Unidad 2. Antecedentes de la estructura socioeconómica 1910-1940

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Unidad 2. Antecedentes de la estructura socioeconómica: 1910-1940 Presentación de la unidad En la etapa histórica de nuestro país que estás por revisar, se vivía una situación económica, social y política muy singular. México tenía muy poco tiempo de haberse librado del dominio español y lo cierto es que desde el movimiento independentista hasta los sucesivos periodos presidenciales del General Porfirio Díaz, el país tenía más características rurales que urbanas y capitalistas, mucho menos industriales. Después de una larga dictadura porfirista, la sociedad quería cambios políticos, sociales y económicos, representados por diferentes facciones, lo que llevó al inicio de la Revolución Mexicana y a posteriores confrontaciones entre posturas. Así, en este ambiente se inició la creación del Estado Mexicano. Revisarás el periodo histórico comprendido desde la Revolución hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas. Analizarás la evolución social, política y económica de México en este periodo. Analizar la evolución social, política y económica de México desde el periodo revolucionario hasta el gobierno de la transición a través de la revisión de los periodos presidenciales para comprender el contexto actual. 2.1. Revolución Mexicana. El periodo comprendido entre el 20 de noviembre de 1910 y la promulgación de la Constitución de 1917, cuando terminaron oficialmente los enfrentamientos emanados de la lucha por el poder, se conoce como Revolución Mexicana; sin embargo, los enfrentamientos armados continuaron hasta la década de 1930. 2.1.1. Causas de la Revolución Mexicana. La Revolución Mexicana de 1910 comenzó a gestarse desde mucho tiempo atrás. Porfirio Díaz gobernó el país durante más de tres décadas, justamente cuando México se caracterizaba por ser: Una economía predominantemente agrícola con muy poco desarrollo industrial (la heredada de la Colonia).

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Unidad 2. Antecedentes de la estructura socioeconómica: 1910-1940

Presentación de la unidad

En la etapa histórica de nuestro país que estás por revisar, se vivía una situación económica, social y política muy singular. México tenía muy poco tiempo de haberse librado del dominio español y lo cierto es que desde el movimiento independentista hasta los sucesivos periodos presidenciales del General Porfirio Díaz, el país tenía más características rurales que urbanas y capitalistas, mucho menos industriales.

Después de una larga dictadura porfirista, la sociedad quería cambios políticos, sociales y económicos, representados por diferentes facciones, lo que llevó al inicio de la Revolución Mexicana y a posteriores confrontaciones entre posturas. Así, en este ambiente se inició la creación del Estado Mexicano.

Revisarás el periodo histórico comprendido desde la Revolución hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas.

Analizarás la evolución social, política y económica de México en este periodo.

Analizar la evolución social, política y económica de México desde el periodo revolucionario hasta el gobierno de la transición a través de la revisión de los periodos presidenciales para comprender el contexto actual.

2.1. Revolución Mexicana.

El periodo comprendido entre el 20 de noviembre de 1910 y la promulgación de la Constitución de 1917, cuando terminaron oficialmente los enfrentamientos emanados de la lucha por el poder, se conoce como Revolución Mexicana; sin embargo, los enfrentamientos armados continuaron hasta la década de 1930.

2.1.1. Causas de la Revolución Mexicana.

La Revolución Mexicana de 1910 comenzó a gestarse desde mucho tiempo atrás. Porfirio Díaz gobernó el país durante más de tres décadas, justamente cuando México se caracterizaba por ser:

Una economía predominantemente agrícola con muy poco desarrollo industrial (la heredada de la Colonia).

Una población que apenas rebasaba los 15 millones de habitantes, casi todos establecidos en el medio rural.

Una población urbana muy reducida y centralizada

La economía en aquel tiempo se fundamentó en un modelo de acumulación y de producción bastante parecido al feudal. En este contexto, las grandes extensiones territoriales eran propiedad de un solo hombre o de una familia (hacendados) y se les conocía como latifundios.

Díaz emprendió una campaña para industrializar al país pero con la lógica de hacerlo por la vía de la importación de capitales y bienes de capital extranjeros. De esa manera se originó otra distinción social: las clases sociales no sólo se clasificaban en urbano/rural o rico/pobre sino que ahora, además, era extranjero/nacional.

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En política, Díaz se fue haciendo un hombre mayor y, con él, su gabinete. No existían prácticamente las condiciones para que hombres más jóvenes y –quizá– mejor preparados, pudieran acceder al círculo íntimo de colaboradores del presidente.

Porfirio Díaz había llegado al poder con el lema “No reelección”, justo cuando Benito Juárez pretendió reelegirse sin lograrlo pues le sobrevino su muerte.

En este sentido, el presidente se estaba contradiciendo, como deja ver la entrevista que le concedió al periodista norteamericano James Creelman en marzo de 1908, donde aseguró que la sociedad mexicana estaba lista para un cambio democrático, dejando entrever sus intenciones de no reelegirse. Sin embargo, incumplió sus propósitos pues ese mismo año buscó nuevamente la reelección.

La sociedad mexicana apenas subsistía con muchas carencias; las personas cercanas al mandatario y, desde luego, los dueños de las haciendas eran los únicos que gozaban de cierta prosperidad.

Esta configuración social fue el caldo de cultivo donde se gestó el movimiento revolucionario; hay que subrayar que en este mismo contexto surgieron acérrimos críticos a la política porfirista que contribuyeron a preparar el escenario para la salida de Díaz.

En 1910, Francisco I. Madero publicó el libro La sucesión presidencial, en medio de la efervescencia del alzamiento de varios clubes antirreeleccionistas, y el 20 de noviembre proclamó el Plan de San Luis Potosí, donde se dio inicio oficialmente a la lucha armada.

En el Plan de San Luis, Madero desconoció la última reelección de Díaz y se autoproclamó presidente provisional y jefe de la revolución.

En este momento ya habían surgido numerosos brotes armados los cuales fueron condensándose alrededor de la figura de Madero y culminaron con los Tratados de Ciudad Juárez en mayo de 1911, donde se dio fin a las escaladas militares.

Díaz aceptó renunciar al poder y entonces se propuso a Francisco León de la Barra como presidente provisional. Madero formó el Partido Constitucional Progresista postulándose a sí mismo como presidente y a José María Pino Suárez como vicepresidente.

Las elecciones fueron en el mes de octubre y resultaron ganadores (con el 99% de los votos) Madero y Pino Suárez, quienes iniciaron su mandato el 6 de noviembre de 1911.

Villa por su parte, mostró su total adhesión a Madero y rechazó las insinuaciones de levantarse en su contra. Pero las cosas se saldrían de control, pues una nueva escalada se cernía en torno al presidente Madero.

El movimiento contrarrevolucionario atravesó por dos momentos importantes:

1. Se alzaron en armas los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz, sobrino de Porfirio, quienes no habían tenido mucho éxito por separado. Se aliaron, junto con golpistas como Victoriano Huerta, a intereses del gobierno estadunidense –representados por el embajador Henry Lane Wilson– para proclamar el Pacto de la Ciudadela o Pacto de la Embajada, con lo que se desconocía a Madero y se establecía que Huerta tomara el gobierno provisional.

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2. Esto desembocó en el episodio que se conoce como la Decena trágica, en que se obligó a Madero y a Pino Suárez a renunciar al gobierno y, posteriormente, los trasladaron a la penitenciaría de Lecumberri para finalmente asesinarlos.

2.1.2. Diferencias entre Villa y Zapata

Los principales jefes insurgentes se caracterizaron por no poseer un ideario político ni mucho menos una ideología propia; en general, sólo buscaban ciertas reivindicaciones sociales, económicas y políticas.

