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    ISSN: 0210-749X

    TOLSTI ANTE LA IGLESIA ORTODOXA Y UNAMUNOANTE LA IGLESIA CATLICA

    Tolstoys attitude towards Orthodox church and Unamunosattitude towards Chatholic church

    Anna HAMLING

    Universidad de UNB

    RESUMEN: Sera difcil encontrar en la literatura mundial individuos comoLen Nikolaevich Tolsti (1828-1910) y Miguel de Unamuno (1864-1936) que

    lucharon tanto por despertar en los lectores sus propias inquietudes y angustiasy que se entregaron a la lucha verbal y activa contra el dogmatismo de las insti-tuciones establecidas. Unamuno admite la viva impresin que haba dejado enl lo que haba ledo de Tolsti en quien reconoca un espritu afn. Se lo diceen una carta a su amigo, Federico Urales: Tolsti ha sido una de las almas quems hondamente han sacudido la ma; sus obras han dejado profunda huella enm (Garca Blanco, 489). Unamuno se senta atrado no slo por las obras deTolsti. A pesar de las afinidades entre el pensamiento religioso del autor ruso yel autor espaol, los dos convergen en la crtica y en la protesta contra las insti-tuciones religiosas pese a la distancia espacial y un trecho temporal de treinta yseis aos. En este artculo presentamos la crtica y las actividades de Tolsti

    y Unamuno contra la institucin dogmtica de la Iglesia Ortodoxa en Rusia y la

    Iglesia Catlica en Espaa respectivamente.

    Palabras clave: convergencias, protesta, instituciones religiosas.

    ABSTRACT: It would be difficult to find in world literature anyone whofought as much al Lev Nikolaevich Tolstoy (1828-1910) and Miguel de Unamuno(1864-1936) to awaken in their readers their own anguish and who was involvedin such an intense verbal an active protest against the dogmatism of the RussianOrthodox church and Roman Catholic Spanish church respectively. Unamunoadmits the very vivif impression that Tolstoys works left on him; he feels that the

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    Russian writer has a kindred spirit to his. In a letter to his friend, Federico Urales,Unamuno states that: Tolstoy has been one of these souls that has had a bigimpact on mine his works have left a deep imprint on my writings (GarcaBlanco, 489). The analysis of the position of both writers towards their respec-tive churches, and rejection of many dogmas, reveals the converging attitudes ofboth writers in their religious thought despite thirty-year span thet separates themin time and space.

    Key words: convergencies, protest, religious institutions.

    Las autoridades eclesisticas, temiendo la revolucin en el siglo XIX, persi-guieron a muchos individuos, entre ellos a Len Tolsti. El autor de Anna

    Karenina pareca ser creyente, pero su fe no tena nada que ver con la ortodoxiaoficial. Tolsti criticaba a los clrigos, tena su propia doctrina de la fe, criticaba los

    ritos de la Iglesia, denunci el orden autocrtico y la violencia de la polica. LaIglesia consideraba a Tolsti peligroso. Tolsti visit dos monasterios en 1879 alempezar a escribir Confesin; un monasterio en Kiev y otro, Optin, cerca de Mosc.Por lo que dice en suDiario, durante su visita particip en numerosas conferen-cias muy agitadas con los clrigos sobre la interpretacin de la Biblia (50: 178).

    El 8 de marzo de 1881, Tolsti le escribi una carta al zar Alejandro III pidin-dole que perdonara a los seis miembros del movimiento revolucionario que asesi-naron a su padre, Alejandro II, el 1 de marzo de 1881 en San Petersburgo. Tolsticit los versos de Mateo 5.38-45 que hablan de la no-resistencia a la maldad yle pidi al zar que siguiera la enseanza de Cristo, la nica verdad en este mundo.

    Alejandro III nunca respondi a la carta del escritor.Tolsti le escribi otra carta a Pobedonostsev (el procurador del Snodo), pero

    ste le respondi que Cristo para l es el hombre de la verdad que cura a los enfer-mos; Tolsti para l es un hombre enfermo que necesita mucha ayuda y cura.La ejecucin de los asesinos del zar (incluso Sofya Perovskaya, la hija de un general),tuvo lugar el 3 de abril de 1881.

    En 1891 la Iglesia quera encarcelar a Tolsti por sus actividades antieclesis-ticas. Sin embargo, uno de los eclesisticos indic en su carta al zar Alejandro IIIque ese paso aumentara la fama de Tolsti. De este acontecimiento sali la ideade excomulgar al conde. La excomunin acompaada de una denuncia iba aservir como propaganda para provocar el odio contra Tolsti. Las autoridadesqueran crear un ambiente en el cual la gente tuviera miedo de tocar los librosde Tolsti.

