Ventana Abierta

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VENTANA ABIERTA TOMÁS URTUSÁSTEGUI 1996

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  • VENTANA ABIERTA

    TOMS URTUSSTEGUI

    1996

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    PERSONAJES:

    MNICA.......42 AOS.

    ADELA..........69 AOS.

    JORGE.......48 AOS.

    UN CUSTODIO QUE PUEDE SER SUSTITUIDO POR NICAMENTE LA VOZ.

    ESCENOGRAFA:

    Departamento de clase media. Sala comedor con ventana que da a la calle. Esta ventana es muy

    importante ya que representar la libertad. Por ella podrn entrar rayos de luz intensa. Puerta

    a la cocina y otra a la recmara. El departamento est deteriorado as como los muebles y sus

    moradores.

    MSICA.

    De preferencia viva. Dos tambores de diferente tono, colocados en los laterales del teatro subrayarn

    los momentos de tensin, llenarn de sta los prolongados silencios, callarn en los momentos

    de depresin. El actor que interprete a Jorge deber tocar la guitarra an de manera

    rudimentaria y cantar. La msica de recuerdo ser grabada.

    VESTUARIO.-

    Debern predominar los colores grises tanto en vestuario como en decoracin. Se acentuarn con

    algunos bordes negros o blancos. Si se usa color ste deber ser color pastel donde

    predominen colores tristes.

    LUCES.-

    Una potente que entre por la ventana. Cenitales que caigan sobre los tres personajes principales.

    Luces laterales que acenten las siluetas. Luces fras.

    Antes de abrirse el teln se escucha el rasgar de una guitarra. Jorge inicia un canto triste: Nunca,

    nunca, nunca, se ilumina la ventana que est cerrada. Jorge sentado junto a ella toca y canta.

    Su imagen es la de un ser derrotado. Antes de terminar la cancin deja de cantar.

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    Maniticamente abre la ventana ya que se est ahogando. Respira profundamente. Se hace un

    oscuro. Al iluminarse nuevamente el escenario vemos a Mnica que revisa tareas de ingls.

    Sobre la mesa del comedor, donde trabaja, se encuentran cuadernos y algn diccionario de

    gran tamao ingls-espaol. Momento despus sale Adela de la cocina, trae un th, se sienta a

    beberlo.

    ADELA.- De verdad no se te antoja? Ya hace fro.

    MNICA.- No, gracias.

    Adela bebe, Mnica trabaja.

    ADELA.- Te falta mucho?

    MNICA.- Por?

    ADELA.- Por saber.

    MNICA.- Cincuenta alumnos por clase, doy en tres salones, as que imagnate.

    ADELA.- Podras distribuir las tareas, no corregirlas todas el mismo da.

    MNICA.- Son los reglamentos de la escuela.

    ADELA.- Llevas clavada aqu ms de dos horas.

    MNICA.- (Despus de una pausa). No llam?

    ADELA.- Quin?... No, no llam.

    MNICA.- Segura?

    ADELA.- Nunca lo hace.

    MNICA.- Hoy me dijo...

    ADELA.- Jorge dice muchas cosas.

    MNICA.- Crees que ahora s lo consiga?

    ADELA.- T qu piensas?

    MNICA.- (Derrotada). Qu no.

    ADELA.- (Despus de otra pausa). Habl Teresa.

    MNICA.- Qu quera?

    ADELA.- Nada, saludar.

    MNICA.- Te dijo cundo va a venir?

    ADELA.- No.

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    MNICA.- Le preguntaste por Luisito?

    ADELA.- Cmo crees que no, es mi nieto; tan lindo.

    MNICA.- Y?

    ADELA.- Lo mismo de siempre, que los clicos, que lo rosado. De balde me paso dicindole que lo

    cambie cada vez que se orina y que no use esos paales de plstico, pero ella terca en que son

    los ms cmodos y prcticos; s, cmodos para ella pero no para las nalguitas de la criatura. Me

    gustara quemarle a tu hija el trasero noms para que vea lo que se siente.

    MNICA.- (Sonre). Te dijo algo de Antonio?

    ADELA.- No.

    MNICA.- Le hubieras preguntado.

    ADELA.- Hazlo t, a m ya sabes que no me gusta meterme en lo que no me llaman.

    MNICA.- (Sonre). No?

    ADELA.- Claro que no.

    MNICA.- Ah!

    Adela termina su th. Se levanta para llevar la taza a la cocina.

    MNICA.- (Ve su reloj). Jorge tena cita a las cuatro, ya son las siete.

    ADELA.- Eso te dijo?

    MNICA.- S.

    ADELA.- Todava le crees?

    MNICA.- Yo o cuando lo citaron.

    ADELA.- Oste a tu marido no al que lo cit. Hablaron por telfono.

    MNICA.- El no es as.

    ADELA.- Todava crees saber cmo es? Ay, mi hijita.

    MNICA.- Tengo que saberlo, es mi marido.

    ADELA.- Si cuando se vive con ellos no se les conoce imagnate t que has vivido tantos aos

    separada.

    MNICA.- No ha cambiado.

    ADELA.- Qu bueno...felicidades.

    MNICA.- Yo lo amo.

    ADELA.- Otra vez felicidades. En estos tiempos ya nadie ama a nadie, ya ves a tu hija.

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    MNICA.- Qu tengo que verle?

    ADELA.- Seguramente nada, t nunca ves nada; un da de estos se te va a aparecer la Virgen y

    tampoco la vas a ver.

    MNICA.- Llevaste los papeles que pidieron en la C D H?

    ADELA.- No es C D H, es C D H D F.

    MNICA.- Es mejor con tres letras, ya ves la ONU, el PRI, el PAN, el TLC, el PRD.

    ADELA.- Tienes razn, es como eso del mnibusman.

    MNICA.- (Re). Es ombusdman.

    ADELA.- Ah, eso. Deberan usar palabras cristianas, no esas.

    MNICA.- Los llevaste a no?

    ADELA.- No te va a servir de nada.

    MNICA.- Peor lucha es la que no se hace. Ellos me prometieron...

    ADELA.- Si creyramos en todas las promesas. Los de la comisin de derechos humanos no defienden

    a delincuentes.

    MNICA.- Mi marido no lo es.

    ADELA.- Digo que no los defienden.

    MNICA.- Eso ya lo s, pero s los defienden cuando alguna autoridad abusa de ellos en cualquier

    forma. Y de Jorge ha abusado ms de uno.

    ADELA.- No ser al revs?

    MNICA.- Prefiero que me contestes si los llevaste.

    ADELA.- S, los llev, aunque no me lo pediste por favor.

    MNICA.- Siempre tengo que hacerlo?

    ADELA.- Yo siempre lo hago, es una regla de urbanidad, pero para ustedes...

    MNICA.- (Explotando). Al demonio la urbanidad!

    ADELA.- (Sonre). De verdad no quieres un th? Tengo de boldo.

    MNICA.- Lo que quiero es terminar con estas tareas. Cada da aprenden menos.

    ADELA.- O t cada da les enseas menos.

    MNICA.- Mira sta, creo que no contest ni una sola de las preguntas.

    ADELA.- (La examina). Es de una nia Lpez Pealoza. No ser hija de Asuncin?

    MNICA.- Te estoy enseando una tarea no un nombre.

    ADELA.- (Vuelve a examinar el escrito). Qu letra, no le entiendo nada de nada.

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    MNICA.- Ni una contestacin est correcta. Mis alumnos de la prepa estaban mil veces mejor

    preparados.

    ADELA.- Ah te hubieras quedado.

    MNICA.- Si me sal fue por el sueldo, t lo sabes.

    ADELA.- Qu cosas no hacemos por el dinero: casarnos con el que menos queremos, trabajar en lo que

    no nos gusta, agacharnos ante los ricos. Lo curioso es que todava hay quien habla del amor;

    amor al dinero es el nico amor posible.

    MNICA.- T s que ests amargada.

    ADELA.- (Re). S, pero mucho menos que una persona a la que estoy viendo y no quiero decir su

    nombre.

    Se hace un largo silencio. Adela saca un cigarro para fumar, ofrece uno a Mnica.

    MNICA.- Quin te entiende. T eres la que siempre me dice que deje de fumar y ahora me pide que

    lo haga.

    ADELA.- Es para ver si te tranquilizas un poco, desde que llegaste no haces ms que tachar hojas e

    interrogarme como si yo fuera una delincuente...(Mnica se tensa, Adela sonre). Perdn, hice

    mal la comparacin. (Mnica la reta con la mirada, despus se levanta, va a la cmoda, saca

    una cajetilla de cigarros, enciende uno, vuelve a sentarse, fuma). No te gustaron los mos? Son

    de la misma marca.

    MNICA.- A ti te los prohibi el mdico.

    ADELA.- A ti tambin. Me lo enciendes?

