Un dilema sin fin para el ELN

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¿Un dilema sin fin para el ELN? Comentarios al capítulo V del libro “Nuestra Guerra sin Nombre” 1 , titulado ELN: entre las armas y la política, de Mario Aguilera Peña, Historiador, Abogado e Investigador del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional de Colombia Por Jorge Ferney Cubides Antolinez Estudiante Maestría en Historia UPTC 15ª promoción, Cód. 1132752 1 AGUILERA, Mario; GUTIÉRREZ, Francisco; LÓPEZ, Andrés et.al. NUESTRA GUERRA SIN NOMBRE. Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales IEPRI, Universidad Nacional de Colombia y Grupo Editorial Norma; Bogotá, D.C., 2006

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Comentarios al capítulo V del libro “Nuestra Guerra sin Nombre” , titulado ELN: entre las armas y la política, de Mario Aguilera Peña, Historiador, Abogado e Investigador del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional de Colombia.

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  • Un dilema sin fin para el ELN?

    Comentarios al captulo V del libro Nuestra Guerra sin Nombre1, titulado ELN: entre las armas y la poltica, de Mario Aguilera Pea, Historiador, Abogado e Investigador del Instituto de Estudios Polticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional de Colombia

    Por Jorge Ferney Cubides Antolinez Estudiante Maestra en Historia UPTC

    15 promocin, Cd. 1132752

    1 AGUILERA, Mario; GUTIRREZ, Francisco; LPEZ, Andrs et.al. NUESTRA GUERRA SIN NOMBRE. Instituto de Estudios

    Polticos y Relaciones Internacionales IEPRI, Universidad Nacional de Colombia y Grupo Editorial Norma; Bogot, D.C., 2006

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    UN DILEMA SIN FIN PARA EL ELN?

    La dcada del 60 en el siglo pasado marca un punto importante en la historia del

    movimiento insurgente en Colombia, pues fue en este perodo en el que nacieron lo que

    se ha generalizado bajo el trmino de guerrillas de primera generacin, que

    corresponden a los tres grupos armados ilegales ms representativos en el conflicto

    interno colombiano: las FARC, el EPL y el ELN, al que se refiere este texto.

    Pese a que en los ltimos aos se ha argumentado en varias oportunidades el ocaso de

    este grupo armado bajo argumentos que sugieren su eclipsamiento por el podero militar

    de las FARC, y su eventual fusin con esta otra guerrilla, lo cierto es que el ELN no se ha

    dejado absorber y, por el contrario, ha logrado un nivel de independencia que lo sigue

    manteniendo en el panorama del conflicto y en la mira del Estado, tanto en el rango de la

    guerra frontal como en el de la posibilidad de interlocucin, especialmente en el ltimo

    ao.

    La particularidad que le ha dado autonoma al ELN tiene que ver, desde sus inicios, con

    dos rasgos distintivos que lo diferencian de los dems grupos insurgentes: uno, la

    cohesin interna que posee, fruto de su ideologa marxista-cristiana, del liderazgo que han

    tenido exsacerdotes en la configuracin de su poltica, de la condena al narcotrfico y del

    sentido de sacrificio en la lucha, todo muy ligado a la bandera de la teologa de la

    liberacin y, dos, el capital poltico que ha construido con base en la estrategia del poder

    popular.

    Mientras las FARC han basado su relacin social con las bases populares y campesinas en

    el uso de la fuerza y el ofrecimiento de seguridad, el ELN lo ha hecho sentado sobre un

    esquema de organizacin social que a mediados de los ochenta le permiti formular la

    tesis de construir poderes locales paralelos capaces de sustituir a los oficiales en un

    proceso revolucionario, dcada que fue precisamente la que se destac como la de mayor

    crecimiento, particularmente en el perodo 1986-1993.

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    En la historia de esta agrupacin subversiva se cuentan, segn lo establece Aguilera Pea

    en su anlisis, tres etapas muy claras y definidas: la primera de ellas caracterizada por una

    guerrilla foquista (1964-1978), una segunda que abarca su reconstitucin federal

    (1978-1989) y una tercera y ltima que atae a la etapa de consolidacin de su

    estrategia de poder popular y proselitismo armado (1989-2005).

    Hay que sealar que, en sus orgenes, en 1964, el ELN nace en el Magdalena Medio como

    confluencia de cuatro fuerzas vivas: antiguos miembros de las guerrillas liberales al mando

    de Rafael Rangel Gmez; algunos militantes del MRL2; obreros con alguna experiencia

    sindical y, final y fundamentalmente, estudiantes afiliados a ADEUSA3, que queran seguir

    el ejemplo de la revolucin cubana.

