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Universidad del Salvador
Facultad de Ciencias de la Educación y de la Comunicación Social Licenciatura en Periodismo
Tesis monográfica
Nuevos hábitos de consumo televisivo Los nuevos dispositivos y la flexibilidad en el
consumo televisivo
Realizado por: Luis Pelaez
Directora de la Carrera de Periodismo: Ana Laura García Luna
Tutora de la tesis monográfica: Yamila Gómez
Buenos Aires, 12 de julio del 2016
Mail: [email protected]
Teléfono: 1561743082
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Tabla de Contenidos
Abstract 2
Prólogo 4
Capítulo 1 Introducción 5
Capítulo 2 Historia de la Televisión, dispositivos y nuevos canales
2.1 Historia de la televisión argentina 13
2.2 El apagón tecnológico 15
2.3 Historia de los dispositivos 18
2.4 Consumo de contenido televisivo por cable e internet 22
2.5 Tecnologías y nuevos hábitos de consumo 27
2.6 Nuevas plataformas, nuevos hábitos, nuevas disputas 29
Capítulo 3. Marco teórico
3.1 Lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer 36
3.2 La nueva etapa del consumo de contenido televisivo 39
3.3 ¿El fin de la televisión? 44
3.4 El broadcasting y la hipertelevisión 48
3.5 La convergencia y la modernidad 53
3.6 Los nativos digitales y su uso de las nuevas tecnologías 55
Capítulo 4. Análisis de las encuestas
4.1 La muestra 60
4.2 Análisis del uso de dispositivos según edad, sexo, situación laboral y nivel educativo 65
4.3 Modalidades de consumo televisivo según edad, sexo, nivel educativo, situación laboral 70
4.4 Análisis del conocimiento y uso de Plataformas Play 78
4.5 Análisis de horarios y hábitos de consumo de contenidos televisivos 80
4.6 Consumo de contenidos televisivos según dispositivo 86
4.7 Síntesis de resultados 91
Capítulo 5. Conclusiones 93
Bibliografía 99
Anexo 104
2
Abstract
A lo largo de los cinco capítulos de esta tesina se procurará dar cuenta de cómo los
nuevos dispositivos facilitan nuevas formas de consumo, haciendo que las mismas sean
más flexibles. Esa flexibilidad se observa en los marcos y moldes que ofrece la modernidad
en constante cambio, mientras las nuevas tecnologías aportan nuevos dispositivos para
poder visualizar contenidos con una mayor variedad de opciones para hacerlo y en
cualquier momento.
En los últimos años vemos cómo las nuevas tecnologías, de la mano de la
expansión del WI FI y de la valorización de su uso, permite una mayor variedad de
productos que le sacan provecho para generar nuevas necesidades, modificaron ese
esquema casi homogéneo que tenía hasta el momento el ver televisión tanto en su forma
como en su contenido y dispositivos de acceso. Este nuevo esquema es diverso, ya no sólo
se llega a ese contenido, que puede ser una serie, película, un programa deportivo, etc.,
mirando el televisor, por aire o por cable, sino que ahora se accede vía internet, en
cualquier momento, a ese contenido desde un Smart TV, Smartphone, Computadora,
Notebook, Netbook, Tablets y Consola de Videojuegos. Gracias a este desarrollo
tecnológico, el consumo se direcciona ya no sólo por medio de los canales de televisión,
sean abiertos o por medio del cable, sino que las aplicaciones y plataformas “online” se
convierten en una opción más para ver contenido televisivo. En este redireccionamiento se
agudiza la competencia, y también la convergencia, entre canales y páginas web o
aplicaciones
La tesina abordará un análisis sobre la elección de la vía de consumos, por parte de
algunos públicos, de contenido televisivo ya no sólo vía televisión sino expandiéndose a
otros dispositivos para lograr dicho fin. El estudio se centrará en los factores y variables
que modificaron esos hábitos, analizando el impacto, en dichas elecciones, de los cambios
tecnológicos, la adaptación y uso por parte de determinados públicos. Para poder hacer este
trabajo se realizó un relevamiento documental, con material bibliográfico de expertos en el
tema, artículos de opinión, libros y estudios similares anteriores, y uno estadístico por
3
medio de encuestas realizadas en el segundo semestre del 2015 a 200 personas del área
metropolitana.
La bibliografía elegida servirá para construir un marco teórico centrado en el rol del
dispositivo, la teoría de la comunicación, la historia de la televisión, los efectos en los
consumidores, la evolución en los hábitos de consumo, la construcción de hábitos y el
contexto teórico social con el que se intentará justificar los cambios en los hábitos de
consumo de contenidos televisivos sobre la base de una fluidez constante que habilita
transformaciones continuas.
El cambio tecnológico de la época que permite en buena medida el surgimiento y
afianzamiento de esta práctica es la convergencia. Estos cambios tecnológicos modificaron
los “modos de hacer” como así también los “modos de ser”. Las sociedades producen
novedades tecnológicas en momentos específicos, para determinadas funciones, recreando
las características de la propia sociedad que la genera. En este sentido, la convergencia
supone no sólo un reacomodamiento en la industria televisiva, en base a los cambios
tecnológicos que habilitó con su desarrollo, sino también en la manera de producir
contenidos y en las prácticas de consumo de los mismos.
En la actualidad la convergencia tiene una determinada estructura que forma parte
de una sociedad que la tuvo como mentora y a su vez articula y dirige los nuevos hábitos
de consumo. La modernidad y sus constantes cambios pueden en el futuro próximo
presentar otro modelo que también formará parte de la convergencia de ese momento,
reconfigurando el campo industrial y empresarial y generando nuevas articulaciones. Lejos
de una convergencia armónica y consolidada, estamos ante un proceso indefinido aún. No
se puede conjeturar aún cómo se estructurará el próximo entramado industrial, tecnológico,
comercial y cultural que se denomina también convergencia.
Palabras clave: Convergencia, Consumos, Modernidad
4
Prólogo
Para realizar esta tesis tuve que pasar por dos experiencias fallidas con dos
temáticas con las que no pude avanzar más que en la elaboración de un proyecto de
trabajo. Gracias al apoyo de mi familia desde el inicio de la cursada hasta el impulso
necesario para volver a intentarlo pude encontrar un tema sobre el cual trabajar y la
motivación para poder terminarlo.
Viendo la profundización de los cambios en los hábitos de consumo de contenidos
televisivos, siendo parte de una generación que se fue acoplando y reacomodando a los
cambios tecnológicos me pareció interesante poder encarar mi primer ejercicio de análisis
anclado en una experiencia y en una práctica que me iba a interesar conocer y a la cual
aportar análisis y conclusiones.
Agradezco a mi familia por el apoyo desde que empecé a estudiar periodismo
deportivo, a mi novia que fue una pieza importante y con quien pude desarrollar algunos
enfoques en este trabajo, a los profesores de todo el ciclo de licenciatura que aportaron su
granito de arena en mi formación, a la universidad que me dio las herramientas que
necesité para poder presentar esta tesis y a mi tutora que fue fundamental para organizar y
estructurar este proyecto.
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Capítulo 1: Introducción
El lanzamiento de la televisión en la Argentina se realizó el 17 de octubre de 1951,
teniendo esta primera emisión el objetivo de transmitir un discurso de Eva Perón,
respondiendo a una política estatal desarrollada por el gobierno de Juan Domingo Perón.
La transmisión se llevó a cabo gracias a una antena instalada en el Ministerio de Obras
Públicas y tuvo lugar desde LR 3 Radio Belgrano, con la supervisión de Jaime
Yankelevich y con los locutores que venían trabajando en esa emisora. Este
acontecimiento también inauguró oficialmente al Canal 7, desde el cual se iban a empezar
a transmitir contenido en vivo y por la noche.
A partir de la transmisión desde el Ministerio de Obras Públicas nace un fenómeno
comunicacional que se fue transformando y adaptando a distintas formas de producción,
uso y consumo hasta nuestros días. Esta conformación de hábitos se fue nutriendo de
distintos dispositivos para satisfacer ese consumo. Los primeros fueron los televisores que,
desde la recepción por antena de aire, o por cable como sucedió posteriormente,
transmitieron contenidos con una grilla específica e inamovible. Estos televisores se fueron
transformando hasta la actualidad incorporando internet, como así también se fueron
incorporando dispositivos móviles que transmiten por la recepción de señal de internet por
wi fi, y sin tener en cuenta, en la mayoría de los casos, una programación específica sino
contenidos seleccionados por el televidente.
La primera grilla televisiva estuvo compuesta fundamentalmente por noticieros,
musicales y programas de cocina. También se incorporaron series norteamericanas sobre
cowboys como “La patrulla del camino”, “El llanero Solitario” de media hora de duración
y pocos años después se sumaron las primeras telenovelas a la tarde, siendo la primera el
“Teleteatro a la hora del té” con Fernando Heredia y María Bisutti.
Con respecto a los televisores, estos habían sido importados hasta que comenzó la
producción nacional. Estos recibían, por medio de una antena, las señales de
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radiofrecuencia emitida por otra antena emisora. La calidad variaba de acuerdo a la
distancia entre el equipo receptor y la antena transmisora. Para cambiar de canal no se
usaba un control remoto, como se hace ahora, sino que se debía sintonizar la señal con una
perilla en el mismo aparato para elegir lo que se quería ver o usar transistores.
La primera gran novedad del medio fue la transmisión a color por parte de ATC
(Argentina Televisora Color) y el Canal 13. Las primeras imágenes con color llegaron en
la medianoche del 30 de abril de 1980 a los 300.000 televisores cromáticos que había en el
país y vieron la bandera nacional en primer lugar y luego una película y un partido de
fútbol entre Argentina e Irlanda.
La cantidad de canales se incrementó al aprobarse en 1957 el Decreto-Ley 15.460
que estableció el otorgamiento de licencias, dando origen a la televisión privada. Así fue
que surgieron en 1960 los canales 9 y 13, en 1961 canal 11 y en 1966 en, La Plata, el canal
2. En esos años también fueron surgiendo emisoras en distintas ciudades del país. No sólo
hubo un avance en la grilla televisiva, al incorporarse nuevos canales y nueva
programación, sino que también se desarrollaron adelantos técnicos importantes. Con el
correr de los años se fue segmentando más la grilla de contenidos.
Ante los inconvenientes en la recepción de las imágenes en pueblos de tierra
adentro se fueron incorporando nuevas tecnologías para tener un mejor servicio. Así fue
que se incorporaron máquinas Ampex, recibiendo la programación de Capital Federal en
diferido. Quienes estaban ubicados a más de 60 kilómetros de las antenas transmisoras no
recibían bien las señales, por lo que comenzaron los circuitos cerrados de televisión en los
pequeños pueblos, de esta forma daba sus primeros pasos lo que luego se desarrollaría
como la TV por cable.
Con el retorno a la democracia y cambios en las normativas vigentes, en la década
del 90 se liberaron señales y frecuencias, posibilitando el retorno a manos privadas de los
canales que habían sido estatizados en 1974 por el gobierno de Isabel Perón. En esos años
empieza expandirse la televisión por cable. Esta expansión se sostuvo en base a una
inversión en la construcción de redes de cable que habilitaba la posibilidad de tener más
canales por medio de un cable coaxil por el que se transmitían mayores señales de las que
se podía transmitir vía antena y con mejor calidad. En la década del 80 inaugura este
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negocio Cablevisión (1981) y luego le sigue los pasos la empresa Video Cable
Comunicación (1982).
Con respecto a la expansión del servicio de televisión por cable, en nuestro país en
el último año se registraron más de 11 millones de hogares con abono de suscripción,
penetrando en el 85% del territorio nacional, pese a la expansión del servicio de Televisión
digital abierta (TDA). Este servicio digital y abierto se inició en el 2009 con la instalación
de las primeras torres de transmisión, la adopción de la norma japonesa brasileña para
migrar la TV analógica en abierto a la digital y la elaboración y entrega de los conversores.
La televisión digital habilita a un mayor aprovechamiento del espacio radioeléctrico, donde
hoy funciona un canal pueden sintonizarse varias señales (entre cuatro y seis) con mejor
resolución de pantalla.
En los últimos años vemos cómo las nuevas tecnologías, de la mano de la
expansión del WI FI y de la valorización de su uso, permite una mayor variedad de
productos que le sacan provecho para generar nuevas necesidades, modificaron ese
esquema casi homogéneo que tenía hasta el momento el ver televisión tanto en su forma
como en su contenido y dispositivos de acceso. Este nuevo esquema es diverso, ya no sólo
se llega a ese contenido, que puede ser una serie, película, un programa deportivo, etc.,
mirando el televisor, por aire o por cable, sino que ahora se accede vía internet, en
cualquier momento, a ese contenido desde un Smart TV, Smartphone, Computadora,
Notebook, Netbook, Tablets y Consola de Videojuegos.
Con el desarrollo tecnológico anteriormente mencionado, el consumo se direcciona
ya no sólo por medio de los canales de televisión, sean abiertos o por medio del cable, sino
que las aplicaciones y plataformas “online” se convierten en una opción más para ver
contenido televisivo. Según los datos que arroja un informe de la consultora Business
Boureau (BB), publicado por el periodista José Crettaz en la Nación el 18 de octubre del
2013, ya hay disponibles más de 60 plataformas de video a demanda con un total de 10.000
películas y 3000 series. Por otro lado, en más de 400 mil hogares en nuestro país se miran
series y películas mediante plataformas pagas de video online, entre los que se destacan
Netflix con el 60% del mercado. Otras opciones similares son los recientes lanzamientos
de empresas de telecomunicaciones como OnVideo (Telefónica), ClaroVideo (América
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Móvil) y Arnet Play (Telecom). Quien consume algún contenido televisivo ya no elige lo
que ofrece la televisión, sino que elige ver lo que quiere, cuando quiera y donde quiera.
La diversidad de dispositivos, la expansión del servicio de internet, la conexión
inalámbrica y otra serie de saltos tecnológicos sembraron las condiciones suficientes para
que se amolde un nuevo hábito de consumo en el que aplicaciones como Netflix y
“Plataformas Play” empiezan a competir con los canales y su manera de visualizarlos atado
a la grilla y programación establecida por estos. Como se comentó anteriormente, este
consumo televisivo de hecho fue modificándose a lo largo del tiempo, con una ampliación
en la variedad de contenido y, luego, con la posibilidad de visualizarlo en cualquier
momento y desde cualquier lugar, no sólo desde el televisor.
En este redireccionamiento se agudiza la competencia, y también la convergencia,
entre canales y páginas web o aplicaciones. Por ejemplo, en 2009 nace Cuevana,
integrando en una sola página los links de contenidos de series y películas que andaban
desperdigados por la web, incluso varios años antes de su recopilación en esa plataforma.
El éxito que tuvo este portal, más allá del conflicto judicial que aún tiene con estudios
cinematográficos por derechos de autor, se puede explicar fundamentalmente por el
entendimiento de época que tuvo con respecto a los gustos que desarrollaban sus públicos,
consumiendo material audiovisual fundamentalmente vía internet. Así es que se empieza a
desarrollar las plataformas play de algunos canales y otras plataformas como Netflix y de
consumo a demanda.
Actualmente hay una decena de canales que tienen en nuestro país el acceso a su
contenido por medio de sus respectivas plataformas, mediante la previa contratación a
través de su operador de cable, a excepción de Netflix que no necesariamente hay que tener
cable contratado, ya que tiene una suscripción directa. Además de las señales que fueron
ampliando su oferta, también en los últimos 10 años se fueron expandiendo la
incorporación de teléfonos inteligentes, tablets y otros dispositivos móviles con conexión a
internet inalámbrica, habilitando estos nuevos dispositivos nuevos medios y canales para
llegar a los contenidos que antes monopolizaban los televisores.
Esta amplia oferta de dispositivos para ver el contenido televisivo también
flexibiliza la adaptación de poder visualizarlo en distintos tamaños de pantallas. La
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flexibilidad en el consumo también se observa no sólo en el dispositivo que muestra la
imagen sino también en el manejo temporal de su consumo. No sólo elige el consumidor
desde dónde ver su serie o película de turno sino también cuándo y cuánto. Anteriormente
se veían novelas y series en determinados horarios y en determinados días, establecidos por
la grilla de programación, hoy quien quiera ver una serie, puede hacerlo cuando quiera y
los capítulos que quiera, como sucede sobre todo en Netflix en donde se suben las
temporadas enteras y el usuario decide si ve un capítulo entero, una parte y después
continúa reproduciendo ese contenido cuando tenga tiempo o ve toda la temporada en un
sólo día. Como antecedente a esta práctica de ver con una independencia absoluta de la
guía se puede mencionar al destacado lugar que tuvo en el consumo de estos contenidos la
Videocasetera (VHS) para grabar los contenidos y verlos en otro momento. En algunos
casos se solía programar para grabar los capítulos mientras se estaba viendo otra
programación o simplemente se dejaba grabando para verlo en otro momento, sin
necesidad de estar pendiente del horario que encierra la grilla de programación. El acto de
grabar contenido tiene aún hoy un rol importante, siendo un valor agregado en algunos
abonos de televisión por cable que tienen habilitada esta posibilidad en sus
decodificadores.
El tiempo con estos nuevos dispositivos y estas nuevas posibilidades de acceso
termina siendo una variable que no limita el deseo de consumir el contenido que elige,
salvo que no estén los capítulos disponibles. Así, el consumo se redirecciona desde la
visualización de un contenido concentrado en una grilla de canales en un televisor a una
segmentación que llega a dirigir la atención a un contenido en particular en cualquier
dispositivo. En otras palabras, se empiezan a acceder a más contenidos mediante el sistema
bajo demanda para verlas cuando puedan hacerlo, sin depender del horario establecido por
el canal o por el operador de cable. Esto se potencia fundamentalmente por “la
convergencia de medios, el avance de las telecomunicaciones, la informatización y la
digitalización que permiten la transferencia de contenidos de un modo ágil y accesible,
cambiando la práctica de mirar televisión.” como sostienen Lucas Delgado y Soledad
Venesio en su estudio sobre “La TV en la Argentina” (Delgado y Venesio, 2015).
Como argumenta José Félix, gerente general de NET (América Móvil) de Brasil
“Estamos en la era de la personalización, que nos exige estar en la movilidad”. En ese
sentido, otro de los referentes de esta área como Carlos Moltini, gerente general de
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Cablevisión (Grupo Clarín), sostiene que uno de los desafíos de esta industria es “ir hacia
la movilidad con wi-fi masivo y LTE-4G, adaptar el ecosistema con un derecho unificado
y multiplataforma que permita acceder a los contenidos lineales y a demanda, en todas las
pantallas en las que el cliente quiera disfrutarlos” (Crettaz, 2013). Algunos especialistas
sostienen que de ahora en más el desafío más próximo será el desarrollo de nuevas
plataformas que den lugar a la TV en la nube.
A lo largo de este trabajo intentaremos dar respuesta a algunas preguntas que nos
acerca este nuevo escenario. ¿Qué características tienen las nuevas formas de consumo de
contenido televisivo? ¿Qué factores inciden en el consumo de contenido televisivo en
nuevos dispositivos? ¿Cómo modifican estos nuevos dispositivos la forma de ver esos
contenidos? ¿Qué nuevas disputas surgen a partir de las nuevas prácticas que aún no están
reguladas? ¿Qué debates surgen como parte de los nuevos usos en internet? ¿Hay
diferencia en el modo de consumo según la edad, sexo, nivel educativo y situación laboral?
Todas estas preguntas estarán apuntadas a poner a prueba la hipótesis de que los
nuevos dispositivos facilitan nuevas formas de consumo, haciendo que las mismas sean
más flexibles. También se buscará, para conseguir este objetivo, caracterizar las nuevas
formas de consumo de contenido televisivo, analizar las motivaciones de los públicos para
definir el consumo de un producto televisivo por la televisión, computadora, celular, tablet,
etc., verificar la elección del modo de consumo según la edad, sexo, situación laboral,
analizar los impactos de la modernidad en la flexibilidad del consumo y pronosticar, en
base a las opiniones de los expertos, los nuevos desafíos y modificaciones en los hábitos de
consumo.
La tesina abordará un análisis sobre la elección de la vía de consumos, por parte de
algunos públicos, de contenido televisivo ya no sólo vía televisión sino expandiéndose a
otros dispositivos para lograr dicho fin. El estudio se centrará en los factores y variables
que modificaron esos hábitos, analizando el impacto, en dichas elecciones, de los cambios
tecnológicos, la adaptación y uso por parte de determinados públicos. Para poder hacer este
trabajo se realizó un relevamiento documental, con material bibliográfico de expertos en el
tema, artículos de opinión, libros y estudios similares anteriores, y uno estadístico por
medio de encuestas realizadas en el segundo semestre del 2015 a 200 personas del área
metropolitana.
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Entre los artículos y libros consultados se encuentran los de Zygmunt Bauman,
Manuel Castells, Mario Carlon, Néstor Contissa, Umberto Eco, Marshal McLuhan, Marc
Prensky, Carlos Scolari y Raymond Williams junto a publicaciones de la revista Fibra e
informes publicados en páginas especializadas de comunicación y negocios de
telecomunicaciones. Este marco bibliográfico tiene la intención de darle un marco teórico
centrado en el rol del dispositivo, la teoría de la comunicación, la historia de la televisión,
los efectos en los consumidores, la evolución en los hábitos de consumo, la construcción
de hábitos y el contexto teórico social con el que se intentará justificar los cambios en los
hábitos de consumo de contenidos televisivos sobre la base de una fluidez constante que
habilita transformaciones continuas.
Al análisis teórico sobre los cambios en los hábitos de consumo de contenido
televisivo luego le sigue la exposición de los resultados y análisis de las encuestas
realizadas (Ver modelo de encuesta en el anexo de esta tesina). En este relevamiento
estadístico se tomaron en cuenta a hombres y mujeres mayores de 18 años que luego
fueron agrupados en tres franjas etarias (menores de 25 años, entre 26 y 40 años y mayores
de 41). Otra variable que se agrupó fue la de nivel educativo, en este sentido se segmentó
entre los que tenían bajos y medianos estudios (escuela primaria, secundaria, terciario o
universitario incompleto) y alto (universitario completo, posgrados, maestrías y doctorados
incompletos o completos). Además de estas dos diferenciaciones se realizaron dos
separaciones más: por sexo y por situación laboral (Trabajo horario completo, media
jornada y desocupado).
A los encuestados además de preguntarles por su género, edad, situación laboral y
nivel educativo se le realizaron 11 preguntas en donde se relevó información sobre sus
consumos televisivos, accesos a esos contenidos, el tipo de programación que suele ver y la
modalidad y hábitos para hacerlo. En ese sentido primero se indagó sobre la cantidad de
dispositivos y aparatos electrónicos que poseen (desde el televisor hasta la consola,
pasando por todos los dispositivos móviles), por cuál prefieren acceder a los contenidos
televisivos y cuál suelen utilizar más. También se diferenció el consumo de estos
contenidos por su vía de emisión (Tv por Aire, por cable, satelital o por internet con o sin
suscripción) y por el conocimiento o no de las plataformas play que muchos canales
empezaron a utilizar para trasladar sus contenidos a internet como alternativa al consumo
por televisión de sus mismos productos. Además de preguntar el horario de consumo de
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estos contenidos con distintas franjas horarios para su elección, la emisión de opiniones en
internet y la modalidad de consumo de las series (por día, semana o de a varios por vez), se
cruzó la vía de consumo de acuerdo al dispositivo (Tv, Smart Tv, computadora, celular,
tablet, consola) con los tipos de contenidos televisivos (películas, series, deporte, otros) y
la frecuencia de consumo (siempre, a veces, nunca)
Este trabajo tendrá cinco capítulos. El primero, ya desarrollado, consiste en la
introducción y planteo del problema, objetivo e hipótesis. En el segundo se realizará un
resumen de la historia de los consumos televisivos en nuestro país y en otras partes del
mundo, mientras que en el tercero se expondrán los conceptos teóricos desde los cuales se
analizará este nuevo fenómeno. Luego, en el cuarto capítulo, se analizarán las encuestas,
que servirán como relevamiento empírico cuantitativo. Finalmente se detallarán las
conclusiones que buscarán convalidar o no la hipótesis planteada.
