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Universidad de Buenos Aires – Facultad de Ciencias Sociales Psicología Social e Institucional II -Trabajo de Campo Equipo de Cátedras del Prof. Ferrarós Psicología Social e Institucional II -Trabajo de Campo 1er. Cuatrimestre de 2001 EL HOSPITAL Labecki, Bárbara; Ferreiro, Jesica; García Sanabria, Agustina; Gunther, Erica; Haedo, María Eugenia; Orsetti, Laura 1) INTRODUCCIÓN 1. Definición del objeto Nuestro objeto de estudio está constituido por las representaciones sociales compartidas de l@s trabajador@s sociales del Hospital en relación a su práctica profesional. Incluimos en ésta última a la organización del trabajo y condiciones del mismo, la relación con los otros profesionales y los usuarios y con el propio saber profesional, la imagen de los otros profesionales respecto de la propia profesión, y los mecanismos defensivos puestos en marcha en su hacer cotidiano. 2. Fundamentación Para elegir la institución a la cual concurrir evaluamos diversas posibilidades (Municipios, O.N.G’s, Ctros. de Salud, Hospitales, etc.), encontrándonos limitadas por el requerimiento de la existencia de tres trabajadores sociales dentro de la misma. Luego de varios contactos fracasados (por no poseer las instituciones con la cantidad de profesionales), la única opción que cumplía con dicho requerimiento era el Hospital de Agudos. De todas maneras, esta institución nos resulta un ámbito muy interesante para el análisis ya que desde el comienzo de la búsqueda nos orientamos hacia organismos estatales, por interés personal (ninguna integrante del grupo tuvo hasta el momento alguna aproximación al trabajo profesional dentro de un Hospital) y por considerar que poseemos mayores supuestos acerca de ellos. 3. Marco de referencia Como marco de referencia tomaremos conceptos de la materia Psicología Social e Institucional I –en particular los conceptos referidos a las representaciones sociales, imaginarios sociales, sistemas de significación y símbolos, creencias y mitos, transferencia y contratransferencia, estructura libidinal, y mecanismos de defensa– y de la materia Psicología Social e Institucional II. 4. Ejes de análisis – Supuestos previos Siendo un hospital estatal, y teniendo en cuenta el contexto general de deterioro de la salud pública, creemos que es una institución con recursos deficientes, con una estructura edilicia deteriorada, con una excesiva demanda por parte de la población usuaria. Consideramos igualmente en el hospital público hay buenos profesionales. En lo que respecta al Hospital en particular nuestros supuestos son: La zona en la que está ubicado (Barrio X) podría indicar que el mismo se encuentra en algunos aspectos (edilicio, recursos materiales, fachada, etc.) en mejores condiciones que otros hospitales. La gente que se atiende allí no es en su mayoría de la zona, ya que quienes viven en la misma, poseerían mayores recursos y mejores condiciones de trabajo y, por lo tanto, medicina pre–paga u obra social. El servicio de guardia sería utilizado por habitantes de la zona en casos de urgencias o accidentes. Con respecto al servicio Social del Hospital, creemos que desde el mismo no se hace un trabajo “hacia afuera”, con la comunidad (campañas de prevención, promoción, etc.); que la actividad del Servicio consiste en trabajos burocráticos y sin continuidad en el seguimiento de los casos. Creemos, a su vez, que el grupo de profesionales es heterogéneo en cuanto a edades, formación, estilos, y

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Universidad de Buenos Aires – Facultad de Ciencias Sociales Psicología Social e Institucional II -Trabajo de Campo

Equipo de Cátedras del Prof. Ferrarós

Psicología Social e Institucional II -Trabajo de Campo 1er. Cuatrimestre de 2001

EL HOSPITAL

Labecki, Bárbara; Ferreiro, Jesica; García Sanabria, Agustina; Gunther, Erica; Haedo, María Eugenia; Orsetti,

Laura

1) INTRODUCCIÓN 1. Definición del objeto

Nuestro objeto de estudio está constituido por las representaciones sociales compartidas de l@s trabajador@s sociales del Hospital en relación a su práctica profesional. Incluimos en ésta última a la organización del trabajo y condiciones del mismo, la relación con los otros profesionales y los usuarios y con el propio saber profesional, la imagen de los otros profesionales respecto de la propia profesión, y los mecanismos defensivos puestos en marcha en su hacer cotidiano. 2. Fundamentación

Para elegir la institución a la cual concurrir evaluamos diversas posibilidades (Municipios, O.N.G’s, Ctros. de Salud, Hospitales, etc.), encontrándonos limitadas por el requerimiento de la existencia de tres trabajadores sociales dentro de la misma. Luego de varios contactos fracasados (por no poseer las instituciones con la cantidad de profesionales), la única opción que cumplía con dicho requerimiento era el Hospital de Agudos.

De todas maneras, esta institución nos resulta un ámbito muy interesante para el análisis ya que desde el comienzo de la búsqueda nos orientamos hacia organismos estatales, por interés personal (ninguna integrante del grupo tuvo hasta el momento alguna aproximación al trabajo profesional dentro de un Hospital) y por considerar que poseemos mayores supuestos acerca de ellos. 3. Marco de referencia

Como marco de referencia tomaremos conceptos de la materia Psicología Social e Institucional I –en particular los conceptos referidos a las representaciones sociales, imaginarios sociales, sistemas de significación y símbolos, creencias y mitos, transferencia y contratransferencia, estructura libidinal, y mecanismos de defensa– y de la materia Psicología Social e Institucional II. 4. Ejes de análisis – Supuestos previos

Siendo un hospital estatal, y teniendo en cuenta el contexto general de deterioro de la salud pública, creemos que es una institución con recursos deficientes, con una estructura edilicia deteriorada, con una excesiva demanda por parte de la población usuaria. Consideramos igualmente en el hospital público hay buenos profesionales.

En lo que respecta al Hospital en particular nuestros supuestos son:

La zona en la que está ubicado (Barrio X) podría indicar que el mismo se encuentra en algunos aspectos (edilicio, recursos materiales, fachada, etc.) en mejores condiciones que otros hospitales.

La gente que se atiende allí no es en su mayoría de la zona, ya que quienes viven en la misma, poseerían mayores recursos y mejores condiciones de trabajo y, por lo tanto, medicina pre–paga u obra social.

El servicio de guardia sería utilizado por habitantes de la zona en casos de urgencias o accidentes.

Con respecto al servicio Social del Hospital, creemos que desde el mismo no se hace un trabajo “hacia afuera”, con la comunidad (campañas de prevención, promoción, etc.); que la actividad del Servicio consiste en trabajos burocráticos y sin continuidad en el seguimiento de los casos. Creemos, a su vez, que el grupo de profesionales es heterogéneo en cuanto a edades, formación, estilos, y

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perspectivas profesionales. También suponemos que el Servicio esta geográficamente y profesionalmente “marginado” en el interior de la institución.

5. Metodología

El primer acercamiento a la institución lo realizó Erica de manera telefónica, contactándose con una trabajadora social del equipo. Ella le preguntó de qué Universidad éramos, en qué año estábamos y en qué consistía el trabajo. Luego dijo que creía que no iba a haber problemas porque siempre concurrían estudiantes de la UBA, pero que de todas maneras tenía que consultar con su jefa. Agustina contactó a esta última el día siguiente. La profesional preguntó nuevamente de qué trataba el trabajo, qué íbamos a indagar y para que materia. Se le explicaron dichas cuestiones, y ella dijo que no había problema. Pidió que le avisáramos con tiempo antes de concurrir porque debía elegir a las trabajadoras sociales a entrevistar, y que lleváramos una carta de presentación de la Facultad.

El siguiente paso metodológico fue la realización de una observación en la institución, con el objetivo de situar a las entrevistas en su ambiente de trabajo, y de hacer una primera descripción del lugar, incluyendo impresiones personales y primeras hipótesis surgidas. Luego de realizada la observación, se procedió a efectuar las entrevistas a tres trabajadoras sociales del equipo, cada una de las cuales participó en dos entrevistas (la primera abierta, orientada hacia las características de la institución, y la segunda semi–estructurada, en la cual se indagó acerca de la percepción que el profesional tiene de su trabajo) con dos de nosotras. La toma de las entrevistas se efectuó de la siguiente manera: se hizo una primera entrevista abierta y se la analizó y entregó a la docente; luego de la supervisión se realizaron las dos entrevistas abiertas restantes. Se analizaron e interrelacionaron todas las entrevistas abiertas. Luego de dicho análisis se tomaron las restantes entrevistas semi–estructuradas, y se llevó a cabo el presente análisis e interrelación de la totalidad de las entrevistas. Una vez realizado el análisis de las entrevistas, se retomó la observación y se la analizó en profundidad, en función del material teórico y de las conclusiones elaboradas a partir de las entrevistas.

Por último, se elaboró un análisis de la transferencia y contra-transferencia y de la implicación grupal en relación al trabajo de campo. 6. Hipótesis

Teniendo en cuenta los datos recabados en la observación, y considerando los contenidos vistos en la materia hasta ese momento, planteamos dos hipótesis que mantuvimos a lo largo de nuestro trabajo:

La práctica profesional de las Trabajadoras Sociales del Hospital se desarrolla de forma para-médica, determinada por: la historia del Trabajo Social como institución de la sociedad, la formación académica de dichas profesionales y las representaciones sociales acerca del Trabajo Social que éstas poseen.

La práctica profesional de las Trabajadoras Sociales está instituida en el interior del Hospital como una respuesta inmediata a una demanda espontánea de la población usuaria.

2) OBSERVACIÓN 1. Contacto previo a la observación

Como se explicó en la propuesta del trabajo de campo, el primer acercamiento a la institución lo realizó Erica de manera telefónica, conectándose con una Trabajadora Social del equipo. Ella le preguntó de qué universidad éramos, en qué año estábamos y en qué consistiría el trabajo. Luego dijo que creía que no iba a haber problemas porque siempre concurrían estudiantes de la U.B.A., pero que de todas maneras tenía que consultar con su jefa.

Agustina contactó a esta última el día siguiente. La profesional preguntó nuevamente de qué trataba el trabajo, qué íbamos a indagar y para qué materia. Se le explicaron dichas cuestiones, y ella dijo que no había problemas. Pidió que le avisáramos con tiempo antes de concurrir porque debía elegir a las Trabajadoras Sociales a entrevistar, y que lleváramos una carta de presentación de la Facultad.

Posteriormente, Agustina volvió a contactarse con la jefa para confirmar nuestra fecha de observación. Le propusimos concurrir el día miércoles, y nos dijo que no sería el día más indicado para hacerlo, ya que ese día era el aniversario del Hospital, por lo cual iba a estar muy ocupada y no nos podría acompañar ni designar a alguien para que lo hiciera. Le contestamos que no habría inconvenientes, y que recorreríamos la institución por nuestra cuenta. Ella aceptó que concurriéramos. 2. Descripción objetiva

El día miércoles 2 de mayo de 2001 las estudiantes de Trabajo Social, María Eugenia Haedo, Laura Orsetti, Jesica Ferreiro, Bárbara Labecki y Agustina García Sanabria, concurrimos al Hospital con el objetivo de realizar una observación no participante para el trabajo de campo de la materia Psicología Social e Institucional II.

Nos encontramos a las 9:45 horas en la puerta de la guardia, situada sobre la Avenida X. En la puerta había un cartel pegado de la Unión de Personal Civil de la Nación, dirigido a los trabajadores de allí y a la opinión pública en general. Éste se refería a la gravísima situación en la que se encuentra el Hospital, donde “faltan controles periódicos y mantenimiento de los ascensores, baños para personal y usuarios, limpieza de todas las instalaciones, grupo electrógeno en todas las unidades, recursos humanos en todas las dependencias”.

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Indicaba que “deben buscar soluciones urgentes, tanto los funcionarios del hospital como el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra”.

Ingresamos a la guardia y pudimos observar que había aproximadamente once personas sentadas en la sala de espera. Una señora los atendía desde una ventanilla. Había un teléfono público, afiches sobre temas como drogadependencia, pánicos, fobias y terapia de grupo (alcohólicos, uso del preservativo). En el centro de la sala vimos cinco macetas con plantas y dos hileras de sillas.

Salimos de la guardia y nos acercamos a la entrada para autos que hay a la izquierda de la misma. Agustina se acercó a un guardia de seguridad que se encontraba en la entrada, y le preguntó dónde se encontraba el Servicio Social. Él le indicó que siguiera derecho hasta encontrar la primera puerta naranja del lado izquierdo. Caminamos al aire libre por una calle interna del Hospital. Ingresamos por esa puerta, y vimos otra cercana sobre la izquierda, que decía “Servicio Social” y tenía el dibujo de una familia. Golpeamos y nadie respondió. María Eugenia caminó hacia el pasillo principal del Hospital, que estaba 5 metros hacia delante, dobló a la izquierda y encontró la entrada.

Laura y Jesica fueron a recorrer los pasillos, y las demás nos quedamos observando en el exterior del Servicio Social. Eugenia y Agustina se ubicaron en la fila. Cuando una mujer las atendió, se presentaron y dijeron que eran estudiantes de Trabajo Social de la Universidad de Buenos Aires y que necesitaban ver a la Lic. Gabriela, Jefa del Servicio. Ella les dijo que tomáramos asiento y que aguardáramos un momento.

En el pasillo había mucha gente circulando; y también sentada en las sillas ubicadas a lo largo del mismo. Jesica caminó unos metros por el pasillo y se encontró con el hall central (de recepción), que da a la puerta de entrada de la calle perpendicular a la Avenida X. Si uno entra por esa calle, lo primero que ve enfrente son las ventanillas que dicen “Turnos”. En total son doce, pero en ese momento había cuatro en funcionamiento atendiendo a la gente que venía. A la izquierda de la puerta, había un puesto ambulante de venta de pochoclo. Al lado de éste, estaba la farmacia del Hospital. A la derecha, frente a la farmacia, había un stand del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que decía “Programa PAP” y “Médicos de cabecera”. Al lado, vimos un mostrador en el que había dos personas sentadas. Éste no estaba señalizado (inferimos que por su ubicación estratégica se trataba de “Informes”) y se encontraba junto a un cartel que indicaba la distribución de las especialidades y sus respectivos consultorios externos. Hacia ambos lados del hall se extendía el pasillo principal (de ese pabellón). En la entrada de cada pasillo había dos teléfonos públicos ubicados en cada pared (en total eran cuatro).

Yendo por el pasillo hacia la derecha, se encontraban los consultorios externos de Pediatría. Allí había aproximadamente 50 personas sentadas esperando. La entrada a la sala de espera estaba pintada simulando una casa (techo, ventanas, árboles, colores). Doblando a la izquierda, seguían estos consultorios. Al final, el Registro Civil, y a la derecha, una salida a la Avenida X (que en su exterior dice “la Maternidad”). A la izquierda había una salida a las calles internas del Hospital.

Yendo por el pasillo hacia la izquierda, lo primero que observamos fue el Servicio Social, ubicado sobre la pared de la derecha. A continuación, se encontraba el ascensor “C”, con puertas tijera y capacidad para cinco personas. Al lado, había una escalera. A lo largo de todo el pasillo vimos sillas de plástico de color azul colocadas contra la pared. Entre el Servicio Social y el ascensor había una cartelera de Alcohólicos Anónimos, y entre el Servicio Social y el teléfono otra con propagandas (de psicólogos, de un curso de enfermería, un volante de Alcohólicos Anónimos, otro de un centro de salud pública, y uno de un seminario de mala praxis). Frente al Servicio Social, había una sala de espera de Obstetricia, su recepción, su consultorio externo y un baño. Frente a la recepción de Obstetricia, vimos cuatro filas de bancos para tres o cuatro personas. Siguiendo por el pasillo central, sobre la pared izquierda, había un consultorio de Ginecología Infanto-Juvenil y otros de Ginecología General. Sobre la pared de la derecha, encontramos más consultorios de Obstetricia. Luego, el ascensor “D”, y al lado de éste, el servicio de Radiología. A continuación, consultorios externos de Urología y Proctología. Esta zona del pasillo tenía menos luz que las otras. Había dos personas sentadas esperando. Al final del pasillo, observamos el sector de Ortopedia, y una salida a las calles internas. (Ver plano N° 1)

Las alumnas que permanecimos en la entrada del Servicio Social vimos que ésta tenía una puerta de dos hojas, una de las cuales estaba cerrada. Por fuera de éstas, tenía otras dos puertas de rejas que estaban abiertas, apoyadas contra la pared. Sobre la puerta que estaba cerrada había un cartel que decía: “Centro Coordinador del organismo público de atención a jubilados y pensionados”, y uno del “Primer Encuentro de Políticas de Prevención de VIH/SIDA”. En la puerta abierta, había otro que decía: “Aire acondicionado. Mantener la puerta cerrada”. Frente a la entrada había una hilera de nueve sillas. Vimos siete personas ubicadas alrededor de la entrada, mirando hacia adentro. En ese momento, una mujer de aproximadamente 60 años que vestía un guardapolvo blanco salió del Servicio con un hombre de entre 25 y 30 años y le dijo: “Vas a Pediatría y les decís que este papel te lo dieron en el Servicio Social, que te den el día y la hora”. Él se dirigió hacia el lado del hall central. La mujer volvió a la puerta y preguntó: “¿Quién sigue?”. Otro hombre se acercó con un papel en la mano y le hizo una pregunta. La mujer agarró el papel y entró al Servicio. El hombre se quedó en la puerta esperando. Otra mujer salió del Servicio, nos miró y siguió caminando. Luego volvió, y una señora que estaba esperando le hizo una consulta.

Alrededor de las 10:20, quedaban cuatro personas esperando. Una mujer con guardapolvo blanco, salió y preguntó: “¿Hay alguien para el organismo público de atención a jubilados y pensionados?” Nadie le respondió. Luego, llegó una mujer con una bata de toalla azul, con medias blancas y pantuflas. Interceptó a una mujer que quería ingresar al Servicio, tuvo una conversación con ella y se retiró.

Se sumaban más personas a la puerta. Una mujer que estaba parada allí, se sentó en las sillas de enfrente. La acompañaba un hombre que permaneció parado a su lado. La mujer, dirigiéndose al hombre le dijo: “Todo tarde, y eso que tienen estudios...”, “Por qué no se van a su casa”.

A una de las mujeres que estaba esperando, se le acercó una mujer con guardapolvo que salió del Servicio, le entregó un papel y le dijo que lo completara. La señora le contestó que no escuchó. Entonces, la mujer se lo repitió y le explicó: “No sé si va a estar para hoy, sino, mañana o pasado”.

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Luego, salió una persona y dijo: “A ver Sepulvera...” Una de las mujeres del Servicio se acercó a nosotras. Nos miró y nos preguntó: “¿Ustedes son las alumnas?”. Le contestamos que sí. Le indicó a Supulvera: “Luego de unos días, pero de unos días, tiene que darse una vuelta por compras, pase por acá.”. El señor se quedó esperando afuera.

Después de 10 minutos, volvió a salir la mujer que preguntaba por el organismo público de atención a jubilados y pensionados. A las 10:35 salió la Lic. Gabriela, vino hacia nosotras y nos dijo: “Bueno, ustedes son las estudiantes”. Luego agregó: “Yo les dije que hoy era un día complicado, no las voy a poder acompañar y no tengo a nadie para que vaya. Si quieren, me pueden acompañar que voy hasta el primer piso a conseguir una firma de Dirección. Si quieren después ustedes pueden hacer una recorrida.”. Se dirigió a la pareja que estaba esperando y les dijo: “Ya le hago firmar lo suyo”.

Comenzamos a caminar con ella, y a medida que íbamos pasando por los diferentes sectores nos iba comentando: “Acá se sacan los turnos y les abren la historia clínica; allá está la mesa del programa PAP del gobierno; acá es Pediatría y todos estos son consultorios externos”. Empezamos a subir las escaleras, y nos contó que los miércoles en Pediatría dan clases de educación sexual, y que en este momento están dando charlas sobre el uso correcto del “profiláctico”. También nos dijo que algunas Trabajadoras Sociales del Servicio estaban reunidas trabajando sobre el tema “Sida”, porque habían asistido a una jornada.

Cuando llegamos al 1º piso, ella entró a Dirección. Nos dijo que la disculpáramos, pero que “Hoy no es un día ideal. Si quieren pueden observar solas, y si no, cuando vengan a hacer las entrevistas, alguien las acompaña.”. Le contestamos que no había problema, que íbamos a hacerlo solas y que nos comunicaríamos para ir a hacer las entrevistas. Ella entró y nosotras nos quedamos allí.

En el 1º piso, se encontraban los consultorios externos de Clínica Médica, Cardiología, Alergias, y los sectores de Electrocardiograma, Pre-quirúrgico, Vacunación, Medicina Laboral, Medicina Preventiva, Internación y Terapia Intensiva.

Tanto la planta baja como esta parte del 1º piso tenían las siguientes características: paredes de corlock blancas, techos blancos, piso de azulejos marrón, sillas azules de plástico o bancos de madera y tubos fluorescentes en el techo. En todos los sectores y pasillos había cestos de basura.

En este piso también se encontraba la Dirección, la Jefatura de los Departamentos y Secretaría. Frente a la Dirección había una imagen religiosa. Esta parte del 1° piso difería arquitectónica y estéticamente del resto de Hospital: tenía techos altos, puertas altas de madera, paredes de bloques de cemento, columnas y lámparas colgantes. (Ver plano N° 2)

Fuimos al pasillo principal del 1º piso y nos sentamos. Vimos que allí había gente circulando y sentada, aunque en menor cantidad que en la Planta Baja. La Lic. Gabriela salió de la Dirección, y nosotras todavía nos encontrábamos en ese piso. Caminamos junto a ella hacia el Servicio Social. En el camino, una mujer se acercó y le dijo: “Disculpe doctora”, y ella le contestó: “Un momentito” y siguió caminando.

