Trabajo con los niños

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Trabajo con los niños (1): El Mandamiento a trabajar con niños Matthew Cain www.truthandtidings.com/issues/2013/t20130709.php El Nuevo Testamento no dice nada sobre la Escuela Dominical . Esto es verdad. Nunca he leído en la Biblia sobre alguna reunión especial para niños. No, no lo has leído. ¿Entonces? ¿Hay mandamiento bíblico a trabajar con niños? Sí, lo hay. El mandamiento puede ser claramente visto cuando estos cuatro principios bíblicos se consideran: 1. La Gran Comisión El Señor Jesucristo resucitado dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15). El Señor no nos envió a predicar sólo a una clase social en particular o a una edad especial; nos dijo que alcanzásemos a todos. “Todo el que invocare el nombre del Señor será salvo” (Romanos 10:13). Los niños están en este “todo”, y están incluidos también en la gran comisión. Un principio similar se observa en la parábola del sembrador. La semilla debía ser sembrada en todo tipo de tierra, y la Palabra de Dios está para ser compartida con todos, aún los niños. Aunque no estamos diciendo que toda iglesia local o evangelista requiere trabajo con niños, reconocemos que alcanzar niños con el evangelio está dentro del alcance de la comisión que nos dio el Señor. No debe sernos de ninguna sorpresa si “El Señor de la mies” (Mateo 9:38) llama a algunos a dedicar su servicio para el Señor evangelizando a la juventud. 2. La Puerta Abierta En Colosenses 4:3, el apóstol Pablo pide a los cristianos que oraran para que tuviese una puerta abierta para la Palabra. Se presume, ¡si el Señor abrió la puerta, Pablo llevaría el evangelio a través de ella! Él había observado otra puerta abierta en Éfeso (1 Cor.16:9), de la cual dijo que era una oportunidad para “trabajo efectivo”. Las puertas abiertas son oportunidades para el evangelio que debemos aprovechar, y el Señor le ha dado a muchas iglesias locales la oportunidad de alcanzar niños con la Palabra de Dios. En muchas áreas, el trabajo con niños no es tan sencillo como solía ser debido al mundo cambiante en que estamos. Pero eso lo hace más de nuestra incumbencia para tomar ventaja de esta oportunidad mientras aún dependa de nosotros. Esta puerta puede que no permanezca abierta para siempre. Las leyes pueden cambiar. Los requerimientos de los seguros pueden ser más y más restrictivos. Los

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Trabajo con los niños (1): El Mandamiento a trabajar con niñosMatthew Cainwww.truthandtidings.com/issues/2013/t20130709.php

El Nuevo Testamento no dice nada sobre la Escuela Dominical. Esto es verdad. Nunca he leído en la Biblia sobre alguna reunión especial para niños. No, no lo has leído. ¿Entonces? ¿Hay mandamiento bíblico a trabajar con niños? Sí, lo hay. El mandamiento puede ser claramente visto cuando estos cuatro principios bíblicos se consideran:

1. La Gran ComisiónEl Señor Jesucristo resucitado dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15). El Señor no nos envió a predicar sólo a una clase social en particular o a una edad especial; nos dijo que alcanzásemos a todos. “Todo el que invocare el nombre del Señor será salvo” (Romanos 10:13). Los niños están en este “todo”, y están incluidos también en la gran comisión. Un principio similar se observa en la parábola del sembrador. La semilla debía ser sembrada en todo tipo de tierra, y la Palabra de Dios está para ser compartida con todos, aún los niños.

Aunque no estamos diciendo que toda iglesia local o evangelista requiere trabajo con niños, reconocemos que alcanzar niños con el evangelio está dentro del alcance de la comisión que nos dio el Señor. No debe sernos de ninguna sorpresa si “El Señor de la mies” (Mateo 9:38) llama a algunos a dedicar su servicio para el Señor evangelizando a la juventud.

2. La Puerta AbiertaEn Colosenses 4:3, el apóstol Pablo pide a los cristianos que oraran para que tuviese una puerta abierta para la Palabra. Se presume, ¡si el Señor abrió la puerta, Pablo llevaría el evangelio a través de ella! Él había observado otra puerta abierta en Éfeso (1 Cor.16:9), de la cual dijo que era una oportunidad para “trabajo efectivo”. Las puertas abiertas son oportunidades para el evangelio que debemos aprovechar, y el Señor le ha dado a muchas iglesias locales la oportunidad de alcanzar niños con la Palabra de Dios. En muchas áreas, el trabajo con niños no es tan sencillo como solía ser debido al mundo cambiante en que estamos. Pero eso lo hace más de nuestra incumbencia para tomar ventaja de esta oportunidad mientras aún dependa de nosotros. Esta puerta puede que no permanezca abierta para siempre. Las leyes pueden cambiar. Los requerimientos de los seguros pueden ser más y más restrictivos. Los padres pueden volverse menos dispuestos a dejar los niños a nuestro cuidado. Mientras la puerta está abierta, aprovecha la oportunidad para un trabajo efectivo. Muchos jóvenes tienen un oído abierto para el evangelio ahora de un modo que no lo tendrán dentro de diez años. Algunas veces, donde nadie más oiría el evangelio, los niños llegan. Y esto abre la puerta a sus familias. El trabajo con los niños es con frecuencia una puerta que el Señor ha abierto.