    Durante esta primera etapa, el ELN fue asumido en la mentalidad popular como un

    movimiento pro-castrista y pro-sovitico, lo que le gener una primera distancia con las

    dems organizaciones insurgentes de la poca. Se caracteriz por usar un lenguaje

    antioligrquico, nacionalista y antiimperialista, y por denunciar desigualdades sociales bajo

    el liderazgo del cura Camilo Torres, aunque su Comandante fuera Fabio Vsquez Castao,

    en torno a quien se construy una estructura piramidal y en quien poco a poco se fue

    concentrando el poder con consecuencias de autoritarismo, tratamiento disciplinario a los

    conflictos ideolgicos, intentos de fraccionamiento, deserciones y estancamiento de la

    organizacin.

    Durante esta primera etapa hubo una subordinacin de la militancia urbana a la guerrilla

    rural y su reduccin a unidad de apoyo logstico. Esto probablemente explica el

    estancamiento y muy escaso crecimiento del ELN en la regin, que escasamente contaba

    con 18 hombres en 1964, 270 en 1973 y 36 en 1978, ya al final de la etapa.

    2 Movimiento Revolucionario Liberal 3 Asociacin de Estudiantes Universitarios de Santander

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    Si bien el ELN durante este primer perodo gest las bases de lo que sera el movimiento

    ms adelante, y entre las cuales haba como ya se dijo- una teologa de la liberacin muy

    arraiga en el trabajo de religiosos y religiosas, la falta de presupuesto y financiacin los

    llev a recibir aportes voluntarios e impusieron contribuciones poco significativas debido a

    que sus zonas de enclave eran pobres, marginadas y de reciente colonizacin. Esa falta de

    aportes los llev en algunos casos al robo, aunque el recurso legal de aquella poca fue

    la imposicin de los llamados bonos de esperanza revolucionaria, que se utilizaron para

    comprar productos que seran pagados cuando triunfara la revolucin. Tambin se hizo

    mucho trabajo en granjas, con lo que sorteaba su sostenibilidad alimentaria, se comparta

    con los campesinos y se aprovecha esa condicin coyuntural para el trabajo ideolgico.

    Durante esta primera etapa se dieron muy pocos casos de secuestro con fines econmicos

    y solamente algunos asaltos bancarios. La lucha del ELN era ms de supervivencia que

    ofensiva, y si a esto se suma la muerte en combate de Camilo Torres, se entiende por qu

    el movimiento se sume en una crisis interna que se manifest en los fusilamientos de

    Vctor Medina Morn, Julio Csar Corts y Heliodoro Ochoa, en la escisin provocada por

    Juan de Dios Aguilera en 1968 y en la desercin de Jaime Arenas en 19694.

    A lo anterior se agregan dos importantes golpes militares: un error de Fabio Vsquez, que

    permite la incautacin de documentos y la detencin de un grupo importante de militantes

    en 1972, y la muerte de los hermanos Manuel y Antonio Vsquez Castao en la operacin

    Anor, en 1973, cuando intentaban expandir la organizacin a nuevos escenarios de

    Antioquia y Bolvar5

    Todo ello llev a que Fabio Vsquez abandonara el pas en 1974, lo que a la vez permiti

    que se diera una nueva dinmica en las relaciones de las milicias urbanas con las guerrillas

    rurales y se estableciera contacto con sectores marxistas-leninistas. Hacia el final de esta

    etapa se realizan algunas acciones armadas contra miembros de las FFAA y se da un

    nuevo impulso al trabajo con obreros y sindicatos. En 1976 se crea el SIC: sindicalismo

    4 cfr. Aguilera Pea, MARIO. Op. Cit., pg. 217 5 Ib. dem.

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    independiente y clasista y, posteriormente, se conforman lo colectivos de trabajo sindical y

    los comandos obreros del ELN en Cali, Barrancabermeja, Valledupar, Bogot y Medelln.

    La segunda etapa que seala Aguilera corresponde a la denominada por el autor La

    reconstitucin federal y abarca un perodo de 11 aos, desde 1978 hasta 1989. Cuando

    apenas contaba con 36 hombres distribuidos en dos frentes, el ELN marca un punto de

    quiebre que permite su resurgimiento y que refuerza la vinculacin de religiosos y

    religiosas, cuyo trabajo muy importante desde lo poltico- se bas en el contacto directo

    con las comunidades. Aparecen entonces tres nuevos frentes y se hace necesario el

    nombramiento de una Direccin Nacional Provisional que unifica criterios en la

    organizacin y reorienta la lucha, concretando ese esfuerzo en una primera reunin

    nacional del ELN, en 1983. Luego, entre enero y marzo de 1986, se realiza el Congreso

    Comandante Camilo Torres, que da por superada la crisis y le abre nuevos horizontes al

    movimiento para la orientacin de su estrategia poltica y armada.