    Pobedonostsev afirm en una carta escrita en 1896 que Tolsti era enemigo dela Iglesia, del Gobierno y de cualquier Gobierno del orden civil. En 1899 se public

    Resurreccin, obra que, entre otros aspectos, criticaba los ritos de la IglesiaOrtodoxa. Pobedonostsev para muchos era el prototipo de Toporov, el oficial dela Iglesia enResurreccin. El 11 de febrero de 1901, un miembro del Snodo Santo,

    Antoniy Vadkovsky, le escribi a Pobedonostsev que todos estaban de acuerdo en

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    que habra que publicar un juicio sobre Tolsti en su revista Tserkovnyje Vedomostii(Las noticias de la Iglesia, 37).

    En efecto, el 24 de febrero de 1901, el Snodo Santo public las noticias de laexcomunin de Tolsti. La Iglesia ya no lo reconoca como miembro y no iba areconocerlo hasta que el conde no se arrepintiera y restableciera la comunicacincon la Iglesia. Los autores de la decisin presentaron el caso del conde en trmi-nos tajantes. Condenaron al autor deResurreccin sin querer or su justificacin.

    La Iglesia, acto seguido, empez a publicar las denuncias contra Tolsti.La acometida ms fuerte, la del cura Sergiej Kronshtadsky, no result en el odio delpblico contra Tolsti. Al contrario, reciba ste un gran nmero de cartas de losprogresistas que le expresaban su simpata y su admiracin.

    En abril de 1901, la revista de Lenn, Iskra (Chispa) public un artculo sobre

    la excomunin de Tolsti y sobre la obligacin de los estudiantes a servir en el ejr-cito. El artculo afirmaba que el proletariado se solidarizaba con los estudiantesrebeldes y con el autor excomulgado (Iskra, 3-5).

    El 4 de abril de 1901, Tolsti escribi una respuesta al Snodo. Se traducen aqulos pasajes ms pertinentes de esta carta:

    Todas las declaraciones contra m, que me entrego en las actividades literarias yel talento que me ha dado Dios, a propagar la enseanza que es contraria a la de

    Jesucristo y a la de la Iglesia y la nota que en sus obras y sus cartas publicadaspor l y por sus amigos en gran cantidad por todo el mundo pero especialmenteen nuestra Madre Patria, predica con el objetivo de abolir todos los dogmas de laIglesia Ortodoxa e imponer el pensamiento que implica que la esencia de la fe cris-tiana, no constituye la verdad. Nunca he intentado propagar mi enseanza. Es

    verdad que para m mismo he expresado en forma escrita mi propio entendimientode la enseanza de Jesucristo y no he escondido mis obras de los que queranconocerlas, pero nunca las he publicado por mi cuenta. Solamente cuando se mepidi que explicara mi opinin he explicado mi propia comprensin de la ense-anza de Cristo. A los que me hicieron esas preguntas les dije lo que haba pensado

    y (cuando los tena) les di mis libros.Despus se dice que l renuncia a Dios adorado en la Santa Trinidad como Creador

    y Protector del universo; l renuncia a nuestro Jesucristo, Dios-hombre, Redentory Salvador de este mundo que sufri por nosotros y que para nuestra salvacinresucit de la muerte; que l renuncia a la concepcin inmaculada de Cristo como

    hombre y a la virginidad de la Madre ms pura de Dios despus de su nacimiento;que renuncia a la verdad de la Trinidad por ser una fbula que no tiene ningunaimportancia en nuestro tiempo, de la cada del primer hombre. Pero Dios, Espritu;Dios amor; el nico Dios, la fuente de todo no solamente no lo niego sino queafirmo la existencia real de Dios y veo el sentido entero de la vida, no solamenteen el cumplimiento de su voluntad que se expresa en la enseanza cristiana.Tambin se dice que no reconozco la vida y retribucin mas all de la sepultura.Si uno quiere comprender por la vida ms all de la sepultura el segundo advento,un purgatorio lleno de diablos y tormentos eternos y un paraso lleno de beatitudperpetua es verdad que yo no creo en esta vida ms all de la muerte; pero creoen la vida eternal y en la retribucin aqu y por otras partes ahora y para siempre.

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    Reconozco la vida eterna a mi edad tan cerca de la sepultura; muy a menudo tengoque hacer un esfuerzo por no olvidar que desde la muerte de mi cuerpo, empiezael nacimiento a la vida nueva; creo que toda buena accin aumenta el verdaderobienestar de la vida eterna y que toda la maldad lo disminuye. Tambin se dice querechazo la importancia de todos los sacramentos. Esta denuncia es bastante verda-dera. Pienso que todos los sacramentos pueden ser bastos y groseros y no soncompatibles con la idea de Dios o con la enseanza cristiana. En el bautismo delos neonatos veo una perversin de todo el entendimiento que implicaba elbautismo de los adultos que conscientemente aceptaron el cristianismo. En cuantoal sacramento del matrimonio, sobre todo cuando se sabe que las parejas tenanrelaciones sexuales antes del matrimonio, en el permiso del divorcio y en la consa-gracin de matrimonio de la gente divorciada, veo una directa infraccin. En laconfesin veo una decepcin perniciosa de la Biblia la cual fomenta la inmoralidad.En los dos de la extremauncin y en los santos leos veo uno de los mtodos ms

