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Facultad Internacional de Teología IBSTE LA ENSEÑANZA DE PABLO A LOS CORINTIOS Trabajo de Fin de Grado Autor: Albert Crespo Gracia Decano de estudiantes: Matt Leighton Castelldefels (Barcelona) 7 de septiembre del 2015 4º Curso

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Facultad  Internacional  de  Teología  IBSTE    

 

 

 

 

 LA  ENSEÑANZA  DE  PABLO  A  LOS  CORINTIOS  

 

Trabajo de Fin de Grado

Autor: Albert Crespo Gracia

Decano de estudiantes: Matt Leighton

Castelldefels (Barcelona)

7 de septiembre del 2015

4º Curso

   

ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN. ....................................................................................................... 1

2. EL DOBLE SÍMBOLO, 1ª CORINTIOS 11:2-16. ...................................................... 2

2.1. DEFINIENDO EL PROBLEMA. .................................................................................... 2

2.2. EL ENCAJE EN LA CARTA. ........................................................................................ 3

2.2.1. El uso de Περὶ δὲ (En cuanto). ........................................................................ 3

2.2.2. Significado y extensión de τὰς παραδόσεις (las tradiciones). ......................... 4

2.2.3. Estructura quiástica. ....................................................................................... 5

2.2.4 Resumen. .......................................................................................................... 7

2.3. LA DOCTRINA. ......................................................................................................... 8

2.4. LA RESOLUCIÓN PAULINA. .................................................................................... 10

2.4.1. Definiendo profecía. ...................................................................................... 10

2.4.2. Los hombres descubiertos. ............................................................................ 12

2.4.3. Las mujeres cubiertas. ................................................................................... 17

2.5. LOS ARGUMENTOS. ............................................................................................... 21

2.5.1. La creación. ................................................................................................... 21

2.5.2. Los ángeles. ................................................................................................... 24

2.5.3. La naturaleza. ................................................................................................ 26

2.6. ΣΥΝΉΘΕΙΑΝ (COSTUMBRE). ................................................................................ 28

2.7. NATURALEZA Y SIGNIFICADO DEL SÍMBOLO. ......................................................... 30

2.8. PROPUESTA FINAL. ................................................................................................ 31

3. LA RESTRICCIÓN A LAS MUJERES, 1ª CORINTIOS 14: 34 Y 35. .................... 34

3.1. LA SITUACIÓN. ...................................................................................................... 34

3.2. SU INTEGRIDAD ..................................................................................................... 35

3.3. EL SENTIDO DE LA RESTRICCIÓN. .......................................................................... 36

4. CONCLUSIÓN. ......................................................................................................... 41

5. BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................ 42

1    

1. INTRODUCCIÓN

Los pasajes de 1ª de Corintios que tratan acerca de la participación pública de la

mujer en la iglesia han sido una fuente constante de problemas y preguntas sin

responder a lo largo de la historia de la iglesia. Estos pasajes se han entendido

generalmente en su manera más conservadora y en ocasiones restrictiva. En cambio, en

la actualidad, a través de una mejor comprensión de la situación cultural de la época y

debido al auge del movimiento feminista, se han revisado estos textos llegando a la

conclusión antagónica de lo que se entendía antes. Es un dato curioso que estos textos

(1ª Cor. 11 y 14), junto con el de 1ª Timoteo 2:9-15, han sufrido un trato radicalmente

opuesto. Desde la elevación más alta y sobrevalorada, en épocas pasadas, situándolos en

el rango de doctrina fundamental de la iglesia, con la consecuente construcción de la

teología eclesial a partir de estos versículos como si de la misma justificación por la fe

se tratase, hasta la consideración que no tienen nada que decir en la actualidad, como si

sólo fuese una interpolación o producto del pensamiento de un machista radical como

Pablo.

No obstante, éstos pasajes son relevantes para el creyente y la iglesia en el día de

hoy por los siguientes motivos: (1) ayudan teológica y prácticamente a la iglesia, (2)

están en consonancia con el resto de las Escrituras, (3) los detalles que apunta son muy

importantes para tener unas relaciones sanas hombre-mujer, y (4) aunque hunden sus

raíces en lo cultural, no sólo sus principios son aplicables, sino también las prácticas

que se derivan de éstos.

De estos pasajes surgen varias preguntas importantes como: ¿son importantes los

roles en la iglesia? ¿Puede la mujer orar y profetizar en la iglesia? ¿Debe cubrirse la

mujer hoy en la participación en el culto? O ¿Qué tipo de restricción impone Pablo a la

mujer? A continuación se considerará las diferentes respuestas dadas a estas preguntas

hoy en día, viendo cuales cuadran mejor con la evidencia bíblica.

2    

2. EL DOBLE SÍMBOLO, 1ª CORINTIOS 11:2-16

2.1. DEFINIENDO EL PROBLEMA

Lo primero que se debe intentar es definir o acotar en este pasaje cuál es el

problema real que origina la larga argumentación presentada en el mismo. Por la

respuesta de Pablo en los versículos 4 y 5 la problemática gira en torno al modo

correcto que tienen tanto hombres como mujeres de participar públicamente en el culto

en dos actividades y ministerios de la iglesia: la oración y la profecía. Este modo

correcto de participación tiene que ver con la cobertura o no de la cabeza a la hora de

realizar la oración o la profecía que resultan de diferente manera dependiendo de si se es

hombre o mujer.

A través de estos dos versículos podemos vislumbrar el pequeño conflicto que

hay en la iglesia de Corinto. Pequeño en cuanto a su gravedad y relevancia pues nos

encontramos dentro de una puntualización, corrección o matización de una alabanza y

aprobación general a la iglesia en Corinto. Ellos han guardado fielmente las enseñanzas

que les había entregado (v. 2), como les reconoce y confirma Pablo. Pero es necesaria

una pequeña aclaración sobre las formas apropiadas con respecto a este particular.

Hay que descartar en este punto que esta alabanza sea una ironía como proponen

algunos comentaristas.1 Aducen que es tan lamentable el estado y la situación de la

iglesia que hemos de leer en este momento una ironía de Pablo hacía ellos. Y que, desde

que ha empezado a tratar los problemas de la iglesia (1:10), no hay en ningún momento

unas palabras de ánimo o aprobación de lo que están haciendo, y mucho menos del

calibre de: «Os alabo». En cambio, si se encuentran casos de ironía explícita hacia ellos

(por ej.: 4:8, 8:1 y 11:20-21). Además, a partir de este versículo 2 continua con una

serie de correcciones que llegan hasta el final del capítulo 14, por lo que no parece que

haya mucho por lo que alabarles.

Pero hay que objetar que no le duelen prendas al apóstol cuando ha de alabar a

alguien. Ya le ha dicho a los corintios en la primera mitad del capítulo 1 las grandes

bendiciones de las que son receptores: «porque en todo fuisteis enriquecidos en El…de

manera que nada os falta en ningún don…» (vv.5-7). Estas frases son lo suficientemente

contundentes para que nos dejen una visión realista y cabal de los creyentes en corinto.

                                                                                                                         1 Gordon Fee pone como ejemplos de esta postura que no comparte a HURD y, MOFFAT (G. FEE,

The First Epistle to the Corinthians, 550, n32).

3    

Además, esta idea del uso de ironía no encaja en este momento debido al

contraste que Pablo usa deliberadamente con las palabras: «os alabo» (v.2) y «pero…no

os alabo» (v.17) para subrayar la enorme falta y gravedad de la situación que describe

alrededor de la Mesa del Señor. Si la alabanza primera es una ironía, podría haber

continuado con una frase que acentuase esa ironía y aumentase el dramatismo de la

misma del tipo: «y aún os alabo más…»; y no con una ruptura total de este recurso que

nadie, ni los primeros oyentes ni nosotros, hubiese entendido.

Pero se ha de señalar algo más y es que el énfasis claro del texto indica que la

problemática residía en las mujeres en particular y no en los hombres. Debido a que

algunas de ellas podrían estar participando del culto sin cubrirse, Pablo tiene que

dedicar a ellas la mayor parte de la explicación doctrinal y de sus argumentos. Además,

el versículo 13 es bien claro: «Juzgad en vosotros mismos: ¿es apropiado que la mujer

ore a Dios descubierta?».2 Este era verdaderamente el problema, ya sea que fuese una

pregunta que le hacían llegar o fruto de un debate entre grupos en el seno de la iglesia.

Ahora bien, es necesario hacer estas aclaraciones debido a que todo el problema

entorno a que la mujer se cubra en la actualidad depende de cuál es el punto de

referencia principal al que se refiere Pablo. Es decir, si nos hallamos ante un modo de

proceder que es causado y derivado de la doctrina en general y de la creación en

particular, entonces el doble símbolo es atemporal. Pero si la referencia es al respeto del

evangelio por cada cultura, este doble símbolo será modificado con el cambio cultural, y

por lo tanto es temporal y circunstancial.

2.2. EL ENCAJE EN LA CARTA

2.2.1. El uso de Περὶ δὲ (En cuanto)

La carta que escribe Pablo responde a 3 fuentes distintas de información. La

primera de ellas es el informe verbal que le llega a través de los de Cloé (1:11) acerca de

las contiendas que había entre ellos. Las otras dos fuentes de información son una carta

escrita por parte de la iglesia en Corinto a Pablo (7:1) y el informe verbal que le llega

por medio de Estéfanas, Fortunato y Acaico (16:17).3

                                                                                                                         2 Traducción propia. 3 Es probable que ellos mismos llevasen la carta. D. A. CARSON Y D. J. MOO, Una introducción

al nuevo Testamento, 348.

4    

Y es bastante difícil discernir en que momentos de la carta Pablo está

contestando una pregunta planteada en la carta o cuando está tratando un problema que

le han compartido. Se tiene por una respuesta explícita a la carta escrita de parte de la

iglesia, cada vez que el apóstol usa las palabras περὶ δὲ, que se suele traducir por un «en

cuanto» en nuestras traducciones y que aparece en los siguientes pasajes: 1ª Corintios

7:1, 7:25, 8:1, 12:1, 16:1 y 16:12. El segundo pasaje a interpretar (14:34-35) entra

dentro de la respuesta de Pablo a la problemática sobre los dones (12:1). Pero, no es tan

claro dilucidar si la sección acerca de la cobertura del hombre y de la mujer, y la

siguiente acerca de la participación en la Santa Cena pertenecen a esta serie de

preguntas que se le ha planteado en dicha carta o al informe que ha recibido por parte

del trío que había llegado.

Parece más probable que los dos temas del capítulo 11 se encuentren dentro del

informe verbal de los 3 hermanos. Este hecho, explica mejor la oportunidad que ve

Pablo para enlazar de manera natural el tema de lo sacrificado a los ídolos y su

imitación de Pablo (11:1), con el elogio del versículo 2. Esos dos temas quiere tratarlos

antes de pasar a hablar de la problemática acerca del uso apropiado de los dones en el

culto público que es el tema de enlace entre el capítulo 11 y los capítulos del 12 al 14.

Esta propuesta es apoyada por la mención que hace Pablo acerca de lo que oye de ellos

(11:18), unido a la ausencia en este capítulo de una clausula περὶ δὲ.

2.2.2. Significado y extensión de τὰς παραδόσεις (las tradiciones)

Otra de las palabras importantes que ayuda al lector a seguir el argumento de

Pablo y a definir la temática y extensión del mismo es la referencia a las enseñanzas

que les ha entregado. La palabra παραδόσεις significa la trasmisión de doctrinas,

enseñanzas o tradiciones.4 Así que, se podría traducir desde una tradición en referencia

a una enseñanza oral sin autoridad divina (ver Mt. 15:2) hasta la doctrina fundamental y

esencial de la fe cristiana (ver 2 Ts. 2:15). Es preferible en esta ocasión traducir por

enseñanza, ordenanza o instrucción debido a que recogen mejor la idea concreta de

enseñanzas prácticas respecto al culto, pero que provienen de autoridad divina, no de

hombres.

Esta idea es reforzada por el uso que hace Pablo de la secuencia recibir y

entregar que usa en el versículo 23 de nuestro capítulo: «Porque yo recibí del Señor lo

                                                                                                                         4 A. A. GARCÍA SANTOS, Diccionario del Griego Bíblico, 646.

5    

mismo que os he enseñado…». Ahora bien, el verbo traducido aquí como: «he

enseñado» es el mismo que Pablo usa para hablar de las enseñanzas que les ha

entregado (v.2). De hecho, las dos en el original están en el mismo tiempo verbal y se

deberían traducir de la misma manera para no perder la repetición clara del original

παρέδωκα: «entregué».5

Por lo que podemos comprender que las ordenanzas que Pablo les entregó (v.2)

las recibió primero del mismo Señor Jesús. Sea cual fuere, el modo de transmisión por

parte del Señor, revelación directa o trasmisión oral apostólica, lo cierto que la

autoridad final es Jesús mismo. Hecho que necesita recalcar en la gravísima situación

ocurrida en la celebración de la Santa Cena (v. 23) y no en la corrección acerca de la

participación pública como ya se ha explicado antes.

