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Una política común para la energía en la Unión Europea 78 [04] NOVIEMBRE 2006

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INFORME ECONÓMICO ESADEUna política común para la energía en la Unión Europea

Una política común para la energía en la Unión Europea

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INFORME ECONÓMICO ESADEUna política común para la energía en la Unión Europea

ABSTRACTEn los últimos años el mundo se está viendo sacudido por los movimientos es-tratégicos que las grandes potencias consumidoras y productoras de recursos energéticos están realizando para asegurar el abastecimiento de sus merca-dos. El futuro se agrava al observarse que las reservas mundiales de recursos fósiles se reducen de año en año y su agotamiento no parece muy lejano.

Aunque la energía se encuentra en el origen del proceso de integración europea con la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) y de EU-RATOM, el Tratado de Roma, constituyente de la Comunidad Europea, no ofrece bases jurídicas que hayan permitido avanzar hacia el desarrollo de una política energética común. Ésta es una de las razones por las que la Unión Europea se encuentra en una situación de fuerte debilidad frente a otras potencias mundia-les al ser su consumo altamente dependiente de los suministros exteriores.

A pesar de haber construido un mercado único en buena parte de los sectores económicos, no ha sido posible, hasta ahora, convencer a sus Estados miem-bros de la necesidad de ceder parte de la soberanía nacional en el terreno ener-gético con el fin de adoptar medidas comunes y coordinadas que la presenten ante el mundo como una gran potencia competitiva.

La Comisión Europea ha lanzado recientemente un debate sobre el futuro de una política europea común de la energía mediante la publicación de un Libro Verde en el que sugiere la finalización de los mercados europeos del gas y la electri-cidad, la intensificación de las relaciones con sus principales proveedores, una mayor utilización de las energías renovables y una mayor eficiencia energética.

Las asociaciones sectoriales han acogido positivamente este debate; sin em-bargo, son los Estados miembros quienes deben responder con acciones decisi-vas al reto de futuro que supone garantizar el consumo energético a sus ciuda-danos y empresas al mismo tiempo que cuidar la calidad medioambiental.

El sector energético europeo se enfrenta a un futuro incierto debido a su fuerte dependencia y escasa eficiencia. El artículo señala la situación actual del sector en la Unión Europea y comenta la propuesta lanzada, la pasada primavera, por la Comisión Europea, en la que se establecen las prioridades que deberá reflejar una futura política común europea de la energía.

Prof. Agustín Ulied Departamento de Economía, ESADE

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UNA POLÍTICA COMÚN PARA LA ENERGÍA EN LA UNIÓN EUROPEA El mundo se enfrenta desde hace algún tiempo a una crisis energética de larga duración. La evolución de algunos factores geopolíticos, políticos y sociales en ciertos países han relan-zado las especulaciones sobre una tercera crisis de la energía, después de las sufridas en 1973 y 1979.

La crisis de Oriente Medio, la crisis jurídico-política del sector energético de Rusia, las incertidumbres generadas con los abastecimientos de gas y petróleo de Bolivia y Venezuela y, más recientemente, la controversia sobre el programa nuclear iraní han llevado los precios del petróleo hasta niveles récord y han provocado gran inseguridad en los mercados.

Las previsiones sobre la evolución del sector no ayudan a rela-jarse. La incorporación de China e India al grupo de países con gran consumo energético está provocando replanteamientos de las políticas energéticas nacionales en busca de la me-jor situación competitiva del sector y el aseguramiento de los aprovisionamientos.

