Universidad de Plymouth - Inglaterra Mi experiencia en ... · Sin embargo, pensando en lo valioso...
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Mi experiencia en Plymouth
DANIELA RIVERA. Estudiante de Administración de Empresas y Mercadeo Internacional y Publicidad Semestre de Intercambio 2015-2
Universidad de Plymouth - Inglaterra
Mi experiencia en Plymouth
Desde mi primer semestre de universidad, hacer un intercambio académico fue uno de
mis sueños; pero solo ahora, 10 semestres después, estoy haciendo de ese sueño una
realidad. Algunos podrán opinar que pasó mucho tiempo; yo también me pregunté en
muchas ocasiones si ese día iba a llegar. Pero ahora puedo decir con certeza que pasó el
tiempo que tenía que pasar y que esto me está sucediendo en el momento perfecto, pues
me doy cuenta que solo hasta ahora estoy realmente preparada para vivir una
experiencia de esta magnitud sacando el mayor provecho de ella.
Desde un principio supe que quería viajar a Europa, pues siempre lo he visto como un
continente lleno de historia, desarrollo y mucha magia. Nunca había estado aquí antes,
por lo que esta me parecía la oportunidad perfecta no solo para estudiar y sumergirme un
poco en el estilo de vida europeo, si no también para descubrir otros países y culturas que
siempre han llamado mi atención.
En un principio quería hacer mi intercambio en España, porque, como lo acabé de
mencionar, quería explorar otras cosas más allá de estudiar en el extranjero, y pensaba
que el esfuerzo adicional que requiere estudiar en otro idioma podía restarle un poco de
diversión a la experiencia. Sin embargo, pensando en lo valioso que podía ser mejorar mi
inglés, a nivel tanto personal como profesional, decidí aceptar ese reto extra, y supe que
ese país donde quería vivir esta etapa tan importante de mi vida era Inglaterra.
Desde el día en que llegué a Plymouth, la ciudad donde estoy estudiando, me he sentido
muy bien recibida. Primero llegué a uno de los aeropuertos de Londres, donde un bus de
la universidad me recogió junto a más estudiantes internacionales. Llegamos a Plymouth a
la media noche, y aún así un grupo de estudiantes nos recibió con café, pastelitos y frutas,
y nos acompañó hasta nuestras respectivas residencias. El resto de la semana estuvo
dedicado a actividades organizadas para que los estudiantes internacionales nos
familiarizáramos con la universidad, la ciudad y la cultura inglesa en general; también fue
una muy buena oportunidad para hacer nuevos amigos. La ciudad está llena de
extranjeros; nada más la universidad cuenta con más de 2,000 estudiantes internacionales.
He conocido personas de todas partes del mundo, y esa ha sido una de las mejores partes
de esta experiencia. Es increíble estar rodeada de tantas culturas, ver tantos rostros
diferentes, escuchar tantos acentos, y llegar a conocer tantas cosas interesantes sobre
países que ni siquiera sabía que existían; descubrir mundos tan distintos en un solo lugar, sin
tener que viajar a todos esos lugares, es sencillamente increíble.
Plymouth es una ciudad muy linda; es pequeña, pero pienso que eso la hace acogedora.
Lo que más me gusta de ella es el mar, pues aunque no es como los nuestros, con playas y
turistas tomando el sol, la embellece, le da un toque especial; también las gaviotas, que
están por todas partes, le dan un toque especial. El clima por esta época (inicio del otoño)
está entre los 10º y los 15º; es una de las ciudades de Inglaterra con temperaturas más
altas; sin embargo, por tratarse de una ciudad costera, ventea mucho y eso hace que el
frío se sienta bastante. Últimamente hemos tenido días soleados, lo que le da alegría a la
ciudad, y hace que luzca más hermosa. Es divertido, porque cada vez que sale el sol, por
más que estemos a menos de 15º, los ingleses salen en bermudas o shorts… Realmente
aprecian y tratan de aprovechar al máximo esos días. Plymouth solo tiene un centro
comercial grande, y muchos restaurantes y bares; el plan preferido de los estudiantes es
salir a tomarse unas cervezas, sin importar el día ni la hora. Y en cuanto a la comida, no
está mal; el plato típico es fish and chips (pescado y papas); las tartas y otros productos de
hojaldre también son muy comunes.