    MNICA.- A m no me prohibi nada. (Va por los cerillos. Enciende el cigarrillo de Adela. sta

    arroja el humo satisfecha).

    ADELA.- Pero lo va a hacer, todas las noches ests con esa tos.

    MNICA.- Cuntos cigarros llevas?

    ADELA.- Los de rigor: uno despus del desayuno, otro despus de la comida, ste con mi th. Me falta

    el de la cena y por supuesto el otro que ya hace mucho no fumo.

    MNICA.- Cul?

    ADELA.- El ms rico de todos, el de despus de hacer el amor.

    MNICA.- Voy a tener que encerrarte la cajetilla bajo llave.

    ADELA.- (Sonre. Levanta los hombros. Fuma complacida). Quieres merendar?

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    MNICA.- A esta hora? Es muy temprano.

    ADELA.- (Irnica). Ya s, vas a esperar a tu marido. Acurdate que siempre llega muy tarde.

    MNICA.- No tengo hambre.

    ADELA.- Pues yo s. Barr la banqueta y eso me despert el apetito. Si vieras lo sucia que estaba, llena

    de hojas de rbol y de bolsas de plstico.

    MNICA.- Te preparo algo?

    ADELA.- Gracias no. Me voy a hacer una torta y a ponerme a leer.

    MNICA.- A leer? T nunca lees.

    ADELA.- Ahora se me antoj.

    MNICA.- Qu bueno.

    ADELA.- Aunque a la mejor me pongo a ver la tele.

    MNICA.- Ya lo saba.

    ADELA.- A ver a ti de qu te ha servido leer tanto?

    MNICA.- (Pensndolo). Supongo que de nada...o de todo.

    ADELA.- No te entiendo.

    MNICA.- No importa.

    ADELA.- Tantos libros, tantos gastos. Libros para la carrera que no terminaste, los de historia, de arte,

    de poesa...y ahora para qu; para que los tengas amontonados en los closets; de seguro que no

    sabes donde est ninguno.

    MNICA.- Ya te dije que voy a mandar a hacer unos libreros.

    ADELA.- Los libros se llenan de polvo.

    MNICA.- Yo soy la que los limpio, no t.

    ADELA.- Cundo fue la ltima vez que lo hiciste?

    MNICA.- No s, no tengo tiempo.

    ADELA.- (Seala una pared vaca). Aqu estaban bien.

    MNICA.- A Jorge no le gustan. Quiere que la sala se vea amplia.

    ADELA.- (Sonre). Claro, y por eso tambin exige que la ventana est siempre abierta sin importarle tu

    tos ni que a m me pueda dar una pulmona.

    MNICA.- (Seala la ventana). Est cerrada.

    ADELA.- Cuando llegue la abrir.

    MNICA.- Es su casa.

    ADELA.- Ya lo s, no tienes que decrmelo.

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    MNICA.- Otra vez ya te sentiste.

    ADELA.- Claro que no.

    MNICA.- Por favor, mam, entiende, no quiero volverme loca entre t, mi marido, mi hija y todo

    esto. (Mueve los cuadernos de tarea). Cualquier cosa que digo o hago te molesta.

    ADELA.- No es verdad.

    MNICA.- Siempre con esa cara de enojo, de reproche...

    ADELA.- Acaso no tengo motivos?

    MNICA.- Cules?

    ADELA.- Nada es aqu como antes.

    MNICA.- Yo no creo haber cambiado.

    ADELA.- Antes de que l regresara eras otra, estabas ms contenta, eras ms cariosa. Ya ves, tu hija

    sali huyendo y creo que yo voy a hacer lo mismo.

    MNICA.- Teresa se fue por otra razn. T lo sabes mejor que nadie.

    ADELA.- Pobrecita.

    MNICA.- No la pobretees.

    ADELA.- Siempre pens que se iba a casar. Es tan bonita. Lstima. Pero entiendo a los que la

    rechazaron, ninguno de ellos se iba a casar con una...Antonio se la llev...

    MNICA.- Basta, mam!

    ADELA.- Nunca quieres hablar de esto, est bien, no lo hagas, otros lo harn por ti.

    MNICA.- T no sabes perdonar verdad?

    ADELA.- Creo que no.

    MNICA.- No fue culpa de Jorge.

    ADELA.- Ya me lo has dicho pero ni t misma lo crees. Tiene ms de un ao viviendo con nosotras y

    qu ha hecho. Nada. Dime... por qu nadie lo acepta?

    MNICA.- Yo s.

    ADELA.- Claro, t s, por supuesto que t s...por eso trabajas doble turno y por eso...

    MNICA.- Sigue...

    ADELA.- Nada, siempre nada. Aqu todo es nada. Nada por la maana, por la tarde y por la noche. Yo

    no soy nada, Teresita es nada, t eres nada. El es el nico...

    MNICA.- Un da y otro da y otro Siempre los mismos reproches, la misma queja, la misma

    intransigencia.

    ADELA.- Lo bueno es que muy pronto todo cambiar.

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    MNICA.- Ahora con qu cosa vas a salirme?

    ADELA.- Con nada.

    MNICA.- Ests segura?

    En ese momento entra jorge. Viste traje completo. ste es viejo. Se ve cansado.

    JORGE.- (A Adela). Buenas noches.

    ADELA.- Cmo te fue? (Re). Todava se me hace tan difcil hablarte de t. Cuando regresaste no me

    acordaba si te hablaba de usted o como ahora. Mi padre siempre le habl de usted a mi marido.

    Antes as se acostumbraba.

    JORGE.- (A Mnica). Habl alguien?

    MNICA.- No. (A Adela). T recibiste alguna llamada?

    ADELA.- Habl con Teresita y con nadie ms. No, miento, tambin habl con Amparo, quera saber

    como segua yo de mi presin. Les mand muchos saludos.

    MNICA.- (A Jorge). Esperabas alguna llamada especial?

    JORGE.- (Molesto). No. (A Adela). Con permiso. (Camina hacia la puerta que conduce a la

    recmara).

    ADELA.- Ya vamos a merendar. Traje pan de la Selecta.

    JORGE.- Gracias.

    ADELA.- Gracias s o gracias no?

    JORGE.- Me voy a cambiar. (Sale. Se va quitando el saco y la corbata mientras lo hace).

    ADELA.- Viste lo grosero que es? Ni me contest.

    MNICA.- Por favor, mam.

    ADELA.- Puedo poner la mesa aqu o la pongo en la cocina? (Seala los cuadernos y libros).

    MNICA.- Si te estorban ponlos en la cmoda o donde quieras.

    ADELA.- Ests molesta con l o conmigo?

    MNICA.- Con ninguno.

    Adela quita lo que est en la mesa, lo coloca en la cmoda. Mnica la ayuda de mala gana. Adela

    pone despus mantel, cubiertos y vajilla.

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    ADELA.- (Mientas lo hace). Estoy segura que se te van a antojar los bizcochos. Traje hojaldras,

    conchas, cuernos, una ensaimada para m, un colchn para ti y unas rejas para tu marido. (Re).

    Tambin traje bolillos para el desayuno.

    MNICA.- Vas a engordar con tanto pan. (Molesta sale a su recmara)

    Adela sonre. Coloca un frasco de Nescaf, una lata de leche en polvo y un frasco de Canderel en

    polvo. Va a la cocina. Mientras tanto tararea alguna cancin antigua como puede ser Amor

    chiquito o Mil besos. Regresa con una jarra con agua hirviendo, la coloca sobre la mesa.

    Se sienta a comer. Se arrepiente. Va a la puerta de comunicacin con las recmaras. Llama

    con la voz.

    ADELA.- Ya est el caf! (Para s). Si a esto se le puede llamar as: caf en polvo, azcar en polvo,

    leche en polvo. Polvo somos y en polvo nos vamos a convertir.

    Mnica entra cuando su madre est murmurando.

    MNICA.- Ya hablas sola?

    ADELA.- Y tu marido? Nos va a hacer el honor? Vaya...

    MNICA.- No quiere merendar, le ped que te acompaara.

    ADELA.- (Burlona). Gracias. Pero dile que se apure, que se va a enfriar el agua.

    Entra Jorge que ya se cambio de ropa, ahora usa una camisa vieja sport. Se sienta a la mesa.

    MNICA.- (A Jorge). Prefieres caf o leche?

    JORGE.- Caf.

    Mnica le prepara el caf. Se lo da. Los tres sin hablar beben y comen. Es una escena de tensin.

    ADELA.- Por aqu pas un ngel. Nadie habla.

    MNICA.- Ms caf?

    Jorge sin hablar le acerca la taza, ella sirve. l se prepara el caf. Lo toma.

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    MNICA.- No est fra el agua?

    JORGE.- Un poco.

    MNICA.- Te la caliento.

    JORGE.- Djalo.

