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DIECIOCHO 36.1 (Spring 2013) 99 UNA CURIOSA VERSIÓN DE LA GENEALOGÍA DE LOS DIOSES PAGANOS DE BOCCACCIO EN EL XVIII ESPAÑOL 1 MARTA GONZÁLEZ GONZÁLEZ Universidad de Málaga Introducción La obra que nos ocupa es El Polytheismo elucidado, personages de la gentilidad a cara descubierta. Curioso, y utilissimo à toda suerte de personas, principalmente à la juventud, que se deleyta en Poeticas invenciones. Por el Doct. Don Blas Hypolito Garcia de Soto, Abad de Santiago de Lossada, en el Obispado de Lugo, Académico de número de la Sapiencia de Roma, etc. En Madrid, en la imprenta del Mercurio por Joseph de Orga, 1753. En otro lugar hemos repasado los libros de tema mitológico publicados en España con anterioridad a este que estamos presentando con el fin de poder determinar en él posibles influencias (González González). Señalamos entonces que contábamos sobre todo con traducciones al castellano de exitosas obras francesas como la Historia poetica, para la inteligencia de los Poetas, y Autores antiguos. Escrita en lengua francesa, por el Reverendo Padre Pedro Gautruche, de la Compañia de Jesus. Aora traducida en Idioma Castellano, por Don Pablo Vertejo, en Madrid, en la Imprenta de los Herederos de Antonio González de Reyes, 1725 2 (la obra del jesuita francés había sido publicada en París en 1650) o la Nueva Cyropedia, ó Viages de Cyro, y un Discurso sobre la Mythologia que escrivió en lengua francesa monsieur de Ramsay; con una Carta de monsieur Freret, académico de la Academia Real de París, en que manifiesta la exacta chronologia de la obra. Lo que tradujo al castellano Francisco Savila; dala al publico un amigo, y afecto del traductor, Barcelona, en la imprenta de los Herederos de Juan Pablo, y Maria Martí, administrada por Mauro Martí, 2 vols., 1738 3 , una obra curiosa pero de título engañoso: ese “discurso sobre la mitología”, bastante breve, es un repaso por las doctrinas de los filósofos –y no de los poetas— acerca del alma. A estas obras publicadas en lengua 1 Este trabajo se adscribe al Proyecto de Investigación “Historiografía de la literatura grecolatina en España. De la Ilustración al liberalismo (1778-1850)” FF12010-14963 / FILO. 2 Esta es la edición que hemos manejado, pero las hay anteriores: Madrid, Juan Martínez de Casas, 1719; Madrid, Francisco del Hierro, 1721. 3 Esta edición no hemos podido consultarla. Utilizamos la publicada en Madrid, Imprenta del Consejo de Indias, 1784. Hay otra posterior, en la Imprenta Real, 1805.

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UNA CURIOSA VERSIÓN DE LA GENEALOGÍA DE LOS DIOSES

PAGANOS DE BOCCACCIO EN EL XVIII ESPAÑOL1

MARTA GONZÁLEZ GONZÁLEZ

Universidad de Málaga

Introducción La obra que nos ocupa es El Polytheismo

elucidado, personages de la gentilidad a cara descubierta. Curioso, y utilissimo à toda suerte de personas, principalmente à la juventud, que se deleyta en

Poeticas invenciones. Por el Doct. Don Blas Hypolito Garcia de Soto, Abad de Santiago de Lossada, en el Obispado de Lugo, Académico de número de la Sapiencia de Roma, etc. En Madrid, en la imprenta del Mercurio por Joseph de Orga, 1753.