La misma secuencia es usada por Pablo en el capítulo 15:3 para referirse a la

doctrina básica de la fe que él trasmite por medio de Jesucristo mismo: «Porque yo os

entregué en primer lugar lo mismo que recibí:…». También hallamos los mismos

conceptos de autoridad y secuencia en la doctrina que ha sido entregada a los santos y

que hay que defender según Judas 1:3.6

2.2.3. Estructura quiástica

El quiasmo es una figura literaria usada abundantemente por los autores bíblicos.

En ella se presenta un paralelismo en orden invertido del modo AB-BA con el propósito

de utilizar dos funciones principales que surgen uso del quiasmo. La primera es

indicarnos cuál es la parte principal del argumento que se está comunicando por medio

del concepto central que se usa como bisagra de la figura literaria. La segunda es

marcarnos la unidad literaria del pasaje, situación que es de enorme ayuda, ya que los

documentos en el idioma original no presentan separaciones, ni el uso del punto y

aparte.

Esto es de especial interés en el pasaje estudiado porque se puede apreciar que el

capítulo 11 del versículo 2 al 34 está ubicado en medio de dos grandes quiasmos. El

más fácil de ver es el que forma los capítulos 12, 13 y 14, delimitando cada uno de los

                                                                                                                         5 Así se debe traducir también en las otras dos ocasiones en el Nuevo Testamento donde aparece

el mismo verbo en  Aoristo indicativo de 1ª persona del singular: 1ª Cor. 15:3 y 1ª Tim. 1:20.  6 Para una comprensión más exhaustiva: HERMAN RIDDERBOS, El pensamiento del apóstol

Pablo, 314. Donde afirma el concepto de tradición autoritativa de παράδοσις.

6    

capítulos la figura quiástica: 12 A, 13 B, 14 A´.7 Algo más difícil resulta entender el

quiasmo que le precede si no se busca explícitamente: 8:1-9:27 A (Carne sacrificada a

los ídolos: comida aceptable y conducta responsable) 10:1-22 B (Carne sacrificada a

ídolos comida prohibida) 10:23-11:1 A´ (Carne sacrificada a los ídolos: comida

aceptable y conducta responsable) como propone Irene Foulkes. 8

Esto deja delimitada la sección que trata acerca del uso y participación de los

símbolos en la iglesia bajo el enunciado de las instrucciones. Ésta a su vez se puede

subdividir en dos quiasmos, el que trata de la Mesa del Señor podría seguir el siguiente

esquema (11:17-34):

A 17: siguientes instrucciones

B 18: reunión inapropiada

C 19-21 Actitud de los injustos

D 22: Preguntas para la reflexión

E 23-25 Doctrina de la Santa Cena

E´26-27 Implicaciones de la Santa Cena

D´28-30: Llamado a la reflexión

C 31.32 Actitud de los justos

B´33: reunión apropiada

A´34: resto de instrucciones

                                                                                                                         

7 Prácticamente la mayoría de comentaristas recaen y coinciden en esta figura, por poner un ejemplo: D. A. CARSON Y D. J. MOO, Una introducción al nuevo Testamento, 375.

8  I. FOULKES, Problemas pastorales en Corinto, 63.  

7    

Y el que trata acerca de los símbolos sobre la cabeza se sugiere de la siguiente manera:

A 2: Actitud correcta hacia Pablo

B 3-7 Argumento creacional-jerárquico

C 8-9 Causa creacional

D 10 Resolución central. Argumento de los ángeles

C´11-12 Complementariedad creacional

B´13-15 Argumento creacional-fisiológico

A´ 16 Actitud incorrecta hacia Pablo

Aunque se ha de reconocer que no es fácil de ver la estructura original en la

mente del apóstol y hay distintas propuestas al respecto, esta estructura quiástica es de

ayuda para considerar tanto la parte central de lo que les quiere comunicar (D), la

elaboración de 3 argumentos como base o apoyo (B, D, B´) y la unidad temática de este

conjunto. 9

2.2.4 Resumen

La situación en que se encuentra el capítulo 11 desde el versículo 2 hasta el final

es de ayuda a la hora de abordar las cuestiones difíciles que se presentan en el pasaje a

estudio con un marco de seguridad suficiente para explorar las distintas opciones sin

perder el enfoque principal.

Este marco consta de las instrucciones que Pablo ya entregó respecto a distintas

cuestiones de la vida y participación eclesial. En este texto, trata dos situaciones

diferentes que requieren distintos niveles de atención, dejando las demás para una futura

visita personal (v.34).

Hay que notar que los dos temas que trata tienen que ver con símbolos en la

iglesia. El primero con el cubrirse o no que comunica la doctrina de la Creación en las

relaciones restauradas por Cristo y el segundo con la Mesa del Señor que comunica la

                                                                                                                         9 Una estructura quiástica diferente es propuesta por I. FOULKES, Problemas pastorales en

Corinto, 283. Para ver una propuesta de un quiasmo interno G. FEE, The First Epistle to the Corinthians, 494, 514. Estas diferencias no son significativas para la compresión del texto, resaltan énfasis distintos.

8    

doctrina de la Redención. Estas doctrinas no sólo recorren toda la Biblia de principio a

fin, sino que Pablo ya ha creído oportuno enseñarles y recordarles (1 Co. 8:6).

2.3. LA DOCTRINA

«Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de

la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios.» 1ª Corintos 11:3

En el versículo 3 se asienta la doctrina principal que sirve de fundamento para la

aplicación práctica que trata a continuación en los dos siguientes versículos (vv.4 y 5).

Esta manera de proceder es la habitual en el apóstol y no nos sorprende que antes de

llamarnos a la práctica nos explique los motivos doctrinales en los que se fundamentan

dichas prácticas (la carta a los Romanos es probablemente el mejor ejemplo, dedicando

los primeros once capítulos al argumento doctrinal como base para la llamada al

comportamiento cristiano de los siguientes cinco capítulos).

Esta doctrina es introducida mediante un leve contraste (δὲ) con el que varía el

tono positivo en el que les acaba de hablar y les prepara para la corrección siguiente:

«Todo lo hacéis bien, si, pero necesitáis perfeccionar este punto», les viene a decir.

Seguidamente les habla del orden jerárquico entre Dios, Cristo, el hombre y la mujer,

afirmando que el primero es cabeza del segundo y así sucesivamente.

Ahora bien, esta afirmación no presenta ningún problema de comprensión, pero

desde hace relativamente poco tiempo  se ha puesto en entredicho que el significado de

la palabra cabeza en el original (Gr. Κεφαλὴ) no tiene la connotación de autoridad.10

Algunos comentaristas defienden en la actualidad  que sólo está hablando del origen y de

la procedencia.11 Es crucial resolver este significado porque la palabra cabeza sale en

nuestro texto nueve veces.

En primer lugar, este sentido de autoridad es respaldado por el griego de la

Septuaginta ya que en distintas situaciones traduce la palabra cabeza con la idea de

autoridad. En Números 1:2, por poner un ejemplo, la Septuaginta traduce la palabra

hebrea rosh (ראׁש) por la palabra griega κεφαλὴ. Más adelante, tanto en el versículo 4

como en el versículo 16 del mismo capítulo, y haciendo referencia a las mismas

                                                                                                                         10  Empieza en la segunda mitad del S. XX. Con el escrito de Stephen BEDALE, The Meaning of

kephale in the Pauline Epistles, 1954.  11   I. FOULKES, Problemas pastorales en Corinto, 289, G. FEE, The First Epistle to the Corinthians, 501  

9    

personas, la palabra rosh (ראׁש) es traducida al castellano por «jefe» (LBLA), «cabeza»

(BTX3) y «capitán» (RV60).12 Este es sólo uno de los ejemplos que encontramos en el

A.T (Jue. 11:11, 2 S. 22:44, Sal. 18:43, Is.7.8-9; Lm. 1:5, etc.).13 En segundo lugar,

debemos llamar la atención a que este es un significado ampliamente aceptado como lo

demuestran los léxicos hebreo como griego   incluyendo la palabra «jefe» como una de

las acepciones posibles.14

Por último, hay que añadir que esta relación de autoridad queda clara tanto  en los

textos de la Escritura donde se trata la relación entre hombre y mujer, ya sea en la

iglesia (1 Ti. 2:12) o en el matrimonio (Ef. 5:23-33), por medio de la idea

complementaria a autoridad, sometimiento. Esto ocurre donde uno se somete

voluntariamente con respecto a la cabeza. Este acto se producirá de manera asombrosa,

en la relación de Cristo con Dios, donde Cristo se someterá el mismo voluntariamente

(1 Co. 15:28), argumento que retomará Pablo, unos capítulos más adelante. También es

cierto, de la relación de Cristo con el mundo, siendo Señor, todo está sometido a sus

pies y Él es cabeza (Gr. κεφαλὴν) de todas las cosas (Ef. 1:22, 1ª Co. 15:27). Por lo

tanto, podemos concluir que: «La función de cabeza indica una posición de gobierno y

autoridad».15

No sólo el uso de la palabra es claro, sino que el contexto también es de ayuda

en ese sentido. Si sólo significase fuente o procedencia, ¿por qué hacer mención de la

autoridad (Gr. ἐξουσίαν) que la mujer ha de tener sobre la cabeza (v. 10)? Es evidente,

que sea cual fuere el sentido de ἐξουσίαν que se estudiará más adelante tiene que ver

con autoridad y no con fuente.

Al final hay que decir que la relación autoridad-sometimiento representada por

la metáfora de cabeza, no implica la idea de inferioridad ontológica (que es la causa de

toda esta discusión) sino la relación económica-jerárquica que es reflejo de la misma en

el seno de la Trinidad, siendo ésta una expresión de amor voluntario y perfecto.16

                                                                                                                         12  La LXX usa en estos dos versículos la palabra griega φυλή, hecho que denota la amplitud de

significado de ראׁש. 13 Para una respuesta a las objeciones acerca del significado de autoridad, J. PIPER Y W. GRUDEM,

Recovering Biblical Manhood and Womanhood: A Response to Evangelical Feminism, , 444. 14 PEDRO ORTIZ V., Léxico Hebreo/arameo-Español. Español-Hebreo/Arameo,159, y A.A.

GARCÍA SANTOS, Diccionario del Griego Bíblico, 489. 15 H. RIDDERBOS, El pensamiento del apóstol Pablo, 497. 16 T. R. SCHREINER, «Head Coverings, Prophecies and the Trinity» en J. PIPER Y W. GRUDEM,

Recovering Biblical Manhood and Womanhood: A Response to Evangelical Feminism, 120.

10    

Otra idea a tener en cuenta es el uso del título de Cristo que es una clara

referencia a su obra redentora pues significa el Ungido.17 Pablo, no habla en este

versículo del Hijo o de Jesús de Nazaret como cabeza, lo que nos indica que tiene en

mente el restablecimiento del orden creacional, una vez efectuadas la redención y la

reconciliación del mundo con Dios por medio de Cristo (Mt. 28:18-20, Ef. 1:20-23, Col.

1:13-20; 2:9-10;).

2.4. LA RESOLUCIÓN PAULINA

«Todo hombre que cubre su cabeza mientras ora o profetiza, deshonra su cabeza. Pero

toda mujer que tiene la cabeza descubierta mientras ora o profetiza, deshonra su cabeza;

porque se hace una con la que está rapada. Porque si la mujer no se cubre la cabeza, que

también se corte el cabello; pero si es deshonroso para la mujer cortarse el cabello, o

raparse, que se cubra.» (1ª Corintios 11:4-6).

2.4.1. Definiendo profecía

Una cuestión importante que se ha de definir y que afecta a los dos pasajes a

estudio es el tema de la profecía. Pues las actividades explícitas que se regulan son la

oración y la profecía en la reunión de iglesia y probablemente, por extensión, la

participación pública de hombres y mujeres en la iglesia. ¿Qué queremos decir

exactamente con profecía? ¿Es un don que ha cesado? ¿Se debe seguir practicando?

Este tema tampoco es fácil y hay diversificación de posturas, por lo que es

imposible tratarlo aquí en profundidad y además escapa al propósito del trabajo. Por

eso, simplemente se expondrá resumidamente la interpretación seguida aquí, que está en

línea con la presentada por Wayne Grudem.18 Incluyendo, también, las puntualizaciones

a esa síntesis de D.A. Carson.19 Resumen de la interpretación:

a) La profecía tiene que ver con la revelación

Es decir, lo que la distingue de otros dones como la enseñanza, la evangelización

o la palabra de sabiduría es su carácter de revelación de Dios que es recibida y

trasmitida. Sin embargo, esto no implica que sea una cita textual de las palabras de Dios

(1 Co. 14:30).

                                                                                                                         17 D. GOODING, Símbolos de autoridad y gloria, «http://www.sedin.org/propesp/Autoridad-y-

gloria.html», 09-06-2015.  18 W. GRUDEM, el donde de profecía en el Nuevo Testamento y hoy. 19 D. A. CARSON, Manifestaciones del Espíritu, 143-145.