A las 11:05 llegamos al Servicio Social. En ese lugar había una chica de alrededor de 25 años que se paró al lado de la puerta, que estaba abierta. Un hombre que estaba sentado en el banco, le dijo: “Golpeá la puerta, sino no te van a atender”. La chica esperó unos segundos y golpeó. Salieron dos mujeres con guardapolvo: una se quedó hablando con la chica que golpeó, y la otra se dirigió a una mujer que estaba sentada y le dijo: “Vos estabas antes”. Ésta se acercó a la puerta, y la mujer del Servicio Social que la había llamado entró. La mujer que había sido llamada se quedó afuera. La chica que había golpeado anteriormente, le dio un papel a la mujer del Servicio Social. Ésta lo leyó y le contestó: “¿Comprar esto?... Lo único que puedo hacer es darte algo para que te den $ 10. Igual preguntá cuánto sale... Pero es difícil. Te voy a dar la planilla para que te la llene el médico y la presente en la zona.”. La chica llevó su formulario y se fue. La otra seguía esperando afuera.

A las 11:10 regresó la mujer mayor con la bata azul, y se paró en la puerta. Se acumularon dos personas más en la puerta, y la chica que había sido llamada anteriormente seguía esperando. Luego, ella ingresó unos metros al pasillo de entrada del Servicio. En ese instante, se escuchó una voz desde adentro que llamaba por su nombre a una mujer que se encontraba sentada frente la entrada.

La misma mujer que antes, a las 11:15 salió y preguntó: “¿Para el organismo público de atención a jubilados y pensionados hay alguien?”. Posteriormente, un señor y una señora ingresaron al Servicio. La jefa, que estaba saliendo, les dijo: “Esperen afuera que enseguida los atiendo” y caminó por el pasillo hacia la derecha. Una chica se acercó a la mujer del organismo público de atención a jubilados y pensionados y le formuló una pregunta. Ésta le contestó: “Yo soy del organismo público de atención a jubilados y pensionados”, pero finalmente le respondió, indicándole cómo debía llenar un formulario. Una de las mujeres del Servicio, frente a la pregunta de una joven de aproximadamente 20 años, le indicó que fuera a ver a las Voluntarias de San Isidro, al 3º piso. La joven se fue. La jefa del Servicio, que estaba hablando con una chica, vio pasar a un señor con guardapolvo blanco y le dijo: “Doctor...”. Éste le respondió: “Hola, buen día, cómo le va”. La Lic. Gabriela le hizo una pregunta, éste le contestó y se fue.

A las 11:20, Jesica se acercó a la jefa y le preguntó si alguna de nosotras podíamos ingresar al interior del Servicio Social. Ésta le contestó: “Eeehhh... esperá un minuto que me fijo.”. Luego de ingresar al Servicio, volvió y le dijo: “Sí, vení”. Ambas ingresaron.

La entrada era un pasillo angosto, donde se encontraban numerosos ficheros en el costado izquierdo. En las paredes había carteles de Unicef. En el fondo del pasillo había un placard donde se encontraban apoyados papeles. La jefa acompañó a Jesica hacia la entrada de otro pasillo del lado izquierdo, mucho más angosto que el principal del Servicio (sólo podía circular una persona cómodamente). La jefa explicó: “Aquí trabajan seis Trabajadoras Sociales y dos auxiliares” (señalando a una de las mujeres de guardapolvo blanco). A la izquierda del pasillo se encontraban los cuatro consultorios. El primero medía aproximadamente 2 m x 2 m, y los otros tres, 1,5 m x 2 m. La jefa dijo: “Estos tres consultorios (señalando los tres primeros) los usamos para atender a las personas que vienen por una primera consulta y para realizar entrevistas...".

En el primer consultorio había una mujer con guardapolvo detrás de un escritorio, y una mujer sentada del otro lado. El escritorio era de madera, al igual que la silla donde estaba la mujer del Servicio. La otra silla era de plástico. Las mujeres conversaban. En el consultorio siguiente había una mujer de guardapolvo blanco hablando por teléfono. El tercero se encontraba vacío. En los tres consultorios había esquineros de cemento, donde había apoyados adornos y plantas.

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La jefa le mostró a Jesica un cuarto consultorio, y le explicó: “Éste lo usamos de descanso y como sala de estar”. En el mismo había una mesa pequeña, donde se encontraban apoyados un termo, yerba y azúcar. A continuación, la jefa le mostró al final del pasillo otro ambiente. Allí había diversas cosas guardadas, y una heladera que ocupaba casi todo el espacio disponible. La Lic. Gabriela le dijo: “Tenemos una heladera... y esta es la cocinita.”, indicando el último cuarto del pasillo. La cocina tenía una mesa que ocupaba casi toda su superficie, un anafe y recipientes con alimentos.

La jefa señaló una oficina que se encontraba frente a la cocina, y que era la más grande del Servicio. Luego dijo: “Este es el sector donde funciona el organismo público de atención a jubilados y pensionados, antes estaba en otro lugar, pero ahora las ubicaron acá...”. Después, agregó, dirigiéndose a Jesica: “Eso anotálo que es importante.”. El espacio del organismo público de atención a jubilados y pensionados era el más amplio del Servicio. Contaba con un escritorio y detrás del mismo, había una persona de entre 30 y 35 años. En éste, había una computadora, al igual que en otro rincón del salón (ésta, ubicada sobre en una mesa de computación). Frente al escritorio, había otro de las mismas características.

La jefa le pidió disculpas a Jesica, y le explicó que debía buscar unos papeles. Agregó que podía quedarse observando hasta que ella se fuera al evento de la fiesta del aniversario del Hospital. Jesica fue al pasillo principal del Servicio, y vio que en el primer consultorio la mujer de guardapolvo despedía a la mujer que se encontraba conversando con ella. En ese momento, los consultorios se encontraban vacíos, y el personal circulaba por los pasillos, pidiendo permiso debido a la estrechez del lugar. Jesica se ubicó en el hall principal del Servicio, y observó que las mujeres de guardapolvo entraban y salían, y que había varias personas aguardando en la entrada. Hacia la derecha de ese pasillo, había un salón de un tamaño menor que el del organismo público de atención a jubilados y pensionados. En el mismo se encontraban tres escritorios (uno sobre cada pared). Todos los escritorios estaban llenos de papeles. En la pared lindante con el sector de ese organismo, había una ventana 0,60 m x 0,40 m aproximadamente. En las paredes había ficheros, cajoneras, y un placard (enfrentado a uno de los escritorios). Al lado de éste, había una estufa a gas encendida. En ese salón había una computadora prendida en una mesa de computación. Una mujer estaba ubicada en uno de los escritorios, hablando por teléfono. Ésta conversaba con un juzgado, en relación a un caso de un menor. En el centro de este salón, se juntaban un grupo de cuatro mujeres de guardapolvo, hablando. La jefa se dirigió hacia ellas, les informó acerca del acto que se realizaría en el Hospital, les manifestó que debía irse, y se retiró. Una de las mujeres dijo: “¿Qué evento?”. Otra le respondió: “El del aniversario del Hospital”. La primera agregó: “Yo no sabía”, y continuó recordando eventos de aniversarios anteriores.

A las 11:30 horas, había tres mujeres de guardapolvo conversando en el pasillo principal del Servicio Social. Los tres consultorios estaban vacíos. En el primero de ellos, había muchos papeles sobre el escritorio y un sello apoyado sobre éstos. Una de las mencionadas mujeres decía: “Los médicos a veces hacen cada diagnóstico, que es mejor no ir a verlos.”. (Ver plano N° 3)

La Lic. Gabriela retornó a donde estaban las demás mujeres, buscó algunas de sus pertenencias y preguntó: “¿Hace frío?”. Otra le preguntó si iba a ir sola, y ella respondió que iba a ir junto a una compañera que se encontraba ubicada a su lado. La jefa se acercó a Jesica y le dijo: “Bueno, ¿vamos?”. Ambas se dirigieron a la salida. Todas nos despedimos de la jefa en la puerta, y acordamos volver a llamarla para confirmar la fecha y el horario de la entrevista.

A las 11:40, nos retiramos del Hospital. 3. Impresiones grupales

En cuanto a la dinámica de nuestro grupo, podemos decir que una vez que nos encontramos en el hospital todas las integrantes del grupo, empezamos a organizar cómo íbamos a llevar a cabo la observación, qué íbamos a observar, quién iba a observar qué, etc. Como primer paso, buscamos el Servicio Social, para que todas tuviéramos la oportunidad de ver dónde se encontraba el mismo. Luego, nos dividimos dentro del Hospital: unas frente al Servicio Social, algunas en los pasillos de la planta baja y del primer piso, y otras dibujando los planos del Hospital.

La distribución de tareas nos permitió abordar todas las situaciones para no perder detalles que fueron de mucha utilidad, como por ejemplo, las conversaciones de las personas con las profesionales y asistentes del Servicio Social. Esto nos hizo sentir muy tranquilas porque recabaríamos toda la información posible.

Es necesario aclarar que todas nosotras nos conocemos de materias anteriores, hemos hecho muchas trabajos juntas y somos amigar, por lo cual sentimos entre nosotras mucha confianza, seguridad y tranquilidad.

Con respecto a lo que observamos, podemos decir que la atención en este Servicio nos dio una impresión negativa –tanto en lo que respecta a las Trabajadoras Sociales como a las auxiliares- porque sólo se limitaban a hablar con las personas que se acercaban en referencia a papeles, formularios y autorizaciones.

Por otra parte, la gente era atendida en la puerta del Servicio, y no había privacidad, ya que nosotras estando sentadas enfrente escuchábamos lo que decían. Esto nos sorprendió más aún cuando descubrimos que había un lugar destinado para realizar entrevistas. Las personas que trabajaban en el Servicio sólo salían para decir: “¿Quién sigue?” o “Esperen afuera, enseguida los atiendo”.

En cuanto a la atención, también nos resultó algo chocante que una mujer le dijo “Disculpe doctora” a la jefa para hacerle una consulta, y ésta le contestó que esperara, continuó caminando y no volvió a hablarle.

En relación a los diálogos escuchados dentro del Servicio, nos pareció interesante descubrir que allí había gente que no sabía que era el aniversario del Hospital. También notamos que existía una relación conflictiva con el organismo público de atención a jubilados y pensionados y el Servicio debido al hecho de tener que compartir el espacio.

Nos llamó la atención ver que las personas del Servicio Social usaban guardapolvo blanco. Por otro lado, nos parece importante destacar la existencia de una terminología médica en el Servicio (por ejemplo, “consultorios”).

Orsetti, Laura, EL HOSPITAL 5

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Otra cosa que nos sorprendió fue el hecho de no ver a Trabajadoras/es Sociales de menos de 50 años. Nosotras esperábamos un equipo más heterogéneo en cuanto a edades, formaciones y perspectivas.

Por otra parte, nos asombró que el Servicio Social se encontrara muy bien ubicado dentro del Hospital, ya que está en el centro del pasillo de la planta baja y cerca de Pediatría, Obstetricia, Ginecología, y otras especialidades, donde circula gran cantidad de personas (así fue el día en que nosotras concurrimos).

La cantidad de papeles que hay dentro del Hospital, y más precisamente dentro del Servicio Social, nos estaría indicando la burocracia que tienen que pasar las personas que allí se atienden. Es necesario destacar la existencia de rejas en las zonas donde hay expedientes, como medida de seguridad. En lo que se refiere a nuestros sentimientos, podemos decir que lo que sentimos todas al salir fue una gran desilusión con respecto a la forma del trato a la gente. Lo que observamos de la atención y actividad de las Trabajadoras Sociales nos hizo sentir, a su vez, frustración, ya que creemos que este tipo de práctica es la que “legitima” nuestra profesión frente a la sociedad.

Por otro lado, nos sentimos decepcionadas por estar estudiando una carrera universitaria desde otra perspectiva, para tener que “insertarnos” luego en este modelo como profesionales. También nos dolió y nos preocupó lo que escuchamos decir a la gente: “Todo tarde, y eso que tienen estudios...”, “Por qué no se van a su casa”; debido a que nos preguntamos cómo podremos hacer para llegar a trabajar algún día con ellos, cuando piensan eso de nosotros y del Trabajo Social. 3) ANÁLISIS DE LA OBSERVACIÓN

Luego de haber realizado el análisis de las seis entrevistas estamos en condiciones de retomar la observación para analizarla. En la observación del hospital pudimos visualizar ciertos aspectos que en el transcurso de este trabajo pudieron ser confirmados

a partir del discurso de las entrevistadas, principalmente la coherencia entre la práctica que pudimos observar y lo manifestado por las trabajadoras sociales de al misma. Esta práctica es caracterizada como muy burocrática y administrativa, respondiendo a las demandas espontáneas. En este sentido pudimos ver: “vas a Pediatría y les decís que este papel te lo dieron en el Servicio Social, que te den día y hora”; “...otro hombre se acercó con un papel en la mano y le hizo una pregunta...”; “...luego de unos días (...) tiene que darse una vuelta por compras, pase por acá...”; “...ya le hago firmar lo suyo...”; “...te voy a dar la planilla para que la firme el médico...”.

En la observación pudimos asistir a una conversación mantenida por dos usuarios en la puerta del Servicio: “...todo tarde, y eso que tienen estudios...”, “...por qué no se vana su casa..., “...golpeá la puerta, sino no te van a atender...”. De estas manifestaciones se desprendería que en las representaciones sociales de los usuarios existe la idea de que el Servicio Social es ineficiente en lo que respecta a la solución de los problemas. Esto puede relacionarse con lo manifestado por la Lic. Río durante la entrevista, cuando expresa que los usuarios le preguntan: “...¿para qué están si no tienen remedios...?”. Esto también podría asociarse a las representaciones sociales que tienen los usuarios acerca de las trabajadoras sociales como “dadoras” de recursos y solucionadoras de la demanda inmediata.

En relación al rol secundario que cumplen las trabajadoras sociales con respecto a los médicos pudimos observar: “...voy hasta el primer piso a conseguir una firma del Director...”, “...te voy a dar la planilla para que la firme el médico y al presente en la zona...”. En estos ejemplos se puede observar la tarea para-médica y administrativa que éstas realizan en su práctica cotidiana.

Teniendo en cuenta el tema de la disposición espacial, consideramos que la dirección ejerce su poder sobre el Servicio a través de otorgarles o quitarles un espacio. En este caso, podemos observar que el Servicio Social “pierde espacios” que le son adjudicados a otros sectores: “Este es el sector donde funciona el servicio público de atención a jubilados y pensionados, antes estaba en otro lugar, pero ahora lo ubicaron acá...”.

Continuando con el tema del espacio es interesante mencionar que el Servicio Social posee cuatro consultorios, sin embargo atiende a las personas en la puerta del mismo. Esto presenta una contradicción con las “quejas” expresadas por las trabajadoras sociales en relación a las prácticas burocráticas que realizan, ya que por un lado se manifiestan en contra de estas prácticas, y por otro, atienden a los sujetos en la puerta, aún cuando poseen espacio suficiente para efectuar la atención de otro modo menos “inmediato”. En relación la ubicación del Servicio Social dentro del Hospital, podemos mencionar que el primero se encuentra en un lugar “estratégico” con respecto a la entrada principal de la institución, en cuyo hall está la recepción donde se piden los turnos y se saca la historia clínica. En este sentido, cabe consignar la cercanía al sector administrativo del Hospital.

Por último, queremos destacar el hecho de que tanto en la puerta como en el interior del Servicio hay carteles de prevención, como ser: “Primer encuentro de Políticas de prevención de VIH/SIDA”, entre otros. Esto también es una contradicción, ya que aparentemente se realizaría un trabajo relacionado con la prevención apoyado en diferentes programas, pero esto no se da en la práctica concreta. Creemos que esto tiene que ver con sus representaciones sociales acerca del rol profesional, según las cuales, un trabajador social debería dedicarse a la prevención (y demostrarlo). 4) ANÁLISIS DE LAS ENTREVISTAS 1. Introducción

Para este análisis utilizaremos la propuesta de los enfoques de contexto1, con el fin de abordar la realidad estudiada desde diferentes recortes, ubicando los distintos aspectos que intervienen en la práctica cotidiana de las trabajadoras sociales del Hospital, y la incidencia que éstos tienen en la misma.

1 Ferrarós Di Stéfano, Juan José, Enfoques de Contexto, Apunte de Cátedra.

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En primer lugar, consideramos a nuestra sociedad como el colectivo o conjunto cultural. En ésta, podemos destacar la predominancia de una concepción de salud -como institución en sentido amplio- plasmada formalmente como “integralidad bio-psico-social”; que sin embargo, se presenta en la práctica y el discurso cotidiano como “ausencia de enfermedad”. Tener en cuenta esto es fundamental, puesto que es la idea o valor que atraviesa a la realidad organizacional -el Hospital- y a la práctica del Trabajo Social dentro de ésta. La primera entrevistada, en su relato, nos da un contraejemplo de esa concepción de salud: “En este grupo, esta pareja de médicos, que sabían de la terapia neonatal, se dieron cuenta de que seguir a los chiquitos con esta problemática solos no les servía de nada y entraron a pensar acá necesitamos más gente, pero gente especializada. Un Asistente Social...”. En este fragmento, queda claro cómo la entrevistada manifiesta que en ciertos espacios, los médicos tienen una posición de superioridad frente a otras disciplinas, por lo cual dejan de lado los aspectos sociales a la hora de enfrentarse con un “sujeto”, enfrentándose con “patologías”. En este último aspecto, es sorprendente cómo la misma trabajadora social utiliza terminología médica, refiriéndose por ejemplo a “Los viernes caen los alcohólicos...” o “El oncológico que necesita la atención de las drogas.”.

A su vez, las representaciones sociales en torno a nuestra profesión, por parte de los trabajadores, los otros profesionales y los usuarios, estarán inscriptos en esta concepción de la salud. Como ejemplo de esto, podemos ver, desde el lado de los mismos trabajadores sociales, que la práctica diaria está naturalizada como la respuesta a una demanda (existiendo zonas de incertidumbre en las que surgen otras opciones): “Jesica: Justamente eso. ¿Cómo se relaciona el Servicio con otras áreas del hospital?; Lic. Río: Mirá, la relación está en base a la demanda. Si la gente de Clínica Médica necesita una historia social para un paciente que necesita tramitar cosas, nos vienen a buscar. Trabajo en equipo, equipo de verdad, y me voy a hacer cargo de lo que digo, creo que es el único el de consultorio evolutivo.”

También observamos desde el discurso de esta profesional indicios acerca de su representación de lo que debería ser su práctica profesional, por ejemplo: “Y estamos para otra cosa, realmente lo nuestro es promover al ser humano, para que logre tomar sus propias decisiones.” o “Por otro lado, no me alcanza para mí, realmente mi profesión no es para esto.”. En cuanto a las representaciones de los usuarios con respecto al Servicio Social, éste es concebido, aparentemente, como un proveedor: “Normalmente, la gente recurre al Servicio Social. "¿Y ustedes para que están si no tienen remedios?".” Dentro de las representaciones de los otros profesionales en relación al Trabajo Social, observamos variaciones entre algunos que lo conciben como una profesión más, y otros que no lo hacen. Por ejemplo, “Nosotros nos reunimos los días jueves para hacer las entrevistas de primera vez, o sea los pacientes que vienen por primera vez. En esa entrevista están los dos médicos pediatras, uno es el jefe, el coordinador; la esposa es la otra pediatra, dos psicólogas, estimuladoras tempranas, kinesióloga y psicopedagoga.” y “Y en los ámbitos donde el médico no se bajó del caballo, las demás disciplinas funcionamos así de poquito. (haciendo un gesto con la mano)”.

Dentro de este colectivo cultural, también destacamos los atravesamientos del Trabajo, y del Trabajo Social como instituciones en sentido amplio. En cuanto al Trabajo como institución, podemos decir que la entrevistada destacó ciertos aspectos referidos a las condiciones en que se desempeñan los profesionales como trabajadores asalariados: “una estuvo siete años trabajando gratis en el hospital, pero llega un momento que te hartás.”. En cuanto al Trabajo Social como institución de la sociedad, ella da cuenta de su formación y trata de explicar de qué manera la sociedad actual influye para que no pueda desarrollar su actividad como ella dice que le gustaría: “Donde uno ve como se va desintegrando todo. Cómo te invade esta cosa de dolor, porque queda limitada nuestra función, por más que uno quiera, las esperanzas nunca las perdés, pero queda todo muy sometido, y digo bien la palabra sometido al cumplimiento de la demanda urgente, de la inmediatez. Entonces, el seguimiento, como fuimos formadas, por lo menos en nuestra época, se hace muy difícil, muy difícil.”.

En segundo lugar, identificamos en relación a la institución salud varias comunidades: la de las trabajadoras sociales: “Pero como trabajadoras sociales no podemos negar la realidad...”; la de los médicos: “Los médicos, ¿vieron?. Más claro, imposible.”; la de los visitadores médicos: “Al contrario, encontramos a los visitadores”; la de otros profesionales de la salud: “Hay gente que viene a trabajar los sábados, son las estimuladoras tempranas y las kinesiólogas”; la de los administrativos: “y dos empleadas administrativas” o “Bueno se encargan de toda la parte administrativa”; y la de los usuarios: “Acá viene gente de todas partes, muchos del conurbano, muchísima gente del conurbano bonaerense, porque la realidad es que concurre gente que trabaja en los alrededores, que se descomponen, o bien porque su mamá la tuvo a ella acá y yo también quiero tener a mi chico acá, muchísima gente extranjera, dígase peruanos, bolivianos, paraguayos, chilenos... pocos, uruguayos cruzan el charco a tener a sus bebés y después se van, brasileros muy poco. Tuvimos una racha que uno salía afuera y veía muchísima gente coreana, japonesa, o ya nos acostumbramos, no sé y ya no nos damos cuenta. Pero se atiende mucha población del conurbano.”.

Cada comunidad va a estar influida por el atravesamiento institucional de la salud de distintas manera, según sean las particularidades de cada una (historia, valores, normas, concepción de la salud, etc.) y los atravesamientos institucionales que dan origen a cada comunidad.

Continuamos con el enfoque organizacional. En este, ubicamos al hospital como institución en el sentido restringido, es decir, como organización. Por lo tanto, ésta posee formas funcionales y organizativas propias, normativas, objetivos, espacio y tiempo. Estos elementos, sumados al atravesamiento de la institución salud, condicionan la práctica de las comunidades al interior de la organización. En cuarto lugar, tomamos el enfoque de las relaciones intersubjetivas, teniendo en cuenta cómo todo lo desarrollado anteriormente condiciona las relaciones entre las personas pertenecientes a las distintas comunidades mencionadas (remarcando la relación médico- trabajador social- usuario).