En otro lugar hemos repasado los libros de tema mitológico publicados en España con anterioridad a este que estamos presentando con el fin de poder determinar en él posibles influencias (González González). Señalamos entonces que contábamos sobre todo con traducciones al castellano de exitosas obras francesas como la Historia poetica, para la inteligencia de los Poetas, y Autores antiguos. Escrita en lengua francesa, por el Reverendo Padre Pedro Gautruche, de la Compañia de Jesus. Aora traducida en Idioma Castellano, por Don Pablo Vertejo, en Madrid, en la Imprenta de los Herederos de Antonio González de Reyes, 17252 (la obra del jesuita francés había sido publicada en París en 1650) o la Nueva Cyropedia, ó Viages de Cyro, y un Discurso sobre la Mythologia que escrivió en lengua francesa monsieur de Ramsay; con una Carta de monsieur Freret, académico de la Academia Real de París, en que manifiesta la exacta chronologia de la obra. Lo que tradujo al castellano Francisco Savila; dala al publico un amigo, y afecto del traductor, Barcelona, en la imprenta de los Herederos de Juan Pablo, y Maria Martí, administrada por Mauro Martí, 2 vols., 17383, una obra curiosa pero de título engañoso: ese “discurso sobre la mitología”, bastante breve, es un repaso por las doctrinas de los filósofos –y no de los poetas— acerca del alma. A estas obras publicadas en lengua                                                                                                                          1 Este trabajo se adscribe al Proyecto de Investigación “Historiografía de la literatura grecolatina en España. De la Ilustración al liberalismo (1778-1850)” FF12010-14963 / FILO. 2 Esta es la edición que hemos manejado, pero las hay anteriores: Madrid, Juan Martínez de Casas, 1719; Madrid, Francisco del Hierro, 1721. 3 Esta edición no hemos podido consultarla. Utilizamos la publicada en Madrid, Imprenta del Consejo de Indias, 1784. Hay otra posterior, en la Imprenta Real, 1805.

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castellana con anterioridad al tratado que nos ocupa habría que añadir otras dos, traducidas con posterioridad a nuestra lengua pero que bien pudo conocer el abad en su lengua original: el Panteon Mytico, ó Historia Fabulosa de los Dioses escrita en lengua latina por el R.P. Francisco Pomey, de la Compañia de Jesus. Traducida al castellano, y añadida una copiosa colección de dioses de la antiguedad por D. Lorenzo Diaz de la Madrid, Madrid, por Joachin Ibarra, 1764 (publicación original en lengua latina en 16594) y el Diccionario abreviado de la fabula, para la inteligencia de los poetas, pinturas y estatuas, cuyos asuntos estan tomados de la historia poetica. Escrito en francés por Mr. Chompré, Licenciado en Derecho. Traducido al castellano de la undecima y ultima edicion. En Madrid, por D. Manuel de Sancha, 17835 (publicada originalmente en francés en 1727).

Ya en aquella ocasión adelantábamos que, pese a estos posibles precedentes, El Polytheismo elucidado era en realidad una peculiar, tardía y no reconocida versión de la Genealogía de los dioses paganos, de Giovanni Boccaccio. Queremos detenernos ahora en la demostración de este hecho.

La estructura de la obra, un calco de Boccaccio

El Polytheismo elucidado sigue fielmente la estructura de la Genealogía de los dioses paganos en los libros I-X, aunque sintetizando numerosos epígrafes del original; en el libro XI presenta de manera seguida y todavía más abreviada que en los libros anteriores el contenido de los libros XI-XIII de Boccaccio. Si lo habitual es que los capítulos dentro de cada libro se presenten muy resumidos, en este caso son eliminados capítulos enteros de los libros XII y XIII (por ejemplo, los trabajos de Heracles). Los dos últimos libros de la Genealogía, que suelen considerarse en la propia obra del italiano una adición posterior, no se recogen en la el Polytheismo elucidado.

Como muestra del modo en que Don Blas Hipólito “se inspira” en Boccaccio, recogemos los epígrafes del primer libro en una y otra obras:

Genea log ía de lo s d io s e s

paganos Po ly the i smo e lu c idado

LIBRO I: Sobre la eternidad; Sobre Caos; Sobre Litigio, primer hijo de Demogorgón; Sobre Pan, segundo hijo de Demogorgón; Sobre Cloto, Láquesis y Atropo, hijas de Demogorgón; Sobre

LIBRO I: Demogorgon, Eternidad y Cahos (sic); Litigio, hijo de Demogorgon; Pan, hijo de Demogorgon; Cloto, Atropos y Laquesis, hijas de Demogorgon; Phiton, hijo de

                                                                                                                         4 La obra se tradujo muy tempranamente al inglés, en 1698, y al francés, en 1715, datos tomados de J. Closa Farrés. El autor analiza en detalle la difusión, en los siglos XVIII y XIX hispánicos, de las obras de Pomey y Gautruche y el modo en que se funden en estos manuales la tradición humanística y la cristiana. 5 Hasta donde sabemos, esta edición de 1783 es la primera en castellano del famoso diccionario de Étienne Chompré, cuya primera edición francesa es de 1727.