Se prevé que en el año 2030 el consumo mundial de energía habrá crecido en un 60% respecto al consumo de 2002. Está previsto que la demanda energética mundial aumente alrededor del 1,7% anual entre el 2002 y 2030, algo por debajo del cre-cimiento resultante en las tres décadas anteriores, que fue del 2%. En este mismo periodo la demanda energética china crece-rá a un ritmo del 4,7% anual. El petróleo seguirá siendo el recur-so energético más consumido (35%), el gas natural (25%) será el recurso con mayor aumento de la demanda (2,3% anual), y a ellos seguirá el carbón (23%), cuyo peso en la balanza mundial bajará más de 1 punto. La energía nuclear que en la actuali-dad no alcanza el 7% del consumo final energético, pasará a representar tan sólo el 4,6% en 2030, mientras que la energía hidroeléctrica y el resto de energías renovables continuarán re-presentando alrededor del 13,5% del consumo mundial.

Se prevé que en el año 2030 el consumo mundial de energía habrá crecido en un 60% respecto al consumo de 2002

Como puede apreciarse en el gráfico 1 los recursos fósiles (carbón, gas natural y petróleo) son y continuarán siendo de una importancia capital para nuestras economías ya que re-presentan y representarán entre el 80 y 82% de la demanda energética mundial.

EE.UU. es el primer consumidor de energía del mundo, cerca del 30%, mientras que la Unión Europea consume un 17% de la energía mundial. Asia supera ya a Europa con más del 20%, mientras que América Latina no consume más allá del 6% y África menos del 3% de la energía mundial.

En términos de consumo por habitante, también los EE.UU. de América del Norte son líderes con 7,9 toneladas equivalentes en petróleo (Tep)1. Los ciudadanos de la Unión Europea que-dan cerca de la mitad del consumo de los norteamericanos con 3,7 Tep, por detrás de Rusia cuyos habitantes registran un consumo de 4,3 Tep.

En lo que concierne a la producción, EE.UU. ocupa también el li-derazgo mundial, aunque con una producción muy inferior a sus necesidades de consumo. De hecho, de los principales consu-midores de energía, únicamente Rusia es autosuficiente.

EE.UU. es el primer consumidor de energía del mundo, con cerca del 30%, mientras que la Unión Europea consume un 17 % de la energía mundial

Europa, como EE.UU., India o China, se enfrenta a un incre-mento de su dependencia energética. Sin embargo, la energía ha sido y sigue siendo considerada todavía por los Estados como un sector clave de su independencia nacional, incluidos los Estados miembros de la Unión Europea.

Según las previsiones de la Agencia Internacional de la Ener-gía, Europa deberá importar cerca del 70% de sus necesida-

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*Mtoe: millones de toneladas equivalentes de petróleo

2002

2030

Petróleo Gas natural Carbón Nuclear Hidroel. Otras

Fuente: Agencia Internacional de la Energía

GRÁFICO 1: EVOLUCIÓN DE LA DEMANDA DE ENERGÍA PRIMARIA MUNDIAL, 2002-2030Mtoe*

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des energéticas en el 2030, contra el 50% actual. Europa será dependiente en un 90% del petróleo, 70% del gas y 100% del carbón.

Esta situación tiene lógicamente un claro reflejo en la evolu-ción de los precios de las principales fuentes energéticas:los precios del gas y petróleo no cesan de aumentar. En los dos últimos años los precios se han multiplicado por dos, y

la electricidad sigue la misma tendencia. Curiosamente, esta tendencia, de proseguir, podría tener efectos positivos para el medio ambiente, ya que podría propiciar el incremento de la eficiencia energética y de la innovación que podría paliar en parte el peligro de calentamiento climático al que estamos asistiendo. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), las emisiones de gases de invernadero han provocado ya un aumento de 0,6 grados en la temperatura mundial, que puede aumentar entre 1,4 y 5,8 grados al final de siglo.

Según las previsiones de la Agencia Internacional de la Energía, Europa deberá importar cerca del 70% de sus necesidades energéticas en el 2030, contra el 50% actual. Europa será dependiente en un 90% del petróleo, 70% del gas y 100% del carbón

Éste es el panorama energético del siglo XXI, un panorama en el que las regiones económicas dependen unas de otras para garantizar la seguridad energética, la estabilidad de las condi-ciones económicas y la adopción de medidas eficaces contra el cambio climático.