11    

b) El contenido de la profecía ha de ser sometido a juicio

Y por esta, razón su contenido no era perfecto, ni mucho menos la Palabra

dictada de Dios inerrante (1 Co.14:29; 1 Ts. 5:20-21). Hasta el mismo apóstol somete a

juicio una revelación, sugiriendo que la dificultad estriba en la interpretación de la

revelación. (Hch.16:9).

c) No es la Palabra inspirada de Dios

En ningún momento el uso del don profético en el N.T. pretende ser la Palabra

inspirada de Dios, con la excepción de la que realiza el apóstol Juan en Apocalipsis. Y

esto es debido a su apostolado, ya que ellos si son el fundamento de la iglesia y los

sustitutos naturales de la autoridad de los profetas del Antiguo Testamento (Ef. 2:20,

Jud.1:3).

d) Este don era repartido y ejercido tanto por hombres como por mujeres

Un ejemplo claro, son las hijas de Felipe profetisas en Hechos 21:8-9 y en 1ª

Corintios 11:5.

e) El concepto de revelación es amplio en las Escrituras

Esta palabra es lo suficientemente amplia como para comprender toda una serie

de operaciones y/o actividades del Espíritu Santo que están lejos de ser únicamente la

palabra inspirada y canónica de Dios a los hombres (Mt. 16:17, Gá.1:16; Mt. 11:27

comparado con 1 Co. 2:10).20 No ver la amplitud de los términos revelación y profecía,

como dice muy bien Donald Carson es: «… confundir la terminología de la teología

sistemática protestante con la de los escritores bíblicos.»21

f) El profeta tenía control sobre la profecía

Además, era consciente de la realidad que le envolvía (1 Co.14:30-32).

Este último apartado es de vital importancia para la comprensión del trasfondo

del capítulo 11 de Corintios porque borra la idea de la profecía extática como contexto

probable para la orden dada a las mujeres de cubrirse. Grudem lo expresa de esta

manera resolutiva:

Dado que según lo sugerido por 1 Corintios, el profeta no estaba obligado a hablar contra su

voluntad, no perdía su dominio propio, ni desvariaba violentamente, no hablaba cosas que le

                                                                                                                         20 Idea desarrollada en D. A. CARSON, Manifestaciones del Espíritu, 244.  21 D. A. CARSON, Manifestaciones del Espíritu, 245.  

12    

parecían incoherentes, no perdía la noción del medio físico que lo rodeaba, luego el don de

profecía no deberá considerarse «éxtasis», pues no era una actividad «extática».22

Esta conclusión es reforzada por el resto de profecías y de profetas que las

usaron en el N.T. y que en ningún momento perdieron el control debido a un éxtasis

(Lc. 1:67-79; 2:25-32; Hch. 11:28, 21:11). Además, Donald Carson ha demostrado

convincentemente que en el capítulo 12 no hay una referencia al éxtasis pagano en la

iglesia, situación sugerida para explicar cómo alguien podría llegar a decir: «…Jesús es

anatema…» en 1ª Corintios 12:3.23

La conclusión es que no hay en 1ª de Corintios ni en todo el Nuevo Testamento

una relación entre la profecía cristiana y los éxtasis paganos por lo que se han de

descartar éstos últimos como ayuda para la posible interpretación de la orden de Pablo

de que la mujer debe cubrirse al orar o profetizar: «Por lo tanto, cualquier dato de la

antigüedad que nos informa sobre el «éxtasis» profético de los no cristianos en verdad

no nos aclara nada sobre el carácter de la profecía cristiana.»24

2.4.2. Los hombres descubiertos

En el versículo 4 Pablo expone la práctica inferida de la doctrina anterior y es

que los hombres tengan la cabeza descubierta cuando oran y profetizan. Esta parte del

versículo contesta las preguntas: ¿qué hay que hacer? descubrirse, ¿cuándo? en la

participación pública del hombre en la iglesia y ¿por qué? porque deshonra su cabeza,

aunque entender en qué sentido lo hace es más difícil de explicar y es la clave del

asunto.

En primer lugar, hay que destacar que este versículo suele pasar casi

desapercibido para la mayoría de comentaristas, sosteniendo ideas tan sorprendentes

como que es un caso hipotético o de relleno. Sin embargo, nada más lejos de la realidad

porque la cuestión de la cobertura de la cabeza sí que era un tema importante en

distintas prácticas religiosas.

En especial en el judaísmo, ya que encontramos que el sumo sacerdote debía

cubrir su cabeza al realizar su función sacerdotal con la tiara y la mitra (Ex. 28:4; 39:27                                                                                                                          

22 W. GRUDEM, el donde de profecía en el Nuevo Testamento y hoy, 116. 23  D. A. CARSON, Manifestaciones del Espíritu, 31-34.  24 W. GRUDEM, el donde de profecía en el Nuevo Testamento y hoy, 111.  

13    

y 28), y a: « los hijos de Aarón… les harás mitras» (Ex. 28:40). Por lo tanto, el sumo

sacerdote y los sacerdotes iban cubiertos con la mitra que es una especie de turbante que

cubría toda la cabeza. En la tiara el sumo sacerdote llevaba una lámina de oro con la

inscripción: «... Santidad al Señor» (Ex. 28:36), recordando la pureza y trascendencia de

Dios. Esto les ayuda a comprender (también a nosotros) como las funciones

sacerdotales tenían que ver con la redención y la intercesión del pecado del pueblo.

Pero, ¿cómo conecta la práctica en el Templo con la iglesia de Corinto en

particular y con las iglesias en general? A través, del culto sinagogal. El origen de las

sinagogas se asocia al tiempo del exilio y sus inicios básicos al tiempo de Esdras, y a la

lectura realizada de las Escrituras para la instrucción del pueblo. Este culto sinagogal

fue ganando importancia y peso hasta expandirse en tiempos de Cristo, funcionando en

cualquier lugar donde hubiese una colonia judía.25 Algunos incluso han querido ver una

sinagoga funcionando a la misma vez que el Templo y dentro de éste, pero no hay base

sólida para afirmarlo.26 Su estructura interna tenía: «una disposición tripartita según el

modelo del Atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santisimo».27 El lugar más elevado e

interior representaba el mismo santuario desde donde se leía las Escrituras que se

encontraban detrás en el arca.28

Es fácil comprender el posible desarrollo de cubrirse la cabeza al oficiar en la

sinagoga si está era a su vez una representación o recuerdo de la misma presencia de

Dios en el Templo y el cubrirse simboliza la indignidad del hombre ante la santidad de

Dios. Este desarrollo ha llegado a nuestros días en dos prendas distintas de uso litúrgico

en el judaísmo que son la kipá (esta es de uso general también) y el talit.

Las dos prendas, tienen pretensiones de proceder directamente de Moisés, pero

es difícil establecer y comprobar cuando empiezan a usarse. La referencia más antigua

es a la kipá y se encuentra en el Talmud (Masejet Kidushín –Tratado de casamientos-

31:1) y éste data su primera redacción oficial aceptada, de finales del S.II (190 d.C.).

Aunque ya se había comenzado esta labor al principio del S.II., siendo una recopilación

de la tradición oral es perfectamente posible y aún probable que en el S.I fuese usual el

                                                                                                                         25 A EDERSHEIM, Usos y costumbres de los judíos en los tiempos de Cristo, 263-265.

26 A EDERSHEIM, La vida y los tiempos de Jesús el mesías, 734. 27 Ibid. 271. 28 Ibid, 271.  

14    

uso de la Kipá.29 Una interpretación de su significado es que: « El Talmud dice que el

propósito del uso de la kipá es recordarnos de Dios, que es la Autoridad Suprema "por

encima de nosotros" (Kidushin 31a).»30 No hay lugar donde es más importante esta

realidad que en la estructura de la sinagoga que se ha descrito.

Sin embargo, del talit, que se usa principalmente para la oración (Talit Gadol),

no hay ninguna cita o evidencia tan antigua de su uso,   pero este hecho no es un

argumento que pruebe que no era tan antiguo como la kipá, incluso puede que más.31 La

importancia del talit es llevar los tzitzit (Nm. 15:37-41) como recordatorio de los

mandamientos del Señor. Estos eran colocados en los cuatro bordes de las prendas de

vestir típicas de la época y con el cambio de las modas las prendas dejaron de llevar

cuatro bordes y se corría el riesgo de perder este mandamiento por lo que acabo

convirtiéndose en una prenda aparte llamada talit que llevaba los tzitzit. La dificultad

radica en determinar cuando hubo ese cambio y cuando se usó como una prenda

normativa dentro del judaísmo.32 Pero una fecha anterior a los tiempos de Cristo es

bastante posible por la dispersión de los judíos en el mundo greco-romano, los cambios

de vestimenta consecuentes y la concepción de la sinagoga como sustituta de las

funciones del Templo, en especial en la dispersión.

Por lo tanto, debemos concluir que es muy probable que está sea la práctica

también en la sinagoga de Corinto en el momento en el que Pablo llega a predicar (51

d.C.).33 Y ¿por qué es importante este dato? Porque es precisamente en Corinto donde

se relata la conversión de Crispo y su casa (Hch. 18:8), siendo oficial de la sinagoga en

ese momento. Además, como se entiende, por la mención que hace Pablo de que le

bautizó (1 Co.1:14), seguía en la iglesia en el momento del envío de esta carta, era

conocido por todos y probablemente uno de los líderes de la iglesia; ya que, la

experiencia como oficial de la sinagoga, su conocimiento de las Escrituras y la práctica                                                                                                                          

29 Talmud - Mas. Kiddushin 31ª 4.: «R. Huna son of R. Joshua would not walk four cubits bareheaded, saying: The Shechinah is above my head.», 4092 en: https://archive.org/details/TheBabylonianTalmudcompleteSoncinoEnglishTranslation, 18-06-2015.

30 http://www.aishlatino.com/e/m/48419312.html, 8-06-2015. 31 Una de las más importantes data del siglo XII dicha por Maimónides: “Aunque una persona no

está obligada a comprar una prenda y envolverse en ella solamente para colocarle flecos, no es adecuado que una persona devota o pía se abstenga de observar este precepto. Debe esforzarse en vestir una prenda que exija flecos para cumplir con este precepto. Debe tenerse especial cuidado de hacer eso cuando reza” (Hiljot Tzitzitt 3-11).

32 Por ejemplo Clark sugiere que en la era apostólica habían judíos que se cubrían y otros no, G. H. CLARK, First Corinthians, 170, lo cual también apoyaría la necesidad de una regulación eclesial desde la perspectiva judía.

33  D. A. CARSON Y D. J. MOO, Una introducción al nuevo Testamento, 379.

15    

habitual del Pablo de nombrar ancianos a los primeros convertidos del lugar hacían de

Crispo, el candidato ideal para anciano.34

Todo esto nos lleva a dar argumentos razonables de la necesidad que encontró

Pablo de instruir sobre este tema en su primera visita a la ciudad, teniendo ahora

simplemente que hacer un recordatorio sobre la prohibición de que el hombre se cubra

en el culto y aclarar con explicaciones más amplias y detalladas porque la mujer si debe

cubrirse en la participación pública.

También, en el imperio romano existía la práctica de que el varón se cubriese la

cabeza como establece R. Oster que era una: «costumbre muy extendida en Roma, en

Italia y en muchas ciudades al oriente de Roma…Se encuentran testimonios de esta

costumbre en monedas, estatuas y monumentos de todos los países mediterráneos».35 Si

a esto se añade que los varones griegos no se cubrían en sus variadas participaciones

religiosas,   entonces se comprende la necesidad de una norma reguladora sobre este

punto.36

Se ha de notar también que esta norma reguladora es originada y respondida

dentro del ámbito litúrgico y no es de orden social. Es por eso que Pablo se refiere

concretamente al tema de la oración y la profecía públicas. Es decir, que esta práctica se

debería extender a toda participación masculina y femenina (porque el versículo

siguiente así lo establece) con carácter público en la congregación. Ya que, la oración es

una vía de comunicación ascendente (de la iglesia a Dios) y la profecía una descendente

(de Dios a los hombres), se deberían tomar éstas como dos ejemplos representativos de

todas las demás actividades y prácticas eclesiales que reúnen estas condiciones y no

tomarlas como excluyentes.

Hasta este punto se ha tomado la cabeza en sentido metafórico, pero algunos se

cuestionan si no lo está haciendo en sentido literal. Es decir, la cabeza deshonrada es la

suya propia. Esto conectaría con el versículo 6 donde si la mujer se rapa la cabeza

(literal) le es una deshonra propia. Tristemente, tanto el griego como el castellano no

nos ayudan a solucionar la cuestión, pues ambos contienen dos posibilidades: la de la

cabeza metafórica (representada por el otro) y la literal (la de uno mismo). Por lo tanto,

                                                                                                                         34  W. GRUDEM, el donde de profecía en el Nuevo Testamento y hoy, 170.  35 A. KÜEN, La mujer en la iglesia, 126. 36 B. CLOUSE & R. G. CLOUSE, Mujeres en el ministerio, 88 n 21.