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Polo, sexto hijo de Demogorgón; Sobre Pitón, séptimo hijo de Demogorgón; Sobre Tierra, octava de los hijos de Demogorgón; Sobre Noche, primera hija de la Tierra; Sobre Fama, la segunda de los hijos de la Tierra; Sobre Tártaro, tercer hijo de la Tierra; Sobre Tages, cuarto hijo de la Tierra; Sobre Anteo, quinto hijo de la Tierra; Sobre Erebo, noveno hijo de Demogorgón que tuvo ventiún hijos; Sobre Amor, primer hijo del Erebo; Sobre Gracia, segunda hija del Erebo y la Noche; Sobre Trabajo, tercer hijo del Erebo; Sobre Celos o Envidia, cuarta hija del Erebo; Sobre Miedo, quinto hijo del Erebo; Sobre Engaño, sexto hijo del Erebo; Sobre Fraude, séptimo hijo del Erebo; Sobre Pertinacia, octava hija del Erebo; Sobre Necesidad, novena hija del Erebo; Sobre Miseria, décima hija del Erebo; Sobre Hambre, undécima hija del Erebo; Sobre Queja, duodécima hija del Erebo; Sobre Enfermedad, decimotercera hija del Erebo; Sobre Vejez, decimocuarta hija del Erebo; Sobre Palidez, decimoquinta hija del Erebo; Sobre Tiniebla, decimosexta hija del Erebo; Sobre Sueño, decimoséptimo hijo del Erebo; Sobre Muerte, decimoctava hija del Erebo; Sobre Caronte, decimonoveno hijo del Erebo; Sobre Día, vigésima hija del Erebo

Demogorgon; La Tierra, hija de Demogorgon; La Noche, hija de la Tierra; Tartaro, hijo de la Tierra; Tages ò Tagetes, hijo de la Tierra; Antheo, hijo de la Tierra; Herebo, hijo de la Tierra; Amor y otros hijos del Herebo (Gracia, Fatiga, Embidia, Temor, Engaño y Fraude, Pobreza y Miseria, Quexa).

Es evidente que el autor condensa mucho el original y, en cuanto al

hecho de que a partir del libro XI en adelante esa simplificación se lleve al extremo, el propio abad da una pista sobre ello cuando, al final de la obra, al referirse a su tarea de desenmascaramiento de los dioses paganos, afirme que “no havrà sido en vano el trabajo de descubrir las caras à los fingidos Dioses, y à tantos enmascarados Personages. Este mismo beneficio se pudo hacer à otros muchos; pero, ò porque se cansò la pluma, ò havia de correr repitiendo lo yà escrito, se les dexò en su sèr phantastico”.

La pista de Demogorgón

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Vistos los índices de ambas obras no parece necesario demostrar que estamos ante una versión, un tanto singular, de la obra de Boccaccio, pero, en cualquier caso, queremos señalar algunos de los indicios de este hecho que parecen más seguros. Uno de ellos es la aparición de la figura de Demogorgón. Este personaje, desconocido para los antiguos, lo ha tomado Boccaccio de un tal Teodoncio, misterioso autor cuya obra se ha perdido y al que remite con frecuencia el italiano (Seznec 186-187). El caso es que el autor de la obra que estamos comentando, nada proclive a citar fuentes (¡ni siquiera a Boccaccio!) también lo menciona:

Que los mas antiguos Arcades venerassen por principio la Tierra, afirma Theodoncio, movidos de que todos los vivientes y no vivientes nacen y se conservan en la tierra, y en tierra y polvo se convierten todas las cosas que mueren y se deshacen; aunque no tenian a la tierra por Numen Divino, sino por receptaculo y habitacion del que lo era y a quien llamaban Demogorgon; esto es, mente y sabiduria de la tierra. Admiraban de esta grossera maquina, que se pisa, producirse robustos Arboles, hermosisimas Flores, sazonados Frutos, caudalosisimos Rios, salir tal vez fuertissimos Uracanes, en muchos montes vivissimas Llamas (...) y en consequencia de su admiracion dieron en la estolidez de que el Factor de tan estupendas maravillas se ocultasse en su vastissimo seno; lo que hizo creer el silencio, que naturalmente preocupa en tales lugares; a algunos, que se adelantaron a entrar curiosos en profundas Cuevas; y assentado este concepto impusieron penal Ley para que nadie fuesse atrevido a nombrar aquella mente Divina por su propio nombre Demogorgon. Esta recibida de todos esta palabra Demon, ò Demonio, por propia de los Espiritus infernales, pero en su verdadera significacion dice Sabiduria, y Gorgona tierra, y unidas las dos resulta Sabiduria de la tierra.