    De esta poca, un ao antes, en 1985, se haban gestado las bases de lo que se conoci

    como la Coordinadora Guerrillera Simn Bolvar (CGSM), integrada por las FARC y el EPL

    y a la que se suma el ELN con el propsito de luchar contra las dems organizaciones

    subversivas que dialogaban con el gobierno Betancourt.

    Posteriormente, en 1989, se realiza el II Congreso Nacional del ELN, a partir del cual se

    empieza a centrar el trabajo en el concepto de poder popular, basado en las inquietudes

    que por la poca frente a la crisis mundial del socialismo. Ya desde 1983 se haba

    clarificado un frente de lucha armada que tena como eje el ataque a pilares de la

    economa como las redes de oleoductos, las torres de energa y el bloqueo de carreteras y

    quemas de vehculos de carga y, en algunas ocasiones, de transporte de pasajeros, y para

    este congreso se haban ya estructurado los cinco grandes frentes de guerra (nororiental,

    noroccidental, norte, surocidental y central), y de 5 frentes guerrilleros se haba pasado a

    22, lo que le dio al movimiento en este perodo un protagonismo especial dentro de la

    dinmica del conflicto.

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    La tercera y ltima etapa (1989-2005) inicia con dos referentes: la crisis del socialismo a

    nivel mundial y la asamblea nacional constituyente colombiana, que promulg la nueva

    Constitucin de la Nacin en 1991, lo que llev al ELN a reforzar su propuesta de trabajo

    estratgico con base en la concepcin del Poder Popular, cuya definicin se realiza en el

    III Congreso Nacional del movimiento, que se celebr en 1996, y que promulga cuatro

    criterios bsicos: el desarrollo del poder popular dentro de la dinmica de la guerra

    popular prolongada, la labor constructora (y no simplemente destructora) que debe tener

    la guerrilla frente a la comunidad, la construccin de formas de organizacin popular

    desde lo institucional y desde lo extrainstitucional, y el rescate de la identidad regional y

    local.

    Debido a que las reformas que se haban dado desde la eleccin popular de alcaldes hasta

    la promulgacin de la nueva constitucin haban cambiado la mentalidad de la poblacin

    frente al Estado, el ELN se vi en la necesidad de centrar su lucha en lo local, lo que

    aprovech para intervenir en el manejo de los recursos municipales y percibir nuevos

    ingresos. Esto, sumado al hecho de que ya haban establecido el secuestro, la extorsin y

    la imposicin de impuestos contra la oligarqua, las multinacionales y los financiadotes

    de la guerra sucia6, permiti que durante este perodo el grupo se expandiera y lograra,

    entre otras cosas, una renovacin importante de su armamento y una ampliacin de sus

    frentes guerrilleros, que pasaron de 22 en 1989 a 45 en 1997.

    A partir de 1997, y con el surgimiento del paramilitarismo, el ELN se estanca, no slo por

    la influencia que tuvo este factor en su organizacin y estrategia militar, sino porque

    igualmente se intensific el trabajo de las Fuerzas Militares en su contra, lo que lo llev a

    centrar su lucha en el trabajo poltico, descuidando su proyeccin militar.

    No obstante se continuaron muchos ataques en el orden del sabotaje econmico a la

    infraestructura petrolera, energtica y vial, el ELN decay totalmente debido a que su

    capacidad de mando no era acorde al crecimiento que haba tenido y cuyo factor ms

    notorio fue la ausencia de una escuela de formacin para sus cuadros, lo que privilegi

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    forzosamente el trabajo poltico. Esto fue aprovechado por el paramilitarismo para copar

    territorios que histricamente haban sido dominados por el ELN como el sur de Bolvar,

    Catatumbo (Norte de Santander) y Barrancabermeja, o zonas de menor influencia, como

    en el suroccidente (Valle del Cauca y Nario)7.

    Pese a esto, el ELN contina creciendo y pasa, segn datos oficiales del Ministerio para la

    Defensa Nacional reseados por Aguilera en el texto, de 37 cuadrillas y 3500 hombres en

    1998, a 42 cuadrillas y 4500 hombres en 2000, y manteniendo como principal mtodo de

    lucha el sabotaje y el ataque a la infraestructura del pas, situacin que le vale

    prematuramente el trmino de grupo terrorista.