Algo que aprecio mucho de la cultura inglesa y de esta ciudad es el orden y la forma en
que logran que todo funcione. Por ejemplo, la forma como funcionan las residencias
universitarias ha llamado mucho mi atención. Antes de llegar a Plymouth no me alcanzaba
a imaginar cómo iba a ser vivir en una de ellas. La universidad tiene 12 residencias, algunas
dentro del campus y otras a 5 o 7 minutos caminando. Radnor, la residencia en la que
vivo, tiene 8 bloques; cada bloque tiene 8 pisos (realmente son 4 niveles; cada nivel se
divide en dos partes; y cada parte se considera un piso); y cada piso tiene 6 habitaciones
y una cocina compartida. Hay un cuarto de lavandería para cada residencia. Y también
hay una recepción (esta sí es la misma para todas las residencias) en la cual se atiende
cualquier inquietud, solicitud o necesidad que se tenga. Si algo deja de funcionar en
alguna habitación, piso o bloque, solo hay que ir allá y en el transcurso del día enviarán a
alguien a que lo solucione. Ahí mismo llega la correspondencia.
Por tratarse de una ciudad pequeña, en la cual es muy fácil llegar a casi cualquier parte
caminando, existe toda una cultura de respeto hacia el peatón. Todos los semáforos
tienen contadores peatonales, y es muy común encontrar cebras sobre las diferentes vías
en las que se le da prioridad a los transeúntes.
El sistema educativo no es tan diferente al nuestro. Aquí los profesores también nos piden
que hagamos una revisión previa de lo que vamos a estudiar en cada sesión. En algunas
clases hay que presentar exámenes y quices, y en otras trabajos escritos solamente. Yo
estoy viendo 3 clases, cada una de 4 horas semanales: dos dedicadas a la parte teórica
(lectures), las cuales se dictan en auditorios con entre 80 y 150 personas; y dos dedicadas
a estudiar casos, hacer ejercicios y reflexionar más en profundidad sobre lo aprendido
(seminars/ tutorials), que se llevan a cabo en salones con grupos de entre 20 y 30
estudiantes. Para cada clase debo realizar dos trabajos escritos a lo largo del semestre;
nada de exámenes ni quices… Eso me ha gustado porque siento que disfruto más las
clases y mi proceso de aprendizaje, sin tanta presión.
La universidad es muy grande; pero no se encuentra en un espacio delimitado, si no que
tiene varios edificios distribuidos en todo el campus. Aparte de los edificios donde se dictan
las clases, está la biblioteca, el centro deportivo, y la unión de estudiantes (Students’
Union). La Students’ Union presta servicios de consejería; cuenta con sociedades y
voluntariados, a los cuales es muy fácil vincularse; y organiza actividades, como fiestas y
paseos. Está conformada por un edificio donde se encuentran las oficinas; una tienda en
la cual se venden artículos, como ropa y cuadernos, bajo la marca de la universidad; y un
espacio de socialización bastante amplio, con una cafetería, dos bares, mesas de billar,
televisores, y muchas mesas para comer o simplemente pasar el rato. Este último lugar se
transforma en una especie de discoteca en las noches, para darle paso a las múltiples
fiestas, conciertos y eventos sociales que organiza la Students’ Union.
La vida universitaria se vive muy distinto aquí. Personalmente, no he ido a muchas de esas
fiestas, pues no soy muy fanática de ellas; prefiero disfrutar de otro tipo de actividades con
mis amigos, como reunirnos a cocinar y a compartir un rato agradable, o salir a dar un
paseo. Sí he ido a los voluntariados; me vinculé al de las olimpiadas especiales, y la
experiencia ha sido realmente gratificante, me ha llegado al corazón.
