UN LADRÓN NOVATO

48
1 UN LADRÓN NOVATO Personajes: JEFE: NOVATO: SEÑORA: (Salen a escena dos ladrones vestidos lo más cómicamente posible. Van a hacer un atraco. Uno de ellos es novato y medio tonto. Va ridiculizando los gestos del jefe. Se supone que entran en un piso) JEFE: - Bueno…parece ser que no hay nadie. Supongo que el coche lo habrás dejado bien seguro para que nadie se lo lleve. NOVATO: - Descuide, jefe, le quité el aire a las ruedas. JEFE: - ¡Animal! Y si viene la poli, ¡cómo vamos a escapar? NOVATO: - Para eso he traído un pito JEFE: - ¿Y para qué queremos un pito, listillo? NOVATO: - Para salir pitando, jefe JEFE: - ¿Y si la poli nos cierra el paso? NOVATO: - Descuide, jefe, que yo ya he pensado en todo. Para ese caso he traído estas canicas. JEFE: - ¡Hombre, eso está bien! ¡Para que se resbalen cuando salgan corriendo a perseguirnos! NOVATO: - No, jefe, no. Son para jugar con ellas en la cárcel, porque seguro que de ésta no nos escapamos. JEFE: - Nada, no tienes remedio. Esta noche la vamos a pasar moradas. Menos mal que te habrás traído la pistola que te dije, ¿no? NOVATO: - Eso sí, mire, aquí la tiene. JEFE: - ¿Cómo? ¡Una pistola de agua! NOVATO: - Si, jefe. Como usted me dijo que trajera la pistola por si había fuego… Para el fuego lo mejor es… una pistola de agua. JEFE: - Ya veo que eres un idiota. Anda, estate quieto ahí y déjame trabajar. Tú quédate ahí quietecito disimulando. (Se oyen pasos que se acercan. Aparece una señora que va cruzando el escenario) SEÑORA: - ¡Por fin he llegado a casa!. Vengo reventada del trabajo. Ahora mismo voy a acostarme, que ya es muy tarde. (El NOVATO hace ruido) SEÑORA: (Desde dentro) - ¿Quién anda ahí? (El jefe le da un empujón al novato e imita el maullido de un gato. La señora queda conforme) (Al poco rato el novato vuelve a hacer ruido) SEÑORA: - ¿Hay alguien ahí? (El jefe hace señas al novato para que éste haga algo) NOVATO: - ¡No se preocupe! ¡Siga durmiendo! Miauuuu, soy otro gato, que ha venido a hacer compañía al de antes. (La señora sale corriendo con un garrote. El Jefe le da al Novato y la dueña a los dos). JEFE: Señora, señora, perdone usted, no lo volveremos a hacer. NOVATO: Síiii, doñita, no nos pegue más por favor. SEÑORA: Salgan de aquí, sinvergüenzas, no quiero verlos más por estos lados. (ambos salen y se van regañando, el jefe le vuelve a pegar al novato)

Transcript of UN LADRÓN NOVATO

Page 1: UN LADRÓN NOVATO

1

UN LADRÓN NOVATO

Personajes: JEFE: NOVATO: SEÑORA:

(Salen a escena dos ladrones vestidos lo más cómicamente posible. Van a hacer un atraco. Uno de ellos es novato y medio tonto. Va ridiculizando los gestos del jefe. Se supone que entran en un piso)

JEFE: - Bueno…parece ser que no hay nadie. Supongo que el coche lo habrás dejado bien seguro para que nadie se lo lleve.NOVATO: - Descuide, jefe, le quité el aire a las ruedas.JEFE: - ¡Animal! Y si viene la poli, ¡cómo vamos a escapar?NOVATO: - Para eso he traído un pitoJEFE: - ¿Y para qué queremos un pito, listillo?NOVATO: - Para salir pitando, jefeJEFE: - ¿Y si la poli nos cierra el paso?NOVATO: - Descuide, jefe, que yo ya he pensado en todo. Para ese caso he traído estas canicas.JEFE: - ¡Hombre, eso está bien! ¡Para que se resbalen cuando salgan corriendo a perseguirnos!NOVATO: - No, jefe, no. Son para jugar con ellas en la cárcel, porque seguro que de ésta no nos escapamos.JEFE: - Nada, no tienes remedio. Esta noche la vamos a pasar moradas. Menos mal que te habrás traído la pistola que te dije, ¿no?NOVATO: - Eso sí, mire, aquí la tiene.JEFE: - ¿Cómo? ¡Una pistola de agua!NOVATO: - Si, jefe. Como usted me dijo que trajera la pistola por si había fuego… Para el fuego lo mejor es… una pistola de agua.JEFE: - Ya veo que eres un idiota. Anda, estate quieto ahí y déjame trabajar. Tú quédate ahí quietecito disimulando.(Se oyen pasos que se acercan. Aparece una señora que va cruzando el escenario)SEÑORA: - ¡Por fin he llegado a casa!. Vengo reventada del trabajo. Ahora mismo voy a acostarme, que ya es muy tarde.(El NOVATO hace ruido)SEÑORA: (Desde dentro) - ¿Quién anda ahí?(El jefe le da un empujón al novato e imita el maullido de un gato. La señora queda conforme) (Al poco rato el novato vuelve a hacer ruido)SEÑORA: - ¿Hay alguien ahí?(El jefe hace señas al novato para que éste haga algo)NOVATO: - ¡No se preocupe! ¡Siga durmiendo! Miauuuu, soy otro gato, que ha venido a hacer compañía al de antes.(La señora sale corriendo con un garrote. El Jefe le da al Novato y la dueña a los dos).JEFE: Señora, señora, perdone usted, no lo volveremos a hacer.NOVATO: Síiii, doñita, no nos pegue más por favor.SEÑORA: Salgan de aquí, sinvergüenzas, no quiero verlos más por estos lados.(ambos salen y se van regañando, el jefe le vuelve a pegar al novato)JEFE: Todo es por tu culpa, mequetrefe atolondrado.

Page 2: UN LADRÓN NOVATO

2

"SE VENDE UNA MULA"

JUANA. Monserrat.DON PEDRO: LUZ MARÍA:ANTONIO:PÁNFILO:

Obra de Teatro Cómica para 5 actores, 2 mujeres y 3 hombres

SE VENDE UNA MULA

Lugar: En la sala de la casa de don Pedro, rico hacendado padre de Luz María, novia de Antonio el cual va a pedir la mano de ella, éste se encuentra con Juana, criada de la casa de don Pedro donde se toma sus “descansitos” y se hace pretensa de Pascual el cual va a comprar la mula. IEscena

JUANA: (Entra a escena, barre, baila y bebe de una botella de tequila)DON PEDRO: (Entra a escena.) Mmmm... ¿Con qué esas tenemos, eh? JUANA: (Sobre saltada.) Este... verá usted... nunca lo hago, pero...DON PEDRO: Procura que esto no se vuelva a repetir. ¿Entendiste?JUANA: Si, patrón. ¿No lo volveré hacer?DON PEDRO: Ahora llama a la niña y dile que quiero hablar con ella.JUANA: Si, patrón. (gritando) ¡Niña el papá suyo de usté, quiere hablar con usted! (Sale de escena.)DON PEDRO: Para eso mejor yo le grito.

IIEscena

LUZ MARÍA: (Entra a escena.) Me dijo Juana que quieres hablar conmigo... ¿es cierto papá?    DON PEDRO: Así es mija... ¿Te acuerdas de la mula de...?LUZ MARÍA: Hay papá, ¡Ya vas a empezar con tus indirectas!DON PEDRO: No mija. Lo que quiero decir, es que la mula que te regaló tu padrino, he decidido venderla.LUZ MARÍA: ¿Pero por qué?DON PEDRO: Porque ya está muy vieja y ya no sirve para nada. Además, ya puse un anuncio en el periódico y no habrá de faltar un tonto que quiera comprarla.LUZ MARÍA: Está bien papá, que le vamos a hacer.DON PERDO: Voy a salir ahorita, tengo que comprar una purga para la mula, se ha puesto un poco mala, y no quiero que se me muera antes de venderla. ¡Ah! Si viene algún comprador, le dices que no tardo, que si gusta esperarme o que vuelva más tarde. (Sale de escena.)LUZ MARÍA: Muy bien papá. ¡Juana!... ¡Juana!

IIIEscena

JUANA: (Entra a escena.) Diga usté niña.LUZ MARÍA: Mientras limpias bien el polvo, vas a estar pendiente por si alguien viene a preguntar por la mula, le dices que mi papá no está, que vuelva más tarde.JUANA: Muy bien niña, pierda usté cuidado, yo voy a estar pendiente.¿Qué se train estos con la mula..? ¡Tanto que la han hecho trabajar, ya deberían jubilarla!... Aquí a todos nos hacen trabajar muy duro... Lo bueno que yo me tomo mis descansitos... ¡Que si no!... (Bebe de la botella. Tocan a la puerta.) De seguro el que toca, es el que viene por la mula, ¡voy!     IVEscena

ANTONIO: (Entra a escena.) ¡Buenas tardes!... ¿Esta es la casa de Don Peter?JUANA: ¿De quén?ANTONIO: De Don Pedro.JUANA: ¡Ah!, si señor, pero ahorita no está... Si gusta venir más al rato.ANTONIO: ¿Puedes hablarle a la...?LUZ MARIA: No señor, yo no hablo con mulas.ANTONIO: ¿Mulas? ¿cuales mulas?... Yo quiero hablar con la señorita.JUANA: Pus señorita, señorita, lo que se llama señorita... Ahorita le hablo. Oye tu niña... aquí te busca un catrín que está... ¡Bien gacho! (Sale corriendo de escena.)

VEscena

LUZ MARÍA: (Entrando a escena.) ¡Antonio!...ANTONIO: ¡Luz María!

(se abrazan)

LUZ MARÍA: ¿Cundo llegaste?  ANTONIO: Hoy en la mañana. No quise avisarte para darte una sorpresa.LUZ MARÍA: Me decías en tu última carta que no tenías dinero para venir a verme.ANTONIO: Bueno... es que ahora ya conseguí trabajo y me dieron un adelanto de mi sueldo.LUZ MARÍA: ¡Que feliz me haces! Eso quiere decir que...ANTONIO: Que ya no me faltará trabajo, ni dinero. ¡Mi carrera empieza a dar sus frutos! LUZ MARÍA: Lastima que mi padre no esté ahorita, para presentártelo y darle la noticia.

Page 3: UN LADRÓN NOVATO

3

ANTONIO: ¿Y volverá pronto tu papá?LUZ MARÍA: Tal vez, ¿Por qué?ANTONIO: Es que vengo dispuesto a hablar con él... ¡Voy a pedir tu mano!LUZ MARÍA: ¡Al fin te has decidido! ANTONIO: ¡Quiero que nos casemos pronto, para irnos a vivir a la capital!LUZ MARÍA: Si Antonio, pero antes déjame hablar con mi papá, para que no lo tomes por sorpresa. ¿Quieres volver más tarde?ANTONIO: (Con ternura) Sí... ¡cómo tu quieras!  LUZ MARÍA: (Saliendo de escena y suspirando, ella le manda un beso. Entra Pascual y le arrebata el beso a Antonio) ¡Antonio!...PASCUAL: (Entra observando la escena del beso) ANTONIO: ¡Luz María!... ¡Oiga! ¡Éste era mi beso! (Sale de escena)

VIEscena

PÁNFILO: (Observa la botella y las tres copas que está en la mesita)JUANA: (Entra a escena) ¿Quién es usté?... PÁNFILO: No me robé nada...JUANA: Pos nomás porque llegué a tiempo.PÁNFILO: Soy gente honrada.JUANA: ¿Quién sabe?PÁNFILO: Vide la puerta abierta y entré.JUANA: ¿Qué es lo que quere?PÁNFILO: Quiero saber en cuanto venden la mula... Sin ofender a nadien.JUANA: (Molesta) Si se mira en un espejo, a lo mejor se ofende solo... En cuanto a la mula, mi patrón no está ahorita...Si gusta volver más tarde...PÁNFIILO: (Meloso) ¿Oiga... Usted aquí trabaja?JUANA: Sí... ¿Por qué?PÁNFILO: No, por nada... ¿Y qué hace?JUANA: Pos... lavo la ropa, hago la comida...y muchas cosas más.PÁNFILO: ¿Y cómo se llama?JUANA: ¡Pus criada!PÁNFILO: No, usté...JUANA: (Coqueta) ¿Yo?... Pus me llamo... Juana María Concepción Trinidad González...PÁNFILO: ¿Nomás?...JUANA: Sí... nomás... Y usté, ¿Cómo se llama?PÁNFILO: Yo me llamo, este... pos mi nombre está rete feo.JUANA: No importa, dígame cómo se llama.PÁNFILO: Me da harta vergüenza decir mi nombre.JUANA: ¡Cómo se llama por fin!PÁNFILO: Pos yo me llamo, ¡Pánfilo Pascual!... ¿Verdá que está rete feo?

JUANA: ¡No que va!...PÁNFILO: Oiga...¿Y tiene novio?JUANA: Pa’quéquere saberlo.PÁNFILO: Pos yo decía...Si no tiene novio, a lo mejor me ahorro la mercada de la mula... pos para qué quiero a las dos.JUANA: (Enojada lo corre a escobazos) ¡Grosero!, lárguese indio ladino. Vuelva cuando esté mi patrón. (Bebe de la botella y en ese momento entra Don Pedro)

VIIEscena

DON PEDRO: (Entra a escena mostrando la botella de la purga.) No pude encontrar purga pa’mulas, pero encontré una pa’caballos... ¡Es más rápida!... ¿Vino alguien a preguntar por mí?   

JUANA: Sí, patrón. Vinieron a preguntar por la mula de usté. Pero le dije que volviera más tarde.DON PEDRO: ¡Que bueno! Esperaré pa’ver si logro vender por fin esa mula...

(Tocan a la puerta)                             JUANA: Pos no tiene que esperar mucho patrón, porque de seguro el que toca es el que viene por ella. ¡Voy!DON PEDRO: No, deja. Yo abro... Tú ve a hacer las cosas propias de tu sexo.JUANA: ¡Hay! patrón. Esas cosa no se hacen en la cocina. (Sale de escena)

VIIIEscena ANTONIO: ¡Buenas tardes!...DON PEDRO: Adelante amigo, esta es su casa.ANTONIO: Gracias... gracias... DON PEDRO: Pásele hombre, ¡Estamos en confianza!ANTONIO: Tal vez ya le informaron el motivo de mi visita.DON PEDRO: En efecto, así es. Hace un momento me dijeron que usted vino temprano, cuando yo me encontraba comprando unas medicinas para ella...ANTONIO: ¿Cómo? ¿Acaso se encuentra enferma?DON PEDRO: No se alarme, amigo. Está un poco delicada, pero no es nada grave... Estos días así se pone, algo peligrosa.ANTONIO: ¿Peligrosa?... ¡No entiendo!DON PEDRO: Si, hombre. Que desconoce a uno y le da por tirar pataditas.ANTONIO: ¿Patadas?... ¡Ha dicho usted, ¿patadas?!DON PEDRO: Es muy natural en ella. Además, es bueno que usted lo sepa. Puesto que se va a quedar con ella... ¿No es así?ANTINIO: Este... ¡Sí, claro... sí!