Comparemos el texto con lo que dice, bastante más prolijo, Boccaccio:

(...) a mí, que andaba errante en medio de las entrañas de la tierra, se me apareció el inactivo antepasado de todos los dioses paganos, rodeado por todas partes de nubes y sombra, Demogorgón, horrible por su mismo nombre, cubierto de una cierta palidez musgosa y por una descuidada humedad (...) Pues Teodoncio dice que la causa de esta necia credulidad tiene su origen no en los hombres de ciencia sino más bien en los más antiguos campesinos de Arcadia. Estos, al ser hombres de tierra adentro, montaraces y semisalvajes y como vieran que la tierra, por su propio impulso, producía bosques y toda clase de arbustos, hacía brotar flores, frutos y simientes, que alimentaba a todos los animales y finalmente recibía en sí misma cualquier cosa que moría y, todavía más, que los montes vomitaban llamas, que el fuego se arrancaba del duro sílice, que los vientos soplaban desde lugares cóncavos y valles y se dieran cuenta de que ella, la tierra, se movía alguna vez e incluso emitía rugidos (...) neciamente lo creyeron. Pero quienes siguieron después de estos, que tenían el pesamiento algo más profundo, no llamaron simplemente a la tierra la autora de estas cosas, sino que había implícita en ella una mente

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divina con cuyo pensamiento y voluntad se producían las cosas. Y pensaron que esa mente tenía su morada en lugares subterráneos. Aumentó la credibilidad en este error entre los campesinos el haber entrado en los antros y profundísimos recovecos de la tierra alguna vez, porque en ellos, al avanzar con una luz cada vez más mortecina, parece que se agranda el silencio, la superstición se acostumbró a penetrar en las mentes con el horror natural de los lugares y la sospecha de la presencia desconocida de alguna divinidad que, conjeturada como tal divinidad por aquellos, no la consideraron otro que Demogorgón, por el hecho de que se creía que su mansión estaba en las entrañas de la tierra, como se ha dicho. Así pues, éste, al ser tenido entre los más antiguos Arcadios en alto honor, considerando que se aumentaba la majestad de su divinidad manteniendo en silencio su nombre, o pensando que no era decoroso que un nombre tan elevado corriese de boca en boca entre los mortales, o quizá temiendo que al ser nombrado se irritara contra ellos, se prohibió, con el consentimiento popular, que fuera nombrado por alguien sin castigo. Lo que ciertamente parece atestiguar Lucano6. [...] Demogorgón en griego significa en latín, según pienso, dios de la tierra. Pues demon es dios, como dice Leoncio, pero Gorgon se interpreta como tierra. O mejor aún, la sabiduría de la tierra, puesto que se presenta como el dios que sabe o la sabiduría.

El texto de Boccaccio, que hemos abreviado considerablemente, cita a Teodoncio, a Lucano, a Estacio y a Leoncio. El abad sólo a Teodoncio, en relación con Demogorgón. Tenemos que señalar que ninguna de las obras de mitología publicadas anteriormente en castellano y que hemos citado al comienzo de esta trabajo se hacen eco de esta fantástica figura salvo el diccionario de Chompré que sí le dedica una entrada: Demogorgon, “Deidad bajo cuyo nombre adoraban los Antiguos a la naturaleza”. Evidentemente, esa escueta fuente no puede ser la que ha inspirado el texto de Blas Hipólito García de Soto.