Ya desde antes del gobierno de Madero, existían pugnas entre Villa y Zapata por las posiciones que cada uno tenía en relación al presidente.

Para Zapata las cosas eran muy claras: debía oponérsele y la única vía que le parecía posible era una nueva rebelión, esta vez contra Madero, quien no había dado cumplimiento a los compromisos contraídos en el Plan de San Luis y que además agravó el ambiente político en el estado de Morelos al nombrar como gobernador a un antizapatista.

El presidente no se dejó intimidar y mandó a las tropas federales a aniquilar a las huestes zapatistas; pero éstas, junto con su caudillo, huyeron a las montañas de Puebla y proclamaron el Plan de Ayala.

En el Plan de Ayala se resume el resentimiento y la desesperación de los zapatistas, pues afirmaban que Madero era un gobernante más oprobioso que Díaz, que traicionaba sus principios y que se burlaba de los principales postulados que en un inicio decía defender.

En el plan se desconocía a Madero como jefe de la revolución y reconocía a Pascual Orozco como nuevo jefe o al propio Zapata en caso de que el primero no aceptara.

Aquí cabe resaltar la figura de Pascual Orozco: era uno más de los jefes revolucionarios que se sumaron a Madero y se sintieron defraudados por él. Al sentir que los ideales de lucha habían sido traicionados, Orozco se sublevó contra Madero desconociéndolo mediante su plan de ataque conocido como el Pacto de la Empacadora donde reafirman los ideales del Plan de San Luis Potosí y reconoce el Plan de Ayala. Más tarde, fue derrotado por Victoriano Huerta y se vio obligado a huir a Estados Unidos.

2.1.3. Alianza de Carranza y Obregón

A pesar de haber convenido con Félix Díaz cederle el poder después de la presidencia, Huerta no cumplió lo prometido y empezó una campaña que terminó convirtiéndolo en sucesor de Madero en febrero de 1913.

Las primeras acciones de Huerta consistieron en tratar de reconquistar a los grupos orozquistas y zapatistas aprovechando el antimaderismo mostrado por ambos bandos y también por otorgarles generosas prebendas. Esto funcionó con el grupo encabezado por Orozco pero no con Zapata, quien rechazó que el jefe militar pactara con Huerta cuando todavía figuraba como jefe nacional del Plan de Ayala.

De ahí en adelante recrudecieron los ataques de los campesinos morelenses contra el gobierno de Huerta. Esta situación provocó malestar entre varios legisladores.

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Huerta no sólo hubo de enfrentar a sus contendientes sino que además incumplió promesas empeñadas durante la revolución, que trajo como consecuencia una grave crisis social y económica, así como la antipatía del gobierno de Estados Unidos que lo presionaba económica y diplomáticamente.

Belisario Domínguez fue uno de los principales ideólogos que se opusieron a Huerta, considerándolo un traidor, por lo que murió torturado y asesinado. Lo anterior provocó el enojo y la desconfianza del cuerpo legislativo y, en Huerta, la orden de disolver la Cámara de Diputados, conformando otra que fue totalmente sometida al ejecutivo.

En este escenario, el gobernador del estado de Coahuila, el general Venustiano Carranza, condenó la designación de Huerta llamándolo “arbitrario e ilegal” y rehusó someterse a su gobierno presidencial.

Por su trayectoria política e ideológica, Carranza no podía aceptar al huertismo al que consideraba un retroceso, es por eso que el 26 de marzo de 1913, junto con un grupo de antihuertistas, promulgó el Plan de Guadalupe, fiel reflejo del pensamiento carrancista, en el que se propuso la restauración inmediata del orden legal con Carranza autoproclamado como jefe del ejército “constitucionalista” y facultado para ocupar, de inmediato y en forma interina, la presidencia de México.

Una vez proclamado el plan, sus seguidores se empeñaron en difundirlo; destacó la participación de Álvaro Obregón y de Plutarco Elías Calles, ambos del grupo antihuertista sonorense. Estos grupos controlaban Coahuila, Sonora y Chihuahua.

Por otra parte, Villa, ferviente seguidor de Madero, continuó su misma línea defendiendo a Huerta. A la muerte de Madero, Villa fue invitado a colaborar bajo las órdenes de Obregón pero no aceptó la propuesta y Carranza tuvo que reconocer la fuerza militar que había adquirido nombrándolo general del ejército constitucionalista, que devino en la conformación de la llamada División del Norte bajo su mando.

Más tarde, Villa se sumaría al llamado de Carranza, pues Huerta lo había desilusionado al dar órdenes de fusilarlo.

La influencia de Villa se dio principalmente en el norte del país, particularmente, en Durango, Chihuahua y Coahuila, pero también es justo decir que logró abarcar desde casi todo el norte hasta la capital del país.

Para este momento ya existían numerosos frentes agrupados con la finalidad de derrocar a Huerta, destacando cuatro:

Frentes opositores a Victoriano Huerta

Venustiano Carranza, jefe del ejército constitucionalista (Coahuila).

Álvaro Obregón en Sonora.

División del Norte al mando de Francisco Villa.

Rebelión campesina zapatista de Morelos que controlaba Morelos, Puebla, Guerrero y Tlaxcala.

Estas facciones establecieron un cerco alrededor de la Ciudad de México. Al mismo tiempo, para empeorarle las cosas a Huerta, el presidente estadounidense, Woodrow Wilson, ordenó en abril de 1914 la invasión del puerto de Veracruz sin mediar advertencia ni declaración de guerra. La intención era clara: hacer que Huerta abandonara el poder.

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En ese ambiente confuso derivado de las propias personalidades de los jefes revolucionarios y de sus intereses particulares, se fraguó la remoción de Huerta al mismo tiempo que se acentuaron las divisiones entre los bandos.

Carranza ordenó a Villa que sus huestes no ocupasen Zacatecas pero fue ignorado, así que, sabedor del poderío militar que caracterizaba a la División del Norte y ante la difícil situación que se presentaba, consideró llegar a un acuerdo con Villa. A este acuerdo se le llamó Pacto de Torreón y en él se ratificaba a Villa como comandante de la famosa División del Norte y se reafirmaba su adhesión a Carranza pero ninguno cumplió su parte.

Sin embargo, la suerte en torno a Huerta ya estaba echada pues se le habían cerrado todas las salidas políticas, militares y diplomáticas posibles por lo que renunció el 15 de julio de 1914.

La rendición incondicional del ejército federal se produjo hasta el 14 de agosto del mismo año con los Tratados de Teoloyucan que pactaron la rendición total sin la participación extranjera.

2.1.4. Recrudecimiento de la lucha armada

A pesar de vencer a Victoriano Huerta, Carranza no concretó el anhelado deseo de lograr la paz y la estabilidad que tanta falta le hacían al país. Lejos de ello, se recrudecieron los conflictos y las desavenencias entre las facciones, particularmente por el problema que representaba para Carranza el poder de Villa con su insistencia en que se respetara el Pacto de Torreón, con sus anhelos de justicia social y de lograr un Estado donde los campesinos fueran libres y autónomos.

Lo mismo sucedió con Zapata, quien no sólo no se sentía identificado con Carranza sino que además exigía el cumplimiento de lo contenido en el Plan de Ayala y seguía con su reclamo histórico sobre la propiedad de las tierras.

Para enrarecer más el ambiente, ni Villa ni Zapata fueron invitados a firmar el Tratado de Teoloyucan y, además, se les impidió entrar con sus respectivos ejércitos a la Ciudad de México y participar del triunfo obtenido sobre Huerta.

Resulta entonces evidente que las posiciones entre los grupos eran irreconciliables, pues lo que realmente deseaba Carranza era la total sumisión de ambos bandos.