Page 4: UN LADRÓN NOVATO

4

DON PEDRO: Pues bien... Tiene que llevarla a pasear al campo, darle de comer alfalfa fresca y avena.ANTONIO: ¿Alfalfa?... ¿Avena?... ¿Pero está usted loco?DON PEDRO: ¿Por qué voy a estarlo? Es lo que siempre ha comido. Y si quiere conservarla en buenas condiciones, tendrá que seguir mis instrucciones.ANTONIO: ¿Pero, eso no es posible? ¿Cómo puede ella comer eso que usted dice?DON PEDRO: Pues sí, mi amigo...Además, le recomiendo que por lo pronto no la cargue mucho, está un poco débil; me la pidió prestada el sargento del cuartel y se puso a prestársela a todo el regimiento, y me la trajo cansadísima, y con fiebre... ¡Imagínese, usted! Además, le salió un grano en la cola y el sargento no se lo pudo curar, por eso se le llenó de pus.ANTONIO: (Iracundo) ¡Esto es el colmo! Ya no aguanto más.!Yo no quiero nada con ella! Doy por terminado el compromiso. ¡Adios!... (Sale de escena)

IXEscena

DON PEDRO: ¡Bah!... No sé que le pasó a este tipo... ¡En fin, ya caerá otro!LUZ MARÍA: (Entrando a escena) Papá, me pareció que hablabas con alguien.DON PEDRO: Si, mija, era  uno que quería comprar la mula, de repente se puso medio raro y se fue.LUZ MARÍA: ¡Lo siento mucho!... Oye, papá, te voy a decir una cosa.DON PEDRO: Soy todo oídos, mija.LUZ MARÍA: Desde hace tiempo tengo relaciones amorosas con un muchacho, pero por carta.     DON PEDRO: ¡Ah, pillina! ¿Con que ya tienes novio? Y por qué no me lo avías dicho antes.LUZ MARÍA: Es que no tenía trabajo y me daba vergüenza confesártelo, pero ya su situación se compuso un poco; ya tiene trabajo de planta y ha venido a verme.DON PEDRO: Me alegro, eso quiere decir que es un muchacho que sabe abrirse paso en la vida... ¡Igualito que yo!LUZ MARÍA: Sabes papá, mi novio ya quiere que nos casemos y va a venir para hablar contigo, y pedirte mi mano.DON PEDRO: Bien, si tú ya estás decidida, que le vamos a hacer. ¿Lo quieres mucho?LUZ MARÍA: (Suspirando) ¡Sí!... No tiene mucho dinero, pero es un hombre honrado y me quiere bastante, y yo estoy dispuesta a seguirlo hasta donde él quiera.DON PEDRO: Muy bien pensado, mija. Es el deber de toda buena esposa.LUZ MARÍA: Bueno, papá, me voy. Así cuando él llegue, tú estarás solo y podrán hablar a gusto. (Sale de escena)DON PEDRO: (Suspirando) ¡Mi única hija se me casa!... (Agarra la botella y lee la etiqueta)... Ultra rápida... mmmm... ¡Qué amolada le voy a poner a esa mula!... (Llaman a la puerta, deja la botella en la mesa. Va a abrir)                                                             

XEscena

PÁNFILO: (Entrando a escena) Buenas tardes...DON PEDRO: Adelante... ¿Tú eres el que vienes por ella?PÁNFILO: Si señor, y espero llegarle al precio.DON PEDRO. (aparte) Mija me había dicho que era pobre... pero este está rete jodido... ¡En fin, allá ella!... Y dime, ¿qué planes tienes pal futuro?PÁNFILO: Pus verá usté; pienso hacer muchas cosas con ella. Me la voy a llevar pal’ rancho, trabajarla duro, pa’que saque dinero y pague su comida.DON PEDRO: (Extrañado) ¿De modo que quiere usted que ella trabaje para que saque lo de su comida?PÁNFILO: ¡Ah y también la mía! Y si no quiere trabajar, le daré de cuartazos hasta hacerla que entre a vara.DON PERDO: ¿Así las tratas a todas?PÁNFILO: ¡Pior.... Algunas veces las dejo sin comer varios días, pa’que aprendan!DON PERDO: Pues con ella no se va a poder.PÁNFILO: ¿Por qué?DON PEDRO: Porque ella está acostumbra a levantarse a las nueve de la mañana y que le lleven el desayuno a la cama.PÁNFILO: ¿A la cama?... No me diga que también toma chocolate.DON PEDRO: ¡Claro! Chocolate y pan fino.PÁNFILO: Hum... No lo tomo ni yo. Pos conmigo, ella comerá rastrojo, dormirá en el corral y tendrá que levantarse a las cinco de la mañana.DON PEDRO: (aparte) Pobre de mija, cuanto va a sufrir.PÁNFILO: Pos por eso quiero cerrar el trato; pa’llevarmela  y empezar a domarla.DON PEDRO: ¿La llevará alguna vez al cine?PÁNFILO: ¿A poco le gusta el cine?DON PEDRO: Si Señor, y también le gusta tocar el piano.PÁNFILO: ¡Voy!... Ya me la imagino tocando.... (Entra a escena Antonio enojado, y lo detiene Don Pedro)

XIEscena

DON PEDRO: ¡Un momento!... Con qué derecho entra a mi casa.ANTONIO: Con el derecho de un hombre ofendido.DON PERDO: ¿Ofendido?... Si usted fue el que no quiso llevársela.ANTONIO: ¿Insinúa usted que me la llevara después de lo que me dijo?DON PEDRO: ¿Y por qué no?, todo tiene su arreglo y debemos aceptarlo... Este hombre si se la

Page 5: UN LADRÓN NOVATO

5

piensa llevar...ANTONIO. ¿Qué... qué?... ¿Qué usted se la piensa llevar? (Conato de pelea)PÁNFILO: Este... no le haga caso... Está rete loco... Figúrese usté, dice que ella toca el piano...ANTONIO: ¡Claro que lo toca y también baila!PÁNFILO: ¿Ay mamacita!DON PEDRO: Mija sabe hacer muchas cosas.PÁNFILO: ¿A poco es hija suya?DON PEDRO: ¡Sí, señor!PÁNFILO: ¡¡¡Voy !!!

XIIEscena

LUZ MARÍA: (Entrando a escena) ¿Qué sucede, papá?DON PEDRO: Nada hija, es que...LUZ MARÍA: ¡Antonio!... ¿Por qué estás enojado?ANTONIO: Tienes aún el descaro de preguntármelo. Dime, ¿Quién es éste mequetrefe? PASCUAL: ¿Yo? Yo nos ningún mequetrefe. Yo soy Pánfilo Pascual.LUZ MARÍA: No sé... ¡Nunca lo he visto en mi vida!ANTONIO: ¿Y el sargento?LUZ MARÍA: ¿Cuál sargento?DON PEDRO: (Comprendiendo la confusión) Mmmm... (a Pánfilo) ¿Usted por quién vino?PÁNFILO: Por la mula.DON PEDRO: ¡Ay! Mija, ya se lo que pasó... Hubo una pequeña confusión. (a pánfilo) Yo creí que éste era tu novio mija... (a Antonio) y que éste venía por la mula.PÁNFILO: ¡Ya! No tuviera tanta suerte.LUZ MARÍA: (Suspirando) ¡Antonio!...ANTONIO: Luz María!...(Se abrazan)

XIIIEscena

JUANA: (Entra a escena sigilosamente y coqueteándole a Pánfilo)PÁNFILO: (a don Pedro) Aquí entre nos... ¿Puedo venir a visitar a la mucama?DON PEDRO: ¿A quién?PÁNFILO: ¡A la criada!      DON PEDRO: ¡Ah! Condenada... Si sólo tienes la cara de mustia eh... Y es mas, pa’que veas la nobleza de mi estirpe... ¡hasta te regalo la mula!  PÁNFILO: ¡Gracias señor!DON PEDRO: Que bueno que todo se arregló... Mija, sirvan las copas pa’ brindar por la felicidad de los niños... ¿Porque se casarán pronto, verdad?ANTONIO: Es lo que más anhelo, señor (Luz María confunde las botellas y sirve las copas que estuvieron en la mesita. La criada bebe de la botella de tequila)DON PEDRO: No me digas señor... ¡Dime, papá!PÁNFILO: Si, Antonio... si va a ser tu apá, dile apá.ANTONIO: Está bien, apá (le besa la mano)LUZ MARÍA. Aquí están las copas... (reparte las copas)ANTONIO: Gracias mi amor.PÁNFILO: Gracias niña.DON PEDRO. Yo no mija... Ya sabes que a mí me salen almo sapos en donde te platiqué... Bueno digan salud.TODOS: ¡Salud! ANTONIO: Me quedó un sabor raro en la boca.PÁNFILO: A mí... me pareció bueno... sobre todo porque es de gorra.LUZ MARÍA: Ay. ay, ay...!DON PEDRO: ¿Qué pasa?LUZ MARÍA. ¡Ay! papá. Creo que voy a poner un telegrama... ¡ay! (Sale corriendo de escena)DON PEDRO: ¡Ay! es que se acordó de sus amistades mijo... pero de que se casa, se casa.ANTONIO: ¡Ay, ay...! Ahorita vengo.DON PEDRO: ¿A dónde vas?ANTONIO: Voy a poner otro telegrama... (sale corriendo de escena)DON PEDRO: Otro que se acordó de sus amistades...PÁNFILO: ¡Ay, ay, ay...! (Hace una ligera flexión) DON PEDRO: ¿No me digas que tú también vas a poner otro telegrama?...PÁNFILO: ¡No!... ¡Yo ya lo puse... (salen de escena)

FIN.

LOS SORDOS.

 PERSONAJESEl Pasajero:El Chacarero:La Patrona:La Sordita:

Page 6: UN LADRÓN NOVATO

6

EL PASAJERO(APARECIENDO A ESPALDAS DEL CHACARERO) ¡Eh, buen hombre!... ¡Buen hombre! (COMO EL CHACARERO NO LE ATIENDE) ¡Ni que fuera sordo como yo! (LE TOCA UN HOMBRO) ¡Oiga!

EL CHACARERO :¡Hola! ¿Qué tal? ¿Qué desea?

EL PASAJERO :Usted, que ha de conocer estos pagos...

EL CHACARERO:Sí, señor, Rudecindo Lagos, para servirle.

EL PASAJERO: Hágame el favor de hablar más alto, porque soy bastante sordo.

EL CHACARERO: ¡Si no grita más no podré entenderle porque soy un poco torpe de oído!

EL PASAJERO:¿Podría indicarme dónde queda la estancia "Los Leones"?

EL CHACARERO ¡Claro que tienen fragancia mis melones! Es que son muy buenos; le haré traer al algunos para que los pruebe.

EL PASAJERO: ¿Nueve? ¿Nueve qué? ¿Nueve leguas? ¿Tanto? ¡No puede ser!

EL CHACARERO: (POR LA PATRONA QUE APARECE EN ESTE MOMENTO EN LA PUERTA DEL RANCHO) Sí, ésa es mi mujer. (A LA PATRONA). Oye, tráele a este hombre una docena de melones, para que elija algunos.

LA PATRONA :¡Ahá, muy bien! ¿Así que este caballero quiere tener relaciones con nuestra hija? Tanto gusto, señor. En seguida se la presentaremos. (GRITANDO HACIA EL INTERIOR DE LA CASA). ¡Mariquita!... ¡Mariquita!... Esa chica es más sorda que yo, todavía... Un momentito, siéntese... (SE INTRODUCE EN LA CASA).

EL PASAJERO: ¿De modo que usted dice que la estancia "Los Leones" queda a nueve leguas de aquí?

EL CHACARERO: Sí, señor; se lo he dicho y se lo repito. La fragancia de mis melones es exquisita...(APARECE LA PATRONA CON LA SORDITA)

LA PATRONA: No grites, hombre; aquí está Mariquita. (A SU HIJA) Bueno, hija, aquí tienes a tu pretendiente...

LA SORDITA :¡Ay, mama! ¿Cuántas veces quiere que le diga que no me duelen los dientes ni nada?

LA PATRONA: ¿Que no tiene nada? ¿Y tú qué sabes? A lo mejor resulta que es rentista.

LA SORDITA: ¡Mamá, por favor! ¿Para qué quiero un dentista si yo no tengo enferma la boca?

LA PATRONA: Ya sabes que tu madre pocas veces se equivoca: ha de ser rentista nomás.

EL CHACARERO: ¿Y los melones, mujer?

LA PATRONA: Es lo que yo le digo, ¿por qué te pones así, hija?

EL CHACARERO: Pero, si no le traes ninguno, ¿cómo quieres que elija?

LA PATRONA :Es que tú ya sabes cómo es esta niña; ella quiere salir siempre con la suya. (AL PASAJERO). Esta es mi hija, se llama Mariquita.

EL PASAJERO: ¿Cómo cerquita, si su esposo me ha dicho que faltan nueve leguas?

LA PATRONA: (AL CHACARERO) ¿Qué dice este hombre de las yeguas?

EL PASAJERO: Sí, y como ya quedan pocas horas de luz.

LA SORDITA: No, todavía no soy señora.

EL PASAJERO: No sé ni siquiera si es bueno el camino.

Page 7: UN LADRÓN NOVATO

7

LA SORDITA: ¡Ah, yo no pretendo que usted sea adivino; me he limitado a hacerle saber que a la fecha sigo soltera!...

EL PASAJERO: ¡Ah!, ya entiendo: ¿llegando a la tranquera, sigo hacia la derecha?¿Y de ahí, a "Los Leones"?

EL CHACARERO:¡Ah, como buenos, le aseguro que son buenos! Y puedo mandarle todos los que quiera...

EL PASAJERO: Sí, ya me dijo la señorita: de la tranquera a la derecha.

LA PATRONA: Yo no digo que usted no la quiera a la chica, pero convendría que fijara fecha...

EL PASAJERO: (DESAPARECIENDO) Hasta otra vez, y perdonen la molestia.

LA PATRONA:¡Oiga, oiga! ¡Más bestia será usted, atrevido!

EL CHACARERO: ¿Qué? ¡Tiene razón!, ¿o iba a esperar hasta mañana a que le trajeras los melones?

LA PATRONA: No y no. Jamás consentiré que nuestra hija tenga relaciones con semejante gente.

LA SORDITA: Déjelo que se vaya; total aquí a nadie le duelen los dientes...

EL CHACARERO: No es que te lo reproche, pero hubiera comprado tres o cuatro...

LA SORDITA: ¡Ay, qué bueno eres, papá! ¿Oyes, mamá? Dice que esta noche nos llevará al teatro a ver las comedias.LA PATRONA: ¡Cierto!, ya me había olvidado de que tenía que zurcirle las medias. ¿Sabes dónde he dejado la lana azul?