Por último, teniendo en cuenta el enfoque del sujeto, centraremos nuestro análisis en las particularidades de la trabajadora social entrevistada que inciden en la forma en que ejerce su profesión. La suma de las individualidades de las trabajadoras sociales conformará un grupo de trabajo -“el Servicio Social”- que tenderá a ser objeto o sujeto de su práctica, a partir de sus posibilidades instituyentes -o no-.

A continuación, plantearemos los ejes que guiarán el análisis de las entrevistas -a partir de la bibliografía de la cátedra-, para lo cual se tendrán en cuenta los lineamientos expresados en los enfoques de contexto.

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Estos ejes fueron elaborados con fines analíticos, y es necesario aclarar esto ya que consideramos que en la realidad estos elementos se presentan interrelacionados.

Los ejes son: Los imaginarios sociales (creencias, utopías, ideología, mitos, representaciones); Los fenómenos de poder al interior de la organización (subjetividad y poder, el poder sobre los propios actos); El trabajo como práctica social (el trabajo como institución, satisfacción y sufrimiento en el trabajo, organización del trabajo,

mecanismos defensivos). 2. Primera entrevista de la primera entrevistada

2.1. Contacto previo a la entrevista

El contacto para esta entrevista fue realizado por Agustina, quien realizó dos llamadas telefónicas, a las cuales la Lic. Gabriela no pudo contestar. La volvió a llamar el día miércoles 16 de mayo. En esta oportunidad, fue atendida por una mujer, que le informó que la jefa del Servicio no la podía atender, y que le pidió que le dejara el mensaje a ella. Agustina le preguntó cuándo podíamos ir hacer la entrevista. La mujer consultó con la Lic. Gabriela, que se encontraba próxima a ella. Finalmente, le respondió que fuéramos el lunes 21 de mayo a las 10:00 hs.

Agustina le pidió que tomara nota de los nombres de las alumnas que iban a ir a hacer la entrevista, Bárbara y Jesica. Luego de esto, terminó la conversación telefónica.

2.2. Contextualización de la entrevista

Llegamos al Servicio Social a las 10:00 hs, esperamos en la puerta hasta que una mujer salió del interior del Servicio y nos preguntó que necesitábamos. Le dijimos que éramos las alumnas de la UBA, y que teníamos que hablar con la Lic. Gabriela, a lo cual nos respondió que enseguida le informaría. Esperamos unos minutos y la Lic. Gabriela salió acompañada de una mujer. Nos la presentó diciendo que ella era la Lic. Rosa Río, a quien íbamos a entrevistar. Ésta nos pidió que la acompañáramos. Nos dirigimos hacia una oficina ubicada a la vuelta del Servicio Social. Esta oficina era la misma que confundimos durante la observación con la puerta del Servicio Social, ya que también estaba identificada como perteneciente al mismo.

La Lic. Río abrió la puerta que estaba cerrada con llave y nos invitó a pasar. La oficina era un ambiente de 3 m. x 3 m. en la cual había un escritorio, una silla de frente a la puerta y otras dos de espaldas a ésta. Había un placard, una estufa eléctrica y una radio que estaba encendida, pasando música. En el fondo había una cocina.

Luego de ingresar, la Lic. Rosa Río intentó encender la estufa. Al no poder, nos comentó que el señor de mantenimiento le había dicho que funcionaba. Finalmente, no pudo encenderla. En ese momento, y con la música de fondo, comenzó a bailar, mientras nos miraba y sonreía.

Nos sentamos y Bárbara le preguntó si no tenía problemas en que usáramos el grabador. Respondió que no había problema. Unos segundos después nos preguntó si la Lic. Gabriela nos había autorizado, a lo cual respondimos que sí. Inmediatamente, Jesica sacó el grabador, dando comienzo a la entrevista.

2.3. Clima de la entrevista

Durante todo el transcurso de la entrevista el clima fue muy ameno. Al comienzo, estábamos nerviosas por las ansiedades que nos generaba la realización de la entrevista y el hecho de que era la

primera a realizar por el equipo. Desde el comienzo, la Lic. Río nos trató de forma muy amable, no tuvo ningún problema en contestar nuestras preguntas, y se la

vio con ganas de conversar de los temas que le proponíamos con nuestras preguntas. No nos pareció que estuviera incómoda por la instancia de entrevista, sin embargo el hecho de que estuviéramos grabando en algunos momentos provocó ansiedades en ella.

El lugar donde se realizó la entrevista favoreció el clima, ya que nos encontrábamos en un lugar diferenciado del Servicio Social, donde no se filtraba el ruido del hospital, ni el del Servicio. Si bien durante la misma hubo dos interrupciones, estas fueron sobre el cierre, lo que hizo que no se alterara el clima que se había generado.

2.4. Análisis de la primera entrevista de la primera entrevistada 2.4.1. Dimensión Simbólico – Imaginaria

Para realizar el desarrollo de este eje tomaremos la definición propuesta por C. Castoriadis 2, quien explica que los imaginarios sociales son un producto socio–histórico que guían el pensar, el decir, y el actuar de una sociedad, lo cual permite conformar y sentir una

2 Castoriadis, Cornelius, “La institución imaginaria de la sociedad”, Tomo I y II, en: Acevedo, María José, Los imaginarios sociales, Ficha de la cátedra.

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identidad común, y de esta forma asegurar la cohesión del conjunto humano. Otra característica fundamental es que es productora de vínculos sociales y de conductas humanas que responden a deseos y necesidades de la sociedad.

Un primer supuesto surgido de esta primera entrevista es que la identidad de las trabajadoras sociales se conformaría en relación a la demanda espontánea que constituye el centro de su trabajo cotidiano y a lo que la institución les demanda, ya que esto es lo compartido por todas las trabajadoras sociales del Servicio. El Servicio Social se legitima dentro del Hospital a partir de dar respuesta a estas demandas.

Si bien todas comparten esta situación, las repuestas a las demandas se dan de manera individual y aislada, de tal forma que no hay un conocimiento mutuo del trabajo que realiza el conjunto de las profesionales. En este sentido, cuando se indagó acerca de los distintos proyectos que tiene el Servicio, la Lic. Río respondió: “...mira, por ahí te lo podrá decir Lisa y Gladys de las áreas de ellas. Que yo recuerde en este momento, no, pero puede que las chicas tengan”.

La expresión de la entrevistada “yo no me senté acá...ni para andar pintando el Servicio Social ideal” indicaría una aspiración máxima de esta profesional. Habría entonces determinados rendimientos a los cuales tendría que llegar3, aspiraciones profesionales guiadas por valores e ideologías. El relato de la entrevistada hace mención a situaciones entendidas como “no–óptimas”, que no se corresponderían con dichas aspiraciones. Según la Lic. Río este ideal tendería a “promover al ser humano para que logre tomar sus propias decisiones”. Sin embargo, las condiciones de trabajo en el Hospital, determinadas por múltiples aspectos, no permiten alcanzar esta aspiración. La entrevistada expresa: “...realmente mi profesión no es para esto...”, “...nosotras estamos para otra cosa...”, “...¿cómo promovés cuando alguien viene con la panza vacía...?”.

Esta aparente disconformidad con su manera de desarrollar su práctica profesional, sería el primer paso hacia lo que E. Colombo denomina “función utópica”.4 Para que aparezca un elemento de cambio es necesario una tensión, una disconformidad. Sin embargo, en nuestra observación y en el análisis de esta primera entrevista aparece una actividad “rutinizada” e “instituida”, sin la posibilidad de cambio en el trabajo. En este sentido, la trabajadora social explica la situación del Servicio Social, en relación al contexto general : “...yo creo que en algún momento las autoridades tendrán que sentarse, en realidad creo que tendríamos que sentarnos todos juntos, eso sería lo ideal...poder hablar si tuviéramos oportunidad, con quienes establecen la políticas de salud...”, “Creo que las asistentes sociales nos vamos a tener que sentar bien a ver qué es lo que queremos. Creo que en el fondo, insisto, en las cosas individuales, hay que hacer lo que se pueda, pero no es lo mejor...”.

Podemos observar que no hace referencia al Hospital en particular, no se plantea la posibilidad de transformar el propio espacio de trabajo, desde la unión de las trabajadoras sociales del Servicio y con las autoridades de la institución. Esto remite a las representaciones que se tendrían respecto de la profesión. La ilusión estaría puesta en que las transformaciones deberían suceder en el exterior para lograr un cambio en las propias prácticas cotidianas.

Por otro lado, esto también puede verse en la caracterización que realiza acerca del trabajo interdisciplinario. Según la Lic. Río: “...en los ámbitos donde el médico no se bajo del caballo, las demás disciplinas funcionamos así de poquito...”. Esta afirmación se corresponde con una determinada representación acerca de la relación trabajo social–médico, según la cual éstos últimos tendrían una posición hegemónica que sólo podría ser modificada por ellos mismos, y en la cual el trabajo social aparece como una profesión dependiente. En este ejemplo, el cambio es puesto nuevamente en un lugar externo, no posible de ser transformado desde la iniciativa del Trabajo Social.

Por otro lado y teniendo en cuenta que las representaciones sociales son generadoras de vínculos y de conductas ritualizadas o transformadoras, podemos ubicar las representaciones de este colectivo como formadoras de conductas ritualizadas, dejando traslucir una pasividad que otorga inmovilidad, y aunque si bien se espera y desea un cambio, no se está dispuesto a realizarlo. 2.4.2. Dimensión De Las Relaciones De Poder

En toda organización se dan complejas y diferentes relaciones de poder. Tomando a Foucault5, las cuestiones de poder se presentan como “situaciones estratégicas en un momento y lugar determinado”: es el modo en que el poder circula, lo que dará forma a la relaciones que se establezcan alrededor del mismo. Es por esto que entendiendo al poder como producto de determinadas relaciones, se podría ubicar a los diferentes actores intervinientes en una institución- organización.

Siguiendo a Foucault, las relaciones se dan en un contexto, en una sociedad, y en nuestro caso, en el contexto del Hospital, en el cual se legitima la profesión del médico. Continuando con esta idea, específicamente, la del contexto del Hospital, los médicos son los actores por excelencia, que dan su fundamento a la organización, sin los cuales no podría funcionar y desarrollarse la misma, en la medida en que la salud se asimila a la ausencia de enfermedad.

Estas consideraciones son fundamentales a la hora de analizar los fenómenos de poder al interior del Servicio Social del Hospital. Tomando lo que dice Crozier “... desde un punto de vista estructural ninguna relación de poder puede ser disociada del conjunto o del conjunto institucional, en cuyo interior se desarrolla. Toda relación de poder está condicionada por toda una serie de restricciones “estructurales” que condicionan las reglas del juego en que los individuos pueden desempeñarse” 6.

Si bien la entrevistada no pudo dar cuenta de un organigrama, que distinguiera jerarquías formales, se observa informalmente una supeditación de su tarea a la decisión o a la firma de un doctor; esto mostraría que su práctica está condicionada por un médico.

3 Freud, Sigmund, El porvenir de una ilusión, Editorial Bibl. Nueva. 4 Colombo, Eduardo, El imaginario social, Cap.: “La utopía contra la escatología”, Editorial Tupac. 5 Acevedo, María José, Algunas interpretaciones sobre el poder, Apunte de la Cátedra. 6 Crozier, Michel, La Sociedad Bloqueada, Ed. Du Seuil, Cap. I.

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Esto se hace explícito cuando la Lic. Río nos manifesta: “Para un paciente HIV/SIDA, tiene que hacer todos los papeles acá, van a la firma del director, vuelve, tiene que ir al organismo público de previsión social, tiene que ir al organismo público de atención a jubilados y pensionados. Vuelve con todo eso, recupera su documentación”.

Esta dependencia estaría íntimamente relacionada con el poder del experto, un poder legitimado por toda la sociedad, especialmente, dentro de la institución. Por ejemplo, pudimos verlo en el momento en que la Lic. Río pidió un medicamento para un usuario, éste le fue negado, y cuando, el mismo fue pedido por un médico, la visitadora se lo otorgó.

Mendel plantea la existencia de organizaciones sin poder jerárquico, donde todos los sujetos puedan llevar a cabo, mediante el actopoder, un proceso de análisis. Introduce el concepto de movimiento de apropiación del acto poder, donde el individuo ejerce ese acto para llevar a cabo sus proyectos, desenvolverse en el trabajo y afianzar su identidad.7

Así es como podemos identificar en este sentido, el proyecto que desarrolla la Lic. Río, del cual se enorgullece, y es apropiado por ella “¡..el proyecto de prevención de SIDA, es bien mío!, lo tengo patentado...”, y al mismo tiempo, esto le causa placer. 2.4.3. Dimensión Funcional – Organización Del Trabajo

Para los fines de nuestro análisis, entendemos al trabajo como una Institución, en el sentido que éste regula las actividades de individuos y grupos. Dentro de esta concepción, incluimos al Trabajo Social como una práctica institucionalizada. Hacer hincapié en este eje nos parece importante para comprender la práctica cotidiana del trabajo social enmarcada en la institución del trabajo.

A través del discurso de la entrevistada, podemos distinguir ciertas características que ella atribuye a su práctica: muy burocrática, sujeta a la demanda inmediata, individualista, distanciada de su ideal, y con existencia de posibles espacios alternativos basados en la iniciativa personal (por ejemplo, el equipo del Consultorio Evolutivo). Estas modalidades que adopta su trabajo le provocan placer y displacer. En su labor cotidiana en el Servicio “se hace todo muy pesado”, “hay mucha burocracia”, “...sometido al cumplimiento de la demanda urgente, de la inmediatez”. Con respecto a su acción en el Consultorio Evolutivo, expresa que: “es un equipo espectacular, no lo estoy vendiendo, pero es así, .... es un equipo bárbaro”.

Del caso particular de este Consultorio Evolutivo, pueden desprenderse algunas cuestiones. En primer lugar, parecería que la inclusión de la Lic. Río en el mismo hizo que ella se revalorizara como profesional en el interior de la institución. En apariencia, ella le da mayor importancia a esta intervención con profesionales de otras disciplinas, que a su práctica en común con las profesionales del propio Servicio. Esta “mayor satisfacción” podría interpretarse como un “escape” a la rutina, que según su relato, presenta muchas fallas y no cumple con sus expectativas.

La organización del trabajo impone exigencias y señala limites que terminan restringiendo el accionar de los trabajadores. A este tipo de organización, se la denomina “organización prescindente”. Esta tiene la característica de reducir el accionar de los profesionales a una individualidad negativa que lleva a la desafiliación entre los miembros del grupo de trabajo.8

Llevar a cabo una práctica implica una “carga psíquica” que puede producir patologías físicas y psíquicas, éstas tienen un carácter colectivo y están relacionadas con las condiciones y medio ambiente de trabajo y con los conflictos internos de la Institución. Podemos citar como ejemplos expresiones tales como: “tenemos compañeras, en otros hospitales que están la jefa y una o dos personas más, dejáme de jorobar... en trabajos que son de altísimo riesgo mental...”.

A partir de esto, podemos decir que la organización del trabajo en el Hospital es de tipo “prescindente”. Esto se visualiza en el desconocimiento mutuo entre las profesionales del Servicio Social con respecto al trabajo de las demás, lo cual reduciría sus prácticas a una manera individualizada y negativa. En este sentido, retomamos el caso de la participación de la trabajadora social en el Consultorio Evolutivo, que la haría más partícipe de la organización como tal. La institución abandona en el sentido de no valorar los conocimientos y capacidades de los profesionales, exigiéndoles tareas sumamente rutinarias, para las que no se requiere una formación académica. Estas condiciones poco favorables de trabajo sumadas a las situaciones problemáticas con las cuales se enfrentan todos los días estas profesionales (VIH/SIDA, abuso sexual, pobreza generalizada, etc.) provocan una alta “carga psíquica”.

A esto se le suma, que no cuentan con los recursos necesarios para enfrentar a la demanda de los usuarios en su totalidad, teniendo que cubrir muchas veces esos pedidos con su propio dinero. Por ejemplo, ella expresa: “El único, el bolsillo nuestro, que ya no da para más.”.

Todo esto, le lleva a replantearse su verdadera función y especificidad dentro del Hospital y entra en contradicción con la formación académica recibida.

Desarrollar la práctica de esta manera lleva a que la trabajadora social se cuestione su propia identidad profesional. 2.5. Consideraciones finales

Retomando nuestras hipótesis, explicitaremos las aproximaciones alcanzadas hasta ese momento y interrogantes planteados para las siguientes entrevistas.

Primera hipótesis:

7 Mendel, Gerard, La sociedad no es una familia, Cap. 12: El movimiento de apropiación del acto poder o una nueva concepción del poder. 8 Acevedo, María José, El Trabajador Social frente a la “organización prescindente”, Apunte de la Cátedra.

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La práctica profesional de las trabajadoras Sociales se desarrolla de forma paramédica, determinada por: la historia del Trabajo Social como institución de la sociedad, la formación académica de dichas profesionales y las representaciones sociales a cerca del Trabajo Social.

Acerca de esta primera hipótesis, logramos una aproximación a las representaciones sociales de la entrevistada acerca del Trabajo Social. En relación a su práctica profesional y a los profesionales con los cuales trabaja. Nos quedaría pendiente visualizar si éstas representaciones son compartidas por el conjunto de trabajadoras sociales del Hospital

Con respecto a la formación de las trabajadoras sociales, no obtuvimos información relevante como para poder introducirnos en un análisis, es por ello que nos parece importante indagar con mayor profundidad en las próximas entrevistas.

Por otro lado, comenzamos a visualizar el juego de poder que se establece entre las trabajadoras sociales y los médicos. Con respecto a esto, nos pareció muy significativo el lugar que ocupa el médico en relación a la práctica del trabajador social, siendo esta decisiva y definitoria para la misma.

Segunda hipótesis: La práctica profesional de los Trabajadores Sociales está instituida en el interior del hospital como una respuesta inmediata a una demanda espontánea de la población.

En relación a esta segunda hipótesis, pudimos comenzar a analizar que al menos la trabajadoras social entrevistada expresa

como característica fundamental que lleva adelante una práctica social burocratizada y repetitiva como respuesta a la demanda inmediata. Pero sin embargo, manifiesta disconformidad – displacer al realizarla de esta manera. Nos parece fundamental profundizar en las entrevistas siguientes si este sentimiento es compartido por el resto y cómo es vivido en el trabajo cotidiano. 3. Segunda entrevista de la primera entrevistada 3.1. Contacto previo a la entrevista

El día martes 5 de junio de 2001, Jesica llamó al Servicio Social del Hospital y pidió hablar directamente con la Lic. Rosa Río. Cuando la Lic. Río atendió el teléfono, Jesica le recordó quiénes éramos y le preguntó cuándo podíamos realizarle la segunda entrevista. La Lic. Río le respondió que no sabía que había una segunda entrevista. Jesica le dijo que nosotras le habíamos avisado a la jefa del Servicio. Ella le respondió que seguramente la jefa le había avisado y ella se había olvidado, y que no había ningún problema. Seguidamente, Jesica le preguntó si podía ser al día siguiente. La Lic. Río le dijo que no había problema, pero que debía ser temprano porque a las 10:00 tenía una reunión. Concertamos la entrevista para el día miércoles 6 de Junio a las 9:00 hs. 3.2. Contextualización de la entrevista

Llegamos al Hospital a las 9:00 hs., golpeamos la puerta del Servicio Social y nadie nos respondió. Esperamos unos minutos en la puerta y luego volvimos a golpear. Una mujer salió y nos informó que la Lic. Río todavía no había llegado, que tomáramos asiento y la esperáramos. Aguardamos a la Lic. Río en los asientos ubicados frente al Servicio Social.

A las 9:10 de la mañana llegó la Lic. Río, al vernos se disculpó con nosotras y nos dijo que se había olvidado de que iríamos. Entramos con ella al Servicio Social, y la esperamos mientras saludaba a las personas que estaban allí y se ponía el guardapolvo. Luego, nos dirigimos a la sala ubicada a la vuelta del Servicio Social, donde realizamos la anterior entrevista.

Cuando ingresamos a la sala, había un señor realizando la limpieza. La Lic. Río lo saludó y le preguntó si podía bajar el volumen de la radio. El señor le contestó que sí y la apagó. Tomamos asiento y comenzamos la entrevista. 3.3. Clima de la entrevista

Durante el transcurso de la reunión el clima fue muy favorable, siendo más distendido que en la entrevista anterior. Las tres interrupciones que se tuvieron en el transcurso de la reunión influyeron negativamente, ya que se perdía el hilo de la conversación. 3.4. Análisis de la segunda entrevista de la primera entrevistada 33..44..11.. DDiimmeennssiióónn SSiimmbbóólliiccoo –– IImmaaggiinnaarriiaa

Continuando con el análisis de esta dimensión, nos parece importante profundizar sobre las representaciones sociales en relación a la construcción del rol profesional y de las prácticas cotidianas, como así también las representaciones que poseen los otros con respecto a las trabajadoras sociales.

En relación a la construcción del rol profesional, pudimos observar que el ideal que se tiene es el de “promover al ser humano”: “Nuestra generación (...) fue formada para promover al otro, para que el otro pueda decidir, para que el otro pueda elegir, para que el otro

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pueda construirse, y hoy entiendo que es muy difícil, pero muy difícil promover al otro cuando no hay viviendas dignas, cuando no hay empleo, cuando la salud es una odisea”. Esta idea se encuentra relacionada con la idea de “promoción cultural”9. A partir de ella se visualiza a la cultura de la pobreza como una subcultura, siendo ésta, producto de las necesidades sociales. Desde esta concepción, el profesional tratará, desde su imaginario social, igualar a una cultura universal que se considera hegemónica. Este ideal es vivenciado como inalcanzable, y por otro lado se caracteriza como elemento central del rol profesional: “Yo me voy a morir soñando con la esperanza utópica de que algún día desde nuestra profesión podamos lograr, para lo que fue nuestra esencia medular, que era promover al ser humano de verdad...”.

