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Unas notas sobre el Museo del Ampurdàn de Figueras Por RfiMON REIG Hcadémico correspondienledefa R. fi. de BeJJas flrlea de S. Jorge Entre los museos de 1^ província mcrccc clcsracarsc, pcsc a sii rcciente creación, el Vlusco del Am- purdàn de Figueras, instalado en cl pÍ,so del ala norte del Inscituto Nacional de En^enanza Media, en espera de tener edificio propio. Si muchos museos llevaii una etiqueta, "íirtj:: moderno», ((arte popular arqueológico», etc, lo cual nos parece muy bien para orientar al visitante, cl del Ampurdàn, sin apoyai'se en un caiifïcativo deter- minado, ha sido enfocado dando importància a cierta modalidad; la acuarela. El conjunto que luce de pinturas a la aguada merece destacarsc tanto por su caltdad como por su número —que va engrosan- do— siendo indispensable sea citado por los tratadiscas y sin que puedan dejar de verlo los buenos afí- cionados y cultivadores. Casi con caràcter de pinacoteca, no faltan bupnas esculturas. Una selecta colección de ceràmica y objccos varios ocupan toda una sala que lleva cl nom- bre de su donante, el seííor Quintana. De Ampiirias gLKÍrdasc un lote de piezas originales en vitrinas y unas cuantas reproducciones ca- racterísticas. Donacivo del Excmo. Sr. D. Miguel Ma- teu la colección de mone- das antiguas que se han su- mado a las donadas por el fisucrense Sr. Verner. * * * La colección de acuarelas se enriqu.ece con una im- poicante ^erie de mediados del siglo pasado, momcnto en que alcanzó gran auge cl proccdimiento. Comen- tarcmos algunas. Antonio Caba, el mericisimo retratista, nos dcjó unas concienzudas muestras de su domimo en un «Labriego» y una figura de Caballero, vestido con casaca, junto a un bargueno, en cuyas tallas i"c- creóse el maestro. Esca obra rememora, aunque sea de manera remota, al ((Concino» fortunyiano. Del hermano de Villegas, R. V, y Cordcro que así firmaba para distinguirse de aquél, muerto prematuramencc víctima de un accidcntc cuando había alcanzado éxitos remarcables, se conserva una «Cocciara», fechada en Roma en 1885; magnífica por el dcscnfadado garbo y amplio toquc con que esta rcsuelta. Mas concienzuda resulta la figura Efjmcnina del aragonès Agustín Salinas, de unas calidades logradísimas. El gran escultor Rosendo Nobas se encarinó con la màgia del proccdimiento que trató con cier- tos convencionalismos en algunos casos —ejemplo; paycses en el interior de un bosque— y menos en otros. Su «Interior de acadèmia» nos resulta un buen documento de la època. El olotense Berga y Boix tuvo una manera de haccr, pcrsonalísima, que le discingue y queda pa- tente en las sèrie (todas de pequeíïo tamano) de acuareias sobre temas de paisaje de la Garrot.xa. De redu- 39 'La somtril/a·. Luis Masriera

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Unas notas sobre el Museo del Ampurdàn de Figueras

Por RfiMON REIG Hcadémico correspondienledefa R. fi. de BeJJas flrlea de S. Jorge

Entre los museos de 1̂ província mcrccc clcsracarsc, pcsc a sii rcciente creación, el Vlusco del A m ­

purdàn de Figueras, instalado en cl pÍ,so del ala norte del Inscituto Nacional de En^enanza Media , en

espera de tener edificio propio.

Si muchos museos llevaii una etiqueta, "íirtj:: moderno», ((arte popular arqueológico», e t c , lo cual

nos parece muy bien para orientar al visitante, cl del Ampurdàn , sin apoyai'se en un caiifïcativo deter-

minado, ha sido enfocado dando importància a cierta modalidad; la acuarela. El conjunto que luce de

pinturas a la aguada merece destacarsc tanto por su caltdad como por su número —que va engrosan-

do— siendo indispensable sea citado por los tratadiscas y sin que puedan dejar de verlo los buenos afí-

cionados y cultivadores.

Casi con caràcter de pinacoteca, no faltan bupnas esculturas. Una selecta colección de ceràmica y

objccos varios ocupan toda

una sala que lleva cl nom­

bre de su donante, el seííor

Quintana. De Ampiirias

gLKÍrdasc un lote de piezas

originales en vitrinas y unas

cuantas reproducciones ca-

racterísticas. Donacivo del

Excmo. Sr. D . Miguel M a ­

teu la colección de mone-

das antiguas que se han su-

mado a las donadas por el

fisucrense Sr. Verner.