Me ha ido muy bien con las personas, tanto con los
ingleses como con los demás extranjeros. Todos se
sorprenden cuando les digo que vengo de Colombia,
pues la mayoría de los estudiantes internacionales son
europeos y asiáticos, por lo que los latinos no somos
muy comunes aquí. Los europeos suelen conocer un
poco más
sobre nuestro
país;
mientras que
algunos
asiáticos solo
saben que Colombia existe, pero ni siquiera
saben en qué continente se encuentra. A la
gente le llama mucho la atención el español;
sobre todo a los asiáticos porque no están nada
familiarizados con nuestro idioma… Les parece
que suena muy bien.
Las personas aprecian que les comparta sobre mi país, pues no es que sepan mucho de
él, y que me interese por conocer un poco más sobre sus países. Algo que les sorprende
mucho es que en Colombia las carreras universitarias duren 5 años, ya que aquí solo
duran 3. Y se sorprenden aún más cuando les cuento que estudio dos carreras, pues no
es algo común en Inglaterra ni en el resto de Europa, y cuando les digo que este es mi
sexto año de universidad.
No considero que los ingleses, ni los europeos, y ni siquiera los asiáticos, sean personas frías
o distantes. Creo que esos son estereotipos en los que muchos creen, y en los que yo
también creía hasta que llegué a aquí y me encontré con seres humanos cálidos,
amables y serviciales.
Solo me queda decir que vivir esta experiencia sí que ha valido la pena. Aunque extraño a
mi familia y a mis amigos, me siento totalmente feliz de estar aquí, viviendo lo que estoy
viviendo. Durante este tiempo que llevo arreglándomelas por mi cuenta, he podido
encontrarme más de cerca conmigo misma. La distancia y el hecho de tener que salir
constantemente de mis zonas de confort me ha ayudado a crecer y a ver la vida de otra
manera; me he dado cuenta de que todo en ella es cuestión de actitud. Cuando llegas
solo a un lugar totalmente desconocido y diferente, te enfrentas con muchas situaciones
que pueden llegar a asustarte o a incomodarte; pero cuando decides verlas como retos y
no como obstáculos, llegas a superarlas con facilidad y a adaptarte a lo nuevo… incluso a
disfrutarlo. Tener que crear tus propias reglas para tu día a día, te lleva a ser más
cuidadoso con las decisiones que tomas, y a pensar mejor cómo quieres vivir tu vida. Es un
excelente espacio para reflexionar sobre ti mismo, para aprender a valorar lo que tienes y
a luchar por lo que quieres. Definitivamente una de las experiencias más valiosas y
enriquecedoras que haya podido vivir. ¡Totalmente recomendable!
Daniela Rivera Patiño
Octubre de 2015
SEGUNDA ENTREGA: MI EXPERIENCIA EN PLYMOUTH
Ahora que estoy a pocos días de regresar a Colombia, ahora que mi tiempo en
Inglaterra está a punto de llegar a su final, puedo decir una vez más, pero esta vez
con más certeza, que esta ha sido la experiencia más enriquecedora que he vivido
hasta ahora.
Durante estas últimas semanas, en las vacaciones de navidad, estuve viajando y
conociendo otros países de Europa. Entrar en contacto con nuevas culturas,
costumbres y estilos de vida, entender un poco mejor la esencia de cada país y vivir
su magia es una experiencia maravillosa. Tuve la oportunidad de caminar por las
calles de París, de pasear en góndola por el Gran Canal de Venecia, de comer pizza
y gelato durante cinco días seguidos en Italia, de jugar con la nieve en los Alpes
Suizos, de ver hacer zuecos y queso holandés en Ámsterdam. Viví experiencias que
sinceramente jamás imaginé llegar a vivir, y que por supuesto se quedarán
grabadas por siempre en mi memoria y sobre todo en mi corazón.