Hemos citado este pasaje por extenso para ejemplificar el modo de proceder del autor de esta curiosa obra. No se trata, en sentido estricto, de una traducción, y tampoco el abad presenta así su trabajo, pese a la gloria que ello podía haberle reportado. Y decimos gloria porque la primera traducción publicada en castellano de la Genealogía de los dioses paganos se hizo esperar mucho. Así, en un detalladísimo estudio sobre la recepción en España de Boccaccio (Lucía Megías 423) leemos lo siguiente: “El primer Boccaccio que se difunde en suelo peninsular es el Boccaccio humanista, el Boccaccio de los casos de príncipes, de historias de «claras» mujeres y de genealogía de dioses (...) de las Genealogie deorum gentilium se conocen cuatro testimonios manuscritos en latín y seis de la traducción al castellano, uno de ellos en la Biblioteca del Marqués de Santillana”. De uno de esos códices, en                                                                                                                          6 Aquí Boccaccio cita largamente a Lucano y también a Estacio, referencias que elimina, como es habitual, el autor del Polytheismo elucidado.

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el que se conserva el prólogo del traductor, se ha podido conocer que éste fue Martín de Ávila y que realizó la versión castellana por orden del Marqués de Santillana (Piccus). Pero si descontamos esa primera traducción, largo tiempo inédita (véase, ahora, Gómez Sánchez), la obra mitológica de Boccaccio no se puso en castellano hasta 1983.

Sin embargo, Blas Hipólito no hace referencia alguna a Boccaccio ni a su importante obra y eso se debe, pensamos, a la particular intención con la que él ha escrito su propio libro.

Intención del tratado

Las obras que podrían servir de referencia a ésta del abad de Santiago y que la precedieron en el s. XVIII tienen una marcada y reconocida voluntad didáctica. Así, por ejemplo, en el prólogo del traductor a la Historia Poética de Gautruche, éste recuerda cómo la obra tuvo que ser reimpresa varias veces en Francia y considera que la traducción castellana será muy útil “no solo à la juventud dedicada à la perfecta inteligencia de los AA y Poetas Latinos, sino tambien à la edad mas adelantada, para la inteligencia de nuestros Poetas Castellanos, en cuyas obras se encuentran frequentemente bellissimas alusiones à estas Fabulas”.

Argumentos parecidos se esgrimen en el prólogo a la traducción del Panteón Mítico de Pomey, donde a la finalidad didáctica se suma el intento, éste sí compartido por el autor del Polytheismo elucidado, de poner de manifiesto ante los ojos de los jóvenes estudiosos la ceguera de los antiguos, “para que se venga en conocimiento de los crasos errores de los Gentiles, en que vemos enredados, entre ellos, aun à los mas sublimes entendimientos, que carecieron de la luz clarissima que alumbrò despues el Catholicismo”.

En fin, el deseo de ilustrar a los jóvenes es más explícito que en ningún otro lugar en las palabras que preceden la traducción castellana del diccionario de Chompré. No es necesario insistir en la utilidad del conocimiento de la mitología para entender a los poetas y a los artistas plásticos, afirma el autor de la traducción, y explica así el objeto de ésta : “El principal objeto que se ha tenido en la traduccion de este Diccionario ha sido el que pueda servir para el uso de las aulas de Humanidades en el estudio de los Poetas, á vista de que los vocabularios del Latin al Castellano, o al contrario, de que por lo comun se valen los discipulos, estan muy escasos de articulos de Mitologia, y aun los que traen, no prestan sino una ligera idéa”.

Frente a esto, ¿qué justificación de su obra ofrece el doctor Blas Hipólito? Sus palabras introductorias son muy breves y las reproducimos casi íntegramente:

Ofreciendo la Maquina del Universo vastisimos argumentos, para convencer la existencia de un Numen Soberano, Criador, y Governador de sus admirablemente unidas partes, pudo la ciega passion de los