LA SORDITA: ¡No me digas! ¿La comedia de Barba Azul? ¡Qué bonito título! ¡Ay, qué contenta estoy madre mía!

LA PATRONA: Es lo que le digo siempre a tu padre; ¡que Dios nos conserve esta armonía!, porque el día que no nos entendamos, esta casa será un infierno...

TELON.

Obra de teatro: DE AZUCENA CENA

Personajes:AZUCENA: KaterinGasaly.MOZO:( LA ESCENA TIENE LUGAR EN UN RESTORÁN ELEGANTE. ENTRA AZUCENA, MUJER MUY BIEN VESTIDA Y SE SIENTA A UNA MESA. EN CUANTO SE ACERCA EL MOZO, SE LEVANTA UN INSTANTE, LO TOMA DEL

Page 8: UN LADRÓN NOVATO

8

BRAZO Y LO CONDUCE HACIA SU MESA.)

AZUCENA (HABLA RÁPIDO.) Buenas noches, señor. Por favor, ¿me podría atender enseguida? Estoy apurada.

MOZO ¿Qué dice, si la podría tender? ¿Dónde quiere que la tienda?

AZUCENA Disculpe, dije si me podría atender.

MOZO Sí, ya escuché, me preguntó si la podría tender. Esto es un restorán, no es un lugar para que la gente se tienda. Si se quiere tender vaya a tenderse a un sillón, a un sofá o a una plaza.

AZUCENA ¿A una plaza? ¿Para qué?

MOZO Para tenderse en un banco, si quiere.

AZUCENA Yo a los bancos voy a pagar las cuentas, no a atenderme. Para atenderme voy a...

MOZO (LA INTERRUMPE) Claro, para tenderse viene al restorán. Pero aquí la gente no viene a tenderse, viene a comer. Si quiere tenderse vaya a otro lado.

AZUCENA Señor, usted no me entiende, yo no quiero tenderme.

MOZO Señora, usted me preguntó si yo la podría tender. Y yo a los clientes no los tiendo.

AZUCENA Yo no sé si los tiende, pero ¡me parece que no los entiende!

MOZO (IRRITADO) ¡Claro que los entiendo! Pero no los tiendo. Lo único que a veces tiendo es la ropa: camisas, medias, pan...

AZUCENA (LO INTERRUMPE) ¡Pan! Justamente, podría ir trayendo pan, por lo menos.

MOZO Señora, yo me refería a pantalones.

AZUCENA ¿Pantalones? ¿Para qué quiero que me traiga pantalones? Si quisiera pantalones no vendría a un restorán, iría a una tienda de ropa. Si vengo acá, es para comer.

MOZO ¿Y por qué no come en lugar de hablar tanto?AZUCENA ¿Cómo quiere que coma si usted no me trae nada, ni siquiera me muestra las entradas?MOZO Señora, usted de entrada tomó las cosas mal.AZUCENA ¿Qué voy a tomar mal si no me trajo nada para tomar? Ni agua me trajo...MOZO Si usted me pide que la tienda yo no sé qué traerle.AZUCENA Señor, por favor, entienda: no le pido que me tienda, ¡sino que me atienda!MOZO ¿Y por qué no empezó por ahí? Si usted no es clara yo no la puedo atender.AZUCENA ¡Señor, sepa que yo no soy Clara! Nunca fui Clara ni lo voy a ser. A mí me llamaron siempre Azucena.MOZO ¿A mi cena? ¿Quién la llamó a mi cena?AZUCENA ¿A su cena? Nadie me llamó a su cena.MOZO Pero, ¿en qué quedamos? ¿No acaba de decir que siempre la llamaron Azucena?AZUCENA ¿Y a la cena de quién quiere que me llamen? Señor, ¿por qué no la termina con esta escena y se ocupa de mi cena?MOZO Señora, no la entiendo. Usted dijo que la llamaron a mi cena, y acá la que viene a cenar es usted, no yo. Yo estoy trabajando de mozo.AZUCENA Sí, de mozo... demos o... demos o... otra oportunidad a esta situación. Mire, ¿por qué no me trae algo para comer?MOZO Cómo no. ¿Le gustaría como entrada probar unos tomates rellenos?AZUCENA Podría ser. ¿Están buenos?MOZO Claro, son tomates de quinta.AZUCENA ¡Tomates de quinta! ¡Lo único que faltaba! ¡Y lo dice tan campante! Señor, sepa que si vengo a un restorán es para que me sirvan comida de primera, no de quinta.MOZO Pero, señora, justamente, son tomates de quinta, excelentes...AZUCENA (SE LEVANTA Y SE ACERCA A LA PUERTA) ¡Quédese con su entrada, que yo prefiero la salida! ¡Mal educado! ¡Vaya a ofrecer sus tomates a otro lado!(TELÓN)

Page 9: UN LADRÓN NOVATO

9

Page 10: UN LADRÓN NOVATO

10

Veraneando en Zapallar

EDUARDO VALENZUELA OLIVOS Chileno (1882-1948).

OTRAS OBRAS:

Una aventura de Manuel Rodríguez, La Epopeya de Iquique,

Doña Paula Jara Quemada.

ACTO ÚNICO

La escena representa el patio de la casa de don Procopio Rabadilla. En primer

término, a ambos lados, puertas que dan acceso a habitaciones interiores. Alegran

el patio numerosas matas de zapallo con sus frutos, destacándose visiblemente.

Al levantar el telón, don Procopio está sentado leyendo atentamente el diario,

mientras doña Robustina examina unos figurines de modas, junto a una mesita de

bambú. Hay varias sillas en amable desorden.

ESCENA PRIMERA

Procopio y Robustina.

Procopio: (leyendo un diario). "Se encuentran veraneando en Zapallar el talentoso

abogado don Procopio Rabadilla, su distinguida esposa doña Robustina Jaramillo y

sus encantadoras hijas Amparo, Consuelo y Esperanza. ¡Qué tal el parrafito!

Robustina: Procopio... no me saques de mis casillas. En lugar de agradecerme lo que

hago por prestigiar nuestro nombre por asegurar e! porvenir de nuestras hijas... por

darte brillo.

Procopio: Sí... ya lo tengo en la tela de mis trajes.

Robustina: Intentas burlarte de mí... Procopio vulgar, hombre inútil.

Procopio: Mujer, no me insultes, si no quieres que...

Robustina: Infame. Abogado sin trabajo.

Procopio: (sin hacerle caso.) Veraneando en Zapallar... Afortunadamente no

mentimos, porque este último patio de la casa ostenta unas hermosas matas de esa

sabrosa legumbre.

Robustina: Claro. Muy justo. Muy natural. ¿Qué habrían dicho las amistades si

hubieran sabido que nos quedábamos en Santiago?

Procopio: Eres insoportable mujer, con tus pretensiones ridículas. Tan bien que

estaría yo a estas horas, dándome un paseo por las piscinas.

Robustina: Atisbando a las lolas... a las bañistas. Si te conozco, Procopio. Si sé que

eres un eterno enamorado.

Procopio: Exageras, mujer. Lo que hay es que soy aficionado a la geometría, y a

estudiar en el terreno las rectas, las curvas, los catetos y las hipotenusas...

Robustina: Pues, si quieres estudiar matemática, no tienes más que encerrarte en tu

cuarto.

Procopio: ¡Ay, la suspirada libertad! Y se dice que las mujeres no mandan. Yo no sé

qué mas pretenden las señoras con sus teorías feministas

Robustina: Nosotras somos las mártires del deber

Procopio: Y nosotros los mártires para pagar las cuentas de la modista, de! lechero v

de todo..

i Ah!, esta vida es horrible, desesperante. (En alta voz y paseándose a grandes

pasos). ¡Cómo encontrar consuelo, cómo hallar una esperanza, en dónde buscar

amparo a esta crítica situación...!

Page 11: UN LADRÓN NOVATO

11

ESCENA SEGUNDA

Dichos, Amparo, Consuelo y Esperanza.

Amparo (entrando): ¿Nos llamabas papá?

Consuelo (entrando): Aquí estamos

Esperanza (entrando): ¿ Qué deseas?

Procopio (primero extrañado, y recordando después): -Ah, de veras. Me olvidaba,

hijas mías, que os llamáis Amparo, Consuelo y Esperanza, aunque precisamente sois

lo contrario de esos dulces nombres.

Amparo: ¿De qué conversabais?

Robustina: ¿De qué ha de ser, hijas mías? De nuestra situación, de que tu padre no

cesa de protestar por el encierro voluntario a que nos hemos sometido para guardar

las apariencias.

Consuelo: Es una situación atroz.

Esperanza: Horrible.

Consuelo (a don Procopio): ¿Cómo no lograste papá, juntar dinero para salir a las

playas?

Procopio: Porque los juicios son pocos. Ya la gente no litiga como antes, Ya se está

convenciendo de la verdad de que "más vale un mal arreglo que un buen pleito". Y

porque finalmente todo os lo habéis gastado vosotras en trajes, zapatos, bailes, etc.

Amparo (escandalizada): ¿Has oído, mamá?

Robustina: No le hagas caso. Por él ojalá salierais vosotras con trajes de percal, o sin

trajes. Vuestro padre no sabe de lujo, ni de distinción (despreciativamente).

Desciende de la familia de los Rabadilla; mientras que yo soy noble y de antigua

estirpe... (con mucha dignidad y orgullo). Soy de los Ja-ra-mi-llos... Entre mis

antepasados se encuentran un general y un obispo. Sería pedir peras al olmo pedirle

a tu padre distinción, chic, savoir faire, confort. No pertenecerá jamás a la élite...

Procopio: ¿Quieres traerme el diccionario, Amparo, para ir traduciendo lo que me

dice tu madre?... Es una suerte que me insulte en francés, porque así no me entero

inmediatamente...

ESCENA TERCERA

Dichos y Luchito.

Luchito (entrando): ¿Hay dificultades?

Procopio: Sí, hijo mío tu madre...

Robustina: Tu padre era el que...

Luchito: En fin, la paz se ha restablecido. Me alegro.

Procopio: ¿Estabas estudiando?

Luchito: Sí, papá, inglés. Es difícil, pero ya me va gustando.

Procopio: Muy bien. Es un ramo útil. Sobre todo para entenderse con los gringos. Tú

sabes que siempre andar como nubes por todas partes

Robustina: ¿Y cómo andan los repasos de geografía?

Luchito: Te diré. De la geografía no me preocupo

mucho, porque se está modificando constantemente.

Consuelo (siguiendo la conversación que ha mantenido con sus hermanas en un

Page 12: UN LADRÓN NOVATO

12

grupo aparte, en primer término): ¿Qué será de Carlos?

Amparo: ¿Y de Ernesto?

Esperanza: Es terrible no tener noticias de nuestros novios.

Consuelo: De seguro que irán a Zapallar por vernos.

Amparo: ¿Y al no encontrarnos se pondrán a cortejar a otras?

Esperanza: Por Dios. No quiero figurármelo. (Siguen conversando entre sí,

animadamente).

Procopio (a Luchito): Es una vergüenza. Reprobado en tres exámenes. Y en cada

uno con tres negras.

Robustina: Si hubiera sido con una solamente, habrías pasado bien.

Luchito: Lo mismo digo yo. Mi ideal habría sido salir con una sola negra... (Aparte).

Con una negra picara: la Teresita que me quiere mucho. En fin, echaremos un

vistazo a la ciudad. Treparemos al observatorio (Trepa en la escala que está

apoyada en el muro.) Caracoles, ¿ Qué es eso? ¿Una humareda en la casa vecina?

Procopio (temeroso): Deja ver (sube a la escala.) ¡Dios mío, lo que faltaba: un

incendio! Habrá que ir poniendo en salvo los muebles.

Consuelo: ¡Ay, Dios mío!

Esperanza: Ampáranos, Virgen de los afligidos.

Luchito: ¡Qué situación más ridícula!

Procopio (a Luchito): Corre, Grita. Llama a los bomberos.

Robustina: No... No.

Todos: ¿Eh?

Procopio: Pero mujer, ¿qué pretendes?

Robustina: Nada, que no podemos salir. (Imperiosamente) ... Que no sale nadie.

Procopio: Pero ¿estás loca, mujer?

Robustina: Nosotros no estamos aquí. Estamos en Zapallar, ¿entiendes? Si la casa

se quema, nos quemaremos en ella.

Procopio: No me agrada la perspectiva...

Amparo: Pero, ¿qué hacemos?

Consuelo: Hay que pensar algo.

Esperanza: Yo me siento mal.

Luchito: Yo protesto.

Robustina: ¡Chits! Ni una palabra. El ridículo sería espantoso. A ver Luchito, sube al

observatorio y ve si cunde el incendio.

Luchito: No, el humo disminuye. Parece que el fuego ha sido sofocado por los

propios moradores.

Consuelo: ¡Gracias, Dios mío!

Procopio: Respiro.

Amparo: San Antonio Bendito ha hecho un milagro.

Esperanza: No. Ha sido San Expedito, santo que hace las cosas ligerito.

Amparo: Yo le hice una manda.

Esperanza: Y yo también.

Amparo: Yo un paquete de velas para su altar.

Esperanza: Y yo otro.

Amparo: Bueno, papito. Danos la plata para comprar las velas.

Procopio: Pero entonces, ¿qué gracia tiene que ustedes hagan la manda?

Amparo: Es que nosotros ponemos la intención, pero tú pones la plata.

Procopio: Lo de siempre: yo soy el eterno pagador. Bueno, niñas. Ya se está

Page 13: UN LADRÓN NOVATO

13

oscureciendo y es conveniente que os dediquéis a hacer vuestras labores. (Se van

Amparo, Consuelo y Esperanza.) (A Luchito): Tú, estudiante reprobado, a repasar tus

libros. A ver cómo sales en marzo. (Se va Luchito) (A su mujer): Tú querida

Robustina, a zurcirme los calcetines. En estos tiempos no se pueden comprar

nuevos. Y yo, me largo a la calle.

Robustina: ¿Eh?

Procopio: Claro mujer. A comprar provisiones para el día de mañana.

Robustina: De veras, me olvidaba. Bueno. Puedes salir pero vuelves luego.

Procopio: ¡Ah, claro! Anda, tráeme el, sombrero y el sobretodo. (Se va Robustina.)

ESCENA CUARTA

Procopio solo. Luego, Robustina.

Procopio (solo): Al fin. Voy a respirar aire, a estar un rato en libertad, lejos de la

férula de esta reina del hogar. Compraré las provisiones de costumbre, las dejaré

encargadas donde un amigo de confianza en casa de Jerez, en seguida iré a echar

una modesta cana al aire y a beber unas copitas con unos buenos amigos que están

veraneando como yo. Este Jerez es muy diablo. Anoche me facilitó para los efectos

de esta aventura una barba postiza, con la cual podré andar tranquilo, sin que nadie

me reconozca. (La saca del bolsillo y la examina.) Por cierto que no le he dicho ni

una palabra a mi mujer de este disfraz. (Hace aspavientos y habla mientras oculta la

barba en su bolsillo.)