GRÁFICO 2: PRODUCCIÓN DE ENERGÍAÁreas geográficas, Mtoe

2500

2000

1500

1000

500

0

consumo

producción

USA EUR 25 RUSIA CHINA INDIA

Fuente: Anuario internacional CIDOB 2005. Elaboración propia

GRÁFICO 3: DEPENDENCIA ENERGÉTICA, 2002

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Tal situación reclama una respuesta europea. Una respuesta común y coordinada en la que participen todos los Estados miembros de la Unión. Sin embargo, hay que preguntarse si Europa está preparada para llevar a cabo una auténtica políti-ca común de la energía. Una política cuyos principios centrales sean la sostenibilidad, la competitividad y la seguridad.

Sostenibilidad para desarrollar fuentes renovables de energías competitivas y otras fuentes y sectores energéticos de baja emisión en carbono, en particular los combustibles alterna-tivos para el transporte, además de contener la demanda de energía en Europa y liderar los esfuerzos mundiales por dete-ner el cambio climático.

Competitividad para asegurar que la apertura de los mercados energéticos sea beneficiosa para los consumidores y para la economía en general, poder amortiguar las repercusiones del aumento de los precios internacionales en la economía de la UE y en sus ciudadanos y mantener a Europa en la vanguardia de las tecnologías energéticas.

Seguridad de abastecimiento con el objetivo de frenar la cre-ciente dependencia de la Unión Europea respecto de la ener-gía importada mediante un enfoque integrado de reducción de la demanda y la diversificación de los tipos de energía con-sumida mediante un mayor uso de las energías autóctonas y renovables competitivas.

Tal situación reclama una respuesta europea. Una respuesta común y coordinada en la que participen todos los Estados miembros de la Unión. Sin embargo, hay que preguntarse si Europa está preparada para llevar a cabo una auténtica política común de la energía. Una política cuyos principios centrales sean la sostenibilidad, la competitividad y la seguridad

Son muchas las incógnitas que se plantean cuando repasa-mos la situación actual del sector en la Unión Europea.

El pasado año la Unión Europea mantuvo el consumo del año anterior (2004) establecido en 1.637,2 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Tep). Aunque su consumo global no va-rió, sí que lo hicieron sus distintos componentes, pudiendo des-tacarse la tendencia generalizada a un mayor consumo del gas natural (2,9%) y en especial de las energías renovables (5,2%) en detrimento del carbón (-3,1%) y, en menor medida, de la energía

nuclear (-1.3%). El consumo del petróleo quedaba estabilizado con una muy ligera baja respecto al año anterior (-0,5%).

El desigual reparto de los recursos energéticos en el seno de la UE hace que el desafío de establecer una política común en el sector energético sea un tema muy delicado. En los próximos 20 años, Europa necesitará invertir cerca de un billón de euros para cubrir la demanda de energía prevista y sustituir las infraestructuras obsoletas.

Los países europeos han tenido, y siguen teniendo, sensibilidades diferentes frente a la dependencia energética

En cierta manera existen países que son tributarios de su vecindad en relación con las diferentes fuentes de recursos (Países Bajos, Polonia y Finlandia respecto a Rusia), otros tie-nen suficiente peso para establecer independientemente su elección energética (Francia), otros por la importancia que un sector tiene en su balance energético (Italia y España con el

Nuclear15%

Hidro y otras2% Petróleo

39%

Gas Natural26%

Carbón18%

Fuente: Eurostat

GRÁFICO 4: EUR 25. CONSUMO FINAL DE ENERGÍA, 2005

CUADRO 1: EUR 25. EVOLUCIÓN DEL BALANCE ENERGÉTICO Millones de Tep

VARIACIÓN

2004 2005 2005/2004

Consumo 1637,6 1637,2 0,00%

Import. Netas 909,1 949,7 4,50%

Producción 778,4 745,6 -4,20%

Dependencia total 53,90% 56,20%

Fuente: Eurostat y elaboración propia

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petróleo y el gas), y finalmente otros se basan en lo avanzado de las medidas liberadoras de sus mercados energéticos (Rei-no Unido o Alemania). En el siguiente gráfico se observan algu-nas de las diferencias que presentan los balances energéticos de los mayores países consumidores de energía de la UE.