    burdos; lo mismo en la adoracin de los iconos como en todos los ritos, las oracio-nes y los exorcismos que llenan el Libro de la Oracin.En la ordenacin veo (aparte de la obvia preparacin para el engao) una directainfraccin de las palabras de Jesucristo que prohbe que alguien se nombre maestroo padre espiritual.Finalmente, como se dice, el ltimo y el mayor de todos es que el sagrado objetode la fe de la gente ortodoxa no se ha escogido del sacramento ms importante, laSanta Eucarista. Es cierto que no he ocultado mi opinin acerca de lo que hace elcura cuando prepara el dicho sacramento; este sacramento es santo, pero la repre-sentacin que se le da no manifiesta la verdad. La blasfemia no consiste en elnombramiento: la particin, un cliz es un cliz, pero es una blasfemia constante

    y terrible que los ministros de la Iglesia (al usar todos los recursos para engaar ehipnotizar) aseguran a los nios y a la gente que tiene la mente estrecha que secortan los trozos de pan de cierta manera y que si se meten en el vino y que encuanto se dicen ciertas palabras Dios entrar en estos trozos y todos los sereshumanos vivos nombrados por el cura estarn de buena salud y los muertostendrn una vida espiritual mejor, y que en el otro mundo y que en el hombre quecoma ese pan entrar Dios. Claro que toda esta decepcin es terrible. Los curasque intentan ensearnos a comprender la personalidad de Jesucristo, y su ense-anza que destruye la maldad en el mundo y bendice a los hombres que no dudenrestan de la enseanza verdadera (Maude,Essays and Letters, 285).

    Esta carta no fue publicada en Rusia, sino en los Estados Unidos, en las cartas

    inditas traducidas al ingls por Aylmer Maude.El 16 de enero de 1902 Tolsti le escribi una carta al zar Nicols II pidindole

    que cumpliera los deseos de sus ciudadanos. Traducimos aqu del ruso una partede esta carta. El tono y el contenido de la carta indican que Tolsti actuaba segnsu creencia en la no-resistencia a la maldad.

    Querido Hermano:Considero la forma que estoy usando la ms apropiada porque estoy escribiendoesta carta no al zar sino a un hombre, a un hermano, y porque la estoy escribiendocomo si ya estuviera en el otro mundo, creo que voy a morir pronto.

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    No quiero morir sin decirte lo que pienso de tus actividades, de lo bueno quepueda ocurrir en nuestro pas, o de lo malo que causa el sufrimiento de tanta gente

    y tambin el tuyo, si continas actuando de la manera en que ests actuando ahora.La tercera parte de Rusia est en un estado de emergencia, o sea, fuera de la ley.El nmero de los miembros de la polica est creciendo. A pesar de todo, muchosprisioneros polticos estn en las crceles; ahora hay que aadir los miles deobreros. La censura se puede comparar con la de los aos cuarenta. Las persecu-ciones religiosas nunca han sido tan frecuentes ni tan crueles como ahora. LasFuerzas Armadas estn en las ciudades y en los centros industriales. En muchoslugares ya hemos visto correr la sangre de nuestros hermanos y vamos a verla aun ms.Como resultado de la inmensa crueldad del Gobierno, los campesinos, estos cientosde millones de personas que constituye la fuerza de Rusia, a pesar del crecimientodel ingreso estatal, se hacen ms pobres. La desilusin entre todas las clases socia-les con el Gobierno, produce una actitud hostil hacia el Gobierno.Seguramente sabes que al tener conciencia de la importancia de la vida del serhumano, las formas de esta vida, las formas econmicas, sociales, religiosas y pol-ticas, se pueden cambiar de crueles a las ms humanas. Tus consejeros te dicen quela Iglesia Ortodoxa y la autocracia son formas apropiadas para Rusia y que hay quemantener dos formas interconectadas: la creencia religiosa y el sistema poltico.Pero esta indicacin es falsa. Sabes muy bien que la gente espiritual, a pesar de todaslas persecuciones de la Iglesia, sigue renunciando a la ortodoxia. No se puedeperseguir a los que la rechazan, con crueldad. Lo mismo se puede decir de la auto-cracia; la gente rusa ya no cree que el zar (que parece ser un Dios en este mundo)pueda gobernarla. La gente est ms instruida ahora y sabe que en la historia de Rusiahaba los zares-monstruos e idiotas como Ivn IV o Pablo; y la gente sabe que elzar no puede gobernar a 130 millones de habitantes sin sus consejeros y que estosconsejeros quieren asegurar su poder dentro del pas. El zar no elige a la gente vital,enrgica, honesta, que quiere el bienestar social, el zar elige a los consejeros quepor casualidad estn cerca de l.Estoy seguro de que el aplauso de tus ciudadanos te ha decepcionado. Esta gentelo hace por deber, no por el amor a ti. Te acuerdas cuando le aplaudieron a tuabuelo en la catedral de Karkov? Esa gente era la polcia disfrazada. El Gobierno