Robustina (entrando y sorprendiéndolo): ¿Qué es eso?... ¿Que estás hablando solo?

¿Qué significan esos movimientos?

Procopio: Problemas, hija mía. Problemas...

Robustina: ¡Ah!

Procopio: (después de ponerse el sobretodo y el sombrero): Bueno, mujer. Hasta

luego.

Robustina: No tardes ¿eh?... Y mucha discreción.

Procopio: Pierde cuidado. Hasta luego, esposa mía.

Robustina: Válgame Dios Lo que cuesta mantener el prestigio de nuestra posición

social.

ESCENA QUINTA

Robustina y Amparo.

Amparo: (entrando): ¿Y papá?

Robustina: Salió ya, hija mía.

Amparo: ¡Qué contrariedad! Yo tenía que hacerle unos encargos y...

Robustina: Los dejas para mañana, entonces. No hay más remedio.

Amparo: ¡Qué rabia me da no poder salir a la calle, pasar al correo, ver si hay

cartas!

Robustina: ¿Carta de quién?

Amparo: De las amigas, naturalmente. (Aparte.) Y si hay alguna del novio, tanto

mejor. ¿Qué será

de Ernesto?

Page 14: UN LADRÓN NOVATO

14

Robustina: ¿Cómo Ernesto? ¿No es tu novio Agamenón7

Amparo: No es; era.

Robustina: ¿Cómo así? Explícate, porque yo francamente no me doy cuenta de estos

cambios tan repentinos. Por lo demás eres poco expansiva con tu madre. ¿Quién es

ese Ernesto?... ¿Dónde lo conociste?

Amparo: En casa de los Gómez. Tu sabes que todos los martes tienen su¿ reuniones,

/"ues... en una de ellas fui presentada a él. Simpatizamos en e! acto.,. Es un mozo

muy guapo, viste muy bien, está empleado en un ministerio. En fin, es un excelente

partido. Yo no he ; querido decirte nada, porque no tenía seguridad de sus

intenciones, ni si todo iba a reducirse a simples conversaciones, pero parece que

Ernesto piensa seriamente.

Robustina: Me alegro mucho, hija mía,, Pero Agamenón. ¿Qué irá a decir Agamenón?

Amparo: Nada, ¿Qué puede decir? No me gusta ese hombre. No tiene dónde caerse

muerto. Es muy antipático. Y luego el nombre que lleva, tan largo y tan. feo: A-ga-

me-nón. Há-game el favor mamá, de no hablarme más de él.

Robustina: Pero de todos modo, habría que darle alguna explicación.

Amparo: Ninguna, mamá. Porque has de saber también que a tu candidato

Agamenón se le ha visto cortejando a la Rosa del Campo, a la Violeta del Valle, a la

Hensia de los Ríos, a la Margarita Montes, a la...

Robustina (interrumpiéndola): Basta, hija mía. Se ve que ese individuo no es un

hombre: es un picaflor. Es un pájaro de cuentas. Has hecho bien en darle calabazas.

ESCENA SEXTA

Dichos, Consuelo y Esperanza.

Consuelo (entrando): No, si quien las ha dado ha sido él.

Robustina: ¿Cómo es eso? ¿Estabas escuchando? Eso es muy feo.

Esperanza (a Consuelo): Faltas a la verdad. He sido yo la que lo ha despedido. No

soy como tú, que desesperas porque no encuentras un novio a tu gusto. A mí me

sobran.

Consuelo (irónicamente): Las ganas.

Robustina: Pero, qué barbaridad. Parece que los sentimientos fraternales

desaparecen al tratarse de estos asuntos.

Esperanza: Es que son muy delicados.

Amparo: Bueno. Basta. Será como ustedes quieran, pero es el hecho que yo seré la

primera en contraer nupcias. Porque lo que eres tú (refiriéndose a Consuelo) no te

fíes de tu cadetito.

Consuelo: ¿Te da envidia?

Amparo: Lástima. Porque suponiendo que te fuera bien hasta la terminación de sus

estudios, -lo que sería un milagro-, cuando ingresara al ejército habría que pedir

permiso para que se pudiera casar contigo. Son muchos trámites. Hay que gustarle

a los padres, a los hermanos, a los tíos, a todos los parientes, y todavía hay que

gustarle al gobierno. Es terrible.

Robustina: Podías aprender de vuestra hermana menor. Tiene más sentido práctico

Esperanza: Sí, mamá. Yo no deseo jóvenes arrogantes, guapos, o con vistosos

uniformes. Prefiero un señor de edad.

Amparo: ¡Qué horror!

Page 15: UN LADRÓN NOVATO

15

Consuelo: ¡Qué atrocidad!

Esperanza: Un señor de edad pero con dinero, que me dé lujo, que me dé gusto en

todos mis deseos, que me compre joyas, trajes y auto. No desespero encontrarlo.

Amparo: ¿Pero no te atrae el amor, la juventud, la simpatía que emanan de las

miradas cariñosas, la emoción que experimentamos al ver de improviso al ser

amado?

Esperanza: Sí. Todo eso es muy lindo, muy encantador, muy poético. Pero no se

encuentra fácilmente y, sobre todo, a nuestro alcance. Un novio que sea al mismo

tiempo joven rico e inteligente, y en la imposibilidad de encontrar las cosas al gusto

de una, opto por lo práctico, por un señor de edad que tenga dinero.

Consuelo: Lo que desea ésta (señalando a Esperanza) es quedar viuda, joven y con

plata. Un partido ventajoso, como dicen los hombres.

Robustina: Bueno. Basta de charlas, y a descansar. Está un poco fría la noche, y no

conviene estar al sereno. Fácilmente se puede coger un resfrío.

Consuelo: Está bien mamá, Nos vamos (se van todas a sus habitaciones.)

ESCENA SÉPTIMA

Luchito solo. Saliendo en puntillas de su habitación y con el sombrero en la mano,

en actitud de salir.

Luchito: Nadie. No hay nadie afortunadamente. Lo que es yo,, me escurro con todo

sigilo. Estoy harto de inglés, de matemáticas y de geografía.. (Se va sin hacer ruido.)

ESCENA OCTAVA

Amparo sola, entrando pensativa.

Amparo: ¿Qué será de Ernesto? La última vez que lo vi, fue a la salida de misa... (Se

oye ruido en el patio de una de las casas vecinas.) (Alarmada): ¿Quién podrá ser si

no hay nadie allí ahora? ¿Habrá entrado algún ladrón?...

ESCENA NOVENA

Amparo y Ernesto.

Ernesto: (asomando arriba del tejado, por la casa vecina): Soy yo, Ernesto.

Amparo: Cielos ¡qué placer! ¿Tú aquí?... Pero ¿a qué se debe esta sorpresa? ¡Qué

vergüenza me da al mismo tiempo!

Amor mío, "a Zapallar me dijiste que te ibas", y a Zapallar fui. No estabas. Entonces

dije; "Estará en otro Zapallar... y, efectivamente, aquí te veo.

Ernesto: Pero, ¿cómo...como has sabido?

Ernesto: Por una casualidad. Verás. Rondaba frente a tu casa, imaginándome verte

en los balcones, fresca como una rosa y encantadora como siempre, cuando con

gran asombro mío veo salir sigilosamente a tu hermano Luis; ¡tate! me dije. Aquí

hay gato encerrado. Y como tocó la coincidencia que la casa vecina estaba

desocupada, aquí me tienes.

Amparo: Bueno, Ernesto; pero no vaya a verte alguien en esa postura, con lo cual

nos comprometerías. Voy a abrirte la puerta de calle y conversaremos unos pocos

minutos con más tranquilidad.

Page 16: UN LADRÓN NOVATO

16

Ernesto: (asustado). ¡Ay!

Amparo: ¿Qué es eso?

Ernesto: Que me parece que tiembla...

Amparo: De veras. Por Dios, bájate.

Ernesto: Hasta luego. (Ernesto desaparece tras el tejado).

ESCENA DÉCIMA

Amparo, Consuelo, Esperanza y Robustina.

Consuelo: (entrando): Mamá ... mamá. Está temblando...

Esperanza: ¡Dios mío, qué susto!

Consuelo: Amparo...

Esperanza: Lucho...

Consuelo: Salgamos a la calle.

Robustina: No. A la calle, no, Por nada del mundo.

Consuelo: Yo me siento mal.

Esperanza: Las piernas no me sostienen.

Amparo: Y parece que sigue todavía.

Consuelo: Con seguridad que va a venir otro remezón Nunca viene uno soío.

Fsperanza: Siempre me acuerdo del terremoto de...

Consuelo (asustadísima): ¿No lo decía? :O¡:ía w:; Y con i.m ruido iníemai.

Amparo: Corramos a 1a, calle.

Consuelo: Salgamos, si. (Llamando.) Lucho,.. Lucho.

Esperanza: Parece que no está. ¿Habrá salido?

Robustina (imperativa): Bajad la voz, y estaos quietas. Aprended de vuestra

madre... (Aparte), que tampoco las tiene todas consigo. ¿No veis? Ya pasó (pequeña

pausa.) ¡Ea! A recogeros, niñas, que ya es hora de entregarse al reposo. En cuanto a

ese insubordinado de Lucho, mañana arreglaremos cuentas.

Consuelo: Cualquiera duerme tranquila.

Esperanza: Esta vida es insufrible.

Robustina: Basta de rezongos.

Consuelo: Cualquiera encuentra marido con esta situación.

Esperanza: Nadie quiere casarse.

Robustina: Paciencia, hijas mías.

Consuelo: Buenas noches, mamacita.

Esperanza: Que reposes bien.

Robustina: Lo mismo digo, hijitas. Hasta mañana. (Se van primero Consuelo, Amparo

y Esperanza por distintas puertas; luego, Robustina.)

ESCENA UNDÉCIMA

Amparo, sola.

Amparo: (Saliendo de su cuarto y entrando a escena de puntillas.): El pobre Ernesto

debe estar esperándome. Voy a abrirle la puerta y charlaremos un momento. En

seguida vuelvo.

Page 17: UN LADRÓN NOVATO

17

ESCENA DUODÉCIMA

Amparo y Ernesto.

Amparo: Chits. Calladito. Que nadie se entere.

Ernesto Nadie, alma de mi alma... (le declara cómicamente su amor).

Amparo: ¿Y cuentas ya con algo para nuestra boda?...

Ernesto: Cuento con la muerte de mi tío y padrino Sebastián, que, como no tiene

familia y me profesa un cariño entrañable, me instituirá su único heredero.

Amparo: ¿Y tendremos que esperar que fallezca para ver realizados nuestros

ideales?...¡Qué triste y fúnebre es eso!

Ernesto: La vida es así (filosóficamente). "De la muerte nace la vida, en una

constante renovación..." que sería largo explicarte... porque los minutos son

preciosos. ¿Me quieres mucho, verdad?

Amparo: ¿Y me lo preguntas, ingrato? Te amo locamente. Pienso en ti a todas horas.

Sueño contigo casi todas las noches.

Ernesto: ¿Qué sueñas? Dime.

Amparo: Sueño que yo estoy toda vestida de blanco, tú de frac, correctísimo, y

frente a nosotros... el sacerdote bendiciéndonos. Cincuenta automóviles lo menos,

esperando afuera en la calle la salida de la concurrencia.

Ernesto: Yo sueño lo mismo, pero en una parroquia humilde. (Aparte) Así se gasta

menos.

Amparo: ¡Qué ocurrencia! Y ¿el qué dirán?

Robustina (adentro): Auxilio... Amparo ... Consuelo... Esperanza.

Amparo: Virgen santa. ¿Qué ocurrirá?... Escóndete aquí. En seguida saldrás. Yo te

avisaré. ¿Qué pasará?... (Ernesto se oculta entre las plantas). ¡Ay, qué susto!

ESCENA DECIMOTERCERA

Amparo, Consuelo, Esperanza y Robustina.

Consuelo (entrando): ¿Qué ocurre?

Esperanza (entrando): ¿Qué pasa?

Robustina (entrando rápidamente, con bata y gorro de dormir, presa de un

verdadero pánico): Hijas mías... algo terrible. No puedo hablar.

Amparo: Pero ¿qué sucede? Explícate, por favor.

Robustina (con palabras entrecortadas): Sucede que hay ladrones... hay ladrones en

la casa.

Consuelo: ¡Dios mío!

Esperanza (asustadísima): Huyamos.

Robustina (prosiguiendo su relato): Un bandido... barbudo y siniestro... quiso

introducirse en mi dormitorio.

Amparo: ¡Qué horror!

Consuelo: Y ¿dónde está?

Robustina (desfallecida): No lo sé, hijas mías. No he tenido fuerzas sino para salir

afuera para llamaros.

Esperanza: Llamemos a la policía.

Robustina (sobreponiéndose a su propia turbación): No. Eso no. Sería para que el

Page 18: UN LADRÓN NOVATO

18

ridículo cayera sobre nosotras. Ustedes saben que no estamos aquí. ¿Entienden?

Estamos en Zapallar, de manera que si nos roban, debemos dejarnos robar.

Amparo: Pero, mamá...

Consuelo: Debemos hacer algo.

Robustina: Si hubiera un hombre a quien acudir...

ESCENA DECIMOCUARTA

Dichos y Ernesto.

Ernesto (presentándose bruscamente, al oír las últimas palabras): A svis órdenes,

señora.

Consuelo: ¡Uy!, el ladrón... (corre desesperada.). Esperanza, huyamos.

(Consuelo y Esperanza se van, dando gritos. Doña Robustina cae desmayada en un

sillón. Ernesto no halla qué hacer, Amparo está toda confundida).

Ernesto: Pero, Amparo mía ¿qué ocurre?

Amparo (sobresaltada): Ocurre que... hay ladrones en casa, y no hallamos cómo

expulsarlos. Estamos solas. Toca la casualidad que Lucho y papá salieron. ¿Qué

hacer?

Ernesto: Ante todo, serenidad ... calma, yo lo prenderé.

Amparo: Gracias, Ernesto mío. Gracias.

Robustina: (volviendo en sí). ¿Se fue el ladrón ya?

Ernesto (respetuosamente): Señora

Robustina (cayendo nuevamente en el sillón): Por favor, no me mate usted.

Ernesto: No, señora. Si no pienso en matarla, usted esta equivocada. Yo soy Ernesto,

que amo a su hija Amparo, y he venido aquí a salvar a usted y a los suyos de la

audacia de los bandoleros.

Robustina: ¿Es verdad, hija miar1

Amparo: Sí, mamacita. Es mi novio.

Robustina: ¡Oh, caballero! ¿Cómo le podremos pagar este favor? Busque usted al

ladrón y échelo fuera... sin que se entere la policía, sin que se entere nadie.

Ernesto: Bien, señora. Acato sus órdenes. Voy a proceder a registro de las

habitaciones. Mientras tanto, ocúltese usted con Amparo y no salga hasta que yo la

llame.