Las diferencias entre los grupos eran muchas: pertenecían a diferentes clases sociales, regiones y culturas. No obstante, Carranza en un último intento por congraciarse con las facciones, convocó a la Soberana Convención Revolucionaria donde participaron los 150 generales más connotados o sus representantes, quienes sesionaron entre el 10 de octubre y el 10 de noviembre de 1914 en Aguascalientes.

En la Convención Revolucionaria se tomaron resoluciones fundamentales pues, al declararse soberana e independiente, acabó por desconocer a Carranza como encargado del poder ejecutivo, reconoció a Villa como jefe de la División del Norte y eligió a Eulalio Gutiérrez como presidente provisional.

La convención no tuvo peso militar pero sí alcanzó gran proyección ideológica, pues de ella se derivó la forma que habría de adoptar el México emanado de la revolución.

Además, los dos ejércitos revolucionarios, mayoritariamente campesinos, trataron de superar sus diferencias y definieron un proyecto político que lograría el consenso de los mexicanos.

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Si pensamos que en ese tiempo la inmensa mayoría de la sociedad mexicana era pobre, rural y campesina, el proyecto apuntaba a un gran éxito como más tarde se constataría en algunas de las partes que se recuperaron para insertarse en la Constitución de 1917.

La convención convocada por Carranza provocó, en vez de la conciliación de las diferentes facciones, el reposicionamiento de las fuerzas ahí donde tenían mayor peso estratégico: Villa en el norte, Zapata en el sur y Carranza en el Golfo, con las ricas fronteras marítimas de los puertos de Veracruz, Tampico y la península de Yucatán.

Entonces Carranza decidió establecer su gobierno en el puerto de Veracruz.

La Ciudad de México fue ocupada por fuerzas villistas y zapatistas el 6 de diciembre de 1914, después de celebrar el Pacto de Xochimilco en el que ambos frentes convinieron una alianza militar.

Sin embargo, sin un ideario político y asediados por los carrancistas (especialmente por Obregón), empezaron a perder fuerza militar y a sufrir varias derrotas importantes que culminaron con los carrancistas recuperando la capital de la república. El talento militar de Obregón y la testarudez de Carranza habían cobrado sus frutos.

En términos militares, sólo faltaba aniquilar al villismo y al zapatismo, a lo que quedaba de la Convención de Aguascalientes y a otros movimientos de menor monta que no se habían sumado a Carranza.

Así, desde 1915 y durante todo el siguiente año, se realizó una intensa campaña de pacificación que –en ocasiones– tuvo tintes genocidas; los que no “comprendieron” el plan de pacificación de Carranza y se subordinaron a él, fueron sometidos, fusilados o incluso asesinados a mansalva, como el caso de Zapata quien fue traicionado por el coronel Jesús Guajardo, en la Hacienda de Chinameca (Morelos) el 10 de abril de 1919.

Villa se vio forzado a regresar a su otrora actividad guerrillera con gran escasez de pertrechos y armamento. Se logró mantener así hasta 1920, cuando Adolfo de la Huerta logró la rendición del caudillo.

El 26 de junio de 1920, Villa firmó los Convenios de Sabinas, obligándose a deponer las armas y a retirarse a la Hacienda de Canutillo (Durango), que el gobierno le concedió como pago por sus servicios durante la revolución.

Cuando Álvaro Obregón llegó a la presidencia de México, y ante la posibilidad de que volviera a levantarse en armas, decidió matar a Villa en una emboscada, el 20 de julio de 1923 en Parral, Chihuahua.

Carranza fue el primer presidente constitucional de la revolución pero las condiciones que tuvo que enfrentar eran todavía mucho muy adversas; la pacificación del país estaba lejos de ser alcanzada, muchas actividades económicas estaban seriamente dañadas por todo el conflicto bélico.

Además, por haber dispuesto del erario público para la guerra, surgieron problemas financieros derivados de la inestabilidad política como la inflación y la emisión de circulante, pues al no haber un organismo que regulara todas estas actividades, era muy difícil controlarlas. Por esta razón, Carranza se entregó a estas cuestiones dejando a un lado las promesas sociales y sólo se distinguió un ligero avance con la creación de la Confederación Regional Obrero Mexicana (CROM) que más tarde sería utilizada por el gobierno como puntal para el corporativismo.

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Un problema al que también debió enfrentarse Carranza fue el relacionado con la política exterior, pues con el estallido de la Primera Guerra Mundial, a Estados Unidos no le convenía que nuestro país se aliara con las potencias enemigas.

Esta situación la supo manejar muy bien ya que a través de ella obtuvo, entre otras cosas, el reconocimiento a su gobierno. Sin embargo, a EE.UU le preocupaba la interpretación del nacionalismo que se le había dado al recientemente creado Artículo 27 Constitucional.

A finales de 1919, el ambiente volvió a enrarecerse ante la proximidad de la sucesión presidencial. Carranza y su grupo de liberales moderados impusieron a un civil casi desconocido para contender por la presidencia de la república que era embajador en Washington, Ignacio Bonilla, mientras que el grupo liberal radical encabezado por Obregón postulaba a su caudillo basándose en su prestigio y en su reciente oposición a Carranza.

No obstante, fue hasta abril de 1920 que Obregón publicó el Plan de Agua Prieta donde desconocía a Carranza, se adhería a la Constitución de 1917 y designaba como presidente provisional a Adolfo de la Huerta.

La rebelión no se hizo esperar; el movimiento armado se extendió con rapidez y pronto controlaba prácticamente todo el territorio nacional, a excepción del camino hacia Veracruz donde Carranza pretendía volverse a refugiar.

En el camino al puerto, en las montañas de Puebla, concretamente en el poblado de San Antonio Tlaxcalantongo, Carranza fue acribillado el 20 de mayo de 1920.

Con esto, se cerraba otro capítulo de la Revolución Mexicana, quizá el más álgido, pues se caracterizó por la violencia, la destrucción y por los altos costos sociales pero también permitió que se pusieran los cimientos de un México menos injusto. Ese papel le habría de tocar al grupo sonorense que gobernó al país hasta 1934.

2.1.5. Promulgación de la Constitución de 1917

Carranza cumplió con su promesa de reconstruir el Estado nacional con nuevas instituciones e incluir la representación que hicieran los grupos populares tomando en cuenta, por lo menos mínimamente, los reclamos de obreros y campesinos. Convocó a un congreso constituyente –aunque excluía a villistas, zapatistas y convencionistas– para elaborar la Carta Magna que moldeaba el camino que debería tomar el nuevo Estado.

No obstante, era inevitable una efervescencia política muy marcada pues unos eran alentados por el Primer Jefe del ejército constitucionalista y otros por la deslumbrante carrera militar de Obregón.

En el Congreso Constituyente se abrieron básicamente tres flancos:

1. Los liberales radicales o “jacobinos” que clamaban por cambios muy profundos en la estructura social, económica y política en México y que se adherían a las reformas emprendidas por Juárez oponiéndose a todo lo clerical, especialmente al conservadurismo de la Iglesia Católica.

2. Los liberales moderados de corte menos beligerante que los primeros y que proponían también cambios radicales pero sin entrar en conflicto con los intereses de la Iglesia y los sectores acaudalados del país.

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3. Los conservadores que querían que los cambios propuestos en dicho congreso fueran más bien cosméticos sin afectar a los intereses de ningún grupo importante.

En suma, la extracción social de los constituyentes fue heterogénea pues había civiles, militares, profesionistas, mineros, negociantes, poetas, periodistas, rancheros, profesores, trabajadores, etc., todos ellos sesionaron del 1 de diciembre de 1916 al 31 de enero de 1917 en la ciudad de Querétaro.