3. El ejemplo de TimoteoTimoteo pudo haber sido salvo durante la predicación del apóstol Pablo en Listra, pero fueron su madre y su abuela (2 Tim 1:5) quienes le enseñaron lo primero que aprendió sobre la Palabra de Dios como niño: “desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Tim 3:15). Dios ha tenido cuidado en Su Palabra Inspirada para darnos un ejemplo radiante del valor de trabajar con niños. Aunque al parecer fue sin un padre creyente, él aprendió las verdades de Dios en su juventud. Estas permanecieron con él, y un poco después, la buena semilla de la Palabra de Dios produjo fruto y, de hecho, fruto abundante.

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Es cierto que Timoteo oyó la Palabra en su hogar, no en un culto. Es escritural, y un tema común en Deuteronomio, que es la responsabilidad de los padres enseñar a sus hijos la verdad de Dios (leer Deut. 6:7). Así, Deuteronomio y Timoteo nos dejan claro la importancia del aprendizaje de la Palabra de Dios por parte de niños. Pero podría preguntarte: ¿Quién está enseñando la Palabra de Dios en tu vecindario? ¿Esperas que sean los padres no creyentes en el mundo quienes los que hagan esto? ¿Habríamos de estar contentos al dejar a los niños del mundo crecer y vivir sin ninguna verdad espiritual? O en amor, ¿Deberíamos intervenir y procurar inculcar la verdad de Dios en los corazones de ellos? Lo que la gente aprende de niño obviamente tiene una tremenda influencia en su vida como adulto (Prov.22:6). Le haríamos un gran servicio a nuestra comunidad enseñándoles el evangelio en su juventud. La educación y conversión de Timoteo son parte de la instrucción de Dios sobre enseñar a los niños la Palabra

4. Niños fueron traídos al Señor Jesucristo

Hay una cuenta preciosa en los registros del evangelio (Mat. 19:13; Mr. 10:13 y Lc. 18:15) de gente trayendo niños pequeños al Señor Jesús para que los tocase. Los discípulos pensaron que el Señor no tendría tiempo para los niños. Se equivocaron, y el Señor no estaba contento con ellos. ¿Quién prohibiría a la gente traer niños para conocer al Salvador? El Señor dice: “Dejad a los niños venir a Mí, y no se los impidáis porque de los tales es el reino de los cielos”. Entonces, “Los tomó en sus brazos y los bendijo”. Esto es obviamente de lo que trata el trabajo con los niños – traer niños al Señor, para que ellos puedan experimentar Su Bendición. Dios ha registrado este evento en la Escritura tres veces. ¿No le parece que Dios valora el trabajo con los niños?

Sería un proyecto interesante hacer una encuesta entre los santos con los que tienes comunión. ¿Cuántos de ellos fueron salvados antes de llegar a la adolescencia? Es común encontrar que un gran porcentaje de las personas en iglesias locales hoy confiaron en el Señor desde su juventud. Esto simplemente apoya lo que ya hemos visto en la Escritura, que el trabajo con los niños es una importante forma de esparcir el evangelio y es consistente con los principios de la Palabra de Dios. Nuestro Dios es un Dios Salvador “quien quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2:4) – y esto incluye a los niños

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Trabajo con los niños: Responsabilidades del SuperintendenteDerek Lamwww.truthandtidings.com/issues/2014/t20140105.php

La coordinación de una escuela dominical, generalmente queda bajo la responsabilidad de un superintendente que lideriza un equipo de voluntarios comprometidos en el necesario e importante trabajo con niños. Este rol es un trabajo de diaconía esencial para el beneficio y bendición de la asamblea. El superintendente es responsable de ayudar a elegir el programa y guiar la dirección de la Escuela Dominical. Como líder espiritual, es de ayuda que se tengan fuertes habilidades interpersonales, con el fin de relacionarse bien con otros. Requiere paciencia con niños traviesos, diplomacia en el trato con los padres, y respeto por todos los maestros de la Escuela Dominical. Incluye tener el coraje moral de corregir cuando se necesita, mientras al mismo tiempo mantiene paz y orden. Además, él y su equipo entienden la importancia de trabajar en unidad con los ancianos y con el resto de la asamblea.