Robustina: Bueno. (Aparte.) Estoy más muerta que viva. (Se van Amparo y

Robustina.)

ESCENA DECIMOQUINTA

Ernesto, solo.

Ernesto: Lo malo es que no traigo arma alguna. (Se registra los bolsillos.) ¿Y si el

bandido lleva puñal?... (Pausa) ¡Ea!... ánimo... resolución. (Dirigiéndose a una puerta

y retrocediendo.) Pero no, no me atrevo... ¡Qué falta me hace mi revólver! Hay que

tener presente que está empeñado... mi amor propio, mi honor de caballero. Debo,

pues, afrontar la situación. ¿Qué hacer? La verdad es que yo, al salir de casa, no me

figuré el lío en que iba a meterse. Pero, por ella,, estoy dispuesto a iodo. Moriré por

ella corrió un paladín de los tiempos heroicos. (Transición). El escándale.' que voy a

Page 19: UN LADRÓN NOVATO

19

formar si el ladrón pretende atacarme, va a ver para contarlo. La verdad es que

tengo miedo de penetrar en las habitaciones. Yo preferiría esperarlo aquí, en el

patio. Aquí hay más cancha, más campo para la lucha... y para huir en caso

necesario. Pero no. Huir no. ¿Qué diría mi Amparo? Debo mostrarme ante sus ojos

como un valiente. Venga, pues, corno revólver improvisado, la llave de mi casa. Con

ella apuntaré al bandido, si se atreve a presentarse.

ESCENA DECIMOSEXTA

Ernesto y Amparo.

Amparo:¿Lo encontraste, Ernesto?

Ernesto: No. Todavía no; pero estoy buscándolo. Debe estar escondido ¿sabes?

Posiblemente me ha visto y ha dicho para sí; voy a tener que habérmelas con un

hombre... "ésta no es conmigo"... Y se ha ocultado.

ESCENA DECIMOSÉPTIMA

Dichos y Robustina.

Robustina (entrando): ¿Encontró usted al bandido ya?

Ernesto: Todavía no, señora, pero estoy buscándolo, debe haberse escondido,

posiblemente debajo de las camas, porque no se ha puesto a alcance de mi vista.

Robustina: Búsquelo pronto, señor, para salir de esta situación angustiosa.

Amparo: Sí, Ernesto mío, búscalo, pero no arriesgues tu vida. 'Tú sabes que ella me

pertenece.

Ernesto: Voy, amada mía voy (con un gesto heroico.) Empiezo a registrar las

habitaciones... (aparte) y empiezo a sentir un temblor de piernas que no puede

sostenerme. (Entra por una puerta lateral.)

Amparo: Tranquilízate, mamá, por Dios. Ya ves. Ahora no estamos solas, tenemos

quién nos defienda. Y Ernesto es un valiente, no cabe duda.

Robustina: (asustada). Escóndete, hija mía. Escóndete.

Amparo:¿Qué hay?...

Robustina: El bandido... ¿ves?... El bandido... el hombre barbudo (se refiere a

Procopio, que entra pensativo a escena, sin verlas),

Amparo: (corriendo a ocultarse con su madre en el costurero): ¡Virgen santa!

ESCENA DECIMOCTAVA

Procopio, solo. Luego, Ernesto.

Procopio (entrando; trae puesta la barba postiza, el cuello del sobretodo levantado,

lleno de tierra; en una palabra, está inconocible. Viene bastante bebido.): Yo no sé

qué le ha dado a mi mujer por huir de mí. El hecho de que yo haya tomado unas

cepitas... no es motivo suficiente para que huya así. La verdad es que bebí mucho.

Cosas de Jerez... que me retuvo en su casa más de lo que yo pensaba.

Ernesto: (entrando): ¡Caracoles! Aquí está el ladrón... (Dirigiéndose a Procopio.)

¡Miserable... (Apuntándole con la llave.) Salga usted afuera... o, de lo contrario, hago

Page 20: UN LADRÓN NOVATO

20

fuego...

Procopio: Pero, hombre, ¿quién es usted? ¿Por qué está aquí?

Ernesto: Eso es lo que yo le pregunto a usted, so bandolero... Y no se acerque

más ... porque disparo...

Procopio: Habráse visto.

Ernesto: Salga de esta casa inmediatamente.

Procopio (aparte): Pero ¿estoy soñando? ¿O me habré equivocado de casa?... Como

veo medio turbio. Pero no. Por el Zapallar la reconozco.

Ernesto (aparte): Vacila, tal vez, entre fugarse o atacarme. ¿Irá a sacar sus armas?

Procopio: (bruscamente): Caballero tendrá usted que explicarme cómo se encuentra

aquí.

Ernesto: (retrocediendo): No tengo que explicarle nada. Salga usted a la calle

ESCENA DECIMONOVENA

Dichos, Consuelo, Esperanza y un carabinero. Luego, Amparo y Robustina.

Consuelo: (entrando): Por aquí...

Esperanza: (entrando) Pase usted.

Carabinero (entrando): ¿Dónde está el ladrón?

Procopio (señalando a Ernesto): Ahí..

Ernesto (señalando a Procopio): Este es. Carabinero:¿En qué quedamos? ¿A cuál me

llevo preso?...

Consuelo (en la duda): Llévese a los dos.

Amparo (entrando): No. Eso no, Carabinero, el ladrón es ese hombre barbudo.

¿Verdad, mamá?

Robustina (que ha entrado con Amparo): Sí, carabinero.

Ese hombre es el que quiso introducirse en mi cuarto.

Procopio: Naturalmente.

Carabinero: ¡Entonces hay circunstancias agravantes: robo nocturno, con

premeditación y alevosía.

Procopio: (aparte): ¿Pero es que estoy soñando?... No, la culpa la tiene Jerez que me

hizo tomar tanto.

Ernesto: Concluyamos.

Robustina: Sí, sáquelo usted fuera (aparte al carabinero) y déjelo en libertad. No

queremos que se

pase parte.

Carabinero (aparte): Este es un lío.

Procopio (a Robustina): Bueno. Dejémonos de bromas y vamos a acostarnos, hijita.

Robustina:¿Otra vez?

Ernesto: Yo lo mato. (Apunta con la llave.)

Amparo (interponiéndose): No. No lo mates. Por favor, Ernesto mío

Procopio: ¡Ah! Con que "Ernesto mío" ¿eh? Muy bien, muy bien.

Robustina (aparte): Esa voz...

Carabinero: Basta de escándalos. Vamonos para la comisaría. (Toma a Procopio de

un brazo)

Ernesto: Sí. Eso es.

Procopio: Pero, Robustina, ¿permites que me lleven preso?...

Page 21: UN LADRÓN NOVATO

21

Consuelo (extrañada): Sabe su nombre...

Procopio: No me conoces? Soy tu marido.

Robustina: dudosa: ¿Procopio?,. ¿Pero esa barba?

Procopio: De veras. No me la había quitado. (Se la quita.) Ha sido un olvido. Como

tengo la cabeza trastornada.

Robustina: ¿Era postiza?

Procopio (aparte a Robustina): Sí. Me la puse para que no me reconocieran; para

guardar el incógnito, por obedecerte-.

Ernesto (aparte): ¿Cómo explicar? (Queda pensativo.)

Procopio (a Robustina): Y luego, hija mía, que la verdad se ha de decir: pasé a tomar

unas copi-tas.

Robustina: ¿Y el susto que me has dado?

Procopio: Se pasará. Pasará, como a mí también se me pasará... la borrachera.

Ernesto (aparte a Amparo): ¿Y qué hago yo en esta situación?

Amparo (aparte a Ernesto): Pedirle perdón, naturalmente, y en seguida pedirle mi

mano. La ocasión la pintan calva.

Ernesto (aparte para si): No me queda otro recurso. (Arrodillándose.) Perdón, papá.

Procopio: ¿Cómo es eso de "perdón, papá?

Ernesto: Sí, señor. Yo amo a su hija locamente. Yo deseo hacerla mi esposa, ante

Dios y ante los hombres, con todos los requisitos legales.

Procopio (indignadísimo): Sinvergüenza. ¿Y me quería asesinar y echarme a la calle?

Carabinero, lléveselo preso. (El carabinero intenta llevarse a Ernesto.)

Amparo (interponiéndose): No, eso no. Papacito lindo. Perdónalo. Si no nos

perdonas... si no consientes en nuestra unión... moriremos...

Robustina: Perdónalos, Procopio. En lo que solicitan, llevan la penitencia.

Procopio: ¿Pero, usted cuenta con algo?

Ernesto: Sí, señor, cuento con... Bueno, le diré. Yo soy de familia rica y, aparte de

esto, estoy ocupado en el ministerio. Luego me van a ascender, tengo personas

influyentes que podrán conseguirme un puesto de importancia con una renta

apreciable, y nada nos faltará.

Procopio: Vaya vaya... Los perdonaré. ¡Qué hemos de hacerle! (Los abraza)

Carabinero: ¿De manera que no hay ladrones ni hay nada?

Ernesto: Sí, los hay: (por Amparo) esta niña, que me ha robado el corazón.

Procopio: (refiriéndose a Robustina). Y esta mujer que me roba la libertad.

Carabinero: Bueno, dejarse de bromas, que no estoy para pláticas, Yo voy a pasar el

parte...

Robustina: No, No. (A Procopio). Pásale algo para que no dé un escándalo. Es preciso

que todos ignoren lo que ha ocurrido aquí.

Procopio (al carabinero): Tome, joven... (le pasa dinero) para cigarros, y para un

trago si a mano viene.

Carabinero: Se agradece. Buen dar con las cosas que pasan.

Robustina: Bueno. Adiós. Y mucho silencio.

ESCENA VIGÉSIMA

Dichos, menos el carabinero.

Procopio (dirigiéndose a Robustina): Y ahora, hija mía, convendrás conmigo en que

Page 22: UN LADRÓN NOVATO

22

así no se puede vivir...

Consuelo: Pasamos en constante zozobra. Esperanza: En perpetua alarma.

Amparo, incendio, temblores, ladrones... Es un martirio estar encerrada. Volvamos a

Santiago mamá. Es decir, ya que estamos en él, volvamos "socialmente" por medio

de los periódicos. Robustina: Bueno. Ya está. ¡Qué ha de hacérsele! Acepto. (A

Consuelo.) Escribe, hija mía. (Consuelo se sienta a la mesa, toma un block se

dispone a escribir.) (Dictándole): "Han regresado de Zapallar el eminente abogado

don Procopio Rabadilla, su distinguida esposa doña Robustina Jaramillo y sus

encantadoras hijas Amparo, Consuelo y Esperanza."

Anacleto.de Isidora Aguirre Personajes: AnacletoMariquita: Su empleada El Notario Don Pedro 

Page 23: UN LADRÓN NOVATO

23

Juana: Mujer de Pedro Juan Malulo La acción tiene lugar en la casa de don Anacleto. Hay una ventana al fondo. La entrada es por un costado. Se escuchan afuera pregones del manicero y del que vende mote con huesillos, y una melodía del organillero. Don Anacleto lee el diario en un sillón.

Acto único

Anacleto: ¡Mariquita!. ¡Mariquita! Mariquita: (Entrando) ¿don Anacleto? Anacleto: Dale un peso al organillero y compra maní. Mariquita: ¡No nos queda ni un solo peso, don Anacleto! Anacleto: Bueno. ¡Sigue con tus quehaceres, entonces!Sale Mariquita. Se escuchan golpes en la puerta.Anacleto: ¡Mariquita! (Ella entra), asómate a ver quién está golpeando. Mariquita: (Mirando Por la ventana) ¡Ave María!. Es un señor desconocido, vestido de negro de abajo arriba! Anacleto: Abre la puerta. Mariquita: (Lo hace. Entra el Notario, ella va hacia Anacleto y dice). ¡Le abrí! Anacleto: Pregúntale quién es. Mariquita: (Al Notario). Pregunta don Anacleto que, quién es. Notario: (Carraspea). Soy el honorable Notario de este pueblo.(Ella se desplaza rápidamente con pasitos cortos de uno a otro)Mariquita: Dice que es el honorable Notario de este pueblo. Anacleto: Pregúntale que, qué se le ofrece. Mariquita: (Al Notario) Pregunta que, qué se le ofrece. Notario: Vengo a darle una buena noticia y una mala noticia. Mariquita: (Va hacia Anacleto). Viene a darle una buena noticia y una mala noticia. Anacleto: Dile que me dé la buena noticia y se guarde la mala noticia. Mariquita: (Al Notario). Dice que le dé la buena noticia y se guarde la mala noticia. Notario:Pregúntele si puedo hablar directamente con él. Mariquita: (A Anacleto). Pregunta si puede hablar directamente con usted. Anacleto: Dile que eres mi empleada de confianza y te pago, para que me sirvas. Mariquita: Dice que soy su empleada de confianza y que me paga para le sirva, aunque la verdad, señor Notario, es que me debe 33 meses de sueldo y si la cosa sigue así, me voy a retirar en Marzo. Anacleto: Cállate y vete, sírvenos helados. Mariquita: No hay helados, señor. Anacleto: Entonces, limonada. Mariquita: No hay limonada, señor. Anacleto: Entonces, déjanos solos, que tengo que hablar con el señor. Mariquita: Esta bien, señor. Me retiro. (Sale) Anacleto: Y bien, señor Notario, ¿cuál es la buena noticia? Notario: Lo siento, señor, pero para respetar el orden de los acontecimientos, tengo que darle primero la mala noticia. Anacleto: Bueno, dígala, entonces. Lo más rápidamente posible porque me desagradan las malas noticias. Notario: (Habla tan aceleradamente que no se le entiende). El Lunes 30 de Abril, a las 10 horas, 30 minutos, 5 segundos, falleció en la localidad de RuriRuri un tío político de usted, avaro de profesión, millonario y sin descendientes, de un ataque general a la salud del cuerpo humano. Anacleto: Muy mala noticia, señor, pero ¿podría repetirla más lentamente?El Notario repite lo mismo pero en forma que se entienda.Anacleto: En efecto, mala noticia. Que descanse en paz el pobre tipo. Y que Dios lo tenga en su gloria. ¿Dónde dice que falleció? Notario:En la localidad de RuriRuri. Anacleto: ¿Dónde queda eso? Notario: Diez kilómetros al Norte. Anacleto: ¿Al Norte de qué? Notario: No me informaron. Anacleto: Ah. Y ahora, diga señor Notario, cual es la buena noticia. Notario: Como su tío político, avaro y millonario no tenía descendientes en