Esta construcción del rol profesional fue observada cuando se le preguntó a la Lic. Río si realizaban cursos: “¿Ustedes hacen cursos actualmente? (...) Nosotras acá hacemos prevención en consultorios externos de Pediatría, y yo me fui a Tucumán, e hice prevención para sordomudos...”. Luego, percibiendo que no había entendido la pregunta, volvimos a indagar acerca de este tema y nos respondió: “¿Y ustedes como profesionales hacen cursos de capacitación? (...) Yo hice un proyecto en el año noventa sobre prevención personalizada de SIDA, y arranqué como pude...”. Por otro lado, al preguntársele sobre sus objetivos personales en relación al trabajo social, luego de respondernos que querría capacitarse en prevención, nos dijo: “Y por ahí estudiar sociología o antropología, para conocer más al hombre...”. A partir de estos ejemplos, visualizamos una contradicción significativa, ya que por un lado, en el discurso está presente la importancia de capacitarse, y por otro lado, esta idea no es internalizada lo suficiente como para que pueda ser llevada a la práctica. Además, la idea de estudiar otras disciplinas, nos permite pensar que desde las representaciones sociales de esta profesional, el trabajo social no permitiría conocer la totalidad “del ser humano”.

Como ya fue mencionado en la anterior entrevista de la Lic. Río, ser reafirma una desarticulación entre la formación y la práctica que se lleva a cabo cotidianamente en el hospital. Dicha práctica profesional es sostenida desde las representaciones sociales, a través de la demanda constante que tienen y que deben atender, porque si ellas no lo hacen, “no lo hace nadie”: “¿A quién le importan los viejos?, ¿A quién le importan los chicos? (...) ¿A quién le importan los enfermos de SIDA? Ocupan camas...”.

En relación al equipo interdisciplinario al cual pertenece, podemos decir, al igual que en los análisis que venimos realizando, que éste se constituye en una práctica ideal que ella “puede llevar a la práctica”; a diferencia del resto de sus compañeras. En esta segunda entrevista, nos repitió la importancia que tiene para ella “el pertenecer a”, el cual entendemos que significa, pertenecer al contexto hegemónico del hospital: “Estoy hablando, de repente, en el Consultorio Evolutivo, cuando ahora sí, porque son como son, realmente porque son espectaculares, saben que un pedido de protección de persona, lo damos vuelta de arriba a abajo (...) pero en otros lugares, cuando dicen: ‘bueno, páselo al juez, páselo al juez’, ¿cómo páselo al juez?”. Con respecto a esta idea de “pertenecer a”, nos parece importante señalar lo dicho por la trabajadora social cuando se le preguntó por qué eligió la profesión: “En realidad la vocación de toda mi vida fue ser médica, esa es la verdad. Y mis padres, que vivían a 500 km. de acá, no me dejaban estudiar medicina bajo ningún concepto. (...) Y bueno... ¿qué profesión me permitiría estar en el hospital? Podría haber sido enfermera... no, asistente social”. Nos parece muy significativo que el ideal de esta profesional, desde la elección de su profesión, haya sido y sea en la actualidad “el hospital” como lugar de trabajo. Podemos justificar por medio de ello la necesidad y deseos de integrarse al contexto al cual pertenece, es decir, a la institución en su totalidad, y particularmente, al sector médico. A partir de esto puede entenderse la gratificación que posee por pertenecer al equipo interdisciplinario, ya que éste es el espacio en donde es reconocida por los médicos.

Por otro lado, a partir de lo expresado por la Lic. Río, podemos analizar la visión que tienen los médicos con respecto a las trabajadoras sociales: “La identificación con respecto al Servicio Social, creo que sigue siendo medio policíaca, es una figura que está identificada con la persuasión: ‘Bueno, si usted no quiere, la mando al Servicio Social’. Como si fuéramos las malas de la película.”. Podemos decir que a partir de lo expresado, encontramos que, por un lado, esto tiene que ver con el surgimiento de la profesión y el desarrollo de la misma a lo largo de la historia -vinculado con la concepción de control social- . Por otro lado, creemos que esto se encuentra legitimado por el tipo de tareas que realizan las trabajadoras sociales en la institución, y la escasez de prácticas estratégicas y creativas. 33..44..22.. DDiimmeennssiióónn DDee LLaass RReellaacciioonneess DDee PPooddeerr

Siguiendo con el análisis de los fenómenos de poder al interior del Hospital, podemos decir que éstas se dan en función de la integración al mismo. En este sentido, podemos reafirmar que la integración de las trabajadoras sociales se realiza en función de lograr un espacio de reconocimiento por parte de los médicos en el trabajo cotidiano: “Es el médico el que te salva o te mata”. En estas relaciones se encuentra la confrontación de cada una de las partes para volver menos previsible su comportamiento, el cual está determinado por los objetivos, y las reglas de juego que impone la organización, y que otorgan mayor libertad de acción a determinados individuos, grupos o sectores. De ésta forma, el Hospital determinaría según sus reglas, las tareas burocráticas y administrativas a realizar por las trabajadoras sociales, que al ser eminentemente “ejecutivas”, limitan la libertad de acción de las mismas: “De repente los profesionales médicos se resisten a la burocracia del papel. ‘¿Porqué tengo que volver a hacer esto?’ Bueno, doctor, porque está mal hecho, se lo van a rebotar. ‘Yo no estoy para hacer papeles, para hacer planillas, eso es tema de ustedes’.”.

Teniendo en cuenta el contexto en el que desarrollan las prácticas las trabajadoras sociales, podemos decir que los espacios de incertidumbre que se presentan, sólo pueden ser visualizados por cada trabajadora social individualmente y aprovechados según las estrategias elaboradas por ellas en relación a la lectura que realizan de los espacios “libres” al interior de la institución: “Cuando hay una menor, ahí sí el Servicio Social es el que maneja, domina la problemática”.

12

9 Gagneten, Mercedes, Hacia una metodología de sistematización de la práctica, Cap. 1 y 2, Ed. Humanitas.

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Por otro lado, esta no es la única dimensión del poder que podemos analizar, siendo el poder sobre los propios actos otra a tener en cuenta, ya que fue visualizada con mayor claridad en esta segunda entrevista. Esta dimensión tiene que ver con el “poder hacer”, con apropiarse de su trabajo y de sus efectos, lo que ayuda a consolidar su identidad profesional. En este caso, encontramos que el actopoder, al igual que el trabajo que se realiza se expresa de forma individual. En la entrevista realizada a la Lic. Río, pudimos ver cómo ésta se apropia de sus actos cuando nos comenta acerca del trabajo: “Yo me he peleado para conseguir la medicación para una chica que tenia quince deposiciones sanguinolentas diarias, y la medicación que no le correspondía. Fui a la dirección, armé un despelote... se lo dieron, hasta el día de hoy.”, “Nosotros acá hacemos prevención en consultorios externos de Pediatría, y yo me fui a Tucumán e hice prevención para sordomudos”.

Teniendo en cuenta lo antedicho, fundamentalmente el hecho de que las trabajadoras sociales poseen menor libertad de acción que los sectores médicos, y que no existe una apropiación colectiva de sus actos, consideraríamos necesaria la reflexión de esas cuestiones al interior del Servicio.

33..44..33.. DDiimmeennssiióónn FFuunncciioonnaall –– OOrrggaanniizzaacciióónn DDeell TTrraabbaajjoo

Continuando el análisis de este eje, podemos afirmar que el tipo de organización en la cual desarrolla su trabajo es “prescindente”. Esto puede verse claramente en sus afirmaciones: “Funcionarios, un Servicio Social no pisan ni por puta.”, “No vienen funcionarios, ni siquiera los del Hospital, somos el colador de la pobreza abierto y manifiesto”.

Teniendo en cuenta que “las condiciones materiales y subjetivas en las que se llevan adelante una práctica”10, pueden ser generadoras de cargas psíquicas y que éstas pueden analizarse de acuerdo a la relación de las trabajadoras sociales con el entorno social más amplio, con la institución, con la tarea y con sus compañeros, podemos mencionar como generadoras de carga psíquica para ellas la situación general del país y la falta de recursos institucionales, en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires. “Me recibí en el año ´70… las condiciones del país si bien eran San Malone, no son tan malones como lo son ahora...”, “Hoy ejercer la profesión implica una capacidad de esfuerzo interno, psicológica y personal, porque es muy duro, porque hay una terrible escasez de recursos.”, “yo creo que uno de los momentos más álgidos de nuestra profesión.”.

Las características de la “organización prescindente” son que no valora los conocimientos de los profesionales y les exige la realización de tareas que están por debajo de las capacidades adquiridas durante su formación, que no brinda una estructura adecuada para que puedan desarrollarse profesionalmente, y que no otorga los recursos necesarios para atender las problemáticas que se presentan –que en este caso se limita a la atención de la demanda espontánea y lo burocrático-. “Acá nadie viene a ofrecer una beca para un congreso”, “Por acá no pasan los visitadores médicos”, “No vienen funcionarios ni siquiera los del hospital”.

En relación a la tarea desarrollada por las trabajadoras sociales del Hospital en general, podemos decir que las características de los problemáticas que atienden, que combinan distintas problemáticas sociales, agravados por el problema de salud, son generadoras de cargas psíquicas. En el caso de esta trabajadora social en particular, esto se ve agravando por el área puntual en la que desarrolla su práctica -el sector de VIH/SIDA-, la cual está asociada a la posibilidad de muerte. En referencia a ello, la Lic. Río expresó lo siguiente: “Bueno, trabajar en un hospital significa trabajar con la enfermedad y la muerte”, “Ver a un chico muerto y no llorar… yo insisto con este tema porque es mi trabajo”, “Soy conciente que el trabajo social en hospital es de alto riesgo, fundamentalmente a nivel psicológico”.

La relación entre las integrantes del Servicio Social está condicionada por las características de la organización a la cual pertenecen, y las tareas que se les exigen, como por la organización del trabajo al interior del mismo.

A pesar de que la entrevistada manifiesta que las reuniones y supervisiones serían necesarias, esta ausencia no parece ser generadora de carga psíquica. Esto puede deberse al acompañamiento y respeto que vivencia en el Consultorio Evolutivo o puede constituirse en un mecanismo defensivo del grupo, lo cual podrá concluirse en el análisis global.

Esta Trabajadora Social señala el no poder cumplir con los objetivos para los cuales fue formada: “Promover al otro, para que el otro pueda tomar sus propias decisiones... y, hoy entiendo que es muy difícil”. Sin embargo, de sus afirmaciones se desprende que “culpabiliza” a la situación general del país y no analiza críticamente las condiciones particulares del Hospital y del Servicio Social, que aunque atravesados por el contexto general, pueden ser fácilmente modificables.

Por último, podemos decir que esta profesional encuentra satisfacción en el trabajo, en los resultados obtenidos y en el reconocimiento de los usuarios y de los médicos. En relación a esto, podemos ver la satisfacción que le produce integrar un equipo interdisciplinario, que se ve como un ideal a alcanzar al interior del Servicio Social. El hecho de ser ella la única que lo está realizando, es vivido muy satisfactoriamente.

Otro ejemplo pueden ser los resultados obtenidos por esta profesional cuando consiguió que la obra social de Coca-Cola le otorgara la medicación a una paciente, sobre todo por la estrategia implementada.

Por otro lado, encuentra satisfacción en el reconocimiento de los usuarios: “…a veces uno cree que es poco lo que hace y a veces, las personas vienen a agradecer…”, “Estoy con mi mamá, mi mamá anda bárbaro…”. 4. Primera entrevista de la segunda entrevistada 4.1. Contacto previo a la entrevista

El contacto previo para fue realizado por Agustina, el día 30 de mayo. Ella se comunicó con la Lic. Gabriela para confirmar la realización de la segunda entrevista el día siguiente con una de las trabajadoras sociales. Agustina le preguntó si también podía

10 Acevedo, María José, El trabajador social frente a la “organización prescindente”, Apunte de la cátedra.

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establecerse la fecha de la tercera entrevista de la primera etapa, y si en lo posible podía efectuarse por la tarde. La profesional le contestó que sí, y que en todo caso, lo confirmaban Eugenia y Agustina al día siguiente. Se saludaron cordialmente y terminó la conversación telefónica. 4.2. Contextualización de la entrevista

Llegamos al Servicio Social a las 10:00 hs. Esperamos en la puerta hasta que una mujer salió del interior del Servicio y nos preguntó que necesitábamos. Le dijimos que éramos las alumnas de la UBA, y que teníamos que hablar con la Lic. Gabriela, a lo cual nos respondió que enseguida le informaría. La Lic. Gabriela salió y nos llevó a una oficina ubicada a la vuelta del Servicio, nos hizo pasar y nos dijo que Gladys ya estaba por venir. Esta oficina era la misma en la que nuestras compañeras habían realizado la primera entrevista. En este lugar había un escritorio, una silla de frente a la puerta y otras dos de espaldas a ésta, una ventana, dos máquinas de escribir antiguas y un placard. En el fondo había una cocina, donde estaba ubicada la fotocopiadora, un teléfono y una pileta de lavar. Esperamos unos diez minutos, y entró la trabajadora social a la cual entrevistaríamos. 4.3. Clima de la entrevista

Antes de comenzar, la Lic. Bacardi nos trató de forma muy cordial. Nos preguntó en qué año estábamos, y dijo que en su opinión tendríamos que ver más caso individual, y nos contó que cuando ella estudiaba primero veían individuo, después grupo y por último, comunidad. Ella manifestó que en la profesión se trabaja más con caso individual y grupo que con comunidad.

En el transcurso de la entrevista no se molestó por ninguna de las preguntas que le realizamos, y se la vio con muchas ganas y necesidad de hablar sobre los distintos temas. No mostró desinterés en ningún momento, y trató de hacer que nosotras nos sintiéramos cómodas, por ejemplo, cuando nos preguntó si teníamos frío con la ventana abierta.

Durante la entrevista se produjeron cuatro interrupciones, dos por la presencia de una de las trabajadoras sociales, una por el ingreso de la jefa del Servicio, y una llamada telefónica.

A lo largo de toda la entrevista el clima fue muy agradable. 4.4. Análisis de la primera entrevista de la segunda entrevistada 4.4.1. Dimensión Simbólico - Imaginaria

Retomando lo analizado en la primera entrevista y a partir de la información recogida en esta segunda, nos ubicaremos en un análisis más profundo acerca de las representaciones sociales.

Para ello comenzaremos explicando que las representaciones sociales constituyen una forma de conocimiento social, una manera de interpretar y de pensar nuestra realidad cotidiana. Este conocimiento es construido por medio de nuestras experiencias, y de los canales de información que manejamos. Entonces este conocimiento también se caracteriza por ser transmitido. Es así que construimos un conocimiento socialmente elaborado y compartido, que nos permite comprender la realidad y dominarla a favor de nuestros intereses y necesidades.

Lo anteriormente explicado nos permite entender cómo es que estas representaciones sociales son instrumentos de conformación de identidad, lo cual analizaremos con mayor profundidad más adelante.

Para comenzar es importante analizar cómo se da la relación en el contexto concreto en el que se sitúa la trabajadora social, ya que este contexto es el que ella necesita apropiarse para así poder dominarlo y de esta forma, actuar en él. Para ello, las representaciones sociales mediatizan la persona con la realidad, dándole un sentido, el cual se encuentra por debajo de las palabras y de los actos.

En este caso, para poder apropiarse del contexto del Servicio Social, se trata de poder llevar a cabo el trabajo cotidiano que se presenta allí y muchas veces, como pudimos observar en la entrevista, permite justificar la práctica profesional que se realiza: "… una de las más atroces son la de abuso sexual. Vos escuchás eso, y tenés ganas de ir a matarlo y te tenés que quedar, porque sos un profesional y tenés que encontrarle la vuelta.", "Si vos no estás preparada para recibir todo eso, te puede hacer bolsa, nos ha pasado." A través de este ejemplo, podemos ver la manera particular que este profesional tiene para apropiarse de contexto, la cual lleva a adoptar la actitud que se describe.

Por otro lado, esta aprehensión de la realidad por medio de las representaciones sociales permiten darle cierta ubicación a la trabajadora social, ubicación que no sólo le posibilita realizar su trabajo, sino que también le otorga identidad: "Muchos de los servicios saben que necesitan de nuestra intervención para conocer la situación del paciente". Esta identidad permite diferenciar, nos separa de un otro, pero esta diferenciación surge de las representaciones sociales, ya que se le está otorgando sentido al lugar que ocupan el resto de los profesionales, dentro del imaginario social de la trabajadora social. "… vos hacés lo tuyo y cuando ves que hay una situación de riesgo: ´bueno, no le des el alta…´, según el médico, algunos te llevan el apunte. Por otro lado multidisciplinariamente es un respeto hacia tu trabajo, tu área, y eso a veces cuesta mucho ubicarse, o sea, conseguir ese espacio, te lo dan, pero para que te lo respeten… huuuy, lo dice la asistente social (en tono burlón).". De esta forma vemos que esta diferenciación del otro también determina la identidad propia y la dinámica relacional que se da entre ellos. La trabajadora social expresa que el tipo de relación que se establece depende de que el médico respete el rol que ocupa ella, independientemente de lo que haga ella, el poder lo posee el médico. De esta forma este vínculo que se establece entre ambos está cargado de connotaciones imaginarias construidas, no sólo en la rutina cotidiana que se comparte, sino también socialmente. Por último, esta construcción imaginaria se encuentra legitimada por parte de la trabajadora social, ya que este vínculo se presenta como natural, sin posibilidad propia de modificarlo desde una práctica distinta en el trabajo cotidiano con el médico.

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Por otro lado, encontramos una fuerte tensión con respecto a lo que se espera del trabajador social como institución, entendiendo esto como las exigencias de trabajo que se plasman en la formación y el rol que se debería cumplir en el mismo, por un lado, y la realidad de trabajo que se visualiza en el Servicio Social, por el otro. Esta desarticulación es reconocida por la trabajadora social: "… pero sinceramente hacemos mucho asistencialimo, no es nuestra función pero es a lo que nos limitamos en muchos aspectos, porque bueno…", "Hay muchas cosas que nos gustaría hacer, como dedicarnos a la investigación…" "Si yo tendría que buscar, me gustaría que existiera un trabajo interdisciplinario donde tuviéramos voz y voto, en las decisiones de los programas sociales, que nos hagan participar, que se interesen por nuestra óptica, pero ya te digo no hay.".

Esta tensión se encuentra muy presente en el transcurso de toda la entrevista, podemos inferir que el trabajo cotidiano no llega a cumplir el ideal construido que se tiene con respecto al rol que se debería tener. Creemos que esta tensión es sumamente importante ya que se encuentra en juego la legitimidad de su función en el hospital no sólo para cumplir las propias expectativas, sino también para ser reconocida por el resto de los profesionales con los cuales se trabaja.

Además, pudimos observar manifestaciones que sirven para justificar el rol que se cumple en la práctica: " … mirá, los libros a veces no sirven para nada… el sentido común en nuestra profesión… si no tenés sentido común vas muerta…", " ¿vos le podés decir a la gente: espere que yo ahora me tengo que poner a ver todas las historias? ¡No! Tenés que atender a las personas…". Esta justificación está relacionada con el hecho de que no puede manejar la realidad, y que ésta se le impone a través de las demandas constantes, y con que las prácticas distan mucho de lo que se enseña en la formación académica. Así, podemos observar el importante valor que se tiene de la experiencia, que se superpone al ideal que se tiene de la profesión. Esta experiencia de una práctica "real" (como lo es el trabajo cotidiano del Servicio Social) justifica y legitima la labor de esta profesional.

Por último, nos parece importante mencionar las percepciones que tiene la trabajadora social con respecto a los usuarios que asisten al Servicio Social: "Después empieza la lástima, con la lástima vas perdiendo como en la guerra, si empezás a sentir lástima ya dejaste de ser un profesional.", "Hay muchas mamás con bagaje cultural muy chiquito y hay cosas que no saben…", "… esa chica viene con un bagaje cultural que no podría decir nulo, pero si primitivo, entonces vos le hablás, le explicás, y no es que la persona no quiera escucharte, no puede, es su capacidad o donde fue incentivada, muchas carencias…".

Encontramos en estos ejemplos ciertos prejuicios desvalorativos con respecto a la población demandante. Estos prejuicios determinan el vínculo que tendrá la trabajadora social y los usuarios. Este vínculo no sólo estará determinado por las representaciones sociales que tenga la trabajadora social acerca de la población, sino que también estará determinada por las representaciones sociales que poseen los usuarios con respecto a la función que deberían cumplir las trabajadoras sociales. No podemos conocer estas últimas ya que no poseemos la información necesaria para hablar de ello. 4.4.2. Dimensión De Las Relaciones De Poder

Antes de abordar esta temática, consideramos necesario tener en cuenta que las relaciones entre individuos y grupos están enmarcadas en las relaciones de poder11.

La lógica de poder que utilizan las instituciones trasciende el conjunto de sus integrantes, y los cambios que la misma realiza a nivel estructural, modifica la actuación y el desenvolvimiento de aquellos individuos que integran esa institución.

Esto último, pudimos observarlo cuando la Lic. Bacardi nos manifestó: “... hace poquito llegó una nota que hablaba sobre los cambios, no del organigrama, sino que los cambios vienen de estructura; no sé si nos afectan directamente, o no nos afecta directamente, por ejemplo, yo antes del traspaso fui supervisora, cuando ingresé acá a pasar al GCBA no existía ese cargo, pase a ser el equivalente: jefa de sección”.

Este tipo de decisiones quedan fuera del alcance de las trabajadoras sociales del Servicio, y a la vez modifican las relaciones y formas de llevar a cabo su trabajo. "En el traspaso a la Municipalidad perdimos como cinco cargos". Estos cambios producen una reestructuración de las funciones, y en este caso particular se da una precarización del trabajo, ya que reduce la capacidad de cumplir satisfactoriamente la especificidad de su profesión, limitándose, en palabras de la Lic. Bacardi, a "hacer lo que se pueda".