También en la UE, como en el resto del mundo, los recur-sos procedentes de fósiles continuaran siendo de extrema importancia en la demanda de energía tal como señala el gráfico 6. Las previsiones realizadas por la Agencia Inter-nacional de la Energía señalan que la demanda de estas energías se incrementará en cerca del 25%, lo que obligará a incrementar las importaciones de residuos fósiles en un 90% en el periodo 2002-2030, dado el declive de la mayoría de los yacimientos europeos.

Las expectativas de producción de energías primarias tam-poco son muy halagüeñas. La producción de carbón cayó el pasado año un 5,7%. En Polonia, el mayor productor europeo cayó un 2,1%; en Alemania, un 3,9%; y en el Reino Unido, el 17,9%. También cayó la producción de petróleo (9% en la UE), fundamentalmente como consecuencia de la reducción del 11,4% de la producción en el Reino Unido. El mismo camino siguió la producción de gas al registrarse una caída del 5,8% como consecuencia de la reducción registrada en los princi-pales países productores, Reino Unido (-7,7%) y Países Bajos (-5,9%). La producción de energía nuclear también se redujo en un 1,3%, debido principalmente a las reducciones resultantes en Alemania y Suecia, mientras que los dos grandes produc-tores, Francia y Reino Unido, observaban crecimientos en su producción. En el gráfico 7 se señalan los 5 primeros países productores de cada tipo de energía en la UE, exceptuando las energías renovables. Como puede observarse, únicamente el Reino Unido se encuentra entre los 5 primeros en los cuatro recursos considerados, con una producción que representa el 26,4% del total de la UE.

En 2005 las importaciones crecieron en 950 millones de Tep, es decir, un 4,5% respecto al año anterior

La estabilización en el consumo final energético europeo y la reducción de la producción de la mayoría de las fuentes ener-géticas ha llevado a que los Veinticinco hayan continuado in-crementando sus importaciones netas de energía un año más. En 2005 las importaciones crecieron en 950 millones de Tep, es decir, un 4,5% respecto al año anterior. Ello ha hecho au-mentar significativamente la dependencia energética de la UE

0%20%40%60%80%

100%

Otras

NuclearCarbón

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Italia

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Petróleo

Fuente: Eurostat y elaboración propia

GRÁFICO 5: REPARTO DEL CONSUMO FINAL DE ENERGÍA EN LOS 6 ESTADOS MIEMBROS MÁS GRANDES DE LA UE, 2005

Fuente: Eurostat

GRÁFICO 6: EVOLUCIÓN DE LA DEMANDA DE RECURSOS ENERGÉTICOS EN LA UE, 1971-2030

050

100150

Petróleo Gas natural Carbón

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200250300

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Nuclear

Fuente: Eurostat

GRÁFICO 7: RANKING DE PRODUCTORES, 2005

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al pasar del 53,9% en 2004 al 56,2% en 2005 (ver cuadro 1). Una de las causas de esta situación es que por primera vez el Reino Unido ha pasado a ser importador neto de energía al ver disminuir sus reservas y producción de carbón, gas y petróleo. A excepción de Dinamarca, el resto de países de la Unión Eu-ropea son importadores netos. Los países más dependientes son aquéllos en los que o no existen o son pequeñas las can-tidades de recursos energéticos: Chipre (totalmente depen-diente), Portugal (99,4%), Luxemburgo (99%), Letonia (94%) e Irlanda (90,2%) lideran esta clasificación, mientras que Reino Unido (13%), Polonia (18,4%), Estonia (33,9%), la República Checa (37,6% ) y los Países Bajos (38,9%) son los menos dependientes. Destaca el hecho de que, salvo el Reino Unido, los principales consumidores tienen altos índices de depen-dencia: Alemania (65,1%), Francia (54,5%), Italia (86,8%) y España ( 85,1%).