Page 24: UN LADRÓN NOVATO

24

línea directa y consanguínea, usted don Anacleto, resulta ser heredero indirecto y sanguíneo, y recibe una bolsa que contiene varios millones de pesos. (Le pasa una bolsa). En dinero contante y sonante. (Agita la bolsa para que suene). He dicho. Anacleto: (La recibe) Ah, ah. (Con reacción tardía). ¿Co-co-como dijo? (Palpa la bolsa). Este que, este que, este que... ¿millones, señor Notario?. ¡Es demasiado para mí! (Cae desmayado) Notario:¡Empleada!. ¡Empleada! Mariquita: (Entrando) ¿Qué se ha imaginado?. No soy perro para que me llame de ese modo. Me llamo Mariquita. (Ve a Anacleto, lo toca). ¡Ave María!. ¡Está difunto! (Llora) Notario: No. Sólo es un desmayo. Mariquita: ¡Asesino! Usted lo ha matado con la mala noticia. Notario: Por el contrario, la mala noticia le cayó bien, fue con la buena noticia. Anacleto: (volviendo del desmayo) Mariquita... ¡mi bolsa! (La busca, la encuentra). Mariquita ¡soy millonario!. Qué digo...¡multimultimultimillonario! Notario: Y yo, habiendo cumplido con mi honorable misión, tengo a bien retirarme. (Como Anacleto y Mariquita se abrazan eufóricos sin prestarle atención, sale) Anacleto: ¿Te das cuenta, Mariquita?. Acabo de heredar millones en dinero contante y sonante... Compraremos un automóvil, que digo... ¡un tren!. No, un buque... qué digo... ¡un castillo!... ¡Un país entero! Mariquita: Sí, don Anacleto, pero no lo grite tan fuerte que pueden oírlo. Anacleto: Y ¿qué importa que oigan? Mariquita: Si se corre la voz por el pueblo, vendrán a pedirle dinero para esto y lo otro. A pedir prestado, pedir regalado, la gente es así, don Anacleto... y ¡se quedará usted en la calle en un santiamén! Anacleto: Tienes toda la razón, Mariquita. No deben saberlo. Nadie debe saberlo. Ah... pero lo sabe el notario y lo contará. Hmmm. Debo comprar su silencio. Eso es, le daré dinero para no lo cuente a nadie. Va a buscarlo, Mariquita.Sale Mariquita y se la oye gritar: “Señor Notario, señor Notario”Anacleto: (Solo) Los buques están pasados de moda, compraré un submarino y un avión a chorro. Claro que eso ha de costar carísimo... creo que me contentaré con un buen automóvil. Un “Mercedes Benz” (Reflexiona un instante). No, no, es mucho gasto. Un Ford me servirá lo mismo. Hay que ahorrar un poco por millonario que uno sea. Y, pensándolo bien, si compro un auto voy a tener que pagarle a un chofer, y piden un sueldo muy subido, más con lo exigente que están ahora, no, pensándolo bien, decía, conviene más no comprar auto y usar los taxis. Es bastante más cómodo. Sólo que se acostumbra uno y toma taxi a cada rato. Y eso ¡es la ruina!. Lo más práctico es caminar, es un excelente ejercicio, digo para la salud... y ahorra uno en médico y medicinas. Claro que caminar tiene su pequeño inconveniente, se gastan mucho los zapatos, y con lo caro que están pidiendo para ponerles “media suela”, que le llaman... No. Decididamente, si deseo conservar este dinerito, lo más inteligente es quedarse en casa, sentadito en mi sillón. Y para lo que necesite, mando a la Mariquita... ¿A propósito?, ¿por qué no vuelve?. Necesito comprar el silencio del Notario, ese gasto no lo puedo evitar. No porque uno hereda unos cuantos millones hay que empezar a gastar como loco. ¡No, señor! (Entra Mariquita seguida del Notario). ¡Ah! Ya regresa... Señor Notario, tengo una proposición que hacerle. Notario: Lo escucho don Anacleto. Anacleto: Es imprescindible mantener en secreto esto de mi herencia, los milloncitos... De modo que...¡compro su silencio! Notario: Ofrezca. Anacleto: Pida usted. Notario: No, usted, don Anacleto. Anacleto: Usted, señor Notario. Notario: Diez mil pesos. Anacleto: ¡Ni muerto! Notario: Nueve mil novecientos noventa y nueve... Anacleto: Eso me parece más razonable, pero aún me parece demasiado. Notario: Ofrezca usted. Anacleto: Mil pesos... quiero decir, cien... mejor, diez pesos. 

Page 25: UN LADRÓN NOVATO

25

Notario: (Indignado) ¿Diez pesos?. ¿Qué quiere que haga con diez pesos? Anacleto: Puede usted comprar diez cosas de a peso. Notario: ¡No hay nada que se pueda comprar por un peso! Anacleto: Está bien: ¡cien pesos!. Y ni una palabra más. Notario: De acuerdo. (Aparte a Mariquita). Este se volvió podrido de avaro. Anacleto: Entonces ¿jura usted no contar a nadie que soy millonario? Notario: Juro. Anacleto: ¡a nadie!. ¡Ni siquiera a mí mismo! Notario: Ni siquiera a usted mismo. Anacleto: ¿Ni a usted mismo? Notario: Ni a mí mismo. Anacleto: Bravo. Trato hecho. Queda comprometido por el juramento. Notario: Y... ¿el dinero? Anacleto: ¿Qué dinero? Notario: Iba usted a comprar mi silencio. Anacleto: ¡Jajaja!. ¿Oíste, Mariquita?. ¿Yo, comprar algo tan inútil como el silencio?. No se ve, no se toca, no se oye... ja, ja, ja, ¿por quién me toma? Notario: ¡Déme Ese dinero! Anacleto: No tengo dinero. Soy pobrísimo ¿verdad, Mariquita? Notario: Acaba de ser usted multimillonario. Se queja de pobreza, ¡y tiene millones, millones! Anacleto: ¿Oíste, mariquita? Lo ha dicho a gritos. Juró no decirlo a nadie, ni siquiera a sí mismo.(Avanza, furioso, hacia él) ¡Devuélvame mi dinero!Notario: ¿Cuál Dinero? Anacleto: Los cien pesos con que compré su silencio. Notario: Dijo que lo iba a comprar, pero me dio nada. Anacleto: Lo dije, y la palabra de un hombre honrado vale tanto como el dinero, de un hombre honrado. Me da usted ese dinero o lo denuncio. Notario: ¡Pillo, sinvergüenza, infame... (Le pasa dinero). ¡Tome!,  pero le advierto que esto es un robo! Mariquita: Don Anacleto, usted no puede hacer eso, no está bien. Notario: ¡Déjelo!. Que se pudra con su dinero. Ha obrado la brujería fatal de los millones. Ha de saber usted, que su tío sufría de una horrible enfermedad. Anacleto: ¿Qué enfermedad? Notario: Por las noches tenía sudores fríos y de día sudores cálidos. Constantemente lo asediaban terrores matutinos y alucinaciones vespertinas, porque temblaba sin cesar ante la sola idea de que le pidieran, le robaran, le quitaron un peso de sus adorados milloncitos. Temblaba ante la idea de enfermarse y tener que gastar en médico. No tenía automóvil para no gastar en chofer o bencina, no caminaba para no gastar la suela de sus zapatos... Anacleto: (Que ha empezado a temblar al escuchar al Notario). Mariquita... creo que estoy enfermo... Mariquita: ¡Jesús!. Voy a buscar un doctor... Anacleto: ¡No!. ¿Estás loca?. Piden carísimo por una consulta. Mariquita... ¡tengo sudores fríos y calientes! Notario: ¿Y sabe usted cómo se llama esa enfermedad que aquejaba a su honorable y despreciable tío?. Se llama avaricia ... Y ahora la ha contraído usted. Esto dicho, me retiro. (Sale) Anacleto: ¿Yo, he contraído una enfermedad?. ¿Oíste, Mariquita? Mariquita: Don Anacleto, ¡tire lejos ese dinero antes que le traiga desgracia! Anacleto: Jamás. (abraza la bolsa de dinero). Jamás de los jamases... Mis milloncitos. (Besa la bolsa)(Con temor, escuchando)Shhht... (Va a la ventana y le hace señas para que se acerque). Escucha, Mariquita... es la voz del Notario... Voz del Notario: ¡Oigan todos los de este pueblo!. Don Anacleto acaba de heredar millones, gran cantidad de millones... Oigan todos, ¡don Anacleto se ha vuelto millonario, no, multimillonario, millones de todos colores y de todos los tamaños! Anacleto: ¡Infame!. Maldito Notario!. Ahora llegarán aquí todos a pedir. Mariquita, anda y diles que es mentira que soy pobre como una rata. Mariquita: Lo haré, don Anacleto, pero primero págueme los 33 meses que me debe por mi abnegados servicios. 

Page 26: UN LADRÓN NOVATO

26

Anacleto: Nunca me habías cobrado un centavo, Mariquita. Nunca recuerdo haberte pagado. Mariquita: No me pagaba porque era pobre. Anacleto: Y ahora no te pago porque soy rico, y los ricos deben ahorrar para seguir siendo ricos. Mariquita: ¡Avaro! Anacleto: ¡Vete! Mariquita: ¡Me voy! (Sale, regresa en el acto, amenazante). Pero ¡le va a pesar, le va a pesar! (Se retira) Anacleto: Una boca menos que alimentar. Ja,ja,ja... Y ahora, tengo que buscar la manera de alejar de aquí a los “pedigüeños”. Necesito un consejo. Hay una sola persona en este pueblo que da consejos gratuitamente, Juan Malulo. Lo llamaré por teléfono. (Toma el fono). Aló... ¿Estás en casa Juan Malulo?. Necesito un consejo...(Al colgar se presenta entre humos, Juan Malulo, el diablo, de rojo y con cola.)Anacleto: ¡Hombre!. Siempre me asustas. ¿En qué vehículo viajas para llegar tan pronto? Juan Malulo: En del interés: me interesa atender cuanto antes a mi clientela Anacleto: Tienes que darme un consejo, Juan Malulo. Juan Malulo: ¿De qué se trata?. ¿Hay que perjudicar a alguien de este pueblo?. Es fácil, a todos les conozco sus debilidades, y sé cómo hacerlos rabiar... Anacleto: No, no. Escucha: desde hace una hora soy millonario Juan Malulo: ¡Me parece espléndido! Anacleto: Pero no te daré ni un centavo por el consejo. Juan Malulo: Así no dejarás de ser millonario. Anacleto: Tú me comprendes, Juanito (Lo va a abrazar, se retira asustado, soplando sobre sus ropas). Oye, ¡quemas! Juan Malulo: (Ríe) Sí, un poquito...Y bien, ¿de qué se trata el consejo? Anacleto: Necesito Librarme de los pedigüeños. Vendrán todos a pedir dinero porque el Notario proclamó por el pueblo que recibí una herencia de millones. Juan Malulo: Te voy a hacer una magia nueva, que acabo de aprender. Saca la lengua. Anacleto: Ah. (La saca mientras dice con dificultad) ¿La tengo “sucia”? Juan Malulo: Silencio. Manten la lengua afuera mientras te hago la magia. Anacleto: (Hablando con dificultad). ¿No ves que la tengo afuera? Juan Malulo: ¡No hables porque la lengua se entra! Anacleto: (Con dificultad, tratando de mantener la lengua afuera). Bueno, me callo. hablo. Juan Malulo: ¡Digo que no hables! Anacleto: Bueno ¡no hablo! Juan Malulo: (Desesperado) ¡Silencio! (espera un momento y al ver que Anacleto mantiene la lengua afuera y guarda silencio, hace unos pases con sus manos por sobre la lengua, diciendo a modo de cábala). “Roñoniotrifolati al crostino..." lengua recibe esta magia: ¡repetirás siempre lo último que escuchen los oídos de tu dueño! ¡Listo! Anacleto: ¡Listo! Juan Malulo: Ya está obrando la magia. Quieras o no tendrás que repetir siempre. Anacleto: Siempre... Juan Malulo: ¡Siempre! Anacleto: Siempre... Juan Malulo: Siempre... Vaya, qué idiota soy, me olvidaba que repites por la magia que te acabo de hacer. Ja, ja, ja. Hasta luego. (se retira con un salto y sale humo) Anacleto: Luego. Qué magia tan rara, para qué servirá? Servirá. Ja, ja, sin querer repito lo que yo mismo digo. Digo. Oigo golpear la puerta... puerta (Va a la ventana). Quién será... será?. El primer pedigüeño, don Pedro, viejo pillo. Pero no me sacará ni un cinco... cinco.(Va a abrir la puerta, entra un campoesino, don Pedro)Don Pedro: Buenas tardes, pues... Anacleto: Tarde, pues. Don Pedro: ¿Cómo que “tarde”? (Al público). A lo mejor ya se lo pidieron todo... (A él) Oiga, compadrito, ya que usted tiene tan buen corazón, yo

Page 27: UN LADRÓN NOVATO

27

venía a pedirle que me saque de un apuro bien grande... Anacleto: ¡Bien grande! Don Pedro: Bien grande... Anacleto: Bien grande. Don Pedro: (Hacia público) Se le pegó el disco al compadre. (A él) Oiga, don Anacletito. ¿por qué le ha dado por repetir? Anacleto: Por repetir. Don Pedro: Bueno, si es su gusto, cada cual es dueño... Como le decía, vine para que me saque de un apuro y cuento... Anacleto: ¡Puro Cuento! Don Pedro: No, compadre, no es puro cuento, déjeme terminar, digo que estoy en apuros y “cuento con su merced”, que tiene tan buen corazón, para que me ayude. Porque he sabido que usted es muy rico. Anacleto: Muy rico... Don Pedro: Y resulta que la Juana, mi mujer y yo, no tenemos ni para pagar el médico... Anacleto: ¿El médico? Don Pedro: Sí, pues, porque a la Juana se le enfermó su abuela... Anacleto: (con tono de insulto) ¡Su abuela! Don Pedro: Oiga, Don Anacleto no es broma... Anacleto: (Contento) ¡Es broma! Don Pedro: Epa, no se burle de la desgracia ajena. Como decía, la abuelita de la Juana está enferma y la pobre lo único que tiene para ver si mejora es agüita de albahaca... Anacleto: (tono de insulto) ¡Vaca! Don Pedro: Oiga, qué se cree... despacito por las piedras, no me venga con insultos, mire que yo ligerito me aburro... Anacleto: ¡Burro! Don Pedro: Hasta aquí no más le aguanto, compadre, pero ¡más, no! Anacleto: ¡Asno! (A público)Ja, ja, está haciendo efecto la magia, magia. Don Pedro: (A público, rabioso) ¡Y a este viejo qué le pasa?.(A él, zalamero) Oiga, compadre ¿qué se tragó un zoológico? Anacleto: Lógico. Don Pedro: (al público) Este viejo es rico y yo necesito dinero, así es que tendré que ser paciente y hablarle con buen modo aunque me insulte. (A él) Sabía, don Anacleto que las personas generosas con agradables a Dios? Anacleto: ¡Adiós! (Se restriega las manos, contento) Don Pedro: ¿Cómo? ¿me está echando a la calle? Anacleto: ¡A la calle! Don Pedro: ¡Me las pagará muy caro!. Se lo cuento a la Juana que es una mujer de armas tomar. ¡Verá usted lo que es bueno! Anacleto: Bueno. (Va hacia la puerta) Don Pedro: (Furioso) ¡No respondo por lo que le pase! Anacleto: ¡Pase! (Abre la puerta y le indica que pase con el gesto. Don Pedro sale, indignado, Anacleto ríe, contento)Ja, ja, já... Resultó excelente la magia... la magia. (Se escuchan golpes en la puerta). Esa debe ser la Juana, su mujer que viene a pedirme cuentas por el trato que le di al compadre... compadre... Pero obrará la magia..la magia. (Le abre) Juana: (Entrando con un escoba, amenazante) Ah, ¡aquí está!.¡Se atrevió a llamar “vaca”, “burro” y otros animales a mi marido en lugar de ayudarlo. Sepa usted que nadie más que yo tiene derecho a insultarlo. ¡De modo que me va a pedir perdón en el acto! Anacleto: En el acto. Juana: Bueno, hágalo, entonces. ¿O quiere que le pegue? Anacleto: Pegue... (Ella le pega, persiguiéndolo por el cuarto a escobazos). Socorro, socorro, fue culpa de la magia... magia Juana: ¡Qué magia magia!. Vaya tipo raro. Ya, ya, pida perdón, ¿o quiere que le siga pegando? Anacleto: (Afligido) Siga pegando... (Para sí, murmura). Maldita magia... magia. Juana: Miren qué gusti tan raro. Bueno, para mí es un placer. ¿Más? Anacleto: ¡Más! (Recibe más escobazos) Juana: ¿Más? Anacleto: Más... (Se cubre la boca a dos manos) Juana: (Al público). Divertido el viejo. ¡le encanta que le peguen (Al pegarle se le cae a Anacleto la bolsa). ¿Y esto qué es?. Parece que es