Si seguimos a Crozier, y entendemos que todo fenómeno de poder implica la "acción de individuos o grupos sobre otros individuos", podemos decir que dentro del Hospital, visualizamos acciones que nos demostrarían el poder de un grupo sobre otro, es decir, la opinión del médico por sobre la trabajadora social; por ejemplo: "yo no puedo decidir en eso, lo decidieron los médicos…".

Algo similar sucede con la Justicia, la cual no toma los aportes de la responsable del caso, es decir, la trabajadora social que pide la intervención judicial, por ejemplo, “...no comparten con quién se queda la mamá o el bebé, no nos piden opinión a nosotros…", "...a lo mejor te dicen, mirá trata de averiguarme tal cosa". Consideramos, que esto estaría dando cuenta del poder que tiene la justicia sobre esta profesional, acotando su espacio de toma de decisión a los pedidos de la misma.

Es digno destacar la diferenciación que la Lic. Bacardi realiza cuando habla de la historia social presentada al hospital, y la que debe presentar a la justicia, manifestando: "Ahora sí, si interviene la justicia tenemos que hacer un buen diagnóstico aportando la mayor cantidad de datos posibles". Este poder está legitimado y es respetado por la trabajadora social, pero a su vez ella cuestiona el accionar de la justicia, preguntándose: "¿La justicia, a quién protege?".

Retomando lo dicho al comienzo, el poder no sólo se manifiesta en las relaciones entre los individuos, sino también se presenta como un proceso paralelo a los procesos de organización12. Esa organización, no sólo tiene sus objetivos específicos, sino que también impone las reglas del juego. El objetivo formal del hospital es "la atención integral del individuo", según lo manifestó la Lic. Bacardi, pero al ser la salud el objetivo fundamental de la institución, el poder está centralizado en los médicos: "… te digo la verdad, me ajusto a las

11 Crozier, Michel, La Sociedad Bloqueada, Ed. Du Seuil, Cap. 1. 12 Crozier, Michel, op. cit.

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Labecki, Bárbara; Ferreiro, Jesica; García Sanabria, Agustina; Gunther, Erica; Haedo, María Eugenia;

normas que me mandan del hospital, porque no me puedo salir de ellas", "el médico quiere dar el alta, respeto la decisión, el médico no la quiere, lo tengo que respetar igual".

Esto habla de cómo la relación de poder está condicionada por una serie de restricciones estructurales y de normativas que regulan el funcionamiento de la organización. 4.4.3. Dimensión Funcional - Organización Del Trabajo

A partir de la entrevista realizada a la Lic. Bacardi, realizaremos el análisis de este eje, partiendo de la caracterización que la trabajadora social hace de sus prácticas y teniendo en cuenta fundamentalmente los fenómenos de sufrimiento y satisfacción en el trabajo y la carga psíquica que le provoca la realización de este.

La Lic Bacardi caracteriza a su práctica en la institución como muy asistencialista, y limitada generalmente a la demanda espontánea: “... sinceramente hacemos mucho asistencialismo... pero es a lo que nos limitamos en muchos aspectos...”, “... tenemos mucha demanda”. Hace referencia a la burocracia cuando cuenta acerca de los formularios, las prestaciones, los informes y la realización de la historia social que debe hacer constantemente en su práctica cotidiana. También la caracteriza como un nexo entre los distintos sectores del hospital, y como nexo entre otras instituciones y el Hospital: “... yo te digo, estamos muy limitados, a nosotros nos gustaría a apuntar a la prevención”, “Nos llaman por demanda espontánea”, "Muchos de los servicios saben que necesitan de nuestra intervención para conocer la situación del paciente, y a través de ese nexo…", "Ese tipo de nexo lo tenemos con todas las instituciones, con el Consejo del Menor, amas externas, no es una cosa fluida de todos los días,…".

La Lic. Acevedo13 afirma que la carga psíquica de los trabajadores sociales proviene de dos fuentes: por un lado, del tipo de problemáticas sociales que atiende, cuya solución no depende directamente de su intervención, sino de decisiones de índole político; y por otro lado, de las organizaciones que no proveen ni las estructuras, ni los recursos para desarrollar acciones sostenidas en el tiempo y que transciendan los casos puntuales.

En las apreciaciones que realiza la entrevistada puede verse claramente la carga psíquica que proviene de las problemáticas sociales que se atienden: "Después hacemos seguimiento, vos a veces ves resultados negativos, y otras ves que son casos que se van reiterando, reiterando, entonces llegás a la conclusión de que no tiene solución pero bueno... no por eso vas a dejar de atender”, "… este (por este trabajo) es muy duro", “...tener a una persona enfrente que te está diciendo un montón de cosas que le están pasando o que ha vivido experiencias, una de la más atroces son la de abuso sexual. Vos escuchás eso, y tenés ganas de ir a matarlo y te tenés que quedar, porque sos un profesional y tenés que encontrarle la vuelta. Mientras te revuelva acá (se toca el estómago) es como que estás conectado con el mundo”, "Si vos no estás preparada para recibir todo eso, te puede hacer bolsa”, “Lo mismo me pasó la primera vez que iba a dar un bebé en adopción, yo dije ¿Cómo van a dar un bebé en adopción?”.

Por otro lado, podríamos caracterizar al hospital en el cual trabaja como una “organización prescindente”, es decir, que abandona a los trabajadores sociales en sus funciones, y sólo les exige “cumplir con los mínimos requisitos”14, no brindándole estructuras y recursos necesarios para posibilitar el desarrollo de su función satisfactoriamente. En este caso, los requisitos serían la realización de informes, las autorizaciones, las historias sociales, y la atención a la demanda espontánea, a la vez que se las recarga con gran cantidad de tarea, y deja que las profesionales “inventen” su función y “hagan lo que puedan”15. “En el traspaso a la municipalidad perdimos como cinco cargos... Así que te imaginas que bueno... nos ajustamos a lo que tenemos...”, “Ahora, en este momento, atendemos todas, todas porque somos pocas, y tenemos a veces muchas exigencias de otros lados...”, “...no es nuestra área la parte de medicación, pero sí proveer a las personas...”, “necesitamos una caja chica, se lo hemos pedido a la cooperadora...”.

Tomando la diferenciación entre actividades de concepción y actividades de ejecución que realiza Dejours16, podemos decir que se demanda a las trabajadoras sociales del Servicio el cumplimiento de actividades de ejecución. “Por el momento estamos haciendo, en realidad, lo que podemos”, “Nos llaman por demanda espontánea. El médico dice: ´necesito que vean un paciente´, y vamos...”.

En la entrevista podemos ver un tercer factor generador de carga psíquica para los trabajadores sociales que es el tener un rol secundario con respecto a las decisiones de los médicos. Es decir, que más allá del diagnóstico de una situación que realice el trabajador social y de una recomendación que este pueda hacer, la decisión final sobre los pacientes la toman los médicos: "… cuando es una situación de riesgo, le decís al médico: ´no le des el alta´..., bueno, según el médico algunos te llevan el apunte...", "El médico le quiere dar el alta, respeto la decisión, el médico no le quiere dar el alta, lo tengo que respetar igual…".

Por otra parte, al hablar de los programas que desarrolla el Servicio, la entrevistada hace referencia a que otras instituciones o la Municipalidad le envía programas al hospital y si éste los acepta, ellas lo tienen que implementar. A la vez, dependen también de los recursos materiales que se les otorguen o envíen: "Si la Municipalidad los envía, nosotras lo implementamos.", "El hospital los adoptó con sus falencias…".

En estos ejemplos se ve claramente que el Servicio cumple actividades de ejecución, pero no participa de la concepción de los programas, ni en las instancias de elaboración, ni en la modificación o adaptación de estos a la realidad del hospital. Cuando le preguntamos acerca de la función que cumplía cada trabajador social dentro del Hospital, nos contó únicamente sobre la guardia, pero obvió contarnos qué función tenía cada uno específicamente. En general, habló del servicio de Obstetricia, al cual pertenece, pero no hizo referencia al trabajo en los demás sectores, a excepción de la mención que hace del trabajo grupal que se realiza en la sala de espera: "Yo ingresé y me pusieron en Obstetricia…".

13 Acevedo, María José, El Trabajador Social frente a la “organización prescistente”, Apunte de la Cátedra. 14 Acevedo, María José, op. cit. 15 Acevedo, María José, op. cit. 16 Dejours, Christophe, Trabajo y desgaste mental, Cap. VII: “Introducción a la Psicopatología del Trabajo”, Ed. Humanitas, 1990.

Orsetti, Laura, EL HOSPITAL 16

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El trabajo es el campo ideal para la realización de la sublimación, porque se constituye en un espacio en el cual poner en escena los deseos. Las organizaciones que permiten el desarrollo de la sublimación se constituyen en estructurantes de la identidad y de la personalidad.

Es notable que durante la entrevista, la Lic. Bacardi no haya hecho mención a ninguna situación de satisfacción en el trabajo. Consideramos que este hecho tiene relación con la división del trabajo existente al interior del Servicio, a raíz de la cual cada trabajador social interviene en forma individual, con el abandono institucional y con las tareas, fundamentalmente de ejecución, que deben realizar.

La entrevistada también menciona que el 30% de sus horas laborales debería dedicárselas a la investigación, pero que ella no lo hace por falta de tiempo. También comenta que se queda después de hora informando porque está "desbordada" de tarea y la demanda es continua y son pocos profesionales para atender. Esto podría analizarse desde el fenómeno de la sobreimplicación, ya que esta profesional se queda después de hora para mejorar la productividad del trabajo y no dedica tiempo para realizar investigación, que además de corresponderle, le produciría, según dice la entrevistada, satisfacción en el trabajo. Creemos que esto tiene que ver con las características de su práctica, y con el análisis de ésta que realiza la trabajadora social, que por un lado, se siente desbordada por la cantidad de trabajo y se manifiesta en desacuerdo con la intervención asistencialista que realiza, pero permanece fuera del horario de trabajo para realizar tareas burocráticas. 5. Segunda entrevista de la segunda entrevistada 5.1. Contacto previo a la entrevista

La entrevista la habíamos confirmado el jueves anterior, en nuestra primera entrevista con la Lic. Bacardi. 5.2. Contextualización de la entrevista

Nos encontramos en la puerta del Servicio, y le preguntamos a una de las trabajadoras sociales se la Lic. Bacardi se encontraba disponible, que éramos las estudiantes de la UBA y que teníamos una entrevista a esa hora. Nos acompañó a la salita de la vuelta (donde habíamos realizado la entrevista anterior) y nos hizo pasar. La Lic. Bacardi estaba dentro sacando unas fotocopias, y se acordaba de nuestra cita.

Nos comentó que a las 12:00 hs. tenía que ir a la asesoría, por esto comenzamos enseguida. 5.3. Clima de la entrevista

Durante la entrevista se produjeron tres interrupciones, una por la presencia de una de las trabajadoras sociales, una por el ingreso de la jefa del Servicio, y una por una llamada telefónica. En el momento en que entró la jefa, nos dijo que apagáramos el grabador y con una sonrisa en la cara nos manifestó que Menem había quedado detenido. Ellas y nosotras nos alegramos por la noticia.

A lo largo de toda la entrevista el clima fue muy agradable. 5.4. Análisis de la segunda entrevista de la segunda entrevistada 5.4.1. Dimensión Simbólico – Imaginaria

Recuperando lo que se pudo visualizar y analizar de la primera entrevista, estamos en condiciones de profundizar acerca de las representaciones sociales de las trabajadoras del Servicio.

Es importante destacar que entendemos a las representaciones sociales como instrumentos de conformación de identidad. Comenzaremos analizando cuál es el contexto donde se sitúa la entrevistada.

En el análisis de la entrevista a la Lic. Bacardi, pudimos observar cómo ella, para apropiarse del contexto del Servicio Social, intenta llevar a cabo el trabajo cotidiano justificando su práctica profesional: “...siempre me he replanteado cómo poder cortar o hacer una introducción para decir ¡basta!, paren un poquito y vean qué está pasando, porque es muy doloroso repetir historias”, “lo único que nosotros podemos hacer es decir, bueno, esto está bien o esto está mal, la libertad de opinión la tiene la persona...”. Con estos ejemplos, podemos analizar la forma que esta profesional tiene de apropiarse del contexto. Es relevante señalar que esta actitud también fue visualizada en la primera entrevista con esta profesional.

El ideal de práctica que tiene la trabajadora social es trabajar con la familia: “...yo creo que lo que se tendría que promover es trabajar en la familia. Eso sería mi fundamento”, “...trabajar para que esa persona tenga un trabajo digno, pueda mantener su familia, tenga lo necesario para que pueda desarrollarse como persona y como grupo familiar idílico. Pero tenemos que apuntar a eso, yo creo que la familia es lo que salva todo...”, “...también en forma grupal, donde haya un continuo seguimiento de los casos...”. Creemos que el ideal está relacionado con el área donde ella trabaja, porque muchas veces surgen situaciones de violencia familiar y embarazos adolescentes. A diferencia de las otras dos profesionales entrevistadas, ella no manifiesta como práctica ideal trabajar dentro de un equipo interdisciplinario.

Consideramos que esto es así porque ella visualiza a esa práctica como “lejana”, y porque no se siente respetada y tomada en cuenta por parte de algunos de los profesionales de la institución: “...algunos servicios (...) ‘no nos tienen’, nos tenemos que abrir paso a los ‘codazos’, otras veces tienen un reconocimiento demasiado exacerbado pensando que somos ‘Mandraque’...”. Y parte de ellos no conocerían con precisión el rol específico y la función de un trabajador social.

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5.4.2. Dimensión De Relaciones De Poder

Continuando con esta línea de análisis, retomaremos algunos conceptos que permitirán la comprensión de la dimensión de las relaciones de poder.

Partiremos diciendo que en toda organización se dan complejas y diferentes relaciones de poder. Tomando a Foucault, podemos decir que las cuestiones de poder se presentan como situaciones estratégicas en un momento y lugar determinado: es el modo en que el poder circula lo que dará la forma a las relaciones que se establezcan alrededor del mismo.

Siguiendo la línea de este trabajo, podemos ver cómo las relaciones de poder se dan en un contexto determinado, el del hospital, en el cual se legitima la profesión del médico. En esta segunda entrevista es significativo como además de existir una legitimación de la profesión del médico, existe en el interior del Servicio una legitimación del poder de la jefa del mismo.

Tomando a Crozier, “desde un punto de vista estructural, ninguna relación de poder puede ser disociada del conjunto del conjunto o de los conjuntos institucionales en cuyo interior se desarrollan (...) Toda relación de poder está condicionada por una serie de restricciones “estructurales” que condicionan las reglas del juego en que los individuos pueden desempeñarse.”17. Esto estaría íntimamente relacionado con el poder que ejerce la jefa del Servicio. En el testimonio de la entrevistada, no se advierte un sometimiento hacia la jefa, pero sí una supeditación y una diferenciación de su tarea, como así también de su rol: “...Nosotros somos cinco, seis con la jefa, cinco profesionales...”, “La jefa nos permite trabajar con libertad...”.

Es llamativa la contradicción que manifiesta la Lic. Bacardi cuando expresa esto último, ya que estaría hablando de un poder por parte de la jefa que es legitimado por la entrevistada. Otro de los puntos de esta contradicción se presenta cuando ella dice: “...Las decisiones las tomamos nosotras, consultándola en algunas oportunidades...”.

Como en toda institución, en el hospital también existe un sistema de “reglas de juego”, éstas, como dijimos anteriormente, están condicionadas por una serie de restricciones. Estas reglas son establecidas por los directivos del hospital -médicos-, y en el caso de los servicios, por los jefes de los mismos. Al no respetar esas reglas, directivos o jefes imponen una sanción: “...En dirección... nos dejan trabajar bien, si hubiéramos metido la pata en algún momento..., primero nos llaman...”, “...Si la jefa considera pude hacer una sanción, por ejemplo, si nosotras tenemos algún problema con alguna persona, en la cual no nos desenvolvemos con ética y todo eso, si ella quiere tranquilamente...”, “...nosotros tenemos un código de ética, a éste no lo podemos... la sanción, tenemos... y también es un código de ética, el cual si trasciende ese acto al Consejo, también tranquilamente nos pueden sancionar...”. Es aquí donde vemos cómo ninguna relación de poder puede ser disociada de los conjuntos de las instituciones en las que se desarrollan, puesto que en este caso, si una falta trasciende, es sancionada por otra institución relacionada, es decir, el Consejo Profesional. 5.4.3. Dimensión Funcional - Organización Del Trabajo

A partir de la segunda entrevista a la Lic. Bacardi, podemos profundizar acerca de la visión que ella tiene de su práctica. La entrevistada nos volvió a manifestar que la práctica del Servicio es muy asistencialista y que trabajan con la demanda

inmediata: “...yo te sigo insistiendo, creo que estamos haciendo mucho asistencialismo...”, “O sea, que es la atención en la inmediatez, o sea, que trabajar con el grupo acá es más difícil, primero por la dinámica del hospital, segundo porque tendrías que tener un equipo que te respaldara también en eso ...”. Es indudable que esta forma de realizar su trabajo le provoca angustia, y sobretodo, un replanteo de su función especifica dentro del hospital. Además, este cuestionamiento no sólo lo realiza en torno a su práctica, sino que le atribuye al hospital la falta de apoyo institucional para poder desarrollar un trabajo más acorde con su formación.

Consideramos que la falta de acompañamiento institucional y el tener que realizar un trabajo cotidiano pura y exclusivamente sobre la demanda, la llevó a sentir la resignación de que “nada va cambiar”.

Esta contradicción entre “lo que es” y “lo que debería ser”, es decir, los objetivos del trabajo social aprehendidos durante la formación académica, y las tareas asistencialistas y burocráticas que realiza, la llevan a sentir sufrimiento y frustraciones en el trabajo. “Los objetivos justamente son promover las potencialidades, como me han enseñado a mí en la facultad”, “...hasta dónde se pueden desarrollar, porque el contacto que nosotros tenemos no te permite llegar a esa persona...”. Esto último, está íntimamente relacionado con la falta de tiempo para poder establecer el vínculo apropiado con ese usuario, limitándose a atender sólo su problema puntual.

Con esto, podemos reconfirmar que el hospital tiene todas las características de una “organización prescindente”, en donde los trabajadores desarrollan un accionar limitado, y no hay espacio para crear nuevas estrategias de trabajo. Por otra parte, no dispone del tiempo necesario para poder reflexionar acerca de cómo vive ese problema el “paciente” que asiste al Servicio en busca de esa asistencia.

Por último, tomaremos a Dejours para explicar la instancia de placer en el trabajo, la cual es una dimensión subjetiva, ya que está íntimamente relacionada con los deseos individuales18.

Pudimos visualizar en la segunda entrevista a la Lic. Bacardi, el placer que le produce que su trabajo y su dedicación sean reconocidos por los usuarios: “Muchas veces tenemos respuestas que la gente viene y te dice ‘gracias a usted conseguí esto’, o sino viene y te dice ‘yo quiero con la licenciada esa’, porque, qué sé yo cuánto, eso sí y la satisfacción moral porque hemos cumplido, ‘hay porque usted me atendió tan bien’, es mi obligación atenderla bien, y a mí no me tiene que agradecer por tratarla bien...”. Aunque ella nos manifieste que las “gracias” no son necesarias y que cumple con su función, consideramos que este reconocimiento la alienta para vencer los obstáculos que se le presentan en la práctica.

17 Crozier, Michel, La sociedad bloqueda, Ed. Du Seuil, Cap. I. 18 Dejours, Christophe, Trabajo y desgaste mental, Cap. VII: “Introducción a la Psicopatología del Trabajo”, Ed. Humanitas, 1990.

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Sin embargo, ese reconocimiento no se da generalmente desde la institución: “...cuando no podés obtener las cosas porque son demandas materiales, dicen... Y ustedes ¿para qué están?”, “... nosotros también nos planteamos para qué estamos (risas) porque la verdad es así...”. Este ejemplo, además, está relacionado con la nula información que tienen parte de los servicios con respecto al Servicio Social, y a la función especifica de un trabajador social.

Como dijimos en el análisis anterior, la Lic. Bacardi no nos manifestó explícitamente la satisfacción o placer por el trabajo que realiza dentro del Servicio. Sin embargo, nos dijo: “... si volviera a elegir, elegiría esto o algo afín...”. Consideramos que a pesar de mostrar resignación frente a las tareas cotidianas, caracterizadas como burocráticas y asistencialistas, ella quiere y respeta la profesión, especialmente a los usuarios que atiende cada día. 6. Primera entrevista de la tercera entrevistada 6.1. Contacto previo a la entrevista

El contacto previo fue realizado por Agustina, el mismo día en que ella y su compañera realizaron la segunda entrevista. Una vez que finalizó la misma, Agustina le preguntó a la Lic. Gabriela si sería posible realizarle una entrevista a ella, para completar la primera tanda. Ella no se mostró muy interesada, desviándose del tema. Le fue a preguntar a la Lic. Carrera si estaba dispuesta a realizarla al día siguiente. La Lic. Carrera prefería realizarla por la mañana. Entonces, Agustina le explicó que nuestras compañeras sólo podían por la tarde, por cuestiones laborales. Esta profesional también quiso saber la cantidad de preguntas que se le formularían. Agustina le dejó el nombre de las entrevistadoras, confirmando el día y horario.

La Lic. Gabriela y Agustina salieron del Servicio Social y se quedaron conversando en el pasillo, Agustina insistió acerca de realizarle una entrevista a ella, explicándole la importancia que eso implicaba para nosotras. Ella contestó, que en todo caso podría ser para la segunda tanda de entrevistas. Aparentemente, trataba de evadir la situación. En ese momento, la jefa preguntó si nuestro trabajo se basaba en políticas sociales, argumentando que no las había en el hospital. Consideramos que esta inquietud está relacionada con que ella entró durante la entrevista que se estaba realizando con la Lic. Bacardi, en el momento en que le preguntábamos acerca de la ejecución de programas dentro del hospital. Le aclaramos que no, que el fin de las entrevistas era conocer la modalidad de trabajo de las trabajadoras sociales dentro del Servicio de esa institución. Esto ya se lo habíamos señalado en el primer contacto telefónico anterior a la observación. Acercándose a Agustina, le manifestó que ella era como el “jamón del medio de un sándwich”, porque, por un lado, tiene que escuchar a la gente (mirando hacia el Servicio), y por el otro, tiene que escuchar lo que le dicen arriba (en el primer piso se encuentra la Dirección), sino, le dan un “tirón de orejas”.