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hombres hacerlos tropezar en dos extremos desvarios. No es perceptible como por otra parte, adornados de vivas, y perspicaces luces, negassen algunos toda Deidad, y la atribuyessen otros a tanta multitud de individuos, y cosas, que no puede reducirse a numero; aunque el de treinta mil señalo Hesiodo, citado por Eusebio Cesariense, sin reparar en que fuessen los estimados Dioses racionales, ò irracionales, sensibles ò insensibles. Todas las Ciencias, y Artes se presume haver tenido por inventores a los Hebreos, Assyrios, Egypcios, Arcades y otros semejantes antiguos Pueblos; y ellos mismos fueron los primeros a introducir la vana creencia de multiplicados Dioses. (...) Otro genero de Deidades logro aplauso entre los Antiguos, nacido de dos causas: ya de que por alguna accion singularisima, particular invencion, destreza, sabiduria, y otras prendas, fuese alguno estimado por mas que lo regular, equivocandose la Divinidad que le daban con la Heroicidad que al presente semejantes hombres consiguen, ya de que ofuscada la razon en aquellos Siglos, no siendo capaces los hombres de un claro conocimiento fingian los Sabios acomodadas figuras a su rusticidad, y sin desnudarlo de esta, lo que recibieron por doctrina dexaron à la posteridad por incognito mysterio. En la presente Obrilla ha sido el intento, de todas las sobredichas especies, deshacer la figura execrable de algunos (ya que no puede ser de todos los Dioses) dexandolos en el natural sentido, o historial, que cubriò el aparente velo de Divinidad atribuido.

La cursiva del final del texto, nuestra, quiere llamar la atención sobre las palabras que dan la clave de las intenciones de su autor. No es mucho, pero es muy claro, y esa información se ve ratificada por las palabras de D. Pedro García de San Pablo en su aprobación al texto, que insiste en la utilidad que se puede obtener de “los errores de Gentilismo” y de la transformación moralizante de sus historias, algo que, según él, nadie ha hecho antes con tanto acierto como el autor de este libro.

En efecto, lo que distingue y caracteriza la obra de Blas Hipólito son esas “transformaciones moralizadas”. Ese es su interés principal, incluso parece que por encima del de dejar a los dioses paganos “a cara descubierta”. Ya en otro lugar hemos señalado que esa función que el abad pretende moralizadora la lleva a cabo con constantes alusiones y paralelos (bastante forzados, por lo general) con la historia de España. Sirva de ejemplo el modo en el que cierra el relato referido a Medea. Tras detenerse en los crímenes de la maga, concluye así, en tono irónico:

En premio a tan buenas mañas y galanterias fue de los Griegos y Romanos venerada por Diosa. Concedian entre aquellas gentes la prerrogativa de Divinidad los dos afectos de amor y de temor, y por este merecia particular respeto Medea, si despues de muerta pudiera exercer las inhumanidades, y encantos, que viva; porque igual respeto se ha de tener al amigo, y al enemigo, cuya voluntad debe captarse, del uno para que se conserve, y del otro para que no dañe. Admirable prudencia de que usò la sin igual Heroina la Reyna Doña Maria, muger de Don Sancho el Bravo, en le inexplicable desunion de los Magnates, honrando a los afectos, y

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alagando a los desavenidos, para conservar a su hijo Don Fernando Quarto el Reyno, que dexò su marido grangeado contra el derecho de los Infantes de la Cerda. Inhumana Medea contra sus mismos hijos, era temible de qualesquiera otros, y mas con la facilidad de maleficiar con medios imperceptibles; puesto que un mal que se teme, y no puede prevenirse causa continuas mortales zozobras; y si la Divinidad era el mas expresivo alago, seguros se tendrian aquellos Barbaros de las artes inhumanas de aquella Esfinge.

Estamos ante un texto precioso para entender el tenor de la obra de Blas Hipólito. De un lado, tenemos la clara, aunque no reconocida, “inspiración” en Boccaccio; de otro, la referencia, con fin ejemplificador, a un episodio de la historia de España; finalmente, una demostración de cómo dejar “a cara descubierta” a los personajes de la gentilidad, ya que Medea, nos dice el abad, si fue tenida por diosa, lo fue para que con el halago se neutralizaran sus malas artes. También es ejemplo este pasaje de que las fuentes todas están borradas, no sólo la principal (y creemos que única), Boccaccio, sino también las que el italiano mencionaba en su obra. Todo esto se puede comprobar si citamos el texto original de la Genealogía de los dioses paganos del que parte en esta ocasión nuestro autor: “Así pues, adornada con estas fechorías, Medea descubre un lugar primero entre los Griegos, que habían debido conocerla mejor, después entre los Romanos, para ser considerada como una diosa y honrada con sacrificios por ellos, como atestigua claramente Macrobio”.