16    

esta decisión se debe tomar sobre el contexto inmediato y el orden lógico del argumento

en desarrollo. E inequívocamente este se refiere a la cabeza metafórica, según las

parejas de relación presentadas en el versículo 3, Cristo es la cabeza de todo varón.

Esta interpretación encaja con el argumento inmediato y aquello sobre lo cual

Pablo quiere que conozcan (11:2), la manera de participar en la iglesia afecta al otro (su

cabeza), haciendo el discurso fluido y natural. También, concuerda con el propósito de

la cobertura del hombre presente en el judaísmo, y es que el hombre es indigno y

pequeño para acercarse al Dios santo. Ahora, en Cristo y a través de Él tiene acceso a

Dios porque es la misma vida de Cristo que cubre su indignidad y pequeñez, es la

imagen y gloria de Dios (11: 7).

En cambio, si su cabeza es la literal y no la figurada no cumple ninguna de estas

dos condiciones (el versículo 3 queda colgando y también la idea de indignidad del

judaísmo), quedando el argumento interrumpido de repente y a la espera de alguna

aclaración que no llega a producirse nunca explícitamente en el texto. Es por ello, que

muchos toman los versículos 5 y 6 como un argumento desde la cultura cuando en

realidad es una comparación e ilustración desde la cultura, una realidad comparada

como se verá más adelante. También, algunos aducen que si no es literal el versículo 7

se convierte en redundante,37 aunque más bien este versículo confirma todo lo contrario,

la idea constante del apóstol en esta sección es cómo la actitud de uno afecta al otro, su

cabeza figurada.

Hasta ahora, se ha dado por sentado -y así se continuará haciendo- que el

término griego usado para cubrirse (adjetivo: ἀκατακαλύπτος y verbo: κατακαλύπτω)

hace referencia a una prenda para cubrir y no al cabello suelto que es la otra

interpretación plausible (la traducción literal significa lo que cuelga hacia abajo), pero

poco probable por los siguientes motivos:

• En este versículo se usa la construcción griega: κατὰ κεφαλῆς ἔχων, que se

traduce teniendo algo en la cabeza. Está misma frase la usa Plutarco en la

literatura griega contemporánea para referirse a: «algo que descansa sobre la

cabeza».38

                                                                                                                         37 S. J. KISTEMAKER, 1ª Corintios, 323.  38 S. J. KISTEMAKER, 1ª Corintios, 323.

17    

• El significado principal del verbo y sus palabras derivadas tienen que ver con la

idea de cubrir.: Lv. 13:45, Ex. 26:14, Is. 14:11; Ex. 26:34; Dn. 12:9; Nm. 22:5;

Gn. 38:15; 2 Cr. 18:29; Ex. 8:2: 15:5; Sal. 44:15, etc.

• El texto apenas presenta problemas con esta interpretación, sólo el versículo 15.,

que se resuelve satisfactoriamente como una analogía.

• La palabra usada en el versículo 15 (περιβολαίου) se suele traducir como una

pieza de ropa:   Éxodo 22:26; Hebreos 1:12. Cubrir con un velo o manto

(Περιεβάλετο) se usa en Génesis 24:65; Apocalipsis 7:9.

• El argumento en contra de porque no se usa la palabra típica para velo en griego

(κάλυµµα)39 se explica por las distintas opciones de prendas con las que uno se

podría cubrir o no (la toga de los romanos el velo, quizás el talit o cualquier

otro).40 De este modo, centra la atención en la cobertura o no de la cabeza y no

en una prenda determinada, como sería de esperar si Pablo estuviese

defendiendo el velo cultural como se ha interpretado en varias ocasiones.

Como conclusión, el hombre debe descubrirse porque esto afecta a Cristo, como

imagen y gloria de Dios, es parte integral de su género y como varón redimido en Cristo

no necesita representar la indignidad de su condición.

2.4.3. Las mujeres cubiertas

En el siguiente versículo (v. 5) Pablo usa el mismo lenguaje para establecer un

paralelismo con los hombres. La única diferencia es que si los hombres han de ir

descubiertos, las mujeres, en cambio, se han de cubrir para realizar la misma

participación pública que el hombre. Ya se ha expuesto que la base para esta práctica

Pablo la establece por el orden creacional que ha sido restaurado por medio de la obra

de Cristo en la redención. Por lo tanto, antes de intentar averiguar que significa la última

parte que Pablo añade como refuerzo, vamos a tratar brevemente las dos explicaciones

culturales que se han dado acerca del velo de la mujer.

La primera de ellas consiste en ver aquí un intento de Pablo por conservar el

testimonio público de la iglesia. Para ello, se ha de demostrar que el velo era

culturalmente aceptado por toda la sociedad greco-romana, no sólo en Corinto, porque

                                                                                                                         39 G. Fee pone en serias dudas que esa sea la palabra más adecuada, cuando Pablo no la usa y

cuando se cuenta también con la palabra ιµατιον para velo, G. FEE, The First Epistle to the Corinthians, 520, n 27.

40  S. J. KISTEMAKER, 1ª Corintios, 323.  

18    

esta costumbre se practicaba en todas las iglesias (v.16). Es decir, de Roma a Jerusalén

pasando por Antioquía, e incluyendo las islas ubicadas en el mar mediterráneo se debe

tener un claro testimonio de que el velo en la iglesia era una necesidad cultural que

involucraba todo este vasto territorio.

Pero, evidentemente no es así porque no hay datos suficientes para afirmar con

rotundidad esta realidad. Es más, hay argumentos para considerar que había una

variedad de usos según el pueblo o la clase social. Por lo general, se entiende que las

mujeres respetables tanto judías como griegas se cubrían la cabeza para salir en público,

pero que las mujeres romanas no se cubrían en público y hay que recordar que Corinto

fue reconstruida por Julio Cesar en el 46 a.C.41 Pero, incluso está afirmación no es del

todo precisa porque, las mujeres romanas se vestían con la palla con la que se cubrían a

veces.42 También, una serie de restos arqueológicos de la ciudad de Corinto muestran

que sólo una de las dieciséis mujeres de la alta sociedad representadas llevando velo.43

A pesar de la abundante documentación al respecto, recopilada por Küen, a favor de la

conciencia social en el Antiguo Oriente a favor del velo en la mujer, sólo puede llegar a

sugerir que parece ser una costumbre generalizada, incluyendo la cita en contra de esta

sugerencia de Tertuliano que el mismo recoge.44 Pero, Corinto no es precisamente el

Antiguo Oriente. Además, este tipo de argumentación no explica convincentemente a

qué se debe que la mujer no esté llevando el velo en la iglesia cuando si lo hacían

socialmente, a pesar de los intentos de ver aquí a la mujer escatológica del S.II.45

El otro argumento es un intento de explicar esta motivación de quitarse el velo

emparejando a las mujeres cristianas de Corinto con: «…las profetisas de los oráculos

de las religión clásica griega, o de las devotas de las nuevas religiones venidas de la

parte oriental del imperio.»46 No sólo cojea porque está fundado en el suelo resbaladizo

de la suposición del argumento anterior en el que supuestamente las mujeres llevaban

velo en la vida pública, sino que pretende ver la actitud por la cual las mujeres que se

han convertido a Cristo, convertían en el modelo a imitar en las reuniones cristianas a

estas profetisas paganas.                                                                                                                          

41  B. CLOUSE & R. G. CLOUSE, Mujeres en el ministerio, 88 n 21.     42 La palla «consistente en un velo rectangular de lana colocado alrededor de los hombros y con el que en ocasiones se cubrían también la cabeza» M.A. NOVILLO LÓPEZ, La vida cotidiana en Roma, 87. 43 M. MAYORDOMO, La relación hombre-mujer en el culto cristiano entre honor y vergüenza social: Una exposición de 1ª Corintios 11:2-16, 19.

44 A. KÜEN, La mujer en la iglesia, 132. 45 G. Fee, The First Epistle to the Corinthians, 497. 46  I. FOULKES, Problemas pastorales en Corinto, 293.  

19    

Es impensable que el elemento de referencia para los hombres  a la hora de orar y

profetizar sean los cultos paganos. Más bien se seguirá el modelo presentado por Pablo

que tiene más en común con el judaísmo y el pequeño tiempo de desarrollo cristiano de

las iglesias desde Pentecostés hasta este momento. Ya se ha hecho mención de Crispo y

su probable influencia en la iglesia como judío, Pablo que también lo era, así como la de

Apolos (judío natural de Alejandría) otro líder y maestro con gran peso específico en la

iglesia y de la probable presencia e influencia del apóstol Pedro (1 Co. 1:12) en la joven

iglesia de Corinto. Todas estas personas habían ejercido de distintas maneras la

enseñanza y el liderazgo en la iglesia durante los poco más de 3 años de existencia de la

iglesia. Todo un privilegio que disfrutaron y que llevó a la congregación a pecar por

exceso, un seguimiento radical y ciego hacía estas personas y que Pablo aborda en los

primeros capítulos de la carta. Es por eso que es un escenario extraño e improbable que

los hombres buscasen como adorar y actuar en la iglesia cristiana en el variopinto

paganismo que les rodeaba.

Si esto es así en cuanto a los hombres, con más razón es extraño e improbable,

suponer que las mujeres creyentes de Corinto se fijaban o traían a la iglesia costumbres

del paganismo más exotérico y estrambótico de dudosa calidad moral (muchas

sacerdotisas paganas practicaban la prostitución religiosa), esto es simplemente

radicalizar un contexto cultural al gusto. Este supuesto contexto, el  éxtasis profético, no

es nombrado, ni sugerido como trasfondo en toda la carta, pues como ya se ha

mencionado, la profecía cristiana no tenía nada que ver con ella:

Por lo visto, la profecía neotestamentaria en Corinto quedaba de esta manera muy distante de los

balbuceos ininteligibles y frenéticos de los «mensajes inspirados» de la religión pagana griega,

tales como los de la pitonisa (la mensajera «inspirada») en el Oráculo de Delfos, por ejemplo. Más

aún, la profecía neotestamentaria no aparecía revestida de una fraseología marcadamente ambigua

como la de los «profetas» que «interpretaban» las respuestas de la pitonisa de Delfos. Según Pablo,

un lenguaje incomprensible sencillamente no edifica.47

Pero, entonces se ha de explicar la motivación por la cual algunas mujeres

habían llegado a la conclusión de que no era necesario llevar el velo para orar y

profetizar. Es posible y comprensible que estas mujeres hubiesen llegado a este

racionamiento por imitar al varón en la iglesia que no se cubría. Podrían deducir y aludir                                                                                                                          

47 W. GRUDEM, el donde de profecía en el Nuevo Testamento y hoy, 148.

20    

que al igual que el hombre no se cubría porque ya no era indigno delante de Dios,

gracias a que Cristo les había redimido y expiado sus pecados e iniquidades, ellas

estaban en la misma condición y realidad espiritual que ellos. Lo cual es absolutamente

cierto, pero esa no es la naturaleza del símbolo (como si lo es la del pan y del vino que

trata en los siguientes versículos) de cubrirse sino el orden creacional restaurado del

versículo 3.

Ahora, Pablo añade unas palabras finales que no tienen paralelo con el versículo

anterior: «…pues es también igual a una que se ha rapado».48 Es difícil establecer con

exactitud qué es lo que tiene en mente el apóstol cuando hace esta comparación (luto,

adulterio, prostitución, homosexualidad, etc.).49 Y quizás haríamos bien en incluirlas

todas, lo cierto es que hay unanimidad en entender el ejemplo como una humillación y

una pérdida de la identidad distintiva del género femenino. Está humillación afecta al

hombre (esposo) de una manera enormemente directa y trágica cuando es por causa de

adulterio.

Se ha de recordar que el término usado para hombre y mujer es el mismo que para

esposo y esposa (ἀνήρ y γυνὴ) y que el pasaje nos recuerda a Efesios 5:22-24 donde se

usan los mismo términos para hablar de la relación entre el esposo y la esposa. Por lo

que se debe tener en mente en primer lugar que el pasaje está haciendo referencia al

esposo y la esposa, pero no de una manera exclusiva, sino representativa de todas las

demás relaciones. Así como Adán y Eva (ejemplo usado en la argumentación) son tanto

representación del primer matrimonio de la humanidad como del primer hombre y la

primera mujer.

Esta comparación con una mujer rapada, la usa Pablo para llevarla hasta las

últimas consecuencias en el siguiente versículo (v. 6), siendo como una manera de pedir

a las mujeres que no quieren cubrirse, que sean coherentes con sus decisiones y

humillen su feminidad, rapándose, para ser como los hombres en todo. Esta idea de

humillación también la encontramos en su formato masculino en la barba, los siervos de

                                                                                                                         48 Traducción propia. 49 Un caso de luto se halla en las prisioneras de guerra de Det. 21:12-15. Para un caso

comprobado de adulterio ver S. J. KISTEMAKER, 1ª Corintios, 324, n 18. A. KÜEN, La mujer en la iglesia, 136, recoge distintas citas de autores que apuntan a la homosexualidad y prostitución. A. EDERSHEIM, Usos y costumbres de los judíos en los tiempos de Cristo, 263-265, dice: «Existía ciertamente la costumbre de que a una mujer acusada de adulterio se le «rapara» el cabello, empleando al mismo tiempo está fórmula: « Por cuanto te has apartado de la manera de actuar de las hijas de Israel, que van con la cabeza cubierta:…por ello ha recaído sobre ti lo que tú has escogido».