* * *

La colección de acuarelas

se enriqu.ece con una im-

poicante ^erie de mediados

del siglo pasado, momcnto

en que alcanzó gran auge

cl proccdimiento. Comen-

tarcmos algunas.

Antonio Caba, el mericisimo retratista, nos dcjó unas concienzudas muestras de su domimo en

un «Labriego» y una figura de Caballero, vestido con casaca, junto a un bargueno, en cuyas tallas i"c-

creóse el maestro. Esca obra rememora, aunque sea de manera remota, al ((Concino» fortunyiano.

Del hermano de Villegas, R. V, y Cordcro que así firmaba para distinguirse de aquél, muerto

prematuramencc víctima de un accidcntc cuando había alcanzado éxitos remarcables, se conserva una «Cocciara», fechada en Roma en 1885; magnífica por el dcscnfadado garbo y amplio toquc con que esta

rcsuelta. M a s concienzuda resulta la figura Efjmcnina del aragonès Agustín Salinas, de unas calidades

logradísimas.

El gran escultor Rosendo Nobas se encarinó con la màgia del proccdimiento que trató con cier-

tos convencionalismos en algunos casos —ejemplo; paycses en el interior de un bosque— y menos en

otros. Su «Interior de acadèmia» nos resulta un buen documento de la època.

El olotense Berga y Boix tuvo una manera de haccr, pcrsonalísima, que le discingue y queda pa-

tente en las sèrie (todas de pequeíïo tamano) de acuareias sobre temas de paisaje de la Garrot.xa. De redu-

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'La somt r i l / a · . Luis Masriera

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cidas dimensiones son asiraísmo las debidas a Agustín Rigal, cui-dadas, flnas, con un dejo roman-tico una de ellas. En un:i figura de nino, muestra un vensmo a toda ultranza.

Mas moderno Bellver, al que sigue Roig Ensenyac, inaestro que entronca la antigua escuela con la actual niuy bien rcprcsen-tado en su gentil donativo, «Inte­rior» y «Paisajc», ambas de un oficio impecable y de una gran distinción. A la altura de los mas destacados especialistas queda Manuel Risques Trilles, presidcn-fe que fué dj2 la Agrupación de Acuarclistas de Cataluna en su «Rosanto» de una perfección ex­traordinària, fino coloiido —en grises—, dibujo exacto, no supe-rado por los mas destacados re-tratistas ingleses con los cuales guarda un parentesco.

La citada Agrupación de Acuarclista dono al Museo la obra de Miguel Bcrnabeu, «La puerta del Santo Espiri tu. Ro­ma». Mas conocido en el extran-jero que en nues.tro país dondc obtuvo éxitos clamorosos, fué un cxQeIente embajador de nucstro arte.

Sigamos; gracias a la gcntileza de su autor Juan Colom, contamos con una magnífica aguacinta coloreada cuyo tema es el mercado barcelonès «el Born». Bien repre.sencados estan Planas Dona, el mi­niaturista Rafael Moya, Francïsco Llop, Galofré Suris y Sabaté Jauma buen mantcncdor de nuestra tra-dición acuarelística durante la època en que bajó su cotización.

Finalmente diremos que las figuras mas unportantes de la moderna escuela catalana, los maes-tros que la han reivindicado colocandola nuevamente a la altura en que estuvo en otras épocas, no faltan con obras muy representativas, todas, de sus respectivas mancras- Así encontraremos al lado del ex-traordtnario Ceferino Oliver al no menos excelente Fedenco Llovcras a los cuales juntaremos Miguel Farré a quien debemos concederle el mérito de haber sido el primero en recabar para la acuarela el lu-gar que había perdido.

José M." Fàbregas muestra su scnsibilidad en un paisaje nevado, Sayol, su personalidad desta-cadísima en «Rincón de Montgat». Cabanc, Navarro Rodón, Lleó Arnau, Berrencchca, el argentino Larco, Torné Gavaldà, el especialista en temas de ballet y circenses Pedró Clapera, Alfredo Opisso, Mariano Brunet, Luis Medlr, Sainz de Morales, Vïla Auli y los representantes de las jóvenes penden-cias, Lleó Sanchez.

Los gerundenses estan bien repiesentados por el maestro Roca Delpech, y los jóvenes Riu y Bar­ber Gallostra.

El que suscnbe figura a través del donativo hecho por don José Galimany, con ((Playa de •Rosas».

En.tre los extranjeros: Popelreuter, aleman, y los ítalianos Mur y G. Cherubini con dos aspec­tes de Venècia, cedidas todas por el pintor Martínez Lozano.