El relato del Polytheismo elucidado comienza de la misma manera, siempre parafrasendo, no traduciendo, enlaza después con un ejemplo de la historia de España y elimina las referencias eruditas del original.

Conclusión

La influencia de la Genealogía de los dioses paganos, de Giovanni Boccaccio, ha sido señalada y estudiada en obras en lengua castellana como las Quaestiones sobre los dioses de los gentiles del Tostado, 1507 (Saquero y González Rolán), la Philosofía secreta de Juan Pérez de Moya, 1585 (Iglesias & Álvarez, Herreros), o el Teatro de los dioses de la gentilidad de Baltasar de Vitoria, 1620 (Tejerina). Estas son, por otra parte, las tres primeras obras citadas en el indispensable artículo de Antonio Ramón Navarrete sobre los manuales de mitología en España; pero no hemos visto, en cambio, referencias a esta obra del abad de Santiago de Losada en los estudios sobre la pervivencia de Boccaccio y sólo la hemos encontrado citada sin comentario alguno y de manera indirecta en el mencionado artículo (Navarrete 12).

Pese al subtítulo, Curioso, y utilissimo à toda suerte de personas, principalmente à la juventud, que se deleyta en Poeticas invenciones, el libro del abad de Santiago de Losada, no tiene nada en común con los tratados de mitología que se habían publicado en España en el primera mitad del siglo XVIII ni con los que se publicarán después del suyo, pero constituye un ejemplo, hasta

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donde sabemos desatendido, de la influencia de Boccaccio en nuestras letras.

OBRAS CITADAS

Boccaccio. Genealogía de los dioses paganos, edición preparada por Mª C.

Álvarez y R.Mª Iglesias. Madrid: Editora Nacional, 1983. Closa Farrés, Josep. “Humanisme classicista i humanisme cristià en

l'enseyament de la mitologia al llarg dels segles XVIII y XIX Hispànics”. Faventia 5.2 (1983): 131-139.

Gómez Sánchez, Esperanza M. Boccaccio en España: la traducción castellana de

Genealogie deorum por Martín de Ávila. Edición crítica, introducción, estudio y notas mitológicas. Madrid: UCM (Tesis Doctorales), 1994.

González González, Marta. "El Polytheismo elucidado (1753) de don Blas

Hipólito García de Soto y la Genealogía de los dioses paganos de Boccaccio”. En Virtuti magistri honos. Studia Graecolatina A. Alberte septuagesimo anno dicata. Ed. C. Macías & S. Núñez. Zaragoza: Pórtico, 2011. 109-124.

Herreros, Elena. “La leyenda de Eneas en dos mitógrafos españoles: Juan

Pérez de Moya y Baltasar de Vitoria”. CFClat 10 (1996): 193-203. Iglesias, Rosa y Consuelo Álvarez. “La Philosofía secreta de Pérez de Moya: la

utilización de sus modelos”. En Los humanistas españoles y el humanismo europeo. Murcia: U de Murcia, 1990. 185-189.

Lucía Megías, José Manuel. “Imágenes de recepción de Boccaccio a través

de sus códices: primeras notas”. Cuadernos de Filología Italiana (número extraordinario) (2001): 415-477.

Navarrete Orcera, Antonio R. “Manuales de Mitología en España (1507-

2002)”. Tempus 31 (2002): 5-120. Palau, Antonio. Manual del Librero Hispanoamericano. Barcelona: Librería

Palau, 1948-1977. Piccus, Jules. “El traductor español de la Genealogia deorum”. En Homenaje a

Rodríguez Moñino. Madrid: Castalia, 1966. 59-75. Saquero, Pilar y Tomás González Rolán. “Las ‘Quaestiones sobre los dioses

de los gentiles’ del Tostado: un documento importante sobre la presencia de Boccaccio en la literatura medieval español”. Cuadernos de Filología Clásica 19 (1985): 85-114.

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Seznec, Jean. Los dioses de la antigüedad en la Edad Media y el Renacimiento.

Madrid: Taurus, 1983. Tejerina, Belén. “El De Genealogia Deorum Gentilium en una mitografía

española del s. XVIII: el Teatro de los dioses de la gentilidad de Baltasar de Vitoria”. Revista de Filología Moderna 55 (1975): 591-601.