21    

David no querían volver a Jerusalén después de haber sido humillados al cortarles la

mitad de la barba (2 S. 10:4 y 4). También, el Señor mismo advierte a Israel del castigo

terrible que les va infligir sirviéndose de Asiria (Is. 7:20), con la poderosa imagen de

afeitarles la barba.

Así que el raparse es una señal de humillación y para las mujeres significa tanto

una deshonra para sí mismas, su cabeza literal, como para su cabeza figurada, el

hombre, Pablo juega con las dos ideas. Es evidente, que está poniendo esto como un

ejemplo y no como una opción. Es decir, él no quiere que las mujeres decidan entre

cubrirse o raparse, sino que comprendan que al no cubrirse al participar de la oración y

la profecía en la iglesia están trayendo deshonra a su cabeza metafórica del mismo

calibre que si se rapasen.

Ahora, si es bastante comprensible y claro que el hombre deshonra a Cristo al

cubrirse para orar y profetizar, porque simboliza un pecado y una indignidad que Cristo

ya ha redimido y de esta manera niega o tergiversa la cruz, aparte de atentar contra su

condición masculina, ¿por qué para la mujer cubrirse no es también una deshonra si

Cristo la ha redimido y perdonado del mismo modo, profundidad y consecuencias que

al hombre? La respuesta está en que deshonra a su cabeza que es el hombre y no a

Cristo. Sería, ciertamente, una injusticia que la mujer se cubriese si el versículo 3 dijese

que la cabeza del hombre y la mujer es Cristo, pero no lo dice. Así que, si no se cubre a

quien afrenta es al varón. Con este símbolo visual de descubrirse está declarando la

mujer que el varón no es su representante, responsable y líder, saltándose de este modo

el orden establecido por Dios en la creación (y que es el primer y más firme argumento

que esgrime el apóstol con fuerza en los versículos inmediatos), que Satanás invirtió

con éxito trayendo la desgracia al ser humano (hombre y mujer) y que Dios mismo

confirmó al pedir cuentas en primer lugar al hombre (Gn. 3:9).

2.5. LOS ARGUMENTOS

2.5.1. La creación

«Pues el hombre no debe cubrirse la cabeza, ya que él es la imagen y gloria de

Dios; pero la mujer es la gloria del hombre. Porque el hombre no procede de la mujer,

sino la mujer del hombre; pues en verdad el hombre no fue creado a causa de la mujer,

sino la mujer a causa del hombre» (1ª Corintios 11:7-9).

22    

En este primer argumento encontramos que el orden de la creación de Génesis 2

y sus detalles son claves para comprender como establece Dios las relaciones entre el

hombre y la mujer, su jerarquía y roles. Pablo remonta al relato de la creación, que

trasciende todas las culturas, para resaltar las diferencias que aparecen en él acerca de

los propósitos y funciones que vienen por diseño divino.

La primera diferencia es a quien reporta gloria cada uno. Por un lado, la gloria

del hombre ilustra, ennoblece y honra a Dios como cabeza de toda creación y, por el

otro, la gloria de la mujer ilustra, ennoblece y honra al hombre. Es interesante notar que

Pablo no dice que la mujer es imagen del hombre porque los dos son imagen y

semejanza de Dios (Gn. 1:27). Pero, si le interesa recordar en este momento que el

hombre como imagen, copia o representación de Dios es su gloria y ejerce sobre toda la

creación la autoridad delegada divina. La mujer comparte el ejercicio de autoridad sobre

la creación, pero como ayuda idónea, contribuye a la gloria de Dios, en la medida en

que es la honra y gozo del hombre, es decir, su gloria. La segunda diferencia es en

cuanto a la procedencia, el hombre del polvo de la tierra (Gn. 2:7) y la mujer de la

costilla del hombre (Gn. 2:21-22). El hombre no procede de la mujer, sino la mujer del

hombre y está procedencia viene definida por ἐκ más un genitivo (genitivo de

procedencia) y nunca se usas para decir que el hombre proviene de la mujer. Y la

tercera diferencia es su causa, la causa de que Eva fuese creada es Adán y nunca a la

inversa.

Con estas tres ideas que surgen del relato de la creación, el apóstol sienta las

bases para comprender la idea bíblica de complementariedad y no de igualdad (cuando

esta igualdad se comprende cómo idénticos en el ámbito de la identidad personal). Es

decir, hay una diferencia entre el hombre y la mujer de identidad de género y de rol que

debe preservarse y que tiene que ver con el diseño creacional y no con la caída en

pecado. Esta última es posterior a la referencia aquí presentada por Pablo y es una de las

cosas que Cristo redime en la cruz del calvario (v. 3).

Estás relaciones redimidas no son independientes la una de la otra en Cristo, sino

que están conectadas por medio de las palabras gloria y deshonor, de tal modo que lo

que uno hace afecta a su cabeza trayéndole o bien gloria o bien deshonor. Un ejemplo

de ello se encuentra en el uso de las palabras en griego   δόξα y αἰσχρὸν que se

encuentran también en el mismo proverbio de la Septuaginta: «una mujer graciosa

23    

procura gloria a su marido, mientras que la mujer que aborrece la justicia es un trono de

deshonor» Proverbios 11:16, reforzando así la idea presentada en el versículo 3 de que

el actuar de uno afecta a su cabeza figurada.50

Volviendo a la caída de Génesis 3 fue la serpiente la que engaño a Eva, y esta

con su actitud no trajo gloria a su marido, sino deshonra. A su vez, el marido no trajo

gloria a Dios al comer del fruto prohibido sino deshonra. Es por eso, concluye el

apóstol, que en la iglesia cuando la mujer está participando públicamente de la misma

forma que el hombre, debe tener un símbolo de autoridad sobre su cabeza (v.10) como

señal de respeto a las diferencias en las relaciones que en Cristo han sido redimidas y

restauradas.

Ahora, de nuevo este versículo 10 presenta grandes dificultades gramaticales,

pero se ha de ser sensibles tanto a la línea argumental, ya que está conectado a los

versículos anteriores por medio del sintagma preposicional διὰ τοῦτο (por esto). Por ello

y como conclusión lógica del argumento anterior viene esta afirmación, como al

refuerzo que el quiasmo hace marcando este versículo la parte central de lo que Pablo

está comunicando. Esto sugiere firmemente que la afirmación aquí no puede significar

otra cosa que lo que ya ha dicho con anterioridad (v.5) y en lo que volverá a insistir

(v.13): que la mujer al orar y profetizar debe cubrirse. A esto hay que sumar el contraste

entre las palabras no debe (v.7a) y debe (v.10) que de nuevo nos indica que el tema

tratado es el cubrirse o no como muy bien señala Gordon Fee. 51

La dificultad radica en que la palabra «un símbolo» no sale en el texto griego,

sino que habla solamente de que la mujer debe tener autoridad sobre la cabeza. Además,

es cierto que el uso de la palabra autoridad unido al verbo tener (ἐξουσίαν ἔχειν) y

seguido de la preposición ἐπὶ nuca tiene un uso pasivo, sino un uso activo.52 Esto quiere

decir que es la mujer la que tiene el derecho a orar y profetizar como el hombre siempre

y cuando respete la posición de género y roles establecidas por Dios mismo por medio

del simbolismo de cubrirse.53 Por eso, es preferible añadir a la comprensión de la

                                                                                                                         50 Esta idea es propuesta por A. Jaubert y A. Feullet citados por A. KÜEN, La mujer en la iglesia,

137. 51   G. FEE, The First Epistle to the Corinthians, 514. Además, este autor también señala el

versículo 10 como el centro de la sección 7-12.  52 A. KÜEN, La mujer en la iglesia, 132, n 14.  53  L. MORRIS, 1 Corinthians, 154, aunque el afirma las dos ideas que la mujer afirma su dignidad

y autoridad con el velo, a la vez que manifiesta su subordinación. Algo que no es ni mucho menos descabellado.  

24    

traducción de este versículo la palabra: «un símbolo» como hacen distintas versiones

(LBLA, RV60, NVI, DHH, NTV, BLP, etc.)54 y como han apoyado tradicionalmente

distintos comentaristas.55

Acto seguido el apóstol pasa a corregir cualquier idea de abuso o superioridad en

esencia en los versículos 11 y 12, donde establece la mutua dependencia entre hombre y

mujer y la procedencia de ambos, en última instancia de Dios. ¿Para qué Pablo tiene que

hacer esta declaración, si no entendiese que su argumentación acerca de las diferencias

de roles que ha presentado anteriormente se pudiese malinterpretar? De otra manera,

estos versículos se los podría haber ahorrado.

Así que, las diferencias de posición y del símbolo de cubrirse en ningún

momento se deben ver como una superioridad del hombre sobre la mujer, ni mucho

menos acabar en orgullo, machismo o desdén hacía la mujer. Ambos son de Dios e

iguales en esencia, humanidad y salvación (Gálatas 3:28).

Se ha dejado para la siguiente sección la frase que hace referencia a los ángeles,

porque su dificultad genera suficientes propuestas para analizarlas aparte y además

constituye un segundo argumento que refuerza al primero.

2.5.2. Los ángeles

«Por tanto, la mujer debe tener un símbolo de autoridad sobre la cabeza, por

causa de los ángeles. » 1ª Corintios 11:10

El segundo argumento que nos da Pablo es aún más complicado de saber a qué

está haciendo referencia, se han dado diferentes soluciones, aquí van algunas de ellas:

• Las protegía del posible abuso sexual por parte de ángeles. (Gn. 6:1-4; Jud. 7;

1 Co. 6:2-3; Ro. 8:38).56 Una variante es una antiquísima creencia judía que

decía que los malos espíritus dominaban a una mujer que fuese descubierta.57

                                                                                                                         54 Las demás propuestas presentadas tienen enormes problemas ya sea con la palabra autoridad o

con la línea argumental de Pablo y sería injustificado hacer mención de ellas en el espacio presente. Para un estudio de las mismas: A. KÜEN, La mujer en la iglesia, 140-142, S. J. KISTEMAKER, 1ª Corintios, 330, I. FOULKES, Problemas pastorales en Corinto, 293, G. FEE, The First Epistle to the Corinthians, 519.

55 Aunque añadían la palabra símbolo como señal de subordinación, que aun siendo correcta la idea no es la que se expresa por las palabras en griego, acertaban en la traducción. Así F.L. GODET, Commentary on the first epistle to the Corinthians, Vol. II, 124. C. HODGE, Primera de Corintios, 194.

56 W. BARCLAY, 1ª y 2ª de Corintios, 47. 57 A. EDERSHEIM, Usos y costumbres de los judíos en los tiempos de Cristo, 178.

25    

• Eran mensajeros, predicadores posiblemente de otras iglesias como propone por

ejemplo E. Trenchard, apoyándose en 2ª Corintios 8:3, donde se usa la misma

palabra con el claro significado de mensajero.58 De esto modo, se sentirían

ofendidos y sorprendidos ante el descaro de la mujeres en la iglesia en Corintio

cuando en todas las demás iglesias si se cubrían.

• Otra postura es que la mujer tenía la autoridad para profetizar debido a que los

ángeles son los encargados de revelar la profecía en la literatura judeo-cristiana

y también les revelaba a ellas la profecía.59

• Porque los ángeles también se cubren en presencia de Dios indicando

subordinación delante de Dios como se describe en Isaías 6:2 como sugiere

Alfred Küen.60

• Los ángeles, como servidores de Dios, están notablemente interesados en toda la

historia de la salvación, especialmente en lo que concierne a Cristo (1 Ti. 3:16; 1

P.1:12), presentes en el culto Salmo 138:1 (LXX) y colaborando y

contemplando el progreso de la iglesia en el mundo (1 Ti. 5:21, He. 1:14).

Esta última opción es la más indicada debido a que sintoniza con el uso de la

palabra ἀγγέλους en toda la carta que siempre es una referencia a los ángeles de Dios

(4:9; 6:3; 13:1). Además, conecta con la línea argumental de Pablo inmediatamente

anterior (vv. 7-9) y con el fundamento de la argumentación (v.3). Los ángeles han

presenciado todo lo sucedido en la creación del hombre y en la caída, con la inversión

de roles, han quedado maravillados de la gracia de Dios para con el hombre y aún más

de ver al Hijo encarnado. Son testigos del espectáculo que son los apóstoles ante el

mundo y están interesados en todo lo que concierne al pueblo de Dios en la tierra. Es

por eso, que para ellos si es importante ver como en la iglesia de Cristo se recuerdan,

conservan y respetan el orden de las relaciones restauradas por Él tal y como lo diseño

Dios en el principio. En palabras de D. Gooding: «Los ángeles observan cómo hombres

y mujeres, por amor a Cristo, hacen uso de los símbolos que indican su reconocimiento

del orden que el Redentor ha establecido para ellos.»61

                                                                                                                         58 E. TRENCHARD, Primera epístola a los corintios, 178. 59 Citando a Fiorenza, G. FEE, The First Epistle to the Corinthians, 522, n 38. 60  A. KÜEN, La mujer en la iglesia, 144.  61 DAVID GOODING, Símbolos de autoridad y gloria, «http://www.sedin.org/propesp/Autoridad-

y-gloria.html», 09-06-2015.  

