UNA CONDUCTA PURA Y LOS ADORNOS … · Se espera que la esposa ... Lo que el apóstol Pedro está...

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Bosquejo #15 UNA CONDUCTA PURA Y LOS ADORNOS PREFERIDOS 1 Pedro 3:2-6 Ya hemos analizado el primer estudio concerniente a las demandas de Dios para las esposas en el cual analizamos la sumisión propia, ahora iremos al verso 2 de este capítulo para conocer la segunda demanda. Cuando el apóstol Pedro dice a las mujeres salvas que sus esposos incrédulos deben ver una conducta casta y respetuosa así como un atavío correcto, elementos que Dios utilizará para que ellos vengan a salvación, pues de hecho estos siempre estarán observando a ver si encuentran en sus esposas algo por qué condenarlas en su conducta y justificar su conducta impía delante de Dios. El texto a considerar dice: 3:2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 3:3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 3:4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 3:5 Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 3:6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza”. El apóstol Pedro, quiere ahora considerar la conducta y la apariencia de la mujer, y lo ha de hacer en la importancia que debe tener esto con respecto a su testimonio frente a sus maridos y su deber de estar sujetas a ellos. En esta oportunidad debemos entender la necesidad de hablar de este tema en un país tan caliente como el nuestro. Con este mensaje terminaremos las enseñanzas hacia las esposas, para luego dirigirnos a la enseñanza para los esposos, pero sin antes dejar claro que Dios

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Bosquejo #15

UNA CONDUCTA PURA Y LOS ADORNOS PREFERIDOS

1 Pedro 3:2-6

Ya hemos analizado el primer estudio concerniente a las demandas de Dios para las esposas en el cual analizamos la sumisión propia, ahora iremos al verso 2 de este capítulo para conocer la segunda demanda. Cuando el apóstol Pedro dice a las mujeres salvas que sus esposos incrédulos deben ver una conducta casta y respetuosa así como un atavío correcto, elementos que Dios utilizará para que ellos vengan a salvación, pues de hecho estos siempre estarán observando a ver si encuentran en sus esposas algo por qué condenarlas en su conducta y justificar su conducta impía delante de Dios.

El texto a considerar dice: “3:2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 3:3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 3:4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 3:5 Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 3:6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza”. El apóstol Pedro, quiere ahora considerar la conducta y la apariencia de la mujer, y lo ha de hacer en la importancia que debe tener esto con respecto a su testimonio frente a sus maridos y su deber de estar sujetas a ellos. En esta oportunidad debemos entender la necesidad de hablar de este tema en un país tan caliente como el nuestro.

Con este mensaje terminaremos las enseñanzas hacia las esposas, para luego dirigirnos a la enseñanza para los esposos, pero sin antes dejar claro que Dios

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demanda esto para mujeres que profesan piedad y para mujeres que desean reflejar a Cristo Jesús en sus corazones, de tal manera que las que vienen detrás de ustedes puedan aprender a amar a sus maridos y a sus hijos, siendo perfectas maestras del bien. Por tanto deseamos que Dios les ayude a entender, que cuando hacemos la voluntad de Dios, es la única manera en que garantizamos la victoria en Cristo. Pasemos a considerar:

I. LA REALIDAD DE UNA CONDUCTA PURA II. LA APARIENCIA DE LA MUJER III. EL PRECIO DE ESTOS DEBERES

Veamos primeramente:

I. LA REALIDAD DE UNA CONDUCTA PURA (1 P. 3:2)

A. DEFINICIÓN DE UNA CONDUCTA PURA

1. Fundamentalmente una conducta pura es una conducta que no viola el pacto del matrimonio. Se espera que la esposa cristiana no cometa adulterio siendo infiel para con su esposo, pero mantener una conducta pura demanda más que ser fiel a su marido. Incluye palabras, miradas, hábitos, asociaciones puras y como vemos en el pasaje esta conducta es observable, de tal manera que su esposo pueda ver en usted esta realidad.

2. Un esposo cristiano o impío ha de observar su vestir, él se va a

dar cuenta de si su vestir es sensual o casto. Va a observar si su vestimenta tiene como propósito atraer a los demás o si es para cubrir su desnudez. El observará si usted usa escotes profundos o moderados, si usted utiliza ropa ceñida o suelta, si usted es provocativa o pudorosa. El esposo no tiene que hacer mucho esfuerzo o ser muy inteligente para notar cómo es tu conducta.