    y la Iglesia Ortodoxa ejercen todos los medios de violencia: un estado de emer-gencia, el exilio, las persecuciones religiosas, la censura, la perversin de la educa-cin y, por lo general, las acciones crueles y violentas por doquiera.Tales han sido tus acciones hasta este momento. La gente puede estar oprimida pormedidas violentas pero no se puede gobernarla empleando estos medios. El nicomtodo apropiado para gobernar a la gente es el camino hacia la luz, la bondad,porque slo sta alcanzar sus objetivos. Para hacerlo, hay que permitirle a la genteque exprese sus deseos y sus necesidades; toda la gente, no slo una o dos clasessociales. Creo que los ciudadanos van a decir que necesitan la libertad de movi-miento, la libertad de expresar sus necesidades espirituales y expresar su religin,la libertad de cultivar su propios trozos de tierra; por consiguiente hay que abolirel derecho de los dueos a las propiedades. Yo s que tus consejeros te van a decirque todos mis proyectos pertenecen al mundo de la fantasa porque no va a traerninguna ventaja para el Gobierno. Pero ser dueo de la tierra en Rusia es tan injusto

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    como la servidumbre hace cincuenta aos. El abolir esta ley puede traer a la gentela libertad, el bienestar y la felicidad. Si se toma esta medida, los movimientos revo-lucionarios tan encendidos, creo que se van a apagar. Pero primero hay que elimi-nar la opresin de la gente y permitirle que exprese sus deseos.Querido hermano, tienes slo una vida en este mundo; si quieres, puedes usarlapara servirle a Dios, para cumplir los deseos de los habitantes de Rusia. Tu respon-sabilidad ante Dios es grande, sabes que tu vida eterna depende de lo que Dios teofrece ahora; lo importante es cumplir la voluntad de Dios. Su voluntad reside enla bondad, no en la maldad.Pinsalo en la presencia de Dios y haz lo que la conciencia, o sea Dios, te acon-seja. No te asustes de los obstculos porque todo lo bueno que hagas ser para tualma, o sea, para Dios.Perdname si te he enfadado escribiendo esta carta. Las necesidades de la gente

    me impulsaron a cumplir mi deber.Los mejores deseos para tu bienestar, tu hermano, Len Tolsti (76: 608).

    No se sabe la reaccin del zar; Nicols II nunca respondi a la carta de LenTolsti.

    TOLSTI Y LA SECTA DE LOS DUKHOBORS (LOS AGITADORES DEL ESPRITU)

    La Iglesia tema la amplitud de las actividades de Tolsti que defenda conpasin la libertad religiosa en Rusia. Defenda al grupo de los dukhobors para questos pudieran vivir en paz en Rusia y practicar su religin. Los dukhobors, segn

    la Iglesia Ortodoxa, eran una secta fantica que rechazaba la divinidad del EsprituSanto (Maude, 51). El nombre de dukhobors se us por primera vez en 1785 paraindicar que el grupo no reconoca la divinidad del Espritu Santo.

    La historia de esta secta ha sido poco explorada pero es sabido que fuefundada por los cuqueros que visitaron Rusia en el siglo XVIII. Ni los cuque-ros ni los dukhobors rechazan la muerte de Jesucristo en Judea, sino que paraellos el Cristo que uno lleva dentro de su interior tena la verdadera importancia(Maude, 61).

    Aunque durante el reinado de Catalina II, los dukhobors gozaban de la libertad depracticar su fe, en 1799 siete de ellos fueron encarcelados porque expresaron la

    opinin anarquista de que ningn pueblo necesitaba emperadores. La Iglesiapublic inmediatamente un artculo acusando a los dukhobors de intrnsecaperversidad, aadiendo que reinaba en ese mundo gente de gran corazn que losdefenda.

    Alejandro II era el ms humano de los zares del siglo XIX. Expres el conven-cimiento de que la persecucin de la secta no producira ningn resultadoaceptable y que los verdaderos cristianos no podan condenar a ningn serhumano. Alejandro II les permiti a los dukhobors establecerse cerca del marde Azov. Aunque el zar tena la mejor intencin de ayudar a la secta, continuabala persecucin de ella.