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Capítulo 2: Historia de la Televisión,
los dispositivos y los nuevos canales
2.1. Historia de la televisión en Argentina
Antes de analizar los hábitos de consumo televisivo y sus cambios recientes es
importante describir y analizar cómo el paso del tiempo fue modificando al objeto receptor
de señales, la forma en la que antes se transmitían estos contenidos, los horarios que se
privilegiaban de transmisión, los tipos de contenidos, el tiempo dedicado a esta práctica y
el medio y canal por el cual se transmite lo que el usuario selecciona, entre otros aspectos.
También es importante abrir los ejes de debates que se están dando en la actualidad sobre
conflictos entre cable operadoras y empresas de “Transmisión libre” o como se lo conoce
con su nombre en inglés y sus siglas “Over The Top” (OTT). Estas discusiones giran en
torno a la ganancia que están teniendo estas empresas con un servicio que se utiliza sobre
infraestructura e inversión que hacen otras (las cuales están buscando la forma de sacar
algún ingreso por el uso de su tecnología, dado que en algunos países termina acaparando
casi la mitad de su consumo). En ese sentido hay modificaciones en algunos países sobre la
venta de servicios como así también nuevas experiencias destinadas a un público que
privilegia el internet por sobre el cable.
Como se comentó en la introducción, todo arrancó el 17 de octubre de 1951 con la
transmisión del discurso de Eva Perón desde el mítico edificio del Ministerio de Obras
públicas. Lo que en principio arrancó con una sola señal y programación restringida en su
horario, se fue expandiendo fundamentalmente con la televisión privada que comenzó a
incrementar la cantidad de canales. Esto se produjo gracias al Decreto - Ley 15.460
aprobado en 1957 que habilitó el otorgamiento de licencias. Esta nueva programación
enriqueció la grilla televisiva que empezó a someterse a mediciones de audiencia (rating),
las cuales indicaban una preferencia de los públicos por los programas de comedia y series
norteamericanas como “Los 3 chiflados” y Western.
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En el interior algunos canales incorporaron máquinas Ampex, recibiendo la
programación de Capital Federal en diferido y a veces filmada de la pantalla. Quienes
estaban ubicados a más de 60 kilómetros de las antenas transmisoras no recibían bien las
señales, por lo que comenzaron los circuitos cerrados de televisión en los pequeños
pueblos, de esta forma daba sus primeros pasos lo que luego se desarrollaría como la TV
por cable. En 1981 Cablevisión S.A. comienza a comercializar este tipo de servicio en La
Lucila, Vicente López. Luego empezaría a irradiarse por la zona norte de la Provincia de
Buenos Aires y algunos barrios del norte de Capital Federal. Por la misma zona geográfica,
pero un año después, se suma Video Cable Comunicación S.A. (VCC) a competir por el
mismo servicio.
Otro de los cambios en su historia fue la transmisión a color, que se iba a concretar
en 1980, con la transformación que sufrió canal 7 con nueva infraestructura y nombre,
pasándose a llamar ATC. Hay que recordar que ya para el mundial de 1978 se tuvo la
tecnología para transmitir en color ya que de esa forma se pasaron los partidos para el
exterior, mientras que en nuestro país se visualizó en blanco y negro, salvo la final que si
se pudo ver en color por medio del sistema alemán PAL en norma N. Esta tecnología
estuvo a cargo del proyecto Argentina 78 Televisora que tenía como objetivo garantizar la
cobertura de los partidos. Entre las novedades de esos años se debe mencionar la inclusión
de las novelas mexicanas y venezolanas, por su bajo costo.
Con el retorno a la democracia y cambios en las normativas vigentes, en la década
del 90 se liberaron señales y frecuencias, posibilitando el retorno a manos privadas de los
canales. En esos años empieza expandirse la televisión por cable. Esta expansión se
sostuvo en base a una inversión en la construcción de redes de cable que habilitaba la
posibilidad de tener más canales por medio de un cable coaxil por el que se transmitían
mayores señales de las que se podía transmitir vía antena y con mejor calidad. Además de
tener más canales, este servicio de cable no transmitía publicidades, factor que en algunos
casos determinaba la instalación de este producto. Entre las empresas a cargo de este
servicio se encuentran Cablevisión, Multicanal, Video Cable Comunicación, Supercanal,
Telecentro y Telered entre otras. Algunas de estas se fusionaron, absorbieron a otras
menores o dejaron de brindar su servicio.
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2.2. El Apagón tecnológico
Con respecto al desarrollo de la tecnología que permitió la transmisión y recepción
de las señales que posibilitan la visualización del contenido por televisión, Gustavo
Fontanals escribió un artículo llamado “Espectro, dividendo digital y políticas públicas”,
publicado en la revista Fibra Número 4 en marzo del 2015. En este texto describe además
el recorrido que fue transitando la televisión y cómo se prepara para el apagón analógico,
el momento en el que cesarán de transmitirse emisiones analógicas y para lo cual se
necesitará un decodificador para captar las señales digitales, con una mejora importante en
la calidad de la imagen y el sonido de los canales y mejorando la utilización del espectro
radioeléctrico.
En el inicio de la utilización de esta tecnología de transmisión requirió el uso de
frecuencias que fueron ocupando un espacio que hoy gracias a los avances tecnológicos
puede ser mejor utilizado. La digitalización de los contenidos y de las transmisiones es un
proceso sobre el que se intenta avanzar para cumplir con el apagón analógico. que en
nuestro país está programado para el 2019 y al que otros países ya llegaron o están
cumpliendo con las etapas programadas. Ejemplo de estas planificaciones se pueden
encontrar en Brasil y en México, mientras el primero se encuentra avanzando en distintos
estados con la política de digitalización de sus contenidos y con la infraestructura necesaria
para poder visualizar por medio de decodificadores, México se convirtió desde principios
del 2016 en el primer país latinoamericano en haber completado las metas necesarias para
tener un servicio de cable totalmente digital. En Sudamérica se espera que antes de fin de
año la ciudad de Brasilia en Brasil sea la primera gran ciudad en completar la transición,
para luego incluir a las ciudades de Rio de Janeiro, San Pablo durante el 2018 y terminar
en todos los estados para el 2023.
Todo comenzó en la década del 40 y del 50 cuando se expandió a nivel mundial la
televisión de aire tradicional, ésta se transmitía por bandas VHF (Very High Frequency).
Los canales que ocupaban estas bandas abarcaban los que iban desde el 2 hasta el 13 y
usaban la frecuencia de 54 a 216 MHz, esta banda no se usaba completamente, también las
ocupaban señales de radio como las FM, la marítima aérea, las de emergencias, las de
radioaficionados, etcétera. Si se calcula la cantidad de canales que pueden formar parte con
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este ancho de banda se debe mencionar que sólo hay lugar para 7 en VHF ya que cada uno
tiene un ancho que ocupan entre 6 y 8 MHz, con una banda de guarda de al menos 4 MHz.
Al agotar ese espectro con la expansión de la televisión se empezó a usar la banda
UHF (Ultra High Frequency) entre los canales 14 a 83 (a lo largo de las frecuencias de 470
MHz a 890 MHz). Para poder alcanzar esa banda se necesita más potencia para alcanzar
esa cobertura, exigiendo una mayor cantidad de MGZ (30) que sirvan como guardas de
protección entre canales, siendo muy poco eficiente la utilización de este espectro. Para
poder captar esos canales se necesita además una antena diferente. El autor sostiene que
por esto último tuvo un menor desarrollo en América Latina, en donde los principales
canales de televisión quedaron ubicados en la banda VHF. Los canales locales y los de
sistema de televisión por cable operadoras pagas por aire fueron los que más lo
desarrollaron.
Con el surgimiento de los sistemas de telecomunicaciones móviles a comienzos de
la década del 80 se empezó a modificar la situación en la distribución del Espectro. En
1982 la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) reservó la banda de 806 MHz a
890 MHz en América para los servicios de radio trunking y la primera generación de
telefonía celular. Con los cambios tecnológicos se hizo visible la necesidad de más espacio
en el espectro radioeléctrico, por lo que empezó el desarrollo de la digitalización de las
señales televisivas, como modo de superar el uso poco eficiente del espectro que hacen las
transmisiones analógicas. La televisión digital terrestre (TDT) permite que los canales sean
emitidos con una mejor definición de imagen y sonidos, con la posibilidad de una futura
interacción por un uso de doble vía. En el siguiente cuadro1 se puede observar el cambio
que sufre el espacio radioeléctrico luego de la inclusión del espacio para la telefonía
celular.
1 Cuadro publicado en el artículo de Gustavo Fontanals “Espectro, dividendo digital y políticas públicas”, en
el número 4 de la Revista Fibra (2015), recuperado de http://papel.revistafibra.info/numeros-
editados/espectro-dividendo-digital-y-politicas-publicas
17
Siguiendo con el análisis técnico del desarrollo de la televisión y de cara al apagón
analógico hay que mencionar que con las transmisiones digitales de televisión terrestre se
puede utilizar de forma más eficiente el espectro, permitiendo una ganancia de canales
(dividendo digital). Este aprovechamiento depende del estándar tecnológico de transmisión
(ISDB-T, ATSC, DVB-T o DTMB), de la codificación digital (MPEG-2, MPEG-4) y del
tipo de señal de transmisión (alta definición o estándar, interactiva, televisión móvil,
etcétera). Si se compara con los canales analógicos se puede decir que por el espacio que
ocupa uno de estos se pueden transmitir entre 2 y 6 canales digitales.
Fuente: UIT 2010 2
En nuestro país, como en la mayoría de los países sudamericanos y México, se
eligió el estándar de transmisión digital ISDB-T versión brasilera, frente a la
estadounidense ATSC, la europea DVB-T, el chino DTMB y el japonés ISDB-T,
Para finalizar este apartado del desarrollo de la digitalización de los contenidos y
del TDT, es necesario que para que funcione este servicio debe tener una cobertura que
abarque todo el territorio e impulsado por las propias compañías de televisión y sus canales
o por el propio estado, como se hizo en nuestro país. En la Argentina se fue desarrollando
la Televisión Digital Abierta (TDA) desde el 2009 con infraestructura, renovación de
antenas, entrega de aparatos y decodificadores que permitan captar las señales digitales que
2 Cuadro publicado en el artículo de Gustavo Fontanals “Espectro, dividendo digital y políticas públicas”, en
el número 4 de la Revista Fibra (2015), recuperado de http://papel.revistafibra.info/numeros-
editados/espectro-dividendo-digital-y-politicas-publicas/
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también se encuentran en período experimental, sin concursos ni licencias, dentro de la su
grilla de programación. En 2011 con la intención de asignar nuevos canales que puedan
cubrir ese espectro que habilita la digitalización se lanzó un concurso para asignar 220
canales de TV digital y el mantenimiento del 33% del espectro para prestadores sin fines
de lucro, entre los que se encuentran medios comunitarios, cooperativos y educativos, pero
fue cancelado al año siguiente. Actualmente tiene entre 20 y 30 canales por región y una
cobertura superior al 82% de la población, pese a su extensión este sistema sólo tiene una
penetración del 5%. Este porcentaje es extremadamente menor que el que tiene la llegada
de la TV paga a los hogares en nuestro país superando el 80%.
2.3. Historia de los dispositivos
Guillermo Pérez en su artículo “Convergencia en la ley argentina digital” comenta
cómo gracias a este avance tecnológico en los equipos se permite que los usuarios puedan
acceder a distintos servicios desde un mismo aparato o terminal, incluso si son enviados
desde distintas plataformas. También se puede observar, desde el lado de las empresas de
telecomunicaciones, cómo desarrollan una convergencia en su servicio desde la
“paquetización” que permite trazar una estrategia de fidelización comercial como el
servicio Triple Play. El avance en su infraestructura les permite la prestación de servicios
de internet y telefonía además de la distribución de señales televisivas por la misma red en
las que sólo antes podían prestar un servicio de cable. También sucede lo mismo con las
estructuras que antes sólo estaban dedicadas a la red de telefonía y ahora incorpora
servicios audiovisuales.
Con respecto a lo anterior, con un lenguaje más técnico, hay que decir que la
digitalización del par de cobre significó un importante avance en el proceso de
convergencia en tanto permitió la separación de los espacios de frecuencia utilizado para el
servicio de telefonía e Internet, incrementando la velocidad de transmisión de Internet a la
vez que posibilita su uso simultáneo con el servicio de voz. Si a esto se le suma la
tecnología de comprensión audiovisual MPEG-2, se espera que este par de cobre pueda
19
brindar de forma simultánea el servicio de telefonía, internet de banda ancha y un canal
audiovisual.
Como se mencionaba anteriormente, la televisión por cable en Latinoamérica y en
especial en Argentina tiene una fuerte penetración. Pese a los avances tecnológicos y a la
posibilidad de acceder a contenidos televisivos de forma gratuita por la política de la
expansión de la Televisión Digital Abierta, no se ha podido reemplazar su alcance
comparado con el de las cableoperadoras. Para comprender la importancia de este tipo de
transmisión hay que recorrer su historia y los saltos tecnológicos que se fueron dando.
El cable como se mencionó anteriormente tuvo su origen y su primera expansión
entre 1985 y 1990. El desarrollo de su red se abocó a acercarle a las pequeñas localidades
la posibilidad de ver contenidos televisivos que no llegaban con buena calidad por la
transmisión que recibían por antena. En estos pueblos se podía acceder a estos contenidos
por cable, satélite o programaciones que llegaban de buenos aires grabadas. Por esos años
también se fueron armando los primeros canales locales transmitidos por satélite.
El próximo salto tecnológico de internet llegó a comienzos del nuevo siglo, en los
años 2000, 2001 con la inversión en redes que fueron expandiéndose por medio de cable
coaxil primero, incorporando cable modem después y finalmente, por el 2006/2007
realizando una reconversión a redes híbridas entre Fibra óptica y coaxil.
El último salto tecnológico está relacionado con la televisión digital y el HD. Esta
tecnología empezó a ocupar un mayor ancho de banda, con un ida y vuelta (televisión con
vía retorno) para dar internet. Las cableoperadoras tuvieron que darles a sus redes un
mayor alcance posible a la fibra para que la conexión con coaxil solo se realice en el
domicilio para de esa forma garantizar un buen servicio de internet con la velocidad
necesaria para atender las demandas de los nuevos consumos y con la calidad que quiere el
usuario. Este tipo de redes además permiten brindar servicios de telefonía, completando
una de las combinaciones más usadas por las empresas de telecomunicaciones como es el
“Triple Play”. Cómo llega al usuario esta tecnología es un tema que se intentó regular con
la ley de “Argentina Digital” en donde se intentaba crear una arquitectura abierta de redes
y la desagregación de la red local. Cualquier prestador debería poder subirse a cualquier
red, teniendo en cuenta el primer punto, mientras que lo segundo estaba relacionado con la
20
facilidad que iba a tener el usuario al recibir cualquier servicio por el mismo cable,
evitando de esa forma tener que realizar un cableado nuevo cuando cambie de prestador.
En la historia de los consumos televisivos estos saltos toman un rol fundamental
para explicar cómo en la elección de un contenido, por la vía que fuera en el momento que
uno quisiera visualizarlo, se ponen en juego una serie de variables, que existen gracias a
los pasos que se fueron dando, que son las bases de los nuevos hábitos. Gracias al
desarrollo de estas redes y a la digitalización de los contenidos se puede utilizar un mismo
cableado para la transmisión y recepción del servicio de cable, internet y teléfono, aunque
esto último no sea parte de nuestro objeto de estudio. La posibilidad de enviar y recibir
información por el mismo canal habilita a las cableoperadoras a brindar internet con una
buena velocidad (aunque de esto también depende tener un modem con la tecnología
adecuada, para lo cual actualmente se están cambiando aparatos 2.0 a 3.0) calidad en HD,
y futuras resoluciones que mejoren la que tenemos actualmente, y la posibilidad de
interactuar para tener consumos a demanda (on demand).
Las cableoperadoras iniciaron su negocio sobre la inversión de la expansión de la
tecnología necesaria para poder llegar a la mayor cantidad de hogares posibles con
contenidos televisivos para su consumo. Luego abordaron también el desarrollo de la
infraestructura necesaria para expandir y contener el negocio de internet que se le sumó a
un paquete más que necesario como lo fue y lo sigue siendo tener cable e internet, con la
salvedad de que ese producto que le aportaba un valor agregado a las empresas de cable, en
su negocio de la comercialización de la televisión por cable, está empezando a ser el
producto principal de un combo que no siempre se completa. Algunos empresarios de la
Cámara Argentina de Cableoperadores PyME (CACP) sostienen que Internet nació como
un servicio marginal, pero con los años el negocio marginal va a ser la televisión por cable
y el principal negocio será internet. Aun así, este último servicio sigue teniendo
dificultades para ser la principal vía de consumo de contenidos “en vivo”. La elección para
ver en directo algún acontecimiento sigue teniendo como vía preferencial el que llega por
medio del cable y es proyectado por un televisor. Aquí es donde se ancla el objeto de
estudio de esta tesina: el análisis de los nuevos hábitos de consumo televisivo.
La inversión y expansión que llevan adelante las cableoperadoras entran en
conflicto con los canales que forman parte de los nuevos hábitos de consumo que se
21
estudian a lo largo de la tesis. Esta disputa por la ganancia sobre el aprovechamiento de las
plataformas, y otras aplicaciones, de una red a cargo de una empresa de cable, en la que no
tienen ninguna participación en la inversión los primeros, pone en discusión el
sostenimiento de la “neutralidad de la red” por parte de las empresas dueñas de la
infraestructura anteriormente mencionada. En este sentido, como señalan los miembros de
la CACP empresas como Netflix usan las redes y se llevan lo recaudado por suscripciones
y compras sin aportar en el funcionamiento de una infraestructura que necesita funcionar la
calidad necesaria para soportar estos consumos. Este tema se abordará de forma más
minuciosa al finalizar el capítulo.
Hay que tener en cuenta que no sólo la televisión por cable llegó a los hogares con
las extensiones de sus redes, sino que también la televisión satelital tuvo un rol importante.
Según números oficiales actualmente la televisión paga en Latinoamérica ha superado los
66 millones de suscriptores, de los cuales 32.8 millones corresponden a empresas de TV
satelital al hogar (aproximadamente el 49,7% del mercado), con crecimiento entre 12% y
13% en el último año, aproximadamente (Diego Rodríguez 2015)
A los pueblos a donde no llega la infraestructura de redes con cable coaxil o fibra
óptica es común que sea vea un paisaje con predominancia de antenas que reciban señales
de transmisiones satelitales de estas empresas de cable por satélite. Esta tecnología permite
cubrir zonas, países, regiones o continentes completos con una sola y simple transmisión
satelital. Estas empresas, por el despliegue de sus redes vía satélite, se ahorran la
acometida de cada hogar cambiándola por la instalación de una pequeña antena y un
receptor satelital. Si bien este tipo de transmisión tiene muchas ventajas que les permiten
capitalizar montos importantes, tiene la contrapartida de ser un servicio con un ancho de
banda satelital limitado comparado con el que tiene el cable coaxial o de fibra óptica,
además sólo empresas grandes pueden tener acceso a un satélite, aunque lo más importante
es que este servicio no puede incorporar la bidireccionalidad de banda que tienen las redes
de las cableoperadoras. El triple play antes mencionado no es posible en esta plataforma.
Aun así, algunos operadores satelitales están empezando a incursionar en set top boxes
híbrido que poseen además de su sintonizador tradicional, una placa de red que le permite
sumar servicios desde internet.
22
2.4. Consumo de contenido televisivo por cable e internet
Como se comentó anteriormente las nuevas tecnologías, los saltos tecnológicos y el
surgimiento de nuevos canales y plataformas están modificando los hábitos de consumo de
contenido televisivo, en ese sentido no sólo hay una modificación en la vía por la cual el
televidente elige ver un programa sino también en la estructura tecnológica y de demanda
que permite que lo pueda hacer. De acuerdo a un estudio realizado por el Grupo Clarín, al
cual pertenece una de las compañías más grandes de servicio de internet en la Argentina
como lo es Fibertel, el ancho de banda se utiliza para ver principalmente video,
provocando un crecimiento del consumo del ancho de banda en un 82% desde el 2012.
Según el estudio citado el 60% del ancho de banda en Argentina se usa para el
consumo de videos online, de los cuales un grueso se relaciona con uso de servicios de
streaming vía Netflix (28%), otro tanto YouTube (26%) y una porción menos significativa
se lo llevan otras plataformas más pequeñas online (6%). Como se observa, el consumo de
datos por video aumenta como parte de los nuevos hábitos de consumo. Esta demanda
puede provocar una saturación a la que tienen que estar preparadas las redes para poder
soportarla sin afectar la calidad del servicio.
En este sentido la velocidad del paquete de internet contratado permite que
funcionen las múltiples pantallas conectadas. Anteriormente la velocidad promedio que
tenían en buena parte de los hogares para ver los mails y entretenerse por las páginas de
internet era de 3 megas, suficiente para aquellas demandas. Actualmente para poder ver
contenido por streaming en distintas pantallas y de forma simultánea se necesita al menos
el doble. En nuestro país la velocidad promedio ya alcanza los 12 Mbps, con una
proyección de llegar a 1 Gbps en cinco años, según especialistas. Nuevamente entra en
discusión quién absorbe los gastos por la inversión necesaria para mantener la calidad y
mejorar el servicio para llegar a esos estándares que se necesitan para cumplir con las
demandas que cada vez exigen más los usuarios y las plataformas de video online. Según
el gerente comercial de esta compañía, Gonzalo Hita, “Este tráfico exponencial es
imposible de monetizar: si hay que hacer inversiones para que el servicio sea mejor, y no
hay apoyo de plataformas como Netflix o YouTube, hay un límite a lo que puede absorber
la compañía. O lo paga Netflix o lo paga el cliente “.
23
En el informe de relevamientos de BB-NEW MEDIA BOOK 2016 se puede
observar la evolución del contenido televisivo por cable y por internet en Latinoamérica.
En este estudio, pese a los augurios negativos contra el crecimiento de la televisión por
cable, se muestra que la Televisión Paga creció casi un 3% interanual en comparación con
el 2014. En Latinoamérica existen 86,45 millones de Hogares con TV Paga, representando
de esta forma una penetración del 52% a nivel regional. Del total de abonados el 74% tiene
un servicio digital y un 26% analógico, mientras que un 45% recibe la transmisión por
satélite y un 55% por cable. Según esta organización se puede proyectar un crecimiento en
el alcance de la Tv paga que para el 2019 puede llegar a 101,28 millones de abonados.
La Argentina, de acuerdo a este estudio, es uno de los países, en la región, con
mayor penetración de cable en los hogares junto a Venezuela, con un 81%. También se
encuentra entre los que más paga por tener este servicio, ubicándose segundo con un
promedio cercano a los 40 dólares, mientras la media de la región es 27. En cuanto al
desarrollo de las inversiones de digitalización nuestro país está entre los últimos lugares
junto a Colombia, Mientras que Puerto Rico tiene un pleno uso de la tecnología digital y
Brasil y Chile están por encima del 90 %, nuestro país sólo subió un 1% interanual con el
2014 pasando del 47% al 48% en posesión de este servicio, por lo que se puede observar
que más del 50% aún tiene un servicio analógico y al que se tendrá que abordar con mayor
rapidez si se quiere llegar al apagón analógico previsto para el 2019.