    ADELA.- (A Jorge). Viste lo del cicln? Pobre gente. En la tele se vea como el agua entraba en sus

    casas. A m nunca me ha tocado uno, ser porque no vivo en la costa, debe ser terrible, casi

    como los temblores, esos s s lo que son. (No recibe comentarios. Pequea pausa. A Mnica9.

    Quieres que maana vaya al mercado o esperamos al da de plaza?

    MNICA.- Falta algo?

    ADELA.- Slo hay una carne y faltan verduras. Los jitomates se acabaron ayer.

    MNICA.- Yo lo traigo.

    ADELA.- T trabajas.

    MNICA.- El Metro me deja a una cuadra del mercado, ah tomo la pesera.

    ADELA.- Yo puedo ir, tengo tiempo.

    MNICA.- Si quieres...

    ADELA.- No es que quiera.

    MNICA.- Entonces yo lo hago, no te preocupes.

    JORGE.- Me puedo retirar o tengo que seguir escuchndolas?

    MNICA.- Nadie te pidi que lo hicieras.

    ADELA.- Yo lo nico que quiero es ayudar.

    JORGE.- Gracias, pero mi mujer puede sola.

    ADELA.- No lo creas, yo la noto cansada.

    MNICA.- Estoy bien.

    ADELA.- La pobre tiene que trabajar dos turnos, maana y tarde.

    MNICA.- Mi trabajo lo hago sentada, no me canso.

    ADELA.- (Ya en pleno reto a Jorge). Y despus del trabajo tiene que llegar aqu a hacer todo lo de la

    casa.

    MNICA.- No todo, t me ayudas.

    ADELA.- No es suficiente. (A Jorge). T que tienes tanto tiempo libre podras ayudar en algo.

    JORGE.- (Tenso). Cmo qu?

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    ADELA.- No s, hay tantas cosas: comprar, traer, llevar, componer. No creo que se necesite mucha

    ciencia para saber lo que se puede hacer.

    MNICA.- Djalo mam, yo lo hago.

    ADELA.- Por qu no l?

    JORGE.- Usted sabe que tengo que salir, que ir...

    ADELA.- Ir a dnde?

    JORGE.- A hablar con las gentes, a buscar.

    ADELA.- Llevas buscando muchos meses y an no has encontrado nada.

    MNICA.- Ya encontrar.

    ADELA.- No encontrar nada.

    MNICA.- No importa.

    ADELA.- Claro que importa, t te estas acabando mientras que l...

    JORGE.- Usted sabe que no me quieren dar trabajo, que no es porque yo no quiera.

    ADELA.- Eso dices t.

    JORGE.- Es la verdad.

    ADELA.- Y si la es, de quin es la culpa?

    MNICA.- Mam!

    ADELA.- (Tragndose su furia). Perdn, se me olvidaba que aqu nunca pasa nada. Voy a la cocina a

    lavar los trastes. Puedo hacerlo? (Sin esperar respuesta se levanta, toma algunos trastes de la

    mesa y sale con ellos a la cocina).

    JORGE.- (Muy molesto). No que ibas a hablar con ella?

    MNICA.- Lo hice, pero ya la conoces.

    JORGE.- No s hasta cuando pueda controlarme.

    MNICA.- Entindela, ya no es joven para cambiar.

    JORGE.- Por qu no se regresa con tu hermana? Ah vivira mucho mejor.

    MNICA.- Luca se cambi de casa, en la nueva ya no tienen recmara de visitas.

    JORGE.- Qu fcil no? Vamos a cambiarnos nosotros tambin.

    MNICA.- Ella no pidi vivir aqu, nosotros la trajimos.

    JORGE.- La trajiste t.

    MNICA.- S, yo, no iba a vivir sola con la nia cuando lo tuyo; ella de buena gana vino a ayudar.

    JORGE.- Con darle las gracias.

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    MNICA.- S, cmo no; primero la sacamos de su casa, despus la ponemos a trabajar siete aos y

    ahora quieres que tranquilamente le diga que se vaya.

    JORGE.- Entonces que no se meta conmigo.

    MNICA.- Le preocupa que no consigas trabajo.

    JORGE.- Y con reclamarme cree que lo voy a lograr?

    MNICA.- Hoy que te dijeron?

    JORGE.- Lo de siempre. Dos horas de espera, las preguntas, la revisin de mis papeles, la despedida

    corts dicindome que despus me llamarn si hay una vacante, que por el momento todas estn

    ocupadas. En unos lugares no me aceptan por la edad y en los otros por los antecedentes. En

    ningn lado sirvo.

    MNICA.- Y si nos vamos de aqu?

    JORGE.- Se puede saber a dnde?

    MNICA.- No s, hay muchos lugares.

    JORGE.- Lugares s, pero no trabajo. Al irnos de paso t perderas el tuyo.

    MNICA.- Soy buena secretaria y tambin buena maestra de ingls, puedo encontrar chamba en

    cualquier parte.

    JORGE.- Con el mismo sueldo? Fuera te pagan la mitad.

    MNICA.- Eso no importa, en provincia todo es ms barato, al menos las rentas.

    JORGE.- Ya se te olvid que tengo que ir a firmar cada mes, presentarme cada mes?

    MNICA.- Cunto tiempo va a durar esto?

    JORGE.- No lo s, un ao, cinco, toda la vida.

    MNICA.- Quin lo puede saber?

    JORGE.- Yo no lo s!

    MNICA.- Puedes enterarte, para algo pagamos abogados.

    JORGE.- Quieres que vaya ahora mismo a preguntarles o me puede esperar hasta maana? Estoy

    cansado... ser posible que al menos un da pueda yo llegar a mi casa y no se me reclame algo?

    Ser posible?

    MNICA.- No tienes de qu estar cansado. Cansada yo que trabajo, que hago dos turnos, que todava

    tengo que revisar tareas...

    JORGE.- Y que haces la casa; eso ya lo dijo tu madre.

    MNICA.- T de qu te puedes cansar? De hacer antesalas, de sentarte en el parque, de visitar a tus

    amigos?

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    JORGE.- (Derrotado). Se puede uno cansar de vivir, como yo, de ser despreciado por todos. Eso

    cansa... Sabes? Cansa.

    MNICA.- Perdona.

    JORGE.- Tienes razn en reclamar; yo soy el hombre de la casa y no doy mas que problemas, a m me

    correspondera trabajar el doble turno, dar el gasto.

    MNICA.- Lo que no acabo de creer es que en todas partes te pidan antecedentes. Esta es una ciudad

    muy grande, no tienes porque decirles...

    JORGE.- Siempre terminan por enterarse. Acurdate cuando entr a la fbrica de envases; no haba

    pasado ni un mes cuando los agentes dieron conmigo para pedirme ms dinero, como no se los

    pude dar hablaron con el gerente y este pidi mi renuncia.

    MNICA.- Todo el mundo tiene derecho al trabajo.

    JORGE.- Dselos a ellos, no a m.

    MNICA.- Si no trabajas cmo es que los judiciales te siguen exigiendo dinero.

    JORGE.- Esa es su ley.

    MNICA.- Ley que t acatas tan campante. Al fin que yo soy la que da el dinero.

    JORGE.- Qu quieres, qu los denuncie?

    MNICA.- Lo que hacen es un robo, un abuso.

    JORGE.- Yo soy de los afortunados, a otros los golpean o los desaparecen.

    MNICA.- Entonces es como si nunca hubieras salido.

    JORGE.- All es peor.

    MNICA.- (Comprende que no puede seguir con el tema en ese momento). Quieres ms caf?

    JORGE.- Ya tom dos tazas.

    MNICA.- Quieres otra cosa?

    JORGE.- No.

    Mnica revisa sus cuadernos. Jorge la observa.

    MNICA.- Has hablado con Teresa?

    JORGE.- No, por qu.

    MNICA.- Ya nunca viene.

    JORGE.- Estar ocupada con su marido y su hijo.

    MNICA.- Con el nio puede...con Antonio...bueno.

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    JORGE.- Antonio qu...

    MNICA.- Me preocupa nuestra hija, estoy segura que Antonio no le da dinero.

    JORGE.- Otro igual a m.

    MNICA.- Gana bien pero bebe mucho.

    JORGE.- Eso no es novedad, siempre lo ha hecho.

    MNICA.- (Sonre tristemente). Yo que so con un destino diferente. So con tener una familia

    normal; y ya ves.

    JORGE.- Qu es lo normal?

    MNICA.- Lo normal, eso, lo que son la mayora de las familias: un grupo de personas que viven

    juntas, que sufren y gozan juntos, que buscan entre todos solucionar sus problemas, que se ren,

    que ven sus programas de televisin en la sala, que se angustian cuando no les alcanza lo que

    ganan pero que disfrutan cuando pueden pagar. Una familia es...

    JORGE.- No me vengas a decir t lo que es una familia. Si no les alcanza el dinero todos se pelean

    entre s, se insultan, se golpean. Y eso de que entre todos buscan soluciones es puro cuento,

    cada quien para su santo.