La revolución había hecho presentes nuevas aspiraciones sociales y políticas y, por ende, las antiguas leyes no servían para atender esta nueva realidad. México había cambiado y su ley principal debía cambiar también.

La Constitución de 1917 en realidad fue una mezcla de los ideales de justicia de la revolución y los anhelos de libertad y democracia heredados de la Constitución liberal de 1857.

Esta nueva ley, dividida en nueve Títulos, le dio especial importancia al primero que habla de las garantías individuales ya que reconoció las libertades ciudadanas fundamentales, los derechos sociales y confirmó el ideal democrático de nación, el federalismo, la división de poderes y agregó tres artículos fundamentales que recogían buena parte de las aspiraciones de la sociedad: los Artículos 3, 27 y 123.

Además, se agregaron dos Artículos: el 24 y 130, que recogían la tradición juarista contenida en las Leyes de Reforma y en la Constitución de 1857, que trataban de las regulaciones entre el Estado y la Iglesia.

El proceso no fue fácil por las distintas posturas ideológicas representadas ahí, prevaleciendo la tendencia liberal moderada.

2.2. El fin de la lucha armada y el nacimiento del Estado Mexicano

A principios de la década de los veinte, la revolución había destruido el aparato estatal del porfirismo, en varios estados continuaban los combates y las relaciones con las potencias extranjeras eran tensas por los postulados de la Constitución de 1917.

2.2.1. Rebelión de Agua Prieta desconociendo a Carranza.

El general Obregón no asumió la presidencia inmediatamente después de proclamado el Plan de Agua Prieta, pues quiso ser respetuoso de las formas y llevar a cabo elecciones en el país.

Ya se había decidido que el gobernador de Sonora, Adolfo de la Huerta, fuera el presidente provisional, llevando a Plutarco Elías Calles como jefe militar con la intención de convocar a elecciones en septiembre de 1920.

Obregón, sin tener prácticamente ningún opositor digno de mencionar se erigió triunfador de la contienda con el 95.79% de los votos y asumió la presidencia del país del 1 de diciembre de ese mismo año al último día de noviembre de 1924. Es preciso recordar que en ese tiempo los periodos presidenciales eran cuatrienios, por lo que Obregón fue el primer gobernante que gobernó sin tropiezos los cuatro años de su gestión.

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2.2.2. El gobierno de Obregón.

Uno de los orígenes de la relativa debilidad del gobierno de Álvaro Obregón provenía del hecho de que los Estados Unidos no habían reconocido el régimen post-revolucionario. La Constitución de 1917 había perjudicado a muchos intereses estadounidenses por lo cual el gobierno norteamericano se negó a reconocer como legítimos a los presidentes de México: Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, y además exigían la derogación de varios artículos o al menos que no fuesen retroactivos; por ejemplo:

Art. 3: impedía que extranjeros impartieran enseñanza.

Art. 33: se refiere a la expulsión de extranjeros indeseables y perniciosos.

Art. 130: concernía a la expulsión de sacerdotes extranjeros.

El artículo que más molestaba al gobierno de Estados Unidos era el 27, pues consideraban que las propiedades que se habían adquirido legalmente antes de la publicación del mismo debían respetarse irrestrictamente. En el fondo, se puede apreciar el interés que tenían por la naciente industria petrolera.

El contenido de los artículos mencionados ocasionó reclamaciones al gobierno de Obregón, en el sentido de supuestas pérdidas sufridas por ciudadanos o sociedades estadounidenses durante la revolución.

Además, la resolución de las mismas se convirtió en la condición para otorgarle el reconocimiento oficial a Obregón y minimizar la constante posibilidad de invasión militar, como había ocurrido otras veces en el pasado.

Para obtener el reconocimiento del gobierno de Estados Unidos, Obregón aceptó tener conversaciones con delegados estadounidenses.

Las negociaciones se iniciaron el 15 de mayo de 1923 y terminaron el 13 de agosto del mismo año. Estas pláticas se llevaron a cabo en un edificio del gobierno federal ubicado en las calles de Bucareli No. 85. Como resultado de estas conversaciones se firmó el Tratado de Bucareli.

Se anunció que no se afectarían propiedades obtenidas legalmente, y que el Artículo 27 no tendría aplicabilidad retroactiva; en especial, se respetarían los derechos de los estadounidenses en las tierras donde hubiera petróleo y el gobierno mexicano les otorgaría concesiones para explotarlo.

Aprovechando la situación, los norteamericanos buscaron también que se reanudara el pago de la deuda externa y el nombramiento de una comisión que revisaría las varias reclamaciones acumuladas desde 1868.

Con estas medidas compensatorias, se obtuvo finalmente el reconocimiento diplomático estadounidense.

Obregón no estaba de acuerdo con fincar la creación de la pequeña propiedad sobre la base de la fragmentación indiscriminada de latifundios. Se negaba a aceptar que se lesionaran los derechos de los demás. Esto significaba que las decisiones políticas sobre la reforma agraria tenían el objeto de atender las demandas de la masa campesina que exigían tierras y a la vez de los terratenientes que se negaban a perderlas.

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Se fundó el Partido Nacional Agrarista con la intención de dar cumplimiento al mandato del Artículo 27, pues se fundamentaba en la redistribución de la propiedad agraria.

Entre las relaciones que mantenía Obregón con los obreros, destaca la creación de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) y del Partido Laborista Mexicano pues gracias a estas instituciones se comenzaron a lograr mejores salarios y respeto a sus derechos laborales.

Los mayores logros de la política obregonista fueron en la educación. Obregón pensaba que la reconstrucción nacional debía darse por la conciliación de las clases y para ello contemplaba un plan de instrucción pública que llegara a todos los sectores, incluido el rural.

Esta enorme empresa fue encomendada a un abogado ilustre, filósofo, pensador, escritor, educador, funcionario público con gran renombre pues, entre otras actividades trascendentales, había sido rector de la Universidad Nacional de México: José Vasconcelos Calderón.

A él le tocó crear la Secretaría de Educación Pública en septiembre de 1921 con la finalidad de aglutinar todos los esfuerzos educativos bajo un solo bando. Enarboló la noble tarea llevándola a todos los confines del país por medio de sus misiones culturales con lo cual la educación y las escuelas se expandieron de una manera que no tenía precedente en este país.

Para cumplir con estos objetivos:

Se dio fomento a la escuela rural.

Se creó la Casa del Estudiante Indígena.

Se establecieron diversas escuelas centrales agrícolas basadas en el método de escuela activa de Dewey.

Puede decirse que la obra de Vasconcelos constituyó una verdadera revolución cultural que no se había vivido desde muchos años atrás.

2.2.3. Rebelión delahuertista

Una de las rebeliones posrevolucionarias más importantes la protagonizó Adolfo de la Huerta cuando Obregón expresó su intención de que Calles lo sucediera en el poder.

A de la Huerta le parecía imposible que un hombre al que él le concedía pocos méritos pudiera suceder en el poder al presidente y no él mismo. Con esta postura, logró que algunos jefes militares, políticos resentidos y –sobre todo– antiguos latifundistas que habían perdido su poder durante la revolución se alzaran contra el presidente.

Sin embargo, fue el mismísimo Obregón quien organizó el plan de operaciones contra la revuelta, tomando el mando de dos de los seis frentes de batalla y liquidando la insurrección apenas a cuatro meses de haberse producido.