En lo referente a la procedencia de las importaciones, Rusia (40%), Noruega (25%) y Argelia (19%) son los principales pro-veedores de gas natural. También los suministros de petróleo a la Unión Europea son liderados por Rusia (32%), seguida por Noruega (19%), Arabia Saudí (11%) y Libia (9%). En relación a la importaciones de carbón, Sudáfrica es el principal provee-dor europeo (29%); a continuación se encuentran Rusia (17%), Australia (16%) y Colombia (13%).

El perfil energético de los países de la UE revela una extrema heterogeneidad de las situaciones y de las prioridades nacionales

El perfil energético de los países de la UE revela además una extrema heterogeneidad de las situaciones y de las prioridades nacionales. El nuclear es el sector clave para Francia, mien-tras que Reino Unido, España y los Países Bajos se interesan prioritariamente por el gas. El carbón es todavía una energía de futuro para Grecia y Alemania, mientras que las energías renovables son las que ocupan un lugar considerable en los balances energéticos de los países nórdicos.

Estas diferencias explican en parte el fracaso de todas las tentativas de armonización de una política energética europea, tanto por los regímenes de importación o los precios interio-res, como por la fiscalidad de los productos energéticos o la puesta en funcionamiento de los stocks estratégicos imitando la política de EE.UU.

Si no puede calificarse muy positivamente la actuación de los gobiernos de los Estados miembros en el campo energético, las industrias europeas del sector son uno de los grandes triunfos de Europa. Shell, BP, Total, Repsol o ENI en el sector petrolero, en el sector del gas y la electricidad destacan más de una do-cena, entre ellas EDF, Centrica, Electrabel, Endesa, Enel, E.On, Gas Natural, Gaz de France, Iberdrola o Suez, y Siemens, British Nuclear Fuel o Areva en la energía nuclear. Son buena prueba de que el mercado tiene potencial suficiente para paliar los déficit en recursos energéticos que presenta la Unión Europea.

Sin embargo, los intereses de las empresas no coinciden for-zosamente con los Estados, por lo que no existe colaboración en la concreción de una política energética común para Euro-pa. Estas compañías, originarias en su mayoría de alguno de los 5 grandes países de la Unión Europea, forman parte en la actualidad de grandes capitalizaciones bursátiles y sus intere-ses están fuertemente diversificados a través del mundo. De Fuente: Eurostat

GRÁFICO 8: ÍNDICE DE DEPENDENCIA ENERGÉTICA, 2005

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este modo, no es posible pensar que las compañías energéti-cas europeas estén dispuestas a ir mucho más allá que la de seguir procesos de concentración que confiere a las nuevas entidades una mayor base financiera que les permita alcanzar una mejor situación competitiva en el mundo.

La defensa de los intereses nacionales de estas empresas y su capacidad de influir en los gobiernos son una de las causas principales por las que Europa aún no ha desarrollado unos mercados interiores de la energía plenamente compe-titivos. Sólo con la existencia de esos mercados podrán los ciudadanos y las empresas de la UE beneficiarse plenamente de la seguridad de abastecimiento y de unos precios más bajos. Con ese fin es preciso desarrollar las interconexiones, implantar marcos legislativos y desreguladores eficaces, dar-les plena aplicación y velar por la rigurosa ejecución de las normas comunitarias de competencia. En todo caso, es de-seable que la consolidación del sector de la energía se rija por las normas de mercado si se pretende que Europa responda eficientemente a los múltiples retos que tiene ante sí y si desea invertir adecuadamente para el futuro. Sin embargo, en lo inmediato, sería deseable un mínimo de concertación Estados/empresas para mejorar la racionalización de los inte-reses europeos en el mundo.