    MNICA.- Yo conozco familias...

    JORGE.- Cul?

    MNICA.- La de mi hermana.

    JORGE.- (Re). La familia de Luca y Ernesto? Ahora s que no te mediste. Ellos una familia ideal?

    Permteme que me ra.

    MNICA.- Se entienden bien, se respetan...

    JORGE.- Eso cuando estn delante de los dems, ya los quisiera ver en la intimidad. Par de mochos

    hipcritas!

    MNICA.- No crees en la familia?

    JORGE.- No, al menos no en la que se llama tradicional, la familia tiene que ser otra cosa, no lo que es.

    MNICA.- Acaso ser como la nuestra?

    JORGE.- (Sonre). Claro, por supuesto, somos la familia ejemplar.

    MNICA.- Deberamos serlo.

    JORGE.- La familia ejemplar es en la que todos los miembros que la formen sean tiles, tiles a ellos

    mismos y tiles a los dems. Lo que resta es pura palabrera. En esta casa yo no soy til y por

    eso no funcionamos.

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    MNICA.- Te lo he preguntado muchas veces, nunca me has respondido. Por qu o para qu volviste

    con nosotros?

    JORGE.- Quines somos nosotros, t y tu madre, o acaso tambin hablas de nuestra hija?

    MNICA.- Por qu volviste conmigo?

    JORGE.- (La observa largo tiempo). An no lo s, me imagino que por costumbre, por derechos, por

    ser lo que tena antes. Supongo que regres por la misma razn por la que t me aceptaste.

    MNICA.- Nunca me lo preguntaste.

    JORGE.- Esta es mi casa.

    MNICA.- Es de los dos.

    Jorge se levanta, va a la ventana de la sala, la abre de par en par. Respira hondo.

    MNICA. (Irnica). Ya te habas tardado.

    JORGE.- Me gusta abierta.

    MNICA.- Sabes que eres obsesivo?

    JORGE.- Por supuesto... y?

    MNICA.- El que la ventana est abierta o cerrada no hace diferencia. Aqu ests libre.

    JORGE.- Libre? Libre sin poder trabajar, libre presionado por ti y tu madre, libre amenazado por la

    polica, libre sin tener papeles que lo acrediten.

    MNICA.- Libre para ir y venir, libre para dormir y leer, libre para hablar con quien quieras, libre

    para...

    JORGE.- Para qu ms? Acaso para morir?

    MNICA.- (Toma aire. Trata de tranquilizarse). Habamos jurado ya no hablar de esto.

    JORGE.- Lo mismo que hacemos da tras da. Lo nico que aprendimos a hacer desde el da que me

    llevaron detenido.

    MNICA.- No, lo mismo no. Cuando estabas preso hablbamos de otras cosas, sobre todo de lo que

    bamos a hacer cuando salieras, cuando fueras libre.

    JORGE.- Nos prometimos muchas cosas que no hemos cumplido.

    MNICA. Nos prometimos amar.

    JORGE.- (Hace una mueca de tristeza). Amar apasionadamente.

    Cambia el tono de luz. Los dos recuerdan.

  • VENTANA ABIERTA

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    MNICA.- Vivir el uno para el otro.

    JORGE.- Disfrutar a nuestra hija.

    MNICA.- Salir cada semana al campo a respirar aire libre.

    JORGE.- Or msica.

    MNICA.- Leer, leer muchos libros.

    JORGE.- Olvidar lo anterior.

    MNICA. Y perdonar.

    JORGE.- Tener otro hijo.

    MNICA.- Un hombrecito.

    JORGE.- Arreglar la casa.

    MNICA.- Pintarla toda de blanco.

    JORGE.- Ir con los amigos.

    MNICA.- (Sonre ampliamente). Comer los domingos en la azotea.

    JORGE.- La que iba a estar llena de plantas y flores.

    MNICA.- Hortencias y rosales.

    JORGE.- Y plantar dos largas, largas palmeras, tan largas que le iban a hacer cosquillas a las nubes.

    MNICA.- Despus de comer t ibas a dormir en una hamaca.

    JORGE.- Mientras t lo haras en una mecedora.

    MNICA.- Ya ms tarde, al oscurecer, bajaramos a la sala a saludar a los pretendientes de nuestra

    hija.

    JORGE.- Mdicos, abogados, contadores.

    Cambio de luz y de actitud. Ahora estn en la realidad.

    MNICA.- Los pretendientes huyeron al saber que estabas preso.

    JORGE.- As huyeron los amigos.

    MNICA.- Y la familia.

    JORGE.- Al fin lleg la libertad para llevar a cabo esos planes.

    MNICA.- Hace un ao.

    JORGE.- Un ao catorce das.

    MNICA.- Y con ella la fiesta para celebrar.

  • VENTANA ABIERTA

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    JORGE.- A la que no vino nadie.

    MNICA.- Slo t y yo.

    JORGE.- Ocho das de comer y beber.

    MNICA.- Ocho das sin mi mam y sin mi hija. Los dos solos.

    JORGE.- Para que al terminarlos se iniciara la era de los reproches, de las quejas.

    MNICA.- De las decepciones, de los llantos.

    JORGE.- Regres tu madre.

    MNICA.- T dejaste de rer.

    JORGE.- Y t de cantar.

    MNICA.- Hace mil aos de eso.

    JORGE.- Es posible que nunca haya existido.

    MNICA.- (Llorando). Existi, claro que existi. Fueron ocho das maravillosos, no importa que no

    hayamos hecho el amor.

    Nuevo cambio de luces. Se inicia una msica romntica que tendr que concordar con el baile que

    ellos inician sin ella. Despus de estar unidos fuertemente se van separando con lentitud, l,

    como sonmbulo va a la ventana, ella se sienta en una silla para irse doblando por el pesar y el

    dolor.

    Nuevo cambio de luces.

    JORGE.- Ahora esto.

    MNICA.- S.

    Se quedan en silencio durante un largo tiempo, l observando la calle, ella mirando el piso.

    MNICA.- Despus tampoco me hiciste el amor.

    JORGE.- T me rechazabas.

    MNICA.- Eso es mentira, t lo sabes tan bien como yo. Ya no te gusto, ya no te dice nada mi

    cuerpo?

    JORGE.- No es eso.

    MNICA.- Entonces?

    JORGE.- No es nada.

  • VENTANA ABIERTA

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    MNICA.- Existe otra mujer?

    JORGE.- No.

    MNICA.- Dilo, te juro que no me enojo.

    JORGE.- No tengo a nadie.

    MNICA.- Eres todava joven.

    JORGE.- Por favor...

    MNICA.- Dime la verdad. Te lo suplico.

    Pausa larga en silencio. Msica de tambores de tensin. Jorge suda por la tensin. Al fin logra hablar.

    JORGE.- Ya no soy hombre.

    MNICA.- No te entiendo. Te pas algo, te hicieron algo?

    Oscuro total. En una zona alta, puede ser un segundo piso, iluminada lateralmente o en silueta

    aparece un custodio de la crcel. Se acerca a Jorge. ste se pone de pie frente a l. El custodio

    se puede sustituir con slo la voz de ste. En caso de aparecer deber usar un uniforme que nos

    recuerde cualquiera o todos los que portan las autoridades: policas, soldados, custodios, etc.

    CUSTODIO.- Entonces mi buen, qu pas con el encarguito.

    JORGE.- No tengo dinero.

    CUSTODIO.- T no pero tu familia s.

    JORGE.- Ellos tampoco.

    CUSTODIO.- No quieres darlo? No que tanta prisa para que te cambie de celda, no que dizque te

    amenazan con que te van a violar? (Re). Se me hace que ya lo hicieron y que te gust.

    JORGE.- Aunque lo tuviera no se lo iba a dar. Usted tiene un sueldo o no?

    CUSTODIO.- Te ests rebelando acaso?

    JORGE.- Ya me cag los hevos que siempre me est sacando dinero, ordenndome esto y lo otro.

    Usted no es nadie para exigirme. Voy a ir a denunciarlo a la Direccin.

    CUSTODIO.- Muy machito, muy hombrecito?

    JORGE.- Para lo que se le ofrezca.

    CUSTODIO.- As me gustan: gallitos, toros bravos, leones.

    JORGE.- Y si me sigue fregando le voy a partir la madre, as me castiguen o me den en la ma.

  • VENTANA ABIERTA

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    CUSTODIO.- Lo primero que voy a hacer es quitarte lo macho. Algunos de tus compaeros de este

    Cereso me deben muchos favores, s que t les gustas, bueno, t no, tus nalguitas...ellos te

    quitarn lo que has cuidado tantos aos. (Re).