La Lic. Gabriela reveló que había muchos conflictos, y preguntó si sus compañeras no lo habían manifestado. Agustina le contestó que no. También murmuró que el organismo público de atención a jubilados y pensionados había quedado en el mismo espacio físico que el Servicio a causa de la gestión anterior y que, como premio consuelo le habían dado la “salita de la vuelta” (así la llaman ellas a la oficina donde realizamos las dos primeras entrevistas). En ese momento llegó Eugenia, y la Lic. Gabriela les dijo a las alumnas que para la segunda ronda de entrevista arreglaran directamente con las trabajadoras sociales entrevistadas. 6.2. Contextualización de la entrevista

Llegamos al Servicio Social a las 13:30 hs. Cuando nos dirigimos a la puerta, vimos a una mujer con delantal blanco que estaba cerrándola. Nos preguntó si buscábamos a alguien, y le dijimos que éramos alumnos de la UBA, y que íbamos a hacerle una entrevista a la Lic. Carrera. Nos dijo que esperáramos un momento, y enseguida nos hizo pasar a una de las oficinas del Servicio. Nos invitó a tomar asiento. Instantes después, llegó la Lic. Carrera, quien se presentó y nos saludó.

La oficina era de 2 m. por 1 m. aproximadamente, había un escritorio, dos sillas y un esquinero. La Lic. Carrera salió a buscar una silla para ella y volvió.

Una compañera de la trabajadora social se acercó a preguntarle si queríamos ir a “la vueltita” (otra oficina que pertenece al Servicio), y ella contestó que no sabía dónde estaba la llave.

Le recordamos que la entrevista debía ser grabada, y ella accedió. Cuando colocamos el grabador sobre la mesa y lo encendimos para comenzar, la entrevistada nos dijo: “no, todavía no”, e intentó apagarlo. Como no pudo hacerlo, lo apagamos nosotras. Nos preguntó si estudiábamos en la Escuela de Servicio Social, y le contestamos que no, que estudiábamos en la UBA. Luego nos preguntó en qué año estábamos. Le dijimos que aproximadamente en tercer año de la carrera, y comenzamos la entrevista. En ese momento, encendimos el grabador. 6.3. Clima de la entrevista

La actitud de la entrevistada al apagar el grabador hizo que en un principio nos sintiéramos muy incómodas. Esto aumentó el nerviosismo previo que teníamos por ser la primera entrevista que realizábamos.

A lo largo de la misma, la Lic. Carrera se mostró amable, y dispuesta a contestar las preguntas. Por momentos, la notamos algo ansiosa por la situación. Esto se acrecentó en la segunda mitad de la entrevista, ya que ella estaba apurada. Al finalizar la formulación de preguntas, nos manifestó que debía ir a una reunión y que aún no había almorzado.

El lugar donde se realizó la entrevista era cálido. Sin embargo, había mucho ruidos provenientes de otros ambientes dentro del Servicio. Se trataba de otras profesionales, que conversaban en voz muy alta y provocaban nuestra dispersión.

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Durante la entrevista hubo una interrupción de una trabajadora social (que ya había sido entrevistada por el primer grupo). La Lic. Carrera le hizo una consulta a ella acerca de una de las preguntas que le estábamos formulando. 6.4. Análisis de la primera entrevista de la tercera entrevistada 6.4.1. Dimensión Simbólico – Imaginaria

Continuando con el análisis acerca de los imaginarios sociales, podemos decir que en esta entrevista se visualiza claramente el ideal de práctica que tiene que tiene la trabajadora social. En este sentido ella expresa como su “máxima aspiración” es una práctica interdisciplinaria que apunte a la prevención, en la que se trabaje no sólo individual y familiarmente sino también en forma grupal, donde haya un continuo seguimiento de los casos. Al respecto podemos inferir que la Lic. Marta considera que su labor profesional se legitima a partir del trabajo en un equipo interdisciplinario, ya que esto implicaría un reconocimiento no solo de los médicos sino también de los usuarios, que visualizarían, de esta manera, a la profesión, equiparada a la labor médica. De esta manera, la entrevistada expresa: “...yo pedía integrarme al equipo, y que yo me ofrecía, incluso, para dar una charla con todo el grupo de trabajo y, cómo podíamos, cómo el trabajador social, podía trabajar junto con ellos en las rondas (…) y participando yo activamente (…) tanto para el paciente como de la familia…; conversaría con los médicos delante del paciente sobre la situación social y familiar del mismo…”.

En la institución salud existe el imaginario de que la medicina es la profesión hegemónica, relacionado esto con la concepción de salud compartida socialmente.

Retomando el tema del ideal, la Lic. Marta expresa: “…la idea mía era trabajar no solamente desde el punto de vista del caso individual sino grupo, y sobre todo, más que grupo…interdiscipliario…”. Con relación a esto, ella manifiesta que el rol asignado por los médicos era el de “facilitadora y solucionadora de problemas”, tanto para éstos como para los usuarios, no habiendo espacio para desarrollar su práctica ideal. Esto se relaciona con las representaciones sociales que tienen los médicos del trabajo social. Teniendo en cuenta que las representaciones se construyen socialmente y a través de la interacción, podría pensarse que la trabajadora social, al aceptar este rol, estaría legitimando esta representación. Por ejemplo, la entrevistada manifiesta: “…la desilusión mía era, o fue y es todavía, que el trabajador social es como, para los médicos (…) facilitarles el trabajo a los pacientes o a los médicos…”; “…el médico se va, yo obtengo, por ejemplo, el estudio y se olvidó de mí…”.

Estas situaciones generan a la Lic. Marta una desilusión, ya que con su práctica se alejaría de su ideal. Al respecto la entrevistada hace mención a una compañera de trabajo, a quién le adjudicaría una práctica que se acercaría y tendería a sus aspiraciones: “…discutimos que la cosa es más un asistencialismo que un trabajo social. Compañeras hay que han logrado hacer equipos, por ejemplo, mi compañera Rosa, trabaja con el programa Evolutivo, con médicos de Infantología…”. La desilusión de la entrevistada se puede visualizar cuando dice que: “…la cosa es más un asistencialismo que un trabajo social…”.

La salida de la rutina es buscada de forma individual: “…yo presenté un trabajo bastante importante que me llevó mucho tiempo hacerlo…”. La entrevistada realiza un trabajo propio, que utilizaría como medio para integrarse a un equipo profesional. Nuevamente, aparecería una legitimación del trabajo social sólo a través del pertenecer a un equipo interdisciplinario. Esto tiene que ver con el imaginario del Servicio Social en relación a los objetivos de este y a las comportamientos esperados de las propias trabajadoras sociales.

Si bien durante la entrevista la Lic. Marta hace referencia a una práctica con múltiples fallas, podríamos decir que aparece en ella la “utopía” de un cambio posible. En este sentido otorga mucha importancia a la formación profesional, depositando en los jóvenes la posibilidad de dicho cambio. Por otra parte, es fundamental remarcar que la entrevistada tiene convicción de que los “pequeños logros” ayudan a producir transformaciones: “…hay que luchar, no darse por vencido que el sistema es éste (…) porque poco a poco nosotros hemos luchado y hemos obtenido bastantes cosas para la apertura de la mentalidad, tanto de los funcionarios como de los médicos…”; “…ahora nosotros estamos luchando desde el punto de vista social que hagamos preventiva (…) hacemos preventiva, por ejemplo, hay compañeras que se instalan y hacen talleres en la sala de espera…”. Citando las palabras de la entrevistada que expresan que “el cambio debe hacerse desde el interior del sistema”, estas “pequeñas luchas cotidianas” estarían dando cuenta de cuan importante es el “transformar” a partir del propio trabajo cotidiano en el hospital. 6.4.2. Dimensión De Las Relaciones De Poder

Como expresamos en el análisis de la primera entrevista, en toda organización se dan complejas y diferentes relaciones de poder. Ubicamos a estas relaciones en el contexto del hospital, y destacamos el lugar que los médicos poseen dentro de éste en relación a la concepción de salud como ausencia de enfermedad.

Con el fin de analizar los fenómenos de poder al interior del Servicio Social del Hospital, continuaremos utilizando los aportes de Michel Foucault.19 Desde su postura, no es el poder de un individuo, sino la manera en que el poder circula, lo que dará forma a las relaciones que se establezcan alrededor del mismo, y lo que hará que se pongan en juego las estrategias. En el relato de la entrevistada, visualizamos ejemplos de estas situaciones estratégicas en las que el poder se presenta. Por ejemplo, ella manifiesta que los médicos ven al Servicio Social como un “tapahuecos, solucionador de problemas”. Si bien esto no es considerado por la entrevistada como la función “ideal” del Servicio Social, entendemos que esta visión por parte de los médicos les otorgaría a las trabajadoras sociales un espacio de poder, que podría utilizarse como estratégico, con el fin de mejorar la situación del Servicio al interior del hospital. De esta manera, existiría una “… amenaza implícita o explícita de hacer mal su trabajo (…) incluso de no trabajar en absoluto, logrando el sujeto (la trabajadora

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19 Acevedo, María José, El Trabajador Social frente a la “organización prescindente”, Apunte de la Cátedra.

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social en este caso) poder sobre los demás”20. La entrevistada misma expresa que “en Cardiología no pueden estar sin mí”. Sin embargo, aunque en su discurso hay un reconocimiento explícito de que su labor es indispensable en ese servicio, en apariencia esta “ventaja” no se “aprovecha” en términos estratégicos. Este no-aprovechamiento podría interpretarse como consecuencia de que el reconocimiento no se hace sobre lo que sería su ideal del trabajo social.

Por otro lado, ella expresa que “… el Servicio Social no es prioridad”, cuando se refiere a que las vacantes que quedaron libres en este Servicio fueron utilizadas en otros sectores. Consideramos que esto podría interpretarse como una ausencia de estrategias por parte del conjunto de las trabajadoras sociales, en lo que se refiere a las posibilidades de defender “lo propio”. Esto se relaciona también con la propuesta de Crozier, que centra su análisis en el “poder institucional de un individuo con respecto a otro”21. Es en este sentido que un trabajo conjunto de todas las profesionales sería importante para aumentar el “margen de libertad”22 en que se fundamenta su poder, y la “cuota de imprevisibilidad”23 que le permitirá encontrar el lugar deseado en el Hospital.

A partir de esta entrevista, visualizamos que en muchas ocasiones la intervención del trabajo social depende del médico, en el sentido de que se necesita de su aviso para conocer la situación problemática de los pacientes. Consideramos que por la esencia misma de la institución que estamos analizando, siempre será el médico el primer profesional en tomar contacto con las personas. Esto es “lo dado”, pero dependiendo de las relaciones que se establezcan entre las distintas disciplinas, se podrá considerar a esto como una situación de desventaja frente al otro, o como un aspecto “que sume” a partir del trabajo conjunto con otras disciplinas: cada uno con su aporte disciplinario contribuirá a que el resultado del trabajo fuera más beneficioso para la persona.

Con respecto al poder y las jerarquías, pudimos visualizar un ejemplo que da cuenta de lo que Crozier expresa cuando se refiere a que en forma paralela a la jerarquía formal, se desarrolla otra de carácter informal en la cual los actores defienden sus posiciones24. Así, la entrevistada manifiesta respecto de la jefa del Servicio Social: “… pero ella lucha por su Servicio Social, pero está dentro y antes no estaba dentro del programa de ella, y siendo jefa de departamento. Eso es un logro”. El ser reconocido dentro de la jerarquía informal aparece como muy importante en el momento de ser reconocido en la institución. Por otro lado, es recurrente que este carácter informal se encuentre “manejado” por los médicos, demostrando una vez más el poder que éstos ejercen en la institución. 6.4.3. Dimensión Funcional - Organización Del Trabajo

A partir de la entrevista realizada a la Lic. Carrera, tomaremos algunos ejemplos que nos permitirán visualizar la organización en la cual se realiza su práctica. Siguiendo la línea de los análisis anteriores, tomaremos fundamentalmente, los fenómenos de satisfacción y sufrimiento en el trabajo, y la carga psíquica que éste mismo provoca a dicha profesional.

Ella nos manifestó: “A veces los obstáculos están dentro del mismo hospital, con la gente que no entiende qué es el Servicio Social, desde el director para abajo...”. Es por esto, que podríamos caracterizar al hospital, como una “organización prescindente”, donde se imponen exigencias y límites que terminan acotando el accionar de los trabajadores y provocando una individualidad negativa, que los lleva a una descalificación entre los miembros del grupo de trabajo. Un trabajo limitado a las exigencias que impone el hospital, un trabajo de tipo burocrático, el cual limita todo espacio de producción y creación. “Y ahí partimos, gestionar el documento, a veces las partidas de nacimiento, mandarlas a pedir por fax a las provincias, si se nos muere el paciente y es un indocumentado tenés que llamar para que le tomen las huellas, o si tiene familia y no tienen como enterrarlo, nosotros también pedimos para la ayuda. Es un trabajo, digamos, siempre, siempre, con la demanda..”. La Lic. Carrera visualiza a su práctica dentro del Servicio Social como muy asistencialista, y acotada a demanda inmediata, por ejemplo: “Lo que nosotros recibimos más son las demandas, y las demandas son inmediatas, y siempre discutimos que la cosa es más un asistencialismo que un trabajo social”. Esta demanda inmediata se percibe como obstaculizadora de estrategias creativas que enriquezcan la intervención en el trabajo cotidiano.

Si tomamos al concepto de sufrimiento, entendiéndolo como infelicidad a la que es sometido el trabajador, esta problemática se instaura cuando no queda espacio para la actividad de concepción25.

Consideramos, que en este caso, es relevante cómo siente esta profesional la imposibilidad de concepción, en el sentido de poder crear y cómo se rutiniza la profesión, escapando del ideal que se tiene de los que “debería ser”. Nos parece que el sufrimiento pasa por confrontarse, los que se hace, con lo que se desea o se necesita. “Cuando ingreso yo acá, lo primero que se me asignan son salas, para trabajar... la idea mía era trabajar no solamente desde el punto de vista del caso individual sino grupo, y sobre todo, más que grupo... interdisciplinario...”, “Caso, grupo, familia. Utilizamos los métodos de Servicio Social, digamos, y con la metodología que en ese momento podamos nosotros, a veces no está escrito, la inventamos nosotros...”.

Con respecto a la carga psíquica, que plantea Dejours, pudimos visualizar que ésta trabajadora social, vive su práctica subordinada a las decisiones finales de los médicos, en sus propias palabras: “Pero bueno, lo hacemos, y están entendiendo que sea como disciplina también. No como “tapa huecos”. Por eso te digo yo que hay que estar muy preparada para poder, no te digo imponerse, pero sí obtener el respeto y el lugar de que también somos profesionales que estamos dentro del equipo de ellos”, “...entonces, la desilusión mía era, o fue y es todavía, que el trabajador social es como, para los médicos, salvo raras excepciones, es como para... eh... facilitarles el trabajo a los pacientes o a los médicos...”.

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20 Mendel, Gerard, La sociedad no es una familia, Cap. 12: “El movimiento de apropiación del acto poder o una nueva concepción del poder”. 21 Mendel, Gerard, op. cit. 22 Mendel, Gerard, op. cit. 23 Crozier, Michel, La Sociedad Bloqueada, Ed. Du Seuil, Cap. I. 24 Mendel, Gerand, op. cit. 25 Acevedo, María José, Trabajo y subjetividad: la Psicopatología del trabajo en la Psicodinámica del trabajo, Apunte de Cátedra.

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Por último, tomaremos la instancia de placer en el trabajo, la cual es una dimensión subjetiva, ya que está íntimamente relacionada con los deseos individuales26. Esto permite la posibilidad de visualizar una transformación del trabajo que le lleva a sentir reconocimiento, tanto de sus pares, como de ella misma. Esto pudimos visualizarlo cuando nos habla de sus investigaciones y trabajos presentados en el hospital: “yo presenté un trabajo bastante importante que me llevó mucho, mucho tiempo para hacerlo”, “presenté un trabajo para que se viera en cada especialidad cuáles eran las demandas que más solicitaban al trabajo social, con cada una de las personas atendidas durante ese año”. Por otra parte, ese reconocimiento se manifiesta también por parte de los usuarios: “A veces vienen con un presentito, un paquetito de facturas, un caramelo, una cosita así, pobres, no es la retribución, sino que te das cuenta que eso significa que salieron contentos y bien atendidos. Eso a mí me alegra muchísimo, o que digan nomás, “venimos a decirles que nos vamos”.

Por lo anteriormente descripto, consideramos que estos cuestionamientos la llevan a replantearse su rol y su identidad dentro de la institución, ya que el realizar tareas asistencialistas y de tipo burocráticas no coincide con su ideal del rol profesional del trabajador social. 7. Segunda entrevista de la tercera entrevistada 7.1. Contacto previo a la entrevista

El contacto previo fue realizado telefónicamente por Laura. Ella llamó a la Lic. Carrera el día martes por la mañana. El único día en el que los horarios de la entrevistada y las entrevistadoras coincidían era el viernes 8 de junio a las 13:30 hs. Debido a que en ese día estaba anunciado un paro, acordamos que iríamos de todas maneras, y que si teníamos dificultades para llegar la llamaríamos. 7.2. Contextualización de la entrevista

El día 8 de junio, llegamos al hospital a las 13:30 hs. Nos dirigimos al Servicio Social, y golpeamos la puerta. Una señora salió a atendernos, y al preguntarle por la Lic. Carrera, nos contestó que ésta estaba en la sala. Nos indicó que la aguardáramos en las sillas del pasillo. Instantes después, ella llegó y se sorprendió de vernos allí. Nos explicó que creía que si había paro, no iríamos al hospital. Pese al malentendido, nos atendió igual. Nos hizo pasar a “la vueltita”. Allí, sacó un material del armario y nos invitó a sentarnos. Comenzó a leernos ese material, tratando de completar la información de la entrevista anterior. Le preguntamos si podíamos empezar a grabarla, y dijo que sí. 7.3. Clima de la entrevista

La entrevistada se mostró muy amable con nosotras, y muy interesada en completar la información solicitada en la entrevista anterior. El clima, a su vez, fue muy ameno, y nos sentimos tranquilas y distendidas. La entrevistada también parecía sentirse así, como también interesada en las preguntas que le hacíamos.

Se produjeron tres interrupciones a lo largo de la entrevista. La primera fue de una compañera de trabajo que le hizo una consulta, y la segunda, de una mujer que venía a preguntarle qué trámites debía hacer porque había fallecido su nietito. La tercera, fue un llamado telefónico al que ella contestó que ya se iba a ir. Como faltaba aún realizar algunas preguntas, debimos hacerlas muy rápidamente, con la entrevistada de pie. Esto hizo que la entrevista terminara en forma algo apresurada.

Al finalizar, nos invitó a concurrir cuando quisiéramos al Servicio Social ante cualquier cosa que necesitáramos. 7.4. Análisis de la segunda entrevista de la tercera entrevistada 7.4.1. Dimensión Simbólico – Imaginaria

En esta entrevista, encontramos puntos de coincidencia con la ya realizada a esta misma profesional. La Lic. Carrera continúa definiendo el ideal de su práctica en el Hospital a partir de ciertos ejes mencionados con anterioridad: la prevención, la mayor aceptación por parte de los médicos, y la interdisciplina. “En primer lugar, sería la prevención de las enfermedades, como decíamos acá, y me encantaría, como les dije yo el otro día, de que la asistente social sea más aceptada en el piso médico, digamos así, para que intervenga como inter-grupo, escucharlos a ellos pero que nos escuchen a nosotros, la colaboración, quiero decir la colaboración interdisciplinaria...”.

Un aspecto que no apareció en la otra entrevista y sí en ésta, es el referido a que en un primer momento, la idea de esta profesional era seguir la carrera de abogacía. Sin embargo, por las distintas causas mencionadas, ella debió abandonar esta idea, eligiendo posteriormente el trabajo social como profesión. En este sentido, nos parece importante reconstruir la “historia mítica” de su “encuentro” con el trabajo social, y los ideales que en ese entonces ella tenía, para analizar luego cómo éstos son evocados y confrontados con su práctica actual.

En sus inicios, ella se reconoce como “pionera” en la historia del trabajo social de su región, a partir de lo cual manifiesta orgullo por haber contribuido a la creación de una escuela y un instituto. Los tiempos de sus primeras experiencias profesionales son también 26 Dejours, Christophe, Trabajo y desgaste mental, Cap. VII: “Introducción a la Psicopatología del Trabajo”, Ed. Humánitas, 1990.

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evocados reiteradamente, como prácticas que se enmarcaban en los ideales relacionados con la promoción, la organización y la “concientización” de la comunidad. En ese sentido, puede observarse un recuerdo de una juventud en la cual el ideal y la práctica se acercaban, por lo cual ésta última otorgaría satisfacción: “...la carrera de trabajo social, me brindó mucha alegría, me brindó muchas satisfacciones, pero a esta altura no puedo decir que es lo mismo, porque yo estoy un poco cansada ya, ya estoy, de todo lo que yo había hecho antes no se parece en nada lo que estoy haciendo ahora.” A su vez, las condiciones en que desarrollaba su práctica también son evocadas, ya que éstas propiciaban el desarrollo profesional y personal: “Miren ustedes qué fácil que eran antes las cosas. ¡No!, no era fácil, pero sabían la persona que era inquieta, que hacía, que trabajaba, entonces, yo me olvidé de la abogacía y seguí con esto, lo abracé.” Es importante remarcar que el contexto actual del Hospital y el pasado profesional de la Lic. Carrera, difieren en gran medida en lo relativo a las condiciones de trabajo y de desarrollo profesional.

A pesar de esto, ella manifiesta que los objetivos que se planteó cuando estudiaba “se pueden mantener”. De esta forma, podríamos decir que es ella quien mantiene sus ideales, pero delegando la ilusión de llevarlos a cabo para lograr el cambio en las nuevas generaciones. Es así como ella visualiza fallas en su quehacer diario, pero reconoce la posibilidad de una transformación, entendida como pequeños cambios, en las condiciones antes mencionadas: “...sí se siente que ese trabajo, el día, no lo perdiste y que fue fructífero, aunque sea chiquitito.”.