Europa aún no ha desarrollado unos mercados interiores de la energía plenamente competitivos

Últimamente, y ante los acontecimientos que se suceden en el mundo, algo ha empezado a moverse en la Unión Europea. Hace pocos días se ha conocido la firma de un memorando en-tre las compañías estatales de gas de Rusia y Argelia. Europa se ha estremecido ante una posible pinza Gazprom-Sonatrach (entre ambas controlan el 80% de las importaciones de gas de la Unión Europea). Italia, cuya dependencia de los suministros de gas de estos dos países es del 67%, hacía un llamamiento a una mayor coordinación entre las políticas exteriores y ener-géticas de la Unión Europea.

El sentimiento de inseguridad en el suministro creció de forma importante desde el corte en el suministro de gas a Ucrania a raíz de una disputa de precios. La Cumbre europea de Lahti (Finlandia) confirmó el total dominio de Rusia sobre la explo-tación y gestión de sus propios recursos de gas y petróleo y ha dejado aún más divididos a los gobiernos europeos ob-sesionados por garantizar futuros suministros. La suspensión

por parte del gobierno ruso de varios proyectos de producción compartida, en el que debían participar empresas británicas, holandesas o francesas, mientras que en paralelo se cons-tituían empresas y se firmaban acuerdos con Alemania, ha ahondado en esta división. Tal ha sido la crisis desatada que la presidencia finlandesa se ha visto obligada a “romper con el tabú” de la energía nuclear e iniciar un debate en el que se analice hasta qué punto la Unión puede alcanzar un enfoque común sobre el futuro de su producción y suministro.

Frente a esta realidad, ¿es posible construir una política co-mún energética que garantice la seguridad de los aprovisio-namientos? ¿Cómo se puede asegurar una diversificación de los suministros de energía que sea respetuosa con el clima? ¿Es capaz la Unión Europea de disponer de las inversiones necesarias para enfrentarse al futuro? ¿Qué estrategias de-ben establecerse para limitar su dependencia exterior? ¿Qué medidas hay que tener previstas para afrontar una crisis de suministro de la energía?Para intentar hacer frente a esta situación y buscar respuestas a todas las preguntas, la Comisión Europea lanzó un debate en torno a la realización de una futura política europea común de la energía publicando un Libro Verde en marzo de 2006.

Entre otras cosas, la Comisión sugiere finalizar la apertura de los mercados europeos de gas y de electricidad, intensi-

Andris Piebalgs, responsable de Energía de la CE

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ficar las relaciones con los principales proveedores de ener-gía, como Rusia y la OPEP, así como la utilización de ener-gías renovables, la eficacia energética y la investigación en energías pobres en carbono. Sin embargo, la reacción de los Estados miembros ha sido decepcionante para los que esperan una estrategia europea en materia energética al dejar muy clara su oposición a cualquier tentativa de reducir la soberanía nacional, en especial en lo que concierne a temas de alta sensibilidad política como puede ser el de la energía nuclear.

¿Es posible construir una política común energética que garantice la seguridad de los aprovisionamientos? ¿Cómo se puede asegurar una diversificación de los suministros de energía que sea respetuosa con el clima? ¿Es capaz la Unión Europea de disponer de las inversiones necesarias para enfrentarse al futuro? ¿Qué estrategias deben establecerse para limitar su dependencia exterior? ¿Qué medidas hay que tener previstas para afrontar una crisis de suministro de la energía? Para intentar buscar respuestas a todas las preguntas, la Comisión Europea lanzó un debate publicando un Libro Verde en marzo de 2006