    Jorge queda preocupado. Cambio de tiempo. Se escucha msica de tambor, un msica violenta. Jorge

    corre, viene prcticamente desnudo, se ve que ha luchado. Se coloca en el segundo piso, la reja

    del barandal se eleva par dar la impresin de crcel. Un reo tambin con poca ropa corre tras

    de l, lo tira al piso, luchan, el reo lo golpea. Lo viola. Se pueden escuchar risas de otros

    presos que observan la escena y es posible que tomen parte activa en la violacin. Esto se

    puede dar con siluetas o simplemente con luces y sonidos. Jorge grita todo el tiempo. Esta

    escena se puede sustituir por una rutina coreogrfica en que nicamente Jorge con expresin

    corporal de la persecucin y la violacin. Tambin Jorge puede ser sustituido en esta escena

    por un actor o danzante que domine la expresin corporal. Por supuesto tendr que tener la

    misma complexin de Jorge. La intensidad de la msica de percusin aumenta durante la

    violacin. Jorge queda desmayado. Se hace nuevo oscuro. Al encenderse la luz vemos a Jorge,

    ya en la parte baja del escenario, que llora y a Mnica que lo consuela, lo abraza. Esta escena

    debe durar en silencio un largo momento. Se va oscureciendo el rea para dar paso de tiempo.

    Entra Adela. Jorge y Mnica estn separados, se ven sin mirarse.

    ADELA.- Si no tienen otra cosa que mandarme me voy a ir a acostar.

    MNICA.- (Controlada). Es muy temprano todava.

    ADELA.- Me duele la cabeza. Tengo meses con este dolor.

    JORGE.- (Tambin ya controlado). Quiere una disprina?

    ADELA.- Esa pastilla no me hace nada.

    MNICA.- Creo que yo tengo una prodolina.

    ADELA.- Para que despus me duela el estmago? No, gracias. Acostndome se me quita.

    JORGE.- (Vuelve a ser irnico). Por qu mejor no le sirves su copa? Eso es lo que est esperando. (A

    Adela). O me equivoco?

    ADELA.- S, te equivocas. S que piensas que soy una alcohlica slo porque algunas veces me tomo

    un ans despus de cenar.

    JORGE.- Es brandy.

    ADELA.- Es lo mismo.

  • VENTANA ABIERTA

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    MNICA.- (A Jorge). Por qu le reclamas?

    JORGE.- Nadie le est reclamando. Que haga lo que quiera, que se vaya o no a acostar, que vea toda la

    noche la televisin a todo volumen, que beba todo lo que quiera.

    ADELA.- La televisin la apago temprano para no molestarte y puedas dormir, ya s que sales a

    trabajar de madrugada... (Re). Perdn, sales a buscar trabajo.

    JORGE.- Nunca me ha platicado de su marido... cmo era?

    ADELA.- (Desconcertada). Mi esposo?

    JORGE.- S, no lo conoc.

    ADELA.- Era una buena persona.

    JORGE.- (Sonre). Eso es lo que sospechaba.

    ADELA.- No entiendo.

    MNICA.- (Que s entendi). Si te duele la cabeza est bien que te vayas a dormir.

    ADELA.- Por qu pregunt por tu padre? Estbamos hablando de otra cosa.

    JORGE.- Fue para cambiar de tema.

    ADELA.- (Al fin comprende. Sonre). Si quieres saber ms de l te dir que mi marido s era una

    persona honrada.

    JORGE.- Qu quiso decir con eso?

    ADELA.- Nada, nada, tambin fue para cambiar de tema.

    MNICA.- Qu les parece si salimos a caminar un poco? Est bonita la noche.

    JORGE.- Cuando abr la ventana dijiste que haca fro.

    ADELA.- (Ve la ventana). Ya la abri? Con razn me estoy congelando.

    MNICA.- Podemos ir hasta el parque.

    ADELA.- Para que nos asalten? No, gracias. Adems t tenas muchas tareas que revisar o no?

    MNICA.- Para qu me lo recuerdas.

    Mnica va por ellas a la cmoda. Las pone sobre la mesa del comedor despus de haber quitado el

    mantel. Se sienta. Trata de trabajar. No puede.

    MNICA.- Si no quieren salir podemos ver un poco la tele, ya va a ser hora del noticiero. (A Adela).

    T estabas interesada en lo del cicln.

    ADELA.- Ya vi todo lo que tena que ver.

    MNICA.- Es posible que hayan inundaciones, plagas.

  • VENTANA ABIERTA

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    ADELA.- Que algunos listos aprovecharn para enriquecerse, otros tendrn que emigrar, los ms

    pobres sufrirn hambres. Haz de cuenta que es esta casa. Pas el cicln de tu marido, tu hija

    emigr y t y yo pagamos el resto de las consecuencias. La nica diferencia es que en este caso

    no hubo quien se enriqueciera.

    JORGE.- Aqu no, afuera s. Todo lo que tena se los di a los jueces, a los policas, a los custodios:

    pagos por usar el telfono, regalos, prstamos sin devolucin, dinero para rifas que nadie gana,

    dinero para comprar el regalo del jefe, para comer apenas, para tener derecho a la visita

    conyugal, para que agilicen tu caso. .

    ADELA.- As fueron desapareciendo los muebles, los cuadros, las joyas de mi hija y las mas, el

    automvil, los ahorros.

    MNICA.- Queda esta casa.

    ADELA.- Por cunto tiempo? Est hipotecada.

    MNICA.- Por el tiempo que sea.

    JORGE.- Despus...nada.

    MNICA.- S, nada.

    Los tres quedan en silencio. La escena se oscurece para despus iluminar a cada uno de los personajes

    con luz cenital. Como en los tercetos de pera hablar cada uno en orden y despus mezclados.

    Repetirn como estribillo la palabra nada.

    ADELA.- Nada sino esperar la muerte, principio de todo, de la nada eterna.

    MNICA.- Vivir en la nada, sin amor, olvidando que se es mujer, que se es madre.

    JORGE.- Ser nada, renunciar a ser libre, a ser hombre.

    ADELA.- Sentir como poco a poco se va perdiendo el calor del cuerpo, el movimiento del alma.

    MNICA.- Quisiera desgarrar mi cuerpo para extraer mi sexo, un sexo intil.

    JORGE.- Las cadenas impiden el movimiento de mis manos, de mis piernas, de mi mente. Cadenas de

    hierro, cadenas de odio, cadenas de incomprensin.

    ADELA.- Nada.

    MNICA.- Nada.

    JORGE.- Nada.

    ADELA.- Estoy seca, slo me queda el rencor y el odio.

    MNICA.- Dnde y cundo perd el rumbo; dnde y cundo se inici la desesperanza, el dolor?

  • VENTANA ABIERTA

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    JORGE.- Frente a m hierro y cemento, hierro que me pesa cual montaa, cemento que me impide ver.

    ADELA.- Vida intil, vida que es muerte.

    MNICA.- Sangre ardiente, lava interior que minuto a minuto se convierte en piedra, en ceniza.

    JORGE.- Me encuentro hundido en lo ms profundo de la tierra, envuelto en races que me aprietan,

    que me ahogan.

    LOS TRES AL UNSONO DIRN ALGUNAS DE LAS FRASES ANTERIORES. SER EN

    CRECENDO PARA REMATARLAS CON LA PALABRA NADA.

    LOS TRES.- Nada, nada, nada!

    ADELA.- Dios me dio la vida para odiarme a m misma. Eso no lo quiero, quiero morir.

    MNICA.- Nac para amar, para gozar... qu tengo?

    JORGE.- Debo pedir que me escuchen pera ya no tengo fuerzas para hacerlo, las perd gritando

    libertad, libertad!

    ADELA.- Quiero ser libre para morir.

    MNICA.- Quiero ser libre para amar.

    JORGE.- Quiero ser libre.

    ADELA.- Estoy inmersa en la nada.

    MNICA.- Mi pasin se perdi en la nada.

    JORGE.- Nada puedo hacer, nada puedo ser.

    LOS TRES.- Nada, nada, nada!

    Se hace un silencio. Lentamente la luz vuelve a ser la cotidiana.

    ADELA.- Despus nada, que nos echen a la calle.

    JORGE.- Nadie la va a echar.

    ADELA.- Si no se paga la hipoteca nos echarn...o los echarn a ustedes. Lo ms seguro que yo ya no

    est aqu para verlo.

    JORGE.- Se va de vacaciones? La felicito.

    MNICA.- (Para romper la tensin). Quiero or msica.

    ADELA.- Oigamos msica en lugar de...Pon el cassette de Agustn Lara.

    MNICA.- Lo prest.

  • VENTANA ABIERTA

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    ADELA.- A quin?

    MNICA.- A Celia.

    ADELA.- - Te lo va a echar a perder.

    MNICA.- No quieres el de canciones yucatecas?

    ADELA.- Pon lo que quieras.

    Mnica pone el cassette, se escucha la cancin Nunca de Guty Crdenas. Adela se deja llevar por la

    msica. La tararea en voz baja.

    ADELA.- No s cuntas veces he odo esta cancin y hasta ahora me doy cuenta de su crueldad. Nunca

    es la palabra ms cruel del diccionario.