3. Muchos esposos se sienten inseguros cuando saben que sus

esposas se convierten a Cristo, sin conocer como será su conducta ahora que está en Cristo con relación a otros hombres y principalmente hacia los hombres de la iglesia a la cual él no pertenece, el juzgará su conducta de acuerdo como la conoce a usted, pero si su esposo, ahora que usted

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está en Cristo, observa que su hablar es prudente, su vestir recatado, su trato con otros hombres es pudoroso, o en sentido general su trato hacia él es a través de una conducta casta y respetuosa, entonces él tendrá seguridad de usted como esposa.

B. LA ESFERA DONDE OPERA

1. El texto dice: “…considerando vuestra conducta casta y

respetuosa”. Lo que el apóstol Pedro está diciendo es que tu marido incrédulo está observando que tu comportamiento casto y respetuoso está dominado por el temor a Dios y bajo la esfera del temor a Dios. El está viendo que este santo temor está cubriendo tu conducta pura, está viendo que tu conducta pura esta bañada del temor del Señor.

2. Es por esto que el texto también es traducido de esta manera:

“…al observar vuestro casto y respetuoso (temeroso) comportamiento en vuestra conversación”. Esta traducción explica que el tipo de temor presentado aquí, debe ser considerado como al temor a Dios por el cual la esposa muestra a su marido su sumisión a él, aunque en cierta manera también indica el santo temor que ella debe tener a su marido, el cual se traduce como respeto. La palabra respetuoso = temeroso utilizada aquí es “Phobos”, de donde viene la palabra fobia, la cual debe ser mejor traducida como “temor reverente o piadoso”.

3. Esta interpretación es válida primero por el contexto del

pasaje, cuando en (2:13 y 2:18) se hace referencia a la manera en que debemos respetar o temer a toda institución humana, los siervos a sus amos. Segundo porque en Efesios 5:33 que también es un pasaje paralelo, declara que la mujer debe respetar = “Phobeomai” (tener temor santo o reverencia) para con su marido, de igual manera como debe observar un temor santo para con Dios.

4. Esta es la misma expresión que usa el apóstol Pablo en

Romanos 13:7 la cual se traduce como respeto para con las autoridades superiores. Este temor tiene que ser de la misma manera como se espera que los hijos tengan un santo temor o respeto para con sus padres.

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C. LA ESTIMA COMO ELEMENTO DEL TEMOR REVERENTE

1. El primer elemento a considerar del temor reverente, es “La

estima”, la cual la esposa debe manifestar a su esposo, aún cuando no lo pueda hacer por los logros de su esposo, debe hacerlo por la posición en que lo ha puesto Dios como cabeza de ella. En 1 Corintios 11:7 el Señor nos dice: “Que el hombre es imagen y gloria de Dios, y la mujer es gloria del varón”.

2. Es por esta posición que la mujer debe dispensar respeto,

temor reverente o piadoso a su esposo, esta estima debe ser manifestada en la manera en que la esposa habla a su esposo, así como Sara obedecía (“Upakouö”) a su marido llamándole Señor. Sin temer ninguna amenaza (“Sin ser espantadas de ningún pavor”) (v. 6).

3. Hablar mal de su marido es actuar como necia, pues usted

misma es que escogió el casarse con el criticado. Hacer esto es bien es peligroso. 2 Samuel 6:20-23 muestra las consecuencias que sufrió Mical por esto. Una esposa debe mostrar estima para su esposo no contradiciendo a su marido en público, ni frente a sus hijos, esta debe esperar que estén a solas para conversar con él con temor reverente. Debe mostrar estima escuchando sus consejos, poniendo atención a sus palabras, respetando su opinión y aún pidiéndole consejo.

4. Un pasaje interesante que muestra la manera en que las

esposas deben mostrar estima para con sus esposos, es 1 Corintios 14:34-35 donde se declara que en lo espiritual la mujer debe estimar a su marido como la primera fuente del consejo bíblico, cuando dice: “vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación”.

5. Es triste ver que hoy no se respeta esta demanda del Señor,

pues muchas mujeres creen que porque saben más Biblia que los hombres o porque tienen más capacidad intelectual que ellos, no solamente los deshonran desobedeciendo, sino que se suben en un púlpito a enseñarles, violando también 1 Timoteo 2:9-15.