El 11 de enero regresé a Plymouth para el cierre de semestre, pues aún tenía dos
trabajos pendientes por presentar. Uno de estos era un proyecto en grupo para el
cual trabajé con cuatro compañeros ingleses y del cual aprendí muchísimo.
Realmente me sorprendió la forma de trabajar de mis compañeros y puedo decir
que me llevo un aprendizaje muy grande sobre lo que es trabajar en equipo.
Desde un principio llegamos a un consenso sobre cómo íbamos a trabajar en las
próximas semanas. Definimos juntos la estructura del trabajo y tuvimos reuniones
diarias durante una semana. En cada sesión de trabajo desarrollábamos una
sección del reporte, y al llegar la tarde repartíamos los temas a trabajar en la
siguiente sesión. Al día siguiente cada uno llevaba su parte adelantada, y entre
todos revisábamos el trabajo de los demás para asegurarnos de que todo estuviera
en línea, y para sugerir mejoras o correcciones si era necesario. Si alguien tenía
dificultades o no estaba seguro sobre cómo abordar algún tema, lo decía
abiertamente y los demás tratábamos de orientarlo y apoyarlo de la mejor manera
posible. Si alguien no estaba de acuerdo con algo, también lo decía abiertamente y
daba su punto de vista de una manera muy educada.
El ambiente de trabajo era verdaderamente muy agradable; se sentía el apoyo del
grupo y cada opinión era valorada y tenida en cuenta. La líder del equipo siempre se
preocupó porque todos nos sintiéramos cómodos con el método de trabajo, con las
partes del proyecto que nos correspondían, con los horarios de las reuniones, por el
bienestar de cada miembro del equipo y por el bienestar del equipo en general.
Fue realmente gratificante y enriquecedor haber trabajado con ellos. Y fue sin duda
una experiencia que va a serme muy útil tanto en mi vida profesional como en lo
personal.
De las clases en general también me llevo un gran aprendizaje; siento que me
permitieron crecer intelectualmente. Aprendí sobre muchos temas nuevos e
interesantes, y el hecho de recibir clases y presentar trabajos y exposiciones en
inglés me ayudó muchísimo a dominar mejor el idioma. Escuchar, hablar y escribir
en este idioma de manera constante, no solo durante mis actividades académicas,
si no también en mis actividades del día a día, fue definitivamente el mejor método
para practicar y perfeccionar poco a poco mi inglés.
En este punto, a cinco días de mi regreso a Colombia, siento nostalgia porque dejo
atrás un continente lleno de historia y magia, y porque durante estos cinco meses
viví de otra manera, bajo otro estilo de vida, que poco se parecía al que llevaba en
Colombia, pero que aprendí a valorar por todo lo que me fue enseñando.
Hoy puedo decir que vivir lejos de mi país, familia y amigos, y empezar una nueva
vida en un nuevo lugar y rodeada de nuevas personas significó para mí un gran
crecimiento personal. Enfrentarme a lo desconocido me ayudó a superar pequeños
temores y a creer más en mí y en aquello de lo que soy capaz. Tener que
arreglármelas por mi cuenta y establecer mis propias reglas me enseñó a pensar
mejor en cómo quiero vivir mi vida y a ser más cuidadosa a la hora de tomar mis
decisiones. Durante mi tiempo libre encontré el espacio perfecto para reflexionar
sobre mí misma, sobre qué estoy haciendo bien, qué no estoy haciendo tan bien, y
hacia dónde quiero conducir mi vida. Siento que regreso a Colombia con un carácter
más fuerte y una actitud más positiva frente a la vida; mejor preparada para afrontar
lo que viene; feliz y agradecida con Dios por cada cosa que me permitió vivir y cada
lección que me permitió aprender.
Daniela Rivera Patiño
25 de enero de 2016