El Libro Verde enumera 6 sectores prioritarios: Energía para el crecimiento y el empleo en Europa: El pri-mer objetivo es finalizar la puesta en marcha de los mer-cados interiores europeos de la electricidad y del gas. Un mercado único europeo de la electricidad y del gas real-mente competitivo debería generar, mejorar la seguridad del abastecimiento y potenciar la competitividad. Aunque en julio de 2007 prácticamente todos los consumidores de gas y electricidad tendrán el derecho legal de abaste-cerse de cualquier proveedor de la UE, muchos mercados siguen siendo en gran medida nacionales y se hallan do-minados por unas pocas empresas. En este contexto, el Libro Verde señala cinco áreas centrales que reclaman una atención particular:

Establecimiento de una red europea. Un plan prioritario de interconexión.Inversión en capacidad de generación.Igualdad de condiciones: la importancia de la separación de actividades.Refuerzo de la competitividad de la industria europea.

Intensificar la solidaridad entre los Estados miembros en caso de perturbaciones en el aprovisionamiento, mediante la construcción de reservas de gas y de reservas petrole-ras obligatorias en el marco de la legislación europea. Para ello, la Comisión propone la creación de un Observatorio europeo del suministro energético que se encargaría de vigilar la evolución del mercado con el fin de reforzar la transparencia de la oferta y de la demanda, aumentar la seguridad de las redes, e intensificar la colaboración y el intercambio de información entre gestores de los sistemas de transporte. En relación con la seguridad física de las infraestructuras, el Libro Verde proponer realizar dos tipos de intervención: por un lado, podría desarrollarse un meca-nismo de apoyo para asistir a aquellos países que se hallen en dificultades como consecuencia de los daños sufridos por sus infraestructuras esenciales y, en segundo lugar, po-drían adoptarse normas o medidas comunes de protección de las infraestructuras.

Diversificar los recursos energéticos de la UE, respetando las distintas elecciones nacionales divergentes en materia de política energética. Un análisis estratégico de la política energética de la UE analizaría regularmente el impacto de las políticas energéticas nacionales sobre los otros países eu-ropeos, proceso que podría dar lugar a una iniciativa a nivel comunitario en caso de conflicto.

José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, durante el Consejo de Jefes de Estado celebrado en Lahti (Finlandia) el 20 de octubre

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Con el fin de buscar soluciones al problema del calentamien-to climático, el Libro Verde propone una nueva hoja de ruta para las energías renovables, que incluya objetivos para el año 2020 e incluso para más adelante. La envergadura de este reto exige que Europa actúe de inmediato, especial-mente en los ámbitos de la eficiencia energética y de las fuentes de la energía renovable. Además de luchar contra el cambio climático, la Comisión Europea propone la adop-ción de medidas que contribuyan a reforzar la seguridad de abastecimiento y a limitar la creciente dependencia de la UE respecto de la energía importada. Esta política podría crear numerosos puestos de trabajo de alta calidad en Europa y mantener el liderazgo tecnológico europeo en el sector mun-dial que se halla en rápida expansión. (En 2011 las energías renovables darán trabajo en España a 280.000 personas –100.000 nuevos puestos–. En la UE trabajan actualmente en este sector 1.800.000 personas). Un plan para las tecnologías energéticas estratégicas que evite “los dobles empleos en los programas nacionales de

desarrollo tecnológico y de investigación”. Este plan debería acelerar el desarrollo de las tecnologías energéticas prome-tedoras, pero también contribuir a crear las condiciones para que tales tecnologías accedan efectiva y eficazmente a los mercados comunitario y mundial. La UE tiene que estudiar formas de financiar un enfoque más estratégico de la inves-tigación energética, avanzando más hacia la integración y co-ordinación de los programas y presupuestos de investigación e innovación, tanto nacionales como comunitarios. Una política exterior común en materia de energía con el fin de coordinar las relaciones con los suministradores ex-tranjeros como Rusia y los países de la OPEP. Esta política establecería una lista de nuevos oleoductos, gasoductos y terminales de gas natural licuado (GNL) con el fin de reforzar la seguridad de los aprovisionamientos. El Libro Verde señala que los instrumentos de esta política deberían ser:

Una política clara para garantizar y diversificar las fuentes de suministro de energía.