26    

2.5.3. La naturaleza.

«Juzgad vosotros mismos: ¿es propio que la mujer ore a Dios con la cabeza

descubierta? ¿No os enseña la misma naturaleza que si el hombre tiene el cabello largo

le es deshonra, pero que si la mujer tiene el cabello largo le es una gloria? Pues a ella el

cabello le es dado por velo.» 1ª Corintios 11:13-15

En este tercer argumento se apela a la propia capacidad de juicio y crítica de los

corintios. De manera que ellos puedan observar, analizar y llegar a la misma conclusión

a través el argumento que va a esgrimir el apóstol, algo cotidiano que ellos conocen.

Esto ya lo ha hecho anteriormente Pablo, al combinar argumentos que provienen de la

vida conocida de ellos, y que por lo tanto les es una realidad cercana y clara, con

argumentos teológicos. Por ejemplo, en el capítulo 9 Pablo ha defendido sus derechos

apostólicos de manutención y salario con ejemplos tomados del ejército, la agricultura y

la ganadería (9:7), para pasar acto seguido a argumentos teológicos (9:8 y 9). Ahora,

realiza el camino inverso y deja como remate final la cuestión de la naturaleza que ellos

mismo pueden ver y comprender como punto final sobre este asunto. De nuevo, surgen

varios interrogantes que son difíciles de resolver ¿qué quiere decir Pablo con

«naturaleza»? ¿En qué sentido le es deshonra al varón? ¿Realmente dice el apóstol que

el pelo largo de la mujer le ha sido dado en lugar de chal o matilla y que por lo tanto no

hace falta cubrirse? Estos son las preguntas más complicadas que interesan resolver.

En primer lugar, está la cuestión referente a la palabra griega para naturaleza

(φύσις). Uno de los significados más comunes es disposición natural o estado natural

(Ro. 1:26, 11:24; Gá. 4:8; Ef. 2:3 por citar algunos ejemplos).62 El problema surge

cuando se intenta equiparar el estado natural con la ley de Dios o a la voluntad de Dios,

y esto con el propósito de establecer una regla universal de medidas de pelo para

hombre y mujer. En algunas ocasiones, tienen la noción de calidad moral como ocurre

en Romanos 1.26 donde claramente es pecado el uso del cuerpo: «contra naturaleza»,

esto se describe como una consecuencia de la arrogancia y rebelión contra Dios. En

cambio, no ocurre lo mismo en Romanos 11:24 donde no tiene categoría moral el uso

de esta palabra, sino que es una descripción de lo que es original, propio o de

nacimiento en contraste con la rama injertada. Pero, ser rama original o rama injertada

no es pecado.

                                                                                                                         62 A. A. GARCÍA SANTOS, Diccionario del Griego Bíblico, 899.  

27    

Por lo que es necesario ir al contexto para poder comprender el sentido

apropiado que se le da a la palabra en esta sección. Pablo, no está argumentado desde

los conceptos de culpa, pecado y transgresión, sino que lo está haciendo desde las ideas

de deshonra y gloria ya sea la propia o la que se da al otro (estas dos palabras tienen un

marcado carácter de convención cultural en este argumento, como también la palabra

griega πρέπον, apropiado). Esto ya nos indica que la palabra naturaleza está siendo

usada con idea de lo propio u original, no desde una perspectiva de transgresión ante

Dios. Desde un punto de vista fisiológico la mujer suele tener el cabello más largo,

fuerte y con menos tendencia a la alopecia que el hombre, es esto, a lo que se está

refiriendo Pablo, que además, es secundado por la visión de la cultura greco-romana

acerca de este tema donde por regla general el varón llevaba el cabello corto y la mujer

largo.63

Esta doble coincidencia (naturaleza/cultural) o dicho de otro modo, estos

principios creacionales que se manifiestan en la cultura, lleva a Pablo a apelar a la

propia conciencia de los oyentes y su capacidad de juicio, dando a entender que

entenderán bien el concepto. Ahora, esta cuestión natural no la usa el apóstol para

prescribir una ley acerca del pelo del varón y de la mujer. Esto está fuera de la intención

del apóstol, su propósito es reforzar la idea central con este ejemplo no legislar sobre

cabelleras.64

Además, él conoce profundamente el Antiguo Testamento donde Sansón, juez

de Israel, tiene el pelo largo y no le es una deshonra. Y por supuesto, la legislación del

voto nazareo en Números 6 donde no cortarse el pelo es un modo de expresar

consagración a Dios tanto a hombres como a mujeres.

Esto nos lleva a preguntarnos de qué manera enseña la naturaleza que si el

hombre lleva el cabello largo le es una deshonra. Y lo hace por medio de una

comparativa de contraste entre la deshonra del hombre y la gloria de la mujer en cuanto

al cabello. La dotación natural y el momento cultural muestran que la necesidad de

cubrirse la mujer al orar tiene su eco en las diferencias de género que se observan en la

práctica de la cultura greco-romana.

                                                                                                                         63 S. J. KISTEMAKER, 1ª Corintios, 335.

64 Además nos faltarían innumerables detalles para poder practicarlo bien si esto fuese un mandato: ¿a partir de qué medida es largo el pelo en el hombre? ¿y corto en la mujer?, ¿qué sucede con las mujeres que por distintas causas no pueden llevar el pelo largo?, etc.

28    

Algunos autores sostienen que la palabra naturaleza significa solamente la idea

cultural del momento sobre el cabello, es decir, la convención social. Pero, eso es ir

demasiado lejos con el significado de la palabra griega φύσις, atribuyéndole una

connotación de temporalidad desconocida en el uso de esta palabra tanto en la LXX,

como en el Nuevo Testamento, como en su raíz y como en la familia a la cual pertenece

φύσις. Por esta razón se le ha llamado a este argumento creacional-fisiológico con la

idea de evitar connotaciones morales de entrada y para remarcar la conexión con la

creación de los 3 argumentos desarrollados por Pablo.65

La última frase del versículo 15 presenta también una dificultad y consiste en

comprender en qué sentido a la mujer el cabello le es dado por velo. Esta explicación, es

además un refuerzo de la pregunta condicional anterior que nos ayuda a no perder la

argumentación. Es decir, el cabello de la mujer es una gloria porque le ha sido dado (por

Dios) por velo (ἀντὶ περιβολαίου). Ahora bien, aquí hay una división en que significa

por velo, ya que algunos sostienen que ἀντὶ significa «en vez de» y que por ello la mujer

no debe llevarlo en la iglesia, ya que tiene uno natural (esto implicaría que la mujer

siempre debe llevar el pelo largo, creando de nuevo varios interrogantes y dificultades

para su práctica).66 Otros sostienen que lo que presenta es una analogía y se debe

traducir esta equivalencia por «como».67 A la luz del contexto se prefiere este segundo

uso de ἀντὶ ya que no hace violencia al versículo 13 de este mismo argumento.

2.6. ΣΥΝΉΘΕΙΑΝ (COSTUMBRE)

Pablo finaliza esta sección (v.16) con una afirmación que pretende finiquitar de

una vez por todas esta cuestión para que algunos no continúen suscitando polémica en

la iglesia. Ahora, de nuevo, nos encontramos con una frase que provoca cierta variedad

en la opinión de los comentaristas acerca del alcance de su significado. La dificultad

gira alrededor del significado de las palabras griegas τοιαύτην συνήθειαν (tal

costumbre, práctica) que usa el apóstol. Y de nuevo, se usa como argumento crucial

para comprender la dimensión temporal o transcultural de estos mandatos acerca de la

cobertura o no de la cabeza al orar y profetizar.

                                                                                                                         65 Ver bosquejo, 6. 66 I. FOULKES, Problemas pastorales en Corinto, 297. 67  G. FEE, Primera epístola a los Corintios, 1053, P. WICKHAM, 1 Corintios, 93, S. J.

KISTEMAKER, 1ª Corintios, 336, en el cuál aporta la valiosa referencia a Mt. 5:38: «ojo por ojo, diente por diente» como apoyo a su postura. También A.T. ROBERTSON, Primera Epístola a los corintios, 82 porta Juan 1:16 como ejemplo de este uso.  

29    

El entendimiento mayoritario es que Pablo se está refiriendo a la costumbre de

cubrirse o no, y que no hay otra práctica en el texto a la que pueda estar haciendo

referencia.68 Ya que, la palabra usada significa hábito o costumbre y que ser

contencioso no es una costumbre, más bien debería ser una mala costumbre.69

Algo de controversia ha habido con la palabra τοιαύτην que significa «así tal», en

referencia a algo dicho con anterioridad. Ese es su significado normal, aunque algunos

traducen como «otra costumbre» en vez de «tal costumbre». El problema es que lo

hacen sin ningún tipo de apoyo gramatical, y fuerzan el griego para reforzar la idea de

que el apóstol está defendiendo la costumbre cultural.70 Con esta interpretación, lo que

se pretende conseguir es que el apóstol diga a los contenciosos que ellos no tienen otra

costumbre que la que acaba de explicar, ni las iglesias de Dios, encerrando todo lo

anterior expuesto en el ámbito de la costumbre. Pero la costumbre o práctica a la que se

está refiriendo es a la de la participación de la mujer al orar y profetizar sin cubrirse que

alguno (no se define si es un hombre, mujer o grupo) sostienen como plausible. Esa es

la costumbre que ni ellos, ni las iglesias de Dios practican, dejando el tema en el ámbito

de la práctica universal.71

Ahora, lo que hay que determinar es si la palabra costumbre o práctica tiene un

significado exclusivamente temporal y cultural como algunos sostienen   o por el

contrario no está tan limitada en su uso.72 Pero, está limitación presenta muchos más

problemas que ventajas como se expone a continuación:

En primer lugar, en la misma carta a los corintios encontramos un uso de esta

palabra que va referido a la teología que se sigue y no a las modas culturales: «Sin

embargo, no todos tienen este conocimiento; sino que algunos, estando acostumbrados

al ídolo hasta ahora, comen alimento como si éste fuera sacrificado a un ídolo; y su

conciencia, siendo débil, se mancha.» (1 Co. 8:7). Este: «modo habitual de ser y de

                                                                                                                         68 A. KÜEN, La mujer en la iglesia, 147, GORDON H. CLARK, First Corinthians, 176, F.L. GODET,

Commentary on the first epistle to the Corinthians, Vol. II, 131.  69A éste respecto Juan Calvino pensaba que hacía referencia: «al hábito de argumentar y discutir

por todo», citado por S. J. KISTEMAKER, 1ª Corintios, 337, n 52. aunque es sugerente la idea, es descartada por la mayoría de eruditos desde el S.XIX

70 Soprendentemente, así traduce BTX. Para una refutación de esta traducción ver GORDON H. CLARK, First Corinthians, 178.

71 Es difícil determinar quiénes son ellos: Pablo y Sóstenes, las iglesias de Pablo o los apóstoles son las propuestas más plausibles.

72 W.L. Liefeld en B. CLOUSE & R. G. CLOUSE, Mujeres en el ministerio, 59; ALFRED KÜEN, La mujer en la iglesia, 147 entre otros; En cambio, E. Trenchard, Primera Epístola a los Corintios, 187, no da ningún valor temporal a la palabra costumbre.

30    

comportarse», depende no de la moda, sino del conocimiento y de la teología seguida.73

Es decir, la práctica y la costumbre surgen de las ideas, éstas pueden surgir tanto de la

convención social del momento como de la verdad de la palabra de Dios. Por lo tanto,

no se puede usar la palabra συνήθεια (costumbre) como argumento decisivo en cuanto

a la costumbre temporal, puede ser o no, pero siempre dependerá del contexto.

En segundo lugar, el significado de costumbre cultural choca con el contexto

inmediato esgrimido por el apóstol el cual apela a la práctica universal de las iglesias de

Dios. Ya se ha señalado que el uso del velo no era una práctica homogénea en todo el

imperio greco-romano, pero Pablo apela a una práctica eclesial que es seguida por las

iglesias de Dios en su totalidad y no a una práctica cultural.