• Figura*- isldro Noneíí

* # # 40

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'Paisaje·. Juan Serrü

En la sección de pintura mo-

cícnia sorprcndcn las obras de pri-

merísima calidad. Antonio Caba,

con las dos acuarelas menciona-

das y los cuatro ólcos que se guar-

dan —uno de ellos donacivo de

don Juan Gaspar— es el pmcor

mejor reprcsentado. Bcllísimo el

csbozo de una cabeza femenina

V justísima la acadèmia de des-

nudo. Esce, según referencias fi-

dcdignas que cencmos, fuc el es-

cudio prcparacorio que hizo en

vi5tas a la oposición para la càte­

dra que regentaba en la «Lonja»

barcelonesa, plaza que obtuvo en

compccición con Simo Gómez.

EI retrato de don Dïeso Barnés,

al nivel de Mànec.

Digno de recordanza y de loa el magnifico gcsco de la sencra Sanraló. Viuda Plana, quien por

disposición testamentària deja lo mas selecto de la colección propiedad de su bijo Alejandro a su ciudad

natal. De ella procedcn dos Nonell extraordmanos, un Marcí Alsina, y cuatro pinturas mas debidas

a Rafael Llimona, Mir , Juan Serra y al ampurd:;nés Mariano Llavanera.

N o es menos d í agradcccr y recordar la dadivosidad del ilustre arcisca don Luis Masriera al re­

galar tres obras suyas y dos mas obra de su padre, el gran paisajisca, don José y de su tío Francisco, uno de los retra.tistas mas encajados en su tiempo.

Gracias a la genprosidad de los artisCas y donances contamos con firmas tan relevantes como Vila

Puig, Jaime Busquets, Pedró Casas Abarca, Novella, Enrique Serra, Francisco Labarta y Eusebio de Puig, malogrado pintor local.

Si en esta relación hemos

proccdido de una manera

desordenada — claro que

en esce momento no se cra-

ta de llevar un estudio me-

tódico por épocas — ha si-

do para dar pública muestra

de aíjradecimiento hacia co-

dos aquellos que con su es-

plendidez han hecho posÍ-

ble el engrandccimiento del

Musco de una manera ra-

pida, y para que cunda el

ejemplo entre todos aque­

llos que puednn contribuir

de manera semcjante. La-

mentaríamos alguna posible

omisión debido a redactar

escc arpículo valiéndonos de

nucscra memòria que, na-

turalmente, tiene sus fallos.

Del pasado siglo puede

•Lafariego». flnlonio Caha

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admirarse una pincui'a sobre tabla de

Tomàs Padró con nn tipo de nucstra

payesía y un bello paisajc de Rigal. D e

Palmaroli una simpatiqui'.suna cabeza

de vicjo apurada hasta el maxinio en

su detalle, de un gran n^or en cl di-

bujo y scgufamcnte de un gran pare-

cido. Contrasta esta con una cabeza de

niíío de la que también es autor crata-

da con una soltura extraordmana. So-

rolla esta rcpresentado por una cabeza

femenina tocada con mantilla, rcaliza-

da a lo macstro. Intercsantc cambién un

retrato de scíiora de Marcelino Santa­

maría el mas representacivo de los ar-

cistas bury;aleses.

Carios Hacs, macstro de paisajístas,

muestra su espcciaíidad en una visión

del Sena, micntras Morera y Galicio

figura con uno de sus mayorcs aciertos;

aPlaya nevada^*.

Nuestro Joaquín Vayreda exprime

todo su lirismo en un peciucno lienzo

sm dcspreciar la reahdad micntras Ig-

nacio Pinazo, en físura femenina, al

parecer sm tcimmar, resuelve magis-

cralmente altrún frao-mento.

Agustín Salinas queda bnoso en cl

retrato del scnor Rubaudonadeu —de

quien proceden los fondos miciales del

Museo—7 micntras cl alcoyano Emilio

Sala, CTran colorista, aboceta diestramente un retrato de Caballero.

Procedentes de la cant;era vasca, Baroja, en cd^uerto», puede su mejor óleo y }uan Ecbevarría en

<(Naturaleza mucrta» y «Paisaje», destacan por su fucrtc pcrsonalidad que se va cotizando y perfilando

mas cada dia.

Ma.s cerca de nosotros estan Marsà, Morell , Diumenge, cl excelentc pintor y critico Rafael Be­

net, entre otros y nuestro José Bonaterra recíentemente fallecido.