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    Las autoridades locales atormentaban a los miembros de la secta y no lespermitan ninguna libertad de expresin. En los primeros aos del siglo XIX, los

    dukhobors formaron una comunidad. sta se convirti en una comunidad indus-trial bastante prspera y por eso ya no fue perseguida por sus creencias. Para lacomunidad de 39.885 miembros se public el libro sagrado escrito por el estu-diante Orest Novitsky que recoga los dogmas, las creencias y las doctrinas de lafe de los dukhobors.

    Los dukhobors admiten la existencia de un Dios. No rechazan la Trinidad peroimplican que uno se puede acercar a Dios por tres vas. Indican que no se puedecomprender lgicamente el concepto de la Trinidad. Para conseguir la salvacin noes necesario tener un conocimiento externo de Cristo; lo que importa es la vidainterior del hombre que se revela en la profundidad de su alma.

    Todos los miembros de la secta gozan de igualdad; por eso no se necesita laautoridad del Gobierno. La Iglesia constituye una sociedad elegida por Dios; poreso los miembros de la Iglesia que son cristianos pueden aceptar a los miembrosde otras denominaciones si las almas de stos se abren a la palabra interior de Dios.El Cristo de la vida interior es el nico y supremo sacerdote; por eso no se nece-sita la presencia de los curas del mundo exterior. Los hijos de Dios deben adorara Dios en el espritu, en la verdad, en su interioridad. La confesin es un aconte-cimiento interior aunque uno puede confesar sus pecados a otros. La Iglesia nopuede juzgar a nadie porque no se da cuenta de los motivos interiores del alma.

    La religin de los dukhobors constitua una religin prctica y una guaconcreta para la vida espiritual. Los dukhobors llevaban una vida sana, comunal;

    todos los asuntos se basaban en el apoyo mutuo de los miembros de la comuni-dad. Su doctrina fundamental, de que la gente consciente y dotada de la capaci-dad de razonar no debe usar violencia sino que debe aplicar la inteligencia enconvencer e influenciarse uno a otro, caus problemas en el sigloXIX. En Rusia, dondela Iglesia Ortodoxa trat de asegurar su poder absoluto, la secta tuvo que trasla-darse a las montaas de Georgia en la vecindad de las tribus mahometanas queprotegieron a los dukhobors, puesto que los consideraban dignos de tal proteccin.

    Los dukhobors vivieron en paz algunos aos hasta rechazar el servicio militarobligatorio en 1895. Esto result en una persecucin muy severa del grupo.Los dukhobors intentaron explicar que, como cristianos no podan aprender las

    leyes de la guerra (Maude, 46). En agosto de 1896 Michail Sherbenin perdi la vidapor expresar sus creencias y hubo otros que se convirtieron en mrtires de su fe.Al fin, se promulg una ley que prohiba detener a los dukhobors que rechazaranel servicio militar debido a sus creencias.

    Len Tolsti y sus amigos escriban artculos en la prensa extranjera sobre lasecta y sobre la falta de libertad religiosa en Rusia. El 23 de octubre de 1895, Tolstipublic un artculo enEl tiempo condenando la persecucin de la secta. En Rusia,

    Vladimir Czertkov trat de establecer un dilogo con el zar en cuanto al asunto,pero, en efecto, Czertkov mismo tuvo que salir de Rusia debido a esta defensa, yse estableci en Gran Bretaa.

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    Sin embargo las noticias de la persecucin de los dukhobors ganaron muchapublicidad y por consiguiente el Gobierno tuvo que llegar a ciertas decisiones

    sobre el futuro de la secta. En 1898, el Gobierno permiti al grupo salir de Rusiapor su cuenta. En efecto, 7.363 miembros consiguieron salir de Rusia con la ayudade grupos simpatizantes cristianos en el Canad, cerca de Winnipeg.

    El Canad decidi ofrecer refugio a la secta y los dukhobors empezaron la granmigracin en 1898 cuando el ministro de Asuntos Interiores firm una carta en lacual explic que el Gobierno canadiense se encargara de la ayuda econmica delos refugiados (Maude, 93).

    Durante todo este perodo Tolsti se dedic a escribir un gran nmero de peti-ciones con el propsito de asegurar a los dukhobors la libertad de practicar su religin.

    Aunque en circunstancias distintas a estas de Tolsti y por medio de otra clase

    de escritura, se ver a continuacin que en el enfrentamiento de Unamuno ante lamonarqua y el clero alienta el mismo espritu de indignacin por el sufrimiento yla prdida de tantos jvenes espaoles en guerras imperialistas.

    UNAMUNO ANTE LA IGLESIA CATLICA

    Unamuno escribi numerosos artculos polticos y la mayora de ellos contieneun mensaje religioso o una llamada a asuntos religiosos. En esta carta de fines de 1914cuando ya haban cado tantos soldados en las sangrientas batallas de Tannenberg,Lemberg, La Marne e Ypres, Unamuno vea la guerra profticamente como la gesta-

    cin de una cultura exclusivista, de tecnicismos, de mecanismo e impersonalidad.Siente el nimo embargado por lo que atisba perfilndose en el futuro.