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Actividad 1. Memorama: RevolucionariosFrancisco I. Madero

En octubre de 1910 acordó con sus colaboradores el Plan de San Luis, que llamó a la insurrección general y logró el apoyo de amplios sectores de la sociedad que se encontraban inconformes por la política de Díaz. Su lema se basaba en la “no reelección”. Hizo suyas algunas de las principales inconformidades de los campesinos al incluir algunas propuestas de solución al problema agrario.

En noviembre de 1911 asume la presidencia de México.Emiliano Zapata

Nació en Anenecuilco, Morelos y fue el principal líder del Ejército Libertador del Sur. Sus seguidores le llamaban “El caudillo del sur”. Sin ser hacendado, poseía tierras y tenía una clara consciencia campesina y se oponía a la sobreexplotación que se hacía de su gente en la zona cañera de Morelos. Se unió a la revolución con la esperanza de que ésta restituyera a los desposeídos las tierras de las que los hacendados se habían apoderado.Francisco Villa (Doroteo Arango)

Fue uno de los principales jefes de la revolución mexicana; tuvo gran influencia en el norte del país por lo que se le llamó "El Centauro del Norte". Su incorporación a la revolución fue para frenar los abusos cometidos en contra de la gente pobre (peones acasillados) por los ricos hacendados. Resultó ser un hábil estratega militar y su contribución al triunfo de la revolución fue decisiva. Venustiano Carranza

Presidente de México de 1917-1920. Considerado como el Jefe del Ejército Constitucionalista. Bajo su mandato, convocó a la Convención que redactó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, aún vigente.

Tras el asesinato de Madero, derrocó a Huerta, quien había usurpado el poder, sin embargo, tuvo graves diferencias con los demás jefes revolucionarios, específicamente con Villa y Zapata, quienes no veían en él a la persona que solucionaría los problemas que enfrentaba México. Expidió el Plan de Guadalupe.

Álvaro Obregón

Decretó el Plan de Agua Prieta. Durante su mandato se comenzó con la repartición de tierras como parte de su proyecto de reforma social y agraria, incrementó el apoyo a la educación favoreciendo el establecimiento y difusión de la escuela rural.

Su gobierno, el primero en durar todo el tiempo de su mandato (que entonces era de cuatro años), enfrentó una grave crisis con el Gobierno de los Estados Unidos pues se negaba a otorgarle el reconocimiento, que finalmente obtuvo en 1923 mediante los Acuerdos de Bucareli.

Actividad 2. Foro: Artículos Constitucionales

1. Lee el resumen de los artículos constitucionales y responde en el foro las siguientes preguntas. Da clic en el icono para descargar el documento.

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1. ¿Consideras que la Constitución de 1917 logró cumplir con todas las demandas emanadas de la Revolución Mexicana, como educación, tierra y empleo? Argumenta tu respuesta.

2. ¿Crees que el Artículo 3 de la Constitución realmente haya contribuido a mejorar la educación en nuestro país? O en su caso, ¿qué aspectos modificarías o respetarías de este artículo?

3. Una de las causas fundamentales de la lucha armada de 1910 fue el reparto agrario y la tenencia de la tierra, a partir de esto se formuló el Artículo 27, reflexionando sobre su actualidad, ¿consideras necesaria una actualización de este artículo?¿Qué aspectos modificarías?

4. Hoy en día es común escuchar de la necesidad de una reforma laboral; en este sentido y después de revisar el Artículo 123, ¿consideras que responde a las actuales condiciones laborales del país, o es necesaria una reforma de este precepto constitucional? ¿Qué aspectos modificarías o respetarías de este artículo?

2. Lee las respuestas de tus compañeros(as) y coméntalas.

2.2.4. Presidencia de Calles.

Obregón decidió que fuera su paisano el general Plutarco Elías Calles, quien le sucediera en el cargo; pero pasando por alto el lema maderista de No reelección, modificó la constitución para que la única reelección prohibida fuera la inmediata y él pudiera postularse como candidato para un nuevo periodo presidencial.

Calles accedió al poder en 1924 para seguir la línea marcada por su antecesor, aunque es importante señalar que quizá su mayor contribución política fue consolidar las instituciones emanadas de la revolución y que figuraban en la Constitución de 1917.

Integró en su gabinete al líder de la CROM, con lo que inició –de facto– la adhesión de los obreros al gobierno.

La política de Calles se encaminó a dar impulso a la reconstrucción nacional por medio del establecimiento de un Estado fuerte.

Una de las primeras acciones emprendidas fue reorganizar el ejército, creando 33 jefaturas en todo el país para limitar el poder regional que cada jefe militar tenía anteriormente, formar ejércitos privados (o facciones) e impedir la cohesión nacional.

Otro aspecto crucial consistió en controlar el peso de los caciques locales quienes habían tenido un gran control en sus propias regiones. Calles logró la subordinación de prácticamente todos ellos por medio de “cuotas” de poder supeditadas a su figura, para lo cual conformó un poder central fuerte.

Sin embargo, los problemas no cesaban: el Gral. José Gonzalo Escobar, jefe de operaciones en Coahuila, se alzó contra Calles proclamando el Plan de Hermosillo. Rápidamente fue sofocado y quienes no murieron con él fueron fusilados o exiliados.

Algo quedaba muy claro: el levantamiento era algo anticuado, costoso, de alto riesgo y poco efectivo.

Fuera de los círculos revolucionarios, el mayor desafío para el presidente lo representaba la Iglesia Católica.

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En 1926, se comenzó a sentir la tensión entre la jerarquía católica y el gobierno, que no olvidaba la participación del Partido Católico Nacional al lado de la contrarrevolución.

Calles siguió los pasos de Obregón tratando de limitar el poder del clero en política, lo que condujo a la nación a una nueva escalada de violencia conocida como Guerra Cristera, que duraría hasta 1929.

El presidente, más dado a resolver los conflictos por la vía de la acción directa, propuso en 1928 la creación de un gran partido político que englobara los sectores del ejército más beligerantes que se caracterizaban por su caudillismo y su caciquismo. De esa manera aglutinó a todos los sectores dándoles una cuota de poder a cada uno de ellos con la condición de que le fueran leales.

Los primeros en adherirse fueron los sindicatos y las ligas de comunidades agrarias, y después a la infinidad de agrupaciones caciquistas que no podían ser llamados partidos políticos pero que ejercían gran fuerza en sus zonas de influencia alrededor de un gran partido nacional que enarbolara los ideales revolucionarios.

Así fue como nació el Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecedente directo de lo que aún hoy es el PRI.

Durante su gobierno, Calles sentó las bases para lo que más tarde sería una auténtica política agraria, pues México era un país donde el grueso de la población trabajaba en el campo (alrededor de 70%), la mayor parte de la cual estaba constituida por peones.

Esta situación hacía necesario el reparto de la tierra. La fórmula para resolverlo consistió en lo que Calles denominó “Solución Integral”, un conjunto de medidas con una visión técnico-económica bajo la dirección del Estado.

El ejido se continuaba considerando como un medio para parcelar el latifundio y llegar a ser un conjunto de tierras otorgadas en propiedad a un grupo de la población mediante la restitución o la dotación, pero lo fundamental estribaba en el modo individual de explotación ya que el usufructo se les asignaría a los campesinos o jefes de familia.

Finalmente era, en esencia, la misma visión de Madero y Obregón pero transformada en un ideal que habría de conducir al desarrollo capitalista de la nación.

Se promulgó la Ley de irrigación y se efectuaron importantes obras en el norte de la república donde la producción agrícola creció cinco veces más que en la época porfiriana, mientras que en el sur se notaba un considerable atraso.

Con esto, la producción agrícola mexicana presentaba dos aspectos distintos en ese tiempo: en el norte, una agricultura moderna y altamente tecnificada, mientras que en el centro y el sur había una producción de subsistencia.