BB-Multiscreens, Platforms & Contents relevó en 2015 la existencia de 157
plataformas online con 176.000 títulos entre series y películas para ver vía streaming. Hoy
se puede acceder incluso a 49 señales únicas en vivo online. De acuerdo a los datos
obtenidos del relevamiento de este organismo se puede observar cómo se fueron agregando
cada vez más portales, plataformas y canales independientes que se sirven de esta nueva
vía para ofrecer contenidos por fuera del servicio de televisión por cable.
En cuanto a los precios de este servicio tienen un promedio que supera levemente
los 6 dólares, mientras que la contratación de capítulos de series o películas estreno de
forma individual varían por su calidad de imagen, siendo 3 dólares el valor de los
contenidos en HD y 2 dólares las de una calidad inferior. En este sentido, teniendo en
cuenta lo que se abona por un servicio de TV paga y estos precios se suele conjeturar que
los nuevos hábitos de consumos de contenidos televisivos van a suplantar a la TV paga por
24
estos nuevos servicios más baratos y que se acomodan más a los tiempos de sus
televidentes. De acuerdo a una encuesta realizada por esta organización sobre el consumo
de tv paga y las multi-plataformas se observó que los canales más elegidos para contratar
por fuera del paquete de canales de la televisión por cable son HBO, FOX+ y History.
En el último apartado del informe presentado por la BB-Business Bureau, se
muestran los resultados de las preguntas que se le hicieron a 150 especialistas, líderes de
opinión y expertos en esta temática sobre el futuro de los servicios de televisión por cable y
los avances de las nuevas plataformas que fueron modificando los hábitos de consumo.
Ante la pregunta sobre la posibilidad de que la Televisión Digital Abierta pueda ser un
riesgo para el negocio de la Tv paga un 71% considera que no lo será, mientras un 23%
cree que sí. Con respecto a los contenidos un 51% considera que es necesario y obligatorio
centrarse en la adquisición de los derechos para tener productos a demanda y para pasarlo
por streaming. En cuanto a la inversión proyectada, un 60% coincide en que se debe
invertir en plataformas digitales contra un 26% que cree que se debe centrar en la Tv paga.
Ante la consulta sobre si los Canales de TV Abierta y TV Paga deben tener sus
plataformas de Subscripción VOD un 78% contesta afirmativamente, contra sólo el 16%
de los que están decididamente en contra. Como parte de ese objetivo ya muchos se
volcaron a la inversión y al desarrollo de plataformas de Tv Everywhere, pero un 73%
considera que aún no alcanzaron sus metas al respecto. Como parte de la reestructuración
que las empresas de servicio de televisión por cable tuvieron que emprender se puede
observar cómo fueron creando o potenciando herramientas para contrarrestar el avance de
clientes seducidos por los nuevos hábitos de consumo que cada vez contratan menos
servicios de cable o se abocan sólo al consumo por internet de estos contenidos. La
inversión en el desarrollo de aplicaciones y plataformas que busquen captar el consumo a
demanda y de TV Everywhere es lo más buscado con un 27% mientras que las
producciones Originales y Contenidos Exclusivos en TV Paga ocupa el segundo lugar con
un 26%. Entre las otras opciones figuran la elaboración de paquetes “a la carta” con un
17%, la búsqueda de acortar los tiempos de distribución de una película del cine a la
televisión con un 10% y la aplicación de un Marco Regulatorio para las OTTs con un 8%,
entre otras alternativas. Estas son las estrategias con las que los operadores, señales y otros
distribuidores de contenido, buscan captar y retener a sus clientes. Estas nuevas opciones
no terminan de ser una solución mágica para frenar el desvío a otras formas de consumir
25
contenidos televisivos por parte de sus clientes, pero es un recurso más que necesario si se
quiere abordar a ese nuevo universo.
Con respecto al servicio de internet, Viecens-Callorda (2016) realizaron un estudio
comparativo sobre la brecha digital en América Latina. En este trabajo analizan la
situación de 19 países de América Latina en cuanto a precios, velocidades y asequibilidad
de la banda ancha a partir de datos que se obtuvieron gracias a un relevamiento de los
planes ofertados hecho por la red de profesionales e instituciones Diálogo Regional sobre
Sociedad de la Información (Dirsi).
A partir de la declaración de la ONU considerando el servicio de internet como un
derecho humano se potenciaron las inversiones en el sector público y privado. La mayoría
de los países vienen realizando proyectos con el objetivo de expandir el acceso a internet
por banda ancha en todo el territorio para llegar a todos sus habitantes. Estos programas de
conectividad además están vinculados con políticas de acceso a dispositivos y reformas
legislativas para modificar o crear regulaciones necesarias para asegurar la competencia y
desarrollo en igualdad de condiciones de las prestadoras del servicio. En este sentido, algo
fundamental para acceder al servicio, además de su presencia, es el precio que deben
abonar los usuarios para poder navegar por donde elijan hacerlo. Si bien los proyectos de
inversiones que lleva adelante el estado buscan reducir los costos por mega que abonan las
empresas, los marcos regulatorios además intentan regular el precio en favor de una
competencia que asegure precios accesibles a los clientes. El relevamiento que muestra
este estudio se realizó a mediados del 2015 en base a la información obtenida de 1215
planes ofrecidos por 50 proveedores de banda ancha fija y 1700 planes de 46 operadores de
banda ancha móvil. El análisis de los resultados, como se puede ver en el siguiente cuadro,
muestra que a nivel regional la Argentina se encuentra entre los países con un precio del
servicio cercano a la media, pero, como se puede ver en el cuadro que le sigue, se
encuentra algunos megas por debajo de la velocidad promedio de descarga en la región. En
este último cuadro se observa la gran diferencia que tienen países como Brasil, Chile y
Uruguay, superando los 30 megas e incluso este último país superando los 50 como
velocidad promedio. No obstante, a la hora de observar la velocidad máxima que tiene
cada país se puede ver que la Argentina se ubica levemente por delante del promedio de la
región mientras que Brasil supera ampliamente al resto con 300 megas, duplicando a
Colombia que es su inmediato perseguidor.
26
Teniendo en cuenta la importancia de los requisitos que debe tener la red para poder
satisfacer la demanda de los usuarios, es importante analizar cómo la Argentina viene
desarrollando su red de internet en el marco de una realidad regional. Como ya se comentó
anteriormente, las plataformas, aplicaciones y otras vías de transmisión por streaming
dependen de una buena velocidad y un servicio que no se corte para poder ver los
contenidos con la máxima calidad posible, equiparando la experiencia que hasta ahora
monopolizaba la televisión. De acuerdo a este estudio, la Argentina es un país con un
servicio caro entre los planes más baratos junto con México, pero se mantiene en el
promedio de los precios de la región. A su vez se encuentra en la media de la velocidad
que tienen el resto de los países, pero muy lejos de los primeros como Brasil y Chile con
velocidad que superan ampliamente en cuanto a la máxima posible como a la media.
La necesidad de invertir en el desarrollo tecnológico de las redes para ampliar sus
capacidades y mejorar el servicio es una preocupación constante para las empresas para
mantener la calidad del servicio y a raíz de este estudio se observa cómo fue mejorando, o
no, la velocidad media de cada país de la región. Esto sólo se puede realizar por medio de
inversiones en la infraestructura suficiente para poder brindar cada vez un mejor servicio.
Como se puede ver en el siguiente cuadro, la Argentina se ubica entre los países de “mitad
de tabla” entre los que tuvieron un crecimiento en la velocidad del servicio. Chile es el que
encabeza esta categoría, seguida de México y de Bolivia que en los últimos años viene
mejorando el servicio dando grandes pasos para adelante. Brasil tuvo un leve crecimiento
ya que ya había realizado grandes inversiones e innovaciones anteriormente para ubicarlo
entre los países con el mejor desarrollo de la red.
Con respecto al negocio de banda ancha móvil la Argentina se ubica entre los
países con un mayor precio en planes con descarga de 1 giga y 500 megas, como muestra
de los planes que se comercializan en la región para telefonía celular fundamentalmente.
Por otro lado, en los planes de internet por día se ubica entre los más bajos para contratar
ese servicio.
Además de analizar el precio y la velocidad de los servicios que utilizan los
usuarios que forman parte del universo de estudio de los que adoptan en la actualidad los
nuevos hábitos de consumo que se estudian en esta tesina, hay que verificar que observar el
grado de asequibilidad del servicio. De acuerdo a este estudio la Argentina, si se estudia el
27
cruce entre el precio del plan más barato de banda ancha fija como porcentaje de PBI per
cápita, se ubica por debajo de lo que se considera el límite que define si un servicio de
internet es o no asequible. En la región salvo Nicaragua, Bolivia, Honduras y Guatemala,
el resto de los países en mayor o menor medida están dentro del umbral en el que es
accesible el servicio de internet de acuerdo al PBI del país. Este análisis se repite para
nuestro país tanto en la banda ancha fija como la móvil.
2.5. Tecnologías y nuevos hábitos de consumo
Junto con lo anterior, para la configuración de los nuevos hábitos de consumo no
sólo hay que tener en cuenta los saltos tecnológicos de las redes, sino también los avances
en la tecnología de los dispositivos móviles y en las nuevas funciones que fue adquiriendo
el televisor y que dieron forma a lo que hoy conocemos como Smart Tv. Los dispositivos
móviles fueron evolucionando y ganando características. Un celular ya no sólo funciona y
se lo usa para hacer llamadas o mandar mensajes, también se lo utiliza para ver videos,
programas, series, filmar, subir y producir contenido que luego se viraliza y llega al
consumo de otros usuarios que le dan continuidad a esta bola de nieve. Las Tablets y las
Notebook también fueron perfeccionando su tecnología a la par de la inclusión de internet
en las consolas de video juegos que le incorporaron un sistema operativo que no sólo se lo
destina para jugar sino también para ver contenidos televisivos.
Como ya se mencionó anteriormente, los contenidos televisivos no sólo están
presentes, en la mayoría de los casos, solamente en un momento particular del día y de la
semana, sino que también se lo puede encontrar en internet para acceder desde cualquier
dispositivo. La posibilidad de ver estos programas en televisión y en dispositivos móviles
genera un reto para las productoras y canales para generar nuevas experiencias o potenciar
la llegada de sus productos. Lionel Zajdweber, director de medios digitales de Cartoon
Network sostiene, en una entrevista publicada por la revista Fibra, que “Un niño del siglo
XXI está acostumbrado a una premisa que es multitarea, multiplataforma, multi-pantalla.
Pueden tener la televisión prendida con su canal favorito, a la vez que navega en su
computadora, juega en la tableta y envía mensajes desde el teléfono, todo a la vez.” Para
él, las diferentes pantallas no compiten entre sí, como se suele pensar por ser parte de dos
28
tecnologías distintas que parecen estar lidiando con la atracción en juego del usuario, sino
que se complementan. En ese sentido agrega que hay contenidos que extienden la
experiencia del show hacia juegos que buscan completar un ciclo interactivo.
En la misma línea de Lionel Zajdweber, director de medios digitales de Cartoon
Network, Jonathan Baker, Vicepresidente de Relaciones Públicas y Asuntos Corporativos
de HBO Latinoamérica afirma que el futuro estará ligado a la multi-pantalla en donde
quien quiera ver algún contenido podrá hacerlo por una página web, por el televisor o
desde cualquier otro dispositivo móvil. Por tal motivo desde ese canal dieron a conocer su
plataforma llamada HBO GO para poder visualizar ese contenido no sólo desde el televisor
con su programación lineal sino acomodándose al modo de consumo de Tv EveryWhere.
En esta página y aplicación se encuentra la base de datos de la programación disponible del
canal, ideal para el Binge-Watching (consumo de varios episodios de forma continua o
“Maratón”) que forma parte de las nuevas prácticas en los nuevos consumos de contenidos
televisivos.
Pese al lanzamiento de esta aplicación y de la plataforma no considera que en el
futuro reemplazo al canal que tienen en la grilla de las cableoperadoras. Igual que el
director de medios digitales de Cartoon Network, plantea que el futuro es la multi-pantalla
y que estos accesos tendrán un uso complementario, completándose uno con el otro. En
este sentido, aún las plataformas que apuestan a la multi-pantalla no se independizan de las
cableoperadoras que comercializan sus canales junto a un paquete de señales.
Entre los cambios que se observan en los hábitos de consumo, además de
considerar las interpretaciones de directivos de canales que están intentando acomodarse a
estas modificaciones, hay que tener en cuenta la opinión de quienes desarrollan la
tecnología necesaria para que se pueda recibir esa transmisión. Carlos Moltini, gerente
general de Cablevisión, comenta en una entrevista realizada por la Revista Fibra en su
cuarto número que, pese a los pronósticos de que internet por sus avances va a impedir el
crecimiento del cable, la industria del cable tiene posibilidades de seguir siendo el eje
central del entretenimiento en el hogar pero que tiene que transformarse la vía de acceso a
cada uno de los hogares. El sistema que tenemos hasta ahora con una grilla de canales
analógicos, sin contar el proceso de digitalización, sumado a la modalidad del zapping para
caracterizar el consumo tradicional de los contenidos televisivos no se adecúan a la forma
29
de consumir este entretenimiento por parte de los nuevos públicos. Considera este directivo
que el desafío ante estos cambios lo tienen que tomar las cableoperadoras para seguir
siendo la opción para visualizar esos contenidos con los cambios que hagan falta. En ese
sentido adelanta uno de los productos que está por salir próximamente en formato de
aplicación llamado Cablevisión Online, una forma de acceder al contenido televisivo de la
misma forma que se puede hacer por medio de un televisor, pero por medio de un
Smartphone o tablet por conexión a internet, con contenidos a demanda y lineal con su
grilla de programación en vivo.
2.6. Nuevas plataformas, nuevos hábitos, nuevas disputas
La aplicación/ Plataforma que sintetiza los nuevos hábitos de consumo que en
mayor o menor medida se pueden encontrar en distintos canales, medios y géneros es
Netflix. Este servicio de streaming tiene presencia en más de 50 países, con proyecciones
de llegar a 200 en el próximo año, cuenta con 70 millones de usuarios, tiene una
facturación superior a los US$ 5500 millones anuales y posee un valor de mercado de US$
33.000 millones. Su CEO y fundador, Reed Hasting, en cada conferencia o entrevista
menciona que en los próximos años ya no van a existir los canales de TV tal como los
conocemos. Los cambios que acerca internet y sus modificaciones al modo en el que se
mira la televisión recién está comenzando y según él la televisión lineal va a desaparecer.
Este servicio nació como un video club online a fines de los 90 y fue mutando su
forma de venta de contenidos hasta cambiar el modo de mirar series y películas en sus
30
abonados y ser una parte importante en el cambio en los hábitos de consumo que estamos
presenciando en esta época.
El tiempo finito de entretenimiento de las personas, en base a contenidos
televisivos, está en disputa entre una forma tradicional y otra que se nutre del acceso por
internet. Desde Netflix aseguran que la desaparición de la televisión tradicional va a
desaparecer luego de procesos que pueden tardar 20 años, como pasó con los celulares y la
telefonía fija, algo que si bien no desapareció sí perdió masividad. Mientras la Televisión
por internet crezca bajo esta forma de consumo la oferta de contenidos pueden adoptar
distintos medios, algunos dedicados a series y películas como ellos y otros bajo el mismo
esquema distribuirán contenidos deportivos, de estilo de vida, etc., supliendo así la grilla
de canales que tiene actualmente la forma tradicional de ver televisión.
Más allá de Netflix, que aceleró un proceso de cambio en los hábitos de consumo,
el internet y su vinculación con contenidos televisivos produjo grandes cambios en la
televisión. Como ya se comentó anteriormente posibilitó un acceso a este entretenimiento a
demanda: se mira lo que se quiere cuando se quiera. Otro cambio importante es la variedad
de dispositivos desde los cuales se pueden acceder a estos contenidos. Esto se puede
realizar gracias a las puertas que abre la convergencia de servicios, formatos, plataformas y
consumos.
La convergencia habilita la fusión de medios tradicionales con internet, abriendo de
esta forma nuevas ventanas de exhibición de contenidos audiovisuales y un mercado para
proveedores de servicios OTT (Over The Top). Estos operadores ofrecen contenidos
audiovisuales vía streaming sin tener posesión de las redes ni de servicios de
comunicaciones. Cada vez se tiene acceso a más contenidos desde cualquier dispositivo y
en cualquier formato. Otro rasgo que aportó este tipo de televisión es su personalización en
la recomendación de gustos producto de algoritmos que acompañan el desarrollo de estas
plataformas. Ya no es necesario ir a buscar un contenido haciendo zapping, yendo a un
videoclub o buscando entre el catálogo de la página, ahora se nos ofrecen recomendaciones
constantemente en base a lo que previamente se visualizó.
Siguiendo los pasos de Netflix, en México hace pocos meses se dio a conocer una
plataforma con la misma lógica de funcionamiento llamada Blim. Para tener acceso a los
31
contenidos se puede probar por 30 días de forma gratuita y luego, en caso de continuar, hay
que abonar aproximadamente 6 dólares. Este proyecto está a cargo de Televisa, uno de los
grupos de medios más importantes de aquel país. Según su presidente José Bastón, esta
plataforma tendrá disponible contenido de deportes, telenovelas, películas, series, y dibujos
animados.
En nuestro país a fin del 2015 se dio a conocer ODEON, un servicio similar con
producciones nacionales de series, películas y documentales. Este proyecto surgió como
iniciativa del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y de la Empresa Argentina
de Soluciones Satelitales (ARSAT) para fomentar la producción nacional con más de 700
horas de cortos y largometrajes de ficción, series y contenidos deportivos e infantiles. El
acceso a estas producciones se puede realizar de forma gratuita, aunque se espera que
empiece a concretarse un sistema de suscripción mensual y de alquiler por película
exclusivamente destinado para determinados contenidos mientras el resto continuará
siendo sin cargo.
32
Para sintetizar, hay una multiplicidad de nuevos prestadores de servicios
audiovisuales que llegan por medio de las OTT en la actualidad. De acuerdo a la división
que toma Gustavo Fontanals (2015) estos pueden tener una finalidad comercial y sustento
publicitario, como YouTube como el ejemplo más claro, pueden ser gratuitos o tener un
intercambio sin fines de lucro por ser un servicio público, como el Banco de contenidos
Audiovisuales de la TDA en nuestro país, o por desentendimiento de los derechos de autor,
como Cuevana, o en la actualidad Popcorn, Estos pueden tener también un sistema de pago
por contenido adquirido como ITunes o Google Play, o una suscripción mensual como
Netflix o Amazone, entre otros. Algunos de estos servicios además adoptan modelos
híbridos como por ejemplo Hulu y Hulu plus y Amazone y Amazone Prime. Ante la
proliferación de estas plataformas, las operadoras de TV paga empezaron a implementar la
misma metodología de selección de contenido a demanda en sus propias tecnologías,
incorporando en sus set - top boxes, o decodificadores, la posibilidad, sin conectarse a
internet, de ver esos contenidos cuando el usuario quiera. Sin tener la movilidad que
aportan las aplicaciones o plataformas, es la opción que tienen estas empresas para
adaptarse a los nuevos consumos con la actual tecnología. Con respecto a los otros
productos que tienen a su disposición se encuentran las plataformas play propias que
recolectan contenidos de los canales que poseen sus producciones en internet y se ofrecen
en una sola interfaz. No se puede acceder a estos de forma independiente sino como un
complemento gratuito o adicional al servicio de cable contratado. También se puede incluir
una de las primeras prácticas de visualización de contenido por medio de internet, como lo
fueron las descargas por medio de programas como Ares o Emule de películas y/o series.
Con el surgimiento de estas plataformas, que ofrecen servicios vía streaming de
contenidos televisivos usando una infraestructura que no les pertenece y consumiendo
ancho de banda y servicios que tampoco poseen, hay una disputa teórica y práctica con
justamente los dueños de esas tecnologías. Para Carlos Moltini, gerente general de
Cablevisión, como muchos otros directivos de cableoperadoras, “Las mayores
consumidoras de ancho de banda tendrían que contribuir para amortizar la inversión”.
Las compañías como Netflix montan su negocio sobre un ancho de banda que años tras
año va creciendo en su consumo, para eso, sostienen desde este sector, es necesario un
volumen de inversión que no creen que tenga que ser soportado sólo por las empresas
dueñas de estas redes de distribución del servicio de internet. Es necesario aumentar y
33
mejorar el ancho de banda en conjunto con los que se benefician de esa expansión,
sostienen, ya que es necesario cada vez tener más velocidad y un mejor servicio para
soportar las transmisiones vía streaming por estas plataformas, con una mejor calidad de
imagen que se va mejorando y complejizando en su transmisión constantemente.
Estos argumentos ponen en duda el cumplimiento del concepto de neutralidad de la
red, más allá de que dejen en claro que no van a tener tratamientos diferenciados ante estos
servicios que pasen por sus redes. Otra vía de solución a estas tasas de ganancia que ven
que no son del todo favorables para su inversión, ante la nula participación en la misma por
parte de las compañías de servicios vía streaming, es la exigencia de un plus a los
consumidores para tener acceso al ancho de banda requerido para visualizar los contenidos
por esos canales. Según Moltini “Ha sido muy hábil la posición de empresas como Yahoo!
o Netflix al tratar de escudarse en el concepto puro de neutralidad y libertad de expresión
para no hacer frente a los compromisos que deben enfrentar”.
El camino ante este debate parece indicar dos posibles salidas, terminar con la tarifa
plana por el servicio de internet o afectar a la neutralidad de la red. Para dar un ejemplo
sobre una modificación en el cobro del servicio se puede observar como en Brasil se
dispuso un límite a la cantidad de datos que ofrecen las empresas de telecomunicaciones en
sus planes de acceso fijo a internet. Se cobra un excedente al superar el límite de la tarifa
plana. Este límite en algunas empresas alcanza los 500 GB. El usuario si llega a esa
cantidad de datos descargados sufrirá un bloque en la conexión o podrá navegar a una
menor velocidad. Si desea volver a tener la velocidad que contrató deberá abonar un
adicional. En nuestro país este sistema se usa en la telefonía móvil, mientras que en el
servicio de internet hay algunos esquemas que están empezando a ser utilizado. En este
caso no se cobra un adicional, sino que puede variar la velocidad de navegación una vez
alcanzado el límite de descarga.
Con respecto a la otra posibilidad de resolución ante el conflicto que tienen
cableoperadoras con estos servicios de transmisión por streaming se encuentra el debate en
torno a la neutralidad de la red. Según Gustavo Fontanals en su artículo dedicado a este
debate llamado “La neutralidad de la red, la apertura de internet” publicado en la revista
Fibra Número 8 en el 2015, hay una discusión de fondo que trata sobre la distribución de
los ingresos y gastos por la prestación del servicio de internet y la forma en la que se
34
desarrollan las inversiones en las redes y quienes asumen los costos para realizarlas. Esto
último adquiere una vital importancia ante el aumento del consumo al que lleva la
convergencia audiovisual. Para el autor, en el corto plazo se habilitarán nuevas formas de
regulación que incluirán a los “nuevos jugadores digitales” que montan su negocio sobre
las redes de las cableras.
Qué se entiende por Neutralidad de la Red. Se define a este concepto como
“la prohibición de introducir distorsiones (intencionales) en el tráfico
de información en internet, rechazando toda discriminación de contenidos o
servicios particulares (sea negativa o positiva). La idea rectora es que todo
tráfico de datos debe ser tratado en condiciones de igualdad, con el propósito
de garantizar a los usuarios igual libertad de elección respecto a los
contenidos que quieran consumir, transmitir o crear.” (Fontanals, 2015)
Para el autor esta normativa, que responde a un precepto básico, reconocido por
organismos multinacionales como la ONU y la OEA, de garantizar el derecho de las
personas al acceso a la información y las libertades de opinión y expresión, no se está
cumpliendo por el propio funcionamiento de internet que prioriza ciertos paquetes de
contenidos por sobre otros. Los operadores de red suelen aplicar distinciones y
priorizaciones de ciertos contenidos o servicios, que denominan medidas de gestión de
tráfico. Si bien se utiliza esta gestión ante congestiones de la red se han registrado bloqueos
intencionales sobre determinados contenidos o servicios. En este sentido es usual que las
grandes empresas contraten servicios de redes de entrega de contenidos (CDN) para
agilizar el acceso a sus páginas por parte de sus usuarios. En síntesis, el contenido no viaja
ni se distribuye en internet en las mismas condiciones.