    La ortodoxia cientificista, racionalista, es tan terrible como otra cualquiera. Ylas ortodoxias se atraen. Por eso nuestros catlicos inquisitoriales hacen votos porel triunfo de esa otra ortodoxia, de ese otro dogmatismo... Y es vergonzoso queen la patria de Lutero, del que combati la fe implcita, la fe del carbonero, seresuelvan noventa y tres sabios y escritores a un acto de fe implcita, de fe carbo-neril bajo la fe del Dios-Estado (Epistolario indito I, 354).

    1914 es una fecha sombra tambin en lo que atae a la vida personal deUnamuno, pues se le destituye del rectorado de la Universidad de Salamanca.

    Constan muchas cartas de Unamuno en las que comenta amarga y justificadamenteel atropello. Se me ofendi gravemente, tratndome como no se trata a ningunapersona digna, con una grosersima desconsideracin hija de majeza politiquera ymientras no se me den explicaciones y se me diga por qu merec ser tratado deaquel modo (Epistolario indito II, 33). Lo que le hera era que no se le dierauna explicacin oficial, y tal falta mostraba cobarda de parte de las autoridades.Como es obvio Unamuno tena toda la razn de indignarse a pesar de que en reali-dad todos en Salamanca saban que Unamuno se haba granjeado la antipata y elresentimiento de individuos encumbrados, entre los terratenientes de la provinciasalmantina y el alto clero, desde su llegada en 1891, como catedrtico de Griego.

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    Tampoco le sentara bien al claustro de la Universidad de Salamanca la crtica delos artculos de La enseanza superior en los que Unamuno arremeta contra los

    docentes. Su planteamiento era la renovacin espiritual de Espaa, en la que laUniversidad deba desempear un papel esencial y l, la misin de agitador deespritus. Su spera crtica de los artculos de la Ley de Instruccin Pblica de 1857,que encargaba la inspeccin de la enseanza a los prelados diocesanos, y su crticadel famoso Concordato de 1851, provocaron un enfrentamiento con el padreCmara, obispo de la dicesis, y otros prelados (Gmez Molleda, 35). De no haberfallecido el padre Cmara en 1904, quizs habra logrado poner al ndice muchosescritos de Unamuno, como entenda hacerlo (Lapuente, 45). EnEl mercantil valen-ciano en noviembre de 1918 Unamuno escribe: Hay que agitar la conciencia reli-giosa del pueblo; hay que hacerle que piense por s; hay que ensearle que esos

    sacerdotes no saben ms que l de Dios y de otra vida. Es un problema de lacultura (Gmez Molleda, 32).

    Entre losArtculos recuperados, espigados por Diego Nez y Pedro Ribas enalgunas de las revistas de las muchas en que Unamuno publicaba, comentaremosalgunos que ejemplifican su enfrentamiento con la Iglesia.

    La mentira religiosa, una nota breve que sale en un nmero de Bjar nuevade 1911 es una confirmacin de su inconformidad religiosa y una acusacin de queen Espaa el catolicismo est ejerciendo de medio el ms activo de la descristia-nizacin. Que conoce a muchos sacerdotes que no leen los Evangelios sino cuandolos mascullean en la misa. Lamenta que en Espaa falte el ejercicio del libre

    examen religioso y que se haga a la religin instrumento de patriotera (69).Aunque la afiliacin de Unamuno al partido socialista contaba slo dos aos,

    de 1894 a 1896, l sigue siendo colaborador deLa lucha de clases, la revista socia-lista de Bilbao. En un artculo de esta revista, arremete contra los falsos catlicos,bien sea en la esfera poltica: Parece como que los llamados conservadores hayande ser ms catlicos que los llamados liberales, y de aqu el que entre aqullos hayms hipcritas que entre stos, bien sea en una esfera ms general: cmo puedeun hombre de nuestro siglo, se pregunta, aquietar su conciencia con dogmas comola eucarista, forjados por una filosofa medieval (68).

    Conocida es la spera crtica y las invectivas que Unamuno lanz contraAlfonso XII y el clero que le apoyaba en la sangrienta invasin de Marruecos cuyomomento ms trgico fue la masacre de Annual en 1921, en el que fueron derro-tados y muertos millares de jvenes espaoles. El artculo Jugar con sangre publi-cado enEl socialista en mayo de 1922, empieza:

    En el norte de Marruecos est desangrndose estpidamente una buena parte dela mocedad espaola y sin saber por qu ni para qu. Como no sea, en el fondo,para satisfacer un frvolo capricho imperialista y por desquite del desastre colonialde 1898. Mientras que en la Pennsula el clero predica la guerra santa a la morisma,bajo la ensea de Santiago Matamoros (111).