Por otro lado, se amplió la red ferroviaria y las carreteras para que sirvieran de enlace al transporte de mercancías sin depender tanto de Estados Unidos.

La revolución destruyó a una clase política excluyente y abrió las puertas a una nueva manera de hacer política donde estaban representadas todas las clases y grupos sociales y pudieran encontrar canales de acción y respuestas, aunque parciales, a sus demandas.

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Por otro lado, los derechos de los trabajadores elevados a rango constitucional así como la seguridad social fueron una respuesta a las demandas surgidas con el inicio de la industrialización.

Se creó la figura del ejido y se permitieron los primeros sindicatos, se proclamó la figura del Municipio libre, que habría de acotar el poder regional de los jefes políticos que aún subsistían desde el porfiriato.

El mayor logro político de Calles, fue crear un gran partido oficial donde se dio cabida a toda la familia revolucionaria. Gracias a esto, se anotó un triunfo sorprendente: logró que a partir de la instauración del PNR, las fuerzas políticas contendieran por los puestos de elección, en especial por la presidencia, por la vía electoral.

Quizá esto fue más un cambio de forma que de fondo, pues se cuestionaba la creación de un partido de Estado claramente hegemónico; lo cierto es que permitió abrir nuevos cauces al poder en México.

Por consiguiente, aunque había terminado el caudillismo, sería imposible que el sufragio resultara realmente efectivo, pues todas las decisiones importantes eran tomadas por los gobernadores que estaban alineados al presidente. Esto coartó las potencialidades del municipio que, lejos de ser libre, fue supeditado –vía el gobernador del estado– al Presidente, quien inclusive designaba a su sucesor.

La reconstrucción económica era un elemento fundamental para la conformación del tipo de nación que emergió después de la revolución. México ya era –al menos en el discurso– un país de instituciones, faltaba retomar el camino abandonado desde tiempo atrás.

La revolución y las posteriores luchas entre facciones dejaron al país en bancarrota; no sólo por haber echado mano de los recursos estatales para combatir las fuerzas militares opositoras, sino por préstamos del exterior para la compra de armas, pertrechos y el pago de salarios de un ejército descomunal.

Durante la revolución, se impuso que cada grupo elaborara su propia moneda, esto ocasionó fuertes desequilibrios económicos por lo que se hizo necesario regular la emisión de circulantes.

Por tanto, era indispensable establecer un organismo que creara una moneda estable, consiguiera una política financiera correcta y regulara las prácticas de la política financiera

Para solventar estas necesidades, en septiembre de 1925 se creó el Banco de México, S.A., con una orientación económica social de base nacionalista, pues su mayor accionista era el gobierno y estaba facultado para:

Emitir billetes. Regular la circulación monetaria y las tasas de interés.

Hacerse cargo del servicio de Tesorería del gobierno.

En general, para todo lo concerniente a la Hacienda Pública.

Otro banco que fue creado durante el callismo fue el Banco de Crédito Agrícola que tenía como misión continuar la reforma agraria y que serviría para préstamos sobre avío, refaccionarios o inmobiliarios.

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Al concluir su periodo, Calles quiso extender su mandato pero se vio imposibilitado por el principio de no reelección y aunque Obregón había hecho adiciones a la Constitución que permitían la reelección no sucesiva, no lo pudo conseguir, pues dicha reforma fue derogada en abril de 1933.

2.2.5. El “Maximato”

Álvaro Obregón fue reelecto en 1928 sin mayor problema, ya no para un cuatrienio sino para un sexenio, pero fue asesinado por un fanático religioso –José León Toral– que lo hacía responsable de la Guerra Cristera contra la Iglesia Católica en julio de 1928.

A la muerte del último caudillo, Calles quedó como Jefe Máximo de la familia revolucionaria y continuó la obra de reconstrucción nacional que había iniciado por su cuenta en el cuatrienio que le tocó presidir. Sin embargo, al concluir su periodo presidencial, no pudo continuar en el cargo y –en su calidad de Jefe Máximo– impuso a los siguientes tres presidentes de la república en un capítulo conocido como el Maximato:

Emilio Portes Gil Pascual Ortiz Rubio Abelardo Luján Rodríguez

Durante esta etapa, la política mexicana se caracterizó por una dualidad de poderes mucho más marcada que en la etapa anterior, cuando Obregón siguió participando en la escena política aunque Calles fuera el presidente.

En el periodo de 1928 a 1934, la influencia de Calles sobre el presidente en turno fue decisiva y casi podría decirse que constituyó una continuación de su mandato con mayor libertad pues él era en realidad el último caudillo.

El primer gobernante del maximato fue Emilio Cándido Portes Gil, tamaulipeco que ocupó la presidencia interina de diciembre de 1928 a 1930 ya que Obregón había sido asesinado. La principal encomienda que recibió fue concretar el proyecto político de Calles que en aquellos años no tenía más objetivo que modernizar al país, es decir, el desarrollo de la economía capitalista; lo que implicaba la consolidación del Estado mexicano.

El mismo día que asumió la presidencia, el Comité Organizador del Partido Nacional Revolucionario convocó a todos los partidos a una Convención Constituyente en la que se discutieron el programa del partido, la designación de un candidato a la presidencia y el nombramiento del Comité Directivo del PNR. Obviamente la dirección de dicho partido recayó en Calles.

Los aspectos específicos que definieron al naciente partido estaban orientados hacia la educación, industrialización, agricultura y hacienda, todos ellos enmarcados en una retórica constitucionalista, nacionalista, agrarista y obrerista con lo cual se buscaban objetivos que consideraban prioritario el desarrollo económico nacional. Pero además debía garantizar que la transmisión de poderes se efectuara pacíficamente para evitar el riesgo de una nueva guerra civil.

Con esa intención, Portes Gil mandó a llamar a Pascual Ortiz Rubio para ocupar el cargo de Secretario de Gobernación para posteriormente nombrarlo candidato a la presidencia de la república.

Esta designación tenía muchas ventajas pues Ortiz Rubio se había desempeñado seis años como embajador en Brasil y, por lo tanto, no tenía conexiones políticas ni militares que pusieran en riesgo el proyecto de Calles, además de que tenía fama de una honestidad a toda prueba.

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No obstante, existían algunos generales que desconfiaban de Calles pues lo consideraban el traidor que ordenó el asesinato de Obregón; así se protagonizó la última rebelión armada encabezada por el general José Gonzalo Escobar quien lanzó el Plan de Hermosillo el cual –básicamente– desconocía a Calles.

Para apaciguar la rebelión, se designó al mismo Calles como secretario de Guerra y Marina lo cual le dio la oportunidad, no sólo de vencerlo por la vía de las armas sino además, de deshacerse de todos los generales de cuya lealtad no estaba seguro.

En ese momento ya se venía gestando la candidatura de Pascual Ortiz Rubio sólo opacada por la intención de Vasconcelos de contender en la lucha electoral por medio de la promulgación del Plan de Guaymas, que buscaba moralizar la vida de la nación. Sin embargo, además de grupos estudiantiles y algunos intelectuales, nadie más apoyó al ex Secretario de Educación, así que Ortiz Rubio resultó vencedor con una amplia mayoría.

Pascual Ortiz Rubio ascendió a la presidencia en febrero de 1930 en medio de conflictos pues el mismo día de la toma de posesión sufrió un atentado, por lo que tuvo que estar recluido. Su falta de experiencia y fuerza política, fue algo que Calles aprovechó para convertirlo en un simple instrumento de su voluntad.

El mismo Calles se encargó de designar a los miembros de su gabinete restándole autoridad al nuevo presidente.