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Asociaciones energéticas con los productores, los países de tránsito y otros actores internacionales que permita el diálo-go con los grandes productores y proveedores de energía y el desarrollo de una comunidad paneuropea de la energía.Reaccionar con eficacia ante las crisis.Fomentar el desarrollo a través de la energía.

Como respuesta a la propuesta de la Comisión, los gobier-nos europeos han utilizado un doble lenguaje. Por un lado, la aprobaron ampliamente en el curso de la cumbre europea de primavera, el 24 de marzo de 2006, pero, por el otro, muchos países tomaron una posición según la cual la UE no debe limi-tar la soberanía nacional, en especial en lo que concierne a la composición de las combinaciones de las fuentes. Tampoco fue aprobada, al considerarse prematura, la idea de un regula-dor energético europeo único.

Finalmente, me parece interesante destacar la opinión de otros actores energéticos en relación a la propuesta de la Co-misión2. Sus reacciones nos permitirán entrever las posibili-

dades para que la presión sobre los gobiernos nacionales sea lo suficientemente poderosa que les obligue a dejar a un lado los intereses nacionales y acepten el desarrollo de una política común de la energía para Europa.

El Sindicato Europeo de la Industria Eléctrica –Eurelectric– es-tima que es vital que las opciones políticas no limiten la elec-ción de los carburantes o de las tecnologías de los países y de las empresas. Según el sindicato, Europa necesita una política de I+D ambiciosa y bien coordinada, apoyada por una financiación suficiente que cubra un amplio abanico de tecno-logías que proporcionen una mayor eficiencia energética, la utilización de energías renovables, carburantes fósiles propios y energía nuclear.

Las Cámaras Europeas de Comercio e Industria han dado su acuerdo a la nueva política energética, pero han hecho saber que ésta debería tener en cuenta las necesidades de la pymes al señalar que deberían tomarse medidas de sensibilización en relación a la eficiencia energética.

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La Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha insistido en definir un derecho de acceso generalizado a los servicios ener-géticos. Según su secretario general, el futuro de la política energética europea debería articularse alrededor de una serie de prioridades, como el refuerzo del control público y de la democracia en el sector energético, la reducción del consumo de la energía y el aseguramiento de los suministros y de la diversificación de la oferta energética.

Otras organizaciones, como la Asociación Europea de la Ener-gía Eólica, la Asociación del sector europeo de las biotecnolo-gías o la Organización Mundial para la Conservación del Medio Ambiente, han destacado su satisfacción por el compromiso que la propuesta establece sobre una mayor utilización de las energías renovables.

No tan sólo está en juego el futuro energético europeo, sino, principalmente, el modelo de bienestar económico y social

Habrá que quedar a la espera de la propuesta que la Comisión Europea debería realizar el próximo mes de diciembre en un Libro Blanco sobre las futuras prioridades de la política ener-gética europea. No tan sólo está en juego el futuro energético europeo, sino, principalmente, el modelo de bienestar econó-mico y social.

BIBLIOGRAFÍACOM (2006) Libro Verde. Estrategia europea para una energía sostenible, competitiva y segura. 105 finalPAILLARD, C.A. (2006) Quelles stratégies énergetiques pour l’Europe? Fondation Robert Schuman.GIKAS, A. & KEENAN, R. (2006) Statistical aspects of the energy economy in 2005. Eurostat.INTERNATIONAL ENERGY AGENCY (2004) World energy outlook 2004.

1 “Putin y el club de la energía” (3/10/2006) La Vanguardia p.67 2 Eurativ.com (9/5/2006).