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    Del mismo ao y en la misma revista es El Cristo de las Batallas en que llamala atencin del lector al Cantar de Mio Cid, del que recuerda con sarcasmo las

    hazaas cruzadas de saqueo bendecidas por el obispo Jerome. El Cid tambin,despus de la conquista de Valencia, soaba con saltear las mezquitas de Marruecos.La ocasin del artculo fue una novena que las madres salmantinas hicieron alCristo de las Batallas para que pusiera fin a las guerras de Marruecos y volviesensus hijos al hogar. Segn una antigua tradicin era el Cristo que el Cid llevabaen sus correras para propiciarse las conquistas. Pero a las madres les dijo unpadrecito jesuita que esa novena era antipatritica (122).

    La propaganda del clero llamaba a la invasin de Marruecos evangelizacin ocristianizacin de la morisma de Marruecos. De tal misin se re con sorna Unamunoen Corazonada, no Cruzada, artculo publicado en la misma revista en junio de1923. Otra vez se lee una llamada irnica a la ineficacia de los dogmas y al hechode que el pueblo espaol es tan primitivo y tan ingenuamente religioso como el marro-qu, pues lo llama moro. En lo vivo, en lo sustancial el moro de Marruecos y el deEspaa, coinciden. El punto clave del artculo es que a quienes se debera evan-gelizar y cristianizar son los del Protectorado espaol en Marruecos (164).

    Al igual que con la destitucin del Rectorado de la Universidad de Salamanca,las crticas y las invectivas contra el clero y Alfonso XII, aunque justificadas desdeel punto de vista humanitario, le acarrea a Unamuno la orden de destierro quedeba cumplir dentro del breve plazo de veinticuatro horas. Se le enva a Fuerteventura,una de las Islas Canarias; despus de unos cinco meses alcanza Pars con la ayudade amigos y su hijo mayor, y luego a Hendaya, en el suroeste de Francia, punto

    terminal de la frontera con Espaa. Junto con el sufrimiento de la separacin de lafamilia a la que dejaba en precaria situacin econmica, se puede imaginar lo queUnamuno sentira en esos momentos y durante los seis aos de exilio. En parte

    voluntario porque nunca quiso aceptar nada de la dictadura pretoriana de Primode Rivera que, avergonzado, se supone, de la resonancia bochornosa de esaorden de destierro, quiso indultarle en un dado momento. En otro, pues Unamunorechaz ese indulto, quiso alejarle de Hendaya, con la ayuda del Gobiernofrancs, lo cual no consigui. En carta tras carta de este destierro hay destellos deindignacin por parte de Unamuno contra lo que la dictadura, con la aquiescen-cia de Alfonso XIII, estaba infligiendo al pas. He aqu un ejemplo en donde diceque espera el fin de la bochornosa tirana que sufre mi pobre patria y el fin, conella, de la dinasta borbnico-habburguiana [sic] de Alfonso XIII, verdadero autordel golpe de Estado de 13 IX 23 que se finge prisionero de los pretorianos aquienes dirige (Epistolario indito II, 188).

    El perodo del destierro se caracteriza a la vez por una intensa actividad lite-raria y de publicacin. Su talante de hombre firme que se enfrenta con toda trans-gresin de los derechos fundamentales del hombre, siendo uno la libertad depalabra, atrae la atencin de muchas casas editoriales.

    Despus de la Dictadura, durante el inicio de la Segunda Repblica, se le reins-tala en el Rectorado de la Universidad de Salamanca y se le elige diputado y

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    presidente del Consejo de Instruccin Pblica en 1931. Mas la misma firmeza deprincipios en lo que atae a combatir abusos y atropellos, que no ideologa pol-

    tica, se oye otra vez. Yo cada vez ms irritado por lo que pasa y por todo lo queno pasa. Preveo un ao de grandes perturbaciones y por lo que a m hace, degrandes trastornos. Porque no puedo hurtarme a lo que creo es mi deber patri-tico, escribe en una carta de enero de 1931 (Epistolario indito II, 289). Redondocita parte de un artculo publicado enEl Solen el que Unamuno defiende la ecua-nimidad de laDeclaracin colectiva del episcopado del 20 de enero de 1931, puesle parece justa la protesta de los obispos contra las limitaciones que se ponena las asociaciones religiosas, como la disolucin de la Compaa de Jess, sinreunir los argumentos jurdicos para disolverla (Redondo, 175).