En tercer lugar, la estructura del quiasmo también arroja luz al respecto porque el

contraste que se establece es entre la actitud correcta de seguir a Pablo y las tradiciones

apostólicas (v.2) y la incorrecta que es persistir en cambiarlas (v.16). No entre la

tradición y la costumbre, como erróneamente señala Walter L. Liefeld.74

En cuarto y último lugar, hay que notar que Pablo constantemente les recuerda

que no son la única iglesia en el mundo (1:2) y que trata de resolver los asuntos

apelando a las enseñanzas y prácticas del resto de iglesias (4:17, 7:17 y 14:33), pero es

en este versículo que se matiza que esas iglesias pertenecen a Dios. A riesgo de llevar

demasiado lejos está diferencia, parece recordar a los contenciosos que lo que sucede en

la iglesia afecta directamente al Dios al cual pertenece (3, 7, 12 y 13) y que oponerse es,

a fin de cuentas, posicionarse en contra de Él, elevando la cuestión a algo más que una

mera concesión cultural.

Todos esto argumentos decantan la balanza hacía un uso no tan forzado de la

palabra συνήθεια, comprendiéndola dentro de su contexto y no pretendiendo ver en ella

mucho más de lo que dice.

2.7. NATURALEZA Y SIGNIFICADO DEL SÍMBOLO.

Una última cuestión ha añadir sobre lo ya expuesto, es la función y propósitos

que tienen los símbolos eclesiales. Ellos tratan de representar una realidad espiritual por

                                                                                                                         73 A. A. GARCÍA SANTOS, Diccionario del Griego Bíblico, 817.  74 W.L. Liefeld en B. CLOUSE & R. G. CLOUSE, Mujeres en el ministerio, 59.  

31    

medio de una identificación con objetos más conocidos o familiares. De modo, que lo

más familiar ayuda a comprender lo más abstracto o espiritual.

Esto se manifiesta de una forma clara en lo símbolos del pan y del vino a los que

va a hacer referencia de manera inmediata el apóstol en el resto del capítulo once.

Representado la muerte del Señor Jesucristo por medio de partir el pan y de tomar el

vino con el rico simbolismo y la enorme gama de matices e ideas que nos sugieren estos

símbolos.

Ahora, de igual modo hay un simbolismo en la relación cubrir/gloria. Este tema

es tratado por el mismo Pablo en Segunda de Corintios explicando las diferencias entre

el ministerio de la letra y el ministerio del Espíritu y la diferencia entre la gloria del

primero que se desvanece y la del segundo que permanece. Ahora bien, el mismo

Moisés tenía que cubrir su rostro para que la gloria que en esos momentos irradiaba no

distrajese o desviase la atención de lo que verdaderamente importaba, la verdadera

gloria, Dios. (2 Co. 3:13). Así que, se establece una relación de necesidad de cubrir toda

aquella gloria, que aun siendo buenas y dadas por Dios, deben cubrirse. El argumento

continúa también en el siguiente versículo para establecer una analogía diferente donde

el velo que tienen las personas les impide ver la gloria de Cristo (2 Co. 3:15, 4:4).

Estos dos ejemplos establecen una relación clara entre el acto de cubrir (velo) y

la gloria. Es lo que también sucede en este pasaje de Primera de Corintios donde Pablo

les explica que la mujer es la gloria del hombre (v.7) y que por lo tanto cuando usa su

derecho a participar de la oración y la profecía como el hombre (v.10), lo debe hacer

con una cobertura (vv. 5,10, 13) de su gloria propia (v.15), para no distraer de la

auténtica gloria tal y como le sucedía a Moisés y como respeto y seguimiento del orden

relacional dado por Dios (v.3).

Todo esto es comunicado por el acto simbólico de cubrirse al participar en

público en la iglesia.

2.8. PROPUESTA FINAL

Por todo lo expuesto hasta aquí se debe sacar una conclusión teológica y práctica

para el día de hoy en el que ha habido tanta controversia a causa de este tema. ¿Qué nos

debe aportar en ambos sentidos este texto? El versículo 3 nos sitúa en el ámbito de las

relaciones, unas relaciones que se definen por el liderazgo, representación, autoridad y

32    

sometimiento de las mismas. Es decir, por el orden funcional establecido por Dios en el

Génesis y restaurad por Cristo. Esto nos lleva a la comprensión del liderazgo masculino

en la iglesia como voluntad de Dios. Un liderazgo servicial y amoroso, pero al que se le

debe reconocer cierta autoridad para funcionar adecuadamente. En ese sentido, lo que

Dios es para Cristo y lo que Cristo es para el hombre, lo es también el hombre para la

mujer. Sin encontrar en ello ningún tipo de opresión o desvalorización ontológica,

porque el elemento común a los 3 pares de relaciones es la idea de

liderazgo/representación/subordinación.

Esto lleva al apóstol a recordar que hay un simbolismo adecuado a la hora de

participar en la iglesia tanto para el hombre como para la mujer y que este tiene que ver

con la relación que cada uno tiene con su cabeza figurada. Este simbolismo se

manifiesta en el hombre como no cobertura de la cabeza, para no afrentar a Cristo, y en

cobertura de la cabeza para la mujer para no afrentar al hombre cuando están realizando

el mismo tipo de participación pública en la iglesia, orar y profetizar. Es evidente, que

su uso será necesario en las distintas actividades de la iglesia en que se reúnen los

mismo condicionantes (lectura de la palabra, compartir un pensamiento, petición de

himnos, etc).

Como es un doble símbolo, es decir, uno para el hombre y el otro para la mujer,

Pablo no está tan preocupado por las repercusiones contraculturales de los mismos, sino

por las repercusiones teológicas. Es decir, es probable que la práctica de descubrirse de

los hombres chocase fuertemente en la iglesia en Jerusalén donde quizás la mayoría de

judíos se cubrían en la sinagoga o a los cultos romanos donde los hombres llevaban una

toga. Pero, esa no es la preocupación que tiene el apóstol, sino qué se está comunicando

y reflejando con el acto de descubrirse por parte de los varones. De la misma manera, no

debería ser en la actualidad un argumento válido la idea de que es contracultural y por lo

tanto pernicioso para la proclamación del evangelio que la mujer se cubra en la iglesia

en la actualidad. Incluso dentro de la iglesia evangélica, aun cuando en ella, como

también afirma Schreiner, nadie o prácticamente nadie lo usa actualmente.75

El caso de la cobertura de la mujer, debería ser usado como una manera de

proclamar el evangelio y la restauración de las relaciones en Cristo Jesús al mundo en

                                                                                                                         75  T. R. SCHREINER, «Head Coverings, Prophecies and the Trinity» en J. PIPER Y W. GRUDEM,

Recovering Biblical Manhood and Womanhood: A Response to Evangelical Feminism, 117.  

33    

general, y a todo el que pregunte en particular. Es una situación fantástica para poder

hablar acerca de la creación y de la redención hecha por Cristo a causa del pecado, así

como para poder hablar de la restauración de relaciones familiares y de toda índole en

Cristo. Ahora, es evidente que es un obstáculo a la evangelización cuando los propios

miembros de una congregación piensan o bien que es un símbolo de opresión a la mujer

o bien no saben explicar para que se usa. Es de hecho, un símbolo enriquecedor,

doctrinal y positivo que debe ayudar a la congregación al acercamiento a Dios por

medio de la comunicación visual de la verdad de Dios.

Otro punto a considerar es si en la sociedad actual española sería un muro

insalvable en el supuesto de que la mayoría de la iglesia evangélica siguiese las pautas

aquí presentadas. Por un lado, tenemos lo mal visto que está por la sociedad el uso de

prendas que cubren a la mujer en diferentes medidas en el Islam. Ya que llevan

asociadas las ideas de opresión y carencia de libertades, muchas veces un fiel reflejo de

la realidad. Si sumamos a esto la actual sensibilidad con el tema femenino parece del

todo desaconsejable el uso del velo por parte de la mujer. Pero aunque pueda ser cierto

que surja algo de incomprensión, rechazo y sospechas por estos motivos tampoco se

debe exagerar su importancia. Primero, porque se percibe como algo inherente a la

religión en general y a la cristiana en particular. Toda la generación católica de unos 50

años para arriba han conocido la mantilla de la mujer en la iglesia y no se sentirá

sorprendida por ello (a veces se piensa que la sociedad es sólo la gente joven). También

es de conocimiento general el uso de la cobertura del hombre en la religión judía. Así

que, tampoco estamos ante algo absolutamente inaudito y contra producente como para

ver una problemática de dimensiones catastróficas.

Una vez expuesto esto, también se debe enmarcar esta práctica dentro de la

doctrina general de la iglesia y no de la fundamental como propone Samuel Pérez

Millos.76 Esto será de ayuda para aceptar las diferencias de opinión en cuanto a este

particular y sobre todo a no condenar a nadie por el uso o desuso de esta práctica y

mucho menos a dividir iglesias de Dios por este tema.

Por un lado, es comprensible la interpretación de que por ser algo cultural la

cuestión de cubrirse no se deba aplicar hoy en la iglesia. Aunque tiene enormes

problemas para poder encontrar un sustituto real y práctico de algo que proclame

                                                                                                                         76 S. PÉREZ MILLOS, Primera Epístola a los Corintios, Estudio 16, 26.

34    

simbólicamente, tanto para el hombre como en la mujer, la creación, la caída y la

restauración de las relaciones entre Dios, el hombre y la mujer a través de Cristo. No

hay nada en la cultura actual que se aproxime a esto. Por lo que, el problema con esta

interpretación es que reduce la teología práctica a las diferencias de vestimenta y por lo

tanto tiene que reconocer que, a pesar de sostener la doctrina y la argumentación de

Pablo, su práctica eclesial es prácticamente exigua. De esa manera, se pierde una

enorme herramienta de valor didáctico.

Por otro lado, no es para nada comprensible la interpretación que sugiere que por

la dificultad de este pasaje, no sólo no tiene una práctica apropiada para la iglesia hoy

día, sino que la doctrina principal del texto se encuentra en los versículos 11 y 12, que

ya se ha señalado que son una matización del argumento principal, y lo convierten en el

verdadero pensamiento del apóstol Pablo sobre este tema. Por su puesto, esto lo enlazan

con la sorprendente hermenéutica usada en Gálatas 3:28 donde convierten un pasaje

claramente soteriológico en la palabra definitiva sobre los roles del hombre y de la

mujer. Está manera de recortar versículos de los textos para que sirven de apoyo a

posturas particulares hace violencia a la hermenéutica más elemental y es claramente

partidista y prejuiciosa, llegando el texto a decir lo opuesto de lo que dice. Se debe

desechar enérgicamente.

En definitiva, la recomendación del pasaje es usar este doble símbolo para

comunicar teología, acercar la verdad de Dios a los creyentes y proclamar el evangelio a

un mundo caído.

3. LA RESTRICCIÓN A LAS MUJERES, 1ª CORINTIOS 14: 34 Y 35

3.1. LA SITUACIÓN

Es importante notar donde está ubicado este pasaje para poder enlazarlo con su

contexto y derivar de ahí su interpretación más segura y fiable. Esto es de especial

relevancia cuando se tratan pasajes distintos, reunidos bajo una misma unidad didáctica,

como sucede en el presente estudio.

Como ya se ha mencionado, este par de versículos se encuentran en la parte final

de un gran quiasmo que su estructura coincide con la división por capítulos (12, 13 y

35    

14) que se halla en la Biblia. 77 La temática es el uso correcto de los dones en la iglesia

y el mensaje principal es la supremacía del amor que define la correcta espiritualidad y

enmarca el uso apropiado de los dones.

Por lo tanto, la interpretación de estos versículos tiene que seguir el hilo

argumental. Recordar este principio básico de hermenéutica será de ayuda para desechar

algunas de las numerosas propuestas de interpretación que tienen estos difíciles

versículos.

3.2. SU INTEGRIDAD

Debido a su dificultad se ha puesto en entredicho la integridad de estos

versículos, proponiendo que son una glosa posterior de algún copista que estaba

plasmando sus propios argumentos al respecto.

Pero, esta postura carece de evidencias que la respalden. Debido a que en una

minoría de manuscritos se encuentren estos versículos al final del capítulo, esto lleva a

algunos a afirmar que no forman parte del texto original. Pero, esto no es base suficiente

para respaldar esta postura. Se pueden encontrar explicaciones más que convincentes al

respecto desde la crítica textual.78 Una de ellas, se pregunta porque no ha llegado hasta

nosotros ningún manuscrito que contenga sólo estos versículos en forma de glosa sin

que aparezcan incorporados en el capítulo.79 Más bien, la propuesta parece estar

afianzada en el deseo de que así fuese del que la propone que en evidencia

mínimamente razonables.

Dentro de este apartado también se puede considerar la frase del 33b: «como en

todas las iglesias de los santos», como una conclusión del pasaje anterior (vv. 26-33) o

como el inicio de estos dos versículos. Para la idea de que es la conclusión a lo anterior

y que por lo tanto no afecta al 34 y 35 se proponen los siguientes argumentos: (1) que

Pablo lo usa como conclusión final de un argumento en el resto de ocasiones (4:17, 7:17

y 11:16), (2) que sería redundante si fuese con los versículos siguiente porque Pablo en

el 34 vuelve a decir: «en las iglesias» y denota una lamentable falta de estilo. A la

primera afirmación hay que objetar que, aun siendo verdad que Pablo suele usar está

                                                                                                                         77 Pág 6. 78 D. A. CARSON, Manifestaciones del Espíritu, 187, n 35 donde propone una serie de estudios

exhaustivos sobre este tema. H. RIDDERBOS, El pensamiento del apóstol Pablo, 598, n 103. 79 A. KÜEN, La mujer en la iglesia, 165.