Empezaron a producirse divisiones entre los cromistas quienes habían formado un nuevo partido político ajeno al PNR (la Alianza Revolucionaria Nacionalista ARN) y se acusaban unos a otros de desleales.

Aquí cobra importancia un líder sindical que había mantenido un bajo perfil hasta entonces, aprovechando la coyuntura en la CROM: Vicente Lombardo Toledano cuyo apoyo principal estaba constituido por los obreros.

Así, el gobierno de Ortiz Rubio se desarrolló en una crisis permanente. El presidente, cuyos poderes resultaban bastante extensos en la Constitución, en la práctica carecía de autoridad.

A finales de 1931, se gestó otro duro golpe contra Ortiz Rubio al renunciar el secretario de Guerra y Marina para que Calles ocupara su puesto y ejerciera desde ahí un control casi absoluto sobre el gobierno. Pero Calles preparaba todavía una jugada más: a finales de julio de 1932 presentó su renuncia al cargo, colocando en ese puesto a una persona de su total confianza, el general Abelardo L. Rodríguez.

Esto se interpretó como un signo inequívoco de que Calles no apoyaba ya a Ortiz Rubio, provocando que, en septiembre de 1932, el presidente diera a conocer su renuncia alegando desavenencias entre el ejecutivo y los demás órganos políticos, así como por su quebrantada salud. Sin embargo, las verdaderas razones eran claras para todos.

Abelardo Luján Rodríguez sustituyó a Ortiz Rubio en 1932 y gobernó hasta el término de ese periodo constitucional en 1934. A diferencia de su antecesor, tuvo buen cuidado de no oponerse a la tutela de Calles y como consecuencia, su obra administrativa fue más efectiva, pues existía una gran cohesión entre ambos. Como resultado de ésta, tuvo continuidad el proceso de consolidación institucional.

En octubre de 1932 se celebró la segunda Convención Nacional del PNR, en la que se habló de fijar ciertas reglas entre los candidatos de elección, estableciéndose un periodo de tres años para los diputados, seis años para senadores y el principio de No reelección para el presidente de la república.

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Uno de los asuntos que se discutieron fue la próxima sucesión presidencial, en la que resultaría victorioso el general Lázaro Cárdenas del Río, que había mostrado su adhesión a Calles, al mismo tiempo que se había forjado una importante imagen desde su posición como gobernador de Michoacán.

Otro de los puntos sustantivos a tratar en la Convención era establecer un mandato sexenal y, por primera vez, un programa de transformación nacional que contemplaba aspectos económicos, agrarios, de política obrera, de salud pública y de educación.

En medio de estas discusiones también se gestaba la reestructuración del partido oficial, que dejaría de ser una confederación de grupos regionales para convertirse en el partido nacional ideado por Calles. La era de las instituciones había comenzado.

Rodríguez tuvo que enfrentar las presiones del gobierno de Estados Unidos y del Comité Internacional de Banqueros, quienes estaban interesados en cobrar los empréstitos que México había solicitado, así como en beneficiarse del petróleo, que tantas molestias le había causado al gobierno norteamericano, a pesar de que aún no entraba en vigor el Artículo 27.

Las empresas petroleras extranjeras presionaban tanto al gobierno de México que éste decidió crear una compañía que compitiera con ellas y las obligara a atender la demanda local. Así nació en 1934 Petróleos de México, S.A. con capital exclusivamente mexicano.

Otro de los grandes problemas nacionales, ya desde entonces era el de los trabajadores mexicanos emigrados a Estados Unidos que, estando el país vecino en plena recesión económica, eran rechazados y expulsados a México.

Se puede afirmar que la política exterior mexicana atravesó por uno de sus momentos estelares con la implantación de la Doctrina Estrada sustentada por el canciller mexicano, Genaro Estrada, quien reafirmaba la posición nacionalista mexicana y se oponía al injerencismo estadounidense. Con esto, México buscaba afianzar sus relaciones con los países latinoamericanos.

En lo que respecta a la economía, durante este periodo puede afirmarse que nuestro país continuaba siendo eminentemente agrícola, con las enormes diferencias entre el desarrollo del norte, que se había beneficiado de las grandes obras de irrigación realizadas por el gobierno, y el abandono del sur, donde había más población, que continuaba en condiciones semejantes a las del porfirismo.

La altamente tecnificada producción norteña se encontraba en manos extranjeras, lo mismo que la minería y la extracción de hidrocarburos. Esto contrastaba con la situación del sur, en que la producción agrícola y minera así como de cultivos tradicionales, siguieron siendo de subsistencia o, en el mejor de los casos, para exportación.

Por aquellos años comenzó a crecer la industria eléctrica como una necesidad del incipiente desarrollo industrial; sin embargo, como era frecuente, se encontraba en manos extranjeras. En este caso se tomó una medida similar a la del petróleo, al crear en 1933 la Comisión Federal de Electricidad.

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A través de estos tímidos intentos, el gobierno de México pretendía “neutralizar” el poder que había cobrado la industria en manos de extranjeros y la consecuente dependencia que ello significaba.

Es conveniente recordar que durante el maximato se produjo la severa crisis mundial conocida como el “Crack del 29” que se tradujo en una baja ostensible en la producción y que afectó notablemente al comercio exterior.

La caída de las ventas al exterior afectó también a las importaciones, pues muchas de las maquinarias y herramientas se obtenían del exterior. A pesar de ello, la balanza comercial siguió siendo favorable a nuestro país gracias a que la industria manufacturera aprovechó la situación de crisis para enviar productos al exterior.

Sin embargo, a pesar de los endebles logros económicos conseguidos, se beneficiaron principalmente las grandes compañías extranjeras y el gobierno por la vía de la recaudación fiscal. Durante este periodo se amplió el sistema ferroviario, carretero y la red telegráfica; además, el país estrenaba 15 empresas de aviación comercial.

En relación con la educación, el primer evento importante ocurrido en este periodo fue el decreto de autonomía de la Universidad Nacional de México en julio de 1929.

Otro suceso relevante fue la adopción del laicismo absoluto que impuso Narciso Bassols a la enseñanza primaria.

También es indispensable mencionar que la educación, sobre todo la rural, se multiplicó por todo el país, pues se creía que era el único medio para lograr la tan ansiada modernización de México.

2.2. El gobierno de Lázaro Cárdenas. La consolidación de las instituciones

Los gobiernos de México nunca se han ceñido textualmente a las teorías económicas, entre otras cosas, por su no concordancia histórica. Más bien, han tomado ciertos aspectos adaptándolos a la realidad mexicana.

Por primera vez desde el porfiriato, con Calles y los sucesivos gobernantes del maximato, se sentaron las condiciones para la reinstauración de una economía predominantemente capitalista, pues ya se habían logrado crear las instituciones fundamentales que lo permitieran. No obstante, es a Cárdenas a quien le tocó afianzar las condiciones institucionales necesarias para arrancar de lleno este propósito.

2.3.1. El gobierno de Lázaro Cárdenas.

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En la compleja situación mexicana al término del mandato de Abelardo L. Rodríguez, el “Jefe Máximo” se inclinó por Cárdenas, quien le había mostrado una férrea disciplina y además había destacado por su gestión como gobernador de Michoacán, ganándose el apoyo y adhesión de campesinos y obreros que simpatizaban con él.

Como candidato, Cárdenas recorrió casi el país entero y pudo darse cuenta de sus problemas, lo que explica la redacción del primer documento rector cuyas acciones habrían de llevarse a cabo durante su mandato, el primero de seis años.