    En 1934 muere Concha; cartas, poemas y recuerdos testimonian lo que su mujersignificaba para Unamuno en el curso de su ajetreada vida de agitador de espri-tus. Es tambin el ao en que se le tributan honores dentro y fuera de Espaa conocasin de su jubilacin de la ctedra de Griego. Es adems el momento en quese le concede el Rectorado Vitalicio. Oigamos a Unamuno mismo que resume losdos ltimos aos de su vida en una carta de primeros de diciembre de 1936.

    Aunque me adher al movimiento militar no renunci a mi deber no ya derechode libre crtica y despus de haber sido restituido y con elogio a mi rectoradopor el Gobierno de Burgos (se refiere al Gobierno nacionalista de Franco), recto-rado de que me destituy el de Madrid, en una fiesta universitaria que presid, conla representacin del general Franco, dije toda la verdad, que vencer no es conven-cer ni conquistar es convertir, que no se oa sino voces de odio y ninguna de

    compasin Resolucin, que se me destituy del rectorado y se me tiene en rehn(Epistolario indito II, 350).

    En la misma carta Unamuno lamenta con hondo dolor el suicidio moral deEspaa y revela el penoso dilema en el que deba haberse debatido antes de adhe-rirse al Gobierno nacional, a Franco, pues dice que si se han visto o se oyen:

    Horrores de las hordas llamadas rojas, pero y la reaccin a ellas? Es un estpidorgimen de horror. Aqu mismo se fusila sin formacin de proceso y sin justifica-cin alguna y es que nada hay peor que el maridaje de la dementalidad [sic] decuartel con la de sacrista (Epistolario indito II, 351).

    Reflexiona qu tremendo hubiera sido un rgimen bolchevista pero metemo que el que quieran sustituirle los que no saben renunciar a la venganza, vaa ser la tumba de la libre espiritualidad espaola. Esta carta adems indica una vezms que los ministros de la Iglesia fallan en su misin de paz y caridad. Son lospeores en la campaa de odio y venganza: la hidrfoba jaura inquisitorial allams que nunca (Epistolario indito II, 351).

    Unamuno fallece el 31 diciembre de 1936, encarcelado en su propio hogar,rehn: parece or su voz perpleja, no s de qu ni por qu ni para qu. La jaurainquisitorial le persigue a l tambin, ms all de la muerte, pues el obispo de

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    Salamanca, Enrique Pla y Deniel, le condena como hereje en la pastoral. Los delitosdel pensamiento y los falsos dolos intelectuales. Se confirma la condena en 1953

    haciendo hincapi en las siguiente tesis herticas: 1. Creer es crear; 2. Fe es quererque Dios exista; 3. Vivir la fe es dudar; 4. Dios y el hombre se hacen mutuamente(Lapuente, 47).

    Lo parecido del talante personal de Unamuno al de Tolsti, en momentosde estremada tensin, es notable. Por una parte se ve la firmeza de principios deUnamuno pese a los avatares polticos; por otra, su debilidad en no haberse mante-nido al margen de la contienda fratricida, pues se adhiere al Gobierno nacionalistade Franco. El no renunciar a la crtica libre de todo abuso que testimoniara, leacarrea el segundo y final castigo poltico, el confinamiento en su propio lugar. Porencima, despus de su fallecimiento, se le condena de hertico y se refrenda lacondena en 1953.

    Asimismo, el procurador del Snodo Santo, excomulga a Tolsti en 1901 porjuzgarle enemigo de la Iglesia y del Gobierno, dado el enlace poltico-religiosointrnseco en la Iglesia Ortodoxa. Por lo menos Tolsti tiene an tiempo, a sussesenta y tres aos, de defender su postura moral, su sentimiento hondamente reli-gioso, aunque antidogmtico, y a la vez de censurar el Gobierno por el mal tratode los campesinos, adems de la persecucin religiosa de los que no se adherana los cnones de la Iglesia.

    Su muerte en la estacin de Astapovo es, sin embargo, tan solitaria y trgicacomo la de Unamuno. Los dos a la distancia de veintisis aos, mueren en circuns-tancias polticas similares: el principio de una revolucin y de una guerra civil. Yla Guerra Civil espaola, bien puede considerarse como un destello, en lneas gene-rales, de la gran revolucin rusa.

    BIBLIOGRAFA

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    Artculos en La Nacin de Buenos Aires. Ed. Luis Urrutio Salaverri. Salamanca:Universidad de Salamanca, 1994.

    Cartas, 1903-1933, Madrid: Aguilar, 1968.

    Epistolario a Clarn, Madrid: Escorial, 1941.

    Epistolario indito, 2 vols. (1915-1936). Ed. Laureano Robles. Madrid: Calpe, 1991.

    Escritos socialistas. Artculos inditos sobre el socialismo, 1834-1922. Ed. PedroRibas. Madrid: Ayuso, 1976.

    Poltica y filosofa: artculos recuperados (1886-1924). Eds. Diego Nez yPedro Ribas. Madrid: F.B.E., 1992.

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