Pese a su forma “natural” de funcionamiento de internet, queda demostrado que las
cableoperadoras pueden aportar a que la navegación pueda ser más o menos ágil. Según el
autor de la nota, hay prácticas, vigentes ya hace tiempo, de acuerdos privados de peering, o
de pago de “vías rápidas” o “servicios especializados” para la priorización de contenidos
particulares. También está la preocupación y atención en las operadoras de red que pueden
privilegiar sus propios servicios audiovisuales, una forma en la que siempre operó la
televisión por cable. Estas son las cuestiones sobre las que pasó a centrarse la discusión de
la neutralidad. Lo que, como decíamos al principio, parece más subsumido a una disputa
entre titanes por ganancias y costos que a los intereses generales, a los que por supuesto
35
afecta (Chaparro, 2014). La resolución probablemente no salga de estas dos opciones, en
donde por cualquier vía elegida por parte de futuras regulaciones o elecciones de las
cableoperadoras van a terminar repercutiendo en el bolsillo del usuario.
A futuro se puede pensar que seguiremos viendo saltos tecnológicos e innovaciones
que modifiquen los hábitos de consumo que ahora se están asentando en la preferencia de
los usuarios. Se podría pensar que en el futuro próximo se pueda fusionar el modem con el
decodificador para crear un sistema híbrido que sirva para el televisor y la computadora,
satisfaciendo los gustos de todos los universos. También es posible pensar en un sistema de
negocio del cable con “paquete abierto” en lugar del cerrado que se viene comercializando
desde su surgimiento con una oferta limitada de canales a los que se tienen acceso en su
integridad o con posibles adicionales abonando un diferencial. En estos paquetes abiertos
se podrían elegir canales como si fueran un menú a la carta, seleccionando los más usados
para ver deporte, series, películas, estilo de vida, etc. En este sentido se puede tomar como
ejemplo el paso que dio el operador satelital Dish en los Estados Unidos que lanzó un
servicio OTT independiente (Sling Tv), Este nuevo servicio ofrece la oportunidad de
contratar paquetes flexibles de canales para el público denominado cord-cutters, los que
sólo contratan servicios de internet (fijo o móvil).
36
Capítulo 3: Marco Teórico
3.1. Lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer
Ante el avance de las nuevas formas de estructurar el consumo y la transmisión de
contenido televisivo que empiezan a adoptar algunas compañías y canales para captar la
atención y el gusto de los televidentes, se presenta la disyuntiva sobre qué hacer con el
esquema de negocio de sus productos. En este sentido las nuevas plataformas de
contenidos televisivos invitan a pensar en la posibilidad de mutación en el esquema
tradicional de negocios en donde los canales/contenidos comercializan sus producciones
por medio de un servicio de televisión paga, a otro en donde se saltean esa vía y llegan
directamente al consumidor. De esta forma la industria se podría saltear el negocio
tradicional lineal en el que forman parte las productoras, operadoras de cable (en sus
distintas versiones), dueños de contenidos, programadoras para llegar directamente sin
intermediarios al consumidor, quien decide su propio consumo a raíz de su propia demanda
y con la posibilidad de utilizar cualquier dispositivo para reproducir ese contenido. El
futuro de la televisión paga en este caso terminará acoplando a su servicio un modelo OTT
(Over the top), de forma total o parcial, como los ya mencionados en esta tesina.
La industria televisiva aún no se anima a apostar plenamente a los nuevos negocios
que van floreciendo, por fuera del broadcast tradicional. Este modelo centrado en la
emisión lineal y programada de contenidos disponibles a un universo total de receptores
cada vez le permite crecer más lentamente mientras que los servicios OTT, basados en
decisiones desprogramadas e individualizadas de los usuarios que eligen acceder a
cualquier contenido en cualquier lugar, cuando y como quieran, vienen experimentando
crecimientos exponenciales. La industria tradicional de comercialización de contenido
televisivo aún analiza con cuidado cada puente que intenta construir entre estos dos
modelos que disputan el tiempo de entretenimiento que tiene el usuario para poder
seducirlo con las herramientas que tienen disponible. Para analizar el contexto y los pasos
37
que dieron y que aún no dieron las empresas de la TV paga hay que analizar el negocio
broadcast. En este sistema las productoras generan un contenido audiovisual que le llega al
consumidor por medio de un canal de televisión que forma parte de un paquete de servicios
televisivos de una compañía de televisión paga. Esta última comercializa su producto,
como ya se mencionó, por medio de una transmisión inalámbrica o satelital, o por medio
de un cable y de un decodificador o set box. Si bien este modelo se mantuvo estable y con
un continuo crecimiento desde sus inicios, por los años 1960 y 1970, con un pico de
penetración en la década del 90, los nuevos hábitos de consumo que elige a internet como
su vía de contenidos están modificando este esquema tradicional de transmisión y de
comercialización.
Con internet los dueños de contenidos pueden producir un material que le puede
llegar al usuario por medio de plataformas directas, sin la necesidad de intermediarios.
Ahora bien, para que los consumidores se mantengan en estas plataformas necesitan recibir
los contenidos con la misma calidad, sin interrupciones y con facilidad en el acceso. En
relación a la calidad de video, producto de la digitalización y la ampliación del ancho de
banda disponible, continuamente se incorporan a la señal de cable más canales en alta
definición HD. Las plataformas que ofrecen contenidos televisivos por internet deben estar
a la altura de los estándares que cuenta la transmisión por cable gracias a la tecnología de
compresión. Para esto necesita que el servidor del servicio de internet provea una conexión
estable, con una velocidad adecuada para soportar la descarga de la calidad deseada
además de la compatibilidad de los dispositivos utilizados para ver en alta definición.
Una de las mayores diferencias en cuanto al servicio que tiene el cable con respecto
a las OTT es la identificación sus clientes y el monitoreo de sus redes, mientras que las
compañías que transmiten por streaming tienen identificados a sus clientes pero no son
dueñas de las redes por las que les llega internet para poder visualizar los contenidos. De
alguna forma estas últimas terminan corriendo desde atrás a los avances tecnológicos que
emprenden las empresas de cable y las que están a cargo de la fabricación y evolución de
los dispositivos que utilizan sus clientes para ver sus contenidos. Esto se debe a que los
usuarios utilizan reproductores cuyos modelos y versiones de los sistemas operativos y
programas que permiten la visualización de sus elecciones tienen actualizaciones
constantes de las que tienen que estar al tanto para garantizar la reproducción de sus
contenidos por esas vías. La personalización de estos dispositivos y los programas elegidos
38
también provoca un elemento a tener en cuenta para reparar los errores que puedan llegar a
ocurrir.
En continuación con lo anterior, en el 2011 la ONU declaró el acceso a la banda
ancha como un derecho humano, considerándolo como un medio esencial para garantizar
los derechos de acceso a la información y libertad de expresión. En este sentido se
iniciaron inversiones como parte de las políticas públicas de algunos gobiernos y se
empezó a discutir marcos regulatorios sobre la inversión privada y la competencia.
Gracias al desarrollo tecnológico de equipos digitales de procesamiento y
transmisión de datos, las redes de telecomunicación se convirtieron en plataformas
convergentes. Estas son capaces de transmitir tanto texto como imágenes y sonido. De esta
forma se fueron asentando los servicios que basan su negocio en la transmisión de videos
online y a demanda por medio de distintos prestadores Over The Top (OTT).
¿Qué es el servicio de Video On Demand (VOD)? Es el sistema por el cual el
usuario elige reproducir a pedido y de forma individual y desprogramada un contenido,
eligiendo no sólo qué es lo que quiere ver sino cuándo y por dónde. Se diferencia del
consumo por medio del modelo broadcast gracias a que este está basado en la
programación de una oferta a un universo total de consumidores que son sus clientes. El
zapping del modelo tradicional se traslada a una selección en base a un catálogo disponible
con recomendaciones basadas en algoritmos en base a elecciones anteriores que haya
realizado el usuario. Por otro lado, los operadores OTT son los que se dedican a prestar los
servicios de distribución de contenidos salteándose las redes de telecomunicaciones y
usando el acceso a internet como la plataforma de su servicio. En este sentido no sólo se
saltea a los operadores, sino que además no forman parte de las inversiones que estas
necesitan hacer para sostener la transmisión de los contenidos de las OTT y por lo cual se
iniciaron debates sobre marcos regulatorios. El surgimiento de estos proveedores provocó
un quiebre al modelo tradicional de broadcasting a raíz de la desagregación de los distintos
eslabones de la cadena productiva de la industria audiovisual (Becerra, 2015). Se separa la
distribución del contenido del control de las redes de comunicación.
39
3.2. La nueva etapa del consumo de contenido televisivo
El consumo del contenido audiovisual dejó de ser monopolizado por el televisor.
Los nuevos dispositivos móviles y la expansión del servicio de internet fueron ampliando
las alternativas de consumo de esos contenidos. Estos cambios llevaron a algunos autores a
plantear futuros escenarios en donde incluso el televisor como dispositivo, como aparato
tecnológico, iba a desaparecer o sufrir modificaciones que le permitiera permanecer, pero
con las funciones necesarias para sobrevivir con algunas de sus características originarias.
Entre los elementos a tener en cuenta en estos análisis se puede mencionar la
modificación de la estructura de los canales televisivos, incursionando en plataformas play
desde los cuales se pueden consumir sus contenidos por medio del cable, como así también
en el momento que el usuario quiera por medio de esas plataformas a las que accede vía
internet, por medio de alguna suscripción particular o como una extensión de sus servicios
contratados con su cableoperadora.
Estas modificaciones en el hábito de consumo de estos contenidos, la forma en la
que los televidentes eligen visualizar sus programas favoritos, la ingeniería comunicacional
que van experimentando los canales para mantener la atención y llegar a un público que
cada vez se sujeta menos de la grilla y de todo lo que aseguraba dar el broadcasting (que
empieza a entrar en crisis) va creando una nueva fase en la historia de la televisión.
Umberto Eco en su texto, “La estrategia de la ilusión. Tv: La transparencia perdida”,
segmentó en dos fases esta categorización: Paleo TV y Neo TV. La primera se caracteriza
por ser transparente, pedagógica, masiva, con una grilla clara de contenido y con públicos
específicos, mientras que la segunda deja de ser transparente y se torna autorreferencial y
focalizada en la enunciación y en la construcción de sentido. El desafío que encuentran
algunos autores es intentar definir esta nueva fase, que por ejemplo Carlos Scolari (2009),
en “This is the end. Las interminables discusiones sobre el fin de la televisión”, la llama
como Hipertelevisión. Además, asegura que estamos entrando en una nueva fase de la
evolución del medio. No sólo está "muriendo" el aparato técnico sino también está
agonizando el broadcasting, la forma de ver por parte de millones de personas en frente de
un televisor un mismo contenido. En esta fase hay una audiencia atomizada que busca la
interacción con el dispositivo y sus contenidos.
40
Otro autor, Eliseo Verón (2009), además, sostiene que la televisión está dejando de
centrarse en sí misma como lo hizo en la etapa de la Neo-TV y ahora se empieza a centrar
en el destinatario. Esto se observa en lo discursivo, con programas como los Reality shows,
y en el plano tecnológico. En esta nueva etapa hay una crisis de la programación,
perdiendo el papel predominante y estructurante que tenía anteriormente, además está
llegando a su fin como medio de masas, como otros medios de comunicación, o mejor
dicho, con audiencias tan segmentadas y diferenciadas sigue siendo masivo, pero ya no es
de masas en cuanto a su simultaneidad y uniformidad del mensaje que reciben esas
audiencias (Francois Sabbah, 1985). Con respecto a los contenidos televisivos, su
digitalización habilitó la posibilidad de ampliar la oferta de canales y mejorando su
calidad. Se traslada la atención de la audiencia al usuario también en la conformación de
las grillas televisivas, dejando de lado el “Menú del día” y pasando a una etapa donde
predominará el “Menú a la carta” producto de la personalización a la que ya se ha aludido
en reiteradas ocasiones.
Irving Crespi (2000) en su texto sobre “Los efectos de la tecnología de la
comunicación” enumera una serie de ¨saltos¨ que significaron una modificación importante
en la comunicación y en sus medios para llegar a la sociedad. El primer salto considera que
se dio con la creación de la imprenta en el siglo XV. El segundo ocurrió en forma conjunta
de la mano de los avances tecnológicos como el telégrafo, teléfono y la radio que
terminaron aportando a mejoras a nivel global de las comunicaciones, más allá de su
primer objetivo militar para los cuales se crearon. Considera Crespi que el “salto
tecnológico” llegó de la mano de la televisión y que la era digital es una fase más de estos
saltos. La digitalización permitió potenciar el desarrollo de medios, mensajes y contenidos
que dieron nacimiento a nuevas formas de consumo de lo que antes se transmitían desde
otros canales. No solo hubo una modificación en ese sentido, sino que además le habilitó
incorporar nuevas funciones al espectador/ receptor que modificó la relación que tenía este
con el mensaje y el emisor. Este autor señala que
“Internet ha colaborado en la transformación del público desde la
posición de sujeto receptor hasta la de sujeto receptor - emisor. Las relaciones
entre los sujetos pasaron a convertirse en relaciones de carácter horizontal y
bidireccional, ya que todos los usuarios de este medio de comunicación de
masas son potenciales emisores y receptores de la información. Todos pueden
41
emitir sus opiniones en el mismo momento y responder a las que emiten los
demás. “(Crespi, 2000, p 123)
En este mismo texto Crespi recupera dos visiones sobre el futuro de los medios.
Según Sartori (1998) los medios informáticos no reemplazarán los medios de
comunicación como la televisión, pese a las conjeturas de otros expertos. Según este autor
la diferencia se encuentra en la naturaleza que tiene cada medio. Mientras la televisión y la
radio transmiten imágenes y sonidos, la computadora está relacionada a una transmisión
multimedia en un mundo interactivo. Los primeros tienen una relación unidireccional entre
el espectador con el medio, mientras que el mundo multimedia necesita que el usuario esté
dispuesto a un recorrido distinto de la información y sus mensajes. Esta nueva disposición
es bidireccional ya que el usuario es al mismo tiempo emisor y receptor de mensajes. Este
autor sostiene que esa diferencia se encuentra en la naturaleza de cada medio.
El otro autor al que menciona es a Francoise Sabbah (1985) quien destacó que los
nuevos medios dejaron de ser “medios de comunicación de masas homogéneas” que se
dirigían en un primer momento a audiencias segmentadas y diferenciadas Estas ya no
forman parte de un público masivo al que le llega el mensaje de forma simultánea y
uniforme.
Los nuevos sistemas de comunicaciones, la infraestructura y los avances
tecnológicos son las bases del desarrollo de las nuevas tecnologías que se van
incorporando al sistema de medios. Varios autores sostienen que se van creando
necesidades como terreno fértil para el consumo de las innovaciones de cada momento.
Raymond Williams (2011) en “Televisión, tecnología y forma cultural” comenta que se
fueron creando nuevas necesidades a raíz de la transformación de la producción industrial
y sus avances técnicos, impulsados también por sus nuevas formas sociales por
acumulación de capital. La televisión fue el resultado intrínseco de ese proceso.
Williams traza un recorrido histórico de los avances en la tecnología de la
comunicación y sus objetivos primarios y repercusiones secundarias que tuvieron:
“Los incentivos principales para los avances de la primera etapa de la
tecnología de las comunicaciones tuvieron origen en problemas de
comunicación y de control experimentados en las expandidas operaciones
militares y comerciales. (...) La telegrafía y la telefonía y también la radio, en
42
sus primeros estudios, fueron factores secundarios dentro de un sistema de
comunicaciones primario que servía directamente a las necesidades de un
sistema militar y comercial establecido y en desarrollo.” (Williams, 2011, p
55)
Este autor también recupera el origen del Broadcasting en el marco de la necesidad
de traspasar los límites de la comunicación de persona a persona para ir a una nueva fase.
En esta instancia, para Raymond Williams (2011), la tecnología de difusión amplia, o más
conocida como Broadcasting, que enviaba mensajes específicos a un público, se
complementará con otra tecnología de mensajes variados. La permanencia o crisis de esta
forma de difusión es uno de los aspectos que más se discute en estos tiempos por las
nuevas formas de consumos de estos contenidos que van ganando terreno en la elección de
los espectadores y que se va a mencionar más adelante.
El desarrollo y crecimiento de internet terminó modificando los paradigmas
existentes, en este sentido José Orihuela (2003) realizó una reconstrucción de los actuales
para llamarlos “Los 10 paradigmas de la E-Comunicación”. Este autor sostiene que
Internet habilita la posibilidad de acceder a la información y a otros contenidos como si
fuera una carta de restaurante que el espectador/usuario elige qué consumir. Aun así, aclara
Orihuela no se reemplaza lo que ofrecen los medios masivos en su grilla de programación,
como “menú del día”.
Entre las nuevas formas de acceso al contenido audiovisual se encuentran las
plataformas play, aplicaciones y otras páginas en donde está cargado el contenido para
descargar o verlo de forma online. En este sentido, Orihuela (2003) aporta una visión que
se tiene desde estos medios para comprender este diseño, focalizándose en el contenido
para generar servicios multiplataforma que permitan el acceso a estos en cualquier
momento y desde cualquier lugar. Se puede acceder a una película o serie sintonizando un
canal en el televisor como así también desde una computadora personal yendo a la página
web de Netflix o Fox Play, por ejemplo, como también se puede ver el mismo contenido en
un celular, tablet, Smart Tv o Consola de videojuegos a partir de sus aplicaciones. Según
este reconocido ensayista hay una dinámica entre los nuevos y viejos medios de
complementariedad y acumulación, no de sustitución. En este sentido primero se empieza
con una etapa de “canibalización” en donde el nuevo medio se alimenta del contenido de
los medios precedentes, luego desarrolla mediante el lenguaje y contenidos su propia
43
identidad en vinculación con el soporte que utiliza y reajustando las relaciones mediáticas
en las que se inserta (desde la complementariedad y acumulación). De esta manera los
medios precedentes se ven obligados a cambiar y redefinirse para poder sobrevivir.
El Smart TV es un ejemplo de esta “redefinición” por parte del televisor como
objeto o como mueble dentro del domicilio. Debe incorporar tecnología que lo vincule con
el internet para nutrirse de la experiencia por la cual el consumo de sus contenidos se
fueron redireccionando en alguna medida a otros dispositivos. La red Wi fi permite que el
televisor se pueda seguir utilizando para poder ver contenidos online desde las aplicaciones
que se pueden bajar o desde la vinculación por medio de aparatos como el Chromecast, u
otros dispositivos de Streaming multimedia, que permiten visualizar el contenido desde
cualquier dispositivo en el televisor sin que sea Smart Tv. De esta forma se mantiene la
misma práctica en la que la atención se centra en el artefacto, pero desde una lógica
totalmente distinta a la que originalmente introdujo desde el Broadcasting.
Como otros autores comentan en sus textos, la red de Internet generó un modelo
bilateral, opuesto a la unidireccionalidad que acostumbró durante años el consumo de
contenido audiovisual por medio del televisor. Sostiene Orihuela (2004) que los
proveedores de contenidos y los usuarios tienen una mayor facilidad para poder establecer
un vínculo bilateral ya que esa interacción se realiza sobre un soporte físico común para el
acceso y la distribución de información. Esta disposición permite la existencia de un
intercambio de roles. Hay un camino de la unidireccionalidad a la interactividad, siendo
este uno de los nuevos paradigmas
Otro elemento importante que aportó a este proceso fue la digitalización del
material audiovisual, siendo parte del salto tecnológico al que le daba importancia Crespi
en su desarrollo histórico de la tecnología de la comunicación. Esta digitalización
multiplica la oferta de canales a los que se puede acceder. Se hace un mejor uso del espacio
radioeléctrico, mejorando la calidad de las señales y transformando los servicios de las
cableoperadoras, siendo además una tecnología que intentan desarrollar muchos países
para lograr el apagón analógico (En Argentina está programado para el 2019). El desarrollo
de este tipo de tecnología, la expansión del ancho de banda disponible, las mejoras de los
métodos para comprimir videos que luego son transportados por esas vías serán parte de la
expansión que va a ir experimentando este medio (Crespi, 2000).
44
Finalmente, Orihuela afirma que los medios no deben obviar estos nuevos
paradigmas, por lo que deben repensarse a la luz del nuevo escenario digital, en donde la
interactividad, la personalización, la multimedialidad y la hipertextualidad son los modelos
sobre los que se sostienen los procesos de comunicación pública. En este marco donde el
Usuario es el rey y busca la interactividad, los medios deberán centrarse en los contenidos
multiplataforma más que en el soporte para estar presente en cada uno de los canales por
los cuales el usuario elige lo que quiere consumir en una especie de “menú a la carta”.
3.3. ¿El fin de la televisión?
Las nuevas formas de consumo de contenido televisivo ponen en discusión cuánto
falta para que desaparezca el televisor, como objeto, de forma similar a las predicciones
sobre el tiempo de vida que le queda a los diarios, ante el avance de la era digital y el
desarrollo de las nuevas tecnologías. En el ensayo sobre “¿Autopsia a la televisión?
Dispositivo y lenguaje en el fin de una era” de Mario Carlón (2009), el autor comenta que
la televisión llegó a su fin probablemente como medio pero que aún permanece su lenguaje
y dispositivo, por lo que no es momento aún de “hacerle una autopsia”.
Según Eliseo Verón la noción de medio implica la articulación de un soporte
tecnológico más una práctica social:
"Los medios: la televisión, el cine, la radio, la prensa escrita, etcétera.
Desde mi punto de vista el concepto de "medios" designa un conjunto
constituido por una tecnología sumada a las prácticas sociales de producción
y apropiación de esta tecnología, cuando hay acceso público (sean cuales
fueren las condiciones de este acceso por el que generalmente hay que pagar)
a los mensajes" (Verón, 1994, p 54)
Al hablar del fin de la televisión como medio, lo que el autor plantea es la situación
en la que está este objeto en medio de elecciones de vías de consumo de contenido
audiovisual que no la contemplan para cumplir ese objetivo. Según Alejandro Piscitelli en
su artículo "Paleo, Neo y Post- televisión":
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“Pronto la mayoría verá la televisión a través de Internet revolución
que puede significar el final de los canales tradicionales en favor de los nuevos
servicios interactivos. (...) El sistema que suplantará a la televisión será la
telecomputación: computadoras personales adaptadas para el procesamiento
de video y conectadas a través de la fibra óptica a todas las telecomputadoras
del mundo" (Piscitelli, 1995, p 22)
Carlón (2009) señala como causas del fallecimiento de la televisión el hecho de que
el televisor se ha dejado de usar y que la forma originaria de ver televisión ha caducado. El
surgimiento de un aparato inteligente que fusione la PC y el televisor es una de las
explicaciones que dan sustento a su primera causa, mientras que a la segunda le otorga
importancia el hecho de que los públicos buscan decidir qué, cuándo, cómo y dónde ver los
contenidos y una interacción con un aparato que hasta hace poco era solamente
unidireccional.
En "TV: la transparencia perdida", el ya mencionado texto de Umberto Eco (1983),
se divide la historia de la televisión en una fase que llama el autor como Paleo Tv y en otra
que denomina Neo Tv. Eco caracterizaba a la Paleo-TV como aquella televisión que se
presentaba como una ventana abierta al mundo y transparente, al menos enunciativamente.
La Paleo Tv se dirigía a un público masivo a través de una grilla de programación clara.