    MNICA.- Nada es peor.

    ADELA.- Nada es algo que no existe y por lo tanto no lo deseamos. Nunca es no alcanzar las metas por

    las que vivimos, por lo que somos. Sonre tristemente. Nunca puede resumir mi vida.

    MNICA.- No tienes por qu quejarte, a ti te ha ido mejor que a m. T has tenido todo.

    ADELA.- Si t lo dices. Aunque vindolo bien tienes razn. Tuve al marido que supo entenderme y

    que permiti que me desarrollara como mujer, tengo dos hijas que procuran mi seguridad, mi

    bienestar, que nunca me molestan; tengo un yerno que gana sus sustento con el sudor de su

    frente, tengo una nieta que se cas con un novio profesionista y que ahora vive muy bien, tengo

    una bisnieta que vive dentro de una familia integrada y feliz. Y colorn colorado. Tengo todo lo

    que desea una mujer.

    MNICA.- Nadie lo tiene.

    ADELA.- Gran consuelo.

    MNICA.- Has sido una buena madre. A m me has ayudado.

    ADELA.- Una verdadera buena madre jams hubiera venido a tu casa; una verdadera madre es la que

    exige a los hijos que se enfrenten a su realidad y no la que ayuda a ocultarla. Y mejor no sigo.

    (A Mnica). Ya puedes apagar la msica, ya o lo que tena que escuchar.

    JORGE.- (Tenso). Iba a hablar de m, no es cierto?

    ADELA.- Eres adivino?

    JORGE.- Hgalo. Esa es su diversin preferida.

    MNICA.- No volvamos a empezar.

  • VENTANA ABIERTA

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    JORGE.- Ya no es empiezo, es una larga, larga continuacin. (A Adela). Qu hubiera hecho si fuera

    una verdadera madre? Lo pregunto por simple curiosidad.

    ADELA.- Ya dije que no lo soy.

    JORGE.- Pregunt si lo fuera.

    MNICA.- Por favor.

    ADELA.- Ya ves, mi hija me pide un favor y la tengo que complacer como siempre lo he hecho. As

    que me callo.

    JORGE.- Me tiene miedo?

    ADELA.- (Sonre). A ti? Fjate que no. Si te hubieran metido a la crcel por asesinato o algo parecido

    te lo tendra. No, no te temo.

    JORGE.- (Ya dolido). Pues hable.

    MNICA.- Mam, vete a la cama, ahora s ya es tarde.

    ADELA.- (A Jorge). Voy a hablar y lo har por ltima vez. Hace das que decid irme de esta casa.

    JORGE.- No me lo diga.

    ADELA.- Pero no lo har sin sacar lo que tengo guardado.

    MNICA.- No es necesario, mam.

    ADELA.- Para m, s.

    JORGE.- Qu va a decir? Qu me odia, que no me puede ver, que me desprecia por haber estado

    preso? Eso ya lo s. O acaso es algo distinto?

    ADELA.- No, no lo es.

    MNICA.- (A Jorge). Ya basta!

    JORGE.- Yo no empec.

    MNICA.- Ni t ni ella van a seguir con esto.

    JORGE.- Quin lo va a impedir, t?

    MNICA.- S, yo, ya estoy cansada.

    ADELA.- Perdname hija, pero eso no es posible. Tu esposo debe or la verdad aunque sea una vez en

    la vida. No es posible que sigas siendo su esclava, que lo mantengas...

    MNICA.- No soy ninguna esclava.

    ADELA.- Un hombre con dignidad ya se hubiera largado de aqu, pero de este hombre qu podemos

    esperar. Si antes lo metieron a la crcel por fraude ahora deberan hacerlo por vividor. Ni

    siquiera ha sido capaz de ir con su mujer a lo de los Derechos Humanos para acusar a los que

    siguen sacndole el dinero a ella, no a l.

  • VENTANA ABIERTA

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    JORGE.- No comet ningn fraude.

    ADELA.- Me puedes decir entonces por qu duraste tanto tiempo en la crcel?

    JORGE.- Ya lo sabe.

    ADELA.- S lo que t cuentas: que te involucraron, que eras inocente. Me gustara que dijeras la

    verdad por una vez.

    JORGE.- Esa es la verdad.

    ADELA.- Da la pequea casualidad que ni yo ni tu mujer lo hemos credo nunca.

    JORGE.- (A Mnica). Es cierto?

    MNICA.- Yo...

    ADELA.- No le preguntes, va a decir que s te cree igual que como dice creerte cuando le platicas que

    sales a buscar trabajo.

    JORGE.- (Contenindose). Me puede decir por qu me tuvieron preso, me lo puede decir usted que lo

    sabe todo?

    ADELA.- No soy detective para saberlo pero te puedo asegurar que fue por robo.

    MNICA.- Mam!

    ADELA.- Nunca estuviste contento con lo que tenas, queras ms, ms. Siempre envidiando a los

    otros, deseando lo de los dems. Te casaste con mi hija creyendo que ramos ricos. Nigalo!

    MNICA.- No fue por eso.

    ADELA.- (A Mnica). Piensas acaso que lo hizo por amor? No te engaes hija, nunca te quiso, t no

    eras la mujer que l buscaba.

    MNICA.- (A Jorge). Es verdad?

    ADELA.- Para qu crees que rob, para comprarte una casa, para llevarte a Europa? Lo hizo para

    andar con otras mujeres, para comprarles regalos, para que lo creyeran rico. Pero le fall.

    Adems de ambicioso sali tonto.

    JORGE.- Seora!

    ADELA.- Qu? Me vas a pegar? A nadie le gusta que le digan sus verdades.

    MNICA.- El me ama.

    ADELA.- Sigue engandote, sigue engaando a los dems diciendo que eres feliz, que tu marido te

    ama. Olvida que me has confesado llorando que no te quiere, que no te toca, que tiene aos de

    no tocarte. Poco hombre!

  • VENTANA ABIERTA

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    JORGE.- (Muy herido). Conque mi mujercita le platica a la madre sus intimidades? (A Mnica).

    Tambin le platicaste que jams aceptaste tener relaciones conmigo en la crcel por ms que

    yo te lo suplicaba?

    MNICA.- Ah, nunca.

    JORGE.- La seorita tena miedo a alguna enfermedad?

    MNICA.- S, sabes bien que s.

    JORGE.- Pudiste haber llevado tus sbanas, tus toallas y hasta tu papel higinico.

    MNICA.- Acostarse en esos cuartos fros, usados por quien sabe cuntas parejas, con la sensacin de

    ser observada por otros. Eso era como prostituirse.

    JORGE.- Era cumplir tus obligaciones maritales.

    MNICA.- Me daba asco.

    JORGE.- Te daba asco la visita conyugal, te daba asco la crcel, te daba asco yo. Por eso dejaste de

    visitarme.

    MNICA.- S, todo me asqueaba, desde las celadoras que te metan mano hasta...

    JORGE.- Yo tambin?

    MNICA.- S.

    JORGE.- Sigo dndote asco?

    MNICA.- No lo s, t no te acercas a m.

    JORGE.- Duermes en otra cama.

    MNICA.- Tengo miedo.

    JORGE.- A m?

    MNICA.- No, no.

    ADELA.- Te ha amenazado, te ha golpeado?

    MNICA.- No. Nunca lo ha hecho.

    ADELA.- Si tienes miedo es por eso, a m no me puedes mentir. (A Jorge). Lstima que te hayan

    dejado libre, deberas haberte muerto en la prisin!

    JORGE.- Mire seora, ya est bien de estar jodindome.

    ADELA.- Te prohibo que me hables de esa manera!

    JORGE.- Si no se va en este minuto la echo a patadas.

    ADELA.- Atrvete!

    MNICA.- (Se coloca entre la madre y Jorge). Por Dios!

    JORGE.- (Golpea con sus dos manos la pared o una mesa). Dile que se vaya, si no, no respondo.

  • VENTANA ABIERTA

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    MNICA.- Mi madre no ha hecho otra cosa que ayudarnos.

    JORGE.- Hermosa ayuda, envenenar a la familia, esa es su ayuda, por eso no viene nuestra hija...

    ADELA.- No viene porque se avergenza de su padre.

    JORGE.- Usted le trajo a ese Antonio, usted debe haberle aconsejado que se acostara con l.

    ADELA.- Y qu ms?

    JORGE.- Usted fue la que le dijo a mi mujer que nunca llevara a la nia a visitarme sabiendo que era lo

    que ms deseaba en la vida.

    ADELA.- (Cambiando de tono). Sabes cunto tiempo nos cost tranquilizarla despus de que vio

    como te llevaron preso? Nunca nos crey que estabas en la crcel, ella estaba segura que te

    haban matado.

    JORGE.- Ms razn para llevarla.

    ADELA.- El mdico nos pidi que no lo hiciramos, nos dijo que un trauma era ms que suficiente.