Otro aspecto que se mantiene constante con respecto a la entrevista anterior, es la crítica a su práctica asistencialista: “... y ojalá tuviera más recursos económicos también, ¿no?, y dejar el asistencialismo a un lado, pero el país no está para eso ahora”. Ésta se daría a causa de una confrontación con su ideal de trabajo social, y con su ideal acerca de cuáles con las condiciones dignas de vida de un individuo: “Ideal que tuviera trabajo, su casa, el vestido, el alimento, el colegio, la educación, etc.”. Ella reconoce que en las condiciones actuales, el asistencialismo es necesario y debe llevarse a cabo, pero al mismo tiempo, se sigue siendo un profesional con objetivos superadores. “Ver que si hacemos asistencia tampoco quiere decir que no seamos profesionales, porque estamos en la demanda inmediata, así poder llegar a la promoción del individuo.”.

En el discurso de la entrevistada podemos visualizar nuevos aspectos referidos a las representaciones sociales que se ponen en juego al interior de la institución hospitalaria. La Lic. Carrera expresa que los profesionales del Servicio Social tienen una misión, de la cual a veces es necesario “desviarse” para luego poder cumplirla. Esta misión se relaciona con las representaciones sociales que ella tiene acerca de qué es el Trabajo Social como institución de la sociedad. “Cuántas veces metí la mano en el bolsillo, no es lo ideal, pero después se verá. (...) no quedamos con que no es la misión nuestra dar el dinero del sueldo que tenemos, pero puede ser un puntapié para después hacer la organización de la tarea, (...) para mí el trabajo social era eso, movilización de los recursos de la comunidad, institucionales y toda esa cosa, pero también yo, dando la nota, la carta, llevando yo.”

En lo referente a la concepción de salud trabajada previamente, podemos decir que en la práctica ésta idea no se plasma como el “equilibrio bio-psico-social” reconocido discursivamente. “Se consigue. Y lo perdimos el turno, porque los médicos no pidieron la ambulancia, y desde Servicio Social no la podemos pedir, porque la urgencia la da el médico.” En este ejemplo, se ve claramente cómo se reconoce al médico como el único profesional capaz y responsable de indicar una urgencia en materia de salud, considerando sólo los aspectos físicos de la problemática. A partir de esto, podría interpretarse que en las representaciones sociales que los otros profesionales tienen del trabajo social, esta profesión no es considerada a la hora de determinar cuestiones tales como el traslado de una persona que lo necesita en forma urgente. Ella misma dice que a pesar de estar logrando nuevos espacios, se refieran a ella con frecuencia como “la visitadora”, dejando de lado su especificidad y capacidad profesional. De esta manera, se niega su aporte en relación a la salud psíquica y social, y se ignora, al mismo tiempo, la integralidad del sujeto. 7.4.2. Dimensión De Las Relaciones De Poder

Continuando con el análisis realizado a partir de la primera entrevista a la Lic. Carrera, tomaremos los aportes de M. Foucault, en particular su postura acerca de la circulación de poder. Según se dé ésta, los distintos sujetos establecerán determinadas relaciones, a partir de las cuales se elaboraran diferentes estrategias. De esto se desprende que en toda organización-institución las relaciones de poder son complejas y requieren un análisis que intente dar cuenta del por qué de las mismas. Considerando siempre “el conjunto institucional en donde se desarrollan dichas relaciones”.27

Remarcamos nuevamente, a partir del discurso de la Lic. Carrera, la particular relación trabajador social–médico, presentándose aquí también la hegemonía de la medicina en la institución, o mejor dicho, de una concepción de salud que privilegia lo físico. La entrevistada manifiesta que perdieron un turno que les había costado mucho conseguir porque los médicos no habían pedido la ambulancia, y que el Servicio Social no está autorizado a pedirla. En este caso, un olvido de un médico invalidó su intervención, generando en el “paciente” una situación no favorable. Aquí se demuestra que la definición de la urgencia tiene que ver sólo con lo “físico”, y la “urgencia social” no es tal, ya que el Servicio Social no tiene permitido el pedido de ambulancias.

En relación a las estrategias que pueden llevarse a cabo en la organización, los médicos tendrían una “ventaja” que radica en el uso de un lenguaje técnico, no comprendido ni por el paciente ni por las trabajadoras sociales. En términos de Crozier28, la cuota de imprevisibilidad de los médicos sería mayor, teniendo un amplio margen de libertad en la institución.

Otra cuestión que consideramos importante es la relación -o la ausencia de ésta- con los directivos del hospital. En este sentido, la entrevistada manifiesta respecto de las autoridades que: “...no me conocen, ni los conozco. No vienen al Servicio, no preguntan...”. Esto se puede relacionar con lo expresado por la Lic. Carrera en la entrevista anterior, donde dijo que el Servicio Social no era prioridad en el

27 Crozier, Michel, op. cit. 28 Crozier, Michel, op. cit.

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hospital. Podríamos mencionar también aquí la posible ausencia de estrategias por parte del Servicio para hacerse reconocer y valorar, en definitiva, defender su propio lugar. El trabajo colectivo de las trabajadoras sociales sería en este sentido muy importante, sobre todo pensando que este tipo de situaciones no favorecen -según manifiestan a lo largo de las entrevistas- su práctica en el hospital.

Por otra parte, la jefa del Servicio Social aparece como una figura importante en lo que respecta a la comunicación con las autoridades. Así expresa que: “...cuando yo hablé con la jefa: ‘yo voy a hablar con el director, vamos las dos, porque usted tiene más llegada, yo no lo conozco al nuevo director’...”. A partir de esto, podría decirse que la jefa del Servicio Social tendría una cuota de poder dentro de la institución que sí es aprovechada por las profesionales.

En esta segunda entrevista, la Lic. Carrera hace mención nuevamente a que los médicos no pueden estar sin ella: “...son momentos, pero sí, no pueden estar sin nosotros los médicos...”. Es decir, reafirma lo manifestado en la anterior entrevista, por lo cual consideramos que esta situación les otorgaría un espacio de poder que visualizamos como estratégico, pero que no es utilizado por las integrantes del Servicio.

Otro aspecto que aparece en esta entrevista es el de la capacitación profesional. La entrevistada considera importante dicha capacitación cuando dice: “...hay que tener voluntad, y sobre todo capacitación...”. La entrevistada manifiesta que en la formación actual hay demasiado “palabrerío”, y que “...cambió de nombre, pero ustedes ven que los métodos no han cambiado...”. De esta manera, esta consideración con relación a la teoría no le permitiría posicionarse mejor en el hospital, desde el lugar del conocimiento entendido como “poder” a la hora de intervenir con otros profesionales y de luchar por un lugar propio para la profesión. Esta poca valoración con respecto a lo que podría aportar a su práctica las nuevas perspectivas relativas al trabajo social, también se ve reflejada en el desconocimiento que ella manifiesta acerca de la ubicación de la facultad, y de la denominación del establecimiento en donde se estudia esta carrera. 7.4.3. Dimensión Funcional - Organización Del Trabajo

En el discurso de la entrevistada, se repiten muchas de las cosas mencionadas en la anterior. Un primer punto a destacar, es el de considerar que muchos de los obstáculos que se le presentar a su práctica tienen su origen

en la propia institución. Por ejemplo, plantea nuevamente problemas con los médicos a la hora de coordinar acciones, que hacen que pierda sentido toda una estrategia de intervención: “Entonces eso era trabajo de los médicos, no mío.”. En la misma línea de concebir a la institución como obstaculizadora, vemos cómo al ser los médicos, por una normativa formal, quienes determinan la urgencia de un caso, se presenta un gran impedimento a la trabajadora social para llegar a dar una solución exitosa a los problemas de los usuarios. “Se consigue. Y lo perdimos el turno, porque los médicos no pidieron la ambulancia, y desde Servicio Social no la podemos pedir, porque la urgencia la da el médico.”

Al igual que en la entrevista anterior, podemos caracterizar al Hospital como una “organización prescindente”, en la cual “el mandato (...) es el de inventarse su función, el de hacer lo que se pueda”29. La misma profesional lo expresa al decir: “... los pedidos son tan inverosímiles que ya no sabemos qué hacer, ¿no?...”.

Este abandono por parte de la institución se puede observar en el trabajo burocrático que estas trabajadoras deben hacer: “...entonces eso dentro de la estadística, (...) tenemos dos: que si es un caso de mucha pobreza, o cuando es un caso muy urgente (...) entonces figura en este rubro (nos señala la planilla).”, y en el hecho de que esas acciones no requieren en líneas generales, conocimiento científico para ser llevadas a cabo: “¿Porque cómo podés promover a alguien que no tiene qué comer, no tiene casa, no tiene nada?, lo único que podemos hacer es mandarlo a Pavón y Entre Ríos...”. A su vez, “esa organización, lejos de fomentar en ellos la creatividad, está declinando su función estructurante y siendo productora de padecimiento psíquico”30. En la entrevista anterior encontramos signos de sufrimiento en el trabajo, y en ésta también. Ella refiere que “estoy un poco cansada”. Podríamos decir que ese cansancio tiene un origen físico, debido a la edad de la entrevistada, pero al mismo tiempo, se origina en el sufrimiento producido porque su práctica está tan distanciada de su ideal. “¿Vos creés que yo puedo cumplir con los objetivos, con los que yo comencé, al menos, del trabajo social?”.

Ella explica que su trabajo diario se divide en dos partes, una es la de la guardia, en donde se atiende la demanda urgente, y otra la de la sala, en donde se trabaja con los pacientes internados en el hospital. En ese sentido, consideramos que la inmediatez del trabajo no es condenable, sino necesaria y acorde a las situaciones que se presentan, pero creemos que éstas deberán estar incluidas en estrategias más amplias. Ella lo explica claramente: “Ver que si hacemos asistencia tampoco quiere decir que no seamos profesionales, porque estamos en la demanda inmediata, así poder llegar a la promoción del individuo.”.

Por otro lado, vemos que la “organización prescindente”, que podría, pese a todo, posibilitar el desarrollo de la imaginación creativa, en líneas generales no puede lograrlo. Cuando lo hace, sólo es a nivel del esfuerzo individual mencionado la primera vez: “Soy muy luchadora.”. En relación a esto, es sorprendente que las trabajadoras sociales, teniendo el espacio físico necesario, no realicen reuniones para aunar esfuerzos y coordinar estrategias, cuando la misma Lic. Carrera opina que esta actividad era muy útil: “No, hace mucho que no hacemos. Pero sí, nos reuníamos acá. Esta fue la idea de tener esto, para reunirnos, exponer, ya que hacíamos ateneos también. (...) Por ejemplo, para discutir algún caso y entre todas ir buscando la solución, o cómo podíamos encararlo. (...) nos sentíamos apoyadas.”.

Otro factor de sufrimiento es la escasez de recursos, la carencia de ellos y la ineficiencia de los mismos: “Porque con esto de la Red, acudimos, pero mentira, hay que estar sobre eso...”, y este padecimiento se agrava por las características mismas de la tarea, es decir, “paliar situaciones coyunturales o estructurales cuya solución depende de decisiones de índole política de las que no participa”31. Agrega que es negativo el hecho de no ser reconocida -ni ella ni el Servicio- por los directivos del Hospital: “Laura: ¿Y con las autoridades

29 Acevedo, María José, Análisis de las prácticas: Una mirada institucional en el análisis de las prácticas, Apunte de la cátedra. 30 Acevedo, María José, op. cit. 31 Acevedo, María José, op. cit.

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de la institución, cómo es su relación con ellos? Marta: No me conocen ni los conozco. No vienen al Servicio, no preguntan sobre las necesidades. Y si le reciben a la jefa ella va y cuenta. Lamentablemente es así.”.

En lo relativo al placer en el trabajo, relata muchas situaciones en las que éste no se presenta. Algunas tienen que ver con el éxito de una intervención y con el acercamiento a su ideal de práctica: “...cuando hay aciertos dentro del trabajo y se consigue algo para el paciente, es cuando uno se siente un poquito, no te voy a decir realizada, pero sí se siente que ese trabajo, el día, no lo perdiste y que fue fructífero, aunque sea chiquitito..”; con el reconocimiento de los profesionales de otras disciplinas: “...en algunas salas donde yo trabajo, que estoy muy reconocida porque saben que soy muy luchadora y todo, no es que me sienta acompañada, pero sí reconocida, porque el director de la sala de Cardiología ha pasado dos veces nota con copia a mi legajo de la labor que yo he desarrollado ahí.”; y con el reconocimiento de sus colegas: “...en todo lo general bien. Hay mucho respeto, en el sentido profesional...”.

También propone como fuente de placer la relación con las integrantes del Servicio, a las cuales las coloca en la posición de la familia que no tiene en Buenos Aires: “...te cuento que cuando yo, desde el punto personal mío, que yo tengo toda mi familia en San Luis, y en Córdoba y en Mendoza, entonces no tengo mi familia para llamar enseguida, pero les tengo a ellas, especialmente a Ale...”.

La carrera en sí misma también le dio a lo largo de su vida y le da en la actualidad satisfacciones, pese a no haber cumplido con su sueño de ser abogada: “Bueno, así empezó, y quiero mucho la carrera de trabajo social, me brindó mucha alegría, me brindó muchas satisfacciones...”. El hecho de tener trabajo le da “buen ánimo” a todas las integrantes del Servicio Social.

En lo que se refiere a la relación entre los distintos sectores al interior del hospital, la entrevistada dice que en muchas oportunidades, frente a un caso grave que deba ser elevado a la dirección, ella debe ir con su jefa. Califica este hecho como algo positivo, ya que se siente acompañada y respaldada por ella. También es una forma de respetar la estructura jerárquica característica de las instituciones hospitalarias.

Por otro lado, en lo que tiene que ver con los médicos, reitera que hay diferencias entre ellos y que se están logrando espacios paulatinamente, gracias al esfuerzo y a la lucha de cada una de ellas: “Yo creo que estamos dando lugar, como les dije el otro día, estamos imponiéndonos... no imponiéndonos, conocen la tarea del trabajo social, sí, saben... hay algunos que no tienen idea... “la visitadora” dicen. Pero en general, sobre todo los médicos jóvenes, ¿no?.”.

Vuelve a caracterizar a la labor del Servicio como “tapahuecos”, “imprescindible” y sujeta a la demanda de los médicos: “Cuando nos necesitan urgente, urgente, vienen y golpean y se desesperan y el trabajador social es el que tiene que sacar las papas que queman, tiene que buscar esto, tiene que hacer lo otro, que la asesoría, que el ... bueh... Son momentos, pero sí, no pueden estar sin nosotros. Los médicos, digamos, hablando todo lo que sea sala, o consultorio, ¿no?.”.

Dentro de la estructura formal, debe decirse que al interior de la institución existe un sistema de premios y castigos, a través de los cuales se sanciona lo “incorrecto” y se promueve lo “correcto”, según las normas establecidas formalmente. En el caso de la Lic. Carrera, vemos que el ser beneficiada con dos cartas que un médico envía a su legajo dando cuenta de la labor realizada, podría permitirle legitimar los nuevos espacios conseguidos.

Para terminar, podemos mencionar que la entrevistada distingue entre lo que hace porque la coyuntura lo exige (como dar dinero de su sueldo) y lo que hace porque es su “misión”. La misión del trabajo social es para ella, la promoción del individuo en el marco del cumplimiento de los Derechos Humanos. 5) ANÁLISIS DE LA INTERRELACIÓN 1. Interrelación de la primera tanda de entrevistas 1.1. Dimensión Simbólico - Imaginaria

En los tres relatos, las trabajadoras sociales hacen referencia a la lejanía establecida entre su “ideal” profesional y su práctica cotidiana.

Las tres entrevistadas coinciden en que su ideal a alcanzar sería un trabajo interdisciplinario, en el cual se realice un seguimiento de los casos, que apunte a la prevención de la salud, y que esta intervención se realice en los distintos niveles. Consideramos que esta caracterización del ideal profesional es producto de las representaciones construidas tanto durante su formación, como de la interacción que entre ellas se establece en el Servicio. En este sentido, todas consideran que el trabajo que realizan no es su función, refiriéndose a que tiene un carácter demasiado asistencialista y que responde a la demanda inmediata.

El altísimo valor asignado a la interdisciplina tiene relación con la institución en la cual se desempeñan en la cual el rol del médico es hegemónico, y con la concepción de salud compartida socialmente.

Las representaciones sociales surgen de la necesidad de “dominar” el contexto donde las trabajadoras sociales se insertan para realizar su labor, en este caso, la institución hospitalaria. De la necesidad de adaptarse a este contexto, surge la interdisciplina como espacio ideal para la satisfacción de sus necesidades, ya que legitimaría su profesión al equipararla con la medicina en el interior de la institución. Esta situación puede verse claramente en las distintas entrevistas, ya que la Lic. Río es admirada por sus compañeras por haber alcanzado, aunque mínimamente, ese ideal.

Es importante mencionar que las trabajadoras sociales no hacen referencia al fortalecimiento disciplinario al interior del Servicio, ya que consideramos que este sería el modo de obtener reconocimiento desde la especificidad del trabajo social, a la vez que daría mayores herramientas para conformar un equipo de interdisiciplina.

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1.2. Dimensión De Las Relaciones De Poder

Las entrevistas realizadas nos permiten destacar el lugar preponderante ocupado por los médicos dentro de la institución y en relación a la práctica de las trabajadoras sociales, situación que es manifestada por las tres entrevistadas.

En este sentido, es fundamental considerar la esencia y los objetivos de la organización del hospital. Al mismo tiempo, se debe tener en cuenta la concepción de salud que prevalece en nuestra sociedad, ya que si ésta es dejada de lado, no es posible comprender las relaciones de poder que se presentan dentro de la institución.

De esta manera, podemos visualizar en los tres relatos que las decisiones de los médicos determinan, en muchas ocasiones, el trabajo de las profesionales. Podemos citar como ejemplos, el hecho de necesitar la firma de un médico para efectuar pedidos o autorizaciones; las muchas ocasiones en las cuales las situaciones problemáticas de los “pacientes” son conocidas por avisos de los médicos; y la decisión de dar de alta, a partir de lo cual se hace imposible un seguimiento, no pudiendo lograr de esta manera alcanzar los objetivos profesionales de las trabajadoras sociales.

Continuando con este análisis, podemos visualizar que la Lic. Marta, la tercera trabajadora social entrevistada, es la única que expresa -a partir de consideraciones hechas por los médicos- que, en algunos casos, su trabajo es “indispensable” para los médicos de las salas en las que ella interviene. Igualmente, este reconocimiento no se realiza sobre una práctica que, según ella y las otras trabajadoras sociales, sería la que en verdad les correspondería. Este ejemplo daría cuenta de las relaciones de poder que se ponen en juego en un momento y lugar determinado.

Estas situaciones llevan a que las trabajadoras sociales tengan que implementar distintas estrategias para que sean reconocidas como pares y no como subordinadas. En la primera entrevista podemos ver que la intervención de la Lic. Río en un equipo interdisciplinario (Consultorio Evolutivo) tendería a buscar un espacio propio que otorgue reconocimiento a su disciplina. Esta participación en el Consultorio Evolutivo es manifestado como muy valioso por sus dos compañeras, donde este “formar parte de un equipo” sería un instrumento de poder para la revalorización del Servicio Social.

Otra cuestión que se remarca en dos de las entrevistas (segunda y tercera) es el hecho de haber perdido cinco cargos en el Servicio Social que no pudieron hasta ahora ser recuperados. Sólo una de las entrevistadas, la Lic. Marta, manifiesta que se está luchando por volver a obtener los mismos, a través de la gestión de la jefa del Servicio. Ésta pérdida se percibe por las trabajadoras sociales como una desvalorización del Servicio Social. Por otra parte, esa “normativa” les fue impuesta sin que las trabajadoras sociales tengan participación y posibilidades de opinión.

Estas situaciones darían cuenta de un “conjunto institucional que condiciona las reglas del juego en que los individuos pueden desempeñarse”32, en este caso particular, la práctica de las trabajadoras sociales. 1.3. Dimensión Funcional - Organización Del Trabajo

A partir del análisis realizado de las tres primeras entrevistas podemos caracterizar al hospital en el cual se desempeñan las trabajadoras sociales como una organización prescindente. En los tres relatos surgió como común denominador el abandono organizacional, tanto en lo referido a una estructura que contenga y que permita el desarrollo profesional, como los recursos materiales y humanos que acompañen este desarrollo.

Este tipo de organización que exige a las trabajadoras sociales el cumplimiento de requisitos mínimos relacionados a tareas de ejecución y a la gran demanda que se presenta, condiciona la organización del trabajo al interior del Servicio Social. Este se caracteriza por estar fragmentado, ubicando a cada trabajadora social en un área determinada. Esto provoca que le trabajo se desarrolle en forma individual a tendiendo, fundamentalmente, la demanda espontánea, que en general se caracteriza por ser de tipo burocrática. Esto lo pudimos ver en la caracterización de su práctica que realizan las tres entrevistadas. Coincidimos con la Lic. Acevedo33 en que este tipo de organización y las problemáticas sociales atendidas por las trabajadoras sociales, cuya resolución escapa a sus intervenciones, son generadoras de cargas psíquicas. Teniendo en cuenta la información recabada, podríamos agregar un tercer factor, que sería el rol secundario que éstas cumplen en relación al rol protagónico que poseen los médicos.

En las tres entrevistas en general, podemos visualizar estos tres factores como generadores de “carga psíquica”, pero en cada entrevista en particular, pueden observarse algunos de ellos con mayor importancia: en la primera entrevista notamos que el factor que más influye es el tipo de problemas sociales que se atienden, donde las posibles soluciones escapan a sus intervenciones, sumado esto a la falta de recursos institucionales. En la tercera entrevista notamos como factor preponderante la relación “subordinada” con relación al trabajo de los médicos. Por último, en la segunda entrevista podemos observar la influencia de los tres factores, lo cual nos permitió visualizar que esta trabajadora social era la que se encontraba en una situación de mayor frustración.