El Plan Sexenal serviría para consumar la obra iniciada por Calles para modernizar al país y lograr el desarrollo de la economía capitalista, que implicaba la consolidación del Estado mexicano

Hay que resaltar el parecido que el Plan Sexenal tenía con los planes quinquenales soviéticos, en un momento histórico en que la Unión Soviética gozaba de un gran prestigio, habiendo logrado pasar de un feudalismo conservador a un sistema socialista, sin atravesar por el capitalismo, con gran éxito.

Cuando Cárdenas asumió el poder, eligió un gabinete en el que abundaban los hombres de Calles, por lo que se preveía una continuación del maximato. No obstante, casi de inmediato puso en marcha los lineamientos del Plan Sexenal, dando apoyo abierto a los sindicatos, en especial a la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), organismo opositor a la CROM fundada en 1933 por Vicente Lombardo Toledano, brillante abogado, educador y filósofo mexicano de fuerte tendencia socialista. Pronto se vio que la postura de Cárdenas chocaba con el creciente conservadurismo de Calles.

Cárdenas empezó a mostrar signos de alejamiento e independencia, como había hecho Ortiz Rubio.

En una entrevista concedida a un diario nacional, Calles expresó su rechazo a lo que consideró un exceso de radicalismo por parte de Cárdenas, quien ya había mostrado no sólo su independencia política del caudillo sino también una cierta adhesión muy sui géneris a tendencias socialistas, aunque nunca se concretaron formalmente.

Un ejemplo de ello fue la reforma de 1934 al Artículo 3 que partía de una iniciativa formulada por el Comité Ejecutivo Nacional del PNR, imprimiéndole a la enseñanza cierto contenido ideológico: “La educación que imparta el estado será socialista…”

Sin embargo, la propuesta original estaba redactada en los siguientes términos: “La educación será socialista en sus orientaciones y tendencias, la cultura que ella proporcione estará basada en las doctrinas del socialismo científico y capacitará a los educandos para realizar la socialización de los medios de producción económicos. Deberá, además, combatir los prejuicios y dogmatismos religiosos…”.

Semejante declaración contravenía la intención de favorecer el desarrollo de la economía capitalista y sólo puede explicarse a través de un presidencialismo populista. Independientemente del destino de esta propuesta, durante este sexenio se multiplicaron las escuelas dándole un fuerte impulso a la educación.

A Calles le incomodó el sesgo que estaba tomando Cárdenas; pero éste, previniendo la inminente crisis política y antes de que surgieran mayores problemas, se le adelantó y exigió la renuncia de todo el gabinete.

Al nombrar a los sustitutos, eliminó al callismo de tan estratégica posición; al mismo tiempo pidió a sus jefes militares decidir si estaban a favor del presidente o de Calles, logrando que los generales le dieran su respaldo.

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Cárdenas depuró las Cámaras Legislativas, relevando a todos los callistas; hizo lo mismo con los gobernadores, con los mandos militares y con la dirección del PNR. Para 1936, el propio Calles estaba siendo acusado de acopio de armas y llevado ante un juez.

Ante tal situación y viendo todos los puntales de poder perdidos, Calles –el otrora Jefe Máximo– fue forzado a abordar un avión que lo condujo a Estados Unidos donde viviría exiliado el resto del sexenio. Ya no había sido necesario recurrir a las armas ni al asesinato. La maniobra cardenista había rendido frutos.

Después de estos acontecimientos se podría decir que se fraguaba la leyenda del general misionero, la formación del “cardenismo” que significaba formalizar una política de masas encaminada a darle una base social sin precedentes.

El primer paso fue afianzar la alianza entre el presidente y el movimiento obrero. Para ser congruente con este propósito, se neutralizó al hombre fuerte del sindicalismo, el líder de la CROM, Luis N. Morones, quien también fue obligado a abandonar el país. En su lugar se constituyó la Confederación de Trabajadores de México (CTM) cuyo líder era, Vicente Lombardo Toledano.

Sin embargo, el respaldo a la CTM no era gratuito, pues desde el inicio su política quedó subordinada a los intereses de la presidencia.

Otras creaciones de este tipo se produjeron en cascada, no obstante, el mayor logro cardenista en este sentido fue intensificar la reforma agraria mediante la Confederación Nacional Campesina (CNC), también supeditada a la presidencia.

En 1939 se creó la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE); se transformó al partido oficial pasando de ser un partido de cuadros a uno de masas: el PNR desapareció y nació el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), de afiliación corporativista, dividido en cuatro grandes sectores: el campesino, el obrero, el militar y el popular.

El poder en México nunca había estado tan centralizado; ningún otro poder político, económico, religioso o militar volvería a imponerse sobre una presidencia basada en un partido de masas campesinas, obreras y de clase media que además controlaba al Congreso, al Poder Judicial, y a los gobernadores.

El gran cambio social cardenista fue el fuerte impulso a la reforma agraria que implicó la restitución o la dotación de tierra a las comunidades y a los campesinos, con lo que finalmente se concretaba la destrucción del latifundio. Cárdenas desde el inicio de la revolución y hasta la fecha, había realizado el mayor reparto de tierra.

Tal vez el aspecto más importante de la política agraria cardenista consistió en la creación de ejidos colectivos. Como efecto del nacionalismo heredado de la revolución, se produjeron otros cambios muy radicales y que habían sido grandemente anhelados:

Cambios sociales del periodo Cardenista

Expropiación de las industrias ferrocarrileras (1937) y petroleras (1938). Fundación del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

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Creación de los Almacenes Nacionales de Depósito.

Creación de Nacional Financiera.

Establecimiento del Banco Nacional Obrero de Fomento Industrial.

Fundación del Departamento de Asuntos Indígenas.

Promulgación de la Ley del Salario Mínimo.

En cuanto a su postura internacional, Cárdenas se identificaba claramente con el antifascismo y ése era uno de los puntos más sólidos de su política interamericana, lo que explica la facilidad con lo que logró la expropiación de la industria petrolera, pues el gobierno de Roosevelt prefería apoyar esa iniciativa y tratar con él en lugar de que Cárdenas “volteara” hacia las potencias del eje.

Su postura en este sentido queda demostrada por haber brindado asilo a los exiliados españoles durante la Guerra Civil, y el apoyo a China (que reclamaba el Tíbet como un territorio chino), a Austria (en el conflicto por el territorio húngaro), Etiopía (invadida por Italia) y Checoslovaquia (por Alemania).

Actividad 3. Línea del tiempo desde el periodo revolucionario hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas

Con la finalidad de recuperar las principales características de los temas estudiados en esta unidad, se te presenta esta actividad en la que deberás identificar los aspectos sociales y económicos más relevantes desde la Revolución Mexicana hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas.

1. Lee el siguiente fragmento de: México: modelos económicos de largo plazo y estrategias macroeconómicas de mediano plazo: 1935-2002. Instrumentos de política económica y resultados agregados. Da clic en el icono para descargar el documento.

2. En esta lectura identifica los modelos económicos imperantes en la etapa histórica que acabas de estudiar.

3. Elabora una línea de tiempo (en Word o PowerPoint) desde la Revolución Mexicana hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas. En ella:

Identifica y sintetiza los aspectos sociales y económicos más relevantes en cada periodo. Señala el modelo económico en cada periodo.

4. Guarda tu documento con el nombre CS_U2_A3_XXYZ. Sustituye las XX por las dos primeras letras de tu primer nombre, la Y por la inicial de tu apellido paterno y la Z por la inicial de tu apellido materno.

5. Envíalo a tu Facilitador(a) para recibir retroalimentación. Recuerda que tu archivo no debe pesar más de 4 MB.

Para enviar tu documento: En la ruta (parte superior izquierda del aula) da clic en Contexto. Se enlistarán las actividades, da clic en la Actividad 3. Línea del tiempo desde el periodo revolucionario hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas.

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