Esa grilla, por un lado, establecía una sucesión de programas que poseía, cada uno, un
contrato específico (separación neta entre ficción, deportes, programas culturales,
entretenimientos, sin mezcla de géneros) y, por otro, convocaba a públicos específicos
(programas para niños, ancianos, de música, de animales, etc.). (Eco, 1994). Esta época
coincidió con el período más pleno de la televisión como medio de masas.
En la etapa que denomina como Neo-Tv la televisión cambia, ya no es
“transparente” como su antecesora y se ocupa menos del referente para empezar a hablar
más de sí misma y del contacto que está estableciendo con el público (Eco, 1994). De esta
forma se produce un cambio importante ya que el enunciado deja de ser el aspecto más
importante para pasar a ponerse el acento en la enunciación. Entre las modificaciones que
aporta esta nueva etapa es el abandono del contrato pedagógico que establecía la Paleo TV
con el espectador, dividiendo su programación y diversificando sus canales. Hay una
modificación en la programación, empieza a perder fuerza la utilización e importancia de
la grilla y de los géneros ya que los límites empiezan a fundirse. Carlón (2009) recupera
46
una serie de características de esta nueva etapa, por ejemplo, hay una modificación en la
interpelación por parte de los programas, anteriormente estos se dirigían a destinatarios
delimitados y son reemplazados por “la familia”, también se impone la coloquialidad, los
talk shows y empieza a afirmarse la modalidad de los videoclips.
¿Qué le sigue a la Neo-Tv? Distintos autores intentan dar una respuesta,
etiquetando a este momento con diversos títulos. Mario Carlón recupera los aportes de
Eliseo Verón, quien sentencia que estamos entrando en una nueva etapa
“En primer lugar porque la televisión ha dejado de centrarse en sí
misma (fin de la Neo TV) y ha comenzado a hacerlo en el destinatario, tanto a
nivel discursivo (el "síntoma", dice Verón, son los reality shows) como gracias
a las nuevas tecnologías, que han comenzado a colocar al espectador en un
lugar central. En segundo lugar, porque considera, y esta es una, predicción,
que vamos camino a una crisis definitiva de la programación. En tercer lugar,
porque producto de la articulación de estos distintos factores, considera que
vamos (o ya nos encontramos) en el momento de máxima divergencia entre
oferta y demanda, es decir, en el verdadero fin de la televisión como medio de
masas” (Carlon, 2009, p 169)
Con respecto a la programación, el autor amplía su análisis diciendo que el
espectador tiene en sus manos, gracias a las nuevas tecnologías, la posibilidad de modificar
el lugar e importancia de la grilla de programación en la elección de un contenido. Este
espectador o destinatario es al que finalmente se termina dedicando, luego de haberse
ocupado del mundo exterior en la Paleo-Tv y de sí misma en la Neo TV. Finalmente,
Eliseo Verón, culmina diciendo que ¨La televisión, ese fenómeno "masivo" que conocimos,
materializado en ese mueble entronizado en el living-room de nuestras casas, que activaba
la socialidad familiar, etc., está condenada a desaparecer¨ (Verón, 2007, p 33)
Por otro lado, Carlos Scolari (2009) augura un nuevo tipo de consumo televisivo
caracterizado por “una recepción fragmentada, ubicua y asincrónica: un programa
diferente en cada aparato a la misma hora”. Es moneda corriente en la actualidad ver
distintas pantallas prendidas con distintos contenidos, mientras se ve la televisión es común
estar usando el celular incluso para ver contenido audiovisual mientras otra persona en el
mismo domicilio usa la computadora u otro dispositivo para ver otro contenido. Según
Scolari “esta imagen rompe con 50 años de televisión sincrónica y derriba más de una
teoría sobre la pantalla chica”. Se fragmenta el consumo televisivo en una gran cantidad
47
de situaciones que se terminan decidiendo individualmente al tener cada usuario un acceso
a un programa distinto.
A la hora de hablar sobre el futuro de la televisión hay que diferenciar en el análisis
la importancia que tiene, en la práctica del consumo de sus contenidos, los dispositivos y
lenguajes del grabado y el directo o “en vivo”. El segundo siempre le sirvió para
diferenciarse del cine ya que el directo, desde su origen, estuvo asociado a la televisión y el
grabado al cine. Con los nuevos Saltos tecnológicos, como detalla Irving Crespi, se acentúa
la posibilidad de decidir qué ver, cuándo y por dónde. Carlon (2009) asegura que “Si hay
una televisión que va a morir, que va a hacer entrar en una crisis definitiva a la
programación podemos predecir que es la del grabado, disponible siempre al
espectador”. Por otro lado, el lenguaje en directo permanecerá intacto, según su
predicción, sin importar en qué pantalla lo vea ya que va a seguir produciendo discursos
masivos.
Con respecto a la diferenciación entre “lo grabado” y “en vivo” o lo directo, Carlon
(1999) las relaciona con la ficción teatral y la cinematográfica. Sostiene que la ficción
televisiva está más relacionada con la cinematográfica que con la teatral, en parte por los
dispositivos y por un mayor acercamiento por su dimensión de realidad. Los dispositivos y
su disposición tienen un lugar central a la hora de explicar esta similitud:
“A partir del respeto de las convenciones del espectáculo, que incluyen
posiciones fijadas de escucha y visibilidad, así como el cumplimiento de reglas
específicas, como no invadir el escenario, no tocar, permite el contacto
“pleno” y en “tiempo directo” en la representación teatral mientras que en el
caso de la representación cinematográfica debido a la intervención de otro
dispositivo es “parcial” y se encuentra siempre en “grabado” (Carlon, 1999, p
30)
Esta diferenciación es fundamental ya que involucra en su análisis a distintos
dispositivos y sujetos espectadores. Por un lado, el contenido grabado / ficción está más
relacionado al cinematográfico, mientras que el directo/ no - ficción, con el teatral ya que
constituye un claro contacto con un “real” en tiempo y espacio
En el 2001 este autor en su libro Sobre lo televisivo. Dispositivos, discursos y
sujetos vuelve a mencionar esta diferenciación, rellenándola con más elementos para su
48
análisis. En primer lugar, analiza el dispositivo desde el cual luego se tejen las relaciones
que rodean a la práctica de mirar televisión. En su definición, la noción de dispositivo se
constituye en oposición a las nociones de medio y de técnica. La primera incluye la
práctica social de carácter público que se articula con un dispositivo, mientras que la
segunda está más relacionada a la base tecnológica. Carlon en este libro describe que la
noción de dispositivo, entre ambas, incluye los distintos modos de funcionamiento que se
abren como diferentes modalidades de producción de sentido de la técnica en cuestión. En
la semejanza entre el espectador televisivo y el cinematográfico se puede ver cómo a veces
busca aislarse e inmovilizarse buscando la oscuridad y la ausencia de ruidos e
interrupciones. Ese espectador que consume ficción televisiva lo puede hacer con imágenes
grabadas, propias de la ficción cinematográfica o en directo, propia de la teatral.
3.4. El broadcasting y la hipertelevisión
Carlos Scolari (2009) en su ensayo “This is the End. Las interminables discusiones
sobre el fin de la televisión” empieza citando un fragmento de Alvin Toffier que anunciaba
en su libro The Third Wave que los medios de comunicación no están expandiendo su
influencia, sino que la comparten con otros medios ya que están siendo “derrotados en
muchos frentes” por los “Medios de comunicación desmasificados”. Sostenía este autor
que los medios de comunicación de masas están siendo debilitados y hasta incluso siendo
reemplazados por nuevos y desmasificados medios. Las tecnologías de distribución como
los satélites, fibra óptica y el cable iban a ser los responsables fundamentales de esa
desmasificación.
Otro autor que alude a este proceso es Nicholas Negroponte, quien en su texto
clásico “Being Digital” (1995) pronosticaba un futuro de la televisión en términos de Bits”
“El desarrollo y aumento de los ordenadores personales ocurre tan
deprisa que la futura televisión de arquitectura abierta es el PC, y no hay
vuelta de hoja. El aparato receptor será como una tarjeta de crédito que al
introducirla en nuestro PC lo convertirá en una puerta electrónica para la
49
recepción de información; v entretenimiento por cable, teléfono o satélite [. . .}
La clave del futuro de la televisión es dejar de pensar en ella como tal, y
concebirla en términos de bits” (Negroponte, 1995, p 66)
Scolari recupera esas citas de autoridad para darle fuerza a las
predicciones que sostienen que el Televisor como lo conocemos desde sus inicios no
será el medio utilizado para seguir visualizando contenido audiovisual, sino que a
partir de los desarrollos tecnológicos irá incorporando elementos tecnológicos que le
permitan sobrevivir para adecuarse a la actual coyuntura. Aun así, habrá aspectos que
no compartirán esta misma suerte, como lo es el alcance masivo que anteriormente
tenían sus contenidos y que en la actualidad entra en crisis y agonía como el
broadcasting.
Al analizar el futuro de la Televisión no hay que descuidar su relación con otros
dispositivos por centrarse en el televisor mismo. El filósofo Pierre Levy diría que lo más
interesante es analizar la “concatenación de las interfaces” entre el televisor y tecnologías
aledañas, por ejemplo, como enumera Scolari (2008), en las concatenaciones entre el
televisor y la PC o entre la televisión y los sistemas digitales de
memorización/reproducción digital (como el TiVo o el Apple TV). Estos nuevos sistemas
modifican hábitos de consumo, permitiendo que se pueda tener un dominio mayor sobre el
contenido para poder visualizarlo cuando se lo desee, ya que se puede descargar, grabar o
archivar para su posterior reproducción. Ya no sólo ver un contenido televisivo tiene, como
elemento adicional al televisor, el control remoto o el VHS para grabar contenido, ahora
también se incorporan una “serie de parásitos tecnológicos” que crecen a la sombra de la
pantalla, desde consolas de videojuego hasta discos duros multimedia, cámaras
fotográficas y de vídeo, lectores de MP3 y reproductores/grabadores digitales de vídeo.
Sobre estas relaciones entre el televisor y otros dispositivos, Carlon (1999) recuerda que la
problemática del dispositivo ha sido abordada, por ejemplo, a través de la presencia de un
periférico como el control remoto. Este aparato fue objeto de varios análisis, en términos
de relaciones de poder en la elección de los programas (Morley, 19996) o por las
operaciones que permite realizar en recepción (Veron, 1991).
Estas nuevas relaciones terminan socavando el viejo reino del broadcasting a raíz
de las nuevas formas de producción, distribución y visualización de contenidos televisivos.
A esta nueva etapa, Scolari, la llama “Hipertelevisión”:
50
“Teniendo en cuenta la crisis del broadcasting, la atomización de las
audiencias y el avance de una televisión reticular y colaborativa, marcada por
las experiencias interactivas de sus nuevos televidentes, proponemos el
concepto de hipertelevisión para definir esta nueva configuración del medio
televisivo” (Scolari, 2008, p 199).
El discurso hipertelevisivo se irá descubriendo a medida que se vayan analizando
las nuevas textualidades audiovisuales que se desprenden de la relación e interacción que
se van realizando y sobre los cuales se van adaptando los nuevos programas desde la
adopción de rasgos que observan y toman de los “nuevos medios”.
A diferencia de Carlón que sostenía la muerte del grabado como práctica de
visualización de contenido televisivo, Scolari detalla que “la hipertelevisión es el reino del
audiovisual registrado en servidores y discos duros”. En lo que sí coincide es en la poca
utilidad que tendrá la programación, pero esto no significa que se haya terminado con la
importancia del contenido grabado. La hipertelevisión, en todo caso, privilegia el
contenido grabado on demand. (Scolari, 2008)
El autor igualmente no descarta la supervivencia de particularidades del
broadcasting. Menciona que, ante ciertos eventos deportivos, políticos y acontecimientos
históricos, es posible que se pueda volver a reunir a los espectadores detrás del televisor.
Esta práctica considera Scolari que tenía un “rol vertebrador de la sociedad” y que es lo
que en definitiva está desapareciendo más que el televisor mismo. En este sentido se
pregunta qué sucederá con las nuevas experiencias individuales llamadas Narrowcasting o
Nanocasting que reemplazarían al broadcasting y qué medio o institución reemplazará a la
televisión como “Cemento ideológico”, como lo llamaba Gramsci, para mantener unida la
sociedad. Lo que lo inquieta es cómo construir hegemonía cuando hay un ecosistema
mediático tan atomizado y sobre el cual la televisión empieza a dejar de tener peso en la
audiencia con un alcance masivo.
A la hora de analizar las estrategias que toman algunos medios para acoplarse a esta
nueva época, observa Scolari que están naciendo especies “bastardas” que adoptan o
simulan gramáticas y narrativas de otros medios. En la hipertelevisión ya no se dirige hacia
audiencias que compartía con radios y prensa o hacia espectadores formados en la misma
televisión, sino hacia una generación que desde temprana edad está vinculada con la
51
navegación en internet y con los videojuegos. Es sobre estos dos últimos aspectos sobre los
cuales trabajan los nuevos medios. Scolari dirá que esta mutación de la pantalla (y del
discurso televisivo) se puede reducir al siguiente axioma: "lo que una interfaz no puede
hacer, lo simula" (Scolari, 2004: 191). En otras palabras, la hipertelevisión está simulando
las experiencias interactivas e hipertextuales que ya forman parte de la enciclopedia de sus
nuevos televidentes (Scolari, 2006).
En síntesis, estos nuevos hábitos de consumo tienen como intermediarios a nuevos
dispositivos que de a poco intentan reemplazar a quien dio origen a este entretenimiento, el
televisor. Javier Pérez De Silva (2000) en "La Televisión ha muerto" argumenta que la
forma actual de ver contenidos televisivos y el mismo aparato están provocando la pérdida
de protagonismo del televisor. Los motivos están relacionados por la posibilidad del
público de elegir qué, cómo y cuándo ver lo que quieren. Esto genera una interacción entre
el espectador y sus dispositivos, a diferencia del consumo unidireccional anterior, al cual
quiebra para convertir al espectador en un productor de contenido, generando de esta forma
un espacio de socialización que nunca antes había existido, posibilitado fundamentalmente
por la transformación del público generado por el internet de sujeto receptor hasta la de
sujeto receptor - emisor.
Eliseo Verón (2009) en otro de sus textos, “El fin de la historia de un mueble”,
retoma el concepto de Eco de “Paleo Televisión” bajo la caracterización sobre este término
que hacen Casetti y Odin. Esta se basa en dos aspectos fundamentales: su "contrato de
comunicación" y la manera en que se estructura el "flujo" de la oferta. Con respecto a la
primera característica, el autor remarca que hay un contrato de comunicación
esencialmente pedagógico en el que los televidentes actúan como “La clase” y los
profesionales de la televisión toman el rol del “maestro”. El “Flujo” al que hace mención
Verón está relacionado con la grilla de programación que estructura y diferencia los
canales por géneros (ficción, información, deportes, programas culturales, para niños, etc.)
y por horarios preestablecidos. "Esta grilla le permite al espectador elegir, y prepararse
para efectuar las operaciones de producción de sentido y de afecto ligadas al contrato de
comunicación correspondiente al programa elegido" (Casetti y Odin, 1990, p 11).
En la neo-televisión el televidente comienza a intervenir en tiempo real por medio
de su teléfono, interactuando por medio de juegos y por el surgimiento de los "talkshows".
52
Los programas adquieren un esquema en el que se mezclan los géneros (información,
juegos, variedades, ficción, debate) y se montan de manera cada vez más fragmentada. No
sólo hay mayor interacción entre el público y los canales, sino que también dentro de la
programación van surgiendo referencias entre los programas del mismo canal, por ejemplo,
se anticipa el programa que viene a continuación. En esta época además emerge el Video-
Clip como la referencia de las formas audiovisuales que también se fragmentan en la neo
televisión en planos cada vez más cortos y con montajes más rápidos. Casetti y Odín
sintetizan el pasaje de la Paleo-televisión a la neo-televisión como aquel en el que se pasa
de un funcionamiento en términos de contrato de comunicación a otro en términos de
contacto (Casettí y Odin, 1990, p 20). Otro cambio que trae la neo-televisión está
relacionado a la pérdida de colectividad unida que estaba relacionada a la paleo-televisión
en donde mirar un programa les aportaba a los espectadores más que un acto social, un
acto de socialización. En la neo-televisión este proceso es más individualista.
Verón en este ensayo diferencia tres etapas en la historia de la televisión como
mueble. La primera se extiende desde el momento de la instalación de la televisión en el
tejido social, durante los años cincuenta, hasta fines de los años setenta. En esta época se
caracterizaba a la televisión de masas como una ventana abierta al mundo exterior. Ese
mundo era el objeto al que apuntaba la televisión desde la visión del Estado Nación. La
segunda comprende desde principios de los años 80 hasta finales del siglo y del milenio.
En esta fase aparecen los formatos breves de programación, acelerado por el uso del video
clip, emergen programas de juego y los talk-shows. El autor sostiene que “Lo esencial de
esta segunda etapa es que la televisión, al transformarse en la institución-Interpretante en
producción, se desprende definitivamente del campo político.” (Verón, 2009, p 239)
La tercera etapa comienza con una crisis de credibilidad en los medios y con la
explosión de los “reality shows”. Este recorrido termina en esta etapa con el mundo del
destinatario irrumpiendo en la institución televisión, ya no formando parte de un género en
donde aparece ese “público” como en los juegos, sino como representantes del “afuera”,
ocupando el centro de atención y motorizando el espectáculo.
Esta última etapa poseedora de un “gran público” está llegando a su fin por los
cambios que se están profundizando en la convergencia tecnológica. Se está pasando de
servicios separados, a servicios integrados, de plataformas independientes a plataformas
53
multiuso, de proveedores separados a proveedores multiservicio. Verón (2009) aclara que
esta convergencia producirá una diversidad creciente de modalidades de uso:
“Convergencia creciente en producción, divergencia creciente en recepción”.
Continuando con los avances, uno de los cambios más importantes en la práctica de
ver un contenido televisivo es la pérdida del uso de la grilla para definir lo que se quiere
visualizar. Hay un tiempo de oferta y un tiempo de consumo que no siempre coincide y
sobre cuya relación fueron impactando los cambios tecnológicos y los nuevos hábitos de
consumo. Sobre esto Verón explica que:
“A lo largo de la segunda mitad del siglo pasado, se pasó de un
receptor pasivo, prisionero de la grilla de programación de una oferta
escasísima, a un receptor autónomo y activo que consume el audiovisual que
desea consumir en el momento que él elige para hacerlo. Este proceso implica
una creciente divergencia entre oferta y demanda y una decreciente
importancia del directo y del consumo ‘en tiempo real" (Verón, 2009, p 246).
Además de tener en cuenta en el análisis el destino del televisor como aparato, la
renovación y transformación en nuevos hábitos de consumo, el rol de la red que quiebra la
unidireccionalidad a la que había acostumbrado el consumo televisivo al espectador, los
nuevos escenarios y sus desafíos, es necesario también analizar cómo la elección a la hora
de consumir contenido televisivo está regida sobre un manejo temporal que se flexibiliza.
3.5. La convergencia y la modernidad
Zygmunt Bauman (2003) en su libro Modernidad Líquida explora cuáles son los
atributos de la sociedad capitalista que han permanecido en el tiempo y cuáles las
características que han cambiado en su forma. El autor llama “Modernidad líquida” a esta
etapa en la que lo sólido relacionado, en la época de la posguerra, a la certeza, a lo estable
y a lo seguro se ve licuado en la transitoriedad, en la fluidez que posibilita un cambio
constante y en permanente transformación. Bauman sostiene que la conservación de la
forma de lo sólido posibilita su permanencia en el tiempo, mientras que los líquidos
continuamente sufren transformaciones. Esta última cualidad permite caracterizar la
54
fluidez como metáfora de la desregulación, flexibilización o la liberalización de los
mercados.
Este concepto se puede trasladar a los nuevos hábitos de consumo flexibles,
manejando al gusto del espectador los límites del tiempo gracias a la oferta de contenidos y
dispositivos que posibilitan la reproducción de una forma distinta a la que se hacía antes.
Eliseo Verón sostiene que un medio de comunicación es una articulación de un soporte
tecnológico con una práctica social. Por tal motivo, si se observan las transformaciones
tecnológicas y las prácticas sociales que generan, modificando sus hábitos de consumo,
estamos en presencia de una transformación más que profunda.
En este sentido, Raymond Williams (2011), en el apartado sobre “La historia social
de los usos de la tecnología televisiva” remarca que la respuesta tecnológica a una
necesidad no es tanto una cuestión de la necesidad misma sino del lugar que ocupa en una
formación social existente. También hace mención a la existencia de una relación operativa
entre un nuevo tipo de sociedad expandida, móvil y compleja, y el desarrollo de una
tecnología moderna de las comunicaciones En este fragmento el autor le da las palabras
justas a la descripción de este momento en el que los nuevos dispositivos y los saltos
tecnológicos, como menciona Crespi, son los medios con los cuales comparte el televisor
la práctica de mirar contenido televisivo, como así también las aplicaciones y plataformas
play/ on demand empiezan a sacarle lugar a los canales tradicionales para visualizar esos
contenidos en el marco de la crisis de broadcasting. Esta nueva tecnología se acomoda
sobre una modernidad que empuja a su población a la movilidad constante, que se ve en
55
distintos aspectos y prácticas en la sociedad, y a la que no escapa la práctica de mirar
televisión.
El cambio tecnológico de la época que permite en buena medida el surgimiento y
afianzamiento de esta práctica es la convergencia. Estos cambios tecnológicos modificaron
los “modos de hacer” como así también los “modos de ser”. Tomando el concepto de
Raymond Williams sobre el lugar que tiene en la formación social el desarrollo
tecnológico, se podría afirmar que las sociedades producen novedades tecnológicas, como
las mencionadas en este trabajo, en momentos específicos, para determinadas funciones,
recreando las características de la propia sociedad que la genera. En este sentido, la
convergencia supone no sólo un reacomodamiento en la industria televisiva, en base a los
cambios tecnológicos que habilitó con su desarrollo, sino también en la manera de producir
contenidos y en las prácticas de consumo de los mismos.
En la actualidad la convergencia tiene la estructura analizada en parte en esta tesina,
forma parte de una sociedad que la tuvo como mentora y a su vez articula y dirige los
nuevos hábitos de consumo. La modernidad y sus constantes cambios pueden en el futuro
próximo presentar otro modelo que también formará parte de la convergencia de ese
momento, reconfigurando el campo industrial y empresarial y generando nuevas
articulaciones. Lejos de una convergencia armónica y consolidada, estamos ante un
proceso indefinido aún. No se puede conjeturar aún cómo se estructurará el próximo
entramado industrial, tecnológico, comercial y cultural que se denomina también
convergencia.
3.6. Los nativos digitales y su uso de las nuevas tecnologías
Los nuevos hábitos de consumo están mediados por los saltos tecnológicos, la
convergencia que los posibilita y potencia, las plataformas, aplicaciones y proveedores
OTT, el desarrollo de la tecnología y los usos que le da la modernidad, pero también hay
que tener en cuenta en el análisis a una de las generaciones que más uso les da a estas
nuevas tecnologías para concentrar en ella sus consumos. Esta es, de acuerdo a la
56
categorización que le dan distintos autores, la generación X, los Millennials o los Nativos
digitales.
Esta generación tiene actualmente menos de 30 años, nacieron aproximadamente
entre 1981 y 1995, con buena formación académica y son hijos de la generación del Baby
Boom. Según el Doctor en Ciencias Políticas y Sociología, Juan María González-Anleo, en
su trabajo “Generación Millennials. Aproximación a la juventud actual en comparación
con la Generación X”, la diferencia más importante y diferencial entre la generación
Millennial y la generación X, y el resto de todas las anteriores generaciones de jóvenes, es
su relación con las nuevas tecnologías de comunicación. Por este motivo es que toma el
nombre también de nativos digitales.