Page 28: UN LADRÓN NOVATO

28

dinero... Anacleto: Es dinero... Juana: Caramba. Y se diría que es muchísimo dinero... Anacleto: Muchísimo dinero. Juana: y... ¿es suyo? Anacleto: (Con intenso dolor) Es suyo... Juana: Pero compadrito, no me diga, ¿está seguro? Yo creo que es suyo. Anacleto: Es suyo (lo dice con una voz llorosa) Juana: Pero ¡qué suerte la mía!. Tantísimo que necesitaba dinero. Pero no se estará burlando... A ver, repita que este dinero es un regalo. Anacleto: (Idéntico). Es un regalo... (Llora) Juana: ¿De veras? Anacleto: De veras. Juana: No lo puedo creer... ¿Así es que todo este dinero es mío? Anacleto: ¡Es mío!. ¡Es mío! (Deja de llorar, salta de gusto). ¡Me salve, me salvé! Juana: ¿Cómo que suyo?. Si me lo acaba de regalar, pues, compadre. Supongo que es una broma. Anacleto: (Sufre de nuevo) Una broma, una broma... Juana: ¡Qué alivio!. Creí que se había arrepentido. Oiga, ¿me lo regala todo? Anacleto:Todo... Juana: En serio, ¿todito? Anacleto: (Lloroso) Todito...(Cae desmayado en el sillón. Juana lo besa en la frente y va hacia la ventana)Juana: (Sale gritando hacia fuera) Pedro, Antonio, José, señor Cura, Vengan todos para contarles la buena noticia...(Unas Caras de cartón empiezan a asomarse desde fuera a la ventana)Anacleto: (Volviendo del desmayo, busca su bolsa). Socorro, ¡al ladrón!. Me han robado mis millones... millones... Maldita magia, maldita magia (Se pega en la boca, y en la lengua).(Entran Juan y Pedro) Juana: Don Anacletito, dígale a Pedro la verdad, no me quiere creer, dígale que es verdad. Anacleto: Es verdad... Juana: ¿Oíste, Pedro? (A Anacleto). Pedro no me quería creer que usted es tan bueno que se dejó castigar, que hasta me pedía más golpes. Y para expiar faltas pasadas, me regaló todo su dinero. ¡Jesús, qué hombre tan desprendido!.(Abraza a Anacleto que la mira atontado sin poder creer lo que le pasa). Es un héroe, un santo, un mártir!. Por favor repita, para que Pedro me crea, que lo que acabo de decir ¡es la pura verdad! Anacleto: La pura verdad... (Los mira como atontado, incapaz ya de reaccionar) Don Pedro: (Sacude su mano y palmotea su espalda) Pero, don Anacleto, ¡esto es un milagro! (Anacleto empieza a sentirse conforme)Anacleto: ¡Un milagro!. Juana: ¡Un héroe!. ¡Es capaz de darlo todo! Anacleto: ¡Todo! Don Pedro: ¡Se merece una estatua en la Plaza! Anacleto: ¿En la Plaza? Juana: (Enternecida) Mírenlo, ¡qué modestia!. ¡Cómono!. Una estatua en la Plaza del pueblo, y la inauguraremos con banda de música (Alza la mano). ¡Será así tan alta! Anacleto: ¿Tan alta? Juana: Pero Qué humilde... ¿Le parece demasiado? Anacleto: Demasiado... Don Pedro: Pero se lo merece, don Anacleto, porque ese dinero que usted nos regala lo repartiremos a los necesitados de este pueblo, haremos pavimentar las calles, pondremos luz eléctrica, construiremos escuelas miles de cosas... Anacleto: (Empieza a sentir entusiasmo). ¡Miles de cosas! Juana: ¡Y usted, pobrecito, se ha quedado sin nada! Anacleto: (Con tristeza) Sin nada... Don Pedro: Se equivoca, compadre: la Juana se lo fue a contar a todos en el pueblo y están haciendo una colecta para traerle cada día todo lo que necesite y de cuidar de usted como el héroe de este lugar... Es más

Page 29: UN LADRÓN NOVATO

29

¡quieren nombrarlo Alcalde! Anacleto: (Ahora sin ocultar su felicidad). ¡Alcalde...! Juana: ¿No oye? ¡Ya están aclamándolo... asómese a la ventana. Anacleto: A la ventana. (Va a la ventana) Voces de afuera: “Viva don Anacleto!. ¡Viva!. Queremos tener a don Anacleto de Alcalde!. Viva el benefactor del pueblo! Anacleto: ¡Benefactor del pueblo!... (Al público). Soy el hombre más popular... más popular de este pueblo, de este pueblo... Don Pedro: Y bien, don Anacleto, vamos a ir a prepararlo todo para la fiesta de esta noche, una fiesta en su honor, donde Anacleto, para agradecer que lo haya dado todo para el pueblo. (Sale seguido de Juana) Anacleto: (Orgulloso, repite). ¡Todo para el pueblo! Ja, ja, ja... No tengo un centavo, pero me siento feliz... qué raro... raro. (Toma el fono) Juan Malulo!... Malulo... (Un fogonazo, humo y aparece Juan Malulo). Líbrame de la magia, ya no la necesito, Necesito. Juan Malulo: (Al sacar Anacleto su lengua hace unos signos sobre ella repitiendo) “Roñonitrifolati al crostino", magia desaparece... (Ríe, contento). Ahora cuenta, parece que resultó. ¿Te fue bien? Anacleto: ¡Espléndidamente! Juan Malulo: ¿No lograron sacarte ni un centavo? Anacleto: No tuvieron que sacarme nada, ¡les regalé todo el dinero!. ¡Y me siento feliz! Juan Malulo: (Al público) Diablos... parece que falló la magia. No debí experimentar con magias nuevas. (A Anacleto). ¿Por culpa de la magia tuviste que regalar los millones?. Perdona, te haré otra magia para que los recuperes... Anacleto: No, gracias. No quiero recuperarlos. Me siento feliz sin ellos. Juan Malulo: (Al público). Qué extraño... Seguro que mi enemigo Juan Bueno, anduvo metido en esto... Anacleto:Y ahora, gracias por la molestia, de todos modos, pero te puedes ir, porque estoy muy ocupado. Juan Malulo: ¡Maldita Sea! (Humo y desaparece) Mariquita: (Entrando, cae de rodillas). ¡Perdón, don Anacleto!. Lo juzgué mal. Ya me han contado la noticia y vengo a rogarle que acepte otra vez los servicios de su vieja Mariquita, ¡no le cobraré ni un cinco!. ¿Me perdona? Anacleto: (Solemne) Te perdono, hija. Anda a la cocina y trabaja. Mariquita: Oiga, ahí afuera están haciendo cola... Anacleto: ¿Quiénes? Mariquita: El heladero, el barquillero, el manicero... y escuche (Se oye la melodía de un organillero) Anacleto: ¿Qué quieren que hacen cola? Mariquita: Quieren darle de todo, y gratuitamente, y para siempre... Anacleto: ¡Vaya, vaya! Eso se pone cada vez mejor. Déjame solo que quiero reflexionar, y lleva un canasto para recibir la mercadería que me quieren regalar. (Mariquita sale, Anacleto se pasea, hablando al público). ¿Qué les parece?. Me nombrarán Alcalde, todos me aclaman, me traen regalos y prometen cuidar de mí... Y yo que pensé que la magia de Juan Malulo, era mala, como lo es él...y era ¡estupenda! Una Voz: (llamando) Anacleto...¡Anacleto! Anacleto: ¿Quién me llama? La Voz: Soy yo, Juan Bueno. Anacleto: ¿Dónde estás? La Voz: A tu lado. Anacleto: No te veo. ¿Me estaré poniendo corto de vista? La Voz: No puedes veme, porque soy invisible. Anacleto: Pero dime dónde estás para mirar en esa dirección. La Voz: Da lo mismo, estoy en todas partes... Anacleto: Bueno, bueno, mira entonces a todas partes... (ríe, contento). Dime, Juan Bueno, ¿qué te parece lo que me ha sucedido gracias a la magia de Juan Malulo? La Voz: Te equivocas. Yo velé para que la magia saliera al revés. No es por la magia que estás feliz. Anacleto: ¿Cómo es eso?. No fue por la magia de Juan Malulo entonces? La Voz: No, Anacleto, y aprende esto, la única magia es ésta “Quién más da, más recibe” Anacleto: “El que más da, más recibe”. ¡Eso me huele a moraleja! 

Page 30: UN LADRÓN NOVATO

30

La Voz: ¡Es la moraleja de este cuento! Anacleto: ¿Y llaman “moraleja” a la frasecita que se escribe al final de un cuento? La Voz: Así es, Anacleto. Anacleto: Entonces, (Al público). ¡Ya lo oyeron!. Este el final, y me alegro porque tengo que ir a tomar helados, a comer maní, barquillos, y mote con huesillos... ¡Mariquita! Mariquita: (Entrando) ¿Don Anacleto? Anacleto: Vamos a la Plaza, nos están esperando. (Al público). ¡Hasta la vista...! Niños, y personas mayores también, canten conmigo... “¡Quién más da, más recibe... quién más da más recibe!Con una música alegre, bailan los personajes, cantando “quién más da más recibe”. Luego dicen todos en coro. ¡ Fin! y saludan.

Fin

VIVIR EN LA CALLE CONESA.

Personajes:Empleado rubénCliente.antonia.(La escena transcurre en el interior de una oficina. Hay un empleado sentado detrás de un escritorio y en las paredes se ven fotografías de edificios de departamentos y casas. Entra un cliente.)

Empleado: Buenos días, señor.Cliente. Buenos días. Quisiera comprar una casa.Empleado: Muybién. (toma una carpeta.) ¿Qué clase de casa? ¿Le interesa una casa de dos plantas?

Page 31: UN LADRÓN NOVATO

31

Cliente. ¿Una casa de dos plantas? No sé, a mí me gustan mucho las plantas, me encanta el verde, así que pensaba tener unas cuantas. Seguro más de dos.Empleado. No, señor, yo me refería a una casa con una planta baja y una planta alta.Cliente. ¿ Una casa con solo dos plantas, una baja y otra alta? No, no ,no, yo quiero tener plantas de muchas clases, grandes, chicas, altas, medianas, y si es posible, que algunas tengan flores.Empleado. Señor, yo le estaba ofreciendo una casa con una planta baja y un piso.Cliente. ¿Cómo? Hace un momento me dijo que era una casa de dos plantas, y ahora me dice que tiene una planta baja y un piso. Que tenga un piso está bien, porque con uno para pisar me alcanza. Pero no quiero una casa con una sola planta y encima, baja. Ya le dije que me gustan mucho las plantas.Empleado. (Un poco nervioso) Está bien, usted puede tener todas las plantas que quiera. (Hojea la carpeta.)Le voy a buscar una casa, una casa muy amplia, con mucho espacio para plantas.Cliente. Además, me gustaría una casa en un lugar muy tranquilo.Empleado. Muy bien, voy a buscar una casa que no tenga nada de ruido.Cliente. Por supuesto, ¡cómo voy a querer ir a un lugar derruido!Empleado. Señor, dije una casa que no tenga nada de ruido.Cliente. Pero claro, ¿usted cree que voy a ir a una pocilga, a un lugar derruido?Empleado: No, no, de ninguna manera. Le voy a ofrecer una casa tranquila, en una calle sin nada de… en una calle sin ruido y que no tenga nada derruido, que esté en perfectas condiciones.Cliente. Eso es. Y que esté bien ubicada. Para mí es muy importante que la ubicación sea buena.Empleado. ¿Le gustaría vivir en la calle Conesa?Cliente. ¿En la calle con esa?Empleado. Sí, Conesa.Cliente. ¿Con esa?Empleado. Sí, dije Conesa.Cliente. Pero, ¿se puede saber con quién? (Mira hacia todos lados como buscando a alguien.) ¿Quién es esa? ¿De qué me está hablando?Empleado. Señor, le estoy hablando de vivir en la calle Conesa.Cliente. (Gritando) ¡Mire, yo no quiero en la calle! ¡Justamente por eso vengo a comprar una casa! ¡ Y tampoco quiero vivir con esa, que ni sé quién es!Empleado. Bueno, bueno, cálmese, por favor. Si no quiere vivir en la calle Conesa le puedo ofrecer otra cosa.Cliente. Sí, sí, mejor ofrézcame otra cosa.Empleado. (Hojeando la carpeta.) Bueno, acá tengo algo interesante.Cliente. ¿En qué calle queda?Empleado. Callao.Cliente. ¿Qué dice?Empleado. Callao.Cliente. ¿Qué?Empleado. ¡Callao, señor! ¡Callao!Cliente. ¡De ninguna manera, no me callo nada! ¡Esto es el colmo! Vengo a comprar una casa, primero me quiere vender una donde solo puedo tener dos plantas, después me quiere mandar a vivir a la calle con esa que ni sé quién es y ahora me dice que me calle. Mire, señor, mejor me voy de acá. ¡Gritando.) ¡Y usted cree que me puede interesar vivir en la calle con esa, le aconsejo que se haga revisar la cabeza.|

Page 32: UN LADRÓN NOVATO

32

Almacén infantilDía de lluvia, Jorge mira a través de los vidrios de la ventana. La abuelita está cerca del brasero.