Una de las responsabilidades notables del superintendente es asegurar que los maestros de la Escuela Dominical estén usando la Biblia para que los niños que asisten conozcan a Cristo. En la Segunda Carta de Pablo a Timoteo, Pablo dice: “desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Tim 3:15). En este versículo, se ve el significado de la enseñanza de la Biblia en medio de los jóvenes. Es la Palabra de Dios la que llevará al niño a la salvación, y la misión principal de cualquier Escuela Dominical debería ser hacerlos “sabios para la salvación”, a través del Espíritu Santo. Después de todo, el mismo Señor Jesucristo dijo: “El que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Marcos 10:15). El que un alma sea salva a una edad temprana no solo le otorga seguridad eterna sino que también le permite muchas veces tener una vida preservada de este mundo. Así, enseñar en la Escuela Dominical incluye moldear discípulos de Cristo que sean fieles toda su vida.

La mayoría de las Escuelas Dominicales tienen hijos de padres cristianos, pero debería también incluir niños del vecindario. Para algunos de estos niños, sólo tenemos disponible una hora a la semana para compartirles el evangelio. La Escuela Dominical tiene que tener ejercicios disfrutables para los niños para mantenerles interesados, pero al mismo tiempo, debemos siempre dejar suficiente tiempo para los maestros a presentar un evangelio claro cerca del final de la hora. El superintendente tiene el deber de asegurar que estas cosas vayan parejas, de manera oportuna y ordenada. Debe asegurar que los maestros están siguiendo el programa donde, luego de un período de tiempo, están tomando un enfoque sistemático en las lecciones desde el Génesis hasta el Apocalipsis

Ninguna Escuela Dominical puede funcionar sin alguna forma de orden u organización. Esto generalmente incluye reuniones planificadas con regularidad, llevadas por el superintendente, donde los ministerios y eventos pueden ser planificados y discutidos como un equipo. Cada evento planeado tiene siempre la meta de traer a los niños y sus padres al Local o alguna reunión para escuchar el evangelio. Sin embargo, estas reuniones no son sólo para planificar eventos y hablar sobre el programa; debería incluir una discuisión sobre cada una de las almas bajo nuestro cuidado. Del mismo modo, es una buena práctica que el superintendente comenzar las reuniones preguntando a cada maestro por cualquier solicitud de oración para alguno de los alumnos que tiene. Necesitamos estar comprometidos en oración por estos jovencitos, pues muy a menudo no hay nadie orando por ellos. También necesitamos apoyarnos unos a otros en oración para hallar

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sabiduría en hacer la Voluntad del Señor porque “mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra” (Salmos 121:2). La Escuela Dominical no trabaja como una entidad por sí misma. Es una extensión de la asamblea y los maestros deben estar sujetos a los ancianos de su asamblea local. Esto no significa que los ancianos deban estar en todas las reuniones de maestros para colocar un sello de aprobación en cada decisión que tomen; sin embargo, uno debe ser consciente que representamos a la asamblea local en todo lo que hacemos. Cuando hay asuntos de interés particular, el superintendente debe avisar a los ancianos. Esto puede ser ejercido directa o indirectamente por otro colaborador relacionado con la Escuela Dominical. Pablo lo resume bien: “Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo… que estéis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio” (Filipenses 1:27)

Nuestra relación vertical con Dios es suprema, pero también lo es nuestra relación de unos con otros según nos comprometemos con el trabajo espiritual. “Este es mi mandamiento, que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (Juan 15:12) En Juan 17, tenemos la oración del Señor más larga registrada. En ella, El ora por Sus discípulos y futuros creyentes: “Que ellos sean uno; como Tu Padre, eres en Mí, y yo en Ti, que ellos sean Uno en nosotros: para que el mundo pueda creer que Tú me enviaste” De todas las cosas que el Señor pudo haber pedido (nuestra seguridad, nuestra felicidad, aún nuestro éxito), El oró por nuestra unidad; ella fomenta la fe en el amor activo de Dios. ¿Cómo podrá la gente a nuestro alrededor creer en el Señor Jesucristo sino amándonos unos a los otros? En Juan 13:35, el Señor dijo: “En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, en que os améis unos a otros”

El superintendente es responsable de la dirección de la Escuela Dominical con toda la organización que se requiere. Sin embargo, una regla importante del superintendente es también ayudar a construir relaciones y conexiones entre unos y otros para el bien del evangelio y por nuestro amor por Aquel que nos amó primero. Un superintendente es en ocasiones un pastor, guiando por el ejemplo en visitas y oraciones. ¿Cómo podríamos funcionar en algún trabajo para Dios sin oración? Tenemos que orar por fortaleza y sabiduría. Necesitamos orar por los niños y familias con los que hemos entrado en contacto, y necesitamos orar los unos según buscamos, juntos, la gloria de Su Nombre