Actualmente representan el 30% de la población latinoamericana y en el 2025
algunas consultoras como Deloitte & Co pronostican que alcanzarán el 75% de la fuerza
laboral del mundo. Por estos datos las empresas apuntan a esta generación ya que será la
próxima que acaparará el consumo en base a un mercado que tomará en cuenta sus
necesidades y demandas. Entre sus características más importantes se encuentra la
dominación con la tecnología, como una prolongación de su cuerpo. Este acercamiento con
la tecnología posibilita que puedan utilizar múltiples canales y dispositivos digitales para
sus actividades. Tienen un comportamiento multitasking, son capaces de hacer varias cosas
a la vez, usando más de una pantalla en el mismo momento. La posesión del teléfono móvil
es una de las pantallas más usadas y necesarias por esta generación que lo considera un
dispositivo elemental en el desarrollo cotidiano a raíz de la importancia que tienen las
aplicaciones. Según el estudio anteriormente mencionado, el 88% de los Millennials
latinoamericanos tiene perfiles en redes sociales. No son sólo un medio de comunicación
para ellos sino una parte íntegra de su vida social En este sentido es importante ver cómo
buscan en la socialización compartir experiencias y opiniones de productos, por lo que son
muy buscados en las empresas estos testimonios para trabajar sobre eso en futuras
campañas. Debido al uso de las redes sociales y la socialización de sus experiencias y
críticas, los miembros de esta generación suelen prestarle más atención y valorizar más
estas opiniones que las emitidas por la publicidad tradicional, desconfiando en los
anuncios. Esa desconfianza se traslada a los medios de comunicación, disminuyendo el
consumo de televisión y volcándose a elegir sólo lo que quieren ver cuando quieran por
57
medio de la tv Everywhere, para luego, algunos, sumar su opinión o aporte a la
socialización que ofrecen las redes sociales.
El origen del término “Nativos Digitales”, proviene de la reflexión del escritor
Marc Prensky (2001) que en su artículo “Digital Natives, Digital Immigrants” diferencia
en dos categorías de acuerdo al uso y acceso a las Tecnologías de Información y
Comunicación (TIC). De un lado se encuentran los nativos digitales y del otro los que
ubica dentro de la categoría de inmigrante digital. Define a los nativos digitales como la
primera generación que ha crecido con las tecnologías digitales y que son "nativos" del
lenguaje de los ordenadores, videojuegos e Internet, mientras que los inmigrantes digitales
se fueron acercando a esta tecnología sin haber crecido en ese mundo digital. El autor
realiza una analogía con respecto al aprendizaje de un idioma. Mientras los “nativos
digitales” son “hablantes nativos” del lenguaje digital, los “inmigrantes digitales”, pese al
aprendizaje de este nuevo idioma, mantienen su “acento”, su pie en el pasado. En este
sentido enumera algunas prácticas que llevan adelante esta generación basándose en la
prioridad e importancia que les dan a las herramientas digitales que tienen a disposición y
su desenvolvimiento con estas, manteniendo alguna práctica que se adecúe más a su época
analógica que a la digital, como por ejemplo imprimir un correo electrónico para leerlo.
Otros autores como la canadiense Gerri Sinclair y el italiano Bruno Cerboni (2008),
incorporan la categoría de “Avatares digitales”, en el marco del análisis entre las distintas
generaciones y su acceso a las tecnologías. Estos autores diferencian entre los Digital
Aliens (Silent Generation), Digital Inmigrants (Baby boomers), Digital Adaptatives (Gen
X), Digital natives (Gen Y/ Millenials) y finalmente los Digital avatars. Los dos primeros,
según estos autores, no están interesados en la tecnología o muestran una actitud reacia
hacia ella, aun así, los Baby boomers nacidos entre 1946 y 1964 adoptaron tecnologías
como celulares y el envío de mails. La generación x, nacida entre 1965 y 1979 fue la
protagonista del primer contacto con los videojuegos y los ordenadores. Los nacidos entre
1980-2000 son los que pertenecen a la generación y/millennials quienes compartieron toda
su vida con tecnología, más allá del grado de su vinculación con esta. Sobre esta vida
compartida con la tecnología, Marc Prensky (2001) cuantifica esta relación sosteniendo
que la media de los graduados universitarios, en Estados Unidos, han pasado menos de 5
mil horas de su vida leyendo, pero más de 10 mil horas jugando videojuegos y 20 mil
mirando televisión. Además, desde que nacieron están rodeados y, en muchas ocasiones,
58
usan ordenadores, consolas, reproductores digitales de música, video cámara, celulares y
otras herramientas digitales. Estos incorporan como parte de su vida al correo electrónico,
internet, programas de mensajería y sus teléfonos móviles. Por último, los “Avatares
digitales” nacieron en el nuevo milenio y viven fundamentalmente en un mundo online,
manteniendo una gran cantidad de relaciones y comunicaciones virtuales.
El hecho de compartir los años de nacimiento de una generación no necesariamente
significa que compartan todas las características de esa franja etaria. Por ejemplo, para ser
parte de los nativos digitales deben compartir no sólo años de nacimiento sino una cultura
global en base a experiencias con las tecnologías y sus impactos en su vida. En este sentido
la aparición del ordenador como instrumento de entretenimiento y aprendizaje distingue
dos targets de edades: el primero a partir de 1982 corresponde con la llamada Generación
Y (que le sucedió a la X) y un segundo con la aparición de Internet (Generación “Why” o
“Z”). Estos últimos no usaron tantos sistemas analógicos como los primeros.
Una distinción que le aportan las nuevas generaciones a las anteriores en la práctica
de consumir contenidos televisivos es la interacción con otros por medios virtuales y el
conocimiento y uso de las herramientas que aportan las nuevas tecnologías. En el uso de
estas se pueden identificar tres modos distintos, tomando las categorías de Christopher
Harris. Este autor llama a esta forma de uso como: “knowking, participating y living”, que
caracterizarían a tres tipos de usuarios: voyeurs (no usan pese a que conocen la existencia
de la tecnología), inmigrantes (de forma limitada participan en las redes digitales) y
nativos, los que le dan un uso intenso a la tecnología digital. Mientras que los primeros
tienen una fuerte vinculación aún con aparatos analógicos, los segundos incluyen algunas
tecnologías digitales y los nativos actúan en una realidad híbrida. Otro autor que analiza
este comportamiento es Wesley Fryer quien además incorpora el concepto de “refugiado”.
Estos ignoran la existencia de la tecnología o “la niegan” actuando como si no existiese.
Por otra parte, las fronteras entre estos tipos dibujan brechas que tienen ya poco que ver
con el acceso a la tecnología y más con actitudes culturales y estilos de vida. (Fryer, 2006)
Para finalizar, los “nativos digitales” en su interacción con la tecnología no sólo
tienen una mayor apropiación de las nuevas tecnologías para adoptar nuevas prácticas en el
consumo de contenido televisivo, sino que también irradian su conducta digital hacia
actitudes que modificaron y crearon nuevas experiencias en la vida cotidiana. En este
59
sentido se puede observar cómo la tecnología se convierte, con el teléfono celular como el
mayor exponente, en una extensión de las personas. El uso cotidiano del teléfono móvil le
ha agregado al soporte tecnológico el ser un instrumento o utensilio que sirve por ejemplo
para registrar lo que suceda en el momento en el que ocurre un acontecimiento, como
accidentes o desastres naturales en donde los momentos captados por celulares tuvieron
una importancia destacada o simplemente como un registro cotidiano que luego se
compartirá en redes sociales en el marco de una aldea global digital a la que se entregan
completamente las nuevas generaciones. Esta juventud se convierte en cronistas de sus
realidades, apropiándose de la tecnología con la destreza propia de esta generación y
creando los instrumentos necesarios para utilizar en ese momento. Sobre este concepto de
apropiación y de extensión de la tecnología como una parte más del cuerpo se puede
recuperar el énfasis sobre el análisis del medio que hace Mc Luhan en su libro Comprender
los medios de comunicación (1996). Este autor sostiene, con su frase más famosa, que “el
medio es el mensaje”, desarrollando lo relevante que es el cambio que introduce la
tecnología, más allá del contenido que transmita. En este sentido considera que los medios
son exteriores del ser humano, modifican todos los aspectos de la vida del hombre
alterando el equilibrio de sentidos.
Teniendo en cuenta el concepto de Raymond Williams del lugar que ocupa en la
sociedad la respuesta tecnológica a una necesidad en el marco de la formación social
existente, la habilidad de los “nativos digitales” para apropiarse y crear sus instrumentos
tecnológicos para expresar sus consumos, producciones o registros, no se puede dejar de
lado entre los soportes que sostienen los nuevos hábitos de consumo el concepto de
liquidez de Bauman, como anteriormente se mencionó. Estas nuevas prácticas forman
parte de una modernidad que está en constante cambio, con una sociedad que se transforma
constantemente, con estructuras sociales que no perduran en el tiempo lo suficiente para
asentarse y dejar marcos de referencia. La sociedad moderna líquida “es aquella en que las
condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se
consoliden en unos hábitos y en una rutina determinada” (Bauman, 2007, p 9). De esta
manera se puede dar forma a la imagen líquida que pueda justificar la rapidez de los
cambios tecnológicos que hoy forman parte de un sistema convergente que le dio lugar a
los actuales hábitos de consumo y que, sin ser definitivo, puede cambiar en el corto o
mediano plazo como parte de la modernidad líquida.
60
Capítulo 4: Análisis de las encuestas
4.1. La muestra
Para analizar el impacto y los cambios en los hábitos de consumo de contenido
audiovisual se realizó una encuesta durante el segundo semestre del año 2015 a 200
personas del Área Metropolitana de Buenos Aires Para tener una muestra representativa, si
bien no probabilística, se intentó mantener cantidades proporcionales en las categorías de
“Edad”, en donde se diferenciaron tres franjas etarias (menores de 25 años, Entre 26 y 40 y
mayores de 41) y “Sexo”. En cuanto al Nivel Educativo, como se hizo con la Edad, se
agrupó en escalas que facilitaron el análisis y comparación con el resto de las variables y
categorías.
En la encuesta se interrogó sobre la situación laboral, la cantidad de horas que
trabaja quien consume contenidos televisivos, cuáles dispositivos tiene en su hogar, por
cuál consume la mayor cantidad de ese contenido, el tipo de acceso a esa programación
(Por cable, internet, aire, satelital), por cuál accede de forma más frecuente y por cuál
prefiere. También se preguntó por el conocimiento de las plataformas play y su uso. En
cuanto a la frecuencia del consumo de estos contenidos y las vías por las cuales accede se
construyó un cuadro en donde se cruza la frecuencia y la visualización de los contenidos de
acuerdo al dispositivo. Finalmente se realizaron algunas preguntas sobre preferencia de
consumo, cantidad de capítulos por día o semana, la franja horaria y la decisión de opinar
al respecto en redes sociales.
Con respecto a la muestra en sí, como se puede ver en los gráficos 1 a 4, ésta tiene a
un 54% de mujeres y a un 46% de varones, con una población en donde un 47% tiene entre
26 y 40 años, un 36,5% ocupa la franja etaria hasta 25 y un 16,5% es mayor de 41 años.
Entre los encuestados un 59% tiene estudios medios y bajos y un 41% tiene una formación
que incluye posgrados. En cuanto a la situación laboral un 51% de los encuestados trabaja
jornada completa, mientras que un 31% lo hace media jornada y un 18% no trabaja.
63
Como se puede ver en el gráfico 5, entre los dispositivos que poseen se pueden
encontrar, entre los más usados, la notebook (20,2%), el televisor (19,2%) y el Smartphone
(19,1%). La computadora portátil supera ampliamente a la PC de escritorio (13,9%). En
mucha menor medida hay un porcentaje que oscila entre el 4 y el 8% en la posesión de
Tablet, Smart TV, Consola de Video Juegos y Celular sin Wi fi.
Gráfico 5: Distribución de posesión de dispositivo en el hogar.
A la hora de analizar el mayor uso de estos dispositivos para consumir contenidos
televisivos hay una marcada preferencia por el uso del Televisor con un 34%, le sigue la
Notebook con el 18,40 %, luego el Smart TV con el 16,6% (si bien no tiene la presencia de
otros dispositivos de uso similar, la posesión vincula más al consumo por esta vía que otro
dispositivo). La PC de escritorio concentra el 12,80% de uso mientras que el otro
porcentaje de dos dígitos lo tiene el consumo por Smartphone con un 10,1 %. Sólo 12
personas (3,60 %) contestaron que usan mayormente la consola y la tablet para ver estos
contenidos. En el Gráfico 6 se podrán ver los porcentajes de uso de cada dispositivo.
64
Gráfico 6: Porcentaje de uso de dispositivos
Los contenidos televisivos ya no sólo están disponibles en el televisor por medio
del cable o satélite, también se puede encontrar en internet, con plataformas que en algunos
casos para acceder a ellas necesitan una suscripción. En este sentido el consumo por
televisión concentra el 58,9% de acceso mientras que por internet acceden un 41,1% de los
encuestados, en donde además la mitad lo hace con suscripción y la otra mitad no.
Gráfico 7: Acceso de contenidos televisivos por cable o internet.
Los dispositivos que se tomaron en cuenta para analizar su mayor o menor uso
fueron el televisor, Smart Tv, Celular común, Smartphone, Tablet, Pc de Escritorio,
65
Notebook y Consola de Video Juegos. Su grado de uso fue cruzado con otras variables
como la edad, el sexo, su estado laboral y el nivel académico.
4.2. Análisis del uso de dispositivos según edad, sexo, situación laboral y nivel
educativo
Con respecto al uso del televisor se encuentra que los mayores de 41 años son los
que más usan este dispositivo (77,8%) si se los compara con los otros rangos etarios
(53,8% Hasta 25 años y 48,6% de 26 a 40 años), probablemente por su simple y
acostumbrado uso. También se observa un uso diverso de acuerdo a la situación laboral,
quienes trabajan jornada completa el 62,2 % utilizan sobre todo la televisión,
probablemente porque durante el día pasan bastante tiempo frente a una computadora y
prefieren consumir estos contenidos de forma diferente. Quienes no trabajan distribuyen su
consumo en diversos dispositivos, mientras quienes lo hacen media jornada el 51,7%
prefiere ver contenidos por televisión, siendo este el dispositivo con mayor uso. A la hora
de compararlo con el nivel educativo se encuentra un mayor uso en quienes tienen altos
estudios (61,3% frente al 50% de los que tienen niveles bajos o medios). En este sentido
probablemente interfiera la edad en donde hay una marcada diferencia en el uso de acuerdo
los años que tenga el espectador.
El televisor incorporó con las nuevas tecnologías una mayor calidad de imagen y
conexión inalámbrica para evolucionar en un nuevo dispositivo llamado Smart Tv. Los que
tienen entre 26 y 40 años son los que más tienen este dispositivo y los que más lo
consumen (37,1%). También se observa un mayor consumo en varones (39,5% frente al
24,4% en mujeres) y en quienes tienen estudios de nivel medio y bajo (36.5% frente a 22,6
% de estudios altos). En este sentido la edad también es una variable que debe estar
afectando esta diferenciación ya que también tiene una ventaja considerable sobre los otros
rangos etarios.
Con respecto a los celulares inteligentes o Smartphone, nuevamente los que se
encuentran entre 26 y 40 años son los que más consumen contenidos televisivos (31,4%),
en este caso por este dispositivo, si se los compara con mayores de 41 (22,2%) y los de
66
hasta 25 (17,9%). Quienes no trabajan (29,4%) son los que más ven contenido por
Smartphone, sacándole 12 puntos a los que trabajan media jornada (17,2%). Por otro lado,
el doble de mujeres (31% frente al 15,8%) consumen contenido por este dispositivo y casi
el triple de personas con estudios medio y bajo (30,8%) también lo hacen por sobre los de
altos estudios (12,9%).
Otro dispositivo que se utiliza para ver estos contenidos es la Tablet. En general
tiene un mayor tamaño que los celulares, con una muy buena calidad de video y con
aplicaciones que funcionan a veces mejor que en los otros aparatos móviles. Los mayores
de 41 años (11,1%) son los que más tiene y más la usan para ver contenidos televisivos. No
se encuentran diferencias en el uso preferencial entre el nivel de estudio, sexo ni situación
laboral. Moderadamente hay un mayor uso en quienes trabajan media jornada (10,3%) casi
duplicando a los que trabajan jornada completa (5,4%) y tienen un nivel de estudio medio
y bajo (7,7%) probablemente en esta variable tenga un peso importante la edad.
La computadora es el aparato tecnológico más grande entre los dispositivos
alternativos al televisor para ver contenidos televisivos. Además de la PC de escritorio se
usan Computadoras portátiles como Notebooks o Netbooks para tener acceso a internet y
ver estos contenidos. Probablemente en la elección de uno u otro aparato se tenga en
cuenta el grado de movilidad que uno elige para poder darle usabilidad más que la
característica propia del hardware o software que tienen. Si se tiene en cuenta lo primero
puede abonar a la relación que se encuentra a lo largo del trabajo entre la movilidad a la
que se busca y se aprovecha y las distintas variables estudiadas para explicar los nuevos
hábitos de consumo de estos contenidos.
Según la encuesta realizada hay un mayor uso de la PC de escritorio entre los que
tienen 26 y 40 años (34,3% frente al 28,2% y 22,2% de la primera y la tercera franja
etaria). A la hora de comparar por situación laboral se puede ver una disminución (27%
promedio entre los que lo hacen media jornada y jornada completa) probablemente por un
uso asociado al laboral al cual están expuestos durante el día y al que prefieren evitar en
sus hogares. Por tal razón quienes no trabajan tienen un elevado porcentaje (41,2%) a la
hora de consumir contenido televisivo por PC. Por otro lado, hay un mayor uso en los
varones (34,2%) que en las mujeres (26,7%) y de quienes tienen un nivel educativo bajo y
medio (32,7% frente al 25,8% del alto). Esta diferenciación se invierte cuando se analiza el
67
uso de Notebook. En este sentido quienes más usan este dispositivo, al igual que con el
Smartphone, son las mujeres (44,4% frente al 21,1% de los varones) y quienes tienen un
nivel educativo alto (48% frente al 25% del nivel educativo medio y bajo). El análisis del
uso de dispositivos por edad es el mismo, con la diferencia de que es más elevado el
porcentaje de uso en la categoría de edad entre 26 y 40 años (48,9%). Finalmente, no hay
tampoco muchas diferencias de uso de notebook si se relaciona con la situación laboral del
espectador, en donde se puede encontrar una ligera preferencia entre quienes trabajan
jornada completa (37,8%), probablemente por ser este un dispositivo móvil y poder
llevarlo a donde quiera descansar.
Finalmente, el último dispositivo en cuanto a masividad y uso por el cual también
se puede acceder a estos contenidos es la Consola de Video Juegos. Estos aparatos no sólo
se utilizan para jugar como anteriormente se hacía, sino que ahora incorpora el uso de
internet inalámbrico para adquirir los juegos, conectarse con otros usuarios en la red y para
ver contenidos televisivos por medio de aplicaciones disponibles para esas consolas. En
este sentido y de acuerdo a los resultados de la encuesta realizada para este trabajo, en dos
variables hay una diferencia en el uso preferente de este dispositivo para visualizar
contenidos televisivos. Los que tienen entre 26 y 40 años son los que más usan este
dispositivo con un 14,3% y con un porcentaje similar se puede observar también una
preferencia entre los que trabajan jornada completa (13,5% frente al 3,4% de los que lo
hacen media jornada). La posibilidad de adquirir este aparato y la edad en la que hay una
mayor población laboral activa puede influir en la posesión y uso de este dispositivo ya
que por ejemplo quienes no trabajan tienen también un 0% de uso. La edad es algo a tener
en cuenta ya que por ejemplo quienes tienen más de 41 años tienen un porcentaje alto de
posesión (33,3%) pero un nulo porcentaje de uso ya que su mayor utilidad la debe
concentrar un público con una edad no contemplada en este estudio o con un objetivo
distinto al tema que se aborda en estas páginas.
68
Cuadro 1: Uso de dispositivos de acuerdo al sexo
Dispositivo Varones Mujeres
Televisor 52,6% 55,6%
Smart Tv 39,5% 24,4%
Celular 2,6% 0%
Smartphone 15,8% 31,1%
Tablet 5,3% 6,7%
PC 34,2% 26,7%
Notebook 21,1% 44,4%
Consola 7,9% 6,7%
Cuadro 2: Uso de dispositivos de acuerdo al Nivel Educativo
Dispositivo Bajo y medio Alto
Televisor 50,0% 61,3%
Smart Tv 36,5% 22,6%
Celular 1,9% 0%
Smartphone 30,8% 12,9%
Tablet 7,7% 3,2%
PC 32,7% 25,8%
Notebook 25,0% 48,4%
Consola 5,8% 9,7%
69
Cuadro 3: Uso de dispositivos de acuerdo a la franja etaria
Dispositivo Menor de 25 años Entre 26 y 40 Mayor de 41 años
Televisor 53,8% 48,6% 77,8%
Smart Tv 28,2% 37,1% 22,2%
Celular 2,6% 0% 0%
Smartphone 17,9% 31,4% 22,2%
Tablet 2,6% 8,6% 11,1%
PC 28,2% 34,3% 22,2%
Notebook 28,2% 42,9% 22,2%
Consola 2,6% 14,3% 0%
Cuadro 4: Uso de dispositivos de acuerdo a la Situación laboral
Dispositivo Trabaja media jornada Trabaja jornada completa No trabaja
Televisor 51,7% 62,2% 41,2%
Smart Tv 31,0% 32,4% 29,4%
Celular 0% 0% 5,9%
Smartphone 17,2% 27,0% 29,4%
Tablet 10,3% 5,4% 0%
PC 27,6% 27,0% 41,2%
Notebook 31,0% 37,8% 29,4%
Consola 3,4% 13,5% 0%
70
4.3. Modalidades de consumo televisivo según edad, sexo, nivel educativo,
situación laboral
Además de analizar el acceso a contenidos televisivos por medio de determinados
dispositivos, también se tendrá en cuenta para el análisis de los nuevos hábitos de consumo
el acceso a estos contenidos a partir de sus formas frecuentes y preferentes de sus
consumidores para lograr dicho fin. En este sentido se analizará el uso del Cable y el
internet con sus distintas variantes como medio para llegar a la programación que se quiera
visualizar.
El contenido televisivo por cable tiene un uso mayor en los varones, en general,
como se pudo observar hasta ahora, el género es una variable que marca diferencias en la
elección del dispositivo. El 88,8% de los varones poseen televisión por cable mientras que
un 77,8% de las mujeres tienen la posibilidad de acceder a contenidos televisivos por esa
vía. Esta tendencia se mantiene en otros tipos de posibilidad de acceso, salvo en televisión
satelital en donde el doble de mujeres tiene acceso a una antena para ver por esa vía (1,1%
frente al 5,3%). Por internet tanto con o sin suscripción el varón tiene un acceso mayor
(55,3% frente al 40% en la primera y 47,4% contra el 44,4% en la segunda modalidad de
acceso). Si se observa la preferencia no hay diferencia, pero si se encuentran distintos
valores si se observa el modo más frecuente de acceso. Mientras los varones eligen la
televisión por cable en un 47,4%, las mujeres lo hacen en un 31,1%.
Con respecto a la situación laboral y su incidencia a la hora de ver contenido
televisivo por cable se encuentra que hay un mayor porcentaje de posesión de esta vía en el
grupo de encuestados que no trabaja (88,2%), quienes además son los que de forma más
frecuente consumen por este modo (41.2%), aunque no son los que más prefieren ver de
esta forma (35,3%). En este sentido los que prefieren ver contenidos televisivos por cable
son los que trabajan media jornada, relacionándolo con la situación laboral. Mientras el
41,4% que trabaja pocas horas prefiere ver estos contenidos por cable, el 15,2% de los que
trabajan jornada completa y el 35,3% de los que no trabajan contestaron por esta
preferencia.