Jorge . ¿no vas a casa del tío Pancho abuelita?Abuela: Esperemos que pase la lluvia.Jorge.¡Esta lluvia no va a pasar nunca!Abuela: ¿Por qué no lees tu libro de cuentos?Jorge: Lo he leído tantas veces abuelita…Abuela: Léelo otra vez.Jorge: Si ya lo sé de memoria.Abuela: Entonces… vamos a hacer otra cosa…¡ven conmigo!Jorge: ¿Qué vamos a hacer abuelita?Abuela: Vamos a poner un almacén. Tú vas a hacer el comerciante yt yo la compradora. ¿Qué te parece?Jorge: ¿Muy bien, muy bien! Pero, que pasa la lluvia, vamos dónde el tío Pancho, ¿no?Abuela: Si, mi hijito.Salen de la mano.En la despensa, arreglada de almacén. Una mesa con diversos artículos sirve de mostrador. Jorge, al lado de adentro, vendiendo. La abuelita, al lado de afuera comprando.Abuela: ¡Buenos días don Jorge!Jorge: Buenos días, casera. ¿Qué se le ofrece?Abuela: Azúcar de pancitos…Jorge: ¡Cómo no, señora! De la refinería de Viña del Mar. ¿Cuánto quiere?Abuela: Deme… deme… unos dos metros.Jorje: ¿Azúcar por metros, señora? El azúcar no se vende por metros.Abuela: ¿Y cómo se vende?Jorge: Se vende por kilos?Abuela: ¡Ah, no lo sabía! Véndame entonces dos kilos de azúcar… y un kilo de vinagre…Jorge: ¡Pero señora…! ¿Cómo le voy a vender un kilo de vinagre…?Abuela: ¿Y cómo se vende?Jorge: Se vende por litros.Abuela: Entonces, véndame un medio litro de vinagre… y dos litros de huevos frescos.Jorge: (riéndose) ¡Pero señora, señora!...¡Los huevos se venden por docenas y no por litros!Abuela: (muy seria) Es verdad. Tiene usted toda la razón. Entonces deme una docena de huevos… y cuatro docenas de maíz.Jorge: ¡Ja, ja, ja! ¡Usted ha venido desmemoriada hoy! ¡Comprar maíz por docenas…! Un kilo querrá usted decir… Señora usted no debe seguir comprando hoy, porque ha amanecido malita de aquí. (ademán a la cabeza.) Le conviene dar un paseíto para que se distraiga, y como ya ha pasado la lluvia, puede ir con su nieto a la casa del tío Pancho. ¡Vuelva mañana al almacén!Y la abuelita y Jorge salen de paseo.……………………………………………………………………………………………………………………………………………………..........Anacleto: ¡Mariquita!. ¡Mariquita! Mariquita: (Entrando) ¿don Anacleto? Anacleto: Dale un peso al organillero y compra maní. Mariquita: ¡No nos queda ni un solo peso, don Anacleto! Anacleto: Bueno. ¡Sigue con tus quehaceres, entonces!Sale Mariquita. Se escuchan golpes en la puerta.Anacleto: ¡Mariquita! (Ella entra), asómate a ver quién está golpeando. Mariquita: (Mirando Por la ventana) ¡Ave María!. Es un señor desconocido, vestido de negro de abajo arriba! 

Page 33: UN LADRÓN NOVATO

33

Anacleto: Abre la puerta. Mariquita: (Lo hace. Entra el Notario, ella va hacia Anacleto y dice). ¡Le abrí! Anacleto: Pregúntale quién es. …………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..Anacleto: Ah. Y ahora, diga señor Notario, cual es la buena noticia. Notario: Como su tío político, avaro y millonario no tenía descendientes en línea directa y consanguínea, usted don Anacleto, resulta ser heredero indirecto y sanguíneo, y recibe una bolsa que contiene varios millones de pesos. (Le pasa una bolsa). En dinero contante y sonante. (Agita la bolsa para que suene). He dicho. Anacleto: (La recibe) Ah, ah. (Con reacción tardía). ¿Co-co-como dijo? (Palpa la bolsa). Este que, este que, este que... ¿millones, señor Notario?. ¡Es demasiado para mí! (Cae desmayado) Notario:¡Empleada!. ¡Empleada! Mariquita: (Entrando) ¿Qué se ha imaginado?. No soy perro para que me llame de ese modo. Me llamo Mariquita. (Ve a Anacleto, lo toca). ¡Ave María!. ¡Está difunto! (Llora) Notario: No. Sólo es un desmayo. Mariquita: ¡Asesino! Usted lo ha matado con la mala noticia. 

AL PAN PAN 

PersonajesPANADERO/A

CLIENTE, que puede ser un hombre o una mujer 

Escenografía:Una panadería

 CLIENTA: (ENTRA A LA PANADERÍA) Buen día. ¿Tiene pan para pancho?PANADERA: (ATRÁS DEL MOSTRADOR PLUMEREA UNA MEDIALUNA) ¡¿Y qué sé yo qué pan quiere Pancho?!CLIENTA: Tiene razón. Me olvidé de preguntarle. ¿Puede ser flauta?PANADERA: Esto es una panadería, no una casa de música.CLIENTA: ¿Arabe?PANADERA: No, italiana. Me llamo Francesca Donatta Pagliarulo.CLIENTEA: Y bueno deme francés.PANADERA: Aquí sólo se enseña español. ¿Oui?CLIENTA: ¡Yes!PANADERA: Nos vamos entendiendo. CLIENTA: A ver... deme miñón.PANADERA: Claro, yo le doy un piñón y usted me da una tortaCLIENTA: Eso, torta. ¿Tiene alguna de muchos pisos?PANADERA: (IRÓNICA) Hay una de 20 pisos, con ascensor y escalera de escape. Además, cada planta tiene diez departamentos, con balcón a la calle. (FASTIDIADA) ¿Por qué no va a molestar a una inmobiliaria?CLIENTA: ¿Habrá pan rallado?PANADERA: ¿En la inmobiliaria?CLIENTA: Pregunto: ¿si usted tiene pan rallado?PANADERA: (BUSCA ENTRE SUS PRODUCTOS) El que me queda es liso, pero puedo buscarle algo a cuadros.CLIENTA: Que combine con mi saco, por favor.PANADERA: (SACA UNO) Esta trincha tiene 15 días y ya pinta un verdoso que le va justo con los ojos. Y llévese esta pizza, está morada y le pega con el color de la peluca. CLIENTA: (LAS RECIBE) ¡Fantástico!. Ahora, quiero galletas... PANADERA: ¿Sueltas?CLIENTA: Encadenadas. Que sean de agua.PANADERA: Las que tenía las puse a secar el sol. Me inundaron el local y estuve fregando tres horas. CLIENTA: ¿Marineras?PANADERA: No, capitanas.CLIENTA: ¿Y de salvado?PANADERA: Vino un sobrino que es súper glotón y no he salvado ninguna. Me quedan estas que están falladas porque tienen agujeritos.CLIENTA: ¿Y qué puede llevar para el mate?.

Page 34: UN LADRÓN NOVATO

34

PANADERA: Un sombrero.CLIENTA: Para tomar el mate.PANADERA: Una bombilla.CLIENTA: Para acompañar el mate. ¿Los bizcochos son secos?PANADERA: Y muy simpáticos no son. Las vainillas parecen más cariñosas.CLIENTA: Entonces, deme esos escomes.PANADERA: Son de anís.CLIENTA: ¡Salud!PANADERA: ¡Dije anís!.CLIENTA: Y yo le dije salud. ¿Qué tiene para mojar en el café con leche?PANADERA: La corbata.CLIENTA: ¿Los medialunas tienen mucha grasa?PANADERA: Usted también está algo gordita y no ando haciendo preguntas indiscretas. ¡Las medialunas se ofenden señora!CLIENTA: ¿Los pañuelitos qué tienen adentro?PANADERA: Mejor no le contesto.CLIENTA: ¿Tiene sacramentos?PANADERA: Si, fui bautizada y ya hice la primera comunión. Aunque, como está la cosa hoy día, le recomiendo que lleve vigilantes.CLIENTA: No, mejor cañoncitos.PANADERA: No le va a hacer falta, los vigilantes saben karate.CLIENTA: ¿Y magdalenas?PANADERA: (MOLESTA) ¿Quién cuernos es Magdalena? CLIENTA: Eso, ¿cuernitos tiene?PANADERA: Debería preguntárselo al marido de esa tal Magdalena CLIENTE: ¿Si usted tiene cuernitos?PANADERA: (AMENAZANTE) Por la salud de mi esposo, espero que no.CLIENTA: Mejor, llevo palmeritas.PANADERA: Sospecho que se equivocó de puerta. El vivero es al lado.CLIENTA: (ENOJADA) No me equivoqué. El vivero será al lado, pero usted se hace la viva... ¡Cerebro de grisín! Sinvergüenza. (SE VA)PANADERA: (MOLESTA) Hay, los clientes salen con cada cosa. Uno se desvive para atenderlos, jamás están conformes y encima, se van sin pagar. La verdad es que tener una panadería es pan para hoy, hambre para mañana. (APAGÓN) ¿Y POR QUÉ NO?-Esta obra puede ser interpretada por más actores: en vez de un solo clientes podrían ser varios y terminar discutiendo entre todos. -Dos opciones para la representación: como se trata de un juego de diálogos podría ser un radioteatro; pero también adaptarla para que la cliente haga todas las consultas por teléfono, lo que acrecienta la confusión por las respuestas del panadero.  -La panadería puede recrearse con un mostrador y detrás varios canastos de los cuales asoman panes, facturas y otros productos.  

Page 35: UN LADRÓN NOVATO

35

Page 36: UN LADRÓN NOVATO

36

EL SECRETOVicent, Una Gotita de Agua

Sr. Naranjo

Sr. Tomate

Sr. Almendro

Sr. Calor

Sr. Polvo

Tierra

Entra VICENT, una gotita de agua

VICENT: Pobrecito yo, una gotita de agua, solita y aburrida. Ni playstation, ni Nintendo, ni tazos, ni peonza, ni cromos ni ná de ná. Mi papá y mi mamá y mis hermanos no están por aquí: están todos fuera trabajando y no tengo con quien jugar. Voy a salir a ver si encuentro algo divertido.

Camina VICENT haciendo sonidos agudos mientras brinca por todos lados. De repente se para. Entra SR. NARANJO, SR. TOMATE y SR. ALMENDRO.

VICENT: Mira esa cosecha tan reseca y tan fea. Está toda cubierta de polvo y todas las hojas están marchitas. (Mira más de cerca) NARANJO, ALMENDRO y TOMATE. Todos durmiendo. Debe ser porque está haciendo mucho calor. ¡Ya tengo Qué hacer! Voy a ayudar a todos estos cultivos. (Coge el brazo de SR. NARANJO). Sr. NARANJO, Sr. NARANJO, despiértese!

SR. NARANJO:

(Despertándose) ¿Qué es esto? Yo estaba soñando en un aguacero y no sentía nada de sed. ¿Dime, quien me despertó?

Page 37: UN LADRÓN NOVATO

37

VICENT: Yo, VICENT, la gotita. Sr. NARANJO, vengo a ayudarles.

SR. NARANJO:

¿Tú, una gotita tan pequeña, para ayudarnos en esta sequía? No me hagas reír, Ja, ja, ja.

SR. ALMENDRO:

Pero, ¿qué es esa bulla? ¿Qué pasa aquí? Yo estaba durmiendo, soñando en que se había desbordado el Pantano de la Magdalena y no sentía nada de sed. ¿Por qué me despertasteis?

SR. NARANJO:

Sr. ALMENDRO, perdone, pero es por culpa de esta gotita de agua. Ella tiene la culpa. Ella dice que quiere ayudarnos a todos nosotros.

SR. ALMENDRO:

¿Una gotita para todo ese cultivo? Ja, ja. Me toca reír pero no puedo porque me queda nada de agua para llorar. Ja, ja, ja.

SR. TOMATE: ¡Qué escándalo! No dejan a uno en paz, y yo soñando que estaba flotando en una sopa con todos mis amigos y no había ni calor ni sed. ¿Por qué os reís?

SR. ALMENDRO:

Eh, Sr. TOMATE. Por culpa de esta gotita. Dice que quiere ayudarnos a todos...

SR. TOMATE: ¡Qué escándalo! Mejor que se vaya. No puede hacer otra cosa sino molestar.

TODOS: Déjate de escándalos y ¡Vete, vete!

VICENT empieza a caminar, toda triste.

Page 38: UN LADRÓN NOVATO

38

Entra EL POLVO.

EL POLVO: Ja, ja, ja. ¡Mira qué grande soy!. Cubro todas las hojas que hay por aquí. ¿Qué puedes hacer tú? Una pequeña gotita contra mí...

Empuja a VICENT. Entra EL CALOR.

EL CALOR: ¿Y qué puedes hacer contra mí, un calor tan fuerte? Si no te vas, acabaré por secarte a ti también.

Empuja a VICENT.

VICENT: Todos tienen razón. ¿Qué puedo hacer yo tan pequeñita contra el polvo y el calor para aliviar el sufrimiento de todas los frutales (se pone triste y hace pucheros como para ponerse a llorar)

Entra LA TIERRA

LA TIERRA: VICENT, ven acá. Soy la Tierra. Soy muy vieja y he visto muchas cosas. (shhhh) ...Tengo un secreto que contarte... Ven, acércate y te diré cómo puedes ayudar...

VICENT se acerca a LA TIERRA. Escucha el secreto y se va corriendo para la casa. Entra una multitud de gotitas. Forman una gran nube y juntas van hacía SR. NARANJO, SR. ALMENDRO y SR. TOMATE. Las gotitas bailan entre ellos y todos se bañan. EL POLVO y EL CALOR salen asustados.

Page 39: UN LADRÓN NOVATO

39

SR. NARANJO:

¡Esta lluvia es descomunal! ¡Nunca en mi vida he visto un aguacero tan formidable! ¡Pero qué poder tienen las gotitas! No debíamos haber echado al pobre VICENT. Vamos a llamarle: ¡VICENT! ¡VICENT!

VICENT: (Acercándose al SR. NARANJO) Aquí estoy. ¿Qué pasa? ¿Cómo os sentís todos?

SR. NARANJO:

Pues, todos estamos muy felices, VICENT. Queremos agradecerte mucho este aguacero. Menudo baño nos hemos dado. ¡Qué pena que no hubiera trampolín!

Page 40: UN LADRÓN NOVATO

40

VICENT: Estás gracioso hoy, Naranjo... Pues, yo solo quería ayudaros y realmente no era difícil. Reuní a todos mis hermanos y vecinos y así pudimos vencer la sequía.

SR. NARANJO:

Pero, ¿qué secreto te contó la Tierra?

VICENT: Bueno, la Tierra me dijo que cuando se unan todas las gotitas se puede formar ríos y mares... Así como con las hebras tiradas el demonio hace una cuerda, así tan fuerte es el poder de la unidad que puede transformar la tierra: la unión hace la fuerza.

FIN