperan de Dios.

Felices, sin embargo, aquellos cuya vida entera está

habitada por la pasión de que el hombre se levante, y de que el hombre triunfe; aquellos para los que la lucha por la justicia es la expresión de su fidelidad a Dios. Aquellos que no tienen miedo de arriesgar. Aquellos que no se contentan con el frío equilibrio de los derechos. Aquellos que entregan la justicia a la misericordia de Dios. ¡Felices los que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciados! 5. ¡Bienaventurados los misericordiosos!

Felices, no aquellos de corazón duro, los que son tibios, los que desfallecen delante del mal o de la miseria.

Felices, sin embargo, los que no pretenden tener la última

palabra. Los que no resucitan las viejas rencillas. Los que no llevan cuenta de las ofensas. Los que no emplean su tiempo en preparar represalias. Los que arriesgan amando a los que no les aman. Los que van hasta el fondo del amor.

¡Felices los misericordiosos, porque ellos tendrán

misericordia!


6. ¡Bienaventurados los limpios de corazón!

Felices, no aquellos que se complacen en las aguas turbias y sucias, los que hacen trampa, los que se ponen máscaras.

Felices, sin embargo, aquellos cuyo corazón es un

manantial transparente. Aquellos en los que un sí es un sí. Aquellos que no se contentan con bonitas promesas y bellos sentimientos. Los que comunican a los otros la frescura de su amistad y la verdad de su testimonio.

¡Felices los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios!

7. ¡Bienaventurados los artesanos de la paz!

Felices, no los que siembran la sospecha y la discordia, no aquellos que optan por los bloques y las divisiones, no aquellos que se sienten saciados de paz.

Felices, sin embargo, los que luchan por la paz como una

conquista desde su debilidad y sus contradicciones. Los que hasta en su combate, son inspiradores de reconciliación. Los que sobre los escombros del viejo mundo hacen resonar el canto de un mundo nuevo. Los que saben de dónde viene la paz verdadera y hasta dónde ésta puede ir.

¡Felices los artesanos de la paz, porque serán llamados

hijos de Dios! 8. ¡Bienaventurados los perseguidos por la justicia!

Felices, no los que en los remolinos de la humanidad se construyen una torre de marfil, no aquéllos que en los enfrentamientos de la humanidad sacan su propio provecho.


Felices, sin embargo, aquellos que encuentran la cruz al final de su camino por defender la dignidad de todo hombre. Los que aceptan el ser incomprendidos e incluso traicionados. Los que son perseguidos, acorralados hasta su hora veinticinco.

¡Felices los que son perseguidos por la justicia porque el

Reino de los cielos será de ellos!

¡Bienaventurados, bienaventurados! A fuerza de repetir las bienaventuranzas como el respirar, vemos cómo se desarrolla algo más que un tipo de hombre: vemos aparecer un determinado hombre, un determinado rostro, que es el de Jesucristo. A través de las bienaventuranzas resplandece el verdadero rostro Cristo. Él no se ha expresado por medio de otros, sino por sí mismo, ha expresado lo que él vive, lo que él es. Las bienaventuranzas no cayeron de un cielo inmóvil. Cuando el Cristo las proclama, retoma los oráculos grandilocuentes que atizan la espera muchas veces secular de todo un pueblo, de todo un pequeño pueblo, de un "pequeño resto" que había perdido todo, hasta sus jefes e incluso su templo.

La Bienaventuranzas son como el eco en la montaña de las palabras por las cuales, en la sinagoga de Nazareth, el Cristo inauguró su ministerio mesiánico con el Anuncio de la Buena Noticia a los pobres, a los cautivos, a los hambrientos (Lc 4,16-21). Todo el programa evangélico gira entorno a los pobres. La solidaridad con los pobres es la llave de oro que abre la salvación universal. En el transcurso de los siglos, los avances de los hombres hacia una humanidad mayor fueron realizadas desde la vuelta a los pobres, y a través de alianzas con los más pobres. No solamente el encuentro con los pobres, sino el compartir su vida despierta y garantiza nuestra propia apertura a las bienaventuranzas. Quien no conoce la mordedura del hambre en su propia carne se arriesga a dormirse en su propio confort solitario, a no agudizar su mirada para descubrir nuevos espacios libres para una solidaridad que se expande sin cesar.


Parafraseando a S. Juan, yo diría: aquél que pretende amar

a los pobres a los que no ve (de por sí menos molestos porque están lejos) y no ama al pobre postrado delante de su puerta, ese, es un mentiroso. En la casa de Emaús, si el Cristo desaparece después de haber partido el pan, es porque él mismo se transformó en pan, pan que se multiplicó al ser compartido.

Qué de hombres y de mujeres llevan, con frecuencia al final de sus días, una humanidad por nacer un día tras otro. Pobremente. Obstinadamente. Jamás se resignan a un mundo en el que la riqueza de unos crece con la miseria de los otros. Jamás aceptan una sociedad donde haya hombres sin tierra, sin techo, sin voz. Aquellos en los que habita el espíritu de las bienaventuranzas buscan siempre cambiar el mundo Se les tratará de ingenuos, pero son los más realistas. Se les tratará como soñadores, pero Don Helder les dice:" cuando se sueña solo, sólo se sueña, cuando soñamos juntos, es el comienzo de una nueva realidad".

Esta tarde, es más que un sueño lo que hemos hecho juntos; es la visión de los Cielos Nuevos y de la Tierras Nuevas, que se han abierto delante de nosotros, (y nos indican) las verdaderas alternativas y los verdaderos protagonistas. ¡Oh! ¡Sí! Felices, felices estos humildes constructores que son ustedes de una humanidad humana...y divina.

Roger Card. Etchegaray.

VIVAMOS EL AMOR PREFERENCIAL POR LOS POBRES.

Spiritual

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