Si se observa cuánto puede influir la edad en esta elección vemos que los mayores
de 41 años contestaron en el 100% de las encuestas que poseen esta vía (televisión por
71
cable), dejando en el 80% al resto. Esta tendencia se mantiene si se observa el cuadro del
modo preferente y frecuente de acceso. En este sentido se puede observar que los mayores
de 41 años son los que más porcentaje tienen. En cuanto a los otros rangos etarios, los de
26 a 40 años prefieren ver contenidos por televisión por cable más que los menores de 25
(28,6% frente al 20,5%), mientras que estos últimos utilizan de forma más frecuente este
modo para ver esos contenidos (38,5%. frente al 28,6%)
Ampliando las variables se puede observar que si se relaciona con el nivel
educativo no hay diferencias en cuanto a la posesión de la televisión por cable, pero si se
analiza el uso más frecuente se puede observar que quienes tienen niveles de estudios bajos
y medios eligen más ver por cable, si se lo compara con los que tienen alto nivel de estudio
(32,7% frente al 22,6%).
La posibilidad de acceso a contenidos por internet con suscripción muestra
diferencias importantes en quienes trabajan jornada completa (casi el 60%) frente al resto
que oscila entre el 34 y el 41%. También se observa una mayor posibilidad por esta
elección en los que tienen entre 26 y 40 años (51,4% mientras que lo que tienen hasta 25
eligen esta vía un 48,7% y los mayores de 41 un 22,2%). Esa franja etaria es la que más
usa dispositivos móviles y aplicaciones o portales para ver en cualquier momento
contenido televisivo, probablemente a esa tendencia se le suma la posibilidad de pago de
estos servicios y el poco tiempo disponible que les queda al trabajar buena parte del día, lo
que les permite poder manejar el tiempo de sus series o películas para verlas cuando
puedan. En el modo sin suscripción también tiene un porcentaje similar en esos rangos. En
este caso se puede ver que la edad influye en la posibilidad de este tipo de acceso a
contenidos televisivos con una marcada presencia entre los mayores de 41 años de la
televisión por cable y una escasa cantidad en el porcentaje de internet para acceder a estos
contenidos, mientras que los menores de 40 años le agregan a un elevado porcentaje de
acceso por cable, casi un 50% de acceso por internet. Continuando con el análisis de
cuánto influye la edad en estas decisiones se puede observar que los mayores de 41 años
son los que menos prefieren ver contenidos por internet con suscripción, mientras que los
que tienen menos de 40 años tienen un porcentaje similar, cerca del 40%, de preferencia
por este modo y porcentajes similares para las tres categorías para el modo de internet sin
suscripción (Entre el 17 y 22%). Con respecto a la frecuencia en la utilización de internet
con suscripción se puede observar una similitud con el anterior cuadro, con una ausencia
72
importante entre los mayores de 41 años, con una notable diferencia entre los que tienen
entre 26 y 40 con respecto a los menores de 25 (42,9% frente al 25%) y porcentajes
similares en la categoría sin suscripción.
Por último, se puede ver una diferencia entre la posibilidad de acceso a contenidos
televisivos y la situación laboral. Se observa una mayor relación entre los que no trabajan y
la televisión por cable, así como una mayor posibilidad de acceso entre los que lo hacen
con jornada completa y el acceso por internet con suscripción, se puede observar un
incremento considerable entre los que lo hacen con media jornada y el acceso a contenidos
por internet sin suscripción. Si se observa el cuadro que analiza la situación laboral y el
modo frecuente de acceso a contenidos televisivos se puede encontrar la misma tendencia
con respecto a la posibilidad de acceso. Mientras que en el cuadro en donde se analiza la
preferencia se observa un mayor consumo por televisión por cable entre los que trabajan
media jornada (41%), en cuanto a la preferencia de utilizar internet con suscripción se
mantiene un alto porcentaje entre los que trabajan jornada completa (45,9%) y se torna
parejo el consumo por internet sin suscripción, oscilando los 3 universos encuestados en el
20%. Esto podría deberse a que el trabajo sea un factor que estimule y permita el acceso
por una u otra vía teniendo en cuenta el arancel que se abona por la suscripción, los
dispositivos que potencian ese uso y la posibilidad de acceso a esos contenidos.
En cuanto al nivel educativo no hay diferencias pronunciadas a la hora de analizar
el consumo por medio de cable o internet. El género muestra cierta inclinación hacia la
búsqueda de acumular aparatos electrónicos por parte de los hombres más que en las
mujeres, quienes tienen más afinidad por los dispositivos móviles, mientras que los
varones acentúan su posesión en los televisores, consolas y computadoras, dispositivos
“muebles”. A la hora de analizar su consumo se puede observar que los varones como ya
se analizó anteriormente poseen más servicios de televisión por cable y de internet con y
sin suscripción, aunque en esta última categoría no tiene mucha diferencia con las mujeres.
En este sentido los varones tienen un uso más frecuente de la televisión por cable (47,4%)
comparado con las mujeres (31,1%), mientras que a la hora de analizar el consumo
frecuente por internet tanto en la modalidad con y sin suscripción hay un mayor consumo
por parte de las mujeres (33,3% y 20% frente al 26,3 y 13,2% de los varones),
manteniendo esa libertad y movilidad que se puede encontrar en la posesión de
dispositivos móviles. En cuanto al análisis del modo preferente de consumo no se
73
encuentran diferencias, más que una mínima inclinación de los varones a los dos modos de
consumo por internet (39,5% y 21,1% en tanto que las mujeres lo eligen en un 35,6 y
17,8%).
Cuadro 5: Análisis de acceso a contenidos televisivos en función del sexo
Acceso a contenidos Varones Mujeres
Por TV por Aire 21,1% 20,0%
Por TV por Cable 86,8% 77,8%
Por TV Satelital 5,3% 11,1%
Internet con Suscripción 55,3% 40,0%
Internet sin Suscripción 47,4% 44,4%
Cuadro 6: Análisis de frecuencia en el acceso a contenidos televisivos en función del sexo
Modo frecuente de acceso a contenidos Varones Mujeres
Por TV por Aire 10,5% 8,9%
Por TV por Cable 47,4% 31,1%
Por TV Satelital 2,6% 6,7%
Internet con Suscripción 26,3% 33,3%
Internet sin Suscripción 13,2% 20,0%
Cuadro 7: Análisis de la preferencia en el acceso a contenidos televisivos en función del
sexo
Modo preferido de acceso a contenidos Varones Mujeres
Por TV por Aire 5,3% 11,1%
Por TV por Cable 28,9% 28,9%
Por TV Satelital 5,3% 6,7%
Internet con Suscripción 39,5% 35,6%
Internet sin Suscripción 21,1% 17,8%
74
Cuadro 8: Análisis de acceso a contenidos televisivos en función de la edad.
Acceso a contenidos Hasta 25 años Entre 26 y 40 Mayores de 41 años
Por TV por Aire 23,1% 20,0% 11,1%
Por TV por Cable 79,5% 80,0% 100,0%
Por TV Satelital 10,3% 8,6% 0%
Internet con Suscripción 48,7% 51,4% 22,2%
Internet sin Suscripción 46,2% 51,4% 22,2%
Cuadro 9: Análisis de frecuencia en el acceso a contenidos televisivos en función de la
edad
Modo frecuente de acceso a contenidos
Hasta 25 años Entre 26 y 40 Mayores de 41 años
Por TV por Aire 12,8% 8,6% 0%
Por TV por Cable 38,5% 28,6% 77,8%
Por TV Satelital 5,1% 5,7% 0%
Internet con Suscripción 25,6% 42,9% 0%
Internet sin Suscripción 17,9% 14,3% 22,2%
Total 100% 100% 100%
75
Cuadro 10: Análisis de la preferencia en el acceso a contenidos televisivos en función de la
edad.
Modo preferido de acceso a contenidos
Hasta 25 años Entre 26 y 40 Mayores de 41 años
Por TV por Aire 15,4% 0 % 11,1%
Por TV por Cable 20,5% 28,6% 66,7%
Por TV Satelital 5,1% 8,6% 0%
Internet con Suscripción 41,0% 42,9% 0%
Internet sin Suscripción 17,9% 20,0% 22,2%
Total 100% 100% 100%
Cuadro 11: Análisis de acceso a contenidos televisivos en función del Nivel Educativo
Acceso a contenidos Bajo y medio Alto
Por TV por Aire 23,1% 16,1%
Por TV por Cable 80,8% 83,9%
Por TV Satelital 9,6% 6,5%
Internet con Suscripción 50,0% 41,9%
Internet sin Suscripción 42,3% 51,6%
76
Cuadro 12: Análisis de frecuencia en el acceso a contenidos televisivos en función del
Nivel Educativo
Modo frecuente de acceso a contenidos Bajo y medio Alto
Por TV por Aire 7,7% 12,9%
Por TV por Cable 38,5% 38,7%
Por TV Satelital 7,7% 0 %
Internet con Suscripción 28,8% 32,3%
Internet sin Suscripción 17,3% 16,1%
Total 100% 100%
Cuadro 13: Análisis de la preferencia en el acceso a contenidos televisivos en función del
Nivel Educativo
Modo preferido de acceso a contenidos Bajo y medio Alto
Por TV por Aire 7,7% 9,7%
Por TV por Cable 32,7% 22,6%
Por TV Satelital 7,7% 3,2%
Internet con Suscripción 36,5% 38,7%
Internet sin Suscripción 15,4% 25,8%
Total 100% 100%
77
Cuadro 14: Análisis de acceso a contenidos televisivos en función de la Situación Laboral.
Acceso a contenidos Media jornada Jornada Completa No trabaja
Por TV por Aire 17,2% 24,3% 17,6%
Por TV por Cable 82,8% 78,4% 88,2%
Por TV Satelital 10,3% 10,8% 0%
Internet con Suscripción 34,5% 59,5% 41,2%
Internet sin Suscripción 51,7% 40,5% 47,1%
Cuadro 15: Análisis de frecuencia en el acceso a contenidos televisivos en función de la
Situación Laboral
Modo frecuente de acceso a
contenidos
Media jornada Jornada Completa No trabaja
Por TV por Aire 17,2% 5,4% 5,9%
Por TV por Cable 34,5% 40,5% 41,2%
Por TV Satelital 6,9% 5,4% 0 %
Internet con Suscripción 20,7% 37,8% 29,4%
Internet sin Suscripción 20,7% 10,8% 23,5%
Total 100% 100% 100%
78
Cuadro 16: Análisis de la preferencia en el acceso a contenidos televisivos en función de la
Situación Laboral.
Modo preferido de acceso a
contenidos
Media jornada Jornada Completa No trabaja
Por TV por Aire 6,9% 10,8% 5,9%
Por TV por Cable 41,4% 16,2% 35,3%
Por TV Satelital 6,9% 8,1% 0 %
Internet con Suscripción 27,6% 45,9% 35,3%
Internet sin Suscripción 17,2% 18,9% 23,5%
Total 100% 100% 100%
4.4. Análisis del conocimiento y uso de Plataformas Play
En el acceso a contenidos por internet con suscripción se encuentran las
plataformas play. Estos servicios están disponibles si se tienen contratados los canales en el
servicio de cable del consumidor que cuentan con una página en donde se puede ver buena
parte de sus productos en cualquier momento y en casi cualquier dispositivo. Últimamente
también se están empezando a vislumbrar formas de acceso que saltean a las
cableoperadoras y se están comercializando, de forma similar a Netflix, con una relación
directa entre el canal y el usuario. De acuerdo a los resultados de la encuesta realizada, en
las únicas variables en donde hay una modificación considerable en el uso de plataformas y
en su conocimiento es en la edad y en el género. Los que más usan son los mayores de 26
años, siendo los que se encuentran entre esta edad y los 40 los que tienen ligeramente más
porcentaje de uso y conocimiento (25,7% frente al 22% de los mayores de 41 años).
También se observa una diferencia considerable entre varones y mujeres, siendo los
primeros los que usan este servicio en un 23,7% mientras las mujeres lo hacen en un
15,6%. Probablemente este dato se pueda explicar en el alto porcentaje de desconocimiento
de estas plataformas por parte de las mujeres (40% frente al 21% de varones)
Sobre el conocimiento de estas plataformas play, en donde muchos canales están
optando subir sus contenidos, se puede observar que en todas las variables (Situación
79
Laboral, edad, sexo y nivel educativo) con las que se intentó cruzar para estudiar su
comportamiento, tiene un elevado porcentaje de conocimiento más allá de su posibilidad
de uso. En la única categoría en donde se observa un incremento en el desconocimiento es
en los que trabajan media jornada (41,4%), Mujeres (40%) y en los mayores de 41 años
(44,4%). La edad y el género son variables que mostraron cambios en los modos y
comportamientos de los hábitos de consumo.
Cuadro 17: Análisis del conocimiento de la Plataforma play en función del sexo
Conocimiento de Plataformas Play
Varones Mujeres
Conoce y usa 23,7% 15,6%
Conoce y no usa 55,3% 44,4%
No conoce 21,1% 40,0%
Total 100% 100%
Cuadro 18: Análisis del conocimiento de la Plataforma play en función de la edad.
Conocimiento de
Plataformas Play
Hasta 25 años Entre 26 y 40 años Mayores de 41 años
Conoce y usa 12,8% 25,7% 22,2%
Conoce y no usa 56,4% 45,7% 33,3%
No conoce 30,8% 28,6% 44,4%
Total 100% 100% 100%
80
Cuadro 19: Análisis del conocimiento de la Plataforma play en función del Nivel
Educativo.
Conocimiento de
Plataformas Play
Bajo y Medio Alto
Conoce y usa 21,2% 16,1%
Conoce y no usa 44,2% 58,1%
No conoce 34,6% 25,8%
Total 100% 100%
Cuadro 20: Análisis del conocimiento de la Plataforma play en función de la Situación
laboral.
Conocimiento de Plataformas
Play
Media Jornada Jornada completa No trabaja
Conoce y usa 20,7% 18,9% 17,6%
Conoce y no usa 37,9% 56,8% 52,9%
No conoce 41,4% 24,3% 29,4%
Total 100% 100% 100%
4.5. Análisis de horarios y hábitos de consumo de contenidos televisivos
El horario para ver contenidos televisivos muestra una conducta particular de un
hábito de consumo. A la hora de analizar la concentración de su consumo en determinadas
franjas horarias se puede observar que pese a la expansión de plataformas y de dispositivos
que promueven la visualización de esos contenidos en cualquier horario, el Prime Time
sigue siendo la franja horaria que más atención concentra. En las 4 variables con las que se
intentó estudiar el impacto que tenían en la elección de un horario particular para ver los
contenidos se puede observar que la franja de 21 a 24 horas es la que tiene un porcentaje
notablemente mayor con una media del 79%.
81
Con respecto a la Edad hay un leve mayor consumo hasta el mediodía por parte de
los menores de 25 años (5,1% frente al 2,9% en los que tienen entre 26 y 40 años), los
encuestados mayores de 41 años no muestran casos afirmativos en esa franja, al contrario
de lo que sucede en la siguiente franja hasta las 17 hs donde este rango etario eleva
notablemente el porcentaje de consumo hasta un 22%, superando a los que tienen hasta 25
que se quedan en un 10,3% y los que tienen entre 25 y 40 años que llegan al 8,6%. La
diferencia se encuentra probablemente en una oferta de contenidos más orientado al
consumo de personas con esa edad: Magazines y novelas.
De 21hs hasta la medianoche es la franja horaria que más porcentaje tiene en todas
las variables, en la de Edad se puede ver que los que tienen entre 26 y 40 años son los que
más ven en este horario (85,7%), pese a que son también quienes más usan dispositivos
móviles y conocen las plataformas play.
Quienes más contenido visualizan en la madrugada son los mayores de 41 años,
probablemente condicione esta conducta una franja horaria en la que tengan más tiempo
para ellos debido a la segura atención que deben prestarles a sus hijos, en caso de tenerlos,
durante el día, quienes además suelen monopolizar el control de los contenidos si hay
pocos dispositivos. En esta franja también se encuentra una diferencia notable entre los que
tienen alto nivel educativo y los que tienen estudios medios y bajos (12.9% frente al 1,9%).
Con respecto a las otras variables no hay tantas diferencias como con la Edad. Si se
observa cómo influye el nivel académico se puede agregar a lo ya mencionado que los que
tienen un nivel medio y bajo son los únicos que contestaron ver contenido antes de
mediodía. En cuanto al sexo, que en otros análisis es un factor que condiciona en gran
medida los consumos, sólo se encuentra una mayor diferencia en la franja de 8 a 12 del
mediodía, en donde sólo un 7,9% de varones contestaron que ven contenidos en ese
horario, mientras no se encuentran respuestas afirmativas en esta franja horaria en las
mujeres. Hay una leve diferencia a favor de las mujeres en el horario Prime Time (82,2 %
frente al 76,3%), mientras que los varones ven un poco más en la madrugada (7.9% frente
al 4,4%).
82
La situación laboral muestra algunas diferencias. Los que trabajan jornada
completa no ven de 8 a 12 hs, mientras que los que trabajan media jornada y los que no lo
hacen muestran porcentaje similares (6,9% y 5,9%). Esta similitud se observa entre los que
trabajan tanto jornada completa como media jornada en la franja de 12 a 17 hs (entre el 5 y
7%), mientras se eleva al 29,4% el porcentaje de consumo entre los que no trabajan.
Quienes trabajan tienen alto porcentaje de consumo entre las 21 y las 24 hs. (86,2% los que
trabajan media jornada y 83,8% los que trabajan jornada completa) mientras que los que no
trabajan, por el elevado porcentaje que tienen en la franja horaria anterior, disminuye hasta
un 58,8%. En la madrugada sólo ven contenidos los que trabajan jornada completa y los
que no trabajan con muy poca diferencia (10,8% y 5,9% respectivamente).
La injerencia de nuevos dispositivos aporta una variedad mayor de acceso a
contenidos, alterando también horarios y carga horaria de consumo. Además de la clásica
forma de visualizar un programa una vez por semana o por día en un determinado horario,
con la incorporación de computadoras, tablet, celulares y consolas se pueden ver esos
programas, si están disponibles, en cualquier horario y día. En este sentido a una serie o
película se la puede ver una vez por semana, por día, de forma continua o en forma de
“maratón” acumulando varios capítulos juntos que probablemente terminen con la serie en
ese mismo momento.
En cuanto a qué variables pueden llegar a alterar esta elección se puede observar
que no hay grandes diferencias por género, salvo en los varones que prefieren en un 18,4%
ver un capítulo por día, a diferencia de las mujeres que eligen esta opción en un 11%, aún
así ellas prefieren en un 13,3% ver en forma de “maratón” contra el 7,9% de los hombres.
Los mayores de 41 años son los que más contestan que ven un capítulo por semana
(33,3%). Probablemente se deba a una mayor sujeción a la grilla de programación y a la
poca costumbre de utilizar plataformas play como ya se demostró en otros cuadros. Hay
una ascendencia en los porcentajes que muestran un crecimiento a medida que se avanza
en el rango etario. Aun así, hay que recordar que los de la franja entre 26 y 41 años suelen
mostrar una mayor voluntad o tendencia a ver por internet que el resto. Los que tienen
entre 26 y 40 años además son los que más ven varios capítulos juntos (60%). Esta actitud
está vinculada con el mayor uso que le dan los de esta franja etaria a las plataformas play o
al uso de internet, más que el cable, para ver esos capítulos. El modo Maratón tiene una
83
mayor preferencia en los menores de 25 años (15,4%), probablemente el tiempo libre sea el
diferencial que posibilita ese método de consumo.
La situación laboral modifica los hábitos de consumo, los que trabajan media
jornada prefieren en un 27% ver contenidos separados por día, dejando con un 8% a los
que trabajan jornada completa y casi 6% a los que no trabajan. Los que trabajan jornada
completa eligen ver más capítulos juntos (62,2%), mientras que los que no trabajan eligen
la modalidad de Maratón (23,5%). Este cruce se ve afectado por el tiempo libre que se
aprovecha para ver contenidos televisivos de acuerdo a lo que deja disponible el trabajo.
Cuadro 21: Análisis del modo de consumo en función del sexo.
Modo de consumo Varones Mujeres
Un capítulo por semana 18,4% 20,0%
Un capítulo por día 18,4% 11,1%
Varios capítulos juntos 55,3% 55,6%
Maratón 7,9% 13,3%
Total 100 % 100 %
Cuadro 22: Análisis de la franja horaria de consumo en función del sexo
Franja horaria de consumo Varones Mujeres
de 8 a 12 hs. 7,9% 0%
de 12 a 17 hs 7,9% 13,3%
de 21 a 24 hs. 76,3% 82,2%
de 24 a 8 hs. 7,9% 4,4%
Total 100 % 100 %
84
Cuadro 23: Análisis del modo de consumo en función de la edad
Modo de consumo Hasta 25 años Entre 26 y 40 años Mayores de 41 años
Un capítulo por semana 12,8% 22,9% 33,3%
Un capítulo por día 17,9% 11,4% 11,1%
Varios capítulos juntos 53,8% 60,0% 44,4%
Maratón 15,4% 5,7% 11,1%
Total 100 % 100 % 100 %
Cuadro 24: Análisis de la franja horaria de consumo en función de la edad.
Franja horaria de consumo
Hasta 25 años Entre 26 y 40 años Mayores de 41 años
de 8 a 12 hs. 5,1% 2,9% 0%
de 12 a 17 hs 10,3% 8,6% 22,2%
de 21 a 24 hs. 76,9% 85,7% 66,7%
de 24 a 8 hs. 7,7% 2,9% 11,1%
Total 100 % 100 % 100 %
Cuadro 25: Análisis del modo de consumo en función del nivel educativo.
Modo de consumo Bajo y Medio Alto
Un capítulo por semana 15,4% 25,8%
Un capítulo por día 15,4% 12,9%
Varios capítulos juntos 57,7% 51,6%
Maratón 11,5% 9,7%
Total 100 % 100 %
85
Cuadro 26: Análisis de la franja horaria de consumo en función del nivel educativo.
Franja horaria de consumo Bajo y Medio Alto
de 8 a 12 hs. 5,8% 0 %
de 12 a 17 hs 13,5% 6,5%
de 21 a 24 hs. 78,8% 80,6%
de 24 a 8 hs. 1,9% 12,9%
Total 100 % 100 %
Cuadro 27: Análisis del modo de consumo en función de la situación laboral
Modo de consumo Media Jornada Jornada completa No trabaja
Un capítulo por semana 20,7% 18,9% 17,6%
Un capítulo por día 27,6% 8,1% 5,9%
Varios capítulos juntos 48,3% 62,2% 52,9%
Maratón 3,4% 10,8% 23,5%
Total 100 % 100 % 100 %
86
Cuadro 28: Análisis de la franja horaria de consumo en función de la situación laboral
Franja horaria de consumo Media Jornada Jornada completa No trabaja
de 8 a 12 hs. 6,9% 0 % 5,9%
de 12 a 17 hs 6,9% 5,4% 29,4%
de 21 a 24 hs. 86,2% 83,8% 58,8%
de 24 a 8 hs. 0% 10,8% 5,9%
Total 100 % 100 % 100 %
4.6. Consumo de contenidos televisivos según dispositivo
Luego del análisis de los cuadros en donde se pudieron observar los hábitos de
consumo de los encuestados según las variables seleccionadas, se estudió el cruce de
elecciones entre tipo de contenido televisivo y dispositivo elegido para poder visualizarlo.
En este sentido se interrogó en un cuadro qué dispositivo utilizaba y su frecuencia de uso
para ver películas, series, deporte u otro contenido.