    MNICA.- Meses enteros se despertaba gritando que sangrabas, que ya no te golpearan.

    JORGE.- No quise que se quedara sola, por eso me resist, por eso me golpearon tanto.

    MNICA.- Cuando regres a casa la encontr llorando en la puerta de la calle, no poda hablar.

    JORGE.- Mejor me hubieran matado.

    MNICA.- Nunca te he dicho lo que fue nuestra vida a partir de ese momento. Una hija asustada, yo

    que tuve que empezar de cero: buscar trabajo, rogar en todos lados, ir de oficina en oficina para

    que te dejaran libre o al menos para saber de ti, vender todo, soportar a la familia. Lo peor fue la

    polica que vena a buscar una y otra vez el dinero que debiste esconder. Eran gritos, amenazas,

    insultos, golpes, robo.

    ADELA.- Una vez trataron de violar a Mnica. Si no hubiera estado yo...

    JORGE.- Cabrones!

    MNICA.- As meses y meses. En cambio t ya en la crcel sin responsabilidad, sin problemas.

    JORGE.- Sin libertad.

    ADELA.- Los problemas nos los endilgaste.

    JORGE.- Hablan como si me hubiera ido de vacaciones.

    ADELA.- Cuando robaste no pensaste en tu familia y en lo que iba a suceder. Junto a lo que nosotras

    pasamos lo tuyo s fueron unas vacaciones pagadas, unas largas vacaciones sin tener que

    mantener a tu familia. Yo fui al reclusorio y vi que nada les faltaba: campos para hacer deporte,

    cine, teatro, biblioteca, talleres. Todo. Tienen hasta su hotel para que los visite su mujer o sus

  • VENTANA ABIERTA

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    amantes. No me consta pero dicen que tambin van prostitutas. O no? Cuntas te visitaron a

    ti?

    JORGE.- (A Adela). Y usted es la que presume de cristiana, que va a misa y comulga? Una mujer con

    tanto odio, que es capaz de inventar cualquier cosa con tal de perjudicar a otro no puede ser

    cristiana. Estoy seguro de que no slo me odia a m sino que odia a sus hijas, que odi a su

    marido, que se odia a s misma.

    ADELA.- (Sonre). Te doli lo que dije? Lo hice para que se le quite la venda de los ojos a tu mujer,

    para que ponga los pies en la tierra y sepa el tipo de hombre con el que se cas. T, unos

    cuntos golpes, ella fregndose desde esa fecha hasta el da de hoy. Mira si hay diferencia.

    JORGE.- Los golpes no fueron un solo da. El da que me llevaron preso me golpearon aqu en la casa,

    despus en la patrulla, me golpearon en la delegacin. Los das siguientes me golpearon para

    que dijera dnde estaba el dinero, para que confesara si tena cmplices. En el reclusorio

    siguieron golpendome, amenazndome, vejndome. Me hicieron revolcar desnudo en mis

    propios excrementos y orines, me hicieron perder cualquier pudor, cualquier deseo de intimidad

    conmigo mismo. Dej de ser humano para convertirme en una cosa a la que todos trataban de

    explotar, a la que todos crean tener derecho a humillar, a despreciar. (A Adela). Usted alguna

    vez en su vida ha tenido miedo? Estoy seguro que nunca. En la crcel se vive con miedo: a

    nuevos golpes, a falsas acusaciones, a no recobrar la libertad y sobre todo a morir. Cada semana

    muere un preso a manos de otro preso o aparece colgado, suicidio entre comillas. Muertos por

    no dar dinero, por no obedecer, por darse su lugar, por no aceptar jefaturas, por no contribuir

    con drogas, por no dejarse usar sexualmente. Cada semana mueren picados, acuchillados,

    ahorcados, pateados, enfermos. Todos vivimos ah igual de expuestos. El dinero es lo nico que

    nos defiende un poco, pero slo un poco ya que siempre piden ms y ms.

    MNICA.- (Afectada). No sigas!

    JORGE.- Y esa prdida de libertad, que a ustedes por lo visto les vale madres, se vuelve lo esencial de

    nuestra vida. Nada se compara a su prdida: ni los dolores, ni la separacin de la familia, ni el

    desprestigio o las enfermedades. Es ms fuerte ese sentimiento que el mismo miedo. La libertad

    se convierte en el aire que nos falta para vivir. En la crcel morimos asfixiados.

    MNICA.- Es una forma de pagar.

    JORGE.- Pagar qu? De verdad me crees culpable? Jams rob, jams estaf a nadie. Si los jueces no

    me han sentenciado an por qu t ya me condenaste.

    MNICA.- Me es muy difcil creerte.

  • VENTANA ABIERTA

    30

    JORGE.- Si hubiera robado aceptara la falta de libertad pero sabiendo que soy inocente no! Al

    miedo, a la angustia me falta agregar otro sentimiento, el rencor, el odio. No el odio que dice

    tener tu madre que nace por no poder imponer su voluntad; el mo es un odio profundo hacia

    todo y hacia todos los que me acusaron, a la polica, a los jueces y abogados, a las leyes. La

    desesperacin del principio al saberte acusado sin motivos se transforma en rabia y por ltimo

    en odio. Jams he deseado algo tanto como el poder matar a uno por uno a todos ellos. Si no

    deseas la muerte no tienes odio y yo estaba lleno de l. Fue cuando me igual a mis compaeros

    de prisin; ellos mataron o robaron quiz sin proponrselo, yo me convert en un criminal,

    asesin a muchos, goc cuando imagin su muerte, su sufrimiento. Con igual fuerza llegu a

    odiarte a ti, tambin imagin tu muerte con mis manos, te odi por sentir que no queras mi

    libertad, que no haca nada por ella, que me creas culpable. Mi amor se convirti en odio.

    Tuviste razn al pensar que te prostituas si te hubieras acostado conmigo en la prisin. En ese

    momento ya no eras mi esposa; hubieras sido una puta para desahogar mi sexo.

    MNICA.- Deb haberte sido infiel. No lo fui, supongo que por imbcil.

    ADELA.- Fuiste fiel por los principios que te inculqu.

    MNICA.- Jams me importaron. Si no hubiera tenido miedo me hubiera acostado con muchos

    hombres. Pero siempre lo he tenido: miedo a entregarme, a dar, a vivir. Ahora tengo miedo a mi

    marido, a los hombres que vienen a pedirme dinero...

    ADELA.- Nunca deb quedarme en esta casa cuando saliste de la prisin. Pens que si lo haca poda

    servir de ayuda a los dos, que as iban a tener tiempo para integrarse a la ciudad, a la gente. Veo

    que me equivoqu una vez ms en mi vida. Es posible que ahora que me vaya ustedes puedan

    entenderse.

    MNICA.- Dnde vas a ir?

    ADELA.- Es posible que encuentre un cuarto de renta. Eso es lo mejor.

    MNICA.- No puedes vivir sola, ests enferma.

    ADELA.- De males menores. (Chantajeando). Mi mal est en mi alma y se llama desilusin,

    desencanto. Ir a morir sola.

    MNICA.- No lo voy a permitir.

    ADELA.- T te debes a tu marido.

    MNICA.- (A Jorge). Di algo.

    JORGE.- Como qu? No ves que te est chantajeando?

    MNICA.- Te parece que dejarla ir es lo correcto?

  • VENTANA ABIERTA

    31

    JORGE.- Tu madre es lo suficientemente madura para saber lo que quiere y lo que le conviene.

    ADELA.- Tienes razn, ya tengo la edad para ser madura.

    JORGE.- Ahora que si quiere quedarse...esto no va a cambiar si se va o se queda.

    ADELA.- No quiero cargar con todas las culpas. Siempre es lo mismo. El culpable se declara inocente

    y su culpa la pasa a otra persona. Yo soy la metiche, la intrigosa, la envenenadora. Tu marido es

    una blanca paloma a la que castigaron injustamente...y t, pobre hija ma, eres...(Sonre). Iba a

    decir una fea palabra y esas no acostumbro decirlas, no me gustan.

    MNICA.- Qu soy?

    ADELA.- Digamos que un ser dbil. Todos te hemos utilizado: tu hija, tu marido y yo. (Seala las

    tareas) Aqu ests trabaje y trabaje, jams te has revelado.

    MNICA.- Qu debo hacer? No trabajar, pelear con mi marido, insultar a mi hija?

    ADELA.- Si tuvieras un poco de dignidad te iras en este mismo momento conmigo. Tu marido dice

    que esta casa es suya... Djasela! Ya otros se encargarn muy pronto de quitrsela.

    JORGE.- Ella es mi mujer y...

    ADELA.- Cuando un hombre dice mi mujer es porque habla de un ser al que le da todo: amor,

    satisfacciones, respeto. Mnica no es tu mujer, es tu esclava.

    JORGE.- (A Mnica). T quieres irte?