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D. EL DESEO DE AGRADAR COMO ELEMENTO DEL TEMOR REVERENTE

1. El otro elemento a tomar en cuenta, es el deseo de agradar a

su marido. Este santo temor no es más que una santa diligencia para agradarle. Veamos 1 Corintios 7:34b - “…pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido”. Esto nos dice que si una mujer respeta a su marido, entonces esta buscará agradar a su marido. Sus cosas serán cuidadas, estarán en orden, serán respetadas y buscará hacer énfasis en agradar a su marido y no resentirse o decir que no puede, o que se embrome.

2. Una esposa que desea agradar a su marido estará atenta y se

esforzará por evitar todo lo que no le agrada u ofende a su marido, esta conducta pura está llevada a cabo bajo la esfera de santo temor para con su esposo. Muchas esposas están seriamente confundidas cuando dicen que han hecho todo, al punto de la locura, para agradar a sus esposos y manifiestan esto hasta el cansancio, sin embargo, la realidad es que no han hecho nada de acuerdo a las demandas del Señor.

3. Esta reacción en las esposas que hablan así, viene cuando su

enfoque sobre esto es incorrecto o no tienen la sabiduría para entender que el marido se agrada con lo que él desea y no con lo que ella piensa que el marido desea. (Ej. Recordar el lenguaje del amor). No actúe como para usted, investigue y pregúntele como él se agrada, trate de conocer a su marido más y más cada día de su vida, pues para esto usted lo ha escogido. “Y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Gn. 3:16).

4. Aquí debemos hacer algunas preguntas para contestarlas

con honestidad delante Del Señor. ¿Es tu conducta pura delante de tu esposo? ¿Tu hablar, tu vestir, tu lenguaje corporal, tu lectura, lo que ves en la televisión, en tus asociaciones con amigos u otros hombres? ¿Muestras con todo esto que haces que eres una mujer pura y casta? ¿Muestras tú una reverencia santa para con tu esposo? ¿Lo estimas, en la manera en que le hablas o cómo hablas de él?

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¿Escuchas lo que él dice? ¿Te preocupas por halagarlo? ¿Cómo te refieres a él, lo relajas, lo humillas, lo avergüenzas en público? ¿Estás estudiando con cuidado como agradarlo o te importa si le agradas o no? ¿Siempre estás inventando excusas sobre tu progreso espiritual en esta área? Hermanas tomen en serio, si se hallan en alguna falta, confiésenla al Señor, para que puedan ser limpiadas. Rueguen al Señor para que puedan ser mejores esposas, no permitiendo que esta sociedad humanista de nuestros tiempos afecte sus convicciones. Aunque esto no sea popular, es el mandamiento de Dios y lo que al final les hará felices.

Veamos ahora:

II. LA APARIENCIA DE LA MUJER (1 P. 3:3-4a)

A. EL ADORNO PREFERIDO

1. El apóstol Pedro ahora se dirige a tratar sobre los adornos que van relacionados a mejorar o cambiar la apariencia de la mujer. Es importante entender aquí, que el texto no está prohibiendo el uso de adornos, sino que está dirigido a dar instrucciones con respecto al enfoque que la mujer debe dar a estos adornos. Tenemos que saber que la estructura psicológica mental de la mujer y del hombre son diferentes. Cuando la mujer se ve en un espejo siempre verá sus defectos, cuando el hombre se ve en el mismo espejo siempre verá sus virtudes. Por esto hay una tendencia en la mujer de buscar la forma de hacer algo para gustar porque ella no se gusta a sí misma.

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2. La Biblia no prohíbe el arreglarse el cabello o el uso de vestidos bonitos. Esto lo podemos demostrar por tres razones. a. El adorno externo no es pecaminoso en sí mismo (Ex.

12:35-36). El adorno externo fue utilizado por Dios para ilustrar lo que hizo con Israel su esposa, por tanto no es pecaminoso (Ez. 16:7-13).

b. El apóstol Pedro está haciendo un contraste entre el

adorno que perece, el externo y el que es imperecedero, el interno que es de grande estima delante de Dios. En Mateo 9:13 se nos enseña sobre la necesidad de la misericordia antes que el sacrificio. Dios no dice que no quiere sacrificio, sino que la misericordia debe ser enfocada antes o con mayor importancia que el sacrificio.

c. La última razón es la siguiente: Si leemos el texto sin

anexos podemos leer en el original: “no uso de cabellos trenzados y de vestirse ropas de adorno”. Esta sería una interpretación ridícula pues Pedro no puede decir que su problema es con las trenzas de las mujeres y con que la mujer no se vista o sea que ande desnuda.