Las películas en un principio se podían ver sólo en los cines y en la televisión. En la
actualidad estos contenidos también están disponibles por otras vías, como en DVD, en
otra época en VHS, y en “vidrieras digitales”, en donde se pueden acceder y comprarla o
alquilarla, como en Google y en servicios de cable a demanda, en donde además se puede
contratar un servicio Premium para tener acceso a los últimos estrenos, luego de haberse ya
estrenado en el cine y haberse vendido por algunos meses sus copias por DVD o en
alquileres.
Como se ve en el cuadro de televisión, continúa acaparando la atención del público
que consume películas, seguido de cerca por la computadora, gracias a los portales y a la
posibilidad de descargar contenido. Una interpretación posible por la cual se pueda
explicar el mantenimiento de la preferencia de la televisión por sobre la computadora
87
puede ser por el zapping, elemento que debe aportar lo necesario para justificar esa
elección, siendo aún uno de los hábitos que se mantienen a la hora de ver contenido por el
televisor y que marca la diferencia con cualquier otro dispositivo.
Tanto la visualización por medio de celulares, tabletas y por consola no muestra
mucha diferencia. Aun así, hay un porcentaje levemente superior a la hora de ver
ocasionalmente contenido por medio de una tablet ya que, probablemente, el tamaño de la
pantalla puede llegar a influir en esa elección. La tablet tiene, en general, una pantalla más
grande que el celular y consume menos batería. El uso mayor de este dispositivo con
respecto a la consola seguramente se encuentre en la disponibilidad de acceso.
Gráfico 8: Consumo de películas por los dispositivos analizados
De forma similar a lo que ocurre con las películas, la PC y la televisión son los
dispositivos y artefactos que más se utilizan para consumir en este caso las series. Aun así,
hay un leve descenso en los porcentajes de uso frecuente y ocasional que se trasladan a
dispositivos móviles como celulares y tablet. En esa ocasión hay un mayor porcentaje en
88
visualización por medio de celulares de series con respecto a películas, puede llegar a
deberse a que estos contenidos tienen una duración menor y tengan una predisposición a la
interrupción de formas más frecuente que las películas.
Gráfico 9: Consumo de series por los dispositivos analizados
El deporte es un contenido al que se elige ver sobre todo en televisión por sobre
otros dispositivos. El tamaño de la pantalla vuelve a ser probablemente el factor
diferencial. El rol del zapping, la cantidad de canales que tienen contenido deportivo y la
seguridad de poder verlo sin que se corte muestra una clara diferencia con respecto a
celulares, tablet, pc y consola.
La computadora es la única que se usa más que los otros dispositivos para ver
contenido deportivo, pero sin superar el 50% de preferencia para su utilización. La
posibilidad de acceder a eventos sobre todo internacionales por medio del streaming, a los
que se tiene un acceso restringido en su servicio de cable en caso de poseerlo, puede llegar
a explicar sus usos más frecuentes. Algunas señales empiezan a tener presencia en las
plataformas play incluyendo contenidos online en sus páginas o portales como en el caso
de Fox play que incorpora los contenidos de Fox sports y de ESPN go y tyc sports play en
89
donde por ejemplo pasan eventos en vivo que no pueden transmitir en sus canales de cable
ya que suceden en simultáneo a lo que eligen pasar en ese momento por televisión
El poco uso en los dispositivos móviles se puede explicar por las recientes
apariciones de aplicaciones, un acceso no tan ágil a sus contenidos y la necesidad de tener
wifi para poder visualizarlo sin que se corte ya que el paquete de datos que ofrecen las
compañías telefónicas no suele darle una calidad óptica para disfrutar las transmisiones. El
celular se diferencia de la tablet por ser un dispositivo que se suele trasladar más y al que
se accede en cualquier lugar
Gráfico 10: Consumo de deportes por los dispositivos analizados
Quienes ven “otro contenido” en televisión, consola o PC está relacionado a
géneros que no son ni películas, ni series ni deportes y la que llegan por zapping. Interés o
por uso de aplicaciones que no comprenden las categorías anteriores. No hay cambios
significativos en esos dispositivos y aparatos, manteniendo la tendencia de visualización
dominada por la televisión, seguida de cerca por la computadora de escritorio y con muy
poco uso por parte de la consola de videojuegos. Por el contrario, donde si hay una
90
variación importante es en celulares y tablets, seguramente impulsados por una
reproducción de contenidos procedentes de redes sociales como YouTube o Facebook de
corta duración, sin ser categorizados como películas, serie o deporte.
Si se lo compara con el resto de los contenidos se puede ver que a medida que estos
tienen menor duración va incrementando el porcentaje de su uso. El efecto viral y el uso de
redes sociales de mensajería como WhatsApp y Telegram potencian la llegada de estos
contenidos a dispositivos móviles como celulares para una reproducción más frecuente que
otros contenidos más largos como series y películas en donde tienen menor porcentaje.
Gráfico 11: Consumo de otros contenidos por los dispositivos analizados
91
4.7. Síntesis de resultados
Resultados generales:
La diferencia en la elección entre mujeres y varones se encuentra en la mayor
posesión de dispositivos móviles entre las mujeres y el mayor consumo por medio
de cable e internet en los varones.
El nivel educativo no muestra una diferencia en la elección de dispositivos y en los
hábitos de consumo más allá del horario en el que prefieren visualizar. Los de nivel
educativo alto comparten inclinaciones por sobre la otra categoría de forma similar
como lo hace la tercera franja etaria con respecto a las otras dos. La edad puede
afectar esa conducta.
La cuestión generacional es la variable en la que más diferencias se encuentra en
las elecciones de dispositivos, contenidos y hábitos de consumo. Los mayores de 41
años prefieren el televisor, el cable y tienen un consumo más estancado en
determinados horarios, mientras que los menores de 40 años tienen una adopción
mayor por el internet y distribuyen en más dispositivos y horarios el consumo de
contenidos televisivos.
La situación laboral también muestra un comportamiento diferenciado. Quienes
trabajan con una mayor carga horaria tiene mayor cantidad de dispositivos, conoce
y usa más las plataformas play y elige ver varios capítulos juntos.
Resultados según sexo:
Las mujeres utilizan más dispositivos móviles (Tablet, Notebook, Smartphone) que
los varones para ver contenidos televisivos
Los varones tienen un mayor acceso a los contenidos televisivos tanto por cable
como por internet. También tienen más conocimiento y uso de las plataformas play
con respecto a las mujeres.
Las mujeres tienen una leve preferencia por ver contenidos en formato maratón.
92
Resultados según nivel educativo
Durante el día quienes tienen un nivel educativo bajo y medio consumen más
contenido televisivo que los que tienen un nivel alto, mientras que estos últimos
tienen un mayor porcentaje de respuestas después de la medianoche.
Resultados según edad:
Los mayores de 41 años son los que más usan el televisor y en un 100% accede a
contenidos por medio de la televisión por cable, siendo además la vía por la cual
prefieren acceder en un 77,8 %
Los que tienen entre 26 y 40 años prefieren usar computadoras para consumir
contenidos televisivos y junto con la franja etaria de menores de 25 años acceden a
contenidos televisivos por internet en un porcentaje cercano al 50%.
La segunda franja etaria prefiere ver varios capítulos juntos de una serie.
Sin importar la edad, el horario prime time es el que más concentra atención en
todas las franjas etarias, mientras que después de la medianoche los mayores de 41
son los que más consumen contenido televisivo.
Resultados según Situación laboral:
Quienes trabajan jornada completa acceden en un mayor porcentaje a contenidos
por medio de internet que el resto. También tienen más conocimiento y uso de las
plataformas play. Los que no trabajan prefieren consumir por medio de la televisión
por cable.
Los que trabajan jornada completa tienen una mayor inclinación para ver más
capítulos juntos que los que trabajan media jornada o los que no lo hacen, mientras
que estos últimos prefieren ver en formato maratón por sobre el resto.
Quienes no trabajan son los que menos consumen contenido televisivo en el horario
prime time de 21 a 24 horas, distribuyendo en todas las franjas horarias el consumo
de contenidos televisivos.
93
Capítulo 5: Conclusiones
Sentarse en un sillón, agarrar el control remoto (o los controles remotos) y prender
el televisor, y el decodificador o set-top box si tienen servicios digitales, es una práctica
que se puede realizar gracias a la tecnología de transmisión y recepción que habilita la
posibilidad de que un contenido llegue a un dispositivo para poder ver la programación
elegida. Qué sí y qué no se puede ver está mediado por el paquete de canales contratados a
una operadora de cable o por la posesión de una antena. En la actualidad ese cuadro es uno
de los tantos paisajes posibles que se puede observar de alguien consumiendo un contenido
televisivo. Como se fue descubriendo y analizando a lo largo del presente trabajo, estamos
en presencia de nuevas formas de consumo de estos contenidos, desde diferentes
dispositivos, en cualquier lugar, en cualquier momento, con y sin control remoto, por cable
o internet, con contenidos y géneros que cada vez son más particulares, rompiendo de esta
forma con la generalidad del broadcasting, etc.
Para empezar con las conclusiones finales se puede analizar qué características
tienen estas nuevas formas y hábitos de consumo de contenidos televisivos, para luego
describir los factores que inciden en el consumo de estos en nuevos dispositivos , analizar
qué nuevos debates proponen estos cambios tecnológicos a raíz de las nuevas demandas,
cuál es la generación que mejor utiliza y se adapta a los nuevos hábitos e identificar las
características de la modernidad que moldea a las nuevas formas de consumir contenidos
televisivos.
Las nuevas formas de consumo de contenido televisivo establecen nuevos hábitos
que responden a una serie de variables que fueron madurándose al calor de los saltos
tecnológicos, de la modernidad y del cumplimiento de las necesidades de las nuevas
generaciones. Para empezar a enumerar sus características hay que empezar a con la
cadena de distribución de la industria televisiva. En primer lugar, los contenidos ya no sólo
necesitan al cable para poder llegar al televidente, ahora pueden desarrollar sus productos
sin la necesidad de que para completar el recorrido hacia el usuario tenga que mediar un
94
canal o una cableoperadora. Gracias a internet pueden saltearse esos medios y
comercializar directamente con quien desea ver esos contenidos. Aun así, las productoras
están relacionadas, en general, a un canal o plataforma como Netflix, Amazone, por
nombrar algunas quienes se encargan de la distribución de los contenidos con sus clientes.
Este consumo se afianza sobre la idea de poder realizarlo en cualquier momento, en
cualquier lugar y desde cualquier dispositivo, desaparece de esta forma la sujeción con
respecto a una grilla de programación que transmitía a un público específico un contenido
en particular. El sistema tradicional de broadcasting se resquebraja hacia uno con múltiple
acceso por distintos dispositivos en cualquier horario y en cualquier lugar. La muestra más
clara se observa analizando los resultados de las encuestas en donde se pregunta por los
horarios de consumo de contenido televisivo. En las variables analizadas entre un 15 y un
20% contestó que ve un capítulo por día o semana, mientras que cerca del 50% afirma
mirar varios capítulos juntos. La mayor diferencia se encuentra en el análisis del modo de
consumo en función de la edad, en donde los mayores de 41 años prefieren ver un capítulo
por semana o uno por día en un 44%, mientras que en un mismo porcentaje contesta mirar
varios capítulos juntos. Los menores de 41, los rangos etarios de hasta 25 años y entre 26 y
40, contestaron en un 12,8% y 22,9% elegir mirar un capítulo por semana y en un 17,9% y
11,4% uno por día respectivamente, mientras que un 53,8% y un 60% respectivamente
prefieren ver varios capítulos juntos.
A contraposición de un sistema de transmisión que tenía una programación y se
transmitía a un público determinado que recibía un mensaje en particular por medio de un
dispositivo, surge y se afianza un sistema de transmisión basado en la multipantalla, con
contenidos disponibles en múltiples plataformas para acceder en cualquier momento, por
distintos dispositivos, ya no sólo por televisión sino que ahora también lo pueden visualizar
por medio de un celular, tablet, pc, notebook, consola de videojuegos. Como se mencionó
a lo largo de esta tesina, pese a que se fueron desarrollando estas plataformas, no compiten
con el contenido televisivo transmitido en una televisión, sino que se complementa. En este
sentido hay un uso importante de otros dispositivos además del televisor. Mientras un
34,10% usa el televisor, de acuerdo al gráfico 6, un 18.40% utiliza notebook, un 16.60% el
Smart TV, un 12.80% la PC de escritorio y un 10,10% celulares inteligentes. Este uso más
diversificado se traslada en una dispersión que también se encuentra a la hora de consumir
contenidos televisivos por medio de cable o internet. Anteriormente la televisión por cable
95
monopolizaba por medio de un único dispositivo el consumo de estos contenidos, en la
actualidad se reparte esa recepción con otros que a su vez necesitan otra vía de transmisión.
De acuerdo al gráfico 7, se podría decir que un 58,9% elige ver programación por medio de
la televisión, mientras que ya el 41,1% opta por ver por internet a través de los distintos
dispositivos disponibles (Notebook, Netbook, tablet, celulares, consolas)
Los productores y canales ya no piensan en el soporte sino en el contenido que
pueda ser utilizado en distintas plataformas. La generación que utiliza mejor esta forma de
consumir estos contenidos es la que se denomina como “nativos digitales”, beneficiados
por su desenvolvimiento con la tecnología digital, el multitasking, su relación con un
mundo integrado por internet, y en especial por las redes sociales, y con una cierta
capacidad de adaptación que hizo que se pudieran adaptar a las tecnologías que fueron
surgiendo desde su nacimiento.
Los saltos tecnológicos que posibilitan el consumo por estas vías tienen una de las
mayores cuotas de responsabilidades para el surgimiento y afianzamiento de estos nuevos
hábitos de consumo. La posibilidad de ver contenidos televisivos en un celular, que ya no
sólo sirve para mandar mensajes y llamar a otro número, es el resultado de un proceso
convergente que hoy muestra esta unidad de servicios y tecnologías pero que se encuentra
en continuo movimiento pudiendo en los próximos años mostrar otro aspecto que
llamaremos como parte de la convergencia de ese momento. Para poder visualizar los
contenidos por medio de los nuevos canales, el cliente debe contar con un servicio que le
proporcione la velocidad y estabilidad adecuada para poder disfrutar su elección sin cortes
y con la mayor calidad de imagen posible, algo que sí lo tiene el televisor y por lo cual aún
mantiene una cierta ventaja en la elección de determinados contenidos como los eventos en
vivo o deportivos que se suelen elegir para ver por esa vía.
Las inversiones realizadas por las empresas que proporcionan los servicios de
internet tienen un conflicto con las prestadoras de servicio OTT sobre el grado de
participación en las inversiones necesarias para poder tener el servicio adecuado para el
correcto funcionamiento de dichas plataformas. Mientras que las inversiones corren a
cargo de las empresas de servicio de internet, las nuevas vías de consumo de contenido por
medio de internet sólo se benefician del consumo de sus clientes sobre redes que no les
pertenecen y sobre las cuales no tienen ningún tipo de aporte. Existe la posibilidad de que
96
las cableoperadoras y otros prestadores de servicio de internet puedan romper los
principios de la neutralidad de la red intentando que las plataformas aporten algo en el
desarrollo de las inversiones. Por lo pronto, en el corto plazo no va a suceder eso, sino que
el desarrollo de la infraestructura necesaria estará a cargo del precio que abonen los
clientes, quienes al menos en la Argentina tienen una tarifa plana con respecto al servicio
contratado. Este tipo de tarifa ya empiezan a presentar otras formas de pago, como sucede
en Brasil, con planes que dependen de los datos descargados, similar a lo que sucede con el
teléfono. Esta puede ser la alternativa que encuentren de forma más viable los dueños de
las cableoperadoras que no van a dejar que sólo quienes usan sus redes se queden con más
recursos que ellos.
En síntesis, estos nuevos hábitos de consumo se realizan por medio de distintas
pantallas, a las cuales están adaptadas los nativos digitales, quienes usan un servicio de
internet que debe ser el adecuado para satisfacer sus demandas de consumo y para lo cual
deben responder por el momento sólo las cableoperadoras y no las prestadoras de las
plataformas que se utilizan para transmitir contenido televisivo “Everywhere”.
Entre los factores que influyen en la elección de un contenido por sobre otro y la
visualización de este en un dispositivo por sobre otro se encuentra fundamentalmente la
edad. Como se comprobó en la encuesta realizada, los que tienen entre 26 y 40 años son
los que más usan dispositivos móviles, más ven por internet y conocen y usan las
plataformas de los nuevos prestadores de contenido televisivo. En estos nuevos hábitos la
visualización de películas y series se equipara su consumo entre la elección para realizarlo
por medio de una televisión o una computadora/Notebook, mientras que hay una clara
preferencia en cuanto al consumo de deporte por televisor por sobre los dispositivos
móviles. En la elección para visualizar contenido por medio de alguno de los dispositivos
analizados también se encuentra la edad como una variable importante. En cuanto a lo
primero los mayores de 41 años son los que más dispositivos tienen, pero los que menos
dispositivos móviles usan para ver contenidos televisivos. Otro aspecto de los nuevos
hábitos de consumo es la forma de ver estos contenidos, si bien se mantiene una
preferencia por ver en horario “Prime time” como en las mejores épocas del broadcasting,
ya no se visualiza un capítulo por semana sino que se prefiere ver varios y hasta surge el
término de “maratón”, para darle nombre a la práctica de ver casi una temporada en una
noche, una posibilidad que aparece con las plataformas online que suben todos los
97
capítulos juntos como Netflix o como elección por parte del televidente de ver, o volver a
ver, de una serie temporadas anteriores o “ponerse al día” con la que estén transmitiendo
en ese momento.
Al principio del trabajo se estableció que la hipótesis a probar estaba relacionada
sobre cómo los nuevos dispositivos facilitan nuevas formas de consumo, haciendo que las
mismas sean más flexibles. Como se observó a lo largo de la tesina, los saltos tecnológicos
en concordancia con los avances de la convergencia habilitaron el surgimiento de nuevos
dispositivos y plataformas que empalmó con un consumo multidireccional de una sociedad
que encontró en las nuevas generaciones el público ideal para afianzarse en el mercado y
direccionar un esquema que rompe con el modelo tradicional de transmisión de
broadcasting. La flexibilidad se encuentra tanto en la diversificación de accesos a
contenidos que no están sujetos a grillas de programación, como también a la liquidez del
concepto de Bauman, una característica de la modernidad que apunta a la continua
transformación que sufren las prácticas modernas. La tecnología es una respuesta a las
necesidades de las sociedades, por lo que es la misma sociedad que produce esta
tecnología, que sufren constantes cambios. A diferencia de la etapa pre moderna sólida, la
actual sociedad moderna contiene formas de actuar que no se consolidan en hábitos
permanentes ni en rutinas, sino que fluyen continuamente. Los esquemas actuales
convergentes, los nuevos hábitos de consumo y las vías de canales para consumir los
contenidos televisivos son parte de esta modernidad líquida que se nos presenta de esta
forma pero que en el corto o mediano plazo incorporará más elementos y sufrirá
modificaciones.
En el futuro se puede pensar en que la convergencia continuará evolucionando en la
conjunción de nuevos servicios en nuevos dispositivos al calor de desarrollos tecnológicos
que seguirán apostando a la movilidad del usuario. A su vez las empresas de contenidos
televisivos deberán a pensar estrategias para captar el espacio de usuarios que sólo tienen
internet ya que con este servicio pueden acceder a cada vez más entretenimientos. En este
sentido hay experiencias que se irán asentando basándose en la contratación de paquetes de
canales, al gusto del usuario para que no sólo se quede con internet, sino que también
pueda consumir televisión por cable. Por otro lado, los consumidores de estos contenidos
se van diferenciando por gustos cada vez más distintos y particulares, que a su vez son
objeto de investigación, de entretenimiento y también comercial para producir contenidos
98
específicos para cada particularidad. De esta forma ya no sólo tenemos un público al que se
le mostraba un mensaje, un contenido con llegada masiva, ahora se puede hablar de
Públicos con gustos y accesos segmentados y diferenciados que buscan esas
especificidades.
Con respecto a esto último, los canales deben alojar propuestas cada vez más
específicas que puedan explorar e intervenir en estos nuevos escenarios, personajes que
cada vez tienen mayores particularidades. La existencia de nuevos canales-aplicaciones en
internet o productoras que encuentran un camino distinto para llegarle al usuario, le dan
más margen para poder encontrar ese espacio que difícilmente podrían haberlo tenido en
un canal tradicional. Laura Marajofsky en un artículo publicado en La Nación en el
suplemento ideas del 16 de abril del 2016, comenta que el “Streaming Tv” no sólo genera
contenidos que promueven cambios en el negocio, en las mediciones de la propia industria
(cómo se mide el rating, su relevancia hoy) y el modo de consumirlos -de una lógica
semanal a la práctica de mirar series en maratón (binge TV)-, sino que también ha incidido
en cómo se piensan y escriben las series actualmente. Lo que antes se pensaba con un
capítulo piloto que defina la suerte de la serie, ahora se entiende como una temporada
entera como un gran episodio dividido en varios capítulos. Hay que tener en cuenta
también en su escritura que la experiencia de ver una serie en una o dos sentadas en
oposición a la lógica semanal puede alterar la interpretación de la historia. En definitiva,
además de los cambios tecnológicos, en la apropiación de las nuevas tecnologías y en las
modificaciones en los hábitos de consumo que se trataron en este trabajo, también hay que
mencionar los cambios en la narrativa y en la forma de transmitir y producir estos nuevos
contenidos televisivos.
99
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104
Anexo
Encuesta
1. Edad: ___ años
2. Sexo: 1. Varon 2. Mujer
3. Nivel Educativo:
1. Primario 2. Secundario 3. Terciario
4. Universitario 5. Posgrado 6. Ninguno.
4. ¿Cuáles de estos dispositivos tiene en su hogar?
1. Televisor 2. Celular 3. Tablet 4. Computadora de Escritorio
5.NoteBook/NetBook 6. Consola de Video Juegos
5. ¿Por cuál de estos dispositivos suele consumir la mayor cantidad de contenido
televisivo?
1. Televisor 2. Celular 3. Tablet 4. Computadora de Escritorio
5.NoteBook/NetBook 6. Consola de Video Juegos
6. Si consume contenido televisivo por medio de televisor ¿Por cuáles de estas vías lo
realiza?
1. TV Aire 2. Tv Cable 3. Tv Satelital 4.
A demanda
7. ¿Utiliza alguna suscripción a demanda para visualizar contenido?
1. Si 2. No En caso de contestar si: ¿Cuál?:______________
8. En caso de tener televisión por cable ¿Conoce la existencia de plataformas play de los
canales que tiene contratado en su servicio de cable?
1. Si 2. No
105
9.En caso de responder si ¿Las usa?
1.Si 2. No
10. ¿Cuál es la frecuencia de consumo y de uso de sus dispositivos para visualizar contenido
televisivo?
Siempre A veces Ocasionalmente nunca
1.Ver películas por celular
2.Ver series por celular
3.Ver otro contenido por celular
4.Ver películas por Tablet
5.Ver series por Tablet
6.Ver otro contenido por Tablet
7.Ver películas por PC/Notebook
8.Ver series por PC/ Notebook
9.Ver otro contenido por PC/Notebook
10.Ver películas por Televisión
11.Ver series por Televisión
12.Ver otro contenido por Televisión
13.Ver películas por Consola
14.Ver series por Consola
15.Ver otro contenido por Consola
106
11. ¿Cómo es el ritmo de consumo de los contenidos?
1. Semanalmente 2. “Maratónico”
12. ¿En qué franja horaria suele consumir la mayor cantidad de contenido televisivo?
1. A la mañana 2. Vespertino 3 Nocturno 4. Madrugada
13. Al momento de ver una serie o película ¿Suele emitir opinión en internet?
1. Si 2. No
14. En caso de responder Si, ¿por dónde suele dejar su opinión respecto al contenido que
visualizó?
1. Redes Sociales 2. Blogs 3. Foros