    ADELA.- De seguro que va a decir que no. La conozco.

    MNICA.- Si supiera que es por tu bien.

    JORGE.- Te iras?

    MNICA.- Creo que s. T buscas constantemente la libertad, al irme la tendras.

    JORGE.- Las dos pueden quedarse, yo soy el que se va.

    MNICA.- T? A dnde?

    JORGE.- No lo s.

    MNICA.- No puedes trabajar, no tienes de que vivir.

    JORGE.- Algo habr.

    ADELA.- Djalo, que no te asuste con eso de irse, qu se vaya, eso es lo que debi de hacer hace

    mucho.

    ADELA.- En la crcel se aprenden muchas maas, las pondr en uso. (A Jorge).

    JORGE. - Me est proponiendo que robe, que asalte?

    ADELA.- Para ti no ha de ser tan difcil, es lo que haces a tu mujer.

  • VENTANA ABIERTA

    32

    JORGE.- Creo que tiene razn, mi nica posibilidad de vivir en paz es regresar a la crcel; eso quieren

    todos...empezando por ustedes dos, despus por los judiciales que me exigen dinero cada vez

    que se les antoja, por ltimo por la sociedad que me margina. . Eso quieren los jueces que me

    dieron libertad por caucin y no libertad absoluta. Saldr a la calle a robar, a asesinar.

    Violentamente Jorge sale a su recmara. Adela y Mnica se quedan en silencio. Tensas. Mnica trata,

    sin conseguirlo, de corregir alguna otra tarea. Regresa Jorge.

    JORGE.- Dnde est mi petaca?

    MNICA.- Sintate un momento, por favor.

    JORGE.- Pregunt que dnde est mi petaca.

    MNICA.- Yo te la doy pero primero quiero que me escuches.

    JORGE.- Todava hay algo que no nos hayamos dicho?

    MNICA.- Sintate.

    ADELA.- Me voy a mi cuarto, ustedes van a hablar.

    MNICA.- Yo soy la que va a hablar y quiero que los dos me escuchen.

    ADELA.- No quiero saber nada ms.

    MNICA.- Te lo pido.

    ADELA.- (Suspira). Bueno, mientras me fumo el ltimo cigarro del da. Puedo?

    MNICA.- T sabrs.

    Adela saca su cigarro, lo enciende, fuma. Lo mismo hace Jorge.

    JORGE.- Estamos esperando.

    MNICA.- No s cmo empezar.

    ADELA.- Qu nos quieres decir?

    MNICA.- Mi verdad, decir lo que siento. No quiero llorar y menos an gritar. Eso me ayudara.

    ADELA.- Hazlo.

    MNICA.- No, quiero hablar de m y eso me cuesta trabajo, lo siento egosta, nunca he podido

    hacerlo; pienso ms en ustedes, en mi hija que en mi misma. Jorge habl de la falta de libertad,

    dijo que fue lo peor mientras estuvo preso. Le creo. Fueron siete aos de sufrimiento. Slo siete.

    Yo nunca he sido libre. De nia y de joven obedec a mis padres, a mi familia, a mis maestros;

  • VENTANA ABIERTA

    33

    despus obedec a mi marido, mas tarde a mi hija. Siempre he obedecido a la iglesia, a la

    sociedad. Al quedar sola volv a recurrir a mi madre para obedecerla de nueva cuenta. Obedezco

    a mis jefes. Nunca he sido libre por tener miedo a la libertad, por tener miedo a ser yo misma.

    El miedo es el que me ha esclavizado, no mi marido. (A Jorge). Por miedo a la verdad te cre

    que fueras inocente del robo, por miedo te acept nuevamente en la casa...y a ti mam, por

    miedo he dejado que hagas y deshagas en esta casa. Ese mismo miedo me impidi retener a mi

    hija. El miedo nos hace cobardes, pero algn da ese mismo miedo nos obliga a reaccionar, a

    enfrentarnos con nosotros mismos y con los dems. Hoy es ese da. Quiero decirles que no me

    voy de esta casa, que si alguno de ustedes, o los dos, lo quiere hacer, tiene toda la libertad. De

    hoy en delante se har aqu lo que yo diga, por lo menos hasta que yo la mantenga. Si Jorge

    quiere vivir conmigo tendr que trabajar, no s en qu o de qu, pero tendr que hacerlo. Me

    opongo terminantemente a continuar pagando a los policas que acuden mes tras mes a

    quitarnos lo nuestro. La comisin de Derechos Humanos ya me est ayudando, en poco tiempo

    pondrn presos a los agentes que lo hacen. S que lo harn.

    JORGE.- Ya terminaste?

    MNICA.- No.

    JORGE.- Yo sabr si trabajo o no y en qu. Ahora que me vaya...

    MNICA.- No digas ahora que me vaya, di hoy que me voy...A ti mam te pido que permanezcas en

    esta casa hasta fin de mes, despus podrs hacer lo que quieras, quedarte o irte.

    ADELA.- Se puede saber para qu? Para seguir peleando, insultando?

    MNICA.- Para darme tiempo de arreglar mis cosas. Pienso renunciar a la escuela de ingls. Alguien

    tiene que estar en la casa por si traen papeles...

    ADELA.- Yo no voy a esperar.

    MNICA.- Bastante te he soportado para que tengas que soportarme un poco.

    ADELA.- En qu me has soportado, si se puede saber?

    MNICA.- En tus intolerancias, en tus falsas enfermedades, en tu poder sobre m. Tu ayuda me la has

    hecho pagar cara, muy cara. T me separaste de mi hija y me ests separando de mi marido.

    JORGE.- No es ella, eres t misma la que se separa. Dmelo a m.

    MNICA.- A ti? A ti al que he soportado en tus mentiras, en tus engaos? Crees que no me bast

    con saber que tena como marido y padre de mi hija a un vulgar ladrn?

    JORGE.- Mientes!

  • VENTANA ABIERTA

    34

    MNICA.- Yo s que robaste. Mintele a quien quieras pero no a m. Lo hiciste creyendo que nadie se

    dara cuenta. Yo lo supe y me calle, me call hasta cuando me interrogaron a bases de golpes e

    insultos, me call hasta el da de hoy.

    JORGE.- Ests loca! (Camina para salir).

    MNICA.- Dnde vas?

    JORGE.- Yo sabr dnde.

    MNICA.- Primero vas a terminar de escucharme, despus tendrs que firmar unos papeles...

    JORGE.- Qu papeles?

    MNICA.- Unos para la CDH, otros donde digas que t te vas por tu voluntad, otros....

    JORGE.- No firmo nada, es ms, me largo en este mismo instante.

    MNICA.- Si te vas dir la verdad.

    JORGE.- No tienes pruebas.

    MNICA.- Las tengo y si no las invento.

    JORGE.- Dices todo esto para que yo no pueda ser libre, para eso! Sabes que no puedo trabajar, que

    vivo amenazado.

    MNICA.- Los que te amenazan pronto estarn presos, puedes estar seguro de ello; tambin te darn tu

    libertad total. De lo que no estars libre ser de ti mismo.

    JORGE.- T que puedes saber.

    MNICA.- No voy a decir una sola palabra ms, ya no tiene caso y yo an tengo que revisar las tareas.

    Despus escribir lo que vas a firmar.

    ADELA.- (Levantndose con dificultad) Creo que ser bueno irse a acostar, hoy todo me duele.

    Buenas noches.

    JORGE. Buenas noches.

    MNICA.- Qu descanses.

    Sale Adela. Mnica acomoda las tareas para llevarlas a su recmara. Jorge la ve hacer. Ella camina

    para salir.

    JORGE.- Podrs perdonarme algn da?

    MNICA.- En esta vida nada es imposible, se puede hasta volver a amar.

  • VENTANA ABIERTA

    35

    Ambos se quedan mirando a los ojos un instante. No hay llanto ni sonrisa, slo la mirada. Mnica sale.

    Jorge se queda esttico un momento. Despus va a la ventana, se asoma a ella, suspira

    profundamente.

    F I N

    Se termin de escribir esta obra en el mes de enero de 1996.

    AL TERMINAR LA REPRESENTACIN SE PUEDE HACER UN DEBATE O BIEN ENTREGAR AL

    PBLICO UN FOLLETO QUE HABLE SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS Y SOBRE LA C

    D H D F. (COMISIN DE DERECHOS HUMANOS DEL D.F)

  • VENTANA ABIERTA

    36

    RESUMEN: EL TEMA DE LA OBRA SON LOS DERECHOS HUMANOS. UN PRESIDIARIO

    SALE DE LA CRCEL Y NO LE DAN OPORTUNIDAD DE REHABILITARSE NI LA FAMILIA

    NI LAS AUTORIDADES QUE LO EXTORSIONAN.

    PRESONAJES: DOS HOMBRES Y DOS MUJERES.

    VENTANA ABIERTAVESTUARIO.-LUCES.-