3. Lo que el apóstol Pedro está diciendo es que las mujeres

cristianas no deben hacer del adorno o atavío externo su prioridad, ni deben poner su énfasis en lo externo, sino esforzarse en su adorno o atavío interno, ya que este es el adorno preferido por Dios y es, el que él desea que una mujer cristiana le de énfasis. Se está diciendo además, que lo que verdaderamente debe ser adornado es el corazón, por lo que se considera que una mujer cristiana no debe estar malgastando tanto tiempo en adornarse externamente cuando no dedica más tiempo en adornar su corazón.

B. MANERA DE CULTIVARLO

1. Una mujer cristiana debe entender, que para Dios tiene mayor

estima, el que ella se pase el tiempo, leyendo su Biblia, aprendiendo versos bíblicos, cultivando su vida piadosa para con Dios, su esposo y sus hijos, que cultivando su pelo, su figura, su guardarropa, sus joyeros, etc. porque de lo contrario, su enfoque será el de una mujer fatua y vanidosa.

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2. Una mujer cristiana piadosa, puede probarse fácilmente delante de Dios en cualquier día de su vida, solamente tiene que hacer un inventario de tiempo y ver en que ha invertido más su tiempo en ese día, si adornando su cuerpo o adornando su corazón.

3. La mujer cristiana tiene muchos recursos para cultivar su vida

piadosa, sin que tampoco ande andrajosa o descuidada, pues Dios tampoco quiere que usted sea o ande como un espantapájaros frente a su marido, él también nos enseña que usted debe cuidarse para él y debe adornarse para él, como hemos visto en el texto de Ezequiel 16:7-13.

C. PARTES QUE INCLUYEN EL ADORNO PREFERIDO

1. El apóstol Pedro nos dice que este adorno preferido no

incluye, lo externo: las joyas, los peinados, los vestidos, sean como sean, sino que el adorno preferido incluye solamente lo interno, el corazón y lo que pongamos en él piadosamente. El corazón es entonces el lugar para cultivar el adorno preferido, por tanto, la mujer que se pierde en esto, estará cultivando todo aquello que no sirve para lo eterno.

2. Pedro dice que el adorno interno preferido incluye un espíritu

afable y apacible, lo cual demanda una dulzura de espíritu, una ternura en su manera de ser, no dada a la pasión o la ira, sino paciente, no orgullosa, no arrogante, no irritable. La palabra apacible implica tener paz e inspirar paz, no ruidosa, no impulsiva. Una mujer así es fácil de sobrellevar, no es peleona, no es mandona, no trata de ser el centro de atención, no es una persona temperamental, no es criticona, sino que vive su vida con dulce dignidad y su corazón no está lleno de pasiones e inquietudes, sino que descansa y está en paz con su Señor.

3. El adorno preferido, lleva a la mujer cristiana a estar feliz junto

a su esposo y contenta con su tarea de esposa cristiana, además se esfuerza en cultivar el rol para el cual Dios le ha creado aunque tenga que someter su carne a Cristo, no trata de estar en competencia con su marido o tratando de que se haga lo que ella quiere, sino que es afable y apacible delante de Dios.

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4. Esto no quiere decir que no tenga cerebro o que no tenga convicciones, pues si leemos los rasgos de la mujer virtuosa de Proverbios 31 veremos que esta mujer tiene un carácter poderoso, pero sujeto a su marido en el temor de Dios.

Por último veamos:

III. EL PRECIO DE ESTOS DEBERES (1 P. 3:4b-6)

A. EL VALOR DE ESTAS VIRTUDES

1. Estas virtudes planteadas por el apóstol Pedro deben ser

consideradas por la mujer cristiana piadosa como de un valor inigualable ya que el texto dice: “…en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”. Lo que nos indica que esto es lo que debe preocupar a la mujer piadosa, aquella que primeramente agrada a Dios con lo que hace y con lo que se atavía.

2. Estas cualidades de afabilidad y apacibilidad con lo cual la

mujer piadosa se ornamenta delante de Dios es lo que verdaderamente tiene estima delante de Dios. Notemos que cuando las mujeres se preocupan por la ornamentación externa más que por la interna, están demostrando que para ellas, es más importante lo que los hombres digan de ellas que por lo que Dios diga de ellas.