36    

frase como colofón, no hay ninguna razón para determinar que sea excluyente y no se

pueda usar como introducción de un pensamiento. Esto simplemente manifiesta la

intención del autor de ordenar los argumentos. A la segunda propuesta, hay que objetar

que esta repetición convierte en enormemente enfática la apelación a la práctica

universal de las iglesias.

La idea de que es la introducción, tiene la ventaja de tener más sentido

argumental, porque si es la conclusión es difícil de entender su propósito, como bien

expresa Donald Carson:

La frase «porque Dios no es Dios de confusión sino de paz, como en todas las iglesias de los

santos» o bien es trivial (¡es evidente que Dios es el mismo en todas partes!) o bien carece de

sentido (¿qué se compara exactamente? ¿Dios y las congregaciones de los santos? ¿El orden

pacifico divino con lo que sucede en las iglesias?).80

Pero a fin de cuentas, se prefiera una o la otra postura no afecta al pasaje de una

manera decisiva porque el mencionado versículo 34, ya ubica la restricción a las

mujeres en el ámbito de lo practicado en las iglesias en general.

3.3. EL SENTIDO DE LA RESTRICCIÓN

Una primera lectura de este texto lleva a pensar que la prohibición de hablar a

las mujeres es absoluta. Pero, esto choca con la afirmación de que la mujer ora o

profetiza del capítulo 11 y es aquí donde empiezan las dificultades de comprensión y las

diferentes propuestas.

En primer lugar, está la frase: «guarden silencio en las iglesias». Este guardar

silencio (σιγαῶ), parece hacer referencia a una ausencia total de participación pública de

la mujer. Estas palabras son las mismas que Pablo ya ha usado en el 14:28 haciendo

referencia a la prohibición de hablar en lenguas en el caso de que no haya

interpretación, por eso, parece evocar la misma conclusión de una participación interna

de la mujer en la iglesia. Pero este verbo no presupone que el silencio sea absoluto,

como no presupone que una persona que guarda silencio en cuanto al uso de las lenguas

                                                                                                                         80 D. A. CARSON, Manifestaciones del Espíritu, 184.

37    

por no haber interpretación, no pueda aportar salmo, enseñanza o revelación (14:26). Es

un silencio relativo.81

En segundo lugar, está la cuestión complicada de que se sujeten como dice

también la ley. ¿A qué ley está haciendo referencia? Algunos proponen que está

haciendo referencia a sus propias palabras que las cataloga como ley (14:37) como

refuerzo a la normativa que ya había mandado (14:29). Pero, jamás Pablo habla de sus

propias palabras como de la ley.82 Otros sugieren que está haciendo referencia a la

tradición judía, que la consideraban parte de la enseñanza principal junto con la Torá.

Esta enseñanza se encuentra resumida en los versículos 34 y 35 como algo que los

corintos habían adoptado. A continuación, Pablo les responde horrorizado con las

palabras del 36: «¿Acaso la Palabra de Dios salió de vosotros o sólo a vosotros ha

llegado?».83 Pero, esta interpretación que propone que es una cita de los corintios choca

con la forma en que Pablo hace mención de estas citas. Por lo menos, con las que no

hay ninguna duda (1:12, 6:12, 7:1b, 8:1b,…) y en las que se observa que: «son breves,

suelen ir seguidas de una cualificación expresa, y la actitud de Pablo no es ambigua y no

requiere la adición de palabras o frases para que el texto tenga sentido».84 Además,

como en el argumento anterior, Pablo nunca usa el término «ley» para referirse a la

tradición judía. También, se ha propuesto que hace referencia a una ley romana o griega

que Pablo quiere que se observe también en la iglesia, pero no hay consenso sobre

cual.85 Sin embargo, esto resulta más impropio del apóstol y enigmático que la anterior.

Lo más probable es que sea una referencia a la creación, y a la diferencia de roles que

provienen de Génesis 2 y que el apóstol saca a relucir siempre que tiene que tratar las

diferencias de papeles entre hombres y varones en la iglesia (1ª Corintios 11:2-16 y 1ª

Timoteo 2:9-15), ya que está diferencias de roles si especifican que la mujer se someta

al hombre. Por lo tanto, la ley no dice que la mujer debe guardar silencio, sino sujetarse.

En tercer lugar, se hace un énfasis tremendo en la palabra αἰσχρὸν (deshonra,

vergüenza) del versículo 35. De tal modo, que incluso muchos de los comentaristas que

están de acuerdo con que éstos dos versículos implican a todas las iglesias y que la ley

es una referencia a la creación en Génesis 2, entienden por esta palabra que es una

                                                                                                                         81 ALFRED KÜEN, La mujer en la iglesia, 170. 82 DONALD. A. CARSON, Manifestaciones del Espíritu,189.  83 Ibid., Manifestaciones del Espíritu,190.

84 Ibid., Manifestaciones del Espíritu,81. 85 ALFRED KÜEN, La mujer en la iglesia, 172.

38    

cuestión cultural lo que Pablo está estableciendo aquí y, queda sin efecto con el cambio

cultural. Olvidando, como dice Susan T. Foh que: «La mención que hace Pablo de la

inmutabilidad de la ley de Dios hace de estas palabras un mandamiento válido para toda

época y lugar».86 Además, ya se ha puesto en duda que cuando se habla de honra y

vergüenza sea siempre una referencia a algo temporal o propio de una sola cultura. Por

ejemplo, hallamos en la Escritura un ejemplo de un acto de deshonra y honra que

trasciende las culturas y los tiempos. Es el hecho de desnudar a alguien como símbolo

de humillación (Ap. 3.18) y de vestirlo con ropas elegantes y finas para darle honra (Gn.

41:42, Dn. 5:29). De Egipto a Babilona y del mundo antiguo hasta el presente es un acto

de humillación desnudar públicamente a alguien y de honra el vestirlo adecuadamente.

También, es usada esta ilustración de vestir a alguien para darle honra en el Nuevo

Testamento como poderoso concepto teológico tanto para explicar la santificación

posicional, la progresiva y la perfección final que nos provee Dios por medio de Cristo.

Esta serie de autores sostienen que lo que Pablo principalmente tiene en mente

en estos versículos (vv. 34 y 35) es la prioridad de establecer un orden eclesial que no

ofenda innecesariamente la cultura del momento y levante obstáculos sin sentido para el

progreso del evangelio. Pero, este argumento que es válido en incontables ocasiones y

que se suele obviar demasiadas veces, no es el único a observar. Ya que, la gloria de

Dios y la didáctica de la comunicación de su verdad revelada es parte fundamental del

evangelio que el apóstol considera integrados y que no duda en poner por delante del

gusto cultural del momento cuando es necesario para mantener la verdad bíblica.

En cuarto y último lugar, se ha discutido mucho el uso y alcance del verbo

hablar (λαλεῶ). Muchos comentaristas han insistido en la idea de que el significado

principal de este verbo es disputar o charlar y que por lo tanto, lo único que está

prohibiendo es a hablar a cierto tipo de mujeres especialmente ruidosas. Pero este uso

principal del verbo como charlar era propio del griego clásico, no del Koiné del primer

siglo, que usaba el apóstol, donde significaba hablar.87 Como muy bien dice Grudem:

«De modo que esta explicación, de que Pablo prohíbe hablar a las mujeres vocingleras o

indisciplinadas, carece de evidencia histórica tanto como lingüística tomando las

palabras del texto mismo.»88

                                                                                                                         86 S. T. FOH en B. CLOUSE & R. G. CLOUSE, Mujeres en el ministerio, 86. 87 A. KÜEN, La mujer en la iglesia, 177.

  88 W. GRUDEM, el donde de profecía en el Nuevo Testamento y hoy, 200.  

39    

Así que queda hacer una propuesta convincente que no entre en conflicto con

ninguna de las consideraciones que se han observado. El significado del texto no puede

ser una situación específica de los corintios porque por lo menos una vez (sino dos)

pone este mandamiento a las mujeres en el marco de «las iglesias» (14:35), algo que se

debe observar en todas ellas. Mucho menos puede estar haciendo referencia a un grupo

concreto de mujeres (las bulliciosas o las ignorantes) cuando manda guardar silencio a

todas, no sólo a las bulliciosas o ignorantes, lo que sería evidentemente

desproporcionado. Este guardar silencio es relativo al contexto, guardar silencio en un

punto o en una forma, no un absoluto. Y la referencia a la ley lo convierte en un

mandamiento transcultural y creacional. Si añadimos que en el capítulo 11 de corintios

Pablo ha argumentado a favor de la participación de la mujer al orar y profetizar,

debemos concluir que el guardar silencio está haciendo referencia al juzgar las

profecías.

De esta manera, se está en consonancia con el contexto inmediato que está

hablando de profetizar y del juicio de la profecía: «Y que dos o tres profetas hablen y

los demás juzguen» (14:29). Este versículo sirve de enunciado general y estructura el

texto en dos mitades: el pronunciamiento de la profecía por un lado y la evaluación de la

misma por el otro. El apóstol pasa inmediatamente a dar instrucciones precisas de como

tienen que hablar los profetas (14:30-33a) para continuar con otras instrucciones

precisas en relación a quien puede juzgarlas (14:33b-35).89 Por lo tanto, la restricción

tiene que ver con la evaluación de las profecías por parte de la mujer. Debido a que esto

sería una manera de no respetar los roles y distinciones entre el hombre y la mujer que

se remontan a la creación, es decir una forma de no sujetarse al liderazgo y gobierno del

hombre en la iglesia. La evaluación de la profecía presupone estar por encima y sería

algo contraproducente en el caso de que mujeres estuviesen ejerciendo una autoridad

doctrinal o ética sobre los hombres, en especial si son sus propios maridos. Ya que, esta

evaluación consiste en interpretar y aplicar a cada profecía en particular el depósito

apostólico del evangelio, el cual se considera innegociable, y responsabilidad del varón.

Es decir, la mujer en ese caso estaría gobernando y dirigiendo la iglesia lo que escapa a

los propósitos que Dios ha establecido para cada género.

                                                                                                                          89 Estructura defendida por  W. GRUDEM, el donde de profecía en el Nuevo Testamento y hoy, 200  

40    

Esta interpretación además, encaja con el otro texto que habla acerca de las

relaciones entre el hombre y la mujer en la iglesia. En 1ª Timoteo 2:9-15 también se

presenta una restricción en cuanto al ejercicio de autoridad de la mujer sobre el hombre,

donde Pablo nuevamente apela al Génesis como doctrina y a la sumisión de la mujer

como la esencia de su rol ante el liderazgo del varón.

41    

4. CONCLUSIÓN

Una vez estudiado los dos pasajes podemos afirmar que la mayoría de los

argumentos culturales presentados a la hora de tratar de comprenderlos y dar una

respuesta a su significado son o bien débiles y de poco peso o bien se basan en

proposiciones culturales universales que no aguantan un juicio exhaustivo de dichas

afirmaciones. Se ha presentado una exégesis de los pasajes que no toman como piedra

angular de su interpretación una suposición cultural, sino que se han tratado con entidad

propia, en consonancia con el contexto inmediato y con la doctrina general a la que se

hace referencia. Además, se ha presentado una reconstrucción plausible del origen de la

enseñanza encontrada en 1ª de Corintios 11:2-16, pero sin convertir esta en

imprescindible para comprender el texto. En 1ª de Corintios 14:34-35 el texto también

se comprende razonablemente desde el contexto inmediato, sin necesidad de una

compresión cultural perfecta.

Es decir, en esta tesina no se desprecia todo el conocimiento cultural que ayuda a

la comprensión de un texto, pero tampoco se somete la doctrina y la practica presente en

él a la cuestión cultural. En especial cuando estos textos, a pesar de su dificultad, tienen

solidez y se basan en principios derivados de la creación y los propósitos divinos.

No obstante, hay que reconocer que la implementación de estas conclusiones en

las iglesias no está exenta de enormes dificultades y obstáculos. Y que se requiere un

alto grado de mansedumbre, paciencia y valentía para afrontar todos los retos de nuestro

contexto eclesial y social. Además de sabiduría para comprender cuando algo es una

recomendación sana y no una imposición (la cobertura de la mujer) y cuando hay que

establecer una línea clara de separación en la iglesia (el juicio de las profecías por parte

de las mujeres). La enseñanza y el tiempo son factores claves en este sentido.

Por último, decir que el ministerio de la mujer tratado por Pablo en Corinto es

amplio, variado y enriquecedor. Que da un amplio margen para ser de edificación en la

iglesia y que las particularidades inherentes a su género no son motivo de vergüenza

sino de exaltación y honra de Cristo, si se comprende este rol con la entidad y gloria que

Dios le da. Y, evidentemente, una oportunidad de evangelización tremenda en esta

sociedad y no un obstáculo como se suele decir.

42    

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