    Como el trabajo poltico estaba privilegiado, se organiz en tres modalidades

    organizativas: una, la de las zonas de enclave, en las que se centr la lucha frente al

    saqueo de los recursos naturales o frente a la forma como el Estado negociaba su

    explotacin; dos, las campesinas, en las que se hizo nfasis en la imposicin de un orden

    social y un aparato judicial alterno al oficial que garantizara la convivencia, y tres, las

    urbanas, en las que ms all de proyectarse como garante de un orden social, se

    aprovech la existencia de organizaciones y movimientos sociales para fortalecer la

    construccin del poder popular y la organizacin popular desde lo institucional y lo

    extrainstitucional, esto ltimo apoyado en el trabajo de los religiosos y religiosas

    vinculados al ELN, que bsicamente era el mismo que eclesisticamente se haca con las

    Comunidades Eclesiales de Base.

    Sobre toda esta historia, Aguilera concluye varias cosas:

    1. Que el poder militar del ELN tuvo como principal factor de debilitamiento la estrategia

    del mismo movimiento de privilegiar el trabajo poltico;

    2. Que el debilitamiento general del grupo armado en la ltima dcada tuvo tambin

    factores determinantes que fueron comunes para todos los grupos al margen de la ley

    6 dem. pg. 227 7 dem. Pg. 240

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    y que se basaron en el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, particularmente desde

    1998 y con mayor nfasis desde 2002, y en el avance del paramilitarismo;

    3. Que, como se ha especulado en los ltimos aos, puede resultar cierto que,

    eventualmente, en algunas regiones, el ELN est contando con el apoyo militar de las

    FARC;

    4. Que, renunciando a una premisa que era eje de su accionar poltico y militar, es muy

    posible que el ELN est acudiendo al narcotrfico para financiarse, y

    5. Que despus de casi 20 aos de protagonismo local en la construccin de un poder

    poltico de doble cara en las regiones, el ELN debe plantearse seriamente si dicho

    potencial le permitir sortear su crisis actual o si resulta ms conveniente una

    negociacin con el gobierno y un proceso de reinsercin y reincorporacin a la vida

    civil.

    Sobre estos aspectos, llama la atencin cmo el ELN, pese a (o gracias a, tambin) su

    vinculacin con el marxismo cristiano y la teologa de la liberacin, ha ido construyendo,

    como efectivamente lo seala Aguilera, un concepto de poder popular que pudiramos

    afirmar- resultara ideal en la construccin de un criterio ms amplio, el del Estado-Nacin.

    Su preocupacin por el manejo de los dineros pblicos, la moral de la comunidad, la

    enseanza en los nios y jvenes, el aprovechamiento racional de los recursos naturales,

    la preocupacin por el buen manejo del medio ambiente y su criterio particular de

    socialismo participativo (si se le puede llamar as) son puntos clave en la eventual

    agenda de negociacin, que en sus zonas de enclave tienen mucha aceptacin y que

    seguramente la tendrn masivamente en otras zonas del pas, de producirse su reinsercin

    a la vida civil.

    Desde la perspectiva de Aguilera, parece preocupar el debilitamiento del aparato militar y

    la preponderancia del trabajo poltico; sin embargo, considero que esto, ms que una

    desventaja, es un acierto, pues precisamente es el punto en el que otros grupos armados

    ilegales, particularmente las FARC, han fallado, provocndoles el rechazo ya no solo del

    Estado y de la sociedad urbana, sino sobre todo- de las bases sociales obreras,

    campesinas y populares, eventualmente con excepcin del sector estudiantil universitario,

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    en donde las milicias siguen actuando ideolgicamente, aunque tal vez asncronos con la

    dinmica mundial.

    De otra parte, valdra la pena profundizar un poco ms desde lo cronolgico en las

    relaciones ELN-Estado-Paramilitarismo-Otras guerrillas, pero no slo ya desde las tres

    etapas histricas propias claramente diferenciadas por Aguilera en su anlisis, sino desde

    las dinmicas de las polticas estatales, los gobiernos, los procesos de negociacin o paz

    que se han adelantado con otros grupos armados y los acercamientos que en la historia

    reciente se han dado con el mismo ELN.

    Es importante recordar que Aguilera establece un corte transversal de orden temporal en

    el ao 2005, lo que le da una validez principal a sus planteamientos; pero no podemos

    desconocer desde la actualidad la dinmica particular que en el presente ao, en el caso

    del ELN, se est llevando a cabo en cuanto a acercamientos con el gobierno con miras a

    una negociacin.

    Si el ELN enfrenta su dilema con madurez y revisando analticamente su historia y los

    cambios que se han producido en el pas desde finales de la dcada de los ochenta,

    encontrar que no hay razn para no seguir construyendo poder local desde la legalidad.

    La desmovilizacin debe ser el camino y la definicin de la agenda de negociacin la

    prioridad en este momento.

    -Sogamoso, Boyac, noviembre 28 de 2006