Por otro lado, los tres factores generan sufrimiento a las trabajadoras sociales al no permitir espacio suficiente para la realización de “actividades de concepción”34.

En relación al placer encontrado en el trabajo, es necesario considerar que éste es de tipo subjetivo y que constituye una satisfacción narcisista. En relación a esto, podemos mencionar que la Lic. Río encuentra satisfacción en el trabajo realizado en el Consultorio Evolutivo, y en los talleres de prevención realizados en las salas de espera. En el relato de la Lic. Marta, la satisfacción en le trabajo se da en relación al reconocimiento de los usuarios.

No encontramos en el relato de la Lic. Bacardi, mención a alguna situación de satisfacción en el trabajo.

32 Crozier, Michel, op. cit. 33 Acevedo, María José, op. cit. 34 Mendel, Gerard, op. cit.

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Es notable que estas trabajadoras sociales no encuentren satisfacción en sus prácticas cotidianas, sino en actividades que se realizan “por fuera” de éstas, o que sólo constituyen actividades esporádicas. Es por ello que nos parece importante resaltar la necesidad que tienen estas trabajadoras sociales de enriquecer y legitimar su rol profesional dentro de la institución permitiendo divisar una posible transformación de la organización del trabajo, aunque se exprese sólo de forma latente. 1.4. Consideraciones Finales

Luego del análisis de estas primeras tres entrevistas, abordaremos más profundamente las hipótesis planteadas al comienzo de esta trabajo.

Con respecto a la primera hipótesis, nos acercamos a la afirmación de que la práctica de las trabajadoras sociales dentro del Hospital se desarrolla de forma paramédica. Las representaciones sociales analizadas dan cuenta de este rol subsidiario con respecto a la medicina, enmarcado en el imaginario social del concepto de salud desarrollado a lo largo de este trabajo. Además, esta aparente función para-médica se encuentra presente en el hinteruelo de las relaciones de poder al interior del hospital. En relación a las otras dos variables que intervienen en la hipótesis, consideramos que su relevancia podrá ser conocida a partir de nuestra indagación en las próximas entrevistas.

Con la información recabada hasta el momento podemos confirmar la validez de la segunda hipótesis. En su discurso, las trabajadoras sociales identifican continuamente una práctica profesional enmarcada y regida por la demanda espontánea. Esto es legitimado desde su trabajo cotidiano, tanto por ellas y los demás trabajadores profesionales, como por los usuarios de la institución. 2. Interrelación de la segunda tanda de entrevistas 2.1. Dimensión Simbólico - Imaginaria

Comenzaremos este análisis haciendo referencia a los aspectos en común de las segundas entrevistas que han vuelto a aparecer, de acuerdo a lo descripto en la interrelación de la primera tanda de entrevistas.

En primer lugar, aparece nuevamente la distancia existente entre el ideal de su profesión y la práctica en el hospital. Las tres entrevistadas coinciden en la promoción como parte de este ideal. A su vez, la Lic. Río y la Lic. Carrera manifiestan que su “máxima aspiración” sería poder realizar un trabajo de prevención e interdisciplinario. Por su parte, la Lic. Bacardi deposita su ideal de práctica en una intervención no tan “individual”, sino que integre a la familia en su totalidad, y haciendo hincapié en las mujeres. Esta aspiración debe comprenderse en el marco en donde ella se desarrolla. Obstetricia.

Las tres entrevistadas expresaron que su práctica no se corresponde con estos ideales, ya que vuelven a decir que deben abocarse a una práctica de tipo burocrática, asistencial, y sujeta a la demanda inmediata., produciéndose una desarticulación entre trabajo y formación. En este sentido, la Lic. Carrera es la única que afirma que la asistencia en este contexto del país y de la institución es necesaria, y que no dejan de ser profesionales por implementar la misma.

Otro aspecto que aparece nuevamente es el hecho de que no son tenidas en cuenta como ellas quisieran por los otros profesionales de la institución a la hora de tomar las decisiones.

Un tema que se reitera es la insistencia en la promoción del ser humano, para que pueda decidir, educarse, etc. En este sentido, habría que analizar la concepción de “promoción” que tiene cada entrevistada. Igualmente, existiría una idea compartida de que los “usuarios” están insertos en una “subcultura”. Promoviéndolos, se los ayudaría a alcanzar el “estadío óptimo”. Las trabajadoras sociales no reconocen potencialidades en los usuarios, con quienes podrían implementar estrategias en conjunto. Es válido remarcar que la Lic. Carrera es la única que hace referencia a los Derechos Humanos.

Por otra parte, en las segunda tanda de entrevistas aparecen nuevos aspectos importantes a tener en cuenta. En relación a la

construcción del rol profesional, podemos visualizar que si bien verbalmente expresan la necesidad de realizar cursos de capacitación, y algunas de ellas los realizan esporádicamente, por otro lado hacen referencia a que la capacitación teórica que se brinda actualmente es “puro palabrerío”. Podría interpretarse que esta contradicción se basa en la práctica que ellas realizan y en la formación recibida.

Otra cuestión que resulta llamativa es el hecho de que en primera instancia, dos de las entrevistadas hayan querido ser médicas o abogadas. Es también relevante que las carreras elegidas en un primer momento estuvieron asociadas al surgimiento y desarrollo del trabajo social, y que en la historia del mismo, estos últimos profesionales desarrollaban tareas para-médicas o para-judiciales. 2.2. Dimensión De Las Relaciones De Poder

Para comenzar con el análisis de este eje, partiremos de puntualizar los aspectos que ya fueron mencionados en los análisis anteriores y mencionados nuevamente en éstas entrevistas:

A partir de la concepción de salud que prevalece en el hospital, se establece una relación de subordinación de los trabajadores sociales con respecto a los médicos.

Los médicos poseen mayor espacio de incertidumbre que los trabajadores sociales, fundamentalmente teniendo en cuenta el tipo de actividad que éstos desarrollan dentro del hospital, de acuerdo a las “reglas del juego” que éste establece.

Siguiendo con la posición hegemónica de los médicos respecto a los trabajadores sociales, apareció en estas nuevas entrevistas

la utilización del lenguaje “médico” como forma de detentar el poder en el hospital. Los médicos utilizan un vocabulario sumamente técnico

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que no es comprendido ni por los pacientes, ni por los trabajadores sociales. A pesar de que ésta cuestión sólo es manifestada por la Lic. Carrera, consideramos que ésta es una práctica generalizada al interior del hospital. Esta situación exige que los trabajadores sociales tengan que repreguntarle al médico y las ubica en un nivel inferior respecto a éstos.

Otra situación que profundiza la práctica para-médica que las trabajadoras sociales realizan es el hecho de que no asisten a cursos, jornadas, o congresos, ni realizan supervisiones o reuniones al interior del Servicio.

De esta forma, las trabajadoras sociales no se actualizan en las nuevas teorías y contenidos propios del trabajo social, y continúan realizando su práctica de acuerdo a la formación recibida durante su paso por la universidad. Sumado esto a que no realizan trabajos conjuntos ni supervisiones, podemos decir que su práctica va perdiendo especificidad. Consideramos que la actualización teórica y el trabajo conjunto las llevaría a un mejor posicionamiento en el hospital.

La jefa del Servicio Social funciona como intermediaria entre los funcionarios del hospital y las trabajadoras sociales. Esto puede verse en las entrevistas cuando una de ellas hace referencia a que la jefa es la que se acerca a la dirección para realizar las demandas, y cuando expresa que no conoce a las autoridades del hospital. Es este caso, puede verse que aunque la institución deje que los trabajadores sociales “inventen su función”, cuando éstas necesitan algún recurso que está por fuera de su práctica cotidiana tienen que dirigirse a la dirección, que en última instancia es la que toma las decisiones. Esta relación se reproduce al interior del Servicio, ya que en los casos importantes, la que toma las decisiones es la jefa. En éstos ejemplos, puede verse la cuota de poder que se desprende de la organización jerárquica.

Por otro lado, y en relación a la función que cumple la jefa, podemos ver que hay una cuota de poder en su rol que es aprovechado por ésta y por el conjunto del Servicio Social, en la forma de obtener recursos.

2.3. Dimensión Funcional – Organización Del Trabajo

Continuando con el análisis realizado nombraremos aquellos aspectos que pudimos volver a visualizar en la segunda tanda de entrevistas:

La organización en la que desarrollan sus prácticas las trabajadoras sociales puede caracterizarse como “prescindente”.. La carga psíquica es producida por los problemas sociales que atiende, cuya resolución escapa a sus intervenciones, el tipo de

organización a la que pertenece, las tareas que desarrolla y el rol secundario que cumple en relación a los médicos. La caracterización del trabajo que realizan las trabajadoras sociales se centra en la burocracia administrativa, limitada a la

atención de la demanda espontánea, y no es incluida en estrategias más amplias.

Comenzaremos ahora a plantear nuevas ideas que aparecen en esta última tanda de entrevistas. En primer lugar, tomaremos aquella referida al placer en el trabajo, en este sentido, pudimos encontrar como una fuente de placer el reconocimiento y la gratificación que perciben las entrevistadas hacia ellas por parte de los usuarios.

Por un lado, se visualiza este reconocimiento a partir de aquellas prácticas que se realizan eficazmente. Por otro lado, se encuentra la satisfacción que poseen las trabajadoras sociales cuando los usuarios se sienten gratificados por el trato recibido. Si bien esto es reconocido como fuente de placer, la Lic. Bacardi realiza una diferenciación, planteando que este agradecimiento no es necesario, y que sólo se trata de cumplir con la labor profesional.

En los anteriores análisis se pudo ver que el reconocimiento por parte de los médicos también otorga placer a las trabajadoras sociales. Nos pareció significativo que sólo en la entrevista realizada a la Lic. Carrera se mencionara el placer producido por la relación personal con las compañeras del Servicio Social a las que considera como una familia.

Tomando el concepto de organización “prescindente”, consideramos importante analizar cómo se sienten las trabajadoras sociales en relación al abandono institucional. Es importante destacar que todas ellas mencionan no sentirse acompañadas por la institución. Con respecto a la Lic. Bacardi y a la Lic. Carrera, ellas explican que se sienten acompañadas por el Servicio Social. Sin embargo, la Lic. Río, si bien nombra al Servicio Social, hace mayor referencia al equipo interdisciplinario. Nos parece muy significativo lo anterior, ya que frente al abandono al que las somete el hospital y al placer que les produce el contacto con sus compañeras, no se generen desde ellas espacios de reflexión al interior del Servicio Social. En los tres casos se afirma que no existen reuniones donde ellas puedan compartir experiencias y conocimientos propios. La relación queda limitada al nivel personal, y no así, a la relación profesional de equipo. 3. Interrelación global

En este punto, nos centraremos en las representaciones sociales compartidas por las entrevistadas, realizando un primer acercamiento al análisis de las hipótesis.

La práctica profesional de las trabajadoras Sociales se desarrolla de forma paramédica, determinada por: la historia del Trabajo Social como institución de la sociedad, la formación académica de dichas profesionales y las representaciones sociales a cerca del Trabajo Social.

La práctica profesional de los Trabajadores Sociales está instituida en el interior del hospital como una respuesta inmediata a una demanda espontánea de la población. En lo que respecta a las representaciones sociales acerca de la organización del trabajo, podemos afirmar que todas comparten

el sentido que se le atribuye a las prácticas que se realizan en el hospital, siendo éstas lejanas a que plantean como “ideal” profesional.

Este distanciamiento es atribuido a la falta de recursos, tanto en el nivel municipal como en el ámbito del hospital.

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Otro factor al que le adjudica éste distanciamiento es a la relación que mantienen con los médicos, los cuales, según ellas manifiestan serían lo que toman la totalidad de decisiones en el hospital.

El abandono institucional es expresado por las trabajadoras sociales, manifestando que no se sienten acompañadas por el hospital. Esto da cuenta de que el hospital es una organización prescindente, es decir, que sólo requiere de ellas la atención de la demanda espontánea y la realización de tareas burocráticas, y a la vez no brinda la estructura y recursos suficiente para que éstas desarrollen favorablemente su tarea, que las llevaría, quizá, a un acercamiento a su ideal.

Este tipo de organización, las tareas que realizan, las problemáticas que atienden y la relación que mantienen con los médicos, producen en éstas trabajadoras sociales una fuerte “carga psíquica”, que los lleva a sentir sufrimiento en la práctica cotidiana que realizan. El placer en el trabajo es una dimensión que se expresa individualmente, pero en las trabajadoras sociales entrevistadas podemos ver que coinciden al señalar el reconocimiento de los usuarios como fuente de satisfacción, a la vez que le sirve para sobrellevar los obstáculos que se les presentan en su práctica cotidiana.

En este contexto institucional, según lo expresado por las trabajadores sociales, podemos concluir que los médicos la ven como “conseguidoras” de recursos y realizadores de tareas administrativa. Esto puede relacionarse no sólo con la práctica concreta que ellos realizan sino con la forma en que se autodenominan, puesto que se llaman indistintamente asistente social o trabajadora social. Consideramos que ésta denominación no es rigurosa, sino que es un símbolo cargado de sentidos, relacionados con el desarrollo histórico de la profesión. La forma en que se utiliza en conjunto con la práctica que se realice, condiciona la representaciones sociales que los otros profesionales tendrán de ellas.

Acerca de las representaciones sociales de los usuarios, lo que podemos decir de ellos se desprende de los expresado por las trabajadoras sociales durante las entrevistas y la observación realizada. Los usuarios también ven a las trabajadoras sociales como dadores de recursos y "solucionadoras" de los problemas puntuales que ellos demandan: “Todo tarde, y eso que tienen estudios...”, “Por qué no se van a su casa”.

Además, si éste pedido no es satisfecho, los usuarios cuestionan la función de los profesionales. Es necesario tener en cuenta que a las trabajadoras sociales se le es atribuida la función de “solucionadoras” de los problemas , en un contexto difícil de políticas sociales que son materializados en el hospital. De este modo, los usuarios identifican a las profesionales de esa situación y hacia ellos dirigen su angustia e indignación.

De acuerdo a las acciones que realizan las trabajadoras sociales, la eficacia de su práctica se mide a corto plazo, a partir de las intervenciones puntuales que responden a demandas inmediatas y de forma individual.

En relación a esto, es importante mencionar que el sufrimiento en el trabajo de debe en gran medida a no poder realizar intervenciones profesionales como procesos a largo plazo, que pueda permitirles objetivar su práctica.

Con respecto al ideal de la práctica compartida por las trabajadoras sociales, podemos decir que ésta se orienta a la promoción, la prevención y a la participación dentro de un equipo interdisciplinario.

La idea de promoción tiene su origen en la visión que ellas tienen acerca de la formación recibida en su carrera universitaria. El otro ideal, orientado a la prevención, está directamente asociado a las problemáticas que atienden cotidianamente, ya que las mismas son consecuencias de una estructura social más amplia, que muchas veces podría ser enfrentada con mayor eficacia desde una práctica preventiva.

Por último, con respecto al ideal de integrar un equipo interdisciplinario, afirmamos que la importancia que ellas le otorgan a esta participación está relacionada con las característica de la institución en la cual desarrollan su práctica, y la necesidad de integrarse al contexto compartiendo el espacio hegemónico de los médicos. Existe una gran preocupación por la forma de ejercer y/o construir la profesión, en relación a la integración en un equipo interdisciplinario, dejándose de lado el trabajo intradisciplinario.

Por último, encontramos que el “cambio social”, entendido por ellas como fruto de la prevención y la promoción del individuo, se constituye en idea líder que las cohesiona al interior del Servicio Social, permitiéndoles continuar con su labor cotidiana. Es por ello, que podríamos afirmar que este grupo de trabajadoras sociales conforman un colectivo profesional.

Identificamos como mecanismo defensivo el no crear espacios propicios para la discusión y reflexión acerca la práctica cotidiana no enfrentando colectivamente aquellos aspectos de la práctica que generan sufrimiento. De esta forma, al igual de cómo es realizada su práctica, estos aspectos negativos son vividos de forma societaria.

Es necesario tener en cuenta el análisis que realizamos acerca del atravesamiento de la institución salud, concepción hegemónica que privilegia lo físico, frente a la salud y lo psicológico. 6) Análisis de transferencia, contratransferencia e implicación grupal

Desde el primer acercamiento a la institución tuvimos una impresión negativa con respecto a la práctica profesional que realizaban estas trabajadoras sociales y por el trato que recibían los usuarios por parte de las mismas. A partir de ello, vivenciamos variados sentimientos como incertidumbre, miedo y bronca en relación a la práctica que éstas llevan a cabo y a la posibilidad de que nosotras, como futuras profesionales, desarrollemos una práctica similar.

A partir de la realización de las entrevistas y el análisis de las mismas sufrimos una gran decepción ya que la práctica de estas profesionales nos otorgaba una imagen negativa con respecto a la profesión. Por otro lado, a pesar de que pudimos visualizar algunas alternativas a esta práctica, éstas no son tantas, ya que dependen de decisiones de índole política o de iniciativa personal. Esta situación nos producía más angustia aún. Además, y por nuestra pertenencia al ámbito universitario, nos resultaba chocante cuando ellas decían que la teoría y “los libros” no sirven, o que nuestra formación es “palabrerío”.

Sin embargo, la situación en la cual estas profesionales desarrollan su práctica nos generó dolor, y comprendimos el sufrimiento que ellas padecen a causa del contexto del hospital, del municipio y de la nación.

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En cuanto a nuestro proceso grupal, podemos decir que éste se vio favorecido, fundamentalmente, por el conocimiento y trabajo previo en otras instancias de todas las integrantes del grupo. De esta manera, el respeto mutuo, la escucha, y la discusión “constructiva” hicieron que los diferentes encuentros para la realización del trabajo, se produjeran en un clima de confianza y distensión que favorecía la producción grupal. Un obstáculo remarcar en relación a ésta última era el cansancio y agotamiento, que generaba momentos de ansiedad, mal humor, etc.

Por otra parte, a la hora de realizar las entrevistas, cada sub–grupo supo complementarse muy bien, venciendo las ansiedades y los miedos que es instancia les generaba.

Nuestras propias implicaciones influyeron a la hora de la realización de este trabajo, y particularmente, a la hora de definir nuestras hipótesis.

La elección de la temática de la “práctica para-médica” tiene una estrecha relación con nuestra formación académica, crítica de este tipo de práctica. A su vez, nuestra pertenencia a la UBA, con las discusiones internas que en ésta se generan acerca de la especificidad del trabajo social en el marco de las Ciencias Sociales, puede considerarse como otra implicación.

En lo relativo a la preocupación por las consecuencias de la historia del trabajo social en la práctica profesional, también influyó nuestra formación, reticente al origen burgués de la profesión y su rol contradictorio de “mantener el orden social”.

En cuanto a la formación de las trabajadoras sociales -y en función de nuestra edad-, ésta fue vista desde nuestra perspectiva como para-médica, para judicial, acrítica y no transformadora. En estas conceptualizaciones influyó qué es lo que nosotras entendemos por trabajo social y por práctica transformadora.

A partir de estas implicaciones, las representaciones sociales de las profesionales acerca del trabajo social fueron vistas como vinculadas a “la ayuda”, “la asistencia”, “la vocación”, “el servicio”, “el trámite” y “la burocracia”.

Al centrarnos en la idea de “respuesta inmediata a una demanda espontánea”, nos vimos influenciadas por nuestra propia ideología y por una formación “reacia” a la asistencia y al quedarse limitado al nivel de la demanda. En ese sentido, nuestro ideal del trabajo social dista mucho del asistencialismo.

Finalmente, otra implicación nuestra que tuvo consecuencias en la forma en la que desarrolló este trabajo es nuestra representación acerca del hospital público: ésta se ve influida por nuestra formación, por nuestras experiencias personales, y por nuestra pertenencia social. 7) CONCLUSIONES Las hipótesis planteadas para la realización de este trabajo de campo fueron:

La práctica profesional de las Trabajadoras Sociales del Hospital se desarrolla de forma para-médica, determinada por: la historia del Trabajo Social como institución de la sociedad, la formación académica de dichas profesionales y las representaciones sociales acerca del Trabajo Social que éstas poseen.

La práctica profesional de las Trabajadoras Sociales está instituida en el interior del Hospital como una respuesta inmediata a una demanda espontánea de la población usuaria.

A lo largo del análisis fuimos arribando a conclusiones parciales en relación a estas hipótesis, que luego de efectuarse el análisis

integral y más profundo, pudimos corroborar. En relación a la primera hipótesis, el discurso de las entrevistadas nos demuestra que su práctica se encuentra subordinada a las

demandas y decisiones de los médicos, enmarcado esto por la concepción de salud plasmada en la institución. A su vez, las trabajadoras sociales se formaron en un contexto en el cual la profesión se desarrollaba supeditada a la medicina o el derecho. Si bien desde el discurso ellas están “disconformes” con el lugar que poseen en la organización con respecto a los médicos, mediante la práctica concreta se legitima esta práctica para–médica.

Por otra parte, en relación a la segunda hipótesis, podemos decir que esta se encuentra ampliamente confirmada no sólo por lo observado y analizado durante el trabajo de campo, sino que a través del discurso de las profesionales, quienes lo mencionan continuamente. Esto constituye una de las principales causantes de sufrimiento en el trabajo y carga psíquica al interior del Servicio Social, por no alcanzar el ideal de práctica que ellas poseen. Por otro lado, a esta práctica se le asigna el valor de necesaria y se la presenta como la única posible en el actual contexto, pero no llega a ser visualizada por la totalidad de las trabajadoras sociales entrevistadas como una estrategia a “explotar”.

Teniendo en cuenta el análisis realizado y las conclusiones alcanzadas, proponemos como dispositivo de intervención el implementado por la corriente del Sociopsícoanalisis.

Planteamos entonces la capacitación de las trabajadoras sociales para la reflexión y discusión acerca de las prácticas realizadas al interior del Servicio, sobre su posicionamiento en la organización, y la relación que mantiene con los médicos. Implementar este dispositivo les otorgaría un espacio propicio para el replanteo del rol profesional, a la vez que les concedería mayores herramientas para posicionarse estratégicamente a nivel organizacional.

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