3. La mujer cristiana tiene que convencerse que estas virtudes al

ser conquistadas le darán el poder para glorificar a Dios primeramente y luego para sostenerse en la esperanza de la vida eterna donde estas cualidades son imperecederas. Ella verá el valor de ellas aún cuando ya hayamos partido de esta tierra o cuando ya esta tierra no exista más.

B. LO QUE DIOS APRECIA Y LO QUE DIOS RESISTE

1. En esta misma epístola, podemos darnos cuenta de lo que

significa que estas cualidades de afabilidad y apacibilidad son de grande estima delante de Dios. El mismo apóstol Pedro nos dice en (5:5) “…revestios de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues,

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bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”.

2. Asimismo recordamos cuando Jesús dijo en Mateo 11:29-30 -

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”. Lo que queremos decir es que estas cualidades de humildad y mansedumbre son las que Dios aprecia en el corazón de los hombres, por esto las destacó Jesús concerniente a su corazón y nos alentó a aprenderlas.

3. Hermanas y hermanos, tratemos por todos los medios hacer la

voluntad de Dios en esto, porque de lo contrario, Dios nos resistirá, pues todo acto de desobediencia es pura arrogancia y pura soberbia, por tanto Dios nos declara lo que pasará con nosotros. Motivémonos por tanto, a buscar estas cualidades en nuestras vidas y nosotros los esposos que somos cristianos ayudemos a nuestras esposas a lograr lo que aquí se nos demanda.

C. LAS MOTIVACIONES QUE DIOS NOS DA PARA EL

CUMPLIMIENTO DE ESTOS DEBERES

1. Las motivaciones son parte de los recursos que Dios pone en nuestras manos para lograr el objetivo primordial que es obedecerle y ser diligentes para hacer su perfecta voluntad. Hermanas en Cristo, aprópiense de estos recursos para que la lucha sea más fácil y la conquista más alentadora y ejemplarizante para las que vienen detrás de ustedes, para que puedan demostrar que Dios es poderoso en nosotros cuando hacemos su voluntad.

2. La primera motivación de una mujer cristiana de obedecer y

cumplir con estas demandas es la que vemos en el verso 1 cuando el apóstol Pedro dice “…para que los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas”. Evidentemente que esta promesa es para las hermanas que no tienen sus esposos en Cristo. Sepa con certeza que si usted hace al 100% lo que dice Dios, su marido vendrá a Cristo, pues esta es la promesa. Si esto no ocurre no diga que Dios mintió, diga que usted es desobediente.

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3. Si usted tiene su marido convertido dirá que esta no es motivación para usted, pero tenemos dos motivaciones adicionales para ustedes. La primera es que por este pasaje debes saber que si en

algún momento tu marido está tentado a dudar sobre las verdades del cristianismo, tu testimonio firme y fiel, sea para que él se motive a ver que Dios es real.

La segunda es que al vivir de esta manera en tu hogar aún tus hijos estarán observando tu testimonio y podrás ganar sus almas por tu testimonio.

Recuerde lo que dice el apóstol Pablo de Loida y Eunice, abuela y madre de Timoteo en 1 Timoteo 1:5 y de como ganaron a este joven para Cristo.

4. La última de las motivaciones que debemos tomar en cuenta

es la que nos plantea el texto en los (vv. 5-6) cuando dicen: “3:5 Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 3:6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza” (Gn. 18:12).

5. Hermanas en Cristo, aunque se sientan solas, como si sus vidas

fueran en contra de la cultura y en contra de todo y de todos; entiendan que hay una multitud de mujeres piadosas que han vivido en victoria glorificando el nombre de Dios y sin avergonzarse, estas deben ser motivaciones para ustedes.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:

Recordemos, que las esposas no deben estar escuchando por sus esposos, ni los esposos deben estar escuchando por sus esposas.

Oremos para que Dios les de a las esposas la gracia para poner en práctica todo lo que han escuchado.

Y por favor, tengan ahora la confianza en Dios, de tal manera que su oración sea que Dios amarre las conciencias de sus esposos, como lo ha hecho con ustedes y que el Espíritu Santo les de convicciones claras de cómo vivir con ustedes sabiamente sin que ustedes tengan que abrir la boca.

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