* # #

El dibujo, elemento basico para el artista, entendemos debiera cencr un lugar destacado en todos

los Museos. N o faltan en el del Ampurdan . Cicaremos dos carbones del gran Gimeno, nNino leyendo»

y «Autorretrato)) el primero rcgalado por don S. Rovira y cl segundo por los ((Amigos de los Muspos».

Del laureado Francisco Serra, «Retrato» y dos desnudos a la sanguina cedidos por el artista. A la pluma,

un Junceda, y otros que firman Prat, Foix, Mir , etc.

•;; ..•-. • Entre los grabados, maravlUoso cl de don Juan Núi ícz , profesor que fuc de la Escuda de Artcs y

Oficiós de la localidad y del Instituto Nacional de Ensenanza Media . Bajo su disciplina se formaren

todos los pintores que je agrupan bajo lo que se ha dado en llamar «tcscueia ampurdancsa». Pocos maes-

tros han pjercido su misión con tanta autorjdad ni canta suficiència.

# * *

• Relralo-. fínlonio Cada

E n depósito, una sección de pintura antigua procedente de los fondos de los museos nacionales

aumenta el interès. Entre vanos anónimos destacarcmos dos Arcllanos, Ribera, Herrera, M e n g , Gior-

dano, Berdusan, sia faltar varias escuelas; italiana, francesa y flamenca.

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En depósito —Colcgio de !a Inmnculada r.egido por los Rdos. Hermanos de la Doctrina Cris­

tiana— uSan Anconio de Florència», por Pierre Subleiras de Uzcs y una aSagrada Família» de Besnard.

# # #

En escultura se da el caso curioso de estar integrada coda la sección por artistas de la reglón;

tres ampurdancses, Marcs, Casamor y Diinyach y el olotcnse Blay. Y casi toda ella ha ingresado de una

manera desmccresada o por carino a la obra que s.c habi'a coincnzado y a la cual quisieron contribuir.

=;* * *

El Museo fuc crcado por el Alcalde de la Ciudad don Juan Bonaterra en 1947. Lleva pues una

corta existència però ha engrosado en forma tal que resulta insuficiente el local actual. Es de esperar

que, a no tardar, cuentc con un edificio propio, capaz, suficiente ya que las aportacioncs prometidas y

las adquisicioncs que se realizan requeriran con el ticmpo mayor espacio del que se cuenta en la actua-

lidad. Y llamamos la atención a cuantos pasen p^r Figueras para que no dejcn de visitar —y lo deci-

mos en su propio beneficio— esta notabilísima ma iifestación de valores plasticos y que constituye un

Jalón mas entre cl cúmulo de beUezas que atesora ;iucstra província.

Bendición y aperturo del abastecimiento de aguas potables en San Eiteban de Bas

El dia I 5 de jiinio se bcndijo c inauguro ei scrvicío de abastecímicnco de agua potable en San Esteban de Bas. EI proyecto y las obras ban sído realizailas a traves del Servicio de Cooperación de la Dipucación provincial.

Con manificsta alegria y exteriorízación de agradeci-miento a Ja Corporación Provincial, la población de San Esteban de Bas vivió una jornada ínolvidable.

Asistieron al acto, el sciïor Gobcrnador Civil y Jefe Provincial del Moviniiento, don José Pagcs Costart, el Prcsidente de la Dipiicación don Juan de Llobcr; los diputndos provincialcs, don Salvio Sendra Rivas, don Ju-lio Esteban Ascensión y don Aureo Aramburo Pc'rcz-liïigo; el Jefe del Servicio de Cooperación provincial, don Rafael Pincdo; el Alcalde don Juan Espuna Esque­na, y otras personalidadcs.

En una alocución pronunciada en la plaza del Caudi-llo, el Alcalde agradcció a las autoridades y a la Dipu-tación, los beneficiós de la ncccsana obra rcalizatla.

El Presidentc de la Diputación reitero la misión de la Corporación provincial, basada en una ayuda efectiva a los municipios para «cambíar y renovar la faz de los pucblos genindcnses».

Cerró los parlamenros el Excmo. Sr, Gobcrnador Civil y Jefe Provnicial del Movimicnto, don José Pagès Cos­tart, con una magnifica lección política, en la que ensal-zóla obra de la Diputación gerundense y sciíaló que las rtalitlades en beneficio de las poblaciones que ahora son tangibles, ban podido llegar a efecto gracias a la vigèn­cia del Müvimiento y a impulsos de un autentico espí-ritu de unidad entre los espanoles.

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San Esteban de Bas vivió una jornada (eslfníonio de Ja preocupaciún de la Diputación Provincial

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